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Full text of "Revista de los Progresos de Ciencias Exactas Fisicas y Naturales"

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REVISTA 


DE  LOS 


Dii)  fiHi(|(&!]ii. 


EXAGTAS,  FISICAS  ¥  NATllRALES. 


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PROORESOS  DE  LAS  CIENCIAS 


J  9     A  it®> 


'E^M 


Toaio   TI. 


POR   AGUADO,    IJIPRESOU   DE  CAMARA  DE  S.  M.  Y  DE  SU  REAL  CASA. 

1836. 


de  la«  inatcrias  contenidas  cu  este  tonio. 


, »-».^J<^^  ^.fMiV«v« 


CIEIMCIAS   EXACTAS. 


Jstrononu'a.  Observaciones  tie  Saturno  y  de  su  anillo ,  por  el 
R.  P.  Secchi ' 

Observaciones  del  eclipse  total  de  sol  hechas  el  3  0  de  noviembre 
de  1853  en  Ocajaic  (Perii)  por  Mr.  Moesta 3 

Anomalias  que  presenta  la  eslrella  doble  7  0  de  Ophinciis,  por  Mr. 
Jacob ^ 

Anuncio  del  eclipse  anular  y  central  que  tendra  lugar  el  1 5  de  mar- 
zo  de  1858,  por  D.  Antonio  Aguilar,  individuo  de  numero  de  la 
Real  Academia  de  Ciencias  y  Director  del  Observatorio  de 
Madrid <>^ 

Estrellas  obscrvadas  y  desaparecidas,  por  Mr.  Chacornac 129 

Metodo  cierto  de  determinar  los  colores  de  las  estrellas.— Del  cs- 
pectro  electrico,  y  observaciones  sobre  la  luz  y  las  manchas  del 
sol,  por  el  R.  P.  Secchi ^33 

Nuevas  tablas  lunares,  por  Mr.  Hansen 1^3 

Delerminacion  de  la  latitud  por  los  azimutes  estremos  de  dos  estre- 
llas circumpolares,  por  Mr.  Babinet -57 

Descubrimiento  de  dos  pequeuos  planetas,  el  38."  y  39."  de  la  fa- 
railia  de  los  asteroides  que  circulan  entre  Marte  y  .Tiipiter.  ...      "261 

Observaciones  del  planeta  Neptuno,  verificadas  en  el  Real  Observa- 
torio  de  Madrid  con  el  circulo  meridiano  de  Repsold,  por  D.  An- 
tonio Aguilar  yD.  Eduardo  Novella,  y  comparacion  conlasefe- 
radrides  del  Sr.  Bruhns  insertas  en  el  Almanaque  aslronomico 
de  Berlin  para  1857 264 

TOMO    TI.  ** 


Desnilirimionto  dc  iin  pequcKo  planela,  cl  40."  de  los  asteroides .  .  .     321 
Sobrp    las   paralajes  de  las  eslvellas  a  de  la  Lira  y  fil  del  Cisne, 

pnr  Mr.  Olio  Stnive '4  4'.) 

Observaciones  de  la  ocultacion  de  Jupiter  por  la  luna  verificadas 
en  Madrid,  por  el  Sr.  D.  Antonio  Agiiilar,  individuo  de  niimero 
de   la  Real   Academia  de  Ciencias  y  Director  del   Observatorio 

aslroDomico 5 1  ;> 

Centelleo  de  las  eslrellas,  por  Mr.  Diifonr Ti  f  5 

Rotarion  de  Urano,  por  Mr.  Ilouzeau 526 

Oeodesia.  Sobre  la  atraccion  que  los  monies  de  Himalaya  y  de  las 
regiones   elevadas  que  estan  mas  alia  tienen  en  la  plomada  en 

la  India,  por  Mr.  Pratt 136 

Dcferminacion  de  las  diferencias  de  longitud,  por  Mr.  Le-^  errier.      385 

CIEtVCIAS    FISICAS. 


Fisica.     Calentamiento  de  los  hilos  por   las  corrienles  voltaicas, 

por  MM.  de  la  Prevostaye  y  P.  Desain , 10 

Sobre  la  ascension  del  agua  y  la  deprosion  del  mercurio  en  los  tu- 
bes capilares,  por  Mr,  Bede 13 

Propagacion  del  calor  en  los  raetales.  (Eslracto  ds  una  Memoria  de 

Mr.  G.    Wiedemann.) 2C8 

Sobre   la  deterrainacion  do  las  alturas   por  la   tcmperatura  de  la 
ebullicion  del  ngua-.    trabajos  de  MM.  Forbes  y  Regnault,  por 

Mr.  Soret 38'J 

Sobro  la  descomposicion  electro-quimica  del   agua   que  sirve  de 
conductor  en   los  fenomenos  de  induccion  elcclro-estatica,  por 

Mr.  Soret 40^ 

Resiiraen  de  algunos  esperimentos  para  averiguar  si  la  corrienle 
ei^clrica  puede  atravesar  el  agua  sin  descomponerla,  por  3Ir. 

G.  Desprelz 410 

Nota  relativa  al  desprendimiento  de  la  electricidad  por  rozamiento, 

por  Mr.  E.  Becquerel 452 

Efectos  magn(^ticos  de  la  torsion,  por  Mr.  Werlhcim 454 

De  la  inflnenria  de  la  temperatura  en  la  fiierza  de  los  imanes,  por 

Mr.  L.  Dnfour,  profesor  de  fisica  en  Lausana 531 

Azucar  de  leche,  por  Mr.  Dubrunfaut 336 

Nuevos  esperimentos  sobre  la  polaridad   diamagndlica.  (Estracto 

de  una  carta  de  Mr.  J.  Tyndall  al  profesor  Mr.  A.  de   la  Rive).     542 
Memoria  sobre  la  teorfa  de  la  esperienria  de  Lcidenfrost,  referente 
a  lo  que  sc  observa  al  ecliar  un  ciiorpo  liquido  sobre  una  su- 
perficie  caliente,  por  Mr.  BufT 544 


Vll 

Qm'mica  animal.     Coinposiciou  coiuparada  lie  la  libra  muscular  ile 

diferentes  animales,  por  Mfll.  Valeuciennes^y  Fremy , « 

Electricidad.     Aplicacion  de  la  electricidad  para  dar  fuego  a  las 

minas 

2  (1 

J/eteorologta.  Resumen  de  las  obscrvacioues  meteorologicas  hc- 
chas  en  cl  Real  Observatorio  de  Madrid  eu  el  nies  de  diciembrc 

de  1855 

Observacioncs  meteorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  octu- 

bre  de  1855  en  las  estaciones  de  las  provincias  de  EspaCa.  .  .  40 

Observacioncs  magneticas  de  declinacion  c  inclinacion  hechas  en 
el  observatorio  de  Madrid  el  mes  de  setiembre  de  1855  por 
D.  Manuel  Rico  y  Sinobas,  encargado  de  dirigir  las  observacio- 
ncs meteorologicas  del  misrao,  e  individuo  corresponsal  de   la 

Real  Academia  de  Cieucias 

Resiiraen  do  las  observacioncs  meteorologicas  hecbas  en  el  Real 

Observatorio  de  Madrid  en  el  mes  de  enero  de  1856 <)7 

Observacioncs  meteorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  no- 
^  viembre  de  1855  en  las  estaciones  de  las  provincias  de  Espana.       98 
Resiimen  de  las  observacioncs  melcorologicas  hechas  en  la  Uni- 

versidad  de  Oviedo  en  1855 ,  (;., 

Id.  id.  id.  hechas  en  cl  Real  Observatorio  de  Madrid  en  el  mes  de 

febrero  de  1  856 ^  C - 

Observacioncs  meteorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  dicieui- 

bre  de  J  855  en  las  estaciones  de  las  provincias  de  Espana 16(i 

Resiimen  de  las  observacioncs  melcorologicas  hechas  en  el  gran 
ruarlel  general  frances,  en  el  campo  de  Sebaslopol,  durante  cl 
mes  de  enero  de    1856,   por  el  Coronet  D.  Tomas  O-Ryan  \ 

Vazquez,  Coraandante  del  Cucrpo  dc  Ingenieros 170 

Memoria  sobre  la  cantidad  de  agua  pluvial  que  ha  caido  en  la  lla- 
bana  en  los  axios  1854  y  1855,  y  su  rcparticion  mensual  y  es- 
tacionai,  presentada  a  la  Real  Sociedad  economica  por  D.  Jose 
Luis  Gasaseca,  Director  del  Institnlo  de  investigaciones  quimi- 
cas  de  la  Habana,  Academico   corresponsal  de  las  Reales  Aca- 

demias  de  Ciencias  de  Madrid  y  de  Munich ooq 

Sobre  la  compensacion  reciproca  de  los  maximos  y  miniiuos  baro- 

mdtricos  en  una  misma  epoca,  por  Mr.  Dove -227 

Resumen  de  las  observacioncs  meteorologicas  heclias  en  el  Real 

Observatorio  de  Madrid  en  el  mes  de  marzo  de  1856 22  9 

Observacioncs  meteorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  enero 

dc  1856  en  las  estaciones  de  las  provincias  dc  Espana 230 

Resumen  de  las  observacioncs  hechas  en  el  gran  cuarlel  general 
frances,  en  cl  campo  de  Schastopol,  durante  cl  mes  de  febrero 


Vllt 

(Ic  1856  por    el  Coroiicl  D.  Tomas  O-Ryan  y  Vazquez,  Comnn- 

dantc  del  Cuerpo  tie  lugenicros 234 

Resumen  de  las  observaciones  mcteorologicas  liechas  en  el  Real 

Observalorio  de  Madrid  en  el  mes  de  abril  de  1856 283 

Observaciones  meleorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  febrcro 

de  1856  en  las  estacioncs  de  las  provincias  de  Espaua 284 

Notas  que  ban  de  acompaiiar  a  la  labia  orografica  dc  parte  dc  Es- 

pafia.  por  MM.  Verneuil,  Colomb  y  Loriere 327 

\  ariaciones  de  la  densidad  de  la  nieve  segun  el  grueso  dc  la  capa 

caida  en  el  sueb,  por  Mr.  Jeleznov 334 

Resumen  de  las  observaciones  meteorologicas  hecbas  en   el  Real 

Observalorio  de  Madrid  en  el  mes  de  mayo  de  1856 355 

Observaciones  meteorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  marzo 

de  1856  en  las  estacioncs  de  las  provincias  de  Espalia ii56 

Noticia  del  sistema  y  arreglo  de  observaciones  meleorologicas  es- 
tablecido  en  Francia  por  disposicion  de  la  Administracion  de  li- 
neas  telegraficas  y  del  Observalorio  imperial  de  Pan's,  por  Mr. 

Le-Vcrrier 418 

Resumen   de  las  observaciones  meteorologicas  hcclias  en  el  Real 

Observalorio  de  Madrid  en  el  mes  de  junio  do  1856 422 

Id.  id.  id.  en  el  mes  de  julio  dc  1856 423 

Observaciones  meleorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  abril 

dc  1856  en  las  cslaciones  de  las  provincias  de- Espaiia 424 

Id.  id.  verificadas  durante  el  mes  de  mayo  de  1856  en  id 427 

Id.  id.  verificadas  durante  el  mes  de  junio  de  1856  en  id 430 

Id.  id.  verificadas  durante  el  mes  dc  julio  de  1856  en  id 433 

Sobre  la  manifestacion  de  los  fen6menos  caloricos  por  el  lermino 

medio  quinque-diurno,  por  Mr.  Dove 468 

Observaciones  sobre  las  tempeslades,  los  vienlos  y  las  borrascas  de 
la  parte  del  mar  Mediterraneo  comprendida  entre  las  coslas  de 

Francia  y  Argelia,  por  Mr.  Lartigue 473 

Sobre  un  bierro  meteorico  que  conliene  plomo  nativo,  por  Mr. 
Greg. — Observacion  de  un  aerolito  en  el  momento  de  caer,  por 

Mr.  Symond 478 

Resumen  de  las  observaciones  meleorologicas  bechas  en  el  Real 

Observalorio  de  Madrid  en  el  mes  de  ai^oslo  de  1  856 482 

Id.  id.  id.  en  el  mes  dc  seliembre  de  1856 id. 

Id.  id.  id.  en  el  mes  de  octubre  de  1856 483 

Observaciones  meteorologicas  verificadas  durante  el  mes  de  agoslo 

de  1  856  cij,  las  estacioncs  de  las  provincias  de  EspaCa 484 

Qui'mica.  Conversion  del  protoxido  de  plomo  en  minio  a  la  lem- 
peratura  ordinaria,  por  Mr.  A.   Lcvol 81 


Memoria  analilica  sobrc  la  canlidad  dc  iodo  coulenido  en  laLacos 
de  distintas  calidadcs  cnllivadoscn  la  Isla  de  Cuba;  sobre  la  ptir- 
dida  en  materias  volatiles  que  en  su  complela  desecacion  espe- 
rimenlan  dichos  tabacos,  igualmente  que  sobre  la  cantidad  de 
ccnizas  que  suminislran;  con  algunas  observaciones  criticas  res- 
pecto  al  m(5todo  de  Mr.  Luca  para  determinar  cuanlitativamen- 
le  el  iodo,  acompaiiadas  de  la  indicacion  de  las  mejoras  de  que  es 
susceptible  dicho  nidtodo,  por  D.  Josd  Luis  Casaseca,  Director 
del  Instituto  de  investigaciones  quimicas  de  la  Habana,  Acadc- 
mico  corresponsal  de  las  Reales  Acaderaias  de  Ciencias  de  Ma- 
drid y  de  Munich,  etc 144 

Preparacion  del  uranio,  por  Mr,  Peligot 323 

Panificacion,  por  Mr.  Liebig 324 

Metodo  de  analisis  de  los  bronces  y  los  latones,  por  Mr.  Deville.  .      450 
Nuevo  metodo  de  purificar  y  disgregar  el  grafito,  por  Mr.  Brodie.      403 

Trabajos  sobre  el  tungsteno,  por  Mr.  Riche 464 

Quimica  industrial-     El  esmeril 153 

Sobre  los  aceites  y  sus  falsificaciones,  por  Mr.  C.  Calberl 197 

Fi'sica  del  globo.  Terremotos.— Volcanes  delodo. — Fenomenos  vol- 

canicos,  por  Mr.  Abich 274 

In\ariabilidad  de  la  salazon  del  mar  Caspio,  por  Mr.  de  Baer.  ...      450 

Montaiias  y  volcanes  de  Havai,  por  Mr.  Blarechal 545 

Quimica  orgdnica.     Saponificacion  de   los  cuerpos  grasos  por  los 

oxides  anhidros,  por  Mr.  J.  Pelouze 414 

Fisica  aplicada.  ]\ota  relativa  a  las  inundaciones,  por  Mr.  Dau- 
se,  ingeniero  gefe  de  puentes  y  calzadas,  encargado  de  la  estadis- 
tica  de  los  rios  de  Francia 550 

CIE!VCIAS    IVATURALES. 


Geologia.  Terreno  carbonifero  de  la  America  Septentrional,  por 
Mr.  Marcou 45 

Sobre  la  geologia  de  los  Estados-Unidos  y  de  las  provincias  jngle- 
sas  de  Norte- America,  por  Julio  Marcou 288 

Carta  a  Mr.  Elie  de  Beaumont  sobre  los  fenomenos  eruptivos  del 
Vesubio  y  de  la  Italia  Meridional,  por  Mr.  Sainte-CIaire  De- 
'ville 488 

Viajes  por  el  N.  de  Bolivia,  por  II.  A.  Weddell 500 

Paleontologia.  Sobre  la  diversidad  primitiva  y  sobre  el  niimero 
de  animates  en  los  tiempos  geologicos,  por  Mr.  Agassiz 102 

Mami'feros  fosiles  de  la  America  Meridional,  por  Mr.  Gervais, .  .  .      248 


Sobrc  la  flora  de  la  ^pora  terciaria  tic  las  ccrcanias  de  Lausana 
(Suiza),  por  Mr.  Cliarles-Tli.-Gaudin 570 

Zootogia.  Influencia  de  barnizar  los  huevos  de  gallina  en  la  for- 
inacion  del  polio,  por  Mr.  Dareste 171 

Sobre  algunas  particularidades  de  la  miologia  de  los  monos  supe- 
riores,  y  sobre  la  organizacion  dc  la  inano  de  los  raismos  ani- 
inales,  por  Mr.  Gratiolet 368 

Botdnica-  Influencia  del  calor  y  dc  la  liiz  sobre  la  dislribucion 
de  los  vejetales,  por  D.  Miguel  Colraeiro,  corresponsal  nacional 
de  la  Academia  de  Giencias  de  Madrid 173 

Sobre  la  reproduccion  de  las  algas,  por  Mr.  Pringsheim 244 

Waturalizacion  del  alerce  africano,  llamado  arar  en  Marniecos,  re- 
mitido  por  el  Academico  corresponsal  D.  Miguel  Colmeiro.  ...      360 

Fisiologia  vegetal.  Relacion  dc  las  planfas  con  la  humedad  almos- 
ferica,  por  Mr.  P.  Ducharlrc .504 

Carta  de  Mr.  Heer  a  Mr.  Alpli.de  Candolle  sobre  el  origen  pro- 
bable de  los  seres  organizados  actuales  de  las  islas  Azores,  Ma- 
dera y  Canarias H  a  8 

Embriogenia  de  los  vejetales  segun  las  conclusiones  de  Mr.  Tu- 
lasne,  confirmadas  por  observaciones  posteriores  de  Mr.  Radl- 
kofer no  1 

Cristalografi'a.  Propiedades  fi'sicas  y  opticas  del  ciiarzo,  por 
Mr.  Descloizeaux.  . 23.5 

Fisiologia  vejetal.  Influencia  de  la  temperatura  en  la  vejetacion. 
Calculo  que  se  debe  hacer  para  apreciarla,  por  Mr.  Quetelel. .  .      43 f» 

VARIEDADES. 


Huracanes  observados  en  las  Indias  occidentales  desde  1 493 f>^> 

Influencia  de  la  sangre  en  la  regeneracion  de  las  propiedades  vi- 

tales id 

Nueva  materia  tintorea  sacada  de  la  alcacbofa 64 

Descripcion  del  Ay 123 

Destruccion  de  las  chinches 124 

Observaciones  de  Mr.  Despretz  con  motive  de  esta  comunicacion. .  128 
Gantidad  de  azoe  qne  contienen  las  diferentes  partes  dc  distiutas 

pajas 192 

Diamante  hallado  en  Bogagem,  Brasil,  llamado  la  Estrella  del  Sur,  248 

Propiedades  nuevas  del  carbon  vejetal 24  0 

Modo  de  juzgar  basia  qud  punto  esta  bastante  seca  una  casa  aca- 

bada  de  constriiir  para  poderla  habitar  impunemcnte 250 


j\otas  para  la  historia  de  la  Piscicultura,  por  D.  Alvaro  Reinoso.  i:>\ 
((bFcrvacioncs  sobre  la  vision  binocular,  por  el  profesnr  William 

B.   Royers 2  5;> 

Alnrabrado  del  puente  del  Tamesis  por  la  luzel^ctrica lo'i 

Origen  del  telegrafo  submarine,  y  su  estension  a  las  Indias  y  Ame- 
rica  ■ ^55 

Real  Academia  de  Ciencias. — Programa  para   la  adjudicacion  de 

premios  en  el  alio  1857 ., 314 

Nuevo  pozo  arlesiano 315 

Mapa  subterraneo  de  Bdlgica 31*' 

Nitrato  de  polasa  producido  por  la  ozona id. 

Aziicar  secrctada  por  el  hi'gado  de  los  aracnoides 317 

Nola  sobre  el  eclipse  total  de  sol  de  18  de  julio  de  1860 id. 

Propiedadcs  del  litio  y  del  estroncio  obtenidas  por  la  pila,  por  Mr. 

Bunsen 318 

Sobre  los  diversos  nombres  del  algebra id. 

Carta  de  la  monarqui'a  auslriaca 320 

Ocultacion  de  Jiipiler  por  la  luna,  calculada  en  el  Observatorio  as- 

Ironomico  de  Madrid 378 

Estadistica  de  los  ferro-carriles  ingleses 37  9 

Carta  de  Bonpland  leida  a  la  Sociedad  de  geografia  de  Francia,  por 

Mr.  Mcrrey 381 

Estudio  del  castaiio  de  Indias id. 

Desecamieiito  del  mar  de  Harlem 382 

Inundacion  de  los  desiertos  do  Palestina  y  de  Arabia 383 

Fallecimiento  del  Excmo.  Sr.  D.  Jos^  Garcia  Otero 440 

Bolida  estraordiuaria  observada  por  Mr.  Sagey id. 

Cartas  ecliplicas  del  Observatorio  de  Paris id. 

Estrellas  fugaces  del  periodo  de  agosto 447 

Existencia  de  una  corriente  en  el  Oc^ano  Pacifico 448 

Estereoscopo  nuevo id. 

Consideraciones  generales  sobre  los  materiales  empleados  en  las 

coustruccioncs  del  mar 508 

Del  uso  alimenlicio  de  la  carne  de  raballo 509 

Investigacion  del  iodo  en  las  aguas  minerales 512 

Esperiencias  sobre  la  temperatura  animal 57  ?> 

Accion  del  agua  salada  en  las  plantas 574 

Etimologia  de  la  palabra  cero id. 

Mauera  de  obrar  el  cloroformo  en  otros  cuerpos 575 

Diamelro  de  los  planetas id. 


N."  l.-'-REVISTA  DE  CmmiAS.-Enero  1856. 


mmm  exactas. 


JLSTROMOiII>t. 


Observaciones  de  Saturno  y  de  su  anillo;  por  elK.  P.  Secchi. 

(Cosmos,  5  enero  185S.) 

JCiL  planeta  se  presentaba  casi  como  un  disco  de  marfil;  tal 
era  su  tranquilidad  y  lo  bien  terminado  de  su  contorno,  y  tal 
tambien  lo  muy  negro  del  fondo.  La  gran  division  del  anillo 
era  asimismo  perfeclamente  negra  como  el  fondo,  y  se  distin- 
guia  con  raaravillosa  limpieza  en  todo  su  perimetro  eliplico. 
El  diametro  del  anillo  era  tal,  que  el  limbo  superior  del  globo 
llegaba  exactamente  a  la  division.  La  sombra  del  planeta  so- 
bre  el  anillo  apenas  era  visible  en  forma  de  pequenos  punlos 
a  derecha  6  izquierda,  y  so  proyectaba  sobre  el  anillo  oscuro 
de  modo  que  reproducia  la  seccion  de  una  lente  concavo-con- 
vexa,  cuyo  radio  de  curvalura  de  su  concavidad  era  el  radio 
del  planeta,  y  el  de  su  convexidad  el  del  perimetro  de  la  di- 
vision. En  el  anillo  eslerior  no  se  advertia  senal  alguna  de 
sombra.  A  primera  vista  resuUaba  que  el  anillo  eslerior  A  (1) 
no  estaba  iluminado  con  luz  uniforme,  sino  que  parecia  sur- 
cado  todo  alrededor  por  una  linea  mas  oscura,  que  lo  dividia 
en  dos  hacia  el  tercio  de  su  amplitud,  yendo  del  centro  a  la 


(l)  El  R.  P.  Secchi  adopta  la  nomenclatura  de  Stiuve  para  la  deno- 
minacion  de  los  anillos,  y  designa  por  J  el  mas  esterior,  por  JS  el  que 
sigue,  y  por  C  el  anillo  nebiiloso  sitiiado  mas  alia  de  B. 

TOMO  VI.  1 


parte  eslerlor.  La  visla  podia  seguir  osa  linca  osciira  todo  al- 
rcdedor  del  anillo,  hasla  en  la  parte  mas  estrecha  en  que  se 
cruza  con  el  planeta,  y  todavia  mas  alia  en  las  partes  mas  al- 
ias. Pero  mirando  con  un  poco  de  atencion,  se  conocia  que 
csa  marca  no  era  una  verdadera  division  del  anillo,  sine  solo 
una  linea  raenos  luminosa,  y  que  la  parte  interior  de  el,  la 
mas  estrecba,  era  mas  luminosa  (pie  la  esterior;  y  osta  tam- 
poco  se  hallaba  iluminada  con  uniformidad,  leniendo  al  pa- 
recer  lambien  su  linea  oscura,  pero  algo  menor. 

Eligiendo  un  auraento  conveniente,  se  iiotaba  que  la  luz 
del  anillo  no  era  uniforme,  y  si  que  estaba  ilurainado  a  raa- 
nera  de  escalones,  como  si  se  compiisiese  de  ellos  el  raismo 

anillo. 

Analizando  con  igual  atencion  el  anillo  B,  el  segundo,  apa- 
recia  iluminado  con  una  luz  mucbo  mas  viva  que  la  del  pri- 
raero,  conociendose  que  dicha  luz  ni  era  uniforme,  ni  unifor- 
memente  graduada  del  esterior  al  interior,  sino  que  se  hallaba 
dislribuida  en  forma  de  zonas  concentricas  que  disminuian  de 
intensidad  por  saltos  bruscos.  Esa  apariencia  singular  hacia 
resaltar  mucbo  el  limbo  esterior  del  anillo,  y  la  luz  de  esta 
parte  era  indudablemente  tres  veces  mas  intensa  que  la  del 
limbo  interior,  muy  pr6ximo  al  anillo  nebuloso  C.  Veiase 
igualmente  este  ultimo  con  una  precision  admirable;  su  luz 
ei-a  uniforme  en  toda  su  estension,  y  de  una  tinta  perfecta- 
mente  identica  a  la  de  la  luz  cenicienta  de  la  luna.  Estaba 
tan  marcado  el  limite  de  su  limbo  interior,  y  se  veia  de  un 
raodo  tan  vivo,  que  era  imposible  engafiarse.  Entre  el  limbo 
de  este  anillo  y  el  planeta,  el  fondo  era  iotalmente  negro.  El 
ancho  de  la  zona  eliptica  del  anillo  nebuloso  era  al  parecer 
igual  al  del  espacio  oscuro  entre  su  limbo  y  el  planeta.  En  el 
anillo  nebuloso  era  imposible  distinguir  ni  divisiones  ni  sefia- 
les  de  lineas  circulares,  pero  no  resultaba  muy  bien  definida 
su  union  con  el  anillo  luminoso  contiguo,  confundiendose  al 
parecer  ambos  en  cierta  estension.  El  final  de  los  limites  del 
anillo  oscuro  era  tan  marcado,  que  coslaba  mucho  trabajo 
creer  que  fuese  dicho  anillo  una  simple  cspansion  de  materia 
gaseosa,  pues  en  ese  case  indudablemente  no  debia  eslar  tan 
porfeclamontc  tcrminada,  sino  que  seria  difusa  como  la  cola 


3 
de  los  cometas.  La  trasparencia  de  eslc  anillo  era  muy  per- 
ceptible, viendose  muy  bieii  a  traves  de  su  suslancia  el  limbo 
del  planela. 

Cod  el  mayor  aumento,  el  anillo  B  conservaba  loda  su  lim- 
pieza  en  la  parte  esterior;  pero  el  globo  del  planela  y  el  borde 
del  anillo  esterior  perdian  algo  de  su  precision.  El  P.  Secchi  se 
inclina  a  creer  que  esa  alleracion  de  limpieza  no  precede  ni  de 
defecto  del  instrumenlo,  ni  de  imperfeccion  en  la  vision,  sino 
tal  vez  de  que  esten  rodeados  de  una  atmosfera  dichos  bordes. 

Las  principales  parlicularidades  observadas  en  el  mismo 
globo  son  las  siguienles.  Encima  de  la  gran  zona  amarilla  de 
paja  que  generalmente  se  atribuye  a  la  reflexion  de  la  luz  del 
anillo  en  el  planeta,  se  veia  una  zona  de  ligero  color  de  rosa 
muy  ancha,  que  por  moraentos  aparecia  dividida  en  zonas 
mas  unidas:  cierta  region  de  ella  se  presentaba  mas  oscura 
que  el  resto.  Sobre  esa  misma  zona  se  dibujaba  una  columna 
enteramente  verdosa,  cuyo  centre  correspondia  a!  pareccr  al 
polo  del  planeta.  Todo  esto  se  halla  exactamente  de  acuerdo 
con  lo  que  Mr.  Lassel  observo  en  Malla.  El  P.  Secchi  ha  in- 
tentado  tambien  ver  los  satelites;  el  primero,  que  se  hallaba 
casi  en  la  maxima  elongacion  occidental,  no  podia  descubrirse 
a  causa  de  la  mucha  luz  del  planeta,  sino  en  lanlo  quese  ha- 
cia  salir  del  campo  el  globo  y  casi  todo  el  anillo;  pero  cuan- 
do  se  lograba  hallarlo,  hasta  se  veia  con  el  planeta  en  el 
campo. 


Observaciones  del  eclipse  total  de  sol.  hechas  e/30  de  noviembre 
delS^den  Ocajaie  (Peru);  por  Mr.  Moesta. 

(Cosmos,  ^'j  eneio  (8jS.) 

El  sitio  de  la  observacion  se  hallaba  a  880  pies  sobre  el 
nivel  del  mar,  a  la  lalilud  de  14°  21'  21",  y  20'  56",78  de 
longitud  occidental  de  Santiago,  a  milla  y  media  de  la  linea 
central  de  la  sombra  del  eclipse.  Auxiliaban  a  Mr.  Moesta 
su  ayudanle  Mr.  Liva,  encargado  de  observar  la  marcha  del 
barometro  y  termometro,  y  Mr.  Clark,  viajero  iuteligenle, 
que  tenia  a  su  cuidado  anotar  todas  las  parlicularidades  per- 


4 
ceptibles  a  la  simple  vista.  Los  inslrumenlos  que  se  llevaron 
eran  un  anteojo  acromalico  de  14  pulgadas  y  media  de  luz 
y  5i  pies  de  longitud  focal,  otro  de  2 J  pulgadas,  un  circulo  de 
reflexion  de  Erlel,  un  seslante  de  Pislor,  un  buen  cronome- 
tro,  etc.,  etc. 

Pocas  boras  antes  del  eclipse  se  trato  inutilmenle  de  des- 
cubrir  algunas  manchas  en  el  disco  del  sol,  cuya  superficie 
se  presentaba  perfectamente  uniforme.  El  primer  conlaclo  de 
los  discos  del  sol  y  de  la  luna  se  verifico  a  las  2''  13"°  25', 5. 
A  las  3'',32  aparecio  de  repente,  como  en  ebullicion,  hacia  el 
borde  oriental  del  disco  solar,  que  se  iba  contrayendo  cada 
vez  mas.  distinguiendose  en  el  perfectamente  los  dos  limbos 
del  sol  y  de  la  luna,  una  materia  nebulosa  de  color  rojizo,  que 
lleno  por  entero  el  espacio  que  mediaba  entre  ambos  limbos, 
cruzada  al  parecer  por  una  vena  de  color  mas  oscuro,  la  cual 
adquirioluego  tal  intensidad,  que  era  dificil  distinguir  los  dos 
bordes  de  los  astros:  el  contacto  interior  de  estos  sucedio  a  las 
3''32°'11)%5,  y  en  seguida  se  desvanecieron  el  ultimo  rayo 
de  sol  y  tambien  el  ultimo  raslro  de  materia  nebulosa.  El 
eclipse  ofrecia  entonces  un  aspecto  muy  imponente.  La  luna, 
cuyo  diametro  escedia  en  82"  al  del  sol,  formaba  un  circulo 
perfectamente  redondo  y  negro.  Alrededor  se  veia  la  corona 
6  gloria  cuya  luz,  bastante  suave,  tenia  un  tinte  entre  azul  y 
bianco,  parecido  al  de  la  luz  del  gas;  y  era  tan  brillante  en 
el  momento  del  contacto  de  la  luna,  como  la  luz  de  este  astro 
cuando  esta  lleno,  pero  su  intensidad  disminuia  rapidamente, 
de  modo  que  a  una  distancia  igual  a  la  cuarta  parte  del  dia- 
metro de  la  luna  se  confundia  con  el  palido  resplandor  del  fir- 
mamento.  La  mitad  Norte  de  la  corona  brillaba  con  luz  uni- 
forme, pero  la  Sur  se  componia  de  rayos  diferentes,  muy  nume- 
rosos,  que  emanaban  del  anillo  en  apariencia,  todos  de  la  mis- 
ma  longitud,  esceplo  dos  que  eran  mucho  mayores.  Uno  de 
ellos,  que  formaba  al  Sur  con  la  vertical  un  angulo  de  20°, 
parecia  lanzado  a  una  altura  igual  al  diametro  de  la  luna;  el 
olro,  mas  corto,  bajaba  con  la  inclinacion  de  10°:  ambos  ra- 
yos, formados  de  una  multitud  de  otros  menores,  sumamente 
finos  en  sus  estremos  y  muy  radiantes,  parecian  dos  colas  de 
coraela, 


5 

Inmediatamenle  despues  que  se  oculto  el  sol  por  completo, 
se  vioen  la  porcion  Norte  de  la  corona  una  proluberancia  en- 
carnada  parecida  a  una  nube  prolongada  que  salia  al  parecer 
del  cerco  de  la  luna  :  en  algunos  puntos  era  evidentemente 
mas  oscura  que  en  otros;  su  forma  se  mantuvo  invariable;  su 
altura  sobre  el  borde  de  dicbo  astro,  medida  con  el  microme- 
tre de  posicion,  era  1'  8";  aparentaba  mudar  desitio,  y  apro- 
ximarse  al  rayo  mayor  que  se  lanzaba  de  la  corona  bacia  ar- 
riba,  y  desaparecio  al  minulo  y  20  segundos. 

Hacia  la  misma  parte  de  la  corona  se  notaron  en  toda  la 
duracion  de  la  oscuridad  dos  manchas  opacas,  de  forma  cua- 
drangular,  adheridas  al  limbo  de  la  luna,  y  que  se  hubiera 
podido  creer  que  resultaban  de  una  interrupcion  del  anilloen 
aquella  parte,  produciendo  el  efeclo  de  dos  agujeros,  a  cuyo 
traves  se  hubiese  visto  el  fondo  oscuro  del  cielo.  Indudable- 
mente  que  no  fue  esto  efecto  de  una  ilusion  optica,  porque 
mucbas  personas  percibieron  esas  manchas  con  la  simple 
vista. 

La  corona  desaparecio  de  repente  a  la  reaparicion  del  pri- 
mer rayo  del  sol,  no  habiendose  advertido  sefial  alguna  de 
ella  ni  antes  ni  despues  de  la  oscuridad  total. 

Venus  y  Jupiter  se  presentaron  con  todo  su  brillo;  Antares, 
situado  a  5°  del  sol,  y  por  consecuencia  muy  proximo  a  la  co- 
rona, se  dislinguia  claraniente  con  solo  la  vista;  la  oscuridad 
era  intensa  en  grado  suficiente  para  baber  percibido  las  es- 
trellas  de  segunda  magnitird  si  hubiese  habido  tiempo  de  bus- 
carlas;  a  2  6  3  pies  de  distancia  se  leia  bien  en  el  Nautical 
almanack  y  las  divisiones  de  las  escalas  de  los  instrumenlos; 
la  oscuridad  total  concluyo  a  las  3''  33- 14%6;  habiendo  durado 
por  consiguienle  2-  59\  Jupiter  fue  visible  por  algunos  mi- 
nutos,  y  Venus  28"  despues  de  finalizar  el  eclipse  total.' 

De  esta  observacion,  y  de  las  hechas  en  1842,  deduce  el 
autor  la  conclusion  de  que  el  sol  tiene  a  manera  de  tres  at- 
mosferas:  una  interior,  opaca,  semejanle  a  la  nuesfra;  la  se- 
gunda, 6  folosfera,  origen  esclusivo  del  cual  emana  la  luz  so- 
lar; la  tercera,  por  fin,  esterior,  iraperfectaraente  diafana,  y 
que  circunda  a  la  folosfera.  De  las  bocas  de  las  manchas  de- 
ben  salir  exhalaciones  gaseosas  que,  elevandose  hasta  la  ler- 


6 

cer  alra6sfcra,  produciran  iinas  nubes  coloreatlas,  que  no  han 
(le  ser  olra  cosa  mas  que  las  proUiberancias  encarnadas.  Se- 
mejante  hipotesis  no  carece  de  probabilidad  en  Diancra  algu- 
na,  puoslo  que  con  un  anleojo  de  raucho  alcance  se  distingue 
claramente  en  el  disco  solar  una  red  de  poros  sujelos  a  per- 
peluas  variaciones. 

En  el  mes  de  mayo  del  ano  anterior,  despues  de  leidas  y 
analizadas  con  gran  atencion  las  observaciones  Ian  notables 
de  Mr.  Chacornac  acerca  de  las  manchas  solares,  nos  vimos 
en  el  caso  de  formular  la  sintesis  siguiente,  que  concuerda 
de  una  nianera  admirable  con  las  observaciones  y  la  hipote- 
sis de  Mr.  Moesta.  La  reproducimos  aqui  sin  variar  una  pa- 
labra  de  nuestra  priraitiva  redaccion. 

«E1  sol  se  halla  rodeado  de  una  atmosfera  gaseosa  de  com- 
p#cion  dosconocida  hasta  el  dia.  cuya  materia  gaseosa  liene 
la  propiedad  de  condensarse  en  nubes  distintas,  de  formas 
muy  variadas,  suspendidas  a  diferentes  distancias  del  nucleo 
del  astro.  A  cierta  altura  de  la  atmosfera  solar,  una  accionswj 
generis,  de  naturaleza  tal  vez  eleclrica  6  magnetica ,  produce 
una  iluminacion  comparable  a  la  que  en  la  atmosfera  lerres- 
tre  determina  la  luz  permanente  observada  por  Mr.  Colla,  6 
la  de  las  auroras  boreales.  La  zona  de  la  atmosfera  solar 
alumbrada  por  esa  luz  de  una  intensidad  muy  viva,  es  lo  que 
puede  Uamarse  con  propiedad  la  folosfera  solar.  Enciraa  y  de- 
bajo  de  esta  las  nubes  son  de  iguaj  naturaleza  mas  6  menos 
iluminadas,  segun  su  distancia  al  foco  luminoso,  visibles  por 
Irasparencia  6  reflexion.  Las  nubes  que  hay  sobre  la  folosfe- 
ra pueden  presentarse  en  forma  de  protuberancias  rojas;  y 
Uegandose  a  condensar  y  a  iluminarse  en  la  zona  luminosa, 
producen  las  faculas,  liiculas  y  puntos  blancos.  Cuando  las 
nubes  de  la  fotosfera  van  a  confundirse  con  las  capas  inferio- 
res  pierden  su  brillo,  y  constiluyen  las  penumbras.  Las  nubes 
(lue  estan  debajo  de  ella  forman  las  manchas,  niicleos,  po- 
ros, etc.,  etc.  Asise  coordina  lodo,  y  se  esplica  del  modo  mas 
natural  posible,  habiendo  en  esto  a  la  vez  sencillez  y  unidad; 
todo  sucede  como  ha  observado  perfectamente  Mr.  Chacor- 
nac. Hoy  esta  probado  que  las  nubes  dc  la  atmosfera  terres- 
tre,  los  cirros  y  cirrostralos  se  orienlan  en  una  direccion  que 


7 
guarda  relacion  con  el  meridiano  magnetico ,  y  tienen  una 
gran  parte  en  la  produccion  de  las  auroras  boreales;  nada 
hay  pues  de  estrano  en  que  las  nubes  de  las  penumbras  to- 
men  al  orientarse  una  estructura  radiada,  etc.,  etc. 

Las  diferencias  entre  las  dlversas  partes  de  la  luz  de  la  po- 
rona  descritas  anteriormente,  pueden  espllcarse  por  los  dife- 
renles  grados  de  actividad  de  las  diversas  regiones  de  la  fo- 
tosfera,  mas  intensa  y  agitada  en  ciertos  puntos  que  en  otros. 
Mas  dificil  es  esplicar  las  dos  manchas  rectangulares. 

Las  observaciones  meleorologicas  ofrecieron  diversas  par- 
ticularidades  curiosas.  El  termoraetro  bajo  a  14°, 4  Fahrenheit 
durante  la  oscuridad  total,  sinticndose  un  frio  rauy  agudo.  En 
el  momento  en  que  llego  la  sombra  a  las  costas  del  Peru,  el 
aire,  tan  caldeado  comunmenle  por  los  llanos  arenosos  sobre 
que  esta,  se  condenso  de  repente,  y  esa  condensacion  atrajo 
del  Oceano  una  corriente  de  aire  frio,  por  lo  cual  se  levanlo 
un  viento  bajo  de  Oeste,  mientras  de  la  parte  Sur  coutinuaba 
soplando  unabrisa  fria.  Al  encontrarse  ambas  corrientes,  pro- 
dujeron  unos  torbellinos  que  en  muclios  puntos  levantaron  la 
arena  a  200  pies  de  alto. 

A  media  legua  proximaraente  al  Sur  del  obser.vador  habia 
una  montana  en  forma  de  tabla.  Hacia  las  tres  de  la  tarde  se 
vio  elevarse  en  forma  de  columna  desde  dicha  montana  una 
especie  de  nube  de  color  azul  palido,  que  fue  disminuyendo 
sin  cesar  a  medida  que  se  prolongaba  la  oscuridad  total,  y 
concluyo  por  volverse  muy  densa  y  negra;  luego  disminuyo, 
concluyendo  por  desaparecer  poco  antes  del  fin  del  eclipse. 

Lashojas  del  algarrobo  y  del  algodoner'o  se  cerraron  du- 
rante el  eclipse  como  si  hubies'e  sido  de  noche,  y  recuperaron 
muy  pronto  su  situacion  normal  despues  de  la  reaparicion  del 
sol;  todos  los  insectos  se  ocultaron;  las  gallinas  se  agruparon; 
las  demas  aves  domesticas  echaron  a  volar  rasando  el  hori- 
zonte;  la  irapresion  que  produjo  en  los  espectadores  fue  in- 
mensa,  los  cuales  saludaron  con  entusiasmo  la  nueva  salida 
de  los  primeros  rayos  del  sol. 


AnoinoMas  que  presenta  la  estrella  doble  70  de  Ophiucus;  por 
Mr.  Jacob. 

(L'Institut,  4o  nnvienibrc  ^8b5.) 


Mucho  tierapo  hace  que  los  aslronomos  conocen  este  gru~ 
po  corao  uno  de  los  sistenias  binarios;  pero  es  incierta  toda- 
via  su  orbila,  aim  cuando  se  haya  verificado  una  revolucion 
casi  entera  desde  que  lo  observo  por  primera  vez  W.  Hers- 
chel  el  ano  1779.  Todas  las  orbitas  que  se  ban  calculado 
pecan  en  ciertos  puntos  al  tralar  de  representar  las  posiciones 
observadas;  y  las  que  mejor  representan  los  angulos,  fallan 
complelamenle  respeclo  de  las  distancias.  Lo  mas  singular  es, 
que  aun  en  las  orbitas  que  mejor  concuerdan  con  la  observa- 
cion,  los  errores  de  los  angulos  afectan  forma  periodica,  con- 
servando  igual  signo  por  considerable  espacio  de  tiempo.  Se 
ba  calculado  una  orbila  para  un  periodo  de  93  anos,  en  que 
los  errores  cslan  afectados  del  signo +  de  1820  a  1823,  del 
signo  —  con  una  sola  escepcion  de  1823  a  1830,  de  signo  du- 
doso  de  1830  a  1832,  del  signo  — de  1833  a  1842,  y  luego 
llevan  el  mismo  signo  casi  todos.  Esta  clase  de  error  debe  de- 
pender  de  alguna  ley,  puede  provenir  de  cambio  de  la  ley  de 
gravilacion ;  pero  mas  sencillamente  se  esplica  suponiendo  la 
exislencia  de  un  tercer  cuerpo  opaco  que  perturbe  a  los  otros 
dos.  Se  ba  recurrido  ya  a  esta  clase  de  cuerpos  para  dar  razon 
de  las  irregularidades  de  los  niovimientos  de  ciertas  estrellas, 
simples  al  parecer,  como  Sirio  y  Procion.  Si  se  supone  que 
circula  el  cuerpo  como  un  planeta  alrededor  de  la  estrella 
mas  pequena,  no  necesila  ser  muy  abullado,  puesto  que  el 
desvio  de  la  elipse  no  pasa  de  0",1.  Admitiendo  que  la  estre- 
lla pequena  describa  una  elipse  secundaria  en  la  cual  scan 
fl  =  0",08,  e=0",15  y  <u=:200",  yaplicando  las  correccio- 
nos  correspondientes  a  las  posiciones  calculadas,  se  reduce  el 
error  medio  de  los  angulos  de  W  a  37',  y  el  de  las  distancias 
medidas  posteriormente  a  1837  de  0",14a  0",11  6  cosa  de  j- 
al  paso  que  el  error  maximo  resulta  reducido  en  la  misma 


0 
pi'oporcion.  De  presumir  es  pues  a  primera  visla  la  exislencia 
de  tal  cuerpo,  y  de  desear  que  observaciones  rigurosas  con- 
firmen  el  hecho.  El  asiinlo  presenta  por  olra  parte  tanlo  mas 
inleres,  cuanto  que  ciertos  autores  ban  tenido  por  imposible 
que  las  eslrellas  dobles  tengan  planetas  circulantes  en  torno 
de  ellas. 


CIENGI4S  FISIG48. 


» iyX3©<-6^<- 


FISICA. 


Calentamiento  de  los   hilos  por  las  corrientes  voUdkas;  por 
MM.  DE  LA  Prevostaye  y  p.  Desains. 

(L'liislilut,  -10  noviembre  -ISSS.) 

Compulsando  los  tratados  de  fisica  y  las  memorias  espe- 
ciales  sobre  la  electricidad,  es  facil  conocer,  dicen  MM.  J.  de 
la  Prevostaye  y  P.  Desains,  que  en  general  no  se  forma  sino 
una  idea  rauy  vaga,  ya  de  la  naturaleza  de  la  corriente  voltaica, 
ya  de  su  modo  de  obrar  cuando  a  su  paso  determina  el  calcnla- 
mienlo  de  un  hilo  metalico,  6  de  cualquier  otro  conductor  lio- 
raogeneo  6  helerogeneo.  Las  hipotesis  forraadas  sobre  este  ulti- 
mo punto  son  particularmente  insuficientes,  y  tales  ban  pare- 
cido  a  sus  propios  autores  al  tiempo  mismo  de  sentarlas.  No 
se  trata  de  aumenlar  su  numero;  mas  oportuno  parece  echar 
por  otro  camino,  y  ver  de  duplicar  si  es  posible  el  pequeno 
uiimero  de  fenomenos  fundamentales  que  la  teoria,  siendo 
cierta,  debera  poder  esplicar.  Recordemos  primero  un  hecho 
rauy  importante  descubierto  por  Mr.  Pouillet  {Fisic,  6.' 
edic,  p.  624),  citando  suspropias  palabras. 

«Si  en  una  pila  (termo-electrica)  de  8  elementos  se  ca- 
»lientan  solo  las  dos  soldaduras  1  y  4  a  un  mismo  grado,  es- 
»tando  todas  las  deraas  a  cero,  no  se  observa  ninguna  aparien- 
«cia  de  corriente  en  la  pila,  lo  cual  debe  ser  asi,  pues  las 
»soldaduras  no  pueden  originar  mas  que  corrientes  iguales  y 
»contrarias;  pero  si  entonces  se  establece  una  comunicacion 
))  ?«'  entre  los  dos  elementos  de  cobre  cd  y  ef,  al  instante  esta 


11 

»da  paso  a  una  corriente  muy  intensa,  De  aqul  resulta  la  no- 
»table  consecuencia  de  que  las  corrienles  contrarias  proce- 
wdentes  de  la  elevacion  de  teraperalura  de  las  dos  soldadu- 
»ras  1  y  4  no  se  destruyen,  sino  que  cada  una  de  ellas  circu- 
))la  como  si  estuviese  sola.  Para  poner  esta  verdad  fuera  de 
»duda.  basta  observar  la  intensidad  de  la  corriente  w\  y  de- 
wmostrar,  como  lo  tengo  hecho,  que  esla  intensidad  es  preci- 
Msaraente  la  que  resulta  del  conjunto  de  las  corrientes  deriva- 
))das  contrarias  y  desiguales,  que  deben  pasar  por  la  union 
))M^^  Asi  que  las  corrientes  opuestas  no  se  destruyen,  6  mas 
»bien  no  reducen  los  fluidos  electricos  al  estado  de  equilibrio 
»y  de  reposo,  sino  que  cada  una  de  ellas  produce  los  movi- 
»mientos  propios  que  produciria  si  estuviese  sola.)) 

Resulta  pues  de  la  leoria  de  las  pilas  y  de  esta  ingenio- 
sa  esperiencia.  que  en  todos  los  casos  coexisten  las  corrien- 
tes, que  se  sobreponen  sin  modificarse,  y  que  cuando  pare- 
cen  destruirse,  sus  efectos  son  diferentes,  presentau  signos 
contrarios,  y  que  en  realidad  se  suman  algebraicamente.— 
Pasemos  ahora  a  los  esperimentos  que  nos  son  propios. 

Cuando  un  hilo  de  plalino  «/3  de  O^JS  a  0",  20  de  longi- 
tud,  se  mantiene  en  incandescencia  por  la  corriente  de  una 
primera  pila  constanle  A,  si  se  hace  pasar  una  segunda  cor- 
riente igual  y  de  sentido  contrario  poniendo  dos  de  sus  puntos 
^'  y  &'  en  contacto  con  los  conduclores  que  van  a  parar  a  los 
dos  polos  de  otra  pila  B,  de  laraisraa  fuerza  que  la  primera, 
el  espacio  intermedio  of  B  del  hilo  de  platino  dejara  en  el 
acto  de  estar  candente,  y  podra  hasta  tocarse  con  el  dedo  sin 
producir  ninguna  sensacion  apreciable  de  calor.  Por  el  con- 
trario, las  dos  estremidades  asJ  y  03'  se  encontraran  elevadas 
a  una  temperatura  mucho  mayor  que  antes.  Inviertase  enton- 
ces  el  sentido  de  la  corriente  de  la  pila  B,  y  sera  al  reves  la 
porcion  a  &  del  hilo  la  que  retendra  una  temperatura  esce- 
sivamente  alta,  en  lanto  que  las  regiones  estremas  ct«'i3^' 
descenderan  a  una  temperatura  mas  baja. 

La  esperiencia  puede  hacerse  aiin  de  otro  modo  para  que 
sea  todavia  mas  evidente,  si  es  posible.— Dos  hilos  de  platino 
del  mismo  diametro  y  poco  mas  omenosde  la  misma  longi- 
tud,  se  ponen  en  incandescencia  por  dos  pilas  formadas  do  un 


12 

misnio  luimero  tie  pares  y  sensibleniente  igiiales.  Eslos  dos 
hilos  parecen  perfectaiuente  identicos  eiUre  si,  y  los  fenome- 
nos  de  calor  que  se  presentan  no  lienen  ninguna  relacion  apa- 
rente  con  la  direccion  propia  de  las  corrienles  que  los  atra- 
viesan.  Nada  hay  por  consiguienle  que  recuerde  la  accion  de 
una  corriente  en  la  aguja  iraantada,-  accion  que  liene  una  di- 
reccion determinada,  y  que  cambia  de  sentido  con  el  de  la  mis- 
ma  corriente.  Hay  unhilo  sieinpre  enrojecido  yde  un  mismo 
raodo  por  las  dos  corrienles  inversas  que  lo  atraviesan  sucesi- 
vamente.  Sin  embargo,  si  se  aproximan  los  dos  hilos  y  seapli- 
cael  uno  al  otro  (1),  los  resultados  son  enleramente'distinlos, 
segun  su  orienlacion  relaliva.  En  una  de  las  porciones,  la 
parte  comun  se  apaga  bruscamente,  y  las  partes  esteriores 
adquieren  algo  mas  de  brillo.  En  la  posicion  relativa  inversa, 
la  parte  comun  se  hace  mucho  mas  brillante,  y  es  la  contra- 
rla  para  las  partes  esteriores. 

Queda,  pues,  bien  establecido  que  si  dos  corrienles  igua- 
les,  capaces  de  enrojecer  separadamenle  un  hilo  de  platino, 
caminan  por  este  hilo  en  sentidos  inverses,  la  incandescencia 
y  hasta  la  elevacion  de  teraperatura  desaparecen  al  memen- 
to, y  que  sus  efectos  se  suraan  por  el  conlrario,  si  se  propa- 
gan  en  una  misma  direccion  (2). 

Para  no  adelanlarnos  a  los  esperimentos,  deberiamos  de- 
tenernos  aqui.  Permitasenos  no  obstante,  bacer  notar  que  es- 
tos  hechos  parecen  inconciliables  con  la  teoria  que  considera 
el  desarrollo  de  calor  como  debido  a  la  reunion  de  dos  fliii- 
dos  de  nombre  conlrario.  Nada  en   efeclo  impediria  a  las 


(1)  Basta  que  dos  puntos  del  primero  vengan  a  tocar  a  dos  puntos 
del  segundo. 

(2)  Fenomenos  perfectamente  analogos  se  presentan  en  las  acciones 
quimicas.  Descompongase  agua  acidulada  en  3  voltametros  A,  B,  C,  co- 
'ocados  en  un  mismo  circuito.  Las  cantidades  de  gas  que  se  desprenden 
son  las  mismas  en  cada  uno  de  ellos;  pero  si  se  toca  con  un  reoforo  de 
otra  pila  igual  un  punto  comprendido  entre  ^  y  ^,  y  con  otro  re6foro  un 
punto  comprendido  entre  B  y  C,  6  bien  se  deticne  repentinamente  en  B  el 
desprendimiento  y  se  hace  mas  veloz  en  y^^  y  C,  6  bien  se  aumenta  en  B 
y  disminuye  ea  A  y  C. 


13 

cualro  corrientes  iguales  combinarse  de  dos  en  dos  en  la  par- 
te comun  del  circuito,  y  producir  en  todos  los  casos  una  ele- 
vacion  de  temperalura  sierapre  igual,  cualquiera  que  fuese  el 
sentido  de  una  de  las  corrientes. 

Finalmente,  sin  entrar  en  mayores  detalles,  diremos 
que  si  estos  hechos  no  podian  ser  previstos  por  la  teoria 
de  Mr.  Ohm,  nos  parece  que  no  le  son  opueslos,  y  que  las 
ideas  teoricasque  le  han  guiado  en  sus  observaciones,  son  las 
que  mas  comodamente  se  concilian  con  los  resultados  de  los 
esperimenlos  consignados  en  la  presente  nota. 


Sobre  la  ascension  del  agua  y  la  depresion  del  mercurio  en  los 
tubos  capilares;  por  Mr.  Bede. 

(Bibliot.  univ.  de  Gineb.,  /unto  1855.) 

Los  mas  profiindos  geometras  han  hablado,  segun  sabemos 
todos,  de  la  teoria  analitica  de  la  capilaridad,  habiendolos  con- 
ducido  el  calculo  a  la  ley  de  la  ascension  6  depresion  en  ra- 
zon  inversa  del  diametro  del  tubo.  Algunos  fisicos,  entre  ellos 
Gay-Lussac,  han  comprobado  la  citada  ley  por  la  esperiencia, 
y  reconocido  su  exactitud. 

Sin  embargo,  Mr.  Bede  ha  hecho  nuevos  estudios  sobre  la 
misma  materia,  creyendo  que  existia  alguna  incertidumbre 
en  la  teoria.  Ademas,  Mr.  Simon  verifico  hace  algunos  anos 
numerosas  esperiencias  tambien  sobre  la  capilaridad;  sus  tra- 
bajos,  publicados  despues  de  su  muerte  en  los  Annates  de  Chi- 
mie  et  Physique,  le  dieron  un  resultado  diferente  del  obtenido 
por  Gay-Lussac,  sacando  por  conclusion  que  era  inexacta  la 
ley  de  la  razon  inversa  de  la  ascension  con  el  diametro.  No 
era  por  tanto  superfluo  tratar  de  nuevo  esta  materia. 

El  procedimiento  de  Mr.  Simon  no  se  halla  al  parecer  li- 
bre  de  objeciones:  la  medida  de  la  columna  elevada  por  la  ca- 
pilaridad no  la  obtenia  directamente;  al  contrario,  hacia  re- 
troceder  dicha  columna,  poniendo  el  tubo  en  comunicacion 
con  un  deposilo  de  aire  comprimido,  y  aseguraba  que  la  as- 
cension capilar  era  igual  a  la  columna  de  agua  elevada  en  un 


14 

man6metro  que  comunicaba  con  el  deposito,  y  luego  media 
la  presion  necesaria  para  que  el  aire  Uegase  hasta  la  eslie- 
midad  del  tubo.  Mr.  Bede  juzga  que  en  esto  hay  una  causa  de 
error,  (da  presion  del  aire  del  deposito,  para  que  relroceda 
la  colunina  de  agua  en  el  lubo  capilar  liene  no  solo  que  ven- 
eer la  atraccion  del  vidrio  sobre  el  agua,  sino  tambien  la  del 
lubo  sobre  la  colurana  de  aire,  que  avanza  repeliendo  la  de 
agua.  En  una  palabra,  el  esceso  de  presion  del  aire  del  depo- 
sito ha  de  veneer,  no  solo  la  capilaridad  del  agua  sino  tam- 
bien la  del  aire,  interpretando  la  palabra  capilaridad  en  sen- 
tido  de  adherencia.)) 

Diremos  de  paso  que  esto  nos  parece  que  debe  ser  objeto 
de  esperimentos.  Si  la  capilaridad  del  aire  comprimido  ejerce 
alguna  influencia,  lo  mismo  ha  de  suceder  respeclo  al  aire 
sometido  a  la  presion  de  la  atmosfera;  y  seria  interesante  ave- 
riguar  si  se  obtenia  un  resultado  diferente  midiendo  la  as- 
cension 6  la  depresion  en  una  atmosfera  enrarecida.  Espera- 
mos  que  Mr.  Bede  Irate  este  punto  al  continuar  sus  trabajos. 

El  aparato  adoptado  por  el  autor  es  muysencillo:  compo- 
nese  de  un  tubo  en  forma  de  U,  que  tiene  otro  capilar  y  olro 
de  15  a  20  milimetros  de  diametro  unidos  por  soldadura;  ha- 
biendo  construido  gran  niimero  de  dichos  tubos  de  distintas 
clases  de  vidrio,  y  de  gruesos  y  diametros  diferentes.  Intro- 
ducia  luego  en  el  mercurio  6  agua,  y  media  con  el  catetome- 
tro  la  diferencia  de  nivel  en  uno  de  los  brazos. 

La  primera  observacion  importante  que  ocurre  es,  que 
cuando  se  echa  un  liquido  en  los  tubos,  es  preciso  que  pase 
mucho  tiempo  para  que  se  establezca  el  equilibrio.  Si  se  Ue- 
na  el  brazo  ancho  con  mercurio,  se  ve  subir  este  rapidamente 
en  el  tubo  capilar  hasta  cierta  distancia  bajo  el  nivel  del  bra- 
zo mayor,  y  luego  se  detiene  al  parecer;  pero  observandolo 
con  el  anteojo  se  nota  que  continiia  subiendo  lentamente,  con 
una  celeridad  que  va  disminuyendo  siempre.  Cuando  es  pe- 
queno  el  diametro,  continiia  todavia  algunas  veces  despues  de 
doce  horas.  Lo  mismo  sucede  con  el  agua,  solo  que  el  equili- 
brio se  establece  con  mayor  rapidez.  De  lo  cual  resulta  que 
es  preciso  aguardar  mucho  tiempo  para  tomar  las  medidas. 

Tambien  es  necesario  correjir  las  observaciones  inmedia- 


15 

tas,  porqiie  la  columna  no  termina  en  un  piano;  es  pues  pre- 
cise aiiadir  al  peso  de  la  columna  deprimida  el  del  mercurio 
que  cabria  entreja  superficie  del  menisco  y  el  piano  tanjente 
a  su  vertice.  Gay-Lussac  Indicaba  como  correccion  la  adicion 
del  tercio  del  radio,  lo  cual  supone  que  el  menisco  es  una 
semiesfera.  Pero  midiendo  Mr.  Bede  la  altura  de  los  menis- 
cos,  ha  descubierto  que  era  menor  que  la  mitad  del  radio,  y 
admile  i  de  el  para  dicha  correccion. 

Ponemos  a  conlinuacion  los  principales  resuUados  de  sus 
esperimenlos ,  absteniendonos  de  dar  una  esplicacion  mas 
amplia. 

1.°  La  depresion  del  mercurio  en  los  lubos  capilares  se 
halla  proximamente  en  razon  inversa  del  diametro  cuando 
este  no  escede  de  un  milimetro. 

%."  El  grueso  de  las  paredes  ejerce  un  intlujo  perceptible 
en  la  depresion,  de  cuyo  resultado  volveremos  pronto  a  ha- 
cernos  cargo. 

3."  La  ascension  del  agua  en  los  tubes  humedecides  no 
sigue  exactamente  la  ley  de  la  razon  inversa  del  diametro,  si 
no  se  toma  en  cuenta  el  grueso  de  la  capa  humectante;  pero 
suponiende  que  sea  este  de  0'°°',001,  se  confirma  la  repelida 
ley. 

La  idea  de  tener  en  cuenta  la  dimension  de  la  capa  de  agua 
adherenle  al  tubo  se  debe  a  Mr.  Plateau.  Como  el  valor  de 
0°"",001  es  enterameute  arbitrario,  seria  de  gran  interes  el  po- 
derlo.medir  direclamente;  y  lal  vez  se  halle  la  posibilidad  de 
conseguirlo  en  algun  fenomeno  optico.  Segun  la  objecion  de 
Mr.  Bede  a  la  teoria  de  Gauss,  no  debia  cumplirse  la  ley 
cuando  estuviesen  mojados  los  tubos,  porque  es  sumamente 
pequena  la  distancia  entre  una  parte  de  la  superiicie  concava 
del  agua  y  la  superficie  del  tubo.  Sin  embargo,  la  ley  rije 
aun  en  ese  caso,  ^No  probaria  esto  que  la  distancia  de  O^^jOOl 
por  ejemplo,  es  mayor  que  el  radio  de  actividad  sensible  de 
la  atraccion  del  vidrio  sobre  el  agua? 

4."  El  grueso  de  las  paredes  tiene  una  influencia  apre- 
ciable  en  la  ascension  del  agua  en  los  tubos  humedecidos. 
Veamos  el  modo  de  esplicar  el  autor  esa  influencia  del  grue- 
so de  las  paredes,  asi  en  el  mercurio  como  en  el  agua.  «En 


10 
la  depresion  del  mercurio  hay  en  juego  tres  luerzas:  la  gra- 
vcdad,  la  atraccion  im'itua  de  siis  moleculas,  y  la  que  estas  es- 
periinenlan  de  parte  de  las  moleculas  del  vidfio.  Las  dospri- 
meras  fuerzas  obran  de  arriba  a  bajo  y  la  ultima  al  reves,  y 
por  consiguiente  esta  liende  adisminuir  la  depresion.  Luego 
si  es  el'ectiva  la  influencia  del  grueso,  debe  aumentar  dicha 
fuerza  y  disminuir  la  depresion;  sin  embargo,  se  observa  el 
efecto  conlrario.  Esta  anomalia  se  esplica  por  la  considera- 
cion  de  las  componentes  horizontales  de  la  atraccion  del  lubo, 
de  las  cuales  no  se  hace  caso  generalmente,  porque  opuestas 
dos  a  dos  deben  destruirse.  Esto  es  inexacto  a  mi  ver.  Creo 
que  no  se  destruyen  en  manera  alguna  esas  componentes,  si- 
no  que  producen  una  adherencia  del  mercurio  con  el  tubo, 
que  se  opone  a  su  moviraienlo  ascensional.  Segun  esto,  la  de- 
presion tal  como  la  hemos  observado,  mas  bien  ha  de  ser  un 
fenomeno  de  dinamica  que  de  estatica.En  nuestro  sistema  de 
tubos,  el  movimienlo  ascensional  del  mercurio  en  el  tubo  ca- 
pilar  se  debe  a  la  presion  de  dicho  metal  en  el  tubo  ancho,  y 
a  la  atraccion  del  primero.  Al  elevarse,  queda  sujelo  el  mer- 
curio a  diferentes  fuerzas  retardatrices,  que  son  su  gravedad, 
su  cohesion  y  su  adherencia  al  tubo;  su  celeridad  se  destru- 
ye  paulatinamente,  y  la  elevacion  del  mercurio  se  debilitara 
tanto  mas  cuanto  mas  poderosas  scan  las  fuerzas  retardatrices, 
y  entre  ellas  la  adherencia  al  tubo.  Si  pues  la  adherencia  ho- 
rizontal al  mismo  crece  segun  el  grueso  con  mayor  rapidez 
que  su  atraccion  vertical,  la  influencia  del  grueso  sera  tal  co- 
mo la  hemos  observado.  Respecto  al  agua,  la  anomalia  es  igual 
a  la  del  mercurio,  y  la  espresada  influencia,  si  existe,  debe 
obrar  tambien  de  idenlica  manera,  es  decir,  aumentando  la 
elevacion  como   hacia  con  la  depresion.  Efectivamente,  la 
adherencia  horizontal  que  hemos  admitido  para  el  mercurio, 
debe  obrar  del  mismo  4nodo.   Ilemos  dicho   que  para  hu- 
medecer  los  tubos  se  elevaba  la  columna  de  agua,  hacien- 
dola  en  seguida  descender.  En  semejante  circunstancia,  la  ad- 
herencia horizontal  tenia  que  oponerse  al  movimienlo  de  des- 
censo,  y  destruirlo,  mas  bien  que  causar  una  elevacion  ma- 
yor. Debemos  adverlir  que  tal  vez  pudiera  esplicarse  este  ca- 
so sin  necesidad  de  admitir  una  accion  apreciable  a  cierta 


17 

dislancia.  Es  evidenle  que  los  lubos  de  vidrio  reblandecidos 
enelraomento  de  su  fabricacion,  se  ban  de  enfriar  con  mayor 
lentitud  cuando  son  gruesos  que  cuando  son  delgados;  y  el  es- 
tado  de  la  superficie  interior  ha  debido  modificarse  por  un 
fenomeno  analogo  al  lierapo  del  recocido  y  temple,  que  muy 
bien  pudiera  influir  en  la  atraccion  molecular  lateral.  Si  se 
disminuyese  el  grueso  de  los  tubos  por  un  medio  raecanico,  6 
mejor  por  la  corrosion  del  acido  fluorhidrico,  tal  vez  se  llega- 
ria  a  conocer  si  era  esto  cierto. 

5.°  La  elevacion  del  agua  en  los  tubos  secos  se  separa 
nolablemente  de  la  ley  de  la  relacion  inversa  al  diametro, 
hasta  en  limites  reducidos. 

6."  El  grueso  de  las  paredes  tiene  al  parecer  cierla  in- 
fluencia  en  esa  elevacion;  pero  es  menos  apreciable  que  en  la 
depresion  del  mercurio  y  en  la  elevacion  del  agua  en  los  tu- 
bos humedecidos. 

Resumiendo  aiin  eslas  conclusiones,  dice  Mr.  Bede  para 
terminar,  resulta  una  gran  incerfidumbre  acerca  de  la  ley 
principal  de  los  fenomenos  capilares,  confirmadapor  la  depre- 
sion del  mercurio,  destruida  por  la  ascension  del  agua  en  los 
lubos  secos;  y  respecto  a  los  humedecidos,  solo  rije  en  la  hi- 
potesis  de  que  tenga  cierto  grueso  la  capa  humeclaate.  En  el 
mero  hecho  de  ser  inexacta  en  los  tubos  secos  bastaria  para 
no  admitir  su  generalidad,  si  ese  modo  de  esperimentar  no 
llevase  cqnsigo  una  fuerte  causa  de  error,  a  saber,  la  capa  de 
aire  seco  adherente  al  tubo,  y  la  alteracion  de  la  superficie 
quedeaqui  resulta.  Mr.  Plateau  ha  tenido  tambien  la  bondad 
de  comunicarme  sobre  este  particular  una  observacion  nota- 
ble, recordandome  el  hecho  conocido  de  unagota  de  agua  que 
se  estiende  facilmente  en  larotura  reciente  de  un  trozo  de  vi- 
drio, no  pudiendo  conseguirse  esto  mismo  en  una  superficie  de 
vidrio  que  tenga  algun  tiempo,  por  mas  cuidado  que  se  ponga 
en  limpiaria.  Pudiera  pues  suceder,  que  si  se  operase  con  tu- 
bos secos  inmediatamenle  despues  quehan  salido  de  la  fabri- 
ca,  se  obtuvieran  resultados  enteramente  distintos.  Esto  es  lo 
que  me  propongo  averiguar  en  otro  trabajo  posterior,  siendo 
tambien  mi  proposito  ocuparme  nuevamentc  en  la  influencia 
del  grueso  de  las  paredes,  porque  esla  cuestion  es  dcmasiado 

TOHO  vr.  2 


18 
imporlante  para  que  deba  consitlerarse  como  delerminada  por 
las  esperiencias  precedentes.» 

Esperaraos  por  nuestra  parte  que  el  autor  continuara  sus 
inlercsanles  esperimentos  con  el  cuidado  y  exactilud  que  ha 
puesto  en  los  trabajos  do  que  acabamos  de  dar  cuenla,  y  que 
couseguira  ilustrar  esta  cuestion  dilicil,  pero  muy  imporlante. 


QlJIlllCA  itillllitL.. 


Composicion  comparada  de  la  (ibra  muscular  de  diferentes 
animales;  por  Mr.  Valenciennes  y  Fremy. 

(L'lnstitut,  2\  noviembre  ^8b5.) 

Aualizando  los  musculos  de  los  vertebrados  ban  reconoci- 
do  desde  luego  los  aufores  la  presencia  de  la  creatina,  descu- 
bierta  por  Mr.  Chevreuil,  la  del  acido  inosico  y  de  la  creali- 
nina,  cuyos  caracteres  dio  Mr.  Liebig.  Les  ha  parecido  mas 
abundanle  la  creatinina  de  lo  que  generalmente  se  cree.  Han 
coraprobado  su  presencia  en  la  fibra  muscular  de  casi  todos 
los  vertebrados,  por  lo  comun  en  estado  de  libertad,  y  lam- 
bien  en  combinacion  con  el  acido  fosforicol  Han  notado  que  si 
en  cierlos  cases  precede  la  acidez  de  los  musculos  del  acido 
lactico,  el  cuerpo  que  pone  muy  acida  a  la  fibra  es  por  lo  re- 
gular el  fosfato  acido  de  potasa  A'O,  2//0,  P/tO'.  Delerrainando 
la  proporcion  de  esta  sal  en  los  musculos  de  diferentes  ani- 
males, les  ha  parecido  en  cierto  mode  entrelazada  con  la  for- 
macion  del  sistema  huesoso;  al  menos  ban  encontrado  dicha 
sal  en  abundancia  en  los  animales  que  tienen  los  huesos  muy 
desenvueltos,  y  en  cortisiraa  cantidad  en  los  articulados  y  en 
los  moluscos;  por  otro  lado  ban  comprobado  por  esperiencia 
directa,  que  reobrando  en  el  carbonato  de  cal  el  fosfato  acido 
de  potasa  estraido  de  los  musculos  puede  originar  fosfato  ba- 
sico  de  cal,  que  como  se  sabe  entra  en  notable  proporcion  en 
la  constitucion  de  la  sustancia  huesosa. 

Al  lado  de  los  cuerpos  grasos  neutros  en  proporciones  va- 
riables de  oleina,  margarina  y  eslearina,  han  hallado  en  los 


19 
musculos  de  los  verlebrados  olra  suslaiicia  cuyas  propiedades 
se  alejan  de  lasde  las  materias  grasas  propiamente  tales,  y  se 
acercan  a  las  de  la  grasa  cerebral;  parece  producida,  corao 
esta  ultima,  por  la  combinacion  de  la  sosa  con  el  acido  que 
Mr.  Fremy  ha  sacado  de  la  grasa  cerebral,  y  llamado  oleo- 
fosforico;  se  encuentra  en  casi  todas  las  partes  del  organismo 
animal;  su  proporcion  en  el  tejido  muscular  aumenla  con  la 
edad  de  los  animales,  y  varia  segun  las  especies:  asi  es  que 
los  peces  de  carne  blanca  y  lijera  (pescadilla,  platija)  la  con- 
lienen  en  corta  proporcion,  al  paso  que  los  de  carne  compacta 
(congrio,  arenque,  trucha,  y  en  especial  el  salmon)  presentan 
cantidades  considerables  de  ella.  Los  autores  atribuyenel  sa- 
bor  caracteristico  del  pescado  frito  a  la  descomposicion  in- 
completa  de  dicho  cuerpo  fosforado  por  el  calor. 

El  asalmonado  les  parece  producido  por  la  presencia  de  un 
acido  graso  muy  debil,  que  llaman  salmonico,  y  que  esta  di- 
suelto  en  un  aceitc  neutro.  Para  aislar  dicho  acido  se  agita  en 
frio  con  alcohol  puesto  debilraente  araoniacal  el  aceite  rojo 
que  se  estrae  con  facilidad  de  los  musculos  del  salmon  pren- 
sandolo;  se  decolora  entonces  del  todo  el  aceite,  y  abandona 
el  alcohol  su  materia  colorante,  que  se  estrae  luego  descom- 
poniendo  con  un  acido  la  sal  amoniacal.  El  acido  resultante 
es  viscoso,  rojo,  y  presenla  lodos  los  caracteres  de  un  acido 
graso;  el  que  se  saca  de  las  truchas  asalmonadas  es  identico  al 
que  dan  los  musculos  del  salmon.  Existe  en  considerable  can- 
tidad,  mezclado  con  acido  oieol'oslorico,  en  los  huevos  del  sal- 
mon; lo  que  en  concepto  de  los  autores  puede  esplicar  hasta 
cierto  punto  la  decoloracion  y  la  perdida  de  sabor  que  espe- 
rimenta  la  carne  del  salmon  al  tiempo  de  la  cria.  La  propor- 
cion de  dicho  acido  varia  segun  las  especies. 

Tambien  ban  analizado  los  autores  los  musculos  de  los 
crustaceos;  les  ha  parecido  mas  sencilla  su  coraposicion  que 
la  de  los  musculos  de  los  mamiferos,  analoga  a  la  de  los  de 
los  peces;  no  contienen  fosfaio  acido  de  potasa;  por  el  contra- 
rio,  existe  en  ellos  en  considerable  proporcion  el  acido  oleo- 
fosforico;  asimismo  lienen  creatina  ycreatinina. 

Los  musculos  de  los  moluscoshan  presentado  una  compo- 
sicion  mucho  mas  sencilla  que  la  de  los  verlebrados;  ape- 


20 
lias  conlienen  canlidades  apieciables  de  fosfalo  acido  de  po- 
lasa,  de  acido  oleofosforico,  de  crealina  y  de  crealinina;  a 
estos  principios  iiimedialos  reemplaza  una  materia  cristalina, 
cuyos  caracleres  quimicos  y  mineralogicos  ban  sido  tenidos 
por  los  autores,  y  por  Mr.  de  Senarmont,  como  identicos  a  los 
de  lataurina,  suslancia  descubierta  por  Gmeliii  en  la  bilis  de 
los  verlebrados.  La  presencia  en  los  miisculos  de  los  molus- 
cos  de  una  sustancia  que  conliene  cosa  de  un  25  por  100  de 
azufre,  y  que  hasta  abora  no  se  babia  encontrado  mas  que  en 
la  bilis,  es  un  beebo  que  los  autores  concepluan  capaz  de  mo- 
dilicar  las  ideas  que  se  tenian  acerca  de  los  oficios  de  la  lau- 
rina. 


EL.ECTRl€lDjiLD. 


Aplicacion  de  la  electricidad  para  dar  fuego  a  las  minas. 

Mr.  Luis  Figuier  ba  publicado  en  el  periodico  frances  La 
Presse  varies  articulos  dedicados  al  examen  de  la  esposicion 
universal  celebrada  en  18S3  en  la  capital  de  Francia,  ver- 
sando  el  ultimo,  inserto  en  los  numeros  correspondientes  al  3 
y  10  de  noviembre  proximo  pasado,  sobre  las  aplicaciones  de 
los  aparatos  electricos  que  tienen  relacion  con  los  usos  de  la 
guerra.  El  inleres  que  ofrece  esta  materia,  y  la  circunstancia 
de  figurar  venlajosamente  el  nombre  de  nuestro  compatriota 
el  Sr.  D.  Gregorio  Verdu  entre  los  que  mas  la  ban  ilustrado 
con  sus  descubrimienlos  y  trabajos,  nos  mueve  a  dar  cabida  en 
la  Revista  al  referido  articulo. 

((En  la  parte  accesoria  ocupada  por  los  esponenles  de  Sui- 
za bay  un  telegrafo  eleclrico  de  una  disposicion  particular, 
destinado  a  la  correspondencia  de  las  tropas  en  campana.  El 
arte  de  la  guerra  se  ba  apresurado  siempre  a  sacar  partido  de 
todos  los  descubrimientos  de  las  ciencias,  y  por  lo  tanlo  no 
podia  dejar  de  utilizar  el  telegrafo  electrico  para  el  servicio 
de  los  ejercitos  actives. 

Asi  pues  se  ba  becbo  uso  de  el  con  gran  ventaja  en  la  guer- 
ra de  Crimea.  El  bilo  conductor  que  se  emplea  para  ello  se  ha- 


21 

Ha  cubierlo  de  una  capa  aisladora  degula-percha:  regular- 
mente  se  coloca  en  el  suelo  entre  las  dos  estaciones  telegra- 
6cas.  Si  el  terrenolo  permilese  le  aisla  con  mas  exaclitud,  sos- 
teniendolo  en  el  aire  con  auxilio  de  unos  palos  que  hincan  en 
tierra,  corriendo  7  hombres  destinados  a  esle  servicio.  La  es- 
pecie  de  aparato  que  sirve  para  hacer  las  senales  varia  mu- 
cho,  pues  se  emplea  simuUaneamente  el  telegrafo  de  aguja, 
usado  con  preferencia  en  Inglaterra  para  la  correspondencia 
telegrafica;  el  de  Morse,  que  imprime  en  el  papel  el  despacho 
con  caracteres  permanenfes;  y  hasta  el  telegrafo  de  cuadrante, 
colocando  en  su  circunferencia  cierto  numero  de  senales,  cu- 
yo  valor  se  tiene  lijado  de  anleraano. 

Mr.  Hipp,  de  Berna,  mecanico  que  goza  de  una  reputa- 
cion  merecida  en  los  Estados  Helvelicos,  ha  presenlado  en  la 
esposicion  un  teligrafo  cUctrko  militar,  que  por  sus  disposi- 
ciones  felicisimamente  entendidas  reune  todas  las  venlajas 
que  pueden  exijirse  a  un  inslruraento  para  esedesUno  espe- 
.  cial.  Es  esencialmente  coraodo  y  portatil:  su  volumen,  muy 
pequeno,  perraite  llevar  en  una  caja  de  reducida  dimension 
todo  lo  accesorio  y  todo  el  material  de  la  correspondencia 
electrica,  comprendiendo  en  esto  la  pila  de  Yolta,  que  es 
una  especie  de  pila  de  arena  de  nueva  forma.  El  telegrafo 
para  hacer  las  senales  es  unode  Morse,  esdecir,  un  telegrafo 
que  imprime.  Asi  pues  se  consigue  la  ventaja  de  poder  con- 
servar  en  caso  necesario  el  misrao  testo  del  parte  espedido,  y 
de  justificar  tarabien  la  autenticidad  de  la  comunicacion.  Ya- 
rias  comisiones  cientificas  de  Suiza,  que  ban  estudiado  de- 
tenidamente  el  aparato  de  Mr.  Hipp,  ban  reconocido  asi- 
mismo  sus  ventajas,  de  suerte  que  es  probable  que  suslituya 
dentrode  poco  tiempo,  en  los  diversos  ejercitos  de  Europa,  a 
los  instrumentos  bastante  disparatados  de  que  se  ha  hecho  uso 
hasta  el  dia. 

Pero  entre  todas  las  aplicaciones  de  la  electricidad  para 
las  necesidades  dela  guerra,  ninguna  ofrece  utilidad  mas  pa- 
tente  que  aquella  cuyo  objeto  es  el  pegar  fuego  a  las  minas 
desde  grandes  dislancias.  Sabido  es  que  hace  ya  muchos  anos 
que  se  ha  utilizadola  corrienic  electrica  para  conseguir  a  tra- 
ves  de  todas  las  distancias  posibles  la  esplosion  de  los  horni- 


22 

llos  do  niinas.  Esla  niieva  aplicacion  de  la  eleclricidad  ha  sido 
objeto  de  delenidos  esludios  para  el  cuerpo  cieiUifico  de  inge- 
nieros;  y  merced  a  los  Irabajos  de  varios  oficiales  dislinguidos, 
ha  llegado  a  ser  siificientemcnle  practica  en  siis  procedimientos 
para  poderla  adoplar  en  niieslros  trabajos  mililares.  Simulla- 
neamenfe  se  han  verificado  iguales  esludios  en  el  eslranjero; 
de  raodo  que  esla  cueslion,  aunque  reciente,  se  halla  boy  muy 
adelantada.  En  Italia,  y  principalmenle  en  Espafia,  sehanhe- 
obo  en  dicho  senlido  numerosos  y  eficaces  ensayos. 

Por  olra  parte,  todo  el  mundo  ha  leido  en  las  diferenles 
relaciones  del  gran  suceso  mililar  que  acaba  de  enaltecer  nues- 
Iras  armas,  la  prueba  de  que  nuestros  eneraigos  tarapoco  se 
han  quedado  atras  en  esta  nueva  aplicacion  de  la  ciencia  a  la 
defensa  y  ataque  de  las  plazas.  Despues  de  la  toma  de  Mala- 
koff,  por  medio  de  bilos  electricos  que  parlian  del  interior  de  la 
ciudad,  fue  como  los  rusos  puestos  en  fugapudieron  volar  sin 
peligro  las  inmensas  fortificaciones  que  abandonaban  ante  el 
irresistible  arrojo  de  nuestro  glorioso  ejercito.  Solo  una  cir-. 
cunstancia  providencial  ha  salvado  la  gran  obra  de  Malakoff 
y  la  del  Redan  de  la  terrible  deslruccion  que  ha  aniquilado,  a 
presencia  de  nuestros  soldados,  las  inmensas  fortificaciones 
abandonadas  por  los  vencidos.  Sabido  es  que  en  el  momento 
de  entrar  nuestros  aliados  en  las  obras  del  Redan  para  ocu- 
parlas,  un  zapador-minador,  reconociendo  las  baterias,  hallo 
a  sus  pies  un  cable  muy  grueso,  que  se  apresuro  a  cortar  de 
un  hachazo.  Habiendolo  examinado,  se  vio  que  dicho  cable 
no  era  mas  que  un  gran  hilo  metalico  cubierto  con  una  densa 
capa  de  guta-percha,  el  cual  iba  a  parar  a  un  enorme  depo- 
sito  de  polvora  establecido  bajo  el  Redan,  y  cuyo  solo  des- 
cubrimienlo  hizo  palidecer  a  los  mas  inlrepidos  cuando  rc- 
flexionaron  en  la  horrible  esplosion  de  que  acababan  de  li- 
brarse.  El  hilo  se  prolongaba  por  la  otra  parte  a  traves  de  la 
ciudad,  hasta  el  mar,  en  que  se  suraergia  para  ganar  la  orilla 
de  donde  habia  de  partir  la  chispa  electrica  destinada  a  in- 
flamar  el  volcan.  Apenas  se  habia  corlado  el  espresado  hi- 
lo, cuando  principiaron  a  saltar  los  fuertes  unos  despues  de 
olros,  Uenando  las  trincheras  con  sus  escombros.  El  Care- 
nero,  el  bastion  del  mastil,  el  bastion  central,  los  fuertes  de 


23 

la  bahia,  arsenales,  cliques  y  principales  edificios  de  Sevasto- 
pol se  desplomaban  bajo  la  accion  de  las  minas. 

Otra  feliz  casualidad  ha  librado  las  fortificaciones  de  Ma- 
lacoff  de  ladeslruccion  y  sus  terribles  consecuencins.  Habian 
establecido  los  rusos  un  hilo  elecfrico  entre  el  gran  almacen 
de  polvora  de  Malakoff,  que  contenia  inmensas  provisiones,  y 
el  interior  de  la  ciudad,  cuyo  hilo  se  descubrio  a  tiempo,  y 
averiguada  su  direccion  se  corto  con  gran  presteza.  Sin  esta 
circunstancia,  por  medio  de  la  pila  de  Yolta  a  la  cual  iba  a  pa- 
rar  dicho  hilo,  colocada  en  una  sala  del  magnifico  cuartel  del 
arrabal  Karabelnaia,hubieran  incendiado  el  polvoriny  produ- 
cido  una  terrible  esplosion.  que  hubiera  sembrado  en  nuestras 
filas  la  destruccion  y  la  muerte.  Segun  otra  relacion,  el  corte 
providencial  del  hilo  conductor  se  debio  al  reventar  de  una 
bomba. 

Indudablemente  se  leera  con  interes  la  esposicion  de  los 
procedimientos  y  medios  tornados  de  la  fisica  que  permiten  ob- 
lener  tan  maravillosos  resultados.  Efectivamente,  no  es  solo 
para  los  usos  homicidas  de  la  guerra  para  los  que  puede  ape- 
larse  a  esa  aplicacion  del  agente  electrico,  sino  que  a  cada  mo- 
mento  y  para  diferentes  trabajos  se  utiliza  en  el  uso  de  la  rai- 
na.  Emplease  para  volar  las  rocas  y  masas  de  tierra  en  los 
trabajos  de  puertos.  La  esplolacion  de  las  canteras,  la  aper- 
lura  de  las  zanjas  en  los  caminos  de  hierro,  etc.,  exijen  tambien 
el  uso  de  la  mina.  En  todos  estos  casos  es  muy  iraportante  pre- 
servar,  con  mas  seguridad  que  se  hacia  en  otro  tiempo,  la  vida 
de  las  personas  a  quienes  se  confia  dicha  operacion. 

Principiaremos  por  recordar  los  medios  que  se  empleaban 
para  disminuir  sus  peligros  antes  de  la  aplicacion  de  los  pro- 
cedimientos electricos;  medios  que  todavia  se  emplean  hoy  en 
la  mayor  parte  de  los  casos. 

Los  que  se  ban  puesto  en  practica  hasta  el  dia  para  la  vo- 
ladura  de  las  minas,  son  los  siguientes. 

Por  lo  regular  se  prcpara  un  costal  de  polvora  muy  largo, 
y  se  coloca  en  una  caja  de  madera  sujeta  al  cuadro  de  la  gale- 
ria  de  la  mina.  Este  melodo  es  de  un  efeclo  segurisimo,  con  tal 
que  el  terrene  no  tenga  mucha  humodad,  y  que  el  saco  no  se  co- 
loque  hasta  muy  poco  antes  de  la  esplosion  del  hornillo.  Pero 


ofrece  el  inGonvenienle  de  Uenar  las  galerias  de  gases  irrespi- 
rables  despiendidos  por  la  combustion  delapolvora,  hacien- 
dolas  por  lanio  inaccesibles  porespaciode  muchas  horas.  Va- 
rios  artificios,  algunos  muyingeniosos,  se  ban  ideado  para  sus- 
lituir  el  costal  de  polvora.  Con  este  objeto  se  prepara  iin  cor- 
dcl  sin  fin,  que  deslizandose  por  una  canal  de  raadera  lleva  al 
centro  del  hornillo  una  mecba  encendida.  Igualmente  se  liace 
uso  del  cohete  porta- fuego,  que  teniendo  en  si  mismo  el  ori- 
gen  de  su  nioviniiento,  y  sirviendoletarabien  de  guia  una  ca- 
nal de  madera,  trasmite  el  fuego  con  suma  rapidez  a  una  gran 
distancia.  Finalmente,  tambien  se  ha  pensado  servirse  de  ga- 
tilios  parecidos  a  losde  escopeta,  que  pueden  dispararse  con 
auxilio  de  un  bramante  y  a  una  serial  dada.  Pero  todos  estos 
sisteniaspresentan  en  lapractica,  6  inseguridad  opeligro;  ra- 
zon  por  la  cual  se  recurre  generalmente  para  esta  cla.se  de 
operaciones  al  saco  de  polvora  largo,  lentaraente  inila- 
mable. 

La  idea  de  aplicar  la  electricidad  a  la  voladura  de  mi- 
nas  se  ofrecio  a  la  imaginacion  de  los  fisicos  tan  pronto  co- 
rao  seconocieron  las  propiedades  del  fluido  electrico.  Franklin 
fu6  el  priraero  que  tuvo  la  idea  de  valerse  de  la  chispa  elec- 
trica  para  inflamar  a  distancia  la  polvora.  Veamos  como  se 
esplica  el  fisico  americano  en  una  de  sus  Cartas  sobre  la  elec- 
tricidad. «No  s6  que  ninguno  de  vuestros  eleclricos  de  Europa 
haya  conseguido  todavia  inflamar  la  polvora  de  canon  con  el 
fuego  electrico.))  Yen  seguida  esplica  el  modo  de  preparar  un 
cartucho,  al  que  se  puede  pegar  fuego  con  una  chispa  elec- 
Irica. 

Franklin  por  consecuencia  establecia  muy  claramente  el 
principle  del  uso  de  la  electricidad  para  inflamar  a  distancia 
la  polvora.  Efectivamente,  si  selapacon  esta  unhilo  metalico, 
y  se  le  enrojece  por  medio  de  la  chispa  procedente  de  una 
raaquina  clectrica  6  de  una  botella  de  Leiden,  se  puede  con- 
seguir  a  la  mayor  distancia  la  inflamacionde  la  polvora.  En 
tiempo  de  Franklin  no  se  conocia  otro  manantial  de  electri- 
cidad que  la  maquina  electrica,  la  cual,  por  ser  embarazosa, 
y  como  adcmas  funcione  con  gran  dificultad  en  tiempo  hume- 
do,  no  se  hubicra  amoldado  venlajosamenle  a  las  aplicaciones 


25 
militares.  Hubo  pues  que  conlinuar  usando  los  procediraien- 
los  anliguos  para  oblener  la  voladura  de  las  minas. 

La  pila  electrica,  descubierla  en  1800  por  Volta,  propor- 
ciono  el  medio  de  conseguir  la  esplosion  de  la  polvora  sin 
ninguna  de  las  dificultades  que  habian  impedido  hasta  enton- 
ces  el  uso  de  la  eleclricidad  en  las  operaciones  militares. 
Cuando  una  corrienle  electrica  recorre  un  hilo  metalico,  no 
se  observa  fenomeno  alguno  particular,  ni  la  temperalura  del 
hilo  conductor  se  eleva  si  tiene  este  cierto  diamelro.  Pero  si 
se  le  reduce  a  pequeiias  dimensiones  y  es  muy  tenue  su  grue- 
so,  hallando  la  electricidad  un  obstaculo  para  su  trasmision 
por  la  salida  insuficiente  que  se  destina  a  su  paso,  entonces 
produce  en  el  hilo  una  elevacion  considerable  de  temperalu- 
ra, calentandose  el  metal  hasta  el  punto  de  ponerse  rojo,  y 
aun  de  enlrar  en  fusion  y  volatilizarse.  Segun  esto,  si  se  reu- 
nen  los  dos  estremos  del  conductor  de  una  pila  de  Volta  por 
medio  de  un  hilo  muy  delgado  de  platino  cubierto  por  todas 
partes  de  una  sustancia  muy  inflamable,  como  por  ejemplo 
de  polvorin  6  de  algodon-polvora,  y  se  pone  en  actividad  la 
pila,  el  hilo  metalico  se  convierte  en  un  verdadero  cebo  ca- 
paz  de  inflamarse  a  gran  distancia.  En  el  momento  que  pasa 
la  corriente  electrica  al  hilo  de  platino,  se  enrojece  el  metal  e 
inflama  la  polvora.  Si  se  pone  en  el  cenlro  de  un  hornillo  de 
mina  una  caja  semejanle  de  cebo,  producira  la  esplosion  de 
la  mina  en  el  instante  que  se  establezca  la  corriente. 

La  pila  de  Vola  proporcionaba  pues  el  medio  de  sustituir 
las  maquinas  eleclricas,  poco  portables  para  la  guerra,  con 
un  instrumento  mucho  mas  manuable.  Asi  es  que  desde  los 
primeros  tiempos  del  descubrimienlo  de  la  pila  voltaica,  Gi- 
llot,  autor  de  un  Tratado  de  la  guerra  subterrdnea  publicado  . 
en  1805,  describio  los  servicios  que  podia  prestar  al  arte  del 
minero  el  agente  rapido  y  seguro  de  la  electricidad.  Sin  em- 
bargo, no  se  hizo  ensayo  alguno  de  esta  clase  por  aquella 
epoca. 

Hasta  1832  nose  practicaron  en  Francia  esperiencias for- 
males  sobre  esta  materia,  y  las  hizo  el  teniente  Fabien  en  una 
de  nuestras  escuelas  regimentales  del  cuerpo  de  logenieros; 
pero  por  entonces  no  se  obtuvo  resultado  alguno  practico.  Los 


26 

hilos  de  laton  usados  como  conductores,  se  aislaban  con  au- 
xilio  de  una  capa  de  resina.  Mas  este  sistema  de  aislamienlo 
electrico  era  imperfecto,  porque  a  causa  de  la  friabilidad  de 
la  resina  estaba  espuesla  a  romperse  la  capa  por  las  desigual- 
dades  del  terreno,  dejando  el  metal  al  descubierto.  En  ese 
caso  quedaba  interrurapida  la  corriente  el^ctrica,  porque  se 
perdia  en  el  suelo,  y  ya  no  podia  verificarse  la  esperiencia. 

La  guta-percha,  sustancia  eminenlemente  elaslica,  y  que 
goza  de  una  potencia  aisladora  electrica  en  estremo  pronuncia- 
da,  se  introdujo  en  Francia  hace  unos  doce  anos,  y  todos  sa- 
ben  las  aplicaciones  que  ha  tenido  esta  materia  enlatelegra- 
fia  electrica.  Gracias  a  su  uso,  por  ejemplo,  se  ban  podido 
plantear  los  telegrafos  submarines,  cuya  ejecucion  hubiera  si- 
do  imposible  sin  el  auxilio  de  tan  preciosa  sustancia.  La  gu- 
ta-percha presentaba  todas  las  condiciones  necesarias  para 
el  aislamiento  de  los  conductores  voltaicos  utilizados  con  el  fin 
de  inflamar  las  minas;  por  cuya  razon  no  tardaron  en  em- 
prenderse  nuevamente  los  ensayos  de  esta  clase. 

En  Montpelier  fue  donde  verifico  el  comandante  de  la  es- 
cuela  de  Ingenieros  las  nuevas  esperiencias,  habiendo  obteni- 
do  desde  un  principio  dicho  oficial  resultados  tales,  que  no  los 
ban  escedido  los  que  se  ban  logrado  posteriormenle,  y  de  los 
cuales  sacaron  partido  poco  tiempo  despues  los  diferentes 
ejercilos  de  Europa.  Los  minadores  ingleses  se  aprovecharon 
tambien  de  ellos  para  lanzar  al  mar  masas  enormes  de  rocas 
que  dificultaban  la  navegacion  de  sus  costas.  Vease  cual  era 
el  procedimienlo  empleado  en  aquella  epoca,  y  que  por  lo  de- 
mas  es  el  mismo  que  lodavia  se  praclica  hoy  en  nuestras  es- 
cuelas  militares. 

Un  hilo  muy  delgado  de  platino  cubierto  con  una  sustan- 
cia muy  inflamable,  se  coloca  en  el  cenlro  del  hornillo  de  la 
mina  que  se  trata  de  volar.  Este  cebo  se  pone  en  comunica- 
cion  con  el  conductor  de  una  pila  de  Volta;  y  para  pegar  fue- 
go  a  la  mina  basta  establecer  la  corriente  electrica,  es  decir, 
poner  en  comunicacion  con  dicho  conductor  la  pila  situada  a 
distancia,  y  de  modo  que  se  halle  resguardada.  Tan  pronto 
como  se  establece  la  comunicacion,  circula  la  electricidad 
por  el  hilo,  se  enrojcce  el  cebo  yse  inflama  la  mina. 


27 

Sucede  con  frecuencia  en  la  guerra,  particularmente  en  el 
ataque  y  defensa  de  las  plazas,  que  han  de  estallar  a  la  vez 
varies  liornillos,  en  cuyo  caso  cada  uno  de  ellos  se  lialla  pro- 
visto  de  una  capsula  de  cebo  que  esla  en  comunicacion  con  el 
foco  de  la  electricidad.  La  corriente  voltaica  puede  atravesar 
simultaneamente  todas  las  capsulas  y  producir  su  esplosion, 
con  lal  que  no  se  funda  el  hilo  por  parte  alguna. 

Cuando  se  hace  la  operacion  a  una  distancia  que  no  es- 
cede  de  algunos  centenares  de  melros,  y  solo  se  quiere  que 
eslallen  a  un  liempo  dos  6  tres  hornillosde  minas,  el  sistema 
que  precede  da  en  general  resullados  salisfactorios.  Ocho  6 
diez  elementos  de  una  pila  de  Bunseu,  de  magnitud  media, 
bastan  para  lal  caso.  Pero  queriendo  trasmitir  el  fuego  a  mayor 
distancia,  es  preciso  aumentar  mucho  el  niimero  y  dimension 
de  los  elementos,  lo  cual  crea  dificultades  en  la  aplicacion 
de  dicho  procedimiento. 

El  dia  de  la  solemne  inauguracion  del  telegrafo  submari- 
no  entre  Douvres  y  Calais  se  quiso  tener  la  salisfaccion  de 
pegar  fqego  a  un  canon  desde  una  orilla  de  la  Mancha  a  la 
otra,  valiendose  para  ello  del  hilo  conductor  que  unia  ambos 
puntos  atravesando  aquel  brazo  de  mar.  La  esperiencia  sali6 
admirablemente:  la  corriente  electrica,  lanzada  por  una  pila 
que  se  instalo  en  la  playa  francesa,  pego  fuego  a  un  canon  si- 
tuado  en  la  rauralla  de  Douvres;  pero  fue  preciso  para  lograr 
este  exito  emplear  una  enorme  bateria  voltaica,  pues  se  com- 
ponia  de  la  reunion  de  cienlo  cuarenla  elementos  de  Bunsen. 

El  Sr.  Verdii,  teniente  coronet  del  cuerpo  espanol  de  In- 
genieros,  fue  testigo  en  Inglalerra  de  esta  sorprendente  espe- 
riencia; y  preocupado  con  el  inconveniente  que  producia  la 
necesidad  de  emplear  tan  considerable  numero  de  elementos 
vollaicos  cuando  se  quiere  trasladar  el  calorico  alargas  dis- 
tancias,  penso  en  la  manera  de  evitar  tal  dificultad,  lo  que 
consiguio  corabinando  el  uso  de  la  pila  ordinaria  con  la  ma- 
quina  de  Ruhmkorff. 

^En  que  consisle  el  aparato  designado  con  este  nombre 
por  los  fisicos? 

Aquellos  leclores  nuestros  que  se  hayan  detenido  en  la 
galeria  accesoria  ai\te  los  escaparates  de  nuestros  constructo- 


res  de  aparatos  dc  fisica,  habran  sin  duda  observado,  muy  cer- 
ca  de  la  relojeria  electrica,  un  modelo  de  la  maquina  de 
Rulimkorff  admirablemente  ejecutado.  No  es  olra  cosa  que  un 
grueso  carrete  parecido  en  su  forma  eslerior  al  de  un  eleclro- 
iman  rectilineo  de  grandes  dimensiones,  dispuesto  horizontal- 
menle,  y  apoyado  en  un  grueso  disco  de  vidrio  que  sirve  de 
aislador.  Conio  el  objelo  de  esta  maquina  es  patentizar  los  fe- 
nomenos  que  designan  los  fisicos  con  el  nombre  de  induccion 
eUctrica,  es  indispensable  para  la  inteligencia  de  lo  que  va- 
mos  a  decir,  que  espliquemos  de  un  modo  general  lo  que  se 
entiende  en  fisica  por  electricidad  de  induccion  y  corrienles 
inducidas. 

Bajo  el  nombre  de  corrientes  voltdicas  inducidas  6  corrien- 
les de  induccion  se  comprenden  las  corrientes  el^ctricas  que 
se  desarrollan  inslantaneamente  en  un  hilo  de  metal  cuando 
se  le  aproxima  a  cierta  distancia  el  conductor  de  una  pila 
vollaica  en  actividad.  Dichas  corrientes,  descubiertas  en  nues- 
tros  dias  por  el  celebre  fisico  ingles  Faraday,  proceden  de  la 
accion  que  ejerce  a  distancia  la  electricidad  en  los  cuerpos 
conductores  que  existen  a  su  inraediacion.  Entre  otras  pro- 
piedades  singulares,  presentan  el  caracter  de  durar  muy  corlo 
tiempo,  y  de  no  manifestarse  sino  cuando  se  establece  6  in- 
terrumpe  el  paso  de  la  electricidad  en  el  circuito  inductor. 

Asi  es  que  las  maquinas  destinadas  a  producir  la  electri- 
cidad de  induccion,  como  las  de  Clarke  y  Ruhmkorff,  consis- 
ten  siempre  en  un  sistema  mecanico  que  establece  e  interrurape 
sucesivamente  el  paso  de  la  electricidad  en  un  conductor  me- 
talico. 

La  maquina  de  Ruhmkorff,  llamada  asi  para  memoria  del 
habil  constructor  que  la  invento,  se  compone  de  un  hilo  de 
cobre  de  grueso  diametro,  liado  con  muchas  vueltas  en  un 
raanojo  cilindrico  de  hojas  de  hierro,  dando  por  resultado  la 
accion  eleclro-magnetica  aumentar  singularmente  los  efectos 
de  la  electricidad  de  induccion.  Por  cima  de  ese  rodillo  del 
gran  conductor,  y  por  el  cual  ha  de  circular  el  fluido  elec- 
trico  suministrado  por  una  pila  de  Bunsen,  hay  arrolladootro 
segundo  hilo  de  diametro  muy  pequeno,  que  tiene  de  largo 
niuchos  miles  de  metros.  Con  un  medio  particular  se  inter- 


29 
rumpe  y  establece  gran  niimero  de  veces  en  el  mismo  segundo 
el  peso  de  la  electricidad  por  el  hilo  grueso,  manifeslandose 
la  de  induccion  en  el  delgado  a  cada  una  de  estas  interrup- 
ciones,  de  donde  nacen  los  diferentes  efectos  que  se  tratan  de 
producir. 

Uno  de  los  que  resultan  de  la  electricidad  de  induccion  es 
la  produccion  de  fuertes  chispas  a  consecuencia  de  la  tension 
considerable  de  la  electricidad  que  circula  por  el  hilo  indu- 
cido.  Y  en  razon  de  esa  tension  considerable,  es  como  al  pa- 
recer  presenta  la  electricidad  de  induccion  ciertos  caracteres 
que  no  son  identicos  a  los  de  la  electricidad  procedente  de  la 
pila,  aunque  no  exista  en  el  fondo  diferencia  alguna  en  la  na- 
turaleza  de  estas  dos  manifestaciones  de  dicho  fliiido.  Al  pa- 
recer,  mas  bien  se  aproxima  a  la  Uaraada  estdtica,  que  pro- 
ducen  las  maquinas  electricas  de  roce.  que  a  la  dindnica  que 
nace  de  laspilas  de  Volta. 

Como  acabamos  de  decirlo,  la  electricidad  de  induccion 
salva  con  mayor  facilidad  que  lo  haria  la  de  las  pilas  voltai- 
cas  las  pequenas  interrupciones  practicadas  en  la  continuidad 
de  los  conductores  metalicos,  produciendo  asi  las  chispas.  Y 
como  en  las  maquinas  destinadas  a  producir  la  electricidad  de 
induccion  se  suceden  dichas  corrientes  a  intervalos  sumamente 
aproximados.  se  pueden  multiplicar  las  chispas  un  considera- 
ble niimero  de  veces  en  un  tiempo  demasiado  breve. 

Asi  pues  la  electricidad  de  induccion  puede  dar  chispas 
electricas  muy  vivas,  bastando  una  pila  muy  debil  para  ob- 
tener  este  resultado;  un  solo  elementode  Bunsen,  usado  con 
el  fin  de  poner  en  accion  la  maquina  de  Ruhmkorff,  las  pro- 
duce aun  cuando  sea  el  conductor  de  longitud  considerable. 
Con  el  aparato  de  induccion  construido  por  Ruhmkorff  era  po- 
sible  verificar  por  medio  de  la  electricidad  de  induccion 
lodos  los  esperimentos  que  se  hacen  con  las  maquinas  elec- 
tricas 6  la  botella  de  Leiden,  y  especialmente  la  inflamacion 
de  las  sustancias  combustibles  con  la  chispa  electrica.  Fun- 
dado  en  eslos  dates,  muy  conocidos  de  los  fisicos,  tuvo  al  se- 
fior  Verdii  la  idea  de  aplicar  la  referida  maquina  a  la  esplo- 
sion  de  las  minas,  porque  proporcionaba  el  medio  de  reducir 
solo  a  uno  6  dos  el  niimero  considerable  de  elementos  voltai- 


30 
cos  que  hubiera  sido  preciso  eraplear  en  olro  caso  para  tras- 
mitir  el  fuego  a  grandes  dislancias. 

El  Sr.  Yerdii  y  Mr.  Ruhmkorff  hicieron  en  1853  unos  es- 
perimentos  notables,  en  los  que  so  vio  por  vez  primera  una 
aplicacion  praclica  de  los  fenomenos  de  la  eleclricidad  de  in- 
duccion,  que  hasta  entonces  no  habia  salido  del  dominio  de  los 
laboratorios  de  fisica;  cuyas  esperiencias,  que  se  verificaron 
en  la  Villetle  en  los  talleres  de  Mr.  Julio  Erckmann,  fabri- 
cante  de  hilos  telegraficos,  dieron  los  mejores  resultados.  Am- 
bos  fisicos  reconocieron  efeclivamenle  que  dos  elemenlos  de 
Bunsen,  pueslos  en  comunicacion  con  un  aparato  de  Ruhmkorff, 
son  suficientes  para  que  obre  la  eleclricidad  a  400  metres  de 
dislancia.  Y  aun  avanzaron  mas,  puesto  que  consiguieron 
prender  fuego  a  la  polvora  por  medio  de  conduclores  que  Io- 
nian 600,  1.000,  4.800  y  hasta  7.600  metres;  es  decir,  cerca 
de  2  leguas. 

Todo  el  aparato  que  usa  para  conseguir  efectos  tan  nota- 
bles se  reduce  a  la  maquina  ordinaria  de  Ruhmkorff,  interpo- 
niendo  linicamente  en  el  conductor,  y  en  el  punto  doude  se 
quiere  obtener  la  esplosion,  un  cebo  muy  inflamable,  cuya 
solucion  de  continuidad  la  constituyen  los  dos  estremos  del 
hilo  voltaico  de  induccion. 

Parece  pues  averiguado  que  los  rusos  ban  conseguido  vo- 
lar la  mayor  parte  de  sus  minas  y  destruir  sus  obras  de  de- 
fensa  que  dejaban  detras,  valiendose  para  ello  de  la  maquina 
de  Ruhmkorff  dispuesta  en  la  referida  forma. 

Hemes  dicho  que  el  coronel  Yerdii  en  sus  esperiencias 
con  Mr.  Ruhmkorff,  habia  usado  cebos  muy  inflamables,  sobre 
cuya  clase  enteramente  particular  es  importante  dar  algunos 
detalles.  En  efecto,  no  se  debe  creer  que  cualquiera  sustancia 
combustible,  como  el  polvorin  6  algodon-polvora,  pueda  in- 
flamarse  siempre  y  en  todas  circunstancias  con  auxilio  de  la 
chispa  de  un  aparato  de  induccion.  Su  efecto  calorifico  sera 
insuficiente  muchas  voces  para  producir  la  inflamacion  de  la 
polvora.  Si  la  resistencia  al  paso  de  la  eleclricidad  es  muy 
considerable,  lo  cual  puede  depender  de  diferentes  circuns- 
tancias, y  principalmente  de  la  muy  escesiva  lougitud  del 
hilo  conductor,  en  ese  caso  la  chispa  es  impotente  para  volar 


31 

la  mina.  Imporlaba  por  taiilo  fabricar  los  cebos  de  suerle  que, 

favorecida  la  accion  calorifica,  se  consiguiese  siempre  con  se- 

guridad  la  voladiira  de  las  minas. 

Vease  aqui  un  problenia  que  constituia  una  grave  dificul- 

lad,  y  cuya  solucion,  tan  curiosa  como  imprevista,  ha  veni- 

do  el  acaso  a  proporcionarla. 

Durante  las  largas  pruebas  preliminares  a  que  se  sometio 

en  1831  el  cable  conductor  del  telegrafo  submarino  de  Dou- 

vres  a  Calais,  su  constructor,  Mr.  Stalham,  descubrio  una 
solucion  de  continuidad  en  una  parte  del  conductor.  Exami- 
nandolo  detenidamente  en  aquel  punto  observo  con  sorpresa, 
que  cuando  funcionaba  la  pila  para  hacer  las  senales  telegra- 
ficas,  pasaban  y  se  sucedian  con  rapidez  unas  chispas  por  el 
punto  en  que  habia  desaparecido  parcialmente  la  guta-percha. 
Este  fen6meno  fisico  era  anormal,  porque  para  que  salten 
chispas  entre  los  dos  estremos  de  un  conductor  es  necesario 
emplear  corrlentes  de  intensidad  en  estremo  considerable,  y 
fuera  de  loda  proporcion  con  las  debiles  voltaicas  que  recor- 
ren  el  hilo  de  un  telegrafo.  Estudiando  las  circunstancias  en 
que  aparecian  esas  chispas,  descubrio  Mr.  Statham  que  pro- 
cedian  de  que  el  hilo  de  cobre,  privado  de  su  capa  de  guta- 
percha,  conservaba  sin  embargo  cierlas  senales  negras  con- 
ductoras  de  la  electricidad,  por  cuyo  medio  podian  trasmi- 
tirse  y  propagarse  como  las  que  produce  la  maquina  electri- 
ca,  es  decir,  de  la  misma  manera  que  la  electricidad  estatica. 
Pues  bien,  dichas  senales  no  eran  mas  que  unas  lijeras  man- 
chas  de  sulfuro  de  cobre,  ctierpo  conductor  de  la  electrici- 
dad, procedentes  del  contacto  prolongado  del  metal  con  la 
guta-percha  vulcanizada,  es  decir,  impregnada  de  azufre.  Fun- 
dado  en  esta  observacion  fue  como  invento  unos  cohetes  Mr. 
Stalham  para  favorecer  la  inflamacion  electrica,  conocidos 
desde  un  principio  con  el  nombre  de  cebos  Statham.  Este  me- 
dio secundario  de  inflamacion  electrica  no  tuvo  muchas  apli- 
caciones;  pero  habiendo  llegado  a  conocimiento  de  Mr.  Ruhm- 
korff  se  apresuro  a  utilizarlo  en  sus  esperiencias,  logrando, 
gracias  a  este  intermediario,  causar  en  todas  las  circunstan-^ 
cias  posibles  la  esplosion  de  las  minas. 

En  la  esposicion  ha  podido  verse  un  cebo  de  los  de  Statham. 


M 
El  aparato  de  Mr.  Henley,  para  la  inflamacion  de  las  mines, 
del  cual  hablaremos  raas  adelanle,  y  que  ha  figurado  en  la 
esposicion  inglesa,  se  halla  provisto  tambien  de  uno  de  ellos; 
poniendo  el  aparalo  en  accion,  se  advierle  como  se  enrojece 
el  cebo  e  inflama  las  materias  combustibles. 

El  modo  de  preparar  los  cebos  Stalham  no  ofrece  dificul- 
tad  alguna.  Al  efecto  se  toma  un  cabo  de  alambre  de  cobre 
cubierfo  con  gula-percha,  para  lo  cual  basta  cojer  uu  trozo 
de  cualquier  conductor  telegrafico  de  los  que  se  fabrican  en 
el  dia  en  gran  cantidad  para  la  telegrafiasubmarina,  y  sese- 
para  la  guta-percha  del  hilo  metalico  a  que  sirve  de  capa. 
En  esta  vaina  de  guta-percba,  que  conserva  en  lasuperficie 
interna  las  particulas  de  sulfuro  de  cobre  que  ban  de  favore  - 
cer  el  paso  de  la  chispa,  se  hace  de  un  lijeretazo  una  pequena 
cortadura,  y  se  entran  luego  en  la  capa  de  guta-percha  los 
dos  eslremos  del  hilo  conductor  de  la  pila  destinada  a  volar 
la  mina,  sosteniendolos  a  2  6  3  milimetros  de  distancia  uno 
de  otro,  llenando  finalmente  el  intervalo  con  fulminato  de 
mercurio  para  facilitar  mas  la  inflamacion  de  la  polvora.  Con 
anticipacion  se  prepara  cierto  niimero  de  los  referidos  cebos, 
y  se  ensayan  previamente,  porque  eslando  distribuida  por  ne- 
cesidad  de  un  modo  desigual  la  capa  de  sulfuro  de  cobre,  no 
puede  saberse  de  antemano  cual  sera  el  efecto  de  cada  uno. 
Luego  se  guardan  para  usarlos  aquellos  que  producen  con  la 
corriente  electrica  la  descarga  mas  viva. 

Valiendose  de  tan  curioso  artificio,  ha  sido  como  el  senor 
Verdu  y  Mr.  Ruhmkorff  han  podido  conseguir  que  sea  infali- 
ble  en  su  exito  el  procedimienlo  de  prender  fuego  a  la  polvo- 
ra con  la  chispa  del  aparato  de  induccion. 

Los  resultados  obtenidos  como  consecuencia  de  los  traba- 
jos  del  sabio  oficial  espaflol  eran  ya,  segun  se  ve,  may  im- 
portantes.  En  vez  del  considerable  niimero  de  elementos  vol- 
taicos  que  era  preciso  emplear  antes  para  trasraitir  el  calo- 
rico  a  grandisimas  dislancias,  se  podia  ya,  gracias  al  uso  de 
la  maquina  de  Ruhmkorff,  reducir  solamente  a  dos  el  numero 
de  los  elementos  de  la  pila.  En  1854  un  oficial  de  nuestro  ejer- 
cito,  Mr.  Savare,  capitan  del  cuerpo  de  Ingenieros,  continuando 
los  mismos  ensayos,  ha  perfeccionado  de  una  manera  notable 


33 

el  metodo  del  Sr.  Verdii,  descubriendo  el  medio  de  aplicarlo 
a  producir  simullanearaente  la  esplosion  de  un  niimero  cual- 
quiera  de  hornillos  de  minas. 

Para  distribuir  sucesivamente  la  chispa  electrica  a  cierlo 
nuraero  de  ellos,  valiendose  de  la  maquina  de  Ruhmkorff,  ha 
ideado  el  capitan  Savare  el  siguiente  sistema,  cuyas  disposi- 
ciones  son  en  estremo  ingeniosas. 

El  conductor  que  sale  de  uno  de  los  polos  de  la  maquina 
de  Ruhmkorff  se  divide  en  tantos  ramales  como  hornillos  hay 
que  encender,  yendo  luego  a  converjir  mas  alia  de  estos  las 
diferentes  ramificaciones  en  un  solo  hilo  conductor  que  vuel- 
ve  al  otro  polo.  La  lierra  misma  puede  hacer  el  oficio  de  ese 
conductor  de  regreso.  Dispueslas  asi  las  cosas,  la  primer  onda 
electrica  que  arroja  la  maquina  pasa  unicamente  por  aquel 
ramal  en  que  ofrece  menor  resistencia,  y  va  a  prender  fiiego 
solo  al  hornillo  correspondiente ;  y  si  la  esplosion  produce  el 
efecto  de  dejar  ya  impermeable  la  corriente  la  primera  rami- 
ficacion,  la  electricidad,  en  su  segundo  paso,  se  vera  obliga- 
da  a  tomar  otro  camino,  resultando  por  consecuencia  la  es- 
plosion del  segundo  hornillo  y  la  supresion  de  igual  ramal;  y 
finalraenle,  refluyendo  asi  de  una  en  olra,  obrara  la  corriente 
con  gran  rapidez  en  todas  direcciones.  Por  lanto,  el  exiio  de 
la  operacion  depende  de  la  eficacia  de  los  medios  empleados 
para  lograr  que  cada  esplosion  interrumpa  la  comunicacion 
en  el  ramal  correspondiente  de  derivacion.  Para  oblener  este 
resultado,  ha  compuesto  Mr.  Savare  de  un  metal  fusible  las 
puntas  aguzadas  de  las  cuales  salta  la  chispa.  Estas  se  liqui- 
dan  al  inllamarse  la  polvora,  y  se  dispersan  dejando  solo  cacr 
a  tierra  una  capa  aisladora  de  guta-percha,  que  de  ningun 
modo  sirve  para  el  paso  de  la  corriente  que  pudiera  presen- 
tarse. 

El  ensayo  de  estos  nuevos  aparatos  se  hizo  en  1854  por 
Mr.  Savare  en  el  poligono  de  Grenelle,  a  presencia  del  gene- 
ral Mr.  Sallenave,  director  de  fortificaciones,  de  Mr.  Schuste, 
comandante  general  de  Ingenieros  del  ejercito  de  Paris,  y  de 
otros  varios  oficiales  superiores. 

Las  dos  esperiencias  principales  consistieron:  1.°  en  pro- 
ducir la  esplosion  simullanea  do  10  hornillos  pequefios  de 

TOMO  VI.  3 


34 

minas  por  medio  do  un  solo  liilo  que  arrancaba  de  la  maquina 
deslinada  a  comunicar  el  fiicgo;  2.°  en  volar  una  mina  a  dis- 
tancia  de  700  mclros  con  auxilio  larabien  de  olro  hilo  que  iba 
desde  la  maquina  a  la  niina.  Dichos  liilos  se  hallaban  ais- 
lados  del  suclo,  y  se  sosteniau  en  pequenos  posies  de  ma- 
dera;  la  sefial  de  fuego  se  hacia  por  medio  de  tres  golpes  de 
tambor. 

Todas  cstas  pruebas  salieron  perfeclaraente.  Las  dos  mi- 
nas reventaron  a  la  sefial  dada,  y  entre  ambas  esplosiones  no 
hubo  un  inlervalo  apreciable  mayor  de  un  segundo. 

Es  importante  anadir  que  el  coronel  Verdii  (1),  a  su  vuelta 
a  Espafia  se  ocupo  tambien  por  su  parte  en  la  misma  cues- 
lion,  habiendo  conseguido  con  igual  exito  que  Mr.  Savare  la 
esplosion  simuUanea  de  un  gran  niimero  de  hornillos  de  mi- 
nas. Sus  esperimenlos  los  ha  verificado  en  el  poligono  de  la 
escuela  de  Ingenieros  de  Guadalajara,  a  distancia  de  3000 
metros,  con  un  solo  conductor  aislado  y  eslendido  en  linea 
recta. 

Con  un  solo  elemenlo  de  Bunsen,  y  valiendose  de  cebos 
Slatham  cargados  de  fulminalo  de  mercurio,  ha  consegui- 
do el  Sr.  Verdii  producir  la  esplosion  de  10  hornillos  de  mina 
inlerpueslos  en  el  mismo  circuilo  a  300  metros  del  aparato. 
Pero  los  medios  que  ha  empleado  se  diferencian  de  los  usados 
en  Francia  por  Mr.  Savare:  los  indicaremos  brevemente. 

Para  volar  a  la  vez  un  gran  niimero  de  minas,  el  Sr.  Ver- 
dii las  distribuye  en  grupos  situados  en  un  circuito  particular, 
y  que  van  jnflamandosesucesivamente.  Supongamos  por  ejem- 
plo  que  se  trata  de  pegar  fuego  a  20  hornillos;  pues  bien:  se 
dividen  en  cinco  grupos  separados  entre  si  por  la  distancia 
i|ue  se  quiera.  Se  ponen  en  comunicacion  los  cinco  cebos  de 


(l)  Estc  gcfc  del  cuerpo  tie  Ingenieros,  dcspues  dc  las  fccundas  espe- 
riencias  hcchas  en  la  escuela  practica  del  mismo  cuerpo  en  &iadalajara 
a  fines  dc  1853,  ha  pulilicado  una  obra  importante  sohrc  la  materia  con 
las  corrcspondientcs  laminas,  la  cual  sc  ha  traducido  inmcdiatamcnte  al 
francds  y  puestn  en  venta.  Dc  clla  hablan  con  elogio  el  Espectador  mili- 
lar  francos  y  otros  periodicos  raililarcs  cientificos  de  Europa. 


35 
cada  grupo  por  medio  de  im  solo  hilo,  cuyas  eslremidadcs 
una  se  clava  en  el  suelo  y  la  otra  esta  proxiraa  al  aparalo.  To- 
cando  sucesivamente  el  polo  de  la  corriente  inducida  con  cada 
una  de  las  cuatro  estremidades  libres  que  se  tienen  reunidas 
en  la  mano,  en  lo  cual  apenas  se  gasta  un  segundo,  se  obtie- 
nen  20  esplosiones  simultaneas  a  grandes  distancias,  a  500  me- 
tres por  ejemplo.  El  Sr.  Verdii  no  ha  ballado  liniite  alguno 
respeclo  a  la  distancia  en  que  puede  verilicarse  la  esplosion, 
ni  tampoco  en  cuanlo  al  numero  de  hornillos  que  es  posible 
incendiar.  Asi  que,  en  una  prueba  hecha  a  3.300  melros,  la 
esplosion  simullanea  de  las  minas  fue  lal  que  linicamente  se 
oyo  el  ruido  de  una  sola  detonacion- 

Hemos  diclio  que  la  aplicacion  de  la  electricidad  a  la  vo- 
ladura  de  minas  puede  utilizarse  tambien  con  exito  en  otros 
uses  que  los  que  tiene  en  la  guerra.  Efectivamente,  en  el 
curso  de  trabajos  de  diferente  naturaleza  que  exijen  el  uso  de 
la  mina,  el  procedimienlo  de  intlamacion  electrica  presenta, 
bajo  el  punto  de  vista  de  los  resullados  materiales,  unas  ven- 
tajas  considerables.  Para  poner  esto  en  evidencia,  no  podemos 
hacer  otra  cosa  mejor  que  recordar  los  felices  resultados  ob- 
tenidos  uUimaraente  en  los  trabajos  del  puerto  de  Cherburgo, 
merced  al  empleo  del  sistema  de  esplosion  electrica  inventado 
para  este  caso  especial  por  Mr.  Th.  du  Moncel,  fisico  inteli- 
gente,  a  cuyas  investigaciones  hemos  apelado  mas  de  una  vez 
al  revisar  las  aplicaciones  industriales  de  la  electricidad. 

Hacia  15  anos  que  se  estaban  practicando  en  el  puerto 
de  Cherburgo  trabajos  considerables  para  abrir  en  medio  do 
la  roca  una  darsena  de  cerca  de  1  quilometro  de  larga  con  20 
metres  de  profundidad;  pero  dichos  trabajos,  dirijidos  por  los 
ingenieros  de  puentes  y  calzadas,  no  marchaban  con  la  acti- 
vidad  que  deseaba  la  adniinislracion.  Habiase  perdido  mucho 
tiempo,  gastado  mucho  dinero  y  polvora  para  conseguir  uni- 
camente  un  insignificante  resuUado.  En  1854,  confiando  el 
gobierno  en  que  el  interes  privado  conseguiria  el  objeto  antes 
que  el  oficial  con  mayor  seguridad  y  rapidez,  se  decidio  a  sa- 
car  la  obra  a  subasta,  y  los  dos  ingenieros  MM.  Dussaud  y 
Rabattu,  conocidos  ya  por  sus  trabajos  de  Argel  y  de  Marse- 
Ua,  se  encargaron  de  la  empresa. 


36 

Lo  primcro  que  hicieron  fue  abandonar  cl  sislema  do  mi- 
nas  seguido  hasla  enlonces  por  los  erapleados  del  gobierno, 
conociendo  con  razon  que  para  remover  la  roca  dc  modo  que 
pudiera  aprovecharse  no  baslaba  valerse  de  minas  pequenas, 
conio  se  habia  hecho  sicnipre,  cargadas  con  2  6  3  qnilogra- 
mosdo  polvora,  sino  que  se  necesitaba  cmplear,  como  en  Ar- 
gel,  niinas  enormes  cargadas  con  miles  de  quilogramos,  incen- 
diadas  en  un  mismo  momenlo. 

El  exilo  de  tal  sistema  de  esplolacion,  con  auxilio  de 
grandes  minas,  no  podia  asegurarse  sino  con  el  uso  de  los  me- 
dics electricos.  Los  empresarios  se  dirijieron  a  Mr.  de  Moncel 
rogandole  que  organizase  un  sistema  de  esplosion  electrica  de 
facil  manipulacion,  y  cuyos  efeclos  fuesen  infalibles.  El  pro- 
pueslo  por  de  Moncel  ha  tenido  un  exito  admirable,  escediendo 
a  todo  lo  que  se  podia  esperar  de  el.  De  modo  que  se  halla  hoy 
sentadoque  el  usode  la  eleclricidad  como  medio  de  volar  las 
minas  ofrece  a  la  vez  seguridad  para  los  operarios  encarga- 
dos  del  Irabajo,  certeza  en  la  operacion,  aumenlo  de  fuerza  6 
del  efeclo  mecanico  de  la  polvora  resultante  de  la  simulta- 
neidad  de  la  esplosion,  y  finalmenle  economia  de  60  a  70  por 
100  en  el  procedimiento  de  prender  el  fuego;  razon  por  la 
cual  se  ha  adoptado  definitivamente  dicho  sistema  para  las 
obras  del  puerto  de  Cherburgo.  Los  empresarios  pegan  fuego 
de  tres  en  tres  meses  a  una  mina,  compuesta  por  lo  regular 
de  6  hornillos,  y  arranca  de  un  golpe  mas  de  50.000  metres 
ciibicos  de  piedra,  no  produciendo  mas  que  una  detonacion. 
Este  especlaculo  atrae  siempre  al  puerto  de  Cherburgo  una 
raullilud  de  curiosos. 

;,En  que  se  diferencia  el  sistema  que  usa  Mr.  de  Moncel 
del  adoptado  por  sus  predecesores? 

El  punto  imporlante  consislia  en  obtener  una  simultanei- 
dad  completa  en  la  esplosion,  al  Iralarse  de  minas  inmensas 
que  conluviese  cada  una  hasla  4000  quilogramos  de  polvora. 
Todo  el  efecto  ventajoso  deesas  especiesde  volcanes,  que  por 
lo  (lemas  solo  ejercen  su  accion  subterraneamente,  depende, 
y  eslo  es  necesario  comprenderlo,  de  la  siraultaneidad  de  ac- 
cion de  los  sacudimientos  parciales  causados  por  las  esplosio- 
nes.  Para  conseguir  la  espresada  siraultaneidad,  se  ha  valido 


37 
Mr.  de  Moncel  del  procediraienloque  Ian  buenos  resuUados 
ofrecio  en  manos  del  Sr.  Verdii  y  Mr.  Savare,  pero  modifi- 
candolo  con  gran  venlaja. 

Ya  se  ha  dicho  que  en  las  esperiencias  praclicadas  en  Es- 
pana  por  el  Sr.  Verdu,  y  en  Francia  por  Mr.  Savare,  se  ha- 
bian  volado  seis  u  ocho  minas  empleando  solo  un  circuilo 
voltaico.  Mas  con  objelo  de  asegurar  mejor  la  esplosion,  Mr. 
de  Moncel  ha  preferido  dividir  las  minas  en  grupos  de  dos,  y 
valerse  de  Ires  6  cuatro  circuitos;  y  para  oblener  la  siraulla- 
neidad  de  esplosion  en  ellos,  ha  usado  un  medio  que  a  nues- 
Iro  parecer  es  mas  seguro  en  sus  efectos  que  el  empleado  por 
Mr.  Savare. 

Para  que  llegase  simultaneamente  la  corrienle  eleclrica  a 
los  cinco  hilos  que  lerminan  en  las  cinco  minas  que  se  ha- 
bian  de  incendiar,  hubiera  bastado  poner  en  un  listen  de  ma- 
dera  6  de  guta-percha  cinco  placas  melalicas  que  esluvieran 
en  comunicacion  con  los  cinco  circuitos.  Frotando  vivamenle 
una  varilla  metalica  que  comunicase  por  medio  de  un  hilo 
con  el  aparalo  de  Ruhrakorff,  se  hubiera  trasmitido  simulta- 
neamente la  electricidad  a  los  cinco  circuitos,  porque  las  pla- 
cas raetalicas  colocadas  en  el  pie  aislador  de  guta-percha 
hubieran  trasmitido  la  electricidad  tan  pronto  como  el  con- 
ductor, pasado  rapidamente  por  su  superficie,  hubiese  esta- 
blecido  el  conlacto.  Pero  Mr.  de  Moncel  ha  preferido  valerse 
de  un  aparato  algo  mas  complicado,  si  bien  da  el  mismo  re- 
sultado.  En  vez  del  listen  de  madera,  ha  elegido  una  rueda 
gruesa  de  guta-percha  movida  por  un  muelle  de  reloj,  en 
cuya  circunferencia  hay  cinco  placas  metalicas,  separadas 
entre  si  por  un  intervale  de  dos  ceutimelros  proximamenle.  En 
la  misma  circunferencia  existe  una  almohadilla,  que  por  medio 
de  un  gancho  y  un  hilo  se  pone  en  comunicacion  con  el  de 
los  polos  del  aparato  de  Ruhmkorff  que  produce  la  chispa  a 
distancia.  Las  mismas  placas  comunican  medianle  unas  lami- 
nas  metalicas  aplicadas  a  las  dos  superficies  planas  de  la  rue- 
da,  con  cinco  almohadillas  puestas  en  relacion  con  ansilio 
del  gancho  con  los  cinco  hilos  de  los  circuitos.  Firialmonte, 
una  Have  de  pinon,  con  destine  a  soltar  el  muelle  cuando  es- 
ta  raontado,  permite  en  un  instanle  dado  dejar  libre  el  mo- 


38 
vimienlo  dc  la  riieda.  El  juego  de  esle  aparalo  es  facil  de 
comprender:  cuando  so  pone  en  movimiento  la  rueda,  ofrece 
sucesivanienle  a  la  almohadilla  las  dlferentes  placas  de  su  cir- 
cunferencia;  mas  como  estas,  por  sus  relaciones  con  las  olras, 
se  ballan  en  coraimicacion  con  los  diversos  circuitos,  va  suce- 
sivanienle de  uno  a  otro  la  corriente  en  un  liempo  inapre- 
ciable. 

Concluyamos  indicando  en  algunas  palabras  el  mode  de 
construir  esas  minas  raonstruos,  que  con  lanlo  exito  se  ban 
empleado  en  el  puerlo  de  Cberburgo. 

Una  mina  de  dicha  clase  se  compone  por  lo  regular  de 
dos  divisiones  cuadradas,  de  cabida  de  3  6  4  metros  ciibicos, 
abiertas  a  unos  12  metros  bajo  la  superficie  de  la  piedra,  las 
que  se  llenan  de  polvora.  Para  hacer  la  escavacion  perforan 
primero  MM.  Dussaud  y  RabaUu  un  pozo  de  1  metro  de  pro- 
fundidad,  y  en  el  fondo  abren  dos  galerias  horizonlales  de 
l^oO  de  altura  por  5"  de  largo,  y  al  estremo  de  ellas  pracli- 
can  los  hoyos  para  colocar  la  polvora,  la  cual  no  se  echa  di- 
rectamente  en  dichos  depositos,  porque  pudiera  bumedecerse 
durante  el  largo  trabajo  de  cubrir  las  minas,  y  no  producir 
efecto.  Colocase  pues  en  unos  sacos  grandes  de  guta-percha 
cerrados  bermeticamcnte  al  mismo  tiempo  que  el  cebo  de  es- 
plosion,  y  cada  saco  contiene  2.000  quilogramos  de  polvora. 
Cuando  se  ba  concluido  de  hacer  esto,  y  luego  que  los  dos  ca- 
bos  del  cebo  eslan  sujetos  a  los  bilos  conductores  cubiertos 
con  guta-percba,  se  tableau  solidamente  con  cal  y  canto  las 
galerias,  y  se  enloda  con  tierra  el  pozo  de  bajada,  de  mode  que 
las  minas  solo  comunican  con  lo  esterior  por  medio  de  simples 
conductores,  que  a  su  vez  se  ban  quedado  dentro  de  la  mam- 
posteria. 

Si  nos  bemos  estendido  alguna  cosa  acerca  de  estos  apa- 
ratosdeelectricidad,  es  por  el  convencimiento  nueslro  de  que 
eslan  llamados  a  rccibir  un  dia  numerosisimas  aplicaciones. 
Efectivamenle,  su  uso  para  la  esplosion  de  las  minas  no  es 
mas  que  una  faz  de  la  multiple  cuestion  de  las  aplicaciones 
que  pueden  darse  a  la  maquina  de  Rubmkorff,  destinada  a  pro- 
ducir simullancamenle  en  muchos  puntos  una  cbispa  eleclrica. 
Esla  espccie  do  aparalo  se  emploara  por  ejemplo  con  seguri- 


39 
dad  completa  por  la  artilleria  en  un  gran  niimero  de  circuns- 
lancias.  Entre  olras  aplicaciones  podria  servir  para  hacer  la 
descarga  simultanea  de  una  bateria  compuesta  do  varies  ca- 
flones;  para  incendiar  desde  largo  los  brulotes;  para  deslruir 
bajo  el  agua  los  navios  sumerjidos,  como  por  ejemplo,   los 
navios  rusos  echados  a  pique  en  el  puerto  de  Sevastopol;  para 
incendiar  las  minas  submarinas,  etc.  En  todas  las  circunstan- 
cias  mencionadas,  la  aplicacion  del  aparalo  de  que  acabanios 
de  ocuparnos  seria  un  inmenso  progreso  realizado  en  interes 
de  la  defensa  y  seguridad  de  los  hombres  dedicados  a  estas 
diferentes  maniobras.  Mr.  de  Moncel,  a  quien  somos  deudores 
de  una  escelenle  noticia  publicada  ultimamente  acerca  de  la 
maquina  de  Ruhmkorff,  advierte  tambien  que  pudiera  utili- 
zarse  con  ventaja  el  mismo  sistema  en  la  artilleria  ordinaria 
para  dar  fuego  al  canon.  El  oido,  que  es  por  donde  se  verifi- 
ca  la  trasmision  del  fuego  en  las  piezas  de  artilleria,  es  una 
causa  perpetua  de  desgracias  para  nuestros  artilleros,  porque 
el  aire  que  entra  por  el  puede  sostener  encendidas  algunas 
chispas  que  hayan  quedado  dentro  del  canon,  y  causar  luego 
la  esplosion  de  la  polvora  que  se  mete  para  cargarlo  de  nue- 
vo.  Con  el  procedimiento  electrico  se  suprimiria  el  oido, 
sustituyendolo  con  un  cebo  que  se  podria  colocar  facilmente 
do  raodo  que  permaneciese  fijo  y  sirviese  constantemente,  lo 
cual  evilaria  la  ultima  clase  de  peligros  mencionada.  Final- 
raente,  ningun  otro  medio  puede  disputar  la  superioridad  al 
procedimiento  electrico  tratandose  de  fuegos  artificiales  y  de 
frabajos  de  sitio  que  exijan  simultaneidad  en  las  esplosiones. 
La  artilleria  no  dejara  de  estudiar,  para  sacar  el  niejor  partido 
posible,  los  nuevos  recursos  que  la  ciencia  pone  a  su  dispo- 
sicion. 

Quedanos  una  palabra  que  decir  acerca  del  aparato  desti- 
nado  a  la  voladura  de  minas,  presentado  a  la  esposicion  por 
un  constructor  ingles,  Mr.  Henley;  pero  comparado  con  la 
maquina  de  Ruhmkorff  no  ofrece  ninguna  ventaja  particular,  y 
dista  mucho  de  poder  producir  los  resultados  tan  variados  que 
es  facil  obtener  con  el  ultimo  sistema  indicado. 

El  aparato  de  Mr.  Henley  se  compone  de'un  iraan  per- 
manenle  de  grandes  dimensiones,  guarnecido  con  su  armadura 


40 
de  hierro  dulcc.  Cuando  se  hace  que  sc  alejc  csla,  apretando 
una  palanca,  conio  una  variacion  de  la  inlensidad  magnelica 
produce  igual  cfeclo  que  la  interrupcion  de  una  corriente  vol- 
laica,  resulta  una  corriente  de  induccion,  la  cual  puede  pren- 
der  fuego  a  un  cebo  de  Statham  colocado  al  estremo  del  hilo 
conduclor.  Pero  el  uso  de  un  iman  fijo  produce  corrientes 
electricas  demasiado  debiles  para  que  sean  sus  efectos  corn- 
parables  con  los  de  la  maquina  de  Ruhmkorff. 


41 


METEOROLOOIit. 


REAL  OBSERVATORIO  DE  MADRID. 


Mes  de  diciembre  de  1855. 


bar6metro. 

Pulgadas  iD< 
glesas. 

Milimetros. 

Altura  media 

27,745 

28,140 

27,397 

0,743 

0,253 

0,028 

704,713 

maxinia  (dia  30) 

714,746 

mioinia  (dia  2) 

695,873 

Oscilacion  mensual » 

18,873 

maxima  diurna  (dia  22) 

minima  diurna  (dia  25) 

6,426 
0.711 

TERMOMETRO. 

Fahr. 

Reaum. 

Cent. 

Tpmnpratura  media 

40-,7 
57,0 
22,5 
34,5 
27,0 
5,0 

3-,87 
11,11 

4,22 
15,33 
12,00 

2,22 

4",82 

maxima  (dia  19) 

minima  (dia  6) 

13,89 
5,28 

Osp.ilacinn  mensual 

19,17 

maxima  diurna  (dia  8). . . , . . 
minima  diurna  (dia  12) 

15,00 
2,78 

pluvi6metro. 

Pulg.    ingl. 

Milimetros. 

Lluvia  caida  en  el  mes 

0,535 

13.589 

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Manuel  Rtco  y  Sinobas. 


42 


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CIENCIAS  NATIRALES. 


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Terreno  carbonifero   de  la  America  septentrional;  por  Mr. 
Marcou. 

(Bibllot.  nniv.  dc  Ginebra,  y«n/o  J855.) 

La  serie  de  rocas  comprendidas  en  este  terreno  liene  tal 
importancia  bajo  los  aspectos  cientifico,  industrial  y  comer- 
cial,  que  ningun,  otro  grupo  de  rocas  sedimentarias  la  iguala 
ni  se  la  aproxima. 

Bajo  el  punlo  de  vista  de  la  ciencia,  el  terreno  carbonife- 
ro ofrece  un  horizonte  f/eognostico  el  mas  estenso,  y  cuyos  ca- 
racteres  son  tambien  los  que  tienen  mayor  constancia  por 
toda  la  superficie  del  globo  terrestre.  En  Europa,  Asia, 
Africa,  en  ambas  Americas  y  en  la  misma  Australia,  se  ha- 
Ua  con  las  mismas  rocas,  muchas  veces  tambien  con  los  mis- 
mos  fosiles;  no  sabiendose  verdaderamenle  queadmirar  mas, 
si  esa  constancia  de  los  caracteres  litologicos  de  sus  estratos, 
6  la  presencia  de  fosiles  identicos,  enterrados  en  unas  capas 
contemporaneas,  pero  situadas  unas  en  los  antipodas  de  las 
otras.  Desde  las  zonas  glaciales  del  Spitzberg,  desde  la  isla  de 
los  Osos  y  las  islas  Melville  hasta  las  tierras  australes  de  la 
Tasmania  y  Nueva-Zelanda,  forma  el  terreno  carbonifero  is- 
las, monies,  mesetas,  llanos,  casi  medios  continentes,  cuya 
identidad  y  unidad  de  caracteres  litologicos  y  paleontologicos 
presentan  las  mejores  estaciones  para  hacer  alto,  y  los  jalo- 
nes  mas  segurospara  los  trabajos  geologicos.  A  semejanza  del 
naveganle  que  reconoce  su  camino  por  los  lejanos  rellejos  de 
las  luces  fijas  6  giratorias  de  los  faros,  asi  el  geologo  viajero 


47 
se  orienla  fijando  sus  miradas  en  las  rocas  carboniferas  que 
ha  podido  casi  siempre  distinguir  en  los  limites  de  un  bori- 
zonte  geografico. 

Bajo  el  punto  de  vista  industrial  aun  es  mas  importante 
el  papel  del  terreno  carbonifero,  porque  contiene  en  su  seno 
la  ulla  u  hornaguera  y  el  bierro,  los  dos  ajenles  maspodero- 
sosdel  trabajo  y  la  civilizacion,  y  sobre  los  que  descansa  todo 
el  edificio  industrial  y  comercial  del  siglo  XIX.  De  esta  mane- 
ra,  cuantos  mas  estratos  de  la  epoca  carbonifera  tiene  un  pais, 
lanto  mas  ricoes;  y  puede  decirse  que  para  clasificar  la  im- 
portancia  y  porvenir  de  las  naciones,  bastaria  formar  la  esta- 
distica  de  las  porciones  de  suelo  compuesto  de  terreno  carbo- 
nifero comprendidas  en  los  limites  de  cada  pais.  Ciertamente 
que  esta  regla  admite  escepciones,  de  lo  cual  es  un  hermoso 
ejerapio  la  Suiza  particularmente. 

Los  Estados-Unidos  y  las  provincias  inglesas  de  la  Ameri- 
ca del  Norte  se  hallan  tan  bien  dotadas  en  cuanto  a  la  esten- 
sion  y  potencia  del  terreno  carbonifero  que  no  pueden  estarlo 
mejor,  y  hasta  es  posible  decir  que  ban  salido  privilegiadas. 
Si  se  ecba  una  ojeada  a  la  carta  geologica,  se  advierte  la  in- 
mensa  estension  que  ocupa  en  ella.  En  ninguna  parte  del 
mundo  conocido  por  los  geologos,  adquieren  tanto  desarrollo 
las  rocas  carboniferas.  Desde  Terra-Nova  hasta  la  isla  de  Van- 
couver, es  decir,  a  Iraves  de  la  parte  mas  ancha  en  senlido  de 
Este  a  Oeste  del  continente  americano,  se  podria,  pordecirlo 
asi,  trazar  un  camino  que  pasase  casi  constantemente  por  es- 
tratos de  ese  terreno,  con  solo  dos  interrupciones,  una  en 
Nueva-Inglaterra  y  la  otra  entre  Tejas  y  las  montanas  Pedre- 
gosas.  Verdaderamente  que  ha  de  causar  admiracion  a  los 
ingenios  mas  atrevidos  que  se  dedican  a  los  estudios  geolo- 
gicos,  esa  vasta  estension  de  las  regiones  carboniferas;  y  eso 
que  en  la  actualidad  no  se  puede  aiin  formar  mas  que  unape- 
quefia  idea  de  las  variacionese  influjo  que  ha  de  ejercer  esta 
riqueza  mineral  en  la  fortuna,  porvenir  y  hasta  en  las  costum- 
bres  de  la  sociedad  americana. 

En  general  puede  decirse  con  bastante  aproximacion, 
que  el  terreno  carbonifero  ocupa  en  los  Estados-Unidos  y 
provincias  inglesas  de  la  America  del  Norte  una  superficie 


48 
de  180.000  millas  cuadradas,  es  decir,  la  novena  parte  de 
todo  el  territorio  comprendido  en  los  referidos  paises;  y  que 
comparada  con  todo  el  Iglobo,  al  menos  en  cuanlo  a  la  par- 
te conocida  geologicamente,  posee  la  America  del  Norte  mas 
de  la  cuarta  parte  de  las  superficies  reunidas  de  las  diversas 
regiones  carboniferas. 

Las  rocas  carboniferas  de  America  admiten,  como  las  de 
Europa,  dos  grandes  divisiones,  en  que  se  agrupan  los  dislintos 
bancos  de  que  se  componen.  Ademas,  en  ciertas  regiones,  co- 
mo la  gran  cuenca  carbonifera  de  los  eslados  y  territorios  de 
Iowa,  Missouri,  Kansas,  Neosho,  Cherokee,  Choctaw,  Chika- 
saw,  Arkansas  y  Tejas,  existe  una  tercera  y  grande  division, 
que  es  al  parecer  local,  y  particular  a  la  cuenca  del  Mississipi, 
por  cuya  razon  no  la  considero  como  si  formase  un  piso  dis- 
tinto  en  las  rocas  sedimentarias  americanas.  Pero  en  esto  como 
en  las  grandes  divisiones  de  las  rocas  silurianas  y  devonianas, 
nuestro  guia  esYerneuil,  y  repelimos  con  el  la  gran  verdad 
siguiente,  que  ha  sido  el  primero  endar  a  conocer.  Entre  todas 
las  divisiones  principales,  dice,  de  que  se  compone  el  lerreno 
paleozoico  de  America,  el  raejor  caracterizado  es  el  sislema 
carbonifero,  y  aquel  que  tiene  mas  caracteres  comunes  con  los 
depositos  europeos  de  la  misma  epoca. 

A.    Carbonifero  inferior  6  caliza  de  montana. 


El  carbonifero  inferior,  cuyo  caracter  general,  y  aun  uni- 
versal por  decirlo  asi,  puesto  que  existe  en  Asia,  Europa, 
America  y  Australia,  es  tener  unos  bancos  de  cierta  caliza 
pardusca,  dura,  bien  estratificada,  y  que  encierra  numerosos 
fosiles  marines,  presenla  sin  embargo  algunas  variedades  de 
estructuras  geognosticas  en  diferentes  partes  de  la  America 
del  Norte,  principalmente  en  las  inmediaciones  de  las  grandes 
islas  y  conlinentes  formados  por  las  dislocaciones  que  levan- 
taron  sobre  el  nivel  del  mar  las  rocas  de  las  epocas  siluriana 
y  devoniana.  Las  cuencas  carboniferas  del  golfo  de  San  Lo- 
renzo, de  la  Pensilvania  y  Mariland,  que  se  ban  depositado 
alrededor  de  las  montafias  Laurentinas,  monies  de  Nuestra 
Senora,  montanas  Verdes  y  de  las  de  Callokill  yHeldcrberg 


49 
©frecen  ciertas  particularidades  en  la  composicion  de  sus  baii- 
cos,  quo  merecen  mencion  especial. 

En  Nueva-Brunswick,  Nueva-Escocia  e  isla  del  Cabo- 
Brelon,  donde  se  ha  estudiado  el  terreno  carbonifero  con  el 
mayor  delenimienlo  por  MM.  Jackson,  Brown  y  Dawson,  las 
rocas  carboniferas  inferioresse  componen  principalmenle,  pri- 
mero  en  la  base  de  margas  calizo-bituminosas,  de  conglome- 
rados  y  areniscas  rojas,  luego  de  margas  arenosas  de  color 
gris  6  negro,  de  arcillas  que  contienen  depositos  de  yeso  bian- 
co; algunas  calizas  muy  fosiliferas  se  sobreponen  a  los  yesos, 
y  finalmenle  terrainan  el  piso  bancos  de  areniscas  y  de  arci- 
llas de  colores  rojo  y  gris. 

En  el  sub-grupo  inferior  ultimo,  designado  y  descrito  por 
Dawson  con  el  nombre  de  Lower  part  of  the  Lower  carbonife- 
rous series,  hay  una  faja  de  pseudo-coal  measures,  que  con- 
siste  en  bancos  de  margas  esquislosas,  calizo-arcillosas,  bitu- 
minosas,  de  color  pardo  oscuro,  con  areniscas  subordinadas, 
>y  que  a  veces  conlienen  unas  capas  tenues  de  uUa  bilumi- 
nosa.  La  presencia  de  esla,  que  existe  lambien  debajo  de  los 
bancos  de  calizas  de  fosiles  marines  del  carbonifero  inferior, 
indica  que  la  flora  de  nuestro  planela  ha  sufrido  profundas 
modificaciones  desde  la  epoca  devoniana,  y  que  las  condicio- 
nes  de  vejetacion  que  ban  prcvalecido  y  reinado  con  lanla 
fuerza  c  intensidad  durante  el  jicriodo  del  terreno  carbonifero, 
principiaban  ya  a  manifestarse,  preludiando  yensayando,  por 
decirlo  asi,  su  podei. 

En  las  capas  de  eslo  sub-grupo,  el  mas  inferior,  so  en- 
cuentran  ya  algunas  planlas  losiles  que  correspondcn  espe- 
cialmente  al  gencro  Lepidodendron,  escamas  y  hasla  peces  lo- 
siles enleros  del  genero  Palceoniscus.  Laslocalidades  mas  no- 
tables en  que  puede  observarse  cste  sub-grupo  son:  Horton  y 
Windsor,  en  Nueva-Escocia;  Plaister-Cove  y  el  estrecho  de 
Canseau  en  la  isla  del  Cabo-Brelon;  y  finalmenle,  la  mina  del 
Hillsboro,  en  el  condado  de  Albert,  provincia  del  Nuevo- 
Brunswick.  Esta  ultima  localidad  es  sobre  lodo  muy  notable: 
primero,  porque  la  capa  de  ulla  tiene  tal  potencia  que  se 
puede  esplotar  do  una  manera  muy  lucraliva.  y  tarabien  por 
su  calidad,  pues  os  bituminosa  en  tal  grado  que  la  ban  con- 

TOMo  vr.  4 


50 
fundido  con  el  asfallo  algunos  ingcnicros  id6neos  de  minas;  en 
fin,  la  cilada  mina  de  Hillsboro  es  igiialmente  celebre  porlos 
hermosos  peces  fosiles  {Paloconiscus  Alberti  et  Cairnsii)  que 
encierra,  y  que  el  doctor  Carlos  T.  Jackson  ha  descrilo  y  di- 
bujado  tan  perfeclamente  en  su  Report  on  the  Albert  Coal 
mine. 

El  yeso  intercalado  que  hay  hacia  la  parte  media  de  este 
piso  so  corapone  de  bancos  de  ocho  a  quince  pies  de  grueso  de 
yeso  bianco,  sacaroideo,  a  voces  anhidro,  con  arcillas  verde 
y  azul,  el  cual  se  esplota  en  muchospuntos  de  la  cosla,prin- 
cipalmenle  en  Windsor,  distinguiendosc  desde  lejos  sus  ban- 
cos  blancos,  que  resaltan  sobre  el  color  negro  de  las  capas  de 
ulla  y  esquistos  de  la  misraa,  6  sobre  el  rojo  de  las  arenis- 
cas  y  conglomerados  carboniferos.  Las  localidades  de  Plais- 
ter-Cove  y  Cabo-Delfin,  en  la  isla  delCabo-Breton.son  nota- 
bles especialmente  bajo  dicho  aspeclo.  Los  primeros  esplora- 
dores  de  aquellas  regiones  refirieron  esos  yesos  y  areniscas 
que  los  d,com^andii\2i\  New  Red  sandstone,  debiendose  a  Lyell 
la  determinacion  de  su  verdadera  edad;  solo  que,  asi  como 
los  primeros  observadores  se  equivocaron  refiriendo  todos  los 
yesos  y  areniscas  rojas  al  New  Red,  exajerando  Lyell  y  Daw- 
son su  determinacion  del  Loioer  Carboniferous  respecto  a  es- 
tas  rocas,  comprendieron  en  ellas  yesos  y  areniscas  que  cor- 
respondian  realmente  al  New  Red.  Por  eso  se  ha  descubierto 
posteriormente,  sobre  todo  por  las  escelentes  observaciones 
del  mismo  Dawson,  que  los  yesos  y  areniscas  rojas  de  la  isla 
del  Principe  Eduardo,  de  las  islas  de  la  Magdalena  y  de  otros 
varies  puntos  de  las  costas  de  la  bahia  Fundy  y  de  Minas- 
Basin,  son  de  la  edad  del  New  Red  sandstone  6  triasico. 

Las  calizas  que  hay  encima  y  debajo  de  los  yesos  con- 
lienen  frecuentemenle  numerosos  fosiles,  como  son:  Produc- 
tus  Martini,  concinna,  Lyelli  et  spinosa;  Terebratula  elon- 
gata,  etc.  Las  localidades  mas  celebres  en  que  se  encuentran 
dichos  fosiles  son:  el  Cabo-Delfin,  Shubenacaidie,  Picton,  y 
especialmente  detras  de  la  casa  del  juez  Haliburton,  el  cele- 
bre y  festivo  aulor  del  Sam  Slick,  the  Clockmaker  de  Wind- 
sor; las  calizas  abundan  alii  en  magnesia,  yofrecen  una  ver- 
dadera lumaqueta;  tal  es  la  abundancia  de  los  fosiles. 


51 

El  grueso  de  todos  los  baucos  del  carbonifero  inferior  en 
las  espresadas  regiones  del  golfo  de  San  Lorenzo  y  de  la  ba- 
hia  de  Fundy  es  de  6.000  pies,  y  a  veces  mayor  enalgunos 
puntos. 

En  los  Estados  de  Pensilvania,  Mariland  y  Virginia,  es  la 
raitad  menor  la  potencia  de  los  bancos,  no  escediendo  nunca 
de  3.000  pies.  Principiando  por  la  parte  Sud-Oeste  del  esta- 
do  de  Nueva-York,  se  halla  representado  el  carbonifero  infe- 
rior en  la  espresada  region  por  esquistos  rojos  algun  tanlo 
arenosos,  y  por  areniscas  y  conglomerados  siliceos  que  circun- 
dan  a  las  cuencas  carboniferas  y  antraciferas  de  los  Allegha- 
nys;  pero  no  existen  peces  ni  plantas  como  en  elNuevo-Bruns- 
wick,  hallandose  en  compensacion  senales  inequivocas  depisa- 
dasquehan  de  ser  de  un  vertebrado  del  orden  de  los  reptiles. 
Isac  Lea,  de  Filadelfia,  es  el  primero  que  ha  llamado  la  aten- 
cion  sobre  este  punlo,  y  al  que  se  debe  el  descubrimiento  y 
descripcion  del  Sauropus  primcBvus,  encontrado  en  los  esquistos 
rojos  del  monte  Carbon,  cerca  de  Postville  (Pensilvania).  En 
las  mismas  laminas  de  esquistos  arcillo-arenosos  en  que  se 
notan  las  huellas  de  pies  del  citado  Sauropus,  que  segun  la 
suposicion  de  Lea  es  un  reptil  cuadrupedo  de  7  a  8  pies  de 
largo,  hay  numerosas  rippb  marks  y  rain  drops  pits,  6  se- 
nales de  Uuvia  fosil. 

Lasrocas  carboniferas  inferiores  de  Pensilvania  y  do  Vir- 
ginia, designadas  con  el  nombre  de  Vespetiines  series  por  los 
hermanos  Rogers,  no  lienen  yeso,  ulla  ni  caliza,  como  en  la 
Nueva-Escocia.  Los  fosiles  son  bastante  raros,  esceptuando 
algunas  capas  de  arenisca,  en  que  se  encuentran  con  abun- 
dancia  Productus  y  Spirifer,  que  representan  el  verdadero 
Mountain  limestone. 

En  las  regiones  del  Oeste  formadas  por  los  Estados  de 
Ohio,  Indiana,  mines,  Jowa,  Missouri,  Kentuky,  Teneso,  Ala- 
bama, Mississipi,  Arkansas  y  Tejas,  el  carbonifero  inferior 
principia  por  unos  esquistos  negros  [Bituminous  slate  or  black 
slate),  que  descansan  en  los  liltimos  bancos  de  caliza  devonia- 
na  que  forman  el  cliff  limestone.  Dichos  esquistos  negros,  que 
se  han  considerado  por  algun  liempo  como  de  la  epoca  devo- 
niana,  corresponden  segun  mi  opinion,  al  terreno  carbonifero. 


1)2 
del  oual  liencn  lodos  los  caracleres  dislinlivos.  En  la  paitc 
superior  alteman  los  esquislos  con  algunas  areniscas  de  gra- 
110  limy  fino,  verdaderas  psainrailas  de  color  blanquccino. 
Esas  areniscas,  que  concluyen  luego  por  predominar  con  es- 
clusion  de  los  esquislos,  lian  recibido  los  nombres  de  Wa- 
rcrley  sandstone  series,  6  fine  grained  sandstone  and  conglome- 
ral,  6  fine  f/rained  sandstone  of  the  knobs,  6  finalmenle  el  de 
siliceus  group.  En  Kentucky  y  clTeneso  hay  con  la  arenisca  de 
Waverley  calizas  llenas  de  oncrinas,  siendo  la  abundancia  do 
psias  la  que  ha  dado  a  algunas  localidades,  principalnipnleoii 
las  inmediaciones  de  Louisville,  el  nombredo  colinasdeniol- 
des  de  bolones  {Button  mould  Knobs). 

Sobre  el  fine  grained  sandstone  (areniscas  de  grano  fino) 
hay  calizas  griseo-blanquecinas,  que  fornian  vcrdaderanienle 
el  Mountain  limestone,  cuyas  calizas  conlienen  a  menudo  mi- 
neral de  hierro,  principalnienleen  Kentucky  y  Tcneso,  dond(^ 
se  esplota  con  ventaja.  Los  fosiles  son  muy  abundaules,  con 
especialidad  los  crinoides,  de  los  que  se  hallaii  con  frecucn- 
cia  magnificos  ejemplares.  Grayson  spring,  en  Kentucky,  se 
ha  hecho  celebre  por  sus  cabezas  de  crinoides  desde  los  be- 
llos  descubrimientos  que  hizoalli  el  doctor  Yandell. 

No  es  el  hierro  la  unica  riqueza  mineral  que  encierra  en 
su  seno  el  carbonifero  inferior  de  las  mencionadas  regiones, 
sino  que  hay  tambien  en  muchos  puntos  de  los  Estados  de 
Kentucky,  Ohio,  Indiana,  Missouri  y  Arkansas,  manantiales  sa- 
lados  que  salen  de  las  rocas  de  dicha  formacion.  Varios  de 
ellos  se  utilizan  con  ventaja,  principalmente  en  el  Ohio.  Ha- 
llandose  situada  la  caliza  carbonifera  entre  dos  grupos  de  ca- 
pas  de  areniscas,  a  saber;  la  arenisca  de  AV  averley  debajo, 
y  olra  muy  fina  que  contiene  uUa  situada  encima,  y  que  for- 
ma parte  del  carbonifero  superior,  ofrece  en  la  porcion  cen- 
tral del  Eslado  de  Kentucky  el  fenomeno  de  rocas  cavernosas 
desarroUado  en  escala  verdaderamente  grandiosa.  La  descom- 
posicion  de  esa  caliza,  a  veces  silicea  y  oolitica,  se  efectua  fa- 
cilmente  por  el  agua  de  lluvia  y  de  las  fuentes,  no  habiendo 
casi  ningunarroyuelo  en  aquella  region  que  no  fluya  6  saiga  de 
una  caverna.  La  mas  celebre  de  todas  ellas  es  la  de  Mamoutk 
cave,  ccrca  de  Belts  Tavern:  tiene  de  largo  5  leguas,  y  una 


o3 
inmensa  serie  de  laberinlos  cuyo  numero  es  desconocido  lo- 
davia;  y  habiendo  en  el  la  im  lio,  y  lagos  donde  exislen  esos 
celebres  peces  y  cangrejos  sin  ojos,  6  mas  bien  con  ellos  atro- 
liados,  cuyas  espocies  idcnticas  y  con  ojos  viven  a  su  innie- 
diacion  en  el  rio  Verde  [Green  river). 

En  el  Estado  de  Iowa,  Owen  divide  en  dos  series  el  car- 
bonifero  inferior.  La  que  esta  debajo,  a  la  cual  llama  forma- 
cion  de  los  Bdpidos  del  Mississipi,  se  compone  de  6  sub-grupos 
diversos,  formados  todos  de  bancos  calizos  mas  6  menos 
compaclos  y  puros,  que  contienen  numerosos  fosiles.  De  di- 
chas  divisiones,  cinco  lienen  nombres  especiales,  clasificadas 
por  orden  de  supcrposicion:  el  primer  sub-grupo  se  distingue 
linicamente  con  el  n."  1;  el  2."  se  llama  f/te  encrinilical group 
of  Burlington;  el  d."  the  limestones  of  Hannibal;  el  4.° /as  cali- 
zas  de  Keokuck  landing;  cl  5/  Sells-beds  of  the  Rapids  of  the 
Mississipi;  y  iinalmente,  el  6."  el  Archimedes  limestone.  La 
serie  superior,  que  Owen  denomina  tambien  formacion  de  la 
cuenca  del  rio  de  los  Frdiles,  se  divide  igualmenle  en  seis 
sub-grupos,  compueslos  de  bancos  calizos,  a  menudo  areno- 
sos  con  concrecionessiliceas,  que  algunas  veces  se  convierten 
en  muy  magnesianas,  encerrando  asimismo  algunas  capas  de 
areniscas  intercaladas.  Los  fosiles,  aunque  abundantes,  no  lo 
son  tanto  corao  en  la  serie  inferior.  Ambas  series reunidas  so- 
lo tienen  400  pies  de  espesor;  de  donde  resulta  que  la  poten- 
cia  del  carbonifero  inferior,  que  es  de  6.000  pies  enNueva- 
Escocia  y  de  3.000  en  Pensilvania,  ha  disminuido  considera- 
blemente  al  dirigirsc  hacia  el  Oeste. 

El  carbonifero  inferior  se  ba  descubierlo  en  el  Estado  de 
Alabama,  y  en  el  rincon  N.  E.  del  de  Mississipi.  Nicolet  ha 
denunciado  su  existencia  en  1839  alrededor  de  la  ciudad  de 
San  Luis,  siendo  su  potencia  de  600  pies,  y  subiendo  por  el 
Missouri  desde  la  Independencia  hasta  Council-Bluffs. 

El  doctor  G.  G.  Shumard,  del  fuerte  Smith,  ha  hallado 
y  descrilo  lacaliza  carbonifera  en  el  condado  de  Washington, 
estado  de  Arkansas.  Componese  de  una  caliza  azul  6  gris  os- 
cura,  que  conliene  gran  numero  de  fosiles  caracteristicos  to- 
dos  del  carbonifero  inferior  del  valle  del  Mississipi.  Es  proba- 
ble que  se  descubra  esta  formacion  en  otros  rauchos  punlos 


54 
del  Arkansas.  Yo  la  he  visto  cerca  de  Shmvne-town  en  las 
praderas  del  Oeste,  donde  forma  el  Delaware  Mount,  subiendo 
por  la  raargen  derecha  del  rio  del  Canada.  Habiendose  encon- 
trado  el  carbonifero  superior  6  terreno  hornaguero  propia- 
mente  dlcho  cerca  del  nacimiento  del  rio  Trinidad  y  en  el 
Rio-Brazos  (Tejas),  es  probable  que  se  descubra  alli  lambien 
la  caliza  de  montana,  lanto  mas  cuanto  que  el  doclor  Fernan- 
do Roemer  la  ha  marcado  y  descrilo  en  el  rio  San  Sabas,  un 
poco  mas  al  Oeste  del  fuerte  Belknap. 

El  capitan  Stansbury,  del  ejercito  de  los  Estados-Unidos, 
en  su  escelente  Memoria  sobre  su  Expedition  to  the  Great- 
Salt-Lake  es  el  primero  que  ha  visto  el  carbonifero  inferior  al 
mismo  piede  lasraontanas  pedregosas,  no  lejos  del  fuerte  La- 
ramie, cerca  de  Wind  mountains,  tambien  en  la  costa  occi- 
dental, y  en  una  de  las  islas  del  gran  Lago  Salado.  Posterior- 
mente,  habiendo  tenido  ocasion,  como  ingeniero  de  minas  al 
servicio  del  gobierno  de  la  Union  americana,  de  alravesar  to- 
do  el  continente,  siguiendo  en  cuanto  fue  posible  el  grade  35  de 
lalitud,  he  visto  el  carbonifero  inferior  formar  los  contrafuer- 
tes  y  aun  a  veces  las  cimas  de  las  monlanas  pedregosas  y  de 
la  Sierra-Madre  en  Nuevo-Mejico.  Componese  principalmenle 
de  calizas  compactas,  griseo-azuladas,  muy  fosiliferas ,  alter- 
nando  con  algunos  bancos  tenues  de  esquistos  margosos  y  de 
areniscas  de  grano  grueso  hacia  la  base:  su  potencia  es  pr6xi- 
mamente  de  500  a  700  pies.  Esta  caliza,  que  se  puede  llamar 
con  razon,  y  tal  vez  mejor  aiin  que  enlnglaterra,  q\  Mountain 
limestone,  porque  es  la  unica  caliza  que  se  encuentra  en  las 
montanas  pedregosas,  donde  se  alza  hasta  12.000  pies  sobre 
el  nivel  del  mar;  esa  caliza,  digo,  forma  fajas  largas,  eslre- 
chas,  de  2  a  4  millas  de  anchura  todo  lo  mas,  que  se  eslien- 
den  por  los  fiances  orienlales  y  occidenlales  de  las  dos  6  tres 
grandes  ramificaciones  que  componen  las  montanas  pedrego- 
sas y  la  Sierra-Madre.  Las  localidades  en  que  he  observado 
mejor  el  referido  carbonifero  inferior,  y  en  las  que  he  cojido 
una  canlidad  considerable  de  fosiles  (Productus,  Spirifer,  Te- 
rebratuln,  Zaphrenlis)  son  el  mismo  pueblo  de  Pecos,  cerca 
del  nacimiento  del  Rio-Pecos,  en  la  misraa  cima  de  Sierra  de 
Sandia,  encima  de  Alburquerque,  cerca  del  pueblecillodeTe- 


55 
jeras  en  el  paso  de  San  Antonio,  al  lado  do  la  villa  dc  cl  Paso 
(Eslado  de  Chilmahua),  en  el  camino  y  no  a  mucha  distancia 
del  fuerle  Desconfianza,  y  en  el  paso  de  la  Sierra-Madre,  a 
corta  distancia  de  Agua  fria  en  el  camino  del  pueblo  de  Zuni. 
Mas  alia,  hacia  el  Oeste,  he  descubierto  aiin  el  Mountain 
limestone  en  las  lineas  de  dislocacion  de  la  Sierra  de  Mogo- 
llon  6  Sierra-Blanca,  donde  existe  compuesta  de  una  caliza 
silicea,  muy  dura,  de  color  unas  veces  de  rosa  casl  encar- 
nado  y  otras  blanco-amarillenlo,  conteniendo  varies  fosiles 
en  gran  canlidad.  Solo  que  en  algunos  parages  ban  arrojado 
sus  lavas  ciertos  enormes  volcanes  sobre  las  mencionadas  ro- 
cas,  en  cuyo  caso  se  presentan  un  poco  metamorficas,  y  los 
fosiles  estan  mal  conservados.  El  carbonifero  inferior  desapa- 
rece  proximamenle  50  millas  antes  de  llegar  al  Rio-Colorado, 
hacia  el  grado  35  de  latitud. 

El  teniente  Whipple,  encargado  de  hacer  las  observacio- 
nes  astronomicas  para  fijar  la  nueva  frontera  entrc  los  Esla- 
dos-Uuidos  y  Mejico,  ha  recojido  cerca  de  la  embocadura  del 
rio  San  Pedro,  en  el  Rio-Gila,  unos  ejemplares  decalizas  que 
contienen  fosiles  caracterislicos  del  carbonifero  inferior.  Fi- 
nalmente,  el  desgraciado  y  celebre  conde  Gaston  de  Raousset- 
Boulbon  me  ha  enviado  fosiles  del  Mountain  limestone,  que 
habia  cojido  de  los  conlrafuertes  de  Sierra  de  Arisona,  en  So- 
nora, 

Dana,  el  sabio  mineralogisla  de  New-Haven,  ha  descrito 
el  primero  en  su  preciosa  obra  titulada:  Geology  of  the  Ex- 
ploring expedition  of  the  United  States,  la  caliza  de  raoulafia 
del  Pugel's-Sound,  y  de  la  isla  de  Vancouver,  donde  ocupa 
una  eslensa  superficie. 

B.     Carbonifero  superior  6  terreno  hornaguero. 


Encima  de  la  caliza  de  montana  principia  una  serie  de 
bancos  de  areniscas  y  esquistos  arcillosos  que  contienen  capas 
de  ulla,  y  es  la  que  constituye  el  terreno  carbonifero  propia- 
mente  dicho.  Los  caracteres  litologicos  y  paleonlologicos  del 
carbonifero  superior  de  America  son  identicos  a  los  que  pre- 


:\6 

scnta  on  luiiopa,  con  la  sola  escepcion  do,  tenor  inlorcala- 
das  en  los  esquistos  carboniferos  algunas  capas  tonnes  de  ca- 
liza  de  origen  marino,  lo  cual  le  da  un  caracter  misto  que  no 
posee  en  Europa.  Ademas  su  polencia  es  raucho  mayor,  es- 
tendiendose  tambion  por  una  superficio  muclio  mas  conside- 
rable que  la  que  ocupa  en  el  continente  enropeo. 

Distribuidas  las  capas  de  uila  por  casi  la  mitad  del  con- 
torno  de  las  costas  del  golfo  de  San  Lorenzo,  desde  la  bahia 
de  San  Jorge  a  Terra-Nova  hasta  Bathurst  en  la  bahia  de  los 
Galores,  se  muestran  con  frecuencia  en  la  superficie  y  aun 
mas  todavia,  pues  a  veces  se  ven  en  los  tajos  que  se  desplo- 
man  en  el  mar,  invitando  al  parecer,  por  decirlo  asi,  a  los 
barcos  que  cruzan  por  aquellos  parages  a  que  vayan  a  car- 
gar  ese  precioso  combustible  mineral.  Las  minas  de  Sydney  en 
Cabo-Brelon  y  de  Pitow  en  Nueva-Escocia,  son  famosas  por 
sus  riquezas  y  la  facilidad  que  ofrecen  para  cargar  los  bu- 
ques.  La  ullase  halla  alii  distribuida  a  diferenles  alturas,  y 
el  grueso  de  sus  capas  es  muy  vario.  De  este  modo  en  Syd- 
ney, segun  los  apreciables  trabajos  de  Ricardo  Brown,  hay 
31  capas  diforentes  de  ulla,  cuyo  grueso  total,  reuniendolas. 
es  de  37  pies.  En  South-Joggins,  en  la  bahia  de  Fundy,  hay 
segun  Logan  un  grueso  total  de  44  pies  de  ulla,  distribuida 
en  76  capas,  de  las  cuales  muchas  son  sumamente  delgadas. 
Finalmente,  en  Piclon  la  mina  de  Albion  tiene  un  grueso  de  60 
pies  de  ulla,  distribuida  solamente  en  dos  grandes  bancos,  sin 
conlar  olras  muchas  capas  pequenas  que  no  ha  comprendido 
Dawson  en  su  calculo. 

La  dificultad  de  esplorar  un  pais  poblado  tan  complela- 
mente  de  arbolado  como  lo  esta  toda  la  region  de  las  orillas 
del  golfo  de  San  Lorenzo,  ha  sido  causa  de  que  incurran  los 
primeros  observadores  en  algunas  equivocaciones  que  se  han 
rectificado  enteramente  despues,  gracias  a  los  numerosos  y 
perseverantes  trabajos  de  Dawson,  Brown  y  Lyell.  Pero  si  es 
muy  dificil  el  osfudio  del  pais,  las  costas  escarpadas  del  mar 
ofrecen  en  contraposicion  cortes  y  secciones  hermosas  y  coni- 
pletas  a  mas  no  poder,  habiendo  facilitado  de  este  modo  pun- 
tos  de  descanso  y  de  apoyo.  En  la  isla  do  Cabo-Brelon  el  ler- 
rono  carboniforo  so  compone  do  capas  <lo  aronisca  y  arcilla. 


57 
que  allernan  con  bancos  de  uUa,  enconliandose  alii  lambien 
algunas  veces  dos  6  Ires  bancos  delgados  de  caliza.  Los  veje- 
tales  fosiles  abundan  miicho,  y  sus  especies  son  proximaraente 
las  mismas  que  las  de  Europa;  ademasse  encuentran  frecuen- 
temente  Ironcos  de  arboles  de  1  a  2  pies  de  diametro,  coloca- 
dos  vertical  u  liorizontalmente;  y  el  estudio  de  ellos  ha  hecho 
que  Brown  reconozca  la  idenlidad  de  las  Sigillaria  y  de  las 
Sligmaria,  no  siendo  estas  ultimas  mas  que  las  raices  de  las 
primeras.  Brown  ha  cojido  tambien  en  una  capa  de  esquistos 
muy  bituminosos,  dientes,  huesos,  vertebras  y  escamas  de  pe- 
ces  correspondient^  a  los  generos  Palwonisciis  y  Holoptychius. 
Ademas  de  la  cuenca  carbonifera  de  Sydney  hay  otra  al  Sur 
de  la  isla  del  Cabo-Breton,  que  contiene  capas  de  ulla  muy 
ricas,  especialmente  en  Caribon-Cobe  y  en  el  rio  de  los  Ha- 
bitantes:  pero  estas  capas  no  ban  sido  esplotadas  aiin  de  uu 
modo  regular,  aunque  las  haya  denunciado  y  descrilo  detalla- 
damente  Dawson  en  1848. 

Las  minas  de  ulla  de  Albion,  cerca  de  Picton,  en  Nueva- 
Escocia,  ofrecen  en  la  estructura  y  coraposicion  de  sus  bancos 
diferencias  muy  marcadas  con  las  rocas  de  la  misma  edad  que 
existen  en  Cabo-Breton  y  South-Joggins.  En  primer  lugar  la 
ulla  de  Albion  tiene  mas  carbon  y  betun  y  menos  sulfuro  de 
hierro  que  la  de  las  deraas  regiones  del  golfo  de  San  Lorenzo. 
La  potencia  en  altura  de  las  capas  esplotadas  es  tambien  mu- 
cho  menos  considerable,  segun  lo  he  manifestado  antes.  Fi- 
nal mente,  es  mayor  el  desarrollo  de  las  raargas  negras  es- 
quistosas,  asociadas  con  la  ulla,  notandose  una  completa  au- 
sencia  de  las  margas  rojizas  y  areniscas  grises,  que  se  ven  in- 
lercaladas  en  gran  niimero  en  las  capas  de  ulla  de  Sydney  y 
de  South-Joggins.  Por  otra  parte,  las  capas  que  encierran  la 
ulla  estan  cubiertas  en  Albion  por  un  poderoso  conglomerado 
de  color  rojizo,  (jue  no  se  encuenlra  en  ningun  otro  silio,  y 
que  corresponde  hasta  cierto  punlo  a  las  areniscas  rojas  que 
se  hallan  en  la  base  de  lo  que  Dawson  ha  llamado  y  descrito 
con  el  nombre  de  Newer  coal  formation  of  the  East  part  of 
Nova  Scotia.  Esa  Newer  coal  formation  se  com  pone  princi- 
palmenle  de  areniscas  y  margas  rojas  y  grises,  que  allernan 
con  algunos  bancos  de  una  caliza  arenosa,  y  dos  6  Ires  capas 


58 
muy  leniios  de  iilla  y  yeso.  Los  fosiles  son  en  ella  muy  raros, 
y  se  limitan  i\  algunas  impresiones  de  planlas,  y  a  cscanias  dc 
peces  ganoideos.  La  allura  de  los  bancos  dc  la  parte  superior 
del  terreno  carbonifero  es  por  lo  menos  de  5.000  pies,  y  uni- 
dos  a  los  olros  5.000  que  forman  la  polencia  del  grupo  de  ca- 
pas  de  ulla  producliva,  dan  un  desarrollo  de  mas  de  10.000 
pies  en  senlido  vertical  para  los  bancos  quecoraponen  el  car- 
bonifero superior  6  terreno  hornaguero  del  golfo  de  San  Lo- 
renzo. 

Los  tajos  de  la  costa  de  la  babia  de  Inindy,  cerca  del 
silio  llaraado  South-Joggins,  presentan  una  seccion  delasmas 
liermosas  y  continuas  que  pueden  hallarse  entre  las  rocas 
carboniferas.  Dicha  localidad,  conocida  por  las  descripcio- 
nes  exactas  que  ban  dado  dc  ella  Jackson,  Logan,  Dawson 
y  Lyell,  es  notable  principalmente  por  el  considerable  niinie- 
ro  de  arbolcs  y  olras  planlas  fosiles  conservadas  en  su  sitio,  y 
sus  posiciones  verticales,  e  igualmente  por  el  descubrimienlo 
que  hicieron  alii  Dawson  y  Lyell  en  seliembre  de  1852,  en 
un  tronco  dc  Sigillaria  de  raices  estigmarianas,  de  un  replil 
del  orden  Labyrinthodon  al  cual  el  profesor  Owen  ha  dado  el 
nombre  de  Denderpreton  Acadiancum.  El  descubrimiento  de 
este  batracio,  que  segun  Lyell  tendria  dos  pics  y  medio  de  lar- 
go, y  corresponde  al  primer  grupo  dc  losanimales  vertebra- 
dos  que  respiran  el  aire,  viene  a  confirmar  cl  hallazgo  del 
Sauropus  primiemts  dc  Lea,  mencionado  antes,  y  se  sincroni- 
za  con  las  hucllas  de  pisadas  de  reptiles  encontrados  en  el 
terreno  carbonifero  de  Horton-BIuffs  (Nueva-Escocia),  y  del 
condado  de  Westmoreland  (Pensilvania),  e  igualmente  con  el 
Archegosaurus  Decheni,  especie  de  reptil  descrito  por  Goldfuss, 
hallado  en  el  terreno  carbonifero  de  las  inmediaciones  de 
Saarbruck  (Prusia  Renana.) 

Al  Sur  del  Estado  dc  Massacbusscts  y  en  la  parte  oriental 
del  dc  Rhode-Island  hay  un  pequeno  valle  en  que  se  encuen- 
tra  la  antracita.  Cuando  sc  vcrifico  el  deposito  de  las  referi- 
das  rocas  carboniferas  superiores,  es  evidente  que  debian  ha- 
llarse en  relacion  con  las  mismas  rocas  dc  las  cuencas  horna- 
gucrasde  Nueva-Escocia  y  Pensilvania;  y  su  presencia  en  di- 
cha parte  dc  Nueva-Inglaterra  es  como  un  vinculo  de  union 


59 
entre  las  capas  de  Poslville  y  las  tie  Picton.  El  mencionado 
valle  antracifero  de  la  epoca  del  carbonifero  superior  es  do- 
table  principalmente  por  su  posicion  geografica,  porque  Uena 
la  solucion  de  continuidad  enlre  las  cuencas  horiiagueras  del 
golfo  de  San  Lorenzo  de  los  Alleghanys,  y  por  los  fenomenos 
melamorficos  a  que  ha  estado  sujela  la  epoca  de  las  erupciones 
graniticas  y  porfidicas,  que  ban  dado  origen  al  sistema  de  los 
Alleghanys.  El  calor  producido  por  esas  erupciones  ha  con- 
vertido  en  pizarras  las  margas  esquistosas,  la  ulla  en  antraci- 
ta,  y  aun  ha  pasado  en  ciertos  sitios  al  estado  de  grafito  6 
plombagina. 

Despues  de  pasada  la  Blue-Ridge  y  la  primera  cadena  de 
los  Alleghanys,  se  descubren  en  el  fondo  de  los  valles  longi- 
tudinales  de  Pensilvania  unas  pequenas  cuencas  correspon- 
dientes  al  terreno  hornaguero,  que  contienen  anlracila.  Esta 
region  antracifera  pensilvanica  se  divide  en  tres  dislrilos,  co- 
nocidos  por  los  nombres  de  the  Schuylkil  or  Southern  coal  re- 
gion, the  Middle  coal  region,  y  final mente,  the  Wyoming,  Wil- 
leesbarre,  or  Northern  region.  Hace  30  anos,  epoca  en  que  se 
principio  a  esplotar  en  grande  la  antracila,  que  ha  adquirido 
un  gran  valor  industrial  la  espresada  region;  valor  que  ha  ido 
en  aumento  todos  los  anos,  por  efecto  de  la  perfeccion  de  los 
mediosde  comunicacion,  y  sobre  lodo  a  causa  de  la  proximidad 
de  los  grandes  centres  de  poblacion  de  las  ciudades  mas  im- 
portantes  de  los  Estados-Unidos,  como  son  Filadelfia,  Nueva- 
York,  Baltimore  y  Boston. 

Conforme  se  adelanta  hacia  Oeste,  alejandose  por  conse- 
cuencia  de  las  regiones  formadas  por  rocas  eruptivas,  va  sien- 
dola  anlracita  algo  bituminosa,  pasando  luego  a  la  ulla  serai- 
bituminosa  hasta  que,  salvada  la  ultima  gran  cadena  de  los 
Alleghanys,  despues  de  Hollidaysburg,  se  entra  ya  en  la  ulla 
bituminosa  propiamente  dicha,  que  esla  que  forma  sin  solu- 
cion alguna  de  continuidad  la  inmensa  cueuca  carbonifera  de 
los  Alleghanys,  que  se  estiende  por  medio  de  ocho  estados  de 
la  union  americana,  desde  Blossburgo  (Pensilvania)  hasta 
Tuscalosa  (Alabama).  Las  rocas  que  componen  los  bancos 
de  esta  cuenca  son,  con  pequenas  variaciones,  las  mismas 
que  hay  en  el  valle  carbonifero  de  las  orillas  del  golfo  de 


()0 
San  Lorenzo,  solo  que  su  potencia  es  mucho  menor,  pues  no 
escede  de  8.000  pies.  El  hierro  y  ulla  exislen  por  lodas  par- 
tes en  esa  inniensa  superficie  de  pais;  y  las  grandes  chinieneas 
que  se  ven  diseminadas  por  lodos  lados  en  aquelias  regiones, 
iudican  bien,  con  las  inmensas  columnas  espirales  de  hurao 
negro  que  salende  ellas,  que  se  hace  un  gran  consumo  delos 
referidos  minerales,  y  que  son  los  agenles  mas  activos  para  el 
desmonte  y  Irasformacion  de  los  anliguos  paiscs  de  caza  de 
los  guerreros  rojos. 

Examinando  la  carta  geologica,  se  ve  perfectamente  que 
la  gran  cuenca  carbonifera  de  los  Alleghanys  se  une  sin  solu- 
cion  de  continuidad  con  las  del  Michigan,  lUines,  Kentucky, 
Iowa,  Missouri,  Arkansas  y  Tejas,  formando  asi  todas  esas 
cuencas  diversas  una  sola  que  pudiera  llamarse  la  cuenca  car- 
bonifera del  valle  del  Mississipi.  La  separacion  y  circunscri- 
cion  en  varias  cuencas  carboniferas  se  ha  verificado  por  in- 
mensas denudaciones,  que  han  arrancado  parte  de  los  bancos  y 
socavado  las  anchas  y  sorprendentes  quiebras  por  las  cuales 
corren  hoy  los  rios  Ohio,  lllines,  Mississipi,  de  los  Frailes, 
Missouri,  Arkansas,  Tenneso,  Wabash,  etc.,  lo  cual  sucedio 
primero  en  el  momento  de  la  dislocacion  de  los  Alleghanys,  y 
luego  durante  los  demas  periodos  geologicos  que  han  mediado 
hasta  nuestros  dias. 

