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in 2014
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ORIGENES
DEL TEATRO ESPAÑOL.
PARTE PRIMERA.
/
DISCURSO HISTORICO.
CATÁLOGO HISTÓRICO Y CRÍTICO DE PIEZAS DRAMÁTICAS
ANTERIORES Á LOPE DE VEGA.
OBRAS
DE
D. LEANDRO FERNANDEZ
DADAS A LUZ POR LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.
TOMO I.
ORÍGENES DEL TEATRO ESPAÑOL.
PARTE PRIMERA.
MADRID:
POR AGUADO, IMPRESOR DE CÁMARA DE S. M.
Y DE SU REAL CASA.
S83o.
652421
ADVERTENCIA
SOBRE LAS ESTAMPAS QUE LLEVA LA PARTE PRIMERA DEL TOMO I.
I A pensamiento de la portada está sacado sustancialmentc de la
epístola dedicatoria que puso el autor en la primera edición de
La Mogigata. Representa á Moratin sentado y empuñando la li-
ra, la cual le quita la Musa Tah'a puesta á su lado en pie, se-
ñalándole el templo de la inmortalidad , para darle á entender
que adquiriría eterno renombre dedicándose á la poesía cómica,
figurada en la máscara que al mismo tiempo le presenta un ge-
nio. El dibujo es original de D. Vicente López, primer pintor
de Cámara de S. M. , quien le ha regalado á la Academia. Le ha
trasladado á la piedra D. Juan Antonio López , uno de los que
concurren al Real Museo del Prado para litografiar los cuadros
de S. M.
El retrato de Moratin se ha sacado del original que posee
D. Manuel García de la Prada, habiéndose tenido también pre-
sente el que pintó al óleo D. Francisco Goya , y se halla en la
Real Academia de San Fernando. Le ha dibujado en la piedra
D. Alejandro Rlanco, profesor acreditado en el buril y en la li-
tografía.
PRÓLOGO DE LA ACADEMIA.
Ei año de 1825 se hizo en París una
edición de las obras dramáticas y lí-
ricas del célebre poeta D. Leandro
Fernandez de Moratin, que impresas
antes en varios lugares, tiempos y ta-
maños, andaban sueltas, y no siempre
fielmente impresas, en manos de los
estudiosos. Esta edición, reconocida co-
mo legítima por el autor , y publica-
da poco antes de su fallecimiento, pro-
porcionaba á los extra ngeros la facili-
dad de gozar de su lectura, al mismo
tiempo que los españoles privados de
esta ventaja por la ley que prohibe la
(VIII)
introducción de obras castellanas im-
presas fuera del reino, carecian de la
utilidad que para su mayor ilustra-
ción ofrecía la reunión de produccio-
nes tan apreciables.
Esta poderosa consideración fomen-
tó en la Pveal Academia de la Historia,
primero el deseo, y después el desig-
nio de publicar una colección de las
obras de Moratin. Comprendió igual-
mente la Academia que una edición
completa y esmerada de ellas era el
monumento mas digno que podia con-
sagrarse á la fama postuma de su au-
tor; y que con ella al paso que se mi-
raba por la utilidad del público espa-
ñol, se daba también á las demás na-
ciones una prueba de que nuestra pa-
tria no se olvida de honrar la memo-
(IX)
ría de los hijos que la ilustran y en-
noblecen.
Animada la Academia de tan jus-
tos sentimientos, acudió á exponerlos
á los pies del Trono ; y el Rey nues-
tro Señor, en cuyo Real ánimo hallan
siempre benigna acogida los proyec-
tos dirigidos á la prosperidad y lustre
de la nación, se dignó aprobar y aun
elogiar sus deseos, autorizándola com-
petentemente para llevar á cabo lo que
proponía.
Para desempeñar la empresa de un
modo correspondiente á su objeto, á
la honrosa aprobación del Soberano,
á la ilustración de nuestros tiempos y
al buen nombre de la Academia , tra-
tó esta desde luego de reunir todas las
obras de Moratin de que tenia noticia,
(X)
tanto en verso como en prosa , tanto
impresas como manuscritas. De todas
ha formado una colección , en cuya
parte lírica ha incluido no solo varias
composiciones conocidas anteriormen-
te del público, y que los aficionados á
Moratin echaban menos en la edición
de 1825, sino también otras inéditas
que se conservan entre los papeles de
los curiosos y que no desmerecen de
las restantes. Entre ellas las hay de mé-
rito muy sobresaliente, que prueban
con cuánta modestia opinaba Moratin
de sí mismo, cuando manifestaba que
su vena estaba destinada exclusiva-
mente al género dramático.
Pero entre las composiciones inédi-
tas de Moratin que ha adquirido la
Academia , la de mayor bulto é im-
(XI)
portancia es la de los Orígenes ó his-
toria del teatro español desde sus prin-
cipios hasta la época del famoso Lope
de Vega, obra que después de largas
indagaciones escribió Moratin en sus
últimos años, y en que con selecta eru-
dición recogió copiosas noticias acerca
de un arte que fue el blanco y ocu-
pación de sus estudios durante todo
el discurso de su vida. La Academia
ha recibido de manos augustas y ge-
nerosas el original auténtico de esta
obra que constituye el principal or-
namento de la presente edición, y que
como parte de nuestra historia litera-
ria pertenece mas de cerca al institu-
to de la Academia, y esta natural-
mente enlazada con el asunto ordina-
rio de sus tareas.
(XII)
Moratin dejando á oíros el empe-
ño menos ingrato y difícil de exami-
nar y describir periodos mas conoci-
dos de nuestra dramática , como lo es
el que empieza al acabar el reinado de
Felipe II, pretendió subir hasta su ori-
gen primitivo, lo buscó en los docu-
mentos mas antiguos de nuestra legis-
lación y literatura, indicó los trámi-
tes por donde pasó de lo sagrado á lo
profano, de los templos y de los ele'-
rigos á los teatros y á los histriones, y
llegando al tiempo de la imprenta pre-
senta muestras de la rusticidad y des-
aliño de las composiciones coetáneas,
da noticias recónditas, ignoradas del
común de los literatos, inserta el ca-
tálogo cronológico de los dramas y sus
autores, los califica con juiciosa críti-
( xiii )
ca, y finalmente forma una curiosa
colección de piezas teatrales de fines
del siglo XV y casi todo el XVI, en
que reuniendo las que nos quedan en
libros rarísimos y apenas conocidos,
ha salvado para la posteridad los mo-
numentos de esta parte de nuestra his-
toria literaria, próximos ya á perder-
se para siempre y sepultarse en las ti-
nieblas y el olvido.
No obstante lo apreciable de este
trabajo, la Academia entiende que Mo-
ratin no acabó de agotar enteramen-
te su argumento, y que á pesar de sus
doctas investigaciones todavía dejó mu-
cho que hacer á la diligencia y labo-
» riosidad de los que le sucedan en su
empresa. Como quiera , las dificultades
vencidas en la materia de nuestras an-
(XIV)
tigüedades dramáticas, la originalidad
de las noticias, la maestría y sagacidad
con que se examinan, y el lenguage
hermoso, castizo, amenísimo con que
se explican, recomiendan muy señala-
damente el libro de los Orígenes, y le
asignan un lugar distinguido en nues-
tras bibliotecas.
En orden á las composiciones escé-
nicas de Moratin , es ocioso detenerse
á ponderar su mérito. La aprobación
y elogio general de los inteligentes, el
aplauso constante de su representación
en las tablas, las traducciones hechas
en Francia , Alemania é Italia las han
colocado ya entre las obras clásicas eu-
ropeas, declarando a su autor digno
del renombre de Terencio español. Lo-
pe de Vega mostró de lo que era ca-
(XV)
paz el ingenio abandonado á la natu-
raleza : Moratin ha mostrado lo que
puede la reunión del ingenio y del ar-
te. La lozanía desordenada de Lope ex-
travió con su ejemplo á los que sin te-
ner su talento quisieron imitarle : la
austera corrección de Moratin, no de-
jando abierta otra senda que la de las
reglas para su imitación, obliga á ca-
minar por ella á los que aspiren á
emularle. Lope fomentó la corrupción
del arte en el tiempo que iba á suce-
derle: Moratin ha preparado su me-
jora y perfección en el nuestro. La
lectura y estudio de sus obras no pue-
de menos de contribuir á la propaga-
ción del buen gusto y á la deseada re-
forma de nuestro teatro.
Consideraciones de prudencia pro-
(XVI)
pías de las circunstancias han movi-
do á hacer algunas supresiones de cor-
ta extensión en ciertos pasages de las
comedias á que pudiera darse tal vez
interpretación menos conveniente, y
en que ha parecido á la Academia
debian sacrificarse algunas palabras «*í
la delicadeza y opiniones de personas
bien intencionadas y respetables. Pero
los curiosos, que quieran tomarse el
trabajo de cotejar la presente edición
con la de París, verán fácilmente lo
poco que interesan estas leves altera-
ciones ni para la gloria de Moratin ni
para el mérito esencial de sus dramas,
que no se cifra en una ú otra expre-
sión de las que en todos los libros pue-
den ofrecer pretextos á la malignidad
y al abuso, aun contra la intención de
( XVII )
los mismos autores, sino en las emi-
nentes calidades de invención , dis-
posición y estilo que caracterizan las
composiciones de Inarco Celenio.
Los dibujos de las estampas que a-
compafían á esta colección, son de los
mas acreditados profesores, entre los
cuales se cuentan los pintores de cá-
mara don Vicente López y don José
Madrazo, que han querido contribuir
gratuitamente con sus talentos á en-
galanar la edición y hacerla mas dig-
na del público.
La Academia no ha podido menos
de añadir las pocas y breves notas que
sirven para corregir algunas expresio-
nes en que Moratin, ó mal informado
ó arrastrado por las circunstancias agi-
tadas de su vida, dio muestras de que
Tomo I. b
( XVIII )
era hombre, y como tal expuesto al
error y al influjo de las pasiones hu-
manas. Han hecho necesarias esas li-
geras advertencias de la Academia el
interés de la verdad, la defensa del
honor de la nación y del suyo propio,
pero sin perjuicio del justo aprecio y
admiración que le inspiran las pro-
ducciones de Moratin, como de uno
de los mayores ingenios de que puede
preciarse España, y que forma época
en la historia de nuestra literatura.
NOTICIA DE LA VIDA
Y ESCRITOS
DE D. LEANDRO FERNANDEZ DE MORATIN.
Don Leandro Fernandez de Moratin, descendiente de una
familia noble de Asturias, nació en Madrid á 10 de marzo
de 1760. A su padre don Nicolás debió casi toda su educa-
ción no solo moral sino también literaria, y en verdad nin-
gún maestro pudo guiarle mejor por la senda del Parnaso.
Habíale dado la naturaleza excelentes disposiciones , y tan
grande inclinación á la poesía, que á los seis ó siete años
empezó á hacer versos ; y cultivado su entendimiento con
esmero, se halló á los diez y ocho apto para aspirar al pre-
mio y obtener el accessit que le concedió la Real Academia
Española en el concurso de 1779 por su romance heroico de
la Toma de Granada. No fue pequeña la sorpresa del padre
cuando lo supo, pues como para que mejor asegurase su man-
tenimiento hubiese aplicado al hijo al oficio de joyero, apar-
tándole de la carrera de las letras, el joven hizo su compo-
sición á hurtadillas de aquél, y la presentó con fingido nom-
bre. Al año siguiente tuvo el dolor de perderle, y para cum-
plir con la sagrada obligación de mantener á su madre, viu-
da, infeliz, continuó trabajando en el ejercicio de hacer jo-
yas, en el cual ganaba diez y ocho reales diarios. Pocos años
después falleció también ésta, y entonces pasó á vivir con
un tio suyo, que asimismo trabajaba en la joyería del Rey:
mas ni antes ni después abandonó sus ocupaciones literarias,
#
(XX)
fomentadas con el trato y amistad de don Juan Antonio Me-
lón y de los PP. Estala yNavarrcle, ambos escolapios, todos
ellos humanistas distinguidos. Asi que en el concurso de i 78a
volvió á obtener el acccssil de la Real Academia Española por
la sátira contra los vicios introducidos en la poesía castella-
na , que presentó con el título de Lección poética bajo el
nombre de don Meliton Fernandez. Duro era á la verdad el
estado de Moratin, precisado á obscurecer sus luces é ins-
trucción con un arte mecánico cpie apenas le proporcionaba
mezquino sustento , por cuya razón trató de solicitar un des-
tino que le dejase tiempo suficiente para el comercio de las
musas; y como ya se tenia noticia de su mérito, consiguió
por medio de D. Gaspar Melchor de Jovellanos que le lleva-
se en clase de secretario á Francia el conde de Cabarnis,
adonde éste pasó comisionado por el gobierno en 1787. No
tardó en adquirir la confianza de su gefe: con él fue á París
y volvió á España: en aquella capital conoció y trató al fa-
moso poeta cómico italiano Goldoni: durante su viaje siguió
correspondencia con los mas célebres literatos que residian
en esta corte, Jovellanos, Llaguno, Cean , Forner , Signorelli,
Contí. Ya habia por entonces empezado sus ensayos en la
poesía dramática, en la cual habia de ser en adelante, si no
el verdadero restaurador de nuestro teatro, el mas sobresa-
liente de cuantos poetas cómicos han unido el ingenio con
ti arte. Dos veces entregó al teatro, y retiró de él por cau-
sas que no son de este lugar, la comedia de El Piejo y la
Niña, en la que se propuso demostrar los inconvenientes
de matrimonios entre personas de edad muy desigual. Mas
aún rio era conocido del público sino por las otras composi-
ciones ya citadas, y por la Derrota de los pedantes, lolleto
en prosa, que publicó en 1789 sin nombre de autor, para
ridiculizar á los malos poetas de aquel tiempo, siguiendo
(XXI)
un plan bastante conforme al del Viaje al Parnaso del in-
mortal Cervantes, cuando sabedor de que el conde de Flo-
ridablanca oía con gusto los romances de Marcolini, mú-
sico de la capilla real , le dirigió otro burlesco pidiéndole
alguna merced: y como por entonces hubiese compuesto su
oda á la proclamación de Carlos IV, obtuvo en recompensa
una prestamera de trescientos ducados en el arzobispado de
Burgos, á cuyo título se ordenó de tonsura en aquel mismo
año. Tan escasa renta no podia servir de remedio á la mala
fortuna de Moratin: pero cambió de repente su situación;
porque habiéndole dado á conocer don Francisco Bernabeu y
don Luis Godoy á don Manuel hermano del último, éste le
alcanzó un beneficio en Montoro de tres mil ducados, y una
pensión de seiscientos sobre la mitra de Oviedo. Mostrán-
dose ya al público en el verdadero puesto que le señalaba
Apolo, dió al teatro y á la imprenta en 1790 El Viejo y
la Niña, y en 92 la Comedia nueva, obra 110 menos inge-
niosa que original, y fuerte censura de los grandes defectos
que afeaban nuestra escena. El buen éxito de ambas piezas
le hubiera sin duda estimulado á no interrumpir en aquel
tiempo su carrera dramática , si el deseo de observar los
leatros extrangeros no le hubiese determinado á pedir licen-
cia para viajar. Obtenida, salió de España, y estuvo en Fran-
cia, en Inglaterra, en Flandes, en Alemania, en la Suiza, y
en Italia, cuyas principales ciudades recorrió, fijando su re-
sidencia en Bolonia. Escribió la relación de su viaje, que
conserva manuscrita don Manuel Silvela , y no puede negarse
que le fue muy útil cuanto observó en las diversas regiones
por donde anduvo. Vió y detestó las crueldades y horribles
máximas de los revolucionarios de Francia : juzgó con im-
parcialidad de los ingleses, sin alabarlo ni vituperarlo todo
con pasión : admiró los preciosos monumentos y las rique-
(xxn)
zas naturales de Italia. Regresó á España á fines de <j6, y
(lesj)iies de una larga y penosa navegación desembarcó en
Algeciras. Apenas saltó en tierra, le restauró de sus fatigas
anteriores, mas que ninguna otra cosa, la noticia de haber
sido nombrado en 4 de octubre secretario de la interpreta-
ción de lenguas por diligencia de don Juan Antonio Melón.
Vino pues en lebrero del año siguiente á Aranjuez y á Ma-
drid ;¡ desempeñar su destino, después de haber visitado á
Cádiz, Sevilla, Córdoba y otros pueblos. Alternó las ocupa-
ciones de la secretaría con sus tareas literarias: asistia tam-
hien con frecuencia á la tertulia que en casa de don Juan Ti-
nco tenias diversas personas aficionadas á los estudios ame-
nos, y á la (pie llamaba Moral in por zumba Sociedad de los
Aealáfilos , y pasaba asimismo algunas temporadas en Pas-
trana donde habia comprarlo tina casa. En 1798 imprimid
su traducción del Hamlct de Shakspeare con notas, en que
le juzga conforme á los severos principios de crítica clásica
que profesaba. Ciertamente aquella traducción exacta pero
débil no podia asignarle lugar tan distinguido en la repú-
blica de las letras, como el eminente talento dramático que
descubrió en las piezas originales, y la belleza de estilo, fa-
cilidad y desembarazo en la ejecución de otras composicio-
nes métricas de diversos géneros, que hizo también en dife-
rentes tiempos, parte de las cuales se han impreso, parle
dejó inéditas. Bien persuadido se hallaba el gobierno del zelo
con que miraba la corrección del teatro, pues le nombró in-
dividuo de una junta erigida para reformarle, y después úni-
co director de los mismos. Moratin á poco tiempo renunció
lo primero y no admitió lo segundo; y sin duda obró con
acierto, como quiera que su índole y su ingenio eran mas
á propósito para corregir las ridiculeces de los hombres en
la escena, que para dar providencias que la mejorasen. Eo
\
( XXIII )
que principalmente contribuyó á su gloria fue la continua-
ción de sus obras dramáticas. En i8o3 se representó en el
coliseo de la Cruz notablemente corregida , aumentada y
reducida á forma mas regular, la comedia de El Barón,
compuesta á modo de zarzuela en 1787, la cual figura con
admirable propiedad los embustes y trápalas de los petar-
distas metidos á grandes señores. La compañía de los Ca-
ños del Peral ofendida de la preferencia que para su repre-
sentación se había dado á la de la Cruz, buscó en los ene-
migos del poeta medio de desquitarse; y sabiendo éstos que
sobre el mismo argumento se babia compuesto otra come-
dia con el título de. La Lugareña orgulloso, se apresuraron
por una parle á representarla para oponerla á la de Mora-
tin, y por otra á pagar gente que silbase la de este insigne
poeta. Solo sirvieron estas arterías, como era de esperar, pa-
ra asegurar el triunfo del verdadero mérito. La Lugareña
orgulloso , pieza que carecia de él culeramente, cayó al ins-
tante en olvido, y El Barón sobrevivió á los esfuerzos con
eme habian pretendido desacreditarla. Al año siguiente se
représenlo también en la Cruz La Moglgalo , escrita muebos
años antes, cuyo nombre indica que el autor acometió en
ella á la hipócrita gazmoñería. No se notó el empeño de
deslucirla, y al contrario fue recibida con aplauso, sin que
se publicasen acerca de ella mas que algunas críticas urba-
nas y moderadas. En 1806 se representó El Sí de. las Ni-
ñas, cuyo fin moral es el de mostrar la influencia de la edu-
cación en la elección de estado, y los riesgos que se siguen
de no dirigir aquella con suma prudencia. Lejos de haber
entonces partidos y aun críticas, obtuvo tan extraordinario
aplauso que duraron sus primeras representaciones veinte y
seis dias consecutivos, y acaso hubieran durado mas si por
causa de la cuaresma no se hubieran interrumpido, y en
( XXIV )
aquel mismo ano se liiripron de la pieza cuatro ediciones que
se despacharon al instante. Poro los que miraban ron envi-
dia su gloria, apelaron para derribarle á otro arbitrio tan
bajo como odioso, que si bien no logró su electo por el in-
dujo de Godoy, bastó para que Moratin, de genio tímido y
aun receloso, abandonase el teatro, inutilizando las apunta-
ciones que babia lierbo relativas á otras cuatro ó cinco co-
medias, cuyos planes tenia trazados. Procuró pues hacer vi-
da retirada sin mas trato que el de sus amigos, y sin mar.
cuidados que los de. su secretaría, y el cultivo de un jardinci-
to que babia comprado casi al mismo tiempo que una casa
en la calle de Fuencarral donde vivia, y mientras tanto iba
recogiendo materiales para componer su obra sobre los Orí-
genes del teatro español. Nada (altaba entonces para Colmar
los deseos de un hombre sobrio, frugal, sin ambición ni
pretensiones, ni mas inclinación que al ocio de las musas;
pero la suerte le preparaba muy grandes sinsabores y amar-
guras en medio de continuas agitaciones por la parte de don
de menos pudiera preveer ni aun imaginar.
Vino el año de 1808, fecundo en acontecimientos de in-
deleble memoria, preparados en el anterior por la entrada
de los franceses en la península y ocupación de sus princi-
pales fortalezas, y por la causa del Escorial. Cayó el valido
de la cumbre de la fortuna: subió al trono el Príncipe Fer-
nando: fue dolosamente cautivado en Bayona: alzóse Espa-
ña para vengar el ultraje hecho á su Soberano: venció al
enemigo en Bailen, y ante los muros de Zaragoza y de Va-
lencia : huyeron los franceses de Madrid al Ebro. En medio
de aquellos sucesos creyéndose Moratin expuesto por el fa-
vor que habia debido á Godoy, y sin arbitrio para reflexio-
nar, luego que los franceses evacuaron la corle, salió de ella
también con su íntimo amigo don José Antonio Conde, v
( XXV )
ocultándose, primero en su casa de Pastrana , se dirigió lue-
go á Vitoria. Efecto de este paso fatal fue la conducta que.
guardó durante la guerra. Volvió pues con los franceses á
Madrid á fines de aquel año, y se retiró con ellos á Valen-
cia en 1812, desde donde por último se refugió en Peñíscola.
Pero en honor de Moratin es necesario decir que en su pe-
cho , ageno de falsedad y de infidelidad , no tuvo entrada
ningún género de traición contra su patria: siguió maqui-
nalrnente el camino por donde le arrastraba la suerte, y no
solo no tomó parle activa contra los que defendían los dere-
chos de Fernando VII, ni admitió del gobierno intruso olio
cargo que el de bibliotecario mayor, el cual ni había preten-
dido ni era capaz de comprometerle, sino que favoreció en
cuanto estuvo de su parle á los vasallos leales que por su
mala ventura caían en poder de los que seguían á Bonapar-
te. En una de estas ocasiones habiendo intercedido por al-
gunos patriólas con don Manuel Silvela, que era alcalde de
corte y vocal de la junta criminal de Madrid, y que des-
empeñaba con humanidad su encargo , la conformidad de
sentimientos entre ambos produjo una amistad que fue cre-
ciendo de dia en dia sin haberse desmentido jamas. No era
posible que en medio de (antas calamidades prosiguiese éste,
continuamente angustiado y oprimido , componiendo para
el teatro; y asi no obstante las repetidas instancias que pa-
ra ello le hicieron, solo se pudo conseguir que se represen-
tase, é imprimiese la Escuelo de los Maridos, concluida ya
en 1808, y traducción de la que con el mismo título había es-
crito el célebre Moliere. Habia decaído notablemente su ren-
ta, y mas aún su salud y su espíritu en tan deshecha borras-
ca, por lo que cansado ya de sufrir incomodidades y traba-
jos, pensó retirarse á un rincón donde, vivir tranquilo !i>
que le quedara de vida. Llevado de este pensamiento, en lu-
( XXYT )
gar de seguir á los franceses, luego que se rindió Peníscola á
nuestras armas, huyó ele ella y lúe. á Valencia ocupada ya
por las tropas españolas, y se presentó, como hombre á quien
no remordia la conciencia de ningún delito, al general en
gefe. Mas éste no viendo en Moratin sino uno que perte-
necía al partido (ranees, le trató con rigor, y mandó des-
pués de otras providencias embarrarle en un laluelio que le
condujo á Barcelona. Alli le dieron favorable acogida el ba-
rón de Eróles y el marques de Casacagigal , y asimismo
don Francisco Javier de Castaños y el marques de Campo Sa-
grado, capitanes generales que fueron sucesivamente del prin-
cipado. Entretanto la guerra seguida con encarnizamiento
por espacio de seis años, en los cuales la nación entera habia
hecho heroicos sacrificios para rescatar á su ¡Monarca , se
acercaba á su término. Ya pisaban las tropas españolas el
territorio (ranees , ahuyentados del nuestro casi todos los
ejércitos enemigos, y por el norte los de las potencias coli-
gadas ganando repetidas victorias amenazaban muv de cerra
arruinar el imperio de Ronapartr. Vino éste por fm a) sue-
lo: y restituido el Rey N. Sr. y Luis XVIII á los tronos de
sus mayores, se celebró la paz de. París, descansando Europa
de las porfiadas contiendas y grandes calamidades de los años
anteriores. La tranquilidad que de nuevo empezaba á disfru-
tarse, dió ocasión á Moratin para que agradecido á los favo-
res del actor Felipe Blanco, hiciese para su beneficio á fines
de i 8 1 4 Otra traducción de Moliere, á saber: El Médico á
palos, tomada de la que intituló aquel ilustre poeta: Le Mc-
ficcin malgré lui. A pesar de todo era su situación tan de-
plorable «pie estaba expuesto 5 perecer de hambre; pero el
Rey N. Sr. empezó desde luego á dispensarle su generosa pro-
tección. Mandó que se le admitiese al juicio de purificación
que solicitaba; declaró que Moratin no estaba comprendi-
( XXYII )
do en el artículo i.° del decreto de 3o de mayo, y por re-
pelidas órdenes mandó también que se le pusiese en pose-
sión de los bienes que se le habían secuestrado. No fueron
estas las únicas señales de benevolencia que le dispensó S. M.
Los años adelante trató de darle un destino honorífico con
buena asignación; pero Moratin, cuyo ánimo habian exas-
perado los trabajos padecidos, figurándose que por todas par-
tes le acometia gente frenética para asesinarle, lo rehusó abier-
tamente, sin que tuesen poderosas á convencerle cuantas ra-
zones se le hicieron presentes para aquietarle. Los miedos de
que siempre andaba agitado le sacaron en 1817 de Barcelo-
na, donde vivia protegido, eslimado y- honrado, y donde
tenia entrada franca en los teatros, que era toda su diver-
sión. Volvió sin embargo en 1820 después de haber pasado
algún tiempo en París con don Juan Antonio Melón, y en
Bolonia con don Antonio de Robles y Mollino. Parecíale sin
duda necesario habitar bajo un mismo techo con alguno de
sus amigos, pues en Barcelona residió lambien en compañía
de don Manuel García de la Prada , y cuando la peste los ar-
rojó de allí, separado de este último en Bayona, fijó su es-
tancia en Burdeos con don Manuel Silvela. Desde entonces rio
pensó ya en hacer de nuevo obra alguna, ocupándose solo en
concluir y perfeccionar la de los Orígenes del teatro español
que dejó manuscrita á Silvela, y que compró á este S. M. de-
seoso de que bajo sus auspicios viese cuanto antes la luz pú-
blica. En 1824 habia vendido su autor las demás á don Vicente
González Arnao, y este hizo el año siguiente en París una edi-
ción que comprende la mayor parte de ellas, única reco-
nocida por Moratin. En 182- se trasladó con Silvela á París;
y alli permaneció con bastante quebranto en su salud, ya al-
terada desde fines de. 1825, hasta que sobreviniéndole vómi-
tos, hipo y fiebre, murió en 2 1 de junio de 1828, conser-
( XXVIII )
Válido todo su conocimiento hasta cinco horas antes <lc es-
pirar. Dejó por heredera de todos sus bienes á una nieta de
Silvela, y antes habia cedido á la Inclusa de esta corte la casa
y huerto de Pastrana, y una inscripción de dos mil ocho-
cientos francos, mediante una renta vitalicia, á don Julián
Aquilino Pérez, y cantidades de dinero muy considerables á
varios parientes. Tenia Moral in prendas recomendables, y
era uno de los escritores que mas honran el Parnaso espa-
ñol ; pero estando su muerte tan reciente, no queremos anti-
cipar el juicio de la posteridad, y solo diremos que jamás ol-
vidarán su nombre cuantos amen la bella literatura. Fue igual
en ingenio, y superior en buen gusto á su padre don Nicolás,
cuya memoria cuidó de perpetuar como buen hijo en el pró-
logo y vida cpie con las poesías del mismo publicó en 1821
en Barcelona.
ÍNDICE DEL TOMO I.
ORÍGENES DEL TEATRO ESPAÑOL.
PARTE PRIMERA.
PAGINAS.
Jtrólogo del autor I
Discurso histórico sobre los orígenes del teatro español. i
Notas 57
Catálogo histórico y critico de piezas dramáticas ante-
riores á Lope de Vega 112
Ano de 1 356.
1. Anónimo. Danza general en que entran todos
los estados de gentes ¡d.
1414.
2. D. Enrique de Aragón, Marques de Villena. Co-
media alegórica ii3
1469.
3. Anónimo. Comedia representada en casa del Con-
de de Ureiía 1 1 ^
1470.
4- Rodrigo de Cola. Diálogo entre el Amor y un
viejo 1 1 5
1492.
5. Juan de la Encina. Égloga representada en la
noche de la Navidad u6
6. Egloga representada en la misma noche de Na-
vidad. ...1 ni
1494.
7 . Representación á la muy bendita pasión y muer-
te de nuestro precioso Redentor id.
( XXX )
8. Representación d la santísima Resurrección de
Cristo'. 1 1 8
1495.
q. Égloga representada en la noche postrera de
carnal id.
10. Égloga representada la me si na noche de an-
truejo id.
i i. Egloga representada en recuesta de unos amores, i 19
1496.
1 2. Egloga representada por las mesrnas personas. id.
i3. Auclo del lie/ felón 121
i4- Representación unte el muy esclarecido é muy
ilustre Principe I). Juan 122
1497.
15. Égloga en la cual se introducen tres pastores. . n3
1498.
16. ^Égloga representada la noche de Navidad. ... ia5
1513.
17. D. Pedro Manuel de Urrea. Egloga de la tra-
gicomedia de Calixto y Melibea id.
1514.
18. Juan de la Encina. Farsa de Plácida c Vito-
riano 126
iij. Anónimo. Egloga 12;
1515.
20. Francisco de Villalobos. Comedia de Planto lla-
mada Anfitrión 12S
1517.
21. Bartolomé de Torres Naharro. Comedia Serafina. 1 3 1
22. Comedia Trofea i33
2 3 . Comedia Soldadesca 1 3 ó
24. Comedia Tinelaria i36
( XXXI )
25. Comedia Himeneo i3q
26. Comedia Jacinta 1 4 1
27. Comedia Aquilana 1^5
1520.
28. Comedia Calamita 146
29. Diálogo del Nacimiento 148
30. Vasco Diaz Tanco de Fregenal. Tragedia de Ab-
salon. . . . .■ 1 5o
3 1 . Tragedia de Aman 1 5 1
32. Tragedia de Jonatás id.
1521.
33. Anónimo. Comedia llamada Hipólita id.
34. Comedia nuevamente compuesta llamada Se-
rafina i5a
i 522.
35. Cristóbal de Castillejo. Farsa de la Constanza. 1 5 4
1523.
36. Pedro Altamira. Auto de la Aparición que Nues-
tro Señor Jesucristo hizo á los dos discípulos que iban
ú Emaus 1 56
1527.
3y. Anónimo. Auto del Bautismo de san Juan Bau-
tista 1 5 8
1528.
38. Esteban Martínez. Auto de como san Juan fue
concebido y ansí rnesmo el Nacimiento de san Juan. . . i5o,
3g. Juan Pastor. Auto nuevo del santo Nacimiento
de Cristo nuestro Señor id.
4o. Farsa de Lucrecia 160
4 1 . Farsa llamada Grimaltina id.
42. Farsa llamada Cluriana id.
( XXXII )
1 5á(J.
43. Fernán Pérez de Oliva. Comedia de Anfitrión. . 160
1530.
4{. Tragedia. La venganza de Agamenón 162
45. Tragedia. LLecuba triste 164
46. Anónimo. Farsa sobre el matrimonio 166
1531.
4;. Jaime ile Huelo. Comedia Humada Tesovina. . . id.
1532.
48. Ansias Izquierdo Zobrero. Lucero de. nuestra
salvación al dcspedimienlo que hizo nuestro Señor Je-
sucristo de su bendita Madre , pasos muy devotos id.
4g. Gil Vicente. Auto de Amadis de Gaula 167
Su. Comedia Jlubena id.
51. El templo de Apolo , tragicomedia id.
52. Hornería de agraviadas , comedia id.
5. >. La Nao de amores, comedia id.
54. Al parto de la Reina, tragicomedia id.
55. La fragua de Amor , tragicomedia id.
56. La floresta de engaños, comedia id.
1534.
57. Anónimo. Comedia llamada O/fea 168
1535.
58. Francisco de las Navas. Comedia llamada Fideo. id.
1537.
5g. Andrés Prado. Farsa llamada Cornelia id.
1539.
60. Anónimo. Tragicomedia alegórica del paraíso
y del infierno id.
1540.
Ci. Anónimo. Coloquio de Fenisa 169
6a. Anónimo. Coloquio id.
( XXXIII )
1541.
63. Anónimo. Farsa llamada Custodia 170
1542.
64. Anónimo. Farsa de los enamorados id.
1543.
65. Anónimo. Farsa llamada Josefina id.
1544.
66. Lope de Rueda. Paso en el cual se introducen
tres personas: Luqui tas, Alameda j Salcedo id.
67. Comedia Eufemia 171
1545.
68. Paso en el cual se introducen dos personas:
Alameda j Salcedo 17a
69. Comedia Armelina id.
1546.
70. Paso en el cual se introducen las personas si-
guientes : Lucio , Martin de f'illalba , Bárbara y Ge-
rónimo 173
7 1 . Paso en el cual se introducen las personas si-
guientes: Caminante , Jáquima j Brazuelos 174
1547.
72. Paso en que se introducen las personas siguien-
tes: Hoticiguera , Panarizo j Mendrugo 175
73. Paso en el cual se introducen las personas si-
guientes : Brezano , Cebadan y Samad el id.
1548.
74. Juan de M.tlara. Comedia llamada Locusta. . . 176
75. Lope de Rueda. Paso en el cual se introducen
las personas siguientes : Tur rubio , Agueda , Mencigi'icla
y Aluja id. „.r
1549.
76. Farsa del sordo 177
Tomo I. c
( XXXIV )
1550.
7J. Comedia Medora 177
1551.
78. Coloquio ai Camila id.
7<j. Juan de Rodrigo Alonso. Comedia en la cual
se declara la historia de santa Susana 1 70
80. Lope de Rueda. Coloquio id.
1552.
81. Coloquio en verso 180
82. Coloquio de Timbria 181
1 553.
83. Anónimo. Comedia de Peregrino y de Ginebra. id.
84- Francisco de. Avcndano. Comedia id.
1554.
85. Luis de Miranda. Comedia Pródiga 182
1555.
86. Anónimo. Comedia de Planto intitulada Milite
glorioso 191
87. Comedia de Planto intitulada Meneemos id.
1556.
88. Juan de Malaca. Tragedia de Absulon 192
89. Lope de Rueda. Paso. Introdúcense en él Si-
giienzu , Sebastiana y Estepa 19 j
90. Páso. Introdúcense en él las personas siguien-
tes: Dálagon , Pancorbo, Periquillo , Peiruton y Gui-
llclmillo id.
<)i. Comedia de los Engaños l<¿i
fyi. Coloquio llamado Prendas de amor io,5
1558.
93. Paso. Introdúcense en él las personas siguien-
tes: Madrigalejo , Molina, un alguacil, y un page. . . id.
Anónimo. Farsa llamada Hosiela 197
(xxxv)
1559.
g5. Juan de Timoneda. Comedia de los Meneemos. . 197
96. Comedia llamada Cornelia id.
1560.
97. Anónimo. Paso. Interlocutores ■ Monscrratc,
Coladilla , Valverde, Jurnilla j Porqueron 198
98. Paso de los ladrones 1.99
99. Paso. Introdúceme en él las personas siguien-
tes: Gutiérrez de Sanlibañcz , Inesa López, Rodrigo
del Toro, y Salmerón id.
100. Alonso de la Vega. Comedia llamada Tolornca. 200
1561.
10 r. Juan do Malara. Comedia en elogio de la zulla
de Utrera 201
102. Pedro Suarez de Robles. Danza del santísimo
nacimiento de nuestro Señor Jesucristo al modo pas-
toril 202
1 562.
103. Anónimo. Comedia llamada Feliciana 204
104. Alonso de la Vega. Tragedia llamada Serafina. id.
1563.
105. Comedia de la duquesa de la Rosa 206
106. Juan de Timoneda. Entremés de un ciego , un
mozo y un pobre 208
107. Paso de. dos clérigos y dos mozos suyos. ... id.
108. Paso de dos ciegos y un mozo id.
iog. Paso de un soldado, y un moro, y un er-
mitaño 209
1 10. Paso de la Razón, la Fama y el Tiempo. ... id.
1564.
111. Tragicomedia llamada Filomena 2 1 n
1 1 2. Farsa llamada Paliana id.
( XXXVI )
1 1 3. Comedia Humada Aurelia a i l
I56r>.
ii 4- Farsa llamada Trapacera 312
1 1 5. Farsa llamada /Insulina 217
1 1 6. Farsa llamada Floriona a 1 8
1566.
11;. Auto de la oveja perdida id.
1567.
1 1 8. Coloquio pastoril 2 i q
1570.
119. Gaspar Vázquez. Comedia de la Constanza. . . 220
120. Pedro Simón de Abril. El Pinto de Aristó-
fanes. id.
ia 1. Medea de Eurípides id.
1573.
12a. Alonso Cisneros. Comedia intitulada: Callar
hasta la ocasión id.
1577.
123. Pedro Simón de Abril. Comedias de Terencio.
Andria 2 a 1
124. El Eunuco id.
13 5. El Heautonlimorúmrnos id.
126. Los Ad elfos id.
127. La Herir a id.
128. El Formion id.
129. Gerónimo Bcrmudez. Tragedia de Nise las-
timosa 324
130. Tragedia de Nise laureada 23o
1578.
1 3 1 . Anónimo. Comedia intitulada Metamorfosea. . a35
1579.
i32. Juan de la Cueva. Comedia de la muerte del
( XXXVII )
rey D. Sancho , y reto de Zamora por don Diego Or-
doñez a36
i33. Comedia del saco de Roma y muerte de Bar-
bón , y coronación de nuestro invicto emperador Car-
los V. a37
i34- Tragedia de los siete Infantes de Lara a38
i35. Comedia de la libertad de España por Ber-
nardo del Carpió a3g
106. Comedia del Degollado a/}*
i3y. Tragedia de la muerte de Ayax Telamón , so-
bre las armas de Aquiles 34a
i38. Comedia del Tutor ifó
i3g. Comedia de la constancia de Arcelina a44
140. Cristóbal de Virués. Tragedia. La gran Se—
rn ir a mis 248
1 4 !• Tragedia. La cruel Ca Sandra aS3
1580.
1 4 ^ . Juan de la Cueva. 'Tragedia de la muerte de
Virginia y Apio Claudio id.
i43. Comedia d\-l Principe tirano a55
1 44- Tragedia d?el Príncipe tirano a56
145. Comedia d^el fie jo enamorado a57
146. Crislobal de Virués. Tragedia de Atila furioso. id.
1581.
i4". Juan de la Cueva. Comedia de la libertad de
Roma por Mucio Scévola a5g
148. Crislobal de Virués. Tragedia. La infeliz Mar-
cela 360
1 49- Tragedia de Elisa Dido a65
150. Juan de la Cueva. Comedia d'cl Infamador. . . 370
151. Andrés Rey de Artieda. Los amantes. Tra-
gedia 375
( XXXVIII )
i5a. Amadis de Gaula. Comedia 275
1 53. El Principe vicioso. Comedia id.
154. Los encantos de Mcrlin. Comedia 276
1 .m
155. Miguel de Cervantes Saavedra. Comedia. Los
tratos de Argel id.
i5G. Joaquín Romero «le Zepeda. Comedia Sehagc. 280
1583.
157. Miguel de Cervantes Saavedra. Tragedia de
Nurnancia 28 a
1 584.
1 5 8. Comedia de la JJatid/a naval 286
1 5g. Comedia de la gran Turquesca 287
1G0. Comedia de la Jerusalen id.
1585.
161. Lupercio Leonardo de Argensola. Tragedia de
la Isabela id.
1G2. Tragedia. La Alejandra 290
1 63. Tragedia. La Filis 297
1586.
i64- Miguel de Cervantes Saavedra. Comedia déla
Amaran/ a ó la de Majo 298
i65. Comedia del Bosque amoroso id.
1587.
1G6. Comedia de la única y bizarra Arsinda. ... id.
167. Comedia. La confusa id.
1G8. Gabriel Laso de la Vega. Tragedia. La honra
de Dido restaurada 299
1G9. Tragedia de la destrucción de Constantino/da . 3oo
Nota id.
( XXXIX )
PARTE SEGUNDA.
Colección de piezas dramáticas anteriores á Lo/ie de
Vega 3 o i
Rodrigo de Cola. Diálogo 3o3
Juan de la Encina. Egloga 3 i 5
Egloga 328
Anónimo. Égloga 33g
Bartolomé de Torres Naharro. Comedia Himeneo. . . . 348
Lope de Rueda. La Carátula. Paso 4' 6
El Rufián cobarde. Paso 43°
Eufemia. Comedia 44°
El Convidado. Paso 5 1 6
Las Aceitunas. Paso 527
Los Engaños. Comedia 535
Cornudo y contento. Paso 607
Pagar y no pagar. Paso 617
Prendas de amor. Coloquio 63o
Alonso de la Vega. Amor vengado. Paso 638
Juan de Timoneda. Los Ciegos y el Mozo. Paso 644
Introito á la pieza siguiente C60
Los Menemnos. Comedia gg.
PRÓLOGO.
Hasta ahora no se ha escrito una historia del teatro
español: la molesta fatiga de huscar los documentos re-
lativos á él desde su origen hasta fines del siglo XVI
ha debido retraer á muchos, que por su talento y su
buen gusto hubieran sabido desempeñar esta empresa
difícil.
La maravillosa abundancia de autores dramáticos
en el siglo XVII, y el crecido número de sus obras
añaden á la necesidad de conocerlos la de clasificarlos,
compararlos y juzgarlos con la rectitud que pide la bue-
na crítica.
Cultivada en el siglo anterior y en lo que va del
presente la poesía teatral, siguiendo unos el ejemplo de
los que les habían precedido, y ateniéndose otros á los
principios que conoció la antigüedad y ha restablecido
el gusto moderno, se hace indispensable un estudio par-
ticular para distinguir el mérito respectivo de obras
que pertenecen á escuelas tan opuestas entre sí. Ni es
conveniente para este examen aprovecharse de lo que
juzgaron los coetáneos acerca de ellas: porque en el cho-
A
ii PRÓLOGO.
que de las opiniones que sostenían, muchas veces diri-
gió su pluma la parcialidad, y muy pocas la inteligencia.
Por olra parte el influjo que han tenido siempre
en las producciones literarias el sistema del gobierno, el
gusto de la corte, el método de estudios, la política y
las costumbres, obligará á quien se proponga escribir
la historia de nuestro teatro á buscar el origen verda-
dero de sus progresos ó su decadencia; y esta indaga-
ción está sujeta á las restricciones que imponen el res-
peto debido á la autoridad , y las demás circunstancias
del tiempo en que se escribe.
Cuanto escribieron nuestros mejores bibliógrafos
acerca de la dramática española no pasa de algunas in-
dicaciones sueltas, traidas por incidencia, diminutas,
mal ordenadas, y no capaces de satisfacer la curiosi-
dad de los que desean una historia de nuestro teatro.
Los segundos copiaron á los primeros, y los últimos
nada han añadido de particular, repitiéndose por con-
siguiente las equivocaciones , la falta de plan y de ver-
dad histórica y crítica que se advierte en tales escritos.
Llegó el tiempo de las apologías, y apoyados los de-
fensores de nuestro crédito literario sobre tan débiles
fundamentos, compusieron libros enteros llenos de sofis-
mas y errores, hablaron largamente del teatro, clasifi-
caron obras que jamas habian visto, y manifestaron
cuanto carecían (por la clase de estudios que habian
PRÓLOGO. ni
tenido, por el estado que profesaban, y por el lugar
en que escribían) de los auxilios y de la inteligencia que
hubieran sido menester para que el desempeño hubiese
correspondido á su zelo laudable.
¿Que pudieron hacer los extrangeros cuando quisie-
ron decir algo de nuestra poesía escénica , sino repetir
las pocas noticias que hallaron esparcidas en algunos
libros, ó cortar la dificultad diciendo que la literatu-
ra española es una pobre mina , que no paga el tra-
bajo del beneficio? Asi han creído algunos de ellos di-
simular con un desaliño el orgullo de su ignorancia.
Falta pues á la cultura de nuestra nación una his-
toria crítica de su teatro, empresa tan superior á mis
débiles fuerzas, que nunca tuve el atrevimiento de in-
tentarla. No obstante habiéndome aplicado desde mi ju-
ventud á reunir y ordenar cuantas noticias pude adqui-
rir acerca de esto asi en España como fuera de ella,
me persuadí de que podria ya formar con lo que te-
nia escrito una obra (que hoy presento al público) en
que ilustrase los orígenes del teatro español.
No intento recomendar mi trabajo, ponderando la
constante diligencia que supone la adquisición de ma-
teriales que forman este libro , la lectura que me ha
sido necesaria para ilustrarle , la meditación que ha
precedido á mis dictámenes, y el empeño nunca des-
mentido de hallar la verdad, rectificar las cquivocacio-
#
iv PRÓLOGO.
ncs de los que me habían precedido, juzgar por mí
propio, y presentar á los inteligentes un resumen crí-
tico en que manifiesto cual fue el origen de nuestra es-
cena, cuales sus progresos, y cuales las causas que in-
fluyeron en las alteraciones que padeció, hasta que Lo-
pe de Vega las autorizó con su ejemplo. Este es en
compendio el plan del Discurso histórico que precede á
todo lo demás.
En las notas que le acompañan creo haber dado
las pruebas de cuanto en él se afirma ron autoridades
irrecusables, mediante las cuales se aclaran muchos pun-
tos pertenecientes á nuestra antigua literatura mal en-
tendidos hasta ahora , ó del todo ignorados.
Sigue á esto un catálogo histórico y crítico de pie-
zas antiguas , el primero que se ha publicado de este
género. En él se da razón de mas de ciento y sesenta
composiciones dramáticas, todas anteriores al tiempo en
que Lope de Vega comenzó á escribir. Hablo del mé-
rito de las que he tenido á la vista, hago mención de
sus bellezas y sus defectos, cito á la letra los pasages
mas sobresalientes de muchas de ellas , y no me olvi-
do de copiar aquellos que merecen severa censura. Sé
muy bien como se desacredita una obra excelente, ci-
tando solo sus faltas, y como se recomienda otra de
poquísima estimación, entresacando de ella los pasages
en que el autor, sin mérito suyo, acertó por casuali-
PRÓLOGO. v
dad; pero he querido apartarme de uno y otro extre-
mo. No he querido hacer ni una apología , ni una acri-
minación de nuestro teatro, sino una historia crítica de
sus orígenes, presentándole tal como fue durante la épo-
ca á que me he querido ceñir. Acompaña al examen
de las ohras la noticia de muchos de sus autores. Los
extrangeros nías que nosotros necesitan esto para salvar
las equivocaciones que frecuentemente han padecido en
sus atropellados diccionarios laográficos. En el orden
que he dado á las piezas se ohservará toda la exacti-
tud de que es susceptible, habiéndole sujetado á la au-
toridad de escritores los mas inmediatos que hablaron
de ellas , á las fechas conocidas de sus primeras edi-
ciones, y á las épocas en que pudieron ser escritas y
representadas, según lo que resulta de la vida de sus
autores, y las indicaciones que he sacado de la lectura
de las mismas piezas. La mayor parte de las fechas
que les he puesto, es de una absoluta certeza: lo res-
tante, de una probabilidad la mas verosímil. En este
catálogo solo se incluyen las piezas dramáticas que se
representaron ó pudieron representarse en los teatros
de la nación privados ó públicos : no se habla de las
obras que con el título de comedias, tragedias, tragi-
comedias fueron tan abundantes en el siglo XVI, que
componen crecidos volúmenes, y nunca se hicieron pa-
ra representarse, ni es posible hacerlo. A excepción de
vi PRÓLOGO.
la Celestina, origen primero de esta clase «le composi-
ciones, á quien la prosa y diálogo castellano debieron
conocidos adelantamientos, se ha omitido liablar de las
otras, porque no siendo obras de teatro, piden una cla-
sificación distinta , y no conviene mezclarlas con las
que se hicieron para representarse en él. De estas ha-
hlo exclusivamente, de las otras no. He mezclado las
obras de los poetas dramáticos que vivían y componían
en un mismo tiempo , para evitar el retroceso de los
años y la confusión que necesariamente hubiera pro-
ducido.
A continuación del catálogo sigue una colección de
piezas de teatro, elegidas según me pareció convenien-
te para presentar lo mas digno de aprecio que nos
queda de nuestros antiguos dramáticos así en prosa co-
mo en verso , y en todos los géneros que se cultivaron
entonces. Las únicas alteraciones que he practicado en
ella han sido poner título á algunas piezas que no le te-
nian, indicar el lugar y las mudanzas de la escena,
dividir en aclos dos comedias para hacer mas percep-
tible la regularidad de su fábula, suprimir algunas lí-
neas del diálogo, ó por ser enteramente ocioso lo que
en ellas se dice , ó porque la obscuridad del sentido
anuncia desde luego que el impresor estropeó por des-
cuido, ó no llegó á entender el original que copiaba.
Esto es lo que me ha parecido no solo lícito , sino nc-
PRÓLOGO. vil
cesario, pero á eslo solo he reducido las alteraciones y
las enmiendas. El texto que presento es todo de los
autores; no hay ni una sílaha añadida á lo que ellos
escribieron. Fácil me hubiera sido hacer una colección
mas crecida, incluyendo en ella otras piezas de mérito,
pero he creído que para desempeñar el fin que me pro-
puse, la que he formado será suficiente.
DISCURSO HISTORICO
El origen de los teatros modernos debe consi-
derarse posterior á la formación de las lenguas
que hoy existen en Europa ; si se les quiere atri-
buir mayor antigüedad, sería confundirlos con el
teatro latino. Este acabó cuando las naciones su-
jetas antes al imperio de Roma y después á los
bárbaros , corrompida la lengua latina , forma-
ron dialectos diferentes, variándolos según la in-
fluencia física de los climas que habitaban, y se-
gún la que pudieron ejercer en el régimen y
propiedad, en la acepción y pronunciación de los
vocablos, ó en la introducción de otros nuevos
las gentes advenedizas que se mezclaron y con-
fundieron con ellas.
Los visogodos (1 ), que por espacio de tres
siglos dominaron nuestra península, no nos de-
ToMO I. 1
2 DISCURSO
jaron otras reliquias de su lenguaje primitivo
que algunas palabras , y en tan corto número,
que no componen la milésima parte del nues-
tro , debiendo añadirse á ellas el uso de los ar-
tículos, lo indeclinable de los nombres, y algu-
na otra alteración gramatical. !N¡ en códices, ni
en monedas , ni en mármoles se halla ningún
vestigio gótico : casi todo se habló y todo se es-
cribió en latín.
Este idioma conservado en las obras estima-
bles de los sabios que florecieron en aquella edad,
fue corrompiéndose con mucha rapidez en boca
del pueblo, y no es fácil averiguar como le ha-
blaba al empezar el siglo VIII. Baste decir que
si se representaron piezas dramáticas en España
durante la dinastía de los visogodos (2), debie-
ron escribirse en el lenguaje que usaba la mul-
titud; mezcla informe del latín que ya se per-
día, y del romance que se iba formando.
Conquistada España por los árabes en el si-
glo VIH , y empezada en el mismo su recupe-
ración , el idioma vulgar fue apartándose cada
vez mas de su origen primero, y enriqueciendo-
HISTÓRICO. 3
se con palabras , frases y modismos arábigos. Las
conquistas fueron dilatándole por los países que
los cristianos iban ocupando, y la prosa caste-
llana fue adquiriendo sucesivamente corrección,
propiedad y copia de palabras hasta que se halló
capaz de vulgarizar en ella las leyes y la historia.
La poesía (3) , siguiendo los progresos de la
lengua, imitó por aproximación la medida de los
versos latinos , suplió la falla de cantidad con el
uso de los consonantes , y acompañada algunas
veces de la música y otras sin ella, sirvió para
celebrar las alegrías privadas y públicas, ó para
recomendar á la posteridad las virtudes cristianas
de los Santos , ó las acciones heroicas de los prín-
cipes y capitanes.
Ademas de estas composiciones sagradas y pro-
fanas habia otras mas cortas, cantadas al son de
instrumentos por los yoglares y yoglaresas (4),
gentes que hacían profesión de la miísica , del
baile y la pantomima graciosa ó ridicula, con lo
cual ganaban la vida entreteniendo al pueblo.
También acudían á las casas particulares y á los
palacios, donde ejercían sus habilidades á prc-
*
4 DISCURSO
sencia de los reyes y de su corte. 3No hay que
buscar el principio de esta costumbre, que se
pierde en la obscuridad de los siglos. La com-
binación de los sonidos agradables , el canto , la
risa, la danza, la imitación de la figura, gesto,
voz y acciones características de nuestros seme-
jantes son tan geniales en el hombre , que en
todas las edades y en todos los países habitados
se encuentran mas ó menos perfeccionados por
el arte.
Han sido inútiles hasta ahora las investiga-
ciones de los eruditos, que se lisonjearon de ha-
ll.-.r entre las poesías de los árabes ó de los pro-
venzales el origen de los teatros modernos de
Europa , y por consiguiente del nuestro.
Los árabes, asi los que se extendían por el
Oriente , África , Italia y las islas del Mediterrá-
neo, como los que hicieron á Córdoba capital de
su imperio en España , cultivaron con e'xilo fe-
liz las ciencias naturales, la medicina, las mate-
máticas y la historia. En la poesía nada hicieron,
fuera de los géneros narrativo, descriptivo, amo-
roso , encomiástico y satírico ; desempeñando sus
HISTÓRICO. 5
argumentos en poemas cortos, llenos por lo co-
mún de metáforas , traslaciones y enigmas , de
acrósticos, laberintos, antítesis, paronomasias y
equívocos. Los diálogos sin acción que se hallan
entre sus composiciones poéticas , no pertene-
cen al genero dramático (5).
Los provenzales , con un idioma mucho mas
pobre sin comparación que el de los árabes , no
instruidos como ellos en el conocimiento de las
ciencias , pero dotados de una imaginación fe-
cunda (no extraviada fuera de los términos jus-
tos, no viciada con ornatos pueriles), y movida
igualmente por los poderosos estímulos del he-
roísmo y del amor, cultivaron un ge'nero de poe-
sía que les fue peculiar , y perfeccionándose des-
pués con el estudio de la antigüedad y el uso
de la buena crítica , llegó á ser común á todas
las naciones modernas (6). Las ciudades de To-
losa, Avifíon, Aix, Bcssieres, Barcelona y Tor-
tosa fueron célebres por el estudio de la Ga-
ya sciencia (7), en que se ocuparon sugetos muy
ilustres para celebrar amores y victorias , y ame-
nizar las diversiones cortesanas con los frutos del
6 DISCURSO
ingenio, tic la sensibilidad y la harmonía. Estos
podas, que se llamaron trovadores, llegaron á
formar colegios y academias : algunos recitaban
y cantaban sus propios versos, otros fiaban este
encargo á los músicos; pero nada se halla entre
las obras que se conservan de ellos que pueda
llamarse teatral. Las trovas, ditados, villanescas,
tensiones , serventesios y otras piezas que se es-
cribieron entonces, no son de la clase de poemas
activos que pide la escena. Es pues inútil buscar
en la poesía de los «árabes ni de los provenzales
los orígenes del teatro moderno.
Italia fue la primera nación de Europa que
después de la dominación de los bárbaros (cu-
yas últimas dinastías desaparecieron a vista de las
armas vencedoras de Carlo-Magno) empezó á cul-
tivar las letras y renovar las perdidas artes. Mu-
chas circunstancias políticas contribuyeron á su
opulencia y su ilustración durante los siglos XI,
XII y XIII. Venecia frecuentaba todos los puertos
del Mediterráneo, trayendo por Alejandría los fru-
tos de Asia ; y desde Istria , Dalmacia y las islas
que ocupó en el Archipiélago, amenazaba con
HISTÓRICO. 7
sus ejércitos y sus naves á la capital del imperio
de Oriente. Pisa, Florencia, Padua , Cremona,
Luca , Siena , Genova y otras ciudades apellida-
ron libertad , y la sostuvieron con varia fortuna,
haciéndose florecientes por el comercio con el au-
xilio de la política y las armas. Bolonia empe-
zó á ser docta ; Milán renaciendo de sus ruinas,
adquiría el nombre de espléndida; Amalfi se en-
riquecía con el tráfico y la industria, y Roma des-
pués de algunos siglos en que fue común la ig-
norancia , gobernada ya por sabios Pontífices ana-
dia á las donaciones de Pepino y de la condesa
Matilde los tesoros que con ocasión de las no-
vedades introducidas en la disciplina eclesiástica
empezaban á llevarle los negocios de todo el orbe
católico. Las Cruzadas llevando al Oriente nume-
rosos ejércitos, contribuían á la prosperidad de
la Italia, que subministraba en sus ciudades y sus
puertos las armas, las provisiones y los transpor-
tes necesarios á una expedición malograda y re-
petida tantas veces. Los mercados y las ferias
que se celebraban frecuentemente , propagaron
la abundancia y el lujo, y con él las fiestas y las
8 DISCURSO
diversiones públicas. Solemnizábanse con mag-
nificencia los desposorios de sus príncipes (8)>
sus paces y coronaciones , en las cjue se lla-
maron Corli bandite ; y todas estas causas dan-
do estímulos al carácter nacional , produjeron
una multitud de juglares, bufones, truhanes,
mimos, bailarines, músicos y cantores, que acu-
dían adonde los llamaba la ocasión del interés y
del aplauso.
Entonces empezaron á renovarse ( si del to-
do se habian perdido) (9) las ficciones dramáti-
cas , imitando á la naturaleza en farsas groseras
con figuras ridiculas, disfraces y acciones que re-
medaban las costumbres de aquella edad. Los ecle-
siásticos (i 0) después de haber intentado muchas
veces la abolición de tales espectáculos, cuya des-
envoltura era en extremo perjudicial, conocie-
ron la insuficiencia de las leyes contra la fuerza
de la opinión; y continuando la costumbre esta-
blecida en las iglesias catedrales algunos siglos an-
tes , de celebrar con músicas alegres , canciones,
bailes y máscaras las fiestas mas solemnes de la
Pieligion , determinaron añadirles nuevos atracti-
HISTÓRICO. 9
vos, y dar al pueblo con mas honestidad en el
santuario los mismos placeres que disfrutaba en
los paseos y plazas públicas.
Lejos de mitigar por esle medio el escánda-
lo, le hicieron mas grande. Unieron á la pom-
pa católica las libertades del teatro, y los mismos
que predicaban en el púlpito y sacrificaban en el
altar, divertían después á los fieles con bufona-
das y chocarrerías, depuestas las vestiduras sacer-
dotales, disfrazándose de rufianes, rameras, ma-
tachines y botargas. Entre los pasos á que daban
lugar estas figuras , se mezclaban otros alusivos
á los misterios de la Pieligion, á la santidad de
sus dogmas, á la constancia de sus mártires, á las
acciones , vida y pasión de nuestro Redentor :
unión por cierto irreverente y absurda.
Duró este abuso hasta que Inocencio III pro-
hibió severamente al empezar el siglo XIII que
interviniesen los clérigos como actores en tales
farsas ; pero si en Italia , y particularmente en
Roma , logró moderarse esta costumbre , ni el
mal se extinguió enteramente alli , ni dejó de
continuar por algunos siglos en las demás nació-
1 0 DISCURSO
nes de Europa (11), adonde se había propaga-
do con mucha rapidez.
De los cuatro reinos cristianos en que se di-
vidía la mayor parte de España en el citado si-
glo, eran los mas poderosos el de Aragón, que
gobernaba D. Jaime llamado el Conquistador,
príncipe de esclarecida memoria, y el de Casti-
lla , en que reinaba Fernando III , que mereció
el nombre de Santo. Los moros que quisieron
permanecer en las provincias que uno y otro ha-
bían conquistado, profesaban las ciencias físicas y
matemáticas, las buenas letras, la agricultura y
las artes industriales: los judíos que vivieron bajo
la dominación de aquellos soberanos, sobresalían
en el estudio de la medicina, y ejercitaban el co-
mercio , que aumenta las riquezas y las comodi-
dades de las naciones. Los vencidos contribuye-
ron á suavizar las costumbres de los vencedores.
La corte de Alfonso X de Castilla apadrinó y apro-
vechó en favor de las ciencias los conocimientos de
los sectarios del Talmud y del Alcorán : en ella
y en la de su padre el rey San Fernando, y en
la de su hijo y sucesor D. Sancho resonaron ya
HISTÓRICO. 1 1
los versos de los trovadores y los cantos de los ju-
glares, y se difundió la inclinación á los estudios
útiles y agradables. No estuvo ya ceñido el saber
á los monasterios , adonde lo habia retraído en
tiempos feroces el estrepito de las armas: se acer-
có al trono de los príncipes; y e'stos y los ricos-
hombres, y los caballeros que componían la cor-
te, empezaron á gustar de los adornos del enten-
dimiento y de los placeres de la civilización sin
descrédito del valor.
No es posible fijar la e'poca en que pasó de
Italia a España el uso de las representaciones sa-
gradas ; pero si se considera que al principio del
siglo XIII eran ya intolerables los abusos que se
habían introducido en ellas, puede suponerse con
mucha probabilidad que ya en el siglo XI se em-
pezarían á conocer en nuestra península.
Cultivada la lengua patria con felices adelan-
tamientos, hecha ya la poesía estudio de los ecle-
siásticos, de los caballeros y de los reyes, sonan-
do ya en los templos, en los palacios y en los
concursos populares las harmonías de la músi-
ca, y uniéndose á ella muchas veces las habili-
12 DISCURSO
dades ríe la pantomima y la saltación , poco era
menester para que llegaran á formarse espectácu-
los dramáticos, que son el resultado de todos es-
tos primores juntos.
Las fiestas eclesiásticas fueron en efecto las que
dieron ocasión á nuestros primeros ensayos en el
arte escénica: los individuos de los cabildos fueron
nuestros primeros actores , el ejemplo de Roma
autorizaba este uso, y el objelo religioso que le
motivó disipaba toda sospecha de profanación es-
candalosa. En aquellas farsas se representaban va-
rias acciones tomadas del antiguo y nuevo Testa-
mento, y no pocas también de los evangelios apó-
crifos. La festividad establecida por Urbano IV en
bonor de la sacrosanta Eucaristía se extendió á to-
da la cristiandad reinando en Castilla Alfonso X,
y esto dió motivo á otras composiciones teatrales,
en que empezaron á introducirse figuras fantás-
ticas , mezclándose con repugnante unión la ale-
goría y la historia.
La escasez de documentos no permite dar una
idea mas individual de aquel teatro ; pero resu-
miendo cuanto puede colegirse de los datos que
HISTÓRICO. 1 3
existen relativos á este propósito , parece seguro
que el arte dramática empezó en España duran-
te el siglo XI: que se aplicó exclusivamente á so-
lemnizar las festividades de la Iglesia y los mis-
terios de la Religión : que las piezas se escribían
en castellano y en verso : que se representaban
en las catedrales , adornadas con la música de sus
coros , y que los actores eran clérigos , como
también los poetas que las componían.
Alfonso X, conformándose en parte con lo que
Inocencio III había dispuesto , indicó (12) á los
eclesiásticos la clase de piezas en que podían re-
presentar lícitamente; y éstas, ya históricas, ya
alegóricas, morales ó dogmáticas, continuaron por
espacio de algunos siglos, basta que desterradas
del santuario pasaron á los teatros públicos. El
mismo Alfonso X (13) declaró infames á los que
ejecutaban por dinero las habilidades pantomími-
cas, las de bailar, cantar y tafíer; y esta pudo ser
entre otras la causa principal de que tardase tan
largo tiempo en pasar el arte escénica á manos
de representantes de oficio , puesto que siendo
entonces una diversión puramente sagrada y re-
1 fx DISCURSO
ligiosa , no era posible fiar su desempeño á los
que se hallaban declarados infames por la ley.
