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Full text of "Primer cancionero de coplas flamencas populares, segun el estil de Andalucia, comprensivo de polos, peteneras, jaléo, cantos de soledad (vulgo soleáres), y playeras ó seguidillas gitanas"

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I 


PRIMER  GANCIONESO 


DE 


DPLAS  FL^MEliOAS 

QUE   SE    PUBLICA  EN  ANDALUCÍA. 

*  COMPUESTO 


SEVILLA;— 4  881. 

lMPREr<TA     DE    P],    HIDALGO    T    COMPASÍA, 


CANTARES  FLAMENCOS 

ORIGINALES 

PROPIOS  DE  ANDALUCÍA. 


NOTA. 


Los  cantadores  conocerán^  y  sadrán  elegir  de 
estas  composiciones,  aquellas  que  por  su  conte- 
nido y  versi ficacion  se  adapten  para  otra  clase 
de  cantos,  como  carceleras  ó  martinetes  etc,  que 
en  gracia  de  la  brevedad^  no  se  han  enumerado 
eri^presamente  en  los  epígrafes  de  las  respecti- 
vas secciones. 


PHÍMER    CANCIONERO 


»K 


COPLAS  FLAMENCAS 

POPULARES, 

SEGÚN   EL  ESTILO   DE   ANDALUCÍA, 

comprensivo 

de  polos,  peteneras,  jaleo,  cantos  de  soledad 

(vulgo  soleares),  y  playeras  ó  seguidillas 

GITANAS. 

Pop  Manuel  Balmaseda  y  González. 


SEVILU:-»1881.  ^^ 

Imprenta  y  Librería  de  E.  Hidalgo  y  Compañía, 
Genova  28  y  30. 


Este  libro  es  propiedad, 
Según  las  leyes  de   imprenta, 
Y  no  podrá    reimprimirse, 
Si  su   autor  no  dá  licencia. 

Está  hecho  el  depóHto^ 
que  prescribe  la    ley. 


PRÓLOGO  DE  LOS  EDITORES. 


El  autor  de  estos  cantares,  cuyo  nombre 
S8  deja  ya  consignado  en  la  portada,  es  un  po- 
bre operario  subalterno  de  líneas  férreas  (1), 
que  apenas  cuenta  veinte  y  cuatro  años  de 
edad, natural  de  Ecija  y  criado  desde  su  in- 
fancia en  Sevilla,  digno  hoy  de  naejor  suerte 
por  su  afición  á  las  letras,  y  sobre  todo  por  su 
honradez  y  buenas  cualidades.  Carece  de 
toda  clase  de  instrucción  hasta  el  punto  de 
no  saber  leer  ni  escribir,  sino  muy  defec- 
tuosamente; pero  en  cambio  se  halla  dotado 
de  talento  natural,  imaginación  rica,  poética 
y  fecunda,  sensibilidad  exquisita,  y  gran 
facilidad  para  expresar  sus  ideas  y  senti- 
mientos. 

La  prueba  de  que  posee  estas  dotes,  se 
hallará  en  el  presente  Cancionero,  libro  ente- 
ramente original,  compuesto  á  ratos  perdi- 
dos y  á  largos  intervalos;  parte  á  vista  de 
sus  compañeros  durante  las  faenas  del  tra- 

(4)    Limpiador  de  coches  de  los  trenes  de  viageros. 

1 


VI 

bajo,  encomendándola  á  la  menaona,  has- 
ta que  llegada  la  noche  buscaba  quien  le  es- 
cribiese; y  parle  casi  improvisada,  en  mo- 
mentos de  mas  ó  menos  inspiración,  por  su- 
cesos que  le  han  impresionado  vivamente, 
siendo  escasísimo  el  número  délas  composi- 
ciones escritas  por  él,  como  es  fácil  deducir 
de  todos  estos  antecedentes. 

Pero  lo  que  todavia  debe  excitar  mas 
la  admiración  es>  que  no  ha  sido  aficionado 
al  canto  por  falta  de  voz,  ni  se  ha  ejerci- 
tado jamás  en  componer,  por  ignorar  que 
residía  en  él  esta  facultad  creadora,  tan  pre- 
ciosa y  digna  de  elogio  en  su  clase,  por  las 
circunstancias  especiales  que  la  recomiendan. 
Mas  la  casualidad  de  haber  conocido  en  los 
primeros  meses  del  año  próximo  pasado,  á 
una  persona  aficionada  á  recoger  y  coleccio- 
nar coplas  y  refranes  populares,  y  oírle  ha- 
blar en  repetidas  ocasiones  con  otras  de  seme- 
jante materia,  en  reunión  familiar  literaria, 
le  hizo  fijar  su  atención  de  tal  manera  en 
ella,  que  invitado  á  decir  algunas,  de  las 
que  hubiera  oido  cantar,  lo  verificó  con  cier- 
ta desconfianza,  por  las  muchas  que  oia  leer 
y  tenian  ya  recopiladas. 

Descontento  de  sí  mismo,  por  no  recor- 
dar una  siquiera  que  fuese  rara,  hizo  un  es- 


VII 

fuerzo  interior  sin  manifestarlo,  á  ver  si  po- 
día componer  alguna  qué  llamase  la  aten- 
ción por  la  novedad,  Al  efecto  hubo  de  fijar- 
se en  el  refrán  que  dice:  El  sabio  Salomón 
muriendo,  y  de  un  niño  aprendiendo,  por  ha- 
berlo oido  allí,  con  la  correspondiente  ex- 
plicación que  le  dá  el  pueblo,  tan  ingeniosa 
como  filosófica.  A  pocos  momentos  después 
de  meditar   sobre  él  prorumpió: 

Nadie  diga  en  este  mundo: 
no  necesito  consejos, 
Salomón  con  ser  tan  sabio, 
murió  de  un  niño  aprendiendo. 

Habiéndose  aplaudido  por  todos  unáni- 
memente, aseguró  que  la  habia  compuesto 
en  aquel  acto,  lo  cual  no  fué  creido  por  el 
mdrito  especial  de  la  composición,  juzgándo- 
se solo,  que  la  habria  oido  cantar  alguna  vez, 
y  en  aquel  instante  se  le  ocurriría  con  opor- 
tunidad á  la  memoria,  por  la  aplicación  que 
se  hacia  del  refrán  aludido  en  ella,  del  cual 
se  habia  tratado  aquella  noche  por  los  cir- 
cunstantes. Pero  él  repuso  seriamente,  que 
era  incapaz  de  mentir,  y  en  comprobación  de 
ello,  haría  por  componer  otras.  Sin  embar- 
go, tampoco  parecía  que  debia  dársele  cré- 
dito, y  ruborizado  sin  duda  por  la  califica- 


VIII 

cion  que  se  hacia  de  sus  protestas,  resentido 
como  era  natural  su  amor  propio,  quiso 
volver  por  sí  mismo,  instando  á  que  se  le 
diese  argumento  para  hacer  otras  allí  á  pre- 
sencia  de  todos. 

Entonces  se  le  ofreció  aquel  refrán  lan 
conocido,  que  dice:  El  que  nace  para  ocho 
cuartos,  nunca  llegará  á  real,  y  después  de 
pensar  breves  momentos,  exclamó:  Escri- 
ban ustedes. 

Por  muchas  cuentas  que  tire, 
toditas  me  salen  mal, 
el  que  nace  pci  ocho  cuartos, 
nunca  llegará  á  real. 

Y  á  continuación  añadió  la  siguiente,  que 
expresa  el  mismo  pensamiento,  con  distintas 
palabras,  como  para  defenderse  de  la  censu- 
ra que  se  habia  hecho  antes  de  él: 

No  digo  yo  la  corona; 
pero  ni  entrar  en  Palacio, 
que  no  puede  ser  real, 
el  que   nace  pa  ocho  cuartos. 

Esta  circunstancia  con  sus  variantes,  pa- 
recía ya  suficiente  para  dar  asenso  á  sus  pa- 
labras, comenzando  á  inspirar  algún  interés 
por  lo  que  acababa  de  oírse;  y  después  en 


IX 

oirás  noches,  se  continuó  dándole  pensa- 
mientos, cuyo  resultado  á  pesar  de  algunos 
ligeros  defectos,  era  el  mas  feliz  que  podia 
esperarse,  atendida  su  falta  de  instrucción. 
La  explicación  de  semejante  fenómeno,  se 
hallará  tal  vez  en  el  hecho,  de  la  opinión 
poco  favorable  que  se  formó  de  él  al  princi- 
pio, lo  cual  despertó  y  desarrolló  la  dispo- 
sición latente^  que  había  siempre  ignorado, 
para  componer  con  facilidad  cantos  popu- 
lares. 

Y  asi  parece  en  realidad,  porque  poste- 
riormente se  le  oian  recitar  otros  en  distin- 
tas ocasiones,  que  empezaron  á  llamar  de 
nuevo  la  atención,  por  ser  de  diferente  ín- 
dole, carácter  y  sentimiento,  que  los  ante- 
riores, en  una  palabra,  pertenecían  á  otro 
género,  eran  otra  clase  de  cantares.  A  vista  de 
ellos,  se  le  hizo  notar  que  aquellas  coplas 
que  traia  para  que  se  escribiesen,  eran  de 
otro  estilo,  que  las  conocidas  antes  como  su- 
yas, á  lo  cual  contestó:  que  al  com'ponerlas 
le  salían  así,  y  no  sabia  dar  otra  razón.  Obli- 
gado aun  mas  todavia,  salieron  desús  labios 
©stas  expresiones:  «Lo  que  yo  siento  en  mi 
interior,  mésale  mejor,  que  cuando  m«  di- 
cen sobre  lo  que  he  de  componer.»  Obser- 
vación atinadísima,  que   dejó  suspenso  á  su 


inlerrogador,  haciéndole  recordar  que  nunca 
se  encuentran,  ni  en  los  mejores  poetas,  com- 
posiciones felices,  mas  que  cuando  se  sien- 
ten inspirados  espontáneamente,  por  algún 
asunto  que  los  interesa  y  conmueve. 

Sentados  estos  preliminares,  resulta  del 
examen  general  de  las  composiciones  de 
nuestro  poeta  popular,  que  se  advierte  en 
ellas  uniformidad  de  estilo;  elevación  de 
pensamientos  y  sublimidad  de  conceptos,  ex- 
presados con  sencillez;  personificación  de 
objetos  abstractos  é  inanimados;  imágenes 
bellísimas,  presentadas  sin  artificio;  profun- 
da melancolía  filosófica;  facilidad  en  la  ver- 
sificación, y  tal  abundancia  de  voces,  que 
parece  como  que  juega  con  el  habla  castella- 
na, y  en  prueba  de  ello  se  insertarán  va- 
rias series,  que  entrañando  una  misma  idea, 
la  repiten  con  tantas  variantes,  y  tal  profu- 
sión de  frases  paralelas,  que  á  no  seguirse 
unas  á  otras  por  el  orden  en  que  se  hallan 
colocadas,  no  se  echaría  de  ver  la  diferencia. 

Ahora  bien,  si  como  dice  un  proverbio 
literario:  el  autor  se  retrata  en  sus  obras;  y 
no  recordamos  ahora  quien:  el  estilo  es  el 
hombre;  preciso  es  oir  aquí  algunos  de  sus 
primeros  ensayos,  para  formar  idea  del  ca- 
rácter peculiar,   del  modesto  autor  de  este 


XI 

cancionero.  Hé  aquí  las  primitivas  compo- 
siciones; 

Yo  quise  pesar  mis  penas; 
pero  ya  no  pudo  ser, 
por  mas  que  yo   la  buscaba, 
la  pesilla  no  encontré. 

Veamos  el  complemento  de  la  idea  en 
esta  otra: 

Tú  has  pesado  tu  dolor: 
lograste   lo  que  querias; 
yo  el    mió,  quise  pesarlo, 
y   ya  con  él  no  podía. 

¿Qué  poeta  culto,  ha  dicho  jamás  lo  que 
encierran  estas  coplas,  y  del  modo  con  que 
se  halla  expresado?  ¡Pesar  las  penas!  pen- 
samiento presentado  con  novedad,  que  á 
nadie  hubiera  ocurrido  sin  que  estuviese 
acostumbrado  á  padecer,  y  hubiese  sufrido 
mucho.  Para  ello  trata  de  buscar  el  objeto  ó 
instrumento  que  pudiera  determinar  su  gra- 
vedad en  la  balanza;  pero  después  de  prac- 
ticar todas  las  diligencias,  se  queda  sin  lo- 
grar su  deseo,  por  no  hallar  la  pesa  propor- 
cionada al  efecto,  ¿Qué  mas  pudiera  decir 
para  significar  la  muchedumbre  de  penas 
que  abruman  su  ánimo,  y  dar  á  entender, 
que  su  intensidad  está  fuera  de  todo  cálcu- 


XII 

lo,  peso  y  medida,  puesto  qae  otros  logra- 
ron saber  hasta  donde  se  exlendian  sus  do- 
lores? Por  esta  causa  dice  en  otra: 

Yo  le  preguTxté  á  un  dibéy 
si   mi  pena  acabaría, 
y  me  dijo:   no  pité  sé, 
sin  ella  no  vivirías. 

Parece  que  no  puede  llevarse  mas  alfa 
el  senlimiento,  y  se  entrega  al  llanto  di- 
ciendo: 

Las  paredes  de  mi  cuarto, 
lloran  cuando   a   mí  me  vén, 
mira  si   lloro  con  pena, 
que  hago   Uojyí  á  la  paré. 

No  restándole  ya  esperanza  de  alivio  eo 
este  mundo,  termina  estas  ideas,  con  las 
siguientes: 

A  la  muertecita  llamo, 
para  que  venga  por  mí, 
porque  desde  el  dia  que  muera, 
he  de  empezar  á  vivir. 

¡A  cuantas  reflexiones  no  se  prestan  es- 
tos cantares!  ¿Quién  no  vé  en  ellos  la  ley 
del  sufrimiento,  inseparable  de  la  condición 
humana  sin  que  nadie  pueda  eludirlo  abso- 
lutamente? Por  eso  exclama  en  otra: 


XIII 

Yo  de  penitas   me  muero, 
¡quien  tenia  de  decir*, 
que  un  cuerpo  con  tantas  penas, 
iba  tanto  á  resistir! 

La  idea  de  la  muerte,  le  domina  hasta 
el  punto   de  prorumpir,  en  esta  tan  triste: 

Anoche  durmiendo   vi, 
un  Cristo  á  mi  cabecera, 
enelavaito  en  la  Cruz, 
con  dos  volitas   de  cera. 

¡Cuanta  enseñanza  no  hay  en  aquellas 
expresiones,  con  que  llama  á  la  muerte!  No 
es  la  desesperación,  porque  no  puede  pade- 
cer mas,  es  la  esperanza  de  otra  vida  mejor, 
donde  no  hay  penas,  ni  llantos,  ni  dolores, 
es  en  fin,  para  decirlo  de  una  vez  y  con  sus 
mismas  palabras: 

Porque  desde  el  dia  que  muera^ 
ha  de  empezar  á  vivir. 

Pensamiento  sublime,  que  expresa  la  in- 
mortalidad del  alma,  cuya  creencia  revela 
hasta  en  sus  sueños,  viendo  el  Crucifijo  y  las 
luces  que  alumbran  su  cadáver,  símbolo  mis- 
terioso de  la  aurora  del  dia  sin  noche  de  la 
eternidad. 

No  es  menos  expresivo  cuando  trata  del 
tiempo;  oigamos  como  se  explica: 


XIV 

No  hay  quien  puea  con  el  tiempo, 
lo  tengo   eo^perímentao^ 
castillo  fortaleció^ 
al  suelesülo  ha  tirado. 

Y  esta  otra,  que  comprende  la  misma 
idea: 

Muralla  fortalecía^ 
sin  faltarle  los  cimientos, 
al  suelesito  cayó, 
la  culpa  la  tuvo  el  tiempo. 

