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Full text of "Perlas negras"

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íF SlD EL HaCH AbD-EL NABÍ BEN 



Ramos 

i Socio de honor del Liceo artístico-literario de Granada) 



Percjis 



SUMARIO : 

El Estrecho y Sierra Bullonbs. 
En los aduares. 

Camino de Larache. 
En las rabilas. 

El Raúl 
Moral Marroquí. » 

Fez. 
Abd-el-Asi8. 

El Harem. 

Ministros. 

La guerra. 
El Rogui. 
Europa y España. 
Analogías hispano-magrebíes. 

España en Marruecos. 
Paseo por Fez. 

De Fez á Alkasar. 
De Alkasar á Tánger. 

Tánger. 
Alk'sar s'guer. • 

Ceuta. 
La kabila de Ánvara. 
El Haus tetuaní. 
Tetüán. 

Idioma árabe. 
Reformas coloniales. 
.Madrid. 



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Impreuta á cargo de Kduardo Arias, S. Loreuzo, 5, Madrid. 





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PERLAS NEGRAS 









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CHERIF SID EL HACH ABD-EL NABl BEN RAMOS 

(Socio de honor del Liceo artístico-literario de Granada) 



Perlas ^6 ^ 



Negras 



El Sstr«clio y Si«xra BullonMi. 

Sn los aduaxMí.— Camino da Ziaraelia.— En las kabilas.— El Haui. 

Moral aaazxoqui.— F«s.— Abd-al-Aaifl.— El Barem.— Ministros. 

Zja guerra.— El Rogroi.— Europa y Espa&a. 

Analogias hispano-magrebias.— Espafia an Marruecos. 

Paseo por Fez. 

De Fea á AITrasar.— Pe Alkesar A Tánger. -TJknser.—Alk'sar s'guer. 

Ceuta.— Xa kabila de Anyara.— El Saus tetuanL-TetuAn. 

Idioma árabe.— Reformas coloniales. 

Madrid. 



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MADRID 

IMPRENTA A CARGO DE EDUARDO ARIAS 
San Lorenzo , núm. 5 , bajo. 

1903 



En el nombre de Dios el clemente 

Y el misericordioso. 



Tengo el orgullo de los de mi raza: no pido que^ me 
perdonen, ya que me domina el convencimiento de que es 
mía la obra, que tal es mi hijo y que como tal os lo pre- 
sento, siendo yo responsable de sus vicios y de sus virtudes, 
porque lo engendré á mi gusto y con mis propias fuerzas. 

No vengo á que me oigan, sino á que me escuchen. 

No soy político de la patria chica, porque creo que es 
convencionalismo y que debe quererse sin condiciones á la 
patria grande. 

Soy un ave que viene del África, y después de haber 
hecho un alto en su peregrinación, colgando su nido en el 
fri.so de rico y ornamentado palacio, en donde sus hospi- 
talarios dueños oyen con silencio el eco de su voz, levan- 
tará su vuelo para regresar á los lares de la tierra ardiente. 

Si en el pentagrama de vuestras armonías cabe una 
nota de las de mis ecos, recogedla, callad mi nombre, 
y forme parte en el concierto del patriotismo. 

Mas tened en cuenta que mi patriotismo es de Natura- 
leza, porque advierto qqe los climas engendran iniciativas 
de orden espiritual , y así como la Naturaleza enseña la ne- 
cesaria actividad para la necesaria existencia en la luz^ el 



PERLAS NEGRAS 



oxígeno y el agua, activísimos agentes imprescindibles 
para la humana vida, mi patriotismo asimismo es de movi- 
miento como el sol, como el aire y como el mar, y como 
el sol vivo, como el aire sano y como el mar grande. 

España no puede pararse, porque pararse es morir; no 
puede esperar, porque la esperanza es duda, y en la duda 

existe la flaqueza y se asoma la imprevisión y de ahí 

que yo labore la vida de nuestra patria, á mi manera, en 
aquellas regiones con toda la actividad de una fiebre, lle- 
vando los beneficios de su nombre, y en ésta, siendo por- 
tador de lo que convenga á contingencias próximas. 

No vengo á hacer sombra; sí á dar luz. 

El antiguo continente de helenos y romanos y el de los 
pueblos líbicos estaban enlazados por una serie de peque- 
ños montes, que eran remates de dos sistemas orográficos 
opuestos. 

Estos montes, por una irrupción oceánica, que bien 
puede tener revelación con el diluvio bíblico, se separaron, 
y al desligarse las aguas del anchuroso lago conocido por 
Mare Intcrnnm — mar interior ó aguas entre tierras (Medi- 
terráneo) — y las del extenso Océano, se cruzaron en co- 
rrientes contrarias, formando un amplio canal ó estrecho, 
de navegación difícil, señalado por dos elevadas cumbres, 
que, como naturales columnas, parecían formar pórtico 
para los dos mares. 

A una elevación se le llamó Calpe, de la raíz fenicia 
Calp, copa en su forma invertida; á la otra, Abyla, ele^fa- 
ción, según los eruditos. 

Las teogonias antiguas personificaron en Hércules, el 
forjador de trabajos sobrenaturales, la fuerza omnipotente, 
atlética, capaz de conmover las masas y trastocar la posi- 
ción de lo inmovible, y atribuyeron la separación de los 



EL ESTRECHO Y SIERRA BULLONES 



continentes á la voluntad del dios de la fuerza, personaje 
mítico que, por pertenecer á la teogonia que más influencia 
ejercía en el mundo de los antiguos sobre estas regiones, 
dio nombre al accidente físico que resultó, llamándose Fre- 
tum Herculeum, Estrecho de Hércules, y columnas á los 
montes que lo forman. 

Era parte Abyla de la Libia fenicia y cartaginesa, que 
comprendía la especie de península que sirve de remate al 
África y que se baña en el Estrecho, y á toda esta región 
se llamaba Gadirica por los del continente de latinos y he- 
lenos, y Abryda (a) por los de Libia; y era Abyla tan visi- 
tada, que los antiguos tenían en ella una importante etapa 
en su larga ruta, sabiendo que «desde ella al Promontorio 
Hermeo (Cabo Al-akuas) se marchaba en dos soles y dos 
lunas, andando diariamente 355 estadios». 

No hay duda que fué visitada; aún más que visitada, 
poseída por muchos pueblos; esta posesión indudablemente 
respondida á su envidiable posición ; la cronología de los 
pueblos que la poseyeron evidencia su importancia, y las 
denoininaciones distintas que recibió, todas admisibles, 
porque de todos esos modos pudo y debió ser llamada, 
acreditan que Abyla fué el refugio de los navegantes, el 
descanso de los guerreros de tantos pueblos como figura- 
ron en ignotas edades , mercado principal y factoría nece- 
saria para los pueblos ribereños mediterráneos; en una pa 
labra, la única, la deseada, la mejor de las tributarias. 

En el comercio y relaciones de los pueblos africanos y 
los que el mar de la historia besa en el litoral sur de la an- 
ciana Europa, se desarrollaron las iniciativas de aquéllos y 
éstos en las empresas de mar y visita de regiones, y es sa- 
bido que cuando uno de ellos, por la victoria de los pro- 
gresos ó por las argucias y táctica de las guerras, anulaba 
el poder del contrario, todas las colonias de éstos pasaban 
á poder del vencedor : he aquí por qué Abyla ha estado so- 
metida á tantos dominadores siempre, teniendo en cuenta 



i.^t- tilu, TS. -tícc -±3. j::<ía¿ ^ rcrcas sl teütaití^n para. la 
z." ni:iiL¿ni y [a -lalai^^íia en. Ji coses»: il 

-.^yía es ji cumbre 'lanraría ie Mi3Íá<ts, en la Sierra 
3iiiiGces. 

::^iiair i iCLiclIa es pen<:s: . p^r: ^na. vez 5obn; ¿u <^tici, 
.1 a ::ui. -Hc -Icr^'T. ic>ciie> ie 3iecia Jitrni. se siennerL ceseots 
»¿d: nt; ihaniícnana "cr j:cc eí rest-: ce la v:ca cue ao5 
y:t¿e. 

Xo 'lay nacía j-cnpanibie il pan»: rama inmenso. Je más 

•ie tr^nra le:^ias m;is mucho m^is cuarerrm 

marr aun, inteminahte. casi, zue -íe :cser%-a iesde esta 
>:uinihr^ iiie ve nacer 'ais nubes ie 5u base. 

V:í esTive 2II1. 

T:icía la exrenáca inmensa iei O'ceano zue ?e curvea 
iiar-ui eí .^^í^'irbe, para perfer^e en Vs bcnies ce los coati- 
neatcrrs -yióti eí 3^reti:ter— ine:» rué se une con io irrrnensu- 
mh^e íeí neic zue alia, se Desa crn ei en les l:nc«sx3s en 
ii>ncíe br~.ta ia aurzra :r:ental. tccíc el inimro. en doocie 
r^ ^:i üluye sus estre:..is y. pu^verrzarrocias. est^arce dxa.- 
mances ie iuü zue ei erer aziúea: trca la ^anceza de la. 
mar acnva cue en su s%:cerbia admirab'e murmura de su 
•:r-,c»a ^Tsndeza: r"«za ia :cal:zaccc en rué se esruman lo^ 
•z.-rir.>rií:s zue veían ^na ve-¿etaci»:n cue, c^mc arzhipteía^o 
■ ie :ri.-.tó. avanza para perderse cetras ce ocras m«:ctana> 
.ue zibu^an en el lzi:rji:tire bosques añ«?sos. cescues^ de 
:-.ab<:r=e zenrüíii: zum»: zbal ce esmeral.za por las llanuras... ., 
a-#ií> ic .^raniie e incescnpcbLe cue ha-ze ecmucecer al hocn 
trt para senzir '.<: -etern-: . lo- rmnlpotenze. de ese nzlsterio 
aiir.rib'e zue no. -^^^^d^ ne:prse. que se llama Dios, todo 
er-i.. re: z>zacempía cesde esa cumbre a las q,:e las nubes 
fc-rman numbc. 

r^errillaniic . se ve -.arra zue se a-.ir¿a y adelanta como 
^n raiir^e. zue nV. . z-zcszante. m.arca un cerroter.^: Gibral- 
^ir : .'t arie-ra^i. . ruza z>^e aze-z.ia. letuan que esp*em, 
J tr. ¿-rr .-c rcz.-r.a. y Escara zue s*zcr:e ccn sus cánteos de 



EL ESTRECHO Y SIERRA BULLONES 



orp, SUS casitas de plata brillante y sus costas de rosa; todo 

próximo, junto áJos ojos, cerca de los pies y las aldeas 

de algunas tribus, que se ven desde la altura de Yebel Musa 
como nítidos palomares. 

Tan brillante es el cuadro, que un guerrero, el Kadí 
Ben lahia (i), dijo: así como para llegar al jardín de los pla- 
ceres hay que atravesar dilatadas soledades que dificulten el 
paso y pruebe la firmeza, así para llegar á «Beliunesch» 
hay que discurrir por el jardín de nuestra tierra, que con 
ser jardín es soledad para el hermoso mirador de Yebel 
Musa, centinela de Ceuta. 

Y por ser, sin duda, centinela de Ceuta, el hado de la 
contrariedad nos lo arrebata, aunque como español consta 
en el art. 3.^ del Tratado de 1860; como consta en otro 
Tratado del 1 1 de Noviembre de 1860, ser nuestras, como 
de Marruecos, las aguas del Benzú, que tiene próximas la 

Tala d'Halfa y Dar Mesiana , y que nos negaron; como 

fue nuestra la famosa isla que Mr. Berard reconoce de Ca- 
lipso, orígenes de la Odisea, que al pie de Sierra Bullones 
se denomina del Perejil, que hoy ya no ostenta nuestra 
bandera; como es nuestro, tanto como del Imperio, el te- 
rreno neutral de Ceuta que sólo aprovecha una sola repre- 
sentación de las dos partes pactantes, cercando en parcelas 
trozos del terreno y habitando un Serrallo; como es nuestro 
Ben-Süs, que por un tratado hecho en España, contra Es- 
paña, y por dos palabras en latín, que valen como estáte 
quieto (statu quo) , está desartillado. 

¿Recordáis que esas aguas son las de la Historia, que 
iTiás arriba está en arrobadora posición la anciana Alkazar- 
Seguir, que habla del poderío lusitano, que desde allí se 
ven tres pueblos, mahometano uno, protestante otro, cris- 
tiano de Roma el último, y que siendo indiferente á las 
preocupaciones humanas siempre rigió la ley de la fuerza, 



( 1 ) La letra h, en palabras arábigas , se pronunciará con una aspiración. 



lO PERLAS XEGRAS 



expresión última de todo derecho, y que allí, región de 
constante amenaza, cuando no víctima de actos descorteses 
por poderoso pueblo de Europa, se agita una bandera, que 
merece nuestra veneración? 

; Comprendéis ahora, por qué me haya detenido frente á 
esa majestuosa altura que se llama de Moisés por ios árabes, 
tal vez porque ella es dictadora y decidora en el Estrecho? 






Siguiendo costeando la tribu de Anyara, después de 
pasar frente á Kasarin é isla Taura, nos encontramos con 
Ras Uaár, cabo difícil, con Siris y Zahara, punta que tiene 
una almenaza como vigilante del mar. 

En Alkasár Seguir existe un río llamado Halk que des- 
emboca al pie de Yebel Gomari, y en la margen izquierda 
de aquél una ermita llamada de Sid Majfi^ cerca de unas 
salinas. 

Después el vapor nos pone frente a Punta Malabata, y 
al aduar de El Mnar^ almenara ó faro próximo á Tánger. 

¡Tánger! El Monte-Cario de las políticas; ciudad que 
exporta bajo todas las formas espadas de Damócles sobre 
sus dueños; la aristocrática de hoy, causa de duro litigio 
mañana. 

Desde ella, pasando el Fahs, nos dirijimos á Tetuan 
internándonos en las tribus de Anyara y Haus. 

Anyara es una de las provincias más bra\'as del Imperio 

de Marruecos; de las mayores , más montuosas, por lo 

mismo difícil á una invasión y ocupación, y de buen número 
de habitantes repartidos en sus bien situados aduares. 

Aduar es la reunión de chozas cuyos habitantes ///¿-¿/¿v/ 
consumir un dia de soko una res maycyr. Esta es la más 
exacta definición económico-social que puede darse á esta 
última expresión de la existencia geográfica de un lugar en 
el globo. Aduar, en árabe, en circuito. 



EX LOS ADUARES 



Los aduares están formados por chozas fabricadas con 
arcilla y piedra, y cubiertas de aneas. Una empalizada con 
tejido de maleza rodea cada dos chozas, morada de una 
familia , y el espacio que hay entre ambas constituye el co- 
rral para el ganado. 

Los aduares varían entre 90 á i .000 chozas ó míalas, 
y los habitantes entre 300 á 4.000. 

El conjunto de aechares ó dchur forman la kabila, por 
razones étnicas ó de límites naturales. 

La tribu de Ányara tiene por límites : las aguas del Es- 
trecho, Ceuta, los aduares Asfa y Haidra, divisorios del 
Haus, un mercado de Uad-drás (Es sebt), y montes de 
Tánger. 

Los aduares se clasifican en rba ó semi-diputaciones, y 
Ányara tiene tres, cada una formada por 33 escopetas, y 
cada escopeta tiene 100 hombres. 

Así hacen aproximadas estadísticas de su población. 

A Ányara se le calculan 30.000 habitantes. 

A la primera r'bá corresponden los aduares siguientes, 
que he recorrido : 

El Marsa (puerto), al pie de Yebel lunes, junto á Ceuta. 

Biuts (habitaciones) detrás de Yebel Musa. 

Ain Dchicha (fuente de Dchicha), apellido del aduar, junto 
al anterior. 

Ain-yir (fuente de la cal), junto al anterior. 

Beni-mesala (hijos de ) 

Jolot, apellido, detrás del Serrallo moro de Ceuta, al pie del 
Abid. 

Uad-Sid (río del señor), pequeño aduar al pie de Amesug, 
desde el cual se ven numerosas montañas en dirección á Ta- 
garamts. 

Amesug (en rifeño las orejas). 

Alcahalem , morada del hacendado £1 Biari. 

Tagaramts. 

Beiluidan (entre ríos). 



PERLAS XEGRAS 



Aonsar d arjuaieb [el manantial de .Vrjuaieb;. 

Aijuaib. 

Marah cd deban (cortijo de las moscas). 

El Hafia (la peña), por la haffa el benats . pieilra de las 
machadlas, que le resguarda. 

Ain el ágais (fronte de la oveja). 

Almansnra (la victoriosa, la elevada), sobre una cumbre 
cerca de Dc^chair. 

I>okchair, tírente á Ain er-remel, de la segunda r'*bá. 

Ain-choca (fuente del pincho;. 

Bu Abad (padre de la esclavitud . 

El Hauma ( el barrio \ , visitado por cazadores españoles. 

Ketsazna. 

Ain s'guir (fuente pequeña;. 

El Hamma (el cálido). 

Dar Aíadesch 'casa de Aiadesch, apellido ; , frente al llano Raus. 

Dar Jayar (casa de piedra), precioso y rico aduar. 

Daher (peñascos, picachos ; , á la derecha del anterior. 

Dar Hatatesch. 

El Garra, extensión con mucho monte para leña. 

Dhar el Bel-lot (peñas del encina . 

Hatba. 

Asia, limítrofe, punto de carbón. 

Benisla, este es cortijo. 

Haidra, limítrofe entre Haus y Ányara. 

Afarsina 'la del helécho), ídem. 

Esta jurisdicción es la próxima á Ceuta y la que mas 
nos conviene conocer en detalles minuciosos. 

Cada aduar tiene su no, que mueve uno ó dos molinos 
de la aldea; y todos los aduares tienen, generalmente pró- 
ximos a las mezquitas. Junto a los cementerios, grandes 
depósitos subterráneos, llamados matmorts. silos ó maz- 
morras para conservar los granos que sirven de alimento: 
trigo, cebada y zaina. 

Estos silos están tan bien cubiertos, que son invisibles 
á cualquiera que no 5ea del aduar. 



EX LOS ADUARES ^S 

Cuando los dechares ocupan dos laderas opuestas de 
una montaña y están situados en alto una parte y en bajo 
otra, ú ocupan plano distinto por razones de cualquier acci- 
dente, toman apodos en razón á apellido del .más ancia- 
no de la parte, sin perder el nominativo suyo, ó se dice 
del /¿/¿^/f ó en/iaóety de allá ó de abajo. 

Al amanecer un mozalbete pronunciará tres ó cuatro 
frases que se pierden en el semitono de un aullido, y cada 
morador abrirá el portalón que cierran sus patios, dando 
salida á sus ganados cabrío y lanar, que aquél conducirá al 
prado; las especies vacunas son custodiadas por hombres 
en las montañas, y el ganado caballar y mular tomarán 
pienso en una plazuela de determinado lugar de la aldea. 

A la puesta del sol regresarán todos, siendo de admirar 
entre el cabrilleo y retozo, cómo cada animal se dirige solo 
á su choza, sin pérdida de domicilio. 

Durante el día los hombres se dedicarán á las faenas de 
la labranza, las mujeres chapearán el monte, los muchachos 
canturrearán en las mezquitas y los ociosos fumarán el 
^ui/y mientras juegan á la ronda, al coliado, á la eschcamba. 
ó en una pala de India, trazan un tablero de damas. 

En la mejor llanura del interior de sus montañas, cerca 
de un manantial y de un bosque, establecen el mercado, 
pintoresco asunto indígena de color particularísimo : es la 
plaza pública, punto de congregación semanal de los mora- 
dores de la tribu que allí discuten todos sus asuntos; co- 
mienzan sus luchas ordinariamente para nombrar sus che- 
jes, y que allí, terminada la refriega, volverá á reunirse con 
sus traficantes, con las mercancías variadas y con la sim- 
pática nota viva de un chic característico, peculiar, indes- 
criptible en lo lindo, encerrado en un marco de montañas 
de piedras con moles que semejan esfinges, anfiteatros, co- 
nos, aspilleras y torreoncillos. 

Allí se componen las espingardas; el tebib, médico, ha- 
blará al oído de una musulmana palabras de significación 



14 PERLAS NEGRAS 



cabalística que retendrá á sus amores el del ingrato AIí ó 
Mohamed; todos probarán la calidad del aceite metiendo el 
índice, que después saborean; una especie de zíngaro be- 
réber chalaneará sobre una bestia; los mendigos, cantan- 
do, pedirán á Dios un auxilio y bajo unos árboles pró- 
ximos estará el Chej del territorio, con sus guerreros, como 
almotacén durante las transacciones. 

¿Cómo nombran al Chej? 

Cuando la tribu no está conforme con el que tiene por 
voluntad de ella, le indica la necesidad de abandonar el 
puesto, á lo que se opone el que sin el cargo caerá en el 
olvido más ridículo, empezando á ponerse en juego las can- 
didaturas, que aquí son las escopetas, y acabando A perio- 
do electoral cuando los colegios se han convertido en campo 
de Agramante regado con sangre. 

El Chej vencedor llega á ser una institución secular que 
olvidará las maneras de ejercer el sufragio universal, cons- 
tituyéndose patriarca de su kabila. 

El soleo de esta rbá ó jurisdicción está establecido en 
el aduar de Tagaramts^ cerca de un sied ó cementerio. Se 
celebra los martes, y por ello se llama Telata. 

En mi trabajo titulado La kabila de Ányara, se indican 
los puntos por los cuales puede ser invadida la jurisdicción, 
dominándola con 4.000 hombres hasta el valle del Jémis. 

Cerca de él habíamos descansado la noche anterior; en 
el aduar de Quediua, en la casa del jefe de todo el territo- 
rio de Ányara, sid Dailal, tipo guerrero que trae á mi ima- 
ginación la idea de Don Pelayo, nuestro regenerador de Co- 
vadonga. 

Dailal es alto, moreno, con barba larga, descompuesta, 

grisada por las canas, de aspecto serio, de palabra escasa 

pero cuando sonríe parece un halago de niño inocente, que 
jamás dañará. 

Al verle en sus labores campestres, en las que sus hijos 
le ayudan quitándole las faenas más duras, se le cree la- 



EN LOS ADUARES 15 



briego sin conscciancias ; mas cuando hace Hamamiento, 

prepara sus huestes, se cuelga la zabula repleta de balas, 
recoge su yilaba hasta media pierna, hácese la toilet en su 
rasa ó turbante con la funda de la espingarda ¡oh, en- 
tonces! su mirada, clava; sus palabras, encienden; su arro- 
jo, maravilla; su ejemplo hace en los suyos cosecharle la 

victoria. 

¡Ah, la victoria; la victoria en la montaña es severa, 
solemne; no se celebra con endechas ni con saraos! 

Durante mucho tiempo temerán todos. Nadie dirá si 
hizo mala ó buena puntería , pues de una frase impru- 
dente nace otra refriega que puede exterminar varias fami- 
lias. Terminadas aquéllas, por mucho tiempo la vida de la 
montaña es tranquila; el Beattis ilU\ que Fr. Luis de León 
recordó en: 

i Qué descansada vida 
la del que huye del mundanal ruido 



tienen allí escena, y todas las bellezas de la Naturaleza se 
manifiestan allí. 

Mas voy extendiéndome y no llegaremos al punto de 
nuestro tema, que es «Teatro de la guerra actual y Prácti- 
cas necesarias de realizar por España para conservar y des- 
arrollar sus influenciasen el Imperio». 

Nos dirigimos á Tetuán, dejamos el límite de Belaisch, 
y después de atravesar tranquilamente algunos llanos que 
están detrás del territorio poético y florido del Haus, en la 
que toda dicha tiene su regalo y toda salud su panacea, 
nuestras caballerías nos condujeron á la ciudad santa , por- 
que en cada barrio hay una aljama, en cada calle una zania, 
en cada rincón un mihrab; porque cada casa es cuna de 
algún Cherif, que reconoce como tutelar sacratísimo á Sidi 
Saide. '^^ 

Conseguidas las tiendas, fatílitado un moro por el Kaid 
ó Bajá Bel Gazi, acémila de color obscuro subido, que en 



^'5 7EHÍ.A> \"TE»-R.\- 

ciuutiüus viiOir dauij^ü. wL t^úí.»2r jj:? t .*:uiii.--? o.i '.Ij-Ctir iu vo- 
luntad de ¿Qoernadcr cuntra las nmt^rtiiT^^ de loá' facnideres 
que habían or'joeadü la ciudac. ''jTaii*-- arrancar las harbflis 
de ¿u 'eie e Lmijecidü !a aiardia de 1»:^ regale»? o te ¿¿a para 

Sí Kmuenuiur Me deü^pedi iei Jluií.manc'j. '«íven dastra.- 

do Sr. Jara, que quLso '. 's^itar cjomii^'.^ las tribus antenor- 
mentc de¿cni:tas Jiferamente, q'iien marine para Ceuta, 

hatnenduio yo ;jara Laniciie 'j Vika^rür . .. <2^^^ áab«r 

adi^nde .ie^anann:!r y cuandc . 

riabia estreciíado yo la aiano de 'jzi:y iiuii^*}^ antit^uos 
Jc Tetuan, y pam jcr ei barr:*.' ;ue rene la 7uerta.de Bal> 

Xuader. ^ue icnducia il camino ic 311 nnerano L)e¡5de 

ana altura '.nin: auuei jaraib*^ _:uc -.Tvír^entia ae verle mas. 



. jiuan. . uricín .a :enia»l« n a "^rinjiia «nica. Luan- 
t' ^ lue^j^-. .ur juya :iit.'-:iiia -j r^'tiriii a n^i.iracion, el va- 
nr y -í oatiKjCMno. jubr-.droa ra^- aruna:? • _\icinta -an^^e 
iniix-iron nis- llanuni^r. > >\.li yace U' J-^^rv: Guiadas, coman- 
daiice :3.uican iel re;^:inicuD. vj?ract:r:< iei ?rnc:ue: D. ^^a- 
-aii'j ^.jdni^iez Zuran. iei -^«^'LiLenL': InfaiiD-ra ie Canta- 
jria; ±1 ? "«j¿e AnD^nic Sacarer, yr^mer T^í^rectc ie las mi- 
rt'jueir.... y iientüs ie lítroe^j- nncminaci-S'. :?obre cuyas 
rumua^. y:i -uia jemüa y un ::a¿í:ilo nscr'í'LCír >;»i yecemaí, 
labiau aei imia i .lue ycrteneT^^-roii. -cf a<:ue'ilas retiqui^j 
ic j:r-.aii«-.c:r ::;rt-t:ran :;rc:q:::as ;-;c j:u.-.ui a a:^ tucuras ¿e~ 
'leraciuncs . ^^»j leuicj ^^^^■eI::r . uc:íC'J'í' ':ut:^.2- en cales 
m ••':c:-tra rani^t: tu -^^ :a. »:-ara ^i j^H^cd 4ue ■> cubra. 

¿er'id L a jacna. iuc jai:i a ama ciiiiua 4ue •jreirone 
."lerrCro .^siucrzo. 

Nvj2 mcur^j'-ramus i .:i:l"?- --ciicüLa cUií^i^ ¿ o *:ere''ri- 
•105. y '.vniv.*:* mcuvmc:? _:'-•- 'icrui^» ai cae*.) ic las cuaies 
itTide -u JJ.L1J ic inaa- «u:ní3tís;5- •!•>-5^ -xi.c'ioaii ;in aiarma 



CAMINO DE LARACHE I? 

— ¡Que vienen! — decían. — Huid, que llegan. 

El espanto se extendió por entre los que formaban la 
caravana; el soldado-guía espoleó su bestia salvando el pe-^ 
ligro y dejando la vereda; mi criado me aconsejó descen- 
diera de mi caballo; disparé mi escopeta como aviso, pues 
sabía con qué gente había de habérselas los que detrás de 
nosotros viniesen y fugitivos, mirando al llano de la tri- 
bu de Benimesauar en la parte próxima á Benider, en el 
que hormigueaban los sediciosos á Bel Gazi con la ünica 
profesión de capturar á todo viajero transeúnte por la re- 
gión á campo traviesa 

Caímos en las redes: la retirada estaba cortada y la van- 
guardia detenida. Nos rodeaban 300 montaraces revolu- 
cionarios. 

La odisea empezó, aunque por breve tiempo, gracias á 
la evasión alcanzada por la misión que dijimos llevar: íba- 
mos á la costa para tomar el vapor de los peregrinos á lá 
Meca. 

Hasta ese punto era yo conocido por Sid-Abd el nabí, 
que quiere decir señor esclavo del Profeta; desde ese lugar 
ascendí, titulándome Cherif ó ^2Si\.o por mi propia voluntad^ 
para mejor representar la comedia, estar más seguro y más 
considerado, teniendo presente, asimismo, que Marruecos 
se parece mucho á un país que los españoles quieren, en que 
todos son aristócratas, descendientes de unos que tenian 
escudos, pues todos se llaman Sidis y Cherifes, señores y 
santos. 

Los tonos melancólicos de la tarde caen sobre los mon- 
tes, que se ponen verdes de brillantes que estuvieron con 
el rojo candente que les mandó quien enfría la atmósfera, 
congelando las aguas, que semejan ahora inactivas, y se 
desmaya entre nimbos de un espectro lumínico incopia- 

ble cuando penetramos en el desfiladero del Fondak, en 

el cual pernoctamos, trasladando á nuestro libro las si- 
sruientes notas: 



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:rr -mi-j-' *:^»r 






CAMINO DE LARACHE 19 

— Mr. Haris, corresponsal de The Times y ha huido de Fez; 
á seis horas de Alkasár, han degollado cuatro israelitas; á esta 
hora, mi acompañante Haidor, que en Larache, ante el Cónsul, 
había de negarse temeroso á proseguir su viaje , me presenta un 
moro, fámulo de Mr. Hugues Engerer, de Ksar el Kebir, al cual 
robaron ayer ganado en terreno que hemos de visitar mañana 






¡Á Larache y Fez! dije; y, preparadas las cargas, sali- 
mos al amanecer, no sin ir acordándome de los olivos de 
Uad Drás, bajo los que se firmó el tratado, cuyas primeras 
páginas se escribieron con sangre y las últimas lo están con 
la hiél del olvido, y de que todos agradecemos á O'Donnell 
aquel simulacro, cuando arrojando preocupaciones, como 
arrojó conspiradores ingleses Narvaez, en menos tiempo y 
con más útil remate habríamos hecho más que el general 
que llevaba apellido irlandés. 

Hoy, como entonces , no nos dejan dar un paso los in- 
gleses ¡siempre los mismos! 

Así pensábamos , y anotábamos en nuestro libro los 
nombres de aduares (Bu-dechur, padre de aldeas por lo ex- 
tenso) y del llano de Benimesauar, que bien pudiera lla- 
marse en árabe Buzarzor, padre de todos, por los que como 
alfombra ennegrecen aquella verdura. 

En ese llano existen dos caminos, el uno para Tánger, 
el otro para el interior; dejamos éste, por ser peligroso en 
estos momentos, y nos dirigimos hacia Yebel Habib, atra- 
vesando el hermoso río, que da su sangre al anchuroso 
prado de La Luna (Mary el Kamár), que en su monte y 
anejos tiene los aduares de Kannoá , Cherabja, Buahedifa, 
Suua, Dar Afal-lak y otros. 

íbamos á entrar ya en terreno revuelto, é hicimos un 
descanso para reparar nuestro cuerpo de lo pasado y prepa- 
rar nuestro espíritu para lo porvenir, sentándonos , en aquel 



i^^ PERLAS XEí;RA> 

i¿y: XXX av v^uc luvxn en la> ho/os ce unos palmares proiti- 
usoct 3L tíSJuuntijL cuantv>> atoros, ^xíc la ricueza del a^ua 

Y >x:;^J^u tat'^o^. han hecho ce a-iue! sino ccijt^ada etapa.. 

IVí^V Ix Fuea:e ce lo> n. -:^s 5e ve ciir:ircente la leja- 

:^»x «ik^Vit ji, ijt*n*j:*,c^ cuesca ". i ^^^e crcc-ce a Tánger. 

Ar Jtxe^ísjtrxV :^:r rjLch^e-.o -r^e exzsce cercí vfel IIac«3 de 

V use xj;.s>. :. et* e-. v:^e hay ,• ^>?^_:í'^«- ii-or. cotnpoesto 
vv c^V¿-J6> vX-c.cos fvihf-cjL^^^ cvc ^.Tu. rxrazvc ie cccnferas 
> ^<??cvtc., ilíacas ie J^ci o. ?e i: sa ¿I eTScyrmrirr píLrsoca- 
:f>*i >c^c .^Tece a ."certas ,' *:*\re ce V/// .. Jtirvztz, cxv 

'•íCí ^>rar e^r í^. cie^.o* ^r^e >e .^rr-^».:- r:ir:»-^ -íjaó: . ^a coocie 
-< c^-^aca ^:ra ::xra vi.^.v .^ .rrojia Tann::a ie 'zsi nucca.- 
>t^,\ ^.Ht >i:rxc-c."5- ¿-^-.x^s Je .erjuru i iirrc^rs- Jüics. 

.* X ,í^a ríes<Ci ^* cce»:rra -.ir r-^^rcij^r ííi ¿sa. lamira 

^c ^ .V^-:-ív\ ^^.t; c.nr -^s ,^<:uirra> 5U^:,\c^ i Arzíla. 

— **^ < .xx:.r:\'^ > >v. rt- ce : .íí r <■ lierrix Z'Zti 
^ - IV :cv í -X. .MX'"!v^ </::.•:. .^ ^^.c c.>r c:;í¿<í3 z:ce¿^ 






: li*-^' ^tr-^ 



EN LAS KABILAS 21 



El camino era tardamente concurrido por recuas de 
camellos, ya conductores de pieles curtidas, ya de sacos 
con trigo ó con cajas de aceite mineral; pero sus guías mi- 
raban con cierta curiosidad penetrante á los transeúntes 
que se dirigían al interior. 

En este pago están sepultados los hermanos Montes, 
cautivos españoles de Arzila. 

¡Qué abundancia de aguas, cuánta exuberante y salvaje 
vegetación, cuan benigno el clima y qué gran extensión 
incultivada! 

A lo lejos se ve el río Lucus; á la izquierda una gran 
dehesa en donde retozan grandes piaras de ganado, que 
dicen del Emperador; por. el camino, que la lluvia azota, 
precipitadamente vamos verdaderas caravanas de ambos 
sexos, de todas las edades, de variados colores y con todas 
las indumentarias. 

Es día de mercado, y los convecinos de Larache van á 
la capital, unos en muías pequeñas pero ágiles; otros en 
torpes asnos que la púa no rejonea , haciendo exclamar mal- 
diciones al negro carbonero que le conduce , del que puede 
decirse ser el colmo de la negrura; mi mulato Fatah, con 
su calzón rojo , me ampara con bermejo eclesiástico para- 
guas; el mejasnia cubre su pimiento, ó cabeza con tar- 
busch las mujeres enseñando «¿?í marchitos copos de tos- 
tada espuma-» , por las amplias mangas de sus chalecos , 

mientras un guerrero anciano nos recuerda que todo lo que 
viene del Kodra, el Poder, es oportuno y debe aceptarse 
con la palabra: Eljeir, el bien, la bendición de Dios que 
cae á torrentes sobre la tierra que se abre en desfloración, 
eternamente virgínea y santa para producir nuevos matiza- 
dos seres de infinitas propiedades que alimentan al hombre, 
y á los irracionales que, como inferiores, les ofrecen el tri- 
buto de su carne y de su jugo para nutrirle, su piel y su 
lana para resguardarle y su fuerza para transportarle. 

¡Qué grande es este montaraz!, me dije. Amante de la 



PERLAS NEGRAS 



Naturaleza, porque con ella vive, aprecia sus grandezas y 

bendice sus obras , y el sol tuesta su tez, el viento le azota 

y el agua le baña, y su alma agradecida, porque su cuerpo 
se fortaleció, respira una oración. Mezcla rara de pequene- 
ces y sublimidades, este pueblo de arrebatos espirituales y 
crudezas de la materia , humano y fiero , soldado y filósofo, 
mercader y poeta, ya nómada ó indolente no puede morir, 
si no le matan. 

Y así pensando llegamos á I^rache. 



Felipe II dijo que « éste sólo valia todo el África* ; sería 
en aquella época, pues por su barra es insoportable hoy; 
su aspecto es el de juguete hecho por un muchachuelo 
profano en arte arquitectónico, pero muy dado á pintarra- 
jear; para pasar á él hay que entrar en una barcaza, junta- 
mente con caballerías y ganado, con musulmanes de ambos 
sexos que acuden al mercado llevando sobre las espaldas 
haces de leña, cargas de carbón, trojes de verdura para 
pienso y capachos de frutas, produciéndose tales riñas den- 
tro de la nave , reproducida arca de Noé, con el {>ar de ani- 
males de cada especie, que a fortiori ha de convencerse 
uno que el sino suyo era morir ahogado, por los conatos 
repetidos de sumersión con que la nave nos argumenta. 

Solo el mercado es aceptable en Laraisch. jardín de 
placeres. 

Presentado al Cónsul español, este dignísimo señor me 
negó su permiso para continuar mi viaje á Fez, toda vez 
que el Bajá de la ciudad alegaba no poder dar soldado al- 
guno por tenerlos ocupados, esquivando declarar la grave- 
dad de la situación, y porque la misión militar francesa que 
de>de Tánger se dirigía a Fez había tenido que retroceder 
fv:^.tiva refugiándose en Larache. 

Asi era. en efecto; mas los españoles amamos el peli- 



EN LAS RABILAS «3 



gro y me despedí del señor Cónsul , quien supo al día si- 
guiente que Abd-el-nabí ben Ramos, se había convertido 
en arriero judío , conductor de telas, dirigiéndose á Fez. 

Desde Tetuán á Larache llevábamos seis días de cami- 
no; nos faltaban para llegar á la ciudad de Muley Edris, 
próximamente 200 km. de terreno llano. 

¿Cuándo llegaríamos? 

Estos habitantes ya no eran como los próximos á las 
costas; ni el rostro, las actitudes, la estatura, el ropaje ni 
el idioma. Los ribereños son comunicativos y de faz tran- 
quila, aunque valientes: éstos son cejijuntos, de aspecto 
fiero, altos, con largas vestiduras que les daban aspecto de 
fantasmas; sus aduares ya no están en el monte, ni las cho- 
zas tienen el numero que las tribus anteriormente vistas, ni 
construidas con la misma materia, ni puestas en igual for- 
ma: aquí adoptan la circular como defensiva, dejando en el 
centro una plazuela en donde se congregan para las delibe- 
raciones. 

Existiendo hermo.sos terrenos de cultivo estos morado- 
res son más miserables. 

En la costa se dice : 

Kamar, luna; aWí gdmara. 
Kebel, antes; allí kehaila. 
Hanuts, tienda; allí hanits. 
Ja, hermano; allí/w/'/í, 

y de este modo , á veces, se pronuncian períodos largos que 
hacen difícil la comunicación. 

Desde Larache á Fez seguí el adjunto itinerario, único 
completo que se ha hecho por españoles y extranjeros, y 
que tiene la ventaja de estar escrito con exacta pronuncia- 
ción figurada de la ortografía indígena. 

El Gaba, ó bosque que llaman de R'hamna, en el cual 
existe aún el corpulento árbol de Mulcy S' liman, empera- 
dor cruel, pero batallador, que convertía esc lugar en otra 



24 PERLAS NEGRAS 



silla del moro para contemplar los ejercicios hípicos de sus 
guerreros; varios aduares (M'raa, Harrá, Ulad Bessam, Uad 
Dradar á un lado y Ain Bu-Ali, El Huaura, Bedaua y Ha- 
rits al otro) hasta llegar al parador llamado Cris ó Ulad 
Ferray. 

En estas etapas, llamadas n salas, se encuentran pasas, 
leche agria y fresca, y combustible que va hablando de la 
pobreza de aquellos habitantes á medida que nos inter- 
namos. 

Hay un soko, y junto á él la nsala de Lal-la Maimona; 
un hermoso llano de varias horas con los aduares Ulad 
Nesfja, Meriya y Juadra á un lado del camino, y al otro, 
hasta entrar en el llano de Hal-lufa, en donde se encuentra 
la Karia de Ben Auda. atravesado el Uad ATdá, los llama- 
dos yajcha, Ulad Yel-lal, M^guiten, Chebbaqui, Ulad 
Riahi y Borer.. 

Ben Auda nos visitó, quiso comprar mi escopeta 

y nos invitó á su alquería. 

Ben Auda no supo que yo era cristiano, y yo cuidé más 
que él, conociendo que el emperador había prohibido los 
viajes á los europeos, y que las misiones italianas y alema- 
nas no salían ya de la costa para el interior, decirle que 
era español. 

Su padre murió peleando en la guerra de Tetuán contra 
nuestros compatriotas y era jefe del territorio del Garb, 
Beni-Hassán y Alkazar, hasta Fez. 

Desde ese punto al Kántara de S'bu, hermoso río, pero 
rojizo casi por la parte que las barcas nos pasan de una á 
otra ribera, están los hijos de Hammad, Tautsia, el merca- 
do del miércoles de Sid Aisa, el dechar de los hijos del 
león y el llano y la alquería de Habbási. 

Un correo enviado desde este punto á Tánger cuesta 
25 pesetas. 

Como las descripciones de cuencas, valles, sistemas 
orográficos é historia están descriptos en obras extranjeras, 



\ 



EN LAS RABILAS 25 



remito á los curiosos á aquellos libros, concretándome sólo 
á las deficiencias que aquéllas tengan. 

Al entrar en la tribu de los Beni-Hassán, que está com- 
prendida entre los ríos Sebú y Rdem de Cherarda, próxi- 
mamente, nos detuvieron, impidiéndonos el paso ó que 
iajásemos de noche. 

Los turcos, y digo turcos porque Turquía estaba re- 
presentada allí por dos ó tres turcas de yin de algunos de 

mis fieles, aunque temerosos acompañantes que no 

abandonaron á la respectiva enloquecedora hurí, en aque- 
llos momentos necesaria, habían de llegar á Fez para curar 
á los heridos, dijeron los hábiles y graciosos doctores que 
allí me invistieron del título de esos sabios que estudian y 
se ensayan en media humanidad mientras se muere la otra 
media, llamándome el maestro y el grande. 

— No puede ser — dijo un gigante envuelto en kilomé- 
trico haique , con ojo remellado y brazo descompuesto por 
tres balazos. 

Hice me presentaran al jefe de aquella serranía de Ron- 
da autónoma, que no siente ganas de contribuir al tesoro 
imperial, y sentándome con él aparte, tras sentenciosos 
considerandos y persuasivos varios, puntos de á cinco pe- 
setas, aclaraciones de á dos, y señales de recíproca amistad 
y alianza, pactamos someternos todos á pernoctar en la 
misma choza de aquel berberisco Bizco del Borges. 

Anochecía ¡Qué arrebatadora alegría es ver la vida 

entre las melancólicas tintas de la muerte! 

El panal endulzó nuestras amarguras; se amasó la cera. 
De unas ampollas de arbustillos se arrancó nacarado algo- 
dón, que se retorció sobre la ñierte columna de la pierna 
de un beduino; otro hizo saltar la chispa de la piedra de su 
espingarda; la chispa prendió sobre la reseca piel yesco- 
sa y se hizo la luz. 

La luz , la mejor de las invenciones de Dios , pegó en 
nuestra cara, y al iluminarse en rojo matiz, y teniendo mi • 



26 PERLAS NEGRAS 



mirada la viveza de la honra y la persistencia de la justi- 
cia» fueron acercándose los hasani. invadiendo mi tienda, 
para oir narraciones de países, leyendas andaluzas, cultivo 
de \'alencia, fabricaciones de Cataluña, heroísmo aragonés, 
zortzicos gallegos y castellanos, episodios y biografías de 
exploradores de Extremadura, que fueron allá á lejanos 
países: \ al convertirme en un juglar en aquellas solitarias 
llanuras, ejerciendo de individuo de una casa de misericor- 
dia mas que de doctor, pues mi ciencia se reducía á dejar 
cíinio amuleto recortes de paño de los colores de la ban- 
dera española para aplicaciones de los afectos cardíacos, 
Vesi refcrj, como punto de espera ó prólogo de la mañana 
para continuar el viaje, en desesperado esfuerzo de la ima- 
ginación ^ mis leyendas La peña de los efiatnorados y Ií¿ 
Raiíi. no sin acordarme del poder de Erechton, de que la 
vida dt.be estar formada por círculos concéntricos, y que 
si ííia^ es círculo mayor que abarca á todos, aunque hasta 
las fieras se amansen por el pico, el del ojo remellado 

también podía disponer de la mía , y del cerebral in- 

\cnLür del fósforo. 



J Jecia mi bardo: 

\'ij soy el narrador nacido en la región de las valientes tribus 
luyas montañas llegan al cielo, pero desciendo aquí porque, 
coiTKi Antar el valeroso, tengo mi cubil en la polvareda del 
campa de batalla; yo tengo mi linaje de narradores que no me 
envidian , porque son leones en la defensa de lo que les perte- 
nece, y yo soy libre, porque les mostré con mi voz la nobleza; 
\ o he bebido el néctar reservado á los héroes en las hojas en- 
treabiertas y humedecidas por el rocío oloroso del Paraíso, en 
la boca de mi manceba, de ojos brílladores como relámpagos 
de luz, que me marcan las hogueras donde mis ojos toman san- 
gren yo guardo la fe, y, defendiéndola, soy más activo que la 



EL RAÜI 27 

muerte; yo á ésta, como el Cheij de los Beni Abejs, le haría un 
turbante con el ñlo de mi yatagán, si hiriese á mis amigos. 

Mis amigos harán imperecedero mi nombre, y yo les recrea- 
ré con mis narraciones de leyendas, con mxskasidas de amores, 
con mis cuentos de héroes y con las maravillas de mis jornadas 
á aquellos lugares adonde el águila lleva los despojos del llano. 

En el llano de Medina, anegado de las lágrimas que gotea- 
ban las sangrientas espadas, estaba abandonada Naziha, la hija 
de la nubia, llevada allí por los celos de Saada. 

¡ Pobre Naziha, la paloma más triste del nido de venturas de 
Kasem el Gazeli, águila rapante de los hechizos! 

El sahareño Sidi Malek la daba con su senthir, en lailas de- 
liciosas, los ecos de su pecho en palabras sonrientes como las 
aguas cual plomo derretido y escurridizo, y de atrevimientos tan 
altos como el vuelo del azor, y hoy ya no puede aspirar de la 
boca de Naziha, que es pebetero de áloes, los azahares de su 
aliento ni su voz de quejido de amor. 

Acercaos, creyentes; dad una limosna para la fe de los ge- 
nerosos. Yo soy el águila que abandona su hogar para lanzarse 
hacia la techumbre donde millones de ojos del Perfecto miran 
á los inspirados. 

El Kasem la robó, pero Saada la arrebató para las llanuras 
ensangrentadas, porque la antigua predilecta ya tenía consumida 
la alegría por el desdén de Gazeli, que suspiraba por Naziha, la 
de los ojos luminosos como sus collares; y herida la tórtola de 
su amor por el escorpión de los celos, pensando aún más lige- 
ra que la carrera de las gacelas de las montañas , mintió amores 
¿1 Malek para dar muerte á Naziha la ñel, con estas palabras: 

— Malek, gallardo y noble: te envié mis rizos prendidos con 
ramillos de albahaca, y los encontré caídos en la puerta donde 
Oazeli estaba en amores con Naziha. :Por qué desprecias á tu 
Saada, que conservaba velado su cariño y retiene para tí los ar- 
tificios del placer? 

— Déjame; mataré á la infame que partió en dos mi corazón, 
que sin sangre morirá pronto. Avísale á Gazeli que á la puesta 
del sol me espere, para ir de montería, tras los collados donde 
el león anochece. — Se vea — añadió — cubierta de aguas 



aS 



FERLAS XEGRAS 



— Vn momento y en la época de las lluvias, Malek. 
nak— fingió Saada. 

— Y ardiendo entre resinas durante el verano — repitió 
saharefío. 

— Por el sol nada más — repuso la serpiente orgtillosa, 
diendo: 

— A las llanuras de Medina huyó» y allí la guarda el htj^ 
Hassora , tu siervo, 

— ¡ Ah. pam mi enemigo! Él siempre; pero iré á buscar 
aunque haya de andar cien pueblos cada cien horas duruj 
cien años, Y salió. fl 

Suspiró venganza satisfecha Saada y precipitada saUó por 
ventana del mirador que daba á su huerto de naranjos y alelí€ 
Buscó á Ahmed ei Fasi, el tigre rojo: le hizo preparar dos c 
bailes , que mandó á Ga^eli para prevenirle que antes de parí 
el sol fuese a la llanura de los camellos, donde le esperaba 
Cherif ennoblecido Stdi Alí ben Abdel Mecqui, y saliendo el 
por la puerta de los ocultos , esperó al Fasi en el alcántara i 
los juncos para sorprenderle con esta nueva orden : vé al llai 
de Medina i huye de la presencia de Kasem el Gazeli; dilc al hi 
de Bassora que abra con su señal este papel, se oculte tras 1 
armyaiies y escuche lo que hable con Malek; después le dar 
e&ta xabulílla, que guarda dátiles, almendras y varias moncd 
de oro, y dile que desaparezca á Sebla hasta mi aviso, qae 
hará feliz. ; Silencio, Fasi I Tu, pronto á Medina; yo. á doiu 
anochece el león y á la llanura de los camellos, M 

l^ brava Saada separó por estos medios a Naziba de gJ| 
á Gaxdi de Malek, a Malek del hijo de Bassora , al hijo de Ba 
sora de k solitaria Naziha, miniiendo á todos, y ella f^ 
hablai con Kasem en el antig^io alcazarillo. ^ 

El que dispone de la lux , para el que la Emosaa es la oracM 
que Olas pronto le Ikga es cncamiotdor y torcedor de la valn 
tad X de los hechos, hizo que unos bedui&os robasen á la tort 
liUa presa, botín esplendente axontiado en U pcr^rmacij 
tras bs cumbres y ante Us alqimtes , peit) eOa cooté sia hislot 
iDteiesáiKioles U dejatmn en d idim pn^ximo, depeodieiite d 
sefiorto de m duefio, c«i«géiidoies un coUar TaÜoso 
tratuu A Malek . d pi«iiii4or. 



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EL RA'ÚI 29 

Acudieron á los lugares preparados por Saada, la celosa 
enamorada, los caballeros y servidores, y solos no se daban 
cuenta del misterio, y en él vivieron varios días hasta que el 
collar presentado al sahareño deshizo la traición. 

Se avistaron éste y Gazeli en el Huerto de los mirtos , retán- 
dose á la entrega y exigiendo el primero palabra de haber res- 
petado la pureza de Naziha , pero aunque Gazeli se esforzaba en 
convencer á su rival que si era cierto que el aspiró á gozar de 
los encantos de la rebelde á sus amores , no le había sido posible 
vencerla ni aun cuando estuvo presa en su castillo , el enamorado 
y correspondido Malek no se convenció , pero Gazeli entonces, 
haciéndole palidecer el coraje, invocó el nombre de Dios, para 
la fe , y tomándole una mano , besándole la cabeza como mues- 
tra de leal relato, le dijo: Mira , ¿ recuerdas la planta que gira con 
el sol y tras el va , y constantemente le mira encorvando su tallo 
y cerrando sus hojas cuando aquél desaparece entre las gasas 
de la noche?, pues halla con ella relación entre este hecho que 
ha poco pudiera haber enrojecido nuestros puñales. 

— Yo, la flor enamorada de la luz, Naziha, el sol encantador 
que da vida á la vida , tú el misterioso dueño de sus encantos 
cuando aparece y de su nostalgia de amores cuando se oculta. 
— Al sol nadie le alcanza. Goza con Naziha , la fíel. 

Satisfechos ambos se separaron. 

Los enamorados se vieron á los pocos días; Saada huyó á 
las cercanías de Sebta desañando aún las represalias; el Gazeli 
partió á una tribu yemenita para pelear, porque era hijo de las 
llamas de la lucha. 

Imitad, creyentes, á Malek por su fe; á Gazeli en su nobleza; 
á Naziha en su fidelidad , y á Saada en la venganza y en el odio 
de nuestra raza á todo lo que no nos es grato. 



Se llamaba el aduar Maharik; próximos estaban Hay 
Heddiy Ech- Chora ^ á la derecha, y á la izquierda Issef el 
Quebritsi, los hijos de Issef y el Grat. 

Continúa la larga ruta hasta llegar al IJano de ^al- 



3© PERLAS XEGRAS 



lili, en el cual crecen los aduares J/V/?;//¿7, lil Abiats y 
M'saada. Después Sid Gueddár, una ermita, hasta que se 
da vista al hermoso lugar de Chebanats, junto al R'dem, en 
las proximidades de los Ulad Buric, inmediato á la aldea 
de Virara y al Kaid Sid- Aomar. • 

En las lejanías se ve el camino de Mequinez en el cual 
hay una alcazaba. 

Pasamos junto á Grinats, á los Ulad Delim, sitio en el 
que hay un soco los jueves, á Tarabcnats , que celebra otro 
los lunes, y próximo al Sid Habib. 

Adelantando está Haricha, y el llano de siete horas, 
antes de Bab Ckiuca; á la derecha el mar bate á Mehedia 
y Rabat. 

Pernoctamos en Helacbar, aduar de pedigüeños vivi- 
dores del territorio que vigilan la cuesta de Seguía, que al 
arrodillarse en una cuesta dura presenta su valle, y el 
territorio de Sarahena. 

Fijaos bien en este territorio, pues se tomará por los 
del Sultán para vencer en su política. 

Todos estos terrenos están invadidos por hombres con 
armas, pero el Sultán tiene puestos en ellos, como en algu- 
nas cabezas de semidiputaciones, parejas de áskaris, que 
aunque su misión sea custodiar, se confabulan con los ra- 
paces para ejercer el oficio. 

Durante el trayecto, al conversar con los acompañantes 
aprende uno leyendas curiosas y adquiere noticias intere- 
santes. 

De Alkasár, según decían, cierto tiempo, cuando los 
portugueses la mandaban, sus moradores soñaban con arro- 
jarlos de aquellos dominios, y que los desafiaron, trabán- 
dose una gran lucha entre ambos, pero que los musulma- 
nes antiguos — y esta palabra dicha como ellos — equivale 
en nosotros á ¡cómo está la sociedad de ahora! , tenían pre- 
parada una batería con /20 cañones, y que al disparar el 
primero, los portugueses huyeron en barcas. 



EN LAS RABILAS 31 



Así los entrañaron, pues 19 cañones eran formados por 
cortezas de árboles, que después sirvieron para vivienda de 
abejas, y sólo uno era auténtico. 

También cuentan que el ganado mular es híbrido, por- 
que debiendo hacerse el sacrificio de Isaac, las muías y 
mulos que conducían la leña para el ara corrían demasiado, 
como afanosas por ver arder á aquel inocente, y Dios casti- 
gó al macho en lo que más practicaba, y.Fátima, la hija 
del Profeta, separó de la hembra la condición de engendrar. 

Cuando un europeo sea saludado por un moro con la 
expresión salamü alicum, la salud ó paz sobre vosotros, 
aquél no debe contestar en la conocida fórmula, para ellos, 
U alicum salam , y sobre vosotros la paz, pues no conciben 
que el cristiano les desee salud, ni ellos la aceptan del cris- 
tiano, pudiendo originarse grave disgusto. 

Por muchos lugares cuentan episodios de renegados es- 
pañoles, y por allí he conocido unos cuantos que, pobres 
aquí, alcanzaron allí, en faenas de campo, desahogada po- 
sición. 

Cuando alguno, creyéndome su compatriota, me pre- 
guntaba: ¿y qué te parece? Cogiéndole la mano entre las 

mías, señal de fraternidad, le decía confidencialmente: Al- 
lahlhisoru Muley Mohamcd. ¡Victoria por Muley Mohanied!, 
como haciéndome partidario del Fernando VII, el Deseado 
Tuerto del Imperio ; y él, con una expresión que empezaba 
con suspiro como una tromba, y que terminaba con ¡Al-lahü 
acbar, hatta anal, Dios es grande, y yo pienso como tú, 
hacia su profesión de fe política, la totalmente aceptada en 
todo Marruecos. Todos odian á Muley Abd-el-Asis. 

En estos diálogos pasan los correos para la costa; las 
noticias que llevan son graves. 

El campamento de Uad Fas ha avanzado; el de Meha- 
ras ha de partir para el Sebú; el Kaid Aomar ascenderá á 
Ank el Yemel, pues los rebeldes amenazan incendiar la 
ciudad. 



32 PERLAS XEGRAvS 



El Rogui remite cartas de desafío al Emperador llamán- 
dole cobarde. 

El Menebhí manda emisarios que tranquilicen, pero en 
la fábrica de armas se activan los trabajos. 

Hay una casa que se llama Dar Mebarec, y sobre un 
monte que presenta hornos y gran cultivo de olivos, el 
pueblo de albañilería, llamado Beni Aontar. 

Al pie de Ben Chebiaj y de ese rico bosque existe un 
llano y en él un puente. 

Mecqués se llama, y próximo se celebra un mercado 
los martes, y existe un mesón. 

Allí se pernocta y al amanecer produce asombro el 

hermoso cuadro de aquellas montañas que al disminuirse y 
cambiar de panorama á nuestro alejamiento, reproducen 
desde las llanuras de Fez la primera ciudad española inva- 
dida por Tarik. 

¡Muley lakub!, patrón de un manantial de salud, se 
adivina después de una cumbre pedregosa que existe á 
la izquierda, y el aduar de ¡Ulad-il4ahL así con admira- 
ción, á la derecha, que es vergonzoso estigma que dan los 
transeúntes á sus hijos, todos ladrones. 

Ya estamos en la úsala de Yebub. 

El monte Salak, y el Utaá Duniás nos pondrán cer- 
ca de Uad Fas y del monte Farach, divisando la casa 
Debiba. 



Mas antes de entrar en Fez, quiero ser justo más que 
agradecido, pues la gratitud es una condicional de la justi- 
cia, nada más. 

Puede afirmarse que el estado actual del Imperio es 
anárquico, y en tal situación no puede juzgarse de las ca- 
racterísticas esencialísimas del país. 



MORAL MARROQUÍ 33 



No es Marruecos la mansión de huríes, ni sus ciudades 
son palacios de alicatados, ni los perfumes invaden el es- 
pacio de sus calles; tampoco es el Mogreb un Acho de 
criminales, sin sentimientos del honor, que merecen ser 
debelados, no; de abolengo preclaro conserva los orgullos 
de sus hechos; fuertes de cuerpo porque no le corroen los 
vicios en el número que en Europa, que ahora dicta leyes 
antialcohólicas, fija que la medicina ha llegado á la meta 
con la hidroterapia, y que existe la neurastenia, como fin 
de siglo, cuando Máhoma hace tanto tiempo les prohibió el 
uso del vino á los progenitores, obligó al uso del agua an- 
tes de cinco rezos diarios, y enseñó á Aomar «que si las 
bibliotecas no tenían más que el Koran, con uno bastaba , y 

si no los tenían, sobraban todos los libros »; el pueblo 

marroquí, que no es servil como el egipcio , se presenta en 
sus hijos con gallardías que le hacen redimible antes que á 
cualquier pueblo europeo. 

El árabe es serio, es bravo, de imaginación eleva- 
da, de cerebro potente y de sentimientos extraordina- 
rios. 

