Año V- BARCELONA" ENTRO.
REVISTA
H OMEOPÁTIO
ORGANO OFICIAL
ACADEMIA MÉDICO-HOMEOPÁTICA DE BARCELONA
——— es
REDACTORES:
Dr. Badia (D. Salvador). | Dr. Just (D. Juan).
» Benavent (D. Javier). » Laplana (D. Enrique).
» Boix (D. Vicente). » Mallafré (D. Eduardo).
» Cahis (D. Manuel). » Pinart(D. Pedro).
» Campmany (D. Juan). » Ricart (D. José).
» Comet (D. Raimundo). » Sabater (D. Josd).
» Costa (D. Joaquin). » Sanllehy (D. Juan).
» Giró (D. José). » Vives (D. Manuel).
Secretario de kedacción: Dr. Derch y Marsal.
SUMARIO:
El Fós/oro en la congestión pulmonar, por J. Giró. —Materia médica clínica
de la fiebre tifoidea, según el difunto Dr, Farrington (continuación), por
el Dr. Cahis.—Academia Médico-Homeopática de Barcelona: Acta de la
sesión ordinaria celebrada el día 30 de enero de 1893. —Misceláneas.
e
Pliego 11 de Como se vuelve uno homeópata. i
ONO A S
BARCELONA ;
TIPOLITOGRAFÍA DE LUIS TASSO
ARCO DEL TEATRO, 21 Y 23
1894.
OBRAS DE HOMEOPATÍA
M. FUREST. La Homeopatia y su lenguaje: Proniiada con aa de
oro y otra de plata, Un tomo.. . . Ptas. 5
M. FUREST. Del reumatismo y sus tr alanaan ton homar aio ¿ hi-
dropático. Premiado con medalla de oro y otra de plata. Un folleto... » 1
M. FUREST. Enfermedades de los niños y su tratamiento homeopá-
tico. Libro dedicado á S. M. la Reina (q. D. g.) y pocpiado; con mi-
siva especial. Dos tomos, cada uno al precio de. . . » 6
y
ES EIA
J. P. JOUSSET.—Tratado elemental de: materia médica expe-
rimental y de terapéutica positiva, traducido por D. José
Nogué Roca, médico homeópata. Dos tomos en 8.* fran-
cés. En rústica.. . . . . . . . . . . Pesetas 45
SANLLEHY.—Exposición de la doctrina médica homeopática ú Orga;
nón del arte de curar, por el Dr. Sr, Hahnemann.—Cuarta edición
arreglada á la sexta edición francesa y aumentada con la vida y re-
trato del autor.
SANLLEH Y .—Revista de la doctrina médica homeopática, ó sea colec-
ción de los mejores escritos de Homeopatía que se han publicado
hasta nuestros días.
WILLMAR SHAWE.—La Terapéutica homeopática, traducida al Sci
ñol, por el Dr. Paz Alvarez, dos tomos en 8.” mayor. . . Ptas. 25
RODRÍGUEZ PINILLA.—Estudios de Terapéntica dolia: Ls
enfermedades crónicas de la infancia y su tratamiento hidromineral. » 1
Todas estas obras se venden en la Farmacia Homeopática especial de
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0
Aña V BARCELONA ENERO
REVISTA
HOMEOPÁTICA
EL FÓSFORO
EN LA CONGESTIÓN PULMONAR
Principia el invierno y el frío deja sentir ya en esta
capital su perniciosa influencia. Cesa en los enfermos
crónicos la acción salutífera del jarabe de Mayo y
comienzan á exacerbarse sus respectivas dolencias.
La congestión pulmonar, el éxtasis pasivo, seguido
de enfisema, estará muy pronto á la orden del día,
arrebatando la vida á los cardíacos y causando la
muerte á cuantos padecen afecciones crónicas del
aparato respiratorio.
La gravedad que en sí entraña la congestión pul-
monar y una discusión habida con un comprofesor de
la otra escuela, hanme inducido á intentar un ligero
estudio de dicha afección y de uno de los medicamen»
tos indicados para curarla y del cual he obtenido
siempre sorprendentes resultados.
A principios del pasado octubre fuí llamado en
consulta para encargarme de un enfermo que visitaba
un distinguido médico alópata. Tratábase de medicar
y detener en su marcha perniciosa, á toda una serle
TOMO Y, 1
y a REVISTA HOMEOPÁTICA.
de fenómenos morbosos consecutivos á una tubercu-
losis pulmonar. |
Las hemoptisis que habían sobrevenido en los úl-
timos días agravaron el estado del enfermo de tal mo-
do, que su familia decidió cambiar de tratamiento.
Indicáronle al compañero mi nombre y aceptó la con-
sulta, cosa corriente ya, pues las asperezas de forma
que mantenían separados á los que formamos en las
dos opuestas escuelas, han casi desaparecido.
Celebróse la junta, y después de mostrarme confor-
me con el diagnóstico y pronóstico formulados por mi
compañero, éste enumeró uno por uno cuantos me-
dios se le ocurrieron para salvar la vida á aquel en-
fermo y combatir la afección que le aquejaba.
De todos los medios que propuso, sólo hizo mención
especial del uso de los vejigatorios volantes para des-
cargar los pulmones. «Como tú no ignoras—me dijo—
nosotros no poseemos agente alguno cuya acción se
ejerza directamente sobre los pulmones.»
No está en mi ánimo criticar el uso de los vejiga-
torios y su aplicación en el estado en que se encontra-
ba nuestro enfermo, por más que he de hacer constar
que no se usaron. Lo que me propongo es revelar la
confesión noble y franca de mi compañero, de la im-
potencia de su escuela contra la materia, así como
tratar de deshacer el gran error en que se halla, cosa
en extremo fácil, pues basta para ello un estudio de-
tenido de la patogenesia de algunos medicamentos,
tales como la bryonia, el tártaro emético y el fósforo y
su aplicación en la clínica de acuerdo con el similia.