¿Quién  no  admira  aquí,  la  belleza  y  su- 
blimidad de  las  imágenes,  del  castillo  y  de  la 
muralla  fortalecidos,  que  sin  faltarles  los  ci- 
mientos caen  á  tierra,  ó  mejor  dicho,  se  des- 
moronan, por  la  acción  lenta  y  progresiva 
de  la  destructora  mano  del  tiempo?  ¿No  es 
esta  acaso,  una  tremenda  lección,  que  se  dá 
ó  los  mortales,  á  vista  de  las  ruinas  de  aque- 
llos edificios  de  la  antigüedad,  en  que  tanto 
se  afanaba  el  humano  poderío,  enseñándo- 
nos de  continuo,  y  á  cada  paso  de  ia  vida, 
la  honda  sima,  que  á  nosotros  y  á  nuestras 
obras  ha  de  sepultar  un  dia,  reduciendo  á 
menudo  polvo,  hasta  las  piedras,  que  al  fin 
serán  también  víctimas  de  la  airada  segur 
del  tiempo? 

Preciso  es  convenir,  en  que  los  afectos 


XV 

que  inspiran  estas  reflexiones  filosóficas,  son 
tristísimos,  y  mueven  al  ánimo  disipado  por 
las  seductoras  ilusiones  del  mundo,  á  entrar 
dentro  de  sí  mismo,  y  retirarse  de  él:  á  vis- 
ta de  un  desengaño  tan  palpable  exclama 
después  de  esta  manera  no  menos  sentida*. 
Adiós  mundo  que  me  voy, 

y  paso  á  paso  me  alejo, 

y  de  mi  persona  á  tí, 

grandes  recuerdos  te  dejo. 

Lo  mismo  viene  á  decir  esta,  con  pala- 
bras análogas,  según  ya  hemos  indicado  so- 
bre el  particular: 

Adiós   mundo  que  te  dejo, 
y  llorando  me  despido, 
tan  alegre  como  eres, 
tan  triste  para  mí  has  sido. 

Esta  despedida,  no  es  la  d^  la  muerte; 
es  la  del  hombre  pensador,  que  desenga^ 
nado  de  todo  aquello  que  fascina  y  deslum- 
bra  nuestros  sentidos,  abandona  al  mundo, 
porque  no  ha  podido  satisfacer  sus  deseos; 
todo  lo  que  halló  en  él,  era  aparente  y 
transitorio,  dejando  inolvidables  recuerdos 
en  su  memoria,  y  tal  vez  punzantes  remordi-? 
mientes  en  su  corazón.  ¿Qué  otra  cosa  de-» 
muestra,  la  siguiente  cuando  exclama? 


XVI 

Vengo  de  vuelta  del  mundo, 
de  buscar   lo  que  no  encuentro, 
alivio  para  mis   males, 
me   muero  de  sentimiento- 

Eq  efecto,  preciso  es  convenir,  que  el 
mundo  ofrece  mucho  y  cumple  poco, paga  mal 
á  quien  le  sirve,  lejos  de  endulzar  las  amar- 
guras de  la  vida,  las  aumenta,  y  agrava 
en  tales  términos,  que  acarrea,  como  en- 
seña la  experiencia,  innumerables  males,  y 
ocasiona  también  á  veces  la  muerte.  Nadie 
se  atreverá  á  negar  estas  verdades.  Por  eso 
dice  en  otra: 

El  mundo  me  dijo  un  dia: 
que  no  me   fuera  con  él, 
que  su  vuelta  era  muy  grande, 
y   me  podia  perder, 

¡Cuánta  moralidad  no  hay  en  lodos  estos 
cantares!  ¡cómo  enseñan  provechosamente 
deleitando,  y  como  instruyen  con  su  análi- 
sis y  reflexión!  ¿Quién  no  admira  esta  que 
sigue? 

Lo  que  es  bueno  y  lo  que  es  malo, 
el  tiempo  me  lo  enseñó, 
él  me  llevó   á  mal  camino, 
y  en  el  bueno,  me  dejó. 

Y  esta  otra  tan  significativa: 


XVII 

Yo  soy  como  el  arbolito, 
desde  chico  ladeé,        ' 
nadie  pudo  enderezarme, 
yo  solo  me  enderezó. 

La  moralidad  pues,  que  encierran  todas 
y  cada  una  de  las  conoposiciones  de  esta  pre- 
ciosa colección,  la  hace  sumamente  reco- 
mendable y  digna  de  estima,  y  he  aquí  por- 
qué no  podemos  renunciar  á  copiar  esta, 
que  se  relaciona  en  cierto  modo  con  las  an- 
teriores: 

Tu  dejaste  el  buen   camino, 

y  por  el  malo  seguías, 

donde  hubieras  tú  caio^ 

si  no  te  asujeto  un  dia. 

¿Quién  no  vé  aquí,  la  rectitud  y  nobleza 
de  un  corazón,  que  reconviene  á  cualquier 
persona  extraviada,  recordándole  el  preci- 
picio espantoso  en  que  hubiera  caido,  si  no 
hubiese  sido  por  la  fuerza  de  sus  razones? 
¡Ah!  estas  y  otras^muchas  coplas, délas  con- 
tenidas en  este  pequeño  libro,  prueban  hasta 
la  evidencia,  los  sentimientos  de  su  autor,  en 
orden  á  la  moralidad  de  las  acciones,  base 
y  fundamento,  de  toda  sociedad  culta  y  mo- 
rigerada. 

Seriamos  interminables,  si  kubiésemos 


xviií 

de  seguir  haciendo  con  otras  este  ligero  ana 
lisis,  y  no  es  posible  extenderse  mas,  aten- 
diendo á  ios  reducidos  límites  de  una  bre- 
ve introducción;  por  tanto,  muy  poco  ó  nada 
tenemos  que  advertir  acerca  de  las  llamadas 
de  jaleo,  y  cantos  de  soledad,  vulgo  soleares^ 
porque  apenas  se  distinguen  de  las  que  hemos 
dado  á  conocer,  y  todas  se  hallan  en  ca- 
rácter, sin  discrepar  de  la  forma  acostum- 
brada, tanto  en  el  metro  y  versificación,  co- 
mo en  los  pensamientos  adecuados  al  géne- 
ro á  que  pertenecen. 

Lo  propio  debemos  decir  de  la  sección  de 
playeras  ó  seguidillas  gitanas,  añadiendo  que 
ofrecen  la  novedad  de  comprender,  una  re- 
seña completa  de  todos  los  usos  y  costumbres 
de  la  raza  zíngara,  ó  sean  los  antiguos  gi- 
tanos llamados  también  flamencos,  retrata- 
dos con  tan  vivos  colores  por  el  inmortal 
Cervantes  en  una  de  sus  novelas  ejemplares. 
No  hay  circunstancia  de  la  vida,  desde  el  na- 
cimiento hasta  la  sepultura,  que  no  descri- 
ba nuestro  autor  con  la  mayor  propiedad  y 
exactitud.  Lo  mism.o  las  de  los  que  viven 
en  los  aduares  de  los  campos  una  vida  nó- 
mada y  errante,  que  las  de  los  que  habitan 
en  los  pueblos  y  ciudades,  pues  cada  clase 
tiene  su  manera   de  ser  particular,  ó  espe- 


XIX 

ciai  fisonomía,  y  conoce  bien  á  fondo  lasocü- 
paciones  y  tendencias  de  cada  una  de  ellas. 

Mas  como  es  sabido,  que  el  estilo  pro- 
pio de  estos  cantares,  es  el  sentimental  y  pa- 
tético, conviene  advertir  aquí,  que  el  autor 
se  ha  tomado  cierta  licencia  sobre  este  pun- 
to, en  algunos  de  ellos,  sacrificando  las  re- 
glas generales,  al  pensamiento  dominante  in- 
dicado, de  que  formen  un  tratado  completo 
de  los  usos^  costumbres  y  caracteres  de  la 
raza.  Permitásele  por  tanto  esta  licencia,  en 
obsequio  al  plan  que  se  ha  propuesto,  que 
ciertamente  no  desagradará  la  lectura;  mu- 
cho mas  si  se  atiende,  á  que  son  muy  pocos j 
los  que  se  apartan  de  la  senda  trazada  por 
los  cantadores,  y  la  mayoría  es  triste  y  con- 
movedora. 

Respecto  á  las  improvisaciones,  propia- 
mente tales,  no  se  ha  encontrado  siempre  á 
la  misma  altura,  y  la  razón  se  deja  ya  indi-'* 
cada,  porque  la  mayor  parte  de  ellas  han 
sido  hechas  en  el  acto  por  invitación,  faltán- 
dole por  consiguiente  la  inspiración  propia  ♦ 
que  es  el  alma  de  todas  las  buenas  compo^ 
siciones.  Y  sin  embargo,  las  tiene  muy  felices 
y  oportunas.  Oyendo  una  vez  nombrar  á  Je- 
remías, en  la  reunión  arriba  citada,  inme- 
diatamente  preguntó,  que   quien  era  aquel 


sugeto,  y  la  persona  interrogada,  lavo  el  ta- 
lento de  acomodarse  á  su  capacidad  para 
contestarle:  Uno  que  lloraba  mucho.  Desde 
luego  so  conoció,  que  le  habia  impresionado 
agradablemente  la  respuesta,  y  entonces  se 
le  dijo,  que  compusiese  una  copla  alusiva 
áéL  Se  quedó  pensativo  brevísimos  momen- 
tos, y  después  prorumpió: 

Tú   te   ries  de   mi  llanto, 
puede  ser  que  llegue  el  dia, 
que  yo  te  vea  a  tí  llorar 
mas  que  lloró  Jeremías. 

Cuan  verdad  es,  hablando  en  general, 
que  los  tipos  y  caracteres  semejantes  en- 
cuentran entre  sí  simpatías,  y  mutuamente 
sa  corresponden:  y  decimos  en  general,  por- 
que no  habia  en  él  la  instrucción  suficiente 
para  explicarle  y  que  comprendiese  en  aquel 
acto,  quien  era  Jeremías,  y  la  causa  que 
motivaba  su  llanto.  Expresó  por  consiguien- 
te la  idea  que  habia  concebido,  pues  no  po- 
día esperarse  otra  cosa;  y  tan  luego  como 
se  trató  de  darle  á  conocer  del  modo  posi- 
ble, quien  era  el  sugeto,  que  tanto  interés 
le  había  inspirado,  y  por  qué  vertió  tantas 
lágrimas,  conoció  lo  distante  que  habia  es- 
tado de  aproximarse  á  la  realidad.  Pero    á 


pesar  de  esto,  ¿podemos  decir,  que  esta  fal- 
lía hija  de  su  poca  instrucción,  rebaja  su 
mérito?  Creemos  que  nó,  y  la  copla  tal  cual 
se  halla  concebida  y  expresada,  tiene  su 
aplicación  práctica,  en  muchas  situaciones 
de  la   vida. 

Sin  embargo  de  todo  lo  expuesto,  no  se 
crea,  es  nuestro  ánimo,  elogiar  estos  can- 
tares, hasta  el  extremo  de  decir,  que  no  se 
hallen  en  ellos  algunos  defectos.  Porque  ¿qué 
poeta  clásico  no  ios  tiene?  ¿No  decia  Hora- 
cio: que  á  veces,  tenía  sus  descuidos  el  gran  Ho- 
mero? Pero  esta  circunstancia,  lejos  de  dis- 
minuir el  concepto  favorable  de  nuestro  au- 
tor, lo  enaltece,  porque  prueban  claramen- 
te que  son  suyas  las  composiciones,  cual- 
quiera que  sea  su  mérito,  como  se  echará 
de  ver  por  los  inteligentes  al  leerlas  con  es- 
ta  prevención,  y  acaso  no  podrán  menos  de 
convenir,  en  que  las  mas,  tendrán  pocos  imi- 
tadores. Todas  ellas  pertenecen  al  género 
llamado  flamenco^  que  tan  en  boga  se  halla 
en  nuestros  dias,  propio  de  la  imaginación 
oriental  de  los  hijos  de  esta  tierra^  cuyo  sue- 
lo, clima,  vegetación  y  cielo  azul  despeja- 
do, hacen  al  pueblo  poeta  sin  saberlo;  por- 
que dicho  sea  de  paso,  en  ninguna  parte  del 
mundo  se  pone  el  Sol  como  en  Sevilla;    y 

2 


no  ha  mucho  tiempo  se  dejó  decir  un  cam- 
pesino, á  cierto  personaje  célebre  extranjero: 
^que  este  cachito  é  tierra,  lo  había  criao  Dios, 
pa  cuando  se  cansara  de  está  en  la  gloria,  ve- 
nirse  á  vivir  á  ella.D  He  aquí  la  razón  por- 
que hay  tantos  poetas  populares  en  la  ¿ierra 
de  María  Santísima,  donde  se  derramó  la  sal 
de  Jesús,  y  porque  Andalucía  goza  de  justa 
fama  y  celebridad,  no  solo  en  España  y  Eu- 
ropa, sino  hasta  en  las  mas  apartadas  re- 
giones del   universo. 

Concluyamos,  pues,  deduciendo  de  todo 
lo  dicho,  que  el  carácter  dominante  de  es- 
te precioso  cancionero,  es  el  sentimiento;  hay 
muchas  coplas  cuya  simple  lectura  conmue- 
ve profundamente,  parece  que  cada  una  de 
sus  palabras  destila  amarga  mirra,  se  ase- 
mejan á  las  gotas  de  rocío,  que  se  ven  á  los 
tibios  rayos  del  sol  de  la  mañana,  sobre  las 
flores  marchitas,  que  adornan  los  sepulcros, 
en  silencioso  campo-santo. 

Si  un  poeta  coutemporáneo  ha  dicho,  que 
cada  copla  popular,  es  el  capítulo  de  la  his- 
toria de  un  corazón,  todas  las  contenidas  en 
este  libro,  forman  la  historia  completa  de 
un  corazón  lastimado,  que  jamas  ha  tenido 
tregua  en  sus  pesares;  de  un  alma  entriste- 
cida, para  quien  nunca  ha  brillado  la  estre- 


XXIII 

lia  del  consuelo,  en  la  oscura  noche  del  lu- 
to y  del  dolor.  Siendo  niño,^  cuando  empezó 
á  rayar  en  él  la  luz  de  la  razón,  lloró  so- 
bre la  tumba  de  su  padre;  perdió  el  ampa- 
ro y  abrigo  de  unos  favorecedores,  entre 
quienes  se  deslizaron  los  primeros  años  de 
su  infancia,  dejando  gratos  recuerdos  en  su 
corazón  (1);  quedó  solo  después  con  su  Ma- 
dre, y  cuando  pudo,  arreciado  de  frió  y 
apenas  cubiertas  sus  carnes  de  pobres  hara- 
pos, buscaba  cualquier  clase  de  trabajo,  ca- 
minando mas  de  una  vez  á  puntos  retirados 
para  proporcionarle  ayuda;  y  no  ha  tenido 
en  su  incesante  y  prolijo  afán,  mas  que 
el  goce  de  hacerle  bien;  cada  una  de  sus 
lágrimas  revela  hoy  un  mar  de  penas. 

Su  existencia  toda,  ha  sido  fecunda  en 
azares,  una  serie  no  interrumpida  de  dias 
amargos,  de  infortunios  y  sinsabores,  un 
lento  y  prolongado  martirio.  Acaso  podría 
exclamarse  aquí,  aunque  guardando  la  de- 
bida proporción,  que  la  dicha  y  felicidad 
han  sido  siempre  por  lo  común,  contrarias  á 
los  genios  privilegiados.  No  hace  muchos 
dias,  que  refiriendo  á  un  amigo  suyo,  algu- 
nas páginas  tristes  de  su  vida  íntima,  aquel 

(I)   En  casa  de  la  Sra.   Marquesa  viuda  de 
que  murió  en  Sevilla  año  de  1863, 


XXIV 

para  consolarlo  le  decia:  En  la  vida  suele  can- 
sarse también  la  desgracia. 

— ^Cuando  en  los  años  pasados  de  lamia, 
repuso  en  seguida,  ha  sido  tan  constante 
conoiigo,  ¿qué  podré  esperar  en  lo  que  me 
resta   de  ella? 