Sancho IV tenia á su servicio (14) esta clase
de gentes , juglares , bufones y facedores de es-
carnio , que con cantares y romances , diciendo
agudezas, sallando y tocando instrumentos, en-
tretenían privadamente á la familia real.
El breve reinado de aquel monarca, lleno de
turbulencias, como el de su hijo Fernando IV,
y la menor edad de Alfonso XI, en que se vio
Castilla agitada de parcialidades y discordias, fue-
ron épocas no favorables para el progreso de las
arles, hijas de la abundancia y la paz; pero no
se interrumpieron del todo los estudios filosófi-
cos, la erudición y las buenas letras.
El ilustre D. Juan Manuel (15), nieto de Fer-
nando III, fue un distinguido profesor en todas
ellas, al paso que sus victorias le acreditaron de
excelente caudillo. En sus obras doctrinales y poe'-
ticas dejó un testimonio de su extensa literatura
y su buen gusto, y en las novelas ó cuentos de
que se compone El Conde Lucanor , la primera
colección de este ge'nero que se vid en España,
HISTÓRICO. 1 5
anterior sin duda al Decameron del Bocacio, aun-
que en el me'rito no le compita.
Juan Ruiz (16), Arcipreste de Hita, floreció
igualmente en el reinado de Alfonso XI, y aun-
que no escribió ninguna pieza dramática, imitó
aquel genero en sus composiciones, mezclando en
ellas chistes, cuentos, descripciones y diálogos có-
micos que le fueron geniales. Este y los demás
trovadores de su tiempo usaban ya diferentes com-
binaciones y medidas de versos (17) con que La-
bia ido enriquecie'nclose nuestra poesía, al paso
que la música llegó también á adquirir el uso de
muchos instrumentos (18) tomados de los ára-
bes, de los italianos y franceses.
Entretanto la corte de los reyes de Aragón
disfrutaba con mas segura tranquilidad de las com-
posiciones de sus poetas y de las gracias de sus
juglares. En la coronación de Alfonso IV (19)
año de 1328 se representaron, cantaron y baila-
ron por el infante D. Pedro, conde de Ribagor-
za hermano del rey, y por los ricos-hombres,
acompañados de algunos juglares , varias composi-
ciones poéticas escritas por el mismo infante. De
1 6 DISCURSO
esta noticia se deduce que la profesión de los ju-
glares no solo se hallaba ya muy estimada, sino que
había adquirido mayores aumentos , puesto que
no solo tañían , cantaban y bailaban , sino que
también declamaban razonamientos y diálogos.
Por los años de 1 360 reinando en Castilla el
rey D. Pedro se empezaron á ver ( ademas de
los dramas destinados al uso de las iglesias) algu-
nas otras composiciones teatrales; y existe una que
se ha creído de aquel tiempo (20), en que su au-
tor supo reunir el baile, la música instrumental,
la declamación y el canto. El argumento de esta
pieza inclina á sospechar que fuese precisamente
una de las muchas que se ejecutaban en el tem-
plo , y en este caso sería la mas antigua que se
conserva de aquella clase.
D. Pedro González de Mendoza, que apar-
tándose de la obediencia del rey D. Pedro siguió
el partido de D. Henrique, del cual fue después
mayordomo mayor, escribió (21) piezas dramá-
ticas imitando las del teatro latino, y adornán-
dolas con estrivillos y canciones pastoriles. Aten-
dida la calidad del autor, puede creerse que com-
HISTÓRICO. 1 7
pondría tales dramas en obsequio del rey para
privado entretenimiento del palacio.
Ya por este tiempo , y en los reinados siguien-
tes de Juan el I y Enrique III , ademas de la
constante lectura de los trovadores provenzales,
que era común en España, adquirieron estima-
ción entre nosotros ( 22 ) los célebres italianos
Güido Cavalcanti, Dante Aligberi, Ciño de Pis-
toya , y el príncipe de sus poetas líricos Francis-
co Petrarca. Hallaron sus obras en Castilla un
aprecio particular , y comparándolas con las de
los trovadores antiguos , vieron en estas mas ele-
vación de ingenio, mas oportuna erudición, mas
cultura en la frase poética, y una versificación
mas variada y mas capaz de prestarse á las com-
binaciones de la harmonía. El gusto poético de
los árabes y el conocimiento de sus costumbres
(que dieron origen á mucbas nuestras) mantu-
vieron y perfeccionaron los romances históricos
ó amorosos (23) , los cuales , sujetos del princi-
pio al fin á un solo consonante , se libertaron
después de esta enfadosa monotonía, y produje-
ron el asonante, cadencia peculiar de los españo-
Tomo I. 2
1 8 DISCURSO
les. No puede asegurarse si la poesía tealral, que
entonces permanecía exclusivamente en manos de
los eclesiásticos, adquirió mayor perfección á vis-
ta de los adelantamientos que se verificaron en
el ge'nero lírico, puesto que no nos queda pie-
za ninguna represcntable de aquel tiempo para
juzgar su mérito , ni compararla con otras an-
teriores.
Al reinado de Enrique III siguió la menor
edad de Juan el II, durante la cual su tio y tu-
tor el infante D. Fernando acreditó su consuma-
da prudencia en el gobierno, igualmente que su
valor y sus conocimientos militares. Sostuvo el tro-
no de Castilla quebrantando el poder de los mo-
ros granadinos, y reprimiendo en el palacio las
maquinaciones de la ambición y de la envidia. Sus
prendas le hicieron digno de la corona de Ara-
gón, que en competencia de otros príncipes le
adjudicó el voto unánime de nueve electores (en-
tre ellos el insigne orador cristiano San Vicente
Ferrer), y en el aíío de 1414 se coronó en Za-
ragoza con pompa magnífica. Acudió á esta so-
lemnidad no solo la nobleza de aquellos reinos
HISTÓRICO. 1 9
sino también la mayor parte de los grandes de
Castilla. Fueron muy singulares las fiestas que se
hicieron en tal ocasión; y el celebre D. Enrique
de Aragón, marques de Villena, compuso (§4)
una comedia alegórica, que se representó delan-
te del rey, de la reina y de aquella corte bri-
llante.
Desde entonces la etiqueta del palacio, los usos
cortesanos, los trages, las diversiones, la lengua,
la literatura y la poesía castellana acabaron de na-
turalizarse en la capital de Aragón , y por con-
siguiente decayeron de su antiguo esplendor el
gusto y cultura del idioma lemosino, en que los
catalanes y valencianos habían adquirido tan me-
recida celebridad.
El reinado de Juan el II , que duró cerca de
medio siglo, fue muy favorable al progreso de
las buenas letras, cultivadas en prosa y verso por
autores muy instruidos, dotados de un juicio rec-
to y de una fecunda imaginación. Entre los mu-
chos de aquel tiempo se distinguió nuestro Enio
cordobés Juan de Mena, que no hallando sufi-
ciente el idioma patrio para la elevación de sus
20 DISCURSO
conceptos, supo enriquecerle y añadirle sonori-
dad y robustez, atreviéndose á adoptar nuevos
modos y palabras latinas, que han permanecido
en nuestra dicción poética, y cuyo uso siempre
será laudable , si saben evitarse los extremos in-
mediatos de la obscuridad y la afectación.
Fueron émulos de su gloria el ya citado mar-
ques de Villena y D. Iñigo López de Mendoza,
marques de Sanl ¡llana, sin otros muebos que se-
ría ocioso referir. El rey hacia versos, los bacía
su gran privado D. Alvaro de Luna , condestable
de Castilla ; los mas ilustres personages de aque-
lla edad eran trovadores (25). En medio de las
turbulencias políticas que agitaron el reinado de
aquel monarca, los torneos, los pasos honrosos,
las justas, banquetes, danzas, músicas y juguetes
cómicos alegraban la corte , distraían de sus mi-
serias al pueblo, que admiraba atónito las galas,
la riqueza , el buen gusto , la bizarría y el va-
lor de los que tan mal le gobernaban. D. Alvaro
de Luna, buen caballero en el campo y en la
tela, temido de sus émulos por su extremo po-
derío, la constancia de su fortuna y la energía
HISTÓRICO. 2 1
de su carácter , gralo á las damas por su gallar-
da presencia, su donaire natural, su cortesanía y
su discreción , en tanto que reunia en sí toda la
autoridad que abandonaba su rey indolente , sa-
bia entretenerle y apartarle de sus obligaciones
con espectáculos ingeniosos y magníficos , dignos
ya de la cultura de aquellos tiempos.
En el año de \ 436 se vieron en Soria el rey
D. Juan y su hermana la reina de Aragón: hubo
grandes fiestas (§6) , y los juglares y remeda-
dores entretuvieron á la corte con música , bai-
les y acciones cómicas.
En el de 1440 D. Pedro de Vclasco, con-
de de Haro, el marques de Santillana (§7) , y
D. Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, fue-
ron á Logroño á recibir y acompañar á la infan-
ta Doña Blanca , esposa del príncipe D. Enri-
que, y á su madre la reina de Navarra. El con-
de de Haro, entre varias diversiones que dispu-
so en Briviesca para obsequiar á aquellas seño-
ras, tuvo fiestas de toros, juegos de cañas, dan-
zas y representaciones teatrales (28).
Enrique IV heredó con el reino la incapa-
§2 DISCURSO
cídad de gobernarle. Entendía muy bien el latín,
guslaba mucho de leer, de tocar el laúd y can-
tar ; tenía á su servicio excelentes músicos de ins-
trumento y de voz que asistían á su capilla pri-
vada, en donde pasaba mucho tiempo oyendo las
horas canónicas. Lo restante de su vida se enl re-
tenia en el monte: fue gran cazador, y mientras
perseguía las fieras en los bosques del Pardo y
de Balsaín , los grandes se apoderaban de su au-
toridad y de sus tesoros, allanaban sus alcázares,
se le alzaban con las fortalezas, alborotaban las
ciudades y mantenían en todo el reino la anar-
quía mas espantosa. Si algunas fiestas permitió á
la corte el genio melancólico del rey en los pri-
meros anos de su administración , fueron solo al-
gunas danzas en palacio, y algunas justas y ejer-
cicios de caballería, como los que dió en el ca-
mino del Pardo D. Bel Irán de la Cueva. Las ha-
bilidades mímicas, que en tiempo de D. Juan
el II habían sido estimadas , en el de su hijo de-
cayeron considerablemente , y hasta el nombre
de juglar se fue olvidando en el lenguaje común.
La conducta libre de la reina , los escanda-
HISTÓRICO. 23
los del palacio, la impotencia física y moral del
rey dieron ocasión al atrevimiento de muchos pre-
lados, grandes y caballeros para declararle despo-
seído de la corona, eligiendo en su lugar al in-
fante D. Alfonso , cuya temprana muerte dejó á
su hermana Dona Isabel la esperanza y el deseo
de reinar. Entre los que solicilaron su mano eli-
gió á D. Fernando, príncipe de Aragón, con el
cual se casó sin noticia del rey D. Enrique en
el año de 1 469. Viniendo D. Fernando á Casti-
lla ocultamente para celebrar su desposorio, le
hospedó en su casa el conde de Ureña, hacien-
do representar en su obsequio una comedia , de
la cual se ignoran todavía el autor y el título (29).
Los males políticos siguieron aumentándose
durante los últimos años de Enrique IV, y una
de las consecuencias que produjeron fue la ig-
norancia que se extendió á todas las clases del
estado. Entre el corto número de escritores que
florecieron en aquella edad funesta á las letras,
se distinguió Rodrigo de Cota, autor de un Diá-
logo entre el amor y un viejo (30), pieza reprc-
sentable, escrita con gracia y elegancia: también
24 DISCURSO
compuso un diálogo pastoril entre Mingo Repul-
go y Gil Arríbalo , en que pintó con una ale-
goría bien sostenida los desórdenes y calamidades
de su tiempo.
Los eclesiásticos vivían en la mas crasa igno-
rancia y en la corrupción de costumbres mas es-
candalosa , como se infiere por los decretos del
concilio que mandó celebrar en Aranda en el ano
de 1473 D. Alfonso Carrillo, arzobispo de Tole-
do. Alli se trató de mejorar la disciplina y los es-
tudios del clero español , y entre otras cosas se
probibió (31 ) á los clérigos de las catedrales y
demás iglesias que celebrasen ni permitiesen en
las fiestas de Navidad, de San Esteban, San Juan,
Santos Inocentes y misas nuevas las diversiones
escénicas en que intervenían máscaras , figuras
monstruosas, coplas indecentes, bufonadas y otros
desórdenes indignos de la magestad del templo,
que basta entonces se habían acostumbrado, per-
mitiendo no obstante que continuasen las repre-
sentaciones sagradas y bonestas, que fuesen á pro-
pósito para excitar la devoción de los fieles.
El reinado de los reyes Católicos dió princi-
HISTÓRICO. 25
pío á una época mas feliz para la monarquía. La
autoridad real , única , vigilante y justa aseguró
la paz interior del Estado , ya reprimiendo las
violencias de tantos ilustres tiranos que le tenían
sacrificado á su ambición y á sus venganzas, ya
reduciendo á moderados límites la libertad del
pueblo, que solo es feliz en la obediencia de las
leyes. En vano el rey de Portugal quiso apoyar
con las armas los dudosos derechos de la infanta
Dona Juana su sobrina: la suerte de la guerra,
que da y quita los imperios, aseguró el cetro á
Isabel y Fernando.
El zelo de la Religión hizo á estos príncipes
emprender la conquista del reino de Granada: di-
fícil empeño , que necesitó diez anos de fatigas y
de combates, hasta que vencida la obstinada re-
sistencia de sus enemigos, acabaron dichosamen-
te en las torres del Alhambra la recuperación que
Pelayo empezó en Cobadonga. Grande y pode-
rosa la nación bajo su gobierno , dilatados sus do-
minios, y abierto el paso por el mar á las desco-
nocidas regiones de Occidente, empezó á disfru-
tar los beneficios que traen consigo el estudio de
26 DISCURSO
las letras y de las artes, la agricultura, la indus-
tria, la navegación y el comercio.
En este tiempo dándose á conocer Juan de la
Encina (32) con sus composiciones dramáticas,
mereció la asistencia y el aplauso de la corte, que
admiró en aquellas fábulas (aunque demasiada-
mente sencillas) buen lenguaje, gracia natural y
versificación sonora. Estas privadas diversiones, y
otras hechas á su imitación pasaron al pueblo,
que desde entonces empezó á ver cómicos de ofi-
cio dedicados á representar pequeños dramas de
tres ó cuatro personages, desempeñando algunos
muchachos los papeles de muger.
Fue contemporáneo de Juan de la Encina el
célebre Fernando de Rojas , continuador de la
novela dramática intitulada Celestina (33), en la
cual añadió veinte actos al primero que halló es-
crito ya por autor no conocido. Juan de la En-
cina en sus composiciones represen tables sirvió
de ejemplo á los que le siguieron y aventajaron
después, cultivando la dramática en verso; y Ro-
jas , aunque no hizo su obra para el teatro , dejó
en ella tan excelente diálogo en prosa, que ha-
HISTÓRICO. §7
biéndole imitado muchos , fueron muy pocos los
que llegaron á igualarle. Con estos felices ensa-
yos en el ge'nero esce'nico acabó el siglo XV.
La invención de la imprenta, destinada á fi-
jar y propagar verdades útiles á los hombres, di-
fundía ya por todas partes sus artífices á prin-
cipios del siglo XVI. Italia, siempre maestra del
saber, cultivaba las letras con éxito feliz, buscan-
do los ejemplares de perfección en las obras clá-
sicas de la antigüedad , imprimie'ndolas , tradu-
ciéndolas é imitándolas. La historia, la elocuen-
cia, la poesía, la erudición y todas las artes del
diseño empezaron á florecer en grado eminente.
Venecia, Milán, Ferrara, Florencia, Roma y Ña-
póles eran las capitales mas cultas de Europa en
aquella sazón. La plausible ocupación de los Me-
diéis, y el pontificado de León X, renovaron en
Italia la edad de Feríeles y de Augusto.
A este tiempo nuestros ejércitos acaudillados
por el que mereció el nombre de Gran Capitán
aseguraban la posesión de INápoles, y nuestra in-
fluencia sobre todos los estados de aquella nación.
En vano el poder de Francia quiso oponerse á la
28 DISCURSO
fortuna de nuestras armas : unas victorias eran
presagio de otras mayores: la derrota del Care-
liano y la rendición de Gaeta anunciaban para
después la prisión de un rey, y el saqueo espan-
toso de Roma.
La comunicación con los italianos propagó,
mejoró y amenizó nuestros estudios-; y como el
agreste Lacio se había ilustrado muchos siglos
antes con las artes y literatura de la Grecia ven-
cida , asi España supo aprovecharse en igual oca-
sión de las cjue halló tan florecientes en los paí-
ses que sujetaba á su gobierno.
Tuvo gran parte en esta revolución el talen-
to creador de Cisneros , ayudado de la instruc-
ción que había adquirido en sus viages y de la
extraordinaria fortaleza de su carácter, prenda
necesaria para ilustrar y gobernar á los hombres.
A principios del siglo XVI se erigia bajo sus aus-
picios la célebre universidad complutense, y en
ella y en las demás del reino empezaron á dis-
tinguirse muchos profesores en todas facultades,
que sobre el conocimiento de las lenguas sabias
y de una selecta erudición, enseñaron ciencias no
HISTÓRICO. 29
conocidas en España hasta aquella época, ó me-
joraron el me'todo y la doctrina de las que antes
se enseñaban mal. A los esfuerzos de aquel gran
ministro debieron sus adelantamientos las letras
sagradas, la jurisprudencia, la medicina, las hu-
manidades, la historia, las lenguas doctas, la gra-
mática y la crítica , aunque no todos estos estudios
pudieron prosperar igualmente , porque no en to-
dos se adquirían iguales recompensas.
Francisco de Villalobos (34), erudito médi-
co y buen prosista , dio á conocer el Anfitrión
de Plauto con la traducción que publicó de aque-
lla comedia en el año de 1515.
Bartolomé de Torres JNaharro (35), que vi-
ría en Italia por entonces, compuso ocho come-
dias en que manifestó mucho conocimiento de su
lengua , facilidad en la versificación , y talento dra-
mático. Apartándose de la manera tímida de com-
poner que Juan de la Encina habia seguido, dió
á sus coinedias mayor interés y extensión ; las di-
vidió en cinco jornadas , aumentó el número de
los personages, y pintó en ellos caracteres y afec-
tos convenientes á la fábula , adelantó el artificio
30 DISCURSO
<lc la composición, y sujetó algunas de sus pie-
zas á las unidades de acción , lugar y tiempo.
Representadas e' impresas en Italia pasaron á Es-
paña , en donde sucesivamente impresas y pro-
hibidas, y vueltas á imprimir (según el influjo
de las circunstancias) sirvieron de estudio á los
que entonces se aplicaron á cultivar la poesía
cómica.
Vasco Díaz Tanco ( 36 ) escribió tres trage-
dias (las primeras que se hicieron en España) to-
mando sus argumentos de la historia sagrada, las
cuales no han llegado á nosotros.
Las graciosas comedias (37) que Cristóbal de
Castillejo empezó á componer poco después, fue-
ron recibidas con mucho aplauso. Puede consi-
derarse este poeta como el último y acaso el me-
jor de la antigua lírica española , y en el géne-
ro cómico el mas digno sucesor de Torres ISa-
harro. Fecunda imaginación, conocimiento de cos-
tumbres, recto juicio, agudeza satírica , expresión
clara, versificación suave, tales prendas hicieron
estimables sus fábulas cómicas , al mismo tiempo
que las personas honestas las desaprobaron por
HISTÓRICO. 3 1
su falta de moralidad y desenvoltura de sus per-
sonages y situaciones.
En el ano de 1527 se celebró en Valladolid
con la representación de algunos autos el bau-
tismo de Felipe II. Estos cortos dramas, repre-
sentados en las calles y sitios públicos , los des-
empeñaban los cómicos, que ya en aquel tiempo
componían su caudal indistintamente de piezas
sagradas y profanas , aplicándolas según la oca-
sión lo requería.
Fernán Pérez de Oliva (38) tradujo en prosa
el Anfitrión de Plauto, la Electro, de Sófocles, y
la He'cuba de Eurípides. Su talento era mas á pro-
pósito para la gravedad de la tragedia que para los
chistes y ligereza cómica; y asi es que aunque la
versión que hizo de Plauto es inferior á la de Vi-
llalobos, en las dos tragedias elevó la prosa castella-
na á tanto decoro y robustez , que pudiera haber
servido de ejemplar á los que hubiesen querido
poner en la escena argumentos heroicos , pero no
tuvo imitadores. Estas piezas nunca se representa-
ron, y cuando llegaron á imprimirse, el mal gus-
to era ya general y dominante en nuestro teatro.
32 DISCURSO
Estos fueron los autores mas distinguidos que
cultivaron en España la poesía escénica antes del
año de 1540; pero no es posible pasar de esta
época sin hablar de las causas que empezaron á
motivar su corrupción. Las principales fueron fal-
ta de estímulos y recompensa en favor de los que
aplicaban su talento á este difícil género ; deci-
dida afición á todo lo maravilloso , efecto inme-
diato de la común lectura de los libros caballe-
rescos ; espíritu de mal entendida devoción que
profanó los sagrados misterios de la fé , hacién-
dolos asunto de las representaciones histriónicas;
abusos de la autoridad censoria.
Las universidades de España (39) aunque rec-
tificaron y amenizaron sus estudios, no alteraron
su organización antigua ; y en aquellas escuelas
generales en que la juventud debió hallar ense-
ñanza elemental de todas las ciencias, solo se en-
señaron la teología, los cánones, la jurispruden-
cia y la medicina. Be estas facultades las tres pri-
meras obtuvieron la preferencia : para ellas se es-
tablecieron colegios magníficos, para ellas se guar-
daron las mas altas dignidades del Estado: la ul-
HISTÓRICO. 33
tima , poco estimada de los que se dedicaban á
las otras, existia en razón de la importancia que
le ha dado en todos tiempos el miedo de morir;
pero el profesor mas eminente en ella no podia
aspirar jamas ni al premio, ni al honor que ob-
tenían un teólogo, un canonista ó un juriscon-
sulto. Las demás ciencias se consideraban como
auxiliares ó secundarias , y por consiguiente ni
el estudio de las lenguas , ni la erudición histó-
rica, ni la filosofía moral, ni la oratoria, ni la
poética , ni la amena literatura obtenían otra re-
compensa que la de facilitar á sus profesores una
cátedra en que poder ensenarlas ; y si estas que
servían mas inmediatamente á las facultades pri-
vilegiadas merecían tan escasos premios , ¿ cuál se-
ría el que se destinase á las ciencias naturales y
exactas? ¿y cuáles podían ser los progresos del
teatro? ¿ni quién habia de aplicarse á un estudio
tan difícil , tan apartado de las sendas de la for-
tuna , si desatendido de las clases mas elevadas , y
menospreciado de los que se llamaban doctos, era
solo el vulgo el que debia premiar y aplaudir sus
aciertos ?
Tomo I. 3
34 DISCURSO
En otra edad habían merecido las rudas pro-
ducciones de nuestra dramática mas favorable aco-
gimiento: los mas esclarecidos pcrsonages la pro-
tegieron y la cultivaron , siendo igualmente es-
timada en los palacios y en los templos ; pero
aquella época había pasado ya. Fernando el Ca-
tólico, cuyo desabrido carácter habían hecho mas
melancólico la vejez y las dolencias, nunca unió
las prendas de literato ni estudioso á las que tu-
vo de buen caballero, de político y prudente rey.
Germana de Fox, extrangera á nuestra lengua y
nuestras costumbres, no era la protectora que
mas convenia para fomentar el teatro. Felipe I y
toda su corte, venidos de Flandes para introdu-
cir en el palacio desconocidas etiquetas y cere-
monias, hecho esto, no hicieron mas; ni la tem-
prana muerte de aquel soberano permitió otra
cosa. Carlos V viajando (40) y guerreando mien-
tras reinó , flamenco , y rodeado de flamencos que
se disputaron con escandalosa codicia las dignida-
des y los tesoros de la nación , ni contribuyó al
esplendor de nuest ro teatro , ni supo conocer-
le : su corte ambulante y guerrera imitaba las
HISTÓRICO. 35
inclinaciones del monarca. Los tumultos y discor-
dia civil que alteraron las provincias en los pri-
meros años de su gobierno, fueron incidentes
poco favorables á los progresos de la escena es-
pañola.
Los libros de caballerías que empezaron á co-
nocerse en Europa hacia el siglo XI, se exten-
dieron por toda ella , y entretuvieron el ocio de
los que gustaban de leer: apasionados de todo lo
grande y extraordinario , suplieron con ellos el
abandono de la historia. En España imitando lo
que se habia escrito fuera de ella, se compuso el
libro de Amadis de Gaula acaso hacia la mitad
del siglo XIV, y después de él otros del mismo
ge'nero aunque menos ingeniosos no por eso me-
nos desatinados. Su crecido volumen , el coste
excesivo de las copias manuscritas (41), y por
consiguiente la escasez de sus ejemplares man-
tuvieron escondida esta perjudicial erudición en
las bibliotecas privadas de los reyes y de los gran-
des señores, y no pasaron á manos del pueblo,
ni pudo hacerse general su lectura hasta que la
imprenta economizando el tiempo y el coste , ha-
36 DISCURSO
lió el secreto de multiplicar prodigiosamente los
escritos en copias ide'nticas. La primera obra de
esta clase que se imprimió en España fue la cita-
da historia de Amadis , como la mas celebre de
todas ellas entre nosotros, y antes de acabarse el
siglo XV era ya la común lectura del pueblo.
En el siguiente se dieron muchos á imitar
aquel genero de ficción y aquel estilo ; y como
apartándose de la verdad de la naturaleza, en-
cuentra la fantasía espacios inmensos en que per-
derse, fue tal la abundancia de libros caballeres-
cos publicados en aquella centuria (42), que ellos
solos compondrían hoy una numerosa biblioteca,
si la pluma del mas excelente de nuestros nove-
listas no hubiera acelerado su exterminio, deján-
donos solo la memoria de que existieron. Ellos
depravaron el gusto de la multitud, presentán-
dole ficciones brillantes y maravillosas , otro or-
den físico y moral diferente de todo lo que exis-
te, otro universo y otros hombres. Hacinaron
prodigios para exaltar la fantasía, enredaron las
fábulas con artificiosa complicación de incidentes
para sostener en movimiento la curiosidad, y pin-
HISTÓRICO. 37
taron afectos heroicos ó tiernos para interesar el
corazón. Damas hermosísimas, príncipes, reyes y
emperadores: ausencias, zelos, placeres de amor,
torneos, divisas, conquistas, empresas temerarias,
fatigas sobrehumanas, torres de bronce, palacios
de cristal , lagos hirvientes , desiertos hórridos ,
islas nadantes, carros aéreos , hechiceros, fadas,
genios, monstruos, enanos, gigantes, dragones,
hipogrifos ; todo esto fue materia de aquellos li-
bros que llamaron historias. ¿ Cómo el pueblo
acostumbrado á ellas sabría contentarse en el tea-
tro con una ficción verosímil , imitada de la vida
dome'stica, animada con la expresión de los carac-
teres y afectos comunes, complicada por medios
naturales, desenlazada con imprevista y fácil so-
lución, y toda ella ingeniosamente dispuesta para
ensenar al auditorio verdades útiles, inspirándo-
le horror al vicio y amor á la virtud? Ni el ar-
te se hallaba tan adelantado que pudieran espe-
rarse muchas obras dramáticas con estos requi-
sitos, ni el concurso que había de oírlas (acos-
tumbrado en los libros caballerescos á invencio-
nes mas seductoras) era ya capaz de percibir y
38 DISCURSO
eslimar el mérito de una pieza teatral bien es-
crita. Asi fue que apenas se empezó á cultivar la
poesía escénica, los mismos que la adelantaron
contribuyeron á corromperla , mezclando en sus
composiciones personages é incidentes exagerados,
fantásticos, imposibles; y este error propagado de
unos en otros, y alentado por el aplauso que re-
cibía, inutilizó en adelante las prendas del inge-
nio y atropello los buenos principios de la fic-
ción dramática, cuyo objeto es la imitación de lo
que existe, de lo que ha existido, de lo que pue-
de existir entre los hombres.
A las maravillas del género romancesco se
añadieron las que son inherentes á la Religión;
y como sus misterios iban desterrándose de los
espectáculos que el pueblo acostumbraba á ver
en las iglesias, fácilmente pasaron á los tablados
públicos , y abrieron nueva senda á los poetas
para excitar la admiración con dramas sagrados,
en que la creencia común hacía verosímiles los
prodigios, y el total abandono del arte asegura-
ba los aplausos. De aqui resultó la multitud de
comedias de santos y de autos sacramentales ó
HISTÓRICO. 39
natalicios (43), que por tanto tiempo alimenta-
ron la equívoca devoción del vulgo, haciendo ca-
da vez mas difícil la reforma de nuestro teatro.
La poesía lírica no sujeta á la censura de la
plebe, libre en sus argumentos, bija de la fan-
tasía , inte'rprete de los propios afectos , emula
de los mas calificados originales, llegó en la plu-
ma de Garcilaso y de los que le siguieron á un
alto punto de belleza , que desde el dulce lamen-
tar de Salicio y Nemoroso hasta las sanias ceremo-
nias pías de Lupercio, la profecía del Tajo de
Luis de León, y la victoria de Lepanto celebra-
da por Hernando de Herrera , produjo admira-
bles obras; pero tanto distan entre sí los gene-
ros poéticos, eme lo que en uno es perfección, es
desacierto en otro. El uso de la pompa épica y de
los raptos y harmonía lírica mal aplicados á las
ficciones del teatro contribuyeron á descaminar
el gusto. La destemplada imaginación de los que
pusieron en la escena argumentos y personages
ni históricos ni posibles, mezcló todos los estilos,
y adoptó locuciones tan distantes de la verdad,
que la tragedia y la comedia á fuerza de peregri-
40 DISCURSO
nos adornos perdieron aquella decorosa sencillez
que debe caracterizarlas.
Las nuevas doctrinas que separaron de la co-
munión católica una gran parte de Europa, y el
recelo de que su introducción produjese iguales
males y escándalos en España dieron ocasión á
precauciones extraordinarias, eme quizá no se hu-
bieran tomado sin esta causa, imponiendo restric-
ciones á los ingenios y á la libertad de impri-
mir , y conteniendo en estrechos límites las ar-
tes de la imaginación , á quienes tal estado no era
ciertamente favorable. La autoridad sacrificó lo
útil á lo necesario, y contuvo los vuelos de la
ilustración en obsequio de la paz y tranquili-
dad del reino. Pero no fue de tal modo que se
sofocasen enteramente los esfuerzos y lozanía de
los talentos españoles ; y hoy en dia admiramos
las producciones de los que siguiendo la sublime
inspiración de las Musas, ilustraron en aquella
c'poca nuestras letras , y dejaron modelos que la
edad presente procura , y no siempre consigue
imitar.
En el año de 1548 se celebró en Vallado-
HISTÓRICO. 41
lid , ausente el emperador Carlos V, el casamien-
to de la infanta Doria María su hija con el ar-
chiduque Maximiliano. Para festejar á la corte se
representó en palacio una comedia adornada con
suntuoso aparato y decoraciones á imitación de
las que se hacían entonces en Piorna. Ningún in-
genio español mereció emplear su pluma en ob-
sequio de aquellos príncipes : la comedia se re-
presentó en italiano, como la habia escrito mu-
chos años antes su autor Ludovico Ariosto (44).
La prosa familiar aplicada al teatro no habia
tenido hasta aquella época escritores que la culti-
vasen, y este mérito le reservó la naturaleza pre-
cisamente en favor del que parecía menos dispues-
to á conseguirle. Un sevillano, hombre del pue-
blo, sin maestros, sin estudios, aplicado á ganar
la vida en un ejercicio mecánico, hizo en la esce-
na española una innovación plausible, y abrió á
los autores dramáticos un nuevo camino que no
acertaron á seguir. Tal fue Lope de Rueda (45),
que antes de la mitad del siglo XVI apareció en
los teatros de su patria como ingenioso autor y
gracioso representante.
42 DISCURSO
La Celestina y las demás novelas en prosa que
se hicieron á su imitación , tenían dos defectos
que en la escena son intolerables: erudición afec-
tada y pedantesca, y largos discursos de inopor-
tunas doctrinas , prescindiendo de la excesiva du-
ración de aquellas fábulas , que no se hicieron
para ser representadas sino meramente leidas.
Piueda, estudiándolas con prudente discernimien-
to , conoció sus defectos, imitó sus primores, y
acomodándose á la impaciencia del público (que
había de oirle en una plaza , en un corral ó un
almacén, de pie, apretado, y sujeto á continua
distracción), escribió pequeños dramas de tres ó
cuatro personas con una acción muy sencilla, ca-
racteres naturales, lenguage castizo, diálogo chis-
toso y popular. Compuso ademas algunas piezas
de mayor extensión con mas interés y artificio,
mezclando en ellas episodios poco necesarios, que
representaba separadamente cuando le convenia;
pero en estas piezas, queriendo imitar el gusto
que reinaba entonces en Italia, se apartó algunas
veces de aquella inapreciable sencillez que carac-
terizaba su talento dramático. Todavía fue mas
HISTÓRICO. 43
estimable en los ingeniosos coloquios pastoriles que
escribió en verso y se imprimieron después de su
muerte ; pero esta edición es absolutamente des-
conocida, y solo nos ha quedado uno entero y
un fragmento de otro. Por estas obras mereció el
nombre de padre del teatro español ; y en ellas
mismas, y en el testimonio unánime de los hom-
bres doctos que se las vieron representar, se ha-
llará la razón que tuvo su patria para colmarle
de elogios, y recomendar á la posteridad su me-
moria.
El valenciano Juan de Timoneda (46), con-
temporáneo suyo, su amigo y editor de sus obras,
le imitó en algunas piezas cómicas que compuso
en prosa , no desnudas de mérito por la facilidad
de la dicción , la rapidez del diálogo , y la regu-
laridad de la fábula. Las que hizo en verso no
merecen el mismo elogio , pues ademas de que la
versificación de Timoneda es trabajosa y desali-
ñada , queriendo darles novedad , se valió para
conseguirlo (aunque no en todas ellas) de inci-
dentes imposibles y personages maravillosos, que
no existiendo en la naturaleza, no son á propó-
44 DISCURSO
sito para el leatro. Hasla en esto quiso imitar á
Lope de Rueda ; que los descuidos de un hom-
bre celebre producen por lo común resultados
muy infelices.
Alonso de la Vega (47), representante y au-
tor de compañía , escribió algunas comedias en
prosa , que en su tiempo tuvieron mucha acepta-
ción; pero la buena crítica halla tantos defectos
en las tres que han llegado á nosotros, ya por la
composición de la fábula, ya por los caracteres y
el estilo, que no justifican el aplauso que sus con-
temporáneos le dieron.
A competencia de estos componían otros mu-
chos, de los cuales se conservan algunas obras,
ó la noticia de ellas. Las compañías cómicas (48)
vagaban por todas las provincias entreteniendo al
pueblo con sus comedias, tragedias, tragicome-
dias , églogas , coloquios , diálogos , pasos , repre-
sentaciones , autos , farsas y entremeses ; que to-
das estas denominaciones tenían las piezas dramá-
ticas que se escribieron entonces.
La propiedad (49) y decencia de los trages,
la decoración y aparato escénico se hallaban to-
HISTÓRICO. 45
davía en un atraso miserable ; porque como no
habia en ninguna villa ni ciudad teatro perma-
nente , y los actores se detenían muy poco en ca-
da una de ellas (no permitiéndoles mayor dilación
el escaso caudal de piezas que llevaban), no era
posible conducir por los caminos ni decoraciones,
ni máquinas, ni utensilios de escena, ni la pobre
ganancia que les resultaba de su ejercicio les per-
mitía mayores dispendios.
Duraban todavía los abusos que el concilio
de Aranda habia querido extinguir. Seguia cele-
brándose en el templo la fiesta ridicula de los
Inocentes , y los dramas sagrados cuyo uso había
tolerado aquel concilio, distaban mucho de la ho-
nesta y religiosa compostura que habia exigido en
ellos. Fue pues preciso que el concilio toledano
celebrado en los años de 1565 y 66 tomase
otra vez en consideración este punto , prohibien-
do de nuevo el grotesco regocijo de los Inocen-
tes (50), previniendo que no se interrumpiesen
los oficios divinos con ningún género de diver-
sión: que las representaciones no se hiciesen den-
tro de la iglesia, y que los obispos mandasen
46 DISCURSO
examinar previamente las piezas de asunto sagra-
do que se diesen al pueblo, repitiendo la prohi-
bición á los cle'rigos de vestirse de máscara, ni
representar en los citados espectáculos. En las de-
mas diócesis de España se repitieron sucesivamen-
te iguales providencias, y todo fue menester para
desterrar del santuario desórdenes tan escandalo-
sos, y sujetar á sus ministros á no ser histriones,
ni envilecer á vista del público la dignidad de
su carácter.
Quedaron pues reducidas las antiguas accio-
nes dramáticas de las iglesias á unos breves diá-
logos mezclados con canciones y danzas hones-
tas, que desempeñaban los sacristanes, mozos de
coro, cantores y acólitos en la fiesta de Navidad,
precediendo á su ejecución la censura del vicario
eclesiástico. Ya no intervenían patriarcas , profe-
tas, apóstoles, confesores ni mártires, sino án-
geles y pastores; figuras mas acomodadas á la
edad , al semblante , á la voz y estatura de los
niños y jóvenes que habían de hacerlas. De aquí
tuvieron origen las piezas cantadas que hoy <1 vi-
ran con el nombre de villancicos (ol), los cuales
HISTÓRICO. 47
mas artificiosos entonces que ahora , se compo-
nían de representación , canto , danza , acción mu-
da , trages , aparato y música instrumental.
Los dramas sagrados , históricos , alegóricos
ó morales, que por tantos anos habían sido eger-
cicio peculiar de los sacerdotes , desaparecieron
enteramente. INada se habia impreso: los cabildos
conservaban los manuscritos de estas obras como
propiedad suya , y asi les fue tan fácil destruirlas
todas. El mismo zelo religioso que las fomentó,
acabó con ellas después; y aunque efectivamente
ganó mucho en esto el decoro del templo y de
sus ministros , la historia literaria se resiente de
su pérdida.
Esta prohibición dio nuevo impulso á los tea-
tros públicos, en los cuales se vieron desde en-
tonces con mayor frecuencia composiciones sa-
gradas que atraían á la multitud : el número de
los autores dramáticos se fue aumentando, corno
igualmente el de las compañías cómicas. La emu-
lación de los actores, su intere's y el deseo de ser
aplaudidos les hizo adelantar en su arte , y nada
omitieron para añadir á sus espectáculos el apa-
48 DISCURSO
rato y brillantez, de que tanta necesidad tenían.
Un cómico natural de Toledo , llamado ]Na-
harro (52), autor de compañía , imentó los tea-
tros por los anos de 1570, que es decir, intro-
dujo en ellos decoraciones pintadas y movibles,
según el argumento lo requería: mudó el sitio de
la música, aumentó los trages, bizo varias altera-
ciones en las figuras de la comedia , puso en mo-
vimiento las máquinas, imitó las tempestades, y
animó sus fábulas con el aparato estrepitoso de
combates y ejércitos.
Ya se infiere de aqui que la dramática es-
pañola iba apartándose de aquella sencillez que la
había hecho estimable en las mejores composicio-
nes de los autores precedentes. Vanos fueron los
esfuerzos del docto anónimo (53) que en el ano
de 1555 publicó en Amberes una buena traduc-
ción de dos comedias de Plauto. El benemérito
humanista Pedro Simón Abril (54) dio á cono-
cer á sus compatriotas en los afíos de 1570 y 77
el Pluto de Aristófanes, la Medea de Eurípides
y las comedias de Terencio en lengua vulgar:
nada de esto sirvió de ejemplo á los que escri-
IIISTÓPtlCO. 49
bian para el teatro. Gerónimo Bermudez (55) en
el mismo año de 1577 presentó en su tragedia
de Nise lastimosa una acción interesante , paté-
tica , llena de situaciones verosímiles y afectuosas,
expresadas con grave y decoroso estilo. Las tra-
gedias en prosa de Fernán Pérez de Oliva , pu-
blicadas ya por Ambrosio de Morales , se leían
con estimación de los doctos, pero ninguno cui-
dó de imitarlas.
Otros literatos escribieron en la misma e'po-
ca comedias y tragedias latinas con apreciable re-
gularidad: obras de mera erudición, que no pu-
dieron influir en los adelantamientos del teatro.
D. Luis Zapata tradujo y publicó el arte poética
de Horacio: Juan Pérez de Castro la de Aristóte-
les . Alonso López, llamado el Pinciano, dio á luz
poco después una difusa y juiciosa poética , en que
reunió con buen gusto y elección los preceptos
de la dramática: todo fue inútil; la depravación
de la escena española era ya inevitable.
El sevillano Juan de Malara (56) fue uno de
los que mas contribuyeron á ella escribiendo dra-
mas desarreglados en que aplaudió el público mu-
Tomo I. 4
50 DISCURSO
chas veces la dicción fácil y sonora , con que su-
po hermosear los extravíos de su brillante ima-
ginación.
Juan de la Cueva (57), su compatriota, afluen-
te versificador, que cultivando todos los géneros
de la poesía para no ser perfecto en ninguno, si-
guió las huellas de Malara , empezó desde el afío
de 1579 á dar al público sus comedias y trage-
dias: oidas primero con general contento en Se-
villa, y repetidas después en todas las ciudades
del reino , sirviendo de modelos ó de disculpa á
los que con menos talento se propusieron imi-
tarle.
Entonces se vieron ya confundidos los ge'ne-
ros cómico y trágico en los argumentos de la fá-
bula , en los personages , en las pasiones y en el
estilo. Se adoptaron todas las combinaciones líri-
cas, épicas y elegiacas, olvidándose de la unidad
y conveniencia imitativa que pide la expresión de
los afectos y caracteres en el teatro. Empezó á des-
atenderse como cosa de poca estima la prosa dra-
mática, que en ambos géneros había llegado tan
cerca de la perfección, merced al estudio de al-
HISTÓRICO. 5 1
gunos beneméritos autores. Las comedias eran ya
novelas en verso, compuestas de patrañas inve-
rosímiles é inconexas : las tragedias un enredo
confuso, que se desataba á fuerza de atrocidades
repugnantes y feroces, ó una serie de situaciones
faltas de unidad y artificio, copiadas de la histo-
ria, sin que el autor pusiera otra cosa de su par-
te que el diálogo y los versos.
Asi hallo el teatro Miguel de Cervantes (58),
el cual bien lejos de contribuir á mejorarle, co-
mo pudiera haberlo hecho, solo atendió á bus-
car en él los socorros que necesitaba su habitual
pobreza, escribiendo como los demás, y olvidan-
do lo que sabia para acomodarse al gusto del
vulgo y merecer su aplauso.
Esta escuela, si tal debe llamarse, siguieron
después Cetina, Virués (59), Guevara, Luper-
cio de Argensola (60), Artieda (61), Saldaña, Co-
zar, Fuentes, Orliz, Berrio, Loyola, Mejía, Ve-
ga, Cisneros (62), Morales, y un número infi-
nito de poetas de menor celebridad, que flore-
cieron en Castilla, Andalucía y Valencia.
Hecho ya el teatro necesidad del pueblo , y
#
52 DISCURSO
multiplicándose por todas parles las compañías có-
micas, llegaron á establecerse en la corte, ocu-
pando los dos corrales (63) de la Cruz y el Prín-
cipe, construido el primero en el afío de 1579,
y el segundo en el de 1582.
En ellos empezaron á oirse con admiración
los fáciles versos del joven Lope de Vega, aquel
hombre extraordinario á cpiien la naturaleza do-
lo de imaginación tan fecunda, de tan afluente
vena poética , que en ninguna otra edad le ha
producido semejante. ISada estimaba el público
en los teatros si no era de Lope: los demás poe-
tas vieron que el único medio de adquirir aplau-
sos era imitarle, y por consiguiente abandonaron
el estudio de los buenos dramáticos de la antigüe-
dad, las doctrinas de los mejores críticos, y aque-
llos preceptos mas obvios que dicta por sí solo el
entendimiento sin necesidad del ejemplo ni de la
lectura.
Al acabarse el siglo XVI (64), no cumplidos
los cuarenta arios de su edad , ya había dado Lope
á los teatros mas de cuatrocientas comedias, im-
provisadas , ya se entiende , como todas las que
HISTÓRICO. 53
hizo después, como todas las demás obras que sa-
lieron de su pluma en prosa y en verso ; pero
si es admirable la fecundidad de su fantasía, que
nunca supo sujetar á los preceptos del arte , no
es menos de maravillar que improvisando siem-
pre, muchas veces acertó. Los que prescindien-
do de las infinitas bellezas que se bailan esparci-
das en sus composiciones dramáticas, gusten solo
de acriminar sus defectos, no les fallará materia
abundantísima para la censura ; pero si esta la
extienden hasta el punto de culpar á Lope como
corruptor de la escena española (65) , no halla-
rán las pruebas que se necesitan para apoyar una
acusación tan injusta.
Lope no desterró el buen gusto del teatro
que ya estaba enteramente perdido cuando él em-
pezó á escribir. Si algún cargo puede hace'rsele,
será solo el de no haber intentado corregirle; y
en efecto mucho podia esperarse de un talento
como el suyo, de su exquisita sensibilidad, de su
ardiente imaginación, de su natural afluencia, su
oido harmónico, su cultura y propiedad en el idio-
ma , su erudición y lectura inmensa de autores
54 DISCURSO
antiguos y modernos, su conocimiento práctico
nc caracteres y costumbres nacionales. Si con es-
tas prendas no aspiró á la gloria que adquirie-
ron en Francia algunos años después Corneille y
Moliere, esta es la sola culpa de que se le puede
acusar.
El teatro español que, como ya se ha dicho,
empezó en el templo, sujetaba á la ficción escé-
nica los misterios de la Religión. En el templo, y
después en las plazas y corrales, se oyó la voz de
Dios, la de Cristo, la de su divina Madre, la de
los apóstoles y mártires: los ángeles, los diablos,
los vicios y las virtudes eran figuras comunes en
aquellos dramas. Esto no lo inventó Lope, ya lo
halló establecido en los teatros de su nación. Si
enredó sus fábulas con inverosímil artificio, hu-
yendo el orden natural en que se suceden unos
á otros los acaecimientos de la vida , si mezcló
en ellas altos y humildes personages, acciones he-
roicas y plebeyas, si pasó los te'rminos del lugar
y el tiempo, si faltó á la historia y á los usos ca-
racterísticos de las naciones; los poetas que le ha-
bían precedido le dieron ejemplo. Si puso en el
HISTÓRICO. 55
teatro lo que solo cabe en las descripciones tic la
epopeya, lo que solo se permite á los movimien-
tos líricos, si aduló la ignorancia vulgar pintan-
do como posibles las apariciones, los pactos , los
hechizos y todos los delirios que una vana credu-
lidad autoriza ; otros antes que él habian hecho
lo mismo. Si se atrevió á mezclar entre sus figu-
ras las deidades gentílicas , cuya existencia es tan
absurda que destruye toda verosimilitud teatral;
nada hizo de nuevo, repitió solamente lo que ha-
lló practicado ya , lo que el pueblo había visto y
aplaudido por espacio de muchos anos. No cor-
rompió el teatro : se allanó á escribir según el
gusto que dominaba entonces: no trató de ense-
nar al vulgo, ni de rectificar sus ideas, sino de
agradarle para vender con estimación lo que com-
ponía, y aspiró á conciliar por este medio (poco
plausible) las lisonjas de su amor propio con los
aumentos de su fortuna.
El examen de sus obras dramáticas y las que
escribieron imitándole sus contemporáneos, las in-
novaciones que introdujo Calderón dando á la fá-
bula mayor artificio, los defectos, las bellezas de
56 DISCURSO HISTÓRICO,
nuestro Icatro y su influencia en los «lemas de Eu-
ropa durante todo el siglo XVII, su decadencia
en el siguiente , los esfuerzos que se lucieron pa-
ra su reforma , el estado en que hoy se halla y
los medios de mejorarle darán materia á quien
con mayores luces y menos próximo al sepulcro
se proponga continuar ilustrando esta parte de
nuestra literatura, que tanto puede influir en los
progresos del entendimiento, y en la corrección y
decoro de las costumbres privadas y públicas.
NOTAS.
(i) Los visogodos. Al empezar el siglo V ocuparon los v¡-
sogodos una parle de España , y en los sucesivos (vencidas
otras naciones bárbaras ) la dominaron toda. Cuando entra-
ron en ella hablaban con mas ó menos propiedad la lengua
latina, puesto que habia ya mas de medio siglo que atrave-
sando el Danubio se habían establecido en varias provincias
del imperio, primero en calidad de refugiados, después co-
mo aliados, y por último como enemigos y conquistadores.
La mayor parte de la nobleza gótica habia recibido su edu-
cación entre los romanos. Asi es que cuando llegaron á in-
ternarse en España , su lengua y sus costumbres eran las
mismas que tenían los pueblos vencidos.
Los autores españoles que ilorecieron durante la monar-
quía gótica, pertenecen exclusivamente á la baja latinidad.
Justiniano, Elpidio, Justo, Nebridio, Aprigio, Luciano, Se-
vero, Eutropio, Leandro, Juan Biclarense, Fulgencio, Má-
ximo, Isidoro, Balgasano, Sisebuto, Arluago, Paulo Eme-
ritense , Braulio, los dos Eugenios, Fructuoso, Ildefonso,
Orencio , Tajón , Juliano , Valerio ; todos escribieron en
latín.
Como los doctos y el vulgo tenian un mismo idioma con
la sola diferencia de que los unos le cultivaban en sus es-
58 NOTAS.
rrilos ron la pureza que les era dable, en tanto que la mul-
titud le. iba corrompiendo rada vez. mas, no es de admirar
que no se ronserve. ni un solo documento de la lengua gó-
tica. Ha sido estudio particular de algunos eruditos reunir
los vocablos que nos quedan de ella, y no hay mas que aña-
dir á sus investigaciones.
Pudieran acumularse citas sin número en apoyo de cuan-
to se acalia de decir. D. Tomas Sánchez redujo á estas pocas
lincas una aserción lan autorizada y tan evidente. Cuando
entraron en España los godos y demás naciones del Norte,
era vulgar y casi universal en todo nuestro continente la
lengua latina introducida por los romanos. Pero como los
godos que le dominaron después no aspiraron á introducir
la suya , se conformaron con la de los romanos vencidos,
introduciendo en la latina muchos vocablos de la gótica , de-
jando indeclinables los nombres porque lo eran en su idioma.
Usté fue el principio de la corrupción de la lengua latina en
España , y el origen del romance que ahora usamos.
Solo el deseo de opinar al revés de cuanto han dicho los
demás pudo determinar al traductor del Blair á decir que
la lengua, castellana es de origen godo: admitió con el tiem-
po vocablos latinos. Debe leerse precisamente lo contrario. La
lengua castellana es de origen latino: admitió con el tiem-
po vocablos godos.
(2) Durante la dinastía de los visogodos. Las naciones
bárbaras del Norte que invadieron á Europa, disfrutaron en
España como en todas las demás provincias del imperio ro-
mano, de los espectáculos del anfiteatro, del circo y de la
escena que hallaron establecidos; y ademas de los teatros de
madera que se construían en ocasiones particulares, existían
usuales todavía los que habia de piedra en las principales
ciudades de nuestra península: tales eran los de Sagunto,
NOTAS. 59
Acinipo, Carteya, Emérita Augusta y otros que yacen hoy
desconocidos en sus ruinas.
Desde el siglo IV en que el concilio iliberitano hizo men-
ción de los aurigas, pantomimos y cómicos, hasta el VII en
que todavía existian, se advierte la continuación de los es-
pectáculos que los godos adoptaron y sostuvieron. San Isido-
ro en sus Orígenes lib. i8, cap. 4l y 59 exhorta á los cris-
tianos á que se abstengan de las fiestas del circo, del anfi-
teatro y de la escena: lugares que según lo expresa aquel
santo doctor infectaba todavía la superstición gentílica, y
ofrecían á los ojos pompas y vanidades mundanas, cruelda-
des feroces, imágenes de lascivia y torpezas abominables. Por
los años de 620 Sisebuto depuso á Eusebio , obispo de Bar-
celona, é hizo poner otro en su lugar, como se entiende por
las mismas cartas sujas. La causa que se alegaba fue que en
el teatro los farsantes representaron algunas cosas tomadas
de la vana superstición de los dioses que ofendían las orejas
cristianas. Esta pareció por entonces culpa bastante por ha-
berlo el obispo permitido. Asi refiere Mariana esta anécdota
en su Historia general de España lib. 6.°
Resulta de aqui que noventa años antes de la irrup-
ción de los árabes duraban en España los espectáculos del
teatro, y puede inferirse con toda verosimilitud que conti-
nuaron hasta que Rodrigo perdió en Jerez la corona y la
vida. Esclava la nación en poder de los agarenos, solo una
pequeña parte de ella conservó su libertad al abrigo de mon-
tañas inaccesibles: desde alli fue dilatando progresivamente,
sus conquistas, y durante algunos siglos no conoció mas ocu-
paciones que la de pelear, ni mas arles que las necesarias á
la guerra. Si en alguna de las naciones de Europa cesaron
del todo las diversiones de la escena, ninguna tuvo como la
nuestra tanto motivo de abandonarlas.
60
3NOTAS.
(3) La poesía siguiendo los progresos, fkc. El primer poe-
ma castellano de los que hoy se conservan es el del Cid, es-
crito por desconocido autor á mitad del siglo XII, como lo
manifiesta su misma rusticidad. En él todo es deforme : el
lenguaje, el estilo, la versificación y la consonancia. La úni-
ca regularidad que se advierte (y no es plausible en un poe-
ma) es la de haber seguido en su narración el orden de los
sucesos según los refiere la historia.
El clérigo Joan Lorenzo, natural de Astorga, escribió pur
los años de i25o un poema de la vida de Ale ¡andró siguien-
do en general la narración de Quinto Curcio, añadiendo á
veces circunstancias y hechos fabulosos que halló en otros
autores. El lenguaje de Joan Lorenzo es ya mucho mas cul-
to que el del poema del Cid, la versificación mas sonora, la
consonancia mas exacta.
Por el mismo tiempo floreció el presbítero Gonzalo de
Berreo, que compuso entre otras obras poéticas la vida de
santo Domingo de Silos, la de san Millan, la de santa Oria
y el martirio de san Lorenzo. En ellas, ciñéndose con poca
invención al asunto histórico que se habia propuesto desem-
peñar, manifestó ilustrado talento, sencillez, fácil abundan-
cia, y líin puro y religioso candor (no desnudo de gracia en
el estilo ni de harmonía en los versos), que puede contarse
entre los que ilustraron el primitivo parnaso castellano co-
mo el mas digno cantor de la devoción y la virtud: sus ver-
sos anuncian la inocencia de sus costumbres. ¿Quién hay que
los lea sin prendarse del poeta que los compuso ?
Alfonso X , llamado con sobrada razón el Sabio , en-
tre varios monumentos que nos dejó de su literatura es-
cribió algunas composiciones poéticas en castellano y en ga-
llego, y las que dedicó á celebrar los milagros de la Virgen
se conservan con la música que les puso él mismo. Asi se
NOTAS. 61
cantaron durante algunos años en la catedral de Sevilla.
Séame lícito con este motivo exponer mi opinión acerca
del Libro de las querellas, y el de El Tesoro. No creo que
estas composiciones sean de Alfonso X. Cualquiera que tenga
conocimiento de los progresos de la lengua y poesía caste-
llana les dará dos siglos menos de antigüedad. Si las coteja
con las demás obras en verso de aquel rey hallará mas fun-
dada esta aserción, y si reílexiona que se hallaron entre los
manuscritos del marques de Villena , sospechará quién pudo
ser el verdadero autor, y á cual época pertenecen.
Hecha ya mención de los primeros autores de nuestra
poesía vulgar, no es de mi propósito continuar la serie de
todos ellos. Velazquez habló de esto, y después de él D. To-
mas Sánchez añadió cuantas noticias pudo adquirir su di-
ligencia.
(4) Los yoglares y joglaresas. Juglar del lalin jocula-
ris , músico de instrumento y voz, pantomimo y represen-
tante. La primera indicación que he podido hallar acerca de
los juglares en España, se encuentra en la crónica general,
en donde hablándose del casamiento de las hijas del Cid con
los condes de Carrion (que debió ser hacia el año de 1098)
se refiere que los juglares intervinieron en las fiestas cele-
bradas en Valencia con aquel motivo.
Lo mismo se verificó después cuando el Cid casó otra vez
á sus hijas con D. Ramiro , infante de Navarra , y D. Sancho,
infante de Aragón, según refiere también la citada crónica.
En un privilegio dado en Burgos por Alfonso VII en el
año de 1 136 firma entre otros un juglar con estas palabras:
Pallea juglar confirmat.
En los siglos posteriores se hace, frecuente mención de
los juglares, y á este fin pueden verse las Leyes de Parti-
da, las obras de Berceo y Joan Lorenzo , el manuscrito de
GS NOTAS.
cuentas de Sancho IV , la Historia de los reyes de Aragón
por Montaner, El conde Lucanor , las Obras del Arcipres-
te de Hila, la Historia del monasterio de Safiagun , el Ce-
remonial del rey D. Pedro de Aragón, y las noticias que el
P. Liciniano Saez sacó del archivo de Contos de Navarra.
La cita mas reciente que ha llegado á mi noticia relati-
va á juglares, es la que copió D. Tomas Sánchez del Can-
cionero de Iiaena , en donde se incluye una cantiga del poe-
ta Villasandino hecha por alabanza c loores de la redundan-
te ciudad de Sevilla , é presentóla en cavildo e fizo la cantar
con juglares delante de los oficiales , é ellos mandáronle dar
en aguinaldo cient doblas de oro por esta cantiga. Refiérese
esto á los principios del siglo XV, durante el cual aunque
las hahilidades de los juglares permanecieron, la denomina-
ción se fue olvidando y llegó á faltar enteramente en el uso
coman del idioma después de haher durado en él por espacio
de mas de cuatro siglos.
(5) No pertenecen al género dramático. Nasarrc dijo en
el prólogo á las comedias de Cervantes: Los árabes y moros
fueron en las representaciones con hechos, gestos y palabras
rnuy excelentes , ayudados del genio poético y elegante len-
guaje de su nación, como se hará ver cuando se publiquen
las reliquias de su literatura , que por felicidad grande se
han hallado poco ha en la famosa librería del Escorial , y
aun sin ellas se puede probar con nuestras historias. Lo cier-
to es que en nuestras historias nada se halla que autorice
tal opinión. En el Escorial no existe, ninguna composición
de teatro escrita por los árahes. Casiri que publicó la Biblio-
teca arábiga escurialense, ni vió ninguna ni adquirió siquie-
ra la noticia de. que entre los árabes se cultivase este gé-
nero de poesía. Jam vero árabes europaorum more, nec tra-
gvedias nec comcedias agunt ; an vero scripserint , altum apud
NOTAS. 63
scriplores silenlium. El erudito D. José Antonio Conde, á
quien merecí la mas cordial amistad y confianza , me ase-
guró repelidas veces que entre los muchos manuscritos que
habia leido y extractado para la formación de su Historia de
los árabes en España , no habia encontrado el menor in-
dicio de que en aquella nación se hubiese conocido nunca la
poesía teatral.
(C) Llegó á ser común , &c. No es dudable que la poesía
italiana trae su origen de la provenzal ó lemosina. En cuan-
to á la nuestra podemos asegurar que tuvo el mismo prin-
cipio luego que abandonó la imitación latina. De esta opi-
nión fue el marques de Santillana, el cual dijo: Extendiéron-
se , creo, de aquellas tierras y comarcas de los lemosinos es-
tas artes á los gallitos, é á esta postrimera é occidental par-
te que es la nuestra España , donde asaz prudente é fermo-
sámente se han usado Los catalanes , valencianos y aun
algunos del reino de Aragón fueron é son grandes of da-
les de esta arte Ovo entre ellos de señalados hombres, asi
en las invenciones corno en el metrificar.
D. Luis Velazquez dijo: Los poetas proveníales de Es-
paña de que tenemos noticia , suben hasta el siglo XI. En
él vivia D. Pedro I de Aragón si acaso es á él y no á D. Pe-
dro II á quien deben atribuirse los versos provenzales de que
habla Guillermo Castel. En el siglo XII los hizo D. Alfon-
so I de Aragón, y continúa nombrando algunos célebres poe-
tas catalanes y valencianos que cultivaron la poesía en len-
guaje lemosino hasta el siglo XVI. A estas noticias deben
añadirse las que recogió D. Tomas Sánchez relativas al mis-
mo propósito.
Los trovadores de Castilla escribieron en su propia len-
gua imitando á los provenzales y adoptando la medida y co-
locación de sus versos. Los aragoneses conquisieron algo en
64
NOTAS.
lemosino , y la mayor parte en castellano que. era su idio-
ma natural. Los portugueses en el suyo siguieron también la
misma escuela, es decir que el gusto, la versificación y el
lenguaje provenzal fueron generales en Cataluña y en Va-
lencia; pero los aragoneses, portnguescs y castellanos culti-
varon exclusivamente la suya introduciendo en ella las for-
mas poéticas que tomaron de los provenzales.
(7) Fueron célebres por el estudio de la Gaya sciencia.
Desde el siglo XII empezaron á florecer en la parle meri-
dional de Francia muchos trovadores cultivando la poesía
que se llamó provenzal. Dueños los condes de Barcelona de
grandes estados á la otra parte de los Pirineos, fácilmente
pasó á Cataluña el gusto de versificar, siendo una misma la
lengua vulgar en una y otra parte, la cual en lo sucesivo
se extendió a Valencia conquistada por el rey D. Jayme I.
En el libro que escribió el marques de Villena de la Gaya
sciencia , hablando de los progresos que hizo en la corona de
Aragón, dice: El rey D. Juan de Aragón primero de este
nombre , fijo del rey D. Pedro II, fizo solemne embajada
al rey de Francia pidiéndole mandase al colegio de trovado-
res que viniese á plantar en su reino el estudio de la Gaya
sciencia c obtavolo , ¿fundaron estudio de/la en la cibdad de
Barcelona dos mantenedores que vinieron de Tolosa para es-
to, ordenándolo de esta manera: Que oviese en el estudio ó
consistorio de esta sciencia en Barcelona cuatro mantenedo-
res ■• el uno caballero , el otro maestro en teología , el otro
en leyes , el otro honrado cibdadano ; é cuando alguno de es-
tos falleciese , fuese otro de su condición elegido por el cole-
gio de los trocadores é confirmado por el rey.
En tiempo del rey I). Martin su hermano fueron mas pri-
vilegiados é acrescentadas las rentas del consistorio para las
despensas f acederas , asi en la reparación de los libros del
NOTAS. 65
arle é vergas de plata de los vergucros que van delante de los
mantenedores ó sellos del consistorio , como en las jojas que
se dan cada mes é para celebrar las fiestas generales , é fi—
ciáronse en este tiempo muy señaladas obras que fueron dig-
nas de corona.
Después de muerto el rej D. Martin por los debates que
fueron en el reino de Aragón sobre la sucesión , ovieron de
partir algunos de los mantenedores é los principales del con-
sistorio para Tolosa , y cesó lo del colegio de Barcelona.