Si mi querido compañero, á quien dedico estas li-
neas, ó alguno de sus colegas siguen mis indicacio-
nes, no tardarán en convencerse de que estos tres
agentes mencionados corresponden por su acción
fisio-patológica á tres distintas formas morbosas del
aparato respiratorio; que la bryonía tiene en su pato-
REVISTA HOMEOPÁTICA. 3
A a
aree ta *
genesia todos los síntomas de la pleuro-pneumonía:
que el tártaro emético cuenta entre los suyos á los del
catarro bronco-pulmonar y que el fósforo produce el
ingurgitamiento de los pulmones. Con estos tres me-
dicamentos, los médicos homeópatas han conseguido
y consiguen vencer serias perturbaciones del aparato
respiratorio, salvando la vida á muchos enfermos que
ya habían llegado, como vulgarmente se dice, á las
puertas de la muerte.
Los tres merecen estudio detenido, pero en el pre-
sente escrito me circunscribiré á hablar del fósforo,
por ser el medicamento que administré al enfermo
que motiva estas líneas, medicamento al cual cada día
tengo mayor afición, llegando á inspirarme en casos
semejantes al que voy á describir, ciega confianza.
X
x X
De la consulta celebrada con mi ilustrado compañe-
ro y por los datos que me suministró la señora madre
del enfermo, joven de veintitrés años, vine en cono-
cimiento de que el paciente sufría hacia dos semanas
frecuentes ataques hemoptóicos, expectorando en los
intervalos mucosidades sanguinolentas.
Supe además que durante dicho espacio de tiempo,
el médico de cabecera y los que habían sido llamados
á consulta, habían administrado al enfermo, aparte de
un sinnúmero de pociones, inyecciones de ergotina y
grandes dosis de sulfato de quinina, sin conseguir
resultado alguno.
En la mañana del día en que le ví por primera vez,
había sufrido el enfermo un ataque hemoptóico, ma-
yor si cabe que los anteriores, lo cual determinó á la
familia á cambiar de sistema, siendo ésta la causa de
mi intervención.
Hallé al paciente semi sentado en la cama, rodeado
de almohadas. Su rostro tenía un tinte céreo y el ca-
4 REVISTA HOMEOPÁTICA.
bello y barba completamente negros, hacían resaltar
más aun su extremada palidez. Los labios estaban lí-
vidos, su mirada era triste y sus mucosas denuncia-
ban la anemia en su más alto grado.
A.T. tenía entonces, como ya he dicho, veintitrés
años, era de temperamento nervioso y como antece-
dentes hereditarios pude inquirir que sus padres ha-
bían padecido gota ó reumatismo. De las explicacio-
nes de la madre deduje que su -padre había fallecido
dos años antes de una cardiopatía.
Del enfermo sólo pude averiguar que había padec1-
do algunas de las enfermedades propias de la infan-
cia, gozando completa salud hasta un mes antes de
aparecer ia primera hemorragia, durante cuyo mes
presentó de una manera irregular accesos febriles
que se fueron haciendo frecuentes hasta que unos diez
días antes del ataque hemoptóico, la fiebre se hizo
continua con exacerbaciones vespertinas.
Pertrechado con los anteriores datos, procedí al exa-
men del enfermo, hallando el pulso, como era de es-
perar, débil y frecuente: latía 120 veces por minuto; la
respiración era superficial y anhelosa y el termómetro
á los cinco minutos subió á 395. Una tos quintosa y
frecuente determinaba la expulsión de esputos muco-
sos más ó menos teñidos de sangre.
En el pecho y á la derecha por la percusión, hallé
una matidez bastante pronunciada en el vértice y has-
ta la tercera costilla. A partir de ésta y hasta el nivel
del hígado, la matidez iba disminuyendo.
En el lado izquierdo encontrábase una matidez casi
absoluta en toda su superficie, tanto detrás como ade-
lante.
Por la auscultación en el vértice del lado derecho
apreciábase que la expiración era prolongada y difi-
cultosa, no yendo acompañada de ningún otro ruido
respiratorio, y sólo se oía claro el sistólico de la arte-
REVISTA HOMEOPÁTICA. 5
ria sub-clavicular, como si ésta se hallara debajo de
la piel. En el resto del pulmón, de este lado, percibían-
se grandes estertores mucosos. Por la parte posterior,
en los dos tercios superiores, reproducíanse los fenó-
menos físicos descritos y sólo la base del pulmón fun-
cionaba con normalidad.
En el lado izquierdo llamaba la atención la ausencia
completa del ruido respiratorio en «la parte anterior
del pecho, excepto en la región axilar en donde se
percibían gruesos estertores mucosos. Por la espalda,
en este lado, oíanse en el momento de la inspiración
algunos, no muchos, estertores sub-crepitantes finos,
diseminados por todo el pulmón.
El enfermo sólo acusaba dolor alrededor del mame-
lón derecho, en el momento de la percusión:
Grandes vejigatorios le habían sido aplicados en los
dos lados del pecho y sobre los omóplatos. En la par-
te derecha sólo se veían las huellas que dichos cáus-
ticos habían dejado, pero en la izquierda la epidermis
estaba levantada imposibilitando el examen del en-
fermo.
De momento lo que más llamó mi atención fué la
falta de concordancia entre la obstrucción pulmonar,
bastante acentuada, y la dipnea ligera que aquejaba
al enfermo.
Por todos estos síntomas y por los antecedentes re-
feridos, de acuerdo con el comprofesor que le había
asistido siempre, supuse que la afección que aquejaba
al enfermo había comenzado en el pulmón derecho y
que cuando la resolución se iniciaba, manifestóse sú-
bitamente una gran fluxión en el izquierdo, determi-
nando el estado patológico descrito; que considerado
bajo el punto de vista de los signos físicos, su dignós-
tico no presentaba dificultad alguna por más que du-
rante el curso no se hubiesen visto los esputos de co-
lor de ladrillo.
