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REVISTA
DE LOS
Dii) fiHi(|(&!]ii.
EXAGTAS, FISICAS ¥ NATllRALES.
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PROORESOS DE LAS CIENCIAS
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'E^M
Toaio TI.
POR AGUADO, IJIPRESOU DE CAMARA DE S. M. Y DE SU REAL CASA.
1836.
de la« inatcrias contenidas cu este tonio.
, »-».^J<^^ ^.fMiV«v«
CIEIMCIAS EXACTAS.
Jstrononu'a. Observaciones tie Saturno y de su anillo , por el
R. P. Secchi '
Observaciones del eclipse total de sol hechas el 3 0 de noviembre
de 1853 en Ocajaic (Perii) por Mr. Moesta 3
Anomalias que presenta la eslrella doble 7 0 de Ophinciis, por Mr.
Jacob ^
Anuncio del eclipse anular y central que tendra lugar el 1 5 de mar-
zo de 1858, por D. Antonio Aguilar, individuo de numero de la
Real Academia de Ciencias y Director del Observatorio de
Madrid <>^
Estrellas obscrvadas y desaparecidas, por Mr. Chacornac 129
Metodo cierto de determinar los colores de las estrellas.— Del cs-
pectro electrico, y observaciones sobre la luz y las manchas del
sol, por el R. P. Secchi ^33
Nuevas tablas lunares, por Mr. Hansen 1^3
Delerminacion de la latitud por los azimutes estremos de dos estre-
llas circumpolares, por Mr. Babinet -57
Descubrimiento de dos pequeuos planetas, el 38." y 39." de la fa-
railia de los asteroides que circulan entre Marte y .Tiipiter. ... "261
Observaciones del planeta Neptuno, verificadas en el Real Observa-
torio de Madrid con el circulo meridiano de Repsold, por D. An-
tonio Aguilar yD. Eduardo Novella, y comparacion conlasefe-
radrides del Sr. Bruhns insertas en el Almanaque aslronomico
de Berlin para 1857 264
TOMO TI. **
Desnilirimionto dc iin pequcKo planela, cl 40." de los asteroides . . . 321
Sobrp las paralajes de las eslvellas a de la Lira y fil del Cisne,
pnr Mr. Olio Stnive '4 4'.)
Observaciones de la ocultacion de Jupiter por la luna verificadas
en Madrid, por el Sr. D. Antonio Agiiilar, individuo de niimero
de la Real Academia de Ciencias y Director del Observatorio
aslroDomico 5 1 ;>
Centelleo de las eslrellas, por Mr. Diifonr Ti f 5
Rotarion de Urano, por Mr. Ilouzeau 526
Oeodesia. Sobre la atraccion que los monies de Himalaya y de las
regiones elevadas que estan mas alia tienen en la plomada en
la India, por Mr. Pratt 136
Dcferminacion de las diferencias de longitud, por Mr. Le-^ errier. 385
CIEtVCIAS FISICAS.
Fisica. Calentamiento de los hilos por las corrienles voltaicas,
por MM. de la Prevostaye y P. Desain , 10
Sobre la ascension del agua y la deprosion del mercurio en los tu-
bes capilares, por Mr, Bede 13
Propagacion del calor en los raetales. (Eslracto ds una Memoria de
Mr. G. Wiedemann.) 2C8
Sobre la deterrainacion do las alturas por la tcmperatura de la
ebullicion del ngua-. trabajos de MM. Forbes y Regnault, por
Mr. Soret 38'J
Sobro la descomposicion electro-quimica del agua que sirve de
conductor en los fenomenos de induccion elcclro-estatica, por
Mr. Soret 40^
Resiiraen de algunos esperimentos para averiguar si la corrienle
ei^clrica puede atravesar el agua sin descomponerla, por 3Ir.
G. Desprelz 410
Nota relativa al desprendimiento de la electricidad por rozamiento,
por Mr. E. Becquerel 452
Efectos magn(^ticos de la torsion, por Mr. Werlhcim 454
De la inflnenria de la temperatura en la fiierza de los imanes, por
Mr. L. Dnfour, profesor de fisica en Lausana 531
Azucar de leche, por Mr. Dubrunfaut 336
Nuevos esperimentos sobre la polaridad diamagndlica. (Estracto
de una carta de Mr. J. Tyndall al profesor Mr. A. de la Rive). 542
Memoria sobre la teorfa de la esperienria de Lcidenfrost, referente
a lo que sc observa al ecliar un ciiorpo liquido sobre una su-
perficie caliente, por Mr. BufT 544
Vll
Qm'mica animal. Coinposiciou coiuparada lie la libra muscular ile
diferentes animales, por Mfll. Valeuciennes^y Fremy , «
Electricidad. Aplicacion de la electricidad para dar fuego a las
minas
2 (1
J/eteorologta. Resumen de las obscrvacioues meteorologicas hc-
chas en cl Real Observatorio de Madrid eu el nies de diciembrc
de 1855
Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de octu-
bre de 1855 en las estaciones de las provincias de EspaCa. . . 40
Observacioncs magneticas de declinacion c inclinacion hechas en
el observatorio de Madrid el mes de setiembre de 1855 por
D. Manuel Rico y Sinobas, encargado de dirigir las observacio-
ncs meteorologicas del misrao, e individuo corresponsal de la
Real Academia de Cieucias
Resiiraen do las observacioncs meteorologicas hecbas en el Real
Observatorio de Madrid en el mes de enero de 1856 <)7
Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de no-
^ viembre de 1855 en las estaciones de las provincias de Espana. 98
Resiimen de las observacioncs melcorologicas hechas en la Uni-
versidad de Oviedo en 1855 , (;.,
Id. id. id. hechas en cl Real Observatorio de Madrid en el mes de
febrero de 1 856 ^ C -
Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de dicieui-
bre de J 855 en las estaciones de las provincias de Espana 16(i
Resiimen de las observacioncs melcorologicas hechas en el gran
ruarlel general frances, en el campo de Sebaslopol, durante cl
mes de enero de 1856, por el Coronet D. Tomas O-Ryan \
Vazquez, Coraandante del Cucrpo dc Ingenieros 170
Memoria sobre la cantidad de agua pluvial que ha caido en la lla-
bana en los axios 1854 y 1855, y su rcparticion mensual y es-
tacionai, presentada a la Real Sociedad economica por D. Jose
Luis Gasaseca, Director del Institnlo de investigaciones quimi-
cas de la Habana, Academico corresponsal de las Reales Aca-
demias de Ciencias de Madrid y de Munich ooq
Sobre la compensacion reciproca de los maximos y miniiuos baro-
mdtricos en una misma epoca, por Mr. Dove -227
Resumen de las observacioncs meteorologicas heclias en el Real
Observatorio de Madrid en el mes de marzo de 1856 22 9
Observacioncs meteorologicas verificadas durante el mes de enero
dc 1856 en las estaciones de las provincias dc Espana 230
Resumen de las observacioncs hechas en el gran cuarlel general
frances, en cl campo de Schastopol, durante cl mes de febrero
Vllt
(Ic 1856 por el Coroiicl D. Tomas O-Ryan y Vazquez, Comnn-
dantc del Cuerpo tie lugenicros 234
Resumen de las observaciones mcteorologicas liechas en el Real
Observalorio de Madrid en el mes de abril de 1856 283
Observaciones meleorologicas verificadas durante el mes de febrcro
de 1856 en las estacioncs de las provincias de Espaua 284
Notas que ban de acompaiiar a la labia orografica dc parte dc Es-
pafia. por MM. Verneuil, Colomb y Loriere 327
\ ariaciones de la densidad de la nieve segun el grueso dc la capa
caida en el sueb, por Mr. Jeleznov 334
Resumen de las observaciones meteorologicas hecbas en el Real
Observalorio de Madrid en el mes de mayo de 1856 355
Observaciones meteorologicas verificadas durante el mes de marzo
de 1856 en las estacioncs de las provincias de Espalia ii56
Noticia del sistema y arreglo de observaciones meleorologicas es-
tablecido en Francia por disposicion de la Administracion de li-
neas telegraficas y del Observalorio imperial de Pan's, por Mr.
Le-Vcrrier 418
Resumen de las observaciones meteorologicas hcclias en el Real
Observalorio de Madrid en el mes de junio do 1856 422
Id. id. id. en el mes de julio dc 1856 423
Observaciones meleorologicas verificadas durante el mes de abril
dc 1856 en las cslaciones de las provincias de- Espaiia 424
Id. id. verificadas durante el mes de mayo de 1856 en id 427
Id. id. verificadas durante el mes de junio de 1856 en id 430
Id. id. verificadas durante el mes dc julio de 1856 en id 433
Sobre la manifestacion de los fen6menos caloricos por el lermino
medio quinque-diurno, por Mr. Dove 468
Observaciones sobre las tempeslades, los vienlos y las borrascas de
la parte del mar Mediterraneo comprendida entre las coslas de
Francia y Argelia, por Mr. Lartigue 473
Sobre un bierro meteorico que conliene plomo nativo, por Mr.
Greg. — Observacion de un aerolito en el momento de caer, por
Mr. Symond 478
Resumen de las observaciones meleorologicas bechas en el Real
Observalorio de Madrid en el mes de ai^oslo de 1 856 482
Id. id. id. en el mes dc seliembre de 1856 id.
Id. id. id. en el mes de octubre de 1856 483
Observaciones meteorologicas verificadas durante el mes de agoslo
de 1 856 cij, las estacioncs de las provincias de EspaCa 484
Qui'mica. Conversion del protoxido de plomo en minio a la lem-
peratura ordinaria, por Mr. A. Lcvol 81
Memoria analilica sobrc la canlidad dc iodo coulenido en laLacos
de distintas calidadcs cnllivadoscn la Isla de Cuba; sobre la ptir-
dida en materias volatiles que en su complela desecacion espe-
rimenlan dichos tabacos, igualmente que sobre la cantidad de
ccnizas que suminislran; con algunas observaciones criticas res-
pecto al m(5todo de Mr. Luca para determinar cuanlitativamen-
le el iodo, acompaiiadas de la indicacion de las mejoras de que es
susceptible dicho nidtodo, por D. Josd Luis Casaseca, Director
del Instituto de investigaciones quimicas de la Habana, Acadc-
mico corresponsal de las Reales Acaderaias de Ciencias de Ma-
drid y de Munich, etc 144
Preparacion del uranio, por Mr, Peligot 323
Panificacion, por Mr. Liebig 324
Metodo de analisis de los bronces y los latones, por Mr. Deville. . 450
Nuevo metodo de purificar y disgregar el grafito, por Mr. Brodie. 403
Trabajos sobre el tungsteno, por Mr. Riche 464
Quimica industrial- El esmeril 153
Sobre los aceites y sus falsificaciones, por Mr. C. Calberl 197
Fi'sica del globo. Terremotos.— Volcanes delodo. — Fenomenos vol-
canicos, por Mr. Abich 274
In\ariabilidad de la salazon del mar Caspio, por Mr. de Baer. ... 450
Montaiias y volcanes de Havai, por Mr. Blarechal 545
Quimica orgdnica. Saponificacion de los cuerpos grasos por los
oxides anhidros, por Mr. J. Pelouze 414
Fisica aplicada. ]\ota relativa a las inundaciones, por Mr. Dau-
se, ingeniero gefe de puentes y calzadas, encargado de la estadis-
tica de los rios de Francia 550
CIE!VCIAS IVATURALES.
Geologia. Terreno carbonifero de la America Septentrional, por
Mr. Marcou 45
Sobre la geologia de los Estados-Unidos y de las provincias jngle-
sas de Norte- America, por Julio Marcou 288
Carta a Mr. Elie de Beaumont sobre los fenomenos eruptivos del
Vesubio y de la Italia Meridional, por Mr. Sainte-CIaire De-
'ville 488
Viajes por el N. de Bolivia, por II. A. Weddell 500
Paleontologia. Sobre la diversidad primitiva y sobre el niimero
de animates en los tiempos geologicos, por Mr. Agassiz 102
Mami'feros fosiles de la America Meridional, por Mr. Gervais, . . . 248
Sobrc la flora de la ^pora terciaria tic las ccrcanias de Lausana
(Suiza), por Mr. Cliarles-Tli.-Gaudin 570
Zootogia. Influencia de barnizar los huevos de gallina en la for-
inacion del polio, por Mr. Dareste 171
Sobre algunas particularidades de la miologia de los monos supe-
riores, y sobre la organizacion dc la inano de los raismos ani-
inales, por Mr. Gratiolet 368
Botdnica- Influencia del calor y dc la liiz sobre la dislribucion
de los vejetales, por D. Miguel Colraeiro, corresponsal nacional
de la Academia de Giencias de Madrid 173
Sobre la reproduccion de las algas, por Mr. Pringsheim 244
Waturalizacion del alerce africano, llamado arar en Marniecos, re-
mitido por el Academico corresponsal D. Miguel Colmeiro. ... 360
Fisiologia vegetal. Relacion dc las planfas con la humedad almos-
ferica, por Mr. P. Ducharlrc .504
Carta de Mr. Heer a Mr. Alpli.de Candolle sobre el origen pro-
bable de los seres organizados actuales de las islas Azores, Ma-
dera y Canarias H a 8
Embriogenia de los vejetales segun las conclusiones de Mr. Tu-
lasne, confirmadas por observaciones posteriores de Mr. Radl-
kofer no 1
Cristalografi'a. Propiedades fi'sicas y opticas del ciiarzo, por
Mr. Descloizeaux. . 23.5
Fisiologia vejetal. Influencia de la temperatura en la vejetacion.
Calculo que se debe hacer para apreciarla, por Mr. Quetelel. . . 43 f»
VARIEDADES.
Huracanes observados en las Indias occidentales desde 1 493 f>^>
Influencia de la sangre en la regeneracion de las propiedades vi-
tales id
Nueva materia tintorea sacada de la alcacbofa 64
Descripcion del Ay 123
Destruccion de las chinches 124
Observaciones de Mr. Despretz con motive de esta comunicacion. . 128
Gantidad de azoe qne contienen las diferentes partes dc distiutas
pajas 192
Diamante hallado en Bogagem, Brasil, llamado la Estrella del Sur, 248
Propiedades nuevas del carbon vejetal 24 0
Modo de juzgar basia qud punto esta bastante seca una casa aca-
bada de constriiir para poderla habitar impunemcnte 250
j\otas para la historia de la Piscicultura, por D. Alvaro Reinoso. i:>\
((bFcrvacioncs sobre la vision binocular, por el profesnr William
B. Royers 2 5;>
Alnrabrado del puente del Tamesis por la luzel^ctrica lo'i
Origen del telegrafo submarine, y su estension a las Indias y Ame-
rica ■ ^55
Real Academia de Ciencias. — Programa para la adjudicacion de
premios en el alio 1857 ., 314
Nuevo pozo arlesiano 315
Mapa subterraneo de Bdlgica 31*'
Nitrato de polasa producido por la ozona id.
Aziicar secrctada por el hi'gado de los aracnoides 317
Nola sobre el eclipse total de sol de 18 de julio de 1860 id.
Propiedadcs del litio y del estroncio obtenidas por la pila, por Mr.
Bunsen 318
Sobre los diversos nombres del algebra id.
Carta de la monarqui'a auslriaca 320
Ocultacion de Jiipiler por la luna, calculada en el Observatorio as-
Ironomico de Madrid 378
Estadistica de los ferro-carriles ingleses 37 9
Carta de Bonpland leida a la Sociedad de geografia de Francia, por
Mr. Mcrrey 381
Estudio del castaiio de Indias id.
Desecamieiito del mar de Harlem 382
Inundacion de los desiertos do Palestina y de Arabia 383
Fallecimiento del Excmo. Sr. D. Jos^ Garcia Otero 440
Bolida estraordiuaria observada por Mr. Sagey id.
Cartas ecliplicas del Observatorio de Paris id.
Estrellas fugaces del periodo de agosto 447
Existencia de una corriente en el Oc^ano Pacifico 448
Estereoscopo nuevo id.
Consideraciones generales sobre los materiales empleados en las
coustruccioncs del mar 508
Del uso alimenlicio de la carne de raballo 509
Investigacion del iodo en las aguas minerales 512
Esperiencias sobre la temperatura animal 57 ?>
Accion del agua salada en las plantas 574
Etimologia de la palabra cero id.
Mauera de obrar el cloroformo en otros cuerpos 575
Diamelro de los planetas id.
N." l.-'-REVISTA DE CmmiAS.-Enero 1856.
mmm exactas.
JLSTROMOiII>t.
Observaciones de Saturno y de su anillo; por elK. P. Secchi.
(Cosmos, 5 enero 185S.)
JCiL planeta se presentaba casi como un disco de marfil; tal
era su tranquilidad y lo bien terminado de su contorno, y tal
tambien lo muy negro del fondo. La gran division del anillo
era asimismo perfeclamente negra como el fondo, y se distin-
guia con raaravillosa limpieza en todo su perimetro eliplico.
El diametro del anillo era tal, que el limbo superior del globo
llegaba exactamente a la division. La sombra del planeta so-
bre el anillo apenas era visible en forma de pequenos punlos
a derecha 6 izquierda, y so proyectaba sobre el anillo oscuro
de modo que reproducia la seccion de una lente concavo-con-
vexa, cuyo radio de curvalura de su concavidad era el radio
del planeta, y el de su convexidad el del perimetro de la di-
vision. En el anillo eslerior no se advertia senal alguna de
sombra. A primera vista resuUaba que el anillo eslerior A (1)
no estaba iluminado con luz uniforme, sino que parecia sur-
cado todo alrededor por una linea mas oscura, que lo dividia
en dos hacia el tercio de su amplitud, yendo del centro a la
(l) El R. P. Secchi adopta la nomenclatura de Stiuve para la deno-
minacion de los anillos, y designa por J el mas esterior, por JS el que
sigue, y por C el anillo nebiiloso sitiiado mas alia de B.
TOMO VI. 1
parte eslerlor. La visla podia seguir osa linca osciira todo al-
rcdedor del anillo, hasla en la parte mas estrecha en que se
cruza con el planeta, y todavia mas alia en las partes mas al-
ias. Pero mirando con un poco de atencion, se conocia que
csa marca no era una verdadera division del anillo, sine solo
una linea raenos luminosa, y que la parte interior de el, la
mas estrecba, era mas luminosa (pie la esterior; y osta tam-
poco se hallaba iluminada con uniformidad, leniendo al pa-
recer lambien su linea oscura, pero algo menor.
Eligiendo un auraento conveniente, se iiotaba que la luz
del anillo no era uniforme, y si que estaba ilurainado a raa-
nera de escalones, como si se compiisiese de ellos el raismo
anillo.
Analizando con igual atencion el anillo B, el segundo, apa-
recia iluminado con una luz mucbo mas viva que la del pri-
raero, conociendose que dicha luz ni era uniforme, ni unifor-
memente graduada del esterior al interior, sino que se hallaba
dislribuida en forma de zonas concentricas que disminuian de
intensidad por saltos bruscos. Esa apariencia singular hacia
resaltar mucbo el limbo esterior del anillo, y la luz de esta
parte era indudablemente tres veces mas intensa que la del
limbo interior, muy pr6ximo al anillo nebuloso C. Veiase
igualmente este ultimo con una precision admirable; su luz
ei-a uniforme en toda su estension, y de una tinta perfecta-
mente identica a la de la luz cenicienta de la luna. Estaba
tan marcado el limite de su limbo interior, y se veia de un
raodo tan vivo, que era imposible engafiarse. Entre el limbo
de este anillo y el planeta, el fondo era iotalmente negro. El
ancho de la zona eliptica del anillo nebuloso era al parecer
igual al del espacio oscuro entre su limbo y el planeta. En el
anillo nebuloso era imposible distinguir ni divisiones ni sefia-
les de lineas circulares, pero no resultaba muy bien definida
su union con el anillo luminoso contiguo, confundiendose al
parecer ambos en cierta estension. El final de los limites del
anillo oscuro era tan marcado, que coslaba mucho trabajo
creer que fuese dicho anillo una simple cspansion de materia
gaseosa, pues en ese case indudablemente no debia eslar tan
porfeclamontc tcrminada, sino que seria difusa como la cola
3
de los cometas. La trasparencia de eslc anillo era muy per-
ceptible, viendose muy bieii a traves de su suslancia el limbo
del planela.
Cod el mayor aumento, el anillo B conservaba loda su lim-
pieza en la parte esterior; pero el globo del planela y el borde
del anillo esterior perdian algo de su precision. El P. Secchi se
inclina a creer que esa alleracion de limpieza no precede ni de
defecto del instrumenlo, ni de imperfeccion en la vision, sino
tal vez de que esten rodeados de una atmosfera dichos bordes.
Las principales parlicularidades observadas en el mismo
globo son las siguienles. Encima de la gran zona amarilla de
paja que generalmente se atribuye a la reflexion de la luz del
anillo en el planeta, se veia una zona de ligero color de rosa
muy ancha, que por moraentos aparecia dividida en zonas
mas unidas: cierta region de ella se presentaba mas oscura
que el resto. Sobre esa misma zona se dibujaba una columna
enteramente verdosa, cuyo centre correspondia a! pareccr al
polo del planeta. Todo esto se halla exactamente de acuerdo
con lo que Mr. Lassel observo en Malla. El P. Secchi ha in-
tentado tambien ver los satelites; el primero, que se hallaba
casi en la maxima elongacion occidental, no podia descubrirse
a causa de la mucha luz del planeta, sino en lanlo quese ha-
cia salir del campo el globo y casi todo el anillo; pero cuan-
do se lograba hallarlo, hasta se veia con el planeta en el
campo.
Observaciones del eclipse total de sol. hechas e/30 de noviembre
delS^den Ocajaie (Peru); por Mr. Moesta.
(Cosmos, ^'j eneio (8jS.)
El sitio de la observacion se hallaba a 880 pies sobre el
nivel del mar, a la lalilud de 14° 21' 21", y 20' 56",78 de
longitud occidental de Santiago, a milla y media de la linea
central de la sombra del eclipse. Auxiliaban a Mr. Moesta
su ayudanle Mr. Liva, encargado de observar la marcha del
barometro y termometro, y Mr. Clark, viajero iuteligenle,
que tenia a su cuidado anotar todas las parlicularidades per-
4
ceptibles a la simple vista. Los inslrumenlos que se llevaron
eran un anteojo acromalico de 14 pulgadas y media de luz
y 5i pies de longitud focal, otro de 2 J pulgadas, un circulo de
reflexion de Erlel, un seslante de Pislor, un buen cronome-
tro, etc., etc.
Pocas boras antes del eclipse se trato inutilmenle de des-
cubrir algunas manchas en el disco del sol, cuya superficie
se presentaba perfectamente uniforme. El primer conlaclo de
los discos del sol y de la luna se verifico a las 2'' 13"° 25', 5.
A las 3'',32 aparecio de repente, como en ebullicion, hacia el
borde oriental del disco solar, que se iba contrayendo cada
vez mas. distinguiendose en el perfectamente los dos limbos
del sol y de la luna, una materia nebulosa de color rojizo, que
lleno por entero el espacio que mediaba entre ambos limbos,
cruzada al parecer por una vena de color mas oscuro, la cual
adquirioluego tal intensidad, que era dificil distinguir los dos
bordes de los astros: el contacto interior de estos sucedio a las
3''32°'11)%5, y en seguida se desvanecieron el ultimo rayo
de sol y tambien el ultimo raslro de materia nebulosa. El
eclipse ofrecia entonces un aspecto muy imponente. La luna,
cuyo diametro escedia en 82" al del sol, formaba un circulo
perfectamente redondo y negro. Alrededor se veia la corona
6 gloria cuya luz, bastante suave, tenia un tinte entre azul y
bianco, parecido al de la luz del gas; y era tan brillante en
el momento del contacto de la luna, como la luz de este astro
cuando esta lleno, pero su intensidad disminuia rapidamente,
de modo que a una distancia igual a la cuarta parte del dia-
metro de la luna se confundia con el palido resplandor del fir-
mamento. La mitad Norte de la corona brillaba con luz uni-
forme, pero la Sur se componia de rayos diferentes, muy nume-
rosos, que emanaban del anillo en apariencia, todos de la mis-
ma longitud, esceplo dos que eran mucho mayores. Uno de
ellos, que formaba al Sur con la vertical un angulo de 20°,
parecia lanzado a una altura igual al diametro de la luna; el
olro, mas corto, bajaba con la inclinacion de 10°: ambos ra-
yos, formados de una multitud de otros menores, sumamente
finos en sus estremos y muy radiantes, parecian dos colas de
coraela,
5
Inmediatamenle despues que se oculto el sol por completo,
se vioen la porcion Norte de la corona una proluberancia en-
carnada parecida a una nube prolongada que salia al parecer
del cerco de la luna : en algunos puntos era evidentemente
mas oscura que en otros; su forma se mantuvo invariable; su
altura sobre el borde de dicbo astro, medida con el microme-
tre de posicion, era 1' 8"; aparentaba mudar desitio, y apro-
ximarse al rayo mayor que se lanzaba de la corona bacia ar-
riba, y desaparecio al minulo y 20 segundos.
Hacia la misma parte de la corona se notaron en toda la
duracion de la oscuridad dos manchas opacas, de forma cua-
drangular, adheridas al limbo de la luna, y que se hubiera
podido creer que resultaban de una interrupcion del anilloen
aquella parte, produciendo el efeclo de dos agujeros, a cuyo
traves se hubiese visto el fondo oscuro del cielo. Indudable-
mente que no fue esto efecto de una ilusion optica, porque
mucbas personas percibieron esas manchas con la simple
vista.
La corona desaparecio de repente a la reaparicion del pri-
mer rayo del sol, no habiendose advertido sefial alguna de
ella ni antes ni despues de la oscuridad total.
Venus y Jupiter se presentaron con todo su brillo; Antares,
situado a 5° del sol, y por consecuencia muy proximo a la co-
rona, se dislinguia claraniente con solo la vista; la oscuridad
era intensa en grado suficiente para baber percibido las es-
trellas de segunda magnitird si hubiese habido tiempo de bus-
carlas; a 2 6 3 pies de distancia se leia bien en el Nautical
almanack y las divisiones de las escalas de los instrumenlos;
la oscuridad total concluyo a las 3'' 33- 14%6; habiendo durado
por consiguienle 2- 59\ Jupiter fue visible por algunos mi-
nutos, y Venus 28" despues de finalizar el eclipse total.'
De esta observacion, y de las hechas en 1842, deduce el
autor la conclusion de que el sol tiene a manera de tres at-
mosferas: una interior, opaca, semejanle a la nuesfra; la se-
gunda, 6 folosfera, origen esclusivo del cual emana la luz so-
lar; la tercera, por fin, esterior, iraperfectaraente diafana, y
que circunda a la folosfera. De las bocas de las manchas de-
ben salir exhalaciones gaseosas que, elevandose hasta la ler-
6
cer alra6sfcra, produciran iinas nubes coloreatlas, que no han
(le ser olra cosa mas que las proUiberancias encarnadas. Se-
mejante hipotesis no carece de probabilidad en Diancra algu-
na, puoslo que con un anleojo de raucho alcance se distingue
claramente en el disco solar una red de poros sujelos a per-
peluas variaciones.
En el mes de mayo del ano anterior, despues de leidas y
analizadas con gran atencion las observaciones Ian notables
de Mr. Chacornac acerca de las manchas solares, nos vimos
en el caso de formular la sintesis siguiente, que concuerda
de una nianera admirable con las observaciones y la hipote-
sis de Mr. Moesta. La reproducimos aqui sin variar una pa-
labra de nuestra priraitiva redaccion.
«E1 sol se halla rodeado de una atmosfera gaseosa de com-
p#cion dosconocida hasta el dia. cuya materia gaseosa liene
la propiedad de condensarse en nubes distintas, de formas
muy variadas, suspendidas a diferentes distancias del nucleo
del astro. A cierta altura de la atmosfera solar, una accionswj
generis, de naturaleza tal vez eleclrica 6 magnetica , produce
una iluminacion comparable a la que en la atmosfera lerres-
tre determina la luz permanente observada por Mr. Colla, 6
la de las auroras boreales. La zona de la atmosfera solar
alumbrada por esa luz de una intensidad muy viva, es lo que
puede Uamarse con propiedad la folosfera solar. Enciraa y de-
bajo de esta las nubes son de iguaj naturaleza mas 6 menos
iluminadas, segun su distancia al foco luminoso, visibles por
Irasparencia 6 reflexion. Las nubes que hay sobre la folosfe-
ra pueden presentarse en forma de protuberancias rojas; y
Uegandose a condensar y a iluminarse en la zona luminosa,
producen las faculas, liiculas y puntos blancos. Cuando las
nubes de la fotosfera van a confundirse con las capas inferio-
res pierden su brillo, y constiluyen las penumbras. Las nubes
(lue estan debajo de ella forman las manchas, niicleos, po-
ros, etc., etc. Asise coordina lodo, y se esplica del modo mas
natural posible, habiendo en esto a la vez sencillez y unidad;
todo sucede como ha observado perfectamente Mr. Chacor-
nac. Hoy esta probado que las nubes dc la atmosfera terres-
tre, los cirros y cirrostralos se orienlan en una direccion que
7
guarda relacion con el meridiano magnetico , y tienen una
gran parte en la produccion de las auroras boreales; nada
hay pues de estrano en que las nubes de las penumbras to-
men al orientarse una estructura radiada, etc., etc.
Las diferencias entre las dlversas partes de la luz de la po-
rona descritas anteriormente, pueden espllcarse por los dife-
renles grados de actividad de las diversas regiones de la fo-
tosfera, mas intensa y agitada en ciertos puntos que en otros.
Mas dificil es esplicar las dos manchas rectangulares.
Las observaciones meleorologicas ofrecieron diversas par-
ticularidades curiosas. El termoraetro bajo a 14°, 4 Fahrenheit
durante la oscuridad total, sinticndose un frio rauy agudo. En
el momento en que llego la sombra a las costas del Peru, el
aire, tan caldeado comunmenle por los llanos arenosos sobre
que esta, se condenso de repente, y esa condensacion atrajo
del Oceano una corriente de aire frio, por lo cual se levanlo
un viento bajo de Oeste, mientras de la parte Sur coutinuaba
soplando unabrisa fria. Al encontrarse ambas corrientes, pro-
dujeron unos torbellinos que en muclios puntos levantaron la
arena a 200 pies de alto.
A media legua proximaraente al Sur del obser.vador habia
una montana en forma de tabla. Hacia las tres de la tarde se
vio elevarse en forma de columna desde dicha montana una
especie de nube de color azul palido, que fue disminuyendo
sin cesar a medida que se prolongaba la oscuridad total, y
concluyo por volverse muy densa y negra; luego disminuyo,
concluyendo por desaparecer poco antes del fin del eclipse.
Lashojas del algarrobo y del algodoner'o se cerraron du-
rante el eclipse como si hubies'e sido de noche, y recuperaron
muy pronto su situacion normal despues de la reaparicion del
sol; todos los insectos se ocultaron; las gallinas se agruparon;
las demas aves domesticas echaron a volar rasando el hori-
zonte; la irapresion que produjo en los espectadores fue in-
mensa, los cuales saludaron con entusiasmo la nueva salida
de los primeros rayos del sol.
AnoinoMas que presenta la estrella doble 70 de Ophiucus; por
Mr. Jacob.
(L'Institut, 4o nnvienibrc ^8b5.)
Mucho tierapo hace que los aslronomos conocen este gru~
po corao uno de los sistenias binarios; pero es incierta toda-
via su orbila, aim cuando se haya verificado una revolucion
casi entera desde que lo observo por primera vez W. Hers-
chel el ano 1779. Todas las orbitas que se ban calculado
pecan en ciertos puntos al tralar de representar las posiciones
observadas; y las que mejor representan los angulos, fallan
complelamenle respeclo de las distancias. Lo mas singular es,
que aun en las orbitas que mejor concuerdan con la observa-
cion, los errores de los angulos afectan forma periodica, con-
servando igual signo por considerable espacio de tiempo. Se
ba calculado una orbila para un periodo de 93 anos, en que
los errores cslan afectados del signo + de 1820 a 1823, del
signo — con una sola escepcion de 1823 a 1830, de signo du-
doso de 1830 a 1832, del signo — de 1833 a 1842, y luego
llevan el mismo signo casi todos. Esta clase de error debe de-
pender de alguna ley, puede provenir de cambio de la ley de
gravilacion ; pero mas sencillamente se esplica suponiendo la
exislencia de un tercer cuerpo opaco que perturbe a los otros
dos. Se ba recurrido ya a esta clase de cuerpos para dar razon
de las irregularidades de los niovimientos de ciertas estrellas,
simples al parecer, como Sirio y Procion. Si se supone que
circula el cuerpo como un planeta alrededor de la estrella
mas pequena, no necesila ser muy abullado, puesto que el
desvio de la elipse no pasa de 0",1. Admitiendo que la estre-
lla pequena describa una elipse secundaria en la cual scan
fl = 0",08, e=0",15 y <u=:200", yaplicando las correccio-
nos correspondientes a las posiciones calculadas, se reduce el
error medio de los angulos de W a 37', y el de las distancias
medidas posteriormente a 1837 de 0",14a 0",11 6 cosa de j-
al paso que el error maximo resulta reducido en la misma
0
pi'oporcion. De presumir es pues a primera visla la exislencia
de tal cuerpo, y de desear que observaciones rigurosas con-
firmen el hecho. El asiinlo presenta por olra parte tanlo mas
inleres, cuanto que ciertos autores ban tenido por imposible
que las eslrellas dobles tengan planetas circulantes en torno
de ellas.
CIENGI4S FISIG48.
» iyX3©<-6^<-
FISICA.
Calentamiento de los hilos por las corrientes voUdkas; por
MM. DE LA Prevostaye y p. Desains.
(L'liislilut, -10 noviembre -ISSS.)
Compulsando los tratados de fisica y las memorias espe-
ciales sobre la electricidad, es facil conocer, dicen MM. J. de
la Prevostaye y P. Desains, que en general no se forma sino
una idea rauy vaga, ya de la naturaleza de la corriente voltaica,
ya de su modo de obrar cuando a su paso determina el calcnla-
mienlo de un hilo metalico, 6 de cualquier otro conductor lio-
raogeneo 6 helerogeneo. Las hipotesis forraadas sobre este ulti-
mo punto son particularmente insuficientes, y tales ban pare-
cido a sus propios autores al tiempo mismo de sentarlas. No
se trata de aumenlar su numero; mas oportuno parece echar
por otro camino, y ver de duplicar si es posible el pequeno
uiimero de fenomenos fundamentales que la teoria, siendo
cierta, debera poder esplicar. Recordemos primero un hecho
rauy importante descubierto por Mr. Pouillet {Fisic, 6.'
edic, p. 624), citando suspropias palabras.
«Si en una pila (termo-electrica) de 8 elementos se ca-
»lientan solo las dos soldaduras 1 y 4 a un mismo grado, es-
»tando todas las deraas a cero, no se observa ninguna aparien-
«cia de corriente en la pila, lo cual debe ser asi, pues las
»soldaduras no pueden originar mas que corrientes iguales y
»contrarias; pero si entonces se establece una comunicacion
)) ?«' entre los dos elementos de cobre cd y ef, al instante esta
11
»da paso a una corriente muy intensa, De aqul resulta la no-
»table consecuencia de que las corrienles contrarias proce-
wdentes de la elevacion de teraperalura de las dos soldadu-
»ras 1 y 4 no se destruyen, sino que cada una de ellas circu-
))la como si estuviese sola. Para poner esta verdad fuera de
»duda. basta observar la intensidad de la corriente w\ y de-
wmostrar, como lo tengo hecho, que esla intensidad es preci-
Msaraente la que resulta del conjunto de las corrientes deriva-
))das contrarias y desiguales, que deben pasar por la union
))M^^ Asi que las corrientes opuestas no se destruyen, 6 mas
»bien no reducen los fluidos electricos al estado de equilibrio
»y de reposo, sino que cada una de ellas produce los movi-
»mientos propios que produciria si estuviese sola.))
Resulta pues de la leoria de las pilas y de esta ingenio-
sa esperiencia. que en todos los casos coexisten las corrien-
tes, que se sobreponen sin modificarse, y que cuando pare-
cen destruirse, sus efectos son diferentes, presentau signos
contrarios, y que en realidad se suman algebraicamente.—
Pasemos ahora a los esperimentos que nos son propios.
Cuando un hilo de plalino «/3 de O^JS a 0", 20 de longi-
tud, se mantiene en incandescencia por la corriente de una
primera pila constanle A, si se hace pasar una segunda cor-
riente igual y de sentido contrario poniendo dos de sus puntos
^' y &' en contacto con los conduclores que van a parar a los
dos polos de otra pila B, de laraisraa fuerza que la primera,
el espacio intermedio of B del hilo de platino dejara en el
acto de estar candente, y podra hasta tocarse con el dedo sin
producir ninguna sensacion apreciable de calor. Por el con-
trario, las dos estremidades asJ y 03' se encontraran elevadas
a una temperatura mucho mayor que antes. Inviertase enton-
ces el sentido de la corriente de la pila B, y sera al reves la
porcion a & del hilo la que retendra una temperatura esce-
sivamente alta, en lanto que las regiones estremas ct«'i3^'
descenderan a una temperatura mas baja.
La esperiencia puede hacerse aiin de otro modo para que
sea todavia mas evidente, si es posible.— Dos hilos de platino
del mismo diametro y poco mas omenosde la misma longi-
tud, se ponen en incandescencia por dos pilas formadas do un
12
misnio luimero tie pares y sensibleniente igiiales. Eslos dos
hilos parecen perfectaiuente identicos eiUre si, y los fenome-
nos de calor que se presentan no lienen ninguna relacion apa-
rente con la direccion propia de las corrienles que los atra-
viesan. Nada hay por consiguienle que recuerde la accion de
una corriente en la aguja iraantada,- accion que liene una di-
reccion determinada, y que cambia de sentido con el de la mis-
ma corriente. Hay unhilo sieinpre enrojecido yde un mismo
raodo por las dos corrienles inversas que lo atraviesan sucesi-
vamente. Sin embargo, si se aproximan los dos hilos y seapli-
cael uno al otro (1), los resultados son enleramente'distinlos,
segun su orienlacion relaliva. En una de las porciones, la
parte comun se apaga bruscamente, y las partes esteriores
adquieren algo mas de brillo. En la posicion relativa inversa,
la parte comun se hace mucho mas brillante, y es la contra-
rla para las partes esteriores.
Queda, pues, bien establecido que si dos corrienles igua-
les, capaces de enrojecer separadamenle un hilo de platino,
caminan por este hilo en sentidos inverses, la incandescencia
y hasta la elevacion de teraperatura desaparecen al memen-
to, y que sus efectos se suraan por el conlrario, si se propa-
gan en una misma direccion (2).
Para no adelanlarnos a los esperimentos, deberiamos de-
tenernos aqui. Permitasenos no obstante, bacer notar que es-
tos hechos parecen inconciliables con la teoria que considera
el desarrollo de calor como debido a la reunion de dos fliii-
dos de nombre conlrario. Nada en efeclo impediria a las
(1) Basta que dos puntos del primero vengan a tocar a dos puntos
del segundo.
(2) Fenomenos perfectamente analogos se presentan en las acciones
quimicas. Descompongase agua acidulada en 3 voltametros A, B, C, co-
'ocados en un mismo circuito. Las cantidades de gas que se desprenden
son las mismas en cada uno de ellos; pero si se toca con un reoforo de
otra pila igual un punto comprendido entre ^ y ^, y con otro re6foro un
punto comprendido entre B y C, 6 bien se deticne repentinamente en B el
desprendimiento y se hace mas veloz en y^^ y C, 6 bien se aumenta en B
y disminuye ea A y C.
13
cualro corrientes iguales combinarse de dos en dos en la par-
te comun del circuito, y producir en todos los casos una ele-
vacion de temperalura sierapre igual, cualquiera que fuese el
sentido de una de las corrientes.
Finalmente, sin entrar en mayores detalles, diremos
que si estos hechos no podian ser previstos por la teoria
de Mr. Ohm, nos parece que no le son opueslos, y que las
ideas teoricasque le han guiado en sus observaciones, son las
que mas comodamente se concilian con los resultados de los
esperimenlos consignados en la presente nota.
Sobre la ascension del agua y la depresion del mercurio en los
tubos capilares; por Mr. Bede.
(Bibliot. univ. de Gineb., /unto 1855.)
Los mas profiindos geometras han hablado, segun sabemos
todos, de la teoria analitica de la capilaridad, habiendolos con-
ducido el calculo a la ley de la ascension 6 depresion en ra-
zon inversa del diametro del tubo. Algunos fisicos, entre ellos
Gay-Lussac, han comprobado la citada ley por la esperiencia,
y reconocido su exactitud.
Sin embargo, Mr. Bede ha hecho nuevos estudios sobre la
misma materia, creyendo que existia alguna incertidumbre
en la teoria. Ademas, Mr. Simon verifico hace algunos anos
numerosas esperiencias tambien sobre la capilaridad; sus tra-
bajos, publicados despues de su muerte en los Annates de Chi-
mie et Physique, le dieron un resultado diferente del obtenido
por Gay-Lussac, sacando por conclusion que era inexacta la
ley de la razon inversa de la ascension con el diametro. No
era por tanto superfluo tratar de nuevo esta materia.
El procedimiento de Mr. Simon no se halla al parecer li-
bre de objeciones: la medida de la columna elevada por la ca-
pilaridad no la obtenia directamente; al contrario, hacia re-
troceder dicha columna, poniendo el tubo en comunicacion
con un deposilo de aire comprimido, y aseguraba que la as-
cension capilar era igual a la columna de agua elevada en un
14
man6metro que comunicaba con el deposito, y luego media
la presion necesaria para que el aire Uegase hasta la eslie-
midad del tubo. Mr. Bede juzga que en esto hay una causa de
error, (da presion del aire del deposito, para que relroceda
la colunina de agua en el lubo capilar liene no solo que ven-
eer la atraccion del vidrio sobre el agua, sino tambien la del
lubo sobre la colurana de aire, que avanza repeliendo la de
agua. En una palabra, el esceso de presion del aire del depo-
sito ha de veneer, no solo la capilaridad del agua sino tam-
bien la del aire, interpretando la palabra capilaridad en sen-
tido de adherencia.))
Diremos de paso que esto nos parece que debe ser objeto
de esperimentos. Si la capilaridad del aire comprimido ejerce
alguna influencia, lo mismo ha de suceder respeclo al aire
sometido a la presion de la atmosfera; y seria interesante ave-
riguar si se obtenia un resultado diferente midiendo la as-
cension 6 la depresion en una atmosfera enrarecida. Espera-
mos que Mr. Bede Irate este punto al continuar sus trabajos.
El aparato adoptado por el autor es muysencillo: compo-
nese de un tubo en forma de U, que tiene otro capilar y olro
de 15 a 20 milimetros de diametro unidos por soldadura; ha-
biendo construido gran niimero de dichos tubos de distintas
clases de vidrio, y de gruesos y diametros diferentes. Intro-
ducia luego en el mercurio 6 agua, y media con el catetome-
tro la diferencia de nivel en uno de los brazos.
La primera observacion importante que ocurre es, que
cuando se echa un liquido en los tubos, es preciso que pase
mucho tiempo para que se establezca el equilibrio. Si se Ue-
na el brazo ancho con mercurio, se ve subir este rapidamente
en el tubo capilar hasta cierta distancia bajo el nivel del bra-
zo mayor, y luego se detiene al parecer; pero observandolo
con el anteojo se nota que continiia subiendo lentamente, con
una celeridad que va disminuyendo siempre. Cuando es pe-
queno el diametro, continiia todavia algunas veces despues de
doce horas. Lo mismo sucede con el agua, solo que el equili-
brio se establece con mayor rapidez. De lo cual resulta que
es preciso aguardar mucho tiempo para tomar las medidas.
Tambien es necesario correjir las observaciones inmedia-
15
tas, porqiie la columna no termina en un piano; es pues pre-
cise aiiadir al peso de la columna deprimida el del mercurio
que cabria entreja superficie del menisco y el piano tanjente
a su vertice. Gay-Lussac Indicaba como correccion la adicion
del tercio del radio, lo cual supone que el menisco es una
semiesfera. Pero midiendo Mr. Bede la altura de los menis-
cos, ha descubierto que era menor que la mitad del radio, y
admile i de el para dicha correccion.
Ponemos a conlinuacion los principales resuUados de sus
esperimenlos , absteniendonos de dar una esplicacion mas
amplia.
1.° La depresion del mercurio en los lubos capilares se
halla proximamente en razon inversa del diametro cuando
este no escede de un milimetro.
%." El grueso de las paredes ejerce un intlujo perceptible
en la depresion, de cuyo resultado volveremos pronto a ha-
cernos cargo.
3." La ascension del agua en los tubes humedecides no
sigue exactamente la ley de la razon inversa del diametro, si
no se toma en cuenta el grueso de la capa humectante; pero
suponiende que sea este de 0'°°',001, se confirma la repelida
ley.
La idea de tener en cuenta la dimension de la capa de agua
adherenle al tubo se debe a Mr. Plateau. Como el valor de
0°"",001 es enterameute arbitrario, seria de gran interes el po-
derlo.medir direclamente; y lal vez se halle la posibilidad de
conseguirlo en algun fenomeno optico. Segun la objecion de
Mr. Bede a la teoria de Gauss, no debia cumplirse la ley
cuando estuviesen mojados los tubos, porque es sumamente
pequena la distancia entre una parte de la superiicie concava
del agua y la superficie del tubo. Sin embargo, la ley rije
aun en ese caso, ^No probaria esto que la distancia de O^^jOOl
por ejemplo, es mayor que el radio de actividad sensible de
la atraccion del vidrio sobre el agua?
4." El grueso de las paredes tiene una influencia apre-
ciable en la ascension del agua en los tubos humedecidos.
Veamos el modo de esplicar el autor esa influencia del grue-
so de las paredes, asi en el mercurio como en el agua. «En
10
la depresion del mercurio hay en juego tres luerzas: la gra-
vcdad, la atraccion im'itua de siis moleculas, y la que estas es-
periinenlan de parte de las moleculas del vidfio. Las dospri-
meras fuerzas obran de arriba a bajo y la ultima al reves, y
por consiguiente esta liende adisminuir la depresion. Luego
si es el'ectiva la influencia del grueso, debe aumentar dicha
fuerza y disminuir la depresion; sin embargo, se observa el
efecto conlrario. Esta anomalia se esplica por la considera-
cion de las componentes horizontales de la atraccion del lubo,
de las cuales no se hace caso generalmente, porque opuestas
dos a dos deben destruirse. Esto es inexacto a mi ver. Creo
que no se destruyen en manera alguna esas componentes, si-
no que producen una adherencia del mercurio con el tubo,
que se opone a su moviraienlo ascensional. Segun esto, la de-
presion tal como la hemos observado, mas bien ha de ser un
fenomeno de dinamica que de estatica.En nuestro sistema de
tubos, el movimienlo ascensional del mercurio en el tubo ca-
pilar se debe a la presion de dicho metal en el tubo ancho, y
a la atraccion del primero. Al elevarse, queda sujelo el mer-
curio a diferentes fuerzas retardatrices, que son su gravedad,
su cohesion y su adherencia al tubo; su celeridad se destru-
ye paulatinamente, y la elevacion del mercurio se debilitara
tanto mas cuanto mas poderosas scan las fuerzas retardatrices,
y entre ellas la adherencia al tubo. Si pues la adherencia ho-
rizontal al mismo crece segun el grueso con mayor rapidez
que su atraccion vertical, la influencia del grueso sera tal co-
mo la hemos observado. Respecto al agua, la anomalia es igual
a la del mercurio, y la espresada influencia, si existe, debe
obrar tambien de idenlica manera, es decir, aumentando la
elevacion como hacia con la depresion. Efectivamente, la
adherencia horizontal que hemos admitido para el mercurio,
debe obrar del mismo 4nodo. Ilemos dicho que para hu-
medecer los tubos se elevaba la columna de agua, hacien-
dola en seguida descender. En semejante circunstancia, la ad-
herencia horizontal tenia que oponerse al movimienlo de des-
censo, y destruirlo, mas bien que causar una elevacion ma-
yor. Debemos adverlir que tal vez pudiera esplicarse este ca-
so sin necesidad de admitir una accion apreciable a cierta
17
dislancia. Es evidenle que los lubos de vidrio reblandecidos
enelraomento de su fabricacion, se ban de enfriar con mayor
lentitud cuando son gruesos que cuando son delgados; y el es-
tado de la superficie interior ha debido modificarse por un
fenomeno analogo al lierapo del recocido y temple, que muy
bien pudiera influir en la atraccion molecular lateral. Si se
disminuyese el grueso de los tubos por un medio raecanico, 6
mejor por la corrosion del acido fluorhidrico, tal vez se llega-
ria a conocer si era esto cierto.
5.° La elevacion del agua en los tubos secos se separa
nolablemente de la ley de la relacion inversa al diametro,
hasta en limites reducidos.
6." El grueso de las paredes tiene al parecer cierla in-
fluencia en esa elevacion; pero es menos apreciable que en la
depresion del mercurio y en la elevacion del agua en los tu-
bos humedecidos.
Resumiendo aiin eslas conclusiones, dice Mr. Bede para
terminar, resulta una gran incerfidumbre acerca de la ley
principal de los fenomenos capilares, confirmadapor la depre-
sion del mercurio, destruida por la ascension del agua en los
lubos secos; y respecto a los humedecidos, solo rije en la hi-
potesis de que tenga cierto grueso la capa humeclaate. En el
mero hecho de ser inexacta en los tubos secos bastaria para
no admitir su generalidad, si ese modo de esperimentar no
llevase cqnsigo una fuerte causa de error, a saber, la capa de
aire seco adherente al tubo, y la alteracion de la superficie
quedeaqui resulta. Mr. Plateau ha tenido tambien la bondad
de comunicarme sobre este particular una observacion nota-
ble, recordandome el hecho conocido de unagota de agua que
se estiende facilmente en larotura reciente de un trozo de vi-
drio, no pudiendo conseguirse esto mismo en una superficie de
vidrio que tenga algun tiempo, por mas cuidado que se ponga
en limpiaria. Pudiera pues suceder, que si se operase con tu-
bos secos inmediatamenle despues quehan salido de la fabri-
ca, se obtuvieran resultados enteramente distintos. Esto es lo
que me propongo averiguar en otro trabajo posterior, siendo
tambien mi proposito ocuparme nuevamentc en la influencia
del grueso de las paredes, porque esla cuestion es dcmasiado
TOHO vr. 2
18
imporlante para que deba consitlerarse como delerminada por
las esperiencias precedentes.»
Esperaraos por nuestra parte que el autor continuara sus
inlercsanles esperimentos con el cuidado y exactilud que ha
puesto en los trabajos do que acabamos de dar cuenla, y que
couseguira ilustrar esta cuestion dilicil, pero muy imporlante.
QlJIlllCA itillllitL..
Composicion comparada de la (ibra muscular de diferentes
animales; por Mr. Valenciennes y Fremy.
(L'lnstitut, 2\ noviembre ^8b5.)
Aualizando los musculos de los vertebrados ban reconoci-
do desde luego los aufores la presencia de la creatina, descu-
bierta por Mr. Chevreuil, la del acido inosico y de la creali-
nina, cuyos caracteres dio Mr. Liebig. Les ha parecido mas
abundanle la creatinina de lo que generalmente se cree. Han
coraprobado su presencia en la fibra muscular de casi todos
los vertebrados, por lo comun en estado de libertad, y lam-
bien en combinacion con el acido fosforicol Han notado que si
en cierlos cases precede la acidez de los musculos del acido
lactico, el cuerpo que pone muy acida a la fibra es por lo re-
gular el fosfato acido de potasa A'O, 2//0, P/tO'. Delerrainando
la proporcion de esta sal en los musculos de diferentes ani-
males, les ha parecido en cierto mode entrelazada con la for-
macion del sistema huesoso; al menos ban encontrado dicha
sal en abundancia en los animales que tienen los huesos muy
desenvueltos, y en cortisiraa cantidad en los articulados y en
los moluscos; por otro lado ban comprobado por esperiencia
directa, que reobrando en el carbonato de cal el fosfato acido
de potasa estraido de los musculos puede originar fosfato ba-
sico de cal, que como se sabe entra en notable proporcion en
la constitucion de la sustancia huesosa.
Al lado de los cuerpos grasos neutros en proporciones va-
riables de oleina, margarina y eslearina, han hallado en los
19
musculos de los verlebrados olra suslaiicia cuyas propiedades
se alejan de lasde las materias grasas propiamente tales, y se
acercan a las de la grasa cerebral; parece producida, corao
esta ultima, por la combinacion de la sosa con el acido que
Mr. Fremy ha sacado de la grasa cerebral, y llamado oleo-
fosforico; se encuentra en casi todas las partes del organismo
animal; su proporcion en el tejido muscular aumenla con la
edad de los animales, y varia segun las especies: asi es que
los peces de carne blanca y lijera (pescadilla, platija) la con-
lienen en corta proporcion, al paso que los de carne compacta
(congrio, arenque, trucha, y en especial el salmon) presentan
cantidades considerables de ella. Los autores atribuyenel sa-
bor caracteristico del pescado frito a la descomposicion in-
completa de dicho cuerpo fosforado por el calor.
El asalmonado les parece producido por la presencia de un
acido graso muy debil, que llaman salmonico, y que esta di-
suelto en un aceitc neutro. Para aislar dicho acido se agita en
frio con alcohol puesto debilraente araoniacal el aceite rojo
que se estrae con facilidad de los musculos del salmon pren-
sandolo; se decolora entonces del todo el aceite, y abandona
el alcohol su materia colorante, que se estrae luego descom-
poniendo con un acido la sal amoniacal. El acido resultante
es viscoso, rojo, y presenla lodos los caracteres de un acido
graso; el que se saca de las truchas asalmonadas es identico al
que dan los musculos del salmon. Existe en considerable can-
tidad, mezclado con acido oieol'oslorico, en los huevos del sal-
mon; lo que en concepto de los autores puede esplicar hasta
cierto punto la decoloracion y la perdida de sabor que espe-
rimenta la carne del salmon al tiempo de la cria. La propor-
cion de dicho acido varia segun las especies.
Tambien ban analizado los autores los musculos de los
crustaceos; les ha parecido mas sencilla su coraposicion que
la de los musculos de los mamiferos, analoga a la de los de
los peces; no contienen fosfaio acido de potasa; por el contra-
rio, existe en ellos en considerable proporcion el acido oleo-
fosforico; asimismo lienen creatina ycreatinina.
Los musculos de los moluscoshan presentado una compo-
sicion mucho mas sencilla que la de los verlebrados; ape-
20
lias conlienen canlidades apieciables de fosfalo acido de po-
lasa, de acido oleofosforico, de crealina y de crealinina; a
estos principios iiimedialos reemplaza una materia cristalina,
cuyos caracleres quimicos y mineralogicos ban sido tenidos
por los autores, y por Mr. de Senarmont, como identicos a los
de lataurina, suslancia descubierta por Gmeliii en la bilis de
los verlebrados. La presencia en los miisculos de los molus-
cos de una sustancia que conliene cosa de un 25 por 100 de
azufre, y que hasta abora no se babia encontrado mas que en
la bilis, es un beebo que los autores concepluan capaz de mo-
dilicar las ideas que se tenian acerca de los oficios de la lau-
rina.
EL.ECTRl€lDjiLD.
Aplicacion de la electricidad para dar fuego a las minas.
Mr. Luis Figuier ba publicado en el periodico frances La
Presse varies articulos dedicados al examen de la esposicion
universal celebrada en 18S3 en la capital de Francia, ver-
sando el ultimo, inserto en los numeros correspondientes al 3
y 10 de noviembre proximo pasado, sobre las aplicaciones de
los aparatos electricos que tienen relacion con los usos de la
guerra. El inleres que ofrece esta materia, y la circunstancia
de figurar venlajosamente el nombre de nuestro compatriota
el Sr. D. Gregorio Verdu entre los que mas la ban ilustrado
con sus descubrimienlos y trabajos, nos mueve a dar cabida en
la Revista al referido articulo.
((En la parte accesoria ocupada por los esponenles de Sui-
za bay un telegrafo eleclrico de una disposicion particular,
destinado a la correspondencia de las tropas en campana. El
arte de la guerra se ba apresurado siempre a sacar partido de
todos los descubrimientos de las ciencias, y por lo tanlo no
podia dejar de utilizar el telegrafo electrico para el servicio
de los ejercitos actives.
Asi pues se ba becbo uso de el con gran ventaja en la guer-
ra de Crimea. El bilo conductor que se emplea para ello se ha-
21
Ha cubierlo de una capa aisladora degula-percha: regular-
mente se coloca en el suelo entre las dos estaciones telegra-
6cas. Si el terrenolo permilese le aisla con mas exaclitud, sos-
teniendolo en el aire con auxilio de unos palos que hincan en
tierra, corriendo 7 hombres destinados a esle servicio. La es-
pecie de aparato que sirve para hacer las senales varia mu-
cho, pues se emplea simuUaneamente el telegrafo de aguja,
usado con preferencia en Inglaterra para la correspondencia
telegrafica; el de Morse, que imprime en el papel el despacho
con caracteres permanenfes; y hasta el telegrafo de cuadrante,
colocando en su circunferencia cierto numero de senales, cu-
yo valor se tiene lijado de anleraano.
Mr. Hipp, de Berna, mecanico que goza de una reputa-
cion merecida en los Estados Helvelicos, ha presenlado en la
esposicion un teligrafo cUctrko militar, que por sus disposi-
ciones felicisimamente entendidas reune todas las venlajas
que pueden exijirse a un inslruraento para esedesUno espe-
. cial. Es esencialmente coraodo y portatil: su volumen, muy
pequeno, perraite llevar en una caja de reducida dimension
todo lo accesorio y todo el material de la correspondencia
electrica, comprendiendo en esto la pila de Yolta, que es
una especie de pila de arena de nueva forma. El telegrafo
para hacer las senales es unode Morse, esdecir, un telegrafo
que imprime. Asi pues se consigue la ventaja de poder con-
servar en caso necesario el misrao testo del parte espedido, y
de justificar tarabien la autenticidad de la comunicacion. Ya-
rias comisiones cientificas de Suiza, que ban estudiado de-
tenidamente el aparato de Mr. Hipp, ban reconocido asi-
mismo sus ventajas, de suerte que es probable que suslituya
dentrode poco tiempo, en los diversos ejercitos de Europa, a
los instrumentos bastante disparatados de que se ha hecho uso
hasta el dia.
Pero entre todas las aplicaciones de la electricidad para
las necesidades dela guerra, ninguna ofrece utilidad mas pa-
tente que aquella cuyo objeto es el pegar fuego a las minas
desde grandes dislancias. Sabido es que hace ya muchos anos
que se ha utilizadola corrienic electrica para conseguir a tra-
ves de todas las distancias posibles la esplosion de los horni-
22
llos do niinas. Esla niieva aplicacion de la eleclricidad ha sido
objeto de delenidos esludios para el cuerpo cieiUifico de inge-
nieros; y merced a los Irabajos de varios oficiales dislinguidos,
ha llegado a ser siificientemcnle practica en siis procedimientos
para poderla adoplar en niieslros trabajos mililares. Simulla-
neamenfe se han verificado iguales esludios en el eslranjero;
de raodo que esla cueslion, aunque reciente, se halla boy muy
adelantada. En Italia, y principalmenle en Espafia, sehanhe-
obo en dicho senlido numerosos y eficaces ensayos.
Por olra parte, todo el mundo ha leido en las diferenles
relaciones del gran suceso mililar que acaba de enaltecer nues-
Iras armas, la prueba de que nuestros eneraigos tarapoco se
han quedado atras en esta nueva aplicacion de la ciencia a la
defensa y ataque de las plazas. Despues de la toma de Mala-
koff, por medio de bilos electricos que parlian del interior de la
ciudad, fue como los rusos puestos en fugapudieron volar sin
peligro las inmensas fortificaciones que abandonaban ante el
irresistible arrojo de nuestro glorioso ejercito. Solo una cir-.
cunstancia providencial ha salvado la gran obra de Malakoff
y la del Redan de la terrible deslruccion que ha aniquilado, a
presencia de nuestros soldados, las inmensas fortificaciones
abandonadas por los vencidos. Sabido es que en el momento
de entrar nuestros aliados en las obras del Redan para ocu-
parlas, un zapador-minador, reconociendo las baterias, hallo
a sus pies un cable muy grueso, que se apresuro a cortar de
un hachazo. Habiendolo examinado, se vio que dicho cable
no era mas que un gran hilo metalico cubierto con una densa
capa de guta-percha, el cual iba a parar a un enorme depo-
sito de polvora establecido bajo el Redan, y cuyo solo des-
cubrimienlo hizo palidecer a los mas inlrepidos cuando rc-
flexionaron en la horrible esplosion de que acababan de li-
brarse. El hilo se prolongaba por la otra parte a traves de la
ciudad, hasta el mar, en que se suraergia para ganar la orilla
de donde habia de partir la chispa electrica destinada a in-
flamar el volcan. Apenas se habia corlado el espresado hi-
lo, cuando principiaron a saltar los fuertes unos despues de
olros, Uenando las trincheras con sus escombros. El Care-
nero, el bastion del mastil, el bastion central, los fuertes de
23
la bahia, arsenales, cliques y principales edificios de Sevasto-
pol se desplomaban bajo la accion de las minas.
Otra feliz casualidad ha librado las fortificaciones de Ma-
lacoff de ladeslruccion y sus terribles consecuencins. Habian
establecido los rusos un hilo elecfrico entre el gran almacen
de polvora de Malakoff, que contenia inmensas provisiones, y
el interior de la ciudad, cuyo hilo se descubrio a tiempo, y
averiguada su direccion se corto con gran presteza. Sin esta
circunstancia, por medio de la pila de Yolta a la cual iba a pa-
rar dicho hilo, colocada en una sala del magnifico cuartel del
arrabal Karabelnaia,hubieran incendiado el polvoriny produ-
cido una terrible esplosion. que hubiera sembrado en nuestras
filas la destruccion y la muerte. Segun otra relacion, el corte
providencial del hilo conductor se debio al reventar de una
bomba.
Indudablemente se leera con interes la esposicion de los
procedimientos y medios tornados de la fisica que permiten ob-
lener tan maravillosos resultados. Efectivamente, no es solo
para los usos homicidas de la guerra para los que puede ape-
larse a esa aplicacion del agente electrico, sino que a cada mo-
mento y para diferentes trabajos se utiliza en el uso de la rai-
na. Emplease para volar las rocas y masas de tierra en los
trabajos de puertos. La esplolacion de las canteras, la aper-
lura de las zanjas en los caminos de hierro, etc., exijen tambien
el uso de la mina. En todos estos casos es muy iraportante pre-
servar, con mas seguridad que se hacia en otro tiempo, la vida
de las personas a quienes se confia dicha operacion.
Principiaremos por recordar los medios que se empleaban
para disminuir sus peligros antes de la aplicacion de los pro-
cedimientos electricos; medios que todavia se emplean hoy en
la mayor parte de los casos.
Los que se ban puesto en practica hasta el dia para la vo-
ladura de las minas, son los siguientes.
Por lo regular se prcpara un costal de polvora muy largo,
y se coloca en una caja de madera sujeta al cuadro de la gale-
ria de la mina. Este melodo es de un efeclo segurisimo, con tal
que el terrene no tenga mucha humodad, y que el saco no se co-
loque hasta muy poco antes de la esplosion del hornillo. Pero
ofrece el inGonvenienle de Uenar las galerias de gases irrespi-
rables despiendidos por la combustion delapolvora, hacien-
dolas por lanio inaccesibles porespaciode muchas horas. Va-
rios artificios, algunos muyingeniosos, se ban ideado para sus-
lituir el costal de polvora. Con este objeto se prepara iin cor-
dcl sin fin, que deslizandose por una canal de raadera lleva al
centro del hornillo una mecba encendida. Igualmente se liace
uso del cohete porta- fuego, que teniendo en si mismo el ori-
gen de su nioviniiento, y sirviendoletarabien de guia una ca-
nal de madera, trasmite el fuego con suma rapidez a una gran
distancia. Finalmente, tambien se ha pensado servirse de ga-
tilios parecidos a losde escopeta, que pueden dispararse con
auxilio de un bramante y a una serial dada. Pero todos estos
sisteniaspresentan en lapractica, 6 inseguridad opeligro; ra-
zon por la cual se recurre generalmente para esta cla.se de
operaciones al saco de polvora largo, lentaraente inila-
mable.
La idea de aplicar la electricidad a la voladura de mi-
nas se ofrecio a la imaginacion de los fisicos tan pronto co-
rao seconocieron las propiedades del fluido electrico. Franklin
fu6 el priraero que tuvo la idea de valerse de la chispa elec-
trica para inflamar a distancia la polvora. Veamos como se
esplica el fisico americano en una de sus Cartas sobre la elec-
tricidad. «No s6 que ninguno de vuestros eleclricos de Europa
haya conseguido todavia inflamar la polvora de canon con el
fuego electrico.)) Yen seguida esplica el modo de preparar un
cartucho, al que se puede pegar fuego con una chispa elec-
Irica.