El musulmán no ha modificado su traje , ni sus costum- 
bres, ni ha hecho notas al libro de su fe; no ejerce la usura; 
el casado, de familia regular, no usa del vino ni del juego, 
aunque en ambas cosas haya bueno y malo, excediendo 
éste á lo primero; teme á Dios, hasta el extremo que si os 
robó y lo niega , llevándole á la mezquita os dirá la verdad, 
pues cae en perjuro en caso contrario y le será mutilada 
una mano ó pasados los ojos con hierro candente; en Ma- 
rruecos persiste el derecho de asilo, más si el rapazuelo es 
sorprendido por otros de la vecindad , le llevarán pregonan- 
do su falta, á gritos, para que el barrio le conozca; los po- 
tentados hacen por sí propios las compras en los mercados, 
expresando : « viene el que tiene , y lo que puede hacer mi 
siervo, también yo »; tiene noción del honor y conocimiento 
de sí mismo, hasta el punto que si preguntáis á un mahome- 



34 PERLAS NEGRAS 



taño por la bravura de tal kaid, os contestará que no existe 
otro igual; si repetís la pregunta con respecto de un se- 
gundo , replicará : por ver á ese , las águilas sueltan la pre- 
sa; y si le preguntáis: ¿y tú? Yo valgo como los dos jun- 
tos, — contesta con orgullo africano que enamora; en Ma- 
rruecos las aves viven en comunidad con los musulmanes. 
y habiendo en las calles, unas á la manera de barbacanas 
enrejadas, pajareras al aire libre, no ha existido el heclio 
de ser robado uno, ni lastimados los pequeñillos vivientes 
alados; en las llanuras, en las que el sol se derrite en di- 
luición de cantáridas y plomo, existen pozos que refresquen 
las fauces , y no se ha dado el caso que un transeúnte haya 
ocultado el recipiente, en forma de pequeño cárabo, que 
sirve de vaso, mas si el camino es pedregoso cada cami- 
nante levantará una piedra para allanar la carretera, mien- 
tras ciegan algún barranco; en las malezas, tras de las 
cuales puede ocultarse un malhechor, colocan un candil, 
bajo el que se extiende una estera y un ánfora, cepillo que 
demanda una limosna al viajero que no ha de temer se 
ampare el crimen detrás de la caridad; por los caminos, 
las hermosas arboledas de frondosos huertos enseñan gus- 
tosos frutos; no temáis cogerlas, pues el dueño dirá: Dios 
la puso libre en el camino para el huésped peregrino; si 
tenéis enemigo, buscad hospitalidad en su casa, que la 
convertirá en fortaleza contra agresión de turbas rivales, 
que es noble amparar y dar parlamento al enemigo , cerca 
de cuya cabeza colocará á la hora del reposo , su arma más 
certera; en Marruecos no hay casas de lenocinio, quizás 
abunden las Mireyas; no hay Guardia civil y encadenan á 
los ministros; la ley koránica no autoriza la esclavitud, aun 
que sí compra á los huérfanos é indigentes para evitar del 
hambre á sus adeptos; de ahí la frase de Abu-Huraira vien- 
do á un hombre á caballo y á un siervo detrás : « Móntale 
á la grupa, que es tu hermano y su alma igual que la tuya.» 
El mercader Profeta prohibe desentrañar la tierra, porque 



MORAL MARROQUÍ 35 



no es dado al hombre intentar descubrir los ricos misterios 
que Dios ocultó en el seno de aquélla, y los Emperadores 
cumplen el símbolo no viajando sobre el mar, porque la so- 
berbia humana no puede abatir la majestuosa y grande 
de una obra de Al-lah; y el que adivinando que la fuerza 
en el inculto es barbarie, pero en el civilizado crueldad, 
conociendo que la luz es infinita, interminables las vagas 
manchas de las vegas y los arenales de ignotas comarcas, 
airosos los picos de sus serranías, tormentosos los vientos 
que anubla en simún los aduares, al fijar que solo Dios es 
vencedor, y la vida una caravana en marcha, junta á los 
hombres sin distingos de color ni raza, ya hijos de las 
cimas ó vivientes en las llanuras, de las que descienden los 
unos para ser superiores en el mando entre los hombres, 
y para que se eleven otros para la dirección de los pue- 
blos (i) mezcla singular este pueblo de sublimidades 

del espíritu y crudezas de la materia, filósofo y soldado, 
nómada é indolente, poeta y comerciante, quiere á Dios 

más que á su madre, á sus hijos y á su Patria ; adora la 

Naturaleza, á la que copia, desde la luna que eligió como 
emblema y el sol que es manto de su piel, hasta las aguas 
en las que se baña en abluciones purificadoras. 

Ya vemos las murallas. 

Nos acercamos. Un moro grita con un suspiro nacido 
del apéndice del corazón: 'láky Muley Edris, mientras se to- 
caba la cabeza con la mano y se besaba ésta. 

¿Entraremos.^ 

Yo también quería decir láh, léh, lüh y todos los mo- 
nosílabos y diptongos conocidos; yo también quería estar ya 
entre aquella muchedumbre de hombres olientes á pólvora. 



(1) El Emperador es moreno con tintas de mulato; el Cherif de Uasan es 
muíalo; el jefe de la potente tribu de Chauia es nei^ro , barbilampiño ; Mene- 
hhí, ministro de la Guerra, rubio; Mulcy Mohamed , el Príncipe, rojizo; los 
hijos de Aomar el lusi , uno color blanco hueso, y el no beréber, blanco claro. 
Durante mi estancia en Fez he visto alternar los mandos en los colores. 



36 PERLAS NEGRAS 



mejor que en la soledad de la montaña bellísima que me 
cautivó dos veces. 



* 



¡Ah, Fez! Pude besar tus puertas. 

¿Quién y cómo te fundó? 

Idris ben Idris el día 3 de Febrero de 808 de Cristo , el 
192 de Mahoma adquirió de los zenetes un territorio pró- 
ximo á un río. Dividiólo en dos jurisdicciones, dando una á 
los letrados, que por ello se llamó Karuin, del verbo kará. 
leyó, y la otra á los artistas andaluces, y por ello se no- 
minó Andalús. En la primera se instituyó más tarde la cé- 
lebre universidad, y en la segunda la gran mezquita de Mu- 
ley Idris recibiendo la población, que aparenta con sus 

cármenes la forma de un libro abierto, con cara á un lector, 
el nombre de Fas, por llamarse así la azada^ que tal vez apa- 
reciese en algunos escombros en ocasión de levantar la ciu- 
dad, ó porque fuese ésta la que cultivase en lo sucesivo la 
mejor tierra para buena cosecha de la ley coránica. 

Entramos montados por una elevada puerta próxima á 
una extensa muralla aspillerada , detrás de la cual se hallan 
los imperiales jardines, y atravesando la plaza del Máquhia, 
en la que está la fábrica de armas del Imperio; una segun- 
da plaza llamada El Mechuar, ó Tribunal de Justicia, que 
presenta un gran pórtico, á cuyo dintel se hallan sentados, 
sobre una alfombra, proceres y letrados; el barrio de tien- 
das, tan largo, que por ello se llama Bu-tuil, padre de la 
largura, nos internamos en una porción del barrio militar 
de Bunafá para dar acceso al Mel-lah ó judería ( i ), deseado 

arribo ; tan deseado ya á mi jobiana paciencia y á la que 

forzosamente ha de adquirirse después de 300 km. de viaje 



(1) Nos hospedamos en casa de un israelita que nos ofreció desde el primer 
momento buenas comidas y judías verdes. 



FEZ 37 

en muías, en país anárquico, por montañas , bajo el sol , en- 

. tre las aguas y con moros que hablan hoy por la boca 

de la espingarda. 

Toda Europa había huido de Fez, sólo España (i) 
¡siempre la misma! representada allí por un médico y un 
jardinero, habían quedado como testigo de la disciplina al 
amor patrio, de la subordinación al instinto del honor; pero 
toda la morería estaba allí, ebria, anárquica, loca. 

Vinieron otros reyes que juntaron ambos recintos, que- 
dando constituida Fez , regada por el río de las perlas , hasta 
que en el siglo XVIII un nuevo impulso debido al engran- 
decimiento del lindo reino de ochenta tribus berberiscas y 
árabes, se fabricó el Palacio Imperial, Alcazaba, mieva ciu- 
dad, consintiéndose á los que colgaran sus arpas en los ár- 
boles de Babilonia, al pueblo de Israel, comunidad en par- 
te próxima á Dar el Majsen , ó casa del gobierno. 

Se fabricaron sus murallas, y el Fas bali y Fas Yedid 
ofrecen hermosas puertas en su circuito, tales como Bab 
Fetuh, ó de la Victoria; del Jemis, ó jueves; Bab-Kasba ó 
de la Alcazaba; Bab-Sagma, de entrada á los ejércitos; del 
Meara, en la que el Emperador tiene una poterna por donde 
verifica vigilancia sobre sus centinelas en época de sedi- 
ciones; la de Bab Uad Fas, frente á los jardines reales, la 
férrea Bab el hadid; la próvida Bab Ech-cherki; Bab Ru- 
melia, auxiliar que fué de los zenetes; y Bab-Meharok (que- 
mada), en la que se cuelgan las cabezas cercenadas de los 
rebeldes , cabezas que sirven de repisa en donde soberbias 
como vencedoras aves voraces clavan sus picos en los crá- 
neos para chupar los sesos y en las cuencas para sorber los 
ojos. 

Por su posición, un libro; por su forma, un arma: preci- 



(1) El Dr. Cerdeira , pobre y aventurero también como yo , y D. Tomás, 
hombre rudo y noble que decía: Ocho afíos en África y me equivoco para 
decir buenos días en árabe. No entra en mi cuerpo la lengua moruna. Ningu- 
no de los dos conocen el árabe , pero vivían allí. ¡Sacrificio de la necesidad! 



3» PERLA> XEGR-\S 

sámente los elementas que eligió >íahonia para la propa- 
ganda de su doctrina, y Fez, la de la leyenda, fue elegida 
con las palabras del patriarca que dijo á Idris: 

«Hijo mío, en estas soledades en donde el hombre no 
penetra sino para vivir en la presencia de Dios han existido 
templos y palacios. En esta ciudad, cuyas ruinas ocultan 
las yerbas y malezas, ha habido un pueblo rico e industrioso 
que ha conocido todos los encantos de la \ida. De estas 
ruinas saldrá una nue\-a ciudad, centro de un imperio pK>- 
deroso , y tú su fundador. * 

Desde entonces, la ciudad que semeja una vía láctea so- 
bre un cielo verdoso, una pulverización de copos sobre un 
campo de esmeralda, sudario albísimo que cubriese ruinas 
de historia ignota como jeroglíficos en el césped, se levanta 
para mostrarse a las edades airoso palacio con más de cien 
torres, con cien torres de Fez, columnas taladradas por la 
luz; con dos mil puertas en su medio centenar de distri- 
tos, factorías de la industria, que hacía de sus calles telar 
en las unas, colmena en las otras, armerías en las más; 
destiladoras de esencias en casi todas; posta f>ara los mer- 
caderes en estotras; orfebrería y cerámica en donde la ma- 
no del hombre era el troquel y molde, en la calle de Xehás 
ó Sefarín^ quedando todavía como recuerdo de aqueUa 
grandeza industrial la Kaisería , fabrica de los célebres pa 
ños de seda de Fez; Attarin ó de los perfumistas, público 
inhalador de esencia; La Kasba emiuar. ó alcazaba de las 
flores; Ras ey yenan^ bouquet de jardines; para recreo del 
cuerpo, en sus baños Cheba aliiiats, y para cansancio del 
gusto la calle del comercio, Bu-tuil, 

una estación que en feria convertía 
el vulgo con su eterna gritería, 

pues aquí el picador de carne, para la guefta suculenta; 
allá el vendedor de ropas que en mezcales evalúa á gritos 
un rojo zarauel, una repujada bandeja, una silla de picador, 



FEZ 39 

una escopeta de las que usara el alcalde de Móstoles, ó 
una aguda gumía como la criminal que manejó Enrique de 
Trastamara contra D. Pedro ; bajo el emparrado de la calle, 
que los racimos alegran, éi vendedor de guisos picantes, 
de fofos buñuelos y el del café sedimentoso, ofrecen sus 
artículos como en reproducida verbena andaluza , que ame- 
nizan los tonos del guitarrillo y el cantar perezoso; y por 
entre la oleada de muchedumbres armadas en cabalgadu- 
ras, ó ya á pie, que se dirigen á Muley- Abd al-lah , barrio 
de las que sirven placeres quintaesenciados en procativa 
carne viva y sierva , los moradores de las otras jurisdiccio- 
nes (i). 

Vestí mi traje musulmán; salí á tomar noticias de la 
guerra actual, cuya información habréis leído en el Heraldo 
de Madrid, y de todo aquel maremagnum de miles de hom- 
bres del Haus marraquechi, fasis, de Zem-mur, Cháuia, 
Cheraga, Abda y Dukala, Sarahena, Mecnás y otros cien- 
tos; de todas aquellas oleadas de maldiciones, voces de vic- 
toria, aullidos de presidiarios, carreras de caballos, llama- 
mientos del almuédano, peticiones de pordioseros; de to- 
das aquellas características del arrogante del-lal, el Hach el 
Jammar, que airoso y con brío transforma en Bucéfalo á to- 
do Rocinante y en Pegaso á todo Babieca; del esclavo de mi 
caballo' (\\Jie. llora cuando de él se separa, negro robusto que 
recibió el primer relincho de mi Mojtar con una carcajada 
de alegría neurasténica; de la Jenatsa, la recreada, Cherifa 
que encueros transita por los barrios sin que proteste la 
moral, antes al contrario, su santidad la ampara; de Sid 
Frey, hospital público formado por montones de paja, insta- 
lados en los recodos de las esquinas, junto al KarutUy 
para morir cerca de la casa en donde se adora á Al-lah; del 
mendigo que agradecido devuelve con perfumado incienso 



(1) El Mechatín , El Adua, Kasba de Fílala , Diuan, Chemaiin, Halk, N'sa- 
ri, Tala, Rmila, Debaga 



4© PERLAS NEGRAS 



el Óbolo que apagó su hambre; de la alta soniaa, torrecilla 
erguida que sostiene ancho nido de cigüeñas moradoras 
de la casa santa; del Samuel herbolario, zurcidor de menti- 
ras, que como sátrapa recorre la vecindad donde deposita 
el pomo misterioso; del magno reloj de trece timbres con 
que los benimerines hicieron medir el tiempo; de Yacut, la 
esmeralda de la Judería de Fez, seno adonde arribó la pu- 
reza de la raza de Moisés, con todos sus encantos de vir- 
gen inocente y con toda la sonrisa de una primavera; del 
peregrino nubio de dalmática de concha y de alabarda de 
escorpión; de toda aquella tropa de fantástica apariencia 
en corceles de electricidad con mágicos jinetes; de la pre- 
ciosa aljama Tayinia, en donde el cincel y el color dibu- 
jaron toda la geometría y toda la luz en caprichosas com- 
binaciones; de todo aquello tan peregrino de la ciudad de 
las ciento veinte torres, sobre las que cae una gasa de at- 
mósfera que la produce somnolencia sólo, señores, se 

incrustó en mis recuerdos esta escena: El gobierno coti- 
zaba cabezas á tres duros , y bendecía al más largo abaste- i 
cedor. Dos filas de soldados á caballo conducían prisio- i 
ñeros. Los primeros llevaban clavadas en la bayoneta cabe- 
zas ya de negros , con ojos abiertos y entreabierta blanquí- 
sima dentadura, ya de tranquila faz de cera con cordoncillo 
de pelo de camello caído sobre la frente como la corona de 
un Ecce-Homo; ya espantado beréber, de apretados dientes, 

de terrible agonía, que su melena erizada denunciaba y 

todo con gritería de victoria mientras tremolaban el bárbaro 
trofeo. Los otros amarrados con cadenas, esposas y grille- 
tes, y con las cabezas, que saladas más tarde se remitirían á 
las puertas de las otras ciudades marroquíes, simbolizaban i 

el horror. I 

Un anciano escueto de ojos hundidos y lento paso con- | 

ducía una cabeza prendida por el mechón á uno de los es- 
labones, y otra de un mulato de perfil educado, sobre la 
espalda. 



FEZ 4> 

La primera le golpeteaba sin cesar: sus ojos fijos en 
los vivos del senecto parecían preguntarle. 

En uno de los movimientos cayó al suelo la cabeza pro- 
duciendo un sonido, al rodar por las duras piedras de la calle 
de los Attarin (perfumistas), que repercutió en nuestro pecho. 

El mulsumán miró á derecha é izquierda implorando la 
entrega pero nadie acudió, y siéndole imposible alcan- 
zarla, lentamente se agachó prendiéndola por una oreja, y 
trájola colgada de los labios por toda la población. 

Parecía , ó un maldito devorador de víctimas que traía 
un resto , ó una fiera de la montaña que llevaba la cría á su 
cubil. 

Seguía la cabeza rozando sin cesar las mejillas huesu- 
das del beréber mientras las turbas clamaban maldición 
sobre los locos sublevados. 

Llegaron éstos á la puerta de la Justicia; el Emperador 
ordenó quitarle el trofeo; acercóse un áscari, y al despren- 
derla, al viejo fiero de la montaña se le caen dos lágrimas, 
secude con su cabeza la del bravo guerrillero que le acom- 
pañó lealísimo en el aduar turbulento de su tribu, y murió. 

Era su hijo. 

¿Y esa es la humana civilización de que blasona Abd- 
el-Asis? 

¿Hay motivo para creerlo? 

No pude contener la manifestación de protesta que hizo 
mis instintos de hombre de ustedes, de país civilizado, y 
remití la adjunta carta en árabe, sin firma, pues hubiera 
sido imprudencia, al ministro de la Guerra del Emperador: 



«Loor al Dios único: 

Y la bendición de Dios recaiga sobre nuestro Señor Moha- 
med y sus sectarios. Que Dios prolongue la vida del Visir, el 
grande , y le conceda el gozo de bienes celestes. » 

Y después : 

«Te felicito por las victorias que consigues, pues hemos sa- 




PERLAS NEGRAS 



bido que durante vuestra gestión ministerial, no sólo alcanzas- 
teis la gloria, sino botín y prisioneros. Mas nos han dicho que 
orflenas colgar las cabezas de los muertos sobre los hombros de 
los vi%'os I y además que éstos son abofeteados por la mano de 
los judíos j felonía que no se comprende de quien conoce que 
los corrompidos están malditos por Dios y por las gentes, y he- 
mos de advertirte que los presos habidos en la pelea, á mudarse 
su estado de vencidos, habrían comprendido que antes de la 
batalla éraiB amigos y como á tales os tratarían, comprendiendo 
además que entre los derrotados habría inocentes engañados, y 
porque es honroso al vencedor la caridad hacia el vencido. 

La ley no manda que guerreen entre sí los mahometanos. Es 
delito horrendo la guerra civil que el Profeta condena. 

Te suplicamos pienses qtíe los degollados son musulmanes 
como tú, rezan en tu misma ley, hablan con tu mismo; idioma, 
y como tú , sobre la tierra del Garb , en que nacieron , propaga- 
ron la doctrina cierta y se sublevaron contra nuestro amO.Abd- 
el-Asis, ya que creyeron ver en él parecida desviación en el ca- 
mino derecho. 

Piensa, asimismo, que ser guerrero no es ser cruel, y que el 
hombre tiene dos naturalezas dentro de la vida que á Dios plugo 
concederle , debiendo saber llevar combinadas las dos para que 
los hechos de la una no manchen los de la otra. Cuida si ganas 
méritos no los pierdas por la sangre de los fieles. 

Si estuviesen prisioneros, bastará que digan: «No hay más 
Dios que Díoéí , verdadero rey de reyes, único y verdadero al 
que recurren todos con confianza, para que detengjaala alevosía. 

Veremos m te haces merecedor de llegar hasta Él.» 

Después de leer esta carta el Emperador, ordenó bajar 
la.s cabezas de Bab-Meharoc. 

¡Victoria por nuestro amo el Sultán Muley Abd-el-Asís! 
Así hablaron las corrientes del famoso Um-rebiá el día 5' 
del mes del cómputo mahometano El Dulhayá del año del 
Profeta de 1 3 1 1 . 

Era el aíiü de 1895 de la cuenta de la fe de los de Cris- 










L:!iái*^^^v^' ..v.;i:^ii,-^'í./ ■ -í^, -'Mák^- '■ . .. J. ■ ■ ■ ■ ■■:'■■■■ '■:■>':■■'■■ ■ ■ ^ 

MüLEY Abd-el-Asis ben el Hasan 
Emperador del Imperio del Garb. 



ABD-EL-ASIS 43 



to. Con aquellas palabras quedó nombrado Jefe de los cua- 
tro reinos que hacen el Imperio de Marruecos el hijo del 
muy querido Hasan, cuya muerte dejó tristísimo al ado- 
lescente Rey y al caduco Estado. 

El Hermoso había salido para Tafilete, y al regresar 
para Marruecos la muerte le sorprendió en las llanuras de 
Tadla, que se tornaron extenso recinto melancólico, en 
donde el dolor arrancó tantas lágrimas á los nutridos ejérci- 
tos, que dicen que las aguas de aquel río gimieron también. 

El fúnebre cortejo atravesó aquellas tribus, como co- 
rren los grandes dolores, mudo, pues la región, si no re- 
belde, era autónoma, y hubo necesidad de negar durante 
tres días el fallecimiento ocurrido, para evitar la anarquía 
que había de suscitar, seguramente, la ambición del hayib 
ó Jefe superior de Palacio, Ba-Hamed. 

Éste, á cuyos deseos se ajustaba modelar un Rey, ya 
que fuera imposible ser él acatado, al recoger el suspiro 
último de Muley Hasan, solo salió de la tienda para decir 
á los sorprendidos ministros: «El señor ha muerto; díjo- 
me que nombraba á Sidna Muley Abd-el-Asis.» 

— ¡Al'lah'irrahamü-Aminl 

(Dios le tenga en su gloria y hágase lo que ordenó.) 

Así se compuso Rey el hijo menor de la circasiana 
R'kia. 

Ésta había tenido otro hijo con Muley el Hasan , llama- 
do Mahomed el Kebir (el mayor), á quien correspondía de 
derecho el Trono, si había de respetarse la dinastía en la 
familia que con R'kia se hubiese; pero no fué así. 

Mas la legitimidad la representaba el hijo mayor de los 
once que tuvo el padre de Abd-el Asis. 

Ese hijo, llamado el Tuerto, y de nombre Mohamed, 
era joven, vigoroso y enérgico, de carácter independiente; 
había sido gobernador de varias provincias y hasta jalifa 
6 secretario de su padre. Había también que era beréber 
de matriz. 




PERLAS NEGRAS 



Los demás hermanos, Belguit, Aomar, lusef, Ismail, 
Aotman, Abd-el-Kader, Hasan, Arafa y Muley el Amin; 
todos les aceptaban; lo nrtismo sus cinco tíos Arafa, Ismael, 
Aotnmn , el Hasan y Abd-él-Asis . 

Cuentan de Muley Mohamed, que hoy se halla recluí- 
do en la aljama de Muley Abd-al-lah, de F'ez, que habien 
do visto relajación en las costumbres guerreras de su pue- 
bla quiso corregirlas, citando á los magnates á una reunión 
con el objeto de aconsejarles la manera déla reforma; pero 
al ver que todos los proceres, los kaides de territorios de 
legendaria brayura y los chejes de tribus belicosas se pre- 
sentaran cabalgando en pacíficas muías, protestó de la 
presentación, diciéndoles: «Jamás supe que los mulos sir- 
viesen para los señores que pelean. Marchaos y volved 
montados en caballos.» 

Asilo hicieron; pero Ba-Hamed aprovechó la lección 
dada para sacar partido y enemistarle. 
¿Lo consiguió? 

Con algunos de la Corte; puede; con él pueblo, no. 
Mas se levantaron Dukala y R'hamna en su favor, y en- 
tonces Ba-Hamcd ordenó al famoso kaid Bén-Dau le pu- 
siera en prisión temiendo cayese su obra. ' ; 

Pero la obra.fué liija de la iniquidad, y así Muley Mo- 
hamed es un perpetuo padrón , una constante esperanza y 
una eterna pesádillai Padróti de hutiíana injusticia que hace 
infeliz á un pueblo; esperanza para éste que ve siempre á 
Mulé}' Mohamed en todp Rogue que enarbola el estandarte 
de la rebeldía, y pesadilla para Abd-el-Asis, que no sácan- 
tlo á aquél de la clausura, ni manda, ni reina, lii gobierna. 
El IVíncipe Tuerto había detenido las ambiciones que 
algunos pueblos de Europa sienten sobre su país; habría 
contenido las. ingerencias extrañas, y siendo él dueño de 
todo como patriarca en una sociedad que sólo se levanta 
contra los propios y contra los ajenos cuando se habla 
contra Dios, nada más, quizá hubiese entrado por el sen- 




Kaio sid Harry Maclean 
General en Jefe del Ejército imperial inagrebí. 



ABD-EL-ASIS 45 



dero de relacionarse, por igual, con todos los Reyes de su 
tiempo esquivando los recelos. 

No así Abd-elAsis, al cual llaman ¿z// (muchachuelo 
sin reflexión) los primates, que recogió los tesoros del Ba- 
Hamed, disipándolos en favorecer espléndidamente la in- 
dustria inglesa, en dedicarse al sportismo, si es inglés, y 
en hacer alegres las noches que les preparan sus disolutos 
y ebrios cortesanos, señalándose como obstáculo para el 
equilibrio de la paz europea y mantenedor de la hoguera 
de envidias sobre cuyas brasas va él á ver perder su reino. 

¡Abd-el-Asis'se llama! ¡Esclavo del cariño quiere decir 
su nombre; y hé aquí por qué rinde tributo á su esclavo y 
á las gracias de sus poetisas y de sus amantes ! 

¡Ah, si fuese Abd-el-kader, sería un gran padre de su 
pueblo! 

No hay duda. Los nombres influyen mucho en la vida 
de los hombres y de los reinos. 

¿Qué significa Alfonso? 

Los ingleses, que riegan menos que nosotros con el 
venenillo de la envidia personal la planta en la que quieren 

que florezca la sublime idea, son los privados político- 

mercantilistas, y hacen que las industrias albionesas satis- 
fagan las necesidades oficiales del Imperio , pagando el Te- 
soro, por ejemplo, 25 pesetas por un par de borceguíes, y 
siendo fabuloso el importe de facturas de tejidos de colo- 
res de la enseña inglesa para trajes de áscaris; de produc- 
tos químicos para fotografías; de vehículos; de pelotas 
para el cricket; de buenas marcas de brandy, y de sueldos 
al Doctor del Emperador, Mr. Verdón; al jalifa de mis- 
ter Mac-clean, hermano del Doctor; á mul-erruá, encar- 
gado de las sultanescas caballerizas, también inglés; al 
jefe de los jardines reales, inglés asimismo; á los oficiales 
instructores del ejército imperial, de Inglaterra; pensiones 
á las hermosísimas señora é hija de Mac-clean y servidum- 
bre espléndida para todos los servicios ingleses. 



4^ PERLAS XEGRAS 

A halagar á éstos se reduce toda la política de este 
Emperador ail, y ellos corren por Europa que el Sultán re- 
presenta el factor importantísimo de la cultura rutnia que, 
por fin, se infiltra en éste, y es el mantenedor de la gran 
civilización que brilla más allá de las aguas tarifeñas. 

^■Qué alegaba Europa para sostén en su derecho de con- 
quista hacia el Imperio? ;No decía que los siglos no per- 
donarían á los hombres de estos tiempos que á las puertas 
del continente anciano y como tal sabio y por sus tral>ajos 
fuertes vi\ñese en estado salvaje? 

Ya no hay que temer. Inglaterra ha quitado esa pnesa- 
dilla á los pueblos de la política vieja. Abd-el-Asis es un 
buen pelotari , hace caer a sus privados cuando lanza la. bi- 
cicleta, se fotc^rafía con cuatro de sus mujeres; calca di- 
bujos, á los que después colorea. 

No moleste Europa al aiL que siguiendo así, si la exte- 
nuación no le coloca en breve algunos pies bajo la tierra 
de una rauda, será un esclavo de sus siervos mercantiles, 
que por bien de humana cultura se han introducido en la 
casa imperial. 

Las misiones militares de Itaha, Francia y Alemania, 
reciben también sus asignaciones; Tánger sostiene un Cuer- 
po de Sanidad é Higiene y Policía internacionales, retribu- 
ye con exceso á sus administradores y paga bien la trop>a, 
sostiene unas embarcaciones y un semáforo. 

De ahí que los moros clamen: c Marruecos es una vaca 
que ordeñan los rumis.* 

Por esos motivos y por haber querido establecer un tren 
entre Mequinez y Fez, se levantaron los de Sefrú, origi- 
nándose esta rebeldía que dura mas porque fué inglesa 

la primera victima, un doctor asesinado: é Inglaterra es 
asi con los que lastiman a los suyos. 

Débil el Emperador desde joven, asi lo afirma el doctor 
Cortes (español que durante un tiempo obtuvo confianza en 
la Corte), pues ataques de ciansia le tuvieron inhábil para 



HAREM 47 



vida sosegada y lúcida; entregado en los jardines de la casa 
imperial á amores con cristianas españolas, pues hago no- 
tar, señores, que desde Egilona, la viuda de D. Rodrigo, 
casada con Abd-el-Asis ben Muza, hasta María de Mac-clean, 
amada de Abd-el-Asis ben Has^n, todos los monarcas de la 
Berbería, incluso el famoso Yusef ben Taxefin, el sagrado 
almoravid preso en las redes seductoras de Kamra, la luna 
ceuti, eligieron para sublime paraíso en sus siete cielos de 
placeres de la tierra, la mujer que en el recato seduce, y en 
seducción la dignifica: la cristiana; activando su espíritu en 
empresas de orden intelectual superior á la preparación 
de herencia, que parece necesaria para aquellos acometi- 
mientos, la vida del hijo del Hermoso, no es iniciada 
para la buena dirección de la cosa pública, para sostener 
el principio de su autoridad , ni enseñada á evitar intromi- 
siones. 

Ilumina eléctricamente su alcázar para dar bromas con 
los conmutadores; los jueves cierra las puertas de la ciudad, 
parándose el movimiento mercantil y el comercial entre los 
barrios, mientras se distrae con un automóvil; adorna una 
cámara con figuras y cuadros de turistas atrevidos, y algu- 
nas tardes, después que el sol ha templado la ñ'ía impoten- 
cia de su cuerpo, bardos y poetisas suben llamadas por el 
negro intimo , para que con arpa alegre y en marchiteces 
prematuras, sin haber dado aroma á los encantos, mante- 
ner en primavera lo que es invierno. 

El Sultán Muley Ismail tuvo 8.000 concubinas; lusef 
ben Zeiri, i.ooo; Muley Mohamed, 169; Muley Hasán re- 
dujo mucho el número, y Abd-el-Asis, 37, con sólo cuatro 
mujeres, que marca la ley, siendo una la favorita (i). 

Tiene un hijo de una mujer de la ciudad de Marruecos. 

YX harem y lugar de pecado, está dirigido por la arifa, que 



(1) Versículo III del Koran. 



4.^ ?ERLA< N^ >5_\> ^^^^__ 

p»:::e ±1 Eriren vr i- cm^cire fe Li¿ ::rr:it:i.:3es -ie las man 
N: se zer::;:::^ ectrir ea ii.e. tzjes i.e i ias personas 
nn pee los -crreicres j es^r-LiiLii-ii z.irí icáerrar desde las ce- 

Kecc-ini.iLí a' . r~~-í^ íe e<c-is z: i eres, pcefeíi salir de la casa 
rurerüíl. :rjs ei Sil'Liz ¿Tfrrerolzierre js r^^ili en r:*:?<ia á los 
nT:t j— :T-*g --e. r'^^i '•:<*"•?. itrecci-i 'j. ii irT- 

L-is rciiis se ^er-rjü :e infcrr-i =:iEer:i. sezun el país y 
ojiit±i«ncc fe li 3:-: er. St es re-il. ierrrj ceL riln»:»:; a la novia 
iT-jsi es cner-jíi. :ecen ser c-cc-criia x hcc'-ris por cna ne- 
ítí:. ss: es eíi Feí. esciri. en ei cjr: *e ni eres 1:1^ formen el 
secirc- . Sí eii reruii. ienrr: ie :Lr*i .rten. ::i:e se ^^rrt^ ^^_v¿t: 
si «K^ eL Kif sccce tzí rj.r»i_er^. ccc el r:scr« criiaerto. y arro- 
-orx r^-i^f':s fe ir^c ec sc-Li. .fe ir'iir»ijjicij. rara I«rs asistentes, 

- irTT^ -Ji? "-ítms ^e^.e^js fel ■^jríii: se scsemir i "ff'^oss, no es 

♦- r^*-£M-ii^ :*:»::l^;cces^ ^:e si t»,^ j«rj:ri2L r.Li:rtic reíoísis se letüan 

X Sin? -Til- --US rjra esc-:.r»ir zcie* >^ xructii-^ rs ^ acrecer :m ve<ia<les 

íSi -»^^^ "-i^^i^rs ^le .e ¿u.^-e'^cr ri'^cf.vcires '^•rcniuís njasatros a^rain- 

::u síis- : «.-s r^cr iv ., u . i* :^-* scs ^:as i-ra eí ¿ 'ktí^. pertriman 

sus -eirrís -,ír eí .r a r. jr:.r.^\ri:r sus T-sorirtfis e:ro a.^Tias 

:e x--x-^- ajit. zres ^ -:s;í v ;i!r.Te,:T:í*.->irr s^ss r^reílcs ore poma- 

-'*í^ -^^ rríse*-.: a ,^v se^.^r r:rra-x ítt r*:.»:.-!:^^ .^s xzrces serpien- 

jís :er-u.iSw 

1 's xn-:es ^víscc^.vs ^^-;r-.— üur^Li^.ec- sus iec^eres de 
rir:!z rer- íí scc ^^r .\rrecre xjtci^ti.'s r ^ .---; in-.iiii.:?s de 

--2S íí^.^i^rs rtífrc-T r.a ,^r • re-^j: 



>a.t ->í -r ^ >^---Cir.i.' j¡ x-ts^c.-* *.>-$ -.i.,^.-~ 



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ki 



EL HAREM 49 



SU cabellera, después -ie ha^jerlo acerca lo 1 su pe^h j y á su 
labio. 

¡Gráfica y expresiva repi^esentación del amor, que es afecto 
institivo natural, en el monosílabo mudo y perfumado de una 
flor, después de haber tenido la persistencia de firme pensa- 
miento , la consecuencia de la voluntad enamorada y la profesión 
de fe amorosa por rojos pétalos ! 

Entre los árabes existe el amor; mas no hay voluntad de ex- 
presarlo entre los hombres, porque probarían desobediencia y 
debilidad. 

Los padres ajustan las bodas, y las parientas de la novia la 
instruyen en sus deberes durante las primeras veladas. 

— ¿Señor, sabéis si vive aquí el hijo del fakih ? 

Así solicitará una mujer libre mahometana el favor de un 
hombre, que la seguirá al correspondería. 

Mas teniendo en cuenta que la prostitución en Marruecos no 
es igual que en el resto del mundo, será llevada al hogar del 
hombre, como muralla á su honor y defensa. 

La desgraciada Fátima podrá ser muerta , con aplauso de la 
justicia marroquí, una noche de orgía, en la pompa de la calen- 
tura que por su ser corra, y mientras recibe los mordiscos de la 
bestia humana, que ella paga con caricias de lamidos y fogosidad 
de carne brava, al exhalar los últimos eléctricos desmayos del 
paroxismo. Un inesperado grito de muerte unirá los dos alum- 
bramientos, del nacer y de la eternidad. 

£1 ebrio mancebo habrá dado fin á aquella existencia clavan- 
do una corva cuchilla bajo el titilante seno. 

El vicio de Onás no existe en el Imperio , hasta el extremo 
que las pérdidas de licor seminal durante los insomnios , es lla- 
mada por los árabes con dura frase de protesta de maldición: 
¡ya el scháitan!, vino Satanás. 

A los solteros, nada más, está tolerada la costumbre de So- 
doma, y con mayor libertad en los aduares, dada la dificultad de 
conseguir una Florinda ó Káhaba de las ciudades, ejerciéndose 
el criminal acto en los pequeños que concurren á \2L%yamaás ó 
iglesias de las montañas, mediante agasajos de chucherías adqui- 
ridas en el soko yebli por los que ejercen la pedastería. 

En la expedición verificada por Muley Hasán á Tetuan, no 



50 PERLAS NEGRAS 



olvidó llevar sus negras, pero tampoco quedaron sin saciar bár- 
baros apetitos las huestes de solteros que formaban parte del 
ejército. 

Allí merodeaban infelices niños. 

Aquí puede recordarse : 

«César es el marido de todas las mujeres, y la mujer de to- 
dos los maridos.» 

En el campamento de Maharaz, en Fez, en el que las tiendas 
reales ocupaban el centro con una doble muralla de lona y otra 
de caballos corrompidos, que hacían intransitable aquel lugar, 
alternaban, como en España, el sonido del cañón y el de la gui- 
tarra , pero más las voces de las hembras musulmanas, que 

envueltas en alquiceles, vagaban nocturnamente entre las tien- 
das , camellos y caballos , buscando sus donceles, como ellas, in- 
saciables. 

Su reinado, según un cronista de Fez, Sid Mohamed 
Eben el Fakih ben Yel-lul, que compone la obra titulada 
Mechniun ed-dahabi el hakiki, racimo dorado de verdades, 
se señalan con las siguientes efemérides: 

En el monte Guelaia fué nombrado á la edad de trece 
años, jalifa de su padre. 

En 1 3 1 1 de la égira nombró su Ministro consejero, 
estando en la ciudad de Marruecos, al fakih Sid L'Arbi 
Meneái. 

Castigo á la tribu de Scherarda sublevada. 

Levantamiento de Dukala y R'hamena en favor dé Mu- 
ley Mohamed. Prisión de éste. 

Muerte de Ba-hamed, mayordomo archimillonario. 

Excursión de tropas imperiales á Tafilete. 

Muerte de un subdito extranjero. 

Fallecimiento de la sultana R'kia. 

Sublevación de los Zimmures y habitantes mecquinesis, 
por el tendido del tren de vía estrecha, entre la ciudad de 
Fez y Mequinez, por los ingleses. 

Levantamiento de Yi lah: el Rogui. 




Mehedí el Menbbhí 
Ministro de la Guerra del Imperio marroquí. 



MINISTROS 5 1 



Muerte de un doctor inglés, y maldito fusilamiento 
frente á la fábrica de armas del Emperador, del Cherif Sid 
Abd-el-uahid, el esclavo del único. 

Descripciones de episodios. 

La división tradicional entre las dos entidades, go- 
bierno y pueblo, han dejado hondo surco en la ocasión pre- 
sente. 

De los ministerios depende el éxito del reinado de 
Abd-el-Asis. 

El Consejo de Ministros actual del Sultán Sid Abd-el- 
Asis ben el Hasán lo forman: 

Presidencia ó Gran Usir: El Garnit, de origen gra- 
nadino. 

Guerra: Mahdi Menebhi, fugitivo de Marruecos por 
haberle robado sus haciendas unos revolucionarios. Entró 
en la corte pidiendo y quedó de escribiente; más tarde su- 
bió hasta el Emperador, quien le cedió la hermosa hija de 
Ba-Hamed, mayordomo de Muley Hasán, señalada para 
mujer de Abd-el-Asis. Es rubio, de aspecto que no mueve 
á ninguna impresión; de cincuenta años, ladino, no es de 
los más bravos, pero es cruel, habiendo quedado ayo en 
los malos pasos del Sultán. 

Hacienda: El Tasi. 

Relaciones exteriores: Ben S' liman, prestigioso. 

Negocios extranjeros, de residencia en Tánger: Sid 
Mohamed Torres, de origen español, político sagaz que 
tiene un gran arma en su aspecto patriarcal , de luenga bar- 
ba, albísima, ojos penetrantes pero dulces, color sonrosado 
de bondad, lenguaje tierno que adorna con invocaciones á 
Dios y que para vencer hasta á los suyos dice con can- 
didez chusca: «no entiendo lo que me hablas, parece que 
has olvidado el idioma para explicarte bien , haciéndote 
ininteligible.» 

Cuando todos creían que Marruecos sería intervenido 
por Europa, por haberse corrido la rebeldía y estado anár- 



52 PERLAS NEGRAS 



quico á la costa, en donde residen las representaciones 
europeas, el anciano Ministro llama á España, Inglaterra y 
Francia, les declara la situación del país y consigue: que 
el Rogui se convenza que Abd-el-Asis tiene la protección 
de tres potencias, que éstas varíen de su actitud de devo- 
radoras en vigilantes de la seguridad del Imperio, y tres 
empréstitos, siendo el de España de lo.ooo.ooo de pesetas 
con la siguiente subscripción : 

El Banco Hispano Colonial y los banqueros catalanes, 
2 */j millones de pesetas; los Sres. Urquijo y Compañía, 
2 ^/g millones; el Banco Español de Crédito, i millón; el 
Banco Hipotecario, i '/^ millón; el grupo de banqueros de 
Madrid, i millón; los particulares que han concurrido al 
Banco de España, i ^/^ millón de pesetas. 

La operación es igual á la realizada por la banca fran- 
cesa, 7 */j millones de francos; por la inglesa, 300.000 
libras; y asciende, por lo tanto, á 10.000.000 de pe- 
setas. 

Tendrá también como garantía los ingresos de las 
aduanas de Marruecos y los demás recursos del imperio. 

Devengará el interés del 6 por 100 anual y estará re- 
presentado por 10.000 obligaciones de i.ooo pesetas cada 
una, cuya amortización comenzará á verificarse en i.° de 
Enero de 1905. 

I.as condiciones serán iguales á las de los emprés- 
titos francés é inglés, y se han estipulado sirviendo de 
base lo concertado por el Banco de París y de los Países 
Bajos. 

^•Pagará el Sultán? 

Xo hay duda; sin que el Villaverde sultanesco se pre- 
ocupe mucho en matemáticas de aplicación á la difícil 
ciencia de la Hacienda pública, al Emperador llegarán : el 
achur, como diezmo en las primicias que broten de la tie- 
rra; el hadta, los regalos por las festividades; la naiba, re- 
dención militar; la supresión de sueldo á su tropa, dejan- 



MINISTROvS 53 



dola que ésta adquiera la garrama, especie de botín en 
la invasión, que como devastadores ortópteros siega los 
aduares; la chesia, tributo que \o?> padres de la usura satis- 
facen, con dolor de desprendimiento argentino israelita, á 
las majestades imperiales marroquíes; el Tahuit, estanco; 
el Quera, alquiler del patrimonio real, y venta de los pro- 
ductos de los mismos; derechos de portazgos, barcas y 
multas; la diferencia del valor que él, para su conveniencia, 
da á cualquiera acuñación de moneda; el deiat, derecho 
del fisco; los impuestos extraordinarios; el ankes , derechos 
reunidos; las aduanas y los besalamanos. 

En época de guerra civil , y Marruecos es hoy perpetua 
tienda de campaña, los comerciantes, para no caer en ene- 
mistad del Emperador, que por rebeldes, les puede dar de 
azotes, encarcelarlos ó hacerlos víctimas del más desagra- 
dable de los instrumentos de cuerda, se reúnen para salu- 
dar al Señor. 

En esta guerra era de ver, después de la batalla de 
Entafí, cómo se congregaron todos los comerciantes de 
Fez, y enjaezados con indumentaria finísima y montados 
en ligeras muías, fueron á saludar al joven monarca lleván- 
dole, como expresión de dicha por los excelentes resulta- 
dos de las operaciones militares, cuatro saquitos con mil 
luises cada uno. 

El día antes, muchos de ellos habían dicho: « Ual-lah, 
drif, dic el kaim» , ¡por Dios, que. es hermoso ese subleva- 
do ! Al siguiente darían gracias que el Sultán no les había 
hecho entrar en la mansión de las huríes. 

Pero no crean esos decantados tesoros de Fez. En otro 
tiempo existieron , más hoy el Emperador de Marruecos no 
tiene mucho trabajo que dar á los renombrados eunucos 
mutilados, guardadores de caudales. 

Y, últimamente, como los sultanes han aprendido que 
en países más civilizados que el suyo nadie declara la pro- 
piedad, han tomado el procedimiento de dejar que las ove- 



54 PERLAS XEGRAS 

jas engorden para mejor suculento manjar, que después 
disfrutara el león. 






Lo absoluto en política, es lo intolerable; en filosofía, 
aunque plenitud de una realidad abstracta, es negación; en 
matemáticas tiene limites; en las guerras de dinastías de 
todo orden, lo mas absolutamente preciso es derrotar, y el 
Rogui pudo haber concluido ventajosamente esta guerra 
en breves días, porque en los países en donde el poder 
esta centralizado, en dondo el mando es unipersonal, y por 
ío mtsiiiv> tiende a hacerse absoluto, tomada la capital está 
dominado el resto de la Nación. 

Esta guerra pudo haber acabado en el mismo día en 
que apareció , oero ; estaba escrito ! que Er-Rc^ui se detu- 
viese una5 horas en el puente del Sebj. a 5 km. de Fez, y 
diese nrociv ^ a que la acobardada ciudad de Muley Eldris, 
de .r^O-OCC habitantes, pusiese sobre las armas I2.000 
hccnbres. arrebatándole la victoria. 

Desde ese n^omento La intranquihdad cundió por todo 
ei Ia:Tper.?. y por el Gobierno se en'.-iar^a emisarios a todas 
las rr? vineras reciaaiando contingetrtes: se inventaron mi- 
-^^ ^^ intri-cis. ;-:¿ar.^n tocas las astucias y se compusieron 
c:r.as y rerrazes. trases y cuentos que hacían cW bravo 
\ :.¿-: j^ü rtoicu-o y r.^ihle pobre Ciiablo. 

^- ^í-' acucio c^,c 51 tribus: L.>s bereberes del Garb 
c^-arvc c-.c: 15 tribus: :.:s bereberes del Haus coa 9 kabi- 
.as y los Sí->is o.^d :a. 

TeL u .rero de el.as ^ to-iaba noca, y puerie calcular- 
se que superaran a x*, -oc honibnís: eL e>rc:t=.^ mayor que 
ha.-í añ-:^ se frriio bajo :.i> ba::dc-a> de urt Em^ierador 
nrarr-rqv* C'.^ntemccriineo. 



LA GUERRA 



55 



Bereberes del Garb. 

Beni Sadden. 
Aits-iusi. 
Ben-iazga. 
Marmuchah. 
Aits Segoruchens. 
Beni M'tir. 
Beni Mguild. 
Beni Myat. 
Gueruant. 
Mel-luan. 
Ait-Zimmur. 
Zimmur Ech-Chelj. 
Zaiian. 

Bereberes del Haus y Subís. 

Chiatraa. 

M'tuga. 

Quinafá. 

Entsifa. 

Fetuaka. 

Demenés. 

Mesfiua. 

Enzoda. 

Eferuca. 

Mogosa. 

Mzméz. 

Ulad Emtaá. 

Ed-diara. 

Gundafa. 

Guelaua. 

Hesqura. 

Huara. 

Saltenah. 

Echtuca. • 

Bá ^maran. 

M}-at Marraskesch. 

Cherarda de Marraskesch. 

Alts Zimmur de id. 

Qarb. 

Ulad el Hay, Haus Fas. 

Cherega. 

Ulad Yamaft. 

S'yaa. 



Hamiant. 

Káraara. 

Ulad Aisa. 

Ha3'auah. 

Gúeddaráh. 

El Garb Señan u Benimalec 

Ar besáis. 

Ulad N'ser. 

Dulmené. 

Uddejisa. 

Uddehaia. 

El Guat. 

Ulad Sidi lahia. 

El Jolt. 

L'udaia. 

Scherarda. 

Cherara. 

Chebanat. 

Ulad Delim. 

Seráhena. 

Beni Hassén. 

Mojtar. 

Sfafa. 

Aamar. 

El Behalil. 

Hosein, Aamar Shul. 

Zair. 

Yich el Bujari bel Mccnás. 

Arb R'bat. 

Sebah Akbán. 

Ziiaida. 

Zenatsa. 

Schauia 

Ducala. 

Abda. 

Hamer. 

R'hamena. 

Scheráguena. 

Udaia d'Rbat. 

Ulad ben scheba¿t. 

Tadla. 

Beni Mesquin. 

Beni Chuquidal. 

El raeda susi bel Marraskesch bel 

Menchia. 
Harbll. 
Menabehá. 
Udaia bi Marraskesch. 



El Pretendiente contaba con poca gente: Tchul, Guiata, 
Brans, Beniguarain, Tsasa, Senhaya, Huara, Beni Saraual, 



5^ PERLAS NEGRAS 



Me fiaran ahs, Sogoruchen y algunas rba ó arrabales. 

La tribu de Hiaina, primera rebelde, estaba represen- 
tada por los aduares Tuaba, Resaina, Garaba, Mualba, Sa- 
dratsa, Ulad Maimón, Kasba de Ulad Aiasch y Azib de 
Muley Ismail. 

Indistintamente traicionaban los unos y los otros; más 
los del Emperador que los del Rogui. 

Estos guerreros acudían con sus kaídes, y procedían 
los unos de las alturas que eligieron como guarida para di- 
fícil invasión y mejor defensa, y con casas de piedra para 
no robar terreno al cultivo; los otros, del llano, amenazado 
de invasión por los ríos y por la devastación de la monta- 
ña, con la que viven en hostilidad perpetua, y anibos, 
como dice muy bien un sabio profesor español, «teniendo 
la tribu y la tierra como formas social y geográfica que 
engendran instintos de feroz independencia». 

El de la montaña es fiero; el del llano es bravo; el de 
la ciudad político, prudente, vencido siempre, vencedor 
sólo por ese vértigo que produce en la mariposa, aquí el 
montaraz, la luz que le atrae, que le quema sus alas, y sin 
embargo, hipnótica vuelve hacia ella. 

Fez tiene, además, que sus soldados entienden bien el 
manejo de las ametralladoras. Además tiene la suerte de 
que Aomar le ayude, y ya sabemos lo que es el Yusi; el 
Bagdadi sólo manejaría bien tropas de 30.000 caballos; el 
Guelaui, con sus susis, allanaría las canteras; L'Arbi Ben- 
Hamed-el-Mesari , que luchó dos años contra sus tribus de 
Emsab, Enjasasara, Ulad, el Maarif y Ulad Arif, vencién- 
dolas en la época de la muerte de Hasan; Sid-Aisa-ben- 
Aomar, conocido como de los primeros; Al-Hach-Alí, en 
quien piensan las gentes de la guerra; el Gundafi , caíd va- 
leroso de Marruecos, á quien al corazón ayuda una buena 
cabeza de director; Ueld de Sid-Embarec, de Tadla, caíd 
de Ainsalah, que es decidido y lealísimo á Abd-el-Asis, 
que le pide consejo. 



LA GUERRA 57 



El caíd Ueld de Ba-Hamed Ech-Chergui ha combatido 
varios días sin desmontarse; el bajá Saiani, que ayuda á 
sus victorias, es considerado Rey entre los berberiscos gor 
su talento y bravura, y es el único que posee cuatro caño- 
nes y un mortero (!¡); Ben Faida, que durmió sobre sus 
caballos heridos, que tendidos en la yerba lamían al amo 
sus piernas ensangrentadas (histórico), mientras aquél lim- 
piaba sus armas; el cherif Charkaui, de Buyad, religioso 
de las zauías, que legitima la causa de la ley substentada 
por Sid Abd-el-Asis, y el Hach-Maati, manco en la guerra, 
el cual dice que no parará de pelear contra los riatas has- 
ta que encuentre su mano perdida. 

¡Bravos caudillos dignos de arriesgado Monarca! 

Las informaciones que estuvieron bajo mi responsabi- 
lidad, han sido exactas. Desde el principio, hace cuatro me- 
ses, dijimos: «La guerra durará; el Rogui no es Muley Mo- 
hamed , pero al cabo el Emperador vencerá.» 

Así es, en efecto, aunque en el Rif, ultima trinchera 
del Sarjuni, se agiten esforzados partidarios. 

El Emperador no intentará someter al Rif tácitamente 
aceptado autónomo, ni las tribus de Benifuror, Benisider, 
Benibuyafa, Benichicar, Mazuya y Frajana, que forman la 
jurisdicción de Guelaía, la más brava, y que puede consi- 
derarse engendradora de los boers del Imperio, abandona- 
rán sus tierras cruzando las de los Beni-uaraín y los Guia- 
tas, aun cuando sea fácil la marcha de Uchda á Tsasa, ale- 
jándose, como se ve en el triángulo, más de 300 kiló- 
metros. 

Y aquí es lógico preguntar: 

¿Por qué sigue la guerra? 

Porque son sus auxiliares la Geografía, la Historia y las 
pasiones humanas. 

La Geografía ha puesto una gran muralla en el Atlas; 
ha cercado á Tsasa de nevadas y altas cumbres, de Beniua- 
raní y Guiatsa, y le coloca delante las formidables defen* 



58 



PERLAS NEGRAS 



sas de las montañas de Brans, Techul y Senhaya, impi- 
diendo toda invasión. 

^ Para ir desde Fez á Tsasa, pequeña ciudadela de 4.000 
almas, existen dos caminos: el uno por la montaña inasequi- 
ble á Menebhi; el otro por el llano de Abu-Aban, que des- 
cubre á cualquier ejército que sería batido desde la sierra. 
Dominar á Tsasa es tener el bolsillo de cientos de miles 
de montaraces, que al pie de la capital de los rebeldes 
constituyen el más principal mercado; pero los magnates 
de Abd-el-Asis, que dirigen los movimientos militares, har- 
to comprenden que para posesionarse del lado mayor del 
triángulo, cuyos vértices lo forman Fez, Tsasa y el Riff, tar- 
darían doble tiempo que el Rogui necesitaría para caer por 
el lado medio sobre Fez con los y ebalas que les son adictos. 



Melilla. 




El interior del triángulo lo ocupan tribus de Ulad-el- 
Hach y Hiaina, y el punto en el ángulo R puede ima^narse 
el soko de Ain Mediuna, en donde convergen las tribus di- 
chas de Senhaya, que figuró en las crónicas hispano-arábi- 
gas: la de Brans, que es constante, y la de Tchul, bravia. 

Sobre la F-R se encuentra la tribu de Scheraga, que da 
nombre á Ueld Ba Hamed Ech-Cherguí, jefe de uno de los 
cuerpos de ejército, batido y disperso en Marzo; y bajo 
la F-rse halla la de Ait-Iusí, que reconoce como caudillo 



EL ROGUI 59 



al kaíd Aomar, beréber valiente, cuya vida sostiene el 
prestigio del Sultán. 

Pero aun tomada Tsasa, no habría ganado el Empera- 
dor, pues desde esta atalaya á Uchda existe la gran cordi- 
llera, salvada con oportunidad por Yilali-ben Dris para no 
ser cogido entre los fuegos de Amrani y Arafa y los impe- 
riales que separa á ambas. 

¿Y cuánto tiempo, cuánta gente y qué cantidad de dine- 
ro para llegar y sostenerse en la capital rebelde emplearán 
los leales al hijo de Muley el Hasán? 

¿Y cómo El-Rogui podrá salir de sus montañas y su 
caballería atravesar aquellos llanos? 

De ahí que la Geografía sostenga la rebeldía. 

La Historia, por su parte, guarda el secreto de que 
los Reyes de Marruecos velaron su impotencia no ejercien- 
do autoridad efectiva en ciertas regiones como Tsasa y Riff 



* * 



¿Con cuántos nombres les han llamado y quién es en 
verdad el caudillo de Tsasa? 

No se llama Sid Mohamed Hassán, el hermano del Em- 
perador que corrió la prensa europea, ni es Semelali Sar- 
juni; el pueblo de Marruecos, desde el litoral del Estrecho 
hasta los linderos del Sahara, le llama Cherif, y sin em- 
bargo no es santo; las provincias independientes le dicen 
sublevado Kaitn; en las adictas el Bu-hamara, chuscón 
apodo por la sátira que halló argumento en el viaje que 
hizo en un asnillo para buscar en Fez antes de la pascua 
de los aisauas un libro traducido del griego que habla de 
los conquistadores; el Bu-hamala , padre de la entereza, por 
los que le vieron combatir; el Rogui , hechicero, porque los 
árabes en la abyección servil á que les conducen la sumisión 
á un monarca, atribuyen cierta misteriosa facultad para los 
milagros á todo el que, con el asombro que lleva cierto 



6o PERLAS XEGRAS 



carácter de heroicidad, se rebela contra el iii\-iolable señor 
de vidas y haciendas. 

Ese hombre qu¿ hechiza. \ al cual los del Garb le creen 
á veces patriarca egipcio, y los europeos, italiano ó español, 
se llama Yilali, de la secta de los yilalas; ben Dris, hijo de 
Dris, un habitante del aduar de Liad Issef áe\ territorio de 
Sarahena, cerca de Fez, y por ello apellidado el Sarhuní; 
es mulato bermejo, y de ahí que los chicuelos de su aduar 
le llamaran el /lamarí, el rojizo; tiene cuarenta años, alto y 
delgado, pero con esbeltez; de cara redonda poblada de 
negra y rizada barba en forma de perfecta media luna; de 
expresión franca pero severa; agita los nervios orbiculares 
en f>arpadeo periódico , razón p)or la que le creen el Prín- 
cipe tuerto (que tampoco lo está), cuando habla con algún 
consejero al cual desea desviar de dudosa opinión, ó bien 
si quiere escudriñar el fondo de las cuestiones ó retardar 
las ideas en los que con él derimen. Ese ardid ó circuns- 
tancia hábil de tal modo han sido movidos que ha llega- 
do á producir hipnotización; fijaos bien, hipnotización en el 
supersticioso pueblo de Marruecos. 

La Usta de milagros y victorias que los montaraces 
cuentan de Yilali ben Dris es peregrina, y téngase presente 
que nunca fué religioso hasta el 1 902 , en ocasión que los 
de la secta de Aisa fueron al templo de Muley Dris y él 
fué á rezar con ellos. 

Desde ese momento sintió invadido su espíritu de vaho 
de religiosidad que, tomando cuerpo, le hizo entrar de lleno 
en la ley y prácticas coránicas, aumentándose cada día más 
con lectura de libros de campeadores el conocimiento que 
tenía de la corte de Abd-el-Asis, invadida por los vicios y 
amenazada por los egoísmos de Europa y el odio que 
guardó siempre al inquieto, mudable y ladino Meneblí, 
compañero de universidad que consiguió acercarse á las ha- 
bitaciones íntimas del Emperador, mientras el Sarjuni no 
salió, como digno soldado, del cuerpo de guardia. 



EL ROGUI 6 1 



Los que no son de sus filas, y viven lejanos á los pun- 
tos en donde se verifican las batallas, dicen que los que le 
miran viven tranquilos si son buenos, y con el schaitan 
(satanás), si no le defienden; sostienen que al tocar con 
una vara el suelo, brotan caballos que se arrodillan ante el 
Rogui, que los proyectiles se vuelven flores que le perfu- 
man al tocarle, y en el manantial de la poblacioncita ( Ain 
mediuna) de la tribu de Senhaya, que detuvo mes y medio 
al emperador Muley el Hasán para gozar de la riquísima 
corriente, se congregaban los secuaces para exclamar: no 
hay más que tres palabras ciertas, Al-lah, En-nabí y Muley 
Mohamed Er-rogui, esto es. Dios, el Profeta y nuestro amo 
el glorificado hechicero. 

Ciertamente, Ben Dris es hábil y arriesgado para los 
resortes. 

En 14 de Agosto de 1902, hace diez meses, entró en 
Tsasa, y dirigiéndose á la iglesia de la ciudad para rezar 
con sus magnates y tomar posesión de la capital, observó 
que los de la ciudad volvían de la mezquita; pero enmudc: 
ció, al cambió gobernador ó kaid partidario de Abd-el-Asis, 
y tomó de secretario al fakíh encargado del sagrario, 

A los pocos días el pueblo le aclamó, y su visir, prisio- 
nero más tarde, dijo ante el Emperador: «Si le oyeras, 
quedarías maravillado : reza y pelea. » 

Por estos hechos bien puede creerse sea Muley Moha- 
med, pues iguales fueron los rasgos de su conducta en ca- 
sos parecidos cuando fué jalifa. 

En el monte llamado Karmusuf, de la tribu de Beni-Sad- 
dem, cambió la forma de guerrear y distribuyó las unida- 
des de su táctica de guisa que en el efecto moral obtendría 
mayor victoria que en la duración de la pelea y mortandad 
de los ejércitos. 

Colocó de vanguardia á los ancianos. La ancianidad es 
venerada entre los árabes. Las tropas imperiales estaban 
formadas por levas de juventud mercenaria, á veces fugiti- 



63 



Perlas negras 



vas; comenzadas las peleas ^ los st^nectos estimulaban el 
ardor de sus jóvenes secuaces, éstos se irritaban para la 
venganza cuando caían los ancianos de la extrema van- 
guardia, y los imperiales cedían ante el cuadro. 

Cuando se apoderó de i i8 tiendas, 43 cajas de cartu- 
chos, nueve cañones, tres cajas de proyectiles y aprisionó 
un centenar de los del Sultán, lo hizo de noche, contra la 
costumbre marroquí de combatir de sol á sol. 

La sorpresa, el degüello, la nocturnidad, el arrebato, 
produjeron la desbandada entre los imperiales de Ech- 
Chergut.los toques de corneta de los del Meneblí atribulado, 
las amenazas y denuestos del kaid Aomar..., y su victoria. 

Nombró sus ministros entre ios mas ancianos; no acep- 
taba parlamentarios, porque «los primeros que llegaron 
eran ios mejores » ; cambió su albornoz verde que sujetaba 
á la cabeza con la asaba, distintivo de señor, por la yilaba 
del montañés; corría la línea montado en uno de sus ocho 
caballos disparando su tercerola, siempre en el peligro, y 
cercado varias veces, logró Tugarse de entre los dedos. 