La  cuenca  carbonifera  que  forma  la  parte  central  de  la  pe- 
ninsula del  Michigan  es  la  que  mas  dista  de  las  diferentes  cuen- 
cas referidas,  y  lambien  la  de  menor  iraportancia.  La  ulla  solo 
se  ha  descubierto  hasta  ahora  en  algunos  puntos  de  ella;  y  la 
dificultadde  esploracion,  efeclo  del  arbolado  y  principalmente 
de  un  drift  muy  espeso,  no  ha  permilido  aiin  que  se  recouozca 
el  verdadero  valor  industrial  que  podria  adquirir  con  el  liera- 
po  esta  cuenca. 

El  estado  del  lUines  lo  forma  enteramente  una  gran  cuenca 
carbonifera  que  se  esliende  mas  alia  de  sus  liraites,  ocupando 
parte  de  los  Estados  de  Indiana  y  Kentucky.  Dicha  cuenca,  co- 
nocida  generalmente  con  el  nombre  de  Illinois  coal  field,  esta 
separada  de  las  del  Iowa  y  Missouri  solo  por  el  valle  del  Mis- 
sissipi. 

Finalmente,  al  Oestc  del  Mississipi  hay  una  inmcnsa  cuen- 


61 
cacarbonifera,  qucse  esliendesin  interrupcion  desde  mas  ar- 
riba  del  fiierte  de  los  Frailes  (Iowa)  basla  el  Belknap  y  el  rio 
Colorado  de  Tejas.  Esa  gran  cuenca  solo  se  ha  esplorado  dete- 
nidamente  en  un  corto  niimero  de  localidades,  conociendose  tan 
solo  con  alguna  certeza  la  no  solucion  de  conlinuidad,  y  sus  li- 
mites,  que  estan  basados  en  las  observaciones  hecbas  en  di- 
ferentes  puntos  por  Nicolet,  D-D.  Owen,  H.  King,  G.-G.  Shu- 
mard  y  por  mi.  El  carbonifero  superior  6  terreno  de  la  ulla 
de  esla  cuenca  al  Oeste  del  Mississipi,  conocida  con  el  nom- 
bre  de  far  west  coal  field,  abraza  dos  grandes  divisiones;  la 
inferior,  compuesla  principalmenle  de  esquislos  margosos  ne- 
gros,  con  capas  de  ulla,  y  la  superior  formada  por  grandes 
bancosde  arenisca  roja,  de  estratificacion  muy  regular,  en 
los  cuales  se  hallan  lodavia  algunos  restos  de  plantas  fosiles. 
Las  capas  de  ulla  son  aqui  mucho  menores  en  niimero  que  en 
la  cuenca  carbonifera  del  golfo  de  San  Lorenzo,  habiendo  es- 
casamenle  cinco  6  seis  que  puedan  esplolarse  con  utilidad. 
Ademas  de  la  ulla  hay  tarabien  en  esa  division  inferior  del 
terreno  carbonifero  mineral  de  hierro  en  abundancia,  con  es- 
pecialidad  en  los  estados  de  Arkansas  y Tejas,  y  algunos  de- 
posilos  de  yeso.  El  D.-D.  Owen  ha  descubierto  este  ultimo 
mineral  en  el  rio  de  los  Frailes  en  el  Iowa,  donde  al  parecer 
corapone  parte  de  una  formacion  enteramente  local.  La  po- 
tencia  del  terreno  carbonifero  superior  de  dicha  region  no  es- 
cede  de  2  a  3.000  pies. 

En  las  montanas  pedregosas,  donde  se  encuentra  el  car- 
bonifero inferior  a  lo  largo  de  las  lineas  de  dislocacion,  rara 
vez  se  halla  el  carbonifero  superior;  y  cuando  sale  a  llor  de 
tierra,  su  potencia  es  muy  pequena,  bien  sea  efecto  del 
aplastamiento  sufrido  por  las  capas  al  tiempo  de  levantarse, 
6  bien  sobre  todo  a  causa  de  su  gran  dislancia  de  las  tierras 
que  se  habian  elevado  en  la  epoca  del  deposito  de  las  rocas 
carboniferas.  Sin  embargo,  yo  he  comprobado  la  exislencia 
del  carbonifero  superior  hasta  con  capas  de  ulla  entre  San 
Antonio  y  Manzana,  en  Nuevo-Mejico,  y  en  la  Sierra  deMo- 
gollon,  cerca  del  nacimiento  del  rio  Colorado  Chiquito;  y  el 
capitan  Stansbury  ha  encontrado  la  ulla  correspondiente  al 
carbonifero  superior  cerca  de  Rock  Independance,  en  el  ca- 


62 
mino  que  va  del  fuerle  Laramie  al  de  Bridgers,  a  corta  dislan- 
cia  del  primero  de  ellos.  Cierlo  esque  las  observaciones  fiitu- 
ras  y  los  trabajos  que  hagan  los  Mormones  en  las  apartadas  re- 
gioues  de  los  territorios  de  Utah  y  Nuevo-Mejico,  produciran 
el  hallazgo  de  olro  mayor  niimero  de  criaderos  de  capas  de 
ulla  de  la  epoca  carbonifera;  mas  sin  embargo  puedo  asegu- 
rar  desde  hoy  que  las  cuencas  carboniferas  de  las  montanas 
Pedregosas  siempre  seran  muy  insignificantes ,  comparadas 
con  las  de  las  regiones  orienlales  de  la  America  del  Norte. 

El  terreuo  carbonifero  con  capas  de  ulla  se  ha  encontrado 
enlre  la  California  y  el  Oregon,  cerca  de  las  costas  del  Ocea- 
no  Pacifico,  en  un  silio  llamado  Cowes  river,  a  15  millas  Sur 
del  rio  Umqua,  donde  existe  al  parecer  una  cuenca  carboni- 
fera de  una  estension  bastante  considerable.  Finalmente,  en 
varies  puntos  de  Pugets-Sound,  en  el  nuevo  terrilorio  de 
Washington,  al  Norte  del  Oregon,  y  en  la  isla  de  Vancouver, 
se  esplotan  capas  de  ulla  correspondientes  al  carbonifero  su- 
perior. Soke-Harbor  es  la  localidad  de  dicha  isla  en  que  se  ha 
descubierto  y  esplotado  la  ulla  bastante  en  grande  por  el  ca- 
pitan  W.  C.  Grant,  escoces,  y  uno  de  los  primeros  colonos  y 
trabajadores  de  aquella  tierra  lejana. 


VARIEDADES. 

Huracanes  observados  en  las  Jndias  occidentales  desde  1493.  Biis- 
cando  Mr.  Poey  en  los  au  tores  menciones  de  huracanes,  ha  conlado  los 
que  se  dicen  ocurridos  en  las  Indias  occidentales  y  el  Norte  del  Atlantico 
desde  1493  hasta  1855.  Estan  repartidos  asi  por  meses: 

Enero 5 

Febrero 5 

Marzo 7 

AbrU ^ 6 

Mayo 5 

Juuio 8 

Julio 35 

Agosto 88 

Setiembre 77 

Octubre 66 

Koviembre 16 

Diciembre 8 

326 
Sin  fecha  exacta 38 

Total 364 

Distribuidos  por  siglos  hubo: 

De  1493  a  ISO^ 16 

1502  i  1623 13 

1623  a  1700 18 

1700  a  1800 136 

1800  a  1855 181 

364 

Resulta  que  son  mas  frccuentes  de  julio  k  noviembre;  en  cuanto  a 
los  siglos  no  cabe  deduccion,  pues  de  aparecer  niimeros  mucho  mayores 
en  los  tiempos  recientcs  no  se  infiere  que  hubiera  mas  huracanes,  sino 
que  hubo  mas  observadores,  6  que  supimos  mas  observaciones. 

— Jnfluencia  de  la  sangre  en  la  regeneracion  de  las  propiedades  vila- 
tes.  Las  reiteradas  csperiencias  hechas  por  Mr.  Browdn-Sequard  le  ban 
proporcionado  comprobar  el  hecho  general  de  que  los  nervios  motores  y 


sensilivos,  la  m(:dula  espinal  y  todos  los  tcjidos  contractiles  pucdcn,  des- 
pues  de  haber  perdido  sus  propiedades  vitales  d  consecuencia  de  intcrrup- 
cion  de  la  circulacion  sanguinea,  recobrarlas  todas  por  influencia  de  san- 
gre  cargada  de  oxigeno.  Entre  otras  esperiencias  cila  la  siguiente,  que 
ha  repetido  en  diferentes  auimales  de  las  cinco  clases  de  los  vertebrados. 
Se  liga  la  aorta  ventral,  y  una  vez  que  ha  desaparecido  toda  propiedad 
vital  de  los  miembros  posteriores  y  sobrevenido  la  rigidez  cadav(5rica  en 
ellos,  se  afloja  la  ligadura.  Como  esta  viva  todavia  la  parte  anterior  del 
animal,  se  restablece  la  circulacion  en  la  posterior,  y  con  la  sangre 
vuelve  la  vida  d  las  partes  que  parecen  mucrtas.  Van  volviendo  a  pre- 
sentarse  sucesivamente  las  propiedades  vitales  de  los  iniisculos  y  de 
los  nervios,  la  sensibilidad ,  y  los  movimientos  voluntarios.  La  sangre  sin 
fibrina  parece  influir  tanto  en  la  regeneracion  de  las  propiedades  vitales 
como  la  que  la  contiene,  no  siendo  por  tanto  esencial  esta  sustancia  pa- 
ra nutrirse  los  miisculos  y  el  tejido  nervioso;  hasta  cree  Mr.  Brown- 
Sequard,  segun  sus  esperiencias,  que  se  produce  en  los  vasos  de  los 
musculos  al  verificarse  el  cambio  nutritivo  entre  la  sangre  y  el  tejido 
muscular.  Cuanto  mas  oxigeno  contiene  la  sangre,  mas  considerable  y 
rapida  es  su  influencia  regeneratriz. 

—Nueva  materia  tintorea  sacada  de  la  alcachofa.  Mr.  Verdeuil  ha  sa- 
cado  de  la  alcachofa  y  otras  plantas  de  la  familia  de  las  sinantdreas 
una  materia  colorante  verde,  distinta  de  la  clorofila,  y  que  se  parece  al  ver- 
de  de  los  chinos.  «E1  m^todo  que  empleo,  dice,  consiste  en  que  obren 
simultaneamente  en  la  planta  molida,  6  en  ciertas  partes  suyas  (las  flores 
en  especial)  el  aire,  el  amoniaco  y  el  agua.  Parece  id6ntica  esta  accion  a 
la  que  los  mismos  agentes  ejercitan  en  la  formacion  de  la  orchilla.  Tanta 
es  la  semejanza,  que  he  podido  aislar  de  las  flores  de  la  alcachofa,  prin- 
cipalmente  de  la  base  de  los  p^talos,  una  fccula  blanca  que  facilmente  se 
deposita.  Esta  fccula  contiene  la  mayor  parte  del  principio  colorante  de 
la  alcachofa.  En  esta  fccula  mezclada  con  agua  hago  que  actuen  simulta- 
neamente el  amoniaco  y  el  oxigeno  del  aire,  agitando  sin  cesar  el  liqui- 
do.  Estractos  de  la  cabeza  de  la  alcachofa  con  agua  caliente  dan  tambien 
un  color  verde  magnifico.  He  obtenido  resultados  que  me  inducen  a  creer 
podra  utilizarse  esta  materia  colorante  para^  el  teiiido  y  la  impresion  de 
telas.  Al  formarse  coraplctamente  el  color  se  puede  precipitar  el  liquido 
alcalino,  a  presencia  del  amoniaco,  con  el  acido  acetico,  formandose  un 
abultado  precipitado  verde,  que  se  puede  filtrar  con  un  lienzo.  Este  pre- 
cipitado  es  soluble  en  el  agua  amoniacal  y  el  carbonate  de  sosa-.  tiene  co- 
lor verde  hermosisimo.  Lavado  con  agua  caliente,  prensado  y  secado  se 
parece  a  los  panes  de  anil;  pero  es  verde,  y  da  disolucioncs  del  rais- 
mo  color. » 


N."  2.°-REVISTA  DE  ClEmi k^.-Febrero  185G. 


mmm  emctas. 

ASTROMOmA. 


Anuncio  del  eclipse  anular  y  central  que  tendrd  lugar  e/  1 5 
de  marzo  de  1858,  por  D.  Anlonio  Aguilar,  individuo  de  la 
Real  Academia  de  Ciencias  y  director  del  Observalorio  de 
Madrid. 

Si  el  anuncio  de  este  eclipse  debiera  iusertarse  en  un  perio- 
dico  esclusivaraente  aslronomico,  el  presenle  escrilo  estaria 
reducido  a  muy  pocas  lineas,  indicando  ligeraraenle  el  meto- 
do  que  se  habia  seguido,  y  el  liniite  a  que  habla  sido  llevada 
la  aproximacion  del  calculo,  para  manifestar  hasta  que  punto 
podia  confiarse  en  el  resullado.  Pero  debiendo  insertarse  este 
pequeno  trabajo  en  la  lievista  que  publica  la  Real  Academia 
de  Ciencias  de  Madrid  con  el  laudable  objelo  de  difundir  los 
conocimientos  cienlificos  entie  las  personas  que  en  Espana  se 
dedican  al  cuUivo  de  las  ciencias,  me  ha  parecido  conveniente 
dar  algunas  noticias  sobre  los  eclipses  de  Sol,  y  algunas  ins- 
trucciones  que  podran  ser  lililes  a  los  aficionados  que  dispon- 
gan  de  los  medios  necesarios  para  esla  clasede  observaciones, 
en  cuyo  niimero  se  contaran  indudablemcnle  raucbos  profeso- 
res  de  Fisica  y  Matematicas  de  las  universidades  e  instilutos 
de  provincia,  y  de  cuyas  observaciones  podra  reportar  la  Geo- 
grafia  de  nuestro  pais  muchos  dalos  que  le  seran  de  grande 
ulilidad. 

A  los  eclipses  somos  en  gran  parte  deudores  del  estadode 
perfeccion  a  que  ha  llegado  la  Aslronomia.  Para  cuUivar  con 
frulo  esla  ciencia  son  necesarios  desenibolsos  quo  no  eslan  al 

TOMO  VI.  5 


66 
alcance  dc  las  fortiinas  parliciilares,  piies  ademas  de  los  ins- 
trumenlos,  que  son  muy  costosos  (1),  exije  cdificios  construi- 
dos  con  cierlas  condiciones  parliculares,  por  lo  que  no  todos 
pueden  dedicarse  a  este  objelo.  Asi  es  que  los  esfuerzos  de 
los  liombres  mas  eminentes  en  la  clencia  se  hubieran  eslre- 
llado  contra  la  iniposibilidad  de  verificar  las  observaciones, 
si  la  proleccion  de  los  gobiernos  cullos  de  Europa  no  bubiera 
lendido  una  mano  benefica  a  los  hombres  que  se  dedicaban  al 
cullivo  de  la  Aslronomia,  fundando  magnilicos  Observalorios, 
en  donde  se  ban  hecho  y  hacenactualmenle  los  trabajos  que  la 
ban  elevado  al  range  de  la  mas  exacta  entre  las  ciencias  na- 
lurales.  La  Aslronomia  no  es  ni  puede  ser  una  clencia  popular, 
por  mas  que  hombres  eminentes  en  ella  hayan  hecho  grandes 
esfuerzos  para  lograrlo.  En  Francia,  lo  mismo  que  en  Ingla- 
terra  y  Espafia,  aun  entre  las  personas  que  se  llaman  inslrui- 
das  en  el  mundo,  se  encuentra  la  misma  ignorancia,  mas  pue- 
de decirse,  la  misma  desconfianza  hacia  las  verdades  que  la 
ciencia  tiene  demostradas.  Hablad  a  dichas  personas  de  la  dis- 
lancia  a  la  lierra  del  Sol  y  de  los  planetas,  de  su  masa  y  vo- 
lumen,  de  la  prodigiosa  velocidad  de  algunos  cometas,  y  po- 
deis  estar  seguros  de  que  la  conteslacion  tacita  6  esplicita 

es  el  famoso  refran  espauol  de  el  mentir  de  las  estrellas 

Y  es  con  efecto  muy  natural  este  juicio  en  todos  los  que  a  la 
par  de  los  grandes  resultados  de  la  ciencia,  no  pueden  dis- 
tinguir  6  vislurabrar  siquiera  la  marcha  que  ha  podido  se- 
guirse  para  la  demostracion  de  los  mismos.  Los  eclipses 
de  Sol  vienen  de  cuando  en  cuando  a  reconciliar  con  los 
Astronomos  a  las  personas  agenas  a  la  ciencia,  y  lo  que 
antes  era  desconfianza  y  duda,  ahora  se  convierte  en  admira- 
cion  y  entusiasmo  al  ver  como  se  veriiican  todos  los  acciden- 
tes  que  el  Astronomo  ha  anunciado  muchos  afios  antes,  lo  cual 
no  pudiera  haber  hecho  sin  el  perfecto  conocimientode  ladis- 


(1)  Un  circulo  meridiano  do  los  que  poseen  la  mayor  ^Tte  de  los 
observalorios  ciiesta  de  5  a  6.000  duros;  y  una  ecuatorial  de  14  pulga- 
das  de  objetivo,  como  la  del  Observatorio  central  deRusia,  cuesta  18.000 
duros. 


67 
lancia  y  moviniientos  del  Sol  y  la  Luna,y  la  verdadera  forma 
de  la  lierra.  Los  reyes  y  losgobiernos  ban  participadomuchas 
veces  de  este  enlusiasmo  y  adrairacion,  de  que  la  ciencia  ha 
sacado  muyprovechososy  fecundosresuitados:  y  he  aqui  lain- 
fluencia  mas  inraediata  que  estos  fen6raenos  han  tenido  en  los 
progresos  de  la  Aslronomia. 

A  otra  venlaja  y  no  pequena  les  somos  deudores,  deter- 
minando  con  el  grande  espectaculo  que  presentan,  en  particu- 
lar los  eclipses  de  Sol,  muchas  vocaciones  de  hombres  emi- 
nentes,  cuyos  talenlos,  sin  esta  circunstancia,  tal  vez  hubieran 
sido  perdidos  para  la  ciencia.  Entre  varios  ejemplos  que  nos 
presenla  la  historia,  el  mas  notable  es  el  de  Ticko-Brahe.  To- 
do  el  mundo  sabe  la  grande  influencia  que  las  observaciones 
del  Astronomo  de  Uraniburgo,  mas  exactas  que  todas  las  pre- 
cedentes,  han  tenido  en  los  adelantamienlos  de  la  Astronomia 
fisica.  Con  ellas  Keplero  hallo  las  tres  leyes  que  inmortaliza- 
ron  su  nombre;  y  ellas  han  sido  tambien  el  origen  de  esa  se- 
rie  de  descubrimientos  de  lyos  siglos  XYII  y  XVIII,  que  tanlo 
honran  al  genero  humane.  Pues  bien,  Ticko  no  pensaba  en  la 
Astronomia,  y  un  eclipse  de  Sol  decidio  su  vocacion  al  ver 
que  no  podia  hallar  la  misma  exactitud  en  los  demas  estudios  a 
que  anterlormente  se  habia  dedicado.  Asi  pues,  aunque  la 
utilidad  cientifica  de  los  eclipses  pierda  algo  de  su  importan- 
cia^  como  sucedera  indudablemente  el  dia,  no  muy  lejano.  en 
que  nueslro  globo  se  halle  envuelto  en  una  espesa  red  de  hi- 
los  metalicos,  suminislrandonos  el  medio  mucho  mas  seguro 
y  exacto,  que  el  de  los  eclipses,  de  delerrainar  la  diferencia  de 
longitudes  geograficas;  aunque  las  tablas  hinares  y  solares 
que  el  Sr.  Hansen  ha  construido  scan  tan  exactas  como  se  es- 
pera  dela  superior  inteligencia  de  este  Astronomo,  y  que  los 
lugares  de  Luna  calculados  por  medio  de  aquellas  sean  tan 
exactos  como  los  de  las  estrellas  llamadas  fundamcntales,  y 
por  consiguienle  las  observaciones  de  los  eclipses  no  puedan 
servir  ya  para  determinar  los  errores  de  dichas  tablas;  sin 
embargo,  estos  fenomenos  seran  mirados  siempre  con  pre- 
dileccion  por  los  Astronoraos,  y  a  pesar  de  lo  prolijos  y 
penosos  que  son  los  calculos  de  su  prediccion,  determinaran 
siempre  todas  las  circunstancias  y  particularidados  de  un 


68 
eclipse,  aunqiic  no  sea  mas  que  |)or  consideracion  a  ser  el 
fenomeno  mas  popular  do  la  Aslronomia,  y  el  unico  que  es 
mirado  con  intercs  y  asombro  por  las  peisonas  estranas  a  la 
ciencia,  a  quienes  esta  debe  consideraclones  por  la  proleccion 
que  se  le  dispeusa. 

Se  sabe  que  un  eclipse  de  Sol  liene  lugar  por  la  inlerpo- 
sicion  de  la  Luna  enlre  aquel  aslro  y  la  lierra,  6  lo  que  es  lo 
mismo,  cuando  los  dos  aslros  eslan  en  conjuncion,  a  que  vul- 
garmenle  se  da  el  nombre  de  Luna  nueva.  Si  la  Luna  se  rao- 
vieseenla  ecliplica,  claro  es  que  lodas  las  Lunas  nuevashabria 
eclipse  de  Sol;  pero  como  la  orbita  de  la  Luna  forma  con  la  eclip- 
lica un  angulo  de  li"  IV,  es  necesario  que  en  la  conjuncion  la 
Luna  se  halle  proxima  a  los  nodos,  que  son  los  punlos  de  inler- 
seccion  de  los  pianos  donde  se  mueven  el  Sol  y  la  Luna, 

Un  eclipse  de  Sol  tendra  siempre  lugar,  cuando  la  dislancia 
de  la  Luna  a  la  ecliplica,  6  lo  que  es  lo  mismo,  su  lalitud, 
sea  menor  que  1°  23'  15'',  y  el  eclipse  sera  imposible  cuando 
su  lalilud  sea  mayor  que  1°  34'  55".  Enlre  estos  limites  el 
eclipse  es  dudoso,  y  sera  necesario,  para  decidir  si  la  con- 
juncion es  ecliplica,  tener  en  cuenla  la  diferencia  de  paralajes 
de  los  dos  aslros  y  sus  semidiamelros  correspondienles.  En  el 
caso  del  eclipse  de  marzo  de  1858,  la  lalitud  de  la  Luna  es 
de  0°  37'  43":  por  lo  Umlo  es  indudable  el  fenomeno. 

Parece  que  exisle  la  misraa  razon  para  que  el  numero  de 
eclipses  de  Sol  sea  igual  al  de  losde  Luna,  y  sin  embargo  obser- 
vamos  que  para  un  lugar  particular  de  la  lierra  se  reproducen 
los  ultimos  con  mucha  mas  frecuencia  que  los  primeros;  asi 
es  que  solo  en  el  ano  1855  hemos  lenido  dos  eclipses  de 
Luna  visibles  en  Madrid,  mienlras  que  pasaran  7  anos  (des- 
de  1851  a  1858)  sin  que  veamos  un  eclipse  solar.  La  razon 
de  esla  desigualdad  es  muy  sencilla;  para  que  el  eclipse  de 
Luna  sea  visible  en  un  lugar  determinado,  la  linica  condi- 
cion  que  se  exije  es  que  este  astro  se  encuentre  sobre  el  ho- 
rizonle,  porque  siendo  una  perdida  de  luz  real  la  que  esperi- 
menta  nuestro  salelitc  por  la  interposicion  de  la  lierra  enlre 
aquel  aslro  y  el  Sol,  lodos  los  lugares  que  lengan  la  Luna  sobre 
el  borizonle,  veran  aquella  eslinciou  de  luz  en  el  mismo  momen- 
lo.  No  sucede  lo  raisma  respeclo  de  los  eclipses  de  Sol,  cuyo  ai 


69 
!ro  no  pierde  su  hiz,  siiio  que  inlerpuesto  un  cuerpo  opaco 
enlre  el  y  la  tierra,  y  rniicho  mas  pequeuo  que  esla,  impide  que 
algunosrayosdeluz  lleguen  hasta  ella.  De  la  misma  manera 
que  muchas  personas  dislribuidas  en  diferenlespuntosde  una 
sala  van  lodas  a  la  vez  el  raoraenlo  en  que  una  luz  se  apaga; 
pero  no  lodas  esas  personas  dejan  de  ver  esa  misma  luz  cuando 
a  bastanle  dislancia  de  ella  se  coloca  una  panlalla. 

El  primer  eclipse  anular  de  que  nos  habla  la  historia  es  el 
que  tuvo  lugar  el  ano  44  antes  de  la  Era  cristiana,  y  que  suce- 
dio  despues  de  la  muerle  de  Julio  Cesar.  Ninguna  observa- 
cion  de  esle  eclipse  ha  llegado  hasla  nosotros;  su  existencia, 
asi  como  la  de  la  mayor  parte  de  los  grandes  fenomenos  an- 
leriores  a  esa  epoca,  nos  ha  sido  revelada  por  los  historiado- 
res.  Filostrates  dice  en  la  vida  de  Apolonio:  Corona  qucedam 
iridi  siinUis  orbem  solis  circumdedil,  et  radios  ac  lumen  soils 
obscuravit.  Verilum  esse  ne  cuncta  in  noctem  verterentur. 
Uno  de  los  datos  mas  importantes  para  resolver  muchas  du- 
das  historicas  es  la  cila  que  de  los  eclipses  hacen  los  aulores 
clasicos  de  la  anligiiedad;  y  la  Alemania,  para  quien  no  pasa 
desapercibido  nada  que  sea  de  utilidad  cientifica,ha  verificado 
todas  estas  citas  de  una  manera  general.  La  Academia  de 
Leipzig  propuso  un  premio  con  este  objeto,  y  el  Sr.  /.  Zech, 
profesor  de  Astronomia  en  la  universidad  de  Tubingen,  ha  pre- 
scntado  una  Memoria,  que  fue  premiada  por  aquellasabia  cor- 
poracion  en  18o3,  y  en  donde  ademas  de  un  metodo  abreviado 
para  el  calculo  de  los  eclipses,  adaptado  para  el  caso  particular 
del  problema  que  el  autor  se  proponia  resolver,  halla  por  me- 
dio de  las  tablas  lunares  de  Damoiseau  lodas  las  circunstancias 
parliculares  de  16  eclipses  citados  por  los  hisloriadores  grie- 
gos  y  latinos,  y  cuyo  Irabajo  es  de  suma  importancia  para  los 
adelantamientosde  los  estudios  cronologicos. 

El  primer  eclipse  anular  que  fue  observado  con  cuidado  en 
muchos  pueblos  de  Europa,  entre  ellos  Mndrid  y  Cadiz,  que 
luvieron  la  ventaja  de  eslar  comprendidos  dentro  de  la  fase 
anular,  es  el  acaecido  el  1."  de  abril  de  1764.  Este  mismo 
eclipse  es  el  que  ha  servido  a  Lalande  para  dar  con  toda  es- 
lension,  en  su  Tralado  de  Astronomia,  un  modelo  detallado  de 
la  marcha  que  debe  seguirse  en  el  calculo  de  tales  prediccio- 


70 
nes,  y  hacer  ver  c6mo  con  la  regia  y  el  compas  pueilen  ha- 
llarse  por  una  construccion  grafica  todos  los  accidenlesde  los 
eclipses,  y  cuya  idea  se  atiibuye  a  Cassiiii.  Este  procediinien- 
lo,  que  es  bastante  aproximado  para  los  eclipses  do  Luna,  da 
errores  de  consideracion  cuando  se  refiere  a  los  eclipses  de 
Sol.  Du  Sejour  ha  tratado  con  loda  estension,  y  por  medio  de 
espresiones  analiticas,  cuanlos  probleraas  pueden  presenlarse 
en  esta  clase  de  fenomenos;  y  aunque  no  con  lanla  estension, 
pero  si  con  mucho  acierlo  y  elegancia,  el  celebre  Astronomo 
portugues,  Monteiro  da  Rocha,  ha  esplicado  este  misrao  pro- 
blema  en  sus  Memorias  sobre  la  Astronoraia  practica,  que 
con  algunas  modificaciones  ha  sido  despues  presentado  con 
sumo  melodo  y  sencillez  por  ^y.  S.  B.  Woolhouse,  primer 
calculador  del  Nautical  almanak.  Por  fin  Bessei,  en  su  As- 
tronomiche  unlersuchungen;  Hansen,  en  las  trabajos  publicados 
en  el  Astronomiche  nachrichten;  y  nuestro  D.  Jose  Sanchez 
Cerquero  en  una  luminosa  Memoria  que  sobre  el  calculo  de 
los  eclipses  sujetos  a  paralajes  ha  publicado  en  los  Alraana- 
ques  nauticos  correspondientes  a  los  afios  1830,  31  y  32, 
nos  prueban  hasta  la  evidencia  la  importancia  que  en  todos 
tiempos  y  por  todos  los  sabios  mas  distinguidos  se  ha  dado  al 
problema  que  nos  ocupa. 

El  calculo  de  los  eclipses  puede  dividirse  en  dos  partes 
principales;  la  primera  que  considera  el  fenomeno  para  la 
tierra  en  general,  determinando  la  posicion  geografica  de  los 
limites  de  visibilidad  del  eclipse,  asi  como  los  puntos  de  la 
tierra  que  ven  una  fase  determinada.  Este  calculo  ha  sido  he- 
cho  para  el  caso  actual  por  las  formulas  presenladas  por 
Woolhouse,  suponiendo  que  el  radio  terrestreque  multiplica 
la  diferencia  de  paralajes  de  los  dos  astros  es  el  correspon- 
diente  a  la  latitud  de  45°;  y  aunque  esta  hipotesis  da  sola- 
mente  un  valor  aproximado,  la  correccion,  que  se  obtiene  al 
repetir  el  calculo  con  el  valor  del  radio  correspondiente  a 
la  1.^  latitud  hallada,  es  demasiado  pequeua  para  que  la  dife- 
rencia pudiese  nolarse  en  un  mapa  de  tan  corta  escala  como 
el  que  va  adjunto,  y  que  esta  puesto  con  solo  el  objeto  de  ha- 
cer mas  sensible  la  marcha  del  eclipse.  Las  formulas  que 
se  emplean  para  cl  eclipse  general  son  scncillas,  y  la  proli- 


71 

jidad  de  esla  parte  del  calculo  solo  depende  de  la  repeticion 
de  ellos,  para  que  los  puntos  cuyas  coordenadas  se  delerminan, 
eslen  baslante  proximos,  yrepresenten  fielmente  laslineasque 
por  ellas  pasan,  lodas  las  vicisiliules  del  eclipse,  tal  como  de- 
be  suceder. 

Las  circunslancias  del  eclipse  para  un  lugar  particular  de 
la  tierra  cuya  posicion  geografica  es  perfectamente  conocida, 
y  que  forma  la  2.*  parte  de  estaclase  de  calculos,  es  mucho 
mas  penosa  que  la  primera,  porque  se  requiere  grande  exac- 
titud  en  el  resultado,  y  es  preciso  tener  en  cuenta  todo  lo  que 
puede  alterar  en  lo  mas  minirao  el  principle  y  fin  del  eclipse. 
Este  calculo  ha  sido  heclio  con  todo  esmero  para  el  observa- 
torio  de  Madrid,  adoptando  para  el  elipsoide  terrestre  los  lilti- 
mos  dates  que  ha  obtenido  Bessel  por  la  discusion  de  lodos 
los  trabajos  geodesicos  ejecutados  hasta  el  dia,  y  deduciendo 
por  las  formulas  del  misnio  autor  la  latitud  geocentrica  del 
Observatorio. 

Tambien  se  ha  calculado  para  otros  12  puntos  de  la  pe- 
ninsula, pero  sin  mas  aproximacion  que  la  del  rainuto,  por- 
que no  hubiera  podido  lampoco  llevarse  mucho  mas  lejos 
la  exactitud,  cuando  la  posicion  geografica  de  algunosde  ellos 
es  aun  bastante  incierta,  sobre  todo  en  su  longitud.  Los 
calculos  que  se  refieren  a  estos  liltimos  puntos  ban  sido  eje- 
cutados por  los  ayudanles  del  Observatorio,  Sres.  Aguilar 
y  Cruz. 

El  eclipse  de  1858  es  central  y  anular,  porque  proyectan- 
dose  el  centre  de  la  Luna  sobre  el  centre  del  Sol,  el  diametro 
aparente  de  este  ultimo  astro  es  mayor  que  el  de  la  Luna, 
quedando  alrededor  de  esla,  una  banda  6  corona  luminosa  que 
se  llama  anillo,  y  distinguiendose  en  esto  del  eclipse  central 
y  total,  que  se  verificara  cuando  el  diametro  aparente  de  la 
Luna  sea  mayor  que  el  del  Sol. 

El  maxinio  semidiametro  aparente  de  la  Luna  es  de  16'46", 
«y  su  diametro  minimo  es  de  14'~-24",  segun  qne  nuestro 
satelite  se  encuentre  a  la  minima  6  maxima  distancia  de  la 
tierra.  Las  variaciones  del  semidiametro  solar  son  mas  pe- 
queiias,  y  estan  comprendidas  entre  16'18"  y  15'4S". 

Sensible  es  que  la  conjuncion  ecliptica  que  debe  tener  lu- 


72 
gar  el  15  de  raarzo  de  1858  no  hubiera  sucedido  al  dia  si- 
guienlelG,  porque  hubieramos  presenciado  un  fenoraeno  que 
se  reproduce  rauy  pocas  veces,  cual  es  un  eclipse  de  sol  anu- 
iary  total  a  la  vez;  se  entiende  para  diferenles  lugares  de  la 
tierra.  Eslo  que  aprimera  vista  parece  una  paradoja,  tiene  una 
esplicaciou  rauysencilla.  El  dia  16  de  marzo  de  1858,  el  se- 
midiametro  central  de  la  Luna  sera  de  16  T'.O,  mientrasque 
el  del  Sol  sera  de  16'5",0;  por  lo  que  se  ve  que  solo  difieren 
en  la  pequena  cantidad  de  4''.  El  diametro  central  que  dan 
las  tablas  6  efemerides  aumenta  con  la  altura  de  la  Luna  so- 
bre  el  horizonte,  porque  la  distancia  al  observador  va  siendo 
mas  pequena,  llegando  esta  diferencia  a,16",7  entre  dos  luga- 
res que  tuvieran  el  uno  la  luna  en  el  horizonte,  y  el  otro  en  el 
zeniL  corespondiendo  esta  diferencia  a  un  seraidiametro  cen- 
tral de  16',  que  es  el  caso  actual.  Por  consiguiente  muchos 
puntos  que  liubieran  tenido  la  Luna  a  pequena  altura  sobreel 
borizonte  hubieran  visto  el  eclipse  anular,  mientras  que  los 
que  hubieran  observado  esta  fase  a  una  altura  mayor  de  14° 
le  hubieran  tenido  total.  Si  compararaos  los  diametros  de  Soly 
Luna  dados  en  lapag.79  veremosquesu  diferencia  esdel3",4, 
menor  aiin  que  16", 7,  loque  a  priniera  vista  hara  creer  que 
el  eclipse  del  15  de  marzo  puede  ser  total  para  algunos  luga- 
res: pero  el  punlo  de  nuestro  globo  que  ve  la  fase  anular  en 
la  culminacion  meridiana  de  los  dos  astros  tiene  una  latilud 
geografica  de  45°;  por  tanto  la  altura  de  la  luna,  siendo  su  de- 
clinacion  austral  der24',  es  proximamentede  44°,  a  quecor- 
responde  un  aumento  del  seraidiametro  en  altura  de  11",  que- 
dando  alrededor  de  la  Luna  un  anillo  de  2"  de  anchura.  Para 
el  Observatorio  de  Madrid  durante  todo  el  eclipse  el  seraidia- 
metro aparente  de  la  Luna  es  mayor  que  el  del  Sol;  asi  es  que 
si  este  punto  estuviera  dentro  de  la  fase  de  centralidad  el  eclipse 
seria  total,  y  de  una  duracion  de  3*  a  4*.  La  hisloria  de  la  As- 
Ironomia  solo  registra,  que  yo  sepa,  un  eclipse  total  y  anular 
a  la  vez;  este  fue  el  que  sucedio  el  23  de  setierabre  de  1699: 
pero  esto  se  ha  sabido  por  calculos  que  se  ban  liecho  posterior- 
raente,  y  no  por  observaciones  que  se  hicieran  de  el. 

El   fenomeno    de  que  acabo  de   hablar  no  solo  es  cu- 
rioso   y    digno   de  raencionarse   por   su    rarcza,    sino   que 


73 
es  lambien  del  mayor  inleres  para  resolver  una  cueslion 
que  viene  debaliendose  hace  raucho  liempo,  sin  que  hasla 
ahora  haya  caido  un  fallo  definitivo:  se  Irata  de  la  alniosfera 
de  nuestro  salelite,  que  tan  ilustres  parlidarios  cuenta  en  uno 
y  otro  carapo,  desde  que  Euler  en  1748  Irato  de  probar,  en  las 
Memoriasde  la  Academia  Real  de  Ciencias  de  Berlin,  la  exis- 
tencia  de  aquella.  Pero  a  fin  de  ver  como  el  eclipse  anular  y 
total  podria  dar  alguna  luz  sobre  tan  importante  cueslion, 
preciso  es  entrar  en  algunos  detalles  preliminares. 

Los  Astronomos  conocen  bajo  el  nombre  de  irradiacion 
la  diferencia  aparente  del  diamelro  solar  si  se  mide  con  un 
micr6metro  6  per  medio  de  los  pasos  meridianos  de  sus  dos 
limbos,  6  se  obtiene  su  valor  por  medio  de  los  eclipses  de 
Sol.  Halley,  Lalande,  Delambre  y  Sejour  aceplan  como  po- 
sitiva  esta  diferencia,  que  suponen  provenir  de  una  corona 
lurainosa  que  rodea  al  Sol.  De  aqui  resulla  que  dcbe  dismi- 
nuirse  el  diametro  de  este  astro  para  que  coincida  el  conlacto 
aparente  de  los  dos  limbos  con  el  anuncio  del  calculo.  Mon- 
leiro,  no  salisfecho  con  lassuposiciones  de  los  auloresyacifa- 
dos,  discutio  todas  las  observaciones  que  se  hicieron  en  1769 
con  molivo  del  paso  de  Venus  por  el  disco  del  Sol,  fenomeno  que 
puede  considerarse  como  un  eclipse  de  este  astro,  con  la  di- 
ferencia que  la  Luna  esla  reemplazada  por  uno  de  los  planelas 
inferiores;  y  la  discusion  de  estas  observaciones  le  condujo  a 
no  admilir  la  disminucion  del  semidiametro  solar,  llamada 
irradiacion,  sino  que  por  el  contrario  todas  las  observaciones 
tendian  mas  bien  a  indicar  un  aumenlo,  aunque  pequeno,  y 
cuyo  resultado  fue  tambien  obtenido  por  nuestro  compatriota 
D.  Joaquin  Ferrer  por  la  discusion  de  un  gran  niimero  de 
observaciones  de  eclipses  y  pasos  de  planetas  inferiores.  San- 
chez Cerquero,  siendo  de  la  misnia  opinion  que  estos  dos  iilli- 
mos  sabios,  cree  que  esta  diferencia  no  proviene  de  olra  cau- 
sa sino  de  la  dificultad  que  tenemos  de  apreciar  el  inslanle 
preciso  del  contaclo  al  principiarel  eclipse,  pues  cuando  lo 
observamos  son  ya  secantes  los  dos  discos  en  un  segmento 
de  2"  a  3'',  asi  como  cuando  venios  el  fin  exisle  aun  una  mor- 
dedura  en  los  dos  limbos  mcnor  que  en  el  principio,  pero 
que  aim  puede  suponerse  de  1"  a  1",5.  No  exisle  la  misma  difc- 


74 
renciade  opinioues rcspoclodelseraidiainetro lunar,  admiliendo 
lodos  los  Aslronomos  un  anillo  6  corona  luminosaque  rodea  al 
disco  de  la  Luna.  A  esta  diferencia  que  exisle  entre  el  semi- 
dianietro  lotal  y  el  seinidianietro  real,  que  es  proxiraamenle 
de"  2,  se  le  ha  dado  el  nonibre  de  inflexion,  cuya  exlslencia 
se  pone  en  evidencia  en  las  ocuUaciones  de  estrellas  por  la  Lu- 
na, viendose  proyeclada  en  ciertas  ocasiones  la  imagen  de  la 
eslrella  durante  algunos  segundos  sobre  el  disco  iluminado  de 
la  Luna  antes  de  su  completa  desaparicion.  Para  los  anun- 
cios  de  los  eclipses  es  preciso  tener  en  cuenta  esla  disminu- 
cion,  puesto  que  la  corona  luminosa  desaparece  con  la  pre- 
sencia  de  los  rayos  solares,  y  solo  veremos  principiar  el 
eclipse  cuando  el  diametro  real  de  la  Luna  este  en  conlaclo 
aparente  con  el  diametro  solar. 

Muchos  Aslronomos  disdnguidos  creen  que  la  inflexion  es 
debida  a  la  atmosfera  que  acorapafia  a  nuestro  satelite,  opi- 
naudo  otros,  por  el  contrario,  que  este  fenomeno  es  debido  a 
la  difraccion  que  esperimenta  la  luz  al  pasar  rasando  los  hor- 
des de  un  cuerpo  opaco,  o  al  desbordamienlo  de  esta  misma 
luz  en  los  cuerpos  rauy  brillanles.  Pero  si  la  atmosfera  lunar 
existe,  la  refraccion  que  deben  sufrir  los  rayos  solares  al 
atravesarla,  y  que  en  las  proximidades  del  eclipse  llegan  a  la 
tierra,  liene  por  efecto  retrasar  el  moraenlo  del  principio  y 
adelantar  el  fin  del  eclipse,  por  lo  que  queda  disminuida  su 
duracion,  asi  como  disminuira  lambien  la  duracion  de  la  fase 
del  eclipse  total  en  los  lugares  en  que  se  observe  esta.  Por  el 
contrario,  esla  raisma  causa  hara  que  veamos  principiar  el 
eclipse  anular  antes  que  se  haya  verificado  el  conlaclo  inte- 
rior de  los  dos  limbos,  asi  como  se  vera  la  ruplura  del  anillo 
despues  que  haya  lenido  lugar;  por  consiguienle,  la  atmos- 
fera de  la  luna  debe  aumenlar  la  duracion  del  eclipse  anular. 
Por  eslos  efeclos  contraries  en  la  duracion  del  eclipse  total  y 
anular,  facil  es  comprender  lo  ventajoso  que  seria  en  un  mis- 
mo  eclipse  de  Sol  poder  observar  la  fase  total  en  unos  punlos, 
mientrasolros  delerminaban  con  cuidado  la  formacion  yrup- 
tura  del  anillo;  y  de  la  comparacion  de  eslas  observaciones, 
tal  vez  podria  deducirsc  la  presencia  de  una  atmosfera  alrede- 
dor  de  la  Luna,  cuya  opinion  ha  adquirido  mucho  peso  desde 


75 

que  Hansen  ha  heclio  ver  que  existe  una  gran  distancia  entre 
el centro  de gravedad  de  la  Luna  y  su  centio  de  figura,  lo  que 
daria  lugar  a  poder  considerar  una  atuiosfera  muy  tenue  en 
la  cara  que  mira  a  la  tierra,  que  parece  ser  la  mas  preemi- 
nente,  y  esta  atmosfera  podria  tener  una  gran  densidad  por 
el  lado  opuesto,  lo  mismo  que  sucede  con  la  atmosfera  de  los 
picos  de  nuestras  cordilleras  comparada  con  la  que  existe  al 
nivel  del  mar,  Esta  consecuencia,  que  puede  deducirse  del  re- 
sultado  obtenido  en  eslos  ultimos  afios  por  Hansen,  esta  de 
acuerdo  con  la  opinion  de  Halley,  emitida  con  motivo  del 
eclipse  total  de  1715,  en  que  se  observo  que  algun  tiempo  an- 
tes de  la  totalidad  del  eclipse,  uno  de  los  cuernos  luminosos 
se  separo  del  resto  del  Sol,  lo  que  hizo  suponer  a  esle  Astro- 
nomo  que  la  densidad  de  la  atmosfera  de  la  Luna  que  esta  al- 
rededor  de  su  polo  meridional,  debe  ser  de  una  densidad  mu- 
cho  mas  grande  que  el  resto  de  ella. 

Otro  hecho  muy  notable  presenlan  en  favor  suyo  los  par- 
tidarios  de  la  atmosfera  lunar.  Cualquiera  que  ve  la  Luna  por 
la  primera  vez  con  el  auxilio  de  un  anteojo,  se  le  presenta  su 
disco  con  todos  los  caracteres  de  un  terreno  volcanioo.  Hers- 
chel,  Schroetter  y  algunos  otros  Astronomos  aseguran  haber 
visto  volcanes  lunares  en  actividad;  y  es  muy  atendible  la 
observacion  que  D,  Antonio  de  Ulloa  hizo  durante  el  eclipse 
del  24  de  junio  de  1778,  por  la  justa  reputacion  de  que  goza 
esle  Astronomo.  El  almirante  espahol,  estando  a  bordo  del  na- 
vio  Espafia,  observo,  y  con  el  varios  oficiales  de  la  armada, 
un  punto  brillante  en  el  disco  oscuro  de  la  Luna,  que  Ulloa 
creyo  provenia  de  los  rayos  solares  que  pasaban  por  un  tala- 
dro  que  atravesaba  de  parte  a  parte  a  nueslro  satelite;  pero 
es  muclio  mas  probable  que  este  punto  brillante  proviniese  de 
algun  volcan  cuya  luz  podria  muy  bien  verse  desde  la  tierra  en 
Unas  circunstancias  tan  favorables  corao  las  de  un  eclipse  total 
de  Sol.  Si  los  volcanes  lunares  son  un  hecho  bien  probado,  nos- 
otros  no  comprendemos  la  combustion  siu  atmosfera  que  la 
alimente. 

En  los  eclipses  anulares  de  Sol  no  se  nota  una  disminucion 
sensible  de  luz,  por  muy  pequeua  que  sea  la  parte  del  disco 
solar  que  quede  sin  ocultar  por  la  Luna.  Asi  es  que  en  el  eclipse 


76 
aniilar  que  luvo  liigar  on  Paris  ol  1 ."  de  abril  do  1764,  a  pesar 
do  cstar  imiy  niiblado  niionlras  diiio  ol  cdipso,  no  so  nolo  una 
disminucion  de  luz  que  hiciose  presumir  ol  fenomeno  que  se 
verificaba.  Kl  Sr.  Sanlini  dice  sin  embargo,  hablando  del 
eclipse  anular  quo  fuvo  lugar  en  Padua  en  1820,  que  mientras 
la  luna  eslaha  sobrc  d  disco  del  sol,  unapcilida  y  letrica  luz  en- 
volvio  a  loda  la  naluraleza,  y  producia  la  sensacion  que  esperi- 
menla  elqnehace  uso  de  anteojos  vcrdes  por  la  primer  a  vez. 

Lafigura  adjunla  ropresenta  la  marcha  general  del  eclipse 
de  marzo  do  1858  on  el  hemisferiode  Madrid,  proyectadoesle- 
reograficamonto  sobre  el  horizonle  del  mismo  punlo.  El  pri- 
mer moridiano  dosde  donde  se  cuenlan  las  longitudes  es  el  que 
pasa  por  el  Observalorio  de  Madrid.  Todos  los  lugares  com- 
prendidos  denlro  de  la  parte  sombreada  ven  mas  6  menos  parte 
del  eclipse,  asi  como  pasa  completamenle  desapercibido  para 
lodos  los  reslantes.  El  punto  A,  situado  un  poco  al  Sur  de  la 
erabocadura  del  rio  de  las  Amazonas,  es  el  priraero  que  ve 
empezar  el  eclipse,  leniendo  en  ese  raomenlo  el  punlo  de  con- 
lacto  de  los  dos  astros  en  el  borizonle.  La  posicion  geografica 
del  punlo  A  es  47°  S'  de  longilud  occidental  del  moridiano  do 
Madrid,  y  su  lalitud  Sur  4°  23'.  El  punto  B,  cuya  longilud 
oriental  es  S3°12'  y  su  lalitud  Norte  1)3°  50'  es  el  iillimo 
que  ve  el  eclipse,  y  liene  el  punto  do  langencia  de  los  dos  as- 
tros on  su  borizonle  occidental.  Los  lolreros  pueslos  en  la  mis- 
ma  figura  indican  lo  que  represenla  cada  una  de  las  curvas 
alii  Irazadas.  Las  lineas  que  van  al  principio  y  fin  del  eclipse 
en  el  borizonle  forman  una  curva  muy  eslrafia  en  forma  de  la- 
zo;  pero  no  en  todos  los  eclipses  esla  curva  escontinua,  sien- 
do  precise  que  la  minima  dislancia  del  ccntro  del  Sol  a  la  6r- 
bita  rolaliva  que  rocorre  la  Luna,  suponiondo  el  Sol  fijo  duran- 
te el  eclipse,  sea  mayor  que  la  diforencia  de  paralajes  menos 
la  verdadera  dislancia  de  los  conlros,  cuya  circunstancia 
tiene  lugar  en  ol  case  actual.  Cuando  esla  condicion  analitica 
se  verifica  en  senlido  conlrario,  las  curvas  que  ven  empezar  y 
concluir  el  eclipse  al  salir  6  ponerse  el  sol  forman  dosovalos 
completamenle  separados,  como  sucede  en  el  eclipse  total  de 
Sol  del  25  do  marzo  de  1857,  solo  visible  en  el  Pacifico  y  en 
la  cosla  occidental  de  la  America  del  Norle.  El  punlo  C  me- 


77 
recc  especial  mencion,  puoslo  que  perteneee  no  solo  a  las  cur- 
vasque  ven  principiar  y  concluir  el  eclipse  al  salir  y  ponerse 
el  Sol,  sino  tambien  a  la  que  comprende  los  lugares  que  ven  el 
medio  del  eclipse  en  estos  dos  misnios  niomentos.  La  inspec- 
cion  de  la  figura  liara  ver  que  para  esle  punto,  cuya  longitud 
oriental  es  de  8°  43'  y  su  lalilud  Norle  87°  50',  el  sol  no  hara 
mas  que  locar  su  horizonte,  y  en  ese  insfanlc  los  dos  as- 
tros  son  tangenles:  de  manera  que  el  principio,  medio  y  fin  del 
fenonieno  coinciden  en  el  misrao  inslanle,  y  lendra  lugar  a 
las  0''  de  liempo  verdadero  en  el  momenlo  de  la  culminacion 
superior  del  Sol.  Si  la  declinacion  de  esle  iillimo  astro  fuese 
posiliva,  el  I'enomeno  acaeceria  cuando  el  Sol  en  su  culmina- 
cion inferior  pasase  rasaudo  el  horizonte  a  12''  de  tiempo  ver- 
dadero. Todos  los  lugares  por  donde  pasa  la  curva  DBF  son 
los  iinicos  que  ven  la  fase  anular  y  central,  que  es  la  parte 
mas  curiosa  del  eclipse.  En  su  mayor  longitud  esla  curva  esta 
situada  en  el  Oceano  Atlantico,  viendo  sin  embargo  esta  fase 
algunos  puntos  de  la  costa  perteneciente  a  la  republica  de  Ve- 
nezuela; corta  despues  a  la  Inglaterra,  pasando  por  Dorches- 
ter, Salisbury,  Oxford,  Buckingam,  Humtingdom,  quedando 
el  Observalorio  de  Greenwich  un  poco  al  Oriente  de  dicha 
zona;  entra  despues  en  la  Suecia,  y  atravesando  el  golfo  de 
Botnia  se  introduce  en  la  Laponia. 

La  misma  figura  nos  hace  ver  que  Espafia  loda  entera  esta 
fuera  de  la  fase  anular  y  central,  y  comprendida  en  una  zona 
cuyos  limiles  son  al  Occidente  la  curva  que  pasa  por  el  Cabo 
de  Finisterre  de  11,7  digitos,  y  al  Oriente  la  que  pasa  por 
Barcelona  de  8,9  digitos. 

Las  personas  aficionadas  que  quieran  hacer  la  observacion 
de  este  eclipse  de  una  manera  completa  para  que  pueda  ser 
ulil,  deben  tomar  las  precauciones  siguienles. 

Cualro  6  seis  dias  antes  del  15  de  marzo  setomaran  con  un 
seslante  6  cualquler  olro  instrumento  que  sirva  para  medir 
angulosverticalesalturascorrespoudientes  de  Sol;  metodo  fa- 
cil  ysencillo,  y  cuyos  pormenores  podran  verse  en  cualquier 
Iratado  de  Astronoraia  elemental.  Estasobservacionesse  con- 
linuaran  diariamente  hasta  cualro  6  cinco  dias  despues  de  pa- 
sado  el  eclipse,  uo  solo  para  asegurarsede  lamarchadelpen- 


78 
diilo  6  cronomelro  que  sc  haya  emploado,  sino  tambien  j)ara 
poder  ponei  en  cvidencia  algiiii  error  facil  dc  comcler  por  una 
persona  no  acoslumbrada  a  esla  clase  de  observaciones.  Con 
el  conociniienlo  del  licrapo  y  el  anuncio  del  eclipse,  que  se  da 
en  tiompo  vcrdadero  de  cada  uno  de  los  lugares,  para  evilar 
calculos,  podra  venirse  en  conocimiento  de  la  horadel  pendu- 
lo  en  que  dcbe  empezar  el  fenomeno.  El  ob^ervador  debe  di- 
rigir  la  atencion  con  dos  6  Ires  minulos  de  anlicipacion  bacia 
aquel  punto  del  disco  solar  donde  debe  verificarse  el  primer 
contacto,  para  locual  sirve  el  valor  de  ()  dado  en  latabla,  de- 
biendose  contar  este  angulo  desde  el  punto  mas  clevado  del 
disco  solar  y  en  direccion  del  Oriente,  advirtiendo  quesi  el 
anleojo  es  de  los  llamados  astronomicos  inviprte  las  ima- 
genes,  y  el  punto  cero  debe  aparecer  en  la  parte  inferior  y 
conlarse  este  angulo  hacia  Occidente,  6  bacia  la  derecba  del 
observador,  el  cual,  6  bien  contando  el  misrao  las  oscilacio- 
nes  del  pendulo,  6  bien  haciendo  que  otra  persona  cuente  en 
alia  Yoz,  anotara  la  bora,  rainuto  y  segundo  del  pendulo  en  que 
Te  principiar  y  concluir  el  eclipse,  haciendo  cuantas  aclara- 
ciones  crea  convenientes  para  saber  el  grado  de  confianza 
que  merece  la  observacion.  Si  dispone  de  medios  con  que 
averiguar  la  fuerza  optica  del  ocular  que  ha  erapleado  en  la 
observacion,  sera  muy  litil  su  conocimiento.  En  toda  la  du- 
racion  del  eclipse,  varies  observadores  pueden  alternar  mi- 
rando  con  cuidado  el  disco  de  la  Luna,  y  anotando  todas 
las  particularidades  que  observen  en  el.  Todos  los  dales 
recojidos,  tanlo  para  la  determinacion  del  tiempo  como  para  la 
observacion  del  eclipse,  pueden  remitirse  a  este  Observalorio, 
donde  se  haran  todos  los  calculos  para  la  reduccion  de  las  ob- 
servaciones. 

Si  se  quiere  observar  el  eclipse  desde  un  punto  que  no 
este  contenido  en  la  labia  adjunta,  se  toman  los  dos  puntos  mas 
proximos;  y  con  los  valores  correspondientes  del  principio  del 
eclipse,  la  diferencia  de  longitudes  en  tiempo  enlre  estos  dos 
puntos,  y  la  que  exisle  entre  el  punto  desde  donde  se  Irate  de 
hacer  la  observacion  y  cualquiera  de  los  dos  puntos  conocidos, 
se  deducira  por  una  simple  proporcion  cl  minuto  aproximado 
del  principio  del  fenomeno. 


79 


Elemenlos  que  han  servido  para  el  cdtculo  del  eclipse  general. 


Conjuncion  de  los  dos  astros  en  M  a  Qh  30"  10',  6  liempo 
medio  de  Madrid. 

ilO=AllC 355°  6'  39", 47 

Declinacion  de  la  C  en  la  conjuncion. .  —V  24'  10", 03 

Id.  del  o  en  la  conjuncion — 2"  7'      5", 44 

Movimiento  horario  C  en  Afl -f  0"  30'  16", 4 

Id.  del© +0"  2'  17",1 

Movimiento  horario  C  en  declinacion. .  0"  IG'  30", 3 

Id.  del©.' 0"  0'  59", 3 

Paralaje  horizontal  C 0"  58'  14", 4 

Id.  del  o 0°  0'      8" ,6 

Semidiametro  horizontal  C 0"  15'  52", 2 

Id.  del© 0"  16'      5",6 

Con  estos  elementos  se  han  deducido  los  resultados  si- 
guientes,  espresados  todos  en  liempo  medio  aslronomico  de 
Madrid. 

Principio  del  eclipse  general  dia  14  a  21''  17°',8. 

D„  „•              >f      I      .             (Long,  occidonlal.     47"    6' 
Porcion  geogranca  de  esle  pu,.to.{  L„i^„,|  s,„. ^  23' 

Principio  del  eclipse  anular  y  central  el  dia  14  a  22i.  27"",8' 

Su  posicion  geografica j^''"-  occidental.     63^58' 

'  b    .,       ^a  Ualilud  Norte....     ir  17 

Fin  del  eclipse  central  el  dia  15  a  l'- 15-°,1' 

Posicion  geografica !  ^'"S-  oriental. . .     68"  11' 

""    °  iLatitud Norte....     69"  17 

Fin  del  eclipse  general  el  dia  15  a  2''  24-",5. 

Posicion  geografica...    .  (Long,  oriental. . .     53"  12' 

I  Latitud  Norte 53"  50' 

Ademas  de  los  elementos  anteriores  se  han  empleado  para 
el  calculo  correspondiente  al  Observalorio de  Madrid: 


80 

Laliliid  c;eocenli'ica=iO"  13'  9",0  log  del  radio  lerres- 
Ire  =9.99939. 

Variacion  horaria  en  la  paralaje  horizontal  de  la  lu- 
na+l",5. 

Variacion  en  el  movimienlo  horario  de  la  luna  +1'»1' 

Id.  en  declinacion +1",3, 
Y  el  resultado  del  calculo  cs  el  signiente: 

Principio  del  eclipse  el  dia  1 4  a  23''   7°  53", 0. 

Fin  del  eclipse a  l'"  BS"  24, "0. 

Digilos  eclipsados  10,0. 
0  =  243". 

Los  anuncios  siguientes  van  espresados  en  tiempo  verda- 
dero  de  cada  iino  de  los  lugares  a  que  corresponde;  asi,  cuando 
se  dice  que  en  Valencia  el  eclipse  empieza  a  23''  15°',2.  se  quie- 
re  decir  de  tiempo  verdadero  de  Valencia,  6  lo  que  es  lo  mis- 
rao,  en  tiempo  civil  a  las  11''  lo"  de  la  raauana,  restando  12'' 
al  liempo  astrouomico. 


Cabo  Finisterre 
Cadiz. ....... 

Badajoz 

Sevilla 

Granada 

Burgos 

Santander.  .  . . 

Viloria 

Pamplona 

Valencia 

Zaragoza 

Barcelona.  . . . 


22''  30- 

22  30 

22  38 

22  40 

22  1)2 

23  0 


23 
23 


23  12 

23  15 

23  17 

23  38 


230 
237 
235 
237 
238 
235 
234 
238 
237 
238 
242 
242 


17",0 

25  ,0 

26  ,0 
29 
39 
45 
46 
51 
53 
51 

0 
14 


Digitos  ccUpsados  , 


11,7 

9,8 

10,3 

9,9 

9,4 

10,4 

10,5 

10.0 

9,9 

10,0 

9,3 

8,9 


CIENCIAS  F1SIC4S. 

Conversion  del  protoxido  de  plomo  en  minio  a  la  temperatura 
ordinaria;  por  M.  A.  Levol. 

(An.    de    Ouim.  y   Kis.,   oclubre  ■\So4.) 

Habiendo  tenitlo  por  espacio  de  muchos  anos  en  un  area 
mallapada.y  colocada  en  si(.iohumedo,unascopeIassaturadas 
de  plomo  y  cobre  ;  es  decir,  en  las  que  eslaba  protoxidado  el  pri- 
mer metal  y  el  segiindo  tarabien,  pero  solo  en  parte  y  en  otra 
en  estadode  bioxido,  note,  trascurrido  dicho  liempo,  que  ha- 
bia  sustituido  a  la  tinla  verde  oscura  que  presentaban  pri- 
railivamente  las  copelas,  otra  de  color  rojo  claro  muy  pro- 
nunciado,  y  pude  con  gran  facilidad  comprobar  la  conver- 
sion del  protoxido  de  plomo  en  minio,  no  solo  en  la  superficie 
de  las  copelas  sino  lambien  en  todo  su  grueso. 

Me  parecio  bastante  notable  este  fenoraeno  para  empeiiar- 
me  en  averiguar  la  causa,  a  pesar  del  mucho  tiempo  que  exi- 
giesen  las  esperienciasque  debia  emprender  paradescubriria; 
y  ante  todo  fui  de  diclamen  que  tenia  que  proponerme  la  re- 
solucion  de  los  temas  siguientes, 

1."  El  cobre  oxidado  ^tiene  alguna  parte  en  la  produc- 
cion  del  fenomeno  observado? 

2.°  La  misma  pregunta  respecto  a  la  materia  de  la  cope- 
la;  y  en  caso  de  afirmaliva,  averiguar  cual  es  su  modo  de  ac- 
cion,y  que  principio  obraen  ella.  ^Es  acaso  el  sub-fosfato  de 
cal  de  que  se  compone  en  muy  gran  parte,  6  es  la  cal  libre 
que  conlienc? 

3."  ;,Esnecesaria  el  agua  para  la  manifestacion  del  feno- 
meno? ^Obra  como  intermediaria,  6  bien  descomponiendose, 
y  entonces  lo  hace  como  agenle  directo  de  oxidacion? 

TOMo  vr.  6 


82 
Para  contestar  a  cstas  prcgiintas,  primero  hicc  que  iiiias 
copelas  absorbiesen  plorao  puro,  y  hiogo  las  espiise  al  con- 
laclo  del  aire  en  las  diversas  coudiciones  que  voy  a  referir. 
indicando  al  mismo  liempo  el  resullado  de  las  observa- 
ciones. 

1."    Aire  seco,  luz  difiisa Accion  niila. 

2."     Aire  seco,  rayos  solares Idem. 

3."     Aire  seco,  oscuridad Idem. 

4.**    Aire  hiimedo,  oscuridad Idem. 

5."     Aire  hiimedo,  luz  difusa Formacion  de  minio. 

(Formacion  de  minio 
6."     Aire  hiimedo,  rayos  solares.  ..  <    mas  rapida  que  on 

(  el  caso  anterior. 

Estas  esperiencias  probaban  evidenlemenle  que  la  pre- 
sencia  del  cobre  oxidado  no  ejerce  inllujo  alguno  en  la  mani- 
festacion  del  fenomeno,  y  ademas  que  son  indispensables  la 
luz  y  lahumedad.  ;Perode  que  maneraobra  el  aire  hiimedo? 
^Y  la  materia  de  la  copela,  si  es  que  tiene  alguna  inlerven- 
cion?  Tales  eran  las  cuestiones  que  me  quedaban  por  resol- 
ver,  y  para  conseguirlo  pracUque  nuevas  esperiencias  con  el 
aire  hiimedo  y  bajo  la  influencia  de  la  luz. 

1."    Con  protoxido  de  plomo  pulverizado. 

2."  Con  una  mezcla  de  paries  iguales  de  protoxido  de 
plomo  y  fosfato  de  cal  de  huesos,  quilandole  antes  la  cal 
libre. 

3."  Con  otra  mezcla  en  partes  iguales  de  protoxido  de  plo- 
mo y  cal  causlica.  Despues  de  algunas  semanas  en  que  todo 
estuvo  espueslo  a  los  rayos  solares,  comprobe  el  siguiente 
resultado. 

Protoxido  de  plomo Accion  nula. 

Protoxido  de  plomo  mezclado  con\ 

igual  peso  de  fosfato  de  cal  de  hue-  [  Accion  nula. 

SOS,  exento  de  cal  libre. 


Protoxido  de  plomo,  mezclado  con)  pQp,^,,,^,j 
igual  peso  de  cal  causlica j 


on  (ie  mmio. 


83 

ResiiUando  piies  probada  la  influencia  de  la  base  alcalina, 
solo  me  faltaba  delorminar  el  mode  de  obrar  la  huraedad; 
para  lo  cual  puse  en  una  capsula  de  china  metida  en  el  I'ondo 
de  un  vaso  estrecho  de  crislai.en  la  superficie  de  una  capa 
de  agua  baslanle  gruesa,  una  mezcia  de  partes  igualcs  de 
oxido  de  piomo  y  cal  causlica,  liiego  introduje  en  el  mismo 
vaso  una  barra  de  fosforo  que  ocupaba  (oda  su  altura,  y  !o 
cerre  hermeticamente  con  auxilio  de  un  obturador.  Al  cabode 
rauchosdiasdeconlaclodelaalmosfera  aislada  del  aparalo  con 
el  fosforo  considere  que  el  aire  estaba  privado  de  oxigeno,  y 
espuse  el  vaso  a  los  rayos  solares;  el  fosforo  se  fundio  muy 
pronlo  y  se  fue  al  fondo  del  agua,  de  modo  que  la  mezcia  se 
enconlro  espuesla  a  la  luz  en  una  atmosfera  hiimeda,  pero  li- 
bre  de  oxigeno.  Pasado  mas  de  un  mes  que  duro  la  esperien- 
cia  dispuesta  de  la  raanera  referida,  no  se  formo  minio:  por 
consecuencia  el  oxigeno  atmosferico  en  la  reaccion  al  conlacio 
del  aire,  esel  verdadero  agenlede  oxidacion. 

Me  parece  evidenle,  de  acuerdo  con  lodos  los  resultados 
que  acabo  de  esponer,  que  bajo  la  influencia  de  una  base  (1), 
de  la  liumedad  y  de  la  luz,  el  proloxido  de  plonio  es  suscep- 
tible de  absorber  el  oxigeno  y  de  convertirse  en  minio,  no  li- 
gurando  aqui  el  agua,  conio  sucede  en  otros  muchos  casos, 
sino  como  inlermediaria. 


11  ETEOROLiOOI  A. 


Observaciones  mngiuHicns  de  decllnacion  e  mclinacion,  heclim; 
en  el  Observalorio  de  Madrid  el  mes  de  seliembre  de  1855 
por  D.  Matnuel  Rico  y  Sinobas,  emargado  de  dirigir  las  ob- 
servaciones meteor oU'xjicas  del  mismo,  e  individuo  corres- 
ponsal  de  la  Real  Academia  de  Ciencias. 

No  habiendose  podido  cncontrar  una  serie  de  observacio- 
nes de  declinacion  6  de  inclinacion  magnetica,  por  la  cual  se 


(l)  Para  operar  no  lie  iisado  mas  que  la  cal,  pero  dislo  muclio  de 
alribuirle  en  esta  circunslancia  una  accion  especial;  por  el  conlrario,  me 
incline  a  creer  que  en  identidad  de  circunstancias  obrarian  de  la  misma 
manera  otras  bases  alcalinas. 


84 
pudieran  seguir  los  cambios  y  variaciones  que  aqiiellas  ha- 
bian  prcsenlado  en  el  periodo  de  los  dos  iillimos  siglos  rela- 
tivameiile  a  iin  piinlo  cualquiora  de  la  Peninsula,  el  que  sus- 
cribe  las  ha  hecho  en  el  mes  de  seliembre  proximo  pasado  en 
Madrid,  verificandolas  con  un  deelinomelroconslrnido  por  Bar- 
row, confornie  al  sistema  adoptado  por  Lloid  on  Dublin,  y  de  un 
inclinometrodedos  agujas  del  mismo  Barrow;  acompanando  a 
lasobservaciones  magneticas  las  que  respecio  de  la  I'oninsu- 
la  se  ban  publicado  en  dilerenlcs  obras,  y  exislon  en  algunos 
Irabajos  todavia  inedilos. 

En  cuanto  a  las  cpocas  de  las  observaciones  acluales,  se 
ha  adoptado  el  tierapo  en  boras  de  Gollinga,  conforme  a  lo 
recomendado  y  aceplado  en  los  observniorios  raagnelicos  exis- 
tenles  en  la  actualidaden  la  superlicie  de  la  lierra;  habien- 
dose  escojido  las  horas  de  las  maximas  y  minimas  declinacio- 
nes  e   inclinaciones,  segun  las  observaciones  verificadas  en 
olros  puntos.  Cada  observacion  se  recoje  por  Ires  lecturas 
enlaescaladeldeclinoraetro,  lomandoposleriormente  la  media 
de  las  dos  observaciones,  mas  el  dnpio  de  la  observacion  in- 
termedia, calculando  las  declinaciones  por  la  posicion  del  leo- 
dolito  en  la  meridiana  aslronomica  que  corresponde  a  323°  26' 
del  circulo  horizontal,  y  leyendo  elarco  de  declinacion  magne- 
lica  en  el  mismo  circulo  horizontal  del  teodolilo  que  corres- 
ponde a  341°  48'.  El  cero  de  la  escala  de  la  barra  del  decli- 
nometro  se  ha  hallado  despues  de  diferentes  inversiones  de 
dicha  barra  en  la  division  201,3.  Ademas  el  valor  angular 
de  cada  una  de  las  divisionesde  la  escala,  segun  diversas  me- 
dias  proporciones,  se  liene  apreciado  en  34". 

De  las  observaciones  anliguas  verificadas  en  las  costas  6 
por  las  inmediacionesde  la  Peninsula,  se  deduce  que  la  aguja 
declinabahaciael  N.  E.  en  toda  Espafia  por  los  anos  del492. 
Y  por  el  raolivo  ostensible  de  una  de  lassituaciones,  segun  la 
hisloria,  angustiosas  y  de  mas  peligro  para  el  que  fuealnii- 
rante  espafiol  en  su  primera  espedicion  en  demanda  sobre  el 
Allanlico  del  descubrimiento  de  lejanas  regiones,  se  inhere  que 
la  raya  en  la  cual  dejo  de  norestear  la  aguja  la  doblo  el  vulgo 
Ueno  de  zozobra  y  temor;  pero  aquella  raya  para  el  enlendido 
marine  genoves,  y  los  mares  que  se  cstendian  al  Oeste  le  pre- 


85 
senlaron  senales  de  su  victoria  proxima  contra  la  sociedad,  que 
le  opiiso  no  pocas  dificultades,  vencibles  tan  solo  con  lapa- 
ciencia  acrisolada  de  su  genio  y  contra  su  propio  terror,  mas 
diticil  de  veneer  en  la  soledad  del  Oceano,  y  cuando  al  doblar 
la  isogona  sin  declinacion  se  hallo  rodeado  por  horabres  rudos, 
desconfiados,  y  proximos  a  la  venganza.  El  alrairante  obser- 
ve con  cuidado  los  cambios  de  la  declinacion  de  las  agujas;  y 
sin  embargo  de  serle  desconocida  la  causa  que  originaba  los 
cambios  de  variacion,  establecio  las  dos  primeras  leyes  del 
magnetismo  lerresire,  relativas  la  una  a  la  existencia  de  una 
linea  sin  declinacion,  y  la  otra  al  aumento  en  las  declinaciones 
noroestes  y  noresles,  confornie  se  separaban  las  agujas  de 
aquella  linea  navegando  por  un  paralelo. 

En  1638  todavia  noresteaban  las  agujas  en  la  peninsula, 
segun  Wrigth  y  el  P.  Martinius.  Hacia  1665  la  isogona 
0  se  hallo  en  Espana  6  6  7  auos  despues  que  en  Londres, 
y  2  6  3  antes  que  en  Paris,  presentandose  la  primera  observa- 
cion  de  declinar  al  Noroesle,  segun  el  citado  P.  Martinius, 
en  1668.  Proximamente  por  el  ano  1670  debio  encontrarse 
el  meridiano  sin  declinacion  por  la  costa  Este  de  la  Peninsula, 
pues  el  P.  Tosca  espresa  que  los  marines  del  Mediterraneo 
dicen  que  la  briijula  gregalizaba  y  maestralizaba  cuando  de- 
clina  al  N.  E.  yal  N.O.  Desde  aquella  epoca  la  declinacion 
magnetica  ha  ido  auraentando  gradualmente  durante  todo  el 
siglo  XVIII,  conforme  con  lo  observado  en  otros  paises;  y  si  las 
observaciones  verificadas  en  Espaiia  por  marines  eslrangeros 
y  por  algunos  espanoles  no  se  las  considerase  complelamente 
exactas,  por  lo  menos  se  presentan,  con  muy  pocas  escepcio- 
nes,  paralelas  a  las  series  de  observaciones  magneticas  que  se 
consideran  de  verdadero  valor  en  otros  puntos  de  Europa. 

En  1799  delermino  Humboldt  la  declinacion  e  inclinacio- 
nes  magneticas  en  diferenles  puntos  de  la  Peninsula,  y  res- 
pecto  de  la  declinacion  hallo  que  correspondia  en  Ma- 
drid 22"  2'  al  N.  0;  pcro  debio  aumentar  hasta  1813  a  16, 
epoca  de  la  maxima  declinacion  magnetica  en  el  0.  de  Eu- 
ropa, cuyo  aumento  de  declinacion  se  reconoce  por  las  obser- 
vaciones de  Francini,  Gibri  y  Owen  proximasa  la  citada  epo- 
ca, y  verificadas  en  Lisboa  y  Cadiz. 


86 

En  1829,  segun  Fisher,  la  declinacion  magnelica  de  Lisboa 
era  de  22"  23'  N.O.;  pero  Herman  en  su  piano  dc  las  isogonas 
de  declinacion  trazadas  en  la  siiperficie  de  la  lierra  segun  las 
observaciones  direclas,  comprende  las  coslas  0.  N.  0.  y  del 
E.  de  la  Peninsula  Iberica  enlre  los  nieridianos  magneli- 
cos  de  24°  a  25°  que  correspondian  en  aquel  ano  a  las  Islas 
Brilanicas,  exisliendo  una  observacion  en  1836  de  Berraeyo 
(Bermeo),  en  la  cosla  Cantabrica,  verificada  por  Thompson, 
de  la  cual  resulta  que  en  aquel  punto,  que  se  halla  proxima- 
mente  en  el  meridiano  de  1°  al  E.  do  Madrid,  la  declinacion 
magnetica  era  en  aqnella  epoca  de  23°  N.  0.,  6  sea  15'  ma- 
yor en  1836  que  la  que  correspondia  a  Lisboa,  segun  Franci- 
ni,  en  1811. 

En  la  espedicion  de  la  corbeta  Ferroiana  en  1853,  se  ha- 
llo que  la  declinacion  de  Lisboa  era  igual  a  la  senalada  por 
Fisher  24  anos  antes;  de  lodo  lo  cual  se  podria  deducir  con 
probabilidad,  que  las  observaciones  magneticas  verificadas  en 
dlferentes  punlos  de  la  Peninsula  han  sido  en  lo  general  de 
menor  declinacion  que  la  verdadera,  y  relativaraenlealaforma 
de  los  merldianos  de  igual  declinacion,  que  pasando  por  otros 
puntos  del  N.  y  centro  de  la  Europa  han  sido  seguidos  cui- 
dadosamenle  por  las  aguas  del  Allanlico  en  los  paralelos  cor- 
respondienles  a  la  Peninsula,  y  por  las  inmediaciones  de  sus 
coslas. 

Considerando  el  piano  de  las  isogonas  trazadas  por  Her- 
man como  proximaraente  exaclo,  la  observacion  ultima  de 
Thompson  como  mas  conforme  con  aquellas  isogonas  y  la  ley 
observada  en  Europa  del  decrecimienlo  gradual,  sucesivoy 
simultaneo  de  la  declinacion,  en  oposicion  a  las  6  observacio- 
nes conocidas  en  la  actualidad  en  la  Peninsula  desde  1800 
a  1853,  se  funda  el  que  suscribe  para  sospechar  que  la  decli- 
nacion magnetica  N.  0.  en  Madrid  ha  pasado  en  1815  de  23° 
y  que  tal  vez  1  lego  a  24. 

Madrid  9  de  octubre  de  1855. 

Manuel  Ilico  y  Sinobas. 


87 


Observaciones  de  dccliiiacioo  magnctica  ca  Madrid  durante  c 

Dies 

de  selicmbre  de  1853. 

Ticmpo 
de  Gotlinga. 

L 

El'OCAS. 

cala    del    decliuo- 
luetio. 

Decl 

nacion  magnc- 
tica. 

OBSERVACIONES. 

Agosto  31 

20'' 

Got. 

201.0    201.0 

22° 

22' 

27" 

'  A  pen  as  sensible  el  movi- 
miento  del  declintaelro 

Setiem.    1 

2h 

30'     192.7  j  193.0 

(193.5; 

(-203-0) 
0'       202.2    202.6 

(203.0) 

22 

29 

39 

Movimiento  perceptible. 

1 

20'' 

22 

21 

1 

Movimiento  lemo. 

(191.2) 

2 

21' 

30'  I  192.0    191.5 
(191.0) 

22 

31 

0 

2 

20'' 

(201.0) 
0      {201-7    201.3 

(201.0) 

(191.5) 
30'     192.2    191.8 

(191.5) 

22 

22 

i0{ 

Apenas  perceptible  el  mo- 
vimiento. 

3 

2'' 

22 

30 

44 

(201.5) 
0'       202.0    201.7 
(201.5) 

3 

20'' 

22 

21 

49 

(192.5) 
30'  J  193.5    192.7 

4 

oh 

22 

29 

55 

(192.5) 

(200.5) 
0'       201.2    200.8 

(200.2) 

4 

20' 

22 

22 

38 

Muy  leulo. 

(193.2) 
30'     193.5    193.3 
'  193.2) 

5 

oh 

22 

29 

23 

(201.5) 

5 

20'' 

0'       202.0    201.7 
(201.5) 
(193. 5\ 

22 

21 

49 

6 

oh 

30'     193.8    193.6 
(193.5) 
(200. 5n 

22 

29 

6 

6 

20'' 

0'       201.5    201.0 
(200.7) 

22 

22 

27 

7 

21' 

30'    Ii9i.5|  191.5 

22 

31 

0 

7 

20'' 

(200.5) 
0'      203.8    202.1 
^200.2) 

22 

21 

^  „  /  Hovimiento  muy  percep- 

(191.5) 

8 

2'' 

30'     191.0    191.2 

22 

31 

13 

( 

191.5,' 

88 


ObservacioDe^  de  dectiDacioo  magn^tica  en  Madrid  durante  el  mes  de  setiembre  de  1853. 


iPOCAS. 

Tiempo 
de  Gottiaga, 

Lccturas  en  la  cs- 

cala    del     declino- 

metro. 

Declinacion 
tica. 

magne- 

OBSERVACIONKS. 

Setiem.    8 

20'' 

0' 

201.0    201.0 

22° 

22' 

27" 

9 

2'' 

30' 

193.0    193.0 

22 

29 

39 

9 

10^ 

"1 

202.8) 
203.8    203.3 
203.0) 

22 

20 

23  { 

Mfnima  declinacion  N.  0. 
de  seiiembie. 

10 

2h 

30' 

193.0    193.0 
'202.8) 

22 

29 

39 

10 

20*1 

0'' 

203.8    203.0 
202.8) 

22 

20 

39 

11 

2'' 

'188.5) 
30'    188.2    188.3 
(188.5) 
(■202.0) 

22 

33 

53: 

Maxima  declinacion  N.  0. 
de  setiembre. 

11 

20'' 

0'   201.5    201.8 
(202.2; 
(-190.8) 
30'    191.8    191.3 
(190.8) 

22 

21 

44 

12 

oh 

22 

29 

11 

(-201.5) 

12 

20b 

0'    203.5    202.6 
(202.0; 
(191.5) 

22 

21 

1 

13 

2h 

30'     193.0    192.2 
(191.5; 
(202.2) 
0/    201.2    201.7 
(202.4; 

22 

30 

22 

13 

20'' 

22 

21 

49 

(192.8) 

14 

2'' 

-ftj  193.2    193.0 
'"   (  192.8) 
(206.0) 

22 

29 

39 

Movimiento  notable  por  su 

14 

20'' 

q,    199.2    202.6 
^   (2O6.0J 

22 

21 

amplilud  relalivaments 
alobservado  en  setiembre. 

(192.5) 

15 

2h 

30,    192.0    192.2 
^°   (192.5; 
(202.2) 

22 

30 

22 

15 

20'' 

0,200.0    201.2 
"■(202.5; 
/190.0) 

22 

22 

16 

16 

2h 

30' 

(189.8; 

22 

31 

32 

89 


Obsemciones  de  declinacion  magn^lica  en  Madrid  durante  cl  mes  de  setiembre  de  1855. 


Lecturas  en  la  es 

""^^"^ 

irocAS. 

Ticropo 
de  Gotlinia. 

cala    del    dccliiid 

Deel 

nacion 
tica 

maj^ne- 

OBSERVACIONES. 

metro. 

1 

'204.5^ 

Setiem.  1 6 

20'" 

0'    196.5    200.7 
'205.2; 
(192.0) 
30' J  194.5    193.2 
'191.8; 

22° 

22' 

43" 

•  Movimiento    oscilalori 
notable. 

17 

2h 

22 

29 

28 

(200.2) 

17 

20'' 

0'    203.5    201.8 
^200.0) 
(192.0) 
30'    194.2    193.0 
'191.8; 

22 

21 

44 

18 

2h 

22 

29 

39 

(201.5) 

18 

20'' 

0'    203.2    202.8 

^01. 7; 

(195.0) 

22 

21 

50 

19 

2h 

30'    192.8    193.9 
M95.0; 
(199.5) 
0'    200.7    200.1 
W99.5; 

22 

28 

50 

19 

20'' 

22 

23 

15 

(194.5) 
30'    194.0    194.1 
'  194.C; 

n 

20 

2'' 

22 

28 

39 

20*' 

(201.2) 
0'    201.0    201.1 
'201.2) 

20 

22 

22 

:i 

ol. 

(191.5) 
30'    191.0    191.2 
'191.5; 

21 

22 

3t 

16 

(200.7) 

21 

20'' 

0'    202.0    201.5 
^200.8; 
(192.7) 
30'    193.5    193.05 

22 

22 

0 

22 

2'' 

22 

29 

39 

'192.5; 

22 

20'' 

0'|200.2    200.2 
(194.5) 
30'    195.0    194.7 

22 

23 

10 

23 

oh 

22 

28 

7 

',194,2) 

23 

20'' 

0'  I2OI.2I  201.2 
f  192.7) 
•^0'    193.5    193.05 

22 

22 

16 

24 

2h 

22 

28 

42 

^ 

92.5  ' 

90 

01)servaciones  dc  dccliiiacion  maniKSlica  fit  Madrid  durante  cl  mes  de  setlcmbrc  de  1855. 


troCAS. 

Ticinpo 
ilf  GoUiDga. 

(,ecUiras  en  la  cs- 
calii    (li'l    declino- 

IDCllO. 

Dcclioaciun 
lica . 

niagiic- 

OllSERVACIONES. 

( 

'200.5) 
200.8    200.65 
200.5) 

Seliem 

24 

20'' 

'' 

22" 

22' 

46" 

{ 

(193.5) 
30'     193.7    193.6 
'  193.5) 

25 

oil 

22 

29 

G 

(2.01.5) 
0'      201.2    201.35 

'201.5) 

25 

20'' 

22 

22 

8 

(193.7^ 
30'     194.2    193.9 
'193.5) 

26 

2'' 

22 

28 

50    N 

. 

\ 

26 

20'' 

„,    (194.2) 
0        193.8    194.0 
'.194.2) 

22 

28 

45 

Periodo  notable  por  su 

>■  declinacion  constante  j 

27 

2I1 

30' 

191.0 

191.0 

22 

31 

27 

maxima  hacia  el  H.  0. 

27 

20'' 

0' 

194.5 

194.5 

22 

28 

18 

(191.0) 
30'    192.0    191.5 

V  191.0) 

1 

28 

2'' 

22 

31 

0    ^ 

(196.0) 
0        202.0.199.5 

V  190.2) 

28 

20'' 

22 

23 

48 

2'' 

(194.5) 
30      194.0    194.25 

V194.5) 

29 

22 

28 

31 

«  rt  1. 

(200.7) 
0         201.2    200.95 
U0O.7) 

19 

20'' 

22 

22 

29 

(194.2) 
30'     193.8    194.0 
VI94.2) 

30 

2'' 

22 

28 

45 

(199.5) 
0'       200.2    199.85 
',  199.5) 

30 

20'' 

22 

23 

29 

30 

22'' 

0' 

201.0 

201.0 

22 

22 

27 

91 


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97 


REAL  OBSERVATORIO  DE  MADRID. 


Mes  de  enero  de  1856. 


bar6metro. 

Pulgadas  io- 
glesas. 

Milimefros. 

Allura  media 

27,571 

28,060 

26,890 

1,170 

0,242 

0,030 

700  303 

maxima  (dia  15) 

712  714 

minima  (dia  7) 

682,996 

29,718 

6,147 

0,762 

OscilacioQ  meusual 

maxima  diurna  (dia  8) 

minima  diurna  (dia  15) 

TERMOMETRO. 

Fahr. 

Reaum. 

Cent. 

Temperalura  media 

46°,2 
60,3 
31,0 
29,3 
18,0 
3,4 

6',31 
12,61 
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13,05 
8,00 
1,51 

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maxima  (dia  21) 

15,72 
-0  56 

minima  (dia  3) 

Oscilacion  mensual 

16,28 

10,00 

1,89 

maxima  diurna  (dia  1.°).  ... 
minima  diurna  (dia  7) 

PLUVIOMETRO. 

Pulg.    ingl. 

Milimetros. 

Lluvia  caida  en  el  mes 

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Manuel  Rico  y  Sinobas. 


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CIENCIAS  NATIRALES. 

PAL.EOMTOL.OOIJL. 


Sobre  la  diversidad  primitiva  ysobre  el  mlmero  de  animales  en 
los  tiempos  geologicos;  por  Mr.  Agassiz. 

(liibliot.  univ.  de  Gincb.,  setiembre  H8bb.) 

Los  geologos  y  naluralislas  suponen,  por  lo  general,  que 
los  animales  y  planlas  son  muclio  mas  numerosos  en  generos 
y  especies  en  el  periodo  actual  que  lo  fiieron  en  los  tiempos 
geologicos.  Creo  que  esta  opinion  es  hija  de  un  falso  conoci- 
miento  de  los  caracteres  y  de  la  diversidad  de  fosiles  descu- 
biertos  en  las  diferentes  epocas  anteriores  a  la  nuestra,  y  que 
se  funda  en  apreciaciones  que  no  se  contienen  en  los  mismos 
limites,  ni  estan  hechas  bajo  igual  punlo  de  vista.  Siempre 
que  se  ha  tralado  de  comparar  el  niimero  y  diversidad  de  fo- 
siles de  un  periodo  geologico  cualquiera  con  los  animales  y 
plantasactuales  de  las  mismas  clases  y  familias,ha  sido  con  la 
idea  tacita,  enteramente  injuslificable  a  mi  ver,  de  que  los  fo- 
siles quehabitaronantiguamente  nuestro  globo  seconocen  tan 
bien  comolosque  viven  actualmente  en  su  superficie.  Debiera 
por  el  conlrario  haberse  advertido,  que  nuestros  conocimientos 
de  las  faunas  geologicas,  aun  las  mejor  esludiadas,  se  hallan 
limitados  siempre  a  algunas  regiones  circunscritas. 

Las  comparaciones  de  los  animales  fosiles  con  los  vivos 
debieran  por  consecuencia  circunscribirse  a  distritos  geografi- 
cos  que  tuviesen  igual  estension  que  aquellos  en  que  existen 
los  fosiles;  6  para  hablar  con  mayor  exactitud,  una  fauna  fo- 
sil  con  todas  sus  parlicularidades  locales  habia  de  comparar- 


103 
se  con  otra  viva  correspoudiente,  y  no  con  todos  los  anima- 
les  de  la  misma  clase  que  existen  en  la  actualidad  por  toda  la 
superficie  del  globo.  Cuando  se  haya  verificado  esta  corapa- 
racion  con  toda  la  escrupulosidad  posible,  yse  tome  enconsi- 
deracion  el  poco  tiempo  enipleado  liasta  el  dia  en  la  investi- 
gacion  de  los  fosiles,  comparado  con  el  que  se  ha  consumido 
casi  por  todas  partes  en  el  esludio  profundo  de  la  naturaleza 
viviente,  se  vera  que  el  niimero  y  diversidad  de  especies  pe- 
culiares  a  cada  fauna  fosil  son,  en  la  mayor  parte  de  cases, 
iguales  a  los  que  caracterizan  ciertas  circunscripcioneszoolo- 
gicas  de  igual  estension  en  el  mundo  actual:  lo  cualpuede  de- 
cirse  de  las  faunas  fosiles  de  todas  las  edades.  En  algunos  ca- 
sos  es  hasta  inverse  el  resultado  del  que  se  supone  general- 
mente;  porque  hay  diferentes  faunas  fosiles  que  han  presenta- 
do  un  numero  mucho  mayor  de  especies,  ofreciendo  una  va- 
riedad  de  tipos  mas  numerosos  aiin  que  fauna  alguna  de 
nuestro  siglo.  Algunos  ejemplos  justificaran  estaapreciacion, 
lal  vez  inesperada. 

El  numero  de  especies  de  conchas  vivientes  que  hay  en 
las  costas  de  Europa  no  escede  de-600.  Tambien  se  calcula 
en  600  el  de  las  que  viven  en  toda  la  cuencadel  Mediterra- 
neo,  en  las  costas  de  Europa  y  Africa.  Pues  bien,  la  compa- 
racion  mas  superficial  con  las  especies  fosiles  que  existen  en 
losterciarios  iuferiores  de  las  cercanias  de  Paris,  prueba  que 
estas  ultimas  son  mas  numerosas  que  el  duplo  de  las  prime- 
ras.  Actualmente  se  conocen  1200  especies  de  conchas  fosiles 
de  las  capas  eocenas  de  las  inmediaciones  de  Paris,  que  sumi- 
nistran  una  prueba  sorprendente  de  la  existencia  de  un  nume- 
ro todavia  mayor  y  de  una  variedad  de  especies  tambien  ma- 
yor en  aquel  periodo  geologico  que  en  la  epoca  actual,  aun 
comparandolas  con  las  de  un  distrito  geografico  de  mas  es- 
tension. 

Quiza  se  nos  objete  que  las  faunas  tropicales  ofrecen  ma- 
yor variedad  de  formas  que  las  de  las  regiones  templadas,  y 
que  habiendo  side  mas  elevada  la  temperatura  del  periodo 
terciario,  debiamos  hallar  mayor  numero  de  especies  fosiles 
en  sus  depositos;  mas  para  contestar  a  esto  me  remito  a  los 
catalogos  de  conchas  marinas  de  diversas  regiones  tropicales. 


104 

y  se  vera  que  el  numero  de  las  conchas  tosiles  de  las  capas 
eocenas  de  los  puntos  inmediatos  a  Paris  es  raucho  mas  con- 
siderable que  el  de  cualquiera  otra  fauna  local  del  periodo 
actual,  aunque  sea  bajo  los  tropicos. 

El  calalogo  que  ha  dado  Dufo  de  las  conchas  que  hay  al- 
rededor  de  las  islas  Seychelles  no  Uega  a  300  especies,  y  dicha 
localidad  bien  puede  compararse  en  estension  con  los  depo- 
sitos  terciarios  inferiores  de  los  alrededores  de  Paris.  Esle 
dato  basta  para  probar  que,  en  una  fauna  tropical  local,  el 
numero  de  especies  conocidas  como  cxistenles  en  nuestros  dias 
es  bastante  inferior  al  de  las  que  se  sabe  ban  existido  al  liem- 
po  de  depositarse  las  capas  terciarias  de  las  inmediaciones  de 
Paris.  Otro  catalogo  formado  por  Sganzin,  de  las  conchas 
halladas  en  las  cercanias  de  las  islas  Mauricio,  Borbon  y  Ma- 
dagascar, supone  300  especies  menos  todavia  en  la  gran  es- 
tension de  los  mares  que  circundan  dichas  islas.  Si  compara- 
mos  ademas  los  resullados  de  los  trabajos  de  MM.  Hemprich, 
Ehremberg  y  Ruppell  acerca  de  las  conchas  del  mar  Rojo, 
hallareraos  un  numero  inferior  todavia,  y  unos  tipos  no  Ian 
variados  como  los  que  hay  en  los  terciarios  de  Paris,  pueslo 
que  la  cuenca  entera  del  mar  Rojo  no  ha  dado  hasta  ahora 
mas  que  400  especies  de  conchas.  Consideremos  linalmente 
la  esploracion  mas  completa  que  hay  en  este  genero,  la  del 
profesor  Adams,  de  Panama,  que  se  estiende  desde  el  gra- 
do  28  de  latitud  N.  hasta  el  22  de  latitud  S. ,  compren- 
diendo  en  una  estension  de  50  grados  de  latitud  las  localida- 
des  mas  favorables  al  desarrollo  de  las  conchas  en  el  Oceano 
Pacifico  y  bajo  los  tropicos,  y  advertiremos  que  su  lista  es- 
cede  poco  de  500  especies.  Aun  en  esle  caso  venios  que  la 
ventaja  numerica  y  la  de  la  variedad  esla  en  favor  del  periodo 
terciario,  y  no  al  del  tiempo  actual.  Y  de  aqui  deduciremos 
por  conclusion,  que  si  anteriores  apreciaciones  ban  ofrecido 
resultados  diferentes,  esto  depende  de  la  circunstancia  de  que 
losfosiks  conocidos  de  algunas  localidades  rediicidasd  estrechos 
limiles  geogrd/icos,  se  ban  comparado  con  la  tolalidad  de  las 
especies  vivientes  conocidas  que  exislen  en  la  super ficie  delglobo. 
Si  proseguimos  estas  comparaciones  en  otros   periodos 
geologicos  con  relacion  a  olras  clasos  tambien.  obtendremos 


105 

por  lodas  paries  resultados  identicos.  Los  fosiles  lerciarios  de 
Burdeos,  aunque  no  Ian  numeiosos  en  especies  como  los  de 
los  deposilos  eoceuos  de  las  inmediaciones  de  Paris,  sobresa- 
len  con  igual  venlaja  que  los  de  los  lerciarios  inferiores  en 
cuanto  al  niimero  y  variedad  de  las  especies,  si  se  los  pone  en 
parangon  con  cualquiera  fauna  local  viviente.  Lo  mismopue- 
de  asegurarse,  y  con  igual  certeza,  respecloa  las  conchas  ler- 
ciarias  de  las  colinas  subapeninas,  6  de  las  del  crag  de  In- 
glalerra,  de  las  cuales  lenemos  una  lista  muy  complela. 

Si  de  los  periodos  lerciarios  pasamos  a  la  epoca  crelacea, 
;,no  descubrimos  en  los  deposilos  de  Maeslrichl  6  en  los  de  la 
epoca  de  la  crela  blanca,  un  niimero  y  variedad  de  conchas 
mayores  que  los  que  ofrece  costa  alguna  6  cuenca  marina 
de  eslension  comparable  con  la  de  las  capas  lerciarias  en 
unos  limiles  idenlicos?  ^.No  hallamos  en  las  capas  crelaceas 
inferiores,  como  son  la  arenisca  verde  6  el  neocomiano,  olras 
reuniones  de  moluscos  que  no  son  inferiores  ni  en  niimero  ni 
en  variedad  a  las  de  la  crela  blanca?  Las  series  oolilicas  su- 
friran  con  igual  venlaja  una  comparacionsemejanle.  No  sien- 
do  necesario  considerar  el  conjunlo  de  deposilos,  nos  liraita- 
remos  a  comparar  aisladaraenle  cada  subdivision  del  periodo 
jurasico,  y  lodos  nos  ofreceran  faunas  locales  de  moluscos 
que,  si  bien  afectando  un  caracter  diferenle  de  las  exislenles 
en  los  lerrenos  crelaceos  6  lerciarios,  no  por  eso  dejan  de  ser 
muy  variadas  para  poderlas  comparar  con  las  faunas  locales 
vivienles,  de  un  modo  tan  ventajoso  como  los  deposilos  de  fo- 
siles crelaceos  6  los  del  periodo  lerciario. 

Verdad  es  que  lal  6  cual  familia  domina  en  esos  diversos 
periodos  segun  el  caracler  particular  de  cada  epoca;  loscefa- 
lopodos  son  en  eslremo  numerosos  y  admirablemente  varia- 
dos  durante  los  periodos  cretaceo  y  oolitico,  mienlras  que  en  la 
epoca  terciaria  disminuyen  hasta  el  punlo  de  ofrecer  solo  es- 
casos  represenlanles;  sucediendo  lo  mismo  con  las  demas  fa- 
railias.  Las  conchas  halladas  en  los  deposilos  del  periodo  de 
la  nueva  arenisca  roja,  en  el  periodo  carbonifero,  6  en  tiem- 
pos  mas  remolos  aiin,  son  acaso  en  su  tolalidad  menos  nume- 
rosas,  aunque  es  dificil  declararlas  no  tan  variadas;  porque 
las  formas  perdidas  que  se  notan  en  ellasjequivalen  com- 


106 
plelamente  a  la  variedad  de  familias  que  ban  vivido  en  los 
l)oriodos  mas  modernos.  Los  descubrimienlos  diarios  que  se 
liacen  en  los  terrenos  paleozoicos.  [)i'ueban  (jue  bajo  el  pun- 
to  de  visla  numerico,  aun  en  el  eslado  actual  de  nuestros 
conocimienlos,  esas  anliguas  faunas  pueden  compararse  con 
las  faunas  locales  de  la  actualidad  que  lengan  la  misma  es- 
tension. 

Quericndo  hacer  una  coraparacion  tan  exacla  corao  fuera 
posible  entre  las  subdivislones  de  las  formaciones  paleozoicas 
del  Estado  de  Nueva-York  y  las  faunas  locales  de  igual  es- 
tension  de  los  mares  actuates,  he  suplicado  al  profesor 
J.  Hall  que  me  participase  los  resuUados  suraarios  de  sus  vas- 
tos  (rabajos  en  este  campo  de  la  ciencia,  y  be  oblenido  de  su 
bondad  lassiguientes  conclusioncs. 

»Miro  la  arenisca  de  Posldani  y  el  calciferons  sandstone 
como  independientes  de  los  grupos  superiores,  y  creo  que 
formau  por  si  mismos  y  por  su  fauna  (poco  conocida  aiin  en 
este  pais)  un  periodo  geologico  diferente.  El  niimero  total  de 
especies  conocidas  basta  ahora  en  dichas  rocas,  admitieudo 
todas  las  especies  de  Owen,  solo  llega  a  26. 

»La  caliza  de  Chazy  comprende  por  si  sola  45  especies,  y 
ademas  otra  conocida  lambien  en  la  caliza  del  rio  Negro.  La 
de  Birdseye  encierra  19  especies,  y  otras  2  que  se  encuentran 
mas  arriba.  La  caliza  del  rio  Negro  cuenla  13  especies  que  le 
son  peculiares,  una  comun  con  la  de  Chazy,  otra  que  existe 
tambien  en  Birdseye,  y  una  comun  con  la  de  Trenton.  Hay 
tambien  otra  especie  que  es  comun  a  las  capas  inferiores  y 
superiores,  y  se  estiende  por  el  grupo  del  rio  Hudson,  compo- 
iiiendo  81  especies  en  junto  para  las  tres  series  de  capas. 

»La  caliza  de  Trenton  comprende  188  especies  que  le  son 
peculiares,  y  30  que  pasan  al  grupo  del  rio  Hudson.  El  nu- 
mero  total  de  especies  conocidas  que  hay  en  dicha  caliza,  in- 
cluyendo  las  que  existen  en  las  rocas  situadas  en  la  parte  su- 
perior e  inferior,  sube  a  230;  cuyo  resultado  comprende  al- 
gunas  especies  descubiertas  con  posterioridad  a  la  publicacion 
del  torao  ijriraero  de  la  Paleontologia  dc  Nueva-York,  lo  cual 
elevaria  a  200  las  especies  peculiares. 

))E1  grupo  del  rio  Hudson,  comprendiendo  las  pizarras  dc 


101 

Utica,  ofrece  cerca  de  60  especies  parliculares;  y  anadiendo 
las  que  se  encuentran  en  las  rocas  inferiores,  se  oblieue  iin 
total  de  cerca  de  IGO  especies. 

wObservareis  que  el  desarrollo  de  la  vida  en  el  periodo 
de  Trenton  ha  sido  el  mas  notable  de  todos,  aunque  es  verdad 
que  esta  forraacion  es  mucho  mas  poderosa  que  ninguna  otra 
de  los  depositos  calizos  precedentes.  La  de  Chazy  es  la  de 
mayor  espesor,  y  la  del  rio  Negro  la  mas  delgada  de  las  tres 
que  hay  debajo  de  la  de  Trenton. 

»En  la  parte  del  siluriano  superior  descrita  en  el  segun- 
dotomo  de  la  Paleontologia  de  Nueva-York,  se  ve  que  los  fo- 
siles  de  la  arenisca  de  Medina,  del  grupode  Clinton,  grupos 
marines  del  Niagara  y  de  Onondaga,  suben  al  niimero  de  341. 
Los  grupos  de  Medina  6  de  Clinton  conlienen  123  especies,  y  los 
citados  de  Niagara  y  Onondaga  218. 

Las  areniscas  de  Medina  y  capas  arenaceas  del  grupo  de 
Clinton  comprenden  50  especies.  Las  capas  calizas  del  mismo 
grupo  cuentan  73,  que  agregadas  a  las  218  especies  de  los 
grupos  marines  de  Niagara  y  Onondaga  hacen  291,  niimero 
total  de  especies  de  las  capas  calizas  de  dichos  grupos.  El  pe- 
riodo mas  importante  aqui  es  el  del  Niagara,  y  aunque  su  po- 
lencia  no  sea  mayor  que  la  de  los  demas,  comprende  cerca 
de  200  especies  que  le  son  peculiares.  En  el  referido  grupo, 
60  especies  son  corales  y  briozoarios,y  entre  las  73  de  las 
capas  calizas  del  grupo  de  Clinton,  19  son  igualraente  corales 
y  briozoarios. 

»Aun  confio  en  describir  cerca  de  200  especies  del  grupo 
inferior  de  Helderberg,  que  comprende  el  Water  lime,  el  Pen- 
tamerus  limestone,  el  Delthyris  shaly  limestone,  el  Pentameriis 
limestone  superieur,  sin  contar  los  corales  y  los  briozoarios. 
de  los  que  conozco  ya  50  especies  proximamente. 

))La  arenisca  de  Oriskany  puede  abrazar  60  especies  de 
fosiles,  y  tal  vez  menos. 

))En  el  grupo  superior  de  Helderberg,  unade  lasmayores 
formaciones  calizas,  adivino  que  ha  de  haber  menor  niimero 
de  especies,  escepto  en  corales  y  briozoarios,  de  los  cuales 
existen  mas  de  100  especies  en  el  Estado  de  Nueva-York  y 
localidades  occidentales,  En  lodo  loconocido  de  dichas calizas 


108 

no  me  alievcria  a  dosignar  mas  tie  100  especies,  fuera  tie  los 
rorales  y  briozoarios. 

))Eii  los  grupos  de  Hamilton,  Partage  y  Cliermung  presu- 
me que  haya  lo  menos  300  especies,  y  no  me  sorprenderiaque 
trabajos  mas  complelos  dieson  a  conocer  doble  niimero  en 
Nueva-York  y  el  0. 

»E1  ni'imero  de  especies  que  aqui  lijo  es  solo  aproximado. 
Espero  que  eslos  vesultados  generales  satisfagan  vuestros  de- 
seos;  pero  siento  no  poderos  dar  informes  mas  precisos,  prin- 
cipaimente  respecto  al  Helderberg  superior.  La  apreciacion  que 
OS  doy  relativa  a  este  grupo  y  a  los  mas  elevados  se  funda  en 
las  especies  que  conozco  actualmenle;  pero  mis  invesligaciones 
finales  arrojan  siempre  un  niimero  superior  al  que  suponia. 

Estas  conclusiones  del  profesor  Hall  colocan  ya  cada  uno 
de  los  principales  grupos  de  terrenes  del  Eslado  de  Nueva- 
York  en  la  categoria  de  las  faunas  independientes  y  diversas, 
equivalentes  respectivamente  a  una  de  las  faunas  locales  del 
periodo  actual,  pues  repetimos  que  la  de  Seychelles  contiene 
solamente  258  especies,  y  la  de  las  islas  Mauricio,  Borbon  y 
Madagascar  275.  Heraos  dicho  ademas  que  300O  millas  de 
estension  en  las  playas  occidentales  del  continente  americano, 
bajo  los  tropicos,  no  ban  dado  mas  que  un  niimero  duplo  de 
especies  del  que  puedc  recojerse  en  cada  gran  subdivision  su- 
cesiva  del  sislema  paleozoico  en  los  estrechos  limites  de  solo 
el  Eslado  de  Nueva-York. 

Los  ullimos  y  admirables  trabajos  de  Mr.  Elie  de  Beau- 
mont sobre  el  sislema  de  montanas  coinciden  con  estos  hechos 
de  un  modo  inesperado  y  muy  significalivo;  los  cuales  le  ban 
inducido  a  admitir  un  niimero  de  periodos  de  grandes  trastor- 
nosen  lasuperficie  de  la  lierra  cerca  de  10  veces  mayor  que 
el  que  conocia  bace  25  afios:  cada  uno  de  ellos  ha  ido  acom- 
panado  de  un  levantamiento  de  otras  lantas  cordilleras  de 
montanas  que  difieren  en  su  direccion.  Teniendo  un  caracler 
enleramenle  diferenle  los  esludios  de  los  paleontologislas,  y 
hallandose  fundados  en  datos  que  hasla  ahora  se  habian  casi 
considerado  como  ajenos  de  las  demas  series  de  fenomenos, 
los  han  conducido  sin  embargo  casi  al  mismo  tiempo  a  con- 
clusiones parccidas  re-spccto  a  la  vida  organica.  Y  esos  cslu- 


109 
dios  han  probado,  que  las  epocas  dc  dosaparicion  y  renova- 
cion  de  los  seres  organicos  en  la  lierra  han  sido  mucho  mas 
IVecuentes  que  lo  que  se  suponia  hace  solo  10  afios;  habien- 
do  sido  probableraenle  caracterislica  cada  creacion  de  uno 
de  esos  largos  periodos  de  reposo  comparativo,  que  separaban 
dos  grandes  cataclismos  geologicos  sucesivos.  Lo  que  es  ver- 
dad  relativamente  a  los  moluscos,  lo  es  tambien  respecto  a  las 
denias  clases.  Losradiados,  los  bancos  de  corales  de  las  eda- 
des  paleozoicas,  ^,nosonlan  abundantes  en  especiescomo  cual- 
quiera  de  los  del  Oceano  Pacilico?  Comparcmos  las  lislas  mas 
completas  que  se  liayan  dado  de  los  corales  correspondientes 
a  una  localidad  circunscrita,  la  del  Mar  Rojo  formada  por 
Ehremberg,  la  de  las  islas  Feejee  hecha  por  el  profesor  J.  D. 
Dana,  y  vereraos  que  las  rocas  paleozoicas  del  Estado  de  Nue- 
va-York  presentan  lanta  variedad  e  igual  nuraero  de  especies 
en  sus  arrecifes  sucesivos.  Los  bancos  de  corales  del  perio- 
do  ooUlico  de  Normandia,  del  Jura  Suizo,  6  de  los  Alpes  de 
AVulemberg,  ^no  han  auraentado  nueslros  catalogos  con  igual 
profusion,  e  introducido  en  nuestrasobraszoologicasla  misma 
diversidad  de  formas  conocidas  en  las  rcgiones  de  corales  mas 
ricas  del  mundo  actual? 

Si  de  los  corales  pasamos  a  los  equinodermos,  se  puede 
variar  la  cueslion,  y  pregunlar  si  exisle  alguna  playa  marina, 
de  10  en  10  grades  de  lalitud  y  longilud,  ni  aun  bajo  los  tro- 
picos,  que  presenle  un  niimero  de  radiados  comparable  con 
el  que  ofrecen  casi  lodas  las  formaciones  geologicas.  El  de 
crinoidos  descubiertos  solo  en  las  capas  conocidas  con  el  nom- 
brede  calizadel  Niagara,  es  igual  al  de  todos  los  equinoder- 
mos que  se  han  encontrado  a  lo  largo  de  todas  las  costas  de 
los  Eslados-Unidos.  Los  crinoidos,  oquinidos  y  estrellas  de 
mar  del  periodo  oolilico  6  de  una  subdivision  cualquiera  de 
esla  formacion,  esceden,  en  cuanlo  al  niimero  de  especies,  al 
que  puede  reunirse  en  las  coslas  de  conlinentes  enleros  en  el 
mundo  actual.  La  variedad  de  formas  de  dichos  animales 
comparada  con  la  de  los  periodos  crelaceos  es  igual raente  nota- 
ble, aunque  principien  ya  los  crinoidos  a  ser  menos  numerosos; 
pero  el  gran  niimero  de  espalangoidos  yclipeastroidos  que  sa- 
len  a  la  escena,  compensan  con  libcralidad  esa  disminucion. 


Ill) 

El  tipo  do  los  articulados  piiodo  prescnlar  al  parecer,  en 
el  eslado  aclual  do  nueslros  conocimionlos,  una  objocion  in- 
destructible al  gran  ascrto  qne  he  formulado  anteriormente, 
porquc  apenas  |)orniilen  una  comparacion  con  los  fosilcs  las 
centenas  do  millares  do  inseclos  conocidos  en  nuestros  (lias. 
Con  todo,  examinemos,  siguiendo  los  principios  en  que  se  ban 
fundado  nueslros  anferiorescalculos.  cual  es  el  eslado  verda- 
dero  de  la  cueslion  respecto  a  los  articulados  en  los  periodos 
antiguos.  Naturalraenleno  so  puede  esperar  quese  ballen  gu- 
sanos  bien  conservados  en  las  forraaciones  geologicas,  en  ra- 
zon  de  la  blandura  de  su  cuerpo,  que  era  tan  dificil  que  se 
conservase,  como  el  de  las  medusas;  pero  los  ejemplos  raros 
que  lenemos  de  las  impresiones  que  ban  dejado  dicbos  ani- 
males  prueban  que  existian,  asi  en  las  epocas  antiguas  como 
en  nuestros  dias. 

Lassenales  de  medusas  descubiertas  en  los  esquistos  lito- 
graficos  de  Solenhofen  y  conservados  en  el  nuiseo  de  Carlsruhe, 
no  solo  manifieslan  la  existencia  de  esta  clase  desde  el  pcrio- 
do  jiirasico,  sino  que  suscilan  la  cueslion  de  si  una  gran  parte 
de  los  polipos  fosiles  de  los  periodos  mas  antiguos,  que  se  ban 
descrito  suponiendo  que  pertenecian  a  esa  clase,  son  en  rea- 
lidad  las  nutrices  de  las  medusas,  semejantesa  las  campanula- 
res  y  sextulares  del  mundo  aclual,  que  ya  no  se  consideran 
como  polipos,  sino  como  una  de  las  generaciones  alternantes 
de  las  medusas.  En  cuanto  a  los  gusanos,  hallamos  en  todas 
las  formaciones  geologicas,  desde  las  mas  antiguas  a  las  mas 
modernas,  serpulos  fosiles,  6  unos  estuches  solidos  de  gusanos 
en  tail  gran  nuniero  como  lasespecies  de  los  mismosanimales 
que  se  ven  por  todas  paries  en  nuestros  dias.  Y  cuando  lene- 
mos Unas  pruebas  tan  evidonles  de  la  existencia  de  los  serpu- 
los, como  es  la  presencia  de  sus  estuches  calizos,  ^,noi)odemos 
deducir  fundadamente  por  conclusion  que  los  gusauos  desnu- 
dos  por  completo,  que  se  encuenlran  por  todas  partes  con  los 
serpulos,  estaban  tainbien  ropresentados  en  los  periodos  geo- 
logicos  antiguos  por  animales  analogos? 

La  comparacion  aun  es  mas  facil  respecto  a  la  clase  de 
crustaceos;  porque  se  ha  ballade  on  las  capas  lerciarias  de 
Shep|)y  una  variedad  do  langoslas  y  cangrejos  qiiesoslendrian 


Ill 

vicloriosamenle  el  parangon  con  los  prodiictos  de  cualquier 
cosla  dada  del  mundo  acliial;  yaun  dudo  mucho  que  pudiera 
verse  en  parte  alguna  semcjante  variedad  de  cruslaceos  en 
una  estension  igual  a  la  de  la  crela  blanca  de  Sussex,  lal  como 
la  ha  descrito  el  Dr.  Monlell  en  las  inmediaciones  de  Lewes. 
Respecto  a  la  comparacion  de  los  cruslaceos  de  la  epoca  ooli- 
lica,  meliraito  a  remilir  los  genios  esceplicos  a  la  monografia 
de  los  cruslaceos  de  Solenhofen  del  Conde  de  Munster,  que  ha 
representado  mas  especies  de  dicha  localidad  que  hay  en  toda 
la  cuenca  enlera  del  Mediterraneo,  escepluando  las  pequenas 
especies  microscopicas  que  todavia  no  se  ban  tratado  de  bus- 
car  en  los  fosiles. 

En  los  periodos  geologicos  mas  anliguos,  duranle  el  depo- 
silo  de  las  rocas  carboniferas  6  paleozoicas,  presenla  un  ca- 
racter  muy  diversola  clase  de  los  cruslaceos.  Unos  enlomos- 
Iraceos  giganlescos  de  la  eslinguida  familia  de  los  Irilobilos 
ocupan  el  lugar  que  ban  lenido  mas  adelanle  los  cabrajos  y 
cangrejos.  Pero  las  obras  paleonlologicas  que  traen  figuras  de 
fosiles  de  Suecia,  Rusia,  Rohemia,  Inglalerra  y  Francia  nos 
ban  dado  a  conocer  tan  gran  variedad  de  especies  de  eslas  fa- 
railias,  como  conlienen  los  deposilos  modernos  de  los  ullimos 
represenlanles  de  la  referida  clase.  Puede  decirse  por  conse- 
cuencia,  que  entre  los  arliculados,  la  clase  do  cruslaceos  ha 
estado  represenlada  con  mas  profusion  en  todas  las  epocas,  y 
por  formas  mas  variadas,  que  lo  esla  en  el  dia  cuenca  alguna 
de  nueslros  mares. 

La  fauna  carcinologica  de  todo  el  Oceano  Indico  apenas 
escede,  en  mimero  y  especies,  a  la  de  Bohemia  solamente,  lal 
como  nos  la  ban  dado  a  conocer  los  trabajos  de  Mr.  de  Bar- 
rande. 

Pudieran  escepluarse  de  la  comparacion  los  inseclos,  alen- 
dida  su  pequencz  y  su  eslruclura  general,  sin  que  de  ello  rc- 
sultaran  arguraenlos  contra  nuestro  punlode  vista,  aun  cuan- 
do  no  se  bubiesen  observado  por  parte  alguna  en  gran  niime- 
ro  y  estado  fosil;  porque  es  evidenle  que  su  conservacion  de- 
pendede  circunslancias  mas  favorables  que  la  de  otros  anima- 
les  de  partes  duras  mas  considerables.  Pero  aunque  no  se  ha- 
yan  hallado  inseclos  fosiles  en  todas  las  formaciones  geolo- 


112 

gicas.  ;no  lencmos  muclias  que  priicban  que  en  algunosperio- 
dos,  al  menos,  fueron  Ian  minierosos  como  en  nuestros  (lias? 
La  preciosa  monografia  tie  Behrendt,  de  los  inseclos  del  ani- 
bar,  demuestra  cuan  variados  cran  esos  aniraales  en  el  pe- 
riodo  de  la  formacion  de  dicha  goma;  y  los  trabajos  inconi- 
parables  del  profesor  Oswald  Ileer  acerca  de  los  inseclos  de 
Oeningen  y  de  Radobos  nos  ban  proporcionado  medios  de 
comparacion,  que  prueban  que  durante  la  formacion  de  la 
molasa  de  Suiza  eran  mas  numerosos  y  variados  los  insec- 
los que  loson  en  eldia  en  ninguna  otra  localidad  dada;  y  por 
lo  que  sabemos  de  los  de  Aix.  en  Provenza,  y  de  los  de  Oe- 
ningen, tenemos  fundamento  para  creer  que  se  encontraran 
por  ultimo  inseclos  en  todos  los  periodos  geologicos,  desde 
los  depositos  carboniferos  hasta  nuestros  dias;  es  decir,  desde 
que  la  vejetacion  terrestre  tuvo  un  gran  desarrollo.  El  des- 
cubrimiento  de  verdaderos  arboles  en  la  anligua  arenisca  ro- 
ja,  hecho  por  Hugh  Miller,  justifica  la  profecia  de  quese  han 
de  encontrar  inseclos,  sea  un  dia  u  otro,  hasta  en  las  rocas 
paleozoicas  anteriores  a  la  formacion  carbonifera. 

Aliora  viene  la  cueslion  de  los  vertebrados.  ^Es  evidenle 
que  sean  mas  numerosos  y  variados  en  nuestros  dias?  No,  con- 
teslo  lambien  decididamente  a  esto,  concediendo  sin  embar- 
go que  ha  habido  periodos  en  que  no  han  exislido  las  clases 
mas  elevadas  de  eslos  tipos,  y  que  por  consecuencia  los  ver- 
tebrados, como  tipos,  son  mas  variados  en  la  aclualidad;  pero 
considerados  individualmente,  han  sido  las  clases,  desde  el  ins- 
lante  de  su  aparicion,  Ian  numerosas  y  aun  variadas  en  todos 
los  periodos  antiguos  como  actualmenle. 

Sirvamonos  para  los  vertebrados  de  la  misma  medida  que 
hemos  usado  para  los  radiados,  moiuscos  y  arliculados,  con 
el  fin  de  justificar  nuestro  aserto,  que  al  parecer  eslacoraple- 
tamenle  en  oposicion  con  lo  que  sabemos  de  los  vertebrados 
fosiles.  Los  peces,  segun  es  sabido,exislen  en  todas  las  forma- 
ciones  geologicas.  Mas  si  queremos  coraparar  los  pcces  fosi- 
les de  cada  periodo,  tales  como  sc  conocen  en  algunas  locali- 
dades  aisladas,  con  la  totalidad  de  los  que  existen  en  el  Uni- 
verso  actual,  esto  seria  tan  poco  filos6fico  como  poco  arm6ni- 
co  con  nuestros  conocimientos  acerca  de  la  distribucion  geo- 


113 

grafica  de  losanimales.  Los  peces  se  liallan  localizados,  como 
todos  los  seres  vivientes,  en  limiles  dados,  y  sera  suniamenle 
juslo  comparar  las  especies  fosiles  de  cada  localidad  con  las 
faunas  ictiologicas  especiales  que  hay  en  diTerentes  Oceanos  6 
diversas  cuencas  de  agua  dulce.  Solo  partiendo  de  esta  base 
podremos  establecer  una  coraparacion  satisfacloria  entre  los 
peces  fosiles  y  los  vivientes,  en  cuanto  a  su  nuniero  y  varie- 
dad  de  formas. 

El  niimero  de  especies  de  peces  fosiles  conocidos  aclual- 
mente  en  una  sola  localidad  de  los  depositos  terciarios  de  la  is- 
lade  Sheppy,  es  mas  considerable  que  el  de  peces  cojidos  en 
las  costas  de  ninguna  de  las  islas  del  Oceano  Pacifico,  al  me- 
nos  en  cuanlo  conocemos  la  fauna  ictiologica  de  aquellas  re- 
giones;  siendo  proximamente  tan  grande  como  el  de  los  peces 
conocidos  en  todas  las  costas  de  la  Gran-Bretana. 

Lo  misnio  puede  decirse  de  los  peces  deMonle-BoIca  6  del 
Libano,  6  de  los  de  la  creta  blanca  de  Inglaterra,  6  de  los  de 
Solenhoffen,  6  de  los  del  lias  del  Lyrae-Regis;  y  si  pasamos  a 
depositos  mas  antiguos,  tales  como  la  misma  arenisca  roja 
antigua,  sabemos  (gracias  a  Mr.  Miller  y  a  los  trabajos  de 
otros  geologos  rusos  e  ingleses)  que  ese  viejo  yacimiento  en- 
cierra  mas  peces  que  ninguno  de  los  mas  modernos,  6  que 
cuenca  algunadada  del  mundo  actual.  La  variedad  de  formas 
que  ofrecen  en  cada  periodo,  aunque  de  caracter  distinto  en 
todos,  ^,no  es  mayor  que  la  de  las  formas  acluales?  Puede  por 
consecuencia  decirse  con  seguridad,  que  en  todas  las  epocas 
ban  presentado  los  peces  igual  variedad  de  formas  y  especies 
tan  numerosas  como  ofrece  el  mundo  actual  en  identidad  de 
circunstancias. 

Los  mismos  resultados  nos  da  la  clase  de  reptiles,  pues  a 
pesar  de  haber  estudiado  principalmente  sus  especies  gigan- 
tescas,  ^no  se  advierte,  durante  las  formaciones  secundarias 
superiores,  una  abundancia  y  variedad  mas  notables  que  las 
de  region  alguna  tropical?  Y,  de  acuerdo  con  lo  que  sabemos 
de  las  capas  terciarias,  ^no  tenemos  fundamento  para  presu- 
mir  que  aun  es  mayor  su  niimero  que  lo  que  podemos  calcu- 
larlo? 

La  clase  de  aves  es  la  que  al  parecer  presenla  una  escop- 


114 

cion  a  nuestro  modo  de  ver;  pcro  por  razones  particulares 
parece  que  siis  huesos  se  hallan  mas  siijetos  a  la  descompo- 
siciori  que  los  de  los  otros  verlebrados.  Sin  embargo,  todos  los 
que  ban  seguido  los  dcscubrimienlos  ullimos  hechos  en  los 
fosiles  de  dicha  clase,  no  insisliran  de  seguro  en  la  presumida 
rareza  de  las  aves  durante  los  |)eriodos  aniiguos,  sino  que  por 
el  contrario,  se  inclinarau  a  creer  quesu  pequeno  numero  de- 
pende  de  la  imperfeccion  de  nueslros  conocimienlos,  raas  bien 
que  de  la  falladelos  reforidosanimales  en  lasprimcras  for- 
maciones,  pueslo  que  se  ba  comprobado  su  presencia  en  mu- 
chos  pisos  lerciarios,  en  los  deposilos  crelaceos,  y  hasta  en 
los  masantiguos  yaciraienlos. 

Los  mamiferos  fosiles  se  conocen  demasiado  bien  para  que 
nos  detengamos  mucbo  en  ellos  despues  de  lodo  lo  que  acaba- 
mos  de  decir,  conlenlandonoscon  recordar  que  el  numero  de 
especies  fosiles  descubiertas  en  el  Brasil  iguala  aide  sus  ma- 
miferos vivienles  conocidos;  que  los  mamiferos  fosiles  de  Nue- 
va-Holanda  sostienen  ventajosamenle  la  comparacion  con  las 
especies  vivas  del  mismo  continente;  y  que  la  localidad  de 
Montmarfreporsisola  badado  mas  grandes  mamiferos  que pue- 
de contar  laEuropa  enlera, y  las  incultas  lierras  de  laNebraska 
tantos  como  la  America  septentrional  actual  entera,  De  modo 
que  si  concedemos  sencillaraente  que  la  diversidad  ba  ido  en 
aumento  entre  los  verlebrados  con  la  aparicion  sucesiva  de 
sus  diversas  clases,  el  niimero  y  variedad  de  estas  ban  sido  en 
todos  los  periodos  tan  grandes  como  en  la  actualidad. 

Estos  becbos  son  de  suma  importanciarelativamente  a  la 
cuestion  del  orden  sucesivo  y  de  gradacion  de  los  animales 
en  los  diversos  periodos  geologicos,  y  derriban  parasiempre 
uno  de  los  argumentos  en  que  insistian  con  mas  enfasis  los 
partidariosde  lateoriadel  desarrolio.  Antes  de  conceder  que 
la  considerable  variedad  de  tipos  de  los  ullimos  periodos  sea 
resullado  de  modificaciones  sucesivas  de  algunos  masanti- 
guos, seria  preciso  que  se  nos  probase  que  esos  tipos  babian 
sido  efeclivamente  mas  raros  y  no  tan  variados;  y  lejosde  es- 
lo  acabamos  de  demostrar  que  lo  contrario  es  la  verdad  en 
muchos  casos.  En  otra  ocasion  be  Iraladode  presentar  un  bos- 
(piejo  del  verdadero  orden  do  sucesion  de  los  grandes  tipos 


115 

en  el  reino  animal;  siendo  por  lanto  inulil  repelir  aqni  lo  que 
puede  verse  en  el  Zoological  Text  Bonk  que  he  publicado  jun- 
to con  el  Dr.  Gould.  Me  liraitare  pues  a  algunas  advertencias 
generales  relalivasa  las  dificullades  especiales  que  ofrece  un 
estudio  mas  profundo  de  esta  materia. 

El  estudio  del  orden  de  sucesion  de  los  seres  organicos 
que  ban  habitado  nueslro  globo  en  diferentes  periodos,  ofrece 
dificultadcs  de  mas  de  un  genero.  Desgraciadamenlelos  que 
se  ban  propueslo  abrazar  la  materia  en  toda  su  estension,  rara 
vez  ban  considerado  dicbas  dificultadcs  en  sus  relaciones  na- 
turales;  dando  de  esta  manera  como  generales  ciertos  resul- 
lados  que  exigirian  para  ser  verdaderos  muchas  califica- 
ciones. 

Cuando  se  comparan  fosiles  de  una  misma  forraacion  geo- 
logica  6  de  formaciones  diferentes,  no  basta  asegurarse  de  su 
verdadero  borizontegeologico,  que  podriamos  llamar  clemen- 
lo  cronologico  de  las  invesligaciones;  sino  que  es  igualmente 
importante  estudiar  las  diferencias  y  semejanzas  que  resultan 
de  la  distribucion  geografica  por  toda  la  superficie  de  la  lier- 
ra,  que  llamaremos  elemento  topogrd/ico  de  la  cuestion;  por- 
que  es  un  becbo  muy  conocidoque,  dentro  de  ciertos  limites. 
lasmisnias  semejanzas  y  diferencias  que  observamos  actual- 
raenle  entre  los  animates  que  ocupan  diferentes  partes  del 
globo,  existian  ya  en  los  primeros  periodos  geologicos.  Por 
consecuencia  debemos  conocer  del  mismo  modo  el  carader 
biologico  general  de  una  epoca  que  la  fauna  local  de  cada  pe- 
riodo.  La  fauna  terciaria  de  Nueva-Holanda  y  Brasil,  por 
ejeraplo,  se  parecen  mas  a  las  vivientesde  las  mismas  paries 
del  mundo  que  entre  si.  Nuestroscatalogos  de  fosiles  abundan 
en  errores  cronologicos  del  peor  genero,  procedentes  en  parte 
de  que  se  identifican  mal  capas  que  pertenecen  realmente  a 
periodos  diversos,  y  cuyos  fosiles  se  representan  de  este  mo- 
do como  si  hubiesen  habitado  simultaneainenle  nuestro  globo, 
cuando  ban  podido  estar  separados  enrealidad  por  largos  pe- 
riodos, y  haber  vivido  en  la  lierra  en  condiciones  fisicas  muy 
distintas.  Esta  confusion  cronologica  se  auraenla  todavia  con 
los  limites  demasiado  estensos  que  atribuyen  frecuentemente 
los  geologos  a  los  g-upos  de  los  terrenes  que  forman  la  cosira 


116 

(le  mieslro  glob.o.  Por  ojempio,  si  se  considera  cada  una  de 
las  formaciones  ooUticas  y  cretaceas  como  iin  gnipo  natural 
indivisible,  y  se  enuraeran  los  fosiles  de  todas  sus  subdivi- 
siones  en  una  sola  y  larga  lista  como  los  habitanles  de  un 
periododilalado,  se  presentara  a  la  imaginacion  una  infini- 
dad  de  anacronisraos  que  es  imposible  reclificar  con  ninguna 
mencion  especial  de  localidades.  Ni  se  podra  tampoco  formar 
idea  alguna  correcta  en  cuanlo  a  la  sucesion  de  los  aoimales  y 
plantas  caraclerislicas  de  esos  prolongados  periodos  sucesivos, 
sin  agrupar  anles  ycomparar  cscrupulosaraenle  los  fosiles  de 
todas  lassubdivisiones  naluralesde  las  referidas  fornaaciones, 
como  he  tralado  de  hacerlo  en  mis  monografias  do  las  Trigo- 
nias  y  Mi/as  de  Suiza  y  paises  inmedialos,  6  como  lo  ha  veri- 
ficado  Mr.  Alcide  D'Orbigny  en  mayor  escala  en  su  Paleon- 
tolofjia  francesa.   No  creoque  haya  en  el  dia  paleontologisla 
alguno  de  cierta  autoridad,  que  admita  que  ninguno  de  los 
animales,  cuyos  reslosse  hallan  enterrados  en  el  lias,  hayan 
vivido  simultaneamente  con  los  de  la  oolita  inferior,  6  eslos 
con  los  de  la  arcilla  de  Oxford,  6  eslos  con  los  de  la  division 
oolilica  superior.  Lo  mismo  puede  decirse  de  las  diferentes 
subdivisiones  naturales  de  la  formacion  crelacea,  y  de  las  iu- 
troducidas  ultimamente  en  lasrocas  paleozoicas  por  Sir  Ro- 
derick Murchison  y  por  el  profesor  Sedgwick,  y  en  America 
por  el  profesor  J.  Hall. 

I'ero  cuando  se  haya  conseguido  perfeclamente  esa  sepa- 
racion  de  los  fosiles,  nueslra  tarea  principiara  entonces,  por- 
que  sera  cuando  se  Irate  de  establecer  la  identidad  zoologica 
de  todas  las  especies ,  que  debe  ser  de  correcta  perfeccion 
bajo  todos  los  aspectos  antes  de  poder  deducir  conclusion  al- 
guna general. 

Y  ante  todo,  la  identidad  especifica  de  los  restos  organicos 
no  es  tan  facil  de  comprobar  como  quieren  suponerlo  muchos 
geologos,  si  se  ha  de  juzgar  por  sus  asertos:  a  menos  que  no 
este  sancionada  por  un  zoologo  esperimentado  la  validez  de 
una  especie,  no  puede  servir  de  base  a  buenas  gencralizacio- 
nes  en  cuanto  a  cuesliones  de  un  caracter  puramente  zoolo- 
gico.  Es  verdaderamente  sorpreudenle  el  mimero  de  falsas 
asirailaciones  acuraulado  en  las  obras  do  geologia;  pero  seria 


117 

injusto  acusar  de  negligencia  a  los  geologos  en  general  sobre 
esle  punto,  pues  la  falla  viene  casi  siempre  de  otro  origen, 
que  es  del  que  proceden  los  norabres.  Solo  convendria  que  se 
tnviese  enlendido  que  los  maleriales  acumulados  de  esle  modo 
no  podian  femplearse  para  dilucidar  las  cuesliones  que  ban 
suscitado  los  progresos  modernos  de  la  geologia,  y  que  las 
exijencias  actuales  de  la  paleontologia  pedian  iraperiosamente 
la  completa  revision  de  todas  las  asimilaciones  bechas  en  otro 
liempo.  Cosa  enlretenida  seria,  si  no  fuese  penosa,  ver  el 
modo  que  tienen  algunos  geologos  de  tratar  los  fosiles,  consi- 
derandolos  sencillamente  como  caracleristicos  de  ciertas  ro- 
cas,  sin  casi  sospecbar  que  sea  posible  la  existencia  de  una 
zoologia  especial  de  los  diferentes  periodos  geologicos,  y  que 
en  cada  uno  baya  babido  faunas  locales  con  animales  especia- 
les.  Las  ideas  relalivas  a  los  fosiles  caracleristicos  son  aun 
muy  incompletas,  y  nada  bay  mas  absurdo  que  lasquejasque 
se  profieren  conlra  la  multiplicacion  inulil  de  los  generos  y 
especies,  como  si  unos  y  olras  no  luviesen  una  exislencia  na- 
tural, independiente  de  la  apreciacion  de  los  uaturalistas.  La 
misraa  razon  tendrian  los  aslronomos  para  quejarse  del  gran 
niimero  de  estrellas,  que  los  geologos  para  argumentar  con- 
lra el  considerable  niiraero  de  especies  que  establecen  los 
zoologos. 

En  cuanto  a  la  identificacion  de  las  especies,  las  dificulta- 
des  son  de  Ires  clases.  1.°  Puedcn  considerarse  como  identicas, 
especies  distinlas.  2.°  Pueden  repularse  como  especies  diver- 
sas,  ejemplares  de  la  misma  especie,  de  conservacion  des- 
igual,  de  edad  6  sexo  diferentes,  etc.,  etc.  3."  Puede  baber- 
se  descrilo  la  misma  especie  por  aulores  diversos  con  dife- 
rentes nombres,  y  baber  desconocido  los  aulores  posleriores 
la  identidad  de  la  especie.  ^Ouien  no  couocera  la  masa  de  er- 
rores  que  puede  acumularse,  sirviendose  indislintamenle  de 
maleriales  que  no  se  ban  somelido  a  un  exiimen  crilico  bajo 
los  diversos  aspeclos  indicados,  sin  bablar  de  la  dificultad  ge- 
neral de  entenderse  acerca  de  los  limites  de  las  diferencias 
especificas?  Respecto  a  esle  ultimo  punto  dire  sin  embargo, 
que  lodos  aquellos  que  en  la  discusion  de  cuesliones  genera- 
les  empleen  linicamente  maleriales  revisados  concienzuda- 


118 

raente  con  los  mismos  principios,  no  dejarian  tie  oblcner  re- 
suUados  uniformes;  y  que  cuando  so  comparan  enlre  si  los  do 
Irabajos  hechos  con  materiales  correjidos  de  diversos  modos 
por  autores  distinlos,  sus  diferencias  no  son  tan  considerables 
como  pudiera  creerse, 

Los  astronomos  y  fisicos  saben  hace  mucho  lierapo  que  ban 
de  reclificar  sus  observaciones  antes  de  usarlas,  y  que  deben 
toraar  en  cuenla  lo  que  llaman  ecuacion  personal  de  los  di- 
versos observadores:  ^y  no  nos  ensenaran  nunca  el  modo  de 
apreciar  nuesfras  respectivas  observaciones,  y  habreraos  de 
emplear  siempre  nuestros  datos,  sin  reclificarlos  primera- 
mente,  correjirlos  y  despcjarlos  de  todas  las  causas  de  error 
y  contradiccion?  Mientras  existan  diversas  opiniones  respecto 
a  los  limites  naturales  de  generos  y  especies,  ;no  es  absolu- 
tamenle  indispensable  ampliar  6  restringir  la  escala  que  apli- 
quemos  a  la  investigacionde  distinlos  autores,  cuando  seemplee 
para  el  mismo  fin,  exactamente  del  misrao  modo  que  al  tratar 
de  bacer  observaciones  termometricas  se  principia  por  reducir 
a  una  misma  escala  las  de  Reaumur,  Celsius  6  Fabrenheit? 

En  segundo  lugar,  las  especies  han  de  clasificarse  enlre  g^- 
neros  circimscritos  en  los  mismos  limiles  antes  de  poderlos 
comparar  razonablemente,  6  al  nienos  de  deducir  de  ellos 
conclusiones  dignas  de  confianza,  Asi  pues,  durante  el  largo 
lierapo  que  se  han  referido  al  genero  unio  ciertas  conchas  bi- 
valvas  de  las  series  ooliticas  y  carboniferas,  podia  suponerse 
que  las  nayades  principiaron  a  existir  en  una  epoca  muy  re- 
mota;  pero  desde  que  se  supo  que  las  especies  ooliticas  de  esle 
genero  diferian  esencialmente  de  nuestras  conchas  de  agua 
dulce,  y  que  formaban  un  genero  natural  ligado  masde  cerca 
con  las  crasalelas  que  con  los  unios,  nadie  trata  ya  de  bus- 
car  unios  en  los  depositos  marinos.  Mientras  se  ha  supuesto 
que  ciertos  peces  losiles  del  zechstein  y  lias  pertenecian  a  los 
generos  esox  y  cyprinus  se  pudo  admitir  que  las  familias  do 
que  son  lipo  dichos  generos,  habian  existido  mucho  antes  de 
las  formaciones  terciarias,  aunque  no  se  haya  descubierlo  nin- 
gun  represenlanle  suyo  con  anterioridad  a  ellas.  Antes  que  se 
dividieran  en  generos  naturales  los  espatangoides,  el  genero 
spatangus  se  cilaba  asi  enlre  los  fosiles  de  las  formaciones 


119 

oolllicas  como  entre  las  crelaceas  y  lerciarias,  y  ahora  se  li- 
mila  a  estas  ultimas,  y  se  lialla  tambien  enlre  las  vivientes. 
No  creo  que  exisla  una  sola  especie  verdadera  de  gorgonia 
enlre  los  polipos  fosiles,  y  sin  embargo  figura  este  genero  en 
todos  los  calalogos  de  fosiles  desde  el  periodo  paleozoico  hasla 
nuestros  dias. 

Como  no  es  mi  intencion  entrar  ahora  en  un  examen  cri- 
tico  de  los  innuraerables  errores  que  conlienen  hasla  los  mis- 
mos  calalogos  modernos,  no  mulliplicare  mas  mis  ejemplos. 
Bastanle  he  alegado  para  demostrar  la  imporlancia  de  las  asi- 
milaciones  genericas  relativamenle  a  la  apreciacion  del  orden 
de  sucesion  de  los  seres  organicos.  Lamenlo  solamenle  la  falla 
de  Sana  crilica  que  han  manifeslado  en  esle  punlo  varies  pa- 
leonlologos  dislinguidos,  que  creen  al  parecer  que  baste  el  co- 
nocimientode  las  especiespara  apreciar  el  orden  de  la  crea- 
cion,  y  que  los  generosson  divisionesarbitrarias  establecidas 
por  los  naturalislas  conel  linico  objeto  de  facilitar  el  esludio 
de  las  especies;  como  si  las  relaciones  mas  generales  de  los 
seres  organicos  no  estuviesen  Ian  bien  defmidas  en  lodos  sus 
grados,  para  un  espiritu  reflexivo,  como  lo  eslan  las  relacio- 
nes especificas  e  individuales  enlre  si. 

En  tercer  lugar,  era  preciso  asegiirarse  de  las  afimdades 
naturales  de  los  generos.  A  menos  que  no  se  colocasen  eslos 
enlre  las  familias  a  que  perlenecen  realmenle,  6  que  esluvie- 
se  delerminado  de  un  modo  posilivo  el  rango  de  ellas  en  las 
clases  respeclivas,  6  que  se  lomaran  por  base  de  dicha  clasi- 
ficacion  las  parlicularidades  de  eslruclura  que  los  caracleri- 
cen,  y  que  se  apoyasen  tales  esludios  en  el  modo  de  desarro- 
Uo  de  sus  lipos  respeclivos,  seria  una  larea  desesperada  el 
querer  delermiuar  el  orden  de  sucesion  de  los  fosiles  en  las 
diversas  formaciones  geologicas.  Antes  de  Irasladar  los  crinoi- 
dos  a  la  clase  de  equinodermos,  clasificados  por  Lamarck  en- 
tre los  poliperos,  nadie  hubiera  podido  comprender  la  mag- 
nifica  serie,  muy  conocida  en  el  dia,  cuyo  hilo  puede  se- 
guirse  por  entre  diclios  animales  a  Iraves  de  lodas  las  for- 
maciones geologicas.  Antes  de  descubrir  que  el  animalillo. 
descrilo  por  Thompson  como  un  crinoide  viviente,  bajo  el 
nombre  de  Penlacrims  europwus,  y  para  el  cual  eslablecio 


120 
Blainville  el  genero  Phytocrinus,  era  en  realidad  la  juven- 
lud  de  una  comalula,  nadie  hubiera  sospechado  las  admi- 
rables  relaciones  que  median  enlrc  las  melamorfosis  que  su- 
fren  los  animales  acluales  durante  su  desarrollo,  y  el  orden 
de  sucesion  de  clasesenlerasde  animales  durante  los  periodos 
geologicos.  Mienlras  ha  sido  dudoso  el  puosto  natural  de  los 
trilobitos  en  el  reino  animal,  no  era  posible  apreciar  los  ca- 
racteres  de  los  prototipos  de  la  clase  de  los  crustaceos.  ^Ouien 
no  conoce  la  imposibilidad  de  que  llegasen  a  resuUado  algu- 
no  racional  respeclo  a  la  gradacion  y  orden  de  sucesion  de 
dichos  animales,  aquellos  que  clasificaban  los  trilobitos  con 
los  oscabriones?  Mientras  que  hoy  forman  una  cadena  admi- 
rable con  los  crustaceos  macruros  del  Irias  por  medio  de  los 
entomoslaceos  giganlescos  de  los  periodos  devonianos  y  car- 
bonifcros.  El  conocimiento  embriogenico  de  los  crustaceos 
nosproporciona  a  la  vez  la  clave  para  apreciar  correctamente 
la  aparicion  tan  anligua  de  los  macruros  y  la  muy  tardia  de 
los  braquiuros.  La  mulacion  de  los  briozoariosde  la  clase  de 
los  poliperos  a  la  de  los  raoluscos,  cambiara  enteramente  e! 
aspecto  y  relaciones  de  la  fauna  de  las  rocas  paleozoicas. 
jCuan  distinto  nos  parecera  el  orden  de  sucesion  de  los  mo- 
luscos  si,  conforme  a  las  ideas  de  Cuvier,  separamos  como 
clase  los  braquiopodos  de  los  acefalos,  entre  los  cuales  figuran 
en  la  actualidad  con  razon!  La  cuestion  tan  debalida  de  la 
epoca  de  aparicion  de  las  plantas  dicotiledoneas  en  los  fiempos 
geologicos,  se  hubiera  resuelto  hace  mucho  si  se  hubiese  plan- 
teado  bajo  sus  verdaderos  fundamentos.  Efectivamenle,  las 
pruebas  paleontologicas  nohan  de  proporcionar  los  principa- 
les  argumentos,  dependiendo  la  respuesta  definitiva  del  lugar 
que  los  botanicos  senalen  por  ultimo  a  las  familias  de  las  coni- 
feras  y  cicadeas.  Si  estos  ordenes  naturales  de  plantas  estan 
ligados  realmenle  con  las  dicotiledoneas,  entonces  ese  fipo 
principia  con  las  rocas  paleozoicas  del  sistema  devoniano,  y 
no  existe  gradacion  en  el  orden  de  sucesion  de  las  plantas  du- 
rante los  tiempos  geologicos.  Pero  si  es  mas  fundada  la  opi- 
nion de  Brongniart,  si  ban  de  separarse  las  coniferas  y  cica- 
deas de  las  dicotiledoneas  por  ser  gimnospermas,  y  si  apare- 
ce  ademas  que  estas  ultimas  son,  como  lo  creo,  inferiores  a 


121 

las  raonocotiledoneas,  en  ese  caso  poclremosdescubrii-  tambien 
en  el  reino  vejetal  la  misma  gradacion  de  lipos  que  enlre 
los  animales.  Baslan  eslos  ejemplos  para  probar  todo  lo  que 
es  necesario  a  fin  de  llegar  a  una  jiisla  apreciacion  del  orden  de 
sucesion  de  los  seres  organicos  en  el  curso  del  liempo,  y  cuan 
poca  confianza  merecen  los  trabajos  hecbos  en  esta  esfera ,  si 
no  se  ban  lenido  en  cuenla  los  punlos  que  acabamos  de  indi- 
car.  Efeclivamente,  solo  en  las  clasos  cuya  eslruclura  y  em- 
briogenia  seconocen  con  igual  perfeccion,  podemos  descubrir 
las  leyes  que  regulan  la  sucesion  de  los  animales  y  las  planlas 
en  los  tienipos  geologicos;  pero  nuestros  conocimienlos  son 
aiin  muy  imperfectos  para  Uevar  adelanfe  la  investigacion 
en  lodas  las  familias  del  reino  animal.  Sabemos  sin  em- 
bargo lo  suticiente  para  no  lener  duda  alguna  respecto  al  re- 
sullado  final,  y  podemos  esperar  confiadamenle  el  momenlo 
en  que  se  nos  ha  de  revelar  en  loda  su  gloria  el  maravilloso 
orden  de  la  creacion,  lo  cual  debe  estimular  nuestros  esfuerzos, 
puesto  que  el  exito  dependo  enieramenle  de  nueslros  trabajos. 

El  estudio  de  la  distribucion  geografica  de  los  animales  se 
ha  principiado  raucho  tiempo  despues  de  haber  hecho  consi- 
derables progresos  la  zoologia  sistematica.  Aun  en  el  dia  es- 
lan  sin  marcar  en  paile  alguna  concierta  precision  los  lirailes 
de  las  faunas;  los  principios  sobre  que  pudieran  establecerse 
son,  bajo  varies  aspectos,  muy  controvertibles,  y  todos  los 
dias  se  describe  un  gran  numero  de  animales  sin  hacer  men- 
cion  alguna  de  sn  distribucion  natural  por  lalierra,  sin  em- 
bargo de  lo  mucho  que  se  ha  trabajado  desde  Buffon  para 
sentar  sobre  bases  mas  solidas  este  rarao  de  nueslros  conoci- 
mienlos, y  principalmente  para  cerciorarse  de  las  leyes  que 
regulan  la  distribucion  geografica  de  ciertas  clases  6  familias 
consideradas  aisladamente.  El  punto  que  exije  especial  aten- 
cion  es  la  combinacion  de  esos  diferentes  lipos  en  cierlas 
regiones  definidas,  y  su  circunscripcion  comun  en  provincias 
zoologicas  naturales;  euyo  esludio  seria  con  especialidad  im- 
porlante  relativamente  a  la  comparacion  de  las  faunas  locales 
de  los  antiguos  periodos  geologicos  con  las  de  la  creacion  ac- 
tual. Pero  como  aun  eslas  ultimas  se  conocen  poco  compara- 
tivamente,  tendremos  que  darnos  por  satisfechos  con  esperar 


122 
el  momento  en  que  sean  posibles  comparaciones  coraplelas 
entre  las  faunas  locales  de  cada  uno,  y  de  todos  los  periodos 
geologicos  enlre  si,  y  con  las  otras  de  los  demas  periodos. 

Al  lerminar  esta  digresion,  resumire  mi  critica  de  las  in- 
vestigacioiies  palconlologicas,  diciendo  que  ninguna  generali- 
zacion  relativa  a  la  sucesion  de  los  seres  organicos  liene  va- 
lor, sino  en  lanto  que  se  lialle  basada  en  materiales  en  los 
que  eslen  comprobados  debidaniente  el  sincronismoy  sucesion 
de  las  especies  y  su  distribucion  geografica,  y  en  los  cuales 
se  lialle  eslablecida  la  idenlidad  dc  ellas  en  sanos  principios 
geologicos,  respelando  como  es  debido  las  limilaciones  equi- 
valcntes  de  los  generos,  y  teniendo  tarabien  en  consideracion 
las  mejoras  de  nuestras  clasificaciones  zoologicas.  Todas  las 
especies  que  se  toinen  en  consideracion  ban  de  sufrir  un  exa- 
men  en  cuanto  a  su  cronologia,  lopografia  y  zoologia;  y  bajo 
este  liUirao  aspeclo  ha  de  denerse  en  cuenta  el  lugar  y  liraile 
natural,  e  igualmente  la  idenlidad  de  las  especies,  sus  afini- 
dades  genericas  y  su  clasilicacion  zoologica. 

Volviendo  ahora  al  asuuto  principal  de  esta  Memoria, 
anadire  que  el  niismo  caso  de  ciertas  rocas  estratificadas  que 
se  hallau  corapuestas  casi  enteraraenle  de  fragnientos  de  seres 
organicos  (aun  en  las  formaciohes  mas  antiguas),  ha  debido 
convencer  hace  mucho  tiempo  a  los  mas  escepticos,  de  que  la 
vida  animal  y  vejetal  ha  sido  tan  actlva  y  ha  eslado  derramada 
con  tanta  profusion  por  el  gloho  entero  en  todos  los  tiempos  y 
durante  todos  los  periodos  geologicos,  como  lo  esta  actualmente. 
En  ningun  arrecife  de  coral  del  Oceano  Pacifico  hay  tanta 
acumulacion  de  reslos  organicos  corao  la  que  existe  encierlos 
deposilos  calizos  de  las  epocas  terciaria  y  crelacea,  u  oolitica, 
y  hasta  en  los  periodos  paleozoicos.  La  inmensa  alforabra  ve- 
jetal que  cubre  la  superficie  actual  del  globo,  aunque  no  su- 
pongaraos  una  vejelacion  como  la  mas  exuberanle  de  los  tro- 
picos,  y  afiadamos  tambien  toda  la  estcnsion  del  Oceano,  y 
aderaas  esos  espacios  de  lierras  en  que  es  mas  reducido  el  ni'i- 
mero  de  plantas  por  circunstancias  no  tan  favorables;  esa  al- 
forabra, digo,  no  formaria  una  sola  vena  esplotable  de  carbon 
(lue  pudiera  compararsecon  las  numerosas  y  prepotentes  ca- 
pas  que  encierran  los  deposilos  del  periodocarboniferosolo. 


Descripcion  del  Jy.  Mr.  Vinson  describe  los  caracteres  principales 
do  un  animal  de  esta  especie  que  vive  en  el  museo  de  historia  natural  de 
la  isla  de  la  Reunion,  de  la  manera  siguiente. 

Cheiromys  madagascariensis,  Cuv.  Tiene  el  mismo  tamauo  que  un  ga- 
to  grande.  Se  parece  a  un  Lemurio  en  las  formas.  Su  pelo  es  largo,  as- 
pero,  de  color  negro  months,  y  en  la  espalda  tiene  pelos  blancos  largos. 
La  cabeza  es  ancha,  los  pomulos  son  sobresalientes,  tiene  ojos  abultados 
cuyo  iris  es  de  color  de  avellana,  con  la  pupila  muy  contraida-.  le  hace 
dauo  la  luz  del  dia.  El  hocico  es  de  color  de  rosa,  las  narices  laterales 
estan  muy  abiertas,  olfateando  sin  cesar  cuando  esta  despierto  el  ani- 
mal. Las  orejas  son  grandes,  caidas,  de  figura  conica,  casi  desnudas.  La 
boca  es  bastante  grande;  los  labios  son  delgados,  aplanados  en  su  superfi- 
cie  y  en  sentido  horizontal,  de  suerte  que  cierran  perfectamente  la  boca 
cuando  mete  en  ella  el  animal  algun  liquido.  La  cola  es  muy  abultada, 
aplanada,  con  crines  largas  negras  puestas  en  dos  direcciones,  y  en  ellas 
se  envuelve  el  animal  cuando  descansa,  arrollandose  la  cola  al  cuerpo  pa- 
ra abrigarse  del  frio,  que  teme  mucho.  Las  manos  anteriores  son  muy  iol- 
gadas,  con  dedos  largos  terminados  por  uuas  en  forma  de  gancho;  el  dedo 
mas  largo  es  el  anular,  luego  el  medio-,  este  se  parece  a  la  pata  de  una  ara- 
Sa  gruesa,  y  se  distingue  de  los  demas  en  la  forma  y  en  las  funciones. 
Trepa  el  animal  a  los  arboles,  se  agarra  a  los  objetos  con  los  dedos  comu- 
nes,  pero  con  el  citado  filiforme  coje  los  alimentos,  se  los  lleva  a  la  bo- 
ca, y  busca  en  los  troncos  de  los  arboles  las  larvas  que  le  gustan  sobre- 
manera;  tambien  le  sirve  para  beber,  lo  cual  no  hace  nunca  con  los  la- 
bios, sino  mojando  dicho  dedo  largo  en  el  liquido,  pasandolo  rapidamente 
por  la  boca  y  secandolo  con  la  lengua,  repitiendo  esta  operacion  con  in- 
creible  celeridad.  Wada  de  particular  presentan  los  dedos  de  las  manos 
posteriores:  son  mas  cortos  que  los  de  las  anteriores,  mas  velludos,  oponi- 
bles,  y  con  uuas  aplanadas;  el  pulgar  se  parece  mucho  al  humano.  El  Ay 
despide  por  todo  el  cuerpo  un  olor  sui  generis  monies  y  repugnante.  Su 
voz  es  un  gruuido  laslimero.  No  es  animal  invernizo.  Vive  en  la  costa  0. 
de  Madagascar  proxima  al  Africa,  que  es  mas  calida  que  la  del  E. ,  don- 
de  no  es  conocido.  El  individuo  de  que  se  habla  fu6  metido  en  una  jaula 
de  hierro  muy  fuerte,  pero  consigui6  romperla  y  torcer  con  los  dientes 


124 

un  anillo  do  la  cadena  dc  cobre.  Ko  obstante  de  poseer  tan  formidables 
recursos  de  destruccion,  es  docil,  limido,  y  muy  indolentc.  Al  pronto  se 
espantaba  del  hombre,  pero  al  cabo  do  dos  meses  se  le  dejaba  libre  por  el 
dia  y  no  huia,  y  aun  conocia  a  la  persona  que  le  cuidaba,  cambio  que 
acaso  proviniese  de  haber  enfermado  y  haberso  puesto  tristc  y  flaco.  Ho 
queria  larvas  de  cualesquier  arboles,  olfateandolas  antes  de  comerlas. 
Apetecia  mucho  el  caft'  con  leche  y  el  agua  con  aziicar. 

— Destruccion  de  (as  chinches.  Con  este  tilulo  leyo  Mr.  Thenard  en 
la  Academia  de  Ciencias  de  Paris,  sesion  del  3  de  setiembro  de  18S5,  la 
nota  siguiente: 

"Algunos  sabios,  a  cuyo  parecer  casi  me  sentiria  tentado  a  adherirme 
si  no  fuera  autor  de  esta  nota ,  creeran  tal  vez  que  el  anlicuado  asunto 
que  trato  y  la  forma  en  que  lo  presento,  no  merecen  apenas  una  lectura 
formal  en  el  seno  de  la  Academia  de  Ciencias ;  pero  tranquilizame  la  idea 
de  que,  por  el  contrario,  lo  hallaran  de  bastante  interns  los  que  hayan 
sufrido  la  picadura  de  la  chinche,  que  calculo  seran  muchos,  y  que  lo 
consideraran  por  tanto  digno  de  la  atencion,  al  menos  por  un  momento,  de 
esta  docta  reunion;  agradeci^ndome  el  vivo  deseo  de  asegurarles  su  des- 
canso,  evitandoles  angustiosos  sufrimientos:  entro,  pues,  en  materia. 

Hasta  el  1811  habian  pasado  mis  noches  sin  que  me  hubiera  ator- 
mentado  jamas  tan  horrible  inseclo,  que  no  solo  nos  causa  dolorosas  pi- 
caduras,  sino  que  aplastado  con  los  dedos  despide  un  olor  tan  infecto, 
que  casi  sentimos  haberlo  matado. 

En  aquella  ^poca  me  hallaba  en  el  Colegio  de  Francia;  me  habia  mu- 
dado  del  piso  principal  al  segundo,  para  instalarme  en  la  habitacion  que 
ocupa  actualmente  nuestro  digno  Presidente. 

Durante  algun  tiempo  nada  altero  mi  sueuo ,  pero  al  llegar  los  calo- 
res  se  presento  a  atacarme  el  enemigo. 

Recurri  para  librarme  de  ^1  a  los  medios  ordinarios ,  vali^ndome  de 
chincheras  que  se  sacudian  todas  las  mauanas.  ;  Inutil  precaucion !  cada 
vez  hervia  mas  de  ellas, 

Entonces  retir^  de  la  pared  la  cama,  despues  de  muy  mirada  y  limpia, 
haciendola  colocar  en  medio  de  la  habitacion :  vanos  recursos  tambien, 
siempre  era  yo  victima. 

Algunos  amigos  con  quienes  tenia  confianza,  me  aconsejaron  que  de- 
jara  encendida  la  luz,  y  en  vez  de  una  pusc  dos.  El  insecto,  decian,  hu- 
ye  de  la  luz  viva,  no  saldra  de  su  cscondite,  y  dormireis  tranquilo;  pero 
nada  de  esto  sucedio. 

Ocurrioseme  una  idea  que  me  parecio  escelente,  la  de  poner  la  cama 
en  medio  de  la  habitacion,  como  lo  hice  al  principio,  pero  metiendo  sus 
pi^s  en  unos  vasos  llcnos  de  agua ,  con  lo  cual  me  crci  salvado.  Sin  em- 
bargo,  no  fu6  asi;  el  enemigo  se  presento  a  atacarme  como  de  cos- 


125 

tumbre,  subidndose  al  techo   y  dejandoso  caer  perpendicularmente  so- 
bre  mi. 

Me  hallaba  a  punto  de  tocar  retirada  y  abandonar  cl  inaldito  cuarto, 
cuando,  por  ultimo,  di  con  nn  remedio  eficaz,  indefectible  en  sns  resul- 
tados,  y  facil  de  ejecutar  sin  peligro  alguno  -.  el  agua  de  jabon. 

Per  tanto  todos  los  auos  repetia  sin  falla  la  esperiencia  de  que  voy 
a  hablar  en  una  de  mis  esplicaciones  de  catedra,  y  puedo  asegurar  que 
los  concurrentes,  interesados  casi  todos,  me  escuchaban  con  suma  aten- 
cion.  Como  la  mayor  parte  vivian  en  ei  barrio  contiguo,  hubieran  podi- 
do  presentarrae  multitud  de  esos  insectos  vivos. 

Hagase  en  el  fondo  de  un  plato  un  ci'rculo  con  el  dedo  raojado  en  agua 
de  jabon,  y  ponganse  en  el  centre  algunas  chinches;  al  momento  se  las 
vera  ir  de  una  parte  a  otra,  Apenas  toquen  a  la  li'nea  de  jabon  se  pon- 
dran  derechas  sobre  sus  largas  patas,  cayendo  en  seguida  para  no  vol- 
verse  a  levantar. 

Cuando  bice  por  primera  vez  este  esperimento,  senti  un  momento  de 
alegria,  y  casi  estaba  orguUoso  de  mi  victoria,  pero  aiin  no  habia  llegado 
al  tdrmino  de  mis  trabajos. 

Es  verdad  que  destruia  las  chinches,  disfrutando  asi  algunas  noches 
un  sueuo  que  nada  venia  a  alterar;  mas  pasados  pocos  dias  principiaron 
de  nuevo  mis  tormentos.  Tambien  es  verdad  que  las  chinches  que  tenia 
mi  cama  no  eran  de  aquellas  que  hay  grandes  y  muy  repletas,  sino  unas 
muy  pequeuas,  trasparentes ,  color  de  rosa,  que  acababan  de  salir  del 
huevo,  y  que  muy  pronto,  a  la  manera  de  sus  padres,  verdaderos  vam- 
piros,  engordaban  alimentandose  con  la  parte  mas  pura  de  mi  sangre. 
Por  esto  comprendi  que  el  jabon  no  atacaba  a  los  huevos. 
Desde  entonces,  en  lugar  de  disoluciones  frias  de  jabon,  las  us6  ca- 
lientes  hasta  el  grade  de  hervor,  y  el  exito  fud  complete;  las  chinches 
quedaron  muerlas  y  cocidos  los  huevos. 

La  operacion  ha  de  hacersc  del  modo  siguiente: 
1.°     Se  echan  100  partes  de  agua  en  un  cazo  y  se  le  afiaden  des  par- 
ies de  su  peso  de  jabon  verde,  ponidndole  al  fuego  hasta  que  hierva. 

2.°  Se  quitan  las  colgaduras  de  la  habitacion ,  y  se  agrandan  con  la 
hoja  de  un  cuchillo  las  rendijas,  si  no  fueren  bastante  anchas  para  que  pe- 
netre  el  agua  en  su  inferior. 

3."  Se  desarma  la  cama  si  es  de  rajidera,  quitando  tambien  todos  los 
adornos  que  haya  de  lo  misme. 

4."  Se  tema  una  gran  espenja  igual  a  las  que  se  usan  para  lavar  los 
pi6s  de  los  caballos,  se  ata  con  un  bramante  a  un  pale  de  40  centimetres 
de  largo,  se  empapa  en  la  disolucien  de  jabon  hirviendo,  y  se  lavan  mu- 
chas  veces  de  alto  a  bajo  las  paredes  de  la  habitacion,  principalmente 
donde  haya  rendijas,  teniendo  cuidado  de  mojar  a  menude  la  espenja  en 


12f> 
el  liquido,  quo  debe  estar  siempre  muy  calicnte  i  hirviendo  cuanto  pue- 
da,  a  fin  do  quo  obrc  con  eficacia. 

5."  Se  lavan  las  difercntes  piezas  do  la  cama  y  demas  adornos  de  ma- 
dera  del  mismo  mode.  Si  fucsen  preciosos,  baslaria  con  esponorlos  al  sol 
y  al  aire  durante  ol  tiempo  necesario  para  quo  saliera  del  huevo  el  in- 
secto,  limpiandolos  luego. 

fi.°  So  lavan  igiialmento  siempre  con  la  disolucion  hirviendo,  las  ra- 
jas que  hubiese  en  los  ladrillos,  piso,  entarimado,  6  en  las  obras  de  car- 
pint  eria. 

7."  Se  mudan  las  mantas  y  cortinas  dejandolas  al  sol  por  algunos 
dias. 

8."  Se  renueva  la  paja  si  hay  alguna,  y  se  pasan  por  agua  hirviendo 
las  telas  y  lana  de  los  colchones. 

9.°  Finalmente,  so  tapan  todas  las  hendiduras  do  las  paredes  con  una 
masa  hecha  de  crcta  y  cola  animal,  poniendo  luego  las  colgaduras  del 
modo  ordinario. 

10.  Todas  las  operaciones  que  preceden  es  necefario  hacerlas  en  los 
dormitorios,  cuarteles,  salas  de  hospitales  y  habitaciones  donde  haya 
tres  6  cuatro  camas.  Pero  si  no  hay  mas  que  una  6  dos  bastante  separa- 
das  entre  si ,  bastard  con  dar  a  las  diferentes  piezas  de  la  cama  unas  lo- 
ciones  de  jabon ,  i  igualmente  a  las  paredes  proximas  a  ella.  Las  chinches 
se  guarecen  siempre  en  sus  rendijas,  que  es  donde  van  a  poner  sus 
huevos. 

Tambicn  pueden  usarse  otras  muchas  materias  para  eslinguirlas,  co- 
mo  por  ejemplo,  el  cocimiento  de  tabaco,  las  disoluciones  mercuriales, 
la  esencia  de  trementina ,  etc.;  pero  prefiero  la  disolucion  de  jabon ,  que 
carece  de  olor,  al  menos  muy  marcado,  no  ofrece  ningun  inconveniente, 
y  es  economico,  hallandose  al  alcance  de  todos.  En  rigor  pudiera  bastar  el 
uso  del  agua  hirviendo,  pero  tal  vez  se  enfriase  mucho  al  aplicarla  a  las 
paredes.  Por  el  contrario,  cuando  contiene  un  poco  de  jabon  es  siempre 
segura  la  destruccion  de  todas  las  chinches,  lo  cual  es  ya  bastante. 

He  conocido  muchas  personas  que  podian  dormir  impunemente  en  una 
cama  infestada  de  chinches ,  al  paso  que  otras  ni  aun  podian  aproximar- 
se.  ^Dependera  acaso  esto  de  que  no  ptiedan  resistir  esos  insectos,  cuyo 
organo  olfativo  es  en  estremo  sensible,  el  olor  que  exhala  indudablemente 
'a  piel  de  algunos  individuos? 

La  disolucion  de  jabon  mata,  no  solo  a  las  chinches  sino  tambien  otros 
varies  insectos,  y  particularmcnte  las  orugas,  hasta  el  punto  que  podria 
servir  para  destruirlas  en  muchas  legumbres. 

Con  este  motivo  me  acuerdo  do  un  caso  que  no  carece  de  cierta  im- 
portancia,  y  con  cuya  narracion  concluire  csia  iiota,  demasiado  larga  ya: 
me  parece  que  paso  en  1838.  Ilabia  tantas  orugas  eu  Chauraont ,  cerra 


127 

de  Villeneuve  sur-Yonne,  donde  tengo  unos  monies ,  una  pequeCa  pose- 
sion  y  una  casa  con  jardin,  que  no  era  posiblo  dar  un  paso  sin  aplasia  r 
muchas;  cubrian  el  terrene,  se  coraian  las  hojas,  entraban  en  las  casas,  aa- 
daban  per  lodos  los  muebles,  se  subian  a  la  mesa,  y  me  acompauaban 
mienlras  comia,  bien  a  mi  pesar.  Tenia  mucbos  arboles  frutales  que  que- 
ria  librar,  para  lo  cual  me  basto  circundar  el  tronco  a  los  10  6  12  cen- 
ti'metros  de  altura  con  jabon  verde  mezclado  con  algo  de  tabaco.  Todos 
se  salvaron;  los  de  los  jardines  proximos,  lodos  los  manzanos  y  perales 
de  sidra  de  los  campos,  sufrieron  por  el  conlrario  grandi'simos  estra^os. 
Mi  recoleccion  de  frula  fud  abundante  y  la  sola  que  hubo  en  el  pais.  Las 
orugas  en  niimero  considerable  subian  hasla  el  cerco  de  jabon  y  en  se- 
guida  se  bajaban,  sin  que  ninguna  llegase  a  pasarlo. 

Aiin  hubieran  sido  may  ores  los  estragos  del  ano  siguiente,  porque 
los  arboles  se  hallaban  plagados  de  nidos  de  orugas ,  y  en  las  ramas  pe- 
queuas  banadas  por  los  rayos  del  sol,  unos  enjambres  de  mariposas  de- 
positaron  tal  numero  de  huevos  en  forma  de  anillos,  que  cada  uno  do 
estos  podia  dar  de  350  a  400  individuos.  Asegureme  de  ello  poniendo 
algunos  en  vasos  a  la  temperatura  de  22  6  24  grades.  Al  cabo  de  Ires 
dias  salieron  ya  las  oruguillas.  Por  fortuna  hubo  en  marzo  algunos  dias 
hermosos  para  el  nacimiento  general  de  las  orugas;  luego  sobrevinieron 
lluvias  frias  y  lodas  desaparecieron ,  librandose  el  pais  de  tan  terrible 
plaga. 

Recuerdo  aiin  que  las  orugas,  casi  al  final  de  su  exislencia,  se  ren- 
nieron  sobre  los  arbolillos  en  bolas  tan  gordas  como  cabezas,  y  que  bas- 
laba  para  separarlas  untar  de  aceite  algunas  por  medio  de  una  vara  lar- 
ga;  toda  la  masa  se  deshacia  cayendo  al  pi(5  del  arbol. 

En  los  paises  calidos  principalmente  ha  de  ponerse  gran  cuidado  en 
la  destruccion  de  las  chinches.  Alii  los  animalillos,  como  les  llaman,  se 
multiplican  con  una  horrorosa  rapidez.  Kunca  olvidard ,  que  hallandome 
hospedado  en  Burdeos  en  1838  en  una  de  las  fondas  de  mas  fama  de  esa 
hermosa  y  gran  ciudad ,  me  desperlo  por  la  noche ,  aunque  estaba  muy 
cansado,  un  considerable  numero  de  chinches  que  me  devoraba.  Quejeme 
por  la  mauana  a  la  dueua  de  la  fonda  del  engauo  que  habia  sufrido,  y  la 
dije  que  me  iba  a  mudar:  Como  V.  guste,  Caballero,  me  contesto  can- 
didamente,  pero  al  mudar  de  fonda  no  hard  V.  mas  que  mudar  de  chin- 
ches. La  di  el  remedio  para  librarse  de  ellas;  i  lo'habra  puesto  en  ejecu- 
cion? 

Cediendo  a  las  repelidas  siiplicas  de  varias  personas,  he  creido  que 
debia  publicar  estos  hechos,  que  me  eran  conocidos  de  anliguo,  que  he 
contado  a  quien  los  ha  querido  oir,  y  que  otros  muchos  saben  ya  tan  bien 
como  yo. 

Tal  vez  se  me  diga  por  que  no  los  he  publicado  en  181 1.  Contesto  que 


128 
me  parecio  suficiente  darlos  a  conocer  de  viva  voz  para  que  sc  propaga- 
sen  generalinente,  auadiendo  quo  mas  vale  lardc  que  nunca,  cuando  aiin 
seWiizga  litil  la  publicacion. 

Observaciones  de  Mf.  Desprelz  con  motivo  de  esta  comunicacion,  Con- 
cluida  la  leclura  de  Mr.  Thenard ,  pidio  Mr.  Despretz  la  palabra  para  dar 
a  conocer  iin  procedimiento  que  le  ba  dado  un  completo  resullado. 

En  1853,  despues  de  una  ansencia  de  dos  mescs,  cncontro  su  alcoba 
invadida  de  chinches,  de  las  cuales  no  babia  ni  una  antes  de  dicho  tiem- 
po,  siendo  probable  que  las  madres  hubieran  ido  en  algun  libro  viejo.  Puso 
en  dos  6  tres  escarificadores  algunas  barras  de  azufrc,  calentandolas  de 
raodo  que  se  inflamo  esta  sustancia.  Repiti6  la  esperiencia  dos  veces  en 
24  boras,  renovando  en  seguida  el  aire  de  la  habitacion.  Luego  puso  ri  ca- 
lentar  ligeramente  en  dos  6  tres  crisoles  una  mezcla  de  cal  y  sal  amonia- 
co,  repitiendo  la  operacion  otras  dos  veces  en  el  mismo  tiempo  marcado. 
Despues  abrio  las  ventanas,  se  sacudieron  los  libros,  las  manias,  etc.,  y 
las  chinches  desaparecieron. 

La  ventaja  del  acido  sulfuroso  es  la  de  penetrar  en  los  agujeros,  grie- 
tas,  etc. 

Casi  es  innecesario  adverlir,  que  antes  de  principiar  la  esperiencia  se 
han  de  quitar  de  la  habitacion  todos  los  objetos  de  hierro  6  acero,  6  los 
que  tengan  algunas  piezas  de  lo  mismo,  como  sucede  en  los  relojes,  etc. 

El  desprendimiento  del  gas  amoniacal  despues  de  la  produccion  del 
acido  sulfuroso  es  rauy  esencial.  Si  dicho  acido  no  estuviese  salurado  de 
alcali,  al  momento  se  convertiria  en  acido  sulfurico  por  el  concurso  del 
oxigeno  y  el  vapor  de  agua  del  aire  atmosferico,  y  quemaria  el  papel,  la 
ropa  blanca,  etc.,  que  se  hubiesen  impregnado  de  ^1. 

Resulta,  pues,  de  esta  prueba,  que  el  acido  sulfuroso  no  solo  destru- 
ye  las  chinches,  sino  tambien  los  huevos. 

Facil  es  de  hacer  dicho  esperimento,  solo  que  no  sc  puede  dormir  en 
la  habitacion  sin  haber  renovado  antes  el  aire  muchas  veces,  para  que  des- 
aparezca  el  olor  del  gas  dcido  sulfuroso  6  del  amoniacal,  para  lo  cual 
basta  con  uno  6  dos  dias. 

Rdstanos  auadir,  que  se  encontraron  algunas  chinches  en  las  junturas 
de  la  cama  de  hierro,  pero  untadas  con  un  poco  de  esencia  de  tremonti- 
na,  basto  para  que  muriera  inmediataniente  hasta  la  ultima. 


N."  3.--REVISTA  DE  CIENCI AS. -il/arso  1856. 


CIENCI4S  EX4CTAS. 

ASTROMOMIA. 


Eslrellas  observadas  y  desaparecidas; par  Mr.  Cuacornac. 

(Cosmos,  ^'rt Julio  I8r>5.) 

JDjl  7  (le  agoslo  de  1852,  a  las  IS"*  me  ocupaba,  dice  Mr. 
Chacornac,  en  determinar  la  posicion  de  una  eslrella  de  7.^ 
a  8/  magnitud,  situada  enire  dos  de  9.'  hacia  las  21''  36"  5' 
de  ascension  recta  y  — 14°  33', 9  de  declinacion.  Dichas  estre- 
llas  se  hallaban  en  el  limite  de  una  cuadricula  que  forme  en- 
tonces  con  objeto  de  descubrir  los  pequeuos  planetas.  Al  dia 
siguiente  solo  comprobe  en  la  referida  carta  las  partes  en 
que  se  habian  situado  las  eslrellas  pequefias,  y  iinicamenle  al 
concluirla,  que  fue  el  20  del  mismo  mes,  volvi  a  ocuparrae 
nuevamente  de  las  mencionadas  tres  estrellas.  Sorprendi6me 
sobremanera  el  observar  que  habia  desaparecido  la  de  7.' 
magnitud,  al  paso  que  lasde  9.*  se  hallaban  exactamenle  en 
el  sitio  que  la  carta  les  asignaba.  Convencido  que  no  podia  ha- 
ber  error  en  ella,  trate  al  momento  de  buscar  osa  estrella  en 
la  hipolesis  dCjser  un  planeta  en  relrogradacion.  Al  efecto 
forme  una  carta  de  las  eslrellas  circunvecinas  hasta  la  de  9.* 
magnitud,  y  desde  el  30  de  ;\gosto  comprendia  dicha  carta  en 
sentido  de  la  retrogradacion  14  grados  en  ascension  recta  de 
la  posicion  de  la  indicada  estrella,  y  8  y  10  grados  de  latilud 
a  uno  y  otro  lado  de  la  ecliplica:  entonces  supe  que  en  la 
misma  region  acababa  de  descubrir  Mr.  Hind  el  planeta 
Melpomene,  que  era  mas  pequefio  que  las  eslrellas  de  (pie  nie 

TOSIO  VI.  9 


130 
ocupaba.  Abamione  pues  mi  tarca  dc  buscarla  para  conli- 
iiuar  activamente  mis  carlas,  crcyeiulo  que  seria  una  cslrclla 
variable,  y  dcsde  enlonccs  no  ha  vuello  a  aparccer. 

El  30  de  diciembre  de  1852  situe  una  cslrclla  de  1).^ 
magniUid  en  las  8''  47", 3, +17°  44',0,  al  lado  de  otra  muy 
roja  de  6/  magnitud,  cuya  posicion  comprobe  un  auo  despues, 
el  4  de  diciembre  de  1853,  siendo  enlonces  invisible,  y  sin 
que  haya  vuello  a  verse  posleriormenle. 

El  0  dc  Julio  de  1853  marque  en  mi  carla  una  eslrella  de  9.' 
magnitud,  situada  ccrca  de  una  nebulosa  y  a  pocos  minulos  de 
otra  dc  7.",  la  cual  no  trate  de  buscar  dc  nuevo  hasta  el  ano 
siguienle.  Al  comprobar  en  19  de  mayo  de  1854  la  posicion 
de  estas  eslrellas,  observe  que  habia  desaparecido  la  de  9." 
magnitud.  Repclida  varias  veces  la  observacion  en  el  ano  ul- 
timo, no  se  dejo  ver  en  el  lugar  que  ocupaba  el  5  de  julio 
de  1853,  que  era  16''  8",8,  —22°  51',0. 

El  5  dc  oclubre  de  1853distingui  una  eslrella  de  12. 'mag- 
nitud en  una  region  en  que  mi  carla  no  prescnlaba  ninguna, 
y  eso  que  era  muy  completa:  la  anote  con  su  signo,  y  al  dia 
siguienle  trale  de  comprobar  su  posicion.  Las  nubes  solo  me 
dejaron  hacer  un  breve  reconocimiento,  pero  que  me  basto 
para  advcrtir  que  babia  desaparecido  del  lugar  en  que  la  ha- 
bia siluado  la  vispera;  y  no  pude  descubrirla  en  las  inraedia- 
ciones,  ni  en  esa  noche  ni  en  las  siguienles,  a  pesar  de  mis 
trabajos  seguidos  asiduamente.  Dcsde  aquella  no  la  he  vuello 
a  ver  en  el  silio  que  ocupaba  el  7  de  oclubre,  y  que  era  O'' 
44",4,  +  8"4G',2. 

Terminando  el  30  de  diciembre  de  1853  una  region  poco 
cstensa  de  una  de  mis  carlas,  situe  al  lado  de  una  eslrella  de 
8.'  magnitud  olra  de  11.''  en  las  3''  33",7,+20''  51',0;  pero 
el  20  de  cnero  ya  no  eslaba  alii.  La  he  buscado  como  planela 
sin  poderla  hallar  olra  vez,  ni  lampoco  se  ha  presenlado  como 
variable. 

El  10  de  enero  de  1854  note  la  desaparicion  de  una  eslre- 
lla de  11.'  magnitud  que  habia  siluado  en  mis  cartas  del  4  de 
seliembre  al  29  de  noviembre  de  1853  hacia  las  4''  26", 9, 
-|-21"  24', 8.  He  querido  buscarla  como  planeta,  pero  sin  re- 
sultados:  no  se  ha  vuello  a  presenlar. 


131 

El  8  de  abril  de  1833  piise  una  estrel.la  de  11/  magnilud 
en  las  11''  3°', 3,  +6°  J>4',0,  la  cual  lenia  precisaraenle  la 
misma  ascension  recta  que  una  de  9.*,  a  la  que  se  hallaba 
muy  proxima.  El  15  del  mismo  raes  habia  desaparecido,  y  no 
pude  volverla  a  ver  ni  el  16  ni  el  17  a  causa  de  la  presencia  de 
la  luna.  El  18  conoci  que  era  el  planeta  Temis,  acabado  de 
descubrir  por  Mr.  de  Gasparis. 

El  30  de  Julio  de  1854  continue  una  carla  principiada 
en  26  de  enero  del  misrao  afio,  y  en  la  que  solo  pude  traba- 
jar  entonces  aprovechaudo  algunas  claras  que  bubo  en  las  no- 
ches  del  30  y  31  de  dicho  nies;  y  adverli  que  habian  desapa- 
recido dos  eslrellas:  una,  de  11.'  magnitud,  no  se  volvio  a  ver 
hasta  raas  adelante  con  el  gran  anteojo  de  11  pulgadasde  luz, 
y  se  presento  solo  como  de  13.'  magnitud;  la  olra,  tanibien 
de  11.',  no  se  ha  vuelto  a  ver.  Su  posiciou  era  iSu  27",5, — 
4"  15,0. 

El  27  de  diciembre  de  1853  situe  en  el  limite  de  una  de 
mis  cartas  que  estaba  sin  concluir  una  estrella  de  10/  magni- 
tud entre  otras  dos  de  8.'  a  9.*,  muy  proxiraas  una  de  otra, 
y  puse  al  lado:  estrella  triple  con  lodas  sus  letras.  El  26  de 
marzo  de  1854  habia  desaparecido  la  de  10."  magnitud,  sin 
que  haya  podido  descubrirse  olra  vez,  a  pesar  de  haberla  bus- 
cado  como  planeta  y  como  variable.  La  estrella  doble  esia 
hacia4hl4",6.-f23''  58',0. 

El  19  de  Julio  situe  una  estrella  de  10/  magnilud  en  las 
21''  7"',0,— 15"  5'.0;  era  el  planeta  Urania,  descubierto  por 
Mr.  Hind. 

En  ese  mismo  dia,  y  cerca  de  dicho  punto,  faltaba  tani- 
bien una  estrella  de  9.*  magnitud  que  se  puso  en  enero 
de  1834  hacia  21"^  28",2,  —12"  53',  no  habiendose  dejado  ver 
desde  entonces. 

Una  estrella  de  11.*  magnilud  situada  el  26  de  octubre 
de  185i  en  las  7''  30", 3,  4-23"  54', 7,  y  que  no  pude  ver  en 
11  de  enero  de  1855  ni  ulteriormente,  bien  por  mis  ocupa- 
clones,  6  bien  por  eslar  nublado  el  cielo,  ha  desaparecido  sin 
duda,  pues  no  ha  sido  dable  verla  de  nuevo,  a  pesar  de  ha- 
berla buscado  como  planeta  y  como  variable. 

En  in  hora  9.%  y  muy  recienlemente,  hau  desaparecido 


132 

(los  estrellas;  cl  1"  dc  enero  de  18;)5  no  se  volvio  a  ver  una 
de  10. '^  magnilud  quo  se  liubo  de  fijar  a  fin  dc  1854,  siendo  en 
la  aclualidad  complctamente  invisible. 

El  19  de  marzo  de  18o5  era  lambion  invisible  olra  estio- 
11a  de  11.*  magnilud,  situada  en  la  carta  el  25  de  enero  del 
raismo  ano. 

Las  observaciones  ulteriores  no  ban  podido  descubrir  nue- 
vamenle  eslas  dos  ultimas  estrellas. 

Para  que  secomprenda  la  posibilidad  dc  quesepasen  lanlas 
estrellas,  dire  que  al  formar  rapidanientc  mis  cartas  mc  ho 
visto  con  frecuencia  precisado  a  dejar  para  otra  ocasion  com- 
probacioncs  atrasadas  a  causa  del  tiempo  miblado,  para  ocu- 
parme  de  las  estrellas  en  oposicion,  Cuando  se  trata  de  las  de 
pequena  magnilud,  su  escasa  elevacion  sobre  el  horizonte,  la 
proximidad  de  la  luna,  la  gran  claridad  que  difunde  en  la 
epoca  de  su  oposicion,  las  claras  parciales  son  otras  tan- 
tas  causas  que  exijen  el  hacer  observaciones  en  diferentes 
puntos  del  cielo  y  en  una  misraa  noclie;  obligando  tambien  la 
pertinacia  del  mal  tiempo,  6  la  mucha  claridad  de  la  luna,  a 
quese  dejen  semejantes  comprobaciones  para  despues  de  rau- 
chos  meses.  En  ese  caso  los  trabajos  alrasados  de  comproba- 
cion  se  acumulan,  la  raarcha  sideral  del  cielo  hace  que  scan 
estas  cada  vez  mas  dificiles,  y  cuando  se  emprenden  de  nue- 
vo  ya  ha  desaparecido  una  estrella,  perdiendose  asi  en  bus- 
carla  inutilraente  los  dias  hermosos.  Por  otra  parte,  atorraen- 
tado  por  el  deseo  de  comprobar  las  cartas  completas  de  las 
regiones  opuestas,  6  de  emprender  la  formacion  de  cartas  de 
las  horas  siguienles,  resulta  una  perplejidad  que  no  siempre 
permile  decidir  cual  es  el  partido  mejor  que  haya  de  tomarse. 
Finalmente,  si  se  considera  que  mis  cartas  solo  se  estienden 
a  2^"  a  uuo  y  otro  lado  de  la  ecliptica,  se  vera  que  el  plane- 
ta  Pa'as,  por  ejerapio,  las  pasa  en  8  dias;  siendo  facil  de 
deducir  por  conclusion,  que  son  muy  dificiles  de  hallar  los 
planelas  pequefios  cuyas  orbitas  tienen  una  gran  inclinacion, 
aun  15  dias  despues  de  una  de  sus  apariciones  en  dichas 
cartas. 


133 


Melodo  cierto  de  delerminar  los  colores  de  las  estrellas.  Del 
especlro  electrico,  y  observaciones  sobre  la  luz  y  las  man- 
chas  del  Sol;  por  el  P.  Secchi. 

(Bibliot.  univ.  de  Giaeb.,  octuhre  ^8^5.) 