Franklin por consecuencia establecia muy claramente el
principle del uso de la electricidad para inflamar a distancia
la polvora. Efectivamente, si selapacon esta unhilo metalico,
y se le enrojece por medio de la chispa procedente de una
raaquina clectrica 6 de una botella de Leiden, se puede con-
seguir a la mayor distancia la inflamacionde la polvora. En
tiempo de Franklin no se conocia otro manantial de electri-
cidad que la maquina electrica, la cual, por ser embarazosa,
y como adcmas funcione con gran dificultad en tiempo hume-
do, no se hubicra amoldado venlajosamenle a las aplicaciones
25
militares. Hubo pues que conlinuar usando los procediraien-
los anliguos para oblener la voladura de las minas.
La pila electrica, descubierla en 1800 por Volta, propor-
ciono el medio de conseguir la esplosion de la polvora sin
ninguna de las dificultades que habian impedido hasta enton-
ces el uso de la eleclricidad en las operaciones militares.
Cuando una corrienle electrica recorre un hilo metalico, no
se observa fenomeno alguno particular, ni la temperalura del
hilo conductor se eleva si tiene este cierto diamelro. Pero si
se le reduce a pequeiias dimensiones y es muy tenue su grue-
so, hallando la electricidad un obstaculo para su trasmision
por la salida insuficiente que se destina a su paso, entonces
produce en el hilo una elevacion considerable de temperalu-
ra, calentandose el metal hasta el punto de ponerse rojo, y
aun de enlrar en fusion y volatilizarse. Segun esto, si se reu-
nen los dos estremos del conductor de una pila de Volta por
medio de un hilo muy delgado de platino cubierto por todas
partes de una sustancia muy inflamable, como por ejemplo
de polvorin 6 de algodon-polvora, y se pone en actividad la
pila, el hilo metalico se convierte en un verdadero cebo ca-
paz de inflamarse a gran distancia. En el momento que pasa
la corriente electrica al hilo de platino, se enrojece el metal e
inflama la polvora. Si se pone en el cenlro de un hornillo de
mina una caja semejanle de cebo, producira la esplosion de
la mina en el instante que se establezca la corriente.
La pila de Vola proporcionaba pues el medio de sustituir
las maquinas eleclricas, poco portables para la guerra, con
un instrumento mucho mas manuable. Asi es que desde los
primeros tiempos del descubrimienlo de la pila voltaica, Gi-
llot, autor de un Tratado de la guerra subterrdnea publicado .
en 1805, describio los servicios que podia prestar al arte del
minero el agente rapido y seguro de la electricidad. Sin em-
bargo, no se hizo ensayo alguno de esta clase por aquella
epoca.
Hasta 1832 nose practicaron en Francia esperiencias for-
males sobre esta materia, y las hizo el teniente Fabien en una
de nuestras escuelas regimentales del cuerpo de logenieros;
pero por entonces no se obtuvo resultado alguno practico. Los
26
hilos de laton usados como conductores, se aislaban con au-
xilio de una capa de resina. Mas este sistema de aislamienlo
electrico era imperfecto, porque a causa de la friabilidad de
la resina estaba espuesla a romperse la capa por las desigual-
dades del terreno, dejando el metal al descubierto. En ese
caso quedaba interrurapida la corriente el^ctrica, porque se
perdia en el suelo, y ya no podia verificarse la esperiencia.
La guta-percha, sustancia eminenlemente elaslica, y que
goza de una potencia aisladora electrica en estremo pronuncia-
da, se introdujo en Francia hace unos doce anos, y todos sa-
ben las aplicaciones que ha tenido esta materia enlatelegra-
fia electrica. Gracias a su uso, por ejemplo, se ban podido
plantear los telegrafos submarines, cuya ejecucion hubiera si-
do imposible sin el auxilio de tan preciosa sustancia. La gu-
ta-percha presentaba todas las condiciones necesarias para
el aislamiento de los conductores voltaicos utilizados con el fin
de inflamar las minas; por cuya razon no tardaron en em-
prenderse nuevamente los ensayos de esta clase.
En Montpelier fue donde verifico el comandante de la es-
cuela de Ingenieros las nuevas esperiencias, habiendo obteni-
do desde un principio dicho oficial resultados tales, que no los
ban escedido los que se ban logrado posteriormenle, y de los
cuales sacaron partido poco tiempo despues los diferentes
ejercilos de Europa. Los minadores ingleses se aprovecharon
tambien de ellos para lanzar al mar masas enormes de rocas
que dificultaban la navegacion de sus costas. Vease cual era
el procedimienlo empleado en aquella epoca, y que por lo de-
mas es el mismo que lodavia se praclica hoy en nuestras es-
cuelas militares.
Un hilo muy delgado de platino cubierto con una sustan-
cia muy inflamable, se coloca en el cenlro del hornillo de la
mina que se trata de volar. Este cebo se pone en comunica-
cion con el conductor de una pila de Volta; y para pegar fue-
go a la mina basta establecer la corriente electrica, es decir,
poner en comunicacion con dicho conductor la pila situada a
distancia, y de modo que se halle resguardada. Tan pronto
como se establece la comunicacion, circula la electricidad
por el hilo, se enrojcce el cebo yse inflama la mina.
27
Sucede con frecuencia en la guerra, particularmente en el
ataque y defensa de las plazas, que han de estallar a la vez
varies liornillos, en cuyo caso cada uno de ellos se lialla pro-
visto de una capsula de cebo que esla en comunicacion con el
foco de la electricidad. La corriente voltaica puede atravesar
simultaneamente todas las capsulas y producir su esplosion,
con lal que no se funda el hilo por parte alguna.
Cuando se hace la operacion a una distancia que no es-
cede de algunos centenares de melros, y solo se quiere que
eslallen a un liempo dos 6 tres hornillosde minas, el sistema
que precede da en general resullados salisfactorios. Ocho 6
diez elementos de una pila de Bunseu, de magnitud media,
bastan para lal caso. Pero queriendo trasmitir el fuego a mayor
distancia, es preciso aumentar mucho el niimero y dimension
de los elementos, lo cual crea dificultades en la aplicacion
de dicho procedimiento.
El dia de la solemne inauguracion del telegrafo submari-
no entre Douvres y Calais se quiso tener la salisfaccion de
pegar fqego a un canon desde una orilla de la Mancha a la
otra, valiendose para ello del hilo conductor que unia ambos
puntos atravesando aquel brazo de mar. La esperiencia sali6
admirablemente: la corriente electrica, lanzada por una pila
que se instalo en la playa francesa, pego fuego a un canon si-
tuado en la rauralla de Douvres; pero fue preciso para lograr
este exito emplear una enorme bateria voltaica, pues se com-
ponia de la reunion de cienlo cuarenla elementos de Bunsen.
El Sr. Verdii, teniente coronet del cuerpo espanol de In-
genieros, fue testigo en Inglalerra de esta sorprendente espe-
riencia; y preocupado con el inconveniente que producia la
necesidad de emplear tan considerable numero de elementos
vollaicos cuando se quiere trasladar el calorico alargas dis-
tancias, penso en la manera de evitar tal dificultad, lo que
consiguio corabinando el uso de la pila ordinaria con la ma-
quina de Ruhmkorff.
^En que consisle el aparato designado con este nombre
por los fisicos?
Aquellos leclores nuestros que se hayan detenido en la
galeria accesoria ai\te los escaparates de nuestros constructo-
res de aparatos dc fisica, habran sin duda observado, muy cer-
ca de la relojeria electrica, un modelo de la maquina de
Rulimkorff admirablemente ejecutado. No es olra cosa que un
grueso carrete parecido en su forma eslerior al de un eleclro-
iman rectilineo de grandes dimensiones, dispuesto horizontal-
menle, y apoyado en un grueso disco de vidrio que sirve de
aislador. Conio el objelo de esta maquina es patentizar los fe-
nomenos que designan los fisicos con el nombre de induccion
eUctrica, es indispensable para la inteligencia de lo que va-
mos a decir, que espliquemos de un modo general lo que se
entiende en fisica por electricidad de induccion y corrienles
inducidas.
Bajo el nombre de corrientes voltdicas inducidas 6 corrien-
les de induccion se comprenden las corrientes el^ctricas que
se desarrollan inslantaneamente en un hilo de metal cuando
se le aproxima a cierta distancia el conductor de una pila
vollaica en actividad. Dichas corrientes, descubiertas en nues-
tros dias por el celebre fisico ingles Faraday, proceden de la
accion que ejerce a distancia la electricidad en los cuerpos
conductores que existen a su inraediacion. Entre otras pro-
piedades singulares, presentan el caracter de durar muy corlo
tiempo, y de no manifestarse sino cuando se establece 6 in-
terrumpe el paso de la electricidad en el circuito inductor.
Asi es que las maquinas destinadas a producir la electri-
cidad de induccion, como las de Clarke y Ruhmkorff, consis-
ten siempre en un sistema mecanico que establece e interrurape
sucesivamente el paso de la electricidad en un conductor me-
talico.
La maquina de Ruhmkorff, llamada asi para memoria del
habil constructor que la invento, se compone de un hilo de
cobre de grueso diametro, liado con muchas vueltas en un
raanojo cilindrico de hojas de hierro, dando por resultado la
accion eleclro-magnetica aumentar singularmente los efectos
de la electricidad de induccion. Por cima de ese rodillo del
gran conductor, y por el cual ha de circular el fluido elec-
trico suministrado por una pila de Bunsen, hay arrolladootro
segundo hilo de diametro muy pequeno, que tiene de largo
niuchos miles de metros. Con un medio particular se inter-
29
rumpe y establece gran niimero de veces en el mismo segundo
el peso de la electricidad por el hilo grueso, manifeslandose
la de induccion en el delgado a cada una de estas interrup-
ciones, de donde nacen los diferentes efectos que se tratan de
producir.
Uno de los que resultan de la electricidad de induccion es
la produccion de fuertes chispas a consecuencia de la tension
considerable de la electricidad que circula por el hilo indu-
cido. Y en razon de esa tension considerable, es como al pa-
recer presenta la electricidad de induccion ciertos caracteres
que no son identicos a los de la electricidad procedente de la
pila, aunque no exista en el fondo diferencia alguna en la na-
turaleza de estas dos manifestaciones de dicho fliiido. Al pa-
recer, mas bien se aproxima a la Uaraada estdtica, que pro-
ducen las maquinas electricas de roce. que a la dindnica que
nace de laspilas de Volta.
Como acabamos de decirlo, la electricidad de induccion
salva con mayor facilidad que lo haria la de las pilas voltai-
cas las pequenas interrupciones practicadas en la continuidad
de los conductores metalicos, produciendo asi las chispas. Y
como en las maquinas destinadas a producir la electricidad de
induccion se suceden dichas corrientes a intervalos sumamente
aproximados. se pueden multiplicar las chispas un considera-
ble niimero de veces en un tiempo demasiado breve.
Asi pues la electricidad de induccion puede dar chispas
electricas muy vivas, bastando una pila muy debil para ob-
tener este resultado; un solo elementode Bunsen, usado con
el fin de poner en accion la maquina de Ruhmkorff, las pro-
duce aun cuando sea el conductor de longitud considerable.
Con el aparato de induccion construido por Ruhmkorff era po-
sible verificar por medio de la electricidad de induccion
lodos los esperimentos que se hacen con las maquinas elec-
tricas 6 la botella de Leiden, y especialmente la inflamacion
de las sustancias combustibles con la chispa electrica. Fun-
dado en eslos dates, muy conocidos de los fisicos, tuvo al se-
fior Verdii la idea de aplicar la referida maquina a la esplo-
sion de las minas, porque proporcionaba el medio de reducir
solo a uno 6 dos el niimero considerable de elementos voltai-
30
cos que hubiera sido preciso eraplear en olro caso para tras-
mitir el fuego a grandes dislancias.
El Sr. Yerdii y Mr. Ruhmkorff hicieron en 1853 unos es-
perimentos notables, en los que so vio por vez primera una
aplicacion praclica de los fenomenos de la eleclricidad de in-
duccion, que hasta entonces no habia salido del dominio de los
laboratorios de fisica; cuyas esperiencias, que se verificaron
en la Villetle en los talleres de Mr. Julio Erckmann, fabri-
cante de hilos telegraficos, dieron los mejores resultados. Am-
bos fisicos reconocieron efeclivamenle que dos elemenlos de
Bunsen, pueslos en comunicacion con un aparato de Ruhmkorff,
son suficientes para que obre la eleclricidad a 400 metres de
dislancia. Y aun avanzaron mas, puesto que consiguieron
prender fuego a la polvora por medio de conduclores que Io-
nian 600, 1.000, 4.800 y hasta 7.600 metres; es decir, cerca
de 2 leguas.
Todo el aparato que usa para conseguir efectos tan nota-
bles se reduce a la maquina ordinaria de Ruhmkorff, interpo-
niendo linicamente en el conductor, y en el punto doude se
quiere obtener la esplosion, un cebo muy inflamable, cuya
solucion de continuidad la constituyen los dos estremos del
hilo voltaico de induccion.
Parece pues averiguado que los rusos ban conseguido vo-
lar la mayor parte de sus minas y destruir sus obras de de-
fensa que dejaban detras, valiendose para ello de la maquina
de Ruhmkorff dispuesta en la referida forma.
Hemes dicho que el coronel Yerdii en sus esperiencias
con Mr. Ruhmkorff, habia usado cebos muy inflamables, sobre
cuya clase enteramente particular es importante dar algunos
detalles. En efecto, no se debe creer que cualquiera sustancia
combustible, como el polvorin 6 algodon-polvora, pueda in-
flamarse siempre y en todas circunstancias con auxilio de la
chispa de un aparato de induccion. Su efecto calorifico sera
insuficiente muchas voces para producir la inflamacion de la
polvora. Si la resistencia al paso de la eleclricidad es muy
considerable, lo cual puede depender de diferentes circuns-
tancias, y principalmente de la muy escesiva lougitud del
hilo conductor, en ese caso la chispa es impotente para volar
31
la mina. Imporlaba por taiilo fabricar los cebos de suerle que,
favorecida la accion calorifica, se consiguiese siempre con se-
guridad la voladiira de las minas.
Vease aqui un problenia que constituia una grave dificul-
lad, y cuya solucion, tan curiosa como imprevista, ha veni-
do el acaso a proporcionarla.
Durante las largas pruebas preliminares a que se sometio
en 1831 el cable conductor del telegrafo submarino de Dou-
vres a Calais, su constructor, Mr. Stalham, descubrio una
solucion de continuidad en una parte del conductor. Exami-
nandolo detenidamente en aquel punto observo con sorpresa,
que cuando funcionaba la pila para hacer las senales telegra-
ficas, pasaban y se sucedian con rapidez unas chispas por el
punto en que habia desaparecido parcialmente la guta-percha.
Este fen6meno fisico era anormal, porque para que salten
chispas entre los dos estremos de un conductor es necesario
emplear corrlentes de intensidad en estremo considerable, y
fuera de loda proporcion con las debiles voltaicas que recor-
ren el hilo de un telegrafo. Estudiando las circunstancias en
que aparecian esas chispas, descubrio Mr. Statham que pro-
cedian de que el hilo de cobre, privado de su capa de guta-
percha, conservaba sin embargo cierlas senales negras con-
ductoras de la electricidad, por cuyo medio podian trasmi-
tirse y propagarse como las que produce la maquina electri-
ca, es decir, de la misma manera que la electricidad estatica.
Pues bien, dichas senales no eran mas que unas lijeras man-
chas de sulfuro de cobre, ctierpo conductor de la electrici-
dad, procedentes del contacto prolongado del metal con la
guta-percha vulcanizada, es decir, impregnada de azufre. Fun-
dado en esta observacion fue como invento unos cohetes Mr.
Stalham para favorecer la inflamacion electrica, conocidos
desde un principio con el nombre de cebos Statham. Este me-
dio secundario de inflamacion electrica no tuvo muchas apli-
caciones; pero habiendo llegado a conocimiento de Mr. Ruhm-
korff se apresuro a utilizarlo en sus esperiencias, logrando,
gracias a este intermediario, causar en todas las circunstan-^
cias posibles la esplosion de las minas.
En la esposicion ha podido verse un cebo de los de Statham.
M
El aparato de Mr. Henley, para la inflamacion de las mines,
del cual hablaremos raas adelanle, y que ha figurado en la
esposicion inglesa, se halla provisto tambien de uno de ellos;
poniendo el aparalo en accion, se advierle como se enrojece
el cebo e inflama las materias combustibles.
El modo de preparar los cebos Stalham no ofrece dificul-
tad alguna. Al efecto se toma un cabo de alambre de cobre
cubierfo con gula-percha, para lo cual basta cojer uu trozo
de cualquier conductor telegrafico de los que se fabrican en
el dia en gran cantidad para la telegrafiasubmarina, y sese-
para la guta-percha del hilo metalico a que sirve de capa.
En esta vaina de guta-percba, que conserva en lasuperficie
interna las particulas de sulfuro de cobre que ban de favore -
cer el paso de la chispa, se hace de un lijeretazo una pequena
cortadura, y se entran luego en la capa de guta-percha los
dos eslremos del hilo conductor de la pila destinada a volar
la mina, sosteniendolos a 2 6 3 milimetros de distancia uno
de otro, llenando finalmente el intervalo con fulminato de
mercurio para facilitar mas la inflamacion de la polvora. Con
anticipacion se prepara cierto niimero de los referidos cebos,
y se ensayan previamente, porque eslando distribuida por ne-
cesidad de un modo desigual la capa de sulfuro de cobre, no
puede saberse de antemano cual sera el efecto de cada uno.
Luego se guardan para usarlos aquellos que producen con la
corriente electrica la descarga mas viva.
Valiendose de tan curioso artificio, ha sido como el senor
Verdu y Mr. Ruhmkorff han podido conseguir que sea infali-
ble en su exito el procedimienlo de prender fuego a la polvo-
ra con la chispa del aparato de induccion.
Los resultados obtenidos como consecuencia de los traba-
jos del sabio oficial espaflol eran ya, segun se ve, may im-
portantes. En vez del considerable niimero de elementos vol-
taicos que era preciso emplear antes para trasraitir el calo-
rico a grandisimas dislancias, se podia ya, gracias al uso de
la maquina de Ruhmkorff, reducir solamente a dos el numero
de los elementos de la pila. En 1854 un oficial de nuestro ejer-
cito, Mr. Savare, capitan del cuerpo de Ingenieros, continuando
los mismos ensayos, ha perfeccionado de una manera notable
33
el metodo del Sr. Verdii, descubriendo el medio de aplicarlo
a producir simullanearaente la esplosion de un niimero cual-
quiera de hornillos de minas.
Para distribuir sucesivamente la chispa electrica a cierlo
nuraero de ellos, valiendose de la maquina de Ruhmkorff, ha
ideado el capitan Savare el siguiente sistema, cuyas disposi-
ciones son en estremo ingeniosas.
El conductor que sale de uno de los polos de la maquina
de Ruhmkorff se divide en tantos ramales como hornillos hay
que encender, yendo luego a converjir mas alia de estos las
diferentes ramificaciones en un solo hilo conductor que vuel-
ve al otro polo. La lierra misma puede hacer el oficio de ese
conductor de regreso. Dispueslas asi las cosas, la primer onda
electrica que arroja la maquina pasa unicamente por aquel
ramal en que ofrece menor resistencia, y va a prender fiiego
solo al hornillo correspondiente ; y si la esplosion produce el
efecto de dejar ya impermeable la corriente la primera rami-
ficacion, la electricidad, en su segundo paso, se vera obliga-
da a tomar otro camino, resultando por consecuencia la es-
plosion del segundo hornillo y la supresion de igual ramal; y
finalraenle, refluyendo asi de una en olra, obrara la corriente
con gran rapidez en todas direcciones. Por lanto, el exiio de
la operacion depende de la eficacia de los medios empleados
para lograr que cada esplosion interrumpa la comunicacion
en el ramal correspondiente de derivacion. Para oblener este
resultado, ha compuesto Mr. Savare de un metal fusible las
puntas aguzadas de las cuales salta la chispa. Estas se liqui-
dan al inllamarse la polvora, y se dispersan dejando solo cacr
a tierra una capa aisladora de guta-percha, que de ningun
modo sirve para el paso de la corriente que pudiera presen-
tarse.
El ensayo de estos nuevos aparatos se hizo en 1854 por
Mr. Savare en el poligono de Grenelle, a presencia del gene-
ral Mr. Sallenave, director de fortificaciones, de Mr. Schuste,
comandante general de Ingenieros del ejercito de Paris, y de
otros varios oficiales superiores.
Las dos esperiencias principales consistieron: 1.° en pro-
ducir la esplosion simullanea do 10 hornillos pequefios de
TOMO VI. 3
34
minas por medio do un solo liilo que arrancaba de la maquina
deslinada a comunicar el fiicgo; 2.° en volar una mina a dis-
tancia de 700 mclros con auxilio larabien de olro hilo que iba
desde la maquina a la niina. Dichos liilos se hallaban ais-
lados del suclo, y se sosteniau en pequenos posies de ma-
dera; la sefial de fuego se hacia por medio de tres golpes de
tambor.
Todas cstas pruebas salieron perfeclaraente. Las dos mi-
nas reventaron a la sefial dada, y entre ambas esplosiones no
hubo un inlervalo apreciable mayor de un segundo.
Es importante anadir que el coronel Verdii (1), a su vuelta
a Espafia se ocupo tambien por su parte en la misma cues-
lion, habiendo conseguido con igual exito que Mr. Savare la
esplosion simuUanea de un gran niimero de hornillos de mi-
nas. Sus esperimenlos los ha verificado en el poligono de la
escuela de Ingenieros de Guadalajara, a distancia de 3000
metros, con un solo conductor aislado y eslendido en linea
recta.
Con un solo elemenlo de Bunsen, y valiendose de cebos
Slatham cargados de fulminalo de mercurio, ha consegui-
do el Sr. Verdii producir la esplosion de 10 hornillos de mina
inlerpueslos en el mismo circuilo a 300 metros del aparato.
Pero los medios que ha empleado se diferencian de los usados
en Francia por Mr. Savare: los indicaremos brevemente.
Para volar a la vez un gran niimero de minas, el Sr. Ver-
dii las distribuye en grupos situados en un circuito particular,
y que van jnflamandosesucesivamente. Supongamos por ejem-
plo que se trata de pegar fuego a 20 hornillos; pues bien: se
dividen en cinco grupos separados entre si por la distancia
i|ue se quiera. Se ponen en comunicacion los cinco cebos de
(l) Estc gcfc del cuerpo tie Ingenieros, dcspues dc las fccundas espe-
riencias hcchas en la escuela practica del mismo cuerpo en &iadalajara
a fines dc 1853, ha pulilicado una obra importante sohrc la materia con
las corrcspondientcs laminas, la cual sc ha traducido inmcdiatamcnte al
francds y puestn en venta. Dc clla hablan con elogio el Espectador mili-
lar francos y otros periodicos raililarcs cientificos de Europa.
35
cada grupo por medio de im solo hilo, cuyas eslremidadcs
una se clava en el suelo y la otra esta proxiraa al aparalo. To-
cando sucesivamente el polo de la corriente inducida con cada
una de las cuatro estremidades libres que se tienen reunidas
en la mano, en lo cual apenas se gasta un segundo, se obtie-
nen 20 esplosiones simultaneas a grandes distancias, a 500 me-
tres por ejemplo. El Sr. Verdii no ha ballado liniite alguno
respeclo a la distancia en que puede verilicarse la esplosion,
ni tampoco en cuanlo al numero de hornillos que es posible
incendiar. Asi que, en una prueba hecha a 3.300 melros, la
esplosion simullanea de las minas fue lal que linicamente se
oyo el ruido de una sola detonacion-
Hemos diclio que la aplicacion de la electricidad a la vo-
ladura de minas puede utilizarse tambien con exito en otros
uses que los que tiene en la guerra. Efectivamente, en el
curso de trabajos de diferente naturaleza que exijen el uso de
la mina, el procedimienlo de intlamacion electrica presenta,
bajo el punto de vista de los resullados materiales, unas ven-
tajas considerables. Para poner esto en evidencia, no podemos
hacer otra cosa mejor que recordar los felices resultados ob-
tenidos uUimaraente en los trabajos del puerto de Cherburgo,
merced al empleo del sistema de esplosion electrica inventado
para este caso especial por Mr. Th. du Moncel, fisico inteli-
gente, a cuyas investigaciones hemos apelado mas de una vez
al revisar las aplicaciones industriales de la electricidad.
Hacia 15 anos que se estaban practicando en el puerto
de Cherburgo trabajos considerables para abrir en medio do
la roca una darsena de cerca de 1 quilometro de larga con 20
metres de profundidad; pero dichos trabajos, dirijidos por los
ingenieros de puentes y calzadas, no marchaban con la acti-
vidad que deseaba la adniinislracion. Habiase perdido mucho
tiempo, gastado mucho dinero y polvora para conseguir uni-
camente un insignificante resuUado. En 1854, confiando el
gobierno en que el interes privado conseguiria el objeto antes
que el oficial con mayor seguridad y rapidez, se decidio a sa-
car la obra a subasta, y los dos ingenieros MM. Dussaud y
Rabattu, conocidos ya por sus trabajos de Argel y de Marse-
Ua, se encargaron de la empresa.
36
Lo primcro que hicieron fue abandonar cl sislema do mi-
nas seguido hasla enlonces por los erapleados del gobierno,
conociendo con razon que para remover la roca dc modo que
pudiera aprovecharse no baslaba valerse de minas pequenas,
conio se habia hecho sicnipre, cargadas con 2 6 3 qnilogra-
mosdo polvora, sino que se necesitaba cmplear, como en Ar-
gel, niinas enormes cargadas con miles de quilogramos, incen-
diadas en un mismo momenlo.
El exilo de tal sistema de esplolacion, con auxilio de
grandes minas, no podia asegurarse sino con el uso de los me-
dics electricos. Los empresarios se dirijieron a Mr. de Moncel
rogandole que organizase un sistema de esplosion electrica de
facil manipulacion, y cuyos efeclos fuesen infalibles. El pro-
pueslo por de Moncel ha tenido un exito admirable, escediendo
a todo lo que se podia esperar de el. De modo que se halla hoy
sentadoque el usode la eleclricidad como medio de volar las
minas ofrece a la vez seguridad para los operarios encarga-
dos del Irabajo, certeza en la operacion, aumenlo de fuerza 6
del efeclo mecanico de la polvora resultante de la simulta-
neidad de la esplosion, y finalmenle economia de 60 a 70 por
100 en el procedimiento de prender el fuego; razon por la
cual se ha adoptado definitivamente dicho sistema para las
obras del puerto de Cherburgo. Los empresarios pegan fuego
de tres en tres meses a una mina, compuesta por lo regular
de 6 hornillos, y arranca de un golpe mas de 50.000 metres
ciibicos de piedra, no produciendo mas que una detonacion.
Este especlaculo atrae siempre al puerto de Cherburgo una
raullilud de curiosos.
;,En que se diferencia el sistema que usa Mr. de Moncel
del adoptado por sus predecesores?
El punto imporlante consislia en obtener una simultanei-
dad completa en la esplosion, al Iralarse de minas inmensas
que conluviese cada una hasla 4000 quilogramos de polvora.
Todo el efecto ventajoso deesas especiesde volcanes, que por
lo (lemas solo ejercen su accion subterraneamente, depende,
y eslo es necesario comprenderlo, de la siraultaneidad de ac-
cion de los sacudimientos parciales causados por las esplosio-
nes. Para conseguir la espresada siraultaneidad, se ha valido
37
Mr. de Moncel del procediraienloque Ian buenos resuUados
ofrecio en manos del Sr. Verdii y Mr. Savare, pero modifi-
candolo con gran venlaja.
Ya se ha dicho que en las esperiencias praclicadas en Es-
pana por el Sr. Verdu, y en Francia por Mr. Savare, se ha-
bian volado seis u ocho minas empleando solo un circuilo
voltaico. Mas con objelo de asegurar mejor la esplosion, Mr.
de Moncel ha preferido dividir las minas en grupos de dos, y
valerse de Ires 6 cuatro circuitos; y para oblener la siraulla-
neidad de esplosion en ellos, ha usado un medio que a nues-
Iro parecer es mas seguro en sus efectos que el empleado por
Mr. Savare.
Para que llegase simultaneamente la corrienle eleclrica a
los cinco hilos que lerminan en las cinco minas que se ha-
bian de incendiar, hubiera bastado poner en un listen de ma-
dera 6 de guta-percha cinco placas melalicas que esluvieran
en comunicacion con los cinco circuitos. Frotando vivamenle
una varilla metalica que comunicase por medio de un hilo
con el aparalo de Ruhrakorff, se hubiera trasmitido simulta-
neamente la electricidad a los cinco circuitos, porque las pla-
cas raetalicas colocadas en el pie aislador de guta-percha
hubieran trasmitido la electricidad tan pronto como el con-
ductor, pasado rapidamente por su superficie, hubiese esta-
blecido el conlacto. Pero Mr. de Moncel ha preferido valerse
de un aparato algo mas complicado, si bien da el mismo re-
sultado. En vez del listen de madera, ha elegido una rueda
gruesa de guta-percha movida por un muelle de reloj, en
cuya circunferencia hay cinco placas metalicas, separadas
entre si por un intervale de dos ceutimelros proximamenle. En
la misma circunferencia existe una almohadilla, que por medio
de un gancho y un hilo se pone en comunicacion con el de
los polos del aparato de Ruhmkorff que produce la chispa a
distancia. Las mismas placas comunican medianle unas lami-
nas metalicas aplicadas a las dos superficies planas de la rue-
da, con cinco almohadillas puestas en relacion con ansilio
del gancho con los cinco hilos de los circuitos. Firialmonte,
una Have de pinon, con destine a soltar el muelle cuando es-
ta raontado, permite en un instanle dado dejar libre el mo-
38
vimienlo dc la riieda. El juego de esle aparalo es facil de
comprender: cuando so pone en movimiento la rueda, ofrece
sucesivanienle a la almohadilla las dlferentes placas de su cir-
cunferencia; mas como estas, por sus relaciones con las olras,
se ballan en coraimicacion con los diversos circuitos, va suce-
sivanienle de uno a otro la corriente en un liempo inapre-
ciable.
Concluyamos indicando en algunas palabras el mode de
construir esas minas raonstruos, que con lanlo exito se ban
empleado en el puerlo de Cberburgo.
Una mina de dicha clase se compone por lo regular de
dos divisiones cuadradas, de cabida de 3 6 4 metros ciibicos,
abiertas a unos 12 metros bajo la superficie de la piedra, las
que se llenan de polvora. Para hacer la escavacion perforan
primero MM. Dussaud y RabaUu un pozo de 1 metro de pro-
fundidad, y en el fondo abren dos galerias horizonlales de
l^oO de altura por 5" de largo, y al estremo de ellas pracli-
can los hoyos para colocar la polvora, la cual no se echa di-
rectamente en dichos depositos, porque pudiera bumedecerse
durante el largo trabajo de cubrir las minas, y no producir
efecto. Colocase pues en unos sacos grandes de guta-percha
cerrados bermeticamcnte al mismo tiempo que el cebo de es-
plosion, y cada saco contiene 2.000 quilogramos de polvora.
Cuando se ba concluido de hacer esto, y luego que los dos ca-
bos del cebo eslan sujetos a los bilos conductores cubiertos
con guta-percba, se tableau solidamente con cal y canto las
galerias, y se enloda con tierra el pozo de bajada, de mode que
las minas solo comunican con lo esterior por medio de simples
conductores, que a su vez se ban quedado dentro de la mam-
posteria.
Si nos bemos estendido alguna cosa acerca de estos apa-
ratosdeelectricidad, es por el convencimiento nueslro de que
eslan llamados a rccibir un dia numerosisimas aplicaciones.
Efectivamenle, su uso para la esplosion de las minas no es
mas que una faz de la multiple cuestion de las aplicaciones
que pueden darse a la maquina de Rubmkorff, destinada a pro-
ducir simullancamenle en muchos puntos una cbispa eleclrica.
Esla espccie do aparalo se emploara por ejemplo con seguri-
39
dad completa por la artilleria en un gran niimero de circuns-
lancias. Entre olras aplicaciones podria servir para hacer la
descarga simultanea de una bateria compuesta do varies ca-
flones; para incendiar desde largo los brulotes; para deslruir
bajo el agua los navios sumerjidos, como por ejemplo, los
navios rusos echados a pique en el puerto de Sevastopol; para
incendiar las minas submarinas, etc. En todas las circunstan-
cias mencionadas, la aplicacion del aparalo de que acabanios
de ocuparnos seria un inmenso progreso realizado en interes
de la defensa y seguridad de los hombres dedicados a estas
diferentes maniobras. Mr. de Moncel, a quien somos deudores
de una escelenle noticia publicada ultimamente acerca de la
maquina de Ruhmkorff, advierte tambien que pudiera utili-
zarse con ventaja el mismo sistema en la artilleria ordinaria
para dar fuego al canon. El oido, que es por donde se verifi-
ca la trasmision del fuego en las piezas de artilleria, es una
causa perpetua de desgracias para nuestros artilleros, porque
el aire que entra por el puede sostener encendidas algunas
chispas que hayan quedado dentro del canon, y causar luego
la esplosion de la polvora que se mete para cargarlo de nue-
vo. Con el procedimiento electrico se suprimiria el oido,
sustituyendolo con un cebo que se podria colocar facilmente
do raodo que permaneciese fijo y sirviese constantemente, lo
cual evilaria la ultima clase de peligros mencionada. Final-
raente, ningun otro medio puede disputar la superioridad al
procedimiento electrico tratandose de fuegos artificiales y de
frabajos de sitio que exijan simultaneidad en las esplosiones.
La artilleria no dejara de estudiar, para sacar el niejor partido
posible, los nuevos recursos que la ciencia pone a su dispo-
sicion.
Quedanos una palabra que decir acerca del aparato desti-
nado a la voladura de minas, presentado a la esposicion por
un constructor ingles, Mr. Henley; pero comparado con la
maquina de Ruhmkorff no ofrece ninguna ventaja particular, y
dista mucho de poder producir los resultados tan variados que
es facil obtener con el ultimo sistema indicado.
El aparato de Mr. Henley se compone de'un iraan per-
manenle de grandes dimensiones, guarnecido con su armadura
40
de hierro dulcc. Cuando se hace que sc alejc csla, apretando
una palanca, conio una variacion de la inlensidad magnelica
produce igual cfeclo que la interrupcion de una corriente vol-
laica, resulta una corriente de induccion, la cual puede pren-
der fuego a un cebo de Statham colocado al estremo del hilo
conduclor. Pero el uso de un iman fijo produce corrientes
electricas demasiado debiles para que sean sus efectos corn-
parables con los de la maquina de Ruhmkorff.
41
METEOROLOOIit.
REAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mes de diciembre de 1855.
bar6metro.
Pulgadas iD<
glesas.
Milimetros.
Altura media
27,745
28,140
27,397
0,743
0,253
0,028
704,713
maxinia (dia 30)
714,746
mioinia (dia 2)
695,873
Oscilacion mensual »
18,873
maxima diurna (dia 22)
minima diurna (dia 25)
6,426
0.711
TERMOMETRO.
Fahr.
Reaum.
Cent.
Tpmnpratura media
40-,7
57,0
22,5
34,5
27,0
5,0
3-,87
11,11
4,22
15,33
12,00
2,22
4",82
maxima (dia 19)
minima (dia 6)
13,89
5,28
Osp.ilacinn mensual
19,17
maxima diurna (dia 8). . . , . .
minima diurna (dia 12)
15,00
2,78
pluvi6metro.
Pulg. ingl.
Milimetros.
Lluvia caida en el mes
0,535
13.589
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Manuel Rtco y Sinobas.
42
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CIENCIAS NATIRALES.
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c;eol.oqia.
Terreno carbonifero de la America septentrional; por Mr.
Marcou.
(Bibllot. nniv. dc Ginebra, y«n/o J855.)
La serie de rocas comprendidas en este terreno liene tal
importancia bajo los aspectos cientifico, industrial y comer-
cial, que ningun, otro grupo de rocas sedimentarias la iguala
ni se la aproxima.
Bajo el punlo de vista de la ciencia, el terreno carbonife-
ro ofrece un horizonte f/eognostico el mas estenso, y cuyos ca-
racteres son tambien los que tienen mayor constancia por
toda la superficie del globo terrestre. En Europa, Asia,
Africa, en ambas Americas y en la misma Australia, se ha-
Ua con las mismas rocas, muchas veces tambien con los mis-
mos fosiles; no sabiendose verdaderamenle queadmirar mas,
si esa constancia de los caracteres litologicos de sus estratos,
6 la presencia de fosiles identicos, enterrados en unas capas
contemporaneas, pero situadas unas en los antipodas de las
otras. Desde las zonas glaciales del Spitzberg, desde la isla de
los Osos y las islas Melville hasta las tierras australes de la
Tasmania y Nueva-Zelanda, forma el terreno carbonifero is-
las, monies, mesetas, llanos, casi medios continentes, cuya
identidad y unidad de caracteres litologicos y paleontologicos
presentan las mejores estaciones para hacer alto, y los jalo-
nes mas segurospara los trabajos geologicos. A semejanza del
naveganle que reconoce su camino por los lejanos rellejos de
las luces fijas 6 giratorias de los faros, asi el geologo viajero
47
se orienla fijando sus miradas en las rocas carboniferas que
ha podido casi siempre distinguir en los limites de un bori-
zonte geografico.
Bajo el punto de vista industrial aun es mas importante
el papel del terreno carbonifero, porque contiene en su seno
la ulla u hornaguera y el bierro, los dos ajenles maspodero-
sosdel trabajo y la civilizacion, y sobre los que descansa todo
el edificio industrial y comercial del siglo XIX. De esta mane-
ra, cuantos mas estratos de la epoca carbonifera tiene un pais,
lanto mas ricoes; y puede decirse que para clasificar la im-
portancia y porvenir de las naciones, bastaria formar la esta-
distica de las porciones de suelo compuesto de terreno carbo-
nifero comprendidas en los limites de cada pais. Ciertamente
que esta regla admite escepciones, de lo cual es un hermoso
ejerapio la Suiza particularmente.
Los Estados-Unidos y las provincias inglesas de la Ameri-
ca del Norte se hallan tan bien dotadas en cuanto a la esten-
sion y potencia del terreno carbonifero que no pueden estarlo
mejor, y hasta es posible decir que ban salido privilegiadas.
Si se ecba una ojeada a la carta geologica, se advierte la in-
mensa estension que ocupa en ella. En ninguna parte del
mundo conocido por los geologos, adquieren tanto desarrollo
las rocas carboniferas. Desde Terra-Nova hasta la isla de Van-
couver, es decir, a Iraves de la parte mas ancha en senlido de
Este a Oeste del continente americano, se podria, pordecirlo
asi, trazar un camino que pasase casi constantemente por es-
tratos de ese terreno, con solo dos interrupciones, una en
Nueva-Inglaterra y la otra entre Tejas y las montanas Pedre-
gosas. Verdaderamente que ha de causar admiracion a los
ingenios mas atrevidos que se dedican a los estudios geolo-
gicos, esa vasta estension de las regiones carboniferas; y eso
que en la actualidad no se puede aiin formar mas que unape-
quefia idea de las variacionese influjo que ha de ejercer esta
riqueza mineral en la fortuna, porvenir y hasta en las costum-
bres de la sociedad americana.
En general puede decirse con bastante aproximacion,
que el terreno carbonifero ocupa en los Estados-Unidos y
provincias inglesas de la America del Norte una superficie
48
de 180.000 millas cuadradas, es decir, la novena parte de
todo el territorio comprendido en los referidos paises; y que
comparada con todo el Iglobo, al menos en cuanlo a la par-
te conocida geologicamente, posee la America del Norte mas
de la cuarta parte de las superficies reunidas de las diversas
regiones carboniferas.
Las rocas carboniferas de America admiten, como las de
Europa, dos grandes divisiones, en que se agrupan los dislintos
bancos de que se componen. Ademas, en ciertas regiones, co-
mo la gran cuenca carbonifera de los eslados y territorios de
Iowa, Missouri, Kansas, Neosho, Cherokee, Choctaw, Chika-
saw, Arkansas y Tejas, existe una tercera y grande division,
que es al parecer local, y particular a la cuenca del Mississipi,
por cuya razon no la considero como si formase un piso dis-
tinto en las rocas sedimentarias americanas. Pero en esto como
en las grandes divisiones de las rocas silurianas y devonianas,
nuestro guia esYerneuil, y repelimos con el la gran verdad
siguiente, que ha sido el primero endar a conocer. Entre todas
las divisiones principales, dice, de que se compone el lerreno
paleozoico de America, el raejor caracterizado es el sislema
carbonifero, y aquel que tiene mas caracteres comunes con los
depositos europeos de la misma epoca.
A. Carbonifero inferior 6 caliza de montana.
El carbonifero inferior, cuyo caracter general, y aun uni-
versal por decirlo asi, puesto que existe en Asia, Europa,
America y Australia, es tener unos bancos de cierta caliza
pardusca, dura, bien estratificada, y que encierra numerosos
fosiles marines, presenla sin embargo algunas variedades de
estructuras geognosticas en diferentes partes de la America
del Norte, principalmente en las inmediaciones de las grandes
islas y conlinentes formados por las dislocaciones que levan-
taron sobre el nivel del mar las rocas de las epocas siluriana
y devoniana. Las cuencas carboniferas del golfo de San Lo-
renzo, de la Pensilvania y Mariland, que se ban depositado
alrededor de las montafias Laurentinas, monies de Nuestra
Senora, montanas Verdes y de las de Callokill yHeldcrberg
49
©frecen ciertas particularidades en la composicion de sus baii-
cos, quo merecen mencion especial.
En Nueva-Brunswick, Nueva-Escocia e isla del Cabo-
Brelon, donde se ha estudiado el terreno carbonifero con el
mayor delenimienlo por MM. Jackson, Brown y Dawson, las
rocas carboniferas inferioresse componen principalmenle, pri-
mero en la base de margas calizo-bituminosas, de conglome-
rados y areniscas rojas, luego de margas arenosas de color
gris 6 negro, de arcillas que contienen depositos de yeso bian-
co; algunas calizas muy fosiliferas se sobreponen a los yesos,
y finalmenle terrainan el piso bancos de areniscas y de arci-
llas de colores rojo y gris.
En el sub-grupo inferior ultimo, designado y descrito por
Dawson con el nombre de Lower part of the Lower carbonife-
rous series, hay una faja de pseudo-coal measures, que con-
siste en bancos de margas esquislosas, calizo-arcillosas, bitu-
minosas, de color pardo oscuro, con areniscas subordinadas,
>y que a veces conlienen unas capas tenues de uUa bilumi-
nosa. La presencia de esla, que existe lambien debajo de los
bancos de calizas de fosiles marines del carbonifero inferior,
indica que la flora de nuestro planela ha sufrido profundas
modificaciones desde la epoca devoniana, y que las condicio-
nes de vejetacion que ban prcvalecido y reinado con lanla
fuerza c intensidad durante el jicriodo del terreno carbonifero,
principiaban ya a manifestarse, preludiando yensayando, por
decirlo asi, su podei.
En las capas de eslo sub-grupo, el mas inferior, so en-
cuentran ya algunas planlas losiles que correspondcn espe-
cialmente al gencro Lepidodendron, escamas y hasla peces lo-
siles enleros del genero Palceoniscus. Laslocalidades mas no-
tables en que puede observarse cste sub-grupo son: Horton y
Windsor, en Nueva-Escocia; Plaister-Cove y el estrecho de
Canseau en la isla del Cabo-Brelon; y finalmenle, la mina del
Hillsboro, en el condado de Albert, provincia del Nuevo-
Brunswick. Esta ultima localidad es sobre lodo muy notable:
primero, porque la capa de ulla tiene tal potencia que se
puede esplotar do una manera muy lucraliva. y tarabien por
su calidad, pues os bituminosa en tal grado que la ban con-
TOMo vr. 4
50
fundido con el asfallo algunos ingcnicros id6neos de minas; en
fin, la cilada mina de Hillsboro es igiialmente celebre porlos
hermosos peces fosiles {Paloconiscus Alberti et Cairnsii) que
encierra, y que el doctor Carlos T. Jackson ha descrilo y di-
bujado tan perfeclamente en su Report on the Albert Coal
mine.
El yeso intercalado que hay hacia la parte media de este
piso so corapone de bancos de ocho a quince pies de grueso de
yeso bianco, sacaroideo, a voces anhidro, con arcillas verde
y azul, el cual se esplota en muchospuntos de la cosla,prin-
cipalmenle en Windsor, distinguiendosc desde lejos sus ban-
cos blancos, que resaltan sobre el color negro de las capas de
ulla y esquistos de la misraa, 6 sobre el rojo de las arenis-
cas y conglomerados carboniferos. Las localidades de Plais-
ter-Cove y Cabo-Delfin, en la isla delCabo-Breton.son nota-
bles especialmente bajo dicho aspeclo. Los primeros esplora-
dores de aquellas regiones refirieron esos yesos y areniscas
que los d,com^andii\2i\ New Red sandstone, debiendose a Lyell
la determinacion de su verdadera edad; solo que, asi como
los primeros observadores se equivocaron refiriendo todos los
yesos y areniscas rojas al New Red, exajerando Lyell y Daw-
son su determinacion del Loioer Carboniferous respecto a es-
tas rocas, comprendieron en ellas yesos y areniscas que cor-
respondian realmente al New Red. Por eso se ha descubierto
posteriormente, sobre todo por las escelentes observaciones
del mismo Dawson, que los yesos y areniscas rojas de la isla
del Principe Eduardo, de las islas de la Magdalena y de otros
varies puntos de las costas de la bahia Fundy y de Minas-
Basin, son de la edad del New Red sandstone 6 triasico.
Las calizas que hay encima y debajo de los yesos con-
lienen frecuentemenle numerosos fosiles, como son: Produc-
tus Martini, concinna, Lyelli et spinosa; Terebratula elon-
gata, etc. Las localidades mas celebres en que se encuentran
dichos fosiles son: el Cabo-Delfin, Shubenacaidie, Picton, y
especialmente detras de la casa del juez Haliburton, el cele-
bre y festivo aulor del Sam Slick, the Clockmaker de Wind-
sor; las calizas abundan alii en magnesia, yofrecen una ver-
dadera lumaqueta; tal es la abundancia de los fosiles.
51
El grueso de todos los baucos del carbonifero inferior en
las espresadas regiones del golfo de San Lorenzo y de la ba-
hia de Fundy es de 6.000 pies, y a veces mayor enalgunos
puntos.
En los Estados de Pensilvania, Mariland y Virginia, es la
raitad menor la potencia de los bancos, no escediendo nunca
de 3.000 pies. Principiando por la parte Sud-Oeste del esta-
do de Nueva-York, se halla representado el carbonifero infe-
rior en la espresada region por esquistos rojos algun tanlo
arenosos, y por areniscas y conglomerados siliceos que circun-
dan a las cuencas carboniferas y antraciferas de los Allegha-
nys; pero no existen peces ni plantas como en elNuevo-Bruns-
wick, hallandose en compensacion senales inequivocas depisa-
dasquehan de ser de un vertebrado del orden de los reptiles.
Isac Lea, de Filadelfia, es el primero que ha llamado la aten-
cion sobre este punlo, y al que se debe el descubrimiento y
descripcion del Sauropus primcBvus, encontrado en los esquistos
rojos del monte Carbon, cerca de Postville (Pensilvania). En
las mismas laminas de esquistos arcillo-arenosos en que se
notan las huellas de pies del citado Sauropus, que segun la
suposicion de Lea es un reptil cuadrupedo de 7 a 8 pies de
largo, hay numerosas rippb marks y rain drops pits, 6 se-
nales de Uuvia fosil.
Lasrocas carboniferas inferiores de Pensilvania y do Vir-
ginia, designadas con el nombre de Vespetiines series por los
hermanos Rogers, no lienen yeso, ulla ni caliza, como en la
Nueva-Escocia. Los fosiles son bastante raros, esceptuando
algunas capas de arenisca, en que se encuentran con abun-
dancia Productus y Spirifer, que representan el verdadero
Mountain limestone.
En las regiones del Oeste formadas por los Estados de
Ohio, Indiana, mines, Jowa, Missouri, Kentuky, Teneso, Ala-
bama, Mississipi, Arkansas y Tejas, el carbonifero inferior
principia por unos esquistos negros [Bituminous slate or black
slate), que descansan en los liltimos bancos de caliza devonia-
na que forman el cliff limestone. Dichos esquistos negros, que
se han considerado por algun liempo como de la epoca devo-
niana, corresponden segun mi opinion, al terreno carbonifero.
1)2
del oual liencn lodos los caracleres dislinlivos. En la paitc
superior alteman los esquislos con algunas areniscas de gra-
110 limy fino, verdaderas psainrailas de color blanquccino.
Esas areniscas, que concluyen luego por predominar con es-
clusion de los esquislos, lian recibido los nombres de Wa-
rcrley sandstone series, 6 fine grained sandstone and conglome-
ral, 6 fine f/rained sandstone of the knobs, 6 finalmenle el de
siliceus group. En Kentucky y clTeneso hay con la arenisca de
Waverley calizas llenas de oncrinas, siendo la abundancia do
psias la que ha dado a algunas localidades, principalnipnleoii
las inmediaciones de Louisville, el nombredo colinasdeniol-
des de bolones {Button mould Knobs).
Sobre el fine grained sandstone (areniscas de grano fino)
hay calizas griseo-blanquecinas, que fornian vcrdaderanienle
el Mountain limestone, cuyas calizas conlienen a menudo mi-
neral de hierro, principalnienleen Kentucky y Tcneso, dond(^
se esplota con ventaja. Los fosiles son muy abundaules, con
especialidad los crinoides, de los que se hallaii con frecucn-
cia magnificos ejemplares. Grayson spring, en Kentucky, se
ha hecho celebre por sus cabezas de crinoides desde los be-
llos descubrimientos que hizoalli el doctor Yandell.
No es el hierro la unica riqueza mineral que encierra en
su seno el carbonifero inferior de las mencionadas regiones,
sino que hay tambien en muchos puntos de los Estados de
Kentucky, Ohio, Indiana, Missouri y Arkansas, manantiales sa-
lados que salen de las rocas de dicha formacion. Varios de
ellos se utilizan con ventaja, principalmente en el Ohio. Ha-
llandose situada la caliza carbonifera entre dos grupos de ca-
pas de areniscas, a saber; la arenisca de AV averley debajo,
y olra muy fina que contiene uUa situada encima, y que for-
ma parte del carbonifero superior, ofrece en la porcion cen-
tral del Eslado de Kentucky el fenomeno de rocas cavernosas
desarroUado en escala verdaderamente grandiosa. La descom-
posicion de esa caliza, a veces silicea y oolitica, se efectua fa-
cilmente por el agua de lluvia y de las fuentes, no habiendo
casi ningunarroyuelo en aquella region que no fluya 6 saiga de
una caverna. La mas celebre de todas ellas es la de Mamoutk
cave, ccrca de Belts Tavern: tiene de largo 5 leguas, y una
o3
inmensa serie de laberinlos cuyo numero es desconocido lo-
davia; y habiendo en el la im lio, y lagos donde exislen esos
celebres peces y cangrejos sin ojos, 6 mas bien con ellos atro-
liados, cuyas espocies idcnticas y con ojos viven a su innie-
diacion en el rio Verde [Green river).
En el Estado de Iowa, Owen divide en dos series el car-
bonifero inferior. La que esta debajo, a la cual llama forma-
cion de los Bdpidos del Mississipi, se compone de 6 sub-grupos
diversos, formados todos de bancos calizos mas 6 menos
compaclos y puros, que contienen numerosos fosiles. De di-
chas divisiones, cinco lienen nombres especiales, clasificadas
por orden de supcrposicion: el primer sub-grupo se distingue
linicamente con el n." 1; el 2." se llama f/te encrinilical group
of Burlington; el d." the limestones of Hannibal; el 4.° /as cali-
zas de Keokuck landing; cl 5/ Sells-beds of the Rapids of the
Mississipi; y iinalmente, el 6." el Archimedes limestone. La
serie superior, que Owen denomina tambien formacion de la
cuenca del rio de los Frdiles, se divide igualmenle en seis
sub-grupos, compueslos de bancos calizos, a menudo areno-
sos con concrecionessiliceas, que algunas veces se convierten
en muy magnesianas, encerrando asimismo algunas capas de
areniscas intercaladas. Los fosiles, aunque abundantes, no lo
son tanto corao en la serie inferior. Ambas series reunidas so-
lo tienen 400 pies de espesor; de donde resulta que la poten-
cia del carbonifero inferior, que es de 6.000 pies enNueva-
Escocia y de 3.000 en Pensilvania, ha disminuido considera-
blemente al dirigirsc hacia el Oeste.
El carbonifero inferior se ba descubierlo en el Estado de
Alabama, y en el rincon N. E. del de Mississipi. Nicolet ha
denunciado su existencia en 1839 alrededor de la ciudad de
San Luis, siendo su potencia de 600 pies, y subiendo por el
Missouri desde la Independencia hasta Council-Bluffs.
El doctor G. G. Shumard, del fuerte Smith, ha hallado
y descrilo lacaliza carbonifera en el condado de Washington,
estado de Arkansas. Componese de una caliza azul 6 gris os-
cura, que conliene gran numero de fosiles caracteristicos to-
dos del carbonifero inferior del valle del Mississipi. Es proba-
ble que se descubra esta formacion en otros rauchos punlos
54
del Arkansas. Yo la he visto cerca de Shmvne-town en las
praderas del Oeste, donde forma el Delaware Mount, subiendo
por la raargen derecha del rio del Canada. Habiendose encon-
trado el carbonifero superior 6 terreno hornaguero propia-
mente dlcho cerca del nacimiento del rio Trinidad y en el
Rio-Brazos (Tejas), es probable que se descubra alli lambien
la caliza de montana, lanto mas cuanto que el doclor Fernan-
do Roemer la ha marcado y descrilo en el rio San Sabas, un
poco mas al Oeste del fuerte Belknap.
El capitan Stansbury, del ejercito de los Estados-Unidos,
en su escelente Memoria sobre su Expedition to the Great-
Salt-Lake es el primero que ha visto el carbonifero inferior al
mismo piede lasraontanas pedregosas, no lejos del fuerte La-
ramie, cerca de Wind mountains, tambien en la costa occi-
dental, y en una de las islas del gran Lago Salado. Posterior-
mente, habiendo tenido ocasion, como ingeniero de minas al
servicio del gobierno de la Union americana, de alravesar to-
do el continente, siguiendo en cuanto fue posible el grade 35 de
lalitud, he visto el carbonifero inferior formar los contrafuer-
tes y aun a veces las cimas de las monlanas pedregosas y de
la Sierra-Madre en Nuevo-Mejico. Componese principalmenle
de calizas compactas, griseo-azuladas, muy fosiliferas , alter-
nando con algunos bancos tenues de esquistos margosos y de
areniscas de grano grueso hacia la base: su potencia es pr6xi-
mamente de 500 a 700 pies. Esta caliza, que se puede llamar
con razon, y tal vez mejor aiin que enlnglaterra, q\ Mountain
limestone, porque es la unica caliza que se encuentra en las
montanas pedregosas, donde se alza hasta 12.000 pies sobre
el nivel del mar; esa caliza, digo, forma fajas largas, eslre-
chas, de 2 a 4 millas de anchura todo lo mas, que se eslien-
den por los fiances orienlales y occidenlales de las dos 6 tres
grandes ramificaciones que componen las montanas pedrego-
sas y la Sierra-Madre. Las localidades en que he observado
mejor el referido carbonifero inferior, y en las que he cojido
una canlidad considerable de fosiles (Productus, Spirifer, Te-
rebratuln, Zaphrenlis) son el mismo pueblo de Pecos, cerca
del nacimiento del Rio-Pecos, en la misraa cima de Sierra de
Sandia, encima de Alburquerque, cerca del pueblecillodeTe-
55
jeras en el paso de San Antonio, al lado do la villa dc cl Paso
(Eslado de Chilmahua), en el camino y no a mucha distancia
del fuerle Desconfianza, y en el paso de la Sierra-Madre, a
corta distancia de Agua fria en el camino del pueblo de Zuni.
Mas alia, hacia el Oeste, he descubierto aiin el Mountain
limestone en las lineas de dislocacion de la Sierra de Mogo-
llon 6 Sierra-Blanca, donde existe compuesta de una caliza
silicea, muy dura, de color unas veces de rosa casl encar-
nado y otras blanco-amarillenlo, conteniendo varies fosiles
en gran canlidad. Solo que en algunos parages ban arrojado
sus lavas ciertos enormes volcanes sobre las mencionadas ro-
cas, en cuyo caso se presentan un poco metamorficas, y los
fosiles estan mal conservados. El carbonifero inferior desapa-
rece proximamenle 50 millas antes de llegar al Rio-Colorado,
hacia el grado 35 de latitud.
El teniente Whipple, encargado de hacer las observacio-
nes astronomicas para fijar la nueva frontera entrc los Esla-
dos-Uuidos y Mejico, ha recojido cerca de la embocadura del
rio San Pedro, en el Rio-Gila, unos ejemplares decalizas que
contienen fosiles caracterislicos del carbonifero inferior. Fi-
nalmente, el desgraciado y celebre conde Gaston de Raousset-
Boulbon me ha enviado fosiles del Mountain limestone, que
habia cojido de los conlrafuertes de Sierra de Arisona, en So-
nora,
Dana, el sabio mineralogisla de New-Haven, ha descrito
el primero en su preciosa obra titulada: Geology of the Ex-
ploring expedition of the United States, la caliza de raoulafia
del Pugel's-Sound, y de la isla de Vancouver, donde ocupa
una eslensa superficie.
B. Carbonifero superior 6 terreno hornaguero.
Encima de la caliza de montana principia una serie de
bancos de areniscas y esquistos arcillosos que contienen capas
de ulla, y es la que constituye el terreno carbonifero propia-
mente dicho. Los caracteres litologicos y paleonlologicos del
carbonifero superior de America son identicos a los que pre-
:\6
scnta on luiiopa, con la sola escepcion do, tenor inlorcala-
das en los esquistos carboniferos algunas capas tonnes de ca-
liza de origen marino, lo cual le da un caracter misto que no
posee en Europa. Ademas su polencia es raucho mayor, es-
tendiendose tambion por una superficio muclio mas conside-
rable que la que ocupa en el continente enropeo.
Distribuidas las capas de uila por casi la mitad del con-
torno de las costas del golfo de San Lorenzo, desde la bahia
de San Jorge a Terra-Nova hasta Bathurst en la bahia de los
Galores, se muestran con frecuencia en la superficie y aun
mas todavia, pues a veces se ven en los tajos que se desplo-
man en el mar, invitando al parecer, por decirlo asi, a los
barcos que cruzan por aquellos parages a que vayan a car-
gar ese precioso combustible mineral. Las minas de Sydney en
Cabo-Brelon y de Pitow en Nueva-Escocia, son famosas por
sus riquezas y la facilidad que ofrecen para cargar los bu-
ques. La ullase halla alii distribuida a diferenles alturas, y
el grueso de sus capas es muy vario. De este modo en Syd-
ney, segun los apreciables trabajos de Ricardo Brown, hay
31 capas diforentes de ulla, cuyo grueso total, reuniendolas.
es de 37 pies. En South-Joggins, en la bahia de Fundy, hay
segun Logan un grueso total de 44 pies de ulla, distribuida
en 76 capas, de las cuales muchas son sumamente delgadas.
Finalmente, en Piclon la mina de Albion tiene un grueso de 60
pies de ulla, distribuida solamente en dos grandes bancos, sin
conlar olras muchas capas pequenas que no ha comprendido
Dawson en su calculo.
La dificultad de esplorar un pais poblado tan complela-
mente de arbolado como lo esta toda la region de las orillas
del golfo de San Lorenzo, ha sido causa de que incurran los
primeros observadores en algunas equivocaciones que se han
rectificado enteramente despues, gracias a los numerosos y
perseverantes trabajos de Dawson, Brown y Lyell. Pero si es
muy dificil el osfudio del pais, las costas escarpadas del mar
ofrecen en contraposicion cortes y secciones hermosas y coni-
pletas a mas no poder, habiendo facilitado de este modo pun-
tos de descanso y de apoyo. En la isla do Cabo-Brelon el ler-
rono carboniforo so compone do capas <lo aronisca y arcilla.
57
que allernan con bancos de uUa, enconliandose alii lambien
algunas veces dos 6 Ires bancos delgados de caliza. Los veje-
tales fosiles abundan miicho, y sus especies son proximaraente
las mismas que las de Europa; ademasse encuentran frecuen-
temente Ironcos de arboles de 1 a 2 pies de diametro, coloca-
dos vertical u liorizontalmente; y el estudio de ellos ha hecho
que Brown reconozca la idenlidad de las Sigillaria y de las
Sligmaria, no siendo estas ultimas mas que las raices de las
primeras. Brown ha cojido tambien en una capa de esquistos
muy bituminosos, dientes, huesos, vertebras y escamas de pe-
ces correspondient^ a los generos Palwonisciis y Holoptychius.
Ademas de la cuenca carbonifera de Sydney hay otra al Sur
de la isla del Cabo-Breton, que contiene capas de ulla muy
ricas, especialmente en Caribon-Cobe y en el rio de los Ha-
bitantes: pero estas capas no ban sido esplotadas aiin de uu
modo regular, aunque las haya denunciado y descrilo detalla-
damente Dawson en 1848.
Las minas de ulla de Albion, cerca de Picton, en Nueva-
Escocia, ofrecen en la estructura y coraposicion de sus bancos
diferencias muy marcadas con las rocas de la misma edad que
existen en Cabo-Breton y South-Joggins. En primer lugar la
ulla de Albion tiene mas carbon y betun y menos sulfuro de
hierro que la de las deraas regiones del golfo de San Lorenzo.
La potencia en altura de las capas esplotadas es tambien mu-
cho menos considerable, segun lo he manifestado antes. Fi-
nal mente, es mayor el desarrollo de las raargas negras es-
quistosas, asociadas con la ulla, notandose una completa au-
sencia de las margas rojizas y areniscas grises, que se ven in-
lercaladas en gran niimero en las capas de ulla de Sydney y
de South-Joggins. Por otra parte, las capas que encierran la
ulla estan cubiertas en Albion por un poderoso conglomerado
de color rojizo, (jue no se encuenlra en ningun otro silio, y
que corresponde hasta cierto punlo a las areniscas rojas que
se hallan en la base de lo que Dawson ha llamado y descrito
con el nombre de Newer coal formation of the East part of
Nova Scotia. Esa Newer coal formation se com pone princi-
palmenle de areniscas y margas rojas y grises, que allernan
con algunos bancos de una caliza arenosa, y dos 6 Ires capas
58
muy leniios de iilla y yeso. Los fosiles son en ella muy raros,
y se limitan i\ algunas impresiones de planlas, y a cscanias dc
peces ganoideos. La allura de los bancos dc la parte superior
del terreno carbonifero es por lo menos de 5.000 pies, y uni-
dos a los olros 5.000 que forman la polencia del grupo de ca-
pas de ulla producliva, dan un desarrollo de mas de 10.000
pies en senlido vertical para los bancos quecoraponen el car-
bonifero superior 6 terreno hornaguero del golfo de San Lo-
renzo.
Los tajos de la costa de la babia de Inindy, cerca del
silio llaraado South-Joggins, presentan una seccion delasmas
liermosas y continuas que pueden hallarse entre las rocas
carboniferas. Dicha localidad, conocida por las descripcio-
nes exactas que ban dado dc ella Jackson, Logan, Dawson
y Lyell, es notable principalmente por el considerable niinie-
ro de arbolcs y olras planlas fosiles conservadas en su sitio, y
sus posiciones verticales, e igualmente por el descubrimienlo
que hicieron alii Dawson y Lyell en seliembre de 1852, en
un tronco dc Sigillaria de raices estigmarianas, de un replil
del orden Labyrinthodon al cual el profesor Owen ha dado el
nombre de Denderpreton Acadiancum. El descubrimiento de
este batracio, que segun Lyell tendria dos pics y medio de lar-
go, y corresponde al primer grupo dc losanimales vertebra-
dos que respiran el aire, viene a confirmar cl hallazgo del
Sauropus primiemts dc Lea, mencionado antes, y se sincroni-
za con las hucllas de pisadas de reptiles encontrados en el
terreno carbonifero de Horton-BIuffs (Nueva-Escocia), y del
condado de Westmoreland (Pensilvania), e igualmente con el
Archegosaurus Decheni, especie de reptil descrito por Goldfuss,
hallado en el terreno carbonifero de las inmediaciones de
Saarbruck (Prusia Renana.)
Al Sur del Estado dc Massacbusscts y en la parte oriental
del dc Rhode-Island hay un pequeno valle en que se encuen-
tra la antracita. Cuando sc vcrifico el deposito de las referi-
das rocas carboniferas superiores, es evidente que debian ha-
llarse en relacion con las mismas rocas dc las cuencas horna-
gucrasde Nueva-Escocia y Pensilvania; y su presencia en di-
cha parte dc Nueva-Inglaterra es como un vinculo de union
59
entre las capas de Poslville y las tie Picton. El mencionado
valle antracifero de la epoca del carbonifero superior es do-
table principalmente por su posicion geografica, porque Uena
la solucion de continuidad enlre las cuencas horiiagueras del
golfo de San Lorenzo de los Alleghanys, y por los fenomenos
melamorficos a que ha estado sujela la epoca de las erupciones
graniticas y porfidicas, que ban dado origen al sistema de los
Alleghanys. El calor producido por esas erupciones ha con-
vertido en pizarras las margas esquistosas, la ulla en antraci-
ta, y aun ha pasado en ciertos sitios al estado de grafito 6
plombagina.