AS
B REVISTA HOMEOPÁTICA.
Con lo dicho basta para deducir que el diagnóstico
fué el siguiente: en el pulmón derecho una pneumo-
nía catarral en vías de resolución y en el pulmón iz-
quierdo una congestión general con tendencia á la
esplenización.
Los estertores fríos que se percibían en la base del
pulmón izquierdo, impedían se pensase en un derra-
me intra-pleural.
Sentado esto, era fácil, facilísimo, seguir el desen-
volvimiento de los fenómenos patológicos. En el pul-
món que padeció la primera fluxión se produjeron las
hemorragias de los primeros días, mientras que las
recientes provenían del izquierdo, según lo demostra-
ban los grandes estertores que se oían en su lóbulo
superior. | |
Pero nos hallamos entonces frente á otra dificultad.
Si bien era cierto que existían el catarro pulmonar
v la congestión, ni el uno ni la otra nos explicaban el
por qué de los accesos de fiebre que el enfermo venía
padeciendo desde hacía algunassemanas. Hubiéramos
podido considerar esta fiebre como un síntoma de
aquellas afecciones, si sólo se hubiese presentado
durante aquel período, pero la fiebre era anterior á
aquellos procesos y había persistido después aban-
donando el carácter intermitente para tomar el de
continua con exacerbaciones. ¿No indicaba esto que
allí, á más de las afecciones indicadas, había una en-
fermedad general grave? ¿Del carácter de la fiebre no
podía deducirse que allí había una auto-infección?
La duda desapareció muy pronto, pues recordando
uno por uno los antecedentes y síntomas del enfermo,
y relacionándolos con el curso seguido por su enfer-
medad, quedamos convencidos de que se trataba de
un proceso morboso iniciado por una auto-infección
tuberculosa, siendo' sólo epifenómenos de la misma
las fiuxjones que aquejaban al enfermo.
~}
REVISTA HOMEOPÁTICA.
El pronóstico que hicimos fué grave, de toda grave-
dad, pues si la intensidad y extensión del engurgita-
miento vascular de los pulmones ya lo indicaba, el
hecho de ocurrir en un sujeto tuberculoso no podfa
hacer sino aumentarlo.
Dos medicamentos le administré, El phosphorus
(3.°) y la hamamelis (6.*), para tomar, alternando, una
cucharada cada hora. La alimentación la reduje á la
dicta láctea. ]
En la noche del mismo día pudo apreciarse la ac-
ción de aquellos preciosos medicamentos. La tos ha-
bía disminuído notablemente y los esputos apenas
estaban coloreados. :
Al día siguiente por la mañana tuve la satisfacción
de oir de labios del mismo enfermo que la mejoría
persistía. En efecto: en el pulmón derecho había he-
cho grandes progresos la resolución; en el izquierdo
percibíase el murmullo vesicular en una zona com-
prendida entre la clavícula y el mamelón; en el resto
grandes estertores mucosos desde el mamelón al borde
interno del omóplato, y por debajo del mamelón ausent
cia completa del murmullo vesicular. En la pared pos-
terior percibíanse estertores finos húmedos en gran
número, diseminados por todo el pulmón. El termó-
metro marcó 38" y la radial latía 112 veces por minuto.
Continué la medicación hasta la noche, eupemien:
do entonces la hamamelis.
Bajo la acción del phosphorus siguió hasta el día 15
en que el pulmón derecho estaba enteramente normal,
salvo el vértice en donde persistía la induración.
En el izquierdo percibíanse muchos estertores fi-
nos, excepto en una pequeña zona en la que todavía
faltaba el ruido respiratorio y sólo mediante una ex-
tensa inspiración oíase allí un pequeño murmullo.
Al rededor de esta zona percibíanse algunos estertores
crepitantes.
8 REVISTA HOMEOPÁTICA.
Las hemorragias habían desaparecido. Una tos seca
quintosa fatigaba algunas veces al enfermo, hasta el
día 12 en que sobrevino abundante expectoración de
una materia amarillenta flemonosa, la cual puesta
en agua, una gran parte quedaba flotando y otra gri-
sácea se destacaba de ésta y poco á poco iba precipi-
tándose hasta el fondo de la vasija donde se hacía el
experimento.
La temperatura que por la mañana era de 375, por
la tarde ascendía á 38” y 39". En pulso oscilaba entre.
90 y 100.
En vista de esta mejora continué administrándole el
phosphorus.
El día 20 no tuvo recargo vespertino y al siguiente
ordené le dieran dos sopas, una por la mañana y
otra por la tarde, continuando con la leche el resto
del día. ?
Así siguió hasta el día 31, con sólo el aumento de
un plato de carne en la comida. En este día el estado
general había mejorado notablemente, la palidez de
las mucosas había desaparecido y los contornos de su
rostro eran menos angulosos.
El pulso oscilaba entre 80 y 90, y la temperatura
era normal.
Al auscultarle percibíase una ligera broncofonía y
se conservaba la crepitación en el vértice del pulmón
derecho, no oyéndose en el resto estertor ni ruido al-
guno. La inspiración era fácil y la expiración prolon-
gada.
La matidez que había en el referido vértice era me-
nos intensa, aunque conservaba la misma extensión.
La expectoración era escasa, pero ge mismo ca-
rácter.
Suspendí entonces el Te para administrar-
le el arsenicum á la 3.* trituración.