La  determinacion  del  color  de  las  estrellas  es  un  proble- 
ma  de  Astronoraia  fisica  que  ofrece  un  vivo  interes;  pero  su 
solucion  es  muy  dificil.  Efectivamente,  porunlado  nosepue- 
de  pensar  en  servirse  de  las  sustancias  coloreadas  como  ter- 
minode  coraparacion;  por  olro,  es  tambien  imposible  compa- 
rar  el  color  de  una  estrella  con  el  espectro  solar,  y  elespectro 
que  producen  las  luces  artificialesordinariaspresenta  uncorlo 
numero  de  rayas  que  sirvan  de  puntos  de  parlida. 

El  sabio  director  del  observatorio  del  Colejio  Romano, 
despues  de  haber  ensayado  en  este  sentido  los  espectros  que 
producen  las  diversas  fuentes  luminosas,  luvo  la  idea  de  va- 
lerse  de  la  luz  de  la  chispa  electrica,  que  se  puede  modificar 
y  variar,  empleando  para  producirla  corrientes  de  inlensidad 
distinta,  y  haciendola  salir  de  unos  polos  formados  de  raela- 
les  diversos.  El  P.  Secchi  se  ha  ocupado  del  estudio  del  es- 
pectro electrico.  Su  melodo  consiste  naluralmente  en  obser- 
var  las  rayas  que  presentan  los  espectros  producidos  en 
diferentes  circunstancias,  determinando  tambien  su  posi- 
cion,  bien  a  la  simple  vista,  6  por  medio  de  medidas  exac- 
tas.  El  procedimiento  que  usa  para  dar  fijeza  suficiente  a  la 
luz  de  la  chispa  es  muy  sencillo.  Al  efecto  ha  mandado  hacer 
unas  ruedecitas  de  diversos  metales,  cuyo  bordesehalle  aca- 
nalado  como  sucede  generalmente  con  las  cabezasde  los  tor- 
nillos  de  presion  de  los  inslrumentos.  El  eje  metalico  de  la 
rueda  coraunica  con  uno  de  los  polos  de  la  pila,  y  un  peque- 
no  muelle  que  comunica  con  el  otro,  compueslo  del  mismo 
metal  que  la  rueda,  va  a  ludir  en  ella:  haciendo  que  de  vuel- 
tas  rapidamente,  se  suceden  las  chispas,  permaneciendoper- 
ceptiblemenle  en  el  misrao  higar. 

Si  se  emplea  una  corrienle  de  intensidad  moderada,  el 
espectro  se  com  pone,  no  de  rayas  oscuras  sobre  un  fondo  co- 
loreado  segun  sucede  en  el  especlro  solar,  sine  de  unasbri- 


134 

llanles  sobre  fondo  proporcionalmente  oscuro.  Para  eslo  bas- 
la  dejar  que  llegue  el  especlro  eleclrico  que  se  crea  mas  a  pro- 
posilo  al  campodel  anleojo  con  que  se  observe  una  eslrella, 
per  cuyo  medio  se  obtendran  puntos  de  comparacion  que  per- 
miian  apreciar  el  color.  Aumenlando  6  disminuyendo  la 
corriente  electrica,  sera  posible  conseguir  que  el  brillo  de 
una  raya  sea  igual  al  dellJastro  que  se  observa.  De  aqui  re- 
sullaria  tambieu  un  procedimiento  fotometrico  que  facllitase 
determinar  la  inlensidad  luminosa  segun  la  fuerzade  la  cor- 
riente. 

Cuando  esla  es  rauy  energica  (50  elementos  de  Bunsen  de 
gran  dimension), el  fenomeno  es  algo  diferente,  observandose 
enlonces  las  mismas  rayas  brillantes;  pero  el  intervalo  que 
las  separa  en  vez  deser  oscuro  se  vuelve  brillante,  y  no  se 
observan  en  el  rayas  oscuras. 

Estos  lillimos  esperinientos  indican  al  parecer  que  la  luz 
(le  los  melaies  en  combustion  no  produce  en  realidad  rayas 
perceplibles  en  el  espectro.Efectivaraente,  si  se  aplican  cua- 
lesquierametales  a  la  llama  de  un  soplete  degashidrogeno  y 
oxigeno,  no  se  obtienen  las  rayas  del  espectro  que  se  obser- 
van con  la  chispa  electrica;  cuyos  cases  son  lambien  al  parecer 
favorables  a  la  opinion  de  Angstrom,  quien  admite  la  exis- 
tenciade  dos  espectros  sobrepuestos  en  el  de  la  chispa  elec- 
trica. 

Independientemente  de  su  interes  practice,  pueden  condu- 
cir  estas  esperiencias  a  ciertas  mejoras  leoricas  acerca  de  la 
naluraleza  de  los  astros,  y  del  Sol  particularmente.  Yeamos 
corao  seesplica  el  P.  Secchi  sobre  esle  particular. «  He  dicho 
ya  anteriorraente  que  pudiera  considerarse  el  espectro  solar, 
en  razon  de  sus  innumerablesrayos  (1),  como  resullado  de  la 
superposicion  de  todos  los  espectros  artificiales  de  la  chispa 
electrica;  y  aliora  anado  que  la  diferencia  que  ofrece  el  es- 
pectro producido  por  simple  combustion  confirma  al  parecer 


(l)  El  alitor  considcra  aqui  el  espectro  solar,  no  como  si  se  formase 
dc  una  luz  continua  corlada  solamentc  por  las  rayas  oscuras  do  Fraun- 
hofer,  sine  como  compuesto  de  multitud  do  rayas  brillantes  situadas  unas 
muy  cerca  de  otras. 


135 

la  opinion  de  \V.  Herschel  y  de  Ampere,  que  creian  que  el 
calor  se  producia  por  corrientes  eleclricas  mas  bien  que  per 
una  verdadera  combustion  en  el  sentido  general  de  esta  pa- 
labra.  Digo  que  confirma  al  parecer  la  referida  opinion, 
porque  nueslros  esperimenlos  prueban  solamente  que  a  la 
temperatura  que  se  obtiene  con  el  soplete  de  hidrogeno  y  oxi- 
geno  no  se  observan  las  mismas  rayas,  pero  pudiera  suceder 
que  se  manifestasen  en  una  temperatura  mucho  mas  elevada, 
como  es  la  de  la  chispa.  Sin  embargo,  si  reflexionamos  sobre 
la  totalidad  de  fenomenos  que  esa  misma  chispa  produce,  no 
podemos  negarnos  a  conceder  al  menos  que  se  verifique  en  es- 
le  caso  una  operacion  sm  ^'enens  distinta  de  una  simple  com- 
bustion, porque  el  calor  y  la  luz  que  se  desprenden  estan 
completamente  fuera  de  proporcion  con  la  corta  canlidad  de 
materia  que  entra  en  combinacion  quimica.  El  astronorao 
que  acabamos  de  citar  decia  por  otra  parte:  dificilmenle  po- 
driamosimaginarnos  la  existencia,  en  el  Sol,  de  una  fuente 
perenne  de  tanto  calor  sin  alteracion  aparente  ni  disminu- 
cion  apreciable  desde  las  epocas  mas  remotas,  a  no  ser  las 
corrientes  electricas.w  ^Y  no  pudiera  suceder  que  estuviese 
sostenida  alii  la  fuerza  electrica  tan  energicamente  por  el 
mismo  principle  que  sustenta  en  grade  mucho  raenor  la  pola- 
rizacion  en  los  imanes?  Poseemos  hoy  bases  cienliflcas  mucho 
mas  seguras  que  leniamos  antes  para  no  despreciar  esta  hi- 
potesissin  dignarnos  examinarla;  una  de  las  razonesimportan- 
tes  puede  sacarse  de  la  poderosa  accion  magnetica  del  Sol, 
quese  halla  demoslrada  en  el  dia;  y  lo  mismo  sucede  con  la 
coincidencia  de  los  periodos  de  las  manchas  del  Sol  con  los 
de  maximo  y  minimo  de  variaciones  en  los  elementos  mag- 
neticos. 

El  autor  concluye  describiendo  algunas  observaciones 
nuevas  acerca  de  las  manchas  del  Sol.  La  idea  que  ha  llega- 
do  a  formarse  de  la  estruclura  de  ellas,  es  la  de  considerarlas 
como  una  inmensa  hendidura  en  la  capa  luminosa,  produci- 
da  tal  vez  por  la  espansion  de  los  gases  en  lo  interior  del 
cuerpo  solar,  debiendo,  despues  de  la  salida  de  estos,  precipi- 
tarse  la  materia  fliiida  luminosa  desde  todos  los  puntos  del 
contorno  de  la  mancha  para  ir  a  llenar  el  vacio  que  se  hubie- 


136 

sc,  formado.  El  P.  Secchi  se  inclina  a  creer  que  no  es  gaseosa 
la  foloslera,  sino  mas  bien  analoga  a  la  lava  tie  nueslros  vol- 
e  a  lies. 


OEODESI^t. 


Sobre  la  alraccion  que  los  montes  de  Himalaya  y  de  las  re- 
giones  elevadas  que  esldii  mas  alia,  tienen  en  la  plomada  en 
la  India;  por  Mr.  Pratt. 

(L'lnslitul,  30  mw/olSbS.) 

Principia  el  autor  por  advertir  que,  segun  lodos  saben  muy 
bien  hoy,  la  atraccion  de  los  montes  Himalaya  y  regiones  ele- 
vadas que  hay  mas  alia  de  ellos  ejerce  una  influencia  apre- 
ciable  en  la  plomada  en  el  N,  de  la  India;  cuyo  hecho  se  ha 
comprobado  durante  la  gran  operacion  geodesica  verificada 
en  aquel  pais.  La  triangulacion  ha  ofrecido  una  diferencia  de 
latitud  de  5"  23'  42", 294  enlre  las  dos  estaciones  eslremasde 
la  division  septentrional  del  arco,  a  saber  Kaliampur  y  Ka- 
liana,  siendo  asi  que  lasobservaciones  astronomicas  dan  la  de 
5°  23'  37", 058,  que  es  3", 236  menor  que  la  primera. 

Las  operaciones  geodesicas  sonintachables,  6  al  menosasi 
resulta  al  parecer  de  la  siguiente  prueba.  Habiendose  raedido 
con  la  mayor  escrupulosidad  en  los  estremos  del  arco  dos  bases 
de  7  millasproximaraenle  de  desarrollo,  y  calculado  lalongi- 
tud  de  la  base  septentrional  por  la  de  la  meridional,  medidacon 
auxiliode  una  cadena  de  triangulos  que  comprendia  unas  370 
millas,  se  nolo  solamente  una  diferencia  de  0,6  de  pie  entre 
la  longitud  medida  y  la  calculada,  lo  cual  produciria  linica- 
inente  en  la  latitud  la  de  0",006,  caso  do  que  existiera  toda 
eila  en  elmeridiano.  Por  consiguienle  la  diferencia  de  5", 236 
hade  atribuirse  a  cualquier  otra  causa;  siendo  la  que  se  pre- 
senta  por  si  misma  como  mas  probable  la  alraccion  por  parte 
de  las  masas  acumuladas  on  tan  gran  abuiidancia  on  el 
N.  del  arco  indio.  Facil  es  de  ver  que  dicha  fuerza  perturba- 
Iriz  obra  en  la  direccion  requerida  para  disminuir  la  diferen- 


137 

cia  delalitud  astronomica  enlre  ambas  eslaciones.  Averiguar 
si  la  causa  designada  esplica  el  error  de  la  dilerencia  de  lati- 
tud  y  tambien  la  canlidad  que  produce  en  el  de  la  direccion, 
tal  es  la  cuestion  que  se  ha  propuesto  dilucidar  el  aulor  en  la 
presente  menioria. 

Pudiera  parecer  a  primera  vista,  que  si  tiene  tanta  influen- 
cia  como  se  supone  la  atraccion  de  las  raontanas  debe  alte- 
rar  las  operaciones  geodesicas,  porque  al  observar  la  latitud 
6  deprcsion  de  una  estacion  tal  como  se  distingue  desde  otro 
punto,  ha  de  enlrar  necesariamente  en  los  calculos  el  error 
de  la  ploraada.  Sin  embargo,  el  aulor  prueba  con  el  analisis 
matematico  que  os  enteramente  inapreciable  el  efecto  de  la 
alraccion  de  las  montauas  en  las  operaciones  geodesicas,  y  que 
evidenlemente  se  ha  de  atribuir  a  la  operacion  astronomica 
ladiferencia  de  latitud  que  exije  la  correccion.  Los  resultados 
obtenidos  porel  coronel  Everest  en  las  tentativas  para  deter- 
minar  astronomicamente  el  acimut  respeclivo  en  7  estaciones, 
confirman  al  parecer  esto  mismo. 

Para  probar  cuan  importante  es  tener  en  cuenta  la  atrac- 
cion de  las  montanas  en  el  problema  delicado  de  la  determi- 
nacionde  la  figura  de  la  tierra,  examina  el  autor  el  efecto  de 
un  ligero  error  en  la  diferencia  de  latitud  de  los  estrenios  de 
un  arco  sobre  el  valor  que  se  deduce  como  elipticidad  de  la 
tierra.  Presentandose  dos  cantidades  incognitas  en  la  determi- 
nacion  del  esferoide  de  revolucion  que  mejor  concuerda  con 
la  forma  de  la  tierra,  a  saber,  a  radio  del  Ecuador  y  « la  elip- 
ticidad, se  necesitan  dos  arcos  para  determinarlas.  Elije  el  au- 
tor el  arco  ruso,  medido  cerca  del  Cabo  Norte,  como  el  que 
reune  mas  veniajas  para  combinarlo  con  la  porcion  septen- 
trional del  arco  indio;  y  prueba  que  un  error  de  5",236  de 
menos  en  la  amplitud  del  ultimo  disminuiria  el  valor  de  la 
elipticidad  resultante  de  los  dos  arcos  en  ^v  proximamente  de 
ia  elipticidad  total.  Si  el  efecto  de  la  atraccion  de  las  monta- 
nas es  tan  poderoso  como  lo  halla  por  el  calculo  Mr.  Pratt 
do", 883  en  la  porcion  septentrional  del  arco  indio),  dismi- 
nuiria la  elipticidad  j  i  y  aun  mas  i  t  si  se  emplease  todo  el 
dicho  arco  indio  de  Kaliana  a  Damargia. 

Pasa  luego  el  aulor  al  desarrollo  de  sumelodode  calculo. 


138 

y  despues  a  la  reduccion  de  sus  formulas  a  numeros,  de 
acuerdo  con  los  mejores  dalos  que  ha  logrado  reunir. 

Primeramente  trata  de  hallar  una  espresion  de  la  alrac- 
cion  horizoiUal  de  un  prisma  de  la  corteza  lerrestre  apoyado 
en  una  pequcna  base  dada,  de  escasa  altura  y  situada  a  cier- 
ta  distancia  angular  dada  tambien  (medida  desde  el  centro  de 
la  lierra)  de  una  eslacion  A  en  que  se  quiere  averiguar  la 
atraccion.  En  los  casos  en  que  se  usa  dicha  espresion  se  re- 
duce sin  error  sensible  a 


en  la  cual  M  es  la  raasa  atrayente,  a  la  cuerda  que  une  su 
base  con  A,  y  fl  el  angulo  subtendido  por  la  misma  cuerda  en 
el  cenlro  de  la  tierra. 

Aplicando  la  referida  espresion  al  problema  de  que  se 
Irata,  divide  el  aulor  en  seclores  la  superficle  de  la  lierra  por 
medio  de  pianos  verlicales  situados  a  distancias  angulares 
iguales;  cuyos  sectores  se  subdividen  luego  con  circulos  me- 
nores,  de  los  que  es  A  polo  comun,  resultando  de  esle  modo 
dividida  loda  la  superficie  en  cuadrilaleroscurvilineos.  Busca 
luego  la  ley  en  virlud  de  la  cual  hayan  de  crecer  los  radios 
de  los  circulos  menores,  para  que  la  alraccion  horizontal  de 
la  porcion  de  corleza  que  se  apoya  en  uno  de  dichos  cuadri- 
laleros  pueda  ser  igual  al  producto  de  su  altura  y  de  su  den- 
sidad  media  por  una  cantidad  constante,  independiente  de  la 
distancia  del  cuadrilalero  a  A.  Si  a  y  « -f  'P  son  los  radios  an- 
gulares de  dos  circulos  menores  consecutivos,  resulta  entonces 


tW^) 


(P  cos  ■ 

=  a  una  cantidad  constante  =  c. 


sen 


a-^r) 


Para  fijar  el  valor  de  esa  constante,  hace  Mr.  Pratt  «P=  A  » 
cuando  ^  y  «  sean  infinitamente  pequenas,  lo  cual  da  c  —  ii. 
La  ccuacion  anterior  puede  resol verse  en  ese  caso  numerica- 


139 
mente  con  aproximacion  suficienle.  Asi  se  calcula  una  labia 
de  radios  de  los  circulos  menores  sucesivos.  Las  dislancias  se 
marcan  en  una  carla  6  globo,  y  se  Irazan  los  circulos  y  lineas 
que  dividen  la  supeiTicie,  faltando  ya  solamenle  cerciorarse 
de  las  alturas  medias  de  las  niasas  que  se  alzan  en  los  com- 
parlimientos  designados  en  la  forma  referida. 

Acorapana  a  la  Memoria  una  lamina  que  representa  un 
bosquejo  del  continenle  asialico,  en  la  que  se  ha  Irazado  una 
figura  poligonal  DEFGIIIJKL  (que  para  mayor  co- 
raodidad  llama  espacio  circunscrito  el  autor),  que  senala  los 
limiles  de  una  masa  irregular,  linica  parte  de  lasuperficie  de 
la  tierra  que  ejerce  al  parecer  en  la  India  efecto  sensible  en 
la  plomada. 

I)  E  F  esh  cadena  del  Himalaya  con  una  inflexion  en^ 
del  Noroeste  a  la  izquierda;  al  Esle  por  el  Sur  a  la  derecha; 
F  G  otra  cadena  que  va  a  la  mesela  de  Yu-Nau  hacia  el  25" 
de  latilud  y  103°  de  longitud;  G  H\n  cadena  de  montaiias  de 
Yun-Lesig,  que  cuenta  numerosos  picos  cubierlos  de  nieves 
perpetuas;  HI  es  la  de  Inshan;  /  /  la  de  King-Khan,  suma- 
mente  escarpada  por  la  parte  de  Oriente,  pero  no  por  la  de 
Oeste;  y  los  pasos  que  ofrece  se  dice  que  eslan  a  5525  pies 
sobre  el  nivel  del  mar;  J  K  es  e\  Altai,  cuyo  pico  mas  alto 
tiene  10800  pies  y  la  altura  media  8000,  inclinandose  la  ca- 
dena al  Este;  A'  L  se  ha  tomado  en  un  principio  como  una 
cadena  de  montanas,  pero  luego  se  ha  conocido  que  es  una 
linea  interrumpida;  L  D  es  la  cadena  de  Bolor,  que  sube  a 
una  altura  igual  a  la  de  Hindoo-Koosh.  Hay  ademasotrasdos 
cadenas  que  corren  en  el  espacio  circunscrito  paralelamente 
al  Altai  y  al  Himalaya  meridional,  que  son:  la  de  Thian-Schan 
6  MontaQas  Celestes,  y  la  de  Kuen-Luen,  que  escontinuacion 
del  Hindoo-Koosh,  y  se  elevan  desde  2558  pies  hasta  20000 
proximamente  cerca  de  Herat,  donde  se  une  con  la  cadena  de 
Bolor;  pero  de  lo  que  hemos  de  ocuparnos  aqui  principal- 
mente  es  de  la  elevacion  del  espacio  circunscrito,  porque 
cuando  distan  mucho  entre  si  las  cadenas  de  montanas,  no 
ejercen  mas  infUiencia  que  la  de  las  mesetas  elevadas. 

Antes  de  doscribir  el  pais  comprendido  enloslimitcs  que 
acabamos  de  indicar,  presenta  el  autor  una  ojeada  general  d* 


140 

las  partes  que  hay  en  lo  eslerior,  y  de  la  cual  rcsulta  que  los 
calculos  puedeii  limilarsc  al  espacio  circunscrito.  Pasa  luego 
a  dar  nolicia  detallada  de  la  naluraleza  del  pais  que  hay  en 
lo  interior  de  los  limites  de  ese  espacio,  principiando  por  el 
Himalaya,  que  se  eleva  de  pronto  en  las  llanuras  de  la  India  a 
4000  pies  y  aun  mas,  cubriendo  un  vasto  espacio  quebrado  de 
100  a  200  millas  de  ancho,  que  sube  a  grandes  alluras;  qui- 
zas  hay  200  ciispides  que  pasan  de  18000  pies,  llegando  has- 
ta  28000  las  mas  elevadas.  La  base  general  en  que  se  apoyan 
dichos  picos  se  eleva  gradualmente  de  9000  a  10000  pies  para 
ir  a  parar  a  la  gran  meseta  Norte  de  la  cadena.  El  caracter 
del  pais,  al  Sur  de  dicha  meseta,  se  conoce  mucho  mejor  que 
el  del  Norte.  Si  se  traza  alrededor  de  Kaliana  una  circunfe- 
rencia  que  lenga  5°, 046  de  radio  (valor  de  uno  de  los  em- 
pleados  para  la  division  de  los  sectores),  pasara  por  las  por- 
ciones  mas  alias  de  la  referida  meseta,  separando  en  dos  par- 
tes el  espacio  circunscrito,  una  meridional  que  llama  el  au- 
tor  region  conocida,  y  la  septentrional  region  dudosa.  Los  efec- 
tos  de  ambas  partes  se  separan  en  los  calculos,  introducien- 
do  un  factor  arbilrario. 

Despues  de  describir  la  region  dudosa  tan  completamente 
como  se  lo  han  permitido  los  datos  que  ha  logrado  reunir,  su- 
pone  Mr.  Pratt,  como  lo  que  representa  mejor  los  hechos  ge- 
nerales,  que  al  norte  de  una  linea  que  corre  por  Leh  y  H'Lassa 
baja  gradualmente  la  region  dudosa  desde  10000  pies  a  2500, 
siguiendo  una  linea  casi  paralela  a  su  centro;  luego  vuelve  a 
subir  bajo  el  misrao  angulo  al  Norte;  y  que  la  porcion  que 
hay  al  Sur  de  la  region  arriba  mencionada  y  no  comprendida 
en  la  conocida  baja  con  rapidez  cuatro  veces  mayor. 

PrQcede  en  seguida  Mr.  Pratt  a  las  operaciones  numerieas, 
que  hace  estensivas  a  todo  el  espacio  circunscrito.  La  ampli- 
lud  de  las  zonas  usadas  en  los  calculos  es  de  30",  que  no  es 
muy  considerable  segun  el  autor  para  lograr  buenos  resulta- 
dos.  A  continuacion  damos  los  que  el  ha  obtenido. 


141 


EstacloD  A,  Kaliahas. 


Desvio  tie  la  plomada  en  el  Meri- 

diano 12",972 

Correccion  del  desvio  por  1 00  pies. 
de  variacion  de  altura 0  ,312 

Desvio  de  la  plomada  en  el  primer 
vertical 8  ,136 


PROCEDENTES    DE 


Region 
conocida. 


Region 
descoDocida 


Eslacion  B,  Kalianpur. 

Desvio  en  el  Meridiano 

Correccion  por  100  pies 

Desvio  en  el  primer  vertical. 

Estacion  C,  Damargida. 

Desvio  en  el  Meridiano 

Correccion  en  100  pics 

Desvio  en  el  primer  vertical. 


3  ,219 
0  ,059 
0  ,789 


1  ,336 
0  ,022 
0  ,000 


14",881 
0  ,260 
8  ,806 


8  ,749 
0  ,138 
3  ,974 


5  ,573 
0  ,100 
2  ,723 


27",852 


16  ,942 


11  ,968 

» 
4  ,763 


6  ,909 

)) 
2  ,723 


De  donde  se  deducen  los  siguientes  resultados: 

Desvio  total  en  A,  32'', 601  y  en  acimut  3ri8'  oriental. 

en  B,  12  ,880       21  42 

en  C,     7  ,426       21  31 

Diferencia  de  los  desvios  meridianos  en  A  y  ^=15",885. 

en  A  y  C=20  ,944. 
en  /?  y  (7=  5  ,059. 

La  primera  de  estas  diferencias  es  considerablemente  ma- 
yor que  3", 236,  cantidad  deducida  de  la  operacion  geodesica 
de  la  India. 

El  autor  examina  luego  diclios  valores  con  mas  cuidado, 
y  discute  las  distintas  hipotesiscon  cuyo  auxilio  pudieran  re- 
ducirse.  En  primer  lugar  se  puede  haber  supueslo  muy  con- 
siderable la  densidad  de  la  masa  atrayente:  la  que  se  ha  ad- 
mitido  es  2,75,  considerando  como  1  el  agua  destilada,  que 
es  lambien  la  densidad  media  adoplada  para  el  monle  Sclie- 


142 

liallien  en  los  calculos  do  Maskeliiie.  Dicha  densidad  no  paiece 
segraduara  como  exajerada,  pero  en  ningun  caso  pnedc  lii- 
potesis  alguna  relaliva  a  ellareducirla  atraccion  mas  que  una 
pequena  fraccion  do  su  valor  total.  For  olra  parte,  es  posible 
que  se  haya  aliibuido  una  masa exajerada  a  la  region  dudo- 
sa.  El  autor  exainina  esta  hipotesis,  y  deduce  i)or  conclusion 
que  aun  en  el  inadmisible  supueslo  do  que  no  exisliora  dicha 
region,  no  se  reduciria  la  diferencia  de  desvios  meridianos 
entre  Ay  B  ii  mas  de  9", 753.  En  la  tercer  region  conocida 
se  puede  hallar  un  tercer  medio  dercduccion.  Una  gran  par- 
te de  la  atraccion  correspondiente  a  dicha  region  depende  de 
la  gran  mesa;  y  seria  precise  descender  6000  pies  desdo  ella 
para  limilar  a  o".23G  los  desvios  en  A  y  ^,  aun  cuando  no 
existiese  toda  la  masa  de  la  region  dudosa.  De  suerle  que  no 
hay  la  menor  esperanza,  por  medio  de  una  hipotesis  cual- 
quiera  relativa  a  las  alluras,  densidades,  etc.,  de  reducir  el 
desvio  calculado  liasta  el  punlo  de  que  concuerde  con  el  error 
descubierto  por  la  operacion  geodesica^ 

Despuesde  entregarse  a  varies  calculos  eslensos  que  con- 
firman  los  resultades  precedentes,  concluye  Mr.  Pratt  calcu- 
lando  la  forma  del  arco  indio,  es  docir,  delerminando  cual  se- 
ria el  esferoidede  revolucion,  siendo  el  eje  de  esta  el  mismo 
de  la  tierra,  que  coincidiera  mas  exactamente  con  el  refe- 
rido  arco,  sin  hacer  caso  del  roslo  del  globe.  Los  dates  em- 
pleados  al  efecto  sen  las  longitudes  y  amplitudes  de  las  por- 
cion«s  septentrionales  y  meridionales  del  arco,  y  per  cen- 
secuencia  su  forma,  e  igualmenle  las  latitudes,  6  por  lo  me- 
nos  las  latitudes  aproximativas  de  los  puntos  medics  de 
los  arcos.  Valiendese  de  las  amplitudes  sin  correjir  de 
la  atraccion  de  las  montaiias,  obliene  el  autor  como  va- 

lor  de  la  eliplicidad  deducida  del  arco  indio  sole  j-^,   que 

casi  concuerda  con^j^jj^,  resultado  del  corenel  Everest;  pero 

erapleande  las  amplitudes  correjidas  de  la  atraccion  de  las 
montanas,  segun  los  calculos  del  autor,  se  reduce  la  eliplici- 

dad  a  -^^^  Do  donde  deduce  per  conclusion  que  es  mas  corlo 


143 

csle  arco  que  lo  que  debiera  si  luviese  la  elipticidad  media 
de  la  tierra;  creyendo  que  el  modo  mas  satisfactorio  de  espli- 
car  esla  conlradiccion  es  admitir  la  hipotesis  de  que  lasuper- 
licie  de  nuestro  globo  ha  sul'rido  en  aquella  region  un  desvio 
general  de  su  forma  esferoidal  media. 


CIENCI4S  FISIC4S. 

QUIlIICit. 

Atemoria  analitica  sobre  la  cantidad  de  iodo  conienido  en  laha- 
cos  de  dislintas  calidadcs  cullivados  en  la  isla  de  Cuba;  so- 
bre la  pcrdida  en  materias  voldtiles  que  en  sii  completa  de- 
secacion  esperimentan  dichos  tabacos,  igualmenle  que  sobre 
la  cantidad  de  cenizas  que  suminislran;  con  alr/unas  observa- 
ciones  criticas  respeclo  al  melodo  de  Mr.  Luca  para  dcler- 
minar  cuantitatwamenie  el  iodo,  acompafiadas  de  la  indi- 
cacion  de  las  mejoras  de  que  es  susceplihle  diclio  melodo,  por 
D.  Jose  Luis  Casaseca,  Director  del  Insliluto  de  investiga- 
ciones  quimicas  de  la  Ilabana,  Academico  corresponsal  de 
las  Reales Academias  de  Cienciasde  Madrid  yde  Munich,  etc. 

En  una  nota  dirigida  a  la  Academia  Imperial  de  Ciencias 
de  Paris  por  Mr.  Cliatin  con  fecha  7  de  noviembre  de  1853, 
en  la  que  trataba  de  la  presencia  del  iodo  en  las  aguas  llove- 
dizas,  en  las  de.los  riosy  en  lasplanlas  delas  Antillasy  de  las 
coslas  del  Medilerraneo,  proponiendoseconleslar  a  ciertas  ob- 
servaciones  heclias  por  Mr.  Marlin  de  Marsella,  y  a  olras  mias 
praclicadas  en  la  Habana,  aquel  habil  y  sabio  qnimico,  que 
con  tanto  ardor  y  perseverancia  prosigue  su  noble  larea  en 
la  obligacion  que  se  ha  irapuesto  de  invesligar  la  existencia 
del  iodo  en  los  tres  reinos  de  la  naluraleza,  anuncio  que  ha- 
bia  encontrado  iodo  en  el  tabaco  de  la  Habana  y  en  el  de 
Francia,  casi  en  igual  proporcion  en  uno  que  en  olro.  Cuan- 
do  lei  por  primera  vez  la  nola  de  Mr.  Chalin,  emprendi  la 
invesligacion  del  iodo  en  un  buen  labaco  de  la  Vuelta  Abajo, 
num.  189  do  la  Majagua,  y  ronsegui  demostrar  en  61  la  exis- 
tencia de  este  mclaloide. 


145 

El  aserto  de  Mr.  Chatin  debia  hacer  presumible,  sin  em- 
bargo, que  la  presencia  y  la  cantidad  de  iodo  no  tendrian  in- 
flujo  alguno  en  la  calidad  del  labaco,  pues  que  segun  la  opi- 
nion de  aquel  quimico  el  tabaco  de  Francia,  que  seguramente 
no  debe  ser  comparable  con  el  de  la  Habana,  conlendria  la 
misraa  cantidad  de  iodo;  pero  era  preciso  se  supiese  con  que 
tabaco  de  la  Habana,  6  bablando  con  mas  propiedad,  de  la 
Isla  de  Cuba,  se  hicieron  los  esperimentos  de  Mr.  Chalin, 
pues  que  en  los  alrededores  de  la  capital  no  se  culliva  taba- 
co, como  es  bien  sabido,  y  el  quese  recoje  a  6  ii  8  leguasde 
la  Habana  es  el  peor  detodos,  hallandose  situadaslas  mejores 
vegasentre  el  rio  de  San  Diego  y  el  cabo  de  San  Antonio,  en 
el  departamenlo  veguero  conocido  comunmente  con  el  nombre 
de  Yuelta  Abajo.  Nadie  ignora  que  se  recoje  en  esla  isla  esce- 
lente  y  malisimo  tabaco;  y  se  cometeria  grave  error  si  para 
juzgaren  Paris  del  labaco  cubano  se  comparaseel  tabaco  re- 
cojido  en  Francia  con  el  que  alia  se  envia  de  esta  isla  por 
cuenta  del  gobierno  frances,  pues  segun  la  opinion  de  los 
buenos  fumadores  peritos  en  la  materia  no  es  el  mejor  tabaco 
el  que  se  contrata  con  casas  bien  acreditadas  del  comercio  de 
la  Habana.  Quise  pues  cerciorarme  de  la  cantidad  de  iodo 
contenido  en  un  tabaco  superior  y  en  otro  reputado  muy  ma- 
le, igualmente  que  en  el  peor  de  todos  (tabaco  de  par  tido),  que 
segun  es  notorio  se  culliva  a  unas  6  leguas  de  la  Habana. 

Tuve  ocasion  de  aprovecharme  de  la  oportunidad  que  me 
proporcionabau  estas  investigacionesparadeterminar  la  per- 
dida  que  esperimentasen  estos  tabacos  por  efecto  de  su  com- 
pleta  desecacion  en  una  estufa  calentada  a  una  temperatura 
de  70  a  80°  cenligrados,  igualmente  que  la  cantidad  de  ceni- 
zas  que  me  surainistraran  en  su  incineracion,  con  referencia 
a  su  calidad. 

El  resultado  de  estas  investigaciones  es  el  siguiente. 

Procedimiento  que  he  seguido  en  la  incineracion  de  los  tabacos 
y  en  la  determinacion  del  iodo. 

Opere  constantemente  sobre  500  gramos  de  hojas  de  ta- 
baco on  el  eslado  de  sequedad  que  ofrecen  los  manojos  desti- 

TOMO  VI.  iO 


140 
nados  al  torcido.  Rocie  dicha  cantidad  de  tabaco  con  una 
cuarfa  parle  de  lilro  de  agiia  deslilada,  6  scan  0,25  de  lilro, 
la  cual  conlenia  en  disolucion  Ires gramos  de  carbonato  de  po- 
tasa  exento  de  iodo.  Asi  rociado  el  labaco  lo  incincre  al  rojo 
oscuro  enunaraarmita  de  hierro  coladocnteramcnlenueva,  y 
que  no  conlenia  iodo.  La  ceniza  de  color  agrisado  en  la  cual 
se  percibian  partes  muy  blancas  que  conservaban  la  forma 
de  la  nervadura  de  las  hojas,  fue  tratada  en  caliente  con  lilro  y 
medio  de  agua  deslilada,  cu idando  de  soslener  el  bervor  del  agua 
porlermino  dc  dioz  minutos,  y  filtrandodcspues.  Evaporecon- 
venientemenlehastasequedad  la  disolucion  filtrada,  y  efeclue 
dos  Iralamienlos  seguidos  del  residuo  con  alcohol  de  90°  cen- 
lesiraales,  empleandolo  birviendo  e  invirliendo,  en  suma  en 
ambas  operaciones  la  canlidad  de  medio  lilro.  Conseguida  la 
evaporacion  del  liquido  alcoholico  en  un  bano  de  vapor  de 
agua  birviendo,  trale  el  residuo  seco  oblenido  con  diez  cenli- 
melros  ciibicos  de  agua  deslilada.  Eslaba  seguro  de  que  si  el 
labaco  examinado  conlenia  iodo,  debia  este  enconlrarse  en  la 
disolucion  final  obtenida  por  los  medios  indicados,  pues  que 
habia  tenido  buen  cuidado  de  cerciorarme  en  cada  operacion 
de  que  en  el  residuo  desecbado  no  quedaba  el  menor  raslro 
de  seraejanle  melaloide.  Para  delerminarlo  cuanlilalivamenle 
en  dicha  disolucion  final  segui  el  melodo  de  Mr.  Luca,  fun- 
dado  en  la  aplicacion  del  bromo  y  del  cloroformo,  ypublica- 
do  en  el  tomo  XXXVIl  numero  23  de  las  aclas  de  la  Acade- 
mia  Imperial  de  Ciencias  de  Paris  (Comples-rendus) .  Este  me- 
lodo, de  una  delicadeza  escesiva  para  hacer  perceplible  la 
presencia  del  iodo,  no  es  sin  embargo  exaclo  para  delerminar 
cuanlilalivamenle  esle  melaloide;  perose  consigue  facilmenle 
perfeccionarlo  a  punlo  de  alcanzar  la  deseada  exaclilud,  in- 
Iroduciendo  en  el  las  modificaciones  que  he  ideado,  y  mani- 
festare  per  conclusion  deeste  escrito. 


147 


P4rdida  observada  en  la  completa  desecacion  de  los  tahacos  que 
han  sido  objelo  de  mis  investigaciones. 


Tabaco  superior, 
de  la  Lena. . . 


-Veea 


Cantidad  de  tabaco 
pucsta   en  la  cstiifa. 

-100  gramos, 

1.^  calidad... 
3."       )) 


Tabaco  malisimo.— Vega' 

de  la  Herradura.  Ter- jl.^  calidad. 

reno  que  llaman  sali- 

troso,  y  que  dicen  no' 

conliene  arena  (1) . . 
Tabaco  de  partido,  el  peer  f  Una  sola  cali- 

de  lodos  los  tabacos. .  \  dad 


Eslado  de.la  cantidad  de  cenizas  que  dejaron  eslos  tahacos  en 
su  incineracion. 


Peso  del    ta- 

Perdida 

baco  comple- 

en     matcrias 

tamciito  seen. 

volatilcs. 

Gramos. 

Gramos. 

75 

25 

76 

24 

77 

23 

82 

18 

84 

16 

86 

14 

84..... 

16 

Cantidad 

dc 

tabaco  incinerado. 


500 


Tabaco  superior.— 
Vega  de  la  Lena. 

Tabaco  malisimo.— 
Vega  de  la  Her- 
radura  (3. 

Tabaco  de  parlido,\TT  ,  ,. 
el  peor  de  todos^^f^'^''^^^''- 
los  tabacos )  "^^ 


a  2    o 

■a   =   o 
-a  -a  '=* 


95. 


-a  r;  ~  -•  °- ! 


Gramos .  Cenizas. 

80 16 

82 16,4 

84 16,8 

89 17,8 

93 18,6 

97 19,4 

92 18.4 


(1)  Acostumbran  los  vegueros  dar  en  la  isla  el  nombre  de  terreno 
salitroso  al  que  contiene  mucba  sal  comun;  pero  se  espresarian  con  mas 
propiedad  llamandolo  salino. 


148 

Cantidad  de  iodo  delerminada  por  el  mModo  de  Mr.  Luca. 


Tabaco  superior.— Vega  de  la  Lena.— Ni  el  menor  raslro 
en  ninguna  de  sus  calidades. 

Tabaco  malisimo.— Vega  de  la  Herradura.— Lacanlidad 
correspondiente  a  A  de  miligramo  de  ioduro  dc  potasio  en  las 
Ires  calidades  de  este  tabaco,  6  sea  t^w= 0,00007  de  gramo. 

Tabaco  de  parlido,  el  peor  de  todos  los  tabacos,  ni  el  mas 
Icve  rastro  de  iodo. 

CONCLUSIONES. 


Resulta  de  este  trabajo,  ejecutado  con  todo  esniero,  lo  si- 
guiente: 

1."  Que  el  tabaco  conliene  tanta  mayor  cantidad  de  prin- 
cipios  volatiles  cuanto  mejor  es  su  calidad;  que  dos  tabacos 
que  tengan  la  misma  merma  en  su  completa  desecacion,  como 
el  malisimo  de  la  Herradura  de  segunda  calidad  y  el  peor  de 
lodos  [labaco  de  parlido),  pueden  sin  embargo  diferir  uno  de 
otro  en  calidad,  lo  que  sin  duda  dependera  de  la  naluraleza 
de  los  principios  volatiles  perdidos. 

2."  Que  la  cantidad  de  cenizas  sigue  la  marcha  inversa 
de  la  calidad  del  labaco,  porque  es  tanlo  menor  cuanlo  mejor 
es  el  tabaco,  y  tanlo  mayor  cuanto  peor  es;  que  dos  tabacos 
que  suminislran  igual  cantidad  de  cenizas,  cual  viene  a  suce- 
der  con  el  malisimo  labaco  de  la  Herradura  de  segunda  cali- 
dad y  el  peor  de  todos  {tabaco  de  parlido),  pueden  diferir  sin 
embargo  en  calidad  uno  de  otro;  lo  que  dependera  probable- 
menle  dela  naluraleza  de  sus  cenizas,  no  menos  que  de  lade  sus 
principios  volatiles  (1).  Anadire  ademas,  que  son  tanlo  mas 
blancas  las  cenizas  cuanto  mejor  es  el  labaco. 


(l)  Esta  observacion  me  constituyc  en  la  necesidad  de  estudiarla  na- 
luraleza de  las  cenizas  dc  las  distintas  clases  de  tabacos  dc  csta  isla,  y  de 
analizar  ademas  cuantitativamente  dichas  cenizas. 


149 

3,"  Que  tanlo  la  p6rdida  en  principios  volatiles  como  la 
cantidad  de  cenizas  oblenidas  siguen  una  progresion  arilmeli- 
ca,  decrecienle  en  el  primer  caso  y  creciente  en  el  segundo  (1). 

1."   caso.  —  Perdida   enfTabaco  superior..   25    24    23 
materias  volatiles tTabaco  malisimo.  18    16    14 

2.°  caso.-Cenizas {Tabaco  superior..   80    82    84 

llabaco  malisimo.  89    93    97 

4."  Que  el  iodo  es  accidental  en  el  tabaco;  que  no  influye 
por  consiguiente  en  su  calidad,  pues  que  dos  clases  de  tabaco, 
escelente  el  uno  y  malisimo  el  otro,  no  lo  contienen;  y  que 
parece  provenir,  cuando  el  tabaco  lo  contiene,  de  la  gran 
cantidad  de  sal  marina  existente  en  el  terrene  donde  crecio 
la  planta,  y  en  el  cual  parece  debiera  hallarse  el  iodo  en  es- 
tado  de  ioduro  de  sodio  6  de  polasio  asociado  al  cloruro  de 
sodio,  bien  que  conforme  a  la  opinion  de  Mr.  Chatin  exista  en 
estado  de  ioduro  de  hierro  en  la  planta. 

Observaciones  criticas  respecto  al  metodo  de  Mr.  Luca  para  de- 

terminar  cuantitativamente  el  iodo,  publicado  en  las  actas  de 

la  Academia  Imperial  de  Ciencias  de  Paris. 


Este  metodo,  en  cuanlo  a  la  sensibilidad  de  los  reactivos 
empleados,  cloroformo  y  hromo,  para  descubrir  la  presencia 
del  iodo  (pues  yo  no  he  ensayado  el  sulfuro  de  carbono) ,  es 
muy  superior  al  procedimiento  basado  en  el  uso  simultaneo 
del  engrudo  de  alraidon  y  del  acido  azoico.  Y  asi  es  que  mien- 
tras  que  por  este  ultimo  metodo  no  es  posible  determinar  di- 
rectamente,  como  de  ello  me  he  cerciorado,  menos  de  medio 
diezmiligramo  de  ioduro  de  potasio  en  diez  centimetros  ciibi- 
cos  de  agua,  6  sea  ^o/oto  de  ioduro  del  peso  total  de  la  disolu- 
cion ,  mediante  el  procedimiento  publicado  por  Mr.  Luca 
puede  descubrirse  por  lo  contrario  muy  facilmente  i  de  diez- 


(l)  Esta  proporcion  arittndtica  es  una  prueba  de  la  suma  inteligen- 
cia  con  que  estan  escojidos  y  calificados  los  tabacos  en  esfa  isla,  porque 
la  2.*  calidad  es  precisamentc  el  termino  medio  enlre  la  1.^  y  la  3.' 


150 

miligramo,  6  sea  iso^fiF;  pero  confieso  que  no  he  podido  Iras- 
pasar  esle  limite. 

Esta  esquisUa  sensibilidad  no  quilaiia  sin  embargo  que  se 
coraetiesen  graves  crrores  si  se  praclicaso  punUialmonle  el 
metodo  indicado  por  Mr.  Luca  para  deterniinar  lacanlidadde 
iodo.  En  primer  lifgar  este  quimico,  que  con  raotivo  de  la 
determinacion  cuantitativa  de  la  suma  del  iodo  y  el  bromo 
asociados  al  cloro  en  una  mezcla  dada  aconseja  el  uso  del 
agua  clorada,  y  recomienda  mucho  que  sea  estareciente  y  se 
conserve  en  un  pomo  azul  esmerilado,  cuidando  de  verificar 
su  graduacion  cada  vez  que  vaya  a  usarse,  no  hace  la  misma 
recomendacion  en  cuanlo  al  agua  bromada;  y  en  esta  parte 
creo  poder  asegurar  que  ha  hecho  mal,  porque  sin  esta  pre- 
caucion  los  ensayos  praclicados  con  un  intervale  de  veinli- 
cuatro  horas  discreparian  mucho  unos  de  otros;  por  las  mis- 
mas  razones  que  sirven  para  esplicar  los  distintos  resullados 
obtenidos  con  el  agua  clorada  en  iguales  circunstancias.  Pres- 
cindiendo  de  estas  precauciones,  serian  tambien  erroneos  los 
resultados  aun  con  una  agua  bromada  recientemente  prepa- 
rada,  si  se  dedujese,  como  lo  aconseja  Mr.  Luca,  la  cantidad 
de  iodo  contenido  en  un  liquido  de  la  del  bromo  empleado,  y 
de  un  calculo  muy  sencillo  fundado  en  los  equivalentes  qui- 
micos:  lo  que  no  depende  de  que  no  sea  un  equivalenle  de 
bromo  la  proporcion  de  este  raetaloide  que  se  sustituya  a  un 
equivalente  de  iodo  en  el  compuesto  6  ioduro  primilivo,  de- 
jando  libre  el  iodo,  que  da  entonces  un  color  rosado  mas  6 
menos  intenso  al  cloroformo,  sino  de  que  se  necesila  mayor 
cantidad  de  bromo  que  la  quecorresponde  al  equivalente  del 
iodo  para  espulsar  a  este  en  su  lolalidad:  en  una  palabra,  es 
preciso,  a  mi  modo  de  ver,  conlar  con  varias  causas  de  error, 
cuales  son  elinflujo  de  las  masas,  la  acclon  de  la  biz  y  la  vola- 
tilidad  del  bromo.  Efectivamenle,  el  de  la  enorme  masa  de 
agua  respecto  al  bromo  y  al  ioduro,  la  Irasformacion  del  bro- 
mo enacido  bromhidrico,  y  la  temperalura  mas  6  menos  ele- 
vada  de  la  almosfera  deben  conlribuir  eficazmente  al  re- 
snllado  observado.  Por  lo  deraas,  se  conocen  en  quimica  otras 
reaccioncs  semejantes  en  las  que  es  preciso  emplear  mayor  6 
raenor  esceso  del  cuerpodescomponenlepara  efectuar  la  des- 


lol 

composicion  total  de  una  combinacion  quimica.  SieDdo  el 
equivalenle  del  iodo  1578,2,  el  del  bromo  es  978,3  (Reg- 
nault).  Estos  numeros  yuardan  eiitre  si  la  proporcion  1  :  0,62. 
Se  necesitaria  pues,  seguii  la  ley  de  los  equivalenles,  para  uii 
miligraino  de  ioduro  de  polasio  menos  de  medio  mUUjramo  de 
bromo,  alendiendo  a  la  composicion  de  cste  ioduro;  y  si  se 
empleara  para  la  determiuacion  cuanlilativa  una  pipela  de 
Mr.  Pelouze  graduada  por  cenlinielros  ciibicos  y  decimos  de 
centimetrociibico,  deberian  baslar  ciucodivisiones  pequenas, 
6  sean  cinco  decimos  de  cenlinielro  ciibico,  si  este  contuvie- 
se  un  miligramo  de  bromo,  estando  cargada  la  pipela  de  una 
disolucion  apropiada  al  inlenlo;  pero  no  sucede  asi,  corao  es 
facil  averiguarlo.  Con  una  disolucion  de  bromo  recientemente 
preparada  y  asi  grdidnada  en  la  proporcion  de  tin  miligramo 
de  bromopor  centimetro  cubico,  he  necesilado  centimetro  cu- 
bico  y  medio,  6  sea  triple  cantidad  de  bromo  de  la  que  al  iodo 
correspondiera  por  la  ley  de  los  equivalentes  quimicos,  para 
separar  todo  el  iodo  contenido  en  un  miligramo  de  ioduro  de 
polasio  disuello  en  diez  centimelros  cubicos  de  agua  dcslila- 
da.  Los  calculos  fundados  en  los  equivalentes  quimicos  su- 
minislrarian,  pues,  forzosamente  un  resultado  erroneoen  es- 
te caso.  He  aqui  el  melodo  que  yo  he  seguido,  y  del  cual  pre- 
sume queden  los  quimicos  salisfechos,  pues  que  con  el  no  len- 
dran  que  inquietarse  por  la  alleracion  que  pueda  esperimen- 
tar  el  agua  bromada. 

((Cuando  se  Irala  de  determinar  cuanlitalivamenle  menos 
»de  un  miligramo  de  iodo,  6  una  proporcion  que  no  esceda 
»mucho  de  esle  niimero,  en  diez  cenliinelros  cubicos  de  una 
))disolucion  salina,  se  prepara  anlicipadamenle  una  disolucion 
»graduada  a  razon  de  1  miligramo  de  ioduro  de  polasio  por 
licenlimetro  cubico;  se  vierle  en  un  lubo  graduado  por  cenli- 
»melros  cubicos  1  de  esla  disolucion,  yse  anade  agua  deslila- 
))da  hasla  la  division  10.  Ensayase  cnlonces  esleliquidoconel 
»cloroformo  ,)/  la  disolucion  graduada  de  bromo,  a  razon  de  1 
» miligramo  por  centimetrociibico,  del  modo  indicado  por  Mr. 
))Luca,  pero  valiendose  al  inlenlo  de  la  pipela  graduada  que 
»se  usa  en  losensayoscuprimetricos  dc  Mr.  Pelouze.  Aiiolase 
»enlonces  la  cantidad  de  agua  bromada  empleada,  y  se  prac- 


152 

))lica  en  segiiida  ol  ensayo  do  la  disolucion  en  que  uno  se  pro- 
))pone  (letcrminar  cuanlitalivaracnto  el  iodo,  acidulandola 
wprimoro  ligeramente  con  acido  az6ico,  y  vertiendo  luego  en 
))ella  el  agua  bromada  gota  a  gola.  Se  deliene  el  operador 
«cuando  por  la  anadidura  de  una  gota  mas  no  se  aumenia  ya  la 
wtinla  rosada  del  liquido  despues  de  haberlo  agilado;  renue- 
))vase  entonces  la  canlidad  (ija  de  cloroformo  que  se  invierte 
»cada  vez  en  el  ensayo  {un  centimetro  cubico),  y  se  conlinua 
))liasta  agotar  el  liquido  de  todo  suiodo.  Cuandoya  no  loma  co- 
»lor  el  nuevo  cloroformo,  se  suslrae  por  el  calculo  de  la  lolali- 
»dad  de  agua  bromada  empleada  la  que  sehaya  inverlido  en 
»esle  liltimo  ensayo  improductivo.  Se  parle  entonces  la  canti- 
»dad  efectiva  de  bromo  empleado  en  el  ensayo  de  la  disolu- 
Mcion,  6  sea  la  que  resuUa  de  la  indicada  sustraccion,  por  la 
»que  exijioel  miligramo  de  ioduro;  y  teniendo  luego  presenle 
wque  lacantidad  de  iodo  conlenido  en  1  miligramo  de  ioduro 
))de  potasio  es  de  0,000763  de  gramo,  se  muUiplica  esle  nu- 
wmero  por  la  relacion  determinada  esperimentalmenle  entre 
))el  bromo  inverlido  en  el  ensayo  de  la  disolucion  y  el  que  se 
wempleo  en  el  primilivo  ensayo  de  un  miligramo  de  ioduro, 
wen  los  lerminos  ya  indicados,  y  se  obtieue  entonces  con  bas- 
wtanteexactitud  lafraccionde  miligramo  de  iodo  correspon- 
))diente,  en  decimos  y  centesimos  de  miligramo.  Sea  v.  gr.? 
))la  relacion  mencionada;  la  canlidad  de  iodo  que  conlenian 
»losdiez  cenlimetros  ciibicos  de  disolucion  salina  sera  enton- 
))ces  los  ?  de  0s,000763=0s,0005. 

»Procedese  de  un  modo  analogo  cuando  hay  que  ensa- 
»yar  una  cantidad  inferior  a  un  diezmiligramo.  Se  nece- 
))sitan  pues  dos  disoluciones  graduadas  de  bromo,  6  scan  dos 
»aguas  bromadas,  la  una  a  razon  de  1  miligramo  de  bro- 
))mo,  la  otra  a  1  diezmiligramo  por  centimetro  cubico;  y  ha- 
))bra  que  hacer  un  primer  ensayo  de  prueba  para  saber  cual 
»de  las  dos  ha  de  emplearse  en  la  deterrainacion  cuanlitaliva 
))propuesta.» 

Tales  ban  sido  los  resultados  de  mis  primeros  ensayos 
sobre  los  tabacos  de  esta  isla,  y  a  su  debido  tierapo  cui- 
dare  de  prescntar  los  que  me  proporcione  el  segundo  tra- 
bajo  analilico  que  voy  a  emprender  para  determinar  la  na- 


153 
turalezade  las  cenizas  que  suministran,  y  fijar  la  cantidad  res- 
pectiva  de  cada  una  de  las' sales  de  queconslen. 

No  concluire  sin  dar  aqui  publicamente  las  mas  espresivas 
gracias  al  ilustrado  y  digno  Director  de  la  Sociedad  Economica 
Sr.  D.  Anionio  Zambrana,  por  el  poderoso  auxilio  que  raeha 
prestado  proporcionandorae  las  niuestras  de  labaco  a  que  me 
refiero  en  este  escrilo,  y  espero  de  subenevolencia,  y  de  su 
ardienle  deseo  por  todo  lo  que  pueda  contribuir  a  la  mayor 
ilustracion  y  prosperidad  del  pais,  que  continuara  proporcio- 
nandome  tabacos  de  las  mismas  vegaspara  mis  ulteriores  in- 
vestigaciones. 

Habana  28  de  juliode  1855.=Jose  LuisCasaseca. 


QlimieJL  IMDtlSTRIJLI.. 

El  Esmeril. 

(Rev,  Britan.,  yH/ji'o  H855.) 

Nada  hay  inulil  aca  abajo,  como  sin  cesar  vemos.  Tal  6 
cual  sustancia  de  insignificante  valor  hoy,  puede  adquirirlo 
raafiana  verdadero  por  tener  aplicacion.  Ni  puede  suceder  de 
otro  modo:  la  ciencia  no  descubre  al  hombre  todos  sus  secre- 
tes a  un  tiempo;  cada  dia  columbramos  hechos  nuevos,  prin- 
cipios  nuevos,  nuevas  leyes  nafurales.  Con  los  progresos  de 
la  civilizacion  nacen  nuevas  necesidades  que  eslimulan  nues- 
tra  inteligencia,  por  cuya  razon  a  cada  momenlo  descubrimos 
propiedades  utiles  en  los  objetos  que  habiamos  creido  antes  los 
menos  dignos  de  nuestra  atencion.  Con  todo,  hay  sustancias 
cuyo  use  es  tan  antiguo  como  el  mundo,  y  sin  embargo  la  ge- 
neralidad  del  publico  las  mira  hoy  aun  con  la  mas  profunda 
indiferencia.  ;,Que  se  sabe  del  esmeril,  por  ejemplo?  ;Quien 
ha  sonado  ocuparse  de  el  fuera  del  escaso  numero  de  perso- 
nas  que  lo  usan?  ^Que  es  el  esmeril  para  las  nu^ve  decimas 
partes  de  los  que  nos  leen  en  este  instanle?  Un  pol  vo  negruzco, 


154 

ima  cspecie  dc  arena  que  sirve  a  la  criada  para  tener  relu- 
cienles  las  lenazas  y  los  Hares  de  la  chimenea.  Sin  embargo, 
convienc  que  se  sepa  que  dicho  polvo  es  unobjetoiniportanle 
de  comercio,  una  fucnlc  de  prospcridad  para  los  paises  en  que 
existe;  que  sin  el  solo  prcsenlarian  nueslros  espejos  una  ima- 
gen  confusa  6  infici;  que  nueslros  telescopios  serian  muy  de- 
fecluosos  respecto  a  la  curvalura  y  bruuido  de  los  cristales; 
que  nueslros  anteojos  binoculos  y  lentes  de  leatro  serian  es- 
traordinariamente  turbios;  que  nueslros  lapidaries  se  verian 
privados  de  uno  de  sus  agenles  mas  utiles;  y  que  nueslros  bri- 
llanles  aceros  liabrian  de  renunciar  a  rellejar  la  luz. 

Al  parecer  conocieron  los  griegos  el  esmeril  como  mate- 
ria a  proposito  para  brunir.  Efectivamente,  en  casi  todas  las 
lenguas  de  Europa  ha  conservado  el  nombre  de  esta  sustancia 
su  eliraologia  griega;  pero  aquellos  ignoraban  una  cosa  des- 
cubierta  por  los  modernos,  a  saber:  que  el  zaGro,  rubi,  es- 
pato  diamanlino  y  el  humilde  esmeril  son,  por  decirlo  asi, 
una  sola  y  misma  sustancia.  La  analisis  quimica  ha  probado 
que  estos  cuatro  minerales  se  componen  de  7  deciraas  de  alu- 
mina proximamente,  y  de  3  decimas  desilicey  oxidodehier- 
ro;  consisliendo  la  diferencia  de  aspeclo  tan  marcada  que  hay 
outre  ellos  linicamente  en  el  modo  de  agregacion  de  las  mo- 
leculas. 

En  tiempo  de  Plinio  los  lapidaries  y  grabadores  de  pie- 
dras  usaban  el  esmeril  de  la  isla  de  Naxos;  y  desde  aquella 
epoca,  que  sepamos,  no  ha  dejado  de  producirlo.  Tournefort 
y  el  Dr.  Clarke,  arabos  han  descrilo  las  dos  minas  de  esmeril 
de  Naxos  como  hallandose  en  esplotacion  al  lierapo  de  sus 
respeclivas  visilas.  En  la  de  Tournefort,  hace  cerca  de  siglo 
y  medio,  se  encontraban  las  minas  siluadas  en  el  fondo  de  un 
valle;  pero  los  habitantes  descubrian  tarabien  el  esmeril  cuan- 
do  labraban  la  tierra,  y  lo  trasladaban  a  la  costa.Dicha  sus- 
tancia estaba  tan  barata,  que  los  ingleses  laslraban  sus  bu- 
ques  con  ella,  y  solo  pagaban  1  corona  (24  rs.)  por  28  quin- 
tales.  A  principios  de  esle  siglo,  dice  Mr.  Tennant,  que  el 
quintal  de  esmeril  valia  en  el  mercado  de  Londrcs  10  choli- 
nes (50  rs.)  proximamente,  pagado  el  flete. 

Aunque  procedente  de  Naxos,  generalmente  se  dice  cs- 


155 
meril  de  Esmirna,  porqiic  es  donde  se  carga  para  Inglaterra; 
siendo  adcmas  oslo  iin  medio  de  distinguirlo  del  que  viene  del 
inlerior  de  Asia.  Uno  de  los  piinlos  mas  iiolables  en  que  se 
ha  descubierlo  el  esmeril  es  la  cima  de  una  raonlana  llamada 
Gurauch-Dagh,  distanle  12  millas  de  las  ruinas  de  Efeso.  De- 
jose  ver  en  pequenas  asperezas  diseminadascon  inegularidad 
en  la  superficie  de  una  especie  de  marmol  azulado,  y  al  rom- 
perlo  se  descubrio  lambien  en  su  interior,  en  estado  de  nodu- 
los,  corao  sucede  frecuentemente  con  el  oro;  pero  debajo  ma- 
nifeslabase  ya  en  bloques  enormes  de  30  6  40  loneladas  de 
peso.  Los  bloques  aislados  se  prefieren  a  los  que  estan  enter- 
rados,  atendida  la  mayor  facilidad  de  su  esplolacion. 

Los  americanos  ban  dado,  segun  parece,  en  estos  liltimos 
tiempos  mucha  iraportancia  a  la  cuestion  del  esmeril.  Una  de 
sus  Revistas  periodicas.  La  Revista  cienti/ica  americana,  re- 
feria,  hace  uno  6  dos  anos,  que  el  Dr.  Lorenzo  Smith,  duran- 
te su  permanencia  en  Esmirna  en  1847,  descubrio  un  deposi- 
to  de  esmeril  cuya  exislencia  se  ignoraba  liasta  entonces.  El 
geologo  dio  parte  de  su  descubrimiento  al  gobierno  turco,  y  se 
nombro  una  comision  para  reconocerlo,  tomando  muy  pronto 
el  negocio  un  giro  mercantil. 

Al  parecerlaespiotacion  de  dicha  mina  es  de  las  mas  sen- 
cillas,  facililando  la  estraccion,  la  descomposicion  natural  de 
la  roca  en  que  existe  el  esmeril.  El  suelo  que  hay  alrededor 
del  bloque  tiene  por  lo  regular  un  tinte  rojo  que  sirve  de  se- 
rial indicativa.  El  bloque  de  esmeril  produce  en  la  punta  de 
acero  de  la  sonda  unaaccion  particular,  que  es  olro  indiciode 
la  presencia  del  mineral  cuando  es  imposible  reconocerla  con 
la  vista.  Si  los  bloques  resisten  a  los  golpes  del  martillo,  se 
someten  durante  muchas  boras  consecutivas  a  la  accion  del 
fuegopara  veneer  su  textura  compacta.  Como  solo  puede  tras- 
ladarse  el  esmeril  desde  la  mina  a  lomo  con  caballos  6  ca- 
mellos,  sucede  con  frecuencia  que  es  precise  abandonar  blo- 
ques enormes  por  carecer  de  herramientas  para  partirlos. 

Curioso  e  instructive  a  la  vez  es  el  estudio  de  los  efectos 
del  monopolio  en  el  precio  del  esmeril,  y  los  de  la  concurren- 
cia  que  resulta  del  descubrimiento  de  nuevos  yacimientos. 
Las  minas  que  se  esplolan  en  Naxos  perteneen  al  Gobierno 


156 

griego;  las  del  Asia  Menor  al  turco;  y  ambos  respectivamente 
tratan,  como  es  natural,  de  sacar  parlido  de  ellas.  Elesmeril 
de  Marriiccos  se  ha  vendido  de  6  a  8  libras  esterlinas  la  tone- 
lada  desde  principios  del  siglo  hasta  el  afio  1835;  pero  en 
esle  ultimo  afio,  6  alrededor  de  el,  compro  al  Gobierno  turco 
un  coraerciante  ingles  de  Esmirna  el  monopolio  del  esmeril: 
y  luego,  siguieudo  en  ello  el  ejemplo  que  ban  dado  a  veces 
respecto  a  la  uUa  los  propietarios  de  minas  de  Durham  yde 
Northumberland,  se  arreglo  de  modo  que  vendia  sus  produc- 
tosal  precio  que  le  acomodaba,  y  al  cabo  de  algunos  anos  el 
valor  de  latonelada  de  esle  articulo  subio  desde  7  libras  a  30. 
Pero  el  monopolio  de  Naxos  llevo  uu  golpe  terrible  cuaudo  el 
Dr.  Smith,  a  quien  llamo  la  alencion  sobre  este  punlo  un  bru- 
nidor  de  Esmirna,  descubrio  en  1847  las  minas  siluadas  cerca 
de  dicha  ciudad.  El  monopolio  de  ellas  se  concedio  por  el  go- 
bierno turco  a  otro  comerciante  de  Esmirna,  y  la  rivalidad 
de  ambos  industriales  hizo  que  bajaran  los  precios  a  20,  15 
y  10  libras;  y  aun  debera  bajar  mas  por  consecuencia  de  una 
modificacion  en  el  tratado  turco.  Los  armadores  podran  en 
ese  caso  importar  en  Inglaterra  el  esmeril  a  precios  muy  infi- 
mos,  puesto  que  les  sirve  de  lastre  para  los  buques,  que 
vuelven  alpuerto  con  no  menos  cargaque  la  quesacaron.  En 
esto,  como  en  todas  cosas,  se  manifiesta  bien  a  las  claras  el 

espiritu  de  monopolio.  Pero  volvamos  a  nuestro  asunto al 

esmeril. 

Antes  de  poderlo  utilizar  en  los  usos  a  que  se  destina,  su- 
fre  el  referido  mineral  una  multitud  de  preparaciones  minu- 
ciosas.  Principiase  por  reducir  los  bloques  a  fragmentos  mas 
pequenos  con  auxiliode  martillos,  a  los  que  agrega  a  veces 
el  fuego  su  accion;  y  luego  se  machacan  esos  fragmentos  con 
manos  de  mortero  movidas  del  mismo  modo  que  los  machos 
de  fragua.  Al  salir  debajo  de  ellas  presenta  el  esmeril  en  su 
forma  unas  asperezas  mas  angulosas  e  irregulares  que  si  hu- 
biera  sido  triturado  con  cilindros,  pero  esa  angulosidad  favo- 
recelas  operaciones  subsiguientes.  Cuando  sehallasuficiente- 
mente  pulverizado  se  pasan  por  tamices  de  tela  metalica  los 
granos  masgruesos,y  de  muselina  losfinos.  En  los  tamices  de 
tela  metalica  varia  el  calibre  de  las  niallas  desde  12  a  120 


157 

(le  ellas  por  pulgada  cuadrada;  por  consiguiente  los  granos 
mas  gordos,  lamizados  de  esla  manera,  tieneii  proximaraente 
el  grueso  de  un  grano  de  mostaza;  mas  para  losconstructores 
de  maquinas  se  prepara  a  veces  el  esmeril  en  granos  del  la- 
maflo  de  los  de  pimienta.  En  el  sitio  donde  se  machaca  se 
cubren  las  mesas  y  tablas  deun  polvo  sumamente  lenue,  que 
se  recoje  para  formar  el  esmeril  mas  fino. 

Una  priieba  notable  de  los  numerosos  servicios  que  presta 
el  esmeril,  es  que  cada  grado  de  finura  tiene  su  nombre  pro- 
pio  y  particular  aplicacion  en  las  artes;  habiendo,  por  ejem- 
plo,  esmeril  en  grano,  que  es  el  grueso,  esmeril  fino,  sobre- 
fino,  flor,  flor  del  fino,  etc.  Los  mecanicos,  y  principalmente 
los  constructores  de  instrumentos  de  optica,  dan,  segun  el  ob- 
jeto  que  se  proponen,  una  gran  importancia  al  grado  de  finura 
del  esmeril  que  usan.  Los  fabricantes  de  espejos  consumen 
una  cantidad  enorme  para  brufiir  sus  grandes  lunas,  y  aun 
refinan  y  purifican  por  medio  de  un  procedimiento  especial 
de  lavado  el  polvo  de  esmeril  de  que  se  valen:  dicho  proce- 
dimiento es  muy  curioso.  Doce  6  quince  cilindros  de  cobre,  de 
la  misma  altura  pero  de  diaraetro  diferente,  que  varia  de  3 
a  40  pulgadas,  se  hallan  colocados  uno  junto  a  otro,  y  ticnen 
unos  pequeilos  conduclos  6  canales  que  los  unen  entre  si  por 
el  estremo  superior,  terminando  el  de  mayor  calibre  con  un 
lubo  de  desagiie.  Todos  los  cilindros  se  llenan  de  agua  clara, 
y  el  polvo  de  esmeril,  despues  de  echarle  agua  y  batirlo  mu- 
cho,  se  pone  en  un  vaso  que  coraunica  con  el  cilindro  menor 
con  auxilio  de  un  tube.  Dispueslo  asi  el  aparato,  se  vierte 
lentamente  en  ese  primer  cilindro  la  especie  de  gachuela  de 
esmeril  que  hay  en  el  vaso  que  se  acaba  de  mencionar.  El 
sobrante  de  liquido  pasa  del  primer  cilindro  al  segundo  por 
el  conducto  que  los  une,  arrastrando  consigo  el  esmeril  mas 
fino,  mientras  que  los  granos  mas  gordos  vuelven  a  caer  en 
el  fondo  del  primer  cilindro.  La  misma  operacion  se  renue- 
va  del  segundo  al  tercero,  y  las  particulas  de  esmeril  van 
siendo  tanto  mas  sutiles  cuanlo  va  aumentando  el  diametro 
de  los  cilindros;  de  modo  que  en  el  que  tiene  40  pulgadas,  es 
decir  en  el  mayor,  llega  el  polvo  de  esmeril  a  su  limite  estre- 
mo de  lenuidad.  Separado  de  este  modo  el  mineral  per  mi- 


158 

meros  de  grueso,  se  recojc  y  dcja  secar.  En  las  fabricas  dondc 
se  briinen  los  espejos,  los  cristalcs  riigosos  y  desigiiales  que 
salen  del  homo  se  colocan  dos  a  dos,  separados  con  una  ca- 
pa  dc  arena  mojadti,  y  se  frotan  uno  con  olro,  logrando  igua- 
larlos  de  cste  modo;  pero  la  superficie  qucda  sin  brillo,  y  ra- 
yada,  y  el  brunido  Irasparente  solo  se  obtienecon  el  polvo  de 
esmeril,  cuya  finura  se  aumenta  gradualmenle. 

Es  digno  de  mencion  el  melodo  que  se  eniplea  para  ase- 
gurarse  del  grado  de  dureza  del  esmeril.  El  mineral  se  com- 
pone,  al  parecer,  decorundoY  liierro;  pero  su  color,  que  va- 
ria  desde  el  gris  oscuro  al  negro,  no  es  una  senal  cierta  de  su 
calidad.  Recurrese  para  esto  al  procedimienlo  siguienle.  En 
un  mortero  de  diamante  se  rauelen  unos  terrones  de  esmeril, 
y  luego  se  pasa  por  un  taraiz  de  400  mallas  por  pulgada  el 
polvo  que  resulla,  pesandolo.  Frolase  con  esle  polvo,  em- 
pleando  para  ello  una  molela  de  agala,  un  disco  de  vidrio  de 
diaraetro  de  4  pulgadas  proximamente,  y  cuyo  peso  se  sabe 
cual  es.  Despues  de  repelida  la  operacion  cierlo  numero  de 
veces  se  vuelven  a  pesar  el  esmeril  y  disco  de  vidrio,  para 
conocer  la  cantidad  de  este  que  ha  gastado  el  primero.  Del 
mismo  modo  y  con  iguales  condiciones  se  examinan  3  6  4 
mueslras  de  esmeril,  y  la  que  desgasla  mayor  canlidad  de 
vidrio  en  un  tiempo  dado,  es  la  mas  dura  y  por  consecuencia 
la  mejor.  El  Dr.  Lorenzo  Smith  ha  observado,  que  en  el  es- 
pacio  de  tiempo  que  necesila  un  esmeril  bueno  para  comer  la 
milad  del  grueso  de  un  vidrio  comun,  el  zafiro  azul  gasla  las 
cuatro  quintas  partes:  prueba  evidente  de  la  enorme  superio- 
ridad  del  zafiro  sobre  el  esmeril  respecto  a  dureza.  Ignora- 
mos  de  que  metodo  se  vale  el  comercio  para  probarlo;  pero 
el  Dr.  Smith  ha  fundado  el  suyo  en  que  el  agata  es  suficien- 
temente  dura  para  resistir  al  esmeril,  y  el  vidrio  bastante 
blando  para  que  lo  puedahacer  mella.  La  prueba  es  indepen- 
diente  en  realidad  de  la  dureza  6  violenciade  la  friccion;  por- 
que  desde  el  momento  que  el  esmeril  ha  adquirido  cierto  gra- 
do de  tinura  deja  de  obrar  en  el  vidrio,  y  el  resultado  obte- 
nido  queda  ya  claramente  determinado. 

El  papel,  pafio,  barra  y  torla  de  esmeril  se  esplican  por 
su  mismo  nombre.  El  papel  no  es  masque  unos  pliegos  de  el 


159 
con  granos  de  esmeril  pegados:  el  destinado  para  este  uso  se 
fabrica  a  proposito,  y  tiene  arriigas,  pero  es  flexible.  El  es- 
meril con  que  se  cubre  admite  5  6  6  grades  de  finura  segun 
las  mallas  de  los  taraices;  el  niimerode  ellas  varia  de  30  a  90 
en  pulgada  ciiadrada.  Base  una  mano  de  cola  al  papel  con 
unabrocha,  y  se  espolvorea  por  cima  el  esmeril  de  iin  tamiz. 
Generalmente  para  usarlo  se  arrolla  en  nn  palo,  y  se  emplea 
entonces  como  si  fuera  una  lima.  El  esmeril  gasla  con  mas 
suavidad  cuando  se  le  unlaconaceite.  La  unica  diferencia  en- 
Ire  el  pano  y  papel  de  esmeril  consisle  en  que  en  el  primer 
caso  susliluye  al  papel  un  lienzo  fuerle,  pero  la  preparacion 
es  la  misma.  Para  los  usos  caseros  se  prefiere  el  primero  al 
papel  a  causa  de  su  mayor  duracion,  en  cuyo  caso  se  usa  so- 
lo con  la  mano;  pero  en  general  los  cerrajeros  y  mecanicos 
se  valen  del  papel  de  esmeril.  No  estara  de  mas  advertir  aqui 
que  el  papel  de  vidrio,  el  paiio  de  arena,  etc.,  sonunasvarie- 
dades  que  tienen  propiedades  diferentes  segun  el  objeto  que 
se  Irala  de  conseguir,  sirviendo  sin  embargo  lodas  para  gas- 
tar  y  brunir.  La  tercera  especie  de  esmeril  arriba  mencio- 
nada,  la  barra,  se  compone  de  una  varilla  de  madera,  cua- 
drada  6  redonda,  a  la  que  se  da  con  brocha  una  mano  de  co- 
la, meliendola  luego  en  el  polvo  de  esmeril:  a  voces  se  le  da 
una  segunda  mano  de  ambas  cosas.  Preparada  de  este  mo- 
do  liene  mas  resistencia  y  duracion  la  barra  de  esmeril  que 
el  simple  papel  arrollado  en  un  palo:  en  ambos  estremos  se 
pone  un  puno  sujelo  con  clavos  6  tornillos.  La  torta  de  es- 
meril se  hace  con  este  y  cera,  formandocon  todo  una  masa. 
Las  dos  suslancias  se  mezclan  bien  cuando  esta  calienle  la 
cera:  la  solidificacion  se  obtiene  metieudo  la  mezcla  en  agua 
fria.  El  esmeril  bajo  esta  ultima  forma  solo  se  usa  para  unlar 
las  niuelas  de  los  brunidores  de  melales. 

Ilay  otra  especie  de  sustancia  que  se  eonoce  con  el  nom- 
bre  de  papel  de  pasta  de  esmeril  parahs  suavizadores  de  na- 
vajas  de  afeitar,  cuya  fabricacion  diiiere  de  la  del  papel  or- 
dinario  de  esmeril.  Mezclase  conla  pasta  del  papel  cierta  can- 
tidad  de  polvo  sumamente  fino  de  esmeril  y  vidrio,  y  con  es- 
to  se  hace  un  papel  quepuestoeo  una  tablilla,  y  lijeramente 
untado  de  aceite,  forma  un  buen  suavizador.  Tambien  sedice 


160 
que  sirven  para  el  mismo  objeto  las  hojas  de  los  libros  de 
memoria  en  que  se  escribe  con  un  puntero  melalico,  pues 
(pie  el  lejido  li}2;eramenle  rugoso  de  su  papel  tiene  la  propie- 
dadde  gastar  el  acero. 

Igualniente  se  emplean  unas  muelas  de  esmeril,  por  me- 
dio do  un  procediniienio  premiado  en  Inglalerra  hace  cosa 
de  1 2  afios,  siendo  diclias  muelas  los  discos  con  que  se  desgas- 
ta,  brufie  y  lalla  el  cristal,  los  esmalles  y  melales.  Con  pol- 
vo  grosero  de  esmeril  y  arcilla  pulverizada  se  hace  una  pas- 
ta espesa  mojandolo  todo  conagua;  cuya  pasla  sc  prensa  lue- 
go  en  un  molde,  se  seca  y  cuece  al  horno.  La  arcilla  suelda 
las  parliculas  de  esmeril  convirtiendolas  en  una  sola  masa, 
que  gasta  rapidamente  los  objelos  soraetidos  a  su  accion,  al 
raismo  tiempo  que  va  ella  gastandose  aunque  con  lentitud. 
Las  muelas  compueslas  del  esmeril  mas  fino  no  lienen  un 
mordiente  tan  rapido.  pero  es  mas  suave. 

Tal  vez  nos  pregunten  algunos  lectores  si  el  Iripoli  6  tier- 
ra  podrida  es  una  variedad  de  esmeril,  y  larespuesla  no  nos 
parece  fuera  de  su  lugar.  Las  dos  sustanciasson  enteramente 
distintas.  La  tierra  podrida,  6  mejor  dlcho  piedr a  podrida,  co- 
rao  la  llamanlos  ingleses,  es  en  realidad  una  piedra  podrida, 
y  el  nombre  de  tripoli  precede  de  habcrla  sacado  primera- 
mente  del  reino  asi  llaraado.  Encuentrase  en  la  pizarra,  en  la 
calcedonia,  ulla,  asfallo  y  en  el  esquislo,  cuya  diversidad  de 
posicion  ba  dado  origen  a  opiniones  muy  diversas  respecto  al 
de  la  tierra  podrida  y  su  naturaleza.  Unoslo  ban  teuido  por 
un  mineral  siliceo  y  otros  como  mineral  aluminoso;  atribu- 
yendole  estos  un  origen  volcanico,  al  paso  que  olros  lo  consi- 
deran  como  un  sedimenlo  que  ba  deposiladoalgun  liquido. 
Los  mineralogislas  suponen  que  la  tierra  podrida  no  es  mas 
que  la  desagregacion  de  una  variedad  particular  de  piedra  ca- 
liza,  de  marmol  negro  probablemente,  producida  por  la  ac- 
cion combinada  de  la  bumedad  y  el  aire.  En  Bakewell,  con- 
dado  de  Derby,  la  tierra  podrida  que  se  encuenlra  en  los  dis- 
tritos  calizos  ofrece  dos  aspeclos  muy  distinlos.  La  vapiedad 
dura,  segun  la  llanian  los  canteros,  exisle  en  pequefios  blo- 
ques  nodulares  aislados,  diseminados  enlre  restos  de  piedra 
caliza:  a  una  consislencia  pelrea  reune  una  naturaleza  terro- 


161 

sa,  y  se  escama,  presentando  al  taclo  algo  de  suave  y  unluo- 
so.  Sii  color  es  un  medio  enlre  el  amarilio  yel  gris  oscuro. 
La  variedad  blanda  es  una  especie  de  tierra  esponjosa  que 
exisle  en  estado  de  polvo  bajo  losrestosde  piedra  caliza:  es 
mas  aspera  al  laclo  que  la  primera,  y  liene  mas  bien  las  pro- 
piedades  de  la  lierra  que  las  de  la  piedra.  Pero  el  descubri- 
miento  mas  asombroso  sobre  esta  materia  es  el  del  celebre 
micrografo  Ehrenberg,  habiendo  reconocido  esle  infatigable 
observadorque  la  piedra  podrida  de  Bohemia  y  de  Toscana  es 
unproductodenaluraleza  organica,compueslodereslos  6  me- 
jor  de  esqueletos  de  infusorios  de  la  familia  de  las  barcillarice 
y  del  genero  cocconema,  gonphonema,  elc.  Ehrenberg  las  defi- 
ne, segun  dicen,  con  lal  precision  auxiliado  de  su  microsco- 
pio,  que  establece  su  analogia  con  las  especies  vivas,  seBa- 
lando  en  muchos  casos  la  identidad  que  tienen  con  estas  ulti- 
mas. iVerdaderaraente  es  un  estudio  curioso  el  de  esa  petrifi- 
cacion  de  la  vida!  Y  como  una  linea  es  la  dozava  parte  de 
una  pulgada,  esos  seres  infinitamente  pequeiios  no  ban  tenido 
ni  la .  tresmilesiraa  parte  de  una  pulgada  de  longitud.  Un 
atomo,  a  los  ojos  de  cualquiera  otra  persona  que  no  sea 
Ehrenberg. 


TOHO   VI. 


11 


102 


METEORO 


Resumen  de  las  observaciones  meleorologicas 


Enero 
Febrcro 
Marzo . 
Abril.  . 
Mayo. . 
Junio.  . 
Julio.  . 
Agosto. 
Setiembre 
Octubre. 
Noviembre 
Diciemhre. . . 


Pre^io 

1  atmoslerica. 

TEMPI 

^ 

.S 

« 

'■5 

3 

•5 

^ 

^ 

s   • 

^ 

s   • 

« 

1 

„ 

E 

a 

-a 

■5  2 

tS 

mm 

-a 

Q 

"O    ra 

ii  ° 

is  S 
3 

mm 

mm 

mm 

742,8 

757,3 

1 

726,0 

29,31,0 

4",  8 

12"  2 

-0",2 

732,8 

746,7 

23 

713,4 

13  33,3 

9,4 

15,1 

1,9 

737,4 

749,4 

30 

716,4 

22  33,0 

10,5 

16,4 

4,8 

743,8 

752,3 

9 

734,5 

13  18,1 

13,5 

20,9 

6,0 

739,3 

749,8 

6 

729,2 

4 

20,C 

14,4 

19,4 

9,1 

744,9 

753,8 

18 

736,3 

13 

17,5 

17,7 

27,0 

10,6 

744,2 

750,0 

1 

735,3 

10 

14,7 

21,3 

26,7 

16,1 

745,6 

750,9 

12 

739,1 

23 

11,8 

22,9 

31,5 

17,8 

743,0 

750,0 

12 

733,0 

19 

17,0 

19,6 

23,4 

15,8 

738,6 

749,5 

24 

726,2 

7 

23,3 

15,6 

22,5 

8,1 

739,7 

749,8 

5 

734,7 

27 

15,1 

9,8 

12,9 

4,8 

740,4 

752,5 

30 

725,9 

27 

14,5 

7,0 

12,8 

1,0 

12°,  4 
13,2 
11,6 
14,9 
10,3 
16,4 
10,6 
13,7 
17,6 
14,4 
8,1 
11,8 


Presion  media  del  aEo . .     741,0 

Presiones  estremas. 

Mdxima  absoluta  (el  1." 

de  enero) 7  57,3 

Minima  absoluta  (el  13 

de  fcbroro) 713,4 

Diferencia 43,9 


Temperalura  media  del 

aCo 12°,0 

Idem  diurna 13,9 

Idem  segun  la  maxima  y 

minima  absolutas...       l'i,3 

Temperaturas  estremas. 

Maxima  absoluta  (el  17 

de  agosto) 31,6 

Minima  absoluta  (el  15 
de  febrero  y  15  do 
diciembre) -6,5 


Diferencia. 


38,1 


Ilumcdad  rclativa  media  del  ano.  .  .  .  82",3 

Tension  corrcspondientc 7,3 

Humedades  estremas. 

Maxima  absoluta  (el  4  dc  abril.). . . .  93,9 

Minima  absoluta  (el  19  de  abril).  ...  66,1 

Diferencia 27,8 


163 
hechas  en  la  Universtdad  de  Oviedo  en  1855. 


DEL  AIRE 


"7 — 

MAXIMA 

MINIMA 

^ 

ABSOLUTA. 

AUSOLUTA. 

2 

b 

a 

b 

2",9 

12",5 

31 

-6",  5 

19 

7,5 

15,2 

2 

-3,0 

15 

8,6 

16,4 

16 

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28 

11,2 

21,9 

20 

0,4 

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19,4 

27 

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7 

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13,4 

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31 

5,4 

13,0 

26 

-3,0 

15 

19°,0 
18,2 
16,4 
21,5 
14,3 
22,2 
15,4 
17,8 
13,1 
17,7 
13,4 
16,0 


Estado  higrom^trico 
aire. 


83°,5 
83,0 
80,7 
80,8 
81,0 
77,9 
79,7 
80,3 
83,8 
84,4 
87,4 
85,0 


mm 

4,65 

5,88 

5,96 

6,15 

7,72 

8,90 

10,62 

12,55 

11,25 

9,21 

7,00 

5,51 


nun 
2,29 
3,30 
3,81 
5,57 
4,73 
6,44 
7,69 
8,02 
5,54 
3,94 
2,46 
2,36 


Lat,  43°  24'  5"N. 
Long.  0°  20' 32" E. 


meteorol6gicas. 


Invierno. . . 
Prima  vera . 

Estio 

Otouo 


Picsioii     rae- 
Jin. 


mm 

738,7 
740,2 
744,9 

740,4 


Tempciatura 
media. 


5°,  8 
10,8 
18,9 
13,1 


Humedad  re- 
lativa. 


Dias   de 
lluvia. 


8  3",  7 
80,8 
79,3 
85,2 


29 
51 
30 
37 


I.luvia 


28,4 
76,3 
25,4 
73,1 


Altura  meJ-ia  sobre  el  nivel  del  mar 220  metros. 

Ha  Uovido  en  el  auo ; 147  dias. 

Gantidad  de  lluvia  en  centimetros 203,2 

Dia  de  mayor  lluvia  (el  30  de  mayo) 9,0 


164 


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sopciqnv 

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165 


KEAL   OBSEKVATORIO  DE  MADRID. 


Mes  de  f'ebrero  de  1836. 


BAROMETRO. 

Allura  media 

maxima  (dia  7) 

minima  (dia  20) 

Oscilacion  mensual = . 

maxima  diunia  (dia  19) 
minima  diurna  (dia  24). 


I'ulgadas  iu- 
glesas. 


27,812 

28,276 

27,199 

1,077 

0,261 

0,028 


iMlliinctros. 


706/114 

718,200 

690,842 

27,338 

6,629 

0,711 


TERMOMETRO. 


Temperalura  media , 

maxima  (dia  10) , 

minima  (dia  23) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  10). 
minima  diurna  (dia  20). 


Fahr. 

Reaum. 

47°,S 

6°,  89 

64,5 

14,44 

28,0 

-1,78 

36,5 

16,22 

25,7 

11,42 

7,6 

3,47 

Cfiit. 


8°,  61 
18,06 
-2  22 
20^28 
14,28 

4,22 


PLLVIOMETRO. 

Lluvia  caida  en  el  mes.  . . . 


Pul?.    iu''l. 


5,7 


Milimetros. 


14,48 


Manuel  Rico  y  Sinobas. 


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SBpBi;|iul  uo  i  „j;e  e 
Epjonpoj   Bipora   ujn)|v 


107 


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•jiis^  'Jqi-j  sopBjS 
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Resumm  de  las  observaciones  hcchas  en  el  (jran  cuarlel  general 
frances,  en  el  campo  de  Sebastopol,  durante  el  rues  de  enero 
rfe  I806,  por  el  Coroncl  D.  Tomas  0-Ryan  y  Vazquez,  Coman- 
danle  del  cuerpo  de  Ingenieros. 

Altura  mdxima  observada  del  bart5- 

metro 0,753  (dia  1."  i  las  12  del  dia). 

Idem  minima 0,731  (dial4«ilas8delamauana). 

Media  deducida 0,741 

Temperatura    maxima  dada  por   el 

termometro  al  aire  libre -\-lZ°C.  (dia  9  d  las  15). 

Idem  minima —9,5  (dia  14  d  las  8). 

Idem  media  deducida  de  todo  el  mes.  -f-S**,! 

Bias  de  lluvia 8 

Idem  de  nieve 4 


i 


CIENCI4S  NATIJRALES. 


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ZOOLiOGlit. 


fnfluencia  de  barnizar  los  huevos  de  gallina  en  la  formacion  del 
polio;  por  Mr.  Dareste. 

(L'lustilut,  13  nociVmtrc -1853.) 

He  hecho,  dice  el  aulor,  muchas  esperiencias  con  objeto 
de  delerminar  la  acclon  de  bafios  impermeables  dados  a  hue- 
vos de  gallina  en  el  desenvolviraienlo  del  germen  6  em- 
brion  que  estos  conlienen.  Hace  30  anos  que  Geoffrey  Saint- 
Hilaire  las  coraenzo,  y  recientemente  las  siguieron  MM.  Bau- 
drimont  y  Martin  Saint-Ange.  Pero  habicndose  contentado  es- 
tos sabios  con  esperimentos  en  corlisimo  niiraero  de  huevos, 
obtuvieron  resultados  incompletisimos,  aunque  vieron  hechos 
imporlantes.  Valiendome  del  ingenioso  aparato  de  incubacion 
de  Mr.  Valee,  he  podido  estender  mis  esperiencias  a  60  hue- 
vos, y  ver  varies  hechos  que  no  advirtieron  los  mencionados 
sabios. 

He  verificado  mis  esperiencias  recubriendo  de  barniz  cier- 
tas  partes  del  liuevo,  dandolo  en  distintas  epocas  desde  el 
principio  de  la  incubacion.  Cuando  lo  he  dado  a  la  punta 
gruesa  de  los  huevos  al  principiar  6  en  los  dias  priraeros  do 
la  incubacion,  rompiendolos,  he  enconlrado  muertos  cierto 
numcro  de  polios;  pero  no  siempre  impide  el  desarrollo  de 
estos,  puesto  que  algunos  huevos  dieron  polios,  y  en  perfects 
salud.  Presenlaban  no  obstante  un  hecho  aualouiico  que  con- 


Hi 

leniplo  digno  de  atencion.  La  alanloides  no  eslaba  a|)licada 
contra  las  paredes  de  la  caraara  aeiea,  sino  contra  una  parte 
de  la  cascara  que  no  se  habia  barnizado.  Este  hecho  esplica 
evidenteraenle  la  persislencia  de  la  vida  en  las  condiciones 
raencionadas;  porque  la  alanloides  es  el  segundo  organo  de 
la  respiracion  del  polio,  y  cuando  se  desenvuelve,  viene  a 
aplicarse  contra  las  paredes  de  la  camara  aerea. 

Esta  rara  posicion  de  la  alantoides,  inleresante  de  suyo, 
lo  estambien  en  cuanlo  parece  ser  puntode  parlida  de  ciertas 
anomaliasorganicasdel  polio.  Los  que  la  tenian,  estaban  bien 
conformados  casi  todos;  pero  dos  de  ellos  presentaban  singu- 
lares  anomalias.  Uno  tenia  la  pata  izquierda  afectada  de  he- 
mimelia;  esto  es,  le  faltaban  enleranieute  los  dedos,  al  paso 
que  la  derecha  era  como  todas.  Otro  tenia  muy  reducida  la 
mandibula  superior,  y  regular  la  inferior.  Conio  en  todas  mis 
esperiencias  sobre  la  aplicacion  del  barniz  a  la  superficie  de 
los  huevosno  he  visto  anomalias  mas  que  en  este  caso  particu- 
lar, las  creo  procedenles  de  la  posicion  de  la  alantoides. 

Cuando  se  da  el  barniz  a  la  punta  gruesa  del  huevo  hacia 
el  o.°dia,  6  al  tiempo  de  aplicarse  la  alantoides  contra  las  pa- 
redes de  la  camara  aerea,  se  presentan  otras  condiciones.  De 
este  modo  he  matado  siempre  al  polio  por  asfixia,  intercep- 
tando  completaraente  la  coraunicacion  del  oxigeno  del  aire 
con  la  sangre  de  los  vasos  alantoideos.  Mas  tarde  suceden 
otras  condiciones.  Luego  de  aplicarse  la  alantoides  contra  las 
paredes  de  la  caraara  aerea,  continua  desenvolviendose,  y 
poco  a  poco  se  va  aplicando  a  la  cara  interna  de  la  cascara 
en  casi  toda  su  estension.  Si  entonces  se  barniza  la  punta 
gruesa  del  huevo,  ninguna  accion  se  ejercita  ya  en  el  polio; 
y  aquella  operacion  no  puede  impedir  al  alantoides  de  comu- 
nicarse  con  el  aire  esterior.  Asi  lo  he  observado  cuantas  vo- 
ces he  barnizado  la  punta  gruesa  de  los  huevos  del  8."  al  12.° 
dia  de  la  esperiencia,  en  cuyo  tiempo  terminaban  mis  espe- 
riencias. 

EI  barnizado  de  la  punta  aguda  del  huevo  me  ha  dado  re- 
sultados  muy  distintos.  Al  principiar,  y  en  los  tiempos  prime- 
ros  de  la  incubacion,  no  siempre  se  desenvuelve  el  polio,  y 
aun  parece  mas  frecuente  csto  que  en  la  incubacion  artificial 


173 

ordinaria;  pero  una  vez  bien  desenvuella  la  alanloides  y  apli- 
cada  contra  las  paredes  de  la  camara  aerea,  nada  eslorba  al 
polio  el  descnvolverse,  verificandose  con  toda  regularidad. 
Asi  lo  he  notado  en  todas  mis  esperiencias. 


noTitrviCA. 


Influencia  del  calor  y  de  la  luz  sobre  la  dislribucion  de  los  ve- 
jetales  (1);  por  D.  Miguel  Colmeiro,  corresponsal  nacional 
de  la  Academia  de  Ciencias  de  Madrid. 

El  calor  modifica  los  cliraas  considerableraenle,  y  de  el 
depende  en  gran  raanera  la  diversidad  de  la  vejetacion  que 
los  caracteriza.  Con  calor  muy  escaso,  6  sea  con  frio  muy  es- 
cesivo,  como  lo  es  el  de  las  regiones  donde  las  nieves  se  per- 
peluan,  no  puede  haber  vejetacion  alguna,  y  solaraente  celu- 
las  aisladas  y  rojizas,  que  sonotrostantosindividuos  del  pro- 
tococo  nival,  considerado  como  planta,  se  hallan  en  la  superfi- 
cie  de  las  nieves  polares  viviendo  a  espensas  de  la  humedad 
suministrada  por  ellas,  cuando  son  heridas  por  los  rayos  so- 
lares.  Un  esceso  de  calor  se  opone  tambien  al  conveniente 
desarrollo  de  los  vejetales,  y  en  particular  cuando  la  seque- 
dad  llega  a  ser  estreraada.  Entre  el  frio  y  el  calor  inteusos 
existen  temperaluras  sumaraente  variadas,  que  en  union  de 
olras  circunslancias'hacen  posible  la  admirable  diversidad  de 
las  plantas  perlenecienles  a  distintas  regiones. 

Exije  cada  especie  vojetal  una  temperalura  que  no  pase 
de  ciertos  limites;  y  le  conviene  ademas  diverso  grado  de  ca- 


(l)  Este  frasrmento  de  la  segunda  parte  inedifa  del  Curso  de  Botdnica 
de  Don  Miguel  Colmeiro,  csta  escrito  conforme  a  los  ultimos  adelantos  de 
la  ciencia,  y  en  \ista  de  la  Geografi'a  botdnica  razonada  de  Alfonso  De- 
candolle.  La  primera  parte  del  Curso  de  Botdnica,  publicada  por  el  rais- 
moD.  Miguel  Colmeiro,  se  halla  en  las  libren'as  de  Calleja,  Madrid  y 
Santiago;  en  la  de  Hidalgo,  Sevilla;  en  la  de  Piferrer,  Barcelona;  en  la 
de  Cabrerizo,  Valencia;  etc. 


114 

lor  a  medida  que  rocorre  los  sucesivos  periodos  do  su  exis- 
tencia;  siendo  muy  notables  las  difercncias  que  bajo  esle  pun- 
to  de  visla  ofrecen  especies  al  parecer  muy  semejanles.  No 
es  per  tanlo  la  teraperalura  media  de  un  pais  el  dato  termo- 
melrico  que  mas  importa  avcriguarrespecto  de  lavejetacion; 
y  al  contrario,  intercsa  sobremanera  conocer  las  temperaturas 
eslremas  del  ano  y  las  de  cada  mes,  porque  de  ellas  depende  la 
posibilidaddecxislir  delerminadas  plantas,  baslando  que  una 
sola  vez  baje  6  suba  la  leraperatura  mas  de  lo  conveniente  a 
una  especie  cualquiera  para  ocasionar  su  niuerte:  pero  sin 
llegar  a  tales  eslremos  lodavia  puede  orijinarse  el  dano, 
siempre  que  la  temperatura  no  sea  cual  la  exijan  la  flores- 
cencia  y  fructificacion,  6  por  lo  menos  la  madurez  de  las  se- 
millas,  pereciendo  en  este  caso  la  especie  desde  luego  si  es 
anual,  y  despues  de  algunos  afios,  cuando  no  se  multiplique 
por  olros  medios. 

Dos  climas,  cuya  temperatura  media  sea  igual,  no  siem- 
pre permiten  la  existencia  y  desarrollo  de  las  mismas  espe- 
cies vejetales,  viniendo  asi  a  confirmarse  lo  que  se  acaba  de 
manifestar.  En  efecto,  piieden  diferenciarse  tales  climas  res- 
pecto  de  las  temperaturas  estreraas,  y  por  otra  parte  basta 
que  ofrezcan  diversidad  en  la  distribucion  del  calor  durante 
el  ano  para  que  un  clima  sea  adecuado  a  ciertas  plantas,  in- 
capaces  de  soporlar  el  otro  durante  todos  los  periodos  de  la 
vejetacion. 

Un  misrao  clima  ofrece  algunos  anos  solamente,  y  a  ve- 
ces  con  largos  intervales,  estremos  de  temperatura  suficien- 
tes  para  malar  plantas  perennes,  que  pudieran  tenerse  por 
naturalizadas;  resullando  de  esto  la  necesidad  de  proceder  con 
cautela  al  calificarlas  de  aseguradas,  mientras  no  hayan  su- 
frido  los  mayores  eslremos  de  temperatura  alia  6  baja  obser- 
vados  en  el  pais.  El  jardin  botanico  de  Sevilla  ha  presentado 
ejemplos  de  tales  plantas,  que  despues  de  haber  vejetado  con 
vigor  durante  tres  6  cuatro  aiios,  fueron  victimas  del  frio  es- 
traordinario  de  una  sola  noche  algunas,  y  del  escesivo  calor 
de  pocos  dias  otras  diferentes.  Como  las  plantas  anuales  re- 
corren  rapidamente  los  periodos  do  su  vejetacion,  y  pueden 
nacer  en  tiempo  oportuno  para  no  esperimenlar  los  rigores 


175 

almosfericos,  viven  y  se  propagan  con  mas  facilidad  que  las 
perennesen  clitnas  cuyas  lemperaturas  eslremas  difieran  bas- 
tante;  y  si  las  indicadas  plantas  exigiesen  raucho  calor,  po- 
dran  tener  el  suficiente  durante  el  tiempo  de  su  vejetacion, 
terrainada  antes  de  bajar  considerablemente  la  tempera- 
tura. 

Los  climas  de  las  costas  y  de  las  islas  son  generalmenle 
muy  uniformes,  porque  las  aguas  del  mar  conservan  una 
temperatura  poco  variable,  que  modera  la  atmosferica;  y  al 
contrario,  presentan  mucha  desigualdad  los  climas  de  las 
montaiias  y  del  interior  de  los  conlinentes:  siendo  de  notar 
que  bajo  las  mismas  latitudes  son  mas  considerables  las  va- 
riaciones  en  las  partes  orienlales  que  en  las  occidentales  de 
los  mismos,  y  ademas  en  el  antiguo  continente  a  iguales  lati- 
tudes corresponden  por  lo  comun  mas  altas  temperaturas  que 
en  el  nuevo.  El  conocimienlo  de  estas  circunstancias  conduce 
a  esplicar  una  porcion  de  heclios  relatives  a  la  distribucion  de 
los  vejetales. 

Es  indudable  que  disminuye  el  calor  gradualmente  desde 
el  ecuador  a  los  polos,  y  con  bastante  regularidad,  cuando  se 
considera  aisladamenle  cada  meridiano;  pero  se  observan  di- 
ferencias  sorprendentes  al  comparar  entre  si,  bajo  este  punto 
de  vista,  muchos  meridianos  a  la  vez.  Resulta  de  ello  que  las 
lineas  isotermas,  6  sean  las  que  pasan  por  los  puntos  dotados 
de  igual  temperatura  media,  no  son  paralelas  al  ecuador 
ni  entre  si,  y  al  contrario,  ofrecen  sinuosidades  que  las  des- 
vian  mas  6  menos  del  indicado  paralelismo.  Por  razones  iden- 
ticas  tampoco  son  paralelas  al  ecuador,  ni  entre  si,  las  lineas 
isoquimenas,  que  seiialan  los  puntos  con  temperatura  estrema 
igualmente  baja.  Lo  mismo  sucede  respectode  hs  lineas  isote- 
ras,  que  marcan  los  puntos  con  temperatura  estrema  igual- 
mente alta. 

Para  apreciar  con  exactitud  y  en  sus  pormenores  la  rela- 
cion  que  existe  entre  los  dates  termometricos  y  los  hechos 
concernientes  a  la  distribucion  de  los  vejetales,  es  menester 
tomar  en  cuenta  muchas  consideraciones,  y  no  figurarse  que 
cada  planta  sea  un  instrumento  analogo  al  termometro,  y  ca- 
paz  de  raarchar  paralelamente  con  el.  La  accion  de  la  tempe- 


176 

ralura  sobre  los  vejetales  es  miiy  variada,  y  esta  siijela  amu- 
chas  modificaciones;  y  sobre  todo  convicne  averiguar  cuales 
temperaluras  infliiyen  mas  en  cada  clima,  nolando  lambien  el 
modo  de  conibinarsc  las  misraas  temperaturas  con  la  mayor  6 
menor  permanencia  dcsu  accion.  Las  observacioncsde  Bous- 
singault,  Gasparin,  Lindley,  yprincipalmente  las  deOuetelet, 
a  las  que  auadio  algunas  Alfonso  Decandolle,  tienden  a  resol- 
ver  las  indicadas  cuestiones,  variando  el  giro  que  se  habia 
dado  anteriormente  al  estudio  de  la  teraperatura  con  respecto 
ala  vejetacion.  El  ultimo  de  los  aulores  citados  formula  ensu 
reciente  Geografia  botdnica  razonada  lo  que  mas  im porta  re- 
solver  de  una  manera  muy  esplicita,  conceptuando  cuestion 
predominante  la  de  saber  cual  es  la  temperaturautil  a  los  ve- 
jetales, como  se  puede  descartar  en  las  observaciones  meteo- 
rologicas  de  las  temperaturas  iniitiles,  y  despues  de  esta  cor- 
reccion,  como  se  deben  calcular  los  efectosde  ella. 

Son  bastante  defectuosas  las  observaciones  lermometri- 
cas  que  comunmente  se  hacen,  y  su  insuficiencia  para  juzgar 
del  influjo  de  la  temperatura  en  la  vejetacion,  es  una  cosa  de- 
mostrada.  Sabese  por  observaciones  de  muchos  fisicos,  que  la 
capa  atmosferica  proxima  al  suelo  puede  tener  en  ciertos  me- 
mentos y  localidades  una  temperatura  bastante  mas  baja  que 
la  de  las  capas  sobrepuestas,  e  igualmente  consla  que  la  de 
estas  varia  notablemente  a  diversas  alturas  en  circunstancias 
diferentes.  Dediicese  con  claridad  que  las  plantas,  segun  su  es- 
tatura,  estan  sometidas  a  temperaturas  desiguales;  y  atendldo 
esto,  mucho  falta  para  que  lleguen  a  reunirse  datos  termome- 
tricos  tan  circunstanciados  como  se  necesitan,  y  que  deben 
adquirirse  con  la  exactitud  posible  en  muchas  localidades. 
Conforme  a  las  observaciones  hechas  por  Quetelet  en  Bruse- 
las,  puede  sentarse  que  la  temperatura  aumenta  ordinaria- 
mente  a  medida  de  la  allura  6  distancia  del  suelo,  dentro  de 
los  limites  correspondientes  a  la  vejetacion;  siendo  la  diferen- 
cia  de  temperatura  mayor  en  verano  y  menor  en  invierno, 
cuando  se  hacela  comparacion  entre  las  temperaturas  medias, 
aunque  deje  de  suceder  lo  mismo  en  los  dias  estremadamente 
frios,  supuesto  que  en  Ginebra  se  ha  observado  en  tales  dias 
la  grande  diferencia  de  8°  entre  un  term6metro  colocado 


177 

cerca  del  suelo  y  otro  pueslo  a  30  pies  sobre  el,  y  por  consi- 
guiente  en  atmosfera  bastanle  menos  fria.  Como  la  estalura  de 
cada  especie  vejetal  difiere  poco  en  diversos  parajes,  no  pue- 
den  ser  de  mucha  trascendencia  los  errores  que  se  originen 
al  examinar  comparalivamenle  el  influjo  de  la  teraperatiira 
sobre  la  vejetacion  bajo  este  punto  de  vista,  aiin  cuando  fuera 
preferible  en  todo  caso  no  carecer  de  los  dalos  que  se  echan 
do  menos. 

Imporla  tomar  en  cuenta  la  temperatura  del  suelo  en  quo 
se  estienden  las  raices  de  las  plantas,  y  del  cual  reciben  el 
agua,  que  renueva  su  savia.  Aunque  la  accion  del  calor  es 
local,  comoloprueba  el  obrar  aisladamente  en  circunslancias 
dadas  sobre  la  foliacion,  la  florescencia  y  la  madurez  de  los 
frutos,  no  puede  menos  de  reconocerse  que  la  temperatura  del 
suelo  influye  algo  en  la  vejetacion;  y  sobre  todo  es  indudable 
que  respecto  de  las  plantas  modera  los  estremos  de  calor  y 
frio,  hallandose  el  mismo  suelo  mas  fresco  que  el  aire  en 
verano  y  mas  caliente  en  invierno.  La  savia  ciertamente  par- 
ticipa  de  esta  temperatura,  y  la  comunica  a  los  organos  cer- 
canos  de  las  raices  y  a  los  que  pueda  llegar  rapidamente  la 
misma  savia,  cuya  temperatura,  por  otra  parte,  se  conserva 
mas  independiente  de  la  atmosferica  en  los  organos  poco  cou- 
ductores  del  calorico.  El  coco,  rodeado  de  borra,  tiene  una 
frescura  interior  que  debe  diferenciarse  poco  de  la  del  terre- 
ne en  donde  se  hallan  las  raices;  y  tambien  essabido  que  le- 
nerlas  profundas  da  a  las  plantas  mayor  resistencia  contra  la 
accion  de  las  teraperaturas  eslremas;  pero  la  profundidad  a 
que  penctran  las  raices  de  las  plantas  no  es  generalmente 
muy  grande,  y  por  esta  razon  se  ban  limitado  las  observacio- 
nes  a  las  capas  del  suelo  que  dislan  de  la  superficie  todo  lo 
mas  1  metro,  6  scan  3^  pies.  N^es  del  caso  por  consiguien- 
te  tomar  en  cuenta  que  a  mayor  profundidad  haya  una  capa 
con  temperatura  invariable,  ni  tampoco  interesa  al  obje- 
to  la  existencia  de  la  capa  profunda,  constantemenle  helada, 
que  es  propia  de  los  paises  cuya  temperatura  media  no  Uega 
aO». 

La  temperatura  del  suelo  denlro  de  los  limites  indicados 
es  menos  variable  que  la  del  aire  libre,  segun  lo  prueban  las 

TOMO    VI.  12 


178 
obscrvacioiios  ilc  Miinckc  on  Heidelberg  y  las  dc  Quelclel  on 
Briiselas.  Taiubicn  es  dc  notar  que  las  ieniperaluras  maxima 
y  minima  del  suelo  so  trasrailen  al  traves  de  el  hasla  1  me- 
tro de  espesor  en  19  dias,  lo  cual  equivale  a  decir  que  a  la 
espresada  profundidad  snfrc  este  retardo  la  temperatura  res- 
pecto  de  la  esterior;  aunque  debe  adverlirse,  conforme  a  las 
observaciones  de  Forbes,  hechas  cerca  de  Edimburgo,  que  la 
amplitud  de  las  variaciones  y  la  velocidad  de  trasmision  es- 
fim  somelidas  a  la  naturaleza  mineralogica  del  lerreno.  Co- 
mo  las  raices  de  un  considerable  niimcro  de  plantas  no  pasan 
de  3  decimetros,  6  seaa  13  pulgadas  de  profundidad,  ofre- 
cen  notable  interes  las  diferencias  observadas  por  Quetelet 
en  Bruselas  entro  la  temperatura  del  aire  a  poca  distancia 
del  suelo  y  la  de  este  a  la  indicada  6  poco  diversa  pro- 
fundidad, estando  espueslo  al  norle  6  al  mediodia.  En  una 
y  otra  esposicion  el  terrene  a  la  profundidad  media  de  las 
raices  esta  mas  caliente  que  el  aire  desde  el  medio  del 
otono  hasta  el  fin  del  invierno;  y  al  contrario,  se  lialla  mas 
fresco  en  el  reslo  del  ano,  aunque  nunca  pasa  la  diferencia 
de  3",b:  siendo  notable  que  lanto  al  empezar  el  otono  como 
al  concluir  el  invierno,  hay  mementos  en  que  la  diferencia  es 
nula.  La  mayor  corresponde  al  verano;  y  a  la  consiguiente 
frescura  de  la  savia  se  agregan  los  efectos  dela  rapidez  de  la 
misma,  ocasionada  por  una  abundanteexhalacion,  debida  a  la 
fuerza  del  calor  y  capaz  dc  moderarlo;  pudiendose  asi  com- 
prender  como  a  medida  que  este  aumenta  tienen  las  plantas  un 
eficaz  medio  de  aminorar  la  accion  de  la  temperatura  esterior. 
Si  la  frescura  del  suelo  variase  mucho  en  climas  diversos 
respecto  de  las  correspondientes  temperaturas  atmosfericas 
resultarian  errores  no  insi^ificantes,  toda  vez  que  se  pres- 
cindiese  del  influjo  ejerci^  por  aquella.  Desgraciadamente 
todavia  no  ensenan  bastante  sobre  este  particular  las  tablas 
comparativas  de  las  temperaturas  del  aire  y  del  suelo  obser- 
vadas en  diferentes  paises,  siendo  por  tanto  dificil  hacer  las 
debidas  correcciones  en  los  dates  termometricos  ordina- 
rios. 

Esperimenta  el  suelo  la  accion  directa  de  los  rayos  sola- 
res,  y  de  ello  resulta  que  su  capa  superficial  se  calicnta  nota- 


179 
blemente  en  vcrano  por  los  misraos,  ademas  de  rccibir  el  calor 
qne  le  comunica  cl  aire  y  que  ha  sido  objeto  delas  coiisidera- 
ciones  arribaespueslas.  Pero  lambienlasplantasesperimenlan 
la  accion  directa  de  los  rayos  del  sol:  y  comolas  observaciones 
terraometricas  comunes  se  hacen  a  la  sombra,  puede  decirse 
que  no  son  exactamente  aplicables  a  los  fenomenos  de  la  vida 
vejetal.  Asi  lomanlfiesta  Gasparinen  suCurso  de  AgricuUura, 
habiendo  hecho  observaciones  con  termometros  cubiertos  de  1 
milimetro,6  sea  media  linea  de  tierra,  puestosal  sol  para  avc- 
riguarcuanto  aunienta  la  lemperatura  por  la  accion  directa  del 
calor  solar;  y  observaciones  semejantes  ban  sido  proyecladas 
en  Londres  y  llevadas  a  cabo  en  el  jardin  de  la  Sociedad  de 
HorlicuUura,  siendo  tres  los  termometros  empleados,  dos  de 
ellos  cubiertos  de  lana  negra,  uno  espueslo  al  sol  y  otro  a  la 
irradiacion  nocturna,  mientras  que  el  tercero  estaba  colocado 
a  la  sombra  de  la  manera  ordinaria.  La  temperalura  media 
entre  las  estremas  producidas  por  la  insolacion  y  la  irradia- 
cion, 6  como  dice  Dove,  la  media  de  ima  localidad  espuesta 
sucesivamente  al  sol  y  ala  irradiacion,  esta  representadapor 
la  media  de  los  dos  primeros  termometros  comparables  con  el 
tercero,  cuyas  indicacioues  tieneu  el  valor  de  las  coraunmen- 
te  apreciadas.  Aunque  no  se  hayan  repetido  en  bastantes  lo- 
calidades  esta  clase  de  observaciones,  puede  suponerse  con 
Alfonso  Decandolle  que  la  lemperatura  media,  correspondien- 
te  a  las  estremas  de  insolacion  y  de  irradiacion,  sea  propor- 
cional  en  todos  los  climas  a  la  media  obtenida  por  el  proce- 
dimiento  ordinario  a  la  sombra;  de  modo  que  los  puntos  si- 
tuados  en  las  mismas  lineas  isotermicas,  las  cuales  hace  pasar 
el  mismo  Decandolle  por  donde  la  lemperatura  es  igual  du- 
rante un  periodo  semejante  de  tiempo,  deben  hallarse  tam- 
bien  juntas  en  olras  lineas  trazadas  conforme  a  las  medias 
correspondientes  a  las  estremas  de  insolacion  e  irradiacion 
Los  resultados  obtenidos  hasta  ahora  en  los  climas  templados 
de  Europa,  ofrecen  entre  las  temperaturas  medias,  obtenidas 
de  uno  y  otro  modo,  diferencias  que  varian  segun  los  meses,  y 
que  llegan  a  esceder  en  4"  6  algo  mas.  Fuera  muy  conve- 
niente  que  en  el  mediodia  de  Europa,  y  particularmente  en 
Espafla,  se  hiciesen observaciones  termometricas,  que  condu- 


180 
jesen  a  verificar  los  resuUados  indicados;  siendo  bajo  esle  as- 
pecto  incorapletas  e  insiificicntes  ias  consignadas  desde  enero 
de  1855  en  la  Revisla  de  los  progresos  de  las  ciencias. 

Lo  interesanle  sobre  todo  es  saber  hasta  que  punlo  los  ve- 
jetalesson  influidos  por  la  iiisolacion  y  la  irradiacion  noclur- 
na.  El  variado  color  de  la  superficie  delasplanlasmodifica  se- 
guramenle  la  accion  de  ambas  causas  de  calor.  haciendo  mas 
6  menos  comparables  las  mismas  plantas  en  este  concepto  al 
termometro  tenuamente  cubierlo  de  tierra,  ya  que  eslo  sea 
preferible  a  ennegrecerlo;  y  ademas  las  partes  solidas  de  las 
plantas  no  pueden  calentarse  del  raismo  modo  que  el  liquido 
contenido  en  el  termometro,  y  particularmente  siendo  el  li- 
quido metalico,  como  lo  es  de  ordinario.  Por  otra  parte,  du- 
rante el  dia  un  rapido  ascenso  de  la  savia  y  una  abundanle 
exhalacion  moderan  la  accion  del  calor  solar,  mientras  que 
la  irradiacion  obra  de  noche  con  mayor  libertad.  La  direc- 
cion  de  los  tallos  y  de  las  hojas,  la  sorabra  que  se  prestan  las 
ramas,  la  esposicion  al  Norte  6  al  Mediodia,  y  otras  circuns- 
tancias  parecidas,  modifican  seguramente  la  accion  de  los  ra- 
vos  solares  y  de  la  irradiacion  noclurna.  En  consideracion  a 
estos  motives  por  lo  que  toca  a  los  vejetales  deben  rebajarse 
algo  las  diferencias  observadas  entre  las  temperaturas  medias 
ordinarias  y  las  correspondientes  a  las  estremas  de  insolacion 
e  irradiacion,  con  tanlo  mayor  fundamento  cuanto  que  se  ve 
comprobado  diariamente,  por  lo  menos  en  los  climas  templa- 
dos,  no  ser  muy  considerable  la  anticipacion  de  los  fenome- 
nos  de  la  vida  vejetal  bajo  el  influjo  de  una  insolacion  mas 
coraplela;  ni  tarapoco  a  la  sombra,  6  mejor  entre  sol  y  som- 
bra  es  muy  graude  el  retardo  de  los  misraos  fenomenos. 

Para  averiguar  con  cerlidumbre  los  efectos  del  calor  so- 
lar sobre  los  vejetales,  es  lo  seguro  fijar  la  atencion  en  estos, 
y  hacerlos  objeto  de  observaciones  directas,  mas  bien  fisiolo- 
gicas  que  puraraente  fisicas,  unico  medio  de  tomar  a  la  vez 
en  cuenta  los  efectos  quimicos  de  la  luz  solar  sobre  la  veje- 
tacion,  los  cuales  seria  imposible  reconocer  con  el  mero  au- 
xilio  del  termometro.  Dos  son  las  maneras  de  estudiar  los  ve- 
jetales bajo  el  punlo  de  vista  indicado:  la  primera  consiste  en 
eiaminar  el  influjo  de  la  esposicion  al  Norte  6  al  Mediodia  en 


181 

las  monlaflas,  porque  la  diferencia  de  la  altura  alcanzada  por 
cada  especie  en  una  y  olra  esposlcion  puede  ser  apreciada  en 
grados  termometricos;  y  en  efeclo,  basla  saber  que  la  disnii- 
nucion  de  1°  observada  en  la  temperatura  media  anual  cor- 
responde  en  una  raontana  por  ejemplo  a  ISO  melros,  para  de- 
ducir  que  en  la  misraa  una  especie  espuesta  al  Mediodia  a 
300  metros  de  altura  indica  una  diferencia  de  2°;  la  segunda 
manera  se  reduce  a  observar  las  epocas  relalivas  de  la  folia- 
cion,  florescencia  y  madurez  en  plantas  de  idenlica  especie, 
en  el  mismo  pais  y  aiio,  al  sol  y  a  la  sorabra,  lo  cual  da  por 
resultado  algunos  dias  de  anticipacion  de  los  pies  espuestos  al 
sol:  y  lomando  la  temperatura  media  de  la  sombra  durante 
los  dias  corridos  antes  de  verificarse  aquellas  funciones  en 
las  plantas  diversamente  situadas,  debe  multiplicarse  respec- 
lo  de  cada  una  el  numero  de  dias  por  el  de  grados  correspon- 
dientes  a  su  temperatura  media,  y  la  diferencia  de  los  pro- 
duclos  espresa  en  grados  termometricos  los  efectos  de  los  ra- 
yos  solares  con  baslante  aproximacion.  auncuando  pueda  va- 
riar  algo  segun  los  paises,  las  eslaciones  y  losafios. 

Los  hechos  reunidos  y  comparados  por  Alfonso  Decandolle 
conforrae  a  las  dos  maneras  propuestas  de  reconocer  los  efec- 
tos de  los  rayos  solares  sobre  la  vejetacion,  suministran  re- 
sultados  bastanle  importantes.  En  cuanlo  a  la  primera  no  se 
puede  menos  de  tomar  en  cuenla  la  diferencia  de  latilud,  y 
por  esta  razou  en  Europa  a  una  latitud  media,  6  sea  entre  44 
y  47",  da  por  resultado  que  la  accion  directa  de  los  rayos  ca- 
lorificos  y  quimicos  del  sol  produce  sobre  las  plantas  el  efecto 
de  1°  medido  por  un  lermometro  colocado  a  la  sombra,  mien- 
tras  que  a  la  latitud  de  37"  el  mismo  efecto  se  eleva  a  2°, 3. 
La  segunda  manera  de  examinar  la  accion  directa  de  los  ra- 
yos solares  sobre  las  plantas  ha  producido  en  Ginebra,  situa- 
da  a  46°  de  latitud, *cl  efecto  de  3", 5  durante  el  periodo  de  la 
aclividad  vejetaliva,  contado  desde  abril  hasla  mediados  de 
setiembre;  y  puede  suponerse  aquel  efecto  aumentado  has- 
la 5°  6  6"  en  los  meses  mas  calienles,  y  reducido  a  1°  6  2** 
en  primavera  u  otoiio,  ademas  de  variar  segun  el  grado  de 
nebulosidado  trasparencia  de  la  atmosfera.  Estos  resulfados, 
que  Alfonso  Decandolle  no  presenta  como  bases  cierlas,  y  so- 


182 

lamcnle  como  aproxiniaciones,  concuerdan  bastante  con  los 
obtenidos  medianle  dos  lerraomelros,  iino  espueslo  al  sol  y 
Giro  a  la  irradiacion  iiocturna,  del  mode  antes  esplicado. 

Aparece  claro  que  lodavia  se  necesila  mulliplicar  las  ob- 
servaciones  para  graduar  con  la  exactilud  posible  los  efectos 
de  los  rayos  solarcs  sobre  la  vejelacion.  La  siluacion  en  la 
parte  oriental  li  occidental  de  un  continente  bajo  la  misma  la- 
litud  hace  variar  los  indicados  efectos  respecto  de  los  cor- 
respondientes  a  la  situacion  central;  ypor  esto,  si  en  elcenlro 
de  Europa  durante  lo  templado  del  ano  esperimentan  las  plan- 
tas  espuestas  al  sol  el  efecto  de  2"  medidos  por  un  termorae- 
Iro  colocado  a  la  sorabra,  es  de  suponer  que  al  Oeste  en  In- 
glaterra  sea  el  efecto  de  1",5  6  el  de  1°,  y  al  Este  en  Hungria 
de  2°, 5  6  de  3°,  viniendo  a  resultar  una  diferencia  de  2''entre 
los  paises  occidentales  y  orientales  en  latitudes  medias;  lo 
cual  da  la  suma  de  306"  para  los  153  dias  comprendidos  de 
mayo  a  setiembre,  y  la  de  428°  para  los  214  dias  corridos 
de  abril  a  octubre:  niimeros  que  tienen  solamente  un  valor 
aproximado.  En  latitudes  muy  diferentes  varian  mucho  mas 
los  efectos  de  los  rayos  solares  sobre  la  vejetacion;  y  es  sen- 
sible que  en  los  paises  calidos,  6  siquiera  en  los  meridionales 
de  Europa,  no  se  hayan  hecho  observaciones  que  puedan  com- 
pararse  bajo  este  punto  de  vista  con  las  verificadas  en  el  cli- 
ma  del  centro  de  la  misma  Europa:  pero  se  sabe  comunmente 
cuanto  aumenta  la  fuerza  de  la  accion  directa  del  sol  a  me- 
didaque  se  adelanta  hacia  el  Mediodia,  en  lerrainos  de  con- 
venir  la  sombra  a  ciertas  plantas;  y  por  otra  parte  no  se  des- 
conoce  que  uno  de  los  malos  efectos  de  la  accion  solar  en  los 
paises  meridionales  es  desecar  escesivamente  el  suelo,  y  en 
particular  doude  no  llueve  durante  el  verano.  En  tanto  que 
las  observaciones  direclas  no  demuestren  otra  cosa,  puede 
suponerse  de  li  6  6°  el  efecto  de  la  accion  (lirecla  de  los  rayos 
solares  sobre  la  vejetacion,  6  sea  el  que  debe  anadirse  al  de 
la  lemperatura  esperimentada  a  la  sombra  por  las  plantas. 

Deben  considerarse  las  tcmperaturas  bajas  en  cuanto  son 
dafiosas  6  iniitiles  a  los  vejetalcs.  Consideradas  bajo  el  primer 
aspecto  no  debe  olvidarsc  que  muchas  de  las  superiores  aO", 
como  las  infcriorcs,  son  capaccs  de  malar  diversas  plantas;  y 


i 


183 

tambien  ti  pesar  de  la  contraria  crceneia  generalizada  hasta 
aliora,  cs  prcciso  rcconoccr  que  piicden  conjelarse  raomcnla- 
neamonle  los  liquidos  conlenidos  en  los  organos  mas  delicados 
de  miichas  planlas  sin  que  estas  sufrau  necesariamenlc  algun 
daflo;  pero  los  transitos  repentinos  de  temperaluras  demasiado 
bajas  a  otras  moderadas  son  muy  nocivos,  obrando  por  esla 
razon  Ian  perniciosamente  los  rayos  solares  sobre  las  partes 
que  acaban  de  esperimcntar  mucho  frio;  y  a  pesar  de  todo  no 
se  crea  que  una  lemperalura  igualmente  baja  produzca  sicm- 
pre  identico  efecto  sobre  una  misma  planta,  porque  la  dura- 
cion  del  frio,  el  eslado  de  la  planla,  su  edad,  la  huniedad  del 
suelo  y  del  aire,  la  naturaleza  del  terrene  y  la  presencia  de 
la  nieve,  son  causasque  iofluyen  mucho.  Las  temperaturas 
bajas  que  se  tienen  por  iniitiles,  son  todas  cuantas,  sin  daiiar, 
no  promueven  ni  activan  la  vejetacion;  habiendolas  inferiores 
6  superiores  a  0°  segun  las  plantas,  porque  cada  especie  para 
iniciar  su  vejetacion  necesita  una  temperatura  determinada, 
que  por  ser  punto  de  parlida  puede  considerarse  como  0°  res- 
pecto  de  la  especie  vejelal  correspondienle:  y  de  ello  se  in- 
fiere  que  las  temperaturas  medias  y  estremas ,  calculadas  de 
la  manera  ordinaria,  no  estan  exaclamenle  relacionadas  con 
los  fenomenos  de  la  vejetacion,  siendo  necesario  por  tanlo 
eliminar  las  temperaturas  inutiles  a  las  plantas  que  se  consi- 
deran,  6  bien  a  las  funciones  de  las  misraas  que  sean  tomadas 
en  cuenta. 

La  eliminacion  de  las  temperaturas  inferiores  a  0"  del  ler- 
mometro  tienc  que  ser  comun  a  todas  las  plantas,  no  vcjetando 
ninguna  con  grades  negatives,  aun  cuando  viva  sin  esperi- 
raentar  dauo;  y  esla  eliminacion  es  sobre  todo  indispensable 
respecto  de  los  climas  generalmenle  frios,  6  muy  frios  en  in- 
vierno,  porque  en  ellos  distan  mas  de  ser  aplicables  al  estu- 
dio  de  la  vejetacion  las  temperaturas  medias,  en  cuyo  calcu- 
lo,  heclio  del  mode  ordinario,  influyen  cantidades  negativas, 
a  veces  bastanle  importantes  para  producir  en  aquellas  una 
disminucion  considerable.  Pero  seria  muy  dificil  hacer  la  de- 
bida  correccion  bajo  este  punto  de  vista  en  todas  las  tempera- 
turas medias  termometricas,  fundadas  en  datos  mas  6  menos 
disperses  y  no  todos  publicados;  de  manera  que  es  prefcrible 


184 

siraplificar  la  operaciou,  adoptando  el  m6lodo  propuesto  por 
Alfonso  DecandoUe,  conlbrme  al  cual  se  toma  encuenlasola- 
raenle  la  suma  de  temperaturas  raedlas  coniprendidas  enlre 
el  dia,  cuya  media  empleza  a  subir  de  0",  y  en  el  que  la  mis- 
ma  desciende  a  igual  grado,  desapareciendo  asi  miicha  parte 
del  error,  aunque  no  dejen  de  ocasionarse  otros  de  alguna 
consideracion  para  los  climas  estremados. 

Respecto  de  las  temperaturas  bajas  supcriores  a  0°,  (|ue 
son  iniitiles  a  diferentes  plantas,  larabien  es  necesaria  la  cor- 
reccion,  aunque  de  no  eliminarlas  resulten  errores  menos  ge- 
nerales  e  importanles  que  los  originados  por  las  temperaturas 
negativas.  Como  la  temperatura  ulil  para  cada  especie  y  para 
cada  una  de  sus  funciones  podra  ser  superior  a  1",  2", 3",  etc., 
se  hace  precise  uu  calculo  bastanle  largo  y  complicado, 
cuyos  resullados  obtenidos  por  Ritler  desde  0°  a  9°  para  to- 
dos  los  meses  del  ano  1847  en  Ginebra  ha  publicado  Alfonso 
DecandoUe,  patenlizando  la  manera  de  presentar  las  sumas  de 
temperaturas  utiles  por  meses  y  al  ano  en  diferentes  casos. 
En  lugar  de  calcular,  como  lo  ha  hecho  Ritter,  puedense  con 
mayor  sencillez  y  bastante  exactitud  averiguar  las  sumas  de 
temperatura  utiles,  parliendo  de  1",  2°,  3°,  etc.,  segun  los 
casos,  y  para  ello  basta  sumar  las  temperaturas  medias  de  los 
dias  compreudidos  enlre  los  dos  que  las  tengan  iguales  al  su- 
bir y  al  bajar  de  los  grados  indicados  coraoinutiles. 

Puedentambienexaminarse  las  temperaturas  altas  en  cuan- 
to  son  danosas  6  iniitiles  a  los  vojetales,  aunque  no  exista  la 
posibilidad  de  hacer  en  las  temperaturas,  observadas  del  mo- 
do  ordinario,  correcciones  que  conduzcan  a  la  exactitud.  Se 
sabe  demasiado  que  el  calor  escesivo  contraria  algunas  fun- 
ciones, e  impide  la  exislencia  de  muchas  plantas  que,  como 
las  alpinas  y  otras,  no  lo  soportan;  pero  lambien  es  cierto  que 
las  temperaturas  demasiado  alias  para  unas  especies  no  lo  son 
para  otras,  y  ademas  igual  grado  de  calor  produce  diverso 
efecto  sobre  identica  especie  segun  se  halle  acompanado  de  se- 
quedad  6  de  humedad.  Es  asimismo  indudable  que  una  doble 
temperatura  no  duplica  el  efeclo  sobre  una  planla  cualquiera;  lo 
cual  equivale  a  decir  que  el  influjo  del  calor  sobre  las  plan- 
tas no  es  exaclamente  proporcional  al  auraento  de  tempera- 


185 
tura,  parlicularmente  desde  que  esta  pasa  de  la  media  mas 
convenienle  a  cada  especie. 

Obra  la  temperatura  de  diverse  modo  sobre  las  planlas, 
segun  la  epoca  de  su  vejelacion,  y  por  esto  no  produce  los 
mismos  efectos  que  en  la  primavera  una  temperatura  igual  en 
olofio,  cual  se  esperiraenta  generalmente  en  Europa,  siendo 
raro  que  la  florescencia  se  repila  en  la  ultima  de  aquellas 
epocas;  ni  tampoco  el  calor  fuerte,  Ian  propio  para  madurar 
las  semillas,  es  beneficioso  a  muchas  plantas  en  el  primer  pe- 
riodo  de  su  vejetacion.  Hasta  en  los  climas  mas  uniforraes  du- 
rante fodo  el  ano,  como  lo  es  el  de  la  isla  de  Madera,  produ- 
ce la  temperatura  diversos  resultados  en  los  sucesivos  perio- 
dos  que  recorren  las  planlas  en  cada  afio,  cayendoseles  las 
hojas  y  reposando  mas  6  menos  tiempo,  cuando  la  tempera- 
tura no  deja  de  ser  semejante  a  la  de  verano  en  el  centro  de 
Europa.  El  calor  debe  estar  acompanado  de  luz  para  que 
obre  con  bastante  intensidad;  y  sin  considerar  estos  agentes 
susceptibles  de  variar  su  modo  de  accion,  es  lo  cierto  que  el 
estado  variable  de  las  planlas  da  lugar  a  diferentes  efcclos, 
como  acabade  verse. 

Creese  generalmente  que  las  estremadas  y  repelidas  va- 
riaciones  de  temperatura  son  favorables  al  desarrollo  de  los 
vejetales,  y  sin  embargo  no  hay  en  ello  lanto  de  verdad  como 
a  primera  visla  parece.  Respecto  de  las  variaciones  anuales, 
dejando  a  parte  los  paises  en  que  la  desigualdad  de  tempera- 
tura esta  acompanada  de  sequedad  durante  el  verano,  basta 
fijar  la  atencion  en  muchos  de  los  constanlemente  humedos 
para  convencerse  de  que  los  hay  con  frondosa  y  diversificada 
vejetacion,  siendo  la  temperatura  muy  uniforme:  asi  sucede 
en  los  climas ecuatoriales,  en  los  templados  y  monotones  de  la 
isla  de  Madera,  de  las  Azores  y  del  nordoesle  de  America, 
como  tambien  en  los  frescos  del  hemisferio  austral.  Sin  em- 
bargo, Quetelet  alribuye  venlajas  a  las  variaciones  bastante 
amplias,  6  mas  bien  ha  emitido  la  opinion  de  que  las  planlas 
necesitan  ciertos  grades  de  calor,  los  cuales  van  recibien- 
do  diariamente  por  efecle  de  las  variaciones,  y  se  inclina 
deraasiado  en  favor  de  la  hipotesis  de  que  la  temperatura 
obra  sobre  las  plantas  como  la  suma  de  los  cuadrades  de  los 


186 

numeios  empleados  para  espresarla,  y  no  prccisamente  como 
la  suma  dc  estos:  y  asl  seguii  el  mismo,  dos  dias  con  Icmpe- 
ratura  dc  10"  en  priraavcia  no  pueden  producir  d  mismo cfec- 
to  que  un  solo  dia  con  tempcralura  de  20'.  Perono  eslancom- 
probadas  lodavia  estas  aserciones  por  medio  de  esperiraentos 
decisivos,  cuales  serian  los  que  se  hiciesen  en  invernaculos, 
donde  se  colocasen  individuos  de  una  misma  especie  someli- 
dos  a  temperaturas  uniformes  6  variables  dentro  de  limites 
determinados,  y  Alfonso  DecandoUe  pone  en  dudaquelas  va- 
riaciones  de  lemperatura,  como  tales  variaciones,  sean  real- 
menle  ventajosas  a  la  vejetacion,  raanifeslando  ademas  que 
los  efeclos  de  las  mismas  deben  ser  diversos  segun  el  momen- 
to  en  que  se  verifican  y  los  grados  del  lermometro  que  recor- 
ren.  Por  consiguienle  los  cambios  termomelricos  algo  frc- 
cuenles  y  considerables  seran  ventajosos  6  contraries  a  la  ve- 
jetacion, aunque  no  como  cambios,  y  solamentc  en  razon  dc 
los  limites  superiores  6  inferiores  que  traspasan. 

La  accion  del  calor,  en  concepto  de  todos,  no  puedc  ser 
apreciada  exactamente  sin  tomar  en  consideracion  cl  tiempo, 
6  sea  la  duracion  de  la  misma,  aunque  no  haya  bastanle 
conformidad  sobrc  la  manera  de  combinar  en  los  calculos 
acertadamente  los  valores  correspondientes  a  la  tempcratura 
y  al  tiempo.  Lo  primero  que  ocurre  y  lo  mas  anliguo  es  su- 
mar  las  temperaturas  medias,  dia  por  dia,  durante  la  epoca  en 
que  se  desean  apreciar  los  efectos  calorificos;  pero  so  ban  co- 
metido  notables  errores  al  aplicar  este  melodo,  ya  parlien- 
do  de  una  epoca  arbilraria  del  afio,  ya  conlando  los  grados 
negatives  del  tcrmometro,  y  ademas  entre  otras  cosas  por  ha- 
ber  calculado  mal  las  temperaturas  medias  diarias.  El  melo- 
do aplicado  por  Boussingault  a  las  plantas  annates,  y  en  par- 
ticular a  las  cereales  sembradas  en  primavera,  consiste  en 
sumar  las  temperaturas  medias  de  los  dias  corridos  desde  el 
de  la  siembra  basla  el  de  la  cosecba;  y  sin  negar  que  asi  se 
obtcngan  resultados  bastantc  salisfactorios  respeclo  de  las 
plantas  indicadas,  es  indudable  que  aquel  prescindio  do  va- 
rias  causas  capaces  de  producir  errores  de  alguna  considera- 
cion. Efeclivamcnte  fijc)  con  un  poco  de  arbitrariedad  cl  prin- 
cipio  y  el  fin  dc  la  vcjclacion  dc  cada  planta;  tomo  en  cucnta 


187 

las  temperaturas  demasiado  hajas,  y  probablemente  algunas 
negalivas;  deseslimo  la  accion  de  los  rayos  solarcs;  y  dejo  de 
nolar  las  variedades  de  cereales  cullivadas,  y  las  circunslan- 
cias  diferentes  de  su  cultivo.  A  pesar  de  lodo,  es  muy  lilil  este 
metodo,  que  Alfonso  Decandolle  acepta  con  algunas  modifica- 
ciones,  habiendolo  comprobado  por  medio  de  observaciones 
hechas  al  sol  y  a  la  sombra  sobre  plantas  anuales,  que  le  ban 
dado  resultados  en  apoyo  de  las  sumas  de  las  temperaturas 
medias,  como  medio  de  apreciar  los  efectos  del  calor  sobre  la 
vejetacion,  salvas  algunas  difereneias  dependientes  de  varias 
circunstancias.  No  se  ha  inclinado  Quetelet  de  igual  manera 
en  favor  del  mismo  metodo,  que  acaso  no  hallo  suficiente  por 
haberlo  empleado  respecto  de  las  epocas  de  foliacion,  flores- 
cencia  y  madurez  en  diversos  paises  y  anos,  sin  haber  elimi- 
nado  las  temperaturas  bajas,  que  alteran  mucho  los  calculos 
cuando  se  trala  de  plantas  perennes,  pareciendole  por  tanto 
preferible  tomar  las  sumas  de  los  cuadrados  de  los  niimeros 
que  espresanlas  temperaturas  medias;  pero  ya  se  ha  indica- 
do  que  esta  hipotesis  no  esta  sulicientemenle  comprobada,  y 
los  esperimentos  hechos  por  su  autor  con  este  objeto  no  se 
hallan  exentos  de  objeciones.  Ha  propuesto  Babinet  un  tercer 
metodo,  fundado  lambien  en  una  hipotesis,  como  es  suponer 
que  la  temperatura  obra  proporcionalmente  a  la  intensidad  de 
la  causa  y  al  cuadrado  del  tierapo,  lo  cual  no  esta  demoslrado 
por  esperimentos  hechos  al  efecto;  y  de  todos  modes  no  es 
creible  que  hipotesis  semejantes  scan  aplicables  a  maquinas 
organizadas,  cuya  marcha  esta  sujeta  a  muchas  fuerzas,  yque 
no  funcionan  conforme  a  leyes  flsico-matematicas.  En  ultimo 
resullado,  las  sumas  de  las  temperaturas  utiles  se  aproximan 
bastanle  a  la  exactitud;  y  aun  cuando  no  sea  completa  por  con- 
tarse  las  temperaturas  demasiado  bajas  superiores  a  0°  y  las 
demasiado  altas,  hay  que  pasar  por  ello,  siendo  impractica- 
bles  respecto  de  todas  las  plantas  los  muchos  esperimentos 
necesarios  para  evilar  todas  las  causas  de  error. 

Si  el  pendulo-termometro  de  Edmundo  Becquerel  llegasc 
a  ser  modificado  de  manera  que  contase  los  grades  superiores 
a  0°,  1",  2",  etc.,  se  averiguarian  las  temperaturas  utiles  con 
la  mayor  facilidad,  y  lo  mismo  sucedcria^on  la  invencion  de 


188 

un  termometrografo  que  marcase  las  temperaturas  superiores 
a  grades  determinados.Entretanlo  es  menesler  valerse  de  los 
termometros  y  de  los  metodos  ordinarios,  mas  6  raenos  apro- 
ximalivos,  segun  va  espucslo. 

Como  quiera,  la  suma  de  las  temperaturas  utiles,  es  decir 
la  de  las  medias  superiores  a  0°,  1",  2",  3°,  etc.,  calculadas 
per  dias  6  por  meses,  es  diferente  en  cada  localidad,  y  puede 
serlo  en  cada  ano,  constituyendo  uno  de  los  caracteres  del 
clima  que  mas  importancia  ofrecen  respecto  de  la  vejeta- 
cion.  Lo  mas  asequible  conforme  a  las  observaciones  meteo- 
rologicas  actualmente  existentes  es  delerminar  para  cada  lo- 
calidad los  dos  dias  del  ano  en  que  la  temperatura  media  litil 
llega  a  sus  limites,  y  multiplicar  la  suma  de  los  dias  interme- 
dios  por  los  grades  de  temperatura  media  correspondienle  a 
estos  mismos.  Aunque  lo  mejor  sea  hacer  el  calculo  parlien- 
do  de  las  temperaturas  medias  diarias,  tambien  puede  fundar- 
se  en  las  medias  mensuales  6  en  las  medias  determinadas  por 
decadas,  no  obstante  que  se  origine  asi  algun  error  en  la  suma 
total  de  los  grades  de  calor  util.  Climas  hay  correspondientes 
a  diferentes  lineas  isotermicas,  y  conformes  a  pesar  de  ello 
en  cuanto  a  la  sumade  calor  lilil,  partiendo  de  tal  6  cual  11- 
mite;  heche  que  no  debe  parecer  estrane,  considerando  que 
las  lineas  isotermicas  se  ban  establecide  con  relacion  a  la  tem- 
peratura media  sin  esclusion  de  las  inutiles  6  perjudiciales  a 
determinadas  plantas. 

«En  una  palabra,  como  dice  Alfonso  Decandolle,  si  se  su- 
»ponen  utiles  a  diversas  especies  de  planlas  6  de  animales 
»temperaturas  diversas  baje  el  aspecto  de  su  minimum  6  de  su 
))totalsuma,  se  encuentran  respecto  de  cada  localidad  climas 
Mcencordantes  bajo  lineas  isotermicas  muy  diferentes.  Si  en  la 
» carta  de  Europa  6  de  los  Eslados-Unidos  se  trazasen  lineas 
))por  los  punlos  que  tienen,  a  parlir  de  5"  por  lo  menos,  una 
))suma  de  3000°,  se  podrian  trazar  tambien  otras  lineas  casi 
»paralelas  por  los  puntos  que  luviesen,  a  partir  de  5°,  sumas 
»de  3100,  3200,  3300",  etc.;  pero  este  sistema  de  lineas  estaria 
»cruzado  primeramente  por  otras  que  pasarian  por  los  pun- 
»tos  que  tienen  a  partir  de  6",  sumas  de  3000,  3100,  3200",  etc., 
))y  despues  por  lineas  que  pasarian  por  puntos  que,  a  parlir 


189 

»de  4°,  lienen  sumas  de  3000,  3100",  etc.  La  carta  quedaria 
))cubierla  de  lineas  cruzadas,  y  en  todas  partes  habria  niime- 
))rosas  concordancias  de  clima.»  Claro  es  que  todo  esto  tiene 
su  principal  aplicacion  a  los  climas  de  las  regiones  templadas 
y  boreales,  puesto  que  en  los  ecuatoriales,  si  se  prescinde  de 
las  montanas  elevadas,  son  las  temperaturas  altas  y  por  tanlo 
completamente  utiles,  pudiendose  obtener  en  ellos  las  sumas 
de  temperatura,  valiendose  de  las  medias  ordinarias.  La  re- 
particion  desigual  y  variable  de  la  humedad  es  la  causa  prin- 
cipal de  la  diversidad  de  los  climas  ecuatoriales. 

Presenta  Alfonso  Decandolle  en  su  Geografia  botdnica 
razonada  un  cuadro  que  contiene  las  sumas  del  calor  litil,  par- 
tiendo  de  diversos  grados  respecto  de  diferentes  localidades 
del  hemisferio  boreal,  aunque  ninguna  de  Espana;  y  convie- 
ne  Irasladar  aqui  algunos  fragraentos  de  este  trabajo,  para  que 
sirvan  de  modelo  a  quienes  con  datos  suficientes  puedan  hacer 
calculos  semejantes  respecto  de  localidades  de  nuestra  Pe- 
ninsula, baslante  diferentes  por  su  cliraa. 

Los  observatorios  de  Madrid  y  de  San  Fernando  poseen  los 
datos  necesarios  para  fundar  estos  calculos  en  las  temperatu- 
ras medias  diarias  correspondientes  a  una  porcion  de  aiios  con- 
forme  al  termometro  centigrado;  y  la  ciencia  de  las  plantas, 
inclusa  la  que  tiene  por  objeto  su  cultivo,  espera  merecerles 
un  servicio  cuyas  consecuencias  seran  por  de  pronto  demos- 
trar  mas  y  mas  la  utilidad  de  las  observaciones  meteorologi- 
cas.  Los  profesores  que  las  hacen  en  otros  puntos  de  la  Penin- 
sula, tales  como  Oviedo,  Santiago,  Sevilla,  Malaga,  Valencia, 
Barcelona,  Yalladolid,  etc.,  se  hallan  igualmente  en  el  case 
de  contribuir  a  lo  misrao  desde  luego,  partiendo  de  los  datos 
ya  existenles. 

Al  exarainar  la  influencia  del  calor  sobre  la  distribucion 
de  los  vejetales  se  ha  indicado  algo  acerca  de  la  ejercida  por 
la  luz  solar,  y  poco  hay  que  afiadir  relativamente  a  ella  en 
especial,  baslando  recordar  cuanto  de  su  accion  quimica  so- 
bre la  vejetacion  ensena  la  fisiologia.  Los  paises  proximos  al 
Ecuador  gozan  de  una  luz  mas  intensa,  al  contrario  de  los 
proximos  a  los  polos,  donde  ademas  de  dirijirse  la  luz  obli- 
cuamente  es  debilitada  con  frecuencia  por  lo  nebuloso  de  la 


190 
atmosfera,  y  falla  durante  una  parte  del  ano,  aunque  dura  mu- 
cho  on  verano,  activando  la  vojelacion  lo  baslante  para  que 
recorra  todos  sus  periodos  en  poco  tiempo.  Efecto  seniejantc 
se  observa  en  las  montafias  elevadas,  obrando  en  ellas  la  luz 
durante  mas  tiempo  y  con  mayor  intcnsidad  que  en  los  terre- 
nes bajos.  La  oscuridad  de  las  cavernas  y  la  de  los  bosques, 
6  su  escesiva  sorabra,  inlluyen  indudablemente  en  la  vejeta- 
cion  que  abrigan,  siendo  muchas  las  planlas  criptogamas  que 
viven  mejor  bajo  el  inllujo  de  una  luz  debil,  micntras  que  la 
mayor  parte  de  las  plantas  fanerogaraas  exijen  la  claridad  del 
dia  y  la  accion  solar. 


191 

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192 


VARIEDADES. 


Cantidad  de  dzoe  que  contienen  las  diferentes  partes  de  dislintas 
pajas.  Mr.  Y.  Pierre  ha  hecho  esperiencias  comparativas  sobre  la  dosis 
(le  azoe  de  las  diversas  clases  de  pajas  que  comunmente  so  dan  como  for- 
raie.  Los  resultados  de  sus  trabajos.se  resumen  en  los  numeros  de  la  si- 
guiente  tabla. 


Natiiraleza  de  las  sustancias. 


Paja  de  trigo  dorado  (entera).. 
Paja  de  trigo  riibion  (entera).. 

Idem  espigas  vacias 

Idem  hojas 

Idem  parte  superior  de  la  cafia . 

Idem  parte  inferior 

Zurrones  de  trigo  candcal .... 

Id.  otra  variedad 

Id.  id 

Id.  id 

Id.  id 

Zurrones  de  trigo  rubion 

Id.  de  trigo  bianco 

Id.  de  otro  rubion 

Paja  de  colsa  entera 

Id.  pedunculos  y  membranas  de 

las  silicuas 

Id.  ramitas  porta-simientes. 
Id.  tercio  superior  do  las  caiias 

y  raraas 

Id.  parte  inferior 

Id.  silicuas 

Id.  pies  con  sus  raices 

Paja  de  trigo  moruno  (sin  abo 

nar) 

Id.  (fosfatado) 

Id.  parte  superior,  '/j  casi.  . . 
Id.  parte  inferior 


Materia  sena 

Aioe  de  materia 

Azoe  do  niatcri 

[)or  100. 

scca  por  •100. 

normal  por  1 00. 

79,4 

0,61 

0,48 

8.5,0 

0,40 

0,34 

80,1 

0,78 

0,62 

81,9 

0,58 

0,48 

85,4 

0,46 

0,39 

84,4 

0,28 

2,24 

8t,4 

0,G2 

0,50 

82,3 

0,93 

0,77 

82,1 

0,76 

0,62 

81,8 

0,68 

0,36 

85,9 

0,60 

0,51 

81,8 

0,87 

0,75 

80,1 

1,26 

1,02 

80,0 

1,35 

1,08 

80,1 

0,53 

0,43 

80,5 

0,88 

0,71 

78,5 

0,68 

0,71 

76,6 

0,50 

0,39 

80,8 

0,48 

0,39 

82,0 

0,73 

0,60 

81,8 

0,51 

0,42 

74,9 

1,40 

1,05 

81,3 

0,65 

0,53 

82,3 

0,83 

0,68 

80,7 

0,55 

0,44 

N."  4."-REVISTA  DE  CIENCIAS.-A6n71856. 


CIENCI4S  EXACTAS. 

JlHTROMOIIIJi. 


JSiievas  tahlas  lunar es ; por  Mr.  Hansen. 

(Cosmos,  26  eneru  1853.) 


E 


L  profesor  Hansen,  en  una  carta  al  aslronomo  real  Mr.  Ai- 
ry, le  da  unos  detalles  llenos  de  interes  referenles  a  la  cons- 
Iruccion  de  sus  nuevas  tablas  lunares,  y  acerca  de  algunos 
puntos  de  la  teoria  de  la  luna  dependientes  de  la  conforma- 
cion  de  nuestro  satelite  relativamente  a  su  centro  de  grave- 
dad.  «Por  lo  que  hace  a  las  tablas  lunares,  dice  Mr.  Hansen, 
tengo  tan  adelanlada  su  formacion,  que  representan  las  obser- 
vaciones  individuales  de  la  luna  con  un  grado  de  exaclitud 
casi  comparable  a  la  de  la  observacion  de  las  estrellas.  Des- 
pues  de  correjido  el  valor  senalado  primitivamente  a  losele- 
mentos  elipticos  y  coeficientes  de  las  perturbaciones,  correc- 
ciones  que  linicamente  podia  dar  a  conocer  con  exaclitud  la 
observacion,  he  comparado  las  observaciones  de  Greenwich 
con  mis  tablas  sin  hacer  eleccion  alguna,  y  he  visto  que  los 
errores  medios  eran  de  2", 62  en  la  ascension  recta,  y  2",10 
en  la  declinacion.  Pero  eslos  errores  no  se  diferencian  esen- 
cialmente  de  los  que  afectan  por  lo  regular  las  observaciones 
de  las  estrellas  fijas;  las  tablas  de  Burckhardt  hubieran  ofre- 
cido  errores  medios  de  5", 25.  La  comparacion  con  las  obser- 
vaciones de  Bradley  da  3", 78  como  error  medio  en  ascension 
recta,  y  S",70  en  la  declinacion;  cuyo  resultado  es  mas  satis- 

TOMO  VI.  13 


194 

faclorio  dc  lo  que  debia  esperarse.  La  armonia  con  las  obscr- 
vacionesde  Dorpat  es  verdaderaraente  maravillosa. 

Los  nuevos  elementos  de  la  orbila  liinar  son  los  siguicn- 
tcs:  1800  enero  0''0i>;  tiempo  medio  de  Greenwich. 

Longitud  media  de  la  liina 335"     43'     26",71 

Longilud  del  perigeo. . .  •. 225      23      53,06 

Longitud  del  nodo  ascendente. . .     33        16      31,15 
Los  movimientos  raedios  tropicales  en  100  anos  Julia- 

nosson: 

De  la  longitud  media 307."    53'  39", 61 

Del  perigeo 109       3         2,46 

Del  nodo —134       8        59,61 

Excentricidad  de  la  orbita 0,05490307 

Inclinacion 5°8'45'',21 

Coeficientedela  ecuacion  paralactica.     125'',705 
Coeficientes  de  las  desigualdades:  en  longitud  7'',624;  en 

latitud  8",382. 

La  diferencia  entre  los  diametros  liorizonlales  6  verticales 

de  la  luna  es  sumamente  pequena,  y  llega  solo  a  0',15. 

Sentimos  que  no  nos  sea  posible  reproducir  el  relalo  que 
hace  Mr.  Hansen  del  metodo  que  ha  adoplado  para  la  cons- 
truccion  de  las  tablas,  y  del  cmpleado  para  determinar  los  ele- 
mentos; pero  nos  detendremos  algunos  instantes  en  considera- 
ciones  muy  importantes  y  curiosas  acerca  de  la  forma  fisica 
de  la  luna.  Mr.  Hansen  habia  deducido  de  la  teoria  el  siguien- 
te  teorema:  si  no  coinciden  los  centros  de  gravedad  y  de  figu- 
ra,  en  ese  caso  deberan  raultiplicarse  todos  los  coeficientes 
de  las  perturbaciones  de  la  longitud  media  por  un  factor  cons- 
tante,  funcion  de  la  distancia  entre  dichos  dos  centros.  Si  el 
de  figura  de  la  luna  dista  mas  de  nosotros  que  el  de  grave- 
dad,  el  factor  constante  ha  de  ser  menor  que  la  unidad;  si,  por 
el  conlrario,  el  centre  de  figura  dista  menos,  entonces  sera 
mayor  que  la  unidad  el  referido  factor.  Discutiendo  repetidas 
veces  Mr.  Hansen  las  observaciones  de  Greenwich  y  de  Dor- 
pat,  siempre  le  ha  resultado  que  el  factor  era  mayor  que  la 
unidad,  yproximamenteigual  a  1.0001544;  y  aunque  la  dife- 


195 
rencia  con  ella  es  corta,  sin  embargo  es  cierta.  Por  conse- 
cuencia  no  coinciden  los  centros  de  gravedad  y  de  figura,  ha- 
llandose  este  cerca  de  39000  metres  mas  proximo  a  nosolros 
que  el  primero.  Dobe  por  tanto  existir  una  diferencia  consi- 
derable de  nivel,  cliraa  y  otras  circunslancias  fisicas  entre 
ambos  hemisferios  de  la  luna;  el  que  se  halla  vuelto  hacia 
nosolros  y  el  que  se  nos  ocultasiempre.  Puesto  que  las  capas 
de  densidad  homogenea  ban  de  disponerse  simetricamente  al- 
rededor  del  centro  de  gravedad,  y  si  la  forma  de  la  luna  es 
esferica,  resuUara  de  la  anomalia  indicada  que  el  centro  del 
hemisferio  visible  de  la  luna  se  balla  elevado  59000  metres 
sobre  el  nivel  medio,  y  el  centre  del  invisible  otros  59000 
metres  y  tal  vez  mas  bajo  dicbo  nivel.  La  elevacion  relativa 
del  primer  centro  y  la  depresion  del  segundo  seran  aiin  mas 
considerables  si  es  la  luna  un  elipsoide  cuyo  eje  mayor  seha- 
lle  en  direccion  de  la  tierra.  Suponiendo  que  las  cosas  suce- 
denasi,  ^debe  causar  admiracion  que  la  luna,  vista  desde  la 
tierra,  se  presente  completamente  desnuda,  privada  de  toda 
atmosfera,  sin  apariencia  alguna  de  vida  vejetal  6  animal?  Si 
existiese  en  la  superficie  de  la  tierra  una  montaiia  cuya  altu- 
ra  fuera  proporcional  a  la  del  centro  del  bemisferio  visible  de 
la  luna,  6  de  216000  metros,  tampoco  se  descubririan  en  su 
ciispide  senales  de  atmosfera  ni  de  vida.  Pero  puede  suceder 
lo  contrario  en  el  hemisferio  invisible  de  la  luna,  a  causa  de 
la  menor  distancia  del  centro  de  gravedad,  6  de  la  depresion 
bajo  el  nivel  medio.  Es  pues  posible,  y  aun  probable,  la  exis- 
tencia  de  una  atmosfera  en  dicho  hemisferio,  y  con  ella  pue- 
den  seguir  su  curso  los  fenomenos  dela  vida  animal  6  vejetal. 
A  la  inmediacion  de  los  hordes  de  la  luna  existe  la  condi- 
cion  del  nivel  medio,  y  por  consecuencia  se  pueden  descubrir 
alii  senales  de  una  atmosfera,  y  efectivamente  eso  es  lo  que 
ha  conseguido  Mr.  de  Cuppis. 

Si  tratamos  ahora  de  averiguar  las  causas  de  la  no  coinci- 
dencia  de  los  centros  de  gravedad  y  de  figura,  se  podra  ad- 
mitir  que  las  espansiones  volcanicas  y  otras  fuerzas  interio- 
res  ban  hallado  menos  resistencia  para  manifestarse  en  el  he- 
misferio visible  que  en  el  oculto;  y  que  por  consiguiente,  los 
levantamientos  dela  superficie  con  disminucion  de  la  grave- 


dad,  han  sido  mas  considerables  en  la  parte  supeiTicial  de  la 
lima  vuclta  hacia  la  lierra.  Mr.  Hansen  se  halla  larabien  in- 
clinadoa  mirar  las  aparienciasde  la  superficie  lunar  conocidas 
con  el  nombre  de  arroyos  6  rastros  de  luz,  conio  iinas  grielas 
6  hendiduras  producldas  por  esos  enormes  levanlamientos  6 
hundimienlos.  Eslas  consccuencias  de  la  teoria  analilica  nos 
han  sorprendido  sobremanera;  los  astronomos  ni  siquiera  ha- 
bian  sospechado  su  exislencia,  viniendo  a  abrir  el  campo  a 
nuevas  conjeluras. 


CIENCIAS  FISIC4S. 


QUllIlCi^     IMDIJSTRIAL.. 

Sobre  los  aceites  y  sus  falsi ficaciones;  por  Mr.  C.  Calbert. 

(An.    dc  Oiiim.    y   fis.,  octubre    1834.) 

Hay  una  gran  canlidad  de  aceites  que  so  usan  para  las 
maquinas,  lanas,  etc.;  babiendose  introducido  varias  especies 
en  el  coniercio:  y  para  soslener  la  concurrencia  hay  una  gran 
propension  a  falsificar  las  mas  caras. 

Llamado  con  frecuencia  a  examinar  muestras  de  aceites 
del  comercio,  be  visto  que  eran  demasiado  generales  en  su 
aplicacion  para  que  me  diesen  resullados  satisfaclorios,  los 
procedimientos  conocidos  para  descubrir  las  falsificaciones. 
Asi  pues  el  procediraiento  delicado  que  recomienda  Mr.  F. 
Boudet,  principalmenle  para  reconocer  la  pre.sencia  de  los 
aceites  secantes  en  el  de  olivas  por  medio  de  la  accion  del 
acido  hiponitrico;  el  del  diagometro  de  Mr.  Rousseau,  basado 
en  la  conduclibilidad  del  aceite  de  olivas  para  la  electricidad 
comparada  con  la  de  los  deraas  aceites,  aunque  escelentes 
para  indicar  una  falsificacion,  no  bastan  para  caraclerizar  el 
aceite  con  que  se  ha  hecho. 

Para  distinguir  una  clase  de  aceites  de  otra  tenemos  el 
nietodo  de  Mr.  Fan  re,  que  consiste  en  un  linte  ya  oscuro  ya 
negro,  que  toman  esclusivamente  los  aceites  de  pescado  es- 
puestos  a  una  corriente  dc  cloro;  el  proccdimiento  de  Mr.  Mau- 
mene,  con  cuyo  auxilio  se  pueden  di.stinguir  los  aceites  se- 
cantes de  los  que  no  lo  son,  atondiondo  a  que  estos,  cuando 
se  mezclan  con  acido  sulfiirico  couccnlrado,  produccn  una 


198 
temperalura  mucho  mas  elevada.  Uv.  Felhingha  probado  lil- 
liniamenle  a  dar  mayor  precision  a  eslc  procedimienlo,  que 
no  obstante  no  es  aun  del  todo  satisfactorio. 

Otros  varios  mediosse  ban  propuesto,  pcro  los  caracleres 
que  dan  no  son  bastanle  claros  para  usarios  con  seguridad. 
Tal  es  el  procedimienlo  de  Mr.  Faure,  que  consiste  en  anadir  a 
los  aceites  una  cantidad  dada  de  amoniaco  causlico,  y  en  ob- 
servar  despues  de  la  mezcla  la  apariencia  particular  y  el  lin- 
te  bianco  6  amarillo  que  ofrece  el  liquido  espeso.  Lo  raismo 
sucede  con  el  metodo  propueslo  por  Mr.  Heldenreicb  usando 
el  acido  sulfiirico  monobidralado,  y  con  el  de  Mr.  Diesel,  quo 
emplea  el  nitrico  concenlrado:  en  este  caso  es  tan  violenta  la 
accion  quimica,  que  las  coloraciones  caracterislicas  que  se 
presentan  al  principio  desaparecen  rapidamente  por  conse- 
cuencia  de  la  destruccion  de  los  aceites. 

Estas  observaciones  me  ban  obligado  aexaminar  cual  po- 
dia ser  en  los  aceites  la  accion  de  los  referidos  liquidos,  pero 
dilatados.  Los  detalles  de  los  resultados  que  be  obtenido  se 
ballan  en  las  paginas  que  siguen. 

La  coloracion  producida  puede  considerarse  como  deriva- 
da  de  dos  acciones  quimicas  dislintas: 

1.^  Al  parecer  precede  de  ciertas  malerias  estraiias  que 
lienen  los  aceites  en  disolucion,  y  existen  en  las  sustancias  de 
donde  se  los  estrae. 

2.'  Se  puede  atribuir  a  que  los  acidos  dilatados  ejercen 
indudablemente  una  accion  en  los  principios  crasos  de  los  rais- 
raos  aceites,  pues  si  se  les  anade  a  los  tratados  de  este  niodo 
sal  caustica,  se  obtiene  un  resultado  distinto  que  cuando  no 
se  ba  aplicado  priraero  acido  alguno.  Esto  se  prueba  con  el 
aceite  de  nueces,  que  da  un  liquido  semisaponificado  cuando 
se  mezcla  solo  con  la  sosa  caustica  de  densidad  de  1,340,  y 
una  masa  fibrosa  si  se  Irata  con  el  acido  nitrico  dilatado  an- 
tes de  anadir  el  alcali. 

Tal  vez  interese  bacer  nolar  aqui  que  los  aceites  de  pes- 
cado  ban  ofrecido  todos  una  reaccion  diferente  de  la  de  los 
otros  aceites  animates  6  vejetales;  por  consecuencia,  en  mi 
opinion  no  solo  el  aceite  de  higado  de  bacalao  es  de  compo- 
sicion  diferente  de  la  que  tienen  los  demas,  como  lo  prueban 


199 

las  observacionos  de  Mr.  Winckler,  sino  que  sucede  proba- 
blemente  lo  mismo  con  los  aceiles  de  ballena  y  de  marsopa. 

La  parte  mas  dificil  de  mis  investigaciones  ha  sido  la  de 
proporcionarme  aceites  de  cuya  pureza  esluviese  perfecta- 
raeiitc  segiiro;  y  para  conseguiiio  asi  he  tenido  que  valerme 
de  la  bondad  de  mis  amigos  del  Continente,  que  me  ban  pro- 
porcionado  mueslras  loraadas  en  las  mismas  fabricas:  y  a  pe- 
sar  de  la  seguridad  de  su  origen,  aiin  he  tomado  la  precau- 
cion  de  cerciorarme  de  que  carecian  absolulamenle  de  mez- 
cla,  aplicandoles  al  efecto  los  diversos  reactivos  que  descri- 
bire  mas  adelante. 

La  razon  por  que  he  usado  tan  considerable  niimero  de 
reactivos  consiste  en  que  son  tambien  muy  numerosaslasfal- 
sificaciones  hijas  de  los  intereses  comerciales,  y  sumamente 
delicadas  las  reacciones  que  ofrecen  las  sustancias  organicas. 
Recomiendo  pues  que  se  ensayen  siempre  comparativamente 
aceiles  tipos  con  aquellos  que  se  supongan  falslficados,  y  que 
no  solo  se  aplique  un  reaclivo  de  los  propuestos,  sino  todos 
los  que  produzcan  una  reaccion  caracterislica  con  el  aceite 
somelido  al  enSayo. 

Puesto  que  las  reacciones  que  ofrecen  los  diferentes  acei- 
tes dependen  de  la  fuerza  relativa  y  de  la  pureza  de  los  reac- 
tivos, se  debe  poner  la  mayor  atencion  al  prepararlos,  y  en 
el  modo  y  tiempo  necesarios  para  que  se  haga  sensible  la  ac- 
cion  quiraica;  por  lo  cual  apunlo  estos  detalles  en  cada  reac- 
tive. 

Los  procedimientos  de  que  se  trata  aqui  para  reconocer 
las  falsificaciones  de  los  aceites  se  fundan  en  la  coloracion 
que  manifiestan  en  el  contacto  de  los  alcalis  y  acidos.  Indi- 
care  sucesivamente  los  reactivos  que  me  ban  dado  resultados 
mas  caraclerislicos. 

Disolucion  de  sosa  cdusiica. — Densidad  1,340. 


Las  reacciones  que  ofrece  la  siguiente  tabla  se  obtienen 
agitando  1  volumen  del  reactivo  con  5  de  aceite,  mezclando- 
los  todo  lo  mcjor  posible,  y  calentando  la  mezcla  hasta  el 
punlo  de  ebuUicion. 


•200 


TABLA  m\\.  \. 


COLORACIOiNES 

PRONUNCIADAS. 

Acciirs    vcj 

Accilus    (If   pfsc.ido. 

•I;ilc5, 

De  delfin  •  •     •    •     •  • ) 

De  caSamones 

De  lino 

[  Amarillento. 

De  cachalote.  .              JRojizo. 
De  higado  de  bacalao.  J 

•  1  Parduzco. 
'  Espeso. 
(  Arnarillo. 
(  Fluido. 

COLORACIONES  ESCASAS  6  NULAS. 


Aceitcs  diiimalcs. 


ilJlanco    su- 
cio. 
Ligeramente 
amarillento. 

De  manteca  de  cerdo .  \  Blanco. 
( Rosado. 


Aoeilt'S   vcjetales. 


5«^°^^^• )  Blanco    su- 

I^eclavel {  ^.^  ^^^^._ 

Je  nneccs (   u^j^^^ 

De  sesamo / 

S*^ '■''^'"°- • JBIanco. 

De  araquida j 

De  galli'poli |  .        .,,    , 

n      I-  >  Amarillento. 

De  ohvas j 


La  sosa  causlica  de  dicha  fiieiza  es  sobre  todo  ulil  para 
distinguir  los  aceites  de  pescado  de  las  olras  clases,  a  causa 
de  la  coloracion  roja  de  los  primeros;  y  Iiasta  tal  piinto  es  di- 
versa,  que  1  por  100  de  aceile  de  pescado  se  puede  descu- 
brir/en  los  deraas.  La  precedenle  labia  se  puede  consultar 
lambien  cuando  no  se  Irala  de  descubrir  una  falsificacion,  y 
si  solo  de  la  naluraleza  misma  del  aceile.  Asi,  por  cjemplo, 
el  aceile  de  canamones  adquiere  un  color  amarillo-pardo,  y 
se  espesa  tanto,  que  se  puede  volcar  el  vaso  en  que  esta  sin 
verterse  una  gola,  raientras  que  el  aceile  de  linaza  tonia  un 


201 

color  amarillo  muclio  mas  brillante  y  se  manliene  lluido;  el 
aceile  de  araquida  picscnla  una  raasa  blanca,  y  se  solidifica 
con  la  adicion  del  alcali;  lo  mismo  sucede  con  los  aceites  de 
gallipoli  y  de  colza;  los  denias  se  sostienen  lluidos. 

La  causa  de  la  diferencia  de  aspectos  que  presenlan  los 
aceites,  de  los  cuales  algunos  se  vuelven  mucilaginosos  niien- 
Iras  que  otros  se  convierlen  en  granosos  6  fibrosos  con  la  apli- 
cacion  de  ese  reaclivo,  precede  probablemente  de  la  facilidad 
mayor  o  meuor  con  que  se  saponifican.  Siento  no  baber  tenido 
tiempo  de  estudiar  con  detoncion  esle  punto. 

Accion  del  dcido  sulfurico  dilalado  en  los  aceiles. 


Como  los  efectos  de  dicho  acido  empleado  con  diferentes 
grades  en  los  aceiles  que  hemos  lenido  a  nueslra  disposicion 
sou  por  lo  general  di versos  unos  de  olros,  y  pueden  ser  uti- 
les para  descubrir  algunas  falsificaciones  conocidas  en  el  co- 
mercio,  describire  por  separado  cada  serie  de  reacciones. 

Acido  sulfurico  de  1,475  de  densidad. 


El  modo  de  aplicar  este  acido  consiste  en  agitar  1  volu- 
raen  de  reactive  con  5  de  aceile  hasla  que  esten  comple- 
tamente  raezclados,  dejando  luego  reposar  todo  por  espacio 
de  5  minutos. 

TABIA  NUM.  2." 


INCOLOROS. 


Aceites    uiiiiiJiile 


De  manleca.  Blanco  sucio. 


Aeciles    vejelales. 


De  araquida. 
De  clavel. 
De  colza. 
De  ricino. 


Accites  de  pcscado. 


De  cachalote.  )  „  .. 
;lo  de  i 


Do  bigado  de 
bacalao , 


Carmesi- 


202 
COLOREADOS. 

Accites   uiiiiiialcs. 


De  casco  de  ) 
buey . • . •  j 


Amarillento 


Accites    vcjetalcs. 


De  oliva. . .  \ 

De  galh'poli  ( Verdoso. 

De  sdsamo.  j 

Dc  linaza. .    Verde. 

De  cauamo-)  Verde  os- 


nes )    euro. 

De  nueces..    Parduzco. 


Las  reaccioiies  mas  notables  de  esta  labia  son  las  que  ofre- 
cen  los  aceiles  de  linaza  y  canamones:  la  coloracion  verde 
que  adquieren  es  tal,  que  si  se  usasen  para  falsificar  cualquier 
oiro  aceite  en  proporcion  de  10  por  100,  acusaria  facilraente 
su  presencia  la  linla  verde  que  comunicarian  a  los  demas. 

La  coloracion  roja  de  los  aceites  de  pescado  que  produce 
este  reaclivo  se  halla  suficienlemente  marcada  para  que  sea 
facil  reconocerlos  en  los  otros,  aunque  solo  eslen  en  la  mini- 
ma proporcion  de  1  por  100;  pero  cuando  se  liace  mas  visi- 
ble la  coloracion  es  en  el  monienlo  de  contacto  del  acido  con 
el  aceile. 

Acido  sulfurico  dc  densidad  de  1,530. 


Habiendo  obtenido  con  la  aplicacion  del  acido  precedente 
cierto  numero  de  reacciones  caracleristicas,  me  he  visto  obli- 
gado  a  ensayar  la  influencia  de  un  acido  mas  fuerle  mezclan- 
do  1  volumen  de  el  con  5  de  aceile,  y  dejando  reposar  la  mez- 
cla  durante  5  miuulos. 


203 
TABLA  NllJl.  3." 


COLORACIONES  LIGER AS. 


Aceiles  animales 


Aceitcs  vejclalcs. 


De  manleca  de  cerdo.   Blanco  sucio. !  De  olivas . .  .    Verde  amarillento. 
/"Blanco  ligera-  De  s^samo.  .    Blanco  sucio  verdoso. 


De  casco  de  buey .  .  .1    mento   par- 
^    duzco. 


De  araquida.  \ 

De  clavel. . .  '  Blanco  sucio. 

De  ricino. . .  j 

De  colza. . .    Rosa. 


COLORACIONES  MARCADAS. 


Aceites    de   pescado. 


De  cachalote )  d„- 

Dedelfin H"- 

De  hi'gado  de  bacalao.    Carmesi. 


Aceites    vpjelales. 

De  gallipoli } 

De  niieces juris. 

De  caCamones Gris  oscuro. 

De  linaza.   Gris  sucio. 


Como  el  aceite  de  cananiones,  de  linaza,  pescado,  galli- 
poli y  de  nueces  son  los  que  toman  con  dicho  reactivo  iin 
color  diferente,  se  piiede  descubrir  sii  presencia  en  los  de- 
raas  aceites. 

Acido  sidfurico.—Densidad  1,635. 


Se  uso  del  mismo  modo  que  los  raencionados  arriba,  y  la 
coloracion  se  observo  a  los  dos  minutes  del  repose. 


204 

TABLA  NDJI.  4." 


INCOLOROS. 


Aceiles    vcjctalcs. 


De  clavel. .  \ 

De  sesamo. '  Incoloros. 
De  ricino..  ) 


COLORACIONES  DISTINTAS. 

Accitos  de  pescado. 

Acollcs  aniinalcs. 

Aci'ites   vejftalcs. 

De  cachalote.  > 

De  manteca  i 

De  olivas  (pa- 

De  delfin.  . .  f  Rojo  parduzco 
De  lii'gado  de  t  muy  oscuro. 

de  cerdo. .  1  t,    j 
DecascodeP"'"'^''- 

lido)  

De  caJjamones  Verde. 

bacalao..  .  ■  ' 

biiey ....  J 

(osciiro) .  .  . 
De  linaza..  .  . 
De  gallipoli..\ 

Dc  colza ( Pardo. 

De  nueces.  . .  i 
De  araquida../ 

Llaraaie  de  iin  modo  especial  la  atencion  sobre  este  aci- 
do,  pues  he  vislo  que  no  solo  produce  reactivos  distintos,  si- 
no  tarabien  muy  diferentesde  los  que  dan  losacidos  preceden- 
tes.  Sus  coloraciones  son  de  lal  modo  marcadas,  que  se  pue- 
den  consullar  en  un  gran  niimero  de  casos  de  falsificacion.  Asi, 
por  ejemplo,  me  ha  sido  facil  descubrir  un  10  por  100  de 
aceile  de  colza  en  ei  de  olivas,  aceite  de  sebo  en  el  de  mante- 
ca, aceite  de  nueces  en  el  de  olivas,  y  aceite  de  pescado  en  el 
de  casco  de  buey. 

Me  ha  sorprendido  la  diferencia  de  coloracion  que  toman 
algunos  aceites  cuando  se  les  trata  con  acido  sulfiirico  de  dife- 
rcnte  fuerza:  de  este  modo  he  visto  (jue  el  aceile  de  gallipoli, 
que  cs  bianco  con  el  acido  sulfiirico  num.  1,  se  convierle  en 


205 
pardo  con  el  niim.  3;  el  aceite  de  colza  bianco  con  el  num.  1, 
adquiere  un  color  de  rosa  con  el  num.  2  y  otro  pardo  con  el 
num.  3:  cuyo  resultado  demuestra  que  el  acido  sulfiirico  no 
solo  descompone  los  aceites,  sino  tarabien  que  un  acido  de  una 
densidadde  1,665  es  el  mas  concentrado  que  puede  emplearse 
para  obtener  resultados,  porque  los  aceites  principian  a  car- 
bonizarse  con  un  acido  de  dicha  densidad,  baciendo  imposible 
la  observacion  de  su  color. 

Accion  del  acido  nitrico  de  diferente  fuerza  en  los  aceites. 


Como  consecuencia  de  las  razones  alegadas  en  la  primera 
parte  de  esta  Memoria,  lie  hecbo  uso  del  acido  dilatado,  y  ob- 
lenido  una  serie  de  reaccionesde  las  cuales  algunas  seran  uti- 
les para  ciertos  cases  especiales  de  falsificacion,  e  interesan- 
tes  bajo  el  punto  de  vista  de  la  influencia  de  la  oxidacion  en 
los  aceites. 

Acido  nitrico  de  densidad  de  1,180. 


En  la  tabla  siguiente  estan  detalladas  las  reacciones  que 
be  obtenido  con  auxilio  de  este  acido,  agitado  con  5  volume- 
nes  de  aceite  y  despues  de  5  minutes  de  reposo. 


TABLA  NIB.  1." 

INCOLOROS. 

Aceites  de  pescado. 

Animales. 

Vejctalcs. 

De  higado  de  bacalao.. 

De  manteca  de  cerdo. 

De  araquida. 
De  colza. 
De  clavel. 
De  ricino. 

206 
COLOREADOS. 


Aceltes    dc  pesoailo 


Deballena.M™"'''"*'"" 
\    to. 

Dc  dclfin.  .    Rosa. 


T^       II'    I-      fVerdo- 
De  {Tallipoli,  .  1 

Dc  cauamones. ) 


Verd  c 
sucio. 


Dc  sdsamo  (na-  \  . 
ranjado)....    Aman- 


De  linaza. 


Este  reactivo  es  baslaiite  sensible  para  poder  descubrir  10 
por  100  de  aceite  de  canamo  en  el  de  linaza,  el  cual  toma  la 
tinta  verde  tan  caracterislica  del  primero.  El  aceite  de  olivas 
adquiere  tambien  el  mismo  color,  pero  de  tan  diverso  tinte 
que  no  es  posible  confundirla  con  el  de  canamo. 

Acido  nitrico  de  1,220  de  densidad. 


Para  aumentar  la  coloracion  de  ciertos  aceiles,  y  que  se 
haga  tan  marcada  que  se  descubra  su  presencia  cuando  se  ha- 
llan  amalgamados  con  otros,  me  he  valido  de  un  acido  mas 
fuerte;  la  proporcion  empleada  y  tiempo  de  contacto  ban  sido 
los  mismos  que  los  citados  arriba. 

TABLA  m.  2.° 


Accitcs  lie  pcscado. 


INCOLOROS. 


Aniinalcs. 


De  higado  de  bacalao. 


Vcjctalcs. 


De  manteca  de  cerdo.    De  araqiiida. 
De  colza. 
De  ricino. 


207 
COLOREADOS. 


Dc   pescado. 


/Amarillo 
De  delfin.  .    Rojizo. 


Animalcs. 


De  casco  de )  Araarillen- 
buey.  ■  •  .  j    to. 


Vejetalcs. 


De  clavel  (ro-  j 

Drnieces.'.p''j°- 
De  s^samo . .  ; 
De  olivas .  .  . )  -.r     i 
Degallipoli.S^^^*'^- 

f  Verde  par- 
'  (    duzco. 
De  linaza.  .  .    Amarillo. 


De  cauamo. 


Los  principales  caracteres  de  esta  tabla  los  ban  dado  los 
aceites  de  canamo,  scsamo,  niieces  y  marsuino,  pudiendo  ser- 
vir  sus  reacciones  para  distinguir  unos  de  otros;  siendo  estas 
tan  delicadas  que  dan  a  conocer  su  existencia  cuando  estan 
mezcladas  con  otros  aceites  en  la  proporcion  de  10  por  100. 

Acido  nitrico  de  1,3^0  de  densidad. 


Se  mezclo  1  volumen  de  este  acido  con  5  de  aceite,  y  se 
dejo  reposar  la  mezcla  por  5  minutos. 


TABLA  MM.  3. 


INCOLOROS. 


Aceites  vejetalcs. 


De  araquida. 
Dc  colza. 
De  ricino. 


208 
COLOUEADOS. 


Accilcs  de  pcscado. 


De  ballena. 
De  delfin.  •  •  iti  • 
De  higado  de  (    ^  ' 
bacalao.  , 


Aoeitcs   anlnia'cs. 


De  cascode  I  Amarillomuy 
buey.  .  •  .  j  palido. 

De  manteca  ) 
de  cerdo, .  j 


Pardo  claro. 


Aoeitcs    Ncjctales. 


De  clavel .  .  \ 
De  nueces  j 

(oscuro).  .  ;Rojo. 
De    sdsamo  \ 

(oscuro).  .  ; 

Deoliva.  .  .  )  Verde  pali- 
De  galh'poli.  j  do. 
De  caEamo-f  Pardo  ver- 
I    doso, 
/"Verde  con- 


De  linaza. 


Tertido  en 
pardo. 


Las  coloraciones  que  acabamos  de  describir  son  muy  mar- 
cadas,  y  pueden  usarse  con  gran  ventaia  para  descubrir  mu- 
clias  falsificaciones  demasiado  conocidas.  Por  ejemplo,  es  facil 
cerciorarse  si  existe  iin  10  por  100  de  aceile  de  sesame  6  de 
nueces  en  el  deolivas. 

En  cuanlo  a  la  presencia  del  aceite  de  clavel  en  el  mismo 
de  olivas,  como  no  es  tan  oscura  la  tinta  como  el  de  los  pre- 
cedenles,  no  se  puede  descubrir  con  certeza  una  falsificacion 
tan  ligera;  pero  si  el  ensayador  abriga  alguna  duda  en  su 
mente  sobre  si  el  aceite  esla  falsificado  con  el  de  sesamo,  de 
nueces  6  de  clavel,  puede  asegurarse  aplicando  el  reaclivo 
descrito  en  la  labia  quesigue  (la  potasa  caustica),  y  vera  que 
el  aceite  de  nueces  se  vuelve  semi-saponificado  y  presenla 
una  masa  fibrosa,  que  el  aceite  de  sesamo  se  espesa  y  produce 
un  liquido  rojo  bajo,  y  el  de  clavel  da  tambien  una  raasa  es- 
pesa, pero  flotanle  en  un  liquido  sin  color. 

La  aplicacion  sucesiva  del  acidonitrico  de  1,330  de  den- 
sidad,  y  de  la  sosa  caustica  de  1,340,  puede  tarabien  em- 
plearse  con  exito  para  descubrir  las  falsificaciones  siguientes 
quese  presentan  con  frecuencia:  1."  la  del  aceite  de  gallipo- 
li  puro  no  loma  color  alguno  pronunciado  con  el  acido  nitrico 


209 
y  con  la  sosa  adquiere  una  consistencia  fibrosa,  mienlras  que 
los  aceiles  de  pescado  se  coloran  de  rojo  con  el  acido,  y  el 
alcali  los  vuelve  mucilajinosos;  2.°  la  del  aceite  de  ricino  con 
el  de  clavel:  el  primero  adquiere  con  el  acido  un  tinte  ro- 
jizo,  y  la  masa  pierde  con  el  alcali  gran  parte  de  su  aparien- 
cia  fibrosa;  3."  el  aceite  de  colza  con  el  de  nueces:  el  acido 
nitrico  presta  al  primero  un  color  rojo  mas  6  menos  intense, 
que  aun  se  pone  mas  subido  con  la  adicion  del  alcali,  y  la 
masa  semi-saponificada  aiin  se  bace  mas  fibrosa. 

Las  coloraciones  marcadas  que  toman  los  diversos  aceites 
bajo  la  influencia  de  los  fres  acidos  nitricos  mencionados  an- 
tes, confirman  las  observaciones  hecbas  al  principle  de  este 
trabajo.  La  causa  que  ba  impedido  a  los  quimicos  que  me 
ban  precedido  en  estas  minuciosas  invesligaciones  obtener  re- 
sultados  satisfactorios  para  distinguir  los  aceites  en  las  diver- 
sas  falsificaciones,  ha  side  la  imposibilidad  de  templar  la  vio- 
lencia  de  la  reaccion,  e  impedir  que  tome  al  momento  lamez- 
cla  un  color  rojo  6  uaranja  oscuro,  sin  distincionde  matiz  pa- 
ra las  diversas  especies  de  aceites. 

Sosa  cdustica  de  1 ,340  de  densidad. 


Las  reacciones  siguientes  las  be  conseguido  con  10  volii- 
menes  de  este  reactive  y  5  de  aceite  que  habia  sido  tratado 
con  el  acido  nitrico. 

TABLA  NilH.  4." 


CONSISTENCIA  FIBROSA. 

Aceites  animalcs.  Aceites  vejctales. 


Dfi  casco  de  biiey.    Blanco. 


De  galli'poli.  \ 

De  araquida. '  Blanco. 

De  ricino. . .  ! 

De  nueces. .    Rojo. 

De  cauamo. .   Pardo  claro. 


14 


210 


CONSISTENCIA  FLUIDA. 


Do  pcscado. 


De  cachalote. 
De  delfin. 
Do  hi'gado  de  ba- 
calao. 


De  manleca  de 
cerdo. 


Vejctalcs. 


De  oliTas..  )„i 
De  colza...  j^l^"'^«- 
Delinaza..    Amarillento. 
De  clavel.    Rosa. 

(  Disolucion  acuosa  con  una 


De  sesame. 


\   tinta  rojiza. 