Despues de pasada la Blue-Ridge y la primera cadena de
los Alleghanys, se descubren en el fondo de los valles longi-
tudinales de Pensilvania unas pequenas cuencas correspon-
dientes al terreno hornaguero, que contienen anlracila. Esta
region antracifera pensilvanica se divide en tres dislrilos, co-
nocidos por los nombres de the Schuylkil or Southern coal re-
gion, the Middle coal region, y final mente, the Wyoming, Wil-
leesbarre, or Northern region. Hace 30 anos, epoca en que se
principio a esplotar en grande la antracila, que ha adquirido
un gran valor industrial la espresada region; valor que ha ido
en aumento todos los anos, por efecto de la perfeccion de los
mediosde comunicacion, y sobre lodo a causa de la proximidad
de los grandes centres de poblacion de las ciudades mas im-
portantes de los Estados-Unidos, como son Filadelfia, Nueva-
York, Baltimore y Boston.
Conforme se adelanta hacia Oeste, alejandose por conse-
cuencia de las regiones formadas por rocas eruptivas, va sien-
dola anlracita algo bituminosa, pasando luego a la ulla serai-
bituminosa hasta que, salvada la ultima gran cadena de los
Alleghanys, despues de Hollidaysburg, se entra ya en la ulla
bituminosa propiamente dicha, que esla que forma sin solu-
cion alguna de continuidad la inmensa cueuca carbonifera de
los Alleghanys, que se estiende por medio de ocho estados de
la union americana, desde Blossburgo (Pensilvania) hasta
Tuscalosa (Alabama). Las rocas que componen los bancos
de esta cuenca son, con pequenas variaciones, las mismas
que hay en el valle carbonifero de las orillas del golfo de
()0
San Lorenzo, solo que su potencia es mucho menor, pues no
escede de 8.000 pies. El hierro y ulla exislen por lodas par-
tes en esa inniensa superficie de pais; y las grandes chinieneas
que se ven diseminadas por lodos lados en aquelias regiones,
iudican bien, con las inmensas columnas espirales de hurao
negro que salende ellas, que se hace un gran consumo delos
referidos minerales, y que son los agenles mas activos para el
desmonte y Irasformacion de los anliguos paiscs de caza de
los guerreros rojos.
Examinando la carta geologica, se ve perfectamente que
la gran cuenca carbonifera de los Alleghanys se une sin solu-
cion de continuidad con las del Michigan, lUines, Kentucky,
Iowa, Missouri, Arkansas y Tejas, formando asi todas esas
cuencas diversas una sola que pudiera llamarse la cuenca car-
bonifera del valle del Mississipi. La separacion y circunscri-
cion en varias cuencas carboniferas se ha verificado por in-
mensas denudaciones, que han arrancado parte de los bancos y
socavado las anchas y sorprendentes quiebras por las cuales
corren hoy los rios Ohio, lllines, Mississipi, de los Frailes,
Missouri, Arkansas, Tenneso, Wabash, etc., lo cual sucedio
primero en el momento de la dislocacion de los Alleghanys, y
luego durante los demas periodos geologicos que han mediado
hasta nuestros dias.
La cuenca carbonifera que forma la parte central de la pe-
ninsula del Michigan es la que mas dista de las diferentes cuen-
cas referidas, y lambien la de menor iraportancia. La ulla solo
se ha descubierto hasta ahora en algunos puntos de ella; y la
dificultadde esploracion, efeclo del arbolado y principalmente
de un drift muy espeso, no ha permilido aiin que se recouozca
el verdadero valor industrial que podria adquirir con el liera-
po esta cuenca.
El estado del lUines lo forma enteramente una gran cuenca
carbonifera que se esliende mas alia de sus liraites, ocupando
parte de los Estados de Indiana y Kentucky. Dicha cuenca, co-
nocida generalmente con el nombre de Illinois coal field, esta
separada de las del Iowa y Missouri solo por el valle del Mis-
sissipi.
Finalmente, al Oestc del Mississipi hay una inmcnsa cuen-
61
cacarbonifera, qucse esliendesin interrupcion desde mas ar-
riba del fiierte de los Frailes (Iowa) basla el Belknap y el rio
Colorado de Tejas. Esa gran cuenca solo se ha esplorado dete-
nidamente en un corto niimero de localidades, conociendose tan
solo con alguna certeza la no solucion de conlinuidad, y sus li-
mites, que estan basados en las observaciones hecbas en di-
ferentes puntos por Nicolet, D-D. Owen, H. King, G.-G. Shu-
mard y por mi. El carbonifero superior 6 terreno de la ulla
de esla cuenca al Oeste del Mississipi, conocida con el nom-
bre de far west coal field, abraza dos grandes divisiones; la
inferior, compuesla principalmenle de esquislos margosos ne-
gros, con capas de ulla, y la superior formada por grandes
bancosde arenisca roja, de estratificacion muy regular, en
los cuales se hallan lodavia algunos restos de plantas fosiles.
Las capas de ulla son aqui mucho menores en niimero que en
la cuenca carbonifera del golfo de San Lorenzo, habiendo es-
casamenle cinco 6 seis que puedan esplolarse con utilidad.
Ademas de la ulla hay tarabien en esa division inferior del
terreno carbonifero mineral de hierro en abundancia, con es-
pecialidad en los estados de Arkansas y Tejas, y algunos de-
posilos de yeso. El D.-D. Owen ha descubierto este ultimo
mineral en el rio de los Frailes en el Iowa, donde al parecer
corapone parte de una formacion enteramente local. La po-
tencia del terreno carbonifero superior de dicha region no es-
cede de 2 a 3.000 pies.
En las montanas pedregosas, donde se encuentra el car-
bonifero inferior a lo largo de las lineas de dislocacion, rara
vez se halla el carbonifero superior; y cuando sale a llor de
tierra, su potencia es muy pequena, bien sea efecto del
aplastamiento sufrido por las capas al tiempo de levantarse,
6 bien sobre todo a causa de su gran dislancia de las tierras
que se habian elevado en la epoca del deposito de las rocas
carboniferas. Sin embargo, yo he comprobado la exislencia
del carbonifero superior hasta con capas de ulla entre San
Antonio y Manzana, en Nuevo-Mejico, y en la Sierra deMo-
gollon, cerca del nacimiento del rio Colorado Chiquito; y el
capitan Stansbury ha encontrado la ulla correspondiente al
carbonifero superior cerca de Rock Independance, en el ca-
62
mino que va del fuerle Laramie al de Bridgers, a corta dislan-
cia del primero de ellos. Cierlo esque las observaciones fiitu-
ras y los trabajos que hagan los Mormones en las apartadas re-
gioues de los territorios de Utah y Nuevo-Mejico, produciran
el hallazgo de olro mayor niimero de criaderos de capas de
ulla de la epoca carbonifera; mas sin embargo puedo asegu-
rar desde hoy que las cuencas carboniferas de las montanas
Pedregosas siempre seran muy insignificantes , comparadas
con las de las regiones orienlales de la America del Norte.
El terreuo carbonifero con capas de ulla se ha encontrado
enlre la California y el Oregon, cerca de las costas del Ocea-
no Pacifico, en un silio llamado Cowes river, a 15 millas Sur
del rio Umqua, donde existe al parecer una cuenca carboni-
fera de una estension bastante considerable. Finalmente, en
varies puntos de Pugets-Sound, en el nuevo terrilorio de
Washington, al Norte del Oregon, y en la isla de Vancouver,
se esplotan capas de ulla correspondientes al carbonifero su-
perior. Soke-Harbor es la localidad de dicha isla en que se ha
descubierto y esplotado la ulla bastante en grande por el ca-
pitan W. C. Grant, escoces, y uno de los primeros colonos y
trabajadores de aquella tierra lejana.
VARIEDADES.
Huracanes observados en las Jndias occidentales desde 1493. Biis-
cando Mr. Poey en los au tores menciones de huracanes, ha conlado los
que se dicen ocurridos en las Indias occidentales y el Norte del Atlantico
desde 1493 hasta 1855. Estan repartidos asi por meses:
Enero 5
Febrero 5
Marzo 7
AbrU ^ 6
Mayo 5
Juuio 8
Julio 35
Agosto 88
Setiembre 77
Octubre 66
Koviembre 16
Diciembre 8
326
Sin fecha exacta 38
Total 364
Distribuidos por siglos hubo:
De 1493 a ISO^ 16
1502 i 1623 13
1623 a 1700 18
1700 a 1800 136
1800 a 1855 181
364
Resulta que son mas frccuentes de julio k noviembre; en cuanto a
los siglos no cabe deduccion, pues de aparecer niimeros mucho mayores
en los tiempos recientcs no se infiere que hubiera mas huracanes, sino
que hubo mas observadores, 6 que supimos mas observaciones.
— Jnfluencia de la sangre en la regeneracion de las propiedades vila-
tes. Las reiteradas csperiencias hechas por Mr. Browdn-Sequard le ban
proporcionado comprobar el hecho general de que los nervios motores y
sensilivos, la m(:dula espinal y todos los tcjidos contractiles pucdcn, des-
pues de haber perdido sus propiedades vitales d consecuencia de intcrrup-
cion de la circulacion sanguinea, recobrarlas todas por influencia de san-
gre cargada de oxigeno. Entre otras esperiencias cila la siguiente, que
ha repetido en diferentes auimales de las cinco clases de los vertebrados.
Se liga la aorta ventral, y una vez que ha desaparecido toda propiedad
vital de los miembros posteriores y sobrevenido la rigidez cadav(5rica en
ellos, se afloja la ligadura. Como esta viva todavia la parte anterior del
animal, se restablece la circulacion en la posterior, y con la sangre
vuelve la vida d las partes que parecen mucrtas. Van volviendo a pre-
sentarse sucesivamente las propiedades vitales de los iniisculos y de
los nervios, la sensibilidad , y los movimientos voluntarios. La sangre sin
fibrina parece influir tanto en la regeneracion de las propiedades vitales
como la que la contiene, no siendo por tanto esencial esta sustancia pa-
ra nutrirse los miisculos y el tejido nervioso; hasta cree Mr. Brown-
Sequard, segun sus esperiencias, que se produce en los vasos de los
musculos al verificarse el cambio nutritivo entre la sangre y el tejido
muscular. Cuanto mas oxigeno contiene la sangre, mas considerable y
rapida es su influencia regeneratriz.
—Nueva materia tintorea sacada de la alcachofa. Mr. Verdeuil ha sa-
cado de la alcachofa y otras plantas de la familia de las sinantdreas
una materia colorante verde, distinta de la clorofila, y que se parece al ver-
de de los chinos. «E1 m^todo que empleo, dice, consiste en que obren
simultaneamente en la planta molida, 6 en ciertas partes suyas (las flores
en especial) el aire, el amoniaco y el agua. Parece id6ntica esta accion a
la que los mismos agentes ejercitan en la formacion de la orchilla. Tanta
es la semejanza, que he podido aislar de las flores de la alcachofa, prin-
cipalmente de la base de los p^talos, una fccula blanca que facilmente se
deposita. Esta fccula contiene la mayor parte del principio colorante de
la alcachofa. En esta fccula mezclada con agua hago que actuen simulta-
neamente el amoniaco y el oxigeno del aire, agitando sin cesar el liqui-
do. Estractos de la cabeza de la alcachofa con agua caliente dan tambien
un color verde magnifico. He obtenido resultados que me inducen a creer
podra utilizarse esta materia colorante para^ el teiiido y la impresion de
telas. Al formarse coraplctamente el color se puede precipitar el liquido
alcalino, a presencia del amoniaco, con el acido acetico, formandose un
abultado precipitado verde, que se puede filtrar con un lienzo. Este pre-
cipitado es soluble en el agua amoniacal y el carbonate de sosa-. tiene co-
lor verde hermosisimo. Lavado con agua caliente, prensado y secado se
parece a los panes de anil; pero es verde, y da disolucioncs del rais-
mo color. »
N." 2.°-REVISTA DE ClEmi k^.-Febrero 185G.
mmm emctas.
ASTROMOmA.
Anuncio del eclipse anular y central que tendrd lugar e/ 1 5
de marzo de 1858, por D. Anlonio Aguilar, individuo de la
Real Academia de Ciencias y director del Observalorio de
Madrid.
Si el anuncio de este eclipse debiera iusertarse en un perio-
dico esclusivaraente aslronomico, el presenle escrilo estaria
reducido a muy pocas lineas, indicando ligeraraenle el meto-
do que se habia seguido, y el liniite a que habla sido llevada
la aproximacion del calculo, para manifestar hasta que punto
podia confiarse en el resullado. Pero debiendo insertarse este
pequeno trabajo en la lievista que publica la Real Academia
de Ciencias de Madrid con el laudable objelo de difundir los
conocimientos cienlificos entie las personas que en Espana se
dedican al cuUivo de las ciencias, me ha parecido conveniente
dar algunas noticias sobre los eclipses de Sol, y algunas ins-
trucciones que podran ser lililes a los aficionados que dispon-
gan de los medios necesarios para esla clasede observaciones,
en cuyo niimero se contaran indudablemcnle raucbos profeso-
res de Fisica y Matematicas de las universidades e instilutos
de provincia, y de cuyas observaciones podra reportar la Geo-
grafia de nuestro pais muchos dalos que le seran de grande
ulilidad.
A los eclipses somos en gran parte deudores del estadode
perfeccion a que ha llegado la Aslronomia. Para cuUivar con
frulo esla ciencia son necesarios desenibolsos quo no eslan al
TOMO VI. 5
66
alcance dc las fortiinas parliciilares, piies ademas de los ins-
trumenlos, que son muy costosos (1), exije cdificios construi-
dos con cierlas condiciones parliculares, por lo que no todos
pueden dedicarse a este objelo. Asi es que los esfuerzos de
los liombres mas eminentes en la clencia se hubieran eslre-
llado contra la iniposibilidad de verificar las observaciones,
si la proleccion de los gobiernos cullos de Europa no bubiera
lendido una mano benefica a los hombres que se dedicaban al
cullivo de la Aslronomia, fundando magnilicos Observalorios,
en donde se ban hecho y hacenactualmenle los trabajos que la
ban elevado al range de la mas exacta entre las ciencias na-
lurales. La Aslronomia no es ni puede ser una clencia popular,
por mas que hombres eminentes en ella hayan hecho grandes
esfuerzos para lograrlo. En Francia, lo mismo que en Ingla-
terra y Espafia, aun entre las personas que se llaman inslrui-
das en el mundo, se encuentra la misma ignorancia, mas pue-
de decirse, la misma desconfianza hacia las verdades que la
ciencia tiene demostradas. Hablad a dichas personas de la dis-
lancia a la lierra del Sol y de los planetas, de su masa y vo-
lumen, de la prodigiosa velocidad de algunos cometas, y po-
deis estar seguros de que la conteslacion tacita 6 esplicita
es el famoso refran espauol de el mentir de las estrellas
Y es con efecto muy natural este juicio en todos los que a la
par de los grandes resultados de la ciencia, no pueden dis-
tinguir 6 vislurabrar siquiera la marcha que ha podido se-
guirse para la demostracion de los mismos. Los eclipses
de Sol vienen de cuando en cuando a reconciliar con los
Astronomos a las personas agenas a la ciencia, y lo que
antes era desconfianza y duda, ahora se convierte en admira-
cion y entusiasmo al ver como se veriiican todos los acciden-
tes que el Astronomo ha anunciado muchos afios antes, lo cual
no pudiera haber hecho sin el perfecto conocimientode ladis-
(1) Un circulo meridiano do los que poseen la mayor ^Tte de los
observalorios ciiesta de 5 a 6.000 duros; y una ecuatorial de 14 pulga-
das de objetivo, como la del Observatorio central deRusia, cuesta 18.000
duros.
67
lancia y moviniientos del Sol y la Luna,y la verdadera forma
de la lierra. Los reyes y losgobiernos ban participadomuchas
veces de este enlusiasmo y adrairacion, de que la ciencia ha
sacado muyprovechososy fecundosresuitados: y he aqui lain-
fluencia mas inraediata que estos fen6raenos han tenido en los
progresos de la Aslronomia.
A otra venlaja y no pequena les somos deudores, deter-
minando con el grande espectaculo que presentan, en particu-
lar los eclipses de Sol, muchas vocaciones de hombres emi-
nentes, cuyos talenlos, sin esta circunstancia, tal vez hubieran
sido perdidos para la ciencia. Entre varios ejemplos que nos
presenla la historia, el mas notable es el de Ticko-Brahe. To-
do el mundo sabe la grande influencia que las observaciones
del Astronomo de Uraniburgo, mas exactas que todas las pre-
cedentes, han tenido en los adelantamienlos de la Astronomia
fisica. Con ellas Keplero hallo las tres leyes que inmortaliza-
ron su nombre; y ellas han sido tambien el origen de esa se-
rie de descubrimientos de lyos siglos XYII y XVIII, que tanlo
honran al genero humane. Pues bien, Ticko no pensaba en la
Astronomia, y un eclipse de Sol decidio su vocacion al ver
que no podia hallar la misma exactitud en los demas estudios a
que anterlormente se habia dedicado. Asi pues, aunque la
utilidad cientifica de los eclipses pierda algo de su importan-
cia^ como sucedera indudablemente el dia, no muy lejano. en
que nueslro globo se halle envuelto en una espesa red de hi-
los metalicos, suminislrandonos el medio mucho mas seguro
y exacto, que el de los eclipses, de delerrainar la diferencia de
longitudes geograficas; aunque las tablas hinares y solares
que el Sr. Hansen ha construido scan tan exactas como se es-
pera dela superior inteligencia de este Astronomo, y que los
lugares de Luna calculados por medio de aquellas sean tan
exactos como los de las estrellas llamadas fundamcntales, y
por consiguienle las observaciones de los eclipses no puedan
servir ya para determinar los errores de dichas tablas; sin
embargo, estos fenomenos seran mirados siempre con pre-
dileccion por los Astronoraos, y a pesar de lo prolijos y
penosos que son los calculos de su prediccion, determinaran
siempre todas las circunstancias y particularidados de un
68
eclipse, aunqiic no sea mas que |)or consideracion a ser el
fenomeno mas popular do la Aslronomia, y el unico que es
mirado con intercs y asombro por las peisonas estranas a la
ciencia, a quienes esta debe consideraclones por la proleccion
que se le dispeusa.
Se sabe que un eclipse de Sol liene lugar por la inlerpo-
sicion de la Luna enlre aquel aslro y la lierra, 6 lo que es lo
mismo, cuando los dos aslros eslan en conjuncion, a que vul-
garmenle se da el nombre de Luna nueva. Si la Luna se rao-
vieseenla ecliplica, claro es que lodas las Lunas nuevashabria
eclipse de Sol; pero como la orbita de la Luna forma con la eclip-
lica un angulo de li" IV, es necesario que en la conjuncion la
Luna se halle proxima a los nodos, que son los punlos de inler-
seccion de los pianos donde se mueven el Sol y la Luna,
Un eclipse de Sol tendra siempre lugar, cuando la dislancia
de la Luna a la ecliplica, 6 lo que es lo mismo, su lalitud,
sea menor que 1° 23' 15'', y el eclipse sera imposible cuando
su lalilud sea mayor que 1° 34' 55". Enlre estos limites el
eclipse es dudoso, y sera necesario, para decidir si la con-
juncion es ecliplica, tener en cuenla la diferencia de paralajes
de los dos aslros y sus semidiamelros correspondienles. En el
caso del eclipse de marzo de 1858, la lalitud de la Luna es
de 0° 37' 43": por lo Umlo es indudable el fenomeno.
Parece que exisle la misraa razon para que el numero de
eclipses de Sol sea igual al de losde Luna, y sin embargo obser-
vamos que para un lugar particular de la lierra se reproducen
los ultimos con mucha mas frecuencia que los primeros; asi
es que solo en el ano 1855 hemos lenido dos eclipses de
Luna visibles en Madrid, mienlras que pasaran 7 anos (des-
de 1851 a 1858) sin que veamos un eclipse solar. La razon
de esla desigualdad es muy sencilla; para que el eclipse de
Luna sea visible en un lugar determinado, la linica condi-
cion que se exije es que este astro se encuentre sobre el ho-
rizonle, porque siendo una perdida de luz real la que esperi-
menta nuestro salelitc por la interposicion de la lierra enlre
aquel aslro y el Sol, lodos los lugares que lengan la Luna sobre
el borizonle, veran aquella eslinciou de luz en el mismo momen-
lo. No sucede lo raisma respeclo de los eclipses de Sol, cuyo ai
69
!ro no pierde su hiz, siiio que inlerpuesto un cuerpo opaco
enlre el y la tierra, y rniicho mas pequeuo que esla, impide que
algunosrayosdeluz lleguen hasta ella. De la misma manera
que muchas personas dislribuidas en diferenlespuntosde una
sala van lodas a la vez el raoraenlo en que una luz se apaga;
pero no lodas esas personas dejan de ver esa misma luz cuando
a bastanle dislancia de ella se coloca una panlalla.
El primer eclipse anular de que nos habla la historia es el
que tuvo lugar el ano 44 antes de la Era cristiana, y que suce-
dio despues de la muerle de Julio Cesar. Ninguna observa-
cion de esle eclipse ha llegado hasla nosotros; su existencia,
asi como la de la mayor parte de los grandes fenomenos an-
leriores a esa epoca, nos ha sido revelada por los historiado-
res. Filostrates dice en la vida de Apolonio: Corona qucedam
iridi siinUis orbem solis circumdedil, et radios ac lumen soils
obscuravit. Verilum esse ne cuncta in noctem verterentur.
Uno de los datos mas importantes para resolver muchas du-
das historicas es la cila que de los eclipses hacen los aulores
clasicos de la anligiiedad; y la Alemania, para quien no pasa
desapercibido nada que sea de utilidad cientifica,ha verificado
todas estas citas de una manera general. La Academia de
Leipzig propuso un premio con este objeto, y el Sr. /. Zech,
profesor de Astronomia en la universidad de Tubingen, ha pre-
scntado una Memoria, que fue premiada por aquellasabia cor-
poracion en 18o3, y en donde ademas de un metodo abreviado
para el calculo de los eclipses, adaptado para el caso particular
del problema que el autor se proponia resolver, halla por me-
dio de las tablas lunares de Damoiseau lodas las circunstancias
parliculares de 16 eclipses citados por los hisloriadores grie-
gos y latinos, y cuyo Irabajo es de suma importancia para los
adelantamientosde los estudios cronologicos.
El primer eclipse anular que fue observado con cuidado en
muchos pueblos de Europa, entre ellos Mndrid y Cadiz, que
luvieron la ventaja de eslar comprendidos dentro de la fase
anular, es el acaecido el 1." de abril de 1764. Este mismo
eclipse es el que ha servido a Lalande para dar con toda es-
lension, en su Tralado de Astronomia, un modelo detallado de
la marcha que debe seguirse en el calculo de tales prediccio-
70
nes, y hacer ver c6mo con la regia y el compas pueilen ha-
llarse por una construccion grafica todos los accidenlesde los
eclipses, y cuya idea se atiibuye a Cassiiii. Este procediinien-
lo, que es bastante aproximado para los eclipses do Luna, da
errores de consideracion cuando se refiere a los eclipses de
Sol. Du Sejour ha tratado con loda estension, y por medio de
espresiones analiticas, cuanlos probleraas pueden presenlarse
en esta clase de fenomenos; y aunque no con lanla estension,
pero si con mucho acierlo y elegancia, el celebre Astronomo
portugues, Monteiro da Rocha, ha esplicado este misrao pro-
blema en sus Memorias sobre la Astronoraia practica, que
con algunas modificaciones ha sido despues presentado con
sumo melodo y sencillez por ^y. S. B. Woolhouse, primer
calculador del Nautical almanak. Por fin Bessei, en su As-
tronomiche unlersuchungen; Hansen, en las trabajos publicados
en el Astronomiche nachrichten; y nuestro D. Jose Sanchez
Cerquero en una luminosa Memoria que sobre el calculo de
los eclipses sujetos a paralajes ha publicado en los Alraana-
ques nauticos correspondientes a los afios 1830, 31 y 32,
nos prueban hasta la evidencia la importancia que en todos
tiempos y por todos los sabios mas distinguidos se ha dado al
problema que nos ocupa.
El calculo de los eclipses puede dividirse en dos partes
principales; la primera que considera el fenomeno para la
tierra en general, determinando la posicion geografica de los
limites de visibilidad del eclipse, asi como los puntos de la
tierra que ven una fase determinada. Este calculo ha sido he-
cho para el caso actual por las formulas presenladas por
Woolhouse, suponiendo que el radio terrestreque multiplica
la diferencia de paralajes de los dos astros es el correspon-
diente a la latitud de 45°; y aunque esta hipotesis da sola-
mente un valor aproximado, la correccion, que se obtiene al
repetir el calculo con el valor del radio correspondiente a
la 1.^ latitud hallada, es demasiado pequeua para que la dife-
rencia pudiese nolarse en un mapa de tan corta escala como
el que va adjunto, y que esta puesto con solo el objeto de ha-
cer mas sensible la marcha del eclipse. Las formulas que
se emplean para cl eclipse general son scncillas, y la proli-
71
jidad de esla parte del calculo solo depende de la repeticion
de ellos, para que los puntos cuyas coordenadas se delerminan,
eslen baslante proximos, yrepresenten fielmente laslineasque
por ellas pasan, lodas las vicisiliules del eclipse, tal como de-
be suceder.
Las circunslancias del eclipse para un lugar particular de
la tierra cuya posicion geografica es perfectamente conocida,
y que forma la 2.* parte de estaclase de calculos, es mucho
mas penosa que la primera, porque se requiere grande exac-
titud en el resultado, y es preciso tener en cuenta todo lo que
puede alterar en lo mas minirao el principle y fin del eclipse.
Este calculo ha sido heclio con todo esmero para el observa-
torio de Madrid, adoptando para el elipsoide terrestre los lilti-
mos dates que ha obtenido Bessel por la discusion de lodos
los trabajos geodesicos ejecutados hasta el dia, y deduciendo
por las formulas del misnio autor la latitud geocentrica del
Observatorio.
Tambien se ha calculado para otros 12 puntos de la pe-
ninsula, pero sin mas aproximacion que la del rainuto, por-
que no hubiera podido lampoco llevarse mucho mas lejos
la exactitud, cuando la posicion geografica de algunosde ellos
es aun bastante incierta, sobre todo en su longitud. Los
calculos que se refieren a estos liltimos puntos ban sido eje-
cutados por los ayudanles del Observatorio, Sres. Aguilar
y Cruz.
El eclipse de 1858 es central y anular, porque proyectan-
dose el centre de la Luna sobre el centre del Sol, el diametro
aparente de este ultimo astro es mayor que el de la Luna,
quedando alrededor de esla, una banda 6 corona luminosa que
se llama anillo, y distinguiendose en esto del eclipse central
y total, que se verificara cuando el diametro aparente de la
Luna sea mayor que el del Sol.
El maxinio semidiametro aparente de la Luna es de 16'46",
«y su diametro minimo es de 14'~-24", segun qne nuestro
satelite se encuentre a la minima 6 maxima distancia de la
tierra. Las variaciones del semidiametro solar son mas pe-
queiias, y estan comprendidas entre 16'18" y 15'4S".
Sensible es que la conjuncion ecliptica que debe tener lu-
72
gar el 15 de raarzo de 1858 no hubiera sucedido al dia si-
guienlelG, porque hubieramos presenciado un fenoraeno que
se reproduce rauy pocas veces, cual es un eclipse de sol anu-
iary total a la vez; se entiende para diferenles lugares de la
tierra. Eslo que aprimera vista parece una paradoja, tiene una
esplicaciou rauysencilla. El dia 16 de marzo de 1858, el se-
midiametro central de la Luna sera de 16 T'.O, mientrasque
el del Sol sera de 16'5",0; por lo que se ve que solo difieren
en la pequena cantidad de 4''. El diametro central que dan
las tablas 6 efemerides aumenta con la altura de la Luna so-
bre el horizonte, porque la distancia al observador va siendo
mas pequena, llegando esta diferencia a,16",7 entre dos luga-
res que tuvieran el uno la luna en el horizonte, y el otro en el
zeniL corespondiendo esta diferencia a un seraidiametro cen-
tral de 16', que es el caso actual. Por consiguiente muchos
puntos que liubieran tenido la Luna a pequena altura sobreel
borizonte hubieran visto el eclipse anular, mientras que los
que hubieran observado esta fase a una altura mayor de 14°
le hubieran tenido total. Si compararaos los diametros de Soly
Luna dados en lapag.79 veremosquesu diferencia esdel3",4,
menor aiin que 16", 7, loque a priniera vista hara creer que
el eclipse del 15 de marzo puede ser total para algunos luga-
res: pero el punlo de nuestro globo que ve la fase anular en
la culminacion meridiana de los dos astros tiene una latilud
geografica de 45°; por tanto la altura de la luna, siendo su de-
clinacion austral der24', es proximamentede 44°, a quecor-
responde un aumento del seraidiametro en altura de 11", que-
dando alrededor de la Luna un anillo de 2" de anchura. Para
el Observatorio de Madrid durante todo el eclipse el seraidia-
metro aparente de la Luna es mayor que el del Sol; asi es que
si este punto estuviera dentro de la fase de centralidad el eclipse
seria total, y de una duracion de 3* a 4*. La hisloria de la As-
Ironomia solo registra, que yo sepa, un eclipse total y anular
a la vez; este fue el que sucedio el 23 de setierabre de 1699:
pero esto se ha sabido por calculos que se ban liecho posterior-
raente, y no por observaciones que se hicieran de el.
El fenomeno de que acabo de hablar no solo es cu-
rioso y digno de raencionarse por su rarcza, sino que
73
es lambien del mayor inleres para resolver una cueslion
que viene debaliendose hace raucho liempo, sin que hasla
ahora haya caido un fallo definitivo: se Irata de la alniosfera
de nuestro salelite, que tan ilustres parlidarios cuenta en uno
y otro carapo, desde que Euler en 1748 Irato de probar, en las
Memoriasde la Academia Real de Ciencias de Berlin, la exis-
tencia de aquella. Pero a fin de ver como el eclipse anular y
total podria dar alguna luz sobre tan importante cueslion,
preciso es entrar en algunos detalles preliminares.
Los Astronomos conocen bajo el nombre de irradiacion
la diferencia aparente del diamelro solar si se mide con un
micr6metro 6 per medio de los pasos meridianos de sus dos
limbos, 6 se obtiene su valor por medio de los eclipses de
Sol. Halley, Lalande, Delambre y Sejour aceplan como po-
sitiva esta diferencia, que suponen provenir de una corona
lurainosa que rodea al Sol. De aqui resulla que dcbe dismi-
nuirse el diametro de este astro para que coincida el conlacto
aparente de los dos limbos con el anuncio del calculo. Mon-
leiro, no salisfecho con lassuposiciones de los auloresyacifa-
dos, discutio todas las observaciones que se hicieron en 1769
con molivo del paso de Venus por el disco del Sol, fenomeno que
puede considerarse como un eclipse de este astro, con la di-
ferencia que la Luna esla reemplazada por uno de los planelas
inferiores; y la discusion de estas observaciones le condujo a
no admilir la disminucion del semidiametro solar, llamada
irradiacion, sino que por el contrario todas las observaciones
tendian mas bien a indicar un aumenlo, aunque pequeno, y
cuyo resultado fue tambien obtenido por nuestro compatriota
D. Joaquin Ferrer por la discusion de un gran niimero de
observaciones de eclipses y pasos de planetas inferiores. San-
chez Cerquero, siendo de la misnia opinion que estos dos iilli-
mos sabios, cree que esta diferencia no proviene de olra cau-
sa sino de la dificultad que tenemos de apreciar el inslanle
preciso del contaclo al principiarel eclipse, pues cuando lo
observamos son ya secantes los dos discos en un segmento
de 2" a 3'', asi como cuando venios el fin exisle aun una mor-
dedura en los dos limbos mcnor que en el principio, pero
que aim puede suponerse de 1" a 1",5. No exisle la misma difc-
74
renciade opinioues rcspoclodelseraidiainetro lunar, admiliendo
lodos los Aslronomos un anillo 6 corona luminosaque rodea al
disco de la Luna. A esta diferencia que exisle entre el semi-
dianietro lotal y el seinidianietro real, que es proxiraamenle
de" 2, se le ha dado el nonibre de inflexion, cuya exlslencia
se pone en evidencia en las ocuUaciones de estrellas por la Lu-
na, viendose proyeclada en ciertas ocasiones la imagen de la
eslrella durante algunos segundos sobre el disco iluminado de
la Luna antes de su completa desaparicion. Para los anun-
cios de los eclipses es preciso tener en cuenta esla disminu-
cion, puesto que la corona luminosa desaparece con la pre-
sencia de los rayos solares, y solo veremos principiar el
eclipse cuando el diametro real de la Luna este en conlaclo
aparente con el diametro solar.
Muchos Aslronomos disdnguidos creen que la inflexion es
debida a la atmosfera que acorapafia a nuestro satelite, opi-
naudo otros, por el contrario, que este fenomeno es debido a
la difraccion que esperimenta la luz al pasar rasando los hor-
des de un cuerpo opaco, o al desbordamienlo de esta misma
luz en los cuerpos rauy brillanles. Pero si la atmosfera lunar
existe, la refraccion que deben sufrir los rayos solares al
atravesarla, y que en las proximidades del eclipse llegan a la
tierra, liene por efecto retrasar el moraenlo del principio y
adelantar el fin del eclipse, por lo que queda disminuida su
duracion, asi como disminuira lambien la duracion de la fase
del eclipse total en los lugares en que se observe esta. Por el
contrario, esla raisma causa hara que veamos principiar el
eclipse anular antes que se haya verificado el conlaclo inte-
rior de los dos limbos, asi como se vera la ruplura del anillo
despues que haya lenido lugar; por consiguienle, la atmos-
fera de la luna debe aumenlar la duracion del eclipse anular.
Por eslos efeclos contraries en la duracion del eclipse total y
anular, facil es comprender lo ventajoso que seria en un mis-
mo eclipse de Sol poder observar la fase total en unos punlos,
mientrasolros delerminaban con cuidado la formacion yrup-
tura del anillo; y de la comparacion de eslas observaciones,
tal vez podria deducirsc la presencia de una atmosfera alrede-
dor de la Luna, cuya opinion ha adquirido mucho peso desde
75
que Hansen ha heclio ver que existe una gran distancia entre
el centro de gravedad de la Luna y su centio de figura, lo que
daria lugar a poder considerar una atuiosfera muy tenue en
la cara que mira a la tierra, que parece ser la mas preemi-
nente, y esta atmosfera podria tener una gran densidad por
el lado opuesto, lo mismo que sucede con la atmosfera de los
picos de nuestras cordilleras comparada con la que existe al
nivel del mar, Esta consecuencia, que puede deducirse del re-
sultado obtenido en eslos ultimos afios por Hansen, esta de
acuerdo con la opinion de Halley, emitida con motivo del
eclipse total de 1715, en que se observo que algun tiempo an-
tes de la totalidad del eclipse, uno de los cuernos luminosos
se separo del resto del Sol, lo que hizo suponer a esle Astro-
nomo que la densidad de la atmosfera de la Luna que esta al-
rededor de su polo meridional, debe ser de una densidad mu-
cho mas grande que el resto de ella.
Otro hecho muy notable presenlan en favor suyo los par-
tidarios de la atmosfera lunar. Cualquiera que ve la Luna por
la primera vez con el auxilio de un anteojo, se le presenta su
disco con todos los caracteres de un terreno volcanioo. Hers-
chel, Schroetter y algunos otros Astronomos aseguran haber
visto volcanes lunares en actividad; y es muy atendible la
observacion que D, Antonio de Ulloa hizo durante el eclipse
del 24 de junio de 1778, por la justa reputacion de que goza
esle Astronomo. El almirante espahol, estando a bordo del na-
vio Espafia, observo, y con el varios oficiales de la armada,
un punto brillante en el disco oscuro de la Luna, que Ulloa
creyo provenia de los rayos solares que pasaban por un tala-
dro que atravesaba de parte a parte a nueslro satelite; pero
es muclio mas probable que este punto brillante proviniese de
algun volcan cuya luz podria muy bien verse desde la tierra en
Unas circunstancias tan favorables corao las de un eclipse total
de Sol. Si los volcanes lunares son un hecho bien probado, nos-
otros no comprendemos la combustion siu atmosfera que la
alimente.
En los eclipses anulares de Sol no se nota una disminucion
sensible de luz, por muy pequeua que sea la parte del disco
solar que quede sin ocultar por la Luna. Asi es que en el eclipse
76
aniilar que luvo liigar on Paris ol 1 ." de abril do 1764, a pesar
do cstar imiy niiblado niionlras diiio ol cdipso, no so nolo una
disminucion de luz que hiciose presumir ol fenomeno que se
verificaba. Kl Sr. Sanlini dice sin embargo, hablando del
eclipse anular quo fuvo lugar en Padua en 1820, que mientras
la luna eslaha sobrc d disco del sol, unapcilida y letrica luz en-
volvio a loda la naluraleza, y producia la sensacion que esperi-
menla elqnehace uso de anteojos vcrdes por la primer a vez.
Lafigura adjunla ropresenta la marcha general del eclipse
de marzo do 1858 on el hemisferiode Madrid, proyectadoesle-
reograficamonto sobre el horizonle del mismo punlo. El pri-
mer moridiano dosde donde se cuenlan las longitudes es el que
pasa por el Observalorio de Madrid. Todos los lugares com-
prendidos denlro de la parte sombreada ven mas 6 menos parte
del eclipse, asi como pasa completamenle desapercibido para
lodos los reslantes. El punto A, situado un poco al Sur de la
erabocadura del rio de las Amazonas, es el priraero que ve
empezar el eclipse, leniendo en ese raomenlo el punlo de con-
lacto de los dos astros en el borizonle. La posicion geografica
del punlo A es 47° S' de longilud occidental del moridiano do
Madrid, y su lalitud Sur 4° 23'. El punto B, cuya longilud
oriental es S3°12' y su lalitud Norte 1)3° 50' es el iillimo
que ve el eclipse, y liene el punto do langencia de los dos as-
tros on su borizonle occidental. Los lolreros pueslos en la mis-
ma figura indican lo que represenla cada una de las curvas
alii Irazadas. Las lineas que van al principio y fin del eclipse
en el borizonle forman una curva muy eslrafia en forma de la-
zo; pero no en todos los eclipses esla curva escontinua, sien-
do precise que la minima dislancia del ccntro del Sol a la 6r-
bita rolaliva que rocorre la Luna, suponiondo el Sol fijo duran-
te el eclipse, sea mayor que la diforencia de paralajes menos
la verdadera dislancia de los conlros, cuya circunstancia
tiene lugar en ol case actual. Cuando esla condicion analitica
se verifica en senlido conlrario, las curvas que ven empezar y
concluir el eclipse al salir 6 ponerse el sol forman dosovalos
completamenle separados, como sucede en el eclipse total de
Sol del 25 do marzo de 1857, solo visible en el Pacifico y en
la cosla occidental de la America del Norle. El punlo C me-
77
recc especial mencion, puoslo que perteneee no solo a las cur-
vasque ven principiar y concluir el eclipse al salir y ponerse
el Sol, sino tambien a la que comprende los lugares que ven el
medio del eclipse en estos dos misnios niomentos. La inspec-
cion de la figura liara ver que para esle punto, cuya longitud
oriental es de 8° 43' y su lalilud Norle 87° 50', el sol no hara
mas que locar su horizonte, y en ese insfanlc los dos as-
tros son tangenles: de manera que el principio, medio y fin del
fenonieno coinciden en el misrao inslanle, y lendra lugar a
las 0'' de liempo verdadero en el momenlo de la culminacion
superior del Sol. Si la declinacion de esle iillimo astro fuese
posiliva, el I'enomeno acaeceria cuando el Sol en su culmina-
cion inferior pasase rasaudo el horizonte a 12'' de tiempo ver-
dadero. Todos los lugares por donde pasa la curva DBF son
los iinicos que ven la fase anular y central, que es la parte
mas curiosa del eclipse. En su mayor longitud esla curva esta
situada en el Oceano Atlantico, viendo sin embargo esta fase
algunos puntos de la costa perteneciente a la republica de Ve-
nezuela; corta despues a la Inglaterra, pasando por Dorches-
ter, Salisbury, Oxford, Buckingam, Humtingdom, quedando
el Observalorio de Greenwich un poco al Oriente de dicha
zona; entra despues en la Suecia, y atravesando el golfo de
Botnia se introduce en la Laponia.
La misma figura nos hace ver que Espafia loda entera esta
fuera de la fase anular y central, y comprendida en una zona
cuyos limiles son al Occidente la curva que pasa por el Cabo
de Finisterre de 11,7 digitos, y al Oriente la que pasa por
Barcelona de 8,9 digitos.
Las personas aficionadas que quieran hacer la observacion
de este eclipse de una manera completa para que pueda ser
ulil, deben tomar las precauciones siguienles.
Cualro 6 seis dias antes del 15 de marzo setomaran con un
seslante 6 cualquler olro instrumento que sirva para medir
angulosverticalesalturascorrespoudientes de Sol; metodo fa-
cil ysencillo, y cuyos pormenores podran verse en cualquier
Iratado de Astronoraia elemental. Estasobservacionesse con-
linuaran diariamente hasta cualro 6 cinco dias despues de pa-
sado el eclipse, uo solo para asegurarsede lamarchadelpen-
78
diilo 6 cronomelro que sc haya emploado, sino tambien j)ara
poder ponei en cvidencia algiiii error facil dc comcler por una
persona no acoslumbrada a esla clase de observaciones. Con
el conociniienlo del licrapo y el anuncio del eclipse, que se da
en tiompo vcrdadero de cada uno de los lugares, para evilar
calculos, podra venirse en conocimiento de la horadel pendu-
lo en que dcbe empezar el fenomeno. El ob^ervador debe di-
rigir la atencion con dos 6 Ires minulos de anlicipacion bacia
aquel punto del disco solar donde debe verificarse el primer
contacto, para locual sirve el valor de () dado en latabla, de-
biendose contar este angulo desde el punto mas clevado del
disco solar y en direccion del Oriente, advirtiendo quesi el
anleojo es de los llamados astronomicos inviprte las ima-
genes, y el punto cero debe aparecer en la parte inferior y
conlarse este angulo hacia Occidente, 6 bacia la derecba del
observador, el cual, 6 bien contando el misrao las oscilacio-
nes del pendulo, 6 bien haciendo que otra persona cuente en
alia Yoz, anotara la bora, rainuto y segundo del pendulo en que
Te principiar y concluir el eclipse, haciendo cuantas aclara-
ciones crea convenientes para saber el grado de confianza
que merece la observacion. Si dispone de medios con que
averiguar la fuerza optica del ocular que ha erapleado en la
observacion, sera muy litil su conocimiento. En toda la du-
racion del eclipse, varies observadores pueden alternar mi-
rando con cuidado el disco de la Luna, y anotando todas
las particularidades que observen en el. Todos los dales
recojidos, tanlo para la determinacion del tiempo como para la
observacion del eclipse, pueden remitirse a este Observalorio,
donde se haran todos los calculos para la reduccion de las ob-
servaciones.
Si se quiere observar el eclipse desde un punto que no
este contenido en la labia adjunta, se toman los dos puntos mas
proximos; y con los valores correspondientes del principio del
eclipse, la diferencia de longitudes en tiempo enlre estos dos
puntos, y la que exisle entre el punto desde donde se Irate de
hacer la observacion y cualquiera de los dos puntos conocidos,
se deducira por una simple proporcion cl minuto aproximado
del principio del fenomeno.
79
Elemenlos que han servido para el cdtculo del eclipse general.
Conjuncion de los dos astros en M a Qh 30" 10', 6 liempo
medio de Madrid.
ilO=AllC 355° 6' 39", 47
Declinacion de la C en la conjuncion. . —V 24' 10", 03
Id. del o en la conjuncion — 2" 7' 5", 44
Movimiento horario C en Afl -f 0" 30' 16", 4
Id. del© +0" 2' 17",1
Movimiento horario C en declinacion. . 0" IG' 30", 3
Id. del©.' 0" 0' 59", 3
Paralaje horizontal C 0" 58' 14", 4
Id. del o 0° 0' 8" ,6
Semidiametro horizontal C 0" 15' 52", 2
Id. del© 0" 16' 5",6
Con estos elementos se han deducido los resultados si-
guientes, espresados todos en liempo medio aslronomico de
Madrid.
Principio del eclipse general dia 14 a 21'' 17°',8.
D„ „• >f I . (Long, occidonlal. 47" 6'
Porcion geogranca de esle pu,.to.{ L„i^„,| s,„. ^ 23'
Principio del eclipse anular y central el dia 14 a 22i. 27"",8'
Su posicion geografica j^''"- occidental. 63^58'
' b ., ^a Ualilud Norte.... ir 17
Fin del eclipse central el dia 15 a l'- 15-°,1'
Posicion geografica ! ^'"S- oriental. . . 68" 11'
"" ° iLatitud Norte.... 69" 17
Fin del eclipse general el dia 15 a 2'' 24-",5.
Posicion geografica... . (Long, oriental. . . 53" 12'
I Latitud Norte 53" 50'
Ademas de los elementos anteriores se han empleado para
el calculo correspondiente al Observalorio de Madrid:
80
Laliliid c;eocenli'ica=iO" 13' 9",0 log del radio lerres-
Ire =9.99939.
Variacion horaria en la paralaje horizontal de la lu-
na+l",5.
Variacion en el movimienlo horario de la luna +1'»1'
Id. en declinacion +1",3,
Y el resultado del calculo cs el signiente:
Principio del eclipse el dia 1 4 a 23'' 7° 53", 0.
Fin del eclipse a l'" BS" 24, "0.
Digilos eclipsados 10,0.
0 = 243".
Los anuncios siguientes van espresados en tiempo verda-
dero de cada iino de los lugares a que corresponde; asi, cuando
se dice que en Valencia el eclipse empieza a 23'' 15°',2. se quie-
re decir de tiempo verdadero de Valencia, 6 lo que es lo mis-
rao, en tiempo civil a las 11'' lo" de la raauana, restando 12''
al liempo astrouomico.
Cabo Finisterre
Cadiz. .......
Badajoz
Sevilla
Granada
Burgos
Santander. . . .
Viloria
Pamplona
Valencia
Zaragoza
Barcelona. . . .
22'' 30-
22 30
22 38
22 40
22 1)2
23 0
23
23
23 12
23 15
23 17
23 38
230
237
235
237
238
235
234
238
237
238
242
242
17",0
25 ,0
26 ,0
29
39
45
46
51
53
51
0
14
Digitos ccUpsados ,
11,7
9,8
10,3
9,9
9,4
10,4
10,5
10.0
9,9
10,0
9,3
8,9
CIENCIAS F1SIC4S.
Conversion del protoxido de plomo en minio a la temperatura
ordinaria; por M. A. Levol.
(An. de Ouim. y Kis., oclubre ■\So4.)
Habiendo tenitlo por espacio de muchos anos en un area
mallapada.y colocada en si(.iohumedo,unascopeIassaturadas
de plomo y cobre ; es decir, en las que eslaba protoxidado el pri-
mer metal y el segiindo tarabien, pero solo en parte y en otra
en estadode bioxido, note, trascurrido dicho liempo, que ha-
bia sustituido a la tinla verde oscura que presentaban pri-
railivamente las copelas, otra de color rojo claro muy pro-
nunciado, y pude con gran facilidad comprobar la conver-
sion del protoxido de plomo en minio, no solo en la superficie
de las copelas sino lambien en todo su grueso.
Me parecio bastante notable este fenoraeno para empeiiar-
me en averiguar la causa, a pesar del mucho tiempo que exi-
giesen las esperienciasque debia emprender paradescubriria;
y ante todo fui de diclamen que tenia que proponerme la re-
solucion de los temas siguientes,
1." El cobre oxidado ^tiene alguna parte en la produc-
cion del fenomeno observado?
2.° La misma pregunta respecto a la materia de la cope-
la; y en caso de afirmaliva, averiguar cual es su modo de ac-
cion,y que principio obraen ella. ^Es acaso el sub-fosfato de
cal de que se compone en muy gran parte, 6 es la cal libre
que conlienc?
3." ;,Esnecesaria el agua para la manifestacion del feno-
meno? ^Obra como intermediaria, 6 bien descomponiendose,
y entonces lo hace como agenle directo de oxidacion?
TOMo vr. 6
82
Para contestar a cstas prcgiintas, primero hicc que iiiias
copelas absorbiesen plorao puro, y hiogo las espiise al con-
laclo del aire en las diversas coudiciones que voy a referir.
indicando al mismo liempo el resullado de las observa-
ciones.
1." Aire seco, luz difiisa Accion niila.
2." Aire seco, rayos solares Idem.
3." Aire seco, oscuridad Idem.
4.** Aire hiimedo, oscuridad Idem.
5." Aire hiimedo, luz difusa Formacion de minio.
(Formacion de minio
6." Aire hiimedo, rayos solares. .. < mas rapida que on
( el caso anterior.
Estas esperiencias probaban evidenlemenle que la pre-
sencia del cobre oxidado no ejerce inllujo alguno en la mani-
festacion del fenomeno, y ademas que son indispensables la
luz y lahumedad. ;Perode que maneraobra el aire hiimedo?
^Y la materia de la copela, si es que tiene alguna inlerven-
cion? Tales eran las cuestiones que me quedaban por resol-
ver, y para conseguirlo pracUque nuevas esperiencias con el
aire hiimedo y bajo la influencia de la luz.
1." Con protoxido de plomo pulverizado.
2." Con una mezcla de paries iguales de protoxido de
plomo y fosfato de cal de huesos, quilandole antes la cal
libre.
3." Con otra mezcla en partes iguales de protoxido de plo-
mo y cal causlica. Despues de algunas semanas en que todo
estuvo espueslo a los rayos solares, comprobe el siguiente
resultado.
Protoxido de plomo Accion nula.
Protoxido de plomo mezclado con\
igual peso de fosfato de cal de hue- [ Accion nula.
SOS, exento de cal libre.
Protoxido de plomo, mezclado con) pQp,^,,,^,j
igual peso de cal causlica j
on (ie mmio.
83
ResiiUando piies probada la influencia de la base alcalina,
solo me faltaba delorminar el mode de obrar la huraedad;
para lo cual puse en una capsula de china metida en el I'ondo
de un vaso estrecho de crislai.en la superficie de una capa
de agua baslanle gruesa, una mezcia de partes igualcs de
oxido de piomo y cal causlica, liiego introduje en el mismo
vaso una barra de fosforo que ocupaba (oda su altura, y !o
cerre hermeticamente con auxilio de un obturador. Al cabode
rauchosdiasdeconlaclodelaalmosfera aislada del aparalo con
el fosforo considere que el aire estaba privado de oxigeno, y
espuse el vaso a los rayos solares; el fosforo se fundio muy
pronlo y se fue al fondo del agua, de modo que la mezcia se
enconlro espuesla a la luz en una atmosfera hiimeda, pero li-
bre de oxigeno. Pasado mas de un mes que duro la esperien-
cia dispuesta de la raanera referida, no se formo minio: por
consecuencia el oxigeno atmosferico en la reaccion al conlacio
del aire, esel verdadero agenlede oxidacion.
Me parece evidenle, de acuerdo con lodos los resultados
que acabo de esponer, que bajo la influencia de una base (1),
de la liumedad y de la luz, el proloxido de plonio es suscep-
tible de absorber el oxigeno y de convertirse en minio, no li-
gurando aqui el agua, conio sucede en otros muchos casos,
sino como inlermediaria.
11 ETEOROLiOOI A.
Observaciones mngiuHicns de decllnacion e mclinacion, heclim;
en el Observalorio de Madrid el mes de seliembre de 1855
por D. Matnuel Rico y Sinobas, emargado de dirigir las ob-
servaciones meteor oU'xjicas del mismo, e individuo corres-
ponsal de la Real Academia de Ciencias.
No habiendose podido cncontrar una serie de observacio-
nes de declinacion 6 de inclinacion magnetica, por la cual se
(l) Para operar no lie iisado mas que la cal, pero dislo muclio de
alribuirle en esta circunslancia una accion especial; por el conlrario, me
incline a creer que en identidad de circunstancias obrarian de la misma
manera otras bases alcalinas.
84
pudieran seguir los cambios y variaciones que aqiiellas ha-
bian prcsenlado en el periodo de los dos iillimos siglos rela-
tivameiile a iin piinlo cualquiora de la Peninsula, el que sus-
cribe las ha hecho en el mes de seliembre proximo pasado en
Madrid, verificandolas con un deelinomelroconslrnido por Bar-
row, confornie al sistema adoptado por Lloid on Dublin, y de un
inclinometrodedos agujas del mismo Barrow; acompanando a
lasobservaciones magneticas las que respecio de la I'oninsu-
la se ban publicado en dilerenlcs obras, y exislon en algunos
Irabajos todavia inedilos.
En cuanto a las cpocas de las observaciones acluales, se
ha adoptado el tierapo en boras de Gollinga, conforme a lo
recomendado y aceplado en los observniorios raagnelicos exis-
tenles en la actualidaden la superlicie de la lierra; habien-
dose escojido las horas de las maximas y minimas declinacio-
nes e inclinaciones, segun las observaciones verificadas en
olros puntos. Cada observacion se recoje por Ires lecturas
enlaescaladeldeclinoraetro, lomandoposleriormente la media
de las dos observaciones, mas el dnpio de la observacion in-
termedia, calculando las declinaciones por la posicion del leo-
dolito en la meridiana aslronomica que corresponde a 323° 26'
del circulo horizontal, y leyendo elarco de declinacion magne-
lica en el mismo circulo horizontal del teodolilo que corres-
ponde a 341° 48'. El cero de la escala de la barra del decli-
nometro se ha hallado despues de diferentes inversiones de
dicha barra en la division 201,3. Ademas el valor angular
de cada una de las divisionesde la escala, segun diversas me-
dias proporciones, se liene apreciado en 34".
De las observaciones anliguas verificadas en las costas 6
por las inmediacionesde la Peninsula, se deduce que la aguja
declinabahaciael N. E. en toda Espafia por los anos del492.
Y por el raolivo ostensible de una de lassituaciones, segun la
hisloria, angustiosas y de mas peligro para el que fuealnii-
rante espafiol en su primera espedicion en demanda sobre el
Allanlico del descubrimiento de lejanas regiones, se inhere que
la raya en la cual dejo de norestear la aguja la doblo el vulgo
Ueno de zozobra y temor; pero aquella raya para el enlendido
marine genoves, y los mares que se cstendian al Oeste le pre-
85
senlaron senales de su victoria proxima contra la sociedad, que
le opiiso no pocas dificultades, vencibles tan solo con lapa-
ciencia acrisolada de su genio y contra su propio terror, mas
diticil de veneer en la soledad del Oceano, y cuando al doblar
la isogona sin declinacion se hallo rodeado por horabres rudos,
desconfiados, y proximos a la venganza. El alrairante obser-
ve con cuidado los cambios de la declinacion de las agujas; y
sin embargo de serle desconocida la causa que originaba los
cambios de variacion, establecio las dos primeras leyes del
magnetismo lerresire, relativas la una a la existencia de una
linea sin declinacion, y la otra al aumento en las declinaciones
noroestes y noresles, confornie se separaban las agujas de
aquella linea navegando por un paralelo.
En 1638 todavia noresteaban las agujas en la peninsula,
segun Wrigth y el P. Martinius. Hacia 1665 la isogona
0 se hallo en Espana 6 6 7 auos despues que en Londres,
y 2 6 3 antes que en Paris, presentandose la primera observa-
cion de declinar al Noroesle, segun el citado P. Martinius,
en 1668. Proximamente por el ano 1670 debio encontrarse
el meridiano sin declinacion por la costa Este de la Peninsula,
pues el P. Tosca espresa que los marines del Mediterraneo
dicen que la briijula gregalizaba y maestralizaba cuando de-
clina al N. E. yal N.O. Desde aquella epoca la declinacion
magnetica ha ido auraentando gradualmente durante todo el
siglo XVIII, conforme con lo observado en otros paises; y si las
observaciones verificadas en Espaiia por marines eslrangeros
y por algunos espanoles no se las considerase complelamente
exactas, por lo menos se presentan, con muy pocas escepcio-
nes, paralelas a las series de observaciones magneticas que se
consideran de verdadero valor en otros puntos de Europa.
En 1799 delermino Humboldt la declinacion e inclinacio-
nes magneticas en diferenles puntos de la Peninsula, y res-
pecto de la declinacion hallo que correspondia en Ma-
drid 22" 2' al N. 0; pcro debio aumentar hasta 1813 a 16,
epoca de la maxima declinacion magnetica en el 0. de Eu-
ropa, cuyo aumento de declinacion se reconoce por las obser-
vaciones de Francini, Gibri y Owen proximasa la citada epo-
ca, y verificadas en Lisboa y Cadiz.
86
En 1829, segun Fisher, la declinacion magnelica de Lisboa
era de 22" 23' N.O.; pero Herman en su piano dc las isogonas
de declinacion trazadas en la siiperficie de la lierra segun las
observaciones direclas, comprende las coslas 0. N. 0. y del
E. de la Peninsula Iberica enlre los nieridianos magneli-
cos de 24° a 25° que correspondian en aquel ano a las Islas
Brilanicas, exisliendo una observacion en 1836 de Berraeyo
(Bermeo), en la cosla Cantabrica, verificada por Thompson,
de la cual resulta que en aquel punto, que se halla proxima-
mente en el meridiano de 1° al E. do Madrid, la declinacion
magnetica era en aqnella epoca de 23° N. 0., 6 sea 15' ma-
yor en 1836 que la que correspondia a Lisboa, segun Franci-
ni, en 1811.
En la espedicion de la corbeta Ferroiana en 1853, se ha-
llo que la declinacion de Lisboa era igual a la senalada por
Fisher 24 anos antes; de lodo lo cual se podria deducir con
probabilidad, que las observaciones magneticas verificadas en
dlferentes punlos de la Peninsula han sido en lo general de
menor declinacion que la verdadera, y relativaraenlealaforma
de los merldianos de igual declinacion, que pasando por otros
puntos del N. y centro de la Europa han sido seguidos cui-
dadosamenle por las aguas del Allanlico en los paralelos cor-
respondienles a la Peninsula, y por las inmediaciones de sus
coslas.
Considerando el piano de las isogonas trazadas por Her-
man como proximaraente exaclo, la observacion ultima de
Thompson como mas conforme con aquellas isogonas y la ley
observada en Europa del decrecimienlo gradual, sucesivoy
simultaneo de la declinacion, en oposicion a las 6 observacio-
nes conocidas en la actualidad en la Peninsula desde 1800
a 1853, se funda el que suscribe para sospechar que la decli-
nacion magnetica N. 0. en Madrid ha pasado en 1815 de 23°
y que tal vez 1 lego a 24.
Madrid 9 de octubre de 1855.
Manuel Ilico y Sinobas.
87
Observaciones de dccliiiacioo magnctica ca Madrid durante c
Dies
de selicmbre de 1853.
Ticmpo
de Gotlinga.
L
El'OCAS.
cala del decliuo-
luetio.
Decl
nacion magnc-
tica.
OBSERVACIONES.
Agosto 31
20''
Got.
201.0 201.0
22°
22'
27"
' A pen as sensible el movi-
miento del declintaelro
Setiem. 1
2h
30' 192.7 j 193.0
(193.5;
(-203-0)
0' 202.2 202.6
(203.0)
22
29
39
Movimiento perceptible.
1
20''
22
21
1
Movimiento lemo.
(191.2)
2
21'
30' I 192.0 191.5
(191.0)
22
31
0
2
20''
(201.0)
0 {201-7 201.3
(201.0)
(191.5)
30' 192.2 191.8
(191.5)
22
22
i0{
Apenas perceptible el mo-
vimiento.
3
2''
22
30
44
(201.5)
0' 202.0 201.7
(201.5)
3
20''
22
21
49
(192.5)
30' J 193.5 192.7
4
oh
22
29
55
(192.5)
(200.5)
0' 201.2 200.8
(200.2)
4
20'
22
22
38
Muy leulo.
(193.2)
30' 193.5 193.3
' 193.2)
5
oh
22
29
23
(201.5)
5
20''
0' 202.0 201.7
(201.5)
(193. 5\
22
21
49
6
oh
30' 193.8 193.6
(193.5)
(200. 5n
22
29
6
6
20''
0' 201.5 201.0
(200.7)
22
22
27
7
21'
30' Ii9i.5| 191.5
22
31
0
7
20''
(200.5)
0' 203.8 202.1
^200.2)
22
21
^ „ / Hovimiento muy percep-
(191.5)
8
2''
30' 191.0 191.2
22
31
13
(
191.5,'
88
ObservacioDe^ de dectiDacioo magn^tica en Madrid durante el mes de setiembre de 1853.
iPOCAS.
Tiempo
de Gottiaga,
Lccturas en la cs-
cala del declino-
metro.
Declinacion
tica.
magne-
OBSERVACIONKS.
Setiem. 8
20''
0'
201.0 201.0
22°
22'
27"
9
2''
30'
193.0 193.0
22
29
39
9
10^
"1
202.8)
203.8 203.3
203.0)
22
20
23 {
Mfnima declinacion N. 0.
de seiiembie.
10
2h
30'
193.0 193.0
'202.8)
22
29
39
10
20*1
0''
203.8 203.0
202.8)
22
20
39
11
2''
'188.5)
30' 188.2 188.3
(188.5)
(■202.0)
22
33
53:
Maxima declinacion N. 0.
de setiembre.
11
20''
0' 201.5 201.8
(202.2;
(-190.8)
30' 191.8 191.3
(190.8)
22
21
44
12
oh
22
29
11
(-201.5)
12
20b
0' 203.5 202.6
(202.0;
(191.5)
22
21
1
13
2h
30' 193.0 192.2
(191.5;
(202.2)
0/ 201.2 201.7
(202.4;
22
30
22
13
20''
22
21
49
(192.8)
14
2''
-ftj 193.2 193.0
'" ( 192.8)
(206.0)
22
29
39
Movimiento notable por su
14
20''
q, 199.2 202.6
^ (2O6.0J
22
21
amplilud relalivaments
alobservado en setiembre.
(192.5)
15
2h
30, 192.0 192.2
^° (192.5;
(202.2)
22
30
22
15
20''
0,200.0 201.2
"■(202.5;
/190.0)
22
22
16
16
2h
30'
(189.8;
22
31
32
89
Obsemciones de declinacion magn^lica en Madrid durante cl mes de setiembre de 1855.
Lecturas en la es
""^^"^
irocAS.
Ticropo
de Gotlinia.
cala del dccliiid
Deel
nacion
tica
maj^ne-
OBSERVACIONES.
metro.
1
'204.5^
Setiem. 1 6
20'"
0' 196.5 200.7
'205.2;
(192.0)
30' J 194.5 193.2
'191.8;
22°
22'
43"
• Movimiento oscilalori
notable.
17
2h
22
29
28
(200.2)
17
20''
0' 203.5 201.8
^200.0)
(192.0)
30' 194.2 193.0
'191.8;
22
21
44
18
2h
22
29
39
(201.5)
18
20''
0' 203.2 202.8
^01. 7;
(195.0)
22
21
50
19
2h
30' 192.8 193.9
M95.0;
(199.5)
0' 200.7 200.1
W99.5;
22
28
50
19
20''
22
23
15
(194.5)
30' 194.0 194.1
' 194.C;
n
20
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0' 202.0 201.5
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30' 193.5 193.05
22
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22
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'192.5;
22
20''
0'|200.2 200.2
(194.5)
30' 195.0 194.7
22
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22
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42
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92.5 '
90
01)servaciones dc dccliiiacion maniKSlica fit Madrid durante cl mes de setlcmbrc de 1855.
troCAS.
Ticinpo
ilf GoUiDga.
(,ecUiras en la cs-
calii (li'l declino-
IDCllO.
Dcclioaciun
lica .
niagiic-
OllSERVACIONES.
(
'200.5)
200.8 200.65
200.5)
Seliem
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20''
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22"
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46"
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30' 193.7 193.6
' 193.5)
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22
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0' 201.2 201.35
'201.5)
25
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22
22
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(193.7^
30' 194.2 193.9
'193.5)
26
2''
22
28
50 N
.
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26
20''
„, (194.2)
0 193.8 194.0
'.194.2)
22
28
45
Periodo notable por su
>■ declinacion constante j
27
2I1
30'
191.0
191.0
22
31
27
maxima hacia el H. 0.
27
20''
0'
194.5
194.5
22
28
18
(191.0)
30' 192.0 191.5
V 191.0)
1
28
2''
22
31
0 ^
(196.0)
0 202.0.199.5
V 190.2)
28
20''
22
23
48
2''
(194.5)
30 194.0 194.25
V194.5)
29
22
28
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(200.7)
0 201.2 200.95
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20''
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30' 193.8 194.0
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', 199.5)
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REAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mes de enero de 1856.
bar6metro.
Pulgadas io-
glesas.
Milimefros.
Allura media
27,571
28,060
26,890
1,170
0,242
0,030
700 303
maxima (dia 15)
712 714
minima (dia 7)
682,996
29,718
6,147
0,762
OscilacioQ meusual
maxima diurna (dia 8)
minima diurna (dia 15)
TERMOMETRO.