Pocos días después el enfermo, que ya había aban-
REVISTA HOMEOPÁTICA. 9
donado el lecho, entréegóse á sus habituales ocupacio-
nes, no muy fatigosas, sin dejar empero la medicación,
y en especial el phosphorus, del cual, le continúo admi-
nistrando una toma cada ocho días. Hoy el estado
general del enfermo es tan excelente, que su familia
ha llegado á creerle complétamente curado, y no poco
trabajo me costó sacarla de tal error. |
En verdad que era sorprendente tanta mejoría. A
últimos del corriente, en el vértice del pulmón dere-
cho quedaba sólo una ligera matidez y por la auscul-
tación únicamente se notaba allí la ausencia de todo
ruido respiratorio. i
Por esto hoy A. T. está viviendo la vida propia de
un hombre sano pero... conservando aún la falta de
funcionalismo del vértice del pulmón derecho,
¿Llegará su curación á ser completa? Tanto confío
en el fósforo, que á tener seguridad de que e: enfermo
no ha de separarse del camino que le tengo trazado,
casi me atrevería á afirmarlo.
CONSIDERACIONES.
Ante todo debo recordar que el momento en que in-
tervine, el enfermo estaba al cuidado de uno de los:
más reputados médicos de esta capital, quien no al-
canzó mejoría alguna con el tratamiento emplea-
do. La fiebre no había desaparecido á pesar de la qui-
nina, las hemorragias se hacian más frecuentes á
despecho de la ergotina, y el pulmón izquierdo se ha-
llaba en un estado de esplenización casi completo, no
obstante los dos vejigatorios que le aplicaron.
He de hacer constar que mi posición en presencia
de un enfermo en tal estado era embarazosa, y más lo
hubiera sido sin la gran confianza que me inspira el
phosphorus al igual que á todos los que conocen su
acción patogenética sobre los pulmones y su influen-
TOMO Y. 2
10 REVISTA HOMEOPÁTICA.
cia tónica y regulatriz sobre los órganos de la cir-
culación.
Los efectos tóxicos de este precioso medicamento
sobre los pulmones, determinando ingurgilaciones,
éxtasis, inflamaciones, edemas y hemorragias, son lo
suficiente conocidos para que pueda dispensarme el
referirlos. Lo que quiero decir é importa dar á cono-
cer á los que no profesan nuestra doctrina es el géne-
sis según el cual y bajo el punto de vista clínico se
producen y curan estas lesiones.
Desde que Lecorché publicó sus experimentos so-
bre el phosphorus, nadie ignora que dichas lesiones
no son debidas á una acción directa de este medica-
mento sobre el tejido pulmonar, sino á un estado de
oxidación sobre la sangre, el corazón y los vasos ca-
pilares, pues al transformarse en el interior de nues-
tro organismo en ácido fosforoso y fosfórico se con-
vierte en un disolvente de los glóbulos sanguíneos,
haciendo que la hematina se separe de la albúmina y
que la hemoglobina sufra una destrucción completa.
Por esta última circunstancia se produce la ictericia
y sobrevienen hemorragias.
Al mismo tiempo que se producen estos efectos
desastrosos sobre la sangre, la globulina forma depó-
sitos en los capilares dando lugar á graves obstruccio-
nes en la circulación, originándose los éxtasis en los
pulmones. No obstante lo dicho, conviene no conce-
der á esto una importancia exclusiva, va que otros
factores contribuyen poderosamente á la presencia de
tantos y tan graves trastornos. |
Por todos está admitido que el phosphorus dismi-
nuye la energía del corazón y la tensión de los capila-
res. Las contracciones del corazón se debilitan y la
presión arterial disminuye. |
Estos fenómenos se manifiestan en ciertos casos,
mucho antes de que las fibras musculares del cora-
REVISTA HOMEOPÁTICA, 11
zón revelen la existencia de la degeneración grasienta.
De todo lo expuesto resulta que la congestión pul-
monar, debida á la intoxicación por el phosphorus, es
resultado de una triple acción de dicha substancia
sobre nuestro organismo, La sangre, el corazón y los
vasos capilares sufren más ó menos simultáneamente
tan nefasta influencia. Su efecto destructivo sobre los
glóbulos rojos da lugar, por la aglomeración de los
restos de éstos, á obstrucciones mecánicas en los ca-
pilares de los pulmones. A esto hay que añadir el ex-
tasis pasivo que produce por la falta de energía del
corazón y la disminución de la tensión vascular.
Todos estos fenómenos subsiguientes á la intexica-
ción fosfórica, todo ó casi todo este cuadro de sínto-
mas se encuentra en el curso de algunas enfermeda-
des, y muy especialmente en el de la fiebre tifoidea y
en el de la tuberculosis pulmonar.
En la primera de las citadas enfermedades existe
una profunda alteración de la sangre, congestión pa-
siva de los pulmones y señales más ó menos grandes
de degeneración grasienta en el corazón.
En los tuberculosos no se halla alteración en la
sangre, salvo una disminución de los glóbulos rojos,
pero en cambio las congestiones pulmonares v las
hemorragias son en ellos frecuentes, especialmente al
principio de la enfermedad, y muchas veces tienen por
origen una debilidad del corazón (así lo dice Dieulefoy),
acompañada, según Niemeyer, de la degeneración gra-
sienta de los capilares. A esta forma de congestión
únese más tarde un engurgitamiento mecánico, resul-
tado de la alteración de los capilares.
Por último, en los tuberculosos y en los tifódicos
hallamos la misma tendencia á la alteración de los
tejidos que más sufren en la intoxicación por el fós-
foro.
De ahí que esta substancia que amenaza.la vida por
T E REVISTA HOMEOPÁTICA.
una perversión de la nutrición, ocasionando graves
desórdenes en los órganos de los aparatos respirato-
rio y circulatorio, sea un remedio excelente contra
estos mismos fenómenos cuando son producidos por
una de las indicadas enfermedades.