Hé  aquí  ya  la  razón  del  sentimiento  que 
respiran  estos  cantares,  en  que  tanto  papel 
hacen  á  cada  paso,  las  penas,  las  fatigas,  los 
dolores;  asomando  también  de  vez  en  cuan- 
do su  amarillo  rostro  la  muerte,  sin  perder 
tampoco  de  vista  el  cementerio.  Estas  poesias 
populares  en  fin,  son  tristísimas  en  su  mayo- 
ría, misteriosas  notas  escapadas  del  arpa  del 
genio  del  dolor;  aves  y  suspiros  de  un  cora- 
zón acostumbrado  habitualmente  al  sufri- 
miento; voces  lánguidas  y  apagadas,  como 
las  del  moribundo  que  exhala  su  postrer  alien- 
to abandonado  en  la  soledad  de  los  campos. 
Por  eso  sin  duda  ahora,  en  la  flor  de  su  vida, 
en  la  primavera  de  su  edad,  cree  aveces  ver 
en  sueños,  la  fria  cavidad  de  la  tumba,  que 
le  brinda  el  descanso,  huyendo  la  esperanza 
de  su  pecho,  como  del  poeta  desvalido,  quie- 
re el  hado  adverso  que  huyan,  los  mensa- 
jeros de  la  paz,  del  bien  y  del  consuelo,  pa- 
ra sumirlo  hondamente,  en  la  tristeza  y  amar- 
ga  melancolía,  del  desgraciado  proscripto. 


FJBIMEB^  SEOeiOMe 


POLOS  Y   PETENERAS. 
1. 

Te  tengo  comparaita, 
CoQ   un  librillo   cerrao. 
Si  no  lo  abro  no  leo, 
Lo  mucho  que  hay  ahí  guardao 

2. 

Yo  conocí  quien  tenia, 
Un  libro  de  gran  való. 
Le  arrancaron  el  principio,^ 
Y  tó  el   mérito   perdió. 

3. 

En  el   libro  de  mi   via. 
Hay   muchas  hojas   en    blanco, 
Para  escribí  las  duquillas. 
Que   en  mis   trabajitos   paso, 

4. 

Mira  que   desgraciaito^ 
Que  hasta  por    llorar   lloré. 
En   el  vientre  de  mi  mare^ 
Poco  antes  de  nacer. 


2 

5. 

Cuando  me  parió  mi  mare^ 
Al   verme  se  echó  á   llorad 

Y  dijo:    mas  desgraciao, 
Que  este  niño  no   lo  habrá. 

6. 

Hijito   mió  no  llores, 
Ni  bagas  cuenta  de  nada, 
Que  siempre    se  ha  oio  decí: 
A   mal  tiempo,  buena  cara. 

7. 

Mi   mare    me  dijo  un   dia: 
No  llores  ni   tengas  pena, 
Porque  una    mala  partía^ 
Se  paga  con  otra  buena. 

8. 

El  tiempecito   ha  de  .se. 
El   que  á    tí  te  enseñará, 
Cositas  que  tú  no    sabes, 

Y  con  él  aprenderás. 

9. 

Puede  sé  que   tú  algún   dia 
Me  vengas  á  pregunta, 
Cositas  que  tú  no   sepas> 
Yo  te  sabré  contesta. 


10. 

Le  dije  á  mi  corazón, 
Que   por  él  no    me  guiaba; 

Y  mis  malos  pensamientos, 
A  toas    partes  me  llevaban, 

11. 

Son   muchos   los   consejeros, 
Que  te  están  aconsejando, 
Que  te    quites  de  \ó  bueno, 

Y  te  vayas   á   lo  malo, 

12. 

Si  el  queré  era  bueno  ó  malo, 
A  un   sabio  le  pregunté; 
El  sabio  no  habia  querio, 

Y  no  supo    responde. 

13. 

Por  tus  cositas  á  im  sabio, 
Un    dia  le  preguntaba, 

Y  el  sabio  era  tan  sabio, 
Que  nada  me  contestaba. 

14. 

Todos  los   sabios  del  mundo. 
Vienen    á   aprende  de   mí, 

Y  aprovechan  la  ocasión, 
Cuando   me  sienten  dormir. 


4 

15. 

En  medio  de  mis  fatigas. 
Varias    veces  desperté, 
Y  vi  á   un  sabio  que   escribía. 
Lo  que    yó    durmiendo  hablé. 

16. 

Si  quieres  saber  de  raí. 
Anda  y  pregúntale  á  un   sabio. 
Que   tiene  escrita   las  cosas. 
Que    han  salió  de  mis   labios. 

17. 

Pa  que   me  diera    lecciones. 
Mis  males  le  conté  un  dia^ 
A    un  sabio  y  el  probedlo. 
Del  mismo  mal   padecía. 

18. 

Mientras   que  por  tí    lloraba.. 
De  mí  un  sabio  se   reia, 
Al  ver  que    las  lagrimitas, 
Que   yo  echaba  eran  perdías. 

19. 

Tan   despacio  como   iba. 
Tan   grande   caía  di; 
Aquel  que  vaya  á  corre, 
Que  se  acuerde  antes  de  mí. 


20. 

Por  vé  lo   que  dentro  había, 
En  una  sima  me  eché, 

Y  vi  á   un   niño   que    lloraba, 

Y  á  la  vera   una  muge. 

21. 

En  lo  hondo  de   una  sima> 
Vi  un  niño  y  una  mugé^ 
Ella  era  la  firmeza, 

Y  el  niño   era  el  queré. 

22. 

Nadie  se    meta   en  jonduras, 
No  le  pase  lo  que  á  mí, 
Que   me    metí   en  una  sima, 

Y  no  podia  salí. 

23. 

El  cariño  y  el   queré. 
Tuvieron  un   gran   disgusto, 

Y  como  cosa   de  niños, 
Al  ratito  estaban  juntos. 

24- 

Mi  cariño  y  mi   queré ^ 
Peregrinan  como  ciegos, 
El  queré   guia  al   cariño 

Y  van  limosna  pidiendo. 


6 

25. 

El  amor  es  mucho   y  nada, 

Y  lo  digo  de  verdad, 
Mucho  si  se  quiere  bien, 
Nada  si  se  quiere  mal. 

26. 

Aquel  que   quiera  sabe, 
Venga   y  se  arrime  á   mi   \eva. 
Lo  meteré  en  el  queré 

Y  sabrá  lo  que  son  penas, 

27. 

En  unas   pocas  de  noches. 
El  sueño  no  me  rendía. 
La  culpa   tuvo  el   queré: 
¡Mira  cómo  me  tendría! 

28. 

Mi  corazón   por   la  boca, 
Se  me    ha  querido  salí. 
Lo  engañé  como  á  un  chiquillo, 
Gracias  á   Dios  que  está  aquí. 

29. 

Estoy  vivo  y  estoy   muerto, 
Cosita   que  no  pité  sé, 
Vivo   estoy  con  la  esperanza. 
Muerto  por  una  muge. 


30. 

Si  me  qureres  dame  pan, 

Y  una   poquita  de  agua. 

Qué  de  sé  y  hambre   me  muero, 

Y  se  me  achicharra  el  ahna. 

31. 

Aunque  probé  yo  te  quiero, 

Y  que  digan  lo  que  digan, 
Porque  el  cobre  vale  á  veces. 
Mas  que  el   oro  y  plata  fiua. 

En  mi  pechito  hay  un   pozo, 
Te  juro   por   mi  salú, 
No  tengas  mieo   en  decirme. 
Too  lo  que  sepas  tú, 

33. 

Eq  mi  pechito  hay  un  pozo, 
Yó  creo    íío   tiene  fin, 
Que   lo  que  en  él   se  ha  caío, 
No  lo  he  vuelto  á  ver  salí. 

34. 

En  mi  pechito  hay   un  pozo, 

Y  lo  que  en  él    cae  se  ajoga. 
Porque  ademas  que   es  jondito. 
También  le  falta  la  soga. 


8 

35. 

Hay  ua  pósito  en  mi  pecho, 

Y  es   muy  grande  su  jondura, 

Y  lo    que  en   él  se  cayere. 
Tiene  allí  su  sepultura. 

36- 

Era  jondito  y  sin    soga, 
El   pozo  donde  caí, 

Y  por  mas  voces  que  daba. 
Nadie  me  sacó  de  allí. 

37, 

Yo  conocí  quien  pesaba, 
Tó  los  dias  su  queré; 
Yo  el   mió   quise  pesarlo, 
¡Con  las  ganas  me  quedé! 

38. 

Por  el   interés  dijeron. 
Que  yó  á   lí   te   olvidaría, 

Y  yo  dije:  que  primero, 
Limosnita  pediría. 

39. 

Te  juro  por  la  persona. 
Que  mas  quiero  que  eres  tú, 
Que  si  te  mueres  me   malo, 
Cosilla  'que  no   harías  tú. 


40. 

Estoy  malo   y  estoy  bueno. 
Que    son  dos  cosas   contrarias, 
Malo    cuando  no   te  veo, 

Y  bueno   cuando   me  hablas. 

41. 

Pasa   tú  y  pasaré  yó. 
Que  si   no   pasas  no  paso, 
Si   pasas    para  casarte, 
Para  casarme  yo  paso. 

42. 

Consejitos  yo  le   doy, 
Casito  no   quiere   hacé^ 

Y  en  vez  de   achica  mis  penas, 
Por  ella   las  veo  crece. 

43. 

Me  muero  por  su  queré, 

Y  dice  que  quiero  poco. 
Lo  que  quiere  esa   mugéy 
Es  que  yo  me  güerva  loco, 

44. 

Dame  la  mano  y   verás, 
Lo  que  yo  tengo  en  mi  pecho, 
Tengo  dos   llagas  abiertas, 
Que  son  las  que  tú  me  has  jecho, 


10 

45. 

Si   tu  quieres   que  yo  duerma. 
Déjame   por  unos  dias, 
Que  mas  quitaito  el   sueño, 

Y  mas  de  quitar  !a   vía. 

46. 

Nadie  empreste    su   queré, 
Ni   siquiea  po   un  ratito. 
Que  yo   el   mió   lo  empresté, 

Y  otavía  no   lo  he    visto. 

47. 

Mi  corazón  mal  jerío. 
Se  quiere  salí   del  pecho, 
Tú   que  la  curpa    has  temo, 
Di   lo   malo   que  te    ha  jeclw. 

48. 

Me  han  dicho  que  el  corazón, 
Lo  tienes  como  un  perná, 
Que  cuando  da    con  tu    pecho, 
Echa  luces  v  es   verdá. 

49. 

Tienes  corazón  de  acero, 
Que   no   se  ablanda    por    ná; 

Y  yo  lo   tengo    de  cera, 
Mira   que   contrariedá. 


11 

50. 

Así  no  pueo  viví, 
Y  tengo   de    ir   á  busca. 
Corazón  de  acero    puro, 
Que  no    se   ablande  por  ná. 

51. 

Se  acabaron  mis   pulmones, 
Nó   los  pueo  repone. 
Estoy   ético  y  me   muero, 
Por  causa   de  una  muge. 

52. 

La  personita  insensible. 
No  puede  queré  de  veras, 
Como  no  sabe  sentí. 
No  sabe   lo   que  son  penas. 

53. 

A  peacitos  la  lengua, 
Se  me  caiga  por  el   suelo. 
Si  jo  he   hablao  mal  de  tí. 
¿No  sabes  lo  que  te   quiero? 

54. 

Si  te  vas,   á  tu  persona 
Se  le  cumplirá    el  refrán: 
Aquí  los   perritos  ladran. 
Mas  alante  morderán. 


12 

B5. 

Quién  sabe  si   tú  algún   dia, 
Tengas  que  vení  á   busca, 
A  personita  que  has  jecho, 
Tantas    lágrimas  echa. 

56. 

Por  mucho  que  corras   tú, 
No  lo  tienes  de   alcanza. 
Parece  como  imposible. 
Tan  despacio  como  vas. 

57. 

En    un  caminito   llano, 
Pegaste  una   gran  caía. 
Siendo  el  camino  tan   bueno, 
En   el  malo   qué  sería. 

58. 

Ya  no    tengo  im  que  darte, 
A   qué  me  lloras  á    mí. 
Si  el  remedio  que  tenía, 
Era  el   alma,    y  te  la   di. 

59. 

Válgame  Dios,  compañera, 
Que    yo   nunca  me  creia, 
Que   palabritas  tan  grandes. 
De   tu  boquita   saldrían. 


i3 
60. 

Yo  le  juraba    el  castigo, 
Con    sangrecita  e    mis  venas, 
Al   que  dijo:    que  era   mala, 
Mi   persona   siendo   buena. 

61. 

Por  el   daño  que  mas  jeeho, 
Yo   no   te  deseo  mas. 
Que  te  veas  en   tierra  ajena, 

Y  no  tengas  un  meta. 

62. 

Me  han    dicho  de  tu    queréy 
Que  lo    tienes  puesto   en  venta; 
¡Que  lo  compre  quien  lo   quiera, 
Que  á    mí  no  me  tiene  cuenta! 

63. 

Aunque    te  güerbas  de  oro, 
No   me   tienes  de  paga, 
Lo  que   yo    contigo   he  hecho, 

Y  dices  que   no  he  hecho   ná. 

64. 

Mal   fin  tenga  la  lengtiita, 
Que   puso  mal  corazón, 
A  quien   tanto    me  quería, 

Y  tanto  me  aborreció. 

3 


14 

65. 

Si   te  casas   para    tí. 
Será  que    yá    yo  rae  he   muerta; 
Y   he  de    pasar    por  tu   casa. 
Solo   por  darte  tormento. 

66. 

Cuando  pase  por   tu  calle. 
Para  tí  será  un   martirio, 
Al    ver   aquella  persona, 
Que  te   quiso  con  delirio. 

67. 

Yo  pasaré  desde  lejos, 

Y  si  me   llega  á    miráy 
Con   lágrimas  de   tus  ojos. 
Tu   patio    lo  regarás. 

68. 

Si  el  verme    te  jace   daño, 

Y  mis  ojos  te  lastiman, 
Pronto  me   los  sacaré, 

Y  mi   cuerpo  irá  á  una  sima. 

69. 

Lo  que  tú  has  jecho  conmigo, 
Lo   tienes  de   estar  llorando, 

Y  mientras  viva  en   el    mundo, 
Te   tiene  que  estar  pesando. 


15 

70.  ^ 

Es  verdá  que  yo  he  pasao, 
Grandes   fatigas    por  tí; 
¡Pero  ya   llegará  el  día, 
Que  tú  las  pases  por  mí! 

7l/ 

Muchas   veces   oí  deci, 
Pero  yo   cuenta  no  echaba, 
Que  el  gusto  de  la   persona. 
El   tiempo  se  lo   llevaba, 

n. 

Aquel  que  tenga  un   se7ití. 
Que  no  se    ponga  á   pensá, 
Que  si  piensa  en  achicarlo, 
¡El  mismo    lo   agrandará! 

73 

Espinita  grande  era, 
La  que  le  saqué  al  león; 
Siendo  fiera,  me  lamía, 
¡Mira  si  lo  agraeciól 

74. 

Un  pajarito  enjaulao. 
Cuando  cantaba  decía: 
Tan  alto   como   subí. 
Tan  grande  fue  mi  caía. 


16 

78. 

En    un    castillo    mny  alto. 
Tenía   yo    mi   conflanza, 
Él   solo  se   cayó   á    tierra, 
¡Murieron   mis  esperanzas! 

76. 

ün  caslillito   muv  alto, 

Y  con  muy    buenos  cimientos, 
Al  suelo    lo   vi    caer, 

¡Todo   lo  derriba  el    tiempo! 

77. 

Si  algún  castillo  se  cae, 
No  vavas  tú  á  levantarlo, 
Que  luego  será  un   gran  fuerte. 
Para    echar  el    tuyo  abajo. 

78.^ 

Eres  la  rama  mía, 

Y  yo    ayué   á  levantarte, 

Y  después  de  levanlá, 
Malamente  me  pagaste. 

79. 

Nadie  levante  al   caio. 
Que   yó  á  uno  levanté, 

Y  después  de    levantao, 
Él  me  dejó   á  mí  cae. 