Fahr.
Reaum.
Cent.
Temperalura media
46°,2
60,3
31,0
29,3
18,0
3,4
6',31
12,61
-0,44
13,05
8,00
1,51
7" 89
maxima (dia 21)
15,72
-0 56
minima (dia 3)
Oscilacion mensual
16,28
10,00
1,89
maxima diurna (dia 1.°). ...
minima diurna (dia 7)
PLUVIOMETRO.
Pulg. ingl.
Milimetros.
Lluvia caida en el mes
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Manuel Rico y Sinobas.
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CIENCIAS NATIRALES.
PAL.EOMTOL.OOIJL.
Sobre la diversidad primitiva ysobre el mlmero de animales en
los tiempos geologicos; por Mr. Agassiz.
(liibliot. univ. de Gincb., setiembre H8bb.)
Los geologos y naluralislas suponen, por lo general, que
los animales y planlas son muclio mas numerosos en generos
y especies en el periodo actual que lo fiieron en los tiempos
geologicos. Creo que esta opinion es hija de un falso conoci-
miento de los caracteres y de la diversidad de fosiles descu-
biertos en las diferentes epocas anteriores a la nuestra, y que
se funda en apreciaciones que no se contienen en los mismos
limites, ni estan hechas bajo igual punlo de vista. Siempre
que se ha tralado de comparar el niimero y diversidad de fo-
siles de un periodo geologico cualquiera con los animales y
plantasactuales de las mismas clases y familias,ha sido con la
idea tacita, enteramente injuslificable a mi ver, de que los fo-
siles quehabitaronantiguamente nuestro globo seconocen tan
bien comolosque viven actualmente en su superficie. Debiera
por el conlrario haberse advertido, que nuestros conocimientos
de las faunas geologicas, aun las mejor esludiadas, se hallan
limitados siempre a algunas regiones circunscritas.
Las comparaciones de los animales fosiles con los vivos
debieran por consecuencia circunscribirse a distritos geografi-
cos que tuviesen igual estension que aquellos en que existen
los fosiles; 6 para hablar con mayor exactitud, una fauna fo-
sil con todas sus parlicularidades locales habia de comparar-
103
se con otra viva correspoudiente, y no con todos los anima-
les de la misma clase que existen en la actualidad por toda la
superficie del globo. Cuando se haya verificado esta corapa-
racion con toda la escrupulosidad posible, yse tome enconsi-
deracion el poco tiempo enipleado liasta el dia en la investi-
gacion de los fosiles, comparado con el que se ha consumido
casi por todas partes en el esludio profundo de la naturaleza
viviente, se vera que el niimero y diversidad de especies pe-
culiares a cada fauna fosil son, en la mayor parte de cases,
iguales a los que caracterizan ciertas circunscripcioneszoolo-
gicas de igual estension en el mundo actual: lo cualpuede de-
cirse de las faunas fosiles de todas las edades. En algunos ca-
sos es hasta inverse el resultado del que se supone general-
mente; porque hay diferentes faunas fosiles que han presenta-
do un numero mucho mayor de especies, ofreciendo una va-
riedad de tipos mas numerosos aiin que fauna alguna de
nuestro siglo. Algunos ejemplos justificaran estaapreciacion,
lal vez inesperada.
El numero de especies de conchas vivientes que hay en
las costas de Europa no escede de-600. Tambien se calcula
en 600 el de las que viven en toda la cuencadel Mediterra-
neo, en las costas de Europa y Africa. Pues bien, la compa-
racion mas superficial con las especies fosiles que existen en
losterciarios iuferiores de las cercanias de Paris, prueba que
estas ultimas son mas numerosas que el duplo de las prime-
ras. Actualmente se conocen 1200 especies de conchas fosiles
de las capas eocenas de las inmediaciones de Paris, que sumi-
nistran una prueba sorprendente de la existencia de un nume-
ro todavia mayor y de una variedad de especies tambien ma-
yor en aquel periodo geologico que en la epoca actual, aun
comparandolas con las de un distrito geografico de mas es-
tension.
Quiza se nos objete que las faunas tropicales ofrecen ma-
yor variedad de formas que las de las regiones templadas, y
que habiendo side mas elevada la temperatura del periodo
terciario, debiamos hallar mayor numero de especies fosiles
en sus depositos; mas para contestar a esto me remito a los
catalogos de conchas marinas de diversas regiones tropicales.
104
y se vera que el numero de las conchas tosiles de las capas
eocenas de los puntos inmediatos a Paris es raucho mas con-
siderable que el de cualquiera otra fauna local del periodo
actual, aunque sea bajo los tropicos.
El calalogo que ha dado Dufo de las conchas que hay al-
rededor de las islas Seychelles no Uega a 300 especies, y dicha
localidad bien puede compararse en estension con los depo-
sitos terciarios inferiores de los alrededores de Paris. Esle
dato basta para probar que, en una fauna tropical local, el
numero de especies conocidas como cxistenles en nuestros dias
es bastante inferior al de las que se sabe ban existido al liem-
po de depositarse las capas terciarias de las inmediaciones de
Paris. Otro catalogo formado por Sganzin, de las conchas
halladas en las cercanias de las islas Mauricio, Borbon y Ma-
dagascar, supone 300 especies menos todavia en la gran es-
tension de los mares que circundan dichas islas. Si compara-
mos ademas los resullados de los trabajos de MM. Hemprich,
Ehremberg y Ruppell acerca de las conchas del mar Rojo,
hallareraos un numero inferior todavia, y unos tipos no Ian
variados como los que hay en los terciarios de Paris, pueslo
que la cuenca entera del mar Rojo no ha dado hasta ahora
mas que 400 especies de conchas. Consideremos linalmente
la esploracion mas completa que hay en este genero, la del
profesor Adams, de Panama, que se estiende desde el gra-
do 28 de latitud N. hasta el 22 de latitud S. , compren-
diendo en una estension de 50 grados de latitud las localida-
des mas favorables al desarrollo de las conchas en el Oceano
Pacifico y bajo los tropicos, y advertiremos que su lista es-
cede poco de 500 especies. Aun en esle caso venios que la
ventaja numerica y la de la variedad esla en favor del periodo
terciario, y no al del tiempo actual. Y de aqui deduciremos
por conclusion, que si anteriores apreciaciones ban ofrecido
resultados diferentes, esto depende de la circunstancia de que
losfosiks conocidos de algunas localidades rediicidasd estrechos
limiles geogrd/icos, se ban comparado con la tolalidad de las
especies vivientes conocidas que exislen en la super ficie delglobo.
Si proseguimos estas comparaciones en otros periodos
geologicos con relacion a olras clasos tambien. obtendremos
105
por lodas paries resultados identicos. Los fosiles lerciarios de
Burdeos, aunque no Ian numeiosos en especies como los de
los deposilos eoceuos de las inmediaciones de Paris, sobresa-
len con igual venlaja que los de los lerciarios inferiores en
cuanto al niimero y variedad de las especies, si se los pone en
parangon con cualquiera fauna local viviente. Lo mismopue-
de asegurarse, y con igual certeza, respecloa las conchas ler-
ciarias de las colinas subapeninas, 6 de las del crag de In-
glalerra, de las cuales lenemos una lista muy complela.
Si de los periodos lerciarios pasamos a la epoca crelacea,
;,no descubrimos en los deposilos de Maeslrichl 6 en los de la
epoca de la crela blanca, un niimero y variedad de conchas
mayores que los que ofrece costa alguna 6 cuenca marina
de eslension comparable con la de las capas lerciarias en
unos limiles idenlicos? ^.No hallamos en las capas crelaceas
inferiores, como son la arenisca verde 6 el neocomiano, olras
reuniones de moluscos que no son inferiores ni en niimero ni
en variedad a las de la crela blanca? Las series oolilicas su-
friran con igual venlaja una comparacionsemejanle. No sien-
do necesario considerar el conjunlo de deposilos, nos liraita-
remos a comparar aisladaraenle cada subdivision del periodo
jurasico, y lodos nos ofreceran faunas locales de moluscos
que, si bien afectando un caracter diferenle de las exislenles
en los lerrenos crelaceos 6 lerciarios, no por eso dejan de ser
muy variadas para poderlas comparar con las faunas locales
vivienles, de un modo tan ventajoso como los deposilos de fo-
siles crelaceos 6 los del periodo lerciario.
Verdad es que lal 6 cual familia domina en esos diversos
periodos segun el caracler particular de cada epoca; loscefa-
lopodos son en eslremo numerosos y admirablemente varia-
dos durante los periodos cretaceo y oolitico, mienlras que en la
epoca terciaria disminuyen hasta el punlo de ofrecer solo es-
casos represenlanles; sucediendo lo mismo con las demas fa-
railias. Las conchas halladas en los deposilos del periodo de
la nueva arenisca roja, en el periodo carbonifero, 6 en tiem-
pos mas remolos aiin, son acaso en su tolalidad menos nume-
rosas, aunque es dificil declararlas no tan variadas; porque
las formas perdidas que se notan en ellasjequivalen com-
106
plelamente a la variedad de familias que ban vivido en los
l)oriodos mas modernos. Los descubrimienlos diarios que se
liacen en los terrenos paleozoicos. [)i'ueban (jue bajo el pun-
to de visla numerico, aun en el eslado actual de nuestros
conocimienlos, esas anliguas faunas pueden compararse con
las faunas locales de la actualidad que lengan la misma es-
tension.
Quericndo hacer una coraparacion tan exacla corao fuera
posible entre las subdivislones de las formaciones paleozoicas
del Estado de Nueva-York y las faunas locales de igual es-
tension de los mares actuates, he suplicado al profesor
J. Hall que me participase los resuUados suraarios de sus vas-
tos (rabajos en este campo de la ciencia, y be oblenido de su
bondad lassiguientes conclusioncs.
»Miro la arenisca de Posldani y el calciferons sandstone
como independientes de los grupos superiores, y creo que
formau por si mismos y por su fauna (poco conocida aiin en
este pais) un periodo geologico diferente. El niimero total de
especies conocidas basta ahora en dichas rocas, admitieudo
todas las especies de Owen, solo llega a 26.
»La caliza de Chazy comprende por si sola 45 especies, y
ademas otra conocida lambien en la caliza del rio Negro. La
de Birdseye encierra 19 especies, y otras 2 que se encuentran
mas arriba. La caliza del rio Negro cuenla 13 especies que le
son peculiares, una comun con la de Chazy, otra que existe
tambien en Birdseye, y una comun con la de Trenton. Hay
tambien otra especie que es comun a las capas inferiores y
superiores, y se estiende por el grupo del rio Hudson, compo-
iiiendo 81 especies en junto para las tres series de capas.
»La caliza de Trenton comprende 188 especies que le son
peculiares, y 30 que pasan al grupo del rio Hudson. El nu-
mero total de especies conocidas que hay en dicha caliza, in-
cluyendo las que existen en las rocas situadas en la parte su-
perior e inferior, sube a 230; cuyo resultado comprende al-
gunas especies descubiertas con posterioridad a la publicacion
del torao ijriraero de la Paleontologia dc Nueva-York, lo cual
elevaria a 200 las especies peculiares.
))E1 grupo del rio Hudson, comprendiendo las pizarras dc
101
Utica, ofrece cerca de 60 especies parliculares; y anadiendo
las que se encuentran en las rocas inferiores, se oblieue iin
total de cerca de IGO especies.
wObservareis que el desarrollo de la vida en el periodo
de Trenton ha sido el mas notable de todos, aunque es verdad
que esta forraacion es mucho mas poderosa que ninguna otra
de los depositos calizos precedentes. La de Chazy es la de
mayor espesor, y la del rio Negro la mas delgada de las tres
que hay debajo de la de Trenton.
»En la parte del siluriano superior descrita en el segun-
dotomo de la Paleontologia de Nueva-York, se ve que los fo-
siles de la arenisca de Medina, del grupode Clinton, grupos
marines del Niagara y de Onondaga, suben al niimero de 341.
Los grupos de Medina 6 de Clinton conlienen 123 especies, y los
citados de Niagara y Onondaga 218.
Las areniscas de Medina y capas arenaceas del grupo de
Clinton comprenden 50 especies. Las capas calizas del mismo
grupo cuentan 73, que agregadas a las 218 especies de los
grupos marines de Niagara y Onondaga hacen 291, niimero
total de especies de las capas calizas de dichos grupos. El pe-
riodo mas importante aqui es el del Niagara, y aunque su po-
lencia no sea mayor que la de los demas, comprende cerca
de 200 especies que le son peculiares. En el referido grupo,
60 especies son corales y briozoarios,y entre las 73 de las
capas calizas del grupo de Clinton, 19 son igualraente corales
y briozoarios.
»Aun confio en describir cerca de 200 especies del grupo
inferior de Helderberg, que comprende el Water lime, el Pen-
tamerus limestone, el Delthyris shaly limestone, el Pentameriis
limestone superieur, sin contar los corales y los briozoarios.
de los que conozco ya 50 especies proximamente.
))La arenisca de Oriskany puede abrazar 60 especies de
fosiles, y tal vez menos.
))En el grupo superior de Helderberg, unade lasmayores
formaciones calizas, adivino que ha de haber menor niimero
de especies, escepto en corales y briozoarios, de los cuales
existen mas de 100 especies en el Estado de Nueva-York y
localidades occidentales, En lodo loconocido de dichas calizas
108
no me alievcria a dosignar mas tie 100 especies, fuera tie los
rorales y briozoarios.
))Eii los grupos de Hamilton, Partage y Cliermung presu-
me que haya lo menos 300 especies, y no me sorprenderiaque
trabajos mas complelos dieson a conocer doble niimero en
Nueva-York y el 0.
»E1 ni'imero de especies que aqui lijo es solo aproximado.
Espero que eslos vesultados generales satisfagan vuestros de-
seos; pero siento no poderos dar informes mas precisos, prin-
cipaimente respecto al Helderberg superior. La apreciacion que
OS doy relativa a este grupo y a los mas elevados se funda en
las especies que conozco actualmenle; pero mis invesligaciones
finales arrojan siempre un niimero superior al que suponia.
Estas conclusiones del profesor Hall colocan ya cada uno
de los principales grupos de terrenes del Eslado de Nueva-
York en la categoria de las faunas independientes y diversas,
equivalentes respectivamente a una de las faunas locales del
periodo actual, pues repetimos que la de Seychelles contiene
solamente 258 especies, y la de las islas Mauricio, Borbon y
Madagascar 275. Heraos dicho ademas que 300O millas de
estension en las playas occidentales del continente americano,
bajo los tropicos, no ban dado mas que un niimero duplo de
especies del que puedc recojerse en cada gran subdivision su-
cesiva del sislema paleozoico en los estrechos limites de solo
el Eslado de Nueva-York.
Los ullimos y admirables trabajos de Mr. Elie de Beau-
mont sobre el sislema de montanas coinciden con estos hechos
de un modo inesperado y muy significalivo; los cuales le ban
inducido a admitir un niimero de periodos de grandes trastor-
nosen lasuperficie de la lierra cerca de 10 veces mayor que
el que conocia bace 25 afios: cada uno de ellos ha ido acom-
panado de un levantamiento de otras lantas cordilleras de
montanas que difieren en su direccion. Teniendo un caracler
enleramenle diferenle los esludios de los paleontologislas, y
hallandose fundados en datos que hasla ahora se habian casi
considerado como ajenos de las demas series de fenomenos,
los han conducido sin embargo casi al mismo tiempo a con-
clusiones parccidas re-spccto a la vida organica. Y esos cslu-
109
dios han probado, que las epocas dc dosaparicion y renova-
cion de los seres organicos en la lierra han sido mucho mas
IVecuentes que lo que se suponia hace solo 10 afios; habien-
do sido probableraenle caracterislica cada creacion de uno
de esos largos periodos de reposo comparativo, que separaban
dos grandes cataclismos geologicos sucesivos. Lo que es ver-
dad relativamente a los moluscos, lo es tambien respecto a las
denias clases. Losradiados, los bancos de corales de las eda-
des paleozoicas, ^,nosonlan abundantes en especiescomo cual-
quiera de los del Oceano Pacilico? Comparcmos las lislas mas
completas que se liayan dado de los corales correspondientes
a una localidad circunscrita, la del Mar Rojo formada por
Ehremberg, la de las islas Feejee hecha por el profesor J. D.
Dana, y vereraos que las rocas paleozoicas del Estado de Nue-
va-York presentan lanta variedad e igual nuraero de especies
en sus arrecifes sucesivos. Los bancos de corales del perio-
do ooUlico de Normandia, del Jura Suizo, 6 de los Alpes de
AVulemberg, ^no han auraentado nueslros catalogos con igual
profusion, e introducido en nuestrasobraszoologicasla misma
diversidad de formas conocidas en las rcgiones de corales mas
ricas del mundo actual?
Si de los corales pasamos a los equinodermos, se puede
variar la cueslion, y pregunlar si exisle alguna playa marina,
de 10 en 10 grades de lalitud y longilud, ni aun bajo los tro-
picos, que presenle un niimero de radiados comparable con
el que ofrecen casi lodas las formaciones geologicas. El de
crinoidos descubiertos solo en las capas conocidas con el nom-
brede calizadel Niagara, es igual al de todos los equinoder-
mos que se han encontrado a lo largo de todas las costas de
los Eslados-Unidos. Los crinoidos, oquinidos y estrellas de
mar del periodo oolilico 6 de una subdivision cualquiera de
esla formacion, esceden, en cuanlo al niimero de especies, al
que puede reunirse en las coslas de conlinentes enleros en el
mundo actual. La variedad de formas de dichos animales
comparada con la de los periodos crelaceos es igual raente nota-
ble, aunque principien ya los crinoidos a ser menos numerosos;
pero el gran niimero de espalangoidos yclipeastroidos que sa-
len a la escena, compensan con libcralidad esa disminucion.
Ill)
El tipo do los articulados piiodo prescnlar al parecer, en
el eslado aclual do nueslros conocimionlos, una objocion in-
destructible al gran ascrto qne he formulado anteriormente,
porquc apenas |)orniilen una comparacion con los fosilcs las
centenas do millares do inseclos conocidos en nuestros (lias.
Con todo, examinemos, siguiendo los principios en que se ban
fundado nueslros anferiorescalculos. cual es el eslado verda-
dero de la cueslion respecto a los articulados en los periodos
antiguos. Naturalraenleno so puede esperar quese ballen gu-
sanos bien conservados en las forraaciones geologicas, en ra-
zon de la blandura de su cuerpo, que era tan dificil que se
conservase, como el de las medusas; pero los ejemplos raros
que lenemos de las impresiones que ban dejado dicbos ani-
males prueban que existian, asi en las epocas antiguas como
en nuestros dias.
Lassenales de medusas descubiertas en los esquistos lito-
graficos de Solenhofen y conservados en el nuiseo de Carlsruhe,
no solo manifieslan la existencia de esta clase desde el pcrio-
do jiirasico, sino que suscilan la cueslion de si una gran parte
de los polipos fosiles de los periodos mas antiguos, que se ban
descrito suponiendo que pertenecian a esa clase, son en rea-
lidad las nutrices de las medusas, semejantesa las campanula-
res y sextulares del mundo aclual, que ya no se consideran
como polipos, sino como una de las generaciones alternantes
de las medusas. En cuanto a los gusanos, hallamos en todas
las formaciones geologicas, desde las mas antiguas a las mas
modernas, serpulos fosiles, 6 unos estuches solidos de gusanos
en tail gran nuniero como lasespecies de los mismosanimales
que se ven por todas paries en nuestros dias. Y cuando lene-
mos Unas pruebas tan evidonles de la existencia de los serpu-
los, como es la presencia de sus estuches calizos, ^,noi)odemos
deducir fundadamente por conclusion que los gusauos desnu-
dos por completo, que se encuenlran por todas partes con los
serpulos, estaban tainbien ropresentados en los periodos geo-
logicos antiguos por animales analogos?
La comparacion aun es mas facil respecto a la clase de
crustaceos; porque se ha ballade on las capas lerciarias de
Shep|)y una variedad do langoslas y cangrejos qiiesoslendrian
Ill
vicloriosamenle el parangon con los prodiictos de cualquier
cosla dada del mundo acliial; yaun dudo mucho que pudiera
verse en parte alguna semcjante variedad de cruslaceos en
una estension igual a la de la crela blanca de Sussex, lal como
la ha descrito el Dr. Monlell en las inmediaciones de Lewes.
Respecto a la comparacion de los cruslaceos de la epoca ooli-
lica, meliraito a remilir los genios esceplicos a la monografia
de los cruslaceos de Solenhofen del Conde de Munster, que ha
representado mas especies de dicha localidad que hay en toda
la cuenca enlera del Mediterraneo, escepluando las pequenas
especies microscopicas que todavia no se ban tratado de bus-
car en los fosiles.
En los periodos geologicos mas anliguos, duranle el depo-
silo de las rocas carboniferas 6 paleozoicas, presenla un ca-
racter muy diversola clase de los cruslaceos. Unos enlomos-
Iraceos giganlescos de la eslinguida familia de los Irilobilos
ocupan el lugar que ban lenido mas adelanle los cabrajos y
cangrejos. Pero las obras paleonlologicas que traen figuras de
fosiles de Suecia, Rusia, Rohemia, Inglalerra y Francia nos
ban dado a conocer tan gran variedad de especies de eslas fa-
railias, como conlienen los deposilos modernos de los ullimos
represenlanles de la referida clase. Puede decirse por conse-
cuencia, que entre los arliculados, la clase do cruslaceos ha
estado represenlada con mas profusion en todas las epocas, y
por formas mas variadas, que lo esla en el dia cuenca alguna
de nueslros mares.
La fauna carcinologica de todo el Oceano Indico apenas
escede, en mimero y especies, a la de Bohemia solamente, lal
como nos la ban dado a conocer los trabajos de Mr. de Bar-
rande.
Pudieran escepluarse de la comparacion los inseclos, alen-
dida su pequencz y su eslruclura general, sin que de ello rc-
sultaran arguraenlos contra nuestro punlode vista, aun cuan-
do no se bubiesen observado por parte alguna en gran niime-
ro y estado fosil; porque es evidenle que su conservacion de-
pendede circunslancias mas favorables que la de otros anima-
les de partes duras mas considerables. Pero aunque no se ha-
yan hallado inseclos fosiles en todas las formaciones geolo-
112
gicas. ;no lencmos muclias que priicban que en algunosperio-
dos, al menos, fueron Ian minierosos como en nuestros (lias?
La preciosa monografia tie Behrendt, de los inseclos del ani-
bar, demuestra cuan variados cran esos aniraales en el pe-
riodo de la formacion de dicha goma; y los trabajos inconi-
parables del profesor Oswald Ileer acerca de los inseclos de
Oeningen y de Radobos nos ban proporcionado medios de
comparacion, que prueban que durante la formacion de la
molasa de Suiza eran mas numerosos y variados los insec-
los que loson en eldia en ninguna otra localidad dada; y por
lo que sabemos de los de Aix. en Provenza, y de los de Oe-
ningen, tenemos fundamento para creer que se encontraran
por ultimo inseclos en todos los periodos geologicos, desde
los depositos carboniferos hasta nuestros dias; es decir, desde
que la vejetacion terrestre tuvo un gran desarrollo. El des-
cubrimiento de verdaderos arboles en la anligua arenisca ro-
ja, hecho por Hugh Miller, justifica la profecia de quese han
de encontrar inseclos, sea un dia u otro, hasta en las rocas
paleozoicas anteriores a la formacion carbonifera.
Aliora viene la cueslion de los vertebrados. ^Es evidenle
que sean mas numerosos y variados en nuestros dias? No, con-
teslo lambien decididamente a esto, concediendo sin embar-
go que ha habido periodos en que no han exislido las clases
mas elevadas de eslos tipos, y que por consecuencia los ver-
tebrados, como tipos, son mas variados en la aclualidad; pero
considerados individualmente, han sido las clases, desde el ins-
lante de su aparicion, Ian numerosas y aun variadas en todos
los periodos antiguos como actualmenle.
Sirvamonos para los vertebrados de la misma medida que
hemos usado para los radiados, moiuscos y arliculados, con
el fin de justificar nuestro aserto, que al parecer eslacoraple-
tamenle en oposicion con lo que sabemos de los vertebrados
fosiles. Los peces, segun es sabido,exislen en todas las forma-
ciones geologicas. Mas si queremos coraparar los pcces fosi-
les de cada periodo, tales como sc conocen en algunas locali-
dades aisladas, con la totalidad de los que existen en el Uni-
verso actual, esto seria tan poco filos6fico como poco arm6ni-
co con nuestros conocimientos acerca de la distribucion geo-
113
grafica de losanimales. Los peces se liallan localizados, como
todos los seres vivientes, en limiles dados, y sera suniamenle
juslo comparar las especies fosiles de cada localidad con las
faunas ictiologicas especiales que hay en diTerentes Oceanos 6
diversas cuencas de agua dulce. Solo partiendo de esta base
podremos establecer una coraparacion satisfacloria entre los
peces fosiles y los vivientes, en cuanto a su nuniero y varie-
dad de formas.
El niimero de especies de peces fosiles conocidos aclual-
mente en una sola localidad de los depositos terciarios de la is-
lade Sheppy, es mas considerable que el de peces cojidos en
las costas de ninguna de las islas del Oceano Pacifico, al me-
nos en cuanlo conocemos la fauna ictiologica de aquellas re-
giones; siendo proximamente tan grande como el de los peces
conocidos en todas las costas de la Gran-Bretana.
Lo misnio puede decirse de los peces deMonle-BoIca 6 del
Libano, 6 de los de la creta blanca de Inglaterra, 6 de los de
Solenhoffen, 6 de los del lias del Lyrae-Regis; y si pasamos a
depositos mas antiguos, tales como la misma arenisca roja
antigua, sabemos (gracias a Mr. Miller y a los trabajos de
otros geologos rusos e ingleses) que ese viejo yacimiento en-
cierra mas peces que ninguno de los mas modernos, 6 que
cuenca algunadada del mundo actual. La variedad de formas
que ofrecen en cada periodo, aunque de caracter distinto en
todos, ^,no es mayor que la de las formas acluales? Puede por
consecuencia decirse con seguridad, que en todas las epocas
ban presentado los peces igual variedad de formas y especies
tan numerosas como ofrece el mundo actual en identidad de
circunstancias.
Los mismos resultados nos da la clase de reptiles, pues a
pesar de haber estudiado principalmente sus especies gigan-
tescas, ^no se advierte, durante las formaciones secundarias
superiores, una abundancia y variedad mas notables que las
de region alguna tropical? Y, de acuerdo con lo que sabemos
de las capas terciarias, ^no tenemos fundamento para presu-
mir que aun es mayor su niimero que lo que podemos calcu-
larlo?
La clase de aves es la que al parecer presenla una escop-
114
cion a nuestro modo de ver; pcro por razones particulares
parece que siis huesos se hallan mas siijetos a la descompo-
siciori que los de los otros verlebrados. Sin embargo, todos los
que ban seguido los dcscubrimienlos ullimos hechos en los
fosiles de dicha clase, no insisliran de seguro en la presumida
rareza de las aves durante los |)eriodos aniiguos, sino que por
el contrario, se inclinarau a creer quesu pequeno numero de-
pende de la imperfeccion de nueslros conocimienlos, raas bien
que de la falladelos reforidosanimales en lasprimcras for-
maciones, pueslo que se ba comprobado su presencia en mu-
chos pisos lerciarios, en los deposilos crelaceos, y hasta en
los masantiguos yaciraienlos.
Los mamiferos fosiles se conocen demasiado bien para que
nos detengamos mucbo en ellos despues de lodo lo que acaba-
mos de decir, conlenlandonoscon recordar que el numero de
especies fosiles descubiertas en el Brasil iguala aide sus ma-
miferos vivienles conocidos; que los mamiferos fosiles de Nue-
va-Holanda sostienen ventajosamenle la comparacion con las
especies vivas del mismo continente; y que la localidad de
Montmarfreporsisola badado mas grandes mamiferos que pue-
de contar laEuropa enlera, y las incultas lierras de laNebraska
tantos como la America septentrional actual entera, De modo
que si concedemos sencillaraente que la diversidad ba ido en
aumento entre los verlebrados con la aparicion sucesiva de
sus diversas clases, el niimero y variedad de estas ban sido en
todos los periodos tan grandes como en la actualidad.
Estos becbos son de suma importanciarelativamente a la
cuestion del orden sucesivo y de gradacion de los animales
en los diversos periodos geologicos, y derriban parasiempre
uno de los argumentos en que insistian con mas enfasis los
partidariosde lateoriadel desarrolio. Antes de conceder que
la considerable variedad de tipos de los ullimos periodos sea
resullado de modificaciones sucesivas de algunos masanti-
guos, seria preciso que se nos probase que esos tipos babian
sido efeclivamente mas raros y no tan variados; y lejosde es-
lo acabamos de demostrar que lo contrario es la verdad en
muchos casos. En otra ocasion be Iraladode presentar un bos-
(piejo del verdadero orden do sucesion de los grandes tipos
115
en el reino animal; siendo por lanto inulil repelir aqni lo que
puede verse en el Zoological Text Bonk que he publicado jun-
to con el Dr. Gould. Me liraitare pues a algunas advertencias
generales relalivasa las dificullades especiales que ofrece un
estudio mas profundo de esta materia.
El estudio del orden de sucesion de los seres organicos
que ban habitado nueslro globo en diferentes periodos, ofrece
dificultadcs de mas de un genero. Desgraciadamenlelos que
se ban propueslo abrazar la materia en toda su estension, rara
vez ban considerado dicbas dificultadcs en sus relaciones na-
turales; dando de esta manera como generales ciertos resul-
lados que exigirian para ser verdaderos muchas califica-
ciones.
Cuando se comparan fosiles de una misma forraacion geo-
logica 6 de formaciones diferentes, no basta asegurarse de su
verdadero borizontegeologico, que podriamos llamar clemen-
lo cronologico de las invesligaciones; sino que es igualmente
importante estudiar las diferencias y semejanzas que resultan
de la distribucion geografica por toda la superficie de la lier-
ra, que llamaremos elemento topogrd/ico de la cuestion; por-
que es un becbo muy conocidoque, dentro de ciertos limites.
lasmisnias semejanzas y diferencias que observamos actual-
raenle entre los animates que ocupan diferentes partes del
globo, existian ya en los primeros periodos geologicos. Por
consecuencia debemos conocer del mismo modo el carader
biologico general de una epoca que la fauna local de cada pe-
riodo. La fauna terciaria de Nueva-Holanda y Brasil, por
ejeraplo, se parecen mas a las vivientesde las mismas paries
del mundo que entre si. Nuestroscatalogos de fosiles abundan
en errores cronologicos del peor genero, procedentes en parte
de que se identifican mal capas que pertenecen realmente a
periodos diversos, y cuyos fosiles se representan de este mo-
do como si hubiesen habitado simultaneainenle nuestro globo,
cuando ban podido estar separados enrealidad por largos pe-
riodos, y haber vivido en la lierra en condiciones fisicas muy
distintas. Esta confusion cronologica se auraenla todavia con
los limites demasiado estensos que atribuyen frecuentemente
los geologos a los g-upos de los terrenes que forman la cosira
116
(le mieslro glob.o. Por ojempio, si se considera cada una de
las formaciones ooUticas y cretaceas como iin gnipo natural
indivisible, y se enuraeran los fosiles de todas sus subdivi-
siones en una sola y larga lista como los habitanles de un
periododilalado, se presentara a la imaginacion una infini-
dad de anacronisraos que es imposible reclificar con ninguna
mencion especial de localidades. Ni se podra tampoco formar
idea alguna correcta en cuanlo a la sucesion de los aoimales y
plantas caraclerislicas de esos prolongados periodos sucesivos,
sin agrupar anles ycomparar cscrupulosaraenle los fosiles de
todas lassubdivisiones naluralesde las referidas fornaaciones,
como he tralado de hacerlo en mis monografias do las Trigo-
nias y Mi/as de Suiza y paises inmedialos, 6 como lo ha veri-
ficado Mr. Alcide D'Orbigny en mayor escala en su Paleon-
tolofjia francesa. No creoque haya en el dia paleontologisla
alguno de cierta autoridad, que admita que ninguno de los
animales, cuyos reslosse hallan enterrados en el lias, hayan
vivido simultaneamente con los de la oolita inferior, 6 eslos
con los de la arcilla de Oxford, 6 eslos con los de la division
oolilica superior. Lo mismo puede decirse de las diferentes
subdivisiones naturales de la formacion crelacea, y de las iu-
troducidas ultimamente en lasrocas paleozoicas por Sir Ro-
derick Murchison y por el profesor Sedgwick, y en America
por el profesor J. Hall.
I'ero cuando se haya conseguido perfeclamente esa sepa-
racion de los fosiles, nueslra tarea principiara entonces, por-
que sera cuando se Irate de establecer la identidad zoologica
de todas las especies , que debe ser de correcta perfeccion
bajo todos los aspectos antes de poder deducir conclusion al-
guna general.
Y ante todo, la identidad especifica de los restos organicos
no es tan facil de comprobar como quieren suponerlo muchos
geologos, si se ha de juzgar por sus asertos: a menos que no
este sancionada por un zoologo esperimentado la validez de
una especie, no puede servir de base a buenas gencralizacio-
nes en cuanto a cuesliones de un caracter puramente zoolo-
gico. Es verdaderamente sorpreudenle el mimero de falsas
asirailaciones acuraulado en las obras do geologia; pero seria
117
injusto acusar de negligencia a los geologos en general sobre
esle punto, pues la falla viene casi siempre de otro origen,
que es del que proceden los norabres. Solo convendria que se
tnviese enlendido que los maleriales acumulados de esle modo
no podian femplearse para dilucidar las cuesliones que ban
suscitado los progresos modernos de la geologia, y que las
exijencias actuales de la paleontologia pedian iraperiosamente
la completa revision de todas las asimilaciones bechas en otro
liempo. Cosa enlretenida seria, si no fuese penosa, ver el
modo que tienen algunos geologos de tratar los fosiles, consi-
derandolos sencillamente como caracleristicos de ciertas ro-
cas, sin casi sospecbar que sea posible la existencia de una
zoologia especial de los diferentes periodos geologicos, y que
en cada uno baya babido faunas locales con animales especia-
les. Las ideas relalivas a los fosiles caracleristicos son aun
muy incompletas, y nada bay mas absurdo que lasquejasque
se profieren conlra la multiplicacion inulil de los generos y
especies, como si unos y olras no luviesen una exislencia na-
tural, independiente de la apreciacion de los uaturalistas. La
misraa razon tendrian los aslronomos para quejarse del gran
niimero de estrellas, que los geologos para argumentar con-
lra el considerable niiraero de especies que establecen los
zoologos.
En cuanto a la identificacion de las especies, las dificulta-
des son de Ires clases. 1.° Puedcn considerarse como identicas,
especies distinlas. 2.° Pueden repularse como especies diver-
sas, ejemplares de la misma especie, de conservacion des-
igual, de edad 6 sexo diferentes, etc., etc. 3." Puede baber-
se descrilo la misma especie por aulores diversos con dife-
rentes nombres, y baber desconocido los aulores posleriores
la identidad de la especie. ^Ouien no couocera la masa de er-
rores que puede acumularse, sirviendose indislintamenle de
maleriales que no se ban somelido a un exiimen crilico bajo
los diversos aspeclos indicados, sin bablar de la dificultad ge-
neral de entenderse acerca de los limites de las diferencias
especificas? Respecto a esle ultimo punto dire sin embargo,
que lodos aquellos que en la discusion de cuesliones genera-
les empleen linicamente maleriales revisados concienzuda-
118
raente con los mismos principios, no dejarian tie oblcner re-
suUados uniformes; y que cuando so comparan enlre si los do
Irabajos hechos con materiales correjidos de diversos modos
por autores distinlos, sus diferencias no son tan considerables
como pudiera creerse,
Los astronomos y fisicos saben hace mucho lierapo que ban
de reclificar sus observaciones antes de usarlas, y que deben
toraar en cuenla lo que llaman ecuacion personal de los di-
versos observadores: ^y no nos ensenaran nunca el modo de
apreciar nuesfras respectivas observaciones, y habreraos de
emplear siempre nuestros datos, sin reclificarlos primera-
mente, correjirlos y despcjarlos de todas las causas de error
y contradiccion? Mientras existan diversas opiniones respecto
a los limites naturales de generos y especies, ;no es absolu-
tamenle indispensable ampliar 6 restringir la escala que apli-
quemos a la investigacionde distinlos autores, cuando seemplee
para el mismo fin, exactamente del misrao modo que al tratar
de bacer observaciones termometricas se principia por reducir
a una misma escala las de Reaumur, Celsius 6 Fabrenheit?
En segundo lugar, las especies han de clasificarse enlre g^-
neros circimscritos en los mismos limiles antes de poderlos
comparar razonablemente, 6 al nienos de deducir de ellos
conclusiones dignas de confianza, Asi pues, durante el largo
lierapo que se han referido al genero unio ciertas conchas bi-
valvas de las series ooliticas y carboniferas, podia suponerse
que las nayades principiaron a existir en una epoca muy re-
mota; pero desde que se supo que las especies ooliticas de esle
genero diferian esencialmente de nuestras conchas de agua
dulce, y que formaban un genero natural ligado masde cerca
con las crasalelas que con los unios, nadie trata ya de bus-
car unios en los depositos marinos. Mientras se ha supuesto
que ciertos peces losiles del zechstein y lias pertenecian a los
generos esox y cyprinus se pudo admitir que las familias do
que son lipo dichos generos, habian existido mucho antes de
las formaciones terciarias, aunque no se haya descubierlo nin-
gun represenlanle suyo con anterioridad a ellas. Antes que se
dividieran en generos naturales los espatangoides, el genero
spatangus se cilaba asi enlre los fosiles de las formaciones
119
oolllicas como entre las crelaceas y lerciarias, y ahora se li-
mila a estas ultimas, y se lialla tambien enlre las vivientes.
No creo que exisla una sola especie verdadera de gorgonia
enlre los polipos fosiles, y sin embargo figura este genero en
todos los calalogos de fosiles desde el periodo paleozoico hasla
nuestros dias.
Como no es mi intencion entrar ahora en un examen cri-
tico de los innuraerables errores que conlienen hasla los mis-
mos calalogos modernos, no mulliplicare mas mis ejemplos.
Bastanle he alegado para demostrar la imporlancia de las asi-
milaciones genericas relativamenle a la apreciacion del orden
de sucesion de los seres organicos. Lamenlo solamenle la falla
de Sana crilica que han manifeslado en esle punlo varies pa-
leonlologos dislinguidos, que creen al parecer que baste el co-
nocimientode las especiespara apreciar el orden de la crea-
cion, y que los generosson divisionesarbitrarias establecidas
por los naturalislas conel linico objeto de facilitar el esludio
de las especies; como si las relaciones mas generales de los
seres organicos no estuviesen Ian bien defmidas en lodos sus
grados, para un espiritu reflexivo, como lo eslan las relacio-
nes especificas e individuales enlre si.
En tercer lugar, era preciso asegiirarse de las afimdades
naturales de los generos. A menos que no se colocasen eslos
enlre las familias a que perlenecen realmenle, 6 que esluvie-
se delerminado de un modo posilivo el rango de ellas en las
clases respeclivas, 6 que se lomaran por base de dicha clasi-
ficacion las parlicularidades de eslruclura que los caracleri-
cen, y que se apoyasen tales esludios en el modo de desarro-
Uo de sus lipos respeclivos, seria una larea desesperada el
querer delermiuar el orden de sucesion de los fosiles en las
diversas formaciones geologicas. Antes de Irasladar los crinoi-
dos a la clase de equinodermos, clasificados por Lamarck en-
tre los poliperos, nadie hubiera podido comprender la mag-
nifica serie, muy conocida en el dia, cuyo hilo puede se-
guirse por entre diclios animales a Iraves de lodas las for-
maciones geologicas. Antes de descubrir que el animalillo.
descrilo por Thompson como un crinoide viviente, bajo el
nombre de Penlacrims europwus, y para el cual eslablecio
120
Blainville el genero Phytocrinus, era en realidad la juven-
lud de una comalula, nadie hubiera sospechado las admi-
rables relaciones que median enlrc las melamorfosis que su-
fren los animales acluales durante su desarrollo, y el orden
de sucesion de clasesenlerasde animales durante los periodos
geologicos. Mienlras ha sido dudoso el puosto natural de los
trilobitos en el reino animal, no era posible apreciar los ca-
racteres de los prototipos de la clase de los crustaceos. ^Ouien
no conoce la imposibilidad de que llegasen a resuUado algu-
no racional respeclo a la gradacion y orden de sucesion de
dichos animales, aquellos que clasificaban los trilobitos con
los oscabriones? Mientras que hoy forman una cadena admi-
rable con los crustaceos macruros del Irias por medio de los
entomoslaceos giganlescos de los periodos devonianos y car-
bonifcros. El conocimiento embriogenico de los crustaceos
nosproporciona a la vez la clave para apreciar correctamente
la aparicion tan anligua de los macruros y la muy tardia de
los braquiuros. La mulacion de los briozoariosde la clase de
los poliperos a la de los raoluscos, cambiara enteramente e!
aspecto y relaciones de la fauna de las rocas paleozoicas.
jCuan distinto nos parecera el orden de sucesion de los mo-
luscos si, conforme a las ideas de Cuvier, separamos como
clase los braquiopodos de los acefalos, entre los cuales figuran
en la actualidad con razon! La cuestion tan debalida de la
epoca de aparicion de las plantas dicotiledoneas en los fiempos
geologicos, se hubiera resuelto hace mucho si se hubiese plan-
teado bajo sus verdaderos fundamentos. Efectivamenle, las
pruebas paleontologicas nohan de proporcionar los principa-
les argumentos, dependiendo la respuesta definitiva del lugar
que los botanicos senalen por ultimo a las familias de las coni-
feras y cicadeas. Si estos ordenes naturales de plantas estan
ligados realmenle con las dicotiledoneas, entonces ese fipo
principia con las rocas paleozoicas del sistema devoniano, y
no existe gradacion en el orden de sucesion de las plantas du-
rante los tiempos geologicos. Pero si es mas fundada la opi-
nion de Brongniart, si ban de separarse las coniferas y cica-
deas de las dicotiledoneas por ser gimnospermas, y si apare-
ce ademas que estas ultimas son, como lo creo, inferiores a
121
las raonocotiledoneas, en ese caso poclremosdescubrii- tambien
en el reino vejetal la misma gradacion de lipos que enlre
los animales. Baslan eslos ejemplos para probar todo lo que
es necesario a fin de llegar a una jiisla apreciacion del orden de
sucesion de los seres organicos en el curso del liempo, y cuan
poca confianza merecen los trabajos hecbos en esta esfera , si
no se ban lenido en cuenla los punlos que acabamos de indi-
car. Efeclivamente, solo en las clasos cuya eslruclura y em-
briogenia seconocen con igual perfeccion, podemos descubrir
las leyes que regulan la sucesion de los animales y las planlas
en los tienipos geologicos; pero nuestros conocimienlos son
aiin muy imperfectos para Uevar adelanfe la investigacion
en lodas las familias del reino animal. Sabemos sin em-
bargo lo suticiente para no lener duda alguna respecto al re-
sullado final, y podemos esperar confiadamenle el momenlo
en que se nos ha de revelar en loda su gloria el maravilloso
orden de la creacion, lo cual debe estimular nuestros esfuerzos,
puesto que el exito dependo enieramenle de nueslros trabajos.
El estudio de la distribucion geografica de los animales se
ha principiado raucho tiempo despues de haber hecho consi-
derables progresos la zoologia sistematica. Aun en el dia es-
lan sin marcar en paile alguna concierta precision los lirailes
de las faunas; los principios sobre que pudieran establecerse
son, bajo varies aspectos, muy controvertibles, y todos los
dias se describe un gran numero de animales sin hacer men-
cion alguna de sn distribucion natural por lalierra, sin em-
bargo de lo mucho que se ha trabajado desde Buffon para
sentar sobre bases mas solidas este rarao de nueslros conoci-
mienlos, y principalmente para cerciorarse de las leyes que
regulan la distribucion geografica de ciertas clases 6 familias
consideradas aisladamente. El punto que exije especial aten-
cion es la combinacion de esos diferentes lipos en cierlas
regiones definidas, y su circunscripcion comun en provincias
zoologicas naturales; euyo esludio seria con especialidad im-
porlante relativamente a la comparacion de las faunas locales
de los antiguos periodos geologicos con las de la creacion ac-
tual. Pero como aun eslas ultimas se conocen poco compara-
tivamente, tendremos que darnos por satisfechos con esperar
122
el momento en que sean posibles comparaciones coraplelas
entre las faunas locales de cada uno, y de todos los periodos
geologicos enlre si, y con las otras de los demas periodos.
Al lerminar esta digresion, resumire mi critica de las in-
vestigacioiies palconlologicas, diciendo que ninguna generali-
zacion relativa a la sucesion de los seres organicos liene va-
lor, sino en lanto que se lialle basada en materiales en los
que eslen comprobados debidaniente el sincronismoy sucesion
de las especies y su distribucion geografica, y en los cuales
se lialle eslablecida la idenlidad dc ellas en sanos principios
geologicos, respelando como es debido las limilaciones equi-
valcntes de los generos, y teniendo tarabien en consideracion
las mejoras de nuestras clasificaciones zoologicas. Todas las
especies que se toinen en consideracion ban de sufrir un exa-
men en cuanto a su cronologia, lopografia y zoologia; y bajo
este liUirao aspeclo ha de denerse en cuenta el lugar y liraile
natural, e igualmente la idenlidad de las especies, sus afini-
dades genericas y su clasilicacion zoologica.
Volviendo ahora al asuuto principal de esta Memoria,
anadire que el niismo caso de ciertas rocas estratificadas que
se hallau corapuestas casi enteraraenle de fragnientos de seres
organicos (aun en las formaciohes mas antiguas), ha debido
convencer hace mucho tiempo a los mas escepticos, de que la
vida animal y vejetal ha sido tan actlva y ha eslado derramada
con tanta profusion por el gloho entero en todos los tiempos y
durante todos los periodos geologicos, como lo esta actualmente.
En ningun arrecife de coral del Oceano Pacifico hay tanta
acumulacion de reslos organicos corao la que existe encierlos
deposilos calizos de las epocas terciaria y crelacea, u oolitica,
y hasta en los periodos paleozoicos. La inmensa alforabra ve-
jetal que cubre la superficie actual del globo, aunque no su-
pongaraos una vejelacion como la mas exuberanle de los tro-
picos, y afiadamos tambien toda la estcnsion del Oceano, y
aderaas esos espacios de lierras en que es mas reducido el ni'i-
mero de plantas por circunstancias no tan favorables; esa al-
forabra, digo, no formaria una sola vena esplotable de carbon
(lue pudiera compararsecon las numerosas y prepotentes ca-
pas que encierran los deposilos del periodocarboniferosolo.
Descripcion del Jy. Mr. Vinson describe los caracteres principales
do un animal de esta especie que vive en el museo de historia natural de
la isla de la Reunion, de la manera siguiente.
Cheiromys madagascariensis, Cuv. Tiene el mismo tamauo que un ga-
to grande. Se parece a un Lemurio en las formas. Su pelo es largo, as-
pero, de color negro months, y en la espalda tiene pelos blancos largos.
La cabeza es ancha, los pomulos son sobresalientes, tiene ojos abultados
cuyo iris es de color de avellana, con la pupila muy contraida-. le hace
dauo la luz del dia. El hocico es de color de rosa, las narices laterales
estan muy abiertas, olfateando sin cesar cuando esta despierto el ani-
mal. Las orejas son grandes, caidas, de figura conica, casi desnudas. La
boca es bastante grande; los labios son delgados, aplanados en su superfi-
cie y en sentido horizontal, de suerte que cierran perfectamente la boca
cuando mete en ella el animal algun liquido. La cola es muy abultada,
aplanada, con crines largas negras puestas en dos direcciones, y en ellas
se envuelve el animal cuando descansa, arrollandose la cola al cuerpo pa-
ra abrigarse del frio, que teme mucho. Las manos anteriores son muy iol-
gadas, con dedos largos terminados por uuas en forma de gancho; el dedo
mas largo es el anular, luego el medio-, este se parece a la pata de una ara-
Sa gruesa, y se distingue de los demas en la forma y en las funciones.
Trepa el animal a los arboles, se agarra a los objetos con los dedos comu-
nes, pero con el citado filiforme coje los alimentos, se los lleva a la bo-
ca, y busca en los troncos de los arboles las larvas que le gustan sobre-
manera; tambien le sirve para beber, lo cual no hace nunca con los la-
bios, sino mojando dicho dedo largo en el liquido, pasandolo rapidamente
por la boca y secandolo con la lengua, repitiendo esta operacion con in-
creible celeridad. Wada de particular presentan los dedos de las manos
posteriores: son mas cortos que los de las anteriores, mas velludos, oponi-
bles, y con uuas aplanadas; el pulgar se parece mucho al humano. El Ay
despide por todo el cuerpo un olor sui generis monies y repugnante. Su
voz es un gruuido laslimero. No es animal invernizo. Vive en la costa 0.
de Madagascar proxima al Africa, que es mas calida que la del E. , don-
de no es conocido. El individuo de que se habla fu6 metido en una jaula
de hierro muy fuerte, pero consigui6 romperla y torcer con los dientes
124
un anillo do la cadena dc cobre. Ko obstante de poseer tan formidables
recursos de destruccion, es docil, limido, y muy indolentc. Al pronto se
espantaba del hombre, pero al cabo do dos meses se le dejaba libre por el
dia y no huia, y aun conocia a la persona que le cuidaba, cambio que
acaso proviniese de haber enfermado y haberso puesto tristc y flaco. Ho
queria larvas de cualesquier arboles, olfateandolas antes de comerlas.
Apetecia mucho el caft' con leche y el agua con aziicar.
— Destruccion de (as chinches. Con este tilulo leyo Mr. Thenard en
la Academia de Ciencias de Paris, sesion del 3 de setiembro de 18S5, la
nota siguiente:
"Algunos sabios, a cuyo parecer casi me sentiria tentado a adherirme
si no fuera autor de esta nota , creeran tal vez que el anlicuado asunto
que trato y la forma en que lo presento, no merecen apenas una lectura
formal en el seno de la Academia de Ciencias ; pero tranquilizame la idea
de que, por el contrario, lo hallaran de bastante interns los que hayan
sufrido la picadura de la chinche, que calculo seran muchos, y que lo
consideraran por tanto digno de la atencion, al menos por un momento, de
esta docta reunion; agradeci^ndome el vivo deseo de asegurarles su des-
canso, evitandoles angustiosos sufrimientos: entro, pues, en materia.
Hasta el 1811 habian pasado mis noches sin que me hubiera ator-
mentado jamas tan horrible inseclo, que no solo nos causa dolorosas pi-
caduras, sino que aplastado con los dedos despide un olor tan infecto,
que casi sentimos haberlo matado.
En aquella ^poca me hallaba en el Colegio de Francia; me habia mu-
dado del piso principal al segundo, para instalarme en la habitacion que
ocupa actualmente nuestro digno Presidente.
Durante algun tiempo nada altero mi sueuo , pero al llegar los calo-
res se presento a atacarme el enemigo.
Recurri para librarme de ^1 a los medios ordinarios , vali^ndome de
chincheras que se sacudian todas las mauanas. ; Inutil precaucion ! cada
vez hervia mas de ellas,
Entonces retir^ de la pared la cama, despues de muy mirada y limpia,
haciendola colocar en medio de la habitacion : vanos recursos tambien,
siempre era yo victima.
Algunos amigos con quienes tenia confianza, me aconsejaron que de-
jara encendida la luz, y en vez de una pusc dos. El insecto, decian, hu-
ye de la luz viva, no saldra de su cscondite, y dormireis tranquilo; pero
nada de esto sucedio.
Ocurrioseme una idea que me parecio escelente, la de poner la cama
en medio de la habitacion, como lo hice al principio, pero metiendo sus
pi^s en unos vasos llcnos de agua , con lo cual me crci salvado. Sin em-
bargo, no fu6 asi; el enemigo se presento a atacarme como de cos-
125
tumbre, subidndose al techo y dejandoso caer perpendicularmente so-
bre mi.
Me hallaba a punto de tocar retirada y abandonar cl inaldito cuarto,
cuando, por ultimo, di con nn remedio eficaz, indefectible en sns resul-
tados, y facil de ejecutar sin peligro alguno -. el agua de jabon.
Per tanto todos los auos repetia sin falla la esperiencia de que voy
a hablar en una de mis esplicaciones de catedra, y puedo asegurar que
los concurrentes, interesados casi todos, me escuchaban con suma aten-
cion. Como la mayor parte vivian en ei barrio contiguo, hubieran podi-
do presentarrae multitud de esos insectos vivos.
Hagase en el fondo de un plato un ci'rculo con el dedo raojado en agua
de jabon, y ponganse en el centre algunas chinches; al momento se las
vera ir de una parte a otra, Apenas toquen a la li'nea de jabon se pon-
dran derechas sobre sus largas patas, cayendo en seguida para no vol-
verse a levantar.
Cuando bice por primera vez este esperimento, senti un momento de
alegria, y casi estaba orguUoso de mi victoria, pero aiin no habia llegado
al tdrmino de mis trabajos.
Es verdad que destruia las chinches, disfrutando asi algunas noches
un sueuo que nada venia a alterar; mas pasados pocos dias principiaron
de nuevo mis tormentos. Tambien es verdad que las chinches que tenia
mi cama no eran de aquellas que hay grandes y muy repletas, sino unas
muy pequeuas, trasparentes , color de rosa, que acababan de salir del
huevo, y que muy pronto, a la manera de sus padres, verdaderos vam-
piros, engordaban alimentandose con la parte mas pura de mi sangre.
Por esto comprendi que el jabon no atacaba a los huevos.
Desde entonces, en lugar de disoluciones frias de jabon, las us6 ca-
lientes hasta el grade de hervor, y el exito fud complete; las chinches
quedaron muerlas y cocidos los huevos.
La operacion ha de hacersc del modo siguiente:
1.° Se echan 100 partes de agua en un cazo y se le afiaden des par-
ies de su peso de jabon verde, ponidndole al fuego hasta que hierva.
2.° Se quitan las colgaduras de la habitacion , y se agrandan con la
hoja de un cuchillo las rendijas, si no fueren bastante anchas para que pe-
netre el agua en su inferior.
3." Se desarma la cama si es de rajidera, quitando tambien todos los
adornos que haya de lo misme.
4." Se tema una gran espenja igual a las que se usan para lavar los
pi6s de los caballos, se ata con un bramante a un pale de 40 centimetres
de largo, se empapa en la disolucien de jabon hirviendo, y se lavan mu-
chas veces de alto a bajo las paredes de la habitacion, principalmente
donde haya rendijas, teniendo cuidado de mojar a menude la espenja en
12f>
el liquido, quo debe estar siempre muy calicnte i hirviendo cuanto pue-
da, a fin do quo obrc con eficacia.
5." Se lavan las difercntes piezas do la cama y demas adornos de ma-
dera del mismo mode. Si fucsen preciosos, baslaria con esponorlos al sol
y al aire durante ol tiempo necesario para quo saliera del huevo el in-
secto, limpiandolos luego.
fi.° So lavan igiialmento siempre con la disolucion hirviendo, las ra-
jas que hubiese en los ladrillos, piso, entarimado, 6 en las obras de car-
pint eria.
7." Se mudan las mantas y cortinas dejandolas al sol por algunos
dias.
8." Se renueva la paja si hay alguna, y se pasan por agua hirviendo
las telas y lana de los colchones.
9.° Finalmente, so tapan todas las hendiduras do las paredes con una
masa hecha de crcta y cola animal, poniendo luego las colgaduras del
modo ordinario.
10. Todas las operaciones que preceden es necefario hacerlas en los
dormitorios, cuarteles, salas de hospitales y habitaciones donde haya
tres 6 cuatro camas. Pero si no hay mas que una 6 dos bastante separa-
das entre si , bastard con dar a las diferentes piezas de la cama unas lo-
ciones de jabon , i igualmente a las paredes proximas a ella. Las chinches
se guarecen siempre en sus rendijas, que es donde van a poner sus
huevos.
Tambicn pueden usarse otras muchas materias para eslinguirlas, co-
mo por ejemplo, el cocimiento de tabaco, las disoluciones mercuriales,
la esencia de trementina , etc.; pero prefiero la disolucion de jabon , que
carece de olor, al menos muy marcado, no ofrece ningun inconveniente,
y es economico, hallandose al alcance de todos. En rigor pudiera bastar el
uso del agua hirviendo, pero tal vez se enfriase mucho al aplicarla a las
paredes. Por el contrario, cuando contiene un poco de jabon es siempre
segura la destruccion de todas las chinches, lo cual es ya bastante.
He conocido muchas personas que podian dormir impunemente en una
cama infestada de chinches , al paso que otras ni aun podian aproximar-
se. ^Dependera acaso esto de que no ptiedan resistir esos insectos, cuyo
organo olfativo es en estremo sensible, el olor que exhala indudablemente
'a piel de algunos individuos?
La disolucion de jabon mata, no solo a las chinches sino tambien otros
varies insectos, y particularmcnte las orugas, hasta el punto que podria
servir para destruirlas en muchas legumbres.
Con este motivo me acuerdo do un caso que no carece de cierta im-
portancia, y con cuya narracion concluire csia iiota, demasiado larga ya:
me parece que paso en 1838. Ilabia tantas orugas eu Chauraont , cerra
127
de Villeneuve sur-Yonne, donde tengo unos monies , una pequeCa pose-
sion y una casa con jardin, que no era posiblo dar un paso sin aplasia r
muchas; cubrian el terrene, se coraian las hojas, entraban en las casas, aa-
daban per lodos los muebles, se subian a la mesa, y me acompauaban
mienlras comia, bien a mi pesar. Tenia mucbos arboles frutales que que-
ria librar, para lo cual me basto circundar el tronco a los 10 6 12 cen-
ti'metros de altura con jabon verde mezclado con algo de tabaco. Todos
se salvaron; los de los jardines proximos, lodos los manzanos y perales
de sidra de los campos, sufrieron por el conlrario grandi'simos estra^os.
Mi recoleccion de frula fud abundante y la sola que hubo en el pais. Las
orugas en niimero considerable subian hasla el cerco de jabon y en se-
guida se bajaban, sin que ninguna llegase a pasarlo.
Aiin hubieran sido may ores los estragos del ano siguiente, porque
los arboles se hallaban plagados de nidos de orugas , y en las ramas pe-
queuas banadas por los rayos del sol, unos enjambres de mariposas de-
positaron tal numero de huevos en forma de anillos, que cada uno do
estos podia dar de 350 a 400 individuos. Asegureme de ello poniendo
algunos en vasos a la temperatura de 22 6 24 grades. Al cabo de Ires
dias salieron ya las oruguillas. Por fortuna hubo en marzo algunos dias
hermosos para el nacimiento general de las orugas; luego sobrevinieron
lluvias frias y lodas desaparecieron , librandose el pais de tan terrible
plaga.
Recuerdo aiin que las orugas, casi al final de su exislencia, se ren-
nieron sobre los arbolillos en bolas tan gordas como cabezas, y que bas-
laba para separarlas untar de aceite algunas por medio de una vara lar-
ga; toda la masa se deshacia cayendo al pi(5 del arbol.
En los paises calidos principalmente ha de ponerse gran cuidado en
la destruccion de las chinches. Alii los animalillos, como les llaman, se
multiplican con una horrorosa rapidez. Kunca olvidard , que hallandome
hospedado en Burdeos en 1838 en una de las fondas de mas fama de esa
hermosa y gran ciudad , me desperlo por la noche , aunque estaba muy
cansado, un considerable numero de chinches que me devoraba. Quejeme
por la mauana a la dueua de la fonda del engauo que habia sufrido, y la
dije que me iba a mudar: Como V. guste, Caballero, me contesto can-
didamente, pero al mudar de fonda no hard V. mas que mudar de chin-
ches. La di el remedio para librarse de ellas; i lo'habra puesto en ejecu-
cion?
Cediendo a las repelidas siiplicas de varias personas, he creido que
debia publicar estos hechos, que me eran conocidos de anliguo, que he
contado a quien los ha querido oir, y que otros muchos saben ya tan bien
como yo.
Tal vez se me diga por que no los he publicado en 181 1. Contesto que
128
me parecio suficiente darlos a conocer de viva voz para que sc propaga-
sen generalinente, auadiendo quo mas vale lardc que nunca, cuando aiin
seWiizga litil la publicacion.
Observaciones de Mf. Desprelz con motivo de esta comunicacion, Con-
cluida la leclura de Mr. Thenard , pidio Mr. Despretz la palabra para dar
a conocer iin procedimiento que le ba dado un completo resullado.
En 1853, despues de una ansencia de dos mescs, cncontro su alcoba
invadida de chinches, de las cuales no babia ni una antes de dicho tiem-
po, siendo probable que las madres hubieran ido en algun libro viejo. Puso
en dos 6 tres escarificadores algunas barras de azufrc, calentandolas de
raodo que se inflamo esta sustancia. Repiti6 la esperiencia dos veces en
24 boras, renovando en seguida el aire de la habitacion. Luego puso ri ca-
lentar ligeramente en dos 6 tres crisoles una mezcla de cal y sal amonia-
co, repitiendo la operacion otras dos veces en el mismo tiempo marcado.
Despues abrio las ventanas, se sacudieron los libros, las manias, etc., y
las chinches desaparecieron.
La ventaja del acido sulfuroso es la de penetrar en los agujeros, grie-
tas, etc.
Casi es innecesario adverlir, que antes de principiar la esperiencia se
han de quitar de la habitacion todos los objetos de hierro 6 acero, 6 los
que tengan algunas piezas de lo mismo, como sucede en los relojes, etc.
El desprendimiento del gas amoniacal despues de la produccion del
acido sulfuroso es rauy esencial. Si dicho acido no estuviese salurado de
alcali, al momento se convertiria en acido sulfurico por el concurso del
oxigeno y el vapor de agua del aire atmosferico, y quemaria el papel, la
ropa blanca, etc., que se hubiesen impregnado de ^1.
Resulta, pues, de esta prueba, que el acido sulfuroso no solo destru-
ye las chinches, sino tambien los huevos.
Facil es de hacer dicho esperimento, solo que no sc puede dormir en
la habitacion sin haber renovado antes el aire muchas veces, para que des-
aparezca el olor del gas dcido sulfuroso 6 del amoniacal, para lo cual
basta con uno 6 dos dias.
Rdstanos auadir, que se encontraron algunas chinches en las junturas
de la cama de hierro, pero untadas con un poco de esencia de tremonti-
na, basto para que muriera inmediataniente hasta la ultima.
N." 3.--REVISTA DE CIENCI AS. -il/arso 1856.
CIENCI4S EX4CTAS.
ASTROMOMIA.
Eslrellas observadas y desaparecidas; par Mr. Cuacornac.
(Cosmos, ^'rt Julio I8r>5.)
JDjl 7 (le agoslo de 1852, a las IS"* me ocupaba, dice Mr.
Chacornac, en determinar la posicion de una eslrella de 7.^
a 8/ magnitud, situada enire dos de 9.' hacia las 21'' 36" 5'
de ascension recta y — 14° 33', 9 de declinacion. Dichas estre-
llas se hallaban en el limite de una cuadricula que forme en-
tonces con objeto de descubrir los pequeuos planetas. Al dia
siguiente solo comprobe en la referida carta las partes en
que se habian situado las eslrellas pequefias, y iinicamenle al
concluirla, que fue el 20 del mismo mes, volvi a ocuparrae
nuevamente de las mencionadas tres estrellas. Sorprendi6me
sobremanera el observar que habia desaparecido la de 7.'
magnitud, al paso que lasde 9.* se hallaban exactamenle en
el sitio que la carta les asignaba. Convencido que no podia ha-
ber error en ella, trate al momento de buscar osa estrella en
la hipolesis dCjser un planeta en relrogradacion. Al efecto
forme una carta de las eslrellas circunvecinas hasta la de 9.*
magnitud, y desde el 30 de ;\gosto comprendia dicha carta en
sentido de la retrogradacion 14 grados en ascension recta de
la posicion de la indicada estrella, y 8 y 10 grados de latilud
a uno y otro lado de la ecliplica: entonces supe que en la
misma region acababa de descubrir Mr. Hind el planeta
Melpomene, que era mas pequefio que las eslrellas de (pie nie
TOSIO VI. 9
130
ocupaba. Abamione pues mi tarca dc buscarla para conli-
iiuar activamente mis carlas, crcyeiulo que seria una cslrclla
variable, y dcsde enlonccs no ha vuello a aparccer.
El 30 de diciembre de 1852 situe una cslrclla de 1).^
magniUid en las 8'' 47", 3, +17° 44',0, al lado de otra muy
roja de 6/ magnitud, cuya posicion comprobe un auo despues,
el 4 de diciembre de 1853, siendo enlonces invisible, y sin
que haya vuello a verse posleriormenle.
El 0 dc Julio de 1853 marque en mi carla una eslrella de 9.'
magnitud, situada ccrca de una nebulosa y a pocos minulos de
otra dc 7.", la cual no trate de buscar dc nuevo hasta el ano
siguienle. Al comprobar en 19 de mayo de 1854 la posicion
de estas eslrellas, observe que habia desaparecido la de 9."
magnitud. Repclida varias veces la observacion en el ano ul-
timo, no se dejo ver en el lugar que ocupaba el 5 de julio
de 1853, que era 16'' 8",8, —22° 51',0.