Anteriormente  he  citado  algunas  reacciones  de  las  mas 
lililes  conlenidas  en  esta  labia,  por  lo  cual  solo  Uamare  la 
alencion  sobre  loscasos  delascombinacionessiguientes:  acei- 
te  de  casco  de  buey  con  el  de  colza,  de  gallipoli  con  el  de 
clavel,  de  ricino  con  el  de  clavel,  de  canamo  con  el  de  lina- 
za,  d6  ballena  con  el  de  nueces.  Igualmente  debo  advertir  que 
el  liquido  oscuro  en  que  nada  la  raasa  semi-saponificada  de 
aceitede  sesamo  esuna  reaccion  delicada,  y  caracteristica  para 
descubrir  esle  aceite. 

Acido  fosforico.  Un  voliimen  de  este  acido  hidratado  en 
estado  de  jarabe,  se  reraovio  con  5  de  aceite.  y  se  obtuvieron 
los  resultados  siguientes. 

TABLA  NUM.  5." 


INCOLOROS. 


Accitcs   animalcs. 

Vejelalcs. 

De  manteca  de  cerdo. 
De  casco  de  buey. 

De  araquida. 
De  clavel. 
De  colza. 
De  sesamo. 
De  ricino. 

211 

COLOREADOS. 


Areitcs    dc   pescailn. 


De  cachalote y^^^^  ^^^  ^^  convierte 

De  delnn.  •••••••  \  rapidamente  en  par- 

De  higado  de  baca-     ^^  ^^^^^„ 
calao ^ 


Vejetalcs. 


Deoliva  (pa- 
lido) 

De  galh'poli 
(paiido). . . 

Decauamo. 

De  linaza 
(oscuro) . . 

De  nueces. . 


>  Verde. 


( Amarillo 
I  duzco. 


par- 


La  reaccion  notable  en  esta  labia  es  el  color  rojo,  que  se 
vuelve  negro  con  rapidez,  y  que  dicho  acido  solo  comunica  a 
los  aceites  de  pescado;  siendo  asi  posible  descubrir  1  parte  de 
este  aceite  en  1000  partes  de  cualquier  otro,  ya  sea  vejetal 
ya  animal,  puesto  que  a  pesar  de  proporcion  tan  minima,  la 
mezcla  toraa  coloracionrojizo-parduzca  caracleristica. 


Mezcla  de  dcidos  siilfurico  y  nitrico. 


Los  resultados  que  ofrece  la  siguiente  tabla  se  ban  obleni- 
do  agitando  un  volumen  de  agua  de  una  mistura  compuesta  de 
partes  iguales  de  acido  sulfiirico  de  1,845  de  densidad  y  de 
acido  nitrico  de  1,330  de  densidad,  con  5  voliimenes  de  acei- 
te, dejandolo  reposar  durante  dos  minutes. 


212 

TABU   NUM.    6/ 


Arcitcs   tU-    1 

.■sca.to. 

Affiles  niiiiii.iics. 

Arcllcs    vcjclalc'S. 

Deraclialote. 

Deraanleca 

De  colza.......  jpg^j^  os- 

De  delfin .  .  . 

f  Pardo  os- 

de  cerdo.. 

■Pardo 

Degallipol......  ^^^^^ 

De  higado  do 

i   euro. 

De  casco  de 

Do  uiieces ' 

baralao  .  .  . 

/ 

liiiey .  .  . 

De  sdsaino(qucse\ 

vnelve  rojo   os-  j 

euro) 1 

De  cailamo  (quel 

se   vnelve  pardo  ) Verde. 

oscuro) 1 

De  linaza  (que  sel 

vuelve  pardo  os-  1 

euro) ) 

De  oliva  (naran-  \ 

jado) 1  Araarilin. 

De  clavel(palido)./ 
De  araquida  (na-  j 

ranjado)......  fjj^^^^^ 

De    ricino    ( rojo  i 

parduzco) 1 

Como  los  aceiles  de  clavel,  olivas  y  araquida  sesostienen 
casi  incoloros,  se  puede  comprobar  en  el  los  la  presencia  de 
cualquier  otro  aceile,  y  cuando  los  de  olivas  6  clavel  se  ha- 
Uan  faisificados  con  el  de  sesamo,  el  color  verde  es  mucho  mas 
persistente  que  con  este  lillimo  solo;  por  consecuencia  es  ne- 
cesario  que  el  acido  permanezca  en  conlaclo  con  el  aceite 
que  infunde  sospecha,  a  fin  de  oblener  el  color  subsiguienle 
del  sesamo,  a  saber,  un  pardo  rojo,  y  de  hecho  este  color  es 
tan  subido,  que  puede  servir  para  el  descubriniiento  de  di- 
cho  aceite  cuando  se  lialla  mezclado  con  otros. 

Agua  regia. 

Como  consecuencia  de  los  resullados  obtenidos  con  el  aci- 
do nitrico,  me  he  visto  en  la  precision  de  ensayar  la  accion 
del  agua  regia;  y  he  observado  que  cuando  se  compone  de  las 


213 

proporcionesordinaiias  de  3  \'olumenes  de  acido  clorhidrico y 
1  de  nitrico,  las  reacciones  que  se  oblienen  son  casi  idenlicas 
a  las  del  ultimo  acido.  Enloiices  he  preparado  dilerenles 
aguas  regias,  en  las  que  he  aumentado  gradualmenle  la  pro- 
porcionde  acido  clorhidrico,  y  despues  de  probadas  he  ele- 
jido  una  compuesta  de  25  voltimenes  de  este  acido  do  1,155  de 
densidad,  y  de  1  voliimen  de  acido  nitrico  de  1,330  de  densi- 
dad.  Las  reacciones  descrilas  en  ia  siguiente  labia  se  han  ob- 
tenido  mezclando  y  agilando  5  volumenes  de  aceile  con  1  de 
agua  regia,  dejando  luego  en  reposo  la  combinacion  duran- 
te 5  minutos. 

TABLA  mi.  1." 


mCOLOROS. 


Acc'itos    auimalis.  |         Vujctalcs. 


De  mantcca  tie  cerdo. 


De  olivas. 
De  gallipoli. 
De  araquida. 
De  colza. 
De  clavel. 
De  ricino. 


COLOREADOS. 


Aceitcs  dc    pcscado. 


De  higado  de  ba- 
calao 

Dedelfin  (pali- '  Amarillo. 
do) 

De  caclialote  (pa- 
lido) 


De  cascode  1  Amarillo  De  mieces. 
buey .  . .  .  )  palido. .  Dc  sesame.  I  ^^^^^^y^^ 
De  linaza  i 
(verdoso). , 
Dccauamo.    Verdoso. 


Comparando  las  reacciones  contenidas  en  esta  labia  con 
las  precedenles,  llaraa  la  atencion  su  conlorniidad,  e   inclina 


214 

a  creer  que  no  ha  intervenido  accion  alguna  marcada;  cuya 
conclusion  seria  erronea,  porque  esta  probado  que  el  cloro 
ha  obrado  sobre  eslos  aceites,  puesto  que  la  mayor  parte  de 
ellos  adquiere  un  color  vivo  y  diferenle  con  la  adicion  de  un 
alcali  de  1,340  de  densidad,  segun  se  ve  por  la  siguiente 
tabla. 

TABLA  RIJM.  8." 


CONSISTENCIA  FIBROSA. 


Aceites  auliiiule.s 


De  casco  de  buey.   Amarillo  siicio. 


Vejcl;il.-,s. 


De  gallipoli  (amari-j 

DSa(id'.).;.'''.'r''"*^'- 

De  araquida ; 

De  ricino Rosa  palido. 

De  Dueces Naranjado. 

De  caSamo Parduzco. 


CONSISTENCIA  FLUIDA 

'_^ 

Ancitcs  de  pcscado. 

Aiiiinalcs. 

Vcjelales. 

De  cachalote. 

De  delfin.  . .  /  Amarillento  na- 
De  higado  de     ranjado. 
bacalao .  .  J 

De  manteca  |„ 
decerdo..)^"-'^- 

De  olivas..    Blanco. 

T.      ,      ,   (  Rosa  oscu- 
De  clavel .  < 

ro. 

1  Naranjado, 

\    disolucion 

Desdsamo.'^   acuosa  de 

/    igual   co- 
^    lor. 

1 

Dc  linaza..    Naranjado. 

Los  caracteres  descritos  en  esta  tabla  nos  proporcionan 
los  medios  de  descubrir  con  facilidad  10  por  100  dc  un  acei- 
tc  dado  en  un  gran  niimero  de  falsificaciones;  por  ejemplo, 
el  aceite  de  clavel  en  los  aceites  de  colza,  de  olivas,  en  los 


215 

de  gallipoli  y  araquida,  porque  lodos  toman  un  color  de  rosa 
palido,  y  ademas  el  de  clavel  a  medio  saponilicar  disminuye 
de  consistencia. 

Con  auxilio  de  la  misma  tabla  se  puede  descubrir  lam- 
bien  la  presencia  de  10  por  100  de  acelte  de  nueces  en  los  de 
olivas  6  linaza,  porque  da  mayor  fluidez  a  la  masa  medio  sa- 
ponificada.  Tambien  se  averigua  la  existencia  del  mismo 
aceite  en  los  de  colza,  gallipoli  y  araquida,  en  razon  a  que 
les  comunica  un  tinle  rojo.  En  cuanto  a  la  falsificacion  del 
aceile  de  canamo  con  el  de  linaza,  hace  mas  mucilaginosa  la 
apariencia  fibrosa  del  primero.  El  aceite  de  sesamo  presenta 
con  este  reactive  el  mismo  caracter  que  el  que  da  con  el  aci- 
do  y  el  alcali.  Respecto  al  de  clavel,  se  distingue  de  todos 
los  deraas  en  que  se  medio  saponifica  en  esecaso,  adquiriendo 
al  mismo  tierapo  un  herraoso  color  verde. 

Por  conclusion,  dire  que  abrigo  la  esperanza  de  que  los 
reactivos  descritos,  y  el  nuevo  metodo  de  aplicar  sucesiva- 
mente  los  acidos  y  los  alcalis,  seran  utiles  para  facilitar  el 
descubrimiento  de  los  aceites  estudiados,  y  tambien  para  ca- 
racterizar  algunos  de  ellos. 


216 


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220 
llETEOROI^OCilit. 


Memoria  sobre  la  canlidad  de  agua  pluvial  que  ha  caido  en  la 
Hahana  en  tos  anos  1854  y  1855,  y  su  reparticion  mcnsual 
y  eslacional;  presentada  a  la  Real  Sociedad  Economica  par 
D.  Jose  Luis  Casaseca,  Director  del  Inslitulo  de  invesliga- 
ciones  qiiimicas  de  la  JIabana,  Academico  corresponsal  de 
las  Jteales  Academias  de  Ciencias  de  Madrid  y  de  Munich. 

Excmo.  Sr.  y  Sres.:  Siendo  la  isia  de  Cuba  un  pais  erai- 
nentemente  agricola,  y  dependiendo  la  prosperidad  de  su  co- 
mercio,  y  por  consecuencia  su  gran  riqueza,  del  eslado  flore- 
ciente  de  su  agricullura,  claro  es  que  lodo  lo  quetienda  a  au- 
mentarla  6  perfeccionarla,  todo  lo  que  se  enlace  mas  6  menos 
direclamenle  con  ella,  ha  de  fijar  naturalmente  la  atencionde 
sus  habilanles,  y  merecer  la  proteccion  del  ilustrado  gobierno 
encargado  de  la  adminislracion  del  pais.  Asi  que,  realizando- 
se  los  fenonienos  de  la  vejetacion  bajo  el  influjo  de  cierto  gra- 
do  de  calor  con  el  concurso  de  la  luz  solar,  del  aire,  de  la 
humedad  y  de  varias  sustancias  inorganicas  6  minerales,  debe 
interesar  al  pais,  y  se  enlazara  direcla  y  eslrechamente  con 
su  agricullura  el  esludio  de  las  variaciones  de  lemperatu- 
ra,  de  humedad,  de  presion  y  de  eslado  eleclrico  de  la  at- 
mosfera  en  los  diversos  meses  del  afio.  En  una  palabra,  las 
observaciones  meteorologicas  son  tan  indispensablesaqui  para 
la  agricullura  cubana,  como  lo  son  en  otras  regiones  de  la  tier- 
ra  para  la  suya  respectiva;  y  contribuiran  ademas  poderosa- 
menle  a  aclarar  cierlas  cuesliones  de  sumo  interes  para  la  fi- 
sica  del  globo. 

Si  recien  llegado  a  esla  isla  hubiera  lenido  a  mi  disposi- 
cion  un  observatorio  meteorologico,  me  hubiera  dedicado  con 
empeno  a  esla  clase  de  observaciones;  pero  mal  podia  elevar 
entonces  a  tanlo  mi  ambicion,  cuando  en  los  19  anos  tras- 
curridos  desde  el  24  de  diciembre  de  1830,  en  que  por  la  vez 
primera  pise  estas  playas,  no  he  podido  oblener  todavia  un 
mediano  laboralorio  para  mis  esperimenlos;  cuando  conlando 
ya  siele  anos  de  director  de  esle  Instiluto  de  investigaciones 
quimicas,  no  poseo  sin  embargo  ni  una  sola  maquina  neuma- 


221 

lica,  ni  una  pila  galvanica,  ni  un  aparalo  do  Liebig  para  la 
analisis  organica  elemental,  ni  otros  rauchos  instruraentos 
en  fin  cuya  neeesidad  ha  sabido  reconocer  indispensable  el 
Real  Cuerpo  Economico,  proponiendo  sn  adquisicion  conio  ur- 
genlisima  al  Excnio.  Sr.  Gobernador  y  Capitan  General. 

Empero  si  por  falta  do  instruraentos  no  me  he  dedicado  a 
las  observaciones  meteorologicas,  no  por  eso  he  dejado  de  re- 
conocer la  neeesidad  de  ellas,  y  de  contribuir,  en  cuanto  a  mis 
alcances  estuviera,  a  la  adopcion  del  benefico  pensamienlodel 
ilustrado  y  laborioso  profesor  de  geografia  e  historia  de  esta 
Real  Universidad,  D.  Jose  Maria  de  la  Torre.  Esle  presento 
en  octubre  de  1852  al  Gobierno  superior  civil  de  la  Isla  su 
proyecto  para  la  fundacion  de  un  observatorio  meleorologico 
en  esta  capital;  fue  consultada  primero  la  Real  Junta  de  Fo- 
mento,  y  luego  la  Excma.  Inspeccion  de  Estudios,  de  la  que 
tengo  la  honra  de  ser  vocal;  me  cupo  la  satisfaccion  de  ver- 
me  encargado  por  la  seccion  segunda  6  de  Universidad,  a  la 
que  pertenezco,  de  la  redaccion  del  dictamen  que  sobre  di- 
cho  proyecto  habia  de  presentarse  a  la  corporacion,  para  que 
esta  informase  despues  al  Gobierno;  lo  estendi  en  los  termi- 
nos  mas  favorables;  y  tuve  la  buena  suerte  de  que  fuese  apro- 
bado  sin  enmienda  en  la  seccion  y  en  Junta  de  Inspeccion. 
Del  propio  modo  fui  uno  de  los  que  apoyaron  fervorosamente 
este  pensamiento  en  el  senomismo  de  la  Real  Sociedad,  cuan- 
do  esta  fue  consultada  a  su  turno  respecto  al  mencionado  pro- 
yecto de  D.  Jose  Maria  de  la  Torre. 

Ya  que  no  me  era  posible  dedicarme  a  las  observaciones 
meteorologicas  en  todasu  estension,  quise  determinar  a  lo  me- 
nos  la  cantidad  de  agua  pluvial  que  cae  anualmente,  distri- 
buida  en  los  diversos  meses  y  eslaciones,  como  dato  que  po- 
dia utilizar  en  otra  cuestion  de  mucho  interes  para  la  fisica 
del  globo,  cual  es  la  que  he  concebido  de  averiguar  si  en  la 
atmosfera  de  la  Habana,  y  por  consecuencia  en  la  atm6sfera 
intertropical,  cxiste  mucho  mas  carbonato  de  amoniaco  que 
en  la  de  los  paises  frios  6  templados,  en  razon  de  la  mayor 
frecuencia  de  turbonadas,  y  a  pesar  de  las  corrientes  de  aire 
del  ecuador  a  los  polos  y  de  los  polos  al  ecuador  que  pudie- 
ran  influir  en  la  uniformidad  de  composicion  de  la  atm6sfera 


total  de  la  tierra;  y  es  muy  probable  que  si  algun  dia  llegase 
a  poseer  en  este  laboralorio  el  aparalo  del  celebre  Boussin- 
gault  para  determinar  la  canlidad  de  amoniaco  almosferico, 
me  quepa  la  suerte  de  alcanzar  semejante  deaiostracion,  asi 
como  ya  consigiiio  demoslrar  Mr.  Cliatin,  con  los  esperimen- 
tosque  hizo  en  Suiza,  en  Alemania  yen  la  Italia  Septentrio- 
nal, etc.,  que  el  iodo  no  esta  repartido  uniformeraente  en  la 
atraosfera,  pues  que  hay  paises  donde  abunda  mas  que  en  otros, 
y  por  consecuencia  existen  atmosferas  locales;  del  propio  mo- 
do  que  entre  los  quimicos  que  se  ban  ocupado  en  Francia  en 
la  determinacion  del  amoniaco  atmosferico,  ha  encontrado 
Mr.  Bineau  mayor  cantidad  deeste  alcali  volatil  en  la  at- 
mosfera  de  Lyon  que  la  determinada  en  el  Observatorio  de 
Paris  por  Mr.  Barratry  ha  obtenido  tambien  mas  amoniaco  en 
la  almosfera  de  Lyon  que  en  la  del  campo  (en  la  parte  culmi- 
nante  de  Caluire,  por  el  lado  mas  distante  de  la  poblacion);  lo 
que  hizo  recordar  a  Mr.  Bineau  esta  frase  que  se  halla  estam- 
pada  en  el  escelenle  Tratado  de  agricultura  del  Conde  de  Gas- 
parin:  aNo  hay  que  desconocer  sin  embargo  que  la  atmosfera 
»de  las  ciudades  parece  producir  realmente  un  efecto  fertili- 
))zante  en  las  tierras  sujelas  a  su  influjo.)) 

La  observacion  de  la  cantidad  de  lluvia  en  la  Habana  du- 
rante las  diversas  estaciones  del  ano,  interesante  por  si  sola 
para  la  agricultura  cubana,  me  conducia  ademas,  segun  se 
ve,  a  otra  no  menos  importante  tambien  para  ella,  la  deter- 
minacion del  amoniaco  atmosferico;  pues  que  el  azoe  es  un 
elemento  esencial  para  la  constitucion  de  todo  ser  Yiviente 
del  reino  vejetal  6  animal,  y  que  las  plantas  lo  toman  del  ai- 
re en  estado  de  carbonato  dc  amoniaco,  al  cual  se  reduce  en 
definitiva  tambien  el  nitrate  6  azoato  amoniacal  formado  en 
la  atmosfera  durante  las  turbonadas,  por  efecto  de  la  electri- 
cidad,  cuando  disuelto  por  el  agua  de  lluvia,  y  descendiendo 
con  ella  a  la  tierra,  se  descompone  al  contactodelos  terrenos 
calcareos,  y  se  trasforma  en  carbonato  de  amoniaco  segun  la 
teoriade  Mr.  Boussingault. 

Tratando  de  estas  ideas  con  D.  Jose  Maria  de  la  Torre,  y 
manifestandole  mi  pesar  por  verme  privado  de  un  pluviome- 
Iro,  me  saco  de  mi  ansiedad  preslandome  uno  muy  bueno. 


223 
Aprovecho  esta  oporlunidad  para  darle  aqui  piiblicamente 
las  mas  espresivas  gracias,  pues  que  debo  a  su  obsequiosa 
amislad  el  haber  podido  practicar  las  observaciones  siguien- 
tes,  que  hoy  tengo  la  honra  de  presentar  a  la  Real  Sociedad 
Economica. 

Observaciones plmiometricas  hechas  en  la  Hahana  desde  1°  de 
enero  de  1854  al  1."  de  enero  rfel855  (1). 

Mescs.  Dias  dc  lliivia. 

Enero 9 

Febrero 4 

Marzo  .  ■ 4 

Abril 13 

Mayo 11 

Junio 13 

Julio 9 

Agosto 9 

Setiembre 10 

Octubre 9 

Noviembre 5 

Dlciembre 10 

Total 106 

Segun  se  ve,  el  termino  medio  de  los  dias  de  Uuvia  en  la 
Habana  en  el  ano  1854  fue  proximamente  de  9  pormes. 

La  cantidad  deagua  que  cayo  en  dichos  dias  de  lluvia,  es- 
presada  en  milimetros,  fue  la  siguiente. 

Enero 32-",0 

Febrero 74,0 

Marzo 88,0 

Abril 96,5 

Mayo 57,0 

Junio 107,6 

Julio 162,0 

(1)  Estas  observaciones  del  alio  1855  ban  sido  publicadas  en  la  Re- 
vista,  pero  se  repiten  ahora  por  las  consideraciones  que  las  acompanan 
y  per  venirunidas  a  lasde  i855. 


224 

Agoslo 136,0"- 

Setiembre 117,4 

Octubre 69,5 

Noviembre 40,0 

Diciembre 00,2 

Tolal 1040,2 

Resulta  pues  que  cayo  en  la  Habana  1°',040  de  agua  en 
todo  el  ano  1854,  algo  menos  del  duplo  de  la  que  cae  por 
termino  medio  en  Paris.  Sin  embargo,  se  observan  aqui  tales 
aguaceros,  que  a  no  haberse  convencido  de  la  verdad  por  la 
esperiencia  de  doce  meses  consecutivos,  se  inclinaria  cual- 
quiera  a  exajerar  la  cantidad  de  agua  caida  anualmente.  El  18 
de  Julio  de  1854,  por  ejemplo,  cayo  en  la  Habana  en  dos  ho- 
rns solamente,  la  enorme  cantidad  de  71"°',5  lo  cual  equivale 
a  28°"°  por  hora.  La  lluvia  mas  recia  que  he  visto  citada  es  la 
que  observo  el  almirante  Roussin  en  Cayena,  que  duro  desde 
las  8  de  la  tarde  hasta  las  6  de  la  manana  (10  horas),  y  fue 
de  280°'°';  es  decir,  28"°'  por  hora  igualmente. 

Las  lluvias  no  fueron  en  1854  tan  fuertes  como  de  cos- 
tumbre.  Las  observaciones  en  los  anos  sucesivos,  pues  me 
propongo  continuarlas,  demostraran  si  las  lluvias  annates  de 
la  Habana  esceden  6  no  con  mucho  al  niimero  que  las  repre- 
senta  en  1851.  Solo  auadire  queen  el  fueron  las  lluvias  in- 
comparablemente  mas  recias  en  lo  interior  de  la  isla  que  en 
la  Habana. 

Observaciones  pluviomSlricas  hechas  en  la  Habana  desde  1 ."  de 
enero  de  1855  al  1."  de  enero  de  1856. 

Mescs.  Dias  de  lluvia. 

Enero 11 

Febrero 4 

Marzo 3 

Abril 4 

Mayo 4 

Junio 17 

Julio 17 

Agoslo 13 


225 

Setiembre 3 

Octubre 8 

Noviembre T 

Diciembre ^ 


Total 96 

La  canlidad  de  agua  que  ha  caido  en  dichos  dias  de  llu- 
via,espresada  en  milimetros,  ba  sidola  siguienle. 

Enero 96,8'°" 

Febrero 111,0 

Marzo 90,5 

Abril 122,5 

Mayo 67,0 

Junio 226,6 

Julio 253,6 

Agosto 188,5 

Setiembre 28,5 

Octubre 213,5 

Noviembre 79,5 

Diciembre 28,3 

Total 1506,3 

De  aqui  resulta  que  ha  caido  en  la  Habana  1°',506  de 
agua  en  todoel  ano  1855. 

Ha  habido  10  dias  menos  de  lluvia  que  en  1854,  y  sin  em- 
bargo ha  resultado  un  aumento  de  mitad  en  la  cantidad  total 
de  agua,  coraparativamente  con  la  de  aquel  ano. 

Las  observaciones  de  estos  dos  anos  no  son  suficienles  pa- 
ra que  el  termino  medio  entre  ellas  pueda  considerarse  como 
el  termino  medio  de  la  lluvia  anual  en  esta  capital;  tampoco 
lo  son  para  que  hayan  de  deducirse  comparaciones  con  las  que 
hizo  el  Sr.  D.  Ramon  de  Lasagra  por  los  anos  1826,  27,  28,  29, 
30  y  31;  pero  continuandolas  con  perseverancia  en  anos  su- 
cesivos,  no  dudo  que  Uegue  a  oblener  consecuencias  de  bas- 
tante  imporlancia  para  el  pais. 

Con  presencia  de  la  anotacion  diaria  en  mi  libro  de  obser- 

TOMo  vr.  15 


226 

vaciones,  be  hecho  la  disliibucion  corrcspondiente,  por  csta- 
cioncs,  del  agua  caida  en  cada  uno  do  los  dos  aiios  citados,  y 
resulla  el  estado  siguienle. 

Cantidad  de  agua  de  lluvia  esiacional  en  los  aflos  1854  y  1855, 
espresada  en  milimetros. 

Alio  ^854.  Ano  1855. 

InviernoT^ 111,3"» 236,1"°' 

Piimavera 302,6    440,8 

Estio 344,5     507,9 

Olofio 281,8     321,5 

Total....     1040,2     1506,3 

Si  representamos  ahora  por  100  la  cantidad  total  de  llu- 
via anual,  como  suelen  hacerlo  los  meteorologistas,  obtendre- 
mos  la  parte  que  ba  correspondido  a  cada  estacion  en  el  pe- 
riodo  de  eslas  observaciones. 

Ano  1854.  Ano  1855. 

Invierno 11  16 

Primavera 29  ,.  29 

Estio 33  , 34 

Olofio 27  21 


100  100 

Vemos  que  en  la  reparticion  del  agua  anual  por  eslacio- 
nes  ba  correspondido  a  la  primavera  identica  proporcion  de 
la  cantidad  total  de  lluvia  en  un  ano  que  en  otro;  que  se  au- 
mento  un  poco  la  proporcion  en  el  estio  de  1855;  que  se  au- 
menlo  dc  mitad  en  el  invierno,  y  disrainuyo  de  mas  de  una 
quinta  parte  en  el  otofw  del  raismo  ano,  comparativamente 
con  el  anterior  de  1854. 

No  concluire  sin  llamar  la  atencion  de  Y.  E.  y  V.  SS.  sobre 
un  becho  en  estremo  curioso,  y  es  que  en  los  dos  meses  de 
raarzo  de  1854  y  1855  no  ba  empezado  a  Hover  basta  el 
dia  22. 

Tal  ba  sido  el  resultado  de  mis  observaciones  pluviome- 
tricas  en  el  curse  de  estos  dos  anos:  sigo  baciendolas  diaria- 
mcnte,  y  cuidarc  de  prcsenlarlas  a  la  Real  Sociedad  al  fin  de 


227 
cada  ano,  tanlo  por  cumplir  con  mi  deber,  como  por  el  bien 
que  de  su  publicacion  pueda  reporlar  la  agricultuia  del  pais. 
Dios  guarde  a  V.  E.  y  V.  SS.  muchos  anos.  Habana  30  de 
enero  de  1856.=Excmo.  Sr.=zJose  Luis  Casaseca. z=E\cmo. 
Sr.  Presidents  y  Sres.  vocales  de  la  Real  Sociedad  Economica 
de  esta  capital. 


Sobre  la  compensacion  reciproca  de  los  mdximos  y  minmos 
barometricos  en  una  misma  epoca;  por  Mr.  Dove. 

(L'Institut,  5  dich-mhre  -)85S.) 

Recuerda  el  alitor  que  en  1827  trato  de  probar  en  una  se- 
rie  de  memorias  acerca  de  lo  que  llama  ley  de  circulacion, 
que  la  lolalidad  de  los  fenomenos  climatericos  en  nuestras 
latitudes,  puede  esplicarse  por  la  variacion  reciproca,  rela- 
livamente  a  un  punto  dado  de  observacion,  de  corrientes  po- 
lares  y  ecuatoriales  que  dorainau  alternativamenle.  Resulta 
pues  que  las  corrientes  doraiuanles  en  un  mismo  lugar  que  se 
sucedenunasa  olras,  ban  dereinartambien  cercanasentresi. 
La  demostracion  de  esta  proxiraidad  solo  podia  fundarse  en 
la  discusion  de  un  gran  niimero  de  diarios  de  observaciones 
simuUaneas.  Mr.  Dove  ha  emprendido  dicha  demostracion 
desde  1840,  al  menos  bajo  el  punto  de  vista  de  las  variacio- 
nes  no  periodicas  de  la  temperatura,  probando  que  todas  las 
grandes  desviaciones  de  los  valores  medios  de  esos  cambios 
se  compensan  reciprocamente  en  un  mismo  hemisferio,  y  que 
un  esceso  de  un  punto  dado,  se  compensa  por  la  depresion  en 
otro.  Pero  entonces  solo  examine  un  lado  de  la  cuestion,  re- 
servando  la  discusion  de  los  demas  eiementos  para  aquella 
epoca  en  que,  despues  de  haber  estudiado  tambien  todas  las 
demas  relaciones  atmosfericas,  pudiera  persuadirse  que  tenia 
agotados  todos  los  datos  del  problema.  Trascurridos  15  aiios 
vuelve  aocuparse  de  la  solucion,  6  mejor  dicho,  reune  nue- 
vos  eiementos  para  conseguirla. 

Cuando  se  eleva  la  temperatura  dilatase  el  aire,  al  paso 
que  aumenta  la  evaporacion;  por  consiguiente  la  marcha  de 
las  variaciones  barometricas  no  es  contraria  a  la  termica  sino 
en  el  caso  de  esceder  el  primer  efecto  al  segundo.  La  distin- 


228 

cion  de  ilos  almosferas,  necesaria  en  las  mutaciones  periodl- 
oas,  pierdc  muclio  de  sii  ulilidad  con  la  variacion  lateral  de 
las  masas  aereas.  Por  lo  tanlo  no  es  posiblc  pensar  en  esta- 
blcccr  una  proporcionalidad  directa  entre  el  estado  de  eleva- 
cion  de  iin  inslrumonto  y  el  de  depresion  del  otro.  Sin  em- 
bargo, es  presumible  que  la  corriente  polar  fria  haga  subir  el 
baromelro  en  los  puntos  donde  se  presenta,  asi  como  lo  hace 
bajar  la  corrienle  ecualorial  calida.  Luego  si  existeu  proxi- 
mas  cnire  si  ciertas  capas  de  aire  calido  y  frio  que  dislen  mu- 
clio del  oslado  normal,  esta  condicion  ha  de  influir  en  los  es- 
lados  baromelricos  estreraos.  Efeclivamenle,  el  principio  sen- 
lado  en  1825  en  los  siguientes  lerminos:  lla  perturbationes 
almosferw  inter  se  cohcerere  videntur,  ut  maxima  minimis,  mi- 
nim,a  maximis  sint  circumdata,  resulla  confirmado  lodavia  mas 
completamente  por  las  observaciones  siguientes. 

El  22  deenero  de  1850  bajo  el  terra6metro  en  el  gran  du- 
cado  de  Posen  a  29°  R.  bajo  0"  (-36", 25  C);  no  babiendo 
ejemplo  de  un  frio  semejanle  en  los  regislros  de  observaciones 
prusianas.  De  aqui  resulto  que  el  baromelro  Uego  a  una  altu- 
ra  desconocida.  Por  el  contrario,  en  el  Estado  deNueva-York 
se  hallaba  el  mismo  dia  este  instrumento  en  su  punto  mas  ba- 
jo. No  fue  muy  duradero  lal  estado  de  elevacion  del  barome- 
lro, y  el  frio  cedio  el  puesto  a  una  temperatura  mas  suave. 
En  Alemania  sucedio  el  6  de  febrero  de  1850  una  depresion 
sumamente  notable;  mientras  que  en  igual  dia  se  observ6  en 
America  en  el  Estado  de  Nueva-York  una  graudisima  eleva- 
cion del  barometro,  acompaiiada  de  un  frio  nunca  visto.  En 
Nertschinskse  nototambienun  maximum  absoluto.  En  1.°  de 
enero  de  1855  estaba  el  barometro  una  pulgada  mas  bajo  en 
los  lirailes  de  los  Estados  prusianos  y  rusos  que  en  los  limi- 
tes  prusiano  y  frances.  A  consecuencia  de  esa  diferencia  vino 
del  Oesle  un  frio  cuya  intensidad  durara  por  mucho  tiempo  en 
la  memoria  de  los  pueblos. 

El  aulor  da  cierta  importancia  a  los  tres  casos  citados,  y 
le  parece  que  debe  por  consecuencia  hacer  mencion  de  las  ob- 
servaciones mismas,  y  discutirlas  en  detalle.  No  nos  es  posible 
seguirle  en  ese  terreno  a  causa  de  la  estension  que  da  a  dicha 
discusion,  y  solo  diremos  que  a  su  parecer  resulta  de  la  ma- 


229 
nera  mas  clara  con  esos  ejemplos,  la  posibilidad  de  espli- 
car  los  estreraos  baromelricos  por  la  diferencia  de  teinpera- 
lura  de  dos  corrientes  adyacentes  de  aire,  sin  que  pueda  por 
eso  decirse  que  tienen  igual  origen  todas  las  maximas  baro- 
metricas.  Al  concluir  advierte  el  autor  que  en  sus  inves- 
tigaciones  se  ha  fijado  en  los  caracteres  persistentes  del 
tiempo  en  una  gran  superficie,  y  que  solo  ha  considerado  la 
direccion  general  de  la  corriente  de  aire,  sin  disculir  las  va- 
riaciones  de  direccion  que  pueden  ocurrir  en  ciertas  eslacio- 
nes,  ni  ocuparse  de  si,  en  ciertos  dias  determinados,  ha  side 
conslante  la  marcha  del  vienlo  en  la  misma  direccion,  6  si  ha 
remolineado  sobre  si  mismo. 


REAL  OBSERVATORIO  DE  MADRID. 


Mes  de  marzo  de  1856. 


bar6metro. 

Pulgadas  in- 
glesas. 

Miliiuctros. 

Altura  media 

27,633 

28,009 

27,281 

0,728 

0,194 

0,030 

701.868 

711,418 

692,927 

18,491 

4,928 

0,762 

maxima  (dia  1 ) 

minima  (dia  27) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  10) 

minima  diurna  (dia  27) 

TERMOMETRO. 

Fahr. 

Reaum. 

Cent. 

Temperalura  media 

53°,9 
68,0 
35,6 
32,4 

24,8 

2,2 

9°,73 
16,00 

1,59 
14,41 
11,02 

0,98 

12M7 

maxima  (dia  24) 

20,00 

minima  (dia  1) 

2  00 

Oscilacion  mensual 

18,00 

maxima  diurna  (dia  2 .).... . 
minima  diurna  (dia  12) 

13,78 
1,22 

pluvi6metro. 

Pulg.    ingl. 

Millnictios. 

Lluvia  caida  en  el  mes 

2,349 

59.66 

Manuel  Rtco  y  Sinobas, 


230 


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234 


Restimen  de  las  observaciones  hechas  en  el  ijran  mar  lei  general 
francis,  en  el  campo  de  Sebastopol,  durante  el  mes  de  febrcro 
rfe  1856, por  el  CoronelD.  Tomas  0-Ryan  y  Vazquez,  Coman- 
dante  del  cuerpo  de  Ingenieros. 

Altura  maxima  observada  del  baro- 

metro 0,752  (dia  20  a  las  12  del  dia). 

Idem  minima 0,730 (dial. "alas 8 delamauana). 

Media  deducida 0,743 

Temperatura    maxima  dada  por   el 

termometro  al  aire  libre -|-14°C.  (dia  22  &  las  12). 

Idem  minima —11  (dia  19  a  las  8  de  la  maiiana). 

Idem  media  deducida  de  todo  el  mes.  -{-^'^ 
Wiimero  de  observaciones  mensuales.       87 

Dias  de  Uuvia 3 

Idem  de  nieve 6 

Nota.  En  la  noche  del  26  al  27  la  cantidad  de  nieve  caida  cubria  el 
terrene  con  una  capa  de  O^jlSS;  el  viento  reinante  durante  la  caida  fue 
el  S.  E.;  y  en  la  maiiana  del  27  tenia  lugar  a  int^rvalos  con  sol  despeja- 
do,  lanzando  la  nieve  el  viento  que  soplaba  sin  cesar. 


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Propiedades  fhicas  y  dpticas  del  cuarzo;  por  M.  Descloizeaux. 

(L'Inslitut,  30  majro  ^85o.) 

Desde  que  Mr.  Biot  descubrio  en  1813  las  dos  rolaciones 
contrarias  que  impriraen  ciertos  cristales  de  cuarzo  al  piano 
de  polarizacion  de  los  rayos  luminosos,  ha  probado  Mr.  "W. 
Herschell,  que  los  diferentes  sentidos  del  fenomeno  se  halla- 
ban  al  parecer  ligados,  las  mas  veces,  a  los  dos  modos  de  si- 
metria  inversa  designados  hace  mucho  tierapo  por  Haiiy  en 
algunas  particularidades  de  la  forma  cristalina.  Esta  primera 
apreciacion  de  una  ley  general  ha  tornado  posteriorraenteuna 
gran  imporlancia,  merced  a  los  interesantes  trabajos  de  MM. 
Pasteur  y  Marbach;  mas  sin  embargo  hay  alguna  dificultad 
para  aplicarla  al  cuarzo  mismo.  Presenta  este  con  frecuencia. 
ya  en  su  capa  geometrica  ya  en  sus  propiedades  opticas, 
anomalias  inesperadas;  y  aunque  las  observaciones  de  MM. 
Brewster  y  Haidinger,  y  con  especialidad  el  apreciable  tra- 
bajo  de  Mr.  G.  Bose,  hayan  sujetado  a  una  ley  regular  esas 
irregularidades  aparentes,  con  todo,  no  se  halla  agotado  su 
ostudio  fisico  y  cristalografico;  de  lo  cual  podra  juzgar  la  Aca- 
demia  por  el  analisis  de  la  memoria  que  le  ha  presentado  Mr. 
Descloizeaux. 

Principia  este  por  examinar  un  gran  numero  de  cristales 
diferentes  en  su  origen.ynota,  como  antes  lohabiahechoMr. 
G.  Rose,  que  casi  siempre  corresponde  a  cada  localidad  cierlo 
aspecto  caracteristico.  Beudanl  habia  insistido  tambien,  hacia 
mucho  tiempo,  en  la  diversidad  de  formas  crislalinas  que  se 


236 

desarrollan  en  medios  iliversos,  y  que  afecKl  a  una  misma  es- 
pecie  mineral  cuando  no  va  acompaiiada  de  gangas  idenlicas. 
El  estudio  comparativo  de  eslos  hechos  ha  reclaniado  sin  ce- 
sar  la  atencion  de  los  mineralogislas;  y  cuando  sehayan  apre- 
ciado  mejor  sus  causas  delerrainanles,  todos  creen  que  senie- 
jante  estudio  ha  de  arrojar  mucha  luz  acerca  de  cierlas  con- 
diciones  originates  de  bastantes  yacimienlos  metaliferos. 

Tomando  pues  sus  materiales  de  fuentes  aun  intactas,  ha 
podido  anadir  Mr.  Descloizeaux  muchas  formas  nuevas  a  las 
numerosas  descritas  ya  por  sus  predecesores;  asi  es  quede  13 
eleva  a  60  el  numero  de  romboedros,  y  de  23  a  66  el  de  for- 
mas plagiedras;  y  en  la  serie  de  los  mismos  solo  halla  17 
que  coexisten  con  sus  inverses,  yentre  las  formas  plagiedras, 
8  linicamente  que  completen  el  escalenoedro,  sobreponiendo- 
se  al  heraiedro  inverso  correspondiente. 

A  estas  razones  de  conveniencia,  que  aproximan  mas  el 
cuarzo  al  tipo  romboedrico  que  al  exagonal,  se  agregan  aim 
ciertas  diferencias  de  aspecto  6  de  estension  entre  las  formas 
de  angulo  igual,  pero  de  orientacion  contraria;  de  mode  que 
caras,  hasta  semejantes  geometricamente  por  su  situacion, 
son  en  realidad  diversas  a  causa  de  algunas  propiedades  que 
son  tan  diferentes  como  su  ley  de  derivacion  acerca  de  la  for- 
ma primitiva. 

Aderaas  de  los  prismas,  romboedros  y  plagiedros  de  las 
zonas  principales,  senala  Mr.  Descloizeaux  gran  numero  de 
otras  caras  que  ocupan  al  parecer  hasla  ahora  un  puesto  no 
tan  importanle  en  la  configuracion  geometrica  del  cuarzo:  ha- 
biendo  entre  todaslas  formas  nuevas  que  nos  ha  dado  a  cono- 
ces  su  trabajo  muchas  perfectamente  definidas,  ya  por  medi- 
das  de  angulos,  ya  por  descubrimiento  de  zonas,  cuya  ley  de 
derivacion  se  rije  por  niimeros  bastante  altos. 

Es  de  esperar  que  el  estudio  detenido  de  las  formas  crista- 
linas  mulliplique  mas  y  mas  esas  derogaciones  aparentes  de 
la  primitiva  sencillez  de  las  leyes  de  Hauy.  Asi  es  como  ha 
visto  la  Quiraica  aumentar  paulatinamenle  los  reducidos  nu- 
meros  que  pudo  tener  al  principio  poresenciales  en  la  espre- 
sion  de  la  ley  de  las  proporciones  miilliplas.  En  todas  las 
ciencias  de  observacion  se  ha  empezado  por  los  hechos  mas 


237 

sencillos,  porque  son  los  mas  frecuentes;  luego  se  han  descu- 
bierto  otros  mascomplejos,  al  paso  que  lendian  a  ser  escep- 
cionales.  La  senciilez  y  la  frecuencia  son  al  parecer  efecti- 
varaente  cosas  correlalivas,  pues  aunquepueden  deducirse  de 
loda  ley  fisica  consecuencias  complexas,  rara  vez  se  ve  su 
lealizacion ;  porque  los  fenomenos-  tienden  a  separarse  al 
inismo  tiempo  de  las  condiciones  de  senciilez  y  de  estabi- 
lidad. 

El  esludio  de  los  casos  que  se  encuentran  en  dichos  limi- 
los  de  posibilidad  eslrema,  presenta  por  otra  parte  para  la 
ciencia  un  interes  particular.  La  accion  preponderanle  de  las 
fuerzasreguladoras  se  halla  debilitada  probablemenle  en  ellos, 
dejando  asi  mas  campo  a  la  manifestacion  de  las  influencias 
perlurbatrices  esteriores.  Tales  podrianser,  por  ejemplo,  re- 
lativaniente  a  las  formas  cristalinas  de  derivacion  complexa, 
las  causas  de  la  frecuente  imperfeccion  de  su  estructura,  de 
su  rareza  relaliva,  y  de  las  variaciones  que  a  veces  consien- 
ten  en  el  valor  de  sus  angulos.  Vano  seria  buscar  alguna 
comparacion  entre  las  formas  de  derivacion  sencilla,  casi  to- 
das  comuues,  y  cuyas  facetas  limpias,  dominantes  habitual- 
mente,  no  se  hallan  sujetas  al  parecer  al  mismo  grado  de  in- 
determinacion. 

Por  consecuencia  Mr.  Descloizeaux  ha  hecho  una  cosa  lilil 
esludiando  detenidamente  esascaras  escepcionales  por  decir- 
lo  asi,  sin  ocultar  por  eso  las  discordancias  del  calculo  y  de 
los  datos  surainistrados  por  el  goniomelro.  Con  muclia  razon 
sobretodoha  creido  que  era  imposible  compensar  la  incerli- 
dumbre  de  las  medidas  consu  repeticion  enun  crecidisimo  nu- 
mero  de  cristales,  ni  ocultar  las  contradicciones  valiendose  de 
valores  6  lerminos  medios  que  se  creen  suficientes  para  que 
desaparezcan. 

Por  mas  que  traten  de  apoyarse  en  el  raetodo  de  los  me- 
nores  cuadrados,  y  aun  en  laevalucioncalculada  de  los  erro- 
res  probables,  ciertas  pretensiones,  muy  generales  hoy,  al 
rigor  absoluto  de  las  observaciones  cristalograticas,  en  el 
fondo  no  es  esto  mas  que  pura  ilusion.  Facil  es  probar  con  es- 
perimentos  sinleticos,  que  los  angulos  de  los  crislales  arlifi- 
ciales  se  hallan  alterados  en  muchos   casos  notable  e  inevi- 


^38 
lablemeiUe  por  causas  osteriores,  agenas  en  aparieiicia  a  las 
fiierzas  raolcculares;  sieiulo  imposible  por  lanto  que  los  cris- 
talps  naturales  so  hayan  librado  completamente  do  influen- 
cias  parecidas.  Cuando  tiene  poca  soguridad  la  cifra  de  los 
minutes,  no  es  muy  logico  dar  lanla  importancia  a  la  de  se- 
gundos. 

Las  combinaciones  arilraeticas  concluyen  sierapre  por 
producir  cierto  numero;  pero  cuando  existen  las  anomalias  en 
la  naluraleza  misraa  de  las  cosas.  se  cometeria  un  gran  error 
acerca  de  los  principios  y  estension  de  las  formulas,  atribu- 
yendoles  la  facultad  de  reparar  ciertas  separaciones  que  no 
son  puramente  accidentales,  de  despejar  el  dato  fisico  mas 
plausible  de  un  resullado  numerico  arlificial  en  un  todo,  de 
fijar  fmalraenle  el  grade  de  cerleza  que  le  queda  con  la  di- 
vergencia  de  las  observaciones  parciales. 

Esa  divergencia  precede  de  causas  que  no  llegan  a  des- 
cubrirse  generalmente.  En  eslo  consisle  el  verdadero  proble- 
ma;  y  seria  mas  filosofico  empenarse  en  averiguarle,  en  sena- 
lar  sus  limites,  que  no  creer  ciegamenle  en  una  coincidencia 
ilusoria  entre  la  observacion  y  el  enunciado  abstracto  de  las 
leyes  de  Haiiy.  Los  misraos  astronomos  ^no  ban  ignorado  to- 
das  las  desigualdades  del  esferoide  terrestre  mientras  se  ban 
obstinade  en  confundlr  en  terraines  medios  las  observaciones 
locales  que  se  les  iban  dande  a  conocer? 

Las  nuevas  caras  delerrainadas  por  Mr.  Descloizeaux  ban 
aumentado  estraordinariamente  el  numero  de  los  elementos 
geometricos  posibles  de  la  hemicdria,  a  la  cual  se  liga  al  pa- 
recer  la  accion  especifica  del  cuarzo  sobre  la  luz  polarizada. 
Veinlicuatro  caras  plagiedras,  dofinidas  boy  crislalografica- 
mente,  pueden  efeclivamente  ballarse  coordinadas  alrededor 
de  la  columna  exagona  del  cuarzo,  ya  con  la  simetria  de  un 
helice  dextrorsum,  ya  con  la  de  olro  sinislrorsum.  Preguntase 
Mr.  Descloizeaux  si  hay  alguna  regla  practica  que  delermine 
la  cara  de  esas  series  helizoidales,  a  la  cual  puede  alribuirse 
una  correlacion  delerminanle  con  el  caracter  oplico  corres- 
pondienle. 

Numerosas  observaciones  le  ban  ensefiado  que  el  esludio 
de  las  formas  esleriores.  escoptuando  lal  vez  una  sola,  no 


239 
permite  que  se  saque  conclusion  alguna  absolula,  sugiriendo 
solamenle  inducciones  muy  probables.  Ademas,  en  la  insufi- 
ciencia  relativa  del  examen  cristalografico  nada  hay  que  de- 
ba  sorprendernos.  El  desarroUo  esterior  de  la  hemiedria  no  es 
al  parecer  de  necesidad  esencial;  y  si  dicho  desarrollo  essolo 
un  fenomeno  del  mismo  orden  que  el  que  da  origen  6  hace 
que  predomine  ya  una,  ya  olra  de  las  caras  cuya  lolalidad 
constituye  una  forma  crislalina,  su  aparicion,  de  lal  6  cual 
modo,  podria  muy  bien  hallarse  subordinada  a  las  mismas 
causas  que  bastan  a  veces  para  suspender  completamente  su 
manifestacion. 

Despues  de  haber  estudiado  en  esta  forma  todos  los  ele- 
mentos  geometricos  de  los  cristales  simples,  pasa  Mr.  Des- 
cloizeaux  al  examen  de  las  maclas  que  ofrecen  en  muy  gran 
niimero.  En  estos  sistemas  complexes,  permanecen  en  eviden- 
cia  a  veces  los  individuos  yusla-puestos;  olras  se  hallan  li- 
gados  de  tal  modo,  que  solo  se  manifiestan  los  delalles  de  su 
composicion  por  medio  de  las  pruebas  delicadas  de  la  luz  po- 
larizada. 

El  esludio  de  las  agrupaciones  de  la  primera  clase  ha  ana- 
dido  poco  a  lo  que  se  sabia  por  las  observaciones  antiguas. 
Unicamenle  prueba  Mr.  Descloizeaux  con  medidas  multipli- 
cadas,  que  en  esas  agregacionesobedecesoloajoroicma^/flmew/p 
a  las  reglas  absolulas  de  la  hemitropia  la  inclinacion  de  los 
ejes  cristalograficos,  y  que  los  angulos  oscilan  a  menudo  has- 
ta  2  grades  entre  los  valores  que  la  teoria  les  senalaria. 

Esa  especie  de  indclerminacion,  perfectamenle  fundada 
en  otros  ejemplos,  es  olra  prueba  mas  de  que  la  rcalidad  de 
los  fenoraenos  rara  vez  se  doblega  a  loda  la  inflexibilidad  dc 
su  enunciado  geometrico,  y  que  bajo  la  forma  abslracla  que 
tambien  se  les  alribuye,  espresan  unicamenle  las  leyes  fisicas 
los  cilados  lirailes  de  equilibrio  durable,  hacia  los  cuales 
tienden  sin  cesar  los  hechos  maleriales;  pudiendo  sin  embargo 
separarse  hasla  cierlo  punlo,  sin  romper  y  aun  sin  allerar  muy 
profundamente  ese  equilibrio. 

Las  reuniones  por  soldadura  y  penetracion  complela  ocu- 
pan  mas  al  aulor,  sirviendo  de  lema  a  loda  la  parle  fisica  de  su 
meraoria.  Las  maclas  se  manifiestan  solo  en  ese  case  por  vi- 


240 
SOS  locales  6  estrias  inlernas,  6  per  iin  guilloseado  muy  me- 
niulo  en  las  superficies,  6  finalmente  per  la  repelicion  anor- 
mal  de  ciertas  facelas  que  handebido  escluirse  del  desarrolio 
regular  de  la  hemiedria.  Ya  habia  analizado  con  gran  deslre- 
za  todas  esas  circunstancias  Mr.  G.  Rose,  al  menos  en  cuanto 
era  posible  hacerlo  por  medio  del  examen  de  los  caracteres 
esteriores,  los  cuales  rara  vez  bastan  para  dellnir  organiza- 
ciones  internas  Ian  complicadas.  Por  esa  razon  Mr.  Descloi- 
zeaux  ha  ido  mas  adelante;  al  efeclo  ha  hallado  unas  placas 
normales  al  eje,  en  un  gran  nuraero  de  cristales,  tenidos  por 
su  apariencia  cristalografica  corao  suficienlemente  compuestos 
para  descubrir  en  ellos  por  medio  de  la  luz  polarizada  el 
taraceado  de  un  mosaico  interior,  y  al  raismo  liempo  como 
bastante  sencillos  para  poder  distinguir  los  elementos  presun- 
los  de  que  se  compusieran.  Con  auxilio  de  figuras  georaetricas 
ha  representado  las  particularidades  tambien  geomelricas  de 
la  configuracion  esterna;  y  en  cuanlo  al  embulido  interior  des- 
cubierto  por  la  polarizacion,  ha  fijado  su  imagen  con  auxilio 
de  la  fotografia. 

Dichas  figuras,  a  las  que  nada  podria  anadir  ni  quilar  el 
observador,  patenlizan  en  toda  su  realidad  multitud  de  he- 
chos  y  dedetalles  sumamente  inslructivos:  ni  aun  podemosin- 
tentar  dar  una  idea  de  ellos;  pero  prueban  que  los  cristales 
del  cuarzo  son  casi  siempre  mas  coraplexos  de  lo  que  fuera 
de  creer  a  juzgar  por  los  caracteres  cristalograficos.  Placas 
talladas  en  los  estreraos  deun  mismo  cristal,  rara  vez  presen- 
tan  igual  eslructura,  y  casi  todas  ofreceu  un  surtido  mas  o 
menos  complicado  de  laminas  de  rotacion  conlraria. 

Procediendo  de  lo  simple  a  lo  compuesto  en  el  estudio  de 
esas  placas,  se  reconoce  facilmente  que  los  pianos  de  union 
son  con  mucha  frecuencia  paralelos  a  las  caras  de  la  pirami- 
de,  con  mas  rareza  a  las  caras  rombos  dc  Hauy,  algunas  vo- 
ces a  las  del  prisma  exaedro  6  de  cualquier  romboedro  muy 
agudo;  y  tal  vez  finalmente,  en  ciertos  casos  escepcionales, 
normales  al  eje  de  figura.  Tales  singiilaridades  de  eslructura, 
variadas  al  infinite  por  alternativas  regular  6  irregularmente 
repetidas,  por  los  innumerables  accidentes  de  forma,  grueso,  es- 
ension,  orientacion  de  loda  intercalacion,  encerrada  de  ese 


241 

modo  en  la  masa  crislalina,  bastan  para  producir  los  acciden- 
tes  de  color  mas  irregulares  en  apariencia;  y  esla  supuesta  di- 
versidad  no  es  pura  hipotesis  en  el  caso  presente,  hija  de  la 
necesidadque  la  causa,  yfundada  solo  en  los  mismos  fenome- 
nos  que  se  Irala  de  esplicar;  pueslo  que  trabajando  dichas 
placas  por  la  seccion,  ha  conseguido  Mr.  Descloizeaux,  con 
auxilio  de  una  iluminacion  a  proposito,  distinguir  muy  clara- 
mente  con  el  lente  todas  lasuniones  interiores,  y  hasta  ha  po- 
dido  dibujar  y  medir  con  la  camara  clara  los  escalones  poli- 
gonales  que  al  salir  a  la  superficie  dibujan  de  ese  modo  en  las 
partes  lustrosas. 

Esa  reunion  de  cuarzos  de  rotacion  inversa  por  capas  pa- 
ralelas  a  ciertas  caras  de  cristales,  revela  desde  luego  al  pa- 
recer  su  modo  secreto  de  crecer.  ^Pero  como  esplicarse  enlon- 
ces  la  direccion  de  diversos  estratos  coloreados,  no  menos  pia- 
nos ni  regulares,  que  cruzan  a  menudo  en  sentido  opuesto  las 
laminas  de  toda  rotacion,  y  que  conducen  a  conclusiones  ab- 
solutamenle  contrarias?  Sobre  todo,  ;,que  teoria  esplicara  elor- 
den  y  disposicion  determinada  de  dichas  laminas  y  estratos, 
cuandose  limitan  a  contornos  marcados,  y  dividen  en  compar- 
timentos  el  interior  de  la  masa  con  una  simetria  que  no  es 
posible  sea  efecto  del  acaso? 

Las  figuras  que  acompanan  la  memoria  de  Mr.  Descloi- 
zeaux contienen  gran  niimero  de  ejemplos  de  este  genero.  Las 
cuestiones  que  suscitan  se  ligan  a  los  mayores  misterios  de  la 
estructura  molecular  de  los  cuerpos,  y  la  fotografia  presta 
para  estos  estudios  recursos  muy  preciosos.  Efectivamente,  no 
coraplace  ni  se  doblega  a  los  sistemas  ni  a  las  teorias:  y  los 
dibujos  que  ofrece  a  los  ojos  del  lector  se  hallan  libres  de  to- 
do  retoque  que  tal  vez  pudieran  afiadir  involuntariamente  a  la 
realidad  las  ilusiones  de  una  idea  imaginaria.  Tiendase,  por 
ejemplo,  la  vista  por  esasrepresentaciones  irrecusables  en  que 
no  ha  tenido  la  verdad  compleraentos  ni  coraentarios,  y  se  esta- 
rapor  creer  que  al  dar  sierapre  a  la  estructura  interior  de  cier- 
tos  cristales  coloreados  una  regularidad  constante,  ban  hecho 
muchos  cristalografos  unageneralizacion  prematura,  y  tomado 
por  reglalo  que  solo  podia  ser  a  veces  una  notable  escepcion. 

TOMo  vr.  16 


242 
PAE.E0I1T0L.001A. 


Mamiferos  fosiles  de  la  America  meridional;  por  Mr.  Gervais. 

(L'lnstilut,  30  maxo  1855  J 

Habiendo  estudiado  Mr.  Gervais,  profesor  de  Zoologia  en 
la  Facullad  de  Cienciasde  Monlpelier,  1."  lacolecciondehue- 
sos  fosiles  Iraida  de  Bolivia  por  Mr.  Veddell,  procedente  del 
famoso  yaciaiienlo  de  Tarija;  2."  los  restos  hallados  por  Mr. 
de  Caslelnau  en  una  caverna  del  Perii,  a  4000°'  sobre  el  ni- 
vel  del  mar;  y  3.°  la  coleccion  de  vertebrados  fosiles  del 
Museo  de  historia  natural  de  Paris,  ha  sacado  de  diclio  estu- 
dio  las  siguientes  consecuencias. 

Ninguna  de  las  especies  de  mamiferos  que  viven  natural- 
niente  en  la  America  meridional,  6  que  ban  exislido  en  la  epo- 
ca  en  que  el  Elephas  primigenius.  Rhinoceros  tichorhimis,  los 
grandes  Osos ,  las  Eienas.  el  Felis  spelcc  y  otras  muchas  espe- 
cies que  ban  desaparecido  hace  largo  liempo  pisaban  el  sue- 
lo  de  Europa,  puede  considerarse  quebaya  vivido  tarabienen 
el  anligu'o  continente.  No  sucede  lo  mismo  respeclo  al  genero 
de  los  Mastodontes,  pues  Iraidas  del  Peru  algunas  osamenlas 
suyas  por  Bombay,  las  babia  considerado  G.  Cuvier  como 
pertenecientes  a  la  misma  especie  que  el  Blastodon  angusli- 
dens  de  Europa;  pero  los  referidos  huesos,  segun  lo  ba  ad- 
verlido  ya  Mr.  Laurillard,  son  del  Maslodon  andium. 

Los  mamiferos  de  las  cavernas  y  de  los  deposilos  de  las 
pampas  de  la  America  meridional  son,  como  los  que  exis- 
ten  lodavia  en  los  mismos  paises,  diferentes  todos  en  sus  es- 
pecies de  los  que  bay  en  las  dislintas  partes  del  antiguo  con- 
tinente, correspondiendo  mucbos  de  ellos  a  generos  y  aun  a 
familias  que  nose  ballan  representadas  en  ningun  otropunto, 
6  que  solo  lo  estan  en  algunas  partes  de  la  America  septen- 
trional. 

La  comparacion  de  los  mamiferos  sud-americanos  con  los 
de  la  poblacion,  probablemenle  raiocena,  que  nosban  dado  a 


243 

conocer  los  Irabajos  de  Mr.  Leidy  sobrc  los  fosiles,  conduce  a 
un  resullado  no  menos  importante.  Los  fosiles  de  Nebraska 
difierenigiialmente  delos  de  la  America  meridional  y  de  las 
especies  acluales,  que  pueblan  ambas  Americas;  y  por  el 
contrario,  guardan  analogias  indisputables  con  los  mamiferos 
del  mioceno  europeo  y  tambien  con  los  del  proiceno,  y  gran 
parte  de  sus  especies  eran,  6  congeneres  6  al  menos  distaban 
poco  de  las  que  ban  vivido  en  Europa  durante  la  raisma  parte 
del  periodo  terciario. 

Entre  los  mamiferos  fosiles  de  la  America  meridional,  que 
no  tienen  cabida  en  familia  alguna  de  las  conocidas  enlonces, 
se  cuentan  los  generos  Toxodon,  Nesodon  y  Macrmichenia, 
que  todos  tres  pertenecen  a  la  gran  familia  de  los  Ongulados. 
El  examen  de  los  principales  huesos  del  Toxodon,  que  no  ba- 
bia  observado  Owen,  confirraan  la  opinion  emitida  reciente- 
raente  por  este  sabio  anatomico  acerca  de  la  necesidad  de  es- 
tablecer  un  orden  nuevo  para  el  Toxodonte,  del  cual  deben 
al  parecer  formar  igualmente  parte  los  Nesodontes.  El  To- 
xodonte era  de  la  magnitud  de  los  Hipopotamos,  a  los  cuales 
debia  parecerse  en  todo,  y  (enersu  genero  de  vida.bajo  cier- 
tos  aspectos  al  menos.  Su  femur  carecia  del  tercer  trocanter, 
como  el  de  los  Proboscidiosy  Bisulcos;  pero  su  astragalo  es- 
tabaformado  porun  modelo  muy  diferente  del  que  caracteriza 
dichos  dos  ordenes  de  Ongulados. 

El  Macrauchenia  era  de  igual  tamano  que  el  Toxodonte, 
pero  de  formas  mucho  menos  pesadas;  su  femur,  dotado  de 
un  tercer  trocanter,  sus  pies,  que  se  diferencian  poco  de  los 
Uinocerontes,  y  los  demas  caracteres  que  ban  podido  recono- 
cerse  en  el,  prueban  que  dicho  genero,  cuya  descripcion  pri- 
mera  se  debe  tambien  a  Mr.  Owen,  se  ha  de  converlir  en  el 
lipo  de  una  familia  separada,  cuyo  pueslo  se  balla  senalado 
al  lado  de  los  Rinocerontes.  Indudablemenle  fue  el  repre- 
sentante  de  estos  ultinios  animales  en  la  America  meri- 
dional. 

Mis  observaciones  relativas  a  los  Edentulos,  afiade  Mr. 
Gervais  conlinuando  la  revista  desus  trabajos,  versan  sobre 
varios  generos  que  pertenecen  a  la  raisma  familia  que  los 
Megalonyx  y  los  Milodontes,  y  con  mas  particularidad  acerca 


244 

del  Scelidotherium  de  Mr.  Owen,  llago  asimismo  algunas  in- 
dicaciones  nuevas  referentes  a  los  Megaterios,  y  describo  un 
fragmento  de  craneo  de  un  Tati'i,  Iraido  por  Mr.  Weddell  del 
yacimienlode  Tarija:dichoTalunopodriadisliDguirsedel  En- 
ciibertado  actual,  que  no  se  habia  observado  aun  en  estado 
fosil. 

G.  Cuvier  y  de  Blainville  no  hansido  de  la  misma  opi- 
nion en  la  cuestion  de  afinidades  que  exijen  al  parecer  la 
aproximacion  de  los  Perezosos  a  los  grandes  Edenlulos  fosiles 
que  sirven  de  tipo  a  las  dos  familias  de  los  Megalonicideos  y 
Megaterideos.  El  nuevo  genero  de  los  Edentados  sub-ameri- 
canos,  al  que  doy  en  mi  memoria  el  nombre  de  Lestodonte, 
debe  hacer  que  desaparezcanlodas  las  dudas  que  pudiera  ha- 
ber  sobre  este  particular.  Efectivamente,  reune  a  forraas  os- 
teologicas  analogas  a  las  de  esos  dos  grupos  de  animates  po- 
co  distintas  de  las  de  los  Miolodontes,  para  que  se  haya 
confundido  con  ellos  hasta  ahora,  el  caracter  notable  de  tener 
en  ambas  mandibulasun  par  de  dientes  caniniformes,  que  re- 
cuerdan  los  de  los  Perezosos  Unau  {Bradijpus  didactilus). 
Las  colecciones  del  Museo  ban  recibido  de  Buenos-Aires  al- 
gunos  restos  de  las  dos  especies  de  este  nuevo  genero,  ambas 
tan  grandes  como  elMilodonte  y  el  Escelidoterio.  Al  que  tie- 
ne  los  caninos  mas  robustos  y  la  barra  mas  considerable,  le 
doy  el  nombre  de  Lestodon  armatus;  y  el  otro  se  llamara. 
Lestodon  Myloides,  por  su  mayor  analogia  con  el  Mylodon  ro- 
bustiis. 

El  trabajo  de  Mr.  Gervais,  de  que  solo  da  una  ligera  idea 
lo  que  precede,  se  insertara  en  el  viaje  de  MM.  de  Castel- 
nau  y  Weddell,  cuya  publicacion  ha  mandado  que  se  haga  el 
Gobierno  francos. 


botAmica. 


Sobre  la  reproduccion  de  las  Algas;  por  Mr.  Pringsueim. 

(L'lostilut,  io/ebrero  iS^6.) 

La  Vaucheria  sesjilis  tiene,  ademas  de  la  multiplicacion  no 
sexual  por  los  zoospores,  una  reproduccion  verdaderamente  se- 


245 

xual  con  auxilio  de  dos  drganos  conocidos  como  el  cuerneci- 
ilo  (Hornchen)  y  el  esporo  de  dichas  Algas.  Vaucher  sospech6 
ya  la  imporlaocia  del  primer  organo,  que  miraba  como  una 
antera,  suponiendo  que  salia  el  polvo  fecundante  por  los  in- 
dicados  cuernecillos.  El  desarrollo  de  estos  dos  cuerpos  se 
verifica  del  modo  siguiente:  ambos  se  presenlan  al  principio 
como  unas  papilas  producidas  por  el  tubo  celuloso,  a  corta 
distancia  una  de  otra:  la  papila  que  ha  de  formar  el  cuerne- 
cillo  sale  primero.  Distinguense  desde  el  principio  con  facili- 
dad  por  la  diferencia  de  sus  dimensiones:  la  primera  se  pro- 
longa  al  momenlo  en  forma  de  una  rama  corta,  delgada,  ci- 
lindrica,  primero  derecha,  pero  arqueada  luego,  en  uno,  dos 
y  a  veces  en  tres  puntos.  La  papila  que  ha  de  converlirse  en 
esporango  se  enturaece  paulatinamente  hasta  formar  una  es- 
crescencia  lateral  mas  ancha  y  corta  que  la  primera,  regular 
al  principio,  prolongada  en  pico  despues  por  la  parte  que  mi- 
ra  al  cuerno,  de  modo  que  semeje  un  6vulo  semi-encorvado. 
Hasta  entonces  la  cavidad  de  ambas  producciones  es  perfec- 
tamente  continua  con  la  del  tubo  en  que  eslan,  y  su  contenido 
esigual  al  deeste  ultimo;  pero  de  repente  se  forma,  en  la  ba- 
se del  esporango,  un  labique  trasversal,  dejando  una  celula 
aparte.  Al  mismo  tiempo,  hacia  su  pico  se  acumula  una  ma- 
teria incolora,  finamente  granulosa,  que  aumenta  en  canti- 
dad,  que  repele  hacia  atras  y  abajo  el  resto  del  contenido  de 
dicha  cavidad.  Durante  ese  tiempo  el  contenido  de  la  estre- 
midad  del  cuernecillo  se  decolora  por  la  desaparicion  de  la 
clorofda,  manifeslandose  en  seguida  una  especie  de  mucilago 
granuloso  sumamente  fino:  la  parte  del  organo  en  que  se  ha 
verificado  esta  variacion  se  separa  al  memento  de  la  porcion 
inferior  por  medio  de  una  pared  trasversal,  que  viene  a  es- 
tar  proximamente  en  el  centro.  Despues  principian  ya  a  verse 
en  ese  mucilago  incoloro  unos  corpiisculos  cilindricos,  en  los 
que  se  distingue  cierta  agitacion.  Como  la  presion  ejercidain- 
teriormente  en  el  pico  del  esporango  va  siempre  en  aumento, 
cede  muy  pronto  su  membrana  por  la  punta,  y  sale  en  parte 
el  contenido  por  la  boca  que  se  forma  de  este  modo;  proban- 
do  claramente  que  no  tapiza  membrana  alguna  la  porcion  es- 
pelida,  que  se  acumula  en  forma  de  gota,  permaneciendo  cer- 


246 

ca del  orificio  refericlo  sin  organizarse.  Oespuos  do  veiificada 
la  referida  esplosion  de  csporango,  so  rompe  lambion  el  ciier- 
necillo  por  sii  verlice,  y  derrama  por  fuera  su  conlcnido,  com- 
piiesto  de  iniuimeiablescorpusculos  en  I'oiniade  poquenos  ci- 
lindros,  la  mayor  parte  aislados,  perotodavia  baslanle  con- 
glomerados  en  el  mucilago.  Los  que  se  hallan  aislados  y  libres 
se  muevoji  con  niucha  rapidez  en  todos  scntidos;  y  los  segun- 
dos  se  liberlan  a  su  vez,  raoviendose  hiego  del  mismo  mode. 
20,  30  y  aun  mayor  niimero  de  ellos  penelran  en  el  ori- 
ficio del  esporango  de  raodo  que  casi  lo  llenan;  pero  la 
materia  mucilaginosa  interior  los  sujeta.  Durante  mas  de  me- 
dia hora  se  los  ve  avanzar  y  retroceder  sucesivamente,  hasla 
(|ue  por  ultimo,  apareciendo  derepente  por  bajo  de  dicho  ori- 
ficio una  linea  clara,  anuncia  la  formaciou  de  una  liiembrana 
interna  y  obturati-iz,  que  no  los  deja  sino  agitarse,  a  veces  por 
espacio  de  una  hora,  en  la  misma  aberlura  con  que  termina 
el  pico  del  esporango.  Mr.  Pringsheira  ha  observado  en  cier- 
las  ocasiones  con  mucha  claridad,  bajo  esa  membrana  forma- 
(la  nuevamente,  un  cuerpecillo  incoloro,  mayor  que  los  est*'— 
riores,  del  cual  no  existe  nunca  indicio  antes  de  la  fecunda- 
cion,  y  que  solo  puede  proceder  de  alguno  de  los  poquenos 
cilindros  que  haya  penelrado  en  la  masa  fecundada.  Esos 
cuerpecillos  en  forma  de  cilindros  son  los  esperraatozoidos  del 
Vaucheria,  cuya  longitud  es  de  i^o  de  linea,  que  tienen  dos  pes- 
taiias  desiguales,  una  a  cada  estremo,  determinando  la  fecun- 
dacion  su  entrada  en  el  orificio  del  esporango.  La  membrana 
formada  en  la  abertura  de  este  y  alrededor  de  su  contenido  des- 
pues  de  su  fecundacion,  constituye  la  celula  embrionaria  quo 
lo  llena  exactamenle,  y  que  lia  de  ser  luego  la  verdadera  es- 
pora  envuelta  por  lodos  lados  poi-  el  esporango,  Verde  al  nacer, 
palidece  en  seguida;  despues  se  desprende  a  causa  de  la  des- 
truccion  de  su  cubierta,  poniendose  olra  vez  vorde  al  cabo  de 
tres  meses  proximaraente,  no  lardando  luego  en  germinar. 

Mr.  Pringsheim  se  ocupa  sucesivamente  on  una  [larte  do 
su  Momoria  de  la  fecundacion  en  las  fucaceas,  llorideas,  sp/ia- 
celaria  tribuloides,  achlio  prolifera,  ledoyonium  y  bulboclmtc, 
deduciendo  de  la  lotalidad  de  sus  observacioneslasconclusio- 
nes  siguieutes. 


247 

l.»  Los  espermatozoidos  no  fecundan  una  c^lula  formada 
ya,  consisliendo  la  fecundacion  en  que  uno  6  muchos  de  esos 
corpusculos  llegan  al  contenido  de  alguno  que  se  halla  aiin 
desnudo  de  membrana;  esla  materia,  amorfa  todavia,  no  se 
cubre  con  membrana  hasta  despues  que  hau  entrado  los  es- 
permatozoidos, sirviendo  luego  al  mismo  tiempo  para  tener 
cucerrados  a  los  que  llegaron  a  entrar.  La  verdadera  vesicula 
embrionaria  no  exisle  pues  antes  de  la  fecundacion,  forraan- 
dose  cuando  esta  se  ha  verificado  ya. 

2."  Existe  entre  las  algas  una  reproduccion  sexual,  y  ade- 
raas  otra  gemaria  y  no  sexual. 


us 


VARIEDADE8. 


Diamante  hallado  en  JBogagem,  Brasil ,  tlamado  la  Estretla  del 
Sur.  Mr.  Halphen  recibi6  del  Brasil  haco  muy  poco  tiempo  un  diaman- 
te notable  en  estremo,  tanto  por  las  dimensiones  como  por  la  pureza  de 
su  forma  cristalina.  Desde  los  primeros  momentos  de  su  aparicion  en  el 
comercio  llamo  la  atencion  de  los  lapidarios,  que  le  piisieron  de  nombre 
Estrella  del  Sur  para  distinguirlo  de  los  demas  diamantes  conocidos.  Mr. 
Halphen  confio  eso  precioso  diamante  a  Mr.  Dufrenoy,  para 'quo  estudiase 
su  forma  y  lo  presentara  a  la  Academia  de  Ciencias. 

La  Estrella  del  Sur  pesa  52si',375,  que  corresponde  a  254J  quilates 
en  el  lenguaje  de  los  lapidarios;  de  cuyo  peso  perdera  pr6ximamente  la 
mitad  al  tallarlo,  quedando  reducido  al  de  unos  127  quilates. 

Este  peso  sin  embargo  lo  hara  figurar  entre  los  cuatro  6  cinco  dia- 
mantes mas  preciosos  que  se  conocen.  El  Regente  pesa  efectivamente  136 
quilates,  y  el  Ko-hi-Noov,  propio  de  S  M.  la  reina  de  Inglaterra,  y  que 
llamo  la  atencion  publica  en  la  esposicion  universal  de  Londres  de  1851, 
pesa  de  120  a  122  quilates. 

Segun  la  opinion  de  los  lapidarios  acostumbrados  A  apreciar  el  brillo 
del  diamante  aun  en  brute,  la  Estrella  del  Sur  ha  de  presentar  una  per- 
fecta  limpieza,  y  tendra  aquel  brillo  particular  que  da  al  diamante  un 
valor  muy  subido. 

Sus  dimensiones  estraordinarias  hacen  que  su  precio  sea  tan  grande, 
que  es  imposible  fijarlo.  El  Regente  figura  en  los  inventarios  de  la  coro- 
na por  6.000.000  de  francos,  y  el  Ko-hi-Woov  lo  compr6  la  Compauia 
de  las  Indias  por  esa  misma  suma.  Pero  ademas  del  gran  valor  que  ha  de 
tener  la  Estrella  del  Sur,  ofreco  ciertas  particularidades  que  no  se  habian 
observado  hasta  ahora  en  los  cristales  de  los  diamantes,  que  es  la  prin- 
cipal razon  por  .que  se  present©  a  la  Academia,  y  que  le  dan  un  gran 
interes  cientiflco;  siendo  tal  su  naturaleza,  que  es  probable  den  origen  & 
nuevas  ideas  respecto  al  yacimiento  de  los  diamantes. 

La  forma  general  de  la  Estrella  del  Sur  es  un  dodecaedro  romboidal 
que  tiene  un  bisel  muy  obtuso  en  cada  faccta,  pasando  por  consiguiente 
a  ser  un  solido  do  veinticuatro  caras,  las  cuales  tienen  un  aspecto  mate, 
f^mo  si  tuviesen  muchos  granillos.  Ademas  se  notan  unas  ligeras  estrias, 
que  producen  las  esfoliaciones  octaddricas  que  caracterizan  el  diamante 
como  espocie  mineral. 


249 

Su  peso  especlfico,  scgun  Mr.  Luis  Halphen,  es  3,529  a  la  tempera- 
tura  de  15°  centigrados. 

En  una  de  las  facctas  de  dicho  diamante  se  advierte  una  cavidad  bas- 
tante  profunda,  que  se  conoce  es  efecto  de  un  cristal  octaedro  que  debio 
estar  incrustado  en  otro  tiempo  en  su  superficie.  Examinado  su  interior 
con  un  lente,  deja  ver  unas  estn'as  ocla^dricas;  de  lo  cual  se  deduce,  sin 
quedar  duda  alguna,  que  no  fue  un  diamante  el  cristal  que  ha  dejado 
aquella  marca. 

En  la  parte  posterior  del  cristal  se  advierten  otras  dos  cavidades  no 
tan  profundas,  pero  que  tambien  presentan  estn'as  octa^dricas  en  su  su- 
perficie interna,  ofreciendo  una  de  ellas  sefiales  de  tres  6  cuatro  cristales 
distintos. 

En  el  mismo  lado  del  cristal  se  nota  igualraente  una  parte  plana  en 
que  se  deja  ver  la  esfoliacion  que  Mr.  Dufrenoy  se  inclina  a  considerar 
como  una  fractura;  tal  vez  el  punto  de  adherencia  del  diamante  a  la  gan- 
ga,  de  la  cual  lo  arrancarian  los  fenomenos  diluvianos  que  lo  arrastraron 
al  estado  de  arena. 

Finalmente,  observabanse  en  el  algunas  laminillas  negras,  como  si 
fuesen  de  hierro  titanado,  mineral  que  se  descubre  con  frecuencia  aso- 
ciado  a  los  cristales  de  cuarzo  en  los  Alpes  y  Brasil. 

De  la  totalidad  de  estos  datos  resulta,  que  la  Estrella  del  Sur  ha  de- 
bido  corresponder  en  un  principio  a  un  grupo  de  cristales  de  diamantes 
analogos  a  los  grupos  de  cristales  de  cuarzo,  espato  de  Islanda,  pirita  de 
hierro  y  de  la  mayor  parte  de  los  minerales  cristalizados;  y  que  el  dia- 
mante debio  por  consecuencia  servir  de  cubierta  a  geodas  en  medio  de 
ciertas  rocas  que  todavia  nos  son  desconocidas.  pero  que  segun  la  obser- 
vacion  de  Mr.  Lomonosoff,  comunicada  a  la  Academia  en  1843,  ban 
de  corresponder  a  los  terrenes  metamorficos  del  Brasil.  Esto  constituiria 
un  verdadero  yacimiento,  y  bajo  ese  punto  de  vista  su  formacion  guarda 
analogi'a  con  la  de  casi  todos  los  cristales,  principalmente  con  la  formacion 
geoda  del  cuarzo  quo  se  observa  en  el  marmol  de  Carrara. 

La  Estrella  del  Sur  la  encontro  a  fines  de  julio  de  1853  una  negra 
empleada  en  las  minas  de  Bogagem,  uno  de  los  distritos  de  la  provincia  de 
Minas-Geraes,  y  es  el  diamante  mayor  que  ha  venido  del  Brasil  a  Eu- 
ropa. 

Los  diamantes  mas  famosos,  el  del  emperador  de  Rusia,  el  del  gran  du- 
que  de  Toscana,  el  Regente  y  el  Ko-hi-Noor,  son  todos  originarios  de  la 
India. 

La  operacion  del  labrado  consumira  dos  meses  de  trabajo  constante, 
debiendo  efectuarse,  despues  de  la  esfoliacion,  con  solo  la  accion  de  la 
muela  de  lapidario. 

— Propiedades  nuevas  del  carbon  vejetal.     Si  se  clije  un  carbon  Teje- 


250 
tal  hecho  ascua  y  sc  sumerje  directamentc,  6  despues  de  apagado  por  me- 
dio del  agua  fria,  en  una  solucion  acida  de  sulfato  do  cobre,  sc  deposila 
progresivamente  el  metal  soLre  el  carbon  hasta  cubrirlo  enleramente.  En 
los  Iiquidos  neutros  6  alcalinos  no  se  efectiia  Ian  Lien  la  roaccion.  En  el 
h'quido  Lareswil,  por  ejemplo,  el  cobro  depositado  en  el  carbon  afecta  un 
color  irisado  de  la  mayor  belleza. 

La  descomposicion  de  las  sales  metalicas  do  acidos  organicos  es  mas 
dificil  que  la  de  aquellas  que  contienen  acidos  minerales. 

Las  soluciones  de  plata  en  el  acido  nitrico,  el  cloruro  do  plata  disuelto 
en  el  amoniaco  se  descomponen  facilmente  con  el  carbon  vejetal  reciente- 
mente  calcinado.  Entonces  la  plata  no  tarda  en  cubrir  el  carbon  con  una 
capa  admirable,  y  aun  algunas  veces  aparece  como  cristalizada. 

EI  carbon  de  lena  incandescente,  sumerjido  en  una  solucion  de  Fowler 
modificada  por  el  acido  sulfurico,  produce  un  eter  muy  agradable,  que  se 
ha  propuesto  examinar  Mr.  Moride,  de  Nantes. 

EI  zinc,  hierro,  plalino,  plomo  y  mercurio  so  pueden  precipitar  con 
auxilio  del  carbon,  pero  se  disuelven  en  seguida  en  los  licores  acidos,  lo 
cual  no  sucede  con  la  plata,  y  con  el  cobre  solo  a  las  24  boras  de  hecha 
la  operacion. 

EI  coke,  carbon  de  lignito,  carbon  de  materias  animales  y  cl  de  hue_ 
SOS,  no  producen  ninguno  de  los  esprosados  efectos. 

— Modo  de  juzgar  hasta  que  punto  estd  bastante  seca  una  casa  acabada 
de  construir,  para  poderla  habitar  impunemente.  Para  conocer  si  una 
casa  recien  concluida  esta  bastante  seca  para  vivir  en  ella  sin  que  peli- 
gre  la  salud  de  los  que  la  hayan  do  habitar,  se  ha  de  proceder  del  modo 
siguiente. 

1.°  Elijanse  en  la  casa  nueva  cierto  niimero  de  habitaciones,  tanto 
de  las  que  se  cree  que  se  hallan  mas  hiimedas  como  de  las  que  parezcan 
mas  secas. 

2."  Escojansc  en  las  inmediaciones  cierto  niimero  de  cuartos  ocupados 
desde  mucho  tiempo,  para  que  pueda  juzgarse  do  su  grado  de  salubridad 
por  el  estado  de  salud  de  los  .que  vivan  en  ellos.  Gonvendra  establecer 
en  estos  liltimos  una  graduacion  desde  los  cuartos  bien  ventilados,  secos 
y.  saludables,  hasta  las  viviendas  incomodas,  mal  ventiladas  y  demasiado 
hiimedas,  de  modo  que  sus  moradores  se  hayan  resentido  de  ello. 

3.°  Cuando  se  hayan  elejido  20  habitaciones  6  mas,  asi  en  la  casa 
como  fuera,  es  preciso  llenar  otros  tantos  botes,  de  la  misma  forma,  y 
que  tengan  unas  bocas  de  magnitud  exactamente  igual,  con  cal  viva  re- 
cien cocida,  del  mismo  homo,  y  bastante  pulverizada,  6  con  acido  sulfu- 
rico del  comercio;  500  gramas  por  bote  es  cantidad  muy  suficiente,  ya  se 
haga  uso  de  la  cal  6  del  acido  sulfurico;  solo  que  hay  nccesidad  de  que 
se  peso  cl  producto  quimico  que  se  elija  con  una  balanza  muy  cxacta. 


251 

4.°  Segun  se  vayan  pesando  las  dosis  y  llenando  los  botes,  se  ban  de 
trasladar  estos  y  colocarlos  por  distintos  encargados  en  medio  de  todas 
las  habitaciones  designadas,  y  cuidaran  al  salir  de  ellas  do  cerrar  las 
ventanas,  chimeneas  y  puertas. 

En  las  piezas  en  que  haya  intencion  de  poner  camas  arrimadas  a  las 
paredes,  se  ban  de  colocar  tatnbien  junto  a  estas  los  botes  del  esperi- 
mento. 

5.°  Pasadas  24  horas  desde  que  se  haya  puesto  el  primer  bote,  se 
van  quitando  sucesivamente,  y  volvidndolos  a  llevar  unos  despues  de  otros 
y  por  el  mismo  orden  en  que  se  colocaron,  al  sitio  en  que  se  hizo  el  pri- 
mer peso.  Entonces  se  pesan  segunda  vez  conforme  van  llegando  los 
botes,  yse  anota  el  nombre  dela  pieza  en  que  ban  estado,  el  peso  inicial, 
y  el  que  tienen  al  cabo  de  las  2  4  boras. 

Asi  queda  ya  terminada  la  esperiencia.  Examinando  los  niimeros  ob- 
tenidos,  se  advierte  que  todos  los  botes  ban  aumentado  de  peso;  y  com- 
parando  el  aumento  de  los  de  la  casa  nueva  con  el  de  los  procedentes 
de  los  distintos  cuartos  babitados  y  mas  6  menos  saludables,  al  momento 
se  conoce  si  parte  6  la  totalidad  de  los  cuartos  de  la  casa  nueva  esfan 
bastante  secos  para  babitarlos  sin  ningun  peligro.  Si  no  es  satisfactorio 
el  resultado,  se  espera  uno  6  mas  meses,  en  cuyo  tiempo  se  caldea  y  ven- 
tila  suficientemente  la  casa,haciendo  despues  otra  nueva  esperiencia. 

— Notas  para  la  historia  de  fa  piscicuttura,  por  Don  Alvaro  Reinosa. 
Generalmento  se  cree  que  la  piscicultura  no  Ilamo,  al  parecer,  la 
atencion  en  Francia,  y  que  paso  desapercibida  esa  aplicacion  de  la 
ciencia.  Me  propongo  sin  embargo  probar,  dice  el  autor,  que  se  ba  ejer- 
cido  en  Paris  desde  un  principio. 

En  1772  Adanson,  el  verdadero  Aristoteles  de  los  tiempos  modernos 
por  su  genio  enciclopddico,  esplico  un  curso  de  historia  natural  en  el  Jar- 
din  de  Plantas,  habiendose  hallado  entre  sus  papeles,  despues  que  murio, 
el  manuscrito  de  sus  csplicaciones,  que  Mr.  Payer  (l)  ha  dado  a  luz  en 
1845.  Este  compendio  de  historia  natural,  a  pesar  de  los  progrcsos  de  la 
Zoologia,  es  aiin  muy  litil  para  consultarlo,  y  entre  los  libros  elemen- 
tales  merece  hoy  mismo  colocarse  en  primera  li'nea  por  su  metodo  de  es- 
posicion,  claridad  de  las  esplicaciones,  y  principalmente  por  las  cosas  ori- 
ginates que  contiene.  Parte  de  la  leccion  decimatercia  dc  dicbo  curso  se 
destiuo  a  tratar  de  generalidades  relativas  a  los  peces,  y  cuando  habla 
de  su  generacion,  se  complace  en  desenvolver  la  practica  de  la  fecunda- 
cion  artificial.  No  quiero  abusar  do  la  bondad  de  la  Sociedad,  prefiriendo 


(1)  Cours  tf  Histoirc  naturelh-  csplicado  en  1772  por  Miguel  Ailansnn',  \)  dado  a  luz 
bajolosauspicins  de  Mr  Adanson,  sobrinosuyo,  con  una  introdiiccion  y'notas  de  Mr.  Payer, 
Paris,  Victor  Masson,  ^84a,  2  toraos  en  8." 


21)2 
remilirme  i  las  pdgs.  70  y  siguientes  del  tomo  segundo,  en  las  que  sc  ha- 
Ilara  un  completo  resumen  de  la  memoria  de  Jacobi. 

Aprovecho  estaocasion  para  recordar  que  la  refcrida  memoria  se  pu- 
blico en  Paris  por  Paul  el  auo  1770,  dpoca  anterior  a  la  publicacion  de 
las  Soirees  he/vetiennes  del  Marquds  de  Pezay  (1771),  y  a  la  del  Trata- 
do  de  la  pesca,  de  Duhamel  de  Monceau  (17  73). 

Algunas  personas  que  conocen,  mas  por  su  fama  que  por  un  pro- 
fundo  estudio,  los  trabajos  de  Spallanzani  acerca  de  la  generacion,  ban 
llegado  a  decir  6  creer  que  sus  observaciones  ban  side  las  que  ban  in- 
dicado  el  mode  de  obtener  la  fecundacion  artificial  de  los  huevos  de  pe- 
ces.  La  memoria  de  Jacobi  se  comunico  a  la  Academia  de  Berlin  en  17  64, 
al  paso  que  las  esperiencias  de  Spallanzani,  principiadas  en  1768,  no 
quedaron  publicadas  completamente  hasta  1787.  Si  en  vez  de  considerar 
el  auo  1764  como  ^poca  de  la  aparicion  de  la  espresada  memoria,  elegi- 
mos  el  1758,  en  que  se  remitio  a  Francia,  adquiere  nueva  fuerza 
nuestra  observacion.  Por  consecuencia  los  trabajos  de  Spallanzani  no  pu- 
dieron  servir  de  guia  a  Jacobi,  al  paso  que  pudo  muy  bien  suceder  lo 
contrario.  Sin  embargo,  tampoco  es  probable  esto,  porque  Spallanzani  ig- 
noraba  el  modo  de  generacion  de  los  peces,  lo  cual  nos  indica  que  desco- 
nocia  la  fecundacion  artificial  de  Jacobi.  «Efectivamente,  dice  despues  de 
esponer  las  conjeturas  que  se  formaban  acerca  de  la  generacion  de  los  pe- 
ces, se  ignora  completamente  c6mo  se  verifica  la  fecundacion. »  (Pag.  93 
del  citado  libro.)  Y  sin  embargo,  en  aquella  ^poca  se  habia  publicado  ya 
la  fecundacion  artificial  en  obras  de  que  pudo  tener  conocimiento.  Asi  es 
que  en  las  notas  do  la  traduccion  francesa  de  Aristoteles  por  Camus  (Pa- 
n's, 1783,  tom.  2.",  pag.  354)  se  hace  yamencion  de  ella. 

Spallanzani  no  era  amigo  de  Buffon,  y  por  eso  aprovechd  aquella  co- 
yuntura  para  criticarlo?  y  sin  embargo,  el  autor  de  las  Epocas  de  la  na- 
turaleza  acertaba  al  afirmar  que  no  hay  copula  en  los  peces,  y  que  el 
macho  derrama  su  licor  seminal  en  los  huevos  que  la  hembra  ha  puesto. 
«Tal  es  la  opinion  del  Conde  de  Buffon,  dice;  y  como  la  sienta  sin  g^nero 
alguno  de  duda,  cualquiera  creeria  que  presentaba  en  su  apoyo  las  prue- 
bas  mas  concluyentes.  Con  todo,  solo  se  funda  en  la  opinion  popular  ge- 
neralizada  hasta  el  tiempo  de  Swammerdan,  no  existiendo  todavia  obser- 
vacion alguna  s61ida  sobrc  esta  materia." 

Pudiera  citar  varies  naturalistas  que  ban  publicado  trabajos  sobre 
ella  hace  mucho  tiempo;  por  ejemplo  el  doctor  Grand  comunico  a  la  Aca- 
demia de  Estocolmo  en  1745  una  memoria  sumamente  detallada  acerca 
de  la  freza  del  salmon,  documento  lleno  de  noticias  curiosas,  y  que  con- 
tiene  «la  cadena  de  datos  neccsarios  para  resolver  el  problema"  de  acuer- 
do  con  los  deseos  del  c^Iebre  abad.  La  opinion  de  Buffon,  que  era  popu- 
lar, segun  dice  muy  bien  Spallanzani,  se  formulo  por  Aristoteles;  unico 


253 

de  los  antiguos,  como  afirma  Cuvier,  que  ha  tratado  de  la  historia  natu- 
ral de  los  peccs  bajo  un  punto  de  vista  cientifico  y  con  cierto  ingenio." 

Los  trabajos  de  Spallanzani  hahian  de  conducir  natural  6  inevitable- 
mente  a  la  fecundacion  artificial  de  los  peces;  y  asi  vemos  que  el  caba- 
llero  Jos6  Bufalini,  de  Cesena,  logr6  fecundar  artificialmente  varies 
peces. 

— Observaciones  sobre  la  vision  binocular:  por  el  profesor  William- 
B.-RoYERs.  [Jmericat  journal  of  Sciences  and  jirtsj  julio  1855.)  El 
autor,  despues  de  haber  recordado  el  descubrimiento  del  estereoscopo  y 
su  importancia  para  la  teoria  de  la  vision  binocular,  describe  algunas  ob- 
servaciones nuevas. 

1 ."  Se  toma  una  labia  y  se  seiialan  en  ella  dos  lincas  que  forman  un 
angulo  agudo,  tal  que  sus  dos  lados  resulten  separados  entre  si  al  estre- 
mo  de  la  tabla  por  una  distancia  igual  a  la  que  hay  entre  las  pupilas  de 
arabos  ojos.  Clavense  tres  alfileres  de  igual  grueso,  uno  A  en  el  punto  de 
reunion  de  las  dos  lineas,  y  los  otros  dos,  ^  y  C,  en  cada  una  de  ellas 
a  distancia  igual  del  primer  alfiler.  Acercando  luego  la  cara  a  la  estre- 
midad  de  la  tabla  y  mirando  al  alfiler  mas  distante,  que  se  halla  en  el 
vertice  del  angulo,  se  ve  otro  alfiler  mas  grueso  que  el  primero  ocupan- 
do  al  parecer  el  mismo  sitio  6  muy  proximo  a  el,  que  es  el  resultado  bi- 
nocular de  los  alfileres  £  y  C,  vistos  con  ambos  ojos  que  converjen  ha- 
cia  el  punto  J.  En  esta  esperiencia,  es  menos  importante  notar  que  cuan- 
do  se  ve  la  imagen  compuesta,  se  distingue  a  su  derecha  la  imagen  del 
alfiler  de  la  derecha  tambien  mirado  con  el  ojo  izquierdo,  y  a  la  izquierda 
la  imagen  del  alfiler  colocado  en  el  mismo  lado  visto  con  el  ojo  derecho; 
esas  imagenes  laterales  se  representan  a  la  misma  distancia  y  de  igual 
grueso  que  la  imagen  compuesta. 

El  esperimento  in  verso  sale  tambieu  perfectamente-.  el  alfiler  J  se 
deja  en  el  vertice  del  angulo,  y  los  ^  y  C  se  situan  en  las  prolongaciones 
de  las  dos  li'neas  mas  alia  de  J;  fijando  entonces  el  alfiler  A,  que  es  el 
mas  proximo,  se  descubre  otro  segundo  mas  pequeSo  situado  casi  en  el 
mismo  punto  que  A,  y  es  el  resultante  binocular  de  los  alfileres  compo- 
ncntes  B  y  C.  Tambien  se  observan  en  este  caso  dos  imagenes  laterales. 
Si  se  sustituyen  los  alfileres  B  y  C  en  las  dos  referidas  esperiencias 
con  unos  dibujos  estereoscopicos  adecuados,  se  observa  una  imagen  pers- 
pectiva,  como  sucede  con  el  estereoscopo  ordinario. 

2."  Segun  hcmos  dicho,  las  imagenes  laterales  6  componentes  apare- 
cen  a  la  misma  distancia  y  de  igual  magnitud  que  la  imagen  resultante. 
Apoyandose  en  este  hecho  y  algunos  otros  analogos,  considera  el  autor 
como  una  ley  de  la  vision  el  que  cuando  tenemos  fijos  atentamente  los 
ojos  en  un  objeto  dado,  los  demas  que  vemos  al  mismo  tiempo  se  nos  pre- 
sentan  como  situados  en  la  misma  distancia.  Asi  pues,  si  se  pone  una  luz 


2;i4 

en  cualquier  punto  y  so  coloca  iin  lapiz  entre  el  oLservador  y  la  liiz 
so  veran  dos  imagenes  del  lapiz  igualmonte  distantes  al  parecer  que  la 
luz,  pero  con  la  condition  que  se  ha  dc  lapar  con  una  panlalla  la  mano 
que  sostenga  el  lapiz;  es  decir,  que  es  precise  ocultar  a  la  vista  todo  lo 
que  pudiera  indicarnos  la  verdadera  posicion  del  objeto. 

3.°  El  aulor  describe  un  aparato  estereosc6pico  basado  en  el  mismn 
principio  que  las  primeras  esperiencias  de  que  nos  hemos  ocupado;  impi- 
diendo  que  se  vean  las  imagenes  laterales  cierla  particular  disposicion  de 
las  pantallas. 

4."  En  la  vision  binocular  ordinaria  se  ha  de  situar  la  vista  segun  la 
distancia  del  objelo  quo  se  mira,  haciendo  al  mismo  tiempo  que  converjan 
los  ejes  6pticos  a  igual  distancia.  En  las  ilusiones  que  acabamos  de  refe- 
rir,  es  nccesario  que  se  halle  el  ojo  a  la  distancia  real  a  que  se  encuen- 
tran  los  objetos,  al  propio  tiempo  que  los  ejes  opticos  ban  de  cruzarse  a  la 
misma  distancia  a  que  parece  hallarse  la  figura  resultante.  De  aqui  nace 
unesfuerzo  mayor  6  menor,  que  dificulta  a  ciertas  personas  la  percepcion 
clara  de  estos  fenomcnos. 

5.°  En  los  estereoscopos  de  Brewster  y  de  Wheatstone,  no  se  necesi- 
ta,  en  general,  el  mismo  esfuerzo:  sin  embargo,  Mr.  Rogers  demuestra 
que  en  ciertas  posiciones  no  llegan  los  rayos  al  ojo  con  el  grade  de  di- 
verf^encia  que  ofrecerian  si  procediesen  dircclamcnte  del  sitio  aparente 
del  objeto. 

jlumbrado  del  piienle  del  Tdinesis  con  la  luz  electrica.     En  el  mes 

de  enero  de  1855  seeslaba  levantando  un  nuevo  puente  sobre  elTamesis, 
el  de  Westminster,  frente  a  las  camaras  del  Parlameuto;  y  como  la  mar- 
cha  de  los  trabajos  habia  de  subordinarse  al  estado  de  la  marea, 
bubo  necesidad  muchas  veccs  de  ejecutarlos  durante  la  noche.  Para  esto 
en  una  atmosfera  generalmenfe  oscura  a  causa  de  la  niebla,  eran  dc 
todo  punto  insuficicntes  los  medios  ordinarios  de  alumbrado;  fud  pues 
precise  rccurrir  a  la  electricidad,  cuya  viva  y  deslumbradora  luz  puedc 
penelrar  las  tinieblas  mas  densas.  La  csperiencia  del  alumbrado  eldctrico 
de  los  trabajos  del  puente  de  Westminster  se  verified  el  3  dc  dicho  mes 
a  las  seis  y  media  de  la  larde.  La  luz  que  produjola  bateria  eldctrica  tenia 
una  intcnsidad  igual  a  72  mecheros  de  Argant,  6  sea  cerca  de  1000  bu- 
jias.  El  aparato  se  coloco  a  la  oriila  del  Tamesis,  y  proyectaba  el  haz  lu- 
minoso  a  70  melros  proximamenle  en  medio  del  rio,  en  cuyo  sitio  traba- 
jaban  45  hombres  en  clavar  estacas  con  auxilio  de  mazes  de  gran  fuerza. 
El  espcvimento  salio  pcrfectaraenle-,  la  luz  era  intensa,  pero  no  cansaba 
la  vista,  cscediendo  con  mucho  a  la  que  da  la  luna,  aunque  parlicipaba 
algun  taute  de  su  suavidad.  La  cueslion  capital  del  costcdc  la  Inz  eler- 
Iricaha  dado  al  parecer  un  paso  decisivo,  pues  aprovechando  los  residues 
que  deja  la  preparacion  de  ciertos  colores  muy  pedidos  en   el  comer- 


255 
cio,  es  probable  quo  en  lo  sucesivo  no  soa  mas  costosa  esta  luz  que  la 
del  gas. 

— Origan  del  telegrafo  submarino,  y  su  estension  d  las  Indias  y  Ame- 
rica. En  las  actas  de  la  ultima  reunion  de  la  Asociacion  britanica  para 
el  adelantamienlo  de  las  ciencias,  se  lee  entre  olras  cosas  lo  siguiente. 

Despues  de  reclamar  Mr.  S.  Brett  para  si  y  para  su  hermano  la  hon- 
ra,  no  solo  del  invento  sino  del  primer  proyecto  y  establecimiento  de  los 
tel^grafos  submarinos  u  oceanicos,  refiere  Mr.  John  Brett  las  dificultades 
que  se  le  ban  presentado  y  los  contratiempos  que  ha  tenido  al  establecer 
el  primer  telegrafo  submarino  que  esta  funcionando  hace  tres  auos  entre 
Francia  d  Inglaterra;  y  recuerda  que  ba  llegado  a  cabo  con  tanta  fortuna 
como  buen  (jxito  la  comunicacion  telegrafica  quo  uno  a  la  misma  Ingla- 
terra  con  Bdlgica  desde  l.°demayo  de  1853.  Luego  entra  en  algunos 
detalles  acerca  de  los  obstaculos  que  ha  tenido  que  veneer,  cuando  hubo 
que  colocar  el  cable   submarino  en  el  fondo  del  Mediterraneo,  especial- 
menteal  llegar  a  un  valle  cuya  profundidad  cscedia  100  brazas  a  las  que 
se  aseguraba  que  habia  en  la  linea  que  une  el  Piamonte  con  la  Corcega. 
Las  profundidades  que  se  ban  hallado  entre  Inglaterra  y  Francia,  6  entre 
la  primera  y   B^lgica,   no  pasaban  a  lo  sumo  de  30  brazas,  I'nterin  que 
ha  bajado  el  cable  en  el  Mediterraneo  hasta  350   (la  braza  es  de  2  me- 
tres), profundidad   8  veces  mayor  que  la  del  canal  de  Inglaterra.  Todos 
los  que  iban  a  bordo  creian  que  el  cable  se  romperia  con  la  enorme  pre- 
sion  que  habia  de  sufrir  al  atravesar  ese  inmenso  vaci'oi  y  los  oficiales  es- 
perimentados  de  la  marina  sarda  que  tomaban  parte  en  esta   gran  opera- 
cion,  aconsejaban  unanimemente  dar  un  enorme  rodeo  de  8  millas  para 
h-  a  buscar  las  islas  Gorgona  y  Capuya,  a  cuya  proximidad  indicaha  la 
sonda  linicamente  una  profundidad  de  100  brazas.  De  temer  era  que,  no 
adoptando  este  partido,  se  perdiese  todo  el  cable  conductor.  Mr.  Brett  no 
negaba  que  fiiese  el  mas  prudente,  pero  envolvia  una  gran  cnestion  que 
habia  necesidad  de  resolver  a  la  vez.  No  se  trataba  de  una  Iinea  que  iba 
a  parar  a  Corcega,  sino  de  otra  que  partiendo  de  dicha  isla  a  CerdcBa,  y 
desde  esta  al  litoral  de  Africa,  habia  de  terminar  en  las  Indias,  teniendo 
por  consiguiente  que  atravesar  mares  cuya  profundidad  habia  de  ir  au- 
mentando.  Por  lo  tanto  era  muy  importanfe  decidir  en  el  acto  si  era  po- 
sible  esa  travesia.  Procediose  resueltamente  a  la  ejecucion  del  pensamiento 
echando  al  mar  el  cable?  al  principio  parecia  que  bajaba  por  la  ladera  de 
una  monlaija  submarina  de  algunas  millas  de  larga,  hasta  una  profundi- 
dad variable  de  180  a  20  0  brazas;  luego  se  creyo  que  se  hallaba  repen- 
tinamcntc  al  horde  de  un  precipicio  cuyo  fondo  no  bajaba  de  350  brazas, 
profundidad   que  cscedia  en   mas  de  100  brazas  a  la  que  indicaban  las 
mejorcs  cartas  en  la  derrota  seguida  hasta  alli;  el  cable  se   precipito  con 
una  celeridad  espantosa,  y  si  no  hubiera  sido  tan  solido,  iududableraente 


21)6 
se  hubiera  perdido.  Les  fae  por  tanto  necesario  pasar  anclados  en  el  si- 
tio  toda  la  noche  sobre  el  mismo  cable,  para  reparar  las  aven'as  del  bu- 
que.  Mr.  Brett  se  da  el  parabien  por  su  arriesgada  determinacion  de  no 
separarse  del  derrotero  mas  directo,  porqne  la  esperiencia  que  adqniri6 
en  tan  peligrosa  operacion  asegura  mejor  el  dxilo  do  las  que  aiin  dcben 
hacerse  en  mares  mas  profundos.  El  inteligente  comandante  de  navio  Mar- 
ques de  Ricci,  que  habia  dudado  hasta  entonces  del  exilo  de  la  empresa, 
se  convencio  plenamente  de  que  esta  clase  de  cables,  por  su  forma  y 
combinacion  de  los  elementos  de  que  se  coraponen,  presentaba  garantias 
tales  de  resistencia,  que  con  algunas  mejoras  que  se  ban  discutido  poste- 
riormente,  podran  desafiar  a  las  mayores  profundidades  del  Atlantico.  Al 
parecer  era  mas  natural  seguir  la  Peninsula  italica  hasta  Kapoles  y  por 
la  Sicilia,  en  vez  de  dar  un  salto  desde  Cerdeua  al  Africa;  pero  se  temie- 
ron  los  obstaculos  que  hubieran  podido  suscilar  los  numcrosos  estados 
pequeBos  que  habian  de  encontrarse  en  la  derrota.  Tal  como  ha  de 
plantearse,  la  linea  solo  tendra  que  entenderse  con  los  gobiernos  de  Cer- 
deua y  Francia,  que  ban  alentado  su  fundacion  por  medio  de  concesiones 
y  garantias  las  mas  generosas,  admitiendo  que  los  partes,  en  cualquier 
lengua  queest^n,  se  trasmitiran  sin  mutilacion  alguna.  Dos  planes  hay  para 
ir  desde  el  litoral  de  Africa  a  Egipto  y  Alejandri'a.  Se  puede,  6  bien  co- 
locar  un  cable  submarino  en  los  Placeres  a  lo  largo  de  las  costas  del  Me- 
diterraneo,  6  bien  enterrar  en  la  arena,  a  lo  largo  de  la  playa,  un  cable 
subterraneo.  Es  una  fortuna  pensar  que  cualquiera  de  los  planes,  6  am- 
bos,  pueden  realizarse  sin  que  baya  nada  que  lemer  respecto  a  la  seguri- 
dad  de  la  linea.  Mr.  Brett  concluye  dando  cuenta  de  los  estudios  y  tra- 
bajos  que  ha  hecho  con  el  fin  de  prepararlo  todo  para  la  linea  de  tele- 
grafia  eldctrica  que  ha  de  unir  d  la  Inglaterra  con  America,  indican- 
do  las  profundidades  que  se  ban  de  encontrar,  siguiendo  el  derrotero  pro- 
puesto  recientemente  con  pleno  conocimicnto  de  causa  por  el  teniente 
Maury,  tambien  presenta  un  calculo  del  peso  y  coste  del  cable,  y  dice 
que  con  un  ingreso diario  de  100  a  150  libras  (de  100(10  a  15000  rs.) 
habria  para  pagar  ampliamente  el  interns  del  capital  invertido.  El  plan 
de  Mr.  Brett  comprende  varias  lineas  de  comunicacion,  y  no  admite  en 
manera  alguna  la  idea  de  una  sola  linea,  por  parccerle  completaraente  in- 
suficiente. 

S6anos  permitido  llamar  otra  vez  la  alencion  acerca  de  los  inmensos 
servicios  que  MM.  Jacob  y  John  Brett  ban  preslado  a  la  Sociedad  "con  sn 
portentosa  creacion:  los  lel^grafos  submarines  son  un  paso  de  gigantc. 


—•■»*  J  <i  J)  .'-(?«•♦ 


N."  o."-REVISTA  DE  CIKNClAS.-il/m/o  18:'>f.. 


mmm  exactas. 


iOiSTR^^'OlIBi^. 


Delerminacion  de  la  latilud  por  los  azimules  c&lremos  de  dos 
cslrdlas  circumpolares;  por  Ma.  Babinet. 

(Complcs  rcndus,  7  enrm  ^8J^l.) 

loDAs  las  cslrellas  que  no  Uegan  al  ccnit  de  iin  punto  ofro- 
con  en  su  acimut  un  maximum  orienlal  y  olro  occidental  sus- 
ceplibles  de  observarse  con  la  mayor  precision,  conslituycndo 
el  medio  mas  exacto  de  determinar  una  lalitud  cuando  se  su- 
ponc  conocida  la  distancia  polar  de  la  estrella  cuyas  cscur- 
siones  estremas  en  azimut  son  las  obsorvadas.  En  ese  case  se 
esta  exenlo  dc  los  errores  de  la  refraccion,  dc  los  de  punteria 
por  los  hilos  horizonlales,  que  a  causa  de  la  dispersion  y  ab- 
sorcion  de  la  almosfera  producen  graves  dudas;  finalraenle. 
verificada  la  medida  del  doble  azimut  por  la  misma  punteria 
a  derecha  e  izquierda  sobre  un  mismo  punto  luminoso  tornado 
a  igual  altura,  desaparece  el  error  personal,  como  en  la  coin- 
cidencia  y  lectura  del  baromotro  de  sifon,  en  que  los  errores 
de  clla  en  la  parte  superior  e  inferior  de  la  colurana  mercu- 
rial son  iguales,  y  se  compensan.  Aiiadire  ademas  que  los  er- 
rores de  inclinacion  del  eje,  tanlo  respecto  al  horizontal  y 
sus  pezones  como  para  el  vertical  y  sus  inclinaciones  varia- 
bles, son  6  nulas  en  dicho  case,  6  lacilos  de  rectificar;  solo 
que  es  necesario  que  se  hagan  de  dia  6  do  noche  las  dos  ob- 
servaciones  de  azimnfes  eslremos,  lo  cual  es  tanto  mas  indis- 
pensable por  los  nuevos  estudios  verificados  en  Inglaterra  y 
America,  dondc  se  ban  indicado  recienlemente  y  a  un  mismo 
liompo  las  ecuacinncs  de  dia  y  de  noche. 

xmio  vr.  17 


2:)8 

Hace  miioho  liempo  que  me  fije  en  esle  procedimienlo 
para  oblener  la  lalilud  de  iin  lugar,  y  de  ello  he  hablado  a 
varios  sabios  practicos;  pero  hace  algiinos  anos  que  Mr.  Sa- 
witch  ha  praclicado  esle  melodo,  que  no  se  halla  indicado  eu 
la  obra  de  Daily,  y  ha  sacado  de  el  lodo  el  parlido  posible. 

En  cuanlo  al  metodo  que  es  objeto  de  la  presenle  nola,  di- 
remos  que  si  se  elije  una  estrella  cuya  dislancia  polar  ^  sea 
menor  que  el  complemenlo  de  la  latitud,  ofrecera  a  uno  y  olio 
lado  del  raeridiano  dosazimules  eslremos  +^  Y  —  ^>  sepa- 
rados  por  una  distancia  aziraulal  igual  a  2  A,  cuya  dislancia 
medida  independienlemente  de  la  refraccion,  dara 

sen.  <fi=cos.  >^sen.  A, 
siendo  k  la  latilud  (1). 


(l)  Si  se  iinagina  un  triangulo  esfdrico  cuyos  vdrtices  scan  el  cenit  Z, 
el  polo  P  y  la  estrella  E,  el  lado  Z  P  sera  el  complemento  de  la  latitud, 
6  90" — X,  el  lado  P E  sera  la  distancia  polar  J\  de  la  estrella,  el  angulo 
en  Z  sera  el  azimut  A  de  la  estrella,  y  si  llamamos  E  el  angulo  en  la 
estrella,  tendremos  por  la  relacion  de  los  senos  y  sus  lados  opuestos: 

Sen.  E  :  sen.  (90" — a')  :  -.  sea.  A  :  sen.  c/1, 

y  de  aqui 

sen.  cT 
sen.   A= sen.  E. 

COS.   A 

Para  que  se  verifiquc  el  maximum  de  A  es  neccsario  que  se  halle  tambicn 
en  ^1  sen.  E,  lo  cual  produce  JF  =  90".  En  ese  case  se  obtiene  para  cl 
azimut  cstremo  A 

sen.  t/!  =  rns.  X  sen.  A, 

segun  se  ha  admitido  en  el  tcsto:  ademas  en  el  triangulo  rectangulo  ZI'E 
se  obfendra  el  angulo  horario  p  de  la  estrella  por  medio  do  la  formula 

cos.  p  =  tang.  J\  tang.  K 

al  paso  que  la  dislancia  cenital  z,  en  el  inslante  do  la  aniplitud  maxinui 
en  azimut,  se  oblcndra  por 

yen.  \  =  fos.  s  cos.  t/l. 


2r)'j 

No  se  trata  por  siipueslo  de  una  delerminacion  que  aspire 
a  una  precision  escesiva;  y  si  solo  de  una  delerminacion  geo- 
grafica  6  de  viaje,  que  sea  de  exaclilud  suficienle,  y  se  pueda 
obtener  en  pocos  minulos,  sin  barometro  ni  termomelro,  sin 
lablas  de  refraccion  ni  conocimiento  preliminar  del  meri- 
diano. 

Para  eslo  so  observaran  dos  eslrellas  elegidas  de  modo 
que  con  relacion  al  punlo  del  observador  lleguen  casi  al  rais- 
mo  liempo,  la  una  a  su  escursion  eslrema  en  aziinul  por  la 
parle  de  Orionte,  y  la  olra  a  su  aniplilud  azinuilal  maxima 
por  la  de  Occidenle;  debicndo  medirse  en  el  circulo  horaiio 
la  dislancia  azimutal  que  separa  eslas  dos  escursiones  cslre- 
mas  de  ambas  eslrellas  a  uno  y  olro  lado  del  meridiano.  Esla 
sola  observacion,  ese  solo  arco  medido,  unido  a  lasdislancias 
polares  J"  y  </i'  de  las  dos  eslrellas,  dara  la  lalilud  ^  del  punlo, 
Efeclivamenle,  si  Ilaraamos  A  y  A'  las  escursiones  maximas 
en  azimul  de  las  dos  eslrellas  elegidas,  tendiemos 

sen.  ^=:cos.  k  sen.  A, 
sen.  y=  COS.  a  sen.  A'; 

y  si  llamaraos  q  al  arco  medido  en  el  limbo  horizontal  enire 
los  dos  azimutes,  cuya  amplilud  es  A  y  A',  lendremos  ademas 

A4-A'=:7: 

eliminando  A  y  A^  de  eslas  Ires  ecuaciones>  resullara  el  valor 
de  A.  Como  esle  elemento  se  conoce  siempre  anticipadamenle 
con  baslanle  aproximacion,  sera  facil,  sin  necesidad  decalcu-^ 
los  complicados,  hallar  el  resullado  que  una  variacion  liipo- 
letica  de  cinco  minulos,  por  ejcmpio,  en  el  valor  de  a  produ- 
ce en  lasuma  A-|-A'  de  ambos  azimules;  y  examinando  luego 
la  diferencia  que  haya  enIre  el  valor  q  do  esla  suma  y  el  ba- 
Uado  por  una  hipolesis  de  las  anleriores,  se  podra  calcular 
la  correccion  que  haya  de  hacerse  en  la  lalilud  k  para  que  la 
suma  A-|-A'  sea  prccisamenle  igual  k  q.  Cuando  se  haya  pre- 
[);ir;i(Io  el  calculo  convenientemenlo.  basia  uno  6  dos  minutos 


para  oblcnor  dicha  corrcccion  por  medio  do  una  piopor- 
cion  (1). 

Para  hacer  una  dclcrminacion  dc  csla  clase  con  Mr.  Emile 
Briinncr,  que  puso  a  mi  disposicion  un  pequcno  leodolilo  dc 
viaje,  y  que  verifico  las  lecluras  y  recUficacioncs  del  inslru- 
menlo,  me  he  valido  de  los  dos  pares  de  eslrellassiguienlcs: 

J"  de  Casiopea,  que  pasa  por  su  azimul  estremooccidenla! 
hacia  las  9''  SG"  de  la  noche. 

0  dc  la  Osa  mayor,  que  Uega  a  su  azimul  eslrcmo  orien- 
tal hacia  las  9''  \)>. 

Y  luego: 

i  de  Casiopea,  cuyo  azimut  estrcmo  sucede  pr6\imamen!(> 
a  las  10''  21-. 

h  de  la  Osa  mayor,  cuya  escursion  cstrema  se  verilica 
hacia  las  1 0>'  38™. 


(1)  Sea  X  la  lalilud  considcrada  como  peqiieua,  y  X  -\-  t  olra  laliMid 
tcnida  como  raayor  que  la  del  punto  cii  que  so  liacc  la  oLscrvacioii. 
Calctilo  priincro  J,  y  /i^,,  liicgo  j4^  y  A\  para  las  latitudes  X  y  A  -\-i: 
lo  cual  da 

./.  +  ./',  =  ,/„ 

Por  consigiiienlc,  una  variacion  »  en  la  latitud  inlroduce  olra 

(h  —  7. 
en  la  suma  dc  los  azimulcs.  Ahora,  si  la  obscrvacioii  da  una  siiina  ic;;ial 
a  q,  se  hallara  la  adicion  x  que  ha  dc  hacerse  en  la  lalitud  a,  que  se  Iia- 
lla  disminuida,  para  lograv  la  verdadcra  por  medio  dc  la  proporcion 

i-  n.—(h-  •■  :c:  q—q,. 

Ademas   Blr.  Cauchy  ha  hccho  ya  la  climinacion  algebraica,  y  por 
medio  de  la  formula 

lane;.  ('/  +  -) 

tana;,  ^y+tanir.  ;— —  , 

^         '         "  cos.  y  cos.  z 

quo  sirve  para  que  pucdan  calciilarsc  por  logaritnios  todas  las  espresio- 
nes  binomiaa  y  aun  las  trinomias,  se  consegiiira,  si  se  quierc,  el  caiculo 
arilmotico  sin  iicrcsidad  dc  suponcr  apifiximacien  alguna  pvoliminar. 


Todo  cslo  en  la  ej)oca  del  piincipio  de  cncro,  y  |)or  los  iT  de 
lalilud;  de  modo  que  en  el  primer  caso  se  obliene  su  lalilud 
con  auxilio  do  observaciones  que  solo  cxijen  una  eslacion  y 
un  cielodespejado  por  espacio  de  27  minulos,  y  en  el  segundo 
durante  17  minutos  iinicamenle. 

Como  todo  lo  mas  que  se  necesita  son  dos  minutos  para 
calcuiar  la  latitud  por  la  leclura  del  angulo  azimutal  q=A-\- 
-1',  es  evidenle  que  podra  delerminarse  acto  conlinuo  uno  de 
los  aziniutes,  A  por  cjemplo.  por  medio  de  la  ecuacion 

sen.  ,V 
sen.  .1 


cos.  A. 


eon  lo  cual  sera  facil  colocar  el  anieojo  del  inslrumeulo  en  el 
meridiano,  y  por  consecuencia  saber  la  hora  del  lugar  con 
auxilio  de  la  primera  eslrella  intertropical  conocida,  y  que  se 
lialle  en  los  calalogos,  que  pase  por  el  hilo  del  centre  de  di- 
cho  anteojo.  De  este  modo  cualquier  viajero,  merced  a  la 
oporluna  eleccion  de  pares  de  estrellas,  podra  en  toda  esta- 
cion  y  pais  obtener  en  pocos  minutos  la  latitud  y  la  hora  del 
lugar,  y  por  lo  tantosu  longitud  cronometrica;  viendose  asi  li- 
bre  de  todas  las  evenlualidades  de  descomposicion  de  insiru- 
menlo,  inconstancia  atraosferica,  accidentes  y  fatigafisica  que 
ilevan  consigo  las  observaciones  de  las  estrellas. 

Facil  seria  probar  que  la  exactitud  de  este  procedimiento 
puedeconseguir  la  precision  de  las  determinaciones  de  la  mis- 
ma  geodesia;  pero  siempre  sera  preferible  en  las  estaciones 
geodesicas  observar  la  misma  estrella  en  sus  dos  escursiones 
eslremas  al  Oriente  v  Occidente. 


Descuhrimienlo  de  dos  perjucuos  planelas:  el  38."  //  39.°  de  Id  ja- 
milia  de  los  asleroides  que  circida  enlre  Marie  y  Jupiter. 

(I.'liislilul,  '■}   abiU  I85G.) 

Comunicacion  de  }^}^.  A.  Colla,  Director  del  Observatorio 
de  Parma.=l^diVimi  27  de  marzo  dc  185fi.=:El  aslrononio 
€hacornac,  a  quion  debemos  el  descubriraicnlo  dc  los  pequo- 


fios  planelas  Massalia,  Focca,  Polimnia  y  Circe  en  20  tie  se- 
liembre  de  1852,  G  de  abril  do  1853,  28  de  oclubre  de  1851 
y  6  de  abril  de  1855,  acaba  de  enriquecer  el  sisleraa  solar 
con  olros  dos  planelas  de  la  familia  de  los  asleroides  que  circu- 
lan  entre  Marte  y  Jupiler,  el  38."  y  39."  de  la  serie,  a  los  ciia- 
les  ha  dado  Mr.  Lc  Verrier  los  nombrcs  de  Leda  y  Lelicia. 
Eslos  dos  planelas  ban  sido  descubierlos  en  el  corlo  periodo 
de  29  dias. 

El  primero  de  eslos  planelas  ha  sido  descubierlo  por  Mr. 
Chacornac  en  el  Observalorio  de  Paris  a  las  9''  33"  de  la 
tarde  del  12  de  enero  de  1856  en  la  conslelacion  zodiacal  de 
Cancer,  entre  la  estrella  c^i  y  la  52."  de  la  de  Harding,  a  cor- 
ta  distancia  de  la  ecliplica.  Su  brillo  igualaba  apenas  al  de 
una  eslrella  de  9."  a  10.^  magnilud.  El  anuncio  de  esle  des- 
cubrimienlo,  que  lo  he  recibido  direclamente  del  Observalo- 
rio por  circular  de  Mr.  Peters,  designaba  para  el  12  y  13  de 
enero  las  posiciones  siguienles; 


-  Tiempo     luedio     de  AMcnsion  recta. 


li       m       s 

12 11  52  43 »  "^^-S'  ll'',9 

12 12  18  22 a*-t-i' 36",7 » 

13 9  54  32 a*-j-3  46,9 » 

13 10  21    6.....  »  </*-2  37,6 

13 10  13    i -*+3  45,8 » 

Posicion  de  la  eslrella  de  comparacion  de  8.='  magnilud 
por  una  observacion  raeridiana  del  13. 

«=8''  35'  19",99  ,  cT  =  + 17"  23'  53". 

Segun  eslas  posiciones,  el  planela  tenia  en  la  epoca  del 
descubrimienlo  un  movimiento  retrograde,  y  su  declinacion 
boreal  disminuia. 

Este  descubrimienlo  ha  sido  confirmado  en  Liverpool  el  19 
de  enero,  en  Berlin  el  20,  el  24  en  Bisk,  el  25  en  Durham, 
el  27  en  Leyde,  el  29  en  Cambridge  y  el  31  en  el  Observa- 
lorio de  Allona.En  febrero  ha  sido  observado  este  planela  en 


55' 

/i8",5 

43 

6,4 

28 

39,0 

59 

18,1 

59 

hi 

263 
Hainbui'go,  eii  Viena,  en  Leyde  y  en  Diiihani,  mas  lasobser- 
vaciones  de  que  lengo  conociraienlo  no  pasan  del  17  de  febre- 
ro,  y  son  linicamenle  en  nuracro  de  32. 

Mr.  Pape,  astronorao  del  Observatorio  de  Allona,  ha 
calculado  Ires  sisleraas  diferentes  de  elemenlos  de  la  orbita  de 
osle  planela,  siendo  el  3."  el  que  parece  mas  seguro,  y  es  el 
siguienle: 

Epoca  1856  enero  0,0  t.  m.  de  Berlin. 

Anomalia  media 12" 

Longilud  del  perihelio 99 

Longilud  del  nodo  ascendente.     296 

Inclinacion 6 

Angulo  de  escentricidad 8 

Log.  a  =  0,437765 
Log.  ^=2,893360 

El  segundo  planeta  de  1856  ha  sido  descubierlo  como  el 
primero  por  Mr.  Chacornac  a  la  !•'  7°"  de  la  mafiana  del  9  de 
febrero,  en  11''  21"°  50'  de  ascension  recta,  y  +4°  58'  2"  de  de- 
clinacion;  es  decir.  enlre  las  eslrellas  t  y  er  del  Leon,  cerca 
de  laecliplica.  Su  movimienlo  horario  en  M  era  =  — 1*,4  y 
debil,  sin  indicar  la  cifra,  el  de  declinacion.  Su  brillo  era  al- 
go  superior  al  de  Leda,  y  semejante  al  de  una  eslrella  de  8.' 
a  9.^  magnitud.  Los  astronomos  de  Altona,  de  Hamburgo,  de 
Viena  y  de  Florencia  han  confirmado  el  descubrimiento  enlre 
el  16  y  25  de  febrero. 

.Los  elemenlos  de  la  orbita  de  esle  planeta,  segunMr.  Riira- 
ker,  aslronomo  de  Hamburgo,  son 

Epoca  1856,  febrero  20,0  I.  m.  de  Berlin. 

Anomalia  media 188"  38'  11",7 

Longitud  del  perihelio 335  53  22,7 

Longilud  del  nodo  ascendente..  157  52  46.6 

Inclinacion 11  24  11.2 

Angulo  de  escentricidad 8  46  26,3 

Log.  «=0,43839. 


::64 


Obscrcaciunes  del  phincia    Xi'j)luiio ,    vcrijicadas   en  cl   Heal 
pur  I).   A-n:omu  A(iLiL.\n  y  D.   Eduardo  Novli.la,  //  compa- 

naque  oslrotwmico  do 


Las  observacioncs  estan  correjidas  dc  refraccion  y  paralaje,  y  por 
lauto  reducidas  a  posicion  geoceiilrica  aparenle. 

Las  cfcmerides  esUin  calcnladas  de  diez  en  dicz  dias  para  Oi'  dc 
liempo  medio  de  Berlin  (l);  lia  sido  por  consiguienle  preciso  inlerpo- 
larlas  para  todos  los  dias,  y  suponiendo  que  la  difcrencia  de  longitudes 
cnlre  los  observalorios  de  Madrid  y  de  Berlin  es  1''  8'"  17-, 0,  se  ban 
obtenido  las  ascensiones  rectas  y  dcclinaciones  medias  del  planela 


(I)     La  cicclinacioii  iijserla  ou  Lis  eicmcridcs  para  tl  iliu  tj  dc  Jlcicinbi'c  tieiic;  iiii  error 
de  20". 


Ticiii|)0  iDci 

io  dc  la  obscrvaciou. 

rSX.  .iparenlc  oli- 

Soiiiindos 

/<..      I-.  u' 

lie   IJb 

Kf.— 01). 

■1853. 

.',cr\;\d;i- 

oreiiJL'rit!i;s. 

d        h       m        s 

ll          lU       s 

s 

Selienibrc. 

.12  11  47    7,73 

23  12  48,83 

49U2 

+0,59 

13  11  43    5,74 

12  42,72 

43,34 

+0,62 

14  11  39    3,5)2 

12  36,79 

37,27 

+0,48 

19  11  18  54,10 

12    6,^3 

7,02 

+0,59 

20  11  14  52,02 

12    0,84 

1,05 

+0,21 

24  10  58  45,22 

11  37.01 

37,38 

+0,37 

25  10  54  ^3,29 

11  30,96 

31,43 

+0,47 

Oclubic... 

.    2  10  26  32,55 

10  51,47 

51,78 

+0,31 

3  10  22  30,76 

10  45,58 

46,28 

+0,70 

11    9  50  22,08 

10    4,04 

4,44 

+0,40 

12    9  46  20,94 

9  58,80 

59,53 

+0,73 

15    9  34  18,89 

9  44,42 

i5,17 

+0,75 

17    9  26  18,58 

9  35,90 

35,99 

+0,09 

18    9  22  17,48 

9  30,70 

31.59 

+  0,89 

23    9    2  16,20 

9    9,92 

10,51 

+  0,59 

24    8  57  17,55 

9     6,16 

6,58 

+0,42 

27    8  H  18,63 

8  5  5,94 

55,3 '1 

+0,^0 

2()I) 


Observaloriu  dc  j/udrid  con  el  circdlo  meridiano  de  ilepsold 
racion  con  las  c/hiierides  del  Sr.  Bruuns  inserlas  en  el  Alma- 
Brrlia  para  1857. 


para  cl  momento  del  paso  por  el  merkliano  de  Madrid,  las  que  redu- 
cidas  a  posicion  aparcnte  dan  los  resultados  de  que  solo  se  insertan 
los  segundos  en  la  coliimna  Se(jundos  de  las  efemcridcs. 

La  otra  coluinna  conliene  los  errores  de  las  tablas. 

Las  letras  A.  y  N.  iiidicuii  el  nombre  del  aslr6nomo  que  ha  hecho 
las  observaciones  y  los  calculos  corresporidiciUcs. 

A  pesar  de  lo  contrario  que  ha  sido  el  ultimo  otouo  para  observa- 
ciones astron6micas,  no  obstante  el  numero  dc  las  vcrilicadas  en  es- 
te  Observatorio,  cs  superior  a  las  quo  del  mismo  planela  se  hacen 
generalmente  en  Greenwich,  lo  que  prueba  la  bondad  de  nuestro 
cielo. 


Declinat'ion  aparcn- 
te observada. 


d'emi-iiilcs. 


6"  15  55,9 

16  32.8 

17  li,l 
20  21,9 

20  58,0 

23  31,2 

24  8,5 
28  14,5 
28  55,4 
33  11,8 


33  39,8 

35 

9,7 

» 

36 

28.5 

38 

36.2 

38 

58,2 

40 

9,6 

51,5 

30,3 

9,0 

20,9 
58,8 

27,9 

4,6 

13,1 

47,3 

5,3 

35,6 
3,2 

» 
26,0 
32,5 

56,0 


F.f.-OI). 

"H 

+4,4 
+2,5 
+5.1 
+1.0 
—0,8 

A. 
A. 
A. 
A. 
A. 

+3,3 
+3,9 

+l,i 
+8,1 
+  6,5 

iN. 
N. 
A. 

N. 

N. 

+4,2 

+6,5 

» 

A. 

N. 
N. 

+2,5 
+  4'^ 

A. 

N. 

_|_2  2 

1  +<^'5 

A. 

N. 

^OTAS. 


Celaaes. 


Poco  visible.  ;,.  ■ 

Celages. 

quenopcrmilieron  tomar  la  decliuacion . 
Pcco  visible. 


Undulanle 


266 


rii'ii]|)o   mc<l 

0   <l<-    1 

a   obscrvaciun. 

iVl\..  aparcnic  ob- 

Segundos 
de  las 

Ef.— Ob. 

1835 

scnaila. 

cfcmeridi-s. 

cl 

Ii        m        s 

h     in        s 

s 

Oclubre... 

28 

8  42  19,26 

23  8  51,46 

51,80 

-1-0,34 

29 

8  38  19,94 

8  48,05 

48,36 

-f0.31 

Noviembre 

3 

8  18  24,67 

8  32.29 

32,68 

-1-0,39 

0 

8  10  27,32 

8  26,74 

27.20 

-1-0.46 

6 

8    6  28,98 

8  24,30 

24,57 

+0,27 

14 

7  34  45,01 

8    7,56 

8,03 

+0,47 

15 

7  30  47,61 

8    6,07 

6,50 

+0,43 

17 

7  22  52,88 

8    3,15 

3,80 

-j-0,65 

19 

7  14  59,07 

8    1,17 

1,61 

+0,44 

27 

6  43  27,84 

7  57,28 

57,70 

+0,42 

Diciembre, 

2 

6  23  50,39 

7  59,33 

59,41 

+0,08 

3 

6  19  54,82 

7  59,69 

0,15 

+0,46 

4 

6  16  59.77 

8    0,52 

0,98 

+0,46 

3 

6  12    4,49 

8    1,17 

1,97 

+0,80 

6 

6    8    9,89 

8    2,49 

3,09 

+0,60 

7 

6    4  15,24 

8    3,76 

4,33 

+0,57 

8 

6    0  20,82 

8    5,25 

5,70 

+0,45 

9 

5  56  26,58 

8    6,94 

7,20 

+0,26 

14 

5  36  56,17 

8  16,32 

16,64 

+0,32 

15 

5  33    2,48 

8  18,36 

18,83 

+0,47 

22 

5    5  51,20 

8  37,51 

38,12 

+0,61 

267 


Occlliiacion  aparcii- 

Si':;iind(>s 
do  las 

Kf.— 01.. 

J 

NOTAS. 

tc  iibstTVada. 

efuniciidfs. 

1 

» 

)> 

» 

N. 

Pelages  nopermitieron  tomar  la  declicacion. 

-6°  40  47,6 

44,1 

+3!5 

N. 

Nubes, 

42  19,9 

15,4 

+  ^1,5 

N. 

42  48,8 

46,9 

+1,9 

A. 

43    0,6 

1,7 

+3,9 

A. 

44  36,3 

32,7 

+  3,6 

N. 

44  44,6 

41,7 

+2,9 

N. 

44  58,6 

54,0 

+4.6 

A. 

45    7,6 

4,7 

+2,9 

A. 

45  16,5 

14,3 

+2,2 

N. 

Fosco. 

44  57,2 

54,3 

+2,9 

N. 

44  49,3 

48,1 

+1,2 

N. 

44  48,3 

40,8 

+7,5 

N. 

Foco  visible. 

44  39,4 

32,9 

+6,5 

A. 

44  30,4 

24,1 

+6,3 

A. 

44  21,2 

14,6 

+6,6 

A. 

44    8,4 

3,8 

+4,6 

N. 

43  54,9 

52,7 

+2  2 

N. 

43  47,6 

44.4 

+3^2 

N. 

43  32,2 

29,2 

+3,0 

N. 

-6"  40  18,2 

is/i 

+2,8 

N. 

CIENCIAS  FISiaS. 


**Sm3K>  ©.1>0*«— 


FlSlCil. 


Propagacion  del  calor  en   /os  7ne/fl/es.  (listraclo  tie  una  Me- 
moria  de  Wii.  G.  Wiedejlvmv.) 

(r,il)liot.  iiiiiv.   ill'  Ciiiolirn,  eMr.'>    1836.) 

Con  los  csperiiuenlos  de  Mr.  Franz  ha  comprobado  Mr. 
AViedemann,  que  las  disposiciones  de  varies  metales  para 
conducir  el  calorico  y  la  eleclricidad  difieren  muy  poco  en- 
Ire  si. 

Valiendose  del  mismo  aparalo  que  habia  empleado  en  di- 
chos  Irabajos,  ha  fijado  recientemente  Mr.  Wiedemann  la 
conductibilidad  del  cine  respectoal  calor  en  19,0,  suponiendo 
igual  a  100  la  de  la  plala.  Por  consecuencia,  la  disposicion 
que  tiene  el  cine  para  conducir  tanto  el  calor  como  la  elec- 
lricidad, es  proximamenle  igual  a  la  del  laton  (1). 

Habiendo  calentado  la  eslremidad  de  una  barra  formada 
de  otras  dos  de  cobre  y  cslano  puestas  en  conlaclo  por  sus 
secciones  trasversales,  y  observando  la  distribucion  del  calor, 
descubrio  Mr.  Despretz  (2)  que  las  lemperaluras  do  las  refe- 
ridas  barras  diferian  en  l°,i7  C  M.  en  su  punto  de  conlaclo; 
y  de  aqui  dedujo  la  conclusion,  que  el  calor  sufre  una  resis- 
icncia  a  su  paso  de  un  metal  a  olro.  Algunos  esperimentos 


(1)  Mr.   Bccquerel  Ii.t  dcscubicrto  que  la  comliiclibiliilad  cloclrica 
del  cine  so  Iialla  cspresada  por  1\. 

(2)  Jnnales  de  Pogrjendorff,  loiu,  iG,  pag.   iS-i. 


2«!) 
mas  mndernos  de  Mr.  Angstrom  (1)  y  de  Mr.  Gore  (2)  conlir- 
man  al  parocer  cstc  mismo  resuUado. 

Conlinuaiulo  sus  trabajos  relativos  a  la  propagacion  del  ca- 
lor,  ha  estiuliado  lamblen  Mr.  Wiedemann  su  paso  de  un  me- 
tal a  otro,  usando  primero  el  aparato  que  se  ha  indicado  ya. 
Los  hilos  melalicos.  ciiya  fiuuillad  conduclora  eslabii  averi- 
giiada  preliniinarmcnie,  los  soldo  dos  a  dos  por  sus  seccionos 
Irasversales;  y  despues  de  remachar  las  punlas  los  puso  en 
el  a|)aralo,  calenlandoles  una  de  ellas  con  auxilio  do  una  cor  - 
rienle  de  vapor  de  agua  hasta  lanlo  que  se  verifico  la  dislri- 
bucion  del  calor  de  un  modo  conslanle  en  (oda  su  longilud. 
Aplicando  enlonces  el  elemenlo  lermo-clectricodel  aparalo  a 
los  hilos  en  punlosequidislantes,  fue  facil  deterrainar  su  lem- 
peralura;  y  calculando  la  de  los  hilos  en  el  punto  de  contaclo 
por  los  resullados  de  la  esperiencia,  se  obluvieron  los  nume- 
ros  conlenidos  en  la  siguiente  labia.  El  hilo  mas  proximo  a  I 
loco  del  calor  se  pone  el  primero,  y  su  lemperatura  ?/  en  el 
punlo  de  conlaclo,  asi  como  la  del  hilo  mas  dislanle  del  foco 
if/,(qHC  se  supone  conslautemente  igual  a  100),  sehanevalua- 
do  en  grados  del  galvanomelro  pueslo  en  comunicacion  con 
el  elemenlo  lermo-eleclrico. 

y  y> 

riala-cohre 111,5  100 

Cobre-plala 115  100 

Cobre-hierro 107,5  100 

Cobre-cobre 100  100 

Lalon-plala 99  100 

Estos  niimeros  pudieran  inducir  a  creerque  efeclivamenle, 
nl  pasar  de  un  melal  mejor  conduclor  a  olro,  sufre  el  calor 
una  resislencia  que  so  manifiesla  por  una  nolable  disminucion 
de  lemperalura  en  el  punlo  de  conlaclo  de  ambns  hilos;  cuya 
resislencia  dojaria  de  cxislir  en  el  paso  del  calor  de  un  hilo 
a  olro  del  mismo  melal  6  de  diferente,  pcro  dolado  de  mayor 


(l)     Jnnalcs  de  Poqgendorff,  torn.  88,  pag.   1G5. 
{'1)     Philosofhicat  3/agazinr,  fi,  torn.  C,  pag.  382. 


210 

conduclibilidad.  Esla  disparitlad  en  las  observacionos  infiiii- 
dia  el  leinor  do  que  los  resiillados  oblenidos  dependieson  mas 
bien  de  un  vicio  en  el  nietodo  de  observacion,  que  de  la  in- 
fluencia.  particular  do  la  trasinision  del  calor  entre  dos  cuer^ 
pos  dislintos.  Cuaudo  se  aplica  el  elemenlo  lermo-eleclrico 
a  los  hilos  calienles,  se  comunica  en  parte  el  calor  al  ele- 
menlo. Ademas  de  la  influencia  que  produce  la  diferencia 
del  calor  especilico  do  ambos  hilos,  la  disminucion  de  tempe- 
ratura  causada  por  el  conlacto  del  elemenlo  origina  una  cor- 
rienle  de  calor  en  los  hilos,  que  se  dirije  de  lodas  paries  al 
punto  enfriado,  cava  corrienle  es  lanlo  mas  inlensa  y  com- 
pensa  lanlo  mas  pronto  el  calor  perdido^  cuanfo  mejor  con- 
ductor es  el  hilo  a  que  loca  el  elemenlo.  De  este  modo,  de 
dos  hilos  juntos  somelidos  a  la  esperiencia,  el  que  liene  una 
conduclibilidad  superior  aparece  siempre  mas  calienle  de  lo 
que  debiera,  cuya  causa  puede  esplicar  tal  vez  los  resulla- 
dos  oblenidos.  Sin  embargo,  no  es  posible  que  haya  ejercido 
una  influencia  apreciable  en  la  delerminacion  de  la  conduc- 
libilidad de  los  hilos.  Suponiendo  que  su  facullad  conductora 
permanezca  igual  en  lodas  sus  paries  mas  6  menos  calienles, 
la  variacion  de  su  lemperalura  por  la  presion  del  elemenlo 
lermo-eleclrico,  sera  siempre  proporcional  a  las  temperalu- 
ras,  inclusas  las  de  los  punlos  tocados:  la  relacion  entre  es- 
las  ultimas,  unica  que  sirve  de  base  para  el  calculo  de  las 
conduclibilidades  relalivas,  no  se  alterara  por  consecuencia. 
Para  delerminar  con  mayor  exaclilud  si  hay  efccliva- 
mente  resislencia  en  el  paso  del  calor  de  un  mclal  a  olro, 
seria  necesario  reducir  cuanlo  fuera  dable  la  perdida  del  ca- 
lor que  produce  el  conlacto  con  el  elemenlo  lermo-eleclrico; 
y  para  conseguirlo  asi  ha  ideado  Mr.  Wiedemann  elsiguiente 
aparato.  Unas  barras  ciliiulricas  de  Vi"""  de  diametro  y  de 
diversos  melales,  apareadas  entre  si,  dos  a  dos,  por  sus  sec- 
■  ciones  trasversales,  se  colocaron  en  un  baslidor  de  madera, 
al  cual  solo  locaban  por  sus  punlas:  sus  superficies  de  con- 
lacto se  ajuslaban  perfeclamente  unas  a  olras.  A  distancia 
de  2°"°  del  punto  de  conlacio,  y  desde  este  a  distancias  igua- 
les  de  21*'", 4,  tenian  las  barras  abierlos  y  llenos  de  aceiie 
unos  agujerillos  do  0""",9  de  diamoiro  y  8""°  de  piofundidad. 


271 

Una  caja  de  lalon,  somelida  durante  raucho  licrapo  a  una  cor- 
riente  de  vapor  de  agua  hirviendo,  recojia  por  uno  de  los  es- 
tremos  las  barras  reunidas  Para  impedir  la  radiacion  del  ca- 
lor  a  las  otras  partes  del  aparato  habia  una  pantalla,  ademas 
de  hallarse  este  dentro  de  una  caja  de  cine  metida  en  agua, 
para  evitar  lodo  cambio  en  la  radiacion  lateral. 

Despues  de  calentadas  las  barras  por  espacio  de  dos  6  Ires 
horas,  adquirieron  un  calor  conslante  en  toda  su  estension. 
Enlonces  se  melio  sucesivamente  en  los  agujeros  un  eleraento 
terrao-electrico,  principiando  sin  embargo  por  los  mas  dis- 
tantes  del  foco  del  calor.  El  elemento  se  componia  de  dos  hi- 
los  paralelos  de  hierro  y  plala  soldados  por  uno  de  sus  eslremos 
y  cortados  en  punta.  En  los  otros  cabos  se  soldaron  dos  hilos  de 
cobre  que  ponian  en  comunicacion  el  elemento  con  un  gal- 
vanometro  de  espejo  de  acero  imanlado  (1).  El  elemento,  es- 
ceptuando  solo  la  punta  aguda,  estaba  fijo  en  un  tubo  de  vi- 
drio  raetido  en  un  vaso  de  lo  mismo  lleno  de  agua  para  man- 
lenerlo  a  una  temperalura  constante.  Midiendo  las  temperatu- 
ras  con  auxilio  de  dichos  elementos,  se  oblienen  los  niiraeros 
conlenidos  en  la  siguiente  tabla.  El  niimero  de  la  barra  mas 
calienle  es  el  que  se  cila  primero;  las  temperaturas  se  espre- 
san  en  grados  del  galvanometro  con  el  signo  b.  Los  niimeros 
de  los  agujeros  a  que  corresponden  llevan  la  x  por  senal,  y 
se  principian  a  conlar  por  los  mas  proximos  al  punto  de  con- 
taclo  de  arabas  barras.  Los  agujeros  de  la  barra  mas  calienle 
van  precedidos  del  signo  +  (2). 


(1)  Jnnales  de  Poggevdorff,  torn.  80,  pa{?.  504. 

(2)  Las  barras  mas  distanles  del  foco  de  calor  tcnian  la  lonffiliid 
deSfiS""  (bismuto)  y  de  CfiG°"°  (hiert-o).  Sii?  ierfiperatura*;  formalian  pro- 
xiraamenle  nna  setie  (^comdlrica. 


272 


Cobre- 

lierro. 

Eslafio-liiciro. 

'    ' 

Cobte-bis- 

Cinc-bis- 

Hiefro-    Hierro-co- 

maio. 

muto. 

I. 

11. 

1. 

.. 

liierro.        bre. 

.r 

+4 

t 
2G8.7 

t 

274,7 

t 
240,5 

t 
255,5 

t 
184,5 

1 
190,0 

t 
193 

185 

+'^ 

2()1,2 

252.0 

235.7 

243,7 

155,5 

101 

158 

» 

4-2 

250 

23(),7 

220 

231 

130 

133,0 

132 

111,3 

+1 

2o2 

220,7 

228 

220 

107 

110 

108        8L5 

-1 

2:]() 

212 

214,5 

221 

102.5 

105 

103,2 

78.7 

5) 

120 

108 

17N 

181,2 

84,5 

80,8 

85 

74,7 

-3 

58,7 

57,5 

U9.5 

153 

72 

73,8 

70, 2|  71 

-4 

32.2 

33,5 

120 

130 

01 

03,5 

59 

07,5 

-J) 

» 

21,2 

100 

»        51,2 

53.1 

» 

»(1) 

Calculaiulo  por  cslos  niinieros  laslcmpcratiiras  ?/.  e  y  dc 
las  barras  en  el  punto  do  contaclo,  so  oblienen  los  siguienlos 
nuraeros: 


Cobre-bismiUo 252 

Cinc-bismuto 220 

Cobre-hierro  1 217,7 

II 225,5 

Estano-hiciTo  1 1 05 

II 108 

Iliorro-hierro 105,5 

Ilierro-cobro 79,2 


?/.—?/ 


252 

0 

220 

0 

217.5 

0.2 

225 

0.5 

104.5 

0.5 

107,1 

0.9 

105.1 

O.i 

79.2 

0 

(l)  Los  numeros  dc  la  labia  ca?i  nopermilcTi  calciilar  los  valores  dc 
la  faciillad  dc  las  bairas  para  conducir  cl  calor.  Si  sc  divide  la  snma  dc 
las  tcmpcratnTas  dc  ambos  piintos  por  la  tcmpcralura  dc  cl  delccntro,  sc 
oblienen  iinos  cocicntes  que  dificrcn  rauy  poco  del  miraero  2;  una  lip^cTa 
falla  en  la  observarion  prodiicira  per  consecucncia  grandcs  errorcs  en 
los  resultados  que  piidiciau  dcdncirsc  para  la  dclcrminarion  dc  la  cf^n- 
diiftibilidad  rclaliva  dc  las  barras. 


273 

La  (lifcrencia  tie  temperalura  dc  las  barras  onsii  punlodo 
conlacto  es,  como  se  ve,  miiy  peqiicna,  ya  pase  el  calor  do 
iin  molal  mejor  conductor  a  otro  6  vice  versa,  ya  se  propague 
entre  dos  barras  del  mismo  nielal. 

Eslas  espericncias  no  aiitorizan  para  admitir  que  haya  re- 
sislencia  para  pasar  de  iin  calor  a  otro. 

Si  las  barras  unidas  entre  si  no  tienen  las  superficies  de 
contacto  perfectaraentc  lersas,  6  se  hallan  separadas  por  una 
capa  lenue  de  un  mal  conductor,  se  nola  cierta  diferencia 
mayor  6  menor  en  las  temperaluras  de  las  barras  por  el  pun- 
[0  dc  union. 

Algunas  esperiencias  practicadas  bajo  tales  condiciones 
ban  dado  los  resullados  siguienles: 


1 

SIENDO   IMPERFECTO  EL    C0>-TACTO 

ESTA>-DO    SEPARADAS     T,AS    EARRAS 

DE    LAS 

EAURAS. 

rOR    UN    PLIEGO    DE    PAPF.L. 

Cinc-hierro. 

Hierro-cobre. 

Cobre-liierro. 

Cinc-bisoiuto. 

X 

t 
17i,o 

t 
155,5 

262 

c 

267 

-f3 

153.5 

125 

253,7 

2i5 

H-2 

133,7 

07 

2i6 

230 

+1 

125 

71,7 

239 

220 

—  1 

120 

G5.5 

189.2 

197 

—  2 

99,7 

61,5 

157,2 

100 

-3 

84,7 

58 

132.5 

52 

-4 

7L5 

55.1 

113 

29 

—  i) 

01 

)) 

95,2 

18 

Calculando  las  temperaluras  y.  c  y  de  las  barras  en  el 
punto  de  union,  se  obliene: 

Cinc-hierro 123,5     122,2       1,3 

Hierro-cobre ,..  68/i      66,1      2,3 

Cobre-hierro 238,5     192,5  56 

Cinc-bismuto 219        211          8 

TOMO    VI.  18 


Eslas  (lifcrencias  lampoco  poimilon  suponer  rosisloneia  al- 
guna  al  paso  del  calor.  Si  sc  disminuvfi  la  faculUul  conduclo- 
ra  en  el  punlo  de  union,  6  por  medio  de  un  contacto  inipor- 
fodo,  6  por  el  dc  la  interposicion  de  nn  pliego  de  papel  on- 
Ire  arabas  barras,  basla  la  espresada  disminucion  para  ospli- 
car  aunquo  sea  grandes  diferencias  enire  siis  temperaliiras. 


FBSlCi^  W^W^L,  €iL.OBO. 


Terremolos. —  Volcanes  de  lodo. — Fendmenos  volcdnicos;  por 
Mu.  Abicu. 

(L'lnslitiit,  27   diciemhre  4S55.) 

Con  molivo  de  los  ulliraos  lerremolos  que  ban  ocurrido  on 
la  Persia  Seplenlrional  y  en  el  Caucaso,  Mr.  Abich  dirigio  a  la 
Acadeniia  de  Ciencias  de  San  Petersburgo,  en  28  de  marzo 
de  18oi),  una  coniunicacion  en  la  que  se  propuso  parlicular- 
mente  invesligar  si  seria  posible,  mediante  el  examen  dc  los 
fenonienos  observados,  delerrainar  de  una  manera  exacia  e( 
modo  de  propagarse  los  terremolos,  pues  es  uno  de  los  ele- 
nientos  necesarios  para  llcgar  ulleriormenle  al  conocimienio 
de  su  verdadera  causa. 

La  inlima  relacion  que  exisle  enlre  los  terremolos  y  los 
fenomenos  volcanicos,  hace  que  la  observacion  de  los  prime- 
ros  sea  mas  inslrucliva  e  imporlanle  en  los  paises  que.  como 
el  Caucaso,  la  Armenia  y  la  Persia  Septentrional,  abundan 
en  volcanes  apagados,  y  cubiertos  de  formaciones  traquilicas 
ydolerilicas. 

Mr.  Abich  empieza  haciendo  nolar  que  en  el  Caucaso  su- 
perior propiamenle  llamado  asi,  los  lemblores  de  lierra  en 
las  inmediaciones  de  los  Ires  grandes  cenlros  de  crupcion  an- 
ligua,  a  saber,  el  Elbourouz,  el  Kasbek  y  el  sislema  de  Bot- 
llamick  en  el  Tchegem,  al  S.-E.  de  Elbourouz^  son  raros,  y  se 
ban  observado  poco;  pero  que  son  frecuentes  6  por  lo  menos 
mas  conocidos  en  la  estremidad  oriental  del  Caucaso,  en  la 
direccion  de  una  linea  que  parte  desde  Chemaklii,  sigue  la 
del  vallc  del  Pyrsagat  y  lermina  en  la  isia  de  Svinoi,  siluada 


27;) 

cntVcnle  de  la  cQibocadiira  del  I'j^rsagat.  Eii  esta  region  hay 
una  zona  de  temblores  hicndelerminada,  cuyo  eje  se  eslien- 
de  en  la  direccion  O.N.O.-E.S.E.  En  dicho  pais  los  lerremolos 
parecen  hallarse  inlimamenle  enlazados  con  los  fenonienos 
volcanicos,  porque  aunienlan  en  numero  e  intensidad  a  la 
aproximacion  de  las  erupciones  de  gas  encendido  que  piodu- 
cen  de  cinco  en  cinco  afios,  una  vez  por  lo  menos,  en  la  pro- 
vincia  de  Chemakhi  6  en  la  peninsula  de  Apcheron  el  fenonie- 
no.3  conocido  bajo  el  impropio  nombre  de  volcan  de  cieno, 
puesto  que  solo  consiste  en  una  eniision  estrepitosa  de  vapo - 
res  y  de'agua  por  diferentes  bocas. 

Por  lo  que  respecta  a  los  temblores  de  lierra  del  Caucaso 
inferior,  de  la  Armenia  propiamonle  dicha  y  de  la  Persia,  las 
observaciones  que  liasla  el  dia  se  han  hecho  son  tan  poco 
exactas,  que  nada  puede  inferirse  de  el  las. 

En  la  Armenia  Rusa  se  encuenlran  muchos  circulos  6  zonas 
de  sacudimienlo.  Una  de  ellas  tienc  su  cenlro  en  medio  del 
Daralagez,  dislrito  que  encierra  profnndos  valles  al  S.  del  lago 
Gokhtchai,  escavados  en  terrenes  paleozoicos,  gredosos  y  nu- 
muliticos.  En  la  parte  central  de  este  dislrito,  y  en  las  inme- 
diaciones,  las  fuerzas  volcanicas  eruptivas  a  que  la  Arme- 
nia debe  su  principal  relieve,  han  mulliplicado  y  concenlra- 
do  sus  efectos  de  una  manera  estraordinaria. 

Despues  de  estas  indicaciones  generates  acerca  del  pais, 
el  autor  desciende  a  los  pormenores  de  las  observaciones  re- 
cogidas  por  el  en  los  liltimos  terremotos  que  alii  se  han  espe- 
rimentado,  y  que  son  objeto  especial  de  su  descripcion. 

Desde  luego  asegura,  apoyado  en  los  dates  debidos  a  Mr. 
Khanykof,  corresponsal  de  la  Academia  y  consul  general  de 
Rusia  en  Tebriz,  que  el  terremoto  que  se  sintio  en  la  referida 
ciudad  del  22  al  23  de  setiembre  de  1854  no  se  propago  en 
el  sentido  de  una  linea  longitudinal,  como  se  habia  creido, 
apoyandose  en  dates  incompletes,  sino  que  pertenecia  a  un 
circulo  de  sacudimientos  en  el  queocupa  el  centre  Tebriz  6 
mas  bien  el  sistema  traquilico  del  Sehend  (1).  Comparando 


(l)     El  Sehend,  segun  las  observaciones  hechas  por  Mr.  Abich  en 
1852,  forma    un  sistcuia  abundantementc  articulado  de  conos  traquiti- 

4 


27<) 
las  fcchns  do  los  lomblorcs  do  liorra  obsorvados  on  TobriT: 
dosdo  18^«3  basla  1851),  hallamos  quo  luibo  cinco  en  invioi- 
110,  trocc  en  la  primavcra,  cnairo  on  vorano  y  siole  on  olono: 
dislribiicion  que  no  esla  confoi-me  con  la  ley  que  Mr.  Perrcy 
presenlo  en  1846,  como  dedncida  de  2979  terremolos  obsor- 
vados on  Europa  dosde  el  siglo  XVI.  Sogun  esle  dalo,  ol  nia- 
xinio  coincide  on  ofeclo  con  el  inviorno,  ol  minimo  con  ol  vo- 
rano, y  los  dos  Icrminos  medios,  con  coila  diferen-cia  igiialos, 
en  lasotras  dos  oslacioncs.  Poi-o  os  sabido  que  esla  ley  tam- 
poco  concuerda  con  la  dislribucion  de  los  1)7  lonomolos  ob- 
sorvados en  Sicilia  (Palermo)  desde  1792  liasla  1831  (1);  on 
esla  serie,  como  en  la  del  Schend,  la  priniavera  es  la  eslacion 
en  que  los  leniblores  de  lierra  son  mas  frecuenles. 

Si  se  comparan  los  4  volcanes  apagados,  ol  Elbourouz, 
el  Kasbck,  ol  Ararat  y  el  Savalan,  bajo  sus  aspeclos  lopo- 
graficos  y  fisicos,  con  las  aguas  termales  que  se  encuenlraa 


cos,  mas  6  menos  crateriformcs,  que  sc  clcTan  soLic  nn  (crrcno  ligeTa- 
mente  arqueado,  dc  una  circiinfcrencia  de  mas  de  38  millas  gcograficaF, 
y  cuyo  eje  lougitudinal  sigue  una  direccion  bibn  pvoiiiinciada  dc  E.  a  0. 
Xos  tres  conos  principalcs  pcifencccn  a  la  parle  oriental  del  sislcnia,  y 
se  encuenlran,  Fcgiin  las  oL?cr\aciores  de  Mr.  Abicli,  en  una  li'nea  que 
se  dirije  exaclanicnie  de  E.  a  0.  Las  altmas  absoliitas  dc  cslos  Iresco- 
Tios,  los  mayores  dc  todo  el  sistcraa,  son,  segun  las  mcdidas  Laromdlricas  dc 
Mr.  Khanykof  dc  10333,  11634  y  11836  pies  inglcses  (3 1 00",  3390" 
y  3531™).  La  parte  occidental  del  Schend  esla  crizada  de  gran  niimcTO 
•dc  conos,  aiinqiie  no  tan  elcvados.  Dislriiiuidas  sin  ordcn,  pcro  orografi- 
camente  cnlazadas  todas  eslas  elcvacioncs,  presenlan,  ya  fragmenlos  de 
conos,  ya  criiteres  dcslruidos  y  con  frccuencia  medio  abierlos  liacia  el 
Korle.  La  dimension  del  gran  diamelro  E.  0.  dc  todo  el  sistcma  piiede 
valuarse  por  lo  menos  en  1"  de  longitud.  En  medio  dc  estc  sistcma,  en  cl 
vallc  de  Levan-Tcbai,  Lrotan  de  una  toba  traquitica  aguas  acidulas  y 
ferruginosas,  quo  ticnen  en  disoliicion  sulfalo  dc  magnesia;  su  tempera- 
tnra  sc  ha  calculado  en  0C,8  el  10  dc  julio  de  1852,  y  llcvan  cl  nom- 
brc   dc    Yssy-Soii;    su   altura   altsolula  cs  dc    7808   pies  inglescs,  eslo 

es,  2343"'. 

(1)     Fred,  llofi'man,  Observ.  gcognost.,  Berlin,   1839,  pag.    147;   y 

yfva/.  de  Fi'iua  y  Qm'viica,  torn.  24,  pag.  49. 

% 


en  sus  cercanias,  vcrenios  que  el  Elbourouz  oscode  on  mucha 
a  los  olros,  coiu[)reii(lien(lo  no  obslante  el  grii|)o  del  lieclilaii, 
]wr  forniar,  geologicamenlc  liablando,  parlo  iiilegianle  de 
<!ste  sislema.  Una  zona  bien  delerminada  de  lernias  cnipieza 
on  efecto  al  pie  de  sii  cono  Iraquitico,  y  se  eslieudc  hasta  una. 
lUslancia  de  100  kilometros;  siendo  dichas  aguas  acidulas,, 
inagnesileras,  y  sii  lorn  pe  rat  lira  proximamenle  de  24"  ceu- 
ligrados. — Los  alrcdedores  del  Kasbek  encierran  nuichas 
aguas  acidulas,  ferruginosas  y  magnesiferas,  de  teniperatura 
variable,  pero  siempre  confornie  con  la  lemperalura  media 
del  suelo,  segun  su  elevacion.  Solo  un  nianantial  es  calienlc, 
hallandosc  siUiado  conio  a  unos  seis  kilomelros  al  N.  0.  del 
Kasbek,  en  el  elevado  valle  de  Genal-Don,  a  una  alluia  ab- 
solula  de  5.900  pies  ingleses  (nTO"");  su  lemperalura  es  de 
35"  cenligrados;  sus  aguas  sosi  alcalinas,  brolan  de  un  esquis- 
io  arcilloso,  y  sonconocidas  en  el  pais  con  el  nonibre  de  Kar- 
ma-Don (do  dospalabras,  karma,  calienle,  y  (/oh,  agua).  No 
sc  liene  uoliQia  dc  que  en  las  inmediaciones  de  Ararat  haya 
aguas  minerales,  pues  la  linica  agua  lermal  de  la  llanura  del 
Arajesesla  siluadaenlre  Davalou  y  Sardarak,  muy  cerca  del 
camino,  y  su  lemperalura  es  de  VC  cenligrados.  El  Savalan, 
por  el  coulrario,  se  dislingue  por  la  canlidad  de  aguas  mine- 
rales  ealienles  que  brolan  a  lo  largo  de  su  base  orionlal,  na 
meuos  que  por  la  frecuencia  de  loslerremolos  que  conslernau 
a  los  habilantes  de  la  llanura  de  Ardabil;  y  lambien  a  los 
del  valle  de  Abarlchai,  al  N.  de  Savalan.  Eslos  lemblores 
de  lierra  perlenecen  a  una  zona  de  sacudidas  que,  propagan- 
dose  a  lo  largo  de  la  cadena  de  Kachka-Dagh,  suelen  eslender 
su  accion  liasla  Maraud  y  aun  liasla  Khoi.  Las  aguas  minerales 
del  pie  de  Savalan,  y  especialmenle  las  de  Saragyn,  son  nola- 
blcs  por  su  abundancia,  su  lemperalura  (45"  c),  y  el  gas  que 
las  Iraspasa,  al  que  M.  A.  alribuye  mucha  influencia  en  los 
lerremolos  de  aqiiellas  regiones.  Esle  gas,  recojido  por  el  en 
1847  en  fiascos  que  al  punlo  cerro  hermelicamenle,  ha  sido 
analizado  por  M.  C.  Sclimidl,  de  Dorpat,  quicn  lo  enconlro 
corapuesto,  sobre  100  paries:  de  acido  carbonico  97,95,  de 
azoc  1,74  y  de  oxigeno  0,31;  cuya  composicion  se  diierencia 
muclio  de  la  del  gas  que  pasaconslanlemcnle  por  el  suelo  de 


278 
la  peninsula  de  Apcheron,  cuya  lemperatura,  que  es  por  lo 
regular  de  unos  IS''  cenligrados,  se  elcva  espontaneamenle 
algunas  veces  hasla  la  de  inflaniacion.  Eslo  produce  erupcio- 
nes  igneas,  que  por  lo  demas  siempre  se  anuncian  con  lem- 
blores  de  tierra  en  las  provincias  de  Cliemakhi  y  de  Apche- 
ron. El  gas  esla  casi  enleramente  conipueslo  de  hidrogcno 
proto-carbonado,  conio  lo  palenlizan  los  siguienles  numeros, 
resullado  de  dos  analisis  hechos  de  nuevo  por  Mr.  Schmidt: 

I.  II. 

Acido  carbonico 0,93  2,18 

Hidrogeno  bicarbonado 4,11  3,26 

—       prolo-carbonado 92,49  93,09 

Hidrogeno 0,34  0,98 

Azoe 2,13  0,49 

La  priraera  de  las  mueslras  analizadas  se  recojio  en  el  golfo 
de  Bakou,  en  el  fondo  del  mar,  a  8"°  de  profundidad,  en  medio 
de  un  abundante  surlidor  de  gas.  La  segunda  procedia  de  uno 
de  los  numerosos  mananliales  de  esle  situado  en  el  interior 
del  convenlo  indiode  Cyragani,  aiinoslo  quilomelrosde  Ba- 
kou. A  pesar  de  la  diferencia  de  composicion,  el  gas  casi  en- 
teramenlo  compuesto  de  acido  carbonico  de  las  aguas  de  Sa- 
ragyn,  aunienta  de  volumen  como  el  de  Apcheron,  y  se  ca- 
lienla  como  el  antes  y  durante  los  temblores  de  lierra  que  se 
hacen  sentir  en  la  Uanura  de  Ardebil. 

Mr.  Abich  publica  en  su  Memoria  los  resullados  de  gran 
niimero  de  olros  analisis  vorificados  por  Mr.  Bunsen,  do  gases 
recojidos  en  las  peninsulas  del  Kertch  y  Taman,  sobre  la  cima 
6  en  las  laderas  de  diferentes  monlanas,  cuya  allura  absoluta 
varia  de  80  a  160  metros,  y  a  las  que  considera  como  produci- 
daspor  los  traslornos  parcialcs  quehan  dislocadoy  levantado 
algunas  veces  perpendicularmente  las  capas  de  las  margas 
calizas  y  do  las  arcillas  foliaceas  de  la  epoca  miocena  en  el 
senlido  de  un  ejc  antidinal.  Lasemanacionesdcl  gas  so  obser- 
van  siempre  en  el  centre  de  estos  sistemas  de  levantamienlo, 
ya  al  travcs  de  los  craleres  cenagosos,  ya  en  el  vertice  de  los 
pequefios  conos  dc  que  en  mayor  6  menor  niimero  csla  cubieria 


•279 
la  moiUafia.  La  nal'ta  liquida  6  dura  desenipcna  siemprc  en  lodo 
eslo  un  papol  imporlaiUe;  y  por  los  punlos  de  emision  del  gas 
se  despreiule  tambien,  sobrenadando  en  el  aguafangosa  erup- 
liva.  En  lodos  eslos  gases  domina  el  hidrogenoproto-carbona- 
do  6  gas  de  los  panlanos  //'  C,  y  esta  siempre  en  las  proporcio- 
nes  de  92  a  97  por  100.  Baslanos  indlcar  esle  hecho  general, 
que  permile  considerar  como  casi  completamente  idenlicos  en- 
Ire  si  los  gases  inflaniables  que  se  desprendon  de  la  lierra  en 
las  peninsulas  Caucasicas,  e  idenlicos  asiniisnio  con  la  mezchi 
gaseosa  que  algunas  veccs  se  desprende  en  gran  canlidaddel 
legamo  de  las  aguas  eslancadas  y  de  la  ulla  de  cierlas  minas. 
El  acido  carbonico  y  el  azoe  se  encuenlran  en  ellas  en  pro- 
porciones  variables.  Pcro  lo  que  parece  digno  de  alencion  a 
Mr.  Abicli,  es  la  ausencia  en  eslos  gases  del  hidrogeno  y  del 
oxido  de  carbono,  porque  eslo  es  en  su  conceplo  una  prucba 
de  que  su  origen  no  pucde  atribuirse  a  la  influencia  de  un  ca- 
lor  igneo  sobre  los  reslos  organicos  6  capas  de  ulla,  piieslo 
(jue  en  efeclo  lodos  los  gases  oblenidos  arlificialmente  con  au- 
\ilio  de  una  teniperatura  elevada  por  esla  via,  eslan  mas  o 
menos  mezclados  con  hidrogeno  y  oxido  de  carbono.  Esla  ul- 
lima  circunslancia  ha  inducido  a  Mr.  Bunsen  a  dcducir  que 
no  puede  exislir  una  relacion  direcla  enlre  el  gas  de  los  era- 
lores  y  los  feiiomenos  volcanicos.  Mr.  Abich  noabriga  esla. 
opinion,  y  he  aqui  en  lo  que  se  funda.  m; 

Resjjelando,  dice,  la  fuerza  de  una  argumenlacion  que  se 
apoya  en  los  resullados  del  analisis  quimico  comparalivo, 
debe  no  obslanle  lenerse  en  cuenla  la  aiinidad  geologica  que 
exisle  enlre  el  gas  hidrogeno  prolo-carbonado,  las  diferenles 
cspecies  de  betun,  el  asfallo  propiamenle  dicho  y  la  sal  ma- 
rina, y  loniar  en  consideracion  la  frecuencia  de  los  hechos 
iialurales  que  ponenalos  cuerpos  raencionados  en  una  inli- 
ma  relacion  con  los  fenomenos  volcanicos;  comprendiendo  en 
el  los  los  mananliales  calienles,  los  lerreraolos,  y  las  abcrlu- 
ras  repenlinas  de  cavernas  de  gas  y  nalla,  que  vomiian  llamas 
y  I'ragmenlos  do  rocas  fundidas,  a  veces  bajo  la  i'orma  do  ver- 
daderas  lavas  porosas.  La  aiinidad  geologica  de  que  acabamos 
de  hablar  no  so  mueslra  acaso  en  parte  alguua  con  mas  cla- 
ridad  que  en  el  islrao  Caucasico,  y  cspecialmeule  en  el  lilo- 


280 
ral  del  Caspio.  La  notable  posicion  de  los  volcancs  de  cieiio 
de  Taman,  Kerlch  y  Apcheron,  en  las  dos  cslreiiiidadcs  del 
Caucaso  y  en  la  isla  de  Tcheleken,  en  la  prolongacion  orien- 
tal del  eje  de  aquel,  no  puede  ser  accidental,  piieseslas  for- 
maciones,  y  todos  los  lenomenos  qne  presenlan,  eslan  en  una 
dependencia  evidenle  de  un  sislema  de  fuerzas  plutonicas,  a 
las  qne  la  cordillera  caucasica  debe  su  actual  relieve.  Dichas 
fuerzas  ban  determinado  en  las  dos  peninsulas,  en  mas  de  una 
epoca  de  erupcion,  asi  el  esqueleto  de  las  montanasconio  el  de 
la  mas  insignificante  colina.  La  forma  y  la  direccion  de  los  va- 
lles  y  pequenascuencas  que  estas  montanas  capricbosamcnte 
agrupadasdejan  entresi,  la  ley  sistematica  en  la  distribucion 
do  loscriaderosde  petroleo,  degas  inllamablo  y  de  aguas  ca- 
lientes;  la  alineacion  de  los  lagos  y  de  las  aguas  saladas,  son 
al  parecer  resultado  de  una  misma  causa,  cuyo  centre  de  ac- 
cion  debe  hallarseen  el  interior  del  globo. 

Con  este  raotivo,  Mr.  Abich  describe  las  diferentes  loca- 
lidades  del  globo  en  que  se  ban  notado  fenomenos  analogos  a 
los  volcanes  de  cieno  y  a  las  eraanaciones  de  gas;  y  bace  ver 
que  en  todas  partes  hay  motives  para  creer  que  existe  una 
relacion  intima  entre  estos  fenomenos  y  los  queproducen  las 
acciones  volcanicas.  En  todas  partes,  efectivamente,  los  cria- 
deros  de  petroleo  y  los  volcanes  de  lodo  se  ballan  en  las  in- 
mediaciones  de  mananlialescalienles  y  de  focos  volcanicos  ac- 
tives 6  apagados.  De  aqui  infiere  el  autor  que  es  precise 
abandonar  la  hipolesis  adniitida  sobreel  origen  del  belun  mi- 
neral, con  arreglo  a  la  cual  el  petroleo  y  el  asCallo  verdadero 
se  consideran  como  produclos  de  una  descomposicion  perma- 
nente  de  depositos  de  ulla,  6  de  reslos  animales,  llevada  a  ca- 
bo  por  la  induencia  de  un  calor  volcanico.  La  suposicion  de 
ciertas  pequenas  causas  locales  no  conviene  en  su  concepto  a 
la  magnitud  de  los  fenomenos  que  se  repilen  en  una  gran  es- 
tension  de  lasuperficie  terrestre,  ypor  lo  regular  se  muestran 
en  ella  enlazadas  a  las  causas  productoras  de  los  lerremotos 
y  de  las  erupcionesde  lavas  volcanicas.  Todo,  dice,  induce 
por  el  contrario  a  hacer  creer  que  el  petroleo  es  un  cucrpo 
compueslo  primario,  (jue  se  produce  en  lo  interior  del  globo, 
desde  donde  subc  como  el  acido  carbonico  y  el  azulre,  cuyo 


281 

«rigen  tampoco  es  conoeido.  El  pelroleo,  cucrpo  mislerioso, 
Ian  poco  constanto  como  sii  piinlo  de  cbullicion  y  su  peso  es- 
pecifico,  parece  hallarse  foriiiado  por  una  mezcla  dc  muchos 
hidrogenos  carbonados. 

Volviendo  ahora  al  punlo  dc  parlida  de  siis  invesligacio- 
nes,  eslo  es,  los  recientestemblores  de  lierra  de  que  la  Per- 
sia ha  sido  teairo,  Mr.  Abich  liace  nolar  que  las  agitaciones 
del  suelo  merecen  una  alencion  especial,  por  la  posicion  geo- 
gralica  del  centro  de  las  sacudidas,  que  es  la  poblacion  de 
Tebriz  {lalit.  N.  38"  4'  35"),  siluada  en  medio  de  una  zona 
paralelaal  ecuador,  y  comprendida  enlre  los  41  y  34°  de  la- 
lilud,  y  los  12  y  ISS*^  de  longitud  del  meridiano  de  Paris; 
pues  esla  zona  es  la  misma  que  siguen  las  grandes  inlumes- 
cencias  de  las  mesetas  y  cadenas  de  nionlanas  que  atraviesan 
el  continenle  asiatico  en  la  direccion  E.S.E-O.N.O.  Desde  el 
otofio  de  1834  los  Icrremolos  no  ban  cesadode  hacerse  senlir 
en  la  espresada  zona,  en  espaciosde  liempo  mas  6  menos  lar- 
gos, y  el  Yesubio  se  ha  abierto  al  mismo  liempo  sobre  la  mis- 
ma zona,  despuesde  una  inlermilenciade  muchos  anos.  Si  en 
un  mapa-mundi  se  Iraza,  al  lado  de  la  posicion  lopografica  de 
lodos  los  focos  volcanicos  conocidos,  una  represenlacion  gra- 
fica  de  los  circulos  y  las  zonas  de  sacudidas  de  los  grandes 
lemblores  de  lierra  en  el  Anliguo  Mundo,  que  ban  hecho 
epoca  en  la  hisloria  de  la  fisica  del  globo,  se  vera  que  la  zo- 
na en  cueslion  abraza  los  principales  focos  de  eslos  lerreraolos, 
c  ignalmenle  se  nolara  que  los  mayores  y  mas  numerosos  vol- 
canes  apagados  del  Anliguo  Mundo  se  agrnpan  alrededor  del 
Araral  (lalit.  N.  39°  42'  11";  long.  E.  del  meridiano  de  Pa- 
ris Gl"  57  43"),  siluado  exaclamente  en  medio  de  esla  zona, 
j)ara  eslenderse  hicgo  por  ol  inlerior  del  Asia  Menor  (monlc 
Argeo,  lalil.  N.  38"  32').  Eslcndiendo  dicha  zona  en  anchura 
basla  30"  de  laliliid,  quedara  comprendida  en  ella  la  vasla 
region  limilrofe  del  Tibel,  cclebre  por  sus  pozos  de  fuego  y 
sus  montanas  igneas  (las  Ilo-lring  y  las  Ho-chan),  que  des- 
plden  gas  inflamable  impregnado  de  belun,  procedenle  del 
terreno  murialifero,  como  en  las  coslas  del  mar  Caspio  y  en 
Nueva-Granada. 

El  exaraen  siicesivo  y  el  colejo  de  eslos  grandes  movi- 


282 
niienlosraerecenfijarUialencion  y  sor  rccomcndados  con  lan- 
ta  mayor  razon,  cuanlo  que  solo  metlianlc  la  comparacion 
mulliplicada  de  los  licmpos  y  liigares  podra  su  esludio  con- 
(lucir  a  resullados  cienlilicos.  De  lodas  maneras,  es  una  ven- 
laja  que  en  el  punto  central  de  la  zona  en  que  se  manilicslan  se 
liaya  fundado  un  observalorio  meleorologico  permanente  por 
Mr.  Kamikoff,  qulen  desde  el  13  de  febrero  de  185oha  empe- 
zado  a  practicar  en  el  desde  las  siete  de  la  manana  hasta  las 
nueve  de  la  noche  observaciones  hihorarias,  que  suponenel 
usodel  baromelro,  el  termomelro,  el  baromelro  aneroide,  el 
psycometro,  el  anemomelro,  el  pluvioraelro  y  el  seismome- 
Iro.  Ademas,  en  dicho  observalorio  se  determina  de  liompo 
en  liempo  la  tempera lura  del  punlo  de  bervor  del  agua.  Esle 
establecimiento  sera  tambien  lilil  como  estacion  compleraenta- 
ria  de  los  sistemas  de  eslaclones  raeteorologicas  establecidas 
en  la  Georgia,  en  correlacion  con  el  observalorio  magnelo- 
meteorologico  de  Tiflis,  dirigido  por  Mr.  A.  Moritz. 


283 


lBETEOUOL.O€ilit. 


HEAL  OBSERVATORIO  DE  MADRID. 


Mes  de  ahril  de  1856. 


BAROMETRO. 

Allura  media 

maxima  (dia  3) 

minima  (dia  27) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  11 
minima  diurna  (dia  17) 

TERMOMETRO. 

Temperatura  media 

maxima  (dia  12) 

minima  (dia  6) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  18) 
minima  diurna  (dia  4). 

PLUVIOMETRO. 

Lluvia  caida  en  el  mes 


Pulpadas  io- 
filcsas. 


27,630 

28,003 

27,310 

0,693 

0,189 

0,033 


Miliinctros. 


701.792 

711,266 

693,664 

17,602 

4,801 

0,838 


o/.,l 
70,5 
40,3 
30,2 
25,4 
10,5 


9°,  84 
17,11 

3,68 
13,43 
11,29 

4.66 


12,28 
21,39 

4,60 
16,79 
14,11 

5,83 


Pill?.    in"l. 


1,550 


Millmetros. 


39,37 


Manuel  Rico  y  Sinobas, 


284 


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CIENCIAS  NATIRALES. 


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Sohre  la  geolofjia  dc  los  Eslados-Unidos  y  de  las  provincnu 
hglcsas  de  Norte- America;  por  Julio  Marcou. 

Miftheilungen  atis  Justus  Perfns 
Gengniphischcr  Auslhiat,  t'utrc:;a 
VI,  Gnllia,  \%V6. 

En  la  sesion  dc  21  dc  mayo  de  1855  se  loyo  en  la  sociedad 
geologica  de  Francia  nna  comnnicacion  de  Mr.  Jules  Marcou 
con  el  litulo  de  Resume  explicntif  d'une  carte  geolof/ifjne  des 
Etats-Unis  et  des  provinces  anglaisesde  lAmerique  du  Nord,  elc. 
Posteriormenle ,  en  julio  del  mismo  afio,  el  rcferido  Ju- 
les Marcou  ha  publicado  en  Salins  (Jura)  otra  descripcion 
miicho  mas  concisa,  pero  suficienle  a  dar  una  idea  baslanle 
exacla  de  la  conslilucion  geologica  del  lerrilorio  de  los  Esta- 
dos-Unidos  y  posesiones  inglesas  dc  Norle-America,  cuya 
descripcion  es  la  que  vamos  a  prescnlar  a  nuoslros  le'ctores, 
tradnciendola  del  periodico  aleman  que  sobre  las  nnevas  in- 
vesligaciones  geograficas  publica  en  Go(a  el  Dr.  A.  Pe- 
lermann. 

lieseila  general  de  la  configuracion  fisica  de  Norle-America, 

Los  Eslados-Unidos  y  las  provincias  inglesas  de  Norle- 
America  pueden  considerarsc  divididos  en  tres  grandes  re- 
giones,  a  saber:  i."  La  region  oriental  6  del  mar  Allanlico; 
2."  la  region  central  6  dc  las  montanas  Pedregosas;  y  3."  la 
region  occidental  6  region  del  Oceano  Pacifico.  Cada  una  dc 


2S0 
estas  rogiones  corrcsponde  exactamcnte  con  las  3  grandes  di- 
visionos  geologicas  do  este  conlincnle.  Asi  cs  que  la  region 
Oriental  cs  la  do  las  formaciones  paleozoicas,  la  region  de  las 
Monlafias  Pedrcgosas  conliene  con  especialidad  las  Ibrmacio- 
nes  secundarias,  y  la  Occidental  las  lerciarias.  Los  caracteres 
(liferenciales  de  estas  regiones  son  muy  numerosos.  Voy  a 
Iratar  de  resefiarlos,  pero  antes  de  verificarlo  quiero  pre- 
sentar  las  propiedades  fisicas  generalcs  6  comunes  a  las  tres 
regiones,  piieslo  que  las  Cordilleras  que  en  ella  se  encuentran 
lienen  todas  una  misnia  direccion  de  Norte  a  Sud.  Esta  di- 
reccion  N.  S.  no  debe  sin  embargo  entcnderse  como  absolu- 
(a;  la  de  Alleghanys  varia  hacia  el  E.,  y  las  de  las  Montanas 
Pedregosas  hacia  el  0.;  pero  eslos  desvios  no  tienen  influen- 
cia  en  la  connguracion  general. 

l.**  Bcgion  Oriental  6  Alldntica.  Abraza  lodo  el  pais  si- 
tuado  enlre  la  cosla  del  Allantico,  del  golfo  de  Mejico  y  las 
llannras  altas  del  0.  Los  limiles  occidentales  de  esta  region 
pueden  raarcarse  por  una  linea  iinaginaria  lirada  desde  el 
paso  del  Aguila,  por  el  rio  Grande  del  Norle  y  la  forlaleza 
de  Inge  en  Tejas,  hasla  la  de  Washita,  desde  alii  hacia  Coun- 
cil-Grove 6  Council-Bluff,  y  despues  a  las  fuentes  6  nacimien- 
lo  del  Mississipi  y  del  rio  Colorado  septentrional.  Por  el  N. 
esta  linea  soguiria  la  poeoelevada  cordillera  conocida  bajo 
el  nombre  do  Laurenlina,  (juc  corre  de  E.  a  0.,  y  la  linea 
divisoria  de  las  aguas  que  desembocan  en  la  bahia  de  Hud- 
son, y  las  que  desembocan  en  el  mar  Allantico  y  en  el  golfo 
de  Mejico.  La  cordillera  Laurentina  consiste  en  cerros  y 
montanas  cuya  altura  sobre  el  nivel  del  mar  varia  entre 
1200  y  2000  pies  (1),  y,  consiguienle  a  esla  insignilicante 
elevacion,  no  lienen  intluencia  en  los  vicntos  del  N.  que  las 
atraviesan  sin  obslaculo,  lo  cual,  sea  dicho  de  paso,  es  una 
do  las  |)rincipales  causas  del  gran  frio  que  se  esperimenta  en 
aquel  pais.  Marcada  de  este  raodo  la  region  Oriental,  com- 


(l)    Estas  alturas  y  las  dislancias  son  todas  en  medidas  ioglesas,  y 
las  longitudes  geograficas  sc  tcfieren  siempre  al  raeridiano  de  Greenvich . 

TOMO  VI.  1 0 


290 

prondfi  los  paisos  habilados  por  liombros  blancos,  y  regados 
jior  las  aguasdel  Mississipi,  Ohio,  Hudson  y  San  Lorenzo. 

Las  nionlafias  que  se  encucMitran  en  la  region  Allantica 
son:  en  primer  higar,  la  monlana  do  nueslra  Sonora  en  e!  dis- 
Irilo  de  Gaspe,  cuya  allura  media  es  do  2o00  pies,  y  su  ma- 
yor altura  no  pasa  de  4000;  despues  vienen  la  monlana  Ver- 
<le,  la  monlana  Blanca,  las  monlanasde  Berkshire  y  de  Alleg- 
hanys,  que  corrcn  do  N.  E.  a  S.  0.  con  un  ligero  desvio  en 
la  direccion  de  N.  a  S.  Los  picos  mas  altos  de  la  monlana 
Blanca  no  llegan  a  7000  pies,  y  losde  Alleghanys  en  Norlc- 
Carolina  no  pasan  de  G.OOO. 

