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HARVARD LAW LIBRARY
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íF SlD EL HaCH AbD-EL NABÍ BEN
Ramos
i Socio de honor del Liceo artístico-literario de Granada)
Percjis
SUMARIO :
El Estrecho y Sierra Bullonbs.
En los aduares.
Camino de Larache.
En las rabilas.
El Raúl
Moral Marroquí. »
Fez.
Abd-el-Asi8.
El Harem.
Ministros.
La guerra.
El Rogui.
Europa y España.
Analogías hispano-magrebíes.
España en Marruecos.
Paseo por Fez.
De Fez á Alkasar.
De Alkasar á Tánger.
Tánger.
Alk'sar s'guer. •
Ceuta.
La kabila de Ánvara.
El Haus tetuaní.
Tetüán.
Idioma árabe.
Reformas coloniales.
.Madrid.
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Impreuta á cargo de Kduardo Arias, S. Loreuzo, 5, Madrid.
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PERLAS NEGRAS
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CHERIF SID EL HACH ABD-EL NABl BEN RAMOS
(Socio de honor del Liceo artístico-literario de Granada)
Perlas ^6 ^
Negras
El Sstr«clio y Si«xra BullonMi.
Sn los aduaxMí.— Camino da Ziaraelia.— En las kabilas.— El Haui.
Moral aaazxoqui.— F«s.— Abd-al-Aaifl.— El Barem.— Ministros.
Zja guerra.— El Rogroi.— Europa y Espa&a.
Analogias hispano-magrebias.— Espafia an Marruecos.
Paseo por Fez.
De Fea á AITrasar.— Pe Alkesar A Tánger. -TJknser.—Alk'sar s'guer.
Ceuta.— Xa kabila de Anyara.— El Saus tetuanL-TetuAn.
Idioma árabe.— Reformas coloniales.
Madrid.
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MADRID
IMPRENTA A CARGO DE EDUARDO ARIAS
San Lorenzo , núm. 5 , bajo.
1903
En el nombre de Dios el clemente
Y el misericordioso.
Tengo el orgullo de los de mi raza: no pido que^ me
perdonen, ya que me domina el convencimiento de que es
mía la obra, que tal es mi hijo y que como tal os lo pre-
sento, siendo yo responsable de sus vicios y de sus virtudes,
porque lo engendré á mi gusto y con mis propias fuerzas.
No vengo á que me oigan, sino á que me escuchen.
No soy político de la patria chica, porque creo que es
convencionalismo y que debe quererse sin condiciones á la
patria grande.
Soy un ave que viene del África, y después de haber
hecho un alto en su peregrinación, colgando su nido en el
fri.so de rico y ornamentado palacio, en donde sus hospi-
talarios dueños oyen con silencio el eco de su voz, levan-
tará su vuelo para regresar á los lares de la tierra ardiente.
Si en el pentagrama de vuestras armonías cabe una
nota de las de mis ecos, recogedla, callad mi nombre,
y forme parte en el concierto del patriotismo.
Mas tened en cuenta que mi patriotismo es de Natura-
leza, porque advierto qqe los climas engendran iniciativas
de orden espiritual , y así como la Naturaleza enseña la ne-
cesaria actividad para la necesaria existencia en la luz^ el
PERLAS NEGRAS
oxígeno y el agua, activísimos agentes imprescindibles
para la humana vida, mi patriotismo asimismo es de movi-
miento como el sol, como el aire y como el mar, y como
el sol vivo, como el aire sano y como el mar grande.
España no puede pararse, porque pararse es morir; no
puede esperar, porque la esperanza es duda, y en la duda
existe la flaqueza y se asoma la imprevisión y de ahí
que yo labore la vida de nuestra patria, á mi manera, en
aquellas regiones con toda la actividad de una fiebre, lle-
vando los beneficios de su nombre, y en ésta, siendo por-
tador de lo que convenga á contingencias próximas.
No vengo á hacer sombra; sí á dar luz.
El antiguo continente de helenos y romanos y el de los
pueblos líbicos estaban enlazados por una serie de peque-
ños montes, que eran remates de dos sistemas orográficos
opuestos.
Estos montes, por una irrupción oceánica, que bien
puede tener revelación con el diluvio bíblico, se separaron,
y al desligarse las aguas del anchuroso lago conocido por
Mare Intcrnnm — mar interior ó aguas entre tierras (Medi-
terráneo) — y las del extenso Océano, se cruzaron en co-
rrientes contrarias, formando un amplio canal ó estrecho,
de navegación difícil, señalado por dos elevadas cumbres,
que, como naturales columnas, parecían formar pórtico
para los dos mares.
A una elevación se le llamó Calpe, de la raíz fenicia
Calp, copa en su forma invertida; á la otra, Abyla, ele^fa-
ción, según los eruditos.
Las teogonias antiguas personificaron en Hércules, el
forjador de trabajos sobrenaturales, la fuerza omnipotente,
atlética, capaz de conmover las masas y trastocar la posi-
ción de lo inmovible, y atribuyeron la separación de los
EL ESTRECHO Y SIERRA BULLONES
continentes á la voluntad del dios de la fuerza, personaje
mítico que, por pertenecer á la teogonia que más influencia
ejercía en el mundo de los antiguos sobre estas regiones,
dio nombre al accidente físico que resultó, llamándose Fre-
tum Herculeum, Estrecho de Hércules, y columnas á los
montes que lo forman.
Era parte Abyla de la Libia fenicia y cartaginesa, que
comprendía la especie de península que sirve de remate al
África y que se baña en el Estrecho, y á toda esta región
se llamaba Gadirica por los del continente de latinos y he-
lenos, y Abryda (a) por los de Libia; y era Abyla tan visi-
tada, que los antiguos tenían en ella una importante etapa
en su larga ruta, sabiendo que «desde ella al Promontorio
Hermeo (Cabo Al-akuas) se marchaba en dos soles y dos
lunas, andando diariamente 355 estadios».
No hay duda que fué visitada; aún más que visitada,
poseída por muchos pueblos; esta posesión indudablemente
respondida á su envidiable posición ; la cronología de los
pueblos que la poseyeron evidencia su importancia, y las
denoininaciones distintas que recibió, todas admisibles,
porque de todos esos modos pudo y debió ser llamada,
acreditan que Abyla fué el refugio de los navegantes, el
descanso de los guerreros de tantos pueblos como figura-
ron en ignotas edades , mercado principal y factoría nece-
saria para los pueblos ribereños mediterráneos; en una pa
labra, la única, la deseada, la mejor de las tributarias.
En el comercio y relaciones de los pueblos africanos y
los que el mar de la historia besa en el litoral sur de la an-
ciana Europa, se desarrollaron las iniciativas de aquéllos y
éstos en las empresas de mar y visita de regiones, y es sa-
bido que cuando uno de ellos, por la victoria de los pro-
gresos ó por las argucias y táctica de las guerras, anulaba
el poder del contrario, todas las colonias de éstos pasaban
á poder del vencedor : he aquí por qué Abyla ha estado so-
metida á tantos dominadores siempre, teniendo en cuenta
i.^t- tilu, TS. -tícc -±3. j::<ía¿ ^ rcrcas sl teütaití^n para. la
z." ni:iiL¿ni y [a -lalai^^íia en. Ji coses»: il
-.^yía es ji cumbre 'lanraría ie Mi3Íá<ts, en la Sierra
3iiiiGces.
::^iiair i iCLiclIa es pen<:s: . p^r: ^na. vez 5obn; ¿u <^tici,
.1 a ::ui. -Hc -Icr^'T. ic>ciie> ie 3iecia Jitrni. se siennerL ceseots
»¿d: nt; ihaniícnana "cr j:cc eí rest-: ce la v:ca cue ao5
y:t¿e.
Xo 'lay nacía j-cnpanibie il pan»: rama inmenso. Je más
•ie tr^nra le:^ias m;is mucho m^is cuarerrm
marr aun, inteminahte. casi, zue -íe :cser%-a iesde esta
>:uinihr^ iiie ve nacer 'ais nubes ie 5u base.
V:í esTive 2II1.
T:icía la exrenáca inmensa iei O'ceano zue ?e curvea
iiar-ui eí .^^í^'irbe, para perfer^e en Vs bcnies ce los coati-
neatcrrs -yióti eí 3^reti:ter— ine:» rué se une con io irrrnensu-
mh^e íeí neic zue alia, se Desa crn ei en les l:nc«sx3s en
ii>ncíe br~.ta ia aurzra :r:ental. tccíc el inimro. en doocie
r^ ^:i üluye sus estre:..is y. pu^verrzarrocias. est^arce dxa.-
mances ie iuü zue ei erer aziúea: trca la ^anceza de la.
mar acnva cue en su s%:cerbia admirab'e murmura de su
•:r-,c»a ^Tsndeza: r"«za ia :cal:zaccc en rué se esruman lo^
•z.-rir.>rií:s zue veían ^na ve-¿etaci»:n cue, c^mc arzhipteía^o
■ ie :ri.-.tó. avanza para perderse cetras ce ocras m«:ctana>
.ue zibu^an en el lzi:rji:tire bosques añ«?sos. cescues^ de
:-.ab<:r=e zenrüíii: zum»: zbal ce esmeral.za por las llanuras... .,
a-#ií> ic .^raniie e incescnpcbLe cue ha-ze ecmucecer al hocn
trt para senzir '.<: -etern-: . lo- rmnlpotenze. de ese nzlsterio
aiir.rib'e zue no. -^^^^d^ ne:prse. que se llama Dios, todo
er-i.. re: z>zacempía cesde esa cumbre a las q,:e las nubes
fc-rman numbc.
r^errillaniic . se ve -.arra zue se a-.ir¿a y adelanta como
^n raiir^e. zue nV. . z-zcszante. m.arca un cerroter.^: Gibral-
^ir : .'t arie-ra^i. . ruza z>^e aze-z.ia. letuan que esp*em,
J tr. ¿-rr .-c rcz.-r.a. y Escara zue s*zcr:e ccn sus cánteos de
EL ESTRECHO Y SIERRA BULLONES
orp, SUS casitas de plata brillante y sus costas de rosa; todo
próximo, junto áJos ojos, cerca de los pies y las aldeas
de algunas tribus, que se ven desde la altura de Yebel Musa
como nítidos palomares.
Tan brillante es el cuadro, que un guerrero, el Kadí
Ben lahia (i), dijo: así como para llegar al jardín de los pla-
ceres hay que atravesar dilatadas soledades que dificulten el
paso y pruebe la firmeza, así para llegar á «Beliunesch»
hay que discurrir por el jardín de nuestra tierra, que con
ser jardín es soledad para el hermoso mirador de Yebel
Musa, centinela de Ceuta.
Y por ser, sin duda, centinela de Ceuta, el hado de la
contrariedad nos lo arrebata, aunque como español consta
en el art. 3.^ del Tratado de 1860; como consta en otro
Tratado del 1 1 de Noviembre de 1860, ser nuestras, como
de Marruecos, las aguas del Benzú, que tiene próximas la
Tala d'Halfa y Dar Mesiana , y que nos negaron; como
fue nuestra la famosa isla que Mr. Berard reconoce de Ca-
lipso, orígenes de la Odisea, que al pie de Sierra Bullones
se denomina del Perejil, que hoy ya no ostenta nuestra
bandera; como es nuestro, tanto como del Imperio, el te-
rreno neutral de Ceuta que sólo aprovecha una sola repre-
sentación de las dos partes pactantes, cercando en parcelas
trozos del terreno y habitando un Serrallo; como es nuestro
Ben-Süs, que por un tratado hecho en España, contra Es-
paña, y por dos palabras en latín, que valen como estáte
quieto (statu quo) , está desartillado.
¿Recordáis que esas aguas son las de la Historia, que
iTiás arriba está en arrobadora posición la anciana Alkazar-
Seguir, que habla del poderío lusitano, que desde allí se
ven tres pueblos, mahometano uno, protestante otro, cris-
tiano de Roma el último, y que siendo indiferente á las
preocupaciones humanas siempre rigió la ley de la fuerza,
( 1 ) La letra h, en palabras arábigas , se pronunciará con una aspiración.
lO PERLAS XEGRAS
expresión última de todo derecho, y que allí, región de
constante amenaza, cuando no víctima de actos descorteses
por poderoso pueblo de Europa, se agita una bandera, que
merece nuestra veneración?
; Comprendéis ahora, por qué me haya detenido frente á
esa majestuosa altura que se llama de Moisés por ios árabes,
tal vez porque ella es dictadora y decidora en el Estrecho?
Siguiendo costeando la tribu de Anyara, después de
pasar frente á Kasarin é isla Taura, nos encontramos con
Ras Uaár, cabo difícil, con Siris y Zahara, punta que tiene
una almenaza como vigilante del mar.
En Alkasár Seguir existe un río llamado Halk que des-
emboca al pie de Yebel Gomari, y en la margen izquierda
de aquél una ermita llamada de Sid Majfi^ cerca de unas
salinas.
Después el vapor nos pone frente a Punta Malabata, y
al aduar de El Mnar^ almenara ó faro próximo á Tánger.
¡Tánger! El Monte-Cario de las políticas; ciudad que
exporta bajo todas las formas espadas de Damócles sobre
sus dueños; la aristocrática de hoy, causa de duro litigio
mañana.
Desde ella, pasando el Fahs, nos dirijimos á Tetuan
internándonos en las tribus de Anyara y Haus.
Anyara es una de las provincias más bra\'as del Imperio
de Marruecos; de las mayores , más montuosas, por lo
mismo difícil á una invasión y ocupación, y de buen número
de habitantes repartidos en sus bien situados aduares.
Aduar es la reunión de chozas cuyos habitantes ///¿-¿/¿v/
consumir un dia de soko una res maycyr. Esta es la más
exacta definición económico-social que puede darse á esta
última expresión de la existencia geográfica de un lugar en
el globo. Aduar, en árabe, en circuito.
EX LOS ADUARES
Los aduares están formados por chozas fabricadas con
arcilla y piedra, y cubiertas de aneas. Una empalizada con
tejido de maleza rodea cada dos chozas, morada de una
familia , y el espacio que hay entre ambas constituye el co-
rral para el ganado.
Los aduares varían entre 90 á i .000 chozas ó míalas,
y los habitantes entre 300 á 4.000.
El conjunto de aechares ó dchur forman la kabila, por
razones étnicas ó de límites naturales.
La tribu de Ányara tiene por límites : las aguas del Es-
trecho, Ceuta, los aduares Asfa y Haidra, divisorios del
Haus, un mercado de Uad-drás (Es sebt), y montes de
Tánger.
Los aduares se clasifican en rba ó semi-diputaciones, y
Ányara tiene tres, cada una formada por 33 escopetas, y
cada escopeta tiene 100 hombres.
Así hacen aproximadas estadísticas de su población.
A Ányara se le calculan 30.000 habitantes.
A la primera r'bá corresponden los aduares siguientes,
que he recorrido :
El Marsa (puerto), al pie de Yebel lunes, junto á Ceuta.
Biuts (habitaciones) detrás de Yebel Musa.
Ain Dchicha (fuente de Dchicha), apellido del aduar, junto
al anterior.
Ain-yir (fuente de la cal), junto al anterior.
Beni-mesala (hijos de )
Jolot, apellido, detrás del Serrallo moro de Ceuta, al pie del
Abid.
Uad-Sid (río del señor), pequeño aduar al pie de Amesug,
desde el cual se ven numerosas montañas en dirección á Ta-
garamts.
Amesug (en rifeño las orejas).
Alcahalem , morada del hacendado £1 Biari.
Tagaramts.
Beiluidan (entre ríos).
PERLAS XEGRAS
Aonsar d arjuaieb [el manantial de .Vrjuaieb;.
Aijuaib.
Marah cd deban (cortijo de las moscas).
El Hafia (la peña), por la haffa el benats . pieilra de las
machadlas, que le resguarda.
Ain el ágais (fronte de la oveja).
Almansnra (la victoriosa, la elevada), sobre una cumbre
cerca de Dc^chair.
I>okchair, tírente á Ain er-remel, de la segunda r'*bá.
Ain-choca (fuente del pincho;.
Bu Abad (padre de la esclavitud .
El Hauma ( el barrio \ , visitado por cazadores españoles.
Ketsazna.
Ain s'guir (fuente pequeña;.
El Hamma (el cálido).
Dar Aíadesch 'casa de Aiadesch, apellido ; , frente al llano Raus.
Dar Jayar (casa de piedra), precioso y rico aduar.
Daher (peñascos, picachos ; , á la derecha del anterior.
Dar Hatatesch.
El Garra, extensión con mucho monte para leña.
Dhar el Bel-lot (peñas del encina .
Hatba.
Asia, limítrofe, punto de carbón.
Benisla, este es cortijo.
Haidra, limítrofe entre Haus y Ányara.
Afarsina 'la del helécho), ídem.
Esta jurisdicción es la próxima á Ceuta y la que mas
nos conviene conocer en detalles minuciosos.
Cada aduar tiene su no, que mueve uno ó dos molinos
de la aldea; y todos los aduares tienen, generalmente pró-
ximos a las mezquitas. Junto a los cementerios, grandes
depósitos subterráneos, llamados matmorts. silos ó maz-
morras para conservar los granos que sirven de alimento:
trigo, cebada y zaina.
Estos silos están tan bien cubiertos, que son invisibles
á cualquiera que no 5ea del aduar.
EX LOS ADUARES ^S
Cuando los dechares ocupan dos laderas opuestas de
una montaña y están situados en alto una parte y en bajo
otra, ú ocupan plano distinto por razones de cualquier acci-
dente, toman apodos en razón á apellido del .más ancia-
no de la parte, sin perder el nominativo suyo, ó se dice
del /¿/¿^/f ó en/iaóety de allá ó de abajo.
Al amanecer un mozalbete pronunciará tres ó cuatro
frases que se pierden en el semitono de un aullido, y cada
morador abrirá el portalón que cierran sus patios, dando
salida á sus ganados cabrío y lanar, que aquél conducirá al
prado; las especies vacunas son custodiadas por hombres
en las montañas, y el ganado caballar y mular tomarán
pienso en una plazuela de determinado lugar de la aldea.
A la puesta del sol regresarán todos, siendo de admirar
entre el cabrilleo y retozo, cómo cada animal se dirige solo
á su choza, sin pérdida de domicilio.
Durante el día los hombres se dedicarán á las faenas de
la labranza, las mujeres chapearán el monte, los muchachos
canturrearán en las mezquitas y los ociosos fumarán el
^ui/y mientras juegan á la ronda, al coliado, á la eschcamba.
ó en una pala de India, trazan un tablero de damas.
En la mejor llanura del interior de sus montañas, cerca
de un manantial y de un bosque, establecen el mercado,
pintoresco asunto indígena de color particularísimo : es la
plaza pública, punto de congregación semanal de los mora-
dores de la tribu que allí discuten todos sus asuntos; co-
mienzan sus luchas ordinariamente para nombrar sus che-
jes, y que allí, terminada la refriega, volverá á reunirse con
sus traficantes, con las mercancías variadas y con la sim-
pática nota viva de un chic característico, peculiar, indes-
criptible en lo lindo, encerrado en un marco de montañas
de piedras con moles que semejan esfinges, anfiteatros, co-
nos, aspilleras y torreoncillos.
Allí se componen las espingardas; el tebib, médico, ha-
blará al oído de una musulmana palabras de significación
14 PERLAS NEGRAS
cabalística que retendrá á sus amores el del ingrato AIí ó
Mohamed; todos probarán la calidad del aceite metiendo el
índice, que después saborean; una especie de zíngaro be-
réber chalaneará sobre una bestia; los mendigos, cantan-
do, pedirán á Dios un auxilio y bajo unos árboles pró-
ximos estará el Chej del territorio, con sus guerreros, como
almotacén durante las transacciones.
¿Cómo nombran al Chej?
Cuando la tribu no está conforme con el que tiene por
voluntad de ella, le indica la necesidad de abandonar el
puesto, á lo que se opone el que sin el cargo caerá en el
olvido más ridículo, empezando á ponerse en juego las can-
didaturas, que aquí son las escopetas, y acabando A perio-
do electoral cuando los colegios se han convertido en campo
de Agramante regado con sangre.
El Chej vencedor llega á ser una institución secular que
olvidará las maneras de ejercer el sufragio universal, cons-
tituyéndose patriarca de su kabila.
El soleo de esta rbá ó jurisdicción está establecido en
el aduar de Tagaramts^ cerca de un sied ó cementerio. Se
celebra los martes, y por ello se llama Telata.
En mi trabajo titulado La kabila de Ányara, se indican
los puntos por los cuales puede ser invadida la jurisdicción,
dominándola con 4.000 hombres hasta el valle del Jémis.
Cerca de él habíamos descansado la noche anterior; en
el aduar de Quediua, en la casa del jefe de todo el territo-
rio de Ányara, sid Dailal, tipo guerrero que trae á mi ima-
ginación la idea de Don Pelayo, nuestro regenerador de Co-
vadonga.
Dailal es alto, moreno, con barba larga, descompuesta,
grisada por las canas, de aspecto serio, de palabra escasa
pero cuando sonríe parece un halago de niño inocente, que
jamás dañará.
Al verle en sus labores campestres, en las que sus hijos
le ayudan quitándole las faenas más duras, se le cree la-
EN LOS ADUARES 15
briego sin conscciancias ; mas cuando hace Hamamiento,
prepara sus huestes, se cuelga la zabula repleta de balas,
recoge su yilaba hasta media pierna, hácese la toilet en su
rasa ó turbante con la funda de la espingarda ¡oh, en-
tonces! su mirada, clava; sus palabras, encienden; su arro-
jo, maravilla; su ejemplo hace en los suyos cosecharle la
victoria.
¡Ah, la victoria; la victoria en la montaña es severa,
solemne; no se celebra con endechas ni con saraos!
Durante mucho tiempo temerán todos. Nadie dirá si
hizo mala ó buena puntería , pues de una frase impru-
dente nace otra refriega que puede exterminar varias fami-
lias. Terminadas aquéllas, por mucho tiempo la vida de la
montaña es tranquila; el Beattis ilU\ que Fr. Luis de León
recordó en:
i Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido
tienen allí escena, y todas las bellezas de la Naturaleza se
manifiestan allí.
Mas voy extendiéndome y no llegaremos al punto de
nuestro tema, que es «Teatro de la guerra actual y Prácti-
cas necesarias de realizar por España para conservar y des-
arrollar sus influenciasen el Imperio».
Nos dirigimos á Tetuán, dejamos el límite de Belaisch,
y después de atravesar tranquilamente algunos llanos que
están detrás del territorio poético y florido del Haus, en la
que toda dicha tiene su regalo y toda salud su panacea,
nuestras caballerías nos condujeron á la ciudad santa , por-
que en cada barrio hay una aljama, en cada calle una zania,
en cada rincón un mihrab; porque cada casa es cuna de
algún Cherif, que reconoce como tutelar sacratísimo á Sidi
Saide. '^^
Conseguidas las tiendas, fatílitado un moro por el Kaid
ó Bajá Bel Gazi, acémila de color obscuro subido, que en
^'5 7EHÍ.A> \"TE»-R.\-
ciuutiüus viiOir dauij^ü. wL t^úí.»2r jj:? t .*:uiii.--? o.i '.Ij-Ctir iu vo-
luntad de ¿Qoernadcr cuntra las nmt^rtiiT^^ de loá' facnideres
que habían or'joeadü la ciudac. ''jTaii*-- arrancar las harbflis
de ¿u 'eie e Lmijecidü !a aiardia de 1»:^ regale»? o te ¿¿a para
Sí Kmuenuiur Me deü^pedi iei Jluií.manc'j. '«íven dastra.-
do Sr. Jara, que quLso '. 's^itar cjomii^'.^ las tribus antenor-
mentc de¿cni:tas Jiferamente, q'iien marine para Ceuta,
hatnenduio yo ;jara Laniciie 'j Vika^rür . .. <2^^^ áab«r
adi^nde .ie^anann:!r y cuandc .
riabia estreciíado yo la aiano de 'jzi:y iiuii^*}^ antit^uos
Jc Tetuan, y pam jcr ei barr:*.' ;ue rene la 7uerta.de Bal>
Xuader. ^ue icnducia il camino ic 311 nnerano L)e¡5de
ana altura '.nin: auuei jaraib*^ _:uc -.Tvír^entia ae verle mas.
. jiuan. . uricín .a :enia»l« n a "^rinjiia «nica. Luan-
t' ^ lue^j^-. .ur juya :iit.'-:iiia -j r^'tiriii a n^i.iracion, el va-
nr y -í oatiKjCMno. jubr-.droa ra^- aruna:? • _\icinta -an^^e
iniix-iron nis- llanuni^r. > >\.li yace U' J-^^rv: Guiadas, coman-
daiice :3.uican iel re;^:inicuD. vj?ract:r:< iei ?rnc:ue: D. ^^a-
-aii'j ^.jdni^iez Zuran. iei -^«^'LiLenL': InfaiiD-ra ie Canta-
jria; ±1 ? "«j¿e AnD^nic Sacarer, yr^mer T^í^rectc ie las mi-
rt'jueir.... y iientüs ie lítroe^j- nncminaci-S'. :?obre cuyas
rumua^. y:i -uia jemüa y un ::a¿í:ilo nscr'í'LCír >;»i yecemaí,
labiau aei imia i .lue ycrteneT^^-roii. -cf a<:ue'ilas retiqui^j
ic j:r-.aii«-.c:r ::;rt-t:ran :;rc:q:::as ;-;c j:u.-.ui a a:^ tucuras ¿e~
'leraciuncs . ^^»j leuicj ^^^^■eI::r . uc:íC'J'í' ':ut:^.2- en cales
m ••':c:-tra rani^t: tu -^^ :a. »:-ara ^i j^H^cd 4ue ■> cubra.
¿er'id L a jacna. iuc jai:i a ama ciiiiua 4ue •jreirone
."lerrCro .^siucrzo.
Nvj2 mcur^j'-ramus i .:i:l"?- --ciicüLa cUií^i^ ¿ o *:ere''ri-
•105. y '.vniv.*:* mcuvmc:? _:'-•- 'icrui^» ai cae*.) ic las cuaies
itTide -u JJ.L1J ic inaa- «u:ní3tís;5- •!•>-5^ -xi.c'ioaii ;in aiarma
CAMINO DE LARACHE I?
— ¡Que vienen! — decían. — Huid, que llegan.
El espanto se extendió por entre los que formaban la
caravana; el soldado-guía espoleó su bestia salvando el pe-^
ligro y dejando la vereda; mi criado me aconsejó descen-
diera de mi caballo; disparé mi escopeta como aviso, pues
sabía con qué gente había de habérselas los que detrás de
nosotros viniesen y fugitivos, mirando al llano de la tri-
bu de Benimesauar en la parte próxima á Benider, en el
que hormigueaban los sediciosos á Bel Gazi con la ünica
profesión de capturar á todo viajero transeúnte por la re-
gión á campo traviesa
Caímos en las redes: la retirada estaba cortada y la van-
guardia detenida. Nos rodeaban 300 montaraces revolu-
cionarios.
La odisea empezó, aunque por breve tiempo, gracias á
la evasión alcanzada por la misión que dijimos llevar: íba-
mos á la costa para tomar el vapor de los peregrinos á lá
Meca.
Hasta ese punto era yo conocido por Sid-Abd el nabí,
que quiere decir señor esclavo del Profeta; desde ese lugar
ascendí, titulándome Cherif ó ^2Si\.o por mi propia voluntad^
para mejor representar la comedia, estar más seguro y más
considerado, teniendo presente, asimismo, que Marruecos
se parece mucho á un país que los españoles quieren, en que
todos son aristócratas, descendientes de unos que tenian
escudos, pues todos se llaman Sidis y Cherifes, señores y
santos.
Los tonos melancólicos de la tarde caen sobre los mon-
tes, que se ponen verdes de brillantes que estuvieron con
el rojo candente que les mandó quien enfría la atmósfera,
congelando las aguas, que semejan ahora inactivas, y se
desmaya entre nimbos de un espectro lumínico incopia-
ble cuando penetramos en el desfiladero del Fondak, en
el cual pernoctamos, trasladando á nuestro libro las si-
sruientes notas:
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L.^i ¿r
'i:S- rSCZTTt
l3..J_ TTÜ AS^ -SZ
c-is n j_ *: .
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.nao ar- "^flírrr;
ríí:r"rr. :if_r \
:rr -mi-j-' *:^»r
CAMINO DE LARACHE 19
— Mr. Haris, corresponsal de The Times y ha huido de Fez;
á seis horas de Alkasár, han degollado cuatro israelitas; á esta
hora, mi acompañante Haidor, que en Larache, ante el Cónsul,
había de negarse temeroso á proseguir su viaje , me presenta un
moro, fámulo de Mr. Hugues Engerer, de Ksar el Kebir, al cual
robaron ayer ganado en terreno que hemos de visitar mañana
¡Á Larache y Fez! dije; y, preparadas las cargas, sali-
mos al amanecer, no sin ir acordándome de los olivos de
Uad Drás, bajo los que se firmó el tratado, cuyas primeras
páginas se escribieron con sangre y las últimas lo están con
la hiél del olvido, y de que todos agradecemos á O'Donnell
aquel simulacro, cuando arrojando preocupaciones, como
arrojó conspiradores ingleses Narvaez, en menos tiempo y
con más útil remate habríamos hecho más que el general
que llevaba apellido irlandés.
Hoy, como entonces , no nos dejan dar un paso los in-
gleses ¡siempre los mismos!
Así pensábamos , y anotábamos en nuestro libro los
nombres de aduares (Bu-dechur, padre de aldeas por lo ex-
tenso) y del llano de Benimesauar, que bien pudiera lla-
marse en árabe Buzarzor, padre de todos, por los que como
alfombra ennegrecen aquella verdura.
En ese llano existen dos caminos, el uno para Tánger,
el otro para el interior; dejamos éste, por ser peligroso en
estos momentos, y nos dirigimos hacia Yebel Habib, atra-
vesando el hermoso río, que da su sangre al anchuroso
prado de La Luna (Mary el Kamár), que en su monte y
anejos tiene los aduares de Kannoá , Cherabja, Buahedifa,
Suua, Dar Afal-lak y otros.
íbamos á entrar ya en terreno revuelto, é hicimos un
descanso para reparar nuestro cuerpo de lo pasado y prepa-
rar nuestro espíritu para lo porvenir, sentándonos , en aquel
i^^ PERLAS XEí;RA>
i¿y: XXX av v^uc luvxn en la> ho/os ce unos palmares proiti-
usoct 3L tíSJuuntijL cuantv>> atoros, ^xíc la ricueza del a^ua
Y >x:;^J^u tat'^o^. han hecho ce a-iue! sino ccijt^ada etapa..
IVí^V Ix Fuea:e ce lo> n. -:^s 5e ve ciir:ircente la leja-
:^»x «ik^Vit ji, ijt*n*j:*,c^ cuesca ". i ^^^e crcc-ce a Tánger.
Ar Jtxe^ísjtrxV :^:r rjLch^e-.o -r^e exzsce cercí vfel IIac«3 de
V use xj;.s>. :. et* e-. v:^e hay ,• ^>?^_:í'^«- ii-or. cotnpoesto
vv c^V¿-J6> vX-c.cos fvihf-cjL^^^ cvc ^.Tu. rxrazvc ie cccnferas
> ^<??cvtc., ilíacas ie J^ci o. ?e i: sa ¿I eTScyrmrirr píLrsoca-
:f>*i >c^c .^Tece a ."certas ,' *:*\re ce V/// .. Jtirvztz, cxv
'•íCí ^>rar e^r í^. cie^.o* ^r^e >e .^rr-^».:- r:ir:»-^ -íjaó: . ^a coocie
-< c^-^aca ^:ra ::xra vi.^.v .^ .rrojia Tann::a ie 'zsi nucca.-
>t^,\ ^.Ht >i:rxc-c."5- ¿-^-.x^s Je .erjuru i iirrc^rs- Jüics.
.* X ,í^a ríes<Ci ^* cce»:rra -.ir r-^^rcij^r ííi ¿sa. lamira
^c ^ .V^-:-ív\ ^^.t; c.nr -^s ,^<:uirra> 5U^:,\c^ i Arzíla.
— **^ < .xx:.r:\'^ > >v. rt- ce : .íí r <■ lierrix Z'Zti
^ - IV :cv í -X. .MX'"!v^ </::.•:. .^ ^^.c c.>r c:;í¿<í3 z:ce¿^
: li*-^' ^tr-^
EN LAS KABILAS 21
El camino era tardamente concurrido por recuas de
camellos, ya conductores de pieles curtidas, ya de sacos
con trigo ó con cajas de aceite mineral; pero sus guías mi-
raban con cierta curiosidad penetrante á los transeúntes
que se dirigían al interior.
En este pago están sepultados los hermanos Montes,
cautivos españoles de Arzila.
¡Qué abundancia de aguas, cuánta exuberante y salvaje
vegetación, cuan benigno el clima y qué gran extensión
incultivada!
A lo lejos se ve el río Lucus; á la izquierda una gran
dehesa en donde retozan grandes piaras de ganado, que
dicen del Emperador; por. el camino, que la lluvia azota,
precipitadamente vamos verdaderas caravanas de ambos
sexos, de todas las edades, de variados colores y con todas
las indumentarias.
Es día de mercado, y los convecinos de Larache van á
la capital, unos en muías pequeñas pero ágiles; otros en
torpes asnos que la púa no rejonea , haciendo exclamar mal-
diciones al negro carbonero que le conduce , del que puede
decirse ser el colmo de la negrura; mi mulato Fatah, con
su calzón rojo , me ampara con bermejo eclesiástico para-
guas; el mejasnia cubre su pimiento, ó cabeza con tar-
busch las mujeres enseñando «¿?í marchitos copos de tos-
tada espuma-» , por las amplias mangas de sus chalecos ,
mientras un guerrero anciano nos recuerda que todo lo que
viene del Kodra, el Poder, es oportuno y debe aceptarse
con la palabra: Eljeir, el bien, la bendición de Dios que
cae á torrentes sobre la tierra que se abre en desfloración,
eternamente virgínea y santa para producir nuevos matiza-
dos seres de infinitas propiedades que alimentan al hombre,
y á los irracionales que, como inferiores, les ofrecen el tri-
buto de su carne y de su jugo para nutrirle, su piel y su
lana para resguardarle y su fuerza para transportarle.
¡Qué grande es este montaraz!, me dije. Amante de la
PERLAS NEGRAS
Naturaleza, porque con ella vive, aprecia sus grandezas y
bendice sus obras , y el sol tuesta su tez, el viento le azota
y el agua le baña, y su alma agradecida, porque su cuerpo
se fortaleció, respira una oración. Mezcla rara de pequene-
ces y sublimidades, este pueblo de arrebatos espirituales y
crudezas de la materia , humano y fiero , soldado y filósofo,
mercader y poeta, ya nómada ó indolente no puede morir,
si no le matan.
Y así pensando llegamos á I^rache.
Felipe II dijo que « éste sólo valia todo el África* ; sería
en aquella época, pues por su barra es insoportable hoy;
su aspecto es el de juguete hecho por un muchachuelo
profano en arte arquitectónico, pero muy dado á pintarra-
jear; para pasar á él hay que entrar en una barcaza, junta-
mente con caballerías y ganado, con musulmanes de ambos
sexos que acuden al mercado llevando sobre las espaldas
haces de leña, cargas de carbón, trojes de verdura para
pienso y capachos de frutas, produciéndose tales riñas den-
tro de la nave , reproducida arca de Noé, con el {>ar de ani-
males de cada especie, que a fortiori ha de convencerse
uno que el sino suyo era morir ahogado, por los conatos
repetidos de sumersión con que la nave nos argumenta.
Solo el mercado es aceptable en Laraisch. jardín de
placeres.
Presentado al Cónsul español, este dignísimo señor me
negó su permiso para continuar mi viaje á Fez, toda vez
que el Bajá de la ciudad alegaba no poder dar soldado al-
guno por tenerlos ocupados, esquivando declarar la grave-
dad de la situación, y porque la misión militar francesa que
de>de Tánger se dirigía a Fez había tenido que retroceder
fv:^.tiva refugiándose en Larache.
Asi era. en efecto; mas los españoles amamos el peli-
EN LAS RABILAS «3
gro y me despedí del señor Cónsul , quien supo al día si-
guiente que Abd-el-nabí ben Ramos, se había convertido
en arriero judío , conductor de telas, dirigiéndose á Fez.
Desde Tetuán á Larache llevábamos seis días de cami-
no; nos faltaban para llegar á la ciudad de Muley Edris,
próximamente 200 km. de terreno llano.
¿Cuándo llegaríamos?
Estos habitantes ya no eran como los próximos á las
costas; ni el rostro, las actitudes, la estatura, el ropaje ni
el idioma. Los ribereños son comunicativos y de faz tran-
quila, aunque valientes: éstos son cejijuntos, de aspecto
fiero, altos, con largas vestiduras que les daban aspecto de
fantasmas; sus aduares ya no están en el monte, ni las cho-
zas tienen el numero que las tribus anteriormente vistas, ni
construidas con la misma materia, ni puestas en igual for-
ma: aquí adoptan la circular como defensiva, dejando en el
centro una plazuela en donde se congregan para las delibe-
raciones.
Existiendo hermo.sos terrenos de cultivo estos morado-
res son más miserables.
En la costa se dice :
Kamar, luna; aWí gdmara.
Kebel, antes; allí kehaila.
Hanuts, tienda; allí hanits.
Ja, hermano; allí/w/'/í,
y de este modo , á veces, se pronuncian períodos largos que
hacen difícil la comunicación.
Desde Larache á Fez seguí el adjunto itinerario, único
completo que se ha hecho por españoles y extranjeros, y
que tiene la ventaja de estar escrito con exacta pronuncia-
ción figurada de la ortografía indígena.
El Gaba, ó bosque que llaman de R'hamna, en el cual
existe aún el corpulento árbol de Mulcy S' liman, empera-
dor cruel, pero batallador, que convertía esc lugar en otra
24 PERLAS NEGRAS
silla del moro para contemplar los ejercicios hípicos de sus
guerreros; varios aduares (M'raa, Harrá, Ulad Bessam, Uad
Dradar á un lado y Ain Bu-Ali, El Huaura, Bedaua y Ha-
rits al otro) hasta llegar al parador llamado Cris ó Ulad
Ferray.
En estas etapas, llamadas n salas, se encuentran pasas,
leche agria y fresca, y combustible que va hablando de la
pobreza de aquellos habitantes á medida que nos inter-
namos.
Hay un soko, y junto á él la nsala de Lal-la Maimona;
un hermoso llano de varias horas con los aduares Ulad
Nesfja, Meriya y Juadra á un lado del camino, y al otro,
hasta entrar en el llano de Hal-lufa, en donde se encuentra
la Karia de Ben Auda. atravesado el Uad ATdá, los llama-
dos yajcha, Ulad Yel-lal, M^guiten, Chebbaqui, Ulad
Riahi y Borer..
Ben Auda nos visitó, quiso comprar mi escopeta
y nos invitó á su alquería.
Ben Auda no supo que yo era cristiano, y yo cuidé más
que él, conociendo que el emperador había prohibido los
viajes á los europeos, y que las misiones italianas y alema-
nas no salían ya de la costa para el interior, decirle que
era español.
Su padre murió peleando en la guerra de Tetuán contra
nuestros compatriotas y era jefe del territorio del Garb,
Beni-Hassán y Alkazar, hasta Fez.
Desde ese punto al Kántara de S'bu, hermoso río, pero
rojizo casi por la parte que las barcas nos pasan de una á
otra ribera, están los hijos de Hammad, Tautsia, el merca-
do del miércoles de Sid Aisa, el dechar de los hijos del
león y el llano y la alquería de Habbási.
Un correo enviado desde este punto á Tánger cuesta
25 pesetas.
Como las descripciones de cuencas, valles, sistemas
orográficos é historia están descriptos en obras extranjeras,
\
EN LAS RABILAS 25
remito á los curiosos á aquellos libros, concretándome sólo
á las deficiencias que aquéllas tengan.
Al entrar en la tribu de los Beni-Hassán, que está com-
prendida entre los ríos Sebú y Rdem de Cherarda, próxi-
mamente, nos detuvieron, impidiéndonos el paso ó que
iajásemos de noche.
Los turcos, y digo turcos porque Turquía estaba re-
presentada allí por dos ó tres turcas de yin de algunos de
mis fieles, aunque temerosos acompañantes que no
abandonaron á la respectiva enloquecedora hurí, en aque-
llos momentos necesaria, habían de llegar á Fez para curar
á los heridos, dijeron los hábiles y graciosos doctores que
allí me invistieron del título de esos sabios que estudian y
se ensayan en media humanidad mientras se muere la otra
media, llamándome el maestro y el grande.
— No puede ser — dijo un gigante envuelto en kilomé-
trico haique , con ojo remellado y brazo descompuesto por
tres balazos.
Hice me presentaran al jefe de aquella serranía de Ron-
da autónoma, que no siente ganas de contribuir al tesoro
imperial, y sentándome con él aparte, tras sentenciosos
considerandos y persuasivos varios, puntos de á cinco pe-
setas, aclaraciones de á dos, y señales de recíproca amistad
y alianza, pactamos someternos todos á pernoctar en la
misma choza de aquel berberisco Bizco del Borges.
Anochecía ¡Qué arrebatadora alegría es ver la vida
entre las melancólicas tintas de la muerte!
El panal endulzó nuestras amarguras; se amasó la cera.
De unas ampollas de arbustillos se arrancó nacarado algo-
dón, que se retorció sobre la ñierte columna de la pierna
de un beduino; otro hizo saltar la chispa de la piedra de su
espingarda; la chispa prendió sobre la reseca piel yesco-
sa y se hizo la luz.
La luz , la mejor de las invenciones de Dios , pegó en
nuestra cara, y al iluminarse en rojo matiz, y teniendo mi •
26 PERLAS NEGRAS
mirada la viveza de la honra y la persistencia de la justi-
cia» fueron acercándose los hasani. invadiendo mi tienda,
para oir narraciones de países, leyendas andaluzas, cultivo
de \'alencia, fabricaciones de Cataluña, heroísmo aragonés,
zortzicos gallegos y castellanos, episodios y biografías de
exploradores de Extremadura, que fueron allá á lejanos
países: \ al convertirme en un juglar en aquellas solitarias
llanuras, ejerciendo de individuo de una casa de misericor-
dia mas que de doctor, pues mi ciencia se reducía á dejar
cíinio amuleto recortes de paño de los colores de la ban-
dera española para aplicaciones de los afectos cardíacos,
Vesi refcrj, como punto de espera ó prólogo de la mañana
para continuar el viaje, en desesperado esfuerzo de la ima-
ginación ^ mis leyendas La peña de los efiatnorados y Ií¿
Raiíi. no sin acordarme del poder de Erechton, de que la
vida dt.be estar formada por círculos concéntricos, y que
si ííia^ es círculo mayor que abarca á todos, aunque hasta
las fieras se amansen por el pico, el del ojo remellado
también podía disponer de la mía , y del cerebral in-
\cnLür del fósforo.
J Jecia mi bardo:
\'ij soy el narrador nacido en la región de las valientes tribus
luyas montañas llegan al cielo, pero desciendo aquí porque,
coiTKi Antar el valeroso, tengo mi cubil en la polvareda del
campa de batalla; yo tengo mi linaje de narradores que no me
envidian , porque son leones en la defensa de lo que les perte-
nece, y yo soy libre, porque les mostré con mi voz la nobleza;
\ o he bebido el néctar reservado á los héroes en las hojas en-
treabiertas y humedecidas por el rocío oloroso del Paraíso, en
la boca de mi manceba, de ojos brílladores como relámpagos
de luz, que me marcan las hogueras donde mis ojos toman san-
gren yo guardo la fe, y, defendiéndola, soy más activo que la
EL RAÜI 27
muerte; yo á ésta, como el Cheij de los Beni Abejs, le haría un
turbante con el ñlo de mi yatagán, si hiriese á mis amigos.
Mis amigos harán imperecedero mi nombre, y yo les recrea-
ré con mis narraciones de leyendas, con mxskasidas de amores,
con mis cuentos de héroes y con las maravillas de mis jornadas
á aquellos lugares adonde el águila lleva los despojos del llano.
En el llano de Medina, anegado de las lágrimas que gotea-
ban las sangrientas espadas, estaba abandonada Naziha, la hija
de la nubia, llevada allí por los celos de Saada.
¡ Pobre Naziha, la paloma más triste del nido de venturas de
Kasem el Gazeli, águila rapante de los hechizos!
El sahareño Sidi Malek la daba con su senthir, en lailas de-
liciosas, los ecos de su pecho en palabras sonrientes como las
aguas cual plomo derretido y escurridizo, y de atrevimientos tan
altos como el vuelo del azor, y hoy ya no puede aspirar de la
boca de Naziha, que es pebetero de áloes, los azahares de su
aliento ni su voz de quejido de amor.
Acercaos, creyentes; dad una limosna para la fe de los ge-
nerosos. Yo soy el águila que abandona su hogar para lanzarse
hacia la techumbre donde millones de ojos del Perfecto miran
á los inspirados.
El Kasem la robó, pero Saada la arrebató para las llanuras
ensangrentadas, porque la antigua predilecta ya tenía consumida
la alegría por el desdén de Gazeli, que suspiraba por Naziha, la
de los ojos luminosos como sus collares; y herida la tórtola de
su amor por el escorpión de los celos, pensando aún más lige-
ra que la carrera de las gacelas de las montañas , mintió amores
¿1 Malek para dar muerte á Naziha la ñel, con estas palabras:
— Malek, gallardo y noble: te envié mis rizos prendidos con
ramillos de albahaca, y los encontré caídos en la puerta donde
Oazeli estaba en amores con Naziha. :Por qué desprecias á tu
Saada, que conservaba velado su cariño y retiene para tí los ar-
tificios del placer?
— Déjame; mataré á la infame que partió en dos mi corazón,
que sin sangre morirá pronto. Avísale á Gazeli que á la puesta
del sol me espere, para ir de montería, tras los collados donde
el león anochece. — Se vea — añadió — cubierta de aguas
aS
FERLAS XEGRAS
— Vn momento y en la época de las lluvias, Malek.
nak— fingió Saada.
— Y ardiendo entre resinas durante el verano — repitió
saharefío.
— Por el sol nada más — repuso la serpiente orgtillosa,
diendo:
— A las llanuras de Medina huyó» y allí la guarda el htj^
Hassora , tu siervo,
— ¡ Ah. pam mi enemigo! Él siempre; pero iré á buscar
aunque haya de andar cien pueblos cada cien horas duruj
cien años, Y salió. fl
Suspiró venganza satisfecha Saada y precipitada saUó por
ventana del mirador que daba á su huerto de naranjos y alelí€
Buscó á Ahmed ei Fasi, el tigre rojo: le hizo preparar dos c
bailes , que mandó á Ga^eli para prevenirle que antes de parí
el sol fuese a la llanura de los camellos, donde le esperaba
Cherif ennoblecido Stdi Alí ben Abdel Mecqui, y saliendo el
por la puerta de los ocultos , esperó al Fasi en el alcántara i
los juncos para sorprenderle con esta nueva orden : vé al llai
de Medina i huye de la presencia de Kasem el Gazeli; dilc al hi
de Bassora que abra con su señal este papel, se oculte tras 1
armyaiies y escuche lo que hable con Malek; después le dar
e&ta xabulílla, que guarda dátiles, almendras y varias moncd
de oro, y dile que desaparezca á Sebla hasta mi aviso, qae
hará feliz. ; Silencio, Fasi I Tu, pronto á Medina; yo. á doiu
anochece el león y á la llanura de los camellos, M
l^ brava Saada separó por estos medios a Naziba de gJ|
á Gaxdi de Malek, a Malek del hijo de Bassora , al hijo de Ba
sora de k solitaria Naziha, miniiendo á todos, y ella f^
hablai con Kasem en el antig^io alcazarillo. ^
El que dispone de la lux , para el que la Emosaa es la oracM
que Olas pronto le Ikga es cncamiotdor y torcedor de la valn
tad X de los hechos, hizo que unos bedui&os robasen á la tort
liUa presa, botín esplendente axontiado en U pcr^rmacij
tras bs cumbres y ante Us alqimtes , peit) eOa cooté sia hislot
iDteiesáiKioles U dejatmn en d idim pn^ximo, depeodieiite d
sefiorto de m duefio, c«i«géiidoies un coUar TaÜoso
tratuu A Malek . d pi«iiii4or.
qoe QK
EL RA'ÚI 29
Acudieron á los lugares preparados por Saada, la celosa
enamorada, los caballeros y servidores, y solos no se daban
cuenta del misterio, y en él vivieron varios días hasta que el
collar presentado al sahareño deshizo la traición.
Se avistaron éste y Gazeli en el Huerto de los mirtos , retán-
dose á la entrega y exigiendo el primero palabra de haber res-
petado la pureza de Naziha , pero aunque Gazeli se esforzaba en
convencer á su rival que si era cierto que el aspiró á gozar de
los encantos de la rebelde á sus amores , no le había sido posible
vencerla ni aun cuando estuvo presa en su castillo , el enamorado
y correspondido Malek no se convenció , pero Gazeli entonces,
haciéndole palidecer el coraje, invocó el nombre de Dios, para
la fe , y tomándole una mano , besándole la cabeza como mues-
tra de leal relato, le dijo: Mira , ¿ recuerdas la planta que gira con
el sol y tras el va , y constantemente le mira encorvando su tallo
y cerrando sus hojas cuando aquél desaparece entre las gasas
de la noche?, pues halla con ella relación entre este hecho que
ha poco pudiera haber enrojecido nuestros puñales.
— Yo, la flor enamorada de la luz, Naziha, el sol encantador
que da vida á la vida , tú el misterioso dueño de sus encantos
cuando aparece y de su nostalgia de amores cuando se oculta.
— Al sol nadie le alcanza. Goza con Naziha , la fíel.
Satisfechos ambos se separaron.
Los enamorados se vieron á los pocos días; Saada huyó á
las cercanías de Sebta desañando aún las represalias; el Gazeli
partió á una tribu yemenita para pelear, porque era hijo de las
llamas de la lucha.
Imitad, creyentes, á Malek por su fe; á Gazeli en su nobleza;
á Naziha en su fidelidad , y á Saada en la venganza y en el odio
de nuestra raza á todo lo que no nos es grato.
Se llamaba el aduar Maharik; próximos estaban Hay
Heddiy Ech- Chora ^ á la derecha, y á la izquierda Issef el
Quebritsi, los hijos de Issef y el Grat.
Continúa la larga ruta hasta llegar al IJano de ^al-
3© PERLAS XEGRAS
lili, en el cual crecen los aduares J/V/?;//¿7, lil Abiats y
M'saada. Después Sid Gueddár, una ermita, hasta que se
da vista al hermoso lugar de Chebanats, junto al R'dem, en
las proximidades de los Ulad Buric, inmediato á la aldea
de Virara y al Kaid Sid- Aomar. •
En las lejanías se ve el camino de Mequinez en el cual
hay una alcazaba.
Pasamos junto á Grinats, á los Ulad Delim, sitio en el
que hay un soco los jueves, á Tarabcnats , que celebra otro
los lunes, y próximo al Sid Habib.
Adelantando está Haricha, y el llano de siete horas,
antes de Bab Ckiuca; á la derecha el mar bate á Mehedia
y Rabat.
Pernoctamos en Helacbar, aduar de pedigüeños vivi-
dores del territorio que vigilan la cuesta de Seguía, que al
arrodillarse en una cuesta dura presenta su valle, y el
territorio de Sarahena.
Fijaos bien en este territorio, pues se tomará por los
del Sultán para vencer en su política.
Todos estos terrenos están invadidos por hombres con
armas, pero el Sultán tiene puestos en ellos, como en algu-
nas cabezas de semidiputaciones, parejas de áskaris, que
aunque su misión sea custodiar, se confabulan con los ra-
paces para ejercer el oficio.
Durante el trayecto, al conversar con los acompañantes
aprende uno leyendas curiosas y adquiere noticias intere-
santes.
De Alkasár, según decían, cierto tiempo, cuando los
portugueses la mandaban, sus moradores soñaban con arro-
jarlos de aquellos dominios, y que los desafiaron, trabán-
dose una gran lucha entre ambos, pero que los musulma-
nes antiguos — y esta palabra dicha como ellos — equivale
en nosotros á ¡cómo está la sociedad de ahora! , tenían pre-
parada una batería con /20 cañones, y que al disparar el
primero, los portugueses huyeron en barcas.
EN LAS RABILAS 31
Así los entrañaron, pues 19 cañones eran formados por
cortezas de árboles, que después sirvieron para vivienda de
abejas, y sólo uno era auténtico.
También cuentan que el ganado mular es híbrido, por-
que debiendo hacerse el sacrificio de Isaac, las muías y
mulos que conducían la leña para el ara corrían demasiado,
como afanosas por ver arder á aquel inocente, y Dios casti-
gó al macho en lo que más practicaba, y.Fátima, la hija
del Profeta, separó de la hembra la condición de engendrar.
Cuando un europeo sea saludado por un moro con la
expresión salamü alicum, la salud ó paz sobre vosotros,
aquél no debe contestar en la conocida fórmula, para ellos,
U alicum salam , y sobre vosotros la paz, pues no conciben
que el cristiano les desee salud, ni ellos la aceptan del cris-
tiano, pudiendo originarse grave disgusto.
Por muchos lugares cuentan episodios de renegados es-
pañoles, y por allí he conocido unos cuantos que, pobres
aquí, alcanzaron allí, en faenas de campo, desahogada po-
sición.
Cuando alguno, creyéndome su compatriota, me pre-
guntaba: ¿y qué te parece? Cogiéndole la mano entre las
mías, señal de fraternidad, le decía confidencialmente: Al-
lahlhisoru Muley Mohamcd. ¡Victoria por Muley Mohanied!,
como haciéndome partidario del Fernando VII, el Deseado
Tuerto del Imperio ; y él, con una expresión que empezaba
con suspiro como una tromba, y que terminaba con ¡Al-lahü
acbar, hatta anal, Dios es grande, y yo pienso como tú,
hacia su profesión de fe política, la totalmente aceptada en
todo Marruecos. Todos odian á Muley Abd-el-Asis.
En estos diálogos pasan los correos para la costa; las
noticias que llevan son graves.
El campamento de Uad Fas ha avanzado; el de Meha-
ras ha de partir para el Sebú; el Kaid Aomar ascenderá á
Ank el Yemel, pues los rebeldes amenazan incendiar la
ciudad.
32 PERLAS XEGRAvS
El Rogui remite cartas de desafío al Emperador llamán-
dole cobarde.
El Menebhí manda emisarios que tranquilicen, pero en
la fábrica de armas se activan los trabajos.
Hay una casa que se llama Dar Mebarec, y sobre un
monte que presenta hornos y gran cultivo de olivos, el
pueblo de albañilería, llamado Beni Aontar.
Al pie de Ben Chebiaj y de ese rico bosque existe un
llano y en él un puente.
Mecqués se llama, y próximo se celebra un mercado
los martes, y existe un mesón.
Allí se pernocta y al amanecer produce asombro el
hermoso cuadro de aquellas montañas que al disminuirse y
cambiar de panorama á nuestro alejamiento, reproducen
desde las llanuras de Fez la primera ciudad española inva-
dida por Tarik.
¡Muley lakub!, patrón de un manantial de salud, se
adivina después de una cumbre pedregosa que existe á
la izquierda, y el aduar de ¡Ulad-il4ahL así con admira-
ción, á la derecha, que es vergonzoso estigma que dan los
transeúntes á sus hijos, todos ladrones.
Ya estamos en la úsala de Yebub.
El monte Salak, y el Utaá Duniás nos pondrán cer-
ca de Uad Fas y del monte Farach, divisando la casa
Debiba.
Mas antes de entrar en Fez, quiero ser justo más que
agradecido, pues la gratitud es una condicional de la justi-
cia, nada más.
Puede afirmarse que el estado actual del Imperio es
anárquico, y en tal situación no puede juzgarse de las ca-
racterísticas esencialísimas del país.
MORAL MARROQUÍ 33
No es Marruecos la mansión de huríes, ni sus ciudades
son palacios de alicatados, ni los perfumes invaden el es-
pacio de sus calles; tampoco es el Mogreb un Acho de
criminales, sin sentimientos del honor, que merecen ser
debelados, no; de abolengo preclaro conserva los orgullos
de sus hechos; fuertes de cuerpo porque no le corroen los
vicios en el número que en Europa, que ahora dicta leyes
antialcohólicas, fija que la medicina ha llegado á la meta
con la hidroterapia, y que existe la neurastenia, como fin
de siglo, cuando Máhoma hace tanto tiempo les prohibió el
uso del vino á los progenitores, obligó al uso del agua an-
tes de cinco rezos diarios, y enseñó á Aomar «que si las
bibliotecas no tenían más que el Koran, con uno bastaba , y
si no los tenían, sobraban todos los libros »; el pueblo
marroquí, que no es servil como el egipcio , se presenta en
sus hijos con gallardías que le hacen redimible antes que á
cualquier pueblo europeo.
El árabe es serio, es bravo, de imaginación eleva-
da, de cerebro potente y de sentimientos extraordina-
rios.