El 5 dc oclubre de 1853distingui una eslrella de 12. 'mag-
nitud en una region en que mi carla no prescnlaba ninguna,
y eso que era muy completa: la anote con su signo, y al dia
siguienle trale de comprobar su posicion. Las nubes solo me
dejaron hacer un breve reconocimiento, pero que me basto
para advcrtir que babia desaparecido del lugar en que la ha-
bia siluado la vispera; y no pude descubrirla en las inraedia-
ciones, ni en esa noche ni en las siguienles, a pesar de mis
trabajos seguidos asiduamente. Dcsde aquella no la he vuello
a ver en el silio que ocupaba el 7 de oclubre, y que era O''
44",4, + 8"4G',2.
Terminando el 30 de diciembre de 1853 una region poco
cstensa de una de mis carlas, situe al lado de una eslrella de
8.' magnitud olra de 11.'' en las 3'' 33",7,+20'' 51',0; pero
el 20 de cnero ya no eslaba alii. La he buscado como planela
sin poderla hallar olra vez, ni lampoco se ha presenlado como
variable.
El 10 de enero de 1854 note la desaparicion de una eslre-
lla de 11.' magnitud que habia siluado en mis cartas del 4 de
seliembre al 29 de noviembre de 1853 hacia las 4'' 26", 9,
-|-21" 24', 8. He querido buscarla como planeta, pero sin re-
sultados: no se ha vuello a presenlar.
131
El 8 de abril de 1833 piise una estrel.la de 11/ magnilud
en las 11'' 3°', 3, +6° J>4',0, la cual lenia precisaraenle la
misma ascension recta que una de 9.*, a la que se hallaba
muy proxima. El 15 del mismo raes habia desaparecido, y no
pude volverla a ver ni el 16 ni el 17 a causa de la presencia de
la luna. El 18 conoci que era el planeta Temis, acabado de
descubrir por Mr. de Gasparis.
El 30 de Julio de 1854 continue una carla principiada
en 26 de enero del misrao afio, y en la que solo pude traba-
jar entonces aprovechaudo algunas claras que bubo en las no-
ches del 30 y 31 de dicho nies; y adverli que habian desapa-
recido dos eslrellas: una, de 11.' magnitud, no se volvio a ver
hasta raas adelante con el gran anteojo de 11 pulgadasde luz,
y se presento solo como de 13.' magnitud; la olra, tanibien
de 11.', no se ha vuelto a ver. Su posiciou era iSu 27",5, —
4" 15,0.
El 27 de diciembre de 1853 situe en el limite de una de
mis cartas que estaba sin concluir una estrella de 10/ magni-
tud entre otras dos de 8.' a 9.*, muy proxiraas una de otra,
y puse al lado: estrella triple con lodas sus letras. El 26 de
marzo de 1854 habia desaparecido la de 10." magnitud, sin
que haya podido descubrirse olra vez, a pesar de haberla bus-
cado como planeta y como variable. La estrella doble esia
hacia4hl4",6.-f23'' 58',0.
El 19 de Julio situe una estrella de 10/ magnilud en las
21'' 7"',0,— 15" 5'.0; era el planeta Urania, descubierto por
Mr. Hind.
En ese mismo dia, y cerca de dicho punto, faltaba tani-
bien una estrella de 9.* magnitud que se puso en enero
de 1834 hacia 21"^ 28",2, —12" 53', no habiendose dejado ver
desde entonces.
Una estrella de 11.* magnilud situada el 26 de octubre
de 185i en las 7'' 30", 3, 4-23" 54', 7, y que no pude ver en
11 de enero de 1855 ni ulteriormente, bien por mis ocupa-
clones, 6 bien por eslar nublado el cielo, ha desaparecido sin
duda, pues no ha sido dable verla de nuevo, a pesar de ha-
berla buscado como planeta y como variable.
En in hora 9.% y muy recienlemente, hau desaparecido
132
(los estrellas; cl 1" dc enero de 18;)5 no se volvio a ver una
de 10. '^ magnilud quo se liubo de fijar a fin dc 1854, siendo en
la aclualidad complctamente invisible.
El 19 de marzo de 18o5 era lambion invisible olra estio-
11a de 11.* magnilud, situada en la carta el 25 de enero del
raismo ano.
Las observaciones ulteriores no ban podido descubrir nue-
vamenle eslas dos ultimas estrellas.
Para que secomprenda la posibilidad dc quesepasen lanlas
estrellas, dire que al formar rapidanientc mis cartas mc ho
visto con frecuencia precisado a dejar para otra ocasion com-
probacioncs atrasadas a causa del tiempo miblado, para ocu-
parme de las estrellas en oposicion, Cuando se trata de las de
pequena magnilud, su escasa elevacion sobre el horizonte, la
proximidad de la luna, la gran claridad que difunde en la
epoca de su oposicion, las claras parciales son otras tan-
tas causas que exijen el hacer observaciones en diferentes
puntos del cielo y en una misraa noclie; obligando tambien la
pertinacia del mal tiempo, 6 la mucha claridad de la luna, a
quese dejen semejantes comprobaciones para despues de rau-
chos meses. En ese caso los trabajos alrasados de comproba-
cion se acumulan, la raarcha sideral del cielo hace que scan
estas cada vez mas dificiles, y cuando se emprenden de nue-
vo ya ha desaparecido una estrella, perdiendose asi en bus-
carla inutilraente los dias hermosos. Por otra parte, atorraen-
tado por el deseo de comprobar las cartas completas de las
regiones opuestas, 6 de emprender la formacion de cartas de
las horas siguienles, resulta una perplejidad que no siempre
permile decidir cual es el partido mejor que haya de tomarse.
Finalmente, si se considera que mis cartas solo se estienden
a 2^" a uuo y otro lado de la ecliptica, se vera que el plane-
ta Pa'as, por ejerapio, las pasa en 8 dias; siendo facil de
deducir por conclusion, que son muy dificiles de hallar los
planelas pequefios cuyas orbitas tienen una gran inclinacion,
aun 15 dias despues de una de sus apariciones en dichas
cartas.
133
Melodo cierto de delerminar los colores de las estrellas. Del
especlro electrico, y observaciones sobre la luz y las man-
chas del Sol; por el P. Secchi.
(Bibliot. univ. de Giaeb., octuhre ^8^5.)
La determinacion del color de las estrellas es un proble-
ma de Astronoraia fisica que ofrece un vivo interes; pero su
solucion es muy dificil. Efectivamente, porunlado nosepue-
de pensar en servirse de las sustancias coloreadas como ter-
minode coraparacion; por olro, es tambien imposible compa-
rar el color de una estrella con el espectro solar, y elespectro
que producen las luces artificialesordinariaspresenta uncorlo
numero de rayas que sirvan de puntos de parlida.
El sabio director del observatorio del Colejio Romano,
despues de haber ensayado en este sentido los espectros que
producen las diversas fuentes luminosas, luvo la idea de va-
lerse de la luz de la chispa electrica, que se puede modificar
y variar, empleando para producirla corrientes de inlensidad
distinta, y haciendola salir de unos polos formados de raela-
les diversos. El P. Secchi se ha ocupado del estudio del es-
pectro electrico. Su melodo consiste naluralmente en obser-
var las rayas que presentan los espectros producidos en
diferentes circunstancias, determinando tambien su posi-
cion, bien a la simple vista, 6 por medio de medidas exac-
tas. El procedimiento que usa para dar fijeza suficiente a la
luz de la chispa es muy sencillo. Al efecto ha mandado hacer
unas ruedecitas de diversos metales, cuyo bordesehalle aca-
nalado como sucede generalmente con las cabezasde los tor-
nillos de presion de los inslrumentos. El eje metalico de la
rueda coraunica con uno de los polos de la pila, y un peque-
no muelle que comunica con el otro, compueslo del mismo
metal que la rueda, va a ludir en ella: haciendo que de vuel-
tas rapidamente, se suceden las chispas, permaneciendoper-
ceptiblemenle en el misrao higar.
Si se emplea una corrienle de intensidad moderada, el
espectro se com pone, no de rayas oscuras sobre un fondo co-
loreado segun sucede en el especlro solar, sine de unasbri-
134
llanles sobre fondo proporcionalmente oscuro. Para eslo bas-
la dejar que llegue el especlro eleclrico que se crea mas a pro-
posilo al campodel anleojo con que se observe una eslrella,
per cuyo medio se obtendran puntos de comparacion que per-
miian apreciar el color. Aumenlando 6 disminuyendo la
corriente electrica, sera posible conseguir que el brillo de
una raya sea igual al dellJastro que se observa. De aqui re-
sullaria tambieu un procedimiento fotometrico que facllitase
determinar la inlensidad luminosa segun la fuerzade la cor-
riente.
Cuando esla es rauy energica (50 elementos de Bunsen de
gran dimension), el fenomeno es algo diferente, observandose
enlonces las mismas rayas brillantes; pero el intervalo que
las separa en vez deser oscuro se vuelve brillante, y no se
observan en el rayas oscuras.
Estos lillimos esperinientos indican al parecer que la luz
(le los melaies en combustion no produce en realidad rayas
perceplibles en el espectro.Efectivaraente, si se aplican cua-
lesquierametales a la llama de un soplete degashidrogeno y
oxigeno, no se obtienen las rayas del espectro que se obser-
van con la chispa electrica; cuyos cases son lambien al parecer
favorables a la opinion de Angstrom, quien admite la exis-
tenciade dos espectros sobrepuestos en el de la chispa elec-
trica.
Independientemente de su interes practice, pueden condu-
cir estas esperiencias a ciertas mejoras leoricas acerca de la
naluraleza de los astros, y del Sol particularmente. Yeamos
corao seesplica el P. Secchi sobre esle particular. « He dicho
ya anteriorraente que pudiera considerarse el espectro solar,
en razon de sus innumerablesrayos (1), como resullado de la
superposicion de todos los espectros artificiales de la chispa
electrica; y aliora anado que la diferencia que ofrece el es-
pectro producido por simple combustion confirma al parecer
(l) El alitor considcra aqui el espectro solar, no como si se formase
dc una luz continua corlada solamentc por las rayas oscuras do Fraun-
hofer, sine como compuesto de multitud do rayas brillantes situadas unas
muy cerca de otras.
135
la opinion de \V. Herschel y de Ampere, que creian que el
calor se producia por corrientes eleclricas mas bien que per
una verdadera combustion en el sentido general de esta pa-
labra. Digo que confirma al parecer la referida opinion,
porque nueslros esperimenlos prueban solamente que a la
temperatura que se obtiene con el soplete de hidrogeno y oxi-
geno no se observan las mismas rayas, pero pudiera suceder
que se manifestasen en una temperatura mucho mas elevada,
como es la de la chispa. Sin embargo, si reflexionamos sobre
la totalidad de fenomenos que esa misma chispa produce, no
podemos negarnos a conceder al menos que se verifique en es-
le caso una operacion sm ^'enens distinta de una simple com-
bustion, porque el calor y la luz que se desprenden estan
completamente fuera de proporcion con la corta canlidad de
materia que entra en combinacion quimica. El astronorao
que acabamos de citar decia por otra parte: dificilmenle po-
driamosimaginarnos la existencia, en el Sol, de una fuente
perenne de tanto calor sin alteracion aparente ni disminu-
cion apreciable desde las epocas mas remotas, a no ser las
corrientes electricas.w ^Y no pudiera suceder que estuviese
sostenida alii la fuerza electrica tan energicamente por el
mismo principle que sustenta en grade mucho raenor la pola-
rizacion en los imanes? Poseemos hoy bases cienliflcas mucho
mas seguras que leniamos antes para no despreciar esta hi-
potesissin dignarnos examinarla; una de las razonesimportan-
tes puede sacarse de la poderosa accion magnetica del Sol,
quese halla demoslrada en el dia; y lo mismo sucede con la
coincidencia de los periodos de las manchas del Sol con los
de maximo y minimo de variaciones en los elementos mag-
neticos.
El autor concluye describiendo algunas observaciones
nuevas acerca de las manchas del Sol. La idea que ha llega-
do a formarse de la estruclura de ellas, es la de considerarlas
como una inmensa hendidura en la capa luminosa, produci-
da tal vez por la espansion de los gases en lo interior del
cuerpo solar, debiendo, despues de la salida de estos, precipi-
tarse la materia fliiida luminosa desde todos los puntos del
contorno de la mancha para ir a llenar el vacio que se hubie-
136
sc, formado. El P. Secchi se inclina a creer que no es gaseosa
la foloslera, sino mas bien analoga a la lava tie nueslros vol-
e a lies.
OEODESI^t.
Sobre la alraccion que los montes de Himalaya y de las re-
giones elevadas que esldii mas alia, tienen en la plomada en
la India; por Mr. Pratt.
(L'lnslitul, 30 mw/olSbS.)
Principia el autor por advertir que, segun lodos saben muy
bien hoy, la atraccion de los montes Himalaya y regiones ele-
vadas que hay mas alia de ellos ejerce una influencia apre-
ciable en la plomada en el N, de la India; cuyo hecho se ha
comprobado durante la gran operacion geodesica verificada
en aquel pais. La triangulacion ha ofrecido una diferencia de
latitud de 5" 23' 42", 294 enlre las dos estaciones eslremasde
la division septentrional del arco, a saber Kaliampur y Ka-
liana, siendo asi que lasobservaciones astronomicas dan la de
5° 23' 37", 058, que es 3", 236 menor que la primera.
Las operaciones geodesicas sonintachables, 6 al menosasi
resulta al parecer de la siguiente prueba. Habiendose raedido
con la mayor escrupulosidad en los estremos del arco dos bases
de 7 millasproximaraenle de desarrollo, y calculado lalongi-
tud de la base septentrional por la de la meridional, medidacon
auxiliode una cadena de triangulos que comprendia unas 370
millas, se nolo solamente una diferencia de 0,6 de pie entre
la longitud medida y la calculada, lo cual produciria linica-
inente en la latitud la de 0",006, caso do que existiera toda
eila en elmeridiano. Por consiguienle la diferencia de 5", 236
hade atribuirse a cualquier otra causa; siendo la que se pre-
senta por si misma como mas probable la alraccion por parte
de las masas acumuladas on tan gran abuiidancia on el
N. del arco indio. Facil es de ver que dicha fuerza perturba-
Iriz obra en la direccion requerida para disminuir la diferen-
137
cia delalitud astronomica enlre ambas eslaciones. Averiguar
si la causa designada esplica el error de la dilerencia de lati-
tud y tambien la canlidad que produce en el de la direccion,
tal es la cuestion que se ha propuesto dilucidar el aulor en la
presente menioria.
Pudiera parecer a primera vista, que si tiene tanta influen-
cia como se supone la atraccion de las raontanas debe alte-
rar las operaciones geodesicas, porque al observar la latitud
6 deprcsion de una estacion tal como se distingue desde otro
punto, ha de enlrar necesariamente en los calculos el error
de la ploraada. Sin embargo, el aulor prueba con el analisis
matematico que os enteramente inapreciable el efecto de la
alraccion de las montauas en las operaciones geodesicas, y que
evidenlemente se ha de atribuir a la operacion astronomica
ladiferencia de latitud que exije la correccion. Los resultados
obtenidos porel coronel Everest en las tentativas para deter-
minar astronomicamente el acimut respeclivo en 7 estaciones,
confirman al parecer esto mismo.
Para probar cuan importante es tener en cuenta la atrac-
cion de las montanas en el problema delicado de la determi-
nacionde la figura de la tierra, examina el autor el efecto de
un ligero error en la diferencia de latitud de los estrenios de
un arco sobre el valor que se deduce como elipticidad de la
tierra. Presentandose dos cantidades incognitas en la determi-
nacion del esferoide de revolucion que mejor concuerda con
la forma de la tierra, a saber, a radio del Ecuador y « la elip-
ticidad, se necesitan dos arcos para determinarlas. Elije el au-
tor el arco ruso, medido cerca del Cabo Norte, como el que
reune mas veniajas para combinarlo con la porcion septen-
trional del arco indio; y prueba que un error de 5",236 de
menos en la amplitud del ultimo disminuiria el valor de la
elipticidad resultante de los dos arcos en ^v proximamente de
ia elipticidad total. Si el efecto de la atraccion de las monta-
nas es tan poderoso como lo halla por el calculo Mr. Pratt
do", 883 en la porcion septentrional del arco indio), dismi-
nuiria la elipticidad j i y aun mas i t si se emplease todo el
dicho arco indio de Kaliana a Damargia.
Pasa luego el aulor al desarrollo de sumelodode calculo.
138
y despues a la reduccion de sus formulas a numeros, de
acuerdo con los mejores dalos que ha logrado reunir.
Primeramente trata de hallar una espresion de la alrac-
cion horizoiUal de un prisma de la corteza lerrestre apoyado
en una pequcna base dada, de escasa altura y situada a cier-
ta distancia angular dada tambien (medida desde el centro de
la lierra) de una eslacion A en que se quiere averiguar la
atraccion. En los casos en que se usa dicha espresion se re-
duce sin error sensible a
en la cual M es la raasa atrayente, a la cuerda que une su
base con A, y fl el angulo subtendido por la misma cuerda en
el cenlro de la tierra.
Aplicando la referida espresion al problema de que se
Irata, divide el aulor en seclores la superficle de la lierra por
medio de pianos verlicales situados a distancias angulares
iguales; cuyos sectores se subdividen luego con circulos me-
nores, de los que es A polo comun, resultando de esle modo
dividida loda la superficie en cuadrilaleroscurvilineos. Busca
luego la ley en virlud de la cual hayan de crecer los radios
de los circulos menores, para que la alraccion horizontal de
la porcion de corleza que se apoya en uno de dichos cuadri-
laleros pueda ser igual al producto de su altura y de su den-
sidad media por una cantidad constante, independiente de la
distancia del cuadrilalero a A. Si a y « -f 'P son los radios an-
gulares de dos circulos menores consecutivos, resulta entonces
tW^)
(P cos ■
= a una cantidad constante = c.
sen
a-^r)
Para fijar el valor de esa constante, hace Mr. Pratt «P= A »
cuando ^ y « sean infinitamente pequenas, lo cual da c — ii.
La ccuacion anterior puede resol verse en ese caso numerica-
139
mente con aproximacion suficienle. Asi se calcula una labia
de radios de los circulos menores sucesivos. Las dislancias se
marcan en una carla 6 globo, y se Irazan los circulos y lineas
que dividen la supeiTicie, faltando ya solamenle cerciorarse
de las alturas medias de las niasas que se alzan en los com-
parlimientos designados en la forma referida.
Acorapana a la Memoria una lamina que representa un
bosquejo del continenle asialico, en la que se ha Irazado una
figura poligonal DEFGIIIJKL (que para mayor co-
raodidad llama espacio circunscrito el autor), que senala los
limiles de una masa irregular, linica parte de lasuperficie de
la tierra que ejerce al parecer en la India efecto sensible en
la plomada.
I) E F esh cadena del Himalaya con una inflexion en^
del Noroeste a la izquierda; al Esle por el Sur a la derecha;
F G otra cadena que va a la mesela de Yu-Nau hacia el 25"
de latilud y 103° de longitud; G H\n cadena de montaiias de
Yun-Lesig, que cuenta numerosos picos cubierlos de nieves
perpetuas; HI es la de Inshan; / / la de King-Khan, suma-
mente escarpada por la parte de Oriente, pero no por la de
Oeste; y los pasos que ofrece se dice que eslan a 5525 pies
sobre el nivel del mar; J K es e\ Altai, cuyo pico mas alto
tiene 10800 pies y la altura media 8000, inclinandose la ca-
dena al Este; A' L se ha tomado en un principio como una
cadena de montanas, pero luego se ha conocido que es una
linea interrumpida; L D es la cadena de Bolor, que sube a
una altura igual a la de Hindoo-Koosh. Hay ademasotrasdos
cadenas que corren en el espacio circunscrito paralelamente
al Altai y al Himalaya meridional, que son: la de Thian-Schan
6 MontaQas Celestes, y la de Kuen-Luen, que escontinuacion
del Hindoo-Koosh, y se elevan desde 2558 pies hasta 20000
proximamente cerca de Herat, donde se une con la cadena de
Bolor; pero de lo que hemos de ocuparnos aqui principal-
mente es de la elevacion del espacio circunscrito, porque
cuando distan mucho entre si las cadenas de montanas, no
ejercen mas infUiencia que la de las mesetas elevadas.
Antes de doscribir el pais comprendido enloslimitcs que
acabamos de indicar, presenta el autor una ojeada general d*
140
las partes que hay en lo eslerior, y de la cual rcsulta que los
calculos puedeii limilarsc al espacio circunscrito. Pasa luego
a dar nolicia detallada de la naluraleza del pais que hay en
lo interior de los limites de ese espacio, principiando por el
Himalaya, que se eleva de pronto en las llanuras de la India a
4000 pies y aun mas, cubriendo un vasto espacio quebrado de
100 a 200 millas de ancho, que sube a grandes alluras; qui-
zas hay 200 ciispides que pasan de 18000 pies, llegando has-
ta 28000 las mas elevadas. La base general en que se apoyan
dichos picos se eleva gradualmente de 9000 a 10000 pies para
ir a parar a la gran meseta Norte de la cadena. El caracter
del pais, al Sur de dicha meseta, se conoce mucho mejor que
el del Norte. Si se traza alrededor de Kaliana una circunfe-
rencia que lenga 5°, 046 de radio (valor de uno de los em-
pleados para la division de los sectores), pasara por las por-
ciones mas alias de la referida meseta, separando en dos par-
tes el espacio circunscrito, una meridional que llama el au-
tor region conocida, y la septentrional region dudosa. Los efec-
tos de ambas partes se separan en los calculos, introducien-
do un factor arbilrario.
Despues de describir la region dudosa tan completamente
como se lo han permitido los datos que ha logrado reunir, su-
pone Mr. Pratt, como lo que representa mejor los hechos ge-
nerales, que al norte de una linea que corre por Leh y H'Lassa
baja gradualmente la region dudosa desde 10000 pies a 2500,
siguiendo una linea casi paralela a su centro; luego vuelve a
subir bajo el misrao angulo al Norte; y que la porcion que
hay al Sur de la region arriba mencionada y no comprendida
en la conocida baja con rapidez cuatro veces mayor.
PrQcede en seguida Mr. Pratt a las operaciones numerieas,
que hace estensivas a todo el espacio circunscrito. La ampli-
lud de las zonas usadas en los calculos es de 30", que no es
muy considerable segun el autor para lograr buenos resulta-
dos. A continuacion damos los que el ha obtenido.
141
EstacloD A, Kaliahas.
Desvio tie la plomada en el Meri-
diano 12",972
Correccion del desvio por 1 00 pies.
de variacion de altura 0 ,312
Desvio de la plomada en el primer
vertical 8 ,136
PROCEDENTES DE
Region
conocida.
Region
descoDocida
Eslacion B, Kalianpur.
Desvio en el Meridiano
Correccion por 100 pies
Desvio en el primer vertical.
Estacion C, Damargida.
Desvio en el Meridiano
Correccion en 100 pics
Desvio en el primer vertical.
3 ,219
0 ,059
0 ,789
1 ,336
0 ,022
0 ,000
14",881
0 ,260
8 ,806
8 ,749
0 ,138
3 ,974
5 ,573
0 ,100
2 ,723
27",852
16 ,942
11 ,968
»
4 ,763
6 ,909
))
2 ,723
De donde se deducen los siguientes resultados:
Desvio total en A, 32'', 601 y en acimut 3ri8' oriental.
en B, 12 ,880 21 42
en C, 7 ,426 21 31
Diferencia de los desvios meridianos en A y ^=15",885.
en A y C=20 ,944.
en /? y (7= 5 ,059.
La primera de estas diferencias es considerablemente ma-
yor que 3", 236, cantidad deducida de la operacion geodesica
de la India.
El autor examina luego diclios valores con mas cuidado,
y discute las distintas hipotesiscon cuyo auxilio pudieran re-
ducirse. En primer lugar se puede haber supueslo muy con-
siderable la densidad de la masa atrayente: la que se ha ad-
mitido es 2,75, considerando como 1 el agua destilada, que
es lambien la densidad media adoplada para el monle Sclie-
142
liallien en los calculos do Maskeliiie. Dicha densidad no paiece
segraduara como exajerada, pero en ningun caso pnedc lii-
potesis alguna relaliva a ellareducirla atraccion mas que una
pequena fraccion do su valor total. For olra parte, es posible
que se haya aliibuido una masa exajerada a la region dudo-
sa. El autor exainina esta hipotesis, y deduce i)or conclusion
que aun en el inadmisible supueslo do que no exisliora dicha
region, no se reduciria la diferencia de desvios meridianos
entre Ay B ii mas de 9", 753. En la tercer region conocida
se puede hallar un tercer medio dercduccion. Una gran par-
te de la atraccion correspondiente a dicha region depende de
la gran mesa; y seria precise descender 6000 pies desdo ella
para limilar a o".23G los desvios en A y ^, aun cuando no
existiese toda la masa de la region dudosa. De suerle que no
hay la menor esperanza, por medio de una hipotesis cual-
quiera relativa a las alluras, densidades, etc., de reducir el
desvio calculado liasta el punlo de que concuerde con el error
descubierto por la operacion geodesica^
Despuesde entregarse a varies calculos eslensos que con-
firman los resultades precedentes, concluye Mr. Pratt calcu-
lando la forma del arco indio, es docir, delerminando cual se-
ria el esferoidede revolucion, siendo el eje de esta el mismo
de la tierra, que coincidiera mas exactamente con el refe-
rido arco, sin hacer caso del roslo del globe. Los dates em-
pleados al efecto sen las longitudes y amplitudes de las por-
cion«s septentrionales y meridionales del arco, y per cen-
secuencia su forma, e igualmenle las latitudes, 6 por lo me-
nos las latitudes aproximativas de los puntos medics de
los arcos. Valiendese de las amplitudes sin correjir de
la atraccion de las montaiias, obliene el autor como va-
lor de la eliplicidad deducida del arco indio sole j-^, que
casi concuerda con^j^jj^, resultado del corenel Everest; pero
erapleande las amplitudes correjidas de la atraccion de las
montanas, segun los calculos del autor, se reduce la eliplici-
dad a -^^^ Do donde deduce per conclusion que es mas corlo
143
csle arco que lo que debiera si luviese la elipticidad media
de la tierra; creyendo que el modo mas satisfactorio de espli-
car esla conlradiccion es admitir la hipotesis de que lasuper-
licie de nuestro globo ha sul'rido en aquella region un desvio
general de su forma esferoidal media.
CIENCI4S FISIC4S.
QUIlIICit.
Atemoria analitica sobre la cantidad de iodo conienido en laha-
cos de dislintas calidadcs cullivados en la isla de Cuba; so-
bre la pcrdida en materias voldtiles que en sii completa de-
secacion esperimentan dichos tabacos, igualmenle que sobre
la cantidad de cenizas que suminislran; con alr/unas observa-
ciones criticas respeclo al melodo de Mr. Luca para dcler-
minar cuantitatwamenie el iodo, acompafiadas de la indi-
cacion de las mejoras de que es susceplihle diclio melodo, por
D. Jose Luis Casaseca, Director del Insliluto de investiga-
ciones quimicas de la Ilabana, Academico corresponsal de
las Reales Academias de Cienciasde Madrid yde Munich, etc.
En una nota dirigida a la Academia Imperial de Ciencias
de Paris por Mr. Cliatin con fecha 7 de noviembre de 1853,
en la que trataba de la presencia del iodo en las aguas llove-
dizas, en las de.los riosy en lasplanlas delas Antillasy de las
coslas del Medilerraneo, proponiendoseconleslar a ciertas ob-
servaciones heclias por Mr. Marlin de Marsella, y a olras mias
praclicadas en la Habana, aquel habil y sabio qnimico, que
con tanto ardor y perseverancia prosigue su noble larea en
la obligacion que se ha irapuesto de invesligar la existencia
del iodo en los tres reinos de la naluraleza, anuncio que ha-
bia encontrado iodo en el tabaco de la Habana y en el de
Francia, casi en igual proporcion en uno que en olro. Cuan-
do lei por primera vez la nola de Mr. Chalin, emprendi la
invesligacion del iodo en un buen labaco de la Vuelta Abajo,
num. 189 do la Majagua, y ronsegui demostrar en 61 la exis-
tencia de este mclaloide.
145
El aserto de Mr. Chatin debia hacer presumible, sin em-
bargo, que la presencia y la cantidad de iodo no tendrian in-
flujo alguno en la calidad del labaco, pues que segun la opi-
nion de aquel quimico el tabaco de Francia, que seguramente
no debe ser comparable con el de la Habana, conlendria la
misraa cantidad de iodo; pero era preciso se supiese con que
tabaco de la Habana, 6 bablando con mas propiedad, de la
Isla de Cuba, se hicieron los esperimentos de Mr. Chalin,
pues que en los alrededores de la capital no se culliva taba-
co, como es bien sabido, y el quese recoje a 6 ii 8 leguasde
la Habana es el peor detodos, hallandose situadaslas mejores
vegasentre el rio de San Diego y el cabo de San Antonio, en
el departamenlo veguero conocido comunmente con el nombre
de Yuelta Abajo. Nadie ignora que se recoje en esla isla esce-
lente y malisimo tabaco; y se cometeria grave error si para
juzgaren Paris del labaco cubano se comparaseel tabaco re-
cojido en Francia con el que alia se envia de esta isla por
cuenta del gobierno frances, pues segun la opinion de los
buenos fumadores peritos en la materia no es el mejor tabaco
el que se contrata con casas bien acreditadas del comercio de
la Habana. Quise pues cerciorarme de la cantidad de iodo
contenido en un tabaco superior y en otro reputado muy ma-
le, igualmente que en el peor de todos (tabaco de par tido), que
segun es notorio se culliva a unas 6 leguas de la Habana.
Tuve ocasion de aprovecharme de la oportunidad que me
proporcionabau estas investigacionesparadeterminar la per-
dida que esperimentasen estos tabacos por efecto de su com-
pleta desecacion en una estufa calentada a una temperatura
de 70 a 80° cenligrados, igualmente que la cantidad de ceni-
zas que me surainistraran en su incineracion, con referencia
a su calidad.
El resultado de estas investigaciones es el siguiente.
Procedimiento que he seguido en la incineracion de los tabacos
y en la determinacion del iodo.
Opere constantemente sobre 500 gramos de hojas de ta-
baco on el eslado de sequedad que ofrecen los manojos desti-
TOMO VI. iO
140
nados al torcido. Rocie dicha cantidad de tabaco con una
cuarfa parle de lilro de agiia deslilada, 6 scan 0,25 de lilro,
la cual conlenia en disolucion Ires gramos de carbonato de po-
tasa exento de iodo. Asi rociado el labaco lo incincre al rojo
oscuro enunaraarmita de hierro coladocnteramcnlenueva, y
que no conlenia iodo. La ceniza de color agrisado en la cual
se percibian partes muy blancas que conservaban la forma
de la nervadura de las hojas, fue tratada en caliente con lilro y
medio de agua deslilada, cu idando de soslener el bervor del agua
porlermino dc dioz minutos, y filtrandodcspues. Evaporecon-
venientemenlehastasequedad la disolucion filtrada, y efeclue
dos Iralamienlos seguidos del residuo con alcohol de 90° cen-
lesiraales, empleandolo birviendo e invirliendo, en suma en
ambas operaciones la canlidad de medio lilro. Conseguida la
evaporacion del liquido alcoholico en un bano de vapor de
agua birviendo, trale el residuo seco oblenido con diez cenli-
melros ciibicos de agua deslilada. Eslaba seguro de que si el
labaco examinado conlenia iodo, debia este enconlrarse en la
disolucion final obtenida por los medios indicados, pues que
habia tenido buen cuidado de cerciorarme en cada operacion
de que en el residuo desecbado no quedaba el menor raslro
de seraejanle melaloide. Para delerminarlo cuanlilalivamenle
en dicha disolucion final segui el melodo de Mr. Luca, fun-
dado en la aplicacion del bromo y del cloroformo, ypublica-
do en el tomo XXXVIl numero 23 de las aclas de la Acade-
mia Imperial de Ciencias de Paris (Comples-rendus) . Este me-
lodo, de una delicadeza escesiva para hacer perceplible la
presencia del iodo, no es sin embargo exaclo para delerminar
cuanlilalivamenle esle melaloide; perose consigue facilmenle
perfeccionarlo a punlo de alcanzar la deseada exaclilud, in-
Iroduciendo en el las modificaciones que he ideado, y mani-
festare per conclusion deeste escrito.
147
P4rdida observada en la completa desecacion de los tahacos que
han sido objelo de mis investigaciones.
Tabaco superior,
de la Lena. . .
-Veea
Cantidad de tabaco
pucsta en la cstiifa.
-100 gramos,
1.^ calidad...
3." ))
Tabaco malisimo.— Vega'
de la Herradura. Ter- jl.^ calidad.
reno que llaman sali-
troso, y que dicen no'
conliene arena (1) . .
Tabaco de partido, el peer f Una sola cali-
de lodos los tabacos. . \ dad
Eslado de.la cantidad de cenizas que dejaron eslos tahacos en
su incineracion.
Peso del ta-
Perdida
baco comple-
en matcrias
tamciito seen.
volatilcs.
Gramos.
Gramos.
75
25
76
24
77
23
82
18
84
16
86
14
84.....
16
Cantidad
dc
tabaco incinerado.
500
Tabaco superior.—
Vega de la Lena.
Tabaco malisimo.—
Vega de la Her-
radura (3.
Tabaco de parlido,\TT , ,.
el peor de todos^^f^'^''^^^''-
los tabacos ) "^^
a 2 o
■a = o
-a -a '=*
95.
-a r; ~ -• °- !
Gramos . Cenizas.
80 16
82 16,4
84 16,8
89 17,8
93 18,6
97 19,4
92 18.4
(1) Acostumbran los vegueros dar en la isla el nombre de terreno
salitroso al que contiene mucba sal comun; pero se espresarian con mas
propiedad llamandolo salino.
148
Cantidad de iodo delerminada por el mModo de Mr. Luca.
Tabaco superior.— Vega de la Lena.— Ni el menor raslro
en ninguna de sus calidades.
Tabaco malisimo.— Vega de la Herradura.— Lacanlidad
correspondiente a A de miligramo de ioduro dc potasio en las
Ires calidades de este tabaco, 6 sea t^w= 0,00007 de gramo.
Tabaco de parlido, el peor de todos los tabacos, ni el mas
Icve rastro de iodo.
CONCLUSIONES.
Resulta de este trabajo, ejecutado con todo esniero, lo si-
guiente:
1." Que el tabaco conliene tanta mayor cantidad de prin-
cipios volatiles cuanto mejor es su calidad; que dos tabacos
que tengan la misma merma en su completa desecacion, como
el malisimo de la Herradura de segunda calidad y el peor de
lodos [labaco de parlido), pueden sin embargo diferir uno de
otro en calidad, lo que sin duda dependera de la naluraleza
de los principios volatiles perdidos.
2." Que la cantidad de cenizas sigue la marcha inversa
de la calidad del labaco, porque es tanlo menor cuanlo mejor
es el tabaco, y tanlo mayor cuanto peor es; que dos tabacos
que suminislran igual cantidad de cenizas, cual viene a suce-
der con el malisimo labaco de la Herradura de segunda cali-
dad y el peor de todos {tabaco de parlido), pueden diferir sin
embargo en calidad uno de otro; lo que dependera probable-
menle dela naluraleza de sus cenizas, no menos que de lade sus
principios volatiles (1). Anadire ademas, que son tanlo mas
blancas las cenizas cuanto mejor es el labaco.
(l) Esta observacion me constituyc en la necesidad de estudiarla na-
luraleza de las cenizas dc las distintas clases de tabacos dc csta isla, y de
analizar ademas cuantitativamente dichas cenizas.
149
3," Que tanlo la p6rdida en principios volatiles como la
cantidad de cenizas oblenidas siguen una progresion arilmeli-
ca, decrecienle en el primer caso y creciente en el segundo (1).
1." caso. — Perdida enfTabaco superior.. 25 24 23
materias volatiles tTabaco malisimo. 18 16 14
2.° caso.-Cenizas {Tabaco superior.. 80 82 84
llabaco malisimo. 89 93 97
4." Que el iodo es accidental en el tabaco; que no influye
por consiguiente en su calidad, pues que dos clases de tabaco,
escelente el uno y malisimo el otro, no lo contienen; y que
parece provenir, cuando el tabaco lo contiene, de la gran
cantidad de sal marina existente en el terrene donde crecio
la planta, y en el cual parece debiera hallarse el iodo en es-
tado de ioduro de sodio 6 de polasio asociado al cloruro de
sodio, bien que conforme a la opinion de Mr. Chatin exista en
estado de ioduro de hierro en la planta.
Observaciones criticas respecto al metodo de Mr. Luca para de-
terminar cuantitativamente el iodo, publicado en las actas de
la Academia Imperial de Ciencias de Paris.
Este metodo, en cuanlo a la sensibilidad de los reactivos
empleados, cloroformo y hromo, para descubrir la presencia
del iodo (pues yo no he ensayado el sulfuro de carbono) , es
muy superior al procedimiento basado en el uso simultaneo
del engrudo de alraidon y del acido azoico. Y asi es que mien-
tras que por este ultimo metodo no es posible determinar di-
rectamente, como de ello me he cerciorado, menos de medio
diezmiligramo de ioduro de potasio en diez centimetros ciibi-
cos de agua, 6 sea ^o/oto de ioduro del peso total de la disolu-
cion , mediante el procedimiento publicado por Mr. Luca
puede descubrirse por lo contrario muy facilmente i de diez-
(l) Esta proporcion arittndtica es una prueba de la suma inteligen-
cia con que estan escojidos y calificados los tabacos en esfa isla, porque
la 2.* calidad es precisamentc el termino medio enlre la 1.^ y la 3.'
150
miligramo, 6 sea iso^fiF; pero confieso que no he podido Iras-
pasar esle limite.
Esta esquisUa sensibilidad no quilaiia sin embargo que se
coraetiesen graves crrores si se praclicaso punUialmonle el
metodo indicado por Mr. Luca para deterniinar lacanlidadde
iodo. En primer lifgar este quimico, que con raotivo de la
determinacion cuantitativa de la suma del iodo y el bromo
asociados al cloro en una mezcla dada aconseja el uso del
agua clorada, y recomienda mucho que sea estareciente y se
conserve en un pomo azul esmerilado, cuidando de verificar
su graduacion cada vez que vaya a usarse, no hace la misma
recomendacion en cuanlo al agua bromada; y en esta parte
creo poder asegurar que ha hecho mal, porque sin esta pre-
caucion los ensayos praclicados con un intervale de veinli-
cuatro horas discreparian mucho unos de otros; por las mis-
mas razones que sirven para esplicar los distintos resullados
obtenidos con el agua clorada en iguales circunstancias. Pres-
cindiendo de estas precauciones, serian tambien erroneos los
resultados aun con una agua bromada recientemente prepa-
rada, si se dedujese, como lo aconseja Mr. Luca, la cantidad
de iodo contenido en un liquido de la del bromo empleado, y
de un calculo muy sencillo fundado en los equivalentes qui-
micos: lo que no depende de que no sea un equivalenle de
bromo la proporcion de este raetaloide que se sustituya a un
equivalente de iodo en el compuesto 6 ioduro primilivo, de-
jando libre el iodo, que da entonces un color rosado mas 6
menos intenso al cloroformo, sino de que se necesila mayor
cantidad de bromo que la quecorresponde al equivalente del
iodo para espulsar a este en su lolalidad: en una palabra, es
preciso, a mi modo de ver, conlar con varias causas de error,
cuales son elinflujo de las masas, la acclon de la biz y la vola-
tilidad del bromo. Efectivamenle, el de la enorme masa de
agua respecto al bromo y al ioduro, la Irasformacion del bro-
mo enacido bromhidrico, y la temperalura mas 6 menos ele-
vada de la almosfera deben conlribuir eficazmente al re-
snllado observado. Por lo deraas, se conocen en quimica otras
reaccioncs semejantes en las que es preciso emplear mayor 6
raenor esceso del cuerpodescomponenlepara efectuar la des-
lol
composicion total de una combinacion quimica. SieDdo el
equivalenle del iodo 1578,2, el del bromo es 978,3 (Reg-
nault). Estos numeros yuardan eiitre si la proporcion 1 : 0,62.
Se necesitaria pues, seguii la ley de los equivalenles, para uii
miligraino de ioduro de polasio menos de medio mUUjramo de
bromo, alendiendo a la composicion de cste ioduro; y si se
empleara para la determiuacion cuanlilativa una pipela de
Mr. Pelouze graduada por cenlinielros ciibicos y decimos de
centimetrociibico, deberian baslar ciucodivisiones pequenas,
6 sean cinco decimos de cenlinielro ciibico, si este contuvie-
se un miligramo de bromo, estando cargada la pipela de una
disolucion apropiada al inlenlo; pero no sucede asi, corao es
facil averiguarlo. Con una disolucion de bromo recientemente
preparada y asi grdidnada en la proporcion de tin miligramo
de bromopor centimetro cubico, he necesilado centimetro cu-
bico y medio, 6 sea triple cantidad de bromo de la que al iodo
correspondiera por la ley de los equivalentes quimicos, para
separar todo el iodo contenido en un miligramo de ioduro de
polasio disuello en diez centimelros cubicos de agua dcslila-
da. Los calculos fundados en los equivalentes quimicos su-
minislrarian, pues, forzosamente un resultado erroneoen es-
te caso. He aqui el melodo que yo he seguido, y del cual pre-
sume queden los quimicos salisfechos, pues que con el no len-
dran que inquietarse por la alleracion que pueda esperimen-
tar el agua bromada.
((Cuando se Irala de determinar cuanlitalivamenle menos
»de un miligramo de iodo, 6 una proporcion que no esceda
»mucho de esle niimero, en diez cenliinelros cubicos de una
))disolucion salina, se prepara anlicipadamenle una disolucion
»graduada a razon de 1 miligramo de ioduro de polasio por
licenlimetro cubico; se vierle en un lubo graduado por cenli-
»melros cubicos 1 de esla disolucion, yse anade agua deslila-
))da hasla la division 10. Ensayase cnlonces esleliquidoconel
»cloroformo ,)/ la disolucion graduada de bromo, a razon de 1
» miligramo por centimetrociibico, del modo indicado por Mr.
))Luca, pero valiendose al inlenlo de la pipela graduada que
»se usa en losensayoscuprimetricos dc Mr. Pelouze. Aiiolase
»enlonces la cantidad de agua bromada empleada, y se prac-
152
))lica en segiiida ol ensayo do la disolucion en que uno se pro-
))pone (letcrminar cuanlitalivaracnto el iodo, acidulandola
wprimoro ligeramente con acido az6ico, y vertiendo luego en
))ella el agua bromada gota a gola. Se deliene el operador
«cuando por la anadidura de una gota mas no se aumenia ya la
wtinla rosada del liquido despues de haberlo agilado; renue-
))vase entonces la canlidad (ija de cloroformo que se invierte
»cada vez en el ensayo {un centimetro cubico), y se conlinua
))liasta agotar el liquido de todo suiodo. Cuandoya no loma co-
»lor el nuevo cloroformo, se suslrae por el calculo de la lolali-
»dad de agua bromada empleada la que sehaya inverlido en
»esle liltimo ensayo improductivo. Se parle entonces la canti-
»dad efectiva de bromo empleado en el ensayo de la disolu-
Mcion, 6 sea la que resuUa de la indicada sustraccion, por la
»que exijioel miligramo de ioduro; y teniendo luego presenle
wque lacantidad de iodo conlenido en 1 miligramo de ioduro
))de potasio es de 0,000763 de gramo, se muUiplica esle nu-
wmero por la relacion determinada esperimentalmenle entre
))el bromo inverlido en el ensayo de la disolucion y el que se
wempleo en el primilivo ensayo de un miligramo de ioduro,
wen los lerminos ya indicados, y se obtieue entonces con bas-
wtanteexactitud lafraccionde miligramo de iodo correspon-
))diente, en decimos y centesimos de miligramo. Sea v. gr.?
))la relacion mencionada; la canlidad de iodo que conlenian
»losdiez cenlimetros ciibicos de disolucion salina sera enton-
))ces los ? de 0s,000763=0s,0005.
»Procedese de un modo analogo cuando hay que ensa-
»yar una cantidad inferior a un diezmiligramo. Se nece-
))sitan pues dos disoluciones graduadas de bromo, 6 scan dos
»aguas bromadas, la una a razon de 1 miligramo de bro-
))mo, la otra a 1 diezmiligramo por centimetro cubico; y ha-
))bra que hacer un primer ensayo de prueba para saber cual
»de las dos ha de emplearse en la deterrainacion cuanlitaliva
))propuesta.»
Tales ban sido los resultados de mis primeros ensayos
sobre los tabacos de esta isla, y a su debido tierapo cui-
dare de prescntar los que me proporcione el segundo tra-
bajo analilico que voy a emprender para determinar la na-
153
turalezade las cenizas que suministran, y fijar la cantidad res-
pectiva de cada una de las' sales de queconslen.
No concluire sin dar aqui publicamente las mas espresivas
gracias al ilustrado y digno Director de la Sociedad Economica
Sr. D. Anionio Zambrana, por el poderoso auxilio que raeha
prestado proporcionandorae las niuestras de labaco a que me
refiero en este escrilo, y espero de subenevolencia, y de su
ardienle deseo por todo lo que pueda contribuir a la mayor
ilustracion y prosperidad del pais, que continuara proporcio-
nandome tabacos de las mismas vegaspara mis ulteriores in-
vestigaciones.
Habana 28 de juliode 1855.=Jose LuisCasaseca.
QlimieJL IMDtlSTRIJLI..
El Esmeril.
(Rev, Britan., yH/ji'o H855.)
Nada hay inulil aca abajo, como sin cesar vemos. Tal 6
cual sustancia de insignificante valor hoy, puede adquirirlo
raafiana verdadero por tener aplicacion. Ni puede suceder de
otro modo: la ciencia no descubre al hombre todos sus secre-
tes a un tiempo; cada dia columbramos hechos nuevos, prin-
cipios nuevos, nuevas leyes nafurales. Con los progresos de
la civilizacion nacen nuevas necesidades que eslimulan nues-
tra inteligencia, por cuya razon a cada momenlo descubrimos
propiedades utiles en los objetos que habiamos creido antes los
menos dignos de nuestra atencion. Con todo, hay sustancias
cuyo use es tan antiguo como el mundo, y sin embargo la ge-
neralidad del publico las mira hoy aun con la mas profunda
indiferencia. ;,Que se sabe del esmeril, por ejemplo? ;Quien
ha sonado ocuparse de el fuera del escaso numero de perso-
nas que lo usan? ^Que es el esmeril para las nu^ve decimas
partes de los que nos leen en este instanle? Un pol vo negruzco,
154
ima cspecie dc arena que sirve a la criada para tener relu-
cienles las lenazas y los Hares de la chimenea. Sin embargo,
convienc que se sepa que dicho polvo es unobjetoiniportanle
de comercio, una fucnlc de prospcridad para los paises en que
existe; que sin el solo prcsenlarian nueslros espejos una ima-
gen confusa 6 infici; que nueslros telescopios serian muy de-
fecluosos respecto a la curvalura y bruuido de los cristales;
que nueslros anteojos binoculos y lentes de leatro serian es-
traordinariamente turbios; que nueslros lapidaries se verian
privados de uno de sus agenles mas utiles; y que nueslros bri-
llanles aceros liabrian de renunciar a rellejar la luz.
Al parecer conocieron los griegos el esmeril como mate-
ria a proposito para brunir. Efectivamente, en casi todas las
lenguas de Europa ha conservado el nombre de esta sustancia
su eliraologia griega; pero aquellos ignoraban una cosa des-
cubierta por los modernos, a saber: que el zaGro, rubi, es-
pato diamanlino y el humilde esmeril son, por decirlo asi,
una sola y misma sustancia. La analisis quimica ha probado
que estos cuatro minerales se componen de 7 deciraas de alu-
mina proximamente, y de 3 decimas desilicey oxidodehier-
ro; consisliendo la diferencia de aspeclo tan marcada que hay
outre ellos linicamente en el modo de agregacion de las mo-
leculas.
En tiempo de Plinio los lapidaries y grabadores de pie-
dras usaban el esmeril de la isla de Naxos; y desde aquella
epoca, que sepamos, no ha dejado de producirlo. Tournefort
y el Dr. Clarke, arabos han descrilo las dos minas de esmeril
de Naxos como hallandose en esplotacion al lierapo de sus
respeclivas visilas. En la de Tournefort, hace cerca de siglo
y medio, se encontraban las minas siluadas en el fondo de un
valle; pero los habitantes descubrian tarabien el esmeril cuan-
do labraban la tierra, y lo trasladaban a la costa.Dicha sus-
tancia estaba tan barata, que los ingleses laslraban sus bu-
ques con ella, y solo pagaban 1 corona (24 rs.) por 28 quin-
tales. A principios de esle siglo, dice Mr. Tennant, que el
quintal de esmeril valia en el mercado de Londrcs 10 choli-
nes (50 rs.) proximamente, pagado el flete.
Aunque procedente de Naxos, generalmente se dice cs-
155
meril de Esmirna, porqiic es donde se carga para Inglaterra;
siendo adcmas oslo iin medio de distinguirlo del que viene del
inlerior de Asia. Uno de los piinlos mas iiolables en que se
ha descubierlo el esmeril es la cima de una raonlana llamada
Gurauch-Dagh, distanle 12 millas de las ruinas de Efeso. De-
jose ver en pequenas asperezas diseminadascon inegularidad
en la superficie de una especie de marmol azulado, y al rom-
perlo se descubrio lambien en su interior, en estado de nodu-
los, corao sucede frecuentemente con el oro; pero debajo ma-
nifeslabase ya en bloques enormes de 30 6 40 loneladas de
peso. Los bloques aislados se prefieren a los que estan enter-
rados, atendida la mayor facilidad de su esplolacion.
Los americanos ban dado, segun parece, en estos liltimos
tiempos mucha iraportancia a la cuestion del esmeril. Una de
sus Revistas periodicas. La Revista cienti/ica americana, re-
feria, hace uno 6 dos anos, que el Dr. Lorenzo Smith, duran-
te su permanencia en Esmirna en 1847, descubrio un deposi-
to de esmeril cuya exislencia se ignoraba liasta entonces. El
geologo dio parte de su descubrimiento al gobierno turco, y se
nombro una comision para reconocerlo, tomando muy pronto
el negocio un giro mercantil.
Al parecerlaespiotacion de dicha mina es de las mas sen-
cillas, facililando la estraccion, la descomposicion natural de
la roca en que existe el esmeril. El suelo que hay alrededor
del bloque tiene por lo regular un tinte rojo que sirve de se-
rial indicativa. El bloque de esmeril produce en la punta de
acero de la sonda unaaccion particular, que es olro indiciode
la presencia del mineral cuando es imposible reconocerla con
la vista. Si los bloques resisten a los golpes del martillo, se
someten durante muchas boras consecutivas a la accion del
fuegopara veneer su textura compacta. Como solo puede tras-
ladarse el esmeril desde la mina a lomo con caballos 6 ca-
mellos, sucede con frecuencia que es precise abandonar blo-
ques enormes por carecer de herramientas para partirlos.
Curioso e instructive a la vez es el estudio de los efectos
del monopolio en el precio del esmeril, y los de la concurren-
cia que resulta del descubrimiento de nuevos yacimientos.
Las minas que se esplolan en Naxos perteneen al Gobierno
156
griego; las del Asia Menor al turco; y ambos respectivamente
tratan, como es natural, de sacar parlido de ellas. Elesmeril
de Marriiccos se ha vendido de 6 a 8 libras esterlinas la tone-
lada desde principios del siglo hasta el afio 1835; pero en
esle ultimo afio, 6 alrededor de el, compro al Gobierno turco
un coraerciante ingles de Esmirna el monopolio del esmeril:
y luego, siguieudo en ello el ejemplo que ban dado a veces
respecto a la uUa los propietarios de minas de Durham yde
Northumberland, se arreglo de modo que vendia sus produc-
tosal precio que le acomodaba, y al cabo de algunos anos el
valor de latonelada de esle articulo subio desde 7 libras a 30.
Pero el monopolio de Naxos llevo uu golpe terrible cuaudo el
Dr. Smith, a quien llamo la alencion sobre este punlo un bru-
nidor de Esmirna, descubrio en 1847 las minas siluadas cerca
de dicha ciudad. El monopolio de ellas se concedio por el go-
bierno turco a otro comerciante de Esmirna, y la rivalidad
de ambos industriales hizo que bajaran los precios a 20, 15
y 10 libras; y aun debera bajar mas por consecuencia de una
modificacion en el tratado turco. Los armadores podran en
ese caso importar en Inglaterra el esmeril a precios muy infi-
mos, puesto que les sirve de lastre para los buques, que
vuelven alpuerto con no menos cargaque la quesacaron. En
esto, como en todas cosas, se manifiesta bien a las claras el
espiritu de monopolio. Pero volvamos a nuestro asunto al
esmeril.
Antes de poderlo utilizar en los usos a que se destina, su-
fre el referido mineral una multitud de preparaciones minu-
ciosas. Principiase por reducir los bloques a fragmentos mas
pequenos con auxiliode martillos, a los que agrega a veces
el fuego su accion; y luego se machacan esos fragmentos con
manos de mortero movidas del mismo modo que los machos
de fragua. Al salir debajo de ellas presenta el esmeril en su
forma unas asperezas mas angulosas e irregulares que si hu-
biera sido triturado con cilindros, pero esa angulosidad favo-
recelas operaciones subsiguientes. Cuando sehallasuficiente-
mente pulverizado se pasan por tamices de tela metalica los
granos masgruesos,y de muselina losfinos. En los tamices de
tela metalica varia el calibre de las niallas desde 12 a 120
157
(le ellas por pulgada cuadrada; por consiguiente los granos
mas gordos, lamizados de esla manera, tieneii proximaraente
el grueso de un grano de mostaza; mas para losconstructores
de maquinas se prepara a veces el esmeril en granos del la-
maflo de los de pimienta. En el sitio donde se machaca se
cubren las mesas y tablas deun polvo sumamente lenue, que
se recoje para formar el esmeril mas fino.
Una priieba notable de los numerosos servicios que presta
el esmeril, es que cada grado de finura tiene su nombre pro-
pio y particular aplicacion en las artes; habiendo, por ejem-
plo, esmeril en grano, que es el grueso, esmeril fino, sobre-
fino, flor, flor del fino, etc. Los mecanicos, y principalmente
los constructores de instrumentos de optica, dan, segun el ob-
jeto que se proponen, una gran importancia al grado de finura
del esmeril que usan. Los fabricantes de espejos consumen
una cantidad enorme para brufiir sus grandes lunas, y aun
refinan y purifican por medio de un procedimiento especial
de lavado el polvo de esmeril de que se valen: dicho proce-
dimiento es muy curioso. Doce 6 quince cilindros de cobre, de
la misma altura pero de diaraetro diferente, que varia de 3
a 40 pulgadas, se hallan colocados uno junto a otro, y ticnen
unos pequeilos conduclos 6 canales que los unen entre si por
el estremo superior, terminando el de mayor calibre con un
lubo de desagiie. Todos los cilindros se llenan de agua clara,
y el polvo de esmeril, despues de echarle agua y batirlo mu-
cho, se pone en un vaso que coraunica con el cilindro menor
con auxilio de un tube. Dispueslo asi el aparato, se vierte
lentamente en ese primer cilindro la especie de gachuela de
esmeril que hay en el vaso que se acaba de mencionar. El
sobrante de liquido pasa del primer cilindro al segundo por
el conducto que los une, arrastrando consigo el esmeril mas
fino, mientras que los granos mas gordos vuelven a caer en
el fondo del primer cilindro. La misma operacion se renue-
va del segundo al tercero, y las particulas de esmeril van
siendo tanto mas sutiles cuanlo va aumentando el diametro
de los cilindros; de modo que en el que tiene 40 pulgadas, es
decir en el mayor, llega el polvo de esmeril a su limite estre-
mo de lenuidad. Separado de este modo el mineral per mi-
158
meros de grueso, se recojc y dcja secar. En las fabricas dondc
se briinen los espejos, los cristalcs riigosos y desigiiales que
salen del homo se colocan dos a dos, separados con una ca-
pa dc arena mojadti, y se frotan uno con olro, logrando igua-
larlos de cste modo; pero la superficie qucda sin brillo, y ra-
yada, y el brunido Irasparente solo se obtienecon el polvo de
esmeril, cuya finura se aumenta gradualmenle.
Es digno de mencion el melodo que se eniplea para ase-
gurarse del grado de dureza del esmeril. El mineral se com-
pone, al parecer, decorundoY liierro; pero su color, que va-
ria desde el gris oscuro al negro, no es una senal cierta de su
calidad. Recurrese para esto al procedimienlo siguienle. En
un mortero de diamante se rauelen unos terrones de esmeril,
y luego se pasa por un taraiz de 400 mallas por pulgada el
polvo que resulla, pesandolo. Frolase con esle polvo, em-
pleando para ello una molela de agala, un disco de vidrio de
diaraetro de 4 pulgadas proximamente, y cuyo peso se sabe
cual es. Despues de repelida la operacion cierlo numero de
veces se vuelven a pesar el esmeril y disco de vidrio, para
conocer la cantidad de este que ha gastado el primero. Del
mismo modo y con iguales condiciones se examinan 3 6 4
mueslras de esmeril, y la que desgasla mayor canlidad de
vidrio en un tiempo dado, es la mas dura y por consecuencia
la mejor. El Dr. Lorenzo Smith ha observado, que en el es-
pacio de tiempo que necesila un esmeril bueno para comer la
milad del grueso de un vidrio comun, el zafiro azul gasla las
cuatro quintas partes: prueba evidente de la enorme superio-
ridad del zafiro sobre el esmeril respecto a dureza. Ignora-
mos de que metodo se vale el comercio para probarlo; pero
el Dr. Smith ha fundado el suyo en que el agata es suficien-
temente dura para resistir al esmeril, y el vidrio bastante
blando para que lo puedahacer mella. La prueba es indepen-
diente en realidad de la dureza 6 violenciade la friccion; por-
que desde el momento que el esmeril ha adquirido cierto gra-
do de tinura deja de obrar en el vidrio, y el resultado obte-
nido queda ya claramente determinado.
El papel, pafio, barra y torla de esmeril se esplican por
su mismo nombre. El papel no es masque unos pliegos de el
159
con granos de esmeril pegados: el destinado para este uso se
fabrica a proposito, y tiene arriigas, pero es flexible. El es-
meril con que se cubre admite 5 6 6 grades de finura segun
las mallas de los taraices; el niimerode ellas varia de 30 a 90
en pulgada ciiadrada. Base una mano de cola al papel con
unabrocha, y se espolvorea por cima el esmeril de iin tamiz.
Generalmente para usarlo se arrolla en nn palo, y se emplea
entonces como si fuera una lima. El esmeril gasla con mas
suavidad cuando se le unlaconaceite. La unica diferencia en-
Ire el pano y papel de esmeril consisle en que en el primer
caso susliluye al papel un lienzo fuerle, pero la preparacion
es la misma. Para los usos caseros se prefiere el primero al
papel a causa de su mayor duracion, en cuyo caso se usa so-
lo con la mano; pero en general los cerrajeros y mecanicos
se valen del papel de esmeril. No estara de mas advertir aqui
que el papel de vidrio, el paiio de arena, etc., sonunasvarie-
dades que tienen propiedades diferentes segun el objeto que
se Irala de conseguir, sirviendo sin embargo lodas para gas-
tar y brunir. La tercera especie de esmeril arriba mencio-
nada, la barra, se compone de una varilla de madera, cua-
drada 6 redonda, a la que se da con brocha una mano de co-
la, meliendola luego en el polvo de esmeril: a voces se le da
una segunda mano de ambas cosas. Preparada de este mo-
do liene mas resistencia y duracion la barra de esmeril que
el simple papel arrollado en un palo: en ambos estremos se
pone un puno sujelo con clavos 6 tornillos. La torta de es-
meril se hace con este y cera, formandocon todo una masa.
Las dos suslancias se mezclan bien cuando esta calienle la
cera: la solidificacion se obtiene metieudo la mezcla en agua
fria. El esmeril bajo esta ultima forma solo se usa para unlar
las niuelas de los brunidores de melales.
Ilay otra especie de sustancia que se eonoce con el nom-
bre de papel de pasta de esmeril parahs suavizadores de na-
vajas de afeitar, cuya fabricacion diiiere de la del papel or-
dinario de esmeril. Mezclase conla pasta del papel cierta can-
tidad de polvo sumamente fino de esmeril y vidrio, y con es-
to se hace un papel quepuestoeo una tablilla, y lijeramente
untado de aceite, forma un buen suavizador. Tambien sedice
160
que sirven para el mismo objeto las hojas de los libros de
memoria en que se escribe con un puntero melalico, pues
(pie el lejido li}2;eramenle rugoso de su papel tiene la propie-
dadde gastar el acero.
Igualniente se emplean unas muelas de esmeril, por me-
dio do un procediniienio premiado en Inglalerra hace cosa
de 1 2 afios, siendo diclias muelas los discos con que se desgas-
ta, brufie y lalla el cristal, los esmalles y melales. Con pol-
vo grosero de esmeril y arcilla pulverizada se hace una pas-
ta espesa mojandolo todo conagua; cuya pasla sc prensa lue-
go en un molde, se seca y cuece al horno. La arcilla suelda
las parliculas de esmeril convirtiendolas en una sola masa,
que gasta rapidamente los objelos soraetidos a su accion, al
raismo tiempo que va ella gastandose aunque con lentitud.
Las muelas compueslas del esmeril mas fino no lienen un
mordiente tan rapido. pero es mas suave.
Tal vez nos pregunten algunos lectores si el Iripoli 6 tier-
ra podrida es una variedad de esmeril, y larespuesla no nos
parece fuera de su lugar. Las dos sustanciasson enteramente
distintas. La tierra podrida, 6 mejor dlcho piedr a podrida, co-
rao la llamanlos ingleses, es en realidad una piedra podrida,
y el nombre de tripoli precede de habcrla sacado primera-
mente del reino asi llaraado. Encuentrase en la pizarra, en la
calcedonia, ulla, asfallo y en el esquislo, cuya diversidad de
posicion ba dado origen a opiniones muy diversas respecto al
de la tierra podrida y su naturaleza. Unoslo ban teuido por
un mineral siliceo y otros como mineral aluminoso; atribu-
yendole estos un origen volcanico, al paso que olros lo consi-
deran como un sedimenlo que ba deposiladoalgun liquido.
Los mineralogislas suponen que la tierra podrida no es mas
que la desagregacion de una variedad particular de piedra ca-
liza, de marmol negro probablemente, producida por la ac-
cion combinada de la bumedad y el aire. En Bakewell, con-
dado de Derby, la tierra podrida que se encuenlra en los dis-
tritos calizos ofrece dos aspeclos muy distinlos. La vapiedad
dura, segun la llanian los canteros, exisle en pequefios blo-
ques nodulares aislados, diseminados enlre restos de piedra
caliza: a una consislencia pelrea reune una naturaleza terro-
161
sa, y se escama, presentando al taclo algo de suave y unluo-
so. Sii color es un medio enlre el amarilio yel gris oscuro.
La variedad blanda es una especie de tierra esponjosa que
exisle en estado de polvo bajo losrestosde piedra caliza: es
mas aspera al laclo que la primera, y liene mas bien las pro-
piedades de la lierra que las de la piedra. Pero el descubri-
miento mas asombroso sobre esta materia es el del celebre
micrografo Ehrenberg, habiendo reconocido esle infatigable
observadorque la piedra podrida de Bohemia y de Toscana es
unproductodenaluraleza organica,compueslodereslos 6 me-
jor de esqueletos de infusorios de la familia de las barcillarice
y del genero cocconema, gonphonema, elc. Ehrenberg las defi-
ne, segun dicen, con lal precision auxiliado de su microsco-
pio, que establece su analogia con las especies vivas, seBa-
lando en muchos casos la identidad que tienen con estas ulti-
mas. iVerdaderaraente es un estudio curioso el de esa petrifi-
cacion de la vida! Y como una linea es la dozava parte de
una pulgada, esos seres infinitamente pequeiios no ban tenido
ni la . tresmilesiraa parte de una pulgada de longitud. Un
atomo, a los ojos de cualquiera otra persona que no sea
Ehrenberg.
TOHO VI.
11
102
METEORO
Resumen de las observaciones meleorologicas
Enero
Febrcro
Marzo .
Abril. .
Mayo. .
Junio. .
Julio. .
Agosto.
Setiembre
Octubre.
Noviembre
Diciemhre. . .
Pre^io
1 atmoslerica.
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750,0
12
733,0
19
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19,6
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749,5
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739,7
749,8
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734,7
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15,1
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752,5
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12°, 4
13,2
11,6
14,9
10,3
16,4
10,6
13,7
17,6
14,4
8,1
11,8
Presion media del aEo . . 741,0
Presiones estremas.
Mdxima absoluta (el 1."
de enero) 7 57,3
Minima absoluta (el 13
de fcbroro) 713,4
Diferencia 43,9
Temperalura media del
aCo 12°,0
Idem diurna 13,9
Idem segun la maxima y
minima absolutas... l'i,3
Temperaturas estremas.