Las materias que se proponían en Barcelona estando allí
D. Enrique (habla de sí mismo), algunas veces loores de Sán-
ela María , otras de amores é de buenas costumbres. É lle-
gado el día prefigido congregábanse los mantenedores c tro-
vadores en el palacio donde yo estaba , y de alli partíamos
ordenadamente con los ver güeros delante , é los libros del ar-
te que traían y el registro ante los mantenedores c llegados
al dicho capítol , que ya estaba aparejado é emparamentado
de paños de pared al derredor c fecho un asiento de frente
con gradas en donde estaba D. Enrique en medio é los man-
tenedores de cada parte , c á nuestros pies los escribanos del
consistorio , é los ver güeros mas abajo, c el suelo cubierto de
tapicería é fechos dos circuitos de asientos donde estaban los
trovadores , c enmedio un bastimento cuadrado tan alto como
un altar cubierto de panos de oro , é encima puestos los libros
del arte é la joya , é á la man derecha estaba la silla alta
para el rey , que las mas veces era presente , é otra mucha
gente que se ende allegaba : é fecho silencio levantábase el
maestro en teología que era uno de los mantenedores, é facía
una presuposición con su tema y sus alegaciones y loores de
la Gaya sciencia é de aquella materia de que se había de
tratar en aquel consistorio, c tornábase á sentar. E luego uno
de los vergucros decía que los trovadores alli congregados es-
Tomo I. 5
66 NOTAS.
pandiesen y publicasen las obras que tenían hedías de la ma-
teria á ellos asinada; ¿ luego levantábase cada uno é leia la
obra <¡ue tenia fecha , en voz inteligible , c traíanlas escritas en
papeles damasquinos de diversas colores con letras de oro é
de plata , é iluminadoras fermosus lo mejor que cada uno
podía; é desque todas eran publicadas , cada uno las presen-
taba al escribano del consistorio.
Teníanse después dos consistorios , uno secreto y otro pú-
blico. Un el secreto facían todos juramento de juzgar dere-
chamente sin parcialidad alguna según las reglas del arte,
cual era mejor de las obras alli esaminadas ¿ leídas pun-
tuadamente por el escribano. Cada uno de ellos apuntaba los
vicios en ella cometidos, c señalábanse en las márgenes de
fuera. E todas asi requeridas , á la que era hallada sin vi-
cio , ó á la que tenia menos, era juzgada la joya por los
votos del consistorio.
Tin el público congregábanse los mantenedores é trovado-
res en el palacio , c D. Enrique partía dende con ellos como
está dicho para el capitulo de los frailes predicadores; ¿co-
locados é fecho silencio, yo les facía una presuposición loan-
do las obras que ellos habían feclu) , c declarando en especial
cual de ellas merescia la joya, é aquella la traía ya el es-
cribano del consistorio en pergamino bien iluminada é encima
puesta la corona de oro y firmábalo D. Enrique al pie, é
luego los mantenedores , c sellábala el escribano con el sello
pendiente del consistorio é traía la joya ante D. Enrique,
c llamado el que fizo aquella obra, entregábale la joya é la
obra coronada por memoria , la cual era asentada en el re-
gistro del consistorio , dando autoridad c licencia para que
se pudiera cantar é en público decir.
É acabado esto tornábamos de alli á palacio en orde-
nanza, ¿ iba entre dos mantenedores el que ganó la joya, é lie-
NOTAS. 67
róbale un mozo delante la joya con ministriles y trompe-
tas, é llegados á palacio hádales dar confites y vino; é lue-
go partían dende los mantenedores é trovadores con los mi-
nistriles c joya acompañando al que la ganó fasta su posa-
da, é mostrábase aquel ai'entage que Dios y natura ficie-
ron entre los claros ingenios é los obscuros. Orígenes de la
lengua española por Mayans.
(8) Los desposorios de sus principes. El docto Muratori
en sus disertaciones sobre las antigüedades de Italia nos da
«na idea de la pompa espléndida de tales fiestas. En cuanto
á los espectáculos teatrales que empezaron á usarse en aque-
lla nación, merecen consultarse entre muchas obras que tra-
tan de esto, la Historia literaria de Italia de Tiraboschi y
la de los teatros de Signorelli.
(9) Si del todo se habían perdido. A las comedias y tra-
gedias griegas ó latinas que se representaban por toda la ex-
tensión del imperio romano , sucedieron los mimos y pan-
tomimos, que durante los últimos emperadores gentiles lle-
garon á ocupar casi exclusivamente los teatros de Roma y
de las provincias sujetas á su dominación.
La paz dada á la Iglesia por Constantino en el siglo IV
no hizo cesar los acostumbrados espectáculos; apenas pudo
contener la sangrienta ferocidad del anfiteatro y reprimir en
la escena la torpe disolución de sus mimos y acciones mudas.
Constantino prohibió los gladiadores, obedeciéndose tan mal
su decreto que al cabo de muchos años Arcadio y Honorio
volvieron de nuevo á prohibirlos. El papa Gelasio I se lamen-
taba á fines del V siglo de la celebración de las fiestas lu-
percales , que su zelo y su autoridad no podian extinguir.
Tanto tardan las naciones en abandonar sus costumbres y
olvidar lo que las deleita.
Duraron pues los teatros con mas ó menos esplendor
68
NOTAS.
no solo en el Oriente (hasta que. en el siglo XV acabó aquel
imperio) sino también entre las demás naciones de Europa.
En España, como ya se ha dicho, cesaron con la irrupción
de los moros en el siglo \ 111. Véanse algunas pruebas de
la continuación de las fiestas teatrales supuesta siempre la
diferente forma «pie debieron ir adquiriendo con el trans-
curso de los años y la mudanza de las costumbres.
Siglo IV, concilio cartaginense 3.°, año de 5<j~. Ut sce-
nicis atque histrionibus cecterisque hujusmodi ¡n ¡ sonis i el apo—
Staticis conversis vel reversis ad Dominum gratiu reí recon-
ciliatio non negetur.
El poeta Ausonio, que murió á fines del mismo siglo, es-
cribiendo á su amigo Auxio Paulo, le dice en su epístola X:
Dactj lieos elegos cfioriambum carmen epodos
Socci et ehoturni musicam
Carpentis impone tuis: nam tola supellex
Vatum piorum charlea esl.
Y en la epístola XIV :
A llamen ut citius venias leviusque vehare
Historiam, mimos, carmina tinque dorni.
Siglo V, concilio africano, año de 4 '7- Petendum ab im-
peratore ut prohibeat spectaeula thcatrorum in diebus Do-
miniéis el aiiis Sanctorum festis.
Siglo VI. Teodorico mandó hacer en el teatro de Pom-
peyo en Roma las reparaciones que fueron necesarias, co-
mo se lee. en la epístola 5i de Casiodoro lib. 4-°» en que es-
cribiendo á Símaco le dice el rey: Et ideo theatri fabricam
magna se mole solventern , consilio vestro credimus csse ro-
NOTAS.
69
lorandam. En el mismo lugar hace mención de la existencia
de los mimos y pantomimos, y de la perfección á que habían
llegado en sus dias aquellas artes.
Atalarico su inmediato sucesor, escribiendo al senado ro-
mano dice (lib. 9 epístola 21 de la colección de Casiodo-
ro ) : Nam si opes nostras scenicis pro populi oblectatione lar-
gimur et ea studiosissirnc eonsequuntur , qui ndeo necessarii
non habenlitr , quanto magis Mis sirte dilatione prcebendcc
sunt , per quos et honesti mores proveniunt , et palatio nostro
facunda nuiriuñtur ingenia?
En el concilio constantinopolitano, año de 536, contra
los hereges acéfalos se dice hablando de Pedro uno de ellos :
quantum servavit voluptuosissimam affectionem circa Stepha-
nam scenicam , quam adducendo persuasione et blanditiis mo-
nasterio inique immittit et ornni tempore privatini et continuó
ipsi assidet.
Las anécdotas de la misma Teodora, elevada por Justi-
niano al tálamo y solio imperial, son tan conocidas en la
historia que sería ocioso repetirlas.
Siglo VII, concilio romano, año de 680 : Statuimus etiam
atque decernimus ut Episcopi, vcl quicumque ecclesiastici reli-
giosam vitam profcssi sunt, armis non utantur , nec citlia-
rwdos habcant , vcl qucccumquc siniplionia , nec quoscumquc
jocos vel lucios ante se pcrrnittant.
Concilio constantinopolitano III , año de 680. Omninb
prohibet hazc sánela et universalis sjnodus eos, qui dicuntur
rnimi , et eorum spcctacida , deinde venationum quoque spe-
etationes atque in secna salta/iones fieri Nec quid liceat eo-
rum qui in sacerdotali ordinc enumerantur vel monachorurn
in equorum curriculis subsistere , vel secnicos ludos sustinere.
Siglo VIH, en los capitulares de Carlo-Magno (por los años
de 790): ut episcopi ct abbatcs et abbcttisscc cuplas canum
70 NOTAS.
non habeont , nec f aleones , nec accipitres , nec joculatores.
Por el mismo tiempo el monge Alcuino exhortaba en
una de sus cartas á Angilherto, yerno de Cario Magno, á
que se abstuviese de asistir á los espectáculos del teatro. Ma-
billon, Anales benedictinos, lib. 26 núm. i3.
Siglo IX, concilio turonense, año de 81 3. Hfstrionum
quoque et obscenorurn insolentias jocorum et ipsi animo cecte-
visque sacerdotibus effugienda prcedicare debent.
Concilio aquisgranense , año de 816. Quod non oporteat
sacerdotes aut clericos quibuscumque spectaculis in secnis aut
i/i nuptiis interesse.
Concilio parisiense, año de 829. liare quippc a sanclis
viris peni tus sunt propcllenda , quibus magis convenit lugere,
quárn ad scurrilitates et stulliloquia et hislrionum obscenas
jocationes ct caleras vandales, qua: animum christianum a
rigorc succ rectitudinis cmollire solent , in cachinnos ora dis-
solvere.
Siglo X. En la oración del rey Edgar de Inglaterra, año
de <)f>; , se dice hablando de los vicios del clero. Dicam quod
boni ¡ugcnl , rnali rident , dicam dolens, et si lamen dic i po-
tes/ quomodo difjluant in comessationibus , in ebrietatibus , in
cubilibus et impudicitiis , ut jam domus clericorum putentür
prostíbulo rneretricum , conciliabulum histrionum.
En este siglo Roswila, religiosa benedictina de Grandes-
shcim, compuso en latin bárbaro seis dramas intitulados Gal-
licanusi Dulcitius : Cullimachus : Abratiamus heremita: Paph-
nutius, y Fides, spes et cháritas. Los argumentos de tales
piezas, y la calidad de la autora hacen creer que las compuso
para representarse en el templo según costumbre de aquella
edad, y á vista de un escogido auditorio.
Siglo XII. Un monge de Canterbury , llamado Guiller-
mo Stephanides ó Fitz Stepbcn, que escribió durante el rei-
NOTAS. 7 1
nado de Henrique II una obra intitulada Descriptio nobilis-
simce civitatis Londonice , dice en ella: ''Londres en vez de
las farsas ordinarias propias del teatro tiene dramas de un
asunto mas santo, representaciones de los milagros que los
santos confesores obraron , ó de los sufrimientos en que la
gloriosa constancia de los mártires se manifiesta. '> Biografía
dramática. Londres 1782.
A este siglo se refiere en la opinión de muchos eruditos
un drama latino escrito en Alemania intitulado Ludus pa-
schalis de adventu et interilu Antichristi. Son interlocutores
el Papa, el Emperador, los Soberanos de Francia, de la Gre-
cia y de Babilonia, el Anticristo, la Heregía , la Hipocresía,
la Sinagoga y el Gentilismo.
Siglo XIII, concilio lateranense, aiío de 1215. Clérici mi-
mis joculatoribus et histrionibus non intendant.
Concilio ravenatense, año de 1286. Ne clerici joculato-
res vel histriones a laicis transmissos recipiant.
Pertenecen á este siglo las primeras noticias que se con-
servan de la existencia de piezas dramáticas en España, orí-
genes de nuestro moderno teatro. Nadie duda que de esta épo-
ca en adelante continuaron estos espectáculos en todas las
naciones de Europa, y solo Grecia llegó á perderlos á fines
del siglo XV como ya se ha dicho.
(10) Los eclesiásticos, &c. Signorelli en su historia de
los teatros, lib. 3 dice: "II clero cui importaba che i popo-
li non venissero distratti dalla divozione, alia prima pro-
scrisse siffati spetacoli , indi cangiando condotta é seguendo lo
stile delle precedenti ctá (quando ad onta di divieti si videro
introdotli nelle chiese) ne ripiglio egli stesso l'usanza , eser-
citando Tarle istrionica é mascherandosi é cantando favole
profane nel santuario.
(11) En las demás naciones. Para comprobar esta aser-
72 NOTAS.
cion bastarán algunas ligeras indicaciones. El que aspire á
mayor nolicia la encontrará en las muchas obras extranje-
ras histórico-críticas que tratan de esto.
En 1423, dia de. Pascua de Resurrección, se hizo una re-
presentación en Padua en la gran plaza que se llama Prato
della Valle.
En 1264 se estableció en Roma la compañía llamada del
Con/alone, con el objeto principal de representar los miste-
rios de la Pasión de Jesucristo, como en efecto lo verificó por
espacio de muchos anos. En el de 1445 representaba en el
coliseo. En el de 1 584 sc imprimieron sus ordenanzas en
Roma.
En 1261 se estableció la compañía de Battuti en Trevi-
so, y uno de sus reglamentos dice que los canónigos de aque-
lla iglesia debían dar in armo quolibet dicta: scholcc dúos 1 Ir-
ricos sufficientes pro María et Angelo , ct be.nc instruclos ad
canendum in fes/o fiendo more sólito in die Annunciationis....
Cantores habeant sóidos X pro quolibet... in die Annuncia-
tionis B. M. V. cuín fiet rcprajsenta/io.
En 1298 el clero de Friuli dió una representación de la
Pasión de Jesucristo en el dia de Pentecostés. En el reino de
Nápoles se hicieron representaciones de este género, y la
que desde tiempo inmemorial se hacia en Lanciano (provin-
cia del Abruzo) en la noche del viernes santo que concluía
con una devota procesión, duró hasta el año de i"4<> en
que fue prohibida por el gobierno.
En i3o4 se hacia en Toscana una fiesta teatral en que
se imitaba el infierno con los diablos y los condenados que
daban ahullidos espantosos.
En el mismo año el cabildo y clero de Friuli representó
la creación de Adán y Eva, la Anunciación, y el parlo de
nuestra Señora.
NOTAS. 73
Durante aquel siglo se representaron por toda Italia la
conversión de la Magdalena y la de san Pablo.
En el siguiente se representó en Roma el drama sagra-
do de san Lorenzo y Paulo, y en la Semana Santa del año
de i452 se representaron los misterios de la Pasión en la
iglesia de santa Clara de Nápoles con magníficas decoracio-
nes y á presencia de Alfonso I.
En Flandes y Alemania se usaron igualmente estas fies-
tas sagradas. Federico Landgrave de Turingia asistió en la
ciudad de Eisenach en el año de 1^22 á una representación,
cuyo argumento era las vírgenes del Evangelio.
En la biografía dramática citada ya se dice hablando
del teatro inglés: el año de 1378 los estudiantes de la es-
cuela de san Pablo presentaron una petición á Ricardo II
suplicándole que prohibiese al pueblo ignorante representar
la historia del antiguo testamento con gran perjuicio de la
citada clerecía que tenia hechos grandes gastos para repre-
sentarla en la Pascua de Navidad.
Cerca de doce años después, esto es, en el de. i3go, los
curas de las parroquias de Londr es se dice haber represen-
tado farsas en Skinncrs-VFcll el 18, 19 y 20 de julio , y
en el de i4°9 <'¿ décimo ano de Henríque IV representaron
en Clerkenvell ( pozo de los clérigos ) , que tomó su nombre
de la costumbre de representar farsas alli los curas de las
parroquias , una farsa que se repitió por ocho dias consecuti-
vos, en la cual se trataba de la creación del mundo , y acu-
dió á verla la mayor parte de la nobleza y caballeros del
reino.
Consta que en 1578 representaron los coristas de san Pa-
blo piezas dramáticas , y cerca de doce años después de esto,
se dice haber representado misterios los curas de las parro-
quias de Londres en Skinners-Well.
7 U NOTAS.
Por los años de i38o se hacian ya en Francia represen-
taciones de moralidades y misterios.
En 1402 los Hermanos de la Pasión, obtenida licencia
de Carlos VI, establecieron su teatro en París, y represen-
taron durante aquel siglo farsas de la Pasión y misterios del
antiguo Testamento. En la que se atribuye al obispo de An-
gers intervenían el Padre Eterno, Jesucristo , Lucifer , Sa-
tanás, la Magdalena y algunos de sus amantes. Lucifer daba
una paliza á Satanás por no haber sabido tentar á Cristo
como era menester. La hija de la Cananea con los diablos en
el cuerpo se desahogaba diciendo mil torpezas y desatinos.
El alma de Judas no pudiendo salir por la boca que habia
besado al divino Maestro, se escapaba por otra parte, lle-
vándose de camino las entrañas del mal apóstol. Satanás vo-
laba al pináculo con Jesucristo acuestas. Esto se representa-
ba en la capital de Francia á mediados del siglo XV, y esto
duró hasta pasado el XVI.
Pertenecen á esta última época, ademas de las vidas y
milagros de los santos reducidas á acción dramática, las mo-
ralidades y misterios intitulados Encarnación y Nacimien-
to de nuestro Señor Jesucristo. Misterio de la Pasión. La Re-
surrección de Cristo. Misterio del caballero que dio su mugcr
al diablo. Las actas de los apóstoles. La Asunción de nues-
tra Señora. Combate de la carne y del espíritu. Misterio de
la Encarnación de nuestra Señora. El diluvio universal. Mo-
ralidad del hijo de perdición que ahorcó á su padre. Tra-
gedia del nacimiento y creación del mundo , &c. &c.
( i 2) Indicó á los eclesiásticos , &c. Los clérigos non de-
ben jugar dados nin envolverse con tafurcs nin atenerse con
ellos , nin deben entrar en tabernas á beber , fueras ende si lo
■ficieren por premia andando camino, nin deben ser facedores
de juegos de escarnios por que los vengan á ver gentes como
NOTAS. 75
se facen. É si otros ornes los ficieren , non deben los clérigos
lii venir por que facen hi muchas villanías é desaposturas.
Nin deben otrosí estas cosas facer en las eglesias: antes de-
cirnos que los deben echar de ellas de shonr adámente á los que
lo Jicieren: ca la eglesia de Dios es fecha para orar é non
para facer escarnios en ella , ca asi lo dijo nuestro Señor
Jesucristo en el Evangelio ; que la su casa era llamada casa
de oración , é non debe ser fecha cueva de ladrones. Pero re-
presentación hay que pueden los clérigos facer , asi como de la
nacencia de nuestro Señor Jesucristo en que muestra como el
ángel vino ú los pastores , c como les dijo como era Jesucris-
to nacido. E otrosí de su aparición como los tres Reyes Ma-
gos le vinieron á adorar. É de su resurrección que muestra
que fue crucificado é resucitó al tercero día: tales cosas como
estas que mueven al orne á facer bien é á haber devoción en
la fé , puedenlas facer , é demás, por que los ornes hayan
remembranza que según aquellas fueron las otras fechas de
verdad. Mas esto deben facer apuestamente é con muy grand
devoción c en las cibdades grandes donde oviere Arzobispos
ó Obispos, é con su mandado de ellos ó de los otros que to-
vieren sus veces, é non lo deben facer en las aldeas. i.a Par-
tida, tit. VI, Ley 34.
( 1 3) El mismo Alfonso X , &c. Otrosí los que son jugla-
res é los remedadores c los facedores de los zaharrones que
publicamente andan por el pueblo ó cantan ó facen juegos
por precio, esto es por que se envilecen ante otros por aquel
precio que les dan. Mas los que tañeren estrumentos ó can-
tasen por facer solaz á si mesmos , ó por facer placer á sus
amigos ó dar solaz á los reyes ó á los otros señores, non se-
rian por ende enfamados. 7.a Partida, til. VI, Ley /¡.
Ilust/-es personas son llamadas en latín las personas hon-
radas é de gran guisa é que son puestos en dignidades asi co-
76 NOTAS.
mo los reyes é los que descienden de ellos , e los rondes , f.
otrosí los que descienden rlrllos, c los otros ornes lutnrados se-
mejanies deslos. B estos titules, romo quier que según las le-
yes pueden rrrrbir las barraganas , tales rnugeres ya que non
deben reci bir asi rumo la sierra o fija de sieroa. Nin otrosí,
la que fuese aforrada nin su fija , nin juglaresa nin sus fijas,
nin tabernera , nin regatera , nin alcahueta nin sus fijas,
nin otra persona de aquellas que son llamadas riles por ra-
zón de si mismas , 6 por razón de aquellas dó descendieren;
ra non seria guisada cosa que la sangre de los nobles fuese
embargada nin ayuntada á tan viles rnugeres. E si alguno
de los sobredichos friere contra esto , si om'ese de tal muger
fijo según las leyes , non seria llamado Jijo natural, ante se-
ria llamado spurio , que quier tanto decir romo fornecino. E
demás tal fijo romo este non debe partir en los bienes del pa-
dre, nin es el padre temido de criarle si non quisiere. IV Par-
tida, tit. XIV, Ley 3.
(i4) Tenia á su servicio, &c. En los libros de cuentas
de este rey pertenecientes al año de iaqPi se hace mención
de los vestidos y raciones que se. daban en palacio á quince
tamboreros ú ornes de los alambores , á cuatro tromperos, á
dos saltadores y á los joglares ó músicos del tamboret, del
ayabeba , del añafil , de la rola, y al maestro de los órganos.
Dábase ración á uno que tocaba el tamboril, llamado Juanot.
Los saltadores parece que eran moros, uno de ellos se llama-
ba Fate. Habia rnugeres músicas de voz y de instrumentos,
y en una de las partidas se. apunta lo que costó un asno
para las juglaresas. Existe este curioso manuscrito en la Real
Biblioteca de Madrid.
(i 5) El ilustre D. Juan Manuel , &c. Floreció en los rei-
nados de Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI. La histo-
ria refiere sus acciones militares y políticas ; la literatura
NOTAS. 7 7
conserva noticias de las doctas obras que compuso, si Lien
hasta ahora solo se ha publicado por medio de la prensa la
del Conde Lucanor. Escribió ademas la Crónica de España:
el Libro de los Sabios: Libro del Caballero y del Escudero:
Libro del Infante: Libro de Caballeros: Libro de la Caza:
Libro de los Engeños: Libro de los Cantares: Libro de los
Ejemplos: Libro de los Consejos. Estas obras existieron en el
monasterio de PP. Dominicos de san Pablo de la villa de
Péñafiél: alli estaban hace dos siglos y medio. ¿Quién sabe
en dónde pararán ahora, ó si habrán perecido como otras
muchas que la ignorancia y el total abandono de los bue-
nos estudios ha dejado perecer?
El docto alemán Bouterwek se inclinó á creer que cier-
tos versos que se hallan en el Cancionero general , fuesen
compuestos por el que escribió el Conde Lucanor ; pero no
son de él, sino de algunos de sus descendientes, que según
la cultura del lenguage y la corrección de los versos, debió
florecer muy poco antes de la publicación del Cancionero.
Una sola reflexión bastará para comprobarlo. En el roman-
ce que cita Bouterwek se hace mención de los frailes del
Paular. El infante D. Juan Manuel murió en el ano 1 3 4 7 >
y el convento del Paular se fundó en el de i44°-
(íC) Juan Ruiz , Arcipreste de Hila. Son muy escasas las
noticias que nos han quedado de este autor. Se cree que fue
natural de Alcalá de Henares, y que murió de edad avan-
zada antes del ano de i3Si.
De los poemas misceláneos (dijo D. Juan Antonio Pelli-
cer) de que se compone este códice del Arcipreste de Hita,
el mas principal es la fábula en que se finge que por con-
sejo de la diosa P'enus , y con la tercería de la vieja Tro-
ta-conventos , consigue D. Melón de la Huerta casarse con
una viuda llamada Doña Endrina. Pero este poema no es
78 NOTAS.
parto original del Arcipreste, sin embargo de su fecundo in-
genio. Hallóle inventado por un poeta de la baja latinidad,
y de el le adoptó. Hay en efecto un poema jocoso atribuido á
Ovidio intitulado de Velula. Habla de él Fabricio (Bifol. La-
tina, tomo i pág. 277), y dice que se atribuye á Ovidio sin
ningún fundamento , y que acaso es obra de Panfilo Mau-
rlliano, monge que floreció en la media edad. Hace mención
de dos ediciones que se hicieron de él , una en el año de 1 4 ' o
y otra en el de 1471 (no conoció otra de 1 5 t 1 que he vis-
to en la curiosa librería de mi amigo 1). Manuel Silbela),
pero omite la única que se ha tenido presente para esta ad-
vertencia publicada en París año de i55o con este título:
Pamphilus de amore cum commento familiari, en 4°: cons-
ta de treinta y cuatro hojas con texto y comentario. El au-
tor de este es Antonio Proto, que antes que Fabricio y otros
conoció que no era obra de Ovidio porque es fácil de cono-
cer , pues solo es semejante á las de aquel poeta en la mate-
ria amatoria de que trata , ó por mejor decir , antes que
todos lo descubrió nuestro Arcipreste , que habló de Ovidio y
Pdnflo como dos poetas distintos, si ya no es que entonces
no se hubiesen aún confundido. Está escrito en hexámetros y
pentámetros , es dramático: introdúceme en él cuatro perso-
nas que son Venus , Pánfilo , una vieja, y una doncella lla-
mada Calatea; divídese en cinco actos De este breve ex-
tracto resulta que sobre esta tela tejió el Arcipreste de Hila
su poema exótico de las bodas de D. Melón de la Huerta
con la hija de D. Endrino y Doña liana. En él se observan
trasladados los pensamientos y comparaciones del poema la-
tino. Pero esta traducción es tan libre y parafrástica , y el
interprete supo con la agudeza de su ingenio y amenidad
de su imaginación añadir tantas cosas ya de suyo, ya to-
madas de Ovidio, que hizo una como obra nueva, pero en
NOTAS. 79
quien siempre se trasluce la trama agena, &c. Véase la co-
lección de poesías castellanas anteriores al siglo XV por D. To-
mas Sánchez, tomo IV.
(17) Combinaciones j medidas de versos, &c. Prescindien-
do de la irregular versificación del poema del Cid, en que se
hallan versos de doce , catorce , quince , diez y seis y diez y
ocho sílabas , y considerando las composiciones posteriores
escritas ya con mayor cultura y exactitud por los trovadores
del XIII y XIV siglo , vemos en ellas diferentes medidas de
versos colocados con mayor artificio.
De cuatro sílabas.
Madre de Dios gloriosa,
Virgen Santa María
fija é leal esposa
del tu fijo Mesía.
Tú , Señora ,
dame agora
la tu gracia toda hora
que te sirva todavía.
De seis sí/abas.
Encima del puerto
coidé ser muerto
de nieve é de frió,
c dése rosio,
é de grand eluda.
1L á la decida
di una corrida:
fallé una serrana
NOTAS.
fermosa, lozana,
¿ bien colorada.
Dije yo á ella:
homillome , bella.
Uis lú que bien corres ,
aquí non te engorres ,
anda lu jornada.
De siete sílabas.
Sino es lo que jo (¡uiero,
quiera jo lo que es.
Si pesar he primera,
placer habré después.
T ened esto por cierto :
ca es verdad probada
que honra j vicio grande
no han una morada.
De ocho sí/abas.
Muy fuerte fue la contienda
Dios ajuda á los cristianos ,
Kl Arráz volvió la rienda ,
é fuió con sus paganos.
Si por el vicio ó folgura
la buena fama perdemos ,
la vida muj poco dura;
denostados fincaremos.
NOTAS.
De nueve y diez sílabas.
Por que trovar é cousa en que yaz
entendimiento por en quen ó faz,
á ó deber é de razón assaz:
por que entenda é sabia dicer ,
á que entend é de decir lie praz;
cá ben trovar assi s1 á de facer.
En el comienzo debe orne monstrar
á su muger como debe pasar.
De once sílabas.
Non aventures mucho tu riqueza
por conseio de orne que ha pobreza.
Por falso dicho de orne mentiroso
no pierdas al amigo provechoso.
Non castigues al moro maltray éndole ;
mas dile como vayas apiadándole.
Quiero seguir á ti, flor de las flores,
siempre desir , cantar de tus loores.
De doce sílabas.
Maguer que algunos te hayan errado,
por eso non dejes facer aguisado.
A esta mi danza trax de presente
estas dos doncellas que vedes fermosas:
ellas vinieron de muy mala mente
á oir mis canciones , que son dolorosos.
Tomo I.
6
82
NOTAS.
De catorce sílabas.
Era esta manceba de Dios enamorada;
por otras vanidades non daba ella nada;
ninna era de dias, de seso acabada ;
mas querrie ser ciega <¡ue veerse casada.
Con paz é seguranza es buena la pobreza ,
al rico temeroso es pobre la riqueza ;
siempre tiene recelo, v con miedo tristeza;
la pobredat alegre es segura nobleza.
(18) Muchos instrumentos , &c. En varias obras antiguas,
y particularmente en las poesías del Arcipreste de Hita se
hace mención de los instrumentos que se usaban antes de la
mitad del siglo XIV , cuyos nombres no será ocioso copiar
aqui. Arpa, Alambor, Ajabeba, Albogue, Albogon, Adedura,
Añafil, Albardana , Adufe, Atabal, Bibuela, Biliuela de pén-
dola, Bihuela de arco, Baldosa, Caño entero, Cbirimía, Ca-
ramillo, Citóla, Dulcema, Guitarra, Guitarra morisca, Gui-
tarra latina, Giga, Galipe francés, Laúd, Mandarria, Me-
dio caño, Ministril, Odrecillo francés, Orabin , Organo,
Pandero, Panderete, Babé, Babé morisco, Bota, Salterio,
Sinfonía, Sonajas, Tamborete, Trompa, Zampoña. En las
obras manuscritas de Alfonso X existentes en la biblioteca
del Escorial se bailan pintados algunos de los instrumentos
de que va hecha mención.
(19) En la coronación , &c. É comforen tots aseguts , en
Romaset jutglar canta altes teus un serventesch davant lo
senyor Rey nooell , quel senjor Infant en Pcre hach feit á
honor del dit senjor Rey , é la sentencia del dit serventesch
era aytal quel senyor Infant li dix en aquell que significaba
NOTAS.
83
la corona, é el pom é la verga é scgons la signiftcanza lo
senyor Rey que debía fer. É apres com lo dit Romaset hach
dit lo dit servcntesch en comi dix una canzó nooella que hanch
fejta lo dit senjor Infant en Pere , é perzó com en corni
canta milis que nulhom de Catalunya , dónala á ell que la
cantas , é com la hach cantada é llevas en Novcllet juzglar,
é dix en parlant setcents versos rimats quel dit senyor In-
fant en Pere habia novellament feyts. Montaner, Crónica de
los reyes de Aragón.
(20) Que se ha creído de aquel tiempo, &c. Véase el nú-
mero 1 ,° del catálogo.
(21) Escribió piezas dramáticas , &c. Pedro González de
Mendoza mi abuelo usó una manera de decir cantares asi
como fénicos , plautinos y terencianos también en estrambo-
tes como en serranas. Marques de Santillana en su Proemio
al Condestable.
(22) Los célebres italianos, &c. Giiido Cavalcanti murió
en el año de 1000. Dante en el de i32i. Ciño de Pistoya en
el de 1 3 36 , y Petrarca en el de 1 3 7 4-
(23) Los romances históricos y amorosos. El origen de
nuestros romances se pierde en la obscuridad del tiempo:
solo sabemos que los castellanos tornaron de los árabes esta
composición métrica. Conde, en el prólogo de su estimable
historia de los árabes en España dijo: Como la erudición y
la poesía eran una parte principal de la educación caballe-
resca de nuestros árabes, y sirven tanto para notar su inge-
nio y sus costumbres , no he querido privar á mi historia de
este ornato de gusto arábigo , pues no hay entre ellos historia
alguna de mérito que no esté adornada de versos con mas
ó menos profusión. Por eso he insertado los que me han pa-
recido mas característicos , y que por lo regular tienen rela-
ción con los sucesos históricos. Aun en esta parte he querido
84
NOTAS.
imitarlos en la traducción , haciéndola en nuestros versos de
romance, </i/c es genero mas usado en la métrica arábiga de
donde procede sin (Jada. Y los he hecho imprimir corno ellos
los escriben, porque cada dos versos de nuestros romances
equivalen á uno arábigo aue ellos dividen en dos parles. ^ éase
por ejemplo uno muy corto de los que Conde incluyó en la
citada historia: es composición de uno de los poetas favo-
recidos de Almanzor, que le enviaba en el invierno un cesto
de rosas.
Cuando yo de mi jardín te envió las rosas bellas,
lo extraña la gente y dice con admiración de verlas:
feliz se apresura el año, flor temprana el prado lleva;
ó es que el tiempo de Almanzor es perpetua primavera.
Fernando III dió repartimientos en Sevilla á dos trova-
dores que le acompañaron en la conquista «le aquella ciudad,
llamados el uno Nicolás de los romances , y el otro Domin-
go Abad de los romances.
Los romances mas antiguos que hoy conocemos perte-
necen al reinado de Juan el II: los anteriores todos se han
perdido. Tal vez pudieran hallarse algunos entre las poe-
sías manuscritas de D. Juan Manuel, si por fortuna llegasen
á parecer algún dia.
Este género se fue perfeccionando como las demás com-
binaciones líricas, y en él se expresaron afectos delicados ó
heroicos, según los varios argumentos á que supieron apli-
carle. Góngora y los que le imitaron mejor desempeñaron
con mucho acierto esta parte de nuestra poesía nacional.
En el siglo anterior D. Vicente García de la Huerta y
D. Nicolás Fernandez de Moratin renovaron la composición
de romances históricos; y en los amorosos manifestó Me-
lendez su delicada sensibilidad y su buen gusto.
NOTAS. 85
(24) Una comedia alegórica , &c. Véase el núm. 2 del
catálogo. Cervantes no tuvo razón en decir que él habia sido
el primero que representase las imaginaciones y los pensa-
mientos escondidos del alma , sacando //guras morales al tea-
tro. Desde que el nuestro empezó á existir, incurrieron al-
gunos autores dramáticos en este desacierto. Ya se habia vis-
to en él la muerte, la justicia, la faina, la verdad, la ra-
zón, la fortuna , la misericordia, el amor, la paz, el tiempo,
el sueño , el consuelo , el remedio , el mundo y la carne, an-
tes que le ocurriese á Cervantes hacer hablar en sus come-
dias á la enfermedad , el hambre , la curiosidad , la guerra,
la necesidad , la desesperación , el temor , la ocasión y los zelos.
(2 5) Los mas ilustres personages , &c. En el Cancionero
general , compilado por Hernando del Castillo , impreso en
Valencia en el año de i5ii se halla una lista de ciento
treinta y seis autores, cuyas obras se incluyen en el cita-
do Cancionero. Muchos de ellos pertenecen al reinado de
D. Juan el II, y los últimos al de los reyes Católicos, y aun-
que no es de este lugar mencionarlos todos, dará una idea
del ardor con que se cultivó la poesía en aquellos tiempos
la enumeración de los siguientes poetas pertenecientes á la
mas alta nobleza de España.
Duque de Medinasidonia. Duque de Alba. Duque de Al-
burquerque. Marques de Santillana. Marques de Astorga. Mar-
ques de Villena. Marques de Villa-franca. Conde de Oliva. Con-
de de Benavcntc. Conde de Haro. Conde de Rwadeo. Conde de
Coruña. Conde de Castro. Conde de Feria. Conde de Ureña.
Conde de Paredes. Conde de Ribagorza. Vizconde de Altami-
ra. Almirante de Castilla. Adelantado de Murcia. Mariscal
Sayavedra. Fernán Pérez de Guzman. Gómez Manrique. Lo-
pe de Estúñiga. D. Enrique Hcnriqucz. D. Diego López de
Haro. D. Iñigo de Velasco. D. Luis de Vivero. D. Antonio
86 NOTAS.
de Vclasvo. D. Alonso de Silva. I). Rodrigo Manrique. D. Juan
de Meneses. D. Alvaro de Buzan. D. Alonso de Cardona.
D. Carlos de Guevara. D. Pedro de Acuña, &c. Si hoy se.
tratase de publicar una colección de poesías de los que han
cultivado este arte en los cien años últimos, no sería posi-
ble enriquecerla con nombres tan ilustres.
(26) Hubo grandes fiestas , &c. El Rey hizo gran fies-
ta ú la Reyna en tanto que en Soria estuvo: se hicieron gran-
des fies/as donde salieron los caballeros ricamente habillados,
> después de aquellas se hicieron danzas y momos. Crónica
de D. Juan el II.
(27) El Marques de Santillana , &c. Entre las muchas
obras poéticas de. este célebre literato se conserva una titu-
lada Comedida de Ponza. Cualquiera presumirá por este tí-
tulo que fuese una pieza teatral, pero ni es comedia ni diá-
logo representa ble ; es un poema escrito en coplas de arte
mayor en que el poeta propone, invoca, describe, rellexio-
na , refiere y lleva al cabo su difusa narración, mezclando
en ella varios razonamientos de las dos reinas de Aragón,
la de Navarra y la infanta Dona Catalina. Bocado las con-
suela, y la fortuna les promete la próxima libertad de los
reyes de Aragón y Navarra , presos por los genoveses en la
batalla naval de Ponza el dia 25 de agosto de 1 43 5. Si se
pregunta por qué llamó comedia á este poema, podrá decir-
se que tuvo las mismas razones que el Dante para dar igual
denominación al sujo.
(28) Y representaciones teatrales. Y en los tres dias si-
guientes hubo danzas de los caballeros y gentiles hombres en
palacio y momos y toros y juegos de cañas. Crónica de
D. Juan el II.
(29) Se ignora todavía el autor y el titulo. Véase el nú-
mero 3 del catálogo.
NOTAS. 87
(30) Autor de un diálogo, &c. Véase el núm. 4 del calálogo.
(31) Se prohibió á los clérigos, &c. Ab ecclesia ubi re-
demplor noster Jesús , in cujas nomine omnc gemiflectitur,
jugiier pro nobis immolatur , turpitudo quocque mérito est abo-
lenda. Quia vero quccdarn tarn in Metropolitanis quam in Ca-
thedralibus et aliis ecclesiis nostrcc provincia: consuetudo ino-
levit et videlicet in festis Nativitatis Domini nostri Jesu Chri-
Sti , et sanctorurn Stephani, Joannis et Innocentium aliisque
certis diebus fcstivis , etiam in solemnitatibus Missarum nova-
rum (dum divina aguntur) ludí theatrales , larva:, monstra,
spectacula, necnon quam plurirna inhonesta et diversa figmen-
ta in ecclesiis introducuntur , tumultuat iones quoque et turpia
carmina et derissorii sermones dicuntur , adeo quod divinum
ofjicium impcdiunt et populum reddunt indevotum: nos hanc
corruptelam sacro approbante Concilio, revocantes , hujusmo-
di larvas , ludos , monstra , spectacula , figmenta , tumultúa-
tiones fieri , carmina quoque turpia et sermones itticitos dici,
tam in Metropolitanis quam Cathedralibus ca:lerisque nostra:
provincia: ecclesiis dum divina celebrantur pra'senlium serie
omnino prohibcmus : statuentes niltilominus , ut clerici , qui
pramissa ludibrio, et inhonesta figmenta officiis divinis im-
miscuerint aut immisccri permiserint , si in prafalis Metro-
politanis seu Cathedralibus ecclesiis Beneficiati cxtilcrint , ex
ipso per mensem portionibus suis mulctentur ; si vero in Pa-
rochialibus fuerint Beneficiad triginla et si Beneficiati non
fuerint quindecim , regalium panam incurrant fabricis eccle-
siarum et lerlio Sjnodali a:qualiler applicandam. Per hoc
tamen honestas reprozsentationes, et devota qua: populum ad
devotionem movent , tam in prafiatis diebus quam in aliis , non
intendimus prohibere.
(3a) Juan de la Encina. Véase desde el número 5 has-
ta el 17 del catálogo.
88
NOTAS.
(.Vi) Intitulada Celestina. La primera edición de la Ce-
lestina se hizo en Salamanca en el año de i 5oo. Algún tiem-
po antes corría manuscrita entre los curiosos toda la parte
que compone el primer acto, que unos atribuyen á Juan de
Mena, y otros á Rodrigo de Cola. El bachiller en leyes Fer-
nando de Rojas, natural de la Puebla de Montalban, anadió
veinte actos al que halló escrito, en lo cual ocupó quince dias
de vacaciones, que á decir verdad no pudieron ser mejor
empleados.
Si él mismo ignoraba quién había compuesto lo que ha-
lló inédito, difícil será, si no imposible, averiguarlo ahora;
baste decir que ni se reconoce en el primer acto el estilo de
Juan de Mena, ni se puede comparar con el de Cota, pues-
to que solo se conservan de. estos autores composiciones en
verso. El que examine con el debido estudio el primer acto
y los veinte añadidos, no hallará diferencia notable entre
ellos, y si tíos fallase la noticia que dió acerca de esto Fer-
nando de Rojas, leeríamos aquel libro como producción de
lina sola pluma. Expongo mi opinión apartándome, de la del
autor del Diálogo de las lenguas, y de los que le han co-
piado después. Creo en fin que el primer autor no pudo ser
muy anterior al segundo, y que el ignorarse quién haya com-
puesto una obra anónima nunca ha sido razón bastante pa-
ra suponerla muy antigua.
Como la tragedia griega se compuso de los relieves de
Homero, la comedia española debió sus primeras formas á
la Celestina. Esta novela dramática escrita en excelente prosa
castellana, con una fábula regular, variada por medio de si-
tuaciones verosímiles é interesantes, animada con la expre-
sión de caracteres y afectos, la fiel pintura de costumbres
nacionales, y un diálogo abundante de donaires cómicos, fue
objeto del estudio de cuantos en el siglo XVI compusieron
NOTAS. 89
para el teatro. Tiene defectos que un hombre inteligente ha-
ría desaparecer sin añadir por su parle una sílaba al texto;
y entonces conservando todas sus bellezas, pudiéramos con-
siderarla como una de las obras mas clásicas que ha produ-
cido la literatura española.
Las ediciones de la Celestina de que he podido adquirir
noticia, y de las cuales la mayor parte he tenido presente,
son las que siguen.
Año de i5oo Salamanca. = i5oi por Estanislao Polono,
Sevilla. = 1 5o 2 Sevilla. = 1 5 1 4 por Tanotti da Car troné, Mi -
Ian.= i5i5 Venecia. = i 5a3 Sevilla. = i 5a5 Venecia. = i 52g
por Juan Viñao, Valencia. = i 534 por Eslefano Sabio, Ve-
necia. =i535 Venecia. = i 538 por Juan de Ayala, Toledo.=
i53g Sevilla. = i 553 por Gabriel Giolito, Venecia. = 1 5 58
por los herederos de Juan de Sunta , Salamanca. = 1571 por
Juan de Canova, Cuenca. = 1 563 por Francisco de Corme-
llas, Alcalá. = 1569 por Francisco de Robles, Alcalá. = «56g
por Martin Mares, Salamanca. = 1570 por Matías Gast, Sa-
lamanca. = 1 5g 1 por Fernando Ramírez, Alcalá. = i5g5 ofi-
cina plantiniana , Amberes.= 1 5gg oficina plantiniana, Am-
beres. = 1601 oficina plantiniana, Amberes. = 160 1 por
Andrés Sánchez, Madrid. = 16 ig por Juan de la Cuesta,
Madrid. = i633 con traducción francesa por Carlos Laba-
yen, Pamplona. = 1 634 Rúan. = 1644 con traducción fran-
cesa por Carlos Osmont. = Por D. León de Amarita, Ma-
drid 1822.
(34) Francisco de Villalobos , &c. Véase el número 20
del catálogo.
(35) Bartolomé de Torres Naharro , &c. Véase, desde el
número 21 hasta el 2g del catálogo. Tuve entre mis libros
la rarísima edición de Roma de 1 5 1 7 en folio, letra gótica,
de la cual ninguno de nuestros bibliógrafos tuvo noticia.
90 NOTAS.
Era dádiva de D. Gaspar de Jovollanos, que hahia ilustrado
con ñolas marginales de su mano algunos pasages del texto:
circunstancias que añadidas á la singularidad del libro, le
hacian para mí mucho mas precioso. Las revueltas de los
tiempos me privaron de esta rara y apreciable alhaja, sin
que después me haya sido posible averiguar su paradero.
(36) Vasco Din z Tanco. Véanse los números 3o, .', i y
3 2 del catálogo.
(3;) Las graciosas comedias, &c. Véase el número 35
del catálogo.
(38) Fernán Pérez de Oliva, Véanse los números 43,
44 y 4^ del catálogo.
(3g) Las universidades , &c. D. Gaspar de Jovellanos en
un informe dirigido al rey, durante su ministerio, le decia:
Hubo un tiempo en que España saliendo de los siglos obs-
curos , se dio con ansia á las letras : convencida al principio
de que iodos los conocimientos humanos estaban depositados
en las obras de los antiguos , trató de conocerlas : conocidas,
trató de publicarlas é ilustrarlas ; y publicadas , se dejó ar-
rastrar con preferencia de aquellas en que mas brillaba el
ingenio y lisonjeaban mas el gusto y la imaginación. No se
procuró buscar en estas la verdad , sino la elegancia ; y mien-
tras descuidaba los conocimientos útiles, se fue con ansia tras
de las chispéis del ingenio que brillaban en ellas Vino des-
pués otra época en que los riesgos de la religión arrebataron
toda su atención hdeia su estudio. Vino el tiempo de las he-
regias y las sectas , tanto mas ominosas á los estudios , cuan-
to entrándose á discurrir sobre los derechos de los principes
y los pueblos , parecían atacar la autoridad pública , y pre-
sentar la horrible imagen de la anarquía y del desorden. Des-
de entonces las ciencias eclesiásticas merecieron todo su cui-
dado , y de cuantos progresos hicieron en ellas pueden ser
NOTAS. 91
ejemplo el Concilio Tridentino , y las insignes obras que nos
dejaron. En esta época nacieron nuestras universidades for-
madas para el mismo objeto y sobre el mismo gusto. Ellas
fueron desde el principio unos cuerpos eclesiásticos ; como ta-
les se fundaron con autoridad pontificia. Tuvieron la prefe-
rencia en las asignaciones de sus cátedras la teología y el
derecho canónico. La filosofa se cultivó solamente como un
preliminar para entrar á estas ciencias , y aun la jurispru-
dencia y la medicina hubieran sido descuidadas , si el amor
del hombre á la vida y á los bienes pudiera olvidar el apre-
cio de sus defensores. No hablaré aqui de los vicios de esta
enseñanza , que de una parte eran derivados del estudio gene-
ral de la literatura de Europa , y de otra inherentes á la
constitución misma de estos cuerpos. En la renovación de los
estudios el mundo literario fue peripatético ; y el método es-
colástico, su hijo mal nacido, fijó en todo él la enseñanza.
Mas ó menos tarde fueron las naciones sacudiendo este yugo...
la nuestra le siente todavía.
(4o) Carlos V viajando y guerreando , &c. Sus empresas
políticas y militares le iuvicron casi siempre ausente de Es-
paña, en donde no habia corte ni residencia estable para
el soberano ni para los grandes caballeros y caudillos que le
acompañaban. Dos veces estuvo en Africa , dos en Inglaterra,
cuatro en Francia, siete en Italia, nueve en Alemania y
diez en Flandes.
(4 0 El coste excesivo, &c. En una de las eruditas notas
con que ilustró el P. Liciniano Saez su tratado de las mo-
nedas del reinado de Henrique III, se hallan noticias inte-
resantes acerca de la escasez de libros, y su excesivo costean-
tes de la invención de la prensa. No será inoportuno resu-
mir aqui parte de ellas.
Alfonso X en la Partida 2.a Ley XI del título 3i previ-
99 NOTAS.
no lo siguiente: Estacionarios ha menester que haya en Inda
estudio general para ser cornplido que tenga en sus estaciones
buenos libros é legibles é verdaderos de texto c de glosa : que
los loguen á los escolares para facer por ellos libros de nue-
vo , ó para enmendar los que tosiesen escritos , &c. &c.
El Arcediano de Alcor que vivia en el año de dice
que había tanla falta de libros en Castilla que se. arrenda-
ban por años, y vallan á las fábricas de las iglesias cate-
drales que los lenian muchos maravedís Se arrendaba el
uso de ellos cada año públicamente á dinero, á quien mas
daba á la iglesia.
El abate Pluche en su obra del Espectáculo de la natu-
raleza, dice: En un hermoso ejemplar manuscrito délos cá-
nones de Graciano que se guarda con mucho cuidado en la
biblioteca de los PP. Celestinos de París , nos advierte el co-
piante ( al mismo tiempo que. nos dice su nombre y patria )
que tardo veinte y un meses en acabar la copia. Con que en
esta suposición seria menester para sacar cuatro mil ejem-
plares de esta colección emplear cuatro mil copiantes cerca
de dos años , o un copiante continuado por espacio de casi
ocho mil años, cosa que puede hacerse hoy en menos de cua-
tro meses.
La librería mas copiosa de que pudo hallar noticia el
P. Liciniano, es la que tenían los condes de Benavente en
la fortaleza de aquella villa á mediados del siglo XV. Todo
el catálogo de ella contiene unos ciento veinte volúmenes,
debiendo advertirse que muchos de ellos son duplicados,
puesto que. solo de Tito Livio había ocho copias mas ó me-
nos completas.
Mas numerosa debió ser la librería del marques de Vi-
llena , pues con los lomos que se sacaron de ella se llena-
ron dos carros.
NOTAS. 93
Por el dinero que hoy cuestan dos mil volúmenes, ape-
nas podrían entonces adquirirse cincuenta. La lectura está-
La reservada á los muy ricos; el pueblo no le/a.
(42) La abundancia de libros caballerescos , &c. Para dar
una idea del entusiasmo con que se recibieron en España las
ficciones de la andante caballería , cuánto debieron influir
en la opinión y en las costumbres, y qué gusto fantástico
debieron excitar en la multitud que se entregó á tan perju-
dicial lectura, bastará presentar una lista de las que se pu-
blicaron desde los últimos años del siglo XV hasta fines del
XVI, suponiéndose que en la que he formado no se incluyen
todas, ni era posible, sino aquellas únicamente de cuya exis-
tencia he hallado noticia. Debe advertirse que muchas de
estas obras se reimprimieron, según la aceptación que ha-
bían adquirido.
Cárcel de Amor , por Diego Hernández de San Pedro, en
Burgos año de 1 4o*J-
El Baladro del sabio Merlin con sus profecías , en Bur-
gos 1498.
Merlin y Demanda del Santo Grial , Sevilla iSoo.
Historia, de los nobles caballeros Oliveros de Castilla y
Artús de Algarve , Sevilla 1507.
El sexto libro de Amadis de Gaula , en que se cuentan
los grandes hechos de Florisando , principe de Cantuaria , su
sobrino , fijo del rey Flor están, por Paez de Bivera, Sala-
manca 1 5 1 o.
Tirante el Blanco de Rocasalada , caballero de la Jar-
retiera , que por su alta caballería alcanzó á ser príncipe y
Cesar de Grecia, Valladolíd 1 5 1 1 .
Historia amorosa de Flores y Blancaflor , i5i2.
Crónica del caballero Cifar , Sevilla i5i2.
Libro del esforzado caballero conde Pantinoples , que
94 NOTAS.
fue emperador de Constantinopla , Alcalá de limares i 5 1 5.
Historia del valeroso caballero Polisman Florido , que
por olro nombre se llamó el caballero del desierto, el cual
por su gran esfuerzo y mucho saber alcanzó á ser rey de Bo-
hemia , por Fernando Bernal, Valencia 1 5 1 7 .
Libro del esforzado caballero Alderique traducido en len-
gua española, Valencia 1 5 1 9.
Libro del muy esforzado caballero Claribalte , nuevamen-
te venido á esta lengua castellana , por Gonzalo Fernandez
de Oviedo, Valencia i5ir).
Los cuatro libros del caballero Amadis de Gaula , por
García Ordoñez de Montalvo, impresos por Antonio de Sa-
lamanca 1 5 1 g.
Crónica del emperador Clarismundo , por Juan de Bar-
ros, Coimbra i52o.
Historia de D. Olivante de Laura, por Antonio de Tor-
quemada.
El séptimo libro de Amadis, en el cual se trata de los
grandes fechos en armas de Lisuarte de Grecia , fijo de Es-
plandian , y de Perion de Gaula, Sevilla i52j.
Libro del noble y esforzado caballero Reinaldos de Mbn-
talban, y de las grandes proezas y cstraños hechos en ar-
mas que él y Roldan y todos los doce pares Paladinos hi-
cieron, Sevilla i5a5.
Historia de la linda Magalona , hija del rey de Ñapóles,
y de Pierrcs, hijo del conde de Procenza , Toledo 1526.
Historia de Gresil y Mirabella , con la disputa de Tor-
rellas y Branzayda , por Juan de Flores, Toledo 1.S26.
Libro del famoso caballero Pa/mcrin de Oliva , que por
el mundo grandes hechos en armas hizo, sin saber cuyo hijo
fuese. Venecia i5a6.
Historia del caballero D. Polindo, Toledo 1526.
1N0TAS. 95
Libro de caballería celestial del pie de la rosa fragante,
por Gerónimo de San Pedro.
Libro primero del esforzado caballero D. Ciarían de Lan-
danis, hijo del noble rey Lautedon de Suecia , por Gerónimo
López, Sevilla 1527.
La cuarta parte de D. Ciarían, en la cual se tratan los
grandes hechos de Lidaman de Ganail , hijo de Rivamon de
Ganail y de la princesa Daribea , Toledo i5a8.
Libro del esforzado caballero D. Tristan de Leonis , y de
sus grandes hechos en armas, Sevilla 1528.
Historia de Lanzarole del Lago.
Historia del emperador Carlo-Magno y de los doce pares
de Francia, por Nicolás de Piamonle, Sevilla 1528.
Los tres libros del caballero Primalcon , Toledo 1528.
Libro del caballero Florindo, 1S28.
Crónica llamada el triunfo de los nueve preciados de la
fama, en la cual se contienen las vidas de cada uno, y los
excelentes hechos en armas y grandes proezas que cada uno
hizo en su vida , con la vida del muy famoso caballero Bel-
tran de Guesclin , condestable que fue de Francia y duque de
Molina, nuevamente traducida de lenguaje francés en nues-
tro vulgar castellano , por el honorable varón Antonio Ro-
dríguez Portugal , principal rey de armas del rey nuestro
señor, Lisboa iS3o.
Crónica del muy valiente caballero Plalir , hijo del em-
perador Primaleon , Valladolid 1 5 3 3.
Historia de Henrique , hijo de Doña Oliva, rey de Je-
rusalcn y emperador de Constant inopia , Sevilla 1 533.
Historia de los caballeros Tablante de Ricamonle y Jo-
fre, hijo del conde Donaron, por Ñuño de Garay.
Libro primero y segundo de Mor gante y Roldan y Rei-
naldos, Valencia i535.
96 NOTAS.
Crónica del muy valiente Arnadís de Grecia , llamado el
caballero de la ardiente espada , Sevilla \jL,i.
Crónica del principe D. Florando de Inglaterra , Lisboa
i545.
Los cuatro libros del valeroso caballero D. Cirongilío de
Tracia , hijo del noble rey Elesfron de Macedonia , según los
escribió Novarco en griego y Promusis en latín , por Ber-
nardo de Vargas, Sevilla i545.
Historia de los altos hechos de Silvis de la Selva , hijo
de Amadis de Grecia.
Libro de los honestos amores de Peregrino y de Ginebra,
por Hernando Diaz, Salamanca 1 548.
¿05 cuatro libros del muy noble y valeroso caballero Fé-
lix Magno , hijo del rey Falangrés de la Gran Bretaña y de
la reina Clarinea, Sevilla i 5 43.
Historia de los amores del caballero París y de la in-
fanta Viena.
Historia del caballero Florimon.
Espejo de caballerías , en el cual se trata de los fechos
de D. Roldan y de Reinaldos , Sevilla i55o.
Segunda parte del esforzado caballero D. Ciarían de Lan-
danis y de su hijo Floramante de Colonia , por Gerónimo
López, Sevilla i55o.
Crónica de Palmerin de Inglaterra , primera y segunda
parte.
Historia del famoso principe Steramundi de Grecia.
Historia de la reina Sevilla, Burgos i55i.
La primera parte de la cuarta de la Crónica del exce-
lentísimo principe I). Florisel de Nif/uea , que fue escrita en
griego por Galersis , y sacada en latín por Filastrcs Campa-
neo, por Feliciano de Silva, Salamanca i55i.
Libro segundo de la cuarta parte del excelente principe
NOTAS. 97
D. Flor ¡sel de Niquea , en que se trata principalmente de los
amores del principe D. Rogcl y de la muy hermosa Archi-
sidea , por Feliciano de Silva, Salamanca iS5i.
Caballerías de Ciar indo de Grecia , por Tris tan Gómez
de Castro.
Historia de los amores de Clareo y Florisea con los tra-
bajos de Isea , por Alonso Nuiiez de Reinoso, Venecia i55 2.
Historia del principe Félix Marte de Hircania , tradu-
cida de lengua toscana por Melchor Ortega , Valladolid i556.
Libro undécimo de Amadis , en el cual se trata prin-
cipalmente de los hechos de Rogel de Grecia y de Agesilao
de Coicos.
Trapisonda. Historia de D. Reinaldos de Montalban , em-
perador de Trapisonda , primera , segunda y tercera parte,
por Luis Dominguez, Toledo i558.
Leandro el Bel según le compuso el sabio rey Artidoro
en lengua griega, Toledo i563.
Libro del invencible caballero Lepolemo , hijo del empera-
dor de Alemania , y de los hechos que hizo, llamándose el
caballero de la Cruz, Toledo i56í.
Libro segundo del emperador Palmerin de Oliva , en que
se cuentan los hechos de Primaleon y Polendos sus hijos,
Medina del Campo i563.
Tercera y cuarta parte de Palmerin de Inglaterra , por
Diego Fernandez de Lisboa.
Historia del invicto y magnánimo caballero I). Crist alian
de España , principe de Trapisonda , y del infante Luccs-
canio su hermano , hijos del emperador Lindelel , enmenda-
da por Doña Beatriz Bernal , Alcalá de Henares i566.
La Crónica de los muy valientes caballeros D. Florisel
de Niquea y el fuerte Anaxartcs , hijos del excelente princi-
pe Amadis de Grecia, enmendada del estilo antiguo según
Tomo I. 7
98 NOTAS.
la escribió Zirfea reina de Argines, por el noble caballero
Feliciano de Silva, Lisboa i 566.
Historia del valiente caballero Flora/nbel de Lucea , hijo
del rey Florirteo de Escocia.
Historia del principe Erasto, hijo del emperador Diocle-
ciano , por Pedro de la Vega, Amberes i 5 7 3 .
Libro primero del valeroso é invencible principe D. Be-
lianis de Grecia, sacado de la lengua griega, en la cual le
escribió el sabio Friston , por un bijo del virtuoso varón To-
ribio Fernandez, Burgos i5;q.
Selva de aventuras, por Gerónimo de Contrcras, León
de Francia i 58o.
La bella Clotalda y cerco de París , por Bernardo de
la Vega.
El espejo de. principes y caballeros. Parte primera divi-
dida en tres libros , en los cuales se cuentan las inmortales
proezas del caballero del Febo y de su hermano Rosicler , hi-
jos del gran Trebacio emperador de Omstantinopla , con las
altas caballerías y amores de la hermosísima y valerosa
princesa C/aridiana , y de otr os grandes principes y caballe-
ros, por Diego Ordoñez de Calahorra, Pedro de la Sierra,
Marcos Martínez y Feliciano de Silva, Zaragoza i58o.
Libro primero de los famosos hechos del principe Celidon
de Iberia, por Gonzalo Gómez de Loque, Alcalá de Hena-
res i584-
Las sergas de Esplandian , quinto libro de Amadis de
(Jaula, por García Ordoñez de Montalvo, Zaragoza 1 51 8 7 .
Libro de caballerías, por Simón de Silveira.
Historia de Luzman y Arbolea, por Gerónimo de Con-
treras.
Florando de Castilla, lauro de caballeros, por Gerónimo
de Huerta, Alcalá de Henares i 588.
NOTAS.
99
(43) Comedias de Santos. ¿Pues qué si venimos á las co-
medias divinas ? ¿ Qué de milagros falsos fingen en ellas , qué
de cosas apócrifas y mal entendidas? atribuyendo á un san-
to los milagros de otro, y aun en las humanas se atreven
á hacer milagros sin mas respeto ni consideración que pa-
r caerles que alli estará bien el tal milagro y apariencia , co-
mo ellos llaman , para que gente ignorante se admire y ven-
ga ú la comedia : que todo esto es en perjuicio de la verdad
y en menoscabo de las historias , y aun en oprobio de los in-
genios españoles. Cervantes. D. Quijote. Parte i.a cap. 48.
(44) autor Ludovico Arioslo. Sandoval en la Historia
de Carlos V dice : Y al cabo de tres ó cuatro días que fue-
ron casados , se representó en palacio una comedia de Ludo-
vico Ariosto en la forma de teatro y cenas ( escenas ) que
los romanos solían representar , que fue cosa real y suntuosa.
Calvete refiere lo mismo en su P'iage del principe D. Felipe.
(45) Tal fue Lope de Rueda , &c. Véanse en el catálogo
los números 66 hasta 73, desde 7S hasta 78, desde el 80
al 82, y desde 89 al g3.
(46) El valenciano Juan de Timoneda. Véanse los nú-
meros g5 y 96, y desde el 106 hasta el 118 del calálogo.
(47) Alonso de la Vega, &c. Véanse en el catálogo los
números 100, 104 y 10 5.
(48) Las compañías cómicas , &c. A las reducidas com-
pañías de farsantes que empezaron á conocerse en Castilla á
principios del siglo XVI sucedieron otras mas numerosas,
en las cuales ya habia músicos y cantores, y mugeres que
representasen. En la pragmática de Carlos V y Doña Juana
su madre, hecha en Toledo en el año de 1 534 , se dice : Man-
damos que lo que cerca de los trages está prohibido y man-
dado por las leyes de este titulo, se entienda asimismo con
los comediantes hombres y mugeres , músicos y las demás per-
100
NOTAS.
sorins que asistan en las comedias para cantar y tañer , los
cuales incurran en las mismas penas <¡ue cerca de esto están
impuestas.
Las diversiones leal rales pasaron de Castilla á Portugal,
y el rey D. Manuel asistió con su familia y su corte á las
representaciones que daba en Lisboa el célebre farsante y
poeta portugués Gil Vicente, autor de. muchas piezas cómi-
cas portuguesas y castellanas. Ayudábale á componerlas y re-
citarlas su bija Paula Vicente, insigne actriz, que fue en su
tiempo la admiración de Lisboa no menos por su ingenio
felicísimo y sus gracias y hermosura, que por su conduela
honesta y virtuosa. Continuaron los portugueses en todo aquel
siglo cultivando el arte dramática, y entre ellos merecen
particular mención Francisco Saa de Miranda, autor de dos
comedias Os Estrangeiros , y Os Vilhálpandos , Antonio Fer-
reyra que escribió la tragedia intitulada Castro, y el gran
Luis de-Camoens, de quien se conservan dos comedias, una
O Rey Scleuco , y otra Os Amfitrioens. La enumeración de
los demás poelas dramáticos portugueses y el examen de su
mérito ni pertenecen á nuestra historia literaria, ni al plan
de esta obra.
(4'.)) La propiedad y decencia de los trages, &c. Todos
los aparatos de un autor de comedias se encerraban en un
costal , y se cifraban cu cuatro pellicos blancos guarnecidos
de guadamecí dorado , y en cuatro barbas y cabelleras y
cuatro cayados poco mas ó menos. Componían el teatro cua-
tro bancos en cuadro y cuatro ó seis tablas encima , con que
se levantaba fiel suelo cuatro palmos El adorno del teatro
era una manta vieja lirada con dos cordeles de una parte
ti otra que hacia lo que llaman vestuario, detras de la cual
estallan los músicos cuidando sin guitarra algún romance
antiguo. Cervantes, en el prólogo de sus comedias.
NOTAS. 1 0 1
Agustin Je Rojas hablando de la misma época, dice en
su f'iagc entretenido;
Ta/lian una guitarra ,
y esta nunca salia fuera ,
sino adentro y en los bancos ,
muy mal templada y si/i cuerdas.
Baylaba á la postre el bobo;
y sacaba tanta lengua
todo el vulgacho embobado
de ver cosa como aquella.