Fara lugar de sus reuniones, eligió el llamado Ain-ey- 
yerma, la fuente de la gloria, seductor manantial para las 
abluciones y de nombre fascinador para la victoria. 

La tribu en que fijó su morada es la célebre de Gaiatsa, 
la mas guerrera de los bereberes, indomada por el Empe- 
rador Muley el Hasán , y fidelísima á sus instintos de inde- 
pendiente- 
No tiene faniüia alguna, es solo, y dice que sus muje- 
res se las darán sus soldados cuando victorioso pueda te- 
ner mirada agradecida de sus cheriíes. 

Su aspecto es severo, pero oportunamente separa la 
mano, que se entretiene en su rosario de cuentas blanquí- 
simas, para deslizaría entre los dedos de cualquier admira- 
dor próximo, procedimiento que hace le rodeen constante- 
mente cariñosos secuaces ávidos de besar la mano del 
Grande. 



EL ROGUl 6^ 



Para mantener este título se ha hecho escribir cartas 
por personajes de Fez. 

Envió misivas de desafío á Abd-el-Asis, cuyo contenido 
de una de ellas es : «no me mandes hombres que rezan lo 
que tú no, para que me batan. Ven tú á la cabeza de ellos 
como yo, cuando arrastro á pelear á los míos». 

Esta carta, que traía ciertas frases cabalísticas, mantuvo 
en junta á los ministros, y motivó serios disgustos de la 
ciudad de Fez contra el Emperador, que no aceptaba el reto. 

Cuando en Cauen supo que su cabeza estaba pregonada 
y por cincuenta mil duros tasada, dijo: «no sabía valiese 
tanto»; y viendo á un joven prisionero llorar por su clausura, 
le llamó para decirle: 

— ¿No quieres estar conmigo? 

— No — contestó friamente el jovenzuelo. 

— Bien; conducid á este fuera de nuestra línea, y que vuel- 
va á su aduar. Vuestras vidas responden de la suya». 

Cuando en los imperiales, para rescatar al kaid leal Dris 
Djise , se produjo la muerte de otro famoso guerrero de Me- 

quinez llamado L'Naser , el Rogui, que admiraba el valor 

de esos valientes que habían caído á su plomo, ordenó á los 
suyos la retirada. Y cuando éstos le presentaron la cabeza 
cercenada del cherif L'Naser, cuyo tronco fué sepultado en 
el cementerio de Sid Harasem, en Bab Ftuh, de Fez, irri- 
tado exclamó: 

— No lo hagáis más; á nadie que combate, peleando 
como los valientes , se le corta la cabeza. Entierren esa con 
respeto. 

i Alarde humano inusitado en un país que en tal mutila- 
ción está el principal elemento para cosechar el triunfo! 

Hombre rústico , del dechar elevado , por cuya senda 
hizo centinela para librar al aduar de la rapacidad de los 
rivales, del destrozo en los sembrados por las fieras de la 
selva, ó bien para sorprender represalias entre kabileños, 
acechante bajo la sosegada luz de la luna, indiferente al re- 



^4 PERLAS ÍÍEGftAS 



I 



soplido del jabato, turbador único del silencio en la mon- 
taña ^ proclama que de la vulgaridad nace un ser extraordi- 
nario, como del fondo de los mares ^ en las revueltas tem- 
pestades, flota un madero salvavidas inesperado para zozo- 
brante náufrago. 

Kl Rogui no puede ser Emperador, porque no es che- 
rif, descendiente de Mahoma. 

Esto es, el Roguí es un republicano del Imperio de Ma- 
rruecos; y si en la conjunción de <iactrinas políticas y reli- 
giosas, las ideas de libertad modernas aceptan por igual la 
divinización en lo humano de Moisés, Cristo y Mahoma, 
precursores de nuevas y fundadores de dogmas, y el Rogui 
es forzoso acepte con el Koran al libertado de las aguas, al 
hijo de María y al comerciante de Medina, YilaH-ben-Dris 
el Sarjuni, el bravo guerrero de los montes de Guiatsa, el 
supuesto beréber, Viriato islamita, que no combate la idea 
de civilización j pero defiende la carne de su espíritu, el cuer- 
po de su alma, la integridad del suelo de su patria amena- 
siada, es un activo paladín, á la usanza de la montaña y con 
el elemento de guerrilleros fieros moradores de agrestes 
cumbres, rudo colega de Garibaldi , de Bolívar y de Guiller- 
mo TelL 

¿Pues qué, acaso un descendiente de los famosos hijos 
de Fez, que llegaron hasta Poitiers, no puede reproducir los 
mismos alientos conquistadores de sus antepasados, ya que 
á la ambiciosa Inglaterra lastime la pérdida de su privanza 
en corte, que no fuese la de Abd-el-Asis, y á Francia la del 
cheríf de Uasán, que entraría purificada de compromisos en 
la dirección del Gobierno, saturado de moral del jaez ko- 
ránico r 

Quitad al joven Abd-eUAsis la artillería dirigida por ale- 
manes; la presencia en su corte de la misión militar france- 
sa; la enseñanza italiana en la fábrica de armas; separadle de 
Mac-clean, y haced que España jamas se incline, como siem- 
pre lo hace, en favor de la corte del hijo de Hasán en cuan- 



EL ROGUI 65 



tos asuntos tiene éste con Europa; abandonen á ambos á 
sus propios prestigios y esfuerzos y de las sangrientas ma- 
tanzas nacería Emperador el deseado Muley Mohamed ó lo 
que al Rogui conviniese. 

¿Y podría proclamarse jefe de Estado? 

No hay duda; fértil de ingenio, de palabra avasalladora, 
con firmeza de religión y manifestaciones de intelectual, 
sus partidarios y los imperiales, fáciles á cualquier Vergara 
y á seguir al más vehemente, le acatarían fervorosamente. 

Además , sin tener la cultura de algunos políticos espa- 
ñoles, le domina la bravura que da la fe para la decisión. 

Y no extrañe haya dicho que este Yilali-ben-Dris, revo- 
lucionario del siglo XX, pues en los siglos XVII y XIX apa- 
recieron otros con igual nombre, sea republicano del Impe- 
rio, pues en éste ya conocen existir esa forma de gobierno 
que llaman republic y arbain (ó de los cuarenta); Sid el Hach 
L'ájedar y Sid Mohamed Charkaui están inscritos como her- 
manos en la francmasonería española; hay mahometanos 
cultísimos que han viajado por Europa; Argelia es punto de 
emigración marroquí; por Oran se han introducido armas; 
el Cherif de Uasan es subdito de la República francesa, y 
desde que el Gobierno de esta avasalladora nación, receloso 
del auge de los ingleses en Dar el Májsen, ha empezado á 
poner en juego su política, la guerra continua después de 
diez meses, en los que se han dado verdaderas batallas, pues 
han jugado las tres armas por ambas partes con suerte fe- 
liz ó adversa indistintamente para ambos. 

Nosotros hemos presenciado el maridaje é informado 
pública y secretamente lo que á España convenía, y habien- 
do cumplido con nuestro deber , nos hemos concretado 

más tarde á ser mero cronista de las efemérides que han 
producido 60.000 hombres en armas, seis expediciones frus- 
tradas contra el Rogui, un estado anárquico y un emprés- 
tito por las tres naciones interesadas, que no han de reco- 
nocer la beligerancia en el rebelde. 



66 PERLAS XEGRAS 



' 



Hemos anotado el acontecí miento, para que no se pier- 
da , como actividad de un país , como sacudida de un pue- 
blo, como crisis en una sociedad, que al impresionarse y co- 
municar su movimiento al organismo de ia humanidad, de 
la que forma parte ^ hubo de herir de manera más enérgica 
al que cerca de él casi ve amenazante el estandarte de la 
sedición, porque el peligro de ambos tiene precedentes. 



^Será el Rogui Mu ley Mohamed? 

Esta es la pregunta que se hace todo el mundo. 

|Pero existe Muley Mohamed? pregunto yo. 

He entrado á la mezquita en donde él rezaba y sin de- 
ducir indicios he salido de ella. 

El pueblo quiere verle, y el Emperador no le pone á 
su vista. 

En la casa real marroquí tuvo defensores, y hoy los pro- 
ceres están con Abd-chAsis, aunque le llaman irreflexivo, 
indicación que deja asomar: acepta lo que hay. 

Ei pueblo dice que cuando vino de Mequinez, el que 
vino entró en Fez con la cara cubierta. 

Todos guardan en su pecho como medicina para cora- 
zones invadidos por la nostalgia que apague el fuego sa- 
grado de la fe, el ardor vehemente del patriotismo, el ara 
ardiente de un anhelo pertinajc, la esperanza de su apa- 
rición. 

jj Vendrá ésta? 

Cuando menos se piense en el país de los misterios se 
dirá: Muley Mohamed ha muerto, el Rogui está prisionero 

ó se ha entregado y Francia é Inglaterra habrán acabado 

su tarca por este verano. 




EUROPA Y ESPAÑA 67 



Abd-el-Asis no será destronado por el Rogui, de ma- 
nera que aquí se ofrecen, también, dos fuerzas iguales y 
contrarias: una representada por un Rey, que dicen pro- 
gresa, pero que no adelanta, y la otra el espíritu nacional 
de Marruecos , que no vence. 

¡ El juego de ajedrez ! 

Yilali Ben Dris, era Kaid mia (Teniente) en la corte, 
en la que el Mahedi el Menebhí era escribiente. 

Siendo rivales por región, enemigos por carácter, dis- 
tintos de color, y el uno para la guerra y el otro para las 
intrigas palatinas, cierto día, y crean la leyenda, que ha 
picado en Historia, el Menebhí golpeó en público con una 
desvergüenza el rostro del Rogui , pero éste calló. 

Insistió en la ofensa, el que con sus amaños iba adqui- 
riendo favor en la corte y sugirió una colisión entre ambos 
que obligó á Muley Aomar, hermano del Emperador, á 
poner á ambos en prisión. 

En ella le dijo el Menebhi que llegaría á ser Ministro y 
le castigaría. 

Allí dijo también el Sarjuni que alcanzaría ser Sul- 
tán. 

Desde entonces se fermenta la sedición, se cumplen 
las profecías; el Menebhi llega á Ministro y el Rogui se 
monta en la burra, de la cual nadie le apea, haciendo de 
Tsasa una Jerusalén, en la que entra proclamándose Sultán 
y defensor valeroso del dogma. 

Por todas esas causas existe la guerra. 

¿Lo comprendéis ahora .^^ 

Siendo crónica la anarquía en el Imperio, á la menor 
debilitación del poder central , sube la efervescencia en cada 
región y responden por lo pasional de sus instintos, siendo 
en Alkásar, agresiva; en Salé, invasora; en Tetuán, tur- 
bulenta; en Gudaia, rapaz, y en Arcila, criminal. 

j Y qué papel juega Europa? 

Para el Continente viejo, esta guerra se semeja á un 



68 PERLAS NEGRAS 

juego de ajedrez en la que dos naciones quieren dar un 
mate al Rey. 

Francia tiene una gran frontera en Argelia, y además, 
bajo su bandera, al Cherif de Uasán, que es el represen- 
tante del sentimiento más arraigado en el Imperio; Ingla- 
terra tiene al Kaid Maclean que dirige el instinto más se- 
ñalado de los mogrebíes , el guerrero , y además interviene 
sus aduanas. 

Fuerzas iguales y contrarias bajo cuya acción está el 
porvenir de un pueblo. 

Una fuerza tiende á expansionarse por el Mediterráneo, 
y la otra ha exclamado : Tánger bien merece perder una 

escuadra , pero, con todo, Abd-el-Asis vencerá , aunque 

este no es un incendio que se apaga en breve. 

Y vencerá porque El-Rogui no es Muley Mohamed , el 
deseado; vencerá por el soborno, por el tiempo, por el fu- 
sil Martini-Henri , por los auxiliares que tiene el Emperador 
del Garb; Italia le facilita sus mecánicos y constructores; 
Alemania sus manufacturas y sus artilleros; Francia sus 
empréstitos y sus consejeros dentro de la casa imperial; 
Inglaterra la instrucción militar y el amparo de su nombre; 
Bélgica enmudece, porque aspira á encerrar en un triángulo 
de línea férrea los terrenos de Abda y Dukala, graneros del 
Imperio 

A Inglaterra conviene no se prolongue esta guerra; 
mas ha menester ser ella quien la acabe para compartir 
con Abd-el-Asis el botín del triunfo, haciendo un ejército 
de loo.ooo hombres uniformados por Manchester é ins- 
truidos por el Kaid, que ha ordenado se le llame Generalí- 
simo de las tropas imperiales, para que al mismo tiempo 
que hace ver al agradecido Emperador la estabilidad de 
su trono, contar con un ejército indígena contra la invasión 
francesa por el Sud oranés, que parlamenta hoy. 

A Francia interesa retardar otro Fashoda ínterin robus- 
tete su posición con respecto del Mogreb, defendida hoy 



EUROPA Y ESPAÑA ^9 



en el exterior por una gran frontera , y en el centro subs- 
tentada por el vicario de Mahoma. 

A España, que no redimió de la incultura á los berbe- 
riscos y amacirgas de sus fronteras; que no llevó sus cata- 
lanes y bilbaínos al interior; que hace ridicula representa- 
ción naval en las aguas de Tánger, que parece ceden de 
su nivel bajo la presión de formidables extranjeras escua- 
dras, pero que tiene elementos de orden moral, también 
le conviene la conclusión del presente estado. 

Nunca con mayor razón pudo creerse que la guerra es 
un mal necesario, porque ese país es avieso para las refor- 
mas; pero nunca mejor que la ocasión presente para tener 
la satisfacción de acabarla si Francia, España é Inglaterra 
han de resolver con una gran guerra la cuestión del Es- 
trecho. 



Los ingleses dicen : « Saquen los españoles el libro de 
cuentas políticas, la Historia, y analicemos qué ventajas 
obtuvieron con los franceses.» 

Éstos nos dicen: «Los españoles jamás deben ser ami- 
gos de los ingleses mientras éstos retengan á Gibraltar»; 
que es como si dijéramos: los marroquíes deben odiar á los 
españoles porque retienen dos cuartas de terreno en Ceuta, 
que no conquistaron, ó los españoles deben extremar la 
enemiga contra Francia porque mandan en media Ando- 
rra, que un tiempo fué totalmente española. 

Como Marruecos está apadrinado por Francia é Ingla- 
terra, así lo estuvo España por las mismas naciones. 

La civilización que ofrecen los franceses é ingleses es 
apoderarse del Imperio, expansión colonial. 

Francia provocó á España al Trafalgar, y á los tres 
años nada más, se hace una invasión que erige un triste 
monumento en una plaza de Madrid; en la huida de Ville- 




PERLA?; NEGRAS 



neuve y eclipse de la estrella de Bonaparte, quedó deshecho 

nuestro poder naval, demolidos los fuertes españoles que 
había frente á Gibraltar , saqueados nuestros Museos y una 
enemiga perpetua entre los usurpadores de la mediterránea 
fortaleza y los favorecedores de la causa separatista de la 
Unión americana, que Francia promovió contra Inglaterra. 

Olvidemos que Francia se ha valido de ni/ es iros casti- 
ilos en €Í aire para levantar tempestades contra Albión , y 
que África empieza eti ios Pírim'úS, pues los franceses 
quieren acabar en África dominando los Pirineos marro- 
quíes para hacer resbalar sus influencias por la región de 
Tsasa, próxima á Fez, para cortar el Sebü, hacer su na- 
ción mediterránea y entrar en el Sudán ; mas no olvide- 
mos que Inglaterra puede Imponer cien Fashodas, si le 
place^ á la nación que entre las lobregueces de los tiempos 
de absolutismo hizo resplandecer el iluminar de la revolu- 
ción, antorcha que penetró por las rejas de los claustros y 
redimió de la tortura á los cautivos que habían navegado 
cerca de las riberas piratas del país de la Inquisición, 

Aunque deba la Humanidad este gran beneficio á Fran- 
cia no está obligada á ser francesa, como no está obligada 
España, por la gratitud, á perderse como nación, bien que 
no puede alcanzar el ideal supremo, que es la neutralidad^ 






¿Y de qué parte habría de ponerse España? 

El corazón dice que con Francia, el cerebro marca que 
con Inglaterra. 

Dos grandes visceras que hay que poner en funciones 
para vitalidad lúcida del pensamiento. 

jEs buen doctor el Ministro de Estado, y en el indivi- 
vidüo nación podrán regularizarse el movimiento de ambos 
para armónica resultancia? 

A España conviene que esta guerra no siga; pero al 



EUROPA Y ESPAÑA 7 ' 



continuar que no pierda su carácter de civil marroquí, aje- 
na á toda intervención; mas esta conveniencia no tendría 
demostración si nuestra patria, al mismo tiempo, deja 
huérfanas sus aspiraciones , sin prácticas que la equilibren 
en influencias con las de Francia é Inglaterra, que la os- 
tentan con ardor y firmeza. 

Fuimos los españoles los primeros que llegamos , y nos 
quedamos en la costa de Marruecos , en la parte que desde 
Tánger hasta Agadir comprende las mejores poblaciones 
comerciales , y en donde desembocan las grandes vías flu- 
viales, vehículos que fácilmente transportan las produccio- 
nes de los bosques: Larache con el Lucus; Mehedia, bri- 
llante estación en la ribera del territorio de llanuras hasta 
Fez, en el alfaque de Sebü; Rabat con el Buregreb; Maza- 
gan y Asimur, próximos al llamado madre de la verdura 
(Um er-rbiá), y la fortaleza de Santa Cruz ó pesquería de 
Mar Pequeña con el Sus. 

Teníamos además desde Ceuta, al Muluya, Vélez, Al- 
hucemas con el Nakor, Melilla y las islas Isabel II, Rey y 
Congreso (Chafarinas) como atalayas en la región del Riff, 
y sin que hayamos adelantado, puesto que las estadísticas 
comerciales, que son las calificaciones en nuestra aplica- 
ción en los cursos de la general cultura y en el nacional 
aprovechamiento, acusen un átomo de asimilación; y sin 
que Europa nos haya molestado, antes al contrario, favo- 
recido en la guerra de Melilla, asunto de los cautivos de 
Arcila, y tomándonos en mucha cuenta en los que tan 
honrosamente para nosotros representa en Tánger el Mi- 
nistro Sr. Cólogan; ella, Europa, fiada en nuestra indolen- 
cia y en la enfermedad que tenemos en el corazón de Es- 
paña, marcha á Fez, y hace política de intususcepción, si 
me permitís, de dentro á fuera, para dirigir al joven Abd- 
el Asís, y de yuxtaposición, y de fuera á dentro del Impe- 
rio , trayendo naves, que al mismo tiempo que vaciaban sus 
amplias bodegas sobre muelles de manufactura inglesa, en 



7a 



PERLAS NEGRAS 



barcas de factura alemana, llenaban las cajas de hierro de 
los comerciantes de Hamburgo, de Londres y de Marsella. 
Cuadro del movimiento comercial de los mercados de 
Marruecos en el año 1886, como término medio: 



Pesetas. 



í 



t 






I 






\ 



Pesetas. 





1 Inglaterra.. 
Francia 


7.306.275 




1 Alemania.. 


197.800 


7íí#fgÉr-.„, 


2.983.725 


Casablanca. 


1 España.... 


89.000 




1 España 


329.825 




/ Inglaterra.. 


3.385.200 




[ Inglaterra . 


3.3%.800 


Maaagdn.... 


I España 


1.551.975 


Líiraihe . . , , 


Francia.... 


905.975 


Francia 


551.975 




' Portugal... 


3.225 




Portugal... 


15.000 


JRubal 


i Inglaterra- 


1.126.600 




Inglaterra.. 


1.065.000 




Francia.... 


708.375 




Alemania.. 


250.000 








Safi 


Francia 


177.500 




Inglaterra.. 


1.126.600 




Holanda... . 


75.00«3 


Tetuún, 


Francia.... 
España .... 


27.425 
17.500 




Bélgica 

/ Inglaterra.. 


50.000 
4.818.225 




Inglaterra.. 


3.085.375 




1 Francia.... 


1.494.225 


Casabianca,. 


Francia... 


1.275.200 


Mogador . . . . 


1 Alemania.. 


30.000 




Portugal... 


200.000 




\ España 


4.825 



De) cuadro anterior resulta que España es la segunda 
nación comercial en la menos de las más mercantiles ciuda- 
des; no figura en el resto y es la última entre las tres po- 
tencias europeas que trafican en el Imperio. 

Inglaterra representa 25.340.075 pesetas; Francia 
8.134.400, y España 1.993. 125. 

Alemania y Francia han prosperado desde el año 1896, 
en el que la primera figuraba con 500.000 pesetas. 

Y á sacudir esa preocupación, que nació en Lacio , en 
la matriz de nuestra raza, dada á las tareas de la fantasía, 
que parece teme contaminarse con el ajuste vulgarísimo 
de operación mercantil; á arrojar la molicie que el pueblo 
árabe nos legó como herencia, maga indolente recostada en 
alcázares para el sensualismo; á anular la pobreza del país 
que semeja museo de la endemia y clínica del hambre; á 
aprender rehuir las lisonjas de Europa, que quiere afemi- 
"-nos con las pomadas de París, y desvanecernos en 



nar 



ANALOGÍAS HISPANO-MAGREBÍES 73 

letargo mortal narrando las características de nuestra le- 
yenda de oro, mientras nos desnuda; á reconstituirnos de 
ese período de treinta últimos años cuyos hombres han 
desdibujado nuestro carácter, huyendo de la teoría guber- 
namental, la centralización y funcionalismo, teoría de pue- 
blos antiguos como el fascinador imperio romano, que 
divide á los pueblos en dos bandos : si son del Norte, cesá- 
reos y nihilistas, si del Sur, absolutos y anarquistas, nunca 
en el justo medio como legítimo equilibrio porque Ma- 
drid no es toda España, ni toda España está como Madrid; 
y además, porque el bien patrio no puede venir por el mero 
hecho de colocar una herradura con agujeros nones detrás 
de la puerta, ni porque encendamos cuatro velas ó consú- 
mase un litro de aceite en loor el abogado de los imposi- 
bles, ó bien porque soñemos en hallazgo de un tesoro bajo 
una losa ó cabe los muros en donde luz fugitiva mostró 
misteriosa inscripción , ya que no podemos volver de Cuba 
con un capitalito para redondeamos^ nos engorde la lotería, 
ó se den mayores. Finalmente, hay que trabajar más de lo 
que trabajamos en todo orden de cosas. 






Y España, ¿qué hace en este próximo Delenda? 

Para contestar á la pregunta hay que retrogradar la 
memoria á la España de ayer, y después, con asombro, 
hacer otra réplica. 

España y Marruecos tienen analogías inolvidables. Si nos 
fijamos en su orografía, las dos tienen la forma de piel de to- 
ro; si observamos la Historia, deducimos que con una mis 
ma pluma se han escrito las de todos; si queremos estudiar 
su psicología, iguales movimientos tremolará su espíritu. 

En las guerras que sostuvieron castellanos y árabes, 
musulmanes y españoles, se ayudaron indistintamente; los 
mahometanos contrajeron nupcias con damas castellanas, y 



?4 



PERLAS XEGEAS 



I 




reyes ieooeses tuvieron favontas que crearon et arroba- 
luienlo; el emperador Ali Taxefiot Eenia su tropa de 5.000 
cristianos, como los monarcas de León se hacían velar por 
una guardia de honor, compuesta de Cárabes; los cautivos 
españoles lian levantado varíoá templos en el Mogreb» y 
en Fez encontraréis la hermosa fabrica del Apida/ás. que 
recuerda á Sevilla, y la de Humera á Granada; en Ma- 
frueoos hallaréss la lucidísima iglesia modelada por el mis* 
mo artista que soñó a la Giralda, que, con la catedral de 
Córdoba, forman ooncepdooes caleotécoicas de sublime 
arte: nuestro® cantares tienea los dejos melano5licos de la 
giizla morisca . y siis canciones de hoy son las mismas que 
importaron de las románticas ciudades de los galanes tro- 
vadores; ia guitarra fué construida por una musulmana, y 
los hijos de la morisca Andalucía arrancian a sus cuerdas, 
como ñbras de un alma, los aqtiejamientc^ de un corazón; 
Aben Jot compuso la jota, f^rt> el hijo de Valencia era un 
^asco de ayer, y su composición representaba el himno 
de la revoluckki, cromo la marcha real española es el lúni- 
marroquí; muchos títulos nobiliarios españoles 

marcas heráldica-islamita; pueblos proscriptos arri- 
baron a aqucUa costa, llamándose Rifó campamentos, y 
Bu Migueil, ó hijos de iliguel, cerca del mar el uno para 
DO algarse de la tierrecita , al interior d ocro para llorar en 
la desgraoa; del crimiiial error de Cisneros» ha 

arder en Bib-rambb 600.000 volúmenes de ciencia, 
cooiptlaiion de todo el esíberzo de millones de tntelectos 
de todo& los siglos, pudieron salvarse lo© códices de nues- 
tras faílibotecas, y son adortKj de nuestros templos del sa 
ber» manantial para nuestro sacerdocio de sabios, provoca- 
dor t^ofo c}ue Europa 00 puede evaluar por su extraordi- 
nmo métko; del otro atentado á k huo^oa le>% delito de 
lesa patria que la tncraosigesicta produjo aiTojando a los 
judíos, se resintió Esf^ña tan gravemente».» que aqudia 
q^ la invadió repercute hoy, cooocieado que ha- 



ANALOGÍAS HISPA NO-MAGREBÍ ES 75 

cendados marroquíes de Israel, de apellidos Toledano (de 
Toledo), Laredo, Farache, Bibás, descendiente del filósofo 

y médico aragonés Sen Ton Bibás y otros, solicitan lo 

que por un tratado hecho en España contra España, no se 
les pudo dar : protección por la propia patria. 

Quitad del Código de la lengua hispana las voces inará- 
bigas, y con las que queden del idioma de los islamitas, 
cualquier español se comunicará con ellos. 

La Geografía, la Arquitectura, las Matemáticas, Alqui- 
mia y Astronomía, Jurisprudencia, Agricultura, Medicina 
y Albeitería, y todos los oficios en sus tecnicismos pecu- 
liares hablan en árabe formando juntos el gran caudal 

del idioma nacional; éste es aquél. 

La fraseología popular es el espejo en el que se refleja 
la ciencia del pueblo , adquirida después de penosa y larga 
experiencia, y el pueblo árabe nos legó un tesoro que Es- 
paña consiente por lo filosófico, y por ende útil. 

Mahoma dijo : « Las sátiras hacen más dafio que las flechas. » 

£1 que busca la sabiduría, piensa pasar por sabio; el que cree haber- 
la encontrado, es un necio. 

Antes de alquilar una casa, infórmate de qué vecinos tiene. 

Los amigos se conocen en el tiempo del infortunio. 

El hombre, no sólo es superior á los animales por el lenguaje, si que 
también por él sobresale entre sus semejantes. 

Sé como el caracol en el consejo y como el ave en la acción. 

Trabaja para esta vida como si hubieses de vivir eternamente , y para 
la otra , como si mafiana hubieses de morir. 

Un buen libro es el mejor de los amigos ; en su compañía pasáis agra- 
dablemente el tiempo , aun en aquellos casos en que no tenéis de quién 
ñaros. No hay cuidado que revele ninguno de vuestros secretos y os ense- 
ña toda la sabiduría que contiene. 

La larga experiencia aumenta el entendimiento. 

Un enemigo inteligente es mejor que un amigo necio. 

Jamás tu enemigo será tu amigo sincero; el salvado no puede conver- 
tirse en harina. 

De la precipitación nace el arrepentimiento y de la parsimonia viene 
la paz. 





76 



PERLAS NEGRAS 



El complemento de la ciencia es una buena dirección. 

Cuando encontréis un hombre que haya llegado al colmo de la felici- 
dad , rogad á Dios por su razón. 

La mejor condición del carácter es la mansedumbre. 

La profesión del hombre es su tesoro. 

El que de menos satisfacciones goza en la vida privada es el Sultán. 

Si quieres vivir con holgura adopta aquel método de vida, que si des- 
cendieses de posición, no te había de causar tristeza. — El padre de Aben 
Hasam-el- Dahtrita, 

Un hombre sin urbanidad es como una tierra sin abono. 

Quien siembra el bien recoge la paz, y quien siembra el mal recoge el 
arrepentimiento. 

Come cebolla durante un año si quieres gustar miel durante el resto de 
la vida. 

El arbusto que produce las rosas produce las espinas. 

Cuando estés solo piensa en tus defectos ; cuando estés en compañía 
piensa en los de los demás. 

La copa del beneñcio se seca vertiendo en ella una reconvención. 

La ignorancia nos precisa á hacer dos veces un mismo camino. 

Conoce á tu mano y mantenía oculta. 

Los hombres son vasos cuyo fondo está lleno de áloe y la boca recu- 
bierta con una poca de miel. El que gusta de ellos se deja prender, pero 
cuando los ha sondeado conoce lo que oculta el interior. — Aben Chobair. 

Dice Abu-Sefian : c Cuida con esmero y vigilancia de tu pequeña pose- 
sión para que se haga grande , y no la tengas ociosa cuando grande para 
que no se haga pequeña. > 

Si quieres divulgar un secreto, no tienes más que comunicarlo en con- 
fianza á un amigo. 

De un ratón no puede nacer sino un roedor. 

El ave no deja huella en el espacio , pero el hombre de bien , aunque 
muera, deja su fama y sobrevive á la posteridad. 

La gratitud perpetúa los beneficios. 

Antes de soltar una expresión tú eres su dueño, mas después de ha- 
berla soltado ella es dueña de tí. 

Paga el daño con el beneficio. 

Acaba hoy con tus disgustos, porque no sabes lo que te puede pasar 
mañana. 

Come á tu gusto , pero vístete á gusto de los demás. 

¡ Si las mujeres os quieren , cuántas puertas os abrirán ; pero si os de- 
testan , os emparedarán con una telaraña como en muralla de hierro I 

El que trabaja obtiene su recompensa. 

La cólera comienza por la locura y acaba con el pesar. 



ANALOGÍAS HISPA NO-MAGREBÍES 77 

Dos hay. que nunca se ven hartos: el que busca la ciencia y el que 
busca las riquezas. 

Todo lo que tiene el sierro pertenece á su sefior. 

£1 rico , cubierto de andrajos , se parece al quebrado vestido de ricas 
telas. 

£1 amor se apasiona de un trozo de lefia. 

Alí exclamó: c La mejor tierra, es la que se sustenta,* 

£1 que viaja en el carro de la esperanza tiene por compañera la po- 
breza. 

£1 que busca su propio interés, no repara en la bajeza de la petición. 

Ve el enemigo lo que oculta la apariencia. 

Muchas veces la lengua pierde á los hombres. 

Por su cólera es reconocido el sabio.— ("/m Erpinió Gramática,) 

Busca el vecino antes que la casa y el compafiero antes que el camino. 

Haz bien si quieres que te hagan bien. 

Pregunta y llegarás á donde deseas. 

La lisonja es un veneno que mata al que la busca y mancha la digni- 
dad del que la emplea. 

Vale más lengua de mudo que lengua de mentiroso. 

Un proverbio musulmán dice que hay en la creación diez cosas más 
fuertes la una que la otra, á saber: Las montafias; £1 hierro , que las des- 
hace; £1 fuego, que funde el hierro; £1 agua, que apaga el fuego; Las nu- 
bes, que absorben el agua; £1 viento, que disipa las nubes; £1 hombre, 
que desafía al viento ; £1 vino , que aturde al hombre ; £1 suefio , que disipa 
el vino y La tristeza, que quita el suefio. 

Procurad que el torrente de vuestras liberalidades corra por vuestra 
mano sin que el oído se aperciba del rumor que produce. 

£1 hablar es plata , pero el callar es oro. 

£1 fuego descubre los gratos perfumes del incienso, y el trabajo descu. 
bre el mérito de los hombres. 

£1 que tiene largas esperanzas sufrirá largos dolores. 

£1 que es paciente, consigue: Consuelo en toda aflicción; en todo 
aprieto salida , y cordura en todos los asuntos. 

Vive contento y serás Rey. 

Conocer los beneficios de la Providencia es ser sabio ; hacer gozar de 
ellos á los demás es ser virtuoso. 

Poco visiteo aumenta la estima. 

£1 que tiene una profesión posee una fortaleza. 

£1 amor es como la perla de rocío : brilla al amanecer y se evapora al 
primer rayo de sol. 

Recorre el mundo £1 agua estancada se corrompe, al paso que el 

agua que corre libremente es cada vez más pura y limpia. 



78 



í»é:rlas n1£(:;ras 



La ira comienza en la obcecación y concluye en el arrepentimiento. 

Oye , ve y calla. 

Si quieres que una cosa no se sepa , no la hagas. 

Aquél que os da os quita siempre alguna cosa. 

El sabio conoce al ignorante porque primero lo fué , pero el ignorante 
no conoce al sabio porque nunca fué sabio. 

La sinceridad es el fundamento del crédito. 

Muchas veces la lengua corta la cabeza. 

Tu enemigo se vende en la expresión de su mirada , que no puede di- 
simular su alegría cuando te sobreviene una desgracia. 

£1 que repite sus experiencias aumenta sus conocimientos, mas el 
hombre crédulo aumenta su ignorancia. 

£1 principio de la sabiduría es el temor de AUah. 

Hay palabras que llenan de alegría á quien las escucha y otras que 
matan al que las ha pronunciado. 

Si vives sobriamente , serás rico como un Rey. 

La mano de las pasiones son las riquezas. 

Guárdate del noble cuando le hayas despreciado; del loco cuando con 
él te diviertas; del inteligente cuando con él te enfades, y del hombre des- 
preciable cuando frecuentes su trato. 

i Cuan difícil le es al hombre el conocerse á sí mismo ! 

£1 que lleva por escudo la ciencia es el vencedor. 

La mejor misericordia es la que se ejerce después de haber vencido. 

El trato frecuente con los necios es un gran daño. 

£1 sabio y el ignorante son enemigos. 

£1 ignorante á quien todo se le va en vanas palabras y el asno que re- 
buzna sin motivo, allá se van. 

Quien siembra coge. 

La piedad no consiste en levantar el rostro hacia el Levante ó el Po- 
niente. Piadoso es el que socorre á los huérfanos, á los pobres, rescata á 
los cautivos , observa la oración , da limosnas y es paciente en la adver- 
sidad. — Mahoma. 



Nuestros usos y costumbres son idénticos : el fraile usa 
la casulla, con capucha y mangas anchas, que remedan la 
yilaba moruna; en las iglesias se encuentra la pila como en 
las mezquitas los baños para las abluciones que purifiquen 
el cuerpo al hablar con Dios; nuestras madres nos coloca- 
ron como amuletos una manita de marfil ó metal y la mano 
representa la de Mahoma; en unas provincias persevera el 



ANALOGÍAS HISPANO-MAGREBÍES 79 



USO de los zaragüelles y barretina; en otras, las mujeres se 
cubren el rostro como las musulmanas; en las aldeas na- 
varras y aragonesas queda la costumbre de celebrar las bo- 
das con amenizamiento por escopeteros; nuestras festivi- 
dades no son tales si con la pirotecnia no copian la fiesta 
de la pólvora, del pueblo guerrero que pide como oxígeno 
el áloe de los batalladores; las comidas de ambos pueblos 
se aderezan con semillas de perfume; sus ventanas se en- 
galanan con flores; sus patios con naranjos y pájaros; 
nuestra literatura tiene el sello de la grandilocuencia orien- 
tal; nuestra conversación hipérboles, que son musulmanas 
como hijas de imaginación de fantasía; somos supersticio- 
sos y fanáticos como ellos, que creen en lo increíble; nues- 
tros escritos antiguos y ciertos curiales de España comien- 
zan con invocaciones á la Trinidad de Dios, colocan en la 
parte superior de aquellos una cruz y en la inferior un enig- 
ma de enredo caligráfico, como allá el nombre de Dios el 
clemente y el misericordioso, y rúbrica enojosa; amigos 
de los abalorios y salutaciones ellos, como nosotros de la 
liturgia, condecoraciones, cintas, estrellas y divisas; en 
nuestras guerras tenemos sacerdotes bélicos y allá hay fa- 
kíes que predican la guerra santa; aventureros los españo- 
les como errantes los musulmanes, se distraen, como vos- 
otros ahora que yo os hablo, en narraciones de atrevidas 
excursiones y señaladas empresas ; y para hallar más ana- 
logías hasta cuando hablan dos moros juntos no du- 
déis que dialoguen sobre la marcha de los acontecimientos 
y de los Silvelas, Canalejas y Salmerones de aquel país. 

Nuestra sangre es la misma que la de ellos. 

Los de Granada son padres de los que con Boabdil des- 
embarcaron entre Beni-Hosmar y Quebdana y dieron lina- 
je al ministro Gamit el granadino; los de Málaga recuerdan 
al maleki; los de Cádiz á Ueld Kales; los de Córdoba al Cor- 
tobi; los de Sevilla tienen aún la mezquita grandísima del 
Andalús fabricada antes de la gran universisad del Karuin, 




Vi 



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:1' : 



41 



8o 



PERLAS NEGRAS 



en donde los letrados del Imperio mantienen la actividad ci- 
vilizadora del país; los de Aragón enviaron aquí los enér- 
gicos Beni-Aragón, de Marruecos, y los de Valencia tienen 
aquí sus leyendas libertarias. 

El temor de uno á otro pueblo es el mismo. 

Los moros creen que los españoles machacan las cabe- 
zas de los enemigos , y así me lo aseguraron en la casa del 
cherif Sekali un día de ¿at7a que en mi honor se hizo , cre- 
yéndose que los únicos enemigos que tiene mi patria son 
los mahometanos, y los de mi tierra creen que los ismaeli- 
tas son una especie de diablos capaces de amedrantar á los 
niños y de hacer malparir á las mujeres. Y todo es mentira. 
Yo creo que los fakíes ó gente religiosa de ambas partes 
tratan de mantener la odiosidad, bien por ignorancia ó ya 
por cálculo, esto lo último, distanciándonos cada vez más. 

El alma de ellos es del Andalüs, esto es, española; y 
la de España, que ha sido matriz del mundo, es de ellos, 
porque ellos son nuestros padres, de ocho sangres de siete 
abuelos. 

Nuestros apellidos son musulmanes. 

Rabat conserva los Requena, Bernal, Crespo, Carrasco, 
Álvarez, Zapata, Chiquito, Tello, Chamorro, Flores, Ron- 
da, Palomino y Moreno. 

En Tetuán vive un rico musulmán, cuya casa es un pri- 
mor de delicias, que recuerda á Don Fernando el Católico, 
pues se firma Aragón; allí, sin negar su origen castellano 
y recordando á la primera Doña Isabel , vive un labrador 
apellidado Castillo; Molina es otro mahometano, hacendado 
rural, que debe su nombre á la ciudad española, Orihuela; 
García es otro islamita propietario; Páez es el fiel con- 
traste de monedas y joyas de la ciudad; Morales y Puerto 
son zapateros; Marchena es pintor; Ruiz es constructor de 
espingardas; Cárdenas, vendedor de polvos; Martín es ad- 
ministrador y negociante; Torres, Vargas y Lobo, son fa- 
milias distinguidas; Salas, propietario protegido español; 



ESPAÑA EN MARRUECOS 8 1 

Rocas es vendedor; Marín, albaftiles, y Lucas, humilde hoy, 
descendiente del soberbio Abderrahmán el omniada, y 
como él mulato é inteligente. 

¿Podemos negar la casta? ¿Quién puede ser rebelde á 
su sangre? De mí se decir, que al departir con ellos, y al 
conocer el orgullo que ostentan por sus apellidos, que las 

muchedumbres reconocen de abolengos ilustres , del An- 

dalús , no tuve reparo alguno considerarme hijo remotí- 
simo, pero con sangre de ellos al fin, de los venerables 
musulmanes que recuerdan las glorias de la antigua patria, 
y narran con hiperbólicos primores de palabra maravillas 
asombrosas de los mudejares monumentos, de los paladi- 
nes campeadores, y leyendas rimadas de enamorados. 

Id allí; cuando tratéis á los de nuestra raza, cuando os 
seduzca tanta natural y sincera cortesía , cortesanía que pa- 
rece solicitud de quien halló al deudo cautivo y en él hace 
ostentación de sus cuidados, llegará al pecho este senti- 
miento: Respetemos en la suya y en nuestra tierra á los 
musulmanes. ¡ Tal vez los antecesores de cualquiera de ellos 
engendraron á las madres de nuestras madres! 






Con todos esos elementos de sangre idéntica , común 

histórica y psicología análoga , ¿qué ha hecho la España 

de hoy y qué tiene en el Imperio ? 

España tiene en Fez un agente consular moro, desde 
hace 23 años, cuyo nombre es Sid Aomar Barrada, y cuyo 
orgullo es decir que él está bajo el pabellón español, que 
no cobra sueldo, y vive del ejercicio de la Medicina por la 
caridad de los extranjeros. 

España tiene en Alkasar K'bir, otro agente consular de 
conducta honradísima, llamado D. Eduardo Calvo Buján de 
Castro, sexagenario, enfermo, al cuidado de una pequeñuela 
de once anos, con una retribución á^ jo pesetas al mes. 



Sz 



PERLAS NEGRAS 



h \ 



En Alkasar, fué asesinado el médico español Molina. 

España tiene representación en Arcila por un agente 
llamado Benchetrem , de raza despreciada por e/ marroquí, 
pues es judío. 

Además, España tiene en Arzila, una fosa con dos jó- 
venes que fueron cautivos. 

España tiene en Larache un consulado que en la actua- 
lidad desempeña el respetabilísimo y probo D. José Mira- 
bent Pascual, que ha de entregarse á las interpretaciones 
de un israelita, generalmente dados todos ellos á las intri- 
gas del contrabandeo y usura. 

La oficina luce una mesa de pino y en la pared un mapa 
de Marruecos pintado con ocle. 

Recordemos el asesinato del español Oliva, y que hace 
poco en la tribu de Benider fueron secuestrados y apalea- 
dos entre útrús espaíioles, el de apellido Moreno. 

España tiene en Tetuán un cementerio que guarda hue- 
sos de héroes gloriosísimos, que bien podéis ponerlos de 
ejemplo á vuestros hijos por el esfuerzo que probaron, res- 
tos de los dioses de la tierra que merecieron la gloria del 
Dios de los cielos, que han sido profanados ya que no tie- 
nen sarcófago que tos conserve- 
España, por su proximidad á Marruecos, arroja á la 
costa la ola de cieno de aventureros y de mujeres que van 
á la aventura con grave detrimento del decoro nacional. 

El Faro de Cabo Espartel aún alumbra para hacer vi- 
sible el asesinato, con la agravante de nocturnidad, de la 
mujer española llamada da carbonera Atienza». 

Hay una cédula de nacionalidad española, núm. 830, 
certificada por el señor Cónsul D. Manuel Navarro, fecha 
23 de Octubre de 1902, á nombre de Hamed Mojador, el 
cual tiene presentadas instancias y suplicatorios al Consu- 
lado español reclamando su esposa robada por unos ma- 
rroquíes vecinos de Tánger. 

España tiene en Tánger una comisión militar y una mi- 



ESPAÑA EN MARRUECOS 83 

sión católica, que cobran del presupuesto general de la 
nación cientos de miles de pesetas anuales. 

Mis tendencias patrióticas sostuvieron siempre que Es- 
paña tenga la mayor representación posible en Marruecos: 
creo que en vez de dos españoles en Fez, debe haber 22, 
por ejemplo; pero también creo que deben ser útiles todos 
los españoles que la Patria envía á tierra sobre la cual aspi- 
ra á ejercer una política. 

¿Ejerce ascendiente, desde Tánger, la comisión militar 
española sobre Muley Abd-el-Asis? 

¿Sus individuos han aprendido el idioma del país hasta 
el punto de poder pactar secretamente con un indígena in- 
fluyente en la Corte, que dista de Tánger sobre 200 kiló- 
metros, extremos de alto interés para España? 

¿Una colección más ó menos extensa — y no puede ser 
numerosa aun cuando de la perfección nadie dude — de pla- 
nos é itinerarios que no han de utilizarse jamás ^ exigen el 
sacrificio de cuatro voluntades, pues cuatro forman la comi- 
sión, y el de una nación pobre que por unos pares de pe- 
setas puede adquirirse en la casa Karl Hiersseman, de 
Leipzig, cuantas cartas necesite del territorio del imperio 
del Garb? 

I El elemento oficial de España desconoce que antes de 
realizarse estos acontecimientos de perturbación marroquí, 
se había publicado una obra ilustrada con fotografías de 
todos los territorios, escenario de las operaciones militares, 
por le Mis de Segonzac? 

¿Ignórase que la Sociedad de Arqueología de Oran ha 
dado á la publicidad su estudio sobre Marruecos con 80 ma- 
pas y planos debidos á las exploraciones de Moulierás, de 
Foucauld, Lenz, Decugis, Leared, de Krerdec Chency, 
Weisgerber, Delbrel, Gattel, Ganniers, Ereckman, Gue- 
nard, Ben Rehal, De Colomb y Rohlis? 

¿Se ignora que el Atlas marroquí se ha estudiado por 
Paul Schnell, Fez y su Universidad por Delphini, que Del- 



H 



PERLAS NEGRAS 



brel hizo itinerario de la ciudad de Mu ley Idris á Oran, y 
y son infinitas las obras sobre Marruecos» que caprichosos, 
por ser ricos turistas sus autores , hablan del Mágreb en to- 
das direcciones, porque bien puede decirse que si nuestra 
influencia acabó en donde empezó la de otros países, nues- 
tra necesidad comienza en donde concluye el lujo de los 
otros pueblos de Europa? 

Marruecos está bien conocido, lo que debemos saber 
es cómo distribuímos el dinero que allá se manda. 

La guerra de África la ganaron bravísimos españo- 
les sin conocer el territorio, y tengo el convencimiento 
de que si se reprodujese el hecho, el elemento armado 
de España, que no lleva en la mochila ni en la cartera el 
plano del país sobre el cual habrían de operar, vencerían 
nuevamente. 

Estudiando la influencia de los religiosos españoles en 
Marruecos, puede decirse: Imposible es que un mahometano 
reciba el agua del bautismo; podrá, sí, solicitar diariamente 
de los europeos la kamáia, la^ ensara ó la mojalata^ que le 
ampare la vida, la hacienda, ó ambas cosas, de la amenaza 
de su Gobierno...... pero no existe fraile que pueda mostrar 

un solo converso. Es cierto que tampoco lo intentan por la 
imposibilidad de alcanzarlo- 

Y como esto obedece á la rivalidad en las creencias, y 
es antipolítico intentar herir el sentimiento religioso de un 
pueblo tan intransigente en materia de fe como el musul- 
mán, para el que la menor suspicaz habiüdad daría motivo 
de reñida batalla entre ambos espiritas, sitiador y sitiado, 
dejo á la consideración de ustedes la eficacia de la labor de 
los hijos de San Francisco, ya que hubo un santo varón, 
el Padre José que no tendrá igual, y que cerró el progra- 
ma de iniciativas y prácticas de los de la orden (l). 



(1) ^n Tánger se dicr qae las ^ran Jtís f¿brú as que se levantan por cuenta 
de los frívn císcanos es pa^ra albergar á los coinpatríotas frailes que regresan 
de Filipinas. 



ESPAÍÍÁ EN MARRUECOS 85 

Todo eso es lo que hemos hecho, pues, aun cuando la 
moneda española es la oficial en Marruecos, sin el comer- 
cio es vida sin inteligencia y movimiento sin dirección. 

Los españoles no debemos defender los errores que co- 
metieron nuestros hombres pasados, y menos sostenerlos, 
pero sí corregirlos , si existen , y dar buen cauce á los que 
nos deban su existencia. Si es llegada la hora del reparto 
de Marruecos, que puede aproximarse con tales aconteci- 
mientos, pongámonos en iguales condiciones que los pue* 
blos que, sin derecho legítimo ayer, lo ostentan hoy, ya 
porque contribuyan á la gran obra de la civilización, ora 
porque representen la lógica de la fuerza, la más cruel, la 
más ilegítima desde los tiempos de Carlos I de España, 
hasta los contemporáneos de Guillermo VII de Inglaterra, 
pero, indudablemente, suprema lex. 

Para ello formemos un programa, que si recuerde en 
algo al excelente de las Asambleas que organizaron los se- 
ñores Costa, Azcárate, Carvajal, Rodríguez, Saavedra y 
Coello en 1884, y al de las de la Unión Hispano-Mauritáni- 
ca de Granada en 1902, tenga el carácter de ejecutivo y se 
manifieste en obras, como coronación á los esfuerzos subli- 
mes reahzados por las doctas corporaciones que aquéllos 
iniciaran. 

Establecimientos de consulados en Fez, Uchda, Ma- 
rruecos y Mequinez, con personal de intérpretes españoles 
ó indígenas musulmanes, y agencias comerciales bien re- 
tribuidas. ¡Viajantes protegidos por los Gobiernos! El via- 
jante es el restaurador de nuestra influencia en Marruecos. 
Estaciones postales en las tres ciudades residencias del Em- 
perador; servicio entre las grandes capitales del interior y 
los mercados de la costa, tales como Fez, Mequinez y Ra- 
bat; Fez, Marruecos y Mogador, y entre capitales de cier- 
tas regiones y territorios fronterizos á nuestras colonias 

(Chafarinas, Tsasa y Fez) y (Ceuta-Tánger). 

Consulados militares en las ciudades próximas á la fron- 

6 




PERLAS NEGRAS 



tera argelina , para poner la inteligencia de los militares afri- 
canistas como muralla á las ambiciones francesas y como 
arbitro en las luchas perpetuas entre las dos políticas. 

Escuelas gratuitas del idioma español en las principa- 
les poblaciones, dándoles el carácter de prácticas » de ense- 
ñanza intuitiva ó sistema Froebel, para los marroquíes, y 
de estudios mercantiles para los israelitas, dotando las cla- 
ses de museos de productos y manufacturas nacionales, y 
creando talleres de artes manuales de este país. 

Conceder carta de protección á aquellos israelitas que 
prueben su origen español. 

Casas de salud, ó Dar el Morta en expresión arábiga, 
con exquisita asistencia médica, alimentación apropiada á 
las costumbres y preceptos religiosos de los indígenas, y 
medicaciones eficaces. 

Fundación de un organismo nacional, que, sin tener ca- 
rácter oficial, signifique un Ministerio libre de colonias» fis- 
calizador y consejero, heraldo de nuestra política interna- 
cional marroquí. 

Este Ministerio enviará unas Diputaciones á las colo- 
nias, para anular sus anacronismos y estudiar sus necesida- 
des; inspeccionará y dirigirá la prensa africanista; publicara 
boletines bilingües; fomentará en España el estudio del 
idioma árabe; desde la primera enseñanza, establecerá en 
Ceuta y Melilla imprentas de tipografía árabe, y conforme 
á idioma y dialecto ; fundará y apoyará sociedades de igual 
carácter, y hará aparecer bibliotecas de la especialidad; 
otras Diputaciones harán viajes , de los que pudieran resul- 
tar nuevos émulos de los Badía y Murga, sin inscripción 
ni marmol que recuerden sus famosos y transcendentales 
viajes, pero nunca ausentes de nuestra alma; corregirán 
cartas, planos y libros de españoles que andan por ahí acu- 
sando plagio y errores necesarios de reparación. 

Hay libros que insertan Madras, por Uad-drás; Surul, por 
Tchul; Anara, por Hauara; Denser, por N'ser; Shamás, par 



ESPAÑA EN MARRUECOS 87 

L'jamás; reproducen en castellano la ortografía extranjera, 
y así escriben Anghera, por Ányara; Gebel, por Yebel; 
Senascha, por Senhaya, y en los que no están corregidos, 
Hiainia, Emtalga, Beni Nuarain, Salas, Benigosfat, Beni 
Suassen y Hoymar en Hiaina, Entalsa, Beni-Uarain, Selás, 
Beni-Gorfat, Beni-Senásen y Hosmar, respectivamente. 

Hay mapas que dicen el Llmto de Utat, ya que el autor 
no recuerda cómo se llama el llano á que se refiere, ni que 
en árabe utd es llano; la misma carta dice: Sanheja, esto es, 
con h, para que se aspire, y con y, para que ésta tome el 
sonido de ye, de donde resulta Sanheya, comprobando que 
el autor tomó la palabra de un mapa francés; el mismo 
mapa fija Anghera, para que la gh se pronuncie como ye, 
y más abajo, extranjerizada la frase, escribe el Gharb, el 
Yarb, de lo que resulta una provincia que no existe en Ma- 
rruecos, siendo el Garb lo que desea decir; pero, en cam- 
bio, variando el curso de un río, al que llama Yenahum, 
por Inauen, olvida, de paso, que si mejasnia es del gobier- 
no, el río Mejasen no debe ser Meghasen, ni Mjkaten^ como 
escribe; ni Mequínez es Mikasa, sino Mecnás, en escritura 
de marroquíes, y Chechauen debe ser tal, y no Xixauen y 
Chichauen al mismo tiempo. 

El porvenir se encargará de otras correcciones en ma- 
pas oficiales. Los hombres que nos sucedan perfeccionarán 
la laboi de los que inocentemente creen que debemos ocul- 
taciones á aquellos (extranjeros) que conocen mejor que 
nosotros aquel terreno de Marruecos. 

Hacer desaparecer los presidios de Ceuta y Melilla, 
porque Europa nos lo dice ya; ella, que desea nuestra de- 
cadencia , nos lo avisa con estas palabras que aparecen en 
la Geografía General de Marruecos, decálogo político de 
Francia en África, pues es publicación de la Sociedad 
Geográfica y de arqueología de Oran: 

«Et ees nations, voisins de notre Algerie, habitant 
TEldorado magribin, sont les derniers hordes du vieux sol 






, 



m 



PERLAS NEGRAS 



barbaresqui qtUl nous reste á eclaírer, á pacifier^ á ctvilh 
ser: Supreme et noble tache de la France ! » 

Ya lo veis: Suprema y noble misión de Francia, la de 
pacificar, civilizar y redimir ó Üumínar á las últimas hordas 
del viejo suelo de la Berbería ; y para conseguirlo cuen- 
tan en que: 

* Quant aux espagnols , á Texception de Tánger oü ils 
sout en majorité, ils sont loin d'avoir au Maroc Tínfluence, 
qu'ils devraient y posseder et que leur souhaiterait notre 
amitíé. 

Maigré leur impla ntation tres ancienne dans les presi- 
dias de la cótej et peut etre á cause de cela, les espagnols 
son tres mal vus au Maroc* » 

..,.* Esto eSj que los españoles son mal vistos en Ma- 
rruecos, y no tienen la influencia que debían, sin duda 
por tener establecidos presidios en la costa ( i ). 

Analicémosnos una vez, qne de no hacerlo, como á 
Alfonso X le arrebataron sus tierras mientras miraba los 
cielos, á España, mientras se lamenta de la tuberculosis 
de indolencia que la aqueja se quedará sin a^ua, sin aire 
y sin tierra; tierras, aguas y aire, que ayer la hicieron 
fuerte. 



\) i 



9 « 



El kaid almohade El Kuikiri registró, bajo su mando 
en Fez: 7S5 mezquitas, 42 fuentes para abluciones, 80 ace- 
quias, 93 baños públicos, 472 molinos, 89.236 casas, 
19.041 moradas para extranjeros, 467 paradores, 9.082 
tiendas, dos alkaiserías, 3,064 fábricas, 117 lavaderos pú- 
bucos, M tenerías, iiÓ tintorerías, 12 fundiciones de co- 
bre, 120 torres, 170 armerías y 136 hornos para pan. 

Para recordar el antiguo esplendor industrial y la pasa- 



(1) Géo^raphie ^en^raie du Marot, por L Canal , pá^* 24. 



PASEO POR FEZ 8^ 



da historia nos lanzamos por aquellas calles, hechas para 
la acechanza, la sorpresa y el duelo, cubiertas las unas por 
bóvedas, como ciudad subterránea, otras por parras que 
neutralicen los efectos del soplo ardoroso de los arenales 
y del sol de la tierruca. 

Fez ha decaído bastante en su representación fabril, no 
obstante tener batanes para tejidos de lino y lana, elabora- 
ción de la seda, fabricaciones de papel, torsión de corde- 
les, batidores de curtidos, escritorios para volúmenes, efec- 
tos de guarnicionería, forja de hierro y destilación de licor 
de frutas. 

Las calles son desaseadas, recordándose hayan olvida- 
do los de Fez que los moros inventaron el empedrado de 
las calles. 

Estas están hoy invadidas por los zimmuris, que en be- 
licosa actitud saludan á los moradores de Fez, gritando al 
partir para la guerra: Essalam, r*yal, ¡Salud, ciudadanos! 

Esta ha tenido una tregua que nos favorece , pues po- 
demos acentuar: 

La información es difícil en esta ciudad, que niega las 
derrotas, aumenta la significación de las victorias de los 
imperiales é impide la salida; los soldados ignoran adon- 
de marchan y hay varias órdenes contradictorias en un 
mismo día. 

Desde el primer combate, que fué el 24 de Diciembre 
de 1902, hasta el úliimo de Ain Mediuna, que han hecho 
patentes que el lugar de la pelea entre los marroquíes son 
los mercados (Sok), las noticias comunicadas, á pesar de 
tener establecidas algunas agencias en distintos puntos de 
la capital, hemos tenido que ir adquiriéndolas personal- 
mente y compulsándolas para no ser pródigo pero sí exacto 
informador. 

La primera batalla seria fué en el Sebú (una hora de 
Fez); la segunda en Sok te lata de Hiaina\ la tercera en 
Sok el arba de Tisa^ que dista de Fez diez horas; la cuar- 



qo 



PERLAS XEGRAS 



ni 



ta en Sok de A&tt Ahin^ á cinco horas del anterior, y la 
ultima en ei mercado de Ain Mediuna. 

En el Gor estuvo el mal llamado Pretendiente mas de 
una semana sin ser atacado por los del Emperador. Estos 
combatían sobre seguro. 

El Gor dista de Fez sobre 40 kilómetros. 

La vanguardia la mandaba un kaid muy importante, 
llamado Ben Faida, cuyos caballos vi heridos y del que 
me dijeron ser tan bravo que en cierta ocasión, guerrean- 
do con los de Salían, mató, por su propia mano, á varios 
enemigos T y sentándose sobre el vientre de uno de ellos 
llamó á varios prisioneros , que soltó ^ dicieodoles : — « j Co- 
nocéis a éstos? Pues bien, marchaos y decidles á los de 
sus familias que aquí los espero para hacer lo mismo con 
ellos, j» 

Sid Duimeneéj jefe del Tribunal de Justicia, recibe una 
orden imperial que le obliga marchar á conferenciar con el 
ministro de la Guerra, para que éste impida las rapiñas de 
los jefes, como Aomar el Yusí que envía á su casa cargas 
de trigo robadas en la devastación, 

Al mismo tiempo recomienda la satisfacción de habe- 
res á la tropa que deserta porque no cobra. 

Encarece, asimismo, el Sultán se establezcan regula- 
res precios en los artículos. 

Estas notas corren por la calle y que después confir- 
mamos terminada nuestra excursión. 

No se respetan los consejos imperiales, que á su vez lo 
son de algtín extranjero, y sigue la rapacidad. 

El robo, que ha llegado á ser virtud de los grandes, 
como la rapacidad vicio de los chicos , en Marruecos, fue- 
ra de la crueldad j que los cristianos hacen costumbre de 
ios Sultanes, en esta época se desbalija y acomete por 
virtuosos y apocados. 

El Emperador Muley Ahmed, el Dorado, roba las al- 
hajas á las concubinas de su padre; el Rascbid desgarra 



PASEO POR FEZ QI 



con SUS propias manos los senos á las mujeres^ para hallar 
el escondrijo de los tesoros de sus hombres; Muley Abd- 
el-Asis, deshereda á Ueld Ba Hamed, hijo de su primer 
Ministro, quedándose con cuantiosas sumas; Muley Hasan 
manda apalear á un negro que tocaba el tambor, y lo rom- 
pió , la noche de alegría en la casa imperial , por haber na- 
cido Abd-el-Asis, pero antes le recoge las prendas y los 

sarcillos ; y pregunto yo: — ¿Es verdad lo que la prensa 

de todos matices cuenta de expoliaciones, falsificaciones, 
robos, irregularidades, filtraciones que ocurren diaria- 
mente en España? 

¿Habrá alguna relación de herencia? 

Mas hay otra condición en los Emperadores que supe- 
ra á la avaricia , porque ésta tiende á un fin antifeudal que 
prive de soberanía en cualquier territorio á un subdito. 