Maxima absoluta (el 17
de agosto) 31,6
Minima absoluta (el 15
de febrero y 15 do
diciembre) -6,5
Diferencia.
38,1
Ilumcdad rclativa media del ano. . . . 82",3
Tension corrcspondientc 7,3
Humedades estremas.
Maxima absoluta (el 4 dc abril.). . . . 93,9
Minima absoluta (el 19 de abril). ... 66,1
Diferencia 27,8
163
hechas en la Universtdad de Oviedo en 1855.
DEL AIRE
"7 —
MAXIMA
MINIMA
^
ABSOLUTA.
AUSOLUTA.
2
b
a
b
2",9
12",5
31
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21,9
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1
12,6
19,4
27
5,1
7
16,2
28,0
29
5,8
1
19,8
27,8
29
12,4
12
20,7
31,6
17
13,8
9
18,1
24,0
26
10,9
13
13,1
22,6
4
4,9
30
7,9
13,4
5
0,0
31
5,4
13,0
26
-3,0
15
19°,0
18,2
16,4
21,5
14,3
22,2
15,4
17,8
13,1
17,7
13,4
16,0
Estado higrom^trico
aire.
83°,5
83,0
80,7
80,8
81,0
77,9
79,7
80,3
83,8
84,4
87,4
85,0
mm
4,65
5,88
5,96
6,15
7,72
8,90
10,62
12,55
11,25
9,21
7,00
5,51
nun
2,29
3,30
3,81
5,57
4,73
6,44
7,69
8,02
5,54
3,94
2,46
2,36
Lat, 43° 24' 5"N.
Long. 0° 20' 32" E.
meteorol6gicas.
Invierno. . .
Prima vera .
Estio
Otouo
Picsioii rae-
Jin.
mm
738,7
740,2
744,9
740,4
Tempciatura
media.
5°, 8
10,8
18,9
13,1
Humedad re-
lativa.
Dias de
lluvia.
8 3", 7
80,8
79,3
85,2
29
51
30
37
I.luvia
28,4
76,3
25,4
73,1
Altura meJ-ia sobre el nivel del mar 220 metros.
Ha Uovido en el auo ; 147 dias.
Gantidad de lluvia en centimetros 203,2
Dia de mayor lluvia (el 30 de mayo) 9,0
164
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165
KEAL OBSEKVATORIO DE MADRID.
Mes de f'ebrero de 1836.
BAROMETRO.
Allura media
maxima (dia 7)
minima (dia 20)
Oscilacion mensual = .
maxima diunia (dia 19)
minima diurna (dia 24).
I'ulgadas iu-
glesas.
27,812
28,276
27,199
1,077
0,261
0,028
iMlliinctros.
706/114
718,200
690,842
27,338
6,629
0,711
TERMOMETRO.
Temperalura media ,
maxima (dia 10) ,
minima (dia 23)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 10).
minima diurna (dia 20).
Fahr.
Reaum.
47°,S
6°, 89
64,5
14,44
28,0
-1,78
36,5
16,22
25,7
11,42
7,6
3,47
Cfiit.
8°, 61
18,06
-2 22
20^28
14,28
4,22
PLLVIOMETRO.
Lluvia caida en el mes. . . .
Pul?. iu''l.
5,7
Milimetros.
14,48
Manuel Rico y Sinobas.
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Resumm de las observaciones hcchas en el (jran cuarlel general
frances, en el campo de Sebastopol, durante el rues de enero
rfe I806, por el Coroncl D. Tomas 0-Ryan y Vazquez, Coman-
danle del cuerpo de Ingenieros.
Altura mdxima observada del bart5-
metro 0,753 (dia 1." i las 12 del dia).
Idem minima 0,731 (dial4«ilas8delamauana).
Media deducida 0,741
Temperatura maxima dada por el
termometro al aire libre -\-lZ°C. (dia 9 d las 15).
Idem minima —9,5 (dia 14 d las 8).
Idem media deducida de todo el mes. -f-S**,!
Bias de lluvia 8
Idem de nieve 4
i
CIENCI4S NATIJRALES.
•*<:><><> I^^H>»«—
ZOOLiOGlit.
fnfluencia de barnizar los huevos de gallina en la formacion del
polio; por Mr. Dareste.
(L'lustilut, 13 nociVmtrc -1853.)
He hecho, dice el aulor, muchas esperiencias con objeto
de delerminar la acclon de bafios impermeables dados a hue-
vos de gallina en el desenvolviraienlo del germen 6 em-
brion que estos conlienen. Hace 30 anos que Geoffrey Saint-
Hilaire las coraenzo, y recientemente las siguieron MM. Bau-
drimont y Martin Saint-Ange. Pero habicndose contentado es-
tos sabios con esperimentos en corlisimo niiraero de huevos,
obtuvieron resultados incompletisimos, aunque vieron hechos
imporlantes. Valiendome del ingenioso aparato de incubacion
de Mr. Valee, he podido estender mis esperiencias a 60 hue-
vos, y ver varies hechos que no advirtieron los mencionados
sabios.
He verificado mis esperiencias recubriendo de barniz cier-
tas partes del liuevo, dandolo en distintas epocas desde el
principio de la incubacion. Cuando lo he dado a la punta
gruesa de los huevos al principiar 6 en los dias priraeros do
la incubacion, rompiendolos, he enconlrado muertos cierto
numcro de polios; pero no siempre impide el desarrollo de
estos, puesto que algunos huevos dieron polios, y en perfects
salud. Presenlaban no obstante un hecho aualouiico que con-
Hi
leniplo digno de atencion. La alanloides no eslaba a|)licada
contra las paredes de la caraara aeiea, sino contra una parte
de la cascara que no se habia barnizado. Este hecho esplica
evidenteraenle la persislencia de la vida en las condiciones
raencionadas; porque la alanloides es el segundo organo de
la respiracion del polio, y cuando se desenvuelve, viene a
aplicarse contra las paredes de la camara aerea.
Esta rara posicion de la alantoides, inleresante de suyo,
lo estambien en cuanlo parece ser puntode parlida de ciertas
anomaliasorganicasdel polio. Los que la tenian, estaban bien
conformados casi todos; pero dos de ellos presentaban singu-
lares anomalias. Uno tenia la pata izquierda afectada de he-
mimelia; esto es, le faltaban enleranieute los dedos, al paso
que la derecha era como todas. Otro tenia muy reducida la
mandibula superior, y regular la inferior. Conio en todas mis
esperiencias sobre la aplicacion del barniz a la superficie de
los huevosno he visto anomalias mas que en este caso particu-
lar, las creo procedenles de la posicion de la alantoides.
Cuando se da el barniz a la punta gruesa del huevo hacia
el o.°dia, 6 al tiempo de aplicarse la alantoides contra las pa-
redes de la camara aerea, se presentan otras condiciones. De
este modo he matado siempre al polio por asfixia, intercep-
tando completaraente la coraunicacion del oxigeno del aire
con la sangre de los vasos alantoideos. Mas tarde suceden
otras condiciones. Luego de aplicarse la alantoides contra las
paredes de la caraara aerea, continua desenvolviendose, y
poco a poco se va aplicando a la cara interna de la cascara
en casi toda su estension. Si entonces se barniza la punta
gruesa del huevo, ninguna accion se ejercita ya en el polio;
y aquella operacion no puede impedir al alantoides de comu-
nicarse con el aire esterior. Asi lo he observado cuantas vo-
ces he barnizado la punta gruesa de los huevos del 8." al 12.°
dia de la esperiencia, en cuyo tiempo terminaban mis espe-
riencias.
EI barnizado de la punta aguda del huevo me ha dado re-
sultados muy distintos. Al principiar, y en los tiempos prime-
ros de la incubacion, no siempre se desenvuelve el polio, y
aun parece mas frecuente csto que en la incubacion artificial
173
ordinaria; pero una vez bien desenvuella la alanloides y apli-
cada contra las paredes de la camara aerea, nada eslorba al
polio el descnvolverse, verificandose con toda regularidad.
Asi lo he notado en todas mis esperiencias.
noTitrviCA.
Influencia del calor y de la luz sobre la dislribucion de los ve-
jetales (1); por D. Miguel Colmeiro, corresponsal nacional
de la Academia de Ciencias de Madrid.
El calor modifica los cliraas considerableraenle, y de el
depende en gran raanera la diversidad de la vejetacion que
los caracteriza. Con calor muy escaso, 6 sea con frio muy es-
cesivo, como lo es el de las regiones donde las nieves se per-
peluan, no puede haber vejetacion alguna, y solaraente celu-
las aisladas y rojizas, que sonotrostantosindividuos del pro-
tococo nival, considerado como planta, se hallan en la superfi-
cie de las nieves polares viviendo a espensas de la humedad
suministrada por ellas, cuando son heridas por los rayos so-
lares. Un esceso de calor se opone tambien al conveniente
desarrollo de los vejetales, y en particular cuando la seque-
dad llega a ser estreraada. Entre el frio y el calor inteusos
existen temperaluras sumaraente variadas, que en union de
olras circunslancias'hacen posible la admirable diversidad de
las plantas perlenecienles a distintas regiones.
Exije cada especie vojetal una temperalura que no pase
de ciertos limites; y le conviene ademas diverso grado de ca-
(l) Este frasrmento de la segunda parte inedifa del Curso de Botdnica
de Don Miguel Colmeiro, csta escrito conforme a los ultimos adelantos de
la ciencia, y en \ista de la Geografi'a botdnica razonada de Alfonso De-
candolle. La primera parte del Curso de Botdnica, publicada por el rais-
moD. Miguel Colmeiro, se halla en las libren'as de Calleja, Madrid y
Santiago; en la de Hidalgo, Sevilla; en la de Piferrer, Barcelona; en la
de Cabrerizo, Valencia; etc.
114
lor a medida que rocorre los sucesivos periodos do su exis-
tencia; siendo muy notables las difercncias que bajo esle pun-
to de visla ofrecen especies al parecer muy semejanles. No
es per tanlo la teraperalura media de un pais el dato termo-
melrico que mas importa avcriguarrespecto de lavejetacion;
y al contrario, intercsa sobremanera conocer las temperaturas
eslremas del ano y las de cada mes, porque de ellas depende la
posibilidaddecxislir delerminadas plantas, baslando que una
sola vez baje 6 suba la leraperatura mas de lo conveniente a
una especie cualquiera para ocasionar su niuerte: pero sin
llegar a tales eslremos lodavia puede orijinarse el dano,
siempre que la temperatura no sea cual la exijan la flores-
cencia y fructificacion, 6 por lo menos la madurez de las se-
millas, pereciendo en este caso la especie desde luego si es
anual, y despues de algunos afios, cuando no se multiplique
por olros medios.
Dos climas, cuya temperatura media sea igual, no siem-
pre permiten la existencia y desarrollo de las mismas espe-
cies vejetales, viniendo asi a confirmarse lo que se acaba de
manifestar. En efecto, piieden diferenciarse tales climas res-
pecto de las temperaturas estreraas, y por otra parte basta
que ofrezcan diversidad en la distribucion del calor durante
el ano para que un clima sea adecuado a ciertas plantas, in-
capaces de soporlar el otro durante todos los periodos de la
vejetacion.
Un misrao clima ofrece algunos anos solamente, y a ve-
ces con largos intervales, estremos de temperatura suficien-
tes para malar plantas perennes, que pudieran tenerse por
naturalizadas; resullando de esto la necesidad de proceder con
cautela al calificarlas de aseguradas, mientras no hayan su-
frido los mayores eslremos de temperatura alia 6 baja obser-
vados en el pais. El jardin botanico de Sevilla ha presentado
ejemplos de tales plantas, que despues de haber vejetado con
vigor durante tres 6 cuatro aiios, fueron victimas del frio es-
traordinario de una sola noche algunas, y del escesivo calor
de pocos dias otras diferentes. Como las plantas anuales re-
corren rapidamente los periodos do su vejetacion, y pueden
nacer en tiempo oportuno para no esperimenlar los rigores
175
almosfericos, viven y se propagan con mas facilidad que las
perennesen clitnas cuyas lemperaturas eslremas difieran bas-
tante; y si las indicadas plantas exigiesen raucho calor, po-
dran tener el suficiente durante el tiempo de su vejetacion,
terrainada antes de bajar considerablemente la tempera-
tura.
Los climas de las costas y de las islas son generalmenle
muy uniformes, porque las aguas del mar conservan una
temperatura poco variable, que modera la atmosferica; y al
contrario, presentan mucha desigualdad los climas de las
montaiias y del interior de los conlinentes: siendo de notar
que bajo las mismas latitudes son mas considerables las va-
riaciones en las partes orienlales que en las occidentales de
los mismos, y ademas en el antiguo continente a iguales lati-
tudes corresponden por lo comun mas altas temperaturas que
en el nuevo. El conocimienlo de estas circunstancias conduce
a esplicar una porcion de heclios relatives a la distribucion de
los vejetales.
Es indudable que disminuye el calor gradualmente desde
el ecuador a los polos, y con bastante regularidad, cuando se
considera aisladamenle cada meridiano; pero se observan di-
ferencias sorprendentes al comparar entre si, bajo este punto
de vista, muchos meridianos a la vez. Resulta de ello que las
lineas isotermas, 6 sean las que pasan por los puntos dotados
de igual temperatura media, no son paralelas al ecuador
ni entre si, y al contrario, ofrecen sinuosidades que las des-
vian mas 6 menos del indicado paralelismo. Por razones iden-
ticas tampoco son paralelas al ecuador, ni entre si, las lineas
isoquimenas, que seiialan los puntos con temperatura estrema
igualmente baja. Lo mismo sucede respectode hs lineas isote-
ras, que marcan los puntos con temperatura estrema igual-
mente alta.
Para apreciar con exactitud y en sus pormenores la rela-
cion que existe entre los dates termometricos y los hechos
concernientes a la distribucion de los vejetales, es menester
tomar en cuenta muchas consideraciones, y no figurarse que
cada planta sea un instrumento analogo al termometro, y ca-
paz de raarchar paralelamente con el. La accion de la tempe-
176
ralura sobre los vejetales es miiy variada, y esta siijela amu-
chas modificaciones; y sobre todo convicne averiguar cuales
temperaluras infliiyen mas en cada clima, nolando lambien el
modo de conibinarsc las misraas temperaturas con la mayor 6
menor permanencia dcsu accion. Las observacioncsde Bous-
singault, Gasparin, Lindley, yprincipalmente las deOuetelet,
a las que auadio algunas Alfonso Decandolle, tienden a resol-
ver las indicadas cuestiones, variando el giro que se habia
dado anteriormente al estudio de la teraperatura con respecto
ala vejetacion. El ultimo de los aulores citados formula ensu
reciente Geografia botdnica razonada lo que mas im porta re-
solver de una manera muy esplicita, conceptuando cuestion
predominante la de saber cual es la temperaturautil a los ve-
jetales, como se puede descartar en las observaciones meteo-
rologicas de las temperaturas iniitiles, y despues de esta cor-
reccion, como se deben calcular los efectosde ella.
Son bastante defectuosas las observaciones lermometri-
cas que comunmente se hacen, y su insuficiencia para juzgar
del influjo de la temperatura en la vejetacion, es una cosa de-
mostrada. Sabese por observaciones de muchos fisicos, que la
capa atmosferica proxima al suelo puede tener en ciertos me-
mentos y localidades una temperatura bastante mas baja que
la de las capas sobrepuestas, e igualmente consla que la de
estas varia notablemente a diversas alturas en circunstancias
diferentes. Dediicese con claridad que las plantas, segun su es-
tatura, estan sometidas a temperaturas desiguales; y atendldo
esto, mucho falta para que lleguen a reunirse datos termome-
tricos tan circunstanciados como se necesitan, y que deben
adquirirse con la exactitud posible en muchas localidades.
Conforme a las observaciones hechas por Quetelet en Bruse-
las, puede sentarse que la temperatura aumenta ordinaria-
mente a medida de la allura 6 distancia del suelo, dentro de
los limites correspondientes a la vejetacion; siendo la diferen-
cia de temperatura mayor en verano y menor en invierno,
cuando se hacela comparacion entre las temperaturas medias,
aunque deje de suceder lo mismo en los dias estremadamente
frios, supuesto que en Ginebra se ha observado en tales dias
la grande diferencia de 8° entre un term6metro colocado
177
cerca del suelo y otro pueslo a 30 pies sobre el, y por consi-
guiente en atmosfera bastanle menos fria. Como la estalura de
cada especie vejetal difiere poco en diversos parajes, no pue-
den ser de mucha trascendencia los errores que se originen
al examinar comparalivamenle el influjo de la teraperatiira
sobre la vejetacion bajo este punto de vista, aiin cuando fuera
preferible en todo caso no carecer de los dalos que se echan
do menos.
Imporla tomar en cuenta la temperatura del suelo en quo
se estienden las raices de las plantas, y del cual reciben el
agua, que renueva su savia. Aunque la accion del calor es
local, comoloprueba el obrar aisladamente en circunslancias
dadas sobre la foliacion, la florescencia y la madurez de los
frutos, no puede menos de reconocerse que la temperatura del
suelo influye algo en la vejetacion; y sobre todo es indudable
que respecto de las plantas modera los estremos de calor y
frio, hallandose el mismo suelo mas fresco que el aire en
verano y mas caliente en invierno. La savia ciertamente par-
ticipa de esta temperatura, y la comunica a los organos cer-
canos de las raices y a los que pueda llegar rapidamente la
misma savia, cuya temperatura, por otra parte, se conserva
mas independiente de la atmosferica en los organos poco cou-
ductores del calorico. El coco, rodeado de borra, tiene una
frescura interior que debe diferenciarse poco de la del terre-
ne en donde se hallan las raices; y tambien essabido que le-
nerlas profundas da a las plantas mayor resistencia contra la
accion de las teraperaturas eslremas; pero la profundidad a
que penctran las raices de las plantas no es generalmente
muy grande, y por esta razon se ban limitado las observacio-
nes a las capas del suelo que dislan de la superficie todo lo
mas 1 metro, 6 scan 3^ pies. N^es del caso por consiguien-
te tomar en cuenta que a mayor profundidad haya una capa
con temperatura invariable, ni tampoco interesa al obje-
to la existencia de la capa profunda, constantemenle helada,
que es propia de los paises cuya temperatura media no Uega
aO».
La temperatura del suelo denlro de los limites indicados
es menos variable que la del aire libre, segun lo prueban las
TOMO VI. 12
178
obscrvacioiios ilc Miinckc on Heidelberg y las dc Quelclel on
Briiselas. Taiubicn es dc notar que las ieniperaluras maxima
y minima del suelo so trasrailen al traves de el hasla 1 me-
tro de espesor en 19 dias, lo cual equivale a decir que a la
espresada profundidad snfrc este retardo la temperatura res-
pecto de la esterior; aunque debe adverlirse, conforme a las
observaciones de Forbes, hechas cerca de Edimburgo, que la
amplitud de las variaciones y la velocidad de trasmision es-
fim somelidas a la naturaleza mineralogica del lerreno. Co-
mo las raices de un considerable niimcro de plantas no pasan
de 3 decimetros, 6 seaa 13 pulgadas de profundidad, ofre-
cen notable interes las diferencias observadas por Quetelet
en Bruselas entro la temperatura del aire a poca distancia
del suelo y la de este a la indicada 6 poco diversa pro-
fundidad, estando espueslo al norle 6 al mediodia. En una
y otra esposicion el terrene a la profundidad media de las
raices esta mas caliente que el aire desde el medio del
otono hasta el fin del invierno; y al contrario, se lialla mas
fresco en el reslo del ano, aunque nunca pasa la diferencia
de 3",b: siendo notable que lanto al empezar el otono como
al concluir el invierno, hay mementos en que la diferencia es
nula. La mayor corresponde al verano; y a la consiguiente
frescura de la savia se agregan los efectos dela rapidez de la
misma, ocasionada por una abundanteexhalacion, debida a la
fuerza del calor y capaz dc moderarlo; pudiendose asi com-
prender como a medida que este aumenta tienen las plantas un
eficaz medio de aminorar la accion de la temperatura esterior.
Si la frescura del suelo variase mucho en climas diversos
respecto de las correspondientes temperaturas atmosfericas
resultarian errores no insi^ificantes, toda vez que se pres-
cindiese del influjo ejerci^ por aquella. Desgraciadamente
todavia no ensenan bastante sobre este particular las tablas
comparativas de las temperaturas del aire y del suelo obser-
vadas en diferentes paises, siendo por tanto dificil hacer las
debidas correcciones en los dates termometricos ordina-
rios.
Esperimenta el suelo la accion directa de los rayos sola-
res, y de ello resulta que su capa superficial se calicnta nota-
179
blemente en vcrano por los misraos, ademas de rccibir el calor
qne le comunica cl aire y que ha sido objeto delas coiisidera-
ciones arribaespueslas. Pero lambienlasplantasesperimenlan
la accion directa de los rayos del sol: y comolas observaciones
terraometricas comunes se hacen a la sombra, puede decirse
que no son exactamente aplicables a los fenomenos de la vida
vejetal. Asi lomanlfiesta Gasparinen suCurso de AgricuUura,
habiendo hecho observaciones con termometros cubiertos de 1
milimetro,6 sea media linea de tierra, puestosal sol para avc-
riguarcuanto aunienta la lemperatura por la accion directa del
calor solar; y observaciones semejantes ban sido proyecladas
en Londres y llevadas a cabo en el jardin de la Sociedad de
HorlicuUura, siendo tres los termometros empleados, dos de
ellos cubiertos de lana negra, uno espueslo al sol y otro a la
irradiacion nocturna, mientras que el tercero estaba colocado
a la sombra de la manera ordinaria. La temperalura media
entre las estremas producidas por la insolacion y la irradia-
cion, 6 como dice Dove, la media de ima localidad espuesta
sucesivamente al sol y ala irradiacion, esta representadapor
la media de los dos primeros termometros comparables con el
tercero, cuyas indicacioues tieneu el valor de las coraunmen-
te apreciadas. Aunque no se hayan repetido en bastantes lo-
calidades esta clase de observaciones, puede suponerse con
Alfonso Decandolle que la lemperatura media, correspondien-
te a las estremas de insolacion y de irradiacion, sea propor-
cional en todos los climas a la media obtenida por el proce-
dimiento ordinario a la sombra; de modo que los puntos si-
tuados en las mismas lineas isotermicas, las cuales hace pasar
el mismo Decandolle por donde la lemperatura es igual du-
rante un periodo semejante de tiempo, deben hallarse tam-
bien juntas en olras lineas trazadas conforme a las medias
correspondientes a las estremas de insolacion e irradiacion
Los resultados obtenidos hasta ahora en los climas templados
de Europa, ofrecen entre las temperaturas medias, obtenidas
de uno y otro modo, diferencias que varian segun los meses, y
que llegan a esceder en 4" 6 algo mas. Fuera muy conve-
niente que en el mediodia de Europa, y particularmente en
Espafla, se hiciesen observaciones termometricas, que condu-
180
jesen a verificar los resuUados indicados; siendo bajo esle as-
pecto incorapletas e insiificicntes ias consignadas desde enero
de 1855 en la Revisla de los progresos de las ciencias.
Lo interesanle sobre todo es saber hasta que punlo los ve-
jetalesson influidos por la iiisolacion y la irradiacion noclur-
na. El variado color de la superficie delasplanlasmodifica se-
guramenle la accion de ambas causas de calor. haciendo mas
6 menos comparables las mismas plantas en este concepto al
termometro tenuamente cubierlo de tierra, ya que eslo sea
preferible a ennegrecerlo; y ademas las partes solidas de las
plantas no pueden calentarse del raismo modo que el liquido
contenido en el termometro, y particularmente siendo el li-
quido metalico, como lo es de ordinario. Por otra parte, du-
rante el dia un rapido ascenso de la savia y una abundanle
exhalacion moderan la accion del calor solar, mientras que
la irradiacion obra de noche con mayor libertad. La direc-
cion de los tallos y de las hojas, la sorabra que se prestan las
ramas, la esposicion al Norte 6 al Mediodia, y otras circuns-
tancias parecidas, modifican seguramente la accion de los ra-
vos solares y de la irradiacion noclurna. En consideracion a
estos motives por lo que toca a los vejetales deben rebajarse
algo las diferencias observadas entre las temperaturas medias
ordinarias y las correspondientes a las estremas de insolacion
e irradiacion, con tanlo mayor fundamento cuanto que se ve
comprobado diariamente, por lo menos en los climas templa-
dos, no ser muy considerable la anticipacion de los fenome-
nos de la vida vejetal bajo el influjo de una insolacion mas
coraplela; ni tarapoco a la sombra, 6 mejor entre sol y som-
bra es muy graude el retardo de los misraos fenomenos.
Para averiguar con cerlidumbre los efectos del calor so-
lar sobre los vejetales, es lo seguro fijar la atencion en estos,
y hacerlos objeto de observaciones directas, mas bien fisiolo-
gicas que puraraente fisicas, unico medio de tomar a la vez
en cuenta los efectos quimicos de la luz solar sobre la veje-
tacion, los cuales seria imposible reconocer con el mero au-
xilio del termometro. Dos son las maneras de estudiar los ve-
jetales bajo el punlo de vista indicado: la primera consiste en
eiaminar el influjo de la esposicion al Norte 6 al Mediodia en
181
las monlaflas, porque la diferencia de la altura alcanzada por
cada especie en una y olra esposlcion puede ser apreciada en
grados termometricos; y en efeclo, basla saber que la disnii-
nucion de 1° observada en la temperatura media anual cor-
responde en una raontana por ejemplo a ISO melros, para de-
ducir que en la misraa una especie espuesta al Mediodia a
300 metros de altura indica una diferencia de 2°; la segunda
manera se reduce a observar las epocas relalivas de la folia-
cion, florescencia y madurez en plantas de idenlica especie,
en el mismo pais y aiio, al sol y a la sorabra, lo cual da por
resultado algunos dias de anticipacion de los pies espuestos al
sol: y lomando la temperatura media de la sombra durante
los dias corridos antes de verificarse aquellas funciones en
las plantas diversamente situadas, debe multiplicarse respec-
lo de cada una el numero de dias por el de grados correspon-
dientes a su temperatura media, y la diferencia de los pro-
duclos espresa en grados termometricos los efectos de los ra-
yos solares con baslante aproximacion. auncuando pueda va-
riar algo segun los paises, las eslaciones y losafios.
Los hechos reunidos y comparados por Alfonso Decandolle
conforrae a las dos maneras propuestas de reconocer los efec-
tos de los rayos solares sobre la vejetacion, suministran re-
sultados bastanle importantes. En cuanlo a la primera no se
puede menos de tomar en cuenla la diferencia de latilud, y
por esta razou en Europa a una latitud media, 6 sea entre 44
y 47", da por resultado que la accion directa de los rayos ca-
lorificos y quimicos del sol produce sobre las plantas el efecto
de 1° medido por un lermometro colocado a la sombra, mien-
tras que a la latitud de 37" el mismo efecto se eleva a 2°, 3.
La segunda manera de examinar la accion directa de los ra-
yos solares sobre las plantas ha producido en Ginebra, situa-
da a 46° de latitud, *cl efecto de 3", 5 durante el periodo de la
aclividad vejetaliva, contado desde abril hasla mediados de
setiembre; y puede suponerse aquel efecto aumentado has-
la 5° 6 6" en los meses mas calienles, y reducido a 1° 6 2**
en primavera u otoiio, ademas de variar segun el grado de
nebulosidado trasparencia de la atmosfera. Estos resulfados,
que Alfonso Decandolle no presenta como bases cierlas, y so-
182
lamcnle como aproxiniaciones, concuerdan bastante con los
obtenidos medianle dos lerraomelros, iino espueslo al sol y
Giro a la irradiacion iiocturna, del mode antes esplicado.
Aparece claro que lodavia se necesila mulliplicar las ob-
servaciones para graduar con la exactilud posible los efectos
de los rayos solarcs sobre la vejelacion. La siluacion en la
parte oriental li occidental de un continente bajo la misma la-
litud hace variar los indicados efectos respecto de los cor-
respondientes a la situacion central; ypor esto, si en elcenlro
de Europa durante lo templado del ano esperimentan las plan-
tas espuestas al sol el efecto de 2" medidos por un termorae-
Iro colocado a la sorabra, es de suponer que al Oeste en In-
glaterra sea el efecto de 1",5 6 el de 1°, y al Este en Hungria
de 2°, 5 6 de 3°, viniendo a resultar una diferencia de 2''entre
los paises occidentales y orientales en latitudes medias; lo
cual da la suma de 306" para los 153 dias comprendidos de
mayo a setiembre, y la de 428° para los 214 dias corridos
de abril a octubre: niimeros que tienen solamente un valor
aproximado. En latitudes muy diferentes varian mucho mas
los efectos de los rayos solares sobre la vejetacion; y es sen-
sible que en los paises calidos, 6 siquiera en los meridionales
de Europa, no se hayan hecho observaciones que puedan com-
pararse bajo este punto de vista con las verificadas en el cli-
ma del centro de la misma Europa: pero se sabe comunmente
cuanto aumenta la fuerza de la accion directa del sol a me-
didaque se adelanta hacia el Mediodia, en lerrainos de con-
venir la sombra a ciertas plantas; y por otra parte no se des-
conoce que uno de los malos efectos de la accion solar en los
paises meridionales es desecar escesivamente el suelo, y en
particular doude no llueve durante el verano. En tanto que
las observaciones direclas no demuestren otra cosa, puede
suponerse de li 6 6° el efecto de la accion (lirecla de los rayos
solares sobre la vejetacion, 6 sea el que debe anadirse al de
la lemperatura esperimentada a la sombra por las plantas.
Deben considerarse las tcmperaturas bajas en cuanto son
dafiosas 6 iniitiles a los vejetalcs. Consideradas bajo el primer
aspecto no debe olvidarsc que muchas de las superiores aO",
como las infcriorcs, son capaccs de malar diversas plantas; y
i
183
tambien ti pesar de la contraria crceneia generalizada hasta
aliora, cs prcciso rcconoccr que piicden conjelarse raomcnla-
neamonle los liquidos conlenidos en los organos mas delicados
de miichas planlas sin que estas sufrau necesariamenlc algun
daflo; pero los transitos repentinos de temperaluras demasiado
bajas a otras moderadas son muy nocivos, obrando por esla
razon Ian perniciosamente los rayos solares sobre las partes
que acaban de esperimcntar mucho frio; y a pesar de todo no
se crea que una lemperalura igualmente baja produzca sicm-
pre identico efecto sobre una misma planta, porque la dura-
cion del frio, el eslado de la planla, su edad, la huniedad del
suelo y del aire, la naturaleza del terrene y la presencia de
la nieve, son causasque iofluyen mucho. Las temperaturas
bajas que se tienen por iniitiles, son todas cuantas, sin daiiar,
no promueven ni activan la vejetacion; habiendolas inferiores
6 superiores a 0° segun las plantas, porque cada especie para
iniciar su vejetacion necesita una temperatura determinada,
que por ser punto de parlida puede considerarse como 0° res-
pecto de la especie vejelal correspondienle: y de ello se in-
fiere que las temperaturas medias y estremas , calculadas de
la manera ordinaria, no estan exaclamenle relacionadas con
los fenomenos de la vejetacion, siendo necesario por tanlo
eliminar las temperaturas inutiles a las plantas que se consi-
deran, 6 bien a las funciones de las misraas que sean tomadas
en cuenta.
La eliminacion de las temperaturas inferiores a 0" del ler-
mometro tienc que ser comun a todas las plantas, no vcjetando
ninguna con grades negatives, aun cuando viva sin esperi-
raentar dauo; y esla eliminacion es sobre todo indispensable
respecto de los climas generalmenle frios, 6 muy frios en in-
vierno, porque en ellos distan mas de ser aplicables al estu-
dio de la vejetacion las temperaturas medias, en cuyo calcu-
lo, heclio del mode ordinario, influyen cantidades negativas,
a veces bastanle importantes para producir en aquellas una
disminucion considerable. Pero seria muy dificil hacer la de-
bida correccion bajo este punto de vista en todas las tempera-
turas medias termometricas, fundadas en datos mas 6 menos
disperses y no todos publicados; de manera que es prefcrible
184
siraplificar la operaciou, adoptando el m6lodo propuesto por
Alfonso DecandoUe, conlbrme al cual se toma encuenlasola-
raenle la suma de temperaturas raedlas coniprendidas enlre
el dia, cuya media empleza a subir de 0", y en el que la mis-
ma desciende a igual grado, desapareciendo asi miicha parte
del error, aunque no dejen de ocasionarse otros de alguna
consideracion para los climas estremados.
Respecto de las temperaturas bajas supcriores a 0°, (|ue
son iniitiles a diferentes plantas, larabien es necesaria la cor-
reccion, aunque de no eliminarlas resulten errores menos ge-
nerales e importanles que los originados por las temperaturas
negativas. Como la temperatura ulil para cada especie y para
cada una de sus funciones podra ser superior a 1", 2", 3", etc.,
se hace precise uu calculo bastanle largo y complicado,
cuyos resullados obtenidos por Ritler desde 0° a 9° para to-
dos los meses del ano 1847 en Ginebra ha publicado Alfonso
DecandoUe, patenlizando la manera de presentar las sumas de
temperaturas utiles por meses y al ano en diferentes casos.
En lugar de calcular, como lo ha hecho Ritter, puedense con
mayor sencillez y bastante exactitud averiguar las sumas de
temperatura utiles, parliendo de 1", 2°, 3°, etc., segun los
casos, y para ello basta sumar las temperaturas medias de los
dias compreudidos enlre los dos que las tengan iguales al su-
bir y al bajar de los grados indicados coraoinutiles.
Puedentambienexaminarse las temperaturas altas en cuan-
to son danosas 6 iniitiles a los vojetales, aunque no exista la
posibilidad de hacer en las temperaturas, observadas del mo-
do ordinario, correcciones que conduzcan a la exactitud. Se
sabe demasiado que el calor escesivo contraria algunas fun-
ciones, e impide la exislencia de muchas plantas que, como
las alpinas y otras, no lo soportan; pero lambien es cierto que
las temperaturas demasiado alias para unas especies no lo son
para otras, y ademas igual grado de calor produce diverso
efecto sobre identica especie segun se halle acompanado de se-
quedad 6 de humedad. Es asimismo indudable que una doble
temperatura no duplica el efeclo sobre una planla cualquiera; lo
cual equivale a decir que el influjo del calor sobre las plan-
tas no es exaclamente proporcional al auraento de tempera-
185
tura, parlicularmente desde que esta pasa de la media mas
convenienle a cada especie.
Obra la temperatura de diverse modo sobre las planlas,
segun la epoca de su vejelacion, y por esto no produce los
mismos efectos que en la primavera una temperatura igual en
olofio, cual se esperiraenta generalmente en Europa, siendo
raro que la florescencia se repila en la ultima de aquellas
epocas; ni tampoco el calor fuerte, Ian propio para madurar
las semillas, es beneficioso a muchas plantas en el primer pe-
riodo de su vejetacion. Hasta en los climas mas uniforraes du-
rante fodo el ano, como lo es el de la isla de Madera, produ-
ce la temperatura diversos resultados en los sucesivos perio-
dos que recorren las planlas en cada afio, cayendoseles las
hojas y reposando mas 6 menos tiempo, cuando la tempera-
tura no deja de ser semejante a la de verano en el centro de
Europa. El calor debe estar acompanado de luz para que
obre con bastante intensidad; y sin considerar estos agentes
susceptibles de variar su modo de accion, es lo cierto que el
estado variable de las planlas da lugar a diferentes efcclos,
como acabade verse.
Creese generalmente que las estremadas y repelidas va-
riaciones de temperatura son favorables al desarrollo de los
vejetales, y sin embargo no hay en ello lanto de verdad como
a primera visla parece. Respecto de las variaciones anuales,
dejando a parte los paises en que la desigualdad de tempera-
tura esta acompanada de sequedad durante el verano, basta
fijar la atencion en muchos de los constanlemente humedos
para convencerse de que los hay con frondosa y diversificada
vejetacion, siendo la temperatura muy uniforme: asi sucede
en los climas ecuatoriales, en los templados y monotones de la
isla de Madera, de las Azores y del nordoesle de America,
como tambien en los frescos del hemisferio austral. Sin em-
bargo, Quetelet alribuye venlajas a las variaciones bastante
amplias, 6 mas bien ha emitido la opinion de que las planlas
necesitan ciertos grades de calor, los cuales van recibien-
do diariamente por efecle de las variaciones, y se inclina
deraasiado en favor de la hipotesis de que la temperatura
obra sobre las plantas como la suma de los cuadrades de los
186
numeios empleados para espresarla, y no prccisamente como
la suma dc estos: y asl seguii el mismo, dos dias con Icmpe-
ratura dc 10" en priraavcia no pueden producir d mismo cfec-
to que un solo dia con tempcralura de 20'. Perono eslancom-
probadas lodavia estas aserciones por medio de esperiraentos
decisivos, cuales serian los que se hiciesen en invernaculos,
donde se colocasen individuos de una misma especie someli-
dos a temperaturas uniformes 6 variables dentro de limites
determinados, y Alfonso DecandoUe pone en dudaquelas va-
riaciones de lemperatura, como tales variaciones, sean real-
menle ventajosas a la vejetacion, raanifeslando ademas que
los efeclos de las mismas deben ser diversos segun el momen-
to en que se verifican y los grados del lermometro que recor-
ren. Por consiguienle los cambios termomelricos algo frc-
cuenles y considerables seran ventajosos 6 contraries a la ve-
jetacion, aunque no como cambios, y solamentc en razon dc
los limites superiores 6 inferiores que traspasan.
La accion del calor, en concepto de todos, no puedc ser
apreciada exactamente sin tomar en consideracion cl tiempo,
6 sea la duracion de la misma, aunque no haya bastanle
conformidad sobrc la manera de combinar en los calculos
acertadamente los valores correspondientes a la tempcratura
y al tiempo. Lo primero que ocurre y lo mas anliguo es su-
mar las temperaturas medias, dia por dia, durante la epoca en
que se desean apreciar los efectos calorificos; pero so ban co-
metido notables errores al aplicar este melodo, ya parlien-
do de una epoca arbilraria del afio, ya conlando los grados
negatives del tcrmometro, y ademas entre otras cosas por ha-
ber calculado mal las temperaturas medias diarias. El melo-
do aplicado por Boussingault a las plantas annates, y en par-
ticular a las cereales sembradas en primavera, consiste en
sumar las temperaturas medias de los dias corridos desde el
de la siembra basla el de la cosecba; y sin negar que asi se
obtcngan resultados bastantc salisfactorios respeclo de las
plantas indicadas, es indudable que aquel prescindio do va-
rias causas capaces de producir errores de alguna considera-
cion. Efeclivamcnte fijc) con un poco de arbitrariedad cl prin-
cipio y el fin dc la vcjclacion dc cada planta; tomo en cucnta
187
las temperaturas demasiado hajas, y probablemente algunas
negalivas; deseslimo la accion de los rayos solarcs; y dejo de
nolar las variedades de cereales cullivadas, y las circunslan-
cias diferentes de su cultivo. A pesar de lodo, es muy lilil este
metodo, que Alfonso Decandolle acepta con algunas modifica-
ciones, habiendolo comprobado por medio de observaciones
hechas al sol y a la sombra sobre plantas anuales, que le ban
dado resultados en apoyo de las sumas de las temperaturas
medias, como medio de apreciar los efectos del calor sobre la
vejetacion, salvas algunas difereneias dependientes de varias
circunstancias. No se ha inclinado Quetelet de igual manera
en favor del mismo metodo, que acaso no hallo suficiente por
haberlo empleado respecto de las epocas de foliacion, flores-
cencia y madurez en diversos paises y anos, sin haber elimi-
nado las temperaturas bajas, que alteran mucho los calculos
cuando se trala de plantas perennes, pareciendole por tanto
preferible tomar las sumas de los cuadrados de los niimeros
que espresanlas temperaturas medias; pero ya se ha indica-
do que esta hipotesis no esta sulicientemenle comprobada, y
los esperimentos hechos por su autor con este objeto no se
hallan exentos de objeciones. Ha propuesto Babinet un tercer
metodo, fundado lambien en una hipotesis, como es suponer
que la temperatura obra proporcionalmente a la intensidad de
la causa y al cuadrado del tierapo, lo cual no esta demoslrado
por esperimentos hechos al efecto; y de todos modes no es
creible que hipotesis semejantes scan aplicables a maquinas
organizadas, cuya marcha esta sujeta a muchas fuerzas, yque
no funcionan conforme a leyes flsico-matematicas. En ultimo
resullado, las sumas de las temperaturas utiles se aproximan
bastanle a la exactitud; y aun cuando no sea completa por con-
tarse las temperaturas demasiado bajas superiores a 0° y las
demasiado altas, hay que pasar por ello, siendo impractica-
bles respecto de todas las plantas los muchos esperimentos
necesarios para evilar todas las causas de error.
Si el pendulo-termometro de Edmundo Becquerel llegasc
a ser modificado de manera que contase los grades superiores
a 0°, 1", 2", etc., se averiguarian las temperaturas utiles con
la mayor facilidad, y lo mismo sucedcria^on la invencion de
188
un termometrografo que marcase las temperaturas superiores
a grades determinados.Entretanlo es menesler valerse de los
termometros y de los metodos ordinarios, mas 6 raenos apro-
ximalivos, segun va espucslo.
Como quiera, la suma de las temperaturas utiles, es decir
la de las medias superiores a 0°, 1", 2", 3°, etc., calculadas
per dias 6 por meses, es diferente en cada localidad, y puede
serlo en cada ano, constituyendo uno de los caracteres del
clima que mas importancia ofrecen respecto de la vejeta-
cion. Lo mas asequible conforme a las observaciones meteo-
rologicas actualmente existentes es delerminar para cada lo-
calidad los dos dias del ano en que la temperatura media litil
llega a sus limites, y multiplicar la suma de los dias interme-
dios por los grades de temperatura media correspondienle a
estos mismos. Aunque lo mejor sea hacer el calculo parlien-
do de las temperaturas medias diarias, tambien puede fundar-
se en las medias mensuales 6 en las medias determinadas por
decadas, no obstante que se origine asi algun error en la suma
total de los grades de calor util. Climas hay correspondientes
a diferentes lineas isotermicas, y conformes a pesar de ello
en cuanto a la sumade calor lilil, partiendo de tal 6 cual 11-
mite; heche que no debe parecer estrane, considerando que
las lineas isotermicas se ban establecide con relacion a la tem-
peratura media sin esclusion de las inutiles 6 perjudiciales a
determinadas plantas.
«En una palabra, como dice Alfonso Decandolle, si se su-
»ponen utiles a diversas especies de planlas 6 de animales
»temperaturas diversas baje el aspecto de su minimum 6 de su
))totalsuma, se encuentran respecto de cada localidad climas
Mcencordantes bajo lineas isotermicas muy diferentes. Si en la
» carta de Europa 6 de los Eslados-Unidos se trazasen lineas
))por los punlos que tienen, a parlir de 5" por lo menos, una
))suma de 3000°, se podrian trazar tambien otras lineas casi
»paralelas por los puntos que luviesen, a partir de 5°, sumas
»de 3100, 3200, 3300", etc.; pero este sistema de lineas estaria
»cruzado primeramente por otras que pasarian por los pun-
»tos que tienen a partir de 6", sumas de 3000, 3100, 3200", etc.,
))y despues por lineas que pasarian por puntos que, a parlir
189
»de 4°, lienen sumas de 3000, 3100", etc. La carta quedaria
))cubierla de lineas cruzadas, y en todas partes habria niime-
))rosas concordancias de clima.» Claro es que todo esto tiene
su principal aplicacion a los climas de las regiones templadas
y boreales, puesto que en los ecuatoriales, si se prescinde de
las montanas elevadas, son las temperaturas altas y por tanlo
completamente utiles, pudiendose obtener en ellos las sumas
de temperatura, valiendose de las medias ordinarias. La re-
particion desigual y variable de la humedad es la causa prin-
cipal de la diversidad de los climas ecuatoriales.
Presenta Alfonso Decandolle en su Geografia botdnica
razonada un cuadro que contiene las sumas del calor litil, par-
tiendo de diversos grados respecto de diferentes localidades
del hemisferio boreal, aunque ninguna de Espana; y convie-
ne Irasladar aqui algunos fragraentos de este trabajo, para que
sirvan de modelo a quienes con datos suficientes puedan hacer
calculos semejantes respecto de localidades de nuestra Pe-
ninsula, baslante diferentes por su cliraa.
Los observatorios de Madrid y de San Fernando poseen los
datos necesarios para fundar estos calculos en las temperatu-
ras medias diarias correspondientes a una porcion de aiios con-
forme al termometro centigrado; y la ciencia de las plantas,
inclusa la que tiene por objeto su cultivo, espera merecerles
un servicio cuyas consecuencias seran por de pronto demos-
trar mas y mas la utilidad de las observaciones meteorologi-
cas. Los profesores que las hacen en otros puntos de la Penin-
sula, tales como Oviedo, Santiago, Sevilla, Malaga, Valencia,
Barcelona, Yalladolid, etc., se hallan igualmente en el case
de contribuir a lo misrao desde luego, partiendo de los datos
ya existenles.
Al exarainar la influencia del calor sobre la distribucion
de los vejetales se ha indicado algo acerca de la ejercida por
la luz solar, y poco hay que afiadir relativamente a ella en
especial, baslando recordar cuanto de su accion quimica so-
bre la vejetacion ensena la fisiologia. Los paises proximos al
Ecuador gozan de una luz mas intensa, al contrario de los
proximos a los polos, donde ademas de dirijirse la luz obli-
cuamente es debilitada con frecuencia por lo nebuloso de la
190
atmosfera, y falla durante una parte del ano, aunque dura mu-
cho on verano, activando la vojelacion lo baslante para que
recorra todos sus periodos en poco tiempo. Efecto seniejantc
se observa en las montafias elevadas, obrando en ellas la luz
durante mas tiempo y con mayor intcnsidad que en los terre-
nes bajos. La oscuridad de las cavernas y la de los bosques,
6 su escesiva sorabra, inlluyen indudablemente en la vejeta-
cion que abrigan, siendo muchas las planlas criptogamas que
viven mejor bajo el inllujo de una luz debil, micntras que la
mayor parte de las plantas fanerogaraas exijen la claridad del
dia y la accion solar.
191
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192
VARIEDADES.
Cantidad de dzoe que contienen las diferentes partes de dislintas
pajas. Mr. Y. Pierre ha hecho esperiencias comparativas sobre la dosis
(le azoe de las diversas clases de pajas que comunmente so dan como for-
raie. Los resultados de sus trabajos.se resumen en los numeros de la si-
guiente tabla.
Natiiraleza de las sustancias.
Paja de trigo dorado (entera)..
Paja de trigo riibion (entera)..
Idem espigas vacias
Idem hojas
Idem parte superior de la cafia .
Idem parte inferior
Zurrones de trigo candcal ....
Id. otra variedad
Id. id
Id. id
Id. id
Zurrones de trigo rubion
Id. de trigo bianco
Id. de otro rubion
Paja de colsa entera
Id. pedunculos y membranas de
las silicuas
Id. ramitas porta-simientes.
Id. tercio superior do las caiias
y raraas
Id. parte inferior
Id. silicuas
Id. pies con sus raices
Paja de trigo moruno (sin abo
nar)
Id. (fosfatado)
Id. parte superior, '/j casi. . .
Id. parte inferior
Materia sena
Aioe de materia
Azoe do niatcri
[)or 100.
scca por •100.
normal por 1 00.
79,4
0,61
0,48
8.5,0
0,40
0,34
80,1
0,78
0,62
81,9
0,58
0,48
85,4
0,46
0,39
84,4
0,28
2,24
8t,4
0,G2
0,50
82,3
0,93
0,77
82,1
0,76
0,62
81,8
0,68
0,36
85,9
0,60
0,51
81,8
0,87
0,75
80,1
1,26
1,02
80,0
1,35
1,08
80,1
0,53
0,43
80,5
0,88
0,71
78,5
0,68
0,71
76,6
0,50
0,39
80,8
0,48
0,39
82,0
0,73
0,60
81,8
0,51
0,42
74,9
1,40
1,05
81,3
0,65
0,53
82,3
0,83
0,68
80,7
0,55
0,44
N." 4."-REVISTA DE CIENCIAS.-A6n71856.
CIENCI4S EXACTAS.
JlHTROMOIIIJi.
JSiievas tahlas lunar es ; por Mr. Hansen.
(Cosmos, 26 eneru 1853.)
E
L profesor Hansen, en una carta al aslronomo real Mr. Ai-
ry, le da unos detalles llenos de interes referenles a la cons-
Iruccion de sus nuevas tablas lunares, y acerca de algunos
puntos de la teoria de la luna dependientes de la conforma-
cion de nuestro satelite relativamente a su centro de grave-
dad. «Por lo que hace a las tablas lunares, dice Mr. Hansen,
tengo tan adelanlada su formacion, que representan las obser-
vaciones individuales de la luna con un grado de exaclitud
casi comparable a la de la observacion de las estrellas. Des-
pues de correjido el valor senalado primitivamente a losele-
mentos elipticos y coeficientes de las perturbaciones, correc-
ciones que linicamente podia dar a conocer con exaclitud la
observacion, he comparado las observaciones de Greenwich
con mis tablas sin hacer eleccion alguna, y he visto que los
errores medios eran de 2", 62 en la ascension recta, y 2",10
en la declinacion. Pero eslos errores no se diferencian esen-
cialmente de los que afectan por lo regular las observaciones
de las estrellas fijas; las tablas de Burckhardt hubieran ofre-
cido errores medios de 5", 25. La comparacion con las obser-
vaciones de Bradley da 3", 78 como error medio en ascension
recta, y S",70 en la declinacion; cuyo resultado es mas satis-
TOMO VI. 13
194
faclorio dc lo que debia esperarse. La armonia con las obscr-
vacionesde Dorpat es verdaderaraente maravillosa.
Los nuevos elementos de la orbila liinar son los siguicn-
tcs: 1800 enero 0''0i>; tiempo medio de Greenwich.
Longitud media de la liina 335" 43' 26",71
Longilud del perigeo. . . •. 225 23 53,06
Longitud del nodo ascendente. . . 33 16 31,15
Los movimientos raedios tropicales en 100 anos Julia-
nosson:
De la longitud media 307." 53' 39", 61
Del perigeo 109 3 2,46
Del nodo —134 8 59,61
Excentricidad de la orbita 0,05490307
Inclinacion 5°8'45'',21
Coeficientedela ecuacion paralactica. 125'',705
Coeficientes de las desigualdades: en longitud 7'',624; en
latitud 8",382.
La diferencia entre los diametros liorizonlales 6 verticales
de la luna es sumamente pequena, y llega solo a 0',15.
Sentimos que no nos sea posible reproducir el relalo que
hace Mr. Hansen del metodo que ha adoplado para la cons-
truccion de las tablas, y del cmpleado para determinar los ele-
mentos; pero nos detendremos algunos instantes en considera-
ciones muy importantes y curiosas acerca de la forma fisica
de la luna. Mr. Hansen habia deducido de la teoria el siguien-
te teorema: si no coinciden los centros de gravedad y de figu-
ra, en ese caso deberan raultiplicarse todos los coeficientes
de las perturbaciones de la longitud media por un factor cons-
tante, funcion de la distancia entre dichos dos centros. Si el
de figura de la luna dista mas de nosotros que el de grave-
dad, el factor constante ha de ser menor que la unidad; si, por
el conlrario, el centre de figura dista menos, entonces sera
mayor que la unidad el referido factor. Discutiendo repetidas
veces Mr. Hansen las observaciones de Greenwich y de Dor-
pat, siempre le ha resultado que el factor era mayor que la
unidad, yproximamenteigual a 1.0001544; y aunque la dife-
195
rencia con ella es corta, sin embargo es cierta. Por conse-
cuencia no coinciden los centros de gravedad y de figura, ha-
llandose este cerca de 39000 metres mas proximo a nosolros
que el primero. Dobe por tanto existir una diferencia consi-
derable de nivel, cliraa y otras circunslancias fisicas entre
ambos hemisferios de la luna; el que se halla vuelto hacia
nosolros y el que se nos ocultasiempre. Puesto que las capas
de densidad homogenea ban de disponerse simetricamente al-
rededor del centro de gravedad, y si la forma de la luna es
esferica, resuUara de la anomalia indicada que el centro del
hemisferio visible de la luna se balla elevado 59000 metres
sobre el nivel medio, y el centre del invisible otros 59000
metres y tal vez mas bajo dicbo nivel. La elevacion relativa
del primer centro y la depresion del segundo seran aiin mas
considerables si es la luna un elipsoide cuyo eje mayor seha-
lle en direccion de la tierra. Suponiendo que las cosas suce-
denasi, ^debe causar admiracion que la luna, vista desde la
tierra, se presente completamente desnuda, privada de toda
atmosfera, sin apariencia alguna de vida vejetal 6 animal? Si
existiese en la superficie de la tierra una montaiia cuya altu-
ra fuera proporcional a la del centro del bemisferio visible de
la luna, 6 de 216000 metros, tampoco se descubririan en su
ciispide senales de atmosfera ni de vida. Pero puede suceder
lo contrario en el hemisferio invisible de la luna, a causa de
la menor distancia del centro de gravedad, 6 de la depresion
bajo el nivel medio. Es pues posible, y aun probable, la exis-
tencia de una atmosfera en dicho hemisferio, y con ella pue-
den seguir su curso los fenomenos dela vida animal 6 vejetal.
A la inmediacion de los hordes de la luna existe la condi-
cion del nivel medio, y por consecuencia se pueden descubrir
alii senales de una atmosfera, y efectivamente eso es lo que
ha conseguido Mr. de Cuppis.
Si tratamos ahora de averiguar las causas de la no coinci-
dencia de los centros de gravedad y de figura, se podra ad-
mitir que las espansiones volcanicas y otras fuerzas interio-
res ban hallado menos resistencia para manifestarse en el he-
misferio visible que en el oculto; y que por consiguiente, los
levantamientos dela superficie con disminucion de la grave-
dad, han sido mas considerables en la parte supeiTicial de la
lima vuclta hacia la lierra. Mr. Hansen se halla larabien in-
clinadoa mirar las aparienciasde la superficie lunar conocidas
con el nombre de arroyos 6 rastros de luz, conio iinas grielas
6 hendiduras producldas por esos enormes levanlamientos 6
hundimienlos. Eslas consccuencias de la teoria analilica nos
han sorprendido sobremanera; los astronomos ni siquiera ha-
bian sospechado su exislencia, viniendo a abrir el campo a
nuevas conjeluras.
CIENCIAS FISIC4S.
QUllIlCi^ IMDIJSTRIAL..
Sobre los aceites y sus falsi ficaciones; por Mr. C. Calbert.
(An. dc Oiiim. y fis., octubre 1834.)
Hay una gran canlidad de aceites que so usan para las
maquinas, lanas, etc.; babiendose introducido varias especies
en el coniercio: y para soslener la concurrencia hay una gran
propension a falsificar las mas caras.
Llamado con frecuencia a examinar muestras de aceites
del comercio, be visto que eran demasiado generales en su
aplicacion para que me diesen resullados satisfaclorios, los
procedimientos conocidos para descubrir las falsificaciones.
Asi pues el procediraiento delicado que recomienda Mr. F.
Boudet, principalmenle para reconocer la pre.sencia de los
aceites secantes en el de olivas por medio de la accion del
acido hiponitrico; el del diagometro de Mr. Rousseau, basado
en la conduclibilidad del aceite de olivas para la electricidad
comparada con la de los deraas aceites, aunque escelentes
para indicar una falsificacion, no bastan para caraclerizar el
aceite con que se ha hecho.
Para distinguir una clase de aceites de otra tenemos el
nietodo de Mr. Fan re, que consiste en un linte ya oscuro ya
negro, que toman esclusivamente los aceites de pescado es-
puestos a una corriente dc cloro; el proccdimiento de Mr. Mau-
mene, con cuyo auxilio se pueden di.stinguir los aceites se-
cantes de los que no lo son, atondiondo a que estos, cuando
se mezclan con acido sulfiirico couccnlrado, produccn una
198
temperalura mucho mas elevada. Uv. Felhingha probado lil-
liniamenle a dar mayor precision a eslc procedimienlo, que
no obstante no es aun del todo satisfactorio.
Otros varios mediosse ban propuesto, pcro los caracleres
que dan no son bastanle claros para usarios con seguridad.
Tal es el procedimienlo de Mr. Faure, que consiste en anadir a
los aceites una cantidad dada de amoniaco causlico, y en ob-
servar despues de la mezcla la apariencia particular y el lin-
te bianco 6 amarillo que ofrece el liquido espeso. Lo raismo
sucede con el metodo propueslo por Mr. Heldenreicb usando
el acido sulfiirico monobidralado, y con el de Mr. Diesel, quo
emplea el nitrico concenlrado: en este caso es tan violenta la
accion quimica, que las coloraciones caracterislicas que se
presentan al principio desaparecen rapidamente por conse-
cuencia de la destruccion de los aceites.
Estas observaciones me ban obligado aexaminar cual po-
dia ser en los aceites la accion de los referidos liquidos, pero
dilatados. Los detalles de los resultados que be obtenido se
ballan en las paginas que siguen.
La coloracion producida puede considerarse como deriva-
da de dos acciones quimicas dislintas:
1.^ Al parecer precede de ciertas malerias estraiias que
lienen los aceites en disolucion, y existen en las sustancias de
donde se los estrae.
2.' Se puede atribuir a que los acidos dilatados ejercen
indudablemente una accion en los principios crasos de los rais-
raos aceites, pues si se les anade a los tratados de este niodo
sal caustica, se obtiene un resultado distinto que cuando no
se ba aplicado priraero acido alguno. Esto se prueba con el
aceite de nueces, que da un liquido semisaponificado cuando
se mezcla solo con la sosa caustica de densidad de 1,340, y
una masa fibrosa si se Irata con el acido nitrico dilatado an-
tes de anadir el alcali.
Tal vez interese bacer nolar aqui que los aceites de pes-
cado ban ofrecido todos una reaccion diferente de la de los
otros aceites animates 6 vejetales; por consecuencia, en mi
opinion no solo el aceite de higado de bacalao es de compo-
sicion diferente de la que tienen los demas, como lo prueban
199
las observacionos de Mr. Winckler, sino que sucede proba-
blemente lo mismo con los aceiles de ballena y de marsopa.
La parte mas dificil de mis investigaciones ha sido la de
proporcionarme aceites de cuya pureza esluviese perfecta-
raeiitc segiiro; y para conseguiiio asi he tenido que valerme
de la bondad de mis amigos del Continente, que me ban pro-
porcionado mueslras loraadas en las mismas fabricas: y a pe-
sar de la seguridad de su origen, aiin he tomado la precau-
cion de cerciorarme de que carecian absolulamenle de mez-
cla, aplicandoles al efecto los diversos reactivos que descri-
bire mas adelante.
La razon por que he usado tan considerable niimero de
reactivos consiste en que son tambien muy numerosaslasfal-
sificaciones hijas de los intereses comerciales, y sumamente
delicadas las reacciones que ofrecen las sustancias organicas.
Recomiendo pues que se ensayen siempre comparativamente
aceiles tipos con aquellos que se supongan falslficados, y que
no solo se aplique un reaclivo de los propuestos, sino todos
los que produzcan una reaccion caracterislica con el aceite
somelido al enSayo.
Puesto que las reacciones que ofrecen los diferentes acei-
tes dependen de la fuerza relativa y de la pureza de los reac-
tivos, se debe poner la mayor atencion al prepararlos, y en
el modo y tiempo necesarios para que se haga sensible la ac-
cion quiraica; por lo cual apunlo estos detalles en cada reac-
tive.
Los procedimientos de que se trata aqui para reconocer
las falsificaciones de los aceites se fundan en la coloracion
que manifiestan en el contacto de los alcalis y acidos. Indi-
care sucesivamente los reactivos que me ban dado resultados
mas caraclerislicos.
Disolucion de sosa cdusiica. — Densidad 1,340.
Las reacciones que ofrece la siguiente tabla se obtienen
agitando 1 volumen del reactivo con 5 de aceite, mezclando-
los todo lo mcjor posible, y calentando la mezcla hasta el
punlo de ebuUicion.
•200
TABLA m\\. \.
COLORACIOiNES
PRONUNCIADAS.
Acciirs vcj
Accilus (If pfsc.ido.
•I;ilc5,
De delfin • • • • • • )
De caSamones
De lino
[ Amarillento.
De cachalote. . JRojizo.
De higado de bacalao. J
• 1 Parduzco.
' Espeso.
( Arnarillo.
( Fluido.
COLORACIONES ESCASAS 6 NULAS.
Aceitcs diiimalcs.
ilJlanco su-
cio.
Ligeramente
amarillento.
De manteca de cerdo . \ Blanco.
( Rosado.
Aoeilt'S vcjetales.
5«^°^^^• ) Blanco su-
I^eclavel { ^.^ ^^^^._
Je nneccs ( u^j^^^
De sesamo /
S*^ '■''^'"°- • JBIanco.
De araquida j
De galli'poli | . .,, ,
n I- > Amarillento.
De ohvas j
La sosa causlica de dicha fiieiza es sobre todo ulil para
distinguir los aceites de pescado de las olras clases, a causa
de la coloracion roja de los primeros; y Iiasta tal piinto es di-
versa, que 1 por 100 de aceile de pescado se puede descu-
brir/en los deraas. La precedenle labia se puede consultar
lambien cuando no se Irala de descubrir una falsificacion, y
si solo de la naluraleza misma del aceile. Asi, por cjemplo,
el aceile de canamones adquiere un color amarillo-pardo, y
se espesa tanto, que se puede volcar el vaso en que esta sin
verterse una gola, raientras que el aceile de linaza tonia un
201
color amarillo muclio mas brillante y se manliene lluido; el
aceile de araquida picscnla una raasa blanca, y se solidifica
con la adicion del alcali; lo mismo sucede con los aceites de
gallipoli y de colza; los denias se sostienen lluidos.
La causa de la diferencia de aspectos que presenlan los
aceites, de los cuales algunos se vuelven mucilaginosos niien-
Iras que otros se convierlen en granosos 6 fibrosos con la apli-
cacion de ese reaclivo, precede probablemente de la facilidad
mayor o meuor con que se saponifican. Siento no baber tenido
tiempo de estudiar con detoncion esle punto.
Accion del dcido sulfurico dilalado en los aceiles.
Como los efectos de dicho acido empleado con diferentes
grades en los aceiles que hemos lenido a nueslra disposicion
sou por lo general di versos unos de olros, y pueden ser uti-
les para descubrir algunas falsificaciones conocidas en el co-
mercio, describire por separado cada serie de reacciones.
Acido sulfurico de 1,475 de densidad.
El modo de aplicar este acido consiste en agitar 1 volu-
raen de reactive con 5 de aceile hasla que esten comple-
tamente raezclados, dejando luego reposar todo por espacio
de 5 minutos.
TABIA NUM. 2."
INCOLOROS.
Aceites uiiiiiJiile
De manleca. Blanco sucio.
Aeciles vejelales.
De araquida.
De clavel.
De colza.
De ricino.
Accites de pcscado.
De cachalote. ) „ ..
;lo de i
Do bigado de
bacalao ,
Carmesi-
202
COLOREADOS.
Accites uiiiiiialcs.
De casco de )
buey . • . • j
Amarillento
Accites vcjetalcs.
De oliva. . . \
De galh'poli ( Verdoso.
De sdsamo. j
Dc linaza. . Verde.
De cauamo-) Verde os-
nes ) euro.
De nueces.. Parduzco.
Las reaccioiies mas notables de esta labia son las que ofre-
cen los aceiles de linaza y canamones: la coloracion verde
que adquieren es tal, que si se usasen para falsificar cualquier
oiro aceite en proporcion de 10 por 100, acusaria facilraente
su presencia la linla verde que comunicarian a los demas.
La coloracion roja de los aceites de pescado que produce
este reaclivo se halla suficienlemente marcada para que sea
facil reconocerlos en los otros, aunque solo eslen en la mini-
ma proporcion de 1 por 100; pero cuando se liace mas visi-
ble la coloracion es en el monienlo de contacto del acido con
el aceile.
Acido sulfurico dc densidad de 1,530.
Habiendo obtenido con la aplicacion del acido precedente
cierto numero de reacciones caracleristicas, me he visto obli-
gado a ensayar la influencia de un acido mas fuerle mezclan-
do 1 volumen de el con 5 de aceile, y dejando reposar la mez-
cla durante 5 miuulos.
203
TABLA NllJl. 3."
COLORACIONES LIGER AS.
Aceiles animales
Aceitcs vejclalcs.
De manleca de cerdo. Blanco sucio. ! De olivas . . . Verde amarillento.
/"Blanco ligera- De s^samo. . Blanco sucio verdoso.
De casco de buey . . .1 mento par-
^ duzco.
De araquida. \
De clavel. . . ' Blanco sucio.
De ricino. . . j
De colza. . . Rosa.
COLORACIONES MARCADAS.
Aceites de pescado.
De cachalote ) d„-
Dedelfin H"-
De hi'gado de bacalao. Carmesi.
Aceites vpjelales.
De gallipoli }
De niieces juris.
De caCamones Gris oscuro.
De linaza. Gris sucio.