17 


80. 

Nadie   diga  no   pue  séy 
Que  un  sabio  se  convenció, 
De  cosas  que  nó  creía, 

Y  él   mismo  las   presenció. 

81. 

Tú  desprecias  mi  persona, 
Porque    dices    que    nó  vale; 

Y  eres  como   el   que    cambió, 
Oro  fino  por  metales, 

82. 

Para  mí  no  tenías    precio, 
Yá    no  te   quiero  por  ná, 
Yó  creí  que  eras  de  oro, 

Y  eres  de  farso   metala 

83. 

Al  que  se  busca  su    mal, 
Nadie   le    tiene    dolor; 
Tú  te  has  buscaito   el  tuyo, 
;Bien   te  lo  decía  jol 

84, 

¿No  te  lo  decía    yo? 
Ahora    lo   tienes   presente: 
La  avaricia    rompe  el    saco. 
Te   lo  dije  muchas  veces. 


18 

83. 

Te  metiste  por   la  trocha, 
Y  dejaste  la   veréa\ 
Yo  conocí    á   un   arriero, 
Que  echó  atajarres  de  sea. 

Cuando    un  barquito  farsea^ 
No  le   sirven  galafates; 
¡Eso  te  dije  yo  á  tí, 
El  dia   que  farseaste! 

87. 

Mare  mia  de   mi  alma. 
Si   no   fuera  por    mtéy 
A  esa    muge   la  dejaba 
Clauaita   en  la  paré. 

88. 

De  tanto  como  me  has  jecAo, 
Naita  he  de    hace  contigo. 
Que  si    es  justito   que  pague, 
A  tí  te    vendrá  el  castigo. 

89. 

No  vengas  nunca  á  mi  casa. 
Que  como  vengas,  me  vengo, 
De  tu  personilla  mala. 
Que  á  la  mia   anda   vendiendo. 


19 

90. 

Pensé  tomar  la  venganza, 

Y  Inego    me   arrepentí; 
Porque   tá    no  te  mereces, 
Que  yó  me   pierda  por  tí. 

91. 

Me  han  dicho  que  la  venganza, 
Es   dulce   como  el    pana; 
Que  la  tome    quien  la  quiera, 
Que  yo  no   la  he  de  iomá. 

92. 

No   deseo  la    venganza, 
Ni  á  mi   mayor    enemigo, 
Que  sí  es  justillo   que  pague, 
Del   cielo  tendrá  el  castigo 

93. 

No    conosco  la  venganza. 
Ni   la    quiero  conoce, 
Al  que  me  jiciere    un  mai, 
Le  pagaré  con    un   bien. 

94. 

Tú  vivías  sin  reparo, 

Y  sin  reparo    vivías. 
Ahora  quieres  repara, 

¡A  tóos   les   llega  su  dial 


20 

9o. 

Lo  mismito  que  aquel    perro. 
Que  anda  siempre  por  las  calles, 
Buscando   güesos  que  tiran. 
Has  de   anda    tú  por  buscarme. 
96. 

De  qué  te  sirve    esc  orgullo, 

Y  esa   vana   fantesia. 
Acuérdale  de  los  tiempos, 
En   que    á    llorarme   venías. 

97. 

De  qué  te   sirve    llora. 
Si  tus  lágrimas  son  farsas^ 

Y  lo    malo   que  se    hace. 
Parte  dedo  aquí  se   paga. 

98. 

De   que   te  sirve   ese  oro, 

Y  esa   plata  que  amontonas. 
Si    tú    nunca   llegarás, 
Donde  llegó   mi  persona. 

99. 

Te  tengo  comparaita, 
Con  aquella   luz  tan   mala. 
Que  arde  cuando    no  sirve, 

Y  si   vá  á  serví  se  apaga. 


21 

100. 

Eres  como  aquella  'vela. 
Que   está  puesta  en  el  aliá^ 
Por  mas  veces  que    la  enciendo, 
Siempre  la  encuentro  apaga. 

401. 

Mira  si  eres  lú   malita, 
Que  dices   que    estoy    clemente; 
Y  lo  que  tu    andas  buscando, 
¡Es   que  de  mí  huya  la    gentel 

102. 

Estas   penitas  que  tengo. 
Me  traen   á    mí  como  loco; 
¡Siquiera   per  un   ralito, 
quisiera  verlas   en   otro! 

103. 

Padece  mi  corazón, 
De  arferes/as   mortales; 
¡La  curpa  tú  la  has  tenio. 
Que  no  la  tenío  nadie! 

104. 

Si  el  dia  que  tu  naciste. 
Te  hubieran    leío  el   sino. 
No  te  hubieran   bautizaos, 
¡Picaro,  vil,  asesinol 


22 


408. 

En   medio  del   corazón. 
Grande  puñalá  te    dieron; 
¡Mira  si  lo  tienes  duro, 
Cuando  rechazó  el  acero! 

106. 

A  nadie  vo  le  he  temiOj 
Por   nó  temé  ni  á   las  fieras, 
Y  á  tu  persona    le    temo, 
¿Cóm.o  quieres  que  te  quiera? 

407. 

Soy   como  el  camnleon. 
Que  se   mantiene  del  aire; 
\Y  tú    eres  león  sangriento. 
Que  se  mantiene  con  carne! 

108. 

A  mi    corazón    mataron, 
Yá   pareció   el    asesino; 
Su  cuerpo   lo    han  de  corgá. 
En   medio  de  esos   caminos. 

109. 

Tu  cuerpo  por   los  caminos, 
Lo  han  de  corgá  pá  escarmiento, 
De  toitas  las    personas. 
De   malítos   sentimientos. 


23 

Tan  bueno  como   yó'era, 
Tan  malo   me  has  vuerfo  tú, 
Si  acaso   yo    me  condeno. 
La  curpa   la    tienes  tú. 

111. 

La  ciirpa   la  tienes  tú. 
De  que    me  esté  condenando. 
Antes    vivia   yo  á  gusto, 

Y  por  tí  vivo  rabiando. 

112. 

Válgame   Dios  compañero. 
Lograste  lo   que  querias; 

Y  ahora  á  puros  disgustos, 
Me  estás  quitando  la   vía, 

113. 

Tanto  como  al  parece^ 
Me  estabas  á  mí  queriendo, 

Y  á  fuerza  de   los  disgustos. 
Que  me  das,  me  estoy  muriendo. 

114. 

Los  ojitos  de  mi   cara. 
De  llora  se  están  secando. 
La  curpa  la    tienes   tú, 
Que  siempre  me  estás  pegando. 


24 


115. 

Qué  motivo  te   he  daito, 
Que  siempre  rae   estás  pegando, 
¡La    curpa   la    tengo  yó. 
De  haberte  dao  tanto    mando! 

116, 

A   fuerza   de  duros  gorpes. 
Cosita   que  no    creia, 
A  mi   cuerpo  sin    motivo. 
Le  estás  quitando    la    via. 

117. 

En   el   mnndo  nadie  diga, 
Que  su  pena    es  la  mas  grande. 
Que  las   piedras   son   y  ruedan, 

Y  alguna  puede   á  mí  darme. 

118. 

Piedrecitas  como  loco, 
Dicen   que  tiro    por  tí; 
¡Pero  se    han  equivocáo. 
Que  tú  las  tiras  por   mí! 

119. 

De   las   pieras  de  la   calle, 
Tu  cuerpo  llenito  está, 

Y  cá   vez  que  abres   la  boca, 
Das  sin   mano    una    podrá. 


25 

Í20.       . 

Por  mas  piedras  que  me  tires, 
La  cara   no  he    de  vorvé; 
Aunque    me  den  en  la   esparda^ 
Que  en  el  pecho  no   me   den, 

121, 

A   mí   me  llevaron  preso, 
Por  tirar  piedras  al  aire, 
Delito  no  cometí, 
Por   que  no    lastimé  á  nadie. 

122. 

Mejó  que   á  la    sepultura, 
A   la   caree  quiero   ir, 
Que  aunque  preso  quiero  verte, 

Y  no    me   quiero  morí. 

123, 

Yó  maté  porque   quisieron, 
A   mi  persona  mata; 

Y  en  la  caixe    yó  me  encuentro, 
Mejó  que  en  el  hospitá. 

124. 

Grande  castigo  á  mi  cuerpo. 
Todos  los  dias  le    dan, 
Para  que  diga  cositas. 
Que  mi  boca  no   dirá. 


26 


12S.  

Si  supiera   que  llorando, 
Te  daba  la  liberta, 
Hasta  no  verle   en  la  calle, 
No   dejaba   de   llora. 

12G. 

Si  no  tuviera  que  darte, 
Mis  zapatos  vendería, 

Y  á  llevarte  de  come, 
A  la  caree  escarza  iría. 

127. 

Una  vez   que  estuve   preso, 
A    verme  tú  no    venías; 
¡Yó   comía   de  mis  carnes, 

Y  de  mi  sangre  bebía! 

128. 

Tus  cosas  me  están  matando, 
Yó  bien  sé   de  lo  que  muero: 
¡De  mis  carnecitas  cómo, 
De   mi   sangrecita  bebo! 

129, 

¡Yó    de   mis   carnes  comía, 
Por   no    tener   que  comél 
¡Y   de   mi  sangre  bebía, 
Por   no  tener    que   hebél 


21 

130. 

Si  te  sentencian  á  muerte. 
No   tengas  pena   ninguna, 
Que  er  dia  que  á  tí   te   maten, 
Harán  dos  muertes  en    una. 

131. 

Me  amenazan    con  la  muerte. 
Me   río  en  vez  de  llora  ^ 
Que  como  quiero  mori, 
Dg  náa   mieo  me  dá, 

132. 

Me  van   á   quitar  la    vía, 
Sin  jacé  ningún  delito; 
¡Paga   tú   lo  que  otro  á  jecho 
Le    digo   á  mi   cuerpecito! 

133. 

A  un  albito  me   amarraron, 
Para  quitarme  la  vía, 

Y  mientras  que  yo   lloraba. 
El  árbo  se  extremecía. 

134. 

Yó  vi  á   uno  que   mataron, 

Y  me   acuerdo  que  decía: 

¡Lo  que  yó  he  jecho  en  un  año, 
Lo  he  pagaíto  en    un  dia! 


28 

135. 

Toíto  el   mundo  me  ha  miráo, 
Cuaüdo  á   la  calle    he   salió. 
Ahora   tó  el   mundo   me  juyey 
¡Qué  delito  he  cometió! 

136. 

Me    dicen  el  desgraciaos 
Por  donde  quiera   que  voy; 
¡Antes   yó    no  echaba  cuenta, 

Y  ahora   veo  que   lo  soy! 

437. 

Yó  me    senté  en    una   piedra, 
Por   no  teíié  aonde  sentarme; 
¡La  piedra   al  verme  tan   probé. 
Se    partió   por   no   aguantarme! 

138. 

Al  pié   de    un  albiío  un   dia, 
Lloraba     yó    mi  dolor. 
El  albito  estaba  verde, 

Y  al  oírme  se  secó. 

139. 

Lloraba  yó   sobre  un    pino, 

Y  el  pino  se    extremecía, 
Tuve  que  parar  mi  llanto, 
Porqué  si  no   me  caía. 


29 

uo. 

¡Mira  si  mí  pena   es  grande. 
Que  yó  me  puse  á   llora, 
A   la  orillita    de   un  rio, 

Y  el  agua  quedó  para! 

141. 

El  agua  me  dijo  un  dia: 
A  qué  vienes  á   mi  orilla. 
Si  cuando  vienes  me  paro, 
Para    escucha  tus   cosillas. 

142. 

Al  rio  yó  me    tiré, 

Y  el  agua   me  sostenía; 
¡Como  me  via  tan  pobre, 
Ni  el  agüita  me  quería! 

143. 

Como  yó  dicen  que  hay  otro, 

Y  yó  digo  que  es  mentira, 
Que  como  vivo  en  el  mundo, 
¡Imposible  que  otro  vivaJ 

144. 

Quise  llorar  y   no  pude, 
El   llantito   queó   dentro; 
¡No  se  queó  para  alivio. 
Se  queó  para  tormento! 

4 


m 


145. 

Por  dar  alivio  á  mis  penas, 
A  llora  me  puse  un  dia; 
¡Eran  mis  penas  muy  grandes 

Y  aliviaslas  no    podial 

146. 

El   sello  de   la   alegría, 
No  se  hizo    para    mí. 
Que  se  ha  hecho  el  de   la  pena. 
Con  él    tengo  de  morí. 

La  alegría  se   me  fué, 

Y  antes  de  irse  decia: 
Donde  tantas  penas   hay. 
No   pueo  yo   tener    cabía. 

148. 

Las  flores  de  mi  jardin, 
Salen  negras    y  amarillas; 
¡Están  pintando  mi  llanto, 
Mi   tristeza    y   mi  penilla! 

149. 

Toiio   lo  veo   pajizo, 

Y  á  mi  cuerpecito   mas; 

¡Que   venga   cualquier   maestro, 

Y  reconozca  este   malí 


31 

150. 

Aquel  que  estuviere  triste, 
Que   venga  por  mí   casita, 
Y  al    ver  mis  ojos   pajizos. 
Su  tristeza  se  le  quita. 

i51. 

La    casita  donde  vivo, 
Tiene  muy  grande  la  puerta; 
¡Pero  yó   no  sé  qué    tiene, 
Que  por  ella  nadie  entra! 

152. 

Mare  no  quiero  vivi^ 
En  la  casa  donde  vivo; 
¡Salita  le  doy  de  varde, 
A    quien  se  venga    conmigo! 

153. 

A  la  soleá  le  dije: 
Que  si  arrendarme  quería, 
Un  cuarto  aunque  fuera  chico, 
Por  el    resto  de   mi  via. 

154. 

Estando  en  la  soleá, 
Al  silencio    le  hablé  yó. 
Para  contarle  mis  penas, 
¡Y  el  silencio  no  rae  oyó! 


32 


En  medio  é  la  soleá, 
AI  silencio   llamé   un  dia; 
¿Mira  si  soy  desgraciao. 
Que  ni  el   silencio  me  oíal 

156. 

Déjame  y  buscaré   un  sitio. 
Dónde  no  sepas  de  mí; 
¡Allí  lloraré  mis   penas, 
Acordándome  de  tí! 

157. 

Yó  me  iré   por  esos  campos, 

Y  un    sitito  buscaré, 
Adonde   llore   mis   penas, 

Y  nadie   conmigo  dé. 

158. 

Aunque   me  echaran  al  monte, 
A   mí  no  se    me    dá   ná; 
¡Que  las  fieras  mas  sangrientas, 
Amigas  mias  se  harán! 

139. 

Mi  pecho  tengo   partió, 
de   pena  y  de  sentimiento; 
¡Yq  quiero   acaba    mi  vía 
En  el  rincón  de  un  convento! 


33 


160. 

Lo  mismito  que  una  pasa, 
Tengo  yo    mi   corazón; 
iPasaito  de    penitas! 
¡Pasaito  de  doló! 

161. 

Como  la    bayeta    negra. 
Tengo   yó    mi    corazón, 
Como   la   verde   mis  ojos. 
Como  la  amarilla  yó. 

162- 

Lo  mismito  que  la  grana. 
Tenía  mi   corazón; 
¡Y  ahora  de  ducas  lo   tengo. 
Mas  negrito   que  el   carbonl 

163. 

Sentí  ruido  en  mi  pecho, 

Y  oí    lo  que  no  quería, 
Que   se  convertía  en   pena, 
Lo   que  antes  era  alegría! 

164. 

Mi  corazón  está  malo, 

Y  nadie   entiende  su  mal; 
Lo  que  sí  sabré  deeí^ 
Que  no  puedo  suspira. 


3i 


463. 

Desecha  qu¡er(3  mis   penas; 
Pero   ya  no   puede  sé: 
iSi  grandecilas   son    ellas. 
Es  mas  grande  su   podé! 

166. 

Las  penilas  que   yó  paso, 
Nadie    las  pasa    por  mí, 
¡Ni  yo  se  las  cuento  á   nadie. 
Por  DO  darle  que  sentí. 