La  sierra  de  Ozark,  que  consliUiye  el  limile  oriental  de 
esla  1."  region,  es  lodavia  menos  elevada  que  la  de  Alleg- 
hanys, de  la  que  aparece  ser  una  continiiacion  y  una  especie 
de  ramificacion,  pueslo  que  lienc  la  niisma  direccion  de  N. 
E.  a  S.  0.,  y  que  deben  haberse  lormado  en  el  mismo  perio- 
do  geologico,  al  fin  de  la  formaciou  carbonifera.  Su  aitura 
sobre  el  nivel  del  mar  llega  solode  1.000  a  2.000  pies.  Entre 
las  sierras  do  Ozark,  de  Alleghanys  y  la  Laurenlina  se  es- 
lienden  grandes  planicies,  las  cuales,  a  consecuencia  de  eslas 
denudaciones,  presenlan  ciertas  ondulaciones  cuya  allura 
media  apenas  es  de  300  pies,  mieniras  que  la  de  la  mayor  de 
ellas  nunca  pasa  de  GOO. 

2.*  Region  central  6  de  las  Montanns  Pedregosas.  (Rocky- 
Mounlains.)  Comprende  lodo  el  pais  al  0.  de  la  region  Allan- 
tica y  del  grado  113  de  longilud  occidental  de  Greenwich. 
Esla  formada  principalmente  por  planicies  elevadas  (llamadas 
en  espanol  llanos  6  mesas)  que  rodean  a  las  sierras  altas. 
Eslos  llanos  se  van  elevando  tan  insensiblemenle  desde  la 
parte  esterior  a  la  interior  de  la  region,  que  el  desnivel  se 
hace  apenas  perceptible  a  la  vista  cuando  se  sube  por  ellos. 
Su  altura  media  es  'iOOO  pies,  algunos  alcanzan  hasla  7000,  y 
I'orman  enlonces  la  transicion  enlre  dos  sierras  de  las  Monla- 
flas  Pedregosas. 

Las  Montafias  Pedregosas  se  estienden  en  una  linea  bas- 
lante  bien  pronunciada  de  S.  a  N.,  con  un  desvio  insigni- 
ficante  de  muy  pocos  grades  hacia  el  0.  Esla  linea  no  es  de 
ningun  modo  conlinua,  porque  muchas  veccs  se  halla  inter- 


^91 
runipida  consliluycndo  sierras  diferenles,  que  corren  paialo- 
las  iinas  a  olras  al  modo  de  las  hileras  de  lejas  en  los  lejados. 
Las  sierras  orienlales  llevan  los  nombres  de:  sierra  dc  los 
Organos,  sierra  do  (_iinadalupe,  sierra  de  Manzano,  sierra  de 
Sandia,  sierra  de  Santa  Fe,  pico  del  More,  pico  de  Pike,  las 
verdaderas  Monlanas  Pedregosas,  ci  pico  Largo  y  el  pico  de 
Laramie.  Sus  alluras  varian  enire  10.000  y  13.000  pies,  y 
son  los  depositos  del  agua  de  qne  proceden  casi  todos  los  rios 
que  desembocan  en  el  golfo  Mejicano.  Por  consiguiente,  el  rio 
<irande  del  Norte,  el  rio  Pecos,  los  rios  Canadienses,  el  Ar- 
kansas, el  Platte  y  el  Misouri  lienen  su  nacimienlo  en  estas 
sierras.  Debo  hacer  observar  aqui,  que  el  rio  Colorado  de  la 
Luisiana,  que  en  un  principio  se  habia  confundido  con  el  Ca- 
nadiense,  tiene  su  nacimiento  en  la  falda  del  Llano  Eslacado,  y 
no  recibe  niiiguna  agua  de  las  Montanas  Pedregosas;  lo  niis- 
mo  se  verifica  en  el  rio  Brazos  y  el  rio  Colorado  de  Tejas. 
Masadelaalehacia  el  0.  las  Montanas  Pedregosas  estan  cons- 
liluidas  por  las  siguienles  sierras:  sierra  de  los  Ladrones. 
montana  de  Taylor,  sierra  iMadre,  sierra  de  Jemez,  sierra 
(le  San  Juan  y  las  sierras  Occidentales  de  South,  Middile  y 
North-Parks.  Su  altura  varia  enlre  8.000  y  11.000  pies.  Estas 
iillimas  sierras  forman  la  divisoria  de  aguas  enlre  el  Allantico 
y  el  Oceano  Paeifico. 

La  sierra  de  "Wahsatsch,  que  conslituye  la  parte  occiden- 
tal del  gran  lago  Salado,  corresponde  tambien  al  sislema  de 
las  Monlanas  Pedregosas;  su  altura  es  de  5.000  a  8.000  pies 
sobre  el  nivel  del  mar. 

La  parte  meridional  dc  esta  region  central  comprende  la 
sierra  Uianca  6  sierra  de  Mogoyon,  cuyas  diversas  sierras 
corren  de  N.  0.  a  S.  E.,  y  cuyas  alluras  varian  enlre  10.000 
y  14.000  pies.  El  rio  Gila,  el  rio  Colorado  Chiquito  y  ^Yilliam- 
Fork  lienen  sa  origen  en  estas  sierras. 

3."  Region  Occidental 6  Region  del  Oceano  Paeifico.  Em- 
pieza  en  donde  los  llanos  del  Colorado  Calilorniano  se  unen 
con  las  ramilicaciones  de  Sierra-Nevada,  y  concluye  en  la 
cosla  del  Oceano  Paeifico.  Comprende  la  gran  cuenca  del  Co- 
ronel  Fremont  6  dcsierlo  Calif'orniano,  la  Sierra-Nevada  pro- 
piamenle  diclia,  la  cordillora  de  la  cosla  de  California  y  del 


2«J2 
Oregon,  las  siorras  de  Umpqua  y  de  Sliaslcy,  enire  la  Califor- 
nia y  cl  Oroson,  la  sierra  do  la  cascada  del  Orej^on  y  torrilo- 
rio  del  \\'ashinglon,  y  (inalinenle,   las  raagnificas  y  ferliles 
praderas  de  California  y  del  Oregon. 

El  desierlo  californiano,  6  gran  cuenca  de  Fremont,  con- 
siste  en  una  serie  de  montanas  que  corren  de  N.  a  S.;  y  de 
las  cuales  la  Sierra -Nevada,  que  es  una  de  ellas,  constiluyo 
sin  embargo  la  verdadera  cordillera  occidental.  Esla  parte  del 
pais,  cuya  altilnd  media  esla  enIre  3.000  y  LOOO  pies,  mien- 
Iras  que  sus  picos  Uegan  hasla  8  y  9.000,  esla  conslitui- 
<la  por  un  terreno  arido,  arenoso  y  seco;  los  rios  y  lagos  qne 
alii  exislen  en  bastante  numero  no  liencn  salida  al  mar;  la 
evaporacion  es  la  que  linicamente  impide  su  desbordamienio; 
asi  es  que  eslas  aguas  son  casi  lodas  mas  6  monos  salobres. 

Las  hermosas  praderas  californianasofrecen  al  viajero,al 
salir  del  desierlo  de  la  gran  cuenca  que  ha  alravesado,  uno  de 
los  mayores  contrastes  de  vejelacion  que  se  puedcn  presen- 
tar  en  ninguna  parte.  Despues  de  haber  andado  durante  sema- 
nas  enleras  por  un  camino  en  el  cual  solo  se  maniiieslan,  tanto 
en  la  arena  como  en  las  rocas,  algunos  malorrales  de  Artemi- 
sia (A.  tridentala  el  canadensis),  algunos  'argos  y  espinosos  la- 
Uos  de  la  Foiiqueria  splendens  el  spinosa,  y  algunos  cactus 
[Cercus  giganleus,  Mamillaria  agrjregata,  Echinocaclus  En- 
gelmamii,  Opunlia  arborescem,  etc.),  se  encuonlra  de  repente 
y  sin  ninguna  transicion,  cuando  ha  subido  a  la  Sierra-Neva- 
da, en  una  planiciesiempre  verde,  cuya  riqueza  y  hermosura 
rivaliza  con  la  de  las  mas  clasicas  de  Lombardia.  El  rio  Sa- 
cramento, el  San  Joaquin  y  el  Columbia  riegan  con  sus  aguas 
aquel  jardin  colosal  del  nuevo  El  Dorado,  renovandole  siem- 
pre  su  frescura. 

La  cordillera  del  desierlo  californiano  y  de  la  Sierra-Ne- 
vada ofrecen,  aun  cuando  su  allura  no  es  Ian  considerable 
como  la  de  las  sierras  de  las  Monlanas  Pedregosas,  un  goipe 
de  vista  el  mas  imponenle  y  grandioso;  ella  lione  un  cnracter 
alpino,  y  sou  tal  vez  las  iinicas  monlanas  de  los  Estados-Unidos 
que  se  pueden  comparar  con  las  de  los  Alpes.  Las  Montanas 
Pedregosas  ticnen  una  cresta  ondulosa.  los  picos  tienen  la  foi-- 
ma  dc  cupulas;  en  una  palabra,  se  asemejan  al  caracler  ar- 


293 

quilectoiiico  de  la  anligiiedad,  porque  los  liompos  geologicos 
las  han  carcomido  y  hecho  desaparecer  toda  su  aspereza; 
niienlras,  que  por  el  contrario,  la  Sierra-Nevada  con  su  aspcra 
y  recorlada  cresla,  sus  picos  afilados  y  sus  agujas  salientes, 
producen  un  recuerdo  de  las  gigantescas  caledrales;  los  pe- 
riodos  gcologicos  que  han  Irascurrido  desde  su  aparicion,  han 
sido  respect ivamente  cortos,  y  se  ve  que  la  accion  deslruclo- 
ra  de  los  diferenles  agenles  que  obran  sobre  la  superficie  de 
nuestro  planela,  la  han  afeclado  muy  poco. 

La  Cordillera  de  las  Cascadas,  del  lerrilorio  de  Oregon  y  de 
Washington,  contienc  muchos  volcanes  apagados  6  en  aclivi- 
dad,  cuya  allura  escede  a  la  de  algunos  de  los  mas  altos  pi- 
cos  de  las  Montanas  Pedregosas,  pueslo  que  alcanzan  14.000  y 
15.000  pies  de  elevacion.  Por  lo  deraas  este  sislenia  es  solo 
una  ramiflcacion  y  dependencia  de  la  Sierra-Nevada  califor- 
niana.  Las  lierras  de  Umpqua  y  de  Shasty  cruzan  a  la  Sierra- 
Nevada,  y  corren  de  N.  0.  a  S.  E.,  como  la  sierra  de  Mo- 
goyon;  no  se  elevan  ellas  tanto  como  los  picos  de  la  Sierra- 
Nevada  y  de  la  sierra  de  las  Cascadas,  pueslo  que  su  altura 
no  pasa  de  6.000  pies  sobre  el  nivel  del  mar. 

La  sierra  Costanera,  que  se  estiende  a  lo  largo  de  la  cos-' 
la,  es  un  sislema  de  monlafias  insignificanle,  cuyo  relieve 
apenas  llega  a  algunos  cienlos  de  pies  sobre  el  nivel  del 
Oceano  Pacifico.  Las  Pucrtas  Dorados  de  la  bahia  de  San 
Francisco  corlan  un  ramal  de  esle  sislema  de  montanas;  y  el 
monle  del  Diablo,  que  aparece  desde  la  bahia  de  San  Fran- 
cisco como  una  cenlinela  avanzada  para  custodiar  los  place- 
res  de  Sierra-Nevada,  forma  tambien  parte  de  la  sierra  Cos- 
tanera. 

Esla  region  del  Oceano  Pacifico  puede  denominarse  tam- 
bien el  pais  del  oro,  asi  como  por  una  razon  semejanle  pue- 
de aplicarse  el  nombre  dcpnis  del  carbon  depiedra  a  la  re- 
gion del  Oceano  Atlantico;  y  la  region  central  es  la  tierra 
de  los  yeses,  de  las  arcniscas  rajas,  y  al  mismo  tiempo  tam- 
bien la  verdadera  palria  de  los  Indios  de  America,  de  los  bi- 
sonles  y  de  los  anlilopcs. 


294 

Estralos  Silurianos. 


Las  capas  que  encierran  los  reslos  organicos  tie.  los  prime- 
ros  seres  que  ban  habilado  nueslro  planela,  y  que  cl  sabio 
Murchison  Ian  bien  ha  descrito  bajo  cl  nombre  de  formacion 
sHuriana,  se  hallaii  estraordinariamenle  desenvuellas  enNor- 
le-Araerica.  Tanlo  por  su  estension  geogralica  como  por  el 
espesor  de  las  capas,  ocupan  ol  primer  lugar  en  la  serie  de 
las  rocas  de  sedinienlo.  Los  eslralos  silurianos  se  clasifican 
en  tres  grandes  grupos,  exaclamenle  lo  mismo  que  en  Euro- 
pa.  El  grupo  inferior  conliene  la  fauna  primitiva  de  Barrande, 
y  esta  ccracterizada  por  Trilobiles  de  forraas  especiales, 
Lingula,  Obolus  y  Orvicula;  en  cl  Estado  de  New-York  es  co- 
nocido  con  el  nombre  de  arenisca  de  Potsdam,  y  en  el  de  AVis- 
concin  y  de  Minesota  con  el  nombre  de  arenisca  inferior  del 
alto  Mississipi.  El  grupo  intermedio  esta  consliluido  por  una 
serie  de  calizas  y  de  margas  azules,  que  conlicnen  gran  abun- 
dancia  de  fosiles,  Trilobiles,  Orlhocera,  Orlhis,  Spirifer  Bel- 
lerophonle,  corales  y  crinoideos.  En  America  le  llaman^rM- 
po  de  Trenlon  y  caliza  azul,  y  es  alii  donde  se  hallan  mas 
marcadas  lascelebres  cascadas  de  Trenlon  y  de  la  ciudad  de 
Cincinnati.  El  grupo  superior  consisle  principalmcnte  en  una 
caliza  blanco-parduzca  muy  abundante  en  fosiles,  como  Pen- 
iamcrus,  Spirifer,  Terebralula,  Seplcena,  Jfupanthocriniles, 
Lamjocrinus,  Favosiles,  Cyathophillum  y  Calenipora.  En  el  si- 
luriano  superior  se  forman  las  Ian  celebres  cascadas  del  Nia- 
gara, lo  cual  ha  dado  lugar  a  que  se  le  llame  lambien  grupo 
de  Niagara. 

Los  estratos  silurianos  entran  tambien  con  frecuencia  en 
la  region  oriental  6  region  del  Oceano  Allantico;  constiluyen 
la  costa  septentrional  del  Labrador  y  todo  el  circuilo  de  la 
bahia  de  Hudson,  asi  como  un  gran  numero  do  las  islas  y 
coslasdel  tcrritorio  artico.  Las  celebres  invcstigaciones,  tan- 
lo por  agua  como  por  tierra,  hechas  con  el  objeto  de  buscar 
cl  tan  dcseado  paso  al  N.  0.,  ademas  de  habcr  ampliado  los 
conoeimiontos  gcograficos  de  csla  lejana  porcion  de  tierra,  han 


29  0 
Iraido  rocas  y  fosiles,  los  cuales  deniueslran  que  loseslialos 
siluriaiios  csliin  por  alli  muy  eslendidos;  y  Parry,  Franklin, 
Ross,  Uicliardson,  Back,  Rae,  Mak-Clure  y  varies  olros  han 
demostrado  que,  en  una  parte  de  la  costa  del  Winnipeg,  At- 
habasca, en  los  i,'randes  lagos  de  losEsclavos  y  de  los  Osos, 
del  terriloriode  Victoria,  y  en  la  peninsula  Melville,  predo- 
mina  la  formacionsiluriana. 

En  el  golfo  de  San  Lorenzo  encontramos  los  estratos  silu- 
lianos  en  aigunas pequenas  islas  de  la  cosla  del  Labrador  (is- 
ja  de  Mingan),  en  Neufundland,  cerca  del  camino  de  Belle- 
Isle.  La  isla  de  Anticosli,  esclusivamenle  siluriana,  y  el  puoi- 
lo  Daniel,  en  la  baliia  de  los  Galores,  presentan  una  pequefui 
superficie  del  niismo  lerreno. 

El  silnriano  se  halla  poco  eslendido  en  Nueva-Escocia; 
solo  se  observa  en  Arisaig  y  detras  de  Windsor  y  de  Kenls- 
ville,  donde  corre  unicamente  por  una  faja  bastanle  estrecha. 
Las  provincias  del  Nuevo-Brunswich  y  del  Bajo  Canada,  y  los 
estados  del  Maine  y  de  Vermont,  lienen  en  su  jurisdiccion  al- 
gunos  trozosrecubiertos  con  estratos  silurianos,  Empezandoen 
el  cabo  Gaspc  y  las  inmediaciones  de  la  ciudad  Easlport.  se 
estiende  el  silnriano  cuasi  constantemente  por  Augusta,  Ban- 
gor, Kamouraska  y  Quebec;  sube  por  el  valle  deSan  Loren- 
zo, y  eutra  en  los  valles  del  Ottava,  del  lago  Champlain  y  la- 
go  Memphramagog. 

Los  estratos  silurianos  ocupan  una  grandisiraa  estension, 
que  va  sin  inlerrupcion  desde  la  cascada  de  Anthony,  en  la 
parte  superior  del  Mississipi,  hasfa  el  angulo  N.  0.  del  estado 
de  Alabama,  atravesando  por  consiguiente  el  terrilorio  de 
Minnesota,  los  estados  de  Jowa,Wisconcin,  Michigan,  la  pro- 
vincia  del  Canada  Superior,  y  finalmente  los  estados  de  New- 
York,  New-Gersey,  Pensilvania,  Virginia,  Carolina  septen- 
trional y  meridional,  Georgia  y  Alabama.  Esta  estension  si- 
luriana constiluye  por  lo  tanto  una  parte  de  las  coslas  delos 
lagos  Michigan  y  Huron,  circunda  todo  ellago  Ontario,  y  for- 
ma varias  de  las  sierras  paralelas  de  la  cordillera  Alleg- 
hany, 

En  las  cercanias  de  Cincinnati  (Ohio),  Marison  (Indiana) 
y  Frankfurt  (Kentucky)  se  presenia  una  mnsa  de  estratos  si- 


296 
lurianos,  aislada  6  soparada  de  la  gran  eslension  antes  cila- 
da.  Lo  mismo  se  verillca  con  los  estralos  silurianos  de  las  in- 
mediaciones  de  Nashville,  unasuperficie  limilada  en  la  parle 
media  del  eslado  Tennessee,  en  donde  consliluye  una  parle  del 
lerreno  de  losvalles  de  Cumberland  y  de  Tennessee.  El  silu- 
riano  se  encuenira  en  el  Misouri  inferior,  desde  las  inmedia- 
ciones  de  San  Luis  hasta  Jefferson  y  Franklin,  y  forma  una 
parle  de  la  cordillera  que  pasa  por  el  S.  E.  del  eslado  Mi- 
souri en  las  inmediaciofies  de  Polosi,  y  por  Spi'ingfield.  Fi- 
nalmenle,  Fernando  Romer  ha  encontrado  eslratos  siluria- 
nos en  Tejas,  en  dos  pequenas  cintas  6  fajas  en  el  rio  San  Sa- 
bas  y  en  ilio-Llano.  Ni  en  las  Monlahas  Pedregosas  ni  en  la 
region  del  Oceano  Pacificohe  encontrado  siquieia  indicios  de 
la  formacion  siluriana,  y  dudo  mucho  de  su  exislencia  eu 
aquellos  parages. 

Eslralos  devontanos. 


Aun  cuando  la  formacion  devoniana  ocupa  un  lugar  muy 
preferente  en  la  serie  de  las  rocasamericanas,  no  mauilieslasin 
embargo  un  desenvolviraiento  estraligraiico  ni  geografico  Ian 
importante  como  la  siluriana.  En  el  eslado  de  New-York  y  en 
Pensilvania,  es  el  devoniano  mas  potente  que  en  ningunaotra 
parte  de  America.  Se  divide  alii,  como  en  Europa,  on  dos 
grandes  grupos.  El  grupo  inferior  esla  principalniente  com- 
pueslode  capas  calizas  y  arcillosas,  y  el  superior  de  estratos 
de  arenisca  roja.  Schoharie,  junto  a  Albany,  y  el  distrito  de 
Heldeberg,  pertenecenenteraniente  al  grupo  inferior,  mientras 
que  el  superior  constituye  la  sierra  de  Catskill.En  los  olros 
sitios  de  Norte-America  donde  se  ven  eslratos  devonianos, 
perlenecen  por  lo  general  a  un  solo  grupo  de  calizas  fosi- 
liferas;  y  como  lipos  de  esla  formacion  pueden  citarse  las 
cercanias  de  la  ciudad  de  Louisville,  la  cascada  de  Ohio,  en 
el  Kentucky,  y  la  isla  Mackinaw,  en  el  lago  de  Huron.  Los 
fosiles  mas  caraclerislicos  que  alii  se  encuentran  perlenecen 
a  los  generos  Calimene,  Terebratula,  Spirifer,  Clwnetes,  Za~ 
phrentis,  Emmousia  y  Ileliholites. 

Cuando  sefija  la  vista  sobre  la  carta  geologica  que  acorn- 


297 
pafia  acsle  resuiuen,  so  ve  tiesde  luego  que  cl  devoiiiano  es- 
la  reconocido  en  el  Bajo  Canada  junto  a  Gaspe,  y  que  conli- 
luia  sin  inlerrupcion  a  lo  largo  do  los  eslratos  silurianos.  Eni- 
pezando  en  las  inniediaciones  de  Tuscalosa,  en  Alabama,  si- 
guc  toda  la  linea  de  Alleghany,  recubre  despues  la  parte  me- 
ridional del  eslado  de  New-Yoik,  y  circunvala  lodo  el  lago 
Erie.  La  formacion  devoniana  conslituye  adoinasel  fundamen- 
to  de  una  parte  de  las  costasde  los  lagos  Huron  y  Michigan, 
forma  toda  la  parte  meridional  del  esiado  "Wisconcin,  alra- 
viesa  el  Mississipi  junto  a  Davenport,  y  corre  por  el  valle  del 
rio  Cedar  Colorado  hacia  el  eslado  de  Jowa,  donde  finaliza. 
Los  estratos  silurianos  de  las  cercanias  del  Cincinnati  estan 
enleramenle  rodeados  por  el  devoniano,  y  lo  mismo  se  obser- 
va  en  algunos  trozos  deslacados  en  las  inniediaciones  de  Nas- 
\ille  y  en  el  condado  de  Perri,  estado  delenne^ee.  Mas  al 
0.  del  valle  Cedar  Colorado  de  Jowa  no  so  ha  observado  esla 
formacion,  y  yo  mismo,  en  mis  escursiones  a  las  Montanas 
Pediegosas,  no  heenconli-ado  ningunos  osfratosque  se  puedan 
considerar  como  pertenecientes  a  ella.  Solo  en  la  ante-cordi- 
Uera  de  la  sierra  de  Mogoyon  6  Sierra-Blanca  he  encontrado 
debajo  de  la  caliza  de  monlafia,  capas  de  arenisca  roja,  que 
se  puede  muy  bien  suponer  pertenecen  al  periodo  devoniano; 
pero,  como  no  he  encontrado  en  ella  ningun  fosil,  no  se  puede 
asegurar  la  exislencia  del  devoniano  en  aquellos  parages. 

Formacion  carhon'ifcra  inferior ,  6  caliza  carbonifera. 


La  formacion  carbonifera  inferior,  cuyo  caracter  general 
esconstante  en  todas  partes,  lanloen  Asia  y  Europa  como  en 
ambas  Americas,  esta  alii  constituida  por  capas calcareas  muy 
abundanles  en  fosiles  marinos,  ordenadamente  depositados  en 
una  caliza  parduzca  compacta,  presentando  el  mas  bello  ho- 
rizonte  geognostico  de  la  geologia  geografica  de  Norte-Ame- 
rica.  La  caliza  carbonosa,  6  sea  la  parte  inferior  de  la  forma- 
cion carbonifera,  se  esliende  cuasi  sin  interrupcion  desde  el 
Cabo-Brelonhasla  laisla  Vancouver,  con  su  caracter  litolo- 
gico  siempre  idenlico,  con  pequenas  varianles,  y  conteniendo 


298 
los  mismos  losiles,  enlic  los  cualos  los  mas  conslanlesson  los 
i-igiiieiUes:  Terebratula  Roissyi,  T.   sublilila,  Spirifer   stria- 
lus^  Sp.  lincalus.  Orlliis  cerenisiria,  Produclus  semirelicula- 
tus,  P.  corn,  P.  Fleiniiuji.  P.  punclalus,  P.  costatiis,  Penlre- 
miles  clorcatis,  Favosiles  parasitica,  Amptexus  ceralloides,  Za- 
phrenlis  Slansburyi  y  lielepora  Archimedes.  Fn  la  isladeCa- 
bo-Brelon  y  on  las  provineias  del  Niievo-Brunsvich  so  cn- 
cuentra  la  forniacion  caibonifera  inferior  en  el  conlorno  de 
lascapas  de  bulla  de  aquella  parte  del  golfo  de  San  Lorenzo. 
y  que  no  be  niarcado  en  la  carta  por  no  perrailirlo  la  peque- 
fiez  de  la  escala.  Se  encuenlra  lambien  en    el  Alle2;anliys 
consliluyendo  las  sierras  mas  elevadas  de  aquella  cordillera. 
y  se  esliende  alrededor  de  los  inconmensurables  deposilos  do 
bulla  de  Pensilvania,  Virginia,  Mariland,  Obio,   Kentucky. 
Tennessee  y  Alabama:  despues  se  esliende  un  pocopor  el  an- 
gulo  Nordeste  del  eslado  Mississipi  hacia  arriba,y  recubre  una 
gran  parte  de  los  estados  de  Indiana,  Illinois  y  Michigan.  La 
caliza  carbonosa  forma  por  ambasorillas  todo  el  lecbo  del  rio 
j\lississipi,  de  Burlington  y  los  torrentes  del  iMississipi,  basta  las 
inmediaciones  de  Cairo,  en  la  desembocadura  del  Ohio;  en- 
lonces  baja  por  el  riode  los  Frailes,  Uega  a  las  pradei-as  del 
Misouri,  de  las  que  consliluye  una  parte,  corao  que  va  por 
Council-Bluff,  forma  el  terreuo  de  la  fortaleza  Leavenworth, 
Council-Grove,  despues  la  raontana Delaware,  Clear-Fork  en 
el  rio  Brazos,  y  termina  por  ultimo  en  el  rio  San  Sabas,  es 
Tejas. 

He  reconocido  esta  formacion  en  una  parte  del  estado 
Arakansa,  particularmente  en  las  inmediaciones  de  AiVas- 
hington.  El  capitan  Stansbury  es  el  primero  que  ha  cncontra- 
do  la  formacion  carbonifera  inferior  en  las  Montanas  Pedrcgo- 
sas,  observandola  primero  en  la  fortaleza  de  Laramie,  en  la 
cosla  occidental  del  gran  lagoSalado,  y  en  una  isla  de  este  la- 
go.  Posteriormente,  cuando  en  1853  y  1854  hcvisitado  la 
parte  de  las  Montanas  Pedregosas  que  corre  por  el  grado  35 
de  latitud  boreal,  be  observado  que,  la  formacion  carbonifera 
inferior  constituye  los  contrafuertcs  y  aun  algunos  picos  de 
osta  cordillera  y  la  de  Sierra-Madre.  Solo  esta  alii  de  mani- 
liesto  en  fajas  estrechas,  de  2  a  h  millas  do  anchura;  cmpie- 


299 
za  en  las  imuediacioDcs  de  la  ciudaddo  El  Paso,  en  el  rio  Gran- 
de del  Norte  y  snbe  por  Manzana,  Tejeras,  Anlonilo,  San  Pe- 
dro, Pecos,  pico  Espanol,  pico  Pike,  y  finalmente  por  las  in- 
inediacionesdel  I'uertc  de  San  Urano  y  del  pico  de  Laramie. 
Se  la  encuenlra  tambien  en  la  sierra  de  Jemez,  frenle  a  Santa 
Fe,  en  Agua  Fria  y  junto  al  fuerteDesconfianza,  enSierra-Ma- 
dre.  Mas  adelante  hacia  el  0.  he  reconocido  tambien  la  cali- 
za  carbonosa  en  la  linea  dislocada  de  la  sierra  de  Mogoyon  6 
Sierra-Blanca,  y  desaparece  unas  50  niiilas  antesde  Uegar  a 
Rio  Colorado,  bajo  el  grado  3o  de  latitud,  en  donde  tuerce  ha- 
cia el  N.  y,  por  lascuestas  de  Fillmore,  va  allagoUtah  y  al 
gran  lago  Salado.  Mi  amigoel  tenienle  Whipple  la  ha  encon- 
Irado  en  la  nueva  linea  divisoriadeMejico  y  Estados-Unidos, 
en  los  rios  San  Pedro  y  Gila;  y  segun  el  afamado  y  desgracia- 
do  conde  de  Raousset-Boulbon,  continua  por  el  eslado  de  laSo- 
nora,  donde  forma  los  conlrafuertes  de  la  sierra  Arisona. 

Finalmente,  vuelve  a  encontrarse  esta  misma  formacion  en 
las  coslas  y  en  las  islas  del  estrecho  Paget,  en  territorio  de 
Washington,  y  el  capitan  Grant  la  ha  reconocido  en  la  parte 
media  de  la  isla  Vancouver. 

Formacion  carbonifera  superior,  6  montaiias  de  hulla. 


Norte-America,  puesta  en  comparacion  con  toda  la  super- 
licie  del  globo  hasta  ahora  conocida  geologlcamente,  posee  mas 
de  una  cuaria  parte  del  total  de  los  distritos  carboniferos.  Las 
rocas  consliluyentes  de  la  formacion  carbonifera  superior  de 
Norle-America  son  las  mismas  que  en  Europa;  areniscas,  es- 
quistos  margosos  negruzcos  y  congloraerados,  alternando  con 
capas  de  carbon  mineral.  El  niimero  de  lascapas  de  carbon 
varia  nuicho  en  cada  localidad,  y  lo  mismo  su  potencia  6  es- 
pesor.  Asi  es  que  en  Fundy-Bay  (Nueva-Escocia),  por  ejem- 
plo,  hay  "6  capas  de  carbon,  mientras  que  la  mayor  parte 
de  los  otros  distritos  solo  tienen  de  ">  a  8  capas;  y  en  las  rai- 
nas  de  Albion,  junto  a  Picton  (enNueva-Escocia) ,  hay  solo 
1  capa  de  30  pies  de  espesor,  cuando  por  lo  general  en 
otras  partes  dicho  espesor  no  pasa  de  3  a  i  pies.  La  hulla  6 


300 
taiboii  mineral  es  ciiasi  sit'iii|)ie  do  lesliiia  (ibrosa,  esceplo  en 
loseslados  de  Massacliussolt  y  de  Uliude-Island,  en  donde  las 
ernpciones  granilicas  y  porfidicas  han  converlido  a  la  luilla 
en  antracila,  y  lambien  al^unas  veces  en  grafilo  6  plombagina. 
En  el  estado  de  Pensilvania  hay  lambien  nn  dislrilo  carboni- 
lei'o  inniediato  a  las  rocas  eruplivas  y  metamorllcas  de  la 
sierra  Azul  de  la  Cordillera  de  Alleglianys;  esta  region  esia 
dividida  en  Ires  distrilos,  conocidos  con  los  nombrcs  de 
Scluiylkil  6  dislrilo  carbonilcro  meridional,  la  region  central 
via  de  \\''yoning,  Wilkesbarre  6  dislrilo  seplenlrional. 

El  espesor  del  conjunlo  de  los  eslratos  de  la  formacion  car- 
bonilera  varia  segnn  las  localidades:  en  Nueva-Escocia  llega 
esle  espesor  hasla  10.000  pies,  mienlras  que  enjowa,  Misouri 
y  Arkansas  no  pasa  de  2  a  3.000  pies.  Las  planlas  fosiles,  que 
con  tan'a  abundancia  se  encuenlran  en  los  eslralos  de  esla 
I'ormacion,  perlenecen  generalnicnle  a  las  raismas  especies 
(|ue  las  que  se  ven  en  Enropa;  las  mas  caraclerislicas  son  las 
siguienles:  Lepidodendron  elegans,  Sigillaria  Sillimani,  Neti- 
roplcris  cordata,  N.  Loshii,  Pecoptcris  lonchilica  y  Calamiles 
Cislii. 

La  cuenca  carbonifera  del  golfo  de  San  Lorenzo  abraza  la 
cosla  de  la  bahia  deSan  Jorge  en  Terranova,  cuasi  la  milad 
de  la  isla  Cabo-Breton,  y  loda  la  cosla  del  eslrecho  deCansean 
basla  Bal-hurst  en  la  bahia  de  los  Galores.  En  la  parle  occi- 
dental de  la  gran  cordillera  de  los  Apalaches  se  encuenlra  la 
eslraordinaria  cuenca  6  deposilo  carbonifero  del  Alleghanys, 
el  cual  se  esliende  porochode  los  esladosde  la  Union  Ame- 
ricana, desde  Blossburg  (en  Pensilvania)  hasla  Tuscalosa  (en 
Alabama.) 

Cuando  se  considera  la  carla  geologica,  se  coraprende  muy 
bien,  que  la  gran  capa  carbonifera  biluminosa  liga  entre  si, 
sin  faltar  nunca  su  conlinuidad,  los  depositos  carbonileros  de 
Michigan,  Illinois,  Kenlucki,  Jowa,  Misouri,  Arkansas  y  Te- 
jas,  y  que  lodos  eslos  deposilos  6  cucncas  consliluian  una  sola 
en  un  principio,  a  la  cual  puede  Uamarse  la  cuenca  carboni- 
fera del  valle  del  Mississipi.  La  separacion  y  lerminacion  de 
juuchas  de  eslas  cuencas  carboniferas  son  debidas  a  grandisi- 
mas  inundaciones,  (jue  han  arraslrado  consigo  una  parle  de- 


301 
las  capas,  y  han  abiei  lo  las  iniponenlos  canadas  por  doiulc  ac- 
lualmenle  corren  los  rios  Ohio,  Illinois,  Mississipi,  do  los 
Frailes,  y  los  del  Misouri,  Arkansas,  Tennessee,  Wabasch,  etc. 
Iin  cuanto  a  hi  cpoca  de  eslas  inundaciones  ,  doben  liaher 
empezadolan  luego  comose  verilieo  la  dislocacioii  6  levanla- 
niienlo  de  la  sierra  do  AUeplianys,  conlinuando  despnes  on  los 
denias  periodos  gcologicos,  hasia  nueslros  dias. 

La  cnenca  carbonifera  situada  en  la  parte  central  de  la 
Peninsula  de  Michigan  esta  niny  distanle  de  lodas  las  denias,  v 
eslambien  la  menos  imporlanle.  El  eslado  lllinlis  esla  lodo  el 
Ibrmado  por  nn  gran  deposilo  carbonifero  que  lodavia  seeslien- 
(le  fuera  del  leri'ilorio,  y  ocupa  una  parte  de  los  eslados  India- 
na y  Kentucky.  Esle  deposito,  conocido  generalmente  por  el 
nombre  de  Illinois  Coal  field,  se  encuentraseparado  de  los  de 
Jowa  y  Mississipi,  solo  por  el  valle  de  Mississipi. 

Finalmente,  en  la  pai-le  occidental  del  Mississipi  se  en- 
cuentra  otro  gran  deposito  carbonifero,  que  sin  interrupcion 
en  su  continuidad,  se  esliende  desde  un  punio  mas  arriba  del 
Castillo  de  los  Fraiies  en  Jowa,  hasta  la  for.laleza  de  Belkuap 
ydel  rio  Colorado,  en  Tejas. 

En  las  Montailas  Pedregosas,  por  las  que  corre  toda  la  ti- 
nea del  levantaniiento  de  la  caliza  carbonosa,  rara  vez  se  en- 
cuentra  la  formacion  de  la  bulla,  y  aun  entonces  esla  limilada 
a  un  espesor  poco  considerable.  Yo  sin  embargo  he  reconoei- 
do  alii  su  existencia,  y  tambien  entre  San  Antonio  y  Manzana, 
en  Nuevo-Mejico,  asi  como  tambien  he  visto  capas  de  carbon 
biturainosoen  la  sierra  de  Mogoyon,  junto  al  nacimiento  del 
rio  Colorado  Chiquito;  y  el  capilan  Stansbury  ha  descubierto 
la  bulla  en  la  monlafia  Independencia,  sobre  el  camino  que 
conduce  desde  el  fuerte  Laramie  hasta  el  fuerle  Bridger,  cuya 
bulla  corresponde  a  la  formacion  carbonifera  superior.  Los 
Sres.  Mormoneshan  encontrado  bulla  biluminosa  de  la  epoca 
carbonifera  en  el  territorio  do  Utah,  en  sus  establecimienlos 
de  Cedar  y  de  Parowan. 

La  formacion  carbonifera  con  capas  de  bulla  ha  sido  tam- 
bien reconocida  entre  la  California  y  el  Oregon,  en  la  cosia 
del  Oceano  Pacifico,  en  un  pais  llamado  Cowes-Fluss,  13  mi- 
llas  al  mediodia  del  rio  Ump(pia,  donde  parece  exislir  uu 


302 

(loposito  (le  liiilla  do  baslaiilo  eslension.  Finalmonle,  se  han 
beneficiado  capas  de  luilla  cii  varies  puiitos  de  Puget-Sniid, 
en  lerrilorio  de  Washington,  asi  conio  lambien  en  el  puerlo 
de  Soke,  en  la  isla  Vancouver,  que  todas  el  las  perlenecen  a  la 
formacion  carbonifera  superior. 

Formacion  de  la  caliza  roja  moderna. 


En  America  solo  sc  habia  enconlrado  esia  formacion  en 
algunos  sillos  del  mar  AUanlico,  desde  la  isla  del  Principe 
Eduardo  hasla  Norle-Carolina.  En  el  verano  de  1848,  eslan- 
do  de  acuerdo  con  mi  amigo  el  Dr.  Charles  T.  Jakson,  cele- 
bre  descubridor  de  los  Aetherisirenses,  la  he  enconlrado  en  el 
lago  Superior,  cuya  cosla  entera  constituye.  Mas  tarde,  en  e! 
reconocimiento  de  las  praderas  y  de  las  Montanas  Pedregosas 
que  verifique  en  1833  y  1834,  encontre  la  arenisca  roja  mo- 
derna en  una  grandisima  eslension  de  la  region  central  de  los 
Estados-Unidos.  Las  rocas  que  constituyen  esla  formacion  son 
principalmente  la  arenisca  roja,  la  arcilla  arenacea  roja,  verde, 
amarillenta  y  blanca,  el  yeso  rosaceo  amorfo  6  cristalizado,  la 
caliza  magnesiana  dolomilica,  y  la  arcilla  salinosa.  En  una  pa- 
labra,  se  encuenlran  en  el  nuevo  mundo  los  mismos  elemenlos 
que  constituyen  el  trias  en  Aleraania  y  en  Francia;  y  rauchas 
veces,  cnando  recorria  las  riberasdel  rioCanadiense,  me  creia 
Irasportado  al  valle  del  Neckar,  en  los  alrededores  de  Tu- 
binga,  6  a  los  valles  de  Kemper,  del  Aarga  y  del  canton  de 
Basel:  tanla  es  la  semejanza  y  aun  igualdad  que  lienen  las 
rocas  y  la  fisonomia  de  eslos  paises. 

En  el  golfo  de  San  Lorenzo,  la  arenisca  roja  moderna 
ocupa  una  paile  de  la  costa  septontrionai  de  la  bahia  de  Ins 
Calores.  loda  la  isla  del  Principe  Eduardo,  y  toda  la  de  la 
Magdalena.  En  la  bahia  Fundy  y  en  el  valle  de  las  Minas  se 
la  encuentra  por  todas  paries  a  jo  largo  de  la  cosla,  y  se  es- 
liende  hasta  cerca  de  la  ciudad  do  Lubock,  en  el  estado  de 
Maine.  Las  famosas  areniscas  rojas  de  Flussthal  en  Connec- 
ticut, con  impresiones  de  pisadas  de  avos,  de  rains  drop  pits 
y  de  pescados  fosiles,  corresponden  a  la  arenisca  roja  moder- 


nn.  Lo  niismo  se  vorifica  con  las  areni^icas  rojas  ik\  Nuevo- 
.Icrsey,  Maryland,  Vii-ginia  y  Nueva-Carolina,  donde  se  la 
<'!icuen!ra  en  cutMicas  osirechas  y  de  poca  estcnsion.  En  las 
ccrcanias  de  lliclimond  (Virginia)  y  on  Norle-Caroiina  conlie- 
iie.  esla  formacion  bulla  biluminosa,  cuyo  espesor  lloga  hasla 
i"i  pies:  es  la  capa  de  liiilla  mas  potenle  que  se  conoce. 

En  el  0.,  la  formacion  de  la  caliza  roja  moderna  empieza 
junloa  SauU-Saint  Marie,  cerca  del  lago  Superior,  circunda  a 
este  lago,  va  por  el  naciniiento  del  Mississipi  y  del  rio  Colo- 
rado Seplenlrional,  constituyc  el  llano  de  las  alluras  del  Mi- 
souri,  se  esliende  por  lodas  las  praderas  del  0.,  y  foima  final- 
mente  la  base  de  los  llanos  alios  que  rodean  a  las  Montanas 
Pedregosas.  Se  la  encuenlra  en  los  valles  del  rio  Pecos  y  del 
rio  del  Norle,  en  Nuevo-Mejico.  junlo  a  Zuni  y  en  el  pais  de 
los  indios  Navajos  y  Moqnis,  del  rio  Colorado  Chiquilo  y  del 
rio  Colorado  Grande  de  la  California.  Yo  no  la  he  encontra- 
de  hacia  el  0.  mas  alia  del  grado  114  de  longitud.  El  color 
rojo  de  esla  formacion  presta  al  total  de  la  region  Central  6 
region  de  las  Monlailas  Pedregosas  un  lonorojizo,  y  los  rios 
(jue  corren  en  esta  region  llevan  todos  ellos  un  legamo  rojo. 
por  cuya  razon  reciben  los  nombres  de  rio  Colorado,  Red 
River,  Riviere  Rouge,  Riviere  Vermilion,  Rio  Puerco,  etc. 

Formacion   jurdsica. 

Laexistencia  de  esta  formacion  en  Norte- America  ha  sido 
probleraalica  durante  mucho  tierapo.  Rogers  y  Lyell  supusie- 
ron  que  el  carbon  mineral  de  las  cercanias  de  Richmond,  en 
Virginia,  corrospondia  a  la  epoca  del  lias  6  de  la  oolila,  pero 
sin  presentar  razones  solidas  en  que  fundar  su  aserio;  poste- 
riormenle  he  caracterizado  yo  csle  cai'bon  como  pertenecien- 
losin  duda  ninguna  al  periodo  de  la  arenisca  roja  moderna. 
En  mis  escursioiies  por  las  Monlafias  Pedregosas  en  1853, 
apoyandome  en  hechos  bien  seguros,  he  demoslrado  la  exis- 
lencia  del  grupo  jurasico  en  la  region  central  de  America;  y 
hasta  ahora  no  se  ha  encontrado  esta  formacion,  ni  proba- 
bleraenle  se  encontrara  nnnca,  en  la  region  del  Allanlico  ni 
on  la  del  Oceano  Pacifico. 


304 

Las  principalos  rocas  del  griipo  jiirasiro  amcricano  son: 
areniscas  blancas  y  amarilhis,  una  capa  de  marga  azulada,  v 
ligeros  eslratos  de  caliza  oolilica  6  compacta  de  un  color  ania- 
rillo.  Losfosilcs  son  cscasos,  y  ciiasi  iinicamenle  en  la  capa  do, 
marga  azul  se  encuenira  con  gran  abundancia  una  especie  de 
Grijpluca  dilnlata,  a  que  yo  he  dado  el  nombre  de  Griphwa 
Tucumcarii  y  Oslrca  31arshii.  Eslos  fosiles  demueslran,  que 
la  forniacion  jurasica  americana  liene  la  raisma  facies  que 
lasarcilias  de  Oxford,  corrospondienles  a  las  monlafias  jura- 
slcas. 

La  dislribucion  geografica  de  esla  formacion  en  Norlo- 
America  se  halla  liniitada  a  la  region  central  de  los  Eslados- 
Unidos;  ella  constituye  las  culminaciones  de  los  llanos  alios 
que  circundan  a  las  Montauas  Pedregosas,  El  celebre  llano 
Eslacado  esla  euleramente  recubierlo  por  el  grupo  jurasico. 
y  los  cerros  conicos  de  Tucumcari  y  de  las  canadas  del  prin- 
cipio  del  curso  de  los  rios  Canadienses,  eslan  coronados  6  ler- 
minados  con  las  areniscas  blanca  y  amarilla  de  la  formacion 
jurasica.  El  Canon  Blanco  y  la  Cuesla  se  cncuentran  enlre 
Antochico  yGalisleo,  en  Nuevo-Mejico,  en  medio  de  las  rocas 
de  esla  formacion.  A  la  misma  pertenoce  igualmente  el  lerre- 
no  del  surlidero  Leon,  y  muy  particularmente  las  planicies  al  - 
las  que  se  eslienden  enlre  el  rio  Pecos,  la  sierra  do  Guadalu- 
pe y  el  rio  del  Norle.  Varias  de  las  planicies  alias  que  so 
prolongan  por  enlre  las  fortalczas  de  Bent,  San  Urano  y  La- 
ramie, eslan  consliluidas  en  parte  por  la  forniacion  jurasica. 
Por  ultimo,  se  encuenira  lambien  junto  a  la  aldea  Covoro,  en 
el  pueblo  de  Araoma,  en  la  falda  occidental  de  Sierra-Madre, 
junto  al  pueblo  de  Zuni,  y  en  el  fuerte  Desconfianza. 

Formacion  creldcea. 


Esla  formacion  en  America  se  divide  en  Ires  grupos.  que 
son:  1."  el  neocomiano,  2.°  la  arenisca  verde  y  creta  margo- 
sa,  3."  la  crela  blanca.  Los  miembios  que  enlran  en  su  com- 
posicion  son:  calizas  blanco-amariilentas,  arcillas  verdes,  y 


areniscas  blancas.  Se  encueiitra  lambien  un  iiumoro  baslanle 
considerable  de  fosilcs  en  cada  uno  de  estos  grnpos;  los  mas 
caraclerislicos  son  los  siguienles:  Gryplicca  Pilcheri,  G.  si- 
nuosa,  Exogyra  jlahcllata,  Oslrea  carinala ,  Toxastcr  toxa- 
nus.  Peclen  quinquecostalus ,  Ammonites  flacidicosta.  Am.  pcder- 
nalis.  Am.  Guadalupe,  Am.  nebracensis,  Baculiles  asper,  Ino- 
ceramus  sagensis  ,  Terebralula  Ilarlani,  Belemnilella  mucro- 
nata,  Plychodus,  etc. 

Descubiertas  priraero  en  New-Jersey  por  Vanuxem  las 
rocascrelaceas,  se  estienden  por  el  Delaware,  Virginia,  am- 
bas  Carolinas,  Georgia,  Alabama,  Mississipi  y  Tennessee.  Co- 
mo  esla  formacion  lorma  el  limile  de  la  parte  oriental  y  me- 
ridional de  la  masa  de  la  cordillera  Alleghany,  se  introduce 
algunas  veces  en  la  base  de  las  montanas,  y  nmclias  veces  se 
lialla  recnbierta  por  rocas  del  3."  y  4.°  periodo.  Los  aliivio- 
iies  del  rio  Mississipi  impiden  que  se  vea  la  crela  en  el  valle 
pordonde  corre,  pcro  se  la  vuelvea  enconlrar  del  olrolado, 
en  la  parte  meridional  del  eslado  de  Arkansa,  a  lo  largo  de 
la  fronlera  de  Tejas,  en  donde  forma  una  faja  ancha,  que  va 
desdo  Laredo  en  el  rio  del  Norte,  por  San  Antonio  de  Bejar. 
Aguslin,  Frederikburg,  New-Brounsfels,  Dallas,  I'reston  y  cl 
fuerte  Washita.  Sube  lambien  por  el  rio  l\^cos,  hasla  el  cru- 
cero  de  Horse-Head,  el  rio  Colorado  de  Tejas  hasta  cerca  de 
su  nacimiento  en  la  lalda  meridional  del  llano  Eslacado.  yse 
le  ve  lambien  en  el  li!lm-Fork  del  rio  Trinidad. 

Despues  del  fuerte  Washita,  la  formacion  cretacea  solo 
se  presenta  en  trozos  aislados,  porque  los  levantamientos  del 
lerreno  la  ban  destrozado  y  hecho  desaparecer  en  su  mayor 
parte.  Se  la  vuelve  a  enconlrar  por  las  dos  orillas  del  rio 
False  AVashita,  asi  como  lambien  en  el  rio  Canada,  en  los 
afluentes  septenlrionales  de  cste  mismo  rio,  en  el  rio  Verde- 
gris,  en  el  Arkansa  junto  al  fuerte  de  Beut,  en  la  costa  de 
Republican-Fork  del  rio  Azul.  y  en  Council-BluiT,  donde  re- 
posasobre  la  caliza  de  montana.  Despues  se  la  encueiitra  olra 
vez  a  lo  largo  de  casi  toda  la  orilla  dereclia  del  Misouri,  en 
Sage-Creek,  en  las  Mauvaises-Terres,  y  iinalmente  en  las  cer- 
canias  de  los  fuerles  Mandau  y  Union,  junto  a  la  desemboca- 
dura  del  rio  Amarillo.  Este  ultimo  punlo  esel  que  hasla  aho- 

Toiro  VI.  20 


;{UG 
ra  se  conocc  como  el  mas  soplt'iUrional  ilc  la  formation  cro- 
lacoa  on  America. 

Cuaiulo  se  subc  por  el  rio  riiamie  del  Norlc  dcsilo  Laredo 
liasla  Sanla  Fe,  se  encuenlra  casi  por  lodas  paries  la  forma- 
cion  crelacea,  la  cual  conslituye  lambien  el  valle  de  Rio- 
Piierco.  junto  a  Albiirquerque.  No  se  encnontra  en  la  falda 
occidental  de  Sierra-Madre,  y  lodavia  no  se  ha  reconocido  en 
uingun  punto  de  la  region  del  Oceano  Pacifico. 

Formacion  fcrciaria. 


Los  miembros  lerciarios  se  dividcn  en  America,  lomismo 
queen  Europa,  en  tres  grandes  grupos,  a  saber:  el  grupo  Eo- 
ceno,  el  Miocene  y  el  Pliocene.  De  estos  Ires  grupos  solo  el 
Eoceno  se  halla  muy  descubierto  en  los  Eslados-Unidos;  los 
otros  dos  eslan  limitados  a  localidades  de  pocaconsideracion. 
prescindiendo  de  que  no  se  ban  becho  hasta  abora  Invesliga- 
ciones  que  puedan  servir  de  I'undamenlo  por  su  cxactilud  y 
escrupulosidad.  La  formacion  terciaria  consiste  principalmen- 
le  en  capas  de  caliza  blanca,  por  lo  general  muy  compacla, 
en  arcillas  blanca,  roja  y  verde,  arena  ferruginosa,  pudingas 
y  rocas  arenaceas  rojas  y  blancas.  Los  fosiles  se  encuenlran 
con  frecuencia  muy  abundanles  en  eslos  eslralos,  y  muchos 
de  ellos  son  identicos  a  los  que  en  Europa  se  encuenlran  al 
mismo  nivel  geologico;  los  principales  son  lossiguienles:  Lu- 
cina  rotunda,  Yenericardia  Sillimani,  Oslrea  seinilunata,  Na- 
tica  slriala,  Fusus  Fitloni,  Volula  Yanuxemi  y  Charcharodon 
nnguslidens. 

En  las  praderas  que  se  hallan  cerca  del  fueiie  Pedro,  en 
el  Misouri  superior,  hay  una  cuenca  eocona  lacuslre,  conoci- 
da  con  el  nombre  de  Mauvaises-Terres  (Bad  Lands),  que  con- 
liene  una  inmensa  canlidad  de  huesos  de  mamiferos  y  restos 
de  tortugas.  Hasta  ahora  solo  se  babian  enconlrado  en  las 
formaciones  lerciarias  los  mamilLM-os  siguienles:  Zcuglodon 
celoides,  Phoca  Waiiinani.  Delphimis  Coimidi,  Balmia  pa- 
hellanlica,  (odos  ellos  pertenecicnles  a  cetaceos.  En  las  Mau- 


:]i)7 

vaisos-Tcrres  ile  Ncbrasca,  el  Dr.  Le\  tli  ha  rocoiiocido  los  si- 
guicnles  mamiferos  y  chelonios:  PcBbrotheritim  Wilsomi, 
AgirocJuenus  antiquus,  Oleodon  Culbcrtsonii,  Oreodon  gracilis, 
Arclmoteriian  Mortoni,  Palwolcrium  giganlcum.  Rhinoceros 
occidentalis,  Rh.  nebrascensis,  Machairodiis  primcevus,  Tcs- 
tiido  nebrascensis,  T.  Owenii,  T.  lata,  etc.,  eic.  Entre  cstos 
fosiles  los  mamiferos  peiieneccn  al  ordon  de  los  pachvder- 
mos,  con  la  linica  cscepcion  de  un  animal  carnivoro,  el  Ma- 
chairodiis primwvus,  una  especie  que  hace  recordar  la  pan- 
lera  americana. 

La  dislribucion  geografica  de  eslas  formaciones  terciarias 
es  muy  sencilla:  empiezan  por  una  faja  bastante  eslrecha,  que 
despues  va  ensanchando  sucesivanienle  hacia  la  cuenca  del 
Mississipi.  Esta  faja  empieza  en  el  Cabo  Cod,  junto  a  Boston; 
coje  a  las  isias  Nantucket  y  Martha-Vineyard,  Long-Island, 
la  costa  oriental  de  los  Estados,  Niievo-Jersey,  Delaware,  31a- 
ryland,  Virginia,  Carolina  septentrional  y  meridional  y  la 
Georgia,  la  parte  septentrional  de  la  Florida,  el  Sud  de  Ala- 
bama, la  mayor  parte  del  estado  del  Mississipi,  ycuasi  la  mi- 
tad  de  los  Estados  de  Arkansas,  Luisiana  y  Tejas;  alraviesa 
el  rio  Grande  del  Norte,  entre  Laredo  y  Matamoros,  y  parece 
introducirse  tambien  en  Mejico.  En  la  region  central  6  region 
de  las  Montafias  Pedregosas  no  se  conoce  otra  cuenca  lercia- 
ria  sino  la  que  se  estiende  desde  la  ribera  del  rio  Platle  hasia 
las  Mauvaises-Terres,  consistente  en  dos  retazos  enlrecor- 
tados  que  se  encuenlran  en  la  base  misma  de  las  Montanas 
Pedregosas,  en  las  cercanias  del  fuerte  de  San  Urano,  de  la 
bifurcacion  meridional  del  rio  Platte. 

En  la  region  del  Oceano  Pacifico  las  formaciones  tercia- 
rias ocupan  una  superficie  considerable;  el  las  constituyen  las 
costas  del  mar,  desde  mas  arriba  de  la  desembocadura  del  rio 
Columbia  hasta  las  cercanias  del  cabo  Mendocino,  y  cojen 
lodo  el  hermoso  valle  del  rio  Willammetle  en  terriiorio  de 
Oregon.  Mas  hacia  el  Sud,  despues  de  haber  salvado  ia  mon- 
lana  Shasti,  se  vuelve  a  encontrar  la  formacion  lerciaria  en 
el  rico  y  magnifico  valle  de  los  rios  Sacramento  y  San  Joa- 
quin, por  cuyo  valle  so  estiende  hacia  Conlra-Costa,  frcnie  a 
San  Francisco,  v  forma  en  su  lolalidad  la  celebre  montafia  del 


308 

Diablo.  La  mayor  parlo  de  las  nio;ilnnas  coslancras,  i.]oin\o 
Monterey  hasta  Santa  Barbara,  son  lambien  do  la  formacion 
lerciaria;  esta  se  cncuenlra  ignalmente  desde  San  Pedro  hasta 
San  Diego,  y  forma  nna  parte  de  la  costa  de  la  Raja  Califor- 
nia, particularmente  en  el  cabo  San  Barlolomc.  Kn  la  ladera 
oriental  de  la  verdadera  Sierra-Nevada  se  encnentra  una  pn- 
dinga  blanca  y  roja,  de  mucho  espesor,  que  corresponde  a  I 
periodo  mioceno.  Finalmenle,  existen  eslralos  terciarios  en 
las  cercanias  de  la  desembocadura  del  rio  Colorado,  en  el  gol- 
fo  de  California,  y  cnando  se  sube  hacia  el  rio  Mohave,  y  lam- 
bien en  varios  pnntos  del  curso  de  Williams-Fork,  y  en  el  la- 
go  Prusiano,  en  las  posesiones  de  los  Sres.  Mormones. 

Formacion  kvaternaria. 


La  formacion  cnalernarra  6  diluvial  recnbre  a  los  estra- 
tos  de  las  olras  formaciones  en  cuasi  toda  la  superficie  de  las 
reg-iones  oriental  y  occidental;  solo  en  la  region  central  es 
donde  se  halia  poco  estenditio  el  diluvium,  pues  solo  se  le 
encuenlra  en  el  fondo  de  los  valles.  Consiguiente  a  esta  dis- 
Iribucion  geografica,  no  es  posible  dar  color  a  esta  forma- 
cion en  la  carta  geologica:  para  representaria  con  exactitud 
seria  preciso  formar  una  carta  especial  de  la  formacion  dilu- 
vial. En  loda  la  linea  de  la  costa,  que  se  estiende  desde  la 
desembocadura  del  rio  Ilndson,  junto  a  New-York,  hasta  la 
desembocadura  del  rio  Grande  del  Norte  en  el  golfo  de  Me- 
jico,  se  reconocen  las  antiguas  coslas  150  pies  mas  elevadas 
que  el  actual  nivel  del  mar,  las  cuales  en  sns  eslralos  arci- 
llosos  y  arenaceos  contienen  muchos  fosilos  enleramcnte  iden- 
licos  a  los  que  ahora  viven  en  aqucllos  mares.  Del  mismo 
modo,  cuando  se  subo  por  los  rios,  tales  como  el  Mississipi, 
Arkansas,  Misouri,  Ohio,  rio  Grande  del  Norle,  rio  Pecos, 
torrenle  de  San  Lorenzo,  etc.,  se  encuentran  en  las  margenes 
escarpadas  que  forman  su  caja,  a  una  elevacion  de  50  y  de 
150  pies  sobre  el  nivel  de  las  aguas  actnales,  capas  arena- 
ceas  qne  contienen  Unios.  Anocloules,  Ilelijr,  Planorhis.  Pn- 
pa,  etc.,  que  no  se  diferencian  nr.da  de  los  que  ahora  viven  en 


300 
las  cufuidas  dc  oslos  rios.  Encininlraiiso  lainbieii  en  oslas  ai- 
cillas  y  arena  del  periodo  diluvial  muchos  liiiesos  de  niaini- 
leros,  como  por  ojeniplo:  Bison  anliquus,  Eqiins  americanus, 
Tapirus  americanus.  Eleplias  amcricnnus,  Masloclon  (jiyan- 
tens.  Megatherium  mirabilc,  Megalonix  Oeffersonii  y  iVijlo- 
duni  Ilarlani. 

En  los  lerritorios  al  Norle  del  grado  41  de  lalilud,  la  forma- 
cion  diluvial  de  arcilla  y  arena  esta  recubierla  por  olra  for- 
macion  de  cascajo,  bloques  erralicos  y  rocas  islriadas  y  pn- 
linienladas,  que  corresponden  a  la  niisma  epoca  jreologica.  Esia 
I'ormacion,  que  Agassi/,  h;i  llamado /orwoc/on  de  hielo  por  la 
inlluencia  y  la  accion  que  el  hielo  ha  ejercido  en  el  Iransporle 
de  aquellas  materias,  se  encuenlra  estraordinariamenle  des- 
envuella;  recubie  lodo  el  pais,  y  muchas  veces  con  unespe- 
sor  de  800  pies. 

En  la  California  y  el  Oregon  se  esliende  mucho  el  cas- 
cajo, recubriendo  lodas  las  rocas  de  los  valles  de  la  Sierra- 
Nevada  y  de  las  sierras  6  monlanas  coslaneras,  y  en  su  seno 
estan  encerrados  los  ricos  deposilos  auriferos  de  El  Dorado 
aniericano.  Se  encuentran  ademas,  cuasi  por  lodas  paries  de 
la  cosla  del  Oceano  Pacilico,  los  anliguos  limitcs  del  mar,  si- 
luados  a  GO  y  100  pies  mas  altos  que  los  actuales. 

Formaciones  modcrnas. 


Las  formaciones  acluales  proceden  en  America  en  una 
grandisima  escala.  Toda  la  peninsula  que  consliluye  la  parte 
meridional  de  la  Florida  consisle  en  corales  que  conliniian  vi- 
viendo  y  reproduciendose  en  los  bancos  6  bajios  de  corales 
de  la  Florida.  El  celebre  Luis  Agassiz,  cuyas  invesligaciones 
y  cuyo  nombie  perlenecen  hoy  dia  a  ambos  mundos,  es  el 
|)rimero  que  ha  reconocido  y  que  ha  descrito  esla  formacion 
actual  de  la  Florida;  61  ha  marcado  y  sefialado  paso  a  paso 
la  marcha  secular  de  los  corales,  dvj^'que  manera  cjeculan  su 
labor  estos  innumerables  y  activos  operarios  del  Oceano, 
siendo  los  conslruclores  de  aquclla  mullitud  de  islas  conoci- 
das  con  los  nombres  de  l&las  de  liei)  y  de  Mangrove,  y  la 


310 

lioira  firme  6  parte  del  conlinenle  correspondienle  a  la  FIo- 
liila. 

El  rio  Mississipi,  en  sus  inundaciones  anuales,  dcposila 
gran  canlidad  de  legamo  y  loda  clase  de  despojosen  las  ribe- 
ras  ciiando  se  reiine  con  el  Ohio;  formando  ademas  un  inmen- 
so  delta  en  su  desembocadiira.  Este  delta  avanza  cada  vez 
mas  en  el  goifo  de  Mejico;  y  las  actuales  costas  de  este  golfo, 
desde  el  lago  Pontchartain  hasta  la  desembocadiira  del  rio 
Grande,  se  van  formando  por  las  inundaciones  de  losrios  que 
las  alraviesan.  El  Rio  Colorado  de  California  forma  lambien 
un  delta  en  su  desembocadiira,  y  ademas  da  origen  a  dunas 
arenosas  en  el  desierto  Cnliforniano,  que  en  las  inmedia- 
ciones  del  rio  Mohave  hasta  cerca  de  los  picos  de  las  sier- 
ras, se  elevan  a  una  ailura  de  5  y  de  6.000  pies  sobre  el 
nivel  del  mar. 

Rocas  enipiivas  y  metanwrftcas. 


Las  rocas  cristalineas,  volcanicas  y  metamorlicas  ocupan 
cuando  menos  la  tercera  parte  del  terrene  de  los  Estados- 
Unidos  y  provincias  inglesas.  Constiluyen  en  su  conjunto  los 
puntos  centrales  de  las  Cordilleras,  determinan  el  relieve  del 
pais,  y  separan  las  diferentes  cuencas  hidrograficas.  He  di- 
vidido  estas  rocas  en  tres  grandes  grupos,  dislinguiendo  cada 
uno  de  ellos  con  un  color  particular  en  la  carta  geologica.  El 
j)rimer  grupo  comprende  el  granito,  sienito,  porfido,  gneis, 
esquisto  niicaceo,  etc.  Estas  rocas  forman  toda  la  costa  me- 
lidional  del  Labrador,  la  Sierra-Laurenlina,  la  costa  septen- 
trional del  lago  de  Huron,  y  la  mayor  parte  de  la  costa  sep- 
tentrional del  lago  Superior;  conliniian  despues  por  el  lago 
Ueiny,  el  lago  "Wood  y  lago  AV'innipeg,  hasta  el  rio  Minascii- 
priferas  en  la  region  polar.  La  parte  orienlal  y  mas  de  la  mi- 
lad  de  New-Fundland  consiste  en  rocas  granilicas;  y  lo  mis- 
mo  severiQca  en  la  isia  G'it)o-Breton,y  en  toda  la  parte  oriental 
deNova-Escolia.  La  cordillera  de  Nuestra  Senora,  en  el  distri- 
to  de  Gaspe,  es  una  formacion  cristalina,  enteramcnteaislada, 
asi  como  otras  dos  6  tres  que  se  encuentran  mas  al  Sud  en  la 


provincia  del  Nuevo-BiunsAvick  y  en  cl  oslailo  iMaiiie.  Ciiaiuio 
se  enlra  en  la  parte  soplentrional  del  eslado  de  New- York, 
por  el  rio  Chaudiere  junio  a  Quebeck  y  por  Bangor  en  Maine, 
.se  encuentra  una  ancha  zona  de  rocas  volcanicas  y  melamor- 
licas,  que  se  esliende  por  casi  todos  los  Eslados  de  New-York, 
de  New- Jersey,  de  Maryland,  de  Pensilvania,  Virginia,  las 
dos  Carol inas,  Georgia  y  Alabama.  Esfa  zona  encierra  en  si 
la  Sierra-Verde,  la  Sierra-Blanca,  la  Sierra  de  Berkshire  y 
las  Montanas  Azules  del  Alleghanys.  En  el  pais  al  Mediodia 
del  logo  Superior,  y  en  el  Mississipi  superior,  existe  una  rauy 
grande  y  estensa  sierra  forraada  por  estas  rooas.  Finalmenle, 
al  Occidenle  del  Mississipi,  en  las  praderas  del  Fernen  Occi- 
denlal,  se  ven  cinco  raasas  separadas  unas  de  otras,  que  cor- 
ren  lodas  del  0.  al  E.  y  estan  formadas  de  granilo.  La  mas 
septentrional  de  estas  cinco  masas  se  encuentra  no  lejos  de  la 
ciudad  de  San  Luis,  en  el  Misouri,  otra  va  por  Little- Rock  en 
el  Arkansas,  la  3.'  se  encuentra  entre  el  fucrte  Washita  y  el 
pais  de  los  indios  chactaws,  la  i.^  es  conocida  con  el  nombre 
de  Sierra-Witschita,  y  por  ultimo  la  o.^  yace  al  N.  de  la  ciu- 
dad Frederickburg,  en  Tejas. 

En  las  Montanas  Pedregosas,  en  Sierra-Jemez  y  en  Sierra- 
Madre,  las  rocas  cristalinas  no  tienen  gran  importancia;  solo  se 
presenlan  pequenas  fajas,  cuya  anchura  varia  entre  14  y  15 
millas,  y  que  se  hallan  con  frecuencia  interrumpidas  a  causa 
de  los  sedimentos  que  las  recubren.  En  la  sierra  de  Mogo- 
yon  cojen  un  espacio  mucho  mas  importante,  y  se  unen  sin 
interrupcion  con  las  rocas  cristalinas  que  constituyen  todo  el 
inmenso  desierto  Californiano,  el  valle  Grande,  la  Sierra-Ne- 
vada propiamente  dicha,  la  Sierra-Shasty,  la  Sierra-Costane- 
ra  y  la  Sierra  de  las  Cascadas.  La  region  del  Oceano  Pacifico 
esla  constituida  en  mas  de  dos  terceras  partes  de  su  estensioii 
esclusivamenle  por  granilo,  sienito  y  porfido. 

El  segundo  grupo  de  las  rocas  cristalinas  comprende  el 
trap  y  las  dioritas,  las  cuales  ban  aparecido  durante  la  sedi- 
mentacion  do  la  arenisca  roja  moderna,  en  estado  fluido,  es- 
tendiendose  sobre  los  estratosde  esta  formacion,  sin  ocasionar 
en  ellos  grandes  trastornos.  Estos  traps  contieneu  muchos  fi- 
lones  de  cobrc  nalivo  mezclado  con  plala  nativa,  asi  como 


312 

iJimbion  oxidos  (ie  cobre.  de  cine,  de  plomo  y  olios  varios. 
Las  celebres  miiias  de  cobre  del  Ingo  Superior  eslan  preci- 
samcnte  en  esta  clase  do  rocas.  Se  encuenlra  el  Irap  euprilo- 
ro  en  la  isla  Magdalena,  en  la  cosla  seplenlrional  de  la  bahia 
de  los  Calores,  en  ambas  riberas  de  la  baliia  Fiindy,  en  el 
valle  del  rio  Conneclicul,  y  en  los  valles  de  arenisca  loja  nio- 
<lerna  de  ]New-Jersey.  Los  respaldares  del  rio  Hudson,  en  el 
estado  de  New-York,  eslan  todos  ellos  formados  poreslaela- 
se  de  Irap,  que  presenla  en  aquellos  sitios  una  eslruclura  ba- 
sallica.  En  el  lago  Superior  se  le  encuenlra  priucipalmente 
en  la  isla  Michipicolon,  on  el  cabo  San  Ignacio,  en  el  cabo 
liormenlns  {T hinder  Caper),  en  las  islas  lleales  y  de  Pale, 
cerca  del  fuerle  de  William,  y  en  la  gran  cascada  al  Norle 
del  lago;  por  el  Sud  forma  el  trap  la  mayor  parte  de  los  pi- 
cos  de  Keewenan  y  de  las  monlanas  de  Onlonagon,  y  se  le 
vuelve  a  encontrar  en  el  rio  Santa  Cruz,  y  en  los  rapidos  lor- 
renles  del  Mississipi  superior.  Las  Monlanas  Negras,  al  Nor- 
te del  fuerle  de  Laramie,  son  igualmenle  de  trap,  asi  como 
lambien  el  terrilorio  del  fuerle  de  W'ebser  6  de  las  minas 
cupriferas  del  Nuevo-Mcjico. 

Finalmenle,  el  lercer  grupo  de  las  rocas  eruplivas  coni- 
prende  las  rocas  volcanicas,  inclusos  los  volcanes  ardienles, 
es  decir,  los  (pie  en  el  dia  se  ballan  en  aclividad.  No  se  ha 
enconlrado  un  solo  volcan  en  loda  la  region  Oriental  6  del  Mar 
Allanlico;  no  se  vuelven  a  presenlar  antes  de  Uegar  a  la  re- 
gion de  las  Monlanas  Pedregosas.  Constituyen  entonces  una 
zona  que  se  dirije  de  E.  a  0;  el  primero  esla  en  la  sierra 
Raton,  junto  al  nacimiento  del  rio  Canadicnsc;  olro  hay  junto 
al  Cerrito,  enlre  Santa  Fe  y  Algodones;  el  cerro  Taylor  en  el 
camino  de  Alburquerque,  junto  al  fuerle  Desconfianza,  es  uu 
enorme  volcan  apagado,  cuyas  lavas  se  encuenlran  en  todas 
direcciones  alrededor  del  anliguo  crater,  y  que  se  esliendeu 
hasla  una  distancia  de  39  millas.  Exactamenle  al  Mediodia 
del  pueblo  do  Zuni  hay  otros  dos  grandes  volcanes;  y  la  sier- 
ra de  San  Francisco,  al  N.  de  la  sierra  de  Mogoyon,  la  consti- 
tuyen loda  ella  cuatro  6  cinco  grandes  volcanes,  de  los  cua- 
les  uno  de  ellos  parlicularmenle  licne  giganlescas  proporcio- 
nes,  pueslo  que  su  puulo  culrainanle  se  eleva  mas  de  13.000 


313 
pies  sobie  el  nivel  del  mar.  En  la  peqiiefia  deprcsion  a  ma- 
iiera  de  cucnca  en  que  enlra  el  rio  Mohave,  que  alii  desapa- 
rece  del  olro  lado  del  rio  Colorado,  se  ven  tambien  agrupa- 
dos  cinco  6  seis  conos  volcanicos. 

Al  N.  E.  del  gran  lago  Salado,  junto  al  fuerle  Hall,  te- 
nemos  dos  grandes  volcanes,  llamados  Three-Bulcs  y  Three- 
Tetons.  Por  ultimo,  bay  todavia  otra  zona  volcanica  que  cor- 
re  de  S.  a  N.  sobre  la  cuspide  de  Sierra-Nevada.  Uno  de  es- 
tos  volcanes  esta  en  la  baja  California,  frenle  a  la  ciudad  de 
Guaymas;  olro  se  encuentra  en  el  valle  del  rio  Sacramento, 
donde  forma  un  cerro  aislado,  conocido  con  elnombrede  Bu- 
les.  Mas  hacia  el  N.  esta  el  pico  Shasty,  que  es  un  antiguo 
volcan;,despues  los  bay  en  la  cordillera  de  las  Cascadas  y  en 
las  sierras  de  Hood,  Santa  Helena,  Rainiere  y  Backer.  Los 
Iresultimos  eslan  todavia  en  actividad,  y  en  particular  el  de 
Backer  arroja  todavia  torrentes  de  lava  bastante  conside- 
rables.=Jules  MARGOU,=Salins,  julio  1855. 


TTQC^^ 


VAIilEDADES. 

Programa  para  la  adjiidicacion  de  premios  en  cl  a?lol857, 


AuTicuLO  1.°  La  Acadcmia  de  Ciencias  abrc  concurso  publico  para 
ailjudicar  dos  premios,  uno  ordinario  y  olro  eslraordinario,  a  Ids  autcres 
de  las  Mcmorias  que  dcsempeucn  salisfactoriameiile  a  juiciodcla  misma 
Acadeinia  los  tcmas  siguienles: 

FnEMio  ORDINARIO.  I)e  la  fermentacion  alcolwlica  del  zumo  de  la, 
uva,  con  indicacion  de  las  circunslaricias  que  mas  ivfluyen  en  la  calidad 
y  conservaclon  de  los  li'quidos  resullanUs. 

No  habiendo  hallado  digna  do  premio  ninguna  de  las  Ulemorias  que 
se  presentaron  al  concurso  abicrto  con  este  mismo  objelo  en  1854,  le  re- 
produce la  Academia  en  atcucion  a  los  grandes  beneficios  que  de  su  re- 
solucion  podra  reportar  la  riqucza  piiblica,  y  en  especial  la  industria  vi- 
ncra  Espauola. 

Premio  estraokdinauio.  Describir  las  rocas  de  una  provincia  de 
Espafia  y  la  marclia  progresiva  de  su  descomposicion,  determinavdo  las 
causas  que  las  producer),  presentando  la  andlisis  citantilaliva  de  la  tier- 
ra  vejetal  formada  de  sus  detritus,  y  deduciendo  de  eslos  conocimientos  y 
dema's  circunstancias  locales  las  aplicaciones  a  la  agricuUura  en  general 
y  con  especialklad  al  cultivo  de  los  drholes. 

Se  escepluan  de  esla  descripcion  las  provincias  que  forman  los  Icrri- 
torios  de  Asturias  y  Pontcvedra,  por  haber  sido  ya  premiadas  en  los  auos 
do  1853  y  1855. 

Proponicndose  la  Academia,  por  medio  de  este  concurso,  contribuir  a 
que  se  forme  una  coleccion  de  descripciones  cientificas  de  todas  6  la  ma- 
yor parte  de  las  provincias  de  Espana,  ba  detcrminadoreproducir  tambieu 
este  tema  en  lo  succsivo  todas  cuantas  veces  la  sea  posible. 

1."  Se  adjudicara  tambien  un  accessit  al  autor  6  aulores  de  las  Mc- 
morias cuyo  mdrito  se  accrquc  mas  al  de  las  primcras. 


3."  El  prcmio,  lanlo  oniinario  como  cslraordinario,  consistira  en 
fcis  mil  realcs  de  vellon  y  una  medalla  do  oro. 

4."  El  accessit  consistira  en  una  medalla  de  oro  enteramente  igual  a 
la  del  premio. 

5."  El  concurso  quedara  abierto  desde  el  dia  de  la  publicacion  dc  es- 
le  prograina  en  la  Gaceta  de  Madrid,  y  cerrado  en  1."  de  mayo  de  1857, 
hasla  cuyo  dia  so  recibiran  en  la  Secretaria  de  la  Academia  todas  las 
Memorias  que  se  presenten. 

6."  Podrau  optar  a  los  premies  y  los  accessits  todos  los  queprcsenlen 
Memorias  scgun  las  condicioncs  aqui  eslablecidas,  scan  nacionales  6  es- 
iranjeros,  escepto  los  individiios  numerarios  de  esta  Corporacion. 

7,°     Las  Memorias  habran  de  eslar  escritas  en  castellano  6  latin. 

8.°  Estas  Memorias  se  prcsentaran  en  pliegos  cerrados,  sin  firma  ni 
indicacion  del  nombre  del  autor,  llevando  por  encabezamiento  el  lema  que 
jnzgiie  conveniente  adoptar;  y  a  esle  pliego  acompaiJara  otro  tambien 
icrrado,  en  cuyo  sobre  esl6  escrito  el  mismo  lema  de  la  Memoria,  y 
dcntro  cl  nombre  del  autor  y  lugar  dc  su  residencia- 

9."  Ambos  pliegos  se  pondran  en  manos  del  Secretario  general  de  la 
Academia,  quien  dara  recibo  espresando  el  lema  que  los  distingue. 

10.  Designadas  las  Memorias  merecedoras  de  los  premios  y  accessits, 
se  abriran  acto  continuo  los  pliegos  que  tengan  los  mismos  lemas  que 
cllas,  para  conoccr  el  nombre  de  sus  autores.  El  presidente  los  proclama- 
ra,  quemandose  en  seguida  los  pliegos  que  cncierren  los  demas  nombres. 

11.  En  la  sesion  piiblica  del  mes  de  noviembre  de  1857  se  leera  el 
acuerdode  la  Academia  por  el  cual  se  adjudiquenlos  premios  y  los  acces- 
sits, que  recibiran  los  agraciados  de  manos  del  Presidente.  Si  no  so  ha- 
llasen  en  Madrid,  podran  delegar  persona  que  los  reciba  en  su  nombre. 

12.  Ko  se  devolveran  las  Memorias  originales  a  sus  autores,  los  cua- 
les  sin  embargo  pueden  sacar  uua  copia  de  ellas.  Madrid  20  de  abril 
dc  1850. 

— Nuevo  pozo  artesiano .  Con  el  objcto  de  aumenlar  el  caudal  de  agua 
dc  los  canales  y  cstanques  del  bosque  de  Bolonia,  en  Paris,  ha  emprendido 
cl  Sr.  Kind,  ingenicro  sajon,  la  formacion  de  un  pozo  artesiano  en  la  11a- 
nura  de  Passy,  cuyos  trabajos  llaman  notablemente  la  atencion,  ya  por  la 
gran  profundidad  a  que  se  supone  fundadamente  ha  de  llegar  el  taladro, 
ya  por  los  nuevos  datos  que  proporcionara  el  estudio  de  las  capas  que 
atraviese,  ya  por  fiii  a  causa  del  metodo  empleado.  Este  es  una  modifica- 
cion  bien  medilada  del  chinesco  ode  percusion,habiendoselogrado  desde 
el  dia  2  de  agosto  en  que  se  dio  principle,  hasta  ahora,  ventajoses  resul- 
tados,  Uegando  a  una  profundidad  de  300  metres,  siendo  el  diametrodela 
boca  l'°,20,  que  cuando  la  obraquede  concluida  y  encaiionada  se  reduci- 
ra  a  O^CO.  A  los  500  metres  se  espera  penelrara  en  lacapao  lecho  de 


31G 
ajriia  que  aliment  a  el  pozo  ile  Gienelle,  y  si  las  circiinstaiicias  son  confor- 
jnes,  producini  el  nnevo  10.000  mctrns  riibircs  cada  24  lioras,  que  es  el 
raudal  dc  un  rio,  sin  que  llcj,'ue  tal  vez  el  co?lc  total  a  350.000  francos 
quese  handcslinado  a  la  einpresa.  La  principal  variacion  que  elSr.Kind 
ha  hccho  consiste,  en  que  en  lugar  de  cucrda  6  cadena  usa  un  arbol  6  bar- 
la  formada  de  roUos  dclgados  ue  pino  como  de  5  metres  de  largo  cada  uno. 
iinidos  entre  si  por  sns  casquillos  y  roscas,  colgado  todo  de  una  gran  pa- 
lanca  horizontal.  En  cl  eslremo  inferior  hay  una  lenaza  6  pinza  que  se 
abre  al  bajar  y  se  cierra  al  subir,  livando  de  unas  cnerdas.  Con  ella  se 
agarra  y  Icvantaa  la  altura  de  algunos  metres  un  aricte  6  maza  de  gran 
peso,  scmejante  a  la  que  sirve  para  clavar  pilotes,  con  la  diferencia  dc 
que  en  la  superficie  inferior  tiene  fuertes  dientes  6  punlas  de  hierro  que 
peuetran  en  el  fondo  del  taladro  cuando  se  deja  caer  la  maza,  vali(5ndosc 
de  la  cuerda  que  abre  la  tenaza,  y  con  elgolpe  sc  qucbranta  y  desmenuza 
cl  material,  cuyos  despojos  se  van  sacando  despues  con  un  cubo  de  val- 
\ula.  Por  tcrmino  medio  en  cada  minulo  suelcn  darse  20  golpes;  y 
como  en  menos  dc  diez  minutos  se  desarma  todo  cl  arbol  y  se  saca  la  ma- 
za para  meter  el  cubo  y  hacer  la  limpia,  cl  trabajo  cunde  bastante:  asi  es 
que  al  principio,  cuando  se  atravesabau  capas  dc  marga  y  greda  sin  mez- 
cla,  cada  dia  se  adelantaban  unos  5  mctros.  En  las  capas  de  arena  bajo 
a  2  6  3  metres  diaries;  y  ahora,  que  se  ha  vuelto  a  encontrar  greda,  pero 
que  encierra  mucho  morrillo  de  pedernal,  no  se  pasa  de  1 1  melros. 
La  gran  ventaja  quo  ofrece  el  arbol  6  barra  de  madera  consiste  en  que 
para  levantarle  se  gasla  muy  poca  fuerza,  pucs  como  el  pozo  esta  siem- 
pre  en  su  mayor  parte  lleno  de  agua  con  la  establc  que  se  encuentra  a 
los  20  6  30  metres  de  profundidad,  hay  Hole,  y  el  peso  resulta  casi  nulo- 

— Iflapa  subterrdneo  de  Belgica.  El  gobierno  Helga  ha  raandado  que 
se  publique  a  su  costa  un  mapa  del  terrene  6  suelo  sublerranco  de  Bel- 
gica, bajo  la  direccion  y  cuidado  de  Mr.  Dumont,  individuo  de  la  Acade- 
mia  de  Ciencias  de  Eruselas.  Debera  ejecutarse  dicho  mapa  con  iguales 
condiciones  que  el  geologico  del  mismo  pais,  destinandolos  a  ser  complc- 
mento  uno  de  otro. 

— Nttrato  de  potasa  producido  por  fa  ozona.  Mr.  dc  Luca,  quimico 
conocido, comunic6  liltimamente  a  la  Academia  de  Ciencias  de  Paris  una 
uoticia  de  ciertas  espcriencias  interesantes,  redactada  en  los  terminos  si- 
guientes: 

•cUaciendo  pasar  muy  lentamente  aire  ozonizado  hiimedo  durante  unos 
trcs  meses,  principalmento  de  noche,  por  polasio  y  por  potasa  pura,  ha 
obtcnido  azoato  dc  potasa,  separable  de  las  soluciones  alcalinas  por  cris- 
talizacion.  El  volumen  total  deairo  empleado  fue  de  7  a  8000  lilros.  An- 
tes de  ozonizarsc  cl  aire  en  un  frasco  grande  que  contenia  fosforo  en 
agua,  pasaba  por  algodon  cardado  y  por  un  aparalo  de  forma  particular 


317 

ron  pclara  y  acido  sulfiiricc,   desemlarazanilose  asi  do  las  raalerias  en 
siispenpion  y  de  las  snstaiicias  azoadas. 

»Coraprobada  la  sensibilidad  de  estc  airo  ozonizado,  ho  vislo  que  po- 
dia dejar  en  libertad  facUmente  el  iodo  contenido  ea  una  cieninilesiina 
de  miliffraino  de  ioduro  de  polasio. 

"Estos  resullados  confirman  los  obtcnidos  por  Mr.  Schoenbein  por 
Giro  camino. 

»Las  esperiencias  citadas  me  ban  deraoslrado  que  la  potasa  piira  pnr 
la  cual  hacia  pasar  en  verano  y  de  dia  cierta  canlidad  de  iaire,  no  con- 
tcnia  azoatos;  que  al  conlrario,  en  invierno,  y  de  noche,  podia  produrir 
cl  aire  azoalos  con  la  polasa;  que  agitado  y  rcnovado  el  aire  todos  los  dias 
durante  meses  en  preseucia  de  alralis,  podia  producir  tarabien  azoalos. 

»Los  trabajos  do  Mr.  Llcez  ban  patenlizado  la  suma  iraporlaucia  do 
las  malcrias  porosas  en  la  produccion  do  los  azoalos;  ^pero,  obrarau  los 
cuerpos  poroses  en  los  alralis  produciendo  ozena?  El  aire  calenlado  a 
mas  de  1  00"  6  a  esta  tcmpcratura,  ^produciria  los  mismos  efeclos  por  in- 
(lucncia  delos  cuerpos  poroses?  ^.Es  indiferentc  csperimenlar  en  verano  6 
invierno,  de  dia  6  de  nodie,  a  oscuras  6  a  la  luz,  a  temperaUira  coiis- 
lante  6  variable?  Cucstiones  dificiles  son  estas  y  que  mereccn  cstudio  dc- 
Icnido.i) 

— Jziicar  secrftacia  por  el  higado  de  los  aracnoides.  Mr.  Blancliard, 
ayudanle  del  Museo  de  llisloria  natural  dc  Pan's,  asegura  haber  prnbado 
por  esperiencias  positivas  que  el  bi'gado  delos  aracnoides  secrela  aziicar 
como  el  de  los  aniraales  dc  ordcn  superior  esperimenlados  por  Mr.  Ber- 
nard. Tambien  dice  babcr  comprobado  que  baciendo  entrar  en  cl  regjimen 
de  diclios  inseclos  una  sustancia  coloranle,  como  rubia  6  anil,  so  consif^ue 
colorear  su  sangre,  naluralmenle  blanca.  Al  cabo  de  cierto  lierapo  de  asi- 
milarse  la  rubia,  el  hi'gado  mismo  delinsecto  se  poae  rojo;  siendo  el  ulti- 
mo organo  que  pierde  su  color  advenlicio,  y  probablemenle  se  verifica 
por  el  lii'gado  la  climinacion  del  color  inyertado. 

— Nota  sobre  el  eclipse  total  de  sol  del  18  de  julio  de  ISfiO.  Mr.  de 
Liltrow,  director  del  Observatorio  de  Viena,  pre=ent6  a  la  Acadcmia  de 
Ciencias  de  aquella  capital,  en  sesion  del  2  de  noviembre  de  1855,  una 
nola  de  Mr.  Ilirscb,  de  Hagdeburgo,  relativa  al  referido  eclipse,  y  acom- 
pnTiada  de  Ires  cartas.  Es  raiiy  importante,  para  poder  observar  coraplc- 
tamcnte  un  fenomcno  celeste  lau  raro  como  lo  es  un  eclipse  total  de  sol, 
poseer  calculos  mas  cxactos  y  delallados  que  los  que  suministran  las 
efemeridcs  anuales.  La  zona  lolal  que  comprende  el  eclipse  de  18  de  ju- 
lio de  18G0  pasa  por  la  America  seiilenlrional,  Espaua  y  parte  K.  de 
Africa;  por  consiguicnie  bay  fundaruenlo  para  creer  que  el  fenomcno  su- 
ministrara  a  los  obrervadores  una  rica  ccsecha  de  datos.  El  trabajo  de 
Mr.  Uirsch  esta  hecho  con  suma  minuciosidad,  y  se  Iialla  oxento  de   las 


:il8 

vari.is  imperfeccioncs  que   abnndan  demasindo  aim  en  Ins  calciilos  q  u- 
licnen  solo  por  objcto  un  eclipse  dctcrminado. 

—  Propiedades  del  lido  y  del  cslronrio  ohtenidas  por  la  pita,  por  Mi'.. 
BowsEN.  EI  litio  presenla  el  aspoclo  do  la  plata;  es  malcable,  duclil,  y 
piicde  tirarse  a  la  h  ilera:  con  5  railigramos  se  ha  hecho  un  liilo  de  ccr- 
ca  de  1  melro  do  longitud.  Su  densidad  cs  la  nienor  de  todos  los  cuer- 
pos  conocidos,  esceptuando  los  gases,  siendo  la  initad  do  la  del  agua:  so 
fnnde  a  180".  For  desgracia  es  csccsivaraenfe  oxidable  este  inclal  con 
cl  contacto  del  aire,  y  solo  piiede  conservarse  sin  alfcracion  en  aceite  do 
nafta.  EI  eslroncio  cs  do  color  ainarillo-claro,  corao  cl  laton:  tarabicn  os 
raaleable,  y  su  densidad  2,5.  Pero  lo  misrao  que  el  litio,  lampoco  es  po- 
sible  conservarlo  al  aire;  su  superficie  so  pone  roja  a  causa  de  una  oxi- 
dacion  muy  rapida.  Si  so  forma  una  pila  eligiendo  como  elemento  el  es- 
lroncio y  el  calcio,  el  primero  constituyc  el  elemento  electro-posi- 
tivo. 

— Sabre  los  diversos  nomhre.s  del  Algebra.  Con  estc  litnlo  ha  pii- 
blicado  Mr.  Nesselmann  en  cl  ndmcro  do  noviembre  de  18.55  de  los  Nuc- 
vos  Jnales  de  3Ialema'liras,  cl  curioso  articulo  siguientc. 

Lo  que  parece  probar  que  estc  ramo  de  la  ciencia  nacio  entrc  los 
Indies,  es  que  ellos  solos  la  dan  un  norabro  especial,  caracteristico;  cl 
de  vija-ganita  [origen-cdlciiloY  lo  cual  significa  que  es  un  gdnero  tal 
de  calculo  que  los  resultados  indican  la  fiiente  de  donde  proceden,  co?a 
que  no  sucede  con  los  nnmericos.  Adem.is  los  Indios  poseen  signos  para 
reprcscntar  las  operacioncs  y  distinguir  las  incognitas;  los  Arabes,  por 
el  contrario,  no  conocen  signo  alguuo;  razonan  y  discurren  acerca  do 
las  ecuaciones,  pero  no  saben  pintarlas.  Asi  cs  que  no  tiene  cnlre  ellns 
nombre  caracteristico  la  rcferida  ciencia;  y  la  designan  con  dos  voces 
relativas  a  otras  dos  operaciones  fundamcntales.  La  primera  de  cstas  con- 
sisle  en  trasponer  las  cantidades  suslractivas  de  un  miembroa  otro  para 
convcrtirlas  en  adHivas,  y  los  Arabes  dicen  que  esto  es  haccr  una  rcs- 
tituciou,  un  resfablcciraiento;  aljabar,  del  verbo  jaber  (l)  (lig6  de  nuevo, 
cstablecio).  La  scgiinda  operacion  coasiste  en  comparar  los  tcrminos 
bajo  el  punto  de  vista  de  la  homogeneidad:  loscuadrados  con  los  cua- 
drados,  los  cubos  con  los  cubos,  etc.,  a  fin  do  verificar  las  rediicciones: 
y  es  lo  que  llaman  tambien  los  Arabes  la  comparacion,  almukabalab,  del 
vcrbo  kabal,  oponer,  comparar  (•:).  Con  csla  doble  dcnominacion  se  in- 


(1)  Ksta  pil.ibra  si^'iiifiia  lainl)lon  cnmpo'ici-  IdS    micniliros    dislnrailos,  I"""  rina    r.i- 
7.(111   so  il'n'C  til  cspauol  rirti|ano  alj^ehristn. 

(2)  I.a    prrposicioii   A,(/w/ significa  lambicn  cii  cilJcn,  contra,    pnr  cl  c.inlrario;    >    ilc 
aiiiii  tambien  la  liil'luli  dc  la  liliirgia  nin-.MlMiana. 


310 

•  roiliijo  el  Algebra  en  Eiiropa  el  siglo  XIII.  EI  capilulo  XV  del  Librr 
abaci  de  Leonardo  Bonacci  se  (iliila:  Terlia  pars  erit  super  modiim  al- 
qehrm  et  almucabatce,  principiando  de  csJe  modo:  Incipil  terlia  pars  dp 
solutione  quarumdam  qucpsdonum  secundum  algebra  almucabala>,  sci/iret 
oppositiones  et  restaurationes.  Cannaci  (siglo  XIV)  solo  se  sirve  del  pri- 
mer nombre:  Bagionamenti  di  algebra^  y  lo  mismo  Regionioulano  en  el 
siglo  XV.  Luca  Pacioli  (1494)  usa  pcncraimcnle  ambas  palalras,  ar/e  di 
algebra  ed  almucaba/a,  pero  ya  forma  el  adjetivo  algebrdtico.  Despiies  ra 
siendo  mas  raro  el  segundo  nombre,  6  el  de  almurabala.  Cristobal  Ru- 
dolf, Stifel,  Cardan,  Gemma  Frisias  (1540)  iisan  linicamenle  la  palabra 
algebra.  S^n  embargo,  la  de  Gosselin  (157  7)  tienc  el  tilnlo:  De  arte 
magna,  sen  de  occulta  parte  numerorum,  quce  et  algebra  et  almucahala  vul- 
qo  dicituri  no  habiendo  noticia  de  obra  alguna  mas  modcrna  en  que  so 
hallo  el  segundo  nombre  6  almucabala. 

Aun  estuvieron  en  voga  algunos  otros  titulos.  Bonacci,  Pacioli,  Stifel, 
Cardan,  por  ejemplo,  considerando  el  algebra  como  la  parte  elevada  de 
la  arilmetica,  la  llamaron  ars  magna  (arte  mayor),  por  oposicion  a  la  arit:- 
mctica  ordinaria,  ars  minor.  Esta  denominacion  no  paso  al  parecer  los 
Alpcs,  y  desaparccio  despues  del  ars  magna  de  Cardan  (1545)  (1). 

Hay  otra  denominacion  de  origen  arabe,  que  llego  a  estcnderse  mas 
y  tuvo  mayor  duracion.  La  cantidad  incognita  se  llama  schai  (res,  ali- 
quid)  cntre  los  arabes,  y  el  cuadrado  mdl,  possessio,  opes.  De  donde  intro- 
dujo  Bonacci  las  paiabras  res  y  census,  tomando  el  algebra  el  ti'tulo  do 
ars  ret  et  census,  6  simplemcnto  ars  rei.  Esta  denominacion  ha  subsistido 
mucho  liempo  fuera  de  Italia;  y  cuando  en  el  siglo  XIV,  desde  Guillermo 
de  Lunis,  principiaron  los  malematicos  italianos  a  escribir  en  su  lengua 
nacional,  adquirieron  formas  italianas  las  refcridas  denominaciones.  La  in- 
cognita tomo  cl  nombre  do  cosa6  cossa,  yel  cuadrado  el  de  censo,  6  zen- 
so  mas  comunmonte  fuera  de  Ilalia,  palabra  al  parecer  la  mas  generali- 
7ada  en  dicho  reino  hacia  fines  del  siglo  XV.  Asi  que  Pacioli,  en  su  .S'uTn- 
ma  de  arithmelica  (1494),  hablando  de  los  diversos  nombres  del  alge- 
bra, dice  que  el  vulgo  le  da  cl  de  la  regola  6  larte  della  cosa.  Luego  se 
latinizo  csa  palabra  italiana,  ars  cossica,  ars  cosa'.  Gemma  Frisius,  en 
su  obra  yirith.  practica  (\  571),  dica:  Per  regulam  cosa:  sivc  algebrm 
(pag.  81,  105,  110  y  112). 

La  Coss  aparece  en  Alemania  entiompo  de  Cristobal  Rudolf  (1524)  y 
Stifel  (I5r)3).  La  incognita  recibio  tambien  el  nombre  b.-lrbaro  numerirT 
cossicus.  La  palabra  coss  se  sosluvo   con  las  dcmas  en  el  siglo  XVII  y 


(I)     Casi  piiclc  (Iccirsc  qiu  lia  rcMicilndo  en    nurslro^!  Jlas.    ^Igehru  sup.; 
rill  fiipi'ririr. 


aim  en  el  principio  tlcl  XVIII.  ISic.  Relniari  Ursi  Dillimarsi  ariihmedra 
analitica,  vulgo  cossoder  atgebra.  Fran.  a.  O.  ICO  I,  eii  4." 

Jritmriica  philofophica  odcr  Shone  nene  und  I'oli/gffjnindele  A'uns- 
tliclid  rechnung der  Cofs  und  algebra.  ]\ttriibtrg,  1007,  en  folio. 

Esila  palabra  dcsaparecio  do  las  obras  clasicas  liacia  fines  del  si- 
glo  XVII,  escepluando  la  sii^iiicnle  oLra. 

Cltristman,  ars  cosa>  promota,-  Francfort,  1813;  el  mismo  Cardamis 
sufvus  sive  de  functionibus  cosm  reso/venlibus  tractatiof  Slultgard.  jOri 
ginalidad  bion  insulsa! 

Viela  dio  el  paso  inraenso  de  susliluir  los  cocficicnies  numdricns  con 
letras,  designando  con  el  nombre  de  species  dichos  coeficienles  literalcs: 
de  aqui  la  division  de  Algtbra  numerosa  y  algebra  speciosa,  que  lia  dii- 
rado  rancbo  tieinpo. 

De  olra  palabra  cs  tambien  deiidora  a  Viela  esia  ciencia,  que  subsisle 
todavia,  y  so  ha  adoptado  generalracnie:  la  de  andlisis.  La  obra  de  este 
aulor  setitiiia:  In  arlem  analylicam  isaqoqe  (15..  )  En  IfiOl  aparece  ya 
Reimari  Ursi  Dithmarsi  arilhmelica  avalilira;  liicgo  Jfarrioti  arfis  ana- 
lyticcp  praxis,  London,  1C3I;  De  La  Hire:  La  construction  des  equations 
analytiques,  Paris  lC7  9;y  olras  mnchas. 

La  denominacion  que  caracteriza  raejnr  la  e^cnria  del  algebra  es  la 
propnesla  por  Kevvlon,  aritmelica  universal,  Porquc,  coino  dice  Descar- 
tes, convertido  en  nx'ime.ro  el  espacio  y  lo  raismo  la  fuerza,  ya  uo  hay  mas 
que  una  ciencia;  la  arrtnifVjVa  considerada  en  su  iiniversalidad. 

—darta  de  la  monarqm'a  austriara  En  la  sesion  del  "29  de  noviern- 
bre  de  1855  celebrada  por  la  Academia  de  Ciencias  do  Vicna,  prcfento 
Mr.  Hacdniger  a  la  seccion,  la  primcra  lioja  dc  la  Carta  de  la  monarqvta 
austriaca,  ciiya  publicacion  ticne  emprendida  Rlr.  Sclieda,  capilan  del 
cuerpo  imperial  de  Ingcnieros  geografos.  Dif!ia  hOja  (la  n."  I  1  de  las 
veinle  de  que  conslara  toda  la  obra)  liene  por  punlo  cenlral  la  cindad  de 

I 
Milan.  La  carta  se  halla  levanlada  en  escala  dc  jyj";,^;^'  siendo  cada  hoja 

suya  de  O^jSO  de  largo,  por  0'4i  de  ancho.  Su  altura  total  es  de  1°',1\. 
y  su  longilud  es3"',08.  La  publicacinn  se  hard  dando  una  hoja  cada  dos 
ineses.  La  rcpelida  caila  cs  la  misina  deque  se  ocuparon  MM.  Hacdni- 
ger y  Pratsch  en  un  informe  que  dieron  a  la  Academia  en  IC)  dc  agoslo 
de  1849,  raencionandnla  como  la  mas  a  propwiln  para  servir  dc  base  al 
trazado  geol6gico  de  lodocl  imperio  auslriaco.  Los  malcriales  so  ban  ido 
reuniendo  desdo  hare  algnnos  ahos,  raeiced  a  los  esfncizos  del  leuieiile 
general  Mr.  Ilauslab  y  el  capilan  Mr.  Sdieda. 


N."  6.°-REVISTA  DE  CIENCIAS.-/Mmb  1856. 


mmm  exactas. 


-— ♦■>sk3kX^-C-€^^>*«- — 


ASTROraOlIlA. 


Descubrimienlo  de  iin  pequet'io  planeta,  el  40."  de  los  nsleroidcs. 

(L'lnslitut,  9jK  <C  ,i/jril  H856.) 

Academia  de  Ciencias  de  Paris. — ^Sesion  del  1  de  abril 
de  1856.  Un  nuevo  planeta  pequeno  ha  sido  dcscubieito  on 
Paris  el  31  de  marzo  ultimo  por  Mr.  Goldschmidt,  el  niismo 
aslronorao  a  qiiieii  se  deben  ya  los  descubrimienlos  de  Lute- 
cia,  de  Pomone  y  de  Atalante.  Ha  sido  anunciado  en  la  sesion 
de  hoy  por  Mr.  Le  Yerrier,  quien  ha  hecho  presente  no  ha- 
berse  comunicado  anles,  porqiie  ocupando  en  el  raomento  de 
servisto  por  Mr.  Goldschmidt  una  posicion  muy  proxima  a  la 
raarcada  a  Tells  en  las  efemerides,  ha  sido  precise  asegii- 
rarse  bien  de  que  no  era  este  lillimo.  Las  dos  posiciones  ob- 
servadas  por  Mr.  Goldschmidt  son. 

-1856.  Ascension   recta. 


Ii     m  h      m        s 

31  marzo...     10  5 13  13  30 — 0"  2' 

1."  abril....      »  » 13  12  32,86 +0  6.8. 

Su  apariencia  es  de  9.*  a  10.*  magnitud.  Despues  de  su 
descubrimienlo  se  han  obtenido  muchas  posiciones  en  el  ob- 
servalorio,  pero  Mr.  Le  Verrier  no  las  ha  comunicado  a  la 
Academia. 

TO!\IO    VI.  Of 


322 
Adicion  a  la  sesion  del  7  de  ahril  de  1856.     Astronomia 
40.°  pequefio  planeta.  En  el  Observatorio  de  Paris  se  ban  ob- 
lenido  las  Ires  posicioncs  siguienles  del  40.''  pequefio  planeta 
descubierto  por  Mr.  Goldscbmidt  el  31  de  marzo  ultimo. 


T.  m.  de  Pan's. 

Ascencion  recta. 

Declinacion. 

1856  abril  1. 
»       »     4. 
»       »     6. 

h        ID             s 

12  30  24,39 
1215  43,43 
12   5  55,77 

13  12  32', 90 
13    9  39,19 
13   7  43,03 

+  0"6'38",20 
4-0  23  43,60 
4-0  34  54,90 

CIENCI4S  FISIC4S. 


QVIlllCm. 

Preparncion  del  nraniu;  por  Mr.  Peligot. 

(L'Institut,  25  enero  ii'66.) 

Cuando  di  a  conocer  este  metal  en  estado  de  aislamienlo 
en  1842,  dice  el  autor,  probe  que  descomponiendo  con  el  po- 
tasio  el  protocloruro  de  uranio  oblenido  al  descomponer  uno 
de  sus  oxidos  por  la  accion  simuUanea  del  cloro  y  del  car- 
bon, se  presenta  el  uranio  parte  en  estado  de  polvo  negro  y 
parte  en  estado  aglomerado,  bajo  la  forma  de  placas  de  bri- 
llo  metalico  comparable  con  el  de  la  plata.  Pero  verifican- 
dose  la  reaccion  en  un  crisol  de  plalino,  porque  los  no  raela- 
licos  se  rompen  constanlemente  por  la  eievacion  subila  de 
lemperatura  que  desarrolla,  era  de  temer  que  se  formase 
una  aleacion  de  uranio  y  platino;  y  efectivamente,  he  descu- 
bierto  la  presencia  del  ultimo  metal  en  el  producto  que  re- 
sulto  de  dicha  esperiencia. 

La  facilidad  con  que  se  adquiere  hoy  el  sodio,  gracias  a 
las  felices  mejoras  introducidas  por  Mr.  H.  Deville  en  la  fa- 
bricacion  de  esle  metal,  me  hizo  que  repitiese  estos  ensayos, 
sustituyendo  el  sodio  al  potasio.  Despues  de  varias  tentati- 
vas  infructuosas,  he  logrado  obtener  el  uranio  puro  y  fundi- 
do  con  caracteresverdaderamente  melalicos,  procediendo  del 
si;Auiente  modo. 

En  un  crisol  de  ioza  banada  se  pone  la  cantidad  necesaria 
de  sodio  para  descomponer  el  protocloruro  de  uranio;  el  so- 
dio se  lapa  con  cloruro  de  potasio  bien  seco,  y  despues  con 


324 

una  mezcla  de  sal  y  do  prolocloruro  de  uranio;  teniendo  por 
objelo  la  adicion  del  cloruro  de  polasio  moderar  la  rapidez 
de  la  rcaccion. 

El  crisol  de  loza  esia  raelido  en  olro  barnizado  con  lierra 
y  lleno  de  carbon  en  polvo,  que  se  cubre  lambien  con  una 
lapadera.  Calicnlase  liasta  el  color  rojo,  y  en  lanlo  que  se 
nianifiesta  la  reaccion  enlre  el  prolocloruro  de  uranio  y  el 
de  sodio;  luego  se  pasa  inmedialamenle  a  un  horno  de  aire, 
sosleniendolo  en  el  rojo  bianco  porespacio  de  15  a  20  minu- 
los.  Cuando  este  frio  el  crisol  queda  en  el  una  escoria  que 
contiene  varios  globulosde  uranio  fundido. 

El  metal  de  que  se  Irata  es  baslante  maleable;  y  aunque 
duro,  lo  raya  facilmenle  el  acero.  Su  color  se  aproxiraa  mu- 
cho  al  del  nikel  6  al  del  bierro.  Espuesto  al  aire  se  empana 
al  momento,  tomando  un  tinte  amarillenlo.  Calentadohasta  el 
rojo  presenla,  al  oxidarse,  una  viva  incandescencia,  y  se  cu- 
bre de  un  oxido  negro  vohiminoso,  en  cuyo  interior  se  halla 
metal  que  no  se  ba  alterado  todavia,  como  la  esperiencia  no 
se  baya  prolongado  por  mucbo  tiempo. 

Su  densidad  es  demasiado  notable,  siendo  igual  a  18,4. 
Por  consiguiente,  dcspues  de  la  platina  y  el  oro  es  el  cuerpo 
mas  denso  que  conocemos.  Este  peso  especifico  tan  conside- 
rable juslifica  el  equivalente  subido  que  atribuyo  al  uranio. 


Pani(icacion;  por  Mr.  Liebig. 

(Cosmos, -13    aliril  1855.) 

Mr.  Liebig  ha  publicado  en  los  Anales  de  quimica  y 
fnrmacia  una  nota  muy  digna  de  atenderse  acerca  de  la 
panificacion  sobre  el  modo  de  mejorar  el  pan  casero  y  el  do 
municion,  privandolo  de  toda  acidez.  El  principal  agenle  de 
panificacion  es  el  gluten,  debiendo  la  propicdad  que  posee  de 
formar  una  pasta  6  engrudo  con  el  alraidon  al  modo  que  tie- 
ne  de  condensar  el  agua:  efectivamente,  esta  se  contiene  en 
el  gluten  bajo  forma  aualoga  a  la  que  guarda  en  los  tejidos 
rausculares  6  en  la  albumina  coagulada;  sustancias  que  no 


321) 
prestansu  agiia  a  los  cuerpos  secos  ni  los  hiiinedecen,  a  pesar 
de  la  gran  porcion  que  contienen  de  dicho  liquido.  Reducido 
al  estado  de  pan  se  conserva  indefinidamente  el  gluten,  pero 
no  sucede  lo  misrao  si  se  deja  en  contaclo  con  el  agua;  enton- 
ces  un  corto  numero  de  dias  basta  para  hacerle  perder  su 
tenacidad  y  viscosidad,  yque  se  convierla  en  una  especie  de 
maleria  pegajosa,  soluble  en  el  agua,  y  per  consecuencia  in- 
capaz  de  formar  pasta.  La  misma  alteracion  sufre  conser- 
vandolo  por  algun  tiempo  en  estado  de  harina;  porque  siendo 
esta  sumamenlo  higrometrica  atrae  la  humedad  del  aire,  po- 
niendo  por  lo  tanto  el  gluten  en  contacto  con  el  agua,  6  sea  en 
ladesventajosa  condicion  de  que  acaba  de  hablarse:  la  harina 
va  siendo,  de  este  modo,  cada  vez  peor  para  converlirla  en  pan. 
A  fin  de  evilar  tal  delerioro,  se  ha  probado  nuichas  veces  a  se- 
car  artificialmente  la  harina,  y  conservarla  luego  resguardada 
del  contacto  del  aire.  Hace  24  anos  que  hallaron  los  panaderos 
belgas  el  fatal  secrelo  de  hacer  con  la  harina  degenerada  un 
pan  enteranienleigual  al  obtenido  con  lade  priraera  clase;  el 
secreto,  descubierlo  por  Mr.  Kuhlmann,  consistia  en  mezclar 
sulfate  de  cobrc  6  de  alumbre  (sulfate  de  alumina  y  de  po- 
tasa)  con  la  harina  echada  a  perder.  Segun  Liebig,  esta  accion 
reparadora  del  sulfate  de  cobre  6  de  alumbre  se  esplica  del 
siguiente  raodo. 

Dichas  sales,  merced  a  la  influencia  del  calor  del  horno, 
deben  formar  con  el  gluten  modificado  una  combinacion  que 
restiluya  sus  priniitivas  cualidades  a  la  sustancia  proleica 
que  conslitiiye  esencialraente  el  gluten,  convirtiendose  por 
tanto  en  indisoluble  ehigroscopicoa  la  vez.  Partiendo  de  las 
analogias  que  hay  entre  la  caseina  y  el  gluten,  y  de  la  pro- 
piedad  peculiar  a  la  primera  de  formar  con  la  cal  una  com- 
binacion dofinida,  leha  ocurrido  a  Mr,  Liebig  la  idea  de  sus- 
tituir  con  esla  base  terrosa  inofensiva  los  sulfates  de  cobre  y 
alumina  de  los  tahoneros  belgas.  La  cal  se  usa  en  eslado  de 
solucion  saturada,  sin  inlervencion  del  calor.  Despues  de 
amasada  la  harina  con  agua  de  cal  se  le  anade  la  levadura, 
y  se  deja  sin  tocar  la  masa;  la  fermenlacion  principia  y  se 
desarrolla  del  modo  ordinario,  y  cuando  esla  en  el  punloque 
se  quiere,  se  le  anade  a  liempo  el  resto  de  la  harina.  Verifi- 


326 
caUa  la  coccion  se  obliene  un  pan  escelenle,  elastico,  espon- 
joso,  privado  de  loda  aspereza,  de  sabor  agradable,  y  que  se 
prefiere  a  las  demas  clases  de  pan  cuando  se  ba  comido  du- 
ranle  cierlo  liempo.  Las  proporciones  de  harina  y  agua  de 
cal  que  deben  usarse  ban  de  eslar  en  la  de  19  a  5,  es  decir, 
de  52  6  54  litres  de  agua  de  cal  por  quintal  melrico  de  ha- 
rina: cuando  esta  cantidad  de  agua  saturada  de  cal  no  baste 
para  formar  la  masa,  se  anade  agua  comun.  Al  misrao  liem- 
po que  su  acidez  pierde  el  pan  un  poco  gusto  del  que  esla- 
mos  acostumbrados  a  hallar  en  el,  cuyoligero  inconvenienle 
se  remedia  aumentando  un  poco  laproporcion  de  la  sal.  La 
cantidad  de  cal  que  liene  de  este  modo  el  pan  es  poco  consi- 
derable, pues  es  sabido  que  se  necesilan  cerca  de  500  litres 
de  agua  para  disolver  500  gramas  de  cal  hasta  el  grade  de  sa- 
turacion:  la  cantidad  decal,  pues,  que  se  echaal  pan  apenas 
Uega  6  escede  a  la  que  contienen  los  granos  de  las  leguraino- 
sas.  Puede  considerarse  como  un  hecho  fisiologico  demoslra- 
do  por  la  esperiencia,  que  la  harina  pura  de  trigo  no  es  una 
suslancia  alimenticia  perfecta:  adrainistrada  solo  en  estado  de 
pan,  seria  insuficienle  para  sostener  la  vida;  quiza  contenga 
bastante  cantidad  de  acidofosforicoparaelsustenlodel  sistema 
oseo,  pero  no  sucede  lo  mismo  respecto  a  la  cal;  bajo  este 
punto  de  vista  le  llevan  una  ventaja  efecliva  las  legumi- 
nosas.  Tal  vez  deben  atribuirse  a  la  insuficiencia  del  pan 
como  alimento  las  enfermedades  graves  que  se  observan  en 
los  presos,  que  casi  no  comen  otra  cosa,  6  el  raquitisrao  de 
los  nines  en  los  paises  en  que  el  pan  es  casi  todo  el  alimento 
habitual:  y  bajo  este  punto  de  vista,  raerece  ensayarse  el  pan 
de  agua  de  cal;  leuiendo  ademas  otra  cualidad,  la  de  salir 
mayor  cantidad  con  otra  dada  de  harina.  En  el  horno  de  Mr. 
Liebig,  19  libras  de  harina  araasadas  sin  agua  de  cal,  rara 
vez  dan  mas  de  2H  Libras  de  pan;  y  si  se  eclian  14  libras 
de  dicha  agua,  la  misma  cantidad  dc  harina  produce  de  26 
libras  y  6  onzas  a  26  libras  y  10  onzas  de  pan  bien  cocido;  y 
como,  segun  Heeren,  19  libras  de  harina  dan  normalmente 
24  libras  y  H  onzas  de  pan,  el  aumento  debido  a  la  cal  es  el 
de  mas  de  2  libras;  indudablemente  porque  la  harina,  con  la 
presencia  de  la  cal,  fija  mayor  peso  de  agua. 


327 
HfETEOROLOQlit. 


Notas  que  han  de  acompamr  a  la  labia  orogrdfica  de  parte 
de  Espana;  por  MM.  VeifeNEUiL,  Coulomb  y  Loriere. 

(Comptes  rendus,  2  _y  9  airil  -ISSS.) 

Al  mismo  tiempo  que  recojiamos  raateriales  para  el  eslu- 
dio  geologico  de  Espaua,  hicimosen  el  afio  ultimo,  del  mismo 
modo  que  en  el  anterior,  dicen  los  autores,  un  considerable 
niimero  de  observaciones  barometricas,  que  hemos  tenido  el 
honor  de  preseutar  a  la  Academia.  Los  instrumentosde  quenos 
hemos  valido  han  sido  dos  escelentes  barometros  de  cubeta 
movil  del  sistema  Fortin,  que  se  compararon  escrupulosa- 
mente  antes  de  emprender  el  viaje,  y  a  la  vuella,  con  el  del 
observatorio  de  Paris,  gracias  a  la  bondadde  Mr.  Le  Verrier, 
y  durante  aquel  con  el  del  observatorio  de  Madrid. 

Para  arreglar  nuestros  calculos  tomamos  tres  lerminos  de 
comparacion:  1.°  las  observaciones  de  boras  y  dias  correspon- 
dientes  a  las  hechas  en  el  Observatorio  de  la  Escuela  deMinas 
de  Madrid;  2."  las  hechas  en  el  Observatorio  de  Marsella,  que 
se  nos  comunicaron  por  Mr.  Valz,  pero  correspondientes  solo 
a  las  doce  del  dia;  3.°  las  verificadas  en  Valencia  en  las  oti- 
cinas  de  un  periodico,  pero  habiendo  conocido,  despues  de 
ejecutados  nuestros  calculos,  que  eran  muy  inexactas  eslas 
ultimas,  prescindimos  de  ellas,  aleniendonos  solo  a  las  obser- 
vaciones de  Madrid  y  Marsella;  y  como  las  de  este  ultimo 
punlo  se  referian  unicamenle  a  la  bora  del  mediodia,  y  du- 
rante la  mayor  parte  del  viaje  esluviraos  mas  cerca  de  la  pri- 
mera  poblacionquede  la  otra,  formamos  la  segunda  columna 
de  nueslra  tabla,  eligiendo  un  lermino  medio  entrela  cifra  de 
Madrid  y  la  de  Marsella,  creyendo  aproximarnos  mas  de  este 
modo  a  la  verdad.  Los  niiraeros  de  dicha  columna  son  por  lo 
regular  algo  mayoresque  los  dela  primera,  los  cuales  espre- 
san  las  alturas  calculadas  segun  las  observaciones  de  Madrid; 
procediendo  tal  vez  esto  de  que  adoplamos  para  esta  capital 


328 
una  allura  algo  pcqiicna,  segiin  vamos  a  esplicar.  Apresura- 
remonos  sin  embargo  a  anadir  que  los  barometros  colocados  a 
distancias  algo  considerables  lienen  una  marcha  tan  diferente, 
que  a  veces  sucede  lo  conlrario;  siendo  mas  subidos  los  nii- 
mcrns  de  la  primera  cohimna  quo  los  de  la  segunda. 

Ilemos  adoplado  635  melros  como  elevacion  de  la  Escuela 
de  Minas  de  Madrid,  donde  se  hacen  las  observaciones  que  nos 
ha  remilido  D.  Casiano  de  Prado;  hallandose  dicho  punlo  10 
melros  proximamenle  mas  bajo  que  el  Observalorio  meleoro- 
logico.  Es  el  mismo  numero  que  elejiraos  el'ano  anterior  en 
nueslra  labia  orografica  [Bulletin  de  la  SociMi  Ghlogiqiie  de 
France,  lomo  XI);  y  quees  10  melros  mayor  que  el  publicado 
por  el  Sr.  Subercase,  director  de  los  trabajos  dela  carta  geo- 
grafica  de  la  provincia  de  Madrid  (1).  Tenemos  raotivo  para 
creer  hoy  que  este  numero  es  aiin  algo  menor  que  el  verda- 
dero,  pues  que  se  puede  nolar  en  efecto  que  al  llegar  a  las 
orillas  del  mar,  nueslros  calculos  referidos  a  Madrid  nos 
ofrecen  muchas  veces  numeros  bajo  cero. 

Nos  ha  parecido  que  debiamos  reunir  en  esta  ocasion  to- 
das  las  observaciones  que  hemos  hecho  a  la  orilla  del  mar 
durante  nueslros  dos  ullimos  viajes;  y  comparandolas  con  las 
de  Madrid,  oblenemos  lossiguientes  resullados  para  la  eleva- 
cion de  dicha  villa,  referida  al  Observalorio  meleorologico, 
del  Sr.  Rico  y  Sinobas. 

Tres  observaciones  hechas  en  Valencia  dan 653" 

Dos  en  Oropesa 669 

Dos  en  Peniscola 647 

Una  en  Cambrils,  cerca  de  Tarragona 659,7 

Una  en  Hospilalel,  al  N.  de  Torlosa 662 

Seis  en  diversos  punlos,  couio  son  Barcelona,  Aviles, 

Luanco,  Jijon  y  Santander 666,6 


( I )  Al  lierapo  de  cnlrar  csto  en  prensa  recibimos  una  carta  del  Sr. 
Prado,  en  la  cual  nos  anuncia  que,  segiin  una  nueva  nivelacion,  solo 
hay  6  J  metres  de  diferencia  entre  el  barometro  del  Obscrvatorio  y  el  de 
la  Esciiela  de  Minas.  El  Sr.  Subercase  supone  que  el  Observalorio  se  ba- 
11a  a  635  metros  de  altura. 


329 

El  lermino  medio  de  las  quince  observacinnes  es  de  660 
melros,  elevacion  que  difiere  miiy  poco  de  la  de  662°', 5  que  ad- 
mitieron  respeclo  a  Madrid  Mr,  de  Humboldt  y  el  Sr.  Bauza. 

Las  nivclaciones  para  los  caminos  de  hierro  desde  la  ca- 
pital deEspana  a  Santander  y  Alicante  nos  proporcionaran  muy 
|)ronto  dalos  preciosos;  y  solo  provisionalmente,  y  creyendo- 
los  bajos,  adraitimos  los  numeros  633  y  641", 5  para  la  Es- 
cuela  de  Minas  y  el  Observatorio.  (Segun  los  calculos  del  Sr. 
Rico  y  Sinobas  y  D.  Casiano  Prado,  la  altura  del  Observato- 
rio ha  de  ser  de  649  melros.) 

Ciiando  nos  ocupabaraos  de  la  redaccion  de  eslas  nolas, 
supimos  que  el  Sr.  Rico  y  Sinobas,  que  acaba  de  plantear  en 
Espana,  por  orden  del  Gobierno,  mas  de  20  observatorios 
meteorologicos,  habiahecho  en  el  de  Madrid,  en  1854,  obser- 
vaciones  barometricas  regularizadas  en  cinco  horas  distintas 
del  dia,  y  habiendole  pedido  el  favor  de  que  nos  las  comuni- 
cara,  hemos  podido  compararlas,  gracias  a  su  bondad,  con 
las  delaEscuela  de  Minas,  que  nos  ban  servidode  fundamento 
para  nuestros  calculos;  habiendo  tenido  la  satisfaccion  do  ver 
que  solo  difieren  en  algunas  decimas  de  milimetro  en  me- 
nos,  efeclo  de  la  diferencia  dejiivel-  de  ambos  eslableci- 
mienlos. 

La  primera  serie  de  observacionespiechas  por^uno  de  nos- 
otros  principia  en  el  monte  de  Osondo,  situado  cerca  de  la 
fronlera  de  Francia,  en  el  camino  de  Bayona  a  Pamplona;  y 
se  ban  practicado  de  distancia  en  distancia  hasta  Madrid,  yendo 
por  la  nueva  carretera  de  Soria.  Debe  notarse  que  dejando  el 
monte  Osondo,  que  se  halla  a  536  metros,  se  baja  enElizondo 
a  la  cuenca  del  Vidasoa,  que  estaa  177  melros,  luego  se  dejan 
definilivaraenle  los  afluentes  del  Oceano  para  llegar  al  puerlo 
de  Velale,  subiendoa  828  metros.  En  eslepunto  se  halla  el  li- 
mite  de  la  divisoria  de  aguas;  y  asi  como  en  otros  varios'sitios 
de  la  Cordillera  de  los  Pirineos,  dista  mucho  do  hallarse  en 
armonia  con  el  limile  politico.  Desde  dicho  punto  se  baja  a 
la  cuenca  del  Ebro  por  el  vallede  Lanz,  para  llegar  a  Pam- 
plona, situada  a  448  metros,  y  a  Rincon,  cerca  de  Alfaro, 
donde  se  hallan  las  aguas  del  rio  a  267  metros. 

La  cuenca  lerciaria  del  Ebro  forma,  segun  todos  saben. 


*  330 

una  depresioii  de  mas  de  400  kilomelros  de  longitud,  la  cual 
en  su  primera  parte  sigue  al  pie  delos  Pirineos;  luego,  ensan- 
chandose  por  Zaragoza,  se  inclina  al  Sud-Esle,  quedando  se- 
parada  del  mar  por  una  cordilleia  de  las  que  reinan  en  lodo 
el  liloral  de  Espafia.  Su  suelo  esta  por  termino  medio  de  400 
a  500  metros  mas  bajo  que  el  del  Duero  y  Tajo;  de  modo 
que  cuando  se  dejan  las  marjenes  del  Ebro  se  va  siempre  su- 
biendo,  y  no  se  vuelve  a  bajar  sino  cerca  de  la  orilla  del  mar. 
Entre  Agreda  y  Soria  se  lialla  el  maximum  de  altura  (1184 
metros)  delanueva  carretera.La  antigua,  que  vaporBurgos, 
se  elevaa  otra  mayor  (1412  metros)  en  el  paso  de  Guadarra- 
ma.  La  ciudad  de  Soria,  situada  cerca  de  la  antigua  Numan- 
cia,  en  la  cuenca  superior  del  Duero,  se  lialla  a  1046  metros. 
De  Soria  a  Madrid  se  da  vuelta  a  la  punta  Nord-Este  de  la  gran 
Cordillera  de  Guadarrama,  compuesla  en  dicho  paraje,  no  de 
granito  sino  de  terrenes  silurianos  y  devonianos.  Antes  de 
llegar  a  Riofrio  (982  metros)  se  corta  la  divisoria  de  aguas 
del  Duero  y  Tajo.  Algunosgeografossuponen  aqui  una  Cordi- 
llera de  raontanas  muy  accidentada,  continuacion  de  la  de 
Guadarrama;  perono  existetal  cadena,  coraponiendose  el  pais 
de  una  elevada  meseta  lerciaria,  horizontal  cerca  de  Baralio- 
na,  luego  fuerteniente  degradada  al  Sur,  dejaudo  vcr  los  ter- 
renes secundarios  y  mas  anliguos.  Desde  lo  alto  de  la  meseta 
referida,  que  se  halla  a  1122  metros,  hasta  Madrid,  que  su- 
ponemos  situado  a  641"", 5,  se  bajan  480  metros. 

Desde  Madrid  a  Valencia,  el  camino  que  ha  llevado  uno 
de  nosotros  se  ha  mantenido  constantemente  de  530  metros 
para  arriba.  En  dicha  direccion  se  corta  obiicuamenle  la 
gran  cuenca  terciaria  de  agua  dulce  del  centro  de  Espafia,  que 
atraviesa  el  Tajo,  cuyo  rio  se  pasa  por  Fuentiduena,  a  531 
metros;  despues  las  orillas  de  esta  cuenca  se  levantan  consi- 
derablemente  hacia  su  limite  oriental,  pero  sin  conslituir  to- 
davia  cordillcras  de  montanas,  presentando  por  el  contrario 
una  superficiede  nivel  bastante  notable.  Asi  pues  en  Yalver- 
de  se  encuentra  el  observador  a  836  metros;  en  Olmedilla  de 
Alarcon  a  817  metros;  en  la  Motilla  del  Palancar  a  828;  y 
en  Minglanilla  a  833  metros.  En  este  ultimo  punto  concluye 
el  terreno  terciario,  y  s6  penetra  al  mismo  tiempo  en  las  sier- 


331 

ras  y  profundas  quebradas  que  hacen  algunos  lios  do  corrien- 
tedeescasaestension,  pero  rapida,  como  son  el  Gabriel,  Ju- 
car,  Magroy  Guadalaviar,  que  desembocan  todos  en  el  mar 
en  el  litoral  de  Valencia.  En  Bunol  se  dejan  las  sierras  a  424 
raetros,  y  se  entra  en  la  Uanura  terciaria  y  aluvial  de  Valen- 
cia, que  baja  sucesivaraenle  hasta  el  nivel  del  Mediler- 
raneo. 

Vamos  aliora  a  presentar  un  rapido  resumen  de  las  nu- 
raerosas  observaciones  barometricas  que  hemos  hecho  desde 
el  20  de  mayo  al  24  de  julio,  siguiendo  la  serie  de  cordilleras 
omacizosde  montanas  queocupan  la  parte  oriental  de  Espa- 
fla,  desde  la  provincia  de  Murcia  hasla  Calaluua  (1).  Prime- 
ramente  hemos  reconocido  al  Sur  de  Valencia  el  gran  grupo 
de  montanas  que  forman  el  promontorio  Sud-Estedel  reino,  y 
lermina  con  los  cabos  de  San  Martin  y  San  Antonio.  Advierten- 
se  alii  varios  picos  principalesque  son  el  Mongo,  la  Serrella, 
Aitana,  y  el  Puigcampana  6  Cuchiilada  de  Roldan.  Estos  tres 
ultimos  forman  parte  de  un  macizo  bastante  coraplicado,  que 
se  halla  dividido  en  valles  profundos,  y  compuesto  por  lo  ge- 
neral decalizanumulitica,  mientras  que  el  Mongo,  el  Cabo  de 
San  Antonio  y  la  mayor  parte  de  los  demas  promontories  es- 
tan  formados  de  depositos  cretaceos  6  neocomianos.  Mas  al 
centro  del  pais  se  desarrollan  dos  cordilleras  cretaceas,  casi 
paralelas  a  la  direccionEste-Noreste  que  sigue  la  cosla  desde 
Alicante  hasta  el  cabo  de  San  Martin,  yendose  a  reunir  en 
angulo  recto  con  las  montanas  de  Pego  y  Ador  que  siguen  la 
otra  parte  de  la  cosla,  desde  Denia  hasta  Cullera.  Correspon- 
de  a  una  deellas  el  Monduver,  de  83o  metres  de  altura,  y  si- 
tuado  cerca  del  mar;  y  la  otra  cuenta  entre  sus  cimas  mas 
notables  el  Benicadelly  Montecabrer,  que  se  levanta  al  Norte 
de  Alcoy  formando  parte  de  la  llamada  Sierra  Mariola. 

Aunque  ya  habiamos  tenido  ocasion  de  visitar  dicha  mon- 
tana,  tan  interesante  por  losherraosos  fosiles  neocomianos  que 
hay  en  ella,  creimos  que  debiamos  medirla  nuevamente.  Su 


(1)  El  Sr.  Botella,  joven  y  celoso  geologo  espanol,  Inspector  de  mi- 
Das  del  reino  de  Valencia,  nos  ha  acompaijado  y  prcstiidonos  su  auxilio  en 
nna  parte  de  este  viaje. 


332 
cuspide,  que  iios  parecio  casi  igiial  a  la  de  Ailana,  Serrella 
y  olros  picosqiic  compononel  promontorio  de  que  acabamos 
de  liablar,  sube  a  1385  6  1388  inetros.  Alcoy,  que  cs  la  po- 
blacion  mas  proxiina,  tienc  cerca  deo50  melros  de  allura.El 
pais  se  halla  enlrecorlado  por  valles  cuyo  fondolo  cieganlos 
depositos  lerciarios.  Al  Norle  de  dicha  ciudad,  comprendien- 
do  lanibicn  Monlocabrer,  corresponden  csclusivanienle  las 
nionlafias  al  tcrreno  cretaceo,  cuando  al  Sur,  hacia  Jijona  y 
Alicaiilo,  reinan  los  depositos  numulilicos  y  triasicos. 

Desde  Alcoy  a  Elche  atravesaniosdos  gargantas  separadas 
por  unns  llanuras,  la  gargania  de  Onil  a  902  6  924  melros,  y 
la  de  Cacela  del  Angel  a  986  6  1006  melros,  para  bajar  a  El- 
che, cerca  del  mar,  con  solo  60  melros  deallura.Esta  ultima 
localidades  notable  bajoel  pnnlo  de  vista  botanico,  por  la  ri- 
(jueza  y  abiindancia  del  ciiUivo  de  la  palmera  de  dailies  que 
se  esplola  en  gran  escala ,  habiendo  efeclivamente  en  los 
huertos  inmediatos  a  la  villa  mas  de  100.000  pies  de  dicho 
avhol  {Phoenis  dac(ilifera),  cuyo  fruto  madura  baslanle  bien. 

Desde  Elche  fuimos  a  los  monies  por  la  Sierra  de  Crevi- 
llente  y  la  garganla  de  Cali  a  570  metres,  luego  a  los  pue- 
blecillos  de  las  Nieves  a  389,  de  la  Romana  a  415,  y  de  Sa- 
linas a  454  6  478;  debiendo  esle  ultimo  su  nombre  a  una  pe- 
quena  laguna  de  agua  ligeramenle  salada,  de  algunos  kilo- 
raelros  de  circunferencia,  encajonada  enlre  las  monlanas  nu- 
muliticas,  crelaceas  y  triasicas  de  las  inmediaciones.  Desde 
alii  por  Yillena  y  Fucnle  de  la  Higuera,  que  eslan  a  501  y 
541  metres,  se  sube  al  puerto  de  Almansa,  que  tiene  654  y 
aun  670,  segun  una  operacion  comparativa  becha  en  Novel- 
da  por  uno  de  nosotros.  Esa  garganla  6  puerto  es  el  que  ha 
de  salvar  el  camino  de  h-ierro  que  debe  unir  a  Madrid  con 
Valencia.  Efeclivamente,  es  uno  de  los  puntos  mas  accesibles 
de  las  alias  mesas  del  conlro  y  la  region  baja  del  literal. 

La  referida  ultima  region  no  se  compone  esclusivamenle 
de  llanuras,  hallandose  por  el  contrario  cubierla  en  gran 
parte  de  monlanas,  cuyas  cimas  apenas  Uegan  sin  embargo  a 
la  allura  de  las  meselas  del  interior.  Al  penelrar  en  dichas 
monlanas  pasamos  por  Navarres  a  255  melros,  Vicorp  a  279, 
Millares  a  325  6  341,  por  laMasia  del  CoUado,  cerca  de  Dos- 


333 
Aguas,  a  535,  Alborache  a  310,  para  volver  a  Bufiol  a  425 
Todas  estas  acotaciones  lienen  desde  100  a  300  melros  me- 
n OS  que  la  del  puerto  de  Alinansa,  Verdad  es  quo,  a!  alrave- 
sar  las  desierlas  sierras  de  Vicorp  y  la  Muela  del  Oro,  no  he- 
mos  subido  a  las  ciraas  de  Caroche  y  Caballon,  pero  no  ban 
de  tener  mas  que  de  800  a  900  melros,  no  escediendo  casi  sii 
altura  a  lade  la  nieseta  oriental  que  hay  entre  el  Tajo  y  la 
Minglanilla.  Componese  toda  esla  region  casi  esclusivamenle 
de  calizas  cretaceas;  y  a  pesar  de  su  dureza  dan  paso  dichas 
rocasa  las  aguas  rapidas  del  Jucar,  quecircula  alii  por  admi- 
rables  desfiladeros  de  300  a  350  metros  de  profundidad. 

Desde  Bunol,  y  endireccion  Nord-Este,  cruzamosdosgran- 
des  llanuras  terciarias,  la  de  Liria  a  195  metros  y  la  de  Se- 
gorbe  a  377,  separadas  por  una  cordillera  de  sierras  que  se 
dirije  al  Este-Sur-Este,  prolongandose  hasta  la  orilladel  mar. 
La  garganla  de  Marinas  nos  ha  dado  520  metros,  la  de  Gota- 
va  720,  y  las  ciispides  podran  tener  200  metros  mas.  Esta 
cordillera  se  compone  enteramente  de  areniscas  rojas  triasi- 
cas,  coronadas  al  Oeste  por  calizas  jurasicas. 

Por  lo  espuesto  se  ve  que  desde  Teruel  a  Segorbe  hemos 
adquirido  un  gran  niiraero  de  acotaciones,  dando  bastantes 
rodeos  entre  la  red  de  montanas  que  corta  prolundamente  el 
Guadalaviar.  Uno  de  los  puntos  mas  curiosos  es  el  pico  de 
Chelva,  que  se  eleva  a  1033  6  1037  melros,  y  a  cuyo  pie 
existe  una  fraccion  de  lerreno  siluriano  tan  I'aro  en  aque- 
11a  region.  Desde  lo  alto  del  pico  reconocimos  que  toda 
la  region  desierta  que  se  estiende  al  Sur  con  direccion  a 
Requena,  forma  una  mesela  cuya  altura  debe  ser  de  1000 
metros  proxiraamenle,  mientras  que  al  Norte  se  alza  el  sue- 
lo  para  formar  la  Sierra-Camarena,  de  la  que  es  parte  el 
Prado  de  Torijas,  que  tiene  1751  melros. 

La  ciudad  de  Teruel  nos  ha  ofrecido  las  acotacionesde922 
y  936  metros. 

El  Guadalaviar,  al  cruzar  dicha  region,  pasa  algunas  vo- 
ces por  desfiladeros  cuyas  paredes  eslan  corladas  a  pico,  te- 
niendo  una  gran  profundidad.  Cerca  do  los  bafios  de  Cliulilla 
hemos  medido  un  tajo  de  140  metros,  abierto  todo  en  las  ca- 
lizas neocomianas. 


334 

Desde  Teruel  en  direccion  Sur  subimos  a  una  de  las  mon- 
lanas  mas  alias  de  la  parte  oriental  de  Espafia;  el  pico  de 
Javelambre,  en  Sierra-Camarena,  En  18  de  junio  lodavia  se 
advertian  algunas  manchilas  de  nieve;  y  alrededor  de  la  ciis- 
pide,  cuya  allura  es  de  1988  a  2002  metros,  brotaban  unos 
mananliales,  siendo  la  temperatura  de  uno  6  grades,  y  7  la 
de  otro.  El  nonibre  de  picos  apenas  conviene  aesta  montana, 
que  se  compone  de  un  grupo  de  ciraas  prolongadas  de  facil 
acceso,  sin  que  presente  en  parte  alguna  un  escarpe  vertical, 
y  que,  en  el  aspecto  general  del  pais,  forma  una  arista  de 
vertice  desraochado  dirigida  de  Norte  a  Sur.  Las  partes  ele- 
vadas  de  la  referida  sierra  corresponden  al  sistema  jurasico. 
y  las  bajas  a  las  margas  y  areniscas  triasicas,  atravesadas  en 
algunos  puntos  per  rocasigneas  (eurilas  yporfidos). 

Encaminamonos  luego  hacia  Penagolosa,  cuyo  aspecto  y 
constitucion  son  muy  diferentes;  y  para  llegar  a  ella  tuvimos 
que  cruzar  primero  un  terrene  muy  elevado,  continuacion, 
hacia  el  Sur,  de  Sierra-Camarena,  que  nos  dio  acotaciones 
de  1002  metros  enToro  y  1337  en  Peila-Escabia;  despues  la 
Sierra  de  Espadan  al  Norte  deSegorbe,  y  resulto  que  el  Alto 
de  Pina  (1)  tenia  1391  metros,  y  98!)  el  monte  de  Bernavia; 
y  finalmente  la  meseta  de  Aranuel,  al  Norte  del  Rio  Milla- 
res,  que  esta  a  937  metros  de  altura,  pasada  la  cual  se  ha- 
11a  el  pueblo  de  Villahermosa,  en  el  declive  deunlindo  valle 
y  a  728  metres. 

Penagolosa  domina  la  poblacion  y  todos  los  alrededores, 
a  1809  6  1810  metros  de  altura,  es  decir  463  menos  que  la 
fijada  por  Berghaus.  Despues  de  Javalambre  es  la  segunda, 
y  pertenece  al  sistema  cretaceo  inferior  6  neocomiano;  sien- 
do su  forma  la  de  un  diente,  inaccesible  y  cortado  a  pico  por 
la  parte  del  Sur. 

No  era  la  vez  primera  que  subiaraos  a  ella;  y  en  este  ano. 


(l)  Esta  montaua  se  tialla  al  Norte  y  algo  fnera  de  la  Sierra  de  Espa- 
dan; el  pico  mas  alto  dela  cordillera  que  lleva  dicho  nombre  solo  t:ene 
1034  metros.  Lo  mismo  sucede  con  el  monte  de  Pina,  compuesto  de  are- 
nisca  roja  micacea  de  la  ^poca  del  trias. 


335 
como  sucedW  hace  dos,  la  hallamos  enleramenle  lirania  de 
nieve,  que  desaparece  de  alii  may  pronlo;  peroaun  habia  al- 
guaos  monlones  formados  por  la  mano  del  hombre  y  n„eno. 
sirvieron  para  comprobar  el  cero  de  nueslros  lermomelros' 
For  la  pane  None  el  pico  no  sobresale  sino  300  melro«  de  las 
monlanas  proximas,  mientras  que  por  la  parte  opueslase  eleva 
cerca  de  1000  metres  sobre  m  terrene  que  se  halla  surcado 
asta  Castellon  de  la  Plana  y  Oropesa,  por  cordilJeras'uya 
direccion  es  en  rgual  seiilido  que  la  de  la  costa 

En  aquel  punto  se  dividio  nuestra  espedicion,  dirisiendo- 
nos  dos  a  Montalban  por  medio  de  un  pais  formado  de  mesetas 
vallesy  monlaiias, queues  dioacotacionesmuysubidas-  penel 
neee  dicho  paisa   los  aflueutes  de  la  euenca  del  Eb  o  y  le 
cruzanlosrios  Guadalupe  yJIanin.  Advierlese  en  nueslr'a  ta- 
bla  en  las  fechas  de  24,  25  y  26  de  junio,  una  serie  de  cifl 
quern  .can  alluras  desde  1400  a  17oi metres,  comopor      m 
p  0  e  a  Masada  de  Maturillo  1632  metres,  c;rea  de'w  fro- 
ya  1695  metres,  y  1475  la  sierra  de  Palomar.  El  lerreno  es 
Mo.  poco  susceptible  deeullivo,  y  eubierto  en  pane  depine 
que  eslan  muy  claros.  En  la  carta  geologiea  que  preDaramos 
se  nola  que  se  halla  eomprendido  todo  ese  pafs    n  e' terren 
crelaeee.  Segun  se  va  uno  aproximando  al  Lite  d 
lercano  del  Ebre.  se  nota  la  depresion  del  pais.  En  M  m    - 
ban  ya  no  estabamos  mas  que  a  848  metrL  Obon  se  h^I  a 
metres.  "  ""•  '"""'"'  '  "^  >'  ^"'"^'-Wes  a  468 

Mientras  que  dos  de  nosolros  mediamos  aquellas  altas  i-e 
S'ones.  elotro,  acompanadodel  Sr.  Botella,  sedirL    e  Pe- 
nagolosa  haca  la  orilladel  mar,  para  estudiar  alh  la  cons  i- 
27d™i:i"  I  *",'!,",'""'"•  ''  """0""'"'  barometre.  El 
d  a  de  PS  It  "'"■'"•  '"""'''  ''  '"  ''^''"'^  P»'-  l-i  me- 

Is  la  de  hs^Hn'™-  f''"''"^^'^"-  f«P»Mo  mucbas  voces 

rs!Vs'r„';i?b:t   """"'' '™" "'"'""'» ^'"  - 

Hacia  dicha  parte  ocupa  con  frecuencia  el  literal  del  Me- 


336 

dilorraneo  una  faja  bastanle  estrecha  de  lerreno  lerciario, 
compueslo  decaliza  lobacea  en  forma  de  brccba,  con  sus  fosi- 
les  de  apariencia  lacustre,  e  interriimpida  en  varies  piinlos 
por  las  calizas  cretaceas  que  forman  eordilleras  paralelas  a  la 
cosla.  En  unadeellas  esla  siluado  el  convenlo  del  desierlo  de 
las  Palmeras,  cerca  de  Oropesa  (llamado  asi  en  razon  de  la 
abnndancia  del  Chamirrops  humilis),  y  donde  Invinios  la  sa- 
tisfaccion  de  hallar  el  recuerdo,  que  conservan  aim  vivo  los 
monjes,  de  la  visita  que  hicieron  MM.  Biol  y  Arago  al  prin- 
cipio  del  siglo,  cuando  se  les  envio  a  Espafla  para  medir  un 
areo  de  Meridiano.  Tomamos  la  allura  del  punlo  mas  elevado 
de  lacordillera,  el  de  la  capillade  San  Miguel,  que fue la resi- 
dencia  de  nuestros  celebres  corapalriotas,  y  luvimos  el  gusto 
de  ver  que  coincidia  con  lasuya  de  un  modo  baslanle  exaclo 
(722  a  72G  melros)  (1). 

La  Cordillera  de  Peniscola  es  algo  mas  baja  que  la  de 
Oropesa,  teniendo  solo  584  metres  en  el  alto  de  Campa- 
nillas. 

De  Peuiscola  fuiraos  a  Valderobles  (punto  en  que  habia- 
mos  de  reunirnos)  por  Resell,  que  esla  a  472  melros,  y  Herves 
a  733.  Al  cruzar  la  parte  septentrional  de  la  cievada  mesela 
cretacea  observamos  las  acotaciones  de  973  metres  para  la 
Muela  de  Bel,  1189  para  e!  Col  del  Infierno,  y  1103  para  el 
pueblecillode  Castel  de  Cabres.  El  lerreno  lerciario  divide  el 
levantaraienlo  general  del  pais,  pues  que  al  Norte  de  la  re- 
gion cretacea,  y  en  el  limite  del  valle  del  Ebro,  llcga  a  te- 
ner  907  melros  en  el  caslillo  de  Monroyo,  y  959  en  el  alto  de 
Rafales.  Aunque  proxima  al  mar,  segun  se  ve,  se  sostienees- 
ta  region  a  una  gran  allura,  especial mente  cerca  de  los  cele- 
bres Puertos  de  Beceite  6  de  Tortosa.  Con  efecto,  el  monle  Ca- 
ro,  que  dominadicha  ciudad,  liene  cerca  de  1450  metros. 

EI  Ebro  entre  Asco  y  Garcia,  y  luego  enlre  Miravel  y 
Cherta,  pasa  sucesivamcnle  por  dos  desfiladeros  compuestos 
de  arenisca  roja  y  caliza  magnesica,  en  que  hemos  ballade  los 
priraeros  fosiles  de  muschelkalk  conocidos  en  Espana,  a  sa- 


(l)     Memorial  da  Depot  dela  Guerre,  lomo  '1." 


337 

bei',  las  Myophoria  IcBvigala  y  curvirostris,  el  Myrtilus  edu- 
liformis,  y  dos  especies.de  CeralUas  afines  del  C.  nodosus. 

Desde  el  Ebro  a  Barcelona  cruzamos  en  todas  direcciones 
la  Cordillera  quesepara  el  mar  de  las  grandes  planicies  del 
Ebro.  El  terrene  terciario  adquiere  alii  alturas  de  consideru- 
cion,  ya  en  capas  inclinadas  ya  horizonlales,  corao  en  Mon- 
sant,  que  sube  a  1065  metres.  Une  de  los  pontes  mas  elevados 
de  la  Cordillera  de  la  costa  entre  Tortosa  y  Barcelona  es  el 
Tesal  de  la  Baltesana,  encima  de  Prades,  donde  la  arenisca 
roja  Uega  hasta  1200  metres  do  altera. 

Concluiremosestas  notas  llenas  deniimeros,  y  que  tal  vez 
parezcan  muy  aridas,  con  la  medida  de  Montserrat,  distanle 
algunas  boras  al  Neroeste  de  Barcelona.  El  punto  mas  alto  de 
tan  pintoresca  mentana,  llamado  Miranda  de  San  Geronimo, 
nos  die  de  1212  a  1222  metres,  y  el  cenvento  (su  primer  pi- 
se) de  703  a  71 1.  La  diferencia  de  nivel  es  de  500  melros  per 
lo  menos,  y  facil  esapreciar  la  verdad  de  lo  que  deciames  ya 
en  1854  sobre  la  abundancia  de  brechas  y  cenglemerades  en 
Es[)aua  (1),  observando  que  unas  rocas  de  dicha  naluraleza 
correspondientesala  epocadel  terrene  terciarie  medio,  y  que 
se  apeyan  en  las  capas  numulilicas,  ecupan  en  capas  pece 
inclinadas  los  500  melros  que  forman  la  cuspide  de  Men- 
serrat. 


(l)      Bulletin  de  la  Societe  Geologique  de  France,  tomo  11,  pdg.  693. 


TOMO    VI. 


11 


338 


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TOMO    VI. 


23 


Variaciones  de  la  densidad  de  la  nieve  segun  el  grueso  de  la  capa 
caida  en  elsuelo,  por  Mr.  Jeleznov. 

(L'lusliliit,   27   diciemhre  -1833.) 

Mr.  N.  Jeleznov  ha  hecbo  una  esperiencia  cuyo  objeto  es 
medir  larelacion  que  hay  enlre  la  allura  de  la  nieve  acumu- 
lada  en  el  suclo  y  la  canlidad  de  agua  que  contiene;  6  en 
olros  lerniinos,  la  variacion  de  la  densidad  de  la  nieve  se- 
gun el  espesor  de  la  capa  que  forma.  La  esperiencia  se  prac- 
tico  en  Naronovo  el  3  y  4  de  abril  de  1835,  y  se  reduce  a  lo 
siguiente.  Por  medio  de  los  hordes  cortantes  de  un  cilindro 
de  hoja  de  hierro  balido  de  O^.BS  de  diametro  y  l-,33  de 
allura,  cerrado  en  su  base,  se  corla  una  columna  de  nieve 
hasta  el  suelo,  haciendo  lo  mismo  en  su  parte  inferior  con  una 
hoja  metalica,  volviendo  Uiego  el  cilindro  y  dejando  derretir 
la  nieve.  Los  mimeros  obtenidos  en  seis  esperimenlos  hechos 
como  acabamos  de  indicar  son  los  siguientes,  dandose  las  me- 
didas  en  pulgadas  y  lineas,  tales  como  las  estampa  el  autor. 


Rclacion   de  las  al- 

Altura  de  la  nieve. 

Altura     del     agua. 

turas  del  agiia  y  de 

la    nieve. 

Puli;ad,is. 

Lineas. 

1.. 

..       30,00.... 

96,00.... 

32,0  p.  100 

2.. 

.       25,40.... 

78,80.... 

30,8 

3.. 

.       22,80.... 

60,60.... 

26,6 

4.. 

.       18,40.... 

45,50.... 

24,7 

5.. 

.       11,10.... 

21,90.... 

19,7 

6... 

5,12.... 

8,90.... 

17,4 

Tdrminos medios.  18,83 51,87. .. .       25,2 

En  este  estado  se  ve  que  la  densidad  de  la  nieve  ha  va- 
riado  desde  el  sencillo  al  doble,  con  respeclo  a  unas  alturas 
de  nieve  que  ban  variado  en  la  relacion  de  1  a  6;  y  que  por 
lermino  medio  la  densidad  de  la  nieve  que  cubria  el  suelo 
en  el  lugar  del  esperimento  a  principles  del  ultimo  abril,  era 
equivalente  a  la  cuarta  parte  de  la  densidad  del  agua. 

Las  referidas  esperiencias  ban  venido  a  confirmar  aderaas 
una  anomalia  de  cierla  importancia  para  que  deje  de  11a- 
marse  la  atencion  sobre  ella,  puesto  que  prueba  cuanta  es- 
posicion  hay  en  oblener  con  los  pluviometros  rcsullados  erro- 
neos.  Efectivamenle,  la  tabla  manifiesta  que  la  cantidad  de 


335 
agua  produclo  tie  la  nieve  derrelida  ha  sido  de  51,87  lineas. 
ciiando  la  cantidad  de  agua  marcada  por  los  pluviometros  del 
misnio  parage  desde  el  28  de  novierabre  de  1854  hasta  el  23 
de  marzo  de  1855,  no  asciende  sino  a  34,71  lineas,  es  decir, 
17J6  lineas  menos  que  la  contenida  en  la  nieve  que  cubria 
el  sueloel  4  de  abril.  ;,Qae  seria,  pues,  si  sehubiese  anadido 
la  cantidad  de  agua  que  ha  podido  embeber  el  suelo  por  la 
filtracion,  y  la  que  se  ha  perdido  en  la  evaporacion?Era  ya 
rauy  sabido  que  los  pluviometros  no  pueden  dar  sino  resulta- 
dos  variables,  inciertos,  y  dependientes  de  multitud  de  causas 
variables  tambien  en  si  mismas,  entre  las  que  debecontarse 
la  direccion  del  vienlo,  el  estado  higrometrico  de  la  atmosfera, 
la  lemperatura,  etc.;  pero  no  es  iniitil  citar  los  hechos  que 
prueban  hasta  que  punto  debe  procederse  con  reserva  cuando 
se  trata  de  sacar  deducciones  de  datos  tan  poco  exactos. 


REAL  OBSERVATORIO  DE  MADRID. 


Mcs  de  mayo  de  1856. 


BAROaiETRO. 


Altura  media 

maxima  (dia  2()) 

minima  (dia  15) 

Oscilacion  mensual .•= . , 

maxima  diurna  (dia  19). 
minima  diurna  (dia  16)., 


Pnlfradas  in- 
slesas. 


27,709 

27,979 

27,429 

0,550 

0,192 

0,024 


Milimetros 


703.798 

710,651) 

696,686 

13,970 

4,877 

0,610 


TERMOMETRO. 

Temperatura  media 

maxima  (dia  27) 

minima  (tlia  1.") 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  28). 

minima  diurna  (dia  24). 


F^ihr. 


64',  3 
89,5 
37,1 
52,4 


28,1 

4,7 


14°,35 

25,55 

2,26 

23  29 


12,48 
2,09 


17",94 
31,94 

2,83 
29,11 
15,61 

2,61 


PLUVIOMETRO. 

LIuvia  caida  en  el  mes.  . . 


3,35 


Milimctr 


8,51 


Manuel  Rico  y  Sinobas. 


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Naturalizacion  del  alerce  africano  llaniado  arar  en  Marrue- 
cos;  remitido  por  el  AcadSmico  corresponsal  D.  Miguel Col- 

MEIRO. 

Las  invesligacioaes  hechas  y  publicadas  por  el  aulor  de 
esle  articulo  en  1852  sobre  la  anligua  madera  que  se  conserva 
en  muchos  edificios  de  Sevilla  y  Cordoba,  designandose  per 
los  habitantes  de  ambas  ciudades  con  el  nombre  de  alerce, 
dieron  ocasion  a  ensayospara  introducir  en  Andalucia  el  ar- 
bol  que  produce  la  misma  madera  en  la  costa  vecina  de 
Africa. 

Este  arbol  pertenece  a  las  coniferas,  y  es  la  Callitris  qua- 
drivalvis  Vent.,  que  se  conoce  en  Marruecos  con  el  nombre 
de  arar,  y  cuyos  sinonimos  bolanicos  segun  Steudel  son  los 
siguientes: 

Callitris  Fothergilli  Hort. 
'  Callitris  macrostachya  Hort. 

Callitris  triquelra  Hort. 

Ciipressiis  Fothergilli  Hort. 

Cupressus  triqiietra   Lodd. 

Fresnelia  Fonlanesii  Mirh. 

Thuja  articulata  Desf. 

Los  frulos  y  semiilas  recibidas  de  Tanger  en  distintas  oca- 
siones  convienen  con  la  descripcion  de  la  Flora  Atldntica  de 
Desfontaines,  acompanada  de  una  lamina,  que  es  la  252  de 
la  obra.  Las  muestras  de  la  madera  del  misrao  arbol,  igual- 


361 

raente  recibidas  de  Tanger,  haii  patenlizado  !a  idenlidad  do 
origen  que  liene  el  alerce  erapleado  por  los  luoros  en  dife- 
renles  edificios  de  Sevilla  y  Cordoba,  asi  como  por  los  espa- 
fioles  duranle  algiin  liempo  despues  de  la  crisliana  conquista. 
En  el  Conservalorio  de  Aries  de  Madrid  y  on  la  Biblioteca  de 
la  Acadeniia  de  la  Hisloria  se  hallan  depositados  algunos 
ejemplares  anliguos  y  raodernos,  que  pueden  reconocerse  pa- 
ra coraprobar  el  aserlo  anterior. 

La  primera  siembra  se  hizo  a  lines  del  oloflo  de  1852  en 
el  jardin  botanico  de  Sevilla,  y  fue  escasa  por  haber  reparti- 
do  la  mayor  parte  de  lassemillas  entre  particulares,  que  con 
escepcion  del  jardinero  mayor  de  San  Telmo,  fueron  muy 
desgraciados  en  siis  ensayos.  El  que  se  hizo  en  el  jardin  bo- 
lanico  produjo  40  arbolitos,  que  se  repartieron  enlre  corpora- 
clones  y  particulares  de  Andalucia  en  1854,  confornie  se  ha 
publicado  en  el  Boletin  del  Ministerio  de  Fomenlo. 

La  siembra  hecha  a  principios  de  1854  fue  mas  corla  fo- 
davia,  porque  no  se  lenian  semillas  nuevas;  pero  demostro 
que  podian  nacer  las  viejas  despues  de  un  ano  y  meses  tras- 
curridosdesde  su  recoleccion.  10  arbolitos  procedentes  dees- 
la  siembra  se  repartieron  a  tines  de  1854  y  en  1855,  envian- 
do  4  a  Cordoba. 

La  ultima  siembra  se  hizo  en  diciembre  de  1854  con  se- 
millas rccien  venidas  de  Tanger,  raediante  la  eficaz  coopera- 
cion  de  D.  Geronimo  Martinez  Enrile,  Comisario  Regio  de 
Agricullura  de  Cadiz,  y  produjo  unos  200  arbolitos,  de  los  cua- 
les  existe  todavia  en  el  jardin  botanico  de  Sevilla  un  ciento, 
habiendo  distribuido  el  otro  en  almacigueros  portatiles  pocos 
meses  despues  de  la  germinacion  6  mas  tarde,  cuando  ya  se 
habia  lrasi)lantado  cada  arbolito  ensu  maceta,  de  la  cual  pue- 
de  trasladarse  facilmenle  con  toda  la  lierra  y  en  cualquiera 
estacion  al  suelosin  peligroalguno. 

En  losjardines  de  San  Telmo  y  en  el  establecimiento  que 
liene  en  Alcala  de  Guadaira  el  Sr.  Portilla  se  han  obtenido 
resultados  igualmente  ventajosos;  habiendo  hecho  mas  deuna 
siembra  con  semillas  que  el  jardinero  mayor  de  San  Telmo 
recibio  de  jardines  europeos,  y  el  Sr.  Portilla  pidio  a  Tanger. 
Puede  asegurarse  en  vista  de  lo  anterior,  que  el  alerce 


362 

africano  6  arar  dc  Marruecos  prosperara  en  Andalucia;  y  es 
probable  que  suceda  lo  mismo  en  olras  paries  menos  meri- 
dionales  de  la  Peninsula,  debiendo  procurarlo,  para  lograr  asi 
la  adquisicion  de  un  arbol  I'llil  por  la  madera,  que  es  notable 
por  su  duracion  y  aplicable  a  obras  finas. 

A  proposito  del  alerce  africano,  que  los  marroquies  Ha- 
inan arar,  no  parecera  mal  que  se  aproveche  la  ocasion  de 
indicar  aqui  las  diversas  acepciones  de  la  palabra  alerce;  es 
decir,  el  uso  que  se  hizo  antiguaraenle  osebacedeeslenom- 
bre  para  designar  diferenles  arboles  y  arbuslos  (1). 

Puesto  que  la  palabra  alerce  se  compone  del  arliculo  el 
unido  al  nombre  arz,  erz  6  erez  en  arabe,  y  derivando  erez  del 
verbo  hebreo  araz,  conviene  recurrir  a  la  Naturce  Historia 
publicada  por  Arias  Montano  con  aplicacion  a  la  Biblia  en 
1601,  para  hallar  la  razon  de  la  variedad  en  el  uso  de  tal  pa- 
labra, y  delerminar  la  estension  de  su  signiflcado.  Esle  au- 
tor,  al  Iratar  de  arhorum  differentiis  ac  distinctione  en  la 
pag.  232  de  la  citada  obra,  menciona  una  division  de  los  ar- 
boles hecha  en  los  escritos  sagrados,  conforme  a  la  cual  se 
consideran  los  arboles,  unoscomo  frucliferos  mas  6  menos  cui- 
dados  por  el  hombre,  y  otros  como  esponlaneos,  siendo  estos 
llaraados  aracim,  pro  quo  lalini  cedros  reddere  solent;  quo  ta- 
men  nomine  omnia  compleclioportet,  qum  latissimo  vocakdo 
erez  comprehenduntur.  Por  de  pronto  se  ve  con  claridad  la 
general  significacion  de  la  palabra  erez;  y  mas  abajo  en  la 
raisma  pagina  lo  contirma  el  aulor,  repitiendo  que  por  ara- 
cim se  entiende  todo  arbol  que  crece  espoutaneamenle  en  los 
monies  y  en  las  selvas  sin  hacerse  caso  de  los  frulos.  Pero  es 
todavia  mas  imporlante  lo  que  dice  en  la  pagina  268,  cuando 
habla  de  vario  usu  ex  arhorum  generibus  capiendo;  donde  in- 
dica  que  ademas  de  los  arboles  utiles  por  sus  frutos  hay 
otros  que  lo  son  bajo  otros  aspeclos:  id  arez,  id  est,  cedrus,  ac 
pinifcrarum  et  coniferarum  alque  glandiferarum  genera  omnia: 


(l)  Casi  todo  lo  que  sigue  fu^  comunicado  confidcncialmcnle  y  per 
escilacion  suya  a  un  individuo  de  la  Academia  espauola  en  diciembre  de 
1 854,  para  que  hiciese  de  ello  el  uso  oporluno. 


363 
qualia  apiid  Latinos  sunt  cedrus,  larix,  pinus,  picea,  cupres- 
sus,  quae  arez  generico  vocabulo  continentiir:  quibus  procerila- 
tem  ramorum  atque  viroris  elcgantiam  a  natura  tributam  sacra 
indicat  phibsophia.  El  significado  tie  la  palabra  arez  6  erez, 
aunque  tambien  muy  general,  apareceya  algo  circunscrilo, 
no  estendiendose  a  todos  los  arboles  espontaneos,  pueslo  que 
se  designan  aqui  solamenle  losprovislos  de  piiias  obellolas;  y 
hasta  podria  enlenderse  con  mas  especialidad  los  que  dan  pi- 
iias, en  razon  de  ser  estos  los  parlicularmenle  mencionados  co- 
mo  comprendidos  en  el  nombre  de  arez.  Mas  adelanle  en  la 
pagina  260  nota  el  autor  la  ulilidad  de  la  madera  de  estos 
arboles,  celebrada  como  exenla  de  caries,  y  alribuye  esta 
cualidad  a  lodos  losgeneros  de  arez,  confirraando  asi  la  signi- 
ficacion  mas  6  raenos  lata  dc  esta  palabra.  Parece  inferirse  de 
aqui  no  ser  precisamente  una  sola  la  madera  de  cedro  tantas 
veces  designada  en  la  Biblia  hebrea  con  el  nombre  de  erez, 
pudiendo  al  contrarioalribuirse  a  diferentes  arboles  coniferos, 
segunlos  estudios  hechos  por  Arias  Montano  sobre  la  Historia 
natural  de  la  misma  Biblia. 

Los  arabes  lambien  emplearon  y  emplean  todavia  la  pa- 
labra erez  con  aplicacion  a  diversos  arboles,  como  respeclo  de 
los  antiguos  se  ve  clararaente  en  e\  Libro  de  Agricultura  del 
sevillano  Abu  Zacharia  Ebn  el  Awam,  traducido  por  Banque- 
ri,  donde  al  tratar  del  cipres  en  la  pagina  287  del  lomo  1.°,  se 
le  designa  con  el  nombre  de  erez,  mientras  que  en  la  pagina 
284  del  mismo  tomo  1."  se  da  igual  nombre  a  una  especie  de 
pino,  y  por  su  parte  el  traductoren  las  paginas  15  y  16  del 
prologo  manifesto  creer  que  el  erez  6  el  arz  fuese  tal  vez  el  pi- 
no  alerce,  eslo  es  el  larix  de  los  latinos. 

Ni  pinosni  cipreses  son  los  arboles  de  Berberia  designados 
como  alerces  por  Luis  del  Marmol  en  &n  Descripcion  general 
de  Africa  publicada  en  1373:  y  varios  pasages  de  ella  rauy 
curiosos  merecen  ser  copiados  aqui.  Ilag  por  loda  esta  sierra 
mug  grandcs  basques  de  bojes  y  de  lentiscos  mug  alios  y  de  aler- 
ces, que  es  madera  olorosa  y  muy  preciada  y  de  mucho  prove- 
cho  en  Berberia.  Libro  3."  del  reino  de  Marruecos,  cap.  18 
que  trata  de  Tenzera,  sierra  de  la  provincia  de  Heha,  to- 
mo 2.°,  fol.  14.  Hay  por  loda  ella  grandes  monies  de  encinares  y 


364 

robles  muy  gruesos,ymuchos  pinares  y  alerces  y  aziifaifos.  Li- 
bre 3.°  del  reino  (leMaiTuecos,  ca|).  68,  quelrata  tie  Sierra- 
Verde,  que  los  nioros  Ilauian  lubel  Hadra,  y  es  en  la  provin- 
cia  de  Diiquela,  lorao  2.°,  folio  63.  Y  para  eslo  (armar  baje- 
les  y  hacer  el  corso)  tenian  hnen  aparejo  de  madera  en  las  sier- 
ras al  derredor,  dondehay  miichos  drholes,  alcornoques,  enci- 
nasy  alerces  para  hacer  navws.  Tanloque  los  Bereberes  lienen 
por  (jranjeria  cortar  de  aquella  madera  y  llevarla  d  vender  a 
otras partes.  Libro  4."  del  reino  de  Fez,  cap.  62,  que  trala  de 
Velez  de  la  Gomera,  ciudadde  la  provincia  de  Erril',  yde  la 
fortaleza  del  Penon,  tomo  2.°,  fol.  135.  £n  esta  sierra  y  en  to- 
das  las  de  esla  provincia  hay  abundancia  de  aqiiellos  drboles 
que  llaman  alerces,  que  esutvi  madera  olorosa,  y  la  mejor  que 
se  halla  para  hucer  bnjeles  de  remos,  por  que  es  fuerley  lijera, 
y  los  africanos  la  precian  mucho  paraobras  delicadas.  Libro 
4."  del  reino  de  Fez,  cap.  67,  que  trala  de  Beni  Oriegan,  sier- 
ra de  la  provincia  tie  Errif,  tomo  2.°,  fol.  145.  Es  la  sierra 
muy  fria,  y  esta  cubierta  de  espesos  bosques  de  arboledas  muy 
alias,  donde  hay  muchos  y  muy  grandes  alerces,  y  nascen  mu- 
chas  fuentes,  mas  la  sierra  es  tan  dspera  que  no  se  coje  en  ella 
pan  de  nimjun  genero.  Libro  4."  del  reino  de  Fez,  cap.  70,  que 
trala  de  Beni  Qnilib,  sierra  de  la  provincia  de  Errif,  tomo  2.°, 
fol.  146. 

No  es  dudoso  que  Luis  del  Marniol  conocia  bien  el  arbol 
cuya  madera  olorosa  eshoy,  como  enlonces,  nn  objelo  de  co- 
mercio  para  los  moros  de  Errif,  que  le  dan  el  nombre  de  arar, 
aun  cuando  sea  lambien  aplicablo  a  olros  arbolos,  6  por  lo  me- 
iios  a  cierlos  enebros  y  a  la  sabina;  pero  en  el  caso  actual 
equivale  al  nombre  de  erez,  que  os  el  alerce  designado  en  la 
obra  de  Marmol.  La  madera  de  alerce,  muy  olorosa,  elogiada 
por  Morgado  en  la  pagina  96  de  la  Historia  de  Scvilla  publi- 
cada  en  1587,  al  tralar  de  la  calcdral  y  do  los  reslos  de  la  au- 
tigua  mezquita,  es  sin  duda  alguna  la  misraa  de  que  habia  Mar- 
mol, y  olro  lanlo  sucede  respeclo  de  la  catedral  de  Cordoba, 
cuyos moriscos  lechos de  alerce,  boy  cubiertos  por  bovedas,  des- 
cribio  Morales  en  su  Conlinuacion  de  las  anligliedadesde  Es- 
paila,  §.  67  de  13  2."  edicion.  Todas  eslas  maderas  son  idenli- 
cas,  y  correspondienles  al  alerce  africano  6  arar  de  Marruecos, 


365 

eslo  es,  a  la  Callitris  qiiadrivalvis  Vent.  6  Thuja  articulata 
Desf.,  abundanle  en  el  Africa  sepleiUrional. 

El  Dr.  Laguna  habia  publicado  en  lo5o  su  Dioscorides 
ilmtrado,  y  fallo  delas  nolicias  que  dieron  a  luz  los  escrilores 
.  citados,  creyoqueel  nombre  de  alerce  cuadraba  al  laricc  6 
sea  larix  (}e  los  latinos,  que  por  cierlo  no  crece  on  Espana, 
como  nofo  muy  bien  el  celebre  Clusio  algun  tiempo  despues 
en  la  pagina  3o  de  su  Bariorum  plantarum  Ilistoria;  pero  el 
mismo  Laguna  no  olvidoque  algunos  llaman  alerce  en  Casfi- 
lla  al  oxicedro,  especie  de  enebro  muy  coniun  en  diversas 
prnvincias  de  Espana.  Derauestra  eslo  que  tambien  en  cas- 
lellano  tiene  aplicacion  a  diferentes  arboles  coniferos  el  nom- 
bre de  alerce,  asemejanza  de  lo  que  en  hebreo  y  arabe  suce- 
de  con  la  palabra  erez,  recibida  de  los  arabes  por  los  espanoles 
y  conservada  en  union  del  arliculo,  pueslo  que  aparece  muy 
claro  derivarse  alerce  AQid-erz  6  el-erez,  como  ya  se  ha  indi- 
cado.  A  pesar  de  lodo  es  de  notar  que  la  opinion  de  Laguna 
prevalecio,  ya  por  su  reputacion  de  hablisla,  6  ya  por  ser  muy 
leidas  sus  obras  en  liempos  pasados;  y  de  ello  resuUo  que  Co- 
varrubias  en  el  Tesoro  de  la  lengua  castellana,  publicado  en 
1611,  se  incline  a  lomar  el  alerce  6  alerzo,  como  el  dice,  por 
el  larice,  aun  cuando  solia  lenerse  por  especie  de  cedro;  vi- 
niendo  a  copiarde  esla  manera  las  aserciones  de  Laguna  sin  al- 
leracion  esencial.  Mas  cauta  la  Academia  espanola  en  1726 
prefiriodeflnir  el  alerce  como  arbol  corpulenlo,  casi  generai- 
mente  repulado  por  especie  de  cedro,  por  ser  muy  olorosa  y 
eslimada  su  raadera;  pero  no  olvido  aquel  iluslre  cuerpo  la 
indicacion  de  la  etimologia  arabe,  ni  tampoco  descuido  la 
mencion  de  lo  que  Covarrubias  habia  dicho  conforme  al  sen- 
lir  de  Laguna.  A  el  se  inclino  despues  la  misma  Academia, 
apoyada  en  la  autoridad  de  personas  competentes,  puesto  que 
nuichos  botanicos  espanoles,  sin  el  debido  examen,  aceptaron 
la  opinion  de  Laguna,  leniendo  por  alerce  al  larice  6  Pimis 
Larix  de  Liuneo,  que  se  llama  lambien  Larix  europccn  DC, 
y  se  confirmo  una  vez  mas  la  variedad  de  significaciones  da- 
das  a  la  palabra  alerce. 

Llama  la  atencion  que  se  haya  creido  generalmenle  ser  el 
alerce  una  especie  de  cedro.  y  era  muy  natural  admilirlo,  por- 


366 

que  el  vulgar  nombrc  de  cedro  desliluido  de  epitelo  no  cor- 
respoudc  tampoco  a  un  solo  arbol,  y  de  los  nuichos  designa- 
dos  como  cedros  hay  algunos  que  lo  ban  sido  igualraenle  corao 
alerces.  Tal  diversidad  de  significacion  exisle  lambien  en  los 
autores  lalinos,  que  indican  arboles  diferenles  con  el  nombrc 
de  Cedrus,  aplicando  al  niismo  lienipo  el  de  Citrus  en  una  de 
sus.acepcionesa  un  Cedro  del  Atlas,  que  es  justamente  el  alerce 
mencionado  por  Luis  del  Marmol  en  su  Descripcion  general  de 
Africa,  y  cuya  madera,  existente  en  las  caledralesde  Sevilla  y 
Cordoba,  fue  indicada  por  Morgado  y  Morales  como  proceden- 
te  de  Berberia.  Por  esta  razon  Nebrija  no  anduvo  lejos  de  la 
verdad  en  la  primera  edicion  de  su  Vocabiilario,  al  tener  por 
sinonimos  alerce  y  cedro,  Iraduciendolos  por  Cedrus,  aunquc 
fue  mas  exaclo  al  Iraducir  alerce  por  Citrus  en  el  mismo  Yo- 
cabidario;  y  delodos  modes  dio  a  enlender  que  estas  palabras 
tenian,  tanto  en  latin  corao  en  casteliano,  mas  de  una  signi- 
ficacion. 

Convieneadvertir  en  esle  momenio  qne  lambien  crece  en 
el  Africa  septentrional  otro  Cedro  del  Atlas,  apenas  diferenle 
del  Cedrus  Libani  Barrel,  y  distinguido  de  este  con  el  nombre 
de  Cedrus  atlantica  Manelti.  que  no  es  el  Citrus  allanlica  de 
los  romanos,  celebre  por  las  mesas  cilreas  hechas  con  su  ma- 
dera, auncuando  Alfonso  Decandolle  se  incline  a  creerlo  en 
nola  de  la  pagina  7G4  de  su  Geografia  botdnica  razonada,  sin 
aducir  pruebas  ni  afirmarlo  lerminantemente.  La  madera  de 
las  mesas  citreas  procedia  mas  bien  de  la  Callitris  quadrival- 
vis  Vent.,  y  por  tanto  es  correspondienle  a  la  misma  especie  el 
nombre  de  Citrus  allanlica  usado  entre  los  romanos.  Veanse 
hsinvesligaciones  sobre  la  madera  de  alerce,  primero  y  segun- 
do  opuscules,  publicados  en  18i)2  e  insertos  despues  en  el  lio- 
letin  del  Ministerio  de  Fomento. 

De  todo  resulta,  que  el  nombre  de  alerce  se  aplico  de  pre- 
ferencia  entre  los  antiguos  espaiioies  al  arbol  cuya  madera  fue 
empleada  por  los  raorosen  las  mezquitas  de  Cordoba  y  Sevi- 
lla, siendo  conservada  6  nuevamente  usada  por  los  cristianos 
en  las  catedrales  sustituidas  a  los  teraplos  mahomelanos.  La 
celebridadhistoricadeaquella  madera,  y  el  serdesignada  co- 
mo de  alerce  hoy  mismo  entre  los  naturales  de  ciudades  popu- 


367 
losas,  inclinan  a  tener  tal  significado  por  el  principal  de  la  pa- 
labra  alerce;  pero  no  deben  desconocerse  ni  pueden  desecharse 
los  demas,  y  por  esto  es  preciso  usar  epitetos  que  sirvan  para 
dislinguir  los  arboles  6  arbustos  designados;  siendo  de  notar 
quo  hasta  en  el  Nuevo  Mundo  plugo  a  los  espafioles  calificar 
de  alerces  algunos  arboles,  aunque  bien  diferentes  de  los  aler- 
ces  de  la  Peninsula,  tomando  por  tales  en  esta  a  los  enebros  y 
sabinas,  como  parece  suceder  hoy  en  mas  de  una  provincia. 

Coniferas  que  tienen  el  nombre  comun  de  alerce. 


Alerce  de  Africa  6  africano,  Alerce  de  Berberia,  Alerce 
de  Marruecos.  Callilris  quadrivalvis  Vent. 

Alerce  de  Castillao  espanol.  Juniperus  snbinoides  Griseb. 
ct  Juniperus  phcBnicea  L.  et  Juniperus  Oxycedrus  L.,  etc. 

Alerce  europeo,  Alerce  de  los  Alpes,  Alerce  de  Siberia, 
Alerce  bianco,  Alerce  rojo,  Larix  europcea  L.  (Pino  alerce.) 

Alerce  de  Chile  6  chileno.  Libocedrus  tetragona  Endlich. 

Alerce  comun  del  Canada.  Larix  americana  Michx.  Aler- 
ce balsamico  del  Canada,  Abies  balsamea  Mill. 

Coniferas  confundidas  en  drabe  bajo  el  nombre  de  arar  u  olros 
muy  semejanles. 


Diversas  especies  de  Enebro,  la  Sabina  y  la  T/mia  de  los 
griegos,  que  es  la  Callitris  quadrivalvis  Vent.,  son  los  veje- 
tales designados  por  diversosautoresantiguosy  modernos  con 
el  nombre  de  arar;  siendo  de  adverlir  que  las  seraillas  de  la 
Callitris  indicada  se  han  recibido  de  Tanger  con  dicho  nom- 
bre, mienlras  que  de  Tunez  vinieron  con  el  mismo  algunos 
ejemplares  del  Juniperus  phcenicea  Z.  Escriben  unos  arar  y 
otros  aaraar,  liarar,  arhar,  e  igualniente  araara,  iirara,  ilrar, 
indicando  siempre  enebros,  la  sabina,  6  la  repeXkh Callitris 
quadrivalvis  Vent.  Hay  ademas  quien  designa  el  Juniperus 
communis  L.  con  el  nombre  de  habhagar;  y  Pedro  de  Alcala  en 
loOo  Iradujo  Sabina  por  iijrraara  iyraar.  El  mismo  Pedro  de 


:K)8 

Alcala  consideio  como  sabiiia  al  nhliel,  que  cs  nl  Juniperus 
ilnipacea  Lahill  de  Sirin. 

Como  algunos  alercos  so  calilicande  cedros,  podria  ana- 
dirse  aqui  iinanota  de  los  arboles  que  reciben  vulgarmenle  el 
norabre  de  cedro,  diferenciandose  cntre  si  por  medio  de  epi- 
lolos  que  espresan  casi  siempreel  pais  nalal;  peroen  la  parte 
segunda  del  Cursode  Botdnica,  cuya  publicacion  relardara  lo 
menos  posibleel  autor  de  este  arliculo,  se  hallaran  las  corrcs- 
pondencias  cienlificas  de  tales  nombres,  asi  como  las  de  mu- 
chisimos  otros  que  se  emjjlean,  tanlo  en  Espafia  como  en  los 
remolos  paises  poblados  por  los  espanoles. 

Final mente,  se  deja  para  olra  ocasion  dar  nolicia  de  dife- 
rcnles  coniferas  que  pueden  prosperar  en  Andalucia,segun  lo 
observado  en  el  jardin  botanico  de  Sevilla  y  en  otros  de  la 
misma  capital  6  no  lojanos  de  ella. 


ZOOL.OOIA. 


Sobre  algunas  parlicularidades  de  la  miologia  de  los  moms  su- 
periores,  y  sobre  la  organizacion  de  la  mano  de  los  mismos 
animales;  por^K.  Gratiolet. 

(ISihliot.  iiniv.   cle  Gincbra,   octubre  ^8oo.) 

La  niuerle  de  Mr.  Duvernoy  impidio  que  diera  la  ultima 
mano  al  Irabajo  importanle  que  eslaba  preparando  acerca  de 
los  monos  antropomorfos;  por  cuya  razon  creo  iitil  dar  a  co- 
nocer  cierlos  detalles  relatives  a  la  anatomia  de  dichos  ani- 
males.  Con  este  motivo  fendre  ocasion  de  esponer  algunas 
observaciones  geniM'ales  referentes  al  senlido  del  lacto,  ilus- 
Irando  asi  algunos  punlos  de  la  anatomia  comparada  de  la 
mano,  considerada  en  el  hombre  y  en  los  monos. 

Es  un  gran  error  creer  que  al  elevarse  se  aproximan  los 
monos  al  hombre  hasia  cl  punlo  de  asimilarsele,  puesaunque 
muy  paiecidos  bajo  el  aspecio  de  las  cosas  materiales,  per- 
manecen  osencialmenle  distinlos,  no  pudiendo  conducir  a  una 
semejanza  absoluta  las  analogias  que  los  aproximan.  Pienso 


369 
que  ningun  naluralisla  diga  hoy  que  el  honibre  no  es  mas  que 
un  mono  perfeccionado;  sin  embargo,  esta  idea  halaga  aiin  a 
cierlas  personas,  y  sera  bueno  desengafiarlas.  Tambien  con- 
viene  decir  a  los  sucesores  de  La-Metherie  que  un  mono,  por 
elevadoquese  halle,  no  es  mas  que  un  mono;  y  que  el  hom- 
bre  mas  abyecto  y  degradado  siempre  es  hombre. 

Enlre  los  caracleres  de  este  senalaremos  anle  todo  los  que 
ofrece  la  cara,  organo  inmediato  de  la  espresion  intelectual, 
y  cuyo  movimienfo  es  como  una  hiz  emanada  del  alma.  Con- 
sideraremos  luego  la  mano,  principal  insfrumenlo  de  su  po- 
der,  su  sonda  y  su  palanca. 

Cara.  Si  la  degradacion  del  hombre  lo  pudiera  reducir  a 
la  clase  de  los  monos,  cuanto  mas  descendiese,  tanto  mas  se 
asemejaria  a  la  de  ellos  la  cara  humana,  asi  en  su  aspeclo 
general  como  en  sus  caracleres  inlimos.  Pero  no  sucede  asi: 
loslabiosdel  hombre  presentan  un  ribete  raucoso,  del  que  no 
tieuen  los  monos  senal  alguna:  cuanto  mas  se  degrada,  fanto 
mas  crece  ese  ribete,  y  por  consecuencia  la  degradacion  del 
hombre  lleva  consigo  una  deformidad.  Con  todo,  no  produce 
nada  que  se  parezca  a  la  forma  propia  de  los  animales.  En  el 
hombre  degradado  la  prominencia  de  la  nariz  desaparece; 
pero  on  cambio  se  agrandan  prodigiosamente  sus  ventanas. 
Pues  bien,  estas  aberluras  son  un  caracter  huraano.  Los  mo- 
nos de  la  escala  mas  elevada  no  las  tienen  sino  rudimenta- 
rias.  La  oreja  del  hombre  tiene  un  gran  lobulo,  y  en  las  ra- 
zas  mas  degradadas  crece  hasla  el  punto  de  llevar  y  cubrir 
adornos  de  una  magnitud  escepcional.  En  los  monos  es  nulo 
ese  lobulo,  Otro  caracter  del  roslro  humano  es  la  sonrisa.  En 
los  monos  mas  elevados  levantan  los  musculos  zigomdticos 
el  orbicular  de  los  labios  encima  de  los  caninos.  Su  contrac- 
cion  deja  ver  los  dientes  de  guerra,  pero  no  produce  la  son- 
risa, y  la  espresion  bruial  del  animal  predomina.  Ni  el  Orang, 
ni  el  Chimpanzo  poseen  la  sonrisa,  siendo  esta  espresion,  asi 
como  el  lenguaj^.  patrimonio  esclusivo  del  hombre.  No  insis- 
lire  mas  en  este  punto,  y  paso  inmediataraente  al  estudio  de 
la  mano. 

Una  diferenc  ia  muy  grande  distingue  la  mano  de  los  mo- 
nos de  la  del  hombre,  y  puede  aprcciarse  bajo  el  doble  a«- 

TOMO  vr.  24 


370 
peclo  siguiente:  1.°  bajo  el  punto  de  vista  del  laclo,  del  ciial 
es  la  mano  el  principal  organo;  2."  bajo  el  punto  de  vista  dc 
Ids  movimientos  de  agarrar  y  de  locoraocion. 

1."  La  mano  del  hombre  es  un  organo  de  tacto,  y  al  mis- 
mo  liempo  lo  es  tambicn  de  mcdida;  razon  por  la  cual  la 
apellidaba  Mr.  de  Blainville  en  sii  lenguaje  pintoresco  com- 
pos sensible  de  cinco  piernas.  En  cfecto,  asi  como  las  puntas 
del  compas  determinan  los  limites  al  apoyarse  en  los  cuer- 
pos,  de  la  misma  manera  ese  compas  de  la  mano  mide,  apli- 
cando  sus  puntas  a  los  cuerpos  tangibles.  Asi  es  que  la  natu- 
raleza  ba  acumulado  en  la  estremidad  de  los  dedos  toda  clase 
de  perfeccion,  de  suerle  que  la  pie!  que  los  cubre  se  convierte 
en  organo  de  tacto  por  escelencia.  No  sera  inulil,  para  poder 
apreciar  mejor  esa  perfeccion,  entrar  en  ciertos  delalles  rela- 
tivos  a  las  condiciones  que  bacen  de  una  superficie  cutanea 
el  organo  de  un  tacto  acabado. 

La  principal  es  la  de  ballarse  dotada  suGcienlemente  de 
nervios;  pero  no  basta  la  sensibilidad,  sino  que  se  necesila 
ademas  que  se  la  ponga  en  juego  de  cierto  modo. 