Si sobreviene una congestión pulmonar en un tu-
berculoso ó bien se desarrolla un extasis pasivo en
los pulmones de un tifódico y.se les administra el fós-
foro, antes de. las veinticuatro horas la auscultación
de los enfermos revelará que el aire penetra fácilmen-
te en las partes de sus pulmones, que horas antes es-
taban completamente obstruíidas por el acumulo de
Sangre.
Pero este precioso medicamento, como todos los
nuestros, necesita estar perfectamente indicado para
que dé los resultados apetecidos. De ahí que el fósfo-
ro, para ser un buen-agente terapéutico, necesita
obrar dentro de circunstancias bien determinadas, y
así su acción es poco menos que nula en las conges-
tiones activas de los pulmones, sufridas por indivi-
duos de temperamento sanguíneo..
El fósforo necesita, para desplegar toda su acción
medicatriz, un terreno anémico, un organismo empo-
brecido, una circulación débil. En la tuberculosis y
en las congestiones pasivas ocasionadas por la atonía
del corazón, su acción és enérgica. Basta administrar
el fósforo á una dosis débil que no pueda producir
ningún efecto tóxico, para que se manifieste de un
modo claro y pronto su acción estimulante y vivifi-.
cante de los mismos tejidos sobre los cuales, á gran-
des dosis, ejerce su acción paralizante y destructora.
De lo dicho antes se deduce que el fósforo determi-
na las hemorragias por la rotura de los capilares; de
ahí su indicación como hemostático, en todas las he-
moptisis por congestión que se presentan en los tu-
berculosos,
REVISTA HOMEOPÁTICA. 43
Pero en el caso referido asocié dicho medicamento
á otro no menos indicado, la hamamelis virg., para
asegurar el éxito, teniendo en cuenta que los resulta-
dos de la medicación que usase debían ser rápidos si
quería salvar la vida á un enfermo que venía pade-
ciendo tan abundantes y frecuentes hemorragias. Por
esto recurrí á todos cuantos medios hallé indicados
para evitar ó disminuir los riesgos que corría aquel
enfermo.
Luego el fósforo solo pudo desplegar su salutifera
acción, devolviendo la salud á aquel enfermo, y á su
señora madre un hijo que ya consideraba perdido.
| ` J. GIRÓ.
Noviembre 93.
MATERIA MÉDICA CLÍNICA DE LA FIEBRE TIFOIDEA
SEGÚN EL DIFUNTO DR. FARRINGTON ®
(Continuación)
COCCULUS INDICUS
No hay que esperar de Cocculus que esté indicado en
un caso de fiebre tifoidea cuando son muy marcadas
las alteraciones ó la ulceración de las placas de Peyer
ó cuando haya diarrea profusa, pneumonía ó similares
complicaciones. Pero en el tipo nervioso de la fiebre,
cuando el sistema cerebro-espinal está sufriendo la
embestida de la enfermedad, Cocculus es uno de los
remedios en que hay que pensar, y los síntomas que
lo indican son los siguientes: El paciente se queja de
grandes vértigos que se agravan al sentarse ó cuando
(1) Nota leída ante la Academia homeopática,
14 REVISTA HOMEOPÁTICA.
prueba de cambiar su posición inclinada por la sen-
tada. A menudo se le asocia la náusea, tendencia al vó-
mito y desfallecimiento. También Bryonia tiene este
síntoma. No hay diferencia entre los dos remedios si
se considera el síntoma en sí mismo; pero si se exa-
mina el caso con detención, se encontrará que en Coc-
culus lo que origina este estado es la debilidad de los
nervios cerebro-espinales. Hay grande confusión men-
tal. Para expresar mejor lo que pienso, diré. que hay
una especie de estado desconcertado y estúpido de la
mente. Tienen que hacer grande esfuerzo para hablar .
con claridad. En algunos casos no pueden hallar las
palabras que desean para expresar su intención. Ge-
neralmente, estos pacientes yacen quietos, sumidos en
sus pensamientos: los párpados pesan cual si apenas
pudiesen ser elevados. Este síntoma recuerda á Gel-
semtum, Si el paciente tiene todavía bastante concien-
cia para describir su estado, se queja de una sensa-
ción de tensión cerebral, como si cada nervio de la
cabeza fuese estirado hacia fuera y mantenido tenso.
Otras veces tiene una sensación de hueco ó vacuidad
en la cabeza. Cualquier ensayo de mover al paciente,
le produce desfallecimientos ó hasta desmayos. La
lengua suele estar blanca ó amarilla, con amargor de
boca. El abdomen está grandemente distendido y tim-
pánico, á causa de la retención de gases, en lo que se
diferencia de Cinchona, Carbo veget., Colchicum, Sul-
phur y Lycopodium.
Cocculus tiene una considerable opresión de los pul-
mones, de origen nervioso, que los pacientes refieren
á las paredes del pecho. Los pacientes están insom-
nes, ó á lo menos, los pensamientos acerca de los ne-
gocios pululan en su mente y les tienen medio des-
piertos, en lo cual también se parece este remedio á
Bryonia. Estos son los sintomas que guían sobre el
uso de Cocculus indicus en los estados tifódicos,
REVISTA HOMEOPÁTICA. 15
COLCHICUM
La situación de Colchicum en la fiebre tifoidea se
halla entre Arsenicum y Cinchona. Ante todo, vemos
- que la mente del paciente está anublada; mas, á pesar
de todo, contesta correctamente mostrando que no
está en un completo estupor. A no ser que se le pre-
gunte sobre su estado, nada dice de él y se ve que no
le parece peligroso. No hay ese temor, ese miedo á la
muerte que caracteriza á algunos otros remedios que
están indicados en la fiebre tifoidea. Las pupilas están
ampliamente dilatadas y reaccionan muy imperfecta-
mente á la luz. Hay sudor frío en la frente, en lo que
se asemeja á Veratrum album. Cuando el paciente lo-
gra levantar la cabeza de la almohada, otra vez vuelve
á caer y queda con la boca abierta. Con esto se ve
cuán débiles están los músculos en el intoxicado por
Colchicum. La cara es cadavérica. Las facciones son
agudas y afiladas, la nariz parece como si hubiese
sido pellizcada ó fuertemente comprimida y las ven-
tanas nasales son secas, y hasta negras. La lengua
está pesada (heavy) y rígida y sale fuera con dificul-
tad; en los casos extremos es azulada, particular-
mente en la base, hay casi completa pérdida de la
palabra y el aliento es frío. A menudo hay náuseas y
vómitos y éstos se producen con grandes bascas. Es-
tos síntomas van asociados con inquietud y calam-
bres en las piernas. Colchicum se parece á Arsenicum
por la intensidad de la debilidad y á Cinchona por el
estado timpánico. |
Colchicum parece estar entre ambos combinando la
inquietud y la debilidad de Arsenicum con el timpa-
nismo de Cinchona. Obsérvese que los síntomas de
Colchicum son principalmente abdominales. Algunos
sugieren la patogenesia de Veratrum album.