(5 o) Prohibiendo de nuevo , &c. Prohibct sánela Synodus
in posterum turpetn illum abusurn quod die Innocentium
intra ecclesiam thealrales quídam ludi edi publicc consueoere
magna cum ordinis ecclesiastici ignominia , necnon et divinos
majestatis ofensa ; quippe qui christianorum oculos , quos
oportct ad spiritualia provocan' , ab his ad peccandi libidi-
nem avertant spectacula vero, ludi quicumque et chorea:
quee alioqui prcemisso examine permitiente ordinario non
alias in aliquot solemnitatibus ac processionibus agenda sint,
millo modo dum divina ofjicia vel celebrantur vel dicuntur,
intra ecclesiam ipsarn agi permittantur Caveant lamen
episcopi et eorum Pican'/' nedum solemnilatis divina- causa
ludas aliquot et spectacula edi publicc permitiere velint , ea
permittant quaz vel in mínimo christianain religionem ofen-
deré vel spectantium ánimos in pravos mores quoquomodo in-
ducere valeant Dccern/'t ctenim sancta Synodus non alios
ludos , non alia spectacula perrnittenda ab Episcopo fore,
quám qua: ad pietatem spectantium ani/r/os moveré , et á pra-
vis moribus deierrere possint.
Et ne quid f/at quod ordini ecclesiastico sil indecens , pro-
109
1NOTAS.
hibet sancta Synodus quoscumque in surt ís constituios aut
beneficium ecclesiaslicum liul/enles , ne in quocumque loro et
tempore taréis personati incedant aut cujusque in quibuscum-
que spectaculis ac Indis personam agant , &c.
Pueden verse ademas el Concilio Compostelano celebrado
en los años de i565 y 66, el Toledano del año de 1582, el
Valentino de 1590, y el Tarraconense de i5qi.
(5 i) Con el nombre de villancicos. Véase el mira. 102
del catálogo. El uso de los villancicos era ya común en el
siglo XV. Esta composición constaba de una ó mas coplas
de versos octosílabos con un estrivillo que se repetía al fin
de cada una de ellas. Algunas veces se aplicaban a asuntos
de devoción, y en general á los amorosos. De esta clase son
los que se bailan en el Cancionero: véanse por ejemplo los
siguientes:
¿ Qué sentís , corazón mió?
¿no decís
qué mal es el que sentís ?
¿Qué sentísles aquel día
mundo mi señora vistes ,
que perdistes alegría
y descanso despedistes ?
¿Cómo á mi nunca voloistes?
¿no decís
donde estáis que no venís?
¿ Qué es de vos , que en mi no os hallo ,
corazón, quién os agena?
¿ qué fue de vos que aunque callo ,
vuestro mal también me pena?
¿Quién os ató tal cadena?
¿ no decís
qué mal es el que sentís?
NOTAS.
103
Llorad ojos noche j dia ;
no os canséis,
que algún tiempo gozareis.
Llorad mi mal j tristura
con tal fé , tal confianza,
que si os vence desventura
no se pierda la esperanza.
No os canséis ,
que algún tiempo gozareis.
No os canséis de tal pasión,
pues vosotros merecistes
que sufriese el corazón
lo que vosotros hicistes.
Llorad j sufrid muy tristes;
no ceséis ,
que algún tiempo gozareis.
Juan de la Encina , Naharro , Castillejo , Timonera y
otros acostumbraron á concluir sus fábulas teatrales con un
villancico. En las iglesias se cantaron también, sirviendo de
adorno al diálogo que se recitaba entre ángeles y pastores,
celebrando el misterio de la Eucaristía, y mas comunmente
el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Todavía dura este género de composiciones, aunque no
siempre exentas de frialdades , bajezas y chocarrerías poco
convenientes á la magestad del culto. Tal vez las han can-
tado los ciegos á las puertas de las tabernas al mismo tiem-
po que se entonaban con solemnidad en la iglesia. Véanse
algunas colecciones impresas délos villancicos y moteles que
se han cantado de dos siglos á esta parte en las catedrales de
España, y se hallará cuán importante es que la autoridad
104 NOTAS.
eclesiástica ejerza su vigilancia para la corrección de seme-
jantes abusos
(fía) Llamado Naharro , &e. Sucedió á Lope de Rueda
Naliarro, natural de Toledo Este levantó algún tatito mas
el adorno de las comedias, y mudo el costal de vestidos en
cofres y baúles: sacó la música que (tutes cantaba detras
fie la manta al teatro público: quilo tas titubas de ¡os f tu-
santes , que hasta entonces ninguno representaba sin barba
postiza , é hizo que todos representasen á cureña rasa , si no
era los que habían ele representar los viejos ú otras figuras
que pidiesen mudanza de rostro. Inventó tramoyas } nubes,
truenos y relámpagos, desafios y batallas. Cervantes en el
prólogo de sus comedias.
C *) Oigamos sobre esta materia el testimonio de un escritor del siglo pasado, de.
cuya religiosidad, patriotismo y *do de las glorias de España no puede dudar nadie.
El célebre FcíjoV) en su discurso sobre la música de los templos (tomo i.° dlfC- i4) dice:
«Kn España está la poesía en un estado lastimoso Esto en general de la poesía
^española moderna; pero la peor es la que se oye en lns cantinelas sagradas. Tales son,
»qae fuera mejor cantar coplas de ciegos Toda la gracia de las cantadas que b<>y
asuenan en las iglesias, consiste en equívocos bajos, metáforas triviales, retruécanos
»pneriles. Y lo peor es que carecen enteramente de espíritu y moción , que es lo principal
»0* lo único que se debiera buscar. En esta parte batí pecado aun los buenos poetas
»Greo que esto ha dependido de que así Solís como otros poetas de babilidad á estas
^letrillas que se hacen para las festividades las ban mirado como cosa de juguete, siendo
»asi que ninguna otra composición pide atenderse ron tanta seriedad Este no es juego
»de niños (dice nuestro Mabillon baldando de la poesía): mucho menos srrá juego de
>iniños la poesía sagrada. Con todo la que se canta en nuestras iglesias no es otra cosa
>iPero aún no be dicho lo peor que hay en las cantadas á lo divino; y es que ya que no
ntodaSj muellísimas están compuestas al genio burlesco. Con gran discreción por cierto,
t> poique las cosas de Dios son cosas de entremés. ¿ Qué concepto darán del inefable
» misterio de la Encamación mil disparates puestos en las bocas de Gil y Pascual? Dejólo
naqnl , porque me impaciento de considerarlo. Y á quien no le disonare tan indigno abuso
»por sí mismo, no podré yo convencerle con argumento alguno."
La Arademia hn, creído oportuno confirmar con esta prueba la aserción de MoaariV,
para que no parezcan demasiado duras las expresiones de que éste se vale para censurar
tal abuso. TÍOla de la Academia de la Historia.
NOTAS.
105
En el F'iage entretenido dice Aguslin de Rojas :
Después como los ingenios
se adelgazaron , empiezan
á dejar aqueste uso:
reduciendo los poetas
la mal ordenada prosa
en pastoriles endechas ,
hacían farsas de pastores
de seis jomadas compuestas
sin mas hato que un pellico,
un laúd , una vihuela ,
una barba de zamarro ,
sin mas oro ni mas seda.
Y en efecto poco á poco
barbas y pellicos dejan ,
y empiezan á introducir
amores en las comedias ,
en las cuales ya había dama ,
y un padre que aquesta zela ;
había galán desdeñado ,
y otro que querido era ;
un viejo que reprendía ,
un bobo que los acecha ,
un vecino que los casa
y otro que ordena las fiestas.
1[ a había saco de padre ,
había barba y cabellera ,
un vestido de inuger ,
porque entonces no lo eran
sino niños: después de esto
se usaron otras , sin estas ,
NOTAS.
de. moros y de cristianos ,
con ropas y tunicelas.
Estas empezó Uerrio ,
luego los demás poetas
metieron figuras graves,
como son reyes y reinas.
Fue el autor primero de esto
el noble Juan de la Cueva, &c.
(53) El docto Anónimo, &c. Véanse los números 86 y
87 del catálogo.
(54) Pedro Simón de Abril. Véanse los números 120,
131, ia3 hasta el 128 del catálogo.
(55) Gerónimo Bermudez. Véase el número 129 y i3o
del catálogo.
(50) Juan de Matara. Véanse los números ;4, 88 y ioi
del catálogo.
(57) Juan de la Cueva. Véanse en el catálogo desde el
número ijj hasta el 1 3g, desde el 142 hasta el 1 45, y ade-
mas los números 147 y i5o.
(58) Miguel de Cervantes. Véanse en el catálogo los nú-
meros i55, 157, i58, i5g, 160, 164, i65, 166 y 167.
(5f)) Virués. Véanse los números i4°i 14I» '46» 1 4^
y 149 del catálogo.
(60) Lupercio de Argensola. Véanse los números 161,
1C2 y 1 63 del catálogo.
(Ci) Artieda. Véase el número i5i hasta el 1 5 4-
(62) Cisneros. Véase el número 122 del catálogo.
(03) Los dos corrales. Las compañías cómicas se detenían
en Madrid y en las demás poblaciones considerables, según
el acogimiento que les hacian y el caudal de piezas que lle-
vaban. Arrendaban para esto algunos patios ó corrales, y
106
NOTAS. 107
en ellos armaban sus tablados y disponian los asientos para
el concurso. El nombre de patio y corral llegó á ser sinóni-
mo de teatro. Aún dura en los modernos la denominación que
se dió en lo antiguo á las tablas, patio, gradas , corredor-
cilio, aposentos, barandilla, degolladero, cazuela y aloje-
ros. La que hoy es luneta se llamó al principio bancos, y
la parle alta que hoy es tertulia y palcos terceros, se llamó
desvanes , porque en electo lo eran.
Luis Quiñones de Benavente dijo en una de sus loas :
Lorenzo Piedad , ingeniosos bancos.
Cintor Perdón, nobles aposentos.
Linares Favor , belicosas gradas.
Bernardo. . . Quietud , desvanes tremendos.
Pinelo Atención , ruis barandillas.
Pinero Carísimos mosqueteros ,
granujas del auditorio ,
defensa , ayuda , silencio.
Lorenzo Damas en quien dignamente
cifró su hermosura el cielo.
Inés Asi el abril de los anos
sea en vosotras eterno ,
y que el tiempo que tenéis
no se sepa en ningún tiempo,
Margarita. . Que piadosas y corteses
pongáis perpetuo silencio
Inés A las llaves y á los pitos,
silva de varios sucesos.
En el año de 1 568 se representaba en un corral de la
Puerta del Sol, en otro de la calle del Príncipe, propio de
Isabel Pacheco , y en otro de la misma calle de un N. Bar-
quillos. Después hubo comedias en olro de la calle del Lobo,
108 NOTAS.
de quien era dueño Crístoval de la Puente. Hubo también
otro corral llamado de la Valdivieso, en que algunas veces
se representó. En el año de. iS-t) y en el de 1582 estable-
cieron las cofradías de la Pasión y Soledad dos corrales: el
primero en la calle de la Cruz, y el segundo en la del Prín-
cipe. Estos mismos son los que transformados ya en teatros
conservan todavía el uso, el sitio y el nombre. Pellicer en su
tratado sobre, el Origen de la comedia y del histrioni&mo en
España , tomo recogió varias noticias curiosas acerca de
los teatros materiales de Madrid.
(64) -di acabarle el siglo XVI , &c. El crecido número
de las composiciones dramáticas de Lope, de Vega no es una
tradición obscura: está apoyada en testimonios irrecusables.
Véanse aqui reunidos algunos de ellos.
En el año de iGo3 corrían ya impresas trescientas trein-
ta y seis comedias suyas, de las cuales puso una lista en su
obra intitulada El Peregrino , y alli mismo dijo que sin ha-
cer mención de los autos y de algunas comedias que no se
acordaba, llevaba ya compuestas cuatrocientas sesenta y dos.
En el Arte nuevo de hacer comedias, publicado en i6oq, dijo
que tenia escritas cuatrocientas ochenta y tres. Francisco
Pacheco en el discurso que imprimió en el mismo año de 1609
sobre el retrato de Lope, afirmó que las comedias de aquel
poeta llegaban á quinientas. Cervantes en el prólogo de las
.suvas, dadas á luz en i6i5, dijo que Lope llevaba escritas
mas de ochocientas. Dedicando el mismo Lope, á su hijo la
comedia de El verdadero amante , en el año de 1620, le dice
que habia compuesto ya novecientas. En el prólogo á la vi-
gésima parle de ellas, impreso en 1627, asegura tener ya
escritas mil setenta. En la égloga á Claudio, escrita antes del
año de if>?>?. , dice Lope hablando de sus comedias que has-
ta entonces habia hecho mil quinientas.
NOTAS.
109
Juan Bodino en su epístola latina dirigida á León Allac-
ci en el año 1 63 6 , muerto ya Lope, le atribuye mil qui-
nientas. Fernando Cardoso en la oración fúnebre de aquel
poeta fija el número de sus comedias en mil quinientas. El
P. Mtro. Avalos en su elogio de Lope dice que babia escrito
mil setecientas. El licenciado Antonio de Leda en su poema
intitulado El Fénix mantuano , alabando á Lope, le reco-
noce por autor de mil ochocientas. El caballero Juan Bautis-
ta Marino dijo en el panegírico de Lope que babia compues-
to dos mil. D. Juan Antonio de la Peña en la dedicatoria de
su égloga elegiaca intitulada Bclartlo dice que Lope escri-
bió mil seiscientas comedias, y en el prólogo que precede á
la misma obra dice que fueron sus comedias mil seiscientas,
y los autos sacramentales mas de doscientos, que es decir, le
atribuye mil ochocientas obras de teatro. El doctor Juan Pé-
rez de Montalban, testigo de toda excepción, en su libro in-
titulado Para todos, dice de Lope que en el año de i632
llevaba impresos veinte tomos de comedias, y mil quinientas
que se habian representado, sin contar los autos. El mismo
en la Fama postuma de Lope dice que las comedias que se
habian representado de aquel autor llegaban á mil ochocien-
tas, y que pasaban de cuatrocientos los autos sacramenta-
les , en todo dos mil doscientas piezas dramáticas. D. Nico-
lás Antonio, en vista de tales aserciones dadas por íntimos
amigos de Lope, publicadas en el mismo año que murió, no
desmentidas por ninguno de los muchos émidos que tuvo,
y que el mismo D. Nicolás Antonio pudo verificar por los
informes de los que alcanzaron los últimos años de Lope de
Vega, y mas que todo por las mismas obras que entonces
debian existir, no dudó asegurar en su Biblioteca que aquel
poeta habia compuesto mil ochocientas comedias y cuatro-
cientos autos sacramentales.
1 1 0 NOTAS.
(G5) Como corruptor de la escena, &e. El prólogo que
puso D. Blas Nasarre á las comedias de Cervantes contiene
exrelentes doctrinas acerca del arte dramática; pero aquel
literato se dejó llevar muchas veces de sus propias imagi-
naciones, de un espíritu de patriotismo mal entendido, \ de
un empeño no disculpable en desacreditar á Lope y Calde-
rón, suponiéndolos corruptores de nuestro teatro, como si
le. hubieran hallado menos defectuoso, como si alguno de sus
contemporáneos hubiera escrito con mayor acierto. Véanse
aqui los errores que me han parecido mas notables en el ci-
tado prólogo, relativos á nuestra historia literaria y á otras
materias de buen gusto y discernimiento crítico.
Los árabes y moros fueron excelentes en las representa-
ciones dramáticas. - Los trovadores proeenzales fueron los
primeros que escribieron comedias. = En las obras poéticas
de Alfonso el Sabio , en las de Gonzalo de Berceo, y roman-
ces antiguas se conservan testimonios auténticos de nuestras
composiciones teatrales , con muchos siglos de anterioridad á
las piadosas farsas de los italianos y franceses. =Los pe-
regrinos que iban á Santiago cantaban y representaban al
rico los misterios de la religión y las historias sagradas , < 'e
cuya costumbre quedaron las relaciones de ciegos y los au-
tos sacramentales. — Cervantes compuso sus comedias con la
misma idea que el Quijote , haciéndolas de intento desarre-
gladas y llenas de desatinos á fin de purgar del mal gus-
to y mala moral el tea ti o. = Cuando Lope empezó á escri-
bir, eran ya las comedias adultas y perfectas, y él ¡as vol-
vió á las mantillas. = Calderón fue el segundo corruptor del
teatro.— Moliere puso en la escena algunas de las comedias
de este autor, que tuvieron y tienen mucho aplauso y apro-
bación entre los franceses. = Guillen de Castro, Hojas y So-
lis guardaron la moderación que pide el estilo de las come-
NOTAS. 1 1 1
días. = Tenemos mayor número de comedias perfectas y se-
gún arte que los franceses , italianos é ingleses juntos. = Te-
nemos comedias ajustadísimas á la razón y al arte , que en
nada son inferiores d las de Moliere , IJ'icherley , Maffei y
Tticcobon>. = D. Esteban Manuel de P'illegas es comparable á
los mejores poetas griegos.
Si me preguntasen mi opinión acerca de los artículos
precedentes, responderia sin peligro de ser desmentido ; todo
es falso.
CATÁLOGO
HISTÓRICO Y CRÍTICO DE PIEZAS DR A. M ÁTICAS
ANTERIORES Á L-OPE DE VEGA.
Ano DE 1356.
i. Anónimo. Danza general en que entran lodos los rs-
tados de gentes. Esta obra existe en la biblioteca del Esco-
rial manuscrita de letra antigua en un tomo en cuarto. Se
creyó que el autor de ella fuese Rabí D. Santo, judío, que
floreció en tiempo del rey D. Pedro de Castilla; pero exa-
minado el Códice con mayor atención, se ha visto que no
es composición del citado Rabí. El que escribió la Danza ge-
neral es absolutamente desconocido , y solo puede inferirse
que vivió á mediados del siglo XIV.
Su obra es una pieza dramática escrita en coplas de arte
mayor. No es fácil decidir si los versos se cantaban ó se re-
presentaban ; pero no cabe duda en que á lo menos alter-
narían con ellos las mudanzas del baile ejecutadas al son de
la música. La muerte, «pie es uno de los personases, dice:
Yo só la muerte cierta á todas criaturas
que son y serán en el mundo durante ;
demando , é digo ; Oh ! horne , por qúé curas
de vida tan breve en punto pasante?
Pues no hay tan fuerte nin recio gigante
que di ste mi arco se pueda amparar ,
conviene que mueras, quando lo tirar
con esta mi f recita cruel traspasa/de.
CATÁLOGO 1 1 3
Síguense á esta otras octavas, y luego se introduce á un
predicador que intima á todos la necesidad de morir, acon-
sejando la práctica de. las buenas obras á fin de disponerse
para entrar en una danza que tiene prevenida la muerte, y
dice ésta:
A la danza mortal cénit los nacidos
que en el mundo sois de cualquier estado;
el que non quisiere, á fuerza é amidos
facerle he venir muy tosté parado.
Pues que ja el frajre vos ha predicado
que todos ajades á facer penitencia ;
el que non quisiere poner diligencia,
non puede ja ser ja mas esperado.
Llama á su danza á dos doncellas, y dice:
A esta mi danza trax de presente
estas dos doncellas que vedes, fermosas ;
ellas vinieron de muj mala mente
á oir mis canciones que son dolorosas.
Mas non les valdrán flores ni rosas,
nin las composturas que poner solían:
de mi si pudiesen partirse querrían ;
mas non puede ser , que son mis esposas.
Véanse el i.° y tomo de la colección de poesías caste-
llanas anteriores al siglo XV por D. Tomas Sánchez.
1414.
2. D. Enrique de Aragón, marques de Villena. Comedia
alegórica, representada al rey D. Fernando de Aragón.
Tomo I. 8
1 1 4 CATÁLOGO
D. Enrique de Aragón, marques «le Villena, nielo de En-
rique II rey de Castilla, y biznieto del infante 1). Pedro de
Aragón, floreció en el reinado de D. Juan el II de Castilla.
Fue hombre de mucho ingenio, muy estudioso é instruido
tanto en letras humanas como en las ciencias físicas y ma-
temáticas, que. le adquirieron entre el vulgo la opinión de
mágico. Murió en el año de i 4^4- D('jó sl,s libros al rey, y
con ellos se llenaron dos carretas. Fray Lope de Barrienlos
comisionado por el rey para examinarlas fizo quemar mas
de, cien libros (como refiere Fernán Gómez de Cibdareal)
que no los vió él mas que el rey de Marroecos ni mas los en-
tiende que el Dean de Cidarodrigo ; ca son muchos los que
en este tiempo se jan dolos , faciendo a otros insipientes é ma-
gos; ¿peor es que se facen beatos, faciendo á otros nigro-
mantes.
Escribió el marques varias poesías, canciones y diálogos
que se representaron, un poema de los trabajos de Hércu-
les, una traducción de la Eneida, otra déla Divina comedia
de Dante , y otra del tratado de üratore de Cicerón. Com-
puso un libro de la Gaya sciencia , otro del Arte cisoria , y
varios opúsculos. Vivió muy estimado asi en la corte de Casti-
lla como en la de Aragón , y para esta escribió la comedia ale-
górica que va mencionada. Hacian papel en ella la Justicia, la
f'erdad, la Paz y la Misericordia. Nasarre en el Prologo ú
las comedias de Cervantes , y Velazquez en los Orígenes de
la poesía castellana hacen memoria de esta comedia, refi-
riéndose á Gonzalo García de Santa María en la crónica que
escribió del citado rey D. Fernando I de Aragón.
U69.
3. Anónimo. Comedia representada en casa del conde de
Ureña para obsequiar al infante D. Fernando de Aragón
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 1 5
con motivo de su desposorio con la infanta Dona Isabel,
hermana del rey Enrique IV de Castilla. Se ignora si esta
comedia existe. Nasarre da noticia de ella, atribuyéndola á
Juan de la Encina; pero en el año de 1469 en que se casa-
ron los reyes Católicos, Juan de la Encina lloraba en la cuna.
U70.
4- Rodrigo de Cola. Diálogo. Comienza una obra de
Rodrigo de Cota á manera de diálogo entre el amor y un
viejo, que escarmentado de él, jnuy retraído se figura en una
huerta seca y destruida , do la casa del placer derribada se
muestra, cerrada la puerta, en una pobrecilla choza metido,
al cual súbitamente paresce el amor con sus ministros : y aquel
humildemente procediendo , j el viejo en áspera manera repli-
cando, van discurriendo por su fabla , fasta que el viejo del
amor fue vencido: y comenzó á hablar el viejo de la mane-
ra siguiente. Asi se anuncia esta obra en el Cancionero ge-
neral de Hernando del Castillo , impreso en Valencia por
Cristoval Hoffman, natural de Basilea, año de i5ii.
Este diálogo es una representación dramática con acción,
nudo y desenlace: entre dos interlocutores no es posible exi-
gir mayor movimiento teatral. Supone decoración escénica,
máquina, trages y aparato: el estilo es conveniente, fácil y
elegante: los versos tienen fluidez y harmonía.
Poca noticia nos ha quedado del autor: se sabe solamen-
te que existieron en el siglo XV dos parientes, vecinos de
Toledo, con el nombre de. Rodrigo de Cota, y que al mas an-
tiguo de ellos llamaron el Tio.
A este se le atribuyen las coplas de Mingo Repulgo ,
y no con bastante seguridad el primer acto de la Celestina.
Francisco del Canto que reimprimió en Medina del Campo
en el año de i56g el Diálogo del amor y un viejo, le amm-
1 1 6 CATÁLOGO
rió <lc osle modo: Diálogo hecho por el famoso autor Ttodri-
go <■'<■ Cola, el Tío, /talara! de Toledo, el cual compúsola
égloga de Mingo Reoulgo, &c. Si esla indicación es segura,
puede decirse, que Rodrigo de Cota , el Tio, floreció durante
los reinados de Juan el II y ríe Enrique IV. Las coplas de
Revulgo son una sátira de los desórdenes ocurridos en tiem-
po de este ultimo rey. Los que han creido que aludia á los
de su antecesor, no han leido detenidamente las citadas co-
plas, en las cuales se pinta muy al vivo el carácter de 1). En-
rique, sus inclinaciones, sus vicios, su retraimiento, su ab-
soluto abandono y su escandalosa pasión á la portuguesa
Doña Guiomar de Castro, dama de la reina.
1492.
5. Juan de la Encina. Égloga representada en la noche
de la Navidad de nuestro Salvador , á donde se introducen
dos pastores, uno llamado Juan, é otro Maleo: é aquel que
Juan se llamaba entró primero en la sala á donde el du-
que é duquesa estaban , é en nombre de Juan del l'.ni ¡na
llegó á presentar cient coplas de aquesta fiesta á la señora
duquesa ; é el otro pastor llamado Maleo entró después de
esto, é en nombre de los detractores c maldicientes comenzóse
tí razonar con él, é Juan estando muy alegre é ufano, por-
que sos señorías le habían )a recebido por sujo, venció la
malicia <'<! otro. A donde prometió que venido el mayo sa-
caria la compilación de todas sus obras , pon/ue se las usur-
paban é corrompían , é porque no pensasen que toda su obra
era pastoril, según algunos decían, mas antes conosciesen
que á mas se estendia su saber. Diálogo en verso sin arti-
ficio dramático.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 17
1492.
6. Égloga , representada en la misma rinche (Je Navidad,
á donde se introducen los mesmos pastores de arriba : é es-
tando estos en la sala adonde los rnay fines se decían, entra-
ron otros dos pastores, que Lucas é Marco se llamaban , é
todos cuatro en nombre de los cuatro Evangelistas de la Na-
tividad de Cristo se comenzaron á razonar. Consiste on un
diálogo en verso sin acción, y concluye con un villancico
cantado. Se infiere por esta pieza que en alguna sala de casa
del duque de Alba se disponía un nacimiento (como es toda-
vía costumbre en España) , se rezaban delante de él los may-
tines con asistencia de los duques y de su familia, y acaba-
do este acto religioso seguian las diversiones de representa-
ción y de música.
1 494.
7. Representación á la muy bendita pasión y muerte de
nuestro precioso Redentor , a donde se introducen dos ermi-
taños, el uno viejo y el otro mozo , razonándose como entre
padre é hijo camino del santo sepulcro, é estando ya delante
del monumento , allegóse á razonar con ellos una rnuger lla-
mada Verónica , á quien Cristo cuando Je llevaban á crucifi-
car dejó imprimida la figura de su rostro en un paño que
ella le dió para se alimpiar del sudor y sangre. Va eso mes-
mo introducido un ángel , que vino á contemplar en el mo-
numento é les trajo consuelo c esperanza de la santa resur-
rección. Diálogo sencillísimo en verso, con buen lenguaje y
estilo. Se infiere de su contenido que se representó en casa de
los duques delante del monumento que se pondría el jueves
santo en el oratorio.
CATÁLOGO
1494.
8. Representación á la santísima resurrección de Cristo,
á donde se introducen José/ é la Madalena é los discípulos
que ¡lian al castillo de Ernaus ; é primero Josef comienza
contemplando el sepulcro ¿ en fin vino un ángel á ellos por
les acrescentar el alegría é fe de la resurrección. Concluye
este diálogo en verso con un villancico. Es rreible que se re-
presen lase también en el oratorio Je los duques.
1 495.
g. Égloga representada en la noche postrera de Carnal
( i/ue dicen de Antruejo ó Carnrstollendas) á donde se intro—
ducen cuatro pastores llamados Beneyto , i: Jiras, Pedrueto,
c Llórente, E primero Benej lo entró en la sala á donde el
duque e duquesa estaban e comienzo mucho d dolerse é acui-
tarse porque se sonaba que el duque su señor se habia de
partir (i la guerra de Francia: é luego tras él entró el que
llamaban Bras preguntándole la causa de su dolor, é des-
pues //timaron tí Pedruelo , el cual les dio nuevas de. paz, é
en fin vino Llórenle que les ayudó d cantar. Esta égloga es-
crita cu verso puede considerarse como un pequeño drama
con nudo y solución, en el cual oportunamente introdujo el
autor los elogios del duque de Alba. La expresión de caracte-
res y afectos son convenientes á los personajes de la fábula.
1 195.
io. Egloga representada la rnesma noihe de Antruejo ó
Carnestolendas , á donde se introducen los rnesmos pastores de
ti criba llamados Beneyto, c Bras, é Llórente, é Pedruelo.
E primero Beneyto cidro en la sala , á donde el duque é du-
quesa estaban , é tendido en el suelo de gran reposo comenzó
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 1 9
á cenar , é luego Bras que ja había cenado entró diciendo:
carnes fuera; mas importunado de Beneyto tornó otra vez á
cenar con él , é estando cenando é razonándose sobre la ve-
nida de cuaresma , entraron Llórente é Pedruelo , é todos
cuatro juntamente enmiendo j cantando con mucho placel-
dieron fin á su festejar. Diálogo en verso desnudo de acción,
que se acaba con un villancico.
1495.
11. Égloga representada en recuesta de unos amores, á
donde se introduce una pastorcilla llamada Pascuala , que
yendo cantando con su ganado entró en la sala á donde el
duque é duquesa estaban , é luego después de ella entró un
pastor llamado Mingo, é comenzó d requerilla. É estando
en su recuesta llegó un escudero que también fue preso de sus
amores. Recuestando é altercando el uno con el otro se la
sonsacó , é se tornó pastor por ella. En esla égloga escrita en
verso se advierte un poco de artificio dramático: el lenguaje
y estilo son acomodados á los caracteres que en ella se in-
troducen. El de Mingo le representó Juan de la Encina, co-
mo se infiere por el contexto de la pieza siguiente.
1496.
1 2. Égloga representada por las mesmas personas que
en la de arriba van introducidas , que son un pastor llama-
do Gil , é Pascuala é Mingo , é. su esposa Menga , que de
nuevo agora aqui se introducen. TÍ primero Gil entró en la
sala á donde el duque c duquesa estaban , é Mingo que iba
con él, quedóse á la puerta espantado que no osó entrar , é
después importunado de Gil entró , é en nombre de Juan de.
la Encina llegó á presentar al duque é duquesa sus señores
la compilación de sus obras , c al/i prometió no trovar mas,
190 CATÁLOGO
Salvo lo (¡iic sus sentirías le mandasen , é después llamaron á
Pascuala é á Menga, é cantaron é bailaron con ellas. E otra
vez tornándose <i razonar allí , dejó (¡il el hábito de pastor
que había traído un año, é tornóse del pal 'ocio , é con él jun-
tamente la su Pascuala , é en fin Mingo é su esposa Men-
ga viéndolos mudados del palacio crecióles envidia , é aunque
recibieron pena de dejar los hábitos pastoriles , también ellos
quisieron tornarse del palacio , y probar la vida dé/. Asi i/ue
lodos cuatro juntos muy ataviados dieron fin á la represen-
tación cantando el villancico del cabo. La composición de
este diálogo en verso no tiene mérito particular ; pero la
expresión de los caracteres, el estilo, la versificación y el si-
guiente villancico merecen elogio.
Al Amor obedezcamos
con muy presta voluntad ;
pues es de necesidad ,
de fuerza virtud hagamos :
al Amor no resistamos ,
nadie cierre á su llamar
que no le ha de aprovechar.
Amor amansa al mas fuerte,
é al mas jl acó fortalece ;
al que menos le obedece
mas le tu/neja con su muerte;
á su buena ó mala suerte
ninguno debe, apuntar ,
i/ue no le ha de aprovechar.
Amor muda los estados,
las vidas y condiciones ,
conforma los corazones
de los bien enamorados:
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 121
resistir á sus cuidados
nadie debe procurar ,
que no le ha de aprovechar.
Aquel fuerte del Amor
que se pinta niño j ciego ,
hace al pastor palaciego ,
j al palaciego pastor:
contra su pena c dolor
ninguno debe lidiar ,
que no le ha de aprovechar.
El que es Amor verdadero
despierta al enamorado ,
hace al medroso esforzado ,
é muy polido al grosero :
quien es de Amor prisionero
no salga de su mandar,
que no le ha de aprovechar.
El Amor con su poder
tiene tal jurisdicion ,
que cativa el corazón
sin poderse defender,
nadie se debe asconder
si Amor viniere á llamar ,
que no le ha de aprovechar .
1496.
i3. Aucto del Repelón, en el cual se introducen dos pas-
tores, Piernicurlo é Johan Paramas , los cuales estando ven-
diendo su mercadería en la plaza, llegaron ciertos estudian-
tes que los repelaron , faciéndoles otras burlas peores. Los al-
deanos, parí idos el uno del otro por escaparse de ellos, el
Johan Paramas fuese á casa de un caballero : en entrando
122 CATÁLOGO
en la sala , fallándose fuera del peligra , comenzó á contar la
</ue le acaesció. Sobreviene Piernicurlo en la rezaga, que le
dice corno todo el hato se ha perdido , c entró un estudiante
es/ando ellos fallando á refacer la chaza,* al cual como le
rieran solo, echaron de la sala. Sobrevienen otras dos pastores,
<• levanta Jóhan Paramas un villancico. No se alcanza por
«pié Juan de la Encina llamó auto á esta pieza, y no égloga
ó representación, como hizo con las otras. La presente es
un diálogo en verso sin acción, en que hizo hablar á los in-
lerlocutores un lenguaje, extremadamente, grosero y rústico,
como puede verse en los siguientes versos.
Estudiante. . Pues que ja te ¡o he jurado,
ven acá , dimelo tú.
Joiian ¿Quieres saber lo que hú?
Engañónos , mal pecado,
que stavamos nel mercado
Tía aquella praza denantes ;
un rebaño de studianles
nos hizón un mal recado.
Aqueste , yo os dó la fé
que bonico lo pararen.
Piernicurto. ¿Y á mí ño me repeloren?
Johan Asi , hizón te, ño sé que.
Piernicurto. No , que jo bien me guarde'.
Johan Bien que el rabo lo pagó.
¿Cuidas que ño lo sé jó?
Piernicurto. Cocorrón que te daré.
1496.
14. Representación por Juan del Encina ante el muy
esclarecido c muy ilustre principe D. Juan nuestro soberano
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 123
señor. Introdúceme dos pastores , liras c Juanillo , c con ellos
un escudero que á las voces de otro pastor , Pela jo llamado,
sobrevinieron; el cual de las doradas frechas del amor mal he-
rido se quejaba, al cual andando por dehesa vedada con sus
frechas é arco de su gran poder ufanándose el sobredicho
pastor había querido prender. No carece de mérito en esta
pieza el soliloquio del amor, en que describe la extensión de
su poderío. Está escrita en verso.
1497.
i5. Égloga trovada por Juan del Encina, en la cual se
introducen tres pastores, fileno, Zambardo c Cardonio, don-
de se recuentro como este Fileno preso de amores de una mu-
ger llamada Zéfira , de cujos amores viéndose muj desfavo-
recido, cuenta sus penas á Zambardo j Cardonio, el cual
no fallando en ellos remedio, por sus propias manos se ma-
ta. El autor de El Diálogo de las lenguas cita con elogio
una comedia intitulada : Fileno j Zambardo ; pero no es de
creer que aludiese á la presente composición, á la cual su
autor llamó égloga, y no comedia. Fileno después de quejarse
largamente de la ingratitud de su pastora, concluye quitán-
dose la vida: sobrevienen dos amigos suyos, cargan con el
cuerpo y se le llevan á enterrar : no bay mas fábula que es-
ta. Escribió su obra Juan de la Encina en coplas de arle ma-
yor, á diferencia de todas las otras. La pureza del lenguaje,
el estilo y los versos tienen mérito. Véase este pasaje en que
declama Fileno contra los vicios de las mugeres.
Desde el comienzo de su creación
torció la muger del vero camino:
que menospreciando el mando divino,
á sí y á nosotros causó perdición:
CATÁLOGO
de aquella en las til ras pasó succesion ,
soberbia , codicia é desobediencia ,
y el vicio dó halla mayor resistencia
aquel mas seguir su loca opinión.
Discretas son todas á su parescer :
si yerran ó no sus obras lo digan:
¿dirne si l iste en cosa que sigan
mudanzas é antojos jamas fallescer ?
si áborresciendo nos muestran querer ,
¿ si penando nos muestran folganza ,
yo c los que en ellas han puesto esperanza
te pueden de aquesto bien cierto hacer.
El tiempo no sufre que en esto me estienda ,
el cual faltaría, mas no que decir:
sus arles cubiertas, su claro mentir ,
huirse debia , mas no llena enmienda ;
y aunque de todas aquesto se entienda,
sola Zefira á todas excede,
cuya crueza no sé , ni se puede
pensar , ni ella misma creo la comprenda.
¿En cual corazón de muy cruda fiera
pudiera caber tan gran crueldad ,
que siendo señora de mi libertad
por otra no suya trocarla (¡uisicra ?
Oh! condición mudable ligera:
oh! triste Fileno en que eres venido,
que ni aprovecha llamarle vencido,
ni para vencer remedio se espera.
La sierpe y el tigre , el oso y león ,
á quien la natura produjo feroces,
por uso de tiempo conocen las voces
de quien los gobierna y humildes le son ;
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 25
mas esta, do nunca moró compasión ,
aunque la sigo después que sojr hombre ,
j soj hecho ronco llamando su nombre;
ni me oje ni muestra sentir compasión.
1498.
1 6. Égloga trovada por Juan del Encina representada
la noche de Navidad , en la cual á cuatro pastores Miguclle-
jo , Juan, Rodrigacho ¿Antón llamados, que sobre los in-
fortunios de las grandes lluvias é la muerte de un sacristán
se razonaban, un ángel aparesce , c el nascirniento del Sal-
vador les anunciando , ellos con diversos dones tí su visitación
se aparejan. Es un diálogo en estilo rústico, que se. acaba
con la inoportuna aparición de un ángel. Cuéntales á los pas-
tores el nacimiento del hijo Je Dios, y ellos se encaminan á
Belén para adorarle; pero como los tales pastores no son los
del Evangelio, sino unos cabreros cristianos y españoles que
hablan de los aguaceros y avenidas del año de 1 49^ , resul-
ta demasiado absurdo el anuncio del ángel y el desatinado
viaje que emprenden.
15)3.
17. D. Pedro Manuel de Urrea. Égloga de la tragicome-
dia de Calixto y Melibea, de prosa trovada en metro, por
D. Pedro Manuel Urrea, dedicada á su madre la conde-
sa de Aranda. Está inserta esta pieza entre las varias poe-
sías de que se compone el Cancionero del mismo autor im-
preso en Logroño á costa j expensas de Arnao Guillen Bro-
car, maestro de la emprenta en dicha ciudad: le acabó en
nombre de la santísima Trinidat á siete dios del mes de ju-
lio de 1 5 1 3 , en folio.
El autor dice en el argumento: Esta égloga ha de. ser
126 CATÁLOGO
hecha en dos veces. Primeramente entra Melibea y después
Cutir tu, y pasan allí las racones que aquí parescen , y al
i ntuí despide Melibea á Calixto con enojo, y sálese el primero,
y después luego se va Melibea. Y torna presto Calixto muy
desesperado á buscar á Sempronio su criado, y los dos que-
dan hablando hasta que Sempronio ra á buscar á Celestina
para dar remedio á su amo Calixto. Está trovado esto hasta
que queda solo Calixto , y allí acaba, y por no quedar mal,
vanse cantando el villancico que va al cabo. Por esta ad-
vertencia preliminar se. ve que Urrea no aspiró al mérito de
la invención: puso en versos cortos la prosa que halló en el
primer acto de la Celestina, y advirtiendo que no le resultaba
una fábula entera, añadió un villancico por no quedar mal.
1514.
i 8. Juan de la Encina. Farsa de Plácida é Viloriano
Esta obra, de la cual solo queda la noticia, se imprimió en
Roma en el año de. i 5 1 4- El citado autor de El Diálogo de
las lenguas habla de ella con elogio, prefiriéndola á todas las
demás del mismo poeta. La inquisición la prohibió en el ano
de 1559.
Juan de la Encina nació en Salamanca (ó en algún pue-
blo inmediato á ella) en el año de 1468. Estudió en aquella
universidad, protegido del maestrescuela D. Gutierre de To-
ledo, hermano de D. García de Toledo, conde de Alba. Siguió
después la corte, y á los veinte y cinco años de su edad se ha-
llaba colocado en la casa y lamilia de D. Fadrique de Toledo,
primer duque de Alba, y de su esposa Doña Isabel Pimentel.
Publicó la colección de sus obras con el título de Cancionero,
que dividió en cuatro partes, dedicándola á los Reyes Católi-
cos, al duque y duquesa de Alba, al Príncipe D. Juan, y á
D. García de Toledo, primogénito de los duques, el «pie mu-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 127
rió en la funesta jornada de los Gelves. En la cuarta parte
de esta colección incluyó sus obras dramáticas. El duque y
duquesa de Alba , D. Fadrique Enriquez almirante de Cas-
tilla, D. Iñigo López de Mendoza duque del Infantado, el
Príncipe D. Juan, y los mas ilustres caballeros y damas de
aquella corle asistieron á estos privados espectáculos, en que
Juan de la Encina se distinguió como poeta y gracioso cómi-
co. Ignórase con qué motivo ni en qué tiempo pasó á Roma :
solo se sabe que permaneció algunos años en aquella capital,
cultivando las letras y la música, en la cual llegó á ser emi-
nente profesor. Ordenado de sacerdote, en el año de i5¡9 la-
zo un viaje á Jerusalen en compañía de D. Fadrique Enri-
quez de Ribera, marques de Tarifa: volvió á Roma en el mis-
mo año, y en el de i52i publicó en aquella ciudad un poe-
ma que intituló Tríbagia , refiriendo en él menudamente su
devota peregrinación. León X le dió la plaza de maestro de la
capilla pontificia, y el mismo (ó alguno de sus inmediatos
sucesores) premió sus méritos con el priorato de León. Res-
tituido á España murió en Salamanca, cumplidos 65 años de
su edad, en el de 1 534 > Y fue sepultado en aquella iglesia
mayor.
La colección de sus obras (mas ó menos completa) se im-
primió en Salamanca en los años de i 49^> y iSog, y en Za-
ragoza en los de 1 5 i 2 y i 5 1 6.
1514.
io. Anónimo. Égloga. Personas: Torino. — Guillarán. ==•
QuirüI.==Bemta.= Illana. En la novela histórica intitulada
Cuestión de Amor, en la cual bajo nombres fingidos intro-
dujo su ingenioso autor á los mas distinguidos caballeros y
damas de la ciudad de Ñapóles , supone que la presente églo-
ga fue representada delante de aquella reunión ilustre. Como
128 CATÁLOGO
en la citada novela se habla de lo ocurrido en Italia desde
el año de i5o8 hasta el de 1 5 < 2 , lie creído poder fijar la
composición de ella hacia el año de 1514, y todo su contexto
anuncia haberse escrito y publicado en Ñapóles. La edición
que he tenido presente, es la que It izo Martin Nució en Am-
beres, en el ano de. 1598.
Sus prendas de lenguaje, estilo y versificación hacen muy
estimable la mencionada égloga, que puede, considerarse co-
mo una de las mejores piezas impresentables de aquel tiempo.
1515.
20. Francisco de Villalobos. Comedia de Plaulo ¡Jamada
Anfitrión. En esta traducción se omite el prólogo del autor
latino, se acorta el monólogo de Mercurio en el acto prime-
ro en cuanto es relativo á informar á los espectadores de lo
que sucederá en el progreso de la fábula: también se supri-
me el monólogo de Júpiter en el acto tercero. La traduc-
ción eslá muy bien hecha, á excepción de uno ú otro pasa-
ge mal entendido por el traductor. Los demás defectos que
en ella se advierten deben atribuirse menos á él que á las
malas ediciones que pudo tener á la vista. Todas las que se
habian publicado hasta el tiempo en que Villalobos hizo esta
versión, estaban llenas de faltas y errores, ya fuesen sacadas
de los originales de la biblioteca de Florencia, ó de la Pala-
lina, porque unos y otros (y en especial los primeros) eran
en extremo defectuosos. Hasta el siglo XVII no se conoció el
texto genuino de Planto, y por consiguiente merece mucha
indulgencia el que se atrevió á traducirle á principios del
siglo anterior.
Por los siguientes pasages puede formarse idea del buen
lenguaje y cultura de estilo de esta traducción: el que guste
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 129
de cotejarla con el original hallará que en punto á la fideli-
dad no es menos estimable.
Alcümena. = Anfitrión. — Sosia.
Alci'mena. Harta poca cosa es el placer que se pasa en
esta vida y en todas sus edades para con las tristezas y
molestias de ella : asi se compra bien lo uno por lo otro en la
edad de los hombres. Asi ha placido á los dioses que siem-
pre tras el deleite se siga la compañía del dolor ; que si al-
gún bien se alca/iza, sea mayor el daño y el mal que de allí
redunda. Esto tengo yo agora por experiencia en mi casa , y
por mi misma lo sé: que se me dio un ralo de deleite cuan-
do pude alcanzar de ver á mi marido por espacio de una no-
che, y este se me partió luego antes que amaneciese. Parcscc
que quedo sola sin alguna compañía en apartarse de aqui
aquel á quien yo amo sobre todos. Mas pasión me queda de la
ida de mi marido, que placer me dio su venida; mas esto me
hace bienaventurada , que á lo menos venció por batalla á los
enemigos , y en volver él á su casa con mucha honra me da
consolación. Sea de mi absenté con tul que alcanzada la glo-
riosa alabanza se reír aya á su casa. Yo sufriré mucho el ab-
sencia suya con fuerte y firme ánimo, pues que tal galardón
se me da , que vuelva mi marido vencedor de la batalla: esto
habré yo por gran bien, porque la virtud es muy buen pre-
mio de los trabajos. La virtud en verdad á todas las co-
sas precede. Jm libertad , la salud , la vida , la hacienda , los
padres, la patria y los hijos con la virtud se defienden y se
guardan ; la virtud contiene en si todas las cosas ; todos los
bienes están en quien está la virtud
Anfitrión. Anfitrión muy alegre saluda á su deseada
Tomo L 9
130 CATALOGO
mwer , á la cual sola estima por la mejor de todas cuantas
hay en Tcbas , cuya bondad es famosa entre todos los ciuda-
danos. ¿Has estado buena, has deseado mi venida?
Sosia. Nunca vi cosa mus deseada. Ninguno le saluda
mas <¡uc á un perro.
Anfitrión. Y como te veo preñada , y como te veo em-
barnecida , alegróme.
Alcumena. Ruégale por Dios que me digas ¿por qué me
saludas para burlar de mi, y me hablas tan amorosamente
como si de poco acá no me hubieses visto , como si agora fuese
la primera vez que llegas á tu casa viniendo de la guerra ?
Asi me hablas , como si de mucho tiempo acá no me vieras.
Anfitrión. Antes te certifico que yo no te haya visto en
alguna parte , si agora no, después que me partí ú la guerra.
Alcumena. ¿Por qué lo niegas?
Anfitrión. Porque deprendí á decir verdades.
Alcumena. No hace cosa justa el que desaprende lo que
aprendió. ¿Probaismc quizá por ver lo que tengo en el cora-
zón? Mas dirne , ¿por qué os volvisteis tan presto? ¿Hubo
algún agüero que te hiciese tardar , ó detenerte alguna tem-
pestad que no te fueses á tus huestes como poco ha me di-
jiste ?
Anfitrión. ¿Poco ha? ¿Qué? ¿Tan poco?
Alcumena. Tiéntasme; poquito ha, muy poquito , agora.
Anfitrión. ¿Cómo puede ser esto que dices, poquito ha,
y agora?
Alcumena. ¿Qué piensas que tengo de hacer sino burlar
de ti, pues que burlas de mi? Que dices que llegaste agora de
nuevo, y aun agora partiste de aqui.
Anfitrión. Esta mugar desvariando está.
El doctor Francisco de Villalobos, médico de Feriian-lo
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
131
el Católico y de Carlos V, ademas de algunos comentarios
latinos que escribió sobre la historia natural de Plinio, y
otros tratados y epístolas eruditas, compuso en castellano sus
problemas, discursos y diálogos familiares sobre puntos de
física, medicina, política y moral con puro lenguaje y es-
tilo lacil, gracioso y correcto. La comedia de Anfitrión , ilus-
trada con anotaciones , se imprimió en Zaragoza en el año
de i 5 i 5 , en Zamora en el de i 5 4 3 , y en Sevilla, junta-
mente con las demás obras castellanas del mismo autor, en
el de i 5 7 4- Murió de edad muy avanzada, reinando ya Fe-
lipe II, pero se ignora el año de su muerte.
1517.
2 i. Bartolomé de Torres Naharro. Comedia Serafina. Pre-
ceden á esta comedia (como á todas las demás del mismo
autor) el introito y el argumento. El introito es generalmen-
te una relación en verso, escrita en lenguaje y estilo rústi-
co acomodado al personage grosero que la representa. En
ella pide silencio y atención á los oyentes: refiere sus bue-
nas cualidades, sus amores y sus zelos, y algunos lances que
ha tenido con las mozas de su pueblo, en todo lo cual hay
expresiones y pinturas poco decentes. Acabado el introito si-
gue el argumento, en el cual se da razón de la fábula que va
á representarse. La comedia Serafina (como todas las obras de
Naharro) está escrita en verso y dividida en cinco jomadas.
Floristan habia vivido mucho tiempo con Serafina bajo
palabra de casamiento : disgustado de ella y cediendo á la vo-
luntad de sus padres se casa con Orfea , muger honesta y vir-
tuosa. Serafina lo sabe, le acusa de inconstante y pérfido, y
él reconociendo su primera obligación resuelve matar á Or-
fea para quedar libre y poderse casar con Serafina. Consul-
ta esta idea con un fraile ermitaño llamado Teodoro , el
#
132
CATÁLOGO
cual le responde que baga lo que guste, y que él se lava las
manos como Pílalos. Orfea al saber de boca del mismo Fio
ristan que le va á quitar la vida, llora sus culpas, perdona á
su ofensor y pide á Dios misericordia. El fraile sin cuidar de
otra cosa trata solo de confesarla para que muera cristiana-
mente, yá este efecto se la lleva á su casa. Consultan de nue-
vo Floristan y el fraile, y éste le sugiere el arbitrio de ca-
sar á Orfea con Policiano, bermano de Floristan, que acaba
de llegar después de una larga ausencia , para lo cual no
bailan inconveniente, asegurando Floristan que no ba con-
sumado el matrimonio con Orfea. Llega pues Policiano, y
felizmente se descubre que era amante de Orfea, con lo cual
todo se facilita y quedan ajustados á placer ambos casa-
mientos.
El carácter de Serafina está bien sostenido. Orfea intere-
sa en la tercera jornada, cuando se lamenta como una mu—
ger inocente, enamorada é infeliz. El carácter de Floristan
es abominable, supersticioso, cruel, disoluto, inconsecuente,
y ademas hablador insulso y empalagoso pedante. Resuehe
matar á Orfea, porque dice que ella ó él deben morir pre-
cisamente: que si él se mata, como Serafina y Orfea le quie-
ren tanto, se morirán de pesadumbre, y para evitar tres muer-
tes determina asesinar á su inocente esposa. En medio de es-
ta barbarie se encomienda á Dios como pudiera el hombre
mas penitente, diciendo:
Mas Señor, por tu pasión
redime mi alma triste ,
tú que también redimiste
captivitatern Sion.
Que si en juicio perfecto
con tu siervo entras de grado,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
133
no será justificado
ningún Jiornbre en tu conspecto.
Del mi pecado secreto
mándame , Rey Nazareno , &c.
El fraile es un ente ridículo, siempre hablando en latín
macarrónico, siempre echando sentencias, estropeándola Es-
critura, y corriendo de una á otra parte muy diligente sin
hacer nada. Un leguillo que le acompaña, habla también en
latin, hace gestos á Dorosia, criada de Serafina, y le ofre-
ce regalos.
El latin que gasta, todo es parecido á este:
Maneo solas in boscorum ,
sicut fnulus sine albaida,
mortis mea non se tarda
propter meus peccatorum.
La variedad de idiomas que hay en esta comedia produ-
ce la mas extravagante contusión que puede imaginarse. Se-
rafina y Dorosia hablan en valenciano, el fraile y su lego
les responden en latin, Orfea y Brúñela su criada se que-
jan en italiano, y Floristan las consuela en castellano.
1517.
22. Comedia Trofeo. Introito j argumento. La Fama ce-
lebra las glorias del rey D. Manuel de Portugal , y asegura
que obscurecerla el nombre de Plolomeo , pues ha ganado
mas tierras que el geógrafo describió. Sale Ptolomeo con
licencia que dice haberle dado Pluton, y se queja de lo que
ha dicho la Fama en mengua suya. Ella le hace una larga
relación de las provincias y ciudades conquistadas en África
134 CATÁLOGO
y en Asia por D. Manuel, y le convida á que vea como se le
postran los reyes vencidos. Cascolacio y Juan Tomillo bar-
ren el salón donde está la silla del rey: uno de los dos se
sienta en ella, é imita al cura de su lugar cuando anuncia las
fiestas el domingo: se entretienen después en echarse mal-
diciones el uno al otro: un page los pone en paz y les man-
da apresurar el barrido: hácenlo asi, y entretanto cantan
coplillas y cuentan cuentos. Salen veinte reyes orientales á
prestar obediencia á D. Manuel, que los recibe sentado en
su trono: y aunque ni él ni ellos baldan una palabra, el in-
térprete suple por todos con un largo razonamiento en que
va nombrando á los reyes que están presentes de Gelof, Can),
Narsinga, Mandinga, Monicongo, &c. , y dice por último que
todos desean bautizarse, y ser gobernados por leyes que es-
peran recibir del rey de Portugal, su dueño y natural señor.
Este se levanta luego que el intérprete ha concluido, y se va
sin responder. Vuelve después el rey á ocupar el trono, y re-
cibe á Cascolucio, Gil Bragado, Juan Tomillo, y Mingo Ovejo,
que después de haber echado pajitas para saber quien ha de
hablarle primero, le presentan una zorra, un gallo, un cor-
dero y un águila, explicándole la alusión política y moral
de aquellos presentes. El rey como lo tiene de costumbre no
les responde nada, y se va. Apolo entrega á la Fama unos
versos que ha compuesto en elogio del rey, y le manda que
dilate su nombre por toda la tierra, y alabe á la reina y al
príncipe. La Fama esparce varios papeles (sin duda al audi-
torio). Mingo Oveja le pide uno para él, ella no quiere dár-
sele y altercan sobre esto. Mingo se ofrece á publicar por el
mundo las glorias del rey D. Manuel como la Fama le pres-
te las alas para el viage. Ella se lo concede; y luego que Min-
go las tiene puestas, queriendo volar cae por el suelo y se.
rompe la cabeza: vuelve sus alas á la Fama llamándola he-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 135
cñicera y puta; y ella á fin de consolarle le da un villancico,
que cantan después entre todos para concluir el drama. Esta
comedia es un diálogo insípido, dilalado con episodios imper-
tinentes, inconsecuencias y chocarrerías.
1517.
23. Comedia Soldadesca. Introito y argumento. La esce-
na es en Roma. Guzman se queja de su mala fortuna: há-
llale, un capitán conocido suyo, le dice que tiene encargo de
reclular quinientos peones para el ejército del papa , y le
ofrece el grado de sota capitán. Viene un tambor, queda ajus-
tado también; y el capitán le manda publicar la recluía. Men-
doza, Pero Pardo y Juan González hacen varias preguntas al
tambor sobre las condiciones del enganche. El capilan habla
á sus nuevos soldados : les acuerda stis obligaciones , y les
promete por su parle buena paga y buen trato. Manrique
y Mendoza se repuntan de palabras, el capilan los pone en
paz. Un fraile apóstata se presenta á sentar plaza de solda-
do, y queda recibido bajo el nombre de Liaño. Juan Gonzá-
lez, Liaño y Pero Pardo van á alojarse á casa de un labra-
dor llamado Cola : éste habla en italiano ; los soldados no le
entienden, y resultan equivocaciones continuas entre unos y
otros. Mándanle que les prepare una buena comida, y entre-
tanto le requiebran la criada: él se desespera, pide favor á
Juan Francisco su paisano y amigo , y traían de dar una
buena paliza á los españoles. Guzman y Mendoza murmuran
del capitán : se proponen hurtarle una docena de pagas, com-
prar dos yeguas, desertar, llevarse dos mugeres para sí, y
otras para hacer torpe tráfico de ellas. Cola se queja al ca-
pitán de que los soldados que han entrado en su casa se han
comido cuanto había en ella, y le han hecho mil insultos: el
capilan los apacigua á lodos, y propone á Cola y á Juan
I3G
CATÁLOGO
Francisco que sienten plaza también: admiten el partido, y
se concluye la comedia con un villancico, que cantan todos
marchando en ordenanza.
Esta pieza, meramente episódica, no tiene particular in-
terés, ni se busque en ella objeto moral, idea de la cual el
autor estuvo distante : quiso únicamente hacer una pintura
exacta de las costumbres corrompidas de una soldadesca di-
soluta, y supo desempeñarlo con facilidad y ligereza cómica.
1517.
24. Comedia Tinelaria. Introito y argumento. La escena
es en Roma en casa de un cardenal. La acción se reduce á
que sus criados con lo que le hurtan comen y gastan y vi-
ven en la mayor disolución y abandono. Al acabar la pri-
mera jornada se van á almorzar: la tercera se gasta toda en
comer: en la quinta cenan y se emborrachan. Desde el pri-
mero al último de los persona ges (que llegan á veinte y dos)
todos son ladrones, glotones, borrachos, maldicientes, blas-
femos, provocativos y disolutos. El autor acudió al arbitrio
infeliz de introducir diferentes idiomas para animar el diá-
logo: uno habla en lalin, otro en francés, otro en italiano,
otro en valenciano, otro en portugués, y los demás en cas-
tellano. Esta greguería poliglota, y el número excesivo de per-
sonages que pone á un tiempo en la escena, producen una
confusión intolerable. A pesar de tantas nulidades no deja
de hallarse uno ú otro pasage escrito con inteligencia. Véase
el siguiente diálogo entre el despensero del cardenal y la la-
vandera su amiga.
Lucrecia.. Buenos días Ir de Dios.
Barrabas. Oh ¡qué milagro tamaño.'
Y buenas noches ú vos
porque es la mitad del ano.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
Lucrecia.. ¿He tardado?
Barrabas. Tanto que me has enojado
para hacer maravillas.
Lucrecia.. Por tu vida que he esperado
que tocasen campanillas.
Barr ab a's. / Qué placer !
JDirne , ¿ quién debe atender ,
si presumes como sueles ,
los manteles al comer ,
ó el comer á los manteles?
Lucrecia.. No sé nada ;
como quicr que fui criada
donde siempre fui servida
sé muy poco de colada ,
y menos de aquesta vida.
Barraba's. ¡Guay de mi!
Diez años ha que te vi
morar en el Burgo viejo,
y siempre te conocí
lavandera de concejo.
Lucrecia.. ¿Cómo que?
Pues no ha mas que me casé.
Mira si bien has mentido,
pues harto estuve á la fe
con el ruin de mi marido.
Barraba's. Si querrás,
dirne cuantos anos has;
no me niegues la verdad.
Lucrecia.. Veinte, por Dios, y no mas
he hecho por Navidad.
Barraba's. Ora pues
no quiero ser descortes;
138 CATÁLOGO
pero asi me ayude I)io.<¡ ,
<¡ue creo que ha veinte y tres
rjue dices que fias veinte y dos.
Lucrecia.. Di, pues, ea ,
que. aquella que en ti se emplea
se puede contar por han .
nunca yo fui vieja y fea ,
sino en tu maldita boca.
¡ Ay perdida .'
que de nadie en esta vida
nunca fui tan mal tratada ,
ni de hombre menos querida
ni menos acariciada.
Y aun ayer,
por quererte á ti querer
( cosa que no me condene ) ,
he dejado un mercader
que me diera cuanto tiene:
y aun hiciera
que en llegando me vistiera,
y hoy me ruega de hora en hora ,
y en su casa me tuviera
servida como señora.
¡ Desgraciado !
Dirnc , ¿ dónde has tú hallado
otra boba como yo ,
que hobiera por ti negado
la madre que me parió?
Dicn me miembra ,
que quien en ruin tierra siembra
diz que coge mal y tarde.
j Maldita sea la hembra
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 139
que se fia de un cobarde !
Barrabas. Calla , esposa :
por una tan poca cosa
no tomes esos enojos,
que no hay dama mas hermosa
si preguntan á mis ojos.
¿Qué mas quieres?
Vieja ó moza , cual tú eres,
quiero jo mas tu gcrvilla
que á todas cuantas mugeres
han salido de Castilla.
2 5. Comedia Himeneo. Introito y argumento. Jornada
primera. Himeneo , amante de Febea, ronda de noche las puer-
tas de su dama acompañado de sus criados Eliso y Bóreas,
á quienes manda guardar el puesto mientras va á disponer
una música: quedándose solos manifiestan uno y otro su co-
bardía : llega el marques, hermano de Febea , seguido de Tur-
pedio su page: los criados de Himeneo huyen: el marques,
receloso de su hermana porque sabe la frecuencia con que
Himeneo le. da músicas y alboradas, quiere entrar á verla;
pero Turpedio le disuade con buenas razones, y ambos se re-
tiran. Jornada segunda. Vuelve Himeneo acompañado de sus
criados y algunos músicos, que cantan al son de instrumen-
tos algunos versos amorosos. Febea se asoma á la ventana y
habla con Himeneo, á quien promete obligada de sus instan-
cias que á la noche siguiente le permitirla la entrada en su
cuarto. Himeneo se va lleno de lisonjeras esperanzas , el mar-
ques y Turpedio ven á lo lejos á los que se retiran: el mar-
ques quisiera embestir con ellos, pero el page le dice que será
mejor remitir su venganza á otra ocasión en que vengan mas
bien armados. Aprueba el marques las reücxiones de su cria-
140 CATÁLOGO
do, y quedan en volver á la noche próxima. Jornada terce-
ra. Bóreas reprende á Eliso su compañero porque no quiso
recibir unos regalos que su amo Himeneo quería hacer á los
dos. Sale Doresta, criada de Febea, á la ventana: Bóreas la
requiebra y le pide que á la noche cuando Himeneo vaya á
ver á su señora le permila entrar con él: Doresta se lo con-
cede, y ellos se van. Turpedio el page del marques habla á
Doresta, y ella le desprecia: ambos se repuntan de palabras,
se injurian y amenazan recíprocamente. Jornada cuarta. Hi-
meneo encarga á sus criados que guarden la puerta, y se en-
tra en casa de Febea: quedan en la calle Bóreas y Eliso tem-
hlando de miedo: sobreviene el marques con su page, y ellos
huyen inmediatamente dejándose Bóreas la capa en el suelo:
por ella infiere el marques que Himeneo estará dentro con
su hermana; rompe las puertas y va á buscarle lleno de fu-
ror. Jornada quinta. Sale Febea huyendo de su hermano,
que la persigue con la espada desnuda ; ella le suplica que no
mate á su amante, confiesa el amor que le ha tenido, y no
se juzga culpada sino infeliz en haherle amado. El marques
imagina que solo con matarla satisface la injuria que ha re-
cibido: va á ponerlo en ejecución cuando sale Himeneo, que
con ruegos corteses va mitigando el enojo del marques, has-
ta que persuadido de sus razones y las de su hermana, los
perdona y aprueba gustoso su casamiento. Fábula muy sen-
cilla, bien conducida, animada con situaciones y afectos na-
turales y oportunos. La acción consiste en la solicitud de Hi-
meneo á la mano de Febea; el tiempo no excede de veinte y
cuatro horas; el lugar de la escena es invariable. Tiene de-
fectos, pero se compensan sobradamente con el mérito par-
ticular que la recomienda y la distingue.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 141
1517.
26. Comedia Jacinta. Introito y argumento. La escena es
en un camino cerca de Roma. En la primera jornada sale
Jacinto quejándose en un soliloquio del mal tratamiento que
dan los señores á quien los sirve. En la segunda sale Precio-
so despechado al ver la falsedad de los que se venden por
amigos. En la tercera Fenicio llora la vanidad del mundo,
y el engaño de los hombres que se olvidan del fin para que
fueron nacidos, y va resuelto á meterse fraile y hacer pe-
nitencia. Pagano, criado de una principal señora llamada Di-
vina (que vive en un castillo ó palacio poco distante del ca-
mino, y tiene de costumbre detener á los pasageros para aga-
sajarlos y saber de ellos novedades) les manda esperar y va
á dar cuenta á su ama de la venida de los tres: quedan so-
los en la cuarta jornada discurriendo sobre la bondad de aque-
lla señora, y con este motivo alaban en general las buenas
prendas de las mugeres. En la jornada quinta viene Divina:
les hace preguntas sobre las causas que les han movido á via-
jar, y por último prendada de la buena gracia de Jacinto
le escoge por marido, y á los otros dos les ofrece hospedage
y todo buen tratamiento.