167. 

Le    digo    á   mi  corazón^ 
Que   ria  en    vez   de  lloráj 
Que  las  penitas    que   tiene> 
Nadie   se  las   vá   alivia. 

168. 
Me   dice  mi   corazón, 
¡Que  no   publique   sus    penas; 
¡Nadie  se  cuida  en   el   mundo. 
De  las  duquillas  agenas. 
169. 

A  mí   corazón  le   dije. 
Que   tuviera  resistencia, 
Y   me  respondió   llorando: 
¡La  que  he  tenido  me  pesa! 


3:i 
170.     ^ 

Todo   el  añito  me    llevo, 
Diciéndoie  á  mis  penitas: 
Que   me  dejen  descansa ^ 
Siquiera    por    una  horila. 

171. 

El   que  tenga  sentimiento, 
Venga  y   pregunte  por   mí, 

Y  en  contándole   mis  penas. 
Tendrá  alivio  su    sentí. 

Í72. 

El   que  tenga   muchas  penas. 
Que   venga   y  mire  las    mias; 

Y  al  verlas  que  son  tan  grandes, 
Há  de  tener  mejoría. 

173. 

Anda   diciendo   tú  Madre, 
Que  trisiecito  estoy    yó; 

Y  la  tristeza   que   tengo. 
Su    hija  me   la  causó. 

174. 

Tu    Madre  se    habrá    crdo, 
Que  algún  dañito    me  ha    hecho, 
Con  decí  que  yo  ando  triste; 
¡Y  no  sabe  que  ando    muerto! 


36 

/o. 

Aíuprtecito  estoy  de  pena, 
í   a   la  caüe  he  de   5a// 
Para   que  diga   la  gente: 
¡^Jl^a    el  muerto  que  vá  ahí! 
176. 

Por  la  calleoita    iba, 
^    me   tenía  que   para; 
¡Por  el   peso  de  mis  penas, 
gue  no  me  dejaba   anda. 
477. 

Quien  mas  pena  en  este  mundo, 
1^'ga    qne   tiene  que  yó; 
Venga   y   la  repasaiemos, 
Verá   cual  es  la  mayó. 

178. 
Con   la  pena   que  yó  vivo, 
jadíe  en  el  mundo  pue  habé, 
ÍM  alguien  en  el  mundo  hubiera, 
¡Venga   que  lo  quiero   vé! 

179. 

Creyendo  que   estaba  sola. 
Mis  penas  contaba  un  dia; 
¡Y  detrás  de  mí   lloraba,  * 
El   que  antes  se  reíal 


37 

180. 

Yó  le  conté  mi   doló, 
A  quien  tan   mal   me  quería; 
¡Siendo  enemigo  lloraba! 
¿Siendo  amigo   qué  sería? 

181. 

El    llanto  lloraba  á  voces, 

Y  sin   consuelo  decía: 
Todos  juegan  y  yo  pierdo, 
¡Que  grande   es  la   pena  mia! 

4  82. 

Al  llanto  le   oí  quejarse, 

Y  escuché  que  me  decía: 
Si  me  niuero  se  te  acaba. 
Que  llores  mas,    vida  mia* 

183. 

El    llanto  me  dijo  á    mí. 
Que  no  lo   llamara  más. 
Que  siempre  estaba  en  mi   casa, 

Y  no  adelantaba  ná, 

184. 

¡De  qué  te  sirve  que  eche. 
Tantas  lágrimas  pó  el  suelo, 
Si   tó  el  que   pasa  las  pisa, 

Y  yó  de  penitas  muero! 


33 

185. 

Al  pié  ele  una  candeliía, 
Lloraba   yó   sin    consuelo, 
La   candela    se    apagó, 
¡Mas  pudo  el  llanto  que  el  fuego! 

186. 

En    la  boquita  de  un  pozo, 
Me  puse  á  llorar   un  día. 
Por  ver  si  con  mi   llanliio, 
El   agua    arriba   subía. 

187. 

Con  lagrimitas    de   sangre, 
Toda  la    calle   regué. 
El    dia  que   me  dijeron: 
Que  olvidabas  mi  queré^ 

188. 

¿No  quieres  lú  que  me    queje, 
Llevando  tanta  razón? 
¡Lágrimas   de  sangre   pura, 
Me  llora   mi  corazón! 

189. 

Que  los  corazones  lloran. 
Nunca  creerlo  queiía; 
¡Y  anoche  me  despertó. 
El   llanto   que  el  mío  tenía! 


190. 

Lloraba    mi  corazón, 
Le  pregunté  qué  tenía, 

Y  me   respondió  diciendo: 
¡Que   yá  no  me   conocía! 

191. 

A  mi  corazón  llora. 
Lo    siento  todos   los  dias, 
No  le  pregunto   qué  tiene. 
Porque   la    curpita  es  mia. 

192. 

Eché  sangre  por  la   boca, 

Y  yo   nunca   me   pensaba, 
Que  era  de    mi  corazón, 
Que   continuo  la  lloraba. 

193. 

Mi  corazón   llora  sangre, 
Nadie  lo  quiere   creé, 
¡Como  cosita  imposible, 
Muchos   lo  vienen    á   tél 

194. 

Quien  quiera  bañarse  en  sangre, 
Que   venga  á  mí  y  me  lo   diga, 
¡Que  mi  corazón  la  llora, 
Üe    puro   pasar  fatiga! 


40 

195. 

Un  dolorsito  continuo, 
Tengo  en  el  lao  derecho; 
¡Son   gorpes  del    corazón, 
Que   me  están  partiendo  el  pecbo! 

196. 

Mi  pecbo  lo  están  partiendo, 
Yó  no    lo  puedo    aguanta^ 
/Son  raucbos  los   asesinos, 

Y  grandes  gorpes  le  dan! 

197. 

De  pena  mi  corazón, 
Lo  tengo  jecho  ceniza, 
¡Tengo  en  mi  pecho  una  hoguera, 
Ardiendo  en  llamitas  vivas. 

198. 

Por    mas  que  lloro  no  puéo, 
Estas    penas  de&echá; 
¡Estas   penas   son  muy   grandes, 

Y  conmigo    han  de  acaba! 

199,. 

El  mundo  es  grande  y  es  chico, 
Yó  te   lo  voy  á  explica, 
Es  grande  por  la   mentira, 

Y  chico  por  la  verdá. 


41 

200. 

Al  mundo   entero  la  vuelta, 
Paso  á   paso  vengo   dando; 
¡Y   no  he  podio  enconlrá. 
Lo    que   yo  vengo   buscando! 

201. 

Lo    que  yó    vengo  buscando, 
A  nadie  se   lo   diré, 
¡Si  no  lo  encuentro  en  la  tierra, 
En  el  mar  lo  buscaré! 

202. 

La  verdá  se   cayó  al    mar,  ^ 
Los  peces  se   la  llevaron, 

Y  no   se    pudo   cojé^ 

Porque  hasta  el  agua  enturbiaron. 

203. 

La    firmeza   y    la  mentira, 

Y  la  verdá  se  perdieron, 
La    mentira    pareció; 
¡Las  otras  no  parecieron! 

204, 

Camino  de   la  verdá^ 
Andando  me   perdí  un    dia; 
¡Y  yó  nunca  me  pensaba, 
Que   allí  nadie  se  perdía! 


42 


203. 

La  verdá  me  llamó  á    mí, 

Y  YÓ   nunca  rae  creía. 
Que  la  verdá  me  engañara, 
¡Y  rae    engañó  el  otro  dia! 

206. 

Andando  por  el   camino, 
De  la    verdá   me  perdí. 
Su  caminito  era    aquel; 
¡Y  ella   no    estaba    allí! 

207. 

♦Yo  buscaba    por  el  mundo. 
Lo  que  encontrar    no  podía, 
Yo  buscaba  la    verdá, 

Y  la  verdá   no  existía, 

208. 

Por  el  mundo  me  perdí, 

Y  la   verda  me   cogió, 

Y  me    llevó  á  su   camino, 
¡Con  qué   le  pagaré    yó! 

;^09. 

A  Dios  mundito  engañoso, 
Que  yó   nunca  me  creía, 
Que   tan  mal   tú   me   pagaras^ 
Tan  bien  como  te  servía. 


43 


210.       . 

Me  quiero  quitar   la  via. 
Que    no  quiero   padece, 

Y  por   verle  no  lo  jago, 
¿Yó   no  sé    lo   que   qiieré? 

211. 

No   puedo  viví  sin  verte, 
Es  muy  grande   mi   agonía; 
Cuando    Dios  te  dé   la   muerte, 
Yó  le  pediré  la  mía. 

212. 

En  muriéndome  descanso, 

Y  no  me    quiero  mori. 
Hasta  que  escrito  dejare. 
De  que  me  muero   por  tí. 

213. 

Si   la  salú  se  vendiera, 
La  mia   no  la  vendía, 
¡Que  yó  me   quiero  morí, 

Y  de  varde   la  daría! 

214. 

Tan  bueno  como   yó  estaba, 
He  perdió  la  salú. 
Si  acaso  yo  me   muriere, 
ILa  curpa   la  tienes  tú! 


44 

215. 

Estoy  ético  de    pena. 
Poco   tengo   de  viví, 
El   que  muere  como  yó, 
¡Él  mismo   se   vé   moril 

216. 

Mare  no  quiero  morirme. 
Hasta  que  yó  no  dejare, 
Escrito    de   que   me    muero, 
¡Con  mas   penitas  que  nadie! 

217. 

Para   qué   quiero    viviy 
Si  las  penillas   me  matan, 
Y  siempre  hé  oío  deci, 
Que  el  que  se  muere  descansa. 

218. 

Aunque  mil   veces  muriera, 
Esto  te   lo  digo  á  tí: 
¡Que  el  que  no  muere  con  pena, 
No  sabe  lo   que  es  morí! 
219. 

En   muriéndome  descanso. 
Así    no  puéo  viví, 
Son    tan    grandes  mis  penillas, 
Que  me   llevan   á  morí. 


45 

220.     , 

Mis  penitas  son   muy  grandes, 
No  las  puedo  resistí, 
¡A   voces  llamo  á   la  muerte. 
Que  yá  me  quiero   morí! 

221. 

Quien    me   habia   de  deci. 
Que   la   muerte  me  daría. 
Persona  que    al  parece, 
¡Tantísimo  me  queríal 

222. 

De  este  mal  de  que  yó  muero. 
Tan  solo  un   sabio  murió, 

Y  en  sus   fatigas  decía: 
¡Pocos   mueren   como  yó! 

223. 

Me  compraste  la  mortaja. 
Estando   para  morí^ 

Y  Dios    me  ha  dado  la  vida. 
Por    darte  castigo   á   tí. 

224. 

Me  compraste  la    mortaja, 

Y  Dios  me  mandó  el  alivio; 
Por   un   poquito  de  tiempo. 
Solo  por  darte  martirio. 


46 


223. 

Compraste  lazos  azules. 
Sabiendo  que  me   moiía, 
Si  Dios  rae  manda   la  muerte, 
Será   por   mi    mejoría. 

226. 

Me  has  cómprelo  la   mortaja. 
Anda  y  avísale    al  cura, 
Trae  de   camino  la  caja> 
Llévame  á  la  sepultura. 

227. 

Díle  al  sacristán  que   doble. 
Que  vá   me  vov  á   morí, 

Y  como  sé  que  me    muero, 
Mi  doble  lo  quiero   o/. 

228. 

Si  oyes  dobla  las  campanas, 
Algún  dia   por   tu  barrio; 
Entonces   te  acordarás, 
Que   para  mí  no  doblaron. 

229. 

La   muerte   á  mi  cama  vino^ 

Y  no  me    quiso  llem, 

No    estaba    cumplió   mi  sino, 

Y  al    irse    me  eché    á   llora. 


47 

230.     . 

La  muerte  me  dijo  á  mí: 
No  te   apure   y  ten  való^ 
Que   yó   no  vengo  por  tí. 
Mientras  no  lo   mande  Dios. 

231. 

A   qué  viene  ese  Ilanlito, 
Si  no  he  muerto   todavía, 
Bien  sabe  mi  corazón. 
Que  ese  llanto  es   de  alegría. 

232. 

Lleníta   de  penas  muero, 
Vueltecita  á    la   paré. 
El  sentimiento  que  tengo, 
¿A  quién    se   lo  contaré? 

233. 

Llaíititos  por  que  me  hé  muerto, 
Llantos  de   alegra    son, 
No  lo  dice  mi   boquita, 
Lo  dice  mi  corazón. 

234. 

Anoche  tuve  un  ensueño, 
Y    pensé    que  me   moría. 
Vi    un  Cristo  á  mi  cabecera^ 
Con  dos  velas  mcendias. 


48 


235. 

Cuando  salga   de    mi   casa, 
En  la   cajita    metia^ 
Habrá  quien  llore    de  pena, 

Y  habrá   quien   tenga  alegría. 

236. 

Si  pasas  pó  el  cementerio 
Repara   y  verá  en  su  puerta. 
Un  letrerito  que   dice: 
¡No    hay    casita    como  esta! 

237. 

En   la  tapia  el  cementerio, 
Para   echarme  subí  un   dia, 

Y  las    fuerzas    me  [arlaron^ 

Y  ó   no   sé  lo  que  vería. 

238. 

Una  losa   levanta, 
En  el  cementerio  había, 

Y  al  acercarme  á   mirarla, 
Vi   la   sepultura  mia. 

239. 

Le   dije    al  sepulturero: 
Que  abriera  mi   sepultura, 
Que  este  mal  que  Dios  me  há  dáo, 
En  el   mundo  no  se  cura. 


9 

240.     . 

Le  dije  al  sepulturero 
La  sepultura   pué   abrí^ 
A  medía  de   mi  cuerpo, 
Que  yá  me  voy  á  morí. 

241. 

En   el  cementerio  entré, 

Y  llame  al   sepulturero, 

Y  le  dije;  quiere   usté, 
Enterrarme  que   me  muero. 

242. 

Mi   sepulturilla    abro. 
De  pena  voy  á   morí, 

Y  como  sé  que    me  muero, 
Yó  mismo   la  quiero  abrí. 

243. 

Si  mis  manitas  supieran, 
Que  el  hoyo  que  están  abriendo, 
Era   para  yó  enterrarme. 
No  lo  siguieran   haciendo. 

244, 

Al   cementerio  se  fué. 
Poco  antes  de  morí, 
Por  no  darle  que  hace  á  nadie; 
¡Eso  me  pasará  á  mí! 


:o 


245, 

Aquí  llegó  y    se    paró^ 
De  aquí    no   pudo  pasa. 
Aquí   fué    donde  murió, 
Aquí  se  quedó   enterra. 

246. 
Una    losa  y  una   Cruz, 
Dirán  donde   esiá   mi    cuerpo; 
Cada  vez  que  lú  las  veas, 
Llorarás   de  sentimiento. 
247. 

Pasé  por  el    cementerio, 

Y  me   dio   gana  de   entra, 

Y  oí  una    voz   que    me  dijo: 
Por    tu    causa   estoy  enterra. 

248 

Al   cementerio  yo  fui, 

Y  cuando  vá  me  venía, 
Oi  una  voz  que  me  dijo: 
¡Nó  te  vayas  vida  mía! 

249. 

Nadie  vaya  al  cementerio. 
Si    no    tiene  pá  que  /, 
No  le  va  va  á   sucede. 
Lo  que  me  sucedió   a  mí. 


SEGwifPA  Bmüüiom. 


(VULGO  SOLEARES.) 

No    te  meta   en    ei   queré, 
Tus  sacáis  son    muy  niños, 
No    verán  lo  que  ahora   ven. 

Lo  mismo   que  un  cieguecíto, 
Andaba  por  tu   persona, 
¡Mira   que  desgraciaítol 
3. 

Si  te  mete   en  el  queré. 
Las  lagrimitas  que   eche. 
De   sangrecila  han   de  sé. 
4, 

Has  de   llora  sin   queré^ 
Lágrimas  de  sangre  pura. 
Si   en   él  te  llega   á   mete, 
5. 