16 - REVISTA HOMEOPÁTICA.
GELSEMIUM SEMPERVIRENS
Está indicado particularmente en los estadios ini-
ciales, cuando, durante la primera semana, el pa-
ciente se siente enfermo y quebrantado todo él, como
si le hubiesen molido. Teme moverse. Tiene cefalal-
gia. Más que todo, ha perdido la fuerza muscular.
Está soñoliento y una sufusión rojiza cubre su rostro.
En estos casos Gelsemium modificará el curso de la
fiebre y los síntomas serán relativamente ligeros.
HAMAMELIS VIRGINICA
El flujo intestinal de Hamamelis es venoso oscuro,
sin ansiedad. A veces la sangre es negra y glutinosa
cual la pez. |
HELLEBORUS NIGER
Presenta disminución del poder de la mente sobre
el cuerpo. Lentitud en las contestaciones, como si el
paciente no comprendiese lo que se le pregunta; ve
imperfectamente, ô no parece comprender lo que ve;
su oído es imperfecto; su gusto le falta, más ó menos;
desea trabajar ú ocuparse en algo, pero le falta la fuer-
za muscular para ello. Se ve pues, que todos los sen-
tidos están obtundidos bajo la acción de Helleborus.
Hasta lo que se ha llamado sentido muscular está
afectado. Los músculos no obedecen la voluntad á me-
nos que la mente esté poderosamente excitada. Si,
por ejemplo, el paciente sostiene algo en la mano y
se le habla de modo que le distraiga, se relajan sus
músculos y suelta el objeto.
Puede hallarse indicado Helleborus en la fiebre ti-
foidea y en otros estados en que hay esta depresión
sensorial. Las ventanas nasales están negruzcas y se-
cas; la lengua es amarilla y seca, con bordes rojos; la
respiración es horriblemente apestosa, y se ove el rui-
do de las bebidas al caer en el estómago. La fiebre
REVISTA HOMEOPÁTICA. 17
que acompaña estos síntomas es más marcada por las
tardes, de cuatro á ocho. La cara está pálida y casi fría
y el entes desmayado, débil y casi imperceptible. Hay
también tendencia á á recoger cosas menudas de los la-
bios y ropa. (There is also meaning less picking at the
lips or clothing.) i
En su sensorial depresión, Helleborus és similar å
Phosphori-acidum, Spiritus nitri dulcis y Opium. Co-
mo Phosphori-ac. tiene la depresión del sensorio,
apatía y perfecta indiferencia. El paciente es comple-
tamente indiferente á su destino; nada le importa vi-
vir ni morir. La diferencia entre ambos remedios es
esta: bajo Phosphori-ac. hay soñolencia de que el en-
fermo es fácilmente despertado y entonces es perfec-
tamente consciente, lo cual no sucede con Helleborus,
cuyos estados se aproximan mucho al estupor de
Opium. Phosph.-ac. no tiene la completa relajación
muscular de Helleborus. Tampoco tiene tan marcado
el lentor negro de las ventanas nasales.
` Spíritus nitri dulcis es un remedio recomendado por
Hahnemann en aquellos casos de fiebre tifoidea en
que la característica es la apatía sensorial, faltando,
por lo demás, los síntomas que indiquen otro remedio.
Se ve que este remedio y Phosphori-ac. difieren de He-
lleborus sólo en el grado, teniendo Spiritus nitri dulcis
el menor grado deapatía, viniendo luego Phosphori-ac.
y en último grado Helleborus. |
Opium es el último medicamento de la lista, que de
pronto se presenta similar á Helleborus. La conges-
tión cerebral es más profunda bajo el influjo de Opium.
La respiración es pesada y estertorosa, cuyo síntoma
no es marcado en Helleborus. Enionces: por supuesto,
la cara es oscura ó rojo-moreno, ó á menudo, azulada;
mientras que en Helleborus la cara es pálida y fre-
cuentemente fría ó más fresca de lo natural, y lívida
v cubierta de sudor frío. El pulso sirve para discernir
TMOO Y. 3
18 REVISTA HOMEOPÁTICA.
entre los dos remedios, pues es lleno y lento en Opium,
y pequeño, débil y casi imperceptible en Helleborus.
HYDROCYANI-ACIDUM
Cuando el síntoma de oírse caer las bebidas en el
estómago, como en un vaso inerte, ocurre como pre-
monitor de la parálisis del pulmón y del cerebro, este
ácido es el mejor medicamento.
HYOSCIAMUS NIGER
Hyosciamus tiene su entrada en fiebre tifoidea pre-
cisamente, á medida que Belladonna va perdiendo sus
indicaciones, esto es, á medida que los síntomas de
congestión franca, con deliriò activo, cara congestio-
nada y ojos brillantes del principio van cediendo el
paso á otros síntomas más graves de descomposición
de la sangre, que indican de preferencia á Lachesis,
Opium é Hyosciamus. En éste, la mandíbula inferior
está colgando, el paciente está débil y tembloroso y
hay subsultos de tendones (twitching of the muscles).