La  piel  tiene  dos  caras,  superficial  la  una  y  profunda  la 
otra.  Si  le  suponemos  sensible  en  todo  su  espesor,  y  asi  suce- 
de  segun  lo  prueban  numerosas  observaciones,  podra  impre- 
sionarse  simultaneamente,  bajo  ciertas  condiciones,  por  su 
cara  superficial  y  profunda.  Las  impresiones  procedenles  del 
mundo  esterior  afectan  inraediatamente  la  cara  superficial. 
Pero  por  ligera  que  sea  la  presion  que  sufre  la  piel,  tiene 
que  oprimir  las  paries  subyacentes,  y  por  pequena  que  sea 
la  resistencia  de  estas,  puede  considerarse  que  tocan  a  su  vez 
a  la  cara  profunda  de  la  piel;  de  donde  resullan  dos  origenes 
de  impresiones  cutaneas:  unas  superficiales,  que  provienen  del 
mundo;  otras  profundas,  que  proceden  del  cuerpo.  Estas  ulti- 
mas llenan  un  papel  impurlanle,  mal  apreciado  hasia  ahora, 
y  enlran  por  mucho  en  la  sensacion  que  se  desenvuelve  a 
consecuenciade  una  variacion  de  aclilud.  Mas  sea  de  eslo  lo 
que  quiera,  si  se  somete  la  misma  porcion  de  piel  a  dos  im- 
presiones simultaneas.  una  superficial  y  otra  profunda,  esta 
eclipsara  la  primera,  y  la  sensacion  periferica  sera  confusa. 
Efeclivamente,  para  percibir  con  claridad  una  impresion  cual- 


371 

quiera  es  necesario  que  este  aislada;  y  por  consecuencia,  pa- 
ra (lislinguir  del  mismo  modo  una  superficial,  es  precise  que 
la  cara  profunda  de  la  piel  se  halle  libre  del  influjo  de  las 
causas  que  pudieran  afectarla. 

Enlre  el  las  las  mas  generales  son  las  paries  duras,  romo 
los  tendones  y  huesos.  Asi  es  que  cuando  ha  de  ser  delicado 
el  tacto,  nunca  se  ve  aplicada  inraediatamente  la  piel  a  una 
parte  dura,  sino  por  el  conlrario  se  halla  siempre  separada 
por  alguna  aglomeracion  elaslica  de  celulas  pingiiedinosas 
encerradas  en  las  niallas  de  un  dermis  muy  denso,  y  cuya 
acumulacion  forma,  bajo  la  piel  que  eleva,  una  almoliadilla 
conica  mas  6  menos  pronunciada.  Facilmenle  se  concibe  que 
poniendo  la  cara  profunda  de  la  piel  al  abrigo  de  loda  impre- 
sion  fuerte,  esas  almohadillas  pingiiedinosas  ban  de  ser  emi- 
nenlemente  favorables  al  ejercicio  del  laclo  que  se  verifica 
por  su  cara  superficial.  De  este  modo  un  analisis  filosofico 
muy  sencillo  de  los  organos  de  esle  senlido,  viene  a  juslificar 
la  importancia  que  ha  dado  el  Dr.  Guilton,  en  un  trabajo  in- 
leresanle,  a  los  aparalosque  se  acaban  de  mencionar. 

Otra  nueva  perfeccion  nos  ofrecen  las  modificaciones  que 
sufre,  en  la  parte  superior  de  esos  conos  pinguedinosos,  la 
superficie  esterna  de  la  piel.  Efeclivamente,  no  se  presenia 
alii  tersa  y  delgada  como  loban  supuesto  naturalisias  enten- 
didos,  fundados  en  consideraciones  teoricas,  sino  que  por  el 
conlrario  se  manifiesta  gruesa.  y  erizada  completamenle  de 
pequenas  prominencias,  dispuestas  en  series  espirales  alrede- 
dor  del  cono  tactil,  y  revestidas  de  una  epidermis  dura. 

Facil  es  de  comprender  la  imporlancia  de  esas  pequenas 
eminencias,  aisladas  y  conservadas  en  unos  estuches  epider- 
micos.  Sabido  es,  desde  los  esperimentos  de  Weber  y  de  Du- 
ges,  que  cuando  toca  la  piel  una  punlaaguda,  la  de  unaagu- 
ja  por  ejemplo,  la  impresion  no  se  limita  a  la  porcion  mini- 
ma, al  punlo  de  la  superficie  que  se  ha  tocado,  sino  que  se 
estiende  por  radiacion  a  su  rededor.  Existe  por  consiguiente 
una  zona  de  impresiones  sinipaticas  alrededor  del  punto  que 
afecta  una  impresion  direcla.  Por  lo  regular  es  bastante  es- 
lensa  dicha  zona,  y  en  cierlas  regiones  es  igual  su  radio  a 
Ires  milimetros  por  lo  menos.  De  modo  que  si  obran  varias 


causas  de  impresiones  sobre  punlos  bastante  proximos  para  que 
se  conl'undan  sus  zonas,  las  impresiones  se  confiindiran  igiial- 
uienle,  y  el  tacto  no  sera  claro  en  mancra  alguna. 

La  naluraleza  ha  resuello  esla  dificullad  aislando  bajo  un 
tubo  epidermico  la  referida  ^zona  desarroUada  en  un  cono 
llliforme.  Las  eminencias  oprimidas  delas  papilas  se  convier- 
(en  de  esle  modo  en  olros  lanlos  cenlros  de  impresiones,  pu- 
diendo  ya  estas  dislinguirse  unas  de  otras  a  muy  pequenas 
distancias.  El  examen  de  lal  disposicion  ofrece  pues  una  ra- 
zon  inteligiblede  los  resuUados  oblenidos  en  las  esperiencias 
de  Duges  y  de  ^Yebor. 

La  coordinacionde  las  series  papilares  alrededor  del  ver- 
lice  del  cono  taclil  en  una  espiral  mas  6  menos  regular,  es 
el  signo  de  cierta  perfeccion  que  se  esplica  por  algunas  con- 
sideraciones  analogas;  pero  la  prcsencia  de  la  almohadilla 
elaslica  tiene  aiin  otras  consecaencias.  En  las  grandes  presio- 
nes  ejercidas  en  la  pulpa  digital,  se  ensanchay  deforma  dicha 
almohadilla;  su  masa,  repelida  hacia  los  lados  de  la  falange 
ungular,  oprime  la  piel  contra  la  una  plana,  ancha  y  delga- 
daque  la  cubre.  De  lo  cual  resulta  una  sensacion  particular, 
a  la  que  doy  el  nombre  de  facto  subungular,  y  que  entra  en 
juego  a  cada  moniento  en  el  palpar,  operacion  con  cuyo  auxilio 
apreciamos  la  resistencia  de  los  cuorpos.  Por  eso  se  pierde  la 
delicadeza  del  tacto  con  la  caida  de.la  una  por  mas  que  per- 
manezca  integra  la  sensibilidad  cutanea.  Asi  pues  los  filosofos 
anliguos  han  dado  una  prueba  de  gran  sagacidad,  preslando 
a  las  unas  una  atencion  muy  especial.  Plalon  no  se  desdeno 
en  determinar,  por  interes  del  tacto,  la  longitud  que  debian  te- 
ner;  y  Galeno  le  imilo  en  este  particular.  Con  razon  creian 
esos grandes  hombres  que  nada  hay  insignificante  en  la  histo- 
ria  de  la  raano;  y  bajo  muchos  aspectos  han  escedido  en  este 
piinto  a  los  escrilores  del  siglo  XVIU.  No  olvidemos  que  Aris- 
toteles  ha  senalado  claramente  el  hecho  notable  de  la  raulti- 
plicidad  de  los  sentidos  del  tacto,  que  se  halla  hoy  fuera  de 
dud  a. 

Si  he  logrado  esplicarme  con  claridad,  ya  se  podra  com- 
prender  por  que  resultan  confusas  las  sensaciones,  por  vivas 
que  sean,  cuando  se  halla  enflaquecido  el  cono  pulposode  los 


373 
dedos,  y  por  que  se  aprecian  mal  las  presiones  en  ese  caso. 
Mr.  Guitlon,  cuyas  observaciones  son  notables  por  mas  de  un 
concepto,  ha  ensalzado  con  razonesnuevas  la  importancia  que 
daban  los  quiromantes  a  la  forma  y  disposicion  de  los  conos 
tacliles.  En  las  manos  de  los  idiolas  eslan  constanlemenle 
atrofiados. 

Los  monos  anlropomorfos  se  encuenlran  en  igual  caso. 
Tienen  deprimidos  los  referidos  conos,  y  marchita  su  pulpa: 
la  una,  sumamenle  recia,  cubre  masy  masla  falanje,  desapa- 
reciendo  las  espiras  papilares.  De  esle  raodo  ya  no  pueden 
palpar  con  precision  dichas  falanjes.  Si  un  Chinipanzo,  por 
ejemplo,  toca  un  cuerpo,  no  le  aplica  la  pulpa  de  las  falanjes 
ungulares,  sino  que  lo  arana  torpemente  con  la  punta  de  las 
Unas,  semejanle  en  esto  al  caballo  que  esplora  el  suelo  dan- 
dole  con  el  casco. 

En  los  monos  las  yemas  tacliles  no  existen  en  la  estremi- 
dad  de  los  dedos,  sino  en  el  borde  de  la  palma  de  la  mano, 
mirando  a  las  cabezas  de  los  raetacarpianos.  En  esta  base  de 
sujecion  abundan  raucho,  pero  ban  abandonado  las  punlas  del 
compas.  Y  sucede  esto  porque  la  mano  es  un  orgaiio  de  sus- 
pension en  los  monos,  y  no  de  raedida;  el  taclo  ilumina  al 
automata,  no  la  inteligencia. 

2."  Esa  inferioridad  de  la  mano  de  los  monos,  considera- 
da  como  organo  de  medida,  no  es  menos  mauifiesta  cuando  se 
examina  este  bajo  el  punlo  de  vista  de  los  movimientos  que 
ha  de  ejecular. 

En  la  mano  del  hombre  es  muy  grande  el  pulgar,  y  pue- 
de  oponerse  con  facilidad  a  los  demas  dedos.  Por  eso  no  solo 
tienen  un  volumen  considerable  los  miisculos  de  la  eminen- 
cia  thenar,  sino  que  larabien  el  pulgar  se  mueve  por  medio 
de  un  flexor  propio  muy  fuerte.,  cuya  accion  es  complela- 
mente  independiente  de  la  de  los  demas  flexores.  De  ahi  pro- 
cede  su  libertad  en  los  movimientos  de  flexion  y  oposicion,  que 
no  se  observa  en  animal  alguno.  En  la  mayor  parte  de  los 
monos  se  dobla  el  pulgar  con  auxilio  de  una  digitacion  del 
tendon  comun  del  flexor  profundo;  mas  por  fuerte  que  sea  el 
tendon,  no  da  al  pulgar  independencia  alguna;  y  sus  movi- 
mientos, mientras  seen  algo  energicos,  sehallan  ligadosinva- 


374 

riablcinenle  a  los  de  los  olros  dedos.  Pudiera  creerse  que  al 
elevarse  se  perfeccionarian  los  monos  bajo  esle  aspeclo,  pu- 
diendo  proinelerse  a  priori  hallar  en  el  Orang,  Gorilla  y  Chim- 
panzo  un  pulgar  mayor,  y  sobre  lodo  mas  indepeiulienle;  pero 
no  sucede  asi.  Con  efecto,  en  los  raonos  superiores,  lejos  de 
perfeccionarse  el  referido  dedo,  se  reduce  en  lodas  sus  par- 
ies, y  el  flexor  sobre  todo  se  alrofia  complelamente.  Verdad 
es  que  en  el  Orangulang  se  liga  un  tendon  muy  fino  a  la  ulti- 
ma falanje,  pero  apenas  corresponden  a  dicho  tendon  algunos 
haces  carnosos  de  los  de  la  eminencia  thenar;  por  consiguien- 
te,  no  tiene  relacion  alguna  con  el  sislema  de  flexores  largos. 
En  el  Gorilla  y  Chlrapanzo  aiin  son  mas  inferiores  las  condicio- 
nes.  Cierto  es  tambien  que  se  une  un  tendoncillo  con  la  ultima 
falanje  del  pulgar;  pero  carece  de  musculo,  y  solo  se  une  coo 
el  sistema  del  flexor  comun  por  medio  de  un  ligamento  elas- 
tico  muy  tenue.  No  tiene  pues  accion  real  alguna,  atestiguan- 
do  solo  la  exislencia  de  un  plan  general.  Lejos  pues  de  per- 
feccionarse el  pulgar  en  los  monos  antropomorfos,  tiende  a 
aniquilarse;  y  ese  dedo,  caracteristico  de  la  mano  del  hombre, 
se  convierlfe  en  un  espolon  sin  fuerza,  sin  movimiento  ni  uso. 
Es  preciso  nolar  que  la  indicada  tendencia  al  aniquilaraienlo 
es  peculiar  Je  los  monos  de  escala  mas  elevada.  Los  que  ca- 
recen  de  pulgares  en  Africa  son  los  Colobos,  muy  afines  de  los 
Semnopitecos,  y  en  America  los  Atelas,  que  ocupan  con  los 
Alluatas  la  ciispide  de  la  serle  de  los  monos  del  Nuevo  Mun-c 
do.  ;,Puede  darse  prueba  mas  concluyenle  de  que  un  mono, 
por  elevado  que  sea,  no  llega  nunca  a  semejarse  al  hombre? 
;Y  de  que  esa  mano  tan  decantada,  lejos  de  ser  un  organo  de 
medida,  aparato  de  un  taclo  inteligente,  no  es  mas  que  un 
garfio  movil  agarrador,  acomodado  a  las  uecesidades  de  un 
cremnobatisrao  habitual?  Resullado  tanto  mas  significativo, 
cuanlo  que  por  otra  parte  hay  la  mayor  semejanza  general 
entre  el  tipo  humane  y  el  de  los  monos. 

No  insistire  en  la  diversidad  de  organizacion  queofreceel 
tronco  del  hombre  comparado  con  el  de  los  monos  antropo- 
morfos, porque  las  diferencias  que  pudiera  designar  se  ha- 
llan  ante  lodo  en  armonia  con  el  modo  de  descansar.  Asi  pues, 
las  corvaduras,  que  son  en  el  hombre  la  condicion  mecanica 


375 
de  la  aptitud  vertical  en  la  locomocion,  no  exisle  en  los  mo- 
nos  superiores,  y  la  region  lumbar  se  abrevia  lanlo  en  ellos 
que  en  el  Gorilla  se  unen  las  lillimas  costillas  con  los  ileos; 
de  suerte  que  la  forma  del  Ironco  que  se  ha  converlido  en  in- 
movil,  se  vuel^e  cada  vez  mas  esferoidal.  De  nolar  es  que 
diclia  forma,  atendida  la  invariabilidad  del  centre  de  grave- 
dad,  es  tan  favorable  al  equilibrio  de  suspension,  como  seria 
adversa  al  de  una  eslacion  vertical  sobre  el  suelo.  Por  consi- 
guienle,  es  la  mas  a  proposito  para  el  destino  de  un  animal 
que  en  la  mayor  parte  de  sus  movimientos  puede  asimilarse 
a  un  pendulo.  De  abi  resulta  la  prodigiosa  agilidad  de  los 
raonos  en  los  bosques,  y  la  torpeza  de  sus  movimientos  cuan- 
do  caminan  en  dos  pies. 

Existen  porolra  parte  enlre  los  diversosgrupos  de  monos, 
y  particularmenle  entre  el  Orang  y  el  Chimpanzo,  diferencias 
tales,  que  no  es  posible  aproxiraarlos  tanto  como  lo  hacen  la 
mayor  parte  de  los  zoologos. 

1."  El  hombre  ofrece  la  primera  particularidad  diferen- 
cial.  En  el  hombre  e\  peqiieno pectoral  se  une  a  la  apofisis  co- 
racoide,  a  la  que  hace  bajar,  y  lo  mismosucedeen  el  Orang. 
Pero  en  el  Gorilla  y  Chimpanzo  sucede  de  olro  modo:  dicho 
musculo  se  termina  en  efeclo  por  un  tendon  que  pasa  por  enci- 
madela  apofisis coracoide  con  auxiliode  un  aparalo  sinovial, 
y  va  a  fijarse  definitivamenle  en  la  capsula  delaarliculacion 
escapulo-humeral,  hacia  el  verlice  de  la  tuberosidad  esterna 
del  hiimero.  Este  musculo  es  por  lo  tanto  muy  parecido  al 
pectoral  medio  de  las  aves,  y  se  convierte  en  un  fuerteele- 
vador  del  brazo.  Tan  ingeniosa  disposicion  se  nota  tambien 
en  todos  los  Macacos. 

2.°  En  el  hombre  y  en  el  Orang  el  cuadrado  pronador  se 
compone  de  fibras  que  corresponden  enteramenle  a  la  cara 
palmar  del  anlebrazo.  Por  consecuencia  es  esclusivamente 
pronador;  pero  en  el  Chimpanzo,  en  el  Gorilla  y  todos  los 
Macacos,  una  gran  parte  de  las  fibras  de  este  musculo  se  fi- 
ja  en  la  cara  dorsal  del  radio.  Luego  al  paso  que  es  pronador 
poralgunas  fibras  suyas,  essupinador  por  olras.  En  el  Chim- 
panzo y  en  los  Macacos,  exisle  a  la  vez  un  cuadrado  pronador 
y  otro  siipinador- 


376 

3."  En  la  uiano  del  liombre  y  cara  dorsal  hay  cieilos 
uiusculosque  se  Daman  eslcnsores  propios,  correspondiendo  a 
este  sislema  el  eslensor  propio  del  pnlgar,  el  del  indice  y  de- 
do  auricular.  En  el  hombrc,  en  el  Gorilla  y  Chimpanzo,  y 
aun  en  los  demas  inonos  y  maraiferos,  dichos  eslensores  for- 
raan,  en  union  con  el  eslensor  comun,  la  vaina  fibrosa  que 
cubre  la  cara  dorsal  de  los  dedos;  pero  en  el  Orang  se  obser- 
va  una  disposicion  distinta  y  enteramente  particular.  Efecli- 
vamente,  losreferidos  miiscnlos,  por  una  escepcionde  que  no 
se  conoce  olro  ejemplo,  se  adiiieren  a  la  estremidad  superior  de 
las  primeras  falanges,  de  las  cuales  son  esclusivamente  eslenso- 
res. Bajo  este  punto  de  vista,  tarabien  se  diferencia  de  un  modo 
singular  la  mano  de  los  Orangs  de  la  de  los  Chimpanzos. 

i."  La  miologia  del  miembro  posterior  en  los  Chimpanzos 
y  en  los  Gorillas,  cs  del  lodo  semejante  a  la  del  Magol.  El 
pidgar  se  mueve  en  ellos  con  auxilio  de  un  largo  flexor  muy 
fuerte,  y  el  movimienlo  de  oposicion  de  dicho  dedo,  que  es 
enorme,  se  halla  tambien  auxiliado  por  la  accion  del  largo 
peroneo  lateral;  en  el  Orangutan,  por  el  contrario,  el  pulgar 
de  la  mano  tibial  es  rudimenlario  casi  en  el  mismo  grado  que 
el  de  la  mano  radial,  y  cosa  notable,  falla  ahsolulamenle  el 
flexor  largo  de  dicho  dedo.  Cuando  mas,  se  halla  representado 
por  un  lendoncillo  unido  por  medio  de  algunas  fibras  carno- 
sas  a  la  raasa  de  los  raiisculos  que  forman  la  eminencia  the- 
nar de  esta  mano  posterior;  asi  que  el  referido  pulgar  no  pue- 
de  oponerse  a  los  demas  dedos.  Los  eslensores  propios  ofre- 
cen  en  el  pie  del  Orang  las  mismas  particularidades  que  en 
la  mano,  es  decir,  que  se  unen  inmediatamente  a  las  prime- 
ras falanges.  Esto  constiluye  una  organizacion  tipica,  a  la 
cual  toda  alencion  que  se  preste  sera  poca. 

Las  observacioncs  generales  que  van  espuestas  autorizan 
para  asegurar:  1."  que  el  Orang,  por  un  lado,  el  Chimpanzo 
y  Gorilla  por  olro,  muy  diferentes  ya  bajo  el  punto  de  vista 
de  la  organizacion  cerebral,  representan,  entre  los  monos,  dos 
lipos  perlectamente  dislintos;  2."  que  descendiendo,  no  llega 
el  horabre  a  semejarse  a  los  monos;  y  reciprocamenle,  que, 
elevandose,  no  adquieren  estos  semejanza  alguna  real  con  el 
horabre. 


377 

Eslos  casos  prueban  que  la  idea  de  la  serie  animal,  defen- 
dida  con  lal  arroganciapor  Mr.de  Blainville,  os  una  abstrac- 
cion  que  deja  intactala  doclrina  de  la  eterna  dislincion  de  los 
lipos  y  las  especies.  Todo  tipo  se  perfecciona  6  deleriora,  se 
eleva  6  desciendo  en  si  mismo;  pero  ninguno  pasa  a  olro;  y 
por  afines  que  sean,  las  esferas  de  su  desarrollo  no  se  con- 
funden  jamas.  Esla  proporcion  general  resulta,  al  parecer  del 
aulor,  confirmada  de  un  mode  rigoroso  por  los  casos  que  ha 
ritado  sumariamenle. 


■waoQgTB"* 


378 


VAKiEDADES. 


Ocultacion  de  Jupiter  por  fa  Luna,  calculada  en  d  Observalorio  as- 
(ronomico  de  Madrid.  El  dia  8  de  noviembre  de  oste  auo  lendra  lugar 
una  ocultacioa  de  Jiipiter  por  la  Luna,  que  sera  visible  en  toda  la  Penin- 
sula Espaiiola.  El  presente  anuncio  esta  esprcsado  en  (tempo  medio  as- 
tronomico,  y  serefiere  a  la  localidad  del  Observalorio  de  Madrid;  j  aun- 
que  el  efecto  de  la  paralaje  lunar  influye  lo  bastante  para  que  los  mo- 
mentos  del  principio  y  fin  de  la  ocultacion,  asi  como  los  punlos  del  disco 
de  la  Luna  en  donde  debe  tener  lugar  la  inmersiony  emersion  del  plane- 
ta,  scan  distintos,  aun  despues  de  tener  en  cuenta  la  diferencia  de  longi- 
tudes, sin  embargo,  cualquier  aficionado  que  quiera  prepararse  a  hacer 
la  observacion  puedc  servirse  de  estos  dates,  anticipandose  algun  tiempo  y 
siguiendo  al  planeta  hasta  su  contacto  aparente  con  el  limbo  de  la  Luna. 
Representando  Q  y  Q'  los  arcos  comprendidos  eulre  el  punto  mas  boreal 
del  disco  de  la  luna  y  los  puntos  por  donde  debe  verificarse  la  desapari- 
cion  y  reaparicion  del  planeta,  contados  estos  arcos  desde  el  punto  Norte 
hacia  el  Sur,  pasando  por  el  Esfe  desde  0"  a  360".  La  diferencia  entre  el 
valor  de  Q  dado  en  el  presente  anuncio  y  la  inmersion  observada  desde 
un  punto  cualquiera,  podra  servir  para  hallar  la  que  debe  haber  entre  el 
valor  de  Q'  y  el  punto  por  donde  debe  verificarse  la  emersion  en  aquel 
mismo  lugar,  debiendo  ser  para  los  diferentes  observadores  sensiblemen- 
te  paralelas  las  cuerdas  recorridas  por  el  centro  del  planeta  en  el  disco 
de  la  Luna.  Generalmente  en  las  ocultaciones  de  Jupiter  sucede  que  la 
emersion  de  alguno  de  sus  satelites,  anuncia  con  alguna  anticipacion  la 
proximidad  del  momento  de  la  reaparicion  del  planeta,  asi  como  el  punto 
del  disco  de  la  Luna  por  donde  aquella  va  a  verificarse;  pero  por  una  fa- 
tal coincidencia  los  satelites  2,°y  3."  estan  eclipsados  por  Jupiter  en  aquel 
momento,  verificando  los  dos  sus  reapariciones  pocos  minutos  despues  de 
haber  concluido  la  ocultacion;  el  4."  sat^lite  se  halla  al  oriente  del  pla- 
neta, por  consiguiente  su  reaparicion  se  verifica  despues  de  la  de  este;  y 
en  cuanto  al  1."  se  halla  en  aquel  momento  tan  proximo  al  disco  de  Jiipi- 
ter, que  no  puede  servir  su  reaparicion  para  este  objeto.  Debe  tenerse 
presente,  que  si  el  anteojo  es  de  los  que  invierien  los  objetos  tiencn  una 


3"9 

posicion  apareule  diametralmente  opuesta  a  la  verdadera,  que  es  a  la  quo 
aqui  se  hace  referencia. 


T.  m.   lIc  Ma.lrlcJ. 


Desaparicion  del  centro 12''  39°',4. 

Reaparicion 13    34,8. 

0=33",5     ()'=260°,0 

Deben  hacerse  las  4  observaciones  correspondientes  a  los  contaclos 
interiores  y  esteriores  de  los  dos  limbos. 

— Estadi'stica  de  los  ferro-carriles  ingleses.  El  Rcino  unido  de  la 
Gran-BretaSa  e  Irlanda  posee  en  la  aclnalidad  8.054  millas,  6  scan 
12.967  kilometros  de  ferro-carriles:  longitud  mayor  que  la  que  tendrian 
reunidos  los  cinco  rios  principales  de  Europa.  Los  carriles  de  hierro  colo- 
cados  a  continuacion  unos  de  otros  alcanzariau  a  dar  la  vuella  al  globo. 

Ha  costado  la  construccion  de  los  ferro-carriles  ingleses  286  millones 
de  libras  esterlinas  (27.170  millones  de  rs.),  cautidad  que  equivale  a  la 
tercera  parte  de  la  deuda  nacional.  En  los  dos  ullimos  alios  los  gastos  de 
la  guerra  ban  escedido  de  la  cuarta  parte  de  la  canlidad  iiidicada.  ^Pero 
qu^  son  las  ventajas  materiales  conseguidas  con  tan  inmenso  sacrificio,  si 
se  comparan  con  las  que  los  ferro-carriles  producen? 

Pava  Uevar  a  cabo  la  coustruccion  de  estos  ha  sido  necesario  ejecuta 
obras  muy  iraportantes,  como  mas  de  50  millas  (80  kilometros)  de  tiine- 
les,  11  millas  (18  kilometros)  de  viaductos  solo  en  las  inmediaciones  de 
Londres,  y  150  millones  de  yardas  ciibicas  (114.600.000  metres  ciibi- 
cos)  de  terraplen,  masa  de  tierra  que  podria  formar  una  montana  al  lado 
de  la  cual  apenas  se  advertiria  la  iglesia  de  San  Pablo  6  el  Monasterio 
del  Escorial. 

La  distancia  anualmente  recorrida  por  los  Irenes  ingleses  es  de  80 
millones  de  millas  (129.000.000  kilometros).  El  material  de  esplotacion 
se  compone  de  5.000  maquinas  y  de  150.000  vehiculos  de  todas  clases. 
Si  se  pusiesen  en  fila  las  locomotoras  tocandose  unas  a  otras  formarian 
una  Iinea  de  50  kilometros  (9  leguas  espaGolas).  Los  vehiculos  colocados 
de  igual  manera  ocuparian  844  kilometros  (153^  leguas  espauolas). 

Las  compaHias  de  los  ferro-carriles  emplean  90.400  agentes  de  todos 
grades.  Queman  las  locomotoras  en  un  aCo  2  millones  de  toneladas  de 
carbon,  6  sea  4  toneladas  por  minuto,  que  convierten  en  vapor  20  de 
agua,  cantidad  suficienle  para  todas  las  necesidades  de  una  gran  ciudad 
como  Liverpool. 

Este  consume  de  carbon  es  casi  igual  a  la  cantidad  que  se  esporta 
anualmente  de  Inglaterra,  y  eqitivale  a  la  mitad  del  consume  de  Londres 
en  el  mismo  pen'odo. 


380 

Durante  1854  los  fcrro-carriles  inglcses  ban  trasportado  111.000.000 
dc  viajeros  a  la  distancia  media  do  12  millas  (19.320  metres).  Para  efec- 
tuar  cste  frasporle  per  los  medios  que  antes  se  empleaban  se  hubierane- 
cesitado  para  300.000  viajeros  por  dia  10.000  diligencias  y  120.000 
caballos.  Los  productos  totales  de  los  ferro-carriles  en  1854  ban  ascen- 
dido  a  20.215.000  libras  esterlinas  (1920  millones  de  rs.);  siendo  de 
notar  quo  no  hay  una  sola  compaiiia  cuyos  productos  no  bayan  aumenta- 
do,  a  pesar  de  la  competencia  de  las  nuevas  secciones  que  so  ban 
abierlo. 

El  desgaste  que  de  la  esplotacion  de  los  ferro-carriles  resulta  es  con- 
siderable, puesto  que  en  cada  alio  bay  que  renovar  20.000  toneladas  de 
hierro  y  26  millones  de  traviesas,  para  las  cuales  se  necesitan  por  lo  me- 
uos  3  00.000  arboles,  que  ocupan  5.000  acres  de  monte  (cerca  de  2000 
hectareas)* 

Respecto  de  las  tarifas,  el  interes  de  las  compailias  y  el  del  publico 
son  identicos.  Aquellas  calculan  los  precios  atendiendo  a  las  circunstan- 
cias  que  producen  los  mayores  ingresos,  y  tales  circunstancias  son  cabal- 
mente  las  que  tienden  a  aumentar  todo  lo  posible  el  movimiento  de  los 
viajeros,  porque  este  cuesta  menos  que  el  de  mercanci'as,  y  un  trcn  com- 
puesto  del  termino  medio  de  carruajes  puede  conducir  200  personas. 
Los  gastos  de  traccion  de  un  tren  de  viajeros  ascienden  a  lo  sumo  a  1 
cbelin  y    3   peniques  por  milla,  6  sea  a  5,89  rs.  por  kilometre,  y    100 

viajeros  tan  solo  a  y  de  penique  por  milla    (0,15   rs.  por  kilometre) 

producen  5  cholines  y  2|  peniques  (24,54  rs.)  Los  ferro-carriles  ban  he- 
cbo  inmensos  servicios  al  ramo  de  correos,  porque  sin  ellos  no  bubiera  si- 
do  posible  llevar  a  cabo  la  reforma  realizada,  puesto  que  solo  por  la  faci- 
lidad  que  ofrecen  es  dado  a  la  administracion  bacer  el  trasporte  por  far- 
dos  que  los  antiguos  carruajes  no  hubieran  podido  conducir.  Asi  so  ob- 
serva  en  el  ferro-carril  de  London  and  Norte  western,  que  los  periodicos 
hebdomadarios  que  salon  los  viernes  por  la  noche  llenan  8  6  10  carrua- 
jes, lo  cual  bubiera  exigido  14  6  15  cocbes  de  los  que  antes  so  emplea- 
ban, y  do  segur  ocon  la  tarifa  do  1  penique  la  administracion  no  podria 
pagar  los  gastos  de  ostos  cocbes  ontro  Londres  y  Birmingham.  A  los  fer- 
ro-carriles pues  debe  el  publico  esto  inmeuso  progreso.  La  administracion 
no  bubiera  podido  de  otra  manera  distribuir  el  Times  con  las  enormcs  di- 
mensiones  que  ahoratiene,  ni  los  libros  azules,  6  sean  las  comunicaciones 
oficialos  del  Parlamento;  y  en  tal  case,  ^a  qu^  bubiera  servido  el  impri- 
mirlos? 

El  tel^grafo  electrico,  complemento  indispensable  de  los  ferro-carri- 
les, no  tenia  hace  7  aBos  gj^  de  la  importancia  que  despues  ha  adquiri- 


381 
•3o,  Posee  hoy  dia  Inglaterra  7.200  millas  (11.592  kildraetros)  de  hnoas 
lelegraficas,  que  componen  30.000   millas  de  alambre.  Por  esta  gran  via 
adrea  se  trasmiten  en  cada  auo  mas  de  un  millon  do  despachos  publico?, 
y  en  cUo  se  ocupan  mas  de  3.000  empleados. 

Inmeusa  es  la  importancia  del  conjunto  de  los  ferro-carriles  ingleses, 
que  ocupan  directamente  90.00  0  individuos  y  mas  de  40.00  0  de  nn  mo- 
do  menos  inmediato;  en  todo  130.000  hombres,  que  con  sus  familias   re- 

] 
prcscntan   500.000  almas,  6  sea  —  de  la  poblacion  del  Reino  iinido.  Los 

iugresos  anualcs  esceden  ya  hoy  de  20.y00.000  de  libras  esterlinas,  su- 
raa  que  equivale  casi  a  la  mitad  de  las  rentas  del  Estado. 

Si  se  interrumpiese  el  servicio  de  los  ferro-carriles,  los  trasportes  que 
por  ellos  se  hacen  costarian  por  lo  menos  60  millones  de  libras  esterli- 
nas; por  cousiguiente  puede  calcularse  que  proporcionan  anualmente  una 
economia  de  4  0  millones  de  libras  esterlinas;  pero  no  es  esta  sola  la  ven- 
taja  que  producen  en  beneficio  del  publico,  para  el  cual  el  tiempo  vale 
mucho  dinero  (^time  is  money),  porque  en  efecto  en  cada  viaje  a  1  2  millas 
de  distancia  hacen  ganar  una  hora  a  11 1  millones  de  viajeros  por  auo, 
lo  cual  equivale  a  38.000  aiios  de  trabajo  a  razon  de  8  horas  por 
dia,  economia  de  tiempo  que  calculando  en  1 4  rs.  el  t^rmino  medio  del 
salario  corapone  una  suma  de  194  millones  de  reales. 

— En  la  ultima  sesion  de  la  Sociedad  de  geografia,  Mr.  de  Merrey 
leyo  una  carta  de  Mr.  Bonpland,  en  que  este  ilustre  viajero  y  botanico 
ofrece  algunos  curiosos  detalles,  relativos  a  sus  importantes  cultivos,  y 
deja  traslucir  que  no  tardara  en  visitar  la  Francia,  pues  dice:  «Guando 
las  dosopcraciones  que  me  detienen  esten  en'buen  est  ado,  nada  me  im- 
pedira  el  regreso  a  mi  antigua  habitacion  de  la  calle  del  Monte  Tabor 
y  la  Malmaison.  Pero  este  viaje  tcndra  un  objeto  positivo,  aunqne  sera 
de  corta  duraciou;  y  luego  pienso  volver  a  mis  plantaciones  del  Uruguay, 
donde  me  propongo  ofrecer  al  gobierno  mis  colecciones  botanicas  y  mi- 
neralogicas,  y  mis  manuscritos,  para  que  los  deposite  en  el  Museo.»  La 
lectura  de  esta  carta  del  iufatigable  naturalisla,  que  conserva  a  los  83 
aiios  de  cdad  todo  el  vigor  y  toda  la  actividad  de  la  juventud,  ha  sido 
escuchada  con  un  vivo  interes. 

—  Mr.  Lepage,  farmaceutico  de  Gisors,  ha  tornado  con  empeiio  el  es- 
tudio  del  castaiio  de  Indias,  al  que  atribuye  un  gran  porvenir.  Ha  empe- 
zado  haciendo  en  ^1  un  analisis  quimico  muy  defenido,  y  ha  visto  que 
esta  compuesto,  sobre  100  partes-,  de  agua,  45;  tejido  vegetal,  8,50; 
fecula,  17,50;  aceite  dulce  saponificable,  6,50;  glucosa  6  azurar  aualo- 
go,  6,75;  sustancia  particular  de  un  sabor  ligeramente  dulzaino,  3,7  0; 
saponina  6  principio  amargo,  4,45;  materias  proteicas,  albumina  y  casei- 
na,    3,35;    gnraa,    2,70;  iicido   organico   y    sustancias   minerales,  1,55. 


382 

Lwego  lo  considera  bajo  el  pnnto  de  visla  del  partido  que  puede  sacarye 
de  61  en  la  fabricacion  do  la  destrina,  de  la  g;luaza,  del  acido  oxalico,  de 
las  colas  y  aderezos,  del  alcohol,  del  residue  lactico,  do  la  fabricacion  dc 
un  pan  mezclado  con  trigo,  del  alimenlo  de  los  aniraales,  etc.,  etc.  Il.i 
pocos  meses  hemos  comido  pure  de  castauo  do  la  India,  becbo  con  una 
f^cula  entcramente  despojada  de  todo  principio  amargo,  raediante  un  nu- 
mero  suficientc  dc  lavados.  Muchas  familias  de  la  Borgoua  prefieren  esto 
pure  al  de  lentejas  6  castalias. 

—  Desecamiento  del  mar  de  Harlem.  Los  Holandeses  son  avaros  de  la 
poca  lierra  que  poseen  en  el  continente  de  Europa,  con  tanta  mas  razon 
cuanto  que  se  la  disputa  el  mar  que  tienen  suspense  sobre  el  nivel  de  sii 
suelo. 

La  Ilolanda  ha  side  siempre  un  pais  pantauoso,  pero  el  Ocdano  no 
ha  atacado  profundamonte  sus  costas  hasta  nuestro  siglo.  En  otro  tierapo 
no  existia  el  Zuyderzee,  formando  la  parte  Sur  dc  csle  golfo  un  lago  ais- 
lado  en  medio  dc  las  tierras,  al  que  llamaron  los  Roraanos  lago  Flevo, 
que  servia  de  desembocadura  a  uno  de  los  brazos  del  Rhin;  um'ase  al  mar 
del  Korte  por  un  riachuelo. 

Hasta  1225,  segun  TIbbo-Emmio,  despues  de  romper  sus  diques  en 
toda  la  costa  Norte  de  Rata  via,  desde  la  embocadura  del  Ems  hasta  el 
Flevo,  no  penetro  el  mar  en  las  tierras  mas  de  30  leguas,  y  formo,  reu- 
ni^ndose  con  el  lago  Flevo,  el  golfo  de  Zuyderzee. 

Aun  se  nota  hoy,  pasados  los  bancos  de  arena  de  la  costa  actual,  la 
antigua  de  Batavia,  marcada  por  una  linea  de  islas  longitudinales,  Te- 
xel,  Vlielaod,  Terscbelling,  Ameland,  etc.,  que  se  estiende  desde  la  par- 
te Sur  de  la  desembocadura  del  Zuyderzee  hasta  la  del  Ems. 

Como  consecuencia  de  tan  terrible  inundacion,  hubo  otras  que  nofue- 
ron  menos  devastadoras;  de  modo  que  todo  el  territorio  comprendido  cn- 
tre  las  ciudadcs  de  Amsterdam,  Harlem  y  Leida  lo  invadieron  las  aguas? 
formando  un  golfo  pequeiio  que  ha  recibido  la  calificacion  de  mar  de 
Har/fvi,  a  causa  de  lo  salobre  de  sus  aguas:  su  estension  es  de  2  5  kilo- 
metres de  longitud  por  1 1  de  ancbo.  Al  Sur  comunica  con  el  Rhin  an- 
tiguo,  y  per  el  Nordeste  con  el  Zuyderzee  per  el  golfo  de  la  Y,  en  cu- 
yo  centre  se  construyo  una  esclusa  de  mamposten'a  que  interceptaba  la 
navegacion  entre  Amsterdam  y  Harlem,  y  que  se  tenia  por  la  mas  pre- 
ciosa  del  mundo. 

Viendo  los  Holandeses  amenazado  constantemenfe  su  territorio  por 
el  mar,  idearon  ponerlo  a  cubierto  de  nuevas  inundaciones,  estableciendo 
todo  alrededor  de  sus  costas  un  vasto  sistema  de  esclusas;  y  en  cuanto 
se  vieron  libres  del  alcance  de  las  aguas,  pensaron  en  reconquistarles 
parte  del  territorio  invadido. 

El  mar  de  Havlem,  que  la  tradicion  suponia  baber  side  en  otro  tiem- 


;{83 

po  iin  pais  rico,  cultivado  y  Heno  dc  poblaciones  inuy  buenas,  Uamo  pri- 
inero  la  atencion,  y  sc  trat6  de  verificar  su  desecacion.  Los  judi'os  se 
comprometieron  a  hacer  los  gastos  si  se  les  concedia  la  propiedad  del 
terreno,  a  lo  ciial  no  sc  accedio  por  varias  razones,  pero  la  linica  que  se 
aleg6  file  el  peligro  de  que  se  inundase  a  su  vez  Amsterdam  si  llegaba 
a  efectuarse  la  desecaciou. 

Mas  seraejanles  temorcs  no  ban  prevalecido  en  nuestros  dias,  y  la 
desecacion  del  mar  de  Harlem  sc  principio  en  18S9,  y  boy  sc  halla  com- 
plelamente  terminada. 

El  18  de  noviembrc  escribian  de  Amsterdam  a  la  Gaceta  de  Ambur- 
go,  que  segun  la  Memoria  del  Presidente  de  la  comision  encargada  de  di- 
cha  obra,  los  gastos  desde  1839  a  1855  inclusive  ascendian  a  8.981.344 
florines  de  Holanda  (69.918.871  rs.),  calculandose  el  producto  de  las 
lierras  que  ban  de  venderse  en  8  millones  de  florines  (65.604.000  rs.) 

En  la  actualidad  principian  a  discminarse  casas  de  campo  por  el  an- 
tiguo  lecho  del  mar,  habiendole  arrancado  cerca  de  18.000  bectareas,  que 
podran  sostener  comodamente  100.000  personas  con  los  ganados  que  les 
sean  necesarios. 

Mucbo  se  ba  hablado  en  estc  siglo  de  desecar  el  Zuyderzee:  tal  vez 
el  ^xito  feliz  de  igual  operacion  en  el  mar  de  Harlem  anime  para  emprc- 
sa  tan  considerable,  a  pesar  del  temor  de  arrniuar  el  comercio  de  las 
ciudades  que  poseen  puertos  en  estc  golfo, 

—Jmmdacion  de  los  desiertos  de  Pa/estina  y  de  Jrabia.  La  empre- 
sa  de  que  vamos  a  bablar  es  de  naturaleza  enteramente  opuesta  a  la  de 
la  desecacion  del  mar  de  Harlem,  y  consistiria  en  sumergir  una  estension 
de  mas  de  900  Icgnas  de  terrenos  desiertos  que  cubren  las  arenas,  para 
formar  un  golfo  que  sirviese  de  comunicacion  al  Mediterraneo  con  el 
mar  Rojo  y  Octane  Indico. 

La  idea  de  estc  proyecto  se  debe  a  las  dificulfades  que  ofrece  la 
apertura  de  un  canal  de  120  kilometres  de  longitud  y  tOO  de  ancbo,  por 
medio  del  istmo  de  Suez,  y  desdo  esta  ciudad  a  Pelusa,  conforme  al  pia- 
no levantado  por  los  dos  ingenieros  del  Vircy  de  Egipto,  Linant-Ecy  y 
Mongel-Bey. 

El  colosal  proyecto  dc  inundar  una  parte  del  desierto  de  Palestina 
y  de  la  Arabia  Petrea  es  concepcion  de  un  oficial  de  los  mas  sabios  dc  la 
marina  inglcsa,  el  capitan  William  Allen,  muy  conocido  por  la  esplora- 
cion  de  las  orillas  del  Niger,  a  que  tan  intrepidamcntc  dio  feliz  ciina 
en  1842, 

Los  datos  en  que  se  funda  plan  tan  grandioso  son  los  siguicntes.  Al 
pic  del  monte  Li'bano  principia  un  gran  valle  que  se  estiende  por  el  lago 
de  Tiberiade,  la  cuenca  del  Jordan  y  del  mar  Muerto,  y  al  Sur  por  los 
valles  de  la  Sal  y  Anion  basta  la  punta  estrema  del  mar  Rojo,  llamado 


384 
jTolfo  de  Akabali,  que  forma  el  brazo  oriental  de  la  peninsula  en  cujn 
interior  se  halla  el  monte  Sinai.  Estos  dos  valles,  que  se  prolongan  desde 
el  golfo  de  Akabah  al  mar  Muerto,  fijan  al  oriente  el  h'mitc  del  desicrto 
por  el  cnal  anduvieron  erranles  los  hebreos  tanto  liempo  despues  de  sn 
salida  de  Egipto.  El  fondo  de  cUos,  que  hablando  con  propiedad  son  solo 
conlinuacion  iino  de  olro,  es  sumamcntc  depriraido,  y  se  ha  creido  reco- 
nocer  en  el  un  antiguo  cauce  de  rio,  por  el  cual  el  Jordan,  saliendo  del 
mar  Muerto  como  ahora  lo  liace  del  lago  Tiberiade,  debio  desaguar  en 
otro  tiempo  en  el  mar  Rojo  por  la  punta  de  Akabab. 

El  suelo  de  este  valle  se  halla  tan  bajo  en  muchos  parajes,  que  su  ni- 
vel  es  inferior  en  mas  de  400  metros  al  del  Mediterraneo.  Fundado  en 
esta  consideracion  y  en  otras  varias,  cree  el  capitan  Allen  que,  poste- 
riormente  a  las  ultimas  revoluciones  del  globo,  ha  cubierto  enteramente 
dicbo  NTille  un  mar  considerable. 

Separado  del  mar  Rojo  por  la  elevacion  del  pais  situado  en  su  estre- 
rao  meridional,  lo  alimentarian  Ian  solo  algunos  torrentes  insignificantes, 
y  facilmente  pudo  desecarlo  de  este  modo  el  ardiente  calor  que  reina  en 
aquellas  regiones. 

Per  consecuencia  el  Capitan  Allen  propone  la  apertura  de  un  canal 
desde  el  golfo  de  Akabah  al  mar  Muerto,  y  otro  de  igual  magnitud  des- 
de el  Mediterraneo,  cerca  del  monte  Carraelo  (al  Sur  de  la  bahi'a  de 
Acre),  atravesando  la  llanura  de  Esdraelon,  basta  la  interrupcion  de  la 
Cordillera  montuosa  del  Libano.  «De  este  modo,  dice  Mr.  William  Allen, 
haciendo  una  irrupcion  el  Mediterraneo  con  un  descenso  de  1300  pi^s, 
se  apoderaria  del  valle,  convirtiendo  ese  desierto  esteril  6  iniitil  en  un 
Oceano  de  '2000  milias  de  estcnsion.  El  viaje  a  las  Indias  por  mar  sen'a 
tan  breve  como  el  camino  de  tierra  por  Egipfo;  y  un  pais  completamento 
arido  y  esteril  en  este  memento,  se  volveria  fertil:  laPalestiua  veria  cre- 
cer  su  poblacion,  y  el  cultivo  haria  florecer  su  territorio. 

El  Capitan  Allen  ha  esplanado  en  un  folleto  este  ingenioso  proyerlo, 
pero  cuya  ejecucion  presenta  graves  dificultades. 


— »•»  >  »■><■*  ?f^.— 


N.»  7.°-REVISTA  DE  ClE^l AS. -Ociubre  1856. 


mmm  ex4Ctas. 


— M<»<i>®^-©«i«»*— 


OEODESIit. 


Determinacion  de  las  diferencias  de  longilud;  por  Mr.  Le 
Verrier. 

(l.'Institiit,  ^5  /igosto  <856.) 

Al  analizar  el  escrito  de  Mr.  Le  Verrier  nos  proponemos  de- 
cir  en  que  consisle  el  metodo  acabado  de  eiisayar  en  el  Ob- 
servatorio  de  Paris,  y  que  parece  a  punto  de  practicarse  es- 
tensa  y  conjuntamente  por  los  aslronomos  del  mismo,  los  ofi- 
ciales  del  cuerpo  de  Estado  Mayor  y  los  empleados  de  los  te- 
legrafos  electricos,  con  objeto  de  determinar  las  diferencias 
de  longitud  entre  cierto  niimero  de  puntos  dela  carta  deFran- 
cia  (meridiano  de  Paris  y  paralelo  medio). 

Cuando  se  determino  el  ano  1854  la  diferencia  de  lon- 
gitud entre  los  dos  observatories  de  Paris  y  Greenwich,  con- 
sistio  esencialmente  el  metodo  empleado  en  usar  senales  de 
telegrafia  electrica  para  comparar  los  estados  simultaneos  de 
los  pendulos  de  ambos  observatorios.  Daban  las  senales  los 
desvios  de  dos  agujas  galvanicas,  situadas  en  ambas  estacio- 
nes,  y  puestas  en  movimiento  por  la  accion  de  una  misma 
corriente.  Se  observaban  de  la  manera  comun  las  seiiales, 
anotando  el  astronomo  por  apreciacion  el  tiempo  del  pendulo 
en  que  aparecian.  Mas  como  no  se  puede  contar  en  general 
con  una  exaclitud  mayor  de  dos  dScimas  de  segundo  de  tiem- 
po al  apreciar  el  instante  de  una  senal  de  aquel  modo  obser- 
vada,  era  necesario  usar  muchisimas  senales  para  conseguir 

TOMO  vr.  25 


386 
gran  precision;  lo  cual  no  presentaba  dificultad,  puesto  que 
solo  se  requeria  cortisimo  liempo  para  cada  senal.  Pero  ocur- 
ri6  a  Mr.  Faye  la  idea  de  que  hubiera  sido  mejor  recurrir  al 
metodo  de  las  coincidencias  para  comparar  los  pendulos  si- 
derales  de  ambas  eslaciones.  Aparte  los  detalles  de  ejecucion, 
queria  Mr.  Faye  que  se  diera  una  serie  de  senales  simulta- 
neas  en  las  dos  eslaciones  mediante  un  pendulo  de  liempo  me- 
dio, y  que  se  observase  en  cada  eslacion  la  epoca  de  la  coin- 
cidencia  de  diclias  senales  con  el  pendulo  sideral.  De  aqui  se 
inferiria  con  fruto  el  estado  respeclivo  de  los  dos  pendulos, 
porque  se  observa  la  coincidencia  de  dos  escursiones  con  ma- 
yor precision  que  con  la  que  se  aprecia  direclamente  una  frac- 
cion  de  segundo  de  liempo. 

))Desde  enlonces,  dice  Mr.  Le  Verrier,  pensaba  en  regis- 
trar las  observaciones  de  pasos  por  el  meridiano,  valiendose 
de  un  cron6grafo  eleclrico.  Reconociendo  que  la  determina- 
cion  del  estado  de  los  relojes  por  el  metodo  de  las  coinciden- 
cias seria  un  adelanlo  para  delerminar  longitudes,  me  pare- 
cio  que  se  simplificaria  la  cuestion  si  se  pudiera  escusar  com- 
pletamenle  cualquiera  delerminacion  del  estado  respective  de 
los  pendulos;  y  parecia  posible  lograrlo,  regislrando  enun 
mismo  cronografo  las  observaciones  hechas  en  ambas  eslacio- 
nes. En  principio  no  cabe  objecion  a  este  metodo,  puesto  que 
se  verifica  el  registro  por  medio  de  un  hilo  eleclrico  cuyo 
mayor  6  menor  largo  no  puede  oponer  obstaculo.  Pero  en  la 
praclica  se  tropezaba  con  grandes  dificultades,  que  no  se  ban 
superado  sino  al  cabo  de  muchos  ensayos.  Por  esta  razon  no 
respondia  a  las  apremiantes  invilaciones  que  de  varias  paries 
recibia  para  determinar  diferencias  de  longitud,  y  en  especial 
de  MM.  Quetelet,  de  Bruselas,  y  Lilrow,  de  Viena.  Aspiraba 
a  que  el  nuevo  metodo  diera  correctamenle  las  determinacio- 
nes.  Creo  que  asi  se  conseguira  en  adelante,  como  lo  demues- 
tran  los  resultados  que  voy  a  referir. 

((La  organizacion  del  Irabajo  exijia  Ires  distinlos  aparalos, 
a  saber:  1.°  Un  instrumento  de  pasos  en  la  eslacion  de  Paris. 
2.°  Olro  en  la  situada  al  otro  estremo  de  la  linea.  3."  Un  cro- 
nografo y  un  pendulo  sideral  en  la  eslacion  de  Paris. 

»Como  era  facil  prever  que  el  registro  de  las  observacio- 


387 
nes  en  un  inismo  cron6grafo  desembarazaria  al  observador  de 
estimar  el  liempo,  y  suprimiria  ademas  la  comparacion  de 
los  pendulos,  dando  por  consiguiente  al  resultado  un  valor 
dependiente  solo  de  la  exaclitud  de  los  instrumenlos  meridia- 
nos,  importaba  que  estos  tuviesen  la  precision  mas  rigurosa. 
Asi  se  ha  hecho  con  el  anleojo  del  Observalorio  de  Paris,  me- 
jorando  nuevamente  la  fijeza  de  la  linea  de  colimacion,  cara- 
biando  el  modo  de  observar  la  polar,  y  dando  sobre  lodo  al 
instrumento  grande  estabilidad  mediante  cojinetes  fijos. 

»En  Irabajos  de  tamaiia  imporlancia,  que  requieren  sufi- 
ciente  precision  para  no  lener  que  repetirlos  en  adelante, 
era  indispensable  obtenej  una  prueba  solida  e  irrecusable 
del  valor  del  metodo  y  de  la  exaclitud  de  los  inslrumentos. 
Lo  mejor  era  instalar  desde  luego  el  anleojo  meridiano,  pro- 
porcionado  por  el  Deposilo  de  la  Guerra,  en  un  punto  del  ler- 
reno  del  Observalorio;  formar  asi  otra  eslacion  de  prueba, 
unida  con  la  primera  solo  por  un  hilo  metalico,  como  en  las 
operaciones  definilivas;  y  determinar  la  diferencia  de  longi- 
tud  entre  dicho  anleojo  y  el  del  Observalorio  por  el  mismo 
metodo  que  se  trataba  de  seguir  luego.  Debia  conformarse  el 
resultado  con  el  que  se  podia  deducir  de  una  medicion  geo- 
metrica  hecha  direclamente  en  el  terreno.  Al  efeclo  se  ha 
instalado  y  esla  en  el  Observalorio  el  anleojo  del"  Deposilo  de 
la  Guerra. 

»El  Observalorio  de  Paris  debia  proporcionar  el  aparato 
cronografico.  En  una  lira  de  papel  puesla  en  moviraienlo  por 
un  rodaje,  Iraza  una  punta  de  hierro  divisiones  equidistan- 
tes,  correspondientes  a  los  movimientos  de  un  pendulo  side- 
ral,  y  por  la  accion  misma  de  esle  pendulo.  Olra  li  olras  dos 
punlas  permilen  a  los  observadores  marcar  con  puntos  en  la 
tira  de  papel,  y  por  medio  de  corrienles  eleclricas,  los  ins- 
tantes  de  pasar  una  misma  eslrella  por  los  diversos  hilos  de 
sus  instrumenlos.  Dediicese  la  diferencia  de  longitud  de  las 
estaciones,  como  se  dira.  Al  principio  se  emplearon  punlas 
secas  que  picaban  el  papel  como  en  el  lelegrafo  de  Morse;  pe- 
ro  se  Iropezo  con  mil  dificultades  que  obligaron  a  renunciar 
a  esle  medio,  y  a  recurrir  al  regislro  eleclro-quimico.)) 

Monlado  convenienlemenle  en  el  Observalorio  el  inslru- 


388 
mentodel  Deposilo  de  la  Giierra  a  fines  de  julio,  y  pudiendo 
servir  el  cronografo,  bicicron  el  29  y  30  del  mismo  mes  MM. 
Le  Verrier  y  Rozet  dos  series  de  observaciones  de  unas  mis- 
mas  estrellas,  babiendose  mudado  los  observadores  en  la  se- 
gunda  para  evitar  los  errores  personales,  y  volviendo  el  an- 
teojo  el  segiindo  dia  para  anular  el  influjo  de  lostornillos.  Di- 
cbas  observaciones  ban  dado  para  longitud  occidental  del  an- 
teojo  del  Observatorio  respecto  de  el  del  Deposito  de  la  Guer- 
ra  lo  siguiente: 


Julio  29. 


H''"^ "T^n'SiJltermino  medio.  -0'.002. 

2.*serie -f  0,009) 

Julio  50. 

El  anteojo  del  deposito  estaba  en  situacion  inversa  a  la  de 
la  vispera. 

l\ serie "t^SfS  !  termino  medio.  4-0',054 

2.^  sene +0,059) 

Resultado  definilivo +0,026 

La  medicion  directa  da +0,035 

Error  de  la  medicion  astronomica +0',009 

Asi,  pues,  la  medicion  astron6mica  efectuada  por  igual  me- 
lodo  que  si  hubieran  distado  mucho  entre  si  los  anleojos,  y 
sin  aprovecbar  su  proximidad  para  comparar  los  inslrumen- 
tos,  ba  dado  un  niimero  exacto  en  menos  de  una  centesima  de 
segundo  de  tiempo.  «Este  resultado  manifiesta,  dice  Mr.  Le 
Verrier,  que  disponemos  de  un  metodo  preciso,  y  con  el  cual 
podemos  ya  emprendery  seguir  con  rapidez  la  medicion  de 
las  longitudes  de  diversospuntos  de  Francia.» 


CIENCIAS  FISICAS. 


»*i*<iM2>-  ©^*-©** — 


FISICA. 


Sobre  la  determinacion  de  las  alluras  por  la  temperalura  de 
la  ebullicion  del  agua:  trabajos  de  MM.  Forbes  y  Reg- 
nault;  por  Mr.  Loret. 

(Bibliot.  UDiv.  de  Ginebra,  diciemhre  1855.) 

Fahrenheit  descubrio  en  1724  la  influencia  de  la  presion 
almosferica  en  la  temperalura  de  la  ebullicion  del  agua.  De 
Luc,  De  Saussure  y  otros  muchosfisicosse  ban  ocupado  suce- 
sivamentede  la  misma  cuestion,  sin  enunciar  terminanlemen- 
le  la  idea  de  que  el  termoraetro  pudiera  servir  para  sustituir 
al  baronietro.  Partiendo  del  principio  de  que  el  agua  hierve 
a  la  temperalura  en  que  la  fuerza  elaslica  de  su  vapor  es  igual 
a  la  presion  de  la  atmosfera,  Wollaslon  fue  el  primero  que  dio 
en  1817  la  descripcion  de  un  lermometro,  especialmenle  des- 
tinado  a  reemplazar  al  baromelro  en  la  medicion  de  las  al- 
luras. 

Mr.  Jaime  Forbes  volvio  a  suscilar  esta  cueslion  en  un  via- 
je  que  hizo  por  Suiza  en  1842,  durante  el  cual  praclico  mu- 
chas  observaciones  acerca  del  punlo  de  ebullicion  del  agua  a 
grandes  alluras  sobre  el  nivel  del  mar.  Al  efeclo  se  servia  de 
un  aparato  formado  de  un  vaso  de  cobre  delgadode  fondo  pia- 
no, soslenido  por  Ires  pies  raoviles  y  deslinado  a  conlener  el 
agua  hirviendo.  La  lampara  de  alcohol  que  empleaba  como 
foco  de  calor,  se  compone  de  dos  partes.  La  primera  consiste 
en  una  especie  de  plalillo  muy  bajo,  en  el  que  se  echa  una 
pequena  cantidad  de  alcohol  a  que  so  prende  fuego;  encima 


390 
hay  dispueslo  un  pequeno  recipienle  compueslo  de  dos  cilin- 
dros  concentricos:  el  espacio  comprendido  enlre  ellos  contie- 
ne  alcohol  y  esta  cerrado  hermeticamente  per  medio  de  un 
tapon,  teniendo  ademas  en  la  parte  inferior  un  tubo  eslrecho 
que  se  encorva,  de  manera  que  su  boca  corresponde  al  centro 
del  espacio  cilindrico  vacio.  El  alcohol  que  arde  en  el  plali- 
llo  produce  la  ebulliciondel  que  esla  contenido  en  el  vaso  ci- 
lindrico; el  vapor  sale  impetuosamentepor  el  lubo,  se  inflama, 
y  da  lugar  a  una  llama  vertical  que  va  a  dar  al  vaso  lleno  de 
agua  y  lo  calienta  con  rapidez.  Bastan  dos  onzas  de  espiritu 
de  vino  para  que  hierva  en  cuatro  minutes  una  pinta  de  agua 
(un  cuartillo  proximamente).  La  venlaja  de  esta  especie  de  eo- 
lipila  que  sirve  de  lampara,  es  que  el  vientono  puede  apagar 
ni  desviar  elchorro  de  fuego,  pudiendo  calentarse  el  agua  al 
aire  libre,  sea  cual  fuere  el  estado  de  la  atmosfera. 

Mr.  Forbes  adaptaba  el  termoraetro  a  la  lapadera  del  va- 
so, y  su  deposito  penetraba  en  el  agua.  Tomaba  pues  la  tem- 
peratura  del  agua  y  no  la  del  vapor,  y  es  barto  sabido  que 
estas  dos  temperaturas  no  son  enteramente  identicas. 

El  termometro  estaba  graduado  de  185  a  212°  Fahr.  (85 
a  100  del  centigrade),  y  dlvidido  en  deciraas  de  grade,  por  lo 
cual  se  podian  calcular  las  centesimas  de  este.  Sin  embargo, 
Mr.  Forbes  opina  que  no  puede  contarse  con  una  exactitud  de 
mas  de  ^  de  grade;  cuya  cantidad,  que  corresponde  general- 
mente  a  una  diferencia  de  altura  de  25  pies  ingleses  (unos 
7,6  m.),  es  bastante  en  la  mayor  parte  de  los  cases. 

Por  medio  de  este  aparato,  que  es  muy  poco  voluminoso, 
Mr.  Forbes  ha  hecho  muchas  delerminaciones  del  pnnto  de 
ebuUicion  del  agua  en  diferentes  alturas,  cuidando  de  obser- 
var  simultaneamente  el  barometro.  Calculando  luego  la  altu- 
ra del  lugar  de  observacion  (sin  correjir  la  de  la  temperatu- 
ra),  segun  las  observacionesbarometricas,  haaveriguadoque 
las  temperaturas  de  ebullicion  variansimplemenleen  propor- 
cion  aritmetica  con  las  alturas,  y  que  cada  grade  de  aumen- 
to  de  Fahrenheit  corresponde  a  una  elevacion  de  549p,5 
(301°',48  por  cada  grado  centigrade). 

Esta  observacion,  por  lo  demas ,  esta  conforrae  con  la  de 
De  Luc,  que  dice:  Jle  visto  que  las  diferencias  del  calor  del 


391 
agua  hirviendo  siguen  una  progresion  armdnica,  cuando  las 
alturas  del  barometro  se  toman  en  progresion  aritmetica. 

En  efecto,  pueslo  que  las  presiones  varian  en  progresion 
ij;eoraetrica  cuando  las  alturas  sobre  el  nivel  del  mar  varian 
en  progresion  aritmetica,  si  las  presiones  varian  tambien  en 
progresion  geometrica  cuando  las  temperaturas  de  ebullicion 
varian  en  progresion  aritmetica,  es  evidente  que  las  alturas 
deben  ser  proporcionales  a  las  temperaturas. 

Mr.  Forbes  advierte  que  esta  ley  no  seria  tan  sencilla  si  se 
comparasen  las  temperaturas  del  vapor  de  agua  con  las  fuer- 
zas  elasticas;  «pero,  dice,  cuando  el  aguahierve  al  aire  libre, 
las  presiones  estan  entonces  exactamente  en  progresion  geo- 
metrica.)) 

«Nunca  he  tenido,  anade,  motives  para  creer  que  ambas 
leyes  deban  ser  las  misraas;  nuestra  teoria  acerca  de  los  va- 
pores  no  es  bastante  perfecta  para  que  podamos  inferir  de  ella 
semejante  conclusion.  Ciertamente ,  no  puedo  menos  de  pen- 
sar  que  la  influencia  de  la  presion  del  aire  en  la  fuerza 
elastica  del  vapor  incipiente  es  un  hecho  que  se  concilia  difi- 
cilmente  con  la  teoria  de  Dal  ton,  relativa  a  la  presion  de  los 
fluidos  elasticos.  Una  cosa  es  determinar  la  tension  del  va- 
por en  el  maximo  de  densidad  que  produce  agua  a  cierta  teni- 
peratura,  y  otra  es  fijar  la  presion  atmosferica  a  que  el  agua 
produce  vapor  a  cierta  temperatura.» 

Mr.  Forbes  concluye  su  primera  memoria  en  estos  termi- 
nos:  ((Consideroque  en  la  practica  es  bastante,  para  enconlrar 
la  diferencia  de  altura  en  pies  entre  dos  estaciones,  multipli- 
car  por  ooO  la  diferencia  de  puntos  de  ebullicion,  y  luego  ve- 
rificar  la  correccion  en  la  temperatura.  como  en  una  observa- 
cion  barometrica.)) 

En  una  memoria  mas  reciente,  Mr.  Forbes  vuelve  a  ocu- 
parse  del  mismo  asunto,  y  publica  los  resultados  de  algunas 
nuevas  observaciones  hechas  por  el  en  los  Alpes  en  1846. 
Segun  los  trabajos  de  Mr.  Regnault,  que  no  eran  conocidos  al 
publicarse  la  primera  memoria  de  que  acabamos  de  hablar, 
Mr.  Forbes  parece  haber  abandonado  la  idea  de  que  los  pun- 
tos de  ebullicion  estan  rigurosamente  en  progresion  aritmetica 
cuando  las  presiones  varian  en  progresion  geometrica. No  obs- 


392 
lante,  anuncia  que  segun  sus  observaciones  se  obtiene  uii  re- 
sultado  baslanle  exaclo  en  la  mayor  parte  de  los  casos,  ad- 
mitiendo  que  una  diferencia  de.nivel  de  543  pies  correspon- 
de  a  un  grado  de  Fahrenheit;  pero  nos  aproximareraos  mas 
a  las  tablas  de  Mr.  Regnault,  adoptando  535  pies  por  cada  gra- 
do de  los  espresados. 

En  1845,  M.  Regnault  publico  una  nola  sobre  el  mismo 
asunto.  Aruegosuyo,  diferentes  observadorespracticaron  al- 
gunas  esperiencias,  a  fin  de  comprobar  sus  propias  determi- 
naciones  de  la  fuerza  elastica  del  vapor  de  agua  a  diferentes 
presiones.  Mr.  Marie  en  el  monte  Pila,  MM.Bravais  y  Marlins 
en  los  Alpes,  Mr.  Izarn  en  los  Pirineos,  y  Mr.  Wise  en  la  ci- 
ma  del  Pichincha,  han  determinado  los  puntos  de  ebullicion 
del  agua  a  diferentes  presiones  barometricas;  y  la  conformi- 
dad  con  las  esperiencias  de  Mr.  Regnault  ha  sido  tan  perfecta 
como  podia  esperarse:  calculando  las  presiones  con  arreglo  a 
las  lemperaturas  observadas  por  medio  de  las  tablas  de  las  fuer- 
zas  elasticas,  pocas  veces  ha  llegado  a  1  milinietro  la  dife- 
rencia. Habiendo,  pues,  demostrado  estas  esperiencias  lo  que 
por  otra  parte  no  podia  ponerse  en  duda,  esto  es,  que  las  lem- 
peraturas del  vapor  del  agua  son  las  mismas  al  aire  libra  en 
las  montafias  que  en  una  atmosfera  dilatada  arlificialmente, 
resulta  de  todo  eslo  que  las  tablas  de  las  tensiones  del  vapor 
pueden  servir  para  medir  las  alturas  sobre  el  nivel  del  mar. 

El  hipsometro  propueslo  por  Mr,  Regnault  se  compone  de 
varies  tubes  de  lalon,  que  enchufan  unosen  otros,  a  la  mane- 
ra  de  los  de  un  anteojo.  El  primero  de  ellos,  de  30°""  de  dia- 
raetro,  esla  cerrado  en  su  eslremidad  inferior  y  sirve  de  cal- 
dera  que  se  atornilla  en  un  tubo  mas  ancho,  adaptandose  por 
medio  de  un  raecanismo  adecuado  a  una  lampara  de  alcohol: 
hay  dispuestos  algunos  orificios,  de  manera  que  sirven  para 
dejar  paso  al  aire  necesario  para  la  combustion ,  y  un  anillo 
demuesca  perraile  cerrarparcialmenle  los  agujeros  inferiores 
cuando  el  viento  sopla  con  mucha  fuerza  hacia  un  lado.  El 
aparato,  reducido  a  sus  menores  dimensiones  con  sus  tubes 
cerrados,  tiene  como  unos  15  centimelros  de  altura,  pero  des- 
plegado  llega  a  35. 

Inlroducense  en  la  pequena  caldera  unos  40  centimetres 


393 

ciibicos  cle  agua  coraun,  y  se  fijael  termomelro  por  medio  de 
UD  tapon  que  se  adapta  a  la  boca  del  ultimo  tubo  de  laton, 
disponiendolo  de  suerte  que  su  deposilo  se  encuentre  a  2  d 
3  centimetros  sobre  el  liquido,  y  la  estremidad  de  la  co- 
lumna  de  mercurio  durante  la  ebullicion  apenas  sobresalga 
del  tapon:  facil  es  realizar  estas  circunstancias  alargando 
convenientemenle  los  tubes. 

Luego  se  enciende  la  lampara  de  alcohol,  y  el  agua  tarda 
poco  enhervir.  El  vapor  sale  por  un  orificio  praclicado  en  la 
parte  superior  del  tubo  de  laton,  ydebeser  bastante  ancho 
para  que  aquel  no  encuentre  dificultad  a  su  salida;  de  este 
modo  el  termometro  se  halla  completamenle  rodeado  de  va- 
por, y  no  hay  que  hacer  ya  sino  anotar  la  temperatura  que 
senala.  Sus  divisiones  son  arbitrarias,  pero  exactamente  cali- 
bradas,  y  su  marcha  oscila  entre  73  y  101°  C,  yaun  entre  80 

iiiorc.  (1) 


(1)  Si  se  quiere  efectuar  esta  graduacion  por  comparacion  con  un 
term6metro  tipo  en  agua  caliente  hasta  una  temperatura  elevada,  no  se 
obtendra  unresultado  exacto.  Veamos  c6mo  aconseja  Mr.  Regnault  gra- 
duar  el  instrumento,  despues  de  haber  dividido  el  tubo  en  partes  de  igual 
capacidad,  y  formado  un  deposito.  «EI  termometro  esta  lleno  de  mercu- 
rio (calentado  como  de  costumbre),  de  tal  modo  que  sumergido  en  el  hie- 
lo  derretido,  el  metal  se  detiene  en  la  tercera  parte  de  la  longitud  del  tu- 
bo, partiendo  desde  el  dep6sito.  Senalase  este  punto  en  la  division,  y  su- 
pongo  corresponde  a  n  divisiones. 

Hecho  esto  se  coloca  el  termometro  al  lado  de  un  termometro  pa- 
tron en  un  gran  vaso  lleno  de  agua  a  unos  20  grades;  su  temperatura  debe 
mantenerse  rigorosamente  estacionaria,  lo  que  es  facil  cuando  se  diferen- 
cia  poco  del  aire  ambiente;  ademas,  es  preciso  agitarla  de  continuo.  An6- 
taso  la  division  n',  correspondiente  a  la  temperatura  t  del  termometro 

n — n 
patron,  y sera  el  valor  del  grado  de  nuestro  termometro. 

Luego  se  hace  salir  una  porcion  de  mercurio,  de  modo  que  estando 
colocado  el  termometro  en  el  vapor  del  agua  hirviendo,  la  columna  se 
detenga  bacia  la  estremidad  del  tubo;  cierrase  el  termometro  exento  de 
aire,  y  despues  se  anota  con  la  mayor  cxactitud  la  division  n'',  que  se- 
iiala  el  termometro  cuando  esta  calentado  a  la  (cmperalura  T  en  el  vapor 


394 
Cuando  el  lerm6metro  se  halla  dividido  simplemente  en- 
Ire  75  y  101",  presenla  un  inconveniente  bastanle  notable. 
Sabido  es  en  efecto  que  en  el  terraometro  el  punto  cero  esta  es- 
puesto  a  cambiar,  de  modo  que  cuando  se  Irala  de  apreciar 
con  exactitud  la  temperatura,  es  precise  rodear  el  termome- 
tro  de  hielo  derretido,  para  cerciorarse  de  si  el  lugar  del  ce- 
ro ha  variado  algo.  Esevidente  que  no  es  posible  hacer  esta 
operacion  si  el  termometro  solo  esta  graduado  para  las  altas 
temperaturas;  sin  embargo,  esta  comprobacion  es  tanto  mas 
necesaria  para  el  termometro  hipsometrico,  cuanto  que  se 
deslina  a  sufrir  variaciones  repentinas  de  temperatura,  que 
favorecen  la  variacion  del  punto  cero.  En  realidad  pudiera 
hacerse  la  comprobacion  de  una  manera  algo  diferente,  y  con- 
sistiria  en  toraar  la  temperatura  del  vapor  de  agua  hirviendo 
al  mismo  tiempo  que  se  determinase  directamente  la  altura 
del  barometro.  Pero  como  los  viajeros  preferiran  el  hips6me- 


de  agua  hirviendo,   a  una  presion  pr6xima  a  700  milimetros.  EI  valor 
del  grado  del  termometro  modificado  sera: 


t       '  6480  \  / 


^6480 


El  unico  inconveniente  de  este  modo  de  graduar  el  term6metro,  con- 
sisto  en  que  se  supone  el  coeficiente  de  dilatacion  del  cristal  igual  en  to- 
dos  los  depositos^  pero  es  facil  ascgurarse  de  que  esta  bipotesis  no  puede 
inducir  a  un  error  sensible,  porqiie  los  tdrminos  en  que  entra  dicho  coe- 
ficiente son  siempre  muy  pequeuos. 

La  esperiencia  hecba  por  Mr.  Izarn  en  los  Pirineos,  ha  probado  la 
utilidad  de  este  modo  de  graduar. 

Por  lo  demas,  un  medio  muy  conveniente  de  graduacion,  que  los  ob- 
servadores  podrian  tener  a  veces  ocasion  de  emplear,  consiste  en  compa- 
rar  por  una  vez,  las  indicaciones  de  su  termometro  en  el  vapor  de  agua 
hirviendo  con  la  altura  del  barometro  en  la  llanura,  y  despues  en  una 
montaua  elevada .  En  este  case  es  precise  tener  disponible  un  barometro 
seguro.  El  Gran  San  Bernardo  seri'a  una  estacion  muy  a  proposito  a  este 
efecto  para  los  que  viajan  por  los  Alpes. 


Iro  al  baronielro,  cuyo  trasporte  es  siempre  embarazoso,  esla 
comprobacion  no  les  seria  posible  sino  cuando  se  hallasen  en 
una  localitlad  en  que  hubiese  un  barometro  exacto.  Mucha 
mayor  facilidad  se  les  presentarade  lomar  el  punto  del  hielo 
derretido,  porque  es  muy  comun  hallar  hielo  onieveenlas 
montanas,  y  se  conserva  igualmente  en  casl  todas  las  pobla- 
ciones. 

A  fin  de  obviar  este  inconveniente,  Mr.  Walferdin  ha  pro- 
puesto  una  raodificacion,  que  consiste  en  separar,  per  medio 
de  una  division  intermedia,  la  columna  del  terraomelro  en 
dos  partes,  cada  una  de  las  cuales  tiene  una  escala  conven- 
cional,  debiendo  ser  estas  divisiones,  de  igual  capacidad  en 
ambas  escalas.  El  instrumento  debe  eslar  construido  de  tal 
manera,  que  a  la  lemperatura  de  cero  la  estremidad  de  la  co- 
lumna mercurial  se  detenga  en  la  priraera  escala,  que  se  corn- 
pone  de  un  pequeno  niimero  de  divisiones;  despues,  cuando  se 
coloca  el  termometro  en  el  agua  hirviendo,  el  mercurio  al 
dilatarse  llenaprimero  la  division  intermedia  yUega  a  la  se- 
gunda  escala,  cuyas  divisiones  mucho  mas  numerosas,  deben 
abrazar  el  espacio  de  80  a  101°.  Merced  a  este  artificio,  sin 
aumentar  sensiblementelalongituddel  terraomelro,  puede  es- 
tudiarse  la  variacion  del  punto  cero  y  hacer  las  correcciones 
que  necesita. 

Despues  de  haber  indicado  los  metodos  propuestos  por 
MM.  Forbes  y  Regnault,  vamos  a  decir  algunas  palabras 
acerca  del  valor  que  en  nuestro  conceplo  presentan.  Ocu- 
pemonos  primero  en  la  exactitud  con  que  es  posible  apreciar 
el  valor  absolute  de  la  presion  barometrica. 

Los  termometros  no  pueden  indicar  las  temperaturas  ab- 
solutassino  con  una  aproximacion  de  masde  ^^  de  grado;  es 
verdad  que  algunas  veces  podra  hallarse  un  termometro  mas 
exacto;  pero  segun  las  investigaciones  de  Mr.  Regnault,  pa- 
rece  que  no  es  este  el  caso  general.  Ahora  bien:  la  variacion 
de  la  fuerza  elastica  del  vapor  de  agua  correspondiente  a  una 
diferencia  de  lemperatura  de  A  de  grado,  es  de  1°"°,3  poco 
mas  6  menos  en  la  proximidad  de  100°.  Este  es  pues  el  limile 
de  exaclitud  que  puede  procurarnos  el  hipsometro.  A  primera 
vista  pudiera  creerse  que  el  barometro  es  susceptible  de  una 


396 
aproximacion  raucho  mayor,  y  que  bajo  esle  punlo  de  visla  es 
raucho  mas  ventajoso  que  aquel.  Pero  en  realidadno  debecreer- 
sequelos  barometros,  segunsu  habitual  conslruccion,  ofrez- 
can  una  certidumbre  perfecta  en  las  raedidas  absolutas.  Los 
fisicos  que  ban  tenido  ocasion  de  comparar  barometros,  espe- 
cial menle  si  son  portaliles,  con  barometros  patrones,  saben 
bien  que  estascomparaciones  conducen  con  frecuencia  a  ecua- 
ciones  notablemente  diferentes.  Si  se  tienen  en  cuenta  los  erro- 
res  que  proceden  de  la  comparacion  con  un  patron,  de  las  va- 
riaciones  de  la  capilaridad  y  de  la  correccion  relaliva  a  la 
temperatura  (correccion  que  no  seria  exacta  a  no  ser  que  el 
deposito  del  termometro  tuviese  el  mismo  diametro  que  el  lu- 
bo  barometrico)  no  puede,  en  nuestra  opinion,  admitirse  que 
las  medidas  absolutas  se  verifiquen  con  una  exactitud  mayor 
de  O^^jO.  Asi  pues,  el  barometro  no  presenta  sobre  el  hipso- 
metro  una  ventaja  Ian  notable  como  pudiera  creerse.  No  se 
pierda  de  vista  que  aqui  solose  trata  de  los  barometros  e  hip- 
sometros  que  se  encuenlran  generalmente,  y  que  un  deter- 
minado  inslrumento  conslruido  con  mas  6  menos  esmero,  da 
resultados  muclio  mas  seguros;  en  prueba  de  ello  pudiera- 
raoscilar  las  observaciones  hechas  por  MM.  Burnier  y  Du- 
four,  y  por  Mr.  Yersin  en  lasmontafiasinmediatas  al  lago  Le- 
man.  Comparando  el  hipsometrocon  el  barometro  hasta  una 
altura  de  2040  metres,  ban  encontrado  una  diferencia  media 
de  0°"°,29  entre  las  presiones  indicadas  por  los  dos  meto- 
dos  (1). 

Respecto  de  las  medidas  relalivas,  parlicularmente  cuando 
se  trata  de  la  delerminacion  de  las  alturas  sobre  el  nivel  del 
mar,  la  ventaja  del  barometro  desaparece  casi  completamen- 
te.  En  efecto,  sobre  todo  si  se  trata  de  diferencias  de  nivel 
poco  considerables,  esto  es,  de  pequenas  variaciones  en  las 
temperaturas  de  ebullicion,  puede  creerse  que  el  termometro 
las  indicara  con  una  aproximacion  de  mas  de  una  vigesima 


(l)  Es  precise  advertir  que  esta  gran  exactitud  se  obtienc  por  los 
tfirminos  medios,  y  que  las  observaciones  tomadas  aisladaraenfe  ban  po- 
dido  prcsentar  diferencias  mas  considerables. 


397 
parte  de  grado,  mienlras  que  la  exaclilud  del  barometro  no 
gana  de  una  manera  sensible  en  las  medidas  relativas,  por- 
que  las  dudas  que  proceden  de  la  capilaridad  y  de  la  tempe- 
ralura  subsisten  siempre.  Ademas,  la  elevacion  de  las  monla- 
fias  se  deduce  conslantemente  de  dos  medidas  de  la  presion 
de  la  atmosfera  hechas  en  dos  estaciones  diferentes;  pero  ya 
sea  que  un  misnio  observador  haga  estas  determinaciones  su- 
cesivamente,  ya  las  verifiquen  simultaneamenle  dos,  las  cir- 
cunstancias  raeteorologicas  pueden  hacer  variar  esta  presion 
entre  limites  de  regular  estension,  Asi  ha  reconocido  Mr.  Ma- 
rie, que  la  diferencia  de  las  alturas  barometricas  entre  el 
monle  Pila  y  San  Esteban  esta  lejos  de  ser  constanle;  y  de 
esto  podemos  cerciorarnos,  dirijiendo  una  ojeada  sobre  los 
estados  meteorologicos  de  Ginebra  y  del  Gran  San  Bernardo, 
que  se  publican  todos  los  meses  en  los  Archivos.  Debe,  pues, 
considerarse  que  un  error  aunque  llegue  a  1°"°  en  la  aprecia- 
cion  de  la  presion  atmosferica,  no  liene  gran  importancia,  y 
que  puede,  por  lo  tanto,  emplearse  el  hipsometro,  que  es  de 
un  trasporte  mucho  mas  comodo  que  el  barometro. 

Y  siendo  asi,  ^a  cual  de  los  dos  metodos  termo-hipsome^ 
tricos,  el  de  Mr.  Forbes  6  el  de  Mr.  Regnault,  debemos  con- 
ceder  la  preferencia?  No  vacilamos  en  considerar  el  de  Mr. 
Regnault  como  el  mas  exacto.  En  efecto,  sumergiendo  el  de- 
p6sito  en  agua  y  no  en  el  vapor  que  se  desprende  de  ella,  el 
termoraetro  puede  esperimentar  la  influencia  de  la  impureza 
de  dicho  fliiido;  la  naturaleza  del  vaso  en  que  se  hierve 
ejerce  tambien  cierta  accion  sobre  el  punto  de  ebullicion; 
ademas,  hallandose  rodeada  de  aire  la  colnmna  termometrica, 
seria  preciso  aplicar  una  correccion,  porque  se  encuentra  de 
esta  suerle  a  una  temperatura  mas  baja.  Pues  bien :  a  nin- 
guno  de  estos  inconvenientes  esta  sujeto  el  aparato  propuesto 
por  Mr.  Regnault,  porque  el  termometro  se  halla  enteramente 
sumergido  en  el  vapor,  cuya  temperatura  no  esta  sujeta  a  las 
mismas  variaciones  que  la  del  agua. 

Lo  que  nos  ha  parecido  verdaderamente  interesante  en  los 
trabajos  de  Mr.  Forbes  es  la  formula  con  que  propone  calcu- 
lar  la  altura  sobre  el  nivel  del  mar,  pues  es  infinitamente 
mas  seucilla  que  las  que  usamos  habitualmente:  restanos  solo 


398 
averiguar  si  es  suficienlemente  exacta.  Como  ya  liemos  vislo, 
Mr.  Forbes  ha  llegado  a  ella  parliendo  de  la  suposicion  de 
que  las  presiones  varian  en  progresion  georaetrica  ciiando  las 
temperaluras  del  agua  liirviendo  lo  hacen  en  progresion  arit- 
metica. 

Sabido  es  que  esta  ley  no  se  aleja  mucho  de  la  verdad 
cuando  se  consideran  las  temperaluras  del  vapor;  pero  dista 
uo  obstante  de  ser  rigurosa.  He  querido  ver  si  tomando  las 
temperaluras  del  agua  raisma,  se  hallaba  dicha  ley  exacla- 
mente  comprobada;  a  este  efecto  me  he  servido  de  las  tablas 
de  las  esperiencias  de  Mr.  Regnaull,  en  las  que  la  tempera- 
tura  del  agua  esta  indicada  a  la  par  de  la  del  vapor;  despues, 
tomando  dichas  temperaluras  como  abscisas,  y  los  logaritmos 
de  las  presiones  correspondienles  como  ordenadas,  he  cons- 
truido  una  curva  grafica,  que  se  reduciria  a  una  simple  linea 
recta  si  la  ley  fuese  absolulamenle  exacta.  He  observado  que 
aunque  la  curva  no  fuese  muy  pronunciada,  presentaba  no 
obstante  una  concavidad  muy  sensible  hacia  el  eje  de  las  abs- 
cisas. La  ley,  por  consiguiente,  no  es  rigurosa;  y  hemes  dicho 
ademas  que  parecia  que  Mr.  Forbes  lo  habia  reconocido  asi 
en  su  ultima  Memoria. 

Con  todo,  el  autor  insiste  en  que  su  formula  es  baslante 
aproximativa  en  la  mayor  parte  de  los  casos;  y  como  su  em- 
pleo  seria  en  efecto  muy  comodo,  he  procurado  esplicarrae  lo 
que  puede  esperarse  de  ella,  aplicandola  a  las  observaciones 
hipsometricas  segun  el  melodo  de  Mr.  Regnault.  Es  evidente 
que  en  este  caso  el  coeficiente  debe  ser  un  poco  distinlo  del 
indicado  primilivamente  por  Mr.  Forbes,  puesto  que  se  trata 
de  las  temperaluras  del  vapor,  y  no  de  las  del  agua  hirvien- 
do.  Para  calcular  una  nueva  formula,  tan  salisfactoria  como 
es  posible,  he  buscado  la  diferencia  de  altura  en  metres,  cor- 
respondiente  a  dos  estaciones  en  que  el  punlo  de  ebullicion 
fuese  de  90°  para  la  una  y  de  100  para  la  otra.  A  este  fin  me 
he  servido  de  la  labia  de  las  fuerzas  elasticas  del  vapor  de 
Mr.  Regnault,  y  de  otra  para  calcular  la  altura  de  las  mon- 
tafias  que  se  encuentra  en  el  Anuario  de  la  oficina  de  las  lon- 
gitudes; luego,  suponiendoque  las  presiones  varian  en  progre- 
sion geometrica  cuando  las  temperaluras  lo  verifican  en  pro- 


399 
gresion  aritmetica,  he  dividido  por  10  esta  difereacia  de  al- 
lura,  espresada  en  metros,  para  obtener  la  diferencia  de  ni- 
vel  correspondienle  a  una  variacion  de  1°  centigrado  en  el 
punto  de  ebuUicion.  Por  este  medio  he  llegado  a  la  formula 

A=293-,89  T, 
6  mas  sencillamente 

h='iU-  T, 

en  la  cual  h  espresa  la  diferencia  de  altura  entre  dos  estacio- 
nes,  y  T  la  diferencia  en  grades  centigrados  entre  las  tempe- 
raturas  del  vapor  del  agua  hirviendo  en  dichas  dos  esta- 
ciones. 

He  estudiado  despues  hasta  que  punto  es  exacta  esta  for- 
mula, y  he  visto  que  el  error  posible  es  bastante  considera- 
ble cuando  una  de  las  dos  estaciones  es  suficientemente  alta 
para  que  el  punto  de  ebullicion  sea  inferior  a  90°.  Pero  cuan- 
do las  dos  temperaturas  observadas  estan  comprendidas  en- 
tro  90  (1)  y  100%  la  aproximacion  podra  parecer  bastante  en 
muchos  casos.  Por  lo  demas,  he  aqui  un  estado  de  los  erro- 
res  maximos  que  pueden  cometerse  empleando  esta  formula. 
En  la  primera  colurana  eslan  inscritas  las  diferencias  de  tem- 
peratura  observadas  en  las  dos  estaciones,  y  en  las  siguien- 
tes  se  hallaran  los  mayores  errores  posibles  cuando  las  tem- 
peraturas de  ebullicion  observadas  en  las  dos  estaciones  es- 
tan comprendidas  entre  los  niimeros  de  grado  indicados  en 
la  cabeza  de  la  colurana. 


(I)     La  temper atura  de  ebullicion  de  90'  cerresponde  a  una  altura 
barom^trica  de  525°"°,45. 


400 


ERUORES     AL     MAXIMUM 

ENTRE 

Diferencia    cntre    los 

-— '                 — ■* 

■» — -^^ — .«« 

"■                               ^ 

puDtos  dc  cbullicion. 

100  v  85°. 

100  v  89°. 

100  _v  90°. 

15° 

G9 

)) 

)) 

U 

78 

» 

)) 

13 

84 

)) 

)) 

12 

89 

» 

» 

11 

92 

9- 

» 

10 

93 

17 

1- 

9 

92 

24 

9 

8 

90 

29 

16 

7 

85 

32 

20 

6 

79 

33 

23 

5 

70 

32 

24 

4 

60 

29 

23 

3 

48 

25 

20 

2 

34 

21 

15 

1 

18 

10 

9 

Resumamos  ahora  lo  que  henios  dicho  en  las  anteriores 
paginas, 

Creemos  que  el  hips6melro  es  un  instrumento  que  puede 
ser  rauy  util  a  los  viajeros,  porque  es  de  un  trasporte  infini- 
tamente  mas  facil  que  el  barometro,  pueslo  que  se  compone 
de  un  aparalo  de  calefaccion,  que  no  escede  de  15  centime- 
tres de  longitud,  y  de  un  termometro  que  se  lleva  sin  peligro 
de  rotura  en  un  estuche  de  hoja  de  lata.  La  observacion  con 
el  no  es  mas  larga  que  la  del  barometro,  porque  con  este 
instrumento  es  preciso  siempre  esperar  cierto  tiempo  para 
que  no  haya  gran  diferencia  de  temperatura  entre  la  columna 
barometrica  y  el  mercurio  contenido  en  el  termometro. 

Si  se  tratase  de  observaciones  exactas,  en  que  se  quisiese 
obtener  el  valor  absolute  de  la  presion  atmosferica,  el  bard- 
metro  seria  sin  duda  preferible,  y  no  se  puede  pensar  en  sus- 
tituirlo  en  los  observatories  con  un  term6metro  sumergido  en 
agua  hirviendo. 

Pero  Iralandose  de  observaciones  de  las  que  se  quierende- 


iOl 
ducir  las  alturas  sobre  el  nivei  del  mar  (a  no  ser  que  se  ha^^a 
una  larga  serie  de  observaciones  y  se  tomen  los  terminos  me- 
dics), el  hipsometro  puede  ser  considerado  como  bastante  exac- 
to,  y  creemos  que  su  uso  satisfara  a  los  viajeros.  Si  se nos  permi- 
le  recomendarles  la  marcha  que  deben  seguir  en  sus  observa- 
ciones, les  proponemos  la  siguiente.  Se  proveeran  de  un  hip- 
soraelrode  Mr.  Regnault,  cuyo  termometro  muyexactoten- 
ga  la  division  intermedia  que  permita  la  comprobacion  del 
cero,  y  siempre  que  tengan  hielo  6  nieve  a  su  disposicion  la 
verificaran,  haciendo  sus  observaciones  de  la  manera  que  de- 
jamos  indicada,  anotando  con  toda  exactitud  la  temperatura 
del  vapor  y  la  del  aire  ambiente;  y  si  desean  hacer  el  calcu- 
lo  con  todo  el  rigor  posible,  les  bastara  tomar  en  las  tablas 
de  Mr.  Regnault  las  tensiones  correspondienles  a  las  tempe- 
raluras  de  ebullicion  observadas,  y  despues  aplicar  las  formu- 
las ordiuarias,  enteramente  del  mismo  modo  que  si  eslas 
presiones  hubiesen  sido  indicadas  por  el  barometro.  Pero  si 
los  errores  indicados  en  el  anterior  estado  no  les  parecieseu 
demasiado  grandes  para  el  objeto  que  se  proponen,  podran 
calcularinmediatamente  con  gran  rapidez  ladiferencia  de  ni- 
vei de  las  dos  estaciones,  tomando  ladiferencia  enlre  los  dos 
puntos  de  ebullicion  en  las  dos  estaciones,  y  multiplicandola  por 
294,  y  el  producto  delerminara  la  altura  no  correjida  de  la 
temperatura  del  aire  (1).  Sabido  es  que  paraefectuarestacor- 
reccion,  basta  multiplicar  la  milesima  parte  de  la  altura  por 
la  doble  suma  de  las  temperaturas  del  aire  en  las  dos  estacio- 
nes, resultando  la  correccion  positiva  6  negativa,  segun  que 
esta  suma  sea  lo  uno  6  lo  otro  (2).  Es  oportuno  observar  que 
despues  de  haber  hecho  este  calculo  rapido,  que  no  requierc 


(I)  En  cl  caso  de  que  la  obscrvacion  en  una  de  las  estaciones  bu- 
Licse  sido  practicada  con  un  barometro,  podn'amos  servirnos  indistinta- 
mente  de  una  li  otra  fdrmula;  pero  seri'a  conveniente  convertir,  por  me- 
dio de  las  tablas  de  Mr.  Regnault,  ya  la  temperatura  de  ebullicion  obser- 
vada  en  presion,  ya  la  altura  barometrica  observada  en  temperatura. 

(1)  Esta  correccion  por  lo  menos,  es  bastante  en  el  caso  que  nos 
ocupa. 

TOMO   VI.  26 


i02 
ninguna  labia,  siemprepodra  hacerse  de  nuevo  detenidamen- 
le,  crapleando  las  formas  barometricas  mas  exactas  (1). 

Creeraos  que  el  empleo  do  una  formula  Ian  sencilla,  que 
para  ser  aplicable  a  las  observaciones  baromelricas  necesita- 
ria  el  uso  de  lablas,  no  sera  una  dc  las  menores  ventajas  que 
los  viajeros  liallaran  en  el  hipsometro. 


Sobrc  la  desconiposicion  electro-quimica  del  agua  que  sine  de 
conductor  en  los  fenomenos  de  induccion  eleclro-esldtica;  por 
Mr.  Soret. 

(Bibliot.  unlv.  dc  GInchra,  mnrzo   I85C.) 

Mr.  Faraday  ha  consagrado  la  sesion  del  25  de  raarzo 
de  1855  del  Institute  Real  de  Londres  a  discutir  la  cuestion 
relativa  a  si  el  agua,  y  en  general  los  electrolisos,  poseen  un 
poder  conductor  propio  seraejante  al  de  los  raetales.  El  espre- 
sado  fisico  ha  senalado  particularmente  como  un  argumento 
favorable  aesta  conductibilidad  fisica,  el  hecho  de  que  el  agua 
obra  como  los  metales  en  los  fenomenos  de  la  induccion  elec- 


(1)     H^  aqui  im  ejemplo  del  calculo  con  la  formula  simple-. 

Temperatura  de  cbullicion  en  Gi- 

nebra 98",74 

Idem  del  aire  en  id 8",'J7 

Idem  de  cbullicion  en  el  gran  San 

Bernardo 91,85 

Idem  del  aire  en  id — 1,89 

Diferencia  de  nivcl  no  correjida.  .   A=294"(98,74 — 91,85)=20a5™,66. 
Corrccciones  en  la  temperatura  del 

aire —-^^  2(8,97-1, 89)=!!8,G8. 

Diferencia  de  nivel  correjida 2054°',34. 

Calculando  sobrc  los  mismos  dates  por  la  formula  de  Mr.  Planta- 
mour,  ballamos  2066",0^  y  la  diferencia,  que  precede  principalmenfe  de 
la  correccion  relativa  ;i  la  temperatura  del  aire,  es  de  1  I^jGfi. 

La  diferencia  real  de  nivel  obtenida  por  nivelacion,  es  de  '2070"',34. 


/iO:{ 
tro-eslatica.  l)e  esla  manera  puede  forraarse  una  bolella  d(' 
Leyden,  susliluyendo  el  asua  a  las  guarniciones  metalicas; 
de  esta  manera,  en  una  esfera  de  agua  aislada  y  colocada  a 
escasa  distancia  de  un  cuerpo  electrizado,  las  dos  electrici- 
dades  se  separarian  y  so  trasladarian,  una  a  la  parte  mas  in- 
mediala,  otra  a  la  parte  mas  distante  del  conductor;  de  esta 
manera,  por  ultimo,  durante  las  tempestades,  el  agua  sus- 
pendida  en  el  aire,  6  que  moja  el  suelo,  trasporta  considera- 
bles canlidades  de  electricidad.  ^,C6rao  concebiremos  que  la 
propagacion  de  este  agente  pueda  en  estas  condiciones  ir 
acompauada  de  una  descoraposicion  quiraica? 

Erapezamos  ya  a  conocer  bien  la  manora  con  que  los  li- 
quidos  se  conducen  cuando  Irasmitcn  la  electricidad  a  una 
alta  tension  procedente  de  las  maqninas  electricas.  El  mismo 
Mr.  Faraday  babia  reconocido  bace  mucbo  tiempo  que  de  este 
modo  puede  producirse  un  electroliso,  aun  en  el  caso  de  que 
el  aire  desempeue  el  papel  de  uno  de  los  dos  electrodes. 
Mr.  Andrews  ha  comunicado  en  la  sesion  de  1855  de  la  Aso- 
ciacion  britanica,  sus  esperimentos  relativamente  a  la  des- 
composicion  polar  del  agua  por  medio  de  la  electricidad  de 
rozamiento  y  de  la  electricidad  atmosferica;  y  mas  reciente- 
mente  aiin,  Mr.  Buff  ba  publicado  una  Memoria  notable  sobre 
la  descomposicion  del  agua  por  la  electricidad  de  las  maqui- 
nas.  Todos  estos  trabajos  tienen  por  objeto  establecer  que  la 
electricidad  de  las  maquinas,  al  estenderse  por  un  conduc- 
tor, produce  una  corriente,  que  no  se  diferencia  esencialmente 
.  de  la  corriente  ordinaria  bajo  el  punto  de  vista  de  los  efeclos 
quimicos. 

He  creido  que  pudiera  ser  algo  interesanle  el  examinar  si 
hay  tambien  una  accion  electrolitica  cuando  la  electricidad 
se  pone  en  movimiento  por  efecto  de  una  inHuencia,  como 
en  los  casos  indicados  por  Mr.  Faraday. 

Es  evidente  que  cuando  se  trata  de  cantidades  de  electri- 
cidad tan  pequenas  como  las  que  es  posible  couseguir  por 
medio  de  la  induccion,  no  debemos  prometernos  apreciar  los 
productos  de  la  descomposicion  recojiendolos ;  pero  la  po- 
larizacion  de  los  electrodes  puede  indicar  si  ha  habido  elec- 
troliso. 


404 

lie  aqui  el  esperimento  que  me  he  propueslo.  Si  se  toman 
dos  vasos  concentiicos  de  cristal,  y  se  echa  agua  en  enlram- 
bos  hasla  cicrta  altura,  y  el  agua  del  vaso  interior  se  liace 
comunicar  con  el  conductor  de  una  maquina  electrica,  y  el 
agua  del  vaso  esterior  con  el  suelo,  se  formara  una  verdadera 
botella  de  Leyden  con  las  guarniciones  de  agua.  Si  se  pone 
la  maquina  en  movimiento,  diremos,  usando  el  lenguaje  vul- 
gar, que  su  electricidad  positiva  sale  del  conductor  de  la  ma- 
quina, y  penelra  en  el  agua  para  acumularse  en  la  superficie 
esterior  del  vaso  de  cristal,  mienlras  la  electricidad  negativa. 
alraida  por  la  electricidad  positiva  de  la  guarnicion  interior, 
sale  del  suelo,  penetra  por  un  conductor  metal ico  en  el  agua 
conlenida  en  el  vaso  esterior,  y  va  a  acumularse  en  la  su- 
perficie esterior  del  vaso  interior.  A  si  los  hechos,  tratase  de 
ver  si  los  electrodos.  esto  es,  las  estremidades  de  losconduc- 
tores  melalicos  que  entran  en  el  agua,  estan  polarizados,  pnes 
esto  seria  un  indicio  seguro  de  una  descomposicion  del  elec- 
troliso,  segun  la  opinion  de  la  mayor  parte  de  los  fisicos. 

Podra  muy  bien  ocurrir  que  la  cantidad  de  la  electricidad 
bastante  para  cargar  la  botella  de  Leyden  no  sea  bastante 
grande  para  producir  una  polarizacion  sensible;  pero  esla 
operacion  podra  repetirse  muchas  veces.  A  este  efecto,  des- 
pues  de  haber  cargado  la  botella,  sera  preciso  verificar  la 
reunion  de  las  dos  eleclricidades,  pero  sin  hacer  pasar  la  des- 
carga  por  el  electrodo  que  ha  servido  para  Uevar  el  tluido; 
porque  en  su  propagacion  en  sentido  inverso,  la  electricidad 
destruiria  el  efecto  que  anteriormente  habia  producido.  Para, 
esto  seria  preciso  poner  en  comunicacion  el  agua  del  vaso  este- 
rior con  la  del  interior,  mediante  un  arco  metalico,  a  tin  de 
que  la  electricidad  se  escapase  por  un  camino  diferente  del 
que  habia  seguido  a  su  llegada. 

Mr.  de  la  Rive  me  ha  hecho  el  obsequio  de  prestarme  su 
inteligente  cooperacion,  y  practicar  conmigo  eslos  esperi- 
mentos,  que  son  bastante  delicados. 

Este  fisico  y  yo  hemos  juzgado  que  era  mas  convenienie 
examinar  cl  estado  de  polarizacion  del  electrodo  que  entra  en 
el  vaso  esterior  que  el  del  olro.  En  efeclo,  en  el  vaso  interior 
hay  sierapre  cierta  cantidad  de  electricidad  libre,  que  en 


405 
parte  se  disipa  en  el  aire;  hay  pues  en  esle  caso  tiasporle  de 
una  pequeua  cantidad  de  eleclricidad,  cuyo  movimienlo  no 
cstadelerminado  por  induccion;  en  otros  lerrainos,  el  electrodo 
del  vaso  interior  podria  ser  polarizado  por  la  corriente  que 
penetra  en  el  agua,  y  sale  de  ella  disipandose  en  el  aire. 
Mr.  Buff  ha  reconocido  en  efecto  que  se  podia  descomponer 
el  agua  en  condiciones  analogas. 

Es  precise  procurar  larabien  que  el  vaso  interior  este  per- 
fectamente  aislado,  porque  si  la  eleclricidad  llegasc  a  inlro- 
ducirsedeslizandose  a  lo  largo  de  las  paredes  de  el,  se  esta- 
bleceria  en  ultimo  resullado  una  corriente  positiva  proceden- 
te  de  la  maquina,  que  se  dirigiria  al  suelo  por  medio  del 
agua  y  de  los  electrodes. 

Vease  como  ha  side  dispuesto  el  esperimenlo.  Un  vaso  de 
crislal,  muy  lirapio  y  seco,  ha  sido  Ueno  hasta  su  raitad 
de  agua  ordinaria.o  de  agua  ligeramente  acidulada,  colo- 
candole  luego  encima  de  una  torta  de  resina  para  mejor  ase- 
gurarse  de  su  aislamiento.  En  este  agua  se  introdujeron  dos 
placas  de  platino,  perfectamente  limpias  segun  el  procedi- 
miento  indicado  por  Mr.  Faraday;  esdecir,  que  habian  sido  ca- 
lentadas  en  una  lampara  de  alcohol,  luego  frotadas  con  un  pe- 
dazo  de  polasa  causlica  que  se  fundia  en  el  platino  caliente, 
y  por  ultimo  lavadas  con  agua  destilada,  con  acido  sulfiirico, 
y  de  nuevo  con  agua  destilada.  Estas  dos  placas  de  platino, 
soldadas  a  un  alambre  del  raisrao  metal  destinado  aestablecer 
las  comunicaciones,  llevaban  pies  de  cristal  sostenidos  en 
los  hordes  del  vaso:  el  conjunto  estaba  sujelo  con  lacre,  de 
niodo  quenodejaba  la  menor  movilidad  a  las  placas  de  pla- 
tino. 

Dentro  de  este  vaso  se  coloco  otro,  que  consistia  en  una  lar- 
gaprobetacilindrica  de  cristal,  de  unos  i)",!  de  altura.  Esta 
l)robeta  estaba  barnizada  por  su  parte  esterior  con  goraa  la- 
ca,  y  su  borde  superior  se  hallaba  provistodeunrodetede  la- 
cre.Enel  fondodela  probetase  vertiocierta  cantidad  de  agua. 
procurandono  mojar  las  paredes  interiores  masarriba  del  ni- 
vel  a  quedebiallegar  el  agua.  Merced  a  estas  disposiciones, 
hay  seguridad  de  evitar  un  trasporte  directo  de  laelectrici- 
dad  de  la  maquina  a  lo  largo  de  las  paredes  del  vaso  interior; 


por  lodenias,  podemos  asegiiiainos  de  eslo  por  medio  do  una 
esperiencia  direcla,  como  mas  adelanle  veremos. 

Luego  se  puso  el  agua  conlenida  en  la  probela  inlcrior  en 
coraunicacion  con  el  conductor  de  una  maquina  electrica,  por 
medio  de  una  cadenade  laton. 

x\nlesde  poner  el  disco  dela  maquina  en  movimienlo,  es 
decir,  antes  de  cada  esperimento,  se  ponian  las  dos  placas 
de  platino  en  comunicacion  con  las  dos  estremidades  del  hilo 
de  un  galvanometro  sensible,  para  asegurarse  deque  no  se 
producia  corriente  alguna,  y  que,  por  consiguiente,  las  pla- 
cas estaban  perfectaraente  despolarizadas. 

Hecho  esto  se  desprendian  los  hilos  del  galvanometro,  y 
se  ponia  una  de  las  placas  de  plalino  en  coraunicacion  con  el 
suelo,  ya  sea  teniendo  en  la  raano  el  hilo  de  platino  soldadoa 
ella,  ya  por  medio  de  una  cadena  metalica.  Despues  de  esto 
se  ponia  en  movimienlo  la  maquina  electrica. 

Cargando  una  sola  vez  estaespecie  de  botella  de  Leyden, 
y  restableciendo  la  comunicacion  de  las  placas  de  platino  con 
el  galvanometro,  no  se  adverlia  polarizacion  sensible. 

Era  preciso  ver  si  se  conseguiria  producir  algun  efeclo 
baciendo  muchas  cargas  consecutivas.  Hemos  dicho  ya  que 
al  efectuar  la  descarga  debia  evitarse  que  pasara  por  la  pla- 
ca  de  platino,  porque  esta  corriente,  que  se  habia  efectuado 
en  sentido  opuesto  al  primero,  bubiera  destruido  la  polari- 
zacion de  la  placa,  produciendo  una  descomposicion  inversa, 
6  masbien  una  recomposicion  de  los  eleraentos  separados.  A 
este  efecto  seinterrumpia  la  comunicacion  de  la  placa  con  el 
suelo,  luego  se  sumergia  en  el  agua  del  vaso  esterior  la  estre- 
midad  deuna  barrita  encorvada  de  cobre,  y  con  la  otra  es- 
Iremidad  se  tocaba  la  cadena  metalica  que  entraba  en  el 
agua  del  vaso  interior.  Despues  de  algunos  instantes  de  con- 
tacto,  necesarios  para  quo  la  recomposicion  de  losfliiidos  fue- 
se  completa,  so  quitabala  barrita  de  cobre,  se  restablecia  la 
comunicacion  de  la  placa  de  plalino  con  el  suelo,  y  se  proce- 
dia  a  cargar  de  nuevo. 

La  maquina  electrica  era  bastante  energica  para  que  la 
botella  esluviese  enteramenle  cargada  despues  de  dar  tres 
vueltas  al  disco.  En  la  mayor  parte  de  los  esperimentos  se 


407 
han  efecluado  16  cargas  y  descargas  conseculivas,  lo  que  re- 
queria  48  vuellas  del  disco. 

Cuando  despues  de  eslas  16  cargas  se  ponian  las  placasde 
plalino  en  comunlcacion  con  los  hilos  del  galvanometro,  se  ob- 
servaba  una  corriente,  y  la  aguja  sufria  un  desvio,  equivalen- 
le  poco  mas  6  menos  a  25  6  30°.  La  inlensidad  de  la  corrieule 
varia  en  razon  de  la  conduclibilldad  del  agua  en  que  eslan 
sumergidas  las  placas  de  plalino;  si  el  agua  es  acidulada,  el 
desvio  es  mayor  que  en  el  agua  ordinaria  (agua  del  Rodanol. 
La  direccion  de  la  corriente  indicaba  que  en  la  superficie  de 
la  placa  de  platino,  en  comunicacion  con  el  suelo  durante  el 
esperimento,  se  habia  depositado  gas  bidrogeno;  y  esto  es  lo 
que  debia  suceder,  porque  cuando  decimos  que  la  eleclrici- 
dad  penetra  en  el  agua  por  medio  de  la  placa  de  platino,  que- 
remos  decir  que  la  corriente  va  del  agua  al  suelo,  6  que  la 
placa  es  el  electrode  negativo.  Parece  pues  que  hay  una  des- 
composicion,  sea  cual  fuere  la  diGcultad  que  nos  saiga  al  en- 
cuentro  para  concebir  el  despreudimiento  del  oxigeno  en  la 
superficie  del  vaso. 

Hemes  indicado  las  precauciones  a  que  es  precise  recur- 
rir  para  evitar  el  menor  desprendimiento  de  electricidad  a  lo 
largo  de  las  paredes  del  vaso  interior.  Para  cerciorarse  de  si 
el  aislamiento  era  bastante,  colocabase  sobre  el  borde  supe- 
rior del  vaso  interior  un  disco  melalico  que  le  servia  como 
de  tapadera,  y  se  ponia  esto  disco  en  comunicacion  con  la 
maquina  en  movimiento,  mientras  que  con  la  mano  se  tocaba 
el  hilo  soldado  a  la  placa  de  platino  para  poneria  en  contacto 
con  el  suelo.  Despues  de  haber  pueslo  en  juego  la  maquina 
por  un  momento,  examinabase  por  medio  del  galvanometro 
si  la  placa  estaba  polarizada.  Un  desvio  de  la  aguja  seria  en 
lal  caso  la  prueba  positiva  de  un  aislamiento  imperfecto,  por- 
que no  comunicando  ya  con  la  maquina  el  agua  del  vaso  in- 
terior, aquel  efeclo  no  podria  atribuirse  a  la  electricidad  por 
influencia;  unicaraente  la  electricidad,  deslizandose  a  lo  lar- 
go de  las  paredes  del  vaso  interior,  penelrando  en  el  agua 
que  lo  rodea,  y  pasando  desde  alii  al  suelo,  pudiera  determi- 
nar  la  polarizacion  de  la  placa. 

En  nueslros  primeros  esperimenlos,  la  influencia  de  esia 


408 
perdida  era  muy  sensible,  porque  el  vaso  interior  uo  era  bas- 
tanle  alio  y  no  eslaba  barnizado;  pero  con  la  probela  grande 
no  se  observaba  despolarizacion  cuando  se  sometia  el  aparato 
a  la  prueba  que  acabamos  de  mencionar. 

Heraos  repetido  rauchas  veces  el  esperimenlo  principal 
variandolo.  Ora  ponianios  una  de  las  placas  de  platino,  ora 
la  otra,  en  comunicacion  con  el  suelo,  lo  que  no  producia  olro 
cambio  en  el  resullado  sino  inverlir  la  direccion  del  desvio 
del  galvanomelro.  Heraos  puesto  lambien  una  capa  de  aceile 
de  Iremenlina  sobre  el  agua  del  vaso  esterior,  a  fin  de  obte- 
ner  el  aislamiento  con  mayor  exaclilud;  y  el  resullado  era 
siempre  identico,  si  bien  de  mas  facil  observacion.  En  efecto, 
el  galvanometro  esla  sujeto  a  perturbaciones  procedentes, 
yade  la  accion  quimica  del  agua  acidulada  en  la  esencia,  ya 
de  laagitacion  del  liquido  nohomogeneo:  agilacion  que  es  im- 
posible  evitar  cuando  se  emplea  la  esencia,  porque  se  ocasio- 
nan  movimientos  bastanle  violentos  en  la  superficie  en  el  mo- 
mentode  la  descarga. 

Finalmente  hemos  llegado,  en  virtud  de  los  raciocinios 
siguientes,  a  una  modilicacion  que  nos  ha  parecido  decisiva. 
Mr.  Buff  ha  demostrado  que  la  electricidad  de  la  maquina 
descompone  el  agua  cuando  la  atraviesa  directamenle.  El 
linico  caso,  por  lo  tanto,  en  que  puede  suponerse  un  traspor- 
le  de  electricidad  no  acompafiado  de  eleclroliso,  es  aquel  en 
que  el  liquido  no  se  encuenlra  cnlre  dos  electrodos.  En  otros 
lerminos,  pudiera  admitirse  que  la  electricidad  descompone 
cl  agua,  cuando  uno  de  los  electrodes  produce  electricidad 
positiva  y  cl  otro  electricidad  negativa,  siendo  ladobleatrac- 
cion  de  estos  fliiidos  hacia  el  oxigeno  y  el  hidrogeno  la  cau- 
sa determinante  de  la  descomposicion;  pero  cuando  no  hay  si- 
no  un  solo  electrodo,  la  descomposicion  no  tiene  lugar,  6  lo 
tiene  tan  solo  de  una  manera  parcial.  Pues  bien:  este  segun- 
do  caso  es  el  de  nuestro  esperimento,  porque  si  el  hidrogeno 
encuentra  en  la  placa  de  platino  la  electricidad  negativa  ne- 
cesaria  a  su  desprendimiento,  no  puede  admitirse  que  el  oxi- 
geno encuenlre  la  electricidad  positiva  en  la  superficie  del 
vaso  de  cristal.  Este  esperimento.  tal  como  ha  sido  descrilo, 
dcmueslra  que  aun  en  este  caso  hay  una  descomposicion  por 


409 
lo  meiios  parcial,  pueslo  que  hay  polarizacion  del  eleclrodo. 
Pero  para  hacer  ver  que  esta  descomposicion  es  tan  energica 
corao  si  hubiera  habido  dos  polos,  he  aqui  como  hemosoperado. 

En  lugar  de  hacer  coniunicar  direclaraente  la  placa  de 
plalino  con  el  suelo,  hemos  colocado  al  lado  del  vaso  este- 
rior  otro  enteraraente  igual,  y  lleno  del  raismo  liquido;  en 
osle  segundo  vaso  hemos  introducido  dos  placas  de  platino 
bien  lirapias,  y  de  las  mismas  diniensiones  que  las  del  primer 
vaso;  hicimos  luego  comunicar  la  placa  del  primer  vaso  con 
el  agua  del  segundo  por  medio  de  un  alambre  de  cobre,  v 
unade  las  placas  de  este  segundo  vaso  hasidopuesta  en  co- 
municacion  con  el  suelo;  despues,  con  corla  diferencia,  re- 
petimos  el  esperimenlo  corao  anteriormenle.  Verificadas  las 
16  descargas  conseculivas,  hemos  enlazadosucesivamente  los 
dos  pares  de  placas  de  plalino  con  los  hilosdel  galvanometro, 
y  hemos  observado  de  una  manera  rauy  notable  el  mismo  des- 
vio  de  la  aguja  respecto  de  cada  par. 

Asi  pues,  la  cantidad  de  agua  descompuesla,  medida  por 
la  polarizacion  de  los  electrodes,  parece  ser  la  raisma  en  el 
vaso  alravesado  por  la  corrienle  entre  dos  electrodes,  y  en 
el  vaso  donde  no  hay  sino  un  polo. 

Pudiera  tal  vez  hacerse  olra  objecion,  y  decirse  que  si 
hay  descomposicion  quimica,  consiste  en  que  una  parte  de  la 
eleclricidad  ha  atravesado  el  vaso:  sabemos,  en  efeclo,  que 
ciertas  especies  de  cristal  trasmiten  la  corriente  electrica  aun 
a  la  temperatura  ordinaria.  Esta  suposicion  nos  parece  inad- 
raisible:  en  efecto,  en  esta  hipotesis,  si  en  vez  de  descargar 
la  botella  a  cada  tres  vuellas  del  disco  se  diesen  48  sin  des- 
cargarla,  deberia  observarse  mayor  polarizacion  de  la  placa 
de  platino,  porque  durante  todo  este  tiempo  las  dos  superfi- 
cies del  vaso  seencontrarian  en  el  ma:simode  tensiones  opues- 
tas;  deberia  pues  haber  en  ella  mas  eleclricidad  trasrailida 
que  descargando  frecuentemenle  la  botella.  El  esperimenlo 
demuestra,  por  el  conlrario,  que  operando  de  este  mode,  la 
polarizacion  de  la  placa  de  platino  es  casi  insensible. 

Estosesperimentos  son,  pues,  desfavorables  a  la  hipotesis 
que  admile  un  poder  conductor  adecuado  a  la  clcctricidad 
que  reside  en  los  liquidos. 


410 

Resumen  de  algunos  esperimentos  para  averiguar  si  la  cor- 
riente  eleclrica  puede  alravesar  el  agua  sin  descomponerla: 
por  Mr.  C.  Despretz. 

(Comptes  rcndus,  2i  abril  1836.) 

«En  una  Memoria  en  que  principalmente  tralaba  de  dilii- 
cidar  si  el  acido  nitrico  en  la  pila  de  Grove  6  en  la  de  Bun- 
sen  ejerce  alguna  infliiencia  en  la  relacion  que  existe  entre 
el  trabajo  interior  y  el  eslerior,  he  admitido,  dice  el  aulor, 
que  sienipre  que  pasa  al  vollamelro  una  canlidad  de  eleclri- 
cidad  ineficaz,  esta  canlidad  es  muy  pequena.  En  un  apendi- 
ce  a  esla  Meraoria  he  demostrado  que  una  corriente  electrica 
que  pasa  por  rauchos  voltamelros,  de  los  que  uno  esta  lleno 
de  agua  deslilada  y  los  olros  de  agua  acidulada  hasla  un 
grado  cualquiera,  desprende  el  misrao  voluraen  de  gas  en 
cada  uno  de  los  voltamelros:  esto  prueba  que  el  poder  con- 
ductor mas  6  menos  grande  del  agua,  en  nada  modifica  la 
cantidad  de  eleclricidad  ineficaz  que  puede  atravesar  los  vol- 
tamelros. Algunos  ensayos  sobre  el  particular  me  inducian 
siempre  a  creer,  que  la  porcion  de  eleclricidad  de  la  cual  se 
emancipa  el  filele  liquido  que  se  encuentra  asu  paso,  es  muy 
pequena. 

».Los  resultados  que  paso  a  relatar  me  parecen  muy  a  pro- 
posito  para  robustecer  esla  opinion. 

wMuchas  voces,  en  estosullimos  anos,  he  practicado  algu- 
nos ensayos  con  el  microscopio  compuesto  y  el  microscopic 
solar  alumbrado  por  la  luz  eleclrica;  recienteraenle  he  repe- 
tido  los  mismos  esperimentos,  y  los  resultados  no  me  parecen 
indignos  de  serpublicados. 

wHe  dispuesto  los  esperimentos  de  la  manera  siguiente:  he 
colocado  dcbajo  del  objelivo  de  un  microscopio  compueslo  de 
Mr.  Nachez,  que  aumenlaba  70  veces  los  objetos,  una  peque- 
na Cuba  circular  llena  de  agua  deslilada,  en  la  cual  he  fijado 
doshilos  de  plalino  como  de  ^  de  milimelrodediamelro,  sol- 
dados  en  unos  tubos  de  vidrio.  La  longilud  de  la  parte  su- 
niergida  en  el  agua  era  como  de  1  cenlimctro,  y  la  distan- 
cia  de  las  eslremidades  do  los  hilos  como  de  unos  3  milimc- 


ill 

Iros.  A  esla  cubitase  hacia  Uegar  por  medio  delosdos  hilos 
lacorrientc  de  una  pila  rauydebil,  y  se  rairaba  la  estremi- 
dad  de  los  hilos  con  el  microscopio. 

»Los  hilos,  despues  de  calenlados  hasla  el  rojo,  so  inlro- 
ducian  en  el  acido  nilricocalientc,  y  luego  se  les  agitaba  en 
agua  destilada. 

»Cada  eleraento  de  esla  pila  se  conipone  de  un  vaso  poro- 
so  lleno  de  arena  mojada,  y  de  una  placa  de  zinc  doblada  en 
forma  de  cilindro  alredcdor  de  diclio  vaso.  Verliase  agua  en 
el  brocal,  y  cuando  el  nivel  del  liquido  era  el  raismo  en  el  va- 
so poroso  y  el  brocal,  se  ponia  sobre  la  arena  un  pedazo  de 
sulfalo  de  cobra  del  Jamano  de  una  avellana.  La  corriente 
atravesaba  la  cubila  y  un  galvanomelro  de  500  vuellas  fabri- 
cado  por  Mr.  Ruhmkorff.  Un  solo  elemenlo  ha  producido  un 
desvio  debil;  dos  han  dado  un  desvio  permanenle  de  15  a  20°; 
durante  18  minutos  nada  se  ha  adverlido  en  los  hilos. 

wHabiendoanadido  un  tercer  elemenlo,  cuya  milad  habia 
sidosacada  del  agua,  el  desvio  permanenle  del  galvanomelro 
fue  de  30°,  y  empezola  descomposicion. 

))Una  vez  complelo  el  tercer  elemenlo,  el  desvio  perma- 
nenle llego  a  50°,  y  la  descomposicion  se  manifeslo  en  los  dos 
hilos. 

wllabiendo  suspendido  el  esperimenlo,  se  limpiaron  los 
hilos  con  un  hilo  fino  de  plalino;  peroconlinuando  losesperi- 
menlos  con  dos  6  Ires  elemenlos,  obluvieronse  sensiblemente 
los  mismos  resullados. 

»  En  los  esperimenlos  quehace  pocos  dias  he  repelido,  he 
erapleado  nn  microscopjo  solar  que  auraenla  aproximadamen- 
te  300  veces,  y  que  alumbraba  con  la  luz  de  100  elemenlos 
de  Bunsen  con  el  aparalo  de  Mr.  Dubosg;  una  cuba  de  5  cen- 
limelros  de  grueso  Hena  de  una  disolucion  de  alumbre,  apa- 
gaba  una  porcion  notable  del  calor  radianle  emitido  por  el 
arco  vollaico. 

))Dos  hilos  de  plalino  soldados  como  los  hilos  ya  mencio- 
nados,  eslaban  sujetos  a  una  cubila  de  hojas  paralelas,  que 
encerraba  agua  destilada  hasta  cubrir  los  hilos,  cuya  distan- 
cia  era  como  de  2  milimetros. 

»Dos  de  los  elemenlos  que  acabo  de  describir  han  ocasio- 


512 
nado  un  desvio  permanenle  de  IS**  en  el  galvanomelro,  sin 
producir  descomposicion. 

»La  reunion  de  Ires  elementos  ba  producido  un  desvio  de 
4o",  y  la  descomposicion  ha  sido  evidente  enamboshilos. 

»Habiendo  retirado  un  elemento  y  no  quedando  sino  dos, 
el  galvanomelro  ha  senalado  lOo.  Apagada  la  luz  eleclrica, 
continuando  el  esperimento  por  espacio  de  15  minulos,  y 
alumbrando  despues  el  microscopio,  nada  se  ha  vislo  en  los 
hilos. 

»En  los  esperimentos  verificados  con  dos  6  tres  elemen- 
tos, los  hilos  se  cubrieron  de  todo  el  gas  de  que  podian  cu- 
brirse;  si  el  aguase  hubiese  descorapueslo  durante  el  ultimo 
esperimento,  se  hubieran  advertido  algunas  burbujas. 

»Es  indispensable  dejar  marchar  el  esperimento  sin  diri- 
gir  la  luz  sobre  el  microscopio  y  la  cuba.  No  siendo  el  calor 
radiante  absorbido  en  totalidad  por  ladisolucion  de  alumbre, 
llegatodavia  suficienle  cantidad  de  el  al  foco  del  microsco- 
pio para  determinarel  dcsprendimientodel  aire  contenido  en 
el  agua;  este  aire  se  adhiere  a  los  hilos,  y  puede  ser  causa  de 
graves  errores. 

))Repetidos  muchas  veces  eslos  esperimentos  a  diferentes 
grades  del  galvanomelro,  se  ban  obtenido  identicos  resul- 
tados. 

»Cuando  la  pila  eslaba  formada  de  cuatro  elementos,  el 
desprendimiento  era  abundante  en  el  hilo  negative,  eslo  es, 
en  el  que  comunica  con  la  estremidad  zinc.  El  desprendi- 
miento en  el  hilo  positive  estaba  lejos  de  ser  proporcional, 
como  lo  hemos  advertido  conslanlemente,  en  las  intensidades 
debiles. 

wHabiendose  empleado  hilos  de  oro  y  de  platino  de  A  de 
milimetro  de  diametro,  y  de  longitud  de  1  milimetro  en  la  par- 
te sumergida,  los  resultadoshan  sido  iguales. 

»El  galvanomelro  de  SOO  vuellas  tiene  bastante  sensibili- 
dad  para  esta  clase  de  esperimentos.  He  aqui  por  olra  parte 
algunos  numeros  adecuados  para  caracterizarlo  bajo  el  punto 
de  vista  de  la  sensibilidad:  un  hilo  de  platino  de  un  milime- 
tro de  diametro,  y  un  hilo  de  cobre  del  mismo  diametro,  pro- 
ducen  un  impulso  do  40°  cuando  se  les  suraerje  en  agua  des- 


il3 

lilada,  en  una  estension  de  3^  centimetros,  y  a  1  cenlimeiro 
de  dislaucia  la  aguja  no  tarda  en  volver  a  2  6  3°. 

))Un  hilo  de  zinc  yolrode  cobrede  1  milimetro  de  diame- 
Iro  ocasionan  en  igualdad  de  circunstancias  un  desvio  per- 
inanenle  de  60°  despues  de  un  impulso  de  mas  de  90°. 

»Siguese,  pues,  de  los  esperimentos  cuyos  resuUados  aca- 
bamos  de  detallar,  que  una  corriente  voltdica  dehil  de  una  in- 
tensidad  equivalente  a  20",  y  aun  menor.  indicados  en  el 
galvanometro  que  hemos  descrilo,  alraviesa  el  acjua  piira  sin 
descomponerla.  Esta  canlidad  es  bastante  pequena  para  ser 
inapreciable  aun  en  las  brujulas  mas  sensibles,  y  descompon- 
dria  liquidos  menos  fijos  que  el  agua. 

))Tenia  proyeclados  algunos  esperimentos,  dispuestos  de 
manera  que  se  pudiese  hacer  el  vacio  encima  de  la  cuba,  en 
la  que  debianmeterse  algunas  campanitas;  pero  he  creido  que 
este  metodo  de  esperimentacion  ofrecia  menos  certidumbre  que 
los  procedimientos  que  he  empleado,  pueslo  que  se  despren- 
deria  muy  pocogas  para  que  se  pudiese  hacer  la  analisis  de 
el;  y  por  tanto  seria  dificil  distinguir  el  gas  procedenle  del 
aire  del  agua,  y  el  que  resultase  de  la  descomposicion  de  esta. 

))En  estos  esperimentos  se  presenla  una  ocasion  de  hacer 
muchas  observaciones;  por  ejemplo:  antes  que  la  descompo- 
sicion del  agua  haya  realmenle  tenido  lugar,  suele  verse  el 
hilo  de  platino  positivo  cubrirse  de  muchas  burbujas  de  gas, 
y  es  probable  que  la  corriente  que  no  es  bastante  fuerle  para 
destruir  la  afmidad  que  une  aloxigeno  y  al  hidrogeno  en  el 
agua,  pueda  muy  bien  veneer  la  debit  afmidad  que  une  al  oxi- 
geno  debajo  de  este  liquido,  y  que  se  dirije  al  hilo  positive. 
Este  fenomeno  se  advierte  en  los  esperimentos  mencionados 
cuando  la  cuba  esta  rodeada  de  la  intensa  luz  del  microsco- 
pic solar.  Y  tambien  acontece  que  el  hilo  negativo  se  cubre 
de  algunas  burbnjas;  pero  esto  ocurre  especialnienle  al  hilo 
positivo. 

»A1  contrario,  cuando  la  descomposicion  erapieza  y  la 
corriente  es  un  poco  energica,  como  por  ejemplo  cuando  es 
producida  por  cuatro  pequenos  elementos,  el  hilo  negativo  se 
cubre  de  burbujas  de  hidrogeno  en  toda  su  estension  antes 
que  se  advierlan  algunas  en  el  positivo. 


U4 

))Los  fisicos  no  eslan  de  acuerdo  en  la  cuestion  sobre  que 
versa  esta  breve  Nola:  unos  ban  admitido  y  admileu  que  las 
corrienles  debiles  puedon  atravesar  el  agua  sin  desconiponer- 
la,  en  tanto  que  olros  ban  apoyado  y  apoyan  la  opinion  con- 
traria.  Asi  pues,  no  lengo  otra  iniciativa  en  este  punlo  que  la 
que  tal  vez  me  corresponda  por  mi  sislema  do  esperiraenla- 
cion.  Unicamenle  be  querido  ver  si  me  era  posible  decidir  esta 
cuestion  por  medio  de  algunos  esperimenlos  diferentes  de  los 
practicados  basta  el  dia;  con  esta  mira  be  empleado  el  mi- 
croscopio  compuesto  y  el  solar.  No  be  averiguado  la  descom- 
posicion  del  agua  en  las  condiciones  que  dejo  indicadas;  me 
limito  a  decir  que  no  be  observado  lal  descomposicion,  y  lo 
conlrario  bubiera  dicbo  con  la  raisraa  indiferencia  si  lo  bu- 
biese  averiguado. 

))No  ignoro  que  los  fisicos  que  recbazan  de  una  raanera 
absolula  la  posibilidad  del  paso  de  la  mas  debil  corriente 
por  el  agua  sin  que  esta  esperimente  descomposicion,  es- 
plicaran  los  resultados  de  mis  esperimenlos  por  la  con- 
densacion  del  gas  en  los  electrodes;  mas  para  los  que  atenta- 
mente  lean  esta  Nota,  semejante^condensacion  parecera  poco 
probable. 

»En  resumen:  me  incline  a  creer,  segun  mis  esperimentos, 
que  las  corrientes  muy  debiles  atraviesan  el  agua  sin  descom- 
ponerla;  y  me  atrevo  a  pensar  que  los  fisicos  que  los  repitan 
SB  varan  conducidos  a  la  misma  consecuencia.); 


QiJiiiiCA  OROitmcji. 


Saponi/icacion  de  los  cuerpos  grasos  por  los  oxidos  anhidros; 
por  Mr.  J.  Pelouze. 

(C.om[ilcs  icndus,  ^  jimio  ^8dC.) 

Esta  generalmente  admitido  el  principio  deque  la  saponi- 
ficacion  de  los  cuerpos  grasos  no  puede  verificarse  sin  pre- 
sencia  del  agua. 


41:; 

«Los  esperimentos  de  que  voy  a  hablar,  dice  el  autor, 
prueban  que  esta  opinion  no  es  rigorosamenle  exacla,  y  que 
los  oxidos  metalicos  anhidros  son  tan  a  proposilo  para  formar 
jabones,  como  las  mismas  bases  liidratadas  6  mezcladas  con 
agua. 

»E1  cuerpo  graso  que  con  mas  frecuencia  he  empleado  es 
el  sebo;  pero  tambien  he  operado  con  los  aceiles,  y  los  re- 
sullados  que  he  obtenido  pueden  ser  cousiderados  como  apli- 
cables  a  las  diferentes  clases  de  cuerpos  grasos  neutros. 

»La  cal  anhidra,  mezclada  con  el  sebo,  determina  hacia 
los  2o0°  su  saponificacion  completa.  El  jabon  calcareo,  des- 
compuesto  por  un  acido,  da  una  cantidad  de  acido  graso,  que 
representa  95  6  96  por  100  del  peso  del  sebo  sometido  al  es- 
perimento. 

»Eslos  acidos  grasos  me  ban  parecido  enteramente  iguales 
a  los  obtenidos  del  sebo  por  Mr.  Chevreul. 

»El  mismo  jabon  cede  al  agua  la  glicerina  mezclada  con 
una  cantidad  muy  pequena  de  una  sal  calcarea,  formada  por 
un  acido  soluble  en  el  agua,  cuya  naturaleza  no  he  deter- 
minado. 

»Durante  la  reaccion  se  desprende  de  la  mezcla  de  materia 
grasa  y  de  cal  anhidra  un  humo  bianco  de  olor  de  aziicar 
quemado,  en  el  cual  se  distingue  tambien  el  de  la  acetona. 

»Estos  vapores,  cuyo  peso  no  escede  en  general  de  2  a  3 
por  100  de  el  del  sebo,  ban  sido  condensados,  y  en  ellos  se  ha 
enconlrado  agua,  acclona  y  glicerina. 

«10  paries  de  cal  anhidra  bastan  para  saponificar  com- 
pletamente  10  de  sebo;  con  12  6  14  la  saponificacion  se  pro- 
duce con  una  facilidad  mucho  mayor. 

»Cuando  se  opera  sobre  una  cantidad  considerable  de 
mezcla,  es  muy  dificil,  aun  al  separar  la  masa  del  fuego 
cuando  el  termometro  que  sirve  de  agitador  seiiala  2o0  6  260°, 
impedir  que  la  accion  llegue  a  ser  en  estremo  tumultuosa.  La 
mezcla  se  hincha,  esparce  un  humo  sumamente  espeso,  la 
temperatura  se  eleva  rapidamente,  y  la  descomposicion  ad- 
quiere  el  caracter  de  una  destruccion  ordinaria  por  medio  del 
fuego;  en  tales  casos  no  queda  otra  cosa  mas  que  una  masa 
negra  carbonizada. 


»La  barita  y  la  eslronciana  anhidras  verifican  lasaponili- 
cacion  del  sebo  y  de  los  aceiles  lo  raisnio  que  la  cal. 

»E1  oxido  de  plorao  determina  de  una  manera  muy  eficaz  el 
mismo  modo  de  descomposicion  de  los  cuerpos  grasos. 

»Elevando  gradualniente  laleraperaturadeuna  mezcla  de 
masicot  6  de  litargirio  y  sebo,  es  muy  facil  fabricar  un  jabon 
de  plorao,  cuyo  acido  azolico  debil  estrae  los  acidos  margarico, 
estearico  y  oleico  ordinarios,  cuyo  peso  se  elcva,  como  con  la 
cal,  a  95  y  96  por  100  del  peso  del  sebo. 

»La  forraacion  de  los  acidos  grasos  con  el  sebo  y  los  oxidos 
metalicos  anhidros  es  un  hecho  nuevo  e  interesante,  pero  que 
en  nada  desvirtua,  me  apresuro  a  decirlo,  la  teoria  de  la  sapo- 
nificacion  de  Mr.  Chevreul,  ni  los  esperimentos  tan  numerosos 
como  exactos  que  le  sirven  de  apoyo.  En  efecto,  Mr.  Chevreul, 
al  demoslrar  que  en  el  acto  de  la  saponificacion  los  elemenlos 
del  agua  se  fijan  en  la  glicerina  y  en  los  acidos  grasos,  ha  con- 
siderado  estos  acidos,  no  en  sus  sales,  sino  unicamenle  en 
sueslado  de  liberlad,  es  decir,  despues  quebabian  sido  eli- 
minados  de  los  jabones;  operacion  durante  la  cual  es  sabido 
que  los  acidos  se  corabinan  con  el  agua.  Y  aiin  anadire,  que 
lejos  de  modificar  las  observaciones  de  Mr.  Chevreul  mis 
esperimentos,  les  preslan  en  cierlo  modo  un  nuevo  apoyo. 

))En  efecto;  cuando  se  saponifica  el  sebo  por  medio  del 
oxido  de  calcio,  si  los  acidos  anhidros,  que  podemos  suponer 
enteramente  formados  en  la  materia  grasa,  no  sufren  la  me- 
nor  descomposicion,  no  sucede  lo  mismo  con  la  glicerina.  El 
sebo  pierde  por  lo  menos  un  2  por  100  de  su  peso;  y  esta 
perdida  no  puedeatribuirse  sino  a  una  descomposicion  equi- 
valeute  al  de  la  glicerina. 

»En  resiimen:  si  la  saponificacion  por  las  bases  anhidras 
es  coraplela  respecto  de  los  acidos  grasos,  relativamente  a  la 
glicerina  indica  un  orden  de  fenomenos  mas  complicado. 

))Los  acidos  anhidros  saponifican  tarabien  los  cuerpos  gra- 
sos neutros  a  una  temperatura  clevada,  pero  su  accion  es 
lenla,  dificil  e  incorapleta. 

»IIabiendo  hecho  pasar  por  espacio  de  muchas  boras  una 
corrienle  de  gas  clorhidrico  seco  por  sebo  a  la  temperatura 
de  2o0°,  se  formaron  abundantes  vapores  de  clorhidrina,  cu- 


117 
yo  reciente  descubriraienlo  es  debido  a  Mr.  Berlhelot,  y  cu- 
yo  residuocedio  a  los  alcalis  cerca  de  la  milad  de  su  pesode 
acidos  grasos.  Una  parte  considerable  de  sebo  no  estaba  sa- 
ponificada,  sino  mezclada  con  malerias  coloranles  que  no  ban 
sido  examinadas.  Yocrei  al  principio  que  la  fabricacion  de 
las  bujias  estearicas  podria  sacar  algun  parlido  de  las  obser- 
vaciones  espueslas,  atendiendo  a  que  la  saponificacion  del  se- 
bo se  verifica  mucho  mas  rapidamenlecon  la  cal  anhidra  que 
por  medio  de  los  procedimienlos  ordinaries,  y  atendiendo 
igualmente  a  que  requiere  por  otra  parte  menos  cal,  y  por 
consiguiente  menos  acido  sulfiirico  para  la  descomposicion 
del  jabon;  pero  muy  pronto  encontre  en  la  cal  apagada  6  mo- 
nohidratada  otra  modificacion  a  los  procedimientos  actuales, 
muy  preferible  a  la  anterior,  y  que  estadestinada,  en  mi  con- 
cepto,  a  prestar  algun  servicio  a  la  importante  industria  de 
que  setrata. 

»La  cal  que  procede  de  la  calcinacion  de  la  piedra  de  cal, 
apagada  por  medio  del  agua  por  el  metodo  ordinario  y  mez- 
clada con  el  sebo  en  la  proporcion  de  10  a  12  por  100,  de- 
termina  entre  210  y  225*  la  saponificacion  completa, 

))La  glicerina  permanece  intimamente  mezclada  con  el 
jabon  calcareo,  que  es  bianco,  amorfo,  semitrasparentey  ca- 
si  iucoloro,  y  cede  al  agua  la  glicerina.  Los  acidos  clorhi- 
drico  y  sulfiirico  debiles  separan  de  ella  los  acidos  grasos, 
que  representan  todavia  un  96  por  100  del  peso  del  sebo  so- 
metido  al  esperimento. 

»Operando  en  1  kilogramo  de  sebo  y  120  gramas  de  cal 
monohidratada  finamente  pulverizada,  y  manteniendo  la  mez- 
claa  215  y  220°,  la  saponificacion  queda  terminada  en  me- 
nos de  una  hora,  bastando  algunos  minutos  si  la  temperatu- 
ra  se  eleva  rapidamente  hasta  250". 

))Cuando  se  aumenta  un  poco  la  proporcion  de  cal  apaga- 
da, y  se  eleva  a  150  gramas  por  cada  kilogramo  de  sebo,  la 
saponificacion  se  verifica  con  mucha  mayor  facilidad.  Este 
jabon  es  mas  duro,  mas  bianco,  y  mas  pulverizableque  el 
que  se  fabrica  con  menos  cal.  Los  acidos  eliminan  de  el  unos 
acidos  grasos  de  eslremada  blancura  y  pureza. 

»Ejecutada  por  cl  procedimiento  ordinario,  esto  es,  con 

TOMO   VI.  27 


418 

una  lechada  de  cal,  a  la  lemperalura  de  la  ebullicion  de  la 
mezcla,  la  saponificacion  de  igual  cantidad  de  sebo  requierc 
Unas  20  6  30  horas.  Hay  mas:  para  efecluarla  de  una  raane- 
ra  completa  en  esta  ultima  condicion,  seria  precise  emplear 
una  cantidad  mayor  de  cal. 

))En  las  fabricas,  la  saponificacion  por  medio  de  una  le- 
chada de  cal  dura  comunmente  todo  un  dia. 

))La  saponificacion  tan  facil,  pronta  y  completa  del  sebo 
medianle  la  cal  apagada,  no  puede  menos  de  llamar  la  alen- 
cion  de  los  fabricantes  de  bujias;  de  todas  raaneras  podra  ser 
utilizadaen  la  ensefianza. 

»En  un  trabajo  anterior  he  demoslrado  que  la  saponifica- 
cion de  los  aceites  en  una  disolucion  alcoholica  de  potasa  6 
de  sosa,  se  efectua  casi  instanlaneamente.  En  la  aclualidad 
puede  suprimirse  la  intervencion  del  alcohol,  saponificando 
en  algunos  minutes  el  sebo  6  un  aceite  por  medio  de  la  cal 
monohidratada,  y  haciendo  a  los  oyenles  testigos  de  un  cur- 
so  de  una  saponificacion  entera,  porque  el  profesor  podra  en- 
sefiarles,  no  solo  los  acidos  grasos  sino  tambien  la  glicerina 
queresultade  esta  operacion.» 


iiete:orol.o&i  A . 


Noticia  del  sistema  y  arreglo  de  observaciones  meleorologicas 
establecido  en  Francia  por  disposicion  de  la  administracion 
de  lineas  telegrdficas  y  del  Observatorio  imperial  de  Paris; 
por  Mr.  Le  Verrier. 

(Comptes  rciiilus,  2  junto   ISjG.) 

Hara  un  afio  que  publicamos,  dice  el  autor,  algunos  es- 
traclos  de  observaciones  meteorologicas  simultaneas  recoji- 
das  en  Francia,  merced  a  los  desvelos  de  la  administracion  de 
Ifneas  telegraficas.  En  la  epoca  espresada,  el  objeto  del  Ob- 
servatorio imperial  de  Paris  y  de  dicha  administracion  fue 
averiguar  si  seria  posible  establecer,  sin  perjuicio  del  servi- 
cio  administrativo,  un  sistema  regular  dc  observaciones,  parte 


41<> 
de  las  cuales  debia  ser  diariamente  Irasmitida  por  el  lelegra- 
fo.  Habiendo  sido  admitida  esta  posibilidad,  ambas  adminis- 
traciones  se  pusieron  de  acuerdo  entre  si,  secundando  las  mi- 
ras  del  gobierno,  y  obedeciendo  las  ordenes  de  los  Sres.  Mi- 
nislros  del  Interior  e  Instruccion  piibiica,  para  llevar  a  ter- 
mino  feliz  una  empresa  que  no  dejaba  de  presenlar  grandes 
dificultades. 

«Erapez6se  por  reconocer  que  importaba  mucho  a  la  ro- 
gularidad  del  nuevo  servicio,  que  las  observaciones  se  biciesen 
en  las  estaciones  telegraficas,  que  al  efeclo  debian  eslar  pro- 
vistas  de  los  oportunos  instrumenlos.  No  ignorabainos  que  en 
cierto  niimero  de  localidades  podiamos  conlar  con  el  laudable 
celo  de  algunos  aficionados  a  la  ciencia;  pero  no  lieraos  que- 
rido  imponerles  un  cargo  tan  pesado  como  seria  el  de  tras- 
mitir  diaria  y  regularraente,  y  a  boras  determinadas,  sus  ob- 
servaciones en  las  estaciones  telegraficas.  A  pesar  de  la  soli- 
cilud  de  los  observadores  meteorologistas  de  los  departamen- 
tos,  bubiera  sido  imposible,  a  causa  de  las  otras  ocupaciones 
anejas  a  su  destino,  llegar  a  una  uniformidad  satisfactoria,  y  se 
bubiera  incurrido  inevitablemente  en  muchas  irregularidades. 
Ademas,  los  observatorios  parliculares  no  podian  ofrecer  las 
garantiasdeduracion  y  permanencia  que  las  estaciones  sub- 
vencionadas  por  el  Estado.  Finalmente,  el  aumento  de  nuevos 
puntos  telegraficos  presentaba  la  gran  ventaja  de  multiplicar 
el  niimero  de  las  estaciones  meteorologicas  en  la  superficie  de 
Francia. 

»Una  vez  orillado  este  primer  punto,  se  convino  con  el  di- 
rector general  Mr.  de  Vougy,  en  que  la  adminislracion  de  las 
lineas  telegraficas  mandase  a  sus  dependientes  recojer  las  ob- 
servaciones, y  lashiciese  llegar  al  Observatorio  imperial  de 
Paris,  parte  por  medio  del  telegrafo,  y  parte  por  el  correo  or- 
dinario;  en  tanto  que  por  su  parte  el  Observatorio  debia  pro- 
porcionar  los  instrumenlos  y  las  instrucciones  indispensablcs, 
reducir  las  observaciones,  y  encargarse  desu  publicacion. 

))Por  ultimo,  cada  una  de  las  dos  administraciones  enco- 
mendo  a  uno  de  sus  empleados  la  ejecucion  de  este  plan.  La  ad- 
ministracion  de  telegrafos  norabro  al  efecto  a  Mr.  Pouget-Mai- 
sonneuve,  ventajosaraente  conocido    por  las  importantes  me- 


4»20 
joras  que  ha  inlroducido.  especialmente  en  los  aparalos  elec- 
lio-quimicos.  Por  parte  del  Observatorio  imperial  el  nombra- 
miento  recay6  naluralniente  en  Mr.  Liais. 

))Los  instrumentos  debian  llenar  condiciones  particulares: 
era  precise  que  fuesen  facil  y  rapidamente  observables,  con- 
servando  no  obstante  la  exactitud  de  los  instrumentos  ordi- 
naries. En  atencion  a  estas  circunstancias,  Mr.  Liais  ha  hecho 
construir  un  sisteraa  de  barometros  de  una  sola  lectura,  que  se 
gradua  por  comparacion  con  un  patron  colocado  debajo  de 
la  maquina  neuraatica,  y  que  llena  perfectamente  el  objeto  en 
cuestion;  este  barometro  ha  hecho  necesaria  la  formacion  de 
nuevas  tablas  de  reduccion.  Los  termometros  han  side  gra- 
duados  en  los  tubes  mismos,  y  numerados  en  una  plancha  de 
esmalte,  lo  que  hace  siempre  muy  facil  su  lectura;  lienen, 
ademas,  cubierto  su  deposito  con  una  hoja  metalica,  cuyo  ob- 
jeto es  reducir  los  efectos  de  la  irradiacion. 

»  Ademas  de  los  instrumentos,  las  diferentes  eslaciones  han 
recibido  unos  registros  6  apuntes  que  deben  constar  en  su  in- 
ventario,  y  cuya  coleccion  habran  deconservar  siempre:  de 
esta  manera,  cada  eslacion  poseera  en  lo  sucesivo  el  conjunto 
de  sus  anteriores  observaciones.  Aparte  de  las  trasmisiones 
telegraficas,  las  observaciones  se  remiten  diariamente  por  el 
correo  al  Observatorio  por  medio  de  boletines. 

»La  instruccion  particular  de  que  estan  dotados  los  de- 
pendientes  de  la  administracion  de  telegrafos,  es  una  garan- 
tia  segura  de  la  exactitud  de  las  observaciones;  los  conoci- 
mientos  de  los  encargados  de  hacerlasles  moveran  a  mirar 
con  interes  una  operacion  cientifica  y  util;  y  teneraos  ya  la 
satisfaccion  de  anadir  que  nuestro  objeto  ha  side  completa- 
mente  conseguido.  Para  no  recargar  a  los  empleados  con  un 
trabajo  escesivo,  se  les  ha  mandado  hacer  solamente  tres  ob- 
servaciones diarias:  una  al  abrirse  la  oficina,  otra  a  las  Ires 
de  la  tarde,  y  la  ultima  a  lasnueve  de  la  noche;  invitandoles, 
no  obstante,  a  observar  con  mas  frecuencia,  si  fuese  poiible. 
Con  raucha  satisfaccion  decimos  que  en  casi  todas  las  estaciones 
hay  establecidas  muchas  observaciones  suplementarias,  en 
lerminos  que  el  Havre,  Abbeville,  Estrasburgo,  Chalons-sur- 
Marne  y  Bayona  suminislran  hasta  seis  observaciones  diarias. 


421 

»El  director  general  de  las  lineas  lelegraficas,  Mr.  de 
Vougy,  ha  querido  autorizar  con  su  firma  la  inslruccion,  que 
havislola  luz  publica  en  la  recopilacion  administraliva,  con- 
virtiendose  de  esle  modo  en  un  arliculo  de  reglamenlo. 

»Las  estaciones,  cuyo  numero  llega  a  24,  ban  sido  dis- 
Iribuidas  entre  las  diferenles  cuencas  del  Rin,  del  Sena,  del 
Loira,  del  Gironda  ydel  Rodano,  deraodo  que  dan  a  conocer 
lo  mejor  posible  el  conjunto  del  estado  atmosferico  de  cada 
unadeestas  grandes  cuencas.  Aunque  algunas  consideracio- 
nes  no  icienlificas,  como  el  curso  de  los  hilos  lelegraficos,  la 
mullilud  de  despachos  en  ciertas  lineas  y  la  situacion  de  las 
estaciones  en  las  ciudades,  no  siempre  nos  ban  permitido  co- 
locarnuestras  estaciones  en  los  puntos  que  hubieramos  prefe- 
rido,  creeraos  que  las  estaciones  designadas  llenaran  el  obje- 
to  que  nos  bemos  propuesto. 

»Poseemos  actualmente,  comprendiendo  a  Paris,  25  esta- 
ciones, repartidas  como  sigue  por  orden  de  cuencas:  Mul- 
bouse,  Estrasburgo,  Mezieres,  Dunquerque,  Tonnerre,  Paris, 
Cbalons-sur-Marne,  Abbeville,  el  Havre,  Clermont-Ferrand, 
Nevers,  Le-Mans,  Limoges,  Napoleon-Vendee,  Saint-Rrieux, 
Rrest,  Rodez,  Montauban,  Rayona,  Rochefort,  Resanzon,  Lyon, 
Avinon,  Draguiiian  y  Narbona. 

wTrece  de  estas  estaciones  trasmiten  por  el  telegrafo  una 
observacion  hecha  al  abrirse  el  despacho,  y  son:  Estrasbur- 
go, Mezieres,  Dunkerque,  Tonnerre,  el  Havre,  Limoges,  Na- 
poleon-Vendee, Rrest,  Montauban,  Rayona,  Resanzon,  Lyon 
y  Avinon.  Estas  trece  estaciones,  ademas  de  Paris,  baslaran 
para  dar  todos  los  dias  una  idea  del  estado  atmosferico  en 
Francia,  pues  no  se  ha  creido  necesario  exigir  la  estension  de 
la  trasmision  lelegrafica  a  mayor  numero  de  estaciones,  para 
no  embarazar  el  servicio  admiuistrativo. 

»Van  a  adoptarse  las  convenientes  medidas  para  que  muy 
en  breve  scan  puestas  en  conocimienlo  del  publico  estas  ob- 
servaciones,  inmediatamente  despues  de  su  llegada;  ademas 
de  esto  se  insertaran  en  muchos  periodicos,  y  en  una  forma 
adecuada,  a  fin  de  que  resalten  los  cambios  ocurridos  desde  el 
dia  anterior. 

»A  pesar  de  la  buena  voluntad  que  se  ha  hallado  en  to- 


'ill 
(las  paries,  la  orgauizacion  de  las  cslacioiios  en  una  gran  es- 
lension  de  pais,  ha  sido  larga  y  dificil. 

»Como  los  baromelrosespecialmente  esperinaenlaban  bas- 
lantes  deterioros  cuando  se  remitian  por  medio  de  los  car- 
ruajes  piiblicos,  ha  sido  precise  que  un  dependienle  del  Ob- 
servalorio  fuese  portador  de  parte  deellos,  en  lanto  que  otros 
ban  sido  confiados  a  diferentes  personas,  enire  las  que  se 
cuentan  Mr.  Caillet,  examinador  de  la  marina,  y  Mr.  Pelit,  di- 
rector del  Observatorio  de  Tolosa,  quese  ban  cncargado  de 
cllos  con  el  mayor  celo.  Los  ingenieros  de  puenles  y  caminos 
nos  ban  surainistrado,  con  una  benevolencia  que  les  bonra,  la 
altura  exactade  loslugares.  Todas  las  estaciones  telegralicas 
ostan  actualmente  en  eslado  do  funcionar,  menos  Brest,  cuyos 
ioslrumenlos,  sin  embargo,  eslan  ya  preparados. 

))Comprendese  facilmente  cuan  interesanle  seria  enlazar 
con  los  paises  eslrangeros  la  organizacion  que  acabamos  de 
establecer  en  Francia.  Algunas  comunicaciones  rolativas  a 
eslc  asunlo  ban  tenido  ya  lugar,  siendo  perfectamenle  acoji- 
das  en  todas  partes, 

»Reslanos  ahora  disponer  todo  lo  necesario  para  lapubli- 
cacion  del  conjunlo  de  los  documentos  recojidos,  a  fin  de 
que,  puestos  en  breve  en  manos  de  losamantes  dela  ciencia, 
su  discusion  sea  a  la  vez  mas  rapida  y  provechosa.  En  la  ac- 
lualidad  nos  ocupamos  de  este  complemenlo  indispensable  de 
la  nueva  organizacion. » 


REAL   OBSERVATORIO  DE  MADRID. 

Mcs  dejiinio  de  1856. 


Pulgailnsio- 
BAROMETllO.  |        -les.is. 

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Allura  media 27,807 

maxima  (dia  7) I  28'0;)4 

minima  (dia  1." 27^531 

Oscilacion  mensual !  o'o23 

maxima  diurna  (dia  13) o'l83 

minima  diurna  (dia  Ki) j  0,023 


Mili'iirtros. 


706,287 

712,561 

699,275 

13,286 

4,648 

0,584 


423 


TERMOMKinO. 

Temperatura  media 

maxima  (dia  30) 

minima  (dia  17) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  15} 
minima  diiirna  (dia  6)., 

PLUVIOMETRO. 

Liuvia  caida  en  el  mes 


Kahr. 

Hcauoi. 

74*/i 

18°,85 

96,0 

28,44 

/i6,8 

6,57 

49,2 

21,87 

34,8 

15,46 

6,4 

2,85 

23",55 
35,56 

8,22 
27,34 
19,33 

3,56 


Pul-.    insl. 


1,010 


iMilimetrus. 


25,65 


Mes  de  Julio 

BAROMETRO. 

Altura  media 

maxima  (dia  30) 

minima  (dia  22) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  21). 
minima  diurna  (dia  4).  . 

TERMOMETRO. 

Temperatura  media 

maxima  (dia  21) 

minima  (dia  10) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  13). 
minima  diurna  (dia  4). . . 

PLUVIOMETRO. 

Liuvia  caida  en  el  mes 


Pulgadas   lu- 

glesas. 


27,765 

27,894 

27,581 

0,313 

0,156 

0,019 


Milimetros. 


705,21 

708,50 

700,55 

7,95 

3,96 

0,48 


Fahr. 

Picaura. 

85°,3 

23',7 

102,2 

31,2 

54,0 

9,8 

48,2 

21,4 

35,7 

15,8 

22,8 

10,1 

29°,6 
39,0 
12,2 
26.8 
19,8 
12,6 


Milimctrus, 


Manuel  liico  y  Sinobas. 


424 

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CIJ 

CIENCIAS   N4TIRALES. 


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FlSlOLOOli^    TEJETAEi. 


Jiifluencia  de  la  temperatura  en  la  vejelacion.—Calculo  que  sc 
(lebe  hacer  para  apreciaria;  por  Mr.  Quetelet. 

(L'lnstitiit,  5  octuhre  1855.) 

Mr.  de  Gasparin,  en  una  nota  leida  a  la  Academia  de 
Ciencias  de  Paris  el  14  de  mayo  del  ano  pasado,  despues  de 
discutir  los  diferentes  melodos  propuestos  para  delerminar  la 
relacion  que  existe  entre  la  temperatura  y  la  duracionde  la 
vejelacion  de  una  planta,  deduce  que  ninguno  de  estos  meto- 
dos  da  resultados  acordes  en  todos  sus  puntos  con  la  observa- 
cion;  y  ba  adverlido  que  esto  debe  consistir  en  que,  segun  su 
opinion,  la  temperatura  no  es  cl  linico  elemento  que  baya  de 
tomarse  en  cuenta.  Mr.  Quetelet,  en  vista  de  dicba  comunica- 
cion,  presento  a  la  clase  de  Ciencias  de  la  Academia  de  Bru- 
selas  algunasobservaciones,  que  consideramos  litil  reprodu- 
cir,  puesto  que  tienen  por  objeto,  en  primer  lugar  rectificar 
un  guarismo  inexacto  que  ha  servido  de  argumento  a  Mr.  de 
Gasparin;  en  segundo,  limitar  la  aplicacion  de  las  consecuen- 
cias  que  ba  deducido  de  las  discordancias  de  la  observacion; 
yfinalraente,  dar  a  conocer  nuevos  resultados,  enqueelmeto- 
do  propuesto  por  Mr.  Quetelet  no  parece  tan  ineficaz  como  lo 
ba  consideradoMr.  de  Gasparin,  para  represenlar  los  fenome- 
nos.  Copiamos  primero  el  fragmento  de  la  nota  de  Mr.  de  Gas- 
parin relativo  al  metodo  de  Mr.  Quetelet. 

« Observando  eslas  discordancias,  Mr.  Quetelet  creyo 


137 
que  la  suriia  de  los  gradosobtenidosiio  era  lo  linico  quedebia 
considerarse,  sino  que  era  tambien  precise  examinar  c6mo  lo 
habian  sido.  Dos  dias  que  dieron  10  grades  de  temperalura 
media,  no  podian  producir  en  las  planlas  el  inismo  efeclo 
que  un  dia  de  20  grados.  En  vista  de  esto,  considero  la  tempe- 
ratura  corao  una  fuerza  viva,  en  la  que  era  precise  conside- 
rarlasunia deles  cuadrados,en  lugarde  la  adicion deles  gra- 
dos simples.  No  obstante,  aplicande  su  metodo  a  la  florescen- 
cia  de  las  lilas,  ainbas  sumas  le  ban  dado  resultados  identicos 
durante  muclios  afios,  partiende  desde  laepocadc  lateruiina- 
ciende  lasbeladas,  a  saber:  4715  grados  come  suma  de  eslos,  y 
1296  {debe  leerse  4296°)  para  la  suma  do  sus  cuadrades.  No- 
sotros  hemes  hecho  la  misma  aplicacion  en  dos  anos  diferen- 
les,  en  que  Colle  publico  la  florescencia  de  las  lilas  en  el  cli- 
ma  de  Laon.  Eu  1782.  desde  el  22  de  febrero  hasta  el  3  de 
abril,  tuvimos  577°  conio  suma  de  cstos,  y  4770  para  la  de 
los  cuadrades;  eu  1790,  desde  el  22  do  eiiero  basta  el  10  de 
abril,  tuvimos  477°,7  per  suma  de  los  grados,  y  3410  co- 
me la  de  sus  cuadrades.  Aqui  no  se  advierte  ninguu  punto 
de  semejanza,  ui  enlre  los  dos  anos,  ni  con  le  que  ocurrc  en 
Bruselas. 

A  esto  replica  Mr.  Ouetelet. 

«^Es  exacto  este  mode  de  comparar?  Admilo  el  ejemplo  de 
las  lilas,  aunquc  los  numeros  esteii  tornados  en  el  sigle  ulti- 
mo, y  no  podamos  per  consiguienle  saber  si  son  comparables 
a  los  nuestros.  En  1790,  para  llegar  a  la  florescencia  fue  pre- 
cisa  una  suma  de  477", 7  de  teraperatura,  al  paso  que  en  1782 
fueron  necesarios  10  grades  mas.  Esta  diferencia  es,  en  efcc- 
to,  mucbo  menor  que  la  que  se  advierte  eutre  las  sumas  de 
\os  cuadrados  de  las  temperaturas,  que  se  eleva  a  1360.  Pere 
es  evidenle  que  tales  diferencias  no  pneden  tener  la  misma 
significacion,  ni  servir  directamente  de  bases  para  comparar 
los  dos  metodos.  Segun  Reaumur,  per  ejemplo,  para  formar 
100°  serian  precises  cinco  dias  de  20"  de  temperatura,  al  paso 
([ue  por  el  metodo  de  los  cuadrados  bastarian,  para  formar  el 
iii'imero  1360,  poco  mas  de  tres  dias  de  igual  temperatura. 
Vease,  pues,  como  sellcga  a  uu  resultado  enteramente  inverse 
del  euunciado  por  Mr.  de  Gasparin, 


438 

))E1  calculo  seiia  aiin  mas  decisivo  si  so  empleasen  los 
numeros  observados  en  Bruselas,  pues  debo  advertir  de  paso 
que  en  uno  de  los  datos  referentcs  a  dicha  ciudad  se  ha  co- 
metido  un  error  en  la  impresion,  que  puede  inducir  a  creer 
que  hay  una  discordancia  escesiva,  que  en  realidad  no  existe, 
pues  se  lee  1296  en  vez  de  4296. 

»Por  lo  demas,  no  debemos  prometernos  hallar  de  ano  en 
ano,  y  en  todos  los  paises.  resultados  enteramenle  identicos, 
porque  esto  seria  adniitir  implicitamente  que  la  lemperalura 
es  la  unica  causa  eficiente  de  los  fenomenos  de  la  florescen- 
cia.  Y  aun  fuera  gran  venlaja  si  todas  las  deraas  causas, 
obrando  unidas  y  en  el  mismo  senlido,  no  produjesen  en  dicho 
fenomeno  sino  algunos  dias  de  anticipacion  6  de  retraso  con 
relacion  a  la  epoca  calculada,  teniendo  en  cuenta  unlcaraente 
las  temperaluras.  Ademas,  todos  los  dias  vemos  individuos  de 
una  misnia  especie,  planlados  unos  al  lado  de  otros  y  en 
apariencia  bajo  las  mismas  condicioues,  producir  diferencias 
analogas  en  las  epocas  de  su  vejelacion.  Los  frios  rigurosos 
que  preceden  a  la  vivificacion  de  los  vejetales  ejercen  lam- 
bien  una  accion  muy  sensible,  y  pueden,  corao  este  ano  acon- 
tece,  causar  un  retraso  estraordinario  de  muchos  dias  en  la 
florescencia. 

»Si  ademas  de  esto  se  quiere  comparar  los  metodos  y  so- 
meterlos  a  una  prueba  mucho  mas  decisiva,  bastara  esponer 
las  plantas  a  una  temperatura  artificial.  Esta  idea  tan  senci- 
lla  me  habia  ocurrido  hacia  ya  mucho  tiempo,  y  la  hepuesto 
en  praclica.)) 

Aqui  Mr.  Quetelet  refiere  una  esperiencia  verificada 
en  18o2  a  peticion  suya  por  Mr.  de  Bremaecker,  reciente- 
raente  arrebatado  al  estudio  de  las  ciencias  por  una  muerte 
prematura,  y  de  la  cual  dio  cuenta  en  una  nota  comunicada 
a  la  clase  en  la  sesion  dc  3  de  abril  de  1852. 

((Habia  rogado,  dice,  al  joven  sabio  que  tomase  algunos 
pies  de  lilas,  que  las  limpiase  la  tierra  y  las  pusiese  luegoen 
una  cueva,  para  producir  un  sueuo  artificial.  Al  cabo  de  al- 
gun  tiempo  se  puso  una  de  estas  plantas  en  tierra,  y  se  la  so- 
metio  en  una  estufa  a  una  temperatura  muy  suave  e  iguai. 
Diclia  pianta  sc;  cubrio  de  yenias  y  hojas,  pero  no  llego  a  flo- 


4;{9 

recer  (1).  La  suma  de  los  cuadrados  de  las  lemperaturas  ne- 
cesarias  para  llegar  a  la  epoca  de  la  foliacion  fue  exacta- 
mente  la  que  yo  habia  calculado  para  las  lilas  cojidas  al  aire 
libre.w 

Esta  sola  esperiencia  era  insuficiente.  Hacia  mucho  tiem- 
po  que  buscaba  ocasion  oporluna  para  reproducirla  en  mayor 
escala.  Mr.  Schrani,  inspector  del  jardin  bolanico  de  Bruse- 
las,  tuvo  la  bondad  de  acceder  a  mis  deseos,  y  me  entrego 
las  cuatro  series  de  observaciones  siguientes,  heclias  por  su 
iaboriosidad  en  las  eslufas  del  jardin.  Es  de  adverlir  que 
Mr.  Schram  ignoraba  el  objeto  que  yo  me  proponia,  y  que  se 

limito  a  Irasladar  los  resultados  tales  como  los  obtuvo La 

eslufa  en  que  se  verificaban  las  observaciones  tenia  en  su  md- 
ximiimuna  tcmperalura  de  20  a  21°  deReaumurJa  cualbaja- 
ba  durante  la  noclie  a  lo°,  y  en  algunas  circunstancias  a  10 
del  mismo  termometro.  En  mi  opinion  puede  tomarse  como 
temperatura  media  la  de  20°  del  termometro  centigrado  (2); 
por  lo  cual,  despues  de  muchos  anos  de  esperiencia  he  indi- 
cado  en  el  Anuario  del  Observatorio,  que  las  hojas  de  la  lila 
varin  exijen  una  suma  de  temperatura  igual  a  191°  cenligra- 
dos  para  empezar  a  abrirse,  6  bien  una  suma  de  cuadrados 
de  temperatura  igual  a  1315.  Segun  el  metodo  de  calculo  de 
Adanson,  Boussingaull  y  Gasparin,  se  necesitarian  de  9  a  10 
dias  de  temperatura  de  20°,  al  paso  que  con  arreglo  a  mi  me- 
todo bastarian  de  3  a  4.  De  los  estados  de  Mr.  Schram  se 
desprende  que  en  efecto  se  ban  necesitado  tres  dias  y  medio 
de  temperatura  de  20°  para  producir  el  desarrollo  de  las  pri- 


(1)  Mr.  de  Gaspariu  deduce  algimas  consecuencias  de  la  no  flores- 
cencia  de  esta  planta;  pcro  este  caso  es  puramente  accidental.  La  espe- 
riencia de  Mr.  de  Bremaecker  no  se  ha  liecho  en  muchos  pids  de  lila,  sino 
en  uno  solo. 

(2)  Para  que  todo  fuese  exactamente  comparably,  las  lilas  varins 
que  esta  \ez  se  colocaron  en  las  cstufus  fuerou  cojidas  en  el  momento  en 
que  empezaban  a  salir  de  su  sueiio,  enlre  otras  lilas  de  la  misma  claso 
que  Grecian  al  aire  libre,  y  habian  eslado  hasla  enlonces  en  las  inismas 
condiciones. 


440 
moras  hojillas,  y  despues  de  9  a  10  dias  (que  siipone  el  olro 
metodo  de  calculo)  la  foliacion  habia  Ucgado  a  su  ultimo  pe- 
riodo.  Respeclo  de  la  primera  florescencia  de  la  lila  varin,  el 
Amiario  del  Observalorio  demuestra  que  se  necesilan  SOS"  de 
lemperatura  centigrada,  6  bien,  en  mi  metodo  de  calculo, 
una  suma  de  cuadrados  de  temperaturas  igual  a  4057.  Esto 
supone,  segun  Adanson,  mas  de  25  dias,  y  segun  mi  metodo 
de  11  a  12  unicamente:  y  es  de  advertir  que  semejanle  resul- 
tado  se  halla  lambien  en  arraonia  con  las  esperiencias  heclias 
en  el  jardin  bolanico,  que  fijan  por  lermino  medio  en  111  dias 
la  epoca  de  la  florescencia  de  la  lila  varin 

En  mi  concepto  estos  resultados  son  decisivos. 

Mr.  Quetelet  menciona  luego  otra  esperiencia  verificada 
en  una  planta  de  florescencia  tardia,  la  clethra  alnifolia;  es- 
periencia praclicada  igualmenle  por  Mr.  Scliram  en  una  es- 
lufa  de  la  Sociedad  de  horticultura  de  Bruselas,  cuya  lempe- 
ratura media  era  de  20°  centigrados.  Diclio  autor  daba  cuenta 
de  estas  nuevas  observaciones  en  los  siguientes  terminos  en 
la  sesion  del  22  de  setiembre  de  1852. 

((La  planta,  arrancada  de  la  lierra  el  23  de  febrero  y  tras- 
ladada  al  invernaculo.  presento  sucesivamente  las  fases  del 
desarrollo  descritas  en  la  nola  siguiente.  En  ella  se  vera  que 
las  primeras  yemas  de  la  flor  se  abrieron  el  16  de  mayo;  lo 
que  da  en  total  83  dias  de  esposicion  en  la  eslufa  con  una 
teraperatura  media  de  20°  centigrados;  niimero  cuyo  cua- 
drado  es  400,  y  que  multiplicado  por  83  da  un  producto 
de  33.200.  Mr.  Schram,  en  la  lista  de  las  florescencias  que  ha 
observado  al  aire  libre  en  el  discurso  de  este  afio,  seuala  el  8 
de  agosto  para  la  del  clethra  alnifolia.  He  visto  florecer  la 
misma  planta  en  el  jardin  del  Observatorio  el  3  de  agosto,  un 
dia  mas  tarde  que  la  florescencia  media  deducida  de  muchos 
anos  de  observacion.  Asi  pues,  segun  los  datos  de  las  tempe- 
raturas, hallo  que  desde  el  23  al  27  de  febrero  ha  helado  re- 
gularmente  todas  las  noches,  y  que  el  lermometro  no  ha  em- 
pezado  a  subir  sobre  cero  hasia  el  28  del  citado  mes.  Supo- 
niendo  que  estuviesen  las  plantas  sometidas  a  las  esperiencias 
en  identicas  circunslancias  (|uc  el  dia  23,  no  debo  empczar  a 
conlar  las  temperaturas,  respecto  a  las  que  crocen  al  aire  li- 


441 

bre  siiio  desdo  cl  1.°  cle  inarzo:  las  lemperaliiras  luedias  liaii 
sido  las  siguientes: 

Marzo.     ;}",3;  elcuadrado  es  11,  yen  31  dias  se  lendra  341 


Abril.. 

0,6 

)) 

44    ). 

30 

» 

1320 

Mayo.. 

15,2 

)) 

231    )) 

41 

» 

7161 

Jiinio.. 

16,7 

» 

279    » 

30 

» 

8370 

Julio... 

21,8 

» 

475    )) 
Total 

21 

)) 

14725 

..    31917 

La  temperalura  media  de  los  primeros  dias  de  agosto  ha 
sido  de  20°,1 ,  cuyo  cuadrado  es  404.  Per  esta  razon  el  cle- 
thra  alnifolia,  que  ha  florecido  el  3  de  agosto  en  el  jardin  del 
Observalorio,  ha  recibido  31,917+3,232=35,149  de  tem- 
peralura; valor  un  poco  mayor  que  33, 200. » 

((Las  observaciones  sobre  el  clethra  alnifolia,  contimia 
Mr.  Quetelet,  no  tenian  otro  objeto  que  la  comprobacion  del 
metodo  de  los  cuadrados,  mas  no  su  comparacion  con  el  de 
Reaumur.  Si  quisiesemos  establecer  un  paralelo  deestaclase, 
advertiriamos  primero  respecto  al  primer  metodo,  que  el 
clethra  ha  florecido  en  un  invernadero,  enteramente  lo  mismo 
que  en  el  jardin  del  Observalorio,  por  un  mismo  niimero  cua- 
drado de  grades  de  temperatura.  Empleando  el  metodo  de 
Reaumur,  se  advertira  que  el  clethra  de  la  estufa  ha  recibi- 
do 20°  de  temperatura  por  espacio  de  8  dias,  lo  que  da  1,660 
grados,  mientras  que  en  la  estufa  ha  recibido: 

En  Marzo.  .     3'',3  durante  31  dias,  6   102,3 
Abril...       6,6       »        30      »         198,0 


Mayo.  .  . 

15.2 

» 

31 

)) 

471,2 

Junio. .  . 

16,7 

)) 

30 

» 

501,0 

Julio 

25,8 

)) 

31 

» 

675,8 

Agosto.. 

20,1 

» 

3 

» 

60,3 

Total 2008,0 

En  el  modo  decontar  de  Reaumur  y  de  Mr.  dc  Gasparin, 


la  planta  de  la  eslufa  ha  florecido  17  dias  antes  coraparativa- 
raenle  que  la  que  crece  al  raso,  porque  en  lugar  de  1600 
grades  habria  debido  recibir  2009;  lo  que,  en  lugar  de  83, 
supone  100  dias  de  20"  dctemperalura. 

))Mr.  Quetelet  refiere  luego  las  observaciones  que  ha  hecho 
durante  el  invierno  de  1854  a  1855,  relativamente  a  los  efec- 
losque  las  temperaturas  bajas  producen  en  la  vejetacion,  con 
particularidad  en  la  de  las  plantas  lefiosas,  cuyas  ralces  pe- 
netran  a  gran  profundidad. 

»Los  fries  de  un  invierno  rigoroso  causan  una  verdadera 
perturbacion  en  los  periodos  de  la  foliacion  y  la  florescencia; 
cuando  principian  a  despertar  las  plantas  herbaceas  y  la  ve- 
jetacion vuelve  a  proseguir  su  curso,  todavia  continuan 
muertoslosarbolesy  arbustos,  que  esperimentan  retrasosmas 
sensibles.  Al  observarlos  se  siente  especialmentela  necesidad 
de  toniar  en  consideracion  los  grades  de  temperatura  nega- 
tiva. 

wPara  formarme  una  idea  mas  exacta  acerca  de  esto,  he 
reunido  en  el  cuadro  adjunlo,  comprensivo  del7  afios,  los  da- 
tes de  la  florescencia  de  seis  plantas  muy  conocidas,  que  flore- 
cen  porlo  general  en  la  mismaepoca  del  ano;  almismo  tierape 
presento  la  fecha  de  dicho  fenoraeno  segun  el  terraino  medio 
de  las  observaciones  de  los  17  aiies,  indicando  respectiva- 
mente  con  una  6  dos  rayas  las  epocas  mas  premaluras  6  las 
mas  tardias. 


443 


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)>Advierlesc  a  [)rimera  visla  quo  el  20  de  mayo  ultimo  la 
lloroscencia  se  habia  retrasado  17  dias;  csle  relraso,  el  mas 
notable  en  el  espacio  de  tiempo  comprcndido  entre  1838  y 
1855,  se  manifesto  casi  igualmenle  en  cada  una  de  las  seis 
plantas  seiialadas  en  el  anterior  estado.  Respecto  al  lirio 
[Convallaria  majalis),  que  en  cierlo  mode  formaba  una  es- 
cepcion,  solo  fue  de  14  a  15  dias. 

El  auo  1853  ofrecio  una  gran  semejanza  con  1855,  pues  la 
vejetacion  estaba  hacia  la  misma  cpoca  del  ano,  esto  es,  el 
20  de  mayo,  en  un  retraso  de  quince  dias,  el  cual  era  unifor- 
me  con  corta  diferencia  en  todas  las  plantas.  Pcro  aqui  la  vi- 
vificacion  habia  sucedido  a  un  invierno  mas  notable  por  su 
duracion  que  por  su  rigor;  es  cierto  que  se  habia  retrasado, 
pero  las  plantas  en  general  no  habian  sufrido  de  una  manera 
notable.  En  cuanto  al  auo  1853,  la  cpoca  de  la  vivillcacion 
puede  fijarse  a  principios  de  abril;  en  tanto  que,  relativamen- 
teal855,  debe  fijarse  hacia  mediados  de  marzo  (el  13), 

Asi  pues,  aunque  la  vivificacion  se  haya  retrasado  15 
dias  mas  en  1853  que  en  1855,  la  florescencia  en  estos  dos 
afios  se  verifico  en  las  mismas  plantas  casi  en  iguales  epocas. 
El  retraso  fue  un  poco  mayor  en  los  arboles  y  arbustos,  y  al- 
go  menoren  las  plantas  herbaceas.  Esta  diferencia,  que  es  do 
unosl5  dias,  consiste  al  parecer  sobre  todo  en  la  graduacion 
de  la  tcmperatura  en  el  interior  de  la  tierra.  Efeclivamente, 
cuando  en  la  superficie  de  esta  se  ha  raanifestado  una  helada 
fuerte,  se  necesitan  por  termino  medio  seis  dias  para  que  pro- 
duzca  su  efecto  a  1  pie  de  profundidad,  doce  a  2  pies  y  diez  y 
ocho  a  3  pies,  6  sea  cerca  de  1  metro  de  profundidad:  de  ma- 
nera que  la  vivificacion  de  las  plantas  en  la  superficie  del  suelo 
pudiera  tener  lugar,  6  aun  habersedeclarado  yamuchos  dias 
antes,  cuando  el  frio  mas  intense  se  hace  sentir  todavia  en  el 
lugar  que  ocupan  las  raices  de  los  arboles  corpulentos.  Aun  ad- 
mitiendo  que  latemperatura  de  estasno  obre  sino  parcialraen- 
teen  losfenomenos  de  la  foliacion  y  la  florescencia,  no  puede, 
sin  embargo,  negarse  que  ejerce  cierto  influjo,  especialmente 
si  el  frio  ha  sido  muy  riguroso  y  ha  ilegado  a  formar  una  ca- 
pa  de  hielo  que  se  conserve  sin  derretir.  Esta  causa  parecc 
bastanlc  cficaz  para  esplicar  la  diferencia  de  cualro  6  cinco 


44;) 

dias  de  retraso  en  la  vejetacion  de  las  plantas  de  ciertas  di- 
mensiones,  con  relacion  a  aqiiellas  cuyas  raices  no  penetran 
sino  algunas  pulgadas  de  profundidad. 

Me  he  complacido  igualmente  en  ver  hasta  que  punto 
habian  sufrido  las  lilas  la  impresion  de  la  temperalura  es- 
cepcionaldel855.  Desde  el  memento  de  la  vivificacion  has- 
ta el  21  de  mayo,  epoca  de  la  florescencia,  he  contado  una 
suma  de  539  grados;  es  decir,  63  grados  mas  que  en  tiempos 
ordinarios;  la  planta,  por  consiguiente,  ha  florecido  con  cinco 
dias  de  retraso:  la  temperatnra  media  en  la  epoca  de  la  flores- 
cencia era  de  12°,5.  Por  otra  parte,  teniendo  en  cuenta  los 
cuadrados  de  las  lemperaturas,  he  obtenido  5037  en  lugar  de 
4296;  lo  cual  produce  una  "diferencia  de  741,  y  supone  un  re- 
traso eslraordinario  de  cuatro  6  cinco  dias  (156°  por  dia). 
Los  dos  metodos  de  calculo  convienen,  por  lo  tanto,  en  dar  pa- 
ra la  florescencia  de  las  lilas  en  1855  un  resultado  estraordi- 
nario  de  cinco  dias,  y  analogo  al  encontrado,  como  hemosvis- 
to,  por  medio  de  la  observacion  directa. 


iiO 


VARIEDADES. 


El  'J  de  agosto  proximo  pasado  fallecio  en  Vigo  el  Excmo.  Sr.  Don 
Jos6  Garcia  Otero,  individuo  de  niimero  de  la  Real  Academia  de  Cien- 
cias  de  Madrid  en  su  Seccion  de  ciencias  exactas. 

— Bolida.  Mr.  Coulvier-Gravier  haparticipado  a  la  Academia  de  Cien- 
cias de  Francia,  en  5  del  mes  de  marzo  ultimo,  la  observacion  de  una  bo- 
lida de  notabilisimo  brillo,  hecha  por  Mr.  Sagey  en  29  de  febrero  alas  IQi' 
2 1  ■",  tiempo  medio.  Era  un  globo  de  1  .*  magnitud  que  aparecio  a  5"  S.  de 
3  de  los  Lebreles,  desapareciendo  entre  «  Cefeo  y  n  del  Cisne,  con  direc- 
cion  a  a  de  la  misma  constelacion;  su  carrera  fud  de  70°,  y  muy  lenta 
su  marcha;  la  duracion  de  5  a  6  segundos,  sin  rastro  persistente;  su  luz 
era  viva,  y  hacia  la  mitad  de  su  carrera  despidi6  unos  fragmentos  diver- 
jentes  que  se  apagaron  a  4  6  5°  de  distancia.  Entonces  brillo  su  luz  con 
mayor  intensidad,  luego  fu6  debilitandose,  y  se  volvio  rojiza  al  final  de  la 
carrera  del  meteoro. 

— Cartas  eclipticas  del  Observatorio  de  Pans.  La  ultima  entrega  de 
los  Anales  del  Observatorio  de  Pan's  es  la  primera  parte  del  Atlas  que 
debe  acompaiiarlos.  Comprende  6  de  las  cartas  eclipticas  trabajadas  por 
Mr.  Chacornac,  que  fueron  principiadas  el  auo  1852  en  el  Observatorio 
de  Marsella,  y  continuadas  en  el  de  Paris  desde  el  de  1854.  Abrazan  las 
estrellas  hasta  de  1 2."  y  13.*  magnitud,  ypara  conseguirlo  estan  en  escala 
mas  que  cuadrupla  que  las  de  la  Academia  de  Ciencias  de  Berlin.  EI  grado 
tiene  GOmilimetros  de  longitud  lineal;  mas  para  no  dar  tamauo  escesivo  A 
cada  carta,  se  ban  dividido  las  horas  en  tres  partes  iguales,  y  asi  tiene 
cada  carta  una  superficie  cuadrada  de  5  grades  de  lado,  quedando  en  el 
centre  la  ecliptica.  En  Marsella  se  hacian  las  observaciones  con  un  an- 
teojo  de  5|  pulgadas  de  luz;  en  Paris  se  hacen  con  otro  de  9  pulgadas, 
vi^ndose  por  tanto  estrellas  mas  reducidas.  Se  ban  fijado  estas  vali^ndose 
de  micrometres  6  de  reticulas,  segun  se  queria  mayor  6  menor  precision. 
Comparando  estas  cartas  con  las  partes  correspondientes  de  las  publica- 
das  por  otros  astr6nomos,  dice  Mr.  Le-Verrier  estar  seguro  de  que  tienen 
muchas  mas  estrellas:  tambien  se  ha  cerciorado,  comparandolas  con  las 
de  Berlin,  que  varias  de  las  estrellas  en  estas  inscritas  ban  desapareci- 
do;  cuyo  hecho  aumenta  el  interns  de  semejantes  trabajos.  Un  Atlas  com- 
plete del  cielo  en  una  ^poca  dada,  seria  para  en  adelante  un  documento 
utilisimo,  fuente  de  noticias  paraconocer  los  cambiosque  sin  cesarocur- 


/i47 
ren  en  los  ciierpos  estrellares.  Si  Irabajo  (al  es  penoso  para  iin  solo  es- 
tablecimiento  astronomico,  ^no  sen'a  posible  entciulerse  y  concertarse 
para  dividirlo  entre  varios?  Espera,  no  obstante,  Mr.  Le-Verrier  que  el 
Observatorio  de  Pan's  podra  Ilevarlo  a  cabo. 