El musulmán no ha modificado su traje , ni sus costum-
bres, ni ha hecho notas al libro de su fe; no ejerce la usura;
el casado, de familia regular, no usa del vino ni del juego,
aunque en ambas cosas haya bueno y malo, excediendo
éste á lo primero; teme á Dios, hasta el extremo que si os
robó y lo niega , llevándole á la mezquita os dirá la verdad,
pues cae en perjuro en caso contrario y le será mutilada
una mano ó pasados los ojos con hierro candente; en Ma-
rruecos persiste el derecho de asilo, más si el rapazuelo es
sorprendido por otros de la vecindad , le llevarán pregonan-
do su falta, á gritos, para que el barrio le conozca; los po-
tentados hacen por sí propios las compras en los mercados,
expresando : « viene el que tiene , y lo que puede hacer mi
siervo, también yo »; tiene noción del honor y conocimiento
de sí mismo, hasta el punto que si preguntáis á un mahome-
34 PERLAS NEGRAS
taño por la bravura de tal kaid, os contestará que no existe
otro igual; si repetís la pregunta con respecto de un se-
gundo , replicará : por ver á ese , las águilas sueltan la pre-
sa; y si le preguntáis: ¿y tú? Yo valgo como los dos jun-
tos, — contesta con orgullo africano que enamora; en Ma-
rruecos las aves viven en comunidad con los musulmanes.
y habiendo en las calles, unas á la manera de barbacanas
enrejadas, pajareras al aire libre, no ha existido el heclio
de ser robado uno, ni lastimados los pequeñillos vivientes
alados; en las llanuras, en las que el sol se derrite en di-
luición de cantáridas y plomo, existen pozos que refresquen
las fauces , y no se ha dado el caso que un transeúnte haya
ocultado el recipiente, en forma de pequeño cárabo, que
sirve de vaso, mas si el camino es pedregoso cada cami-
nante levantará una piedra para allanar la carretera, mien-
tras ciegan algún barranco; en las malezas, tras de las
cuales puede ocultarse un malhechor, colocan un candil,
bajo el que se extiende una estera y un ánfora, cepillo que
demanda una limosna al viajero que no ha de temer se
ampare el crimen detrás de la caridad; por los caminos,
las hermosas arboledas de frondosos huertos enseñan gus-
tosos frutos; no temáis cogerlas, pues el dueño dirá: Dios
la puso libre en el camino para el huésped peregrino; si
tenéis enemigo, buscad hospitalidad en su casa, que la
convertirá en fortaleza contra agresión de turbas rivales,
que es noble amparar y dar parlamento al enemigo , cerca
de cuya cabeza colocará á la hora del reposo , su arma más
certera; en Marruecos no hay casas de lenocinio, quizás
abunden las Mireyas; no hay Guardia civil y encadenan á
los ministros; la ley koránica no autoriza la esclavitud, aun
que sí compra á los huérfanos é indigentes para evitar del
hambre á sus adeptos; de ahí la frase de Abu-Huraira vien-
do á un hombre á caballo y á un siervo detrás : « Móntale
á la grupa, que es tu hermano y su alma igual que la tuya.»
El mercader Profeta prohibe desentrañar la tierra, porque
MORAL MARROQUÍ 35
no es dado al hombre intentar descubrir los ricos misterios
que Dios ocultó en el seno de aquélla, y los Emperadores
cumplen el símbolo no viajando sobre el mar, porque la so-
berbia humana no puede abatir la majestuosa y grande
de una obra de Al-lah; y el que adivinando que la fuerza
en el inculto es barbarie, pero en el civilizado crueldad,
conociendo que la luz es infinita, interminables las vagas
manchas de las vegas y los arenales de ignotas comarcas,
airosos los picos de sus serranías, tormentosos los vientos
que anubla en simún los aduares, al fijar que solo Dios es
vencedor, y la vida una caravana en marcha, junta á los
hombres sin distingos de color ni raza, ya hijos de las
cimas ó vivientes en las llanuras, de las que descienden los
unos para ser superiores en el mando entre los hombres,
y para que se eleven otros para la dirección de los pue-
blos (i) mezcla singular este pueblo de sublimidades
del espíritu y crudezas de la materia, filósofo y soldado,
nómada é indolente, poeta y comerciante, quiere á Dios
más que á su madre, á sus hijos y á su Patria ; adora la
Naturaleza, á la que copia, desde la luna que eligió como
emblema y el sol que es manto de su piel, hasta las aguas
en las que se baña en abluciones purificadoras.
Ya vemos las murallas.
Nos acercamos. Un moro grita con un suspiro nacido
del apéndice del corazón: 'láky Muley Edris, mientras se to-
caba la cabeza con la mano y se besaba ésta.
¿Entraremos.^
Yo también quería decir láh, léh, lüh y todos los mo-
nosílabos y diptongos conocidos; yo también quería estar ya
entre aquella muchedumbre de hombres olientes á pólvora.
(1) El Emperador es moreno con tintas de mulato; el Cherif de Uasan es
muíalo; el jefe de la potente tribu de Chauia es nei^ro , barbilampiño ; Mene-
hhí, ministro de la Guerra, rubio; Mulcy Mohamed , el Príncipe, rojizo; los
hijos de Aomar el lusi , uno color blanco hueso, y el no beréber, blanco claro.
Durante mi estancia en Fez he visto alternar los mandos en los colores.
36 PERLAS NEGRAS
mejor que en la soledad de la montaña bellísima que me
cautivó dos veces.
*
¡Ah, Fez! Pude besar tus puertas.
¿Quién y cómo te fundó?
Idris ben Idris el día 3 de Febrero de 808 de Cristo , el
192 de Mahoma adquirió de los zenetes un territorio pró-
ximo á un río. Dividiólo en dos jurisdicciones, dando una á
los letrados, que por ello se llamó Karuin, del verbo kará.
leyó, y la otra á los artistas andaluces, y por ello se no-
minó Andalús. En la primera se instituyó más tarde la cé-
lebre universidad, y en la segunda la gran mezquita de Mu-
ley Idris recibiendo la población, que aparenta con sus
cármenes la forma de un libro abierto, con cara á un lector,
el nombre de Fas, por llamarse así la azada^ que tal vez apa-
reciese en algunos escombros en ocasión de levantar la ciu-
dad, ó porque fuese ésta la que cultivase en lo sucesivo la
mejor tierra para buena cosecha de la ley coránica.
Entramos montados por una elevada puerta próxima á
una extensa muralla aspillerada , detrás de la cual se hallan
los imperiales jardines, y atravesando la plaza del Máquhia,
en la que está la fábrica de armas del Imperio; una segun-
da plaza llamada El Mechuar, ó Tribunal de Justicia, que
presenta un gran pórtico, á cuyo dintel se hallan sentados,
sobre una alfombra, proceres y letrados; el barrio de tien-
das, tan largo, que por ello se llama Bu-tuil, padre de la
largura, nos internamos en una porción del barrio militar
de Bunafá para dar acceso al Mel-lah ó judería ( i ), deseado
arribo ; tan deseado ya á mi jobiana paciencia y á la que
forzosamente ha de adquirirse después de 300 km. de viaje
(1) Nos hospedamos en casa de un israelita que nos ofreció desde el primer
momento buenas comidas y judías verdes.
FEZ 37
en muías, en país anárquico, por montañas , bajo el sol , en-
. tre las aguas y con moros que hablan hoy por la boca
de la espingarda.
Toda Europa había huido de Fez, sólo España (i)
¡siempre la misma! representada allí por un médico y un
jardinero, habían quedado como testigo de la disciplina al
amor patrio, de la subordinación al instinto del honor; pero
toda la morería estaba allí, ebria, anárquica, loca.
Vinieron otros reyes que juntaron ambos recintos, que-
dando constituida Fez , regada por el río de las perlas , hasta
que en el siglo XVIII un nuevo impulso debido al engran-
decimiento del lindo reino de ochenta tribus berberiscas y
árabes, se fabricó el Palacio Imperial, Alcazaba, mieva ciu-
dad, consintiéndose á los que colgaran sus arpas en los ár-
boles de Babilonia, al pueblo de Israel, comunidad en par-
te próxima á Dar el Majsen , ó casa del gobierno.
Se fabricaron sus murallas, y el Fas bali y Fas Yedid
ofrecen hermosas puertas en su circuito, tales como Bab
Fetuh, ó de la Victoria; del Jemis, ó jueves; Bab-Kasba ó
de la Alcazaba; Bab-Sagma, de entrada á los ejércitos; del
Meara, en la que el Emperador tiene una poterna por donde
verifica vigilancia sobre sus centinelas en época de sedi-
ciones; la de Bab Uad Fas, frente á los jardines reales, la
férrea Bab el hadid; la próvida Bab Ech-cherki; Bab Ru-
melia, auxiliar que fué de los zenetes; y Bab-Meharok (que-
mada), en la que se cuelgan las cabezas cercenadas de los
rebeldes , cabezas que sirven de repisa en donde soberbias
como vencedoras aves voraces clavan sus picos en los crá-
neos para chupar los sesos y en las cuencas para sorber los
ojos.
Por su posición, un libro; por su forma, un arma: preci-
(1) El Dr. Cerdeira , pobre y aventurero también como yo , y D. Tomás,
hombre rudo y noble que decía: Ocho afíos en África y me equivoco para
decir buenos días en árabe. No entra en mi cuerpo la lengua moruna. Ningu-
no de los dos conocen el árabe , pero vivían allí. ¡Sacrificio de la necesidad!
3» PERLA> XEGR-\S
sámente los elementas que eligió >íahonia para la propa-
ganda de su doctrina, y Fez, la de la leyenda, fue elegida
con las palabras del patriarca que dijo á Idris:
«Hijo mío, en estas soledades en donde el hombre no
penetra sino para vivir en la presencia de Dios han existido
templos y palacios. En esta ciudad, cuyas ruinas ocultan
las yerbas y malezas, ha habido un pueblo rico e industrioso
que ha conocido todos los encantos de la \ida. De estas
ruinas saldrá una nue\-a ciudad, centro de un imperio pK>-
deroso , y tú su fundador. *
Desde entonces, la ciudad que semeja una vía láctea so-
bre un cielo verdoso, una pulverización de copos sobre un
campo de esmeralda, sudario albísimo que cubriese ruinas
de historia ignota como jeroglíficos en el césped, se levanta
para mostrarse a las edades airoso palacio con más de cien
torres, con cien torres de Fez, columnas taladradas por la
luz; con dos mil puertas en su medio centenar de distri-
tos, factorías de la industria, que hacía de sus calles telar
en las unas, colmena en las otras, armerías en las más;
destiladoras de esencias en casi todas; posta f>ara los mer-
caderes en estotras; orfebrería y cerámica en donde la ma-
no del hombre era el troquel y molde, en la calle de Xehás
ó Sefarín^ quedando todavía como recuerdo de aqueUa
grandeza industrial la Kaisería , fabrica de los célebres pa
ños de seda de Fez; Attarin ó de los perfumistas, público
inhalador de esencia; La Kasba emiuar. ó alcazaba de las
flores; Ras ey yenan^ bouquet de jardines; para recreo del
cuerpo, en sus baños Cheba aliiiats, y para cansancio del
gusto la calle del comercio, Bu-tuil,
una estación que en feria convertía
el vulgo con su eterna gritería,
pues aquí el picador de carne, para la guefta suculenta;
allá el vendedor de ropas que en mezcales evalúa á gritos
un rojo zarauel, una repujada bandeja, una silla de picador,
FEZ 39
una escopeta de las que usara el alcalde de Móstoles, ó
una aguda gumía como la criminal que manejó Enrique de
Trastamara contra D. Pedro ; bajo el emparrado de la calle,
que los racimos alegran, éi vendedor de guisos picantes,
de fofos buñuelos y el del café sedimentoso, ofrecen sus
artículos como en reproducida verbena andaluza , que ame-
nizan los tonos del guitarrillo y el cantar perezoso; y por
entre la oleada de muchedumbres armadas en cabalgadu-
ras, ó ya á pie, que se dirigen á Muley- Abd al-lah , barrio
de las que sirven placeres quintaesenciados en procativa
carne viva y sierva , los moradores de las otras jurisdiccio-
nes (i).
Vestí mi traje musulmán; salí á tomar noticias de la
guerra actual, cuya información habréis leído en el Heraldo
de Madrid, y de todo aquel maremagnum de miles de hom-
bres del Haus marraquechi, fasis, de Zem-mur, Cháuia,
Cheraga, Abda y Dukala, Sarahena, Mecnás y otros cien-
tos; de todas aquellas oleadas de maldiciones, voces de vic-
toria, aullidos de presidiarios, carreras de caballos, llama-
mientos del almuédano, peticiones de pordioseros; de to-
das aquellas características del arrogante del-lal, el Hach el
Jammar, que airoso y con brío transforma en Bucéfalo á to-
do Rocinante y en Pegaso á todo Babieca; del esclavo de mi
caballo' (\\Jie. llora cuando de él se separa, negro robusto que
recibió el primer relincho de mi Mojtar con una carcajada
de alegría neurasténica; de la Jenatsa, la recreada, Cherifa
que encueros transita por los barrios sin que proteste la
moral, antes al contrario, su santidad la ampara; de Sid
Frey, hospital público formado por montones de paja, insta-
lados en los recodos de las esquinas, junto al KarutUy
para morir cerca de la casa en donde se adora á Al-lah; del
mendigo que agradecido devuelve con perfumado incienso
(1) El Mechatín , El Adua, Kasba de Fílala , Diuan, Chemaiin, Halk, N'sa-
ri, Tala, Rmila, Debaga
4© PERLAS NEGRAS
el Óbolo que apagó su hambre; de la alta soniaa, torrecilla
erguida que sostiene ancho nido de cigüeñas moradoras
de la casa santa; del Samuel herbolario, zurcidor de menti-
ras, que como sátrapa recorre la vecindad donde deposita
el pomo misterioso; del magno reloj de trece timbres con
que los benimerines hicieron medir el tiempo; de Yacut, la
esmeralda de la Judería de Fez, seno adonde arribó la pu-
reza de la raza de Moisés, con todos sus encantos de vir-
gen inocente y con toda la sonrisa de una primavera; del
peregrino nubio de dalmática de concha y de alabarda de
escorpión; de toda aquella tropa de fantástica apariencia
en corceles de electricidad con mágicos jinetes; de la pre-
ciosa aljama Tayinia, en donde el cincel y el color dibu-
jaron toda la geometría y toda la luz en caprichosas com-
binaciones; de todo aquello tan peregrino de la ciudad de
las ciento veinte torres, sobre las que cae una gasa de at-
mósfera que la produce somnolencia sólo, señores, se
incrustó en mis recuerdos esta escena: El gobierno coti-
zaba cabezas á tres duros , y bendecía al más largo abaste- i
cedor. Dos filas de soldados á caballo conducían prisio- i
ñeros. Los primeros llevaban clavadas en la bayoneta cabe-
zas ya de negros , con ojos abiertos y entreabierta blanquí-
sima dentadura, ya de tranquila faz de cera con cordoncillo
de pelo de camello caído sobre la frente como la corona de
un Ecce-Homo; ya espantado beréber, de apretados dientes,
de terrible agonía, que su melena erizada denunciaba y
todo con gritería de victoria mientras tremolaban el bárbaro
trofeo. Los otros amarrados con cadenas, esposas y grille-
tes, y con las cabezas, que saladas más tarde se remitirían á
las puertas de las otras ciudades marroquíes, simbolizaban i
el horror. I
Un anciano escueto de ojos hundidos y lento paso con- |
ducía una cabeza prendida por el mechón á uno de los es-
labones, y otra de un mulato de perfil educado, sobre la
espalda.
FEZ 4>
La primera le golpeteaba sin cesar: sus ojos fijos en
los vivos del senecto parecían preguntarle.
En uno de los movimientos cayó al suelo la cabeza pro-
duciendo un sonido, al rodar por las duras piedras de la calle
de los Attarin (perfumistas), que repercutió en nuestro pecho.
El mulsumán miró á derecha é izquierda implorando la
entrega pero nadie acudió, y siéndole imposible alcan-
zarla, lentamente se agachó prendiéndola por una oreja, y
trájola colgada de los labios por toda la población.
Parecía , ó un maldito devorador de víctimas que traía
un resto , ó una fiera de la montaña que llevaba la cría á su
cubil.
Seguía la cabeza rozando sin cesar las mejillas huesu-
das del beréber mientras las turbas clamaban maldición
sobre los locos sublevados.
Llegaron éstos á la puerta de la Justicia; el Emperador
ordenó quitarle el trofeo; acercóse un áscari, y al despren-
derla, al viejo fiero de la montaña se le caen dos lágrimas,
secude con su cabeza la del bravo guerrillero que le acom-
pañó lealísimo en el aduar turbulento de su tribu, y murió.
Era su hijo.
¿Y esa es la humana civilización de que blasona Abd-
el-Asis?
¿Hay motivo para creerlo?
No pude contener la manifestación de protesta que hizo
mis instintos de hombre de ustedes, de país civilizado, y
remití la adjunta carta en árabe, sin firma, pues hubiera
sido imprudencia, al ministro de la Guerra del Emperador:
«Loor al Dios único:
Y la bendición de Dios recaiga sobre nuestro Señor Moha-
med y sus sectarios. Que Dios prolongue la vida del Visir, el
grande , y le conceda el gozo de bienes celestes. »
Y después :
«Te felicito por las victorias que consigues, pues hemos sa-
PERLAS NEGRAS
bido que durante vuestra gestión ministerial, no sólo alcanzas-
teis la gloria, sino botín y prisioneros. Mas nos han dicho que
orflenas colgar las cabezas de los muertos sobre los hombros de
los vi%'os I y además que éstos son abofeteados por la mano de
los judíos j felonía que no se comprende de quien conoce que
los corrompidos están malditos por Dios y por las gentes, y he-
mos de advertirte que los presos habidos en la pelea, á mudarse
su estado de vencidos, habrían comprendido que antes de la
batalla éraiB amigos y como á tales os tratarían, comprendiendo
además que entre los derrotados habría inocentes engañados, y
porque es honroso al vencedor la caridad hacia el vencido.
La ley no manda que guerreen entre sí los mahometanos. Es
delito horrendo la guerra civil que el Profeta condena.
Te suplicamos pienses qtíe los degollados son musulmanes
como tú, rezan en tu misma ley, hablan con tu mismo; idioma,
y como tú , sobre la tierra del Garb , en que nacieron , propaga-
ron la doctrina cierta y se sublevaron contra nuestro amO.Abd-
el-Asis, ya que creyeron ver en él parecida desviación en el ca-
mino derecho.
Piensa, asimismo, que ser guerrero no es ser cruel, y que el
hombre tiene dos naturalezas dentro de la vida que á Dios plugo
concederle , debiendo saber llevar combinadas las dos para que
los hechos de la una no manchen los de la otra. Cuida si ganas
méritos no los pierdas por la sangre de los fieles.
Si estuviesen prisioneros, bastará que digan: «No hay más
Dios que Díoéí , verdadero rey de reyes, único y verdadero al
que recurren todos con confianza, para que detengjaala alevosía.
Veremos m te haces merecedor de llegar hasta Él.»
Después de leer esta carta el Emperador, ordenó bajar
la.s cabezas de Bab-Meharoc.
¡Victoria por nuestro amo el Sultán Muley Abd-el-Asís!
Así hablaron las corrientes del famoso Um-rebiá el día 5'
del mes del cómputo mahometano El Dulhayá del año del
Profeta de 1 3 1 1 .
Era el aíiü de 1895 de la cuenta de la fe de los de Cris-
L:!iái*^^^v^' ..v.;i:^ii,-^'í./ ■ -í^, -'Mák^- '■ . .. J. ■ ■ ■ ■ ■■:'■■■■ '■:■>':■■'■■ ■ ■ ^
MüLEY Abd-el-Asis ben el Hasan
Emperador del Imperio del Garb.
ABD-EL-ASIS 43
to. Con aquellas palabras quedó nombrado Jefe de los cua-
tro reinos que hacen el Imperio de Marruecos el hijo del
muy querido Hasan, cuya muerte dejó tristísimo al ado-
lescente Rey y al caduco Estado.
El Hermoso había salido para Tafilete, y al regresar
para Marruecos la muerte le sorprendió en las llanuras de
Tadla, que se tornaron extenso recinto melancólico, en
donde el dolor arrancó tantas lágrimas á los nutridos ejérci-
tos, que dicen que las aguas de aquel río gimieron también.
El fúnebre cortejo atravesó aquellas tribus, como co-
rren los grandes dolores, mudo, pues la región, si no re-
belde, era autónoma, y hubo necesidad de negar durante
tres días el fallecimiento ocurrido, para evitar la anarquía
que había de suscitar, seguramente, la ambición del hayib
ó Jefe superior de Palacio, Ba-Hamed.
Éste, á cuyos deseos se ajustaba modelar un Rey, ya
que fuera imposible ser él acatado, al recoger el suspiro
último de Muley Hasan, solo salió de la tienda para decir
á los sorprendidos ministros: «El señor ha muerto; díjo-
me que nombraba á Sidna Muley Abd-el-Asis.»
— ¡Al'lah'irrahamü-Aminl
(Dios le tenga en su gloria y hágase lo que ordenó.)
Así se compuso Rey el hijo menor de la circasiana
R'kia.
Ésta había tenido otro hijo con Muley el Hasan , llama-
do Mahomed el Kebir (el mayor), á quien correspondía de
derecho el Trono, si había de respetarse la dinastía en la
familia que con R'kia se hubiese; pero no fué así.
Mas la legitimidad la representaba el hijo mayor de los
once que tuvo el padre de Abd-el Asis.
Ese hijo, llamado el Tuerto, y de nombre Mohamed,
era joven, vigoroso y enérgico, de carácter independiente;
había sido gobernador de varias provincias y hasta jalifa
6 secretario de su padre. Había también que era beréber
de matriz.
PERLAS NEGRAS
Los demás hermanos, Belguit, Aomar, lusef, Ismail,
Aotman, Abd-el-Kader, Hasan, Arafa y Muley el Amin;
todos les aceptaban; lo nrtismo sus cinco tíos Arafa, Ismael,
Aotnmn , el Hasan y Abd-él-Asis .
Cuentan de Muley Mohamed, que hoy se halla recluí-
do en la aljama de Muley Abd-al-lah, de F'ez, que habien
do visto relajación en las costumbres guerreras de su pue-
bla quiso corregirlas, citando á los magnates á una reunión
con el objeto de aconsejarles la manera déla reforma; pero
al ver que todos los proceres, los kaides de territorios de
legendaria brayura y los chejes de tribus belicosas se pre-
sentaran cabalgando en pacíficas muías, protestó de la
presentación, diciéndoles: «Jamás supe que los mulos sir-
viesen para los señores que pelean. Marchaos y volved
montados en caballos.»
Asilo hicieron; pero Ba-Hamed aprovechó la lección
dada para sacar partido y enemistarle.
¿Lo consiguió?
Con algunos de la Corte; puede; con él pueblo, no.
Mas se levantaron Dukala y R'hamna en su favor, y en-
tonces Ba-Hamcd ordenó al famoso kaid Bén-Dau le pu-
siera en prisión temiendo cayese su obra. ' ;
Pero la obra.fué liija de la iniquidad, y así Muley Mo-
hamed es un perpetuo padrón , una constante esperanza y
una eterna pesádillai Padróti de hutiíana injusticia que hace
infeliz á un pueblo; esperanza para éste que ve siempre á
Mulé}' Mohamed en todp Rogue que enarbola el estandarte
de la rebeldía, y pesadilla para Abd-el-Asis, que no sácan-
tlo á aquél de la clausura, ni manda, ni reina, lii gobierna.
El IVíncipe Tuerto había detenido las ambiciones que
algunos pueblos de Europa sienten sobre su país; habría
contenido las. ingerencias extrañas, y siendo él dueño de
todo como patriarca en una sociedad que sólo se levanta
contra los propios y contra los ajenos cuando se habla
contra Dios, nada más, quizá hubiese entrado por el sen-
Kaio sid Harry Maclean
General en Jefe del Ejército imperial inagrebí.
ABD-EL-ASIS 45
dero de relacionarse, por igual, con todos los Reyes de su
tiempo esquivando los recelos.
No así Abd-elAsis, al cual llaman ¿z// (muchachuelo
sin reflexión) los primates, que recogió los tesoros del Ba-
Hamed, disipándolos en favorecer espléndidamente la in-
dustria inglesa, en dedicarse al sportismo, si es inglés, y
en hacer alegres las noches que les preparan sus disolutos
y ebrios cortesanos, señalándose como obstáculo para el
equilibrio de la paz europea y mantenedor de la hoguera
de envidias sobre cuyas brasas va él á ver perder su reino.
¡Abd-el-Asis'se llama! ¡Esclavo del cariño quiere decir
su nombre; y hé aquí por qué rinde tributo á su esclavo y
á las gracias de sus poetisas y de sus amantes !
¡Ah, si fuese Abd-el-kader, sería un gran padre de su
pueblo!
No hay duda. Los nombres influyen mucho en la vida
de los hombres y de los reinos.
¿Qué significa Alfonso?
Los ingleses, que riegan menos que nosotros con el
venenillo de la envidia personal la planta en la que quieren
que florezca la sublime idea, son los privados político-
mercantilistas, y hacen que las industrias albionesas satis-
fagan las necesidades oficiales del Imperio , pagando el Te-
soro, por ejemplo, 25 pesetas por un par de borceguíes, y
siendo fabuloso el importe de facturas de tejidos de colo-
res de la enseña inglesa para trajes de áscaris; de produc-
tos químicos para fotografías; de vehículos; de pelotas
para el cricket; de buenas marcas de brandy, y de sueldos
al Doctor del Emperador, Mr. Verdón; al jalifa de mis-
ter Mac-clean, hermano del Doctor; á mul-erruá, encar-
gado de las sultanescas caballerizas, también inglés; al
jefe de los jardines reales, inglés asimismo; á los oficiales
instructores del ejército imperial, de Inglaterra; pensiones
á las hermosísimas señora é hija de Mac-clean y servidum-
bre espléndida para todos los servicios ingleses.
4^ PERLAS XEGRAS
A halagar á éstos se reduce toda la política de este
Emperador ail, y ellos corren por Europa que el Sultán re-
presenta el factor importantísimo de la cultura rutnia que,
por fin, se infiltra en éste, y es el mantenedor de la gran
civilización que brilla más allá de las aguas tarifeñas.
^■Qué alegaba Europa para sostén en su derecho de con-
quista hacia el Imperio? ;No decía que los siglos no per-
donarían á los hombres de estos tiempos que á las puertas
del continente anciano y como tal sabio y por sus tral>ajos
fuertes vi\ñese en estado salvaje?
Ya no hay que temer. Inglaterra ha quitado esa pnesa-
dilla á los pueblos de la política vieja. Abd-el-Asis es un
buen pelotari , hace caer a sus privados cuando lanza la. bi-
cicleta, se fotc^rafía con cuatro de sus mujeres; calca di-
bujos, á los que después colorea.
No moleste Europa al aiL que siguiendo así, si la exte-
nuación no le coloca en breve algunos pies bajo la tierra
de una rauda, será un esclavo de sus siervos mercantiles,
que por bien de humana cultura se han introducido en la
casa imperial.
Las misiones militares de Itaha, Francia y Alemania,
reciben también sus asignaciones; Tánger sostiene un Cuer-
po de Sanidad é Higiene y Policía internacionales, retribu-
ye con exceso á sus administradores y paga bien la trop>a,
sostiene unas embarcaciones y un semáforo.
De ahí que los moros clamen: c Marruecos es una vaca
que ordeñan los rumis.*
Por esos motivos y por haber querido establecer un tren
entre Mequinez y Fez, se levantaron los de Sefrú, origi-
nándose esta rebeldía que dura mas porque fué inglesa
la primera victima, un doctor asesinado: é Inglaterra es
asi con los que lastiman a los suyos.
Débil el Emperador desde joven, asi lo afirma el doctor
Cortes (español que durante un tiempo obtuvo confianza en
la Corte), pues ataques de ciansia le tuvieron inhábil para
HAREM 47
vida sosegada y lúcida; entregado en los jardines de la casa
imperial á amores con cristianas españolas, pues hago no-
tar, señores, que desde Egilona, la viuda de D. Rodrigo,
casada con Abd-el-Asis ben Muza, hasta María de Mac-clean,
amada de Abd-el-Asis ben Has^n, todos los monarcas de la
Berbería, incluso el famoso Yusef ben Taxefin, el sagrado
almoravid preso en las redes seductoras de Kamra, la luna
ceuti, eligieron para sublime paraíso en sus siete cielos de
placeres de la tierra, la mujer que en el recato seduce, y en
seducción la dignifica: la cristiana; activando su espíritu en
empresas de orden intelectual superior á la preparación
de herencia, que parece necesaria para aquellos acometi-
mientos, la vida del hijo del Hermoso, no es iniciada
para la buena dirección de la cosa pública, para sostener
el principio de su autoridad , ni enseñada á evitar intromi-
siones.
Ilumina eléctricamente su alcázar para dar bromas con
los conmutadores; los jueves cierra las puertas de la ciudad,
parándose el movimiento mercantil y el comercial entre los
barrios, mientras se distrae con un automóvil; adorna una
cámara con figuras y cuadros de turistas atrevidos, y algu-
nas tardes, después que el sol ha templado la ñ'ía impoten-
cia de su cuerpo, bardos y poetisas suben llamadas por el
negro intimo , para que con arpa alegre y en marchiteces
prematuras, sin haber dado aroma á los encantos, mante-
ner en primavera lo que es invierno.
El Sultán Muley Ismail tuvo 8.000 concubinas; lusef
ben Zeiri, i.ooo; Muley Mohamed, 169; Muley Hasán re-
dujo mucho el número, y Abd-el-Asis, 37, con sólo cuatro
mujeres, que marca la ley, siendo una la favorita (i).
Tiene un hijo de una mujer de la ciudad de Marruecos.
YX harem y lugar de pecado, está dirigido por la arifa, que
(1) Versículo III del Koran.
4.^ ?ERLA< N^ >5_\> ^^^^__
p»:::e ±1 Eriren vr i- cm^cire fe Li¿ ::rr:it:i.:3es -ie las man
N: se zer::;:::^ ectrir ea ii.e. tzjes i.e i ias personas
nn pee los -crreicres j es^r-LiiLii-ii z.irí icáerrar desde las ce-
Kecc-ini.iLí a' . r~~-í^ íe e<c-is z: i eres, pcefeíi salir de la casa
rurerüíl. :rjs ei Sil'Liz ¿Tfrrerolzierre js r^^ili en r:*:?<ia á los
nT:t j— :T-*g --e. r'^^i '•:<*"•?. itrecci-i 'j. ii irT-
L-is rciiis se ^er-rjü :e infcrr-i =:iEer:i. sezun el país y
ojiit±i«ncc fe li 3:-: er. St es re-il. ierrrj ceL riln»:»:; a la novia
iT-jsi es cner-jíi. :ecen ser c-cc-criia x hcc'-ris por cna ne-
ítí:. ss: es eíi Feí. esciri. en ei cjr: *e ni eres 1:1^ formen el
secirc- . Sí eii reruii. ienrr: ie :Lr*i .rten. ::i:e se ^^rrt^ ^^_v¿t:
si «K^ eL Kif sccce tzí rj.r»i_er^. ccc el r:scr« criiaerto. y arro-
-orx r^-i^f':s fe ir^c ec sc-Li. .fe ir'iir»ijjicij. rara I«rs asistentes,
- irTT^ -Ji? "-ítms ^e^.e^js fel ■^jríii: se scsemir i "ff'^oss, no es
♦- r^*-£M-ii^ :*:»::l^;cces^ ^:e si t»,^ j«rj:ri2L r.Li:rtic reíoísis se letüan
X Sin? -Til- --US rjra esc-:.r»ir zcie* >^ xructii-^ rs ^ acrecer :m ve<ia<les
íSi -»^^^ "-i^^i^rs ^le .e ¿u.^-e'^cr ri'^cf.vcires '^•rcniuís njasatros a^rain-
::u síis- : «.-s r^cr iv ., u . i* :^-* scs ^:as i-ra eí ¿ 'ktí^. pertriman
sus -eirrís -,ír eí .r a r. jr:.r.^\ri:r sus T-sorirtfis e:ro a.^Tias
:e x--x-^- ajit. zres ^ -:s;í v ;i!r.Te,:T:í*.->irr s^ss r^reílcs ore poma-
-'*í^ -^^ rríse*-.: a ,^v se^.^r r:rra-x ítt r*:.»:.-!:^^ .^s xzrces serpien-
jís :er-u.iSw
1 's xn-:es ^víscc^.vs ^^-;r-.— üur^Li^.ec- sus iec^eres de
rir:!z rer- íí scc ^^r .\rrecre xjtci^ti.'s r ^ .---; in-.iiii.:?s de
--2S íí^.^i^rs rtífrc-T r.a ,^r • re-^j:
>a.t ->í -r ^ >^---Cir.i.' j¡ x-ts^c.-* *.>-$ -.i.,^.-~
: :e .;! í'x-'rosx. j como
•~~ • * í** r:írr» ier x~ jtt ci b re
le sus .-: -^ es ít x-i. .^.^^^ .x^^.í.-xo-.t xi:xr.-r:ix :=a :f.^r o
ki
EL HAREM 49
SU cabellera, después -ie ha^jerlo acerca lo 1 su pe^h j y á su
labio.
¡Gráfica y expresiva repi^esentación del amor, que es afecto
institivo natural, en el monosílabo mudo y perfumado de una
flor, después de haber tenido la persistencia de firme pensa-
miento , la consecuencia de la voluntad enamorada y la profesión
de fe amorosa por rojos pétalos !
Entre los árabes existe el amor; mas no hay voluntad de ex-
presarlo entre los hombres, porque probarían desobediencia y
debilidad.
Los padres ajustan las bodas, y las parientas de la novia la
instruyen en sus deberes durante las primeras veladas.
— ¿Señor, sabéis si vive aquí el hijo del fakih ?
Así solicitará una mujer libre mahometana el favor de un
hombre, que la seguirá al correspondería.
Mas teniendo en cuenta que la prostitución en Marruecos no
es igual que en el resto del mundo, será llevada al hogar del
hombre, como muralla á su honor y defensa.
La desgraciada Fátima podrá ser muerta , con aplauso de la
justicia marroquí, una noche de orgía, en la pompa de la calen-
tura que por su ser corra, y mientras recibe los mordiscos de la
bestia humana, que ella paga con caricias de lamidos y fogosidad
de carne brava, al exhalar los últimos eléctricos desmayos del
paroxismo. Un inesperado grito de muerte unirá los dos alum-
bramientos, del nacer y de la eternidad.
£1 ebrio mancebo habrá dado fin á aquella existencia clavan-
do una corva cuchilla bajo el titilante seno.
El vicio de Onás no existe en el Imperio , hasta el extremo
que las pérdidas de licor seminal durante los insomnios , es lla-
mada por los árabes con dura frase de protesta de maldición:
¡ya el scháitan!, vino Satanás.
A los solteros, nada más, está tolerada la costumbre de So-
doma, y con mayor libertad en los aduares, dada la dificultad de
conseguir una Florinda ó Káhaba de las ciudades, ejerciéndose
el criminal acto en los pequeños que concurren á \2L%yamaás ó
iglesias de las montañas, mediante agasajos de chucherías adqui-
ridas en el soko yebli por los que ejercen la pedastería.
En la expedición verificada por Muley Hasán á Tetuan, no
50 PERLAS NEGRAS
olvidó llevar sus negras, pero tampoco quedaron sin saciar bár-
baros apetitos las huestes de solteros que formaban parte del
ejército.
Allí merodeaban infelices niños.
Aquí puede recordarse :
«César es el marido de todas las mujeres, y la mujer de to-
dos los maridos.»
En el campamento de Maharaz, en Fez, en el que las tiendas
reales ocupaban el centro con una doble muralla de lona y otra
de caballos corrompidos, que hacían intransitable aquel lugar,
alternaban, como en España, el sonido del cañón y el de la gui-
tarra , pero más las voces de las hembras musulmanas, que
envueltas en alquiceles, vagaban nocturnamente entre las tien-
das , camellos y caballos , buscando sus donceles, como ellas, in-
saciables.
Su reinado, según un cronista de Fez, Sid Mohamed
Eben el Fakih ben Yel-lul, que compone la obra titulada
Mechniun ed-dahabi el hakiki, racimo dorado de verdades,
se señalan con las siguientes efemérides:
En el monte Guelaia fué nombrado á la edad de trece
años, jalifa de su padre.
En 1 3 1 1 de la égira nombró su Ministro consejero,
estando en la ciudad de Marruecos, al fakih Sid L'Arbi
Meneái.
Castigo á la tribu de Scherarda sublevada.
Levantamiento de Dukala y R'hamena en favor dé Mu-
ley Mohamed. Prisión de éste.
Muerte de Ba-hamed, mayordomo archimillonario.
Excursión de tropas imperiales á Tafilete.
Muerte de un subdito extranjero.
Fallecimiento de la sultana R'kia.
Sublevación de los Zimmures y habitantes mecquinesis,
por el tendido del tren de vía estrecha, entre la ciudad de
Fez y Mequinez, por los ingleses.
Levantamiento de Yi lah: el Rogui.
Mehedí el Menbbhí
Ministro de la Guerra del Imperio marroquí.
MINISTROS 5 1
Muerte de un doctor inglés, y maldito fusilamiento
frente á la fábrica de armas del Emperador, del Cherif Sid
Abd-el-uahid, el esclavo del único.
Descripciones de episodios.
La división tradicional entre las dos entidades, go-
bierno y pueblo, han dejado hondo surco en la ocasión pre-
sente.
De los ministerios depende el éxito del reinado de
Abd-el-Asis.
El Consejo de Ministros actual del Sultán Sid Abd-el-
Asis ben el Hasán lo forman:
Presidencia ó Gran Usir: El Garnit, de origen gra-
nadino.
Guerra: Mahdi Menebhi, fugitivo de Marruecos por
haberle robado sus haciendas unos revolucionarios. Entró
en la corte pidiendo y quedó de escribiente; más tarde su-
bió hasta el Emperador, quien le cedió la hermosa hija de
Ba-Hamed, mayordomo de Muley Hasán, señalada para
mujer de Abd-el-Asis. Es rubio, de aspecto que no mueve
á ninguna impresión; de cincuenta años, ladino, no es de
los más bravos, pero es cruel, habiendo quedado ayo en
los malos pasos del Sultán.
Hacienda: El Tasi.
Relaciones exteriores: Ben S' liman, prestigioso.
Negocios extranjeros, de residencia en Tánger: Sid
Mohamed Torres, de origen español, político sagaz que
tiene un gran arma en su aspecto patriarcal , de luenga bar-
ba, albísima, ojos penetrantes pero dulces, color sonrosado
de bondad, lenguaje tierno que adorna con invocaciones á
Dios y que para vencer hasta á los suyos dice con can-
didez chusca: «no entiendo lo que me hablas, parece que
has olvidado el idioma para explicarte bien , haciéndote
ininteligible.»
Cuando todos creían que Marruecos sería intervenido
por Europa, por haberse corrido la rebeldía y estado anár-
52 PERLAS NEGRAS
quico á la costa, en donde residen las representaciones
europeas, el anciano Ministro llama á España, Inglaterra y
Francia, les declara la situación del país y consigue: que
el Rogui se convenza que Abd-el-Asis tiene la protección
de tres potencias, que éstas varíen de su actitud de devo-
radoras en vigilantes de la seguridad del Imperio, y tres
empréstitos, siendo el de España de lo.ooo.ooo de pesetas
con la siguiente subscripción :
El Banco Hispano Colonial y los banqueros catalanes,
2 */j millones de pesetas; los Sres. Urquijo y Compañía,
2 ^/g millones; el Banco Español de Crédito, i millón; el
Banco Hipotecario, i '/^ millón; el grupo de banqueros de
Madrid, i millón; los particulares que han concurrido al
Banco de España, i ^/^ millón de pesetas.
La operación es igual á la realizada por la banca fran-
cesa, 7 */j millones de francos; por la inglesa, 300.000
libras; y asciende, por lo tanto, á 10.000.000 de pe-
setas.
Tendrá también como garantía los ingresos de las
aduanas de Marruecos y los demás recursos del imperio.
Devengará el interés del 6 por 100 anual y estará re-
presentado por 10.000 obligaciones de i.ooo pesetas cada
una, cuya amortización comenzará á verificarse en i.° de
Enero de 1905.
I.as condiciones serán iguales á las de los emprés-
titos francés é inglés, y se han estipulado sirviendo de
base lo concertado por el Banco de París y de los Países
Bajos.
^•Pagará el Sultán?
Xo hay duda; sin que el Villaverde sultanesco se pre-
ocupe mucho en matemáticas de aplicación á la difícil
ciencia de la Hacienda pública, al Emperador llegarán : el
achur, como diezmo en las primicias que broten de la tie-
rra; el hadta, los regalos por las festividades; la naiba, re-
dención militar; la supresión de sueldo á su tropa, dejan-
MINISTROvS 53
dola que ésta adquiera la garrama, especie de botín en
la invasión, que como devastadores ortópteros siega los
aduares; la chesia, tributo que \o?> padres de la usura satis-
facen, con dolor de desprendimiento argentino israelita, á
las majestades imperiales marroquíes; el Tahuit, estanco;
el Quera, alquiler del patrimonio real, y venta de los pro-
ductos de los mismos; derechos de portazgos, barcas y
multas; la diferencia del valor que él, para su conveniencia,
da á cualquiera acuñación de moneda; el deiat, derecho
del fisco; los impuestos extraordinarios; el ankes , derechos
reunidos; las aduanas y los besalamanos.
En época de guerra civil , y Marruecos es hoy perpetua
tienda de campaña, los comerciantes, para no caer en ene-
mistad del Emperador, que por rebeldes, les puede dar de
azotes, encarcelarlos ó hacerlos víctimas del más desagra-
dable de los instrumentos de cuerda, se reúnen para salu-
dar al Señor.
En esta guerra era de ver, después de la batalla de
Entafí, cómo se congregaron todos los comerciantes de
Fez, y enjaezados con indumentaria finísima y montados
en ligeras muías, fueron á saludar al joven monarca lleván-
dole, como expresión de dicha por los excelentes resulta-
dos de las operaciones militares, cuatro saquitos con mil
luises cada uno.
El día antes, muchos de ellos habían dicho: « Ual-lah,
drif, dic el kaim» , ¡por Dios, que. es hermoso ese subleva-
do ! Al siguiente darían gracias que el Sultán no les había
hecho entrar en la mansión de las huríes.
Pero no crean esos decantados tesoros de Fez. En otro
tiempo existieron , más hoy el Emperador de Marruecos no
tiene mucho trabajo que dar á los renombrados eunucos
mutilados, guardadores de caudales.
Y, últimamente, como los sultanes han aprendido que
en países más civilizados que el suyo nadie declara la pro-
piedad, han tomado el procedimiento de dejar que las ove-
54 PERLAS XEGRAS
jas engorden para mejor suculento manjar, que después
disfrutara el león.
Lo absoluto en política, es lo intolerable; en filosofía,
aunque plenitud de una realidad abstracta, es negación; en
matemáticas tiene limites; en las guerras de dinastías de
todo orden, lo mas absolutamente preciso es derrotar, y el
Rogui pudo haber concluido ventajosamente esta guerra
en breves días, porque en los países en donde el poder
esta centralizado, en dondo el mando es unipersonal, y por
ío mtsiiiv> tiende a hacerse absoluto, tomada la capital está
dominado el resto de la Nación.
Esta guerra pudo haber acabado en el mismo día en
que apareció , oero ; estaba escrito ! que Er-Rc^ui se detu-
viese una5 horas en el puente del Sebj. a 5 km. de Fez, y
diese nrociv ^ a que la acobardada ciudad de Muley Eldris,
de .r^O-OCC habitantes, pusiese sobre las armas I2.000
hccnbres. arrebatándole la victoria.
Desde ese n^omento La intranquihdad cundió por todo
ei Ia:Tper.?. y por el Gobierno se en'.-iar^a emisarios a todas
las rr? vineras reciaaiando contingetrtes: se inventaron mi-
-^^ ^^ intri-cis. ;-:¿ar.^n tocas las astucias y se compusieron
c:r.as y rerrazes. trases y cuentos que hacían cW bravo
\ :.¿-: j^ü rtoicu-o y r.^ihle pobre Ciiablo.
^- ^í-' acucio c^,c 51 tribus: L.>s bereberes del Garb
c^-arvc c-.c: 15 tribus: :.:s bereberes del Haus coa 9 kabi-
.as y los Sí->is o.^d :a.
TeL u .rero de el.as ^ to-iaba noca, y puerie calcular-
se que superaran a x*, -oc honibnís: eL e>rc:t=.^ mayor que
ha.-í añ-:^ se frriio bajo :.i> ba::dc-a> de urt Em^ierador
nrarr-rqv* C'.^ntemccriineo.
LA GUERRA
55
Bereberes del Garb.
Beni Sadden.
Aits-iusi.
Ben-iazga.
Marmuchah.
Aits Segoruchens.
Beni M'tir.
Beni Mguild.
Beni Myat.
Gueruant.
Mel-luan.
Ait-Zimmur.
Zimmur Ech-Chelj.
Zaiian.
Bereberes del Haus y Subís.
Chiatraa.
M'tuga.
Quinafá.
Entsifa.
Fetuaka.
Demenés.
Mesfiua.
Enzoda.
Eferuca.
Mogosa.
Mzméz.
Ulad Emtaá.
Ed-diara.
Gundafa.
Guelaua.
Hesqura.
Huara.
Saltenah.
Echtuca. •
Bá ^maran.
M}-at Marraskesch.
Cherarda de Marraskesch.
Alts Zimmur de id.
Qarb.
Ulad el Hay, Haus Fas.
Cherega.
Ulad Yamaft.
S'yaa.
Hamiant.
Káraara.
Ulad Aisa.
Ha3'auah.
Gúeddaráh.
El Garb Señan u Benimalec
Ar besáis.
Ulad N'ser.
Dulmené.
Uddejisa.
Uddehaia.
El Guat.
Ulad Sidi lahia.
El Jolt.
L'udaia.
Scherarda.
Cherara.
Chebanat.
Ulad Delim.
Seráhena.
Beni Hassén.
Mojtar.
Sfafa.
Aamar.
El Behalil.
Hosein, Aamar Shul.
Zair.
Yich el Bujari bel Mccnás.
Arb R'bat.
Sebah Akbán.
Ziiaida.
Zenatsa.
Schauia
Ducala.
Abda.
Hamer.
R'hamena.
Scheráguena.
Udaia d'Rbat.
Ulad ben scheba¿t.
Tadla.
Beni Mesquin.
Beni Chuquidal.
El raeda susi bel Marraskesch bel
Menchia.
Harbll.
Menabehá.
Udaia bi Marraskesch.
El Pretendiente contaba con poca gente: Tchul, Guiata,
Brans, Beniguarain, Tsasa, Senhaya, Huara, Beni Saraual,
5^ PERLAS NEGRAS
Me fiaran ahs, Sogoruchen y algunas rba ó arrabales.
La tribu de Hiaina, primera rebelde, estaba represen-
tada por los aduares Tuaba, Resaina, Garaba, Mualba, Sa-
dratsa, Ulad Maimón, Kasba de Ulad Aiasch y Azib de
Muley Ismail.
Indistintamente traicionaban los unos y los otros; más
los del Emperador que los del Rogui.
Estos guerreros acudían con sus kaídes, y procedían
los unos de las alturas que eligieron como guarida para di-
fícil invasión y mejor defensa, y con casas de piedra para
no robar terreno al cultivo; los otros, del llano, amenazado
de invasión por los ríos y por la devastación de la monta-
ña, con la que viven en hostilidad perpetua, y anibos,
como dice muy bien un sabio profesor español, «teniendo
la tribu y la tierra como formas social y geográfica que
engendran instintos de feroz independencia».
El de la montaña es fiero; el del llano es bravo; el de
la ciudad político, prudente, vencido siempre, vencedor
sólo por ese vértigo que produce en la mariposa, aquí el
montaraz, la luz que le atrae, que le quema sus alas, y sin
embargo, hipnótica vuelve hacia ella.
Fez tiene, además, que sus soldados entienden bien el
manejo de las ametralladoras. Además tiene la suerte de
que Aomar le ayude, y ya sabemos lo que es el Yusi; el
Bagdadi sólo manejaría bien tropas de 30.000 caballos; el
Guelaui, con sus susis, allanaría las canteras; L'Arbi Ben-
Hamed-el-Mesari , que luchó dos años contra sus tribus de
Emsab, Enjasasara, Ulad, el Maarif y Ulad Arif, vencién-
dolas en la época de la muerte de Hasan; Sid-Aisa-ben-
Aomar, conocido como de los primeros; Al-Hach-Alí, en
quien piensan las gentes de la guerra; el Gundafi , caíd va-
leroso de Marruecos, á quien al corazón ayuda una buena
cabeza de director; Ueld de Sid-Embarec, de Tadla, caíd
de Ainsalah, que es decidido y lealísimo á Abd-el-Asis,
que le pide consejo.
LA GUERRA 57
El caíd Ueld de Ba-Hamed Ech-Chergui ha combatido
varios días sin desmontarse; el bajá Saiani, que ayuda á
sus victorias, es considerado Rey entre los berberiscos gor
su talento y bravura, y es el único que posee cuatro caño-
nes y un mortero (!¡); Ben Faida, que durmió sobre sus
caballos heridos, que tendidos en la yerba lamían al amo
sus piernas ensangrentadas (histórico), mientras aquél lim-
piaba sus armas; el cherif Charkaui, de Buyad, religioso
de las zauías, que legitima la causa de la ley substentada
por Sid Abd-el-Asis, y el Hach-Maati, manco en la guerra,
el cual dice que no parará de pelear contra los riatas has-
ta que encuentre su mano perdida.
¡Bravos caudillos dignos de arriesgado Monarca!
Las informaciones que estuvieron bajo mi responsabi-
lidad, han sido exactas. Desde el principio, hace cuatro me-
ses, dijimos: «La guerra durará; el Rogui no es Muley Mo-
hamed , pero al cabo el Emperador vencerá.»
Así es, en efecto, aunque en el Rif, ultima trinchera
del Sarjuni, se agiten esforzados partidarios.
El Emperador no intentará someter al Rif tácitamente
aceptado autónomo, ni las tribus de Benifuror, Benisider,
Benibuyafa, Benichicar, Mazuya y Frajana, que forman la
jurisdicción de Guelaía, la más brava, y que puede consi-
derarse engendradora de los boers del Imperio, abandona-
rán sus tierras cruzando las de los Beni-uaraín y los Guia-
tas, aun cuando sea fácil la marcha de Uchda á Tsasa, ale-
jándose, como se ve en el triángulo, más de 300 kiló-
metros.
Y aquí es lógico preguntar:
¿Por qué sigue la guerra?
Porque son sus auxiliares la Geografía, la Historia y las
pasiones humanas.
La Geografía ha puesto una gran muralla en el Atlas;
ha cercado á Tsasa de nevadas y altas cumbres, de Beniua-
raní y Guiatsa, y le coloca delante las formidables defen*
58
PERLAS NEGRAS
sas de las montañas de Brans, Techul y Senhaya, impi-
diendo toda invasión.
^ Para ir desde Fez á Tsasa, pequeña ciudadela de 4.000
almas, existen dos caminos: el uno por la montaña inasequi-
ble á Menebhi; el otro por el llano de Abu-Aban, que des-
cubre á cualquier ejército que sería batido desde la sierra.
Dominar á Tsasa es tener el bolsillo de cientos de miles
de montaraces, que al pie de la capital de los rebeldes
constituyen el más principal mercado; pero los magnates
de Abd-el-Asis, que dirigen los movimientos militares, har-
to comprenden que para posesionarse del lado mayor del
triángulo, cuyos vértices lo forman Fez, Tsasa y el Riff, tar-
darían doble tiempo que el Rogui necesitaría para caer por
el lado medio sobre Fez con los y ebalas que les son adictos.
Melilla.
El interior del triángulo lo ocupan tribus de Ulad-el-
Hach y Hiaina, y el punto en el ángulo R puede ima^narse
el soko de Ain Mediuna, en donde convergen las tribus di-
chas de Senhaya, que figuró en las crónicas hispano-arábi-
gas: la de Brans, que es constante, y la de Tchul, bravia.
Sobre la F-R se encuentra la tribu de Scheraga, que da
nombre á Ueld Ba Hamed Ech-Cherguí, jefe de uno de los
cuerpos de ejército, batido y disperso en Marzo; y bajo
la F-rse halla la de Ait-Iusí, que reconoce como caudillo
EL ROGUI 59
al kaíd Aomar, beréber valiente, cuya vida sostiene el
prestigio del Sultán.
Pero aun tomada Tsasa, no habría ganado el Empera-
dor, pues desde esta atalaya á Uchda existe la gran cordi-
llera, salvada con oportunidad por Yilali-ben Dris para no
ser cogido entre los fuegos de Amrani y Arafa y los impe-
riales que separa á ambas.
¿Y cuánto tiempo, cuánta gente y qué cantidad de dine-
ro para llegar y sostenerse en la capital rebelde emplearán
los leales al hijo de Muley el Hasán?
¿Y cómo El-Rogui podrá salir de sus montañas y su
caballería atravesar aquellos llanos?
De ahí que la Geografía sostenga la rebeldía.
La Historia, por su parte, guarda el secreto de que
los Reyes de Marruecos velaron su impotencia no ejercien-
do autoridad efectiva en ciertas regiones como Tsasa y Riff
* *
¿Con cuántos nombres les han llamado y quién es en
verdad el caudillo de Tsasa?
No se llama Sid Mohamed Hassán, el hermano del Em-
perador que corrió la prensa europea, ni es Semelali Sar-
juni; el pueblo de Marruecos, desde el litoral del Estrecho
hasta los linderos del Sahara, le llama Cherif, y sin em-
bargo no es santo; las provincias independientes le dicen
sublevado Kaitn; en las adictas el Bu-hamara, chuscón
apodo por la sátira que halló argumento en el viaje que
hizo en un asnillo para buscar en Fez antes de la pascua
de los aisauas un libro traducido del griego que habla de
los conquistadores; el Bu-hamala , padre de la entereza, por
los que le vieron combatir; el Rogui , hechicero, porque los
árabes en la abyección servil á que les conducen la sumisión
á un monarca, atribuyen cierta misteriosa facultad para los
milagros á todo el que, con el asombro que lleva cierto
6o PERLAS XEGRAS
carácter de heroicidad, se rebela contra el iii\-iolable señor
de vidas y haciendas.
Ese hombre qu¿ hechiza. \ al cual los del Garb le creen
á veces patriarca egipcio, y los europeos, italiano ó español,
se llama Yilali, de la secta de los yilalas; ben Dris, hijo de
Dris, un habitante del aduar de Liad Issef áe\ territorio de
Sarahena, cerca de Fez, y por ello apellidado el Sarhuní;
es mulato bermejo, y de ahí que los chicuelos de su aduar
le llamaran el /lamarí, el rojizo; tiene cuarenta años, alto y
delgado, pero con esbeltez; de cara redonda poblada de
negra y rizada barba en forma de perfecta media luna; de
expresión franca pero severa; agita los nervios orbiculares
en f>arpadeo periódico , razón p)or la que le creen el Prín-
cipe tuerto (que tampoco lo está), cuando habla con algún
consejero al cual desea desviar de dudosa opinión, ó bien
si quiere escudriñar el fondo de las cuestiones ó retardar
las ideas en los que con él derimen. Ese ardid ó circuns-
tancia hábil de tal modo han sido movidos que ha llega-
do á producir hipnotización; fijaos bien, hipnotización en el
supersticioso pueblo de Marruecos.
La Usta de milagros y victorias que los montaraces
cuentan de Yilali ben Dris es peregrina, y téngase presente
que nunca fué religioso hasta el 1 902 , en ocasión que los
de la secta de Aisa fueron al templo de Muley Dris y él
fué á rezar con ellos.
Desde ese momento sintió invadido su espíritu de vaho
de religiosidad que, tomando cuerpo, le hizo entrar de lleno
en la ley y prácticas coránicas, aumentándose cada día más
con lectura de libros de campeadores el conocimiento que
tenía de la corte de Abd-el-Asis, invadida por los vicios y
amenazada por los egoísmos de Europa y el odio que
guardó siempre al inquieto, mudable y ladino Meneblí,
compañero de universidad que consiguió acercarse á las ha-
bitaciones íntimas del Emperador, mientras el Sarjuni no
salió, como digno soldado, del cuerpo de guardia.
EL ROGUI 6 1
Los que no son de sus filas, y viven lejanos á los pun-
tos en donde se verifican las batallas, dicen que los que le
miran viven tranquilos si son buenos, y con el schaitan
(satanás), si no le defienden; sostienen que al tocar con
una vara el suelo, brotan caballos que se arrodillan ante el
Rogui, que los proyectiles se vuelven flores que le perfu-
man al tocarle, y en el manantial de la poblacioncita ( Ain
mediuna) de la tribu de Senhaya, que detuvo mes y medio
al emperador Muley el Hasán para gozar de la riquísima
corriente, se congregaban los secuaces para exclamar: no
hay más que tres palabras ciertas, Al-lah, En-nabí y Muley
Mohamed Er-rogui, esto es. Dios, el Profeta y nuestro amo
el glorificado hechicero.
Ciertamente, Ben Dris es hábil y arriesgado para los
resortes.
En 14 de Agosto de 1902, hace diez meses, entró en
Tsasa, y dirigiéndose á la iglesia de la ciudad para rezar
con sus magnates y tomar posesión de la capital, observó
que los de la ciudad volvían de la mezquita; pero enmudc:
ció, al cambió gobernador ó kaid partidario de Abd-el-Asis,
y tomó de secretario al fakíh encargado del sagrario,
A los pocos días el pueblo le aclamó, y su visir, prisio-
nero más tarde, dijo ante el Emperador: «Si le oyeras,
quedarías maravillado : reza y pelea. »
Por estos hechos bien puede creerse sea Muley Moha-
med, pues iguales fueron los rasgos de su conducta en ca-
sos parecidos cuando fué jalifa.
En el monte llamado Karmusuf, de la tribu de Beni-Sad-
dem, cambió la forma de guerrear y distribuyó las unida-
des de su táctica de guisa que en el efecto moral obtendría
mayor victoria que en la duración de la pelea y mortandad
de los ejércitos.
Colocó de vanguardia á los ancianos. La ancianidad es
venerada entre los árabes. Las tropas imperiales estaban
formadas por levas de juventud mercenaria, á veces fugiti-
63
Perlas negras
vas; comenzadas las peleas ^ los st^nectos estimulaban el
ardor de sus jóvenes secuaces, éstos se irritaban para la
venganza cuando caían los ancianos de la extrema van-
guardia, y los imperiales cedían ante el cuadro.
Cuando se apoderó de i i8 tiendas, 43 cajas de cartu-
chos, nueve cañones, tres cajas de proyectiles y aprisionó
un centenar de los del Sultán, lo hizo de noche, contra la
costumbre marroquí de combatir de sol á sol.
La sorpresa, el degüello, la nocturnidad, el arrebato,
produjeron la desbandada entre los imperiales de Ech-
Chergut.los toques de corneta de los del Meneblí atribulado,
las amenazas y denuestos del kaid Aomar..., y su victoria.