La falta de acción, la distribución simétrica de las esce-
nas, los largos soliloquios, la semejanza de situaciones, el
poco interés, lo ati'opellado é inverosímil del desenlace son
los defectos principales de esta comedia. Su mérito consiste
en el decoro de los caracteres, la solidez filosófica de las má-
t
ximas en que abunda, la pureza del lenguaje, la elegancia
de estilo, la lluidez de su versificación. Véanse los siguientes
trozos que confirmarán esta aserción en el dictamen de los
inteligentes. Jacinto dice en la primera jornada:
CATÁLOGO
¿Quieres saber mi fortuna?
yo te la quiero decir:
que por morir ni vivir
no me da cosa ninguna.
Sabrás t/ue desde la cuna ,
sin un panto de reposo,
no me acuerdo vez alguna
poderme llamar dichoso;
de servir muy codicioso ,
no de vivir vagabundo ,
mas ir al cabo del mundo
tras un señor virtuoso.
Sabe Dios cuanto ho/gdi ra
de saber algún oficio,
porque en tan ruin ejercicio
tan buen tiempo no gaslára:
pero quién jamas pensara ,
donde son tantos señores ,
que un señor no se hallara
para buenos servidores.
Aquellos son los traidores
que decimos las verdades ,
y los que ensayan maldades
suceden en los favores.
Todos están concertados
de traer todas sus vidas ,
las bestias muy guarnecidas
y los siervos despojados.
Tii nen puestos sus cuidados
en continuo atesorar,
sacando algunos ducados
que se gastan en cazar ;
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 143
y si quieren algo dar,
no lo dan á pobre cieos ,
sino á aquellos que son ricos,
que es echar agua en el mar.
Feiiicio en la jornada tercera halda asi contra la codicia:
Pues oh! ciega criatura,
que con este mundo vives ,
que en cabo de él no recibes
sino solo sepultura;
¿no miras que es gran locura
si deja tu pensamiento
lo que para siempre dura
por lo que dura un momento ?
Que este mundo todo es viento;
pues de pobres , ni de ricos ,
ni de grandes , ni de chicos,
ninguno vive contento.
Oh! loco el hombre y muger
con cuanto puede afanarse,
que piensa de contentarse
por mas haberes haber!
que si bien por carecer
se duele la pobre gente ,
no veo que por tener
algún rico se contente:
porque en el siglo presente
muy mas grande ser conviene
el temor que el rico tiene,
que el dolor que el pobre siente.
144 CATÁLOGO
Jacinto m la jornada cuarta dice hablando de las mu-
jeres :
Pues esto digo en favor
de las que corren fortuna ,
pero digamos de alguna
que tiene un poco de amor.
Con cuanta pena y dolor ,
por poco mal que sintáis,
anda y torna en derredor
demandándoos cómo estáis,
diciéndoos qué le mandáis ,
consolándoos como suele,
preguntándoos dónde os duele ,
porf i dudóos que comáis.
Hela i>a muy afligida
á decir misas por vos,
y á rogar contino á Dios
que os mande salud y cida ;
su comer y su bebida
sospiros , lágrimas son;
llora, gime, plañe , y crida
de todo su corazón.
No puede ningún varón
pagalle complidamente
las lágrimas solamente
que deja en cada rincón.
Pues de esto bien informados ,
que otro bien no hobiere en ellas,
á todas y á cualquier dellus
somos todos obligados :
cuanto mas que sus cuidados ,
sus grandezas , sus hazañas
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 145
son servir á sus amados
con obras y lindas mañas;
y en los tiempos de sus sañas,
cuando os partís , ellas lloran;
cuando tornáis, os adoran
con el alma c las entrañas.
/ Qué gloria de nuestra pena ,
t/uc aliño de nuestro afán !
sin duda no hay cosa buena
donde mugeres no van.
La gente sin capitán
es la casa sin muger ,
y sin ella es el placer
como la mesa sin pan.
1517.
27. Comedia Aquilana. Introito y argumento. En esta co-
media hay un D. Bermudo, rey de León, cuya hija Felicina
está enamorada de Aquilano, joven extrangero y muy que-
rido del rey. Va á verla de noche á su jardin, le dice amo-
res, y ella disimula cuanto puede su pasión con desdenes ho-
nestos: suena ruido, él quiere ocultarse entre las ramas de
un árbol, pero cae al suelo y queda lastimado del golpe. Este
accidente, y el desconsuelo de verse despreciado alteran su
salud. Bermudo encarga á sus médicos que le asistan, y uno
de ellos dispone que salgan varias damas y se presenten á
Aquilano por si esto puede distraerle: salen las damas y con
ellas la infanta Felicina: luego que Aquilano la ve, se altera
y se turba, lo que da á conocer al médico que sin duda está
enamorado de ella: sabido estopor el rey determina matar á
Aquilano, y de orden suya le llevan á degollar á un palio
Tomo I. 1 0
146 CATÁLOGO
de. palacio: Felicina desesperada en su desventura sale al jar-
din con propósito de ahorcarse, pero los criados se lo estor-
ban. Descúbrese entretanto que Aquilano es hijo del rey de
Hungría, y Bennudo le casa con la infanta.
En esta comedia se muda el lugar de la escena con mu-
clia frecuencia : la acción en unos pasages desfallece (como
sucede en la segunda jornada (pie toda es inútil), y en otros
está atropellada y viólenla. Dos jardineros, que pudiera ha-
ber omitido el autor, ocupan una gran parte del drama con
necedades impertinentes: lo mismo hacen la criada de Feli-
cina y el criado de Aquilano. El reconocimiento de éste por
príncipe de Hungría no está preparado, y hace inverosímil
y forzada la solución. El estilo es muy desigual, y por lo
común trivial é indecoroso en los personages mas elevados:
falló el aulor al respeto que se debe á la historia, suponien-
do un príncipe Aquilano de Hungría yerno de un rey D. Ber-
mudo de León y heredero de su corona. Las libertades poé-
ticas no permiten tanto.
1520.
28. Comedia Calamita. Introito y argumento. Floribun-
do hijo de Euticio, enamorado de una joven llamada Cala-
mita (supuesta hija de Trapaneo) se vale de la mediación
de Libina criada de Calamita para que su señora corres-
ponda. No sin mucha dificultad se consigue vencer la esqui-
vez de la doncella; pero al fin se logra que reciba la visita
de Floribundo, y á presencia de los criados los dos amantes
se dan las manos, y se abrazan en señal del íuturo consor-
cio. Floribundo gozoso de su mucha ventura alaba en un so-
liloquio las prendas de su amada, y discurriendo sobre la
dificultad de hacer una buena elección en el matrimonio,
añade estos bellos versos:
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 147
Quien ha de tomar muger
por su vida,
tome la mas escondida
para su seguridad ;
la que en virtud y bondad
fuere criada y nacida.
La muy en mucho tenida
por hermosa ,
esta diz que es peligrosa ,
la muy sabida mudable,
Ja muy rica intolerable ,
soberbia la generosa;
la cornplida en cualquier cosa
y acabada
menos que todas me agrada ,
porque según mi pensar ,
mala cosa es de guardar
la de todos deseada.
Euticio irritado de que su hijo trate de casarse con Cala-
mita da orden á un criado para que le aceche , y cuando le
vea salir de casa de su querida le mate; pero después de esta
resolución hallando á Trapaneo, le ruega con instancia que
le diga francamente de quién es hija Calamita. Trapaneo le
asegura que el padre de aquella joven fue un señor muy prin-
cipal de la ciudad de Trápana, y que él recogió aquella niña
y la crió como hija suya para evitar la cólera del padre,
que habia amenazado á su esposa de matar la criatura que
pariese si no era varón. Satisfecho Euticio con esto, hace ve-
nir á los dos amantes, los perdona y los casa.
La acción es mucho mas animada en esta comedia que
en las anteriores del mismo autor; merced á los incidentes
148 CATÁLOGO
episódicos de que abunda. La escena es en una calle delante
de la casa de Calamita: la duración puede considerarse como
de veinte y cuatro horas : el estilo y la versificación no ca-
recen de mérito, los zelos de Torcazo marido de Libina, el
carácter de ésta y su excesiva familiaridad con un escolar ves-
tido de muger dan lugar á situaciones y discursos muy in-
decentes : la resolución de Euticio de matar á su hijo para
estorbar el casamiento es atropellada y brutal: las circuns-
tancias «pie dan lugar al desenlace y al reconocimiento de
Calamita, ni están preparadas ni son verosímiles.
1520.
29. Diálogo del nacimiento. Introito y argumento. Dos
peregrinos que vienen el uno de Santiago y el otro de Je-
rusalen, se encuentran en la noche de Navidad cerca de Ro-
ma. Hablan largamente del nacimiento de Cristo, y ventilan
cuestiones teológicas de las mas intrincadas y sutiles: cansa-
dos de hablar, tratan de proseguir su viage esperando alojar-
se en el hospital de los españoles, y ambos cantan un ro-
mance que empieza ;
Triste estaba el padre Adán
cinco mil anos había,
cuando supo que en Bellcn
era parida María ,
y en el limbo donde estaba
de contento no cabía;
para los unos andaba,
para los otros corría, &c.
Acabado el romance, llegan Hernando y Garrapata, dos
pastores zafios , que convidan á los peregrinos á la misa del
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 149
gallo, y se van todos cantando un villancico. El diálogo de
los peregrinos no es mas que fatigoso, pesado y pedantesco:
el que sigue de los pastores necio y rudo en demasía, y lle-
no de desvergüenzas y vaciedades.
Bartolomé de Torres Naharro, natural de la Torre cer-
ca de Badajoz , vivió en Boma después de haber sido rescata-
do de las prisiones de Argel: se sabe que era eclesiástico, y
pertenecía á la familia de Fabricio Colona, general del Papa.
La primera edición de sus obras líricas y dramáticas que in-
tituló Propaladla , se publicó en Roma en el año de i 5 i 7
con privilegio que le dió para ello León X, y se las dedicó
á D. Fernando Dávalos, marques de Pescara, yerno de Fa-
bricio Colona. En la citada edición solo hay siete comedias,
faltando la Calamita, que su autor publicó después. Divulga-
da la Propaladla en Boma, se prohibió inmediatamente á
causa de la amarga censura que liizo el poeta en algunas de
sus obras de algunos vicios de aquella corte. La persecución
suscitada contra él debió de ser tan grande que huyó á Ña-
póles, y alli permaneció bajo la protección de los citados Co-
lona y Dávalos. Se ignoran otras circunstancias de su vida,
como también el año en que murió.
Sus comedias han dado ocasión de discordia á los litera-
tos nacionales y extrangeros , en cuyos dictámenes se nota
demasiado espíritu de parcialidad , incompatible con la buena
crítica. Nasarre dijo que las comedias de Naharro se repre-
sentaron en Roma y en Ñapóles con indecible aplauso, que
enseñaron á los italianos á escribir comedias, y que. se apro-
vecharon poco de su enseñanza. Lo cierto es que en la época
en que Naharro escribió se hacian en Italia tan buenas y
mejores y peores comedias que las suyas. Signorelli no solo
niega esta enseñanza, sino que supone que tales obras no se
imprimieron ni se representaron jamas en Italia. No es de
150
CATÁLOGO
admirar que aquel docto crítico no hubiese visto la edición
de Roma de i 5 i 7 ; ¡ici o ¿cómo se olvidó de haber leido en
Cualquiera de las ediciones posteriores estas expresiones del
aulor dirigidas al marques de Pescara? Si algún tiempo este
mi bu jo libro en los altos reinos de la poderosa España per-
viniese , supiese, decir á los grandes de ella cuan buen her-
ma mi y procurador tienen acá en V. S. ¿Cómo no hizo re-
paro en estas? Ansimesmo hallarán en parte de la obra al-
gunos vocablos italianos ( especialmente, en las comedias ) , de
los cuales convino usar habiendo rcs/ielo al lugar y á las per-
sonas á quienes se recitaron. Esto, y la lectura de. las mis-
mas comedias (especialmente la Soldadesca , la Serafina, la
'i unlitria y la Jacinta) ¿no era bástanle á convencerle de
que. las comedias de Naharro se imprimieron efectivamente
en Italia, que se representaron en Italia, y que los especta-
dores, ó gran parle de ellos, fueron italianos?
Después de la edición de Roma hay noticia de las que se
hicieron en Sevilla en los anos de 1 ,>2o, i533 y 1 5 4 5, como
también de la de Madrid en el de i 5 7 3 , aunque muy estro-
peada con las omisiones y enmiendas que mandó hacer la
inquisición. En esta dice el editor: La Propaladla de Tor-
res Naharro , obra singular y extremada en el donaire y
gracia de la lengua , aunque estaba prohibida en estos rei-
nos años había , se leía é imprimía de ordinario en los ex—
trangeros. Esto supone la existencia de otras ediciones que
no he tenido presentes. Véase la Biblioteca de D. Nicolás An-
tonio: El prólogo á las comedias de Cervantes por Nasarre:
Yelazqucz Orígenes de la poesía- castellana: Signorelli His-
toria critica de los teatros; y Lampillas en el tomo 4-° de
su Ensayo apologético.
1520.
3o. Vasco Diaz Tanco de Fregenal. Tragedia de Absalon.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 151
1520.
31. Tragedia de Aman.
1520.
32. Tragedia de Joña tas.
Vasco Diaz Tanco, natural de Fregenal en Extremadu-
ra, dedicó á Felipe II siendo principe una historia de los
turcos, sacada de lo que escribieron sobre esla materia Pau-
lo Jovio y otros autores, y la intituló Palinodia. Publicó
ademas otra obra intitulada Los veinte triunfos: otra sobre
los títulos de dignidades temporales y mayorazgos de Espa-
ña: otra con el título de Jardín del alma cristiana , impre-
sa en Valladolid año de i552, y en esta dice que siendo jo-
ven escribió las tres tragedias mencionadas de Absalon, Aman
y Jonatás. Nadie asegura haberlas visto : se ignora si se im-
primieron ó se representaron; pero no pudiendo dudar que
el autor las compuso, he creido poder suponer su existencia
con alguna probabilidad hacia el ailo de i52o, aunque no
con una absoluta certeza. Puede creerse que Vasco Diaz mu-
rió por los años de i56o. D. Nicolás Antonio, Montiano,
Velazquez y Signorelli trataron acerca de este autor en sus
respectivas obras citadas ya otras veces.
1521.
33. Anónimo. Comedia llamada Hipólita , nuevamente
compuesta en metro. Argumento. Hipólito, caballero, man-
cebo de ilustre y antigua generación de la Celtiberia ( que al
presente se llama Aragón ) se enamoró en demasiada mane-
ra de una doncella llamada Florinda , huérfana de padre,
natural de la provincia antiguamente nombrada Bélica ( que
al presente llaman Andalucía ) ; y poniendo Hipólito por in~
159 CATÁLOGO
tercesor cí un pagc suyo llamado Sálenlo , estorbaba cuanto
podía porque Florinda no cumpliese la voluntad de Hipólito:
pero ella competida de la gran fuerza de amor, r/ue a' la ( tin-
tinad le atormentaba , concedió en lo <¡uc Hipólito con tanto
ahinco la importunaba, j asi ooieron cumplido efecto sus ena-
morados deseos, intercediendo ansirnesmo en el proceso Soli-
sico pagc <le Florinda , y discreta mas que su tierna edad
requería, y Jacinto criarlo de Hipólito, na/lino de condición,
repintó siempre , y Car/iento criado ansirnesmo de Hipólito
(nombre arrof lanado) por complacer rí Hipólito no solamen-
te le parecían bien los amores, pero denoto que el negocio
se pusiese á las manos: c asi todas las cosas ovicron alegres
Jines, vistiendo Hipólito 11 todos sus criados de brocado y se-
das , por el placer que tenia en asi haber Florinda ( doncella
mu ida de ilustre familia ) concedido en su voluntad , seyen-
do la mas discreta y hermosa , y dotada en lorio genero de
virtud que ninguna doncella ríe su tiempo. Después de este
extravagante anuncio sigue la comedia dividida en cinco es-
cenas. La acción es lánguida, y la entorpecen impertinentes
discursos, sentencias pedantescas y rasgos de erudición liis-
tórica puestos en boca de los criados de Hipólito y en la de
Florinda, que estimulada de indomable apetito habla de Po-
pilia, Medea, Penélope, Sansón, Electra, David, Clodio, Sa-
lomón, Lamec, Masinisa, y el rey D. Rodrigo, lodo para
venir á parar en abrir aquella noche la pucrla á su amante.
Esta indecente farsa está escrita con muy mal lenguaje, y
muchos defectos de consonancia y medida en los versos.
1591.
?>4- Comedia nuevamente compuesta , llamada Serafina.
Argumento. Evandro , caballero, natural del reino antigua-
mente Lusilania llamado , y al presente Portugal, se cna-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 53
moró de una señora Serafina llamada, de extremada ma-
nera hermosa y dotada de todo género de virtud, natural
del reino de Castilla , y era casada con un caballero Filipo
llamado , el cual era de natura frió , y fue causa principal
para se enamorar de Evandro ; pero Artemia , madre de Fi-
lipo , en gran manera la guardaba , á cuya causa Pinardo,
criado y page de Evandro , fue en hábito de muger en casa-
de Serafina , y concertó con ella que hablase á Evandro , y
asi tornó á casa muy próspero. Pero Popilia sirviente de
casa de Evandro , y Davo criado suyo mucho y largamen-
te informaron á Evandro de como Artemia era dueña de
malas costumbres, de lo cual maravillado Evandro fue en casa
de Serafina disfrazado , solamente, acompañado de Pinardo,
donde se efectuó su propósito , y asi todo ovo próspero y agra-
dable fin. Esta comedia escrita en prosa se divide en seis es-
cenas: en la cuarta y la sexta hay situaciones de la mayor
obscenidad. Es de presumir que una composición de tal na-
turaleza no se haya represenlado nunca; pero el autor hubo
de suponer que podria ponerse en el teatro, pues al concluir
dice uno de los personages : Quedad y holgaos entre esa gen-
te de palacio, é regocijaos bien, que yo Pinardo acabo de
representar la comedia Serafina llamada. El estilo es en ge-
neral alectado , obscuro , pedantesco y redundante. Popilia
criada de Evandro , Cratino , Davo y Pinardo criados del
mismo, abundan en máximas y sentencias filosóficas que no
hay quien los sufra. Sus autores predilectos son Aristóteles,
san Gerónimo, san Bernardo, Platón, Salustio, san Grego-
rio, Cicerón, Salomón, san Agustin, Séneca y Pitágoras.
El autor de estas comedias es desconocido , y rarísima
la única edición que de ellas se. hizo en Valencia por Jorge
Costilla, año de i;5ai.
Precede á las dos comedias citadas otra llamada Tebai-
154 CATÁLOGO
da, dedicada por el autor a] duque de Gandía. No se inclu-
ye en esle catálogo, porque no es un drama representadle,
sino una novela dramática escrita en prosa y dividida en
quince escenas, ni menos larga que la Celestina ni mas ho-
nesta, pero muy inferior á aquel excelente origiifal en las
prendas de lenguaje y estilo.
1 522.
35. Cristóbal de Castille jo. Farsa de la Constanza. Prece-
de á la ol>ra un introito y argumento escrito en latín y en co-
pl i lias de pie quebrado: el dios Himeneo es el actor de este
prólogo, cuya composición es en extremo fastidiosa. La farsa
se divide en siete actos: los personages son Antón. Marina,
Gil, Constanza, un cura y un fraile. Los dos primeros actos
contienen dos escenas en extremo lúbricas y groseras entre
dos distintos matrimonios, en que maridos y mugeres se
echan recíprocamente en cara sus defectos. No menos cho-
cantes son los dos actos siguientes en que hablan un cura
\ un fraile, y éste á instancia del cura predica un sermón
infame, digno de un rufián, con expresiones muy semejan-
tes á las de la madre Celestina en la famosa tragicomedia
de su nombre. En los actos restantes los dos maridos tratan
de descasarse y trocar sus mugeres, y se da el espectáculo tan
de mal ejemplo como inverosímil de que los personages del
segundo y tercer acto aprueben y formalicen el proyecto.
Continuándola extravagancia, todo concluye con un Oremus
en latin bárbaro, y un villancico que se canta entre todos
los personages.
Se advierte en esta farsa poca acción, demasiada seme-
janza en algunas situaciones, episodios mal unidos á la fá-
bula, pinturas, expresiones y máximas sumamente licencio-
sas é inmorales. Al mismo tiempo se encuentra mucha gra-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 155
cia cómica , maestría en el uso del idioma, y en la versifica-
ción facilidad y dulzura. Lástima es que tan buenas cualida-
des estén afeadas con tan grandes y reprensibles defectos.
El original de esta pieza que tuve presente existe manuscri-
to en la biblioteca del Escorial.
Cristóbal de Castillejo nació en Ciudad-Rodrigo por los
años de. i 494- Antes de cumplir los quince de su edad entró
á servir de paje al infante D. Fernando. Se halló en los via-
ges que hizo el rey Católico á Córdoba en el año de i5o8,
y á Extremadura en el de i5i6. Fue secretario del mencio-
nado infante D. Fernando, electo rey de romanos en i53i , y
permaneció mas de treinta años en su corte: estuvo algún tiem-
po en Venecia, pero se ignoran la época y el objeto de su
viage. El año de i 5 4 i se hallaba preso en Viena, aunque no
se sabe el motivo. Poco medrado y muy lleno de desengaños
se retiró de aquella corte y volvió á España tan harto del
mundo, que tomó el hábito cisterciense en el monasterio de
san Martin de Valdeiglesias, en donde murió de edad muy
avanzada. Escribió con gracia, pureza y facilidad en versos
cortos , preferibles en su opinión á los endecasílabos que se
introdujeron en su tiempo: enriqueció con chistes satíricos
sus composiciones, en cuyo artificio poético si hay algo que
reprender, es la lozanía y excesiva abundancia que las ca-
racteriza. El privilegio dado en el año de 1S73 á Juan Ló-
pez de Velasco para imprimir las obras de Castillejo, que
según dice el editor, andaban derramadas y perdidas de mal
escritas , j con riesgo de prohibirse por algunos respetos , prue-
ba que ni hasta entonces se habian publicado, ni el autor
(si vivia) cuidaba de hacerlo. En cuanto á sus comedias,
que se suponen fruto de su juventud, ni se sabe cuantas
compuso, ni si alguna vez se representaron.
156
CATÁLOGO
1523.
?>6. Pedro Altamira. Auto de la aparición que nuestro
Señor Jesucristo liizo á los dos discípulos que iban á Kmutts,
en metro de arle mayor compuesto por Pedro Altamira , el
mozo, natural de Hont ¡ceros , impreso con licencia en Bur-
gos año de i 5 23.
Un ángel hace el prólogo diciendo cuanto ha de verse en
la representación: Lucas y Cleofás van camino de Emana ha-
blando de la muerte de Jesucristo, de su vida admirable, de
su doctrina y sus milagros ; pero dudan no obstante si será
el Mes/as prometido. Cristo se les aparece en forma de pere-
grino, y van en su compañía discurriendo sobre el mismo
propósito. Uno y otro admiran la sabiduría y elocuente per-
suasión del peregrino, y llegando á Emaus le convidan á ce-
nar. En el siguiente pasage que sirve de solución á la fábu-
la podrá verse una muestra del buen estilo y versificación
en que está escrito.
LUCAS Hasta en la forma de la bendición ,
Señor , tú paresces al Santo Jesú.
Cleofa's. . . Algún señalado varón eres tú
que tanto le imitas en conversación.
LUCAS La gran soledad, la pena y pasión
que por él tenemos, en solo mirarte
paresce que amansa. Rabí, tú nos parte
el pan con tus manos de consolación.
Peregrino. Tomad.
Lucas ¿Tú no miras qué bien parescia
él pan en su corte que está rebanado?
Cleofa's. . . Verdad es por cierto , é ansí está quebrado
según que el nuestro Maestro partía.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 157
Lucas Él es.
Cleofa's. . . j Buen Jesús.'
Lucas ¡Mi bien!
Cleofa's. . . / Mi alegría !
Lucas ¡Maestro!
Cleofa's. . . ¡Buen padre!
Lucas. .... / Mi dulce Señor !
Cleofa's. . . / Mi Dios y mi gloria !
Lucas / Mi buen Redentor !
Cleofa's. . . ¡Mi firme remedio!
Lucas ¡Esperanza mia!
Cleofa's. . . ¡Oh dulce consuelo de desconsolados !
Lucas ¡ Oh gozo gozoso de nos afligidos !
Cleofa's. . . / Oh firme remedio de nos ya perdidos !
Lucas / Amparo suave de desamparados !
Cleofa's. . . Pedírnoste , Padre , por tierra postrados
la tu bendición.
(Cristo los bendice y desaparece).
Lucas Pues qué, ¿ya te vas?
Cleofa's. . . Señor , ¿ya nos dejas?
Lucas ¿ Qué es esto , Cleofás ?
Cleofa's. . . ¡Qué gozos excelsos!
Lucas ¡Y cuan señalados !
Cleofa's. . . ¿ Por qué nos has, Padre, tan presto dejado?
Lucas ¡Oh gloria! ¿tan presto desapareciste?
Cleofa's. . . ¿Porqué los tus rayos tan presto escondiste
do queda tu cuerpo tan glorificado ?
Lucas Agora te digo que verificado
está nuestro bien con mucha firmeza.
Cleofa's. . . ¡ Oh Padre ! perdona la nuestra dureza ,
que tanto dudamos ser resucitado.
158 CATÁLOGO
Lucas ¡Oh alto misterio!
Cleofa's. . . ¡Oh dulce visión!
Lucas ¡Oh ciegos nosotros de turbios sentidos!
¡y no conocellc!
Cleofa's. . . ¡Oh endurecidos ,
que nunca creímos su resurrección !
Lucas Debiérumosle sacar por razón:
¿qué hombre pudiera tener en el mundo
tal voz , tal presencia , tal rostro jocundo ,
tan altas palabras de contemplación ?
Cleofa's. . . ¡Oh santo Maestro Jesú que te vimos!
Lucas Hermano Cleofús , verdad nos decían
las santas mugeres que visto le habían ;
maguer que nosotros las nunca creímos.
Cleofas. . . ¿Mas cómo en oírle nos embebecimos
por el camino cuando nos hablaba,
y las escripturas ansí declaraba ,
que todo aquel tiempo no le conocimos?
Lucas Agora podemos decir que tenemos
cierto el remedio , la gloria y el bien.
Cleofa's. . . Razón es que vamos á Jerusalcn
y á nuestros hermanos at/ucsto contemos.
1527.
3 7. Anónimo. Auto del bautismo de san Juan Bautista.
No hay otra noticia de esta composición que la que dio San-
doval en su Historia de Carlos V, libro 16, refiriendo el
aparato que se hizo en Yalladolid para el bautismo de Fe-
lipe II celebrado en 5 de junio del año de 1027. Dice alli
que desde la casa de D. Juan de Mendoza donde posaba la
emperatriz hasta el altar mayor de la iglesia de san Pa-
blo se hizo un pasadizo muy enramado y con muchas jlo-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 159
res y rosas, limones y naranjas , y otras frutas. Había en
los arcos triunfales y en cada uno de ellos muchos retablos.
En el primero hicieron su auto, en el segundo, tercero y
cuar to otro auto. El quinto estaba á la puerta que está den-
tro del patio de la iglesia : este era mas alto que alguno de
los otros: estaba en él un altar , á manera de un aparador ,
de muchas gradas. En estas estaban ricas imágenes de bulto
de plata doradas , y algunas de oro , con otras piezas de gran
valor. Estaban puestos en dos candeleros dos cuernos gran-
des de unicornio : estos y todo lo que había era del empera-
dor. Aquí se representó el bautismo de san Juan Bautista.
Se ignora el argumento de los otros autos.
1528.
38. Esteban Marlinez. Auto de como san Juan fue con-
cebido, y ansimesmo el nacimiento de san Juan. Entran en
él las personas siguientes. Primeramente un pastor, Zaca-
rías, santa Isabel , un ángel llamado Gabriel, dos vecinos
del pueblo , un muchacho , Josef , nuestra Señora , una pa-
rienta de Zacarías , una comadre , una rnuger , un bobo , un
sacerdote. Agora nuevamente hecho por Esteban Martínez,
vecino de Caslromocho. Burgos, en casa de Juan de Junta
año de No queda otra noticia del autor de esta obra,
ni hay en ella mérito particular.
1528.
3 9. Juan Pastor. Auto nuevo del santo nacimiento de
Cristo nuestro Señor , compuesto por Juan Pastor. Son inter-
locutores de la obra el emperador Octaviano , un secretario
suyo , un pregonero , un viejo llamado Blas Tozuelo , un bobo,
su hijo llamado Perico , san Josef , santa María, pastores,
Miguel Recalcado , Antón Morcilla , Juan Relleno , un an-
160 CATÁLOGO
gel. Impreso en Sevilla año de 1J28. Esta composición es-
crita con poco ingenio y absoluta ignorancia del arte, nada
contiene que merezca elogio.
4 o. Farsa de Lucrecia . Tragedia de la castidad de Lu-
crecia, agora nuevamente compuesta en metro por Juan Pas-
tor , natural de la villa de Morola, en la cual se introducen
las personas siguientes. El rey Turquino , su lujo Sexto Tur-
quino , un negro sujo , Colatino duque de Colada , Lucre-
cia su muger , un bobo criado sujo , Espurio , Lucrecio pa-
dre de Lucrecia , Junio Bruto j Publio Valerio parientes de
Colatino. Impresa en 4-°t sm lugar de impresión, letra gó-
tica. Está escrita en quintillas con pie quebrado, mala ver-
sificación, insufribles impertinencias del negro y del bobo.
41. Farsa llamada Grimaltina.
42. Farsa llamada Clariana. No hay otra noticia de
estas dos piezas que la que da el mismo autor al fin de la
farsa de Lucrecia.
1529.
4?>. Fernán Pérez de Oliva. Comedia de Anfitrión. Esta
comedia que intituló asi Fernán Pérez de Oliva: Muestra de
la lengua castellana en el nacimiento de Hércules , ó come-
dia de Anfitrión , tomando el argumento de la latina de Plan-
to, está escrita en buen lenguaje y estilo. Suprimió Pérez de
01i\a entre los personages de la comedia los de Tésala y
Bromia, criadas de Alcumena, y añadió el de Naucrates, ami-
go de Anfitrión. Como no se propuso hacer una traduci ion
literal, no puede culpársele de haber omitido el prólogo que
precede al drama en su original, el soliloquio de Mercurio
en el acto primero, y los de Mercurio y Júpiter en el terce-
ro, porque en realidad no son necesarios á la fábula. En
las demás alteraciones que hizo fue poco leliz.
Parece que huye voluntariamente de las gracias de Plan-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 161
to, y en lo que añade manifiesta poco gusto dramático, nin-
gún talento cómico , y mucho deseo de filosofar y disertar
lucra de sazón , dilatando ó debilitando las situaciones de
mayor interés. ¿Quién ha de aprobarle que convierta la es-
cena sencilla y afectuosa del acto primero entre Júpiter y
Alcumena en una sesión académica, en que se trata del ori-
gen de la guerra, los males que produce, la política de los
príncipes en formar ejércitos con la gente mas perdida de la
república, para que pereciendo en los combates gocen quie-
tud los hombres virtuosos, con otras máximas de igual so-
lidez , y todas inoportunas cuanto es imaginable? ¿Quién
le ha de perdonar el cuento intempestivo, insípido y largo
que puso en el segundo acto en boca de Sosia, del cual solo
resulta haber echado á perder una de las mejores situacio-
nes del original? ¿Quién le disculpará la alteración de todo
el acto quinto, la supresión del excelente monólogo de Bro-
mia con que principia, y la aparición de Júpiter, máquina
absolutamente necesaria para dar á la fábula el único des-
enlace, que le conviene? Esta la concluyó Planto con la su-
misión religiosa de Anfitrión debida á tanto numen, y en
la de Oliva se le hacen decir blasfemias contra todos los dio-
ses, y aun profecías alusivas á la venida de Jesucristo, cosa
impertinentísima sobre toda ponderación. Son muchos los
ejemplos que pudieran citarse de la culpable libertad con que
el imitador español estropeó las bellezas del poeta latino; pero
bastará uno solo lomado del acto 4-° en 1ue se pinta la si-
tuación desesperada del esposo de Alcumena.
Perii jniser !
.Quid ego , i/uem advocati jarn etique amiei deserunt?
Numquam edepol me inultus istia ludificabit quisquís est.
Nam ad ftegern recta me ducam, resque ut /acta est eloquar.
Tomo I. 1 1
1 62 CATÁLOGO
Ego pol illum ulciscar hodie Thessalum venefician,
(¿ni perverse perturbavit familias mentem mece.
Sed ubi Ule cst? iri/ro edepol ábiit credo ad uxorern meam.
(¿ui me Thebis aller vwil miserior? quid nunc agarn?
Quem ornnis mortales ignorant , ct ludijicanl , ut lubet.
Cerlurn est introrumpam in cedibus ubi quemque hominem as-
pexero ;
Swe ancillam, swe scrvum, swe uxorem , s'we adulterum,
Seu patrem , sive avian videbo, óbtruncábo in cedibus.
Ñeque me Juppiter, ñeque dii omnes id próhibebunt, si volent.
(¿uní sic faciarn uti constituí : pergam in cedibus nunc jam.
Véase, lo que el maestro Oliva substituyó.
¿ Qué es esto ? ¿ Heme tornado por ventura loco que asi
me siento conturbado? Todas mis partes son alteradas: el
alma con espanto , el cuerpo con temblor , y con ira el cora-
zón. En la boca siento hiél, en los dientes rabia, mostaza
en las narices , rumor en los oídos , y relámpagos en los ojos.
Impetus me. vienen de quebrar , de saltar , de herir , de ha-
cer mayores cosas que mis fuerzas pueden. No pienso que po-
drán mis miembros reposar sino cansados. Ya no podrá mi
ira amansarse sino harta. El fuego que en mi arde no se
puede apagar sino con sangre, &c.
Cuando Moliere puso en el teatro francés esta comedia,
se apartó muchas veces del texto original, y siempre para
mejorarle. Oliva al contrario, cada vez que se separa de lo
que Planto escribió, desatina.
1530.
44- Tragedia. La venganza de Agamenón. Traducción
muy libre de la Eleclra de Sófocles. Siguió Pérez de Oliva la
disposición de la fábula original y el orden de las escenas
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 163
con poca alteración; pero suprimió mucha parte del diálogo,
sin duda para que resultase el progreso de la acción mas rá-
pido, aunque por este medio la desnudó de muchas bellezas.
Baste citar por ejemplo la relación de la supuesta muerte de
Orestes, diminuta y pobre en la traducción, y tan inferior
á la de Sófocles que no es disculpable la mutilación que hizo
en ella el traductor español: conservó los coros, y con ellos
la inverosimilitud que constantemente producen, suprimien-
do sin embargo todos los excelentes trozos líricos del origi-
nal, que pueden considerarse como entreactos de la tragedia
y la parte mas brillante y harmoniosa de su composición : no
acertó en sacar á la escena un ataúd con un cadáver embal-
samado dentro, en lugar de la urna manejable y ligera en
que supone Sófocles que podian contenerse las cenizas de Ores-
tes : esta alteración hecha por Oliva ni es conveniente, ni
teatral, ni conforme á la imitación de costumbres: en lo
que añadió al texto original peca muchas veces contra el
buen gusto, se aparta de aquella grave sencillez que piden la
situación y los personages, y les hace decir expresiones dig-
nas de la férula. Principalmente (dice Electra) que jo os
ruego me digáis ¿qué lluvia pensáis que tengo jo en mi cuer-
po donde se consumiesen tantas lágrimas como vierten mis
ojos? ¿O qué capacidad es la de mi pecho para detener en
él la muchedumbre de mis gemidos , que salidos fuera no ca-
ben en los aires? Habed , jo os ruego , de mi compasión : no
queráis atapar con vuestros consejos los respiraderos de las
hornazas de fuego que dentro me atormentan. Pregunta Elec-
tra á Orestes quién es ; y su hermano le responde : Soj un
hombre que navega en su sepulcro por las ondas de la fortu-
na. Estos y algún otro rasgo de estilo alambicado, metafó-
rico y pedantesco no son de Sófocles : son añadiduras im-
pertinentes de su traductor.
164
CATÁLOGO
1 530.
45. Tragedla. Hécuba triste. En la traducción de esta
pieza de Eurípides usó el maestro Oliva de igual libertad que
en la antecedente. Suprimió el personage de Tal tibio (dema-
siado episódico en el original), puso en boca de una parle
del coro la relación de la muerte de Polixena, é igualmente
omitió la escena de Agamenón y Hécuba, para lo cual no
pudo bailar una razón plausible. Las mugeres troyanas abren
un hoyo en la arena para sepultar á Polidoro, cosa que ni
se baila en el texto de Eurípides, ni es conforme á las cos-
tumbres griegas: en el original se propone Hécuba quemar
en una misma hoguera los cuerpos de Polixena y Polidoro
y darles un mismo sepulcro. Al fin de la tragedia suprimió
las predicciones de Polimnestor, y echó á perder el desenla-
ce. Aquellos terribles anuncios y el diálogo á que dan lugar,
dan á la catástrofe toda la luerza, movimiento y pertur-
bación trágica que en tales casos se necesita. Entre las ana-
diduras que se. atrevió á hacer Pérez de Oliva, es bien ridi-
cula la siguiente en el diálogo de Polixena y Hécuba.
Polixena. ¿Qué es esto, madre, que lloras con tan tristes
gemidos ? ¿ Qué quieren estos hombres armados ?
HÉCUBA. . . llenen, hija, por ti. ¡Oh hija triste, ú qué tála-
mo te han de llevar/
Polixena. ¿Cómo, di, madre, entre tantas desventuras me
quieren casar ?
HÉCUBA... Si, hija Polixena , adonde nunca me veas.
Polixena. El esposo ¿quién es? ¿á dónde está?
HÉCUBA. . . Está con los muertos.
Polixena. ¡ Ay madre mia! ¿con hombre muerto me quie-
ren casar?
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 165
Hécuba Sí , hija mia , con muerto muerta te han de
casar.
Ni esta es Hécuba como e] poeta la pintó, ni esta es Po-
lixena, cuyo carácter (digno de la hermana de Hedor) es de
lo mas excelente de la tragedia griega. Hécuba en la traduc-
ción entretiene su dolor hablando á su hija en estilo enig-
mático; y Polixena parece una niña de colegio con mucha
gana de casarse, y tan simplecita que se. atemoriza creyendo
que la van á casar con un muerto. Entienda quien pueda
las siguientes expresiones de Hécuba. ¡Oh mugeres! agora
siento que los dolores de nuestros pai tos son dolores que pa-
rimos , que nos quedan guardados para cuando los graves
casos de nuestros hijos sabemos. Mas adelante dice: De los
leones y dragos , y otras bestias fieras se cuenta que am-
paran á aquellos que sienten de ellos quererse favorescer , y
este hombre ( peor que drago y león ) mató á mi hijo , de
quien el por su voluntad se había encargado. Esta erudición
zoológica no es de Eurípides, ni de. la situación, ni de la per-
sona que habla: parece un retazo de sermón gerundio.
A estos defectos podrá añadir algunos oíros la crítica im-
parcial de quien examine estas dos tragedias cotejándolas con
sus originales; pero al mismo tiempo resallará de su lectu-
ra un concepto muy favorable á Pérez de Oliva, el primero
que dio á conocer entre nosotros el teatro griego. Su lengua-
je es puro, su estilo en general grave, elegante y numero-
so: nadie antes de él habia dado á la prosa dramática tanto
decoro y magestad, y después ninguno le imitó.
Nació Fernán Pérez de Oliva en Córdoba por los años
de 1 494 : estudió en Salamanca y Alcalá de Henares, en Pa-
rís y en Roma, donde permaneció algún tiempo. Volvió á
París, enseñó filosofía en aquellas escuelas, y restituido á
España en el año de i5s4t obtuvo en Salamanca las cáte-
1 GG CATÁLOGO
dras de filosofía y teología, y el cargo de rector de aquella
célebre universidad. Su extensa erudición en las lenguas sá-
bias, sus prolundos conocimientos en las ciencias morales y
exactas, su aplicación á las buenas letras, juntamente con
las prendas estimables de su carácter , después de haberle
merecido el favor de los Pontífices León X, Adriano VI y
Clemente VII determinaron á Carlos V á elegirle por maes-
tro del príncipe su hijo, empleo que no llegó á servir, ha-
biendo muerto en el año de. i533 antes de. cumplir los cua-
renta de su edad. Sus obras castellanas en prosa y verso
permanecieron manuscritas, hasta que su sobrino Ambrosio
de Morales las dio á la prensa en el año de i 585. Véase la
Biblioteca de D. Nicolás Antonio, y el tomo VI del Par-
naso español.
1530.
46. Anónimo. Farsa sobre el matrimonio para represen-
tarse en bodas , en la cual se introducen un pastor y su
muge?, y su hija Mencia desposada , un fraile y un maes-
tro de quebraduras. Es obra muy apacible y provechosa. Im-
presa en Medina del Campo con licencia en casa de Juan
Godinez de Millis, ano de i53o. Se ignora el mérito de esta
obra citada por Pellicer en su Tratado histórico sobre el ori-
gen y progresos de la comedia y del histrionismo en Espa-
ña , tomo i.°
1531.
4;. Jaime de Huele. Comedia llamada Tesorina , hecha
nuevamente por Jaime de Huete. Se incluyó esta obra en el
índice de libros prohibidos por la Inquisición en el año de
i55<j. No hay otra noticia de ella ni de su autor.
1532.
48. Ausias Izquierdo Zcbrero. Lucero de nuestra salva-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
167
cion al despedimiento que hizo nuestro Señor Jesucristo de su
bendita madre, pasos muy devotos y contemplativos estando
en Betania. Por Ausias Izquierdo Zébrero: en Sevilla por
Fernando Maldonado , año de iS32. Figuras del auto. Hijo
y madre , Angel con cartas de Adán , David , Moisen , Hie-
remias , Abr alian , Magdalena. El nombre de este autor ha-
ce sospechar que fuese catalán ó valenciano. Jimeno en su
estimable obra de los Escritores del reino de falencia, ha-
bla de un Ausias Izquierdo que publicó algunos opúsculos,
y entre ellos una Representación ó auto sacramental de un
milagro de la Virgen del Rosario , impreso en Valencia , año
de i58g. Sin embargo de la identidad del nombre y apelli-
do, no es de creer que sea el mismo que dio á luz en i53a
el auto que se incluye en este catálogo, cuyo corlo mérito
quita el deseo de toda investigación acerca del autor que le
compuso.
1532.
4g. Gil Vicente. Auto hecho por Gil Vicente sobre los
muy altos y muy dulces amores de Amadis de Gaula con
la pi'incesa Oriana , hija del rey Lisuartc.
50. Comedia Rubena.
51. El templo de Apolo, tragicomedia.
5a. Romería de agraviados , comedia.
53. La nao de amores, comedia.
54- Al parlo de la reina, tragicomedia.
55. La fragua de amor , tragicomedia.
56. La floresta de engaños, comedia.
La primera de estas piezas se halla prohibida en el ín-
dice de la Inquisición de i55g: todas las que van citadas
están escritas en castellano, á escepcion de otras que com-
puso el mismo autor en portugués. No he visto la edición
que hizo de todas ellas su hijo Luis Vicente en el año de 1 5 5 7 .
1 68 CATÁLOGO
1534.
57. Anónimo. Comedia llamada Orfea , dirigida al muy
ilustre y magnifico señor D. Pedro de Avellano , conde de
Aguilar. Este caballero fue uno de los que acompañaron á
Carlos V en la espedicion de Túnez. La comedia se prohibió
por el sanio Oficio , y es una de las obras inserías en el ín-
dice que se. ha citado ya.
1535.
58. Francisco de las Navas. Comedia llamada Fidea ,
compuesta por Francisco de las Nacas. No hay mas noticia
de esta comedia sino la de haberla incluido la Inquisición
en el mencionado índice.
1537.
5f). Andrés Prado. Farsa llamada Cornelia , en la cual
se introducen las personas siguientes : un pastor llamado Be-
nito, y otro llamado Antón , y un rujian llamada Panduljo,
y 11 un muger llamada- Cornelia, y un escudero su enamora-
do, donde hay cosas bien apacibles para oir : hecha por An-
drés Prado, estudiante. Medina del Campo, por Juan Go-
dincz de Millis, año de 1 53 7. Nada se sabe de esle autor:
la farsa contiene algunas situaciones de bajo cómico, no mal
sostenidas con las gracias del diálogo.
1539.
fio. Anónimo. Tragicomedia alegórica del paraíso y del
infierno , moral representación del diverso camino que hacen
las almas partiendo de esta presente vida , figurada por los
dos nacías que aquí parescen : el uno del cielo, y el otro del
infierno , cuya subtil invención y materia en el argumento de
la obra se puede ver. Son interlocutores un ángel , un diablo,
un hidalgo, un logrero, un inocente llamado Juan, un firai-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 169
le, una moza llamada Floriona , un zapatero , una alcahue-
ta, un judio , un corregidor , un abogado , un ahorcado por
ladrón, cuatro caballeros que murieron en la guerra contra,
moros , el barquero Carón. Fue impresa en Burgos en casa
de Juan de Junta, á veinte y cinco dias del mes de enero,
aiio de i53y. Estos personages se van presentando sucesiva-
mente para entrar en la barca del paraíso, pero solo llegan
á conseguirlo el bobo Juan y los cuatro caballeros: los de-
mas, aunque altercan y lo resisten, van á parar á manos
del diablo, que los embarca para el infierno: las situaciones
son idénticas: no hay desenlace ni enredo. Con la introduc-
ción de tan diferentes clases de gentes se pintan no sin
gracia las costumbres de aquella edad.
Esta obra es una imitación de la que escribió el portu-
gués Gil Vicente por los años de i5ig, y se representó de-
lante de los reyes D. Manuel y Doña Leonor, cuyo título es:
Auto de moralidade composto per Gil Fícente , per contem-
plación da serenissima é muyto católica Iieynha Donha Lio-
nor nossa señora, é representada per seu mandado á ó po-
deroso Príncipe é muy alto Rey D. Manoel primeiro de Por-
tugal desle nome. Una y otra composición existian pocos años
ha en la escogida librería del marques de Campo-Alange.
1540.
6 i . Anónimo. Coloquio de Fcnisa. Hablan en él Valerio,
Marsilio , Silvio, Bobo, Fenisa. Fue impreso en Sevilla año
de i54o. Esta obra escrita en verso con poca invención y
ninguna elegancia no merece particular examen.
1540.
62. Anónimo. Coloquio. En las presentes coplas se trata
como una hermosa doncella andando perdida por una mon-
170
CATÁLOGO
tarla encontró un pastor , el cual vista su gentileza se ena-
moró de ella, y con sus pastoriles razones la requirió de
amores, á cuya recuesta ella no quiso consentir, y después
viene un salvage á ellos, y todos tres se conciertan de ir d
una ermita que alli cerca estaba á hacer oración á nues-
tra Señora, teístas y examinadas , y con licencia impresas
en Valladolid año de 1S40. Ya se ve por lo que antecede
que en esta obra no hay composición dramática: la pintura
de los afectos y el estilo en que está escrita no carecen de
mérito.
1541.
63. Anónimo. Farsa llamada Custodia. Se halla prohi-
bida en el citado índice de la Inquisición. No hay otra noti-
cia de ella ni del autor que la compuso.
1542.
64. Anónimo. Farsa de los enamorados. Se halla su ti-
tulo entre las obras prohibidas por el santo Oficio en el ín-
dice mencionado.
1543.
65. Anónimo. Farsa llamada Josefina. Prohibida igual-
mente en el mismo índice de la Inquisición.
1544.
66. Lope de Rueda. Paso en el cual se introducen tres
personas : Luqui/as page , Alameda simple , Salcedo amo.
Luquitas y Alameda se han entretenido en comer buñuelos
y pasteles: su amo Salcedo que los ha estado esperando mu-
cho tiempo, les pide cuenta de aquella tardanza: Luquitas
se disculpa echando mentiras, pero Alameda contradice con
su simplicidad los artificios de su compañero, y sin querer
los inutiliza. El amo persuadido de que ellos comen y se
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 171
divierten con lo que á él le sisan, los castiga á entrambos.
En prosa.
1544.
67. Comedia Eufemia. A esta comedia escrita en prosa
y dividida en ocho escenas precede un corto prólogo. Leo-
nardo caballero joven se despide de su hermana Eufemia
deseoso de ver mundo y buscar fortuna : halla en Valencia
á Valiano príncipe ilustre y poderoso, que le recibe por se-
cretario y le da toda su confianza. Leonardo le refiere las
calidades de su hermana Eufemia, y Valiano enamorándose
de oidas, determina hacerla venir á Valencia y casarse con
ella: Paulo criado antiguo de Valiano, envidioso de. la pri-
vanza que disfruta Leonardo, parte en diligencia á donde
Eufemia está; y siéndole imposible el verla por mas que lo
procura, logra únicamente que una criada le dé algunos ca-
bellos de un lunar que tiene su señora en un hombro : con
esto vuelve á Valencia y dice á Valiano que ha merecido los
favores de la hermana de Leonardo, presentando como prue-
ba de lo que asegura los cabellos del lunar : el príncipe irri-
tado contra Leonardo le da pocos dias para que se justifi-
que, y al cabo de ellos si no lo hace se propone quitarle la
vida: avisada Eufemia por su hermano de, la acusación que
se hace contra ella y del peligro en que él está, va á Valen-
cia, confunde al impostor Paulo, á quien el príncipe man-
da llevar al suplicio que estaba preparado para Leonardo ;
hace poner á éste en libertad , le restablece en su gracia , y se
casa con Eufemia. Esta fábula, mas interesante que verosímil,
tiene unidad en la acción, no en el lugar ni en el tiempo.
En los caracteres de Eufemia y Leonardo hay oportuna ex-
presión de afectos, y locución pura y elegante: los de Va-
llejo lacayo baladron, Polo su compañero, Grimaldos page,
Eulalia negra , y Ana gitana abundan en chistes cómicos,
172
CATÁLOGO
y producen incidentes graciosos, aunque no necesarios á la
integridad de la composición.
1545.
68. Paso en el cual se introducen dos personas: Alame-
da simple, Salcedo amo. Alameda halla en el monte una
máscara, se la enseña á su amo Salcedo, y éste por hurlarse
le dice que aquella es la cara de Diego Sánchez, un santero
á quien habían muerto y desollado pocos dias antes unos la-
drones: añade que la justicia anda en busca de los delin-
cuentes, que si tropieza con ella es perdido, y que lo mejor
será que se vaya á la ermita de san Antón y se haga san-
tero: Alameda le deja la máscara y se va á la ermita: Sal-
cedo envuelto en una sábana con la máscara puesta, le lla-
ma en voz lamentable, y le hace creer que es el alma de
Diego Sánchez: le encarga que á media noche vaya á un ar-
royo donde está su cuerpo insepulto y le lleve al cementerio
de san Gil. Alameda lleno de miedo echa á correr, y el fin-
gido muerto le sigue y le acosa por todas parles. Diálogo en
prosa con buen estilo, animado y gracioso.
1545.
69. Comedia Armelina. Pascual Crespo herrero tuvo en
su juventud un hijo en una amiga suya, la cual se fue con
un capitán á Hungría llevándose al niño: éste, muerta su
madre y también el capitán (que le dejó heredero de sus
bienes), fue criado por un caballero de aquella tierra lla-
mado Viana, el cual tenia una hija pequeña llamada Flo-
rentina, á quien daba muy mal trato su madrastra; por
lo cual un pariente suyo se la robó, y hallándose embar-
cado con ella á vista de Cerdeña le asaltaron corsarios: la
niña quedó cautiva; después la vendieron en Cartagena á un
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 173
hermano de Pascual Crespo, y éste por último la recibió en
su casa dándole el nombre de Armelina. Crespo y su mu-
ger viéndola ya en edad, tratan de casarla (aunque ella lo
repugna) con el zapatero Diego de Córdoba. Llega en esto
á aquella ciudad Viana acompañado de Justo su hi jo adop-
tivo, y habiéndole asegurado un griego que alli encontraría
á su hija Florentina, no omite diligencia para conseguirlo.
Consulta con Muley Bucar moro granadino, grande hechi-
cero, el cual hace un conjuro espantoso, invoca á Medea, y
sale en efecto Medea de los infiernos para decirle que la niña
que se busca eslá en aquella ciudad : entretanto Justo ena-
morado de Armelina ronda su casa : ella apurada por Cres-
po y su muger, que traían de reducirla á que se case con el
zapatero, se va desesperada á las orillas del mar con reso-
lución de tirarse al agua desde un alto peñasco: al ir á eje-
cutarlo sale el dios Neptuno y lo estorba: llévala á su casa,
y alli delante de todos les hace saber que Justo es hijo del
herrero Crespo, y Armelina es la Florentina hija de Viana
que con tanto empeño se busca: conciértase la boda de Flo-
rentina y Justo: Neptuno en calidad de padrino se entra con
ellos á celebrarla. Por este extracto se echará de ver lo com-
plicado, romancesco é inverosímil de esta fábula, en la cual
apenas puede alabarse otra cosa que el buen lenguaje y la
viveza del diálogo. Puede citarse como la primera pieza de
magia que se conoce en nuestro teatro: está escrita en prosa
y se divide en seis escenas.
1546.
70. Paso en el cual se introducen las personas siguien-
tes: Lucio doctor médico, Martin de Villalba simple, Bár-
bara su muger, Gerónimo estudiante. Martin de Villalba
es objeto de las burlas de su muger, que tiene en casa con
174 CATÁLOGO
nombre de primo al estudiante de quien está enamorada: se
finge enferma , y el pobre Martin va y viene á casa del mé-
dico, le regala pollos para tenerle grato, y se bebe todas las
purgas que aquel receta á su muger, porque ésta le asegura
que le aprovecharán infinito si él se las toma. Por último la
muger se va de casa acompañada del estudiante, diciendo
á Martin que va á cumplir unas novenas: le encarga que
ayune á pan y agua en tanto que vuelve, y él promete cum-
plirlo, aviniéndose á que el médico siga curándole para que
ella se restablezca culeramente. Argumento cómico, buena
prosa , perniciosa moral.
154G.
7 i . Puso en el cual se introducen las personas siguien-
tes: Caminante , licenciado Jáquima, bachiller Brazuelos.
El caminante se baila sin dinero, y no teniendo conocimien-
tos en la ciudad , le ocurre buscar al licenciado Jáquima , para
el cual trae una carta: éste que vive en compañía del bachi-
ller Brazuelos, recibe muy bien al caminante y le convida á
comer: quedan solos el bachiller y el licenciado, y como
éste no tiene un cuarto para obsequiar al huésped, pide al
otro que le preste lo necesario para salir de aquel empe-
ño, pero Brazuelos que se halla en el mismo caso, nada pue-
de darle. Sin embargo para salir del apuro con menos alien-
ta discurre que el licenciado se oculte entre la manta de la
cama cuando el huésped venga, y que él le dirá que de or-
den del arzobispo ha tenido que salir de la ciudad á toda
priesa con el encargo de publicar unas bulas : acordado esto,
llama el caminante: el licenciado se esconde y tapa con la
manta, y admirado el huésped de no hallarle en casa , le dice
el bachiller que sí está, pero que ha sido tanta la vergüenza
que ha tenido de hallarse sin dinero para darle de comer,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 175
que se ha metido debajo de la manta, y diciendo esto tira de
ella y se le descubre : salta el licenciado de la cama lleno
de enojo contra el bachiller, resulta una quimera muy aca-
lorada entre los dos, y el caminante viendo que alli no hay
disposición de comida, se aburre, los deja rifiendo y se va.
Prosa ligera y fácil: la malicia del bachiller produce buen
efecto cómico.
1547.
72. Paso en que se introducen las personas siguientes:
Honciguera ladrón , Panarizo ladrón , Mendrugo simple.
Panarizo y Honciguera esperan á Mendrugo que lleva una
cazuela de comida á la cárcel en donde está presa su muger:
le salen al paso, le meten en conversación, y entre otras
cosas le hablan de la tierra de Jauja, abundantísima y feliz
sobre todo lo descubierto : Mendrugo quiere saber las ma-
ravillas que le anuncian de ella: le hacen sentar en el suelo,
y empiezan á referirle los rios de leche, los puentes de man-
tequillas, los árboles cuyos troncos son de tocino, la miel,
los pasteles, las aves y viandas exquisitas que se hallan pre-
paradas y de balde en aquel delicioso pais : Mendrugo los
oye absorto, y ellos aprovechándose de su aturdimiento ar-
rebatan la cazuela y desaparecen. Ficción sencillísima , en
prosa.
1547.
73. Paso en el cual se introducen las personas siguien-
tes : Brezano hidalgo , Cebadon simple , Samadel ladran.
Brezano da quince reales á su criado Cebadon para que se
los lleve al casero : Samadel se hace encontradizo con el cria-
do, y sabiendo la comisión que lleva, finge que es el casero
mismo: recibe los quince reales, y le da por carta de pago
una carta particular que lleva consigo: vuelve Cebadon á ver
á su amo, y por el contenido de la carta y las senas que da
176
CATÁLOGO
el mozo del fingido casero, conocen uno y otro el engaño
que les ha hecho: van en husca del ladrón, le encuentran
en la calle, riñen, y Cebadon y su amo corren tras él. En
prosa, buen diálogo.
1548.
7 4. Juan de Malara. Comedia llamada Locusta. Se ig-
nora el argumento de esta comedia.
1548.
;íj. Lope, de Rueda. Paso en el cual se introducen las
personas siguientes: Torrubio simple viejo, Agueda de To-
ruégano su muger , Mencigüela su hija, Aloja vecino. Tor-
rubio viene del campo con una carga de. leña: Agueda su
muger le pregunta si ha plantado el renuevo de olivo que él
llevó: él dice que sí, y ella supone que dentro de seis ó siete
años ya llevará cuatro ó cinco hanegas de aceitunas, y cor-
tando de él otros renuevos podrá plantarse, un olivar: ella
cogerá las aceitunas, el marido las llevará en el asno á la
plaza, y Mencigüela las venderá: aqui empieza lo mas agila-
do de la acción, porque Águeda no quiere que la chica ven-
da el celemín de aceitunas en meuos de dos reales, y su ma-
rido dice que bastará venderlas á catorce ó quince dineros:
Mencigüela recibe órdenes contrarias de su padre y de su
madre, y á cada uno de ellos promete hacer lo que le man-
dan: esta docilidad le perjudica mucho porque solo sirve de
excitar la cólera de entrambos, que la castigan allernalua-
mente: sale al ruido Aloja su vecino: pregunta la causa de
aquella desazón, y viendo que todo ello es sobre fijar el pre-
cio á ([lie han de venderse las aceitunas que deben nacer de
alli á treinta años, procura ponerlos en paz y concluir aque-
lla ridicula contienda. Motivo cómico muy gracioso sosteni-
do con un buen diálogo en prosa.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 7 7
1549.
76. Farsa del Sordo. Esta pieza escrita en verso, atri-
buida á Lope de Rueda, no tiene mérito particular.
1550.
77. Comedia Medora. Introito. La comedia está escrita
en prosa y distribuida en seis escenas : la acción se supone
en Valencia. Acario luvo una bija y un hijo en extremo pa-
recidos el uno al otro-, siendo muy chicos los dos, una gi-
tana robó al niño, dejando uno suyo en su lugar que mu-
rió de alli á poco tiempo : crió Acario á su bija llamada
Angélica, y llegando a edad juvenil se enamoró de ella Ca-
sandro , mancebo acomodado de aquella ciudad: la gitana
vuelve á Valencia trayendo consigo a Medoro vestido de mu-
ger: resultan lrecuentes equivocaciones nacidas de la seme-
janza de Medoro y Angélica hasta que la gitana descubre la
verdad, refiere el hurto que hizo del niño, pide perdón y
fácilmente se le conceden, verificándose el casamiento de Ca-
sandro con Angélica. Esta fábula en que Lope repitió lo que
ya había puesto en otra (y no ciertamente para mejorarlo),
se entorpece y confunde con episodios inútiles, y carece de
verosimilitud. Los amores del viejo Acario con Estela, los
disfraces que se pone, los palos que recibe, la salida de Bar-
harina su muger, que se va en camisa á media noche al ce-
menterio á buscar tierra de. siete muertos, y otras imperti-
nencias de esta clase son incidentes de farsa grosera y tri-
vial. Las baladronadas de Gargullo y el chasco que le da la
gitana no carecen de gracia cómica: el diálogo en general
es animado y fácil.
1551.
78. Coloquio de Camila. Introito. Sigue el coloquio en
Tomo I. 1^
178
CATÁLOGO
prosa sin división de actos ni de escenas. La acción parece
«pie se supone en las cercanías de Valencia: Socrato perdió
un hijo pequeño que tenia, y poco después halló en su puer-
ta una niña de pecho, á quien crió con nombre de Cami-
la, hasta que llegando á edad de diez y siete años, trató
de casarla con el barbero Maese Alonso, viudo y viejo: Ca-
mila enamorada del pastor Quiral repugna el matrimonio
que se le propone, y viéndose hostigada de las instancias de
Socrato se huye de casa, se va al monte, y en él quiere qui-
tarse la vida, pero la Fortuna se le aparece y le promete
su protección: sospéchase que Quiral haya sacado de su casa
á Camila, y él desesperado de haberla perdido, viendo (pie
le piden cuenta de ella, dice que en electo la ha robado y
después la ha muerto: en consecuencia de esta declaración
tratan de. ahorcarle: la Fortuna encargándose de desenredar
esta maraña lleva consigo á Camila, y hace saber á los inte-
resados en ello que aquella niña criada por Socrato es Ca-
latea, hija del barbero Maese Alonso: declara también como
Socrato es Anastasio, natural de Roscllon, el cual mudando
de residencia tuvo por conveniente mudar de nombre, y
•por último dice también que el pastor Quiral es el hijo de
Socrato, á quien halló pendiente de las mantillas en un ár-
bol un hostalero del Coll de Balaguer: esto sabido sale Qui-
ral de la cárcel y le casan con Camila. Tal es el embrollo que
sirve de acción de esta pieza. La confusión que resulla de
la discorde unión de tan opuestos caracteres y personages es
extravagante en demasía: el lenguaje siempre es bueno: el
estilo muy desigual, á veces propio del bajo cómico, y á
veces cuando quiere ser culto degenera en pedantesco, ca-
dencioso, lleno de perífrasis y trasposiciones violentas.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 179
1551.
79. Juan de Rodrigo Alonso. Comedia hecha por Juan
de Rodrigo Alonso ( une por otro nombre es llamado de Pe-
drosa ) , vecino de la ciudad de Segovia , en la cual por in-
terlocución de diversas personas en metro se declara la his-
toria de santa Susana á la letra , cual en la prosecución cla-
ramente parescerá: hecha á loor de Dios nuestro Señor: ai/o
de 1 5 5 1 . Son inte/ locutores de la presente obra los de suso
contenidos : santa Susana, sus doncellas Orisia y Patricia,
su padre Elquias, su n/adre , Joaquín su marido, dos cria-
dos suyos, voz popular , los dos inicos viejos, s//s dos minis-
tros, los substitutos Elifaz y Manases, Daniel , carcelero,
pregonero. Esta comedia escrita en redondillas (en la cual
110 hizo mas el autor que poner en diálogo lo que refiere la
historia) tiene sin embargo interés drama I ico, situaciones
y alectos, enredo, solución y moralidad. El ejemplar que
tuve presente existe en la biblioteca Real de París. En la de
Madrid hay otro.
1551.
80. Lope de Rueda. Coloquio. Se ignora si estaba escrito
en prosa ó verso: los interlocutores son dos pastores, dos
pastoras y el Amor. Lorenzo Gradan en su tratado de la
Agudeza ó Arte de ingenio recomendó el artificio dramáti-
co de este coloquio diciendo: Comenzó el prodigioso Lope de
Rueda , á quien llamó el Jurado de Córdoba Juan Rufo
inimitable varón con verdad: tuvo excelentes invenciones : sea
bastante prueba aquella en que introduce cuatro amantes en-
contrados, dos pastores y dos pastoras , apasionados ei/trc si
con tal arte que ninguno correspondía á quien le amaba : pi-
dieron al Atnor en premio de haberle desatado de un árbol,
á que le habían amarrado la Virtud y la Sabiduría , que les
180 CATÁLOGO
trueque las voluntades y haga el Amor que. ame cada uno a
quien le ama; y cuando parece que se desempeña , entonces
si- enreda mas la traza , porque pregunta Amor qué volun-
tades quiere que violente y mude, las de los hombres ó las de
las pastoras: que se concierten entre si: aquí entra la mas
ingeniosa disputa , dando razones ellos y ellas por parte de
cada sexo , que es una muy ingeniosa invención.