— Estrellas  fugaces  del  pen'odo  de  agosto.  El  infaligable  observador 
Mr.  Coulvier-Gravier  presento  a  la  Academia  de  Ciencias  de  Pan's,  en  la 
sesion  de  18  de  agosto  ultimo,  el  estado  siguiente  de  las  observaciones 
que  habia  hecho  de  estrellas  fugaces  del  22  de  julio  al  14  del  mismo 
agosto;  esto  es,  de  la  ^poca  de  agosto  en  que  comunmente  se  Terifica  un 
maximo,  y  de  los  dias  que  la  preceden  y  siguen. 


Cielo  visi- 

Duracion 
lie  las  ob- 

ISumero 
de 

a  o  g 

2  '"-B 

Alio. 

Meses. 

Dias. 

22 

ble. 

servacio- 
nes. 

estrellas. 

a     = 

-3    O 

) 

'■y 

1856 

Julio. 

9,0 

h. 
1,00 

9 

10,00 

11,3 

23 

6,8 

1,50 

10 

10,15 

9,0 

J  9,5 

25 

8,0 

1,50 

10 

10,15 

8,4 

26 

8,2 

2,50 

30 

11,15 

13,5 

14,5 

28 

9,0 

2,25 

47 

12,52 

21,0 

29 

6,7 

2,75 

23 

12,07 

9,0 

) 

30 

7,2 

3,00 

36 

12,30 

12,5 

) 

31 

9,0 

3,75 

39 

12,37 

10,5 

[l3,0 

Agosto. 

1 

9,5 

3,25 

68 

1,07 

16,0 

J 

2 

10,0 

3,75 

48 

11,07 

14,2 

) 

3 

10,0 

3,50 

49 

11,15 

15,5 

13,6 

4 

6,3 

2,25 

30 

1,22 

11,1 

) 

5 

8,0 

2,00 

13 

10,30 

8,3 

) 

6 

9,0 

2,25 

38 

12,22 

17,1 

16,5 

7 

8,5 

3,50 

108 

1,15 

24,1 

9 

10,0 

5,00 

339 

12,30 

67,8 

45,8 

10 

9,5 

5,00 

224 

12,45 

44,8 

11 

9,0 

4,25 

137 

1,07 

25,0 

12 

9,0 

3,00 

79 

1,45 

20,0 

) 

13 

6,2 

0,75 

25 

2,52 

20,0 

17,1 

14 

5,0 

0,75 

12 

2,52 

11,4 

Resulta  que  este  auo,  como  los  anteriores,  ha  venido  aumentando  has- 
ta  el  10  de  agosto  el  niimero  de  estrellas  fugaces,  y  luego  disminuido. 
Los  dias  9,  1 0  y  1 1  de  agosto  ban  dado  para  niimero  horario  medio  a 
media  noche  de  los  mismos  tres  dias,  45,8  estrellas  fugaces.  El  termino 
medio  de  los  mismos  tres  dias  del  aSo  pasado  fu^  de  45  estrellas  fuga- 
ces, 6  igual  niimero.  Los  aSos  venideros  demostraran  si  vohera  a  tomar 
el  fenomeno  una  marcba  ascendente,    6  si   continunra   en   descendento 


448 
ciial  parece  segnir  desdc  18  48,  scgun  las  observaciones  de  Mr.  Coulvicr- 
Gravicr. 

En  las  57|  horas  dc  observaciones  del  estado  anterior,  ha  apnnla- 
do  Mr.  Coulvier-Gravier  1374  estrellas  fiigaces;  do  cllas  bubo  16  globos 
fugaces  6  bolidas,  de  las  cuales  dejaron  rastro  1 1 ,  habi^ndose  visto  1  el 
23  de  Julio,  1  el  25,  2  el  30,  1  el  1."  de  agosto,  i  el  4,  2  el  7  y  8  el  9. 

— Exislencia  de  una  corriente  en  el  Oceano  Pacifico.  Segun  observa- 
ciones hechas  por  Mr.  Bert,  y  comunicadas  a  la  Sociedad  dc  geografia  y 
estadistica  de  Nueva-York,  existe  en  el  Oceano  Pacifico  una  corriente  que 
se  dirije  al  N.  y  E.  de  la  costa  de  Asia,  y  quo  al  parecer  coincide  con 
la  del  Oceano  Atlantico.  Asi  que  se  entra  en  aquella  corriente  sube  la 
temperatura  del  aire  y  del  agua;  el  calor  del  mar  escede  al  de  la  atm6s- 
fera:  pero  este  fen6raeno  desaparece  cuando  se  abandona  la  corriente.  En 
el  lado  N.  0.  el  cambio  es  mucho  mas  repontino  que  en  el  S.  E.;  y  en 
toda  la  linea  fronteriza,  lo  mismo  que  en  el  centre,  el  cheque  de  las  olas 
es  tan  fuerte,  que  se  asemeja  al  movimiento  del  mar  cuando  se  estrella 
en  las  rocas.  Ya  el  c^lebre  navegante  Cook  habia  advertido  en  las  costas 
del  Japon  una  corriente  haciael  N.E.,  llamada  Aurosino  por  los  indi'ge- 
nas,  a  causa  de  su  tinte  oscuro  que  se  destaca  sobre  el  fondo  verdoso  del 
resto  del  agua.  El  Kurosiwo  proporciona  a  la  isla  de  Wipon,  por  cuya 
inmediacion  pasa,  un  clima  mas  benigno  que  el  de  la  Union-Americana 
bajo  la  misma  latitud.  Su  influencia  se  hace  senlir  igualmente  en  las 
costas  de  la  California  y  de  Oregon;  asi  es  que  en  elPuget-Sund  (48°  dc 
latitud  N.)  los  inviernos  son  tan  templados  que  nunca  se  ve  nevar. 
Segun  parece,  existen  algunas  relaciones  entre  estas  tres  corrientes. 

— Estereoscopo  nuevo.  En  la  sesion  de  la  Academia  de  Ciencias  de 
Pan's  del  6  de  octubre  de  1856  presento  Mr.  Faye  un  aparatito  destinado 
a  facilitar  la  vision  estereoscopica.  So  reduce  a  un  pliego  de  papel  en 
que  estan  abiertos  dos  agujeros  de  5  milimetros  de  diametro,  distantes 
entre  si  lo  mismo  casi  que  los  dos  ojos  del  observador.  Para  usar  este  es- 
tereoscopo,  se  pone  con  una  mano  sobre  el  dibujo  doble  que  se  tiene  con  la 
otra,  y  se  le  va  acercando  poco  a  poco  a  los  ojos  sin  dejar  de  mirar  al  di- 
bujo por  los  dos  agujeros.  No  tardan  en  parecer  estos  uno  solo,  y  en- 
tonces  se  presenta  la  imagen  en  relieve  entre  las  dos  planas  con  perfccta 
limpieza.  No  ignora  el  autor  que  se  obtiene  la  sensacion  del  relieve 
sin  servirse  de  aparato  ninguno,  pero  piensa  que  el  indicado,  que  se  pue- 
de  hacer  en  pocos  mementos,  facilita  la  vision  estereoscopica  y  se  apli- 
ca  facilmente  a  cualesquier  casos,  en  especial  a  los  dibujos  de  los  libros 
(Cristalografia,  historia  natjural,  etc.),  que  no  se  pueden  poner  en  el  este- 
reoscopo  comun. 


N."  8.'-REVISTA  DE  CAEmiXS.-Noviembre  1856. 


mmm  exactas. 


- — ^-»<SH1H>  (SViSMHtv* 


ASTROMOlIIit. 


Sobre  las  paralajes  de  las  estrellas  a  de  la  Lira  y  61  del  Cis- 
ne;  por  Mr.  Otto  Struve. 

(L'lnslitiit,  47  setiemhre  1856.) 

HiL  ano  de  1839  hallo  Mr.  W.  Struve,  valiendose  de  ob- 
servaciones  liechas  en  el  Observatorio  de  Dorpat,  el  va- 
lor +  ^".261  para  la  paralaje  de  la  estrella  «  de  la  Lira, 
con  error  probable  de  0".025.  Introduciendo  en  los  calculos 
ciertas  modificaciones,  se  redujo  dicho  valor  a  +0",229,  con 
error  probable  de  0",030.  A  fin  de  comprobar  el  valor 
de  la  paralaje  hallado  por  su  padre,  emprendio  Mr.  Otto  Stru- 
ve en  el  Observatorio  de  Poulkowa  observaciones  de  la  es- 
trella a  de  la  Lira,  principiandolas  en  setiembrede  18S1  con 
el  escelente  anteojo  de  aquel  eslablecimiento.  Al  espirar  el 
ano  1852  llevaba  hechas  81  observaciones  completas,  que  so- 
metidas  al  calculo  debido  dieron-}-0",143  para  valor  de  la 
paralaje,  con  error  probable  de0",014.  Continue  las  observa- 
ciones hasta  75.  Calculadas  todas  con  el  rigor  requerido,  y 
tratando  aparte  las  distancias  y  los  angulos  de  posicion, 
ha  sacado  Mr.  Otto  Struve  los  valores  de  la  paralaje  si- 
guientes: 

Por  las  distancias -f-0",1189,xon  error  probable  de  0",0f57 

Por  los  angulos  de  posicion.  -1-0,1618    0,0115 

Por  tdrmino  medio -|-*'>''^6^    0,0093 

tomo  vr.  29 


/i50 
Mr.  Otto  Striive  prcseiUa  coiuo  garautia  dc  la  exactitiid 
deeste  resultado,  por  una  parte  la  pequenez  de  su  error  pro- 
bable y  la  concordancia  de  los  resultados  dados  por  dos  cla- 
ses  de  observaciones  perfeclamenle  independienles  cntre  si 
(las  distaucias  y  los  angulos  de  posiciou),  y  por  otra  el  hecho 
de  que  el  movimiento  propio  de  la  estrella  «  de  la  Lira  y  de 
la  que  leha  servido  de  comparacion,  deducido  de  sus  obser- 
vaciones, concuerda  en  raenos  de  O^'jOS  con  el  proccdente  de 
compararlo  con  el  de  las  de  Mr.  W.  Striive,  heclias  1I>  anos 
antes;  por  el  valor  minirao,  en  fin,  de  la  difercncia  de  aber- 
racion  de  los  dos  astros  coraparados,  diferencia  que  inlrodujo 
como  incognita  en  las  ecuaciones  de  condicion.  La  diferencia 
no  cortaentre  el  valor  hallado  por  el  y  el  que  hallo  en  1839 
Mr.  W.  Struve,  cree  que  se  puede  alribuir  con  fundamento 
a  los  errores  accidentales  de  las  observaciones,  acusados  por 
los  probables  de  ambas  determinaciones.  Mr.  Peters  habia 
sacado  de  observaciones  con  el  gran  circulo  vertical  de  Poul- 
kowa  +^",103,  con  error  probable  de  0",0;)3.  Combinando 
todosestos  valores,  sale  por  termino  medio  0",1554,  con  er- 
ror probable  de  0",0088.  Esta  paralaje  de  la  estrella  «  de  la 
Lira  se  refiere  propiamente  a  la  de  la  estrella  de  compara- 
cion; pero  como  esta  era  de  9.^  a  10.*  magnitud,  y  como  se- 
gun  los  trabajos  de  Mr.  W.  Struve,  semejantes  estrellas  tie- 
nen  por  termino  medio  una  paralaje  que  no  pasa  de  milesi- 
mas  de  segundo,  resulta  que  la  absoluta  de  «  de  la  Lira  no 
subiriade0",16. 

Pasemos  a  la  61  del  Cisne.  Las  observaciones  de  Bessel, 
hechas  en  Konigsberg  y  calculadas  por  el  mismo  Bessel,  ha- 
biandado  por  termino  medio  para  valor  de  la  paralaje  de  di- 
cha  estrella  4-0",3483,  con  error  probable  de  0",009o.  Mas 
adelante,  a  invitacion  de  Mr.  "W.  Struve,  aplico  Mr.  Peters  a 
las  ecuaciones  de  Bessel  ciertas  correcciones  reclamadas  por 
los  trabajos  posteriores  de  Bessel  sobre  el  coeficiente  termo- 
metrico  de  la  rosea  micrometrica  y  otros,  y  resulto  el  valor 
de  la  paralaje  +0",3602,  con  error  probable  de  0'',0121. 
Mr.  Otto  Struve  ha  repetido  la  misma  determinacion,  fnndan- 
dose  en  observaciones  suyas  como  respecto  de  «  de  la  Lira. 
Reunio  39  hechas  en  13  meses.  Calculandolascomoes  dobido, 


e  introduciendo  tambien  la  diferencia  de  aberracioQ  de  am- 
baseslrellas  coraparadas  como  incognita  en  las  ecuaciones  de 
condicion,  saca: 

Por  las  distancias -|-o",5098,  con  error  probable  de  0",0332 

Per  los  angiilos  de  posicion  -|-0,5008      0,0435 

Por  termino  medio -)-0,5060      0,0264 

Este  resullado  difiere  0",1438  del  de  Bessel,  cantidad  so- 
brado  considerable  para  poderla  atribnir  ni  siquiera  a  acumu- 
lacion  de  errores  accidenlales  de  ambas  determinaciones.  Y 
todaviasube  a  0",1577  la  diferencia  respecto  del  valor  cor- 
rejido  de  Bessel.  Mr.  Otto  Struve  considera  no  obstante  que 
el  valor  hallado  por  el  tiene  lanta  garantia  de  exactitud  como 
el  de  a.  de  la  Lira.  Estriba  igualmente  en  dos  clases  de  obser- 
vaciones  ejecutadas  con  arreglo  a  metodos  que  nada  tienen 
comun;  el  movimiento  propio,  deducido  de  un  ano  solo  de  ob- 
servaciones,  concuerda  enO",04  sobre  pocoraas  6  raenoscon 
el  valor  sacado  de  observaciones  meridianas  seguidas  un  si- 
glo  entero;  el  valor  de  la  diferencia  de  observaciones  de  las 
dos  eslrellas  comparadas  resulta,  en  fin,  del  todo  desprecia- 
ble.  No  puede  pol-  tanto  esplicarse  una  diferencia  tan  grande, 
sino  suponiendo  que  las  medidas  dadas  por  el  heliometro  de 
Konigsberg  adolezcan  de  cierlos  errores  sistematicos  y  en  par- 
te periodicos,  cuyo  origen  y  leyes  se  desconozcan.  Por  otra 
parte,  la  misma  accion  perturbatriz  sospecho  ya  Mr.  Dollen, 
conmotivb  de  trabajos  sobre  la  paralaje  de  la  eslrellade  Ar- 
gelandcr  publicados  por  Mr.  Wichmann,  sucesor  de  Bessel 
como  observador,  con  el  heliometro  de  Konigsberg. 


C1ENCI4S  FIS1C48. 


— •*<KS>0  co*^**^— 


FIlilCA. 


Nota  relativa  al  desprendimiento  de  la  electricidad  por  roza- 
miento;  por  Mr.  E.  Becquerel. 

(Coraptcs  rendus,  14  enero  4856.) 

En  las  maquinas  electricas  ordinarias  esta  reconocido  que 
las  amalgamas  oxidables  originan  mayor  desprendimiento  de 
electricidad  que  los  demas  cuerpos;  de  aqui  la  sospecha  de 
que  la  accion  quimica  interviniese  en  la  manifestaciondel  fe- 
nomeno.  Asi  es  que  varios  fisicos  han  empleado  aparatos,  co- 
locandolos  en  el  vacio  y  en  diferentes  medios  gaseosos,  para 
examinar  la  influencia  del  aire  en  el  desprendimiento  de  la 
electricidad  por  roce,  habiendo  observado  Dufay  y  Boyle  que 
se  verifica  del  mismo  modo  en  el  vacio  que  en  el  aire.  Wo- 
Uaston,  por  el  contrario,  poniendo  un  pequeno  aparato  en  un 
recipiente  cerrado  que  podia  contener  a  voluntad  aire  6  acido 
carbonico,  y  verificando  el  roce  con  el  vidrio  y  unas  amalga- 
mas muy  oxidables,  observe  que  solo  era  apreciable  el  des- 
prendimiento de  electricidad  cuando  dicho  roce  se  hacia  en  el 
aire;  de  lo  cual  dedujo  por  consecuencia,  que  la  accion  quimi- 
ca qUeeste  fluido  ejerce  en  los  cuerpos  frotados  habia  de  tener 
cierta influencia.  Pero  como  Gay-Lussac  y  Mr.  Peclet  han  de- 
ducido  conclusiones  opuestas  y  analogas  a  las  de  Dufay  y  Boy- 
le, puede  creerse  en  definitiva,  segun  lo  probo  Gay-Lussac, 
que  Wollaston  uso  el  acido  carbonico  hiimedo  en  sus  tra- 
bajos. 

En  los  esperimentos  cuyos  resultados  voy  a  referir,  no  se 
ha  variado  el  medio  circundante,  la  maquina  eleclrica,  sino  la 


453 
naturaleza  y  eslado  fisico  de  las  suslancias  que  son  causa  del 
desprendimientode  eleclricidad  por  su  roce  con  el  vidrio.  Al 
efeclo  se  preparo  una  maquina  electrica  que  podia  aprove- 
char  la  eleclricidad  desprendida  del  vidrio  y  de  la  almohadi- 
11a,  de  raodo  quefuera  dable  colocar  en  los  cojinetes  unos  re- 
tazos  de  tela  de  seda,  haciendo  que  se  adhiriesen  a  ellos  los 
cuerpos  que  debian  frotar  el  vidrio.  Para  que  no  se  caye- 
sen  eslos  de  la  seda  se  unto  con  un  poco  de  manteca,  y  en 
otros  baslo  la  simple  adherencia,  segun  su  naluraleza.  En 
tal  disposicion  se  hizo  andar  la  rueda  de  la  maquina  con  la 
velocidad  uniforme  de  una  vuelta  por  segundo.nolandoseuna 
gran  separacion  entre  las  dos  bolas  de  cobre,  decuyo  interme- 
dio  sallaban  las  chispas  electricas.  Semejanle  sistema  de  me- 
dida  solo  puede  servir  para  patentizar  las  diferencias  que  re- 
sultan  en  los  efectos  producidos  por  los  diversos  cuerpos.  El 
disco  de  vidrio  de  la  maquina  tenia  65  centimetros  de  diame- 
tro,  y  las  bolas  de  cobre  4  centimetros  cada  una. 


Siistancias   rcdiicidas  a  polvo,    rociadas  sobre  la   al- 

niohadiUa,    que    se  apodcran  de   la  eleclricidad   ne- 

:;ali\a. 


Longitud  Diasiina  de  las  chispas. 


Amalgamas  do  ziuc  y  estaiio;  deutosulfuro  )  Variable  entre  140  y  100  mi- 
de  estaSo j      limetros. 

Talco;  sulfuro  de  antimonio;  per6xido  de  i  Idem  entre  100  y  70  milime- 
manganeso;  harina j      metres. 

Carbon  de  retorta  en  polvo  impalpable;  ) Idem  entre  50  y  40milime- 
plombagina;  oxide  de  zinc J     tros. 

Hojas  de  estauo;  flor  de  azufre (  ^^'"^  '""^'^  ^^  y  ^"  °'"^'°^«- 

(      tros. 

Licopodio;  jabon  en  polvo I  Efectos  poco  apreciables. 


Estos  resultados  prueban  que  el  estado  molecular  de  los 
cuerpos  frotados  influye  mucho  mas  en  los  efectos  producidos 
que  la  misma  naturaleza  de  los  cuerpos,  puesto  que  con  el 
talco,  la  harina  6  el  carbon  de  retorta  espolvoreadoen  las  al- 
mohadillas  de  la  maquina,  se  oblienen  efectos  bastante  pare- 
cidos  a  los  del  oro  musivo  y  las  amalgamas,  aunque  no  tan 
energicos  como  los  de  eslos  ulliraos. 


454 

El  roce  se  ha  verificado  al  aire,  pues  si  bien  hubiera  sido 
preferible  operar  en  medio  de  olro  gas,  no  pudo  liacerseel  es- 
periniento  de  este  raodo  a  causa  de  la  disposicion  del  apa- 
rato. 

Sabido  era  ya  por  las  observaciones  de  mi  padre  relativas 
al  desprendimienlo  de  la  electricidad  de  roce,  que  varias  cau- 
sas  aumentan  la  tendencia  negativa  de  los  cuerpos,  a  saber: 
1.°  el  estado  de  division  de  las  moleculas;  2.°  el  mayor  roce; 
3.°  un  aumento  de  temperatura;  4,°  una  superficie  deshistrada 
6  llena  de  asperezas,  6  una  conslitucion  fibrosa.  Puede  aiia- 
dirse  tambien  a  eslas  conclusiones,  que  la  influencia  del  esta- 
do fisico  molecular  eslal,  que  ciertos  cuerpos  suaves  al  taclo, 
como  el  deutosulfuro  de  eslano,  el  talco  y  la  plombagina, 
producen  efectos  energicos. 

Mencionare  por  ultimo  una  observacion  muy  interesante 
bajo  el  punto  de  vista  de  la  fisica  molecular,  que  resulta  no 
solo  de  estos  esperimentos  sino  tambien  de  los  trabajos  publi- 
cados  en  la  Memoria  citada  antes,  ii  saber:  que  en  general  las 
sustancias  como  el  zinc,  el  estano  6  sus  combinaciones,  que 
son  oxidables,  y  que  producen,  al  verificarse  lasaccionesqui- 
micas,  efectos  electricos  energicos,  son  igualmente  las  que 
ofrecen  por  el  roce  efectos  mas  pronunciados;  aunque  enton- 
ces  obran  por  una  accion  enteramente  especial,  e  indepen- 
diente  de  las  reacciones  quimicas  que  puedan  operarse  en 
ellas. 


Efectos  magneticos  de  la  torsion;  por  Mr.  WERXHEni. 

(L'lnstitut,  ^'i  junto  ^853.) 

Siempre  que  una  barra  de  hierro  Uega  a  un  estado  de 
equilibrio  magnetico,  ora  se  halle  todavia  bajo  la  influencia 
de  una  corriente  iraantada,  ora  haya  sido  interrumpida  esta, 
cualquiera  torsion  pasajera  que  se  le  imprima  produce  una 
disminucion  en  su  imantacion,  y  la  detorsion  le  restituye  su 
imantacion  primitiva.  Estos  cambios  se  miden  por  los  des- 
vios  que  csperimenta  la  aguja  de  un  galvanometro  sensible, 
(|uc  forma  parte  del  circuilo  dc  un  fuerte  carrele  dc  indue- 


455 
cion,  siendo  ellos  proporcionales  a  los  angulos  de  torsiones, 
y  aumenlando  con  la  masa  de  hierro  y  con  la  intensidad  desu 
imantacion. 

La  calidad  del  hierro  solo  introduce  diferencias  cuanti- 
lativas,  siendo  asi  que  exisle  una  fundamental  enire  el  hierro 
y  el  acero;  pues  en  este  el  equilibrio  magnetico,  cuandohalle- 
gado  a  establecerse,  no  sufre  alteracion  alguna  por  efecto  de 
la  accion  de  las  causas  mecanicas.  El  autor  ha  intentado, 
aunque  sin  exilo,  oblener  por  medio  de  la  torsion  de  los  cuer- 
pos  diamagneticos,  efectos  analogos  a  los  que  ha  observado  en 
el  hierro. 

Hasta  el  dia  el  niaximo  de  la  imantacion  ha  correspondido 
a  la  posicion  de  equilibrio  natural  de  la  barra  en  su  cero  me- 
canico;  pero  lal  coincidencia  procedia  linicamenle  de  la  raa- 
nera  de  operar:  la  barra  estaba  en  cero  sierapre  que  se  esta- 
blecia  6  interrumpia  la  corriente  inductora.  Y  del  mismo  mo- 
do,  partiendo  de  esta  posicion,  se  la  imprimian  alternaliva- 
raente  hacia  la  derecha  e  izquierda  torsiones  iguales  entre  si 
y  bastante  debiles  para  que  las  torsiones  permanenles  fuesen 
insensibles.  No  obstante,  este  masimo  puede  alterarse  con  re- 
lacion  al  cero,  impriniiendole  lo  que  pudiera  llamarse  una 
rotacion.  En  obsequio  de  la  claridad,  distinguiremos  los  tres 
periodos  de  que  consta  cada  esperiencia. 

1.°  Imantando  una  barra  de  hierro  mientras  esta  sometida 
a  la  torsion,  no  se  produce  en  ella  rotacion  alguna;  y  las  tor- 
siones permanentes  que  han  precedido  a  la  imantacion,  lam- 
poco  tienen  efecto. 

2."  Torcido  de  una  manera  permanente  bajo  la  accion  de 
la  corriente  inductora,  el  hierro  duro  recibe  una  rotacion  en 
el  sentido  de  dicha  torsion  y  aumenta  con  ella;  pero  sin  lie- 
gar  nunca  a  su  intensidad,  ni  aun  a  la  del  angulo  eventual,  a 
no  ser  que  la  torsion  llegue  a  ser  tal,  que  le  haga  perder  todas 
sus  cualidades  primilivas. 

3."    En  todos  los  hierros  torcidos  temporalmente,  la  inter- 

rupcion  de  la  corriente  ocasiona  una  rotacion  en  el  sentido  de 

dicha  torsion;  y  aunque  es  casi  igual  al  angulo  de  torsion  en 

el  hierro  dulce,  el  de  rotacion  es  inferior  en  el  hierro  duro. 

Parece  imposibleconciliar  la  totalidadde  estos  fenomenos, 


/io6 
ni  con  una  esplicacion  por  medio  de  los  cambios  que  puede  es- 
perimentar  la  fuerza  coercitiva,  ni  con  la  teorfa  de  Ampere. 
El  aulor  recurre  a  una  nueva  hipotesis,  admiliendo  que  las 
corrientes  que  constituyen  el  selenoide  de  Ampere,  en  vez  de 
ser  producidas  por  el  movimiento  de  Iraslacion  de  un  fluido, 
proceden  de  la  propagacion  de  oscilaciones  cuya  trayectoria 
queda  indeterminada  por  de  pronto. 

La  inercia  sustiluye  a  la  fuerza  coerciliva,  y  el  acto  de  la 
imantacion  consiste  en  la  polarizacion  de  las  vibraciones  con- 
fusas  y  discordantes  que  subsislen  en  el  bierro. 

Como  al  lorcer  la  barra  varian  entre  si  las  moleculas  que 
sirven  de  asiento  a  las  vibraciones  concordanles,  estas  mu- 
dan  tambien  de  sitio  con  las  moleculas  materiales,  como  su- 
cede  con  las  vibraciones  luminosas  en  la  esperiencia  de  Mr. 
Fizeau.  Asi  pues,  la  torsion  da  por  resultado  una  diferencia 
de  fases;  y  esto  ocasiona  a  su  vez  una  baja  de  imantacion  que 
desaparece  por  medio  de  la  torsion. 

Para  esplicar  la  rotacion  basta  admitir  que  las  torsiones 
permanentes  y  la  interrupcion  de  la  corrienle  tieneu  el  poder 
de  hacer  que  desaparezcan  dichas  diferencias  de  fases;  de  ma- 
nera  que  la  detorsion  mecanica  se  convierte  en  una  verdadera 
torsion  relativamente  al  raagnetisrao. 

Finalmente,  el  autor  seuala  el  papel  que  al  parecer  deben 
representar  estos  fenomenos  entre  las  causas  que  producen 
las  variaciones  regulares  de  la  aguja,  sus  movimientos  irre- 
gulares  en  el  momento  de  un  terremoto,  y  por  ultimo,  sus 
desvios  imprevistos  a  bordo  de  grandes  buques  forrados  de 
hierro. 


FISICit  DEL.  C;L.0B0. 


Inmriabilidad  de  la  salazon  del  Mar  Caspio;  por  Mr.  de 
Baer. 

(l.'lnstitut,  27  diciembre  \^'iVi .) 

Mr.  Baer,  en  una  Memoria  tilulada  Estudio  fisico  del  31ar 
Caspio,  ha  examinado  si  la  salazon  de  cstc  mar  ha  sufrido 


457 

variaciones  apreciables  desde  la  antigiiedad,  y  si  la  causa  de 
ella  consiste  en  la  naluraleza  de  sii  fondo  6  en  la  de  los  lerre- 
nos  que  forman  sus  costas. 

Algunos  ban  creido,  dice,  que  el  fondo  del  Caspio  despues 
de  haber  esperimentado  numerosas  variaciones,  ha  llegado 
por  lillimo  a  su  forma  actual ;  y  que  hallandose  rodeado  en 
su  parte  septentrional  por  una  estepa  6  arenal  salitroso,  la 
sal  de  este  fondo  es  la  de  la  estepa,  que  las  lluvias  disuelven 
conlinuamenle,  y  arrastran  a  las  partes  mas  bajas  del  terre- 
no,  y  de  este  al  mar.  Tambien  se  ha  creido  en  estos  liltimos 
tiempos  que  las  aguas  de  dicho  mar  habian  llegado  a  tal  gra- 
do  de  salazon  que  ya  no  podia  sostenerse  en  ellas  la  vida, 
animal,  esceptuando  un  pequeiio  crustaceo  (artemia),  que 
puede  vivir  en  los  manantiales  salados.  Mr.  de  Baer  procura 
remontarse  hasta  el  origen  de  esta  opinion,  que  se  halla  en 
oposicion  con  los  hechos,  pueslo  que  por  lo  contrario  el  Cas- 
pio sumiuistra  hoy  cantidades  Ian  considerables  de  peces,  que 
acaso  no  hay  mar  alguno  de  igual  superficie  que  pueda  com- 
pararse  con  el  bajo  este  punto  de  vista.  Encargado  por  la  au- 
loridad  de  inspeccionar  las  pesquerias  del  referido  mar,  el 
autor  ha  creido  que  no  carece  de  interes  investigar  si  es 
verdad  que  la  vida  se  estinga  poco  a  poco  en  sus  aguas,  y  si 
de  las  observaciones  fisicas  resulta  como  un  hecho  necesario 
que  este  mar  deba  cargarse  de  dia  en  dia  de  sal. 

Gobel  se  habia  propuesto  esta  cueslion:  ;Bebemos  creer 
que  el  Mar  Caspio  ha  sido  un  mar  de  agua  dulce,  y  en  la  ac- 
lualidad  lo  es  salado  a  causa  de  las  sales  de  los  paramos  que 
lo  rodean?  El  autor  responde  muy  sencillamente,  haciendo 
ver  que  las  cardiaceas  y  demas  conchas  marinas  qne  se  en- 
cuentran  en  todos  los  depositos  del  Caspio  y  en  el  paramo  en 
cantidades  incalculables ,  demuestran  que  este  mar  ha  sido 
salado  desde  tiempo  inmemorial,  aun  desde  los  primeros  pe- 
riodos  de  la  formacion  de  la  corteza  terrestre.  Por  lo  que  res- 
pecta  a  los  animales  que  se  encuentran  en  estado  fosil  en  los 
terrenes  y  en  el  paramo,  se  ha  dicho  que  no  existian  ya  vi- 
vos en  aquel  mar;  pero  este  aserto  se  ve  desmentido  por  la 
presencia  de  las  conchas  del  genero  adacna,  que  son  eviden- 
feraenle  marinas,  y  que  se  ban  enconlrado  poco  ha  vivas  en 


458 
el  Caspio.  Por  olra  parte,  la  inmeiisa  canlidad  de  coipulenlos 
paces  ({ue  anualmenle  se  sacan  del  misino  mar,  y  cuya  pesca 
adquiere  por  raomonlos  mayor  estciision,  prueba  satisfaclo- 
riamente  que  debe  haber  en  el  para  alimenlarlos,  gran  abun- 
dancia  de  organismos  inferiores,  cuyo  testimonio  destruye, 
como  se  echa  de  ver,  la  idea  de  decrcpitud  que  se  ha  forma- 
do  acerca  de  aquel  conjunto  de  aguas  interiores. 

Hase  dicho  que  el  Caspio  es  hoy  un  mar  cerrado,  rodeado 
de  un  dilatado  paramo  abundante  en  sal,  que  disuelta  por  las 
aguas  pluviales,  debe  llegar  al  mar,  y  aumenlar  cada  vez 
mas  su  salazon;  pero  a  esto  responde  el  autor  que  el  ci- 
tado  mar  no  es  como  una  capsula  de  porcelana,  en  la  cual  el 
agua  que  se  evapora,  abandone  la  sal  de  que  esta  salurada;  si- 
no  que  es  un  gran  deposito  que  si  bien  recibe  sal,  va  tam- 
bien  depositandola  al  misrao  tiempo ;  y  que  por  lo  tanto 
eslo  esplica  suficientemenle  el  equilibrio  en  la  salazon  de 
sus  aguas.  El  Caspio  forma  lagunas  saladas  y  lambien  lagos 
salados,  como  olros  muclios  mares,  describiendo  el  aulor  un 
niimero  bastante  grande,  e  igualmente  su  modo  de  formacion, 
de  lo  que  es  facil  asegurarse  en  las  mismas  localidades;  men- 
ciona  ademas  gran  niimero  de  bahias  y  ensenadas  en  que  el 
agua  es  mucho  mas  salada  que  en  alta  mar. 

No  seguiremos  al  autor  en  la  estension  que  ha  dado  a  lodas 
las  cuestiones  relativas  a  la  salazon  del  Caspio,  ni  en  la  es- 
planacion  de  las  pruebas  con  que  demuestra  la  invariabili- 
dad  de  ella  desde  el  tiempo  de  Herodoto;  pues  seria  dificil 
hacer  esto  sin  tener  a  la  vista  un  mapa  del  mar  de  que  ha- 
blamos,  de  sus  lagunas  y  de  los  lagos  salados  que  lo  rodean; 
mapa  que  el  autor  ha  uuido  a  su  Memoria.  Antes  de  termi- 
nar,  marca  lambien  muchos  errores  que  se  ban  admitido  6 
recibido  cierlo  credito,  acerca  de  todas  estas  cuestiones,  por 
el  difunlo  Hommairc  de  Hell  en  su  viaje  a  los  lagos  salados. 
La  Memoria  de  Mr.  Baer,  apoyada  en  observaciones  perso- 
nales  hechas  con  esmero,  resuelve  al  parecer  muchos  proble- 
raas  de  geografia  fisica,  que  la  diversidad  de  opiniones  de  los 
sabios  viajeros  habia  dejado  hasla  aqui  pendientes  desolucion 
dcfmitiva. 


459 


AUtodo  de  andlisis  de  los  bronces  y  de  los  Intones;  por  Mr. 
Deville. 

(Anal,   de  Quim.    y   Fis.,  abril  ISoii.) 

Hace  ya  algunos  afios  que  hago  iisar  en  mi  laboralorio  a 
los  alumnos  de  la  Escuela  Normal,  dice  el  aulor,  un  melodo 
de  analisis  de  los  bronces  y  latones,  que  en  mi  concepto  reune 
las  dos  condiciones  de  exactitud  y  rapida  ejecucion;  ademas 
de  esto,  solo  se  recurre  esclusivamente  a  los  reactivos  vo- 
laliles.  Voy,  pues,  a  detallarlo  en  compendio. 

Supongo  que  la  aleacion  contiene  los  siguientes  elemenlos: 


Silicio, 

Hierro, 

Estano, 

Cobre, 

Zinc, 

Plomo. 

Se  Ionian  como  unas  5  gramas  de  la  aleacion,  y  se  disuel- 
ven  en  acido  nitrico  puro,  en  una  redomita  de  cuello  estrecho, 
terminada  en  un  embudo  que  no  permitala  salida  de  las  goli- 
tas  del  acido.  Una  vez  operada  la  disolucion,  se  pone  a  hervir 
por  espacio  de  20  minntos  el  liquido  concentrado,  se  dilala 
en  dos  6  tres  veces  su  voliimen  de  agua,  y  se  continua  la  ebu- 
llicion  durante  el  mismo  tiempo;  cuyas  condiciones  me  pare- 
cenindispensables  para  dar  al  oxido  de  estaiio  y  a  la  pequena 
cantidad  de  silice  toda  la  insolubilidad  que  eslas  suslancias 
poseen  en  el  acido  nitrico.  Separase  luego  por  medio  de  la  fil- 
tracion  6  la  decantacion  la  parte  insoluble,  que  se  pesa  des- 
pues  de  haber  sido  calcinada  (algunas  veces  el  oxido  de  esta- 
no  aparece  con  color  de  rosa,  debido  a  ligeros  indicios  de 
oro,  enteramente  insignificantes.)  Tratada  esta  mezcla  por  el 
hidrogeno  y  en  seguida  por  el  acido  clorhidrico,  abandona  la 
silice,  cuyo  peso  da  a  conocer  al  mismo  tiempo  el  valor  exaclo 
del  oxido  de  estafio. 

El  iicido  nitrico  separado  del  estafio  y  de  la  silice  se  eva- 
pora  en  una  pequena  capsula  de  platino  6  porcelana,  y  el  re- 


460 
siduo  se  calcina  al  caloi-  rojo-oscuro.  Por  este  medio  se  ob- 
liene  una  mezcla  de  oxidos,  de  los  cuales  queda  tal  cantidad, 
que  puede  bastar  por  lo  menos  para  dos  analisis.  Puede  de- 
jarse  de  hacer  el  peso  y  algunas  nuevas  adiciones.  Durante  la 
evaporacion,  en  caso  de  que  se  verilicase  esla,  en  nada  per- 
judicarian  al  resultado  del  analisis. 

Dicbos  oxidos  selriluran  en  un  pequenomorlerode  vidrio, 
y  se  introducen  en  la  canlidad  aproximada  de  2  gramos,  por 
medio  de  una  especie  de  capsula  de  platino  6  de  porcelana, 
en  un  tubito  de  cristal  de  unos  13  centiraetros  de  longitud,  y 
Ian  eslrecbo  cuanto  sea  posible,  terminado  en  una  de  sus  es- 
treraidades  por  un  tubo  capilar,  y  cerrado  en  la  olra  con  un 
tapon  de  corcho  (1),  que  solo  sirve  mientras  se  verifican  los 
pesos.  La  capsula,  el  tubo  y  el  tapon  se  taran  juntos,  y  el  pe- 
so de  los  oxidos  se  verifica  despues  de  haberlos  calentado  al 
rojo-oscuro  en  el  aparato,  por  el  que  se  hace  pasar  una  cor- 
riente  de  aire  seco.  Verificado  el  peso,  la  corrienle  de  airese 
sustituye  con  otra  de  hidrogeno,  y  se  calienta  hasta  que  el  sis- 
tema  no  pierda  ya  nada  de  su  peso,  por  medio  de  unalampara 
de  alcohol  del  comercio,  en  cuyo  caso  el  residuo  es  el  oxido 
de  zinc  sin  reducir,  con  el  cobre,  elplomo  y  el  hierro  en  es- 
tado  metalico:  el  color  de  la  mezcla  sirve  deguia  al  opera- 
dor,  y  le  indica  el  fin  del  esperimento.  Vuelve  a  pesarse  aque- 
11a,  y  la  perdida  de  peso  indica  conlamayor  exactitud  la  can- 
tidad de  oxigeno  contenido  en  los  oxidos  de  los  Ires  citados  me- 
tales.  Si  el  hierro  y  el  plomo  se  hallasenen  cantidad  insigni- 
ficante,  tendriamosconmuchaaproximacion,  mulliplicandopor 
5  esta  perdida  de  peso,  la  cantidad  de  cobre  contenida  en  la 
aleacion,  y  por  consiguiente  la  composicion  de  esta.  En  un 
analisis  aproximativo  de  laton,  la  operacion  quedaria  termi- 
nada  sin  necesidad  de  mas  ensayos. 

Tomase  acidosulfurico  destilado  sobre  sulfate  de  amonia- 
co,  y  con  esto  se  prepara  un  liquido  cuya  graduacion  se  co- 
nozca  aproximadaraente,  echando  en  200  6  300  centimetros 


(l  )     Esle  pequeuo  aparato  esta  fignrado,  laiu.  1 .",  fig.  t  .^,  loin.  XXXIII 
de  los  Ana/es  de  Qnimica  y  Fi'sica. 


461 

ciibicosde  agua  tal  cantidad  que  baste  a  disolver  el  duplo  del 
peso  de  la  mezcla  de  lilerro  y  zinc  que  puede  suponerse  exis- 
te  en  la  aleacion(l).  El  acido  se  somete  a  la  ebullicion,  a  fin 
de  espeler  completamenle  el  aire,  y  luego  se  deja  enfriar  en 
un  frasco  que  debe  estar  casi  lleno,  cerrandolo  despues  con  un 
corcho  ouna  cubierla  de  goraa  elaslica  que  se  adapla  bien  a  las 
redomillas  terminadas  en  cuello  angosto.  Hecho  esto  se  intro- 
duce en  ella  la  capsula  de  platino  6  de  porcelana  que  contie- 
ne  el  oxido  de  zinc  y  los  raetaies  reducidos;  elespresado  oxi- 
de se  disuelve  en  breve  al  mismo  tiempo  que  el  hierro,  cuya 
reaccion  sobre  el  acido  se  facilita  mediante  la  presencia  del 
cobre  metalico.  (El  zinc,  si  llegasea  reducirse,  lo  que  nunca 
ociirre,  pasaria  al  estado  de  sulfato).  El  cobre  y  el  plomo  per- 
manecen.  Es  preciso  agitar  el  vaso  varias  veces,  a  fin  de  po- 
ner  en  suspension  los  dos  metales  en  el  liquido;  luego  se  deja 
que  se  aposen  durante  algunas  horas,  y  se  precede  per  ulti- 
mo a  unacuidadosa  decantacien,  lavande  los  oxides  con  agua 
hervida.  Mientras  se  verifica  esta  operacion,  puede  pasar  una 
pequena  cantidad  de  cobre  6  de  plomo,  bien  al  estado  de  sul- 
fato por  el  contaclo  del  aire,  6  bien  ser  arrastrada  mecanica- 
mente.  De  esto  nes  cercioraremos  anadiende  a  la  disolucien 
clara  algunas  gotas  de  una  selucion  diafana  y  caliente  de  hi- 
drogene  sulfurade.  Si  algunos  copos  de  color  oscuro,  cuye  pe- 
so fuese  de  algunos  miligramos,  se  depositasen  en  el  fonde,  se 
procederia  asepararlos  mediante  la  decantacien,  filtrandolos 
luego  y  reuniendelos  con  los  metales. 

La  selucion  solo  contiene  los  sulfates  de  zinc  y  de  hierro; 
evaporase,  y  se  pesan  los  sulfates  calcinados  a  un  caler  apre- 
ximalivo  de  400  grades.  (Acte  continue  pedria  calcularse  el 
peso  del  zinc  si  no  hubiese  hierro,  pues  este  medio  de  apre- 
ciacion  de  dicho  metal  es  perfecto.) 

Para  separar  el  hierro  del  zinc  se  calcinan  los  sulfates  en 
una  mufla,  y  se  reducen  al  estado  de  oxides.  Procedese  luego 


(1)  Es  una  costumbre  muy  ventajosa  el  pesar  todos  los  reactivos 
que  se  eraplean  en  un  analisis,  6  por  lo  menos  el  apreciar  aproximati- 
vamente  su  cantidad. 


462 

a  pesarlos,  y  se  les  huraedece  con  acido  nitrico  concenlrado, 
liasta  conseguir  la  corapleta  disolucion  del  zinc;  despues  se 
evaporan  hasta  la  sequedad,  y  se  les  calienta  ligeramente  en 
bafio  dc  arena  hasta  que  dcsaparezcan  los  vapores  de  acido  ni- 
trico: en  lal  estado de  la  operacion,  el  nilrato dehierro se  des- 
compone.  Tratase  luego  por  el  nilrato  de  amoniaco  y  algunas 
gotasde  esle,  qne  solo  disuelven  el  zinc.  Se  decanta  y  se  pesa 
el  oxido  de  hierro,  cuyo  peso  da  a  conocer  al  misrao  tierapo 
la  cantidad  de  oxido  de  zinc  contenida  en  la  mezcla  de  los  oxi- 
des. Aderaas  de  esto,  pudieranse  tambienevaporarlos  nitratos 
de  zinc  y  de  amoniaco,  volatilizar  la  sal  amoniaco  abeneficio 
del  calor.  y  pesar  directamenle  el  oxido  de  zinc;  pero  seme- 
jante  operacion  seria  iniitil. 

Respecto  a  la  mezcla  de  cobre  y  plomo,  en  la  que  es  preci- 
so  contar  con  una  pequena  parte  de  sulfuro,  que  algunas  veces 
se  separa  de  la  disolucion  sulfiirica  que  contiene  el  hierro  y 
el  zinc,  se  disuelve  en  acido  sulfiirico  mezclado  con  acido  ni- 
trico; cuya  disolucion,  mas  6  menos  enturbiada  por  el  sulfato  de 
plomo,  se  evapora  en  seco  en  el  bano  de  arena,  y  se  calcina  a 
un  calor  de  400  grades.  Hecho  esto  se  pesa  la  mezcla  de  los 
sulfates,  se  separa  el  de  cobre  per  medio  del  agua,  y  se  ob- 
liene  el  de  plomo;  cuyo  peso,  deducido  del  total  de  aquelles, 
da  el  del  sulfato  de  cobre.  Pedriase  tambien  evaperar  este,  y 
cenvertirlo,  mediante  un  esceso  de  azufre,  enprote-sulfuro,  por 
el  metodo  de  Mr.  Rivet;  pere  nunca  he  hallado  inconveniente 
algune  en  pesar  el  cobre  en  estado  de  sulfate,  con  tal  que  se 
epere  con  algunas  precauciones,  a  fin  de  evitar  su  descom- 
posicion,  pues  basta  el  mas  ligero  calor  para  espulsar  el  aci- 
do sulfurico  en  esceso  que  pudiera  centener.  En  el  memento 
de  procederse  a  su  peso,  debe  ser  enteramente  bianco. 

Si  por  etra  parte  no  se  tuviese  confianza  en  la  insolubili- 
dad  del  sulfato  de  plomo,  pudieran  buscarse  en  la  disolucion 
del  de  cobre  las  particulasde  plomo  que  han  pasado  al  veri- 
ficarse  la  operacion  del  lavado. 

Despues  de  hallar  per  medio  del  calcule  el  peso  de  cada 
uno  de  les  cuerpes  simples  que  entran  en  la  composicien  de 
la  aleacien,  se  dividen  les  niimeres  relatives  a  lasilice  y  al 
eslaiio  per  el  peso  de  la  aleacien  alacada  per  el  acido  nitrico; 


463 
de  esle  modo  se  obtiene  la  proporcion  de  las  referidas  male- 
rias  contenidas  en  100  paries  de  aquella.  Sea  A  la  suma  de 
estas  proporciones  relalivas  a  la  silice  y  al  estafio,  y  B  la  su- 
ma de  los  pesos  de  los  demas  metales  calculados  con  los  oxi- 
des 6  sulfates  que  han  servido  para  el  peso:  a  fin  de  delermi- 
nar  la  proporcion  en  cenlesimas  de  todos  ellos,  bastaria  mul- 
liplicar  el  peso  de  cada  metal  sucesivamente  por  el  quebra- 

do  - — - — .  El  total  sera  necesariamente  igual  a  100. 
B 

Para  la  rectificacion  del  analisis,  es  precise  que  la  suma 
de  los  pesos  de  los  oxides  obtenidos  directamente,  6  calcula- 
dos con  arregle  a  la  cempesicien  de  sus  respetivos  sulfates, 
sea  igual  al  peso  de  los  oxidos  introducidos  en  lacapsula. 


Nuevo  metodo  de  puri/icar  y  disgregar  el  grajito;  por  Mr. 
Brodie. 

(An.   de   Quiin.   y   Fis.,   noviemhre  18b5.) 

El  objeto  de  la  presente  nota  es  la  descripcien  de  un  nuevo 
metodo  para  obtener  el  grafito  en  un  estado  de  perfecta  pure- 
za  y  de  escesiva  division.  Consiste  en  lo  siguiente: 

El  grafito,  reducido  a  pelvo  tosco,  se  mezcla  con  a  de  su 
peso  proximamente  de  clorato  de  potasa.  La  mezcla  se  echa 
en  una  vasija  de  hierro,  y  se  deslie  por  igual  en  acido  sulfu- 
ric© cencentrado,  del  cual  se  toma  doble  canlidad  que  de 
grafito.  Para  esto  puede  usarse  acido  sulfurico  coloreado,  y 
de  1,8  de  densidad,  segun  sale  de  los  vases  de  plomo.  Luege 
se  calienta  en  bano-maria  hasta  que  cesa  el  desprendiraiente 
de  los  vapores  de  gas  cloroso;  y  despues  de  fria  se  echa  en 
agua,  lavandola  de  un  modo  cenveniente. 

Lavado  ya  y  sece  el  grafito  se  calienta  despues  hasta  el 
color  rojo,  durante  cuya  operacion  aumenla  considerable- 
mente  de  volumen,  y  se  reduce  a  polvo  de  una  escesiva  di- 
vision. Para  purificarlo  se  somete  a  la  levigacion,  y  el  pro- 
ducto  obtenido  por  esle  metodo  puede  considerarse  qulmica- 
mente  puro. 


464 

El  procedimiento  que  acaba  de  describirse  es  aplicable 
en  particular  al  grafito  de  Ceylan,  que  es  de  una  estruclura 
laminosa.  Si  contiene  materias  siliceas  y  se  ha  de  aplicar  a 
la  fabricacion  de  lapices,  es  precise  purificarlo  afiadiendo  una 
corta  cantidad  de  fluoruro  de  sodio  a  la  mezcla  de  acido  sul- 
fiirico,  grafito  y  clorato  de  potasa.  El  silice  se  desprende  en- 
tonces  en  estado  de  fluoruro. 

No  quiero  eslenderme  mas  en  esta  Nola,  dice  el  autor,  en 
las  cuestiones  cientificas  que  suscila  el  referido  descubri- 
miento.  Basteme  anadir  en  terminos  generales,  que  el  gralilo 
se  oxida  en  dicha  circunstancia,  y  que  se  forma  una  combi- 
nacion  de  acido  sulfiirico  con  la  materia  que  puede  conside- 
rarse  como  un  oxido  de  grafito.  He  conseguido  aislar  esta,  y 
obtenerla  privada  de  acido  sulfiirico  por  otros  medlos;  siendo 
la  misma  la  que  se  descompone  durante  la  calcinacion  del 
grafito  tratado  preliminarmente  con  el  acido  sulfiirico  y  el 
clorato  de  potasa.  Facilmente  se  concibe  que  el  gas  que  se 
desprende  en  tal  ocasion  puede  reducir  a  polvo  sumamenle 
tenue  las  particulas  densas  y  fuertemente  unidas  del  grafito. 
Otros  agentesoxidantes,  como  el  acido  nitrico  y  elbicromato 
de  potasa,  pueden  tambien  usarse  en  lugar  del  clorato  de  po- 
tasa; pero  el  acido  sulfiirico  puro  no  produce  efecto  alguno. 

El  grafito  purificado  en  esta  forma  adquiere  un  estado  a 
proposito  para  multitud  de  aplicaciones  industriales,  como 
por  ejemplo  la  preparacion  de  una  pintura  indeleble,  el  lus- 
trado  de  la  p61vora  de  canon,  la  fabricacion  de  lapices  y  cri- 
soles,  etc. 


Trabajos  sobre  el  tungsteno;  por  Mr.  Rigue. 

(L'iDstitut,  i^/ebrero  H85C.) 

Para  preparar  el  tungsteno  metalico,  dice  el  autor,  he  re- 
currido  a  la  reduccion  del  acido  tiingstico  por  medio  del  hi- 
drogeno,  atacando  al  cloruro  con  el  sodio.  Si  se  hace  que  pa- 
se  una  corriente  de  hidrogeno  puro  y  seco  por  un  tubo  de  por- 
celana  banado  con  luten  que  contenga  acido  tiingstico,  y  se 
calienta  hasta  el  color  rojo  durante  dos  horas  al  menos,  em- 


465 
pleando  coke  partido  en  trozos  pequefios,  se  obliene  una  ma- 
teria privada  de  oxigeno.  Cuando  se  opera  en  teraperatura 
mas  baja,  queda  siempre  nna  canlidad  de  oxidos  inferiores 
mas  6  menos  considerable. 

El  tungsleno  que  se  forma  a  Ian  elevada  temperalura  no 
esla  fundido  ni  aun  agregado,  sino  que  se  presenta  en  granitos 
crislalizados,  susceptibles  de  tomar  el  estado  melalico  por  ro- 
ce,  rayandoal  vidrio  con  facilidad.  Sometido  al  fuego  de  una 
fragua  bastante  aclivo  para  ablandar  y  que  pierda  su  figura 
el  crisol,  ha  conlinuado  en  estado  solido;  gracias  a  que  habien- 
do  tenido  la  bondad  Mr.  Despretz  de  poner  a  mi  disposicion 
la  pila  de  la  Facultad  de  Ciencias,  he  logrado  fundirlo,  pero 
habiendo  empleado  para  conseguir  esle  resultado  200  ele- 
raentos  ordinarios  de  Bunsen;  en  cuyas  circunstancias  se  oxi- 
da  una  porcion  considerable  de  metal,  y  produce  al  liempode 
su  combustion  una  llama  azul,  que  proyectada  en  la  oscuri- 
dadsobreuna  pantalla  blanca,  produce  hermosisimastintas. 

El  tungsleno  solo  se  oxida  en  el  aire  y  aun  en  el  oxigeno 
seco  a  una  temperatura  muy  elevada,  y  todavia  es  muy  lenla 
la  accion.  En  el  cloro  seco  no  arde,  y  se  necesita  elevar  su 
temperatura  a  300°  proximamente  para  que  pueda  atacarlo. 
El  acido  azotico  sostenido  a  70  li  80°  lo  convierte,  al  cabo  de 
tres  6  cuatro  dias,  en  acido  tungstico:  el  agua  regia  obra  con 
alguna  mayor  rapidez.  Los  acidos  sulfurico  y  clorhidrico  con- 
centrados  lo  trasforman  en  oxido  azul,  y  este  se  convierte  a  la- 
larga  en  acido  tungstico.  El  aguaaireada  destilada  6  la  comun 
no  ejerce  en  el  al  parecer  accion  alguna,  ni  aun  despues  de  un 
contacto  de  mes  y  medio:  lo  mismo  sucede  con  cualquier 
agua  alcalina;  al  paso  que  si  contiene  una  corta  cantidad  de 
acido  sulfurico  se  colora  de  azul,  pero  la  accion  es  lenta  y 
muydebil.  Este  metal  no  ataca  al  agua  a  100',  pero  calenla- 
do  hasta  el  rojo  entonces  su  descomposicion  se  verifica  con  la 
mayor  enerjia,  hiuchandose  el  tungsleno  y  convirliendose  to- 
do  rapidamenle  en  oxido. 

Si  se  pone  tungsleno  con  yoduro  de  elilo  en  un  lubo  tapa- 
do  al  soplete,  calenlandolo  hasta  la  temperatura  de  240°  pr6- 
ximamenle,  apenas  se  altera  el  melal  despues  de  diez  dias 
de  contacto;  sin  embargo,  se  advierle  que  flofan  en  el  li- 

TOHO    VI.  30 


166 
quidounas  agujillas  nacaradas,  que  son  oxi-yodurode  lungs- 
teno. 

Susliluyendo  el  yoduro  de  elilo  con  el  de  metilo,  la  ac- 
cion  es  mas  raarcada;  produciendo  el  liquido  deslilado,  ade- 
masdel  yoduro  de  metilo  no  atacado,  un  licor  viscose,  que 
hierveauna  temperalura  elevada.  Si  se  agilacon  alcohol  ete- 
rizado  algo  calienle,  se  separa  un  aceile,  al  paso  que  el  eter 
abandona  por  cvaporacion  una  suslancia  que  purificada  con- 
venientemenle,  cristaliza  en  anchas  laminas  incoloras,  se  fun- 
de  a  los  110°  proximamente,  y  analizado  ofrece  la  compo- 
sicion  3(^2  lb)  Tu,  I.  Agilado  esle  yoduro  con  oxido  de 
plata  recien  precipilado,  produce  un  polvo  bianco  que  es  el 
6xido  3  (C»  H^)  Tu,  0;  cuyo  cuerpo  se  combina  con  losacidos 
formando  sales  incristalizables,  que  adquieren,  si  se  concen- 
tran,  el  estado  de  un  liquido  viscose,  del  que  vuelve  a  pre- 
cipitar  los  alcalis  el  oxido  anterior.  Tambien  se  oblienen  las 
referidas  sales  atacando  el  yoduro  con  los  acidos  correspon- 
dientes. 

Para  determinar  el  equivalente  del  tungsleno,  me  he  fun- 
dado  en  la  reduccion  por  el  hidrogeno  pure  del  acido  tiingsti- 
co  ^^<0^  cuya  composicion  es  la  adraitida  generalmente.  El 
peso  de  agua  obtenido,  inclusoel  del  lungsteno,  da  elniime- 
ro  87;  cifra  algo  menor  que  la  admitida  antes:  y  asi  debia  su- 
ceder,  porque  en  la  antigua  determinacion  se  uso  acido  tiings- 
tico  mezclado  con  alcali  (puesto  quese  preparaba  con  auxilio 
del  carbonate  de  sosa);  al  paso  que  yo  he  operado  con  acido 
puro  sacado  por  calcinacion  de  una  sal  amoniacal,  6  precipi- 
tado  con  el  agua  de  cloruro  puro  y  sublimado. 

Deseando  obtener  el  lungsteno  por  medio  de  la  accion  de 
su  cloruro  sobre  el  sodio,  me  ocupe  ante  todo  de  la  prepara- 
cion,  en  escala  algo  grande,  de  la  materia  roja  conocida  con 
el  nombre  Aq  cloruro  de  lungsteno,  que  antes  se  lograba  ata- 
cando este  metal  por  medio  del  cloro;  lo  cual  consegui  facil- 
mente  dirigiendo  una  corriente  de  cloro  seco  sobre  una  mez- 
cla  de  1  parte  de  acido  tiingstico  y  3  de  carbon  en  polvo, 
puesta  en  una  retorta  bitubulada  de  asperon  caliente  hasta  el 
color  rojo-cereza.  Para  conseguirlo  en  estado  de  pureza,  no 
hay  que  hacer  mas  sino  destilarlo  de  nuevo  con  cuidado  por 


467 

una  corriente  ile  liidrogeno;  y  como  su  volatilidad  es  mayor 
que  la  de  los  otros  compuestos  formados  por  la  reaccion,  se 
separa  de  ellos  con  facilidad.  Calenlado  esle  compuesto  con 
sodio  en  un  tubo  lleno  de  hidrogeno.  habiendome  dado  siem- 
pre  agua  y  oxido  de  tungsleno,  me  incline  naturalmente  a 
creer  que  el  pretendido  cloruro  contenia  oxigeno;  y  efecli- 
vamente,  somelido  al  analisis,  losnumeros  que  he  presenlado 
conducen  exactaraente  a  la  formula  Tu  Cl'O.  Tratado  con  agua 
se  descompone  rapidamente  en  acido  liingstico  y  clorhidrico; 
pero  si  la  esperiencia  se  hace  en  un  tubo  cerrado  y  se  adquie- 
re  aderaas  la  seguridad  de  que  no  se  desprende  hidrogeno  en 
el  mercurio,  esta  reaccion,  inesplicable  admitiendo  la  formula 
Tu  CI',  se  coraprende  por  el  conlrario  perfectamente  si  se 
le  concede  a  dicha  materia  la  composicion  que  se  le  ha  asig- 
nado  antes.  Con  efeclo,  resulta  Tu  Cl'0-{-^HO  =  TuO'+%H 
CI.  Sin  embargo,  hay  cloruros  detungsteno;  y  si  hasta  el  dia 
no  se  ha  demostrado  su  presencia,  depende  eslo  de  que  se  con- 
vierten  en  oxi-cloruro  rojo  si  existe  la  menor  cantidad  de 
agua. 

Tricloruro  de  tungsteno.  Este  compuesto  se  obtiene  en 
abundancia  dirigiendo  una  corriente  de  cloro  seco  sobre 
tungsteno  muy  puro  melido  en  un  tubo  caliente  de  porcelana, 
por  el  que  se  ha  hecho  pasar  antes  hidrogeno  reseco  con  ob- 
jeto  de  privarlo  del  aire  y  la  humedad.  Forma  una  materia 
cristalizante  por  sublimacion  en  agujas  largas  color  gris  de 
acero  que  se  funden  a  la  temperatura  de  218  grades,  pro- 
duciendo  un  liquido  negro  que  se  concrela  y  forma  un  boton 
gris,  cuyo  aspecto  y  fractura  presentan  todas  las  apariencias 
del  yodo.  El  agua  lo  descompone  de  un  modo  instantaneo.  Su 
analisis  conduce  exaclamenle  a  la  formula  Tu  Cl\ 

Biclorurode  tungsteno.  Preparase  en  minimas  canlidades 
cuando  se  verifica  con  el  hidrogeno  la  reduccion  del  cloruro 
anterior  puesto  en  un  tubo  de  vidrio.  Cuando  ya  no  se  des- 
prende acido  clorhidrico  se  para  la  operacion.  y  queda  una 
corta  cantidad  de  un  produclo  pardo-negruzco  que  ofrece  al 
analisis  la  composicion  Tu  CI'.  Es  muy  dificil  contenerse  en 
los  estrechos  limites  de  temperatura  en  que  se  efectua  la  indi- 
cada  reaccion.  Si  se  calienta  demasiado,  se  volatilizael  tri- 


468 
cloruro  y  se  ve  el  produclo  raanchado  con  lungsleno  melalico, 
del  quese  deposita  una  parte  en  lasparedesdel  tubo.forman- 
do  un  herraoso  anillo  reverberanle. 

Bisulfuro  de  tungsteno.  El  sulfuro  de  tungsteno  que  cor- 
responde  al  acido  liingslico,  se obliene  facilisimamcnle; pero no 
sucede  olro  lanto  con  el  bisulfuro  del  mismomelal,  Valiendo- 
medeuii  medio  scncillisimo,  heconseguidoprepararloenestado 
de  pureza:  consisle  on  calentar  juntas  dos  partes  iguales  de 
bitungstato  de  polasa  y  azufre  en  un  crisol  de  barrohaslaque 
se  veriiique  la  fusion  tranquila  de  la  materia.  El  residuo  se 
trata  con  el  agua,  que  disuelveel  tungstato  de  potasa;  lavando 
en  un  fillroel  sulfuro,  que  ha  de  secarse  inmediatamentedes- 
pues.  Forma  una  materia  negra,  cristalizada  en  unas  aguji- 
tas,  que  se  oxida  hasta  el  color  rojo  al  contacto  del  aire,  6  a 
50  grades  en  presencia  del  acido  nitrico,  ofreciendo  exacta- 
mente  la  composicion  del  bisulfuro  de  tungsteno. 


METEOROLOQlit. 


Sobre  la  manifestacion  de  los  fenomenos  caloricos  por  el  tir- 
mino  medio  quinque-diiirno;  por  Mr.  Dove. 

(L'lnslitut,  20  junio  ^8b5.) 

Determinar  los  valores  medios  entre  los  cuales  oscilan  los 
fenomenos  atmosfericos,  las  variaciones  periodicas  que  dichos 
valores  esperimentan,  y  por  ultimo,  las  anomalias  que  ocur- 
ren  en  los  mismos,  es  un  triple  problema  que  aiin  no  se  ha  re- 
suelto,  porque  primero  es  preciso  ocuparse  en  las  perturba- 
ciones,  a  fin  de  poder  distinguir  lo  que  ha  sufrido  alguna  alte- 
racion  de  lo  que  permanece  en  su  estado  normal.  Hasta  el  dia 
nadie  se  ha  dedicado  al  estudio  de  estas  perturbaciones,  y  me- 
nos  aiin  se  ha  tratado  de  inquirir  su  origen;  habiendose  prefe- 
rido,  acaso  con  razon,  procurar  eliminarlos  mediante  un  gran 
numero  de  observaciones,  a  fin  de  lener  bases  bastante  s6lidas 
sobre  que  apoyarse. 


469 

El  deber  de  la  cliniatologia  es  recojer  estas  observaciones. 
Las  causas  de  los  cambios  no  periodicos  piieden,  al  coiitrario 
de  lo  que  sucede  en  las  de  las  variaciones  inmediatamenle 
periodicas,  buscarse  fiiera  de  la  lierra,  6  ser  consideradas  co- 
mo  reacciones  reciprocas  de  los  fenomenos  que  se  manifiestan 
simullanearaente  en  la  superficie  del  globo:  pero  sea  como 
fuere,  la  cueslion  que  aqui  se  Irata  de  resolver  es  averiguar 
el  modo  con  que  las  mutaciones  anormales  se  propagan  en  la 
superficie  de  la  tierra;  el  por  que  se  desarrollan  en  ciertas 
epocas,  se  debilitan  luego  hasta  el  estremo,  y  por  lo  regular 
se  raanifieslan  en  senlido  contrario.  El  autor  esplana  estensa- 
mente  las  razones  que  en  este  estudio  le  ban  determinado  a 
hacer  uso  de  los  terminos  medios  quinque-diurnos;  eleccion 
cuyos  resultados  ban  justificado,  al  parecer,  su  erapleo.  Ade- 
mas  nos  da  noticia  de  las  eslaciones  en  que  se  ban  becho  obser- 
vaciones bastante  exactas  y  regulares  para  el  objeto  que  se 
propuso;  observaciones  cuyo  numero  abraza  un  periodo  de 
421  aiios.  Dicbas  eslaciones  se  hallan  situadas  entre  Paris  y 
los  puntos  mas  seplenlrionales  y  orienlales  de  Europa,  y  las 
observaciones  comprenden  mas  de  58.000  lerminos  medios. 
Como  el  valor  de  eslas  no  es  el  mismo  en  todas  las  eslacio- 
nes, el  aulor  indica  el  grado  de  confianza  que  merecen  en 
cada  una  de  ellas. 

En  su  Memoria  acerca  de  la  distribucion  del  calor  en  la 
superficie  de  la  lierra,  Mr.  Dove  ha  demostrado  que  los<;am- 
bios  de  las  isolermas  y  de  las  isanomalas  en  el  periodo  de  un 
afio,  indican  el  grado  de  desigual  celeridad  con  que  una  de- 
terminada  isolerma  puede  subir  6  bajar  siguiendo  la  altura 
meridiana  variable  del  sol  en  la  superficie  de  la  tierra.  De 
eslo  se  infiere  que  la  curva  media  de  las  temperaturas  de  un 
lugar  dado,  ni  se  eleva  necesariamenle  de  una  manera  cons- 
tanle  en  un  semeslre,  ni  baja  de  igual  modo  en  la  segunda  mi- 
tad  del  mismo  ano;  y  que  aun  en  un  medio  de  cualro  aiios, 
que  puede  considerarse  como  normal,  sera  facil  hallar  en 
epocas  fijas,  en  la  porcion  ascendente  de  la  curva,  retrocesos 
al  frio,  y  por  el  contrario  olros  hacia  el  calor  en  la  porcion 
descendente. 

Parece,  sin  embargo,  que  eslas  anomalias  no  se  eslienden 


470 
siniultaneamente  a  toda  la  tierra;  y  aun  piiede  decirse  que  son 
locales  en  toda  la  eslension  de  esta  palabra.  A  fin  de  demos- 
Irar  dicha  proposicion,  y  de  averiguar  lo  que  la  esperiencia 
da  a  conocer  acerca  do  eslo,  el  aulor  dispone  las  observacio- 
nes  y  las  eslaciones  en  ciertos  grupos  que  sirven  para  hacer 
resaltar  los  fenoraenos,  deduciendo  las  siguienles  consecuen- 
cias,  relalivas  Ian  solo  a  los  periodos  en  que  se  hallan  conte- 
nldas  las  observaciones  relalivas  a  Europa  y  el  Asia  Occi- 
dental. 

En  el  Norte  de  la  Rusia  los  retrocesos  al  frio  6  las  recru- 
descencias  mas  frecuenles  se  verifican  mas  tarde  que  en 
Alemania. 

Las  causas  de  estas  perturbaciones  son  puraraenle  terres- 
tres,  mas  no  cosmicas,  segun  resulta  de  la  observacion  simul- 
tanea  en  gran  numero  de  estaciones  en  el  mismo  afio.  Para 
demostrarlo  bastara  publicar  sumariamente  el  resultado  de 
las  observaciones  hechas  desde  1830  hasta  1853,  y  sonlassi- 
guientes: 

1830.  En  10  estaciones,  vuelta  del  frio  en  Paris;  nada  en 
Alemania, 

1831.  En  10  eslaciones,  vuelta  energica  del  mismo  en 
Arkangel;  elevacion  rapida  de  la  lemperatura  en  Jakutzk, 
Irkutzk  y  Paris. 

1832.  En  9  estaciones,  vuelta  pronunciada  en  la  Alema- 
nia Meridional;  nada  en  la  Curlandia. 

1833.  En  10  eslaciones  no  hubo  reaparicion  en  parte  al- 
guna. 

1834.  En  11  estaciones,  vuelta  en  Alemania;  elevacion 
considerable  en  Irkutzk. 

1835.  En  11  estaciones,  vuelta  en  Alemania;  elevacion 
muy  marcada  en  Rusia. 

1836.  En  15  eslaciones,  vuelta  a  principios  de  mayo,  y 
despues  aumento  rapido  en  todas  partes,  escepto  en  Brocken. 

1837.  En  17  estaciones,  elevacion  rapida  a  principios  de 
mayo  en  la  Siberia,  disminucion  notable  de  la  lemperatura 
en  la  Europa  Occidental,  y  luego  aumento  en  todas  partes. 

1838.  En  19  estaciones  ocurrio  un  ejemplo  muy  notable. 
A  principios  de  mayo  se  nolaron  de  Ires  a  ocho  disminuciones 


471 

generales  en  la  Europa  Oriental,  llegando  a  un  maximo  en 
Calherinemburgo;  tie  ocho  a  trece  aumenlos  sensibles  de  ca- 
lor  desde  Jakutzk  hasta  San  Petersburgo,  y  despues  se  ad- 
virlio  una  baja  muy  marcada  de  6  grados  y  mas  desde 
Berlin  hasta  Paris. 

1839.  En  20  estaciones,  gran  recrudescencia  en  el  Ural 
y  la  Europa  Occidental;  y  por  el  contrario,  elevacion  rapi- 
da  de  temperatura  desde  San  Petersburgo  hasta  la  Prusia 
Oriental. 

1840.  En  20  estaciones,  gran  disminucion  en  el  mar 
Blanco  hasta  la  Westfalia,  con  elevacion  rapida  de  tempera- 
tura en  la  estepa  de  Basabinsky  y  en  la  Rusia  Oriental. 

1841.  En  20  estaciones,  desde  Bogoslowsk  hasta  San  Pe- 
tersburgo ,  gran  elevacion  de  temperatura  ;  recrudescen- 
cia notable  de  frio  en  Alemania,  llegando  a  su  maximo  en 
Berlin,  y  sintiendose  apenas  en  Paris. 

1842.  En  22  estaciones,  vuclta  en  el  Ural;  debil  aumento 
en  la  Prusia  Oriental. 

1843.  En  22  estaciones,  aumento  energico  en  la  Siberia; 
recrudescencia  en  la  Rusia  Meridional. 

1844.  En  20  estaciones,  estado  aproximadamente  normal, 
pero  aumento  de  3°  en  el  Ural,  y  enfriamiento  de  1  a  2°  en 
Alemania. 

1843.  En  15  estaciones,  aumento  de  temperatura  casi 
general. 

1846.  En  18  estaciones,  aumento  en  el  Oriente;  dismi- 
nucion en  el  Occidente. 

1847.  En  17  estaciones,  disminucion  desde  San  Peters- 
burgo hasta  Breslau;  aumento  en  el  Occidente. 

1848.  En  39  estaciones,  partiendo  de  Paris;  elevacion  de 
temperatura  en  todas  partes;  disminucion  ulterior. 

1849.  En  41  estaciones,  elevacion  de  temperatura  en  la 
Rusia  Septentrional,  estendiendose  hasta  la  Weslfalia  por  el 
Mecklemburgo;  debil  disminucion  en  la  Silesia. 

1850.  En  47  estaciones,  elevacion  en  todas  partes  (es- 
cepto  en  la  Siberia)  al  principio  del  mes,  que  conlinuo  en  Ru- 
sia y  esperimento  un  ligero  cambio  en  Alemania  y  Francia; 

1831.    En  74  estaciones,  aumento  en  la  Siberia,  disminu- 


472 
cion  en  la  Rusia  europea  hasta  el  Rhin,  pero  debil,  desvane- 
ciendose  enAlemania. 

1852.  Eq  81  estaciones,  desde  principios  hasta  mediados 
de  mes,  elevacion  notable  en  todas  partes. 

1853.  En  44  estaciones,  desde  Memel  hasta  Paris,  dismi- 
nucion  energica  de  3  a  8°,  que  se  debililo  en  las  regiones 
orienlales,  pero  elevandose  considerablemente  desde  la  Ale- 
mania  central  hasta  Paris.  Faltan  las  observaciones  relativas 
a  la  Rusia. 

^Quien  pudiera,  auade  Mr.  Dove,  desconocer  en  estos 
ejeraplosla  influencia  delasdiversascorrientes  de  aire?  A  los 
cambioso  las  disminuciones  de  temperatura,  frecuentes  en  el 
mes  de  mayo,  el  de  abril  opone  un  estado  enteramente  con- 
trario,  pues  sus  variaciones  son  raras  en  estremo  hacia  me- 
diados de  el;  lo  misrao  puede  decirse  del  mes  de  seliembre, 
relativamenteala  disminucion,  raras  vecesinterrumpida,  de 
la  temperatura. 

Al  terminar  este  trabajo,  Mr.  Dove  presenta  una  compa- 
racion  numerica  relativa  a  los  aumentos  y  disminuciones  de 
temperatura  en  los  diversos  grupos  de  estaciones  que  ban  ser- 
vido  a  sus  tareas.  El  primer  grupo  comprende  a  Jakutzk,  Ir- 
kutzk,  Bornaul,  Bogolowsk,  Catherinemburgo,  Slatust,  Ust- 
sisorsk,  Arkangel,  San  Petersburgo  y  Stokolmo,  como  repre- 
sentantes  de  la  parte  septentrional  del  antiguo  continen- 
te.  El  segundo  comprende  a  Arys,  Koenigsberg,  Dantzig, 
Stettin,  Copenhague,  Cliristiania,  Berlin,  Jena,  Arnstadt  y 
Breslau  como  grupo  central.  El  tercero,  a  Lugan,  Praga, 
Viena,  Peissemberg,  Carlsruhe,  Udina,  San  Gotardo  y  Ro- 
ma, como  grupo  meridional.  El  cuarto,  en  fin,  a  Gutersloh, 
Utrecht,  Harlem,  Zwanemburgo,  Bruselas,  Paris  y  Londres, 
como  grupo  occidental. 


473 


Ni'mero  de  los  aumentos  y  disminuciones  de  temperatura. 


Enero 

Febrero.  . 

Marzo 

Abril.... 
Mayo.  . . . 
Junio.  . . . 
Julio.  .  . . 
Agosto. . . 
Seliembre. 
Octubre. . 
Noviembre 
Diciembie. 


Grupo  Septentrional 


Aum.        Difm- 


3,6 
4,7 
4,9 
5,9 
5,2 
5,2 
2,9 
0,4 
0,3 
0,4 
1.0 
1,8 


2,4 
1,3 
1,1 
0,1 
0,8 
0,8 
3,1 
5,6 
5,7 
5,6 
5,0 
5,2 


Grupo  central. 


Auiit .      Dism. 


3,9 
4,2 
5,2 
5,7 
5,0 
4,6 
4,0 
0,9 
0,1 
0.3 
0,8 
1,0 


2,1 

1,8 
0,6 
0,3 
1,0 
1,4 
2,0 
4,1 
5,9 
5,7 
5.2 
6,0 


Grupo  Occideolal. 


4,3 
4,1 
4,9 
5,6 
5,0 
4,9 
4,0 
1,4 
0,1 
0.1 
1,1 
1,4 


1,7 
1,9 
1,1 

0,4 
1,0 
1,1 
2,0 
4,6 
5,9 
5,9 
4,9 
5,6 


Grupo  Meridional. 


Auin.        Disti! . 


3.4 
4,8 
5,3 
5,7 
5,1 
4,7 
4,3 
0,6 
0,3 
0,2 
0,6 
1,3 


2,6 
1,2 
0,7 
0,3 
0,9 
1,3 
1,7 
5.4 
5,7 
5,8 
5,4 
5,7 


Los  valores  consignados  en  este  estado  no  indican  el  nu- 
mero  de  veces  que  la  lemperatura  siibe  6  baja  anualmente, 
pero  demueslran  lo  mucho  que  esceden  los  aumenlos,  en  ulti- 
mo resultado,  a  las  disminuciones;  y  reciprocamente,  por 
consecuencia,  el  niimero  de  -veces  que  la  porcion  ascendenle 
de  la  curva  media  anual  bajo  mas  que  la  linea  horizontal;  y 
cuantas  en  su  porcion  descendente  se  elevosobredicha  linea. 
Los  valores  indicadospresentan,  pues,  mas  bien  la  medida  de 
la  importancia  de  las  perturbaciones,  que  su  niimero. 

Observaciones  sobre  las  lempestades,  los  vientos  y  las  borrascas 
de  la  parte  del  mar  Mediterrdneo  comprendida  enlre  las 
castas  de  Francia  y  Argelia;  por  Mr.  Lartigue. 

(Comptes  rendus,  2b  junio  1856.) 

En  verano  los  vientos  polares  del  N.  al  N.  0.  dorainan 
entre  las  costas  de  Francia  y  las  Islas  Baleares:  hace  buen 
tiempo,  esla  alto  el  barometro,  aunque  arrecian  mucho  por 
inlervalos  dichos  vientos.  Entre  las  Baleares  y  las  costas  de 
Africa  hace  buen  tiempo,  y  son  moderados  los  vientos:  por  lo 
comunsoplan  del  N.,  cerca  de  las  citadas  Islas,  del  N.  E.  en- 
tre ellas,  y  del  E.,  N.  E.  al  E.  cerca  de  las  costas  de  Africa. 


474 
Los  vienlos  de  cualquiera  otra  direccion  que  en  eslas  parte 
del  Mediterraneo  reemplazan  a  los  del  N.  0.  al  N.  6  del  N. 
al  E.  pocas  veces  son  fuertes,  y  las  tempestades  que  levan- 
tan  no  se  ban  preslado  a  ninguna  observacion  iraporlante. 

Los  vientos  secos  y  abrasadores  del  S.  E.,  llamados  si- 
rocco, reinan  periodicaraente  en  las  costas  de  la  Argelia,  y  a 
veces  llegan  a  las  de  Francia.  Parece  que  existe  alguna  rela- 
cion  entre  estos  vientos  y  los  observados  en  las  tempestades 
mas  violentas  que  se  hacen  sentir  en  la  parte  N.  0.  de  la 
Francia. 

En  invierno  los  vientos  del  N.  al  N.  0.  soplan  con  fre- 
cuencia  en  las  costas  de  Francia  al  misrao  tiempo  que  los 
del  N.  al  N.  E.  se  hacen  sentir  en  las  costas  de  Italia  y  el 
golfo  de  Geneva.  En  la  misma  estacion  los  vientos  tropicales 
son  frecuenles  en  las  costas  de  la  Argelia;  su  direccion  es 
siempre  mas  cerca  del  0.  en  la  parte  occidental  de  estas  cos- 
tas, que  en  la  oriental;  y  sucede  tambien  que  varian  mucbas 
veces  entre  el  S.  y  el  S.  E.  por  el  lado  de  Bona  cuando  so- 
plan entre  el  S.  y  el  S.  0.  por  el  lado  de  Oran.  Estiendense 
mas  6  menos  cerca  de  las  costas  de  Francia;  y  si  cuando  tie- 
nen  cierta  fuerza  encuentran  vientos  polares  intensos,  pue- 
den  determinar,  ya  un  torbellino  ya  una  tempestad.  En 
este  caso  los  vientos  de  todas  direcciones  aumentan  de  inten- 
sidad  a  medida  que  se  aproximan  unos  a  otros,  y  adquieren 
su  mayor  fuerza  en  los  puntos  en  que  convergen;  de  manera 
que  los  vientos  pueden  no  ser  rauy  fuertes  en  las  costas,  y 
soplar  tempesluosaraente  en  medio  del  Mediterraneo.  Por  lo 
demas,  es  sabido  que  las  tempestades  se  hacen  sentir  pocas 
veces  al  mismo  tiempo  en  todas  las  partes  de  mar  compren- 
didas  entre  la  Francia  y  la  Argelia;  muchas  voces,  cuando 
los  vientos  son  violentos  entre  la  Francia  y  las  Baleares,  son 
templados  entre  estas  islas  y  la  Argelia;  y  viceversa,  cuan- 
do son  violentos  en  esta  parte  de  mar,  pueden  no  ser  muy 
fuertes  entre  las  Baleares  y  la  Francia  (1). 


(1)  Las  tempestades  del  Mar  Negro  sc  producen,  cemo  las  del  Me- 
diterraneo, por  el  cheque  de  los  vientos  polares  del  N.  0.  al  W.  E.,  con 
los  tropicales  del  S.  0.  al  S.  E.,  y  pocas  veces  se  hacen  sentir  al  raisnio 


475 

Es  lambieu  frecuente  en  invierno  que  los  vientos  tropica- 
lesnoencuenlrenalospolares  hasta  el  interior  de  laFrancia; 
en  este  caso,  los  priraeros  pueden  ser  templados  en  las  cos- 
tas,  y  soplar  corao  torbellinos  6  como  tempeslades  en  los  pun- 
tos  en  que  seencuentranencontacto  con  los  vientos  polares, 
los  que  per  su  parte  auraentan  tambien  de  intensidad  a  me- 
dida  que  se  acercan  a  estos  puntos. 

La  depresion  del  baromelro  esta  en  relacion  con  la  fuerza 
del  vienlo,  y  aun  en  algunos  casos  puede  indicar  aproxima- 
damente  la  distancia  a  que  la  lempestad  sopla  con  mas  vio- 
lencia;  asi  pues,  cuando  en  las  costas  de  Francia  la  depre- 
sion es  considerable  con  los  vientos  del  N.  al  N.  0.,  la  lem- 
pestad esta  poco  distante;  pero  lo  esla  mucho,  cuando  con 
eslos  misnios  vientos  el  barometro  se  mantiene  alto. 

Cuando  los  vientos  que  concurren  a  determinar  la  tem- 
pestad  tienen  con  corta  diferencia  la  misma  intensidad,  el 
punto  de  su  mayor  violencia  se  acercara,  unas  veces  a  las 
costas  de  la  Argelia  y  otras  a  las  de  Francia;  pero  si  bay  una 
diferencia  notable  de  intensidad,  elfoco  de  la  tormentase  mo- 
vera  en  direccion,  ya  del  viento  mas  fuerte,  ya  de  la  resultan- 
te  de  los  vientos  que  estan  en  lucha. 

En  las  tempestades,  los  vientos  soplan  del  N.  al  N.  0.,  6 
entre  el  E,  S.  E,  y  el  S.  S.  0.  en  las  costas  de  Francia,  y  en- 
tre  el  N.  0.  y  el  N.  E.  en  las  de  Argelia;  pero  a  lo  largo  de 
las  costas,  los  vientos  pueden  variar  del  N.  0.  al  N.  E,,  6  del 
E.  S.  E.  al  S.  S.  0.  Los  vientos  del  N.  0.  suelen  ser  muy  im- 
petuosos  en  la  parte  de  costa  coraprendida  entre  el  cabo  Lar- 
dier  y  la  embocadura  del  Vars;  pero  pocas  veces  adquieren  la 
violencia  de  tempestad. 


tiempo  en  todas  las  partes  del  mar  Negro,  Cuando  los  vientos  soplan  co- 
mo tempestad  en  las  costas  de  Eiiropa,  suelen  ser  templados  en  las  de 
Asia,  y  viceversa.  Tambien  puede  suceder  que,  cuando  la  tempestad  ru- 
ga en  medio  de  dicho  mar,  los  vientos  sean  poco  fuertes  en  las  dos  cos- 
tas opuestas.  La  tempestad  que  el  14  de  noviembre  de  1854  eslallo  entre 
Balaclava  y  Eupatoria,  parece  baber  sido  ocasionada  por  el  choque  de 
estos  mismos  vientos;  pero  los  efectos  producidos  demuestran  que  los  del 
S.  al  S.  0.  eran  los  mas  violentos. 


476 

Algunas  veces  en  las  coslas  de  Francia  y  en  las  inraedia- 
ciones  de  la  Cerdena,  el  movimiento  de  las  nubes  indica  los 
vientos  que  determinan  lastempestadcs.  Si  soplan  del  N,  0., 
suele  verse  a  las  nubes  correr  del  S.  0.:  otras  veces  las  nu- 
bes corren  del  S.  E.;  en  este  caso  la  lempestad  es  efecto  del 
choque  de  los  vientos  que  soplan  en  esta  direccion,  con  los 
delN.O. 

Ocurre  con  frecuencia  que  sobre  las  nubes  impelidas  por 
los  vientos  del  S.  E.  hay  otra  capa  de  nubes  que  sedirigeha- 
cia  el  N.  E.;  entonces  la  tempestad  es  ocasionada  por  los  vien- 
tos del  N.  al  N.  0.,  cuando  chocan  con  los  del  S.  E.  al  S.  0. 
Algunas  veces,  cuando  la  tempestad  sopla  en  alguna  de  estas 
direcciones,  las  nubes  anuncian  los  vientos  del  N.  0.  en  las 
altas  regiones  de  la  almosfera. 

Durante  las  tempestades,  que  van  sierapre  acorapanadas 
decopiosisimaslluvias,  y  regularmente  de  relampagos  y  true- 
nos,  y  a  veces  hasta  de  nieve,  los  vientos  superiores  propen- 
den  a  acercarse  a  la  superficie  de  latierra,  y  aun  muchas  ve- 
ces reemplazanen  ella  a  los  vientos  inferiores,  que  en  tal  ca- 
so van  a  soplar  a  las  regiones  elevadas.  Este  cambio  no  ocurre 
del  mismo  modo  en  lodas  las  paries  del  Mediterraneo  de  que 
aqui  se  trata:  en  ciertos  casos,  y  principalmente  lejosde  las 
costas,  los  vientos  se  suceden  en  la  superficie  mediante  una 
revirada  mas  6  menos  brusca,  y  su  violencia  no  disminuye 
cuando  son  los  vientos  polares  los  que  reeraplazan  a  los  tro- 
picales;  mientras  que,  por  lo  regular,  se  manifiesta  en  el  in- 
terval una  atenuacion  considerable,  si  no  una  calma  comple- 
la,  cuando  son  los  vientos  tropicales  los  que  reemplazan  a  los 
polares. 

En  ciertos  casos,  en  los  diferentes  puntosen  que  tiene  lu- 
gar  el  cambio  se  forman  torbellinos,  de  losquecada  uno  ocu- 
pa  rauy  poca  estension,  pero  que  en  momentos  dados  son  ca- 
paces  de  determinar  efectos  desastrosos,  aunque  no  parecen, 
especialniente  en  invierno,  de  la  misma  naturaleza  que  los 
torbellinos  observados  en  loshuracanes. 

Algunas  veces  los  vientos  del  N.  al  N.  E.  que  reinan  co- 
munmente  en  las  costas  de  Italia  y  en  el  golfo  de  Genova,  Ue- 
gan  a  las  costas  de  la  Provenza,  y  si  los  vientos  del  S.  al  S.  E. 


477 
soplan  entonces  del  lado  de  Bona,  y  los  del  S.  al  S.  0.  del 
de  Oran,  los  vientos  del  N.  al  N.  E.  varian  al  E.  N.  E.  y  al 
E.  a  medida  que  adelantan  hacia  el  S.  y  hacia  el  0.,  y  vuel- 
ven  luego  hacia  el  N.  0.,  soplando  entonces  del  E.  al  S.  E. 
en  el  golfo  de  Lyon.  Si  no  encuentran  ningun  obstaculo,  con- 
tinuan  hasta  el  Oceano;  una  vez  en  el,  suben  gradualmente ha- 
cia el  N.  y  el  N.  E.,  y  forman  una  corriente  circular  que  ocupa 
una  gran  estension.  En  esle  caso  los  vientos  no  adquieren  mu- 
cha  fuerza;  perosi,  como  sucede  frecuentemenle  en  esta  esta- 
cion,  los  vientos  del  N.  al  0.  N.  0.  reinan  a  lo  largo  de  los 
Pirineos,  el  espacioocupadopor  la  corriente  se  circunscribe, 
y  los  vientos  de  todas  direcciones,  pero  principalmente  los  del 
S.  E.  al  E.,  pueden  llegar  a  ser  violentos.  Por  lo  demas,  en  el 
golfo  de  Genova,  en  las  costas  de  Africa,  Espaila  y  la  Cerdena, 
los  vientos  pueden  no  ser  muy  impetuosos;  pero  aumentan  pro- 
gresivamente  de  fuerza  a  medida  que  avantan  hacia  las  cos- 
tas de  Francia,  al  raismo  tiempo  que  su  direccion  se  aproxima 
alS.E.oalE. 

Unas  corrientes  circulares  parecidas  a  las  precedentes  se 
establecen  en  diferentes  puntos  de  la  costa  de  Europa,  en  el 
Mediterraneo  y  aun  en  el  interior  de  la  Francia :  formanse  de 
una  raanera  analoga  a  la  espresada,  y  obedecen  a  las  mismas 
leyes.  Los  vientos  no  adquieren  en  ellasgran  intensidad  cuan- 
do  no  encuentran  obstaculos,  pero  se  hacen  impetuosos  si  son 
conlrariados  en  su  curso. 

Estas  corrientes  se  diferencian  esencialmente  de  las  que 
conslituyen  los  huracanes  6  tormentas  giratorias:  en  el  pri- 
mer caso  los  vientos  que  siguen  el  curso  ordinario  del  aire 
se  inclinan  a  acercarse  al  suelo  mas  bien  que  a  alejarse  de  el; 
en  el  segundo  los  vientos  giran  en  sentido  inverso  del  movi- 
mlento  natural  del  aire,  al  mismo  tiempo  que  se  levantan 
arremolinandose  de  manera  que  producen  una  aspiracion  mas 
6  menos  poderosa.  No  obstante,  las  tempestades  que  se  mani- 
fiestan  en  el  Mediterraneo,  sea  cual  fuere  por  otra  parte  la 
manera  con  que  se  produzcan,  son  a  veces  mas  violentas  que 
ciertos  huracanes. 


478 


Sobre  un  hierro  metedrico  que  contiene  plomo nativo; por  Mr. 
GuEG. — Observacion  deunaerolitoen  elmomenlodecaer;por 
Mr.  Symond, 

(L'liistitut,  \2  diciembre  ^85^.) 

Ha  poco  liempo  que  adquiri.  dice  Mr.  Greg,  una  raasa 
de  hierro  raeleorico  de  algo  mas  de  17  libras  inglesas  de  pe- 
so, cuya  forma  irregular  se  asemeja  a  la  de  una  copa  nota- 
bleraenle  convexa  en  uno  de  sus  costados,  y  cuya  superficie 
esterior  esla  mas  6  menos  cubierla  de  pequenas  prominencias 
angulares  y  concoideas.  La  referida  sustancia  se  enconlro  por 
Mr.  Grenwood  el  26  de  febrero  de  1840  en  el  desierto  de  Ta- 
rapaca,  a  80  millas  N.  E.  de  Talcahuajo  y  46  de  Heraalga,  y 
fue  analizada  en  1853  por  Mr.  G.  Darlington,  del  museo  de 
geologia  practica,  quien  hallo  en  ella  los  siguienles  elementos: 

Hierro 93,41 93,48 

Niquel 4,62 4,56 

Cobalto 0,36 0,37 

Manganeso 0,20 0,18 

Fosfuros 1,21 1,26 

Cromo indicios indicios. 


99,80  99,85 

La  composicion  general  se  parece,  comose  echa  de  ver, 
a  lageneralidad  de  los  hierros  meteoricos  analizados  hasta  el 
dia,  pero  no  puedo  decir  si  este  hierro  contiene  eschreibersi- 
ta.  El  peso  especifico  de  un  fragmento  de  seis  onzas,  a  pesar 
de  sus  cavidades  y  de  otras  materias,  parece  ser  aproxima- 
damenle  de  6,5.  Para  ser  un  hierro  meteorico  esla  dotado  de 
unaductilidad  notable;  y  aunqueno  presenta  figuras  regula- 
res  cristalinas  6  de  Widraam,  cuandose  trata  una  superficie 
lisa  por  el  acido  nitrico  presenta  el  aspecto  de  una  testura  li- 
geramente  ondeada  6  de  aguas,  mas  clara  en  algunos  puntos 
que  en  otros.  No  obstante,  hasta  despues  de  haber  corta- 
do  el  hierro  en  diferentes  trozos  para  pulirlo,  no  advert!  que 
no  tenia  una  estructura  homogenea,  y  que  estaba  en  muchos 


479 
puntos  Ueno  de  cavidades,  algunas  de  las  cuales  contenian 
una  materia  que  al  parecer  era  plomo  puro.  En  otras  el 
plomo  solo  era  del  grueso  de  una  pajilla,  y  no  las  llenaba  por 
enlero;  en  tanto  que  en  varias  la  cavidad  estaba  completa- 
mente  Uena  de  plomo  del  lamano  de  ungarbanzo.  Mr.  She- 
pard,  que  es  en  America  el  mineralogista  que  acaso  conoce 
mejor  los  meleoritos,  haexaminado  con  Mr.  Heddley  conrai- 
go  algunas  de  estas  hojas  de  hierro  en  los  talleres  de  Mr. 
Young,  enEdimburgo,  y  heoios  estraido  plomo  en  el  momen- 
to  de  quitarlas  del  torno;  de  modo  que  no  puede  haber  error  6 
equivocacion.  A  pesar  de  esto,  Mr.  Heddle  ha  examinado  pa- 
ra mayor  seguridad  algunas  de  las  raasas  estraidas,  y  ha  de- 
mostrado  que  era  plomo  quimicamente  puro.  Cuando  la  su- 
perficie  empaiiada  no  tenia  rayas,  se  hallaban  pequenas  can- 
tidades  de  hierro  y  alumina,  y  ligeros  indicios  de  fosforo  y 
magnesia.  En  algunas  de  las  cavidades  de  este  hierro  singu- 
lar habia  ta^ibien  otras  dos  sustancias,  acerca  de  las  cuales 
Mr.  Heddle  dara  curiosos  pormenores  cuando  liaga  una  anali- 
sis  completa  de  ellas:  la  una  es  muy  dura,  de  color  negro- 
parduzco  y  semi-metalica;  la  otra,  oscuro-amarillenta,  insolu- 
ble en  los  acidos  y  de  testura  terrea. 

En  cuanto  al  plomo,  es  el  primer  ejemplo  autentico  de  la 
existencia  de  este  metal  en  los  cuerpos  meteoricos:  y  el  en- 
contrarlo  tan  intiraamente  unido  al  hierro  metalico  y  hundido 
ensu  masa,  esun  hecho,  no  solo  estraiio  en  si  mismo,  sino  de 
dificil  esplicacion.  No  obstante,  es  probable  que  formase  en 
su  origen  una  aleacion  con  el  niquel  y  el  cobalto,  y  que  un 
calor  intenso  6  una  fusion  parcial  de  la  masa  de  hierro  lo  de- 
posilase  por  resudacion  en  las  cavidades  vesiculares.  En  elsu- 
puesto  de  que  esta  esplicacion  sea  exacta,  seria  una  prueba 
del  calor  intenso  a  quotas  masas  meteoricas  de  hierro  parecen 
hallarsesometidas  en  el  memento  en  que  tocan  a  la  superfi- 
cie  de  la  lierra,  6  tal  vez  antes.  Las  piedras  meteoricas  deben 
haberse  hallado  espuestas  a  un  grado  de  calor  mucho  menor 
durante  su  caida  que  las  masas  de  hierro,  a  lo  menos  si  se 
juzga  por  las  apariencias,  pues  el  linico  indicio  de  fusion  en 
las  piedras  es  enteramente  esterior,  y  solo  esta  marcado  por 
una  costra  delgada,  negra  y  brillante. 


480 

Las  caidas  de  hierro,  comparativaraente  con  las  de  las 
piedras,  son  en  estrerao  raras;  ylanlo  es  esto  asi,  que  no  te- 
nemos  sino  tres  6  cuatro  relaciones  autenticas  de  la  caida 
de  masas  de  hierro,  y  aun  eslas  son  de  escaso  voliimen,  no 
pudiendo  ser  comparadas  bajo  este  puntode  vista  a  las  masas 
enormes  de  5  a  20  loneladas  de  peso  que  algunas  veces  se  ban 
enconlrado  en  las  lianuras  de  Mejico  y  de  la  America  Me- 
ridional. 

Si  alguien  pudiese  dudar  de  que  estas  inmensas  masas  de 
hierro  tienen,  rigurosaraentehablando,  un  origen  meteorico, 
anadire  aqui  algunos  detalles  acerca  de  su  caida  en  la  ya  cita- 
da  region  de  America  en  1844.  suceso  muy  conocido  en  el 
paraje  donde  ocurrio,  pero  que  no  ha  tenido  fuera  del  pais  to- 
da  la  publicidad  que  mere  ce. 

Es  importante  fijar  la  con  sideracion  en  la  fusion  intensa 
que  presenlaba  la  masa  entera  en  el  momentodela  caida.  La 
descripcion  que  de  ella  hahecho  Mr.  Syraondesenteramente 
geografica,  y  su  testo  es  el  siguiente. 

Habiendome  compromelido  mucho  en  los  asunlos  politi- 
cosdela  Republica  argenlina,  y  lomado  parle  en  lasguerras 
de  1843  a  1844,  acompafle  al  ejercito  de  Corrienles  en  su  in- 
vasion de  la  provincia  deEnlre-Rios.  Nueslra  retaguardia,  en 
la  cual  me  encontraba,  se  veia  acosadasin  cesar  por  lastro- 
pas  ligeras  de  la  espresada  provincia,  que  diez  dias  antes  ha- 
bian  llegado  a  la  frontera  de  Corrientes,  y  no  nos  daban  tiem- 
po  para  comer  ni  mudar  de  ropa;  pero  despues  de  haber  pa- 
sado  de  este  punto  en  Carritas-Paso  sobre  el  rio  Mocorita, 
pusimos  una  guardia  en  su  paso,  y  creyendonos  desde  aquel 
momento  en  seguridad,  toda  la  division  so  abandono  al  mas 
profundo  sueiio.  De  improviso  todos  despertamos  simulta- 
neamente  cual  si  nos  hubiese  agilado  una  violenta  sacudida 
electrica.  La  division  entera,  que  se  componia  de  unos  400  hom- 
bres,  se  levanto  en  el  acto.  La  causa  de  todo  esto  era  un  aero- 
lito  que  caia,  y  cuya  luz  tenia  unaintensidad  inesplicable;  su 
descenso  se  veriiicaba  en  una  direccionoblicua,  probablemen- 
te  bajo  un  angulo  de  cerca  de  60"  con  la  tierra,  y  corria  de 
oriente  a  occldente.  Su  forma  era  la  de  un  elipsoide  de  fuego, 
y  su  marcha  en  el  cielo  se  senalaba  con  un  rastro  igneo  que  se 


181 

debilitabaaproporcionquelamasa  sealejaba.pero  era  tanin- 
lenso  como  ella  en  su  inmecliacion.  El  ruidoquele  acompa- 
iiaba,  aunque  diferente  del  trueno  6  de  todo  lo  que  yo  habia 
oido  hasta  enlonces,  era  seco,  y  en  estrerao  fuerte  y  aterrador. 
Esla  caida  habia  ocasionado  un  movimiento  sensible  de  la  at- 
mosfera;  movimiento  que  al  pronto  parecia  empujarnos,  pero 
que  en  breve  presenloel  caracter  de  un  torbellino  de  escasa 
duracion.  En  el  mismo  instanle  lodos  declararon  haber  espe- 
rimenlado  una  conmocion  eleclrica,  lo  que  tal  vez  era  debi- 
do  a  un  efecto  de  la  luz  deslumbradora  y  del  estrepilo  formi- 
dable en  nueslros  senlidos  aletargados.  El  punlo  en  que 
cayo  el  aerolito  dislaba  como  unos  100  metros  del  ala  dere- 
cha  de  la  division,  y  tal  vez  400  del  lugar  en  que  yo  descan- 
saba.  Acompafiado  de  nuestro  general  D.  Joaquin  Madauaga 
me  acerque  a  10  6  12  metros  de  la  masa,  pues  esta  era  la 
menor  distancia  a  que  el  calor  inlenso  nos  permitia  manle- 
nernos. 

Hallabase  al  parecer  muy  hundida  en  el  suelo,  que  esta- 
ba  caldeadode  talmanera  que  hervia  en  derredor.  Su  tamaflo 
sobre  el  nivel  del  suelo  era  proximamenle  como  de  una  yar- 
da  cubica,  ysu  forma  casi  esferica;  eslaba  hecha  ascua,  irra- 
diaba  un  vivisimo  resplandor,  y  continuo  en  tal  estado  hasta 
el  amanecer,  hora  en  que  habiendo  el  enemigo  traido  su  arti- 
lleria  nos  obligo  a  abandonar  aquellos  lugares  y  a  continuar 
nuestra  raarcha.  Dire  tambien  que  en  el  momento  de  la  caida 
el  cieloestabaenteramente  despejado,  y  que  en  la  tarde  ante- 
rior se  habian  visloalgunas  rafagas  a  manera  de  relampagos. 
No  he  tenido  desde  entonces  oporlunidad  de  visitar  a  Mocori- 
ta,  porque  nuestro  campamento  permanente  se  establecio  a 
35  leguas  al  nortedel  vado,  yelpaisentre  estosdospuntos  se 
quedo  despoblado  por  nuestras  dilatadas  guerras;  mas  como 
el  lugar  en  que  cayo  dicho  aerolito  era  muy  conocido  por  al- 
gunosde  nuestros  oficiales,  a  quienesse  enviaba  con  frecuen- 
cia  a  observar  la  frontera  de  Entre-Rios,  Ics  he  oido  hacer  su 
descripcion  como  sifuese  de  una  piedra  de  hierro.  En  una  oca- 
sion  arme  a  uno  de  los  mas  inteligentes  de  un  martillo,  y  le  en- 
cargueme  trajeseunamuestra;  a  su  vuelta  me  dijo  que  la  ma- 
sa era  tan  dura  que  la  herraraienta  semellaba,  y  habia  con- 

TOMO    VI.  31 


482 
cluido  por  hacerse  pedazos  en  los  esfuerzos  infrucluosos  que 
habia  practicado  para  arrancar  una  parte  pequeila. 


REAL  OBSERVATORIO  DE  MADRID. 


Mes  de  agosto  de  1856. 


bar6metro. 

Pulgad 
gles 

asin- 
is. 

Milimetroj. 

Altura  media 

27,738 

27,903 

27,398 

0,605 

0,148 

0,024 

704,535 

708,726 

695,899 

12,827 

3,760 

0,610 

maxiuia  (dia  26) 

minima  (dia  18) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  15) 

minima  diurna  (dia  22) 

TERMOMETRO. 

Fahr. 

Reaum. 

Cent. 

Temperatura  media 

83',9 
103,3 
53,5 
49,8 
36,0 
17,7 

23",07 
31,69 

9,55 
22,14 
16,00 

7,87 

28°,83 
39,60 
11,94 

maxima  (dia  16) 

minima  (dia  23) 

Oscilacion  mensual 

27,66 

20,00 

9,83 

maxima  diurna  (dia  7) 

minima  diurna  (dia  19) 

PLUVIOMETRO. 

Pulg.    ingl. 

Milimctros. 

Lluvia  caida  en  el  mes 

)) 

» 

1 

Mes  de  setiembre. 


BAROMETRO. 

Pulgadas  in- 
glesas. 

Milimctros. 

Altara  media 

26,839 

28,033 

27,423 

0,610 

0,183 

0,032 

681,700 
712  028 

maxima  (dia  16) 

minima  (dia  27) 

696  534 

Oscilacion  mensual 

15  494 

maxima  diurna  (dia  4) 

minima  diurna  (dia  6) 

4,648 
0.813 

483 


termometho. 

Temperatura  media 

maxima  (tlia  l.°j 

minima  (dia  30) 

Oscilacion  mensual 

maxima  diurna  (dia  15) 
minima  diurna  (dia  5). . 

PLUVIOMETRO. 

Liu  via  caida  en  el  mes 


Falir. 

66°,6 

Beaum. 

15',37 

100,5 

30.44 

37,2 

2,31 

63,3 

28,13 

39,4 

17,51 

14,5 

6,44 

19",22 
32,06 

2,89 
29,17 
21,89 

8,06 


Pulfr.  inirl. 


0,810 


Milimetros. 


20,57 


Mes  de  ocluhrc 

BAROMETRO. 

Pulgadas 

glesas 

in- 

Milimetros. 

Allura  media 

27,863 

28,198 

27,633 

0,565 

0,131 

0,022 

707,710 

maxima  (dia  16) 

716,219 

minima  (dia  1.") 

701,865 

Oscilacion  mensual 

14,354 

maxima  diurna  (dia  17) 

minima  diurna  (dia  10) 

3,327 
0,559 

TERMOMETRO. 

Fahr. 

ItcaiiDi. 

Cent. 

Temperatura  media 

6r,2 

83,4 
37,5 
45,9 
36,5 
17,5 

12°,98 
22,40 

2,44 
19,96 
16,22 

7,78 

16°,22 

maxima  (dia  6) 

28  56 

minima  (dia  16) 

3  06 

Oscilacion  mensual 

25,50 

maxima  diurna  (dia  18) 

minima  diurna  (dia  10).  . . . 

20,28 
9,72 

PLUVIOMETRO. 

Pulg.  ingl. 

Milimetros. 

Lluvia  caida  en  el  mes 

0,050 

1.97 



. 

Manuel  Rico  y  Sinobas. 


484 

CD 

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CIENCI4S   NATIR4LES. 


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Carta  d  Mr.  Elie  de  Beaumont sobre  los  fendmenos  eruptivos 
del  Vesubio  y  de  la  Italia  meridional;  por  Mk.  Sainte-Clai- 
RE  Deville. 

(Comptca    rcndus,  2S  Julio  -1850.) 

aPalermo\Z  de  junio  de  1856. — Al  dejar  a  Napoles  para 
pasar  a  estudiar  las  riquezas  volcanicas  de  Sicilia,  debo  pai- 
ticiparos  losresulladosde  las  esploraciones  que  acabo  de  ve- 
rificar  en  el  Yesubio  y  los  carapos  flegreos. 

»Empezare  diciendo  el  actual  eslado  del  Vesubio,  y  lo  que 
en  el  he  podido  observar. 

))La  lava  del  afio  pasado  se  manliene,  como  era  deespe- 
rar,  a  una  temperatura  elevadisima.  En  el  Fossode  la  Velra- 
no  particularmente,  alii  donde  esta  mas  gruesa,  presentan 
muchos  punlos  el  suficiente  calor,  a  poca  profundidad,  para 
encender  un  palo  puesto  en  contaclo  con  cUos. 

))Aunque  en  ninguno  de  eslos  punlos  la  incandescencia  lle- 
ga  al  grade  de  la  que  observe  en  ellos  en  junio  y  selierabre 
de  1855,  parecen  mas  numerosos  que  entonces,  y  se  alinean 
bastante  generalmente  por  las  pequenas  crestas  que  disenan 
en  el  declive  6  corrienle  tolal  los  bordes  esleriores  delascor- 
rienles  parciales  que  la  componen,  6  por  mejor  decir,  hacia 
los  pnntos  de  contaclo  de  esta  cubierta  eslerior  con  las  cor- 
rienles  que  ullimamonlc  ban  venido  a  ingerirse  y  como  a  em- 


butirse  en  ellas.  Pero  las  ligeras  humaradas  que  aun  se  des- 
prenden  de  ellas  con  cierta  abundancia,  no  son  ya  humaradas 
secas,  piles  casi  todas  ban  pasado  al  esladode  ligeraraenle 
acidasy  acuosas.  Me  he  cerciorado  de  esla  circunstancia,  con- 
densando  eslos  -vapores  en  un  globo  enfriado  a  13°  bajo 
cero. 

»He  recojido  al  cabo  de  algunas  boras  una  pequena  can- 
tidad  de  un  liquido  en  eslremo  acido,  de  color  verde-raanza- 
na,  y  que,  aun  dilatado  en  agua,  se  consolida  Iralado  por  el 
nilralo  de  plala,  y  precipila  ligeramenle  por  el  cloruro  de 
bario.  Las  porciones  solidas  recojidas  en  la  alargadera  eran 
blancasen  una  eslremidad,  y  de  amarillo  verdoso  en  la  parte 
mas  inmediata  al  origen  del  vapor:  dichas  porciones  eran 
casi  linicanienle  sal  marina  coloreada  por  un  poco  de  cloruro 
de  hierro. 

»Asi  pues,  en  esle  raoraento  lashumaradas  de  la  lava  in- 
candescente  ban  pasado  en  lolalidad  al  segundo  eslado  de  ac- 
lividad  que  ya  senale  el  ano  pasado  en  una  de  ellas,  y  que  es- 
la caraclerizada  por  la  circunstancia  de  que  los  cloruros  y  los 
sulfatos  alcalinos  van  acompanados  de  una  cantidad  muy  pe- 
quena de  vapor  de  aguay  de  cloruro  de  hierro  acido. 

»Una  de  ellas,  sin  embargo,  y  es  precisamente  uua  de  las 
que  en  seliembre  proximo  pasado  me  presentaron  los  vapo- 
res clorurados  anhidros,  parece  no  baber  pasado  a  esle  eslado 
secundario.  Su  conlorno  no  esta  teiiido  de  amarillo  por  los 
produclos  ferruginosos;  y  en  lasgrietasde  las  rocas  de  que  se 
desprenden,  se  encuenlran  concreciones  de  sal  marina  de  es- 
Iremada  blancura;  en  una  paiabra,  presenla  lodavia  todos  los 
caracteres  que  be  indicado  en  las  humaradas  secas.  Pordes- 
gracia,  el  esperimento  de  condensacion  que  tambien  he  ensa- 
yado  respeclo  de  ellas,  no  fiie  hecho  en  condiciones  bastanLe 
favorables  para  que  me  fuese  posible  deducir  consecuencia 
alguna  en  cuanlo  a  la  presencia  6  la  ausencia  del  agua. 

»Pero  a  todos  estos  caracteres  esleriores  se  agrega  una 
circunstancia  notable  para  dislinguirlas  de  las  humaradas  aci- 
das  inmedialas. 

»He  verificado  en  los  mismos  lugares  y  repetidas  veces, 
la   analisis  del  gas  que  acompana  a  estas  humaradas;  y  he 


490 
aqui  los  resulladosque  he  obtenido(l),  yque  demueslran  que 
ninguna  deellas  contiene  acido  carbonico. 

Las  humaradas  acidas  de  cloruro  de  liierro  estan  acompa- 
fiadas  de  aire  que  no  contiene,  por  termino  medio,  sine  19,6 
de  oxigeno,  mientras  que  cuatro  analisis  del  aire  desprendido 
de  la  luiraarada  de  cloruros  blancos  me  ban  dado  20,95, 
26,6,  20,9  y  20,9  deoxigeno.  Vemos,  pues,  que  esla  sensible- 
mente  reducida  a  un  desprendimienlo  de  aire  normal  a  eleva- 
da  lemperatura,  en  tanloque  en  las  otras,  la  presencia  de  los 
acidos  y  del  cloruro  de  hierro  esta  evidentemenle  enlazada  con 
la  desaparicion  de  una  pequeua  cantidad  de  oxigeno;  resulla- 
do  que  por  otra  parte  viene  a  confirmar  exactamente  todos  los 
que  MM.  Le-Blanc,  Lewy  y  yo  hemos  obtenido  este  invierno  en 
la  analisis  de  los  gases  que  enjunio  y  setiembre  de  185o  se 
desprendian  de  las  grietas  de  la  lava  incandescente. 

»Tarabien  he  recojido  con  el  mayor  esmero,  y  por  medio 
de  aparatos  cuya  descripcion  dare  mas  adelante,  muestras  de 
cada  uno  de  estos  gases,  como  igualmente  de  los  de  que  tam- 
bien  voy  a  hablaros  en  esta  carta. 

»Despues  de  haber  determinado  el  estado  actual  de  las 
eraanaciones  que  salen  de  la  lava,  6  si  os  parece  mejor,  del 
aparato  escintrico  del855,  era  precise  procurar  darse  cuen- 
ta  del  estado  actual  del  aparato  normal  6  central  del  volcan; 
esto  es,  del  crater  propiaraente  dicho. 

»  Aqui  me  es  preciso  hacerme  cargo  de  los  cambios  radi- 
cales  que  han  tenido  lugar  desde  mi  ultima  escursion  en  oc- 
lubre  de  1853,  y  que  se  relacionan  a  la  par  con  la  disposi- 
cion  lopografica  de  la  cumbre  y  con  la  dislribucion  de  las 
fuerzas  eruptivas. 

))Si  teneis  la  bondad  de  referiros  a  las  cartas  que  os  he  re- 
mitido  desde  Napoles  el  ano  pasado,  os  convencereis  de  que 


(I)  Estas  analisis,  corao  todas  las  de  que  se  hablara  en  esta  carta, 
han  sido  hechas  on  el  agua  con  un  tubo  graduado  sumcrgido  en  una  pro- 
beta,  en  la  cual  introducia  sucesivamente,  por  medio  de  pequeiios  tubes 
cerrados  en  una  estremidad,  potasa  caustica,  y  una  disolucion  alcalina  de 
acido  pirogalico. 


491 
algunos  raeses  despues  de  la  erupcion  de  mayo,  el  craler  su- 
perior del  Yesubio  podia  considerarse  dividido  en  muchasre- 
giones  baslante  distinlas.  Al  Norte  la  Punta  del  Palo,  melida 
en  el  declive  occidental  por  la  cavidad  que  se  abrio  en  di- 
ciembre  del854,  y  delermino  la  ultima  erupcion;  al  Ponien- 
te,  el  monton  de  pequenas  lavas  arrojadas  por  la  cumbre 
desde  1842  hasta  1848;  en  la  region  meridional,  las  dos  bo- 
cas  abiertas  en  1850,  separadaspor  unaestrecha  cresta,  y  do- 
minadas  por  la  Punta  de  1850,  punlo  culminante  del  Vesubio 
actual;  y  por  ultimo,  en  el  centro  lo  que  quedaba  de  la  anli- 
gua  llanura,  enlazandose  con  todas  las  partes  del  crater,  y 
desvaneciendose  hacia  el  Oriente  en  forma  de  una  pequena 
garganta  ensanchada,  que  es  el  punto  mas  bajo  del  contorno 
circular. 

»Esta  disposicion  de  la  meseta  superior  subsislio  hasta  el 
13  de  diciembre  de  1855,  en  cuya  epoca  tuvo  lugar  un  feno- 
meno  raecanico  bastante  notable.  Una  cuarta  boca,  mucho 
mas  ancha  y  profunda  que  las  otras  tres,  se  abrio  entre  las 
dos  cavidades  de  1850,  haciendo  desaparecer  por  completo  la 
pequena  y  estrecha  cresta  que  las  separaba,  y  sobre  la  cual 
siete  meses  antes  habia  esperiraentado  aquellos  fuerles  sacu- 
dimientos  de  que  os  he  hablado  en  una  de  mis  anteriores  car- 
tas, y  justificando  de  este  modo  los  vaticinios  que  entonces  bi- 
ce publicos,  relativamente  a  la  proxima  destruccionde  aque- 
11a  porcionde  la  masa  volcanica.  Seria  bastante  dificil  tomar 
medidas  exactas,  en  medio  de  los  torrentes  de  vapor  sofocan- 
te  que  impiden  hasta  el  ver  enteramente  el  interior  de  esta  ca- 
vidad; pero  no  creo  exajerar  sus  dimensiones  calculandolas 
en  200  metros  de  profundidad,  y  aproximadamente  en  otros 
tantos  cada  uno  de  los  diametros  horizontales.  Esta  inmensa 
depresion,  de  hordes  completamente  escarpados  y  casi  ci- 
lindricos,  apenas  ha  tocado  a  la  mayor  de  las  dos  cavidades 
del850,  6  sea  la  mas  oriental,  en  tanto  que  ha  absorbido  en 
gran  parte  la  occidental,  y  penetrado  considerablemente  en 
la  pequena  llanura  central.  Esta  hondonada,  hecha  como  con 
un  sacabocados,  ha  decentado  profundamente  los  elevados  re- 
bordes  que  rodeaban  a  los  dos  crateres;  y  el  examen  de  los 
cortes  producidos  de  esta  manera,  especialmente  debajo  de  la 


492 
punta  de  1850,  demuestra  con  entera  evidencia  que  la  ele- 
vacion  de  80  a  100  metros  que  esta  porcion  del  crater  ha  es- 
periraenlado  en  una  sola  noche  del  citado  afio,  no  se  ha 
verificado  en  manera  alguna  por  la  acumulacion  de  los  pro- 
ductos  fragraentarios,  sino  por  un  verdadero  levantamiento 
del  terreno. 

))La  abertura  de  esta  cuarta  boca  es,  aparte  de  lo  espues- 
to,  eliinico  carabioqueha  ocurrido  en  la  topografia  de  lame- 
seta  superior  del  Yesubio.  Por  lo  que  respecta  a  las  alturas 
absolutas  y  relativas  del  Palo  y  de  la  Punta  de  18S0,  debo  de- 
cir  que  dos  series  de  observaciones  barometricas  ejecutadas 
por  mi  enestos  dos  puntos,  ycuyas  observaciones  correspon- 
dientes  han  sido  praclicadas  con  la  mayor  benevolencia  en  el 
observatorio  del  Vesubio  por  Mr.  Palmieri,  y  al  nivel  del  mar 
por  MM.  Viard  y  Larousse,  ingenieros  adictos  a  la  espedicion 
hidrografica  alas  ordenes  de  Mr.  Darondeau  (1),  me  permiti- 
ran  determinar  con  gran  exactilud  si  ha  habido  algun  movi- 
miento  de  elevacion  6  depresion  desde  el  mes  de  octubre  del 
ano  pasado. 

))A  estos  cambios  en  la  disposicion  de  los  accidenles  topo- 


(1)  Verifiquc  mi  subida  nl  Vesubio  el  5  de  junio,  al  mismo  tiempo 
quo  MM.  Darondeau  y  Ploix.  Estos  ingenieros  han  observado  la  decli- 
nacion  magnetica  en  la  Punta  del  Palo,  en  la  ermita  del  Salvador,  al  mis- 
mo tiempo  que  en  el  nivel  del  mar  en  la  bahi'a  de  Napoles.  El  capitan 
Mr.  Duperrey  ba  esprcsado  el  sentimiento  de  no  poder  discutir  una  ob- 
servncion  compavativa  de  este  gdnero,  al  dar  cuenta  con  la  mayor  ama- 
bilidad,  de  la  observacion  relaliva  a  la  declinacion,  que  hice  en  la  cima 
del  Pico  do  Tenerife  en  setiembre  de  1842.  Por  lo  deraas,  seri'a  muy 
util  a  las  ciencias  geograficas  que  el  interesante  trabajo  hidrografico  que 
Mr.  Darondeau  esta  ejecutando  hace  dos  auos  en  las  costas  occidentales  de 
Italia,  fuese  estensivo  a  las  de  la  Sicilia,  puesto  que  es  muy  facil  con- 
venccrse  de  que  el  mapa  de  Smith  es  en  estremo  defectuoso.  Limitando- 
me  a  un  solo  ejemplo  de  esto  dire  que  he  observado  recientemente,  al 
trasladarme  por  mar  desde  Melazzo  a  Stromboli,  que  la  isla  de  Felicuri 
se  distingue  largo  rato  con  la  mayor  claridad  entrc  Salina  y  Panania,  lo 
que  sen'a  absolutaraente  iraposible  segun  las  posiciones  seualadas  a  estas 
islas  en  el  espresado  mapa. 


493 
graficos  de  la  meseta  superior,   ban  correspondido  algunas 
mudahzas  igualmente  significativas  en  la  distribucion  de  las 
fuerzas  volcanicas. 

»La  gran  cavidad  formada  en  diciembre  de  1855  ha  pro- 
ducido  desde  marzo  de  1856  frecuentes  erupciones,  que  ban 
consistido  en  la  proyeccion  de  grandes  pledras  y  fragmenlos 
de  lava  fundida,  acompanada,  conio  siempre,  de  fuerles  de- 
tonaciones.  En  la  superficie  del  suelo  y  cerca  de  la  cavidad 
se  ven  algunas  de  estas  pledras,  que  a  pesar  de  subastanle 
corto  grueso,  presenlan  un  diametro  de  75  a  80  cenlimelros. 
»Estas  pequenas  esplosiones  cesaron  en  mayo,  pero  fue- 
ron  reemplazadas  por  un  fenomeno  baslanle  raro  en  el  Vesu- 
bio:  la  existencia,  en  el  fondo  del  mayor  de  los  dos  crateres 
de  1850,  de  una  abertura  que  comunica  directamente  con  el 
foco  interior,  y  hasla  la  cual  penetra  el  nivel  de  la  lava  incan- 
descente.  Durante  la  noche,  y  aun  un  poco  durante  el  dia,  se 
ve  perfeclamente  su  reflejo;  de  esta  boca  sale  sin  esplosion, 
pero  con  un  ruido  enleramente  parecido  al  que  acompafiaba 
a  las  emisiones  gaseosas  del  ano  ultimo,  una  masa  enorme  de 
vapores  con  caracteres  particulares  que  los  diferencian  baslan- 
te  bien  de  los  vapores  ordinaries  del  crater  superior.  A  su  sa- 
lida  de  la  cavidad  son  de  un  hermoso  bianco,  que  parece  Co- 
lorado por  el  reflejo  de  la  materia  incandescente  de  que  se  es- 
capan.  Pero  esos  espesos  copos  de  vapores  que  al  parecer  no 
se  disuelven  en  el  aire  inmediatocon  lamismafacilidadque 
las  eraanaciones  babituales  de  la  cuspide,  conservan  atre- 
chos,  a  una  estraordinaria  elevacion  y  muy  lejos  de  su  orijen, 
un  matiz  rojo-oscuro,  en  medio  del  cual  se  destacana  voces 
grandes  masas  de  color  mas  sombrio  y  casi  negro.  Estos  co- 
pos no  son  luminosos  en  la  oscuridad,  de  modo  que  es  dificil 
alribuir  su  rubefacciona  la  incandescencia  de  la  lava  inmedia- 
ta,la  cual,  por  otra  parte,  no  se  manifiesla  sino  por  una  aber- 
tura bastante  estrecha,  y  casi  enteramente  oculta  por  los  re- 
bordes  de  la  cavidad  que  la  encierra.  Es,  por  consiguiente, 
bastante  probable  que  estos  diferentes  matices  pertenezcan  a 
la  misma  suslancia  de  las  eraanaciones. 

»En  las  dos  escursiones  que  he  hecho  a  la  cima  del  volcan, 
el  5  y  7  de  junio,  no  me  ha  parecido  posible  intenlar  ningun 


494 
esperimento  de  condensaclon  de  estos  vapores:  acaso  obleii- 
dre  resuUados  raejores  a  mi  regreso  de  Sicilia.  Pero'hay  una 
circunstancia  que  parece  indicar  que  eslas  emanaciones  no  ca- 
recen  de  sustancias  solidas.  Uno  de  los  aparalos  de  condensa- 
clon que  he  eslablecido  en  otra  parte  del  crater  superior,  y 
que  liabia  quedado  funcionando  por  espacio  de  24  horas,  se 
encontro  cubierto  en  su  superficie  esterior  de  una  pelicula 
blanca,  que  presenlaba  el  sabor  y  los  caracteres  del  cloruro 
de  sodio,  pero  que  ademas  dejo  sobre  el  vidrio  despues  del  la- 
vado,  un  elemento  evidenteraente  insoluble  en  el  agua.  Yha- 
biendo  cambiado  el  viento  durante  la  noche,  esta  mudanza 
fue  causa  de  que  se  dirijiesen  al  aparalo  los  vapores  despren- 
didos  de  la  cavidad  incandescente.  Este  esperimento  hace, 
pues,  bastante  probable  la  creencia  de  que  estos  vapores  He- 
van  consigo  por  lo  menos  cloruro  de  sodio,  a  semejanza  de  las 
emanaciones  de  la  lava  de  18o5;  pero  ademas  parecen  sensi- 
blemente  acidos,  a  juzgar  por  el  olor  sofocante  que  se  res- 
pira  cuando  se  esta  enlre  ellos,  corao  yo  estuve  una  vez,  yien- 
donie  rodeado  por  la  nube  que  forman  en  la  cumbre  del  Ve- 
subio. 

))Sea  como  fuere,  la  existencia  en  el  crater  superior  de  una 
cavidad  en  que  se  manifiesta  tranquilamente  la  incandescen- 
cia  interior,  acerca  completamente  el  estado  actual  del  Vesu- 
bio  a  aquel  en  que  Spallanzani  habia  encontrado  y  descrito  el 
aparato  superior  del  Etna  en  1788.  Debe  anadirse  a  eslehecho, 
que  la  semejanza  parece  coinpletarse  por  una  circunstancia 
comun,  habiendo  sido  observado  este  estado  particular,  en  ara- 
bos  casos,  algunos  meses  despues  de  una  erupcion. 

»Dos  observaciones  completaran  lo  que  lengo  que  deciros 
sobre  este  asunlo. 

»La  primera  es  que  la  cavidad  u  orificio  que  acabo  de 
describir  no  esta  colocada,  como  pudiera  sospecharse,  en  ei 
punto  mas  bajo  a  que  Uegan  las  cavidades  actuales  del  Vesu- 
bio.  El  fondo  del  gran  embudo  formado  el  diciembre  ultimo 
esta  al  nivel  de  100  metros  porlo  menos  debajo  de  el  del  ori- 
ficio, y  esto  es  una  nueva  prueba  que  debe  anadirse  a  las  que 
he  aducido  respecto  de  la  localizacion  que  afectan  las  diferen- 
tes  tendencias  eruplivas  en  un  misrao  macizo  volcanico. 


495 

»La  segunda  observacion  viene  tambien  en  apoyo  de  la  si- 
guiente  conclusion:  esle  punto  incandescenle  no  esla  tan  ais- 
lado  como  a  primera  vista  parece.  En  efecto,  habiendo  bajado 
al  fondo  del  pequeno  crater  forraado  en  diciemhre  de  1854 
para  examinar  las  humaradas,  no  pude  menos  de  estranar  el 
calor,  verdaderamenteinsoportable,  que  esperimentaba  en  los 
pies  y  las  piernas,  en  una  parte  de  este  crater  donde  la  are- 
na, en  lugar  de  ser  hiimeda,  como  cerca  de  las  humaradas  in- 
mediatas,  estaba  absolutamente  seca.  Habiendo  introducido 
en  ella  un  termoraetro,  este  subio  en  pocos  minutes  a  280°,  lo 
cual  me  hizo  creer  con  toda  seguridad  que  a  corta  distancia 
habia  una  grieta  incandesceute:  creencia  que  raefue  confirma- 
da  por  mi  guia  Gozzolino,  quien  rae  aseguro  que  algunas  se- 
manas  antes  se  veia  todavia  en  aquel  lugar  una  hendidura 
donde  la  roca  estaba  a  la  temperatura  del  rojo,  y  de  la  cual 
no  estabamos  separados  sino  por  algunos  metros  de  arena  re- 
movida.  Esta  hendidura  esta  siluada  en  el  angulo  Sudeste  de 
lacavidad.  es  decir,  precisamente  haciael  ladoque  mira  a  la 
caverna  de  1850,  y  al  orificio  en  actual  incandescencia.  Es, 
por  consiguiente,  natural  pensar  que  estos  dos  puntos  en  que 
se  manifiesta  hoy  la  intensidad  maxima,  estan  unidos  entre  si 
por  una  rendija  del  gran  cono,  que  pasa  muy  perceptiblemen- 
te  por  el  eje  de  este.  Puede,  pues.  en  ultima  analisis  conside- 
rarse  que  esla  rendija  diametral  es  la  misma  por  la  cual  el 
Vesubio,  en  su  actual  estado,  propende  a  arrojar  sus  produc- 
tos  6  a  hacer  sus  erupciones. 

»Lo  que  me  resta  que  deciros  acerca  de  las  emanaciones 
actuales,  me  parece  a  proposito  para  confirmar  en  lodos  sus 
puntos  esta  conclusion.  En  efecto,  sea  cual  fuere  la  direccion 
en  que  nos  coloquemos  en  el  interior  de  la  meseta  superior 
para  examinar  las  humaradas  que  se  desprenden  de  ella,  ad- 
verliremos  constantemenle  que  estas  humaradas,  yasea  porsu 
temperatura,  ya  por  sus  caracteres  quimicos,  tienen  cierta 
tendencia  a  hacerse  de  un  orden  cada  vez  mas  elevado,  a  me- 
dida  que  nos  aproximamos  al  piano  que  une  los  dos  puntos  de 
incandescencia,  6  cuando  nos  aproximamos  a  estos  mismos 
puntos.  Pero  esto  es  verdadero,  especialmenle  cuando  se  corn- 
para,  en  un  mismo  grupo  de  humaradas,  su  actual  estado  con 


496 
el  que  presentaban  en  el  mes  de  setiembre  del  ano  proximo 
pasado. 

))Por  la  parte  oriental  del  piano  de  que  se  trata,  si  se  ca- 
mina,  por  ejemplo,  desde  la  Punta  del  Palo  hasla  el  orificio 
incandescente  de  1830,  he  aqui  lo  que  se  observa. 

))Las  dos  laderas  del  Palo,  que  el  ano  ultimo  presentaban 
multitud  de  humaradas  cuya  temperatura  oscilaba  entre  60" 
y  66",  y  que  no  desprendian  sino  vapores  acuosos,  carecen  hoy 
enteramente  de  emanaciones.  Asimismo,  el  grupo  de  la  11a- 
nura  que  se  estendia  hasla  el  pie  meridional  del  Palo,  y  que 
se  componia  de  humaradas  a  79°,  en  las  que  el  vapor  de  agua 
arraslraba  una  pequena  cantidad  de  acido  sulfhidrico,  olra 
pequenisima  parte  de  azufreque  se  depositaba  en  sus  oriQcios, 
y  una  proporcion  de  acido carbonico,  queen  las  dosmuestras 
que  he  recojido  el  ano  ultimo  ha  variado  entre  3  y  9  por  100; 
ese  grupo,  repito,  ha  desaparecido  enteramente.  Para  encon- 
trar  en  esta  direccion  indicios  de  actividad,  es  preciso  llegar 
hasta  la  ladera  septentrional  del  gran  crater  de  1850  ,  que  en 
su  actual  disposicion  es  uno  de  los  limites  de  la  nueva  cavi- 
dad  central.  Alii  se  observan  dos  grietas  casi  paralelas  al 
piano  diametral  de  que  he  hablado,  es  decir,  que  se  dirijen 
del  Noroeste  al  Sudeste,  y  de  las  cuales  la  mas  distante  del 
piano,  con  una  temperatura  de  60°,  liene  un  ligero  olor  de 
azufre,  deposila  pequenisimas  cantidades  de  este,  y  no  enro- 
jece  el  papel  de  tornasol,  en  tanto  que  la  mas  inmediata  pre- 
senta  una  temperatura  de  73  a  74°,  y  al  mismo  liempo  que 
deposita  azufre,  despide  un  fuerte  olor  de  acido  sulfuroso,  y 
desprende  vapores  que  condensados  en  un  globo  precipitan 
copiosamente  por  el  nitrato  de  plata,  y  ligeramente  por  el 
cloruro  acido  de  bario. 

)>El  interior  de  la  gran  cavidad  de  1850  presenta  cierla 
semejanza  con  lo  espuesto.  En  el  borde  Nordesle,  el  mas  dis- 
tante de  la  incandescencia  actual,  y  al  pie  interior  de  la  pared, 
se  desprenden  numerosas  humaradas  acuosas  que  tienen  una 
temperatura  de  66  a  70",  y  no  exhalan  ningun  olor  ni  cjercen 
accion  alguna  en  el  tornasol  ni  en  el  acetato  de  plorao.  La 
analisis  de  tres  muestras  del  gas  recojido  no  ha  presentado 
ningun  indicio  de  acido  carbonico;  pero  si  lassiguienles  pro- 


497 
porciones  cleoxigeno:  20,0;  19,9;  20,0.  Veinos,  pues,  que  la 
eslremidad  de  la  sima  de  1830  no  desprende  sino  vapor  de 
agua  ii  una  leraperatura  baslante  poco  clevada,  y  acompana- 
do  solamente  de  aire  privado  tal  vez  de  una  pequeila  cantidad 
deoxigeno;  esdecir,  que  eslas  emanaciones  del  ultimo  orden, 
al  perder  lerreno  y  al  desaparecer  poco  a  poco  del  pie  orien- 
tal del  Palo,  caracterizado  por  ellas  liace  un  afio,  se  han  con- 
servadoiinicaraenle  en  dicho  lugar, 

»La  misma  gradacion  puede  observarse,  siguiendo  hacia 
el  Mediodia  el  reborde  de  la  raisraa  cavidad.  Alii  he  descrilo 
el  ano  pasado  unas  humaradas  cuya  temperalura  llegaba  en 
setiembre  a  180°,  y  salian  copiosamente  bajo  fuerte  presion: 
eran  las  emanaciones  clorhidro-sulfurosas  que  entonces  con- 
dense, y  cuya  analisis  he  dado  ya.  Actualmente  han  dismi- 
nuido  mucho  de  intensidad,  son  ligeramente  acidas,  y  su  tem- 
peralura ha  quedado  reducida  a  1S4°. 

»En  resumen,  en  toda  la  region  sifuada  al  Oriente  de  este 
piano  medio,  se  ve  que  los  fenomenos,  aunque  han  perdido 
toda  su  intensidad  desde  el  ano  pasado.  la  han  conservado 
cada  vez  mayor  a  medida  que  nos  aproxiraamos  al  piano  en 
que  se  han  establecido  los  dos  maximos  actuales. 

))Hacia  el  lado  occidental  de  este  piano  se  ha  observado  a 
la  vez  el  misrao  decrecimiento  absoluto,  y  la  misma  grada- 
cion de  los  fenomenos  hacia  este  lugar  geometrico. 

»Las  innumerables  humaradas  clorhidro-sulfurosas  que 
se  escalonaban  alrededor  de  la  Punta  de  1830,  han  disrainuido 
considerablemente  6  desaparecido  por  completo. 

»Del  seno  de  las  pequenas  lavas  de  1842  a  1848  salen  va- 
pores  acuosos,  cuya  temperalura  hacia  el  horde  occidental 
no  pasa  de  unos  56  a  57";  despues  se  eleva  a  60  y  64°  en  el 
horde  de  la  cavidad  de  1854.  Estas  humaradas  adquieren  al 
mismo  tiempo  un  poco  de  acido  carbonico,  del  que  he  encon- 
trado  en  tres  analisis  hechas  en  los  mismos  lugares,  en  Ires 
diferentes  muestras,  1,3,  1,6  y  2,1  por  100,  y  un  olor  niuy 
marcado  de  azufre,  del  que  depositan  pequeiias  cantidades; 
pero  nunca  obran  en  el  papel  de  lornasol.  Despues,  a  medida 
que  se  adelanta  por  este  lado  hacia  el  costado  Noroeste  de  la 
mas  pequena  de  las  cavidades  de  1850,  casi  enteramenlo  cm- 

TOMO    VI.  32 


498 
bebida  en  el  nucvo  craler,  so  obscrvan  humaradascuya  tem- 
peratiira  va  aumentando  conslantemenle  hasla  que  llega  a  74°, 
coino  las  que  estan  a  su  frente  al  olro  lado  del  piano  de  que 
acabo  de  hablar;  conlienen  tambien,  al  mismo  liempo  que  el 
vapor  de  azufre,  los  acidos  clorhidrico  y  sulfuroso,  liasta  que 
al  fin,  perdiendo  el  vapor  de  azufre  y  haciendose  esclusi- 
vamenle  clorhidro-sulfurosas,  adquieren  una  lemperalura  de 
154°,  es  decir,  la  misraa  exactamente  que  he  seiialado  en  las 
huraaradas  del  rnisnio  orden  en  el  suelo  oriental  dc  la  gran 
cavidad  de  18l>0. 

oEs  precise  convenir  en  que  seria  dificil  imaginar  cosa 
mas  uniforme  y  simelrica  en  la  disposicion  de  las  humaradas 
que  irradian  alrededor  del  punto  incandescenle  del  Sudesle. 
El  mismo  orden  se  advierle  lodavia  alrededor  del  punlo  in- 
candescenle del  Noroeste,  eslo  es,  de  la  hendidura  incandes- 
cenle situada  en  el  fondo  del  crater  de  1834. 

»En  efeclo,  en  el  mismo  crater,  y  a  una  distancia  muy  pe- 
queiia  de  esta  hendidura,  se  ven  humaradas  que  presentan,  con 
nna  temperatura  de  74°,  el  azufre  unido  a  los  acidos  clorhi- 
drico y  sulfuroso;  despues  un  poco  mas  lejos  hacia  el  Occi- 
dente  se  hallan  emanaciones  a  64°,  que  solo  dan  azufre  con 
indicios  dudosos  de  acido  sulfuroso  (1).  Eslas  emanaciones  se 
unen  direclamente  con  las  humaradas  a  (54  y  60°  de  las  lavas 
de  1842  a  1848,  en  que  he  senalado  indicios  de  azufre  y  pe- 
queuas  cantidades  de  acido  carbonico;  y  van,  por  decirlo  asi, 
a  apagarsG  insensiblemenle  en  los  vapores  puramonte  acuo- 
sos  a  56  6  57°  del  borde  occidental  de  eslas  lavas. 


(I)  He  hecho  en  la  misma  localidad  la  analisis  de  estos  dos  gases-. 
el  de  las  humaradas  de  74°  deja  absorber  por  la  potasa  2,5  y  2,6 
por  100;  el  de  las  humaradas  de  64",  solamente  1  por  100;  pero  no  puedc 
inferirse  que  contengan  estas  proporciones  de  acido  carbonico,  porque 
la  absorcion  podria  ser  atribuida,  a  lo  raenos  en  parte,  al  acido  sulfu- 
roso. Y  lo  que  hace  esto  mas  probable  es  que  la  humarada  raas  abun- 
dante  de  acido  sulfuroso  es  precisameute  la  que  causa  la  mayor  absor- 
cion. Por  lo  quo  respecta  al  residuo,  este  ha  contenido  en  cuatro  anali- 
sis, 20,0,  19,5,  20,1  y  19,8  de  oxigeno;  es  decir,  que  consiste  en  aire, 
privado  quizd  de  una  pequeua  proporcion  de  oxigeno.  Los  menos  oxige- 
nados  son  tarabien  lor-  que  confienen  mas  acido  sulfuroso. 


499 

))Por  ullimo,  para  que  la  semejanza  sea  complela  eu  to- 
dos  los  pormenores,  la  Punta  del  Palo,  que  como  ya  he  dicbo 
ha  perdido  por  todas  las  demas  partes  sus  humaradas  del  ano 
ultimo,  no  ha  conservado  vesligios  de  ellas  sino  hacia  su  pie 
occidental;  esto  es,  precisaraente  hacia  el  lado  en  que  su  pen- 
diente  esta  cortada  por  el  pequeflo  crater  de  1854,  y  que  mi- 
re por  lo  tanto  a  la  hendidura  incandescente. 

»No  temo  parecer  minucioso  en  las  investigaciones  cuyos 
principales  resuUados  acabo  de  presentaros ,  porque  me  pa- 
rece  que  a  causa  de  haber  mirado  con  desprecio  hasta  el  dia 
lo  que  hay  de  delicado  en  el  estudio  de  eslas  variaciones  en 
los  gases  desprendidos  en  el  acto  por  un  mismo  cono  volcani- 
co,  nos  hemos  acostumbrado  a  mirar  estas  emanaciones  como 
distribuidas  sin  orden  aparente,  y  como  por  efecto  de  la  ca- 
sual id  ad. 

»En  mis  trabajos  del  ano  pasado  he  consignado  eslas  va- 
riaciones de  una  manera  cicrta,  y  he  eslablecido,  por  decirlo 
asi,  el  orden  gerarquico  que  une  eslas  diferentes  manifestacio- 
nes  de  la  misma  fuerza.  Hoy  cousigo,  asi  lo  creo,  demoslrar 
que  en  un  momento  dado  las  humaradas  de  un  volcan  activo 
forman  zonas  concentricas  y  como  ondas  de  decreciente  inten- 
sidad  alrededor  de  cada  uno  de  los  puntos  de  intensidad  ma- 
xima 6  de  incandescencia  que  puede  presenlar  el  mismo  apa- 
ralo  volcanico;  y  bajo  esle  punlo  de  vista  me  ha  sido  en  alto 
grado  favorable  el  actual  estado  del  Vesubio,  puestoque  ensu 
cima  presenta  esta  incandescencia,  pero  con  circunstancias 
de  tranquilidad  que  permiten  estudiar  sus  mas  proximas  cer- 
canias. 

»Los  dos  puntos  acluales  de  incandescencia  eslan,  co- 
mo ya  he  hecho  notar,  en  una  linea  que  se  aleja  muy  poco  del 
centro  del  crater,  si  ya  no  es  que  coincide  con  el;  ademas 
estan  colocados  a  dos  lados  diferentes  de  este  centro:  de  ma- 
nera que  puede  adraitirse  que  en  el  estado  actual  del  Yesubio, 
la  linea  que  une  el  foco  interior  con  el  punlo  de  la  superficie  en 
que  se  manifiesta  el  maximo  de  intensidad,  6  si  me  permilis 
esta  frase,  el  eje  eruptivo  actual,  coincide  sensiblemenle  con 
el  eje  del  cono.  La  hisloria  del  Vesubio,  la  del  Etna  y  la  de 
lodos  los  volcanes  bien  estudiados,  eslablecen  de  una  manera 


500 
general  que  cuanto  mayor  es  el  angulo  formado  por  eslos  dos 
ejes,  6  lo  que  es  lo  mismo,  cuanto  mas  disla  del  verlice  (en  una 
misraa  hendidura)  el  punto  de  salida  de  una  lava,  mas  consi- 
derable es  la  emision  de  las  materias,  y  mas  largo  es  tambien 
el  inlervalo  que  separa  las  erupciones  colocadas  de  esle  modo. 
De  aqui  resuita  que  puede  creerse  con  alguna  verosimiliUid 
que  el  Vesubio  acaba  de  entrar  en  una  epoca  de  aclividad  mo- 
derada,  como  la  que  se  manifesto  de  1822  a  1828,  y  como  la 
de  1842  a  1848,  tan  perfectamenle  descrila  por  Mr.  Scacchi. 
Durante  esle  periodo,  las  tendencias  eruplivas  concentradas 
en  la  cumbre  6  a  su  alrededor  se  anunciaran  por  un  espacio  de 
tiempo  mas  6  menos  largo,  mediante  una  serie  casi  conlinua 
de  pequenas  conraociones,  de  proyecciones  de  materias  frag- 
mentarias,  6  de  emisiones  de  debiles  corrienles  de  lavas;  de 
manera  que  el  inmenso  abismo  que  acaba  de  formarse  en  el 
centro  del  crater,  esta  probablemente  destinado  a  ser  cegado 
por  la  acumulacion  de  eslos  produclos,  y  aun  tal  vez  a  con- 
verlirse  en  la  base  de  un  pequeno  cono  terminal,  semejante 
al  que  se  derrumbo  antes  de  la  gran  erupcion  de  1850. » 


Viajes  por  el  N.  de  Bolivia;  por  H.  A.  Weddell. 

(Bibliiit.  univ.  de  Ginebra,  noviemhre  -1835.) 

En  la  falda  oriental  de  uno  de  los  picos  mas  elevados  de  los 
Andes  sale  a  la  superficie  una  corriente  de  agua,  en  cuyas  are- 
nas brillan  pajilas  de  oro  puro;  esta  corriente  se  llama  Ti- 
puani.  Procedenle  de  las  nieves  de  la  cordillera,  esle  Pactolo 
de  la  Bolivia,  que  en  su  origen  es  un  pobre  arroyuelo,  se 
convierle  mas  abajo  en  un  lorrenle  formidable,  rodeado  por 
la  rica  naluraleza  de  los  climas  tropicales,  y  a  treinla  leguas  de 
su  mananlial,  en  uno  de  los  principales  tribularios  del  rio  de 
las  Amazonas.  Eslas  preciosas  arenas,  cuya  riqueza  iguala  a 
la  de  los  aluviones  mas  celebrados  del  Sacramento  6  de  la 
Australia,  fueron  objelo  del  viaje  de  M.  Weddell,  quien  se 
embarco  el  17  de  febrero  de  1831  con  dos  companeros  en  uno 
de  los  grandes  vapores  que  hacen  la  travesia  de  Southampton 
a  Panama,  atraveso  el  islmo,  se  embarco  en  Panama,  y  des- 


501 

erabarco  el  14  de  abril  en  Arica,  piierlo  de  la  cosla  meri- 
dional del  Peru.  El  paso  de  la  gran  cordillera  maritima  que 
separa  esta  cosla  del  lago  Titicaca  presenta  en  la  relacion  de 
Mr.  Weddell  los  pequenos  incidentes  de  aventuras  y  de  mo- 
lestias  que  se  leen  en  lodas  las  descripciones  de  los  viajeros 
que  le  precedicron,  pues  nose  sal  va  una  cinia  de  4.600  metros 
sobre  el  nivel  del  mar  sin  esperimenlar  un  frio  inlenso,  y  el 
maleslar  conocido  en  los  Andes  con  el  nombre  de  Soroche. 

El  2  de  mayo  Mr.  Weddell  descubrio  la  ciudad  de  La 
Paz,  capilal  do  la  Bolivia,  Ian  caprichosaraenle  siluada  en  el 
fondo  de  una  grieta  practlcada  a  1.330  pies  sobre  el  nivel  de 
la  llanura  vecina.  La  eslancia  de  Mr.  Weddell  en  dicha  ca- 
pital le  ofrecio  ocasion  de  conocer  al  general  Belzu,  presi- 
denle  dc  la  republica,  y  de  procurarse  dalos  utiles  acerca  de 
los  recursos  del  Eslado  y  de  su  comercio,  especialmente  el  de 
la  quina.  La  pinlura  dc  las  coslumbres  del  pais  esta  comple- 
tamente  de  acuerdo  con   los  curiosos  detalles  descrilos  por 
Mr.  Alcides  de  Orbigny  con  lanlo  ingenio  corao  originalidad. 
Despuesde  baberse  dedicado  durante  algunos  dias  a  la  es- 
ploracion  del  criadero  de  las  arenas  auriferas  que  se  benefician 
cerca  de  Chuquiaguillo,  en  las  laderas  del  Nevado  de  lilima- 
ni,  Mr.  Weddell  ysuscompafieros  at  ravesaron  la  Gran  Cordi- 
llera oriental,  que  se  eleva  entre  el  lago  de  Titicaca  y  la  cuen- 
ca  del  rio  de  las  Amazonas;  y  siguiendo  el  pie  de  otro  giganle, 
elmagestuosolllampu  6  Nevado  de  Sorata,  bajaron  al  profun- 
do  valle  deTipuani,  donde  encontraron,  con  la  magnifica  ve- 
jelacion  de  los  tropicos,  la  calida  leraperatura  y  la  huraedad, 
que  son  su  principal  elemento.  La  naturaleza  se  ostenta  en 
aquellas  regiones  bajo  los  rasgos  mas  admirables  y  risueuos. 
A  pesar  do  su  fertilidad,  este  valle  tiene  una  poblacion 
nuiy  escasa,  que  solose  ha  reunido  para  el  lavadode  las  are- 
nas auriferas.  Estas,  mezcladas  con  cascajos,  y  llamadas  ve- 
neros,  se  encuenlran  en  capas  de  variable  grueso  en  el  cauce 
del  rio,  y  bajo  una  capa  de  tierra  en  los  declives  del  valle.  Su 
esplotacion,  para  que  no  sea  perdida,  dcbe  vcrificarse  por 
medio  de  pequeflas  galerias  que  no  es  necesario  apuntalar,  y 
de  pozos  cuya  profundidad  no  pasa  de  15  metros,  a  los  que  se 
hacen  llegar  por  medio  de  regalas  las  aguas  que  se  reunen 


502 
en  un  deposito,  y  que  se  derraman  alternativamente,  a  mane- 
ra  de  las  esclusas  de  desagiie,  sobre  las  raaterias  que  se  desea 
lavar  despues  de  haberlas  desagregado.  Col6canse  luego  las 
partes  separadas  por  esle  procedimiento  en  pequenas  artesas 
de  madera  6  baleas,  en  las  que  se  verifica  la  ullima  scpara- 
cion.  Pero  lodo  esto  cs  aiin  muy  grosero.  «Mr.  Zabala,  dice 
Mr.  Weddell,  nos  ha  asegurado  que  cuando  la  capaaurifera  de 
su  playa  le  daba  en  el  ensayo  30  cenllmos  de  oro  por  balea 
de  15  a  20  llbras  de  arena,  cubria  con  esceso  sus  gastos.  Pues 
bien:  los  ensayos  hechos  a  nuestra  vista  en  Cangalli,  en  la 
arena  ordinaria  de  los  veneros,  ban  dado  por  termino  medio  el 
cuadruplo  de  esla  cantidad,  6  sea  1  franco  y  20  centimos  de 
oro;  y  la  batea  de  arena  recojida  en  puntos  por  donde  no  ha- 
bian  pasado  los  gentiles  {dinliguos  peruanos),  hadadohasla  8 
y  9  francos  de  metal.  Por  otra  parte,  Mr.  de  H.  dice  que  ha 
visto  rauchas  veces  sacar  de  una  batea  de  arena  hasta  30  y  60 
gramas  de  oro.))  Como  ejemplo  notable  de  la  acumulacion  de 
este  metal  en  losaluviones  del  valle  de  Tipuani,  citare  aqui 
la  playa  de  lllimani,  que  producia  en  1849,  150  libras  de 
oro  en  10  metros  cuadrados  de  venero.  Viose  entonces  una 
sola  batea  de  arena  rendir  4|  libras  de  metal.  En  1798, 
una  hendidura  en  el  piano  de  una  playa  llamada  Cama- 
Deseada,  produjo  12  libras  y  15  onzas  de  oro;  y  en  1809 
se  estrajeron  de  una  hendidura  de  la  playa  de  lllimani  dos 
bateas  de  arena  que  produjeron  un  total  de  29  libras,  4  onzas 
y  34  dracmas  de  pajillas.  Por  ultimo,  a  fines  de  1819  en  la  pla- 
ya de  Salomon,  se  observo  el  caso  de  que  2  metros  cuadrados 
de  venero  produjesen  hasta  53  libras  y  4  onzas  del  precioso 
metal.  Este  ultimo  hallazgo  ocurrio  el  ultimo  dia  de  la  esta- 
cion  de  los  trabajos,  durante  lo  que  se  llama  la  busca,  esdecir. 
durante  las  boras  en  que,  esperando  que  la  crecidadel  rio 
venga  a  inundar  las  zanjas,  el  duefio  de  la  esplotacion  acos- 
tumbra  conceder  a  sus  operarios  el  derecho  de  escavar  por 
cuenta  propia.  La  cantidad  de  oro  enconlrada  esta  vez  era 
demasiado  grande  para  que  el  propietario  no  pudiese  hacer 
valer  sus  derechos,  y  los  operarios  se  dieron  por  satisfechos 
con  la  cesion  que  les  hizo  de  una  pequena  parte  del  tesoro. 
No  obstante,  a  pesar  delos  medios  barbaros  y  anti-economi- 


503 
cos  empleados  en  la  eslraccion  del  oro  de  los  veneros  de  Ti- 
puani,  los  beneficios  eran  tan  considerables,  que  por  ellos  re- 
cibio  este  pais  el  nombre  de  Potosi  de  Oro. 

Enlre  las  diferenles  imporfanles  enipresas  formadas  en  el 
siglo  pasado,  citase  la  de  un  Andres  Coll.  que  en  el  discurso 
de  34  afios  pago  al  gobierno  espanol  la  canlidad  de  236.000 
pesos  fuerles  en  derechos  de  un  3  por  lOO,  lo  que  supone  apro- 
xiraadamenle  un  producto  de  40  millones  de  francos;  y  aun 
probablemente  seria  mayor,  pues  deben  tenerse  en  cuenta  los 
fraudes  que  comunniente  se  cometen  en  semejantes  cases.  El 
siguiente  pasage  dara  una  idea  de  lo  que  son  los  beneficios 
liquidos  de  la  esplolacion  del  Tipuani.  «El  ano  en  que  Mr. 
Zabala  saco  de  su  playa  la  mayor  cantidad  de  oro,  fue  el 
1846,  pues"  recojio  en  una  estension  de  640  varas  cuadradas 
(446  metres  cuadrados)  550  libras  de  pepitas,  con  un  dispen- 

dio  que  no  llego  a  40.000  pesos  fuerles Con  ligeras  modi- 

ficaciones  en  el  sisleraa  de  laboreo,  bublera  side  facil  dupli- 
car  la  canlidad  de  los  beneficios,  que  liubieran  en  tal  casoas- 
cendido  a  mas  de  600  por  100;  y  Mr.  Zabala  habria  duplica- 
do  su  capital  aun  en  sus  aflos  mas  desfavorables. 

Consta  en  un  documenlo  conservado  en  los  archives  de 
La  Paz,  que  un  corregidor  de  Sorata  peneiro  en  este  valle  en 
1635,  y  vio  en  el  muchos  millares  de  indios  ocupados  en  el 
lavado  de  las  arenas  auriferas.  Lo  que  prueba  aun  mas  termi- 
nantemenle  que  estas  riquezas  eran  conocidas  de  los  indige- 
nas  antes  de  la  conquista,  es  que  hay  muy  pocos  puntos  en  ac- 
tual esplolacion  donde  no  hayan  dejado  impresas  las  huellas 
de  su  paso.  Algunas  paries  del  venero  presentan  numerosos 
indicios  de  los  mezquinos  albergues  de  eslos  mineros;  y  se  ha 
vislo  ademas  que  algunos  de  sus  conduclos  penetraban  hasta 
el  cauce  del  rio.  Algunas  veces  han  sido  victimas  de  su  lenie- 
ridad,  comade  trecho  en  Ireclio  lo  atesliguan  los  huesos  que 
se  encuentran  incruslados  en  los  senderos  obstruidos,  y  los 
instrumentos  enterradoscon  ellos.  unos  de  raadera  de  palme- 
ra  y  otrosdecobre.  Facil  esadivinar  cuales  seran  los  desen- 
ganos  de  los  que  han  acudido  alii  recienlemente,  cuando  con- 
siguiendo  tocar  el  venero  tan  deseado,  despues  de  muctios 
meses  de  trabajo  adquieren  la  certidumbre  de  que  los  gen- 


504 
tiles  se  han  anticipado  a  eWos.—  /Esld  comidof  esclamau 
trislemente  entonces.  Mas  no  por  esto  suspenden  sus  trabajos, 
porqiie  saben  por  espericncia  que,  a  causa  dela  imperfeccion 
de  Ids  antiguos  pi-ocedimienlos,  los  restos  abandonados  por  los 
gentiles  no  son  en  manera  alguna  cosa  digna  de  desprecio. 

El  lilulo  6  ley  raojor  del  oro  de  Tipuani  es  de  23  quilales, 
6  sean  947  milesimas.  Los  bosques  de  esle  dislrito  abundan 
en  raadeias  preciosas,  propias  pai'a  lodos  los  uses  de  las  an- 
tes; tales  son  el  Quinquina  [Myroxylon  perniferiim);  el  Gua- 
yaco  [Guayacnn);  el  I'inta-linla  y  el  Canelon,  cuya  madera  es 
casi  negra.  El  Goyana  adquiere  dimensiones  colosales,  y  su 
madera  esencaruada,  conio  la  del  Cedro,  del  Tipay  del  Silmo 
Colorado.  Finalraente,  el  Tiligua  bianco,  que  es  una  especie  de 
laurel,  surainislra  una  de  las  mejores  maderas  blancas;  y  el 
Tiligua  amarillo  y  el  Sacaman  dan  escelenles  maderas  araari- 
Uas.  La  altura  del  Tipuani  es  de  580  metres  sobre  el  nivel 
del  mar,  y  su  temperatura  media  igual  a  la  de  Rio-Janeiro, 
es  decir,  23",  y  permile  en  los  valles  de  la  falda  oriental  de 
las  Cordilleras,  que  los  Aymaras  Uamaban  yungas  6  valles 
calientes,  el  cullivo  del  banano,  de  la  caua  de  azucar,  que  es 
enorme,  del  arbol  del  cafe,  de  un  cacao  de  superior  calidad, 
de  la  coca,  de  la  arachide  6  pistacho  de  lierra,  y  del  ananas. 
Encuenlrase  tambien  alii  una  especie  de  mirica,  llamada  en 
el  pais  Arbol  de  cera. 


Fisiologia  vejetal. — Relacion  de  las  plantas  con  la  Immedad 
atmosfirica;  por  Mu.  P.  Duchartre. 

(1,'lnslilut,  5  mnrzo  I8S6.) 

Mr.  P.  Duchartre  ha  presentado  a  la  Acaderaia  de  Cien- 
cias  de  Paris  una  Mcmoria  que  contienc  los  resullados  de 
los  esperimenlos  que  ha  hecho  acerca  de  esla  materia.  En  di- 
cha  Memoria  trata  de  la  relacion  de  las  plantas  con  el  vapor 
acnoso  esparcido  en  la  atmosfera;  y  su  primer  capilulo  se  re- 


505 
fiere  a  la  relacion  de  las  hojas  con  el  vapor  invisible  del 
aire. 

El  autor  refiere  las  esperiencias  y  los  asertos  conlradiclo- 
rios,  por  una  parle,  de  Miller,  Duhamel  y  Meyen,  quienes 
alribuyen  a  las  hojas  la  facuUad  de  absorber  el  vapor  invisi- 
ble del  aire;  y  por  otra  de  Guetlard  y  de  MM.  Treviranus  y 
linger,  para  quienes  es  dudosa  la  existencia  de  semejanle  fa- 
cuUad, 6  la  niegan  como  Mr.  linger  de  la  raaneramastermi- 
nante;  haciendo  verademas  que  en  esle  punto  la  ciencia  se 
halla  en  un  estado  de  incertidumbre  que  exigia  indispensa- 
blemenle  una  deraoslracion  esperimental. 

El  autor  espone  luego  delalladamenle  las  esperiencias  que 
ha  verificado:  1."  sobre  11  especies  terreslres  de  hojas  no 
carnosas,  como  el  tulipan,  la  lila  comun,  Chionanlus  virginica, 
Phillyrea  lalifolia,  Kalmia  latifolia.  Viburnum  iinus.  Magno- 
lia grandiflora,  Ilexhalearica,  I.  aqui folium,  Eryngium  mari- 
timum,  Diolis  candidissima;  2."  sobre  10  especies  terreslres 
de  hojas  mas  6  menos  carnosas  6  planlas  crasas;  Talinum  pa- 
tens, Crithmum  marilimum,  Pereskia  Bleo,  StapeUa  repens, 
Colyledon  luberculosum ,  Sedum  dasyphyllum,  S.  lati folium, 
S.  anacampseros,  Crassula  lacfea,  Sempervivum  teclorum; 
3."  sobre  cuatro  planlas  epifitas;  Angrcccum  eburneum,  Den- 
drabium  moschatum,  Epidendrum  elongatwn,  Spironema  fra- 
grans.  De  cuyos  esperimentos  deduce  Mr.  linger  las  siguien- 
tes  consecuencias. 

1.°  Las  hojas,  ora  sean  delgadas  y  enjulas  6  herbaceas, 
ora  gruesas  y  carnosas,  pertenecientes  a  planlas  terreslres  6  a 
planlas  epifitas,  eslan  privadas  de  la  facultad  de  absorber 
para  su  alimento  el  vapor  acuoso  esparcido  en  el  aire,  aun 
cuando  se  encuenlre  en  el  en  gran  abundancia. 

2."  Las  plantas  crasas,  fallas  de  riego  y  del  conlacto  del 
agua,  son  notables  por  la  regularidad  con  que  disrainuyende 
peso  en  una  almosfera  reducida  y  humeda;  y  bajo  esle  aspecto 
no  presentan  sino  ligeras  diferencias  con  lo  que  en  ellas  se 
advierte  cuando  crecen  al  aire  libre.  La  disminucion  de  su 
peso  constanlc  y  gradual,  aunque  lenla,  no  impide  que  su 
vejetacion  continue,  ni  que  desarrollen  nuevas  producciones. 
Pero  es  de  notar  que  solo  vejetan  de  esle  modo  a  espensas  de 


506 

alguoas  de  sus  partes,  pudiendo  decirse  que  en  ellas  la  acli- 
vidad  vital  uo  hace  mas  que  mudar  de  asienlo.  Por  lo  gene- 
ral sus  hojas  6  partes  inferiores  se  secaii  y  muereii  a  propor- 
cion  que  las  superiores  crecen  y  so  alargan. 

3.°  Las  plantas  muy  glaucas,  y  las  que  estan  cubiertas 
con  una  espesa  capa  de  pelos,  en  nada  se  diferencian  de  la 
generalidad,  no  obstante  las  particulares  condiciones  de  su 
superficie. 

4."  Las  hojas  de  las  plantas  epiiitas,  a  las  que  se  atri- 
buye  mucha  importancia  en  la  nutricion  de  eslos  vejetales, 
lejos  de  apropiarse  la  humedad  del  aire,  como  generalmenle 
se  supone,  son  dignas  de  atencion  por  la  regularidad,  y  aun 
por  la  rapidez  con  que  pierden  una  parte  de  su  peso,  aunque 
se  hallen  colocadas  en  una  atniosfera  en  eslremo  hiimeda. 

En  el  segundo  capitulo  el  autor  se  ocupa  de  la  relacion  de  las 
raices  aereas  con  el  vapor  atmosferico.  El  estudio  esperiniental 
de  esta  cuestion  ofrecia  grande  interes,  bien  se  considere  en  si 
misma  ypara  la  inteligencia  de  la  vejetacionde  las  plantas  epi- 
ntas,  bien  se  tome  en  cuenta  la  opinion  generalmente  difun- 
dida,  de  que  las  raices  aereas  de  estos  vejetales  toman  el  va- 
por acuoso  esparcido  en  la  atmosfera,  convirtiendose  segunse 
cree  en  uno  de  los  maleriales  mas  indispensables  para  su  nu- 
tricion. Este  estudio  presentaba  ademas  una  importancia  to- 
davia  mayor,  a  causa  de  dos  esperiencias  recientemente  pu- 
blicadas  por  Mr.  linger,  en  las  cuales  el  bolanico  aleman  ha 
creido  hallar  la  demostracion  esperiniental  de  una  absorcion 
de  humedad  en  vapor,  verificada  por  las  raices  aereas. 

El  autor  refiere  minuciosamente  sus  esperiencias  hechas 
en  condiciones  variadas  al  intento,  y  habiendolas  verificado 
con  8  plantas  de  la  familia  de  las  orquidcas  Dendrolium  mos- 
chatum,  D.  nobile,  Dendrobiumspec,  Epidendrum  elongatum, 
Oncidium  ampliatum,  0.  lanceanum,  Brnssnvola  Perrina,  Or- 
nilhidium  densiflorum;  do&  [ihwias  c\c  la  familia  de  las  Brome- 
liaceas  (2  Tillansia  indeterminadas),  y  1  Commelinea  (Spiiv- 
nema  fragrans),  que  es  una  de  las  2  plantas  observadas  por 
Mr.  linger.  Auade  tambien  dos  esperimentos  hechos  en  dos 
especies  de  Aroideas  {Philodendron),  provistas  a  la  vez  de 
raices  terrestres  y  aereas;  y  de  sus  numerosas  observaciones 


507 
deriva  la  consecuencia,  en  completa  discordancia  con  la  opi- 
nion adraitida,  de  que  las  raices  aereas  de  las  planlas  epifilas 
estan  privadas  de  la  facuUad  de  aspirar  el  vapor  acuoso  con- 
lenido  en  el  aire  que  las  rodea.  Asi  pues,  anuncia  como  gene- 
ral el  hecho  inleresante  de  que  la  humedad  invisible  espar- 
cida  en  la  atmosfera,  por  considerable  que  sea  la  proporcion 
en  que  se  encuenlre,  en  nada  contribuye  a  la  nutricion  de 
dichas  planlas.  Y  que  siendo  asi,  esla  humedad  no  puede  le- 
ner  para  ellas  olra  venlaja  que  la  de  debilitar  su  Iraspira- 
cion,  a  no  ser  que,  a  consecuencia  de  un  cambio  de  eslado, 
eslablezca  con  ellas  relaciones  de  un  orden  diferente,  y  en 
todo  case  inmediatas. 


rm 


VARIEDADES. 


Consideracione.1  generates  sobre  los  materiates  empleados  en  las  cons- 
trucciones  del  mm:  De  un  estenso  Irabajo  sobrc  esle  punlo,  recien  pre- 
senlado  a  la  Acadctnia  de  Ciencias  de  Paris  por  IVIM.  Chatoncy  y  Rivot, 
deducen  eslos  las  priucipales  concliisiones  siguicnles. 

I.'  Las  sustancias  para  las  obras  dc  mar  deben  coraponerse  de  si'lice, 
alumina  y  cal,  6  mejor  aiin  de  silice  y  cal  solamenle,  en  proporciones 
convenientes  para  format  los  silicatos  de  composicion  bien  definida  que 
se  hallan  en  todos  los  morteros  que  ban  resistido  al  mar. 

2.*  No  basta  una  composicion  qui'mica  conveniente  de  las  suslanciaS 
hidraulicas  para  dar  buenos  morteros.  Es  indispensable  que  scan  muy  ho- 
mogdneas,  a  fin  dc  utilizar  la  mayor  cantidad  de  ellas,  de  que  se  com- 
plelen  las  combinaciones,  y  de  que  fragiien  regularmenle. 

3.*  No  pueden  resistir  bien  los  morteros  a  no  estar  protejidos  contra 
la  penetracion  del  agua,  teniendo  testura  compacta,  y  esfando  recubier- 
tos  de  carbonato  de  cal. 

Es  necesaria  la  cal  libro  para  formar,  combinandose  con  el  acido  car- 
bonico  del  agua,  la  cubierta  protectora  de  carbonato  de  cal.  Una  do  con- 
chas, yerbas  marinas,  Idgamo,  etc.,  puede  reemplazar  al  carbonato  de 
cal,  y  evitar  las  descomposiciones. 

4.'  Los  metodos  de  fabricar  morteros  vari'an  con  cada  clase  de  mate- 
riales. 

Influyen  niuchisimo,  lo  mas  acaso,  en  su  resistencia  definiliva.  Dichos 
mdtodos  deben  tener  por  objeto  preparar  las  sustancias  hidraulicas  de 
suerte  que  las  combinaciones  quimicas  que  hayan  de  existir  ulterior- 
mente  en  los  morteros  Uegados  a  estado  perraanente,  se  concluyan  antes 
de  fabricarlos,  y  que  solo  tengan  que  hidralarsc  al  tiempo  de  issarlos;  y 
poner  rauy  compaclos  los  mismos  morteros,  y  de  consiguiente  poco  per- 
meables.  No  se  puede  conseguir  esto  en  la  mayor  parte  de  los  cases  sine 
mediante  una  digestion  mas  6  menos  prolongada  dc  las  sustancias  y  los 
morteros  por  influjo  de  la  humedad, 

5.*  Rara  vez  se  cncuentran  materiales  ualurales  de  composicion  y 
hnmogencidad  conveniente  para  dar  cales  hidraulicas  que  resistan  al  mar. 
Se  les  puede  sustituir  ventajosamcntc  con  cales  ficlicias,  hechas  con  si- 
Jex  pulvcrizado  y  apropiadas  a  cada  localidad. 

6.*     Los  cementos  ban  dado  basta  aqui  buenos  resul'ados,  y  prcstan 


o09 
grandcs  servicios  en  las  obras  de  mar.  Sii  empleo  exijo  precaiiciones   es- 
peciales. 

7.°  No  se  pueden  usar  puzolanas  naturales  siiio  con  la  espresa  con- 
dicion  de  que  antes  se  sujete  a  prolongada  digestion  la  mezcla  con  la  cal. 
Deben  preferirse  para  la  mezcla  las  cales  grasas  a  las  hidranlicas. 

8.*  Siempre  seran  de  dificil  use  las  puzolanas  artificiales  calizas.  No 
deben  eraplearse  en  las  obras  de  mar,  a  causa  de  la  irregnlaridad  de  los 
morteros  en  que  se  introducen.  Las  puzolanas  que  no  contengan  cal,  de- 
ben dar  productos  mucbo  mas  regulares. 

9."  Las  acciones  destructoras  del  agua  de  mar  son  diferentes  segun 
las  localidades.  Se  debe  variar  la  composicion  de  los  morteros  con  la  na- 
turaleza  de  las  aguas  donde  bayan  de  emplearse,  de  manera  que  la  cal 
libre  este  en  proporcion  con  la  mayor  6  menor  cantidad  de  acido  carb6- 
nico  y  de  hidrogeno  sulfurado  que  contenga  el  agua. 

10.  La  preparacion  de  las  sustancias  y  la  fabricacion  de  los  morte- 
ros para  las  obras  de  mar,  exijiran  siempre  operaciones  y  cuidados  que 
elevaran  su  coste;  pero  se  podra  limitar  su  uso  a  los  paramentos  direc- 
tamente  espuestos  a  la  accion  del  agua. 

11.  Para  resolver  cuantas  cuestiones  ocurran,  habra  qne  hacer  es- 
periencias  completas,  y  por  precision  largas,  en  las  localidades  y  circuns- 
tancias  respectivas  de  las  obras. 

— Del  uso  alimenticio  de  la  came  de  caballo.  Al  presentar  Mr. 
GeofTroy-Saiut-Hilaire  a  la  Academia  de  Ciencias  do  Paris,  en  la  sesion 
de  1."  de  setiembre  de  1856,  una  obra  que  acaba  de  publicar,  intitulada 
Cartas  sobre  las  sustancias  alimenticias,  y  particvtarmente  sohre  la  came 
de  caballo,  di6  a  conocer  de  palabra  el  objeto  de  este  libro  como  siguc: 

f<La  came  de  caballo  esta  escluida  sin  razon  del  alimento  del  hom- 
bre.  Para  el  mantenimiento  de  las  clases  trabajadoras  puede  dar  recur- 
sos  considerables,  de  que  carecen  hoy  por  preocupacion. 

»Creo  poder  demostrar  los  tres  puntos  siguientes:  la  came  de  caballo 
es  Sana,  es  buena,  abunda  lo  bastante  para  servir  con  suma  utilidad  de 
alimento  del  pueblo. 

"Acerca  del  primer  punto,  la  salnbridad  de  la  carne  de  caballo,  nin- 
guna  duda  formal  ocurre;  fuera  de  los  mddicos  chinos,  que  descartan  del 
consumo,  si  no  la  carne  de  todos  los  caballos  por  lo  menos  la  de  los  de 
dos  colores?  y  fuera  de  un  pasaje  de  Galeno,  muy  cilado  pero  con  inexac- 
tilnd,  todos  los  medicos,  velerinarios  y  naturalistas  tienen  una  misma 
opinion  sobre  las  ciialidades  higienicas  de  la  carne  de  caballo.  Los  hechos 
abogan  de  lleno  en  su  favor.  Semanas  enteras  la  ban  comido  en  Copenha- 
gue,  Phalsbourg  y  otros  pueblos  sitiados:  lo  mismo  en  Pan's  varies  me- 
ses  seguidos  los  anos  de  1793  y  1794,  y  nunca  ocasiono  este  regimen 
inusitado  enfermedades  ni  indisposiciones,  segun  afirma  Mr.  Huzard.  Mas 


510 

aiin;  la  carnc  y  el  caldo  de  caballo,  dado  varias  veces  por  los  medicos 
militares,  y  principalmente  por  Larrey,  a  los  cnfermos  y  heridos,  sento 
siempre  bien:  en  Egipto,  durante  el  sitio  de  Alejandn'a,  contribuyo  a  que 
desapareciera  una  epidemia  escorbutica  que  reinaba  en  el  ejercito,  segun 
dice  Larrey,  quien  aiiade:  Fue  el  principal  remedio  que  nos  sirvio  para 
contener  los  efectos  de  la  enfermedad,-  y  concluye  con  estas  palabras:  La 
esperiencia  demuestra  que  el  uso  de  la  came  de  caballo  es  muy  conve- 
niente  para  el  alimento  del  hombre.  Varies  mddicos  afamados,  entre  ellos 
Parent-Duchatelet,  que  tanta  autoridad  es  en  punlo  a  higiene  publica, 
dicen  lo  mismo  que  el  insigne  cirujano  en  jefe  de  los  ejdrcitos  franceses. 

Resulta,  pues,  inocencia  perfecta  respecto  del  hombre  sano,  y  en  mu- 
chos  cases  uso  ventajoso  respecto  del  enfermo. 

"  No  concuerdan  tanlo  los  pareceres  sobre  las  cualidades  en  cuanto  al 
gusto  de  la  came  de  caballo;  aqui  empieza  la  disputa  en  realidad.  Siem- 
pre so  tuvo  la  came  de  caballo  por  dulzarrona,  desagradable  al  paladar, 
muy  dura  sobre  todo,  y  en  suma,  dificil  de  comer.  Hoy  mismo  la  tienen  y 
proclaman  como  tal  cast  todos.  Pero  los  que  condenan  su  uso  por  tales 
razones,  ^tienen  derecho  para  juzgar?  Algunos  la  ban  comido,  es  cierto, 
pero  fud  durante  sitios  y  retiradas,  cuando  tanto  animales  como  hombres 
estaban  hambrientos,  fatigados  6  aun  heridos,  y  cuando  la  came,  sobre 
mal  cocida,  se  devoraba  en  el  aclo.  Despues  de  estos  primeros  contraries, 
viene  la  multitud  que  jamas  ha  probado  la  came  ni  el  caldo  de  caballo, 
que  por  tanto  no  saben  pero  que  creen,  que  no  pronuncian  un  juicio,  pero 
que  obedecen  a  una  preocupacion.  A  esla  preocupacion  opongo  tantos  he- 
chos  y  de  ordenes  tan  diversos,  que  es  imposible  desconocer  el  poco  fun- 
damento  que  tiene.  Con  efecto,  de  los  muchos  y  autdnticos  documentos 
que  he  reunido,  resulta  lo  siguiente. 

»E1  caballo  salvage  6  libre  se  caza  en  todas  las  partes  del  mundo 
donde  existe,  en  Asia,  Africa,  America,  y  antes  (y  acaso  tambien  hoy)  en 
Europa,  lo  mismo  que  todos  los  animales  del  mismo  gdnero,  como  ce- 
bras,  hemione,  asno,  hamar  y  otros,  que  en  los  paises  donde  viven  pasan 
por  escelente  caza,  por  la  mejor  a  veces. 

"El  mismo  caballo  domdstico  se  utiliza  como  animal  alimenticio  al 
propio  tiempo  que  como  auxiliar  (alguna  vez  solo  como  alimenticio)  en 
Africa,  America,  Oceania,  casi  toda  el  Asia  y  en  varios  puntos  de  Eu- 
ropa. 

»Los  pueblos  de  genero  de  vida  mas  distinto  y  las  razas  mas  diversas 
reconocen  como  buena  su  came:  negros,  mongoles,  malacos,  americanos, 
caucasicos.  N'lestros  antepasados  de  -varias  grandes  naciones  de  la  Euro- 
pa  occidental  la  estimaron  mucho  hasta  el  siglo  VIII.  (Imprimis  in  de- 
liciis  habebatur,  dice  Keysler  hablando  de  los  Germanos).  Lausaban todos 
y   renunciaron    i  ella   con  pesar,  obedeciendo  a   prohibiciones   en  ton- 


oil 

ces  religiosa  d  mas  bien  politicamente  necesarias,  hoy  sin  objeto  alguno. 
En  nuestros  dias  se  ha  solido  aprovechar,  pero  en  circunstancias  particu- 
lares,  sirviendo  de  alimento  a  muchos  viajeros,  y  en  especial  a  militares  en 
sus  viajes  6  campaBas.  Las  tropas  la  ban  comido  como  racion;  en  los 
pueblos  se  ha  vendido  por  came  de  vaca. 

))  So  ha  servido,  se  sirve  y  no  poco  como  tal  6  como  carne  de  venado 
en  las  fondas  aun  las  mas  afamadas,  sin  que  los  consumidores  sospechen 
la  trampa  6  se  quejen  de  ella. 

>'En  fin,  si  con  nombres  falsos  ha  sido  aceptada  como  buena,  tambien 
la  ban  declarado  tal  cuantos  la  han  sujetado  a  esperiencias  bien  hechas, 
encaminadas  a  inquirir  sus  cualidades;  cuantos  la  han  probado  con  bue- 
nas  condiciones,  esto  es,  suficientcmente  asentada  y  procedente  de  caballos 
sanos  y  descansados.  En  este  caso  es  escelente  asada;  y  si  deja  que  de- 
sear  cocida,  consiste  cabalmente  en  que  da  uno  de  los  mejores  caldos,  et 
mejor  qxiizds  que  se  conoce.  Y  es  buena  aunque  sea,  como  en  las  esperien- 
cias de  MM,  Regnault,  Lavocat  y  Joly  en  Alfort  y  Tolosa,  y  como  en  las 
mias,  de  individuos  no  engordados  y  de  16,  19,  20  y  aun  23  aiios  de 
edad;  de  animales  que  apenas  valen  mas  que  el  pellejo.  Hecho  capital, 
pues  demuestra  la  posibilidad  de  utilizar  la  carne  de  caballos  que  hasta 
la  vejez  han  servido,  y  de  sacar  de  ellos  al  fin  de  su  vida,  y  cuando  su 
trabajo  ha  cubierto  ampliamente  el  coste  de  su  crianza  y  manutencion, 
un  sobreprecio,  una  ganancia  obtenida  casi  de  balde. 

"La  carne  de  caballo,  completamente  sana,  indudablemente  buena 
(sin  valer  sin  embargo  tanto  como  la  de  vaca  6  carnero  cebado),  es  ade- 
mas  abundante,  y  puede  dar  importantes  recursos  para  alimentarse  las 
clases  trabajadoras  de  las  ciudades  y  los  campos.  Este  tercer  punto  de  los 
que  nos  propusimos  demostrar,  exigiria  calculos  en  que  no  puedo  entrar, 
pero  cuyos  resultados  dir^.  Gombinando  los  elementos  que  dan  nuestras 
estadisticas  oficiales  y  otros  documentos  sobre  el  niimero  de  caballos  en 
Francia,  la  duracion  de  su  vida  y  el  rendimiento  de  carne  de  muchos  de 
ellos  (1),  sale  que  la  de  los  muertos  naturalmente  6  matados  cada  auo  en 
Francia  equivale  sobre  poco  mas  6  menos  a 

—  de  la  carne  de  vaca  6  de  puerco. 
1.  de  las  reunidas  de  carnero  y  cabra. 


(1)  El  ano  ^854  se  roataron  en  Viena  para  las  carnicerias  1180  caballos,  que  dic- 
ron  26<1.523  kildgramos  de  buena  carne,  resultando  por  termino  medio  224, OOo  por  ca- 
ballo.  Tndos  los  calculos  de  mi  libro  se   fundan   en   csla   cifra. 

»He   recibido   despucs  otro   documenlo  cuva  brevcdad  me   permite   copiarlo. 
De  tres  aiios  aca  que  se   ha  principiado  a  vender  on  Vicna  carne  de  caballo,  42  car- 
niccros  ban  matado  4725   caballos,   que  han   dado  4  .902.000  libras  de  carne  (<  .065  M  43 


ol2 

yr  da  todas  las  juntas  de  carniccria  y  salchicheria,  6  bien  a  mas  de  dos 

millones  y  medio  de  nuestras  racioues  medias  actuales  de  carno  (tan  in- 
feriores  en  verdad  a  lo  que  necesitan  las  poblaciones). 

>i  En  visla  do  cifras  tales,  y  aun  cuaudo  haya  que  reducirlas  para 
conlar  con  los  caballos  inutiles  para  el  consumo,  no  puede  negarse  el  in- 
meuso  \aIor  praclico  del  resullado  siguicnte: 

"El  uso  de  la  carnc  de  caballo  es  un  lecurso  importante,  el  mas  aca- 
so  (aunque  no  baste  del  todo)  para  dar  a  las  poblaciones  trabajadoras  el 
aliraento  que  les  falta,  la  carne. 

"iSingular  anomalia  social,  que  algun  dia  asombrara  haberia  sufrido 
tauto  tiempo!  Milloues  de  frauceses  carecen  de  carne;  la  comen  seih,  dos, 
una  sola  vez  al  aiio.  [Y  al  lado  de  esta  miseria  se  rcgalan  millones  de  ki- 
logramos  de  buena  carne  al  mes  a  la  iuduslria  para  usos  secundarios,  6 
son  pasto  de  puercos  y  de  perros,  6  se  tiran  a  la  calle! 

"[He  aqui  lo  que  la  ciencia  viene  autorizando  con  su  silencio  por  lo 
menos,  como  si  temiera  sublevarse  contra  una  preocupacion  popular,  y 
cuando,  teniendo  ccrradas  en  la  mano  verdades  utiles,  no  se  atreve,  pare- 
ce,  a  abrirla  y  divulgarlas!) 

— Invesiigacion  del  iodo  en  las  acjitas  minerales.  La  siguiente  es  da- 
da  per  Mr.  Liebig,  Guando  uu  liquido  contiene  tan  corta  cantidad  de  un 
ioduro  que  solo  se  manifiesta  coloracion  dudosa  por  efecto  de  adicionar 
acido  nitrico  y  almidon,  basta  afiadir  un  poquito  de  iodato  alcalino  y  de 
acido  clorhi'drico  para  obtener  prouti'sima  reaccion.  En  tal  caso  el  acido 
iodhi'drico  y  el  acido  iodico  reobran  entre  si  al  producirla,  y  dejan  libre 
una  cantidad  de  iodo  mas  considerable  que  la  que  contenia  el  ioduro.  Si- 
bese  ademas  que  a  la  solucion  de  almidon  no  la  colorea  una  mezcla  de  aci- 
do i6dico  y  acido  clorhi'drico,  ni  otra  de  ioduro  de  potasio  y  acido  clorhi- 
drico.  Mr.  Liebig  dice  haber  visto  tambien  que  ciertas  aguas  madres  de 
aguas  minerales  dan  con  el  agua  de  almidon  y  el  acido  clorhi'drico  solo 
una  coloracion  azul  tan  viva  como  la  precedente  de  los  metodos  conoci- 
dos,  cuales  son  auadir  agua  de  cloro,  acido  hiponitrico,  etc. 


kilo^rarnos),  distribuidas  a   los   com[)radorc5    tn   5. 804. 000  parlidas.  El  rendimlcDlo  me- 
dio cs  de  225,427   kilogramos  por  caballo,   rcsuUando   por  lanlo  aunienlo    de  ^,424. 

Todas  las  demas  ciiidades  grandcs  de  Alcmania,  y  muchisimos  pueblos  pcqueDos,  tie- 
nen  liov  como  Vicua  (y  como  Copcnbaguc  liace  nudio  siglo)  carniccrias  dg  caballo.  Se 
enipiezau  a  |  oner  tambieo  cd  ttelgica  y  Su'za. 


N."  OZ-REVISTA  DE  CIE^CWS.- Diciembre  18r.6. 


CIENCIAS  EXACTAS. 


— J-S^X^V^- ^MtW|>** 


AS^TROMOMIit. 