La crueldad de Arbués tiene similar: Abd-el-Asis, no 
sólo manda degollar, sino colgar las cabezas en los hom- 
bros de los presos; y no es esto lo peor. 

En esta guerra han traído en picas cabezas de los mis- 
mos soldados imperiales. 

Un hermano clamaba plañidero por las calles de Fez 
por la devolución de la de su hermano , enhiesta en una ba- 
yoneta; otro, en el furor del cercén á destajo, arrancó la 
de dos compañeros que le habían defendido anteriormente; 
y un tercero, satisfecho por los aplausos de los señores que 
alababan la prontitud de verificar los dos movimientos: 
uno para clavar la cuchilla y cortar, y otro de desprendi- 
miento del tronco, cercenó la de su padre. 

Los reyes han sido crueles. 

Yusuf III de Granada murió á consecuencia de ün traje 
envenenado que le mandó un monarca de aquella capital; 
Moaz degolló á los schitas y los mandó picar; Muley Abd- 
Allah entierra á I03 hombres vivos dentro de toros destripa- 
dos, cuya piel cose para que se pudran, y Abd-er-Rhamán, 
que hizo la guerra con España en el 1859-60, vencido en 




r I 



ga 



PERLAS NEGRAS 



Isíi, manda emparedar á los conjurados en los muros de 
Fez. 



* * 



' 1 



Se habían puesto paños rojos en las puertas de las 
tiendas; las alarifes, porque mujeres son las que techan las 
casas en Marruecos, dieron mejor entonación á su salmo, 
profesión de fe; las hermandades salían con banderas; los 
aisauas llevaban muchas cintas en sus estandartes; las ro- 
gativas habían acabado porque Abd-el-Asis había obte- 

nidú vir loria sobre el Hechicero, y de ahí, como en España, 
se colgasen con tapices las puertas, las voces dulces se 
elevaran en acción de gratitud, las cofradías sacaran las 
mangas, los devotos pugnasen por cuajar de milagros los 
estandartes de sus patronos mientras Dios enviaba la lluvia, 
no sólo para refrescar los campos y preparar la semilla, sino 
a! mismo tiempo abrir el corazón á la esperanza, dando 
tregua á la guerra y apagando el incendio en las pasiones. 

El pueblo de Fez no estaba completamente alegre, 
aunque las turbas marchaban hacia el camino del.Sebü 
para ver traer al Rogui, que fué entregado, según decían, 
por los Beniuarain. No había alegría, no; aquello era el 
ser\ñlismo que lamía la mano del flagelador. 

Marruecos espera anhelante á Muley Mohamed, y, sin 
embargo, repetía ave Ccesar morituri te salutant, hacia 
Abd el-AsiSj copiando en esto á Europa, que también tie- 
ne naciones de espíritu republicano que toleran regias di- 
nastías. 

Fez aquel día acariciaba la mano que le flagela; aquel 
día, servil no observó la muchedumbre bullanguera que 
en el corazón de la ciudad permanecía cerrada una de las 
puertas, doliente aún por la ejecución de un cherif, del 
templo famoso de Muley Idns; que los amarillentos muros 
de la ciudad, para lamentar la prisión del perseverante en 





PASEO POR FEZ 93 



la ley, había asomado su ancianidad por infinitos huecos, 
óvalo cada uno de panorama distinto orlado de trepado- 
ras azulinas y de rosa; que los siervos mostraban más ne- 
gros sus ojos , como distintivo funeral de su espíritu esclavo, 
y más blancas sus escleróticas abultadas, claras como la 
libertad que apetecían para el azotador del monarca usur- 
pador, entregado á licencias rumias; que la voz del almué- 
dano sobre la ajimezada mezquita: «Dios es grande. Y 
aseguro no existe más Dios que Dios, y que Mahoma es 
su enviado. Acudid á la oración y á la victoria», tuvo matiz 
de severa angustia que reprodujeron más nostálgicamente 
la romántica mirada de las tiernas mujeres de la ciudad 
adormecida, que en el alma lleva la reliquia de la ciencia 
islamita en el Karuin, y el legado del dogma en la famosa 
aljama fundada en el primero de Ramadán del año de la 
égira el 245 (859 de C), que bajo sus 270 columnas, en 
16 claves, y 21 arcos puede cobijar 20.000 religiosos.» 

En nuestra excursión por la ciudad se reflejaba tal en- 
contrado sentimiento. Así lo apuntamos en nuestro libro 
cuando llegábamos á Muley Idris. 

¡Muley Idris! La gran basílica del Imperio; el recinto 
del fatalismo contenido en las invariables páginas del Oui- 
tab Al-lah (libro de Dios); la Roma de esos ascetas, viden- 
tes como profetas y duros como guerreros; el dolmen de 
la ley natural, en el que las generaciones han escrito sen- 
tencias loables al Único en sus sillares, como pétreo sos- 
tén de la obra divina; en sus naves de columnas, que 
quieren ser palmerales africanos; en sus conchas de pórfi- 
do, que en ebullición de perlas saludan las leyendas de sus 
bordes; en sus arcos de herradura, que queriendo recordar 
las de sus potros corredores, son pórticos de umbrías; en 
sus cristalerías como mosaicos de la luz; en sus maderas 
con guirnaldas de hojas petrificadas; en sus comarrachías 
kailedoscópicas; en sus pavimentos de colores cuantas dan 
las alfombras de las praderas vírgenes el reproducido 



94 



PERLAS NEGRAS 




bosque del patriarcado, en donde se congregaban los pri- 
meros profetas de todas las teogonias para fijar la ley, hu- 
mana comunión para la feliz convivencia en la paz con la 
oración. 

La gran mezquita de Fez fto tiene, como las iglesias 
cristianas, altares severos para el Hijo de Dios, goteante 
de sangre, ni para su dolorida madre la Santa Virgen 
derramando lágrimas y padeciendo las crudezas de agudos 
puñales; ni para San Juan, mostrando el tronco horripi- 
lante de la sufrida degollación; ni para San Lorenzo, re- 
tostado por la hoguera; ni para San Sebastián, saeteado 
en un tronco; ni para San Bartolomé, desgarrada la piel 
de su cuerpo; ni para San Benjamín, atravesado el vien- 
tre por un clavo ; ni para San Benito, en combustión dentro 
de un horno; ni para San Adrián, con piernas mutiladas 
y gangrenosas; ni para San Ciríaco, cremándose en pez de- 
rretida; ni para San Nilamón, emparedado; ni para San Se- 
vero, que amarrado á un palo dio su vida entre las llamas. 

Aquellas paredes no tienen cuadros como el de los San- 
tos Monjes, ahorcados por los longobardos; ni el de File- 
món y Apolonio, arrastrados por caballos en Antinoo de 
Egipto; ni el de San Eubulo, despedazado por leones y he- 
cho tajadas; ni el de Santa Macra de Rems, cortados sus 
pechos; ni el de Santa Filomena, arrojada en el Tíber por 
Diocleciano; ni el de los Santos Teófilo, Diácono y Eladio, 
mártires, que en Libia fueron revolcados sobre rotos vi- 
drios ; alH no hay más ornato que el que viene de lo alto; 

luces que los fieles colocan por la mano del almokaden, ó 
anciano, en las lámparas, que muchos siglos, y el fervor 
religioso, no oficial ni en congregaciones, á escote, por la 
dádiva, libre, de millones de hombres, han hecho de plata. 

Allí no se odia, porque no hay nada que recuerde ene- 
miga contra los hijos de Dios á aquellos hijos de la huma- 
nidad, venerables cuákeros, eremitas tranquilos, que como 
misántropos ó filósofos envueltos en la túnica oriental , tra- 



PASEO POR FEZ 95 



dicional y majestuosa como la de Jesús, la espartana ó la 
de Roma, penetran en el santuario. 

Con voz tímida, casi diálogo de la conciencia que á sí 
misma se interroga y contesta , como confesión con el Om- 
nipotente, que en el tesbij tiene noventa y nueve edifican- 
tes nombres, comienza la oración individual que acaba en 
elegante plegaria de voces dulces, tranquilas, sonoras, como 
son todos los salmos que á Dios se dirigen por los hombres. 

¿Los fieles cristianos han leído el Koran? ¿Los Docto- 
res de la Congregación del hijo de Nazaret han hojeado el 
Mosjaf, el volumen que escribió el fundador del islamismo.^ 

¿Tan pecaminosa es la ciencia para la intransigencia 
que no es analizable? 

Mas ¿son sabios, estudiosos, antirutinarios sostene- 
dores de tradiciones de inalfabetos los fakíes de la iglesia 
cristiana? 

¿No lo son? 

¿Cómo traducen estas palabras que están escritas en el 
Koran?: 

« Los ángeles dijeron á Mana : « Dios te ha escogido , te 
ha hecho exenta de toda mancha , te ha elegido entre to- 
das las mujeres del Universo. » 

« Cierto día, los ángeles dijeron á María: «Dios te anun- 
cia su Verbo. Se llamará el Mesías, Jesús, hijo de María, 
ilustre en este mundo y en el otro, y uno de los familiares 
de Dios.» 

«Jesús es, á los ojos de Dios, lo que es Adán. Dios le 
formó de polvo. Dijo después: Sea, y fué.» 

« El día en que Dios reúna á los Apóstoles que haya 
enviado , les preguntará. » 

«Jesús, hijo de María, acuérdate de los favores que he 







PERLAS NEGRAS 




derramado sobre ti y sobre tu madre, cuando te fortifique, 
para que hablases á los hombres , cuando eras niño y cuan- 
do hombre ya formado.» 

*Yo te he enseñado el Libro, la Sabiduría, el Penta 
teuco y el Evangelio; tú formaste de lodo la figura de un 
pájaro con mi permiso, con mi permiso tu soplo lo animó; 
curaste á un ciego de nacimiento y á un leproso con mí 
permiso; hiciste salir los muertos de sus tumbas con mi 
permiso. Yo te sustraje de las manos de los judíos. En me- 
dio de los milagros que hiciste resaltar á sus ojos, los in- 
crédulos, de entre ellos, exclamaban: «Todo esto no es 
mas que magia. > 

Cristo es verdadero.*... 

Y ahora ocurre preguntar: j Estos capítulos protestan 
del hijo de Diosf 

Se precipita la respuesta. 

Las misioneras inglesas y americanas que están esta- 
blecidas en Fez, señoras de cuya \irtud se hace clamoreo, 
visitan los enfermos musulmanes, medicinándolos» soco- 
rriéndoles con dinero y facilitándoles libros en árabe que 
relacionan las analogías de las religiones cristianas refor- 
mista y mahometana. 

^Gritarán los padres de la iglesia porque el mensajero 
impostor que quiso deslumhrar el ascetismo cristiano ha- 
ciendo su ascensión á la mansión de las huríes en la famo- 
sa yegua de cuerpo con pechos de virgen, alas de águila, 
cola irisada y brillante de pavo real, haya hecho una reli- 
gión para el sensualismo? 

^ Y cuál de ellos no cumplid con la Naturaleza? ¿Quién 
se atreverá á lanzar la primera piedra sobre la adúltera? 

Si yo hubiese sido Cristo ya habría descendido para 
predicar la guerra, seguro que mis tropas torcerían la in- 
terpretación, y habría asegurado mi doctrina de amor 
entre los hombres. 




PASEO POR FEZ 97 



Fez tiene otras mezquitas , si no monumentos arquitec- 
tónicos, históricos lugares: la de Muley Abd-al lah, empo- 
brecida cerca del palacio imperial y clausura del Preten- 
diente; la Yamaá Hambra, por el Butuil, cerrada al culto 
una parte, que fué muy visitada por los de Bagdad y Cór- 
doba; la Tayinia, en donde se reúnen los mejores hacenda- 
dos y comerciantes, con portada bellísima y patio que deja 
ver colecciones de grandes relojes é inscripciones ; la Sefak, 
la de Muley Hasán, la de Attarin, la del Andalús, la Me- 
darsa y el Karuin. 

Durante todas las horas del día los fieles entran y salen 
de estos templos, y en las puertas son infinitos los mendi- 
gos que esperan lo que todo musulmán debe hacer después 
de la ota'Aón y antes del ayuno: la limosna. 

La liberalidad — decía Mahoma — es una rama del árbol 
de la bienaventuranza que tiene su raíz en el Paraíso. 

Hay varias clases de demandantes. Los talebes, que 
concurren á la gran ciudad, que de los regalos de su pri- 
mitiva iglesia sostiene á los peregrinos catecúmenos musul- 
manes, invocan á Muley Abd-es-s'lam, el Habib el tolba 
(el querido de los estudiantes); los que piden á los ricos lo 
hacen trayendo al recuerdo á Sidi Ben Aisa, y los demás á 
El Yilali y á Muley Idris. 

La limosna la piden cantando unas veces, otras levan- 
tando un dedo, otras arrojando incienso, y los que en las 
calles, con un plato de madera, imploran la caridad, expre- 
san alguna circunstancia del transeúnte al que se dirigen, 
pero dicho en tono tan lastimero, que á no bastar el aspecto 
miserable, el lamento sólo conmueve los corazones. 

Por la calle de la almadraza Mesbahia existen numero- 
sos lechos de paja, en los que muchos enfermos se con- 
duelen de sus cuerpos lacerados, habiendo hecho de aquella 
calle como caverna, tan estrecha, que á veces las bestias 
pisan á los enfermos, un hospital de miasmas al aire libre, 
imposible de hacerlo desaparecer, pues el árabe, visto el 



q8 



PERLAS NEGRAS 



fin de SU vida terrena, tan gráficamente quiere acercarse á 
Dios, que se aprojcima á la puerta de la casa en donde se le 
adora para Uamar en el dintel de la eternidad con el último 
soplo de su vida. 

La miseria en Marruecos es grande. En ella han tomado 
parte el cielo » la tierra y los hombres. 

Por el fatalismo de mectub Allah, estará escrito, nadie 
&e afana por salir del estado social heredado; el sol hace 
Indolente el cuerpo y viva á la tierra que produce dos co- 
sechas anuales, siendo dañosa la fertilidad si produce la 
molicie; el exceso de amor á la religión arrebata hombres 
supersticiosos á la agricultura; el gobierno divide en luchas 
á ios territorios para mejor ejercer su autoridad; hace levas 
de hombres vigorosos, que á buen servicio, por paternal 
dirección, se tornarían ricos; con las contribuciones expli- 
cadas el pauperismo invade las aldeas, y siendo todo el 
Imperio sometido ai poder central, Belad el Májasm, tiene 
que producir para el Sultán, para ella y para las sediciones 
de los de Belad Sibas (inobedientes y fuera de jurisdicción), 
haciendo del que se llamó Jardín de las Hespérides una 
estéril comarca que hace mendigos á sus hijos. 

Pero estará escrito. 

A pesar de esa postración, y de que los árabes trasladan 
sus tiendas de un lugar á otro, que es lo que en Europa se 
puede llamar emigración, que debilita la fuerza nacional, 
que allí es desalinear los trabajos comenzados , y de que 
anualmente se hacen romerías á la Meca, mermando aún 
más brazos al país, éste cuenta con los hombres más sobrios 
y fuertes que existen en el continente viejo. 

Mohamed Felnasi es un peatón que hace el servicio de 
posta inglesa entre Fez y Tánger (cerca de 200 km.) en 
cincuenta y dos horas; El Aiachi es otro musulmán que 
anda el camino de Tánger á Ceuta (55 km.) en cinco ho- 
ras; uno de mis sirvientes, llamado L'hiyeri, corrió la dis- 
tancia entre Ceuta y Tetuán (40 km.) en tres horas y me- 



\ 



PASEOTPOR FEZ 99 



dia; un morador de aduar de Ain Dchicha, detrás de Sie- 
rra Bullones, salió del Ceuta para la Meca en 29 de Di- 
ciembre de 1892, y ha regresado después de atravesar á 
pieéí Imperio magrebí, Argelia, Túnez, Trípoli, Egipto y 
Arabia en 6 de Mayo de 1893. 

¡Cuatro meses y nueve días! 

Un árabe, para demostrarme su fortaleza, me hacía las 
siguientes consideraciones : 

«El cristiano tiene dinero, y el moro es pobre; el Go- 
bierno da á ellos un sueldo, y el musulmán no tiene nada 
seguro; el cristiano come mucho y nutritivo, y el moro 
pan, higo, y por Pascua una poca de carne; el trabajo del 
nesara es poquito y suave, y el del moro es duro, en me- 
dio de las aguas, por las montañas y veredas difíciles; la- 
bro el grano que pueda comer; cuido del lino que yo mis- 
mo he de tejer; vigilo la piara que ha de hacer los quesos 
y la manteca que fatigosamente he de llevar al mercado; 
me fabrico mis babuchas; con palmas elaboro las espuer- 
tas, serones para mis bestias y el cinturón que me ajuste la 
ropa, que yo mismo coso y festoneo; arreglo mi espingar- 
da; elaboro mi pólvora; construyo mi telar; levanto mi 
choza; zanjo la acequia; corto los árboles; hago las cucha- 
ras y barreños de las maderas que pulimenta mi chakor 
(hacha); muelo el trigo, amaso la harina y cocineo mi co- 
mida; el cristiano tiene un servidor para cada una de estas 
operaciones; los moros cumplen todos los días del año con 
sus mujeres, y los cristianos se cuidan mucho; tienen boti- 
cas y médicos; nosotros nos medicinamos solos , y, sin 

embargo, ninguno se apostaría á andar con uno de nos- 
otros, á sufrir todos los rigores , y, finalmente, ellos 

mueren más jóvenes que nosotros , ^-y qué?» 

Mens sana in cor p ore sano. 

El problema es vivir. 

^' Quién sabe el punto del tránsito á lo desconocido? 

¿Cuál soplo de aire cortará nuestra existencia? 



loo 



PERLAS NEGRAS 



¿Qué tabla se hará bajel qne nos transporte por el 
Océano del infinito? 

Así discurríamos mi cariñ so ami^o el ilustra lo indi 
gena Sid Mohamcd Charkciui y yo cuan lo llegamos a la 
célebre universidad de Fez; Salamanca y Covadonga al 
mismo tiempo en un inmenso é irregular edificio. 



El Karuin es para los españoles la casa más memora- 
ble de todo el Imperio. Se llama de la Ciencia, y en ella se 
han imaginada los prodigios más hermosos de las letras y 
los alardes más extraordinarios de la sabiduría antigua, que 
hicieron á España, con su Córdoba, Sevilla, Ceuta, Grana- 
da y Toledo, escuela famosa. 

Nadie podía arrojarme de aquellos dinteles, porque yo 
era una continuación de aquellas edades admirables prego- 
nera de su fama; yo iba á pensar en el centro de aquel pa- 
tio luminoso y de lindo templete que Gayangos Codera, 
Almagro, Conde, Casiri, Simonet, Pons y Saavedra, eran 
los Aben Jaldun y Almakari que tenía hoy Fez. 

^•Han sido los musulmanes españoles los que han llena- 
do de volúmenes aquella biblioteca, ó los nacidos en la An- 
dalucía magrebí depositaron su saber en nuestros archivos? 

Aquellas dos grandezas, la de la religión cristiana y la 
del cesarismo, que coincidieron para una época soberbia 
de la vida de España, tan grande la primera que semejaba 
amparar á los Reyes y tan levantada la segunda que pare- 
cía sostener á toda la cristiandad, ¿no han de reconocer 
que de ambas formas musulmanes fueron los mejores ala- 
rifes, los más exactos comentaristas y los más fogosos Hte- 
ratos de varios siglos? 

Gran almadraza la de Fez. (i) 



i'ii^ili 



( 1 ) Üra llamada por Job ünüjíuo^ Caii uan. 
En la UnlvtírsidíiU de Fe¿ ay coník-refi tres grados, taleb, ó inkiadc en le- 



i 



PASEO POR FEZ lOl 



Dentro de esa costumbre del alma, que se llama estu- 
dio, hay otra, que es la observación, y no fué obstáculo para 
que la mía funcionase la extraña mirada de un árabe her- 
moso que, calzándose sus babuchas, observase la presen- 
cia de un fakí nuevo de más atrevida presencia ó de más 
señalada curiosidad. 

Allá, en el laberinto de arcos, se veían figuras senta- 
das, inmóviles; en apartados rincones de indecisa luz, gru- 
pos de sectarios; en las puertas y en todo el recinto, el 

justo silencio que necesita la meditación. 

¿Cuál sería el lugar en donde se sentase mi paisano na- 
cido en 1083 llamado el sabio de Occidente, el Kadí Aiad, 
poeta feliz, autor de Cuerpo de Historia, Libro de la sufi- 
ciencia, Crófiicas cordobesas, Diccionario de los maestros de 
Aben Socarra, Disposición de los ingeitios para conocer á 
los malequitas , Salud para conocimiento del Elegido y Las 
seis fuentes acerca de la Historia de Ceuta r 

¿Qué muro soportaría la espalda del tradicionero el 
Ansari el Kortobí? 

¿Cuál lámpara iluminó la página más interesante busca- 
da por la avidez de Aben Hasam, el más cristiano de los 
poetas árabes? 

¿A qué punto de aquella gran sala dirigiría su mirada, 
en viva exaltación, el álem el Miyara? 

¿Por qué puerta entraría para su primera comunión li- 
teraria el docto Eht-el-Fasir 

Yosuli, el occidental, ¿escribió allí la primera página de 
Resplandores de la luz, y su apologista Abd-er-Rhaman- 
ben-Mahomed-el-Fasí oyó comentar por aquellos fakíes su 
libro En-7iuar al maalatfi calam ala dalatil aljirat^ 

La mano ensangrentada de Aljatab, el sabio en Juris- 



XxdL^fakih, doctor, y álem, sabio. Estos títulos no tienen más aplicación que 
el honor de saberse que tal ó cual personaje es erudito. De la prosperidad 
que tenga la distinción nacerá algún gran puesto en la Corte para el que 
ostente el mérito. 




loa 



PERLAS XEGRAS 



prudencia, :se fijó en aquellos quicios, marcándola barba- 
rie de sus asesinos? 

I Con qué pesar los hombres legistas de Marruecos, los 
doctos fakíes, los clientes del Karuio que lean: «Quitab al 
Duraf » protestaran de nuestro desvío cuando mediten so- 
bre aquellas paginas del Schecundi ( i), que dicen: 

* He compuesto este libro para ser útil á los demás y 
perpetuar mi fama.» 

* {Cuando habéis tenido en Jurisprudencia uno de los 
dos Av^rroes, un científico como Aben Hasam, que siendo 
visar desprecio las riquezas; en F'ilología á Aben Sida y 
Chalaubini: en ^íüsica y Filosotia un Abenpace; en Astro- 
nomía un Aben Hud, Rey de Zaragoza; en Medicina un 
Aben-Zoar; en Historia un Aben Ha\'am, y en Literatura 

un Prmcipe como Abderrabihi, autor del Collar , todos 

ellos de esa tierra que tiene a Se%üla, cuj-a civilización se 
ha elevado tanto, que si pidieses ¡oh emir! leche de aves, 
alh la encontranas; de esa tierra de Tudela, en la que el 
ciego rodiit cante a la* desgracias de sus ojos huérfanos 
de lux: de eíc aliento cte Malaga, que contiene el néctar 
que i^iedire a Al -lab como regalo en el Paraíso y es cuna de 
!NJtIam el a|^>k^isía dulce del beso: de esa patria del Kaid 
Ben Ka^^h. tan tl^uiso y ñero, que un cristiano, al conducir 
un c3ibíiilK> a la r^nte. y viendo que huía, hubo de decirle: 
4 . Hjt< \ tsto AOfcSO en el íoixio de ese espejo a Ben Kaid? » á 
Ci.Kiii.ibji, capiul 4Íe fOíí tii!ranx»CH aoDguos, metrópoli de la 
ctetKia; 4 ByidiKV. q*ie ^ Jbdoma con Mustafa Afdás, Rey 
qus^ cvxtipoío C5cn vvilümenes» y ai regazo de AJmanzor, 
qtee Ik^^ al mt^ rr^M etnpuiindo x Iv>s inoeiesr 



>«» v^'*»^^^^ ^ *.MíN > *wAJ^ gt< ai^í^ V L ^r.i xl .i^i^^ Ckícundi entre 
^l ^>«x.>M»^ c^tt*^- ci i»**v 4h Jbi >n , -*t A :.Lrs*iv\i«iv:ia de polémi- 



PASEO POR FEZ I03 



¡Loor á Dios que ha hecho surgir estos soles del Occi- 
dente!» 

¡ Cómo querrían ellos volver á la antigua madre ó á la 
hija fugitiva! ¡Qué no daríamos los españoles por conser- 
var los dos imperios de América y Oceanía! ¡Qué dolor 
no reconocieran mañana á su madre ó desviasen afectos! 

No es Marruecos pueblo filósofo, á la manera de Euro- 
pa, para grandezas del pensamiento, porque es rendido 
soldado en la batalla en donde han jugado los sentimien- 
tos, el corazón más que el cerebro, y de ahí que las voces 
de sus hijos cuando hablan de España no es la frase de la 
conminación, del consejo, ni la de la esperanza...... es lá- 
grima de dolores incurables, amarga queja de un resque- 
mor triste como el apenamiento. 

¿Por qué no los traemos? 

¿Sabéis lo que vale ante los ojos de Dios, de Dios que 
mira á los padres desde las brillantes pupilas de sus hijos, 
que pide su pan la mano del pordiosero, que se revela en 
la patria, que no es más que nosotros mismos, bajo la for- 
ma material de una sociedad y una geografía, acudir á la 
nostalgia de un corazón? 

¿Por qué no abreviamos dolores haciendo que los mu- 
sulmanes visiten nuestra tierra? 

En esos (como se llamen) me embebía cuando con- 
templaba la inrestaurada Universidad de Fez, que, anciana, 
aún conserva el pórtico como dosel al sabio autor del famoso 
libro Jardín de escritos; aquella fuente que refresó los pies 
del historiador Abd-el-uahid-el-marraquechí; el peldaño 
que dio acceso en la Dar el alm i Aben Jaldun el tunecino 
y al granadino Aben Aljatib, que, apoyado en las colum- 
nas, como báculo necesitado á su peregrinación, compuso 
aquella leyenda poémica en tierra extraña, que hablaba de 
lo efímero de la vida de las naciones y de los individuos: 

«Eramos el sol de la gloria y ahora todo el horizon- 
te se conduele de nosotros. 



104 



reRLAS NEGtíAS 



En otro tiempo dábamos festines Hoy serviremos de 

festín. 

Nuestros suspiros se han detenido en medio de una 
gran oración crepuscular. 

Hagamos el bien; no tengamos enemigos , porque 

¡cuántas veces la lanza ha derribado al que ha llevado la 
espada, la desgracia ha abatido al feliz, y bajo la tierra se 
ha sepultado en miserable harapo al que en vida se cubrió 
de púrpura! 

Decid á mis enemigos que no existo, y si se alegran, 
replicadles : 

— ¿Sois inmortales?» 



¡Arbain mes caí! ¡ Uahed ú drbain! 

I Cuarenta mezcales , cuarenta y unol 

Así decía sobre un caballo brioso un moro arrogante, 
de color atezado, ojos brilladores, escasa barba descompues- 
ta y turbante airoso , que en un desgarrado alarido de 

guerra obligaba con rejonazo de largo acicate á rápida ca- 
rrera al corcel en venta. 

¡Qué gallardía la del beréber! [Qué sofocación la de la 
cabalgadura que ya botaba, ora unía sus remos para brin- 
car frenética, ya caracoleaba con coquetería y orguUosa de 
sus movimientos saludaba con contoneo de cerviz á las dos 
filas de espectadores que cotizaban el precio del caballo 
bergui, de abundosa crin y de cola negra é interminable. 

Era ^\jemis, jueves, y en el mercado de este día de la 
semana se hace la compra y venta de caballos. 

Allí se declara el bajo precio del animal; entra la puja 
por mezcales ( i ) haciendo una señal al del-lal ó perito, que 



(1) Moneda Imagflnaria que vak lU onza.-., 
chundL 



ó sean 40 blanquillos.— Ler- 



^ 



t>ASEO POR FEZ 105 



en alta voz, mientras excita á la puja trabajando al bruto, 
anuncia el alza conseguida. 

— U es-seriyay grita. (Se vende también la montura.) 

Hecha la venta, se dan las manos comprador y vende- 
dor, no sin que medien frases entre ambos, tales como: 

— Más me costó ¡Ya verás el aire! 

— ¿Me rebajarás seis mezcales? 

— De ninguna manera, protesta airado el dueño. 

El del-lal interviene para dejar contentos á los dos y 
probar lo bien ganada que está la peseta que el vendedor 
le entregó por hacer fogoso al caballo bergui en la otra 
operación de la carrera. 

Hay un tribunal de practicones de veterinaria que auto- 
riza la venta mediante la entrega de otra peseta, y recono- 
cen el caballo, y en alto van preguntando: 

— ¿Come bien? ¿Tropieza? Y después cantan claro las 
malas artes del animal y sus defectos. 

— Este caballo come poco y hay que rebajar del precio 
un rial (duro porque es real, tiene corona), además, tiene 
enferma la boca, cuenta un año más de los que dice el due- 
ño, de modo que hay que rebajar cuatro duros. Los hierros 
del pecho no dicen nada. 

— ¿De quién es? — dice otro profesor que tiene delante 
al dueño. — Paséalo. 

Hechas estas observaciones, un tercer albéitar pregunta 
al comprador: 

— ¿Te has enterado? ¿Lo compras? 

Si contesta afirmativamente quien ve remediable los 
principales defectos, pasan ambos á los notarios que cobran 
otra cantidad mediante la entrega de un papel del tamaño 
de dos de fumar, que es la escritura de compra-venta, por 
los 41 mezcales estipulados, con la rebaja de los cuatro du- 
ros hecha por los del charaa (justicia). 

El comprador pagará la mitad de los cuatro duros. 

Después dará una peseta al que le paseó la bestia, dos 



io6 



PERLAS NEGRAS 



reales á uno que se sonrió y le alabó las carreras del corcel 
y alguna otra cantidad á cualquiera que intervenga. 

El amo le reclamará eXfotor (esto es, el almuerzo), porque 
es oblií^ación del comprador convidar á comer al exdueño. 

Cuando el nuevo poseedor se dispone á marchar, ve que 
un hombre Hora. 

;Quién es? 

El esclavo que vio nacer al caballo, el que lo condujo 
al abrevadero, el que veló para custodiarlo en los viajes por 
!as montañas patrias de rapaces, el compañero, el siervo 
del bruto, que se acerca para echar el brazo por su cuello 
mientras las lágrimas le caen. 

Allí están dos amigos: uno negro, de pelo rizado y de 
esbelta apostura; otro color claro, larga cabellera y elegante 
gallardía. Los dos se miran y se enteran de lo que se dicen 
en silencio. 

El dueño tira de la brida, se separan un poco, y el ca- 
ballo vuelve la cabeza para mirar al triste amigo que jamás 
imaginó la separación, como diciéndole: ¡acaba, sigúeme! 

El negro se recostó en Abu-Beker el Arabí , y yo le 

di dos pesetas. 

Era la única propina legítima de toda aquella operación 
comercial. 



* 




En Agosto del año 1076 nació en Sevilla un árabe 
que fué lumbrera de la literatura jurídico-arábigo-española. 

Este musulmán, al cual el maestro Aben Pascual llama 
el sabio de inmensa erudición, sello de los sabios de Espa- 
ña y último de sus hombres ilustres, fué nombrado para 
notificar a Abd-el-mumen la alegría de que los almohades 
habían tomado á Sevilla, siendo agasajado por el Príncipe 
por tal suceso, tan notablemente por él representado cerca 
de la corte. 



Ii 'I 



fl- 



PASEO POR FEZ 107 



Almakari se llama Fajar el árab (gloria de los árabes) 
por su discreción y cultura. 

Fué nombrado ministro de fiscales, cargo que ejerció 
para honra de los cadíes. 

Dedicado á las letras, escribió cuarenta volúmenes, se- 
gún Addabí, y entre ellos El Mochan, ó diccionario alfabé- 
tico de sus maestros, Luces de la aurora^ El Análisis, el 
Libro de la llama con la exposición de la ntuata de Malic, 
Juicios del Koran, Canon del Prolmigado y el Libro de las 
partículas grandes y pequeñas. 

Una de sus obras mejores, por la explicación de los 99 
nombres que los árabes dan á Dios, es la llamada Quitab 
alatned alkasi besmahu Allah alhasni, libro del más remo- 
to límite de los nombres bellos de Dios. 

Esta obra se divide en dos partes y cuatro capítulos: 
aquéllas tratan de la esencia y de los atributos. 

Cuando los almorávides destruyeron la dinastía de los 
Abaditas, tenía 17 años y marchó con su padre recorriendo 
África y Asia y estudió con el célebre Gazeli. Muerto su 
padre en Alejandría, regresó á Sevilla y mandó edificar 
parte de sus muros destruidos. 

Más tarde surgió un motín contra él por asuntos polí- 
ticos, y hubo de marchar de su patria dirigiéndose á Fez 
en el año 1 148-49, muriendo en el camino. 

Recogido el compatriota islamita, fué enterrado frente 
á las cumbres bereberes que tiene Fez en dirección al Sebú, 
detrás de sus murallas, y aún hoy se mantiene conservada 
la ermita que lleva el nombre del ministro de Justicia, sir- 
viendo de muro donde descansa otro tribunal ó almotacén, 
monumento valioso aquél, que forma parte de ese univer- 
sal museo de acrópolis sagrados al aire libre que merecen 
tanta veneración como el que guarda los restos de Abu- 
Beker el Arabí el Andalusi, el de Sevilla. 



io8 



PERLAS NEGRAS 



II ! 



Cercado por murallas altas del Fez Nuevo, y sirviendo 
los lienzos resistentes del imperial recinto de paredes al 
barrio salado, en éste vive una población de 4.000 israeli- 
tas dedicados al comercio, artes é industrias del país mu- 
sulmán. 

El Mel'lah comprende una plazuela llamada Sok el Fa- 
ham (plaza del Carbón); una vía principal que llaman Sok 
ó Huanits, mercado ó tiendas, y á ambos lados de aquélla 
varias calles laberínticas, estrechas y sucias, tanto cuanto 
están limpias el interior de las casas, verdaderos perpetuos 
lagos por la abundancia de agua que consumen diariamente 
las hermosas hijas de Salomón; un ensanche llamado el 
Meara; otro que empieza á tener fabricación y que se de- 
nomina En-nuauely esto es, las viviendas, y un cementerio 
amplio, muy respetado y limpio. 

El judío se aclimata á todo lo divino y á todo lo huma 
no y está en todas partes. 

Demostrado por la ciencia que la luna es un astro muer- 
to, incapaz de sostener vida en un ser, supongamos que si 
hubo humanidad en el tranquilo satélite, fué un israelita el 
último que entregó su alma á Adonai cuando ajustaba tal 
vez la venta del pómez de aquellos volcanes ó la arena de 
las estepas de la luna; y si la ciencia ha de comprobarnos 
la facilidad de poder extender en los espacios inter-estela- 
res redes que pongan en comunicación los posibles y raros 
moradores de los mundos vacilantes en el éter, judío será 
quien reciba en aquéllos á los sabios atrevidos aventureros 
aéreos de este nuestro planeta, ofreciéndole la compra de 
algún rosario ó una estampa del santoral que usen por 
aquellas alturas. 

En Fez copian al moro casándose ó repudiando cuantas 
mujeres quiere; en Tánger imitan á los europeos, y ellas, á 
la inversa de las de Fez, que llevan una mitra, se adornan 
con el sombrero femenino; en Tetuán se acomodan á Amé- 
rica y á Ceuta, y en éste ellos viven interviniendo negocios 



PASEO POR FEZ I09 



oficiales, si bien es cierto que entre mis paisanos israelitas 
hay caballeros y existe la virtud en sus mujeres. 

Tienen su Gobierno, representado por los jajamiriy ó 
jefes que nombran un Chej-el-mellak; sus sinagogas ó tem- 
plos, rodeados de asientos con techo, del que penden colo- 
sales lámparas de cristal, son interesantes por lo severos, y 
en ellos con salmos que recuerdan los que acompañan á la 
liturgia cristiana en las mayores solemnidades religiosas, 
y con aljamia mosaico-española, crepúsculo único que ellos 
mantienen entre una injusticia y una perseverancia, los 
hombres de Israel siguen en la misma ley que Abrahám y 
Moisés instituyeron. 

Dentro de la Judería se dedican, en unión de sus muje- 
res, privilegiadas bellezas desafiadoras, á la confección de 
anchas fajas recamadas de oro, botones de seda elegantes, 
trajes para los soldados del país, arreos primorosos para 
cabalgaduras y tejido de lienzos finos; y en el mercado ha- 
cen de munadi, voceando el ajuste de aljorca, un kaftan 
dahabi (dorado) ó un velo blanco de viuda, ó bien labran 
en el oro y la plata, ó ya se industrian comerciando en 
armas ó vendiendo á los moros solteros vinos , licores y ta- 
baco europeos. 

Ser aristócrata en la Judería es poseer una carta de pro- 
tección; pero si es española, el israelita no será atendido 

ni aun por nuestros cónsules; pero él se creerá mejorado 
en la felicidad que les haya tocado á los congéneres. 

Las mujeres fasias son de hermosura extraordinaria. 
Casi podría asegurarse sean las mejores del Imperio; y las 
hebreas más perfectas aún, pues pertenecen á la raza pura, 
primitiva, que asentó sus reales en el corazón del Magreb, 
sin poder, por causas exteriores tal vez á su voluntad, en- 
troncarse con la beréber ni con la alárabe. 

Reproducen en sus nombres al escenario en que se for- 
mó la ley natural. 

Sol, Luna, Estrella, Alia (la elevada), Fraha (alegre), 




"» 




lio 



PERLAS NEGRAS 



Hasiba, Ranina (Ana), Simi (Alegría), Auicha (diminuti- 
vo de Aicha, vivificadora), Masaltob (buena suerte), Me- 
soodi (fortuna), Yakut (esmeralda), Rahima (clemente) y 
otros. 

En el Mel lah viven subditos españoles, procedentes 
de Meülla unos y de Tánger otros; pero no por eso dejan 
de estar sometidos á crueles mortificaciones. 

K\/ús¿ que el judío ha de llevar sobre la cabeza no pue- 
de tener el color ni la forma del gorro rojo del musulmán; 
éstos no consienten á aquéllos entrar en ciertos barrios 
para que Pio los manchen; las babuchas de los israelitas ne- 
cesariamente se aleñaron de negro en oposición á la de los 
mahometanos que son amarillas; serán llamados yuifs, po- 
dridos, sin derecho á la protesta; esperarán en el portal los 
recados; podrán ser despojados; habiéndome ocurrido el 
caso de haber sido desobedecido por un judío á quien le 
dije: «lleva esta carta y disfrázate con mi yilaba sobre tus 
zaragüelles, contestándome: tú eres mejor, perdóname, si 
me conocen ikudi. me apalearán y perderás tu ropa»; los de- 
dican á limpiar calles, desollinar hornos, descender á las 

letrinas y clavar las cabezas de los rebeldes como más 

infamante para las mutilaciones el contacto del que dicen: 
al ratón y al hebreo no enseñes la puerta de tu casa; la hu- 
manidad es un árbol y el judío la carcoma que se la 
engulle... . 

Primeramente se establecieron acobardados detrás de 
las Puertas de la Judería; más tarde invadieron el principio 
de la calle de Bunafá; después se han sentado á recoser y 
remendar zapatos en las cercanías de Muley Abd-al-lah; 
luego se han aproximado junto al Palacio con la profesión 
de prestamistas; alguno ha entrado en la casa imperial 

ejerciendo de Celestino y de esta suerte, aunque cuando 

oyen decir, hoy entra el Rogui, produciéndoles el efecto de 
subírseles ai rostro ciertas palideces, puede afirmarse ser 
ellos las entrañas del Imperio. 



V 



PASEO POR FEZ 



Protestaré siempre del insulto bárbaro, despiadado, 
cruel, que un chicuelo de Fez, cuya cabeza era una mues- 
tra de las bellezas de la peluquería de la tierra, y que era 
un verdadero tatuaje pilífero, hizo á un hombre grave 
israelita escupiéndole al rostro después de haberle lan- 
zado al cieno el gorro al ímpetu de una terrible bofe- 
tada, y quedándosele fijo, nuevamente provocativo , frente 
á él con las manos en las caderas seguro de no tener cas- 
tigo á su demasía, ni contrincante defensor del anciano 
entre todos los transeúntes moros, que satisfechos vieron 
en el chicuelo simpática reproducción de propios ins- 
tintos. 

¡Desgraciado! 

No preparemos á nuestros sucesores la ocasión de 
que otros mozalbetes ensucien con saliva sus respetables 
canas. 

Ya veis lo que hacen con los hombres que no tienen 
patria ni bandera. 

El suceso me tuvo entristecido sin que bastase á sepa- 
rar la imaginación que, adormecida casi en la abstracción, 
se ejercitaba en querer adivinar el porvenir de España, la 
kasida leve como el balanceo de una hoja al caer, que me 
narraba Fatah, mi amigo, ruiseñor que alegra con su voz 
las noches de broma de la casa de Abd-el-Asis. 






En Marruecos hay más de medio millón de judíos. 

¡Qué gran elemento de propaganda que debemos bus- 
car diariamente, que debemos defender y que debemos 
querer, porque de Israel fueron los padres de Jesús, porque 
no supieron lo que se hicieron, porque son humanos, porque 
es querer á Dios perdonar, porque es político atraer á los 
hijos de España que vivan en todos los continentes , bajo 




\ f 




112 



PERLAS NEGRAS 



todas las formas de Gobierno y toda clase de ley religiosa, 
porque son maltratados y porque ellos quieren! (i) 



* 
* * 



Siguiendo los muros del Meara, se encuentra un antiguo 
^acueducto, y bajo él una línea férrea de vía estrecha, que 
comunica las huertas reales con unos jardines y lugar de 
recreo del Emperador. 

Un renegado español, llamado Abd-er-Rhamán, cons- 
truyó la fortaleza. 

En Bunafá existe un reducto con troneras, por donde 
asoman algunos antiguos cañones. Este edificio era servido 
por artilleros renegados españoles , que se sublevaron ha 
tiempo, obligando al Emperador á disolver el batallón. 

Próximo á Fez, frente á la Puerta Quemada, hay unas 
ruinas y un Bory ó reducto, y frente á la Puerta del Ce- 
menterio hay otro, cuyos nombres no aparecen en mis 
apuntes. 

Creo que uno se llama Bustion, por bastión. 

Frente al río Sebü, sobre un collado con encinares, 
existe un castillo como centinela de avance , nominado de 
Aomar. 

Pasado el Kántara de S'bú hay dos caminos : uno con- 
duce á Cheraga; otro, por las faldas de Anh el Yemel 
(Cuello del Camello), á los territorios de los rebeldes. 



(1) Como el que sabe leer no deja de hacerlo ni aun de las notas, pon- 
go esta como dato importantísimo á mi propósito: 

El Rey Don Pedro, tuvo en Sevilla de tesorero al judío Rabí; Don Enrique 
el III, fechó en Valladolid un privilegio con fecha *XXX dias del mes 
de Septiembre de mil cccci años», confirmando uno de su padre conce- 
diendo al Monasterio de Santo Domingo un beneficio de quatro mil marave- 
dises que después volvieron á los judíos de la sinagoga de la villa de Ma- 
drid ; Lope Martínez, acudió á la ciudad de Segovia en 1392, en donde estaba 
el Rey para protestar del destruymiento é muerte é robo que se Ji^o en los 
Judíos de la aljama de la dicha villa; Granada tuvo la de los judíos cerca 
de la puerta del Sol; y Lope Gutiérrez, alcalde mayor de Córdoba, los de- 
fendió de grandes tribulaciones. 



PASEO POR FE2 113 



El día de mis observaciones veo cuatro campamentos: 
Aomar y el Sebü al mando del hermano del ministro de la 
Guerra; Ank el Yemel con el Mahedí; y allá en las lejanías, 
pasadas algunas manchas obscuras que parecen precipicios, 
otras verdosas sobre cumbres que quieren ser cultivos , y al 
pie de una ciudadela unas lampas blancuzcas como tendi- 
do de tiendas, las que dirige Aomar el lusi. 



Hemos acabado nuestra excursión de hoy, y hemos de 
dirigirnos al círculo, en donde nos esperan los amigos. 

Hoy hay comilona musulmana 

No se puede faltar, porque quien falta á la comida la 
comida le falta á él. 

Además asisten buenos musulmanes cariñosos, como 
Zin-Zin; ricos, como Ersini; hermosos, como Uasani; bra- 
vos, como Brischa; finos, como Ben-Nuna, tetuanies, en 
Aomar Barrada afectuoso; el Cherif Sekali, hacendado; 
Ben Aomar lusi, beréber elegante, y Fatah, cantor, delica- 
do, fasis. 

Hay otros que me escucharon hablar de su ley y de 
nuestro Gobierno, arrogantes caballeros que nos hicieron 
los honores. 

La mesa árabe es el suelo; cuando más, elevada una 
cuarta sobre él , para doblar menos el cuerpo ; los tenedores 
son los naturales, de los cuales la industria tomó modelo; 
las botellas y vasos lo suple un solo jarro , en donde todos 
beben del mismo licor, como firme prueba de juramenta- 
ción de fraternidad; los cuchillos, los mismos que usara 
Cristo cuando distribuyó el pan entre sus apóstoles; el to- 
cador, la clara agua que corre por la acequia; la orquesta, 
los pájaros que brincan en los macizos de flores ; el pavi- 
mento, una rica y ancha como un prado alfombra de Ra- 
bal; la techumbre, un emparrado de vides de una preciosa 



114 



PERLAS NEGRAS 




huerta de naranjales y granados, en los que se engancha- 
ban mecedoras flores blancas y frutos amarillos, hojas ver- 
di-bermejas y peciolos rojos; la causa, el sibaritismo; el 
motivo, la alegría. 

La familia de campo come el baisar, habas cocidas; el 
pan de aldorá ó zaina, y la harira ó papilla de harina con 
leche y azúcar. En el verano beben el lebeii, leche agria, 
que es refrescante y purga. 

Si el aduar es rico, abundante de leche, la sebda, man- 
teca fresca ó azuda y los huevos constituirán la mesa, con 
el entremés de aceitunas sin aliño, y azebibes ó pasas como 
plato postrero. 

Durante las Pascuas sacrifican carneros, que recuerdan 
ias matanzas españolas por Noche-buena; y como nosotros 
conserv^amos en tinas los lomos, ellos conservan sartas de 
carne en rosarios, que después llaman meckui, puesta al 
fuego en un alambre, como carne asada. 

Kn las ciudades hay tiendas que expenden el asado en 
alambres, en los que alternan trocitos ligeramente salados 
de corazón, riñon, sebo y lomo. 

También venden la masa frita, á la que llaman esfenye. 

\^^ guefta es plato agradabilísimo de las ciudades, que 
recuérdalas salchichas de nuestra tierra, pues como éstas, 
aunque de animales no prohibidos aquéllas, es carne pica- 
da con ligeras especias y plantas aromáticas (peregil y me- 
jorana), que el jugo natural mantiene en la forma de pe- 
queños embutidos. 

Amantes del té y del café, porque lo bebió Mahoma y 
en ellos traficó, toman tres tazas reglamentarias antes de 
las comidas, pues siendo el estómago una bolsa elástica y 
siendo condición del calor dilatar los cuerpos, se hace preci- 
so ensancharla para que entre lo que naturalmente exige 
su volumen. 

Nuestros platos son más suculentos que los descritos. 

No tenemos el agrio leben^ que es agrio para evitar al 



PASEO POR FEZ US 



estómago una de sus funciones; pero sí el alcuzcuz hecho 
en la quesea, vasija con orificios, dentro de la cual se so- 
mete la elaboración de harina de flor á un vapor que la 
cuece y sostiene, sin adherirse unos á otros los pequeños 
trozos, como granos de arroz. 

No es el plato de nuestro mayor agrado el quesquesü, 
que se sirve con leche , con carne y con calabaza , y ha de 
comerse haciendo bolas formadas en la cuenca de la mano 
y lanzada por un movimiento de Aspare de los dedos índi- 
ce y pulgar, aunque es muy nutritivo. 

Lo mejor que aderezan los moros es la carne. En ésta 
hay variedad y sibaritismo: pechugas de pichones, albón- 
digas de tordos y yediuz, ó cabritillo al horno; gallinas des- 
huesadas con relleno de pájaros; y todo con manteca en 
tal abundancia, que con las distintas especias y plantas ra- 
ras hay guisos que recuerdan la farmacopea. 

En confitería hay prodigios de delicadeza. El almizcle 
y el ámbar perfuman los ricos compuestos de almendra, 
sémola, flor de harina y mieles. 

Más ellos lo explican todo. 

El te se hace con hierba-buena, porque sabiéndose que 
los primitivos traficantes secaban las hojas de aquella plan- 
ta en alambres de cobre, la otra era yerba buaia para di- 
solver el óxido que pudiera adherirse á la que resulta más 
rica infusión con el gusto agradable de su compañera. 

Las comidas deben llevar especias y aromas, porque si 
los antiguos conservaban el cuerpo de los egipcios feneci- 
dos con flores de aroma perenne, ¿qué daño puede ocurrir 
intentando aromatizar el nuestro en vida? 

Los árabes tienen gran fe en las plantas, y de ellas sa- 
ben muchas propiedades. 

El vegetal llamado chinguiduray amasado con miel y 
tomado en ayunas durante algún tiempo, cicatriza las heri- 
das en el interior y se la administran á los del mard elyauf, 
tísicos; la planta sabo7i el árab, jabón del árabe, la utilizan 



ii6 



PERLAS NEGRAS 



M 



f~í 



para la limpieza, y asimismo la nombrada haidorat-er-raáh 
azalea de pastor; la mejorana y sándalo en los guisos é in- 
fusiones; ^Xfelaiu ó poleo, y el 7iafá ó hinojo para la dis- 
pepsia, £¿ enckichoru lo comen con un pan que amasan con 
aceite y anís, llamado er-rgaif, para limpiar de humores 
insanos ios intestinos; las hojas del cáñamo y su semilla, tri- 
turadas y comidas, producen narcotismo; la i'edra^ yedra, 
para aplicación en fontículos; el ajonjolí, comino, nuez, al- 
carabea, gengibre y azafrán, en los condimentos. 

Otro de nuestros platos es el sábalo^ pescado con salsa 
á la mayonesa, ya que á los árabes les agrada tanto el 
alimento de la mar. 

No comen el cerdo porque Mahoma, conociendo las 
propiedades, y habiendo estudiado los efectos de su carne 
en el país caluroso como el suyo, prohibió su uso, y de ahí 
que hasta se inventase la fábula del cerdo y el judío, 
dando carácter de precepto religioso al aborrecimiento que 
impuso. 

Los árabes no comen otra carne que la que ellos sacri- 
fican y entre éstas prefieren el carnero, que no es tan pro- 
penso á la tuberculosis y viruelas como el ganado de la va- 
cuna, ni á la liebre que husmea en los cementerios, al co- 
nejo que cría la tenia y al cerdo que genera la triqui- 
nosis. 

Leyendo la Biblia, en capítulos del Libro Levítico, se 
aconseja a los ortodoxos la carne de que han de aUmen- 
tarse, 

V habló el Señor á Moisés y á Aarón, diciendo: 

Hí Decid á los hijos de Israel. De todos los animales de 
la tierra, éstos son los que debéis comer: 

'1 odo el que tiene hendida la pezuña y que rumia entre 
las bestias, lo comeréis. 

Mas todo el que á la verdad rumia, y tiene pezuña, pero 
no hendida, como el camello y los otros, no los comeréis, 
y los contaréis entre las cosas inmundas. 



I '' 



PASEO POR FEZ 1 1? 



El cheróglio (conejo, puerco-espín , ratón- montes) que 
rumia y no tiene hendida la uña, es inmundo. 

Asimismo la liebre, porque también rumia, pero no tie- 
ne hendida la uña. 

Y el puerco, el cual teniendo hendida la uña, no 
rumia. » 

El sibaritismo musulmán tiene explicación higiénica 
que debe imitarse, si es cierto que todas las religiones, 
preservando el cuerpo, dignifican el espíritu. 

* 

Hicimos nuestra ultima visita á la plaza en donde está 
establecida la fábrica de armas, que tiene una soberbia 
puerta con inscripciones, y entramos en el edificio, que es 
amplio , con los distintos talleres necesarios á la fabrica- 
ción que allí representa Italia, que pacta con el Sultán ser 
intransferible á ninguna otra nación el derecho de dirigirla. 

Los operarios son moros, que con gran perfección ha- 
cen toda clase de trabajos en la armería. 

Dentro de la sala, á la derecha, sobre sus soportes, hay 
dos lanchas, con caldera de vapor, para recreo del Sultán. 

En el fondo del salón de maquinarias existe una puerta 
que da salida á un jardín con un puente y castillos almena- 
dos que conduce al patio de pruebas de las armas, en cuyo 
fondo se ven blancos eléctricos. 

Detrás de las altas tapias, que tienen en cada hueco ni- 
dos de palomas y de otras aves que no he visto en aque- 
llos campos ni en España, están los jardines de Abd- 
el-Asis. 

La plaza llamada Bab-el-Maquina es grande y cuadra- 
da, pero su piso es irregular. Tiene dos soberbias puertas, 
hechas por el Emperador Hasán , con una inscripción que 
no me atreví á copiar, temeroso de inspirar recelos, á últi- 
ma hora, cuando la mayor confianza había salpicado las 



ii8 



PERLAS NEGRAS 



relaciones entre los musulmanes de Fez y Abd-el-Nabí, lo 
mismo en casa de los acaudalados que en los cafetines con 
los soldados, en las puertas de las mezquitas, que compran- 
do las vituallas para nuestra comida. 

Nos dirigimos después al Palacio del Emperador, y en- 
tramos á uno de los patios, en donde un oficial inglés ins- 
truía á los contingentes últimamente llegados. 

Estos hombres, desde el instante en que abandonan 
sus hopalandas y el turbante para calzarse los borceguíes 
unos, las babuchas otros, pero todos con zaragüelles y 
chaquetillas de color azul y rojo, ingleses, pierden toda la 
gentileza de la raza; la elegancia natural del árabe se pros- 
tituye con la instrucción militar, que somete al hombre á 
pasos contados, brazos movidos por resortes y fusiles lle- 
vados en línea y con la mano izquierda. 

El oficial vestía de europeo, con sombrero andaluz, me- 
dias botas y sable con tirantes. Llevaba un vocabulario 
anglo-arábigo en la mano, y se valía de él para ordenar los 
movimientos. 

Había llegado el día anterior. 

Nos despedimos de la misión militar francesa, que días 
pasados había hecho su presentación al Emperador con 
todo el esplendor guerrero de una nación como Francia , y 
que, como ella, sabe tan bien el efecto moral que causa en- 
tre los marroquíes, jinetes con corazas relucientes, cascos 
con reflejos de sol etincellent, botas crugientes, armas do- 
radas y sobre caballos de Dukala, hermosos, finos, lucios, 
y con arreos plateados. 

La comisión está compuesta por un coronel, antiguo 
jefe de Argelia, un capitán, un médico y un oficial. Todos 
poseen perfectamente el árabe. 

Al conocer el jefe, galo de aspecto serio, alto y forni- 
do, que yo no era musulmán, pues como tal me tomó, ha- 
blamos indistintamente en francés y árabe sobre las cues- 
tiones de aquella actualidad, y pude conocer que no iban 



^t^ 



PASEO POR FEZ 119 

para estarse quietos , y esto me alegraba , porque venía á 
equilibrar la situación. 
¿Podrían 

en esta disputa 
llegar los perros 
y pillar descuidados 
á mis dos conejos? 

; Podría España ser Breno? 

Yo había dicho al coronel un día de visita en la Aca- 
demia de la Alianza Israelita las ultimas noticias recibidas: 
El Emperador estaba enfermo. 

En aquel momento se levantaron el coronel y su ayu- 
dante como movidos por un resorte. 

Desde entonces juegan diariamente cuatro horas con el 
Emperador. 

El Emperador seguirá y España estará en el com- 
pás de espera. 

j Adiós, Fez! 

Ya no volveré á verte, pero me bastará tu recuerdo y 
el goce de los que de mi patria tuve por tus jardines, entre 
tus guerreros, sobre tus almenas, á la orilla de tus ríos y 
al pie de las torres de tus mezquitas , para recrearme como 
entre los brazos de la sensual virgen que ofrece las almo- 
hadas del deseo en los labios de sangre, en la mirada de 
noche brillante y en la voz de lejanías de goces satisfechos. 

¡ La madre patria ! La madre y el padre. Ella ; el ser que 
es alma y cuerpo, porque da el aire que toman los pulmo- 
nes; la tierra que sostiene la planta y da alimento que ela- 
bora en vida el estómago; el agua que abluciona; el sol que 
calienta la sangre; la luz que se mira en los ojos; el clima 

que regula la existencia y educa nuestro espíritu para 

lo sublime en las maravillas del valor de sus hijos héroes, 
en los prodigios de virtud de sus hijos religiosos, en las 
grandezas de la inspiración de sus hijos artistas, en la te- 



PERLAS NEGRAS 



nacidad divina de sus hijos sabios que aún la mantienen 
para adorarla con toda la cal de nuestros huesos y con 
todo el fósforo de nuestro cerebro. 



II 



\ 




Con ese pensamiento entramos y con él salimos, cuan- 
do sentí la grata emoción del cariño para los amigos que 
me despidieron. 

Alguna furtiva lágrima asomó en los ojos de algún fa- 
sí , y me envaned por ser querido con tal efusión. 

Es el único orgullo que puede ostentar con soberbia el 
hombre: el del cariño de sus semejantes. 

La guerra seguía con menos furor en las lejanías de Fez. 

Habíamos cumplido con nuestro deber. 

Si hubiésemos hecho pública información durante los 
dos meses de permanencia en la capital de cuantos acon- 
tecimientos ocurrieran, dejando satisfecha á una empresa 
periodística, avara de todos los detalles, y más de los de 
una guerra como ésta, interesante por demás, nuestro pres- 
tigio periodístico se hubiera elevado tanto cuanto habría 
descendido, seguramente, la influencia española en Ma- 
rruecos. 

Si es bien para la patria mentir, la mentira es virtud. 

Relatar las crueldades, referir las escenas, anotar todos 
los movimientos, hacer crónicas, comentar las acciones, 
describir las excursiones, biografiar los personajes, enume- 
rar edificios, estudiar costumbres y cuanta materia nos es 
conocida por vivir en el país, cuyo idioma interpretamos 
y con cuyos hijos convivimos, habna llenado planas ente- 
ras de cualquier periódico, pero también de perplejidades 
a la política europea, que habnan determinado manifesta- 
ciones, acaso violentas, que España no podía ostentar con 
ttnia la valentía de los fuertes , y desde el primer mo- 
mento dimos á la guerra el curacUr de ctvily rebeldía de la 



DE FEZ A ALKAZAR « 2 I 



que Europa no tenía por qué tomar en consideración , por- 
que es lógico que siendo esto política pasase por el tamiz 
del patriotismo toda consideración antes de ir al papel. 

Al mismo tiempo nuestras cartas, de carácter reserva- 
do, marcaban las necesidades y reformas de la labor espa- 
ñola en Marruecos. 

Ignoro si fui muy aplicado en el cumplimiento de mi 
deber y de mi palabra; lo que sí sé, es que verifiqué lo 
que pude en lo que prometí hacer. Al salir de Fez una voz 
dijo: el único europeo que llegó á Fez durante aquellos 
días en que se prohibió el tránsito á los extranjeros. 

Efectivamente; la comisión militar francesa salió de La- 
rache á los treinta y ocho días de nuestra salida como con- 
ductor de telas; y la italiana hacía nueve que había llegado. 

La alemana nos la encontramos á los dos días de nues- 
tro regreso, cerca del Sebú. 

El periodista especial inglés había caído envuelto en su 
globo, sin conseguir llegar á Fez. 

Un corresponsal de Inglaterra nos preguntó, cerca de 
Chemmaja, por el estado de la guerra. 

Estos encuentros nos agradaban , porque España era la 
única que había llegado la primera en la persona del Che- 
rif Sid-el-Hach Abd-el-Nabí, y al mismo tiempo sentíamos 
que España no ejerciese la influencia que debía representar. 

¿Nos encontraríamos por el camino con la comisión mi- 
litar española dirigiéndose á Fez.'^ 



Día j. — Una voz nos grita que esperemos. 

Es Mustafá, un soldado del Emperador de Marruecos 
que abandona las filas por tener el placer de servirme. 

Con nosotros vienen un doctor inglés, su esposa y un 
oficial de Lancaster. 

Hemos perdido de vista el Guebgueb , montaña que do- 



^22 PERLAS NEGRAS 



mina á Fez; el aduar de Farache quedó á los seis kilóme- 
tros. 