1552.
8 i . Coloquio en verso. Nada se sabe acerca del argumen-
to y personages de este coloquio, citado por Cervantes en la
comedia de Los baños de Argel , donde incluyó el fragmento
«pie sigue.
Si el recontento que trayo
venido tan de rondón ,
no me lo abraza el zurrón ,
¿cuáles nesgas pondré al sayo,
0 qué ensanches al jubón?
1 si al contarlo Es/ remello ,
con un donaire risueño
ayer me miro Constanza ,
¿qué turba habrá ya ó mudanza
que no la pase por sueño?
Esparcios las mis corderas
por las dehesas > ¡irados,
mordey sabrosos bocados;
no temáis las venideras
noches de nubros airados ,
antes os anday esentas
brincando de recontentas ,
no os aflija el ser mordidas
de las lobas desumbridas ,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 181
tragantonas , mal contentas ;
y al dar de los vellocinos
venid siempre no ronceras
rumiando por las laderas
á jornaleros vecinos
ó al corte de sus tijeras ,
que el sin medida contento
cual no abarca el pensamiento
os librará de lesión
si al dar el bronco vellón
barruntáis el bien i/ue siento.
¿ Mas quien es este cuitado
que asoma acá entellerido ,
cabizbajo, atordecido ,
barba y cabello erizado,
desairado y mal erguido?
82. Coloquio de Timbria. Introito. Este coloquio no tie-
ne división de actos ni de escenas: está escrito en prosa: su
fábula es en extremo complicada y absurda, y el empeño de
referirla causaría laslidio al lector, no instrucción ni deleite.
1553.
83. Anónimo. Comedia de Peregrino y de Ginebra. Se
lialla entre las obras prohibidas del citado índice de Inquisi-
ción. Probablemente el autor de esta comedia redujo en ella
á acción dramática el argumento de una novela que se ha-
bía publicado en el año de 1 548 con este título: Libro de
los honestos amores de Peregrino y Ginebra , fecho por Her-
nando Diaz.
1553.
84. Francisco de Avendaño. Comedia nuevamente com-
182 CATÁLOGO
puesta por Francisco de Avendaño , muy sentida y graciosa,
en la cual se introducen las personas siguientes : la Fortuna,
un caballero quejoso de ella llamado Muerto , otro caballero
herido de amor llamado Floriseo , una doncella llamada
Blancaflor , dos pastores el uno llamado Salaver y el otro
Pedrucio , un page llamarlo Lislino: dirigida al muy noble
y Valentísimo señor D. Juan Pacheco, capitán general de la
gente del iluslrisimo señor marques de Villena, año de i 553,
sin lugar de impresión.
En el introito que le. precede se alalia el autor de ser
esta la primera pieza de teatro escrita en tres jornadas. Vi-
riles, Cervantes y Artieda que llorecieron muchos años des-
pués, creyeron ser inventores de esta novedad.
La obra citada está escrita en coplas de pie quebrado.
1554.
8f>. Luis de Miranda. Comedia Prodiga. Dirigida al muy
magnifico señor Juan de J ¡11 alba , de la cibdad de Plasen-
cia , compuesta y moralizada ¡>or Luis de Miranda placen-
tino , en la cual se contiene ( demás de su agradable y dulce
estilo) muchas sentencias y avisos muy necesarios para man-
cebos t/ue van por el mundo, mostrando los engaños y burlas que
están encubiertos en fingidos amigos , malas mugeres y trai-
dores sirvientes. Impresa en Sevilla en casa de Martin de
Monlesdoca : acabóse á diez dias de diciembre año de 1 5 5 4 ■
En unas coplas que se hallan al fin de la obra dice el au-
tor que después de haber servido algunos meses en la mili-
cia se habia hecho clérigo, y esto es lo único que se sabe
acerca de él. La comedia está escrita en redondillas , y se
divide en siete actos cortos. Acto primero. Publícase á son
de tambor una recluta de gente para la guerra: Prodigo de-
seoso de salir de la sujeción doméstica resuelve seguir la mi-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 183
licia en calidad de caballero aventurero: pide á su padre La-
dan la legítima que le corresponde: el padre lo repugna mu-
cho, pero al fin cediendo á sus instancias le entrega dos mil
ducados en oro y tres mil en una letra de cambio, le da
muy buenos consejos, le despide y le. deja ir acompañado de
Fclisero, criado de toda su confianza: júntanse en el camino
con Sil van y Orisento, soldados viciosos y estafadores : lle-
van á Pródigo á una venta cerca de Sevilla: él paga por to-
dos, se aficiona de una moza llamada Sirguera, y con ella y
los demás prosigue su viage. Acto segundo. Llegan á un pue-
blo donde hay feria : gasta Pródigo mil ducados en cadenas
y medallas que regala á Silvan y Orisento: su criado Felise-
ro quiere irle á la mano, pero él no hace caso y se va con
la moza : Olivenza rufián baladron y cobarde con quien
ella vivia , la anda buscando: Alfenisa y Grimana mugeres
públicas le dan noticia de que esta en poder de Pródigo:
conciertan Olivenza, Silvan y Orisento lo que ha de hacer-
se para quitar á Pródigo la gorra guarnecida y el rico jo-
yel de oro que lleva al cuello : luego que. viene , sale Olivenza
con la espada desnuda pidiendo la moza á los soldados ha-
ciendo grandes amenazas: ellos embisten con él, Pródigo se
mete en medio para apaciguarlos, y en la fingida quimera le
atropellan, le tiran al suelo, le hieren en la cara, le quitan
el joyel y la gorra, y todos desaparecen: la madre de las mo-
zas viéndole tan mal parado le recoge en su casa. Acto ter-
cero. Un alguacil lleva preso á Pródigo como también á Gri-
mana y su madre para que en la cárcel declaren lo que ha
sucedido: Fclisero va á verse con su amo, habla después con
el alguacil y el carcelero, y á fuerza de gratificaciones con-
sigue que suelten á Pródigo y á las dos mugeres : los dos mil
ducados en oro se consumieron enteramente , y Pródigo en-
carga á su criado que vaya á cobrar la letra de cambio: es-
184
CATÁLOGO
lando en la prisión había visto en unas ventanas de enfren-
te á una herniosa doncella de. la cual quedó enamorado: lue-
go que se ve libre y solo, se pasea delante de la casa: ve sa-
lir de ella á una criada llamada Florina, de la cual se infor-
ma acerca del nombre y circunstancias de aquella dama: Flo-
rina le dice que seria muy conveniente que diese una albo-
rada á su señora , y él promete hacerlo asi en la mañana
próxima : llega Felisero y le cuenta que los pages que había
recibido se han escapado, y que los soldados sus amigos se
le han llevado los caballos, el sayo y la capa: le da el dine-
ro de la letra ; y él lleno de esperanzas amorosas olvida sus
pérdidas , y solo piensa en la música que ha de dar á su
dama, sido cuarto. Dada la música, proporciona Florina que
Pródigo pueda ver á su señora Alcanda escondido en la huer-
ta, de lo cual resulta el siguiente diálogo.
Pródigo.. ¿Hora dónde me porrtia
para ver si ser pudiese
lo que hace ó respondiese
mi señora ai/ues/e dia?
Aquí me pongo en parada
por estar mejor alerta.
Alcanda.
Florina, cierra esa puerta.
Señora, ja está cerrada.
¡Oh mi remedio y mi amada!
Tras sus pisadas me voy
por ver lo que por mi hoy
hace ó dice su criada.
¿ Qué te paresció , señora ,
del cantar de esta mañana ?
Tan bien, que de buena gana
le escucharía hasta agora.
Florina.
Pródigo.
Florina.
Alcanda.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 185
Florina. ¿ Parésccte que do mora
tal virtud que habrá verdad?
Pues sabe que en la ciudad
solo á tí, señora, adora.
Esto tingólo encendido
( aunque no pense decillo )
en que ayer me dio este anillo
j una saja ha prometido.
Alcanda. ¿Aquesto me has escondido ?
Muestra el anillo , veremos.
Vos ni jo no le tendremos ,
vuelva allá donde ha venido.
Y otra vez de esta manera
con nuevas no me vengáis ,
si malas pascuas ha jais ,
dona sucia j hechicera.
¡Mira si jo soj ramera
de extraños j forasteros ,
ó si me faltan dineros
para que precie á un cualquiera!
Florina. No pensé que la eno/ára :
perdóneme tu merced.
Alcanda. / Gentil pensar ! Entended.
¿Pensabais que me holgara?
Florina. A lo menos que burlára
de velle. asi enamorado.
Alcanda. ¿ Y por qué si tú le has dado
á sus hablas buena cara?
¡Mal pecado.' Ya le habrás
dado cuenta de quien soj ,
de lo que hago j á do voj ,
j de todo lo demás.
186 CATÁLOGO
Fr.oniNA. Por cierto, nunca ¡amas
d él ni ú nadie tal di.
AlCANDA. llora quilate de. ahí:
no hablemos en esto mas.
PnÓDIGO. Ya jo rnc maravillaba
de suerte tan favorable.
j Oh mi ventura mudable ■'
y cudn engañado estaba.
Fclisero aconseja á Pródigo que desista de aquella solici-
tud ; ]>ero Florina á pesar de lodo lo ocurrido anima su es-
peranza, y le dice que no liaría mal en valerse de la media-
ción de una vieja alcahueta (pie vive alli cerca : Pródigo des-
pués de regalará Florina, \a ;i \ersc con Briana (que asi
se llama la alcahueta), la cual en fuerza de las dádivas que
recibe, se pone en camino para favorecer los amores de Pró-
digo. Acto quinto. Felisero, vista la perdición inevitable de
SU amo, y no atreviéndose á volver á casa de Ladan , se 1,1
con resolución de hacerse ermitaño: Alcanda hace echar á la
Briana de su casa á palos y golpes que le. dan sus criados:
Lizan y Cerbero rufianes, amigos de la vieja, la encuentran
en la calle y la llevan á su casa , en donde Pródigo la estaba
esperando: refiérele el mal éxito de su mensage, y se lamen-
ta de que los criados de Alcanda le han quitado todo el di-
nero que tenia: Pródigo para consolarla la socorre con do-
blada cantidad, y «"i instancias de la Briana recibe en su ser-
vicio á Lizan y Cerbero : va con ellos á rondar la calle de
Alcanda, y signe este diálogo.
Pródigo. T'enid conmigo los dos:
lleguemos aqui , veamos;
a propio tiempo llegamos.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 187
Labrando está me parece ,
dejadme ver qué se ofrece.
Lizan. . . . Al propósito topamos.
Alcanda. ¿Do vas, negro? ven acá,
ve y llama á aquel caballero
que parcsce forastero ;
veremos qué nos dirá ,
que por ventura vendrá
de Flandes , do está mi padre :
que todo el mal de mi madre
es por no saber do está.
Negro... Allégate acá , señor,
que te llama mi señora.
Pródigo. No vengamos en mal hora ,
mas la muerte me es favor.
Negro. . . Entra dentro al corredor ,
que hora se pone á labrar.
Alcanda. ¿Osado sois de aquí entrar ,
deci , don perro traidor?
¿ Paréceos bien enviarme
una rapaza indiscreta. ,
y una pública alcahueta ,
que eran para disfamarme?
¿ Habia jo de fiarme
á humo muerto en cualquiera ?
Pródigo. Quien tal ha hecho que muera :
no quiero mas disculparme.
Alcanda. Diréis no haber conocido
por no ser de la ciudad;
mas donde hay sagacidad ,
todo en un hora es sabido.
Otro aviso he yo tenido
188 CATÁLOGO
algo mas disimulado ,
que á la muchacha he mesado
y á la vieja he sacudido.
Sabe Dios cuanto pesar
que me quedaba por vos.
Mira si debéis á Dios
con tal esclava topar.
Pródigo. Imagen para adorar
he yo , señora , topado.
Ai.canda. No, sino sierva , mi amado.
Dejemos hora el hablar ,
y esta noche con la escala
vuelve , señor , muy secreto ;
que sin falta te prometo
de te esperar en la sala,
porque la puerta es tan mala
que rechina que es espanta.
Hora ve , descansa en tanto ,
Dios nuestro Señor te va tu.
Prodigo. ¿Es posible que soy yo
quien tanto bien ha alcanzado P
f Oh yo bienaventurado
mas que cuanto Dios crio .'
Quien no se determinó
no sabe lo que ha perdido,
que mas que fortuna ha sido
el que nunca la temió.
Vuelve Pródigo á casa de la Briana, le cuenta todo lo
que le acaba de suceder, y ella dice:
Al diablo yo las doy
aquestas muy desdeñosas ,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 89
que estas son las mas mañosas;
Jesú , fuera de mi estoy.
Entra agora allá, señor,
dirás estas maravillas
ti aquellas mozas bobillos
porque sepan qué es amor ,
y sepan qué es dar dolor ,
y después á manos llenas
concediendo tras las penas
el descanso y el favor.
Hora yo estoy espantada
de ver la sagacidad ,
la malicia y la maldad
de esta edad desventurada.
¡Que una muchacha encerrada
tuviese tales rodeos.'
Mira quien vio sus jneneos ,
y la vio tan enfadada.
Maldito el que es menester
bienquerencias ni terceras,
que ellas tienen sus maneras
con que se dan á entender:
todas saben no querer ,
mas no todas defensor se ;
y todas saben negarse,
pero pocas fuertes ser.
Rapazas que aun alimpiarsc
no saben ni son criadas ,
las veréis ya requebradas
á las ventanas pararse,
de los que pasan burlarse
con sus risitas y señas;
190
CATÁLOGO
y no son tan duras penas
que no vengan á quebrarse.
La Briana concierta con Lizan y Cerbero que á la noche
cuando vaya Pródigo á ver á Alcanda le hagan caer de la
escala al subir ó bajar por ella, y aprovechando la acción le
roben cuanto tiene para repartirlo entre los tres. Acto sex-
to. Pródigo disfrazado con un mal vestido que le ha dado la
Briana (para quitarle el suyo) va á la cita acompañado de
sus nuevos servidores: ponen la escala, y entra Pródigo por
una ventana al cuarto de Alcanda: después de un diálogo en
que Cerbero y Lizan tratan de la bellaquería que tienen re-
suelta, sale Pródigo, y al bajar por la escala le dejan caer al
suelo, le quitan el bolsón del dinero disimuladamente, y le
conducen á casa de Briana: fingen que van á buscará un ci-
rujano y desaparecen para no volver: Pródigo quejándose de
su caida y echando de ver que aquellos picaros le han quita-
do el dinero, pide á la Briana que le disponga una cama; pe-
ro ella, que ya nada tiene que esperar, le echa de su casa y le
deja en la calle, solo, á media noche, lloviendo, desfallecido,
sin un cuarto, y Heno de dolores en todo su cuerpo: ve á
un caballero que va á entrar en su casa; le pide limosna, y
el caballero manda que le den un pan: de alli se encamina
al hospital, y no le quieren recibir: vuelve á buscar al caba-
llero, ruégale encarecidamente que le admita por criado de
su casa y queda recibido para guardar los puercos. Acto sép-
timo. Pródigo reducido á la mayor miseria se pone en ca-
mino para volver á casa de su padre: halla una ermita y en
ella á su criado Felisero, que está haciendo vida solitaria, el
cual le confirma en su resolución y le acompaña hasta que
llegan á casa de Ladan: Pródigo se echa á sus pies, le pide
perdón, y el padre amoroso todo lo olvida al verle tan arre-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 1 9 1
peni ¡do: le hace poner ricas vestiduras y manda que se ba-
gan fiestas y alegrías en celebridad de haber recobrado un
hijo por quien habia derramado tantas lágrimas.
Está muy bien desempeñado el fin moral de esta fábula,
que es sin duda una de las mejores del antiguo teatro espa-
ñol, bien pintados los caracteres, bien escritas algunas de
sus escenas: las situaciones se suceden unas á otras, aunque
no con particular artificio dramático, siempre con verosimi-
litud y rapidez. La duración del suceso es indeterminada : el
lugar de la escena varía continuamente, y no pudiera sin
mucha violencia ponerse ahora en el teatro, pero en el tiem-
po en que esta pieza se compuso, la imaginación de los es-
pectadores todo lo suplia. Existe en la biblioteca Real de
París.
1555.
86. Anónimo. Comedia de Plaulo intitulada: Milite glo-
rioso, traducida en lengua castellana. Amberes 1 5 5 5.
1555.
87. Comedia de Plauto intitulada: Meneemos , traduci-
da en lengua castellana. Amberes i555. En estas dos traduc-
ciones merecen alabanza el lenguaje y el estilo. Véanse los
dos siguientes trozos sacados de la primera.
No estás bien en los negocios , porgue en la mala muger
y en el enemigo todo cuanto se gasta es perdido ; pero con el
huésped y con el amigo ganancia es lo que se gasta , y tengo
por buena dicha topar con huéspedes de mi condición ú quien
reciba en mi casa : come y huelga y bebe conmigo , y alégra-
te de mi compañía : libre te es mi casa y jo también soy li-
bre , quiero gozar de mi con libertad , porque por la miseri-
cordia de los dioses y por las riquezas que me concedieron,
pude muchas veces casarme con alguna de muchas mugeres
192 CATÁLOGO
que se me ofrecieron de muy buena casia y con muc/to dote;
pero no quise meter en mi cusa una gruñidora con quien per-
diese mi libertad
Como tengo muchos parientes , no rne hacen falla los hi-
jos: agora vivo á mi voluntad y dichosamente siguiendo lo
que se me antoja : cuando me muriere , dejaré mis bienes á
mis deudos que los parlan entre si: ellos comen conmigo , cu-
ran de mi salud , vienen á ver qué hago, si mando alguna
cosa: antes que amanezca ya están en mi cámara : pregún-
tateme si he dormido bien aquella noche , tcngolos en lugar de
hijos: enciunnie presentes y regalos: si hacen sacrificios , dan
de ellos mu) or parte á mi que á sí: sácanme de mi casa,
llévanme á las suyas á comer y cenar : aquel se tiene por
mas desdichado que me envió menos: ellos debaten entre si
con sus presentes: yo callo y recíbalos: desean mis bienes,
pero entretanto consérvarilos y acreciéntanlos con los suyos.
Si en la traducción de estas coinedias se advierte a las
veces error de inteligencia en algunos nasales, omisiones en
otros, expresiones que pertenecen a varias personas en boca
de una sola, debe considerarse cuáles serian los ejemplares
latinos que pudo tener présenles el traductor. Ya se ba di-
cbo en otra ocasión cuan viciadas iueron las ediciones de
Plauto durante el siglo XVI. Ignórase basta ahora quién fue
el traductor de eslas dos piezas, y solo se infiere por la de-
dicatoria que hace de ellas al secretario Gonzalo Pérez, que
.se hallaba en Lila empleado en la Real Hacienda.
1556.
88. Juan de Malara. Tragedia de Absalon. No hay otra
noticia de esta pieza que la que dió su mismo autor en la
obra intitulada Filosofía vulgar, donde dice que hania com-
puesto una tragedia de Absalon.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 193
1556.
89. Lope de Rueda. Paso. Introdúcense en él Sigiienza la-
cayo, Sebastiana mundana, Estepa lacayo. Sebastiana cuen-
ta á Sigiienza una riña que lia tenido con otra moza amiga
de Estepa, diciéndole entre otras cosas que habló muy mal
de él llamándole ladrón desore jado : Sigiienza se enfada so-
bremanera, refiere un caso de honra en que se vio precisado
á deshacerse de las orejas para defenderse de sus contrarios:
amenaza á todo el mundo y promete vengar con estrago es-
pantoso las ofensas que á su amiga y á él les han hecho:
sale Estepa, insulta á Sigiienza y á Sebastiana, y exige que
Sigiienza se desdiga de cuanto ha dicho : Sigiienza lo hace
diciendo que estaba borracho y que mintió como un taca-
ño: Estepa añade que se ponga de rodillas y se deje dar por
mano de Sebastiana tres pasagonzalos en las narices: luego
que esto se hace, Estepa le toma la espada y se va con la
moza. Gracioso diálogo en prosa, buena imitación de carac-
teres y costumbres.
1556.
90. Paso. Introdúcense en él las personas siguientes: Da-
lagon, Pancorbo simple, Periquillo page , Peiruton gascón,
GuiUelmillo page. Dalagon echa de menos una caja de turro-
nes de Alicante que tenia sobre el escritorio : llama con se-
paración á sus criados y les pregunta quién se los ha comi-
do : ninguno le da razón y se acusan recíprocamente : el amo
se enfada y les va dando de palos uno á uno : después de es-
to se acuerda GuiUelmillo el page de que su amo se los pi-
dió y los guardó en el escritorio: Dalagon reconoce que es
cierto lo que el page dice, y para contentar á sus criados
les promete repartir entre ellos todos los turrones: consultan
los criados entre sí, y determinan portarse con el amo ge-
Tomo I. 13
194
CATÁLOGO
nerosamcnte no tomando los turrones que les ofrece, y res-
tituyéndole ron puntualidad los palos que. les dio: asi lo ha-
cen, y Dalagon experimenta bien á su despecho el desinte-
rés de sus criados recibiendo una gran paliza (pie le dan en-
tre todos. Tiene agudeza la solución de esta pequeña fábulá:
está escrita en prosa.
1556.
f) i . Comedia de los engaños. Está escrita en prosa y di-
vidida en diez escenas. Virginio ciudadano romano tuvo
un hijo y una bija gemelos: perdió al hijo en la confusión
del saqueo de Roma en el aíio de 1527, y se fue con su
hija Lelia á vivir á Módena: alli se enamoró de ella un man-
cebo llamado Lauro, pero después se aficionó de Clávela hija
de Gerardo: Lelia (á la cual habia dejado su padre en un
convento mientras él iba á Roma á recuperar alguna parte
de sus bienes) ofendida de la ingratitud de Lauro se sale
del convento, y vestida de hombre entra á servir de page
á su amante con el designio de introducir desconfianza en-
tre él y Clávela: vuelve Virginio de Roma, halla que su hija
110 parece : llegan á este tiempo á Módena un joven roma-
no llamado Fabricio con su maestro y un criado: este Fa-
hricio es precisamente el hijo que Virginio perdió y llora-
ha por muerto, tan semejante á su hermana Lelia, que de
esta circunstancia resultan frecuentes engaños, confusión y
disturbios, hasta que llega á declararse quién es Fabricio, y
quién el fingido page de Lauro , resultando los casamientos
de Lauro con Lelia y de Fabricio con Clávela. Esta comedia
en <pie se hallan algunas lelices imitaciones de Planto, es
muy artificiosa é interesante, aunque en sus incidentes no
hay toda aquella verosimilitud que pide el teatro. Siguió Lo-
pe en la composición de esta fábula una de las novelas de
Bandello, que se habian impreso eu Luca en el año de i554,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 195
alterando los nombres de personages y ciudades según le pa-
reció conveniente: en lo demás imitó mucho el original ita-
liano. Está escrito con buen lenguaje, y entre las partes epi-
sódicas es muy gracioso el papel de la negra Guiomar, criada
de Clávela.
1556.
92. Coloquio llamado Prendas de amor. Personas : Me-
nandro pastor, Simón pastor, Cilenia pastora. Altercan Me-
nandro y Simón sobre cuál de ellos ha sido mas favorecido
,de Cilenia, la cual ba dado á Simón uno de sus zarcillos, y
á Menandro una sortija: viene Cilenia apacentando su gana-
do, y ambos le ruegan que declare á cuál de ellos ha enten-
dido favorecer mas : ella rehusa declararse y se va , dejando
en manos de Simón su retrato con esta letra:
Mira y verás
en mi cuanto tú querrás.
y en las de Menandro un corazón pintado con un mole al-
rededor que dice:
Ya no tengo mas que dar ,
pues te doy el corazón.
Cada uno de ellos imagina por la dádiva y la letra que
le acompaña ser el mas venturoso, y con esta lisonjera pre-
sunción ambos quedan contentos y amigos. Está escrito en
quintillas.
1558.
g3. Paso. Introdúcense en él las personas siguientes : Ma-
drigalejo lacayo ladrón, Molina lacayo, un alguacil, un
page. Madrigalejo se entretiene con Molina refiriéndole al-
1 96 CATÁLOGO
gnnos trabajos que ha pasado con la justicia: viene, en su
busca un alguacil á instancias «le un pagé á quien Madriga-
lejo había hurlado un libro de devociones: les hace varias
preguntas y descubre un lio de ropa que ocultaba Molina
por encargo de Madrigalejo : los hace atar á entrambos y
los lleva á la cárcel prometiéndoles que saldrán muy pron-
to de allí para las galeras. Diálogo en prosa.
Lope de Rueda, natural de Sevilla, lúe batidor de oro:
cediendo al impulso que le inclinaba al teatro, se hizo actor
y autor, y formando una pequeña compañía corrió las pro-
vincias y principales ciudades de España. En Sevilla, Cór-
doba, Granada, Valencia, Toledo, Madrid, Segovia y Valla-
dolid representó con extraordinario aplauso del público sus
mismas obras. Todas las hizo imprimir después de su muer-
te su amigo Juan de Timoneda. Se ha perdido la edición de
sus Coloquios en verso, que en aquel tiempo se eslimaron
como lo mejor que salió de su pluma , y solo ha quedado
el de las Prendas de amor. Las cuatro Comedias, los dos
Coloquios, los diez Pasos (todo en prosa) y el Coloquio en
verso, se publicaron en Valencia por el citado Timoneda
en los años de 1567 y 1S70. Parte de estas obras se impri-
mieron en Sevilla y en Logroño. Floreció Lope de Rueda
desde los años de 1 5 4 4 en qi,e empezó á darse á conocer,
hasta el de 1 S60, en que probablemente murió. En el de 1 558
representó en Madrid y en Segovia, y en aquel año le vie-
ron sin duda en la corle Miguel de Cervantes y Antonio Pé-
rez, haciendo ambos mención de haber sido testigos de su
habilidad y de sus aplausos. Murió en Córdoba, y el Cabil-
do de aquella catedral le hizo enterrar en la nave principal
de ella entre los dos coros: honor concedido á un cómico,
y en aquel tiempo, que manifiesta cuánta lúe la estimación
que hicieron de él sus contemporáneos; pero la posteridad
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 197
mas injusta ha dejado perecer y olvidar el depósito de sus
cenizas, que ocupan ya desconocido y común sepulcro.
1558.
94. Anónimo. Farsa llamada Róstela, nuevamente com-
puesta , en la que se introducen las personas siguientes: Pa-
lomeo padre de Floriseo , liosiela dama , Floriseo galán, Jus-
tina criada , Cambano padre de Benito bobo , Pitiamarte
criado de Palomeo, Marigreja y Pablos Gil. Cuenca i55 8.
Amores, diálogos pastoriles, gracias del Lobo, niños ro-
bados en la cuna , reconocimientos y otros incidentes ro-
mancescos muy usados por los dramáticos de aquel tiempo.
La versificación es bástanle buena.
1559.
g5. Juan de Timoneda. Comedia de los Meneemos , pues-
ta en gracioso estilo y elegantes sentencias. Valencia i55g.
Timoneda tradujo libremente en prosa esta comedia de Plan-
to: suprimió con inteligencia dos personages poco necesarios,
varió el prólogo , quitó los soliloquios inútiles de Penículo
en el primer acto, y en el tercero el de Meneemos, casa-
do en el cuarto , y el de Mcsenio en el quinto. Dió muy
oportunamente mayor extensión á algunas escenas, á otras
mas naturalidad, mejoró el desenlace y conservó en toda la
pieza la gracia y ligereza cómica del autor latino. Precede á
la comedia un prólogo en que hablan el dios Cupido y tres
pastores.
1559.
96. Comedia llamada Cornelia : es muy sentida , gra-
ciosa y regocijada. Valencia 1559. Esta comedia, por el gus-
to de las que entonces se admiraban en Italia , tiene algunas
situaciones imitadas de El Nigromante de Ariosto. Está es-
198 CATÁLOGO
crila en prosa con muy buen lenguaje, el diálogo es rápido
y natural, abunda en chistes cómicos no siempre, decentes,
pero en las costumbres libres de aquella edad hallaban aplau-
so. La exposición de esta pieza es muy defectuosa , y sin el
prólogo separado que le precede nada se sabria de los ante-
cedentes que motivan la fábula. Poseía un ejemplar impreso
de eslas dos comedias D. Ramón Cabrera, individuo de la
Real Academia española.
1560.
97. Anónimo. Paso. Interlocutores: Monserrale simple,
Coladilla page , Valverde doctor , Jumilla muger , alguacil
Porqueron. La escena es en Valencia. Coladilla sabiendo que
va á venir una muger de Rusafa á consultar á su amo el
médico sobre una dolencia que padece su madre, persuade
á Monserrale su compañero á que se vista las ropas del doc-
tor que aún está durmiendo y finja ser el mismo, á fin de
recibir dos reales y un bollo que sabe que traerá la muger :
viene ésta, y Monserrate sentado y Coladilla detras que le
va dictando lo que ha de decir, le preguntan sobre la enfer-
medad de su madre, y Monserrate le prescribe los remedios,
equivocando con disparates cuanto Coladilla le dice al oido.
La muger da los dos reales y el bollo, y Monserrate la hace
llevar una redoma de bebida blanca que estaba debajo de la
cama de la médica, encargándola que se la haga beber á la
enferma: se va la muger, viene el doctor Valverde, y ha-
llando á Monserrate vestido con sus ropas se enfada y riñe:
vuelve la muger acompañada de un alguacil lamentándose de
que por haber dado á su madre un poco de lo que contenia
la redoma acaba de espirar. La supuesta bebida era una di-
solución de solimán con que se lavaba la médica : el algua-
cil se lleva á la cárcel á los criados del doctor y al doctor
con ellos. Diálogo en prosa.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 199
1560.
98. Paso de los ladrones en el cual se introducen las
personas siguientes: Cazorla viejo ladrón, Buitrago ladrón
nuevo, Salinas ladran nuevo , Joan de Buenalma simple. Es-
tá escrito en prosa: parece que se quiere figurar la escena en
Valencia: Salinas y Buitrago se recomiendan á Cazorla para
que les instruya en el oficio de que son principiantes: Ca-
zorla les da varios consejos sobre lo que deberán practicar
si llegan á caer en manos de la justicia para salir menos mal
de los interrogatorios , de los careos y del potro : les refiere
varios ardides de que ha usado durante su larga carrera, y
les da alguna noticia de la nomenclatura germanesca usada
entre los de su ejercicio: sale Joan de Buenalma con una
cesta de huevos, traman conversación con él Buitrago y Sa-
linas: éste le desafia á saltar á pie juntillas, y como Joan
de Buenalma le desprecia y dice que en conciencia no puede
apostar con él por la conocida ventaja que le lleva, dispo-
nen que salte con los pies y los brazos atados: él se aviene á
ello, y al ir á dar el sallo, ve que Salinas se escapa lleván-
dose el dinero apostado: Buitrago, á quien dió á guardar el
capote, se va en seguimiento del otro: Cazorla con la cesta
de los huevos echa é correr detras de los dos, y Joan de
Buenalma se queda atado de brazos y pies, sin dinero, sin
capote y sin cesta. El juego de teatro suple en esta pieza la
falta de acción.
1560.
99. Paso: introdúceme en él las personas siguientes: Gu-
tiérrez de Santibañez lacayo mozo : Inesa López fregona : Ro-
drigo del Toro simple: Salmerón amo. Está escrito en prosa.
Gutiérrez á quien Bodrigo del Toro tiene encargado que le
busque una novia, concierta con Inesa hacerle una burla, y
200
CATÁLOGO
viéndole venir con un pialo de confitura que lleva á nnas
monjas, Gutiérrez le dice (enseñándole á Inesa) que aquella
es la novia que ha encontrado mas á propósito para él: Ro-
drigo conviene desde luego en casarse con ella, y á Calta de
colación para celebrar el contrato Gutiérrez le propone que
puede suplir el plato de confitura, dando después á su amo
cualquiera disculpa de haberle perdido; y esto dicho, se lle-
va Gutiérrez el plato, Inesa enamora á Rodrigo, y él lleno
de empacho, solo acierta á decir simplezas: estando en esto,
viene Gutiérrez disfrazado de muger, reconviene á Rodrigo
de que la deja por otra olvidando las obligaciones que le
debe: Rodrigo se embrolla con las voces y altercaciones de
las dos: sale su amo, averigua el caso y trata de oir á en-
trambas, para decidir cual tiene razón: por ultimo deter-
mina que debe casarse con la disfrazada: Rodrigo fastidiado
de una y otra no quiere ser marido de ninguna: toma el
bastón de su amo, embiste con ellas y desenlaza a palos la
fábula.
Timoneda publicó los tres pasos precedentes en una co-
lección que intituló Registro de Representantes.
1560.
loo. Alonso de la Vega. Comedia llamada Tolomea. Ar-
gumento. En la ciudad de Alejandría , muy magníficos au-
ditores, había dos mercaderes, el uno llamado Cosme Ale-
jandrino, y el otro Marco Cesar: el Marco Cesar tenia un
hijo , y Cosme Alejandrino un hijo y una hija dicha Argen-
tina: estos dos hijos fueron criados por una ama, la cual
adrede los trastrocó , que dio á cada cual padre el que no era
su hijo y fueron llamados los dos por un nombre dichos To-
lomeos: semejáronse tanto en estatura y gesto, que cualquie-
ra que los veia lomaba el uno por el otro: allegándose á edad
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §01
de casarse , el Marco Cesar pensando que era su hijo el que
tenia , trató casamiento para que casase con Argentina hija
de Cosme Alejandrino , y por ser forzado de ir á Florencia
diéronse los viejos tan solamente las manos : Tolomeo hijo de
Marco Cesar, que estaba en casa de Cosme Alejandrino , ha-
bíase ja juntado con Argentina y la tenia preñada : ella de
pensar que de su hermano ( no lo siendo ) se había empreña-
do , y que de otra parte el casamiento estaba efectuado con
Tolomeo de Marco Cesar , no sabia que medio se tomase. Al
fin ( si están vuestras mercedes atentos) verán corno pare, y
en cuantos infortunios se ve el pobre niño , y de qué arte y
suerte se viene á descubrir cuyo hijo es cada uno, con lo de-
mas que la comedia pretende representar delante tan agra-
decidos señores. Y queden con Dios. Esta comedia es por ex-
tremo desatinada: son interlocutores en ella un nigromante,
un endriago, el dios Febo, el dios Cupido, Orfeo, Medea y
un diablo : la escena es en Alejandría y en los montes de
Armenia: el tiempo ilimitado: la acción inverosímil, inde-
cente, confundida con episodios inconexos: el lenguaje y es-
tilo nada tienen que disculpe sus faltas. Está escrita en pro-
sa y distribuida en ocho escenas.
1561.
ioi. Juan de Malara. Comedia (se ignora el título) en
elogio de la villa de Utrera.
Juan de Malara, maestro de humanidades en Sevilla su
patria, escribió entre varias obras que le dieron estimación
la Filosofía vulgar , que contiene mil refranes glosados, un
poema en octavas intitulado Hércules, otro en verso suelto
dividido en doce libros que intituló Psique , y otro del mar-
tirio de santa Justa y Rufina en versos latinos y castella-
nos. El mismo da noticia en su obra de la Filosofía vulgar
202 CATALOGO
«le haber compuesto una tragedia de Absalon , y una come-
dia intitulada Locusta, que se représenlo en las escuelas de
Salamanca en el año de 1 548 , de las cuales se ha lieclio ya
mención en esle catálogo. En cuanto á la presente comedia,
no liay otra indicación de ella que la que dio Rodrigo Caro
en las Antigüedades de la villa de Utrera, diciendo que en
el año de i56i se representó en Utrera una comedia en ver-
so del maestro Juan de Malara, que tal vez fue la primera que
se escribió en verso en España (en lo cual se equivocó) y
que principiaba asi :
Villa de Utrera , noble y venturosa.
No se sabe si esta y las demás piezas dramáticas de Ma-
lara llegaron á imprimirse. Juan de la Cueva su compatrio-
ta le llama Menandro bélico, y dice que. compuso mil trage-
dias, y mereció mucha alabanza por haber alterado el uso
antiguo conformándose con el nuevo: expresiones que redu-
cidas á su justo valor quieren decir que Malara compuso
muchas piezas dramáticas poco arregladas á los principios
del buen gusto y muy aplaudidas en su tiempo. No hay otra
noticia de este autor: la época en que dió sus obras al tea-
tro debió ser desde el año de 1548 hasta el de 1570 con
poca diferencia.
1561.
101. Pedro Suarez de Robles. Danza del santísimo na-
cimiento de nuestro Señor Jesucristo , al modo pastoril, com-
puesta por Pedro Suarez de Robles , clérigo de evangelio, na-
tural de Ledesma. Son interlocutores un ángel y ocho pasto-
res ; el primero se llama Antón , el segundo Rebanado , el
tercero Pascual, el cuarto Toral, el quinto Ptl/ejon , el sex-
to Peí ayo, el séptimo Rebollo, el octavo Tereso, san José y
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §03
nuestra Señora , y el niño Jesús ( este no habla ) y otros
cuatro ángeles que estarán con cuatro ciriales junto al naci-
miento, y á su tiempo cantarán un villancico. Impreso en
Madrid aüo de i56i. Nada se sabe de este autor. La compo-
sición citada es muy curiosa por cuanto en ella se ve la dis-
posición de estos dramas sagrados, cuyo uso duró tantos
años en las iglesias de España. Al empezar la obra se ex-
plica la situación y movimientos de los personages en esta
forma: Han de salir los pastores en dos hileras repartidos;
delante de ellos el que tañe el psalterio ó tamborino: al son
irán danzando hasta en medio de la iglesia , y allí harán
algunos lazos , y tras de los pastores irán los ángeles con los
ciriales, y si hubiere aparejo ocho ángeles que llevan el pa-
lio del Santísimo Sacramento , y debajo irá nuestra Señora
y san José , y llegarán hasta las gradas del altar mayor,
y allí estará una cuna á modo de pesebre , y allí pondrán al
niño Jesús , y de rodillas nuestra Señora y san José puestas
las manos como contemplando ; los ángeles repartidos á un
lado y á otro , y mirando hacia el niño , y estando de esta
manera acabarán los pastores de danzar : y luego saldrá
un ángel al pulpito y dirá lo siguiente y los pastores
oyendo la voz mostrarán espantarse mirando para arriba á
una y otra parte. El orden con que está dispuesto el diálo-
go, la danza y música es este. Anuncia el ángel el nacimien-
to de Jesucristo á los pastores y desaparece : los ángeles del
nacimiento cantan un villancico en alabanza del hijo de Dios:
oyen los pastores aquella música y determinan ir á adorar
al recien nacido, y se van danzando á donde está el pese-
bre: sigue después un villancico entre los ángeles y los pas-
tores: llegan éstos, y san José les da la bienvenida: cada uno
de ellos dice un par de coplas, ofrece su presente al niño, y
danza: san José agradece sus dones: la Virgen ruega á su
20.*
CATÁLOGO
hijo que. favorezca á aquellos pastores, y ella por su parte
les promete, ampararlos y ser abogada suya. Concluye la
fiesta con otro villancico en que cantan y bailan los ángeles
y los pastores, alternando las coplas con este estrivillo:
Acá en Belén nace nuestro Dios:
nace de María para bien de nos.
1562.
103. Anónimo. Comedia llamada Feliciana. Juan de Ti-
moneda en su colección de novelas intitulada Patrañuelo,
impresa en Valencia año de i566, al fin de la patraña XIII
dice : De este cuento pasado hay hecha comedia que se llama
Feliciana. No se sabe otra cosa de esta pieza ni del autor
que la compuso.
1562.
104. Alonso de la Vega. Tragedia llamada Serafina.
Argumento. La pieza se divide en ocho escenas y está escri-
ta en prosa. Serafina hija de un Cardenal y de una matro-
na romana vive en Ñapóles en casa de Alberto, á quien su
padre la envió siendo niña para que la educase : joven ya,
hermosa y rica, la solicitaron varios, y entre ellos dos prín-
cipes de Italia que se hacen por sus amores una guerra cruel t
Marco Atanasio, hijo de Alberto, está igualmente enamora-
do de ella, pero solo recibe desprecios: sueña Serafina que
habia de ser casada con el hombre mas bello del mundo:
consulta sobre esto á un nigromante, y le dice éste que el mas
helio hombre del mundo es el Amor: esto sabido no aspira
á mas la doncella que á conocerle, verle y tratarle, y ofre-
cerse á su voluntad: solo ama al Amor, todos los hombres
son para ella indiferentes: buscando al Amor se le aparece
una ninfa, y en su compañía Paris y Narciso: la ninfa le
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §05
dice que viene de parte del dios Cupido á presentarle aque-
llos dos jóvenes los mas hermosos que ha visto el mundo
para que elija entre los dos el que mas le guste: Serafina in-
siste en que solo quiere al Amor, y las visiones desaparecen:
entretanto Alberto echa de su casa á su hijo Atanasio por-
que se obstinaba en ser amante de su pupila: el hijo valién-
dose de un criado roba á su padre el cofre del dinero para
atender á sus urgencias: la justicia le coge con el hurto: el
padre conviene desde luego en que será menester ahorcarle,
pero á ruegos de Serafina todo se compone : ésta agitada
siempre de la manía de buscar y conocer al Amor, ve apa-
recerse repentinamente dos salvages que le enseñan en un
escudo la pintura de Cupido: queda absorta á vista de tanta
hermosura, y los salvages le echan una cadena al cuello y
se la llevan presa á la lloresta solitaria por el atrevimiento
de haberse querido igualar con un dios, de quien solo pue-
de aspirar á ser esclava: Marco Atanasio se va por los mon-
tes quejándose de la ingratitud de su señora, é invoca á Cu-
pido para que le favorezca : viene Cupido inmediatamente y
le da su arco y una Hecha para que en caso necesario se la
dispare á Serafina : muda Atanasio su vestido en otro pas-
toril, sale al encuentro de su querida, le habla amorosamen-
te, y ella sigue despreciándole: él entonces le dispara la sae-
ta, y cae Serafina sin sentido: viendo Atanasio que no se
mueve ni responde la cree muerta, saca un puñal y se quita
la vida: Serafina vuelve en sí, y enamorada ya de Atanasio
le halla muerto, sácale el puñal que tiene clavado en el pe-
cho y con él se mata. Todo lo que sigue á esto en la escena
octava es un conjunto de impertinencias añadidas á la mons-
truosa y extravagante fábula que el autor se atrevió á lla-
mar tragedia.
206
CATÁLOGO
1563.
10 5. Comedia de la duquesa de la Rosa. Preceden á esta
comedia el introito y el argumento. El intróito escrito en
prosa por el gusto de Lope de Rueda es muy ingenioso, y el
estilo llorido y elegante. La comedia igualmente en prosa
no tiene división alguna de actos ni de escenas. Una infanta
de Dinamarca se aficionó en su juventud á un infante de
España llamado Dulcelirio, que estuvo algún tiempo en la
corle del rey su padre: al despedirse Dulcelirio le dio la in-
fanta un anillo para memoria de su inclinación: casó des-
pués la infanta en Francia con el duque de la Rosa: empezó
a enfermar de grave dolencia, y le aconsejaron que fuese en
peregrinación á Santiago de Galicia para implorar del santo
Apóstol el restablecimiento de su salud : hizo en efecto su
romería; sus achaques desaparecieron, y á la vuelta pasan-
do por Burgos la hospedó en su palacio (sin darse á cono-
cer) el infante Dulcelirio; pero al despedirse, dándole de be-
ber, le echó en la copa el anillo que habia recibido de ella
en Dinamarca: la duquesa le reconoce, pero no dándose por
entendida sigue su camino y llega felizmente á la presencia
de su esposo : un mayordomo del duque enamorado de su
ama se atreve á declararle su pasión: ella le reprende áspe-
ramente d ¡riéndole que si no desiste de aquella indecente so-
licitud dará cuenta de ello á su marido. El mayordomo en-
gañando á un hermano suyo hace que vaya á esconderse de-
tras de las cortinas de la cama de la duquesa, y entretanto
avisa al Duque de que la señora le es infiel, y le hace ma-
leficio: van todos allá, sale de entre las cortinas el hermano
del mayordomo, y éste, antes que el otro pueda hablar pa-
labra, le mata á puñaladas: queda presa la señora y conde-
nada á muerte si en el término de tres meses no se presen-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §07
ta algún caballero que la defienda: ella escribe á Dulcelirío
lo que le pasa-, llega el mensagero á Burgos en cosa de un
minuto: el infante le responde que no puede encargarse de
su defensa; pero sin embargo se viste de fraile, va a Fran-
cia en otro minuto, halla modo de introducirse con la du-
quesa, y ésta sin reconocerle se confiesa con él: satisfecho
por lo que resulta de la confesión de la inocencia de su pe-
nitente, se presenta armado en el campo al tiempo que la
sentencia va á ejecutarse : pelea con el mayordomo y le ma-
ta: el duque da gracias al cielo por tan señalado favor, pero
de alli á pocos instantes le da calentura y se muere y le en-
tierran : Dulcelirio declara á la duquesa que él ha sido el
fraile que la ha confesado y el caballero que la ha defendi-
do; y esto dicho se casan los dos. Los que no gustan de fá-
bulas sencillas y prefieren el género romancesco ( lleno de si-
tuaciones tan inesperadas como imposibles ), hallarán en esta
comedia lo que apetecen: la verdad, el consuelo y el reme-
dio cantan á coros y dan conversación á la duquesa cuando
está encerrada en la torre esperando la muerte : un portu-
gués muy enamorado, un Tomé Santos bobo, y un bachi-
ller Valentin (personages inútiles y pegadizos) son insopor-
tables cada cual en su género.
Alonso de la Vega murió en Valencia antes del año de
i 566. Timoneda imprimió las tres piezas de que se ha hecho
mención, y dice, hablando con el lector en un soneto que
las precede :
Tres farsas ó comedias nos compuso
en prosa castellana tan sentidas
con que tu pensamiento recrease.
Y aquí en nuestra V alenda Dios propuso
sus dias para él fuesen cumplidos ,
y para el cielo fue do descansase.
208 CATÁLOGO
1563.
106. Juan de Timoneda. Entremés de un ciego, un mo-
zo y un pobre. Está escrito en coplas de pie quebrado. Un
ciego acompañado de su lazarillo va pregonando coplas y ora-
ciones: quéjase de que nadie le da limosna, ensaya la voz
para las coplas que se propone cantar, y sobreviene un po-
bre cuyas plegarias le incomodan mucho , conociendo que
con ellas atraerá la gente y él se quedará sin que nadie le
dé limosna: repúntanse de palabras el ciego y el pobre, se
insultan á cual mas puede, y el diálogo se concluye á palos.
Es la pieza mas antigua de teatro que se llama entremés.
1563.
107. Paso de dos clérigos cura y beneficiado , y dos mo-
zos suyos simples. En coplas de pie quebrado. Se reduce á
una altercación muy reñida entre el beneficiado y el cura
sobre que cada uno de ellos quiere para sí el pie de altar, las
ofrendas y los responsos: se tratan de majaderos, de igno-
rantes en el lalin, y llegan á punto de darse de palos, con-
tando el uno y el otro con que sus mozos les darán auxilio;
pero el beneficiado, no fiándose demasiado en el valor del
suyo, se acobarda, evita la paliza huyendo, y el cura se que-
da por dueño del campo.
1563.
108. Paso de dos ciegos y un mozo muy gracioso para
la noche de Navidad. Escrito en coplas de pie quebrado. Pa-
lillos, mozo travieso y apicarado, desearía aplicarse á algún
oficio, para lo cual refiere al auditorio sus buenas cualida-
des, y entre ellas cuenta haber robado ciertos dineros á un
ciego de quien había sido lazarillo: Martin Alvarez ciego sa-
le por un lado pregonando sus oraciones, y por otro Pedro
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 209
Gómez ciego también sale anunciando las suyas : salúdanse
entrambos, y creyendo que están solos bablan con entera
confianza : Alvarez cuenta al otro que su lazarillo le robó
seis ducados que tenia escondidos, y escapó con ellos : Gómez
le aconseja que en adelante lleve el dinero encima de sí, co-
mo él lo hace, y en prueba de ello le dice que lleva cosidos
alrededor del bonete los ducados que va recogiendo, y asi
está seguro de que nadie se los quite: esto dicho, Palillos que
todo lo ha estado oyendo, le arrebata el bonete de la cabeza
y echa á correr: Gómez cree que es Martin Alvarez el que
le ha hecho aquella burla , y le pide el bonete : el otro que
ignora lo que ha sucedido no sabe qué decirle, ni halla ma-
nera de justificarse: enladanse los dos, y se sacuden una gran
paliza.
1563.
109. Paso de un soldado , y un moro, y un ermitaño.
El soldado engaña al moro diciéndole que es despensero de
unos frailes, y con este pretexto le toma dos gallinas que
llevaba el moro para vender: llama al ermitaño, le dice en
secreto que aquel hombre se quiere confesar, y el ermitaño
dice al moro que se aguarde mientras vuelve, ofreciendo des-
pacharle muy pronto: persuadido el moro con esto de que
se trata de pagarle de alli á un rato, deja ir al soldado con
las gallinas y se espera á que salga el ermitaño : vuelve éste
en efecto, y resulta entre los dos una altercación muy acalo-
rada. Por último ni el moro se confiesa, ni el ermitaño le
paga , y todo finaliza con una solemne tunda de garrotazos y
mojicones. Está escrito en coplas de pie quebrado.
1563.
1 10. Paso de la Razón , la Fama y el Tiempo. No hay
nada de acción, todo es mero diálogo alusivo al nacimiento
Tomo I. 1 4
210 CATÁLOGO
de nuestro Señor Jesucristo: está escrito en quintillas: el es-
tilo y la versificación no carecen de mérito.
1564.
iii. Tragicomedia Humada Filomena. Preceden á la obra
un introito y un argumento en que se refiere la fábula de
Progne y Filomena, y se pide atención al auditorio. La tra-
gicomedia está dividida en siete escenas, y escrita en quinti-
llas con algunos trozos de muy buen estilo y fáciles versos:
se muda frecuentemente el lugar según la acción lo pide, que
unas veces se supone en Atenas y otras en Tracia: se habla
en este drama del puerto de Denia y del castillo de Alarcon:
hay títulos de alteza y empleo de mayordomo: se elogia el
vino de Roda y de San Clemente, y Filomena dice ¡Jesús?
un bobo criado de Tereo que se mete en todo y todo se lo
habla, es tan excesivamente necio y pesado que no se puede
sufrir.
1564.
1 1 2. Farsa llamada Paliana. Precede á la farsa un in-
troito. Está escrita en coplas de pie quebrado: no tiene divi-
sión ninguna de actos ni de escenas : Filomena muger de
Paliano refiere haber sonado que. salia fuego de sus entra-
ñas, y que después veniaii dos salvages y le apagaban: este
sueno, por la circunstancia de hallarse Filomena en cinta,
atemoriza á Paliano, que envia un criado á la Seo para que
busque á un nigromante y se le traiga, á fin de preguntarle
lo que puede significar el sueño de su esposa: venido el ni-
gromante se informa de todo, y le dice á Paliano que le na-
cerá un hijo que abrasará como el fuego, y que hasta que se
cazen dos salvages en el monte, aquel fuego no tendrá fin: le
aconseja que se vaya de la ciudad, y lleve á su muger á la
majada, y cuando haya parido haga conducir el niño al mon-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 21 1
te, y dejarle alli atándole primero un cordón para que sirva
de señal. Todo se hace segun el nigromante lo dispuso: ha-
llan dos salvages al niño en lo mas áspero de la montaña,
se proponen darle á criar, y á pocos versos después sale tan
destetado, tan crecido y robusto, que ya está enamorado de
su madre, á quien ha visto casualmente por aquellos cerros:
los salvages que desean complacerle en todo, van con él á la
casa de campo de Paliano : roban á Filomena y se la llevan
á la montaña. Llega Paliano á su casa, y sabido el suceso, va
á ver si puede hallar á su esposa ó á los salvages ó á Infan-
tico (que asi se llama el joven) y los encuentra á todos jun-
tos : quiere matarlos, ellos se defienden, y la muger (para des-
vanecer los justos zelos de su marido ) le dice con el mavor
candor que no hace mas que ocho dias que la robaron. Pa-
liano en medio de sus furores se acuerda repentinamente de
lo que el nigromante le pronosticó, y halla que aquel man-
cebo debe de ser su hijo, y aquellos salvages los que vio en
sueños su muger: asi se confirma todo en muy breves pala-
bras: se abrazan y se concluye la fábula. Ya se ve por este
extracto lo que ella será: baste añadir que en cuanto á los
caracteres, afectos, situaciones, estilo y versos, nada hay
tampoco que merezca alabanza.
1564.
1 13. Comedia llamada Aurelia. En el introito de esta co-
media se dice:
y sabrán, cierto , que fue
la intención
del autor y su opinión ,
en su comedia , señores ,
esquivar pasos de amores ,
y tomar nueva invención.
212
CATÁLOGO
La invención que tomó no fue ciertamente de las mas
felices. Salucio y Aurelia hermanos cuentan como su padre
había sido muy rico; y hallándose sin hijos, trató de guardar
«u dinero de modo que nadie pudiese hallarle: valióse para
esto de un nigromante y por su consejo hizo una torre, me-
tió en ella sus riquezas , cerróla muy bien , y colocada la fuer-
za del encanto en un anillo (dádiva del mágico) le partió por
en medio: quedóse con la mitad de él y la otra la tiró al mar:
hecho esto, la torre quedó invisible: tuvo después los dos
hijos mencionados, á los cuales solo pudo dejar en herencia
la mitad de aquel fatal anillo, y murió bien arrepentido de
su disparale. Salucio se va á correr mundo, dejando el me-
dio anillo á su hermana Aurelia que le hace colgar sobre la
puerta por si acaso llegase alguno que tenga la otra mitad,
puesto que apenas los dos pedazos se junten, el encanto que-
dará deshecho. No hay para que seguir la trama irregular y
absurda de esta pieza; baste decir que después de muchas
situaciones impertinentes, Salucio halla en su viaje á dos pe-
regrinos, de los cuales el uno, entre varias reliquias y dijes
curiosos que le enseña, le hace ver un medio anillo que lue-
go reconoce ser el mismo que le ha de restituir las perdidas
riquezas : cuenta al peregrino el estraño caso de la torre
encantada: vanse juntos á casa de Salucio, hacen la prueba
de unir los dos pedazos del anillo, y sonando un espantoso
estrépito se deshace la torre, quedan manifiestos los tesoros
de su padre, y Aurelia se casa con el peregrino. Esta come-
dia se divide en cinco jornadas, y está escrita en coplas de
pie quebrado.
1565.
ii 4. Fuma llamada Trapacera. Introito en el cual se
dice hablando del drama que sigue después :
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. § 1 3
El nombre de ella será
Trapacera ;
por ser en Parte y manera
hecha á modo de far salía,
corno se usa en Italia
y por toda su ribera.
Flavio mancebo, acompañado de su lacayo Corbalo, va
á casa de Rufina muger de Rodrigo carretero ; la cual le lia
prometido que le tendrá en su casa una linda doncella lla-
mada Licea, hija de Fació rico labrador, que se la envia
diariamente para que la enseñe algunas labores. Recíbelos Ru-
fina asomada á la ventana: pregunta á Flavio si trae los di-
neros en que se habían concertado, y éí dice que no: Rufi-
na le despide diciéndole que no entrará ni verá á la donce-
lla hasta que los traiga: Flavio se desnuda las ropas de ga-
la que lleva puestas, se las da á Corbalo para que las empe-
ñe y le traiga dinero , con lo cual Rufina se ablanda y le
deja entrar: esta se va después á casa de Fació, á quien echa
en cara su mala correspondencia , pues habiendo enseñado á
hacer mil delicadas labores á su hija Licea, piensa pagarla
con una estrecha habitación que le da, y un ducado al mes
en dinero por única gratificación: se apartan muy mal con-
tentos el uno del olro, y el viejo para dar pesadumbre á
Rufina trata de fingir que vende la casa en que ella vive:
insta Rufina á Corbalo pidiéndole el dinero que se le ha pro-
metido, y él se excusa diciendo que aún no le ha podido ad-
quirir. De orden de Fació van á medir y tasar la casa de
Rufina : ella y los que están dentro se llenan de consterna-
ción, porque hallándose allí oculto y despojado de sus vesti-
dos el joven Flavio en compañía de Licea, va á suceder un
escándalo si dan con ellos: para evitar este peligro melen á
§U CATÁLOGO
Flavio dentro de una cuba; pero hecho esto sobreviene An-
tolin dueño de la cuba acompañado de. un alguacil, y resuel-
to á llevársela, porque habiéndola vendido á Rodrigo ma-
rido de Rufina, no se la paga habiéndose, pasado el término
que le dio. Rodrigo no quiere entregar la cuba: Antolin se
empeña en llevársela, Rufina la reclama, diciendo que todo
cuanto hay en la casa es dote suyo y la cuba también. Fació
para ponerlos en paz dispone que se lleve, la cuba á su casa
y allí esté depositada hasta que se averigüe á quién pertene-
ce: llévansela en electo, y á Flavio dentro de ella: Corbalo,
valiéndose de Rodrigo y de otros dos camaradas suyos, urde
un enredo al viejo Hilario, padre de Flavio, á fin de discul-
par la ausencia del hijo y sacarle algún dinero para conten-
tar á la codiciosa Rufina. El pasage siguiente dará una idea
de las astucias que Corbalo usa con Hilario, como también
del estilo y diálogo de esta pieza.
Hilario.. ¿Corbalo, Flavio do está,
di traidor ,
mentiroso , trampeador ,
por qué me traes engañado?
Dime , ¿dónde está encerrado ,
falso danmificador ?
Corbalo. Señor, ruegoos por mi amor,
si mandáis
que el enojo despidáis,
que si os mentí no era engaño,
sino deshacer el daño
y el gran peligro en que estáis.
Hilario.. ¿Cómo? di.
Corbalo. Si me escucháis
lo diré'.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
215
Sepa pues vuesa mcrcé.
Rodrigo. Salí acá, Flavio, ¿do estáis?
si el dinero no me dais
aqui la muerte os dar é.
Hilario.. ¿Y qué es aquello P
Corbalo. Oigame.
Que ha tomado
con su muger acostado
Rodrigo á Flavio , y de vero,
á promesa de dinero
le ha la vida otorgado.
Hilario.. ¿Y Rodrigo?
Corbalo. Feislo armado
de un lanzan.
Hilario.. ¿Y los otros dos quién son?
Corbalo. Dos primos de su muger
que le han venido á valer
como vieron la cuestión.
Hilario.. ¿Y Flavio?
Corbalo. De un paredón
que saltó,
muy ligeramente entró
Hilario.. ¿Dónde? dilo.
Corbalo. En el palacio
de casa del señor Fació.
Hilario.. En fin, ¿qué, ya se salvó?
Corbalo. A Rodrigo querría yo
que le demos
los dineros.
Hilario.. ¿Cómo haremos?
Corbalo. ¿Cómo qué? traer contados
los veinte y cinco ducados,
216
CATÁLOGO
Hilario..
y por ahí concluiremos.
Muy mejor es que busquemos
donde está
Fació, que. él le librará,
que es amo de ese bcstiaso.
Corbalo. Qué, no señor, que es mal taso,
que también se agraviará.
Hilario.. Pues di tú cómo será,
que no sé.
Corbalo. Yo, señor, se lo diré,
que por popar el dinero
la vida puesta al tablero
Dicho esto, Corbalo despide á Rodrigo y á sus eamara-
das. Fació al registrar la cuba que tiene en depósito baila
dentro al joven Flavio , y á las sospechas que concibe se
añade el aviso. que le da Dominica criada de Rufina, refi-
riéndole que ha visto en casa de su ama á Flavio y Licea
que se estaban abrazando: desesperado Fació con esta noti-
cia se queja muy sentidamente: Hilario procura mitigar su
cólera, pero el ofendido padre no halla consuelo
Hasta aqui llega el ejemplar incompleto que poseía el
erudito D. Pedro Caro, marqués de la Romana. Si se atiende
al estado de la fábula, poco puede ser lo que falte. Parece
Corbalo.
Hilario..
no es justo, señor , que esté.
Muy bien dices ; pero vé
y el lanzon
quitarás á ese cabrón,
y prométele de dallos.
¿ Cuándo f
Hilario..
Luego, que á sacallos
voy á casa, de un cajón.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §17
verosímil que el desenlace consista en que Licea se case con
Flavio, los viejos queden amigos y perdonen las picardías
de Corbalo y de Rufina, causa principal de tanto disgusto.
Hay en esta pieza una acción cómica bien conducida , sin
episodios inútiles que la dilaten ó la compliquen, caracteres
bien desempeñados, enredo verosimil , progresivo interés,
diálogo animado y gracioso. Puede contarse entre las mejo-
res fábulas dramáticas que se compusieron en aquel tiempo.
Está escrita en coplas de pie quebrado, sin división de actos
ni de escenas.
1565.
1 1 5. Farsa llamada Rosalina , muy apacible y gracio-
sa, con introito. Está escrita en coplas de pie quebrado, sin
división ninguna de actos ni de escenas. Antonio Pomar y
Leandro Pisano mercaderes reflexionando sobre la vanidad
de las cosas humanas, y desengañados del mundo, determi-
nan retirarse á un convento: Leandro tiene una bija llama-
da Rosalina , y el considerar que ha de abandonarla si se
mete fraile le hace vacilar en su propósito, bien que des-
pués advierte que mientras viva Lucano su suegro nada pue-
de fallar á su hija: resuelven pues los dos amigos poner en
ejecución su designio sin dar cuenta á nadie, y este diálogo
se interrumpe mas de una vez con las simplezas de Joan
criado de Leandro, que entra y sale muy fuera de propósito,
y entre él y Lorenzo otro criado tonto dicen después mil
boberías que ocupan una larga escena : el viejo Lucano da
cuenta á su nieta Rosalina de que Leandro falta de casa y
no se sabe adonde ha ido ni cuándo volverá: los criados sa-
len á cada instante con varios pretextos á interrumpir la
conversación y decir frialdades. No es menos inútil el diá-
logo de Rosalina con su criada Marisanchez , y el que se si-
gue de un portugués muy enamorado y muy hidalgo que re -
218 CATÁLOGO
quiebra á Rosal ¡na: Marisanchez le despide, él no hace caso
y sigue ponderando su pasión amorosa y el luego que le con-
sume las entrañas, lo cual oido por Marisanchez coge un
barreño lleno de agua y se le echa encima: Antonio y Lean-
dro buscan en un desierto á un ermitaño venerable, á quien
piden les dé el hábito de penitencia y les permita vnir rn
su compañía: el ermitaño aplaude su resolución, y les dice
que cuando oigan sonar la campanilla de la ermita, vayan
allá y les tendrá prevenida la cena y los hábitos que piden :
apenas quedan solos, cuando se les aparecen el Demonio, el
Mundo y la Carne , procurando todos tres disuadirlos de
abrazar aquel estado tan lleno de aspereza y alliccion, pero
ellos se mantienen firmes, se encomiendan á Dios, hacen la
señal de la cruz, desaparecen aquellas visiones, suena la cam-
panilla, y se van en busca de los hábitos y la cena. Lucano re-
fiere á su nieta que ha recibido una caria de Leandro en que
le dice que ha ido á servir á Dios: Rosalina oye esta noticia
con mucha resignación, y exhorta á su abuelo á que se con-
suele: vuelven los criados con sus acostumbradas tonterías,
y luego que han dicho bastantes, le ocurre á Lucano la idea
de hacerse fraile tamhien y meter monja á Rosalina: ella
recibe la proposición de muy buena voluntad, y ambos se
van á poner en ejecución sus santos deseos: quedan solos los
criados y despiden al auditorio.
1565.
11 6. Farsa llamada Floriona. Introito. Escrita en co-
plas de pie quebrado. No he podido formar juicio de esta pie-
za porque solo se conservaba una hoja de ella en el ejem-
plar que tuve presente.
1566.
117. Auto de la oveja perdida. Esta pieza de Juan de
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 219
Timoneda se imprimió en Valencia en el año de 1 5g 7 en un
libro intitulado: Cuaderno espiritual al Santísimo Sacramen-
to , y á la Asunción. Auto de la oveja perdida y otras cosas.
Lo considero como reimpresión.
1567.
118. Coloquio pastoril. No le he visto. Le imprimió en
Valencia Pedro Mey, año de 1S67.