Este último es un síntoma necesario de Hyosciamus.
Por supuesto, que también respiración estertorosa,
como en Opium, con cámaras involuntarias y grande
postración.
CAHIS.
(Se continuará.)
ACADEMIA MÉDICO HOMEOPÁTICA
DE BARCELONA
Acta de la sesión ordinaria celebrada el día 30
de enero de 1893
Abrióse la sesión á las nueve y media de la noche,
leyéndose y aprobándose el acta anterior.
Entrándose á la orden del día y continuando la dis-
REVISTA HOMEOPÁTICA. 19
cusión pendiente, «Tratamiento de la difteria», fué con-
cedida la palabra al Dr. Cahis, quien dió las gracias
al señor Presidente por su amabilidad al permitirle
terciar nuevamente en el debate. Hace referencia al
pronóstico citando casos en virtud de los cuales puc-
de formar opinión más favorable.
Lee algunos párrafos del Dr. Formica Corsi, en los
que expone el caso de una niña que tenía extensas
lesiones bucales, laríngeas y bronquiales, curada á
los quince días de tratamiento.
Lee otro caso de difteria periférica con placas ton-
silares. Administró primero el cyanatus á la 3.*, y en
vista de su escaso efecto lo elevó á la 30.”, producién-
dole buenos resultados, presentándosele después al-
buminuria, la que combatió perfectamente con 1pís.
Cita otro caso sin difteria que empezó siendo larin-
gitis estridulosa, administrando Acónito y Spongia,
pero que á los dos días le llamaron con urgencia en-
contrándola grave y presentando edema de la glotis
sin murmullo vesicular, afónico, la respiración de
sierra, habiendo también tiraje y depresión subester-
nal, viéndose siempre un estado de crup catarral,
pues jamás expulso falsas membranas, y sí flemas
densas, verdosas. Administró la Spongía á varias di-
luciones, alternando con Sambucus, Hepar, Caustí-
cum, etc., durando este tratamiento quince días, y
por consiguiente, la zozobra, hasta que el niño fué
curado.
Dice que por lo que acaba de inaicar comprende se
haya de tener muy en cuenta la constitución indivi-
dual. Está conforme en que sea grave en los niños pc-
queños, pero aunque sea grave el pronóstico, no cons»
tituye una forma de difteria diferente.
Hace referencia á la difteria faríngea cousiderándo-
la de forma relativamente leve.
No concuerda con el Dr. Derch y Marsal que en-
20 REVISTA HOMEOPÁTICA.
tiende ser un estado general, como también la sífilis,
creyendo el disertante que empieza siendo local, ge-
neralizándose después, tanto en una como en otra
enfermedad. A su modo de ver, el chancro es la puer-
ta de entrada, entendiendo que si se estirpaba á su
debido tiempo, no se presentarían los fenómenos gene-
rales en un gran número de casos. he
Cita un caso de infección de escarlatina por una
herida que el individuo presentaba en un dedo, des-
arrollándose después los síntomas propios de la men-
cionada afección, considerando que lo propio sucede
con las enfermedades infectivas como la tuberculosis,
difteria, etc, |
Considera á la traqueotomía de utilidad momentá-
nea, pero como una nueva puerta de infección para la
difteria. Considera el onixis como un epifenómeno,
semejante al caso de crup del Dr. Derch y Marsal.
Felicita al Dr. Roig por los éxitos obtenidos con la
administración de los medicamentos por la vía hipo-
dérmica,
Toma la palabra el Dr. Derch y Marsal para rectifi-
car, expresando que el Dr, Nogué insiste en las tres
formas de difteria, que más adelante, sin embargo,
considera única, y con distintas gradaciones. Cree el
Dr. Derch que si bien existe en la escarlatina, pero
no tan frecuentemente, ni con mucho, en el tifus y
sarampión, una angina que se ha dado en calificar de
diftérica, no es tal, sino una angina lardácea á la que
la indole de la escarlatina da un carácter más grave
que á la Jardácea común, pero nunca tanto como en
la verdadera difteria. |
Contesta á lo manifestado por dicho Dr. Nogué de
que la estomatitis á que el disertante hizo referencia
era efecto del Mercurius cyanicus empleado, que no
se debió á él, pues no es posible, dada la cantidad de
mercurio absorbido por este medio, sino á que al en-
REVISTA HOMEOPÁTICA. 24
fermo se le hacían toques de sublimado ‘corrosivo
al 1/, por mil, que si bien fueron hechos de manera
que el líquido no llegaba ála garganta, llegaba sin
embargo á la boca, motivo suficiente para que fuese
absorbido, más si se tiene en cuenta que se trataba
del sublimado, que con. tanta facilidad se absorbe.
No acepta, como el Dr. Cahis, el crup sin difteria,
Considera que de lo que se trataría en el caso expues-
to por dicho señor, sería de una laringitis estridulosa
al principio, seguida de un edema de la glotis simu-
lando un verdadero ataque de crup.
Con respecto á la índole de la afección, que concep-
túa el punto culminante de esta discusión, insiste el
Dr. Derch y Marsal en afirmar que su opinión es que
se trata de una afección general, con localizaciones.