Fatigas  las  de   un  amante. 
Que  se  le  vuelven  pá  trás^ 
Los  pasos  que  echa  pá  alante* 


52 

6. 
Deja   la  bola  rodá^ 
Que  en   cayendo  de    su  peso, 
A  las  manos  se    vendrá. 
é . 
Esto   que  me   pasa  á  mí. 
Tan  solo  por  no  contarlo, 
Tengo   mucho  que   sufrí. 
8. 
Si  te  preguntan   por  mí. 
No  vaya  á    dcci  en   la  ría, 
Que  me  has  visto  por  aquí. 
9. 
Quiere  que  con   él  me  vaya, 

Y  á  mi   cuerpo   para  él, 

Le  he  de  pone  una   muralla. 
10. 
Tu  queré   se  hubiéa  secáo^ 
Si    con  lágriiiia  é    mis  ojos, 
No  lo  hubiera   vó  regáo. 
U. 
Que  modo   de  engaña    tienes, 
Con  engañarme  tú   á    mí, 
Parece  que   te    entretienes, 
12. 
Dices  que  nó  me  querías, 

Y  una  vez   que   malo  estuve, 
Por  poco  pierdes  la  via. 


53 

Mira  que   contradición, 
Siendo  de  cera,  de  brooce 
Dices  que  es  mi   corazón. 
U. 
Le   digo  á  mi    corazón: 
Si  no   te  guías  por  mí, 
Há  de   sé  tu    perdición. 
45. 
Yá  se   me  murió  mi   Máre, 
Y  á  Dios  le   pío  llorando. 
Que  nunca  me  desampare. 
16. 
Nunca  tu  la  desampares, 
¡Mira  que  desgraciaíia, 
Ño  tiene  Pare  ni  Máre! 
17. 
Cosita  grande  me  hará, 
Si   algún  dia  la   esampáro^ 
No  la  quiéo   esampará. 
18. 
Mírame  con  caria, 
Que  estoy  viviendo  en  el  mundo. 
Como  nadie  vivirá. 
19. 
Yo  no  sé   como  vó  vivo. 
Llorando  de  dia  y  de  noche, 
Por   lo  que   has  jecko  conmigo 


20. 
Para   tí  será  alegn'a. 
Si  andando  por  el  mandilo, 
Me  perdiera   yo   algún  dia, 
21. 
Quiere  el  mundo  que  se  vaya, 
Mi  personita   con  él, 
Yó  le  pondré    una    muralla. 
22. 
Tú  con  el   mundo  tá  dío^ 
Con  el  tiempo  se   sabrá, 
Lo  que   á  tí  tú   sucedió. 
23. 
El  mundo   me  lo  decía: 
Que   las  que   con   el  se  van, 
Casi  toas  se  perdían. 
24. 
El  mundo  paga    muy  máy 
No  le  sabe  agraecé, 
A  aquel    que  con  él  se    vá. 
25. 
La  curpa  tú  la  has  tenio^ 
De  la    desgracia    tan  grande, 
Que   á  tí   misma  te  há  verüo. 
26. 
Te  pasó  porque  querías. 
Tú  no  quisiste  hacer  caso, 
De  lo  que  y  ó  te   decía 


55 

27. 
Anda  con    Dios  compañera. 
Lo  que  tú  has  jecho  conmigo, 
No  esperaba   que  lo   hiciera. 
28. 
Me  estás  quitando  la  vía. 
Sabiendo  que  por  tu  causa, 
Orvidé  á    quien   mas   quería. 
29. 
A  mi  Pare  y  á  mi  Máre^ 
Y  al   mundo  entero  he  dejao, 
Para  que  tan  mal  me  pagues. 
30. 
Válgame   un  dibé  de!  cielo, 
¡Que   tan  mal   me  esté  pagando. 
Tanto   como  yó  la   quierol 
31. 
Tú  creíste   hacerme  un  ma, 
Parece  que  Dios  lo  ha  hecho. 
Que  me  has  venío  á  alivia. 
32. 
Tampoco  yó   descansaba, 
Acostmnbraillo  á  ella. 
Si  mis  penas  se  acabaran. 
33. 
Un  empeño  iré  á  buscáj 
Lo   que  con  él  no  aelante^ 
No  lo  aelarilo  con  ná. 


56 

No  aelantarás   en  la  via^ 
Lo  que  con   buenas  palabras, 
Conmigo   aelantarias. 

¿A  qué  me  riñes  tú  á  mí. 
Si  yó  tengo  quién  me   riña, 
Y  tú   DO  sabes  reñí? 
36. 
Yó  nunca  en  tí  lo   creía, 
Que  á    mi  cuerpo  sin  motivo. 
Tus  manos  le  pegarian. 
37. 
De  qué  te   sirve  pegd^ 
Esos  palitos  en  varde, 
Sin  $abé  á  quien  se   los  dá. 
38. 
La   curpita  no  ha   sío  mía, 
Se  han   vengaíto  de  tí, 
Por  mas  que  yo  no  quería. 
39. 
Para  mí  siempre  es  temprano, 
Si    me  quisiera   vengá^ 
La  venganza  está  en  mi   mano. 
40. 
Como  quieres  que   lo  haga. 
Si    yó  tengo  juramento, 
De  no   hace  cosillas  malas. 


57 

41. 

Tengo  juramento  hecho, 
De   no  hacerle  á  nadie  daño, 

Y  meno  á  quien    ná  ma  hecho, 

42. 

Malo   estuvo    mucho   tiempo. 

Tan  solo  por  yo  contarle, 

Mis  penas  y  sentimientos. 

43. 

¿Eras   tú  quien  me  llamabas, 

Y  cuando  á  tu    casa    iba, 
La  puerta   me  la  cerrabas? 

44. 
A   tu   casa  no  iré  mas. 
Que  para    mi  cuando   voy. 
Siempre   la  encuentro  cerra. 
45. 
Para  mí  hay  una  cuesta. 
Si   no   miro  cuando  paso, 
Por  delante  de  tu   puerta. 
46. 
Quién  había  de   pensá 
Que  en  mi  casa  sin  motivo. 
Tan  mal  te  habías  de  "poriá. 
47. 
Era  de  mí  no  (arlarte^ 
Y   una  vez  que    te  farié, 
Mi  fartita  publicaste. 


58 


Quién  había  de  pensá, 
Que  mi   farta  poca  ó    mucha, 
La    habías  de   publica. 
49. 

Pensando  que  me  querías, 
Me  descubrí   á  tu  persona, 
\Qué  equivocáo   vivía! 
50. 

Solo  por  su   tontería, 
Bien  salDe  un   d'ihé  del   Cielo, 
Que  me  vá  á  quitar  la  ría, 

A    nadie  se  lo   he  decí. 
Lo   que   me  está   á   mí   pasando, 
Y  mucho  menos   á    tí. 
52. 

Por  mas  voces  que  yó    di. 
Si   me  oyeron  no  venían, 
¡Qué  desgraciaitü   fui! 
53. 

Mas   clara  que  la  verdd^ 
Son  tus   palabras,    si  sientes, 
Tú   no   puées  sentir  na. 
54 

La  verdá  nó    ha  pareció^ 
Desde  que  ella  se    perdió, 
Toíto  er  mundo  anda  perdió. 


59 


8S. 
Piensa  bien  lo  que  has  de  hace, 
Que  como  á  irme    llegare, 
En   mi  via   he  de  vorvé. 
56. 
Andas  juyendo  de   mí, 
Diciendo  que  no  doy   sombra, 
Recuerda  la  que  te  di. 
57. 
Qué  desgraciaito   es, 
Compañerita  del   alma, 
Sembrá   para  nó  cojé. 
58. 
Para  que    pase  fatiga. 
Que  yo  me  vaya   contigo; 
Ni  jugando  me   lo   digas, 
59. 
No  quiero  que   nunca  diga: 
Me  la  llevé  de  su   casa, 
Pd  hacesle  pasa    fatiga. 
60. 
Ella  nó  vino  conmigo^ 
Ni  menos  yó  la   llevé, 
lA    Dios  pongo  por  testigo! 
61. 
Hasta   ahora    no  haUo   ná. 
Con  lo  que    tú   lo  has  comprdo, 
Yó   también  lo  piiéo  compra. 


63 

62. 
Siempre  en  tí  pensando  está, 

Y  cuando    lo  vé  en  la   calle, 
Tú  vuelves  la   cara  atrás. 

63. 
Mírala  como  se  alegra, 
Síd  acordarse    de  tí, 
Que  tienes  el  alma  negra. 
64. 
Demuéstrale  tú  alegría, 
Por  mas  que  por  dentro  llores, 
Que  nunca    de  tí  se   ría. 
65. 
Me  desprecia  pó  un  gaché. 
Mira  tú  bien  lo  que  haces, 

Y  lo    que  yó  puedo  hace. 

66. 
Por  el  mojoso   metá^ 
Creyendo  que    mas  valía, 
El    oro  fuiste  á    cambia. 
67. 
El  oro  entre  los  metales, 
Repara   bien  y  verás. 
Que  su    brillo  sobresale. 
68, 
Jugaste   porque  creíste, 
Que  me   ibas  á  gana, 
Y  fué  al  contrario  perdiste. 


61 

69. 

Tú  me  quieres  publica; 
Pero  á  hacerlo  no  te  atreves, 
¿Yó  no  sé   por   qué   será? 
70. 
Nó  es  tuyo,  no  le  eches  pan. 
Que  perderás  pan  y  perro. 
Como   lo   dice   el   refrán. 
71. 
No  preguntarle  yá  más. 
Que  perderéis  las  palabras, 
Como  todo  lo  demás. 
72. 
Mis  caenítas  y  grillos. 
Si   lograre  yó  romperlos, 
Como  hay  Dios  que  me  las  guillo. 
73. 
Piedrecitas   como  loco, 
Dicen  que  yó    ando  tirando, 
Y   la  están    tirando   otros. 
74. 
De  mí  nadie  jace  caso. 
Porqué   me   vén   sin  dinero, 
Encuerecito   y   escarzo. 
75. 
De   tos  los  desgraciaítos^ 
Ei  mayó   de  los    mayores^ 
Esle  mío  cuerpecito. 


52 

76. 

Mi   personita  es    la  máre. 
De  toítas    las  penitas, 
Y  tollos  los  pesares. 
77. 
Pasando  estoy  mas  fatigas. 
Que  há  pasaíto   un    dibé. 
En   el    Güerto  las  Olivas. 
78. 
He     pasáo  mas  trabajos, 
Que   pasó  aquel  que  está  arriba, 
El  tiempo  que    estuvo  abajo. 
79. 
Mis  penas  y    mis   fatigas, 
Me  dice   mi  corazón: 
Que   vó   á   nadie  se   las  diga, 
80. 
En  el  camino   cayó. 
Porque  le  faltó  el    sentio, 
Desde  el  punto  que  le  vio. 
81. 
Me  dejan  cae   mis  males. 
Quien  me  levante  nó   encuentro, 
¡Mis  caías  son  mortales! 
82. 
Cada   pasito   que  doy. 
Mi   cuerpo  dá  con  el    suelo, 
¡Qué    desgraciaito  soyl 


63 

83. 
Fué  muy   grande  mi  caía, 
Por  mucha   fuerza  que  jke. 
Levantarme   no   podía. 
84. 
Si  fueran   dos,    me  moría. 
Que  una   penita  tan  sola, 
Me  está  quitando   la   via. 
85. 
En  la  soleá  la  vi, 
Llorando  á  lágrima    viva, 
Acordándose  de  mi. 
86. 
En  medio   é    la   sohA, 
Cuando  tú  de  mi  te   acuerdes, 
Mucho  tienes  que  llora, 
87. 
Mis   lágrimas  son  perdías, 
Y  en  otro  tiempo  me   acuerdo, 
Que  en  el   suelo  no   caían, 
88. 
Mucho  tienes   que    Uorá\ 
Con  lágrimas  de  tus   ojos, 
Mi  calle  la   has  de  regá. 
89. 
Tanto  como  te  reía. 
Que  no    deje  de  llora, 
Tá  llegaito  yá   el    dia. 


C4 

90, 
Tú  te  ries  de   mi   má, 
Cuando  dejes  de   reírte, 
Has  de  empezar    á   llora. 

91. 
No  te   alegres  de  mis  males, 
Los   tuyos  empezarán, 
Cuando  los   míos   se    acaben. 
92. 
Aunque   sé    que   nd   aelantOy 

Y  también    que   tú  te  ríes, 
Nunca  dejaré  mi    llanto. 

93. 
No    dejaré  de  llora. 
Por  mas  que   muchos  se  rían, 

Y  nunca  aelante  nci^ 

94. 
¡Qué  triste  corazón  mío, 
Que   me  dá   bote  en  el  pecho. 
De   tanto   como  hé  sufrió! 
95. 
Para   que  pía  por  tí, 
El  dia  que  yó    me    muera; 
No  me  jágas  más  sufrí, 
96. 
¡Ay   triste  corazón  miol 
Cómo'  te  han    puesto  las  ducas. 
Por  aquellos  esvaríos. 


65 
97. 
No  me  acabes  de  mata. 
Que  á  lo  que  á  mí  me  preguntes, 
Mis  ojos    contestarán. 
98. 
Me  quiero    morí    primero, 
Que  deja  la  vereilla. 
Del  camino  verdaero. 
99. 
Un  dia  que    alegre  estaba, 
Vino  la   muerte   por  mí, 
Mí  corazón  lo  anunciaba. 
100. 
Cuando  mas  á  gusto    estaba. 
La  muerte  me  vino  á  vé^ 
¡Mira  que  cosa  tan  rara! 
101. 
La    muerte  me  vino   á   vé, 
Y  porque  no    me  llevaba, 
Alegre  estaba  y  lloré. 
102. 
No   quiero  morí   de  pena, 
Mejó  quiero  que  me  mate, 
Una  negrita  cangrena. 
103. 
Yó  no   puedo  vivir  mas. 
Estas  penitas  me  matan; 
¡Acabarme  de   matar! 


66 

104. 
Mi  cuerpo  está  como  un  líiio, 
Acabarme  de  mata. 
No   darme  lanío  martirio. 
105. 
Acabarme  de  mata, 
Imposible,   que   mi  cuerpo, 
Pueda  yá  resistí  más. 
106. 
Já  una  buena  confesión, 

Y  arrepiéntete   chiquilla, 
De   toito  corazón. 

107. 
Já  una    buena  confesión, 
Para  que   Dios  te  perdone, 
Como  te  perdono  yó. 
108. 
Tanto  como  tú  decías, 

Y  has  vertió  á   confesa, 
Cosillas  que  nó  querías. 

109. 
Cuando  malo   te  sentía, 
Has   quería  confesa, 
Lo  que  has    negdo   en   tu  via. 
110. 
La   tierra   tú    te   la  echabas, 
Jiciste  dos  confesiones, 
Una  buena  y  otra  uiala. 


67 

En  farsa    te  has  confesáo. 
Tú  pensaba  salir  libre, 

Y  has  salió  condenáo. 

112. 
Tú  la  curpa  estás  teniendo, 
Que  le  farte   hasta  la   Cruz, 
A  mi  persona  en  muriendo. 
113. 
Fundiendo  están  las  campanas. 
Porque   saben   que  estoy  malo> 

Y  que   me  muero  mañana. 

114. 

Otavía  se  están    fundiendo, 

Para  que  á    mí  no   me  doblen, 

Porque  yá   me  estoy   muriendo. 

115. 

Al    pié  de    un   arbo   tendía, 

Y  con  la   muerte  bregando, 
Estuvo  ayer  todo  el   día. 

116. 
Antes  de  morí  decía: 
Al   acabarse  mis  penas, 
Se  há  acabaito  mi    vía^ 
117. 
Mírala    yá  amortaja^ 

Y  puesta  entre  cuatro   velas, 
con  la   carita  tapa. 


63 


118. 