Nombró sus ministros entre ios mas ancianos; no acep-
taba parlamentarios, porque «los primeros que llegaron
eran ios mejores » ; cambió su albornoz verde que sujetaba
á la cabeza con la asaba, distintivo de señor, por la yilaba
del montañés; corría la línea montado en uno de sus ocho
caballos disparando su tercerola, siempre en el peligro, y
cercado varias veces, logró Tugarse de entre los dedos.
Fara lugar de sus reuniones, eligió el llamado Ain-ey-
yerma, la fuente de la gloria, seductor manantial para las
abluciones y de nombre fascinador para la victoria.
La tribu en que fijó su morada es la célebre de Gaiatsa,
la mas guerrera de los bereberes, indomada por el Empe-
rador Muley el Hasán , y fidelísima á sus instintos de inde-
pendiente-
No tiene faniüia alguna, es solo, y dice que sus muje-
res se las darán sus soldados cuando victorioso pueda te-
ner mirada agradecida de sus cheriíes.
Su aspecto es severo, pero oportunamente separa la
mano, que se entretiene en su rosario de cuentas blanquí-
simas, para deslizaría entre los dedos de cualquier admira-
dor próximo, procedimiento que hace le rodeen constante-
mente cariñosos secuaces ávidos de besar la mano del
Grande.
EL ROGUl 6^
Para mantener este título se ha hecho escribir cartas
por personajes de Fez.
Envió misivas de desafío á Abd-el-Asis, cuyo contenido
de una de ellas es : «no me mandes hombres que rezan lo
que tú no, para que me batan. Ven tú á la cabeza de ellos
como yo, cuando arrastro á pelear á los míos».
Esta carta, que traía ciertas frases cabalísticas, mantuvo
en junta á los ministros, y motivó serios disgustos de la
ciudad de Fez contra el Emperador, que no aceptaba el reto.
Cuando en Cauen supo que su cabeza estaba pregonada
y por cincuenta mil duros tasada, dijo: «no sabía valiese
tanto»; y viendo á un joven prisionero llorar por su clausura,
le llamó para decirle:
— ¿No quieres estar conmigo?
— No — contestó friamente el jovenzuelo.
— Bien; conducid á este fuera de nuestra línea, y que vuel-
va á su aduar. Vuestras vidas responden de la suya».
Cuando en los imperiales, para rescatar al kaid leal Dris
Djise , se produjo la muerte de otro famoso guerrero de Me-
quinez llamado L'Naser , el Rogui, que admiraba el valor
de esos valientes que habían caído á su plomo, ordenó á los
suyos la retirada. Y cuando éstos le presentaron la cabeza
cercenada del cherif L'Naser, cuyo tronco fué sepultado en
el cementerio de Sid Harasem, en Bab Ftuh, de Fez, irri-
tado exclamó:
— No lo hagáis más; á nadie que combate, peleando
como los valientes , se le corta la cabeza. Entierren esa con
respeto.
i Alarde humano inusitado en un país que en tal mutila-
ción está el principal elemento para cosechar el triunfo!
Hombre rústico , del dechar elevado , por cuya senda
hizo centinela para librar al aduar de la rapacidad de los
rivales, del destrozo en los sembrados por las fieras de la
selva, ó bien para sorprender represalias entre kabileños,
acechante bajo la sosegada luz de la luna, indiferente al re-
^4 PERLAS ÍÍEGftAS
I
soplido del jabato, turbador único del silencio en la mon-
taña ^ proclama que de la vulgaridad nace un ser extraordi-
nario, como del fondo de los mares ^ en las revueltas tem-
pestades, flota un madero salvavidas inesperado para zozo-
brante náufrago.
Kl Rogui no puede ser Emperador, porque no es che-
rif, descendiente de Mahoma.
Esto es, el Roguí es un republicano del Imperio de Ma-
rruecos; y si en la conjunción de <iactrinas políticas y reli-
giosas, las ideas de libertad modernas aceptan por igual la
divinización en lo humano de Moisés, Cristo y Mahoma,
precursores de nuevas y fundadores de dogmas, y el Rogui
es forzoso acepte con el Koran al libertado de las aguas, al
hijo de María y al comerciante de Medina, YilaH-ben-Dris
el Sarjuni, el bravo guerrero de los montes de Guiatsa, el
supuesto beréber, Viriato islamita, que no combate la idea
de civilización j pero defiende la carne de su espíritu, el cuer-
po de su alma, la integridad del suelo de su patria amena-
siada, es un activo paladín, á la usanza de la montaña y con
el elemento de guerrilleros fieros moradores de agrestes
cumbres, rudo colega de Garibaldi , de Bolívar y de Guiller-
mo TelL
¿Pues qué, acaso un descendiente de los famosos hijos
de Fez, que llegaron hasta Poitiers, no puede reproducir los
mismos alientos conquistadores de sus antepasados, ya que
á la ambiciosa Inglaterra lastime la pérdida de su privanza
en corte, que no fuese la de Abd-el-Asis, y á Francia la del
cheríf de Uasán, que entraría purificada de compromisos en
la dirección del Gobierno, saturado de moral del jaez ko-
ránico r
Quitad al joven Abd-eUAsis la artillería dirigida por ale-
manes; la presencia en su corte de la misión militar france-
sa; la enseñanza italiana en la fábrica de armas; separadle de
Mac-clean, y haced que España jamas se incline, como siem-
pre lo hace, en favor de la corte del hijo de Hasán en cuan-
EL ROGUI 65
tos asuntos tiene éste con Europa; abandonen á ambos á
sus propios prestigios y esfuerzos y de las sangrientas ma-
tanzas nacería Emperador el deseado Muley Mohamed ó lo
que al Rogui conviniese.
¿Y podría proclamarse jefe de Estado?
No hay duda; fértil de ingenio, de palabra avasalladora,
con firmeza de religión y manifestaciones de intelectual,
sus partidarios y los imperiales, fáciles á cualquier Vergara
y á seguir al más vehemente, le acatarían fervorosamente.
Además , sin tener la cultura de algunos políticos espa-
ñoles, le domina la bravura que da la fe para la decisión.
Y no extrañe haya dicho que este Yilali-ben-Dris, revo-
lucionario del siglo XX, pues en los siglos XVII y XIX apa-
recieron otros con igual nombre, sea republicano del Impe-
rio, pues en éste ya conocen existir esa forma de gobierno
que llaman republic y arbain (ó de los cuarenta); Sid el Hach
L'ájedar y Sid Mohamed Charkaui están inscritos como her-
manos en la francmasonería española; hay mahometanos
cultísimos que han viajado por Europa; Argelia es punto de
emigración marroquí; por Oran se han introducido armas;
el Cherif de Uasan es subdito de la República francesa, y
desde que el Gobierno de esta avasalladora nación, receloso
del auge de los ingleses en Dar el Májsen, ha empezado á
poner en juego su política, la guerra continua después de
diez meses, en los que se han dado verdaderas batallas, pues
han jugado las tres armas por ambas partes con suerte fe-
liz ó adversa indistintamente para ambos.
Nosotros hemos presenciado el maridaje é informado
pública y secretamente lo que á España convenía, y habien-
do cumplido con nuestro deber , nos hemos concretado
más tarde á ser mero cronista de las efemérides que han
producido 60.000 hombres en armas, seis expediciones frus-
tradas contra el Rogui, un estado anárquico y un emprés-
tito por las tres naciones interesadas, que no han de reco-
nocer la beligerancia en el rebelde.
66 PERLAS XEGRAS
'
Hemos anotado el acontecí miento, para que no se pier-
da , como actividad de un país , como sacudida de un pue-
blo, como crisis en una sociedad, que al impresionarse y co-
municar su movimiento al organismo de ia humanidad, de
la que forma parte ^ hubo de herir de manera más enérgica
al que cerca de él casi ve amenazante el estandarte de la
sedición, porque el peligro de ambos tiene precedentes.
^Será el Rogui Mu ley Mohamed?
Esta es la pregunta que se hace todo el mundo.
|Pero existe Muley Mohamed? pregunto yo.
He entrado á la mezquita en donde él rezaba y sin de-
ducir indicios he salido de ella.
El pueblo quiere verle, y el Emperador no le pone á
su vista.
En la casa real marroquí tuvo defensores, y hoy los pro-
ceres están con Abd-chAsis, aunque le llaman irreflexivo,
indicación que deja asomar: acepta lo que hay.
Ei pueblo dice que cuando vino de Mequinez, el que
vino entró en Fez con la cara cubierta.
Todos guardan en su pecho como medicina para cora-
zones invadidos por la nostalgia que apague el fuego sa-
grado de la fe, el ardor vehemente del patriotismo, el ara
ardiente de un anhelo pertinajc, la esperanza de su apa-
rición.
jj Vendrá ésta?
Cuando menos se piense en el país de los misterios se
dirá: Muley Mohamed ha muerto, el Rogui está prisionero
ó se ha entregado y Francia é Inglaterra habrán acabado
su tarca por este verano.
EUROPA Y ESPAÑA 67
Abd-el-Asis no será destronado por el Rogui, de ma-
nera que aquí se ofrecen, también, dos fuerzas iguales y
contrarias: una representada por un Rey, que dicen pro-
gresa, pero que no adelanta, y la otra el espíritu nacional
de Marruecos , que no vence.
¡ El juego de ajedrez !
Yilali Ben Dris, era Kaid mia (Teniente) en la corte,
en la que el Mahedi el Menebhí era escribiente.
Siendo rivales por región, enemigos por carácter, dis-
tintos de color, y el uno para la guerra y el otro para las
intrigas palatinas, cierto día, y crean la leyenda, que ha
picado en Historia, el Menebhí golpeó en público con una
desvergüenza el rostro del Rogui , pero éste calló.
Insistió en la ofensa, el que con sus amaños iba adqui-
riendo favor en la corte y sugirió una colisión entre ambos
que obligó á Muley Aomar, hermano del Emperador, á
poner á ambos en prisión.
En ella le dijo el Menebhi que llegaría á ser Ministro y
le castigaría.
Allí dijo también el Sarjuni que alcanzaría ser Sul-
tán.
Desde entonces se fermenta la sedición, se cumplen
las profecías; el Menebhi llega á Ministro y el Rogui se
monta en la burra, de la cual nadie le apea, haciendo de
Tsasa una Jerusalén, en la que entra proclamándose Sultán
y defensor valeroso del dogma.
Por todas esas causas existe la guerra.
¿Lo comprendéis ahora .^^
Siendo crónica la anarquía en el Imperio, á la menor
debilitación del poder central , sube la efervescencia en cada
región y responden por lo pasional de sus instintos, siendo
en Alkásar, agresiva; en Salé, invasora; en Tetuán, tur-
bulenta; en Gudaia, rapaz, y en Arcila, criminal.
j Y qué papel juega Europa?
Para el Continente viejo, esta guerra se semeja á un
68 PERLAS NEGRAS
juego de ajedrez en la que dos naciones quieren dar un
mate al Rey.
Francia tiene una gran frontera en Argelia, y además,
bajo su bandera, al Cherif de Uasán, que es el represen-
tante del sentimiento más arraigado en el Imperio; Ingla-
terra tiene al Kaid Maclean que dirige el instinto más se-
ñalado de los mogrebíes , el guerrero , y además interviene
sus aduanas.
Fuerzas iguales y contrarias bajo cuya acción está el
porvenir de un pueblo.
Una fuerza tiende á expansionarse por el Mediterráneo,
y la otra ha exclamado : Tánger bien merece perder una
escuadra , pero, con todo, Abd-el-Asis vencerá , aunque
este no es un incendio que se apaga en breve.
Y vencerá porque El-Rogui no es Muley Mohamed , el
deseado; vencerá por el soborno, por el tiempo, por el fu-
sil Martini-Henri , por los auxiliares que tiene el Emperador
del Garb; Italia le facilita sus mecánicos y constructores;
Alemania sus manufacturas y sus artilleros; Francia sus
empréstitos y sus consejeros dentro de la casa imperial;
Inglaterra la instrucción militar y el amparo de su nombre;
Bélgica enmudece, porque aspira á encerrar en un triángulo
de línea férrea los terrenos de Abda y Dukala, graneros del
Imperio
A Inglaterra conviene no se prolongue esta guerra;
mas ha menester ser ella quien la acabe para compartir
con Abd-el-Asis el botín del triunfo, haciendo un ejército
de loo.ooo hombres uniformados por Manchester é ins-
truidos por el Kaid, que ha ordenado se le llame Generalí-
simo de las tropas imperiales, para que al mismo tiempo
que hace ver al agradecido Emperador la estabilidad de
su trono, contar con un ejército indígena contra la invasión
francesa por el Sud oranés, que parlamenta hoy.
A Francia interesa retardar otro Fashoda ínterin robus-
tete su posición con respecto del Mogreb, defendida hoy
EUROPA Y ESPAÑA ^9
en el exterior por una gran frontera , y en el centro subs-
tentada por el vicario de Mahoma.
A España, que no redimió de la incultura á los berbe-
riscos y amacirgas de sus fronteras; que no llevó sus cata-
lanes y bilbaínos al interior; que hace ridicula representa-
ción naval en las aguas de Tánger, que parece ceden de
su nivel bajo la presión de formidables extranjeras escua-
dras, pero que tiene elementos de orden moral, también
le conviene la conclusión del presente estado.
Nunca con mayor razón pudo creerse que la guerra es
un mal necesario, porque ese país es avieso para las refor-
mas; pero nunca mejor que la ocasión presente para tener
la satisfacción de acabarla si Francia, España é Inglaterra
han de resolver con una gran guerra la cuestión del Es-
trecho.
Los ingleses dicen : « Saquen los españoles el libro de
cuentas políticas, la Historia, y analicemos qué ventajas
obtuvieron con los franceses.»
Éstos nos dicen: «Los españoles jamás deben ser ami-
gos de los ingleses mientras éstos retengan á Gibraltar»;
que es como si dijéramos: los marroquíes deben odiar á los
españoles porque retienen dos cuartas de terreno en Ceuta,
que no conquistaron, ó los españoles deben extremar la
enemiga contra Francia porque mandan en media Ando-
rra, que un tiempo fué totalmente española.
Como Marruecos está apadrinado por Francia é Ingla-
terra, así lo estuvo España por las mismas naciones.
La civilización que ofrecen los franceses é ingleses es
apoderarse del Imperio, expansión colonial.
Francia provocó á España al Trafalgar, y á los tres
años nada más, se hace una invasión que erige un triste
monumento en una plaza de Madrid; en la huida de Ville-
PERLA?; NEGRAS
neuve y eclipse de la estrella de Bonaparte, quedó deshecho
nuestro poder naval, demolidos los fuertes españoles que
había frente á Gibraltar , saqueados nuestros Museos y una
enemiga perpetua entre los usurpadores de la mediterránea
fortaleza y los favorecedores de la causa separatista de la
Unión americana, que Francia promovió contra Inglaterra.
Olvidemos que Francia se ha valido de ni/ es iros casti-
ilos en €Í aire para levantar tempestades contra Albión , y
que África empieza eti ios Pírim'úS, pues los franceses
quieren acabar en África dominando los Pirineos marro-
quíes para hacer resbalar sus influencias por la región de
Tsasa, próxima á Fez, para cortar el Sebü, hacer su na-
ción mediterránea y entrar en el Sudán ; mas no olvide-
mos que Inglaterra puede Imponer cien Fashodas, si le
place^ á la nación que entre las lobregueces de los tiempos
de absolutismo hizo resplandecer el iluminar de la revolu-
ción, antorcha que penetró por las rejas de los claustros y
redimió de la tortura á los cautivos que habían navegado
cerca de las riberas piratas del país de la Inquisición,
Aunque deba la Humanidad este gran beneficio á Fran-
cia no está obligada á ser francesa, como no está obligada
España, por la gratitud, á perderse como nación, bien que
no puede alcanzar el ideal supremo, que es la neutralidad^
¿Y de qué parte habría de ponerse España?
El corazón dice que con Francia, el cerebro marca que
con Inglaterra.
Dos grandes visceras que hay que poner en funciones
para vitalidad lúcida del pensamiento.
jEs buen doctor el Ministro de Estado, y en el indivi-
vidüo nación podrán regularizarse el movimiento de ambos
para armónica resultancia?
A España conviene que esta guerra no siga; pero al
EUROPA Y ESPAÑA 7 '
continuar que no pierda su carácter de civil marroquí, aje-
na á toda intervención; mas esta conveniencia no tendría
demostración si nuestra patria, al mismo tiempo, deja
huérfanas sus aspiraciones , sin prácticas que la equilibren
en influencias con las de Francia é Inglaterra, que la os-
tentan con ardor y firmeza.
Fuimos los españoles los primeros que llegamos , y nos
quedamos en la costa de Marruecos , en la parte que desde
Tánger hasta Agadir comprende las mejores poblaciones
comerciales , y en donde desembocan las grandes vías flu-
viales, vehículos que fácilmente transportan las produccio-
nes de los bosques: Larache con el Lucus; Mehedia, bri-
llante estación en la ribera del territorio de llanuras hasta
Fez, en el alfaque de Sebü; Rabat con el Buregreb; Maza-
gan y Asimur, próximos al llamado madre de la verdura
(Um er-rbiá), y la fortaleza de Santa Cruz ó pesquería de
Mar Pequeña con el Sus.
Teníamos además desde Ceuta, al Muluya, Vélez, Al-
hucemas con el Nakor, Melilla y las islas Isabel II, Rey y
Congreso (Chafarinas) como atalayas en la región del Riff,
y sin que hayamos adelantado, puesto que las estadísticas
comerciales, que son las calificaciones en nuestra aplica-
ción en los cursos de la general cultura y en el nacional
aprovechamiento, acusen un átomo de asimilación; y sin
que Europa nos haya molestado, antes al contrario, favo-
recido en la guerra de Melilla, asunto de los cautivos de
Arcila, y tomándonos en mucha cuenta en los que tan
honrosamente para nosotros representa en Tánger el Mi-
nistro Sr. Cólogan; ella, Europa, fiada en nuestra indolen-
cia y en la enfermedad que tenemos en el corazón de Es-
paña, marcha á Fez, y hace política de intususcepción, si
me permitís, de dentro á fuera, para dirigir al joven Abd-
el Asís, y de yuxtaposición, y de fuera á dentro del Impe-
rio , trayendo naves, que al mismo tiempo que vaciaban sus
amplias bodegas sobre muelles de manufactura inglesa, en
7a
PERLAS NEGRAS
barcas de factura alemana, llenaban las cajas de hierro de
los comerciantes de Hamburgo, de Londres y de Marsella.
Cuadro del movimiento comercial de los mercados de
Marruecos en el año 1886, como término medio:
Pesetas.
í
t
I
\
Pesetas.
1 Inglaterra..
Francia
7.306.275
1 Alemania..
197.800
7íí#fgÉr-.„,
2.983.725
Casablanca.
1 España....
89.000
1 España
329.825
/ Inglaterra..
3.385.200
[ Inglaterra .
3.3%.800
Maaagdn....
I España
1.551.975
Líiraihe . . , ,
Francia....
905.975
Francia
551.975
' Portugal...
3.225
Portugal...
15.000
JRubal
i Inglaterra-
1.126.600
Inglaterra..
1.065.000
Francia....
708.375
Alemania..
250.000
Safi
Francia
177.500
Inglaterra..
1.126.600
Holanda... .
75.00«3
Tetuún,
Francia....
España ....
27.425
17.500
Bélgica
/ Inglaterra..
50.000
4.818.225
Inglaterra..
3.085.375
1 Francia....
1.494.225
Casabianca,.
Francia...
1.275.200
Mogador . . . .
1 Alemania..
30.000
Portugal...
200.000
\ España
4.825
De) cuadro anterior resulta que España es la segunda
nación comercial en la menos de las más mercantiles ciuda-
des; no figura en el resto y es la última entre las tres po-
tencias europeas que trafican en el Imperio.
Inglaterra representa 25.340.075 pesetas; Francia
8.134.400, y España 1.993. 125.
Alemania y Francia han prosperado desde el año 1896,
en el que la primera figuraba con 500.000 pesetas.
Y á sacudir esa preocupación, que nació en Lacio , en
la matriz de nuestra raza, dada á las tareas de la fantasía,
que parece teme contaminarse con el ajuste vulgarísimo
de operación mercantil; á arrojar la molicie que el pueblo
árabe nos legó como herencia, maga indolente recostada en
alcázares para el sensualismo; á anular la pobreza del país
que semeja museo de la endemia y clínica del hambre; á
aprender rehuir las lisonjas de Europa, que quiere afemi-
"-nos con las pomadas de París, y desvanecernos en
nar
ANALOGÍAS HISPANO-MAGREBÍES 73
letargo mortal narrando las características de nuestra le-
yenda de oro, mientras nos desnuda; á reconstituirnos de
ese período de treinta últimos años cuyos hombres han
desdibujado nuestro carácter, huyendo de la teoría guber-
namental, la centralización y funcionalismo, teoría de pue-
blos antiguos como el fascinador imperio romano, que
divide á los pueblos en dos bandos : si son del Norte, cesá-
reos y nihilistas, si del Sur, absolutos y anarquistas, nunca
en el justo medio como legítimo equilibrio porque Ma-
drid no es toda España, ni toda España está como Madrid;
y además, porque el bien patrio no puede venir por el mero
hecho de colocar una herradura con agujeros nones detrás
de la puerta, ni porque encendamos cuatro velas ó consú-
mase un litro de aceite en loor el abogado de los imposi-
bles, ó bien porque soñemos en hallazgo de un tesoro bajo
una losa ó cabe los muros en donde luz fugitiva mostró
misteriosa inscripción , ya que no podemos volver de Cuba
con un capitalito para redondeamos^ nos engorde la lotería,
ó se den mayores. Finalmente, hay que trabajar más de lo
que trabajamos en todo orden de cosas.
Y España, ¿qué hace en este próximo Delenda?
Para contestar á la pregunta hay que retrogradar la
memoria á la España de ayer, y después, con asombro,
hacer otra réplica.
España y Marruecos tienen analogías inolvidables. Si nos
fijamos en su orografía, las dos tienen la forma de piel de to-
ro; si observamos la Historia, deducimos que con una mis
ma pluma se han escrito las de todos; si queremos estudiar
su psicología, iguales movimientos tremolará su espíritu.
En las guerras que sostuvieron castellanos y árabes,
musulmanes y españoles, se ayudaron indistintamente; los
mahometanos contrajeron nupcias con damas castellanas, y
?4
PERLAS XEGEAS
I
reyes ieooeses tuvieron favontas que crearon et arroba-
luienlo; el emperador Ali Taxefiot Eenia su tropa de 5.000
cristianos, como los monarcas de León se hacían velar por
una guardia de honor, compuesta de Cárabes; los cautivos
españoles lian levantado varíoá templos en el Mogreb» y
en Fez encontraréis la hermosa fabrica del Apida/ás. que
recuerda á Sevilla, y la de Humera á Granada; en Ma-
frueoos hallaréss la lucidísima iglesia modelada por el mis*
mo artista que soñó a la Giralda, que, con la catedral de
Córdoba, forman ooncepdooes caleotécoicas de sublime
arte: nuestro® cantares tienea los dejos melano5licos de la
giizla morisca . y siis canciones de hoy son las mismas que
importaron de las románticas ciudades de los galanes tro-
vadores; ia guitarra fué construida por una musulmana, y
los hijos de la morisca Andalucía arrancian a sus cuerdas,
como ñbras de un alma, los aqtiejamientc^ de un corazón;
Aben Jot compuso la jota, f^rt> el hijo de Valencia era un
^asco de ayer, y su composición representaba el himno
de la revoluckki, cromo la marcha real española es el lúni-
marroquí; muchos títulos nobiliarios españoles
marcas heráldica-islamita; pueblos proscriptos arri-
baron a aqucUa costa, llamándose Rifó campamentos, y
Bu Migueil, ó hijos de iliguel, cerca del mar el uno para
DO algarse de la tierrecita , al interior d ocro para llorar en
la desgraoa; del crimiiial error de Cisneros» ha
arder en Bib-rambb 600.000 volúmenes de ciencia,
cooiptlaiion de todo el esíberzo de millones de tntelectos
de todo& los siglos, pudieron salvarse lo© códices de nues-
tras faílibotecas, y son adortKj de nuestros templos del sa
ber» manantial para nuestro sacerdocio de sabios, provoca-
dor t^ofo c}ue Europa 00 puede evaluar por su extraordi-
nmo métko; del otro atentado á k huo^oa le>% delito de
lesa patria que la tncraosigesicta produjo aiTojando a los
judíos, se resintió Esf^ña tan gravemente».» que aqudia
q^ la invadió repercute hoy, cooocieado que ha-
ANALOGÍAS HISPA NO-MAGREBÍ ES 75
cendados marroquíes de Israel, de apellidos Toledano (de
Toledo), Laredo, Farache, Bibás, descendiente del filósofo
y médico aragonés Sen Ton Bibás y otros, solicitan lo
que por un tratado hecho en España contra España, no se
les pudo dar : protección por la propia patria.
Quitad del Código de la lengua hispana las voces inará-
bigas, y con las que queden del idioma de los islamitas,
cualquier español se comunicará con ellos.
La Geografía, la Arquitectura, las Matemáticas, Alqui-
mia y Astronomía, Jurisprudencia, Agricultura, Medicina
y Albeitería, y todos los oficios en sus tecnicismos pecu-
liares hablan en árabe formando juntos el gran caudal
del idioma nacional; éste es aquél.
La fraseología popular es el espejo en el que se refleja
la ciencia del pueblo , adquirida después de penosa y larga
experiencia, y el pueblo árabe nos legó un tesoro que Es-
paña consiente por lo filosófico, y por ende útil.
Mahoma dijo : « Las sátiras hacen más dafio que las flechas. »
£1 que busca la sabiduría, piensa pasar por sabio; el que cree haber-
la encontrado, es un necio.
Antes de alquilar una casa, infórmate de qué vecinos tiene.
Los amigos se conocen en el tiempo del infortunio.
El hombre, no sólo es superior á los animales por el lenguaje, si que
también por él sobresale entre sus semejantes.
Sé como el caracol en el consejo y como el ave en la acción.
Trabaja para esta vida como si hubieses de vivir eternamente , y para
la otra , como si mafiana hubieses de morir.
Un buen libro es el mejor de los amigos ; en su compañía pasáis agra-
dablemente el tiempo , aun en aquellos casos en que no tenéis de quién
ñaros. No hay cuidado que revele ninguno de vuestros secretos y os ense-
ña toda la sabiduría que contiene.
La larga experiencia aumenta el entendimiento.
Un enemigo inteligente es mejor que un amigo necio.
Jamás tu enemigo será tu amigo sincero; el salvado no puede conver-
tirse en harina.
De la precipitación nace el arrepentimiento y de la parsimonia viene
la paz.
76
PERLAS NEGRAS
El complemento de la ciencia es una buena dirección.
Cuando encontréis un hombre que haya llegado al colmo de la felici-
dad , rogad á Dios por su razón.
La mejor condición del carácter es la mansedumbre.
La profesión del hombre es su tesoro.
El que de menos satisfacciones goza en la vida privada es el Sultán.
Si quieres vivir con holgura adopta aquel método de vida, que si des-
cendieses de posición, no te había de causar tristeza. — El padre de Aben
Hasam-el- Dahtrita,
Un hombre sin urbanidad es como una tierra sin abono.
Quien siembra el bien recoge la paz, y quien siembra el mal recoge el
arrepentimiento.
Come cebolla durante un año si quieres gustar miel durante el resto de
la vida.
El arbusto que produce las rosas produce las espinas.
Cuando estés solo piensa en tus defectos ; cuando estés en compañía
piensa en los de los demás.
La copa del beneñcio se seca vertiendo en ella una reconvención.
La ignorancia nos precisa á hacer dos veces un mismo camino.
Conoce á tu mano y mantenía oculta.
Los hombres son vasos cuyo fondo está lleno de áloe y la boca recu-
bierta con una poca de miel. El que gusta de ellos se deja prender, pero
cuando los ha sondeado conoce lo que oculta el interior. — Aben Chobair.
Dice Abu-Sefian : c Cuida con esmero y vigilancia de tu pequeña pose-
sión para que se haga grande , y no la tengas ociosa cuando grande para
que no se haga pequeña. >
Si quieres divulgar un secreto, no tienes más que comunicarlo en con-
fianza á un amigo.
De un ratón no puede nacer sino un roedor.
El ave no deja huella en el espacio , pero el hombre de bien , aunque
muera, deja su fama y sobrevive á la posteridad.
La gratitud perpetúa los beneficios.
Antes de soltar una expresión tú eres su dueño, mas después de ha-
berla soltado ella es dueña de tí.
Paga el daño con el beneficio.
Acaba hoy con tus disgustos, porque no sabes lo que te puede pasar
mañana.
Come á tu gusto , pero vístete á gusto de los demás.
¡ Si las mujeres os quieren , cuántas puertas os abrirán ; pero si os de-
testan , os emparedarán con una telaraña como en muralla de hierro I
El que trabaja obtiene su recompensa.
La cólera comienza por la locura y acaba con el pesar.
ANALOGÍAS HISPA NO-MAGREBÍES 77
Dos hay. que nunca se ven hartos: el que busca la ciencia y el que
busca las riquezas.
Todo lo que tiene el sierro pertenece á su sefior.
£1 rico , cubierto de andrajos , se parece al quebrado vestido de ricas
telas.
£1 amor se apasiona de un trozo de lefia.
Alí exclamó: c La mejor tierra, es la que se sustenta,*
£1 que viaja en el carro de la esperanza tiene por compañera la po-
breza.
£1 que busca su propio interés, no repara en la bajeza de la petición.
Ve el enemigo lo que oculta la apariencia.
Muchas veces la lengua pierde á los hombres.
Por su cólera es reconocido el sabio.— ("/m Erpinió Gramática,)
Busca el vecino antes que la casa y el compafiero antes que el camino.
Haz bien si quieres que te hagan bien.
Pregunta y llegarás á donde deseas.
La lisonja es un veneno que mata al que la busca y mancha la digni-
dad del que la emplea.
Vale más lengua de mudo que lengua de mentiroso.
Un proverbio musulmán dice que hay en la creación diez cosas más
fuertes la una que la otra, á saber: Las montafias; £1 hierro , que las des-
hace; £1 fuego, que funde el hierro; £1 agua, que apaga el fuego; Las nu-
bes, que absorben el agua; £1 viento, que disipa las nubes; £1 hombre,
que desafía al viento ; £1 vino , que aturde al hombre ; £1 suefio , que disipa
el vino y La tristeza, que quita el suefio.
Procurad que el torrente de vuestras liberalidades corra por vuestra
mano sin que el oído se aperciba del rumor que produce.
£1 hablar es plata , pero el callar es oro.
£1 fuego descubre los gratos perfumes del incienso, y el trabajo descu.
bre el mérito de los hombres.
£1 que tiene largas esperanzas sufrirá largos dolores.
£1 que es paciente, consigue: Consuelo en toda aflicción; en todo
aprieto salida , y cordura en todos los asuntos.
Vive contento y serás Rey.
Conocer los beneficios de la Providencia es ser sabio ; hacer gozar de
ellos á los demás es ser virtuoso.
Poco visiteo aumenta la estima.
£1 que tiene una profesión posee una fortaleza.
£1 amor es como la perla de rocío : brilla al amanecer y se evapora al
primer rayo de sol.
Recorre el mundo £1 agua estancada se corrompe, al paso que el
agua que corre libremente es cada vez más pura y limpia.
78
í»é:rlas n1£(:;ras
La ira comienza en la obcecación y concluye en el arrepentimiento.
Oye , ve y calla.
Si quieres que una cosa no se sepa , no la hagas.
Aquél que os da os quita siempre alguna cosa.
El sabio conoce al ignorante porque primero lo fué , pero el ignorante
no conoce al sabio porque nunca fué sabio.
La sinceridad es el fundamento del crédito.
Muchas veces la lengua corta la cabeza.
Tu enemigo se vende en la expresión de su mirada , que no puede di-
simular su alegría cuando te sobreviene una desgracia.
£1 que repite sus experiencias aumenta sus conocimientos, mas el
hombre crédulo aumenta su ignorancia.
£1 principio de la sabiduría es el temor de AUah.
Hay palabras que llenan de alegría á quien las escucha y otras que
matan al que las ha pronunciado.
Si vives sobriamente , serás rico como un Rey.
La mano de las pasiones son las riquezas.
Guárdate del noble cuando le hayas despreciado; del loco cuando con
él te diviertas; del inteligente cuando con él te enfades, y del hombre des-
preciable cuando frecuentes su trato.
i Cuan difícil le es al hombre el conocerse á sí mismo !
£1 que lleva por escudo la ciencia es el vencedor.
La mejor misericordia es la que se ejerce después de haber vencido.
El trato frecuente con los necios es un gran daño.
£1 sabio y el ignorante son enemigos.
£1 ignorante á quien todo se le va en vanas palabras y el asno que re-
buzna sin motivo, allá se van.
Quien siembra coge.
La piedad no consiste en levantar el rostro hacia el Levante ó el Po-
niente. Piadoso es el que socorre á los huérfanos, á los pobres, rescata á
los cautivos , observa la oración , da limosnas y es paciente en la adver-
sidad. — Mahoma.
Nuestros usos y costumbres son idénticos : el fraile usa
la casulla, con capucha y mangas anchas, que remedan la
yilaba moruna; en las iglesias se encuentra la pila como en
las mezquitas los baños para las abluciones que purifiquen
el cuerpo al hablar con Dios; nuestras madres nos coloca-
ron como amuletos una manita de marfil ó metal y la mano
representa la de Mahoma; en unas provincias persevera el
ANALOGÍAS HISPANO-MAGREBÍES 79
USO de los zaragüelles y barretina; en otras, las mujeres se
cubren el rostro como las musulmanas; en las aldeas na-
varras y aragonesas queda la costumbre de celebrar las bo-
das con amenizamiento por escopeteros; nuestras festivi-
dades no son tales si con la pirotecnia no copian la fiesta
de la pólvora, del pueblo guerrero que pide como oxígeno
el áloe de los batalladores; las comidas de ambos pueblos
se aderezan con semillas de perfume; sus ventanas se en-
galanan con flores; sus patios con naranjos y pájaros;
nuestra literatura tiene el sello de la grandilocuencia orien-
tal; nuestra conversación hipérboles, que son musulmanas
como hijas de imaginación de fantasía; somos supersticio-
sos y fanáticos como ellos, que creen en lo increíble; nues-
tros escritos antiguos y ciertos curiales de España comien-
zan con invocaciones á la Trinidad de Dios, colocan en la
parte superior de aquellos una cruz y en la inferior un enig-
ma de enredo caligráfico, como allá el nombre de Dios el
clemente y el misericordioso, y rúbrica enojosa; amigos
de los abalorios y salutaciones ellos, como nosotros de la
liturgia, condecoraciones, cintas, estrellas y divisas; en
nuestras guerras tenemos sacerdotes bélicos y allá hay fa-
kíes que predican la guerra santa; aventureros los españo-
les como errantes los musulmanes, se distraen, como vos-
otros ahora que yo os hablo, en narraciones de atrevidas
excursiones y señaladas empresas ; y para hallar más ana-
logías hasta cuando hablan dos moros juntos no du-
déis que dialoguen sobre la marcha de los acontecimientos
y de los Silvelas, Canalejas y Salmerones de aquel país.
Nuestra sangre es la misma que la de ellos.
Los de Granada son padres de los que con Boabdil des-
embarcaron entre Beni-Hosmar y Quebdana y dieron lina-
je al ministro Gamit el granadino; los de Málaga recuerdan
al maleki; los de Cádiz á Ueld Kales; los de Córdoba al Cor-
tobi; los de Sevilla tienen aún la mezquita grandísima del
Andalús fabricada antes de la gran universisad del Karuin,
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41
8o
PERLAS NEGRAS
en donde los letrados del Imperio mantienen la actividad ci-
vilizadora del país; los de Aragón enviaron aquí los enér-
gicos Beni-Aragón, de Marruecos, y los de Valencia tienen
aquí sus leyendas libertarias.
El temor de uno á otro pueblo es el mismo.
Los moros creen que los españoles machacan las cabe-
zas de los enemigos , y así me lo aseguraron en la casa del
cherif Sekali un día de ¿at7a que en mi honor se hizo , cre-
yéndose que los únicos enemigos que tiene mi patria son
los mahometanos, y los de mi tierra creen que los ismaeli-
tas son una especie de diablos capaces de amedrantar á los
niños y de hacer malparir á las mujeres. Y todo es mentira.
Yo creo que los fakíes ó gente religiosa de ambas partes
tratan de mantener la odiosidad, bien por ignorancia ó ya
por cálculo, esto lo último, distanciándonos cada vez más.
El alma de ellos es del Andalüs, esto es, española; y
la de España, que ha sido matriz del mundo, es de ellos,
porque ellos son nuestros padres, de ocho sangres de siete
abuelos.
Nuestros apellidos son musulmanes.
Rabat conserva los Requena, Bernal, Crespo, Carrasco,
Álvarez, Zapata, Chiquito, Tello, Chamorro, Flores, Ron-
da, Palomino y Moreno.
En Tetuán vive un rico musulmán, cuya casa es un pri-
mor de delicias, que recuerda á Don Fernando el Católico,
pues se firma Aragón; allí, sin negar su origen castellano
y recordando á la primera Doña Isabel , vive un labrador
apellidado Castillo; Molina es otro mahometano, hacendado
rural, que debe su nombre á la ciudad española, Orihuela;
García es otro islamita propietario; Páez es el fiel con-
traste de monedas y joyas de la ciudad; Morales y Puerto
son zapateros; Marchena es pintor; Ruiz es constructor de
espingardas; Cárdenas, vendedor de polvos; Martín es ad-
ministrador y negociante; Torres, Vargas y Lobo, son fa-
milias distinguidas; Salas, propietario protegido español;
ESPAÑA EN MARRUECOS 8 1
Rocas es vendedor; Marín, albaftiles, y Lucas, humilde hoy,
descendiente del soberbio Abderrahmán el omniada, y
como él mulato é inteligente.
¿Podemos negar la casta? ¿Quién puede ser rebelde á
su sangre? De mí se decir, que al departir con ellos, y al
conocer el orgullo que ostentan por sus apellidos, que las
muchedumbres reconocen de abolengos ilustres , del An-
dalús , no tuve reparo alguno considerarme hijo remotí-
simo, pero con sangre de ellos al fin, de los venerables
musulmanes que recuerdan las glorias de la antigua patria,
y narran con hiperbólicos primores de palabra maravillas
asombrosas de los mudejares monumentos, de los paladi-
nes campeadores, y leyendas rimadas de enamorados.
Id allí; cuando tratéis á los de nuestra raza, cuando os
seduzca tanta natural y sincera cortesía , cortesanía que pa-
rece solicitud de quien halló al deudo cautivo y en él hace
ostentación de sus cuidados, llegará al pecho este senti-
miento: Respetemos en la suya y en nuestra tierra á los
musulmanes. ¡ Tal vez los antecesores de cualquiera de ellos
engendraron á las madres de nuestras madres!
Con todos esos elementos de sangre idéntica , común
histórica y psicología análoga , ¿qué ha hecho la España
de hoy y qué tiene en el Imperio ?
España tiene en Fez un agente consular moro, desde
hace 23 años, cuyo nombre es Sid Aomar Barrada, y cuyo
orgullo es decir que él está bajo el pabellón español, que
no cobra sueldo, y vive del ejercicio de la Medicina por la
caridad de los extranjeros.
España tiene en Alkasar K'bir, otro agente consular de
conducta honradísima, llamado D. Eduardo Calvo Buján de
Castro, sexagenario, enfermo, al cuidado de una pequeñuela
de once anos, con una retribución á^ jo pesetas al mes.
Sz
PERLAS NEGRAS
h \
En Alkasar, fué asesinado el médico español Molina.
España tiene representación en Arcila por un agente
llamado Benchetrem , de raza despreciada por e/ marroquí,
pues es judío.
Además, España tiene en Arzila, una fosa con dos jó-
venes que fueron cautivos.
España tiene en Larache un consulado que en la actua-
lidad desempeña el respetabilísimo y probo D. José Mira-
bent Pascual, que ha de entregarse á las interpretaciones
de un israelita, generalmente dados todos ellos á las intri-
gas del contrabandeo y usura.
La oficina luce una mesa de pino y en la pared un mapa
de Marruecos pintado con ocle.
Recordemos el asesinato del español Oliva, y que hace
poco en la tribu de Benider fueron secuestrados y apalea-
dos entre útrús espaíioles, el de apellido Moreno.
España tiene en Tetuán un cementerio que guarda hue-
sos de héroes gloriosísimos, que bien podéis ponerlos de
ejemplo á vuestros hijos por el esfuerzo que probaron, res-
tos de los dioses de la tierra que merecieron la gloria del
Dios de los cielos, que han sido profanados ya que no tie-
nen sarcófago que tos conserve-
España, por su proximidad á Marruecos, arroja á la
costa la ola de cieno de aventureros y de mujeres que van
á la aventura con grave detrimento del decoro nacional.
El Faro de Cabo Espartel aún alumbra para hacer vi-
sible el asesinato, con la agravante de nocturnidad, de la
mujer española llamada da carbonera Atienza».
Hay una cédula de nacionalidad española, núm. 830,
certificada por el señor Cónsul D. Manuel Navarro, fecha
23 de Octubre de 1902, á nombre de Hamed Mojador, el
cual tiene presentadas instancias y suplicatorios al Consu-
lado español reclamando su esposa robada por unos ma-
rroquíes vecinos de Tánger.
España tiene en Tánger una comisión militar y una mi-
ESPAÑA EN MARRUECOS 83
sión católica, que cobran del presupuesto general de la
nación cientos de miles de pesetas anuales.
Mis tendencias patrióticas sostuvieron siempre que Es-
paña tenga la mayor representación posible en Marruecos:
creo que en vez de dos españoles en Fez, debe haber 22,
por ejemplo; pero también creo que deben ser útiles todos
los españoles que la Patria envía á tierra sobre la cual aspi-
ra á ejercer una política.
¿Ejerce ascendiente, desde Tánger, la comisión militar
española sobre Muley Abd-el-Asis?
¿Sus individuos han aprendido el idioma del país hasta
el punto de poder pactar secretamente con un indígena in-
fluyente en la Corte, que dista de Tánger sobre 200 kiló-
metros, extremos de alto interés para España?
¿Una colección más ó menos extensa — y no puede ser
numerosa aun cuando de la perfección nadie dude — de pla-
nos é itinerarios que no han de utilizarse jamás ^ exigen el
sacrificio de cuatro voluntades, pues cuatro forman la comi-
sión, y el de una nación pobre que por unos pares de pe-
setas puede adquirirse en la casa Karl Hiersseman, de
Leipzig, cuantas cartas necesite del territorio del imperio
del Garb?
I El elemento oficial de España desconoce que antes de
realizarse estos acontecimientos de perturbación marroquí,
se había publicado una obra ilustrada con fotografías de
todos los territorios, escenario de las operaciones militares,
por le Mis de Segonzac?
¿Ignórase que la Sociedad de Arqueología de Oran ha
dado á la publicidad su estudio sobre Marruecos con 80 ma-
pas y planos debidos á las exploraciones de Moulierás, de
Foucauld, Lenz, Decugis, Leared, de Krerdec Chency,
Weisgerber, Delbrel, Gattel, Ganniers, Ereckman, Gue-
nard, Ben Rehal, De Colomb y Rohlis?
¿Se ignora que el Atlas marroquí se ha estudiado por
Paul Schnell, Fez y su Universidad por Delphini, que Del-
H
PERLAS NEGRAS
brel hizo itinerario de la ciudad de Mu ley Idris á Oran, y
y son infinitas las obras sobre Marruecos» que caprichosos,
por ser ricos turistas sus autores , hablan del Mágreb en to-
das direcciones, porque bien puede decirse que si nuestra
influencia acabó en donde empezó la de otros países, nues-
tra necesidad comienza en donde concluye el lujo de los
otros pueblos de Europa?
Marruecos está bien conocido, lo que debemos saber
es cómo distribuímos el dinero que allá se manda.
La guerra de África la ganaron bravísimos españo-
les sin conocer el territorio, y tengo el convencimiento
de que si se reprodujese el hecho, el elemento armado
de España, que no lleva en la mochila ni en la cartera el
plano del país sobre el cual habrían de operar, vencerían
nuevamente.
Estudiando la influencia de los religiosos españoles en
Marruecos, puede decirse: Imposible es que un mahometano
reciba el agua del bautismo; podrá, sí, solicitar diariamente
de los europeos la kamáia, la^ ensara ó la mojalata^ que le
ampare la vida, la hacienda, ó ambas cosas, de la amenaza
de su Gobierno...... pero no existe fraile que pueda mostrar
un solo converso. Es cierto que tampoco lo intentan por la
imposibilidad de alcanzarlo-
Y como esto obedece á la rivalidad en las creencias, y
es antipolítico intentar herir el sentimiento religioso de un
pueblo tan intransigente en materia de fe como el musul-
mán, para el que la menor suspicaz habiüdad daría motivo
de reñida batalla entre ambos espiritas, sitiador y sitiado,
dejo á la consideración de ustedes la eficacia de la labor de
los hijos de San Francisco, ya que hubo un santo varón,
el Padre José que no tendrá igual, y que cerró el progra-
ma de iniciativas y prácticas de los de la orden (l).
(1) ^n Tánger se dicr qae las ^ran Jtís f¿brú as que se levantan por cuenta
de los frívn císcanos es pa^ra albergar á los coinpatríotas frailes que regresan
de Filipinas.
ESPAÍÍÁ EN MARRUECOS 85
Todo eso es lo que hemos hecho, pues, aun cuando la
moneda española es la oficial en Marruecos, sin el comer-
cio es vida sin inteligencia y movimiento sin dirección.
Los españoles no debemos defender los errores que co-
metieron nuestros hombres pasados, y menos sostenerlos,
pero sí corregirlos , si existen , y dar buen cauce á los que
nos deban su existencia. Si es llegada la hora del reparto
de Marruecos, que puede aproximarse con tales aconteci-
mientos, pongámonos en iguales condiciones que los pue*
blos que, sin derecho legítimo ayer, lo ostentan hoy, ya
porque contribuyan á la gran obra de la civilización, ora
porque representen la lógica de la fuerza, la más cruel, la
más ilegítima desde los tiempos de Carlos I de España,
hasta los contemporáneos de Guillermo VII de Inglaterra,
pero, indudablemente, suprema lex.
Para ello formemos un programa, que si recuerde en
algo al excelente de las Asambleas que organizaron los se-
ñores Costa, Azcárate, Carvajal, Rodríguez, Saavedra y
Coello en 1884, y al de las de la Unión Hispano-Mauritáni-
ca de Granada en 1902, tenga el carácter de ejecutivo y se
manifieste en obras, como coronación á los esfuerzos subli-
mes reahzados por las doctas corporaciones que aquéllos
iniciaran.
Establecimientos de consulados en Fez, Uchda, Ma-
rruecos y Mequinez, con personal de intérpretes españoles
ó indígenas musulmanes, y agencias comerciales bien re-
tribuidas. ¡Viajantes protegidos por los Gobiernos! El via-
jante es el restaurador de nuestra influencia en Marruecos.
Estaciones postales en las tres ciudades residencias del Em-
perador; servicio entre las grandes capitales del interior y
los mercados de la costa, tales como Fez, Mequinez y Ra-
bat; Fez, Marruecos y Mogador, y entre capitales de cier-
tas regiones y territorios fronterizos á nuestras colonias
(Chafarinas, Tsasa y Fez) y (Ceuta-Tánger).
Consulados militares en las ciudades próximas á la fron-
6
PERLAS NEGRAS
tera argelina , para poner la inteligencia de los militares afri-
canistas como muralla á las ambiciones francesas y como
arbitro en las luchas perpetuas entre las dos políticas.
Escuelas gratuitas del idioma español en las principa-
les poblaciones, dándoles el carácter de prácticas » de ense-
ñanza intuitiva ó sistema Froebel, para los marroquíes, y
de estudios mercantiles para los israelitas, dotando las cla-
ses de museos de productos y manufacturas nacionales, y
creando talleres de artes manuales de este país.
Conceder carta de protección á aquellos israelitas que
prueben su origen español.
Casas de salud, ó Dar el Morta en expresión arábiga,
con exquisita asistencia médica, alimentación apropiada á
las costumbres y preceptos religiosos de los indígenas, y
medicaciones eficaces.
Fundación de un organismo nacional, que, sin tener ca-
rácter oficial, signifique un Ministerio libre de colonias» fis-
calizador y consejero, heraldo de nuestra política interna-
cional marroquí.
Este Ministerio enviará unas Diputaciones á las colo-
nias, para anular sus anacronismos y estudiar sus necesida-
des; inspeccionará y dirigirá la prensa africanista; publicara
boletines bilingües; fomentará en España el estudio del
idioma árabe; desde la primera enseñanza, establecerá en
Ceuta y Melilla imprentas de tipografía árabe, y conforme
á idioma y dialecto ; fundará y apoyará sociedades de igual
carácter, y hará aparecer bibliotecas de la especialidad;
otras Diputaciones harán viajes , de los que pudieran resul-
tar nuevos émulos de los Badía y Murga, sin inscripción
ni marmol que recuerden sus famosos y transcendentales
viajes, pero nunca ausentes de nuestra alma; corregirán
cartas, planos y libros de españoles que andan por ahí acu-
sando plagio y errores necesarios de reparación.
Hay libros que insertan Madras, por Uad-drás; Surul, por
Tchul; Anara, por Hauara; Denser, por N'ser; Shamás, par
ESPAÑA EN MARRUECOS 87
L'jamás; reproducen en castellano la ortografía extranjera,
y así escriben Anghera, por Ányara; Gebel, por Yebel;
Senascha, por Senhaya, y en los que no están corregidos,
Hiainia, Emtalga, Beni Nuarain, Salas, Benigosfat, Beni
Suassen y Hoymar en Hiaina, Entalsa, Beni-Uarain, Selás,
Beni-Gorfat, Beni-Senásen y Hosmar, respectivamente.
Hay mapas que dicen el Llmto de Utat, ya que el autor
no recuerda cómo se llama el llano á que se refiere, ni que
en árabe utd es llano; la misma carta dice: Sanheja, esto es,
con h, para que se aspire, y con y, para que ésta tome el
sonido de ye, de donde resulta Sanheya, comprobando que
el autor tomó la palabra de un mapa francés; el mismo
mapa fija Anghera, para que la gh se pronuncie como ye,
y más abajo, extranjerizada la frase, escribe el Gharb, el
Yarb, de lo que resulta una provincia que no existe en Ma-
rruecos, siendo el Garb lo que desea decir; pero, en cam-
bio, variando el curso de un río, al que llama Yenahum,
por Inauen, olvida, de paso, que si mejasnia es del gobier-
no, el río Mejasen no debe ser Meghasen, ni Mjkaten^ como
escribe; ni Mequínez es Mikasa, sino Mecnás, en escritura
de marroquíes, y Chechauen debe ser tal, y no Xixauen y
Chichauen al mismo tiempo.
El porvenir se encargará de otras correcciones en ma-
pas oficiales. Los hombres que nos sucedan perfeccionarán
la laboi de los que inocentemente creen que debemos ocul-
taciones á aquellos (extranjeros) que conocen mejor que
nosotros aquel terreno de Marruecos.
Hacer desaparecer los presidios de Ceuta y Melilla,
porque Europa nos lo dice ya; ella, que desea nuestra de-
cadencia , nos lo avisa con estas palabras que aparecen en
la Geografía General de Marruecos, decálogo político de
Francia en África, pues es publicación de la Sociedad
Geográfica y de arqueología de Oran:
«Et ees nations, voisins de notre Algerie, habitant
TEldorado magribin, sont les derniers hordes du vieux sol
,
m
PERLAS NEGRAS
barbaresqui qtUl nous reste á eclaírer, á pacifier^ á ctvilh
ser: Supreme et noble tache de la France ! »
Ya lo veis: Suprema y noble misión de Francia, la de
pacificar, civilizar y redimir ó Üumínar á las últimas hordas
del viejo suelo de la Berbería ; y para conseguirlo cuen-
tan en que:
* Quant aux espagnols , á Texception de Tánger oü ils
sout en majorité, ils sont loin d'avoir au Maroc Tínfluence,
qu'ils devraient y posseder et que leur souhaiterait notre
amitíé.
Maigré leur impla ntation tres ancienne dans les presi-
dias de la cótej et peut etre á cause de cela, les espagnols
son tres mal vus au Maroc* »
..,.* Esto eSj que los españoles son mal vistos en Ma-
rruecos, y no tienen la influencia que debían, sin duda
por tener establecidos presidios en la costa ( i ).
Analicémosnos una vez, qne de no hacerlo, como á
Alfonso X le arrebataron sus tierras mientras miraba los
cielos, á España, mientras se lamenta de la tuberculosis
de indolencia que la aqueja se quedará sin a^ua, sin aire
y sin tierra; tierras, aguas y aire, que ayer la hicieron
fuerte.
\) i
9 «
El kaid almohade El Kuikiri registró, bajo su mando
en Fez: 7S5 mezquitas, 42 fuentes para abluciones, 80 ace-
quias, 93 baños públicos, 472 molinos, 89.236 casas,
19.041 moradas para extranjeros, 467 paradores, 9.082
tiendas, dos alkaiserías, 3,064 fábricas, 117 lavaderos pú-
bucos, M tenerías, iiÓ tintorerías, 12 fundiciones de co-
bre, 120 torres, 170 armerías y 136 hornos para pan.
Para recordar el antiguo esplendor industrial y la pasa-
(1) Géo^raphie ^en^raie du Marot, por L Canal , pá^* 24.
PASEO POR FEZ 8^
da historia nos lanzamos por aquellas calles, hechas para
la acechanza, la sorpresa y el duelo, cubiertas las unas por
bóvedas, como ciudad subterránea, otras por parras que
neutralicen los efectos del soplo ardoroso de los arenales
y del sol de la tierruca.
Fez ha decaído bastante en su representación fabril, no
obstante tener batanes para tejidos de lino y lana, elabora-
ción de la seda, fabricaciones de papel, torsión de corde-
les, batidores de curtidos, escritorios para volúmenes, efec-
tos de guarnicionería, forja de hierro y destilación de licor
de frutas.
Las calles son desaseadas, recordándose hayan olvida-
do los de Fez que los moros inventaron el empedrado de
las calles.
Estas están hoy invadidas por los zimmuris, que en be-
licosa actitud saludan á los moradores de Fez, gritando al
partir para la guerra: Essalam, r*yal, ¡Salud, ciudadanos!
Esta ha tenido una tregua que nos favorece , pues po-
demos acentuar:
La información es difícil en esta ciudad, que niega las
derrotas, aumenta la significación de las victorias de los
imperiales é impide la salida; los soldados ignoran adon-
de marchan y hay varias órdenes contradictorias en un
mismo día.
Desde el primer combate, que fué el 24 de Diciembre
de 1902, hasta el úliimo de Ain Mediuna, que han hecho
patentes que el lugar de la pelea entre los marroquíes son
los mercados (Sok), las noticias comunicadas, á pesar de
tener establecidas algunas agencias en distintos puntos de
la capital, hemos tenido que ir adquiriéndolas personal-
mente y compulsándolas para no ser pródigo pero sí exacto
informador.
La primera batalla seria fué en el Sebú (una hora de
Fez); la segunda en Sok te lata de Hiaina\ la tercera en
Sok el arba de Tisa^ que dista de Fez diez horas; la cuar-
qo
PERLAS XEGRAS
ni
ta en Sok de A&tt Ahin^ á cinco horas del anterior, y la
ultima en ei mercado de Ain Mediuna.
En el Gor estuvo el mal llamado Pretendiente mas de
una semana sin ser atacado por los del Emperador. Estos
combatían sobre seguro.
El Gor dista de Fez sobre 40 kilómetros.
La vanguardia la mandaba un kaid muy importante,
llamado Ben Faida, cuyos caballos vi heridos y del que
me dijeron ser tan bravo que en cierta ocasión, guerrean-
do con los de Salían, mató, por su propia mano, á varios
enemigos T y sentándose sobre el vientre de uno de ellos
llamó á varios prisioneros , que soltó ^ dicieodoles : — « j Co-
nocéis a éstos? Pues bien, marchaos y decidles á los de
sus familias que aquí los espero para hacer lo mismo con
ellos, j»
Sid Duimeneéj jefe del Tribunal de Justicia, recibe una
orden imperial que le obliga marchar á conferenciar con el
ministro de la Guerra, para que éste impida las rapiñas de
los jefes, como Aomar el Yusí que envía á su casa cargas
de trigo robadas en la devastación,
Al mismo tiempo recomienda la satisfacción de habe-
res á la tropa que deserta porque no cobra.
Encarece, asimismo, el Sultán se establezcan regula-
res precios en los artículos.
Estas notas corren por la calle y que después confir-
mamos terminada nuestra excursión.
No se respetan los consejos imperiales, que á su vez lo
son de algtín extranjero, y sigue la rapacidad.
El robo, que ha llegado á ser virtud de los grandes,
como la rapacidad vicio de los chicos , en Marruecos, fue-
ra de la crueldad j que los cristianos hacen costumbre de
ios Sultanes, en esta época se desbalija y acomete por
virtuosos y apocados.
El Emperador Muley Ahmed, el Dorado, roba las al-
hajas á las concubinas de su padre; el Rascbid desgarra
PASEO POR FEZ QI
con SUS propias manos los senos á las mujeres^ para hallar
el escondrijo de los tesoros de sus hombres; Muley Abd-
el-Asis, deshereda á Ueld Ba Hamed, hijo de su primer
Ministro, quedándose con cuantiosas sumas; Muley Hasan
manda apalear á un negro que tocaba el tambor, y lo rom-
pió , la noche de alegría en la casa imperial , por haber na-
cido Abd-el-Asis, pero antes le recoge las prendas y los
sarcillos ; y pregunto yo: — ¿Es verdad lo que la prensa
de todos matices cuenta de expoliaciones, falsificaciones,
robos, irregularidades, filtraciones que ocurren diaria-
mente en España?
¿Habrá alguna relación de herencia?