Como el aceite de cananiones, de linaza, pescado, galli-
poli y de nueces son los que toman con dicho reactivo iin
color diferente, se piiede descubrir sii presencia en los de-
raas aceites.
Acido sidfurico.—Densidad 1,635.
Se uso del mismo modo que los raencionados arriba, y la
coloracion se observo a los dos minutes del repose.
204
TABLA NDJI. 4."
INCOLOROS.
Aceiles vcjctalcs.
De clavel. . \
De sesamo. ' Incoloros.
De ricino.. )
COLORACIONES DISTINTAS.
Accitos de pescado.
Acollcs aniinalcs.
Aci'ites vejftalcs.
De cachalote. >
De manteca i
De olivas (pa-
De delfin. . . f Rojo parduzco
De lii'gado de t muy oscuro.
de cerdo. . 1 t, j
DecascodeP"'"'^''-
lido)
De caJjamones Verde.
bacalao.. . ■ '
biiey .... J
(osciiro) . . .
De linaza.. . .
De gallipoli..\
Dc colza ( Pardo.
De nueces. . . i
De araquida../
Llaraaie de iin modo especial la atencion sobre este aci-
do, pues he vislo que no solo produce reactivos distintos, si-
no tarabien muy diferentesde los que dan losacidos preceden-
tes. Sus coloraciones son de lal modo marcadas, que se pue-
den consullar en un gran niimero de casos de falsificacion. Asi,
por ejemplo, me ha sido facil descubrir un 10 por 100 de
aceile de colza en ei de olivas, aceite de sebo en el de mante-
ca, aceite de nueces en el de olivas, y aceite de pescado en el
de casco de buey.
Me ha sorprendido la diferencia de coloracion que toman
algunos aceites cuando se les trata con acido sulfiirico de dife-
rcnte fuerza: de este modo he visto (jue el aceile de gallipoli,
que cs bianco con el acido sulfiirico num. 1, se convierle en
205
pardo con el niim. 3; el aceite de colza bianco con el num. 1,
adquiere un color de rosa con el num. 2 y otro pardo con el
num. 3: cuyo resultado demuestra que el acido sulfiirico no
solo descompone los aceites, sino tarabien que un acido de una
densidadde 1,665 es el mas concentrado que puede emplearse
para obtener resultados, porque los aceites principian a car-
bonizarse con un acido de dicha densidad, baciendo imposible
la observacion de su color.
Accion del acido nitrico de diferente fuerza en los aceites.
Como consecuencia de las razones alegadas en la primera
parte de esta Memoria, lie hecbo uso del acido dilatado, y ob-
lenido una serie de reaccionesde las cuales algunas seran uti-
les para ciertos cases especiales de falsificacion, e interesan-
tes bajo el punto de vista de la influencia de la oxidacion en
los aceites.
Acido nitrico de densidad de 1,180.
En la tabla siguiente estan detalladas las reacciones que
be obtenido con auxilio de este acido, agitado con 5 volume-
nes de aceite y despues de 5 minutes de reposo.
TABLA NIB. 1."
INCOLOROS.
Aceites de pescado.
Animales.
Vejctalcs.
De higado de bacalao..
De manteca de cerdo.
De araquida.
De colza.
De clavel.
De ricino.
206
COLOREADOS.
Aceltes dc pesoailo
Deballena.M™"'''"*'""
\ to.
Dc dclfin. . Rosa.
T^ II' I- fVerdo-
De {Tallipoli, . 1
Dc cauamones. )
Verd c
sucio.
Dc sdsamo (na- \ .
ranjado).... Aman-
De linaza.
Este reactivo es baslaiite sensible para poder descubrir 10
por 100 de aceite de canamo en el de linaza, el cual toma la
tinta verde tan caracterislica del primero. El aceite de olivas
adquiere tambien el mismo color, pero de tan diverso tinte
que no es posible confundirla con el de canamo.
Acido nitrico de 1,220 de densidad.
Para aumentar la coloracion de ciertos aceiles, y que se
haga tan marcada que se descubra su presencia cuando se ha-
llan amalgamados con otros, me he valido de un acido mas
fuerte; la proporcion empleada y tiempo de contacto ban sido
los mismos que los citados arriba.
TABLA m. 2.°
Accitcs lie pcscado.
INCOLOROS.
Aniinalcs.
De higado de bacalao.
Vcjctalcs.
De manteca de cerdo. De araqiiida.
De colza.
De ricino.
207
COLOREADOS.
Dc pescado.
/Amarillo
De delfin. . Rojizo.
Animalcs.
De casco de ) Araarillen-
buey. ■ • . j to.
Vejetalcs.
De clavel (ro- j
Drnieces.'.p''j°-
De s^samo . . ;
De olivas . . . ) -.r i
Degallipoli.S^^^*'^-
f Verde par-
' ( duzco.
De linaza. . . Amarillo.
De cauamo.
Los principales caracteres de esta tabla los ban dado los
aceites de canamo, scsamo, niieces y marsuino, pudiendo ser-
vir sus reacciones para distinguir unos de otros; siendo estas
tan delicadas que dan a conocer su existencia cuando estan
mezcladas con otros aceites en la proporcion de 10 por 100.
Acido nitrico de 1,3^0 de densidad.
Se mezclo 1 volumen de este acido con 5 de aceite, y se
dejo reposar la mezcla por 5 minutos.
TABLA MM. 3.
INCOLOROS.
Aceites vejetalcs.
De araquida.
Dc colza.
De ricino.
208
COLOUEADOS.
Accilcs de pcscado.
De ballena.
De delfin. • • iti •
De higado de ( ^ '
bacalao. ,
Aoeitcs anlnia'cs.
De cascode I Amarillomuy
buey. . • . j palido.
De manteca )
de cerdo, . j
Pardo claro.
Aoeitcs Ncjctales.
De clavel . . \
De nueces j
(oscuro). . ;Rojo.
De sdsamo \
(oscuro). . ;
Deoliva. . . ) Verde pali-
De galh'poli. j do.
De caEamo-f Pardo ver-
I doso,
/"Verde con-
De linaza.
Tertido en
pardo.
Las coloraciones que acabamos de describir son muy mar-
cadas, y pueden usarse con gran ventaia para descubrir mu-
clias falsificaciones demasiado conocidas. Por ejemplo, es facil
cerciorarse si existe iin 10 por 100 de aceile de sesame 6 de
nueces en el deolivas.
En cuanlo a la presencia del aceite de clavel en el mismo
de olivas, como no es tan oscura la tinta como el de los pre-
cedenles, no se puede descubrir con certeza una falsificacion
tan ligera; pero si el ensayador abriga alguna duda en su
mente sobre si el aceite esla falsificado con el de sesamo, de
nueces 6 de clavel, puede asegurarse aplicando el reaclivo
descrito en la labia quesigue (la potasa caustica), y vera que
el aceite de nueces se vuelve semi-saponificado y presenla
una masa fibrosa, que el aceite de sesamo se espesa y produce
un liquido rojo bajo, y el de clavel da tambien una raasa es-
pesa, pero flotanle en un liquido sin color.
La aplicacion sucesiva del acidonitrico de 1,330 de den-
sidad, y de la sosa caustica de 1,340, puede tarabien em-
plearse con exito para descubrir las falsificaciones siguientes
quese presentan con frecuencia: 1." la del aceite de gallipo-
li puro no loma color alguno pronunciado con el acido nitrico
209
y con la sosa adquiere una consistencia fibrosa, mienlras que
los aceiles de pescado se coloran de rojo con el acido, y el
alcali los vuelve mucilajinosos; 2.° la del aceite de ricino con
el de clavel: el primero adquiere con el acido un tinte ro-
jizo, y la masa pierde con el alcali gran parte de su aparien-
cia fibrosa; 3." el aceite de colza con el de nueces: el acido
nitrico presta al primero un color rojo mas 6 menos intense,
que aun se pone mas subido con la adicion del alcali, y la
masa semi-saponificada aiin se bace mas fibrosa.
Las coloraciones marcadas que toman los diversos aceites
bajo la influencia de los fres acidos nitricos mencionados an-
tes, confirman las observaciones hecbas al principle de este
trabajo. La causa que ba impedido a los quimicos que me
ban precedido en estas minuciosas invesligaciones obtener re-
sultados satisfactorios para distinguir los aceites en las diver-
sas falsificaciones, ha side la imposibilidad de templar la vio-
lencia de la reaccion, e impedir que tome al momento lamez-
cla un color rojo 6 uaranja oscuro, sin distincionde matiz pa-
ra las diversas especies de aceites.
Sosa cdustica de 1 ,340 de densidad.
Las reacciones siguientes las be conseguido con 10 volii-
menes de este reactive y 5 de aceite que habia sido tratado
con el acido nitrico.
TABLA NilH. 4."
CONSISTENCIA FIBROSA.
Aceites animalcs. Aceites vejctales.
Dfi casco de biiey. Blanco.
De galli'poli. \
De araquida. ' Blanco.
De ricino. . . !
De nueces. . Rojo.
De cauamo. . Pardo claro.
14
210
CONSISTENCIA FLUIDA.
Do pcscado.
De cachalote.
De delfin.
Do hi'gado de ba-
calao.
De manleca de
cerdo.
Vejctalcs.
De oliTas.. )„i
De colza... j^l^"'^«-
Delinaza.. Amarillento.
De clavel. Rosa.
( Disolucion acuosa con una
De sesame.
\ tinta rojiza.
Anteriormente he citado algunas reacciones de las mas
lililes conlenidas en esta labia, por lo cual solo Uamare la
alencion sobre loscasos delascombinacionessiguientes: acei-
te de casco de buey con el de colza, de gallipoli con el de
clavel, de ricino con el de clavel, de canamo con el de lina-
za, d6 ballena con el de nueces. Igualmente debo advertir que
el liquido oscuro en que nada la raasa semi-saponificada de
aceitede sesamo esuna reaccion delicada, y caracteristica para
descubrir esle aceite.
Acido fosforico. Un voliimen de este acido hidratado en
estado de jarabe, se reraovio con 5 de aceite. y se obtuvieron
los resultados siguientes.
TABLA NUM. 5."
INCOLOROS.
Accitcs animalcs.
Vejelalcs.
De manteca de cerdo.
De casco de buey.
De araquida.
De clavel.
De colza.
De sesamo.
De ricino.
211
COLOREADOS.
Areitcs dc pescailn.
De cachalote y^^^^ ^^^ ^^ convierte
De delnn. ••••••• \ rapidamente en par-
De higado de baca- ^^ ^^^^^„
calao ^
Vejetalcs.
Deoliva (pa-
lido)
De galh'poli
(paiido). . .
Decauamo.
De linaza
(oscuro) . .
De nueces. .
> Verde.
( Amarillo
I duzco.
par-
La reaccion notable en esta labia es el color rojo, que se
vuelve negro con rapidez, y que dicho acido solo comunica a
los aceites de pescado; siendo asi posible descubrir 1 parte de
este aceite en 1000 partes de cualquier otro, ya sea vejetal
ya animal, puesto que a pesar de proporcion tan minima, la
mezcla toraa coloracionrojizo-parduzca caracleristica.
Mezcla de dcidos siilfurico y nitrico.
Los resultados que ofrece la siguiente tabla se ban obleni-
do agitando un volumen de agua de una mistura compuesta de
partes iguales de acido sulfiirico de 1,845 de densidad y de
acido nitrico de 1,330 de densidad, con 5 voliimenes de acei-
te, dejandolo reposar durante dos minutes.
212
TABU NUM. 6/
Arcitcs tU- 1
.■sca.to.
Affiles niiiiii.iics.
Arcllcs vcjclalc'S.
Deraclialote.
Deraanleca
De colza....... jpg^j^ os-
De delfin . . .
f Pardo os-
de cerdo..
■Pardo
Degallipol...... ^^^^^
De higado do
i euro.
De casco de
Do uiieces '
baralao . . .
/
liiiey . . .
De sdsaino(qucse\
vnelve rojo os- j
euro) 1
De cailamo (quel
se vnelve pardo ) Verde.
oscuro) 1
De linaza (que sel
vuelve pardo os- 1
euro) )
De oliva (naran- \
jado) 1 Araarilin.
De clavel(palido)./
De araquida (na- j
ranjado)...... fjj^^^^^
De ricino ( rojo i
parduzco) 1
Como los aceiles de clavel, olivas y araquida sesostienen
casi incoloros, se puede comprobar en el los la presencia de
cualquier otro aceile, y cuando los de olivas 6 clavel se ha-
Uan faisificados con el de sesamo, el color verde es mucho mas
persistente que con este lillimo solo; por consecuencia es ne-
cesario que el acido permanezca en conlaclo con el aceite
que infunde sospecha, a fin de oblener el color subsiguienle
del sesamo, a saber, un pardo rojo, y de hecho este color es
tan subido, que puede servir para el descubriniiento de di-
cho aceite cuando se lialla mezclado con otros.
Agua regia.
Como consecuencia de los resullados obtenidos con el aci-
do nitrico, me he visto en la precision de ensayar la accion
del agua regia; y he observado que cuando se compone de las
213
proporcionesordinaiias de 3 \'olumenes de acido clorhidrico y
1 de nitrico, las reacciones que se oblienen son casi idenlicas
a las del ultimo acido. Enloiices he preparado dilerenles
aguas regias, en las que he aumentado gradualmenle la pro-
porcionde acido clorhidrico, y despues de probadas he ele-
jido una compuesta de 25 voltimenes de este acido do 1,155 de
densidad, y de 1 voliimen de acido nitrico de 1,330 de densi-
dad. Las reacciones descrilas en ia siguiente labia se han ob-
tenido mezclando y agilando 5 volumenes de aceile con 1 de
agua regia, dejando luego en reposo la combinacion duran-
te 5 minutos.
TABLA mi. 1."
mCOLOROS.
Acc'itos auimalis. | Vujctalcs.
De mantcca tie cerdo.
De olivas.
De gallipoli.
De araquida.
De colza.
De clavel.
De ricino.
COLOREADOS.
Aceitcs dc pcscado.
De higado de ba-
calao
Dedelfin (pali- ' Amarillo.
do)
De caclialote (pa-
lido)
De cascode 1 Amarillo De mieces.
buey . . . . ) palido. . Dc sesame. I ^^^^^^y^^
De linaza i
(verdoso). ,
Dccauamo. Verdoso.
Comparando las reacciones contenidas en esta labia con
las precedenles, llaraa la atencion su conlorniidad, e inclina
214
a creer que no ha intervenido accion alguna marcada; cuya
conclusion seria erronea, porque esta probado que el cloro
ha obrado sobre eslos aceites, puesto que la mayor parte de
ellos adquiere un color vivo y diferenle con la adicion de un
alcali de 1,340 de densidad, segun se ve por la siguiente
tabla.
TABLA RIJM. 8."
CONSISTENCIA FIBROSA.
Aceites auliiiule.s
De casco de buey. Amarillo siicio.
Vejcl;il.-,s.
De gallipoli (amari-j
DSa(id'.).;.'''.'r''"*^'-
De araquida ;
De ricino Rosa palido.
De Dueces Naranjado.
De caSamo Parduzco.
CONSISTENCIA FLUIDA
'_^
Ancitcs de pcscado.
Aiiiinalcs.
Vcjelales.
De cachalote.
De delfin. . . / Amarillento na-
De higado de ranjado.
bacalao . . J
De manteca |„
decerdo..)^"-'^-
De olivas.. Blanco.
T. , , ( Rosa oscu-
De clavel . <
ro.
1 Naranjado,
\ disolucion
Desdsamo.'^ acuosa de
/ igual co-
^ lor.
1
Dc linaza.. Naranjado.
Los caracteres descritos en esta tabla nos proporcionan
los medios de descubrir con facilidad 10 por 100 dc un acei-
tc dado en un gran niimero de falsificaciones; por ejemplo,
el aceite de clavel en los aceites de colza, de olivas, en los
215
de gallipoli y araquida, porque lodos toman un color de rosa
palido, y ademas el de clavel a medio saponilicar disminuye
de consistencia.
Con auxilio de la misma tabla se puede descubrir lam-
bien la presencia de 10 por 100 de acelte de nueces en los de
olivas 6 linaza, porque da mayor fluidez a la masa medio sa-
ponificada. Tambien se averigua la existencia del mismo
aceite en los de colza, gallipoli y araquida, en razon a que
les comunica un tinle rojo. En cuanto a la falsificacion del
aceile de canamo con el de linaza, hace mas mucilaginosa la
apariencia fibrosa del primero. El aceite de sesamo presenta
con este reactive el mismo caracter que el que da con el aci-
do y el alcali. Respecto al de clavel, se distingue de todos
los deraas en que se medio saponifica en esecaso, adquiriendo
al mismo tierapo un herraoso color verde.
Por conclusion, dire que abrigo la esperanza de que los
reactivos descritos, y el nuevo metodo de aplicar sucesiva-
mente los acidos y los alcalis, seran utiles para facilitar el
descubrimiento de los aceites estudiados, y tambien para ca-
racterizar algunos de ellos.
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220
llETEOROI^OCilit.
Memoria sobre la canlidad de agua pluvial que ha caido en la
Hahana en tos anos 1854 y 1855, y su reparticion mcnsual
y eslacional; presentada a la Real Sociedad Economica par
D. Jose Luis Casaseca, Director del Inslitulo de invesliga-
ciones qiiimicas de la JIabana, Academico corresponsal de
las Jteales Academias de Ciencias de Madrid y de Munich.
Excmo. Sr. y Sres.: Siendo la isia de Cuba un pais erai-
nentemente agricola, y dependiendo la prosperidad de su co-
mercio, y por consecuencia su gran riqueza, del eslado flore-
ciente de su agricullura, claro es que lodo lo quetienda a au-
mentarla 6 perfeccionarla, todo lo que se enlace mas 6 menos
direclamenle con ella, ha de fijar naturalmente la atencionde
sus habilanles, y merecer la proteccion del ilustrado gobierno
encargado de la adminislracion del pais. Asi que, realizando-
se los fenonienos de la vejetacion bajo el influjo de cierto gra-
do de calor con el concurso de la luz solar, del aire, de la
humedad y de varias sustancias inorganicas 6 minerales, debe
interesar al pais, y se enlazara direcla y eslrechamente con
su agricullura el esludio de las variaciones de lemperatu-
ra, de humedad, de presion y de eslado eleclrico de la at-
mosfera en los diversos meses del afio. En una palabra, las
observaciones meteorologicas son tan indispensablesaqui para
la agricullura cubana, como lo son en otras regiones de la tier-
ra para la suya respectiva; y contribuiran ademas poderosa-
menle a aclarar cierlas cuesliones de sumo interes para la fi-
sica del globo.
Si recien llegado a esla isla hubiera lenido a mi disposi-
cion un observatorio meteorologico, me hubiera dedicado con
empeno a esla clase de observaciones; pero mal podia elevar
entonces a tanlo mi ambicion, cuando en los 19 anos tras-
curridos desde el 24 de diciembre de 1830, en que por la vez
primera pise estas playas, no he podido oblener todavia un
mediano laboralorio para mis esperimenlos; cuando conlando
ya siele anos de director de esle Instiluto de investigaciones
quimicas, no poseo sin embargo ni una sola maquina neuma-
221
lica, ni una pila galvanica, ni un aparalo do Liebig para la
analisis organica elemental, ni otros rauchos instruraentos
en fin cuya neeesidad ha sabido reconocer indispensable el
Real Cuerpo Economico, proponiendo sn adquisicion conio ur-
genlisima al Excnio. Sr. Gobernador y Capitan General.
Empero si por falta do instruraentos no me he dedicado a
las observaciones meteorologicas, no por eso he dejado de re-
conocer la neeesidad de ellas, y de contribuir, en cuanto a mis
alcances estuviera, a la adopcion del benefico pensamienlodel
ilustrado y laborioso profesor de geografia e historia de esta
Real Universidad, D. Jose Maria de la Torre. Esle presento
en octubre de 1852 al Gobierno superior civil de la Isla su
proyecto para la fundacion de un observatorio meleorologico
en esta capital; fue consultada primero la Real Junta de Fo-
mento, y luego la Excma. Inspeccion de Estudios, de la que
tengo la honra de ser vocal; me cupo la satisfaccion de ver-
me encargado por la seccion segunda 6 de Universidad, a la
que pertenezco, de la redaccion del dictamen que sobre di-
cho proyecto habia de presentarse a la corporacion, para que
esta informase despues al Gobierno; lo estendi en los termi-
nos mas favorables; y tuve la buena suerte de que fuese apro-
bado sin enmienda en la seccion y en Junta de Inspeccion.
Del propio modo fui uno de los que apoyaron fervorosamente
este pensamiento en el senomismo de la Real Sociedad, cuan-
do esta fue consultada a su turno respecto al mencionado pro-
yecto de D. Jose Maria de la Torre.
Ya que no me era posible dedicarme a las observaciones
meteorologicas en todasu estension, quise determinar a lo me-
nos la cantidad de agua pluvial que cae anualmente, distri-
buida en los diversos meses y eslaciones, como dato que po-
dia utilizar en otra cuestion de mucho interes para la fisica
del globo, cual es la que he concebido de averiguar si en la
atmosfera de la Habana, y por consecuencia en la atm6sfera
intertropical, cxiste mucho mas carbonato de amoniaco que
en la de los paises frios 6 templados, en razon de la mayor
frecuencia de turbonadas, y a pesar de las corrientes de aire
del ecuador a los polos y de los polos al ecuador que pudie-
ran influir en la uniformidad de composicion de la atm6sfera
total de la tierra; y es muy probable que si algun dia llegase
a poseer en este laboralorio el aparalo del celebre Boussin-
gault para determinar la canlidad de amoniaco almosferico,
me quepa la suerte de alcanzar semejante deaiostracion, asi
como ya consigiiio demoslrar Mr. Cliatin, con los esperimen-
tosque hizo en Suiza, en Alemania yen la Italia Septentrio-
nal, etc., que el iodo no esta repartido uniformeraente en la
atraosfera, pues que hay paises donde abunda mas que en otros,
y por consecuencia existen atmosferas locales; del propio mo-
do que entre los quimicos que se ban ocupado en Francia en
la determinacion del amoniaco atmosferico, ha encontrado
Mr. Bineau mayor cantidad deeste alcali volatil en la at-
mosfera de Lyon que la determinada en el Observatorio de
Paris por Mr. Barratry ha obtenido tambien mas amoniaco en
la almosfera de Lyon que en la del campo (en la parte culmi-
nante de Caluire, por el lado mas distante de la poblacion); lo
que hizo recordar a Mr. Bineau esta frase que se halla estam-
pada en el escelenle Tratado de agricultura del Conde de Gas-
parin: aNo hay que desconocer sin embargo que la atmosfera
»de las ciudades parece producir realmente un efecto fertili-
))zante en las tierras sujelas a su influjo.))
La observacion de la cantidad de lluvia en la Habana du-
rante las diversas estaciones del ano, interesante por si sola
para la agricultura cubana, me conducia ademas, segun se
ve, a otra no menos importante tambien para ella, la deter-
minacion del amoniaco atmosferico; pues que el azoe es un
elemento esencial para la constitucion de todo ser Yiviente
del reino vejetal 6 animal, y que las plantas lo toman del ai-
re en estado de carbonato dc amoniaco, al cual se reduce en
definitiva tambien el nitrate 6 azoato amoniacal formado en
la atmosfera durante las turbonadas, por efecto de la electri-
cidad, cuando disuelto por el agua de lluvia, y descendiendo
con ella a la tierra, se descompone al contactodelos terrenos
calcareos, y se trasforma en carbonato de amoniaco segun la
teoriade Mr. Boussingault.
Tratando de estas ideas con D. Jose Maria de la Torre, y
manifestandole mi pesar por verme privado de un pluviome-
Iro, me saco de mi ansiedad preslandome uno muy bueno.
223
Aprovecho esta oporlunidad para darle aqui piiblicamente
las mas espresivas gracias, pues que debo a su obsequiosa
amislad el haber podido practicar las observaciones siguien-
tes, que hoy tengo la honra de presentar a la Real Sociedad
Economica.
Observaciones plmiometricas hechas en la Hahana desde 1° de
enero de 1854 al 1." de enero rfel855 (1).
Mescs. Dias dc lliivia.
Enero 9
Febrero 4
Marzo . ■ 4
Abril 13
Mayo 11
Junio 13
Julio 9
Agosto 9
Setiembre 10
Octubre 9
Noviembre 5
Dlciembre 10
Total 106
Segun se ve, el termino medio de los dias de Uuvia en la
Habana en el ano 1854 fue proximamente de 9 pormes.
La cantidad deagua que cayo en dichos dias de lluvia, es-
presada en milimetros, fue la siguiente.
Enero 32-",0
Febrero 74,0
Marzo 88,0
Abril 96,5
Mayo 57,0
Junio 107,6
Julio 162,0
(1) Estas observaciones del alio 1855 ban sido publicadas en la Re-
vista, pero se repiten ahora por las consideraciones que las acompanan
y per venirunidas a lasde i855.
224
Agoslo 136,0"-
Setiembre 117,4
Octubre 69,5
Noviembre 40,0
Diciembre 00,2
Tolal 1040,2
Resulta pues que cayo en la Habana 1°',040 de agua en
todo el ano 1854, algo menos del duplo de la que cae por
termino medio en Paris. Sin embargo, se observan aqui tales
aguaceros, que a no haberse convencido de la verdad por la
esperiencia de doce meses consecutivos, se inclinaria cual-
quiera a exajerar la cantidad de agua caida anualmente. El 18
de Julio de 1854, por ejemplo, cayo en la Habana en dos ho-
rns solamente, la enorme cantidad de 71"°',5 lo cual equivale
a 28°"° por hora. La lluvia mas recia que he visto citada es la
que observo el almirante Roussin en Cayena, que duro desde
las 8 de la tarde hasta las 6 de la manana (10 horas), y fue
de 280°'°'; es decir, 28"°' por hora igualmente.
Las lluvias no fueron en 1854 tan fuertes como de cos-
tumbre. Las observaciones en los anos sucesivos, pues me
propongo continuarlas, demostraran si las lluvias annates de
la Habana esceden 6 no con mucho al niimero que las repre-
senta en 1851. Solo auadire queen el fueron las lluvias in-
comparablemente mas recias en lo interior de la isla que en
la Habana.
Observaciones pluviomSlricas hechas en la Habana desde 1 ." de
enero de 1855 al 1." de enero de 1856.
Mescs. Dias de lluvia.
Enero 11
Febrero 4
Marzo 3
Abril 4
Mayo 4
Junio 17
Julio 17
Agoslo 13
225
Setiembre 3
Octubre 8
Noviembre T
Diciembre ^
Total 96
La canlidad de agua que ha caido en dichos dias de llu-
via,espresada en milimetros, ba sidola siguienle.
Enero 96,8'°"
Febrero 111,0
Marzo 90,5
Abril 122,5
Mayo 67,0
Junio 226,6
Julio 253,6
Agosto 188,5
Setiembre 28,5
Octubre 213,5
Noviembre 79,5
Diciembre 28,3
Total 1506,3
De aqui resulta que ha caido en la Habana 1°',506 de
agua en todoel ano 1855.
Ha habido 10 dias menos de lluvia que en 1854, y sin em-
bargo ha resultado un aumento de mitad en la cantidad total
de agua, coraparativamente con la de aquel ano.
Las observaciones de estos dos anos no son suficienles pa-
ra que el termino medio entre ellas pueda considerarse como
el termino medio de la lluvia anual en esta capital; tampoco
lo son para que hayan de deducirse comparaciones con las que
hizo el Sr. D. Ramon de Lasagra por los anos 1826, 27, 28, 29,
30 y 31; pero continuandolas con perseverancia en anos su-
cesivos, no dudo que Uegue a oblener consecuencias de bas-
tante imporlancia para el pais.
Con presencia de la anotacion diaria en mi libro de obser-
TOMo vr. 15
226
vaciones, be hecho la disliibucion corrcspondiente, por csta-
cioncs, del agua caida en cada uno do los dos aiios citados, y
resulla el estado siguienle.
Cantidad de agua de lluvia esiacional en los aflos 1854 y 1855,
espresada en milimetros.
Alio ^854. Ano 1855.
InviernoT^ 111,3"» 236,1"°'
Piimavera 302,6 440,8
Estio 344,5 507,9
Olofio 281,8 321,5
Total.... 1040,2 1506,3
Si representamos ahora por 100 la cantidad total de llu-
via anual, como suelen hacerlo los meteorologistas, obtendre-
mos la parte que ba correspondido a cada estacion en el pe-
riodo de eslas observaciones.
Ano 1854. Ano 1855.
Invierno 11 16
Primavera 29 ,. 29
Estio 33 , 34
Olofio 27 21
100 100
Vemos que en la reparticion del agua anual por eslacio-
nes ba correspondido a la primavera identica proporcion de
la cantidad total de lluvia en un ano que en otro; que se au-
mento un poco la proporcion en el estio de 1855; que se au-
menlo dc mitad en el invierno, y disrainuyo de mas de una
quinta parte en el otofw del raismo ano, comparativamente
con el anterior de 1854.
No concluire sin llamar la atencion de Y. E. y V. SS. sobre
un becho en estremo curioso, y es que en los dos meses de
raarzo de 1854 y 1855 no ba empezado a Hover basta el
dia 22.
Tal ba sido el resultado de mis observaciones pluviome-
tricas en el curse de estos dos anos: sigo baciendolas diaria-
mcnte, y cuidarc de prcsenlarlas a la Real Sociedad al fin de
227
cada ano, tanlo por cumplir con mi deber, como por el bien
que de su publicacion pueda reporlar la agricultuia del pais.
Dios guarde a V. E. y V. SS. muchos anos. Habana 30 de
enero de 1856.=Excmo. Sr.=zJose Luis Casaseca. z=E\cmo.
Sr. Presidents y Sres. vocales de la Real Sociedad Economica
de esta capital.
Sobre la compensacion reciproca de los mdximos y minmos
barometricos en una misma epoca; por Mr. Dove.
(L'Institut, 5 dich-mhre -)85S.)
Recuerda el alitor que en 1827 trato de probar en una se-
rie de memorias acerca de lo que llama ley de circulacion,
que la lolalidad de los fenomenos climatericos en nuestras
latitudes, puede esplicarse por la variacion reciproca, rela-
livamente a un punto dado de observacion, de corrientes po-
lares y ecuatoriales que dorainau alternativamenle. Resulta
pues que las corrientes doraiuanles en un mismo lugar que se
sucedenunasa olras, ban dereinartambien cercanasentresi.
La demostracion de esta proxiraidad solo podia fundarse en
la discusion de un gran niimero de diarios de observaciones
simuUaneas. Mr. Dove ha emprendido dicha demostracion
desde 1840, al menos bajo el punto de vista de las variacio-
nes no periodicas de la temperatura, probando que todas las
grandes desviaciones de los valores medios de esos cambios
se compensan reciprocamente en un mismo hemisferio, y que
un esceso de un punto dado, se compensa por la depresion en
otro. Pero entonces solo examine un lado de la cuestion, re-
servando la discusion de los demas eiementos para aquella
epoca en que, despues de haber estudiado tambien todas las
demas relaciones atmosfericas, pudiera persuadirse que tenia
agotados todos los datos del problema. Trascurridos 15 aiios
vuelve aocuparse de la solucion, 6 mejor dicho, reune nue-
vos eiementos para conseguirla.
Cuando se eleva la temperatura dilatase el aire, al paso
que aumenta la evaporacion; por consiguiente la marcha de
las variaciones barometricas no es contraria a la termica sino
en el caso de esceder el primer efecto al segundo. La distin-
228
cion de ilos almosferas, necesaria en las mutaciones periodl-
oas, pierdc muclio de sii ulilidad con la variacion lateral de
las masas aereas. Por lo tanlo no es posiblc pensar en esta-
blcccr una proporcionalidad directa entre el estado de eleva-
cion de iin inslrumonto y el de depresion del otro. Sin em-
bargo, es presumible que la corriente polar fria haga subir el
baromelro en los puntos donde se presenta, asi como lo hace
bajar la corrienle ecualorial calida. Luego si existeu proxi-
mas cnire si ciertas capas de aire calido y frio que dislen mu-
clio del oslado normal, esta condicion ha de influir en los es-
lados baromelricos estreraos. Efeclivamenle, el principio sen-
lado en 1825 en los siguientes lerminos: lla perturbationes
almosferw inter se cohcerere videntur, ut maxima minimis, mi-
nim,a maximis sint circumdata, resulla confirmado lodavia mas
completamente por las observaciones siguientes.
El 22 deenero de 1850 bajo el terra6metro en el gran du-
cado de Posen a 29° R. bajo 0" (-36", 25 C); no babiendo
ejemplo de un frio semejanle en los regislros de observaciones
prusianas. De aqui resulto que el baromelro Uego a una altu-
ra desconocida. Por el contrario, en el Estado deNueva-York
se hallaba el mismo dia este instrumento en su punto mas ba-
jo. No fue muy duradero lal estado de elevacion del barome-
lro, y el frio cedio el puesto a una temperatura mas suave.
En Alemania sucedio el 6 de febrero de 1850 una depresion
sumamente notable; mientras que en igual dia se observ6 en
America en el Estado de Nueva-York una graudisima eleva-
cion del barometro, acompaiiada de un frio nunca visto. En
Nertschinskse nototambienun maximum absoluto. En 1.° de
enero de 1855 estaba el barometro una pulgada mas bajo en
los lirailes de los Estados prusianos y rusos que en los limi-
tes prusiano y frances. A consecuencia de esa diferencia vino
del Oesle un frio cuya intensidad durara por mucho tiempo en
la memoria de los pueblos.
El aulor da cierta importancia a los tres casos citados, y
le parece que debe por consecuencia hacer mencion de las ob-
servaciones mismas, y discutirlas en detalle. No nos es posible
seguirle en ese terreno a causa de la estension que da a dicha
discusion, y solo diremos que a su parecer resulta de la ma-
229
nera mas clara con esos ejemplos, la posibilidad de espli-
car los estreraos baromelricos por la diferencia de teinpera-
lura de dos corrientes adyacentes de aire, sin que pueda por
eso decirse que tienen igual origen todas las maximas baro-
metricas. Al concluir advierte el autor que en sus inves-
tigaciones se ha fijado en los caracteres persistentes del
tiempo en una gran superficie, y que solo ha considerado la
direccion general de la corriente de aire, sin disculir las va-
riaciones de direccion que pueden ocurrir en ciertas eslacio-
nes, ni ocuparse de si, en ciertos dias determinados, ha side
conslante la marcha del vienlo en la misma direccion, 6 si ha
remolineado sobre si mismo.
REAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mes de marzo de 1856.
bar6metro.
Pulgadas in-
glesas.
Miliiuctros.
Altura media
27,633
28,009
27,281
0,728
0,194
0,030
701.868
711,418
692,927
18,491
4,928
0,762
maxima (dia 1 )
minima (dia 27)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 10)
minima diurna (dia 27)
TERMOMETRO.
Fahr.
Reaum.
Cent.
Temperalura media
53°,9
68,0
35,6
32,4
24,8
2,2
9°,73
16,00
1,59
14,41
11,02
0,98
12M7
maxima (dia 24)
20,00
minima (dia 1)
2 00
Oscilacion mensual
18,00
maxima diurna (dia 2 .).... .
minima diurna (dia 12)
13,78
1,22
pluvi6metro.
Pulg. ingl.
Millnictios.
Lluvia caida en el mes
2,349
59.66
Manuel Rtco y Sinobas,
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234
Restimen de las observaciones hechas en el ijran mar lei general
francis, en el campo de Sebastopol, durante el mes de febrcro
rfe 1856, por el CoronelD. Tomas 0-Ryan y Vazquez, Coman-
dante del cuerpo de Ingenieros.
Altura maxima observada del baro-
metro 0,752 (dia 20 a las 12 del dia).
Idem minima 0,730 (dial. "alas 8 delamauana).
Media deducida 0,743
Temperatura maxima dada por el
termometro al aire libre -|-14°C. (dia 22 & las 12).
Idem minima —11 (dia 19 a las 8 de la maiiana).
Idem media deducida de todo el mes. -{-^'^
Wiimero de observaciones mensuales. 87
Dias de Uuvia 3
Idem de nieve 6
Nota. En la noche del 26 al 27 la cantidad de nieve caida cubria el
terrene con una capa de O^jlSS; el viento reinante durante la caida fue
el S. E.; y en la maiiana del 27 tenia lugar a int^rvalos con sol despeja-
do, lanzando la nieve el viento que soplaba sin cesar.
mmm n4tijr4Les.
»*<iKiM>-€>^>«K>*—
CBlfiTALOORAFlA.
Propiedades fhicas y dpticas del cuarzo; por M. Descloizeaux.
(L'Inslitut, 30 majro ^85o.)
Desde que Mr. Biot descubrio en 1813 las dos rolaciones
contrarias que impriraen ciertos cristales de cuarzo al piano
de polarizacion de los rayos luminosos, ha probado Mr. "W.
Herschell, que los diferentes sentidos del fenomeno se halla-
ban al parecer ligados, las mas veces, a los dos modos de si-
metria inversa designados hace mucho tierapo por Haiiy en
algunas particularidades de la forma cristalina. Esta primera
apreciacion de una ley general ha tornado posteriorraenteuna
gran imporlancia, merced a los interesantes trabajos de MM.
Pasteur y Marbach; mas sin embargo hay alguna dificultad
para aplicarla al cuarzo mismo. Presenta este con frecuencia.
ya en su capa geometrica ya en sus propiedades opticas,
anomalias inesperadas; y aunque las observaciones de MM.
Brewster y Haidinger, y con especialidad el apreciable tra-
bajo de Mr. G. Bose, hayan sujetado a una ley regular esas
irregularidades aparentes, con todo, no se halla agotado su
ostudio fisico y cristalografico; de lo cual podra juzgar la Aca-
demia por el analisis de la memoria que le ha presentado Mr.
Descloizeaux.
Principia este por examinar un gran numero de cristales
diferentes en su origen.ynota, como antes lohabiahechoMr.
G. Rose, que casi siempre corresponde a cada localidad cierlo
aspecto caracteristico. Beudanl habia insistido tambien, hacia
mucho tiempo, en la diversidad de formas crislalinas que se
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desarrollan en medios iliversos, y que afecKl a una misma es-
pecie mineral cuando no va acompaiiada de gangas idenlicas.
El estudio comparativo de eslos hechos ha reclaniado sin ce-
sar la atencion de los mineralogislas; y cuando sehayan apre-
ciado mejor sus causas delerrainanles, todos creen que senie-
jante estudio ha de arrojar mucha luz acerca de cierlas con-
diciones originates de bastantes yacimienlos metaliferos.
Tomando pues sus materiales de fuentes aun intactas, ha
podido anadir Mr. Descloizeaux muchas formas nuevas a las
numerosas descritas ya por sus predecesores; asi es quede 13
eleva a 60 el numero de romboedros, y de 23 a 66 el de for-
mas plagiedras; y en la serie de los mismos solo halla 17
que coexisten con sus inverses, yentre las formas plagiedras,
8 linicamente que completen el escalenoedro, sobreponiendo-
se al heraiedro inverso correspondiente.
A estas razones de conveniencia, que aproximan mas el
cuarzo al tipo romboedrico que al exagonal, se agregan aim
ciertas diferencias de aspecto 6 de estension entre las formas
de angulo igual, pero de orientacion contraria; de mode que
caras, hasta semejantes geometricamente por su situacion,
son en realidad diversas a causa de algunas propiedades que
son tan diferentes como su ley de derivacion acerca de la for-
ma primitiva.
Aderaas de los prismas, romboedros y plagiedros de las
zonas principales, senala Mr. Descloizeaux gran numero de
otras caras que ocupan al parecer hasla ahora un puesto no
tan importanle en la configuracion geometrica del cuarzo: ha-
biendo entre todaslas formas nuevas que nos ha dado a cono-
ces su trabajo muchas perfectamente definidas, ya por medi-
das de angulos, ya por descubrimiento de zonas, cuya ley de
derivacion se rije por niimeros bastante altos.
Es de esperar que el estudio detenido de las formas crista-
linas mulliplique mas y mas esas derogaciones aparentes de
la primitiva sencillez de las leyes de Hauy. Asi es como ha
visto la Quiraica aumentar paulatinamenle los reducidos nu-
meros que pudo tener al principio poresenciales en la espre-
sion de la ley de las proporciones miilliplas. En todas las
ciencias de observacion se ha empezado por los hechos mas
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sencillos, porque son los mas frecuentes; luego se han descu-
bierto otros mascomplejos, al paso que lendian a ser escep-
cionales. La senciilez y la frecuencia son al parecer efecti-
varaente cosas correlalivas, pues aunquepueden deducirse de
loda ley fisica consecuencias complexas, rara vez se ve su
lealizacion ; porque los fenomenos- tienden a separarse al
inismo tiempo de las condiciones de senciilez y de estabi-
lidad.
El esludio de los casos que se encuentran en dichos limi-
los de posibilidad eslrema, presenta por otra parte para la
ciencia un interes particular. La accion preponderanle de las
fuerzasreguladoras se halla debilitada probablemenle en ellos,
dejando asi mas campo a la manifestacion de las influencias
perlurbatrices esteriores. Tales podrianser, por ejemplo, re-
lativaniente a las formas cristalinas de derivacion complexa,
las causas de la frecuente imperfeccion de su estructura, de
su rareza relaliva, y de las variaciones que a veces consien-
ten en el valor de sus angulos. Vano seria buscar alguna
comparacion entre las formas de derivacion sencilla, casi to-
das comuues, y cuyas facetas limpias, dominantes habitual-
mente, no se hallan sujetas al parecer al mismo grado de in-
determinacion.
Por consecuencia Mr. Descloizeaux ha hecho una cosa lilil
esludiando detenidamente esascaras escepcionales por decir-
lo asi, sin ocultar por eso las discordancias del calculo y de
los datos surainistrados por el goniomelro. Con muclia razon
sobretodoha creido que era imposible compensar la incerli-
dumbre de las medidas consu repeticion enun crecidisimo nu-
mero de cristales, ni ocultar las contradicciones valiendose de
valores 6 lerminos medios que se creen suficientes para que
desaparezcan.
Por mas que traten de apoyarse en el raetodo de los me-
nores cuadrados, y aun en laevalucioncalculada de los erro-
res probables, ciertas pretensiones, muy generales hoy, al
rigor absoluto de las observaciones cristalograticas, en el
fondo no es esto mas que pura ilusion. Facil es probar con es-
perimentos sinleticos, que los angulos de los crislales arlifi-
ciales se hallan alterados en muchos casos notable e inevi-
^38
lablemeiUe por causas osteriores, agenas en aparieiicia a las
fiierzas raolcculares; sieiulo imposible por lanto que los cris-
talps naturales so hayan librado completamente do influen-
cias parecidas. Cuando tiene poca soguridad la cifra de los
minutes, no es muy logico dar lanla importancia a la de se-
gundos.
Las combinaciones arilraeticas concluyen sierapre por
producir cierto numero; pero cuando existen las anomalias en
la naluraleza misraa de las cosas. se cometeria un gran error
acerca de los principios y estension de las formulas, atribu-
yendoles la facultad de reparar ciertas separaciones que no
son puramente accidentales, de despejar el dato fisico mas
plausible de un resullado numerico arlificial en un todo, de
fijar fmalraenle el grade de cerleza que le queda con la di-
vergencia de las observaciones parciales.
Esa divergencia precede de causas que no llegan a des-
cubrirse generalmente. En eslo consisle el verdadero proble-
ma; y seria mas filosofico empenarse en averiguarle, en sena-
lar sus limites, que no creer ciegamenle en una coincidencia
ilusoria entre la observacion y el enunciado abstracto de las
leyes de Haiiy. Los misraos astronomos ^no ban ignorado to-
das las desigualdades del esferoide terrestre mientras se ban
obstinade en confundlr en terraines medios las observaciones
locales que se les iban dande a conocer?
Las nuevas caras delerrainadas por Mr. Descloizeaux ban
aumentado estraordinariamente el numero de los elementos
geometricos posibles de la hemicdria, a la cual se liga al pa-
recer la accion especifica del cuarzo sobre la luz polarizada.
Veinlicuatro caras plagiedras, dofinidas boy crislalografica-
mente, pueden efeclivamente ballarse coordinadas alrededor
de la columna exagona del cuarzo, ya con la simetria de un
helice dextrorsum, ya con la de olro sinislrorsum. Preguntase
Mr. Descloizeaux si hay alguna regla practica que delermine
la cara de esas series helizoidales, a la cual puede alribuirse
una correlacion delerminanle con el caracter oplico corres-
pondienle.
Numerosas observaciones le ban ensefiado que el esludio
de las formas esleriores. escoptuando lal vez una sola, no
239
permite que se saque conclusion alguna absolula, sugiriendo
solamenle inducciones muy probables. Ademas, en la insufi-
ciencia relativa del examen cristalografico nada hay que de-
ba sorprendernos. El desarroUo esterior de la hemiedria no es
al parecer de necesidad esencial; y si dicho desarrollo essolo
un fenomeno del mismo orden que el que da origen 6 hace
que predomine ya una, ya olra de las caras cuya lolalidad
constituye una forma crislalina, su aparicion, de lal 6 cual
modo, podria muy bien hallarse subordinada a las mismas
causas que bastan a veces para suspender completamente su
manifestacion.
Despues de haber estudiado en esta forma todos los ele-
mentos geometricos de los cristales simples, pasa Mr. Des-
cloizeaux al examen de las maclas que ofrecen en muy gran
niimero. En estos sistemas complexes, permanecen en eviden-
cia a veces los individuos yusla-puestos; olras se hallan li-
gados de tal modo, que solo se manifiestan los delalles de su
composicion por medio de las pruebas delicadas de la luz po-
larizada.
El esludio de las agrupaciones de la primera clase ha ana-
dido poco a lo que se sabia por las observaciones antiguas.
Unicamenle prueba Mr. Descloizeaux con medidas multipli-
cadas, que en esas agregacionesobedecesoloajoroicma^/flmew/p
a las reglas absolulas de la hemitropia la inclinacion de los
ejes cristalograficos, y que los angulos oscilan a menudo has-
ta 2 grades entre los valores que la teoria les senalaria.
Esa especie de indclerminacion, perfectamenle fundada
en otros ejemplos, es olra prueba mas de que la rcalidad de
los fenoraenos rara vez se doblega a loda la inflexibilidad dc
su enunciado geometrico, y que bajo la forma abslracla que
tambien se les alribuye, espresan unicamenle las leyes fisicas
los cilados lirailes de equilibrio durable, hacia los cuales
tienden sin cesar los hechos maleriales; pudiendo sin embargo
separarse hasla cierlo punlo, sin romper y aun sin allerar muy
profundamente ese equilibrio.
Las reuniones por soldadura y penetracion complela ocu-
pan mas al aulor, sirviendo de lema a loda la parle fisica de su
meraoria. Las maclas se manifiestan solo en ese case por vi-
240
SOS locales 6 estrias inlernas, 6 per iin guilloseado muy me-
niulo en las superficies, 6 finalmente per la repelicion anor-
mal de ciertas facelas que handebido escluirse del desarrolio
regular de la hemiedria. Ya habia analizado con gran deslre-
za todas esas circunstancias Mr. G. Rose, al menos en cuanto
era posible hacerlo por medio del examen de los caracteres
esteriores, los cuales rara vez bastan para dellnir organiza-
ciones internas Ian complicadas. Por esa razon Mr. Descloi-
zeaux ha ido mas adelante; al efeclo ha hallado unas placas
normales al eje, en un gran nuraero de cristales, tenidos por
su apariencia cristalografica corao suficienlemente compuestos
para descubrir en ellos por medio de la luz polarizada el
taraceado de un mosaico interior, y al raismo liempo como
bastante sencillos para poder distinguir los elementos presun-
los de que se compusieran. Con auxilio de figuras georaetricas
ha representado las particularidades tambien geomelricas de
la configuracion esterna; y en cuanlo al embulido interior des-
cubierto por la polarizacion, ha fijado su imagen con auxilio
de la fotografia.
Dichas figuras, a las que nada podria anadir ni quilar el
observador, patenlizan en toda su realidad multitud de he-
chos y dedetalles sumamente inslructivos: ni aun podemosin-
tentar dar una idea de ellos; pero prueban que los cristales
del cuarzo son casi siempre mas coraplexos de lo que fuera
de creer a juzgar por los caracteres cristalograficos. Placas
talladas en los estreraos deun mismo cristal, rara vez presen-
tan igual eslructura, y casi todas ofreceu un surtido mas o
menos complicado de laminas de rotacion conlraria.
Procediendo de lo simple a lo compuesto en el estudio de
esas placas, se reconoce facilmente que los pianos de union
son con mucha frecuencia paralelos a las caras de la pirami-
de, con mas rareza a las caras rombos dc Hauy, algunas vo-
ces a las del prisma exaedro 6 de cualquier romboedro muy
agudo; y tal vez finalmente, en ciertos casos escepcionales,
normales al eje de figura. Tales singiilaridades de eslructura,
variadas al infinite por alternativas regular 6 irregularmente
repetidas, por los innumerables accidentes de forma, grueso, es-
ension, orientacion de loda intercalacion, encerrada de ese
241
modo en la masa crislalina, bastan para producir los acciden-
tes de color mas irregulares en apariencia; y esla supuesta di-
versidad no es pura hipotesis en el caso presente, hija de la
necesidadque la causa, yfundada solo en los mismos fenome-
nos que se Irala de esplicar; pueslo que trabajando dichas
placas por la seccion, ha conseguido Mr. Descloizeaux, con
auxilio de una iluminacion a proposito, distinguir muy clara-
mente con el lente todas lasuniones interiores, y hasta ha po-
dido dibujar y medir con la camara clara los escalones poli-
gonales que al salir a la superficie dibujan de ese modo en las
partes lustrosas.
Esa reunion de cuarzos de rotacion inversa por capas pa-
ralelas a ciertas caras de cristales, revela desde luego al pa-
recer su modo secreto de crecer. ^Pero como esplicarse enlon-
ces la direccion de diversos estratos coloreados, no menos pia-
nos ni regulares, que cruzan a menudo en sentido opuesto las
laminas de toda rotacion, y que conducen a conclusiones ab-
solutamenle contrarias? Sobre todo, ;,que teoria esplicara elor-
den y disposicion determinada de dichas laminas y estratos,
cuandose limitan a contornos marcados, y dividen en compar-
timentos el interior de la masa con una simetria que no es
posible sea efecto del acaso?
Las figuras que acompanan la memoria de Mr. Descloi-
zeaux contienen gran niimero de ejemplos de este genero. Las
cuestiones que suscitan se ligan a los mayores misterios de la
estructura molecular de los cuerpos, y la fotografia presta
para estos estudios recursos muy preciosos. Efectivamente, no
coraplace ni se doblega a los sistemas ni a las teorias: y los
dibujos que ofrece a los ojos del lector se hallan libres de to-
do retoque que tal vez pudieran afiadir involuntariamente a la
realidad las ilusiones de una idea imaginaria. Tiendase, por
ejemplo, la vista por esasrepresentaciones irrecusables en que
no ha tenido la verdad compleraentos ni coraentarios, y se esta-
rapor creer que al dar sierapre a la estructura interior de cier-
tos cristales coloreados una regularidad constante, ban hecho
muchos cristalografos unageneralizacion prematura, y tomado
por reglalo que solo podia ser a veces una notable escepcion.
TOMo vr. 16
242
PAE.E0I1T0L.001A.
Mamiferos fosiles de la America meridional; por Mr. Gervais.
(L'lnstilut, 30 maxo 1855 J
Habiendo estudiado Mr. Gervais, profesor de Zoologia en
la Facullad de Cienciasde Monlpelier, 1." lacolecciondehue-
sos fosiles Iraida de Bolivia por Mr. Veddell, procedente del
famoso yaciaiienlo de Tarija; 2." los restos hallados por Mr.
de Caslelnau en una caverna del Perii, a 4000°' sobre el ni-
vel del mar; y 3.° la coleccion de vertebrados fosiles del
Museo de historia natural de Paris, ha sacado de diclio estu-
dio las siguientes consecuencias.
Ninguna de las especies de mamiferos que viven natural-
niente en la America meridional, 6 que ban exislido en la epo-
ca en que el Elephas primigenius. Rhinoceros tichorhimis, los
grandes Osos , las Eienas. el Felis spelcc y otras muchas espe-
cies que ban desaparecido hace largo liempo pisaban el sue-
lo de Europa, puede considerarse quebaya vivido tarabienen
el anligu'o continente. No sucede lo mismo respeclo al genero
de los Mastodontes, pues Iraidas del Peru algunas osamenlas
suyas por Bombay, las babia considerado G. Cuvier como
pertenecientes a la misma especie que el Blastodon angusli-
dens de Europa; pero los referidos huesos, segun lo ba ad-
verlido ya Mr. Laurillard, son del Maslodon andium.
Los mamiferos de las cavernas y de los deposilos de las
pampas de la America meridional son, como los que exis-
ten lodavia en los mismos paises, diferentes todos en sus es-
pecies de los que bay en las dislintas partes del antiguo con-
tinente, correspondiendo mucbos de ellos a generos y aun a
familias que nose ballan representadas en ningun otropunto,
6 que solo lo estan en algunas partes de la America septen-
trional.
La comparacion de los mamiferos sud-americanos con los
de la poblacion, probablemenle raiocena, que nosban dado a
243
conocer los Irabajos de Mr. Leidy sobrc los fosiles, conduce a
un resullado no menos importante. Los fosiles de Nebraska
difierenigiialmente delos de la America meridional y de las
especies acluales, que pueblan ambas Americas; y por el
contrario, guardan analogias indisputables con los mamiferos
del mioceno europeo y tambien con los del proiceno, y gran
parte de sus especies eran, 6 congeneres 6 al menos distaban
poco de las que ban vivido en Europa durante la raisma parte
del periodo terciario.
Entre los mamiferos fosiles de la America meridional, que
no tienen cabida en familia alguna de las conocidas enlonces,
se cuentan los generos Toxodon, Nesodon y Macrmichenia,
que todos tres pertenecen a la gran familia de los Ongulados.
El examen de los principales huesos del Toxodon, que no ba-
bia observado Owen, confirraan la opinion emitida reciente-
raente por este sabio anatomico acerca de la necesidad de es-
tablecer un orden nuevo para el Toxodonte, del cual deben
al parecer formar igualmente parte los Nesodontes. El To-
xodonte era de la magnitud de los Hipopotamos, a los cuales
debia parecerse en todo, y (enersu genero de vida.bajo cier-
tos aspectos al menos. Su femur carecia del tercer trocanter,
como el de los Proboscidiosy Bisulcos; pero su astragalo es-
tabaformado porun modelo muy diferente del que caracteriza
dichos dos ordenes de Ongulados.
El Macrauchenia era de igual tamano que el Toxodonte,
pero de formas mucho menos pesadas; su femur, dotado de
un tercer trocanter, sus pies, que se diferencian poco de los
Uinocerontes, y los demas caracteres que ban podido recono-
cerse en el, prueban que dicho genero, cuya descripcion pri-
mera se debe tambien a Mr. Owen, se ha de converlir en el
lipo de una familia separada, cuyo pueslo se balla senalado
al lado de los Rinocerontes. Indudablemenle fue el repre-
sentante de estos ultinios animales en la America meri-
dional.
Mis observaciones relativas a los Edentulos, afiade Mr.
Gervais conlinuando la revista desus trabajos, versan sobre
varios generos que pertenecen a la raisma familia que los
Megalonyx y los Milodontes, y con mas particularidad acerca
244
del Scelidotherium de Mr. Owen, llago asimismo algunas in-
dicaciones nuevas referentes a los Megaterios, y describo un
fragmento de craneo de un Tati'i, Iraido por Mr. Weddell del
yacimienlode Tarija:dichoTalunopodriadisliDguirsedel En-
ciibertado actual, que no se habia observado aun en estado
fosil.
G. Cuvier y de Blainville no hansido de la misma opi-
nion en la cuestion de afinidades que exijen al parecer la
aproximacion de los Perezosos a los grandes Edenlulos fosiles
que sirven de tipo a las dos familias de los Megalonicideos y
Megaterideos. El nuevo genero de los Edentados sub-ameri-
canos, al que doy en mi memoria el nombre de Lestodonte,
debe hacer que desaparezcanlodas las dudas que pudiera ha-
ber sobre este particular. Efectivamente, reune a forraas os-
teologicas analogas a las de esos dos grupos de animates po-
co distintas de las de los Miolodontes, para que se haya
confundido con ellos hasta ahora, el caracter notable de tener
en ambas mandibulasun par de dientes caniniformes, que re-
cuerdan los de los Perezosos Unau {Bradijpus didactilus).
Las colecciones del Museo ban recibido de Buenos-Aires al-
gunos restos de las dos especies de este nuevo genero, ambas
tan grandes como elMilodonte y el Escelidoterio. Al que tie-
ne los caninos mas robustos y la barra mas considerable, le
doy el nombre de Lestodon armatus; y el otro se llamara.
Lestodon Myloides, por su mayor analogia con el Mylodon ro-
bustiis.
El trabajo de Mr. Gervais, de que solo da una ligera idea
lo que precede, se insertara en el viaje de MM. de Castel-
nau y Weddell, cuya publicacion ha mandado que se haga el
Gobierno francos.
botAmica.
Sobre la reproduccion de las Algas; por Mr. Pringsueim.
(L'lostilut, io/ebrero iS^6.)
La Vaucheria sesjilis tiene, ademas de la multiplicacion no
sexual por los zoospores, una reproduccion verdaderamente se-
245
xual con auxilio de dos drganos conocidos como el cuerneci-
ilo (Hornchen) y el esporo de dichas Algas. Vaucher sospech6
ya la imporlaocia del primer organo, que miraba como una
antera, suponiendo que salia el polvo fecundante por los in-
dicados cuernecillos. El desarrollo de estos dos cuerpos se
verifica del modo siguiente: ambos se presenlan al principio
como unas papilas producidas por el tubo celuloso, a corta
distancia una de otra: la papila que ha de formar el cuerne-
cillo sale primero. Distinguense desde el principio con facili-
dad por la diferencia de sus dimensiones: la primera se pro-
longa al momenlo en forma de una rama corta, delgada, ci-
lindrica, primero derecha, pero arqueada luego, en uno, dos
y a veces en tres puntos. La papila que ha de converlirse en
esporango se enturaece paulatinamente hasta formar una es-
crescencia lateral mas ancha y corta que la primera, regular
al principio, prolongada en pico despues por la parte que mi-
ra al cuerno, de modo que semeje un 6vulo semi-encorvado.
Hasta entonces la cavidad de ambas producciones es perfec-
tamente continua con la del tubo en que eslan, y su contenido
esigual al deeste ultimo; pero de repente se forma, en la ba-
se del esporango, un labique trasversal, dejando una celula
aparte. Al mismo tiempo, hacia su pico se acumula una ma-
teria incolora, finamente granulosa, que aumenta en canti-
dad, que repele hacia atras y abajo el resto del contenido de
dicha cavidad. Durante ese tiempo el contenido de la estre-
midad del cuernecillo se decolora por la desaparicion de la
clorofda, manifeslandose en seguida una especie de mucilago
granuloso sumamente fino: la parte del organo en que se ha
verificado esta variacion se separa al memento de la porcion
inferior por medio de una pared trasversal, que viene a es-
tar proximamente en el centro. Despues principian ya a verse
en ese mucilago incoloro unos corpiisculos cilindricos, en los
que se distingue cierta agitacion. Como la presion ejercidain-
teriormente en el pico del esporango va siempre en aumento,
cede muy pronto su membrana por la punta, y sale en parte
el contenido por la boca que se forma de este modo; proban-
do claramente que no tapiza membrana alguna la porcion es-
pelida, que se acumula en forma de gota, permaneciendo cer-
246
ca del orificio refericlo sin organizarse. Oespuos do veiificada
la referida esplosion de csporango, so rompe lambion el ciier-
necillo por sii verlice, y derrama por fuera su conlcnido, com-
piiesto de iniuimeiablescorpusculos en I'oiniade poquenos ci-
lindros, la mayor parte aislados, perotodavia baslanle con-
glomerados en el mucilago. Los que se hallan aislados y libres
se muevoji con niucha rapidez en todos scntidos; y los segun-
dos se liberlan a su vez, raoviendose hiego del mismo mode.
20, 30 y aun mayor niimero de ellos penelran en el ori-
ficio del esporango de raodo que casi lo llenan; pero la
materia mucilaginosa interior los sujeta. Durante mas de me-
dia hora se los ve avanzar y retroceder sucesivamente, hasla
(|ue por ultimo, apareciendo derepente por bajo de dicho ori-
ficio una linea clara, anuncia la formaciou de una liiembrana
interna y obturati-iz, que no los deja sino agitarse, a veces por
espacio de una hora, en la misma aberlura con que termina
el pico del esporango. Mr. Pringsheira ha observado en cier-
las ocasiones con mucha claridad, bajo esa membrana forma-
(la nuevamente, un cuerpecillo incoloro, mayor que los est*'—
riores, del cual no existe nunca indicio antes de la fecunda-
cion, y que solo puede proceder de alguno de los poquenos
cilindros que haya penelrado en la masa fecundada. Esos
cuerpecillos en forma de cilindros son los esperraatozoidos del
Vaucheria, cuya longitud es de i^o de linea, que tienen dos pes-
taiias desiguales, una a cada estremo, determinando la fecun-
dacion su entrada en el orificio del esporango. La membrana
formada en la abertura de este y alrededor de su contenido des-
pues de su fecundacion, constituye la celula embrionaria quo
lo llena exactamenle, y que lia de ser luego la verdadera es-
pora envuelta por lodos lados poi- el esporango, Verde al nacer,
palidece en seguida; despues se desprende a causa de la des-
truccion de su cubierta, poniendose olra vez vorde al cabo de
tres meses proximaraente, no lardando luego en germinar.
Mr. Pringsheim se ocupa sucesivamente on una [larte do
su Momoria de la fecundacion en las fucaceas, llorideas, sp/ia-
celaria tribuloides, achlio prolifera, ledoyonium y bulboclmtc,
deduciendo de la lotalidad de sus observacioneslasconclusio-
nes siguieutes.
247
l.» Los espermatozoidos no fecundan una c^lula formada
ya, consisliendo la fecundacion en que uno 6 muchos de esos
corpusculos llegan al contenido de alguno que se halla aiin
desnudo de membrana; esla materia, amorfa todavia, no se
cubre con membrana hasta despues que hau entrado los es-
permatozoidos, sirviendo luego al mismo tiempo para tener
cucerrados a los que llegaron a entrar. La verdadera vesicula
embrionaria no exisle pues antes de la fecundacion, forraan-
dose cuando esta se ha verificado ya.
2." Existe entre las algas una reproduccion sexual, y ade-
raas otra gemaria y no sexual.
us
VARIEDADE8.
Diamante hallado en JBogagem, Brasil , tlamado la Estretla del
Sur. Mr. Halphen recibi6 del Brasil haco muy poco tiempo un diaman-
te notable en estremo, tanto por las dimensiones como por la pureza de
su forma cristalina. Desde los primeros momentos de su aparicion en el
comercio llamo la atencion de los lapidarios, que le piisieron de nombre
Estrella del Sur para distinguirlo de los demas diamantes conocidos. Mr.
Halphen confio eso precioso diamante a Mr. Dufrenoy, para 'quo estudiase
su forma y lo presentara a la Academia de Ciencias.
La Estrella del Sur pesa 52si',375, que corresponde a 254J quilates
en el lenguaje de los lapidarios; de cuyo peso perdera pr6ximamente la
mitad al tallarlo, quedando reducido al de unos 127 quilates.
Este peso sin embargo lo hara figurar entre los cuatro 6 cinco dia-
mantes mas preciosos que se conocen. El Regente pesa efectivamente 136
quilates, y el Ko-hi-Noov, propio de S M. la reina de Inglaterra, y que
llamo la atencion publica en la esposicion universal de Londres de 1851,
pesa de 120 a 122 quilates.
Segun la opinion de los lapidarios acostumbrados A apreciar el brillo
del diamante aun en brute, la Estrella del Sur ha de presentar una per-
fecta limpieza, y tendra aquel brillo particular que da al diamante un
valor muy subido.
Sus dimensiones estraordinarias hacen que su precio sea tan grande,
que es imposible fijarlo. El Regente figura en los inventarios de la coro-
na por 6.000.000 de francos, y el Ko-hi-Woov lo compr6 la Compauia
de las Indias por esa misma suma. Pero ademas del gran valor que ha de
tener la Estrella del Sur, ofreco ciertas particularidades que no se habian
observado hasta ahora en los cristales de los diamantes, que es la prin-
cipal razon por .que se present© a la Academia, y que le dan un gran
interes cientiflco; siendo tal su naturaleza, que es probable den origen &
nuevas ideas respecto al yacimiento de los diamantes.
La forma general de la Estrella del Sur es un dodecaedro romboidal
que tiene un bisel muy obtuso en cada faccta, pasando por consiguiente
a ser un solido do veinticuatro caras, las cuales tienen un aspecto mate,
f^mo si tuviesen muchos granillos. Ademas se notan unas ligeras estrias,
que producen las esfoliaciones octaddricas que caracterizan el diamante
como espocie mineral.
249
Su peso especlfico, scgun Mr. Luis Halphen, es 3,529 a la tempera-
tura de 15° centigrados.