Despué  de    muerto    será. 
Mi  cuerpo   desgraciaíío, 
¡Nadie  lo  querrá    enterrál 
119. 
La  curpa   la   tienes  tú. 
Que  cuando  muera  á    mi  cuerpo 
Le  haea  farta  hasta    la   Cruz. 
120. 
Una  nocheciia  oscura, 
Entraré  en   el    cementerio, 
Y  abriré  mi  sepultura. 
121. 
Le  dije  al  sepulturero. 
Ábreme    la    sepultura, 
Que   enterrarme  vivo  quiero. 
122. 
Tú   fuiste  quien  lo  mataste, 
Nó  tienes   perdón  de  Dios, 
Casi  vivo  lo    enterraste. 

El  mesmo  que    lo  mató. 
Mis  sacáis  bien  lo    vieron» 
Casi    vivo   lo  enterró. 
124. 

Un  muerto  á   otro  decía: 
Casi  vivo  me  enterraron, 
Cosita  que  nó  creía. 


69 


i'jeBaBB^  ssa€iOMe 


PLAYERAS  Ó  SEGUIDILLAS  GITANAS.  (1) 

1. 

Albitas   del  campo, 
Los  riega  el   rocío; 
Las  pierecüas  de  ta   calle  riego, 
Con  el   llanto  mío. 

2. 

Limpíate  los  ojos. 
Que  llora  no   vale, 
Que  la  manchita,  que  á  tí  te  há  caíOy 
Se  lava  con  sangre. 

3. 

AI  pié  de  un  olivo. 
Me  puse  á  Uord; 
Pá  los  pajaritos  que  cantando  estaban, 
Se  acabó  el  canta. 


(l)  El  significado  de  las  palabras  propias  del 
lenguaje  gitanesco  aquí  empleado,  se  hallará  al 
fln  del  libro. 


i. 

Tengo  mi  carita, 
Toita  quema ^ 
De  las  lagrimitas,  que  ruis  ojos  echan. 
De  tanto   llora. 


O. 


Dánae  la  manita. 
Te  llevaré   yó, 
Al  sitíto  donde   lo  mataron, 
Y  adonde  cavó. 

6. 

Me  dijo  llorando, 
Antes   de   morí: 
Como  me    lleves  al   hospitalito, 
No   voy  á  salí. 

7. 

Por  tu  personita, 
De  tanto  lloráj 
Los   mios  sacáis,  compañera  mía, 
Se  van  á   seca. 

8. 

Por  mucho    que  llore 
Nadie  á  mí  me  cree; 
Y  porclaritas,  que  diga  las  cosas, 
Nadie  las   entiende. 


71 

9. 

Nadie  mas  que  tú, 
Me   está  á  mí   matando. 
Porque  siempre  á  !a  verita  mía, 
Te  encuentro  llorando. 

De  los  tormentos  Máre, 
Que  estoy  jó  pasando, 
Las  carnecitas  de  los  míos  cocales. 
Se  me  van  pirarido, 

11. 

Antes  que  rae  muera, 
Te  tengo  de  vé\ 
Despreciaüo,  morí  de  fatigas. 
Por   otra   muge. 

12, 

Gotitas  de  sangre, 
Tienes  que  llora, 
Que  tus  partiitas,  me  hanjec/io  mas  daño, 
Que  una  púnala. 

13. 

Malita  persona^ 
Vete  de  mi  casa. 
Que  tú  boquita  me  há  deshonraitOj 
Más  que  mi  desgracia. 


72 

14. 

A    busca  la  vía. 
Vete  por  ahí, 
Que  aunque  tarde,  mala  compañera, 
Yá   te  conocí. 
15. 

No  te  Quervas  loco 
Por  esa  mugc^ 
Que  con  el  ilantito,  que    á    tí   tá   engañáo, 
Me  engañó   también. 

i6. 

Martirio  á  mi  cuerpo, 
Le  tienen    que  dá, 
Pcl    que  y  ó  te  orvíe  compañera  raia, 
Y   nó   tá  orvia. 
17. 

A    nadie  le  digo. 
Que  te  estoy  queriendo, 

Y  por  tí  solo,   para  que   lo  sepas, 

Me  estoy  yó   muriendo. 

18. 

Muerlecito  vivo. 
Desde  que  te   vi, 

Y  md    acarreaos  la   tuya  persona. 

Mucho   que   sentí. 


73 

19. 

Mcíre  yó  me  muero, 
Grande   es  mi  jería; 
Tan  solo  en   pensáy  que  yá  no  me  quiere, 
Lo  que   me  quería, 

20. 

Por   si  yó  me  muero, 
Dejaré  aclardo: 
Que  me  mataron  las  muchas  penitas, 
Que  por  tí  he  pasáo. 

Ai» 

Toíta  la  noche, 
Me  llevo  esvelá^ 
Porque  me  parece  que  sus  pasos  siento, 

Y  lo  oigo  habla. 

22. 

Mcíre  yó  no  puedo. 
De  noche   dormí, 
Porque  me  parece,  que  á  la  puerta  llama, 

Y  que  há  de  ven¿. 

23. 

En  el  suelecito 
Yó   me  tenderé, 
Y  con  las  señales  que  mi  cuerpo  jágfa. 
Un  joyo   abriré. 


71 

24. 

Para  raí  en  el  monte, 
No  se  cría  lana, 
Que  las  pierecitas  de  la  calle  M(kej 
Las  tengo  por  cama. 

2o. 

Fué  contrabandista 
Tan  solo  una  vez; 
Los  carabineros,    ¡qué  desgraciaito! 
Le  dieron  mulé, 

26. 

En  una  escalera 
Vá  peí  el    hospitá. 
Que   lo  han  matáo,  ios  carabineros, 
Sin  habé   hecho   ná. 

27. 

Me  mtiero   de  pena, 
En  este   hospitá, 
Porque  el   méico  dice,    que  no  tienen  cura, 
Estas  púnalas. 

28. 

Yo  se  lo   decía, 
No  hacía  caso   é  mí, 
Que  el  mío  compañero   estaba  malito, 
Y  se  iba   á  mori. 


75 

29. 

Por  aquel   camiiío, 
Yó   venía   llorando. 
Cuando   el  asesino  de   mi  Parecíto, 
Pasaba  cantando. 
30. 

Antes  que   lo    piense, 
Me  quiero  morí^ 
Porque  me  acuerdo,  é  los  naalos  ratitos, 
Que   me  hizo  sufrí. 

31. 

Cuando  sale  el  sol, 

Me  encuentra   llorando, 

Y   así  paso  las   horas  del   día, 

Y  la  noche  andando, 

32. 

Diiquitas  de    dia, 
Tengo  algún   consuelo, 
Pero  en  llegando  la  oscurita  noche, 
De  penas  níie  muero. 

33. 

A    la   caree  voy, 

Y  verlo  no  puéo. 

Porque  no  tengo  naíta  que  dask, 
Máre,  al  carcelero. 


76 

34. 
Máre^  ni  andar  puede, 
Allí   el  probeciío, 
Porqué  lo  tienen  cargáo   de  jierros^ 

Y  está  muertecito. 

35. 

Me  dice  que  venda, 
Toa  su    ropilla, 
Y  que  en   misas  por  su  alma  lo  gaste, 
Que  yá  está   en  capilla. 

36. 

A  los  jierrecücs, 
No  me  pueo  arrima ^ 
Yá  no  quieren  ni  que  yó   !o  vea, 

Y  me  echo  á  llora. 

37. 

A  él   lo  enterraron 
En  la  tierrecita, 
Por  señas  que   tiene  una  Cruz  mancha. 
Con  su   sangrecita. 

38. 

Tengo  escarnaüos, 
E  tanto  llora. 
Los  sacáis  mios,  que  se  están  secando. 
Y   nó  aelanto  ná* 


77 

39. 

Soy   desgraciailo. 
Hasta  en   el    dormía 
Qué  toítas  las  cosas   que  sueño, 
Me  dan  qué  sentí. 

40, 

De  noche  y  escuras^ 
Salí  del  luga 9 
Y   perdiíto  me  veo  por   los  campos, 
Sin   poder   anda. 

41. 

De  noche   y  de  dia, 
Ando   caminando. 
Por  vé  si   encuentro,   Marecíta  mía. 
Lo  que    voy    buscando. 

42. 

En    medio    el  camino, 
Me  paré  á   pensáy 
Si   seguía  pá   alante^   Máre  de  mi  alma, 
Ó    me   iba  pá   atrás. 

43. 

Caminito   largo, 
Y  la   trocha   mala, 
El  que  quiera  jaeerme  algún  daño. 
Sólito  me  halla. 

7 


78 

44. 

Toitas   las  horas. 
Llorando  ella  viene, 
P^qiiele  perdone,  lo  que  há  hecho  conmigo^ 
Y  perdón  no  tiene. 

45. 

Por   mas  que  te  llore, 
En  ella   no    creas, 
Porque  viene  como  toa   su  casta, 
De   mala  ralea. 

46. 

Estas  penas  mías, 
Grandecitas   son, 
Porque  yó  he  hecho,   cositas  que  llora, 
El   mío  corazón. 

47. 

Le  vengo  buscando, 
Alivio   á   este   má, 
Y  si  lo  hay,    muero  compañera. 
Sin    poeslo   encontrá. 

48. 

Hermanita  mía, 
Nó   penes  ni    llores, 
Que  hasta  por  tené,  espinitas  tiene 
El  cabo  é    flores. 


79 

49: 

Si   quieres  que  mere, 
Llévame  á  vé$la^ 
Y  lú   verás,  como  lloran  mis  ojos^ 
Sintiendo  sus   penas. 

50. 

Mi  hermana  Esperanza, 
Yá   se  me  murió, 
Y  aquella  alegría,  que  tenia  en   mi  pecho, 
¡Yá   se  me  acabó! 

51. 

Yá   se  há  acahaito^ 
Toa  mi  alegría. 
Porque  se   há  muerto,  de  mis   hermanitas, 
La  qué  mas   quería. 

52. 

Me  hallé  en  su   muerte, 
Estuve  en   su  entierro, 
T   mis  pies  no  pudieron  seguisla^ 
Hasta   el  cementerio. 

53. 

Cuando  paso  y  veo. 
Dónde  ella   murió, 
Me  acuerdo  de  aquellas   duquüas, 
Que  al  morí  pasó. 


80 

Por    aquí   pasó. 
Si  la  conpcí. 
Fué  por  el  pañolito,  que  la  iba  tapando, 
Que  yó  se  lo  di. 

55. 

Tan   solo  los  hombres, 
Que  á   ella  la    llevaban, 
Eran  los  amigos,  y   toüa   la   gente. 
Que   la   acompañaba. 

56. 

Que  vengan  los  hombres, 
Que  á  ella  la  llevaron, 
Y  digan  el  sitio,  ¡hermanita   mia! 
Donde   la  enterraron. 

D/  . 

Mán^  y  ó  me   muero, 
De    hoy  á  mañana, 
Y  quiero   enterrarme  en  el    mismo   sitio, 
Donde  esté  mi  hermana. 

58- 

Por   aquí    pasó, 
Pá  agranda   mis   males. 
El   mismo  carrito,    yó  lo  conocí, 
Que  llevó  á  mi  Mdre. 


81 

89. 

Hasta   el  carrerito/ 
Pasaba  llorando; 
Y   la  conocí,  por  el  pañolito, 
Que  la  iba  tapando. 

60. 

Mi    hermanito   malo, 
Yó  muclio    lo  quiero, 
Si    á  morirse  llega,   Marecita  mia, 
Yó  también  me   muero. 

61. 

Mi   Máre   está   mala, 
Si  llega    á  morí, 
A   un  dibé  del   cielo>    llorando   le  digo: 
¡Qué    será  de  mí! 

62. 

Máre  si  me  muero, 
Yó   me  siento  malo, 
Que  me   lleve  el  mismo   carrito, 
Que  llevó  á  mí   hermano. 

63, 

Yó  le  pagaré, 
Al  sepulturero, 
Pá  que   me  entierre,  donde  está  mi  MárCj 
Si   acaso  me  muero. 


82 

En  el    cementerio. 
Abrieron   la  caja, 
Pá  traerme   el   pañolito    blanco, 
Que   tapó  su  cara. 

65, 

La   vi   enterraita, 
Con  la   mano  fuera, 
Que  como   era    tan    desgraciaíta. 
Le  fartó  la  tierra. 

66. 

Al  campito    santo 
Fui  con   mi   compare, 
Pá   que  me   ayuára  á  echa  lierrecita 
Pá  enterra  á    mi  Máre. 

67. 

Al   sepulturero, 
Yó   le  pagaré, 
Pá  que  me  entierre,  si    acaso  me  muero. 
Adonde  ella    esté. 

68 

Voy  al    cimenterio, 

Y  á  nadie   le   digo, 

Que   voy  á   abrí  mi  sepulturita, 

Y  á  enterrarme  vivo. 


83 

60. 

Mi    malilla   suerte; 
Me   anda    persiguiendo; 
La  curpita^  tú  eres   quien  la  tiene. 
Que  yó  no  la  tengo. 
70. 

Al  hospilalito^ 
Me  llevan    á   mí, 
Jerio  por  tu  causa  de  puñalaíías, 
En    el  garlochí. 

71. 

La   sangre   corría, 
De  su  cuerpecito, 
Y  entre  ella,   él  se  revorcaba, 
¡Qué  desgraciaíto! 

72. 

Tan   solo  la  sangre, 
Fué  lo   que   y  ó  vi, 
Y  como  era   de  mis  propias   venas, 
Yó  la  conocí. 

73. 

Al   pié    de   la    Cruz, 
Bastante  hé  lloráo. 
Por  el    herraanito,  que   yó  mas  quería. 
Que  está  allí   enlerráo. 


84 

74. 

Trislecita    estoy, 
Llena   é   sentimiento, 
La  desgracia,    que  á   mí   me  ha   xeniOy 
No  la  quita  el   tiempo. 

Jo. 

CoQ   un   niño  en    brazo, 
Pidiendo   la    vi. 
Por    no  tené  limosnila   que  dasJe, 
Yó   DO   se  la   di, 

76. 

Me  dá   a^gun  consuelo, 
Este  liijito   mío, 
Por    parecerse  á  la  personila. 
Que  yó   má  hé  querio. 

77. 

El   que   verme  rquiera, 
Me    verá  en  el   campo, 
Y  en  cualquier  horita,  que  á  verme  llegare^ 
Me   hallará    llorando. 

78. 

Un  dibé  me  ampare. 
En   mi  soleá, 
Que  tan  sólita  como  yó  me    hallo, 
iMádie  se  hallará. 


85 

SE€€IOM    ^SFE€I^Id» 

Re«e«ía  poética  de  los   lasos  y  costuna- 
breS;   de  los  antiguos  imítanos* 

Volvemos  á  llamar  de  nuevo  la  atención  so- 
bre las  siguientes  composiciones,  de  que  yá  se 
hizo  mención  en  el  prólogo, porque  aun  cuando  mu- 
chas ó  la  mayor  parte,  sean  tristes  y  llenas  de  me- 
lancolía y  puedan  cantarse  como  playeras,  otras  sin 
embargo  no  lo  son;  y  estas,  al  separarse  de  las  reglas 
generales  del  canto  flamenco,  por  no  dominar  en 
ellas  el  estilo  sentimental  y  patético,  solo  pue- 
den considerarse  como  poesias  populares,  que  sir- 
van de  apéndice  á   esta  sección. 

Bajo  este  punto  de  vista  pues,  las  insertamos 
aquí  para  su  lectura,  advirtiendo;  que  el  autor 
eligió  el  metro  peculiar  de  las  seguidillas  gitanas, 
en  vez  de  otro  cualquiera,  por  parecerle  el  mas 
«propósito  para  pintar  las  costumbres,  que  tanto 
caracteriza  á  la  simpática  raza,  que  esparcida  por 
casi  toda  la  tierra,  ha  sido  siempre  objeto  del  estu- 
dio y  admiración,  de  los  hombres  pensadores  de  to- 
dos los  países* 

Los  Editores. 


¿ 


POESÍAS  FLAMENCAS- 


i. 

Yó   no  tengo  curpa^ 
Curpita  ninguna, 
Que   mi  Marecíta   á  raí  rae   pariera, 
Janto    á  una  laguna. 

2. 