Mas hay otra condición en los Emperadores que supe-
ra á la avaricia , porque ésta tiende á un fin antifeudal que
prive de soberanía en cualquier territorio á un subdito.
La crueldad de Arbués tiene similar: Abd-el-Asis, no
sólo manda degollar, sino colgar las cabezas en los hom-
bros de los presos; y no es esto lo peor.
En esta guerra han traído en picas cabezas de los mis-
mos soldados imperiales.
Un hermano clamaba plañidero por las calles de Fez
por la devolución de la de su hermano , enhiesta en una ba-
yoneta; otro, en el furor del cercén á destajo, arrancó la
de dos compañeros que le habían defendido anteriormente;
y un tercero, satisfecho por los aplausos de los señores que
alababan la prontitud de verificar los dos movimientos:
uno para clavar la cuchilla y cortar, y otro de desprendi-
miento del tronco, cercenó la de su padre.
Los reyes han sido crueles.
Yusuf III de Granada murió á consecuencia de ün traje
envenenado que le mandó un monarca de aquella capital;
Moaz degolló á los schitas y los mandó picar; Muley Abd-
Allah entierra á I03 hombres vivos dentro de toros destripa-
dos, cuya piel cose para que se pudran, y Abd-er-Rhamán,
que hizo la guerra con España en el 1859-60, vencido en
r I
ga
PERLAS NEGRAS
Isíi, manda emparedar á los conjurados en los muros de
Fez.
* *
' 1
Se habían puesto paños rojos en las puertas de las
tiendas; las alarifes, porque mujeres son las que techan las
casas en Marruecos, dieron mejor entonación á su salmo,
profesión de fe; las hermandades salían con banderas; los
aisauas llevaban muchas cintas en sus estandartes; las ro-
gativas habían acabado porque Abd-el-Asis había obte-
nidú vir loria sobre el Hechicero, y de ahí, como en España,
se colgasen con tapices las puertas, las voces dulces se
elevaran en acción de gratitud, las cofradías sacaran las
mangas, los devotos pugnasen por cuajar de milagros los
estandartes de sus patronos mientras Dios enviaba la lluvia,
no sólo para refrescar los campos y preparar la semilla, sino
a! mismo tiempo abrir el corazón á la esperanza, dando
tregua á la guerra y apagando el incendio en las pasiones.
El pueblo de Fez no estaba completamente alegre,
aunque las turbas marchaban hacia el camino del.Sebü
para ver traer al Rogui, que fué entregado, según decían,
por los Beniuarain. No había alegría, no; aquello era el
ser\ñlismo que lamía la mano del flagelador.
Marruecos espera anhelante á Muley Mohamed, y, sin
embargo, repetía ave Ccesar morituri te salutant, hacia
Abd el-AsiSj copiando en esto á Europa, que también tie-
ne naciones de espíritu republicano que toleran regias di-
nastías.
Fez aquel día acariciaba la mano que le flagela; aquel
día, servil no observó la muchedumbre bullanguera que
en el corazón de la ciudad permanecía cerrada una de las
puertas, doliente aún por la ejecución de un cherif, del
templo famoso de Muley Idns; que los amarillentos muros
de la ciudad, para lamentar la prisión del perseverante en
PASEO POR FEZ 93
la ley, había asomado su ancianidad por infinitos huecos,
óvalo cada uno de panorama distinto orlado de trepado-
ras azulinas y de rosa; que los siervos mostraban más ne-
gros sus ojos , como distintivo funeral de su espíritu esclavo,
y más blancas sus escleróticas abultadas, claras como la
libertad que apetecían para el azotador del monarca usur-
pador, entregado á licencias rumias; que la voz del almué-
dano sobre la ajimezada mezquita: «Dios es grande. Y
aseguro no existe más Dios que Dios, y que Mahoma es
su enviado. Acudid á la oración y á la victoria», tuvo matiz
de severa angustia que reprodujeron más nostálgicamente
la romántica mirada de las tiernas mujeres de la ciudad
adormecida, que en el alma lleva la reliquia de la ciencia
islamita en el Karuin, y el legado del dogma en la famosa
aljama fundada en el primero de Ramadán del año de la
égira el 245 (859 de C), que bajo sus 270 columnas, en
16 claves, y 21 arcos puede cobijar 20.000 religiosos.»
En nuestra excursión por la ciudad se reflejaba tal en-
contrado sentimiento. Así lo apuntamos en nuestro libro
cuando llegábamos á Muley Idris.
¡Muley Idris! La gran basílica del Imperio; el recinto
del fatalismo contenido en las invariables páginas del Oui-
tab Al-lah (libro de Dios); la Roma de esos ascetas, viden-
tes como profetas y duros como guerreros; el dolmen de
la ley natural, en el que las generaciones han escrito sen-
tencias loables al Único en sus sillares, como pétreo sos-
tén de la obra divina; en sus naves de columnas, que
quieren ser palmerales africanos; en sus conchas de pórfi-
do, que en ebullición de perlas saludan las leyendas de sus
bordes; en sus arcos de herradura, que queriendo recordar
las de sus potros corredores, son pórticos de umbrías; en
sus cristalerías como mosaicos de la luz; en sus maderas
con guirnaldas de hojas petrificadas; en sus comarrachías
kailedoscópicas; en sus pavimentos de colores cuantas dan
las alfombras de las praderas vírgenes el reproducido
94
PERLAS NEGRAS
bosque del patriarcado, en donde se congregaban los pri-
meros profetas de todas las teogonias para fijar la ley, hu-
mana comunión para la feliz convivencia en la paz con la
oración.
La gran mezquita de Fez fto tiene, como las iglesias
cristianas, altares severos para el Hijo de Dios, goteante
de sangre, ni para su dolorida madre la Santa Virgen
derramando lágrimas y padeciendo las crudezas de agudos
puñales; ni para San Juan, mostrando el tronco horripi-
lante de la sufrida degollación; ni para San Lorenzo, re-
tostado por la hoguera; ni para San Sebastián, saeteado
en un tronco; ni para San Bartolomé, desgarrada la piel
de su cuerpo; ni para San Benjamín, atravesado el vien-
tre por un clavo ; ni para San Benito, en combustión dentro
de un horno; ni para San Adrián, con piernas mutiladas
y gangrenosas; ni para San Ciríaco, cremándose en pez de-
rretida; ni para San Nilamón, emparedado; ni para San Se-
vero, que amarrado á un palo dio su vida entre las llamas.
Aquellas paredes no tienen cuadros como el de los San-
tos Monjes, ahorcados por los longobardos; ni el de File-
món y Apolonio, arrastrados por caballos en Antinoo de
Egipto; ni el de San Eubulo, despedazado por leones y he-
cho tajadas; ni el de Santa Macra de Rems, cortados sus
pechos; ni el de Santa Filomena, arrojada en el Tíber por
Diocleciano; ni el de los Santos Teófilo, Diácono y Eladio,
mártires, que en Libia fueron revolcados sobre rotos vi-
drios ; alH no hay más ornato que el que viene de lo alto;
luces que los fieles colocan por la mano del almokaden, ó
anciano, en las lámparas, que muchos siglos, y el fervor
religioso, no oficial ni en congregaciones, á escote, por la
dádiva, libre, de millones de hombres, han hecho de plata.
Allí no se odia, porque no hay nada que recuerde ene-
miga contra los hijos de Dios á aquellos hijos de la huma-
nidad, venerables cuákeros, eremitas tranquilos, que como
misántropos ó filósofos envueltos en la túnica oriental , tra-
PASEO POR FEZ 95
dicional y majestuosa como la de Jesús, la espartana ó la
de Roma, penetran en el santuario.
Con voz tímida, casi diálogo de la conciencia que á sí
misma se interroga y contesta , como confesión con el Om-
nipotente, que en el tesbij tiene noventa y nueve edifican-
tes nombres, comienza la oración individual que acaba en
elegante plegaria de voces dulces, tranquilas, sonoras, como
son todos los salmos que á Dios se dirigen por los hombres.
¿Los fieles cristianos han leído el Koran? ¿Los Docto-
res de la Congregación del hijo de Nazaret han hojeado el
Mosjaf, el volumen que escribió el fundador del islamismo.^
¿Tan pecaminosa es la ciencia para la intransigencia
que no es analizable?
Mas ¿son sabios, estudiosos, antirutinarios sostene-
dores de tradiciones de inalfabetos los fakíes de la iglesia
cristiana?
¿No lo son?
¿Cómo traducen estas palabras que están escritas en el
Koran?:
« Los ángeles dijeron á Mana : « Dios te ha escogido , te
ha hecho exenta de toda mancha , te ha elegido entre to-
das las mujeres del Universo. »
« Cierto día, los ángeles dijeron á María: «Dios te anun-
cia su Verbo. Se llamará el Mesías, Jesús, hijo de María,
ilustre en este mundo y en el otro, y uno de los familiares
de Dios.»
«Jesús es, á los ojos de Dios, lo que es Adán. Dios le
formó de polvo. Dijo después: Sea, y fué.»
« El día en que Dios reúna á los Apóstoles que haya
enviado , les preguntará. »
«Jesús, hijo de María, acuérdate de los favores que he
PERLAS NEGRAS
derramado sobre ti y sobre tu madre, cuando te fortifique,
para que hablases á los hombres , cuando eras niño y cuan-
do hombre ya formado.»
*Yo te he enseñado el Libro, la Sabiduría, el Penta
teuco y el Evangelio; tú formaste de lodo la figura de un
pájaro con mi permiso, con mi permiso tu soplo lo animó;
curaste á un ciego de nacimiento y á un leproso con mí
permiso; hiciste salir los muertos de sus tumbas con mi
permiso. Yo te sustraje de las manos de los judíos. En me-
dio de los milagros que hiciste resaltar á sus ojos, los in-
crédulos, de entre ellos, exclamaban: «Todo esto no es
mas que magia. >
Cristo es verdadero.*...
Y ahora ocurre preguntar: j Estos capítulos protestan
del hijo de Diosf
Se precipita la respuesta.
Las misioneras inglesas y americanas que están esta-
blecidas en Fez, señoras de cuya \irtud se hace clamoreo,
visitan los enfermos musulmanes, medicinándolos» soco-
rriéndoles con dinero y facilitándoles libros en árabe que
relacionan las analogías de las religiones cristianas refor-
mista y mahometana.
^Gritarán los padres de la iglesia porque el mensajero
impostor que quiso deslumhrar el ascetismo cristiano ha-
ciendo su ascensión á la mansión de las huríes en la famo-
sa yegua de cuerpo con pechos de virgen, alas de águila,
cola irisada y brillante de pavo real, haya hecho una reli-
gión para el sensualismo?
^ Y cuál de ellos no cumplid con la Naturaleza? ¿Quién
se atreverá á lanzar la primera piedra sobre la adúltera?
Si yo hubiese sido Cristo ya habría descendido para
predicar la guerra, seguro que mis tropas torcerían la in-
terpretación, y habría asegurado mi doctrina de amor
entre los hombres.
PASEO POR FEZ 97
Fez tiene otras mezquitas , si no monumentos arquitec-
tónicos, históricos lugares: la de Muley Abd-al lah, empo-
brecida cerca del palacio imperial y clausura del Preten-
diente; la Yamaá Hambra, por el Butuil, cerrada al culto
una parte, que fué muy visitada por los de Bagdad y Cór-
doba; la Tayinia, en donde se reúnen los mejores hacenda-
dos y comerciantes, con portada bellísima y patio que deja
ver colecciones de grandes relojes é inscripciones ; la Sefak,
la de Muley Hasán, la de Attarin, la del Andalús, la Me-
darsa y el Karuin.
Durante todas las horas del día los fieles entran y salen
de estos templos, y en las puertas son infinitos los mendi-
gos que esperan lo que todo musulmán debe hacer después
de la ota'Aón y antes del ayuno: la limosna.
La liberalidad — decía Mahoma — es una rama del árbol
de la bienaventuranza que tiene su raíz en el Paraíso.
Hay varias clases de demandantes. Los talebes, que
concurren á la gran ciudad, que de los regalos de su pri-
mitiva iglesia sostiene á los peregrinos catecúmenos musul-
manes, invocan á Muley Abd-es-s'lam, el Habib el tolba
(el querido de los estudiantes); los que piden á los ricos lo
hacen trayendo al recuerdo á Sidi Ben Aisa, y los demás á
El Yilali y á Muley Idris.
La limosna la piden cantando unas veces, otras levan-
tando un dedo, otras arrojando incienso, y los que en las
calles, con un plato de madera, imploran la caridad, expre-
san alguna circunstancia del transeúnte al que se dirigen,
pero dicho en tono tan lastimero, que á no bastar el aspecto
miserable, el lamento sólo conmueve los corazones.
Por la calle de la almadraza Mesbahia existen numero-
sos lechos de paja, en los que muchos enfermos se con-
duelen de sus cuerpos lacerados, habiendo hecho de aquella
calle como caverna, tan estrecha, que á veces las bestias
pisan á los enfermos, un hospital de miasmas al aire libre,
imposible de hacerlo desaparecer, pues el árabe, visto el
q8
PERLAS NEGRAS
fin de SU vida terrena, tan gráficamente quiere acercarse á
Dios, que se aprojcima á la puerta de la casa en donde se le
adora para Uamar en el dintel de la eternidad con el último
soplo de su vida.
La miseria en Marruecos es grande. En ella han tomado
parte el cielo » la tierra y los hombres.
Por el fatalismo de mectub Allah, estará escrito, nadie
&e afana por salir del estado social heredado; el sol hace
Indolente el cuerpo y viva á la tierra que produce dos co-
sechas anuales, siendo dañosa la fertilidad si produce la
molicie; el exceso de amor á la religión arrebata hombres
supersticiosos á la agricultura; el gobierno divide en luchas
á ios territorios para mejor ejercer su autoridad; hace levas
de hombres vigorosos, que á buen servicio, por paternal
dirección, se tornarían ricos; con las contribuciones expli-
cadas el pauperismo invade las aldeas, y siendo todo el
Imperio sometido ai poder central, Belad el Májasm, tiene
que producir para el Sultán, para ella y para las sediciones
de los de Belad Sibas (inobedientes y fuera de jurisdicción),
haciendo del que se llamó Jardín de las Hespérides una
estéril comarca que hace mendigos á sus hijos.
Pero estará escrito.
A pesar de esa postración, y de que los árabes trasladan
sus tiendas de un lugar á otro, que es lo que en Europa se
puede llamar emigración, que debilita la fuerza nacional,
que allí es desalinear los trabajos comenzados , y de que
anualmente se hacen romerías á la Meca, mermando aún
más brazos al país, éste cuenta con los hombres más sobrios
y fuertes que existen en el continente viejo.
Mohamed Felnasi es un peatón que hace el servicio de
posta inglesa entre Fez y Tánger (cerca de 200 km.) en
cincuenta y dos horas; El Aiachi es otro musulmán que
anda el camino de Tánger á Ceuta (55 km.) en cinco ho-
ras; uno de mis sirvientes, llamado L'hiyeri, corrió la dis-
tancia entre Ceuta y Tetuán (40 km.) en tres horas y me-
\
PASEOTPOR FEZ 99
dia; un morador de aduar de Ain Dchicha, detrás de Sie-
rra Bullones, salió del Ceuta para la Meca en 29 de Di-
ciembre de 1892, y ha regresado después de atravesar á
pieéí Imperio magrebí, Argelia, Túnez, Trípoli, Egipto y
Arabia en 6 de Mayo de 1893.
¡Cuatro meses y nueve días!
Un árabe, para demostrarme su fortaleza, me hacía las
siguientes consideraciones :
«El cristiano tiene dinero, y el moro es pobre; el Go-
bierno da á ellos un sueldo, y el musulmán no tiene nada
seguro; el cristiano come mucho y nutritivo, y el moro
pan, higo, y por Pascua una poca de carne; el trabajo del
nesara es poquito y suave, y el del moro es duro, en me-
dio de las aguas, por las montañas y veredas difíciles; la-
bro el grano que pueda comer; cuido del lino que yo mis-
mo he de tejer; vigilo la piara que ha de hacer los quesos
y la manteca que fatigosamente he de llevar al mercado;
me fabrico mis babuchas; con palmas elaboro las espuer-
tas, serones para mis bestias y el cinturón que me ajuste la
ropa, que yo mismo coso y festoneo; arreglo mi espingar-
da; elaboro mi pólvora; construyo mi telar; levanto mi
choza; zanjo la acequia; corto los árboles; hago las cucha-
ras y barreños de las maderas que pulimenta mi chakor
(hacha); muelo el trigo, amaso la harina y cocineo mi co-
mida; el cristiano tiene un servidor para cada una de estas
operaciones; los moros cumplen todos los días del año con
sus mujeres, y los cristianos se cuidan mucho; tienen boti-
cas y médicos; nosotros nos medicinamos solos , y, sin
embargo, ninguno se apostaría á andar con uno de nos-
otros, á sufrir todos los rigores , y, finalmente, ellos
mueren más jóvenes que nosotros , ^-y qué?»
Mens sana in cor p ore sano.
El problema es vivir.
^' Quién sabe el punto del tránsito á lo desconocido?
¿Cuál soplo de aire cortará nuestra existencia?
loo
PERLAS NEGRAS
¿Qué tabla se hará bajel qne nos transporte por el
Océano del infinito?
Así discurríamos mi cariñ so ami^o el ilustra lo indi
gena Sid Mohamcd Charkciui y yo cuan lo llegamos a la
célebre universidad de Fez; Salamanca y Covadonga al
mismo tiempo en un inmenso é irregular edificio.
El Karuin es para los españoles la casa más memora-
ble de todo el Imperio. Se llama de la Ciencia, y en ella se
han imaginada los prodigios más hermosos de las letras y
los alardes más extraordinarios de la sabiduría antigua, que
hicieron á España, con su Córdoba, Sevilla, Ceuta, Grana-
da y Toledo, escuela famosa.
Nadie podía arrojarme de aquellos dinteles, porque yo
era una continuación de aquellas edades admirables prego-
nera de su fama; yo iba á pensar en el centro de aquel pa-
tio luminoso y de lindo templete que Gayangos Codera,
Almagro, Conde, Casiri, Simonet, Pons y Saavedra, eran
los Aben Jaldun y Almakari que tenía hoy Fez.
^•Han sido los musulmanes españoles los que han llena-
do de volúmenes aquella biblioteca, ó los nacidos en la An-
dalucía magrebí depositaron su saber en nuestros archivos?
Aquellas dos grandezas, la de la religión cristiana y la
del cesarismo, que coincidieron para una época soberbia
de la vida de España, tan grande la primera que semejaba
amparar á los Reyes y tan levantada la segunda que pare-
cía sostener á toda la cristiandad, ¿no han de reconocer
que de ambas formas musulmanes fueron los mejores ala-
rifes, los más exactos comentaristas y los más fogosos Hte-
ratos de varios siglos?
Gran almadraza la de Fez. (i)
i'ii^ili
( 1 ) Üra llamada por Job ünüjíuo^ Caii uan.
En la UnlvtírsidíiU de Fe¿ ay coník-refi tres grados, taleb, ó inkiadc en le-
i
PASEO POR FEZ lOl
Dentro de esa costumbre del alma, que se llama estu-
dio, hay otra, que es la observación, y no fué obstáculo para
que la mía funcionase la extraña mirada de un árabe her-
moso que, calzándose sus babuchas, observase la presen-
cia de un fakí nuevo de más atrevida presencia ó de más
señalada curiosidad.
Allá, en el laberinto de arcos, se veían figuras senta-
das, inmóviles; en apartados rincones de indecisa luz, gru-
pos de sectarios; en las puertas y en todo el recinto, el
justo silencio que necesita la meditación.
¿Cuál sería el lugar en donde se sentase mi paisano na-
cido en 1083 llamado el sabio de Occidente, el Kadí Aiad,
poeta feliz, autor de Cuerpo de Historia, Libro de la sufi-
ciencia, Crófiicas cordobesas, Diccionario de los maestros de
Aben Socarra, Disposición de los ingeitios para conocer á
los malequitas , Salud para conocimiento del Elegido y Las
seis fuentes acerca de la Historia de Ceuta r
¿Qué muro soportaría la espalda del tradicionero el
Ansari el Kortobí?
¿Cuál lámpara iluminó la página más interesante busca-
da por la avidez de Aben Hasam, el más cristiano de los
poetas árabes?
¿A qué punto de aquella gran sala dirigiría su mirada,
en viva exaltación, el álem el Miyara?
¿Por qué puerta entraría para su primera comunión li-
teraria el docto Eht-el-Fasir
Yosuli, el occidental, ¿escribió allí la primera página de
Resplandores de la luz, y su apologista Abd-er-Rhaman-
ben-Mahomed-el-Fasí oyó comentar por aquellos fakíes su
libro En-7iuar al maalatfi calam ala dalatil aljirat^
La mano ensangrentada de Aljatab, el sabio en Juris-
XxdL^fakih, doctor, y álem, sabio. Estos títulos no tienen más aplicación que
el honor de saberse que tal ó cual personaje es erudito. De la prosperidad
que tenga la distinción nacerá algún gran puesto en la Corte para el que
ostente el mérito.
loa
PERLAS XEGRAS
prudencia, :se fijó en aquellos quicios, marcándola barba-
rie de sus asesinos?
I Con qué pesar los hombres legistas de Marruecos, los
doctos fakíes, los clientes del Karuio que lean: «Quitab al
Duraf » protestaran de nuestro desvío cuando mediten so-
bre aquellas paginas del Schecundi ( i), que dicen:
* He compuesto este libro para ser útil á los demás y
perpetuar mi fama.»
* {Cuando habéis tenido en Jurisprudencia uno de los
dos Av^rroes, un científico como Aben Hasam, que siendo
visar desprecio las riquezas; en F'ilología á Aben Sida y
Chalaubini: en ^íüsica y Filosotia un Abenpace; en Astro-
nomía un Aben Hud, Rey de Zaragoza; en Medicina un
Aben-Zoar; en Historia un Aben Ha\'am, y en Literatura
un Prmcipe como Abderrabihi, autor del Collar , todos
ellos de esa tierra que tiene a Se%üla, cuj-a civilización se
ha elevado tanto, que si pidieses ¡oh emir! leche de aves,
alh la encontranas; de esa tierra de Tudela, en la que el
ciego rodiit cante a la* desgracias de sus ojos huérfanos
de lux: de eíc aliento cte Malaga, que contiene el néctar
que i^iedire a Al -lab como regalo en el Paraíso y es cuna de
!NJtIam el a|^>k^isía dulce del beso: de esa patria del Kaid
Ben Ka^^h. tan tl^uiso y ñero, que un cristiano, al conducir
un c3ibíiilK> a la r^nte. y viendo que huía, hubo de decirle:
4 . Hjt< \ tsto AOfcSO en el íoixio de ese espejo a Ben Kaid? » á
Ci.Kiii.ibji, capiul 4Íe fOíí tii!ranx»CH aoDguos, metrópoli de la
ctetKia; 4 ByidiKV. q*ie ^ Jbdoma con Mustafa Afdás, Rey
qus^ cvxtipoío C5cn vvilümenes» y ai regazo de AJmanzor,
qtee Ik^^ al mt^ rr^M etnpuiindo x Iv>s inoeiesr
>«» v^'*»^^^^ ^ *.MíN > *wAJ^ gt< ai^í^ V L ^r.i xl .i^i^^ Ckícundi entre
^l ^>«x.>M»^ c^tt*^- ci i»**v 4h Jbi >n , -*t A :.Lrs*iv\i«iv:ia de polémi-
PASEO POR FEZ I03
¡Loor á Dios que ha hecho surgir estos soles del Occi-
dente!»
¡ Cómo querrían ellos volver á la antigua madre ó á la
hija fugitiva! ¡Qué no daríamos los españoles por conser-
var los dos imperios de América y Oceanía! ¡Qué dolor
no reconocieran mañana á su madre ó desviasen afectos!
No es Marruecos pueblo filósofo, á la manera de Euro-
pa, para grandezas del pensamiento, porque es rendido
soldado en la batalla en donde han jugado los sentimien-
tos, el corazón más que el cerebro, y de ahí que las voces
de sus hijos cuando hablan de España no es la frase de la
conminación, del consejo, ni la de la esperanza...... es lá-
grima de dolores incurables, amarga queja de un resque-
mor triste como el apenamiento.
¿Por qué no los traemos?
¿Sabéis lo que vale ante los ojos de Dios, de Dios que
mira á los padres desde las brillantes pupilas de sus hijos,
que pide su pan la mano del pordiosero, que se revela en
la patria, que no es más que nosotros mismos, bajo la for-
ma material de una sociedad y una geografía, acudir á la
nostalgia de un corazón?
¿Por qué no abreviamos dolores haciendo que los mu-
sulmanes visiten nuestra tierra?
En esos (como se llamen) me embebía cuando con-
templaba la inrestaurada Universidad de Fez, que, anciana,
aún conserva el pórtico como dosel al sabio autor del famoso
libro Jardín de escritos; aquella fuente que refresó los pies
del historiador Abd-el-uahid-el-marraquechí; el peldaño
que dio acceso en la Dar el alm i Aben Jaldun el tunecino
y al granadino Aben Aljatib, que, apoyado en las colum-
nas, como báculo necesitado á su peregrinación, compuso
aquella leyenda poémica en tierra extraña, que hablaba de
lo efímero de la vida de las naciones y de los individuos:
«Eramos el sol de la gloria y ahora todo el horizon-
te se conduele de nosotros.
104
reRLAS NEGtíAS
En otro tiempo dábamos festines Hoy serviremos de
festín.
Nuestros suspiros se han detenido en medio de una
gran oración crepuscular.
Hagamos el bien; no tengamos enemigos , porque
¡cuántas veces la lanza ha derribado al que ha llevado la
espada, la desgracia ha abatido al feliz, y bajo la tierra se
ha sepultado en miserable harapo al que en vida se cubrió
de púrpura!
Decid á mis enemigos que no existo, y si se alegran,
replicadles :
— ¿Sois inmortales?»
¡Arbain mes caí! ¡ Uahed ú drbain!
I Cuarenta mezcales , cuarenta y unol
Así decía sobre un caballo brioso un moro arrogante,
de color atezado, ojos brilladores, escasa barba descompues-
ta y turbante airoso , que en un desgarrado alarido de
guerra obligaba con rejonazo de largo acicate á rápida ca-
rrera al corcel en venta.
¡Qué gallardía la del beréber! [Qué sofocación la de la
cabalgadura que ya botaba, ora unía sus remos para brin-
car frenética, ya caracoleaba con coquetería y orguUosa de
sus movimientos saludaba con contoneo de cerviz á las dos
filas de espectadores que cotizaban el precio del caballo
bergui, de abundosa crin y de cola negra é interminable.
Era ^\jemis, jueves, y en el mercado de este día de la
semana se hace la compra y venta de caballos.
Allí se declara el bajo precio del animal; entra la puja
por mezcales ( i ) haciendo una señal al del-lal ó perito, que
(1) Moneda Imagflnaria que vak lU onza.-.,
chundL
ó sean 40 blanquillos.— Ler-
^
t>ASEO POR FEZ 105
en alta voz, mientras excita á la puja trabajando al bruto,
anuncia el alza conseguida.
— U es-seriyay grita. (Se vende también la montura.)
Hecha la venta, se dan las manos comprador y vende-
dor, no sin que medien frases entre ambos, tales como:
— Más me costó ¡Ya verás el aire!
— ¿Me rebajarás seis mezcales?
— De ninguna manera, protesta airado el dueño.
El del-lal interviene para dejar contentos á los dos y
probar lo bien ganada que está la peseta que el vendedor
le entregó por hacer fogoso al caballo bergui en la otra
operación de la carrera.
Hay un tribunal de practicones de veterinaria que auto-
riza la venta mediante la entrega de otra peseta, y recono-
cen el caballo, y en alto van preguntando:
— ¿Come bien? ¿Tropieza? Y después cantan claro las
malas artes del animal y sus defectos.
— Este caballo come poco y hay que rebajar del precio
un rial (duro porque es real, tiene corona), además, tiene
enferma la boca, cuenta un año más de los que dice el due-
ño, de modo que hay que rebajar cuatro duros. Los hierros
del pecho no dicen nada.
— ¿De quién es? — dice otro profesor que tiene delante
al dueño. — Paséalo.
Hechas estas observaciones, un tercer albéitar pregunta
al comprador:
— ¿Te has enterado? ¿Lo compras?
Si contesta afirmativamente quien ve remediable los
principales defectos, pasan ambos á los notarios que cobran
otra cantidad mediante la entrega de un papel del tamaño
de dos de fumar, que es la escritura de compra-venta, por
los 41 mezcales estipulados, con la rebaja de los cuatro du-
ros hecha por los del charaa (justicia).
El comprador pagará la mitad de los cuatro duros.
Después dará una peseta al que le paseó la bestia, dos
io6
PERLAS NEGRAS
reales á uno que se sonrió y le alabó las carreras del corcel
y alguna otra cantidad á cualquiera que intervenga.
El amo le reclamará eXfotor (esto es, el almuerzo), porque
es oblií^ación del comprador convidar á comer al exdueño.
Cuando el nuevo poseedor se dispone á marchar, ve que
un hombre Hora.
;Quién es?
El esclavo que vio nacer al caballo, el que lo condujo
al abrevadero, el que veló para custodiarlo en los viajes por
!as montañas patrias de rapaces, el compañero, el siervo
del bruto, que se acerca para echar el brazo por su cuello
mientras las lágrimas le caen.
Allí están dos amigos: uno negro, de pelo rizado y de
esbelta apostura; otro color claro, larga cabellera y elegante
gallardía. Los dos se miran y se enteran de lo que se dicen
en silencio.
El dueño tira de la brida, se separan un poco, y el ca-
ballo vuelve la cabeza para mirar al triste amigo que jamás
imaginó la separación, como diciéndole: ¡acaba, sigúeme!
El negro se recostó en Abu-Beker el Arabí , y yo le
di dos pesetas.
Era la única propina legítima de toda aquella operación
comercial.
*
En Agosto del año 1076 nació en Sevilla un árabe
que fué lumbrera de la literatura jurídico-arábigo-española.
Este musulmán, al cual el maestro Aben Pascual llama
el sabio de inmensa erudición, sello de los sabios de Espa-
ña y último de sus hombres ilustres, fué nombrado para
notificar a Abd-el-mumen la alegría de que los almohades
habían tomado á Sevilla, siendo agasajado por el Príncipe
por tal suceso, tan notablemente por él representado cerca
de la corte.
Ii 'I
fl-
PASEO POR FEZ 107
Almakari se llama Fajar el árab (gloria de los árabes)
por su discreción y cultura.
Fué nombrado ministro de fiscales, cargo que ejerció
para honra de los cadíes.
Dedicado á las letras, escribió cuarenta volúmenes, se-
gún Addabí, y entre ellos El Mochan, ó diccionario alfabé-
tico de sus maestros, Luces de la aurora^ El Análisis, el
Libro de la llama con la exposición de la ntuata de Malic,
Juicios del Koran, Canon del Prolmigado y el Libro de las
partículas grandes y pequeñas.
Una de sus obras mejores, por la explicación de los 99
nombres que los árabes dan á Dios, es la llamada Quitab
alatned alkasi besmahu Allah alhasni, libro del más remo-
to límite de los nombres bellos de Dios.
Esta obra se divide en dos partes y cuatro capítulos:
aquéllas tratan de la esencia y de los atributos.
Cuando los almorávides destruyeron la dinastía de los
Abaditas, tenía 17 años y marchó con su padre recorriendo
África y Asia y estudió con el célebre Gazeli. Muerto su
padre en Alejandría, regresó á Sevilla y mandó edificar
parte de sus muros destruidos.
Más tarde surgió un motín contra él por asuntos polí-
ticos, y hubo de marchar de su patria dirigiéndose á Fez
en el año 1 148-49, muriendo en el camino.
Recogido el compatriota islamita, fué enterrado frente
á las cumbres bereberes que tiene Fez en dirección al Sebú,
detrás de sus murallas, y aún hoy se mantiene conservada
la ermita que lleva el nombre del ministro de Justicia, sir-
viendo de muro donde descansa otro tribunal ó almotacén,
monumento valioso aquél, que forma parte de ese univer-
sal museo de acrópolis sagrados al aire libre que merecen
tanta veneración como el que guarda los restos de Abu-
Beker el Arabí el Andalusi, el de Sevilla.
io8
PERLAS NEGRAS
II !
Cercado por murallas altas del Fez Nuevo, y sirviendo
los lienzos resistentes del imperial recinto de paredes al
barrio salado, en éste vive una población de 4.000 israeli-
tas dedicados al comercio, artes é industrias del país mu-
sulmán.
El Mel'lah comprende una plazuela llamada Sok el Fa-
ham (plaza del Carbón); una vía principal que llaman Sok
ó Huanits, mercado ó tiendas, y á ambos lados de aquélla
varias calles laberínticas, estrechas y sucias, tanto cuanto
están limpias el interior de las casas, verdaderos perpetuos
lagos por la abundancia de agua que consumen diariamente
las hermosas hijas de Salomón; un ensanche llamado el
Meara; otro que empieza á tener fabricación y que se de-
nomina En-nuauely esto es, las viviendas, y un cementerio
amplio, muy respetado y limpio.
El judío se aclimata á todo lo divino y á todo lo huma
no y está en todas partes.
Demostrado por la ciencia que la luna es un astro muer-
to, incapaz de sostener vida en un ser, supongamos que si
hubo humanidad en el tranquilo satélite, fué un israelita el
último que entregó su alma á Adonai cuando ajustaba tal
vez la venta del pómez de aquellos volcanes ó la arena de
las estepas de la luna; y si la ciencia ha de comprobarnos
la facilidad de poder extender en los espacios inter-estela-
res redes que pongan en comunicación los posibles y raros
moradores de los mundos vacilantes en el éter, judío será
quien reciba en aquéllos á los sabios atrevidos aventureros
aéreos de este nuestro planeta, ofreciéndole la compra de
algún rosario ó una estampa del santoral que usen por
aquellas alturas.
En Fez copian al moro casándose ó repudiando cuantas
mujeres quiere; en Tánger imitan á los europeos, y ellas, á
la inversa de las de Fez, que llevan una mitra, se adornan
con el sombrero femenino; en Tetuán se acomodan á Amé-
rica y á Ceuta, y en éste ellos viven interviniendo negocios
PASEO POR FEZ I09
oficiales, si bien es cierto que entre mis paisanos israelitas
hay caballeros y existe la virtud en sus mujeres.
Tienen su Gobierno, representado por los jajamiriy ó
jefes que nombran un Chej-el-mellak; sus sinagogas ó tem-
plos, rodeados de asientos con techo, del que penden colo-
sales lámparas de cristal, son interesantes por lo severos, y
en ellos con salmos que recuerdan los que acompañan á la
liturgia cristiana en las mayores solemnidades religiosas,
y con aljamia mosaico-española, crepúsculo único que ellos
mantienen entre una injusticia y una perseverancia, los
hombres de Israel siguen en la misma ley que Abrahám y
Moisés instituyeron.
Dentro de la Judería se dedican, en unión de sus muje-
res, privilegiadas bellezas desafiadoras, á la confección de
anchas fajas recamadas de oro, botones de seda elegantes,
trajes para los soldados del país, arreos primorosos para
cabalgaduras y tejido de lienzos finos; y en el mercado ha-
cen de munadi, voceando el ajuste de aljorca, un kaftan
dahabi (dorado) ó un velo blanco de viuda, ó bien labran
en el oro y la plata, ó ya se industrian comerciando en
armas ó vendiendo á los moros solteros vinos , licores y ta-
baco europeos.
Ser aristócrata en la Judería es poseer una carta de pro-
tección; pero si es española, el israelita no será atendido
ni aun por nuestros cónsules; pero él se creerá mejorado
en la felicidad que les haya tocado á los congéneres.
Las mujeres fasias son de hermosura extraordinaria.
Casi podría asegurarse sean las mejores del Imperio; y las
hebreas más perfectas aún, pues pertenecen á la raza pura,
primitiva, que asentó sus reales en el corazón del Magreb,
sin poder, por causas exteriores tal vez á su voluntad, en-
troncarse con la beréber ni con la alárabe.
Reproducen en sus nombres al escenario en que se for-
mó la ley natural.
Sol, Luna, Estrella, Alia (la elevada), Fraha (alegre),
"»
lio
PERLAS NEGRAS
Hasiba, Ranina (Ana), Simi (Alegría), Auicha (diminuti-
vo de Aicha, vivificadora), Masaltob (buena suerte), Me-
soodi (fortuna), Yakut (esmeralda), Rahima (clemente) y
otros.
En el Mel lah viven subditos españoles, procedentes
de Meülla unos y de Tánger otros; pero no por eso dejan
de estar sometidos á crueles mortificaciones.
K\/ús¿ que el judío ha de llevar sobre la cabeza no pue-
de tener el color ni la forma del gorro rojo del musulmán;
éstos no consienten á aquéllos entrar en ciertos barrios
para que Pio los manchen; las babuchas de los israelitas ne-
cesariamente se aleñaron de negro en oposición á la de los
mahometanos que son amarillas; serán llamados yuifs, po-
dridos, sin derecho á la protesta; esperarán en el portal los
recados; podrán ser despojados; habiéndome ocurrido el
caso de haber sido desobedecido por un judío á quien le
dije: «lleva esta carta y disfrázate con mi yilaba sobre tus
zaragüelles, contestándome: tú eres mejor, perdóname, si
me conocen ikudi. me apalearán y perderás tu ropa»; los de-
dican á limpiar calles, desollinar hornos, descender á las
letrinas y clavar las cabezas de los rebeldes como más
infamante para las mutilaciones el contacto del que dicen:
al ratón y al hebreo no enseñes la puerta de tu casa; la hu-
manidad es un árbol y el judío la carcoma que se la
engulle... .
Primeramente se establecieron acobardados detrás de
las Puertas de la Judería; más tarde invadieron el principio
de la calle de Bunafá; después se han sentado á recoser y
remendar zapatos en las cercanías de Muley Abd-al-lah;
luego se han aproximado junto al Palacio con la profesión
de prestamistas; alguno ha entrado en la casa imperial
ejerciendo de Celestino y de esta suerte, aunque cuando
oyen decir, hoy entra el Rogui, produciéndoles el efecto de
subírseles ai rostro ciertas palideces, puede afirmarse ser
ellos las entrañas del Imperio.
V
PASEO POR FEZ
Protestaré siempre del insulto bárbaro, despiadado,
cruel, que un chicuelo de Fez, cuya cabeza era una mues-
tra de las bellezas de la peluquería de la tierra, y que era
un verdadero tatuaje pilífero, hizo á un hombre grave
israelita escupiéndole al rostro después de haberle lan-
zado al cieno el gorro al ímpetu de una terrible bofe-
tada, y quedándosele fijo, nuevamente provocativo , frente
á él con las manos en las caderas seguro de no tener cas-
tigo á su demasía, ni contrincante defensor del anciano
entre todos los transeúntes moros, que satisfechos vieron
en el chicuelo simpática reproducción de propios ins-
tintos.
¡Desgraciado!
No preparemos á nuestros sucesores la ocasión de
que otros mozalbetes ensucien con saliva sus respetables
canas.
Ya veis lo que hacen con los hombres que no tienen
patria ni bandera.
El suceso me tuvo entristecido sin que bastase á sepa-
rar la imaginación que, adormecida casi en la abstracción,
se ejercitaba en querer adivinar el porvenir de España, la
kasida leve como el balanceo de una hoja al caer, que me
narraba Fatah, mi amigo, ruiseñor que alegra con su voz
las noches de broma de la casa de Abd-el-Asis.
En Marruecos hay más de medio millón de judíos.
¡Qué gran elemento de propaganda que debemos bus-
car diariamente, que debemos defender y que debemos
querer, porque de Israel fueron los padres de Jesús, porque
no supieron lo que se hicieron, porque son humanos, porque
es querer á Dios perdonar, porque es político atraer á los
hijos de España que vivan en todos los continentes , bajo
\ f
112
PERLAS NEGRAS
todas las formas de Gobierno y toda clase de ley religiosa,
porque son maltratados y porque ellos quieren! (i)
*
* *
Siguiendo los muros del Meara, se encuentra un antiguo
^acueducto, y bajo él una línea férrea de vía estrecha, que
comunica las huertas reales con unos jardines y lugar de
recreo del Emperador.
Un renegado español, llamado Abd-er-Rhamán, cons-
truyó la fortaleza.
En Bunafá existe un reducto con troneras, por donde
asoman algunos antiguos cañones. Este edificio era servido
por artilleros renegados españoles , que se sublevaron ha
tiempo, obligando al Emperador á disolver el batallón.
Próximo á Fez, frente á la Puerta Quemada, hay unas
ruinas y un Bory ó reducto, y frente á la Puerta del Ce-
menterio hay otro, cuyos nombres no aparecen en mis
apuntes.
Creo que uno se llama Bustion, por bastión.
Frente al río Sebü, sobre un collado con encinares,
existe un castillo como centinela de avance , nominado de
Aomar.
Pasado el Kántara de S'bú hay dos caminos : uno con-
duce á Cheraga; otro, por las faldas de Anh el Yemel
(Cuello del Camello), á los territorios de los rebeldes.
(1) Como el que sabe leer no deja de hacerlo ni aun de las notas, pon-
go esta como dato importantísimo á mi propósito:
El Rey Don Pedro, tuvo en Sevilla de tesorero al judío Rabí; Don Enrique
el III, fechó en Valladolid un privilegio con fecha *XXX dias del mes
de Septiembre de mil cccci años», confirmando uno de su padre conce-
diendo al Monasterio de Santo Domingo un beneficio de quatro mil marave-
dises que después volvieron á los judíos de la sinagoga de la villa de Ma-
drid ; Lope Martínez, acudió á la ciudad de Segovia en 1392, en donde estaba
el Rey para protestar del destruymiento é muerte é robo que se Ji^o en los
Judíos de la aljama de la dicha villa; Granada tuvo la de los judíos cerca
de la puerta del Sol; y Lope Gutiérrez, alcalde mayor de Córdoba, los de-
fendió de grandes tribulaciones.
PASEO POR FE2 113
El día de mis observaciones veo cuatro campamentos:
Aomar y el Sebü al mando del hermano del ministro de la
Guerra; Ank el Yemel con el Mahedí; y allá en las lejanías,
pasadas algunas manchas obscuras que parecen precipicios,
otras verdosas sobre cumbres que quieren ser cultivos , y al
pie de una ciudadela unas lampas blancuzcas como tendi-
do de tiendas, las que dirige Aomar el lusi.
Hemos acabado nuestra excursión de hoy, y hemos de
dirigirnos al círculo, en donde nos esperan los amigos.
Hoy hay comilona musulmana
No se puede faltar, porque quien falta á la comida la
comida le falta á él.
Además asisten buenos musulmanes cariñosos, como
Zin-Zin; ricos, como Ersini; hermosos, como Uasani; bra-
vos, como Brischa; finos, como Ben-Nuna, tetuanies, en
Aomar Barrada afectuoso; el Cherif Sekali, hacendado;
Ben Aomar lusi, beréber elegante, y Fatah, cantor, delica-
do, fasis.
Hay otros que me escucharon hablar de su ley y de
nuestro Gobierno, arrogantes caballeros que nos hicieron
los honores.
La mesa árabe es el suelo; cuando más, elevada una
cuarta sobre él , para doblar menos el cuerpo ; los tenedores
son los naturales, de los cuales la industria tomó modelo;
las botellas y vasos lo suple un solo jarro , en donde todos
beben del mismo licor, como firme prueba de juramenta-
ción de fraternidad; los cuchillos, los mismos que usara
Cristo cuando distribuyó el pan entre sus apóstoles; el to-
cador, la clara agua que corre por la acequia; la orquesta,
los pájaros que brincan en los macizos de flores ; el pavi-
mento, una rica y ancha como un prado alfombra de Ra-
bal; la techumbre, un emparrado de vides de una preciosa
114
PERLAS NEGRAS
huerta de naranjales y granados, en los que se engancha-
ban mecedoras flores blancas y frutos amarillos, hojas ver-
di-bermejas y peciolos rojos; la causa, el sibaritismo; el
motivo, la alegría.
La familia de campo come el baisar, habas cocidas; el
pan de aldorá ó zaina, y la harira ó papilla de harina con
leche y azúcar. En el verano beben el lebeii, leche agria,
que es refrescante y purga.
Si el aduar es rico, abundante de leche, la sebda, man-
teca fresca ó azuda y los huevos constituirán la mesa, con
el entremés de aceitunas sin aliño, y azebibes ó pasas como
plato postrero.
Durante las Pascuas sacrifican carneros, que recuerdan
ias matanzas españolas por Noche-buena; y como nosotros
conserv^amos en tinas los lomos, ellos conservan sartas de
carne en rosarios, que después llaman meckui, puesta al
fuego en un alambre, como carne asada.
Kn las ciudades hay tiendas que expenden el asado en
alambres, en los que alternan trocitos ligeramente salados
de corazón, riñon, sebo y lomo.
También venden la masa frita, á la que llaman esfenye.
\^^ guefta es plato agradabilísimo de las ciudades, que
recuérdalas salchichas de nuestra tierra, pues como éstas,
aunque de animales no prohibidos aquéllas, es carne pica-
da con ligeras especias y plantas aromáticas (peregil y me-
jorana), que el jugo natural mantiene en la forma de pe-
queños embutidos.
Amantes del té y del café, porque lo bebió Mahoma y
en ellos traficó, toman tres tazas reglamentarias antes de
las comidas, pues siendo el estómago una bolsa elástica y
siendo condición del calor dilatar los cuerpos, se hace preci-
so ensancharla para que entre lo que naturalmente exige
su volumen.
Nuestros platos son más suculentos que los descritos.
No tenemos el agrio leben^ que es agrio para evitar al
PASEO POR FEZ US
estómago una de sus funciones; pero sí el alcuzcuz hecho
en la quesea, vasija con orificios, dentro de la cual se so-
mete la elaboración de harina de flor á un vapor que la
cuece y sostiene, sin adherirse unos á otros los pequeños
trozos, como granos de arroz.
No es el plato de nuestro mayor agrado el quesquesü,
que se sirve con leche , con carne y con calabaza , y ha de
comerse haciendo bolas formadas en la cuenca de la mano
y lanzada por un movimiento de Aspare de los dedos índi-
ce y pulgar, aunque es muy nutritivo.
Lo mejor que aderezan los moros es la carne. En ésta
hay variedad y sibaritismo: pechugas de pichones, albón-
digas de tordos y yediuz, ó cabritillo al horno; gallinas des-
huesadas con relleno de pájaros; y todo con manteca en
tal abundancia, que con las distintas especias y plantas ra-
ras hay guisos que recuerdan la farmacopea.
En confitería hay prodigios de delicadeza. El almizcle
y el ámbar perfuman los ricos compuestos de almendra,
sémola, flor de harina y mieles.
Más ellos lo explican todo.
El te se hace con hierba-buena, porque sabiéndose que
los primitivos traficantes secaban las hojas de aquella plan-
ta en alambres de cobre, la otra era yerba buaia para di-
solver el óxido que pudiera adherirse á la que resulta más
rica infusión con el gusto agradable de su compañera.
Las comidas deben llevar especias y aromas, porque si
los antiguos conservaban el cuerpo de los egipcios feneci-
dos con flores de aroma perenne, ¿qué daño puede ocurrir
intentando aromatizar el nuestro en vida?
Los árabes tienen gran fe en las plantas, y de ellas sa-
ben muchas propiedades.
El vegetal llamado chinguiduray amasado con miel y
tomado en ayunas durante algún tiempo, cicatriza las heri-
das en el interior y se la administran á los del mard elyauf,
tísicos; la planta sabo7i el árab, jabón del árabe, la utilizan
ii6
PERLAS NEGRAS
M
f~í
para la limpieza, y asimismo la nombrada haidorat-er-raáh
azalea de pastor; la mejorana y sándalo en los guisos é in-
fusiones; ^Xfelaiu ó poleo, y el 7iafá ó hinojo para la dis-
pepsia, £¿ enckichoru lo comen con un pan que amasan con
aceite y anís, llamado er-rgaif, para limpiar de humores
insanos ios intestinos; las hojas del cáñamo y su semilla, tri-
turadas y comidas, producen narcotismo; la i'edra^ yedra,
para aplicación en fontículos; el ajonjolí, comino, nuez, al-
carabea, gengibre y azafrán, en los condimentos.
Otro de nuestros platos es el sábalo^ pescado con salsa
á la mayonesa, ya que á los árabes les agrada tanto el
alimento de la mar.
No comen el cerdo porque Mahoma, conociendo las
propiedades, y habiendo estudiado los efectos de su carne
en el país caluroso como el suyo, prohibió su uso, y de ahí
que hasta se inventase la fábula del cerdo y el judío,
dando carácter de precepto religioso al aborrecimiento que
impuso.
Los árabes no comen otra carne que la que ellos sacri-
fican y entre éstas prefieren el carnero, que no es tan pro-
penso á la tuberculosis y viruelas como el ganado de la va-
cuna, ni á la liebre que husmea en los cementerios, al co-
nejo que cría la tenia y al cerdo que genera la triqui-
nosis.
Leyendo la Biblia, en capítulos del Libro Levítico, se
aconseja a los ortodoxos la carne de que han de aUmen-
tarse,
V habló el Señor á Moisés y á Aarón, diciendo:
Hí Decid á los hijos de Israel. De todos los animales de
la tierra, éstos son los que debéis comer:
'1 odo el que tiene hendida la pezuña y que rumia entre
las bestias, lo comeréis.
Mas todo el que á la verdad rumia, y tiene pezuña, pero
no hendida, como el camello y los otros, no los comeréis,
y los contaréis entre las cosas inmundas.
I ''
PASEO POR FEZ 1 1?
El cheróglio (conejo, puerco-espín , ratón- montes) que
rumia y no tiene hendida la uña, es inmundo.
Asimismo la liebre, porque también rumia, pero no tie-
ne hendida la uña.
Y el puerco, el cual teniendo hendida la uña, no
rumia. »
El sibaritismo musulmán tiene explicación higiénica
que debe imitarse, si es cierto que todas las religiones,
preservando el cuerpo, dignifican el espíritu.
*
Hicimos nuestra ultima visita á la plaza en donde está
establecida la fábrica de armas, que tiene una soberbia
puerta con inscripciones, y entramos en el edificio, que es
amplio , con los distintos talleres necesarios á la fabrica-
ción que allí representa Italia, que pacta con el Sultán ser
intransferible á ninguna otra nación el derecho de dirigirla.
Los operarios son moros, que con gran perfección ha-
cen toda clase de trabajos en la armería.
Dentro de la sala, á la derecha, sobre sus soportes, hay
dos lanchas, con caldera de vapor, para recreo del Sultán.
En el fondo del salón de maquinarias existe una puerta
que da salida á un jardín con un puente y castillos almena-
dos que conduce al patio de pruebas de las armas, en cuyo
fondo se ven blancos eléctricos.
Detrás de las altas tapias, que tienen en cada hueco ni-
dos de palomas y de otras aves que no he visto en aque-
llos campos ni en España, están los jardines de Abd-
el-Asis.
La plaza llamada Bab-el-Maquina es grande y cuadra-
da, pero su piso es irregular. Tiene dos soberbias puertas,
hechas por el Emperador Hasán , con una inscripción que
no me atreví á copiar, temeroso de inspirar recelos, á últi-
ma hora, cuando la mayor confianza había salpicado las
ii8
PERLAS NEGRAS
relaciones entre los musulmanes de Fez y Abd-el-Nabí, lo
mismo en casa de los acaudalados que en los cafetines con
los soldados, en las puertas de las mezquitas, que compran-
do las vituallas para nuestra comida.
Nos dirigimos después al Palacio del Emperador, y en-
tramos á uno de los patios, en donde un oficial inglés ins-
truía á los contingentes últimamente llegados.
Estos hombres, desde el instante en que abandonan
sus hopalandas y el turbante para calzarse los borceguíes
unos, las babuchas otros, pero todos con zaragüelles y
chaquetillas de color azul y rojo, ingleses, pierden toda la
gentileza de la raza; la elegancia natural del árabe se pros-
tituye con la instrucción militar, que somete al hombre á
pasos contados, brazos movidos por resortes y fusiles lle-
vados en línea y con la mano izquierda.
El oficial vestía de europeo, con sombrero andaluz, me-
dias botas y sable con tirantes. Llevaba un vocabulario
anglo-arábigo en la mano, y se valía de él para ordenar los
movimientos.
Había llegado el día anterior.
Nos despedimos de la misión militar francesa, que días
pasados había hecho su presentación al Emperador con
todo el esplendor guerrero de una nación como Francia , y
que, como ella, sabe tan bien el efecto moral que causa en-
tre los marroquíes, jinetes con corazas relucientes, cascos
con reflejos de sol etincellent, botas crugientes, armas do-
radas y sobre caballos de Dukala, hermosos, finos, lucios,
y con arreos plateados.
La comisión está compuesta por un coronel, antiguo
jefe de Argelia, un capitán, un médico y un oficial. Todos
poseen perfectamente el árabe.
Al conocer el jefe, galo de aspecto serio, alto y forni-
do, que yo no era musulmán, pues como tal me tomó, ha-
blamos indistintamente en francés y árabe sobre las cues-
tiones de aquella actualidad, y pude conocer que no iban
^t^
PASEO POR FEZ 119
para estarse quietos , y esto me alegraba , porque venía á
equilibrar la situación.
¿Podrían
en esta disputa
llegar los perros
y pillar descuidados
á mis dos conejos?
; Podría España ser Breno?
Yo había dicho al coronel un día de visita en la Aca-
demia de la Alianza Israelita las ultimas noticias recibidas:
El Emperador estaba enfermo.
En aquel momento se levantaron el coronel y su ayu-
dante como movidos por un resorte.
Desde entonces juegan diariamente cuatro horas con el
Emperador.
El Emperador seguirá y España estará en el com-
pás de espera.
j Adiós, Fez!
Ya no volveré á verte, pero me bastará tu recuerdo y
el goce de los que de mi patria tuve por tus jardines, entre
tus guerreros, sobre tus almenas, á la orilla de tus ríos y
al pie de las torres de tus mezquitas , para recrearme como
entre los brazos de la sensual virgen que ofrece las almo-
hadas del deseo en los labios de sangre, en la mirada de
noche brillante y en la voz de lejanías de goces satisfechos.
¡ La madre patria ! La madre y el padre. Ella ; el ser que
es alma y cuerpo, porque da el aire que toman los pulmo-
nes; la tierra que sostiene la planta y da alimento que ela-
bora en vida el estómago; el agua que abluciona; el sol que
calienta la sangre; la luz que se mira en los ojos; el clima
que regula la existencia y educa nuestro espíritu para
lo sublime en las maravillas del valor de sus hijos héroes,
en los prodigios de virtud de sus hijos religiosos, en las
grandezas de la inspiración de sus hijos artistas, en la te-
PERLAS NEGRAS
nacidad divina de sus hijos sabios que aún la mantienen
para adorarla con toda la cal de nuestros huesos y con
todo el fósforo de nuestro cerebro.
II
\
Con ese pensamiento entramos y con él salimos, cuan-
do sentí la grata emoción del cariño para los amigos que
me despidieron.
Alguna furtiva lágrima asomó en los ojos de algún fa-
sí , y me envaned por ser querido con tal efusión.
Es el único orgullo que puede ostentar con soberbia el
hombre: el del cariño de sus semejantes.
La guerra seguía con menos furor en las lejanías de Fez.
Habíamos cumplido con nuestro deber.
Si hubiésemos hecho pública información durante los
dos meses de permanencia en la capital de cuantos acon-
tecimientos ocurrieran, dejando satisfecha á una empresa
periodística, avara de todos los detalles, y más de los de
una guerra como ésta, interesante por demás, nuestro pres-
tigio periodístico se hubiera elevado tanto cuanto habría
descendido, seguramente, la influencia española en Ma-
rruecos.
Si es bien para la patria mentir, la mentira es virtud.
Relatar las crueldades, referir las escenas, anotar todos
los movimientos, hacer crónicas, comentar las acciones,
describir las excursiones, biografiar los personajes, enume-
rar edificios, estudiar costumbres y cuanta materia nos es
conocida por vivir en el país, cuyo idioma interpretamos
y con cuyos hijos convivimos, habna llenado planas ente-
ras de cualquier periódico, pero también de perplejidades
a la política europea, que habnan determinado manifesta-
ciones, acaso violentas, que España no podía ostentar con
ttnia la valentía de los fuertes , y desde el primer mo-
mento dimos á la guerra el curacUr de ctvily rebeldía de la
DE FEZ A ALKAZAR « 2 I
que Europa no tenía por qué tomar en consideración , por-
que es lógico que siendo esto política pasase por el tamiz
del patriotismo toda consideración antes de ir al papel.
Al mismo tiempo nuestras cartas, de carácter reserva-
do, marcaban las necesidades y reformas de la labor espa-
ñola en Marruecos.
Ignoro si fui muy aplicado en el cumplimiento de mi
deber y de mi palabra; lo que sí sé, es que verifiqué lo
que pude en lo que prometí hacer. Al salir de Fez una voz
dijo: el único europeo que llegó á Fez durante aquellos
días en que se prohibió el tránsito á los extranjeros.
Efectivamente; la comisión militar francesa salió de La-
rache á los treinta y ocho días de nuestra salida como con-
ductor de telas; y la italiana hacía nueve que había llegado.
La alemana nos la encontramos á los dos días de nues-
tro regreso, cerca del Sebú.
El periodista especial inglés había caído envuelto en su
globo, sin conseguir llegar á Fez.
Un corresponsal de Inglaterra nos preguntó, cerca de
Chemmaja, por el estado de la guerra.
Estos encuentros nos agradaban , porque España era la
única que había llegado la primera en la persona del Che-
rif Sid-el-Hach Abd-el-Nabí, y al mismo tiempo sentíamos
que España no ejerciese la influencia que debía representar.
¿Nos encontraríamos por el camino con la comisión mi-
litar española dirigiéndose á Fez.'^
Día j. — Una voz nos grita que esperemos.
Es Mustafá, un soldado del Emperador de Marruecos
que abandona las filas por tener el placer de servirme.
Con nosotros vienen un doctor inglés, su esposa y un
oficial de Lancaster.