Vemos la montaña de Sarhon, que se parece á Gibraltar. 

¿Confraternizaremos los ingleses y yo? 

En Sarhon está la ciudad de Ualili, por los romanos 
Vohibilis; que Mela y Tolomeo hacen única ciudad con tí- 
tulo de colonia, por ser centro de las operaciones del Im- 
perio contra los del Atlas. 

Hoy es llamada K'sar Faraón y y es sepulcro de aquel 
monarca que empezó á reinar á la edad de 1 1 años, llama- 
do Muley Idris. 

El viajero Benítez encontró en aquellas ruinas dos ins- 
cripciones, que reproduzco sin interpretar, por ser fáciles 
al lector. 

Dicen ellas: 

Q. CAIO Q. Q. FIl.lO 

DOMITIANO CLAVDIO 
VOLVBILII ANO DLCV 
RIONIVM CIPII 

VOLVILIII IVIAM 

NOPVM ROGATO 

M. FABIO LUIGI 

ROGATO ANO XVII 
URBS CRISTVS 

PATER 
FILIO PIÍSIMO. POS 

Pernoctamos en la hospedería de Mec-qués. 

Allí paró también €í principe Constante, aquel lusitano 
en rehenes que prefirió morir, siendo ayudado al sacrificio 
por sus hermanos, tan altivos como el que contestó cuando 
el Emperador le invitó á devolver á Ceuta: 

<No puedo porque es de Dios.» 

Día tf.— Dejamos el camino que conduce á Rabat y to- 
mamos por el de la derecha, que sobre una altura enseña 



DE FEZ A AI.KAZAR 12^ 



una pintoresca explanada rodeada de árboles, como anfi- 
teatro que tiene en su centro al sied de Sid-Alí Ibrahim, 
punto de congregación de los más religiosos de aquel terri- 
torio de Cherarda, que en el santo creen un protector. 

Allá á la izquierda está Beni Amar, con su riquísimo 
bosque de olivos, como nido de pájaros de rapiña empo- 
trado en la maleza. 

La tribu de Cherarda corresponde á la provincia de R!arb 
el Isar (i), y pone á nuestro paso como primeros aduares 
el grupo de miserables viviendas de Bokackuch y Animar. 

En la primera fila de la sierra se divisan los aduares 
Karmaty Jmadek (barrancos), Ulad Iseff, El ama y varios 
cortijos. 

El lugar es pintoresco: un valle con montañas frondo- 
sas y altas, en donde viven los habitantes de Serfat. los 
hijos de los Chelojs (Beni Cheljs) y Dar Bark, aldea que 
es morada del Chej que lleva ese nombre. 

A la derecha las kabilas de Udaia, detrás la de Ulad 
el Hach y la de los descendientes de Aisa. 

Hacía un calor insoportable y fué necesario entrar en 
aquellos grupos de chozas para pedir leben, leche agria que 
refrescara nuestras fauces. 

Un arroyo regaba por mitad el aduar de Amar el iitaa 
(Amar del llano); lo atravesamos y creímos que nuestros 
caballos serían devorados por fierísimos perros guardianes, 
que en jauría numerosa acometieron , hasta desesperarlos 
en manifestaciones de coces repetidas. 

Los árabes se depilan. Unas con otras las jovenzuelas, 
y con navaja los hombres. 

Esta nota nos la recuerdan varios muchachos que se agi- 
tan por una cuesta, los brazos en cruz, haciendo muecas 
de desagrado , mientras se arrancan las vellosidades de de- 
bajo de las axilas. 



(1) R'arb el Isar comprende: Fez, Soko telata, Sefrú y Tarsul. 



T24 PERLAvS NEGRAS 



Ks el procedimiento que usan en la montaña. 

Al pasar por el aduar de Amar, uno de los servidores 
que llevábamos, gracioso por demás é inspirado en giros 
de ingenio y frases españolas, hace observar á los hijos de 
la rubia Albión una osamenta que los moros y los judíos 
por servilismo de tradición, enganchan en un palo puesto 
sobre las trojes que forman el vallado, en señal de suerte. 

Los ingleses preguntan, y socarronamente el indígena 
les dice: Cunta ^ rompiendo en carcajada. 

No entendió la frase el ilustrado doctor, que hablaba 
algo el árabe, y hubo de recurrir á mí para la explicación, 
que causó extraordinaria hilaridad. 

El moro quería decir que aquella calavera de asno era 

la alcurnia, el escudo de la familia musulmana como él, 

que creía que ostentando en bandera la osamenta y espe- 
rando se harían ricos. 

Este día es fértil en acontecimientos. 

Las tribus de Ulad Aisa y Udaia están en guerra. El 
sábado comenzaron las hostilidades, sin que tengan carác- 
ter de rebeldía hacia el Sultán; son luchas locales que han 
producido tres muertos y 17 heridos. 

Los soldados nos aconsejan separarnos de aquellos lu- 
gares y entrar en jurisdicción más amiga. 

Por el camino sólo heñios encontrado un grupo de hom- 
bres sospechosos, que capitanea un bandido. 

Hemos llegado al Sebü , hermoso río que nace próximo 
al pico de M'egader, en el medio Atlas, y desemboca en 
la ciudad fundada por el monarca el Mehdi, frente á la 
llanura de Tamista. 

Le llenan: Uad Sefrú, el Inauen, Uarga, Bit, Fuaya y 
R'dat. 

Si el lector ó el oyente quieren sentir la grata y viva 
emoción que produce la belleza física, contemple al Sebú, 
frente al aduar de Muyat. 

El río, ora tranquilo, ofrece pequeñas islas con cria- 



DE FEZ A ALKAZAR I 25 



deros de pájaros; alguna gruta entre espadañas., que sirve 
de guarida al centinela montaraz; muelles naturales que se 
adelantan desde las riberas para meterse en lo más profun- 
do de la banda de agua; y está con colores de manchas 
azuladas, unas formadas por sociedades de peces, otras por 
enredaderas rastreras, que dejan el verdor en la margen y 
asoman sus flores, sedientas como azucenillas violáceas; y 
si el Sebü se agita, aquí atropella las rocas que se defien- 
den rompiendo las aguas, allá invade rizándose como un 
pequeño Océano; canta su bravura, que le presenta ebrio 
y con las espumas crugientes, mientras el sol, por entre dos 
collados, como reflector que quiere indagar alguna grande- 
za que busca, se detiene allí tendido en pluma de luz sobre 
las ondas. 

Muyat es el primer aduar que en el incendio á que le 
sometió el Sultán avivó la rebeldía actual, y derruido está 
en la ribera del Sebú, junto al aislado picacho de Mayara 
el Háyui{\di roca del peregrinito). Y esta roca, como la de 
la Cherifa (la santa), que más arriba en el centro del río 
se yergue, finge misteriosa peña encantada, que algún con- 
juro levantó en aquel escenario para morada de tradicio- 
neros de leyendas. 

Hicimos alto en el poblado del kaid Aomar el Háyui, 
estación colocada en una banda del río, que allí marca el 
comienzo de la provincia del Garb. 

Es una nsala proveedora. 

El jefe de aquella hospedería estaba en la guerra de- 
fendiendo al Sultán; sus hijos eran ó carlistas ó de los de 
Cartagena, pues favorecían al Rogui. 

Mustafá buscó vituallas, y anunciado yo como príncipe, 
que en peregrinación venía desde Meca al Aítdalüs, acudió 
el fakih de la aldea. 

Aquella noche los ingleses observaban desde las puer- 
tas de sus tiendas, colocadas frente á la mía; los criados 
de vez en cuando simulaban buscar algo en mi ligera casa, 



1 26 PERLAS NEGRAS 



y con desusados tratamientos, pues la mayor familiaridad 
reinó entre nosotros durante el camino, afirmaban mi ca- 
rácter de legítimo descendiente de un caudillo mecquí (de 
la Meca), con las frases: Tuila marc, iá sidi; el bar acá id 
cherifl ( i ). 

Lo primero que se le ocurrió preguntarme al religioso 
hay ni \ después de haberme besado desde la cabeza hasta 
los pies mientras profería las palabras rituales, fué si había 
besado la piedra negra, si estuve dentro de bit-al-lah (la 
casa de Dios) y que cuántas horas rezaba para hacerla él. 

Satisfice sus deseos, con creces, hablándole de la pie- 
dra negra y de la blanca, del manantial de Semsem, del 
monte Arafat, del valle de Mina, del claustro de Mosser y 
de las formas de ritos que siguen los mahometanos, según 
las distintas regiones. 

Quedó maravillado de la descripción que le hice de la 
ciudad de la Meca , que me imaginé en aquel momento con 
medio millón de peregrinos, salpicando mi monólogo, que 
supongo en aquel momento rodeado de rústicos y sencillos 
apologistas koránicos , dicho con tonos proféticos que segu- 
ramente les arraigaron más en la fe, de hipérboles en don- 
de luminaban maravillas y milagros, salmos que no podían 
entender más que lo que eran como yo. y humildades de 
grandes reyes que de rodillas van á besar la Cáaba , pro- 
duciéndoles éxtasis la adoración que hacen á Dios. 

El recogimiento del amor, ese tibieza dulce que invade 
el espíritu arrobado en un sentimiento heredado, educado 
y fortalecido cuotidianamente , en aquella ocasión exaltado 
por más educada imaginación, dominaba á mis oyentes, 
que de vez en cuando suspiraban: Allahu acbar (¡Dios es 
grande!), ¡Ayubal (la admiración, el prodigio), ¡Hua hada I 
(así es). 

— ¡ Feliz es el señor que pudo ver tanta magnificencia, 

yO rroloníTiulon de la vida del ducrto, y la bendición para el santo varón. 



DE FEZ Á ALKAZAR '27 

(juc adoraban tantos creyentes! — dijeron, añadiendo que 
retardase el viaje, y concurrirían al siguiente día varios 
cherifes. Les contesté serme imposible, pues había de regre- 
sar para seguir estudiando y rezando en un país que era tan 
hermoso y tan igual como el de los amantes de Mahoma. 

¿Por qué no unir á aquella grandeza de alabanzas á 
Dios, la otra grandeza del nombre de mi patria? ¿Por qué 
no dejar en ese momento supremo de exaltación religiosa 
junto al nombre de Dios el de España? 

¿Cómo era Esbanta? ¿Tenía mucha agricultura r 

La agricultura es la primera preocupación de todo pue- 
blo, porque ella satisface todas las necesidades. 

Cuando veamos la decadencia de un pueblo lo primero 
en que debemos pensar para hallar la causa de su ruina es 
en si sus gobernantes fueron amantes de favorecer el cultivo. 

La agricultura nació antes que la religión. La primera 
representa el cuerpo y la segunda el espíritu. Cuando el 
primero se satisface el segundo reza la gratitud. 

Dios creó primero las plantas que al hombre; su previ- 
sora bondad no habría de crear el estómago antes que el 
alimento ni formar un corazón que inconscientemente ora- 
se antes de recibir el beneficio. 

De la continuidad de hechos bondadosos nació la fe, 
que no es ciega, porque si lo fuese se dejaría llevar por 
cualquier lazarillo doctrinario de errores que mal compren- 
diese á Dios. 

Se ha dicho que de un grano de trigo nace una civili- 
zación. 

¡Dichoso el pueblo que puede producir muchos graneros! 

El Magreb el Aksa (Marruecos) y el Magreb el Andalíis 
(España) tienen poblaciones hermanas, cumbres igualmen- 
te llamadas y fertilidad que les producen el andar de igual 
niímero de grandes ríos. 

En Larache colocó la mitología el palacio de Anteo en 
los jardines de las hespérides, en donde los dragones guar- 



128 PERLAS NEGRAS 



daban las manzanas de oro, y Valencia es un pensil que 
combina toda la riqueza de sus huertas en mosaicos de 
cultivo que el cinturón de la mar resguarda; Abda, la es- 
clava de la tierra, produce hasta el extremo de decirse de 
ella que el día que se haya agotado la producción en el 
país, ella será granero, y Castilla, con sus llanuras como 
las de la hermana de Dukala, es fiel también á la fertilidad 
y sostén de España; Mequinez es llamado «Los olivares » 
y está en el interior, como Extremadura que produce rico 
aceite; Marruecos, la de vegetación más frondosa, de más 
pasmosa producción , sembrada de higuerales grandes ex- 
tensiones, de viñedos otros, las más de cereales, recuerda 
á la costera Málaga y á la interior Sevilla con sus frutas 
verdes y secas , y á Barcelona , la afanosa , porque la capi- 
tal magrebí es la más fabril de todas las ciudades del reino; 
Tafilete en la frontera argelina , como Galicia en la portu- 
guesa, como dehesas ambas de ganado que llenan de car- 
ne los mercados y de cueros un imperio; Rabat, nudo des- 
atado, llave estratégica en una embestida que la tierra hace 
en el mar para cuidar á Salé, como Cádiz con su Trus el 
garb (Trafalgar) que hace alerta en el Océano, jalón en las 
rutas y abrigo á las naves; Mogador, llamado Es-suira, la 
imagen, el retrato, como Almería, que vale tanto como 
espejo, marítimas las dos; con nieves perpetuas las cumbres 
de Be7ii-Uarair y Gaiata, último baluarte que quedará para 
la fe agarena cuando se haya perdido en la misma ciudad 
del Karuin y Muley Idris, como la Sierra Nevada y mon- 
tañas alpujarreñas, bastiones postreros de la resistencia 
musulmana cuando fenecía en Córdoba y quedaba exter- 
minada en el reino granadino; en Safí queda el árbol sa- 
grado de Lal'la-Gobucha como en Vizcaya el guemicaco 
arbola. La peña de los enamorados tiene su homologa en 
el Kef-el-aros, el pico de los novios, en el extremo oriental 
de los Beni-Saraual; el Magreb tiene ocho ríos principales, 
como España, en el S'bú, Lucus, Buregreb, Tensift, Sus, 



DE FEZ Á ALKAZAR 129 



Umrebiá, que desaguan en el Océano, y Muluya y Nakor 
en el Mediterráneo; tres grandes cordilleras atraviesan á 
España (la Cantábrica-Pirináica, la Oretana, central hasta 
Portugal, y la Penibética), todas paralelas, como paralelas 
las tres del gran, medio y pequeño Atlas, que equidistan 
próximamente veinte leguas; en el Atlas central se encuen- 
tra el Kiuf'el'Hammam, el pico de las colorabais, como en 
la Cantábrica el picacho Dormida de las palomas; España 
tiene sus albuferas en dos hermosos lagos como Marruecos 
Ips llamados Danra y Sidi Busalem; aquí la roca de la 

Cherifa como en Toledo la Virgen del Valle ; en una 

parte la Silla y el Suspiro del moro y la Peña de los Ciga- 
rrales toledanos, en otro el recreo de los hijos, y el prodigio 
de losjardiftes en las riberas del Mediterráneo. 

España y Marruecos son dos desposados por la Natu- 
raleza, que conviven en las márgenes de ese arroyo ancho 
que se llama Estrecho. 

Cuando yo acabé mi oración, el rústico pastor, sacer- 
dote y maestro, desde un alto peldaño con las manos en 
forma de vocina, extendió por aquella llanura interrumpida 
por recortes de talco plateado movedizo, y con el acompa- 
ñamiento del cantar de los pájaros y las aguas que charlo- 
teaban al sol vivificante que se anunciaba, una improvisa- 
da kasida. 

« ¡ Dios es grande ! ¡ Dios es grande ! ¡ Dios es grande ! 

¡ Y no hay más Dios que Dios ! 

No crean otra cosa los del camino derecho. Los demás 
no han sido dioses, sino emisarios. 

Mahoma es un enviado de Dios. 

Los que sostienen que hay varios dioses, y adoran á 
éstos más que al Único , no están con éste , que es grande, 
misericordioso, justo, sabio, principio y fin de las cosas, el 
que da la luz y la quita y el que premia. 

Fijaos bien y analizad las doctrinas de los que se lla- 
man hijos de Dios, y cómo lo dicen. 



13° PERLAS NEGRAS 



Ser hijo no es ser padre y como tal Creador. 

El que no crea no puede ser Dios, y si hubiese quienes 
dijeren crear no seguidle, ni á sus defensores, porque sa- 
crilego quiere ser más que el Ünico. 

Nadie crea más que el Ordenador. 

Los santos son hijos de Dios, como lo fué nuestro Mo- 
hamed , pero éste fué preferido. 

Dios colme de goces al enviado. 

Mahoma ha sido el hombre que más resplandece sobre 
los demás como el sol sobre todos los cielos. 

Cuando el sol pasa el puente que hay entre las tinieblas 
y la mañana, los rayos de su luz aseméjanse al astro de 
Medina. 

Así se muestra nuestro Mahomed , cuya doctrina es un 
conjunto de salutaciones á los creyentes, porque se forta- 
lecen en defender al Fortalecedor. 

Creed en él , pues si nó sus rayos se volverán malignos 
para los que no adoren al único. 

¡Dios es grande! ¡Dios es grande! ¡Dios es grande! 

¡No hay más Dios que Dios y Mahoma es el emisario! 

Acudid á la oración. » 

Cuando acabó el fakih, de entre varias manchas de ver- 
dura, de ocultos resguardados lugares y de los patios cer- 
cados por érguenes, se elevaron varios brazos al cielo. 

Eran los que celebraban el oriente de la luz. 

Después silenciosamente se congregaron. 

El doctor me hizo notar que España cuenta para su po- 
lítica en Marruecos con elementos que no pueden disputarle 
ninguna otra nación, cuales son la disposición de sus hijos 
para entregarse á la convivencia con los marroquíes, deján- 
dome orgulloso el pensamiento de creer que á su país diría: 
«no es nación moribunda la que tiene hijos idólatras que 
por ella trabajan incesantemente. » 

La patria — dijo Cánovas — no puede negarse, como no 
puede negarse al padre ni á la madre. 



DE FEZ A ALK AZAR 13 ^ 



Un griego dijo más: «La patria es la casa de todos, y 
toda tu casa debes sacrificar por la de los demás. Tu ruina 
no es la de tu patria, pero la de tu patria sí es tu ruina.» 

Día 7, sábado, — Un grupo de moros vienen á despedir- 
nos hasta el río Sebú que hemos de atravesar. 

Yo paso el primero llevando á la señora á mi derecha; 
después el doctor con varios criados que van estimulando 
con voces, tales como Chakerrá; huí; ¡iah, iah, iah^ el sectil; 

iak, taky (Tri, d'ri , monosílabos que son insultos, onoma- 

topeyas, desafíos y caricias al mismo tiempo. 

Continúan las bebidas europeas para calefacción de los 
fríos sentidos, y comienzan los cantares de los conductores 
con la voz extensa que agita desde la flor del monte hasta 
las piedras del río. 

Este es el camino que conduce á Arzila, á Alcázar y 
Tánger. 

Después de la salida del río hay una pradera con cul- 
tivo, y después un arroyo, cerca del cual existen unas sa- 
linas. 

En Marruecos abundan la sal, las minas y las canteras. 

Cerca de Larache y Mehedia, próximo á los Beni-Musa, 
junto al río Um-rebiá, al O. del curso del río Zis y en la re- 
gión de Haha, hay salinas. Yacimientos auríferos existen 
en la tribu de los Beni-Saraual y cerca de Tsasa. En Alka- 
laia, en Ketama y en la Kasba de Beni-Mel-lal, h^y metal 
argentífero. Entre Mogador y la desembocadura del río 
Tensift, existen minas de hierro, y en los Castillejos, pró- 
ximo á Ceuta, y en Yebel Musa de Ányara hay filones de 
manganeso y antimonio. 

— Europeos, europeos, avisan los conductores. 

— ;Será la comisión militar española fundada hace mu- 
chos años que por fin va á entrar en la casa imperial.^ 

— No; es la alemana que marcha á instruir á la artille- 
ría imperial contra los rebeldes. 



132 



PERLAS NEGRAS 



Se atraviesa el Rdats, y á medida que nos acercamos 
al Had (el principio), se descubren varios aduares preciosos, 
entre los que sobresale el que se llama Ulad del Lucha, que 
no debe ser olvidado por ningún paisajista. 

Hemos encontrado un aduar llamado de Ech-chorfa (los 
cherifes) sobre el Yebel Ed-daaf, cuya fotografía puede ha- 
cerse sirviéndonos de la caja de imprenta, que representa- 
rán: el corchete, la línea de la colina; las oes, vallados con 
chozas en el interior lo mismo que las del interior del cua- 
drado, siendo viviendas asimismo, los circunflejos, veredas 
las rectas trazadas, y cultivo el cuadrado de puntos. 





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A A ••• 

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A A A ' 




Antes de llegar al Had de Curt, el mejasni, que deseaba 
tardar más días en llegar á F*ez porque correrían más jorna- 
les, se combinó con los arrieros, y juntos convinieron de- 
tenernos á las tres de la tarde en un parador que decían del 
gobierno, porque él no respondía de la seguridad de nues- 
tras personas en terrenos más avanzados. 

Los ingleses se reunieron en consistorio y trataron de 



DE FEZ Á ALKAZAR 133 



imponerse, pero el moro gritaba extentóreamente mientras 
los conductores hacían retroceder las muías. 

No me convenía estar más días por las montañas. Se acá. 
baban los fondos, y retardar los días era apurar la situación. 

Llegaba mi hora y era preciso ser más que los moros 
y que los ingleses. 

Hice seña á los compañeros de viaje, y emprendiéndo- 
la ellos con mi bestia y yo con sus cabalgaduras, á despe- 
cho de los soldados del Emperador, continuamos la marcha 
por toda aquella llanura, no sin recibir las ofensas imagina- 
bles de un energúmeno que vio volatilizársele un duro por 
la decisión de un ru7ni. 

Díle el duro en Alcázar para no dejarle atribuir á mise- 
ria española, y así continuamos siempre siendo muy bue- 
nos sidis. 

Los correos franceses é ingleses se dirigían á Tánger, y 
nos comunicaron que aquel día habían entrado cabezas 
en Fez. 

Unas veces subíamos á las bestias, otras hacíamos de 
Bargosis; cambiábamos de vehículo, creyendo llegaríamos 
antes ó nos dolerían menos las carnes; mandábamos mon- 
tar á nuestros criados, apaleábamos á las bestias, increpá- 
bamos á las carreteras, invocábamos á los dioses , mas 

nadie podía distender el camino, y en ese convencimiento 
con 300 de calor aquel día, nos encapuchamos en nuestras 

yilabas que cubría nuestro turbante y, ¡adelante!, dijimos 

pacientísimamente vencidos. 

Sobre el Had de Corts hay una zauia, cuyo religioso se 
aproxima sorprendido y curioso cómo interpreta su en- 
trecejo. 

— jRsch quid culubir ¿Cómo le dicen á CvSte santo: 

— Sid Abd-al-lah el Btiqiur — contesta. 

— Tomad, dadle esa limosna para el aceite ó velas, y 
rezadle. 

No creo se la gastase en rapé ó pólvora. 



T34 PERLAS NEGRAS 



Buscamos el aduar, y habiendo corrido nuestra signi- 
ficación religiosa, nos obsequiaron con leche, candeal, y 
panales de abejas. 

Aquel día anduvimos más de once horas. 

Al siguiente estaríamos en Alcázar. 

A lo lejos se vé Yilali, los santos lugares de Uasán, )' 
Benisi, Falak, Karrarda, Ulad AbuacqiieL Ain-Usif y Ain- 
Sestami, 

Uasan es la ciudad adonde vive el Papa de los musul- 
manes. 

Le he visto en Fez, recordándole su última visita á 
Ceuta en época lejana. 

Su padre quiso ser subdito español, y se presentó en el 
año 1877 en Ceuta con la banda de Capitán General en 
ocasión que el Alfonso XII visitaba la preciosa ciudad- 
fuerte, más el Rey no le hizo caso , enfureciéndose con el 
desvío hasta el extremo de acogerse al pabellón francés. 

Descansamos en el aduar de Ulad Angüiel^ y próximas 
están á aquel lugar las referencias Duar de Hach Tsami. 
Fuduly Agágueda, Asib de Ueld Dauia, y el duar del 
Umimi, protegido francés. 

Los chicuelos del poblado acudían á besar la ropa del 
santo, y éste les devolvía la merced del saludo entregándo- 
les fanits (confites) que se comían á medias con los padres. 
Mi sinceridad, contando los episodios de la guerra y los bri- 
llantes hechos del Rogui, formaron auditorio que se in- 
clinó, no sé por qué, contra los ingleses y en favor del 
Bu'Hamala (i). 

Aquella noche el doctor, el de Lancaster gibraltareño, 
y su señora, se hospedaron en otro aduar más lejano. 



vP El monosílabo bu, corresponde literalmente á padre , pero se ha apli- 
cado á ideas de propiedad y accidente; a^i se dice Bu-Hamara , por cottíiuc- 
tor de la burra; bu-tuii » asoNthro de la largrura; bu-Hamala , mantenedor 
do la entereza; hu-menajer, uno que tiene una gran nariz ; bu-gorra^ uno 

marcadamente jorobado. 



DE FEZ Á ALKAZAR 135 

La tribu de Ulad Musa y el Beriiey guerrean y tienen 
cortado el camino. 

La señora inglesa, por primera vez, convierte en azuce- 
nas las perpetuas amapolas de sus mejillas, y acudió á mí 
interrogándome, y consolada, avanzaron en el itinerario. 

Día 8. — Después de las siete, y hecho el desayuno, su- 
bimos al mercado, que era concurridísimo. El mercado de 
Hadd-de-Curt es de los principales de la región; atrae ne- 
gociantes desde Alcázar, Uasán, aduares del Uarga, Sebú, 
R'dats y de la tribu de Cherarda en más de 8.000 concu- 
rrentes. 

La caravana la formaban diez personas, entre ellas un 
intérprete, tres criados, un soldado tingitano y dos de Fez^ 

Cuando pasamos cerca de ella nos saludamos. La mía 
era compuesta por mí, mi criado y los dos dueños de las 
muías. Nos adelantamos y cruzamos cerca del Uad Uarga 
después de tomar víveres en los aduares. 

Cuando llegamos al Uarga, en donde había varios la- 
vanderos, encontramos á los ingleses que volvían á exten- 
der los manteles por quincuagésima vez. 

Ascendimos á la cumbre pizarrosa, y nos situamos en 
el aduar del Ugibi, cuyo dueño me reconoció Cherif, santo, 
firmando en mi libro : El señor Ahmed el Cherif el Uhihi, 
ofreciéndome su morada á mi regreso. 

Frente teníamos el territorio llamado El Aof. 

Otro parador , la nesala del Aiachi. 

En el horizonte no vemos más verdura que la de los 
olivos de Chenamtnaja. 

Nos acercamos á su sied, rodeado de aceitunos. 

Hay una fuente y un lavadero. 

En alto se ve un aduar precioso, y otro llamado Haitsem 

Descansamos para almorzar cerca de unas chozas, en 
cuyas proximidades hay una noria, muy buen agua y va- 
rias higueras. 



136 PERLAS NEGRAS 



Estamos en la kabila de Sefián ó Be7ti Malee, cuyo 
jefe es Ben Abd-al-lah e¿ Fedli, teniendo á nuestro frente á 
los dechares nominados Lanabra y Uled Barca. 

Más adelante hay una gran llanura circundada por diez 
colinas casi iguales; á la izquierda, pero lejanamente, se 
distingue la Karia (alquería) de Ben Auda, y junto á nos- 
otros, sobre el arroyo que atravesamos y que empieza á 
anunciar la vecindad de Alkasar, varios murallones derruí- 
dos que tienen á la derecha otros idénticos. 

Ya se cae el lápiz de apuntar, y la frente la agobia la 
calentura. 

Ya se divisa Alkasar. Sus huertas frondosas recrean á 
los viajeros, que han corrido por las montañas para no ser 
sorprendidos por los anárquicos. Hay un puente. Se atravie- 
sa y se observa á la anhelada por el infortunado Sebastián. 



Colocada á la derecha del río Lucus, en una llanura fér- 
til al pie del monte Sarsar, en el límite de una ramificación 
del Atlas, está encerrada en un cintillo de verdura con ador- 
nos de aguas relucientes, la antigua ciudad de Gran Al- 
cázar (K'sar Quebir), que es grande como la palma de la 
mano y no tiene Palacio. 

Corresponde á la jurisdicción de Jaljali , y es etapa ne- 
cesaria y punto estratégico para las expediciones que se 
dirijan hacia Larache, Arzila, Uasan, Fez, Mequinez y las 
que vengan de Ceuta, Tetuán y Tánger. 

Eran las seis y cuarto de la tarde del domingo 8 de 
Marzo, cuando llegamos al lugar en donde habíamos de 
levantar las tiendas, abatidas en el Had de Corts. 

Los criados nos abandonaron, ávidos de entrar en la 
ciudad para recrearse en el quif, cabe algunos colegas con- 
tertulios en dar er kahtiayi [cSiSdi del cafetero), y visitar á 
Venus para contarle las aventuras de la guerra y del viaje. 



DE ALKAZAR A TÁXGER ^37 

A las nueve de la noche empezaron á sonar tiros alre- 
dedor de nuestras tiendas. Creí fuesen salvas por nuestra 
llegada; pero el oficial de Lancaster, arrastrándose desde 
su tienda á la mía; en un volapuk anglo-hispano-arábigo 
mímico me invitó á apagar la luz, pues era el único punto 
de referencia para los salteadores que merodeaban por Al- 
k'asar, prologuistas de la anarquía acaudillada por Raisuli, 
que posteriormente ha dominado la región. 

Acudieron á nuestra defensa el kaid Ueld de Harrada y 
toda su gente. 

Después se incorporó el jalifa El Garábeli con los su- 
yos , acompañándonos hasta las doce. 

Dormimos con la tranquilidad en que cae quienes traen 
en las postas respectivas cien kilómetros; sobre el cerebro 
la presión de cien calorías, cien sobresaltos, y ha de en- 
tregarse al fatalismo; lo que esté escrito, que se parece al 
otro fatalismo lo que Dios quiera después de haber oído 
cien tiros sobre nuestras cabezas. 

Al amanecer, los guardianes recibieron la muña, ayuda 
que les dimos, y entramos en Alk'asar. 

Por fin hablaríamos con españoles ilustrados, que nos 
darían noticias de España. 

Hicimos hora discurriendo por aquellos angostos antros 
que no otra cosa que tripas estrechas, desaseadas y laberín- 
ticas son las calles de Alk'asar, sin haber hallado monumen- 
to artístico digno de impresionar más que la torrecilla som- 
breada por palmeras de la mezquita nombrada de Sid 
lakub. 

En la ciudad que tiene de patrón á Sid Ali Bugalen 

hay dos vías estrechas que se abren en ángulo recto 

desde su vértice: el mercado junto á un puente; siendo la 
primera la que conduce á una alkaiseria, calle principal 
del comercio, correspondiente al distrito en donde vive la 
colonia israelita y la europea, y la segunda, la que enca- 
mina á la ciudad marroquí que teme contaminarse en su 



138 PERLAS NEGRAS 



convivencia con los no elegidos, resto la población de glo- 
rias en ruina. 

En sus cercanías hay un lavadero y varias zauías, como 
la de Sid Ali ben Freha y Sid Mojoluf. 

Volvimos á nuestra tienda , y en ese instante una bala 
atravesó el lienzo de la mía. La mano que movió el gatillo 
me conocía cuando estuvo tan poco certero. 

Regresamos á la ciudad y pudimos ver al señor de 
nuestra representación , quien se admiró fuese yo el corres- 
ponsal que la prensa española había ya colocado bajo la 
inscripción R. I. P. 

Salimos de Alcázar. 

En el nombre de Dios. Ya no nos quedan más que dos 
días. 

El camino está en suave cuesta, que lleva á un llano. 

A la derecha hay dos aduares y á la izquierda uno. 

Más adelante, el Uad-Rur; los campos están invadidos 
de cigüeñas y de flores diversas. 

Si os colocáis en cualquiera de las aldeas Yebaniats, 
Dokarauhan y Saraula, dominaréis la llanura de Ulad el 
Haddad , que fué testigo de la famosa batalla que Ali Bey 
describió y otros han plagiado, ocurrida cerca de Uad el 
Majsen. 

El Rey D. Sebastián no murió en el río; ni la época de 
la guerra , ni el punto ese del río dieron agua bastante para 
sumergir al caballero cristiano. 

Después de la batalla de los Tres Reyes, que recuerda 

c Vinieron los sarracenos 
y nos molieron á palos; > 



se levantó el aduar de Be7i Said, aunque aquí no sabemos 
cuáles eran los peores. 



DE ALKAZAR A TÁNGER 1.39 



¿•Quién designó á D. Sebastián para invadir terreno que 
no era suyo? 

¿Fué el mismo que le dio la victoria á los únalos; ó es 
quien, reconociendo el catolicismo de un pueblo cristiano 
de veinte siglos, concede el triunfo en Cavite y Santiago 
á uno bueno y protestante de ayer? 

¿Quiénes son los mejores? 

En este sendero hallará el viajero el histórico lugar de 
Sid Abd-al-lah el Hamédí, ermitaño que guerreó contra el 
Rey lusitano que fué sepultado en la iglesia de San Fran- 
cisco, de Ceuta, y más tarde trasladado al panteón de 
Nuestra Señora de Belén , de Lisboa. 

Próxima está la nesala de Uladehia. 

Hemos atravesado el río; nos acompaña un morador 
del aduar Riahi, que nos aconseja salgamos de aquel te- 
rritorio , pues la guerra se hace también aquel día entre los 
del Beriiey y Musa. 

Pregunté por los ingleses , y me contestó : « Esos ayer 
noche huyeron, y habrán adelantado más de medio día de 
camino. ;Para qué vienen aquí esos rumisr» 

Se despide de nosotros, y penetramos en el Gaba, en 
donde el taraje cubre nuestras bestias. Arreamos á éstas, 
siempre dirigiendo la vista hacia la parte que guerrea, 
distinguiéndose el humo del tiroteo. 

Pero está lejos : más de dos horas de camino á la dere- 
cha de nuestro sendero. 

Estábamos predestinados á ser testigos de toda la anar- 
quía de la provincia. 

También nos dijo que habían degollado á unos euro- 
peos, que supusimos nuestros compañeros de viaje. 

Descendimos á un valle, en el que se distinguía una 
huertecilla con naranjos. 

En lo alto hay un cementerio guarecido por olivares; al 
pie se celebra el renombrado Sok telata de Raisana^ que 



I40 PERLAS NEGRAS 




iinprcscindiblemente ha de figurar en todas las cartas, pues 
su situación es en la confluencia de todas las veredas y do- 
minando á la tribu de Benigorfat y á He/s Scrif. 

En este instante, mientras atravesamos la maleza, el 
aroma de las flores silvestres impone detenernos para aspi- 
rarle, y mientras esto ocurre se oye algo que mueve las 
ramas que dan á la vereda. 

— ¡Son pasos, sí! — dice Lenyeri. — Esbár, espera. 

Un grupo de hombres se nos aproxima. 

Al ver mi aspecto créenme de ellos, pero de más alto 
linaje, y se acercan para besar mi ropa. 

Yo les pregunto adonde van y qué noticias hay por- el 
camino. 

Kra gente de paz y no ocurría otra cosa de mayor 
cuantía, sino que en la atesta roja de Tánger merodeaba 
el Raisuli para apoderarse de los dineros del Sultán. 

lín el mercado, desierto ese día, que el mahometismo 
celebraba el primer día de la Pascua, nos encontramos un 
correo que iba para Fez, á quien le participamos las noti- 
cias, aa>nsejándole adelantase para incorporarse al grupo 
que hablamos encontrado. Le dimos comida y él á su vez 
la noticia de que las tribus de Vlad Aros y Yebel Habió 
llevaban dos días de pelea, aconsejándome enviase emisa- 
rio iicl aduar de />< // Daiui, próximo, para conocer noticias 
y poder seguir el viaje. 

IVmiKtamos en Bín Daua. pero no enxié emisarios. 

- ¿Por que: :Impedinamos la rebeldía: ¿A quienes 
atacaban: Si a U>s moros, yo era cristiano; si á los cristia- 
nivs, \x> cn\ el moro que en caballo rergui\ enjaezado de 
\ OTxlo, estu\x> en el centro de la plaza del Mechuar de Fez 
sacudicmio los trozos de sesos que caían sobre su rop>a de 
un dcstT\>7.ado cráneo qiíc un berbensco traía en la pica. 

;.r. , *^iS ^\ V J\7^J una macne mora nos trajo como 
iifcftii Hts dvvs b.i;as. pues era la un:ca m^xred que podía ha- 
ttr é un i ¿ rv-quo \"a cv>iKv\vn ix>r '.as referencias de los pe 



DE ALKAZAR Á TÁXGER M^ 

rcgrinos que ha dos días habían pasado por rí\uc\\ví /¿sa/a. 

El padre de las muchachas rezó junto á mí; yo revol- 
vía también mi rosario y después no nos dimos punto de 
reposo , él preguntando y yo respondiendo. 

Trajéronme comida que acepté, como es de rigor; les 
regalé azúcar y té; correspondí al presente de la madre, 
donando á las hijas alguna plata, y habiéndome oído ha- 
blar de medicaciones hube de indicarles algunos remedios 
á la tribu que invadió la estrecha y sucia vivienda. 

Estamos en la kabila de Beni Hasén. 

Se llama el aduar Siguédla^ y componen la r'óa: El 
Meddiar, en donde hay un cortijo que se llama de Abelar- 
do; Ulad Sian, Selauiai, Ain Dalia, «situada en la ver- 
tiente de una montaña, desde la que se domina una her- 
mosa vega » ; y Hayar-cl-uehal. Este sitio es abundante de 
leche y carne. 

Los más hacendados del aduar me obsequian liberal- 
mente, contribuyendo á esto la festividad que celebran. 

Frente al empinado aduar se divisa el mar, y como vi- 
gía está el dicho Charf-el-Akah. 

No recuerdo en qué lugar del itinerario situar á los 
aduares Dechar Yedid y Ulad Bu Hamaida que aparecen 
en mis apuntes, no obstante saber que deben estar coloca- 
dos delante de Daraua , que ya hemos dcscripto. 

Volvemos á visitar á Berrian; divisamos Akba-el- Ma- 
mara y adivinamos á Tánger. 

¿Y Raisuli? 



Día 10. — Otros europeos se divisan desde nuestro pa- 
rador, situado detrás del Mehar/uir, y que corresponde á 
la rba. 

Hay otros que se llaman: Cheraká, Dar Sehiru, Bug- 



142 PERLAS NEGRAvS 



dtir y Ain Bel-lot, en una prolongada montaña que se 
acerca al litoral. 

El oficial de Lancaster se ha marchado solo, no puede 
aguantar más las molestias del viaje y se decide á ser hé- 
roe, dejando que su bestia haga entrada en Tánger á cual- 
quiera hora de cualquier día. 

Yo repaso mi libro de notas tomadas sobre la muía, y 
por ello con tantas irregularidades las letras como acciden- 
tes el camino y tropiezos la bestia. Sólo están correctas las 
firmas de ministros musulmanes, las de afectuosos israeli- 
tas de Fez , las de hombres religiosos de las tribus y certi- 
ficaciones de reconocimiento de mi linaje y pases de trán- 
sito por los chejes. 

Mientras viene la mañana que nos dará luz para pre- 
senciar un entierro (guinasa) , hablamos con los moros de 
cosas de España, desprestigiadas por los alrededores de 
Tánger. 



La muerte de un musulmán es acontecimiento que im- 
presiona desde el aduar hasta los siete cielos. 

Sabido el fallecimiento concurren plañideras todas las 
mujeres del aduar, llevando tocas blancas (toballas) sobre 
la cabeza y pronunciando la profesión de fé. 

Los varones se encargan de lavar el cuerpo y envol- 
verlo en una banda de tela. Después lo colocan sobre unas 
parihuelas y llevado entre dos filas de hombres con yilabas 
blancas y que van rezando, le conducen al lugar del ente- 
rramiento, generalmente junto al santuario. Todos darán 
una paletada, como todos los moros del aduar contribuirían 
á levantarle la choza, que es obligado el auxilio mutuo 
entre ellos, y colocarán el rostro del moribundo hacia el 
Oriente, de donde sale la luz. 

La única frase de consuelo que se escapará á aquellos 



tAxger 143 

acompañantes para los dolientes será ¡tá el mesquinl ¡ah, 
el pobre! Cuando acabe la ceremonia prorrumpirán todos 
en las mismas frases con que el musulmán entregó su alma 
á Dios: « Al-lahu acbar; aschhdú, la iláha in el-lah; aschhdú 
ana sidna Mohamed rasulal-lah.» 

Dios es grande; declaro no hay más Dios que Dios, y 
que nuestro señor Mahoma es su emisario. 



¡ Tánger ! 

j A tí volvemos y ojalá fuese por poco tiempo ! 

Descansado algo el espíritu de las vivas impresiones de 
la lucha, de la amenaza perpetua y del trabajo constante, 
y repuesto el cuerpo de sus fatigas, me agradaría repetir 
la jornada. Sí; allí, que cuando se pelea es con las armas 
y cuando se descansa es sobre las piedras, más blanda la 
roca y menos mortífera la bala que la sátira de la malevo- 
lencia (i). 



Parece que fué ayer y hace tres meses próximamente. 

No ha pasado nada y van degollados más de 600 hom- 
bres; han transcurrido ocho meses desde el comienzo de la 
guerra y hay en Fez cuatro misiones militares europeas 
auxiliando cada una como puede. 

Tánger lo mismo. Con la misión militar española; con 
las reuniones ascéticas del convento, morada de hombres, 
que ninguna nación de Europa mantiene en ese país; con 



(1) Itinerario recorrido por el autor: De Ceuta á Táng^er por mar, millas 
á kilómetros, 69; de Tánger á Tetuán por Ányara, pasando por Belaisch, 62 
kilómetros; de Tetuán á Larache, según Canal, 79 km. (¡!); de Larache á Fez, 
según Bermudez Reina, 182 km.; de Fez al Sebú, según el mismo, 4 km. (tres 
veces) 12; de Fez á Alkasar, 137 km.; de Alkasar á Tánger, 110 km.; de Tán- 
ger á Ceuta, por Ányara, 55 km. Total, 706 km. 



144 PERLAS XEGRAS 



reuniones en donde la mordacidad hace anatomía de los 
caprichos de algunas damas; con saraos á las huertas y al 
Marclián; con Lügaro que quiere beneficiar á Inglaterra 
si no lastima á España; con la incubadora de mentiras; 
con la española y roguista reunión de Britys Farmacy, que 
preside Guita; con mis amigos Mr. Gastón Bouchet, sabio 
francés y viajero naturalista y escritor; Mr. Haris, aventii 
rero periodista que á su arriesgo y al Times debe un pala- 
cio que levanta en las playas de Tánger, y Cunninghan 
Ghaham, socialista culto de aspecto de soldado de los ter- 
cios de Flandes; con la guardia á Mis y á lady María; con 
el cherif de rojo selham; con el príncipe Nakor; con el Sa- 
gasta de Marruecos, el albino y caribondadoso Torres, y 
con Torres el corresponsal del Heraldo. 

¡Siempre igual! Hace veinte años lo mismo que hoy. 
Dentro de veinte años, salvo algunas mutaciones de insig- 
nificante transcendencia, estarán las más como las chozas 
de algunos aduares, empotradas como aves de rapacidad en 
el nido alejado é infiscalizable. 

Envidias entre unos y otros; ministros sin plan defini- 
do; oficinas indecorosas y sin intérpretes; agentes oficiosos 
mal retribuidos, si conocen el idioma árabe, é indebidamen- 
te si no lo conocen; médicos que no conocen el idioma del 
país necesario al instinto de las enfermedades para mejor 
ponerse en relación con los doctores, y españoles al servi- 
cio de interpretación de los extranjeros. 

Eso es lo que hay, contradicciones y errores. 

Lo que no es error es que tengamos allá al excelentí- 
simo señor D. B. Cólogan. 

Esperemos su obra. 



Antes del año 1880 España seguía la política inglesa 
No se acordaba del ensanche que la Gran Bretaña hacía de 



TÁNGER 145 

Gibraltar en el campo y ciudades españolas, ni de los ma- 
paí? con la parte que Inglaterra llama Andalucía británica^ 
de las islas Canarias que la nación sostiene y explota la 
mercantil Albión; ni de Portugal como campo de operacio- 
nes para cualquiera invasión, ni acaso que impidió nuestro 
avance en Marruecos en el año 1860, ni de las distintas 
tentativas de asalto á algunas ciudades nuestras americanas 
y peninsulares, cuando también olvidaba que los buques, 
con pabellón de S. James, en aguas del Estrecho, per- 
seguían inopinadamente y en son de burla para nuestra ban- 
dera, á los correos que de la costa africana habían de tomar 
puesto en la primera nación de Europa en aquel clima. 

Pero varió de rumbo la política de la nave del Estado, 
y los innominados africanistas que hacen labor muda pa- 
triótica, y los Saavedra, Ruiz, González, Villalta, Navarro, 
Comandan, Rinaldi, Marín y otros, elementos inestimables, 
maestros en la lengua árabe, se ven sorprendidos con la 
Conferencia del 3 de Julio de 1 880, los primeros por ver 
derribados sus trabajos, los segundos desde las mesas á las 
que le destinaron cambiando su papel de intérpretes polí- 
ticos por el de sesudos homes traductores de rancios pape- 
les de cuestiones que no habían de resolverse nunca. 

La Conferencia de Madrid nos impide avanzar, nos 
merma, y esto es lo peor, el campo de nuestra influencia y 
limita nuestra protección ulterior hacia los marroquíes, y 
nos hace renunciar á ejercer protectorado sobre oriundos 
españoles de ambas religiones, islamita y mosaica. 

Siguen gobernando á España los ancianos sabios, ex- 
pertos, valientes y previsores, que no pueden entregar las 
riendas á la juventud moderna, gozosa de confraternidad 
humana, y vienen los acontecimientos de Melilla, la visita 
de Brischa, un naufragio, un odio de los marroquíes que 
cobraron 400 vidas españolas por una bofetada, una 
verdadera Embajada y pérdida del concepto de pueblo va- 
leroso que el español gozaba. 



146 PERLAS NEGRAS 



Esa visible decadencia no nos movieron á una campa- 
ña para detenerla, y dejamos sin enviar comercianteá', ni 
formar batallones de infantería y escuadrones de caballería 
indígena en las colonias con jefes del país, ni enviar labra- 
dores para aquel cultivo, ni traer de Marruecos brazos para 
nuestras minas. 

Mientras haya españoles, ya ministros, ya generales, ya 
diputados, ya senadores, ya banqueros, ya artistas, ya la- 
bradores, ya desocupados que crean que vivir en Tánger 
es estar expuesto á ser sorbido como un huevo por algún 
kabila de ojos sangrientos, labios como bordes de tinaja. 
mano descomunal blandiefido extraordhiario yatagán^ estare- 
mos creyendo los cuentos de Las Mil y una Noches, Las 
Aventuras de TelémacOy las descripciones de ciudades, las ex- 
pediciones polares y los servicios meritísimos que se fanta- 
sean desde alguna quinta de recreo de la ciudad cosmopo- 
lita, cómodo y alegre hogar que Europa ha hallado en su 
turismo político por las riberas hermanas de la que el cris- 
tianismo llamó salvaje África. 

Hay que volver á Marruecos, no á znvir sobre el país. 
sino como fueron Alí-Bey, el Bagdadi y Abd-el-Kader Ben 
Ed-yilali, á estudiar, á hacer por España, á unirla con Ma- 
rruecos; y para ello la patria debe pagar hombres que no 
arrastren el difícil bagaje de la familia, como hace Mr. Haris, 
como hizo el Dr. Lenz, como practican las comisiones que 
viven en Fez, como hacen todos los que no persiguen cons- 
tituir el Erario nacional en letra abierta, y en Capua ciertas 
ciudades magrebles. 

Mas pasará esta guerra , vendrán otros aconteci- 
mientos y culparemos á los gobernantes que han 

dado dinero , pero que no han alcanzado la influencia en 

Marruecos que para su Patria necesitaban. 

¡Y ttttti contepiti! 



ALKAZAR S'GUER 147 



Mañana salimos para Ceuta por Alcázar Seguir de la 
tribu de Ányara que describiremos más tarde. 

< Guarneciendo de una ría 
la entrada incierta y angosta » , 

está colocada la ciudadela de Kerim-el-ketama , ó Alcázar 
Seguir, fundada por Sid Abd-el-kerim-el-Ketami, de quien 
toma nombre. 

El río es llamado Marchar, pero los árabes le nominan 
por Halk ó desembocadura. 

Hoy es ruina que los encinares habitan y que hace mo- 
rada algún merodeador de la mar que, bajo sus muros, halla 
abrigo, ó de mahometana labradora que, bajo sus arcos, vi- 
gila los hornos que cerca de aquellas murallas de piedra 
hacen carbón los árboles. 

Alcázar Seguir tiene delante una avanzada con triples 
portalones y una línea de aspilleras, ya caídas; en el inte- 
rior una plazuela con barbacanas y dos torreones centrales 
separados por un gran arco, que conduce á una guardia 
trasera que daba sus soldados á la larga muralla que corría 
á la derecha del cuerpo principal del Alcázar, bella y es- 
tratégicamente situado. 

No puede decirse del que fué hermoso recinto de la 
grandeza, con todas las trazas de atalaya soberbia, y con 
los picos de las aspilleras coronadas como símil de inabor- 
dables alturas de peñascales ni de lo del castillo toledano, 

a De San Servando ó Cervantes 
Donde nada se hizo nunca 
Y nada al presente se hace. > 

Alfonso V de Portugal lo tomó en 1458 y comenzó des- 
de él la tarea de someter á Tánger y Arcila, que consiguió. 

Otra vez: ¡Gibraltar, el Estrecho, Sierra Bullones y 
Ceuta! 



148 PERLAS NEGRAS 



¡Cuatro problemas en un polvo de tierra y dos dedos 
de mar! 

Podríamos decir aquí como el Duque de Rivas escribió 
en el álbum de Olózaga: 

Si hoy á la voz de la amistad no cedo 
es porque el peso de mi mal me abruma , 
j)erdonad mi silencio , ya no puedo 
mover el pensamiento ni la pluma. 

pues la constante manera de intranquila vida, desde niño 
sometida á labores de educación y magisterio; la dirección 
dada á mis inclinaciones que, tal vez por debilidad fisioló- 
gica, se encaminaron á las aventuras; la clase de libros á 
que sometí la retina de mi memoria y la vida inquisitorial 
como horca caudina soportamos los que, como yo, vivía- 
mos en Ceuta; el resquemor constante de que pudo hacer- 
se mucho y no se hacía nada, y los que como yo sienten 
instintivamente la justicia, de tal suerte han maltrecho mi 
cuerpo, que sólo el fuego de entusiasmos patrióticos le 
mantuvieron firme y responde hoy á la galantería que no 
puede tener tardo cumplimiento de la reiterada súplica de 
invitación por la Sociedad en la que confi-aternizan los ele- 
mentos de fuerza de la tierra y de la mar de esta patria, 
de la que puede decirse ser el conjunto de todos los bie- 
nes sin mezcla de mal alguno , porque ella es la gloria. 

Y á satisfacer voy, tomando como motivo «Ceuta y su 
ensanche,» pudiendo fijar como lema: 

«Por Ceuta bien puede desaparecer una nación» (i). 

Tendida sobre el mar como afrodita que surge, ya la 
veis indolente sultana que se reclina en un césped azul, 
coronándola siete cumbrecillas, ya matrona guerrera que 



(1) El autor intercala aquí una de sus Conferencias en el Centro del Ejér- 
cito y la Armada. (N. del E.) 



CEUTA 149 

acecha Ceuta es la primera ciudad fundada en todo el 

continente de África; por eso la'fé de su bautismo está 
inscripta en páginas siro-caldeas con la voz Ceit^ principio 
de hermosura. 

Yo no he de decir á mis oyentes la belleza de su cuer- 
po ; las grandezas de su vida sí las referiré. 

Calderón de la Barca , en su obra El Principe constante^ 
dice de ella: 

Fué tu intento que llegase 
aquella ciudad famosa, 
llamada en un tiempo Elisa^ 
aquella que está en la boca 
del fretohercúleo fundada 
y de Ceido nombre toma; 
Que leído Ceuta en hebreo 
vuelto en el árabe idioma , 
quiere decir hermosura 
y ella es ciudad siempre hermosa. 

El escritor lusitano Faria So usa dice que en unas zan- 
jas de cimientos de ruinas de Ceuta encontraron en el si- 
glo XV una leyenda que decía : 

«Yo poblé de mi linaje esta ciudad; sus habitantes se- 
rán famosos; tiempo vendrá en que sobre sus dominios se 
csparcerá mucha sangre de diversas naciones, y hasta el 
último siglo permanecerá su nombre.» 

Pero ¿qué pueblo y en qué caracteres se escribió la 

leyenda ? 

Necesariamente hemos de creer que todos, pues todos 
sus poseedores, como avaros de las primicias de la pose- 
sión, borraban con palabra de su idioma la del anterior. 

La Reina de los megatonios deja su puesto á los feni- 
cios que se establecieron en su deseada Abyla, y una vez 
es llamada Cepta^ la cercada, por sus murallas roquizas natu- 
rales, otras Sukara, deslumbradora por lo claro de su cie- 
lo, lo puro de su ambiente, oasis para el nauta; la poseen 



15° PERLAS NEGRAS 



los griegos, y su nombre Keuta, la escondida, se cambia 
por Epia delfos en razón á los siete montes gemelos que 
adornan el quersoneso; la toman los romanos, y en ella ven 
una copia de Roma, por sus siete nombres que, como el 
Janículo, Aventino, Capitolio, Vaticano, etc., festonean la 
ciudad imperial, que, cual Ceuta, se cobija como nido en- 
tre la espesura de sus jardines; los godos y árabes se re- 
parten su mando, y al perderla y recobrarla repetidas ve- 
ces la Septa gótica, Sebta muslímica, es Sebsa la encon- 
trada , siempre Sebitsa-el-hámara, la ceutita clara, la rien- 

te, la roja, la enamorada, la única. 

Había de responder á su nombre la primera , y fué 

la primera etapa de los viajes de sidonios, y por ello la lla- 
maron abryda la vereda, especie de piedra miliaria como 

jalón en el mar. Procopio la llama vestíbulo del Imperio 

y desde entonces se la concede el título de capital de Civi 
tas romanorum; luchan los godos con los latinos y discu- 
rren la inmediata posesión de Ceuta como freno de la Mau 
ritania, y la hacen capital de la provincia transfetense que 
comprendía diez ciudades, como si dijéramos, cabeza de la 
Andalucía de este lado del Estrecho, que ya veía agitarse 
los estandartes rojos del fugitivo de Medina, Cristo de la 
Meca; los hijos de éste galoparon sus potros yemenistas 
por el Aksa^ y Ceuta fué la barrera por un tiempo que retar- 
dó la invasión, como España fué la muralla puesta entre 

dos continentes al torrente de los sarracenos , y en todo 

este tiempo es tal su esplendor, que fué llamada la univer- 
saL pues allá convivían el remero bizantino con el lusitano 
mercante, y el godo guerrero con el mahomedí artista y 
sensual. 

Dios había dispuesto que España parase en la desgra- 
cia, en época de obispos traidores, nobles corrompidos y 
reyes disolutos, y por Ceuta envió la racia que barriese la 
sociedad goda, haciendo de la perla del Mediterráneo la 
licnila do campaña como centinela en el mar de la Historia, 



CEUTA 151 

seminario de las armas y las letras, generadora de manu- 
facturas , antesala de la otra Andalucía de esta patria ribe- 
ra que desde entonces troca á España en la primera na- 
ción entre los pueblos constituidos. 

Desde entonces se enarbola un estandarte de cultura 
originalísima, que aún hoy es encanto de soñadores artis- 
tas; desde entonces se constituye España en palenque 
durante ocho siglos de guerreros, sala de armas para las 
futuras conquistas que habían de hacerla, asimismo, la pri- 
mera para los Napoleones de siglos aún no venidos; desde 
entonces España quiere conocer el mar y hace de Ceuta el 
primer arsenal de naves de hendidora quilla, y Ceuta da el 
primer explorador de todo aquel tiempo, el famoso Edris, 
inventor de la esfera armilar, geógrafo eruditísimo y reve- 
lador de Tumbuctü. 

Inquietos los monarcas del Magreb por ser guerrera su 
ley, y dibujándose en el horóscopo la proximidad de nue- 
vas invasiones, constituyen Ceuta en un reino que apelli- 
dan ciwra sebtauia como valladar á la avalancha; mas llega 
el aguerrido Yusef-ben-Taxefint que prepara la invasión de 
los almorávides, dinastía de un siglo de esplendor guerrero 
y colonizador, y Ceuta vuelve á ser elegida para la con- 
quista, y en Ceuta nace, de la cautiva cristiana Kamra, la 
luna, el famoso Ali-ben-Yusef, llamado sol de hermosura, 
hijo de Taxefint, comedor de entraña de tigres, bajo cuyo 
centro, por primera vez en la Historia, se amparan los dos 
reinos de uno y otro lado del Sakak ó Estrecho. 

Al terminar la dinastía de los hamudíes, berberiscos 
esforzados, nos dejan la recordación plácida del nombre de 
Yusef ben-Hamud , de matriz septense. Sultán que quiso re- 
posar bajo la tierra de la maravillosa fábrica Aljama y Me- 
darsa. Catedral y Universidad de la medina Sebta que el 
construyó y que produjo varones ornamento de las cien- 
cias que allí explicaron: el gramático sevillano Aomar el 
Zobeiri, el fakili renombrado el Becri, el filósofo Murucli, el 



152 PERLAS NEGRAS 



sabio Atik-ben-Rachik, el erudito Aben Hautalah y el 
maestro Ishac-ben-Curcul. 

En Ceuta nacieron Ben Hamad , historiador apellidado 
el sabio, durante diez siglos; el Hosain, legislador en el rei- 
no granadino; el Yasobi que compuso solo una biblioteca, 
lugar tópico de los preclaros ingenios de aquellas edades; 
el doctor ilustre, el Fígiri, fallecido en las Navas de Tolosa; 
el elegante poeta religioso Abbás L'ajami; el kadí Aiad, 
llamado el sabio de Occidente, cronista y poeta; Ben 
Rochaid, predicador y comentarista; Edris el Estrabón ára- 
be; Ben Alí, escritor y orador, guerrero muerto en un campo 
de batalla cerca del Guadairo; Axat, que escribió la biblio- 
teca de leyes; Bel Abbes, fundador de ciudades en Argelia, 
ilustre Nemrod ceutí; Sid Embarec, llamado el guerrero de 
Ceuta, en la que aún se conserva su mezquita, y la anciana 
Aicha que representa hoy para los musulmanes la patriar- 
cal, la madre venerable que simboliza el amor, la leyen- 
da, el hogar, lo más santo de la tradición mahometana (i). 

Pero hay más. 

La religión ha sido siempre el heraldo anunciador de 
las armas, y la cristiandad entonces, que pugnaba por la 
victoria, manda desde Calabria los primeros peregrinos en 
los hermanos Ángel, León, Samuel, Nicolás, Ugolino, Dó- 
nulo y Daniel, que con sacrificio del cuerpo caen para ser 
llamados los mártires de Ceuta , mientras en el sancta-sauc- 
tarum de su basílica se guardan reliquias de Acio y otros 
santos varones. 

El santo Rey Fernando III quiere debilitar el poder de 
su rival de Sevilla, Almamun, y piensa en Ceuta, que se 
subleva con Abu Muza, hermano de aquel, ayudado por el 
jeque Aben Hud, rompiéndose el imperio de los moraviti- 
nes y comenzando la dinastía de los merinidas, testigos de 
la caída de los reyes de Granada. 

vU //#/»>s ihtstns tiv ieuta, por el amor. 



CEUTA í53 

¡Ah! Ceuta entonces con 30 grandes puertas, con to- 
rreones y minaretes, alcázares y jardines, llamada la rega- 
lada, la Sebtisa, la dorada ¡Quién la hubiese visto en la 

época de su esplendidez de sultana ! 

En el año 1 308 Abu Thabet se coaliga con Jaime de 

Aragón contra el rey granadino y ponen sitio á Ceuta 

que al fin entrega sus tesoros, que eran cuantiosos, con los 
que se construye la célebre mezquita de Santa María de la 
Alhambra de Granada, regalo de la obra arquitectónica de 
los nazaritas, perfección del arte que en él se admira, y 
ocasiona que un gobernador de Tarifa llamado el Bueno, se 
incendie en heroísmo bárbaro. 