Observaciones  de  la  ocultacion  de  Jupiter  por  la  hum,  veri/ica- 
das  en  Madrid  por  el  Sr.  D.  Antonio]  Aguilar,  individuo 
de  ni'imero  de  la  Real  Academia  de  Ciencias,  y  director  del 
Observatorio  astronomico. 

El  dia  9  del  raes  de  oclubre  ultimo  tiivo  lugar  la  oculta- 
cion delplaneta  Jupiter  por  la  luna,  segunse  habia  anunciado 
en  el  num.  6.°  de  esta  Revista  correspondiente  al  mes  dejunio 
de  este  auo. 

El  Sr.  Aguilar  hizo  la  observacion  con  un  acromalico  de 
Merz,  de  6  pulgadas  de  objetivo,  de  la  propiedad  del  Sr.  D.  Vi- 
cente Peleguer,  y  cedido  por  dicho  Seuor  con  la  mayor  com- 
placencia.  La  casa  del  Sr.  Peleguer,  en  donde  se  hizo  esta 
observacion,  esta  en  la  calle  de  la  Adiiana,  num.  3,  situada  4' 
al  Oeste  del  Observatorio  astronomico,  y  a  una  latitud  de  40° 
2S'  3",0  proximamente.  El  ocular  empleado  tenia  la  fuerza 
de  ISO.  Todas  las  observaciones  estan  espresadas  en  liempo 
medio  astronomico  del  Observatorio. 

EMRADA.  SALIDA. 


h      m  s  h      m  8 

1."  contaclo..    12  38  30,01     13  3315,82 
2.°  contacto..    12  39  58,50     13  34  40,81 

Los  Sres.  Novella,  Aguilar  (D.  Cayelano)  y  Cruz  obser- 
varon  la  ocultacion  en  el  Observatorio,  el  1.°  con  unacroma- 

TOMo  vr.  33 


514 

lico  de  DoUond  de  44  lineas  do  aberlura,  y  iin  ocular  que 
auinenlaba  80  veces,  el  2.°  con  otro  acroraalico  lambien  de 
Dollond,  pero  dc  30  lineas  de  aberlura,  y  el  3."  con  un  Icles- 
copio  gregoriano.  Las  observaciones  son  las  siguienles. 


ENTRADA.  SALIDA.  OBSERVADOR. 


1."conlacto.  12  38  30,59  » 

Centro 12  3916,58  »  }     (N. 

2."  contaclo.  12  39  56,58    13  35    9,70 


l."contacto.  12  38  31,58  » 

2."  conlacto.  12  39  54,60  13  35  11,70 

1."  conlacto.  12  38  31,48  » 

2."  conlacto.  12  39  58,49  13  34  52,41 


}     (A.) 
}     (C.) 


A  las  10  de  la  noclie  empezo  a  formarse  un  halo,  que  fu6 
tomando  cada  vez  mayor  inlensidad,  hasla  el  punlo  de  no  dis- 
tinguirse  con  los  inslrumentos  del  Observalorio  el  4."  satelile 
de  Jupiter,  unico  que  estaba  visible,  y  que  se  hallaba  a  gran 
distancia  al  Orienle  del  planela.  Con  el  anleojo  del  Sr.  Pele- 
guerse  veiacomouna  eslrella  de  6.*  magnitud.  Los  dos  con- 
taclos  correspondientes  a  la  desaparicion  del  planela  ofrecen 
baslanle  confianza  en  todas  las  observaciones;  no  asi  los  que  se 
refieren  a  la  reaparicion  del  planela,  que  por  lo  baja  que  estaba 
la  luna  y  sumeijida  en  una  densa  niebla,  se  presentaba  el  disco 
del  planela  con  lal  debilidad,  que  apenas  se  apercibia  en  la 
brillanle  niebla  que  rodeaba  a  la  luna.  Las  observaciones  se 
hicieron  con  buenos  cron6melros  de  Dent,  comparados  antes  y 
despues  de  la  observacion  con  el  pendulo  magistral  del  Ob- 
servalorio, y  cuyo  eslado  era  conocido  con  loda  exaclilud  per 
pasos  meridianos  de  cslrellas  fundamentales. 


51  ;> 

Cenlelleo  de  las  estrellas;  por  Mr.  Dufour. 

(r.'InstiHit,  23y«n/o1S5C.) 

Habiendo  dirigido  el  autor  a  la  xVcademia  de  Ciencias  de 
Bruselas  cierto  numero  de  observaciones  y  advertencias  so- 
bre  el  asunto  mencionado,  dio  sobre  el  Mr.  Quetelet  el  in- 
forme  sigiiienle. 

((Las  observaciones  de  que  el  autor  habla  a  la  Academia 
tuvieroH  principio  de  una  manera  formal  en  1852,  y  nada  se 
ha  desatendido  despues  para  dar  a  los  resuUados  toda  la  exac- 
tiludeimportancia  que  en  si  tienen.  Mr.  Ch.  Dufour  ha  visi- 
tado  dos  veces  la  ciudad  de  Bonn  para  apoyarse  en  los  cono- 
cimientos  de  Mr.  Argelander,  el  sabio  que  sin  duda  alguna 
ha  trabajado  con  mas  cuidado  en  este  genero  de  observa- 
ciones. 

»Para  esplicarse  el  centelleo,  Mr.  Dufour  ha  adoptado 
los  numeros  de  0  a  10,  represeutando  por  0  un  centelleo  nuto, 
y  por  10  uno  de  esos  fuertes  centelleos  que  solo  se  advierten 
pocas  veces  cuando  la  estrella  esia  cerca  del  horizonte,  y  pa- 
rece  estreraecerse,  carabiar  de  color,  y  algunas  veces  hasla 
desaparecer.  Merced  a  alguna  practica,  no  tardo  en  recono- 
cer  los  grados  de  centelleo  entre  0  y  1  y  entre  1  y  2.  Asi 
pues,  creyo  que  podia  dar  mas  exactitud  a  las  observaciones, 
dividiendo  en  10  cada  uno  de  los  grados  precedentes,  y  el 
centelleo  se  calculo  por  0,7;  1,2.  etc.  No  obstante,  no  le  fue 
posible  establecer  esta  division  sino  relativamenle  a  los  cen- 
telleos inferiores  a  5.  Concibese,  por  lo  demas,  que  semejan- 
les  divisiones  no  pueden  ser  adoptadas  sino  con  ciertas  res - 
tricciones,  que  desaparecen  tanto  mas  facilmente,  cuanto  mas 
numerosas  son  las  observaciones. 

»Arniandose  de  una  paciencia  a  toda  prueba,  el  autor 
consiguio  de  esta  manera  reunir  mas  de  13.000  observaciones 
de  centelleo.  Al  llegar  a  este  numero  elimino  terminantemenle 
los  numeros  que  le  parecian  dudosos,  conservando  linica- 
menle  los  comparables,  para  aproximarlos  entre  si.  Facil  cs 
conocer  que  sus  observaciones  no  se  referian  indistintamentc. 
a  todas  las  estrellas  del  cielo,  sino  iinicamente  a  algunas  dig- 


516 

nas  de  especial  mencion.  Por  esla  razon,  despues  de  liaber 
esludiado  la  irradiacion  de  la  Cabra,  y  su  disminucion  a  mc- 
dida  que  cl  astro  so  acerca  al  zcnit,  cnipezo  un  Irabajo  idcn- 
lico  respccto  de  Vega,  y  advirlio  con  la  mayor  sorpresa  que 
el  niimero  correspondionte  a  su  ccntellco  era  mayor  que  ol  de 
la  Cabra.  Esta  diferencia,  que  se  manlenia  conslanle  en  todas 
las  alluras  iguales,  le  parecio  tan  notable,  que  resolvio  ir  a 
comunicarsela  a  Mr.  Argelander,  quien  por  su  parte  habia 
hecho  una  observacion  enteramente  igual,  pucsto  que  habia 
notado  que  las  estrellas  rojas  centellean  menos  que  las  blan- 
cas.  Y  en  cfeclo,  las  Ires  estrellas,  Arturo,  Orion  y  Aldeba- 
ran  producen  un  cenlellco  mas  debit  que  Procion,  Vega  y 
aun  la  Cabra.  Estendiendo  sus  investigaciones,  Mr.  Dufour 
cree  poder  asegurar,  en  general,  que  se  aleja  poco  de  la 
verdad  esta  proposicion:  Escepto  en  la  proximidad  del  hori- 
zonte,  el  cenlellco  es  proporcional  al  produclo  que  se  oblie- 
ne  mulliplicando  la  densidad  de  la  capa  de  aire  que  alraviesa 
el  rayo  luniinoso  por  la  refraccion  astronomica  a  la  altura  en 
que  se  observa.  Por  lo  demas,  aun  concibiendo  que  la  dife- 
rencia de  color  de  las  estrellas  motive  una  diferencia  en  el 
centelleo,  Mr.  Dufour  cree  tambien  que  hay  alguna  otra  cau- 
sa que  iniluye  en  este  fenomeno. 

))En  resiimen,  pareceme  que  esta  Memoria  encierra  obser- 
vaciones  muy  interesantes,  y  generalmente  poco  conocidas 
todavia,  acerca  del  centelleo  de  las  estrellas. » 

Ahora  creemos  deber  nuestro  reproducir,  para  las  perso- 
nas  a  quienes  no  baste  la  descripcion  que  acabamos  de  pre- 
sentar,  la  mayor  parte  de  la  misma  Memoria  de  Mr.  Dufour, 
pues  no  es  mucha  su  estension.  Despues  de  haber  dicho  que 
no  se  ha  ocupado  aiin  sino  en  la  parte  optica  y  astronomica 
de  la  cues! ion,  reservando  para  otro  trabajo  la  parte  meteo- 
rologica,  Mr.  Ch.  Dufour  continua  en  estos  terminos. 

«A  fines  de  1852  consagre  formalmente  mi  atencion  al 
estudio  del  centelleo  de  las  estrellas,  y  al  de  la  diferencia 
que  presenta  de  un  dia  a  otro,  Entonces  crei  seria  interesante 
haccr  sobre  este  fenomeno  algunas  observaciones  regulares, 
v(M-daderas  observaciones  meteorologicas,  para  averiguar  des- 
pues de  algun  liempo  si  las  variaciones  de  conlelloo   presen 


Jil7 

laban  algiina  relacion  con  las  perlurbaciones  almosfeiicas  y 
la  marcha  de  los  instruraenlos  de  raeleorologia. 

»Estas  obscrvaciones  empezaron  con  el  ano  1853,  pero 
no  larde  en  reconocer  que  la  cuestion  era  mas  compleja  de  lo 
que  al  principio  me  liabia  parecido.  Y  al  enconlrarme  en  esle 
nuevo  campo,  en  el  que  ningun  liabajo  de  que  yo  tuviese  no- 
ticia  se  habia  eraprendido,  dude  por  algun  liempo  antes  de 
saber  que  marcha  debia  seguir. 

»Piiineroensayey  luego  abandone  diferentes  procedimien- 
los  y  metodos  de  observacion;  por  cuya  razon  considere  los 
primeros  meses  de  mis  investigaciones  como  un  periodo  de 
pruebas  y  tanleos;  y  solo  a  fines  de  octubrc  del  espresado  ano 
adquiri  la  cerlidumbre  de  lo  que  debia  hacer,  pues  me  encon- 
traba  bastante  ojercitado  para  emprender  observaciones  fruc- 
luosas.  Desecho  en  consecuencia  todos  los  nunieros  obtenidos 
anteriormente,  y  considero  que  durante  estos  nueve  meses  de 
observaciones,  no  he  hecho  olra  cosa  mas  que  aprender  a 
ver. 

»Desde  el  mes  de  octubre  de  1833  me  he  aplicado,  pues, 
a  estudiar  con  perseverancia  y  cuidado  todo  lo  que  se  refieie 
al  fenomeno  del  centelleo.  Despues  de  los  meses  de  ensayos 
eslaba  convencido  de  que,  para  el  objelo  que  me  proponia,  el 
raodo  mas  venlajoso  de  conseguirlo  era  observar  con  la  po- 
sible  frecuencia,  fijar  una  estrella  a  la  simple  vista,  y  apre- 
ciar  su  centelleo  por  medio  de  un  numero.  Al  principio  habia 
adoptado  los  niimeros  de  0  a  10,  siendo  0  un  centelleo  nulo. 
y  10  uno  de  esos  cenlelleos  fuertes  que  no  se  advierlen  sino 
pocas  veces,  y  solaraente  cuando  la  estrella  eslacerca  del  ho- 
rizonle,  y  parece  estremecerse,  carabiar  de  color,  y  algunas 
veces  hasla  desaparecer. 

wMediantc  la  frecuenle  coniparacion  de  los  centelleos  de 
las  diferentes  eslrellas  a  todas  las  horas  de  la  noche,  liabia 
llegado  a  conocer  bien  lo  que  era  para  mi  un  centelleo  1,  '2, 
3.  4,  3,  etc.;  y  aun,  merci'd  a  algun  ejercicio,  no  tarde  en  en- 
contrar  grados  entre  un  centelleo  0  y  un  centelleo  l,y  enlre 
1  y  2.  Asi,  pues,  crei  que  podia  dar  a  mis  observaciones  una 
exaclilud  aim  mayor,  dividiendoen  10  cada  unode  los  gra- 
dos precedenles.  Asi,  el  centelleo  de  una  estrella  fuc  con 


518 

frecuencia  calcula(loen0,7;  1,  2,  elc.  En  realidad,  esto  equi- 
valia  a  dividir  en  100  el  intervalo  que  media  enlre  el  cenle- 
lleo  niilo  y  el  cenlelleo  maximo.  No  obstante,  no  pude  hacer 
e.sta  division  pordecimales  de  giado  sine  respeclo  de  los  cen- 
telleos  inferiores  a  5,  porque  desde  cste  numero  en  adelanle 
nunca  tome  en  considoracion  sino  las  unidades. 

»Bien  se  que  se  j)uede  hacerme  la  objecion  de  que  hay 
mucho  de  arbitrario  en  estas  apreciaciones,  y  que  es  cosa  di- 
llcil  el  precisar  el  numero  exacto  del  cenlelleo.  Soy  el  prime- 
10  en  reconocer  esle  inconveniente;  sin  embargo,  dcspueis  de 
muchos  meses  de  observaciones  hcpodidoadquirir  la  segiiri- 
dad  de  que  mis  apreciaciones  no  dislaban  mucho  de  la  exac- 
titud,  y  que  entre  otras,  comparando  las  observaciones  de 
una  noche  con  las  de  otra,  los  resullados  que  oblenia  eran 
bastante  uniformes  para  no  inspirarme  desconfianzia.  Por 
otra  parte,  la  apreciacion  del  centelleo  no  es  ya  mas  dificil 
que  la  del  brillo  de  las  estrellas  variables;  y  no  obstante, 
aplicando  a  esta  ultima  investigacion  un  procedimiento  ana- 
logo  al  empleado  por  mi,  se  ban  obtenido  resultados  muy 
notables,  y  que  han  sido  admitidos  en  la  ciencia.  Baslara  ci- 
lar  como  ejemplo  el  interesante  Irabajo  de  Mr.  Argelauder 
sobre  lassingulares  variaciones  de  la  Lira. 

))Es  verdad  que  las  observaciones  de  esta  naturaleza  no 
son  tan  exactas  como  las  que  se  verifican  con  un  instrumento 
de  precision;  pero  por  medio  de  la  multiplicacion  del  nume- 
ro puede  esperarse  ver  desaparecer  los  errores  individuales 
en  los  medios  generates,  y  obtener  de  esta  manera  resultados 
satisfactorios.  Asi,  desde  el  mes  de  octubre  de  1853  hasla  el 
dia,  no  deie  pasar  ni  una  de  las  noches  en  que  sepodian  ver 
claramente  las  estrellas,  sin  hacer  cuantas  observaciones  eran 
posibles,  anotando  no  solo  el  centelleo,  sino  tambien  las  bo- 
ras de  observacion  y  los  diferentes  fenomenos  meteorologicos 
que  habia  podido  tomar  en  cuenla  durante  aquel  dia  6  en  los 
anteriores.  De  esle  modo  reuni  casi  ^rcce  ?m/ observaciones 
relalivas  al  cenlelleo:  numero  que  me  parecio  suficienle  para 
resolverme  a  utilizarlas,  y  a  examinar  lo  que  podia  climinar- 
se  de  tan  larga  serie  de  niimeros.  En  tanlo  que  recogia  estas 
notas,  me  cuidaba  poco  de  darme  cuenta  de  lo  que  hacia,  a 


519 

fin  de  no  esperimentar  la  influencia  de  las  ideas  preconcebi- 
das;  solamenle  procuraba  observar  con  toda  la  exactitud  po- 
sible,  y  de  esle  mode  reunir  un  gran  numero  de  cifras,  sin 
saber  a  punto  fijo  si  eran  one  conformes  enlre  si,  pues  esle 
era  un  Irabajo  que  aplazaba  para  la  discusion  final. 

»Casi  lodas  las  observaciones  ban  sido  praclicadas  en 
Morges,  a  orillasdel  lago  Leman,  a  46"  31'  de  latilud  Norte, 
y  4"  9'  al  Oriente  de  Paris. 

))Mi  conslante  objelo  era  un  esludio  meteorologico;  mas 
como  Unas  mismas  estrellas  habian  sido  observadas  muchas 
veces  a  muy  diferenles  alturas,  importaba  empezar  ballando 
la  iniluencia  de  la  altura  aparenle  de  un  astro  en  la  inlensi- 
dad  de  su  cenlelleo. 

»He  aqui  la  raarcha  quesegui  para  llegar  a  esta  ley.  Pa- 
ra una  estrella,  por  ejemplo  la  Cabra,  escogi  lodos  los  dias 
sefialados  por  un  centelleo  normal,  esto  es,  cuando  me  pare- 
cia  que  no  habia  habido  en  los  dias  anleriores  ni  en  los  si- 
guientes  ninguna  perturbacion  atmosferica  considerable,  y 
que  el  cenlelleo  de  una  hora  a  otra  no  habia  sufrido  variacio- 
nes  demasiado  caprichosaso  irregulares.  Los  periodos  que  al 
efecto  me  fueron  sumaraente  utiles,  fueron  las  series  de  her- 
mosos  dias  que  disfrutamos  en  el  canton  de  Yaud  a  fines  de 
octubre  de  1853,  y  en  marzo  y  setiembre  de  1854.  Halle 
larabien  respecto  de  la  mencionada  estrella,  50  dias  que  pu- 
de  considerar  como  tipos,  y  me  parecieron  dias  de  un  cenle- 
lleo medio. 

))Erapece  desechando  todas  las  observaciones  hechas  cuan- 
do la  estrella  estaba  proxima  a  las  nubes,  porque  habia  ad- 
verlido  que  en  estos  cases  el  centelleo  aumentaba  siempre 
considerablemenle;  asimismo  rechace  todas  las  que  habian  si- 
do verificadas  al  anochecer  y  al  amanecer,  porque  a  tales  bo- 
ras el  cenlelleo,  en  general,  es  mas  fuerte  que  durante  la 
noche. 

»llestaronrae,  pues,  en  estos  50  dias  330  observaciones 
del  cenlelleo  de  la  Cabra,  que  podia  considerar  como  pracli- 
cadas en  muy  buenas  condiciones.  Reuni  las  que  habian  sido 
lomadas  a  la  misma  altura,  busque  luego  el  termino  medio,  y 
aunque   era  evidente  que   el  centelleo  disminuia  a  medida 


520 

que  la  eslrella  se  aproximaba  al  zenit,  no  es  menos  cierloque 
deuno  a  oiro  grado  senotaban  algunas  veces  anoraaliasbas- 
tanle  ostensibles.  No  podia  cierlamente  esperar  mcjor  resulla- 
do  do  investigaciones  de  este  genero,  que  a  causa  de  su  mis- 
ma  naturaleza  no  son  susceplibles  de  unaexaclilud  absoluta. 
Reuni  entonces  los  niimeros  de  5  en  5°,  tomando  el  centelleo 
anoladoa  43,  44,  43,  46  y  47''porel  anotado  a  4I)°;  el  anolado 
3  48,49,50,  51y  52  porel  anotado  a  50°;  yasi  sucesivamenle. 
Esta  vez  la  serie  no  presentaba  ya  ninguna  irregularidad  sensi- 
ble, como  quedo  evidenciado  por  la  construccion  de  la  curva, 
para  cuyo  frazado  lome  las  abscisas  proporcionales  a  las  dis- 
lancias  zenilales,  y  las  ordenadas  proporcionales  a  la  intensi- 
dad  del  centelleo,  y  obtuve  entonces  una  curva  baslante  regu- 
lar, que  no  presentaba  inflexiones  algo  estraordiiiariassino  cer- 
ca  del  zenit,  donde  el  centelleo  es  de  lal  manera  debil,  que  el 
mas  pequeno  error  relalivamente  a  la  apreciacion,  6  una  per- 
lurbacion  atmosferica  que  no  se  note,  ejerce  gran  influencia 
en  el  resultado  en  que  figura. 

»Una  vez  lerminado  este  Irabajo  respeclo  de  la  Cabra, 
empeceotrjoenteramenteidentico  respectodeVega,  y  con  gran 
asombro  encontre  en  lodas  las  alturas  unnumeromayoren  el 
centelleo  de  la  segunda  que  en  el  de  la  primera.  Confieso  que 
esta  circunstancia  me  desoriento  al  principio,  pues  buscaba 
iinicamcnte  la  relacion  que  existe  entre  la  altura  de  las  eslre- 
lias  y  la  intensidad  de  su  centelleo.  Pero  mis  observaciones 
habian  sido  hechas  con  bastante  esmero  para  poderprouie- 
terme  resultados  uniformes;  y  tomando  el  terraino  medio  de 
losnuraeros  conseguidos  para  fodas  las  estrellas  objeto  de  las 
observaciones,  nuiueros  que  suponia  poco  diferenles  entre  si, 
hubiera  eucontradoel  medio  que  buscaba.  Pero  la  inesperada 
diferencia  que  adverli  entre  el  centelleo  de  la  Cabra  y  el  de 
Vega  subsistia  en  todas  partes,  esceptuadas,  no  obstante,  las 
inmediaciones  del  zenit,  con  tal  regularidad  que  empece  a 
creep  que  en  igualdad  de  circunstancias  podia  muy  bien  haber 
una  diferencia  real  entre  el  centelleo  de  la  Cabra  y  el  de  Ye- 
ga,  siendo  mas  vivo  el  de  es(a. 

wParecioiue  que  esta  diferencia  procedia  tal  vez  de  que 
la  Cabra  tenia  uu  diameiro  aparcnle  mas  considerable,  y  que 


521 

asi  bajo  esle  punio  de  vista  se  acercaba  mas  al  eslado  de  los 
planelas,  que  con  uii  diametro  aparente  mayor  cenlellean  mu- 
cho  menos  que  las  esliellas  fijas.  No  obstante,  antes  de  aven- 
luraruna  idea  tan  Irascendental  quise  saber  que  conceplo  for- 
maba  de  mis  observaciones  a  la  simple  vista  y  de  mis  juicios 
un  hombre  que  ha  observado  mucho  y  calculado  muchas  veces 
deestamanera  laluzdelasestrellas.  Medecidi,pues,  air  acon- 
sullar  sobre  esta  materia  al  profesor  Mr.  Argelander.  En  julio 
de  I800  prepare  las  curvas  de  centelleo  de  la  Cabra  y  Yega, 
y  me  trasladeaBonn. 

»E1  mencionado  profesor  me  recibio  con  la  mayor  afabili- 
dad,  y  me  presento  sus  observaciones  verificadasa  la  simple 
vista  con  todos  los  datos  que  le  pedi  y  le  habia  procurado  so 
dilalada  esperiencia;  y  tuve  el  placer  de  ver  que  las  reflexio- 
nes  que  yo  habia  hecho  sobre  el  particular  durante  tres  anos 
eslaban  complelamente  conformes  con  las  suyas,  lo  cual  con- 
tribuyo  indireclamente  a  aumentar  mi  confianza  en  los  resul- 
tados  que  habia  obtenido.     , 

»Mas  cuando  Mr.  Argelander  vio  mis  curvas  de  centelleo, 
le  parecio  que  habia  una  diferencia  real  entre  el  centelleo  de 
la  Cabra  y  el  de  Vega,  per©  creyo  que  quiza  era  preciso  atri- 
buirla  a  una  causa  diferente  de  la  que  yo  le  senalaba;  y  con- 
viniendo  en  que  una  diferencia  en  el  diametro  aparente  podia 
producir  el  hecho  consignado,  opino  que  podia  tambien  pro- 
ceder  de  la  diferencia  de  color  que  hay  entre  la  Cabra  y 
Vega,  pues  es  sabido  que  esta  es  una  estrella  muyblanca,  al 
paso  que  aquella  presenta  un  raatiz  amarillenlo.  Es(a  idea 
llamo  mi  atencion;  y  para  saber  hasta  que  punto  podia  ser 
fundada,  prometi  a  Mr.  Argelander  que  a  mi  regreso  a  Mer- 
ges haria  calculos  analogos  respecto  del  centelleo  de  mayor 
numero  de  estrellas,  comprendiendo  entre  otras  las  rojas. 

»Mis  numerosas  ocupaciones  no  me  ban  permitido  con- 
cluir  mas  pronto  este  largo  trabajo;  pero  actualmente  esta 
terminado,  y  con  gran  admiracion  he  vislo  que  la  suposicion 
de  Mr.  Argelander  se  confirmaba,  de  manera  que  se  puede 
decir  que  las  estrellas  rojas  cenlellean  menos  que  las  blancas. 
Las  tres  estrellas,  Arturo,  Orion  y  Aldebaran,  ban  dado  un 
centelleo  mas  debil  que  Procion,  Vega  y  la  misma  Cabra.  La 


522 
diferencia  es  bastanle  grande  y  sostenida  para  que  no  dude 
declararla  muy  superior  a  los  errores  de  observacion,  y  en 
reconocer  en  eslo  un  liecho  positivo. 

»He  dibujado  una  lamina  acerca  del  particular,  y  ella  me 
ha  hecho  ver  la  diferencia.  Para  eslablecer  el  termino  medio 
de  las  eslrellas  blancas  no  be  supueslo  a  la  Cabra  menos 
blanca  que  Procion  y  Yega;  y  entre  las  eslrellas  rojas  no  be 
contado  a  Orion  por  una  razon  que  espondre  brevemenle. 

»La  curva  de  centelleo  de  Aldebaran  se  asemeja  bastanle 
a  la  de  la  Cabra.  Por  lo  que  respecla  a  la  de  Orion  no  la  be 
trazado,  porque  presentaba  irregularidades  mas  considerables 
que  las  de  las  otras  eslrellas,  aunque  su  centelleo,  en  gene- 
ral bablando,  es  debit,  y  algunas  veces  aim  masdebil  que  el 
de  Arturo.  Y  he  dudado  tanto  menos  en  colocar  estaestrella 
fuera  de  linea,  cuanlo  que,  como  su  resplandor  es  variable, 
no  seria  imposible  que  su  centelleo  no  presentase  toda  la  re- 
gularidad  que  se  encuentra  en  otras  paries.  Ademas,  tambien 
pudiera  suceder  que  las  observaqiones  de  esta  estrella  fuesen 
mas  defecluosas  que  otras,  pues  ya,  antes  de  hacer  misre- 
ducciones,  habia  observado  que  a  causa  del  brillo  de  la  cons- 
telacion  Orion,  era  muy  diticil  apreciar  el  centelleo  de  sus  es- 
lrellas. La  vista  queda  cansada  y  corao  deslumbrada  por  la 
hermosa  region  del  cielo  que  pasa  por  el  meridiano  de  la  4.* 
a  la  7.^  bora.  Por  todas  estasrazones  he  creido  deber  no  ha- 
cer mencion  por  ahorade  lo  relative  al  centelleo  de  Orion,  y 
remitir,  por  decirlo  asi,  estaestrella  al  estudio  durante  dos  6 
tres  anos,  a  fin  de  hacer  de  nuevo  con  duplicado  celo  muchas 
observaciones  de  su  centelleo. 

))Por  lo  demas,  ultimamente,  despues  de  haber  vislo  por 
mis  curvas  que  en  todas  las  alturas  las  eslrellas  rojas  cente- 
llean  menos  que  las  blancas,  me  ha  parecido  que  tal  vez  se 
podia  esplicar  teoricamenlea  lo  menos  este  liecho,  admitien- 
do  la  esplicacion  del  centel  leo  dada  por  Arago,  eslo  es,  consi- 
derandola  como  una  consecuencia  del  principio  de  las  interfe- 
rencias.  Supongamosen  efeclo  que  algunos  rayos  de  los  siete 
colores  priraitivos  atraviesan  la  almosferaen  igualdad  de  con- 
diciones.  Podra  muy  bien  suceder  en  este  case  que  algunos  de 
olios  se  desvien,  y  despues  de  haber  dado  cierlo  rodeo  ven- 


523 

p;an  a  inlerforir  y  desd'uir  los  rayos  del  mismo  color  que  hu- 
bieran  recoi  rido  una  dislancia  menor  en  una  media  ondula- 
cion.  Pero  siendo  la  onda  roja  la  mayor  de  las  ondas  lumino- 
sas,  me  parece  que  para  hacer  inlerferir  los  rayos  rojos  sera 
necesario  un  desvio  mas  considerable  de  las  mayores  pertur- 
baciones  aUnosfericas;  6  finalmenle,  que  haliandose  lodo  eu 
iguales  circunstancias,  los  rayos  rojos,  merced  a  los  desvios 
atmosfericos,  seran  menos  facilmente  destruidos  que  los  de 
los  otros  colores,  6  que  el  termino  medio  de  estos. 

»De  aqui  resuUa  que  una  estreila  roja  debe  centellear  me- 
nos que  una  blanca. 

»Soraeto  estaesplicacion  al  juiciode  las  personas  mas  ver- 
sadas  que  yo  en  todas  las  cuesliones  relalivas  a  la  optica. 
Creo,  no  obstante,  que  este  raciocinio  esla  de  acuerdo  con 
las  sanas  nociones  de  la  ciencia,  y  que  mediante  el  puede 
esplicarse  el  hecho,  incontestable  en  mi  opinion,  de  la  dife- 
rencia  que  hay  entre  el  centelleo  de  las  eslrellas  rojas  y  el 
de  las  blancas. 

»Como  mis  observaciones  ban  tenido  por  objelo  todas  las 
eslrellas  de  primera  magnitud  y  la  Polar,  acaso  causara  es- 
Iraiieza  no  ver  las  tablas  relativas  a  Allair,  Rigel,  Sirio  y 
Anlares.  Pero  el  brillo  de  Altair  es  mas  debil,  y  el  de  Sirio 
mas  fuerte  que  el  de  las  demas  eslrellas  sobre  que  ha  recai- 
domi  reduccion.  En  consecuencia,  hubiera  podido  (eraer  que 
la  diferencia  de  Uiz  de  estas  eslrellas  hiciese  defectuosa  toda 
comparacion  con  astrosmasomenosbrillanles.  Por  olra  parte, 
Rigel,  Sirio  y  Anlares  se  elevan  poco  sobre  el  horizonte  de 
Morges,  de  modo  que  las  observaciones  hansido  relalivamen- 
te  poco  numerosas;  y  como  ademas  ban  sido  en  gran  parte 
hechas  en  la  inraediacion  del  horizonte,  son  tambien  menos 
seguras.  Mas  adelanle  podreverilicar  los  calculos  respeclo  de 
cada  una  de  estas  eslrellas,  pero  no  me  propongo  hacerlas 
enlrar  en  un  raismo  termino  medio  con  las  observaciones  he- 
chas en  mas  favorables  condiciones, 

»Cuando  hube  delerminado  la  curva  deslinada  a  cstable- 
cer  la  relacion  entre  la  dislancia  zenital  de  una  eslrella  y  la 
inlensidad  de  su  centelleo,  procure  averiguarsi  habia  alguna 
o!ra  curva  scmejanle  a  esla,  ysideesle  modopodria  obtener- 


524 

se  la  ley  del  cenlelleo.  A  este  efeclo  he  praclicado  diferenles 
ensayos,  y  no  tarde  en  reconocer  que  la  curva  del  cenlelleo  se 
diferenciaba  uolablemenle  de  aquella  en  que  las  abscisas  re- 
presenlan  las  dislancias  zenitalos,  y  las  ordenadas  el  espesor 
de  la  capa  de  aire  alravesado  por  el  rayo  luminoso.  Las  or- 
denadas del  cenlelleo  aumenlan  mucho  mas  rapidamenle  que 
las  de  esla  curva.  Poriillirao,  despues  dealgunos  ensayos  in- 
frucluosos,  he  averiguado  que  se  oblendria  una  curva  que  se 
acercaria  raucho  a  la  del  cenlelleo,  si  se  tomasen  por  abscisas 
las  dislancias  zenilales,  y  por  ordenadas  cl  producto  de  la  re- 
fraccion  a  la  allura  que  se  observa,  por  el  grucsode  la  capa 
de  aire  alravesada  por  el  rayo  luminoso.  El  desvio  que  pre- 
senlanambascurvasesseguraniente  harlo  insignificanle  en  una 
averiguacion  de  esla  clase.  La  mayor  divergencia  ocurre  en 
las  alluras  corlas  sobre  cl  horizonte,  donde  las  ordenadas  de 
la  curva  de  cenlelleo  son  menores  que  las  de  la  otra;  pero 
tambienen  eslospuntos  las  observacionesson  poco  seguras,  y 
las  eslrellas  ban  perdido  su  brillo:  las  de  primera  magnilud 
brillan  solo  como  las  de  segunda  y  lercera,  y  por  consiguien- 
te  su  cenlelleo  parece  menos  vivo,  porque  si  en  idenlicas  cir- 
cunslancias  almosfericas  se  observa  el  cenlelleo  de  dos  eslre- 
llas de  magnilud  muy  diferenle,  en  general  la  mas  brillanle 
parecera  despedir  un  cenlelleo  mas  inlenso. 

»Asi,  pues,  nos  alejaremos  poco  de  la  verdaddiciendoque 
esceptuando  las  inmediaciones  del  horizonte,  el  cenlelleo  espro- 
porcional  al  producto  que  se  obliene  multiplicando  el  grueso  de 
la  capa  de  aire  atravesadapor  el  rayo  luminoso,  por  la  refrac- 
cion  aslronomica  a  laaltura  que  se  consider  a. 

»Pero  concediendo  que  la  diferencia  decolor  de  las  eslre- 
llas ocasione  la  del  cenlelleo,  creo  lambien  que  hay  ademas 
algunaolra  causa  que  influye  enesle  fenomeno.  Asi  es  que  Ve- 
ga, quees  Ian  blanca  como  Procion,  cenlellea  menos,  al  paso 
que  Aldebaran,  que  por  lo  menos  os  Ian  roja  comoArturo, 
cenlellea  mas.  Y  eslas  diferencias  son  en  esle  caso  Ian  cons- 
tanles,  que  no  es  posiblealribuirlas  a  alguna  causa  acciden- 
tal, especialmenle  si  se  considera  que  lodos  eslos  resullados 
son  el  lermino  medio  de  muchos  cenlcnaresde  observaciones. 
Parece  lambien  que  hay  ademas  una  diferencia  escncial  enlro 


523 
elcenlelleodeuna  eslrellay  efde  otra.  ^Deberemos  atribuir 
este  hecho  a  una  diferencia  enfre  los  diametros  aparentes  co- 
mo  yo  supoDia  cuando  fui  a  consultar  a  Mr.  Argelander''  Bas- 
tante  curiosa  seria  esta  averiguacion,  si  el  simple  esludio  del 
centelleo  pudiese  suministrarnos  mas  nolicias  acerca  del  dia- 
metro  aparente  delasestrellas,  que  losanteojoseinstrumentos 
de  precision.  Pero  esta  es  una  idea  que  no  me  alrevo  a  espre- 
sar  sino  acompanandola  con  una  pregunta.  Solo  a  causa  de  la 
gran  importancia  de  la  cuestion  me  propongo  conlinuar  mis 
obs^ervaciones  y  consagrar  a  este  punto  una  duplicada  aten- 

»Si  se  interna  clasiflcar  las  estrellas  que  he  calculado  se- 
gun  el  orden  que  lessenala  la  intensidad  de  su  centelleo  se 
debera  colocarlasdel  modo  siguiente:  Procion.  Vega,  la  Cabra 
Aldebaran,  Orion  y  Arluro. 

he  wir'^r'"; ""''  ^''^''  ^'^'"'"'  ^'•^  '^«  observaciones  que 
he  hecho  sobreel  centelleo  de  las  estrellas:  Que  en  igualdad 
circunstancias,  las  estrellas  rojas  centelleanmenos  que  la 

IZlr?"'  '"'T-'^''  ^''  ^^"'^"^«  '''''''  proporcional 
al  P.oducto  quese  obtiene  multiplicando  la  refraccion  por  el 
S'ueso  dela  capa  de  aire  atravesada  por  el  rayo  luninoso 
quese  considera.  Que  ademas  de  la  influencia  de  los  coIoTes 
h  y  enire  el  centelleo  de  las  estrellas  diferencias  esenciale^ 
que  a^  parecer  proceden  de  las  mismas  estrellas. 

«Nose  meoculta  que  eslas  son  proposiciones  importantes 
y  por  0  lanto  no  me  atrevo  a  presentarlassino  porque  eslo^ 
profundamente  convencido  de  que  las  dos  primeras  son  ciertas 
For  lo  querespecta  a  la  tercera,  me  limitopor  ahora  a  indi- 
carla,  sin  sacar  nuevas  consecuencias;  mas,  como  se  relacio- 
na  con  cuestiones  bastante  graves,  me  parece  muv  digna  de 


...... Ahora,  dice  Mr.  Ch.  D.  al  concluir.  que  conozco  la 

elacon  que  ex.ste  entre  la  allura  aparente  de  una  eslrella  v 
la  intensidad  de  su  centelleo,  me  sera  facil  recorrer  de  nuevo 
m<s  notas,  y  examinar  la  cuestion  bajo  el  punto  de  vista  me- 
teorolog.co  quefuemi  primer  proposilo.  Segun  lo  que  he  po- 
d.do  advert.r  en  virtud  de  mis  observaciones.  creo  que  este 
asunio  envuelve  unainvestigacion  quepudiera  tenerun  gran 


526 
inleres;  asi  pues,  proseguire  sin  descanso  esle  estiulio,  si  por 
lo  menos  las  personas  competenles  acuya  iioticiallegue  todo 
lo  que  precede,  juzgan  que  esta  segunda  parte  tienc  alguna 
imporlancia,  y  merece  que  se  ulilicen  al  efccto  las  trece  rail 
observaciones  que  he  recogido.» 


Rotacion  de  Urano;  por  Mr.  Houzeau. 

(L'liistitut,  2  /iilio  I85G.) 

La  astronomia  fisica  no  ha  iogrado  todaviadelerminar  por 
la  observacion  las  rotaciones  de  los  dos  planetas  mas  distan- 
tes.  Acaso  no  carezca  de  interes  el  dar  a  conocer  los  lirailes 
en  que  la  rotacion  de  Urano  esta  necesariamenle  encerrada. 
Laanalogiaqueyaexisliaentre  los  grandes  planetas  de  nues- 
tro  sistema,  se  vera  confirraada  y  estendida  por  ellos. 

El  aplanamiento  de  los  planetas  depende  de  la  relacion 
que  existe  entre  la  fuerza  centrifugay  la  pesantez.  Asi, 'pues, 
la  intensidad  de  esta,  a  determinadas  distancias,  se  deduce 
del  movimiento  de  los  salelites,  y  la  duracion  de  la  rotacion 
resulta  luego  del  aplanamiento  observado.  Unicamcnte  es  pre- 
cise hacer  una  hipotesis  particular  respecto  de  la  ley  de  las 
densidades.  Supongamos  desde  luego  horaogeneo  al  esferoi- 
de;  y  como  las  densidades  crecen  en  el  interior  de  los  plane- 
tas a  raedida  que  se  avanza  desde  su  superficie  al  centre,  es- 
ta hipotesis  nos  ofrecera  precisamente  un  limite  superior  res- 
pecto a  la  duracion  de  la  rotacion. 

Antes  de  verificar  el  calculo  era  precise  reunir  varies 
elemenlos,  que  no  sin  dificultad  ban  sido  obtenidos  por  dife- 
rentes  astronomos:  era  precise,  en  primer  lugar,  conocer  el 
aplanamiento  de  Urano. 

En  los  niimeros  460  y  493  de  los  Astronomische  Nachrich- 
ten  hallamos  dos  series  de  medidas  raicrometricas  del  disco 
de  este  planeta,  tomadas  por  Madler  por  medio  del  gran  re- 
fractor de  Dorpnt,  a  la  proxiraidad  de  las  oposicionos  de  1842 
y  1843.  Urano  se  encontraba  entonces  en  una  situacion  bas- 
tanle  favorable  para  el  esludio  de  la  desigualdad  de  sus  ejes; 


527 
aclualraentenonos  presenta  sinouna  seccion  mas  inmediala  a 
su  ecuador. 

El  aplanamienlo  aparente  medido  por  Madler  es  necesa- 
riamente  inferior  al  aplanamienlo  real,  toda  vez  que  los  ejes 
del  disco  no  son  en  general  los  ejes  principales  del  elipsoide. 
Sean  ay  6  el  semi-eje  ecuatorial  y  el  semi-eje  polar;  los  se- 
mi-ejes  del  disco  aparente  seran  a  y  jR,  representando  por  R 
el  radio  del  esferoide  bajo  la  lalitud  uranigrafica  /.  Si  llama- 
mos  i  a  la  inclinacion  del  ecuador  de  Urano  con  la  ecliptica, 
iV  a  la  longilud  del  nodo  de  este  ecuador,  y  Z  a  la  longitud 
geocentrica  de  Urano,  es  facil  ver  que  haciendo  abstraccion 
de  la  paralaje, 

cos.  /  =  sen.(iV— I  — 180°)sen.  i. 

a  —  b 
Sea  ahora  p  el  aplanamienlo  del  elipsoide,  o p= , 

y  lendreraos  la  relacion  bastanle  aproximada 
i?=a(l— psen.'/); 

de  lo  que  se  deduce  p  = 77. 

^  ^      osen.  / 

Eslas  relaciones  nos  suminislran  lodo  lo  que  se  necesila 
para  convertir  el  aplanamienlo  aparenle  en  aplanamienlo 
verdadero.  Por  lo  que  respecta  a  la  inclinacion  y  la  longilud 
del  nodo  del  ecuador  de  Urano,  hemos  adrailido  los  valores 
calculados  por  William  Herschellen  las  Philosophical  Tran- 
sactions, 1813: 

i=10r2';   iV=165°30'. 

Es  cierto  que  estos  numeros  estan  fundados  en  el  piano  de 
circulacion  de  los  salelites;  pero  se  sabe  que  estos  no  pueden 
alejarse  de  una  manera  sensible  del  piano  del  ecuador  de  Ura- 
no. Estos  valores  estan  contados  en  la  orbitadel  planeta,  yno 
en  la  ecliptica;  no  obstante,  teniendo  encuenlalaincerlidum- 
bre  que  reina  lodavia  en  estas  determinaciones,  puededespre- 
ciarse  la  pequefia  diferencia  que  resultaria  de  la  trasforma- 


528 
cion  de  las  coordenadas.  John  Herschell  ha  sido  de  esla  opi- 
nion en  sus  Invesligaciones  acerca  de  los  salelites. 

Las  fechas  medias  de  las  observaciones  de  Madler,  son  el 
19  de  seliembre  do  1842  y  el  28  del  mismo  mes  de  1843; 
cpocas  en  que  tenianios,  por  lo  que  respecta  a  las  longitudes 
gcocentricas  de  Urano,  estos  nuraeros:  356°  21'  y  0°  8'.  De  aqui 
resuUa  que  el  radio  minimo  R  del  disco  aparente  perlenecia 
en  las  dosepocas  espresadas  a  puntos  del  elipsoide  que  te- 
nian  por  longilud  uranigrafica  /, 

7r21'y  75"  38'. 

Las  medidas  de  Madler  dan  para  el  radio  R  correspondien- 
te,  tomando  el  semi-eje  mayor  a  por  unidad, 

0,9078  y  0,8993; 

de  lo  que  se  concluye  inraedialamente  en  cuanto  al  aplana- 
raienlo  real  p, 

Por  las  observaciones  de  1842 0,0955 

Idem,  idem  de  1843 0,1073 

1 

Termino  medio »=:0,1014=,-r-^ 

Auadamos  que  el  semi-eje  ecuatorial  en  seguudos  es  se- 
gun  el  mismo  observador,  y  respecto  de  la  dislancia  media. 

En  1842 2'M24 

En  1843.". 2",151 

Termino  medio .a  =  2",138. 

Eslos  son  los  elementos  que  nos  eran  precises  relalivamen- 
te  al  elipsoide.  Tralase  ahora  de  agregarles  los  elementos  re- 
lativos  a  cualquiera  de  los  satelites,  y  al  efecto  elegimos  el 
mas  conocido  de  lodos,  esto  es,  el  cuarto  de  los  anliguos, 
adoptando  la  revolucion  que  resulta  de  la  discusion  de  Mr. 
Lamont. 

7=13, 11\7'»  6,3  =  13,463  263; 


529 
y  la  distancia  media  al  ceiilro  de  Uiaiio,  segiiii  el  mismo  as- 
tfonomo,  40',86;  6  bien,  tomando  por  iinidad  el  radio  polar 
de  Urano,  tornado  de  Madler,  />=  21,20. 

Resulta  ahora  de  la  teoria  esplanada  en  la  Mecdnica  ce- 
leste (lib.  3,  num.  43),  que  conservando  por  unidad  el  ejede 
revolucion  del  elipsoido.  y  estabieciendo 


lendremos  para  la  duracion  /  de  la  rotacion  del  planela,  en  el 
caso  de  la  homogeneidad, 

a   T 


ecuacion  en  la  que  se  representa  por  q  la  espresion 
f^+^'^'l-arc-ftang.  a) — 9\ 


q  = 


2a' 


Desde  luego  obtenemos  los  datos  a  =  1,1129,  y  por  lo 
tanlo,  ^=0,488  3,7=0,085  0;  lo  que  conduce  por  ultimo  a 
/=0?,  1)22  =  12'' 34m. 

Fuede,  pues,  asegurarse  que  el  tiempo  de  la  rotacion  de 
Urano  no  pasa  aproximadaraente  de  12  ^  boras;  y  aun  es  pro- 
bable que  sea  notableraente  menor.  En  efecto,  si  el  pla- 
neta  no  es  homogeneo,  el  aplanamiento  no  llega  a  |  de  la  re- 
lacion  que  media  enlre  la  fuerza  centrifuga  y  la  pesantez 
bajo  el  Ecuador,  el  aplanamiento  que  se  produciria  en  el  caso 
de  la  bomogeneidad  bubiese  sido  mas  considerable  que  el 
aplanamiento  observado,  y  la  rotacion  que  bubiese  resultado 
bubiera  sido  mas  corta. 

Supongamos  tambien  que  el  aplanamiento  existente  este 
en  el  limite  inferior  compatible  con  la  bipotesis  de  una  densi- 
dad  que  crece  de  la  superficie  al  cenlro.  El  planeta  bomoge- 
neo  presentaria  un  aplanamiento  5  del  que  existe:  lo  que  da- 
ria,  en  nuestro  ejemplo,  ;)=:0,253  5.  Representando  los 
caiculos  precodentes,  en  esta  bipotesis,  tendremos  succsiva- 
mentex=0,8915;  7=0,186  9;  yen  (in,  ^=0i,322=7i'16-. 
Esta  es  la  rotacion  mas  rapida  que  puede  suponerse  en  Urano. 

TOMO    VI.  3^ 


530 

La  rotacion  de  este  planela  esla  pues  encerrada  entre  7i 
y  12 i  horas;  resullado  que  no  carece  de  interes  para  la  as- 
tronomia  fisica.  A  las  analogias  que  los  grandes  planelas  si- 
tuados  a  la  estremidad  de  nueslro  sistema.  Jupiter,  Salurno, 
Urano  y  Neptuno,  presenlaban  ya  enlre  si,  se  agrega  por  con- 
siguienle  ofra,  a  lo  nienos  respecto  do  los  tres  primeros,  bajo 
el  punlo  de  vista  de  las  duraciones  de  su  rotacion. 

De  este  modo  el  sislema  planetario  se  agrupa  bajo  el  punto 
de  vista  fisico,  en  Ires  sistenias  parciales.  Mercurio,  Venus» 
la  Tierra  y  Marte  son  planelas  de  un  voliimen  mediauo,  ma- 
sas  poco  sensibles,  de  mucha  densidad,  y  en  los  cuales  el  dia 
es  de  24  horas.  Yiene  luego  la  zona  de  los  pequeiios  planetas 
6  asteroides.  Por  ultimo,  en  la  parte  eslerior  del  sistema  estan 
los  grandes  planetas,  que  tienen  magnificos  sequitos  de  sate- 
lites,  masas  preponderantes  y  densidades  muy  debiles.  El  dia 
de  Jupiter  es  de  10  horas,  el  de  Saturno  de  10^,  y  el  de 
Urano,  como  acaba  de  verse,  esta  comprendido  entre  li  ho- 
ras y  12|. 


CIENCIAS  FISICAS. 


FISICA. 


De  la  influencia  de  la  temperatura  en  la  fuerza  de  los  imanes; 
por  Mu.  L.  Dlfour,  profesor  de  fisica  en  Lausana. 

(Bibliot.  tiniv.   dc  C'mcht a,  feb re ro  1836.) 

Esliuliando  de  iin  modo  general  la  influencia  de  la  tempe- 
ratura do  un  iraan  en  su  inlensidad  raagnetica,  me  he  vislo 
naturaimenle  en  el  caso  de  indagar  lo  que  resulla  con  la  baja 
de  la  temperalura.  Cuando  so  imanta  una  barra  a  20°,  y  luogo 
se  la  calienla  liasta  100",  pierde  cicrta  proporcion  desu  raag- 
netismo;  mas  cuando  se  enfria  y  llega  de  nuevo  a  20°,  vnelve 
a  presonlarso  una  parte  de  la  inlensidad  que  habia  perdido. 
Asi  pues,  por  ojemplo,  si  la  intensidad  magnelica  de  una  barra 
era  1000  a  20°,  bajo  a  633  a  95°.  y  luego  al  enfriarse  fue 
de  702.  Despues  de  haber  verificado  muchas  veces  este  ho- 
cho,  anleriormenle  indicado  por  Kupl'er,  intente  bajar  la  tem- 
peratura a  un  punlo  inferior  al  primitivo  de  imanfacion;  y 
debo  decir  que  al  hacer  este  ensayo  crcia  hallar  aumento  de 
la  intensidad  raagnetica,  6  por  lo  raenos  que  subsisliria  cons- 
lanle. 

Prescindire  de  los  defalles  de  eslas  opcraciones,  pues  me 
propongo  indicarlos  en  la  Memoria  que  tralo  de  publicar  en 
breve  acerca  del  conjunio  de  las  variaciones  del  magnetismo 
en  sus  relaciones  con  la  temperatura  de  los  imanes.  Basla  de- 
cir que  hice  mis  esperimentos  con  barras  cilindricas  deaccro 


532 

(le  20  cenlimelros  (le  longilud,  ciiyo  peso  era  cle  212  gramos, 
y  que  la  intcnsidad  raagnolica  se  delerminaba  por  medio  de 
un  pendulo  magnetico  compuesto  de  una  aguja  cilindrica  ho- 
rizontal de  23  gramos,  pendienle  de  la  eslremidad  de  un  hilo 
dc  seda  de  1  metro.  Los  iraanes,  objoto  de  los  esperimentos, 
seponian  en  una  caja  de  cobre  debajo  del  pendulo  magnetico, 
y  en  clla  se  liacia  variar  la  lemperalura  por  medio  del  agua 
calenlada  por  una  corriente  de  vapor,  6  bien  por  medio  de 
alguna  mezcla  frigorifica.  La  duracion  de  las  oscilaciones  de 
la  aguja  horizontal  sometida  a  la  inlluencia  de  la  tierra  sola, 
6  a  la  de  la  tierra  y  un  iraan,  permite  calcular,  merced  a  una 
formula  muy  sencilla,  la  relacion  que  existe  enlre  la  intcnsi- 
dad magnetica  del  iman  y  la  de  la  tierra.  En  todos  mis  calcu- 
los  he  tornado  Gomo  unidad  la  intensidad  magnetica  de  la  tierra 
en  Lausana,  operando  en  una  aguja  de  23  gramos. 

L  La  barra  A  esta  imantada  a  la  teraperatura  de  53  a 
59°,  manleniendola  en  una  pequena  cuba  de  cobre  Uena  de 
agua  calenlada  al  grado  conveniente.  La  imantacion  se  veri- 
fica  mediante  el  procedimiento  del  toque  separado,  y  colo- 
cando  la  cuba  sobre  los  dos  polos  de  nn  energico  electro- 
iman.  Llevase  luego  la  barra  debajo  del  pendulo  magnetico 
en  agua  cuya  temperatura  es  de  55°,  y  alii  se  determina  su 
intensidad  magnetica  al  mismo  tiempo  que  se  enfria,  y  el  re- 
sultado  del  ensayo  es  el  siguienle: 

Temperatura.  Intensidades. 


55" 6,39 

30 6,12 

13 5,96 

5 5.85 

Este  primer  resullado  destruyo  completamente  la  opinion 
que  anticipadamente  me  habia  formado  acerca  de  la  inlluen- 
cia de  la  disminucion  de  la  temperatura,  toraando  la  imanta- 
cion como  punto  de  parlida;  y  tanto  influyen  las  ideas  primi- 
tivas,  que  crei  que  la  barra  babia  sido  imantada  mas  alia  de 
su  punto  de  saturacion,  y  que  por  consiguienle  la  disminucion 


533 

tie  iiUensidad  averiguada  no  era  sino  la  viielta  pura  y  simple 
del  inian  a  su  grado  de  saturacion  traspasado. 

II.  La  barra  B  esta  sujcta  a  las  mismas  operaciones  que 
la  primera,  pero  con  la  diferencia  de  que  la  intensidad  mag- 
netica  que  se  le  comunica  es  mucho  mas  debil,  y  disla  del 
punto  de  saturacion.  Se  imanla  a  60°,  y  se  deja  enfriar. 

Teinperatura.  lutcnsidades. 


60" 1,71 

42 1,63 

23 1,S3 

3 1,35 

El  mismo  hecho  que  acabamos  de  describir  se  reproduce 
aqui,  aunque  no  haya  punto  alguno  de  sobre-saturacion.  En 
visla  de  esto  empece  a  sospechar  que  mi  hipotesis  era  erro- 
nea,  y  estas  inesperadas  consecuencias  de  la  disminucion  de 
lemperalura  quedaron  muy  pronto  confirmadas  per  nuevos 
ensayos. 

III.  La  barra  Cestaaiin  mas  debilmente  imanlada  que 
la  anterior,  pero  a  la  misma  temperatura;  y  he  aqui  el  re- 
sultado. 

Temperatura.  InlensiJades. 


60° 0,66 

30 0,63 

23 0,58 

2 0.53 

A  fin  de  cerciorarme  de  que  la  variacion  de  intensidad 
magnetica  dependia  unicamente  de  las  variaciones  de  tempe- 
ratura, mantuve  la  barra  por  espacio  de  30  minutes  a  la  tem- 
peratura conslante  de  23",  y  durante  este  intervalo  5  deter- 
minaciones  de  intensidad  dieron  estos  resultados:  0,38;  0,38; 
0,61;  0,58;  0,38.  Despnes  la  enfrie  bruscamente  en  5  minu- 
tos  hasta  2";  y  en  tal  estado  tres  determinaciones  de  intensi- 
dad dieron  por  resullado: 


534 

0,53 0,53 0,53. 

IV.  Las  anteriores  operaciones  se  repiten  con  el  posible 
esmero  en  la  barra  D,  que  se  manliene  a  una  tcmperalura 
conslanle  por  espacio  de  hora  y  media,  y  luego  se  la  enfria 
bruscamenle.  La  iraaulacion  se  verifica  dc  54  a  58°. 

Tiempos.  Temperatura.  IntcnsiiJadcs. 


2''40' 55  a  58° 1.228 

» 55 1,228 

» 54 1,229 

3    5' 53 1,227 

3  35 53 1,227 

4  5 53 '. 1,228 

4  15 28 1,219 

» 15 1,213 

1,208 
1,208 


4  35. 


Vemos,  pues,  aqui  con  toda  evidencia  que  la  inlensidacf 
se  mantiene  sensiblemente  conslanle  mienlras  la  temperatura 
lo  es  tambien,  y  que  el  enfriamienlo  deterraina  inmediala- 
mente  una  disminucion  en  esta  intensidad. 

V.  Finalmente,  he  querido  operar  con  una  barra  iman- 
tada,  y  mantenida  durante  largo  rato  a  una  temperatura  poco 
eievada.  La  barra  E  fiie  imantada  el  18  de  noviembre  a  6  u 
8";  el  18  de  diciembre,  es  decir,  30  dias  despues,  fiie  colo- 
cada  bajo  el  pendulo  magnetico  en  el  agua  a  2°,  y  dio  por 
resi'ltado: 

Termino  medio. 


2° 5,100 I 

2° 5,120 j^'^^" 

El  20  dc  diciembre  la  temperatura  del  agua  era  de  O^S, 
V  se  hallo 


535 

0",5 5,080 

0°,5 5,080 

El  26  de  diciembre  el  agua  eslaba  a  2°. 

Termino  medio. 


5,08  . 
5,120. 


h 


100 


El  30  de  diciembre,  a  la  1  y  40  minutos,  la  lerapera- 
tura  era  de  4°. 


5,080 


Bajase  rapidamente  la  temperatura  de  la  barra  por  me- 
dio de  una  mezcla  frigorifica,  y  se  halla  despues  de  10  Dii- 
nulos,  y  haciendo  cualro  determinaciones: 

Teraperalura.  Intensidades. 

22  a  25° 4,900 

»       4.900 

»       4,900 

»       4,900 

Eslo  demueslra  que  el  hecho  de  la  disminucion  de  la  iu- 
lensidad  raagnelica  con  la  temperatura  no  puede  ser  objeto 
de  la  menor  duda.  De  aqui  resulla  que  el  estado  magnelico 
de  una  barra  y  su  temperatura  estan  intimamente  enlazados, 
y  que,  parliendo  de  la  imantacion,  un  enfriamiento  disminuye 
la  intensidad  magnetica  lo  misrao  que  un  calentamienlo. 
Podemos  pues  anunciar  en  visia  de  esto  una  ley  mas  general 
que  la  que  se  admilia  para  esla  clase  de  fenomenos,  y  decir: 
Jmantada  una  barra  de  acero  a  citalquiera  temperatura,  toda 
variacion  de  esta  disminuye  su  intensidad  magnetica.  Es!a, 
por  lo  tanto,  depende  intimamente  del  estado  molecular  del 
cuerpo  imantado;  y  cualquier  cambio  de  estado,  ya  sea  sc- 
parandose,  ya  acercandose  las  moleculas,  delermina  una  per- 

\ 


536 

(lida  de  fiierza  magnelica.  El  magnelisrao  esta  inlimamenle 
enlazado  con  las  condicioncs  luolecularcs  de  los  ciierpos. 

Debe  adverlirse  que  la  canlidad  de  raagnelismo  de  que 
es  susceptible  una  barra  de  acero  depende  de  la  lemperatura 
de  imantacion.  Cuanlo  mas  baja  es  esta  lemperatura,  lanto 
mayor  es  la  canlidad  de  magnetismo;  pero  adquiriendo  el 
acero  k  cualquiera  lemperatura  cierta  intensidad  magnetica, 
la  pieide  en  parte  desde  que  el  estado  molecular  que  carac- 
teriza  esla  lemperatura  esperimenta  algun  cambio.  EI  enfria- 
mienlo  delermina  una  disminucion  de  intensidad  cuando  al  en- 
friarse  el  cuerpo  se  aleja  dela  lemperatura  de  la  imantacion. 
Si,  per  el  conlrario,  el  iman  ha  sido  calentado  primero,  y  lue- 
go  se  enfria  acercandose  al  estado  en  que  la  imantacion  ha 
tenido  lugar,  esle  enfriamiento  sera  acompafiado  de  un  au- 
mento  de  intensidad. 

Estas  variaciones  merecen  ser  tomadas  en  consideracion 
en  muchas  circunstancias,  y  me  propongo  desenvolver  mas 
adelanle  las  consecuencias  que  de  todo  lo  espuesto  deben  de- 
ducirse.  Asi,  por  ejemplo,  cuando  se  delermina  la  intensidad 
magnetica  de  la  lierra  en  latitudes  elevadas,  o  cuando  las  ob- 
servaciones  se  verifican  a  una  lemperatura  muy  baja,  coma 
con  frecuencia  ha  ocurrido  a  los  sabios  navegantes  que  haik 
tratado  del  magnetismo  terreslre,  es  precise  hacer  una  cor- 
recciou,  y  lener  presente  la  diferencia  que  hay  enlre  las  tem- 
peraturas  a  que  se  praclica  la  observacion.  Por  boy  no  me 
estiendo  mas  acerca  de  un  asunlo  tan  interesanle  como  fecundo 
en  deducciones. 

Las  variaciones  de  la  intensidad  magnetica,  dependien- 
tes  de  la  lemperatura  del  acero,  de  la  de  la  imantacion,  de 
temple,  etc.,  son  ha  mucho  liempo  objeto  de  mis  invesliga- 
ciones,  y  espero  poder  publicar  en  breve  un  trabajo  mas  de- 
tailado,  en  que  se  comprendan  los  diferentes  resuUados  que 
be  podido  adquirir. 

Azilcar  de  leche;  por  Mr.  Dibrunfaut. 

(L'liistilut,  \a  fehrero  4856.) 

Mr.  Dubrunfaut  ha  descubierto  en  el  a/ucar  de  leche  la 
singular propiedad  opticaquehalloeu  1846en  la  mamelonada 


537 
disuella  en  agua;  esdecir,  la  propiedad  de  ofrecer  dos  poderes 
rolalorlos  diferenlesa  la  misma  temperalura.  En  la  disolucion 
degUicosa  se  nola  el  ma^orde  ellos  en  el  momento  de  veri- 
ficarse  la  disolucion  en  irio,  y  el  menor  se  maniliesla  algu- 
nas  horas  despues.  La  relacion  que  cxiste  entre  ambos  pode- 
res, segiin  se  ha  podido  averiguar,  es  de  ff;  raas  siendoinipo- 
sible  la  obsorvacionen  el  instanle  de  principiar  la  disolucion, 
ha  Iralado  el  aulor  de  suplirla  con  el  calculo,  y  ha  visto  por 
este  medio  que  una  de  las  i-otaciones  debia  considerarse  como 
doble  que  la  otra;  de  aqui  los  norabies  de  monorolaloria  y 
birolatoria,  con  que  designa  el  de  la  glucosa  mamelonaday  el 
de  la  glucosa  modificada  por  la  disolucion.  Mr.  Pasleur  ha 
coraprobado  posteriormenle  la  misma  observacion  en  el  glu- 
cosalo  de  sal  marina;  y  hoy  vuelve  a  hallar  igual  propiedad 
Ml'.  D.en  el  aziicarde  leche.  Esta  suslancia  presenla,  como  la 
glucosa,  una  rotacion  mayor  en  el  inslante  de  disolverse.  La 
variacion  de  rolacion  exije  un  tiempo  que  varia  segunla  don- 
sidad  y  temperalura;  a  0°  es  rauy  lenla,  einstanlaneaa  100°. 
Tralando  de  hallar  el  valor  real  de  ambas  rotaciones  con  au- 
xilio  del  mismo  melodo  que  para  la  glucosa,  se  ha  visto  que 
el  aziicar  de  leche  posee  en  el  momento  de  su  disolucion  los 
f  del  poder  rolatorio  que  se  admite  en  la  misma  azucar,  y  que 
por  consecuencia  conviene  a  esta  sustancia  modificada  por  la 
disolucion.  No  exisle  pues  en  el  presentocaso,  como  sucede 
con  la  glucosa,  una  simple  proporcion  entre  las  dos  rotacio- 
nes, sino  que  las  diferencias  que  manifiestan  son  de  igual  or- 
den  y  sentido;  en  fin,  quo  con  arreglo  a  ellos  puede  conside- 
rarse el  azucar  do  leche  como  una  combinacion  que  cuenta 
entre  sus  elemenlosla  glucosa  con  su  constilucion  caracteris- 
lica.  Estas  observaciones  han  inclinado  a  Mr.  D.  a  examinar 
de  nuevo  algunas  propiedades  del  azucar  de  leche,  y  los  re- 
sultados  que  ha  obtenido  son  los  siguientes. 

El  azucar  de  leche  purificada  por  medio  de  cristalizacio- 
nes  se  disuelve  en  el  agua  con  elevacion  de  temperalura,  y 
saturandose  este  fliiido  a  10°,  merced  al  contacto  prolongado 
con  unesceso  de  azucar,  es  decir,  por  cualquiera  de  los  me- 
lodos  usados  por  Gay-Lussac,  adquiere  una  densidad  de  1,055, 
en  cuyo  eslado  reliene  0,1455  de  su  peso  de  azucar.  Si  se 
/ 


538 

abandona  la  disolucion  saturada  a  una  evaporacion  esponla- 
nea  al  aire  seco  y  a  la  temperalura  de  10",  soloprincipia  a 
dopositar  cristales  cuando  llega  a  adqiiirir  una  densidadde 
1,003.  En  tal  estado,  el  agua  conflene  0,2164  de  su  peso  de 
aziicar  de  leche,  modificada  por  la  disolucion.  Semejante  ca- 
80,  analogo  a  los  fenonienos  de  sobresaluracion  tan  perfecta- 
raente  esludiados  por  Mr.  H.  Loewel,  descubre  aderaas  en  el 
aziicar  de  leche  disuelta  una  propiedad  que  confirma  la  dis- 
tincion  que  revela  la  rotacion.  Efectivamente,  este  aziicar  es 
mas  soluble  en  el  agua  que  el  cristalizado  en  la  proporcion 
de  3 :  2. 

El  aziicar  de  leche  espoco  higromelrica;  si  se  loma  a  10°, 
en  una  almosfera  en  que  el  higromelro  de  pelo  seuale  50°,  y 
se  seca  luego  hasta  100°,  no  pierde  desu  peso  mas  de  0,01. 
Secandolo  a  150"  al  aire  tambien  seco,  pierde  ademas  0,05 
de  su  peso  sin  sufrir  la  menor  alteracion;  y  solo  principia  a 
manifestarse  esta  entre  150  y  160°. 

El  aziicar  de  leche,  seco  a  100°  y  quemado  con  oxido  de 
cobre  y  oxigeno,  ha  ofrecido  por  termino  medio  de  cualro  es- 
perinientos:  carbono  39,70;  agua  60,07.  La  que  pierde  el  azii- 
car de  leche  a  100°  no  puede  considerarse  como  agua  de 
conslilucion.  Las  0,05  que  pierde  de  100  a  150°,  es  decir,  en 
los  liraites  de  temperalura  en  que  no  sufre  alteracion  alguna, 
no  justifican  la  formula  de  Berzelius,  admitid/ipor  todos  los 
quimicos.  Con  efeclo,  dicha  formula  C'^  IP''  0'*  liene  por  fun- 
damento  linicamente  la  perdida  de  0,075  de  agua,  que  ad- 
milia  el  celebre  quimico,  y  que  no  se  hallaconforme  con  la 
esperiencia.  Los  niimeroscitados  antes  permiten  designar  para 
la  composicion  del  aziicar  de  leche  secoal50°,  C*^ //"  0"; 
cuya  formula  se  convierte  en  C"  W"^  0^""  respecto  al  seco  a 
100°  (1),  es  decir,  para  el  aziicar  privado  de  agua  higrome- 
lrica. La  conslilucion  C""  IP  0"  que  resulla  para  el  aziicar 
de  leche  anhidro,  del  analisis  del  compuesto  plombico  hecho 
por  Berzelius,  exije  un  nuevo  examen;  dudando  que  resulte 
en  eslo  conforme  la  esperiencia,  en  sentido  de  que  el  aziicar 


(l)     Estos  rcsulfados  cstan  conformes  con  los  publicados  liltimamente 
en  Alemania  por  MM.  Slaedelcr  y  Kraiise. 


539 
de  leche  presente  con  las  bases,  como  las  glucosas,  compues- 
tos  poco  subsistenles.  En  ese  caso  sufren  diversas  trasforma- 
ciones,  con  absorcion  de  oxigeno  6  sin  elia,  que  ban  podido 
muybien  enganar  a  los  espefimentadores,y  hacerles  atribuir 
a  la  sustancia  normal  una  composicion  correspondienle  solo  a 
productos  mas  6  menos  allerados. 

Sin  embargo,  el  aziicar  de  lecbe  puede  combinarse  con  las 
bases  en  el  seno  de  los  disolventes,  y  salir  de  eslas  corabina- 
ciones  con  lodas  sus  propiedades,  si  se  opera  a  una  terapera- 
turabaja,  y  leniendo  cuidado  de  quitar  el  aziicar  de  su  combi- 
nacion  poco  liempo  despues  de  baberle  producido.  La  polasa 
y  la  sosa  pueden  enlrar  por  Ires  equivalentes  en  estos  com- 
puestos,  que  se  forman  con  disminucion  del  poder  rotatorio. 
La  cal  produce  un  sucralo  soluble  que  conliene  un  equivalen- 
te  de  base;  y  pu^de  precipilar  el  aziicar  de  leche  de  su  diso- 
lucion  en  estado  de  sacarato  basico  poco  soluble.  Estesa- 
carato  lo  mismo  que  el  que  hemos  dado  a  conocer  en  la 
glucosa  liquida  de  los  azucares  de  frulas,  se  obliene  facil- 
menle  tralando  las  disoluciones  de  aziicar  en  frio  con  una  gran 
cantidad  de  bidrato  de  cal  en  polvo,  CaO,  HO. 

Si  se  calienta  el  aziicar  de  leche  a  100°,  con  adicion  de 
algunos  cenlesiraos  de  acido  sulfiirico,  so  eleva  su  rotacion, 
trasformandose  parcialmenle  al  mismo  liempo  en  aziicar  fer- 
mentable. Comparando  con  el  peso  de  aziicar  empleado  su 
maximum  de  produccion,  coincide  con  la  elevacion  de  0,37 
en  el  alcohol  de  rolacion  de  u  de  la  primiliva.  En  tal  caso 
puede  producir  y  queda  en  el  vino  una  sustancia  acliva,  que 
vuelve  a  laderecha  el  piano  de  polarizacion,  que  no  fermen- 
ta,yque  deja  de  ser  aziicar  de  leche.  Conlinuando  la  reaccion 
sulfiirica  mas  alia  del  termino  que  acabamos  de  indicar,  hay 
alleracion  en  el  aziicar  fermentable  sin  cambio  notable  en  la 
rotacion. 

No  nosha  sido  posible  conseguir  mamelonar  ni  cristalizar 
el  aziicar  de  leche  que  los  acidos  han  hecho  fermentable.  Con 
la  reaccion  nitrica  produce  acido  miicico,  distinguiendose  por 
estas  dos  circunstancias  de  la  glucosa  de  la  uva,  con  que  la 
han  confundido  hasta  hoy  los  quimicos.  Por  su  rotacion  se 
clasifica  este  aziicar  entre  los  mono  y  bi-rotalorios,  bajo  cuyo 


540 
aspeclo  se  aproxima  a  nueslro  parecer  a  cierlo  aziicar  fer- 
mentable que  exisle  en  los  manas  del  comercio,  y  que  pudio- 
ra  nuiy  bien  no  sor  olra  cosa  que  el  elemenlo  fermentable  de 
la  melilosa  de  Mr.  Derlhelot. 

Tratado  con  levadura  el  aziicar  de  leche,  conlascondicio- 
nes  que  se  observanen  la  ferraenlacion  alcoholica.  se  obliene 
una  canlidad  apreciable  de  acido  carbonicosin  produccion  de 
alcohol,  ni  variacion  sensible  en  la  rolacion  ni  en  la  densidad 
de  la  disolucion.  Por  lo  lanto  este  acido  essoloal  parecer  un 
producto  de  la  sustancia  misma  del  ferraento. 

Cuando  se  calienlan  las  giucosas  a  100°  con  un  esceso  de 
alcali  caustico,  anulanl^  equivalentesdelabase.  El  aziicar  de 
leche  en  igualdad  de  condiciones  produce  un  resultado  iden- 
tico  al  de  dichas  suslancias.  Fundadosen  csta  propiedad  he- 
mes ideado  un  metodo  sacarimetrico,  que  guajda  cierla  analo- 
gla  con  el  de  Frommer. 

Siguiendo  con  los  aparatos  de  polarizacion  los  progresos 
de  la  reaccion  del  acido  nitrico  en  el  azucar  de  leche  bajo  las 
condiciones  que  se  observan  para  preparar  el  acido  mucico, 
se  nolan  cierlas  variaciones  molecularcs  que  ofrecen  a  nuestro 
modo  de  ver  algun  inleres.  El  efecto  inicial  del  acido  nitrico 
en  el  azucar  de  leche  se  revela,  como  el  del  sulfiirico,  por  un 
aumento  de  rolacion  de  \}  hacia  la  derecha.  Cuando  seha  ve- 
rificado  este  efecto,  vuelve  el  piano  de  rolacion  hacia  0,  acu- 
yo  punto  llega  al  cabo  de  cierlo  tierapo,  pero  sin  pasar  de  el; 
Uiego  varia  de  nuevo  a  la  derecha  en  cantidad  igual  a  la 
cuarta  parte  de  la  rotacion  primitiva  del  azucar  de  leche,  y 
en  llegando  a  este  limile  se  anula  la  rotacion  con  los  progre- 
sos de  la  reaccion  nitrica  para  no  volverse  a  reproducir. 

Es  de  advertir  que  la  formacion  del  acido  mucico  es  con- 
temporanea  de  la  reaccion  que  semarca  al  primer  moviraien- 
lo  del  piano  de  polarizacion  de  derecha  a  izquierda,  como  si 
se  verificase  dicha  reaccion  en  una  sustancia  dolada  de  rota- 
cion hacia  la  derecha.  La  produccion  del  acido  oxalico,  que 
se  manifiesta  unicamente  al  final  de  la  esperiencia,  coincide 
con  el  periodo  que  se  marca  por  el  segundo  raovimienlo  del 
piano  de  polarizacion  de  derecha  a  izquierda,  lo  cual  indica 
al  parecer  que  el  acido  oxalico  se  forma  tambien  con  los  cle- 


5il 
menlos  dc  una  suslancia  acliva  dolada  de  rotacion  ii  dcrecha, 
pero  dislinta  de  la  primera.  tanlo  on  la  epoca  de  sureproduc- 
cion  como  en  la  do  sii  ani(iiiilamienlo. 

La  propiodad  eomuii  que  poseen  dos  suslancias  Ian  dife- 
reules  como  el  aziicar  de  leche  y  la  goma,  de  dar  el  scr  a  un 
misnioproduclo  final,  el  acido  miicico,  bajo  la  inlluencia  del 
nilric'o,  presla  interes  al  cxamen  de  las  reacciones  de  esle 
acido  en  la  goma,  bajo  idenlico  punlo  de  vista  que  Iiemos 
cspecificado  respeclo  al  ay.ucar  dc  lechc.  Nos  parece  conve- 
nienle  resumirlo  aqui  con  brevedad. 

La  rolacion  de  la  goma  del  Senegal,  que  se  verifica  hacia 
la  izquierda,  se  vuelve  a  la  derecha  con  la  influencia  dc  los 
acidos,  segun  ha  observado  Mr.  Biot.  Bajo  el  influjo  oxidante 
del  acido  nidico  so  anula  dirha  rotacion  hacia  la  derecha  con 
el  progrcso  do  la  reaccion,  la  cual  pi-oduce  el  acido  miicico, 
luego  se  convierle  a  la  izquierda,  siendo  entonces  el  maxi- 
mum que  alcanza  la  rolacion  primiliva  de  la  goma.  En  esa 
cpoca  cs  solo  cuando  princi|)ia  la  reaccion  oxalica,  al  paso 
que  el  piano  de  polaiizacion  se  dirije  hacia  0.-,  mas  sin  poder 
llegar  a  el  en  las  condiciones  ordinarias  que  se  recomicndan 
para  la  preparacion  de  los  acidos  miicico  y  oxalico.  Entonces 
queda  en  el  agua-madre  una  suslancia  acliva  de  rolacion  lia- 
cia  la  izquierda.  En  tales  condiciones  puede  nolarse  que  el 
acido  miicico  se  forma  al  parecer,  como  sucede  con  el  aziicar 
de  leche,  de  una  suslancia  dotada  de  rolacion  a  la  derecha. 
Lo  contrario  se  nota  en  el  acido  oxalico,  quese  produce  al  pa- 
recer con  la  goma  por  una  suslancia  que  gira  a  la  izquierda. 

Con  presencia  de  estos  dates  no  se  puede  dudar  que  el 
acido  miicico  esel  resullado  final  de  la  reaccion  causada  por 
el  nitrico  en  una  misma  y  sola  suslancia.  que  so  produce  Irau- 
siloriamente  con  la  goma  y  el  aziicar  ile  leche.  Esta  revela- 
ciou  de  las  observaciones  opticas,  que  permile  seguir  con  la 
visla  las  fases  complexas  que  sufrcn  las  suslancias  oplica- 
mente  aclivas,  conlribuirii  en  esta  circunstaucia,  como  en 
olras  muchas  analogas,  a  proporcionar  los  medios  de  apode- 
rarse  al  vuelo  de  unos  productos  efimeros,  y  de  aislarlos.  De 
csle  modo  sera  facil  a  los  quiinicos  seguir  con  mas  seguridad 
la  filiacion  de  las  metamorfosis,  de  las  cuales  por  lo  regular 


542 
solo  pueden  comprobar  el  resultado  final;  no  siendo  el  menor 
servicio  de  los  prestados  a  las  ciencias  per  Mr.  Biot,  la  crea- 
cion  de  medio  Ian  original  y  fecundo  de  invesligaciones. 


Nuevos  esperimentos  sobre  la polaridad diamagnelica.  (Estrac- 
to  de  una  carta  de  Mr.  J.  Tyndall  al  Profesor  Mr.  A.  de  la 
Rive.) 

(Bibliol.   univ.   de  Ginebra,  enero  I8S6.) 

Supongo  ya  conocido  mi  aparalo  y  los  esperimentos  he- 
chos  con  el  bismuto  y  el  vidrio  pesado,  pero  voy  a  afladir  aho- 
ra  algunos  pormenores  sobre  las  indagaciones  que  he  realiza- 
do  posteriormente;  y  a  fin  de  ilustrar  mejor  este  punto,  ad- 
milire  las  condiciones  que  para  demoslrar  con  todo  rigor  la 
polaridad  diamagnelica,  exijen  los  que  mas  opuestos  seliallan 
a  reconocer  su  existencia.  Una  deellas  es  emplear  en  la  ope- 
racion  fragmentos  aislados  de  bismuto  en  vez  de  usarlo  sin 
Iriturar.  Al  efecto  tomo  cierta  cantidad  de  este  metal,  y  lo 
espongo  al  aire;  a  muy  poco  tiempo  se  empana  a  causa  de 
una  oxidacion  superficial,  y  se  inutiliza  para  servir  de  con- 
ductor a  una  corriente  electrica;  pero  metido  en  un  tubo 
dicho  polvo  produce  un  desvio  del  iman  en  cl  mismo  senli- 
do  que  el  que  determina  una  raasa  corapacta  de  bismuto.  El 
antimonio  es  mejor  conductor,  y  sin  embargo  es  menor  su  fa- 
cultad  diamagnetica,  locual  prueba  que  los  efectos  observa- 
dos  dependen  con  efecto  de  la  propiedad  diamagnetica  misma, 
y  no  de  la  fuerzaconduclora  de  la  suslancia  somelida  al  es- 
perimento.  Hay  mas:  el  cobre,  que  es  proximamente  cincuen- 
ta  veces  mejor  conductor  que  el  bismuto,  tiene  una  potencia 
diamagnelica  casi  nula.  Erapleando  el  aparalo  que  se  ha  usado 
para  los  diversos  esperimentos  referidos,  no  seobliene  con 
dicho  metal  efecto  alguno  apreciable,  lo  cual  no  debiera  su- 
ceder  si  los  fenomenos  dependieran  de  las  corrientes  indu- 
cidas. 

Si  paso  a  los  cuerpos  verdaderamense  aisladores,  dire  que 
independienlemente  de  las  esperiencias  verificadas  con  vidrio 
pesado,  he  hecho  otrascon  cilindros  de  azufre,  marmol  esla- 


543 
luario,  cera,  espato  calizo,  nitro  y  fosforo;  habiendome  dado 
lodos  signos  de  polaridad  igualmente  distinlos,  aunque  en 
menor  grado  que  el  bismuto.  Resulta  pues  que  una  eslalua 
de  marmol,  sometida  a  la  influencia  del  raagnetismo  terres- 
tre,  tiene  en  la  base  un  polo  Norte  y  en  el  vertice  otro  Sur; 
precisamente  en  condicion  inversa  bajo  este  punlode  vista  de 
la  de  una  estatua  de  hierro  que  se  hallase  en  condiciones  ana- 
logas.  Indudablemente  ha  de  suceder  lo  misrao  con  todo  cuer- 
po  humano  colocado  de  pie  en  la  superficie  de  la  lierra,  puesto 
que  son  diamagnelicos  lodos  los  tejidos  de  que  se  compone. 

En  cuanto  a  los  liquidos,  be  probado  del  misrao  modo 
que,  alpaso  quesoluciones  de  clorurosde  cobaltoy  de  niquel 
y  sulfalo  de  hierro,  puestas  en  lubos  de  vidrio  y  rodeadas  de 
una  helice  cruzada  por  una  corriente  electrica,  obran  como 
si  fuesen  hierro  dulce,  el  agua  destilada,  sulfato  de  cobre  y 
otras  sustancias  diamagneticas  manifiestan  la  polaridad  de 
esta  misma  clase,  como  sucede  con  un  cilindro  de  bismuto. 
No  me  seria  dificil  aumentar  indefinidamente  el  numero  de 
sustancias  sometidas  al  esperimenlo. 

Anadire  por  ultimo,  que  es  facil  deducir  a  priori,  delprin- 
cipio  de  la  polaridad  diamagnetica,  todos  los  fenomenos  rela- 
tivos  a  la  accion  magno-cristalina;  de  otro  modo  es  hasta  im- 
posible  esplicar  la  mayor  parte  de  ellos.  Es  raro  por  cierto 
que  no  se  haya  insistido  mas  en  las  discusiones  quese  ban  sus- 
citado  sobre  esta  materia.  Particularmente  algunos  de  los  pri- 
meros  esperimentos  de  Mr.  Faraday,  que  prueban  que  la 
fuerza  magno-cristalina  no  es  atractiva  ni  repulsiva,  indu- 
cen  por  necesidad  a  confesar  que  es  polar  (1). 


(1)  En  mi  tratado  de  eleclricidad,  tomo  i,pag.  576,  hice  ya  notar 
que  los  fenomenos  magn(5ticos  y  diamagndticos  que  presentan  los  crista- 
les  se  esplican  perfectamente  admitiendo  la  existencia  de  una  polaridad 
diamagnetica  analoga  a  la  magn^tica,  con  tal  que  se  tenga  al  mismo  tiem- 
po  en  cuenta  la  influencia  de  la  estructura  molecular,  cuyo  efecto  ha  de- 
moslrado  y  analizado  tan  bien  Mr.  Tyndall.  (J.  de  la  Hive.) 


544 


Memoria  sobre  la  leoria  de  la  esperiencia  de  Leidenfrost,  re- 
ferenle  a  lo  que  se  observa  al  echar  un  cuerpo  liquido  sobre 
una  super jicie  caliente;  por  Mr.  Bufi'. 

(An.  de  Quiin.  y   Fis.,  octuhre  1856.) 

Tres  leorias  se  ban  discurrido  para  esplicar  los  fenomenos 
singulares  que  suceden  cuando  se  echa  iin  cuerpo  liquido  so- 
bre una  superficie  calienle. 

1.'  Se  ha  supueslo  que  al  liquido  lo  separaba  de  la  cara 
solida  calentada  una  capa  de  vapor,  que  lo  sostenia  en  virtud 
de  su  elaslicidad.  Se  dedico  parlicularmente  Mr.  Person  a 
juslificar  con  esperiencias  esla  manera  de  ver. 

2.*  Se  ha  admilido  la  exislencia  de  una  fuerza  repulsiva 
particular  que  actuaba  entre  la  cara  calenlada  y  el  liquido. 
Esla  parece  ser  la  opinion  de  Mr.  Bouligny. 

3,"  Se  han  considerado  los  fenomenos  como  resultando  me- 
ramenle  de  un  gran  cambio  de  la  raagnitud  de  las  fuerzas  ca- 
pilares:  no  mojando  el  liquido  a  la  cara  calentada,  no  seria 
intimo  el  contacto  de  anibos  cuerpos,  y  por  tanto  se  corauni- 
caria  con  ditlcultad  el  calor  del  uno  al  otro. 

Las  dos  hipotesis  primeras  exijen  que  haya  algun  inlervalo 
sensible  entre  el  liquido  y  la  cara  calentada;  la  tercera  per- 
mite  que  haya  contacto  en  cierlos  puntos  al  menos.  Mr.  Buff 
se  ha  propuesto  demostrar,  contra  la  aseveracion  de  varies 
fisicos,  que  se  verificaba  realraente  dicho  contacto.  A!  efecto 
ha  hecho  la  esperiencia  siguiente:  en  una  capsula  de  plata, 
calentada  con  una  lampara  de  espiritu  de  vino,  echo  agua 
deslilada  caliente,  que  inmediatamente  lomo  el  estado  esfe- 
roidal;  metio  en  el  agua  un  alambre  de  cobre,  que  comuni- 
caba  con  uno  de  los  estremos  de  un  gaivanoraelro,  y  puso  el 
otro  estremo  del  mismo  galvanonoetro  en  relacion  con  la  cap- 
sula de  plata.  Mientras  fue  poca  el  agua,  no  hubo  corriente 
alguna  sensible;  pero  en  cuanto  se  echaron  en  la  capsula  300 
gramos  de  agua,  a  fin  de  que  fuese  mas  intimo  el  contacto, 
sin  alterarse  no  obstante  el  estado  esferoidal,  el  desvio  de  la 
aguja  del  gaivanoraelro'  indico  el  paso  de  una  corriente  nacida 


545 
del  coiilacto  del  agiia  con  el  cobre  y  la  plata.  Convirtiendo 
al  agua  en  conductriz,  afiadiendola  una  gota  de  acido  sulfiirico, 
baslo  echar  130  gramos  para  determinar  la  produccion  de  una 
corriente;  introduciendo  por  ultimo  en  el  circuilo  cuatro  ele- 
mentos  de  Bunsen,  basto  una  gota  de  15  a  20  milimetros  de 
diametro  para  trasmilir  la  corriente, 

De  estas  esperiencias  concluye  Mr.  Buff,  (|ue  un  liquido 
conductor  que  ha  tornado  el  estado  esferoidal  en  una  lamina 
calenlada,  no  detiene  enteramenle  el  paso  de  la  eleclricidad. 
Parece  este  tanto  mas  dificil,  y  do  consiguiente  menor  el  nii- 
mero  de  puntos  de  conlacto,  cuanto  mas  pequena  es  la  gota,  y 
mas  alia  la  temperalura  de  la  lamina. 

Ha  notado  tambien  Mr.  Buff,  que  cuando  se  ocasiona  el  es- 
tado esferoidal  echandoun  liquido  volalil  sobre  otro  fijo  mas 
caliente.  v.  gr.,  agua  sobre  aceite,  presenla  la  superficie  del  li- 
quido inferior  utia  depresion  enteramenle  parecida  a  la  que  so 
observa  cuando  flota  un  solido  en  la  superficie  de  un  liquido 
que  no  se  moja. 

Algunos  fisicos  ban  vislo  directamenle  un  intervalo  sensi- 
ble entre  el  liquido  en  eslado  esferoidal  y  la  cara  caliente  que 
losostiene.  Advierle  Mr.  Buff  que  dichos  fisicos  ban  observado 
masascortisimasde  liquido.  En  tal  caso  la  gota  puede  verse 
levantada  un  instante  por  los  vapores  que  se  forman  debajo, 
eae  luego  por  su  propio  peso;  y  como  estas  alternativas  se  re- 
piten  con  frecuencia,  resulta  que  se  puede  ver  la  llama  de  una 
vela  u  otro  objeto  por  el  eslilo,  como  si  constantemente  bubiera 
un  intervalo  sensible  entre  el  liquido  y  el  solido. 


FlSlCit  OEL.  OL.OBO. 


Monfanas  y  volcanes  de  Hmoai;  por  Mu.  Marechal. 

(L:i  science  pour  liiiLs,  10  enero  -I8S6.) 

Desde  que  so  sosj)ech6  la  existencia  do  ciertas  relaciones 
entre  la  produccion  de  los  temblores  do  liorra  y  las  erupciones 

TOMO  vr.  35 


volcanicas,  los  sabios  ban  dirigido  sus  Irabajos  con  niicvo  ar- 
dor hacia  los  volcanes.  Do  ese  modo  el  Vesubio,  Elna  y  el 
Stromboli,  csUuliados  liacc  muclio  liompo,  ban  sido  objelo  de 
nuevas  invesligacioncs  por  parte  do  Mr,  Carlos  Deville.  Los 
trabajos  Uevados  a  cabo  hace  medio  siglo  acerca  de  los  princi- 
pales  grupos  volcanicos  de  la  licrra,  ofrecen  por  lo  demas  a  los 
sabios  modernos  una  coleccion  de  observaciones  ya  baslanlc 
preciosa. 

A  MM.  A.  de  Humboldt  y  Boussingault  soraos  deudores 
de  los  documentos  mas  interesantes  y  lalos  relalivos  a  los  vol- 
canes de  America.  Bory  Saint-Vincenl  ha  descrito  espccial- 
mente  los  de  las  islas  de  Africa,  el  pico  de  Tenerife  y  el  volcan 
de  la  isla  de  la  Reunion;  ya  mullitud  de  sabios  de  lodas  las  na- 
ciones  ban  sondeado  los  era  teres  del  Heel  a,  y  observado  los  fe- 
nomenosdc  los  f/eijsers  de  Islandia. 

Unicamente  el  estudio  de  los  volcanes  de  Oceania  es  el 
que  se  ha  descuidado  hasta  ahora.  Y  no  es  porque  fallan  mon- 
lanas  ignivomas  en  dicha  parte  del  mundo;  al  contrario,  hay  en 
aquellas  regiones  algiinos  territories  Uenos  de  productos  vol- 
canicos hasta  tal  punlo,  que  seria  dificil  hallar  otros  pareci- 
dos  en  ningun  pais  del  globo. 

En  la  isla  de  Hawai  (la  antigua  Owhyhee),  la  tierra  ma- 
yor del  archipielago  de  Sandwich,  por  ejemplo,  existe  una 
region  tan  llena  de  montanas  volcanicas  que  no  se  parece  a 
paisage  alguno  lerrestre.  El  conjunto  de  sus  picos  conicos,  de 
los  cuales  se  clcvan  algunos  a  considerables  alturas,  le  dan 
mas  bien  el  aspecto  de  las  cercanias  de  la  niontana  de  Ty- 
cho  en  la  Luna,  tal  como  nos  la  presentan  los  telescopies  de 
mayor  aumento. 

Una  carta  de  Mr.  Marechal,  inserta  en  el  num.  62  de  los 
Anales  de  la  propagacion  de  la  fe,  nos  dice  que  Hawai  es 
una  tierra  de  volcanes,  y  que  el  mas  considerable  cuenta  mil 
bocas,  sin  que  haya  exageracion.  Apenas  existe  en  aquella 
isla  paraje  alguno  en  que  no  se  encuentren,  ya  crateres  cega- 
dos,  ya  inmensas  llanuras  de  lava,  ya  en  fin  montecillos  de 
formacion  volcanica.  Todo  anuncia,  dice  el  misionero,  que  en 
lo  pasado  no  ha  sido  esta  tierra  sino  un  vasto  incendio,  y  que 
bajo  el  suelo  se  ocultan  todavia  abismos  de  fuego.  Sin  em- 


547 

bargo,  la  isla  es  ferlil,  liene  buenos  pastos,  y  mantiene  en  las 
faldas  del  Maunakea  mas  de  20.000  loros  salvajes. 

Ilabiendo  verificado  la  ascension  del  pico  de  Hualalai,  si- 
luado  frente  a  la  bahia  de  Kailua,  con  sucompaiiero  Mr.  Julio 
Remy  de  Livry,  ha  medido  su  altura,  que  es  de  8G81  pies. 
Dicha  raontafia  esta  cubierta  de  multitud  de  crateres  apaga- 
dos,  cuyos  nombres  son  en  estremo  originales.  El  mas  famoso 
es  el  llamado  Ka-Hualalai,  y  se  parece  a  una  chimenea  en- 
negrecida  en  la  ciispide  por  el  humo  y  el  hollin,  formando  un 
agujero  eslrecho  y  profundo  hasta  lal  grado,  que  segun  el  di- 
cho  de  los  Hawaianos,  que  no  lo  ban  vislo  siquiera,  el  im- 
prudente  que  se  lirase  a  el  por  la  mauana.  aiin  no  habria  lle- 
gado  al  fondo  por  la  tarde.  «En  cuanto  a  nosotros,  que  lo  he- 
raos  examinado  de  cerca  arrojando  denlro  piedras  enormes, 
nos  heraos  curado  de  las  hiperboles  bawainianas.)) 

De  lo  alto  de  la  ciispide  notaron  los  viajeros  unas  espe- 
cies  de  cupulas  cubierlas  de  nieve,  las  gigantescas  monlanas 
Maunakea,  Hamakua,  Kaua,  Ilaleakala,  Maunaloa,  etc.;  con- 
siderandose  esta  ultima,  llamada  comunmente iK/owna^'oa,  como 
la  mas  alta  de  la  Oceania,  y  se  la  suponen  4.833  metros  de 
altura.  Las  llanuras  circunvecinas  mucho  mas  bajas,  el  cen- 
tre de  la  isla  entre  los  montes,  asi  como  la  superficie  del 
Oceano,  aparecian  veladas  con  un  lelon  que  ofrecia  a  sus  ojos 
como  un  estenso  mar  que  banaba  las  escarpadas  laderas  del 
pico  por  mucho  mas  abajo  de  sus  pies.  Todos  los  grandes  bos- 
ques  que  circundan  a  Hawai  estaban  envuellos,  lomismo  que 
la  playa,  en  aquellos  vapores  acumulados,  pudiendo  lini- 
camente  fijar  sus  miradas  en  las  grandes  montanas  ve- 
cinas,  que  elevaban  sus  cimas  mas  alia  de  las  nubes.  El  ter- 
mometro  centigrado  descendio  a  7  grades  bajo  cero,  al  paso 
que  el  calor,  a  la  orilla  del  mar,  es  regularmente  de  28  a 
29  grades. 

Una  estension  poco  considerable  de  bos((ues  virgenes  se- 
para  el  pico  Hualalai  de  la  boca  mas  ancha  del  lago  Igneo, 
que  es  un  abismo  de  fuego  de  tres  leguas  de  circunferencia, 
al  cual  arrojaban  los  antiguos  Hawaianos  los  huesos  de  los 
rauertos,  con  objeto  de  aplacar  el  hambre  de  Pele,  diosa  de 
los  volcancs. 


548 

Finalmenle,  MM  Marechal  y  Julio  Remy  escalaron  los 
llancos  del  Maunaloa  basla  i.OOO  pios  proximamenle  sobrc  el 
nivel  del  mar.  El  licmpo  oslaba  nublado,  y  el  coloso  oceanico 
se  perdia  en  las  luibes.  El  hurao  de  los  fuegos  sublerraneos  se 
elevaba  en  diferenles  punlos  en  una  estension  de  4  6  1)  le- 
puas,  escapandose  por  las  grielas  como  si  fueran  otras  tantas 
Ironeras.  «Este  mar  de  lavas,  dice  Mr.  Marechal,  ardia  aim 
no  hace  un  siglo;  para  Uegar  a  el  bajamos  por  una  cuesla 
baslanlc  suave  y  por  cnire  paredes  escarpadas,  como  si  es- 
luviera  corlado  a  cincel.  Al  cabo  de  25  minulos  eslabamos 
en  el  abismo,  que  presenla  una  vasla  capa  de  lavas  porecida 
a  un  lago  de  bronce  rodeado  de  alios  escarpes.  La  superficie 
lisa  esla  surcada  de  Norlc  a  Sur  por  una  zona  de  enormes  pie- 
drasvolcanicas  aniontonadas  unassobre  otras.  Antes  deentrar 
en  la  parte  del  volcan  en  actividad,  de  una  legua  de  circunfe- 
rencia  proximamenle,  y  que  vl  ardiendo  toda  cuando  llegue  a 
la  isla,  distinguimos  un  cono  truncado  dc  8  a  10  pies  de  alto, 
en  cuyo  interior  se  oian  detonacionos  sordas.  Ese  ruido  conli- 
nuo  infundio  terror  en  nueslras  almas,  conociendo  que  eslaba- 
mos sobre  uuos  abismos,  de  los  cuales  solo  nos  separaba  una 
costra  de  algunos  pies.  Al  aproximarnos  al  cono  distinguimos 
las  paredes  interiores  rojas  por  el  fuego. 

))Desde  la  ciispide  la  vista  contempla  y  se  detiene  en  la  su- 
perficie de  una  materia  incandescente  en  fusion,  de  un  rojo  mas 
encendidoque  el  de  la  sangre,  que  subia  a  borbotones.  El  fluido 
tiene  de  12  a  15  pies  de  profundidad,  perdiendose  la  vista  en  la 
ancha  dimension  del  lago  abrasado  que  se  esliende  por  los 
nancos  del  cono  que  pisamos.  El  calor,  el  olor  de  azufre  y  la 
inseguridad  de  la  solidez  de  las  lavas  que  nos  sostienen,  solo 
nos  han  permitido  contemplar  tan  magestuoso  horror  por  algu- 
nos segundos. 

A  cien  pasos  proximamenle  hallamos  otro  crater,  y  el  fue- 
go y  la  lava  en  fusion  salian  por  unas  grielas.  El  ruido  sub- 
lerraneo  era  parecido  al  de  una  maqu  ina  de  vapor  cuando  fun- 
ciona,  6  como  el  ruido  regular  del  flujo  y  reflujo  del  mar,  6 
biensemejante  al  delos  fuellesde  una  gran  herreria.  La  lava 
principia  a  rebosar  por  unas  hendiduras,  mudando  de  color 
al  conlacto  del  aire:  su  hermoso  color  rojo  se  convierle  en  el 


549 
(le  bronce,  y  sc  iiploma  luego.  Todo  anuncia  la  proximidaddc 
una  erupcion. 

Con  efeclo,  principia.  Nos  hallamos  a  la  oiilla  do  un  lago 
de  luego  de  100  pies  de  largo  por  70  de  ancho.  El  fliiido  subc 
ondulando  do  Sur  a  Norle,  peio  al  cabode  un  cuarto  de  bora 
baja  olra  corriente  de  Norle  a  Sur,  establcciendose  dos  con- 
trarias  de  lava  en  fusion.  Con  una  marmila  de  boja  de  lala 
sujela  a  la  punla  deun  baston  sacamos  un  poco  de  liquido 
birviendo,  e  imprimiraos  en  el  algunas  monedas;  pero  laira- 
presion  sale  nial,  sefialandose  apenas  las  letras.  Mienlras  que 
nos  ocupabamos  de  esle  modo  de  acunar  moneda  enunade  las 
fraguas  mas  aclivas  de  Vulcano,  viene  una  rafaga  de  vienlo  y 
sellevanuestrossombrcrosen  medio  del  abrasado  lago;  uno  de 
ellos  lo  sumergio  en  menos  de  un  segundo  una  onda  de  fliii- 
do  que  lo  arrollo  como  si  fucra  una  ola,  y  el  otro,  que  era  el 
raio,  resplandccia  en  la  supcrficie  con  gran  sentimienlo  mio. 
P.D.  Por  una  carta  escrita  en  Hilo  (islade  Hawai)con 
iecha  13  do  oclubre  dc  1855,  y  que  se  ba  publicado  en  el 
Washington  Intelligencer ,  saberaos  que  continua  la  erupcion 
del  gran  volcan  de  que  acabamosde  hablar,  y  que  basla  lo- 
ma  una  eslension  de  las  mas  amenazadoras. 

»E1  gran  horno  de  Maunaloa,  se  dice  en  la  referida  carta, 
se  balla  on  plena  aclividad.  Durante  36  dias  no  ha  dejado  de 
correr  la  lava  en  fusion  basla  el  pie  de  la  monlana.  Nuestra  at- 
raosfera  de  Hawai  se  encuenlra  sobrecargada  de  gas  y  bumo.  a 
cuyo  traves  aparecen  los  rayos  del  sol  como  dc  un  amarillo 
oscuro. 

»La  cantidad  de  lava  que  sale  de  esle  inmenso  doposilo  es 
enorme.  Las  partes  mas  elevadas  de  la  monlana  eslan  cubier- 
tas  de  lava  humeanle  en  una  vasta  eslension,  al  paso  que  las 
erupciones  de  dicha  materia  en  fusion,  verificadas  en  los  flan- 
cos,  ban  corrido  por  una  superficie  de  muchas  millas  de  es- 
lension. La  corrienle  principal  de  lava,  lomandoen  cuenta  lo- 
daslassinuosidades,  lienemas  de  50  millas  de  longitud  por  3 
de  lalitud  media,  y  aiin  continua  corriendo  en  direccion  de 
nuestra  bahia.  Se  calcula  en  10  millas  la  distancia  que  aiin  la 
separa  de  nosotros. 

))Va  trazando  Icntaraenlc  su  camino  por  medio  debosques 


550 
profundos  y  cspesas  malezasque  hay  a  nueslra  espalcia,  y  no 
l)arara  hasla  el  mar,  a  no  ser  que  llegiie  a  agolarsc  Ian  inmenso 
manantial  tie  lava.  El  2  del  presenle  nies  Mr.  Mac-Culley  y 
yo  heraos  ido  a  obscrvar  la  eriipcion,  siguiendo  el  caiice  del 
rio  Wailuku.  Cualro  dias  y  medio  gaslamos  en  llegar  al  crater 
de  la  cima.  siguiendo  la  terrible  corriente  de  lava  desde  el  11- 
mite  de  los  bosques  hasla  la  cuspide  de  la  montana. 

»En  esle  momenlo  corre  la  lava  per  un  silio  cubierlo,  de 
modo  que  solo  se  puede  ver  en  los  puntos  por  donde  salen  gases 
con  abundancia.  Es  una  cosa  imponenle  en  verdad.  Hemes 
examinado  uno  de  los  respiraderos,  a  cuyo  Iraves  hemos  visto 
la  terrible  corriente  que  iba  por  bajo  de  nosotros  con  la  celeri- 
dad  de  iO  nudos  por  algunos  parajes.  Despues  de  una  ausencia 
dediez  dias  volvimos  en  direccion  de  Kailua.  Lo  que  hemos 
visto,  lo  que  hemos  oidoy  esperimentado,  esimposibledescri- 
birlo.)) 


FIISICA    APL.1€i%Uil. 


Nota  rclnliva  a  las  immdacioncs;  por  Mn.  Dausse,  inijvniero 
fjefe  de  piientes  y  cahodas.  encarf/ndo  de  la  esladhlica  de 
los  rios  de  Francia. 

(CiJsnios,   l\  juUn  ^83C.) 

Las  sorprendentes  inundaciones  que  serepiten  desde  1840, 
y  que  causan  Ian  grandes  y  tan  dolorosas  perdidas,  escilan 
naturalmente  la  cuestion  relativa  a  si  la  ciencia  puede  conju- 
rar  este  azote  para  lo  sucesivo,  averiguando  desde  luego  si 
estamos  en  via  de  conseguir  este  feliz  resultado. 

En  la  actualidad  se  construycn  rauchos  nuevos  diques,  y 
se  reponen  y  reedifican  los  antiguos  aiin  mas  eslensos.  Todo 
esto  cuesta,  como  es  nolorio,  grandes  deserabolsos  al  Eslado 
y  a  los  riberenos;  pcro  despues  de  haber  preservado  de  esta 
mancra  por  un  tiempo  mas  6  menos  largo  nuestros  valles  y 
nuestras  ciudades,  vemos  que  unas  inundaciones  cada  vez 
mayores  desbordan  todos  los  diques  que  so  creian  insumer- 


551 

(jiblcs,  y  causan,  en  la  inisma  proporcion  dc  su  allura,  los 
mas  tenibles  cslragos. 

No  solo  nadic  prolesta  conlra  la  calilicacion  que  acabamos 
de  cslampar,  sino  que  a  nuestra  vista  se  ejccutan,  segun  esle 
sistema  cada  vez  mas  en  boga,  vastos  proyeclos  recienle- 
nienle  adoplados. 

Y  aun  hoy,  al  reconslruir  con  gran  premura  los  diques 
arraslrados,  ^no  se  les  anade  una  elevacion  de  algunos  pies 
en  eslos  mismos  puntos  y  en  lodos  los  demas,  y  tal  vez  se 
conviene,  despues  de  muchas  discusiones  efimeras,  en  dejar 
las  cosas  en  su  actual  eslado? 

;,Acaso  no  ha  llegado  el  momeulo  de  demoslrar  que  el 
sistema  de  los  diques  insiimergibles  cs  ilusorio,  ruinoso  y  fu- 
neslo? 

Y  en  rigor,  antes  de  liegar  tan  lejos,  de  urgencia  en  ur- 
gencia,  en  el  dcsdichado  sistema  de  encerrar  escesivaraenle 
dentro  de  diques  a  los  rios,  conveudria  averiguar  si  so  puede 
senalar  un  limitc  a  sus  mayores  crecidas;  cuestion  primera  y 
fundamental,  cuestion  casi  pueril  a  fuerza  de  ser  natural,  y 
que  no  obstante  puedo  decir  con  loda  ingenuidad  que  por  na- 
die  he  visto  propuesta. 

La  mayor  crecida  del  Sena,  desde  que  se  anota  diariamentc 
su  altura,  es  decir,  desde  1777,  6  cerca  de  80  afios,  fue  la 
de  3  de  encro  de  1802,  que  subio  a  7", 45. 

El  termino  medio  de  los  80  indximos  annates,  6  la  crecida 
media,  no  es  sino  de  4'°,56;  es  pues  inferior  en  mucho,  en 
cerca  de  3°*,  a  la  crecida  de  1802. 

Pero  en  tiempos  pasados  ha  habido  crecidas  mucho  ma- 
yores. En  efeclo,  la  de  25  de  diciembrc  de  1740  subio  a  7"", 90; 
la  de  1."  de  marzo  de  1658  a  8°", 80;  y  la  mayor  de  que  se 
ha  conservado  medida,  esto  es,  la  de  11  dejuliode  1615,  mas 
alta  en  0°',24,  llego  a  9", 04;  altura  que,  como  se  ve,  casidu- 
plica  la  crecida  media. 

Mi  estadislica  de  los  rios  de  Francia,  cuyos  prinieros  en- 
sayos  sedigno  coronar  la  Academia  en  1840,  y  que  tocaria  a 
su  termino  si  no  me  saliesen  al  paso  indecibles  dificultades 
para  hacer  las  comprobaciones  y  correcciones  que  exije.  de- 
muestra  que  en  todos  los  rios  y  en  lodos  los  puntos  de  su 


5o2 

curso  ha  resullado  un  hcclio  parecido  al  que  acabo  de  citar 
respeclo  del  Sena;  es  decir,  que  en  todos  se  lian  vislo  creci- 
das  casi  sin  relacion  alguna  con  su  estado  ordinario. 

Es  verdad  qne  estas  lerribles  crecidas  ocurren  pocas  ve- 
ces;  pero  no  es  nienos  cierlo  qne  nadie  conoce  la  causa  6  la 
ley  de  su  aparicion.  El  Isere  tnvo  cinco  desbordaniienlos  en 
elsiglo  XVIII;  en  1711,  1733,  1740,  1704  y  1778.  En  nues- 
tro  siglo  ha  tenido  dos,  si  no  Ian  alarmanles  corao  los  citados, 
por  lo  menos  bastante  meraorables;  en  1816,  y  muy  recien- 
temenle.  La  crecida  de  1816  subio  en  Grenoble  a  3°", 70,  y  la 
de  1856  acaba  de  siibir  a  3",80.  Pero  la  de  1778  Uego  a  3M0, 
siendo  asi  que  la  crecida  media  de  este  rio  es  de  2'°,40. 

Senlados  estos  hechos,  pregunto:  ^que  razon  hay  para 
creer  que  nose  reproduciran  crecidas  Ian  alias  6  mas  que  la 
de  1778  en  el  Isere,  y  que  la  de  11  de  julio  de  1615  en  el 
Sena? 

El  clima,  a  lo  que  se  sabe,  no  ha  cambiado;  y  por  lo  que 
respecla  al  Isere,  su  lecho,  en  una  longitud  de  mas  de  15  le- 
guas  hacia  arriba  de  Grenoble,  ha  sido  encerrado  entre  alios 
diques;  y  en  lugar  de  una  dilalada  llanura,  donde  a  cada  cre- 
cida formaba  lagunas,  tiene  actual menle  un  eslrccho  canal 
abierto  entre  enormes  diques. 

;,Cual  es  la  causa  de  las  crecidas? 

Estas  proceden  de  abundanles  lluvias  que  se  prolongan  y 
comprenden  una  vasta  comarca,  y  a  las  que  a  veces  se  unen 
rapidos  derretimienlos  de  nieves;  lluvias  y  derrelimientos  que 
resullan  de  ciertos  vientos,  cuya  duracion  nadie  se  atreveria 
a  asegurar  que  no  ha  podido  ser,  por  espacio  de  12  6  24  bo- 
ras, mas  larga  que  en  la  epoca  de  las  may  ores  crecidas. 

En  julio  de  1851  un  viento  del  S.  0.  trajo  durante  48  boras 
sobre  las  cimas  calcareas  proximas  a  la  Gran-Cartuja  un  aire 
hiiraedo  y  tibio  procedenle  de  Africa,  que  rozo  ligeramente 
el  Mediterraneo;  el  enfriamlento  que  esla  masa  de  aire,  sin 
cesar  renovada,  esperimentaba  al  pasar  por  estas  montanas, 
las  mas  elevadas,  y  por  lo  lanto  las  mas  frias  que  habia  en- 
conlrado  en  su  camino  por  nueslro  conlincnte,  ocasionaba 
una  caida  de  agua  tan  copiosa,  que  no  eran  golas  grucsas  y 
accleradas  lo  que  se  veia  caer,  sino  verdaderos  hilos  conli- 


353 

nuos  dc  agua.  Si  el  vienlo  que  la  Iraia  hubiese  duiado  12  u  M 
horas  mas,  hubieramos  vislo  indudablemenle  iin  nuevo  dilu- 
vio,  sin  que  ninguna  ley  fisica  conocida  se  hubiese  opueslo  a 
tamana  cataslrofe. 

Este  es  un  ejemplo  memorable,  del  que  saco  esla  con- 
secuencia.  harto  sencilla  e  inconleslable,  y  sin  embargo 
desconocida  a  pesar  de  su  inmensa  importancia.  «No  hay  li- 
mite  asignable  a  las  grandes  crecidas  de  nuestros  rios;  y  lanto 
los  diques  del  Loira  cuanto  los  del  Rodano,  el  P6  y  olros,  no 
son  insumergibles.» 

Pudiera  citar  un  valle,  en  el  que  nuestros  anlepasados  se 
limilaban  a  asegurar  los  ribazos  de  los  rios,  y  despues,  a  ma- 
yor 6  menor  dislancia  por  ambas  paries,  levantaban  montones 
de  tierra  un  poco  encima  del  punlo  a  que  llegaban  las  creci- 
das ordinarias.  Entre  estos  montones  y  los  rios  hacian  las  plan - 
taciones  a  que  menos  podia  perjudicar  una  inmersion  pasa- 
gera,  y  mas  alia  las  mas  delicadas.Las  grandes  crecidas,  que 
son  precisamente  las  mas  cargadas  de  cieno,  lo  invadian  todo; 
pero  aunque  es  verdad  que  deslruian  las  cosechas,  tarabien 
lo  es  que  dejaban  un  abono  que  dispensaba  en  los  anos  si- 
guienles  de  estercolar  la  tierra  inundada;  dc  esta  manera,  los 
perjuicios  causados  a  las  cosechas  un  afio,  en  el  Irascuiso  de 
diez  6  veinte  se  hallaban  cumplidamenle  indemnizados. 

Posleriormente,  en  la  necesidad  de  dar  a  los  diques  ma- 
yor altura  a  cada  nuevo  desbordamiento,  se  vino  a  parar  al 
estrerao  de  no  querer  arriesgar  cosa  alguna,  esto  es,  a  los 
prelendidos  diques  insumergibles,  con  los  canales  de  sanea- 
miento,  que  son  el  complemenlo  y  la  perfeccion  de  este  sis- 
tema  en  los  cases  mas  rebeldes.  En  verdad,  el  cosle  de  estos 
diques  colosales  y  el  de  los  canales  hace  pagar  segunda  vez 
la  tierra;  su  conservacion  es  un  impuesto  abrumador;  y  aun- 
que noes  necesario  beneficiar  de  liempo  en  liemi)o  aquella, 
ocurren  algunas  veces,  y  en  la  aclualidad  sucede  asi,  devas- 
taciones  horrorosas,  que  se  hubieran  evitado  con  el  modesto 
sislema  de  nuestros  padres. 

Entonces  igualmente  los  cauces  abandonados  que  se  en- 
cuentran  en  todas  partes  se  cegaban  poco  a  poco,  y  con- 
cluian  por  quedar  habililados  para  el  cullivo,  mienlras  que 


1)1)4 
con  los  cliquos  insumeigibles  (lucdaii  conveilidos  en  cloruos 
|)anlanos,  al  paso  que  his  lierras  bajas  y  frias  quedan  redu- 
cidas  a  la  iniposibilidad  do  Icvanlarse  en  liempo  algnno.  Pu- 
diera  citar,  si  ])rcciso  fiiesc,  una  peninsula  (pie  las  crocidas 
ban  lerraplcnado  por  si  mismas,  levantandola  ccrca  do  l"'  en 
J)0  anos,  y  que  en  lugar  de  los  juncos  y  espadanas  que  lini- 
camcnlc  producia  en  olro  tiempo,  produce  boy  Irigo  y  cana- 
mo  cu  abuudancia,  a  los  que  las  crecidas  casi  ningun  dafio 
causan. 

En  la  parte  inferior  del  valle  del  Rodano,  el  espaciocom- 
prendidoenlre  el  ribazo  del  rio  y  el  elevado  murallon  quedc- 
liende  vaslos  lerrenos,  liene  el  nombre  particular  dc  scgo- 
neaux.  Pues  bien:  estos  segoneaux  eslan  hoy,  raerced  al  ter- 
raplenado  natural,  mucho  mas  alios  que  el  terrene  cerrado, 
producen  cosecbas  mucho  mas  ricas,  y  los  terrenes  se  venden 
a  una  mitad  mas,  y  a  veces  a  doble  precio  que  los  terrenos 
preservados.  Eslehecho,  y  otros  muchos  no  menos  concluyen- 
tes,  ha  side  citado  en  la  Acaderaia  por  uno  de  sus  mas  distin- 
guidos  individuos,  Mr.  de  Gasparin,  en  un  notable  trabajo  de 
que  esta  nota  no  es  sino  un  debit  eco. 

Antes  de  la  ultima  inundacion  de  la  campina  de  Avignon, 
los  propielarios  consternados  se  lamenlaron  amargamente,  y 
obtuvieron  del  Estado  abundantes  socorros,  lo  cual  no  impi- 
dio  que  los  anos  siguientesel  cieno  abandonado  por  el  Roda- 
no les  dlese  sin  abono  alguno  escelentes  cosechas:  debo  este 
curioso  dato  al  inspector  general  Mr.  Mallet. 

Pero  los  diques  llamados  insiimergibles  no  solo  privan  a  los 
valles  del  cieno  6  legamo  dc  las  inundaciones,  abono  natural 
que  generalmente  es  muy  fecundo,  sino  que  cuando  eslan  muy 
proximos  enlresi,  corao  lo  aconscjan  los  ullimos  progresos  de 
la  ciencia,  aumentan  considerablemente  la  altura  de  las  cre- 
cidas. Y  cuando  estos  diques  son  al  mismo  liempo  muy  sinuo- 
sos(disposicion  queha  sido  impuesta  por  principio  bace  mu- 
cho tiempo),  tienen  que  sufrir  en  las  grandes  avenidas  el  cho- 
que  de  violentas  corrientes,  que  generalmente  los  destruycn, 
sin  nccesitar  para  ello  rebasarlos:  basta  lo  espueslo  para  que 
me  abslenga  de  pruebas  aun  masirrecusablcs. 

En  el  autiguo  sistcma,  por  el  conlrario,  estendiendose  las 


00;) 
crecidas  por  loda  la  llanura,  se  disminuian  en  j)roporcion  de 
la  siiperficic  que  abarcaban;  y  las  plantaciones,  las  cercas, 
los  arboles,  y  especialmente  losnionlones  de  tierra  trasversa- 
les,  si  se  conslruyen  a  semejanza  de  los  que  ha  muchos  siglos 
exislen  en  Egiplo,  nioderan  la  celeridad  de  la  avenida,  que, 
lejos  de  desA'astar  el  suelo.  deposita  en  el  un  cieno  fecun-. 
dante. 

Quedense,  pues,  los  diques  insuniergibles  (conslruyendo- 
los  hasta  donde  sea  posible  de  modo  que  verdaderamenle  lo 
scan)  para  las  ciudades,  pueblos  y  aldeas  construidas  por 
desgracia  en  lugares  deraasiado  bajos,  pueslo  quecuando  se 
Irala  de  la  vida  de  los  bombres  no  es  justo  litubear.  Mas  por 
lo  querespecta  a  los  valles,  debemos  conlenlarnos  con  diques 
cuyo  nivel  no  estralimite  la  allura  de  los  ribazos,  aseguran- 
do  eslos,  levanlandolos  convenientemenle,  y  reservando  un 
cauce,  ni  demasiado  alto  ni  muyestrecho.  Practicado  eslo,  le- 
vantense  moulones  de  tierra  a  cierla  dislancia  de  este  cauce, 
quedebera  ser  la  mayor  posible,  basla  un  poco  mas  arriba  de 
las  crecidas  ordinarias;  reniinciese,  si  es  preciso,  a  ciertos 
cultivos,  6  limitense  a  los  terrenes  menos  espuestos;  y  si  hay 
afluentes  torrentosos  que  amenacen  aumcnlar  de  una  manera 
peligrosa  el  caudal  del  rio,  lengase  gran  cuidado  de  prolon- 
gar  sus  corrienles,  a  fin  dehacerlas  desembocar  casi  parale- 
lamenle  al  rio,  con  un  declive  poco  diferente  del  suyo,  arro- 
jandoles  con  este  objeto,  basla  donde  se  pueda,  en  los  cauces 
abandonados;  esludiense  a  esle  fin  con  gran  esmerolaseleva- 
ciones,  despues  de  haber  oido  atenlaraenle  a  los  ribereuos, 
que  conocen  multilud  de  bechos  que  importa  mucho  lener  en 
cuenta,  puesto  que  de  otro  modo  nunca  se  lograria  prevenir- 
losensu  lotalidad  y  tomarlos  en  consideracion  como  es  debido. 

Finalmenle,  para  conjurar  los  peligros  inevitables  que  re- 
sultan  de  las  grandes  crecidas,  el  gobiernodebe  favorecer  la 
formacion  de  companias  de  seguros  niuluos.  EI  hombre  no  po- 
see  en  la  tierra  cosa  alguna  que  no  este  sujeta  a  contratiem- 
pos;  y  estos  ocurren,  asi  respecto  de  las  cosechas  que  se  pro- 
mete  de  la  tierra  como  de  todos  los  demas  bienes.  Sublevarse 
contra  esta  ley  inmutable,  y  pedir  a  la  ciencia  que  la  borre 
por  completo,  es,  en  mi  concepto,  un  delirio. 


550 

^,Objelaiase  acaso  (jue  lotlo  eslo  pueile  ser  convenieiile  en 
iin  valle  sin  diques,  pero  (|ue  respeclo  de  aqnellos  (juc  los 
tienen,  y  en  cuyo  numerosecuenlan  los  principales,  la  cues- 
lion  vai'ia  de  aspeclo? 

Empiezo  respondiendo,  que  en  cuanlo  al  valle  del  Loira, 
por  ejemplo,  es  precise  conservarcon  esmero  el  juego  del  di- 
que  de  Pinay,  que  a  cada  crecida  del  AUo-Loira  convierle 
la  llanura  del  Forez  en  una  especie  de  lago,  y  csludiar  lodas 
las  denias  aplicaciones  posibles  de  esle  admirable  palialivo. 

Es  preciso  ver  las  partes  pantanosas  6  bajas,  eslensas  y 
de  merior  enlace  que  presenlan  las  Uanuras  encerradas  eu- 
tre  diques,  y  hacer  de  el  las  unos  deposilos  que  puedan  abrirsc 
a  las  crecidas  en  ciertos  niomentos. 

En  general,  es  preciso  no  contenlarse  con  un  dique  anli- 
guo,  sino  multiplicarlos  de  diversos  modos,  corao  lo  ban  he- 
cho  los  habilantes  del  valle  del  Po. 

Es  preciso  procurar  realizar  el  pensaniienlo  de  Mr.  Elias 
de  Beaumont,  quien  propone  ensanchar  el  canal  de  Saviere, 
para  que  las  crecidas  del  Rodano  superior  desagiien  en  el  la- 
go  Bourget. 

Es  preciso  tratar  de  saber  si  los  ginebrinos  accederian  a 
recibir  en  su  cristalino  Leman,  come  se  lo  pideMr.  Yallee, 
el  torrenle  de  Arve,  no  obstante  sus  turbulentas  aguas  y  los 
guijarros  que  acarrea. 

Es  preciso  buscar  todas  las  aplicaciones  quepueden  ha- 
cerse  de  la  idea  de  Mr.  Rozet,  de  retardar  el  curso  superior 
de  los  atluenles  de  nuestros  rios  en  los  desfiladeros  pedre- 
gosos,  en  que  por  medio  de  la  mina  seria  facil  amonlonar  mo- 
les sobre  moles  de  piedra,  para  obstruir  su  paso. 

Es  preciso  buscar  todas  las  localidades  que  j)ueden  pres- 
tarse  a  cualquiera  clase  de  raedios  a  proposilo  para  detener  6 
disminuir  las  crecidas  de  las  corrieutes  que  las  atraviesan. 

Es  preciso  especialmenle  poblar  de  arboles  y  cubrir  de 
musgo  los  terrenes  en  declive,  y  tambien  las  rocas,  como  se 
practica,  nosinfruto,  en  los  Altos-Alpes,  porque  esle  es  iu- 
dudableraente  el  mas  general  y  poderoso  de  lodes  los  palia- 
lives. 

Por  ullimo,  donde  no  hay  medio  algunode  poner  a  cubier- 


n57 

so  las  habitacioncs,  cs  prcciso  deslerrar  lerminantemente  las 
constriicciones  poco  solidas,  como  la  administracion  acaba  de 
verificarlo  en  la  llaniira  baja  inmediata  a  Lyon.  Debe  lam- 
bieii  examinarse  si  convendria  renovar  estas  habitaciones  y 
levanlar  su  suelo,  como  lo  hicieron  los  antiguos  reyes  de 
Egiplo  en  ciudades  enteras. 

Voy  a  resiimir  todo  lo  espuesto. 

Aiinque  hace  36  auos  que  pertenezco  a  la  profesion,  nun- 
ca  he  visto  hacer  la  observacion  Ian  sencilla,  sin  embargo, 
de  que  las  grandes  crecidas  de  nueslros  rios  no  tienen  limites 
asignables,  y  por  consiguienle,  que  el  sistema  de  los  diques 
insumergibles,  es  no  menos  ilusorio  que  ruinoso  y  funesto, 
por  muchas  razones,  de  las  que  he  citado  algunas.  Basla  ase- 
gurar  el  lecho  de  los  rios  por  medio  de  diques  al  nivel  de 
la  altura  de  los  ribazos  y  complelados  por  monlones  de 
tierra,  que  preservan  de  las  crecidas  ordinarias  las  plantacio- 
nes  a  que  masfunesta  seria  la  inmersion,  para  que  los  valles 
se  ulilicen  del  cieno  de  los  rios,  esdecir,  del  verdadero  oro 
que  todas  las  avenidas  arraslran,  y  que  de  olro  raodo  va  a  per- 
derse  enteramenle  en  el  mar.  Solo  de  esta  manera  se  mantie- 
nen  eii  una  conveniente  relacionde  allura,  el  lecho  y  el  valle 
de  los  rios.  El  economico  y  sencillo  sistema  que  propongo 
evitalascalastrofes.  en  tanto  que,  por  el  contrario,  el  olro  las 
provoca  necesariamenle.  y  tanlomasdesastrosas,  cuanto  ma- 
yor es  la  altura  que  se  ha  dado  a  los  murallones  que  en  else 
emplean.  Solo  los  seguros  raiituos  pueden  oponerse  eficaz- 
raenle  a  los  estragos  causados  de  tierapo  en  tiempo  por  las 
crecidas  estraordinarias:  estragos  que  todos  los  paliativos 
imaginables  jamas  evitaran  por  completo,  puesto  que  no  cs 
posible  olra  cosa  que  disminuirlos.  Los  diques  altos  y  verda- 
deramente  insumergibles  deben  reservarse  para  poner  a  cu- 
bierto  las  poblaciones  que  han  cometidola  falta  de  esfable- 
cerse  en  lugares  bajos. 


— »»<Kfr-3  -S^g^  C-^iv^^ 


mmm  NATIRALES. 


nOTAMICA. 


Carla  de  Mr.  IIeer  a  Mr.  Alimi.  i>e  Candolle  sohrc  cl  origen 
probable  de  los  seres  organimdos  acluales  de  las  islas  Azo- 
res, Madera  y  Canarias. 

(Bibliot.  iiniv.  dc  Giriebra,  nhril  I8'.>6.) 

En  vueslra  obra  sobre  la  geografia  de  las  planlas,  que  be 
leido  con  el  mayor  intercs,  habeis  adoptado  el  modo  de  ver 
de  Eduardo  Forbes,  dc  que  en  los  tiempos  miocenos  el  conti- 
nente  europeo  se  estendia  hasla  las  islas  Azores  y  Canarias;  y 
lo  habeis  apoyado  con  nuevas  pruebas.  En  efecto,  el  caracler 
europeo  predominante  en  la  naturaleza  de  estas  islas,  que  se 
observa  en  sus  insectos  y  en  su  flora,  nos  demuestra  una  anti- 
gua  union  con  el  continente.  Sin  embargo,  no  debemos  olvidar 
que,  con  respecto  a  Europa,  estas  islas  son  todas  ellas  dife- 
rentes  de  las  del  Mediterraneo.  Se  disUnguen  desde  luego  por 
especies  propias  mucho  mas  numerosas,  que  conslituyen  un 
lercio  6  un  quinto  de  las  plantas;  en  segundo  higar,  por  al- 
gunos  lipos  americanos  que  aparecen  en  todas  estas  islas.  No 
solo  encontramos  en  ellas  cicrtas  especies  americanas  que  po- 
drian  haber  llegado  alii  por  alguna  causa  accidental,  como  el 
viento,  las  corrientes,  6  haber  sido  Ucvadas  por  el  hombre,  si- 
no  tambien  generos  americanos  que  se  encuentran  representa- 
dos  por  especies  particulares.  Citare  por  ejemplo  los  generos 
Clelhra,  Bystrogopon  y  Cendronella,  asi  como  tambien  el  uni- 
co  pino  de  las  Canarias  {Pinus  canariensis.  Sm.)  que  perte- 


J)o9 
iiecenii  las  fornias  americanas  de  hojas  tcrneas  aciciilares.  La 
rclacion  tic  los  laureles  cs  muy  notable  hajo  cstc  aspeclo;  cons- 
liliiyen  una  gran  parte  do  losbosqiies  de  las  islas  de  Madera 
y  de  Canarias,  dividicndose  en  cuatro  especies  y  jugando  un 
papel  muy  imporlante.  Dos  especies  {Oreodaphne  foetens  y 
Persea  indica)  son  tipos  cscncialmente  americanos;  la  tercera 
[Phccbc  Barbusana,  Webb)  perlenece  aungeneroquc  se  en- 
cuentra  en  la  India  y  en  America;  la  cuarta,  en  fin  {Lauriis 
canaricnsis,  Webb)  corresponde  a  la  especie  de  Europa.  Por 
psta  circunslancia  de  los  bosques  de  laureles,  las  islas  del  Al- 
lantico  difieren  mucbo  del  continente  alVicano,  en  donde  abso- 
lutaraente  no  existen,  y  sc  unen  mas  bien  a  la  America  que  no 
a  Africa,  a  pesar  de  su  proximidad. 

Estos  hechos  toman  mucba  imporlancia  por  la  observa- 
cion  de  que  la  flora  de  las  islas  Atlanlicas  esta  muy  relacio- 
nada  con  la  flora  torciaria  de  Europa, 

lie  demoslrado,  en  m\  flora  terciaria  helvetica,  queun  con- 
siderable numero  de  plantas  de  la  epoca  terciaria  correspon- 
den  a  las  especies  propias  de  Madera  y  de  Canarias;  de  modo 
que  debe  existir  cierta  relacion  enlre  estas  floras.  Por  otra 
parte,  nuestra  flora  terciaria  manifiesta  una  grande  aproxima- 
cion  con  la  flora  del  mediodia  de  los  Estados-Unidos.  Muchos 
generos  enteramente  caracteristicos,  como  Taxodium,  Se- 
quoia, Liqiiidamhar ,  Sahal,  etc.,  se  ballaban  esparcidos  sobre 
lodo  nuestro  territorio  terciario,  y  se  componian  en  parte  de 
especies  muy  aproximadas  a  las  que  hoy  vejetan  en  America; 
otros  generos  estan  igualmente  en  Europa  y  en  America  (como 
Quercus,  Coryks,  Popidi/s,  Acer,  etc.),  y  se  encuentran  en  la 
epoca  terciaria  curopea  conipueslos  de  las  especies  corres- 
pondientes  a  las  especies  americanas. 

Encontramos  casos  analogos  en  losmoluscos  terrestres  y 
en  los  insectos,  bien  que  esto  no  sea  tan  positive  como  con  res- 
pecto  a  las  plantas. 

Estas  notables  circunstancias  tienen  una  esplicacionsi  ad- 
raitimos  el  que,  en  la  epoca  terciaria,  los  continentes  de  Eu- 
ropa y  de  America  estuviesen  unidos,  y  que  esta  superficie  se 
hubiera  esteudido  por  alguna  proycccion  hasla  las  islas  Atlan- 
ticas.  Un  golpe  de  vista  sobre  la  carta  de  las  profundidades 


")60 
del  Oceano  poi-  Maury  (reprodiicida  por  Dove  en  el  periodico 
geografico  de  Gumprecht,  181)3,  pag.  118),  hace  ver  que  el 
fondo  del  mar  Allanlico  forma  un  valle  longitudinal,  cuyos  si- 
lios  mas  profundos  eslan  desde  el  vigesimo  al  cuadragesimo 
grados  de  latiUid  septentrional,  sobre  poco  mas  6  menos  a 
igual  distancia  ila  Europa  y  de  Africa;  pero  por  ambos  lados 
de  este  profundo  valle  hay  una  estensa  planicie  maril'ma  que 
coraprende  las  islas  Allanticas,  asi  como  tambien  lodo  el  es- 
pacio  enlrc  el  continente  europeo,  Terra-Nova  y  la  Acadia. 
Despues  de  esta  planicie  erapieza  otro  valle  menos  profun- 
do en  direccion  de  S.  0.  a  N.  E.,  entre  Madera  y  las  Azores, 
y  va  a  terminar  cerca  de  lacosta  de  Oporto, 

Si  nos  es  permitido  dar  alguna  importancia  a  estos  datos 
enteramente  generales,  deberemos  admitir  que  en  los  liem- 
pos  miocenos,  la  planicie  raarilima  antes  indicada  ha  sido  una 
tierra  firme. 

Este  pais,  esla  antigua  Atlanlida,  tendtia  los  mismos  ve- 
jetales  que  la  Europa  raiocena  central,  cuyos  despojosse  en- 
cuentran  en  las  molasas  de  la  Suiza  con  una  tan  admirable 
riqueza  de  formas,  de  las  cuales  se  podran  dar  cerca  de  seis- 
cientas  descripciones  en  mi  flora  terciaria.  Las  concbas  ma- 
rinas sobre  las  orillas  de  esta  region  ofrecian  una  gran  con- 
formidad  en  America  y  en  Europa;  y  hasta  en  los  seres  ac- 
tuales  se  ha  reproducido  este  fenomeno  notable,  pueslo  que 
Europa  tiene  mas  conchas  marinas  litorales  y  peces  de  coslas 
comunes  con  la  America,  sin  que  lo  seanlosde  plena  mar: 
esto  nos  prueba  que,  en  cierta  epoca,  una  faja  de  terreno  de- 
be  haber  unido  dichas  dos  partes  del  mundo.  Las  islas  Atlan- 
tidas  habian  ya  salido  hacia  las  costas  meridionales  de  este 
continente  en  los  tierapos  diluvianos.  El  que  en  los  tiempos 
miocenos  esluvo  este  pais  en  el  fondo  del  mar,  lo  demuestran 
las  conchas  fosiles  de  Puerto-Santo  y  de  S.  Vicente  en  Madera, 
y  las  de  las  Azores;  pero  que  estuviese  ya  emergido  en  los 
tiempos  diluvianos,  lo  vemos  por  los  moluscos  terrestres  de 
Canical,  y  por  las  plantas  fosiles  de  S.  Jorge  en  Madera. 

Las  islas  formadas  en  esta  epoca  recibirian  su  vejetacion 
de  la  Atlantida  en  los  tiempos  diluvianos,  en  una  epoca  por 
consiguienle,  en  que  este  continente  habia  entrado  en  una  nue- 


561 

va  faz  de  desenvolvimiento.  Si  suponemos  que  enlonces,  por 
una  depresion  subsecuenle  del  terreno,  quedase  destruida  la 
union  con  America,  y  mas  larde  la  que  exislia  con  Europa, 
quedarian  esplicados  los  elementos  de  la  flora  actual  de  eslas 
islas.  Enconlramos  en  ellas  los  restos  de  la  antigua  flora  at- 
lanlida,  habiendose  por  consiguiente  conservado  muchos  tipos 
de  la  flora  terciaria  que  ban  desaparecido  en  Europa.  Eslos 
reslos  forman,  con  un  cierto  niimero  de  olras  especies,  las 
plantas  parliculares  a  estas  islas,  correspondiendo  en  parle 
con  las  especies  americanas,  porque  todas  ellas  proceden  de 
un  mismo  centro  de  formacion.  Pero  con  Europa  lienen  estas 
islas  Unas  especies  comunes,  lo  cual  parece  probar  que  su 
union  con  este  continente  ha  durado  mas  tiempo. 

En  la  epoca  diluviana  la  flora  de  la  Europa  central  fue 
trastornada  por  grandes  cambios  de  clima  (estension  de  las 
beleras);  y  como  por  la  depresion  de  la  Atlantida  quedo 
destruida  la  union  con  America,  la  nueva  vejetacion  europea 
no  pudo  estenderse  por  aquella  parte,  sino  mas  bien  hacia  el 
Este.  Asi  es  como  se  esplicarian  los  caracteres  que  recibio  la 
nueva  vejetacion,  en  particular  la  de  los  paises  inferiores; 
mientras  que  los  Alpes  y  el  Norte  ban  cambiado  menos.  Por 
esto  tambien  se  encuentran  grandes  analogias  entre  Europa, 
Asia  y  la  America  septentrional.  Llego  pues  a  obtener  la  mis- 
ma  conclusion  que  V.  con  respecto  a  estas  ultimas  regiones,  a 
saber:  que  la  vejetacion  alpestre  es  seguramente  la  mas  anti- 
gua de  nuestro  pais,  y  quemastarde,  cuando  el  clima  subio 
de  temperatura,  despues  de  la  epoca  de  las  heleras,  se  fue 
aquella  elevando  desde  las  regiones  bajas  hasta  las  raontanas 
y  a  los  Alpes. 


Embriogenia  de  los  vejetales ,  segun  las  conclusiones  tie 
Mr.  Tulasne.  confirmadas  por  observaciones  posteriores  de 
M.  Radlkofer. 

(Bibllot.  univ.  de  Ginebra,  jiilio  -)8a6.) 

Entre  los  botanicos  que  hace  algunos  anos  se  ban  dedicado 
a  estudiar  con  fruto  la  formacion  del  embrion  en  los  vejeta- 
les, tiene  mucho  peso  la  opinion  do  Mr.  Tulasne,  individuode 

TOMO    VI.  3R 


562 
la  Academia  de  Ciencias  de  Paris.  Siis  raulliplicadas  Merno- 
rias  no  contenian  hasta  ahora  mas  que  hechos  esludiados  con 
suma  paciencia  y  discernimienlo,  pero  sin  conclusioncs  gene- 
rales  sobre  el  fondo  de  la  cueslion;  la  ullinia  lermina  ya  con 
un  resuraen  de  las  opiniones  del  autor.  Nos  ha  parecido  con- 
veniente  trascribirlo,  lanto  mas  cuanto  indica  la  opinion  de  los 
anatomicos  mas  celebres  que  ban  tratado  del  asunlo,  al  pro- 
pio  tiempo  que  la  de  Mr.  Tulasne. 

El  resuraen  es  el  siguiente. 

En  cuantas  planlas  Uevamos  estudiadas,  cs  un  hecho  cons- 
tante  la  exislencia  en  el  centro  del  ovulo,  en  el  instanle  de  la 
antesis,  de  uno  6  mas  sacos  cerrados,  compuestos  de  una  mem- 
brana  sola  y  continua,  y  destinados  a  engendrar  en  su  seno 
uno  6  mas  embriones.  La  lotalidad  de  los  trabajos  hechos 
por  muchos  observadores  autoriza  suficientemente  a  creer 
que  lo  misrao  sucede  en  todos  los  vejetales  fanerogaraos, 
puesto  que  los  que,  como  ciertas  liliaceas,  parecian  haberse 
sustraido  a  la  ley  comun,  estan  en  realidad  tan  sometidos  a 
ella  como  lodos  los  demas,  segun  se  ha  reconocido.  Concibese 
solamenle  que  cuando  los  fenomenos  consecutivos  a  la  emision 
del  polen  y  a  su  deposilo  en  el  esligraa  se  producen  con  mu- 
cha  lenlitud,  como  ocurre  en  ciertas  amentaceas,  pueda  su- 
ceder  que  el  saco  embrionario  este  lodavia  escasamente  for- 
raado,  y  que  apenas  se  perciba  en  el  momento  de  la  antesis; 
asi  es  que  en  este  caso  particular  pudiera  tal  vez  concederse 
a  Mr.  Hartig,  si  no  que  el  saco  embrionario  es  un  product©  de 
la  fecundacion,  a  lo  raenos  que  solo  se  muestra  posterior^ 
mente  a  la  germinacion  del  polen  sobre  el  estigma.  En  efecto, 
no  deberia  creerse  verificada  la  fecundacion  del  ovulo  sino 
despues  del  encuentro  del  filamento  polinico  con  el  saco  em- 
brionario, puesto  que  sin  duda  consiste  esencialmente  en  este 
encuentro,  y  por  lo  tanto  supone  necesariamente  la  existencia 
simultanea  en  un  momento  dado  de  estos  dos  organos.  Hase 
demostrado  ya,  y  de  ello  nos  hemos  asegurado  por  el  estudio 
del  colchico  de  otofio,  que  los  hilos  polinicos  persisten  algu- 
nas  veces  durante  muchos  meses  sin  destruirse  en  la  base 
del  estiio  6  las  cavidades  ovarias,  y  que  esperan  impune- 
raente  en  tal  estado,  si  es  precise,  a  que  los  ovulos  se  hayan 


563 

heclio  aplos  para  recibirlos.  Eslo  es  probableraente  lo  que 
tiene  lugar  en  cierlas  amentaceas,  en  las  que  la  fecundacion 
propiamente  dicha  no  se  verifica  verdaderamenle  sino  muclias 
semanas  despues  de  la  inflorescencia.  Gomo  quiera  que  sea, 
la  manifestacion  de  esle  fenomeno  es  de  tal  nianera  uniforme, 
que  el  saco  embrionario  parece  verdaderamenle  el  linico  6r- 
gano  esencialal  ovulo,  y  que  en  rigor  podria  constituirlo  por 
entero.  MM.  Meyen.  Schleiden  y  Schacht  ban  coraprendido 
efectivamente  de  este  raodo  el  ovulo  de  Gui. 

Mr.  Hofmeister,  de  acuerdo  en  este  punto  con  MM.  Brong- 
niart,  de  Mirbel,  Amici,  Hugo  de  Mohl,  Criiger,  Hunger  y 
todos  los  parlidarios  mas  6  menos  declarados  de  las  teorias 
preformistas,  aseguran  que  en  el  memento  del  contacto  del 
hilo  polinico  con  el  saco  embrionario  existen  ya  en  este  hacia 
su  eslremidad  una  6  mas  vesiculas  libres  6  aplicadas  a  su 
membrana,  y  deslinadas  a  recibir  la  influencia  fecundante. 
MM.  Schleiden,  Wydler,  Geleznoff,  Schacht,  Deecke  y  otros 
polinistas,  6  niegan  terminantemente  la  existencia  de  estas  ve- 
siculas, 6  no  admiten  su  presencia  como  un  hecho  constante, 
y  en  todos  los  cases  se  niegan  absoUitamente  a  considerarlas 
como  unos  embriones  rudimentarios.  A  sus  ojos  no  son  sino 
unos  simples  intersticios,  unas  celdillas  aparentes  6  sin  con- 
sistencia,  libres  de  toda  adherencia  organica  con  el  saco  em- 
brionario, que  desaparecen  pronto,  y  no  toman  ninguna  parte 
importante  en  la  generacion  del  embrion.  Tampoco  Meyen 
creia,  como  es  sabido,  en  la  preexistencia  de  la  vesicula  em- 
brionaria,  aunque  no  atribuia  al  filamento  polinico  el  papel 
que  le  atribuye  Mr.  Schleiden. 

Yo  no  se  si  debemos  atribuir,  como  pretende  Mr.  Hof- 
meister, al  modo  de  diseccion,  tal  vez  demasiado  uniforme, 
que  hemes  seguido  en  el  empleo  casi  constante  de  las  agujas, 
el  no  haber  conseguido  poder  distinguir  en  ningun  case  en 
el  saco  embrionario  de  nuestras  plantas,  antes  de  su  fecunda- 
cion, verdaderas  vesiculas  que  se  pudiesen  tocar  y  agitar  sin 
destruirlas;  vesiculas  formadas  de  una  membrana  resistenle, 
y  semejantes  en  una  palabra  a  la  vesicula  embrionaria  que 
nace,  en  nuestra  opinion,  de  la  membrana  del  saco,  posterior- 
mente  al  contacto  fecundante.  Aderaas  de  estas  muUiplicadas 


U64 
observaciones  negalivas,  y  de  las  consideraciones  leoricas  que 
en  olro  tiempo  heraos  descnvuelto,  hay  todavia  otras  razones 
que  nos  bacen  dudar,  ya  de  la  existencia  de  vesiculas  reales 
en  el  saco  embrionario  antes  de  la  fecundacion,  ya,  si  en 
efecto  existen,  del  papel  principal  que  so  les  atribuye.  Dedu- 
ciraos  estas  razones  de  lodo  lo  que  hasta  el  dia  se  ha  dicho. 
No  solo,  por  ejemplo,  MM.  Schleiden  y  Schacht  disputan  a 
Mr.  Ilofnieisler  que  su  presencia  sea  constante,  sino  que  de- 
mueslran  ademas  que  en  la  bolsa  uterina  hay  otras  vesiculas 
enlerainente  iguales,  colocadas  en  su  estreraidad  inferior.  Es- 
tas mismas  vesiculas  pre-embrionarias  no  serian  en  niuchos 
cases,  segun  parece  reconocerlo  Mr.  Hofmeister,  capaces  de 
resistir  a  la  accion  del  agua,  en  la  que  se  disolverian,  mani- 
festando  asi,  si  no  nos  equivocaraos,  que  no  eslan  realmente 
forraadas  por  una  membrana  celular.  El  raismo  observador 
dice  hoy,  hablando  de  las  vesiculas  de  las  plantas  de  la  fa- 
milia  de  las  personadas,  que  se  adhieren  solidamente  a  la  pa- 
red interna  del  saco  embrionario;  yo,  sin  embargo,  no  veo 
que  ninguno  de  los  numerosos  dibujos  que  ha  publicado  hasta 
el  dia  senale  un  vestigio  seguro  de  esta  adherencia,  y  aun 
muchos  de  ellos  parecen  representarlos  enteramente  libres  y 
flotantes.  Tambien  se  habra  advertido,  como  nosotros  lo  he- 
mes hecho,  que  estos  mismos  dibujos  los  muestran  casi  siem- 
pre  en  el  mismo  estado  de  desarrollo,  como  si  hubiese  sido 
imposible  verlos  mas  tiernos  6  de  mas  liempo;  y  asimismo  su 
voliimen  parece  ser  mayor  algunas  voces  que  el  del  embrion 
ya  multicelular.  (Vease  a  Hofm.,  Entsteh.  des  Embr.,  Leip- 
zig, 1849,  y  la  Flora  de  1851;  Annales  des  Sc.  natur..  nueva 
serie,  t.  XVIII,  pag.  449,  457,  lam.  X  y  XI.) 

Por  lo  que  respecta  a  la  otra  cuestion  que  acabamos  de 
tocar,  esto  es,  la  relativa  al  mode  de  union  de  la  verdadera 
vesicula  embrionaria  con  el  saco  que  la  encierra,  nuestros 
ultimos  estudios  corroboran  lodo  lo  que  hemes  dicho  y  dise- 
fiado  acerca  de  esto  en  nueslro  primer  Irabajo.  La  union  inti- 
ma,  la  estremada  adherencia  de  la  vesicula  embrionaria,  y 
por  consiguienle  del  mismo  embrion  6  de  su  suspensor,  con  la 
membrana  del  saco  uterine,  determina  sobre  este  una  marca 
disciforme ,  que  segun  parece  fue  observada  por  primera  vez 


565 
por  Mr.  Meyen  en  el  Mesembryanlhernum  lin  gum  forme,  pero 
que  el  miraba  corao  una  perforacion  temporal  producida  por 
el  contacto  del  filamento  fecundante.  MM.  Schacht  y  Deecke 
la  han  observado  y  diseflado  tambien,  y  la  consideran  como 
un  agujero  (loch),  practicado  en  la  membrana  erabriofera,  6 
por  decirlo  en  otros  terminos,  como  el  orificio  del  tubo  poli- 
nico,  que  ha  penetrado  en  la  cavidad  del  saco  para  conver- 
tirse  en  el  en  suspensor  del  embrion.  A  pesar  de  las  asevera- 
ciones  en  sentido  conlrario  de  Mr.  Schacht,  me  complazco  en 
esperar  que  otros  fitolomistas  reconoceran  como  nosolros  que 
nunca  hay  alli  sino  una  aberlura  aparente,  y  que  el  tubo  sus- 
pensor, sea  cual  fuere  la  edad  en  que  se  le  observe,  esta 
siempre,  lo  mismo  que  la  vesicula  embrionaria,  de  la  que  no 
es  sino  la  prolacion,  enteramente  cerrado  en  su  base  por  la 
membrana  del  saco  que  la  sostiene.  Este  es,  por  lo  demas,  el 
caso  de  recordar  que  antes  de  la  publicacion  de  nueslro  pri- 
mer trabajo  en  1849  reinaba  todavia,  no  obstante  todas  las 
invesligaciones  de  los  embriologistas,  mucha  incertidumbre 
acerca  de  las  verdaderas  relaciones  del  embrion  con  el  saco 
uterine;  incertidumbres  terminanlemente  espresadas  en  las  ul- 
timas lineas  de  la  celebre  Meraoria  de  Endlicher,  Iraducida 
en  otro  tiempo  en  los  Annales  (2.^  serie,  t.  XI,  pag.  298  y  308). 
Seria  preciso  saber,  decia  este  ilustre  sabio,  «si,  yen  que  ca- 
sos  el  ovulo  vejelal  (grano  de  p61en  6  hilo  polinico)  llegado 
al  utriculo  [ovulo,  iderus)  conlrae  una  union  placentaria  con 
sus  paredes  interiores,  y  se  pone  con  el  en  una  reciprocidad 
de  accion  organica»  (tomo  citado,  pagina  308).  MM.  Schach 
y  Deecke  han  venido  en  nuestro  apoyo  para  demostrarque  el 
embrion  esta  desde  su  origen,  y  de  cualquier  modo  que  se  Ic 
conciba,  en  union  inlima  con  el  saco  embriofero. 

La  mencionada  opinion  de  MM.  Schacht  y  Deecke  acerca 
dc  la  naturaleza  del  disco  embriofero,  conduce  a  examinar 
las  relaciones  que  se  establecen  realmente  entre  el  hilo  po- 
linico y  el  saco  embrionario.  Mr.  Schleider  suponia  que  en 
todos  los  cases  la  membrana  de  este  era  rechazada  por  el  fi- 
lamento, que  locubria  como  unaespeciede  manguilo,  mode- 
landose  sobre  el ,  para  ser  luego  reabsorbido  sin  duda  y  des- 
aparecer  paulalinamenlc.  MM.  Gelcmoff  y  Schacht  han  creido 


306 
que  no  siempre  ocuiria  esto,  y  que  lo  mas  comun  era  que  el  hilo 
polinico  alravesase  realmenleel  saco  erabrionario  y  penelra- 
se  en  su  cavidatl,  sin  revestirlo  de  ninguna  cubierla  mas  6  me- 
nos  pasagera.  De  esta  opinion  parlicipaban  MM.  Vidler  y 
Ph.  de  Marlins,  y  tal  es  la  creencia  de  los  poiinislas  mas  de- 
cididos:  hoy  MM.  Schacht  y  Deecke  declaran  abiertamenle  que 
la  profesan.  Los  bolanicos  de  la  escuela  francesa,  y  con  ellos 
MM.  Amici,  Mohl,  Hofmeisler,  Muller,  Crnger,  y  sin  duda 
otros,  nunca  ban  visto  al  hilo  polinico  perforar  la  membrana 
del  saco  embrionario;  creen  que  la  estreraidad  de  dicho  hilo 
se  deliene  en  la  superficie  eslerna  de  esle  saco,  adaplandose 
y  adhiriendose  a  el  mas  6  menos  intimamente,  y  que  si  lo  de- 
prime  algunas  veces  hasla  el  punlo  de  converlirseen  una  ca- 
vidad  prolectora,  permanece  sin  embargo  siempre  en  lo  es- 
terior,  y  deja  al  saco  intacto  y  conlinuo  en  su  membrana  cons- 
tituliva.  Si  Meyen  ha  creido  en  otro  tiempo  que  en  cierlas 
planlas  el  embrion  se  conlinuaba  con  el  hilo  polinico,  eslo  con- 
sisle  en  que  les  negaba  equivocadamenle  un  verdadero  saco 
embrionario;  no  obstante,  no  por  eslo  se  inclinaba  al  lado  de 
los  poiinislas. 

La  no  inlroduccion  del  filamento  polinico  en  el  saco  em- 
brionario, cspara  nosotros  un  hecho  que  basta  para  demoslrar- 
lo  la  observacion  directa.  Concedemos  ciertamente  que  hay 
cases  dudosos,  eslo  es,  cases  en  que  diferenles  obslaculos  se 
oponen  a  que  el  observador  pueda  reconocer  con  seguridad  si 
el  hilo  ha  entrado  6  no  en  la  cavidad  embriofera;  pero  en  des- 
quite,  multitud  de  planlas  muestran  posilivamenle  que  esta 
inlroduccion  no  tiene  lugar,  mienlras  que  tal  vez  hasla  el 
dia  no  se  conoce  realmente  ninguna  en  que  se  haya  realizado 
visiblemenle.  Mr.  Schacht  anula  en  la  aclualidadcasitodos 
los  ejemplos  que  habia  presenlado  en  su  gran  Memoriaimpre- 
sa  en  Amsterdam  de  esta  pretendida  inlroduccion;  les  concede 
muy  poco  valor  demoslralivo;  y  apenas  lo  lienen  mayor,  en 
su  concepto,  los  trabajos  de  los  poiinislas  anteriores  a  el,  pu- 
diendo  decirse  que  solose  cree  apoyado  con  seguridad  en  las 
observaciones  suministradas,  lanlo  a  el  como  a  Mr.  Deecke, 
por  los  pediculares.  Pero  MM.  Mohl  y  Hofmeisler  ban  probado 
cumplidamente  que  su  confianza  en  estas  planlas  debia  ser 


567 
igiialmenle  falsa;  el  ultimo,  especialmenle,  ha  dado  una  es- 
plicacion  que  me  parece  de  todo  puntoexacta,  de  la  famosa 
preparacion  producida  por  Mr.  Deecke,  apesarde  lascontia- 
dicciones  a  que  ha  dado  niargeu;  yniediante  esla  esplicacion 
ha  destruido  las  pruebas  positivas  que  algunos  pretendian  de- 
ducir  de  aquella  preparacion. 

Podemos,  pues,  resumir  como  sigue  los  hechos  de  obser- 
vacion  y  las  razones  principalesque  militan  contra  la  opinion 
de  los  polinislas. 

La  consistencia  notable  y  casi  constante  de  la  membrana 
embriofera  en  la  punta  del  saco  esterior,  circunstancia  que  al 
parecer  seria  un  obstaculo  a  su  ruptura  6  su  perforacion  por  el 
hilo  polinico. 

El  destino  que  la  estremidad  de  este  esperimenta  en  la  su- 
perlicie  del  saco,  pues  se  aplasia,  se  adhiere  6  modela  sobre 
sus  salidas  terminales;  es  rauy  oblusa,  dificil  deperforar,  y 
se  ocasiona  una  depresion  mas  6  menos  profunda  en  el  sitio  en 
que  se  coloca:  la  cavidad  formada  de  este  modo  permanece 
siempre  cerrada  hacia  el  lado  del  receptacuio  embriofero. 

La  vesicula  embrionaria  esla  frecuentemenle  adherida  al 
saco,  baslanle  lejos  del  punlo  a  que  esleriormenle  loca  el  hilo 
fecundanle,  y  por  consiguiente  no  puede  ser  tornado  por  la  es- 
tremidad interna  de  este.  Cuando  hay  oposicion  direcla  entre 
estos  dos  organos,  la  membrana  del  saco  los  separa,  el  disco 
de  implanlacion  de  la  vesicula  es  undiafragraa  que  no  se  des- 
truye  aunque  el  tubo  polinico  venga  a  apoyarse  sobre  el. 

La  base  de  la  vesicula  es  casi  siempre  de  un  diamelro 
mucho  mayor  que  el  hilo  polinico,  y  se  adhiere  con  mucha 
fuerza  a  la  membrana  del  saco  ombrionario:  doble  circunstan- 
cia, que  la  introduccion  del  hilo  polinico  no  podria  esplicar  sa- 
lisfactoriamente. 

Finalmente,  este  hilo  esla  con  frecuencia  Colorado,  y  por 
lo  regular  es  casi  solido.  a  causa  de  lo  compacto  de  su  mem- 
brana constitutiva,  siendo  asi  que  la  vesicula  embrionaria  y 
el  suspensor  que  nace  de  ella  presentan  una  complela  Iraspa- 
rencia,  hallandose  al  principio  casi  vacios  de  loda  materia  s6- 
lida,  y  estando  formados  de  una  membrana  tan  delgada,  que 
muchas  veces  pasa  desapercibida  aun  a  la  vista  mas  ejercita- 


568 
(la.  Eslas  oslensibles  desemejanzas  hacen  de  lodo  punto  impro- 
bable que  el  suspensor  sea  una  conlinuacion  del  hilo  polini- 
co,  y  que  formen  a  la  par  un  solo  e  ideiUico  organo. 

Respecto  de  las  consecuencias  doctrinales  de  la  teoria  de 
Ids  polinistas,  a  pesar  de  todos  los  esfuerzos  hechos  por  Mr. 
Schacht  a  fin  de  atenuarlas,  direraos  que  nos  parecen  siempre 
un  duriis  sermo,  poco  a  proposito  para  atraer  parlidarios  a 
Mr.  Schleiden.  Mr.  Schacht  se  lisonjea,  por  lo  demas,  con 
bastante  ligereza  dehaber  descorrido  los  velos  que  ocultan  a 
nuestra  perspicacia  los  misterios  del  fenomeno  de  la  fecunda- 
cion.  Aun  cuando  fuese,  segun  su  juicio,  la  eslremidad  del 
hilo  polinico  la  que  se  convirlieseen  embrion,  ^en  que  se  con- 
cebiria  mejor  que  en  la  opinion  contraria,  el  desarrollo  de 
este  y  las  cualidades  particulares  que  adquiere?  La  nueva 
planla  no  puede  ser  una  prolacion  directa  y  esclusiva  del  in- 
dividuo  polinifero,  ni  tampoco  del  que  lleva  el  ovulo;  porque 
en  efecto,  si  solo  fuese  esto,  deberia  continuarlo  6  reproducirlo 
con  tanla  exactitud  como  un  vastago  conlinua  el  vejelal  que 
lo  ha  producido,  y  no  se  adivinarian  lasrazones  en  cuya  vir- 
tud  constituye  una  enlidad  tan  distinla  de  sus  padres,  como  lo 
es  habitualraente.  Pero  el  medio  particular  en  que  creciese 
la  estremidad  del  filamento  polinico  no  podria  robarlesu  na- 
turaleza  original;  y  asimismo,  en  la  hipolesis  opuesta  la  ve- 
sicula  embrion  anterior  a  la  llegada  de  este  hilo,  no  deberia 
perder  a  su  contacto  su  priraera  cualidad.  Si  ocurre  lo  contra- 
rio,  como  por  ambas  partes  se  supone,  el  primer  fenomeno,  el 
que  admilen  los  polinistas,  es  tan  inaccesible  como  el  otro  a 
nuestro  entendimiento.  Por  otra  parte,  desde  el  memento  en 
que  la  sexualidad  de  los  vejetales  no  es  dudosa,  y  en  este  or- 
den  inferior  de  las  criaturas  animadas  el  concurso  de  los  dos 
elementos  6  principios  diferentes  es  casi  tan  indispensable  co- 
mo en  losanimales  para  la  procreacion  de  unnuevo  ser,  pa- 
rece  poco  logico,  como  en  otra  parte  he  dicho,  suponer  que 
este  preexiste  a  su  concurso,  ya  bajo  la  forma  de  grano  de 
polen,  ya  bajo  el  aspectode  vesicula  embrionaria.  Evidente- 
mente,  en  la  fecundacion  y  generacion  de  los  seres  organiza- 
dos  hay  mucho  mas  que  una  simple  mezcla  de  materias  plas- 
ticas,  mas  (imcnos  diferentes:  no  ver  en  ellos  sinoeslo,  y  hie- 


J 


!)69 
go  creer  como  Mr.  Schacht  que  se  tiene  una  idea  raas  sa- 
tisfactoria  y  verdadera  de  este  fenomeno  que  aquellos  que 
quieren  sobre  todo  admirar  en  el  la  obra  de  una  fuerza  supra- 
material,  es  enganarse  corapletamente  y  desconocer  laesen- 
cia  de  la  vida,  porqueesta,  donde  quiera  que  resida,  supone 
el  espiritu;  y  negar  esta  verdad,  que  hallamos  escrita  en  todas 
partes,  es  entregarse  voluntariamente  a  las  tinieblas. 

Despuesde  publicarse  la  Memoria  de  Mr.  Tulasne,  cuyas 
conclusiones  acabamos  de  consignar,  ha  visto  la  luz  publica 
un  importanle  trabajo  de  Mr.  Radlkofer,  discipulo  de  Mr. 
Schleiden,  a  cuyo  final  este  declara  que  renunciaasu  opinion 
acerca  de  la  penetracion  del  tubo  polinico  en  el  saco  embrio- 
nario.  El  autor  disiente  de  Mr.  Tulasne  en  creer  que  las  ve- 
siculas  conlsnidas  en  el  saco  son  anteriores  a  la  influencia 
del  polen;  pero  define  lo  que  se  sabe  relativamente  a  la  fe- 
cundacion  vejetal  casi  en  los  mismos  terminos  que  Mr.  Tu- 
lasne, diciendo  que  es  el  resultado  de  la  influencia  sobre  el 
contenido  de  una  de  las  vesiculas  del  tubo  polinico  dilatado 
hasta  su  inmediacion.  Asi,  pues,  en  definitiva,  las  sabias  in- 
vesligaciones  de  nuestraepoca  ban  probado  que  el  embrion  se 
manifiesta  a  consecuencia  del  contacto  de  dos  vesiculas,  una 
procedente  del  polen  y  otra  del  ovulo;  pero  respeclo  de  la 
causa  intrinseca  de  su  influencia,  y  de  su  naturaleza  intima, 
no  se  sabe  nada  mas  que  en  los  tiempos  en  que  se  hablaba  del 
aura  seminalis  que  obraba  sobre  el  estigma.  Hemes  disipado 
unanube  cercana,  y  vuellose  a  formar  lejos;  asi  marcbau  to- 
das las  ciencias:  el  progreso  consiste  en  dilalar  niiestro  ho- 
rizonle  visible,  pero  las  tinieblas  estan  siempre  mas  alia 
de  el. 


1170 
PAL.Ii:OIlTOI.OCilit. 


Sobre  la  flora  dc  In  epoca  tcrciaria  de  las  cercanias  de  Lausana 
(Suiza),  por  Mr.  Ciiarles-Tii.-Gaudin. 

(nibliot.  Hai\ .  lie  Gincbra,  maro  I80O.) 

Hace  niucho  lierapo  que,  tanto  en  el  eslranjero  comoen  la 
Suiza  alemana,  eslan  hablando  de  los  vejelales  fosiles  de  nues- 
tros  terrenos  terciarios;  pero  lo  que  es  en  nueslro  lerritorio, 
apenashace  Ires  anos  que  ban  empezado  a  eraprendersealgu- 
nas  invesligaciones  en  este  mismo  sentido  con  cierta  energia  y 
perseverancia.  Habiamos  empezado  de  una  manera  brillante, 
pero  Mr.  Perdonnet,  baciendo  abriruna  galeria  en  un  banco 
de  molasa  de  so  campo  de  Monrepos  en  1820,  descubrio  una 
magnifica  hoja  de  palmera,  parecida  a  la  palraera  Sabal,  que 
crece  actualraenle  en  la  Luisiana  y  la  Carolina.  Una  plancha 
de  marraol  colocada  alii  raisrao,  recuerda  esle  hecho  por  me- 
dio de  una  inscripcion.  Esta  bermosa  mueslra  fue  depositada 
en  el  museo,  y  citada  por  algunos  sabios  estranjeros,  como  MM. 
Brongniart  en  Francia  y  Sternberg  en  Alemania;  mas  como 
se  babia  presentado  aislada,  sc  creyu  que  dicba  boja  habia  si- 
do  llevada  alii  por  algun  casual  accidente,  pues  nadie  supo- 
nia  que  una  palmera  bubiese  podido  crecer  en  el  suelo  del 
canton  de  Vaud,  que  tiene  en  nuestros  dias  un  clima  tan  di- 
ferente,  ni  que  este  vejetal  pudiese  ir  acompanado  de  gran  nii- 
mero  de  especies  exolicas  no  menos  interesantes,  Asi,  pues, 
nosebicieron  uUeriores  investigaciones.  No  obstante,  mas  ar- 
riba  de  Veveyse  encontro  otra  hoja  de  palmera  pertenecien- 
le  a  otra  especie,  y  Mr.  Blanchet  recojio  otras  mucbas  en  La- 
vaux.  Hace  doce  6  quince  anos,  una  cantera  abierta  en  el  Cal- 
vario  mas  arriba  de  Lausana,  suministraba  a  MM.  Eduardo 
Chavannes,  Lardy  y  Blanchet  ^cierto  numero  de  hojas  di- 
cotiledones. 

Esle  era  el  limitc  a  que  habia  llegado  la  cicncia,  cuando 
en  18;j2  empezo  la  apertura  del  lunel  situadoal  Norte  de  la 


Jill 

ciudad,  y  cuyos  liabajos  tuvieion  que  alravesar  muchas  ca- 
pas  tie  marga  y  molasa,  que  conlenian  reslos  vejetales  mas 
6  meuos  bien  conservados.  El  profesor  Mr.  Morlot,  cuyo  celo 
por  la  ciencia  es  objelo  del  aprecio  de  todos  los  miembros  de 
la  Sociedad,  dio  el  primer  ejemplo  de  lasiuvestigaciones,  al 
paso  que  olro  profesor,  Mr.  Heer,  reconocio  desde  luego  en 
los  dibujos  que  le  prcseiite  de  los  fosiles  encontrados,  diez  y 
ocho  especies  de  plautas,  y  este  niimero  aumenlo  en  breve  ra- 
pidamente.  No  hay  capa  de  marga  6  apunte  de  molasa  que 
Mr.  De  la  Harpe,  hijo,  y  yo  no  hayamos  esplorado  bajo  esle 
punlo  de  vista,  y  pronto  las  canteras  de  Rianmont  y  Jouxtens, 
lasminas  de  carbon  situadas  alo  largo  de  la  Pandese,  los  ya- 
cimientos  de  Estave,  del  Petit-Mont,  de  Montenailles,  de  las 
Croisettes,  de  Rovereaz,  de  la  Soledad  y  de  la  Borda,  ban  ido 
sucesivamente  presentando  su  contingente  de  plantas  fosi- 
les. Mr.  Morlot,  en  una  de  susescursionesgeologicas,  descu- 
brio  el  yacimiento  del  molino  Monod,  y  empezo  su  esplota- 
cion;  pero  la  falla  de  tiempo,  y  las  dificultades  que  leera  pre- 
ciso  veneer  para  destruir  una  pared  casi  perpendicular,  cuyas 
capas  se  presenlaban  en  corle  oblicuo,  le  hicieron  renunciar 
a  su  proyecto.  El  interes  con  que  Mad.  deRumine  raira  todo 
aquello  que  puede  favorecer  el  progreso  delas  ciencias,  nos 
permitio  a  Mr.  De  la  Harpe,  a  Mr.  G.  de  Rumine  y  a  mi,  con- 
tinuar  muchas  veces,enlos  veranosde  1854  y  1835,  lostraba- 
jos  comenzados,  lo  cual  fue  una  circunstancia  ventajosa  para 
el  adelanlo  de  nuestra  flora  lerciaria.  El  estudio  caminaba  a 
la  par  con  los  descubrimienlos,  y  los  trozos  se  trasladaban  a 
Lausana.seesplorabanconel  mayor  cuidado  a  domicilio,  y  lue- 
go se  remitian  a  Zurich.  Nuestro  sabio  compatriota  el  profesor 
Mr.  Heer,  ha  tenido  la  bondad  de  describir  y  publicaren  su 
magnifica  obra,  a  raedida  que  iban  descubriendose,  las  espe- 
cies nuevas  para  la  ciencia  y  la  Suiza,  y  las  muestras  escogi- 
dasconesmerode  algunas  especies  anteriornienle  enconfradas 
en  olras  partes.  De  esta  manera  hemos  podido  recojer  hasla 
el  dia  un  considerable  niimero  do  muestras,  que  comprenden 
ciento  cuarenta  y  cinco  especies,  que  se  distribuyen  en  cuaren- 
ta  familias.  Setenta  y  cinco  son  nuevas  para  la  Suiza,  y  cua- 
renta y  cuatro  enteramente  nuevas  para  la  ciencia.  Calorcc 


572 
perlenecen  a  las  criplogamas,  seis  a  las  fanerogamas  girauos- 
perraas, diez  y  siete  alas  monocoliledoneas,  y  cienlo  ocho  a  las 
dicotiledoneas.  Este  conjuntocoloca  nuestra  localidad  en  el  nii- 
mero  de  las  mas  ricas,  no  siendo  sobrepujada  en  Suiza  sino 
por  Oeningen,  y  en  el  estranjero  por  Oering. 

Si  comparamos  nuestras  plantas  con  las  de  otras  localida- 
des  de  la  Suiza,  veremos  que  70  se  encuentran  en  otras  par- 
tes en  la  molasa  de  agua  dulce  inferior,  y  27  en  la  de  agua 
dulce  superior.  5  especies  pertenecientes  a  la  molasa  supe- 
rior se  encuentran  en  nuestro  yacimiento,  mientras  en  el  se 
cuenlan  42  de  las  que  se  hallan  esclusivamenle  en  la  molasa 
inferior.  La  flora  de  Monod  pertenece  pues  evidentemente  a 
la  molasa  inferior,  y  aun  a  sus  mas  antiguas  capas;  y  esto  es 
lo  que  prueba  la  abundancia  de  las  hojas  pertenecientes  a  la 
hermosa  familia  de  las  Protedceas,  que  actualmente  esta  re- 
partida  en  el  cabo  de  Buena-Esperanza  y  la  Oceania. 

Si  se  tratase  de  indicar  las  causas  que  ban  producido  esle 
cumulo  de  vejetales,  confieso  que  me  veria  muy  confuso. 
Todo  lo  que  sobre  el  particular  puede  asegurarse  con  exacti- 
tud,  esque  indudablemente  tenemos  un  deposito  de  agua  dul- 
ce. Las  plantas  peculiares  de  los  terrenes  hiimedos,  como  por 
ejeraplo  las  colas  de  caballo,  las  que  banan  sus  raices  en  las 
aguas  cenagosas,  como  las  caiias,  las  juncias  y  los  esparga- 
mios,  parecen  indicarlo  claramente.  Y  si  se  necesitase  una 
prueba  mas  convincente,  citaria  las  conchas  de  limneas  y  los 
elitros  de  bidrofilos  que  ban  sido  descubiertos  por  Mr.  De  la 
Harpe  y  yo,  pues  estos  insectos  babitan  siempre  en  las  aguas 
tranquilas  y  un  poco  pantanosas,  en  las  que  nadan  con  faci- 
lidad,  y  abandonan  algunas  veces  a  la  caida  de  la  larde  para 
toraar,  cruzando  los  aires,  el  camiao  de  otro  lago  6  eslanque 
mas  de  su  gusto. 


573 

VARIEDADES. 

Espcriencias  sohre  fa  temperatura  animaf.  En  la  sesion  de  la  Ara- 
demia  de  Ciencias  de  Pan's  del  18  de  agostode  185f>,  leyo Mr.  Bernard  una 
estensa  memoria  sobre  el  asunto  arriba  espresado.  Sc  ha  propuesto  el 
autor,  mny  conocido  porsus  singulares  trabajos  acerca  de  la  formacion  del 
azucar  en  el  hi'gado,  estudiar  la  temperatura  de  la  sangre  antes  y  des- 
pues  de  pasar  por  varias  partes  importantes  del  cuerpo,  como  los  apara- 
tos  digestive,  pulmonal,  g^nito-urinario,  de  la  vida  de  relacion,  etc.  La 
memoria  se  cine  a  relatar  los  esperiraentos  concernientes  a  las  modifica- 
ciones  de  temperatura  que  esperimenta  la  sangre  al  circular  por  el  apara- 
to  digestive;  esperimentos  hechos  con  mamiferos,  y  especialmente  con 
perros.  Resume  los  resultados  de  sus  trabajos  en  las  conclusiones  si- 
guientes: 

1.*  El  aparato  digestive  ocasiona  constante  calentamiento  del  fliiido 
sanguineo,  de  suerte  que  en  ^1  esta  mas  caliente  la  sangre  venosa  que  la 
arterial. 

2.'  La  sangre  que  sale  del  aparato  digestive  por  las  venas  hepati- 
cas  es  un  mananlial  constante  de  calorificacion  de  la  que  va  al  corazon 
por  la  vena  cava  inferior;  y  aun  es  el  principal,  porque  en  ninguna  partc! 
del  sistema  circulatorio  de  la  sangre  esta  esla  tan  caliente  como  en  las  ve- 
nas hepaticas;  y  los  estados  de  los  esperimentos  demueslran  que  en  los  ani- 
males  mas  vigorosos  puede  subir  a  4t'',6  centigrados  dicha  temperatura. 

S.**  De  los  organos  que  concurren  al  calentamiento  de  la  sangre  en  el 
aparato  digeslivo,  ocupa  el  primer  lugar  el  h/gado;  de  donde  resulla  que 
se  debe  mirar  a  este  organo  como  uno  de  los  principales  focos  del  calor 
animal. 

Continuando  Mr.  Bernard  las  esperiencias  que  se  ha  propuesto  hacer 
comunico  a  la  misma  Academia  el  1  5  de  seliembre  siguiente  las  que  ha- 
bia  verificado  respecto  de  la  sangre  al  atravesar  por  el  aparato  respira- 
torio.  De  ellas  deduce  las  conclusiones  siguientes: 

1  .*  La  circulacion  de  la  sangre  por  el  aparato  pulmonal  es  causa  de 
cnfriarse  el  mismo  liquido. 

2.*  No  puede  por  tanto  mirarsc  a  los  pulmones  como  foco  del  ralor 
animal. 

3."  La  trasformacion  de  la  sangre  venosa  en  arterial  no  va  acompa- 
uada  en  los  animales  vivos  de  aumento  de  calor  de  dicho  liquido,  sino  al 
fontrario,  de  baja  de  temperatura. 


o74 

— j4ccion  del  agua  salada  en  /as  plant  as.  El  15  tie  febrero  <lc  1855 
hiibo  una  tempcstad  terrible  en  las  costas  de  Napolcs,  que  llevu  agua 
del  mar  hasta  algunas  millas  tierra  adeiitro.  Se  nombro  una  comision 
para  indagar  los  efcctos  prodncidns  por  dicba  agua  salada  en  los  vejcla- 
Ics.  En  parajes  descubiertos,  coiuo  Porlici,  sc  perdicron  cosechas  enteras, 
de  habas  en  especial.  En  el  jardin  botanico  de  Kapoles  padecieron  mas  6 
menos  los  Prumis  Caroliniava,  Laurus  indica,  Cupressus  Tournefortii, 
Finns  Jilotezuma;  y  mncho  los  naranjos  y  limoneros,  al  paso  que  no  es- 
perimenlaron  el  menor  dauo  los  Magnolia  grandi/Iora  y  los  Eriobotrya 
japonia.  Ko  dejan  de  scr  singulares  estas  difcrencias  rcspecto  de  arboles 
de  liojas  igualmente  pcrsistentes.  Los  organos  foliaccos  de  las  plantas  co- 
munes,  como  habas,  varies  arboles,  etc.,  estaban  dauados  alii  donde  se 
estaciono  el  agua  en  el  tejido,  no  advirtidndose  la  accion  hasta  dos,  tres 
6  cuatro  dias  despues. 

La  comision  esplica  cste  nocivo  efecto,  no  en  \irtud  de  absorcion  de 
las  sustancias  salinas,  sino  de  un  juego  do  cndosmosis,  que  ocasionaria 
atravesasen  los  jugos  de  ciertas  celdillas  por  las  membranas,  5-  llegasen 
asi  hasta  el  agua  salada  esterior.  Fiindase  en  un  hecho  citado  por  Mr. 
Liebig:  echando  agua  salada  en  un  tubo  tapado  con  una  membrana,  y 
meti(5ndolo  en  agua  pura,  al  momento  se  ve  subir  el  liquido  por  el  tubo. 
Por  tanto,  el  agua  salada  de  la  superficie  de  una  hoja  debe  absorber  los 
liquidos  interiores,  dice  la  comision,  y  el  no  verse  el  efecto  hasta  pasado 
algun  tiempo  consiste  en  que  la  materia  salina  se  seca  al  sol  por  el  dia, 
y  no  vuehe  a  haber  absorcion  sino  por  la  noche,  cuando  la  huraedad  ha 
vuello  a  poner  delicuescenle  la  sal.  Menester  seri'a  completar  la  demos- 
tracion  con  esperimentos  faciles  de  verificar,  metiendo  hojas  en  agua  sa- 
lada. La  diferencia  de  peso  antes  y  despues  de  la  inmersion  probaria  algo 
quizas,  y  en  caso  se  podria  comprobar  si  se  habia  absorbido  sal,  6  mu- 
dado  de  naturaleza  el  agua  salada.  Sea  lo  que  fuere,  la  esplicacion  mon- 
cionada  da  en  qud  pensar  con  motivo  de  otro  efecto  conocido  del  agua 
salada,  a  saber:  el  de  dejar  de  vivir  tntalmente  ciertas  plantas  cuando  es- 
tan  sus  raices  en  contacto  con  el  agua  del  mar.  Suponese  que  sucede  una 
absorcion  dauosa,  y  acaso  suceda  lo  contrario.  Singular  seria  que  no  pu- 
diesen  absorber  las  raices,  y  aun  derramasen  sus  jugos  interiores,  cuando 
esti  el  agua  demasiado  salada.  Se  moririan  de  sed  las  plantas,  no  por  in- 
troduccion  de  sustancias  perjudiciales.  De  rccomendar  es  esta  investiga- 
cion  a  las  personas  que  viven  junto  al  mar. 

—Etimologia  de  la  palabra  cero.  Mr.  Terquem,  bibliotecario  del  Mu- 
seo  de  Artilleri'a  de  Paris,  cree  que  la  mas  sencilla  y  plausible  es  la  si- 
guiente.  En  arabe  se  llama  el  cero  tsefer,  que  significa  vact'o,  y  se  aplica 
principalmente  a  los  muebles,  dicidndosc  armaria  vaci'o,  comoda  vact'a,  etc 
En  Europa  se  ha  dado  indislintamenfe  la  raisma  denorainacion  a  cada  uno 


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de  los  (lioz  caracteres  num^ricos:  zifera,  cifera  dicen  los  italianos;  tzt~ 
fern  los  alemanes;  chiffre  los  franceses;  cifra  los  espauoles.  Solo  los  in- 
gleses  ban  conservado  la  voz  cypher  para  designar  el  cero  particular- 
mente.  Los  arabes  figuran  el  cero,  Lien  con  un  circulito,  bien  con  un 
punto.  Los  europeos  no  usan  mas  que  el  circulito.  Al  introducirse  las 
cifras  arabigas,  dirian  probablemente  el  sefer  o,  y  pronunciando  el  circu- 
lito como  la  vocal  o,  dirian  el  sefero,  y  luego  por  contraccion  cero.  En 
los  Dombres  de  los  niimeros  se  ven  contracciones  mas  violentas  aiin,  como 
once  de  undecim,  quince  de  quindecim. 

— Manera  de  obrar  el  cloroformo  en  otros  cuerpos.  Mr.  Ileintz,  au- 
tor  de  una  Memoria  en  que  manifiesta  los  trabajos  que  ha  hecho  sobrc 
cste  punto,  los  recapitula  como  sigue: 

1."  Se  puede  poner  el  cloroformo  en  contacto  con  sodio  en  un  tubo 
de  vidrio  calentado  basta  fundirse  sin  que  se  descomponga. 

2."  El  formiato  de  plomo  no  obra  en  el  cloroformo  ni  aun  a  la  fem- 
peratura  a  que  se  dcscompondria  si  estuviera  solo. 

3.°  El  formiato  de  plomo  se  descompone  lentamente,  a  una  tempera- 
tura  de  190",  en  plomo,  acido  carbonico  e  hidrogeno. 

4"  Bajo  la  influencia  del  gas  amoniaco  seco  empieza  a  descompo- 
nerse  el  vapor  de  cloroformo  a  la  temperatura  del  rojo  bianco.  Si  se 
eleva  la  temperatura  se  deposita  en  el  tubo  una  sustancia  negra,  que  es 
sin  duda  alguna  paracianuro,  procedente  del  cianuro  de  amonio. 

5."  Si  se  deja  mucho  tierapo  una  solucion  acuosa  de  amoniaco  en 
contacto  con  cloroformo  a  180°  de  temperatura,  no  se  forma  cianuro  dc 
amonio,  sino  solo  formiato  de  amoniaco  con  cloruro  de  amonio. 

C.°  Si  se  pone  por  mucbo  tiempo  una  solucion  de  amoniaco  en  al- 
cohol absolute  en  contacto  con  cloroformo  a  temperatura  de  100  a  190°, 
se  puede  formar,  al  paso  que  mucbo  cianuro  de  amonio,  un  poco  de  for- 
miato de  amoniaco.  Suele  ser  dificil,  no  obstante,  descubrir  uno  ni  otro 
cuerpo.  En  su  lugar  se  forma  una  cantidad  considerable  de  sustancia 
parda,  que  contiene  mucho  carbono  y  azoe,  y  que  sin  duda  se  compone 
en  gran  parte  dc  paracianuro. 

7."  Formase  ademas  en  tal  caso  una  cantidad  grande  6  pequeua  de 
etialamina,  cuya  formacion  se  esplica  bien  por  la  presencia  simultanca 
de  alcohol  y  amoniaco,  sin  que  intervenga  el  influjo  del  cloroformo. 

— JDidmetro  de  los  planelas.  Del  Boletin  de  la  Sociedad  Real  astro- 
n6mica  de  Londres  tomamos  algunos  detalles  interesantes  sobre  el  valor 
de  los  diametros  de  los  planetas  que  presentan  disco  medible,  cuyo  valor 
esta  determinado  por  medio  del  micrometro  de  doble  imagen  por  Mr. 
Mair,  agregado  del  observatorio  de  Greenwich. 

Mercurio.     Diametro  a  la  distancia  media  de  la  tierra  al  sol.     6", 89 
remis 7''55 1 . 


o7() 

Este  segumlo  valor  es  notable,  porque  Mr.  Main  ha  lenido  en  cuenU 
la  irradiacion  (la  que,  per  lo  demds,  no  ejerce  influencia  alguna  en  las 
medidas  tomadas  durante  la  noche),  y  porque  es  mayor  que  el  diametro 
de  la  tierra,  visto  desde  la  misma  distancia,  el  que  con  la  paralaje  ac- 
tualmente  admitida,  esto  es,  8",57,  seria  17", 14. 

Resulta,  pues,  nn  csceso  de  l)",41  en  favor  de  Fenus,  lo  cual  equi- 

vale  k  —  pr6ximamente.  El  volumen  de  este  planeta  sen'a  per  lo  tanto 

(  .     . 

superior  al  de  la  tierra  en  —  poco  mas  6  menos;  pero  esto  es  contrario  a 
■I  4 

lo  que  se  establece  en  todos  los  tratados  de  astronomi'a. 

Marte.     Diametro  de  la  unidad  de  distancia  como  antes.  .  .  .      0",84. 

El  aplauamiento  de  Marte  es  -;- ;  niimero  mucho  mas  pequeuo  que 

los  admitidos  hasta  el  dia. 

Jupiter,  segnn  gran  numero  de  observaciones: 

Diametro  ecuatorial  a  la  distancia  de  5,20279,  que  es  la  distancia 
media  de  este  planeta  al  sol: 


A  la  unidad  de  distancia. 
Aplanamiento 


c    37",9l 
i  197  ",24 


1 


Mr.  Struve  calcula  este  aplanamiento  en. .  .  .     . . 

Este  es  el  cuociente  de  la  diferencia  de  los  dos  diametros  polar  y  ecua- 
torial del  planeta,  dividida  por  el  diametro  ecuatorial. 


FIN    DEL    TOMO    VI. 


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