Hemos perdido de vista el Guebgueb , montaña que do-
^22 PERLAS NEGRAS
mina á Fez; el aduar de Farache quedó á los seis kilóme-
tros.
Vemos la montaña de Sarhon, que se parece á Gibraltar.
¿Confraternizaremos los ingleses y yo?
En Sarhon está la ciudad de Ualili, por los romanos
Vohibilis; que Mela y Tolomeo hacen única ciudad con tí-
tulo de colonia, por ser centro de las operaciones del Im-
perio contra los del Atlas.
Hoy es llamada K'sar Faraón y y es sepulcro de aquel
monarca que empezó á reinar á la edad de 1 1 años, llama-
do Muley Idris.
El viajero Benítez encontró en aquellas ruinas dos ins-
cripciones, que reproduzco sin interpretar, por ser fáciles
al lector.
Dicen ellas:
Q. CAIO Q. Q. FIl.lO
DOMITIANO CLAVDIO
VOLVBILII ANO DLCV
RIONIVM CIPII
VOLVILIII IVIAM
NOPVM ROGATO
M. FABIO LUIGI
ROGATO ANO XVII
URBS CRISTVS
PATER
FILIO PIÍSIMO. POS
Pernoctamos en la hospedería de Mec-qués.
Allí paró también €í principe Constante, aquel lusitano
en rehenes que prefirió morir, siendo ayudado al sacrificio
por sus hermanos, tan altivos como el que contestó cuando
el Emperador le invitó á devolver á Ceuta:
<No puedo porque es de Dios.»
Día tf.— Dejamos el camino que conduce á Rabat y to-
mamos por el de la derecha, que sobre una altura enseña
DE FEZ A AI.KAZAR 12^
una pintoresca explanada rodeada de árboles, como anfi-
teatro que tiene en su centro al sied de Sid-Alí Ibrahim,
punto de congregación de los más religiosos de aquel terri-
torio de Cherarda, que en el santo creen un protector.
Allá á la izquierda está Beni Amar, con su riquísimo
bosque de olivos, como nido de pájaros de rapiña empo-
trado en la maleza.
La tribu de Cherarda corresponde á la provincia de R!arb
el Isar (i), y pone á nuestro paso como primeros aduares
el grupo de miserables viviendas de Bokackuch y Animar.
En la primera fila de la sierra se divisan los aduares
Karmaty Jmadek (barrancos), Ulad Iseff, El ama y varios
cortijos.
El lugar es pintoresco: un valle con montañas frondo-
sas y altas, en donde viven los habitantes de Serfat. los
hijos de los Chelojs (Beni Cheljs) y Dar Bark, aldea que
es morada del Chej que lleva ese nombre.
A la derecha las kabilas de Udaia, detrás la de Ulad
el Hach y la de los descendientes de Aisa.
Hacía un calor insoportable y fué necesario entrar en
aquellos grupos de chozas para pedir leben, leche agria que
refrescara nuestras fauces.
Un arroyo regaba por mitad el aduar de Amar el iitaa
(Amar del llano); lo atravesamos y creímos que nuestros
caballos serían devorados por fierísimos perros guardianes,
que en jauría numerosa acometieron , hasta desesperarlos
en manifestaciones de coces repetidas.
Los árabes se depilan. Unas con otras las jovenzuelas,
y con navaja los hombres.
Esta nota nos la recuerdan varios muchachos que se agi-
tan por una cuesta, los brazos en cruz, haciendo muecas
de desagrado , mientras se arrancan las vellosidades de de-
bajo de las axilas.
(1) R'arb el Isar comprende: Fez, Soko telata, Sefrú y Tarsul.
T24 PERLAvS NEGRAS
Ks el procedimiento que usan en la montaña.
Al pasar por el aduar de Amar, uno de los servidores
que llevábamos, gracioso por demás é inspirado en giros
de ingenio y frases españolas, hace observar á los hijos de
la rubia Albión una osamenta que los moros y los judíos
por servilismo de tradición, enganchan en un palo puesto
sobre las trojes que forman el vallado, en señal de suerte.
Los ingleses preguntan, y socarronamente el indígena
les dice: Cunta ^ rompiendo en carcajada.
No entendió la frase el ilustrado doctor, que hablaba
algo el árabe, y hubo de recurrir á mí para la explicación,
que causó extraordinaria hilaridad.
El moro quería decir que aquella calavera de asno era
la alcurnia, el escudo de la familia musulmana como él,
que creía que ostentando en bandera la osamenta y espe-
rando se harían ricos.
Este día es fértil en acontecimientos.
Las tribus de Ulad Aisa y Udaia están en guerra. El
sábado comenzaron las hostilidades, sin que tengan carác-
ter de rebeldía hacia el Sultán; son luchas locales que han
producido tres muertos y 17 heridos.
Los soldados nos aconsejan separarnos de aquellos lu-
gares y entrar en jurisdicción más amiga.
Por el camino sólo heñios encontrado un grupo de hom-
bres sospechosos, que capitanea un bandido.
Hemos llegado al Sebü , hermoso río que nace próximo
al pico de M'egader, en el medio Atlas, y desemboca en
la ciudad fundada por el monarca el Mehdi, frente á la
llanura de Tamista.
Le llenan: Uad Sefrú, el Inauen, Uarga, Bit, Fuaya y
R'dat.
Si el lector ó el oyente quieren sentir la grata y viva
emoción que produce la belleza física, contemple al Sebú,
frente al aduar de Muyat.
El río, ora tranquilo, ofrece pequeñas islas con cria-
DE FEZ A ALKAZAR I 25
deros de pájaros; alguna gruta entre espadañas., que sirve
de guarida al centinela montaraz; muelles naturales que se
adelantan desde las riberas para meterse en lo más profun-
do de la banda de agua; y está con colores de manchas
azuladas, unas formadas por sociedades de peces, otras por
enredaderas rastreras, que dejan el verdor en la margen y
asoman sus flores, sedientas como azucenillas violáceas; y
si el Sebü se agita, aquí atropella las rocas que se defien-
den rompiendo las aguas, allá invade rizándose como un
pequeño Océano; canta su bravura, que le presenta ebrio
y con las espumas crugientes, mientras el sol, por entre dos
collados, como reflector que quiere indagar alguna grande-
za que busca, se detiene allí tendido en pluma de luz sobre
las ondas.
Muyat es el primer aduar que en el incendio á que le
sometió el Sultán avivó la rebeldía actual, y derruido está
en la ribera del Sebú, junto al aislado picacho de Mayara
el Háyui{\di roca del peregrinito). Y esta roca, como la de
la Cherifa (la santa), que más arriba en el centro del río
se yergue, finge misteriosa peña encantada, que algún con-
juro levantó en aquel escenario para morada de tradicio-
neros de leyendas.
Hicimos alto en el poblado del kaid Aomar el Háyui,
estación colocada en una banda del río, que allí marca el
comienzo de la provincia del Garb.
Es una nsala proveedora.
El jefe de aquella hospedería estaba en la guerra de-
fendiendo al Sultán; sus hijos eran ó carlistas ó de los de
Cartagena, pues favorecían al Rogui.
Mustafá buscó vituallas, y anunciado yo como príncipe,
que en peregrinación venía desde Meca al Aítdalüs, acudió
el fakih de la aldea.
Aquella noche los ingleses observaban desde las puer-
tas de sus tiendas, colocadas frente á la mía; los criados
de vez en cuando simulaban buscar algo en mi ligera casa,
1 26 PERLAS NEGRAS
y con desusados tratamientos, pues la mayor familiaridad
reinó entre nosotros durante el camino, afirmaban mi ca-
rácter de legítimo descendiente de un caudillo mecquí (de
la Meca), con las frases: Tuila marc, iá sidi; el bar acá id
cherifl ( i ).
Lo primero que se le ocurrió preguntarme al religioso
hay ni \ después de haberme besado desde la cabeza hasta
los pies mientras profería las palabras rituales, fué si había
besado la piedra negra, si estuve dentro de bit-al-lah (la
casa de Dios) y que cuántas horas rezaba para hacerla él.
Satisfice sus deseos, con creces, hablándole de la pie-
dra negra y de la blanca, del manantial de Semsem, del
monte Arafat, del valle de Mina, del claustro de Mosser y
de las formas de ritos que siguen los mahometanos, según
las distintas regiones.
Quedó maravillado de la descripción que le hice de la
ciudad de la Meca , que me imaginé en aquel momento con
medio millón de peregrinos, salpicando mi monólogo, que
supongo en aquel momento rodeado de rústicos y sencillos
apologistas koránicos , dicho con tonos proféticos que segu-
ramente les arraigaron más en la fe, de hipérboles en don-
de luminaban maravillas y milagros, salmos que no podían
entender más que lo que eran como yo. y humildades de
grandes reyes que de rodillas van á besar la Cáaba , pro-
duciéndoles éxtasis la adoración que hacen á Dios.
El recogimiento del amor, ese tibieza dulce que invade
el espíritu arrobado en un sentimiento heredado, educado
y fortalecido cuotidianamente , en aquella ocasión exaltado
por más educada imaginación, dominaba á mis oyentes,
que de vez en cuando suspiraban: Allahu acbar (¡Dios es
grande!), ¡Ayubal (la admiración, el prodigio), ¡Hua hada I
(así es).
— ¡ Feliz es el señor que pudo ver tanta magnificencia,
yO rroloníTiulon de la vida del ducrto, y la bendición para el santo varón.
DE FEZ Á ALKAZAR '27
(juc adoraban tantos creyentes! — dijeron, añadiendo que
retardase el viaje, y concurrirían al siguiente día varios
cherifes. Les contesté serme imposible, pues había de regre-
sar para seguir estudiando y rezando en un país que era tan
hermoso y tan igual como el de los amantes de Mahoma.
¿Por qué no unir á aquella grandeza de alabanzas á
Dios, la otra grandeza del nombre de mi patria? ¿Por qué
no dejar en ese momento supremo de exaltación religiosa
junto al nombre de Dios el de España?
¿Cómo era Esbanta? ¿Tenía mucha agricultura r
La agricultura es la primera preocupación de todo pue-
blo, porque ella satisface todas las necesidades.
Cuando veamos la decadencia de un pueblo lo primero
en que debemos pensar para hallar la causa de su ruina es
en si sus gobernantes fueron amantes de favorecer el cultivo.
La agricultura nació antes que la religión. La primera
representa el cuerpo y la segunda el espíritu. Cuando el
primero se satisface el segundo reza la gratitud.
Dios creó primero las plantas que al hombre; su previ-
sora bondad no habría de crear el estómago antes que el
alimento ni formar un corazón que inconscientemente ora-
se antes de recibir el beneficio.
De la continuidad de hechos bondadosos nació la fe,
que no es ciega, porque si lo fuese se dejaría llevar por
cualquier lazarillo doctrinario de errores que mal compren-
diese á Dios.
Se ha dicho que de un grano de trigo nace una civili-
zación.
¡Dichoso el pueblo que puede producir muchos graneros!
El Magreb el Aksa (Marruecos) y el Magreb el Andalíis
(España) tienen poblaciones hermanas, cumbres igualmen-
te llamadas y fertilidad que les producen el andar de igual
niímero de grandes ríos.
En Larache colocó la mitología el palacio de Anteo en
los jardines de las hespérides, en donde los dragones guar-
128 PERLAS NEGRAS
daban las manzanas de oro, y Valencia es un pensil que
combina toda la riqueza de sus huertas en mosaicos de
cultivo que el cinturón de la mar resguarda; Abda, la es-
clava de la tierra, produce hasta el extremo de decirse de
ella que el día que se haya agotado la producción en el
país, ella será granero, y Castilla, con sus llanuras como
las de la hermana de Dukala, es fiel también á la fertilidad
y sostén de España; Mequinez es llamado «Los olivares »
y está en el interior, como Extremadura que produce rico
aceite; Marruecos, la de vegetación más frondosa, de más
pasmosa producción , sembrada de higuerales grandes ex-
tensiones, de viñedos otros, las más de cereales, recuerda
á la costera Málaga y á la interior Sevilla con sus frutas
verdes y secas , y á Barcelona , la afanosa , porque la capi-
tal magrebí es la más fabril de todas las ciudades del reino;
Tafilete en la frontera argelina , como Galicia en la portu-
guesa, como dehesas ambas de ganado que llenan de car-
ne los mercados y de cueros un imperio; Rabat, nudo des-
atado, llave estratégica en una embestida que la tierra hace
en el mar para cuidar á Salé, como Cádiz con su Trus el
garb (Trafalgar) que hace alerta en el Océano, jalón en las
rutas y abrigo á las naves; Mogador, llamado Es-suira, la
imagen, el retrato, como Almería, que vale tanto como
espejo, marítimas las dos; con nieves perpetuas las cumbres
de Be7ii-Uarair y Gaiata, último baluarte que quedará para
la fe agarena cuando se haya perdido en la misma ciudad
del Karuin y Muley Idris, como la Sierra Nevada y mon-
tañas alpujarreñas, bastiones postreros de la resistencia
musulmana cuando fenecía en Córdoba y quedaba exter-
minada en el reino granadino; en Safí queda el árbol sa-
grado de Lal'la-Gobucha como en Vizcaya el guemicaco
arbola. La peña de los enamorados tiene su homologa en
el Kef-el-aros, el pico de los novios, en el extremo oriental
de los Beni-Saraual; el Magreb tiene ocho ríos principales,
como España, en el S'bú, Lucus, Buregreb, Tensift, Sus,
DE FEZ Á ALKAZAR 129
Umrebiá, que desaguan en el Océano, y Muluya y Nakor
en el Mediterráneo; tres grandes cordilleras atraviesan á
España (la Cantábrica-Pirináica, la Oretana, central hasta
Portugal, y la Penibética), todas paralelas, como paralelas
las tres del gran, medio y pequeño Atlas, que equidistan
próximamente veinte leguas; en el Atlas central se encuen-
tra el Kiuf'el'Hammam, el pico de las colorabais, como en
la Cantábrica el picacho Dormida de las palomas; España
tiene sus albuferas en dos hermosos lagos como Marruecos
Ips llamados Danra y Sidi Busalem; aquí la roca de la
Cherifa como en Toledo la Virgen del Valle ; en una
parte la Silla y el Suspiro del moro y la Peña de los Ciga-
rrales toledanos, en otro el recreo de los hijos, y el prodigio
de losjardiftes en las riberas del Mediterráneo.
España y Marruecos son dos desposados por la Natu-
raleza, que conviven en las márgenes de ese arroyo ancho
que se llama Estrecho.
Cuando yo acabé mi oración, el rústico pastor, sacer-
dote y maestro, desde un alto peldaño con las manos en
forma de vocina, extendió por aquella llanura interrumpida
por recortes de talco plateado movedizo, y con el acompa-
ñamiento del cantar de los pájaros y las aguas que charlo-
teaban al sol vivificante que se anunciaba, una improvisa-
da kasida.
« ¡ Dios es grande ! ¡ Dios es grande ! ¡ Dios es grande !
¡ Y no hay más Dios que Dios !
No crean otra cosa los del camino derecho. Los demás
no han sido dioses, sino emisarios.
Mahoma es un enviado de Dios.
Los que sostienen que hay varios dioses, y adoran á
éstos más que al Único , no están con éste , que es grande,
misericordioso, justo, sabio, principio y fin de las cosas, el
que da la luz y la quita y el que premia.
Fijaos bien y analizad las doctrinas de los que se lla-
man hijos de Dios, y cómo lo dicen.
13° PERLAS NEGRAS
Ser hijo no es ser padre y como tal Creador.
El que no crea no puede ser Dios, y si hubiese quienes
dijeren crear no seguidle, ni á sus defensores, porque sa-
crilego quiere ser más que el Ünico.
Nadie crea más que el Ordenador.
Los santos son hijos de Dios, como lo fué nuestro Mo-
hamed , pero éste fué preferido.
Dios colme de goces al enviado.
Mahoma ha sido el hombre que más resplandece sobre
los demás como el sol sobre todos los cielos.
Cuando el sol pasa el puente que hay entre las tinieblas
y la mañana, los rayos de su luz aseméjanse al astro de
Medina.
Así se muestra nuestro Mahomed , cuya doctrina es un
conjunto de salutaciones á los creyentes, porque se forta-
lecen en defender al Fortalecedor.
Creed en él , pues si nó sus rayos se volverán malignos
para los que no adoren al único.
¡Dios es grande! ¡Dios es grande! ¡Dios es grande!
¡No hay más Dios que Dios y Mahoma es el emisario!
Acudid á la oración. »
Cuando acabó el fakih, de entre varias manchas de ver-
dura, de ocultos resguardados lugares y de los patios cer-
cados por érguenes, se elevaron varios brazos al cielo.
Eran los que celebraban el oriente de la luz.
Después silenciosamente se congregaron.
El doctor me hizo notar que España cuenta para su po-
lítica en Marruecos con elementos que no pueden disputarle
ninguna otra nación, cuales son la disposición de sus hijos
para entregarse á la convivencia con los marroquíes, deján-
dome orgulloso el pensamiento de creer que á su país diría:
«no es nación moribunda la que tiene hijos idólatras que
por ella trabajan incesantemente. »
La patria — dijo Cánovas — no puede negarse, como no
puede negarse al padre ni á la madre.
DE FEZ A ALK AZAR 13 ^
Un griego dijo más: «La patria es la casa de todos, y
toda tu casa debes sacrificar por la de los demás. Tu ruina
no es la de tu patria, pero la de tu patria sí es tu ruina.»
Día 7, sábado, — Un grupo de moros vienen á despedir-
nos hasta el río Sebú que hemos de atravesar.
Yo paso el primero llevando á la señora á mi derecha;
después el doctor con varios criados que van estimulando
con voces, tales como Chakerrá; huí; ¡iah, iah, iah^ el sectil;
iak, taky (Tri, d'ri , monosílabos que son insultos, onoma-
topeyas, desafíos y caricias al mismo tiempo.
Continúan las bebidas europeas para calefacción de los
fríos sentidos, y comienzan los cantares de los conductores
con la voz extensa que agita desde la flor del monte hasta
las piedras del río.
Este es el camino que conduce á Arzila, á Alcázar y
Tánger.
Después de la salida del río hay una pradera con cul-
tivo, y después un arroyo, cerca del cual existen unas sa-
linas.
En Marruecos abundan la sal, las minas y las canteras.
Cerca de Larache y Mehedia, próximo á los Beni-Musa,
junto al río Um-rebiá, al O. del curso del río Zis y en la re-
gión de Haha, hay salinas. Yacimientos auríferos existen
en la tribu de los Beni-Saraual y cerca de Tsasa. En Alka-
laia, en Ketama y en la Kasba de Beni-Mel-lal, h^y metal
argentífero. Entre Mogador y la desembocadura del río
Tensift, existen minas de hierro, y en los Castillejos, pró-
ximo á Ceuta, y en Yebel Musa de Ányara hay filones de
manganeso y antimonio.
— Europeos, europeos, avisan los conductores.
— ;Será la comisión militar española fundada hace mu-
chos años que por fin va á entrar en la casa imperial.^
— No; es la alemana que marcha á instruir á la artille-
ría imperial contra los rebeldes.
132
PERLAS NEGRAS
Se atraviesa el Rdats, y á medida que nos acercamos
al Had (el principio), se descubren varios aduares preciosos,
entre los que sobresale el que se llama Ulad del Lucha, que
no debe ser olvidado por ningún paisajista.
Hemos encontrado un aduar llamado de Ech-chorfa (los
cherifes) sobre el Yebel Ed-daaf, cuya fotografía puede ha-
cerse sirviéndonos de la caja de imprenta, que representa-
rán: el corchete, la línea de la colina; las oes, vallados con
chozas en el interior lo mismo que las del interior del cua-
drado, siendo viviendas asimismo, los circunflejos, veredas
las rectas trazadas, y cultivo el cuadrado de puntos.
A
A
A
A
A A •••
• • •
A A A ••
A A A '
Antes de llegar al Had de Curt, el mejasni, que deseaba
tardar más días en llegar á F*ez porque correrían más jorna-
les, se combinó con los arrieros, y juntos convinieron de-
tenernos á las tres de la tarde en un parador que decían del
gobierno, porque él no respondía de la seguridad de nues-
tras personas en terrenos más avanzados.
Los ingleses se reunieron en consistorio y trataron de
DE FEZ Á ALKAZAR 133
imponerse, pero el moro gritaba extentóreamente mientras
los conductores hacían retroceder las muías.
No me convenía estar más días por las montañas. Se acá.
baban los fondos, y retardar los días era apurar la situación.
Llegaba mi hora y era preciso ser más que los moros
y que los ingleses.
Hice seña á los compañeros de viaje, y emprendiéndo-
la ellos con mi bestia y yo con sus cabalgaduras, á despe-
cho de los soldados del Emperador, continuamos la marcha
por toda aquella llanura, no sin recibir las ofensas imagina-
bles de un energúmeno que vio volatilizársele un duro por
la decisión de un ru7ni.
Díle el duro en Alcázar para no dejarle atribuir á mise-
ria española, y así continuamos siempre siendo muy bue-
nos sidis.
Los correos franceses é ingleses se dirigían á Tánger, y
nos comunicaron que aquel día habían entrado cabezas
en Fez.
Unas veces subíamos á las bestias, otras hacíamos de
Bargosis; cambiábamos de vehículo, creyendo llegaríamos
antes ó nos dolerían menos las carnes; mandábamos mon-
tar á nuestros criados, apaleábamos á las bestias, increpá-
bamos á las carreteras, invocábamos á los dioses , mas
nadie podía distender el camino, y en ese convencimiento
con 300 de calor aquel día, nos encapuchamos en nuestras
yilabas que cubría nuestro turbante y, ¡adelante!, dijimos
pacientísimamente vencidos.
Sobre el Had de Corts hay una zauia, cuyo religioso se
aproxima sorprendido y curioso cómo interpreta su en-
trecejo.
— jRsch quid culubir ¿Cómo le dicen á CvSte santo:
— Sid Abd-al-lah el Btiqiur — contesta.
— Tomad, dadle esa limosna para el aceite ó velas, y
rezadle.
No creo se la gastase en rapé ó pólvora.
T34 PERLAS NEGRAS
Buscamos el aduar, y habiendo corrido nuestra signi-
ficación religiosa, nos obsequiaron con leche, candeal, y
panales de abejas.
Aquel día anduvimos más de once horas.
Al siguiente estaríamos en Alcázar.
A lo lejos se vé Yilali, los santos lugares de Uasán, )'
Benisi, Falak, Karrarda, Ulad AbuacqiieL Ain-Usif y Ain-
Sestami,
Uasan es la ciudad adonde vive el Papa de los musul-
manes.
Le he visto en Fez, recordándole su última visita á
Ceuta en época lejana.
Su padre quiso ser subdito español, y se presentó en el
año 1877 en Ceuta con la banda de Capitán General en
ocasión que el Alfonso XII visitaba la preciosa ciudad-
fuerte, más el Rey no le hizo caso , enfureciéndose con el
desvío hasta el extremo de acogerse al pabellón francés.
Descansamos en el aduar de Ulad Angüiel^ y próximas
están á aquel lugar las referencias Duar de Hach Tsami.
Fuduly Agágueda, Asib de Ueld Dauia, y el duar del
Umimi, protegido francés.
Los chicuelos del poblado acudían á besar la ropa del
santo, y éste les devolvía la merced del saludo entregándo-
les fanits (confites) que se comían á medias con los padres.
Mi sinceridad, contando los episodios de la guerra y los bri-
llantes hechos del Rogui, formaron auditorio que se in-
clinó, no sé por qué, contra los ingleses y en favor del
Bu'Hamala (i).
Aquella noche el doctor, el de Lancaster gibraltareño,
y su señora, se hospedaron en otro aduar más lejano.
vP El monosílabo bu, corresponde literalmente á padre , pero se ha apli-
cado á ideas de propiedad y accidente; a^i se dice Bu-Hamara , por cottíiuc-
tor de la burra; bu-tuii » asoNthro de la largrura; bu-Hamala , mantenedor
do la entereza; hu-menajer, uno que tiene una gran nariz ; bu-gorra^ uno
marcadamente jorobado.
DE FEZ Á ALKAZAR 135
La tribu de Ulad Musa y el Beriiey guerrean y tienen
cortado el camino.
La señora inglesa, por primera vez, convierte en azuce-
nas las perpetuas amapolas de sus mejillas, y acudió á mí
interrogándome, y consolada, avanzaron en el itinerario.
Día 8. — Después de las siete, y hecho el desayuno, su-
bimos al mercado, que era concurridísimo. El mercado de
Hadd-de-Curt es de los principales de la región; atrae ne-
gociantes desde Alcázar, Uasán, aduares del Uarga, Sebú,
R'dats y de la tribu de Cherarda en más de 8.000 concu-
rrentes.
La caravana la formaban diez personas, entre ellas un
intérprete, tres criados, un soldado tingitano y dos de Fez^
Cuando pasamos cerca de ella nos saludamos. La mía
era compuesta por mí, mi criado y los dos dueños de las
muías. Nos adelantamos y cruzamos cerca del Uad Uarga
después de tomar víveres en los aduares.
Cuando llegamos al Uarga, en donde había varios la-
vanderos, encontramos á los ingleses que volvían á exten-
der los manteles por quincuagésima vez.
Ascendimos á la cumbre pizarrosa, y nos situamos en
el aduar del Ugibi, cuyo dueño me reconoció Cherif, santo,
firmando en mi libro : El señor Ahmed el Cherif el Uhihi,
ofreciéndome su morada á mi regreso.
Frente teníamos el territorio llamado El Aof.
Otro parador , la nesala del Aiachi.
En el horizonte no vemos más verdura que la de los
olivos de Chenamtnaja.
Nos acercamos á su sied, rodeado de aceitunos.
Hay una fuente y un lavadero.
En alto se ve un aduar precioso, y otro llamado Haitsem
Descansamos para almorzar cerca de unas chozas, en
cuyas proximidades hay una noria, muy buen agua y va-
rias higueras.
136 PERLAS NEGRAS
Estamos en la kabila de Sefián ó Be7ti Malee, cuyo
jefe es Ben Abd-al-lah e¿ Fedli, teniendo á nuestro frente á
los dechares nominados Lanabra y Uled Barca.
Más adelante hay una gran llanura circundada por diez
colinas casi iguales; á la izquierda, pero lejanamente, se
distingue la Karia (alquería) de Ben Auda, y junto á nos-
otros, sobre el arroyo que atravesamos y que empieza á
anunciar la vecindad de Alkasar, varios murallones derruí-
dos que tienen á la derecha otros idénticos.
Ya se cae el lápiz de apuntar, y la frente la agobia la
calentura.
Ya se divisa Alkasar. Sus huertas frondosas recrean á
los viajeros, que han corrido por las montañas para no ser
sorprendidos por los anárquicos. Hay un puente. Se atravie-
sa y se observa á la anhelada por el infortunado Sebastián.
Colocada á la derecha del río Lucus, en una llanura fér-
til al pie del monte Sarsar, en el límite de una ramificación
del Atlas, está encerrada en un cintillo de verdura con ador-
nos de aguas relucientes, la antigua ciudad de Gran Al-
cázar (K'sar Quebir), que es grande como la palma de la
mano y no tiene Palacio.
Corresponde á la jurisdicción de Jaljali , y es etapa ne-
cesaria y punto estratégico para las expediciones que se
dirijan hacia Larache, Arzila, Uasan, Fez, Mequinez y las
que vengan de Ceuta, Tetuán y Tánger.
Eran las seis y cuarto de la tarde del domingo 8 de
Marzo, cuando llegamos al lugar en donde habíamos de
levantar las tiendas, abatidas en el Had de Corts.
Los criados nos abandonaron, ávidos de entrar en la
ciudad para recrearse en el quif, cabe algunos colegas con-
tertulios en dar er kahtiayi [cSiSdi del cafetero), y visitar á
Venus para contarle las aventuras de la guerra y del viaje.
DE ALKAZAR A TÁXGER ^37
A las nueve de la noche empezaron á sonar tiros alre-
dedor de nuestras tiendas. Creí fuesen salvas por nuestra
llegada; pero el oficial de Lancaster, arrastrándose desde
su tienda á la mía; en un volapuk anglo-hispano-arábigo
mímico me invitó á apagar la luz, pues era el único punto
de referencia para los salteadores que merodeaban por Al-
k'asar, prologuistas de la anarquía acaudillada por Raisuli,
que posteriormente ha dominado la región.
Acudieron á nuestra defensa el kaid Ueld de Harrada y
toda su gente.
Después se incorporó el jalifa El Garábeli con los su-
yos , acompañándonos hasta las doce.
Dormimos con la tranquilidad en que cae quienes traen
en las postas respectivas cien kilómetros; sobre el cerebro
la presión de cien calorías, cien sobresaltos, y ha de en-
tregarse al fatalismo; lo que esté escrito, que se parece al
otro fatalismo lo que Dios quiera después de haber oído
cien tiros sobre nuestras cabezas.
Al amanecer, los guardianes recibieron la muña, ayuda
que les dimos, y entramos en Alk'asar.
Por fin hablaríamos con españoles ilustrados, que nos
darían noticias de España.
Hicimos hora discurriendo por aquellos angostos antros
que no otra cosa que tripas estrechas, desaseadas y laberín-
ticas son las calles de Alk'asar, sin haber hallado monumen-
to artístico digno de impresionar más que la torrecilla som-
breada por palmeras de la mezquita nombrada de Sid
lakub.
En la ciudad que tiene de patrón á Sid Ali Bugalen
hay dos vías estrechas que se abren en ángulo recto
desde su vértice: el mercado junto á un puente; siendo la
primera la que conduce á una alkaiseria, calle principal
del comercio, correspondiente al distrito en donde vive la
colonia israelita y la europea, y la segunda, la que enca-
mina á la ciudad marroquí que teme contaminarse en su
138 PERLAS NEGRAS
convivencia con los no elegidos, resto la población de glo-
rias en ruina.
En sus cercanías hay un lavadero y varias zauías, como
la de Sid Ali ben Freha y Sid Mojoluf.
Volvimos á nuestra tienda , y en ese instante una bala
atravesó el lienzo de la mía. La mano que movió el gatillo
me conocía cuando estuvo tan poco certero.
Regresamos á la ciudad y pudimos ver al señor de
nuestra representación , quien se admiró fuese yo el corres-
ponsal que la prensa española había ya colocado bajo la
inscripción R. I. P.
Salimos de Alcázar.
En el nombre de Dios. Ya no nos quedan más que dos
días.
El camino está en suave cuesta, que lleva á un llano.
A la derecha hay dos aduares y á la izquierda uno.
Más adelante, el Uad-Rur; los campos están invadidos
de cigüeñas y de flores diversas.
Si os colocáis en cualquiera de las aldeas Yebaniats,
Dokarauhan y Saraula, dominaréis la llanura de Ulad el
Haddad , que fué testigo de la famosa batalla que Ali Bey
describió y otros han plagiado, ocurrida cerca de Uad el
Majsen.
El Rey D. Sebastián no murió en el río; ni la época de
la guerra , ni el punto ese del río dieron agua bastante para
sumergir al caballero cristiano.
Después de la batalla de los Tres Reyes, que recuerda
c Vinieron los sarracenos
y nos molieron á palos; >
se levantó el aduar de Be7i Said, aunque aquí no sabemos
cuáles eran los peores.
DE ALKAZAR A TÁNGER 1.39
¿•Quién designó á D. Sebastián para invadir terreno que
no era suyo?
¿Fué el mismo que le dio la victoria á los únalos; ó es
quien, reconociendo el catolicismo de un pueblo cristiano
de veinte siglos, concede el triunfo en Cavite y Santiago
á uno bueno y protestante de ayer?
¿Quiénes son los mejores?
En este sendero hallará el viajero el histórico lugar de
Sid Abd-al-lah el Hamédí, ermitaño que guerreó contra el
Rey lusitano que fué sepultado en la iglesia de San Fran-
cisco, de Ceuta, y más tarde trasladado al panteón de
Nuestra Señora de Belén , de Lisboa.
Próxima está la nesala de Uladehia.
Hemos atravesado el río; nos acompaña un morador
del aduar Riahi, que nos aconseja salgamos de aquel te-
rritorio , pues la guerra se hace también aquel día entre los
del Beriiey y Musa.
Pregunté por los ingleses , y me contestó : « Esos ayer
noche huyeron, y habrán adelantado más de medio día de
camino. ;Para qué vienen aquí esos rumisr»
Se despide de nosotros, y penetramos en el Gaba, en
donde el taraje cubre nuestras bestias. Arreamos á éstas,
siempre dirigiendo la vista hacia la parte que guerrea,
distinguiéndose el humo del tiroteo.
Pero está lejos : más de dos horas de camino á la dere-
cha de nuestro sendero.
Estábamos predestinados á ser testigos de toda la anar-
quía de la provincia.
También nos dijo que habían degollado á unos euro-
peos, que supusimos nuestros compañeros de viaje.
Descendimos á un valle, en el que se distinguía una
huertecilla con naranjos.
En lo alto hay un cementerio guarecido por olivares; al
pie se celebra el renombrado Sok telata de Raisana^ que
I40 PERLAS NEGRAS
iinprcscindiblemente ha de figurar en todas las cartas, pues
su situación es en la confluencia de todas las veredas y do-
minando á la tribu de Benigorfat y á He/s Scrif.
En este instante, mientras atravesamos la maleza, el
aroma de las flores silvestres impone detenernos para aspi-
rarle, y mientras esto ocurre se oye algo que mueve las
ramas que dan á la vereda.
— ¡Son pasos, sí! — dice Lenyeri. — Esbár, espera.
Un grupo de hombres se nos aproxima.
Al ver mi aspecto créenme de ellos, pero de más alto
linaje, y se acercan para besar mi ropa.
Yo les pregunto adonde van y qué noticias hay por- el
camino.
Kra gente de paz y no ocurría otra cosa de mayor
cuantía, sino que en la atesta roja de Tánger merodeaba
el Raisuli para apoderarse de los dineros del Sultán.
lín el mercado, desierto ese día, que el mahometismo
celebraba el primer día de la Pascua, nos encontramos un
correo que iba para Fez, á quien le participamos las noti-
cias, aa>nsejándole adelantase para incorporarse al grupo
que hablamos encontrado. Le dimos comida y él á su vez
la noticia de que las tribus de Vlad Aros y Yebel Habió
llevaban dos días de pelea, aconsejándome enviase emisa-
rio iicl aduar de />< // Daiui, próximo, para conocer noticias
y poder seguir el viaje.
IVmiKtamos en Bín Daua. pero no enxié emisarios.
- ¿Por que: :Impedinamos la rebeldía: ¿A quienes
atacaban: Si a U>s moros, yo era cristiano; si á los cristia-
nivs, \x> cn\ el moro que en caballo rergui\ enjaezado de
\ OTxlo, estu\x> en el centro de la plaza del Mechuar de Fez
sacudicmio los trozos de sesos que caían sobre su rop>a de
un dcstT\>7.ado cráneo qiíc un berbensco traía en la pica.
;.r. , *^iS ^\ V J\7^J una macne mora nos trajo como
iifcftii Hts dvvs b.i;as. pues era la un:ca m^xred que podía ha-
ttr é un i ¿ rv-quo \"a cv>iKv\vn ix>r '.as referencias de los pe
DE ALKAZAR Á TÁXGER M^
rcgrinos que ha dos días habían pasado por rí\uc\\ví /¿sa/a.
El padre de las muchachas rezó junto á mí; yo revol-
vía también mi rosario y después no nos dimos punto de
reposo , él preguntando y yo respondiendo.
Trajéronme comida que acepté, como es de rigor; les
regalé azúcar y té; correspondí al presente de la madre,
donando á las hijas alguna plata, y habiéndome oído ha-
blar de medicaciones hube de indicarles algunos remedios
á la tribu que invadió la estrecha y sucia vivienda.
Estamos en la kabila de Beni Hasén.
Se llama el aduar Siguédla^ y componen la r'óa: El
Meddiar, en donde hay un cortijo que se llama de Abelar-
do; Ulad Sian, Selauiai, Ain Dalia, «situada en la ver-
tiente de una montaña, desde la que se domina una her-
mosa vega » ; y Hayar-cl-uehal. Este sitio es abundante de
leche y carne.
Los más hacendados del aduar me obsequian liberal-
mente, contribuyendo á esto la festividad que celebran.
Frente al empinado aduar se divisa el mar, y como vi-
gía está el dicho Charf-el-Akah.
No recuerdo en qué lugar del itinerario situar á los
aduares Dechar Yedid y Ulad Bu Hamaida que aparecen
en mis apuntes, no obstante saber que deben estar coloca-
dos delante de Daraua , que ya hemos dcscripto.
Volvemos á visitar á Berrian; divisamos Akba-el- Ma-
mara y adivinamos á Tánger.
¿Y Raisuli?
Día 10. — Otros europeos se divisan desde nuestro pa-
rador, situado detrás del Mehar/uir, y que corresponde á
la rba.
Hay otros que se llaman: Cheraká, Dar Sehiru, Bug-
142 PERLAS NEGRAvS
dtir y Ain Bel-lot, en una prolongada montaña que se
acerca al litoral.
El oficial de Lancaster se ha marchado solo, no puede
aguantar más las molestias del viaje y se decide á ser hé-
roe, dejando que su bestia haga entrada en Tánger á cual-
quiera hora de cualquier día.
Yo repaso mi libro de notas tomadas sobre la muía, y
por ello con tantas irregularidades las letras como acciden-
tes el camino y tropiezos la bestia. Sólo están correctas las
firmas de ministros musulmanes, las de afectuosos israeli-
tas de Fez , las de hombres religiosos de las tribus y certi-
ficaciones de reconocimiento de mi linaje y pases de trán-
sito por los chejes.
Mientras viene la mañana que nos dará luz para pre-
senciar un entierro (guinasa) , hablamos con los moros de
cosas de España, desprestigiadas por los alrededores de
Tánger.
La muerte de un musulmán es acontecimiento que im-
presiona desde el aduar hasta los siete cielos.
Sabido el fallecimiento concurren plañideras todas las
mujeres del aduar, llevando tocas blancas (toballas) sobre
la cabeza y pronunciando la profesión de fé.
Los varones se encargan de lavar el cuerpo y envol-
verlo en una banda de tela. Después lo colocan sobre unas
parihuelas y llevado entre dos filas de hombres con yilabas
blancas y que van rezando, le conducen al lugar del ente-
rramiento, generalmente junto al santuario. Todos darán
una paletada, como todos los moros del aduar contribuirían
á levantarle la choza, que es obligado el auxilio mutuo
entre ellos, y colocarán el rostro del moribundo hacia el
Oriente, de donde sale la luz.
La única frase de consuelo que se escapará á aquellos
tAxger 143
acompañantes para los dolientes será ¡tá el mesquinl ¡ah,
el pobre! Cuando acabe la ceremonia prorrumpirán todos
en las mismas frases con que el musulmán entregó su alma
á Dios: « Al-lahu acbar; aschhdú, la iláha in el-lah; aschhdú
ana sidna Mohamed rasulal-lah.»
Dios es grande; declaro no hay más Dios que Dios, y
que nuestro señor Mahoma es su emisario.
¡ Tánger !
j A tí volvemos y ojalá fuese por poco tiempo !
Descansado algo el espíritu de las vivas impresiones de
la lucha, de la amenaza perpetua y del trabajo constante,
y repuesto el cuerpo de sus fatigas, me agradaría repetir
la jornada. Sí; allí, que cuando se pelea es con las armas
y cuando se descansa es sobre las piedras, más blanda la
roca y menos mortífera la bala que la sátira de la malevo-
lencia (i).
Parece que fué ayer y hace tres meses próximamente.
No ha pasado nada y van degollados más de 600 hom-
bres; han transcurrido ocho meses desde el comienzo de la
guerra y hay en Fez cuatro misiones militares europeas
auxiliando cada una como puede.
Tánger lo mismo. Con la misión militar española; con
las reuniones ascéticas del convento, morada de hombres,
que ninguna nación de Europa mantiene en ese país; con
(1) Itinerario recorrido por el autor: De Ceuta á Táng^er por mar, millas
á kilómetros, 69; de Tánger á Tetuán por Ányara, pasando por Belaisch, 62
kilómetros; de Tetuán á Larache, según Canal, 79 km. (¡!); de Larache á Fez,
según Bermudez Reina, 182 km.; de Fez al Sebú, según el mismo, 4 km. (tres
veces) 12; de Fez á Alkasar, 137 km.; de Alkasar á Tánger, 110 km.; de Tán-
ger á Ceuta, por Ányara, 55 km. Total, 706 km.
144 PERLAS XEGRAS
reuniones en donde la mordacidad hace anatomía de los
caprichos de algunas damas; con saraos á las huertas y al
Marclián; con Lügaro que quiere beneficiar á Inglaterra
si no lastima á España; con la incubadora de mentiras;
con la española y roguista reunión de Britys Farmacy, que
preside Guita; con mis amigos Mr. Gastón Bouchet, sabio
francés y viajero naturalista y escritor; Mr. Haris, aventii
rero periodista que á su arriesgo y al Times debe un pala-
cio que levanta en las playas de Tánger, y Cunninghan
Ghaham, socialista culto de aspecto de soldado de los ter-
cios de Flandes; con la guardia á Mis y á lady María; con
el cherif de rojo selham; con el príncipe Nakor; con el Sa-
gasta de Marruecos, el albino y caribondadoso Torres, y
con Torres el corresponsal del Heraldo.
¡Siempre igual! Hace veinte años lo mismo que hoy.
Dentro de veinte años, salvo algunas mutaciones de insig-
nificante transcendencia, estarán las más como las chozas
de algunos aduares, empotradas como aves de rapacidad en
el nido alejado é infiscalizable.
Envidias entre unos y otros; ministros sin plan defini-
do; oficinas indecorosas y sin intérpretes; agentes oficiosos
mal retribuidos, si conocen el idioma árabe, é indebidamen-
te si no lo conocen; médicos que no conocen el idioma del
país necesario al instinto de las enfermedades para mejor
ponerse en relación con los doctores, y españoles al servi-
cio de interpretación de los extranjeros.
Eso es lo que hay, contradicciones y errores.
Lo que no es error es que tengamos allá al excelentí-
simo señor D. B. Cólogan.
Esperemos su obra.
Antes del año 1880 España seguía la política inglesa
No se acordaba del ensanche que la Gran Bretaña hacía de
TÁNGER 145
Gibraltar en el campo y ciudades españolas, ni de los ma-
paí? con la parte que Inglaterra llama Andalucía británica^
de las islas Canarias que la nación sostiene y explota la
mercantil Albión; ni de Portugal como campo de operacio-
nes para cualquiera invasión, ni acaso que impidió nuestro
avance en Marruecos en el año 1860, ni de las distintas
tentativas de asalto á algunas ciudades nuestras americanas
y peninsulares, cuando también olvidaba que los buques,
con pabellón de S. James, en aguas del Estrecho, per-
seguían inopinadamente y en son de burla para nuestra ban-
dera, á los correos que de la costa africana habían de tomar
puesto en la primera nación de Europa en aquel clima.
Pero varió de rumbo la política de la nave del Estado,
y los innominados africanistas que hacen labor muda pa-
triótica, y los Saavedra, Ruiz, González, Villalta, Navarro,
Comandan, Rinaldi, Marín y otros, elementos inestimables,
maestros en la lengua árabe, se ven sorprendidos con la
Conferencia del 3 de Julio de 1 880, los primeros por ver
derribados sus trabajos, los segundos desde las mesas á las
que le destinaron cambiando su papel de intérpretes polí-
ticos por el de sesudos homes traductores de rancios pape-
les de cuestiones que no habían de resolverse nunca.
La Conferencia de Madrid nos impide avanzar, nos
merma, y esto es lo peor, el campo de nuestra influencia y
limita nuestra protección ulterior hacia los marroquíes, y
nos hace renunciar á ejercer protectorado sobre oriundos
españoles de ambas religiones, islamita y mosaica.
Siguen gobernando á España los ancianos sabios, ex-
pertos, valientes y previsores, que no pueden entregar las
riendas á la juventud moderna, gozosa de confraternidad
humana, y vienen los acontecimientos de Melilla, la visita
de Brischa, un naufragio, un odio de los marroquíes que
cobraron 400 vidas españolas por una bofetada, una
verdadera Embajada y pérdida del concepto de pueblo va-
leroso que el español gozaba.
146 PERLAS NEGRAS
Esa visible decadencia no nos movieron á una campa-
ña para detenerla, y dejamos sin enviar comercianteá', ni
formar batallones de infantería y escuadrones de caballería
indígena en las colonias con jefes del país, ni enviar labra-
dores para aquel cultivo, ni traer de Marruecos brazos para
nuestras minas.
Mientras haya españoles, ya ministros, ya generales, ya
diputados, ya senadores, ya banqueros, ya artistas, ya la-
bradores, ya desocupados que crean que vivir en Tánger
es estar expuesto á ser sorbido como un huevo por algún
kabila de ojos sangrientos, labios como bordes de tinaja.
mano descomunal blandiefido extraordhiario yatagán^ estare-
mos creyendo los cuentos de Las Mil y una Noches, Las
Aventuras de TelémacOy las descripciones de ciudades, las ex-
pediciones polares y los servicios meritísimos que se fanta-
sean desde alguna quinta de recreo de la ciudad cosmopo-
lita, cómodo y alegre hogar que Europa ha hallado en su
turismo político por las riberas hermanas de la que el cris-
tianismo llamó salvaje África.
Hay que volver á Marruecos, no á znvir sobre el país.
sino como fueron Alí-Bey, el Bagdadi y Abd-el-Kader Ben
Ed-yilali, á estudiar, á hacer por España, á unirla con Ma-
rruecos; y para ello la patria debe pagar hombres que no
arrastren el difícil bagaje de la familia, como hace Mr. Haris,
como hizo el Dr. Lenz, como practican las comisiones que
viven en Fez, como hacen todos los que no persiguen cons-
tituir el Erario nacional en letra abierta, y en Capua ciertas
ciudades magrebles.
Mas pasará esta guerra , vendrán otros aconteci-
mientos y culparemos á los gobernantes que han
dado dinero , pero que no han alcanzado la influencia en
Marruecos que para su Patria necesitaban.
¡Y ttttti contepiti!
ALKAZAR S'GUER 147
Mañana salimos para Ceuta por Alcázar Seguir de la
tribu de Ányara que describiremos más tarde.
< Guarneciendo de una ría
la entrada incierta y angosta » ,
está colocada la ciudadela de Kerim-el-ketama , ó Alcázar
Seguir, fundada por Sid Abd-el-kerim-el-Ketami, de quien
toma nombre.
El río es llamado Marchar, pero los árabes le nominan
por Halk ó desembocadura.
Hoy es ruina que los encinares habitan y que hace mo-
rada algún merodeador de la mar que, bajo sus muros, halla
abrigo, ó de mahometana labradora que, bajo sus arcos, vi-
gila los hornos que cerca de aquellas murallas de piedra
hacen carbón los árboles.
Alcázar Seguir tiene delante una avanzada con triples
portalones y una línea de aspilleras, ya caídas; en el inte-
rior una plazuela con barbacanas y dos torreones centrales
separados por un gran arco, que conduce á una guardia
trasera que daba sus soldados á la larga muralla que corría
á la derecha del cuerpo principal del Alcázar, bella y es-
tratégicamente situado.
No puede decirse del que fué hermoso recinto de la
grandeza, con todas las trazas de atalaya soberbia, y con
los picos de las aspilleras coronadas como símil de inabor-
dables alturas de peñascales ni de lo del castillo toledano,
a De San Servando ó Cervantes
Donde nada se hizo nunca
Y nada al presente se hace. >
Alfonso V de Portugal lo tomó en 1458 y comenzó des-
de él la tarea de someter á Tánger y Arcila, que consiguió.
Otra vez: ¡Gibraltar, el Estrecho, Sierra Bullones y
Ceuta!
148 PERLAS NEGRAS
¡Cuatro problemas en un polvo de tierra y dos dedos
de mar!
Podríamos decir aquí como el Duque de Rivas escribió
en el álbum de Olózaga:
Si hoy á la voz de la amistad no cedo
es porque el peso de mi mal me abruma ,
j)erdonad mi silencio , ya no puedo
mover el pensamiento ni la pluma.
pues la constante manera de intranquila vida, desde niño
sometida á labores de educación y magisterio; la dirección
dada á mis inclinaciones que, tal vez por debilidad fisioló-
gica, se encaminaron á las aventuras; la clase de libros á
que sometí la retina de mi memoria y la vida inquisitorial
como horca caudina soportamos los que, como yo, vivía-
mos en Ceuta; el resquemor constante de que pudo hacer-
se mucho y no se hacía nada, y los que como yo sienten
instintivamente la justicia, de tal suerte han maltrecho mi
cuerpo, que sólo el fuego de entusiasmos patrióticos le
mantuvieron firme y responde hoy á la galantería que no
puede tener tardo cumplimiento de la reiterada súplica de
invitación por la Sociedad en la que confi-aternizan los ele-
mentos de fuerza de la tierra y de la mar de esta patria,
de la que puede decirse ser el conjunto de todos los bie-
nes sin mezcla de mal alguno , porque ella es la gloria.
Y á satisfacer voy, tomando como motivo «Ceuta y su
ensanche,» pudiendo fijar como lema:
«Por Ceuta bien puede desaparecer una nación» (i).
Tendida sobre el mar como afrodita que surge, ya la
veis indolente sultana que se reclina en un césped azul,
coronándola siete cumbrecillas, ya matrona guerrera que
(1) El autor intercala aquí una de sus Conferencias en el Centro del Ejér-
cito y la Armada. (N. del E.)
CEUTA 149
acecha Ceuta es la primera ciudad fundada en todo el
continente de África; por eso la'fé de su bautismo está
inscripta en páginas siro-caldeas con la voz Ceit^ principio
de hermosura.
Yo no he de decir á mis oyentes la belleza de su cuer-
po ; las grandezas de su vida sí las referiré.
Calderón de la Barca , en su obra El Principe constante^
dice de ella:
Fué tu intento que llegase
aquella ciudad famosa,
llamada en un tiempo Elisa^
aquella que está en la boca
del fretohercúleo fundada
y de Ceido nombre toma;
Que leído Ceuta en hebreo
vuelto en el árabe idioma ,
quiere decir hermosura
y ella es ciudad siempre hermosa.
El escritor lusitano Faria So usa dice que en unas zan-
jas de cimientos de ruinas de Ceuta encontraron en el si-
glo XV una leyenda que decía :
«Yo poblé de mi linaje esta ciudad; sus habitantes se-
rán famosos; tiempo vendrá en que sobre sus dominios se
csparcerá mucha sangre de diversas naciones, y hasta el
último siglo permanecerá su nombre.»
Pero ¿qué pueblo y en qué caracteres se escribió la
leyenda ?
Necesariamente hemos de creer que todos, pues todos
sus poseedores, como avaros de las primicias de la pose-
sión, borraban con palabra de su idioma la del anterior.
La Reina de los megatonios deja su puesto á los feni-
cios que se establecieron en su deseada Abyla, y una vez
es llamada Cepta^ la cercada, por sus murallas roquizas natu-
rales, otras Sukara, deslumbradora por lo claro de su cie-
lo, lo puro de su ambiente, oasis para el nauta; la poseen
15° PERLAS NEGRAS
los griegos, y su nombre Keuta, la escondida, se cambia
por Epia delfos en razón á los siete montes gemelos que
adornan el quersoneso; la toman los romanos, y en ella ven
una copia de Roma, por sus siete nombres que, como el
Janículo, Aventino, Capitolio, Vaticano, etc., festonean la
ciudad imperial, que, cual Ceuta, se cobija como nido en-
tre la espesura de sus jardines; los godos y árabes se re-
parten su mando, y al perderla y recobrarla repetidas ve-
ces la Septa gótica, Sebta muslímica, es Sebsa la encon-
trada , siempre Sebitsa-el-hámara, la ceutita clara, la rien-
te, la roja, la enamorada, la única.
Había de responder á su nombre la primera , y fué
la primera etapa de los viajes de sidonios, y por ello la lla-
maron abryda la vereda, especie de piedra miliaria como
jalón en el mar. Procopio la llama vestíbulo del Imperio
y desde entonces se la concede el título de capital de Civi
tas romanorum; luchan los godos con los latinos y discu-
rren la inmediata posesión de Ceuta como freno de la Mau
ritania, y la hacen capital de la provincia transfetense que
comprendía diez ciudades, como si dijéramos, cabeza de la
Andalucía de este lado del Estrecho, que ya veía agitarse
los estandartes rojos del fugitivo de Medina, Cristo de la
Meca; los hijos de éste galoparon sus potros yemenistas
por el Aksa^ y Ceuta fué la barrera por un tiempo que retar-
dó la invasión, como España fué la muralla puesta entre
dos continentes al torrente de los sarracenos , y en todo
este tiempo es tal su esplendor, que fué llamada la univer-
saL pues allá convivían el remero bizantino con el lusitano
mercante, y el godo guerrero con el mahomedí artista y
sensual.
Dios había dispuesto que España parase en la desgra-
cia, en época de obispos traidores, nobles corrompidos y
reyes disolutos, y por Ceuta envió la racia que barriese la
sociedad goda, haciendo de la perla del Mediterráneo la
licnila do campaña como centinela en el mar de la Historia,
CEUTA 151
seminario de las armas y las letras, generadora de manu-
facturas , antesala de la otra Andalucía de esta patria ribe-
ra que desde entonces troca á España en la primera na-
ción entre los pueblos constituidos.
Desde entonces se enarbola un estandarte de cultura
originalísima, que aún hoy es encanto de soñadores artis-
tas; desde entonces se constituye España en palenque
durante ocho siglos de guerreros, sala de armas para las
futuras conquistas que habían de hacerla, asimismo, la pri-
mera para los Napoleones de siglos aún no venidos; desde
entonces España quiere conocer el mar y hace de Ceuta el
primer arsenal de naves de hendidora quilla, y Ceuta da el
primer explorador de todo aquel tiempo, el famoso Edris,
inventor de la esfera armilar, geógrafo eruditísimo y reve-
lador de Tumbuctü.
Inquietos los monarcas del Magreb por ser guerrera su
ley, y dibujándose en el horóscopo la proximidad de nue-
vas invasiones, constituyen Ceuta en un reino que apelli-
dan ciwra sebtauia como valladar á la avalancha; mas llega
el aguerrido Yusef-ben-Taxefint que prepara la invasión de
los almorávides, dinastía de un siglo de esplendor guerrero
y colonizador, y Ceuta vuelve á ser elegida para la con-
quista, y en Ceuta nace, de la cautiva cristiana Kamra, la
luna, el famoso Ali-ben-Yusef, llamado sol de hermosura,
hijo de Taxefint, comedor de entraña de tigres, bajo cuyo
centro, por primera vez en la Historia, se amparan los dos
reinos de uno y otro lado del Sakak ó Estrecho.
Al terminar la dinastía de los hamudíes, berberiscos
esforzados, nos dejan la recordación plácida del nombre de
Yusef ben-Hamud , de matriz septense. Sultán que quiso re-
posar bajo la tierra de la maravillosa fábrica Aljama y Me-
darsa. Catedral y Universidad de la medina Sebta que el
construyó y que produjo varones ornamento de las cien-
cias que allí explicaron: el gramático sevillano Aomar el
Zobeiri, el fakili renombrado el Becri, el filósofo Murucli, el
152 PERLAS NEGRAS
sabio Atik-ben-Rachik, el erudito Aben Hautalah y el
maestro Ishac-ben-Curcul.
En Ceuta nacieron Ben Hamad , historiador apellidado
el sabio, durante diez siglos; el Hosain, legislador en el rei-
no granadino; el Yasobi que compuso solo una biblioteca,
lugar tópico de los preclaros ingenios de aquellas edades;
el doctor ilustre, el Fígiri, fallecido en las Navas de Tolosa;
el elegante poeta religioso Abbás L'ajami; el kadí Aiad,
llamado el sabio de Occidente, cronista y poeta; Ben
Rochaid, predicador y comentarista; Edris el Estrabón ára-
be; Ben Alí, escritor y orador, guerrero muerto en un campo
de batalla cerca del Guadairo; Axat, que escribió la biblio-
teca de leyes; Bel Abbes, fundador de ciudades en Argelia,
ilustre Nemrod ceutí; Sid Embarec, llamado el guerrero de
Ceuta, en la que aún se conserva su mezquita, y la anciana
Aicha que representa hoy para los musulmanes la patriar-
cal, la madre venerable que simboliza el amor, la leyen-
da, el hogar, lo más santo de la tradición mahometana (i).
Pero hay más.
La religión ha sido siempre el heraldo anunciador de
las armas, y la cristiandad entonces, que pugnaba por la
victoria, manda desde Calabria los primeros peregrinos en
los hermanos Ángel, León, Samuel, Nicolás, Ugolino, Dó-
nulo y Daniel, que con sacrificio del cuerpo caen para ser
llamados los mártires de Ceuta , mientras en el sancta-sauc-
tarum de su basílica se guardan reliquias de Acio y otros
santos varones.
El santo Rey Fernando III quiere debilitar el poder de
su rival de Sevilla, Almamun, y piensa en Ceuta, que se
subleva con Abu Muza, hermano de aquel, ayudado por el
jeque Aben Hud, rompiéndose el imperio de los moraviti-
nes y comenzando la dinastía de los merinidas, testigos de
la caída de los reyes de Granada.
vU //#/»>s ihtstns tiv ieuta, por el amor.
CEUTA í53
¡Ah! Ceuta entonces con 30 grandes puertas, con to-
rreones y minaretes, alcázares y jardines, llamada la rega-
lada, la Sebtisa, la dorada ¡Quién la hubiese visto en la
época de su esplendidez de sultana !
En el año 1 308 Abu Thabet se coaliga con Jaime de
Aragón contra el rey granadino y ponen sitio á Ceuta
que al fin entrega sus tesoros, que eran cuantiosos, con los
que se construye la célebre mezquita de Santa María de la
Alhambra de Granada, regalo de la obra arquitectónica de
los nazaritas, perfección del arte que en él se admira, y
ocasiona que un gobernador de Tarifa llamado el Bueno, se
incendie en heroísmo bárbaro.