Portugal , colonizadora y grande en el siglo XV, imagi- 
na su posesión, y al conseguirla en 141 5 el que anduvo las , 
sitóte partidas del mundo. D. Pedro, hijo del Rey de grata 
memoria y de la Reina amada, tremola el rojo real estan- 
darte lusitano en la Torre de la Vela septense , y es Ceuta 
la primera conquista de Europa en África, siendo tal la 
importancia, y aquí hace falta que paréis un punto, que de 
ella se dice : dio comienzo al movimiento marítimo de las 
naciones, y su posesión colocó al hombre dueño de toda 
la morada del mundo. 

Si discurrís existen las bibliotecas de Oxford, Cambrid- 
ge y Madrid y archivos de Salamanca y Vaticano, conser- 
vadores de riquísimos volúmenes, pensad que el papel en 
que fijaron sus impresiones los ingenios de aquellos remo- 
tos tiempos se fabricaron en Ceuta, Valencia y Toledo du- 
rante el siglo XI. 

Revisad la numismática nacional, y la ceutí os dirá que 
perdida una fecha de gran importancia histórica (la de los 
hamudíes) ella puso en acuerdo las crónicas ( i ). 

La Botánica se enriqueció con varias plantas cultivadas 



(1) El autor tiene publicado un trabajo que se titula Numismática sep- 
tense. 



154 PERLAS NEGRAS 

sólo en aquel clima y sostenidas por un valí de Ceuta, y 
de aquellos ejemplares queda el naranjo centí, regalo para 
los sibaritas. 

La Cerámica adquirió tanta importancia que, como re- 
cuerdo en Marruecos, llaman sebtauis, naturales de Ceuta, 
á ciertos objetos de barro que allí se manufacturaron. 

En el libro de viajes del gran Cristóbal Colón, el mismo 
día 1 2 de Octubre , fecha del arribo , suena el nombre de 
Ceuta y porque con ceotis. equivalentes á blancas de Castilla, 
se cambiaron las primeras materias que nos habrían de 
poner en posesión de un mundo que nosotros no hemos que- 
rido consentar. 

Los primeros exploradores de las Carolinas importaron 
,1a palabra, y los indígenas llaman Ceuta á la constelación 
I. a Corona, ¡que hasta en el cielo está escrito su nom- 
bre! 

V no es su clima, como vaho de salud, ni su tranqui- 
lo mar, ni su sol, que con la verdura se combina para dar 
tono de perpetua sonrosada aurora á su luz, mueven á los 
bardos, ni a los sabios, ni á los guerreros, ni á los san- 
tos, ni á los artistas, j-a babilónicos, ya griegos, romanos 
\* godos, árabes, portugueses y españoles á encumbrarla 
hasta el extremo de hacerla sobre-terráquea, mitológica 
casi; pues Abyla, en las teogonias pasadas, era la espalda 
do Hercules que sostenía ese manto de estrellas, en la que 

lixlo mortal jx>ne su alma todos la tienen presente, 

amio ima adoración se tiene en el corazón, y como el pen- 
samiento único do un alucinado esta en la mente, en la de 
tiHÍtvs esta Ceuta. Tor eso O, Knrique cautivo la hace divi- 
v»# , prchriendo la muerte antes que entregarla al berberisco 
vcnccilor 

« tH>i>íue e* l^ios y no e> mü » , dice ; 

|HM eso 1^ liiv U, al vicsligun>o de PortugaK no se despren- 
vlo do oUa, o.uvoxUkK^ |v>r oV.a do^ colonias: por eso Felipe V 



CEUTA 155 

ordena que los muros se llenen de lo más noble de la he- 
ráldica española, para interesar más á todos en la custodia; 
por eso se sostiene treinta y dos años de asedio puesto por 
los mauritanos, y no importa secar el Erario ni rendir el 
brazo, si como siempre se mantiene muy noble, muy leal y 
fidelísima, y por eso de toda esa destilación de sublimes 
arranques, de alumbramientos intelectuales maravillosos, 
de esfuerzos titánicos de héroes, nace con el aire de familia 
del noble solar de Ceuta el inventor del sacrificio adorable 
y sublime, nueztro Jacinto Ruiz Mendoza, que tomó allí su 
sangre para derramarla y sostener su patria, y la derramó 
aquí para que nosotros le conservemos su cuna. 



¿No recordáis que el ateniense preguntó á Fidias: ¿Sub- 
siste el Olimpo r Y contestó Fidias: Lo he visto en cua- 
tro versos de Homero. 

Yo también quisiera mostraros más grandezas de aquel 
país que espera en el mar del Pasaje, pero bastará que Cá- 
novas, la cumbre Atlas puesta en nuestra patria para de- 
tener el ímpetu de conquistadores rugientes como las ma- 
reas que luchan para romper un obstáculo y mansamente 
anegar la llanura dominada, recuerde que Ceuta contribuyó 
á la reconquista española, pues «ni más han vuelto á pa- 
recer los hijos blancos y negros del desierto delante de los 
escuadrones castellanos, que como tibios auxiliares de las 
lides granadinas, ó bien como gente extraña y escogida en 
las vecindades de Ceuta cuando guiaron allí sus revueltas 
y heterogéneas hordas el sanguinario Ismael y el bárbaro 
Yasid», porque Ceuta es también otro Atlas para las irrup- 
ciones de la política. 

No he terminado. 

España se llama España, porque en la jurisdicción de 
Ceuta está la isla de Calipso, llamada Ispanaia, etapa por 



156 PERLAS NEGRAS 



la que los navegantes llamaron Ispania al país que les mar- 
caba la ruta del próximo que enseñaba los lejanos picachos 
nevados de Iliberis, el recodo luminoso de Malaca, el salien- 
te promontorio de Tarf, el rumbo de Sancti Petri, la cumbre 
Calp y los arenales de las playas bajas de Ispania coreada 
en salmos solemnes por las aguas del rielante lago interior. 






¿Cuál pueblo igual en la tierra, en este planeta que 
como burbuja flota en la ebullición de la dinámica celeste? 
¿Qué cuna es más grande que mi cuna? La primera en 
África, templo de los griegos, capital á^ los romanos, //;//- 
versal por los muslímicos, anhelo de los cristianos, maes- 
tra de la grandeza en América, enseñando que con el co- 
mercio se conquista, adornando á la Alhambra patria 

de reyes, cuna de sabios, tribuna de doctores, campo del 

batallador, escenario de la Historia de la Historia que es 

la maestra de la vida que con la luz de la verdad, por ser la 
testigo de los tiempos, trae á la memoria el severo recuerdo 
del pasado del pasado que nos dice que Ceuta fué el tem- 
plo en donde España recibió el sacramento de su bautismo. 



Puesta Ceuta en el centro del mar del pasado, del 
presente y del porvenir, quien la posea, aunque sea débil, 
necesariamente ha de ser arbitra en los acontecimientos 
que en aquellas aguas se desarrollen , y si es fuerte quien 
la mantenga, gobernará á las dos costas. 

Como la Historia nos ofrece á diario la reproducción 
de hechos idénticos, tengamos en cuenta que si por Ceuta 
se hicieron las invasiones griegas y fenicias , las de Muza y 
almorávides, y de igual manera por la misma ley histórica 
(que no vamos á detener el movimiento que producimos) 



CEL'TA 157 

se hace la inglesa, la francesa, la rusa y la yanqui, con 
más violencia ó con capciosa habilidad, no olvidando que 
España, en el orden de los principios, de su hacienda y de 
mucho de su existencia moral, va en decadencia que se 
palpa con la yema de los dedos. 

Isabel I dijo : « no cejéis en la conquista de África » , y 
al decir esto expresó su voluntad de dominar todo el con- 
tinente ; Cisneros más tarde manifestó : « tomemos Berbe- 
ría»; y Marruecos, Argelia, Túnez, Trípoli y Egipto, fue- 
ron únicamente el objetivo de su propósito, que redujo 
algo el de la primera reina de España; Felipe III dijo que 
le faltaba nada más que Bugia, Argel, Xerves y la ciudad 
de Trípoli en el Mediterráneo, y Salé y Rabat en el Océa- 
no para terminar el sistema de defensa de las costas; en el 
año 1859 sólo se aspiraba á la conquista del Imperio de 
Marruecos; en el año 1880 se hizo el contrato de Madrid, 
en la que España se obligaba á mantener el statu quo; en 

el año no pudimos penetrar en el Riff..... y ya se habla 

en las cancillerías de su próximo reparto, que nos hace 
dueños del territorio de los boers de Marruecos, habiéndo- 
se mermado tanto el primer intento, que no faltará, hasta 
en algunos de mis lectores, quien con la más santa nobleza 
mantenga que renunciemos á eso del porvenir de España 
en África, pues harto tenemos que administrar aquí los es- 
pañoles para ir á gobernar la hacienda de la tierra extraña. 

Si siendo débiles nos toman como arbitros para el pro- 
blema del Mediterráneo, tengamos en cuenta que será por 
el momento que duren las negociaciones entre litigantes, 
después estaremos amenazados por uno, por otro, ó por 

ambos á la vez ; pero será mejor alegato para mayor 

consideración la propaganda civilizadora que España haya 

realizado sobre los pueblos incultos de sus fronteras , y 

es Ceuta el campo desde donde deben ejercerse nuestras 
actividades. 

Si en el reparto del Imperio nos corresponde una parte. 



158 PERLAS NEGRAS 



que necesariamente ha de ser el Riff hasta Ceuta, tenga- 
mos muy presente no dejarnos influenciar por el espíritu 
y maneras invasoras de la civilización de cualesquiera de los 
dos pueblos europeos que nos toque de vecindad ; pues si 
olvidamos el deber de ilustrar la porción del dividendo, los 
otros nos lo recordarán tomando posesión moralmente de 
nuestra propia casa , y de todos modos amenazados es- 
taríamos de perder ambas costas del Estrecho. 

No será labor de un día , como no lo fueron la sepa- 
ración de Portugal, la huida de Cuba, ni la pérdida de las 
Filipinas, pero al cabo llegaría á estar amenazada nuestra 
nacionalidad. 

Por otra parte, la tribu de Ányara, próxima á Ceuta, es 
la abastecedora en carbón, leña, huevos, gallinas, queso, 
manteca, conejos, perdices y frutas de todas clases y verdu- 
ras; da entrada en sus campos al ganado que ha de dar 
carnes y producir leche para el consumo de la población; 
en sus costas hacen aguada los pescadores españoles y 
cerca de sus playas tienden sus redes; en esa tribu está la 
elevada cumbre de Yebel Musa, dominadora de Ceuta, y si 
á Inglaterra toca en el reparto la ciudad de Tánger, ella, 
que se extiende por Algeciras como ensanche de Gibraltar, 
;no ha de hacer variar el curso de aquellos elementos de la 
vida de Ceuta en dirección á Tánger como punto de expor- 
tación para la Metrópoli y colonias mediterráneas? ¿Qué se- 
na de Ceuta? 

;Adónde inan los marinos en busca del sustento cuoti- 
diano? La población militar, menguada en su jornal, ¿cómo 
se sostendría? 

¿Para qué los potentes cañones si Sierra-Bullones los 
anula? 

¿Para qué el tributo de sangre que alh están propicios á 
derramar la juventud guerrera de España y la española so- 
ciedad civil, que desde siglos mantiene el lustre de nuestras 
crónicas, y generosamente (hasta sus mujeres, en Isabel de 



CEUTA 159 

Cabral está el ejemplo) da la existencia para hacer de sus 
cuerpos trincheras que detengan al enemigo? 

¿Comprendéis ahora cuál es el ensanche natural de 
Ceuta? 

¿Y comprendéis ahora que debemos movemos más de 
prisa r 

¿Pero puede hacerlo violentamente la patria del honor y 
lo merece aquella tierra? 

Lo dijimos en la Conferencia pasada: con la rama de 
oliva se convence de manera más positiva y con resultados 
más definidos y arraigados , siempre bailando á igual ve- 
locidad de compás que lo hagan los interesados de Europa. 

Aquel país merece nuestra atención; pero antes de 
hacer por él nuestra excursión, hagamos nuestro viaje por 
la ciudad que San Juan de Dios amuralló, patria de Fray 
Martín de Ceuta, el Fraile corsario; por esa ciudad que re- 
tuvo primeramente el fenecido cuerpo del desventurado 
aventurero Rey Don Sebastián ; en donde fué curado Luis 
Camoens, el vate del mundo de aquellos tiempos; que reco- 
gió el suspiro de Agustina, la heroína de Zaragoza; en 
donde se formó el célebre regimiento que llevó por lema 
El Defensor de la Fe, en el cual sirvió el divino Argue- 
lles desde el Acho, romana fortaleza que reconstruyó el 

gran Almanzor, dura celda que retuvo al héroe presidiario 
Salvochea, al capitán ministro Estevez y al sabio catalán 
Madoz, hasta el Tarajal , en donde Julio Verne escribió pá- 
ginas en una de sus obras que retrata á Ceuta después 
de dos siglos de dominio español, como feudo con horca y 
cuchillo, pendón y caldera, por cuyas calles solitarias mar- 
cha una sinfonía de grilletes de rematados que envuelven 
la figura del jefe de la plaza en oxígeno de turbas de mi- 
crobios del crimen, convirtiéndole de augusto guerrero en 
capataz galoneado. 



i 6o PERLAS NEGRAS 



Bajo el aspecto militar de Ceuta, á reiteradas instancias 
humildísimas de sus gobernadores, ha podido elevarse en 
una veintena de años hasta poder ser considerada plaza 
fuerte hoy, pero sin víveres para un asedio, pues los moros 
fronterizos acudirían para mejor ganancia al barco enemigo 
que, estableciendo mercado en Asmir, pagase á doble pre 
cío las mercancías. Cerrado el paso á los auxilios de la Pe- 
nínsula por una pequeña flota, desartillado Benzü, cuyo do- 
minio sobre la población veis en la proyección que os pre- 
sento (i), sin ocupar Sierra-Bullones, y con una población 
penal de miles de individuos que consumiría lo del soldado 

y entretendría á cientos de éstos para su custodia , de 

Ceuta puede decirse como de ciertos hombres, que vale, 
pero que no sirve. 

Si se completa lo expuesto, no duden sea otro Sebas- 
topol, pues hoy es mejor que Gibraltar, nueva Cartago, que 
rechazaría cualquier enérgica amenaza. 

En Ceuta hay los cuarteles siguientes: 

Del Rey Escuadrón, con 6o plazas. 

De la Reina. . . . Infantería, con 2 batallones, en pie de ^merra. 

De las Heras . . . Ingenieros, con i batallón, ídem. 

Rebellín Infantería, con 2 batallones, ídem. 

Puente Almina, . Cazadores, un batallón. 

Artillería Un batallón . 

Ángulo Moros tiradores del Rif, con 6o hombres. 

Muelle Marina , con 6o ídem. 



(1) El autor, en sus Conferencias celebradas en el Ateneo de Madrid y 
Centro del Ejército y de la Armada, presentó en proyecciones vistas íotográ- 
íicas de ciudades y personajes, mapas, planos , itinerarios , panoramas , cua- 
dros de costumbres, etc.: 

Muley Abd-el-Asis, el Menebhí, Mac-clean, vista general y plano de Fez, 
el Sebú y el Bustión, el Mel-lah de Fez, Mohamed Torres, sudoranés, parti- 
darios del Rogui, Abu-Beinakr el Arabí, mapas de Marruecos en árabe y en 
español, autógrafos de musulmanes, Alcázar, Larache, Tetuán, campamen- 
tos, tipos marroquíes, el Estrecho, Ceuta, Benaú, campo exterior, fronteras, 
Puente Alma, Plazas (Constitución, Ruiz, Prim y Alfonso XII), Acho, bate- 
rías del Pintor, Puntilla, Valdeaguas. Torremocha, San Amaro, faro, mer- 
cados en la montaña y otras. 



CEUTA 



l6l 



Hospital Militar, con buen parque. 
Administración Militar, con ídem. 
Fortaleza del Acho. 
Plaza de Armas. 

y en el exterior la línea de defensa, compuesta por reductos 
y castillos que la patria debe á la inteligencia superior del 
venerable patriarca del Centro del Ejercito y de la Armada, 
el Excmo. Sr. D. Ángel Rodríguez de Quijano y Arroquía. 
Estos son : 

BATERÍAS DE CEUTA 



Serrallo. 

Fuerte Prim. 

Mendizábal . 

Isabel II. 

Arang^uren. 

Piniers. 

Yebel Ányara. 

Francisco de Asís. 

Benzú. 

Pintor auxiliar. 

Puntilla. 

Molinos. 

Camino nuevo. 



Valdcaguas. 

Torremocha. 

Escuela práctica. 

San Amaro. 

Heras (Maxim). 

Cuatro Caminos. 

San Antonio. 

Acho. 

Quemadero. 

Matadero (Maxim). 

Polvorines-Cerros del obispo. 

Santa Catalina. 



La construcción de las baterías honra á los ingenieros 
que las dirigieron. 

En el orden civil, Ceuta tiene Ayuntamiento, en el cual 
se conserva el estandarte real de Don Juan I, como símbolo 
de la ciudad, que también usa como escudo el real de Por- 
tugal. 

Del presupuesto municipal se sostienen: el alumbrado 
publico eléctrico; asilo benéfico y beneficencia, que puede 
permitir afirmar fué siempre casa de caridad la del pue- 
blo; higiene, sanidad y policía con lujo .sostenidas; instruc- 
ción pública buena, pero falta algún complemento á la 
cultura, en locales y material, pues no tiene biblioteca, ar- 
chivo, ni museos públicos; calles muy limpias y adoquina- 
das; plazas y jardines, en uno de los cuales se eleva una 



l62 PERLAS NEGRAS 



gran estatua de Carlos IV, en otro un busto de Ruiz, en 
otros varias marmóreas alegorías, entre las que sobresale 
la del Trabajo', severos monumentos, templos numerosos, 
puentes de hierro, primorosos mercados, cárcel pública, juz- 
gado municipal y asignaciones por diferentes conceptos a 
secciones de la Comandancia general, juzgado de guerra, 
mejora de rancho á la tropa é infinitos y variados servi 
cios (i). 

Pero es poco aún: faltan grandes vías, buenas construc 
clones y ensanche hacia el mar, que si de la patria pedimos 
mirada celosa y atenta hacia aquellas fronteras, á los de 
allí demandamos esmero é iniciativas que hablen de una 
sociedad que tiene una útil ociosidad contribuyente al plan 
de ensanche moral que todos discurren, pero que juzgan 
utopia. 

Y lo juzgan utopia porque, así como existen hombres 
crueles que recuerdan amarillentas notas de muerte al en- 
fermo de nostalgia, de igual manera existen españoles que 
han tomado la nota suicida de la befa, por no razonar, para 
todos los alardes nobles de los ^entusiastas, y así son excép- 
ticos en la familia, dudosos para la amistad y sin amor 
para la patria que juzgan irredimible. 



4c 



Sostenemos, después de nuestro viaje, que una nación, 
descosa de invadir á Marruecos, lo hará por la parte del 
Sebú, sobre los llanos de la tribu de Beni-Hasán, para po- 
der posesionarse pronto de mesetas y cumbres que la lie 
ven triunfante hasta Fez. 



(1) En los libros de actas de sesiones celebradas en la Casa del Pueblo. 
consta firmado por los señores Concejales del ilustre Ayuntamiento, que 
D. Ricardo Cerní (íonzález es .lutor de las mejoras que el viajero encuen- 
iro en la preciosa ciudad, y ha presidido los Cabildos en los que se ha trata- 
do de reformas y proyectos. 



LA KABILA DE ÁNYARA 163 



Durante la guerra de África tardamos siete meses en un 
camino de siete horas; si ocurriese el hecho, nuestro primer 
paso debería ser colocar un cuerpo de ejército en el valle 
de Martín, y esto se haría con sólo dos horas de camino 
por mar. 

Para ser vigía de Ceuta habría que trepar á las cumbres 
de Yebel lunes, y para invadir á Ányara hay que conocerla, 
pues «no es posible gobernar un país cuya lengua se igno- 
ra; no se puede administrar una colonia cuyos usos y cos- 
tumbres se desconocen; no se hace progresar una industria 
y una agricultura que apenas se ven de lejos y por breve 
espacio de tiempo; no cabe reformar un pueblo en cuyo 
interior no se penetra, y es imposible, en fin, civilizar una 
raza cuando todo lo que forma su ciencia, el lenguaje, las 
creencias, los usos y las costumbres, permanece extraño á 
la raza dominadora y al país colonizador.» 

Así ha dicho un hombre que no es nada africanista, 
pero que es español y ministro. 

Al leer estas líneas admirablemente escritas, y al creer 
que España no olvidará su misión y que Ceuta debe coad- 
yuvar al patrio bien, rebusqué en cuantos libros pude algún 
autor que describiese las tribus del Garb, fronteras á la 
ciudad española. 

No he podido encontrar ni un apunte; hasta las escasas 
informaciones que ha hecho la prensa son inexactas mu- 
chas de las veces, y cuotidianamente la mera escritura de 
nombres propios, ya de personas, ya de lugares, certifican 
del mermado entusiasmo y de la escasa importancia, que 
le dan aquellos autores á tan principalísimo asunto. 

¿Es ignorancia? No puede ignorar Ceuta lo que hay 
detrás de esas cumbres cercanas; mejor dicho, no debe ig- 
norarlo, porque mañana los moradores de esas tierras pue- 
den invadirnos, ¡que á todo puede inducir la educada polí- 
tica de los pueblos cultos I Y tendremos que rechazarlos, 
hasta el punto en que se domine el atentado; y esc punto 



164 PERLAS NEGRAS 



más allá de nuestro dintel seguramente, debe ser conocido 
para el más seguro éxito del castigo. 

Por otra parte, si para mayor fortuna de España y Ma- 
rruecos estos pueblos han de mantener en ocio perpetuo sus 
espadas, y mejor alegato á la buena amistad han de ser las 
muestras de más íntimas relaciones entre Reyes, Embaja- 
dores y habitantes de una y otra parte de ambos pueblos, 
necesariamente hemos de entablar comercio de afectos, y 
somos nosotros como pueblo más culto los que debemos, 
yendo á sus tierras, probar al más receloso la hidalguía de 
nuestra actitud ; mas si España no puede sustraerse á la se- 
cuela de la diplomacia, y ojo avizor también fomenta su 
política, como suya musulmana, y como musulmana tarda, 
y no quiere merecer en el porvenir anatema de suicida , no 
debe descansar por conocer palmo á palmo la región de 
Marruecos , é incitar á sus colonias para que se extiendan 
moralmente por sus extranjeras cercanías. 

Por ello, rebelándome contra la insensatez de lo arcaico 
y sacudiendo la molicie que nos legara el mismo pueblo 
que deseaba visitar, rebasé las fronteras para traer estas 

noticias, que si bien sazonadas de peripecias es grano 

de arena para la obra. 

La kabila de Anyara es una de las provincias del Impe- 
rio de Marruecos, que tiene su nota especial característica 
que la diferencia de muchas otras. La tribu de Alejantes se 
señalaron por ser sus naturales escopeteros famosos: los de 
Beni-M' sauar se distinguen por el manejo del sable corta- 
dor; los de Beni-Arós son renombrados como santos; los 
Beni'Giiider no tienen rival en bravura; el hijo de la tribu 
de Yebel'habib es amante rendido de sus mujeres sin igual; 
el Haus da vivientes tranquillos patriarcales , buenos , va- 
lientes que perdonan; Uad-Dras es rapaz y Ányara, que 

reúne cachos de cada uno de sus congéneres , sobresale 
porque sus hijos son sufridos andadores y revoluciona- 
rios 



LA KABILA DE ÁNYARA 1 65 

Sí, Anyara es revolucionaria porque está entre Ceuta 
y Tánger, pueblos en los que palpita el espíritu de Europa. 

Y tan cierto es esto, que comparando al habitante de 
Alkazar, que contempla al mar y las costas bellísimas de 
España, con el limítrofe del aduar lejano de Uad-Dras, se 
ven al adorador del terruño y al amante de la peregrina- 
ción. 

Ányara tiene más de no aduares ó aldeas, colocados 
cerca de arroyos caudalosos todos; comunícanse aquéllos 
por senderos con peldaños de raíces que aparecen cule- 
breando y retorciéndose y ocupan una extensión de 12 le- 
guas por su parte más larga y de 1 1 de latitud. 

I.a situación de las aldeas, las primorosas huertas que 
se cultivan, el ruido constante de las aguas que brincan, el 
campanilleo de la grey que pace, el canto del pastor som- 
noliento, la tibia aereación oxigenada de vaho de frutales, 
convidan — aparte del humano tratamiento del árabe — á 
huir de la sociedad que transforma la choza en palacio, las 
huertas en jardines artificiales que no tienen la sangre de 
la tierra; el agua (que no canta cuando salta), en donde el 
olor de las flores no huele á naturaleza, sino á aliento de 
nodriza, ni sosiega el rebaño y el pastor recela y el aire 
envenena. 

¿No os habéis asomado, amigos lectores, á la parte esa 
de Ceuta que mira á la costa marroquí un día despejado? 
; Nunca habéis contemplado al amanecer la línea de monte- 
cilios de la brava tierra rifeña que, descendiendo en altura 
paulatinamente, entra en el agua curveándose en dirección 
de las plazas de Italia? 

Pertenece á Marruecos el panorama ese, pero no lo 
contemplan más que los ceutíes. 

Pues como ese cuadro , mejor que ese se ven cientos en 
los aduares de las montañas de Ányara; infinitamente más 
maravillosos, espléndidos, de tonos melancólicos, se dis- 
frutan en los horizontes de esa tribu. 



1 66 PERLAS NEGRAS 



Allá , lejanamente , cerca de Soko esseb de Uadrás está 
Beni-Maádan, centinela á la rapacidad uad-drasia, con su 
mezquita aislada, celebérrima de los atsauas, y con sus vis- 
tas casi estereoscópicas; Beni-Gelü extenso, rico, separando 
al valle del territorio hausí; Saidiech^ que recuerda los cua- 
dros de Doré, por lo triste de sus encinas seculares y de 
sus caminos de acantilados; Quediua, residencia actual del 
kaid de toda la tribu de Anyara; Daher, peñascos habita- 
dos; Arjuaieb^ oasis de la jurisdicción, rodeado de arroyos 
y guirnaldas de campanillas; Beiluidan, entre ríos que 
arrastran mirtos; Haffa del Aoxba, recinto de zarzas, con 
caminos de emboscadas para ojeo en la caza; Haffa y cer- 
cana á Ceuta, terrestre Gibraltar trasplantada á la sien-a; 
El M'nar, punto donde se encendían hogueras como pri- 
mitiva estación semafórica para la alarma en las guerras; 
Almansura, Dokchair, El-Bory, Semmiy, Bti-Abad, Beni- 
Mésoed, que comparten con Aguenuag, Melix, Scheraga, 
Alkalaa (el castillo) y Hasana (la hermosa), la obligación 
de provisionar de granos á la tribu. 

En Anyara, cuál más, cuál menos, todos los aduares 
contribuyen á las necesidades propias del territorio. 

Daher el Hayar ó Dar el Hayar (significa peñascos ó 
casa de piedra), que tiene al pie el llano de RaiiZy capaz 
para una población populosa; es mirador caprichoso des- 
de el que se ve á Zauia con su linda y blanca mezquita; 
Ain-er-remel , lugar que es la fábrica de pólvora de los ye- 
blies; Hamma, aldea de los santos, de los patriarcas y de 
los ancianos; Beni Atzab, Harrats, Remi-latz (arenalito)y 
Dar el Garib, dehesas del contorno; y Belaixix, grande 
aduar hospitalario, á cuyo pie se celebra el famoso soko del 
jemís (del jueves). 

Desde Belaixix á la otra parte de la línea de montañas 
en que están Daher, Lechkresch, Yebel Hayan, DarAia- 
desch y Dar-Hayar, separado de éstos por el valle precio- 
so, donde crece el trigo y en donde el agua en caudal abun- 



LA RABILA DE ÁNYARA 167 

dante riega después una vega, se ven los sombríos decha- 
res de Tzarrantz, Agla^ Uad-dagla^ Yaabak^ Alauia, de la 
tribu de Haus y las comarcas de Beni-Hozmar y Uad- 
Dras, 

En Dar-el-jayar vive la familia de un antiguo kaid lla- 
mado Kanyá; en Belaichich nació el moro llamado El Va- 
liente; en Beni Myemmel tuvo nacimiento el célebre Ham- 
mam, revolucionario apellidado El Prem (Prim), al que la 
musa de la montaña le ha dedicado canciones épicas que 
conservamos, incendiando en amor de regionalismo anya 
riño á los defensores del caudillo; Melusa es soko próximo 
á Tánger, y Tzagaramtz, mercado también adonde los 
martes acuden los moros que vienen á Ceuta. 

El agua es abundantísima en esta región como lo prue- 
ban los nombres de los aduares. Ain es fuente , y verdade- 
ranaente son manantiales requísimos los aechares: Ain-el- 
aonsar, Ain-seguir, Ain-chuca, Ain-el-fojoj , Ain-el-agais, 
Ain-el-yir, Ain-el-hámara, Ain-es-said, Ain-harrats, Ain- 
echems, Ain-buschetsá , los cuales tienen su nominación 
debida á otras cualidades que adornan al aduar. 

Cerca de Ceuta crecen tres grandes dechares: Biuts, 
Beni-M'sala y Ain-Dchicha; éstos provisionan á nuestra 
ciudad de leña, carbón y recobas; los de la costa y el in- 
terior de frutas y huevos. 

En el aduar de Ain-Dchicha tuve necesidad de descan- 
sar tres días con motivo de la sublevación de la rba contra 
el kaid de la línea fronteriza Sid Abd-es-s'lam Saidi. 

Este empleado que el Gobierno del Sultán sostiene en 
la frontera de Ceuta, y que un autor español ha biografiado 
en forma muy española, pero sin tener en cuenta que el 
kaid daría lecciones de patriotismo al más leal castellano, 
pues barre para adentro con escrupulosidad de platero, 
estaba amenazado de ser muerto por los moradores de 
aquella región. 

Obedecía esto á la inclinación que mostraba Abd-es- 



l68 PERLAS NEGRAS 



s'lam al deseo del gobernador de Ceuta de celebrar un 
mercado de ganados en el campo neutral de aquella plaza. 

El día que llegué estaban reunidos para decidirse á in- 
vadir el Bory ó fortaleza que sirve de morada al que ellos 
llamaban Bu- Tarraya, engendrador del latrocinio, y de- 
gollarle. 

Había jonta presidida por un gran tirador que escribía 
un poco el español, y que me dio como contraseña para 
todo cuanto él me pidiese un papel en el que fijó estas dos 
palabras: Comandante — Antonio. 

Escuché las deliberaciones, reñidísimas ciertamente, y 
hube de olvidar se trataba de violenta destitución de Saide, 
pues los fogosos oradores se decían cosas tales: 

— Y tú robaste con él. 

— El Hasnaui era chej, y le amparaba, comprando 
ladrillos que nos sacó á todos, y no se ha hecho el Sirrallo. 

— El Valiente es su amigo; porque es cobarde^ le teme 
y por eso lo llama. 

— Ese ueld-el-káhaba (hijo de la ramera) quiere impo- 
nerse porque le han regalado una tercerola en Ceuta, y 
aquí no manda nadie más que la junta de grandes. 

Yo observaba y mandé hacer el té para todos; pues 
tengo entendido que, aun cuando después de comer ni un 
sobrescrito leer, el adagio no dice nada de lo que debe ha- 
cerse después de beber, y así empezamos á discurrir todos 
menos ardientemente á pesar de apurar á sorbos la abra- 
sadora infusión. 

— Yo creo — dije — que si matáis á ese hombre el Go- 
bierno va á pensar que son ustedes partidarios del Kami, 
y aunque ustedes quieran á ese que llaman Muley Moha- 
med el Rogui, que no quiere á los ingleses, hay que tener 
talento para hacer las cosas sin que venga perjuicio á na- 
die, y de este modo no vendrán tropas del Torres á casti- 
gar á ustedes, á pararse la venta, el trabajo de los campos, 
la garrama y otras gravedades que acompañan á la guerra. 



LA RABILA DE AXYARA l6g 



¿•Quieren ustedes que el Gobierno crea eso? 

Unánimemente dijeron que no. 

Bien. Escriban una carta al Torres pidiendo su destitu- 
ción por otro kaid del Gobierno, y en caso que no accedie- 
se, reunidos debéis marchar al Serrallo, montar Saidi y 
sus hijos en sus muías y entregarlos al bajá de la kabila, 
para que nombre otro á su gusto. 

Aceptaron el procedimiento, y por esta parte yo era 
vencedor, mas quedaba lo más importante. 

Respecto á complacer al Julinar^ en eso no había más 
remedio, porque el general de Ceuta, como no es loco no 
pedía locuras. Quería comprar carne para la plaza, como 
los moros cuando querían vender iban al mercado ceutí; 
cuando querían curarse iban á nuestros hospitales; para 
componer sus armas iban á nuestros parques; cuando iban 
á Sebta todos les queríamos, y era más dura la justicia 
contra el español que contra el anyerino. 

— ¡lahy Antonio; tú no eres nuestro! — contestaron algu- 
nos con manifiestas pruebas de sentimiento. 

— ¿Cómo no? Quiere el Haddadi que yo vaya á Ceuta, 
porque he de ir para ver al Gobernador y avisarle de cosas 
que han de pasar, y le diga: «La jurisdicción de Ain-Dchi- 
cha no quiere á usted. ¿'Qué ha hecho á ustedes ese hom- 
bre tan valiente? ¡Ah, si le conocierais! Él está dispuesto á 
haceros un hospital en la mehadda; levantará la mezquita 
de Sidi Embarec; si le ayudáis, pagará á ustedes para que 
arregléis el camino desde el Tarajal á Castillejos; los mora- 
bitos esos caídos con astas de cañas y banderolas de tra- 
pos que hay en esas cuestas, os los edificará, para que has- 
ta los cristianos los respeten; vendrá á cazar con ustedes; 
yo llevaré á los grandes del territorio á la casa del Gene- 
ral, para que traten lo que os venga mientras él habla lo que 
quiere de ustedes ¿Qué más queréis? ¿Quiero algo malo? 

Una invocación á la divinidad y un sorbo á tiempo 
conquistan un alma musulmana. 



170 PERLAS NEGRAS 



— ¡El Hak! — La verdad — prorrumpieron. 

Desde aqifel momento el congreso definió su actitud: 
no consentirían al kaid, pero una diputación iría á besar 
la mano al General Bernal. 

Cuando acabamos la conferencia, salimos al monte 
para tirar al blanco, y mientras se señalaban los impac- 
tos, la escuadra inglesa, como reglas blancas moviéndose 
en el mar que teníamos á tanta altura, Sierra-Bullones, 
entraba en Gibraltar para celebrar el primer aniversa- 
rio de la exaltación al tronó de Guillermo VII de Ingla- 
terra. 

Para ir al aduar de Beni-M'sala^ puesto el lector en 
Castillejos, pregunte por la Qiiedia del Jauafin (Peña de 
los cobardes), y esta larga y tortuosa senda le conducirá 
al aduar; para llegar á Ain-D chicha pregunte por El Fatha^ 
la entrada, porque lo es para la aldea; para llegar al Biuts 
hágase acompañar por la Akba-ed-daur , cuesta de la ron- 
da, y conocerá los tres populosos aduares cercanos ; 

pero no deje de contemplar sus hermosos campos, sus 
aguas con sabor de almendra, y sienta la hospitalidad del 
hijo de la montaña, hospitalidad que no se olvida porque 
respira alientos de tiempos patriarcales. 

La kabila de Ányara pertenece al bajalato de Tánger, 
que nombra su kaid en la tribu, y éste, á su vez, designa 
á los jalifas que han de velar por el territorio. 

Ányara comprende tres distritos que tienen la jefatura 
correspondiente en Dar-el-garib , Tagaramts y Quediua el 
árba; si bien esta división político -administrativa tiene 
tantas transformaciones cuantas son las revueltas en que 
la tribu se agita. 

El bajá actual se llama Sid Emkached; el kaid, especie 
de diputado, se llama Sid Abd-es-selam Dailal, que tiene 
dos hijos valerosos, pues el menor fué muerto de un balazo 

en la última rebelión (Febrero 1902) , y el mejor chej 

er-remá, caudillo tirador de espingarda que hay entre los 



LA RABILA DE ÁNYARA 17* 



30.000 anyerinos es Salem , que guerreó en la famosa con- 
tienda de África, mejor llamada de Tetuán. 

Los jalifas dirimen las cuestiones que se suscitan en los 
aduares de su jurisdicción, é imponen los caprichosos tri- 
butos ó derechos que reparte entre él, primero, y el liti- 
gante que más habilidad tiene con su elocuencia, nutrida 
de sentencias koránicas; que á la religión todo se subordi- 
na y tiene más razón el más religioso, si bien es verdad 
que para evitar el perjurio se obligan los reos de cualquier 
delito á jurar y prometer decir la verdad en la mezquita 
del aduar en donde vive el chej que administra la justicia. 
Y á esto no se falta. 

Algunos dechares tienen otros anejos que se gobiernan 
por la yemiaá el quebar^ junta de los grandes, que tiene 
cada aduar. A Belaichich corresponde Jiaita^ á Juaieb el 
Aónsar. 

Además existen marahs, cortijos que poco á poco se 
agrandan, llegando á constituirse grandes aduares. El Ga- 
rra es maraja; Af ar sitia ^ que recibe su nombre por la 
abundancia de heléchos que le rodean, es otro, y Marah 
eddeban es aduar mayor que el de Beni M'sala, y todos 
cercanos al Negrón. A éste llaman los anyerinos Yebel 
Sernsem en recuerdo al famoso pozo de las purificaciones 
en la Meca. 

El nombre de una casa ó de una genealogía ha dado 
nominación á muchas aldeas anyerinas, y tenemos ejemplo 
de ello en las que llevan los siguientes : Dar Tuilesch^ Dar 
Hassasnay Dar Homaran, Dar Linyirieisch^ Dar Scherrat^ 
Dar Fuely Dar Nuinuesch; y por otros acontecimientos 
ocurridos en el terreno : Siuana, la cometa, por una que se 
elevase en aquel lugar, y Talaa-de-escherif ^ la subida del 
anciano, por ser camino preferido por un venerable, cerca 
de la costa del Atlántico, próximo al histórico lugar de 
Al'kasar seguir; ribereño casi, éste que tiene la higuera 
renombrada , bajo cuyas ramas pueden cobijarse más de 



172 PERLAS NEGRAS 



un centenar de personas, cerca de la cual está derrumbada 
la antigua población que figura en los anales de tiempos 
pasados. 

Al hablar de Al-kasar se nos ocurre decir: cerca de él 
existe otro Belaisckich, de Al-kasar^ también llamado de 
AfarsiuUy para que no se confunda con el otro Belaischich 
del jeniis, ni con Farsiua del Negrón. 

Junto á Al-kasar está Zahara (flor de azahar) y Hassas- 
na, ambas en la costa, límite de la tribu descripta. 

Y al hablar de límites, también se nos ocurre exponer 
que la kabila de Anyara limita con la del Haus por los 
aduares Haidra, que desde lejos parece un puente que en- 
laza dos montañas, y corresponde á los habitantes de las 
dos provincias ; Aasfa, agrícola dentro de la tierra de labra- 
dores; por las tierras de Ain-lieen y por el Azib de Sem- 
sem, en el que muchos propietarios de los dos territorios 
poseen haciendas y verifican labores. 

Por la parte de Ceuta, Uad-el-jolot forma línea diviso- 
ria, frente al cual se levantan las siete guardianas que re- 
ciben los siguientes nombres: Auiats (tarajal), Bak-bak, 
Bekibak^ Er-rehá (el molino), Saharaui (el sahareño), El 
bory (la fortaleza), residencia del kaid de la frontera, que 
explota á moros y cristianos; la Atzaba, el dintel, y Yebel 
lunes , y por el aduar de BeliuJiesch ó Benzú, tan cono- 
cido por los periódicos. 

Uad-el-jolot y Uad-el-marsa forman un solo aduar de 
escaso vecindario detrás de las guardianas, pero hacemos 
la advertencia : si un enemigo de Europa se posesiona de 
los montes llamados Haífa del Abid (Piedra de los esclavos), 
Haffa del uest (Piedra de enmedio) y Yebel Chandir, en 
los que hay trincheras naturales que enfilarían sus cañones 
sobre los fuertes avanzados y la costa Sur de Ceuta, des- 
trozarían en pocas horas esta parte y aquellos reductos; 
esto sin contar que el enemigo más precavido se habría de 
situar en Yebel Musa. 



LA KABILA DE ÁNYARA 173 



Volviendo á Benzú diremos que es un aduar de menos 
que regular población , pues solo tiene 24 chozas con 90 
moradores. Es buen puerto marsa^ y por esa tierra corre 
el agua de la renombrada fuente de ma biad, agua blanca de 
una frescura tal, que de ella han hecho proverbio los árabes. 

Frente á ese Benzú está el Benzú español, punto estra- 
tégico que está olvidado por España, y que á su pie tiene 
la Dar-mesiana, primer jalón que marca el límite de la fron- 
tera española marroquí, y unos murallones y almenazas 
que el tiempo ha vencido. 

Siguiendo la costa hacia el lado del mar , nos encontra- 
mos con la importante altura de Alkazarin ó alcázares , an- 
tiguos torreones de amenaza para la gente de la mar; más 
allá Tatiruy ó isla del Peregil, que mantuvo un tiempo la 
bandera española; más distante la que podía constituirse 
formidable defensa de Ras-el-uaar, punta ó cabo difícil, y 
cerrando este litoral los montes de Tánger. 

En los aduares, el terreno se divide en: del habüs, ó 
voluntad general con aplicación al culto; de propiedad ó 
del nás, de las gentes ó moradores del dechar; del mesa- 
quen ó de los pobres, que podrán usufructuar las frutas, 
leñas y pastos. 

El culto está representado por el fakih de la yanta, que 
percibe en almudes de cereales lo que se tenga establecido 
en la jurisdicción, según el número de habitantes. Todos 
los aduares tienen su molino qne monopoliza alguno del 
aduar, y éste tomará una ración de los cereales molidos 
como gratificación por su trabajo. 

No es remuneración, porque en el aduar cada cual está 
obligado á auxiliar á los habitantes que conocieron á su 
padre, con los que él vive y á cuyos hijos corregirá como 
tal hombre mayor de la aldea. Todos los moros están obli- 
gados á ayudar á un futuro desposado trayéndole eskaf, 
aneas para cubrir su choza , á levantar los muros de ésta, 
á prepararle el telar y sembrarle algún árbol en la parcela 



174 PERLAS NEGRAS 



como recuerdo de la memorable fecha, cronología rústica 
que marca las principales efemérides del que ha elegido 
como ünica compañera á alguna Auicha, Fatna ó Rahma 
que viera en el llano, en la fuente, en el monte cortando 
taraje para alumbrar la nuala, ó en el sendero tortuoso 
acariciando alguna manchada cabra. 

Esta vulgaridad tan inocente de la vida bucólica, esta 
candidez y sosiego de la vida del campo que dice algo de 
un socialismo sin sistema, sin libros ni mantenedores ma- 
nifiestos , ha de recordarnos la que Virgilio nos pintó de los 
primitivos pueblos griegos. 

Por la parte de esta capital termina la tribu de Ányara 
con el monte llamado el Fahs, y por los aduares Jandak 
es sarara, Feddán Chapó y Dar nuinuexch, que se ex- 
tienden, con otros anteriormente apuntados, hasta en- 
contrar á Uad-Dras en Daher el bellot. Peña de las be- 
llotas. 

El Serrallo moro , situado dentro del campo neutral, fué 
en la antigüedad palacio modesto, que se unía por una 
línea de murallones á unos torreoncillos que aún hoy exis- 
ten; más tarde, antes de la guerra de 1859, fué cárcel para 
marroquíes y hoy residencia, como queda dicho, de los 
kaídes de la linea. 

La torrecilla central , destrozada hoy como todo el in- 
servible edificio, única parte de éste que tuvo elegantes en 
sus tiempos de airosa lozanía , fue fabricada por Sid Moha- 
med ben Ali er-rifi. 

Existe al pie del Bory^ que así llaman los moros al edi- 
ficio este, una fuente que da más agua en verano que en el 
resto de las estaciones , fabricada también por ese señor de 
linaje rifeño. 

En la frontera está el Boquete de Anyara y Quedia del 
Mars, la altura de los silos (por las mazmorras que hay en 
ella), importantes ambos, pues el primero es entrada para el 
territorio, y la segunda alcudia es el punto que sobre Ben- 



LA KABILA DE ÁNYARA US 



zú y Tala del Halfa (subida del esparto) domina al litoral 
de la baja Andalucía. 

Daremos fin á esta excursión á vista de pájaro por esa 
tribu, donde en cualquier lugar salta el agua, crecen las 
amapolas y se divisan contornos vaporosos, y en la cual 
vive una humanidad fuerte , incansable y valiente , que como 
tal rinde ferviente respeto á la ancianidad, mientras adies- 
tra á los niños para el combate, pues el pensamiento de 
pelear es el primero que como orden de todos los días sa- 
luda al amanecer á los que en el humo de la pólvora creen 
la purificación de la enemiga amenaza; pero anotemos los 
nombres de otros aduares que corresponden al territorio 
anyerino, y marquemos itinerario para ir desde Ceuta á 
Tánger y Tetuán. 

Lechhebá es aduar grande y rico en arbolado; Alcaha- 
lem está próximo al Sied romántico de Telatza; Aniesug tie- 
ne umbrías deliciosas; Lalkasiba, la cañita, según unos, el 
castillito mejor, es regular en extensión; Birkachana ó Bar- 

kachana, próximo al llano de Raúz Dekar del Megara 

con cuevas estalatíticas; Guedir deféla con vallados de adel- 
fas, y el Hamuni, Mckirf, El gurrarUy Quetsama^ Gatiyin^ 
Melalahy Es-sibiey, Gasiliech, Galatsets, Bu-saqui, El Mes- 
tui^ Yarda, Tsafesá y Hatátesch aumentan la lista. 

El itinerario entre la Blasa (i) y Tanya es el siguiente: 

Ceuta, El Bory, para conseguir un acompañamiento 
mediante una cantidad y el permiso del kaid; Ain semelala, 
Ain-el-yir (fuente de la cal); Dhar del querura (una altura 
á media hora del anterior); Ain chicha, un aduar grande; 
Ain del arif, otra fuente; Vad el lil (río de la noche), un 
arroyo; Uad er-remel, otra corriente antes de la Akbader- 
riiafa (subida de los rifeños, que ya anuncia al Dechar, 
llamado el Hauma (el barrio). 

Después de este un marjal que se llama M^safia, y un 



(1) Los moros llaman por plaza á Ceuta, y medina, ciudad, á Tetuán. 



176 PERLAS NEGRAS 



arroyo que se llama del Caracol (Uad dagalala), c inme- 
diatamente Alkasar seguir^ muy hospitalario, y con habi- 
tantes que poseen haciendas y fábricas en Tetuán. 

Después de Alkasar, á cuya ensenada van á hacer 
aguada los marineros españoles de Tarifa, y es punto de 
refugio, está la Acequia de límites (Dehedaud); Uad elian 
un poco más allá , é inmediatamente los aduares de Jandak 
es sarara, Talaá descherif. El M'nar, río llamado Dechur, 
y Tánger. 

Sierra Bullones ó Yebel lunes^ monte de lunes, por un 
apellido de familia de remota existencia, que también se 
llama Benzú, es el término de la gran cordillera que cruza 
el imperio por su parte Norte. También se le ha llamado 
Yebel Satüs ó monte de los monos y Deren por el Atlas. 

La cumbre más elevada de éste por su parte más sep- 
tentrional es la de Yebel Musa ó montaña de Moisés, que 
frente á Ceuta se presenta grande y se cambia en tonos 
unas veces negruzcos, pizarroso claro otras, pero siempre 
de aspecto agreste, estéril, acho. 

Ya habéis subido conmigo á aquella altura, y desde allí 
divisamos el serrallo español llamado Dar baida (Casa 
Blanca), que construyó el Emperado Ismail en 1694 para 
dirigir las operaciones militares durante el largo asedio que 
nos recuerda al famoso Marqués de Santa Cruz de Marce- 
nado, que en Ceuta escribió la Rapsodia económica política; 
desde allí distinguimos los senos que sirvieron de guarida á 
los piratas berberiscos; la Vieja Ceuta alcazaba de la ciu- 
dad que amparó á 100.000 almorávides y la ruta que si- 
guieron los mercaderes famosos y Tetuán fundada por 

mahometanos de Ceuta expulsos en 494 de Mahoma, 11 00 
de Cristo. 

De aquel aduar, que tardó en levantarse modesta ciudad 
veinte años, dista Ceuta siete horas de tranquilo y suave 
camino. 

Desde el Tarajal ó Auiats á Castillejos (Fenidak) hay un 



EL HAUS 177 



desfiladero con la fuente del Kalain, empezando entonces 
camino fácil. 

Desde el monte de la Condesa se divisan aduares, y á la 
hora nos aproximamos al torreoncillo de El Beriiey del Ne- 
grón, cerca del mar. 

Al pie del Negrón, un río arroja sus aguas al Medite- 
rráneo, y en él hacen pesca los baharia anyerinos. 

En este lugar da comienzo la tribu del Haus que corres- 
ponde á Tetuán, pues existen otros Haus en Marruecos, 
y pueden elegirse cualquiera de los dos caminos que hay 
con el de la playa. 

Esta es hermosa y en ella se carenan cárabos de pesca. 

* 
* * 

Más reducido en extensión que Ányara, el territorio del 
Haus comprende, entre otros, los aduares siguientes: Ai7t- 
lien^ abundante en caza mayor; Uad-yaryun^ con extenso 
llano y agua excesiva; Buy-mil^ en la montaña estratégica, si- 
tuación de mucho fruto y con manadas de simios ó monos; 
El Cuf, bellísimo lugar de mujeres perfectas, de naranjales 
riquísimos que cubren los ríos de azahar; el Beiien^ con la 
hermosa montaña de Harhora invadida por piaras de toros 
silvestres sin dueños; Quiddan, rica en ganado cabrío y 
frutos; Bilua-sen, delicioso aduar de Yanino^ el favorecedor 
del territorio, caritativo varón de riquezas cuantiosas; Agía 
y Uadagla, cerca del valle de Belaisch; Essoror, reducido 
pero abundoso en agua; Uad-lil, río de la noche, al pie de 
Bilua-sen, con buen prado; Benúsalem, el más extenso del 
territorio, con grandes llanos para siembra y montañas con 
bosques de madera; Kalelin (los apocados), de recuerdo 
histórico para España, pues allí, junto ala torre, se dio un 
combate; Sansa ^ retiro solitario de una melancólica reina 
lusitana, llamada Solecito, con límites de límites de piedras, 
alfombras de ríos y con la vecindad de Tetuán. 



^7^ PERLAS NEGRAS 



En ese territorio del Haus tengo yo mi choza. 

En la Garifa, la alcobita, colgué mi nido. 

Desde allí diviso Ceuta, que se tiende como león para 
custodiar á España, y yo desde aquí hago centinela á 
las dos. 

Mi alcobita tiene su entrada por entre una vorágine de 
aguas, de maleza y de estalactitas que tienen como reina la 
tranquila maga de gasa vaporosa y que con el índice sobre 
sus labios impone reposo, silencio y meditación. 

Sólo Arada, flor silvestre, que lleva en sus ojos el cri- 
men, porque matan, turba con sus súplicas de amores la 
rústica morada del proscripto voluntarioso. 

Está mi guarida en lo alto de elevadas rocas agrietadas 
por caudales de agua que al salir elevan y rizan los vientos 
en colosales plumas de perlas, que después de refrescar el 
aire caen sobre los surcos de las breñas y en ondulancia 
alegre mueren en la selva bajo el sudario de verdura, con el 
canto de la brisa y entre el incienso del perfume de las flores. 

El al'lik la guarda con sus armas de espinas; la trepa- 
dora luai y el atrevido guisnefdú, la cubren mientras se en- 
redan sus flores azuladas que constantemente se besan; el 
rizado afársiu ó helécho de fresco olor y el mardedusch ó 
mejorana, que trasciende aroma de tiempos de patriarcas, 
se extienden como alfombra ante la entrada de mi cueva; 
dos soberbios castaños asidos á las peñas con garños de 
raices, la llenan de sombra, y el esbelto nafa (i), eXfelaiu (2) 
ardiente, el oloroso aichichoru^ el humilde tomillo, la mentza 
benigna y el cantueso, la envuelven en atmósfera suave que 
hacen de aquél recinto, de antiguo llamado por su belleza 
la concha del placer^ el más delicado recreo de la imagina- 
ción y el más ajustado molde para gozar de su anhelo ma- 
yor dos seres enardecidos por el amor. 



(.r K! nal A. hinoio. 



EL HAUS 179^ 



Rústicos aduares de otras tribus, horizontes lejanos de 
otras tierras, cumbres de varia altura y de distintos tonos 
festoneando al cielo, cintas de agua como quebraduras de 
espejo, bajo bosques de frutales retratando jardines de sil- 
vestre flora, sendas entrecruzadas y distantes como red de 

fíbras tendida sobre un vasto cuerpo , y rebaños , y 

hombres , y mezquitas blancas como la pureza de una 

religión dedicada al Dios tínico todo se divisa desde 

este mirador que la Naturaleza ha hecho para contemplarse 
á sí misma en su belleza más perfecta. 

Aquí el cielo parece próximo y los valles más hondos; 
pero en los valles de estas alturas la soledad hace más vi- 
brantes y sonoras las flautas que tañen los pastores de so- 
segadas greyes en los picachos que como púas de piedra 
salen de los montes; y es que esta música, como la oración 
y ambas como el amor, son más grandes, se elevan más, 
inspiran con mayor fuerza en la soledad; por eso la voz del 
que reza en medio de estos campos sube por encima de 
estos sitios; por eso las afecciones del corazón se avivan y 
agrandan en estos apartados recintos; por eso la música de 
la montaña tiene de solemne cuanto la Naturaleza, de tier- 
no cuanto ella le ofrece, de rica cuantos ecos dan los vien- 
tos y las aguas y cuanto engendra el amor que reina entre 
los seres que pueblan esos elementos, no siendo difícil vis- 
lumbrar en su armonía ecos de músicas de pájaros, quejas 
del viento, lloros de ovejas perdidas, gorgoritar de aguas, 
voces lejanas que acaban leves como un suspiro, convites 
al placer por las retozonas bestias, que con lenguaje, fácil 
de traducir solamente á las flautas de los montes, invocan 
á sus hembras, y amenazas de bramidos y retos de rugidos 
que se perciben lejanos y aleteos de gigantescas aves al 
cruzar con sus grandes alas las regiones del aire. 

Desde aquí la Naturaleza parece sensualista, figura un 
continuo celo, una no interrumpida asechanza del macho 
sobre la hembra, un eterno arrullo de los sexos. Desde los 



1 8o PERLAS NEGRAS 



insectos, hasta los potentes reyes del viento, todo simula 
reclamo de amor. Si pudiera interpretarse lo que dicen* los 
pájaros, que sobre débil rama, que alumbra la luna que se 
ofrece como fondo de transparente nácar, seguramente que 
en su canto habría de encontrarse endechas tiernas que 
hacen que su nerviosilla compañera acuda rendida, saltando 
y piando para besar con su picuelo al trovador de la no- 
che; si fuera posible seguir á la inquieta tórtola reclamada 
por su macho con romántico canto, allá, en su nido, la ve- 
ríamos arrullar amorosa y ceder bajo la abierta ala de su 
celoso amo que la acaricia y halaga con bello canto cuando 
la goza; si persiguiéramos á las mariposas cuando se buscan 
y huyen, se encuentran y rozan, veríamos entre el polvillo 
de iris que sus tiernas alas arrojan, las caricias que se en- 
vían con sus cuernecillos mientras desmayadas de delirio 
caen para la dicha en el corazón de las flores, que se pre- 
sentan como tálamo de esencias con púdico cendal de vis- 
tosos tonos; y si á la bestia de corpulencia la oímos mugir 
ó bramar, relinchar ó gritar con ecos varios, retozando con 
carrera de regocijo, erizada la melena, levantada la crin, 
empinadas las orejas ó la cola levantada, parándose á veces, 
á veces saltando y con ojo vivo mirar á su hembra que le 
contempla inquieta llamándole entre la selva, sobre los ris- 
cos, bajo la bóveda ó como fugitivos en el monte , allí ren- 
dirían sus cuerpos con caricias de mordiscos y suspiros , de 
resoplidos que aseguran á la rendida futuros cuidados con 

el mejor pasto y la más brutal defensa en su favor que 

la Naturaleza ensefta, asimismo corresponder con mercedes 
á aquello con que se beneficia. 

Y siendo así este cuadro de realismo, naturalista, á me- 
jor decir, la escena perpetua en que se engendran y crecen 
los hombres que aquí viven, copia de la Naturaleza es su 
existencia adornada con los instintos que parten como ra- 
yos de una luz que corre por los hilos del cerebro y con los 
impulsos de un torrente que acude al corazón; por eso estos 



EL HAUS l8l 



hombres que intuitivamente reconocen mtí-Ql fuerza superior 
á la cual cantan con el calor del sol ardiente bajo el que vi- 
ven, pero con la tranquila firmeza y mesura sosegada y 
constante que le inspira la luz benigna y melancólica de la 
luna que adoran^ se manifiestan siempre en los rasgos de 
sus instintos con mucho de poetas, con algo que es más que 
valor, con independencia de Naturaleza ó con libertad de 
selva; con hondas afecciones, grandes como el cielo, como 
el mar que divisan tras las cumbres, como los torrentes que 
le dan sinfonía imperecedera é imponente, como la batalla 
perpetua de los fenómenos naturales, y tiernos como los 
églogas de sus guzlas y flautas, instintos todos que se tra- 
ducen en sus cantos de amor, en sus himnos de guerra, en 
su socialismo de santa humanidad, en los resquemores y 
saoedades de su alma y en su idioma de rima y poesía. 

El árabe de la montaña parece que ha retrogradado á 
sus primitivos tiempos; parécese al sol que después de ha- 
ber iluminado con luz vivificante sobre la tierra vuelve á su 
oriente, á su primer paso, teniendo la creencia en Dios por 
instinto, la vida patriarcal como única forma de sociabili- 
dad y el amor como necesidad de su espíritu; de aquí que 
su frase vaya constantemente salpicada con la palabra Dios, 
con la palabra hermano que llama á los que con él conver- 
san y que consideren á la mujer como el premio mayor que 
han de conseguir después de su peregrinación terrena de- 
fendiendo al Dios grande en el ara de la patria, en las re- 
giones de la vida ulterior. 

Y prosiguiendo nuestro itinerario, para descansar y re- 
frescarnos, sentémonos en un rincón de Saniats et torres^ 
etapa en donde abunda el agua que la antigua noria ele- 
vaba. 

Río Asmir es salado, navegable, y en el sitio llamado 
Buzagalal \i'^y abundante caza de patos. Su playa, hasta 
el torreón de El M'dec, recibe el nombre de Bu-queddan. 

Ras Tarf es el deseado promontorio que Inglaterra 



1 82 PERLAS NEGRAS 



hace semáforo en las excursiones de sus buques por aque- 
llas costas. 

A su pie hay una isleta y una cueva criadero de pa- 
lomas. 

Dejando á la izquierda el derruido castillo de El M'dec, 
se penetra en el desfiladero de Dokom el aolik (boca de la 
zarza), en el cual en un solo punto, por algunos minutos, se 
ve reaparecer Ceuta. 

El desfiladero tiene arbolado salvaje, y aunque la histo- 
ria no cuenta que allí nuestras tropas hicieron gran descan- 
so, porque era de difícil paso, fué el más peligroso de toda 
la campaña del 1 86o. 

Al salir de él se ve el Valle de Marfil. El primer corti- 
jo se llama de Tujami, y á derecha é izquierda están los 
marjales de Said y Querquech. 

Cerca del mar está la altura de Deskeriieschy y al pie 
de ésta la garsa del Amin Ben Nuna (huerta del Admi- 
nivStrador), divisándose lejanamente las casas aduanas. 

Atravesando el llano se ve á la derecha el aduar de 
Madaliien, que significa los de Maadan, y el castillo de 
KaUlifiy ó los apocados, sobre su dechar. 

Avanzando quince minutos nos acercamos á Uad Eche- 
yeta (río de los árboles), que riega las hermosas huertas 
tetuanles. 

Después se entra en la ciudad por la puerta de Ceuta. 