Cita á Dieulafoy, que dice en su Patología médica, al
hablar de esta afección: «La difteria engendra mem-
branas, como la viruela engendra pústulas», y más
adelante insiste: «Las falsas membranas no constitu-
yen sino manifestaciones locales de la difteria». Cadet
de Gassicourt, cita un caso de difteria hipertóxica, que
mató en tres días la enferma, sobrina de un médico,
sin falsas membranas. Renou hace dos afirmaciones
que no dejan lugar á duda: dice que hay casos en que
la membrana aparece simultáneamente en las fosas
nasales, ano, ojos, bulva, piel y garganta, afirmando
otros casos en que la albuminuria se presenta antes
que las falsas membranas. Grancher, que tan extensa
y claramente ha tratado los puntos de incubación y
contagio de la difteria, afirma, y de ello se hacen soli-
darios otros autores, que si un individuo se inocula
la difteria por un dedo ó por la boca, los síntomas de
la infección no aparecen hasta después de un período
de incubación, que comprende desde la entrada del
germen en el organismo, hasta que aparecen los sín-
tomas de la difteria, especialmente los locales que rara
22 REVISTA HOMEOPÁTICA.
ves faltan. Según el mismo autor, «la duración de la
incubación depende de la cantidad y calidad de los
gérmenes, y también del tiempo que tarda para encon-
trar en la economía su terreno predilecto de cultivo, que
es la garganta; de modo que puede ser muy corto si se
ha hecho la inoculación por la boca ó la nariz, y muy
largo si ha penetrado el germen por la piel ó por un
dedo».
Autoridades de tanta talla, añadía el Dr. Derch y
Marsal, afirmaciones tan rotundas, hechos tan elo-
cuentes y sobre todo el pensar que de ser cierta la teo-
ría de que la difteria es una afección local, los éxitos
deberían ser más numerosos para la alopatía, que sólo
de la garganta se preocupa, que para la homeopatía, que
tiene en cuenta su estado general, siendo así que su-
cede todo lo contrario, bastan para llevar á mi ánimo
el convencimiento de lo que vengo sosteniendo, y si
esto no bastase, aquí está el desgraciado accidente so-
brevenido á Arango, uno de tantos mártires de nuestra
profesión, que por haberse pinchado el dedo índice de
la mano izquierda al efectuar una traqueotomía, mu-
rió, no de difteria quirúrgica, sino de angina diftérica.
El Dr. Sanllehy dice sentir estar de diferente pare-
cer del Dr. Cahis con respecto al período de incu-
bación. Él considera que desde el momento que se
infecciona ó inocula un individuo, como la circulación
se verifica en tan pocos segundos, se ha de convenir
que en cuestión de segundosse infecciona todo el orga-
nismo, considerando imposible se cure un individuo
afecto de chancro, con sólo extirparlo, ya que su orga-
nismo está infestado. La medicación obra de un modo
general, no considerando bastante su acción local.
Concluída la discusión del tema y pasadas las horas
reglamentarias, se levantó la sesión á las once de la
noche.—El presidente, Dr. Sanllehy.—El secretario,
Dr. Pedro Pinart,
REVISTA HOMEOPÁTICA. 23
MISCELÁNEAS
Copiamos de L' Union Pharmaceutique, que å su vez.
lo toma del Bolletino Chimico Pharmaceutico:
REACTIVO DE SPIEGLER PARA DESCUBRIR LA ALBUMINA
EN LAS ORINAS,
Bicloruro de mercurio. . . 2 partes.
Acido tártrico. . . . . . 1. —
Agua destilada. . . . . . 50 —
Glicerina. . . . . .. . D —
La sensibilidad de este reactivo es 1 : 330,000. Para
servirse de él se acidula fuertemente la orina con el
ácido acético, se filtra, y con ayuda de una pipeta se
vierte el líquido filtrado en un tubo de ensayo que
contiene 2 centímetros cúbicos de reactivo. En el pun-
to de contacto de las dos zonas líquidas, se produce
un anillo blanco, si existe albumina en las orinas.
Las peptonas no son un estorbo.
kad
xX x
El nuevo hospital homeopático en San Petersburgo. —
En 19 de junio último se puso la primera piedra del
hospital homeopático que debe erigirse á la memoria
del Emperador Alejandro Il, por la Sociedad homeopá-
tica de San Petersburgo. Asistieron á la fiesta muchos
delegados de diversas Sociedades homeopáticas, y un
gran número de notabilidades de la ciudad y del go-
bierno. La fiesta religiosa fué realzada por un brillan-
le discurso de circunstancias. S. M. el Emperador se
ha suscrito por 5,000 rublos para este hospital. (Fi-
vista omiopatica.)
Desgraciadamente, y aunque parezca mentira, no
podemos decir otro tanto de Barcelona, á pesar de vi-
24 REVISTA HOMEOPÁTICA.
o
sitarse por nuestro sistema las primeras fortunas de
esta ciudad.
De La Semana Médica:
«Un marido, cuya esposa había sucumbido á segul-
da de haber dado al mundo dos gemelos, intentó re-
cientemente contra el doctor Sr. T...—4 quien había
encargado la asistencia facultativa de la parturienta—
una demanda de 20,000 francos á título de indemniza-
ción por daños y perjuicios. El demandante atacaba
á nuestro colega por haber cometido—decía—una gra-
vísima falta no procediendo á la extracción de los res-
tos de placenta que habían quedado en la cavidad
uterina, lo cual había producido como consecuencia
la muerte de su esposa.
= El asunto ha sido visto recientemente -ante la 4.*
cámara del Tribunal civil del departamento del Sena.
El doctor Sr. T... ha contestado que dicha operación
había sido juzgada por él como peligrosa é imposible,
á causa del estado y de la constitución de la partu-
riente, y varios otros médicos han confirmado esta
opinión.
- El miércoles último, el Tribunal pronunció un: ve-
redicto en virtud del cual deniega al demandante la
indemnización que.reclama, en razón á que se:trata,
en el hecho en cuestión, de un debate de orden cien-
tífico, y, además, porque no habiendo el doctor señor
T... cometido ninguna falta, no puede ser declarado
responsable de-la muerte que se le imputa.
A A A E E A
Barcelona: Imp. y lit. de Luis Tasso, Arco del Teatro, 21 y 28.