Portugal , colonizadora y grande en el siglo XV, imagi-
na su posesión, y al conseguirla en 141 5 el que anduvo las ,
sitóte partidas del mundo. D. Pedro, hijo del Rey de grata
memoria y de la Reina amada, tremola el rojo real estan-
darte lusitano en la Torre de la Vela septense , y es Ceuta
la primera conquista de Europa en África, siendo tal la
importancia, y aquí hace falta que paréis un punto, que de
ella se dice : dio comienzo al movimiento marítimo de las
naciones, y su posesión colocó al hombre dueño de toda
la morada del mundo.
Si discurrís existen las bibliotecas de Oxford, Cambrid-
ge y Madrid y archivos de Salamanca y Vaticano, conser-
vadores de riquísimos volúmenes, pensad que el papel en
que fijaron sus impresiones los ingenios de aquellos remo-
tos tiempos se fabricaron en Ceuta, Valencia y Toledo du-
rante el siglo XI.
Revisad la numismática nacional, y la ceutí os dirá que
perdida una fecha de gran importancia histórica (la de los
hamudíes) ella puso en acuerdo las crónicas ( i ).
La Botánica se enriqueció con varias plantas cultivadas
(1) El autor tiene publicado un trabajo que se titula Numismática sep-
tense.
154 PERLAS NEGRAS
sólo en aquel clima y sostenidas por un valí de Ceuta, y
de aquellos ejemplares queda el naranjo centí, regalo para
los sibaritas.
La Cerámica adquirió tanta importancia que, como re-
cuerdo en Marruecos, llaman sebtauis, naturales de Ceuta,
á ciertos objetos de barro que allí se manufacturaron.
En el libro de viajes del gran Cristóbal Colón, el mismo
día 1 2 de Octubre , fecha del arribo , suena el nombre de
Ceuta y porque con ceotis. equivalentes á blancas de Castilla,
se cambiaron las primeras materias que nos habrían de
poner en posesión de un mundo que nosotros no hemos que-
rido consentar.
Los primeros exploradores de las Carolinas importaron
,1a palabra, y los indígenas llaman Ceuta á la constelación
I. a Corona, ¡que hasta en el cielo está escrito su nom-
bre!
V no es su clima, como vaho de salud, ni su tranqui-
lo mar, ni su sol, que con la verdura se combina para dar
tono de perpetua sonrosada aurora á su luz, mueven á los
bardos, ni a los sabios, ni á los guerreros, ni á los san-
tos, ni á los artistas, j-a babilónicos, ya griegos, romanos
\* godos, árabes, portugueses y españoles á encumbrarla
hasta el extremo de hacerla sobre-terráquea, mitológica
casi; pues Abyla, en las teogonias pasadas, era la espalda
do Hercules que sostenía ese manto de estrellas, en la que
lixlo mortal jx>ne su alma todos la tienen presente,
amio ima adoración se tiene en el corazón, y como el pen-
samiento único do un alucinado esta en la mente, en la de
tiHÍtvs esta Ceuta. Tor eso O, Knrique cautivo la hace divi-
v»# , prchriendo la muerte antes que entregarla al berberisco
vcnccilor
« tH>i>íue e* l^ios y no e> mü » , dice ;
|HM eso 1^ liiv U, al vicsligun>o de PortugaK no se despren-
vlo do oUa, o.uvoxUkK^ |v>r oV.a do^ colonias: por eso Felipe V
CEUTA 155
ordena que los muros se llenen de lo más noble de la he-
ráldica española, para interesar más á todos en la custodia;
por eso se sostiene treinta y dos años de asedio puesto por
los mauritanos, y no importa secar el Erario ni rendir el
brazo, si como siempre se mantiene muy noble, muy leal y
fidelísima, y por eso de toda esa destilación de sublimes
arranques, de alumbramientos intelectuales maravillosos,
de esfuerzos titánicos de héroes, nace con el aire de familia
del noble solar de Ceuta el inventor del sacrificio adorable
y sublime, nueztro Jacinto Ruiz Mendoza, que tomó allí su
sangre para derramarla y sostener su patria, y la derramó
aquí para que nosotros le conservemos su cuna.
¿No recordáis que el ateniense preguntó á Fidias: ¿Sub-
siste el Olimpo r Y contestó Fidias: Lo he visto en cua-
tro versos de Homero.
Yo también quisiera mostraros más grandezas de aquel
país que espera en el mar del Pasaje, pero bastará que Cá-
novas, la cumbre Atlas puesta en nuestra patria para de-
tener el ímpetu de conquistadores rugientes como las ma-
reas que luchan para romper un obstáculo y mansamente
anegar la llanura dominada, recuerde que Ceuta contribuyó
á la reconquista española, pues «ni más han vuelto á pa-
recer los hijos blancos y negros del desierto delante de los
escuadrones castellanos, que como tibios auxiliares de las
lides granadinas, ó bien como gente extraña y escogida en
las vecindades de Ceuta cuando guiaron allí sus revueltas
y heterogéneas hordas el sanguinario Ismael y el bárbaro
Yasid», porque Ceuta es también otro Atlas para las irrup-
ciones de la política.
No he terminado.
España se llama España, porque en la jurisdicción de
Ceuta está la isla de Calipso, llamada Ispanaia, etapa por
156 PERLAS NEGRAS
la que los navegantes llamaron Ispania al país que les mar-
caba la ruta del próximo que enseñaba los lejanos picachos
nevados de Iliberis, el recodo luminoso de Malaca, el salien-
te promontorio de Tarf, el rumbo de Sancti Petri, la cumbre
Calp y los arenales de las playas bajas de Ispania coreada
en salmos solemnes por las aguas del rielante lago interior.
¿Cuál pueblo igual en la tierra, en este planeta que
como burbuja flota en la ebullición de la dinámica celeste?
¿Qué cuna es más grande que mi cuna? La primera en
África, templo de los griegos, capital á^ los romanos, //;//-
versal por los muslímicos, anhelo de los cristianos, maes-
tra de la grandeza en América, enseñando que con el co-
mercio se conquista, adornando á la Alhambra patria
de reyes, cuna de sabios, tribuna de doctores, campo del
batallador, escenario de la Historia de la Historia que es
la maestra de la vida que con la luz de la verdad, por ser la
testigo de los tiempos, trae á la memoria el severo recuerdo
del pasado del pasado que nos dice que Ceuta fué el tem-
plo en donde España recibió el sacramento de su bautismo.
Puesta Ceuta en el centro del mar del pasado, del
presente y del porvenir, quien la posea, aunque sea débil,
necesariamente ha de ser arbitra en los acontecimientos
que en aquellas aguas se desarrollen , y si es fuerte quien
la mantenga, gobernará á las dos costas.
Como la Historia nos ofrece á diario la reproducción
de hechos idénticos, tengamos en cuenta que si por Ceuta
se hicieron las invasiones griegas y fenicias , las de Muza y
almorávides, y de igual manera por la misma ley histórica
(que no vamos á detener el movimiento que producimos)
CEL'TA 157
se hace la inglesa, la francesa, la rusa y la yanqui, con
más violencia ó con capciosa habilidad, no olvidando que
España, en el orden de los principios, de su hacienda y de
mucho de su existencia moral, va en decadencia que se
palpa con la yema de los dedos.
Isabel I dijo : « no cejéis en la conquista de África » , y
al decir esto expresó su voluntad de dominar todo el con-
tinente ; Cisneros más tarde manifestó : « tomemos Berbe-
ría»; y Marruecos, Argelia, Túnez, Trípoli y Egipto, fue-
ron únicamente el objetivo de su propósito, que redujo
algo el de la primera reina de España; Felipe III dijo que
le faltaba nada más que Bugia, Argel, Xerves y la ciudad
de Trípoli en el Mediterráneo, y Salé y Rabat en el Océa-
no para terminar el sistema de defensa de las costas; en el
año 1859 sólo se aspiraba á la conquista del Imperio de
Marruecos; en el año 1880 se hizo el contrato de Madrid,
en la que España se obligaba á mantener el statu quo; en
el año no pudimos penetrar en el Riff..... y ya se habla
en las cancillerías de su próximo reparto, que nos hace
dueños del territorio de los boers de Marruecos, habiéndo-
se mermado tanto el primer intento, que no faltará, hasta
en algunos de mis lectores, quien con la más santa nobleza
mantenga que renunciemos á eso del porvenir de España
en África, pues harto tenemos que administrar aquí los es-
pañoles para ir á gobernar la hacienda de la tierra extraña.
Si siendo débiles nos toman como arbitros para el pro-
blema del Mediterráneo, tengamos en cuenta que será por
el momento que duren las negociaciones entre litigantes,
después estaremos amenazados por uno, por otro, ó por
ambos á la vez ; pero será mejor alegato para mayor
consideración la propaganda civilizadora que España haya
realizado sobre los pueblos incultos de sus fronteras , y
es Ceuta el campo desde donde deben ejercerse nuestras
actividades.
Si en el reparto del Imperio nos corresponde una parte.
158 PERLAS NEGRAS
que necesariamente ha de ser el Riff hasta Ceuta, tenga-
mos muy presente no dejarnos influenciar por el espíritu
y maneras invasoras de la civilización de cualesquiera de los
dos pueblos europeos que nos toque de vecindad ; pues si
olvidamos el deber de ilustrar la porción del dividendo, los
otros nos lo recordarán tomando posesión moralmente de
nuestra propia casa , y de todos modos amenazados es-
taríamos de perder ambas costas del Estrecho.
No será labor de un día , como no lo fueron la sepa-
ración de Portugal, la huida de Cuba, ni la pérdida de las
Filipinas, pero al cabo llegaría á estar amenazada nuestra
nacionalidad.
Por otra parte, la tribu de Ányara, próxima á Ceuta, es
la abastecedora en carbón, leña, huevos, gallinas, queso,
manteca, conejos, perdices y frutas de todas clases y verdu-
ras; da entrada en sus campos al ganado que ha de dar
carnes y producir leche para el consumo de la población;
en sus costas hacen aguada los pescadores españoles y
cerca de sus playas tienden sus redes; en esa tribu está la
elevada cumbre de Yebel Musa, dominadora de Ceuta, y si
á Inglaterra toca en el reparto la ciudad de Tánger, ella,
que se extiende por Algeciras como ensanche de Gibraltar,
;no ha de hacer variar el curso de aquellos elementos de la
vida de Ceuta en dirección á Tánger como punto de expor-
tación para la Metrópoli y colonias mediterráneas? ¿Qué se-
na de Ceuta?
;Adónde inan los marinos en busca del sustento cuoti-
diano? La población militar, menguada en su jornal, ¿cómo
se sostendría?
¿Para qué los potentes cañones si Sierra-Bullones los
anula?
¿Para qué el tributo de sangre que alh están propicios á
derramar la juventud guerrera de España y la española so-
ciedad civil, que desde siglos mantiene el lustre de nuestras
crónicas, y generosamente (hasta sus mujeres, en Isabel de
CEUTA 159
Cabral está el ejemplo) da la existencia para hacer de sus
cuerpos trincheras que detengan al enemigo?
¿Comprendéis ahora cuál es el ensanche natural de
Ceuta?
¿Y comprendéis ahora que debemos movemos más de
prisa r
¿Pero puede hacerlo violentamente la patria del honor y
lo merece aquella tierra?
Lo dijimos en la Conferencia pasada: con la rama de
oliva se convence de manera más positiva y con resultados
más definidos y arraigados , siempre bailando á igual ve-
locidad de compás que lo hagan los interesados de Europa.
Aquel país merece nuestra atención; pero antes de
hacer por él nuestra excursión, hagamos nuestro viaje por
la ciudad que San Juan de Dios amuralló, patria de Fray
Martín de Ceuta, el Fraile corsario; por esa ciudad que re-
tuvo primeramente el fenecido cuerpo del desventurado
aventurero Rey Don Sebastián ; en donde fué curado Luis
Camoens, el vate del mundo de aquellos tiempos; que reco-
gió el suspiro de Agustina, la heroína de Zaragoza; en
donde se formó el célebre regimiento que llevó por lema
El Defensor de la Fe, en el cual sirvió el divino Argue-
lles desde el Acho, romana fortaleza que reconstruyó el
gran Almanzor, dura celda que retuvo al héroe presidiario
Salvochea, al capitán ministro Estevez y al sabio catalán
Madoz, hasta el Tarajal , en donde Julio Verne escribió pá-
ginas en una de sus obras que retrata á Ceuta después
de dos siglos de dominio español, como feudo con horca y
cuchillo, pendón y caldera, por cuyas calles solitarias mar-
cha una sinfonía de grilletes de rematados que envuelven
la figura del jefe de la plaza en oxígeno de turbas de mi-
crobios del crimen, convirtiéndole de augusto guerrero en
capataz galoneado.
i 6o PERLAS NEGRAS
Bajo el aspecto militar de Ceuta, á reiteradas instancias
humildísimas de sus gobernadores, ha podido elevarse en
una veintena de años hasta poder ser considerada plaza
fuerte hoy, pero sin víveres para un asedio, pues los moros
fronterizos acudirían para mejor ganancia al barco enemigo
que, estableciendo mercado en Asmir, pagase á doble pre
cío las mercancías. Cerrado el paso á los auxilios de la Pe-
nínsula por una pequeña flota, desartillado Benzü, cuyo do-
minio sobre la población veis en la proyección que os pre-
sento (i), sin ocupar Sierra-Bullones, y con una población
penal de miles de individuos que consumiría lo del soldado
y entretendría á cientos de éstos para su custodia , de
Ceuta puede decirse como de ciertos hombres, que vale,
pero que no sirve.
Si se completa lo expuesto, no duden sea otro Sebas-
topol, pues hoy es mejor que Gibraltar, nueva Cartago, que
rechazaría cualquier enérgica amenaza.
En Ceuta hay los cuarteles siguientes:
Del Rey Escuadrón, con 6o plazas.
De la Reina. . . . Infantería, con 2 batallones, en pie de ^merra.
De las Heras . . . Ingenieros, con i batallón, ídem.
Rebellín Infantería, con 2 batallones, ídem.
Puente Almina, . Cazadores, un batallón.
Artillería Un batallón .
Ángulo Moros tiradores del Rif, con 6o hombres.
Muelle Marina , con 6o ídem.
(1) El autor, en sus Conferencias celebradas en el Ateneo de Madrid y
Centro del Ejército y de la Armada, presentó en proyecciones vistas íotográ-
íicas de ciudades y personajes, mapas, planos , itinerarios , panoramas , cua-
dros de costumbres, etc.:
Muley Abd-el-Asis, el Menebhí, Mac-clean, vista general y plano de Fez,
el Sebú y el Bustión, el Mel-lah de Fez, Mohamed Torres, sudoranés, parti-
darios del Rogui, Abu-Beinakr el Arabí, mapas de Marruecos en árabe y en
español, autógrafos de musulmanes, Alcázar, Larache, Tetuán, campamen-
tos, tipos marroquíes, el Estrecho, Ceuta, Benaú, campo exterior, fronteras,
Puente Alma, Plazas (Constitución, Ruiz, Prim y Alfonso XII), Acho, bate-
rías del Pintor, Puntilla, Valdeaguas. Torremocha, San Amaro, faro, mer-
cados en la montaña y otras.
CEUTA
l6l
Hospital Militar, con buen parque.
Administración Militar, con ídem.
Fortaleza del Acho.
Plaza de Armas.
y en el exterior la línea de defensa, compuesta por reductos
y castillos que la patria debe á la inteligencia superior del
venerable patriarca del Centro del Ejercito y de la Armada,
el Excmo. Sr. D. Ángel Rodríguez de Quijano y Arroquía.
Estos son :
BATERÍAS DE CEUTA
Serrallo.
Fuerte Prim.
Mendizábal .
Isabel II.
Arang^uren.
Piniers.
Yebel Ányara.
Francisco de Asís.
Benzú.
Pintor auxiliar.
Puntilla.
Molinos.
Camino nuevo.
Valdcaguas.
Torremocha.
Escuela práctica.
San Amaro.
Heras (Maxim).
Cuatro Caminos.
San Antonio.
Acho.
Quemadero.
Matadero (Maxim).
Polvorines-Cerros del obispo.
Santa Catalina.
La construcción de las baterías honra á los ingenieros
que las dirigieron.
En el orden civil, Ceuta tiene Ayuntamiento, en el cual
se conserva el estandarte real de Don Juan I, como símbolo
de la ciudad, que también usa como escudo el real de Por-
tugal.
Del presupuesto municipal se sostienen: el alumbrado
publico eléctrico; asilo benéfico y beneficencia, que puede
permitir afirmar fué siempre casa de caridad la del pue-
blo; higiene, sanidad y policía con lujo .sostenidas; instruc-
ción pública buena, pero falta algún complemento á la
cultura, en locales y material, pues no tiene biblioteca, ar-
chivo, ni museos públicos; calles muy limpias y adoquina-
das; plazas y jardines, en uno de los cuales se eleva una
l62 PERLAS NEGRAS
gran estatua de Carlos IV, en otro un busto de Ruiz, en
otros varias marmóreas alegorías, entre las que sobresale
la del Trabajo', severos monumentos, templos numerosos,
puentes de hierro, primorosos mercados, cárcel pública, juz-
gado municipal y asignaciones por diferentes conceptos a
secciones de la Comandancia general, juzgado de guerra,
mejora de rancho á la tropa é infinitos y variados servi
cios (i).
Pero es poco aún: faltan grandes vías, buenas construc
clones y ensanche hacia el mar, que si de la patria pedimos
mirada celosa y atenta hacia aquellas fronteras, á los de
allí demandamos esmero é iniciativas que hablen de una
sociedad que tiene una útil ociosidad contribuyente al plan
de ensanche moral que todos discurren, pero que juzgan
utopia.
Y lo juzgan utopia porque, así como existen hombres
crueles que recuerdan amarillentas notas de muerte al en-
fermo de nostalgia, de igual manera existen españoles que
han tomado la nota suicida de la befa, por no razonar, para
todos los alardes nobles de los ^entusiastas, y así son excép-
ticos en la familia, dudosos para la amistad y sin amor
para la patria que juzgan irredimible.
4c
Sostenemos, después de nuestro viaje, que una nación,
descosa de invadir á Marruecos, lo hará por la parte del
Sebú, sobre los llanos de la tribu de Beni-Hasán, para po-
der posesionarse pronto de mesetas y cumbres que la lie
ven triunfante hasta Fez.
(1) En los libros de actas de sesiones celebradas en la Casa del Pueblo.
consta firmado por los señores Concejales del ilustre Ayuntamiento, que
D. Ricardo Cerní (íonzález es .lutor de las mejoras que el viajero encuen-
iro en la preciosa ciudad, y ha presidido los Cabildos en los que se ha trata-
do de reformas y proyectos.
LA KABILA DE ÁNYARA 163
Durante la guerra de África tardamos siete meses en un
camino de siete horas; si ocurriese el hecho, nuestro primer
paso debería ser colocar un cuerpo de ejército en el valle
de Martín, y esto se haría con sólo dos horas de camino
por mar.
Para ser vigía de Ceuta habría que trepar á las cumbres
de Yebel lunes, y para invadir á Ányara hay que conocerla,
pues «no es posible gobernar un país cuya lengua se igno-
ra; no se puede administrar una colonia cuyos usos y cos-
tumbres se desconocen; no se hace progresar una industria
y una agricultura que apenas se ven de lejos y por breve
espacio de tiempo; no cabe reformar un pueblo en cuyo
interior no se penetra, y es imposible, en fin, civilizar una
raza cuando todo lo que forma su ciencia, el lenguaje, las
creencias, los usos y las costumbres, permanece extraño á
la raza dominadora y al país colonizador.»
Así ha dicho un hombre que no es nada africanista,
pero que es español y ministro.
Al leer estas líneas admirablemente escritas, y al creer
que España no olvidará su misión y que Ceuta debe coad-
yuvar al patrio bien, rebusqué en cuantos libros pude algún
autor que describiese las tribus del Garb, fronteras á la
ciudad española.
No he podido encontrar ni un apunte; hasta las escasas
informaciones que ha hecho la prensa son inexactas mu-
chas de las veces, y cuotidianamente la mera escritura de
nombres propios, ya de personas, ya de lugares, certifican
del mermado entusiasmo y de la escasa importancia, que
le dan aquellos autores á tan principalísimo asunto.
¿Es ignorancia? No puede ignorar Ceuta lo que hay
detrás de esas cumbres cercanas; mejor dicho, no debe ig-
norarlo, porque mañana los moradores de esas tierras pue-
den invadirnos, ¡que á todo puede inducir la educada polí-
tica de los pueblos cultos I Y tendremos que rechazarlos,
hasta el punto en que se domine el atentado; y esc punto
164 PERLAS NEGRAS
más allá de nuestro dintel seguramente, debe ser conocido
para el más seguro éxito del castigo.
Por otra parte, si para mayor fortuna de España y Ma-
rruecos estos pueblos han de mantener en ocio perpetuo sus
espadas, y mejor alegato á la buena amistad han de ser las
muestras de más íntimas relaciones entre Reyes, Embaja-
dores y habitantes de una y otra parte de ambos pueblos,
necesariamente hemos de entablar comercio de afectos, y
somos nosotros como pueblo más culto los que debemos,
yendo á sus tierras, probar al más receloso la hidalguía de
nuestra actitud ; mas si España no puede sustraerse á la se-
cuela de la diplomacia, y ojo avizor también fomenta su
política, como suya musulmana, y como musulmana tarda,
y no quiere merecer en el porvenir anatema de suicida , no
debe descansar por conocer palmo á palmo la región de
Marruecos , é incitar á sus colonias para que se extiendan
moralmente por sus extranjeras cercanías.
Por ello, rebelándome contra la insensatez de lo arcaico
y sacudiendo la molicie que nos legara el mismo pueblo
que deseaba visitar, rebasé las fronteras para traer estas
noticias, que si bien sazonadas de peripecias es grano
de arena para la obra.
La kabila de Anyara es una de las provincias del Impe-
rio de Marruecos, que tiene su nota especial característica
que la diferencia de muchas otras. La tribu de Alejantes se
señalaron por ser sus naturales escopeteros famosos: los de
Beni-M' sauar se distinguen por el manejo del sable corta-
dor; los de Beni-Arós son renombrados como santos; los
Beni'Giiider no tienen rival en bravura; el hijo de la tribu
de Yebel'habib es amante rendido de sus mujeres sin igual;
el Haus da vivientes tranquillos patriarcales , buenos , va-
lientes que perdonan; Uad-Dras es rapaz y Ányara, que
reúne cachos de cada uno de sus congéneres , sobresale
porque sus hijos son sufridos andadores y revoluciona-
rios
LA KABILA DE ÁNYARA 1 65
Sí, Anyara es revolucionaria porque está entre Ceuta
y Tánger, pueblos en los que palpita el espíritu de Europa.
Y tan cierto es esto, que comparando al habitante de
Alkazar, que contempla al mar y las costas bellísimas de
España, con el limítrofe del aduar lejano de Uad-Dras, se
ven al adorador del terruño y al amante de la peregrina-
ción.
Ányara tiene más de no aduares ó aldeas, colocados
cerca de arroyos caudalosos todos; comunícanse aquéllos
por senderos con peldaños de raíces que aparecen cule-
breando y retorciéndose y ocupan una extensión de 12 le-
guas por su parte más larga y de 1 1 de latitud.
I.a situación de las aldeas, las primorosas huertas que
se cultivan, el ruido constante de las aguas que brincan, el
campanilleo de la grey que pace, el canto del pastor som-
noliento, la tibia aereación oxigenada de vaho de frutales,
convidan — aparte del humano tratamiento del árabe — á
huir de la sociedad que transforma la choza en palacio, las
huertas en jardines artificiales que no tienen la sangre de
la tierra; el agua (que no canta cuando salta), en donde el
olor de las flores no huele á naturaleza, sino á aliento de
nodriza, ni sosiega el rebaño y el pastor recela y el aire
envenena.
¿No os habéis asomado, amigos lectores, á la parte esa
de Ceuta que mira á la costa marroquí un día despejado?
; Nunca habéis contemplado al amanecer la línea de monte-
cilios de la brava tierra rifeña que, descendiendo en altura
paulatinamente, entra en el agua curveándose en dirección
de las plazas de Italia?
Pertenece á Marruecos el panorama ese, pero no lo
contemplan más que los ceutíes.
Pues como ese cuadro , mejor que ese se ven cientos en
los aduares de las montañas de Ányara; infinitamente más
maravillosos, espléndidos, de tonos melancólicos, se dis-
frutan en los horizontes de esa tribu.
1 66 PERLAS NEGRAS
Allá , lejanamente , cerca de Soko esseb de Uadrás está
Beni-Maádan, centinela á la rapacidad uad-drasia, con su
mezquita aislada, celebérrima de los atsauas, y con sus vis-
tas casi estereoscópicas; Beni-Gelü extenso, rico, separando
al valle del territorio hausí; Saidiech^ que recuerda los cua-
dros de Doré, por lo triste de sus encinas seculares y de
sus caminos de acantilados; Quediua, residencia actual del
kaid de toda la tribu de Anyara; Daher, peñascos habita-
dos; Arjuaieb^ oasis de la jurisdicción, rodeado de arroyos
y guirnaldas de campanillas; Beiluidan, entre ríos que
arrastran mirtos; Haffa del Aoxba, recinto de zarzas, con
caminos de emboscadas para ojeo en la caza; Haffa y cer-
cana á Ceuta, terrestre Gibraltar trasplantada á la sien-a;
El M'nar, punto donde se encendían hogueras como pri-
mitiva estación semafórica para la alarma en las guerras;
Almansura, Dokchair, El-Bory, Semmiy, Bti-Abad, Beni-
Mésoed, que comparten con Aguenuag, Melix, Scheraga,
Alkalaa (el castillo) y Hasana (la hermosa), la obligación
de provisionar de granos á la tribu.
En Anyara, cuál más, cuál menos, todos los aduares
contribuyen á las necesidades propias del territorio.
Daher el Hayar ó Dar el Hayar (significa peñascos ó
casa de piedra), que tiene al pie el llano de RaiiZy capaz
para una población populosa; es mirador caprichoso des-
de el que se ve á Zauia con su linda y blanca mezquita;
Ain-er-remel , lugar que es la fábrica de pólvora de los ye-
blies; Hamma, aldea de los santos, de los patriarcas y de
los ancianos; Beni Atzab, Harrats, Remi-latz (arenalito)y
Dar el Garib, dehesas del contorno; y Belaixix, grande
aduar hospitalario, á cuyo pie se celebra el famoso soko del
jemís (del jueves).
Desde Belaixix á la otra parte de la línea de montañas
en que están Daher, Lechkresch, Yebel Hayan, DarAia-
desch y Dar-Hayar, separado de éstos por el valle precio-
so, donde crece el trigo y en donde el agua en caudal abun-
LA RABILA DE ÁNYARA 167
dante riega después una vega, se ven los sombríos decha-
res de Tzarrantz, Agla^ Uad-dagla^ Yaabak^ Alauia, de la
tribu de Haus y las comarcas de Beni-Hozmar y Uad-
Dras,
En Dar-el-jayar vive la familia de un antiguo kaid lla-
mado Kanyá; en Belaichich nació el moro llamado El Va-
liente; en Beni Myemmel tuvo nacimiento el célebre Ham-
mam, revolucionario apellidado El Prem (Prim), al que la
musa de la montaña le ha dedicado canciones épicas que
conservamos, incendiando en amor de regionalismo anya
riño á los defensores del caudillo; Melusa es soko próximo
á Tánger, y Tzagaramtz, mercado también adonde los
martes acuden los moros que vienen á Ceuta.
El agua es abundantísima en esta región como lo prue-
ban los nombres de los aduares. Ain es fuente , y verdade-
ranaente son manantiales requísimos los aechares: Ain-el-
aonsar, Ain-seguir, Ain-chuca, Ain-el-fojoj , Ain-el-agais,
Ain-el-yir, Ain-el-hámara, Ain-es-said, Ain-harrats, Ain-
echems, Ain-buschetsá , los cuales tienen su nominación
debida á otras cualidades que adornan al aduar.
Cerca de Ceuta crecen tres grandes dechares: Biuts,
Beni-M'sala y Ain-Dchicha; éstos provisionan á nuestra
ciudad de leña, carbón y recobas; los de la costa y el in-
terior de frutas y huevos.
En el aduar de Ain-Dchicha tuve necesidad de descan-
sar tres días con motivo de la sublevación de la rba contra
el kaid de la línea fronteriza Sid Abd-es-s'lam Saidi.
Este empleado que el Gobierno del Sultán sostiene en
la frontera de Ceuta, y que un autor español ha biografiado
en forma muy española, pero sin tener en cuenta que el
kaid daría lecciones de patriotismo al más leal castellano,
pues barre para adentro con escrupulosidad de platero,
estaba amenazado de ser muerto por los moradores de
aquella región.
Obedecía esto á la inclinación que mostraba Abd-es-
l68 PERLAS NEGRAS
s'lam al deseo del gobernador de Ceuta de celebrar un
mercado de ganados en el campo neutral de aquella plaza.
El día que llegué estaban reunidos para decidirse á in-
vadir el Bory ó fortaleza que sirve de morada al que ellos
llamaban Bu- Tarraya, engendrador del latrocinio, y de-
gollarle.
Había jonta presidida por un gran tirador que escribía
un poco el español, y que me dio como contraseña para
todo cuanto él me pidiese un papel en el que fijó estas dos
palabras: Comandante — Antonio.
Escuché las deliberaciones, reñidísimas ciertamente, y
hube de olvidar se trataba de violenta destitución de Saide,
pues los fogosos oradores se decían cosas tales:
— Y tú robaste con él.
— El Hasnaui era chej, y le amparaba, comprando
ladrillos que nos sacó á todos, y no se ha hecho el Sirrallo.
— El Valiente es su amigo; porque es cobarde^ le teme
y por eso lo llama.
— Ese ueld-el-káhaba (hijo de la ramera) quiere impo-
nerse porque le han regalado una tercerola en Ceuta, y
aquí no manda nadie más que la junta de grandes.
Yo observaba y mandé hacer el té para todos; pues
tengo entendido que, aun cuando después de comer ni un
sobrescrito leer, el adagio no dice nada de lo que debe ha-
cerse después de beber, y así empezamos á discurrir todos
menos ardientemente á pesar de apurar á sorbos la abra-
sadora infusión.
— Yo creo — dije — que si matáis á ese hombre el Go-
bierno va á pensar que son ustedes partidarios del Kami,
y aunque ustedes quieran á ese que llaman Muley Moha-
med el Rogui, que no quiere á los ingleses, hay que tener
talento para hacer las cosas sin que venga perjuicio á na-
die, y de este modo no vendrán tropas del Torres á casti-
gar á ustedes, á pararse la venta, el trabajo de los campos,
la garrama y otras gravedades que acompañan á la guerra.
LA RABILA DE AXYARA l6g
¿•Quieren ustedes que el Gobierno crea eso?
Unánimemente dijeron que no.
Bien. Escriban una carta al Torres pidiendo su destitu-
ción por otro kaid del Gobierno, y en caso que no accedie-
se, reunidos debéis marchar al Serrallo, montar Saidi y
sus hijos en sus muías y entregarlos al bajá de la kabila,
para que nombre otro á su gusto.
Aceptaron el procedimiento, y por esta parte yo era
vencedor, mas quedaba lo más importante.
Respecto á complacer al Julinar^ en eso no había más
remedio, porque el general de Ceuta, como no es loco no
pedía locuras. Quería comprar carne para la plaza, como
los moros cuando querían vender iban al mercado ceutí;
cuando querían curarse iban á nuestros hospitales; para
componer sus armas iban á nuestros parques; cuando iban
á Sebta todos les queríamos, y era más dura la justicia
contra el español que contra el anyerino.
— ¡lahy Antonio; tú no eres nuestro! — contestaron algu-
nos con manifiestas pruebas de sentimiento.
— ¿Cómo no? Quiere el Haddadi que yo vaya á Ceuta,
porque he de ir para ver al Gobernador y avisarle de cosas
que han de pasar, y le diga: «La jurisdicción de Ain-Dchi-
cha no quiere á usted. ¿'Qué ha hecho á ustedes ese hom-
bre tan valiente? ¡Ah, si le conocierais! Él está dispuesto á
haceros un hospital en la mehadda; levantará la mezquita
de Sidi Embarec; si le ayudáis, pagará á ustedes para que
arregléis el camino desde el Tarajal á Castillejos; los mora-
bitos esos caídos con astas de cañas y banderolas de tra-
pos que hay en esas cuestas, os los edificará, para que has-
ta los cristianos los respeten; vendrá á cazar con ustedes;
yo llevaré á los grandes del territorio á la casa del Gene-
ral, para que traten lo que os venga mientras él habla lo que
quiere de ustedes ¿Qué más queréis? ¿Quiero algo malo?
Una invocación á la divinidad y un sorbo á tiempo
conquistan un alma musulmana.
170 PERLAS NEGRAS
— ¡El Hak! — La verdad — prorrumpieron.
Desde aqifel momento el congreso definió su actitud:
no consentirían al kaid, pero una diputación iría á besar
la mano al General Bernal.
Cuando acabamos la conferencia, salimos al monte
para tirar al blanco, y mientras se señalaban los impac-
tos, la escuadra inglesa, como reglas blancas moviéndose
en el mar que teníamos á tanta altura, Sierra-Bullones,
entraba en Gibraltar para celebrar el primer aniversa-
rio de la exaltación al tronó de Guillermo VII de Ingla-
terra.
Para ir al aduar de Beni-M'sala^ puesto el lector en
Castillejos, pregunte por la Qiiedia del Jauafin (Peña de
los cobardes), y esta larga y tortuosa senda le conducirá
al aduar; para llegar á Ain-D chicha pregunte por El Fatha^
la entrada, porque lo es para la aldea; para llegar al Biuts
hágase acompañar por la Akba-ed-daur , cuesta de la ron-
da, y conocerá los tres populosos aduares cercanos ;
pero no deje de contemplar sus hermosos campos, sus
aguas con sabor de almendra, y sienta la hospitalidad del
hijo de la montaña, hospitalidad que no se olvida porque
respira alientos de tiempos patriarcales.
La kabila de Ányara pertenece al bajalato de Tánger,
que nombra su kaid en la tribu, y éste, á su vez, designa
á los jalifas que han de velar por el territorio.
Ányara comprende tres distritos que tienen la jefatura
correspondiente en Dar-el-garib , Tagaramts y Quediua el
árba; si bien esta división político -administrativa tiene
tantas transformaciones cuantas son las revueltas en que
la tribu se agita.
El bajá actual se llama Sid Emkached; el kaid, especie
de diputado, se llama Sid Abd-es-selam Dailal, que tiene
dos hijos valerosos, pues el menor fué muerto de un balazo
en la última rebelión (Febrero 1902) , y el mejor chej
er-remá, caudillo tirador de espingarda que hay entre los
LA RABILA DE ÁNYARA 17*
30.000 anyerinos es Salem , que guerreó en la famosa con-
tienda de África, mejor llamada de Tetuán.
Los jalifas dirimen las cuestiones que se suscitan en los
aduares de su jurisdicción, é imponen los caprichosos tri-
butos ó derechos que reparte entre él, primero, y el liti-
gante que más habilidad tiene con su elocuencia, nutrida
de sentencias koránicas; que á la religión todo se subordi-
na y tiene más razón el más religioso, si bien es verdad
que para evitar el perjurio se obligan los reos de cualquier
delito á jurar y prometer decir la verdad en la mezquita
del aduar en donde vive el chej que administra la justicia.
Y á esto no se falta.
Algunos dechares tienen otros anejos que se gobiernan
por la yemiaá el quebar^ junta de los grandes, que tiene
cada aduar. A Belaichich corresponde Jiaita^ á Juaieb el
Aónsar.
Además existen marahs, cortijos que poco á poco se
agrandan, llegando á constituirse grandes aduares. El Ga-
rra es maraja; Af ar sitia ^ que recibe su nombre por la
abundancia de heléchos que le rodean, es otro, y Marah
eddeban es aduar mayor que el de Beni M'sala, y todos
cercanos al Negrón. A éste llaman los anyerinos Yebel
Sernsem en recuerdo al famoso pozo de las purificaciones
en la Meca.
El nombre de una casa ó de una genealogía ha dado
nominación á muchas aldeas anyerinas, y tenemos ejemplo
de ello en las que llevan los siguientes : Dar Tuilesch^ Dar
Hassasnay Dar Homaran, Dar Linyirieisch^ Dar Scherrat^
Dar Fuely Dar Nuinuesch; y por otros acontecimientos
ocurridos en el terreno : Siuana, la cometa, por una que se
elevase en aquel lugar, y Talaa-de-escherif ^ la subida del
anciano, por ser camino preferido por un venerable, cerca
de la costa del Atlántico, próximo al histórico lugar de
Al'kasar seguir; ribereño casi, éste que tiene la higuera
renombrada , bajo cuyas ramas pueden cobijarse más de
172 PERLAS NEGRAS
un centenar de personas, cerca de la cual está derrumbada
la antigua población que figura en los anales de tiempos
pasados.
Al hablar de Al-kasar se nos ocurre decir: cerca de él
existe otro Belaisckich, de Al-kasar^ también llamado de
AfarsiuUy para que no se confunda con el otro Belaischich
del jeniis, ni con Farsiua del Negrón.
Junto á Al-kasar está Zahara (flor de azahar) y Hassas-
na, ambas en la costa, límite de la tribu descripta.
Y al hablar de límites, también se nos ocurre exponer
que la kabila de Anyara limita con la del Haus por los
aduares Haidra, que desde lejos parece un puente que en-
laza dos montañas, y corresponde á los habitantes de las
dos provincias ; Aasfa, agrícola dentro de la tierra de labra-
dores; por las tierras de Ain-lieen y por el Azib de Sem-
sem, en el que muchos propietarios de los dos territorios
poseen haciendas y verifican labores.
Por la parte de Ceuta, Uad-el-jolot forma línea diviso-
ria, frente al cual se levantan las siete guardianas que re-
ciben los siguientes nombres: Auiats (tarajal), Bak-bak,
Bekibak^ Er-rehá (el molino), Saharaui (el sahareño), El
bory (la fortaleza), residencia del kaid de la frontera, que
explota á moros y cristianos; la Atzaba, el dintel, y Yebel
lunes , y por el aduar de BeliuJiesch ó Benzú, tan cono-
cido por los periódicos.
Uad-el-jolot y Uad-el-marsa forman un solo aduar de
escaso vecindario detrás de las guardianas, pero hacemos
la advertencia : si un enemigo de Europa se posesiona de
los montes llamados Haífa del Abid (Piedra de los esclavos),
Haffa del uest (Piedra de enmedio) y Yebel Chandir, en
los que hay trincheras naturales que enfilarían sus cañones
sobre los fuertes avanzados y la costa Sur de Ceuta, des-
trozarían en pocas horas esta parte y aquellos reductos;
esto sin contar que el enemigo más precavido se habría de
situar en Yebel Musa.
LA KABILA DE ÁNYARA 173
Volviendo á Benzú diremos que es un aduar de menos
que regular población , pues solo tiene 24 chozas con 90
moradores. Es buen puerto marsa^ y por esa tierra corre
el agua de la renombrada fuente de ma biad, agua blanca de
una frescura tal, que de ella han hecho proverbio los árabes.
Frente á ese Benzú está el Benzú español, punto estra-
tégico que está olvidado por España, y que á su pie tiene
la Dar-mesiana, primer jalón que marca el límite de la fron-
tera española marroquí, y unos murallones y almenazas
que el tiempo ha vencido.
Siguiendo la costa hacia el lado del mar , nos encontra-
mos con la importante altura de Alkazarin ó alcázares , an-
tiguos torreones de amenaza para la gente de la mar; más
allá Tatiruy ó isla del Peregil, que mantuvo un tiempo la
bandera española; más distante la que podía constituirse
formidable defensa de Ras-el-uaar, punta ó cabo difícil, y
cerrando este litoral los montes de Tánger.
En los aduares, el terreno se divide en: del habüs, ó
voluntad general con aplicación al culto; de propiedad ó
del nás, de las gentes ó moradores del dechar; del mesa-
quen ó de los pobres, que podrán usufructuar las frutas,
leñas y pastos.
El culto está representado por el fakih de la yanta, que
percibe en almudes de cereales lo que se tenga establecido
en la jurisdicción, según el número de habitantes. Todos
los aduares tienen su molino qne monopoliza alguno del
aduar, y éste tomará una ración de los cereales molidos
como gratificación por su trabajo.
No es remuneración, porque en el aduar cada cual está
obligado á auxiliar á los habitantes que conocieron á su
padre, con los que él vive y á cuyos hijos corregirá como
tal hombre mayor de la aldea. Todos los moros están obli-
gados á ayudar á un futuro desposado trayéndole eskaf,
aneas para cubrir su choza , á levantar los muros de ésta,
á prepararle el telar y sembrarle algún árbol en la parcela
174 PERLAS NEGRAS
como recuerdo de la memorable fecha, cronología rústica
que marca las principales efemérides del que ha elegido
como ünica compañera á alguna Auicha, Fatna ó Rahma
que viera en el llano, en la fuente, en el monte cortando
taraje para alumbrar la nuala, ó en el sendero tortuoso
acariciando alguna manchada cabra.
Esta vulgaridad tan inocente de la vida bucólica, esta
candidez y sosiego de la vida del campo que dice algo de
un socialismo sin sistema, sin libros ni mantenedores ma-
nifiestos , ha de recordarnos la que Virgilio nos pintó de los
primitivos pueblos griegos.
Por la parte de esta capital termina la tribu de Ányara
con el monte llamado el Fahs, y por los aduares Jandak
es sarara, Feddán Chapó y Dar nuinuexch, que se ex-
tienden, con otros anteriormente apuntados, hasta en-
contrar á Uad-Dras en Daher el bellot. Peña de las be-
llotas.
El Serrallo moro , situado dentro del campo neutral, fué
en la antigüedad palacio modesto, que se unía por una
línea de murallones á unos torreoncillos que aún hoy exis-
ten; más tarde, antes de la guerra de 1859, fué cárcel para
marroquíes y hoy residencia, como queda dicho, de los
kaídes de la linea.
La torrecilla central , destrozada hoy como todo el in-
servible edificio, única parte de éste que tuvo elegantes en
sus tiempos de airosa lozanía , fue fabricada por Sid Moha-
med ben Ali er-rifi.
Existe al pie del Bory^ que así llaman los moros al edi-
ficio este, una fuente que da más agua en verano que en el
resto de las estaciones , fabricada también por ese señor de
linaje rifeño.
En la frontera está el Boquete de Anyara y Quedia del
Mars, la altura de los silos (por las mazmorras que hay en
ella), importantes ambos, pues el primero es entrada para el
territorio, y la segunda alcudia es el punto que sobre Ben-
LA KABILA DE ÁNYARA US
zú y Tala del Halfa (subida del esparto) domina al litoral
de la baja Andalucía.
Daremos fin á esta excursión á vista de pájaro por esa
tribu, donde en cualquier lugar salta el agua, crecen las
amapolas y se divisan contornos vaporosos, y en la cual
vive una humanidad fuerte , incansable y valiente , que como
tal rinde ferviente respeto á la ancianidad, mientras adies-
tra á los niños para el combate, pues el pensamiento de
pelear es el primero que como orden de todos los días sa-
luda al amanecer á los que en el humo de la pólvora creen
la purificación de la enemiga amenaza; pero anotemos los
nombres de otros aduares que corresponden al territorio
anyerino, y marquemos itinerario para ir desde Ceuta á
Tánger y Tetuán.
Lechhebá es aduar grande y rico en arbolado; Alcaha-
lem está próximo al Sied romántico de Telatza; Aniesug tie-
ne umbrías deliciosas; Lalkasiba, la cañita, según unos, el
castillito mejor, es regular en extensión; Birkachana ó Bar-
kachana, próximo al llano de Raúz Dekar del Megara
con cuevas estalatíticas; Guedir deféla con vallados de adel-
fas, y el Hamuni, Mckirf, El gurrarUy Quetsama^ Gatiyin^
Melalahy Es-sibiey, Gasiliech, Galatsets, Bu-saqui, El Mes-
tui^ Yarda, Tsafesá y Hatátesch aumentan la lista.
El itinerario entre la Blasa (i) y Tanya es el siguiente:
Ceuta, El Bory, para conseguir un acompañamiento
mediante una cantidad y el permiso del kaid; Ain semelala,
Ain-el-yir (fuente de la cal); Dhar del querura (una altura
á media hora del anterior); Ain chicha, un aduar grande;
Ain del arif, otra fuente; Vad el lil (río de la noche), un
arroyo; Uad er-remel, otra corriente antes de la Akbader-
riiafa (subida de los rifeños, que ya anuncia al Dechar,
llamado el Hauma (el barrio).
Después de este un marjal que se llama M^safia, y un
(1) Los moros llaman por plaza á Ceuta, y medina, ciudad, á Tetuán.
176 PERLAS NEGRAS
arroyo que se llama del Caracol (Uad dagalala), c inme-
diatamente Alkasar seguir^ muy hospitalario, y con habi-
tantes que poseen haciendas y fábricas en Tetuán.
Después de Alkasar, á cuya ensenada van á hacer
aguada los marineros españoles de Tarifa, y es punto de
refugio, está la Acequia de límites (Dehedaud); Uad elian
un poco más allá , é inmediatamente los aduares de Jandak
es sarara, Talaá descherif. El M'nar, río llamado Dechur,
y Tánger.
Sierra Bullones ó Yebel lunes^ monte de lunes, por un
apellido de familia de remota existencia, que también se
llama Benzú, es el término de la gran cordillera que cruza
el imperio por su parte Norte. También se le ha llamado
Yebel Satüs ó monte de los monos y Deren por el Atlas.
La cumbre más elevada de éste por su parte más sep-
tentrional es la de Yebel Musa ó montaña de Moisés, que
frente á Ceuta se presenta grande y se cambia en tonos
unas veces negruzcos, pizarroso claro otras, pero siempre
de aspecto agreste, estéril, acho.
Ya habéis subido conmigo á aquella altura, y desde allí
divisamos el serrallo español llamado Dar baida (Casa
Blanca), que construyó el Emperado Ismail en 1694 para
dirigir las operaciones militares durante el largo asedio que
nos recuerda al famoso Marqués de Santa Cruz de Marce-
nado, que en Ceuta escribió la Rapsodia económica política;
desde allí distinguimos los senos que sirvieron de guarida á
los piratas berberiscos; la Vieja Ceuta alcazaba de la ciu-
dad que amparó á 100.000 almorávides y la ruta que si-
guieron los mercaderes famosos y Tetuán fundada por
mahometanos de Ceuta expulsos en 494 de Mahoma, 11 00
de Cristo.
De aquel aduar, que tardó en levantarse modesta ciudad
veinte años, dista Ceuta siete horas de tranquilo y suave
camino.
Desde el Tarajal ó Auiats á Castillejos (Fenidak) hay un
EL HAUS 177
desfiladero con la fuente del Kalain, empezando entonces
camino fácil.
Desde el monte de la Condesa se divisan aduares, y á la
hora nos aproximamos al torreoncillo de El Beriiey del Ne-
grón, cerca del mar.
Al pie del Negrón, un río arroja sus aguas al Medite-
rráneo, y en él hacen pesca los baharia anyerinos.
En este lugar da comienzo la tribu del Haus que corres-
ponde á Tetuán, pues existen otros Haus en Marruecos,
y pueden elegirse cualquiera de los dos caminos que hay
con el de la playa.
Esta es hermosa y en ella se carenan cárabos de pesca.
*
* *
Más reducido en extensión que Ányara, el territorio del
Haus comprende, entre otros, los aduares siguientes: Ai7t-
lien^ abundante en caza mayor; Uad-yaryun^ con extenso
llano y agua excesiva; Buy-mil^ en la montaña estratégica, si-
tuación de mucho fruto y con manadas de simios ó monos;
El Cuf, bellísimo lugar de mujeres perfectas, de naranjales
riquísimos que cubren los ríos de azahar; el Beiien^ con la
hermosa montaña de Harhora invadida por piaras de toros
silvestres sin dueños; Quiddan, rica en ganado cabrío y
frutos; Bilua-sen, delicioso aduar de Yanino^ el favorecedor
del territorio, caritativo varón de riquezas cuantiosas; Agía
y Uadagla, cerca del valle de Belaisch; Essoror, reducido
pero abundoso en agua; Uad-lil, río de la noche, al pie de
Bilua-sen, con buen prado; Benúsalem, el más extenso del
territorio, con grandes llanos para siembra y montañas con
bosques de madera; Kalelin (los apocados), de recuerdo
histórico para España, pues allí, junto ala torre, se dio un
combate; Sansa ^ retiro solitario de una melancólica reina
lusitana, llamada Solecito, con límites de límites de piedras,
alfombras de ríos y con la vecindad de Tetuán.
^7^ PERLAS NEGRAS
En ese territorio del Haus tengo yo mi choza.
En la Garifa, la alcobita, colgué mi nido.
Desde allí diviso Ceuta, que se tiende como león para
custodiar á España, y yo desde aquí hago centinela á
las dos.
Mi alcobita tiene su entrada por entre una vorágine de
aguas, de maleza y de estalactitas que tienen como reina la
tranquila maga de gasa vaporosa y que con el índice sobre
sus labios impone reposo, silencio y meditación.
Sólo Arada, flor silvestre, que lleva en sus ojos el cri-
men, porque matan, turba con sus súplicas de amores la
rústica morada del proscripto voluntarioso.
Está mi guarida en lo alto de elevadas rocas agrietadas
por caudales de agua que al salir elevan y rizan los vientos
en colosales plumas de perlas, que después de refrescar el
aire caen sobre los surcos de las breñas y en ondulancia
alegre mueren en la selva bajo el sudario de verdura, con el
canto de la brisa y entre el incienso del perfume de las flores.
El al'lik la guarda con sus armas de espinas; la trepa-
dora luai y el atrevido guisnefdú, la cubren mientras se en-
redan sus flores azuladas que constantemente se besan; el
rizado afársiu ó helécho de fresco olor y el mardedusch ó
mejorana, que trasciende aroma de tiempos de patriarcas,
se extienden como alfombra ante la entrada de mi cueva;
dos soberbios castaños asidos á las peñas con garños de
raices, la llenan de sombra, y el esbelto nafa (i), eXfelaiu (2)
ardiente, el oloroso aichichoru^ el humilde tomillo, la mentza
benigna y el cantueso, la envuelven en atmósfera suave que
hacen de aquél recinto, de antiguo llamado por su belleza
la concha del placer^ el más delicado recreo de la imagina-
ción y el más ajustado molde para gozar de su anhelo ma-
yor dos seres enardecidos por el amor.
(.r K! nal A. hinoio.
EL HAUS 179^
Rústicos aduares de otras tribus, horizontes lejanos de
otras tierras, cumbres de varia altura y de distintos tonos
festoneando al cielo, cintas de agua como quebraduras de
espejo, bajo bosques de frutales retratando jardines de sil-
vestre flora, sendas entrecruzadas y distantes como red de
fíbras tendida sobre un vasto cuerpo , y rebaños , y
hombres , y mezquitas blancas como la pureza de una
religión dedicada al Dios tínico todo se divisa desde
este mirador que la Naturaleza ha hecho para contemplarse
á sí misma en su belleza más perfecta.
Aquí el cielo parece próximo y los valles más hondos;
pero en los valles de estas alturas la soledad hace más vi-
brantes y sonoras las flautas que tañen los pastores de so-
segadas greyes en los picachos que como púas de piedra
salen de los montes; y es que esta música, como la oración
y ambas como el amor, son más grandes, se elevan más,
inspiran con mayor fuerza en la soledad; por eso la voz del
que reza en medio de estos campos sube por encima de
estos sitios; por eso las afecciones del corazón se avivan y
agrandan en estos apartados recintos; por eso la música de
la montaña tiene de solemne cuanto la Naturaleza, de tier-
no cuanto ella le ofrece, de rica cuantos ecos dan los vien-
tos y las aguas y cuanto engendra el amor que reina entre
los seres que pueblan esos elementos, no siendo difícil vis-
lumbrar en su armonía ecos de músicas de pájaros, quejas
del viento, lloros de ovejas perdidas, gorgoritar de aguas,
voces lejanas que acaban leves como un suspiro, convites
al placer por las retozonas bestias, que con lenguaje, fácil
de traducir solamente á las flautas de los montes, invocan
á sus hembras, y amenazas de bramidos y retos de rugidos
que se perciben lejanos y aleteos de gigantescas aves al
cruzar con sus grandes alas las regiones del aire.
Desde aquí la Naturaleza parece sensualista, figura un
continuo celo, una no interrumpida asechanza del macho
sobre la hembra, un eterno arrullo de los sexos. Desde los
1 8o PERLAS NEGRAS
insectos, hasta los potentes reyes del viento, todo simula
reclamo de amor. Si pudiera interpretarse lo que dicen* los
pájaros, que sobre débil rama, que alumbra la luna que se
ofrece como fondo de transparente nácar, seguramente que
en su canto habría de encontrarse endechas tiernas que
hacen que su nerviosilla compañera acuda rendida, saltando
y piando para besar con su picuelo al trovador de la no-
che; si fuera posible seguir á la inquieta tórtola reclamada
por su macho con romántico canto, allá, en su nido, la ve-
ríamos arrullar amorosa y ceder bajo la abierta ala de su
celoso amo que la acaricia y halaga con bello canto cuando
la goza; si persiguiéramos á las mariposas cuando se buscan
y huyen, se encuentran y rozan, veríamos entre el polvillo
de iris que sus tiernas alas arrojan, las caricias que se en-
vían con sus cuernecillos mientras desmayadas de delirio
caen para la dicha en el corazón de las flores, que se pre-
sentan como tálamo de esencias con púdico cendal de vis-
tosos tonos; y si á la bestia de corpulencia la oímos mugir
ó bramar, relinchar ó gritar con ecos varios, retozando con
carrera de regocijo, erizada la melena, levantada la crin,
empinadas las orejas ó la cola levantada, parándose á veces,
á veces saltando y con ojo vivo mirar á su hembra que le
contempla inquieta llamándole entre la selva, sobre los ris-
cos, bajo la bóveda ó como fugitivos en el monte , allí ren-
dirían sus cuerpos con caricias de mordiscos y suspiros , de
resoplidos que aseguran á la rendida futuros cuidados con
el mejor pasto y la más brutal defensa en su favor que
la Naturaleza ensefta, asimismo corresponder con mercedes
á aquello con que se beneficia.
Y siendo así este cuadro de realismo, naturalista, á me-
jor decir, la escena perpetua en que se engendran y crecen
los hombres que aquí viven, copia de la Naturaleza es su
existencia adornada con los instintos que parten como ra-
yos de una luz que corre por los hilos del cerebro y con los
impulsos de un torrente que acude al corazón; por eso estos
EL HAUS l8l
hombres que intuitivamente reconocen mtí-Ql fuerza superior
á la cual cantan con el calor del sol ardiente bajo el que vi-
ven, pero con la tranquila firmeza y mesura sosegada y
constante que le inspira la luz benigna y melancólica de la
luna que adoran^ se manifiestan siempre en los rasgos de
sus instintos con mucho de poetas, con algo que es más que
valor, con independencia de Naturaleza ó con libertad de
selva; con hondas afecciones, grandes como el cielo, como
el mar que divisan tras las cumbres, como los torrentes que
le dan sinfonía imperecedera é imponente, como la batalla
perpetua de los fenómenos naturales, y tiernos como los
églogas de sus guzlas y flautas, instintos todos que se tra-
ducen en sus cantos de amor, en sus himnos de guerra, en
su socialismo de santa humanidad, en los resquemores y
saoedades de su alma y en su idioma de rima y poesía.
El árabe de la montaña parece que ha retrogradado á
sus primitivos tiempos; parécese al sol que después de ha-
ber iluminado con luz vivificante sobre la tierra vuelve á su
oriente, á su primer paso, teniendo la creencia en Dios por
instinto, la vida patriarcal como única forma de sociabili-
dad y el amor como necesidad de su espíritu; de aquí que
su frase vaya constantemente salpicada con la palabra Dios,
con la palabra hermano que llama á los que con él conver-
san y que consideren á la mujer como el premio mayor que
han de conseguir después de su peregrinación terrena de-
fendiendo al Dios grande en el ara de la patria, en las re-
giones de la vida ulterior.
Y prosiguiendo nuestro itinerario, para descansar y re-
frescarnos, sentémonos en un rincón de Saniats et torres^
etapa en donde abunda el agua que la antigua noria ele-
vaba.
Río Asmir es salado, navegable, y en el sitio llamado
Buzagalal \i'^y abundante caza de patos. Su playa, hasta
el torreón de El M'dec, recibe el nombre de Bu-queddan.
Ras Tarf es el deseado promontorio que Inglaterra
1 82 PERLAS NEGRAS
hace semáforo en las excursiones de sus buques por aque-
llas costas.
A su pie hay una isleta y una cueva criadero de pa-
lomas.
Dejando á la izquierda el derruido castillo de El M'dec,
se penetra en el desfiladero de Dokom el aolik (boca de la
zarza), en el cual en un solo punto, por algunos minutos, se
ve reaparecer Ceuta.
El desfiladero tiene arbolado salvaje, y aunque la histo-
ria no cuenta que allí nuestras tropas hicieron gran descan-
so, porque era de difícil paso, fué el más peligroso de toda
la campaña del 1 86o.
Al salir de él se ve el Valle de Marfil. El primer corti-
jo se llama de Tujami, y á derecha é izquierda están los
marjales de Said y Querquech.
Cerca del mar está la altura de Deskeriieschy y al pie
de ésta la garsa del Amin Ben Nuna (huerta del Admi-
nivStrador), divisándose lejanamente las casas aduanas.
Atravesando el llano se ve á la derecha el aduar de
Madaliien, que significa los de Maadan, y el castillo de
KaUlifiy ó los apocados, sobre su dechar.
Avanzando quince minutos nos acercamos á Uad Eche-
yeta (río de los árboles), que riega las hermosas huertas
tetuanles.
Después se entra en la ciudad por la puerta de Ceuta.