* 
* * 



A Tetuan le rodean los aduares Quiítan, Yarguits, 
Beni Siila/i, fítíSMelij/^ I ^tddien. Dar ben Karrisch, Sinet, 
fíi4jiMfd. Dar (I gasi. Darjayor y Amtii, de las tribus que 
la circundan: Haus, Uad dras, Beni Hosmar y Benider. 

lín el soko del s;ibado de ['ad-drás, hace tres años, 
luibc de cjoixxT de herbolario» \-a que á ello me obligó la 
imposibilidad material ile vivir en el país de mi naturaleza, 



TETUÁN ' 183 

carcomido por luchas intestinas, prefiriendo dejar correr la 
vida entre los ladrones de Uad-drás que no entre quienes 
preparaban porvenir intranquilo á Ceuta, ya de antiguo 
por mí vaticinado en el Heraldo de Ceuta. 

Dejé mi hogar, rebasé la patria frontera y con un asni- 
llo, un botiquín y un libro, me dediqué con fortuna á la cu- 
randería de aduar en aduar, de jurisdicción en jurisdicción 
y de tribu en tribu. 

Dijo Aristóteles: «Si quieres ver un país de salvajes, no 
vayas al África, sino á un pueblo en revolución.» 

Yo digo á los aristotélicos, que si quieren ver las dos 
cosas juntas, vayan á Uad-drás. 

El mercado no es grande, pero sí contenía algunos 
cientos de rapaces, de esos merodeadores en las otras ka- 
bilas que aclaran los rebaños, hacen una fosa entre algún 
matorral y acechan por las veredas el paso de caravanas de 
mercaderes que asisten al mercado. 

Yo me establecí en el centro de éste, y el majasen, el 
gobierno, me expresó que debía pagar una contribución 
por ejercer mi oficio. 

— ¿Cuánto? 

— Un pernil de carnero. 

— ¡Por qué módico canon— díjeme — se practica en esta 
tierra la ciencia médica sin necesidad de título profesional! 

Ya podía yo curar. El gobierno me autorizaba. 

Se fueron acercando varios clientes y me preguntaban: 

— ;Tú qué curas.^ 

Todo — contestaba yo, recordando que los médicos son 
om7iiscientes. 

— Cúrame estos ojos — me dijo uno. 

— No gastes broma — le contesté. 

Todos se rieron incluso el aludido. 

Los enemigos le habían pasado un hierro candente sobre 
los ojos para señalarle como violador del séptimo manda 
miento, y era incurable. 



184 • PERLAS NEGRAS 



Fueron acercándose mutilados, tullidos, calenturientos, 
asmáticos, impotentes, sifilíticos y sarnáticos, y con avidez 
escuchando el diagnóstico con religioso silencio y contes- 
tando constantemente: naam sidi (enterado señor), se mar- 
chaban para volver otra vez, porque se les había olvidado 
cuanto les aconsejara. 

Segundo problema. 

— Tú, ven — díceme otro que me necesita y me lleva 
bajo unos encinares para no ser oído. — ¿Qué tengo yo? 

Otro problema que hay que resolver con éxito, pues á 
cada pregunta del doctor contesta el musulmán: Eso tu lo 
sabrás, 

— En-nesá, — Las mujeres, le contesto — porque las mu- 
jeres no son la mitad del género humano, sino la huma- 
nidad entera, porque así como todos los hombres miran al 
cielo para hallar á Dios, para hallar á la mujer no hay otro 
recinto que el hombre, y éste no tiene acto en su vida que 
no esté señalado por la huella de una mujer. 

La humanidad tuvo á Eva para el cuerpo; á María para 
el alma; para ambos á Leonor, á Francesca, á Cleopatra, ó 
á Beatriz, y en todas las épocas de madre, esposa é hija 
que tiene la mujer, siempre por ellas tiene el hombre sus 
preocupaciones más persistentes. 

¡Dolor es que ellas, que representan lo más augusto, 
produzcan los mayores dolores, las heridas más incurables! 

¡Y si fueran las del cuerpo solamente! 

Aquel hombre rió. Atiné, pero no sabía lo cierto. 

De deducción en deducción, acertamos con el mal que 
no pudieron remediarle ni el trozo de leyenda del Kora7i que, 
como amuleto le había colgado al cuello un famoso tebib. 
bellísimo anciano, Moisés reproducido, ni los polvos ú hojas 
secas que debía dar á hurtadillas en cualquiera comida para 
producir el usuás, sugestión amorosa, á una mahometana 
que no le prefería. 

Aquí de Erechton nuevamente, ó como decía Napoleón, 



rETuAx 185 

ser necesario para todas las guerras y algo de odio africano. 
Hay que vencer al enemigo por el amor, por la lógica, por 
la intriga ó por la batalla. 

Jimena no supo leer una corta misiva en muy pésima 
ortografía que le escribió D. Rodrigo. 

En aquellos tiempos era pecado para la mujer saber es- 
cribir; las mahometanas no tienen academias ó amigas; las 
castellanas aceptaban como esposos á los galanes que sus 
padres, ya condes, ya hidalgos, les designaban, igualmente 
que practican hoy las mujeres del Islam. 

El moro estaba sugestionado. Era cherif y tenía incrusta- 
dos en los óvulos cerebrales los 33.333 renglones del Koran. 

Con la misma velocidad cronométrica de un desperta- 
dor sin fin desovillaba su libro sagrado, y dábale unas ve- 
ces por recordar malévolamente dXfakik ó dómine, que con 
gorro prolongado le hacía repetir algún versículo al com- 
pás de un cañazo en plena mollera pelada que se enrojecía 
con un surtidor de sangre, porque la letra con sangre ent^a, 
ó algunos cincuenta disciplinazos en las plantas de los pies, 
por si mal trazaba el elegante nun, el uau que parece una 
clavija, el sin que semeja una dentadura, ya que el renglón 
e7itra á bofetón, y la labor es con dolor, según refranes de 
Castilla; ó bien al santo, porque los histéricos, iluminados, 
neuróticos, son cherifes en Marruecos, dábale por soñar mi- 
lagros ó sentir á las mujeres y la de este bendito cherif no 
le había declarado por escrito su amor. 

Díle dinero y curó por unos días. 

Porque eso, sí; además del inconveniente de ejercer 
de limosnero, y es inconveniente, porque al musulmán hay 
necesidad de cobrarle algo por las medicinas, pues si tal 
no se hace, juzga ineficaz lo que tan poco cuesta, hay que 
amoldarse á dos condiciones precisas para ejercer la curan- 
dería entre aquellos montaraces kabileños. 

Una de ellas es que toman la vida como un pleito y al 
médico como un abogado. 



1 86 PERLAS NEGRAS 



— ;Me curarás? — preguntan. 

—Sí. 

Si el médico le cura, cobra la minuta; si no sana el en- 
fermo, ha perdido los derechos satisfechos de registros, de 
timbres, escribiente y papel; esto es, no cobra nada por la 
consulta, por los cachets de quinina, por los vermífugos, 
laxantes, albespeirres , tinturas y emolientes. 

Si muere el enfermo del mal que han visto sanado en 
otros, bien puede mudar el doctor la ambulante oficina de 
farmacia á otro continente, pues se cambiará el papel ha- 
ciendo los moros de anatómicos, que harán disección en el 
cuerpo áé[ físico equivocado, ignorante ó maligno. 

Gran procedimiento que debiera ensayarse en España. 

A todo musulmán enfermo ha de decírsele que es muy 
fuerte. La sonrisa más plácida asomará al labio de esos 
histéricos que quieren ser inmortales al mismo tiempo que 
reglamentan su espíritu con el fatalismo. Son dos movi- 
mientos hipócritas en dos naturalezas enérgicas y enteras 
de un mismo ser. 

Si el doUente está grave se le hará notar que se le asis- 
te: Fid-al-lah, en la mano de Dios, pues si fallece, estaba 
escrito. 

Habiéndole extendido una receta á un musulmán expli- 
cándole que lo que decía el papel era el nombre de la medi- 
cina que debía aplicársele á la parte dolorida , y que no an- 
duviese como de costumbre, lo interpretó pegando el papel 
á las manchas lepráticas y estando inmóvil cuatro días para 
esperar el resultado de la medicación. 

Pero si reahzáis una de esas curaciones de enfermedad 
en que toman parte la imaginación repleta de augurios, ca- 
balas y prejuicios supersticiosos , tales como sacar los de- 
monios del cuerpo, la kancha (tenia), y en medio del mer- 
cado se exhibe el cuerpo del delito , prepárense entonces á 
los efectos de la exaltación que no soñaran el malagueño 
Abulfeda, el sevillano Geber y el cordobés Averroes, gale- 



tetuAn 1S7 

nos de otros tiempos de curandería por el sistema de las 
matemáticas, de la alquimia, la mímica, la palma de la ma- 
no, el paso de un ave á tal ó cual punto cardinal y el hip- 
notismo. 



* 



¿Habrá curado de sus amores el cherif? 

¿No es verdad que el amor es ateo? No tiene Dios. Me- 
jor dicho. Los que se acercan más á Dios en todas las re- 
ligiones, ¿no es cierto que aman más? 

¿Se adorarán el sol y la luna? 

¿Por qué sería célibe Jesucristo, hijo del sacro lazo del 
patriarca José y de María, la judía elegida que le dio á luz 
para amor de los hombres en el establo de un aduar de 
Nazaret? 

¡Qué original es un amorcillo con yilaba! ¡Y con clá- 
mide! 



* * 

Hemos llegado á la ciudad, santa porque en cada barrio 
hay una aljama, en cada calle hay una zauia, en cada rin- 
cón un miharabs , porque cada casa es cuna de algún 

cherif que reconoce como tutelar sacratísimo á Sidi Saide. 

¡Bendita sea la tierra de los varones ilustres que llama- 
ron Sebitsa el Mamara, la ceutita clara, la niñita preciosa, 
á mi patria, su \i^xm2Sí2, garbial 

Tetuán, ha dicho Alarcón en su obra, se parece á Gra- 
nada, y en medio de los muchos errores del gran escritor 
de este país de misterios, brinca esta verdad. 

Rodeada de sierras elevadas, como las de Beni Hoz- 
mar, que remedan la de cumbres de nieves de la ciudad 
iliberritana; de la de Darsá, como la de Elvira, con su vega 
frondosa sembrada de yinnanats, ó recreos, de jardines. 



1 88 PERLAS NEGRAS 



con palacios cupulinos y blancos como albornoz que cubre 
riquísimo cuerpo que adornan perlas y esmeraldas, esme- 
raldas y perlas que toman el vaho de las partículas del 
azahar y del alelí, del áloe y almizcle en tibia ascensión; 
huertas floridas y arbolado que ceden sus ramas con frutos 
que destilan mieles de variado paladar, que después de 
traspasar nuestra sangre salen por los poros de nuestro 
cuerpo perfumando nuestras vestiduras; ríos atrevidos como 
Mehan-nesch y Adua, que suben hasta las huertas, como 
el Darro y Genil anegantes de la amplia vega granatense, 
igual que la tetuaní verdiclara y riente; con sus aduares 
próximos de Quittan de alba mezquita, de Beni Sala vigi- 
lante , de Bu Semblan desafiadora , como allá • existen las 
aldeas de Huetor, de Atarfe y Alhendin, éstas y aquéllos 
dichas con palabra arábiga. 

Tetuán no quiere decir en árabe «abre ojo», como ex- 
plica el P. Castellano en su Historia de Marruecos, ni como 
afirman varios escritores. El copiador de Rud el Kartas, no 
se fijó que en lengua riffeña la voz esa vale tanto como 
manantiales , por la abundancia de ellos en la región. 

Y es cierto. Nos vamos aproximando á la ciudad y 
brota el agua, se escucha el rumor de los saltos de cristales 
y se divisan irregulares y pequeños lagos. 

Dios guarde la tierra de las flores, de las aguas, del 
cielo esplendoroso, de la florida tierra para que conserve 
la grey humana que Dios adora con severidad solemnísima, 
que hace santa la oración que al Único elevan por la inter- 
cesión del venerado Muley Sidi Saide. 

Entramos en la ciudad. ¡Qué distinta á como la creyó 
la imaginación ! 

Tetuán, á esta hora de las cinco de la mañana, semeja 
la ruina producida por un bombardeo : las casas se caen y 
los escombros perduran en las calles estrechas; las paredes, 
de ollín, como requemadas por el ardiente proyectil que 
desvencijó los techos y destripó los muros; los perros, con 



TETUÁX 189 

aspecto de lobos y con lento paso de hambrientos sospe- 
chosos; restos de muebles y de ropas amontonados con 
residuos de comidas; boca-calles tapadas con fardos de 
paja, como barricadas improvisadas ó trincheras del mo- 
mento; lodo, como ennegrecido por la pólvora y el incen- 
dio; piafar de las caballerías arrinconadas en las cuadras, 
como abandonadas en la huida, pues la ciudad está si- 
lenciosa, intransitada , solo hablan las fuentes como pla- 

ñideo por tanta miseria. 

Ya van saliendo encorvados por las puertas jayanes con 
turbantes; mujeres veladas la cabeza con tocas y anchos 
sombreros y la cara con lienzos que solo dejan asomar los 
ojos como linternas que puedan mostrar el sendero á sus 
conductoras, y las piernas con cendales; ancianos de luen- 
gas barbas apoyados en báculos firmísimos, reproducidos 
patriarcas en el siglo nuestro; muchachuelos ágiles, simpá- 
ticos y guapos como andaluces que acuden á la Mezquita 

ó la Medarsa , que los llaman con la voz de sus mue- 

cines. 

Hay que agradecer á Dios que se vive á esa hora y se 
acude para adorarle besando la tierra, elevando agradecida 
mirada al cielo solícito y bendito; contando con los dedos 
los favores recibidos y las bendiciones enviadas; suspirando 
con exclamaciones que invocan al Favorecedor, al Grande, 
al más noble, al que como Él no hay otro igual y tiene 
como enviado al nabi Mohammed ra sul-Al-lah. 

La población da señales de vida activísima. 

Es la hora de los mercados, y por ellos se han derra- 
mado miles de personas. Todas se mueven por la docena 
de calles que forman los sokos. La confusión es indescrip- 
tible; la gritería es monumental; las carreras son infinitas; 
los tropezones innumerables. Cien conductores de caballe- 
rías van chillando ¡Balad y ¡balad (aparta, aparta); el be- 



IQO PERLAS NEGRAS 



rráh. pregona la pérdida de un niño; los aisaiias, acorralan 
á las gentes, y pasan fieros con sus estandartes; los men 
digos cantan: «¡Sadak-al-lah!» (la limosna de Dios); eldul 
cero clama con agria voz: el halui; la campana de cuero ^ é 
muecin, extiende su voz desde la torre de la mezquita inme 
diata; todos llaman á Haidor, el arcaducero que sabe déte 
ner el agua invasora; el negrito guinaui sonajea y con 
canto de niño os baila delante; cuando menos lo penséis 
cerca de vuestros oídos sonará una descarga de espingarda; 
la mora cherifa, berreará entre tanto, y mientras desgarra 
sus ropas, el pudor protestará de desnudeces de ébano; el 
garra/, latirá su campanilla mientras muestra el odre con 
agua; la secta fanática de penitencias de hachazos, los 
hadmatcha, arrancará alaridos á la muchedumbre curiosa y 
el narrador público distraerá más allá con voces salmódicas 
á más cultos espectadores. 



* 



Esa es Tetuán, la tentadora, que guarda nuestros ape- 
llidos y la iglesia en donde oyó la primera misa nuestro 
ejército; el gnomon, que aún hoy es reloj único de la ciu- 
dad; la casa-gobierno; la imprenta militar del primer perió- 
dico español impreso en Berbería ; la casa del barón de Ri- 
perdá, ministro renegado de Felipe V; la plaza de España; 
la hermosa Tamo; el asta del primer telégrafo que, como he- 
raldo civiHzador, cursó en Marruecos; el cementerio de los 
héroes y la puerta de Prim , cerrada desde el abandono de 
nuestras tropas, habiendo la creencia entre todos los ma- 
rroquíes, de que el día que se abra morirá repentinamente 
el Sultán que rija los destinos del Imperio. 

Hasta ese punto se conserva allí el respeto supersticioso 
hacia el caudillo de la democracia, de la libertad, de la 
cultura, del honor y valeroso campeador. 



TETÜÁN 191 



;Cómo no aprovechar aquellas riquezas y cómo olvidar 
aquellos recuerdos? 

;Cómo no protestar que España si ayer consiguió, no 
conquistó, hoy no consiga ni conquiste? 



* 



Dijimos: 

«Hoy es día de hablar de la España de ayer; y en me- 
dio de la severidad que cubra nuestro espíritu ante lo egre- 
gio del recuerdo, alégrese nuestro corazón sabiendo que 
las marcas de nuestro linaje aún laten, y que las huellas de 
nuestro tránsito no se han borrado aún. 

Sabido es que después que el desdichadillo nazarita se 
rindió en la tierra, que aún llora tal desventura, marchó á 
Marruecos, en donde peleó bravamente, muriendo con he- 
roísmo , y que fué brillante la cohorte de nobles estirpes 
andaluzas que le siguieron; conocidas son las expulsiones, 
que tomando las maneras de la violencia ó bien estereoti- 
pando guisa de persecución muda y activa, determinaron 
traslados y emigraciones en dirección á la costa de la Tin- 
gitania; y de nuestro dominio intelectual es que, si bien la 
rapacidad de salteadores cristianos, porque españoles eran 
los fugitivos y los desterrados, pudieron arrebatar á éstos 
bienes preciosos, no fué tamaña la felonía que les privase 
del uso de sus nombres y apellidos, si bien no respetarían 
la excomunión gentílica los que al marcharse de España 
arrastraron con ellos el espíritu del arte y el genio creador 
de las industrias. 

Pues bien; los bienes liberados y los nombres de sus 
poseedores pasaron allí, á las ciudades magrebíes, y aún 
existen : los primeros , en haciendas y antiguas posesiones 
mercadas con el oro de los ríos y de las minas del Andalüs, 
como llaman á España; los segundos, en caballeros maho- 
metanos que, habitantes en el Imperio, se presentan ante 



192 PERLAS NEGRAS 



nosotros con los mismos rasgos fisonómicos que legaron á 
nuestros padres. 

En Tetuán, fundada en el año que oyó en el año 1496 

el flamear del estandarte morado de Castilla sobre los to- 
rreones de la isleta de Melilla, avanzada rifeña , también 

arribaron galeras y galeones conduciendo magnates y gue- 
rreros que constituyeron la ciudad en corte aristocrática de 
la Berbería. 

Entre los recuerdos que existen, además de los que he- 
mos indicado, están: 

El palacio de Hach L'arbi Brischa, que copia en algunos 
vestíbulos las alhambrinas estancias, y cómo éstas están 
hoy invadidas por el silencio. Su autor y dueño desapare- 
ció del mundo; aquéllas fuentes, en otro tiempo charlata- 
nas alegres, callaron su cadencia; aquellos pájaros enmu- 
decieron, y sobre un arquitrabe ó pendiente de un arteso 
nado rico, sus cárceles de alambre, en otra época cajas de 
armonía, son hoy olvidadas sepulturas de los trovadores 
que las habitaron; los jardines apagaron las esencias y las 
mujeres sus voces, y sólo alguna negra cruza por entre los 
arcos y solitarias estancias que, como museos en rastro en 
desordenado desconcierto, aquí muestra ricas espingardas 
y sables dorados, escopetas modernas, bazares de riquísi- 
mo cristal, lámparas como calderas, tules vaporosos de ar- 
tística manufactura , cronómetros en cantidad y colecciones 
de cartas de todos los principales europeos contemporá- 
neos; y allá amuletos y reproducciones fotográficas, espe- 
jos con valiosas cornucopias y tablas que se combinaron 
con maderas y conchas preciosas en sus pies tallados, con- 
virtiéndose en mesas con dibujos de incrustaciones metá- 
licas; alfombras de Rabat, cojines de Damasco, repisas ó 
marfaá con vasos elegantes de Alemania, floreros españo- 
les, lunas de Lyon, koranes, trajes lujosos colgados en las 

paredes, aves disecadas pendiendo del techo y roedores 

corriendo por el pavimento de mosaicos 



TETUÁN 193 

En la casa de este dueño se hospedó el General en Jefe 
del Ejército español cuando la guerra civil del 59 y 60, en 
Tetuán, colocándose en la puerta de la hermosa fábrica 
un letrero en árabe que prohibía pasar cerca de ella á todo 
musulmán si no hacía una inclinación en señal de sumiso 
respeto. 

Otro de los recuerdos que existen en Tetuán es Dar el 
Conde por la casa que habitó el Barón y Duque de Riper- 
dá, ministro disidente en la corte de Felipe V, aventurero 
fugitivo que nació en Marzo de 1680. 

Este llamado Conde, señor de Winsum, de Yensema, 
Poelgeest, Engelemburg y Ferwert, tenía grandísima ins- 
trucción y riquezas cuantiosas. El padre Tysens, jesuita, 
le bautizó y educó hasta los 12 años; después entró en un 
colegio de la compañía hasta los 18, y cuando convencido 
para ingresar en la orden se disponía á hacerlo, su padre 
le separó violentamente casándole con Alida, señora de 
Kourdeker, la dama más virtuosa, rica y aristocrática de 
la provincia de Holanda; pero habiendo crecido ambicioso, 
hábil y turbulento, fué ministro, embajador y político en 
varias cortes conmoviendo y entorpeciendo la política; es- 
tuvo preso en Segovia, se hizo protestante, sufrió perse- 
cución y huyó á Marruecos últimamente. 

Allí se introdujo en la corte de Muley Ismail y se en- 
tendió con la esclava favorita del Emperador; pero sin ta- 
lento para trazar los prudentes límites de las cosas que su 
ambición acumulaba sin cesar, fué considerado rebelde 
siempre. 

Después de muchas transcendentales peripecias se pasó " 
á «los moros de Mequinez» por lo que se le anularon y 
cancelaron las mercedes que en España se le mantenían, y 
porque su manceba segoviana, Josefa Ramos, y su caba- 
llerizo Jacobo, dijeron que «Riperdá estaba unido con el 
Emperador para reconquistar á Ceuta» . 

Retirado á Tetuán, sin los sueños de ser rey para des- 



194 PERLAS NEGRAS 



lumbrar á Europa, murió en Dar el Conde el 5 de Noviem- 
bre de 1737. 

En un manuscrito inédito que he leído, dice que su 
madre era judía, que él se llamaba Sr. D. Juan Guillermo 
Jacob Osmán de Riperdá. 

Se ignora dónde le enterraron, pues ni moros, ni cris- 
tianos ortodoxos, protestantes ni judíos, supieron á que 
ley entregó su último suspiro el jesuita.» 

¿Cómo en la posesión no se engrandece, y cómo España 
no redime los pueblos incultos que la cercan? 

Ha olvidado la patria , que constantemente saca á cola- 
ción: nuestros abuelos, Cervantes, D. Pelayo, el Cid Cam- 
peador, Gonzalo de Córdova, Indivil y Mandonio, etcéte- 
ra, etc., tiene el deber moral de enseñar, civilizar y dirigir 
la vida añeja, y como tal intransigente, de pueblos que en 
la sociedad humana les ha tocado en vecindad. 

Hay que trabajar; yo con la pluma, el labrador con el 
brazo, los pensadores con el cerebro, el artista y guerrero 

con el corazón todos contribuyendo á la vida del cuerpo 

y del espíritu de todos. Yo con la pluma, porque de mi 
obra puede decirse estar escrita con los pies, y llevo mu- 
chos años escribiendo sobre aquellas agrias regiones. 

El buen sentido de los que constituyen el elemento, 
agente oficial de España , y la iniciativa particular, son los 
poderosísimos motores que han de conducir la nave en 
donde viajen nuestra política africana, si bien teniendo en 
cuenta que la primera, y en ella es directorio el Ministerio 
de Estado, y brazos ejecutorios el personal diplomático de 
Tánger y las autoridades civiles y militares de las plazas 
africanas, ha de someter sus esfuerzos á los límites de los 
convenios. 

Más unos y otros, sin dejar de ser prudentes, pueden 
producir una nación. 

Los elementos principales para la más inmediata rela- 
ción (le pueblos y comercio de espíritu están la moneda y 



IDIOMA ÁRABE 195 



el lenguaje; después, para sostener la más estrecha alian- 
za entre las almas, el conjunto de auxiliares que depen- 
den de las condiciones intelectuales y éticas de los indivi- 
duos. 

Y aquí no me he de detener en lo expuesto, que de 
marcado lógico es vulgar, repitiendo que nuestra moneda 
es una oficial en Marruecos , pero que sin comercio es mo- 
vimiento sin dirección ó vida inactiva. 

El lenguaje, fotografía del pensamiento, eco con que 
se manifiesta el espíritu, exteriorización de la idea, crea 
los pueblos, los inspira, los perpetúa y funda en unas mis- 
mas inspiraciones los corazones de hombres de distinta 
raza, de vario color y de creencias rivales. 

En España hay dos idiomas oficiales: el español y el 
árabe ; el primero , porque en ese idioma hay leyes que re- 
conocen de nación constituida todos los pueblos, y porque 
con él hablan una patria, medio continente, 4.000 islas y 
2.000.000 de mercaderes y aventureros esparcidos por el 
resto de la tierra; el segundo, porque es el que hablan los 
fronterizos de las únicas colonias que nos quedan en región 
compuesta de árabes. 

De aquí la necesidad de obligar la enseñanza de ese 
idioma, desde los estudios de primeras letras hasta los su- 
periores ; y vista esa necesidad , se van creando en las aca- 
demias, sociedades y plazas de África. 

Pero ¿dan resultado? De ningún modo. 

} Cómo van á darlo si no hay estímulo , y si existe éste 
no hay una aplicación? 

ínterin no subvencionen á los que, mediante ejercicios 
teóricos , prácticos y de composición árabes prueben su ap- 
titud, no puede sacrificarse á una juventud. ínterin no se 
creen consulados militares que conozcan el país , en lo que 
á la profesión convenga, no puede darse impulso á una 
máquina cuya carrera no tiende á un fin. 

Después de conseguir esto, hacerse cargo que el idio- 



iq6 perlas negras 



ma no es difícil , y menos para los españoles , que tenemos 
una tnedina en cada ciudad^ una alhama en cada baño^ una 
nado vado en cada río^ un alkazar en cada palacio^ una 
alcántara en c?iá^ puente, un alfaque en cada desembocadu- 
ra, un alcalá en cada castillo, una algecira en cada ¿t/í, un 
almadéfi en cada m/;/^, y otros cien más que facilitan el 
aprendizaje de aquel lenguaje bellísimo. 

¿Podrá nadie confundir con otra palabra que con la que 
significan saafrán, bel-lot, iasmin, kandil . laimun. Hat, 
lubia, cotón ^ ruta y reduma, cuyos equivalentes son aza- 
frán, bellota, jazmín, candil, arriate, habichuela, algodón 
y ruda y redoma ó botella? 

¿Si colocamos el artículo árabe al á la palabras 7Hud, 
mohada^ mohaza^ cusa y beitar^ y no olvidamos que en 
árabe se cambia la / del artículo en alguna letra por razo- 
nes gramaticales, como en Sí^it, seitum, no se produce 
almud (de donde nace la palabra medida J, almohada, al- 
mohaza, alcuza, albeitar; as-seite y asseituno y asseituna, 
por aceite, aceituno y su fruto? 

:Oué hombre culto desconoce que truyumán ó drag^o- 
man es intérprete: arráez y piloto ó capitán de barco; alft'- 
rez, abanderado; almotacén, alcaldía, y carmen (de carju, 
viña), jardín con emparrado, y que á Granada la llaman la 
ciudad de los cármenes? 

Los que hemos estudiado idiomas hacemos memotecnia 
para mejor fijar, y mas pronto, en nuestra memoria las pa- 
labras. Ciertamente, esto es más ingenioso que científico, y 
en ciertos libros, ó pronunciados por labios de ciertos hom- 
bres resultarla infantil, si no ridiculo. 

Amparado en la buena voluntad que me guía, señalo 
en estas páginas que las nieblas en Marruecos son de baba, 
próximas a caer sobre la tierra; que el lugar en donde se 
condimenta lo más suculento que al comer hemos de creer 
mus limpio, se llama cochina: que las novias van de bulla, 
porque asi se llama la litera en donde las pasean; que los 



IDIOMA ÁRABE 197 



bienes es tnal; que hueso es adam, por el que le sacaron al 
primer hombre, base de la humanidad, que por ello se 
llama el Adami; que la-china no está en Asia, sino en todo 
lugar en donde haya naranjas; que fósforo es espíritu, por 
su mágica aparición en las tinieblas; la romana no es de 
Roma, sino ^-ranada; en Marruecos no se anda en zancos, 
sino en la za?ica, calles; los religiosos asisten á los infiernos 
porque las iglesias se llaman llamas; la nariz es un manjar; 
el pulmón una ría; suave es tener educación; los ingleses 
son llaves y tacaños, cerrados de puños como cuando ma- 
nejan la llave inglesa; baba es padre, como el Papa lo es 
de la cristiandad (i); me la haga es broma; allí donan en 
el acto porque daba es ahora; suya es casada, como si la 
mujer de uno pudiera serlo de otro; aventan hasta con el 
jopo, pues rabos es fuelle; un marqués es un pisón, en tie- 
rra de moros; el arado, majará, porque maja de tanto re- 
volver la tierra; lavas es limpio de deseos de daño para 
quien se desea: sin mal; muchos tropiezan porque es cos- 
tumbre la caída; y me coge la espingarda porque tiró, voló; 
\2i peseta se llama cara, por la efigie que tiene; mete-loca, 
es fiado, pues, en verdad que lo más cuerdo es vivir al con- 
tado; muía es señor, irracional si se juzga superior á sus 
semejantes; y los cazadores hacen que lata la escopeta (por 
la culata), no el perro. 

Y ahora recuerdo mis frases de otras veces. 

El idioma árabe es poético entre todos , porque habien- 
do nacido de un pueblo que en su primitiva edad estuvo 
fuera de la lucha con que otros bautizan su aparición, y 
solo la vida de pastoreo le dio crecimiento, tuvo necesaria- 
mente que ir amoldando el único medio de comunicación 
primera á la circunstancia y accidentes que le rodeaban : la 
Naturaleza, en sus manifestaciones de espléndidas auroras, 
sol brillador, valles deliciosos, verdura exuberante, ondi- 



(1) El alfabeto árabe no tiene /> ni w. 



iqS perlas negras 



sionantes caudales, nostalgia de tardes, sombras frescas, 
aves cantoras, noches apacibles, cielo inmaculado y cimas 
propias para profetas y semidioses ( ¡ naturaleza propia de la 
Arabia!), fué el beso con que abrieron los ojos, y dedica- 
dos á la labranza , madre del trabajo , virtud del cielo , fuen- 
te de toda labor el árabe tuvo que conducir el rebaño á 

la dilatada llanura, perdida entre el festón de madreselvas 
que formaba el primer ribazo de la montaña, en donde 
como palomas tranquilas estaban las chozas débiles del 
querido aduar; «y como manifestar esto en un idioma tiene 
que resultar bello, cuanto es bello todo lo que impresiona 
agradablemente á los sentidos, y éstos no encuentran be- 
lleza superior á las naturales»; de ahí que el pueblo, situa- 
do entre jardines y mares del Edén, al expresar sus más 
modestas afecciones y sus interjecciones más espontáneas, 
tuvo que inspirar forzosamente su imaginación en poesía 
latente, y su lenguaje impregnarlo de la esencia, de los 
ecos, del sorprendente escenario que le prestaba su cuna; 
y después, al cantar este cuadro, tuvo que dar á su expre- 
sión la más admirable forma de la lírica, resultando las fra- 
ses brillantemente poéticas, metáforas naturales por la pro- 
piedad, dicción elocuente y poéticamente severa, dando 
motivo á innumerables vocablos, que, como éstos, rebo- 
san de poesía. 

Al crepúsculo le llaman bder el bodor^ que significa clari- 
dad bella y lejana de lejanas luces, principio de los princi- 
pios; al ruiseñor um el hasam, madre de la hermosura; á 
la madreselva sultana ey-yebeL reina del monte; á la mos- 
queta uard es-siah, rosa preferida; bunefá, planta medici- 
nal, bü-en-nefá, padre de la salud; á la vía láctea um-en-ne- 
yum, madre de las estrellas; á la cereza hab el meluc, pre- 
ferida de los príncipes; al murciélago tair el-lil, pájaro de 
la noche; Sarmanrá (cuidad), alégrase el que me ve; So- 
beiha, nombre de mujer, Aurora; Nakia, pura y Naziha, 
candida deliciosa, y araix es jardín de placeres, y otras 



REFORMAS COLONIALES 199 



muchas que hacen nacer expresiones elegantes de la más 
rica fantasía. 

Ese mismo lenguaje, desarrollado hoy con hipérboles 
atrevidas, con comparaciones exactas é ingeniosas, con 
nuevas chispas nacidas al frote que los tiempos y las cir- 
cunstancias arrancan á las palabras para hacer más brillan- 
te, mas rico, filosófico, complejo, grave y delicado los idio- 
mas, es el que usan los habitantes, entre los que vivo y 
que me recuerdan la idea de los tiempos primitivos de la 
sociedad humana 

Y para el segundo elemento auxihar, firmes como 
bien maduradas acuden á la imaginación las siguientes 
ideas: 

Hay que ser refractario á toda la política llevada á 
cabo por los gobernadores de África, á quienes está con- 
fiada la dirección y representación políticas en aquellas 
fronteras (i). 

Y al decir esto no sostengo idea de hostilidad contra 
persona militar alguna; sí cabe devoción hacia el goberna- 
dor Bernal, que apenas ha llegado á Ceuta ha tratado polí- 
ticamente la instalación de un hospital marroquí, favorece 



(1) Hay que tener presente las aficiones de cada gobernador; la mayor, 
menor ó igual capacidad intelectual entre ellos, el tiempo que halla de co- 
mandar la plaza cada uno y los recursos propios de que pueden disponer 

porque en estos señores estriba el éjCito de una gran labor. Si es cazador, 
verbi gracia, y es certero, influye entre los moros, que le admiran. Cheir-er- 
reiná, jefe de tiradores, temeroso; este señor tendrá gran ascendiente y po- 
drá llevar la guarnición á solazarse dentro del territorio, sin protesta, si al 
mismo tiempo remunera á los chejes de la comarca. 

Si no es abonado á las ocupaciones cinegéticas ni es tenido ni tomado en 
cuenta, enfriará los lazos entre los moros y la plaza. 

La capacidad intelectual no puede medirse, y por ello nos encontramos 
con un general que estima no debe permanecer abierta «La Cooperativa Mi- 
litar>, y otro hermano del anterior, que opina en contrario, llegando hasta 
establecer enemiga en el elemento comercial de la ciudad, arruinándola, y 
ambos antagónicos en procedimientos de política exteriormente. 

Los ascensos motivan traslados, y labores comenzadas, algunas muy be- 
neficiosas, se destruyen, y últimamente, los generales honrados españoles 
que van de España á Ceuta, les pasa lo que á los hombres grandes, son po- 
bres. 



200 PERLAS NEGRAS 



el dragado del foso , aplaude la reinstitución de la acade- 
mia de árabe, rompe el feudalismo derribando murallas, 
reverdece juveniles remembranzas incitando con saraos á 
paz interior, amenaza enérgicamente á insurgentes musul- 
manes á lógico propósito y conmina á barcos ingleses que 
más tarde obliga al Gobierno de Inglaterra á disculparse 
ante la autoridad de un caballero general español. 

Tienen más importancia las ciudades de Ceuta y de 
Melilla de la que estiman los Sres. Silvela, Moret, Monte- 
ro Ríos, Romero Robledo, Canalejas, Maura, el Duque de 
Tetuán, Abarzuza y demás españoles ilustres que figuran 
dirigiendo la política de esta nación europea. 

Esta importancia 710 la pudieron deducir jamás los ge- 
nerales Weylér, Linares, Azcárraga, Bargés y otros hom- 
bres de armas, por el mero procedimiento de tomar un co- 
che en el muelle, recorrer velozmente las baterías, ver una 
rifeña con indumentaria de su país y tomar el vapor para 
venir á hablar en las Cortes. : 

Hay que vivir allí algún tiempo, hay que viajar por 
aquellos litorales de tres pueblos, hay que leer en varios 
idiomas lo que sobre aquellas regiones dicen varios esta- 
distas y compulsar la historia. 

Las colonias españolas en África necesitan especia- 
listas. 

No pueden serlo los generales gobernadores, porque 
los traslados anulan los principios políticos puestos en 
práctica , y además porque pudiera existir cierta subordina- 
ción entre ellos y los Gobiernos que desvirtuarían labores 
beneficiosas hasta por aquéllos mismos comenzadas. 

Necesitan las colonias tribuna desde donde demanden 
atención por los gobernantes, para contener la decadencia, 
librarlas de anacronismos de leyes que no son las que se 
ahogan al pasar el Mediterráneo , sino otro cuerpo de espe- 
ciales promulgadas por legistas locales que jamás leyeron 
la máxima de los economistas: la población crece en raz<Sn 



■:<? sí^"' '5fr 



I t 




ExcMO. Sr. D. Francisco Fernández Bernal 

(Gobernador militar de Ceuta, que comienza la era de reformas 

en la fidelísima Ciudad. 



REFORMAS COLOXIALES 20I 

de los fondos de subsistencia y ni piensan que el gran mo- 
vimiento de los puertos forma la riqueza ünka. 

Esos pueblos deben tener representación en Cortes, 
Para poder ostentar dicha representación deben contar 
los pueblos con 50.000 habitantes. 

Las estadísticas marcan á Ceuta con 12.000 

A Melilla ( Rusadir romana) 8.000 

A Vélez ( Belad) 600 

A Alhucemas ( Peña del águila) 500 

A Chafarinas (Bades) 1.040 

haciendo un total de 22.306 habitantes, que impiden el 
goce de ese honroso derecho. 

Pero ocurre preguntar, ¿y las posesiones españolas del 
Occidente de África, que tienen una vecindad constituyen- 
te de 158.890 almas, según Pellón, repartidas en la forma 
que indicaremos, tienen acaso representación, á pesar de 
que aquella provincia occidental cuenta cerca de ocho veces 
50.000 habitantes? Tampoco. 

En los 27.727 km.^ de la región insular y de la encla- 
vada en la continental, Fernando Póo cuenta con 19.542 
habitantes, Annobon con 1.305, Coriseo con 732, Islotes 
Elobey (grande y pequeño) 313, y en la costa 137.000, ya 

blancos, negros, de la familia bubi, somali, etc , pero al 

fin cobijados bajo el pabellón de España. 

Por esa misma excepcionalidad , ya que ninguna de las 
colonias han tomado parte en el derrotero de decadencia 
porque sus gobernantes la condujeron, tienen derecho á lo 
que las otras provincias hermanas peninsulares, la del Nor- 
te de África , con Ceuta por capital , y la Occidental africa- 
na , que incluye al Muni , con Fernando Póo como cabeza 
del territorio insular y continental. 

Consultado el Sr. Salmerón por el Sr. Moróte, á ins- 
tancias nuestras, sobre la^conveniencia de aquellas repre- 
sentaciones, las acogió con gran cariño y como aurora de 



PERLAS NEGRAS 



salvación de la miserable existencia que arrastran nuestras 
colonias; pero expuso el eminente repúblico que antes de 
comenzar esa labor urgía hacer desaparecer de ellas el pre- 
sidio , monolito secular apestante que la mano del crimen 
con la de la imprudencia política colocaron en el dintel del 
país conquistable. 

En los penales de Ceuta y Melilla no se observa la es- 
cuela de Australia ó de Auburn, que admite el aislamiento 
de noche y el trabajo de día, ni el método americano celu- 
lar que recluye al corrigendo hasta el extremo de dejarle 
como único compañero en el mundo de su soledad la pro- 
pia conciencia, sino un sistema mixto del primer caso, con 
alguna nota del segundo procedimiento. 

Colonia, que así es la palabra, que produce al Estado 

miles de pesetas al año , pesetas que paga el penado de 

de ciertos períodos en que dividieron la condena, para po- 
der transitar libremente por la calle, establecerse á compe- 
tir con el obrero no condenado, y condenado que obliga á 
cierta policía, nunca excesiva, pero que cambia la condi- 
ción del ciudadano libre por la de recluido, aherrojando 
su dignidad, su libertad é imposibilitando el tráfico á cual- 
quier hora del día y de la noche é impidiendo el libérrimo 
ejercicio de la vida civil; ese es el estigma. 

Con estas palabras nos dirigimos al Rey, á los minis- 
tros, á los cuerpos colegisladores, á la prensa, á las socie- 
dades oficiales, entre ellas al Ateneo de Madrid, Karuin 
de España, puesta á la cabeza de aquéllas como culminan- 
te cerebro en la actividad intelectual de la Patria, y al 
Centro del Ejército y de la Armada, que recuerda: «La 
ciencia no embota el hierro de la lanza, ni hace floja la es- 
pada en la mano del caballero » , para que no olvidando la 
expresada observación de Francia: «Yor\o% presidios no 
goza España en Áfi-ica el prestigio que debiera tener >., 
aumenten la razón con las siguientes : 

i.^ En ninguna plaza fuerte es político tener presidios, 



REFORMAS COLONIALES 203 



ni menos si es frontera de un país al cual se quiere con- 
quistar por la civilización. 

2.a En donde hay presidios se establecen las contratas, 
y Ceuta demuestra hoy en litigios, que se dirimen actual- 
mente entre contratistas, la existencia de hechos que caen 
subjudice. 

3.a La evasión de corrigendos crean conflictos interna- 
cionales, ya que el individuo fugado defiende con la navaja 
la libertad que ha de impedirle goce el kabileño que cobra 
cinco duros por la entrega del fugitivo. ¡Qué poco vale un 
español ! 

4.a El servicio de policía y custodia de los penales dis- 
traen una parte de guarnición .durante la paz, que ha de 
duplicarse en la guerra , y para éstas dan escaso contingen- 
tes las brigadas penitenciarias utilizadas para guerrillas. 

5.a La competencia entre la clase obrera libre y la pe- 
nal no existe; pues ésta, que gratuitamente disfruta de ca- 
sa, comida, ropa y de otras servidumbres, ha anulado á la 
primera, invadiendo desde la enseñanza, los juzgados, ofi- 
cinas eclesiásticas, de ingenieros, municipales, etc., etcé- 
tera; hasta el hogar, en los que hacen de ayos, cocineros, 
carpinteros, guarnicioneros, etc. De este modo el hombre 
civil sin condena vive muriendo^ y el criminal mata ó ven- 
de planos para prosperar. 

6.a Mientras esté el penal caerá la inspección sobre el 
ciudadano libre, con pesadumbre tan agpbiadora, que no 
bastarán las paternales disposiciones de los buenos gober- 
nadores á impedir se vigile se saque agua del mar, del mar 
que es infinito, y como tal de Dios, y como de Dios de la 
humanidad; que se demande al viajero nota del paraje 
adonde vaya á pernoctar, qué misión le lleva y si calcula 
cuándo podrá regresar á la Península, y otras prácticas que 
no entran en las tendencias liberales y expansivas de ge- 
nerales como Bernal, que no siente instinto aprisionador 
ni tendencias absolutistas. 



204 PERLAS NEGRAS 



Los gobernadores militares de las plazas de África no 
deben ir mandados para inspeccionar el rancho del presi- 
diario , ó discutir la nómina aprobada por la junta de ar- 
bitrios , ¿cómo se puede rebajar el mérito de un español, 

que estudió la carrera de las armas, que en ella vivió para su 
patria, que peleó, derramó su sangre y venció, llegando á 
conseguir alta significación justísima y merecida, haciéndo- 
les á la manera de inspectores ó cobradores de contri- 
bución? 

De ninguna manera. Los generales de España en África, 
como los representantes de la alta política, deben ir á rom- 
per murallas, «qué al ronco son de la cadena del rema- 
tado substituya el alegre y vivificador de las fábricas que 
levante la industria y el del movimiento del tráfico comer- 
cial»; á grandes hombres grandes ideas, y para grandes 
ideas grandes hombres que ensanchen los pueblos y los 
enriquezcan, dominando la bravura del mar inquieto con 
diques y puertos sobre los que andanadas de fardos de 
local manufactura y envasamiento de productos comarca- 
nos, hagan Almadén del erial; y no existiendo la mohina 
porque existiría la harina, no se levantarían discusiones 
entre los distintos elementos que forman las poblaciones de 
las colonias, retardando el interior mejoramiento. 

¿Y cómo es posible todo eso? diréis. 

¿Y cómo, sin invadir con armas desde la bahía de los 
catalanes de Gibraltar hasta cerca de la Torre de Don Gar- 
cía, los ingleses, moradores de una roca, la han convertido 
en centro de una gran hacienda que comprende Algeciras, 
La Línea, San Roque, los Barrios y el Campamento? Com- 
prando fincas, levantando hoteles, extendiendo vías ferro 
viarias, construyendo diques, creando prensa, empleando 
al elemento español, fomentando el idioma de Byron, dis- 
curriendo industrias, introduciendo el comercio hasta hacer 
una Andalucía británica, que como tal figura en los mapas. 
España paga, como en las islas Canarias, el personal ad- 



REFORMAS COLONIALES 205 

ministrativo, el de justicia y policía, c Inglaterra cobra y 
explota. 

; Quiere España conservar á Ceuta? ¿Para qué? ¿Como 
hucha en donde estérilmente disipe anualmente más de 
doce millones, como exclusa á la emigración, como par- 
que de recreo, como etapa primera de ulteriores aconteci- 
mientos ó como cartel que vocee un derecho? 

Para cualquiera de esas consideraciones debe conceder 
en propiedad á los terratenientes de parcelas en el campo 
exterior las que usufructúen. 

¡ Tres millones de reales deberían haber satisfecho á la 
Hacienda española los colonos del campo exterior si hu- 
biesen disfrutado de libertad para el usufructo amplio de 
sus terratenencias!; pero nada previsoras disposiciones impi- 
dieron levantar fincas de laboreo, construir depósitos de 
agua, señalar senderos, alzar sombrajos y hasta cortar ma- 
tas, cuando ya hubo quien carboneó un monte que llegaba 
hasta el arroyo de las Bombas, y no se puede exigir pago 
alguno á quien de nada se benefició. 

Si desde el año 1867 en que se entregaron á la rotura- 
ción aquellos campos, ya chapeados en parte desde el 1859 
y 1 860 para evitar las emboscadas de los anyerinos, se hu- 
biera comenzado la repoblación ordenada y el cultivo con- 
veniente á las exigencias de la ciudad de Ceuta; si desde 
el año 1868 en que una Real orden con fecha 9 de Enero 
obligaba al florecimiento de aquellas parcelas; si no se hu- 
biese olvidado que una ciudad exterior á una plaza fuerte 
era antemural á las agresiones de enemigos fronteros , y 
que utilizando los brazos de éstos en la agricultura olvida- 
ban emplearlos en la guerra; si se recordase que en 19 de 
Febrero de 1697, el Rey D. Carlos II dirige una carta al 
Abad del Monasterio de Sahagún pidiéndole socorros para 
acudir á la conservación de la plaza de Ceuta y defensa de 
las de Cataluña, y que en 2 de Julio de 1701 , el Rey Don 
Felipe V extendió una cédula pidiendo socorros al mismo 



2o6 PERLAS NEGRAS 



Abad en razón de tener los moros sitiada á nuestra ciu- 
dad, y que en aquella situación se preguntaba con qué re- 
cursos propios contaba la plaza, y se hubiese comenzado 
una práctica favorable al fomento agrícola, autorizando las 
fabricaciones, establecimiento de colonias, explotación de 
canteras, obligando á vestir la tierra de diferentes apropia- 
dos cultivos é hirguiendo en el aire bosques de pinares, de 
frutales y de adorno é higiene en viveros, y estrechando 
las zonas polémicas á medida que se ensanchaba el hori- 
zonte á la producción y al beneficio, hoy Ceuta habría sido 
constituida en vergel por sus autoridades , remedo honroso 
del exterior de Tánger, de Algeciras, que se engrandece, 
y de otras muchas ciudades que, sin tener la protección 
oficial que Ceuta, se desarrollan al amparo de solicitudes 
paternales y de esfuerzos que fijarán la gratitud de aqué- 
llas para los iniciadores. 

En 13 de Mayo de 1863 las plazas de Ceuta, Melilla y 
Chafarinas, fueron declaradas puerto franco , pero los be- 
neficios de abastecerse esas colonias de los mercados ex- 
tranjeros, tuvieron natural castigo que merece una ley mal 
formulada, pues despreciando aquéllas favorecer el comer- 
cio é industrias nacionales, quizá obedeciendo á los proce- 
dimientos tardos é inseguros de transportar en jabeques en 
aquella fecha, es considerado extranjero cuanto de Ceuta, 
Melilla y Chafarinas proceda. 

Extranjero para lo que venga y del extranjero lo que 
va allá á proveer á la guarnición militar, á la población ci- 
vil, á la colonia penitenciaria y al consumo de las tribus 
próximas, esas plazas vienen á constituirse haciendas alqui- 
ladas por otras potencias para la colocación de sus mate- 
rias, mientras España, como dueña, se obliga á restaurar los 
deperfectos enviando mensualmente casi 300.000 pesetas. 

El Sr. Rodríguez (D. Gabriel) en 1884 dijo en la Socie- 
dad española de Africanistas y Colonistas: 

«No debe sorprendernos, pues, el hecho de la decaden- 



REFORMAS COLOXIALES 207 



cia de nuestras relaciones mercantiles con Ceuta y Melilla, 
ni sería justo ni conveniente que para aumentarlas les reti- 
rásemos la libertad del puerto franco; lo que debe hacerse 
es reformar la ley de 1863, y considerar como nacionales 
los artículos que de allí vengan y la navegación entre aque- 
llas plazas y la Península como de cabotaje. » 

Los puertos francos son puertos ó parte de éstos, en 
los que las mercancías pueden desembarcarse, manipularse, 
trabajarse, exportarse sin intervención de la Aduana; son 
unas ferias á la cual concurren todos los comerciantes del 
universo. 

En los países en donde no se trabaja, natural es que 
no haya materia que transportar ni sitio elegido para mer- 
cado; mas para aquéllos cuya producción abastece las ca- 
sas industriales, repletan los lugares de congregación de 
marchantes y efectúan operaciones prohibidas en una por- 
ción reservada del suelo nacional , necesitan de otros 

elementos, generalmente exteriores, como ampliación del 
movimiento económico. 

Lo mismo ocurre para aquellos puertos bien situados 
en las confluencias de los grandes mares como estaciones 
forzosas para las caravanas de la mar. 

Italia ha declarado puertos francos á Genova, Venecia 
y Ñapóles. 

Alemania ha creado los de Hamburgo, Sttetin, Bremen 
y Lubec. 

Inglaterra es toda ella un mercado franco, con leyes 
proteccionistas cada día vais» francas al fomento de la mer- 
cadería nacional que abastece todos los climas y se surte 
de todos. 

Francia y Bélgica en breve harán francos á los puertos 
de El Havre, Marsella y Burdeos la primera, y al de Am- 
beres la segunda, que se desarrolla con las prácticas libre- 
cambistas. 

Argelia remite á la Cámara francesa de Argel una Me- 



2o8 PERLAS NEGRAS 

moria, que nos auxilia en nuestro propósito, proponiendo 
establecer puertos francos en esa región africana. 

;Y por qué no habría de serlo Ceuta, en el mar que las 
crónicas llaman del Pasaje, y Chafarinas en la boca del 
Muluya y entre dos países? 

Este antecedente sabio, entre los muchos que formaron 
un sabio programa el día 30 de Marzo de 1884, tal vez 
convirtiese al Estrecho, que un periodista ha llamado atina- 
damente «la calle Mayor del Comercio», y á Ceuta, cons- 
truido su puerto para remitir las emisiones de su necesitada 
aduaiia, en Puerta del Sol, en oriente de un prolongado 
centelleo que reviviría los capitales españoles para ser con- 
ducidos en bajeles, sucursales movibles de la producción 
humana y del tráfico universal, y en faro luminoso apare- 
cido consolador en las tinieblas de nuestra visible deca 
dencia. 

¿Y cómo se conseguiría en Ceuta, sin aduanas ni pro- 
tección oficial, análogo fomento? 

Ya conocen mis oyentes que el terreno es pequeño 
pero virgen: no existen industrias, pues la del pescado, que 
es la mayor productora al Estado , se concreta á la salazón, 
habiendo olvidado la conserva porque el Erario era el ga- 
nancioso. 

Y para las pequeñas, que alguna vez serían grandes, no 
hay capitales, y si los hay, hay trabas que no se han inven- 
tado hoy, pero dificultan la vida de aquéllas , de ahí que 

ciertas clases de pescados y sus residuos no se recojan 
para la extracción del aceite que se usa en la medicina, ni 
para barniz en las artes, ni la cola para varias aplicaciones; 
se desprecian los cueros, y el guano producido se abando- 
na; consumiendo las tribus próximas por sus festividades 
religiosas grandes piaras de carneros y cabras, no se comer- 
cia en Ceuta con las pieles, lana, huesos y residuos; crián- 
dose en sus costas el coral, no se arranca; teniendo sus 
montes el nopal, no se extrae alcohol; habiendo terrenos 



REFORMAS COLONIALES 209 



para palmerales, no se hacen viveros de transplante; consu- 
miéndose ganado vacuno y correspondiendo á Ceuta 6.000 
reses, ni se conserva la carne de ésta, ni su sebo se remite 
á las fábricas para aplicaciones industriales; trayendo los 
marroquíes recobas y caza, no se exporta; criando en sus 
prados el lino, no les imitamos para fabricarles telas, ni ex- 
traemos el aceite ni transportamos la linaza; estando ro- 
deada de agua del mar, ni la destilan para el consumo ni la 
aplican como fuerza motriz; existiendo en sus playas los 
mariscos, no se les extrae el yoduro; teniendo en sus pro- 
ximidades la calaguala, no se envía para artificiales produc- 
tos con los que se combina; ¡pequeño es todo! y ya veo 

me preguntáis: ¿De la célebre plaza de la Lana, gran mer- 
cado antiguo, de los batanes, tintorerías y cerámica renom- 
bradas, de la Alhóndiga repleta y de la Alkaiseria famosa, 
qué se hicieron? 

Torres Campo ha dicho: «Debiéramos llevar también 
á Marruecos industrias, creando en Ceuta, por ejemplo, 
que fué en otro tiempo ciudad manufacturera, escuela prác- 
tica de fabricantes y operarios para todo el Imperio, y en- 
tablar relaciones estrechas de comercio, mediante la liber- 
tad de exportación, que debe ser al presente objetivo de 
las negociaciones diplomáticas.» 

El sabio bibliógrafo quiere crear industrias en Ceuta, y 
yo le recuerdo las canteras de piedras litográficas en Ben- 
zú; las minas de manganeso que hay en sus tierras; la de 
antimonio que quiso explotar un catalán en el Fenidak; 
algunos filones de hulla observados en algunos barrancos; 
la cueva de azufre de BeniBeiia, y la de hierro de Ame- 
sug, en Ányara. 

Mas para qué si tenemos allí la Punta Leona, en 

donde embarrancan grandes navios en las épocas tormen- 
tosas, cuando las aguas furiosamente azotan los murallo- 
nes para rendirlos, y no hay en la bahía de Ceuta un re- 
molcador auxiliar como brazo tendido para sanar del cho- 



PERLAS NEGRAS 



que contra el arrecife; y apenas ocurre éste, disipada un 
poco la anegante nube, rasgada la atmósfera por un rayo 
de sol, divísanse del lado de Gibraltar varias columnillas de 
humo primero, vocinas de salvamento más tarde, barcos 
al fin, que maniobran cerca del buque náufrago, que les 
proporciona granjerias. 

¿Y cómo — digo yo — los gobiernos, éstos que viven en 
Madrid, empotrados en eXfumoir de la casa, no visitan las 
otras habitaciones de la Hacienda para enterarse de las ne- 
cesidades y no culpar mañana lógicas deficiencias de diver- 
sos administradores, y envian allá, á Ceuta, generales entu- 
siastas, liberales, libertarios para su patria, amantes de ele- 
vados ideales, Bernal el memorable, y Pareja, el querido 
entristecido de Cuba, entregándoles las ideas: un soldado, 
un preso y un moro, para que con esos tres elementos rea- 
licen una gran empresa? 

Comprendo que riáis, sí. ¿Comprendéis asimismo, sea 
yo enemigo de esa pobrisima política de atracción y fomen- 
to españoles cerca de Gibraltar, que nos avergüenza con 
su comercio y nos abate con su escuadra, y junto á Tánger 
cosmopolita? 

Hay que hacer política CON DINERO. 

España necesita sostener con majestad y esplendor su 
representación en Ceuta. 

La alianza de la autoridad militar y la que representa 
derechos inalienables en la que lo sea civil, deben ser movi- 
mientos isócronos de un mismo instrumento, sin que sea 
una de ellas obstáculo á la marcha autónoma en la distinta 
función de la otra, y las dos vivir con auge. 

Nunca pidió el Ayuntamiento de Ceuta al Tesoro nacio- 
nal un auxilio, y en esa conducta se fundamenta su estabi- 
lidad. 

Yo sí me atrevería á pedir para aquella ciudad ingreso 
en sus cajas de los beneficios que el Estado tiene con la 
contratación de aquellas almadrabas, para comenzar una 



REFORMAS COLONIALES 2 1 1 



nueva población desde la que fué puerta de San Felipe has- 
ta Torreblanca, pues siendo Ceuta considerada estación de 
climatología terapéutica de mejores condiciones que Niza 
y Málaga, favoreciendo la concurrencia de familias penin- 
sulares en cómodos vapores, con hoteles para todas las 
exigencias y exhornando con parques aquel frente de la 
mar, se conseguiría, paulatinamente, hacer de aquella sana 
y hermosa playa, nuevo vivero de local riqueza, y obliga- 
do punto elegido por los turistas veraniegos que descono- 
cen la benignidad de ese país, resguardado en invierno por 
las alturas de Sierra Bullones , y constantemente refrescado 
por la brisa del mar que le rodea completamente. 

Para la guerra el soldado igual al bizcaitarra, el catala- 
nista, republicano, carlista, alfonsino, de Iglesias, que el in- 
dependiente, todos, con ser españoles bastaría para ir hasta 
Fez , pero durante la paz hay que str soldado del progre- 
so y obrero de las armas, hay que hacer una patria de inte- 
lectos y de guerreros , y en Ceuta llevamos -medio siglo 

sin salir de las fronteras, ni hay propiedad en el campo, ni 
barcos en el puerto, ni fuerte construido, ni comercio que 
vivifique, ni industria que resucite; y en cambio se han re- 
tirado los moros del mercado; se les coloca á aquéllos la 
miseria de un presidio en vez de enseñarles nuestras gran- 
dezas, y no se les puede atender en su demanda de pro- 
tección. 

Cuando los generales de las plazas de Gibraltar toman 
posesión del mando, hacen las visitas correspondientes á 
las autoridades de Algeciras. En Ceuta no se cumplimenta 
al bajá de Tetuán porque las autoridades carecen de consig- 
nación para ello. 

Con estas visitas seguirían las relaciones, y de esta ma- 
nera los proceres tetuaníes abrirían camino hasta Ceuta y 
nosotros hasta Tetuán. 

Habiendo recursos se organizarían expediciones por los 
militares instruidos en conocimientos arábigos, y se dedu- 



212 PERLAS NEGRAS 



cirían estadísticas, trazarían itinerarios, coleccionarían foto- 
grafías, y se conocería el país. 

Habiendo recursos, las autoridades españolas ejercerían 
influencia en las tribus cooparticipando en las votaciones 
para los jefes de tribus que con él pudieran corresponderse, 
y se llevaría el agua á la plaza. 

Habiendo recursos se conviviría con ellos, superándo- 
los y poniéndoles en la frontera herrador para calzar sus 

bestias, armero para componer sus armas, médicos para 

remediar sus dolencias se ensancharía Ceuta nioralmnitc 

desde Benzú, que es español por el Tratado y no lo posee- 
mos, hasta Tetuán, que tiene allí restos nuestros que no 
custodiamos. 

Urge andar de prisa, y S. M. el Rey, el Gobierno, 
España entera, debe facilitar medios á aquellos goberna- 
dores. 

Yo os lo aconsejo. Mirad que lo que os digo es pro 
fecía y os arrepentiréis mañana. 

En este cuerpo que se llama España hay un cáncer que 
se llama política, como en el pecho del tuberculoso hay una 
caverna que le corroe y en su cerebro una anemia que le 
reduce á sí mismo en atracción de vértigo de un abismo. 

Movámonos en todas direcciones. 

Hagámonos fuertes para no fenecer. 

Tomemos mucho hierro en forma de acorazados y ba- 
terías, mucho aire en donde flote nuestra bandera y mucha 
agua como Jordán que nos redima presentándonos regene- 
rada ave fénix de gigantescas alas capaces de cobijar. 

Hagámoslo, porque sino se cumplirá eso de que el roR- 
VENIR de España está en África amagada por poderosos 
países. 