Juan de Timoneda, natural de Valencia, adquirió mucha
celebridad no solo por las obras de honesto entretenimiento
que publicó á su costa, sino por las que él mismo compuso,
y le acreditaron de hombre de buen ingenio y de no vulgar
erudición: vivió en Valencia junto á la Merced, y allí tenia
su tienda de libros. Se ignoran las circunstancias de su vida,
como también el año de su nacimiento y el de su muerte: la
primera obra que publicó intitulada Silva de varias cancio-
nes , se imprimió en Sevilla en el año de i5i 1 : llegó á edad
muy avanzada, como lo comprueba un retrato suyo que con-
servo, y aun mucho mas otro que vi en la biblioteca real
de París que sirve de adorno á la primera llana de su obra
intitulada Memoria hispánica. Alli le representó el artífice
con barba larga y crecida , y coronada la frente con una
guirnalda de yedra. Cervantes aludió á la vejez de este bene-
mérito li terato , diciendo en la comedia de Los Baños de
Argel:
Antes que mas gente acuda
el coloquio se comience ,
que es del gran Lope de Rueda,
impreso por Timoneda
que en vejez al tiempo vence.
La mayor parle de sus obras dramáticas (de las cuales,
§20 CATÁLOGO
á excepción de dos, no tuvo noticia Jimeno) la publicó el
autor en Valencia, impresa por Joan Mey con este título:
Twriana en la cual se contienen diversas comedias y farsas
muy elegantes y graciosas , con muchos entremeses y pasos
apacibles, agora nuevamente sacadas á luz par Joan Dia-
monte, (anagrama de Joan Timoneda) dirigida al muy ilus-
tre señor D. Joan de Villarrasa , gobernador y teniente de
visorey y capitán general del reino de Valencia , mi señor.—
Impresa en Valencia en casa de Joan Mey , can licencia del
santo Oficio. Con privilegio real por cuatro anos. Debe adver-
tirse que aunque las piezas de que se compone la Turiana
tienen las diferentes fechas de i 563, i 564 y '565, todas jun-
tas forman una sola colección, como lo indica el titulo.
1570.
iig. Gaspar Vázquez. Comedia de la Constanza. Alcalá
de llenares, año de iSjo.
El autor de esta pieza fue comediante. D. Tomas Tama-
yo de Vargas hace, mención de él en su Biblioteca manuscrita.
1570.
no. Pedro Simón de Abril. El Pluto , de Aristófanes.
131. Medea , de Eurípides.
Hace mención de estas dos traducciones D. Nicolás Anto-
nio en su Biblioteca.
1573.
12 2. Alonso Cisneros. Comedia intitulada: Callar hasta
la ocasión.
Alonso Cisneros autor de esta comedia (que no he teni-
do presente) fue natural de Toledo, comediante y autor de
compañía, después de haber representado cuando joven en
la de Lope de Rueda. En los libros de la contaduría del hos-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 221
pital general de Madrid hablando de las limosnas que se
dieron para edificar el corral de la Cruz en el año de i5j9,
se halla esla partida: Miércoles 19 de octubre dio Cisneros
una comedia de limosna para ayuda á la obra del teatro
que las obras pías , Pasión y Soledad labran en la calle de
la Cruz: é valió el aprovechamiento de la entrada de la puer-
ta que pertenecía al dicho Cisneros , doscientos treinta y tres
reales , y para las cofradías hubo aquel día de entramos ta-
blados , corredor y ventanas ciento setenta y cuatro reales.
Luis de Cabrera en su Historia de Felipe II , libro VII , tra-
tando del carácter violento é iracundo del príncipe D. Carlos,
dice: Había mandado que le representase una comedia Cis-
neros , excelente representante ; y por orden del cardenal Es-
pinosa impedido y desterrado , no osó venir á palacio. Indig-
nóse contra el cardenal ( á quien sumamente aborrecía por
su imperioso gobierno y gracia que tenia con el rey ) ; y vinien-
do á palacio le asió del roquete , poniendo mano á un puñal
y le dijo: Curilla ¿vos os atrevéis á mi , no dejando venir á
servirme Cisneros? Por vida de mi padre, que os tengo de
matar. Del cardenal arrodillado y humilde fue detenido y
satisfecho.
1577.
1 2 3. Pedro Simón de Abril. Comedias de Tercncio. Andria.
124. El Eunuco.
12 5. El Heautontimorúmenos.
126. Los Adelfas.
1 2.7. La Hecira.
128. El Formion.
Pedro Simón de Abril, natural de Alcaráz, fue uno de
los literatos mas sobresalientes de su siglo: enseñó lengua
griega en la universidad de Zaragoza, y letras humanas en
222 CATÁLOGO
Otras escuelas de Aragón: se ignora el año de su muerte,
que debió ser después del de 1 5 89. Puede verse el crecido
número de sus obras en la Biblioteca de D. Nicolás Antonio,
de las cuales algunas se han perdido manuscritas, y entre
ellas la traducción del Piulo, puesto que la de Medea ase-
gura Velazquez haberse publicado en Barcelona en el año
de 1599. Merece mucho aprecio su traducción completa de
Terencio, que después de impresa en Zaragoza en el año que
indica este catálogo, se reimprimió por el autor en Alcalá
de Henares en el año de. 1 583 mas corregida que la prime-
ra, y arreglado el texto latino por el que Gabriel Faerno pu-
blicó en Florencia, valiéndose también de las observaciones
que le comunicó su amigo Francisco Sánchez de las Brozas,
catedrático de retórica en la universidad de Alcalá. Esta ver-
sión de Terencio se reimprimió en Barcelona en iSgg y en
Valencia en 1762, recomendada como lo merece por el eru-
dito Maya lis, circunstancia que fue bastante para inspirar á
D. Juan de Iriartc un epigrama insípido, en que quiso des-
acreditar el mérito de la traducción y desairar de camino al
editor, con quien tenia resentimientos particulares. Obras de
tal naturaleza no se deslucen con un equívoco chavacano di-
suelto en cuatro versos frios, y siempre se estimará la tra-
ducción de Abril como una de las mejores entre las pocas
que se han hecho en España de los clásicos latinos. Pondré
una muestra ( sin particular elección ) sacada de la Hecyra
para que por ella se vea la fidelidad del traductor, su len-
guaje y su estilo. Es la escena segunda del acto cuarto.
Sostrata. = Panfilo.
Sostrata. Bien sé jo, hijo mió, que tú tienes de mi sos-
pecha que tu muger se ha ido de casa por mi terribhz y
malas costumbres , aunque lo disimulas cuerdamente. Pero
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §§3
asi los dioses me amen , y asi vea de ti aquel gozo que deseo,
como nunca ( que jo sepa ) he merecido que ella me aborre-
ciese con razón. Y aquel grande amor que jo has/a aqui creía
que me tenias, agora por la experiencia lo has mostrado, por-
que tu padre me ha contado allá dentro como me lias pre-
ferido á tu amor. Y jo agora estoj determinada de darte
por ello el galardón, para que sepas , Panfilo , que tengo con
qué premiarle ese maternal amor. Hijo mió, jo entiendo que
esto es lo que á vosotros cumple j á mí honra : jo esloj de-
terminada de irme de aqui con tu padre al alquería porque
mi presencia no os haga estorbo , ni quede excusa ninguna
para que no vuelva á casa tu Filomena.
Panfilo. ¿Qué determinación es esta , madre mía ? ¿Por
su necedad de ella te has de ir á morar de la. ciudad al
alquería? No harás tal, ni jo daré lugar que los que mal
nos quieren digan que eso lo ha causado mi porfía j no tu
comedimiento ; demás de esto jo no quiero que tú por mi res-
peto dejes tus amigas j tus parientas j tus días de regocijo.
Sostr ATA. Ninguna cosa de esas me da ja contento nin-
guno : mientras mis años lo sufrieron , ja jo me he gozado
harto de eso; ja agora todos estos ejercicios me cansan: lo
que jo agora mas procuro es que mis muchos afios no den
pena á nadie , ni que nadie desee ver el fin de mis dias. Yo
veo que aqui sin razón soj aborrecida: tiempo es ja de dar
lugar. De esta manera entiendo que quitaré á todos las oca-
siones , j jo me libraré de esta sospecha , j á ellos les daré
contento. Dame por tu vida lugar de librarme de esta mala
fama que comunmente tienen las mugeres.
Panfilo. Cuan dichoso soj con todo lo demás, si no fue-
ra por esto , en tener tal madre como esta j tal rnuger como
aquella.
Sostrata. Hijo mió, jo te ruego que no se te haga de
224 CATÁLOGO
mal sufrir este inconveniente , como quiera que él sea. Si en
todo lo demás ella es ú tu gusto, y corno yo creo que lo es,
hijo mío , hazme este placer y hazla volver ú casa.
Panfilo. ¡ Ay desdichado de mi!
Sostrata. Y también de mi. Porque eso no menor pena me
da á mi que á ti , hijo mió.
1577.
129. Gerónimo Bermudez. Tragedia de Nise lastimosa.
Está escrita en varios metros, verso suelto de once y siete
sílabas, sáficos y ailónicos , liras, sestinas y sonetos. Acto
primero. Después de un monólogo del infante D. Pedro (que
110 tiene menos de ciento treinta y seis versos endecasílabos)
sale el secretario, y quiere persuadirle á que se aparte de la
linda Inés. El infante indignado de tal propuesta exclama
con vehemente pasión:
Hombres de entrañas fieras y dañadas,
¿qué me queréis? ¿Qué sinrazón os hago
en amar de esta suerte á quien me paga
con otro tal amor? A quien el mundo,
á quien lodo este reino , á quien vosotros
que asi me perseguís , debéis servicio ,
y gracias á los cielos que quisieron
de cosa tan divina enriqueceros.
Hombres que procuráis mi mal y muerte ,
poned los ojos donde yo los mios ,
y el alma y corazón, y veréis luego
la ceguera en que están. ¿ Qué monarquía
de aquel acatamiento glorioso
colgada no estará? Y aquella cara
que tanto aborrecéis , ¿no es mas que humana?
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 225
En cuerpo tan hermoso, al alma hermosa,
discreta , noble , honesta , casta y pura ,
¿ qué tacha podéis dar ?
Sigue el primer coro de coimbresas , y á este el segundo,
en el cual se dice hablando del poder de amor,
También el mar sagrado
se abrasa en este fuego:
también allá Neptuno
por Menalipe anduvo
y por Medusa ardiendo
También las voladoras
y las músicas aves,
y aquella sobre todas
de Júpiter amiga,
no pueden con sus alas
huir de amor , que tiene
las suyas mas lijeras.
¿Qué cosa hay en el mundo
que del amor se libre?
Antes el mundo todo
visible y que no vemos ,
no es otra cosa en suma ,
si bien se considera
que un espíritu inmenso,
una dulce harmonía ,
un fuerte y ciego nudo
de amor con que las cosas
están trabadas todas
Amor puro las cria,
amor puro las guarda
Seriamos peores
Tomo I. 1 5
226 CATÁLOGO
los hombres que las fieras
si amor no fuese cebo
de nuestros corazones.
Acto segundo. Pacheco y Coello aconsejan al rey Alfonso
que mate á Inés: queda solo el rey, se queja de los afanes
del reinar, y pide favor á Dios en la tribulación que padece:
el coro primero, habiendo observado las agitaciones del rey,
dice :
Triste pobreza nadie la desee,
ciega riqueza nadie la procure ,
la bienaventuranza de esta vida
es medianía.
Príncipes, reyes y monarcas sumos,
sobre nosotros vuestros pies tenéis;
sobre vosotros la cruel fortuna
tiene los suyos.
Sopla en los altos montes mas el viento,
los mas crecidos árboles derriba ,
rompe también las mas hinchadas velas
la tramontana.
Como sosiegan en el mar las ondas,
asi sosiegan estos pechos llenos;
nunca quietos, nunca satisfechos ,
nunca seguros.
Acto tercero. Inés con sus tres hijos (que no hablan) sa-
le asombrada y refiere á su ama un sueño espantoso, en que
vio que tres leones la despedazaban á vista de sus hijos: el
ama procura consolarla y distraerla; pero el coro le anun-
cia que vienen á matarla: crecen la perturbación y el ter-
ror, y acaba asi este bellísimo acto.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 227
Coro. Cerca viene
la muerte que te busca. Ponte en salvo.
Huye, cuitada, huye, que ya suenan
las duras herraduras : gente armada
corriendo viene aqui ; viene á buscarte
el rey determinado ¡oh desdichada!
á descargar su saña en ti. Tus hijos
esconde si hallas donde , no les quepa
de estos tus hados parte.
Inés. / Oh sin ventura !
¡Oh sola sin abrigo! Señor mió,
¿dónde estás que no vienes? ¿Quién me busca?
Coro. El rey.
Inés. ¿ Pues qué me quiere ?
Coro. Rey tirano,
y tales los que tal le aconsejaron.
Por ti pregunta , y á tus tiernos pechos
con duro hierro traspasar pretende.
Ama. Cumpliéronse tus sueños.
Inés. Ama , huye ,
huye de esta ira grande que nos busca;
yo sola quedo , sola aunque inocente.
No quiero mas socorro: venga luego
por mí la muerte , pues sin culpa muero.
Nosotros, hijos rnios , si ella fuese
tan cruda que de mí apartaros quiera ,
por mi gozad acá de aqueste mundo.
Socórrame hora Dios y socorredme ,
mugeres de Coimbra ¡Oh caballeros ,
ilustre sucesión del claro Luso,
pues veis esta inocente en tal estrecho,
amigos, socorredla
228 CATÁLOGO
Mis hijos , no lloréis, que tiempo os queda:
gózaos de esta madre en cuanto os viva ;
y vosotras , amigas , rodeadme ,
aereadme en torno todas, y pudiendo,
libradme aliara , porque Dios os libre.
Acto cuarto. Alvar González y Pacheco instan al rey para
que apresure la nmerle de Inés: ésta se le presenta acompa-
ñada de sus hijos y de las mugeres de Coimbra en la escena
segunda , en la cual se admiran con razón los trozos si-
guientes:
Venid también vosotras , á tal punto
no me dejéis. Pedid misericordia ,
pedid misericordia para aquesta
tan inocente cuanto desdichada :
llorad el desamparo de estos nií/os
tan tiernos y sin madre. Mis amores,
el padre veis aquí de vuestro padre ,
la mano le besad , á su clemencia
os entregad, pedidle que la emplee
en esta vuestra madre, cuya vida
os vienen á robar
¿ No me oyes , señor mió ? ¿ Asi le dejas
llevar de la pasión y del engaño?
¡Oh! mis amigos, llámame ti vosotras,
hablad al rey por mi, favoreced rne ,
pedidle piedad: si en algún tiempo
entró en vuestras entrañas, ó si dulce
amor de hijos pudo enterneceros ,
que si no me valéis pudiendo ahora,
vosotros me matáis
¿Pecados contra ti? ¿Tan gran pecado
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 229
es bien querer á quien á mí me quiere?
Si amor cotí muerte pagas , ¿ con qué piensas ,
señor , pagar el odio? Amé á tu hijo,
no le maté, que amor amor merece.
¿ Y estos son mis pecados ? ¿ estos quieres
con muerte castigar? /Cruel castigo/
El rey se enternece y quiere que viva, pero Coello, Gon-
zález y Pacheco quedando solos con él , le culpan de excesi-
vamente débil.
Rey No veo culpa que merezca pena.
González. ¿Aun hoy la viste y no la ves ahora?
Rey Mas quiero perdonar que ser injusto.
González. No se consiente al rey pecar en nada.
Rey Soy hombre.
González. Pero rey.
Rey El rey perdona.
Insta de nuevo Alvar González, el rey vacila; y dicien-
do que no quiere intervenir en aquella muerte, los deja en
libertad para que si lo creen necesario y justo quiten la vida
á Inés. Coro primero , coro segundo , que refiere haberse eje-
cutado aquella atrocidad lamentable.
Yace en su sangre envuelta la cuitada
ú los pies tiernos de sus tristes hijos,
que d ellos acudió la sin ventura;
mas ellos no pudieron guarecella ,
porque los tiernecitos no tenían
fuerzas para quitar los duros hierros
á manos tan crueles , que á sus ojos
230 CATÁLOGO
tan delicadas carnes traspasaban.
¡Oh manos crudas!
Acto quinto. Después de un soliloquio del infante viene
un mensajero que le refiere la muerte de Ine's: el infante pror-
rumpe en un largo discurso, en que á pesar de algunos ex-
travíos hay afectos oportunos y bien expresados, y asi con-
cluye la tragedia.
Su defecto principal es la falla de acción y enredo dra-
mático: el acto quinto es inútil: el personage del infanle es
de absoluta nulidad: el del rey mal desempeñado por inde-
ciso y débil. Entrega á Inés en manos de sus asesinos al mis-
mo tiempo que la reconoce inocente : el interés que hace co-
meter tanta crueldad á Coello , Pacheco y González no se
manifiesta: la ausencia del infante ni se motiva ni se discul-
pa: la escena es en Lisboa y en Coimbra : la versificación es
Hoja y desaliñada no pocas veces. El estilo , prescindiendo de
uno ú otro descuido, no carece de. elevación y afectos trá-
gicos. Los coros, en que hay muy buenos trozos de poesía,
son tan inverosímiles como en las tragedias griegas y lati-
nas, y en las que los italianos hacían entonces.
1577.
i3o. Tragedia de Nise laureada. Está escrita en variedad
de metros como la antecedente. Acto primero. Diálogo pesa-
dísimo entre el rey y el obispo: el rey se lamenta de la muer-
te de Inés, y el obispo en ciento noventa y cuatro versos en-
decasílabos hace lo que puede por consolarle, contándole la
creación del mundo y el pecado de Adán, y hablándole de
Moisés y de Agamenón : el rey se lo agradece y le llama Pa-
dre en Cristo, pero tan triste se queda como se estaba. Sale
el alcaide y le entrega las llaves del castillo de Coimbra : pre-
séntamele sus hijos: el rey se enternece al verlos, y dice:
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 231
Rey. Hijos de mis entrañas, ¿conoceisme?
Amores, ¿dónde es ida vuestra madre?
¿Por qué se fue? ¿por qué os dejó tan solos?
Ama. Su madre desde el cielo los bendice.
Si toda la pieza se pareciese á esto, ¡cuánto habria que
admirar en ella! Un camarero que se presenta sin necesidad,
empieza á dar consejos al rey, y á decirle sentencias para
que se consuele de la pérdida de Inés: el rey con mucha ra-
zón exclama:
¡Pesado aviso de filosofía!
sin la causa quitar de las tristezas
querellas hacer dulces y suaves.
El coro primero canta un soneto, acabado el cual ase-
gura el rey que castigará cruelmente á los tres matadores
de Inés, trocándolos por otros tantos foragidos de Castilla
que tiene en su poder. El coro segundo canta una canción
en que hay muy buenos versos. Acto segundo. El condesta-
ble dice á solas un par de octavas: después canta el coro.
¡Oh corazones
mas que de tigres !
¡Oh manos crudas
mas que de fieras!
¿Cómo pudistes
tan inocente,
tan apurada
sangre verter?
¡ Ay que su grito!
¡oh Lusitania!
¡patria mia!
232 CATÁLOGO
trae los rajos
del vivo fuego,
que purifica
toda la tierra ,
contaminada
de. la crueza
que cometiste.
Sigue á estos buenos versos una enfadosa escena entre el
rey, el embajador de Castilla y el condestable, el cual no
lleva á bien que se entreguen los tres fugitivos castellanos en
cambio de los tres portugueses, sobre lo cual altercan él y el
rey. Los siguientes versos darán alguna idea del pedantismo,
la garrulidad y redundancia del condestable. Habla de cuan
excelente virtud es la justicia, y dice:
Ella es la fuente mas que pegasea
de todos los arreos y grandezas
que en los humanos peclios se atesoran :
ella es el cuento, el peso y la medida
en que consiste el ser de los vivientes:
ella es la madre pía del sentido,
el nervio del sentido y del juicio ,
de la tranquilidad y del descanso
de todos los ilustres pensamientos.
Ella es aquel ambrosia regalado
y aquel suave néctar de los dioses,
aquel sagrado cuerno de Amaltea
que está vertiendo siempre los tesoros,
y enriqueciendo los dorados siglos
de gracias y virtudes inefables.
Asi prosigue disparatando hasta que logra enfadar al
rey como es natural: queda resuelto que se haga sin dila-
ción el cambio de los delincuentes: el condestable, acompaña-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 233
do del coro dice un soneto: sigue el coro después cantando
unas estrofas que no valen mucho. Acto tercero. El camare-
ro á solas y después el coro anuncian en muy buenos ver-
sos la próxima coronación de Inés : sigue un diálogo simétri-
co entre el camarero y el rey : cada uno de ellos dice una
sentencia de dos en dos versos , de tres en tres y de cuatro
en cuatro. La escena siguiente no es menos ridicula : ha-
blando el rey, y respondiendo el eco las últimas sílabas Ida
Es Sombra Es. El coro intenta consolar al rey, que
prorrumpe en una larga lamentación, y asi que acaba, toma
la palabra el obispo y le echa una plática de cosa de ochen-
ta versos sobre las excelencias de la tierra. Viene el condes-
table, y entre él y el rey sigue otro diálogo simétrico é im-
pertinente: descúbrese el trono, y en él adornado de vesti-
duras reales el cadáver de Inés: el rey la corona, y el con-
destable le da las gracias por haber concedido á Portugal
tan excelente reina: el coro primero canta una oda en sáli-
cos y adónicos : sigue el coro segundo y canta otra en ver-
sos cortos menos buenos que la anterior. Acto cuarto. Apa-
recen presos en la cárcel González, Pacheco y Coello : un
guardia les escupe en la cara, el verdugo les da la enhora-
buena de que hayan venido gordos y frescos : insultos de
una y otra parte: viene el alcaide, alterca con ellos, y por
último manda que les den tormentos crueles durante la no-
che, hasta que al dia siguiente se les remate. El verdugo en-
terado de la orden dice :
Un ralo al potro y otro rato al brete.
Los coros primero y segundo cantan dos composiciones
de ningún mérito. Acto quinto. Monólogo inútil del alcaide:
sale el rey acompañado de grandes y caballeros , guardias y
234 CATÁLOGO
pueblo: preséntame los reos: el rey levanta un látigo que
tiene en la mano y cruza la cara á Coello: empieza la ejecu-
ción: el coro alterna en el diálogo con los personajes del
drama: saca el verdugo el corazón por las espaldas á Alvar
González, y le muestra al rey y á toda la corte, diciendo:
Si alguno está tocado de la rabia,
podrá quemalle y deshacelle. en polvos,
que asi bebidos son de grande efecto.
Después hace lo mismo con Pacheco y Coello sacándose-
los por el pecho. Manda el alcaide que lleven á quemar los
cuerpos, el rey lo aprueba, y concluida esta matanza atroz
sigue un largo discurso del rey, tan lleno de amor de Dios,
de arrepentimiento de sus culpas, de vehementes deseos de
penitencia para merecer por ella el eterno descanso, que no
hay mas que pedir: los coros primero y segundo reflexionan
sobre la vanidad de las cosas humanas, y la necesidad de
que el hombre se convierta á Dios y abomine los vicios.
No hay fábula en esta pieza, ni interés, ni enredo, ni
desenlace, ni afectos, ni caracteres, ni situaciones: todo es
languidez, desaliño, impertinencia, atrocidad feroz, olvido
continuo de los preceptos que dicta el buen juicio en esta
clase de composiciones. Si se exceptúan algunos pedazos dig-
nos de estimación que ya se han citado en su lugar, todo lo
restante es en extremo defectuoso.
Fr. Gerónimo Bermudez , natural de Galicia , religioso
dominicano, catedrático de teología en Salamanca, nació, se-
gún la opinión del colector de El Parnaso español , pasado
el año de i53o, y aún vivia en el de i58a. Fue muy erudi-
to en las lenguas sábias y en el estudio de las buenas letras:
compuso entre otras obras las dos tragedias mencionadas en
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 235
este catálogo, y las dió á luz en Madrid año de i5;7 con
el nombre supuesto de Antonio de Silva : la primera de ellas
no es original, sino traducción libre de la que escribió an-
tes del año de iS58 el portugués Antonio Ferreira, intitula-
da Castro. La acción de la Nise lastimosa (dice Signorellicn
la Historia de los teatros ) se representa parte en Lisboa y
parte en Coimbra como la Castro del portugués , á la cual
sigue servilmente de escena en escena la tragedia castellana.
Empieza , prosigue y concluye de la misma manera , copian-
do las situaciones , los pensamientos y las palabras ■■ en suma
Bermudez siguió á Ferreira como la sombr a al cuerpo , co-
piándolo y traduciéndolo todo , hasta los defectos , los ador-
nos líricos , y los pensamientos demasiado sutiles en boca del
príncipe. Montiano y Lampillas hablaron de las dos trage-
dias de Bermudez con excesiva parcialidad.
1578.
i3i. Anónimo. Comedia intitulada Metarnorfosea , en
tres jornadas, escrita en verso. Belisena amante despreciada
de Medoro , Eleno amante despreciado de Belisena, Albina
amante despreciada de Eleno, Bovina amante despreciada de
Alisio: unos suplican y otros despiden, hasta que llegán-
dose á cansar los desdeñados de su mala suerte resuelven po-
ner su afición en los que antes los querían ; pero como estos
se habian cansado también de rogar, ya no los quieren, de
modo que se renueva la misma dificultad que hubo al prin-
cipio, aunque en sentido contrario, y la fábula se acaba sin
desenlazarse. Todos los personages hacen y dicen lo mismo:
los seis interlocutores pudieran reducirse á dos, y las tres
jornadas á tres escenas. El estilo es incorrecto y trivial. Se
halla esta pieza en la biblioteca del convento de santa Cata-
lina de Barcelona.
236 CATÁLOGO
1579.
i3í. Juan de. la Cueva. Comedia de la muerte del rey
1). Sancho y reto de Zamora , por D. Diego Ordoñcz. Esta
farsa fue representada la primera vez en Sevilla ano de i5;9
siendo asistente de ella D. Francisco Zapata de Cisneros. Re-
presentóla Alonso Rodríguez , autor de comedias , en la huer-
ta de Doña Elvira. Esta y las «lemas piezas dramáticas de.
Juan de la Cueva están divididas en cuatro jornadas, y su
diálogo es una mezcla continua de estrofas líricas, endeca-
sílabos sueltos, redondillas, tercetos y octavas. La fábula ca-
rece de artificio dramático : los sucesos se representan en
acción unos después de otros como la historia los refiere.
No se comprende cómo pudo verificarse en ningún teatro
la mudanza continua de lugar sin que el diálogo de los per-
sonages se interrumpa. ¿Cómo se han de representar con ve-
rosimilitud los paseos del rey y Bellido Dolfos, la fuga pre-
cipitada de <;sle, la muerte de. su caballo herido por el Cid
que le sigue corriendo, la batalla de D. Diego Ordoñez y
los tres hijos de Arias Gonzalo combatiendo todos á caba-
llo, el ej(;rcito castellano rodeando la valla, Zamora á la vis-
la, y sus muros coronados de pueblo, y hablando todos des-
de lugares tan distantes? El autor contó sin duda con que
la imaginación de los espectadores supliria todo lo que fal-
taba á la imitación teatral. El estilo de Juan de la Cueva es
fácil y abundoso , descuidado muchas veces , otras humil-
de en demasía, otras magnífico y muy próximo al tono de
la epopeya, pero casi nunca afectuoso ni dramático. Cuando
el rey admite en su favor á Bellido Dolfos y va con él re-
conociendo los muros de Zamora, uno de los que están de
guar«lia grita desde las almenas, avisando al rey que no se
fie de arpiel malvado. El poeta intercaló en este discurso al-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 237
gunos trozos de un antiguo romance, artificio ingenioso, que
siempre produce muy buen efecto en la escena si se aplica con
oportunidad como él lo hizo. Los versos tomados del ro-
mance son :
Rey D. Sancho, rey D. Sancho,
no dirás que no te aniso
que del cerco de Zamora
un traidor habia salido.
Bellido Dolfos se llama,
hijo de Dolfos Bellido,
cuatro traiciones ha hecho ,
y con esta serán cinco.
1579.
i33. Comedia del saco de Roma y muerte de Borlón , y
coronación de nuestro invicto emperador Carlos P . Fue re-
presentada esta farsa la primera vez en Sevilla por Alonso
Rodríguez , famoso representante , en la huerta de Doña Fl~
vira, siendo asistente D. Francisco Zapata de Cisncros , con-
de de Barajas. Juan de la Cueva fue el primero entre nos-
otros que se atrevió á hacer una comedia del asalto y sa-
queo de una ciudad : la pintura que presenta en ésta de la
insaciable codicia, las violencias y el brutal desorden de un
ejército vencedor, es muy conforme al original que imita. El
lugar de la escena se supone en las cercanías de Roma, en
sus muros, en sus plazas y calles, en las inmediaciones de
Bolonia, dentro de ella, y en el presbiterio de la iglesia de
san Petronio. La acción dura desde el mes de mayo del año
de 1527 hasta el de febrero de i53o: las desigualdades de
versificación y estilo corresponden a la desatinada estructura
de la pieza.
238 CATÁLOGO
1579.
1 34- Tragedia de los siete infantes de Lar a. Esta tra-
gedia representó la primera vez en Sevilla en la huerta de
Doña Elvira Alonso Rodríguez , siendo asistente D. Fran-
cisco Zapata, &c. Montiano tuvo razón en decir que esta
pieza no debió intitularse Los siete infantes de Lara , y en
efecto antes que empiece la acción ya están muertos los ta-
les infantes. Con cualquiera título que se la ponga, la tra-
gedia quedará siempre mala. La escena es en Córdoba , en
Salas y en Barbadillo : dura la acción unos veinte años: to-
da se compone de situaciones sueltas siguiendo el orden his-
tórico. La infanta Zaida aficionada á hechicerías , acompa-
ñada de su criada Hala diestra en estas artes hace un con-
juro para que Gonzalo Bustos no se vaya, invocando á los
ministros de Averno á fin de que estorben su viaje; pero los
ministros de Averno se están quietos: el conjuro no tiene
efecto (cosa muy verosimil) y Bustos se va: queda Mudaría
en el vientre de su madre al fin de la segunda jornada, y
al acabar la tragedia mata á Buy Velazquez (después de ha-
ber recibido el santo bautismo) y hace quemar viva á Doña
Lambra dentro de su casa. En cuanto al estilo debe adver-
tirse que entre la magnificencia y pompa de algunos diálogos,
hay expresiones que distan demasiado de la gravedad del co-
turno. Por ejemplo las siguientes cuando Gonzalo Bustos es-
tá comiendo con el rey Almanzor.
Almanzor. ¿Coméis asi por allá?
Bustos. ... Si señor , del mismo modo
se sirve y se come todo,
no en el suelo como acá.
Almanzor. Bueno ha estado este guisado.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 239
¿Hate dado gusto, Bustos?
Bustos. . .. Es tal, que á todos los gustos
será por fuerza extremado.
Almanzor. ¿Ha fallado alguna cosa?
Bustos. . .. Señor , á lo que imagino ,
tener sabor de tocino.
Almanzor. ¡Oh qué comida enfadosa!
No sé por qué los cristianos
tan sucia comida usáis,
si no es porque gustáis
de comer cieno y gusanos.
No sin causa el dios Mahoma ,
so pena de grande afán,
nos veda por su alcoran
que ningún moro lo coma.
1579.
i35. Comedia de la libertad de España por Bernardo
del Carpió. Esta farsa fue representada la primera vez en
Sevilla por Pedro de Saldaña , famoso autor y excelente re-
presentante. Representóse en las Atarazanas , &c. Esla fá-
bula empieza ab interitu Meleagri. En las primeras escenas
se pintan los amores del conde de Saldaña y la infanta Doña
Jimena, y en las últimas la gran victoria de Roncesvalles
debida al prodigioso valor de su hijo Bernardo del Carpió:
asi es que su duración viene á ser unos veinte años: la es-
cena es en León, en Saldaña y en los Pirineos. A pesar de
tanta materia como eligió el poeta para su obra , todavía
hay en ella episodios y personages inútiles : el número de
éstos llega á veinte y tres , sin contar los dos ejércitos com-
batientes. Alfonso el Casto es feroz, pusilánime, caviloso, in-
consecuente y nulo: Bernardo un baladron temerario que
240 CATÁLOGO
insulta al rey su tio y amenaza á todo el universo. Véanse
algunos rasgos de su carácter, y de camino los descuidos de
estilo y decoro en que incurrió el autor.
¿Esto me encubrías, cielo?
¿Oh cielo.' ¿tal me encubridle?
¿Qué fue la causa? ¿Temiste
verme destruir el suelo?
Si haré , y el mundo y mundos :
si hay mil mundos, mil espero
asolar con brazo fiero,
y mil horribles profundos.
¿Oh rey fiero. ! ¡Oh rey tirano!
Rey injusto , rey cruel ,
rey soberbio, rey infiel,
rey sin ley, rey mal cristiano.
¿ En qué fundas tu locura ?
¿ En las armas ? Sus , al arma ,
al arma ; mas no te arma
de armas el armadura
Id presto con diligencia
y decid que esta es sazón
de conseguir el blasón
de su ilustre descendencia.
Que domen el arrogancia
del enemigo y su saña,
porque vean que es España
España , y no Esfiaña Francia.
Si en el centro del mar por mas seguro ,
Carlos, á ti y tus doce lleva el miedo,
ó al reino horrible del Erebo obscuro,
temiendo lo que en todos hacer puedo;
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 241
en su profundidad no os aseguro
que allá os irá buscando mi denuedo:
y si al cielo os subís , allá la muerte
os iré á dar con este brazo fuerte.
La gran victoria que obtiene Bernardo en que él solo
combate y vence á los doce pares, haciendo en el ejército una
espantosa carnicería, no es menos admirable que las baza-
ñas de Amadis, de Morgante ó de D. Cirongilio, ni menos
distante de la verosimilitud dramática. El dios de la guerra
(maravillado de tanto valor) baja del olimpo, corona á Ber-
nardo, y le dice al acabar esta descabellada composición:
lo so el dios Marte, que tan alto hecho
quici o remunerar , tu esfuerzo y maña ;
y esta corona de laurel te endono ,
y por segundo Marte te corono.
1579.
i36. Comedia del Degollado. Esta comedia representó la
primera vez en Sevilla Pedro de Saldaña. Recitóse en la
huerta de Doña Elvira, &c. La fábula de esta comedia está
dispuesta con tan poca economía, que de cuatro jornadas que
tiene pudiera reducirse fácilmente á dos. La escena se finge
en las cercanías de Velez de la Gomera, y en una ciudad de
Africa que no se nombra: los amores del príncipe moro con
su esclava Celia están pintados sin la menor inteligencia del
arte, y tanto, que para expresar el poeta cuan excesiva era
su pasión, le convierte de repente en un personage ridículo
de entremés, y á la ilustre y castísima Celia en una moza
cbocarrera y descocada. Le dice el príncipe que le trate como
á un criado suyo, que ella debe mandar y él obedecerla; Ce-
Tomo I. 1 6
242 CATÁLOGO
lia, haciendo el papel de señora, le llama indiscreto, barbil-
la , majadero y badajo: le deslina á servir al mozo de la
cocina, y a ser ayudante del barrendero : le hace bailar y dar
salios, y luego manda que se vaya á acostar. A vueltas de
estos desatinos hay sin embargo algunas situaciones no mal
desempeñadas, entre las cuales merece estimación la última
escena de la jornada cuarta.
1579.
i?>;. Tragedia de la muerte de Ayax Telamón sobre las
armas de Aquiles. Representó esta tragedia Pedro de Salda-
ña, haciendo él mismo la /¡gara de Ayax admirablemente.
Recitóse la primera vez en Sevilla en la huerta de Doña El-
vira, &c. La escena es en Troya en el monte Ida, y en el
acampamento de los griegos: la acción no empieza hasta lo
Último de la segunda jornada, resultando inútil todo cuanto
precede, y por consiguiente inútiles también los personages
«le Eneas, Anquises, Acates, Venus, Elena, Andrómaca y
Canopo. imitó Cueva en las primeras escenas á Virgilio, po-
niendo en acción mucha parle de lo que se refiere en el se-
gundo libro de la Eneida: imitó á Ovidio en los discursos de
Ayax y Ulises reduciéndolos mucho como convenia á la for-
ma dramática, pero hubiera debido no apartarse del poeta
latino en la conclusión del razonamiento ele Ulises.
aut si mihi non datis arma
huic date : et ostendit signum fútale Minerva:.
A esta situación verdaderamente teatral hace Ovidio se-
guir la adjudicación de las armas de Aquiles en favor del
elocuente Ulises, y á esto la desesperada muerte de Ayax.
Cueva en vez de imitar aquella rapidez, gasta otra jornada
en diálogos impertinentes de Agamenón y Menelao que es-
tán discordes en su opinión. Ulises y Ayax vuelven á com-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §43
parecer para ser juzgados, y se repite inútilmente una mis-
ma situación, se entorpece el progreso de la fábula y el in-
terés se debilita : convienen todos los reyes y caudillos en
que Néstor decida, y se publica esta ridicula sentencia:
Visto todo lo alegado
de Telamón el valiente
y de Vlises elocuente
sobre lo que han demandado ,
fallamos que á Ulises den
las armas porque es razón,
y esto firma Agamenón ,
Diomedcs , Néstor también.
Ayax se mata al oir esto: se apai-ece la Fama y dice que
nadie toque el cuerpo de Ayax, porque Júpiter quiere que
se convierta en una flor.
Y porque el auditorio circunstante
que oido ha la tragedia doloroso ,
se vaya á reposar , pido en descuento
que muestre con aplauso el ir contento.
Montiano dijo hablando de esta pieza , que abunda de
sentencias , y en toda la fábula es admirable la dicción. No
á todos parecerá admirable , pero puede decirse que aun-
que el estilo serpit humi en muchas ocasiones , en general
es una de las piezas mejor escritas de Juan de la Cueva.
1579.
i38. Comedia del Tutor. Fue representada esta comedia
la primera vez en Sevilla en la huerta de Doña Elvira por
#
244 CATÁLOGO
Pedro de Solitaria, &c. La escena es en Sevilla y en Sala-
manca: los personajes van y vienen de una parte á otra á
pesar de tan larga distancia con imposible facilidad: la ac-
ción dura unos siete ú ocho meses: Leotacio que se ena-
mora por un retrato, y solicita ser correspondido de Aure-
lia, es una figura inútil que solo sirve de duplicar la acción
y confundirla: el episodio de la tercera jornada en que Li-
cio vestido de diablo espanta á Leotacio y Astropo, no solo
es inoportuno, sino contrario á los fines que Licio se lia pro-
puesto. Con mas estudio y meditación hubiera podido el au-
tor simplificar su fábula dándole mayor unidad, interés y
verosimilitud, pero nada de esto hizo. Sin embargo hay en
ella un fin moral, algunas situaciones cómicas y facilidad en
el diálogo.
1579.
í.li). Comedia de la constancia de Arcelina. Fue repre-
sentada esta comedia con grandísimo extremo en la lati rla
de Dona Elvira />nr Pedro de Saldaría , &c. Nada omitió en
esta comedia Juan de la Cueva para hacerla agradable á los
ojos del vulgo: amores, zelos, venganzas, disfraces, homi-
cidios, reo, alguaciles, verdugo, horca, magia, conjuros, es-
píritus, pastores, magistrados, caballeros, montes, cabanas,
buen lenguaje, sonoros versos. Si hoy se repitiese en el tea-
tro, hoy la desaprobarían los doctos y la aplaudiría la mul-
titud. La escena es en Colibre y en sus cercanías Menali io
está enamorado á un tiempo de las dos hermanas Arcelina
y Crisea : igualmente enamoradas de él, echan suertes para
saber cuál de las dos ha de quererle exclusivamente: Arce-
lina mata á su hermana para quedar sola en el cariño de
Menalcio: Fulcino amante de Arcelina trata de matar á Mc-
nalcio para que Arcelina le quiera, y si no lo consigue ma-
tar á las dos hermanas. Suposiciones todas tan inverosími-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 245
les y viólenlas, que cuanto resulta de ellas es repugnante
confusión, no enredo dramático. Son inútiles los persona-
jes de Fulcino, Gelcino , Ornante, Tesífonc, Zoroastres, Aqui-
les, Egisto, Ifis, Dido, Pastulcio, Olimpo, D. Porcelo y D. Cris-
lino: quitados todos estos, y cuanto hacen y dicen, todavía
puede quedar la fábula en toda su integridad: la jornada se-
gunda es ociosa y absurda á pesar de la excelente versifica-
ción en que está escrita. Véase una prueba de talento perdi-
do en las siguientes octavas.
Orbante ¿Del dulce fuego del amor que aspira
tu firme pecho eres conmovido ,
fiel Fulcino, á despreciar la ira
del reino horrible del eterno olvido?
¿ Y quieres ser ( que su crueldad no admira
tu excelso corazón de amor regido )
los que habitan el triste rio Aqueronte
y los del encendido Flcgetonte?
¿ Y quieres por mi apremio poderoso
que parar haga de Ixion la rueda ,
que tenga Ticio de su mal reposo ,
que Sisifo en descanso verse pueda ,
que deje el Can trifauce el espantoso
ladrido, y salir fuera les conceda
á las terribles Furias y á mi mando
vengan, el reino de Pluton dejando?
Fulcino Cuando por mi amistad , amigo Orbante,
hicieres que pervierta el movimiento
el sol , que no se mueva el cielo errante ,
que del infierno pare el cruel tormento ,
entenderé de tu amistad constante
que es poco, y esto ha dado atrevimiento
246 CATÁLOGO
tí mi necesidad pedir tu amparo,
por entender que no has de serme avaro.
Orbante Para que se confirme en esta parte
lo que entiendes de mi, Fulcino amigo,
y cuanto gusto mió es agradar/e
y verte libre de cruel castigo,
tí aquella parte cumple desviarte ,
en tanto que con mago apremio ligo
al rey Esligio del sulfúreo infierno,
y á los ministros del castigo eterno
Agora es tiempo ¡oh tú Pluton potente!
que des lugar al fuerte encanto mió
sin que impida ningún inconveniente
lo que demando y lo que ver confio:
y es que envíes con priesa diligente
un alma de tu esligio señorío
á ver la luz del mundo que aborrece ,
y á declarar un caso que se. ofrece
Si asi no lo hicieres, dura guerra
á tu reino daré con nuevos males:
con luz heriré el centro que te encierra
mostrando tus cavernas infernales ;
tus tres jueces , que á aquel que en vida yerra
condenan á las penas eternalcs ,
quitaré de su asiento y duro mando,
si no me das, Pluton, lo que demando.
Tesifone Potente Orbante, cuyo fuerte encanto
el reino de Pluton todo ha movido
de tal suerte , que puesto en grave espanto ,
el uso del tormento ha suspendido :
mira qué pides , no te tardes tanto,
que solo ú que tu mando sea cumplido
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §47
me eiwia el rey de la región obscura
á ver la luz á los dañados dura.
A estos rasgos épicos desatinadamente inoportunos su-
ceden situaciones y afectos mas verosímiles, mas convenien-
tes a la buena comedia: véase este corto excelente monólogo
en que Arcelina fugitiva , oculta en la aspereza de los mon-
tes, manifiesta la inquietud y los temores que la agitan.
Injusto y severo amor ,
que me traes á tal extremo,
que ausente la vida temo
porque vivo en tal dolor.
¿Que puedo hacer ¡ay cuitada!
del cielo tan perseguida ,
y del mundo aborrecida ,
y de Menalcio apartada ?
Huyendo la cruda muerte
que á mi hermana di /ay cruel.'
ausente vivo de aquel
que causó mi. acerba suerte.
JEn estas malezas moro,
sola , entre animales brutos,
comiendo silvestres frutos ,
bebiendo el agua que lloro.
Paso el dia suspirando ,
de ansias y recelos llena ,
revuelta en mi culpa y pena ,
la noche en vela llorando.
Miro ¡ ay sin ventura! al cielo
á quien enemiga soy ,
cuéntole el mal en que estoy,
248
CATÁLOGO
y no hallo en él consuelo
Es tal el temor que tengo
y el amor tfue en rni alma está,
que acometo á ir al/tí,
y queriendo ir me detengo.
Con sobresaltos resut loo
esconderme en la espesura ,
donde nada me asegura ,
y á mi acerbo llanto vuelco.
Del silbo del ganadero ,
del canto del ruiseñor ,
del aire si litare rumor,
me sobresalto y me altero.
Menalcio manifiesta una vileza que horroriza, instando á
qiio muera Arcelina que acaba de declararse delincuente para
salvarle la vida á él : hay artificio en el desenlace, y es opor-
tuna la astucia del gobernador, encaminada á que el padre
de Arcelina perdone á quien quitó la vida á Grísea.
1579.
í^n. Cristóbal de Virués. Tragedia. La gran Semiramis.
Prólogo en verso suelto en el cual se dice:
Y solamente porque importa advierto
que esta tragedia con estilo nuevo
que ella introduce, viene en tres jornadas
que suceden en tiempos diferentes.
En el sitio de Batra la primera ,
en Ni/tice famosa la segunda,
Ja tercera y final en Babilonia ,
formando en cada cual una tragedia
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 249
con que podrá toda la de hoy tenerse
por tres tragedias , no sin arte escritas.
Jornada primera. Niño tiene sitiada la ciudad de Batra:
Semíramis sugiere á su esposo Menon, general de Niño, un
medio seguro de ganarla , y en efecto se logra : el rey agra-
dece á su general la victoria , y él presenta á Semíramis di-
ciendo como se casó con ella en Ascalon , como se la llevó
después á Nínive , &c. : quedan solos Semíramis y Niño : éste
le hace una declaración amorosa , y le propone que se casa-
rá con ella, dando á Menon su hija por muger: Semíramis
resiste, llega Menon, el rey le hace el mismo partido y le
rehusa: irritado Niño le amenaza y se lleva por fuerza á Se-
míramis: hace Menon gran sentimiento, determina ahorcar-
se, despídese de su esposa ausente en una larga canción de es-
tilo lírico, llorido y redundante, y se ahorca en efecto: salen
dos soldados, le descuelgan y se le llevan á enterrar. Jorna-
da segunda. De la primera á la segunda jornada pasan diez y
seis años. Manda Niño llamar á los grandes del reino á ins-
tancias de Semíramis, y la corona en su presencia, dándole
ahsoluto poder en todos sus estados por término de solos
cinco dias, en los cuales nada podrá él mandar y nadie de-
berá obedecerle: Semíramis da sus órdenes secretas á Zelaho
y á Zopiro, del cual está enamorada, como se lo declara des-
pués con harta impudencia: Zelabo en cumplimiento de lo
que se le ha encargado, viene diciendo que ha sorprendido
al rey y le deja encerrado en la torre: Zopiro anuncia des-
pués á Semíramis rjue ya ha llevado á su hijo Ninias al tem-
plo de Vesta, en donde queda con el trage de virgen vestal:
á continuación de un soliloquio de Zopiro y un diálogo insí-
pido entre éste y Zelabo se junta el consejo: preséntase á él
Semíramis con las vestiduras de Ninias (por quien todos la
250 CATÁLOGO
tienen, atendida la semejanza idéntica (le hijo y madre) les
ila una carta escrita y firmada por ella misma, y al irla á
leer dicen entre todos esta ridicula octava.
Janto De la reina es la letra y firma y sello.
Creon Suyo es el sello y suya es firma y letra.
Troilo. . . . Bien conocida es letra y firma y sello.
OrÍSTENES. No hay que dudar en sello firma ó letra.
Semi'kamjs. Pues conocéis la letra y firma y sello,
dejad el sello y firma , oíd la letra ,
leed y oid la letra de esta carta ,
de esta importante cuanto triste carta.
La carta dice en suma que Belo y Juno se aparecieron
en un carro tirado de cisnes, entrando en la sala donde es-
tallan Semíramis y Niño, y asiendo á éste de las manos y
sentándole en un solio de cristal, le arrebataron consigo, di-
ciendo á Semíramis que era su voluntad que el trono de Asi-
ría pasase á su hijo Ninias, y que ella se hiciese vestal: con-
cluye la carta mandando la reina que coronen á su hijo, y
firma en el templo de Vesta, en donde finge que está ya re-
tirada: los del consejo creen de buena fe cuanto la carta dice»
y resuelven coronar al rey en el siguiente dia: queda sola
Semíramis y hace traer encadenado á su esposo Niño, que
no la reconoce, y creyendo que habla ron su hijo sospecha
que haya muerto á Semíramis: ésta le hace beber un vaso
de veneno y se retira: llora el rey la suerte de su esposa que
supone muerta por orden de Ninias, pero contándole los asis-
tentes la verdad del caso espira lleno de desesperación y an-
gustias. Jornada tercera. De la segunda á la tercera jornada
pasan seis años: Semíramis declara á los grandes como ha
estado reinando todo aquel tiempo en hábito varonil: nom-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 251
bra por rey á su hijo, se despoja de toda su autoridad, y
quedándose á solas con él le manifiesta, como ya parece que
lo habia hecho otras veces, su pasión incestuosa: la resisten-
cia del hijo no la contiene: insiste una y otra vez en su pro-
pósito. Véase una muestra de la manera con que expresó el
poeta la vehemente pasión de Semíramis.
Mayor dolor que la muerte
me causará el alejarte ,
que mi tormento mas fuerte
será no poder mirarte,
pues mi mayor gloria es verte.
Muera , y sea en tu presencia
( que muerte será gustosa)
y no viva yo en ausencia ,
que es muerte mas rigorosa
y mas áspera sentencia.
No puedo sin ti pasar ,
no puedo sin ti vivir:
por fuerza te he de buscar ,
por fuerza te he de seguir ,
por fuerza te he de alcanzar.
No puedes huir de mi,
que he de correr mucho yo ,
pues quiere que sea asi
el cruel que me hirió,
dejándote sano ú ti.
Duda Ninias en un soliloquio sí matará á la reina en ven-
ganza de su padre y castigo de su desenfreno y sus vicios:
ella vuelve á instar y él á despreciarla: Zelabo en un monó-
logo insufrible de doscientos versos se queja de la corrup-
CATÁLOGO
rion dr las corles, la ingratitud que reina en ellas, la adu-
lación, la envidia: mas dijera si no le interrumpiese Diarco,
que. viene muy afligido de haber visto el trágico fin de Se-
míramis muerta á manos de su liijo, y repite, en dos can-
ciones las palabras que oyó decir á la reina moribunda. Con
este motivo conversan muy despacio los dos refiriendo que
era bija de una ramera; la crianza que. las aves le dieron, y
los principales hechos de su reinado • SU lujuria feroz , la
muelle de sus amantes (y entre ellos Zopiro), sus victorias,
la sedición apaciguada en Babilonia, la fábrica de sus muros,
los huertos pensiles y otras particularidades con que. dilatan
una larga escena, en la cual el poeta se olvidó enteramente
del arte: Ninias cuenta á los grandes que Semíramis acaba
de convertirse repentinamente en paloma, volando al ciclo,
en donde la recibieron Belo, Niño y Juno: los consejeros y
magnates acostumbrados á creer patrañas, reciben esta con
la misma candidez que las anteriores: el rey rpiedándose á
solas con Zelabo y Diarco, les confiesa de buena fe que todo
cuanto acaba de decir lia sido un embrollo, y que él es en
efecto el que lia quitado la vida á su madre: esto dicho les
ruega que le acompañen para quemar el cuerpo. La tragedia
se presenta después al auditorio, y dice una octava que pu-
diera haberse omitido.
Si la Scmirainis es una tragedia, tiene tres acciones, sin
unidad de lugar ni de tiempo, y sea una ó tres (como el au-
tor lo indicó en el prólogo) la economía y distribución de la
fábula de cada una de ellas es muy defectuosa. En unas par-
les los incidentes se alropellan y confunden, y en otras se
entorpece el movimiento de progresión con dilaciones im-
pertinentes: en la segunda jornada se verán ejemplos del pri-
mer defecto, y en la tercera del segundo. La muerte de Me-
non produce una catástrofe mezclada de horror y ridiculez:
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 253
la de Niño es mas teatral, la de Semíramis del todo repug-
nante, ni es necesaria ni cslá preparada con arte : algunas
situaciones afectuosas están desempeñadas con oportuna ex-
presión': el estilo es muy desigual, rara vez dramático, y
cuando se eleva mas, degenera en lírico: contribuye no poco
á la impropiedad del diálogo el estar escrita esta obra (como
las restantes del mismo autor) en sonetos, quintillas, redon-
dillas, estrofas líricas, verso suelto, tercetos y octavas, mez-
cla monstruosa y extravagante.
1579.
1 4 1 • Tragedia. La Cruel Casandra, Prólogo. Esta pieza
está dividida en tres parles: hay en ella tres ó cuatro accio-
nes, siendo por consecuencia su plan complicado en extremo
é incomprensible; los caracteres inoportunos, inverosímiles;
las costumbres depravadas en lodos los personages principa-
les: si se exceptúan uno ó dos (que apenas tienen parte en
la fábula), el príncipe, Fulgencio, Alberto, Fabio, Tancredo,
Filadelfo , Casandra , y basta un pagecillo llamado Matías,
todos son malvados, y cuanto hacen y dicen es un conjunto
de indecencias, atrevimientos y picardías: la catástrofe es bru-
tal, y como todo lo restante complicada y violenta: los muer-
tos son ocho, y al desenlace aparecen cinco cadáveres en la
escena: solo queda vivo el rey y unos criados. Ni en el estilo
ni en la versificación hay cosa tolerable, todo es desaliño,
puerilidades y bajezas: es verdad que todo sucede en un sa-
lón y en una mañana.
1580.
142. Juan de la Cueva. Tragedia de la muerte de Vir-
ginia y Apio Claudio. Representóse esta tragedia en la huer-
ta de Doña Elvira por el excelente c ingenioso representan-
te Pedro de Saldaría, &c. La escena es eu Roma y en Al-
§54 CATÁLOGO
gido: la duración de la fábula indeterminada y de pocos días:
la acción acaba en la tercera jornada, y se dilata inútilmente
en la que sigue, con detrimento de la unidad y del interés:
la pintura de los alectos es generalmente débil: Marco Clau-
dio , confidente del deceinviro , habla á veces con el decoro que
corresponde al género trágico, y á veces incurre en bajezas
imperdonables. Entre los personages hay un escribano que
ni por el nombre que se da á su oficio, ni por el estilo qui'
usa en sus escritos, pertenece á la tragedia ni á las costum-
bres romanas. Véase como se explica.
Preguntado Apio Claudio, que presente
está en la cárcel en prisiones puesto ,
si conoce á Virginio que está ausente,
dice que si: y replicando en esto
qué tiempo habrá , responde llanamente
que no le fue tal hombre manifiesto ,
sino desde que Marco su criado
la esclava ante él por pleito ha demandado.
T ornado á preguntar si conocía
d Virginia , declara que en su vida
la vio, &c.
Sentencian los jueces que Apio Claudio muera en la pri-
sión, y después sea arrojado su cuerpo al Tiber, y cometen
la ejecución de la sentencia no menos que á un edil. Esto
supone demasiado olvido de la historia y de las costumbres
de las naciones. A pesar de estos y otros defectos puede ase-
gurarse que esta tragedia es la menos mala de las cuatro que
existen de Juan de la Cueva.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 255
1580.
i/{3. Comedía de El Principe Tirano. Representóse esta
comedia la primera vez en la huerta de Doña Elvira en
Sevilla por Pedro de Saldaña , &c. Fábula llena de atrocidad
y absurdos. Las parcas hilan la vida de la princesa en un
rincón del jardín, mientras el príncipe hace á Trasildoro que
abra una sepultura profunda para enterrar en ella á su her-
mana luego que la male. Viene la princesa, el príncipe la da
de puñaladas, las parcas cortan el hilo de su vida, pero no
se acuerdan de hilar ni corlar el de Trasildoro, que muere
también á manos del príncipe y le ent ierra con su hermana,
todo á visla del espectador: la furia Alelo, los tormentos que
da el príncipe á su amo y á su ayo para que declaren lo que
ignoran, la mina que hace Gracildo en pocas horas para salir
por ella de la prisión, las sombras de la princesa y Trasil-
doro que persiguen al rey y al príncipe, los conjuros de Cra-
tilo (mágico y grande del reino de Coicos) que las hace de-
clarar á qué son venidas, todo es atropellado, inconsecuen-
te, inverosímil, imposible, horrendo, ageno del teatro: el
rey manda que saquen de la prisión al príncipe, y puesto
en un serón tirado de dos caballos le lleven arrastrando por
las calles de la ciudad con el pregonero delante, y llegado al
suplicio le corle el verdugo los pies, las manos y la cabeza,
que le descuartice, y dejando clavada en un palo la cabeza
en medio de la plaza, se coloquen los cuartos en los caminos
públicos de donde nadie pueda quitarlos pena de la vida. Des-
pués de arreglado por el rey este ceremonial se escapa el prín-
cipe de la cárcel: los grandes instan al rey en su favor, y
éste por no quedar sin sucesión todo lo olvida, le perdona
con imprevista clemencia , y le hace jurar como heredero le-
gitimo del trono: cegri somnia.
256
CATÁLOGO
1580.
i 44- Tragedia de El Príncipe Tirano. Esta tragedia re-
presentó Pedro de Suldaña la primera vez en Sevilla en la
huerta de Doña Elvira, &c. Esta pieza es ana segunda par-
te de la anterior: en ella se abandonó el autor á todo géne-
ro de extravíos: el carácter del príncipe es uno de aquellos
que no existiendo en la naturaleza, no son admisibles en el
teatro. Los retratos del vicio (dice. Montiano hablando de este
personage fantástico) han de ser adaptables á lo que se ve,
á lo que se oje , ó á lo que puede haberse leido; porque si
trascienden de estos limites conocidos y trillados , todo lo que
se arrima al exceso ó á la ponderación , hace perder la jus-
ta medida que requiere la fábula en sí y en cualquiera de sus
partes para ser proporcionada á las respectivas pasiones de
lástima y terror , sin cuyos requisitos corre aventurada la
tragedia, y expuesta á que se malogre su fin, engendrando
en lugar de aquellos afectos incredulidad é indiferencia, que
son los contrarios que mas la destruyen. La aparición del
reino de Coicos es uno de los delirios mas absurdos en que
pudo incurrir el autor, usurpando esta ficción á la poesía lí-
rica y aplicándola al teatro, en donde nada se sufre que sea
imposible de suceder. Si en otras piezas de Juan de la Cue-
va suele hallarse entre muchos defectos alguna cosa digna
de elogio, en la presente todo está mal imaginado, mal com-
binado y mal escrito. Adviértase que en Coicos se usaban
pages , contadores, maestresalas, secretarios y letrados: al
rey se le daba el título de magestad ; se celebraban cortes
cuando convenia , y en palacio habia besamanos. ¿Por qué
habia de respetar la historia el poeta que atropello con todo
lo demás?
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §57
1580.
145. Comedia de El Piejo enamorado. Esta comedia re-
presentó Pedro de Saldaña la primera vez en Sevilla en el
corral de D. Juan Es comedia digna de mucha memo-
ria, considerada la moralidad de ella, &c. Las primeras es-
cenas de esta comedia anuncian una fábula regular, pero
antes de acabarse la primera jornada ya se ecba de ver que
el autor perdió el tino y acudió al acostumbrado registro de
sus nigromantes, furias, deidades y fantasmas alegóricas, en-
cantos , vuelos, transformaciones, hundimientos y cuantos
desatinos de este género pudo sugerirle su destemplada fan-
tasía. Las desigualdades y extravíos del estilo corresponden
perfectamente á la irregularidad de la pieza.
1580.
146. Cristóbal de Virués. Tragedia de Atila furioso. Se
divide en tres jornadas. La reina, muger de Atila, perdida
de amores por Flaminia (dama del rey en trage varonil con
nombre de Flaminio): Gerardo amante de la reina: otra
reina prisionera, llamada Celia, de quien Atila se enamora:
Flaminia que trata de perder á la reina muger de Atila pa-
ra casarse con él después : diálogos de amor y situaciones
cómicas, ronda nocturna, balcón y escondites. Atila avisa-
do por Flaminia sorprende á la reina en un mal paso, y á
ella y á Gerardo los mata, casándose inmediatamente con Ce-
lia su prisionera : Flaminia zelosa da un veneno al rey que
le vuelve loco, y en sus primeros furores mata á Celia su
nueva esposa: sale frenético á la escena, ahoga á Flaminia y
él cae muerto. De estas situaciones y afectos se forma el com-
plicado enredo de esta fábula, que ni es comedia, no obstan-
te las muchas ridiculeces que contiene, ni es tragedia, aunque
Tomo I. 1 7
258 CATÁLOGO
en el curso Je ella perecen unas cincuenta y seis personas, sin
contar en este número la tripulación tle una galera quema-
da, de la cual no se dice, cuántos individuos iban en ella. El
carácter de Atila es de aquello que no se ve jamas: al capi-
tán y tripulación de una galera apresada por los suyos los
manda meter en otra galera y que le peguen fuego en medio
del rio para que sirva de diversión al pueblo: á un goberna-
dor de Ratisbona, que había sido visitador de Nuremberga,
le manda ahorcar de una almena: á tres hermanos que ha-
bian hallado medio de sacar á su padre de la cárcel , donde
hacia seis años que estaba por no poder pagar seis mil duca-
dos que debia á la real cámara, los manda descuartizar: á
un embajador romano que le había hablado con poco respe-
to le manda cortar las orejas y las narices, y á unas cuaren-
ta y cinco mugeres que se habían defendido en un fuerte
hasta que el hambre les obligó á rendirse , las manda atar
de dos en dos y ponerlas en lo alto de una torre para que
se mueran alli de necesidad. Presentándole á Guillermo rey
de Esclavonia vencido y prisionero, Atila deseoso de que mue-
ra como corresponde á su alta dignidad, manda que le echen
á los leones: Guillermo le pide misericordia, pero inútilmen-
te, y el alcaide le conduce á la leonera. A estos rasgos de bru-
talidad y á los ridículos é indecentes amores de la reina, de
Flaminia, de Gerardo y de Atila, sigue la furia de éste, que
á Montiano pareció que está pintada con viveza y naturali-
dad, siendo á mi entender lo mas necio de todo. El que en-
tienda el arte podrá decir si los siguientes versos declama-
dos en el teatro, no son mas á propósito para excitar la risa
de los oyentes, que para inspirarles maravilla y terror.
Formados escuadrones representen
al enemigo la batalla, y talen
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
259
el campo todo donde están las naces,
y la caballería en tropas trote
por el inmenso globo de la luna
Mis entrañas son fuego del infierno,
el vino es el amor de nuestras bodas,
la dulce copa ja no es copa , es capa ,
y> es-capa-se del alma y del infierno,
y del fuego , y de amor , y de la boda
trinas son esas para mi ridiculas:
¿" vivoras me arrojáis , culebras y áspides ?
con el aliento solo yo consumólas.
Ministros fuertes de mi esfuerzo y ánimo ,
capitanes , soldados , armas , máquinas ,
militares , bravísimos ejércitos,
anlrófagos , lestrigones y ciclopes ,
mundos , infiernos , manos mias sólidas
mas que diamantes , 'y mas fuertes y ásperas,
dadme aqui montes de pesantes pórfidos
con que sepulte estos gigantes pérfidos.
Viértase, corra la sangre,
no quede persona viva :
todos mueran, nadie viva:
todo el mundo se desangre.
No dude el lector que en trescientos cincuenta versos que
recita el furibundo Atila, hallará iguales ó mayores dispara-
tes que los que acaban de citarse.
158).
147. Juan de la Cueva. Comedia de La libertad de Roma
por Mucio Scévola. Esta farsa representó Alonso de Capilla,
ingenioso representante , en las Atarazanas en Sevilla, &x.
#
2G0
CATÁLOGO
De cuatro jornadas que tiene esta comedia sobran las tres:
por consiguiente la aparición del dios Quirino, las iurias, el
desafío de Espurio y Bruto, la operación de cortar á Sul-
picio, corar/i populo, las orejas, una mano y las narices; su
muerte, la (pierna de su cuerpo («pie se hace en el teatro), la
conservación de sus cenizas en una urna de oro, los viajes del
rey Tarquino y aun su existencia, lodo es inútil. I\lRcio Scé-
vola protagonista de la fábula no aparece hasta la cuarta jor-
nada, y en ella se precipita la acción y se concluye. El estilo
unas veces toca en gigantesco y ampuloso, y otras en prosaico,
desaliñado y ridículo.
1581.