*
* *
A Tetuan le rodean los aduares Quiítan, Yarguits,
Beni Siila/i, fítíSMelij/^ I ^tddien. Dar ben Karrisch, Sinet,
fíi4jiMfd. Dar (I gasi. Darjayor y Amtii, de las tribus que
la circundan: Haus, Uad dras, Beni Hosmar y Benider.
lín el soko del s;ibado de ['ad-drás, hace tres años,
luibc de cjoixxT de herbolario» \-a que á ello me obligó la
imposibilidad material ile vivir en el país de mi naturaleza,
TETUÁN ' 183
carcomido por luchas intestinas, prefiriendo dejar correr la
vida entre los ladrones de Uad-drás que no entre quienes
preparaban porvenir intranquilo á Ceuta, ya de antiguo
por mí vaticinado en el Heraldo de Ceuta.
Dejé mi hogar, rebasé la patria frontera y con un asni-
llo, un botiquín y un libro, me dediqué con fortuna á la cu-
randería de aduar en aduar, de jurisdicción en jurisdicción
y de tribu en tribu.
Dijo Aristóteles: «Si quieres ver un país de salvajes, no
vayas al África, sino á un pueblo en revolución.»
Yo digo á los aristotélicos, que si quieren ver las dos
cosas juntas, vayan á Uad-drás.
El mercado no es grande, pero sí contenía algunos
cientos de rapaces, de esos merodeadores en las otras ka-
bilas que aclaran los rebaños, hacen una fosa entre algún
matorral y acechan por las veredas el paso de caravanas de
mercaderes que asisten al mercado.
Yo me establecí en el centro de éste, y el majasen, el
gobierno, me expresó que debía pagar una contribución
por ejercer mi oficio.
— ¿Cuánto?
— Un pernil de carnero.
— ¡Por qué módico canon— díjeme — se practica en esta
tierra la ciencia médica sin necesidad de título profesional!
Ya podía yo curar. El gobierno me autorizaba.
Se fueron acercando varios clientes y me preguntaban:
— ;Tú qué curas.^
Todo — contestaba yo, recordando que los médicos son
om7iiscientes.
— Cúrame estos ojos — me dijo uno.
— No gastes broma — le contesté.
Todos se rieron incluso el aludido.
Los enemigos le habían pasado un hierro candente sobre
los ojos para señalarle como violador del séptimo manda
miento, y era incurable.
184 • PERLAS NEGRAS
Fueron acercándose mutilados, tullidos, calenturientos,
asmáticos, impotentes, sifilíticos y sarnáticos, y con avidez
escuchando el diagnóstico con religioso silencio y contes-
tando constantemente: naam sidi (enterado señor), se mar-
chaban para volver otra vez, porque se les había olvidado
cuanto les aconsejara.
Segundo problema.
— Tú, ven — díceme otro que me necesita y me lleva
bajo unos encinares para no ser oído. — ¿Qué tengo yo?
Otro problema que hay que resolver con éxito, pues á
cada pregunta del doctor contesta el musulmán: Eso tu lo
sabrás,
— En-nesá, — Las mujeres, le contesto — porque las mu-
jeres no son la mitad del género humano, sino la huma-
nidad entera, porque así como todos los hombres miran al
cielo para hallar á Dios, para hallar á la mujer no hay otro
recinto que el hombre, y éste no tiene acto en su vida que
no esté señalado por la huella de una mujer.
La humanidad tuvo á Eva para el cuerpo; á María para
el alma; para ambos á Leonor, á Francesca, á Cleopatra, ó
á Beatriz, y en todas las épocas de madre, esposa é hija
que tiene la mujer, siempre por ellas tiene el hombre sus
preocupaciones más persistentes.
¡Dolor es que ellas, que representan lo más augusto,
produzcan los mayores dolores, las heridas más incurables!
¡Y si fueran las del cuerpo solamente!
Aquel hombre rió. Atiné, pero no sabía lo cierto.
De deducción en deducción, acertamos con el mal que
no pudieron remediarle ni el trozo de leyenda del Kora7i que,
como amuleto le había colgado al cuello un famoso tebib.
bellísimo anciano, Moisés reproducido, ni los polvos ú hojas
secas que debía dar á hurtadillas en cualquiera comida para
producir el usuás, sugestión amorosa, á una mahometana
que no le prefería.
Aquí de Erechton nuevamente, ó como decía Napoleón,
rETuAx 185
ser necesario para todas las guerras y algo de odio africano.
Hay que vencer al enemigo por el amor, por la lógica, por
la intriga ó por la batalla.
Jimena no supo leer una corta misiva en muy pésima
ortografía que le escribió D. Rodrigo.
En aquellos tiempos era pecado para la mujer saber es-
cribir; las mahometanas no tienen academias ó amigas; las
castellanas aceptaban como esposos á los galanes que sus
padres, ya condes, ya hidalgos, les designaban, igualmente
que practican hoy las mujeres del Islam.
El moro estaba sugestionado. Era cherif y tenía incrusta-
dos en los óvulos cerebrales los 33.333 renglones del Koran.
Con la misma velocidad cronométrica de un desperta-
dor sin fin desovillaba su libro sagrado, y dábale unas ve-
ces por recordar malévolamente dXfakik ó dómine, que con
gorro prolongado le hacía repetir algún versículo al com-
pás de un cañazo en plena mollera pelada que se enrojecía
con un surtidor de sangre, porque la letra con sangre ent^a,
ó algunos cincuenta disciplinazos en las plantas de los pies,
por si mal trazaba el elegante nun, el uau que parece una
clavija, el sin que semeja una dentadura, ya que el renglón
e7itra á bofetón, y la labor es con dolor, según refranes de
Castilla; ó bien al santo, porque los histéricos, iluminados,
neuróticos, son cherifes en Marruecos, dábale por soñar mi-
lagros ó sentir á las mujeres y la de este bendito cherif no
le había declarado por escrito su amor.
Díle dinero y curó por unos días.
Porque eso, sí; además del inconveniente de ejercer
de limosnero, y es inconveniente, porque al musulmán hay
necesidad de cobrarle algo por las medicinas, pues si tal
no se hace, juzga ineficaz lo que tan poco cuesta, hay que
amoldarse á dos condiciones precisas para ejercer la curan-
dería entre aquellos montaraces kabileños.
Una de ellas es que toman la vida como un pleito y al
médico como un abogado.
1 86 PERLAS NEGRAS
— ;Me curarás? — preguntan.
—Sí.
Si el médico le cura, cobra la minuta; si no sana el en-
fermo, ha perdido los derechos satisfechos de registros, de
timbres, escribiente y papel; esto es, no cobra nada por la
consulta, por los cachets de quinina, por los vermífugos,
laxantes, albespeirres , tinturas y emolientes.
Si muere el enfermo del mal que han visto sanado en
otros, bien puede mudar el doctor la ambulante oficina de
farmacia á otro continente, pues se cambiará el papel ha-
ciendo los moros de anatómicos, que harán disección en el
cuerpo áé[ físico equivocado, ignorante ó maligno.
Gran procedimiento que debiera ensayarse en España.
A todo musulmán enfermo ha de decírsele que es muy
fuerte. La sonrisa más plácida asomará al labio de esos
histéricos que quieren ser inmortales al mismo tiempo que
reglamentan su espíritu con el fatalismo. Son dos movi-
mientos hipócritas en dos naturalezas enérgicas y enteras
de un mismo ser.
Si el doUente está grave se le hará notar que se le asis-
te: Fid-al-lah, en la mano de Dios, pues si fallece, estaba
escrito.
Habiéndole extendido una receta á un musulmán expli-
cándole que lo que decía el papel era el nombre de la medi-
cina que debía aplicársele á la parte dolorida , y que no an-
duviese como de costumbre, lo interpretó pegando el papel
á las manchas lepráticas y estando inmóvil cuatro días para
esperar el resultado de la medicación.
Pero si reahzáis una de esas curaciones de enfermedad
en que toman parte la imaginación repleta de augurios, ca-
balas y prejuicios supersticiosos , tales como sacar los de-
monios del cuerpo, la kancha (tenia), y en medio del mer-
cado se exhibe el cuerpo del delito , prepárense entonces á
los efectos de la exaltación que no soñaran el malagueño
Abulfeda, el sevillano Geber y el cordobés Averroes, gale-
tetuAn 1S7
nos de otros tiempos de curandería por el sistema de las
matemáticas, de la alquimia, la mímica, la palma de la ma-
no, el paso de un ave á tal ó cual punto cardinal y el hip-
notismo.
*
¿Habrá curado de sus amores el cherif?
¿No es verdad que el amor es ateo? No tiene Dios. Me-
jor dicho. Los que se acercan más á Dios en todas las re-
ligiones, ¿no es cierto que aman más?
¿Se adorarán el sol y la luna?
¿Por qué sería célibe Jesucristo, hijo del sacro lazo del
patriarca José y de María, la judía elegida que le dio á luz
para amor de los hombres en el establo de un aduar de
Nazaret?
¡Qué original es un amorcillo con yilaba! ¡Y con clá-
mide!
* *
Hemos llegado á la ciudad, santa porque en cada barrio
hay una aljama, en cada calle hay una zauia, en cada rin-
cón un miharabs , porque cada casa es cuna de algún
cherif que reconoce como tutelar sacratísimo á Sidi Saide.
¡Bendita sea la tierra de los varones ilustres que llama-
ron Sebitsa el Mamara, la ceutita clara, la niñita preciosa,
á mi patria, su \i^xm2Sí2, garbial
Tetuán, ha dicho Alarcón en su obra, se parece á Gra-
nada, y en medio de los muchos errores del gran escritor
de este país de misterios, brinca esta verdad.
Rodeada de sierras elevadas, como las de Beni Hoz-
mar, que remedan la de cumbres de nieves de la ciudad
iliberritana; de la de Darsá, como la de Elvira, con su vega
frondosa sembrada de yinnanats, ó recreos, de jardines.
1 88 PERLAS NEGRAS
con palacios cupulinos y blancos como albornoz que cubre
riquísimo cuerpo que adornan perlas y esmeraldas, esme-
raldas y perlas que toman el vaho de las partículas del
azahar y del alelí, del áloe y almizcle en tibia ascensión;
huertas floridas y arbolado que ceden sus ramas con frutos
que destilan mieles de variado paladar, que después de
traspasar nuestra sangre salen por los poros de nuestro
cuerpo perfumando nuestras vestiduras; ríos atrevidos como
Mehan-nesch y Adua, que suben hasta las huertas, como
el Darro y Genil anegantes de la amplia vega granatense,
igual que la tetuaní verdiclara y riente; con sus aduares
próximos de Quittan de alba mezquita, de Beni Sala vigi-
lante , de Bu Semblan desafiadora , como allá • existen las
aldeas de Huetor, de Atarfe y Alhendin, éstas y aquéllos
dichas con palabra arábiga.
Tetuán no quiere decir en árabe «abre ojo», como ex-
plica el P. Castellano en su Historia de Marruecos, ni como
afirman varios escritores. El copiador de Rud el Kartas, no
se fijó que en lengua riffeña la voz esa vale tanto como
manantiales , por la abundancia de ellos en la región.
Y es cierto. Nos vamos aproximando á la ciudad y
brota el agua, se escucha el rumor de los saltos de cristales
y se divisan irregulares y pequeños lagos.
Dios guarde la tierra de las flores, de las aguas, del
cielo esplendoroso, de la florida tierra para que conserve
la grey humana que Dios adora con severidad solemnísima,
que hace santa la oración que al Único elevan por la inter-
cesión del venerado Muley Sidi Saide.
Entramos en la ciudad. ¡Qué distinta á como la creyó
la imaginación !
Tetuán, á esta hora de las cinco de la mañana, semeja
la ruina producida por un bombardeo : las casas se caen y
los escombros perduran en las calles estrechas; las paredes,
de ollín, como requemadas por el ardiente proyectil que
desvencijó los techos y destripó los muros; los perros, con
TETUÁX 189
aspecto de lobos y con lento paso de hambrientos sospe-
chosos; restos de muebles y de ropas amontonados con
residuos de comidas; boca-calles tapadas con fardos de
paja, como barricadas improvisadas ó trincheras del mo-
mento; lodo, como ennegrecido por la pólvora y el incen-
dio; piafar de las caballerías arrinconadas en las cuadras,
como abandonadas en la huida, pues la ciudad está si-
lenciosa, intransitada , solo hablan las fuentes como pla-
ñideo por tanta miseria.
Ya van saliendo encorvados por las puertas jayanes con
turbantes; mujeres veladas la cabeza con tocas y anchos
sombreros y la cara con lienzos que solo dejan asomar los
ojos como linternas que puedan mostrar el sendero á sus
conductoras, y las piernas con cendales; ancianos de luen-
gas barbas apoyados en báculos firmísimos, reproducidos
patriarcas en el siglo nuestro; muchachuelos ágiles, simpá-
ticos y guapos como andaluces que acuden á la Mezquita
ó la Medarsa , que los llaman con la voz de sus mue-
cines.
Hay que agradecer á Dios que se vive á esa hora y se
acude para adorarle besando la tierra, elevando agradecida
mirada al cielo solícito y bendito; contando con los dedos
los favores recibidos y las bendiciones enviadas; suspirando
con exclamaciones que invocan al Favorecedor, al Grande,
al más noble, al que como Él no hay otro igual y tiene
como enviado al nabi Mohammed ra sul-Al-lah.
La población da señales de vida activísima.
Es la hora de los mercados, y por ellos se han derra-
mado miles de personas. Todas se mueven por la docena
de calles que forman los sokos. La confusión es indescrip-
tible; la gritería es monumental; las carreras son infinitas;
los tropezones innumerables. Cien conductores de caballe-
rías van chillando ¡Balad y ¡balad (aparta, aparta); el be-
IQO PERLAS NEGRAS
rráh. pregona la pérdida de un niño; los aisaiias, acorralan
á las gentes, y pasan fieros con sus estandartes; los men
digos cantan: «¡Sadak-al-lah!» (la limosna de Dios); eldul
cero clama con agria voz: el halui; la campana de cuero ^ é
muecin, extiende su voz desde la torre de la mezquita inme
diata; todos llaman á Haidor, el arcaducero que sabe déte
ner el agua invasora; el negrito guinaui sonajea y con
canto de niño os baila delante; cuando menos lo penséis
cerca de vuestros oídos sonará una descarga de espingarda;
la mora cherifa, berreará entre tanto, y mientras desgarra
sus ropas, el pudor protestará de desnudeces de ébano; el
garra/, latirá su campanilla mientras muestra el odre con
agua; la secta fanática de penitencias de hachazos, los
hadmatcha, arrancará alaridos á la muchedumbre curiosa y
el narrador público distraerá más allá con voces salmódicas
á más cultos espectadores.
*
Esa es Tetuán, la tentadora, que guarda nuestros ape-
llidos y la iglesia en donde oyó la primera misa nuestro
ejército; el gnomon, que aún hoy es reloj único de la ciu-
dad; la casa-gobierno; la imprenta militar del primer perió-
dico español impreso en Berbería ; la casa del barón de Ri-
perdá, ministro renegado de Felipe V; la plaza de España;
la hermosa Tamo; el asta del primer telégrafo que, como he-
raldo civiHzador, cursó en Marruecos; el cementerio de los
héroes y la puerta de Prim , cerrada desde el abandono de
nuestras tropas, habiendo la creencia entre todos los ma-
rroquíes, de que el día que se abra morirá repentinamente
el Sultán que rija los destinos del Imperio.
Hasta ese punto se conserva allí el respeto supersticioso
hacia el caudillo de la democracia, de la libertad, de la
cultura, del honor y valeroso campeador.
TETÜÁN 191
;Cómo no aprovechar aquellas riquezas y cómo olvidar
aquellos recuerdos?
;Cómo no protestar que España si ayer consiguió, no
conquistó, hoy no consiga ni conquiste?
*
Dijimos:
«Hoy es día de hablar de la España de ayer; y en me-
dio de la severidad que cubra nuestro espíritu ante lo egre-
gio del recuerdo, alégrese nuestro corazón sabiendo que
las marcas de nuestro linaje aún laten, y que las huellas de
nuestro tránsito no se han borrado aún.
Sabido es que después que el desdichadillo nazarita se
rindió en la tierra, que aún llora tal desventura, marchó á
Marruecos, en donde peleó bravamente, muriendo con he-
roísmo , y que fué brillante la cohorte de nobles estirpes
andaluzas que le siguieron; conocidas son las expulsiones,
que tomando las maneras de la violencia ó bien estereoti-
pando guisa de persecución muda y activa, determinaron
traslados y emigraciones en dirección á la costa de la Tin-
gitania; y de nuestro dominio intelectual es que, si bien la
rapacidad de salteadores cristianos, porque españoles eran
los fugitivos y los desterrados, pudieron arrebatar á éstos
bienes preciosos, no fué tamaña la felonía que les privase
del uso de sus nombres y apellidos, si bien no respetarían
la excomunión gentílica los que al marcharse de España
arrastraron con ellos el espíritu del arte y el genio creador
de las industrias.
Pues bien; los bienes liberados y los nombres de sus
poseedores pasaron allí, á las ciudades magrebíes, y aún
existen : los primeros , en haciendas y antiguas posesiones
mercadas con el oro de los ríos y de las minas del Andalüs,
como llaman á España; los segundos, en caballeros maho-
metanos que, habitantes en el Imperio, se presentan ante
192 PERLAS NEGRAS
nosotros con los mismos rasgos fisonómicos que legaron á
nuestros padres.
En Tetuán, fundada en el año que oyó en el año 1496
el flamear del estandarte morado de Castilla sobre los to-
rreones de la isleta de Melilla, avanzada rifeña , también
arribaron galeras y galeones conduciendo magnates y gue-
rreros que constituyeron la ciudad en corte aristocrática de
la Berbería.
Entre los recuerdos que existen, además de los que he-
mos indicado, están:
El palacio de Hach L'arbi Brischa, que copia en algunos
vestíbulos las alhambrinas estancias, y cómo éstas están
hoy invadidas por el silencio. Su autor y dueño desapare-
ció del mundo; aquéllas fuentes, en otro tiempo charlata-
nas alegres, callaron su cadencia; aquellos pájaros enmu-
decieron, y sobre un arquitrabe ó pendiente de un arteso
nado rico, sus cárceles de alambre, en otra época cajas de
armonía, son hoy olvidadas sepulturas de los trovadores
que las habitaron; los jardines apagaron las esencias y las
mujeres sus voces, y sólo alguna negra cruza por entre los
arcos y solitarias estancias que, como museos en rastro en
desordenado desconcierto, aquí muestra ricas espingardas
y sables dorados, escopetas modernas, bazares de riquísi-
mo cristal, lámparas como calderas, tules vaporosos de ar-
tística manufactura , cronómetros en cantidad y colecciones
de cartas de todos los principales europeos contemporá-
neos; y allá amuletos y reproducciones fotográficas, espe-
jos con valiosas cornucopias y tablas que se combinaron
con maderas y conchas preciosas en sus pies tallados, con-
virtiéndose en mesas con dibujos de incrustaciones metá-
licas; alfombras de Rabat, cojines de Damasco, repisas ó
marfaá con vasos elegantes de Alemania, floreros españo-
les, lunas de Lyon, koranes, trajes lujosos colgados en las
paredes, aves disecadas pendiendo del techo y roedores
corriendo por el pavimento de mosaicos
TETUÁN 193
En la casa de este dueño se hospedó el General en Jefe
del Ejército español cuando la guerra civil del 59 y 60, en
Tetuán, colocándose en la puerta de la hermosa fábrica
un letrero en árabe que prohibía pasar cerca de ella á todo
musulmán si no hacía una inclinación en señal de sumiso
respeto.
Otro de los recuerdos que existen en Tetuán es Dar el
Conde por la casa que habitó el Barón y Duque de Riper-
dá, ministro disidente en la corte de Felipe V, aventurero
fugitivo que nació en Marzo de 1680.
Este llamado Conde, señor de Winsum, de Yensema,
Poelgeest, Engelemburg y Ferwert, tenía grandísima ins-
trucción y riquezas cuantiosas. El padre Tysens, jesuita,
le bautizó y educó hasta los 12 años; después entró en un
colegio de la compañía hasta los 18, y cuando convencido
para ingresar en la orden se disponía á hacerlo, su padre
le separó violentamente casándole con Alida, señora de
Kourdeker, la dama más virtuosa, rica y aristocrática de
la provincia de Holanda; pero habiendo crecido ambicioso,
hábil y turbulento, fué ministro, embajador y político en
varias cortes conmoviendo y entorpeciendo la política; es-
tuvo preso en Segovia, se hizo protestante, sufrió perse-
cución y huyó á Marruecos últimamente.
Allí se introdujo en la corte de Muley Ismail y se en-
tendió con la esclava favorita del Emperador; pero sin ta-
lento para trazar los prudentes límites de las cosas que su
ambición acumulaba sin cesar, fué considerado rebelde
siempre.
Después de muchas transcendentales peripecias se pasó "
á «los moros de Mequinez» por lo que se le anularon y
cancelaron las mercedes que en España se le mantenían, y
porque su manceba segoviana, Josefa Ramos, y su caba-
llerizo Jacobo, dijeron que «Riperdá estaba unido con el
Emperador para reconquistar á Ceuta» .
Retirado á Tetuán, sin los sueños de ser rey para des-
194 PERLAS NEGRAS
lumbrar á Europa, murió en Dar el Conde el 5 de Noviem-
bre de 1737.
En un manuscrito inédito que he leído, dice que su
madre era judía, que él se llamaba Sr. D. Juan Guillermo
Jacob Osmán de Riperdá.
Se ignora dónde le enterraron, pues ni moros, ni cris-
tianos ortodoxos, protestantes ni judíos, supieron á que
ley entregó su último suspiro el jesuita.»
¿Cómo en la posesión no se engrandece, y cómo España
no redime los pueblos incultos que la cercan?
Ha olvidado la patria , que constantemente saca á cola-
ción: nuestros abuelos, Cervantes, D. Pelayo, el Cid Cam-
peador, Gonzalo de Córdova, Indivil y Mandonio, etcéte-
ra, etc., tiene el deber moral de enseñar, civilizar y dirigir
la vida añeja, y como tal intransigente, de pueblos que en
la sociedad humana les ha tocado en vecindad.
Hay que trabajar; yo con la pluma, el labrador con el
brazo, los pensadores con el cerebro, el artista y guerrero
con el corazón todos contribuyendo á la vida del cuerpo
y del espíritu de todos. Yo con la pluma, porque de mi
obra puede decirse estar escrita con los pies, y llevo mu-
chos años escribiendo sobre aquellas agrias regiones.
El buen sentido de los que constituyen el elemento,
agente oficial de España , y la iniciativa particular, son los
poderosísimos motores que han de conducir la nave en
donde viajen nuestra política africana, si bien teniendo en
cuenta que la primera, y en ella es directorio el Ministerio
de Estado, y brazos ejecutorios el personal diplomático de
Tánger y las autoridades civiles y militares de las plazas
africanas, ha de someter sus esfuerzos á los límites de los
convenios.
Más unos y otros, sin dejar de ser prudentes, pueden
producir una nación.
Los elementos principales para la más inmediata rela-
ción (le pueblos y comercio de espíritu están la moneda y
IDIOMA ÁRABE 195
el lenguaje; después, para sostener la más estrecha alian-
za entre las almas, el conjunto de auxiliares que depen-
den de las condiciones intelectuales y éticas de los indivi-
duos.
Y aquí no me he de detener en lo expuesto, que de
marcado lógico es vulgar, repitiendo que nuestra moneda
es una oficial en Marruecos , pero que sin comercio es mo-
vimiento sin dirección ó vida inactiva.
El lenguaje, fotografía del pensamiento, eco con que
se manifiesta el espíritu, exteriorización de la idea, crea
los pueblos, los inspira, los perpetúa y funda en unas mis-
mas inspiraciones los corazones de hombres de distinta
raza, de vario color y de creencias rivales.
En España hay dos idiomas oficiales: el español y el
árabe ; el primero , porque en ese idioma hay leyes que re-
conocen de nación constituida todos los pueblos, y porque
con él hablan una patria, medio continente, 4.000 islas y
2.000.000 de mercaderes y aventureros esparcidos por el
resto de la tierra; el segundo, porque es el que hablan los
fronterizos de las únicas colonias que nos quedan en región
compuesta de árabes.
De aquí la necesidad de obligar la enseñanza de ese
idioma, desde los estudios de primeras letras hasta los su-
periores ; y vista esa necesidad , se van creando en las aca-
demias, sociedades y plazas de África.
Pero ¿dan resultado? De ningún modo.
} Cómo van á darlo si no hay estímulo , y si existe éste
no hay una aplicación?
ínterin no subvencionen á los que, mediante ejercicios
teóricos , prácticos y de composición árabes prueben su ap-
titud, no puede sacrificarse á una juventud. ínterin no se
creen consulados militares que conozcan el país , en lo que
á la profesión convenga, no puede darse impulso á una
máquina cuya carrera no tiende á un fin.
Después de conseguir esto, hacerse cargo que el idio-
iq6 perlas negras
ma no es difícil , y menos para los españoles , que tenemos
una tnedina en cada ciudad^ una alhama en cada baño^ una
nado vado en cada río^ un alkazar en cada palacio^ una
alcántara en c?iá^ puente, un alfaque en cada desembocadu-
ra, un alcalá en cada castillo, una algecira en cada ¿t/í, un
almadéfi en cada m/;/^, y otros cien más que facilitan el
aprendizaje de aquel lenguaje bellísimo.
¿Podrá nadie confundir con otra palabra que con la que
significan saafrán, bel-lot, iasmin, kandil . laimun. Hat,
lubia, cotón ^ ruta y reduma, cuyos equivalentes son aza-
frán, bellota, jazmín, candil, arriate, habichuela, algodón
y ruda y redoma ó botella?
¿Si colocamos el artículo árabe al á la palabras 7Hud,
mohada^ mohaza^ cusa y beitar^ y no olvidamos que en
árabe se cambia la / del artículo en alguna letra por razo-
nes gramaticales, como en Sí^it, seitum, no se produce
almud (de donde nace la palabra medida J, almohada, al-
mohaza, alcuza, albeitar; as-seite y asseituno y asseituna,
por aceite, aceituno y su fruto?
:Oué hombre culto desconoce que truyumán ó drag^o-
man es intérprete: arráez y piloto ó capitán de barco; alft'-
rez, abanderado; almotacén, alcaldía, y carmen (de carju,
viña), jardín con emparrado, y que á Granada la llaman la
ciudad de los cármenes?
Los que hemos estudiado idiomas hacemos memotecnia
para mejor fijar, y mas pronto, en nuestra memoria las pa-
labras. Ciertamente, esto es más ingenioso que científico, y
en ciertos libros, ó pronunciados por labios de ciertos hom-
bres resultarla infantil, si no ridiculo.
Amparado en la buena voluntad que me guía, señalo
en estas páginas que las nieblas en Marruecos son de baba,
próximas a caer sobre la tierra; que el lugar en donde se
condimenta lo más suculento que al comer hemos de creer
mus limpio, se llama cochina: que las novias van de bulla,
porque asi se llama la litera en donde las pasean; que los
IDIOMA ÁRABE 197
bienes es tnal; que hueso es adam, por el que le sacaron al
primer hombre, base de la humanidad, que por ello se
llama el Adami; que la-china no está en Asia, sino en todo
lugar en donde haya naranjas; que fósforo es espíritu, por
su mágica aparición en las tinieblas; la romana no es de
Roma, sino ^-ranada; en Marruecos no se anda en zancos,
sino en la za?ica, calles; los religiosos asisten á los infiernos
porque las iglesias se llaman llamas; la nariz es un manjar;
el pulmón una ría; suave es tener educación; los ingleses
son llaves y tacaños, cerrados de puños como cuando ma-
nejan la llave inglesa; baba es padre, como el Papa lo es
de la cristiandad (i); me la haga es broma; allí donan en
el acto porque daba es ahora; suya es casada, como si la
mujer de uno pudiera serlo de otro; aventan hasta con el
jopo, pues rabos es fuelle; un marqués es un pisón, en tie-
rra de moros; el arado, majará, porque maja de tanto re-
volver la tierra; lavas es limpio de deseos de daño para
quien se desea: sin mal; muchos tropiezan porque es cos-
tumbre la caída; y me coge la espingarda porque tiró, voló;
\2i peseta se llama cara, por la efigie que tiene; mete-loca,
es fiado, pues, en verdad que lo más cuerdo es vivir al con-
tado; muía es señor, irracional si se juzga superior á sus
semejantes; y los cazadores hacen que lata la escopeta (por
la culata), no el perro.
Y ahora recuerdo mis frases de otras veces.
El idioma árabe es poético entre todos , porque habien-
do nacido de un pueblo que en su primitiva edad estuvo
fuera de la lucha con que otros bautizan su aparición, y
solo la vida de pastoreo le dio crecimiento, tuvo necesaria-
mente que ir amoldando el único medio de comunicación
primera á la circunstancia y accidentes que le rodeaban : la
Naturaleza, en sus manifestaciones de espléndidas auroras,
sol brillador, valles deliciosos, verdura exuberante, ondi-
(1) El alfabeto árabe no tiene /> ni w.
iqS perlas negras
sionantes caudales, nostalgia de tardes, sombras frescas,
aves cantoras, noches apacibles, cielo inmaculado y cimas
propias para profetas y semidioses ( ¡ naturaleza propia de la
Arabia!), fué el beso con que abrieron los ojos, y dedica-
dos á la labranza , madre del trabajo , virtud del cielo , fuen-
te de toda labor el árabe tuvo que conducir el rebaño á
la dilatada llanura, perdida entre el festón de madreselvas
que formaba el primer ribazo de la montaña, en donde
como palomas tranquilas estaban las chozas débiles del
querido aduar; «y como manifestar esto en un idioma tiene
que resultar bello, cuanto es bello todo lo que impresiona
agradablemente á los sentidos, y éstos no encuentran be-
lleza superior á las naturales»; de ahí que el pueblo, situa-
do entre jardines y mares del Edén, al expresar sus más
modestas afecciones y sus interjecciones más espontáneas,
tuvo que inspirar forzosamente su imaginación en poesía
latente, y su lenguaje impregnarlo de la esencia, de los
ecos, del sorprendente escenario que le prestaba su cuna;
y después, al cantar este cuadro, tuvo que dar á su expre-
sión la más admirable forma de la lírica, resultando las fra-
ses brillantemente poéticas, metáforas naturales por la pro-
piedad, dicción elocuente y poéticamente severa, dando
motivo á innumerables vocablos, que, como éstos, rebo-
san de poesía.
Al crepúsculo le llaman bder el bodor^ que significa clari-
dad bella y lejana de lejanas luces, principio de los princi-
pios; al ruiseñor um el hasam, madre de la hermosura; á
la madreselva sultana ey-yebeL reina del monte; á la mos-
queta uard es-siah, rosa preferida; bunefá, planta medici-
nal, bü-en-nefá, padre de la salud; á la vía láctea um-en-ne-
yum, madre de las estrellas; á la cereza hab el meluc, pre-
ferida de los príncipes; al murciélago tair el-lil, pájaro de
la noche; Sarmanrá (cuidad), alégrase el que me ve; So-
beiha, nombre de mujer, Aurora; Nakia, pura y Naziha,
candida deliciosa, y araix es jardín de placeres, y otras
REFORMAS COLONIALES 199
muchas que hacen nacer expresiones elegantes de la más
rica fantasía.
Ese mismo lenguaje, desarrollado hoy con hipérboles
atrevidas, con comparaciones exactas é ingeniosas, con
nuevas chispas nacidas al frote que los tiempos y las cir-
cunstancias arrancan á las palabras para hacer más brillan-
te, mas rico, filosófico, complejo, grave y delicado los idio-
mas, es el que usan los habitantes, entre los que vivo y
que me recuerdan la idea de los tiempos primitivos de la
sociedad humana
Y para el segundo elemento auxihar, firmes como
bien maduradas acuden á la imaginación las siguientes
ideas:
Hay que ser refractario á toda la política llevada á
cabo por los gobernadores de África, á quienes está con-
fiada la dirección y representación políticas en aquellas
fronteras (i).
Y al decir esto no sostengo idea de hostilidad contra
persona militar alguna; sí cabe devoción hacia el goberna-
dor Bernal, que apenas ha llegado á Ceuta ha tratado polí-
ticamente la instalación de un hospital marroquí, favorece
(1) Hay que tener presente las aficiones de cada gobernador; la mayor,
menor ó igual capacidad intelectual entre ellos, el tiempo que halla de co-
mandar la plaza cada uno y los recursos propios de que pueden disponer
porque en estos señores estriba el éjCito de una gran labor. Si es cazador,
verbi gracia, y es certero, influye entre los moros, que le admiran. Cheir-er-
reiná, jefe de tiradores, temeroso; este señor tendrá gran ascendiente y po-
drá llevar la guarnición á solazarse dentro del territorio, sin protesta, si al
mismo tiempo remunera á los chejes de la comarca.
Si no es abonado á las ocupaciones cinegéticas ni es tenido ni tomado en
cuenta, enfriará los lazos entre los moros y la plaza.
La capacidad intelectual no puede medirse, y por ello nos encontramos
con un general que estima no debe permanecer abierta «La Cooperativa Mi-
litar>, y otro hermano del anterior, que opina en contrario, llegando hasta
establecer enemiga en el elemento comercial de la ciudad, arruinándola, y
ambos antagónicos en procedimientos de política exteriormente.
Los ascensos motivan traslados, y labores comenzadas, algunas muy be-
neficiosas, se destruyen, y últimamente, los generales honrados españoles
que van de España á Ceuta, les pasa lo que á los hombres grandes, son po-
bres.
200 PERLAS NEGRAS
el dragado del foso , aplaude la reinstitución de la acade-
mia de árabe, rompe el feudalismo derribando murallas,
reverdece juveniles remembranzas incitando con saraos á
paz interior, amenaza enérgicamente á insurgentes musul-
manes á lógico propósito y conmina á barcos ingleses que
más tarde obliga al Gobierno de Inglaterra á disculparse
ante la autoridad de un caballero general español.
Tienen más importancia las ciudades de Ceuta y de
Melilla de la que estiman los Sres. Silvela, Moret, Monte-
ro Ríos, Romero Robledo, Canalejas, Maura, el Duque de
Tetuán, Abarzuza y demás españoles ilustres que figuran
dirigiendo la política de esta nación europea.
Esta importancia 710 la pudieron deducir jamás los ge-
nerales Weylér, Linares, Azcárraga, Bargés y otros hom-
bres de armas, por el mero procedimiento de tomar un co-
che en el muelle, recorrer velozmente las baterías, ver una
rifeña con indumentaria de su país y tomar el vapor para
venir á hablar en las Cortes. :
Hay que vivir allí algún tiempo, hay que viajar por
aquellos litorales de tres pueblos, hay que leer en varios
idiomas lo que sobre aquellas regiones dicen varios esta-
distas y compulsar la historia.
Las colonias españolas en África necesitan especia-
listas.
No pueden serlo los generales gobernadores, porque
los traslados anulan los principios políticos puestos en
práctica , y además porque pudiera existir cierta subordina-
ción entre ellos y los Gobiernos que desvirtuarían labores
beneficiosas hasta por aquéllos mismos comenzadas.
Necesitan las colonias tribuna desde donde demanden
atención por los gobernantes, para contener la decadencia,
librarlas de anacronismos de leyes que no son las que se
ahogan al pasar el Mediterráneo , sino otro cuerpo de espe-
ciales promulgadas por legistas locales que jamás leyeron
la máxima de los economistas: la población crece en raz<Sn
■:<? sí^"' '5fr
I t
ExcMO. Sr. D. Francisco Fernández Bernal
(Gobernador militar de Ceuta, que comienza la era de reformas
en la fidelísima Ciudad.
REFORMAS COLOXIALES 20I
de los fondos de subsistencia y ni piensan que el gran mo-
vimiento de los puertos forma la riqueza ünka.
Esos pueblos deben tener representación en Cortes,
Para poder ostentar dicha representación deben contar
los pueblos con 50.000 habitantes.
Las estadísticas marcan á Ceuta con 12.000
A Melilla ( Rusadir romana) 8.000
A Vélez ( Belad) 600
A Alhucemas ( Peña del águila) 500
A Chafarinas (Bades) 1.040
haciendo un total de 22.306 habitantes, que impiden el
goce de ese honroso derecho.
Pero ocurre preguntar, ¿y las posesiones españolas del
Occidente de África, que tienen una vecindad constituyen-
te de 158.890 almas, según Pellón, repartidas en la forma
que indicaremos, tienen acaso representación, á pesar de
que aquella provincia occidental cuenta cerca de ocho veces
50.000 habitantes? Tampoco.
En los 27.727 km.^ de la región insular y de la encla-
vada en la continental, Fernando Póo cuenta con 19.542
habitantes, Annobon con 1.305, Coriseo con 732, Islotes
Elobey (grande y pequeño) 313, y en la costa 137.000, ya
blancos, negros, de la familia bubi, somali, etc , pero al
fin cobijados bajo el pabellón de España.
Por esa misma excepcionalidad , ya que ninguna de las
colonias han tomado parte en el derrotero de decadencia
porque sus gobernantes la condujeron, tienen derecho á lo
que las otras provincias hermanas peninsulares, la del Nor-
te de África , con Ceuta por capital , y la Occidental africa-
na , que incluye al Muni , con Fernando Póo como cabeza
del territorio insular y continental.
Consultado el Sr. Salmerón por el Sr. Moróte, á ins-
tancias nuestras, sobre la^conveniencia de aquellas repre-
sentaciones, las acogió con gran cariño y como aurora de
PERLAS NEGRAS
salvación de la miserable existencia que arrastran nuestras
colonias; pero expuso el eminente repúblico que antes de
comenzar esa labor urgía hacer desaparecer de ellas el pre-
sidio , monolito secular apestante que la mano del crimen
con la de la imprudencia política colocaron en el dintel del
país conquistable.
En los penales de Ceuta y Melilla no se observa la es-
cuela de Australia ó de Auburn, que admite el aislamiento
de noche y el trabajo de día, ni el método americano celu-
lar que recluye al corrigendo hasta el extremo de dejarle
como único compañero en el mundo de su soledad la pro-
pia conciencia, sino un sistema mixto del primer caso, con
alguna nota del segundo procedimiento.
Colonia, que así es la palabra, que produce al Estado
miles de pesetas al año , pesetas que paga el penado de
de ciertos períodos en que dividieron la condena, para po-
der transitar libremente por la calle, establecerse á compe-
tir con el obrero no condenado, y condenado que obliga á
cierta policía, nunca excesiva, pero que cambia la condi-
ción del ciudadano libre por la de recluido, aherrojando
su dignidad, su libertad é imposibilitando el tráfico á cual-
quier hora del día y de la noche é impidiendo el libérrimo
ejercicio de la vida civil; ese es el estigma.
Con estas palabras nos dirigimos al Rey, á los minis-
tros, á los cuerpos colegisladores, á la prensa, á las socie-
dades oficiales, entre ellas al Ateneo de Madrid, Karuin
de España, puesta á la cabeza de aquéllas como culminan-
te cerebro en la actividad intelectual de la Patria, y al
Centro del Ejército y de la Armada, que recuerda: «La
ciencia no embota el hierro de la lanza, ni hace floja la es-
pada en la mano del caballero » , para que no olvidando la
expresada observación de Francia: «Yor\o% presidios no
goza España en Áfi-ica el prestigio que debiera tener >.,
aumenten la razón con las siguientes :
i.^ En ninguna plaza fuerte es político tener presidios,
REFORMAS COLONIALES 203
ni menos si es frontera de un país al cual se quiere con-
quistar por la civilización.
2.a En donde hay presidios se establecen las contratas,
y Ceuta demuestra hoy en litigios, que se dirimen actual-
mente entre contratistas, la existencia de hechos que caen
subjudice.
3.a La evasión de corrigendos crean conflictos interna-
cionales, ya que el individuo fugado defiende con la navaja
la libertad que ha de impedirle goce el kabileño que cobra
cinco duros por la entrega del fugitivo. ¡Qué poco vale un
español !
4.a El servicio de policía y custodia de los penales dis-
traen una parte de guarnición .durante la paz, que ha de
duplicarse en la guerra , y para éstas dan escaso contingen-
tes las brigadas penitenciarias utilizadas para guerrillas.
5.a La competencia entre la clase obrera libre y la pe-
nal no existe; pues ésta, que gratuitamente disfruta de ca-
sa, comida, ropa y de otras servidumbres, ha anulado á la
primera, invadiendo desde la enseñanza, los juzgados, ofi-
cinas eclesiásticas, de ingenieros, municipales, etc., etcé-
tera; hasta el hogar, en los que hacen de ayos, cocineros,
carpinteros, guarnicioneros, etc. De este modo el hombre
civil sin condena vive muriendo^ y el criminal mata ó ven-
de planos para prosperar.
6.a Mientras esté el penal caerá la inspección sobre el
ciudadano libre, con pesadumbre tan agpbiadora, que no
bastarán las paternales disposiciones de los buenos gober-
nadores á impedir se vigile se saque agua del mar, del mar
que es infinito, y como tal de Dios, y como de Dios de la
humanidad; que se demande al viajero nota del paraje
adonde vaya á pernoctar, qué misión le lleva y si calcula
cuándo podrá regresar á la Península, y otras prácticas que
no entran en las tendencias liberales y expansivas de ge-
nerales como Bernal, que no siente instinto aprisionador
ni tendencias absolutistas.
204 PERLAS NEGRAS
Los gobernadores militares de las plazas de África no
deben ir mandados para inspeccionar el rancho del presi-
diario , ó discutir la nómina aprobada por la junta de ar-
bitrios , ¿cómo se puede rebajar el mérito de un español,
que estudió la carrera de las armas, que en ella vivió para su
patria, que peleó, derramó su sangre y venció, llegando á
conseguir alta significación justísima y merecida, haciéndo-
les á la manera de inspectores ó cobradores de contri-
bución?
De ninguna manera. Los generales de España en África,
como los representantes de la alta política, deben ir á rom-
per murallas, «qué al ronco son de la cadena del rema-
tado substituya el alegre y vivificador de las fábricas que
levante la industria y el del movimiento del tráfico comer-
cial»; á grandes hombres grandes ideas, y para grandes
ideas grandes hombres que ensanchen los pueblos y los
enriquezcan, dominando la bravura del mar inquieto con
diques y puertos sobre los que andanadas de fardos de
local manufactura y envasamiento de productos comarca-
nos, hagan Almadén del erial; y no existiendo la mohina
porque existiría la harina, no se levantarían discusiones
entre los distintos elementos que forman las poblaciones de
las colonias, retardando el interior mejoramiento.
¿Y cómo es posible todo eso? diréis.
¿Y cómo, sin invadir con armas desde la bahía de los
catalanes de Gibraltar hasta cerca de la Torre de Don Gar-
cía, los ingleses, moradores de una roca, la han convertido
en centro de una gran hacienda que comprende Algeciras,
La Línea, San Roque, los Barrios y el Campamento? Com-
prando fincas, levantando hoteles, extendiendo vías ferro
viarias, construyendo diques, creando prensa, empleando
al elemento español, fomentando el idioma de Byron, dis-
curriendo industrias, introduciendo el comercio hasta hacer
una Andalucía británica, que como tal figura en los mapas.
España paga, como en las islas Canarias, el personal ad-
REFORMAS COLONIALES 205
ministrativo, el de justicia y policía, c Inglaterra cobra y
explota.
; Quiere España conservar á Ceuta? ¿Para qué? ¿Como
hucha en donde estérilmente disipe anualmente más de
doce millones, como exclusa á la emigración, como par-
que de recreo, como etapa primera de ulteriores aconteci-
mientos ó como cartel que vocee un derecho?
Para cualquiera de esas consideraciones debe conceder
en propiedad á los terratenientes de parcelas en el campo
exterior las que usufructúen.
¡ Tres millones de reales deberían haber satisfecho á la
Hacienda española los colonos del campo exterior si hu-
biesen disfrutado de libertad para el usufructo amplio de
sus terratenencias!; pero nada previsoras disposiciones impi-
dieron levantar fincas de laboreo, construir depósitos de
agua, señalar senderos, alzar sombrajos y hasta cortar ma-
tas, cuando ya hubo quien carboneó un monte que llegaba
hasta el arroyo de las Bombas, y no se puede exigir pago
alguno á quien de nada se benefició.
Si desde el año 1867 en que se entregaron á la rotura-
ción aquellos campos, ya chapeados en parte desde el 1859
y 1 860 para evitar las emboscadas de los anyerinos, se hu-
biera comenzado la repoblación ordenada y el cultivo con-
veniente á las exigencias de la ciudad de Ceuta; si desde
el año 1868 en que una Real orden con fecha 9 de Enero
obligaba al florecimiento de aquellas parcelas; si no se hu-
biese olvidado que una ciudad exterior á una plaza fuerte
era antemural á las agresiones de enemigos fronteros , y
que utilizando los brazos de éstos en la agricultura olvida-
ban emplearlos en la guerra; si se recordase que en 19 de
Febrero de 1697, el Rey D. Carlos II dirige una carta al
Abad del Monasterio de Sahagún pidiéndole socorros para
acudir á la conservación de la plaza de Ceuta y defensa de
las de Cataluña, y que en 2 de Julio de 1701 , el Rey Don
Felipe V extendió una cédula pidiendo socorros al mismo
2o6 PERLAS NEGRAS
Abad en razón de tener los moros sitiada á nuestra ciu-
dad, y que en aquella situación se preguntaba con qué re-
cursos propios contaba la plaza, y se hubiese comenzado
una práctica favorable al fomento agrícola, autorizando las
fabricaciones, establecimiento de colonias, explotación de
canteras, obligando á vestir la tierra de diferentes apropia-
dos cultivos é hirguiendo en el aire bosques de pinares, de
frutales y de adorno é higiene en viveros, y estrechando
las zonas polémicas á medida que se ensanchaba el hori-
zonte á la producción y al beneficio, hoy Ceuta habría sido
constituida en vergel por sus autoridades , remedo honroso
del exterior de Tánger, de Algeciras, que se engrandece,
y de otras muchas ciudades que, sin tener la protección
oficial que Ceuta, se desarrollan al amparo de solicitudes
paternales y de esfuerzos que fijarán la gratitud de aqué-
llas para los iniciadores.
En 13 de Mayo de 1863 las plazas de Ceuta, Melilla y
Chafarinas, fueron declaradas puerto franco , pero los be-
neficios de abastecerse esas colonias de los mercados ex-
tranjeros, tuvieron natural castigo que merece una ley mal
formulada, pues despreciando aquéllas favorecer el comer-
cio é industrias nacionales, quizá obedeciendo á los proce-
dimientos tardos é inseguros de transportar en jabeques en
aquella fecha, es considerado extranjero cuanto de Ceuta,
Melilla y Chafarinas proceda.
Extranjero para lo que venga y del extranjero lo que
va allá á proveer á la guarnición militar, á la población ci-
vil, á la colonia penitenciaria y al consumo de las tribus
próximas, esas plazas vienen á constituirse haciendas alqui-
ladas por otras potencias para la colocación de sus mate-
rias, mientras España, como dueña, se obliga á restaurar los
deperfectos enviando mensualmente casi 300.000 pesetas.
El Sr. Rodríguez (D. Gabriel) en 1884 dijo en la Socie-
dad española de Africanistas y Colonistas:
«No debe sorprendernos, pues, el hecho de la decaden-
REFORMAS COLOXIALES 207
cia de nuestras relaciones mercantiles con Ceuta y Melilla,
ni sería justo ni conveniente que para aumentarlas les reti-
rásemos la libertad del puerto franco; lo que debe hacerse
es reformar la ley de 1863, y considerar como nacionales
los artículos que de allí vengan y la navegación entre aque-
llas plazas y la Península como de cabotaje. »
Los puertos francos son puertos ó parte de éstos, en
los que las mercancías pueden desembarcarse, manipularse,
trabajarse, exportarse sin intervención de la Aduana; son
unas ferias á la cual concurren todos los comerciantes del
universo.
En los países en donde no se trabaja, natural es que
no haya materia que transportar ni sitio elegido para mer-
cado; mas para aquéllos cuya producción abastece las ca-
sas industriales, repletan los lugares de congregación de
marchantes y efectúan operaciones prohibidas en una por-
ción reservada del suelo nacional , necesitan de otros
elementos, generalmente exteriores, como ampliación del
movimiento económico.
Lo mismo ocurre para aquellos puertos bien situados
en las confluencias de los grandes mares como estaciones
forzosas para las caravanas de la mar.
Italia ha declarado puertos francos á Genova, Venecia
y Ñapóles.
Alemania ha creado los de Hamburgo, Sttetin, Bremen
y Lubec.
Inglaterra es toda ella un mercado franco, con leyes
proteccionistas cada día vais» francas al fomento de la mer-
cadería nacional que abastece todos los climas y se surte
de todos.
Francia y Bélgica en breve harán francos á los puertos
de El Havre, Marsella y Burdeos la primera, y al de Am-
beres la segunda, que se desarrolla con las prácticas libre-
cambistas.
Argelia remite á la Cámara francesa de Argel una Me-
2o8 PERLAS NEGRAS
moria, que nos auxilia en nuestro propósito, proponiendo
establecer puertos francos en esa región africana.
;Y por qué no habría de serlo Ceuta, en el mar que las
crónicas llaman del Pasaje, y Chafarinas en la boca del
Muluya y entre dos países?
Este antecedente sabio, entre los muchos que formaron
un sabio programa el día 30 de Marzo de 1884, tal vez
convirtiese al Estrecho, que un periodista ha llamado atina-
damente «la calle Mayor del Comercio», y á Ceuta, cons-
truido su puerto para remitir las emisiones de su necesitada
aduaiia, en Puerta del Sol, en oriente de un prolongado
centelleo que reviviría los capitales españoles para ser con-
ducidos en bajeles, sucursales movibles de la producción
humana y del tráfico universal, y en faro luminoso apare-
cido consolador en las tinieblas de nuestra visible deca
dencia.
¿Y cómo se conseguiría en Ceuta, sin aduanas ni pro-
tección oficial, análogo fomento?
Ya conocen mis oyentes que el terreno es pequeño
pero virgen: no existen industrias, pues la del pescado, que
es la mayor productora al Estado , se concreta á la salazón,
habiendo olvidado la conserva porque el Erario era el ga-
nancioso.
Y para las pequeñas, que alguna vez serían grandes, no
hay capitales, y si los hay, hay trabas que no se han inven-
tado hoy, pero dificultan la vida de aquéllas , de ahí que
ciertas clases de pescados y sus residuos no se recojan
para la extracción del aceite que se usa en la medicina, ni
para barniz en las artes, ni la cola para varias aplicaciones;
se desprecian los cueros, y el guano producido se abando-
na; consumiendo las tribus próximas por sus festividades
religiosas grandes piaras de carneros y cabras, no se comer-
cia en Ceuta con las pieles, lana, huesos y residuos; crián-
dose en sus costas el coral, no se arranca; teniendo sus
montes el nopal, no se extrae alcohol; habiendo terrenos
REFORMAS COLONIALES 209
para palmerales, no se hacen viveros de transplante; consu-
miéndose ganado vacuno y correspondiendo á Ceuta 6.000
reses, ni se conserva la carne de ésta, ni su sebo se remite
á las fábricas para aplicaciones industriales; trayendo los
marroquíes recobas y caza, no se exporta; criando en sus
prados el lino, no les imitamos para fabricarles telas, ni ex-
traemos el aceite ni transportamos la linaza; estando ro-
deada de agua del mar, ni la destilan para el consumo ni la
aplican como fuerza motriz; existiendo en sus playas los
mariscos, no se les extrae el yoduro; teniendo en sus pro-
ximidades la calaguala, no se envía para artificiales produc-
tos con los que se combina; ¡pequeño es todo! y ya veo
me preguntáis: ¿De la célebre plaza de la Lana, gran mer-
cado antiguo, de los batanes, tintorerías y cerámica renom-
bradas, de la Alhóndiga repleta y de la Alkaiseria famosa,
qué se hicieron?
Torres Campo ha dicho: «Debiéramos llevar también
á Marruecos industrias, creando en Ceuta, por ejemplo,
que fué en otro tiempo ciudad manufacturera, escuela prác-
tica de fabricantes y operarios para todo el Imperio, y en-
tablar relaciones estrechas de comercio, mediante la liber-
tad de exportación, que debe ser al presente objetivo de
las negociaciones diplomáticas.»
El sabio bibliógrafo quiere crear industrias en Ceuta, y
yo le recuerdo las canteras de piedras litográficas en Ben-
zú; las minas de manganeso que hay en sus tierras; la de
antimonio que quiso explotar un catalán en el Fenidak;
algunos filones de hulla observados en algunos barrancos;
la cueva de azufre de BeniBeiia, y la de hierro de Ame-
sug, en Ányara.
Mas para qué si tenemos allí la Punta Leona, en
donde embarrancan grandes navios en las épocas tormen-
tosas, cuando las aguas furiosamente azotan los murallo-
nes para rendirlos, y no hay en la bahía de Ceuta un re-
molcador auxiliar como brazo tendido para sanar del cho-
PERLAS NEGRAS
que contra el arrecife; y apenas ocurre éste, disipada un
poco la anegante nube, rasgada la atmósfera por un rayo
de sol, divísanse del lado de Gibraltar varias columnillas de
humo primero, vocinas de salvamento más tarde, barcos
al fin, que maniobran cerca del buque náufrago, que les
proporciona granjerias.
¿Y cómo — digo yo — los gobiernos, éstos que viven en
Madrid, empotrados en eXfumoir de la casa, no visitan las
otras habitaciones de la Hacienda para enterarse de las ne-
cesidades y no culpar mañana lógicas deficiencias de diver-
sos administradores, y envian allá, á Ceuta, generales entu-
siastas, liberales, libertarios para su patria, amantes de ele-
vados ideales, Bernal el memorable, y Pareja, el querido
entristecido de Cuba, entregándoles las ideas: un soldado,
un preso y un moro, para que con esos tres elementos rea-
licen una gran empresa?
Comprendo que riáis, sí. ¿Comprendéis asimismo, sea
yo enemigo de esa pobrisima política de atracción y fomen-
to españoles cerca de Gibraltar, que nos avergüenza con
su comercio y nos abate con su escuadra, y junto á Tánger
cosmopolita?
Hay que hacer política CON DINERO.
España necesita sostener con majestad y esplendor su
representación en Ceuta.
La alianza de la autoridad militar y la que representa
derechos inalienables en la que lo sea civil, deben ser movi-
mientos isócronos de un mismo instrumento, sin que sea
una de ellas obstáculo á la marcha autónoma en la distinta
función de la otra, y las dos vivir con auge.
Nunca pidió el Ayuntamiento de Ceuta al Tesoro nacio-
nal un auxilio, y en esa conducta se fundamenta su estabi-
lidad.
Yo sí me atrevería á pedir para aquella ciudad ingreso
en sus cajas de los beneficios que el Estado tiene con la
contratación de aquellas almadrabas, para comenzar una
REFORMAS COLONIALES 2 1 1
nueva población desde la que fué puerta de San Felipe has-
ta Torreblanca, pues siendo Ceuta considerada estación de
climatología terapéutica de mejores condiciones que Niza
y Málaga, favoreciendo la concurrencia de familias penin-
sulares en cómodos vapores, con hoteles para todas las
exigencias y exhornando con parques aquel frente de la
mar, se conseguiría, paulatinamente, hacer de aquella sana
y hermosa playa, nuevo vivero de local riqueza, y obliga-
do punto elegido por los turistas veraniegos que descono-
cen la benignidad de ese país, resguardado en invierno por
las alturas de Sierra Bullones , y constantemente refrescado
por la brisa del mar que le rodea completamente.
Para la guerra el soldado igual al bizcaitarra, el catala-
nista, republicano, carlista, alfonsino, de Iglesias, que el in-
dependiente, todos, con ser españoles bastaría para ir hasta
Fez , pero durante la paz hay que str soldado del progre-
so y obrero de las armas, hay que hacer una patria de inte-
lectos y de guerreros , y en Ceuta llevamos -medio siglo
sin salir de las fronteras, ni hay propiedad en el campo, ni
barcos en el puerto, ni fuerte construido, ni comercio que
vivifique, ni industria que resucite; y en cambio se han re-
tirado los moros del mercado; se les coloca á aquéllos la
miseria de un presidio en vez de enseñarles nuestras gran-
dezas, y no se les puede atender en su demanda de pro-
tección.
Cuando los generales de las plazas de Gibraltar toman
posesión del mando, hacen las visitas correspondientes á
las autoridades de Algeciras. En Ceuta no se cumplimenta
al bajá de Tetuán porque las autoridades carecen de consig-
nación para ello.
Con estas visitas seguirían las relaciones, y de esta ma-
nera los proceres tetuaníes abrirían camino hasta Ceuta y
nosotros hasta Tetuán.
Habiendo recursos se organizarían expediciones por los
militares instruidos en conocimientos arábigos, y se dedu-
212 PERLAS NEGRAS
cirían estadísticas, trazarían itinerarios, coleccionarían foto-
grafías, y se conocería el país.
Habiendo recursos, las autoridades españolas ejercerían
influencia en las tribus cooparticipando en las votaciones
para los jefes de tribus que con él pudieran corresponderse,
y se llevaría el agua á la plaza.
Habiendo recursos se conviviría con ellos, superándo-
los y poniéndoles en la frontera herrador para calzar sus
bestias, armero para componer sus armas, médicos para
remediar sus dolencias se ensancharía Ceuta nioralmnitc
desde Benzú, que es español por el Tratado y no lo posee-
mos, hasta Tetuán, que tiene allí restos nuestros que no
custodiamos.
Urge andar de prisa, y S. M. el Rey, el Gobierno,
España entera, debe facilitar medios á aquellos goberna-
dores.
Yo os lo aconsejo. Mirad que lo que os digo es pro
fecía y os arrepentiréis mañana.
En este cuerpo que se llama España hay un cáncer que
se llama política, como en el pecho del tuberculoso hay una
caverna que le corroe y en su cerebro una anemia que le
reduce á sí mismo en atracción de vértigo de un abismo.
Movámonos en todas direcciones.
Hagámonos fuertes para no fenecer.
Tomemos mucho hierro en forma de acorazados y ba-
terías, mucho aire en donde flote nuestra bandera y mucha
agua como Jordán que nos redima presentándonos regene-
rada ave fénix de gigantescas alas capaces de cobijar.
Hagámoslo, porque sino se cumplirá eso de que el roR-
VENIR de España está en África amagada por poderosos
países.