Allí está ^ peligro para nosotros, sino el porvenir, y 
creo que si mis oyentes, al despedirse de este curso de Con- 
ferencias, que yo cierro en esta casa, no murmuran sorda- 
mente vox clama7itis in deserto^ por Ceuta, que recordando 



REFORMAS COLONIALES 21^ 



la frase de un político inglés refiriéndose á Tánger, del cual 
decía podía perderse una escuadra, por Ceuta puede decir- 
se oten merece perderse UNA NACIÓN. Débese trabajar sin 
dar paz á la manó ni sosiego al cerebro, para constituirla 
poderosa por las armas y resguardo por el comercio, y 
además, porque, como dijo el General Linares: «Las colo- 
nias españolas en África parecen aduares y hay que en- 
grandecerlas.» 

Si á la Virgen se le rezan salves, y á Dios credos, yo 
pediría á mis oyentes con igual fervor de fiel cristiano todo 
un catecismo para que hagáis por ella lo que haríais: gue- 
rreros por la victoria, sabios por la ciencia y artistas por la 
naturaleza: defenderla, engrandecerla y adorarla. 

Con generales con plan definido con respecto á Marrue- 
cos, en relación á sus fronteras, y con 200.000 pesetas 
anuales para gastos políticos y de propaganda; con esta- 
blecimiento de una estación naval permanente en aguas de 
Ceuta; con aumento de guarnición y haciendo desaparecer 
el presidio; extendiendo la Villa-Comandari hasta terreno 
próximo para establecimiento de un mercado marroquí; 
concediendo títulos de propiedad á los terratenientes de 
parcelas en el campo exterior, dando con ello satisfacción 
á la ley, favoreciendo la Hacienda, acrecentando el valor 

de las fincas, y creando industrias ya que Saturnino Xi- 

ménez es heraldo honrosísimo en el Rif , cerca de Melilla, 
por él custodiada desde la isla del Rey; con generales en- 
tusiastas como jóvenes guerreros afanosos de gloria (Ber- 
nal y Hernández); con el ministro Sr. Cólogan, honor 
del cuerpo diplomático universal, y con mis oyentes que 

han de ayudar á levantar á su madre caída podremos 

entrar en el concierto del reparto en condiciones hon- 
rosas. 

Si no, bajémonos del tren; no marchemos, ya que no 
hemos contribuido al ornato de la humana civilización. 

¡A la carretera; con los golfos, á aluspiar, á estar al file 

14 



214 PERLAS NEGRAS 



en la espuma de la hampa, entre los de la randa, por falta 
de anomia! 

Corrijámonos; que se echan encima^ y nos arrojarán de 
los andenes, porque. con nuestra conducta, no sólo levan- 
tamos las faldas para enseñar vergüenzas nacionales, sino 
que laboramos la dispersión de este pueblo para que llore 
como Jerusalén. 

* 

Cuando volvimos del interior de Marruecos, sin haber 
conferenciado con el Menebhi, al centro de España, pene- 
tramos en esa casa grande en cuyo pórtico hay dos leones 
custodios modelados con el bronce de cañones tomados 
al enemigo de la guerra de África, y una voz, con el severo 
tono sentencioso que toma la previsión, parecía decir: 

En breve ondeará nuestro pabellón desde el Muluya á 
Ceuta. En esa medida queda cumplido el testamento de la 
augusta y católica Reina la primera Isabel. 

La compensación, en la pérdida del imperio que nos 
hacía entre los primeros Estados coloniales, está colocada 
entre dos pueblos , grande uno por sus escuadras y por sus 
hijos fuertes y trabajadores, y grande Francia por su inte- 
lectualidad soberana. 

La civilización anula la ignorancia. Los pueblos cultos 
absorben todos los elementos de la vida del país ineducado 
y ocioso. 

Nuestra patria se deshace en continuados torneos del 
ingenio y fiestas de la palabra, desgastando sus energías 
psíquicas sin reposición material de su organismo que en 
sus campos se muestra estéril, y desierto de brazos afano- 
sos y productores, en sus mares sin comercio reparador, y 
en su Hacienda mortecina, y creyendo que para la salud de 
la patria, ya que todos deseamos la mejor dirección en la 
cosa pública, invoco 



MADRID 2T5 



El Sr. Presidente: Suplico á S. S. deje aplazada la 
continuación de su brillante y patriótico discurso para ma- 
ñana, que esta Presidencia reservará á S. S. el derecho de 
prioridad en el uso de la palabra. 



En la misma casa de los leones, 

— Todo eso es música — dice una voz ministerial á un 
señor diputado. 

Otra voz, á un representante de una fracción: S. S. es 
un cobarde y un traidor, que abandonó la trinchera. 

Un exministro: Ese General se ponía en los sitios de 
menor peligro; al otro se le odia porque es de Infantería. 

Dos Generales al exministro: Eso es una gran ca- 
lumnia. 

Uno de la Armada al Ministro de Marina: S. S., que 
obra siempre de mala fe y con perfidia, dice en sus obras 
que los Generales de Marina se envilecen. 

El Ministro: Mentís, 

Un diputado á otro: S. S. desafia aquí dentro. 

El aludido : Y fuera, y en todas partes. En los tribunales 
está la carta de las irregularidades, 

Europa contempla el cuadro y pregunta: El porvenir 
de España estará en el África, pero y el porvenir de Áfri- 
ca ¿en donde está ? 

Aún es tiempo. Ni un minuto de parada. ¡Al tren! 

El Cherif sld el Hach Abd el nabi ben Ramos. 



APÉNDICE 



NOTAS É ILUSTRACIONES. 



Abd , siervo , partidario , afecto , esclavo , fiel , asi se dice Abd-el-asis, 
esclavo del Glorioso y del carifio ; Abd-es-s'lam , fiel á la salutación ; Abd- 
errhmán, partidario de la Misericordia; Abdel-múmen, siervo á la Creen- 
cia; Abdellatif, sumiso al Benigno; Ahd el ñaguimí al Sabio; Ahá-el^ue- 
rim, al Generoso; Abd-el-uahid, al Óaico; Abd-el-nabí, al Profeta, y Abd- 
al-lah, esclavo de Dios. 

La palabra Aó(¿ puede recordar la espafiola Abad, afecto á una cofra- 
día , á su mejor partido , para el mejor servicio de Dios. 

Abrida (a). — Véanse los trabajos titulados Abila y Alminar Ceutctr 
Tetuán y Ceuta árabe ^ del autor. 

Alhóndlga ó alfondega , pág. 209. Parador que á la vez era de- 
pósito de cereales y otros productos. En las alfohdegas se verificaban 
ventas y compras, como en un mercado , y á ellas iba una representación 
del almotacén ó alcalde para autorizar las transacciones , cobrar el canon 
y extender las escrituras. Esas albóndigas fueron particulares primero y 
después del Estado, y en ellas había hospedaje para los mercaderes ex- 
tranjeros en habitaciones incomunicadas con las demás, llamadas rnasria. 

En la alhóndiga de Gánem , de Ceuta , fueron ocultas las reliquias de 
los mártires arrastrados en 1227, y aquélla c contenía tres pisos, 80 cuar- 
tos y nueve almacerías >. 

¿Qué poblaciones de Espafia tuvieron albóndigas? 

Bachir (El) Ben Senaj. Era coronel de askaris; fué nombrado bajá 
del campo hostil á Melilla para intermediar entre aquél y ésta. Es natural 



2 1 8 PERLAS NEGRAS 



de Fez, de 42 años, y ha sido nombrado por el Emperador para ir á Ma- 
lilla durante el estado actual de la guerra con el Rogui para favorecer y 
parlamentar con Arafa y el General Hernández. 

hos ritefios no le quieren y conviene tenerle cerca, pues ejerce ascen- 
diente boy en la coree de Fez. 

Barrada (Sid Aonfiar\ pág. 8t. Uno de los hombres más humanos 
conocidos v q'»e quieren más y mejnr á Espafta. F jerce la medicina, y cuan- 
do va á Fez algün médico español le cede las visitas de los musulmanes 
ricos, quedándose él con las de los mendigos. A ese punto llega la pro- 
tección que él dispensa á los compatriotas. 

Tiene (o años, de barba blanca, de aspecto distinguido, habla correc- 
tamente el español, está conceptuado de atildado escritor árabe; su posi- 
ción es mediocre, aunque posee fincas urbanas y rurales que le permiten 
soFtener su familia, á la que educa en maneras casi españolas. 

Ha vivido en España, y pertenece á la distinguida familia del célebre 
moro Sel lam ó Seil lam de Sevilla, y él tiene sobrinos políticos en el Ar- 
ma de Artillería nuestra. 

Es el agente consular de España en Fez, pero algunos españoles que 
van allí se apoderan de la refpresentación, anulando sus servicios, que ellos 
explotan, y sólo para los casos de interpretación ó cuando tienen necesi- 
dad de que el bondadoso Sid Aomar ponga en juego sus influencias cerca 
de personajes cortesanos, se acuerdan de ese hombre tan generoso. 

Tiene un hijo de 6 años que el Gobierno no debe olvidar, concedién- 
dole una pensión capaz de formarle un patrimonio que le consienta hacer 
es*udios en alguna Universidad ó Academia española á la edad conve- 
niente. 

¡ Bien lo merece el hijo de un extranjero que sirve gratuitamente á 
España durante veintitrés años , en nombre de ella cura á los enfermos, 
por ella hace su hogar casa de caridad de los desvalidos, es amparo de 
los españoles aventureros, y ensalzador de doctores desconocidos y de 
su6ciencia ignorada! 

Stc vos non vobis. 

Belad, el majsen y sibas en la pág. 98 y Peñón de la Gomera en la 
Pág. 71. 

La palabra belad s\gn\?iCK patri», tierra, comarca, y la han corrompido 
los castellanos cambiándola por Velez, de ahí Peñón de Velez ó de la Go- 
mera, y antepuesta á otras ha producido Velez Malaga y Velez Rubio. 

Belaisch 6 el moro Valiente^ pág. 168. Del aduar de Bulaisch, de 
donde toma nombre. Tiene 40 años, de aspecto fachendoso, es grueso y 



APÉNDICE 219 



fuerte, de barba negra y con traje de v^W/. Es traidor y rapaz. Se doblega 
y arrastra por un tiempo, y después al mismo que le favorece le acomete. 

Su padre era valiente y noble, no hablaba el espafiol, pero su hijo sí 
lo posee con perfección , que hace poder corresponderse para todas las 
cosas con cualquiera autoridad de la plaza. Impide á veces la entrada de 
moros en Ceuta, otras dispara contra los soldados, y muchas se aposta 
en los caminos para robar al transeúnte. 

No ejerce ascendiente sobre ningún hombre serio del territorio. 

Ben, hijo, descendiente, estirpe, natural de. Esta voz procede del 
verbo hebreo banah, yo edifico 6 formo ^ así se dice: Ben-Ali, Ben-Garna- 
ta, Ben-Marin ó Beni Merines. 

En Zamora está la villa de Benegiles. 

En Albacete : Ben-Lupe ó hijos de López. 

En Castellón los pueblos de Benicarló y Benicasen ó hijos de Kasém. 

En Alicante : Beni-Dorm , Beni jofar , Beni alfaqui y Benixebel ( hijos 
del monte). 

En Mallorca: Beni-amar, Beni-salem ó hijos de la salutación. 

En Córdoba: Benamejí. 

En Cádiz: Benaocaz, Benamahoma, hijos de Mahoma. 

En Granada: Benalúa. 

En León : Benamarias y Benamariel. 

En Málaga: Benadalid, Benalauria, Benahavis, Benarrabá, Benaojan, 
Benalmádena 6 hijos de la mina. 

En Almería: Benahaduch ó Benahadux, ó hijos de la mora Haducha. 

En Valencia: Benaguacil, Bengeber, Benegida, Benimuslem , Beni- 
brahim , Beni-Alí ó hijos de Alí. 

En Zaragoza: Benabarre. 

Los bem-birsel fueron los que formaron la dinastía de los reyes de 
Carmena, 

Los beni'casi fueron los renegados espafloles que fundaron el estado 
independiente en Aragón , llamado Frontera superior. 

Los apellidos españoles Benavente, Benjumea y Benítez, y los títulos mar- 
qués de Benalúa y el baronesado de Beniatjar son originarios de los árabes. 

Aben quiere valer por fíen y y ambos se corrompen por nuestros anti- 
guos escritores, menos críticos que nosotros, y de ahí resultaron Avicena 
de Alí-ben-sina ; Mohamed ben-Raze dio Aberrasi y Ben Rosch (Averroes). 

También Ben se corrompe en árabe de la siguiente manera: Ben-el- 
Gazí por Bel Gazí. 

Comandante, pág. 168. Este tirador se refiere al comandante de 
Caballería Sr. D. Luis Boguerín , pundonoroso y liberal patriota , que no 



220 PERLAS NEGRAS 



pierde ocasión ni procedimiento para estrechar relaciones entre el campo 
y la plaza. • 

Ha sido el sucesor del profesor de Equitación D, Anastasio Gutiérrez, 
dedicado en su tiempo de guarnición á trepar por las alturas con sus ami- 
gos montaraces. 

Algunas veces el autor se ha visto sorprendido, en medio de los cam- 
pos , por la visita de huéspedes tan deseados y tan honrosos. 

Correspondencia de nombres árabes. 

Agadir íguir ( Fortaleza, en beréber, 

del Cabo Guer) Santa Cruz de Mar Pequeña, 

Asmur Asimur ( Asama rom.) 

Asfi Safi. 

Assáila, cargamento (?) (Julia Cons- 
tancia Zíli rom.) Arcila, 

Beliunesch (Yebel, monte é lunes, un 

apellido de un cherif ) Sierra Bullones y Benzú, hijos del 

Sus. 

Benichicar (Hijos de) Benisicar. 

Belad ( Patria , tierra ) Velez. 

Chechauen CJiechuan, 

Dar-el-baida Casablanca ó Casabranca. 

Er^bat ( nudo amarrado ) Rabal, 

Es-suira (retrato) Mogador , por estar próximo al 

santuario de Sid Mogodol. 

Fas ( azada ) Fez, 

Garb ( Occidente ) Imperio de Marruecos, 

K'sar-el-Quebir (Palacio grande).. Alcázar quivir, 

Daraisch (jardín de delicias) Larache, 

Marraquesch La ciudad de Marruecos, 

Mecnás (nombre de una tribu ama- 

cirga) Mequinez. 

Mehdia ( la del Emperador Mhedi ) . . Mehedia. 

M'lilia,. . Melilla. 

Quebdana Chafarinas, 

Rudana'be^ich echam (Rudana la siria). Taritdant, 

Sebta ( de Septem , siete) Ceuta, 

S'lá (de la santa Lal-lá SeMá) Salé, 

Sáhra (comarca estéril) Sahara, 

Tony a ( tierra traída ) Tánger, 

Tetauen (tierra de manantiales). . . . Tetuán, 

Tsasa, , Taza, 



APÉNDICE 



Tajilalt (tierra de los filalis) Tafilete. 

Uchda (encontrado^ en él hallaron al 

asesino de Muley Idris) U^da. 

Yedida (la nueva) Mazagán (Mazagao, portugués). 

Guora, sectania, pág. 151* Los árabes dividían la esfera en climas, y 
éstos CTí'Cuoras^ que signiñca redondez, círculo de influencia ó jurisdicción. 

La cuora sebtauia comprendió desde Arzila hacia el Estrecho , y desde 
la costa S. de Ceuta hasta parte del Rif ; pudiera decirse que era toda la 
provincia septentrional ó Yehala. 

El jefe se llamó sefior de Ceuta y rey de Arzila. 

Charkaui (Sid Mohamed), páginas 65 y ico. De 56 años de edad, 
de viva inteligencia y de instrucción vasta en conocimientos europeos, 
habla perfectamente el castellano, aunque no lo escribe bien , igual que el 
árabe, y fué nombrado en la Comisión encargada de llevar á D. Alfon- 
so XII el regalo del Emperador Hasan , consistente en camellos. 

Vivió en Espafia algün tiempo , y tan grata le ha sido la vida en este 
país , que él quisiera tener poder para hacer subditos de España á todos 
los hijos del Imperio. 

Si Espafia establece el servicio de postas entre Fez y Tánger no olvide 
emplearle, pues sus servicios nos han de convenir, y hacemos un bien al 
mismo tiempo. 

El Heraldo de Madrid le ha nombrado su corresponsal en Fez. 

Descripción de Marruecos. — Mauritania, la occidental, de mau- 
rtis ; el Mágreb, el Occidente ó Marruecos, de una ciudad fundada por 
Taxefínt , está asentada en la región menos cálida y en productora tierra 
del continente africano. 

Hoy la rodean por el N. las posesiones españolas, por el E. la frontera 
de la Argelia , que comienza desde el territorio del Kis y termina en los 
terrenos de Figuig, usurpados por Francia, que desde Ain-sefra ha inva- 
dido hasta la Zenaga , y desde la línea curva que forma Chelata, el Men- 
gub y el Laberinto (entrando en el desierto) hasta el oasis de Ulad sid- 
chej , y las Dunas para fundar su frontera en Sidi Mumen , El Mungar é 
Igli (en la confluencia de Gir y Tsaura). 

Al S. el Sahara, Tafilete y el río Dráa, que en gran extensión riega el 
Imperio en aquella frontera, hasta desaguar en el Cabo Nun, y el Océano 
satura y refresca el O. hasta el Cabo Espartel. 

El clima de este país es agradable en la costa y centro, pudiendo mo- 
dificarse en los lugares más cálidos , con apropiada vegetación , dirección 
de las aguas, higiene, forma de urbanización, clase de ocupaciones, etc. 



222 PERLAS NEGRAS 



El termómetro acusa en Tetuán como máximo 31° en eslío, en invier- 
no no descenderá á 14®; en Tánger 18^ C. , media anual en las estaciones 
de calor y frío; Mogador rivaliza con Madera; Marruecos con Tánger; Fez 
es mejor que. la costa, pues aun cuando está en el interior, tiene frente la 
brisa refrescante de los nevados picachos de Beni Uarain; el Rif tiene sa 
frontera marítima y su Sierra de la Gomara cubierta de nieve. 

Las lluvias no son frecuentes, pero el rocío parece lluvia debida á la 
evaporación rápida de un calor de una tierra virgen y bravia aún, á me- 
dida que se aproximan los viajeros al Sahra. 

£1 terreno es variado en accidentes y en curiosidades naturales. Entre 
el ardiente Océano de arena del Desierto y el inquieto de la mar, tránsito 
aquella flora entre la vegetación del Ecuador, viva como el fuego, y la de 
la de Europa, de secular permanencia y frondosidad fría, aunque selvática; 
embebidas aquellas aguas, á veces, en blandos terrenos por la sedienta 
sílice, y otras combustionada, la flora en sus crestas, peladas sus rocas, 
con montes hechos cantos rodados por aluviones que no pudieron conte- 
ner bosques de encinares que crugieron á la pesadumbre del granito, ya 
se ven extensas llanuras en todas las regiones como en Ducala, frente á 
Mehedia, sobre Marruecos, próximo á Schgruchen; ya cimas como Sierra 
Bullones y el Bani; sobre la región del Dráa — dice Reclus — se observan 
verdaderas pirámides, torres elevadas, picachos atrevidos, que son conti- 
nuación de las montañas del Sud Oranés, y caprichos tales como Cíiorf- 
eUBahmuty la vertiente del abismo, que como ciclópea fortificación quiere 
detener los ejércitos más nutridos del mundo , hecha vivienda de águilas y 
cubil de fieras. 

En Zebar, sobre la ribera del Dráa, existen rocas con formas de per- 
sonas, tal vez representación granea de soñados trasgos y gnomos que allí 
tienen leyendas en jeroglíficos de una escritura enteramente descono- 
cida. 

Hay montañas tajadas que se abren como acceso á otros territorios, 
tales como la colina de Tisi, que los holandeses, ingleses y alemanes oye- 
ron llamar Bihauen , que en beréber vale por dos puertas, y Salam AU- 
cúnty {salud sobre vosotros! 

Ese extenso territorio, cruzado por más de 300 ríos, que se calcula en 
más de 600000 km.*, en donde viven árabes, ainacirgas, bereberes, che- 
lojs, saharianos, judíos españoles y europeos, en número de más de 12 mi- 
llones , se ha dividido por publicistas y viajeros en 20 provincias 6 
amalatos. 

Septentrional ó Yehala que comprende Tetauen, Chechauen, Ceuta 
(esp.), Tánya, K'sar-el-Quebir, L'Araich, Uasan y Assaila. Tiene 40.000 
kilómetros cuadrados, 2.500.000 habitantes y más de 3.000 aduares en 32 
tribus. 



APÉNDICE 223 



Esta parte ha sido la mds azotada por Europa; portugueses, españoles, 
franceses é ingle«(es incesantemente han- invadido el litoral, y los dos pri- 
meros sostuvieron guerras en el interior. 

Esf*aña »> de^e periür esa re¡(ión por wn^isn pacto, compromiso ^ can' 
ge y dimro ó sungre necesarios de formar ó derramar. 

El h'if comprende 4^ tribus, entre ellas liocc ya, Kebdana, M'Talsa, 
Beni Üuyahi, Mazuza, Fraj^na, Benichicar, Benisidel, Benifuror, Beni 
S'nasen, Beni Said , Beni B'segií, Stult, Uriech, Benibuyefa, etc , y las 
poblaciones Mestasa, Ayír, Adu«, Arkub y las ciucladelas españolas MeLi' 
Hay VéUz, Alhucemas y Chafar inas. 

G*ari el isar, con Fez por capital, y las tribus de Ulad el Hach (hi- 
jos del peregrino), Iliaina, Aits lusi, Ait Musa, Ait Terho, Behalil, 
etcétera, en número de 68. con más de 3 Y2 millones de habitantes, y con 
las ciudades de S'frtí, Tarsut y Sok-el Telata. 

Gaiata 6 /íiata, tiene á Tsasa por capital, con 4.000 habitantes, y 
á Debdu (con 2.000 almas) como segunda población, á Mikasa con i.ooo 
moradores, y las tribus Beni Uarain, Bu Rima, Senata, Senhaya, etc. 

Angad t& otra provincia, con Uchda por cabeza y con Mehaia como 
población de segando orden , y con las tribus de Beni S'nasen y las fron- 
teras argelinas. 

l^bat ó Rabat comprende, además de la capital, á S'lá, Mehedia, Tu- 
rnara y las tribus Beni Hasán , Simmur Chelohs y R'hmna. 

Es provincia muy productora, de gente brava, que se calcula en un 
millón, con P40.000 caballos. 

Chauia, separada de la anterior por el río Cherraf, tiene por capital 
á Casablanca (45 000 habitantes), y como ciudad algo importante á Gra- 
cia de Dios ó Feddala (Kirdh al lah). Sus tribus son famosas, Tchuka, 
Chiadma, Mediuna, Busiri, M'zab, Ben Daud y los Beni Mesquin. 

Abda y Ducala, tienen á Asmur por capital , y por ciudades impor- 
tantes á Yedida (8 000 habitantes) y Asfí, con 12.000. 

Bahoy una gran confederación de 330.000 almas, territorio muy fér- 
til, accidentado, minero, y situado entre el mar. Sus, Marrakesch y Abda. 
Es suira es su capital, con más de 25.000, gran puerto que trafica con más 
de 60 millones de pesetas anualmente en todas las operaciones que realiza. 
Sus, con Kudana bettch echam por capital, tiene 10.000 habitantes, y 
son principales ciudades Agadir (en beréber fortaleza), Massa, Fikuarem 
y Dar ben Delsimi. 

La gente susi es belicosa, pero de aspecto tranquilo, y amante de la 
independencia, y mejor de la autonomía. 

£1 terreno tiene altas montañas y en ellas moran más de 500.COO pas- 
tores. Veintinueve ríos cruzan esta región. 

Sahel ó el. litoral, tiene á lleg por capital, y cuenta, entre las que 



224 PERLAS NEGRAS 



apenas pueden llamarse ciudades, á Agadír (esp.), Sídi Hosain , Sauia, 
Agía y Tisnit. 

Dhra, con la Kasba el- M* Jasen, ó alcazaba del Gobierno, por capital. 

Esta región debiera llamarse Muluia, y en ella se ofrecen como princi- 
pales puntos los oasis de Misur, Ouisert, Briya, Igli, Tugur y Ulad Melluk. 
Sus habitantes son brabcrs, 

Mecnás, con 780 km.2, su capital Mecnás, y lugares nombrados los 
de Sarhun y Asro. 

Mecnás tiene 24.000 habitantes. 

En Agui está situada la Kubba de Muley Idris. 

Tadla, con 20.000 km.2, y con las ciudades Ain Serga, Sidania, Beni 
Mellal (con 4.000 habitantes) y Uauisert (1.600 habitantes) como princi- 
pales puntos. 

Demnat, provincia central, comprende las villas de Yamaá Entife, 
con 4.350 habitantes, y Besú, con 1.500. 

Marraquesch, provincia que da nombre al Imperio y ciudad que 
bautiza la región. Marraquesch tiene 1 10.000 almas de todas las castas del 
Imperio , que se dedican al comercio entre el interior y la costa. 

I^as localidades notables de la provincia son: Chichaua, Kalaá, Sidi 
Rehal y Ensel. 

Sidi Rehal es religiosa , y cuenta en su pago con 2.000 habitantes, 
Ensel tiene 800, Kalaá 1.500 y Chichaua 2.000. 

Nun, región que comprende 40 aduares y 25.000 habitantes. La ca- 
pital del territorio es Fúni-elHasan, boca de hermosura ó Ügadir. 

Se llama así en honor de Kamra, madre del ceutí Ali-ben-Taxefint. Su 
hijo hizo este pueblo para recreo de la cautiva del Emperador Yusef. 

La provincia del Nun comprende dos principales puntos: Uguelmin 
é Icht. 

Uad 3ra tiene 300.000 almas autónomas , y el territorio es el más 
extenso de todo el Imperio , con la particularidad de ser muy cultos y de 
edificar sus viviendas con azoteas y torrecillas. La capital es Famagrut, y 
son ciudades que tienen alguna importancia: Tisint, Tata, Minsuria y 
Tsasenaska. La mayor parte de estos lugares están fortificados. 

Tafilatt, cuna de los filalas , industrial , y ambicionada por Francia. 
Entre las ciudades de la provincia están Er-risani y Abuam , la primera 
con 5.000 almas y la segunda con 6.500. 

5é;^¿/z/, como reinos de Taifas, están diseminados los aduares de los 
indígenas, con jurisdicciones propias, como mandados por reyezuelos pro- 
pios, independientes al mando imperial. 

En él está el Figuig , Kenadsa , Beni Abbes y la capital , que es Ain 
Cháir (la fuente de la cebada). 



APÉNDICE 22 S 



La agricultura en Marruecos está atrasada, pero son grandes conoce- 
dores de los terrenos, y afanosos labradores los musulmanes que se dedi- 
can á trabajar. 

Convendría conservar los refranes y consejos agrícolas que ellos cono- 
cen , y en los que los agricultores creen código inalterable , al que rinden 
cumplimiento firme. 

Ellos cultivan el olivo; la vid, de la que hacen un vino, que bebeny 
llamado sámat, pero que es pecado apurar si es hamar, rojo; los naranjos, 
albaricoqueros , granados, ciruelos, perales, manzanos, higueras y al- 
mendros. 

Desde la costa á Fez apenas se ven palmerales ni platanares , cocote- 
ros ni datileros. 

Los bosques son valiosísimos si son de encinares , pues entonces son 
altamente respetados por los moradores , ya que contarán cientos de miles 
de ejemplares seculares. Lo mismo si son nogales, castaños ó de arar. 

Las maderas no son de las más excelentes , pero hay especialidades en 
el Imperio de mucha resistencia. 

El monte bajo lo cortan y queman para lefia y carbón. 

Cuidan los gusanos de seda, pues la industria utiliza mucho aquel fila- 
mento; la lana es llevada á los telares, y quemada produce una tinta lla- 
mada sniag , con la que escriben sus musicales renglones ; preparan cor- 
chos para colmenas, siendo riquísima la miel negra; con la zaina ó aldorá 
hacen pan ; con el quif^ que fuman , cocido y hecho pastilla hacen el nar- 
cótico hacfUch, que combinan con la imaginación y sueñan con mujeres 
hermosas, como podrían hacerlo con camellos, toda vez que la mente em- 
pieza la actividad cerebral y el narcotismo la envuelve en la vaguedad de 
su efecto soporífero. 

Calculo que Marruecos cuente con i .000.000 de caballos , 400.000 ca- 
mellos, 500.000 mulos, 20 millones de cabras, 30 millones de carneros y 
7 millones de bueyes. 

Las festividades religiosas consumen millones de cabezas de ganado 
anualmente , y sin embargo , los campos se ven llenos de rebaños y piaras. 

La exportación á Ceuta, Gibraltar, Portugal, Malta y Argelia, y el 
consumo diario, no importa para el decrecimiento: éste no se nota. 

La industria de este país está conocida: cordelería, gorros, zapatos, 
espingardas , cerámica , bolsas de cuero , yilabas , orfebrería , mantas , este- 
ras, mesas pequeñas, repisas, canastas, serones, lienzos distintos de lino, 
algodón y seda, arreos de caballerías, pólvora, jaulas, guarda-plumas de 
caña , tinteros azulados , tintorería , curtido , panificación , etc. 

El comercio inferior se hace en vehículo de sangre, tardío y de géne- 
ros tales como petróleo , piezas de tela , banastas de azúcar y objetos de 
adorno de procedencia europea. 



226 PERLAS NEGRAS 



La instrucción pública es á cañazos y con música; los alumnos silabean 
el Koián con un sun^onete particular, como se aprende la tabla de multi- 
plicar en algunas escuelas españolas, mientras el maestro, algunos con 
gafas a lo Mesonero Romanos ó Hartzembusch, marca las incorrecciones 
con verdaderas señales sangrientas. 

La religión es la mahometana, pero hay disidencias, alguna de las 
cuales aceptan á Dios, nada más, y no al Proteta. 

El sel vicio de las armas es obligatorio, y obligatorio para el soldado 
costearse, con la peseta de sueldo, ropa, calzado, armas, pólvora, caballo 
y alimento de éste. 

En esta guerra se ha mejorado algo la condición de las levas, y cuando 
termine éata quedatán organizados más de 30.000 hombres, casi como 
en Europa. 

Marruecos no tiene prensa, ni sociedades literarias, ni salones biblio- 
tecas, ni ferrocarriles, ni barcos de guerra, ni puertos artificiales , ni ciu- 
dades alumbradas con luz eléctrica, ni modas, ni bolsa, dinero en papel, 
lotería nacional, carruajes, teatros, ni plaza de toros, pero en él no se 
proñeren frases contra Dios, ni se mixtiñcan los alimentos, ni se defrauda 
en el peso, ni en la medida, ni se falsiñca la moneda, ni se desdora el rico 
en sentar á su mesa al hambriento, ni el casado faltará al noveno, ni ha- 
blará sin las corteses frases correspondientes á cada persona teniéndose 

entendido que no ocurrirá un solo caso reprobable. 

Los mahometanos europeizados disfrutarán de los beneficios que éstos, 
y aun abundaran en sus vicios, pudiendo decirse, cuando se observan 
ciertos casos, que Mahoma prohibió el uso ó abuso del vino, porque silo 
autoriza no hay extensión bastante en el planeta para el cultivo de la vid. 

Los moros de Fez, cercanos al Sultán, se empiezan á aficionar á las 
bebidas espirituosas europeas. 

El Turki se llama el único vapor que forma la flota marroquí; pero 
son tan bravos los marineros moros, que difícilmente se encontrarán hom- 
bres más apropiados para la piratería cuando se les contempla remar en 
sus garrab ó cárabos, difíciles embarcaciones de veinticuatro remos, a ve- 
ces. Levan con prontitud asombrosa, arrian la vela con pasmosa ligereza, 
golpetean velozmente los escalamos para asegurar el prolongado remo de 
ancha pala, y sentados á lo largo de las bordas con los pies apoyados en 
el banco delantero, se yerguen al meter el remo en la mar, y al unisono, 
á una sola voz , caen á la remada para repetir el movimiento doce horas 
seguidas si el viento no favorece. 

Con razón Europa ha debilitado el poder naval de España. Nosotros 
vencimos la piratería. Éramos así, pero más bravos. La humanidad impo- 
ne inconscientemente la ley del Tallón. 

Los europeos han fundado varios periódicos en Marruecos. 



APÉNDICE 227 



Francia sostiene en 'ianger L: Rcveil du Maroc y Le Maroc ; Ingla- 
terra Al Magreh Al Ak.nj y un natural de Gibrallar, acogido al pabellón 
inglés, sostiene otrc. producido en lengua castellana. 

El Porvenir, de Tánger; hl Defensor, de Ceuta, y El Telegrama, de 
Melilla, son lus tres ünicus periódicos durios españoles que deñenden los 
intereses nacionales, si bien en la medida que permiten las circunstancias 
en que viven. 

Melilla debe ser Eldorado, á juzgar por su prensa no agitada en su 
parquedad periodística por percance alguno sensacional de ningún orden; 
D. Francisco Ruiz López, ilustrado pan iota de buena cepa, no puede sos- 
tener informadores en el interior, ni corresponsales en la costa, ni boleti* 
nes bilingües bisemanales en Fez, Marruecos, ni poblaciones del litoral, 
en donde abundan españoles y se hice el tranco, ni canje con la prensa 
política universal; y D.José Guerra Lázaro, jete del pri lier periódico dia- 
rio fundado en Ceuta en unión del autor, es empleado municipül, y su 
juicio es cerrado á la política de sus j^les; entre doj» fuegos ^la Coman- 
dancia general y las personas de un Municipio), entre la espada y la pared 
(dos partidos disidentes dentro de un solo elemento), y sin motivo de 
donde hacer artículos por haberse tratado por btiUantes plum&s cuantas 
necesidades siente Ceuta, cuantas rtforii.as«es susceptible en ella, y cuan- 
tos proyectos convienen al porvenir, antes de hacer de ese, que nació viril 
y patriota defensor de intereses' grandes y chicos, tamizado exótico anodi- 
no, conviértalo en hoja ilustrada de grabados, álbum de Ceuta, el Estre- 
cho y lindes terrestres y de la mar de Marruecos , otro exotismo más 

independiente , más noble y más vital para el mantenimiento del mismo 
interés píatrio. 

Tánger, subordinado á la Legación; Melilla, al Gobierno Militar, y 
Ceuta, al Presupuesto de la Casa del pueblo; la prensa africanista, mez- 
quina por sus recursos y subordinada á dependencias de vario jaez, no 
labora en la libertad útil que necesita. 

Ceuta ha producido los siguientes periódicos: 

El Defensor del Cadete, La Acacia; ti Eco de Ceuta; Ualá galibá 
ila-al-lah (solo Dios es vencedor). El África, que provocó una escisión 
que debilitó el poder civil de Ceuta en el ataque fiero á las personas, 
creando la escuela de la ingratitud en la tranquila ciudad durante dieciocho 
años; contra éste nacieron: El ^inapi mo y El Irogreso de Ceuta, doc- 
tor D. Francisco Mendoza; El Heraldo de Ceuta, D. Enrique Guerra; La 
Linterna, D. J. Francisco de las Heras; Casos y Cosas ^ Casas; El Liceo ^ 
El Círculo Africano, Revista de Ceuta y Medina Sebta (literarios); El 
Orate, D. José Almela. 

En la actualidad: Eco de Ceuta y El Defensor de Ceuta, ambos funda- 
dos por el Sr. Ramos Espinosa de los Monteros. 



^28 PERLAS NEGRAS 



En el interior sólo se leen por algunas personas ilustradas los periódi- 
cos tunecinos , turcos y los procedentes de Argelia. 

La correspondencia es conducida del interior á las capitales por los 
peatones. El Gobierno tiene los suyos ; los particulares que escriben apro- 
vechan la marcha de algún viajero mahometano al lugar ó proximidades 
del que se dirige la carta, y sólo Europa, por sus naciones Alemania, 
Francia é Inglaterra , sostienen servicio de posta en Fez , que pagan con 
lujo, aunque bien se remuneran con el humano y patriótico servicio que 
practican. 

Los itinerarios para cruzar el Imperio en todas direcciones se señalan 
en las obras de Bermúdez Reina y Canal (francesa). 

Cuando viajéis por Marruecos y os veáis necesitados de guías ó acom- 
pañantes musulmanes, que generalmente son la más ordinaria de la gente 
maleante, tened en cuenta no cruzar con ellos más palabras que las estric- 
tamente necesarias, no permitidles comer junto á ustedes, y se acostumbre 
solo á contestar cuando se le pregunte, y ordénenle siempre en imperati- 
vo , mas pagadle bien y tratarle humanamente en lo del cuerpo , si ha- 
céis lo contrario , habréis de renegar del viaje. 

Yo hice todo lo contrario y me resultó mal. 

Hablé con un moro amigo en Tetuán , expresándole : Si me acompañas 
á Fez te convido al pago de todos tus gastos con explendidez, á tu gusto; 
tu llevarás la cartera para que no te falte bestias, alimento, tabaco; tú or- 
denarás á los criados , y llegado á Fez te haré un regalo. 

Le compré ropa y puse las cargas repletas de lo que á él agradaba. 

Llegamos á Larache y le regalé un billete y me expresa que no puede 
seguir porque el camino está muy malo y teme. Se despide un criado mío 
para devolver una bestia comprada en Tetuán , y al amigo de treinta años 
se le caen las lágrimas porque se va el paisano , y he de llevarlo cerca del 
señor cónsul porque desea cambiar el papel de amigo por el de comer- 
ciante. Delante del señor cónsul dice que él quiere un jornal de 30 reales 
diarios. Yo le prometí 40. Hecho el pacto salimos á la mañana siguiente, 
y por el camino me expresa que no se daba cuenta él de su falta de 
palabra. 

Llegamos á Fez y el Dr. Cerdeira ajustó los jornales devengados, pa- 
gándole su trabajo á razón de 10 pesetas. 

— (Y cómo me vuelvo á Tetuán? — contestó. 

— Con estos 10 duros que te entrego — le contesté — y mientras estés 
aquí, en nuestra mesa tienes un puesto. 

Total, por once días 150 pesetas, ropa nueva (30 pesetas) y comida 
125 pesetas. jSeis duros diarios! 

Ignoro lo que ocurriría cuando el doctor hubo de decirle frases grue- 
sas; pues yo, al darle el dinero, conocí que había levantado al negro 



APÉNÜICE 229 



Fatah contra mí, que llorando se despedía y me daba las gracias por otro 
reealo que le hacía , y qae el amigo gaía había hecho pagos sin conocí- 
miento mío ; salí á los mercados para desahogar la furia y la tristeza que 
produce la ingratitud. 

No para aquí. 

£1 moro Mustafá , que dejó al Emperador por seguirme , cobró de mí, 
durante el tiempo que estuvo conmigo , el sueldo como militar , el diario 
por servirme, comida, ropa y otros gastos. £n la expedición le aumenté 
el sueldo , le satisfice doble paga que le daba el Sultán , le hice un donativo 
en agradecimiento a la inclinación que por mí mostraba , y cuando lle- 
gamos á Tánger y me disponía embarcarlo para su país, se presenta una 
noche en la reunión en donde estábamos, herida la cara y solicitando mi 
defensa contra un agresor ebrio como él. 

¿Con qué dinero llevaba corriendo la broma tres días? 

Había vendido mi espingarda y mi tienda, varios pañuelos de seda y 
varias monedas de oro que había en mi maleta, y eran de mi propiedad. 

Las monedas estaban destinadas al Museo Nacional como recuerdo de 
la excursión hecha en esa ocasión por el único europeo que llegó á Fez. 

Para ciertas gentes, igualmente moros que cristianos, no hay duda que 
la política del afecto no sirve. 

Fraile (£1). Moro de Melilla, llamado Sid Mohamed Asariuh, de 50 
años , natural de Krajana , valiente, habla el castellano y ha viajado por la 
Península. Es enemigo de la guerra, aunque no la rehuye, de Maimun 
Ben-el-Mojtar y de los ingleses siendo muy querido de Muley Arafa. 

Grabados. — £1 plano que acompaña es un croquis provisional que 
han formado individuos del Cuerpo de Ingenieros militares, con datos 
facilitados por el autor. 

Las circunstancias en que hizo el viaje hacen que este plano no tenga 
otra pretensión que haber anotado el mayor número de aduares próximos 
al camino de Larache á Fez. 

El español D. José Capacete ha publicado los anuncios de su profesión 
en árabe y hebreo, no sólo para relacionarse más inmediatamente con los 
indígenas, sino asimismo inculcar al marroquí la supremacía de nuestro 
país sobre los demás. 

Karuin, por los moradores naturales de Caruan^ según unos; de casa 
de lectores^ según otros. 

La Cooperativa Militar de Ceuta. — Debe su clausura al más 
celoso de sus socios, al digno Presidente último que tuvo aquella empresa. 



1 



230 PERLAS NEGRAS 



el Sr. D. Ricardo Rodríguez Merino , que se arregló con la justicia lo mejor 
que pudo para colocar en buen lugar á los asociados, aun á trueque de 
perder él cantidades impuestas de su peculio particular. 

La obra que otros comenzaron para anular el comercio ceuti , que di- 
jeron representado por agiotistas y defraudadores , la acabó el Sr. Rodrí- 
guez para reivindicar á la población comercial de Ceuta en dicterios que 
únicamente merecieron los que llevaron á la Sociedad á la bancarrota, 
vendían tan caro como los comerciantes locales, y dejaron vacíos de algu- 
nos ahorros la caja de pobres militares. 

Ramos (Ben), El Cherif Sid el Hach Abd el Nabí, páginas 17 y 215. 

< Español nacido en las abrasadas estribaciones del Atlas, pasó su in* 
fancia entre bereberes y garbíes, haciendo vida común con los guerreros 
de las tribus y adquiriendo de tal modo sus costumbres , que parecen pro- 
pias de las de los hijos del Profeta , y tal vez como ellos ayuna en el 
Ramadán. 

Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Granada, sin dejar, 
después de las horas consagradas á los libros, de acudir á la contemplación 
de la Alhamara, la morada roja, el riente palacio de los nazaritas y alama- 
res , sintiendo , tal vez más tristezas de moro despojado que de español 
triunfante en la Reconquista. 

Vuelto al Mogreb , desde la costa Norte hasta el lejano país donde se 
pelea, todo el Imperio ha sido cruzado por Antonio Ramos. 

Sus aventuras parecen leyendas y resucitan las fantásticas escenas de 
las narraciones que salvaron la vida á Schernazada. 

El jerife Abelnabi-ben liamos , en las comarcas de tierra adentro , y el 
Dialna (nuestro), como le titulan los kabilefios fronterizos, circula libre- 
mente por los aduares más peligrosos para el rumí , y no teme colocar la 
bandera española en las mezquitas cuando las tribus montaraces celebran 
sus ñestas religiosas , valiéndose de la fama de bravura que en el interior 
conservan los españoles, y contestando «jvive aúnl>, cuando le preguntan 
por sidi el Prim. 

Ben Ramos , unas veces médico , otras traficante y alguna como sagrado 
jerife , al que se ofrecen primicias de sus hijas por las mujeres mahometa- 
nas, ha podido vivir y estudiar entre los marroquíes, trabajando siempre 
para conquistar á España simpatías entre aquellos duros guerreros. 

Con el moro Valiente le conocí en la frontera de Ányara, donde, se- 
guramente, este singular personaje estará actualmente consagrado á exter- 
minar á tiros á alguna familia rival, como hace no mucho exterminaron la 

suya, en venganza de igual empresa realizada por el Valiente y así 

vienen desde varias generaciones. 

Es popularísimo hasta muy lejos de la costa, y no existe aduar donde 



APÉNDICE 231 



no haya socorrido alguna necesidad en nombre de Espafia, ni montaraz 
que no acuda y acate su consejo para graves resoluciones de la tribu. 

I^uciendo el turbante, envuelto en el blanco y airoso sulhamy con el 
rostro bronceado y voz grave y entonación adquirida en diálogos con los 
hijos del Imperio, Antonio Ramos tuvo anoche el honor de ser llamado 
en el Casino militar, ante numerosa y distinguida concurrencia , á exponer 
ideas, dar noticia del actual estado de cosas en Marruecos y referir su ex- 
pedición para llegar desde Tánger á Fez , comisionado por el Heraldo para 
agregarse al ejercito imperial y asistir á las operaciones de guerra. 

La narración interesó vivamente al auditorio al describir en forma so- 
bria , y sin fantasías en la apreciación de los hechos , pero con estilo pin- 
toresco y ameno, la situación política y militar del Sultán y sus ene- 
migos. 

Brillantes párrafos consagrados á retratar la persona de Abd-el-Asis, 
su Corte, sus soldados; á descubrir la incógnita del Rogui, á biograñar al 
desdichado cautivo Mohamed el Tuerto y al trazado del itinerario del Rif 
y Tazza , fueron aplaudidos con entusiasmo y escuchada la palabra con 
hondo interés. 

Analogías entre españoles y árabes, hábilmente obseVvadas y expues- 
tas, produjeron verdadera impresión. 

La conferencia de Ramos encierra un profundo estudio de sucesos y 
personas que á Espafia interesa mucho conocer. 

En forma de folltetones nos proponemos dar á conocer, en breve pla- 
zo , á los lectores íntegra la conferencia del arabista y esforzado corres- 
ponsal; pero deseando dar una muestra del estilo y de los numerosos epi- 
sodios que recoge , anticiparé alguna página , que descubre los orígenes de 
la actual contienda. 

<Yilali-Ben-Dris, del aduar de Ulad Isef, del territorio de Saharena 
(por lo que le llaman el Sarjuni), era kaid mia (teniente) en la Corte, en 
la que el Mahdiel-Menebhi era escribiente. 

El Yilali Rogui, Bu Hamara^ ó padre de la burra, el Kaim ó levan- 
tado, que d» todas esas maneras es llamado el Pretendiente, es mulato, 
alto, de 47 años y de carácter seco ; el Menebhi , de regular estatura , rubio, 
ladino y procedente de Marruecos De modo que son rivales por re- 
gión, enemigos por carácter, distintos en el color, el uno para la guerra 
y el otro para las intrigas palatinas. 

Cierto día — y crean los oyentes la leyenda, que ha picado en historia — 
el Menebhi golpeó , por una desvergüenza dicha en público , el rostro del 

Sarjuni y éste calló. 

Insistió en la ofensa el que con sus amaños iba adquiriendo favor en 
la Corte , y surgió una colisión entre ambos que obligó á Muley Aomar, 
hermano del Emperador, ponerlos en prisión. 



232 PERLAS NEGRAS 



En ella dijo el Mencbhi que llegaría á ser Ministro y le castigaría ; allí 
también dijo Yilali que se haría Sultán para vencerle y vengarse. 

Poco después nacía la sedición , que con causas geográficas é históricas 
ha desarrollado la guerra. 

Se cumplen las profecías : el Mcnebhi llega á ministro de la Guerra en 
la Corte, á la que llegó mendigando, y el Rogui, montado en la burra, 
de la que nadie le apea, hace de Tazza una nueva Jerusalén, proclamán- 
dose Sultán y defensor valeroso del dogma». 

Al terminar el conferenciante, entre vivísimo aplauso decía: 

«Soy un ave que viene del África y que, después de haber hecho un 
alto en su peregrinación, colgando su nido en el friso de rico y ornamen- 
tado palacio , en donde sus hospitalarios huéspedes oyen con silencio su 
voz, levantará el vuelo para regresar á los lares de la tierra ardiente.» 

Como los graves mahometanos, ben-Ramos no falta á su palabra y 
pronto volverá á la vida de los aduares, de los jinetes bereberes y á escu- 
char con frecuencia el saludo de las espingardas, que ya se van convir- 
tiendo en fusiles Martini, Lebel ó rifles Winchester, sin que esto sea obs- 
táculo para seguir trabajando por los españoles y predicando que España 
es hija preferida de Alah, que permitió fundar en ella la rival de la Meca 
con la Ceca cordobesa.— Alejandro Saint- Aubin. (Heraldo de Ma- 
drid, 23 de Abril 1903.) 



£1 Heraldo y por la galana pluma del notable periodista Saint- Aubin, 
inserta un artículo destinado á nuestro compañero de redacción, paisano 
y amigo. Con esas frases no rebuscadas, hermosísimas, nacidas de una 
gran inteligencia,. describe el hermano político del gran estadista D. José 
Canalejas, la importante conferencia dada en el Centro del Ejército y de 
la Armada por el patriótico compañero D. Antonio Ramos. 

Como cosa nuestra nos alegra y entusiasma cuanto va escrito en el 
artículo, porque Antonio Ramos es nuestro; pertenece á nu^tro pueblo, 
con nosotros combatió, y aún lejos de estas costas, aun vibran sus magní- 
ficas ideas en nuestros oídos y aún nos sentimos admirados por sus gran- 
diosos ideales. 

Ceuta y su amada España fueron siempre los desvelos de Ramos, por 
su bien y prosperidad pasó grandes sinsabores, sufrió enormes amarguras; 
pero, como dice él en su hermosa oración , como golondrina errante re- 
montó el vuelo y sin olvidar su nido, al que retornará en próxima estación, 
tendió sus alas y llevó á las alturas las aspiraciones de Ceuta; su voz, llena 
de entusiasmo y sinceridad, proclamó el valor de esta población , enumeró 
las reformas que necesita y dio á conocer á nuestros hermanos del otro 



APÉNDICE 233 



lado del Estrecho lo que deben hacer para que este Marruecos se una per 
los lazos indisolubles del amor á su amada patria. 

Desde nifio ha trabajado Antonio Ramos por acercar el Maghreb á 
£spafia; ahí están sus innumerables excursiones á las kabilas donde ha pa- 
sado muchas temporadas , ahí sus trabajos periodísticos notables , clamando 
siempre en igual sentido, defensor de la morisma, fué siempre el protector 
de ella, diariamente le veíamos y á todas horas pidiendo á las autoridades 
por los vecinos , llevaba enfermos al hospital militar , arreglaba las dife- 
rencias surgidas entre moros y cristianos, y en el Ayuntamiento y en la 
Comandancia General siempre estaba el amigo querido pidiendo algo para 
los subditos del Sultán. 

Trabajos penosos , exponer muchas veces la vida , y profundos estudios 
le ha costado, pero al fin todo lo ha vencido, todo lo ha arrollado, y el loco, 
como le llamaban los espíritus egoistas , los que no trabajan más que para 
su provecho propio , se deben haber convencido que tenía genio y alas , y 
con ellas ha volado conquistándose un puesto merecido por su patriotismo. 

Corto es nuestro diario para narrar la fructífera labor de Ramos de que 
nos ocuparemos otro día , pero estos pocos renglones lleven al amigo que- 
rido y al compañero la satisfacción de que gozamos con sus triunfos , y que 
en este rincón de la gran patria espafiola continúan su labor los que él 
inició por el verdadero camino del bien nacional, al mismo tiempo que 
nos asociamos de corazón á su gloria, que como buenos espafioles son 
también nuestras. 

Las vehementes aspiraciones de esta ciudad , que al realizarse abrirían 
nuevos horizontes al comercio y á la industria patria, preparendo el ca- 
mino de florecimientos gloriosos que mitigara las últimas desdichas de la 
nación, han sido proclamadas ante una selecta concurrencia, por este hijo 
de Ceuta que consagró su vida y su estudio á tan bello ideal. 

Antonio Ramos, llevando como heraldo de nuestro pueblo su voz llena 
de inspiración y de amor entrafiable á la patria querida , allí de donde 
surge la vida de las regiones, donde se elabora el porvenir de los pueblos, 
se ha hecho acreedor á nuestra eterna admiración. La feliz campafia ini- 
ciada , los frenéticos aplausos escuchados por nuestro compañero repercu- 
ten en los amantes hijos de Ceuta , porque en ellos ven una certificación 
de sus aspiraciones; porque en ellos vislumbran la nueva era de prosperi- 
dad que comenzará en breve para esta plaza , tan olvidada y merecedora 
por todos conceptos de las atenciones de los Gobiernos. 

Ceuta tiene ante sus ojos un brillante porvenir, Ceuta tiene horizontes 
claros, aspiraciones definidas, ideales dignos de respeto, puesto que ellos 
tienen que ser la base de cuanto intentemos realizar en Marruecos , y por 
tanto, aquél que llevó su voz adonde fué escuchada con aplauso, aquel 
hijo amante de Ceuta que publicó en alta voz sus deseos, es digno y me- 



234 PERLAS NEGRAS 



recedor de que le dediquemos nuevas líneas, pálida recompensa de sus 
afanes , pero al fin recompensa , que al llegar hasta él , verá que sus paisa- 
nos no le olvidan y que tienen sus voluntades , puesto que todos aman á 
la gloriosa Espafia. — (El Defensor de Ceuta)» 

Renegados. — Estos han hecho muchos y buenos servicios en Marrue- 
cos; pero desde que los espafioles, soliviantados por políticos extranjeros, 
trataron de imponerse á un Emperador , éste disolvió el Cuerpo de Artille- 
ría, que lo componían espafioles. 

En Fez vive el llamado Abd-al-allak el Mumen. Se llama Francisco, 
es valenciano, y habiendo sido salteador en su país , cuando era habitante 
en Madrid en la calle de Toledo, por el afio 1854, fué preso, y fugádose, 
marchó á Marruecos. En el afio 1881 se casó con una mora; tiene una be- 
llísima hija de quince afios, casada con un indígena labrador. 

En Tetuán hay otro renegado espafiol, cabo en el cuartel del Bajá, que 
es tarifefio. 

En la tribu de Benider hay otro con el nombre de Abd-el-nabi Visla- 
mi, natural de Ciudad-Real. 

En las montañas de Yebel Habib encontré otro renegado que negó su 
nombre y el pueblo de su nacimiento. 

Todos ellos llevan mejor vida que en la península, pero sienten la nos- 
talgia de la patria, y son formalísimos en sus tratos con los marroquíes. 

RipercUt.— El manuscrito inédito sobre el Barón de Riperdá lo po- 
see en Ceuta el antiguo periodista , fecundo y correcto escritor D. Fran- 
cisco de P. Monesterio , cuyas obras coleccionadas formarían un volumen 
en folio de esa literatura regional, que marca una clase especial de eruditos 
mantenedores literarios que hablan concienzudamente de varia materia 
aprendida en bibliografía extensa. 

No son Thebussen , especiales en el cervantismo ; ni Afán de Ribera 
en lo granatenses, en prosa y verso ; ni Díaz de Escobar en el Cancionero 

popular, son Monasterio, y como él uno en cada parte que leyeron 

todo, que escribieron mucho y del conjunto nace una colección valiosa 

que puede llamarse circunstancial al mismo tiempo que facturan un carác- 
ter, un tipo, un modelo de escritores. 

Viajeros- escritores.— Espafia necesita estudiar sus colonias. Los 
extranjeros tienen nutridas bibliotecas que les hacen conocedores de nues- 
tras tierras más que nosotros mismos. 

Los coleccionistas de Catálogos bibliográficos comprobarán el aserto. 

En Espafia Cervera va á la cabeza de los hombres militares aplicadí- 
simos, pero activo^ no escritor de salón y viajero por Tánger ó la Gaste* 



APÉNDICE 235 



llana; Abd-al^lah (AWarez Cabrera), ha Tiajado poco, pero no cesa de es- 
cribir. A nuestro juicio , su trabajo titulado Acción militar de Etpaña en 
Marruecos es el mejor , por la exacta descripción de algunas ciudades, 
y por el plan de invasión que propone nos hace partidario de su pro- 
yecto. 

Benftez ha sido el viajero más arriesgado y el que ha recorrido el Im- 
perio hasta el Sahara, sin bombos oficiales, ni recados á la prensa, ni car- 
tas á los amigos; por su pericia en país agradecido sería remunerado con 
esplendidez. No le conozco personalmente , pero si su obra Viaje al inte 
rior de África. 

La Geografía de Marruecos, por Bermúdez Reina, es muy completa 
en lo que se refiere á Hidrografía. 

Las pequefias deficiencias de la obra merecen un viaje por otros auto- 
res para hacer un acabado estudio. 

Los Sres. Arteche y Coello tienen una reducida Descripción y mapas 
de Marruecos que llenaron hueco en alguna ocasión , pero que hoy son 
deficientes. 

Tebel, monte, collado. Forma parte de las palabras Gibraltar, Gi- 
braleón , Gibralfiíro. La Academia Española no tuvo en cuenta que la pa- 
labra Yebel se escribe con y en su origen y no con ^ , resultando que el 
error de nuestros primeros cronistas de escribirlo con g es nota en la lista 
de dificultades para el aprendizaje del idioma árabe y para la memoria en 
los etimologios. 

De y bel 6 yebel nace yebU, que es habitante en la montaña, y de ahí 
la palabra española yo^o/r' ó cerdo montaraz, cambiando la^ en y pronun- 
ciada á la manera antigua. 



I 



insriDiOB 



Páginas. 

El Estrecho y Sierra Bullones 6 

En los aduares 10 

Camino de Larache 16 

Ealaskabilas 19 

El Raúl 19 

Moral marroquí 32 

Fez 37 

Abd-cl-Asis 42 

El Harem 47 

Ministros 5<» 

I^a guerra 54 

El Rogrui 59 

Europa y España 67 

Analogías hispano-magrebíes 73 

España en Marruecos 81 

Paseo por Fez 88 

De Fez á Alkasar 120 

De Alkasar á Tánger 136 

Tánger 136 

Alk'sar s'guer 147 

Ceuta 147 

La kabila de Ányara 162 

El Haus tetuaní 177 

Tetuán 183 

Idioma árabe 195 

Reformas coloniales 19M 

Madrid 215 



GRABADOS. 

Apunte para hacer el croquis definitivo del camino de Larache 

áFez 24 

Muley Abd-el-Asis ben el Hasan , Emperador del Garb 42 

Raid sid Harry Maclean , General en Jefe del Ejército imperial ma- 

grebí 45 

Mehedí el Menebí, Ministro de la Guerra del Imperio marroquí 51 

Excmo. Sr. D. Francisco Fernández Bernal , Gobernador militar de 
Ceuta que comienza la época de reformas 200 



ERRATAS. 



Entre las escasas que contiene esta obra, conviene 
anotar: 

^á^isui. Unea. Pict. Debe decir. 



8 


12 


de sa base 


en su base 


9 


32 


y que siendo indiferente 


y que siendo Dios indiferente 


15 


90 


zania 


zaula 


42 


36 


1895 


1894^ 


50 


35 


. Yi lah 


Yilali 


59 


nyl2 


su caballería 


sin caballería 


77 


7 


5^ sustenta.» 


te sustenta.» 


82 


30 


K'bir 


Quebir 


88 


8 


sout 


sont 


102 


22 


Kaid 


Kadí 


103 


27 


refresó 


refrescó 


106 


32 


quiere; 


quieren; 


112 


23 


Anh 


Ank 


113 


15 


Zin-Zin; 


Ziu-Ziu; 


128 


25 


Beni' Uarair 


Beni'Uarain 


129 


7 


el pico de las colombas 


los picos de las colombas 


135 


28 


Chenammaja. 


Chemtnaja. 


141 


26 


divisamos 


cruzamos 


164 


26 


señalaron 


seflala 


169 


32 


venga 


convenga 


201 


11 


Bades 


Quebdana 


212 


15 


debe 


deben 



En la página 161 se colocan los reductos entre las baterías de Ceuta, sien- 
do reductos únicamente: Cuartel Serrallo, Fuerte Prim, Mendizábal, Isa- 
bel II, Arangureti, Piniers, Yebel Ányara, Francisco de Asis y Benzú. 



Este libro es propiedad de la Sra. Doña Rosaura Espinosa 
de los Monteros, vecina de Ceuta ^ y á su fallecimiento, del ilus- 
tre Ayuntamiento Constitucional de la misma ciudad, y nadie 
sin permiso de ambas, señora y corporación, podrán reimpri- 
mirlo. 

En el segundo caso , todos los beneficios que puedan obte- 
nerse de esta obra, se dedicarán al capítulo de Instrucción pú- 
blica en el Presupuesto municipal de aquella fidelísima ciudad. 

Queda hecho el depósito que marca la ley. 

Este libro fué formado de trabajos leídos en las Sociedades 
Centro del Ejército y de la Armada y Ateneo de Madrid, de otros 
inéditos, de algunos retazos de memorial y viajes hechos por el 
autor y por la excursión que éste realizó últimamente al interior 
de Marruecos. 

Esta primera edición constituye un programa para una se- 
gunda en folio é ilustrada que proyecta el autor, habiendo sido 
impresa en la villa de Madrid en el mes de Julio de 1903 en la 
imprenta que regenta D. Eduardo Arias. 




1^ 






Precio^ TRBS pesetas. 



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