De  los   esgraciaitos, 
Me    liaraan  á  mí; 
Poiqué   rai  Máre  rae  puso  ese  nombre, 
Cuando   vó  nací. 

3, 

Mi    Pare  con   pena, 
Me  tomó    en  los  brazos, 
Y  me  dijo:   que  venía  á  este  mundo, 
A  pasa  trabajos. 

4. 

Hace   que   parezca, 
Máre   del    Rocío, 
El    corrallá,  de  este  chorrelito. 
Que  se   le   há  perdió. 


87 

5. 

Se  murió  mi  niño, 

Y  á  la  Gloria  fué, 

Y   se  entró   por  las  puertas  aéutro, 
San  Pedro  con  e. 

6. 

En  el  pueblecito, 

Que  come  no  encuentro; 

Y  me  salgo   por  esos  campitx^s, 

A  huscá  alimento. 

7. 

Anda  y  vén  conmigo, 

Y  tú   los  verás, 

A   los  gitanillos   que  han  apareció^ 
En   aqué  oliva. 

8. 

El   dia   lo  paso, 
Por   los  olivares; 

Y  á    la    nochecita  para  descansa^ 

Busco  los  pajares. 

9. 

Tengo  en  los  campitos, 
Pajares  por  cama. 
Por  que   yá  las  ovejas  del   monte, 
Pá  mí  no  echan  lana. 


88 

10. 

En  lo  alto  de   un  pino, 
Subirme  quería^ 
Juyendo  de    su   mismo  guarda. 
Que  me  perseguía. 

11. 

Máre  por  los  pinos, 
No   pasaré    más, 
Porque  me  acuerdo  de  aquel  mal  ralito, 
Que   me    hizo  pasa. 

12. 

A   reconvenirme, 
Que  nadie   á  mí    venga, 
Que  tengo  persona,  J/arec/ía  mía, 
Que  me   reconvenga. 

13. 

Si  le    pega   tu  hijo, 
No  te   queje  á  nadie, 
Pá  que  te    acuerdes,   que  tú  lo  jimte, 
También  con   tu  Pare. 

14. 

A  los  once  años, 
Preso  yá  me    veo, 
Toas  las  palabritas,  que  mi  Pare  dijo, 
Se  me  están  cumpliendo. 


89 

15. 

Al   vé  un   borreguillo^ 
No  puéo  remediaslo^ 
A  que  detrá  jé  mí   se   viniera, 
Quisiera  enseñaslo. 

16. 

Me  j alié   un   braco. 
Perdió  en   un  camino, 

Y  al  llamaslo   por  vé  si   topaba, 

En   seguía  se  vino, 

17. 

Me  encontré  una  muía, 
En  medio   un  camino, 

Y  al  pasasle  la  mano  pó  encima, 

Conmigo  se  vino. 

18. 

En   este  olivarito, 
Máre  lo  prendieron. 
Por  naíta  más,  que  unas  baretillas. 
Que   estaba  cogiendo. 

19. 

A  mí  me  prendieron, 
Por  vendé  un  borrico, 
Dije  que  tenía,  ná  más  que  tres  años, 
Y  pasaba  é  cinco. 


90 

20. 

Mataron  á  uno, 
La   curpa  me    echaron; 
Sin   habeslo  visto,    persona  ninguna, 
Preso    me  llevaron. 

21. 

A    los  veinte  años. 
Me  cargan    de  grillos, 
Y   en  estas   penitas;  á  verme  no  viene, 
Siquiéa   un  amigo. 

22. 

Estoy    preso    y    atáo. 
Sin    habé  hecho  ná, 
En  cuantito  vea,  dos  déos   é  /lí, 
Me  las  voy   á   guilla. 

23. 

Una    noche   oscura, 
Pensé   yo   najarme. 
Porque   estaba   sin  delito  alguno, 
Uetío  en   la   caree. 

24. 

Mi  corazoncito, 
Me  llama  y  me  dice, 
Que  yá  en    mi  pechito,  Maremta    mía, 
Vá   echando  raices. 


91 

25. 

No  quieras   á  nadie, 
Pá   nó  tener  celos, 
Que  mi  pechito   era  la   alegría, 

Y  hoy  es  el  infiesno. 

26. 

No  creas   en  ella. 
Si    la    vés   llora. 
Que  má  enteraítOj  que  anda  diciendo: 
Que  te  vá  á  engaña. 

27. 

Quiero  un    corazón, 
De  acero  sin   liga, 
Pá  que  no  se  ablande,  Marecíta  mía, 
Por  ná  que   le   digan. 

28. 

Tú   me  estás  matando, 

Y  por   tí  JÓ    vivo; 

Tú   ere  el  espejito,   compañera  mía. 
Donde  yó   me  miro, 

29. 

A  Dios  flamenquilla, 
No   le  diga  á    nadie. 
Que  tds  paraito,  para  habla  conmigo, 
Eü  medio  é   la   calle. 


92 

30. 

Por  una  escalita. 
Ó    por   donde    pudiera; 
Por  tí  de  la  caree,  yo  me  escaparía, 
Si  en  ella  estuviera. 

31. 

Toítas  las  horas, 
Que  dá  el  reló  al  dia, 
Me  llevo  pensando,   y  diciendo: 
Cuando  serás   mía. 

32. 

Toitos    los  amigos, 
Estaban   contentos, 
Porque    creían,  cosita   imposible. 
Nuestro  casamiento, 

33. 

Yá  lle2:ó  la    hora, 
De  VIVÍ  j  un  ti  tos, 
Y  á  un  dibé,   le  hé  pedio  que  sea, 
Por  muchos   añitos. 

34. 

Tan  solo  la  muerte, 
Podrá    desata^ 
El  lasüo   que  á  nuestras   manilas, 
Las  tiene  j unías. 


93 
3o. 

Compañera  mía, 
Yá  estoy   j'ó  tranquilo. 
Con  tenerte  de  noche  y  de  dia. 
Viviendo  conmigo. 

36. 

Este  jier recito, 
Toito   se  esgrana, 
Y  con  el  macliito,  las  chispas  que  echa, 
Me  dan  en   la  cara. 

37. 

Las  chispas  que  echa. 
Me    dan   en  la  cara; 

Este  jierrecíto^   y  ó  no  sé  qué  tiene, 
Que  tó  se    me  esgrana, 

38. 

Mire  ni  pasa. 
Quiero  por  Sevilla, 
Porque  estando  pelando  á  u^n  perrito, 
Le  dieron  bolilla. 

En  menos  que  quiero. 
Trasquilo  un  borrico, 
Lo  pongo  buen  mozo  si  es  viejo, 
Y  le  tino  el  jocko, 

8 


9'í 

40. 

Se  echó  al  contrabando, 

Y  se  qiieó  perdió, 

Le  cojieron  dos  fardos  de  nocbe. 
Que  tenía  escondios. 

41. 

Mas    de  cien  ducáos. 
Me  costó  la    carga, 
Por  eso  me  jallo,  en  las   riberitas, 
Haciendo  canastas. 

42. 

Siempre  estás  llorando. 
A   la  vera  mía, 
Con  ese  llantíto,   nadie  mas  que  tú, 
Me  quitas  la  via. 

43. 

Por  naita  que  jago, 
Tii  riñes  conmigo, 
Y  por  tu  causa,  el  cielo  se  junde^ 

Y  y  ó  ná  te  igo. 

44. 

No  quise  hacer  caso, 
Bien  me  lo  decían. 
Que  con  esas  manos,  á  mi  cuerpecito, 
Tú   le  pegarías. 


95 

Por  Dios  nó  me  pegues, 
Mas   en    la  carita, 
Que  tú   mismo,  encima  te    echas, 
Toa    la    tierrecita. 

46. 

Vete  por  el   mundo 
A    buscar  la  vía. 
Que  aunque  tarde,  me  han  desengañáo. 
Tus  malas   partías. 

47. 

Te  fuiste  con  otro, 
Buscando  el  dinero. 
Si  se   le  acaba,   no   cuentes  conmigo, 
Que  já  nó  te  quiero. 

48. 

Yá  se   te    acabaron, 
Tó   aquellos  jineros. 
Que  por  mí  tomaste,  cuando  me  vendiste, 
Y  yá  no  te  quiero. 

49. 

Por  esos  munditos, 
Anda  ella   perdía. 
Tantos  consejiles,  como  yó  le  daba, 
Ninguno  servía. 


93 

50. 

Por   esos  campitos. 
Me  voy   a  viví, 
Porque  en    el  mundo,  no  tengo  yó  anadie, 
Que  mire  por  mí. 

51. 

Por   esos  arroyos, 
Me  voy   á  busca ^ 
La   sombrilla,    que  en   el    veranito, 
Los   árboles  dan. 

52. 

Alamito   negro, 
Era   el   que  me   daba, 
Con  su  sombra,  el  fresquito  y  la  tía, 
Mientras   trabajaba. 

53. 

Haciendo  canastas, 
Y  estos  canastillos. 
Le  gano  y  ó  el   pan,   tcítos  los  días, 
A    mis  chorrelillos. 

54. 

La    que  mas  quería, 
De    mis  hermanilas, 
(     la  malaron,  estando  vendiendo 
Unas  castañitas. 


97 

55. 

A  ella   la    mataron. 
De  una   puñalá, 
Estando   diciendo:  á  las  calentitas, 
Quién  las   quié   merca. 

56. 

De  sornita  era, 
Aquella  írayila^ 
Que  al   cuello  llevaba,  cuando  la  mataron. 
Mi   con)  pane  rita. 

57. 

Mare  é  la  Esperanza, 
La  que  está   en  San    Gi^ 
A  la  Macarena  iré  el   Viesne   Santo, 
A  llorarte  á   tí. 

58. 

Pare    mío  Jesú^ 
El    de   San    Román, 
Por  la  saluita,    del  batito  mío. 
Te  vengo  á  rogá. 

59. 

Mare,   de   estos  campos, 
Flores  cogeré. 
Por   si   acaso  de  aquí  nos  echaren, 
Recuerdos  tené. 


9S 

60. 

De    toas  las  gitanas. 
Eres   la  hermosura, 
Díme,  pesia,    por   lo  que  tú  quieras, 
La  buenaventura. 

61. 

La  buenaventura, 
Yó  te   ia  diré, 
Si   das  argo,    yó  te  lo  agraésco, 
Y  sino  también. 

62. 

Nó  paso  fatigas, 
Que  el   come  me  dura, 
Mientras  encuentre,  uno  á  quien  decisle. 
La   buenaventura. 

63. 

Vén  acá  jermosa^ 
Te  diré    quien   eres, 
Tó  lo  que  sientes,   dentro  de   tu  pecho. 
También  quién  te  quiere, 

64. 

En  esos  ojillos, 
Yó   te  lo  conozco, 
Que  has  dejcw  hurlaito    á  uno. 
Por  querer  á  otro. 


é 


99 

68. 

No  te  fies  de   fuéate, 
Que  tenga  dos  caños; 
Ni  de  casita,  que  tenga    dos  puertas. 
Que  tos  son  engaños. 

66. 

De  tí   no  sabía, 
Solo   por  sabéy 
Al   ordinario,  por  hojita  é   sabia, 
Pá  mí  lo    mandé. 

67, 

Estando  durnaiendo, 
El  sueño   me  habló, 
Y  me  ¿jo  é    queito,    cosillas, 
Que   nó  sabía   yo. 

68. 

Oiga  el  Señorito, 
Y  venga  usté  acá. 
Que  estos  guñiielillos,  que  se  están  friendo, 
Se  van  á  acaba. 

69. 

Venga  usté   Señorita, 
Que  aquí  no  hay  jumo. 
Los  doy   mas  baratos,  y  mas  güenoSf 
Que  los   dá  ninguno. 


103 

70. 

Yó  cambio  la?   prendas, 
Vendo   pañolitos. 
Nunca    pierdo,  ni   gano    en  los  tratos, 

Y  siempre   me   esquito. 

71. 

O'iién  rae  compra  un  corte, 
Pá  unos  pantalones. 
Que    es  muy  yüeno,  bonito  y   barato, 

Y  doy    los  botones. 

72. 

Yó  voy  á  las  tiendas, 
Le  hablo  al  tendero. 
Saco  mantones,   de   pura  Manila, 

Y  gano  el   dinero. 

73. 

Yó  vendo  tumbagas, 
Zarcillos,    pulseras, 
Y  arfileres  de    pecho,  y  alajas, 
De   oro    é   monea. 

74. 

Si  farta  me   hiciera, 
Limosna   pedía; 
Y   por  hambre,  yó  á   nadie  en   el  mundo, 
Ná  le  quitaría. 


r 


101 

73. 

Yó  nó  soy   mío. 
Ni  puéo  remediáslo, 
Yó  quisiera  poneslo  bien    puesto, 
Tó  lo   que  está  malo. 

76. 

Compare,   y  ó   soy, 
Como  mis  jermanos; 
Áfiáonaillo,   á  que  tó  lo   é  otro, 
Se  vaya  á    sus  manos. 

77. 

Solo  por  llama, 
A    un    penquillo  viejo; 
Si   nó   es  por    mi  llanto,   marecíla  mía, 
Múo  hasta  el    pellejo. 

78. 

Dejáslo  por    Dios, 
No    pegásie  mas, 
Que  otro  há  5ío,  el  que  lo  há  jechíto^ 
Él   DO    há  jécho  ná. 

79. 

Como  el  jué  aquí  venga, 
Al  jiié   se  lo  igo^ 
Que  aquel   penquillo^   yó  no  lo  choré^ 
Se  vino  conmigo. 


102 

80. 

Pierecita   y  jonáa, 
La    muerte  le    dieron. 
Solo  por  pillaslo,  en  su   ganaitOy 
Unos   ganaércs. 

81. 

Venga   usté  Páe  Cura, 
Y  allí    lo   verá, 
Al  compañerilo,  de  toa  mivia, 
Muerto  en  un  paja. 

82. 

Qué    desgraciaito, 
Por   yo   no  saheslo, 
Murió  á  oscura?,  en  un  rinconcito, 
Lo  mismo  que   un  perro. 

83. 

Señó  Páe    Cura, 
V^enga    usté  conmigo, 

Y  usté  lo   verá   como  es  verdaita^ 

Tó  lo  que  le  digo. 

84. 

Una  Cruz   pusieron. 
Donde  lo  mataron, 

Y  con   un  farolito    encendíoy 

Allí  lo  enterraron. 


103 

85. 

Daré  al  sepulturero/ 
Lo  que  él   quisiere, 
Pá  que   me  entierre,  si  acaso   me  muero, 
Dónde    él  estuviere. 

86. 

¡A   mi   cuerpecito, 
Qué  le  está    pasando! 
¡Ni  de  dia  vive,  ni  de  noche  duerme, 
Siempre  está  penando! 

87. 

Compañero  mío, 
Pídele  á   un  Dibé, 
Que  me  lleve,  donde  tú  estuviere. 
Que  te   quiero  vé. 

88. 

Ay,  compañerito, 
Y  ó  le   pió  ar  Señó, 
Que  pá  siempre  nos  ponga  á  su  vera, 
Juntitos  los  dos. 


^m^ 


ADVERTEXCIA 


La  copla  número  11  déla  primera  sección,  y 
tal  vez  alguna  otra,  se  han  insertado  equivoca- 
damente, sin  ser  del   autor. 


SIGNIFICADO 

DE  LAS  VOCES  CALÓ-CASTELLANAS, 

QUE  SE  HALLAX  EN^  ESTE  CaNCIOXERO. 


■»w  »«■» 


Brjiiio Padrecilo. 

Braco Carnero. 

Cocales  .     .     • Huesos. 

Corrallá CuHar. 

Chorar  ........  Quitar. 

Chorrelilo Niño  pe^iueno. 

Dibé Dios. 

Dueas. Af^n,  pena. 

Garlochí, Corazón. 

Merar Morir. 

Mulé Muerle. 

Najar     ........  Marcharse. 

Pirar Irse. 

Sacáis •     .     .  Ojos. 

Sornila Orilo. 

Travila Cadenita. 


Se  acabó  de   imprimir  este  libro  el  día 
1."  de  Abril    de  I8S1. 


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