Allí está ^ peligro para nosotros, sino el porvenir, y
creo que si mis oyentes, al despedirse de este curso de Con-
ferencias, que yo cierro en esta casa, no murmuran sorda-
mente vox clama7itis in deserto^ por Ceuta, que recordando
REFORMAS COLONIALES 21^
la frase de un político inglés refiriéndose á Tánger, del cual
decía podía perderse una escuadra, por Ceuta puede decir-
se oten merece perderse UNA NACIÓN. Débese trabajar sin
dar paz á la manó ni sosiego al cerebro, para constituirla
poderosa por las armas y resguardo por el comercio, y
además, porque, como dijo el General Linares: «Las colo-
nias españolas en África parecen aduares y hay que en-
grandecerlas.»
Si á la Virgen se le rezan salves, y á Dios credos, yo
pediría á mis oyentes con igual fervor de fiel cristiano todo
un catecismo para que hagáis por ella lo que haríais: gue-
rreros por la victoria, sabios por la ciencia y artistas por la
naturaleza: defenderla, engrandecerla y adorarla.
Con generales con plan definido con respecto á Marrue-
cos, en relación á sus fronteras, y con 200.000 pesetas
anuales para gastos políticos y de propaganda; con esta-
blecimiento de una estación naval permanente en aguas de
Ceuta; con aumento de guarnición y haciendo desaparecer
el presidio; extendiendo la Villa-Comandari hasta terreno
próximo para establecimiento de un mercado marroquí;
concediendo títulos de propiedad á los terratenientes de
parcelas en el campo exterior, dando con ello satisfacción
á la ley, favoreciendo la Hacienda, acrecentando el valor
de las fincas, y creando industrias ya que Saturnino Xi-
ménez es heraldo honrosísimo en el Rif , cerca de Melilla,
por él custodiada desde la isla del Rey; con generales en-
tusiastas como jóvenes guerreros afanosos de gloria (Ber-
nal y Hernández); con el ministro Sr. Cólogan, honor
del cuerpo diplomático universal, y con mis oyentes que
han de ayudar á levantar á su madre caída podremos
entrar en el concierto del reparto en condiciones hon-
rosas.
Si no, bajémonos del tren; no marchemos, ya que no
hemos contribuido al ornato de la humana civilización.
¡A la carretera; con los golfos, á aluspiar, á estar al file
14
214 PERLAS NEGRAS
en la espuma de la hampa, entre los de la randa, por falta
de anomia!
Corrijámonos; que se echan encima^ y nos arrojarán de
los andenes, porque. con nuestra conducta, no sólo levan-
tamos las faldas para enseñar vergüenzas nacionales, sino
que laboramos la dispersión de este pueblo para que llore
como Jerusalén.
*
Cuando volvimos del interior de Marruecos, sin haber
conferenciado con el Menebhi, al centro de España, pene-
tramos en esa casa grande en cuyo pórtico hay dos leones
custodios modelados con el bronce de cañones tomados
al enemigo de la guerra de África, y una voz, con el severo
tono sentencioso que toma la previsión, parecía decir:
En breve ondeará nuestro pabellón desde el Muluya á
Ceuta. En esa medida queda cumplido el testamento de la
augusta y católica Reina la primera Isabel.
La compensación, en la pérdida del imperio que nos
hacía entre los primeros Estados coloniales, está colocada
entre dos pueblos , grande uno por sus escuadras y por sus
hijos fuertes y trabajadores, y grande Francia por su inte-
lectualidad soberana.
La civilización anula la ignorancia. Los pueblos cultos
absorben todos los elementos de la vida del país ineducado
y ocioso.
Nuestra patria se deshace en continuados torneos del
ingenio y fiestas de la palabra, desgastando sus energías
psíquicas sin reposición material de su organismo que en
sus campos se muestra estéril, y desierto de brazos afano-
sos y productores, en sus mares sin comercio reparador, y
en su Hacienda mortecina, y creyendo que para la salud de
la patria, ya que todos deseamos la mejor dirección en la
cosa pública, invoco
MADRID 2T5
El Sr. Presidente: Suplico á S. S. deje aplazada la
continuación de su brillante y patriótico discurso para ma-
ñana, que esta Presidencia reservará á S. S. el derecho de
prioridad en el uso de la palabra.
En la misma casa de los leones,
— Todo eso es música — dice una voz ministerial á un
señor diputado.
Otra voz, á un representante de una fracción: S. S. es
un cobarde y un traidor, que abandonó la trinchera.
Un exministro: Ese General se ponía en los sitios de
menor peligro; al otro se le odia porque es de Infantería.
Dos Generales al exministro: Eso es una gran ca-
lumnia.
Uno de la Armada al Ministro de Marina: S. S., que
obra siempre de mala fe y con perfidia, dice en sus obras
que los Generales de Marina se envilecen.
El Ministro: Mentís,
Un diputado á otro: S. S. desafia aquí dentro.
El aludido : Y fuera, y en todas partes. En los tribunales
está la carta de las irregularidades,
Europa contempla el cuadro y pregunta: El porvenir
de España estará en el África, pero y el porvenir de Áfri-
ca ¿en donde está ?
Aún es tiempo. Ni un minuto de parada. ¡Al tren!
El Cherif sld el Hach Abd el nabi ben Ramos.
APÉNDICE
NOTAS É ILUSTRACIONES.
Abd , siervo , partidario , afecto , esclavo , fiel , asi se dice Abd-el-asis,
esclavo del Glorioso y del carifio ; Abd-es-s'lam , fiel á la salutación ; Abd-
errhmán, partidario de la Misericordia; Abdel-múmen, siervo á la Creen-
cia; Abdellatif, sumiso al Benigno; Ahd el ñaguimí al Sabio; Ahá-el^ue-
rim, al Generoso; Abd-el-uahid, al Óaico; Abd-el-nabí, al Profeta, y Abd-
al-lah, esclavo de Dios.
La palabra Aó(¿ puede recordar la espafiola Abad, afecto á una cofra-
día , á su mejor partido , para el mejor servicio de Dios.
Abrida (a). — Véanse los trabajos titulados Abila y Alminar Ceutctr
Tetuán y Ceuta árabe ^ del autor.
Alhóndlga ó alfondega , pág. 209. Parador que á la vez era de-
pósito de cereales y otros productos. En las alfohdegas se verificaban
ventas y compras, como en un mercado , y á ellas iba una representación
del almotacén ó alcalde para autorizar las transacciones , cobrar el canon
y extender las escrituras. Esas albóndigas fueron particulares primero y
después del Estado, y en ellas había hospedaje para los mercaderes ex-
tranjeros en habitaciones incomunicadas con las demás, llamadas rnasria.
En la alhóndiga de Gánem , de Ceuta , fueron ocultas las reliquias de
los mártires arrastrados en 1227, y aquélla c contenía tres pisos, 80 cuar-
tos y nueve almacerías >.
¿Qué poblaciones de Espafia tuvieron albóndigas?
Bachir (El) Ben Senaj. Era coronel de askaris; fué nombrado bajá
del campo hostil á Melilla para intermediar entre aquél y ésta. Es natural
2 1 8 PERLAS NEGRAS
de Fez, de 42 años, y ha sido nombrado por el Emperador para ir á Ma-
lilla durante el estado actual de la guerra con el Rogui para favorecer y
parlamentar con Arafa y el General Hernández.
hos ritefios no le quieren y conviene tenerle cerca, pues ejerce ascen-
diente boy en la coree de Fez.
Barrada (Sid Aonfiar\ pág. 8t. Uno de los hombres más humanos
conocidos v q'»e quieren más y mejnr á Espafta. F jerce la medicina, y cuan-
do va á Fez algün médico español le cede las visitas de los musulmanes
ricos, quedándose él con las de los mendigos. A ese punto llega la pro-
tección que él dispensa á los compatriotas.
Tiene (o años, de barba blanca, de aspecto distinguido, habla correc-
tamente el español, está conceptuado de atildado escritor árabe; su posi-
ción es mediocre, aunque posee fincas urbanas y rurales que le permiten
soFtener su familia, á la que educa en maneras casi españolas.
Ha vivido en España, y pertenece á la distinguida familia del célebre
moro Sel lam ó Seil lam de Sevilla, y él tiene sobrinos políticos en el Ar-
ma de Artillería nuestra.
Es el agente consular de España en Fez, pero algunos españoles que
van allí se apoderan de la refpresentación, anulando sus servicios, que ellos
explotan, y sólo para los casos de interpretación ó cuando tienen necesi-
dad de que el bondadoso Sid Aomar ponga en juego sus influencias cerca
de personajes cortesanos, se acuerdan de ese hombre tan generoso.
Tiene un hijo de 6 años que el Gobierno no debe olvidar, concedién-
dole una pensión capaz de formarle un patrimonio que le consienta hacer
es*udios en alguna Universidad ó Academia española á la edad conve-
niente.
¡ Bien lo merece el hijo de un extranjero que sirve gratuitamente á
España durante veintitrés años , en nombre de ella cura á los enfermos,
por ella hace su hogar casa de caridad de los desvalidos, es amparo de
los españoles aventureros, y ensalzador de doctores desconocidos y de
su6ciencia ignorada!
Stc vos non vobis.
Belad, el majsen y sibas en la pág. 98 y Peñón de la Gomera en la
Pág. 71.
La palabra belad s\gn\?iCK patri», tierra, comarca, y la han corrompido
los castellanos cambiándola por Velez, de ahí Peñón de Velez ó de la Go-
mera, y antepuesta á otras ha producido Velez Malaga y Velez Rubio.
Belaisch 6 el moro Valiente^ pág. 168. Del aduar de Bulaisch, de
donde toma nombre. Tiene 40 años, de aspecto fachendoso, es grueso y
APÉNDICE 219
fuerte, de barba negra y con traje de v^W/. Es traidor y rapaz. Se doblega
y arrastra por un tiempo, y después al mismo que le favorece le acomete.
Su padre era valiente y noble, no hablaba el espafiol, pero su hijo sí
lo posee con perfección , que hace poder corresponderse para todas las
cosas con cualquiera autoridad de la plaza. Impide á veces la entrada de
moros en Ceuta, otras dispara contra los soldados, y muchas se aposta
en los caminos para robar al transeúnte.
No ejerce ascendiente sobre ningún hombre serio del territorio.
Ben, hijo, descendiente, estirpe, natural de. Esta voz procede del
verbo hebreo banah, yo edifico 6 formo ^ así se dice: Ben-Ali, Ben-Garna-
ta, Ben-Marin ó Beni Merines.
En Zamora está la villa de Benegiles.
En Albacete : Ben-Lupe ó hijos de López.
En Castellón los pueblos de Benicarló y Benicasen ó hijos de Kasém.
En Alicante : Beni-Dorm , Beni jofar , Beni alfaqui y Benixebel ( hijos
del monte).
En Mallorca: Beni-amar, Beni-salem ó hijos de la salutación.
En Córdoba: Benamejí.
En Cádiz: Benaocaz, Benamahoma, hijos de Mahoma.
En Granada: Benalúa.
En León : Benamarias y Benamariel.
En Málaga: Benadalid, Benalauria, Benahavis, Benarrabá, Benaojan,
Benalmádena 6 hijos de la mina.
En Almería: Benahaduch ó Benahadux, ó hijos de la mora Haducha.
En Valencia: Benaguacil, Bengeber, Benegida, Benimuslem , Beni-
brahim , Beni-Alí ó hijos de Alí.
En Zaragoza: Benabarre.
Los bem-birsel fueron los que formaron la dinastía de los reyes de
Carmena,
Los beni'casi fueron los renegados espafloles que fundaron el estado
independiente en Aragón , llamado Frontera superior.
Los apellidos españoles Benavente, Benjumea y Benítez, y los títulos mar-
qués de Benalúa y el baronesado de Beniatjar son originarios de los árabes.
Aben quiere valer por fíen y y ambos se corrompen por nuestros anti-
guos escritores, menos críticos que nosotros, y de ahí resultaron Avicena
de Alí-ben-sina ; Mohamed ben-Raze dio Aberrasi y Ben Rosch (Averroes).
También Ben se corrompe en árabe de la siguiente manera: Ben-el-
Gazí por Bel Gazí.
Comandante, pág. 168. Este tirador se refiere al comandante de
Caballería Sr. D. Luis Boguerín , pundonoroso y liberal patriota , que no
220 PERLAS NEGRAS
pierde ocasión ni procedimiento para estrechar relaciones entre el campo
y la plaza. •
Ha sido el sucesor del profesor de Equitación D, Anastasio Gutiérrez,
dedicado en su tiempo de guarnición á trepar por las alturas con sus ami-
gos montaraces.
Algunas veces el autor se ha visto sorprendido, en medio de los cam-
pos , por la visita de huéspedes tan deseados y tan honrosos.
Correspondencia de nombres árabes.
Agadir íguir ( Fortaleza, en beréber,
del Cabo Guer) Santa Cruz de Mar Pequeña,
Asmur Asimur ( Asama rom.)
Asfi Safi.
Assáila, cargamento (?) (Julia Cons-
tancia Zíli rom.) Arcila,
Beliunesch (Yebel, monte é lunes, un
apellido de un cherif ) Sierra Bullones y Benzú, hijos del
Sus.
Benichicar (Hijos de) Benisicar.
Belad ( Patria , tierra ) Velez.
Chechauen CJiechuan,
Dar-el-baida Casablanca ó Casabranca.
Er^bat ( nudo amarrado ) Rabal,
Es-suira (retrato) Mogador , por estar próximo al
santuario de Sid Mogodol.
Fas ( azada ) Fez,
Garb ( Occidente ) Imperio de Marruecos,
K'sar-el-Quebir (Palacio grande).. Alcázar quivir,
Daraisch (jardín de delicias) Larache,
Marraquesch La ciudad de Marruecos,
Mecnás (nombre de una tribu ama-
cirga) Mequinez.
Mehdia ( la del Emperador Mhedi ) . . Mehedia.
M'lilia,. . Melilla.
Quebdana Chafarinas,
Rudana'be^ich echam (Rudana la siria). Taritdant,
Sebta ( de Septem , siete) Ceuta,
S'lá (de la santa Lal-lá SeMá) Salé,
Sáhra (comarca estéril) Sahara,
Tony a ( tierra traída ) Tánger,
Tetauen (tierra de manantiales). . . . Tetuán,
Tsasa, , Taza,
APÉNDICE
Tajilalt (tierra de los filalis) Tafilete.
Uchda (encontrado^ en él hallaron al
asesino de Muley Idris) U^da.
Yedida (la nueva) Mazagán (Mazagao, portugués).
Guora, sectania, pág. 151* Los árabes dividían la esfera en climas, y
éstos CTí'Cuoras^ que signiñca redondez, círculo de influencia ó jurisdicción.
La cuora sebtauia comprendió desde Arzila hacia el Estrecho , y desde
la costa S. de Ceuta hasta parte del Rif ; pudiera decirse que era toda la
provincia septentrional ó Yehala.
El jefe se llamó sefior de Ceuta y rey de Arzila.
Charkaui (Sid Mohamed), páginas 65 y ico. De 56 años de edad,
de viva inteligencia y de instrucción vasta en conocimientos europeos,
habla perfectamente el castellano, aunque no lo escribe bien , igual que el
árabe, y fué nombrado en la Comisión encargada de llevar á D. Alfon-
so XII el regalo del Emperador Hasan , consistente en camellos.
Vivió en Espafia algün tiempo , y tan grata le ha sido la vida en este
país , que él quisiera tener poder para hacer subditos de España á todos
los hijos del Imperio.
Si Espafia establece el servicio de postas entre Fez y Tánger no olvide
emplearle, pues sus servicios nos han de convenir, y hacemos un bien al
mismo tiempo.
El Heraldo de Madrid le ha nombrado su corresponsal en Fez.
Descripción de Marruecos. — Mauritania, la occidental, de mau-
rtis ; el Mágreb, el Occidente ó Marruecos, de una ciudad fundada por
Taxefínt , está asentada en la región menos cálida y en productora tierra
del continente africano.
Hoy la rodean por el N. las posesiones españolas, por el E. la frontera
de la Argelia , que comienza desde el territorio del Kis y termina en los
terrenos de Figuig, usurpados por Francia, que desde Ain-sefra ha inva-
dido hasta la Zenaga , y desde la línea curva que forma Chelata, el Men-
gub y el Laberinto (entrando en el desierto) hasta el oasis de Ulad sid-
chej , y las Dunas para fundar su frontera en Sidi Mumen , El Mungar é
Igli (en la confluencia de Gir y Tsaura).
Al S. el Sahara, Tafilete y el río Dráa, que en gran extensión riega el
Imperio en aquella frontera, hasta desaguar en el Cabo Nun, y el Océano
satura y refresca el O. hasta el Cabo Espartel.
El clima de este país es agradable en la costa y centro, pudiendo mo-
dificarse en los lugares más cálidos , con apropiada vegetación , dirección
de las aguas, higiene, forma de urbanización, clase de ocupaciones, etc.
222 PERLAS NEGRAS
El termómetro acusa en Tetuán como máximo 31° en eslío, en invier-
no no descenderá á 14®; en Tánger 18^ C. , media anual en las estaciones
de calor y frío; Mogador rivaliza con Madera; Marruecos con Tánger; Fez
es mejor que. la costa, pues aun cuando está en el interior, tiene frente la
brisa refrescante de los nevados picachos de Beni Uarain; el Rif tiene sa
frontera marítima y su Sierra de la Gomara cubierta de nieve.
Las lluvias no son frecuentes, pero el rocío parece lluvia debida á la
evaporación rápida de un calor de una tierra virgen y bravia aún, á me-
dida que se aproximan los viajeros al Sahra.
£1 terreno es variado en accidentes y en curiosidades naturales. Entre
el ardiente Océano de arena del Desierto y el inquieto de la mar, tránsito
aquella flora entre la vegetación del Ecuador, viva como el fuego, y la de
la de Europa, de secular permanencia y frondosidad fría, aunque selvática;
embebidas aquellas aguas, á veces, en blandos terrenos por la sedienta
sílice, y otras combustionada, la flora en sus crestas, peladas sus rocas,
con montes hechos cantos rodados por aluviones que no pudieron conte-
ner bosques de encinares que crugieron á la pesadumbre del granito, ya
se ven extensas llanuras en todas las regiones como en Ducala, frente á
Mehedia, sobre Marruecos, próximo á Schgruchen; ya cimas como Sierra
Bullones y el Bani; sobre la región del Dráa — dice Reclus — se observan
verdaderas pirámides, torres elevadas, picachos atrevidos, que son conti-
nuación de las montañas del Sud Oranés, y caprichos tales como Cíiorf-
eUBahmuty la vertiente del abismo, que como ciclópea fortificación quiere
detener los ejércitos más nutridos del mundo , hecha vivienda de águilas y
cubil de fieras.
En Zebar, sobre la ribera del Dráa, existen rocas con formas de per-
sonas, tal vez representación granea de soñados trasgos y gnomos que allí
tienen leyendas en jeroglíficos de una escritura enteramente descono-
cida.
Hay montañas tajadas que se abren como acceso á otros territorios,
tales como la colina de Tisi, que los holandeses, ingleses y alemanes oye-
ron llamar Bihauen , que en beréber vale por dos puertas, y Salam AU-
cúnty {salud sobre vosotros!
Ese extenso territorio, cruzado por más de 300 ríos, que se calcula en
más de 600000 km.*, en donde viven árabes, ainacirgas, bereberes, che-
lojs, saharianos, judíos españoles y europeos, en número de más de 12 mi-
llones , se ha dividido por publicistas y viajeros en 20 provincias 6
amalatos.
Septentrional ó Yehala que comprende Tetauen, Chechauen, Ceuta
(esp.), Tánya, K'sar-el-Quebir, L'Araich, Uasan y Assaila. Tiene 40.000
kilómetros cuadrados, 2.500.000 habitantes y más de 3.000 aduares en 32
tribus.
APÉNDICE 223
Esta parte ha sido la mds azotada por Europa; portugueses, españoles,
franceses é ingle«(es incesantemente han- invadido el litoral, y los dos pri-
meros sostuvieron guerras en el interior.
Esf*aña »> de^e periür esa re¡(ión por wn^isn pacto, compromiso ^ can'
ge y dimro ó sungre necesarios de formar ó derramar.
El h'if comprende 4^ tribus, entre ellas liocc ya, Kebdana, M'Talsa,
Beni Üuyahi, Mazuza, Fraj^na, Benichicar, Benisidel, Benifuror, Beni
S'nasen, Beni Said , Beni B'segií, Stult, Uriech, Benibuyefa, etc , y las
poblaciones Mestasa, Ayír, Adu«, Arkub y las ciucladelas españolas MeLi'
Hay VéUz, Alhucemas y Chafar inas.
G*ari el isar, con Fez por capital, y las tribus de Ulad el Hach (hi-
jos del peregrino), Iliaina, Aits lusi, Ait Musa, Ait Terho, Behalil,
etcétera, en número de 68. con más de 3 Y2 millones de habitantes, y con
las ciudades de S'frtí, Tarsut y Sok-el Telata.
Gaiata 6 /íiata, tiene á Tsasa por capital, con 4.000 habitantes, y
á Debdu (con 2.000 almas) como segunda población, á Mikasa con i.ooo
moradores, y las tribus Beni Uarain, Bu Rima, Senata, Senhaya, etc.
Angad t& otra provincia, con Uchda por cabeza y con Mehaia como
población de segando orden , y con las tribus de Beni S'nasen y las fron-
teras argelinas.
l^bat ó Rabat comprende, además de la capital, á S'lá, Mehedia, Tu-
rnara y las tribus Beni Hasán , Simmur Chelohs y R'hmna.
Es provincia muy productora, de gente brava, que se calcula en un
millón, con P40.000 caballos.
Chauia, separada de la anterior por el río Cherraf, tiene por capital
á Casablanca (45 000 habitantes), y como ciudad algo importante á Gra-
cia de Dios ó Feddala (Kirdh al lah). Sus tribus son famosas, Tchuka,
Chiadma, Mediuna, Busiri, M'zab, Ben Daud y los Beni Mesquin.
Abda y Ducala, tienen á Asmur por capital , y por ciudades impor-
tantes á Yedida (8 000 habitantes) y Asfí, con 12.000.
Bahoy una gran confederación de 330.000 almas, territorio muy fér-
til, accidentado, minero, y situado entre el mar. Sus, Marrakesch y Abda.
Es suira es su capital, con más de 25.000, gran puerto que trafica con más
de 60 millones de pesetas anualmente en todas las operaciones que realiza.
Sus, con Kudana bettch echam por capital, tiene 10.000 habitantes, y
son principales ciudades Agadir (en beréber fortaleza), Massa, Fikuarem
y Dar ben Delsimi.
La gente susi es belicosa, pero de aspecto tranquilo, y amante de la
independencia, y mejor de la autonomía.
£1 terreno tiene altas montañas y en ellas moran más de 500.COO pas-
tores. Veintinueve ríos cruzan esta región.
Sahel ó el. litoral, tiene á lleg por capital, y cuenta, entre las que
224 PERLAS NEGRAS
apenas pueden llamarse ciudades, á Agadír (esp.), Sídi Hosain , Sauia,
Agía y Tisnit.
Dhra, con la Kasba el- M* Jasen, ó alcazaba del Gobierno, por capital.
Esta región debiera llamarse Muluia, y en ella se ofrecen como princi-
pales puntos los oasis de Misur, Ouisert, Briya, Igli, Tugur y Ulad Melluk.
Sus habitantes son brabcrs,
Mecnás, con 780 km.2, su capital Mecnás, y lugares nombrados los
de Sarhun y Asro.
Mecnás tiene 24.000 habitantes.
En Agui está situada la Kubba de Muley Idris.
Tadla, con 20.000 km.2, y con las ciudades Ain Serga, Sidania, Beni
Mellal (con 4.000 habitantes) y Uauisert (1.600 habitantes) como princi-
pales puntos.
Demnat, provincia central, comprende las villas de Yamaá Entife,
con 4.350 habitantes, y Besú, con 1.500.
Marraquesch, provincia que da nombre al Imperio y ciudad que
bautiza la región. Marraquesch tiene 1 10.000 almas de todas las castas del
Imperio , que se dedican al comercio entre el interior y la costa.
I^as localidades notables de la provincia son: Chichaua, Kalaá, Sidi
Rehal y Ensel.
Sidi Rehal es religiosa , y cuenta en su pago con 2.000 habitantes,
Ensel tiene 800, Kalaá 1.500 y Chichaua 2.000.
Nun, región que comprende 40 aduares y 25.000 habitantes. La ca-
pital del territorio es Fúni-elHasan, boca de hermosura ó Ügadir.
Se llama así en honor de Kamra, madre del ceutí Ali-ben-Taxefint. Su
hijo hizo este pueblo para recreo de la cautiva del Emperador Yusef.
La provincia del Nun comprende dos principales puntos: Uguelmin
é Icht.
Uad 3ra tiene 300.000 almas autónomas , y el territorio es el más
extenso de todo el Imperio , con la particularidad de ser muy cultos y de
edificar sus viviendas con azoteas y torrecillas. La capital es Famagrut, y
son ciudades que tienen alguna importancia: Tisint, Tata, Minsuria y
Tsasenaska. La mayor parte de estos lugares están fortificados.
Tafilatt, cuna de los filalas , industrial , y ambicionada por Francia.
Entre las ciudades de la provincia están Er-risani y Abuam , la primera
con 5.000 almas y la segunda con 6.500.
5é;^¿/z/, como reinos de Taifas, están diseminados los aduares de los
indígenas, con jurisdicciones propias, como mandados por reyezuelos pro-
pios, independientes al mando imperial.
En él está el Figuig , Kenadsa , Beni Abbes y la capital , que es Ain
Cháir (la fuente de la cebada).
APÉNDICE 22 S
La agricultura en Marruecos está atrasada, pero son grandes conoce-
dores de los terrenos, y afanosos labradores los musulmanes que se dedi-
can á trabajar.
Convendría conservar los refranes y consejos agrícolas que ellos cono-
cen , y en los que los agricultores creen código inalterable , al que rinden
cumplimiento firme.
Ellos cultivan el olivo; la vid, de la que hacen un vino, que bebeny
llamado sámat, pero que es pecado apurar si es hamar, rojo; los naranjos,
albaricoqueros , granados, ciruelos, perales, manzanos, higueras y al-
mendros.
Desde la costa á Fez apenas se ven palmerales ni platanares , cocote-
ros ni datileros.
Los bosques son valiosísimos si son de encinares , pues entonces son
altamente respetados por los moradores , ya que contarán cientos de miles
de ejemplares seculares. Lo mismo si son nogales, castaños ó de arar.
Las maderas no son de las más excelentes , pero hay especialidades en
el Imperio de mucha resistencia.
El monte bajo lo cortan y queman para lefia y carbón.
Cuidan los gusanos de seda, pues la industria utiliza mucho aquel fila-
mento; la lana es llevada á los telares, y quemada produce una tinta lla-
mada sniag , con la que escriben sus musicales renglones ; preparan cor-
chos para colmenas, siendo riquísima la miel negra; con la zaina ó aldorá
hacen pan ; con el quif^ que fuman , cocido y hecho pastilla hacen el nar-
cótico hacfUch, que combinan con la imaginación y sueñan con mujeres
hermosas, como podrían hacerlo con camellos, toda vez que la mente em-
pieza la actividad cerebral y el narcotismo la envuelve en la vaguedad de
su efecto soporífero.
Calculo que Marruecos cuente con i .000.000 de caballos , 400.000 ca-
mellos, 500.000 mulos, 20 millones de cabras, 30 millones de carneros y
7 millones de bueyes.
Las festividades religiosas consumen millones de cabezas de ganado
anualmente , y sin embargo , los campos se ven llenos de rebaños y piaras.
La exportación á Ceuta, Gibraltar, Portugal, Malta y Argelia, y el
consumo diario, no importa para el decrecimiento: éste no se nota.
La industria de este país está conocida: cordelería, gorros, zapatos,
espingardas , cerámica , bolsas de cuero , yilabas , orfebrería , mantas , este-
ras, mesas pequeñas, repisas, canastas, serones, lienzos distintos de lino,
algodón y seda, arreos de caballerías, pólvora, jaulas, guarda-plumas de
caña , tinteros azulados , tintorería , curtido , panificación , etc.
El comercio inferior se hace en vehículo de sangre, tardío y de géne-
ros tales como petróleo , piezas de tela , banastas de azúcar y objetos de
adorno de procedencia europea.
226 PERLAS NEGRAS
La instrucción pública es á cañazos y con música; los alumnos silabean
el Koián con un sun^onete particular, como se aprende la tabla de multi-
plicar en algunas escuelas españolas, mientras el maestro, algunos con
gafas a lo Mesonero Romanos ó Hartzembusch, marca las incorrecciones
con verdaderas señales sangrientas.
La religión es la mahometana, pero hay disidencias, alguna de las
cuales aceptan á Dios, nada más, y no al Proteta.
El sel vicio de las armas es obligatorio, y obligatorio para el soldado
costearse, con la peseta de sueldo, ropa, calzado, armas, pólvora, caballo
y alimento de éste.
En esta guerra se ha mejorado algo la condición de las levas, y cuando
termine éata quedatán organizados más de 30.000 hombres, casi como
en Europa.
Marruecos no tiene prensa, ni sociedades literarias, ni salones biblio-
tecas, ni ferrocarriles, ni barcos de guerra, ni puertos artificiales , ni ciu-
dades alumbradas con luz eléctrica, ni modas, ni bolsa, dinero en papel,
lotería nacional, carruajes, teatros, ni plaza de toros, pero en él no se
proñeren frases contra Dios, ni se mixtiñcan los alimentos, ni se defrauda
en el peso, ni en la medida, ni se falsiñca la moneda, ni se desdora el rico
en sentar á su mesa al hambriento, ni el casado faltará al noveno, ni ha-
blará sin las corteses frases correspondientes á cada persona teniéndose
entendido que no ocurrirá un solo caso reprobable.
Los mahometanos europeizados disfrutarán de los beneficios que éstos,
y aun abundaran en sus vicios, pudiendo decirse, cuando se observan
ciertos casos, que Mahoma prohibió el uso ó abuso del vino, porque silo
autoriza no hay extensión bastante en el planeta para el cultivo de la vid.
Los moros de Fez, cercanos al Sultán, se empiezan á aficionar á las
bebidas espirituosas europeas.
El Turki se llama el único vapor que forma la flota marroquí; pero
son tan bravos los marineros moros, que difícilmente se encontrarán hom-
bres más apropiados para la piratería cuando se les contempla remar en
sus garrab ó cárabos, difíciles embarcaciones de veinticuatro remos, a ve-
ces. Levan con prontitud asombrosa, arrian la vela con pasmosa ligereza,
golpetean velozmente los escalamos para asegurar el prolongado remo de
ancha pala, y sentados á lo largo de las bordas con los pies apoyados en
el banco delantero, se yerguen al meter el remo en la mar, y al unisono,
á una sola voz , caen á la remada para repetir el movimiento doce horas
seguidas si el viento no favorece.
Con razón Europa ha debilitado el poder naval de España. Nosotros
vencimos la piratería. Éramos así, pero más bravos. La humanidad impo-
ne inconscientemente la ley del Tallón.
Los europeos han fundado varios periódicos en Marruecos.
APÉNDICE 227
Francia sostiene en 'ianger L: Rcveil du Maroc y Le Maroc ; Ingla-
terra Al Magreh Al Ak.nj y un natural de Gibrallar, acogido al pabellón
inglés, sostiene otrc. producido en lengua castellana.
El Porvenir, de Tánger; hl Defensor, de Ceuta, y El Telegrama, de
Melilla, son lus tres ünicus periódicos durios españoles que deñenden los
intereses nacionales, si bien en la medida que permiten las circunstancias
en que viven.
Melilla debe ser Eldorado, á juzgar por su prensa no agitada en su
parquedad periodística por percance alguno sensacional de ningún orden;
D. Francisco Ruiz López, ilustrado pan iota de buena cepa, no puede sos-
tener informadores en el interior, ni corresponsales en la costa, ni boleti*
nes bilingües bisemanales en Fez, Marruecos, ni poblaciones del litoral,
en donde abundan españoles y se hice el tranco, ni canje con la prensa
política universal; y D.José Guerra Lázaro, jete del pri lier periódico dia-
rio fundado en Ceuta en unión del autor, es empleado municipül, y su
juicio es cerrado á la política de sus j^les; entre doj» fuegos ^la Coman-
dancia general y las personas de un Municipio), entre la espada y la pared
(dos partidos disidentes dentro de un solo elemento), y sin motivo de
donde hacer artículos por haberse tratado por btiUantes plum&s cuantas
necesidades siente Ceuta, cuantas rtforii.as«es susceptible en ella, y cuan-
tos proyectos convienen al porvenir, antes de hacer de ese, que nació viril
y patriota defensor de intereses' grandes y chicos, tamizado exótico anodi-
no, conviértalo en hoja ilustrada de grabados, álbum de Ceuta, el Estre-
cho y lindes terrestres y de la mar de Marruecos , otro exotismo más
independiente , más noble y más vital para el mantenimiento del mismo
interés píatrio.
Tánger, subordinado á la Legación; Melilla, al Gobierno Militar, y
Ceuta, al Presupuesto de la Casa del pueblo; la prensa africanista, mez-
quina por sus recursos y subordinada á dependencias de vario jaez, no
labora en la libertad útil que necesita.
Ceuta ha producido los siguientes periódicos:
El Defensor del Cadete, La Acacia; ti Eco de Ceuta; Ualá galibá
ila-al-lah (solo Dios es vencedor). El África, que provocó una escisión
que debilitó el poder civil de Ceuta en el ataque fiero á las personas,
creando la escuela de la ingratitud en la tranquila ciudad durante dieciocho
años; contra éste nacieron: El ^inapi mo y El Irogreso de Ceuta, doc-
tor D. Francisco Mendoza; El Heraldo de Ceuta, D. Enrique Guerra; La
Linterna, D. J. Francisco de las Heras; Casos y Cosas ^ Casas; El Liceo ^
El Círculo Africano, Revista de Ceuta y Medina Sebta (literarios); El
Orate, D. José Almela.
En la actualidad: Eco de Ceuta y El Defensor de Ceuta, ambos funda-
dos por el Sr. Ramos Espinosa de los Monteros.
^28 PERLAS NEGRAS
En el interior sólo se leen por algunas personas ilustradas los periódi-
cos tunecinos , turcos y los procedentes de Argelia.
La correspondencia es conducida del interior á las capitales por los
peatones. El Gobierno tiene los suyos ; los particulares que escriben apro-
vechan la marcha de algún viajero mahometano al lugar ó proximidades
del que se dirige la carta, y sólo Europa, por sus naciones Alemania,
Francia é Inglaterra , sostienen servicio de posta en Fez , que pagan con
lujo, aunque bien se remuneran con el humano y patriótico servicio que
practican.
Los itinerarios para cruzar el Imperio en todas direcciones se señalan
en las obras de Bermúdez Reina y Canal (francesa).
Cuando viajéis por Marruecos y os veáis necesitados de guías ó acom-
pañantes musulmanes, que generalmente son la más ordinaria de la gente
maleante, tened en cuenta no cruzar con ellos más palabras que las estric-
tamente necesarias, no permitidles comer junto á ustedes, y se acostumbre
solo á contestar cuando se le pregunte, y ordénenle siempre en imperati-
vo , mas pagadle bien y tratarle humanamente en lo del cuerpo , si ha-
céis lo contrario , habréis de renegar del viaje.
Yo hice todo lo contrario y me resultó mal.
Hablé con un moro amigo en Tetuán , expresándole : Si me acompañas
á Fez te convido al pago de todos tus gastos con explendidez, á tu gusto;
tu llevarás la cartera para que no te falte bestias, alimento, tabaco; tú or-
denarás á los criados , y llegado á Fez te haré un regalo.
Le compré ropa y puse las cargas repletas de lo que á él agradaba.
Llegamos á Larache y le regalé un billete y me expresa que no puede
seguir porque el camino está muy malo y teme. Se despide un criado mío
para devolver una bestia comprada en Tetuán , y al amigo de treinta años
se le caen las lágrimas porque se va el paisano , y he de llevarlo cerca del
señor cónsul porque desea cambiar el papel de amigo por el de comer-
ciante. Delante del señor cónsul dice que él quiere un jornal de 30 reales
diarios. Yo le prometí 40. Hecho el pacto salimos á la mañana siguiente,
y por el camino me expresa que no se daba cuenta él de su falta de
palabra.
Llegamos á Fez y el Dr. Cerdeira ajustó los jornales devengados, pa-
gándole su trabajo á razón de 10 pesetas.
— (Y cómo me vuelvo á Tetuán? — contestó.
— Con estos 10 duros que te entrego — le contesté — y mientras estés
aquí, en nuestra mesa tienes un puesto.
Total, por once días 150 pesetas, ropa nueva (30 pesetas) y comida
125 pesetas. jSeis duros diarios!
Ignoro lo que ocurriría cuando el doctor hubo de decirle frases grue-
sas; pues yo, al darle el dinero, conocí que había levantado al negro
APÉNÜICE 229
Fatah contra mí, que llorando se despedía y me daba las gracias por otro
reealo que le hacía , y qae el amigo gaía había hecho pagos sin conocí-
miento mío ; salí á los mercados para desahogar la furia y la tristeza que
produce la ingratitud.
No para aquí.
£1 moro Mustafá , que dejó al Emperador por seguirme , cobró de mí,
durante el tiempo que estuvo conmigo , el sueldo como militar , el diario
por servirme, comida, ropa y otros gastos. £n la expedición le aumenté
el sueldo , le satisfice doble paga que le daba el Sultán , le hice un donativo
en agradecimiento a la inclinación que por mí mostraba , y cuando lle-
gamos á Tánger y me disponía embarcarlo para su país, se presenta una
noche en la reunión en donde estábamos, herida la cara y solicitando mi
defensa contra un agresor ebrio como él.
¿Con qué dinero llevaba corriendo la broma tres días?
Había vendido mi espingarda y mi tienda, varios pañuelos de seda y
varias monedas de oro que había en mi maleta, y eran de mi propiedad.
Las monedas estaban destinadas al Museo Nacional como recuerdo de
la excursión hecha en esa ocasión por el único europeo que llegó á Fez.
Para ciertas gentes, igualmente moros que cristianos, no hay duda que
la política del afecto no sirve.
Fraile (£1). Moro de Melilla, llamado Sid Mohamed Asariuh, de 50
años , natural de Krajana , valiente, habla el castellano y ha viajado por la
Península. Es enemigo de la guerra, aunque no la rehuye, de Maimun
Ben-el-Mojtar y de los ingleses siendo muy querido de Muley Arafa.
Grabados. — £1 plano que acompaña es un croquis provisional que
han formado individuos del Cuerpo de Ingenieros militares, con datos
facilitados por el autor.
Las circunstancias en que hizo el viaje hacen que este plano no tenga
otra pretensión que haber anotado el mayor número de aduares próximos
al camino de Larache á Fez.
El español D. José Capacete ha publicado los anuncios de su profesión
en árabe y hebreo, no sólo para relacionarse más inmediatamente con los
indígenas, sino asimismo inculcar al marroquí la supremacía de nuestro
país sobre los demás.
Karuin, por los moradores naturales de Caruan^ según unos; de casa
de lectores^ según otros.
La Cooperativa Militar de Ceuta. — Debe su clausura al más
celoso de sus socios, al digno Presidente último que tuvo aquella empresa.
1
230 PERLAS NEGRAS
el Sr. D. Ricardo Rodríguez Merino , que se arregló con la justicia lo mejor
que pudo para colocar en buen lugar á los asociados, aun á trueque de
perder él cantidades impuestas de su peculio particular.
La obra que otros comenzaron para anular el comercio ceuti , que di-
jeron representado por agiotistas y defraudadores , la acabó el Sr. Rodrí-
guez para reivindicar á la población comercial de Ceuta en dicterios que
únicamente merecieron los que llevaron á la Sociedad á la bancarrota,
vendían tan caro como los comerciantes locales, y dejaron vacíos de algu-
nos ahorros la caja de pobres militares.
Ramos (Ben), El Cherif Sid el Hach Abd el Nabí, páginas 17 y 215.
< Español nacido en las abrasadas estribaciones del Atlas, pasó su in*
fancia entre bereberes y garbíes, haciendo vida común con los guerreros
de las tribus y adquiriendo de tal modo sus costumbres , que parecen pro-
pias de las de los hijos del Profeta , y tal vez como ellos ayuna en el
Ramadán.
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, sin dejar,
después de las horas consagradas á los libros, de acudir á la contemplación
de la Alhamara, la morada roja, el riente palacio de los nazaritas y alama-
res , sintiendo , tal vez más tristezas de moro despojado que de español
triunfante en la Reconquista.
Vuelto al Mogreb , desde la costa Norte hasta el lejano país donde se
pelea, todo el Imperio ha sido cruzado por Antonio Ramos.
Sus aventuras parecen leyendas y resucitan las fantásticas escenas de
las narraciones que salvaron la vida á Schernazada.
El jerife Abelnabi-ben liamos , en las comarcas de tierra adentro , y el
Dialna (nuestro), como le titulan los kabilefios fronterizos, circula libre-
mente por los aduares más peligrosos para el rumí , y no teme colocar la
bandera española en las mezquitas cuando las tribus montaraces celebran
sus ñestas religiosas , valiéndose de la fama de bravura que en el interior
conservan los españoles, y contestando «jvive aúnl>, cuando le preguntan
por sidi el Prim.
Ben Ramos , unas veces médico , otras traficante y alguna como sagrado
jerife , al que se ofrecen primicias de sus hijas por las mujeres mahometa-
nas, ha podido vivir y estudiar entre los marroquíes, trabajando siempre
para conquistar á España simpatías entre aquellos duros guerreros.
Con el moro Valiente le conocí en la frontera de Ányara, donde, se-
guramente, este singular personaje estará actualmente consagrado á exter-
minar á tiros á alguna familia rival, como hace no mucho exterminaron la
suya, en venganza de igual empresa realizada por el Valiente y así
vienen desde varias generaciones.
Es popularísimo hasta muy lejos de la costa, y no existe aduar donde
APÉNDICE 231
no haya socorrido alguna necesidad en nombre de Espafia, ni montaraz
que no acuda y acate su consejo para graves resoluciones de la tribu.
I^uciendo el turbante, envuelto en el blanco y airoso sulhamy con el
rostro bronceado y voz grave y entonación adquirida en diálogos con los
hijos del Imperio, Antonio Ramos tuvo anoche el honor de ser llamado
en el Casino militar, ante numerosa y distinguida concurrencia , á exponer
ideas, dar noticia del actual estado de cosas en Marruecos y referir su ex-
pedición para llegar desde Tánger á Fez , comisionado por el Heraldo para
agregarse al ejercito imperial y asistir á las operaciones de guerra.
La narración interesó vivamente al auditorio al describir en forma so-
bria , y sin fantasías en la apreciación de los hechos , pero con estilo pin-
toresco y ameno, la situación política y militar del Sultán y sus ene-
migos.
Brillantes párrafos consagrados á retratar la persona de Abd-el-Asis,
su Corte, sus soldados; á descubrir la incógnita del Rogui, á biograñar al
desdichado cautivo Mohamed el Tuerto y al trazado del itinerario del Rif
y Tazza , fueron aplaudidos con entusiasmo y escuchada la palabra con
hondo interés.
Analogías entre españoles y árabes, hábilmente obseVvadas y expues-
tas, produjeron verdadera impresión.
La conferencia de Ramos encierra un profundo estudio de sucesos y
personas que á Espafia interesa mucho conocer.
En forma de folltetones nos proponemos dar á conocer, en breve pla-
zo , á los lectores íntegra la conferencia del arabista y esforzado corres-
ponsal; pero deseando dar una muestra del estilo y de los numerosos epi-
sodios que recoge , anticiparé alguna página , que descubre los orígenes de
la actual contienda.
<Yilali-Ben-Dris, del aduar de Ulad Isef, del territorio de Saharena
(por lo que le llaman el Sarjuni), era kaid mia (teniente) en la Corte, en
la que el Mahdiel-Menebhi era escribiente.
El Yilali Rogui, Bu Hamara^ ó padre de la burra, el Kaim ó levan-
tado, que d» todas esas maneras es llamado el Pretendiente, es mulato,
alto, de 47 años y de carácter seco ; el Menebhi , de regular estatura , rubio,
ladino y procedente de Marruecos De modo que son rivales por re-
gión, enemigos por carácter, distintos en el color, el uno para la guerra
y el otro para las intrigas palatinas.
Cierto día — y crean los oyentes la leyenda, que ha picado en historia —
el Menebhi golpeó , por una desvergüenza dicha en público , el rostro del
Sarjuni y éste calló.
Insistió en la ofensa el que con sus amaños iba adquiriendo favor en
la Corte , y surgió una colisión entre ambos que obligó á Muley Aomar,
hermano del Emperador, ponerlos en prisión.
232 PERLAS NEGRAS
En ella dijo el Mencbhi que llegaría á ser Ministro y le castigaría ; allí
también dijo Yilali que se haría Sultán para vencerle y vengarse.
Poco después nacía la sedición , que con causas geográficas é históricas
ha desarrollado la guerra.
Se cumplen las profecías : el Mcnebhi llega á ministro de la Guerra en
la Corte, á la que llegó mendigando, y el Rogui, montado en la burra,
de la que nadie le apea, hace de Tazza una nueva Jerusalén, proclamán-
dose Sultán y defensor valeroso del dogma».
Al terminar el conferenciante, entre vivísimo aplauso decía:
«Soy un ave que viene del África y que, después de haber hecho un
alto en su peregrinación, colgando su nido en el friso de rico y ornamen-
tado palacio , en donde sus hospitalarios huéspedes oyen con silencio su
voz, levantará el vuelo para regresar á los lares de la tierra ardiente.»
Como los graves mahometanos, ben-Ramos no falta á su palabra y
pronto volverá á la vida de los aduares, de los jinetes bereberes y á escu-
char con frecuencia el saludo de las espingardas, que ya se van convir-
tiendo en fusiles Martini, Lebel ó rifles Winchester, sin que esto sea obs-
táculo para seguir trabajando por los españoles y predicando que España
es hija preferida de Alah, que permitió fundar en ella la rival de la Meca
con la Ceca cordobesa.— Alejandro Saint- Aubin. (Heraldo de Ma-
drid, 23 de Abril 1903.)
£1 Heraldo y por la galana pluma del notable periodista Saint- Aubin,
inserta un artículo destinado á nuestro compañero de redacción, paisano
y amigo. Con esas frases no rebuscadas, hermosísimas, nacidas de una
gran inteligencia,. describe el hermano político del gran estadista D. José
Canalejas, la importante conferencia dada en el Centro del Ejército y de
la Armada por el patriótico compañero D. Antonio Ramos.
Como cosa nuestra nos alegra y entusiasma cuanto va escrito en el
artículo, porque Antonio Ramos es nuestro; pertenece á nu^tro pueblo,
con nosotros combatió, y aún lejos de estas costas, aun vibran sus magní-
ficas ideas en nuestros oídos y aún nos sentimos admirados por sus gran-
diosos ideales.
Ceuta y su amada España fueron siempre los desvelos de Ramos, por
su bien y prosperidad pasó grandes sinsabores, sufrió enormes amarguras;
pero, como dice él en su hermosa oración , como golondrina errante re-
montó el vuelo y sin olvidar su nido, al que retornará en próxima estación,
tendió sus alas y llevó á las alturas las aspiraciones de Ceuta; su voz, llena
de entusiasmo y sinceridad, proclamó el valor de esta población , enumeró
las reformas que necesita y dio á conocer á nuestros hermanos del otro
APÉNDICE 233
lado del Estrecho lo que deben hacer para que este Marruecos se una per
los lazos indisolubles del amor á su amada patria.
Desde nifio ha trabajado Antonio Ramos por acercar el Maghreb á
£spafia; ahí están sus innumerables excursiones á las kabilas donde ha pa-
sado muchas temporadas , ahí sus trabajos periodísticos notables , clamando
siempre en igual sentido, defensor de la morisma, fué siempre el protector
de ella, diariamente le veíamos y á todas horas pidiendo á las autoridades
por los vecinos , llevaba enfermos al hospital militar , arreglaba las dife-
rencias surgidas entre moros y cristianos, y en el Ayuntamiento y en la
Comandancia General siempre estaba el amigo querido pidiendo algo para
los subditos del Sultán.
Trabajos penosos , exponer muchas veces la vida , y profundos estudios
le ha costado, pero al fin todo lo ha vencido, todo lo ha arrollado, y el loco,
como le llamaban los espíritus egoistas , los que no trabajan más que para
su provecho propio , se deben haber convencido que tenía genio y alas , y
con ellas ha volado conquistándose un puesto merecido por su patriotismo.
Corto es nuestro diario para narrar la fructífera labor de Ramos de que
nos ocuparemos otro día , pero estos pocos renglones lleven al amigo que-
rido y al compañero la satisfacción de que gozamos con sus triunfos , y que
en este rincón de la gran patria espafiola continúan su labor los que él
inició por el verdadero camino del bien nacional, al mismo tiempo que
nos asociamos de corazón á su gloria, que como buenos espafioles son
también nuestras.
Las vehementes aspiraciones de esta ciudad , que al realizarse abrirían
nuevos horizontes al comercio y á la industria patria, preparendo el ca-
mino de florecimientos gloriosos que mitigara las últimas desdichas de la
nación, han sido proclamadas ante una selecta concurrencia, por este hijo
de Ceuta que consagró su vida y su estudio á tan bello ideal.
Antonio Ramos, llevando como heraldo de nuestro pueblo su voz llena
de inspiración y de amor entrafiable á la patria querida , allí de donde
surge la vida de las regiones, donde se elabora el porvenir de los pueblos,
se ha hecho acreedor á nuestra eterna admiración. La feliz campafia ini-
ciada , los frenéticos aplausos escuchados por nuestro compañero repercu-
ten en los amantes hijos de Ceuta , porque en ellos ven una certificación
de sus aspiraciones; porque en ellos vislumbran la nueva era de prosperi-
dad que comenzará en breve para esta plaza , tan olvidada y merecedora
por todos conceptos de las atenciones de los Gobiernos.
Ceuta tiene ante sus ojos un brillante porvenir, Ceuta tiene horizontes
claros, aspiraciones definidas, ideales dignos de respeto, puesto que ellos
tienen que ser la base de cuanto intentemos realizar en Marruecos , y por
tanto, aquél que llevó su voz adonde fué escuchada con aplauso, aquel
hijo amante de Ceuta que publicó en alta voz sus deseos, es digno y me-
234 PERLAS NEGRAS
recedor de que le dediquemos nuevas líneas, pálida recompensa de sus
afanes , pero al fin recompensa , que al llegar hasta él , verá que sus paisa-
nos no le olvidan y que tienen sus voluntades , puesto que todos aman á
la gloriosa Espafia. — (El Defensor de Ceuta)»
Renegados. — Estos han hecho muchos y buenos servicios en Marrue-
cos; pero desde que los espafioles, soliviantados por políticos extranjeros,
trataron de imponerse á un Emperador , éste disolvió el Cuerpo de Artille-
ría, que lo componían espafioles.
En Fez vive el llamado Abd-al-allak el Mumen. Se llama Francisco,
es valenciano, y habiendo sido salteador en su país , cuando era habitante
en Madrid en la calle de Toledo, por el afio 1854, fué preso, y fugádose,
marchó á Marruecos. En el afio 1881 se casó con una mora; tiene una be-
llísima hija de quince afios, casada con un indígena labrador.
En Tetuán hay otro renegado espafiol, cabo en el cuartel del Bajá, que
es tarifefio.
En la tribu de Benider hay otro con el nombre de Abd-el-nabi Visla-
mi, natural de Ciudad-Real.
En las montañas de Yebel Habib encontré otro renegado que negó su
nombre y el pueblo de su nacimiento.
Todos ellos llevan mejor vida que en la península, pero sienten la nos-
talgia de la patria, y son formalísimos en sus tratos con los marroquíes.
RipercUt.— El manuscrito inédito sobre el Barón de Riperdá lo po-
see en Ceuta el antiguo periodista , fecundo y correcto escritor D. Fran-
cisco de P. Monesterio , cuyas obras coleccionadas formarían un volumen
en folio de esa literatura regional, que marca una clase especial de eruditos
mantenedores literarios que hablan concienzudamente de varia materia
aprendida en bibliografía extensa.
No son Thebussen , especiales en el cervantismo ; ni Afán de Ribera
en lo granatenses, en prosa y verso ; ni Díaz de Escobar en el Cancionero
popular, son Monasterio, y como él uno en cada parte que leyeron
todo, que escribieron mucho y del conjunto nace una colección valiosa
que puede llamarse circunstancial al mismo tiempo que facturan un carác-
ter, un tipo, un modelo de escritores.
Viajeros- escritores.— Espafia necesita estudiar sus colonias. Los
extranjeros tienen nutridas bibliotecas que les hacen conocedores de nues-
tras tierras más que nosotros mismos.
Los coleccionistas de Catálogos bibliográficos comprobarán el aserto.
En Espafia Cervera va á la cabeza de los hombres militares aplicadí-
simos, pero activo^ no escritor de salón y viajero por Tánger ó la Gaste*
APÉNDICE 235
llana; Abd-al^lah (AWarez Cabrera), ha Tiajado poco, pero no cesa de es-
cribir. A nuestro juicio , su trabajo titulado Acción militar de Etpaña en
Marruecos es el mejor , por la exacta descripción de algunas ciudades,
y por el plan de invasión que propone nos hace partidario de su pro-
yecto.
Benftez ha sido el viajero más arriesgado y el que ha recorrido el Im-
perio hasta el Sahara, sin bombos oficiales, ni recados á la prensa, ni car-
tas á los amigos; por su pericia en país agradecido sería remunerado con
esplendidez. No le conozco personalmente , pero si su obra Viaje al inte
rior de África.
La Geografía de Marruecos, por Bermúdez Reina, es muy completa
en lo que se refiere á Hidrografía.
Las pequefias deficiencias de la obra merecen un viaje por otros auto-
res para hacer un acabado estudio.
Los Sres. Arteche y Coello tienen una reducida Descripción y mapas
de Marruecos que llenaron hueco en alguna ocasión , pero que hoy son
deficientes.
Tebel, monte, collado. Forma parte de las palabras Gibraltar, Gi-
braleón , Gibralfiíro. La Academia Española no tuvo en cuenta que la pa-
labra Yebel se escribe con y en su origen y no con ^ , resultando que el
error de nuestros primeros cronistas de escribirlo con g es nota en la lista
de dificultades para el aprendizaje del idioma árabe y para la memoria en
los etimologios.
De y bel 6 yebel nace yebU, que es habitante en la montaña, y de ahí
la palabra española yo^o/r' ó cerdo montaraz, cambiando la^ en y pronun-
ciada á la manera antigua.
I
insriDiOB
Páginas.
El Estrecho y Sierra Bullones 6
En los aduares 10
Camino de Larache 16
Ealaskabilas 19
El Raúl 19
Moral marroquí 32
Fez 37
Abd-cl-Asis 42
El Harem 47
Ministros 5<»
I^a guerra 54
El Rogrui 59
Europa y España 67
Analogías hispano-magrebíes 73
España en Marruecos 81
Paseo por Fez 88
De Fez á Alkasar 120
De Alkasar á Tánger 136
Tánger 136
Alk'sar s'guer 147
Ceuta 147
La kabila de Ányara 162
El Haus tetuaní 177
Tetuán 183
Idioma árabe 195
Reformas coloniales 19M
Madrid 215
GRABADOS.
Apunte para hacer el croquis definitivo del camino de Larache
áFez 24
Muley Abd-el-Asis ben el Hasan , Emperador del Garb 42
Raid sid Harry Maclean , General en Jefe del Ejército imperial ma-
grebí 45
Mehedí el Menebí, Ministro de la Guerra del Imperio marroquí 51
Excmo. Sr. D. Francisco Fernández Bernal , Gobernador militar de
Ceuta que comienza la época de reformas 200
ERRATAS.
Entre las escasas que contiene esta obra, conviene
anotar:
^á^isui. Unea. Pict. Debe decir.
8
12
de sa base
en su base
9
32
y que siendo indiferente
y que siendo Dios indiferente
15
90
zania
zaula
42
36
1895
1894^
50
35
. Yi lah
Yilali
59
nyl2
su caballería
sin caballería
77
7
5^ sustenta.»
te sustenta.»
82
30
K'bir
Quebir
88
8
sout
sont
102
22
Kaid
Kadí
103
27
refresó
refrescó
106
32
quiere;
quieren;
112
23
Anh
Ank
113
15
Zin-Zin;
Ziu-Ziu;
128
25
Beni' Uarair
Beni'Uarain
129
7
el pico de las colombas
los picos de las colombas
135
28
Chenammaja.
Chemtnaja.
141
26
divisamos
cruzamos
164
26
señalaron
seflala
169
32
venga
convenga
201
11
Bades
Quebdana
212
15
debe
deben
En la página 161 se colocan los reductos entre las baterías de Ceuta, sien-
do reductos únicamente: Cuartel Serrallo, Fuerte Prim, Mendizábal, Isa-
bel II, Arangureti, Piniers, Yebel Ányara, Francisco de Asis y Benzú.
Este libro es propiedad de la Sra. Doña Rosaura Espinosa
de los Monteros, vecina de Ceuta ^ y á su fallecimiento, del ilus-
tre Ayuntamiento Constitucional de la misma ciudad, y nadie
sin permiso de ambas, señora y corporación, podrán reimpri-
mirlo.
En el segundo caso , todos los beneficios que puedan obte-
nerse de esta obra, se dedicarán al capítulo de Instrucción pú-
blica en el Presupuesto municipal de aquella fidelísima ciudad.
Queda hecho el depósito que marca la ley.
Este libro fué formado de trabajos leídos en las Sociedades
Centro del Ejército y de la Armada y Ateneo de Madrid, de otros
inéditos, de algunos retazos de memorial y viajes hechos por el
autor y por la excursión que éste realizó últimamente al interior
de Marruecos.
Esta primera edición constituye un programa para una se-
gunda en folio é ilustrada que proyecta el autor, habiendo sido
impresa en la villa de Madrid en el mes de Julio de 1903 en la
imprenta que regenta D. Eduardo Arias.
1^
Precio^ TRBS pesetas.
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