148. Cristóbal de Virués. Tragedia, La infeliz Marcela.
Está dividida en tres partes, que asi llamó el autor á las
jornadas. Parle primera. \ 'na tempestad hace barar en la
costa de Galicia el navio en «pie iba Marcela, prometida es-
posa del príncipe Landino: saltan en tierra Marcela, el con-
de Alarico, Tersilo su amigo é Ismeno: éste por orden de
Alarico va á Compostcla á buscar un coche para llevar á la
princesa, la cual se queda dormida en unos peñascos. En-
tretanto apartándose á un lado Alarico dice á Tersilo que
está enamorado de Marcela, y que espera que en aquella oca-
sión le ayude: Tersilo le reprende su mal proceder, sacan las
espadas y queda Tersilo herido de muerte: al ruido despierta
Marcela , huye y Alarico va detras de ella. Tersilo en vez
de quejarse de sus heridas se pone á recitar una jácara mo-
ral de mas de cien versos llena de metáforas ingeniosas y
reflexiones profundas: llega Ismeno su hermano que trae un
carro para llevar á Marcela, halla á Tersilo moribundo, y le
conduce al carro, prometiéndole el herido que por el camino
le contará todo el suceso: sale Alarico persiguiendo todavía
á la princesa, con la cual hubiera logrado su dañada baten-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 261
cion, sí las voces de los salteadores de aquel monte no se lo
estorbaran : suelta á Marcela y huye : los salteadores corren
tras de él: Formio capitán de todos ellos llama á Felina (mu-
gcr perdida que vive con él), le encarga que cuide de Marce-
la , y se va con los demás en busca del conde, fugitivo : que-
dan solas Marcela y Felina, y ésta al ver las galas de la prin-
cesa se alegra infinito, y dice:
Felina Muy á mi gusto ha venido
la presa esta vez á fe :
con ella renovaré
este mi viejo vestido ■■
¿y de joyas y dinero
cómo va la bolsa, dama?
Conforme la gala llama ,
en gran cantidad le espero.
Marcela.. Solo lo que ves, amiga,
es lo que pude sacar
de una tormenta del mar
con harta pena y fatiga.
Esa es muy grande mentira ,
y yo sé que de ella habré
mas de dos joyas á fe.
Toda me busca y me mira.
Ahora bien , en mi presencia
se desnude en carnes luego ,
que esotro buscar es juego.
Ka, dama, diligencia.
Quite la ropa , y no crea
que es donaire, el desnudar ,
que no me he de contentar
hasta que en carnes la vea.
Felina. .
Marcela.
Felina. . .
262 CATÁLOGO
Después «le este diálogo, poco digno de Melpómene, sale
muy ;i propósito Oronle, señor de un castillo que está en
aquellas montañas: Marcela le pide protección, y él lleván-
dosela consigo, amenaza á Felina y á los salteadores que vi-
ven con ella: los incidentes de esta primera parte son imi-
tación del episodio de Isabela, que se halla en el canto XIII
del Orlando de Ariosto. Parte segunda. Landino seguido de
unos criados se lamenta en tercetos elegantes de la tardan-
za de Marcela: los criados le. determinan á que se v uelva á
la ciudad, y al retirarse les advierten unos pastores el cami-
no que han de llevar para no encontrarse con los salteado-
res que andan por aquellas asperezas: después de una escena
inútil de los pastores, vienen los ladrones que traen alado al
conde Alarico, y dicen:
Foumio... Por cierto muy buen galán:
dejar la da/na y huir.
FRACASO. Digo que puede servir
la hija del Preste Juan.
Brando.. Si le ha de servir huyendo,
nadie en el mundo mejor.
Zambo... Y podrá alcanzar sú amor,
si le ha de alcanzar corriendo.
Rumbo... ¡Oh hideputa el hidalgo
y qué ligero es de pies.'
Trinco... Cierto, gran lástima es
que el señor no sea galgo.
Acabadas estas necedades, Formio encarga á los pasto-
res que les lleven la comida por la boca de la cueva que cae
al mar: promete á Felina que traerá preso á Oronle, y la
deja en compañía de Alarico: éste le cuenta que es conde y
muy favorecido del príncipe Landino, con el cual hizo un
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 263
viaje á Inglaterra, en donde el príncipe se casó con Marcela
hija del rey inglés : que Landino hubo de volverse á España
á combatir con los moros , y que habiéndolos vencido le en-
vió á él para que trajese á la princesa: que á su vuelta tu-
vieron una gran tempestad, y en esto llega Formio trayen-
do presos á Oronte y Marcela. Después de una escena inútil,
quedándose á solas con ella (y escuchando Felina escondida)
hace Formio á la princesa una declaración amorosa: ella le
llama fiero monstruo y fiera dura, y él á ella loca altiva,
arrogante , bárbara , indiscreta é ingrata: Felina en un mo-
nólogo resuelve envenenar á Formio con una rosquilla ó ma-
zapán para entregarse después á Alarico, de quien está per-
didamente enamorada: sale éste, ella le pregunta si querrá
pagarle el cariño que le tiene, él se lo promete y se dan la
mano de amigos. Formio que lo ha visto, todo se desespera,
y en otro monólogo (ni mas ni menos que el anterior de Fe-
lina) se propone darle veneno, con la diferencia de que no
será en mazapán, sino en un Irasco de agua fria: los pas-
tores determinan ir á Compostela á dar aviso al príncipe de
que Marcela está en poder de los salteadores. Parte tercera.
Diálogos inútiles entre Formio y su gente: queda solo y dice
que ya tiene prevenido el tósigo para Felina; llega ésta, le
dice amores, saca la rosquilla emponzoñada y le insta á que
se la coma: él por su parte le convida á beber del frasco,
altercan sobre ello, y por último ni ella bebe ni él come, y
lo dejan para mejor ocasión. Sigue un soliloquio del pastor
Montano: el príncipe Landino acompañado de criados y pas-
tores determina asaltar la cueva en que se recogen los ban-
didos. Otro soliloquio de Formio, que trae el frasco de agua
envenenada, y al irse le deja á un lado: halla á Marcela y
le presenta la fatal rosquilla que le dió Felina, exhortándo-
la á que se la coma , y añade :
264
CATÁLOGO
Que es cordial medicina
pura el triste corazón.
Quedando sola Marcela, empieza á comerse la rosquilla:
ve el Irasco, se echa unos cuantos tragos, y con este moti-
vo trae á la memoria aquel tiempo dichoso en que
Una dama, de, este lado
y otra de estotro tenia ,
cuando en mi estrado quería
beber , comiendo un bocado.
Que el menino, que la dueña,
que el mayordomo acudía
á cuanto yo apetecía
haciendo sola una seña.
Que con tanta reverencia
le traían á Marcela
con el agua de canela
las conservas de f alencia.
Hechas estas consideraciones, apurada la rosquilla y he-
ñida la pócima del frasco, le da un sueño profundo del cual
no vuelve la desventurada princesa. Suena dentro gran ru-
mor de pelea, y es el caso que el príncipe Landino con los
que le acompañaban ha vencido y muerto á cuantos habia
en la cueva, esto es, Alarico, Felina, Oronle, Formio, Fra-
caso, Brando, Trinco, Zambo y Rumbo, y otros ladrones
anónimos, añadiéndose á tantas muertes la de Marcela , cuyo
cadáver se lleva el príncipe para darle honrada sepultura.
Esta composición no es una tragedia, es una novela en diá-
logo escrita en versos buenos y malos, heroicos y ridículos:
personages inútiles, episodios inconexos, ripio y distraccio-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §65
nes continuas, y el agua de canela , y la rosquilla, y las con-
servas, la dueña, el menino, el mayordomo , el Preste Juan,
y el hidalgo , y el galgo , y el hideputa.
158).
1 49- Tragedia de Elisa Dido. Está dividida en cinco ac-
tos. Acto primero. Dido acompañada de senadores y grandes
de Cartago da respuesta en el templo de Júpiter á Abenami-
da, embajador de Yarbas, prometiéndole que se casará con
el rey su amo. Ido el embajador se disputa á presencia de
la reina sobre si es acertada ó no su resolución : Fenicio y
Falerio la aprueban, Carquedonio y Seleuco la contradicen:
estos últimos enamorados ambos de Dido quieren estorbar
su casamiento con Yarbas; pero Seleuco (mas tímido que el
otro) nada resuelve. Delbora prisionera en Cariago, pregun-
ta á Ismeria los sucesos de Dido, y ella en ciento diez y sie-
te versos le refiere la muerte de Siqueo por Pigmalion, el
sueño de Dido en que se le apareció su esposo , le aconsejó
que huyese con sus riquezas, &c. Carquedonio interrumpe la
narración , y se queja con Ismeria de lo mal que la reina
paga el amor que le tiene: ruega á Ismeria que interceda por
él, y ella promete hacerlo : concluye el acto con el coro. Ac-
to segundo. Seleuco determina declarar su amor á la reina :
Ismeria (que está enamorada de él ) le pregunta la causa de
sus melancolías, y él después de varios rodeos le dice haber
sido fingido el cariño que hasta entonces le habia manifesta-
do, que está prendado de la reina, y ruega á Ismeria que le
mate en castigo de su perfidia, pero ella no quiere matarle,
y se va desesperada. Delbora declara en un soliloquio que
está enamorada de Carrpiedonio, al cual parece que se lo ha
dicho ya algunas veces, pero sin fruto, y trae después á la
memoria como la hizo prisionera , le ofreció libertad y ella
266 CATÁLOGO
la rehusó, y como por último vino á Cartago. Después hablan-
do con [smeria vuelve á sacar la conversación <le Dido, y la
otra, sin hacerse mucho de rogar, le cuenta lo que Dido res-
pondió á su esposo ruando le vio en sueños. Carquedonio las
interrumpe, y quedándose á solas con Delbora le insta ella
á que declare el pesar que su semblante manifiesta , y él la
desengaña, diriéndole que no puede corresponderá, porque es-
tá enamorado de Dido, y con este motivo le. refiere parte de
la historia de, aquella reina, empezándola precisamente en el
punto en que [smeria la dejó. Delbora le oye hasta que él
mismo se cansa de hablar y se despide: acaba el acto con el
coro, que pondera en cultos versos los peligros de amor.
¡Oh míseros mortales
que seguís del amor el bando injusto ,
por infinitos males
pasando , tras un breve y falso gusto !
¿dónde vais tras un ciego
sino ú dar una mísera caída?
¿A qué dulce sosiego
quien rucia alado tristes os convida ?
¿Qué premio soberano
esperáis de un desnudo y de. un tirano?
Insufribles tormentos
los premios son que el fiero amor reparte :
mil varios descontentos
son los sosiegos de que os hace parte:
siguiéndole es muy cierto
ir do no hay quien levantarse pueda
sin quedar preso ó muerto;
y al que menos mal que esto le suceda
será virtud divina,
que solo contra amor es medicina.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 267
El favor empleando
de virtud fuerte , fuertemente armada ,
huid del fiero bando,
de esta furia infernal que disfrazada
en blando niño afable ,
tras sus falsos halagos y dulzuras ,
con vida miserable ,
con amargas y tristes desventuras ,
duramente persigue
al desdichado que su bando sigue.
Virtud divina emplee ,
pidiendo al cielo su favor de veras,
quien arrastrar se i ce
tras las falsas divisas y bander as
del falso amor tirano,
si verse libre de su imperio quiere ;
que no menos que mano
de tal virtud importa y se requiere
según es de gigante
la fuerza del desnudo y tierno infante:
solo virtud divina
al fiero mal de amor es medicina.
Acto tercero. Abenamida vuelve del campo de Yarbas, y
présenla en nombre de ésle á la reina una espada, una co-
rona y un anillo: admite Dido agradecida estas dádivas, y
quedando á solas con Ismeria, recuerda las memorias de Si-
queo. Ismeria en un monólogo dice que la noche anterior la
luna estaba sangrienta, que se apareció un cometa y tembló
la tierra: ruega á los dioses que aparten de Cartago la des-
gracia que aquellos prodigios anuncian: viene Delbora, y siu
aguardar Ismeria á que la otra se lo suplique, vuelve á to-
mar el hilo de la historia comenzada, y le refiere como la
268 CATÁLOGO
reina huyó de Tiro con sus riquezas. Pirro corta la relación
y les ilice que Carquedónio y Selenco, seguidos de varias tro-
pas, han embestido los reales de Yarbas, donde se ha traba-
do gran pelea, sin conocida ventaja de una ni otra parte: el
coro da fin al acto. Acto cuarto. Escena inútil entre Man-
gonlio y Clenardo. Ismeria de orden de la reina manda
abrir las puertas de la ciudad pora que introduzcan á Yar-
bas, y le encaminen ;il templo: Delbora é Ismeria alaban la
prudencia de Dido, que admite á Yarbas por esposo, á fin
de procurar la paz á su pueblo: Ismeria concluye felizmente
la interrumpida narración de los hechos de Dido: avisa el
coro que se retiren, porque viene mucha gente hacia aquel
sitio. Abenamida cuenta á Clenardo como después de un
reñido cómbale han quedado muertos Seleuco y Carquedo-
nio, recurso plausible del autor para deshacerse de persona-
jes tan inútiles: coro. Acto quinto. Ismeria y Delbora anun-
cian los preparativos de la reina para recibir á Yarbas: ha-
cen gran sentimiento por la muerte de Carquedonio y Se-
leuco: avisan los coros que Yarbas ha entrado: ellas se reti-
ran, los coros se quedan para abrir las puertas de la estan-
cia de Dido, y en tanto dan gracias al cielo por la paz que
envia á su nación, y anuncian prosperidades á Cartago y á
su reina. Viene Yarbas: se abren las puertas, y aparece Dido
muerta con la espada de Yarbas, la corona que le envió ar-
rojada á sus pies, y un papel en la mano. Léese el escrito en
que dice haber jurado eterna fidelidad á Siqueo, y que por
no faltará ella se ha dado la muerte. Ismeria y Delbora llo-
ran la desgracia de su señora: Yarbas las consuela, dispone
dar sepultura al cuerpo, deja en libertad á Cartago, propo-
ne á sus moradores que adoren por diosa á su difunta reina,
y se despide de ella para siempre. Coro final.
Lampillas , arrebatado del furor apologético, no dudó ase-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 269
gurar que esta era una tragedia perfecta: Montiano hallo en
ella muy poco que censurar. En mi opinión es la tragedia
menos defectuosa de cuantas se habían escrito hasta enton-
ces en España: el autor supo sujetarla a las unidades de lu-
gar, de tiempo y de acción que tanto se han recomendado
después. Las dos primeras están observadas sin violencia, pe-
ro la última padece muchas excepciones, y tantas, que de
cinco actos de que consta la tragedia (sin que la integridad
de la fábula se alterase) pudieran reducirse á dos. ¿Qué tie-
nen que ver con ella los amores episódicos, insípidos, idén-
ticos de los dos capitanes Seleuco y Carquedonio ? ¿ De qué
sirve el ataque del campo de Yarbas sino, como ya se ha di-
cho, de hacer que desaparezcan aquellos dos personages que
nunca debieron existir? ¿De qué sirven Ismeria y Delbora
sino de helar toda la pieza con sus amores, sus exclamacio-
nes, sus quejas, y sobre todo con la inoportuna, enfadosa y
larga relación de las aventuras de Dido, la cual entre los va-
rios trozos de que se compone llega á cuatrocientos veinte y
siete versos? Los demás personages con sus monólogos y sus
sentencias contribuyen á entorpecer el movimiento dramático
y prolongar el fastidio: Dido, figura principal, despacha to-
do su papel en ciento setenta versos poco mas ó menos, cuan-
do las otras subalternas y enteramente inútiles se lo hablan
todo y no saben dejai-lo: Yarbas solo sirve de leer la carta
de Dido y de disponer el entierro. En el primer acto, en el
tercero y el quinto hay situaciones interesantes, acompaña-
das de la pompa y aparato escénico que son convenientes á
la tragedia: la catástrofe es de mucho efecto teatral: el esti-
lo, aunque no siempre llega á la grandeza que necesita este
género, es sin duda mucho mas decoroso y correcto que el
de las otras piezas del mismo autor: en los coros hay buen
lenguaje, facilidad y harmonía.
270
CATÁLOGO
Cristóbal de Virués nació en la ciudad de Valencia poco
antes del año de i5jo: fue hijo de un docto médico, á quien
debió una esmerada educación literaria: siguió la carrera mi-
litar, se bailó en la batalla de Lepanto, obtuvo el grado de
capitán, y sirvió después en el estado de Milán con gran re-
putación de. valor y prudencia. Dice él mismo en el prólogo
de sus tragedias ( impresas mucho tiempo después de haberse
escrito y representado) que él fue el primero que las redujo
á tres actos de cuatro que antes tenían. Cervantes empezó á
hacer lo mismo en sus comedias, y Juan de la Cueva, con-
temporáneo de los dos, adoptó igualmente esta novedad, aun-
que uo se conserva ninguna de las piezas en que la practicó.
Andrés rey de Arlieda solicitó este honor para sí, y mucho
antes que todos le obtuvo Francisco de Avendaño, como pue-
de verse en el número 84 de este catálogo. Las tragedias de
\ irués no se imprimieron hasta el año de i6oy juntamente
con varias poesías del autor. Su muerte debió de verificarse
poco después.
1581.
1 5o. Juan de la Cueva. Comedia de El infamador. Fue re-
presentada esta comedia la primera vez en Sevilla por el ex-
ilíenle y gracioso representante Alonso de Cisneros en la huer-
ta de Doña Elvira, &c. La escena es en Híspalis (que otras
veces se llama Sevilla) y en los montes Cimerios de Escitia:
las costumbres y los personages pertenecen á tiempos muy
modernos, y tanto que se citan las novelas dramáticas de Ce-
lestina y Claudina, las espadas de Joanes, las obras del ar-
cipreste de Talavera y las de Cristóbal de Castillejo. A pesar
de esta suposición la pieza es toda mitológica, interviniendo
en ella Némesis, el Sueño, Morl'eo, el rio Betis, Diana y Ve-
nus : Leucino es una especie de D. Juan Tenorio, y Eliodora
una santa virgen, á cuyo favor se hacen milagros, perseguí-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
271
da de Venus y protegida de Diana. Véase un trozo de buen
estilo cómico en boca de la alcahueta Teodora, refiriendo el
mal despacho que recibió de sus tercerías.
Pensando el caso contar
se me renuevan mis penas ,
y la sangre por las venas
siento de temor helar.
Mas siendo de ti mandada ,
aunque huye la memoria
renovar la triste historia ,
de mi te será contada.
Sabrás , Leucino , qué fue.
Vóime á casa de Eliodora ,
y siendo oportuna hora
á hablar con ella entré.
Hállela en un corredor
de muchas dueñas cercada ,
ricamente aderezada ,
revuelta con su labor.
Levantáronse en el punto
que yo entré, y ella alargando
su mano y la mia tomando
me sentó consigo junto.
Quedando solo con ella
( que era lo que deseaba ) ,
queriendo hablar no osaba,
y osando paraba al vella.
Al fin sacudí el temor
y apresté la lengua muda ,
viendo que al osado ayuda
fortuna con su favor
272
CATÁLOGO
Dijéla: bella Eliodora ,
mi bien y señora mía ,
perdonalde esta osadía
á vuestra siervo Teodora,
i o vengo ú soto deciros
i/ue deis lugar que Lcucino
( pues cual sabéis es tan diño )
ose ocuparse en serviros.
Notoria es su gentileza,
discreción y cortesía ,
su donaire y bizarría ,
su hacienda y su franqueza.
No tenéis en que dudar ,
bien podéis corresponder ,
que tan ilustre rnuger
tal varo/i debe gozar.
Ella que es/aba aguardando
el fin de mi pretensión ,
en oyendo esta razón
dio un grito al cielo mirando.
Y dijo : dime , traidora ,
¿ qué has visto en mi , qué has oído ,
ó qué siente ese perdido
del nombre y ser de Eliodora ?
Si las cosas que contemplo
no impidiesen mi ira fiera ,
d bocados te comiera,
¡lando de quien soy ejemplo.
En diciendo esto se fue ,
y las dueñas acudieron ,
y de mi todas asieron,
que sola entre ellas quedé.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §7 3
Las unas me destocaban ,
las oirás me descubrían ,
otras recio me herían
con mil golpes que me daban.
Después de estar muy cansadas
de tratarme como digo ,
dijeron : este castigo
no nos deja bien vengadas.
Los cabellos me cortaron
con crueza que da espanto,
y sin tocado ni manto
en la calle me arrojaron.
Esta misma vieja alcahueta, acompañada de otra coma-
dre suya, hace un conjuro en favor de Leucino y entram-
bas hablan, no como conviene á dos mugercillas miserables
del pueblo, sino como pudieran explicarse Medea, Circe ó
Armida.
Teodora Pon la vista al oriente
en tanto que aderezo
estos lizas mojados en la onda
de Flegeton ardiente ,
y pongo el aderezo
para que el triste víverno me responda.
Si de la estancia honda
donde tiene su asiento
del Erebo la reina poderosa ,
espíritu saliere ú otra cosa ,
ten cuenta , y mira al viento
si cuervo ó si paloma pareciere ,
ó siniestra corneja se ofreciere.
Tomo I. 18
27 4 CATÁLOGO
Terencina Con prósperas señales
de fatídico agüero
se nos demuestra el cielo generoso
en ocasiones tales ;
si en esto es verdadero
el disponer del hado venturoso,
hoy será victorioso
Leucino desdeñado :
que en este punto con ligero vuelo
dos palomas bajar vide del cielo
que Venus ha enviado ,
y sobre un verde mirto se pusieron ,
y cogiendo dos ramos de el , se fueron.
Teodora Tiende entorno esos lizos
por donde yo derramo
estas cenizas del trinacrio monte ,
y con fuertes hechizos
á responder me llamo
los espíritus negros de Aqueronte.
Antes que el horizonte
se cubra ¡oh triste Huerco!
ti quien con ronca voz fuerzo y apremio ,
dale á mis obras el debido premio,
y ponme en este cerco
una señal que el fin que intento aclare
por donde yo lo que será declare.
Terencina. . . . Por la virtud que tiene
esta esponjosa piedra ,
desde el nevado Cüucaso traída ,
que en este vaso viene,
por esta blanda yedra,
que en la cumbre del Hemo fue cogida ,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 27 5
que luego sea movida
tu voluntad al ruego ,
¡oh Pintón.' ¡oh Prosérpina hermosa!
y sin negarnos al intento cosa ,
nos deis aviso luego
si la demanda mia y de Teodora
moverán hoy el pecho de Eliodora.
Si á estos dos trozos bien escritos entrambos, aunque tan
diferentes entre sí, y el último tan impropio de la buena co-
media, se añadiesen otros enteramente prosáicos, sin correc-
ción ni harmonía y afeados con descuidos imperdonables, se
llegada á conocer la precipitación y el abandono con que el
autor compuso sus piezas dramáticas, en las cuales son ca-
sualidades los aciertos.
Juan de la Cueva nació en Sevilla de familia ilustre en el
año de i55o con poca diferencia. Dotado de ingenio y afluen-
te vena compuso varias obras líricas, épicas y dramáticas que
le adquirieron general estimación : muchas hizo imprimir y
algunas quedaron manuscritas, que se conservaban pocos años
hace en poder del conde del Águila. Publicó la primera par-
te de sus comedias en la misma ciudad en el año de 1 588,
y sin duda se proponia dar á luz las demás que había com-
puesto, pero no parece que llegó á verificarlo. Murió en su
patria pasado el año de 1604 : puede verse en el tomo 8.°
de El Parnaso español la noticia que allí se da de este céle-
bre poeta y de sus escritos.
1581.
151. Andrés Rey de Artieda. Los amantes. Tragedia.
152. Amadis de Gaula. Comedia.
1 5 3 . El Principe vicioso. Comedia.
276
CATÁLOGO
i54- Los encantos de Mcrlin. Comedia.
Micer Andrés Rey de Arlieda, infanzón de Aragón, na-
ció en Valencia en el año de i54í): esludió en aquella uni-
versidad y en las de Lérida y Tolosa , y graduado de doctor
enseñó astronomía en Barcelona. Dejó la carrera de las le-
tras y siguió la de las armas, se halló en el socorro de Chi-
pre, recibió tres heridas en la batalla naval de Lepanlo, y
en otra ocasión pasó á nado el Elba con la espada en la boca
á vista del ejército enemigo: obtuvo el grado de capitán de
infantería, y murió en su patria en el año de 161 3: publi-
có sus obras sueltas en Zaragoza año de i6o5 con este títu-
lo : Discursos , epístolas y epigramas de Arlemidoro. De las
dramáticas (y entre ellas la tragedia de Los amantes , im-
presa en Valencia año de i58i) solo ha quedado la noticia.
Véanse las notas de Cerda á la Diana enamorada de Gil
Polo, y los Escritores del reino de falencia por Jimeno.
1582.
i55. Miguel de Cervantes Saavedra. Comedia. Los tratos
de Argel. En cinco jornadas, escrita en octavas, redondillas
quintillas, liras, tercetos, verso suelto y rima encadenada.
Jornada primera. Zara , muger del renegado Izuf, está ena-
morada de Aurelio, cautivo español; pero ni sus ruegos ni
los de su amiga Fátima pueden reducir al esclavo, que llora
la ausencia de su querida Silvia. Saavedra se lamenta de los
trabajos que pasa en la esclavitud: Pedro Álvarez está con-
tento en ella, es amigo de su ama y le va muy bien: los si-
guientes versos puestos en boca de Saavedra son de los me-
jores de esta comedia.
Cuando llegué vencido en esta tierra
tan nombrada en el mundo , que en su seno
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
tanto pirata encubre , acoge y cierra ,
no pude al llanto detener el freno,
que á pesar mió sin saber lo que era ,
me vi el marchito rostro de agua lleno.
Ofreciendo á mis ojos la ribera
y el monte donde el grande Carlos tuvo
levantada en el aire su bandera.
Y el mar que tanto esfuerzo no sostuvo,
pues movido de envidia de su gloria,
airado entonces mas que nunca estuvo.
Y estas cosas volviendo en mi memoria ,
las lágrimas trujeron a los ojos,
forzadas de desgracia tan notoria ;
pero si el alto cielo en darme enojos
no está con mi ventura conjurado ,
y aqui no lleva muerte mis despojos;
cuando me vea en mas feliz estado ,
ó si la suerte ó si el favor me ayuda
á verme ante Filipo arrodillado ,
mi temerosa lengua cuasi muda
pienso mover en la real presencia ,
de adulación y de mentir desnuda ,
diciendo : alto señor , cu ya- potencia
sujetas trae las bárbaras naciones
al desabrido yugo de obediencia
Todos de allá , cual yo , puestas las manos
las rodillas por tierra , sollozando ,
cercados de tormentos inhumanos ,
poderoso señor, te están rogando
vuelvas los ojos de misericordia
á los suyos que están siempre llorando;
y pues te deja agora la distwdia
27 8 CATÁLOGO
que tanto te ha oprimido y fatigado ,
y á rnas andar te sigue la concordia ,
haz , buen rey , que por ti sea acabado
lo que con tanta audacia y valor tanto
fue por tu amado padre comenzado.
Con solo ver que vas pondrás espanto
á la bárbara gente, que adivino
ya desde aqui su pérdida y quebranto.
Sobreviene otro cautivo, y en una relación de cerca de
doscientos versos les cuenta el martirio que acaban de dar
los moros á un clérigo valenciano. Jornada segunda. Izuf en-
carga á Aurelio que se vea con una hermosa esclava españo-
l.i llamada Silvia, y que le persuada á que sea menos esqui-
va con él: Aurelio disimula y se encarga de hacerlo asi. Saca
el pregonero á la plaza dos muchachos llamados Juan y Fran-
cisco juntamente con su padre y su madre-, los pregona, los
vende á dos mercaderes, y despidiéndose de sus padres se va
cada uno de ellos con su amo. Jornada tercera. Procura Izuf
vencer con halagos y promesas el desden de Silvia presen-
tándosela á su muger Zara, y ésta quedando á solas con ella
le refiere como está enamorada de Aurelio, y le ruega que
sea medianera en sus amores. Jornada cuarta. Pedro Alva-
rez, que al principio de la fábula estaba regalado y contento
con su suerte, ha resuello escaparse y encaminarse á Oran:
ron esta determinación se despide de su camarada Saavedra.
Ignorábase que Fátima fuese hechicera, pero en efecto lo es,
v hace un conjuro en favor de su amiga Zara para que Au-
relio le corresponda: luego que ha dicho estos versos , que de-
ben de ser muy eficaces para el caso,
Rápida, ronca, run , ras, parisforme ,
grandura , denclifaz, pant asilante ;
sale una Furia, y le dice que la indiferencia de Aurelio solo
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §79
la podrán vencer la Necesidad y la Ocasión. Fátima le man-
da que se las envié cuanto antes y tratará con ellas lo que
debe hacerse. Se ven á solas Aurelio y Silvia, y hallándose
ella solicitada de Izuf y él de Zara, acuerdan lisonjear con
alguna esperanza al moro y á la mora en tanto que escriben
á España para solicitar su rescate. Pedro Alvarez, fatigado,
roto y hambriento va caminando á Oran : échase á dormir
á la sombra de unas matas , y cuando despierta se halla con
un león á su lado que le está haciendo compañía : levántase
Heno de miedo, sigue andando y el león se va detras de él
como un perrito. Jornada quinta. Alvarez prosigue su viaje
en compañía del león, y se halla felizmente muy cerca de
Oran: la Necesidad y la Ocasión invisibles á Aurelio, le van
persuadiendo á que corresponda agradecido al amor de Zara,
pero sin saber por qué le dejan solo, y no lo aciertan, por-
que entonces cobra él todo su esfuerzo y se propone no ce-
der jamas á las instancias de la mora. El muchacho Juan
sale vestido de turco muy contento de serlo y de que ya no
se llama Juanilo sino Solimán : su hermano T Y,me>*i o se hor-
roriza, y Aurelio lamenta la suerte de los niños cristianos
que viven en poder de moros. Silvia y Aurelio se encuentran,
se dan un abrazo, y Zara é Izuf los sorprenden: Zara acusa
á la esclava, Izuf al esclavo, y ellos se disculpan de mala ma-
nera. El rey de Argel en audiencia pública manda á Izuf que
le entregue al cautivo y á la cautiva que tiene en su poder:
él lo repugna mucho , y el rey dispone que le lleven de alli y
le harten de palos: traen á su presencia á un malagueño que
se habia escapado, y el rey dice:
¿Oh tú.' Raja Caud , dahle seiscientos
palos en las espaldas, muy bien dados ,
y luego le daréis otros quinientos
en la barriga y en los pies cansados.
§80 CATÁLOGO
Y responde el malagueño:
¿Tan sin ley ni razón tantas I armenios
tienes para el que. huye aparejados?
Y añade el rey:
Cfiito. Chifuz, Breguede , al punto atalde ,
abrilde , desollaldc y aun rnatalde.
Decretadas estas palizas, se presentan Silvia y Aurelio: el
rey les indica el rescate que han de enviarle desde España, y
les concede libertad bajo su palabra: dan aviso de que ha lle-
gado un navio, y en él Fr. Juan Gil, religioso trinitario que
viene á rescatar : los cautivos regocijados en extremo dan
gracias á la Virgen por su infinita misericordia.
Esta comedia es un drama episódico , en el cual si se
quiere decir que hay una acción, solo puede hallarse en los
amores pareados y simétricos del renegado Izuf y su muger
Zara que -solicitan á Silvia y Aurelio, sirviendo de atrope-
llado desenlace la paliza de Izuf. Lo restante todo es perso-
nages y situaciones sueltas sin enlace ni composición dra-
mática: los conjuros de Fátirna, la Furia, la Ocasión y la
Necesidad, y el león que sirve de escudero á Pedro Alvarez,
son desatinos imperdonables: el estilo, que á veces tiene al-
gún decoro y corrección, es en general desaliñado y prosáico.
1582.
i56. Joaquin Romero de Zepeda. Comedia Selvage (en
cuatro jornadas) en la cual por muy delicado estilo y arti-
ficio se descubre lo que de las alcahuetas á las honestas don-
cellas se les sigue, en el proceso de lo cual se hallarán mu-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §81
chos avisos y sentencias. Por Joaquín Romero de Zepeda.
Sevilla 1582. En la primera y segunda jornada no hizo el
autor otra cosa que extractar en versos fáciles (y no desnu-
dos de elegancia) los cuatro primeros actos de la Celestina.
En la tercera jornada apartándose de aquel excelente origi-
nal, atropello los incidentes, añadiendo no pocas extravagan-
cias. Lucrecia acompañada de la vieja alcahueta Gabrina, aban-
dona la casa de sus padres y se va á la de Anacreo su aman-
te : los padres de Lucrecia echándola menos van á casa de
Gabrina con la justicia, y de alli á la de Anacreo, pero éste y
Lucrecia han huido descolgándose por una ventana. Presos
Gabrina y el criado Rosio los llevan á la plaza: alli apare-
ce la horca á vista del auditorio, suben al reo y le cuelgan:
á Gabrina la empluman, le ponen una coroza, y sentándola
en la escalera del suplicio queda abandonada á merced de los
muchachos que á porfía le tiran brevas, berengenas y to-
mates, le remesan los pelos y le dan puñadas: hecho esto
dice el juez:
Quiten luego á esa muger ,
y enlierrcn al ahorcado.
En la cuarta jornada sale por un monte Lucrecia con
arco y saetas, y llora la mala ventura de sus amores: lue-
go que se retira, sale por otro lado Anacreo lamentándose
igualmente de la desdicha en que se ve. Salen después Al-
bina y Arnaldo padres de Lucrecia , vestidos de peregrinos
en busca de su hija: descansan un rato de la fatiga del ca-
mino , y al querer proseguirle los sorprenden dos ladrones
llamados Tarisio y Troco : el viejo Arnaldo quiere defenderse
y muere á sus manos : sobreviene al ruido Anacreo y mata
á Tarisio : su compañero Troco se va huyendo: sigue el re-
conocimiento de Anacreo y Albina, y cuando tratan de en-
282 CATÁLOGO
torrar o] cadáver de Arnaldo, vienen dos salvajes entre los
cuales se ve Anacreo en mucho peligro de perder la vida;
pero Lucrecia que se aparece muy oportunamente, dispara
una (lecha .y cae muerto uno de los salvages. Anacreo en
tanto consigue matar al segundo: la madre y el amante sin
reconocer á Lucrecia le agradecen el socorro que les ha dado:
ella al fin se descubre, y con el regocijo de los tres acaba la
fábula. Composición romancesca, mal ordenada y llena de
inverosimilitud. Existe un ejemplar en la librería del con-
vento de santa Catalina de, los dominicos de Barcelona.
1r>83.
157. Miguel de Cervantes Saavedra. Tragedia de Numan-
cia. Véase la lista de los interlocures de esta pieza. Esciplon,
Yugurta, Cajo Mario, embajador primero, embajador se-
gundo , soldado primero , soldado segundo , Quinto Fabio,
España, el rio Duero, Teógenes , su muger , un hijo suyo,
Corábino, numantino primero, numanlino segundo, numan-
tino tercero, numantino cuarto, Marquino , Mor andró , Leon-
cio , sacerdote, primero, sacerdote segundo, uno del pueblo,
Mi/vio, un cuerpo muerto, Lira , muger primera , muger se-
gunda , muger tercera , una madre , un hijo , un hermano,
la Guerra , la Enfermedad , el Hambre , Viriato , Servio ,
Emilio, la Fama. Está dividida la obra en cuatro jornadas,
escrita en tercetos, octavas, redondillas y verso suelto. Jor-
nada primera. Escipion reprende á sus soldados la vida re-
galada, lasciva y glotona que traen, advirtiendo con sobra-
da razón y poquísimo decoro trágico
Que mal se aloja en las man íales tiendas
quien gusta de banquetes y meriendas.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 283
A estos vicios atribuye el no haberse ganado á Numancia
después de diez y seis años de guerra : manda que salgan del
campo las meretrices, que se reformen las cocinas y se des-
tierre todo regalo y blandura. Dos embajadores numantinos
proponen á Escipion paz y amistad, pero él se niega á cuan-
to no sea entregarse á discreción: dispone que se cerque á
Numancia con grandes fosos, y en la escena siguiente ya está
concluida toda la obra. España viendo rodeados á los nu-
mantinos con trincheras y fosos profundos, exceptuando solo
la orilla del Duero, habla con el rio invocándole en los si-
guientes versos que son de los mejores de toda la pieza.
Duero gentil que con torcidas vueltas
humedeces gran parte de mi seno ,
ansi en tus aguas siempre veas envueltas
arenas de oro como el Ta jo ameno,
y ansi las ninfas fugitivas sueltas,
de que está el verde prado y bosque lleno,
vengan humildes á tus ondas claras,
y en prestarte favor no sean avaras;
que prestes d mis ásperos lamentos
atento oido , ó que á escucharlos vengas ,
y aunque dejes un rato tus contentos ,
suplicóle que en nada te detengas.
Si tú con tus continuos movimientos
de estos fieros romanos no me vengas,
cerrado veo ya cualquier camino
á la salud del pueblo numantino.
El Duero (acompañado de tres muchachos que son oíros
laníos riachuelos que desaguan en él) anuncia á España que
la ruina de Numancia es infalible, pero que su gloria será
28 4 CATÁLOGO
inmortal, y en los siglos futuros Atila, Borbon y el duque
de Alba la vengarán de Roma. Añade también que los reyes
de España adquirirán el dictado de Católicos, y qne en tiem-
po de un rey llamado Felipe II (sin segundo) el girón lusi-
tano que se cortó de los vestidos de Castilla , ha de zurcirse de
nuevo y unirse ti su estado. Jornada segunda. En una asam-
blea de numantinos se resuelve que Corabino salga á desafiar
á cualquier romano que se atreva á combatir con él, pac-
tando primero que si Corabino vence, los romanos levanta-
rán el sitio, y si él queda vencido, se entregará la ciudad:
proposición muy imprudente y poco numantina. Resuelven
también que se bagan sacrificios á Júpiter, y que el mago
Marquino por medio de sus bechizos y conjuros averigüe
los liados de Numancia. Leoncio reprende á Morandro vién-
dole muy enamorado de Lira en tiempo de tanta calamidad,
y en electo Leoncio tiene sobrada razón. Se empieza el so-
lemne sacrificio con tristes agüeros: la llama arde mal, se
ven águilas en el aire que persiguen á otras aves, las aco-
san y las cercan: suena ruido subterráneo: cruza una cente-
lla por el templo, y al ir á degollar la víctima sale un de-
monio, se la lleva y trastorna de paso las aras y utensilios.
Después de un diálogo inútil entre Leoncio y Morandro sale
Marquino y bace sus conjuros sobre una sepultura, invo-
cando á los ministros infernales, llamándolos canalla vil, y
á Pintón cornudo: ceba de sí la sepultura un cuerpo muer-
to, al cual bace hablar el nigromante á fuerza de aspersio-
nes y latigazos: el muerto anuncia la ruina que amenaza á
la ciudad , y Marquino desesperado al oirle se arroja con
él á la sepultura , quedando enterrados los dos. Jornada
tercera. Corabino desde el muro de Numancia propone el
desafio de que ya se ha hecho mención ; pero Escipion no
asiente á ello y le vuelve la espalda. Corabino irritado de
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §85
aquel desprecio se desahoga en injurias contra los roma-
nos llamándolos cobardes , pérfidos , tiranos , villanos , fe-
mentidos , ingratos , feroces , revoltosos , desleales , crueles,
mal nacidos , codiciosos , infames , pertinaces , adúlteros ,
canalla y liebres. Teógenes quiere asaltar los atrinchera-
mientos, pero las mugeres con sus reflexiones y lágrimas se
lo estorban : resuélvese quemar en la plaza todo lo mas
precioso que cada uno tenga, descuartizar, los romanos que
están prisioneros, é írselos comiendo. Morandro siempre lle-
no de amor requiebra á Lira , y ella le dice que se está
muriendo de hambre y es imposible que viva una hora se-
gún lo desfallecida que se siente: él determina escalar aque-
lla noche las trincheras del enemigo para traerle algo que
cenar, y su amigo Leoncio se ofrece á acompañarle. Dos nu-
mantinos refieren que en la hoguera de la plaza (cuyas lla-
mas suben hasta la cuarta esfera ) se están quemando todas
las riquezas de la ciudad : dicen también que se ha mandado
quitar la vida á las mugeres y á los niños: sale una niuger
con dos chiquillos que no cesan de pedirle pan, y ella se
atlige sin poder hacerles entender que no le tiene ni sabe
dónde hallarle. Jornada cuarta. Penetran en el acampamen-
to de los romanos Morandro y Leoncio: este último queda
muerto en la empresa, el otro vuelve á Numancia con un
poco de bizcocho en una ceslilla: se le presenta á Lira para
que coma y cae muerto de resultas de las muchas heridas que
ha recibido. Un niño hermano de Lira sale cayéndose de
hambre: dice que su padre y su madre acaban de morir, y
él no teniendo ya fuerzas para mascar ni tragar el pan , es-
pira á los pies de su hermana. Se presentan el Hambre, la
Enfermedad y la Guerra: ésta excita á las otras dos á que
apresuren la total asolación de Numancia, incidente inútil
como los personages de él. Teógenes lleva á su muger, dos
286 CATÁLOGO
hijos y una hija al templo de Diana y allí los mata: vase
después á la plaza y se tira á la hoguera : el liumo (pie sale,
de Numancia y el silencio que. se observa en ella determinan
á Escipion á enviar exploradores, que vuelven refiriendo la
mortandad y ruina espantosa que. lian visto. De toda la po-
blación solo queda un muchacho que aparece en lo alto de
una torre: Escipion le promete vida y libertad, pero él des-
precia sus ofrecimientos y se tira de la torre al suelo: viene
la Fama por el aire, y elogia la heroicidad de Numancia.
La elección de. argumento en esta pieza es poco feliz: la
destrucción de una ciudad con la de todos sus habitantes pres-
ta materia á la narración épica, pero no es para el teatro.
En él no se deben presentar como objeto primario las em-
presas militares, sino las acciones y alectos heroicos: en to-
da fábula escénica se promueve el interés concentrándole: si
se divide se debilita: Cervantes creyó producir mayor efecto
trágico poniendo á la vista muchas situaciones de calamidad
y aflicción, y no advirtió que resultarla necesariamente una
acción episódica, dispersa y menuda. Los personajes fantás-
ticos que introdujo lo acaban de echar á perder.
Si es contraria esta opinión á la que. formaron de esta
pieza los alemanes Bouterwek y Schlegel, puede considerarse
cuál habrá sido mi sentimiento no pudiendo suscribir á los
elogios que de ella hicieron aquellos doctos críticos: resulta
necesaria de la absoluta imposibilidad de conciliar sus prin-
cipios con los mios acerca de la composición dramática.
1584.
i58. Comedia de la batalla naval. Nada se sabe de esta
obra sino el título. Si el argumento que desempeñó el poeta
fuese (como parece muy probable) la célebre victoria naval
de Lepanto, es de inferir que nuestra literatura no habrá
perdido nada en perderla: la escribió en tres jornadas.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §87
1581
i5g. Comedia de La gran Turquesca. Cervantes la citó:
nadie la ha visto hasta ahora, y no es posible conjeturar lo
que sería.
1584.
160. Comedia de La Jerusalen. Habiendo escrito el mis-
mo autor un drama trágico del sitio y ruina espantosa de
Numancia, no sería mucho que hubiese caido en el error de
poner en acción teatral la destrucción de Jerusalen por Ti-
to, ó que fuese argumento de esta comedia la conquista de
aquella ciudad por los cruzados. A estas conjeturas da lugar
la falta de noticias que tenemos acerca de esta composición
dramática.
1585.
161. Lupercio Leonardo de Argensola. Tragedia de La
Isabela. Se divide en tres jornadas: está escrita en octavas,
verso suelto, quintillas, tercetos y estrofas líricas: la Fama
hace el prólogo. Jornada primera. Alboacen rey moro de
Zaragoza, enamorado de Isabela doncella cristiana, manda
salir desterrados á todos los cristianos, creyendo por este
medio humillarla y atraerla á su voluntad. Muley amante
favorecido de la misma doncella ( que acaba de recibir el bau-
tismo en el campo enemigo) se propone dilatar la ejecución
del decreto, y facilitar entretanto los medios convenientes
para que el rey D. Pedro se apodere de Zaragoza. El viejo
Audalla en un monólogo da parte al auditorio de que él tam-
bién está enamorado de Isabela, y luego que lo ha dicho se
va. Sospechoso el rey de la conducta de Muley hace que le
prendan. Jornada segunda. Lamberto y Engracia padres de
Isabela, Ana su hermana y muchos cristianos vienen á pe-
dirle que interceda por ellos con el rey. Véanse (prescindien-
§88 CATÁLOGO
do de la poca delicadeza del padre de Isabela) las prendas del
lenguaje, estilo y harmonía que embellecen esta situación.
Isabela... ¡Oh padres á quien debo reverencia f
¡Oh santa perseguida comfiuñia,
postrada sin razón en mi presencia ,
espectáculo triste de este dia!
¿De qué manera puedo dar audiencia
( ni quien seso tuviese la daría )
viendo vuestros aspectos venerados
á mis indignos pies asi postrados?
Las rodillas alzad del duro suelo ,
ó revolved los ojos hechos rios
al sumo plasmador de tierra y cielo ,
y dirigid allá los votos pios ,
y pues que mis entrañas no son hielo,
ni los hircanos tigres padres jiiíos ,
probad á conquistar otra dureza
con estos aparatos de tristeza.
Que yo sin espectáculo presente
cuando fuese mi muerte necesaria
padeceré las penas obediente.
¡Obediente! ¿qué dije? voluntaria;
y por el bien común de nuestra gente
y daño de la pérfida contraria ,
una muerte , mil muertes , y si puedo
muchas mas pasaré sin algún miedo.
Lamberto. Pues oye. Bien sabemos cuán rendido
en amorosas llamas al rey tienes,
y cuán desesperado y ofendido
con tus castas repulsas y desdenes;
pero si tú con un amor fingido
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
289
sus locos pensamientos entretienes
y cebas la esperanza lisonjera,
al yugo volverá la cerviz fiera.
Asi que con hacer lo que le digo,
queda la voluntad del rey por tuya:
harás que no prosiga su castigo
ni de la dulce patria nos excluya.
Puedes asi vencer al enemigo,
ó darnos ocasión que se atribuya
á sola tu dureza nuestra pena,
y digan: Isabela nos condena.
Al rey por cierto tiempo fingir puedes
precisa castidad tener volada,
y que cuando del voto libre quedes
la prenda le darás tan deseada.
En este medio tiende astutas redes,
suspiros, llantos, vistas regaladas ,
palabras tiernas, cebo de estas cosas,
y lágrimas si puedes amorosas.
Si ves la perdición de los cristianos
no basta, que bastar sola debía,
ni la muerte cruel de tus hermanos ,
la de tu vieja madre , ni la mía :
por el que puso en cruz las santas manos
(hijo del Padre Eterno y de María )
te conjuro, te ruego, pido y mando
que muestres á mis ruegos pecho blando.
Engracia. ¿Por qué dilatas tanto la respuesta.''
¿ Aguardas por ventura que te pida ,
besándote los pies y descompuesta ,
merced á voces de mi corta vida ?
¿O gustas de mirar ante ti puesta
Tomo I. 19
290
CATÁLOGO
esta mísera gente perseguida?
iJi , (¡ue solemnidad del pueblo quieres
que tanto la respuesta nos difieres.
Mira que si salimos de los muros ,
por el segundo Cesar fabricados ,
( á mas que no saldremos muy seguros
de ser todos ó muertos ó robados,
porque ¡amas los bárbaros perjuros
observan ley ni pactos concertados )
la sagrada ciudad queda desierta
y nuestra religión en ella muerta.
El templo de la Urgen quedaría ,
si no por los cimientos derribado ,
á lo menos con vicios cada día
de los odiosos moros profanado ,
y todo su tesoro se daría
en manos del sacrilego malvado ,
reliquias y devotos simulacros ,
todos los ornamentos al fin sacros.
liarán de las dalmáticas jaeces
á los fieros caballos andaluces ,
con las borlas pendientes , que mil veces
acompañaron clérigos y luces,
y para refirmar los pies soeces
'el oro servirá de nuestras cruces ,
haciendo de. él labradas estriberas
quizá con las historias verdaderas.
¿Será posible pues que tú permitas
con daño de los tuyos infelices,
que solas permanezcan las mezquitas
y que sus ignominias autorices ?
Tú , tú de la ciudad sagrada quitas
DE PIEZAS DRAMÁTICAS.
la religión cristiana y sus raices;
tu dura pertinacia nos destierra ,
y no la del tirano de la tierra.
Isabela. . . No mas , no mas , queridos padres , basl
si no queréis sin vida verme luego ,
que donde la razón asi contrasta
poca necesidad hay de tal ruego.
Yo pues con intención sincera y casta
( solo por procurar nuestro sosiego )
al fiero rey daré de amor señales
fingidas , si fingirse pueden tales.
Lamberto. La bendición de Dios omnipotente
y la nuestra también recibe ahora:
tu nombre se di/ate y acreciente
en cuanto mira el cielo y el sol dora ;
y si es ya de creer que alguna gente
debajo del ignoto polo mora ,
allá tus alabanzas se dilaten
y con admiración todos la traten.
Engracia. Estos maternos brazos lo primero
recibe por señal de lo que siento ,
sírvante de collar , bien que grosero,
pero lleno de amor y de contento:
que en otro tiempo mas feliz espero,
con mayor aparato y ornamento ,
mejorar estos dones, y tu cuello
ceñirle del metal de tu cabello.
Un viejo.. Tus obras cantaremos excelentes,
si bien á la desierta Libia vamos ,
ó bajo de la zona los ardientes
y no sufribles rayos padezcamos ;
y nuestra sucesión y descendientes
292
CATÁLOGO
darán las mismas gracias une te damos :
los niños con su lengua ternezuela
repetirán el nombre de Isabela.
Después de esla afluencia épica, Adulce moro valenciano
sale á contar á los árboles, en muy buenos versos, tomo
habiendo venido á Zaragoza á pedir socorros para recnpe -
rar el trono que le han usurpado, se enamoró de la infan-
ta Aja hermana del rey, y (pie hace ya tres ailos (pie él se
lamenta y ella no le escucha.
Tres veces os he visto , verdes plantas,
de vuestras frescas hojas adornadas :
tres veces descompuestas , y otras tantas
de flores y de frutos coronadas ,
después que la soberbia sobre cuantas
han sido por hermosas celebradas ,
Aja cruel (origen de mi pena)
á mi dura cerviz puso cadena.
El rey se entristece viéndose precisado á quitar la vida
á Muley, pero su confidente Audalla procura tranquilizarle,
y le anima á que apresure la ejecución. Isabela pide al rey
que revoque el decreto de destierro contra los cristianos: el
rey se disculpa diciéndole cpie ha consultado sobre ello á un
santo Alfaqui, del cual hace esta bella pintura.
Yo vi con apariencia manifiesta
que no fue la respuesta por él mismo,
mas por algún espíritu compuesta ,
como si alguna furia del abismo
al sabio las entrañas le royera,
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 293
ó como que le toma parasismo.
Con los mismos efectos y tal era
la presencia del viejo cuando vino
á darme la respuesta verdadera.
Andaba con furioso desatino
torciéndose las manos arrugadas ,
los ojos vueltos de un color sanguino.
Las barbas, antes largas y peinadas,
llevaba vedijosas y revueltas
como de fieras sierpes enroscadas.
Las tocas que con mil nudosas vueltas
la cabeza prudente le ceiíian ,
por este y aquel hombro lleva sueltas.
Las horrendas palabras parecían
salir por una trompa resonante ,
y que los yertos labios no movían.
Si quieres que tu dios ¡oh rey! levante
la rigurosa diestra , dijo , mira
el medio que será solo bastante.
Isabela oyendo decir al rey que la muerte de Mu ley eslá
decretada, se ofrece á morir por su amante, lo cual solo sir-
ve de irritar la cólera del rey que la manda llevar á una pri-
sión. La infanta Aja sale á decir en un soliloquio que está
enamorada de Muley á quien el rey su hermano va á qui-
tar la vida. Llega Adulce, y ella reconociendo cuan ingrata
ha sido á su amor, le pide que liberte á Muley del peligro
que le amenaza , y Adulce promete complacerla. Jornada
tercera. El viejo Audalla despreciado de Isabela acelera su
muerte y la de Muley: la hoguera en que han de ser quema-
dos está ya dispuesta, ella le pide que le permita ver á sus
padres y á su hermana: Audalla se lo concede, y se descu-
§94
CATÁLOGO
bren Iros cadáveres que son los de Lamberto, Engracia y
Ana, sobre los cuales liare Isabela exiremos de dolor. Aja
desde un aposento de las torres del alcázar descubre á lo le-
jos el lugar del suplicio y el gentío que acude á ver morir á
Muley é Isabela: todavía espera que Adulce cumplirá su pa-
labra, pero sobreviene un nuncio y le refiere la muerte de
los amantes. Aja desesperada premedita matar al rey. Vzan
y Zan'cala se cuentan el uno al otro la muerte de. Audalla
por haber sabido el rey que estaba enamorado de Isabe-
la: Azan descubre la cabeza de Audalla destinada á ser pas-
to de los lebreles: Aja sale por un lado con un puñal y una
luz en las manos, y por otra parte Selin que le refiere como
su señor Adulce acaba de matarse, no habiéndose atrevido á
ser ingrato á los beneficios del rey, ni volver á la presencia
de Aja sin haber cumplido lo que le prometió. Dicho esto
presenta la cabeza de Adulce para que no dude la infanta de
qne su relación es verdadera: ella «mi cambio le cuenta que
acaba de matar á puñaladas á su hermano el rey y que está
resuelta á morir, para lo cual ruega á Selin que se encargue
de ejecutarlo ; pero al ver que de ninguna manera quiere
prestarse á ello, corre precipitada y se tira desde lo alto de
una torre á un profundo estanque. Aparccese glorioso el es-
píritu de Isabela: dice que ha renacido como el fénix, y pi-
de aplauso.
Carece esta fábula de unidad, sencillez, distribución y
verosimilitud, y por consecuencia de interés. El rey, Auda-
lla y Muley enamorados de Isabela; Aja é Isabela enamora-
das de Muley; Adulce enamorado de Aja, complican y em-
brollan la acción: ni el suplicio, ni la hoguera, ni tres ca-
dáveres y dos cabezas sangrientas en el teatro, ni el luror
recíproco de morir y matar que reina en todo el drama, son
medios suficientes á producir la compasión trágica: solo pue-
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §95
den excitar el repugnante hastío del horror. Algunas escenas
están muy bien escritas, pero en composiciones de esta na-
turaleza el lenguaje castizo, el estilo elegante , la versificación
fluida y numerosa, aunque, son partes muy necesarias, no
son las únicas.
1585.
162. Tragedia La Alejandra. La escribió el autor en
verso suelto, quintillas, tercetos, cuartetas y octavas. La
Tragedia hace el prólogo. Los antecedentes de la acción son
estos. Acoreo, capitán de Tolomeo rey de Egipto, se rebeló
contra su señor, le mató y se apoderó del reino: pudo es-
capar felizmente del estrago el niño Orodante hijo de Tolo-
meo, á quien crió Rémulo, y llegado á edad juvenil le in-
trodujo en palacio y le hizo copero de Acoreo: éste habien-
do hecho morir á su primera esposa, se casó con Alejandra,
muger dotada de singular hermosura, de obscura familia y
depravadas costumbres. Lupercio íntimo privado de Acoreo
y esclarecido capitán, adquirió gran poder en el reino: Ale-
jandra estaba enamorada de él, pero Lupercio despreciaba su
amor por el de la princesa Sila hija de Acoreo y de su pri-
mera esposa. Jornada primera. Rémulo y Ostilo se propo-
nen hacer caer á Lupercio de la gracia en que está: Alejan-
dra le solicita, él se resiste, ella le acosa, y solo la fuga pue-
de salvarle de las instancias poco decentes de la reina. Os-
tilo y Rémulo declaran al joven Orodante su nacimiento
ilustre con todas las circunstancias de la muerte de Tolomeo
su padre, cuya camisa ensangrentada le presentan: Orodan-
te jura venganza y dice:
Por bandera real , por estandarte
llevar quiero contino esta camisa.
Jornada segunda. Ostilo y Orodante hablan de concierto
296 CATÁLOGO
á Acorro: rl primero le hace creer que Lupercio junta sus
parciales para rebelar.se y quitarle la corona: el segando le
dice < | •!<■ Alejandra le ha encargado que cuando sirva la copa
le dé un veneno en ella : Rémulo confirma á Acoreo cuanto
los oíros le han dicho. Lupercio va á entrar al cuarto del
rey y le detienen á la puerta, le hacen entregar la espada y
le atan las manos con un cordel. Sale Acoreo, le habla sa-
ñudo y manda á los guardias que se le quiten de alli: luego
que se recitan diez versos de ocho sílabas viene el nuncio re-
firiendo la muerte de Lupercio, con tales circunstancias que
para verificarse hubieran sido menester muchas horas: alli
traen la cabeza y los cuartos de Lupercio envueltos en un
paño y la sangre en un cangilón. Hace Acoreo que llamen á
Alejandra, y luego que viene le dice que ha tenido sueños
terribles, y que acaba de sacrificar un toro á los dioses para
tenerlos propicios: dicho esto, le hace que se lave las manos
en la sangre que contiene el barreño: alzan el paño y reco-
noce Alejandra la cabeza de Lupercio juntamente con el cuer-
po hecho ta jadas. Vase Acoreo y envia á Orilo su criado con
un puñal, un cordel y una ponzoña para que Alejandra esco-
ja lo que mas le convenga: toma el veneno y se lo bebe: Ori-
lo avisa á Acoreo que viene inmediatamente para ver morir
á la reina: ella le dice mil injurias, se parte la lengua con
los dientes, se la escupe al rostro y muere. Suena rumor de
guerra: Orilo cuenta al rey que Ostilo y Rémulo han amo-
tinado al pueblo: Acoreo se dispone á la defensa : a parécesele
el alma de Tolomeo y le anuncia próxima muerte. Jornada
tercera. Sitiado Acoreo en el castillo degüella con su espada
á vista del auditorio unos niños (no se sabe cuantos) hijos
de los principales ciudadanos de. Menfis, y tira las cabezas á
los sitiadores. Dado el asalto se rinde el castillo: Orilo y Fa-
llió matan á Acoreo y llevan la cabeza á Orodante, el cual
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. 297
los manda morir por traidores. La princesa Sila se asoma á
una torre: Orodanle le dice desde abajo que está enamorado
de ella, y le ruega que le admila por esposo: Sila le dice que
suba : él va en electo lleno de dulces esperanzas , y cuando
llega á abrazarla, cae muerto á puñaladas por ella: becho es-
to y viendo la princesa que los parciales de Orodante van su-
biendo á la torre y que no le quedan medios para la luga,
se precipita de la torre abajo. La Tragedia vuelve á presentar-
se: recuerda á los espectadores la moralidad de la fábula y
pide aplauso.
Esta pieza es aún peor que la antecedente, porque á la ir-
regularidad de su plan y á la inverosimilitud de sus atroces
caracteres y situaciones, se añade mayor desaliño en el estilo
y en los versos: tan mala es, que Lampillas no se atrevió á
disculparla en su Ensayo apologético , no obstante haber
aplicado todo su ingenio sofístico á defender los desaciertos
de la Isabela. Sedaño y Signorelli hablaron con imparciali-
dad de estas dos piezas en el Parnaso español y en la His-
toria de los teatros.
1585.
1 63. Tragedia La Filis. No ha visto la luz pública toda-
vía: si llegase á parecer sería de desear hallarla menos im-
perlecta que las otras dos, y mas digna de los elogios que á
todas tres prodigó Cervantes.
Lupercio Leonardo de Argensola nació en Barbaslro de
noble familia en el año de i565: estudió juntamente con su
hermano Bartolomé, y en sus obras líricas manifestó su mu-
cho talento, su erudición y delicado gusto. Fue secretario de
la emperatriz María de Austria, gentil-hombre de cámara
del archiduque Alberto, y coronisla de Aragón. Pasó á Ñapó-
les con su familia y su hermano, sirviendo al lado de D. Pe-
dro Fernandez de Castro, conde de Lemos, la secretaría de
298
CATÁLOGO
estado y guerra de aquel vireinato : alli murió en el año
ríe 1 6 1 3. Sus composiciones poéticas corren impresas con las
de Bartolomé, y unas y otras son de lo mejor que han pro-
ducido las musas españolas. Tenia veinte años cuando en el
de i585 se representaron en Zaragoza y en Madrid las tra-
gedias de que se ha hecho mención, pero no se imprimieron
entonces. Sedaño en la citada colección de El Parnaso espa-
ñol, tomo 6.°, da mas larga noticia de la vida y circunstancias
de este poeta, y á él se dehe la publicación de la Isabela y
la Alejandra , que hasta su tiempo estuvieron desconocidas.
1586.
164. Miguel de Cervantes Saavedra. Comedia de La Arna-
ranta ó la de Mayo. Es una de las veinte ó treinta comedias
que compuso el autor antes del año de i588.
1 586.
1 6 5. Comedia de El Bosque amoroso. Pertenece á la mis-
ma época, y solo nos ha quedado la noticia de su título.
1587.
166. Comedia de La única y bizarra Arsinda. Nada se
sabe tampoco acerca de esta comedia. Cervantes hizo mención
de ella como de las otras.
1587.
167. Comedia La Confusa. De esta comedia dijo su au-
tor que podia tener lugar por buena entre las mejores de
rapa y espada que hasta entonces se habían representado, y
en otra parte dijo también, hablando de sí:
Soy por quien la Confusa , nada fea ,
pareció en los teatros admirable ,
si esto á su fama es justo que se crea.
DE PIEZAS DRAMÁTICAS. §99
Tales elogios (aunque en Loca del mismo autor) hacen
muy probable que si no era una composición excelente , sería
á lo menos la mejor de todas las comedias que dió al teatro.
Las que imprimió en el año de i6i5 no pertenecen al pre-
sente catálogo.
Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Hena-
res en el año de 1 547» Y murió en Madrid en el de 1616:
estudiante en la corte, soldado en Lepanto, cautivo en las
prisiones de Argel, soldado otra vez en Portugal y en las is-
las Azores; papelista, recaudador, pretendiente desatendido,
escritor ingenioso, ameno y elegante, en una palabra, autor
del Quijote; vivió en habitual pobreza, y lleno de años, de
achaques, de obligaciones, de pundonor y de justos resenti-
mientos, dejó muriendo á su patria ingratísima una acusa-
ción de que no han podido sincerarla los esfuerzos tardíos
con que la posteridad ha querido honrar su memoria. En el
siglo anterior se ocuparon en reunir y publicar las noticias
de su vida algunos beneméritos literatos, y entre ellos Ma-
yans, Ríos y Pellicer. Después de ellos D. Martin Fernan-
dez de Navarrete ha dado á luz con el auxilio de nuevos do-
cumentos la vida de aquel célebre novelista, obra de mucha
erudición, que ha merecido justamente el aprecio de los afi-
cionados al estudio de nuestra historia literaria, y de cuan-
tos admiran el ingenio y los escritos del inmortal Cervantes.
1587.
168. Gabriel Laso de la Vega. Tragedia La honra de
Dido restaurada. Se infiere por el título que el autor si-
guiendo el ejemplo de Virués, se atuvo á la historia comun-
mente recibida de aquella reina, apartándose de la ficción
de Virgilio.
300 CATÁLOGO.
1587.
169. Tragedia de La destrucción de Constan! inopia. No
he visto esta pieza ni la anterior. Montiano dio noticias
de entrambas: se imprimieron en Alcalá de Henares, año
de i58j en una colección intitulada: Romancero de Gabriel
Laso de la Vega.
Poca noticia se conserva de este autor: solo se sabe por
lo que dice D. Nicolás Antonio en su Biblioteca, que fue
natural de Madrid, que ademas del libro citado ya, publicó
un poema épico, intitulado Cortés valeroso ó La Mexicana,
y que también escribió otras obras elocuentes é históricas,
de las cuales la mayor parte, quedó manuscrita.
Entró luego el monstruo de naturaleza , el gran Lope de
Vega , y alzóse con la monarquía cómica , avasalló y puso
debajo de su jurisdicción á lodos los farsantes: llenó el mun-
do de comedias propias , felices y bien razonadas y si al-
gunos ('¡ue hay muchos ) han querido entrar á la parte y
gloria de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han
escrito ú la mitad de lo que él solo. —Cervantes.