En una de las facctas de dicho diamante se advierte una cavidad bas-
tante profunda, que se conoce es efecto de un cristal octaedro que debio
estar incrustado en otro tiempo en su superficie. Examinado su interior
con un lente, deja ver unas estn'as ocla^dricas; de lo cual se deduce, sin
quedar duda alguna, que no fue un diamante el cristal que ha dejado
aquella marca.
En la parte posterior del cristal se advierten otras dos cavidades no
tan profundas, pero que tambien presentan estn'as octa^dricas en su su-
perficie interna, ofreciendo una de ellas sefiales de tres 6 cuatro cristales
distintos.
En el mismo lado del cristal se nota igualraente una parte plana en
que se deja ver la esfoliacion que Mr. Dufrenoy se inclina a considerar
como una fractura; tal vez el punto de adherencia del diamante a la gan-
ga, de la cual lo arrancarian los fenomenos diluvianos que lo arrastraron
al estado de arena.
Finalmente, observabanse en el algunas laminillas negras, como si
fuesen de hierro titanado, mineral que se descubre con frecuencia aso-
ciado a los cristales de cuarzo en los Alpes y Brasil.
De la totalidad de estos datos resulta, que la Estrella del Sur ha de-
bido corresponder en un principio a un grupo de cristales de diamantes
analogos a los grupos de cristales de cuarzo, espato de Islanda, pirita de
hierro y de la mayor parte de los minerales cristalizados; y que el dia-
mante debio por consecuencia servir de cubierta a geodas en medio de
ciertas rocas que todavia nos son desconocidas. pero que segun la obser-
vacion de Mr. Lomonosoff, comunicada a la Academia en 1843, ban
de corresponder a los terrenes metamorficos del Brasil. Esto constituiria
un verdadero yacimiento, y bajo ese punto de vista su formacion guarda
analogi'a con la de casi todos los cristales, principalmente con la formacion
geoda del cuarzo quo se observa en el marmol de Carrara.
La Estrella del Sur la encontro a fines de julio de 1853 una negra
empleada en las minas de Bogagem, uno de los distritos de la provincia de
Minas-Geraes, y es el diamante mayor que ha venido del Brasil a Eu-
ropa.
Los diamantes mas famosos, el del emperador de Rusia, el del gran du-
que de Toscana, el Regente y el Ko-hi-Noor, son todos originarios de la
India.
La operacion del labrado consumira dos meses de trabajo constante,
debiendo efectuarse, despues de la esfoliacion, con solo la accion de la
muela de lapidario.
— Propiedades nuevas del carbon vejetal. Si se clije un carbon Teje-
250
tal hecho ascua y sc sumerje directamentc, 6 despues de apagado por me-
dio del agua fria, en una solucion acida de sulfato do cobre, sc deposila
progresivamente el metal soLre el carbon hasta cubrirlo enleramente. En
los Iiquidos neutros 6 alcalinos no se efectiia Ian Lien la roaccion. En el
h'quido Lareswil, por ejemplo, el cobro depositado en el carbon afecta un
color irisado de la mayor belleza.
La descomposicion de las sales metalicas do acidos organicos es mas
dificil que la de aquellas que contienen acidos minerales.
Las soluciones de plata en el acido nitrico, el cloruro do plata disuelto
en el amoniaco se descomponen facilmente con el carbon vejetal reciente-
mente calcinado. Entonces la plata no tarda en cubrir el carbon con una
capa admirable, y aun algunas veces aparece como cristalizada.
EI carbon de lena incandescente, sumerjido en una solucion de Fowler
modificada por el acido sulfurico, produce un eter muy agradable, que se
ha propuesto examinar Mr. Moride, de Nantes.
EI zinc, hierro, plalino, plomo y mercurio so pueden precipitar con
auxilio del carbon, pero se disuelven en seguida en los licores acidos, lo
cual no sucede con la plata, y con el cobre solo a las 24 boras de hecha
la operacion.
EI coke, carbon de lignito, carbon de materias animales y cl de hue_
SOS, no producen ninguno de los esprosados efectos.
— Modo de juzgar hasta que punto estd bastante seca una casa acabada
de construir, para poderla habitar impunemente. Para conocer si una
casa recien concluida esta bastante seca para vivir en ella sin que peli-
gre la salud de los que la hayan do habitar, se ha de proceder del modo
siguiente.
1.° Elijanse en la casa nueva cierto niimero de habitaciones, tanto
de las que se cree que se hallan mas hiimedas como de las que parezcan
mas secas.
2." Escojansc en las inmediaciones cierto niimero de cuartos ocupados
desde mucho tiempo, para que pueda juzgarse do su grado de salubridad
por el estado de salud de los .que vivan en ellos. Gonvendra establecer
en estos liltimos una graduacion desde los cuartos bien ventilados, secos
y. saludables, hasta las viviendas incomodas, mal ventiladas y demasiado
hiimedas, de modo que sus moradores se hayan resentido de ello.
3.° Cuando se hayan elejido 20 habitaciones 6 mas, asi en la casa
como fuera, es preciso llenar otros tantos botes, de la misma forma, y
que tengan unas bocas de magnitud exactamente igual, con cal viva re-
cien cocida, del mismo homo, y bastante pulverizada, 6 con acido sulfu-
rico del comercio; 500 gramas por bote es cantidad muy suficiente, ya se
haga uso de la cal 6 del acido sulfurico; solo que hay nccesidad de que
se peso cl producto quimico que se elija con una balanza muy cxacta.
251
4.° Segun se vayan pesando las dosis y llenando los botes, se ban de
trasladar estos y colocarlos por distintos encargados en medio de todas
las habitaciones designadas, y cuidaran al salir de ellas do cerrar las
ventanas, chimeneas y puertas.
En las piezas en que haya intencion de poner camas arrimadas a las
paredes, se ban de colocar tatnbien junto a estas los botes del esperi-
mento.
5.° Pasadas 24 horas desde que se haya puesto el primer bote, se
van quitando sucesivamente, y volvidndolos a llevar unos despues de otros
y por el mismo orden en que se colocaron, al sitio en que se hizo el pri-
mer peso. Entonces se pesan segunda vez conforme van llegando los
botes, yse anota el nombre dela pieza en que ban estado, el peso inicial,
y el que tienen al cabo de las 2 4 boras.
Asi queda ya terminada la esperiencia. Examinando los niimeros ob-
tenidos, se advierte que todos los botes ban aumentado de peso; y com-
parando el aumento de los de la casa nueva con el de los procedentes
de los distintos cuartos babitados y mas 6 menos saludables, al momento
se conoce si parte 6 la totalidad de los cuartos de la casa nueva esfan
bastante secos para babitarlos sin ningun peligro. Si no es satisfactorio
el resultado, se espera uno 6 mas meses, en cuyo tiempo se caldea y ven-
tila suficientemente la casa,haciendo despues otra nueva esperiencia.
— Notas para la historia de fa piscicuttura, por Don Alvaro Reinosa.
Generalmento se cree que la piscicultura no Ilamo, al parecer, la
atencion en Francia, y que paso desapercibida esa aplicacion de la
ciencia. Me propongo sin embargo probar, dice el autor, que se ba ejer-
cido en Paris desde un principio.
En 1772 Adanson, el verdadero Aristoteles de los tiempos modernos
por su genio enciclopddico, esplico un curso de historia natural en el Jar-
din de Plantas, habiendose hallado entre sus papeles, despues que murio,
el manuscrito de sus csplicaciones, que Mr. Payer (l) ha dado a luz en
1845. Este compendio de historia natural, a pesar de los progrcsos de la
Zoologia, es aiin muy litil para consultarlo, y entre los libros elemen-
tales merece hoy mismo colocarse en primera li'nea por su metodo de es-
posicion, claridad de las esplicaciones, y principalmente por las cosas ori-
ginates que contiene. Parte de la leccion decimatercia dc dicbo curso se
destiuo a tratar de generalidades relativas a los peces, y cuando habla
de su generacion, se complace en desenvolver la practica de la fecunda-
cion artificial. No quiero abusar do la bondad de la Sociedad, prefiriendo
(1) Cours tf Histoirc naturelh- csplicado en 1772 por Miguel Ailansnn', \) dado a luz
bajolosauspicins de Mr Adanson, sobrinosuyo, con una introdiiccion y'notas de Mr. Payer,
Paris, Victor Masson, ^84a, 2 toraos en 8."
21)2
remilirme i las pdgs. 70 y siguientes del tomo segundo, en las que sc ha-
Ilara un completo resumen de la memoria de Jacobi.
Aprovecho estaocasion para recordar que la refcrida memoria se pu-
blico en Paris por Paul el auo 1770, dpoca anterior a la publicacion de
las Soirees he/vetiennes del Marquds de Pezay (1771), y a la del Trata-
do de la pesca, de Duhamel de Monceau (17 73).
Algunas personas que conocen, mas por su fama que por un pro-
fundo estudio, los trabajos de Spallanzani acerca de la generacion, ban
llegado a decir 6 creer que sus observaciones ban side las que ban in-
dicado el mode de obtener la fecundacion artificial de los huevos de pe-
ces. La memoria de Jacobi se comunico a la Academia de Berlin en 17 64,
al paso que las esperiencias de Spallanzani, principiadas en 1768, no
quedaron publicadas completamente hasta 1787. Si en vez de considerar
el auo 1764 como ^poca de la aparicion de la espresada memoria, elegi-
mos el 1758, en que se remitio a Francia, adquiere nueva fuerza
nuestra observacion. Por consecuencia los trabajos de Spallanzani no pu-
dieron servir de guia a Jacobi, al paso que pudo muy bien suceder lo
contrario. Sin embargo, tampoco es probable esto, porque Spallanzani ig-
noraba el modo de generacion de los peces, lo cual nos indica que desco-
nocia la fecundacion artificial de Jacobi. «Efectivamente, dice despues de
esponer las conjeturas que se formaban acerca de la generacion de los pe-
ces, se ignora completamente c6mo se verifica la fecundacion. » (Pag. 93
del citado libro.) Y sin embargo, en aquella ^poca se habia publicado ya
la fecundacion artificial en obras de que pudo tener conocimiento. Asi es
que en las notas do la traduccion francesa de Aristoteles por Camus (Pa-
n's, 1783, tom. 2.", pag. 354) se hace yamencion de ella.
Spallanzani no era amigo de Buffon, y por eso aprovechd aquella co-
yuntura para criticarlo? y sin embargo, el autor de las Epocas de la na-
turaleza acertaba al afirmar que no hay copula en los peces, y que el
macho derrama su licor seminal en los huevos que la hembra ha puesto.
«Tal es la opinion del Conde de Buffon, dice; y como la sienta sin g^nero
alguno de duda, cualquiera creeria que presentaba en su apoyo las prue-
bas mas concluyentes. Con todo, solo se funda en la opinion popular ge-
neralizada hasta el tiempo de Swammerdan, no existiendo todavia obser-
vacion alguna s61ida sobrc esta materia."
Pudiera citar varies naturalistas que ban publicado trabajos sobre
ella hace mucho tiempo; por ejemplo el doctor Grand comunico a la Aca-
demia de Estocolmo en 1745 una memoria sumamente detallada acerca
de la freza del salmon, documento lleno de noticias curiosas, y que con-
tiene «la cadena de datos neccsarios para resolver el problema" de acuer-
do con los deseos del c^Iebre abad. La opinion de Buffon, que era popu-
lar, segun dice muy bien Spallanzani, se formulo por Aristoteles; unico
253
de los antiguos, como afirma Cuvier, que ha tratado de la historia natu-
ral de los peccs bajo un punto de vista cientifico y con cierto ingenio."
Los trabajos de Spallanzani hahian de conducir natural 6 inevitable-
mente a la fecundacion artificial de los peces; y asi vemos que el caba-
llero Jos6 Bufalini, de Cesena, logr6 fecundar artificialmente varies
peces.
— Observaciones sobre la vision binocular: por el profesor William-
B.-RoYERs. [Jmericat journal of Sciences and jirtsj julio 1855.) El
autor, despues de haber recordado el descubrimiento del estereoscopo y
su importancia para la teoria de la vision binocular, describe algunas ob-
servaciones nuevas.
1 ." Se toma una labia y se seiialan en ella dos lincas que forman un
angulo agudo, tal que sus dos lados resulten separados entre si al estre-
mo de la tabla por una distancia igual a la que hay entre las pupilas de
arabos ojos. Clavense tres alfileres de igual grueso, uno A en el punto de
reunion de las dos lineas, y los otros dos, ^ y C, en cada una de ellas
a distancia igual del primer alfiler. Acercando luego la cara a la estre-
midad de la tabla y mirando al alfiler mas distante, que se halla en el
vertice del angulo, se ve otro alfiler mas grueso que el primero ocupan-
do al parecer el mismo sitio 6 muy proximo a el, que es el resultado bi-
nocular de los alfileres £ y C, vistos con ambos ojos que converjen ha-
cia el punto J. En esta esperiencia, es menos importante notar que cuan-
do se ve la imagen compuesta, se distingue a su derecha la imagen del
alfiler de la derecha tambien mirado con el ojo izquierdo, y a la izquierda
la imagen del alfiler colocado en el mismo lado visto con el ojo derecho;
esas imagenes laterales se representan a la misma distancia y de igual
grueso que la imagen compuesta.
El esperimento in verso sale tambieu perfectamente-. el alfiler J se
deja en el vertice del angulo, y los ^ y C se situan en las prolongaciones
de las dos li'neas mas alia de J; fijando entonces el alfiler A, que es el
mas proximo, se descubre otro segundo mas pequeSo situado casi en el
mismo punto que A, y es el resultante binocular de los alfileres compo-
ncntes B y C. Tambien se observan en este caso dos imagenes laterales.
Si se sustituyen los alfileres B y C en las dos referidas esperiencias
con unos dibujos estereoscopicos adecuados, se observa una imagen pers-
pectiva, como sucede con el estereoscopo ordinario.
2." Segun hcmos dicho, las imagenes laterales 6 componentes apare-
cen a la misma distancia y de igual magnitud que la imagen resultante.
Apoyandose en este hecho y algunos otros analogos, considera el autor
como una ley de la vision el que cuando tenemos fijos atentamente los
ojos en un objeto dado, los demas que vemos al mismo tiempo se nos pre-
sentan como situados en la misma distancia. Asi pues, si se pone una luz
2;i4
en cualquier punto y so coloca iin lapiz entre el oLservador y la liiz
so veran dos imagenes del lapiz igualmonte distantes al parecer que la
luz, pero con la condition que se ha dc lapar con una panlalla la mano
que sostenga el lapiz; es decir, que es precise ocultar a la vista todo lo
que pudiera indicarnos la verdadera posicion del objeto.
3.° El aulor describe un aparato estereosc6pico basado en el mismn
principio que las primeras esperiencias de que nos hemos ocupado; impi-
diendo que se vean las imagenes laterales cierla particular disposicion de
las pantallas.
4." En la vision binocular ordinaria se ha de situar la vista segun la
distancia del objelo quo se mira, haciendo al mismo tiempo que converjan
los ejes 6pticos a igual distancia. En las ilusiones que acabamos de refe-
rir, es nccesario que se halle el ojo a la distancia real a que se encuen-
tran los objetos, al propio tiempo que los ejes opticos ban de cruzarse a la
misma distancia a que parece hallarse la figura resultante. De aqui nace
unesfuerzo mayor 6 menor, que dificulta a ciertas personas la percepcion
clara de estos fenomcnos.
5.° En los estereoscopos de Brewster y de Wheatstone, no se necesi-
ta, en general, el mismo esfuerzo: sin embargo, Mr. Rogers demuestra
que en ciertas posiciones no llegan los rayos al ojo con el grade de di-
verf^encia que ofrecerian si procediesen dircclamcnte del sitio aparente
del objeto.
jlumbrado del piienle del Tdinesis con la luz electrica. En el mes
de enero de 1855 seeslaba levantando un nuevo puente sobre elTamesis,
el de Westminster, frente a las camaras del Parlameuto; y como la mar-
cha de los trabajos habia de subordinarse al estado de la marea,
bubo necesidad muchas veccs de ejecutarlos durante la noche. Para esto
en una atmosfera generalmenfe oscura a causa de la niebla, eran dc
todo punto insuficicntes los medios ordinarios de alumbrado; fud pues
precise rccurrir a la electricidad, cuya viva y deslumbradora luz puedc
penelrar las tinieblas mas densas. La csperiencia del alumbrado eldctrico
de los trabajos del puente de Westminster se verified el 3 dc dicho mes
a las seis y media de la larde. La luz que produjola bateria eldctrica tenia
una intcnsidad igual a 72 mecheros de Argant, 6 sea cerca de 1000 bu-
jias. El aparato se coloco a la oriila del Tamesis, y proyectaba el haz lu-
minoso a 70 melros proximamenle en medio del rio, en cuyo sitio traba-
jaban 45 hombres en clavar estacas con auxilio de mazes de gran fuerza.
El espcvimento salio pcrfectaraenle-, la luz era intensa, pero no cansaba
la vista, cscediendo con mucho a la que da la luna, aunque parlicipaba
algun taute de su suavidad. La cueslion capital del costcdc la Inz eler-
Iricaha dado al parecer un paso decisivo, pues aprovechando los residues
que deja la preparacion de ciertos colores muy pedidos en el comer-
255
cio, es probable quo en lo sucesivo no soa mas costosa esta luz que la
del gas.
— Origan del telegrafo submarino, y su estension d las Indias y Ame-
rica. En las actas de la ultima reunion de la Asociacion britanica para
el adelantamienlo de las ciencias, se lee entre olras cosas lo siguiente.
Despues de reclamar Mr. S. Brett para si y para su hermano la hon-
ra, no solo del invento sino del primer proyecto y establecimiento de los
tel^grafos submarinos u oceanicos, refiere Mr. John Brett las dificultades
que se le ban presentado y los contratiempos que ha tenido al establecer
el primer telegrafo submarino que esta funcionando hace tres auos entre
Francia d Inglaterra; y recuerda que ba llegado a cabo con tanta fortuna
como buen (jxito la comunicacion telegrafica quo uno a la misma Ingla-
terra con Bdlgica desde l.°demayo de 1853. Luego entra en algunos
detalles acerca de los obstaculos que ha tenido que veneer, cuando hubo
que colocar el cable submarino en el fondo del Mediterraneo, especial-
menteal llegar a un valle cuya profundidad cscedia 100 brazas a las que
se aseguraba que habia en la linea que une el Piamonte con la Corcega.
Las profundidades que se ban hallado entre Inglaterra y Francia, 6 entre
la primera y B^lgica, no pasaban a lo sumo de 30 brazas, I'nterin que
ha bajado el cable en el Mediterraneo hasta 350 (la braza es de 2 me-
tres), profundidad 8 veces mayor que la del canal de Inglaterra. Todos
los que iban a bordo creian que el cable se romperia con la enorme pre-
sion que habia de sufrir al atravesar ese inmenso vaci'oi y los oficiales es-
perimentados de la marina sarda que tomaban parte en esta gran opera-
cion, aconsejaban unanimemente dar un enorme rodeo de 8 millas para
h- a buscar las islas Gorgona y Capuya, a cuya proximidad indicaha la
sonda linicamente una profundidad de 100 brazas. De temer era que, no
adoptando este partido, se perdiese todo el cable conductor. Mr. Brett no
negaba que fiiese el mas prudente, pero envolvia una gran cnestion que
habia necesidad de resolver a la vez. No se trataba de una Iinea que iba
a parar a Corcega, sino de otra que partiendo de dicha isla a CerdcBa, y
desde esta al litoral de Africa, habia de terminar en las Indias, teniendo
por consiguiente que atravesar mares cuya profundidad habia de ir au-
mentando. Por lo tanto era muy importanfe decidir en el acto si era po-
sible esa travesia. Procediose resueltamente a la ejecucion del pensamiento
echando al mar el cable? al principio parecia que bajaba por la ladera de
una monlaija submarina de algunas millas de larga, hasta una profundi-
dad variable de 180 a 20 0 brazas; luego se creyo que se hallaba repen-
tinamcntc al horde de un precipicio cuyo fondo no bajaba de 350 brazas,
profundidad que cscedia en mas de 100 brazas a la que indicaban las
mejorcs cartas en la derrota seguida hasta alli; el cable se precipito con
una celeridad espantosa, y si no hubiera sido tan solido, iududableraente
21)6
se hubiera perdido. Les fae por tanto necesario pasar anclados en el si-
tio toda la noche sobre el mismo cable, para reparar las aven'as del bu-
que. Mr. Brett se da el parabien por su arriesgada determinacion de no
separarse del derrotero mas directo, porqne la esperiencia que adqniri6
en tan peligrosa operacion asegura mejor el dxilo do las que aiin dcben
hacerse en mares mas profundos. El inteligente comandante de navio Mar-
ques de Ricci, que habia dudado hasta entonces del exilo de la empresa,
se convencio plenamente de que esta clase de cables, por su forma y
combinacion de los elementos de que se coraponen, presentaba garantias
tales de resistencia, que con algunas mejoras que se ban discutido poste-
riormente, podran desafiar a las mayores profundidades del Atlantico. Al
parecer era mas natural seguir la Peninsula italica hasta Kapoles y por
la Sicilia, en vez de dar un salto desde Cerdeua al Africa; pero se temie-
ron los obstaculos que hubieran podido suscilar los numcrosos estados
pequeBos que habian de encontrarse en la derrota. Tal como ha de
plantearse, la linea solo tendra que entenderse con los gobiernos de Cer-
deua y Francia, que ban alentado su fundacion por medio de concesiones
y garantias las mas generosas, admitiendo que los partes, en cualquier
lengua queest^n, se trasmitiran sin mutilacion alguna. Dos planes hay para
ir desde el litoral de Africa a Egipto y Alejandri'a. Se puede, 6 bien co-
locar un cable submarino en los Placeres a lo largo de las costas del Me-
diterraneo, 6 bien enterrar en la arena, a lo largo de la playa, un cable
subterraneo. Es una fortuna pensar que cualquiera de los planes, 6 am-
bos, pueden realizarse sin que baya nada que lemer respecto a la seguri-
dad de la linea. Mr. Brett concluye dando cuenta de los estudios y tra-
bajos que ha hecho con el fin de prepararlo todo para la linea de tele-
grafia eldctrica que ha de unir d la Inglaterra con America, indican-
do las profundidades que se ban de encontrar, siguiendo el derrotero pro-
puesto recientemente con pleno conocimicnto de causa por el teniente
Maury, tambien presenta un calculo del peso y coste del cable, y dice
que con un ingreso diario de 100 a 150 libras (de 100(10 a 15000 rs.)
habria para pagar ampliamente el interns del capital invertido. El plan
de Mr. Brett comprende varias lineas de comunicacion, y no admite en
manera alguna la idea de una sola linea, por parccerle completaraente in-
suficiente.
S6anos permitido llamar otra vez la alencion acerca de los inmensos
servicios que MM. Jacob y John Brett ban preslado a la Sociedad "con sn
portentosa creacion: los lel^grafos submarines son un paso de gigantc.
—•■»* J <i J) .'-(?«•♦
N." o."-REVISTA DE CIKNClAS.-il/m/o 18:'>f..
mmm exactas.
iOiSTR^^'OlIBi^.
Delerminacion de la latilud por los azimules c&lremos de dos
cslrdlas circumpolares; por Ma. Babinet.
(Complcs rcndus, 7 enrm ^8J^l.)
loDAs las cslrellas que no Uegan al ccnit de iin punto ofro-
con en su acimut un maximum orienlal y olro occidental sus-
ceplibles de observarse con la mayor precision, conslituycndo
el medio mas exacto de determinar una lalitud cuando se su-
ponc conocida la distancia polar de la estrella cuyas cscur-
siones estremas en azimut son las obsorvadas. En ese case se
esta exenlo dc los errores de la refraccion, dc los de punteria
por los hilos horizonlales, que a causa de la dispersion y ab-
sorcion de la almosfera producen graves dudas; finalraenle.
verificada la medida del doble azimut por la misma punteria
a derecha e izquierda sobre un mismo punto luminoso tornado
a igual altura, desaparece el error personal, como en la coin-
cidencia y lectura del baromotro de sifon, en que los errores
de clla en la parte superior e inferior de la colurana mercu-
rial son iguales, y se compensan. Aiiadire ademas que los er-
rores de inclinacion del eje, tanlo respecto al horizontal y
sus pezones como para el vertical y sus inclinaciones varia-
bles, son 6 nulas en dicho case, 6 lacilos de rectificar; solo
que es necesario que se hagan de dia 6 do noche las dos ob-
servaciones de azimnfes eslremos, lo cual es tanto mas indis-
pensable por los nuevos estudios verificados en Inglaterra y
America, dondc se ban indicado recienlemente y a un mismo
liompo las ecuacinncs de dia y de noche.
xmio vr. 17
2:)8
Hace miioho liempo que me fije en esle procedimienlo
para oblener la lalilud de iin lugar, y de ello he hablado a
varios sabios practicos; pero hace algiinos anos que Mr. Sa-
witch ha praclicado esle melodo, que no se halla indicado eu
la obra de Daily, y ha sacado de el lodo el parlido posible.
En cuanlo al metodo que es objeto de la presenle nola, di-
remos que si se elije una estrella cuya dislancia polar ^ sea
menor que el complemenlo de la latitud, ofrecera a uno y olio
lado del raeridiano dosazimules eslremos +^ Y — ^> sepa-
rados por una distancia aziraulal igual a 2 A, cuya dislancia
medida independienlemente de la refraccion, dara
sen. <fi=cos. >^sen. A,
siendo k la latilud (1).
(l) Si se iinagina un triangulo esfdrico cuyos vdrtices scan el cenit Z,
el polo P y la estrella E, el lado Z P sera el complemento de la latitud,
6 90" — X, el lado P E sera la distancia polar J\ de la estrella, el angulo
en Z sera el azimut A de la estrella, y si llamamos E el angulo en la
estrella, tendremos por la relacion de los senos y sus lados opuestos:
Sen. E : sen. (90" — a') : -. sea. A : sen. c/1,
y de aqui
sen. cT
sen. A= sen. E.
COS. A
Para que se verifiquc el maximum de A es neccsario que se halle tambicn
en ^1 sen. E, lo cual produce JF = 90". En ese case se obtiene para cl
azimut cstremo A
sen. t/! = rns. X sen. A,
segun se ha admitido en el tcsto: ademas en el triangulo rectangulo ZI'E
se obfendra el angulo horario p de la estrella por medio do la formula
cos. p = tang. J\ tang. K
al paso que la dislancia cenital z, en el inslante do la aniplitud maxinui
en azimut, se oblcndra por
yen. \ = fos. s cos. t/l.
2r)'j
No se trata por siipueslo de una delerminacion que aspire
a una precision escesiva; y si solo de una delerminacion geo-
grafica 6 de viaje, que sea de exaclilud suficienle, y se pueda
obtener en pocos minulos, sin barometro ni termomelro, sin
lablas de refraccion ni conocimiento preliminar del meri-
diano.
Para eslo so observaran dos eslrellas elegidas de modo
que con relacion al punlo del observador lleguen casi al rais-
mo liempo, la una a su escursion eslrema en aziinul por la
parle de Orionte, y la olra a su aniplilud azinuilal maxima
por la de Occidenle; debicndo medirse en el circulo horaiio
la dislancia azimutal que separa eslas dos escursiones cslre-
mas de ambas eslrellas a uno y olro lado del meridiano. Esla
sola observacion, ese solo arco medido, unido a lasdislancias
polares J" y </i' de las dos eslrellas, dara la lalilud ^ del punlo,
Efeclivamenle, si Ilaraamos A y A' las escursiones maximas
en azimul de las dos eslrellas elegidas, tendiemos
sen. ^=:cos. k sen. A,
sen. y= COS. a sen. A';
y si llamaraos q al arco medido en el limbo horizontal enire
los dos azimutes, cuya amplilud es A y A', lendremos ademas
A4-A'=:7:
eliminando A y A^ de eslas Ires ecuaciones> resullara el valor
de A. Como esle elemento se conoce siempre anticipadamenle
con baslanle aproximacion, sera facil, sin necesidad decalcu-^
los complicados, hallar el resullado que una variacion liipo-
letica de cinco minulos, por ejcmpio, en el valor de a produ-
ce en lasuma A-|-A' de ambos azimules; y examinando luego
la diferencia que haya enIre el valor q do esla suma y el ba-
Uado por una hipolesis de las anleriores, se podra calcular
la correccion que haya de hacerse en la lalilud k para que la
suma A-|-A' sea prccisamenle igual k q. Cuando se haya pre-
[);ir;i(Io el calculo convenientemenlo. basia uno 6 dos minutos
para oblcnor dicha corrcccion por medio do una piopor-
cion (1).
Para hacer una dclcrminacion dc csla clase con Mr. Emile
Briinncr, que puso a mi disposicion un pequcno leodolilo dc
viaje, y que verifico las lecluras y recUficacioncs del inslru-
menlo, me he valido de los dos pares de eslrellassiguienlcs:
J" de Casiopea, que pasa por su azimul estremooccidenla!
hacia las 9'' SG" de la noche.
0 dc la Osa mayor, que Uega a su azimul eslrcmo orien-
tal hacia las 9'' \)>.
Y luego:
i de Casiopea, cuyo azimut estrcmo sucede pr6\imamen!(>
a las 10'' 21-.
h de la Osa mayor, cuya escursion cstrema se verilica
hacia las 1 0>' 38™.
(1) Sea X la lalilud considcrada como peqiieua, y X -\- t olra laliMid
tcnida como raayor que la del punto cii que so liacc la oLscrvacioii.
Calctilo priincro J, y /i^,, liicgo j4^ y A\ para las latitudes X y A -\-i:
lo cual da
./. + ./', = ,/„
Por consigiiienlc, una variacion » en la latitud inlroduce olra
(h — 7.
en la suma dc los azimulcs. Ahora, si la obscrvacioii da una siiina ic;;ial
a q, se hallara la adicion x que ha dc hacerse en la lalitud a, que se Iia-
lla disminuida, para lograv la verdadcra por medio dc la proporcion
i- n.—(h- •■ :c: q—q,.
Ademas Blr. Cauchy ha hccho ya la climinacion algebraica, y por
medio de la formula
lane;. ('/ + -)
tana;, ^y+tanir. ;— — ,
^ ' " cos. y cos. z
quo sirve para que pucdan calciilarsc por logaritnios todas las espresio-
nes binomiaa y aun las trinomias, se consegiiira, si se quierc, el caiculo
arilmotico sin iicrcsidad dc suponcr apifiximacien alguna pvoliminar.
Todo cslo en la ej)oca del piincipio de cncro, y |)or los iT de
lalilud; de modo que en el primer caso se obliene su lalilud
con auxilio do observaciones que solo cxijen una eslacion y
un cielodespejado por espacio de 27 minulos, y en el segundo
durante 17 minutos iinicamenle.
Como todo lo mas que se necesita son dos minutos para
calcuiar la latitud por la leclura del angulo azimutal q=A-\-
-1', es evidenle que podra delerminarse acto conlinuo uno de
los aziniutes, A por cjemplo. por medio de la ecuacion
sen. ,V
sen. .1
cos. A.
eon lo cual sera facil colocar el anieojo del inslrumeulo en el
meridiano, y por consecuencia saber la hora del lugar con
auxilio de la primera eslrella intertropical conocida, y que se
lialle en los calalogos, que pase por el hilo del centre de di-
cho anteojo. De este modo cualquier viajero, merced a la
oporluna eleccion de pares de estrellas, podra en toda esta-
cion y pais obtener en pocos minutos la latitud y la hora del
lugar, y por lo tantosu longitud cronometrica; viendose asi li-
bre de todas las evenlualidades de descomposicion de insiru-
menlo, inconstancia atraosferica, accidentes y fatigafisica que
ilevan consigo las observaciones de las estrellas.
Facil seria probar que la exactitud de este procedimiento
puedeconseguir la precision de las determinaciones de la mis-
ma geodesia; pero siempre sera preferible en las estaciones
geodesicas observar la misma estrella en sus dos escursiones
eslremas al Oriente v Occidente.
Descuhrimienlo de dos perjucuos planelas: el 38." // 39.° de Id ja-
milia de los asleroides que circida enlre Marie y Jupiter.
(I.'liislilul, '■} abiU I85G.)
Comunicacion de }^}^. A. Colla, Director del Observatorio
de Parma.=l^diVimi 27 de marzo dc 185fi.=:El aslrononio
€hacornac, a quion debemos el descubriraicnlo dc los pequo-
fios planelas Massalia, Focca, Polimnia y Circe en 20 tie se-
liembre de 1852, G de abril do 1853, 28 de oclubre de 1851
y 6 de abril de 1855, acaba de enriquecer el sisleraa solar
con olros dos planelas de la familia de los asleroides que circu-
lan entre Marte y Jupiler, el 38." y 39." de la serie, a los ciia-
les ha dado Mr. Lc Verrier los nombrcs de Leda y Lelicia.
Eslos dos planelas ban sido descubierlos en el corlo periodo
de 29 dias.
El primero de eslos planelas ha sido descubierlo por Mr.
Chacornac en el Observalorio de Paris a las 9'' 33" de la
tarde del 12 de enero de 1856 en la conslelacion zodiacal de
Cancer, entre la estrella c^i y la 52." de la de Harding, a cor-
ta distancia de la ecliplica. Su brillo igualaba apenas al de
una eslrella de 9." a 10.^ magnilud. El anuncio de esle des-
cubrimienlo, que lo he recibido direclamente del Observalo-
rio por circular de Mr. Peters, designaba para el 12 y 13 de
enero las posiciones siguienles;
- Tiempo luedio de AMcnsion recta.
li m s
12 11 52 43 » "^^-S' ll'',9
12 12 18 22 a*-t-i' 36",7 »
13 9 54 32 a*-j-3 46,9 »
13 10 21 6..... » </*-2 37,6
13 10 13 i -*+3 45,8 »
Posicion de la eslrella de comparacion de 8.=' magnilud
por una observacion raeridiana del 13.
«=8'' 35' 19",99 , cT = + 17" 23' 53".
Segun eslas posiciones, el planela tenia en la epoca del
descubrimienlo un movimiento retrograde, y su declinacion
boreal disminuia.
Este descubrimienlo ha sido confirmado en Liverpool el 19
de enero, en Berlin el 20, el 24 en Bisk, el 25 en Durham,
el 27 en Leyde, el 29 en Cambridge y el 31 en el Observa-
lorio de Allona.En febrero ha sido observado este planela en
55'
/i8",5
43
6,4
28
39,0
59
18,1
59
hi
263
Hainbui'go, eii Viena, en Leyde y en Diiihani, mas lasobser-
vaciones de que lengo conociraienlo no pasan del 17 de febre-
ro, y son linicamenle en nuracro de 32.
Mr. Pape, astronorao del Observatorio de Allona, ha
calculado Ires sisleraas diferentes de elemenlos de la orbita de
osle planela, siendo el 3." el que parece mas seguro, y es el
siguienle:
Epoca 1856 enero 0,0 t. m. de Berlin.
Anomalia media 12"
Longilud del perihelio 99
Longilud del nodo ascendente. 296
Inclinacion 6
Angulo de escentricidad 8
Log. a = 0,437765
Log. ^=2,893360
El segundo planeta de 1856 ha sido descubierlo como el
primero por Mr. Chacornac a la !•' 7°" de la mafiana del 9 de
febrero, en 11'' 21"° 50' de ascension recta, y +4° 58' 2" de de-
clinacion; es decir. enlre las eslrellas t y er del Leon, cerca
de laecliplica. Su movimienlo horario en M era = — 1*,4 y
debil, sin indicar la cifra, el de declinacion. Su brillo era al-
go superior al de Leda, y semejante al de una eslrella de 8.'
a 9.^ magnitud. Los astronomos de Altona, de Hamburgo, de
Viena y de Florencia han confirmado el descubrimiento enlre
el 16 y 25 de febrero.
.Los elemenlos de la orbita de esle planeta, segunMr. Riira-
ker, aslronomo de Hamburgo, son
Epoca 1856, febrero 20,0 I. m. de Berlin.
Anomalia media 188" 38' 11",7
Longitud del perihelio 335 53 22,7
Longilud del nodo ascendente.. 157 52 46.6
Inclinacion 11 24 11.2
Angulo de escentricidad 8 46 26,3
Log. «=0,43839.
::64
Obscrcaciunes del phincia Xi'j)luiio , vcrijicadas en cl Heal
pur I). A-n:omu A(iLiL.\n y D. Eduardo Novli.la, // compa-
naque oslrotwmico do
Las observacioncs estan correjidas dc refraccion y paralaje, y por
lauto reducidas a posicion geoceiilrica aparenle.
Las cfcmerides esUin calcnladas de diez en dicz dias para Oi' dc
liempo medio de Berlin (l); lia sido por consiguienle preciso inlerpo-
larlas para todos los dias, y suponiendo que la difcrencia de longitudes
cnlre los observalorios de Madrid y de Berlin es 1'' 8'" 17-, 0, se ban
obtenido las ascensiones rectas y dcclinaciones medias del planela
(I) La cicclinacioii iijserla ou Lis eicmcridcs para tl iliu tj dc Jlcicinbi'c tieiic; iiii error
de 20".
Ticiii|)0 iDci
io dc la obscrvaciou.
rSX. .iparenlc oli-
Soiiiindos
/<.. I-. u'
lie IJb
Kf.— 01).
■1853.
.',cr\;\d;i-
oreiiJL'rit!i;s.
d h m s
ll lU s
s
Selienibrc.
.12 11 47 7,73
23 12 48,83
49U2
+0,59
13 11 43 5,74
12 42,72
43,34
+0,62
14 11 39 3,5)2
12 36,79
37,27
+0,48
19 11 18 54,10
12 6,^3
7,02
+0,59
20 11 14 52,02
12 0,84
1,05
+0,21
24 10 58 45,22
11 37.01
37,38
+0,37
25 10 54 ^3,29
11 30,96
31,43
+0,47
Oclubic...
. 2 10 26 32,55
10 51,47
51,78
+0,31
3 10 22 30,76
10 45,58
46,28
+0,70
11 9 50 22,08
10 4,04
4,44
+0,40
12 9 46 20,94
9 58,80
59,53
+0,73
15 9 34 18,89
9 44,42
i5,17
+0,75
17 9 26 18,58
9 35,90
35,99
+0,09
18 9 22 17,48
9 30,70
31.59
+ 0,89
23 9 2 16,20
9 9,92
10,51
+ 0,59
24 8 57 17,55
9 6,16
6,58
+0,42
27 8 H 18,63
8 5 5,94
55,3 '1
+0,^0
2()I)
Observaloriu dc j/udrid con el circdlo meridiano de ilepsold
racion con las c/hiierides del Sr. Bruuns inserlas en el Alma-
Brrlia para 1857.
para cl momento del paso por el merkliano de Madrid, las que redu-
cidas a posicion aparcnte dan los resultados de que solo se insertan
los segundos en la coliimna Se(jundos de las efemcridcs.
La otra coluinna conliene los errores de las tablas.
Las letras A. y N. iiidicuii el nombre del aslr6nomo que ha hecho
las observaciones y los calculos corresporidiciUcs.
A pesar de lo contrario que ha sido el ultimo otouo para observa-
ciones astron6micas, no obstante el numero dc las vcrilicadas en es-
te Observatorio, cs superior a las quo del mismo planela se hacen
generalmente en Greenwich, lo que prueba la bondad de nuestro
cielo.
Declinat'ion aparcn-
te observada.
d'emi-iiilcs.
6" 15 55,9
16 32.8
17 li,l
20 21,9
20 58,0
23 31,2
24 8,5
28 14,5
28 55,4
33 11,8
33 39,8
35
9,7
»
36
28.5
38
36.2
38
58,2
40
9,6
51,5
30,3
9,0
20,9
58,8
27,9
4,6
13,1
47,3
5,3
35,6
3,2
»
26,0
32,5
56,0
F.f.-OI).
"H
+4,4
+2,5
+5.1
+1.0
—0,8
A.
A.
A.
A.
A.
+3,3
+3,9
+l,i
+8,1
+ 6,5
iN.
N.
A.
N.
N.
+4,2
+6,5
»
A.
N.
N.
+2,5
+ 4'^
A.
N.
_|_2 2
1 +<^'5
A.
N.
^OTAS.
Celaaes.
Poco visible. ;,. ■
Celages.
quenopcrmilieron tomar la decliuacion .
Pcco visible.
Undulanle
266
rii'ii]|)o mc<l
0 <l<- 1
a obscrvaciun.
iVl\.. aparcnic ob-
Segundos
de las
Ef.— Ob.
1835
scnaila.
cfcmeridi-s.
cl
Ii m s
h in s
s
Oclubre...
28
8 42 19,26
23 8 51,46
51,80
-1-0,34
29
8 38 19,94
8 48,05
48,36
-f0.31
Noviembre
3
8 18 24,67
8 32.29
32,68
-1-0,39
0
8 10 27,32
8 26,74
27.20
-1-0.46
6
8 6 28,98
8 24,30
24,57
+0,27
14
7 34 45,01
8 7,56
8,03
+0,47
15
7 30 47,61
8 6,07
6,50
+0,43
17
7 22 52,88
8 3,15
3,80
-j-0,65
19
7 14 59,07
8 1,17
1,61
+0,44
27
6 43 27,84
7 57,28
57,70
+0,42
Diciembre,
2
6 23 50,39
7 59,33
59,41
+0,08
3
6 19 54,82
7 59,69
0,15
+0,46
4
6 16 59.77
8 0,52
0,98
+0,46
3
6 12 4,49
8 1,17
1,97
+0,80
6
6 8 9,89
8 2,49
3,09
+0,60
7
6 4 15,24
8 3,76
4,33
+0,57
8
6 0 20,82
8 5,25
5,70
+0,45
9
5 56 26,58
8 6,94
7,20
+0,26
14
5 36 56,17
8 16,32
16,64
+0,32
15
5 33 2,48
8 18,36
18,83
+0,47
22
5 5 51,20
8 37,51
38,12
+0,61
267
Occlliiacion aparcii-
Si':;iind(>s
do las
Kf.— 01..
J
NOTAS.
tc iibstTVada.
efuniciidfs.
1
»
)>
»
N.
Pelages nopermitieron tomar la declicacion.
-6° 40 47,6
44,1
+3!5
N.
Nubes,
42 19,9
15,4
+ ^1,5
N.
42 48,8
46,9
+1,9
A.
43 0,6
1,7
+3,9
A.
44 36,3
32,7
+ 3,6
N.
44 44,6
41,7
+2,9
N.
44 58,6
54,0
+4.6
A.
45 7,6
4,7
+2,9
A.
45 16,5
14,3
+2,2
N.
Fosco.
44 57,2
54,3
+2,9
N.
44 49,3
48,1
+1,2
N.
44 48,3
40,8
+7,5
N.
Foco visible.
44 39,4
32,9
+6,5
A.
44 30,4
24,1
+6,3
A.
44 21,2
14,6
+6,6
A.
44 8,4
3,8
+4,6
N.
43 54,9
52,7
+2 2
N.
43 47,6
44.4
+3^2
N.
43 32,2
29,2
+3,0
N.
-6" 40 18,2
is/i
+2,8
N.
CIENCIAS FISiaS.
**Sm3K> ©.1>0*«—
FlSlCil.
Propagacion del calor en /os 7ne/fl/es. (listraclo tie una Me-
moria de Wii. G. Wiedejlvmv.)
(r,il)liot. iiiiiv. ill' Ciiiolirn, eMr.'> 1836.)
Con los csperiiuenlos de Mr. Franz ha comprobado Mr.
AViedemann, que las disposiciones de varies metales para
conducir el calorico y la eleclricidad difieren muy poco en-
Ire si.
Valiendose del mismo aparalo que habia empleado en di-
chos Irabajos, ha fijado recientemente Mr. Wiedemann la
conductibilidad del cine respectoal calor en 19,0, suponiendo
igual a 100 la de la plala. Por consecuencia, la disposicion
que tiene el cine para conducir tanto el calor como la elec-
lricidad, es proximamenle igual a la del laton (1).
Habiendo calentado la eslremidad de una barra formada
de otras dos de cobre y cslano puestas en conlaclo por sus
secciones trasversales, y observando la distribucion del calor,
descubrio Mr. Despretz (2) que las lemperaluras do las refe-
ridas barras diferian en l°,i7 C M. en su punto de conlaclo;
y de aqui dedujo la conclusion, que el calor sufre una resis-
icncia a su paso de un metal a olro. Algunos esperimentos
(1) Mr. Bccquerel Ii.t dcscubicrto que la comliiclibiliilad cloclrica
del cine so Iialla cspresada por 1\.
(2) Jnnales de Pogrjendorff, loiu, iG, pag. iS-i.
2«!)
mas mndernos de Mr. Angstrom (1) y de Mr. Gore (2) conlir-
man al parocer cstc mismo resuUado.
Conlinuaiulo sus trabajos relativos a la propagacion del ca-
lor, ha estiuliado lamblen Mr. Wiedemann su paso de un me-
tal a otro, usando primero el aparato que se ha indicado ya.
Los hilos melalicos. ciiya fiuuillad conduclora eslabii averi-
giiada preliniinarmcnie, los soldo dos a dos por sus seccionos
Irasversales; y despues de remachar las punlas los puso en
el a|)aralo, calenlandoles una de ellas con auxilio do una cor -
rienle de vapor de agua hasta lanlo que se verifico la dislri-
bucion del calor de un modo conslanle en (oda su longilud.
Aplicando enlonces el elemenlo lermo-clectricodel aparalo a
los hilos en punlosequidislantes, fue facil deterrainar su lem-
peralura; y calculando la de los hilos en el punto de contaclo
por los resullados de la esperiencia, se obluvieron los nume-
ros conlenidos en la siguiente labia. El hilo mas proximo a I
loco del calor se pone el primero, y su lemperatura ?/ en el
punlo de conlaclo, asi como la del hilo mas dislanle del foco
if/,(qHC se supone conslautemente igual a 100), sehanevalua-
do en grados del galvanomelro pueslo en comunicacion con
el elemenlo lermo-eleclrico.
y y>
riala-cohre 111,5 100
Cobre-plala 115 100
Cobre-hierro 107,5 100
Cobre-cobre 100 100
Lalon-plala 99 100
Estos niimeros pudieran inducir a creerque efeclivamenle,
nl pasar de un melal mejor conduclor a olro, sufre el calor
una resislencia que so manifiesla por una nolable disminucion
de lemperalura en el punlo de conlaclo de ambns hilos; cuya
resislencia dojaria de cxislir en el paso del calor de un hilo
a olro del mismo melal 6 de diferente, pcro dolado de mayor
(l) Jnnalcs de Poqgendorff, torn. 88, pag. 1G5.
{'1) Philosofhicat 3/agazinr, fi, torn. C, pag. 382.
210
conduclibilidad. Esla disparitlad en las observacionos infiiii-
dia el leinor do que los resiillados oblenidos dependieson mas
bien de un vicio en el nietodo de observacion, que de la in-
fluencia. particular do la trasinision del calor entre dos cuer^
pos dislintos. Cuaudo se aplica el elemenlo lermo-eleclrico
a los hilos calienles, se comunica en parte el calor al ele-
menlo. Ademas de la influencia que produce la diferencia
del calor especilico do ambos hilos, la disminucion de tempe-
ratura causada por el conlacto del elemenlo origina una cor-
rienle de calor en los hilos, que se dirije de lodas paries al
punto enfriado, cava corrienle es lanlo mas inlensa y com-
pensa lanlo mas pronto el calor perdido^ cuanfo mejor con-
ductor es el hilo a que loca el elemenlo. De este modo, de
dos hilos juntos somelidos a la esperiencia, el que liene una
conduclibilidad superior aparece siempre mas calienle de lo
que debiera, cuya causa puede esplicar tal vez los resulla-
dos oblenidos. Sin embargo, no es posible que haya ejercido
una influencia apreciable en la delerminacion de la conduc-
libilidad de los hilos. Suponiendo que su facullad conductora
permanezca igual en lodas sus paries mas 6 menos calienles,
la variacion de su lemperalura por la presion del elemenlo
lermo-eleclrico, sera siempre proporcional a las temperalu-
ras, inclusas las de los punlos tocados: la relacion entre es-
las ultimas, unica que sirve de base para el calculo de las
conduclibilidades relalivas, no se alterara por consecuencia.
Para delerminar con mayor exaclilud si hay efccliva-
mente resislencia en el paso del calor de un mclal a olro,
seria necesario reducir cuanlo fuera dable la perdida del ca-
lor que produce el conlacto con el elemenlo lermo-eleclrico;
y para conseguirlo asi ha ideado Mr. Wiedemann elsiguiente
aparato. Unas barras ciliiulricas de Vi""" de diametro y de
diversos melales, apareadas entre si, dos a dos, por sus sec-
■ ciones trasversales, se colocaron en un baslidor de madera,
al cual solo locaban por sus punlas: sus superficies de con-
lacto se ajuslaban perfeclamente unas a olras. A distancia
de 2°"° del punto de conlacio, y desde este a distancias igua-
les de 21*'", 4, tenian las barras abierlos y llenos de aceiie
unos agujerillos do 0""",9 de diamoiro y 8""° de piofundidad.
271
Una caja de lalon, somelida durante raucho licrapo a una cor-
riente de vapor de agua hirviendo, recojia por uno de los es-
tremos las barras reunidas Para impedir la radiacion del ca-
lor a las otras partes del aparato habia una pantalla, ademas
de hallarse este dentro de una caja de cine metida en agua,
para evitar lodo cambio en la radiacion lateral.
Despues de calentadas las barras por espacio de dos 6 Ires
horas, adquirieron un calor conslante en toda su estension.
Enlonces se melio sucesivamente en los agujeros un eleraento
terrao-electrico, principiando sin embargo por los mas dis-
tantes del foco del calor. El elemento se componia de dos hi-
los paralelos de hierro y plala soldados por uno de sus eslremos
y cortados en punta. En los otros cabos se soldaron dos hilos de
cobre que ponian en comunicacion el elemento con un gal-
vanometro de espejo de acero imanlado (1). El elemento, es-
ceptuando solo la punta aguda, estaba fijo en un tubo de vi-
drio raetido en un vaso de lo mismo lleno de agua para man-
lenerlo a una temperalura constante. Midiendo las temperatu-
ras con auxilio de dichos elementos, se oblienen los niiraeros
conlenidos en la siguiente tabla. El niimero de la barra mas
calienle es el que se cila primero; las temperaturas se espre-
san en grados del galvanometro con el signo b. Los niimeros
de los agujeros a que corresponden llevan la x por senal, y
se principian a conlar por los mas proximos al punto de con-
taclo de arabas barras. Los agujeros de la barra mas calienle
van precedidos del signo + (2).
(1) Jnnales de Poggevdorff, torn. 80, pa{?. 504.
(2) Las barras mas distanles del foco de calor tcnian la lonffiliid
deSfiS"" (bismuto) y de CfiG°"° (hiert-o). Sii? ierfiperatura*; formalian pro-
xiraamenle nna setie (^comdlrica.
272
Cobre-
lierro.
Eslafio-liiciro.
' '
Cobte-bis-
Cinc-bis-
Hiefro- Hierro-co-
maio.
muto.
I.
11.
1.
..
liierro. bre.
.r
+4
t
2G8.7
t
274,7
t
240,5
t
255,5
t
184,5
1
190,0
t
193
185
+'^
2()1,2
252.0
235.7
243,7
155,5
101
158
»
4-2
250
23(),7
220
231
130
133,0
132
111,3
+1
2o2
220,7
228
220
107
110
108 8L5
-1
2:]()
212
214,5
221
102.5
105
103,2
78.7
5)
120
108
17N
181,2
84,5
80,8
85
74,7
-3
58,7
57,5
U9.5
153
72
73,8
70, 2| 71
-4
32.2
33,5
120
130
01
03,5
59
07,5
-J)
»
21,2
100
» 51,2
53.1
»
»(1)
Calculaiulo por cslos niinieros laslcmpcratiiras ?/. e y dc
las barras en el punto do contaclo, so oblienen los siguienlos
nuraeros:
Cobre-bismiUo 252
Cinc-bismuto 220
Cobre-hierro 1 217,7
II 225,5
Estano-hiciTo 1 1 05
II 108
Iliorro-hierro 105,5
Ilierro-cobro 79,2
?/.—?/
252
0
220
0
217.5
0.2
225
0.5
104.5
0.5
107,1
0.9
105.1
O.i
79.2
0
(l) Los numeros dc la labia ca?i nopermilcTi calciilar los valores dc
la faciillad dc las bairas para conducir cl calor. Si sc divide la snma dc
las tcmpcratnTas dc ambos piintos por la tcmpcralura dc cl delccntro, sc
oblienen iinos cocicntes que dificrcn rauy poco del miraero 2; una lip^cTa
falla en la observarion prodiicira per consecucncia grandcs errorcs en
los resultados que piidiciau dcdncirsc para la dclcrminarion dc la cf^n-
diiftibilidad rclaliva dc las barras.
273
La (lifcrencia tie temperalura dc las barras onsii punlodo
conlacto es, como se ve, miiy peqiicna, ya pase el calor do
iin molal mejor conductor a otro 6 vice versa, ya se propague
entre dos barras del mismo nielal.
Eslas espericncias no aiitorizan para admitir que haya re-
sislencia para pasar de iin calor a otro.
Si las barras unidas entre si no tienen las superficies de
contacto perfectaraentc lersas, 6 se hallan separadas por una
capa lenue de un mal conductor, se nola cierta diferencia
mayor 6 menor en las temperaluras de las barras por el pun-
[0 dc union.
Algunas esperiencias practicadas bajo tales condiciones
ban dado los resullados siguienles:
1
SIENDO IMPERFECTO EL C0>-TACTO
ESTA>-DO SEPARADAS T,AS EARRAS
DE LAS
EAURAS.
rOR UN PLIEGO DE PAPF.L.
Cinc-hierro.
Hierro-cobre.
Cobre-liierro.
Cinc-bisoiuto.
X
t
17i,o
t
155,5
262
c
267
-f3
153.5
125
253,7
2i5
H-2
133,7
07
2i6
230
+1
125
71,7
239
220
— 1
120
G5.5
189.2
197
— 2
99,7
61,5
157,2
100
-3
84,7
58
132.5
52
-4
7L5
55.1
113
29
— i)
01
))
95,2
18
Calculando las temperaluras y. c y de las barras en el
punto de union, se obliene:
Cinc-hierro 123,5 122,2 1,3
Hierro-cobre ,.. 68/i 66,1 2,3
Cobre-hierro 238,5 192,5 56
Cinc-bismuto 219 211 8
TOMO VI. 18
Eslas (lifcrencias lampoco poimilon suponer rosisloneia al-
guna al paso del calor. Si sc disminuvfi la faculUul conduclo-
ra en el punlo de union, 6 por medio de un contacto inipor-
fodo, 6 por el dc la interposicion de nn pliego de papel on-
Ire arabas barras, basla la espresada disminucion para ospli-
car aunquo sea grandes diferencias enire siis temperaliiras.
FBSlCi^ W^W^L, €iL.OBO.
Terremolos. — Volcanes de lodo. — Fendmenos volcdnicos; por
Mu. Abicu.
(L'lnslitiit, 27 diciemhre 4S55.)
Con molivo de los ulliraos lerremolos que ban ocurrido on
la Persia Seplenlrional y en el Caucaso, Mr. Abich dirigio a la
Acadeniia de Ciencias de San Petersburgo, en 28 de marzo
de 18oi), una coniunicacion en la que se propuso parlicular-
mente invesligar si seria posible, mediante el examen dc los
fenonienos observados, delerrainar de una manera exacia e(
modo de propagarse los terremolos, pues es uno de los ele-
nientos necesarios para llcgar ulleriormenle al conocimienio
de su verdadera causa.
La inlima relacion que exisle enlre los terremolos y los
fenomenos volcanicos, hace que la observacion de los prime-
ros sea mas inslrucliva e imporlanle en los paises que. como
el Caucaso, la Armenia y la Persia Septentrional, abundan
en volcanes apagados, y cubiertos de formaciones traquilicas
ydolerilicas.
Mr. Abich empieza haciendo nolar que en el Caucaso su-
perior propiamenle llamado asi, los lemblores de lierra en
las inmediaciones de los Ires grandes cenlros de crupcion an-
ligua, a saber, el Elbourouz, el Kasbek y el sislema de Bot-
llamick en el Tchegem, al S.-E. de Elbourouz^ son raros, y se
ban observado poco; pero que son frecuentes 6 por lo menos
mas conocidos en la estremidad oriental del Caucaso, en la
direccion de una linea que parte desde Chemaklii, sigue la
del vallc del Pyrsagat y lermina en la isia de Svinoi, siluada
27;)
cntVcnle de la cQibocadiira del I'j^rsagat. Eii esta region hay
una zona de temblores hicndelerminada, cuyo eje se eslien-
de en la direccion O.N.O.-E.S.E. En dicho pais los lerremolos
parecen hallarse inlimamenle enlazados con los fenonienos
volcanicos, porque aunienlan en numero e intensidad a la
aproximacion de las erupciones de gas encendido que piodu-
cen de cinco en cinco afios, una vez por lo menos, en la pro-
vincia de Chemakhi 6 en la peninsula de Apcheron el fenonie-
no.3 conocido bajo el impropio nombre de volcan de cieno,
puesto que solo consiste en una eniision estrepitosa de vapo -
res y de'agua por diferentes bocas.
Por lo que respecta a los temblores de lierra del Caucaso
inferior, de la Armenia propiamonle dicha y de la Persia, las
observaciones que liasla el dia se han hecho son tan poco
exactas, que nada puede inferirse de el las.
En la Armenia Rusa se encuenlran muchos circulos 6 zonas
de sacudimienlo. Una de ellas tienc su cenlro en medio del
Daralagez, dislrito que encierra profnndos valles al S. del lago
Gokhtchai, escavados en terrenes paleozoicos, gredosos y nu-
muliticos. En la parte central de este dislrito, y en las inme-
diaciones, las fuerzas volcanicas eruptivas a que la Arme-
nia debe su principal relieve, han mulliplicado y concenlra-
do sus efectos de una manera estraordinaria.
Despues de estas indicaciones generates acerca del pais,
el autor desciende a los pormenores de las observaciones re-
cogidas por el en los liltimos terremotos que alii se han espe-
rimentado, y que son objeto especial de su descripcion.
Desde luego asegura, apoyado en los dates debidos a Mr.
Khanykof, corresponsal de la Academia y consul general de
Rusia en Tebriz, que el terremoto que se sintio en la referida
ciudad del 22 al 23 de setiembre de 1854 no se propago en
el sentido de una linea longitudinal, como se habia creido,
apoyandose en dates incompletes, sino que pertenecia a un
circulo de sacudimientos en el queocupa el centre Tebriz 6
mas bien el sistema traquilico del Sehend (1). Comparando
(l) El Sehend, segun las observaciones hechas por Mr. Abich en
1852, forma un sistcuia abundantementc articulado de conos traquiti-
4
27<)
las fcchns do los lomblorcs do liorra obsorvados on TobriT:
dosdo 18^«3 basla 1851), hallamos quo luibo cinco en invioi-
110, trocc en la primavcra, cnairo on vorano y siole on olono:
dislribiicion que no esla confoi-me con la ley que Mr. Perrcy
presenlo en 1846, como dedncida de 2979 terremolos obsor-
vados on Europa dosde el siglo XVI. Sogun esle dalo, ol nia-
xinio coincide on ofeclo con el inviorno, ol minimo con ol vo-
rano, y los dos Icrminos medios, con coila diferen-cia igiialos,
en lasotras dos oslacioncs. Poi-o os sabido que esla ley tam-
poco concuerda con la dislribucion de los 1)7 lonomolos ob-
sorvados en Sicilia (Palermo) desde 1792 liasla 1831 (1); on
esla serie, como en la del Schend, la priniavera es la eslacion
en que los leniblores de lierra son mas frecuenles.
Si se comparan los 4 volcanes apagados, ol Elbourouz,
el Kasbck, ol Ararat y el Savalan, bajo sus aspeclos lopo-
graficos y fisicos, con las aguas termales que se encuenlraa
cos, mas 6 menos crateriformcs, que sc clcTan soLic nn (crrcno ligeTa-
mente arqueado, dc una circiinfcrencia de mas de 38 millas gcograficaF,
y cuyo eje lougitudinal sigue una direccion bibn pvoiiiinciada dc E. a 0.
Xos tres conos principalcs pcifencccn a la parle oriental del sislcnia, y
se encuenlran, Fcgiin las oL?cr\aciores de Mr. Abicli, en una li'nea que
se dirije exaclanicnie de E. a 0. Las altmas absoliitas dc cslos Iresco-
Tios, los mayores dc todo el sistcraa, son, segun las mcdidas Laromdlricas dc
Mr. Khanykof dc 10333, 11634 y 11836 pies inglcses (3 1 00", 3390"
y 3531™). La parte occidental del Schend esla crizada de gran niimcTO
•dc conos, aiinqiie no tan elcvados. Dislriiiuidas sin ordcn, pcro orografi-
camente cnlazadas todas eslas elcvacioncs, presenlan, ya fragmenlos de
conos, ya criiteres dcslruidos y con frccuencia medio abierlos liacia el
Korle. La dimension del gran diamelro E. 0. dc todo el sistcma piiede
valuarse por lo menos en 1" de longitud. En medio dc estc sistcma, en cl
vallc de Levan-Tcbai, Lrotan de una toba traquitica aguas acidulas y
ferruginosas, quo ticnen en disoliicion sulfalo dc magnesia; su tempera-
tnra sc ha calculado en 0C,8 el 10 dc julio de 1852, y llcvan cl nom-
brc dc Yssy-Soii; su altura altsolula cs dc 7808 pies inglescs, eslo
es, 2343"'.
(1) Fred, llofi'man, Observ. gcognost., Berlin, 1839, pag. 147; y
yfva/. de Fi'iua y Qm'viica, torn. 24, pag. 49.
%
en sus cercanias, vcrenios que el Elbourouz oscode on mucha
a los olros, coiu[)reii(lien(lo no obslante el grii|)o del lieclilaii,
]wr forniar, geologicamenlc liablando, parlo iiilegianle de
<!ste sislema. Una zona bien delerminada de lernias cnipieza
on efecto al pie de sii cono Iraquitico, y se eslieudc hasta una.
lUslancia de 100 kilometros; siendo dichas aguas acidulas,,
inagnesileras, y sii lorn pe rat lira proximamenle de 24" ceu-
ligrados. — Los alrcdedores del Kasbek encierran nuichas
aguas acidulas, ferruginosas y magnesiferas, de teniperatura
variable, pero siempre confornie con la lemperalura media
del suelo, segun su elevacion. Solo un nianantial es calienlc,
hallandosc siUiado conio a unos seis kilomelros al N. 0. del
Kasbek, en el elevado valle de Genal-Don, a una alluia ab-
solula de 5.900 pies ingleses (nTO""); su lemperalura es de
35" cenligrados; sus aguas sosi alcalinas, brolan de un esquis-
io arcilloso, y sonconocidas en el pais con el nonibre de Kar-
ma-Don (do dospalabras, karma, calienle, y (/oh, agua). No
sc liene uoliQia dc que en las inmediaciones de Ararat haya
aguas minerales, pues la linica agua lermal de la llanura del
Arajesesla siluadaenlre Davalou y Sardarak, muy cerca del
camino, y su lemperalura es de VC cenligrados. El Savalan,
por el coulrario, se dislingue por la canlidad de aguas mine-
rales ealienles que brolan a lo largo de su base orionlal, na
meuos que por la frecuencia de loslerremolos que conslernau
a los habilantes de la llanura de Ardabil; y lambien a los
del valle de Abarlchai, al N. de Savalan. Eslos lemblores
de lierra perlenecen a una zona de sacudidas que, propagan-
dose a lo largo de la cadena de Kachka-Dagh, suelen eslender
su accion liasla Maraud y aun liasla Khoi. Las aguas minerales
del pie de Savalan, y especialmenle las de Saragyn, son nola-
blcs por su abundancia, su lemperalura (45" c), y el gas que
las Iraspasa, al que M. A. alribuye mucha influencia en los
lerremolos de aqiiellas regiones. Esle gas, recojido por el en
1847 en fiascos que al punlo cerro hermelicamenle, ha sido
analizado por M. C. Sclimidl, de Dorpat, quicn lo enconlro
corapuesto, sobre 100 paries: de acido carbonico 97,95, de
azoc 1,74 y de oxigeno 0,31; cuya composicion se diierencia
muclio de la del gas que pasaconslanlemcnle por el suelo de
278
la peninsula de Apcheron, cuya lemperatura, que es por lo
regular de unos IS'' cenligrados, se elcva espontaneamenle
algunas veces hasla la de inflaniacion. Eslo produce erupcio-
nes igneas, que por lo demas siempre se anuncian con lem-
blores de tierra en las provincias de Cliemakhi y de Apche-
ron. El gas esla casi enleramente conipueslo de hidrogcno
proto-carbonado, conio lo palenlizan los siguienles numeros,
resullado de dos analisis hechos de nuevo por Mr. Schmidt:
I. II.
Acido carbonico 0,93 2,18
Hidrogeno bicarbonado 4,11 3,26
— prolo-carbonado 92,49 93,09
Hidrogeno 0,34 0,98
Azoe 2,13 0,49
La priraera de las mueslras analizadas se recojio en el golfo
de Bakou, en el fondo del mar, a 8"° de profundidad, en medio
de un abundante surlidor de gas. La segunda procedia de uno
de los numerosos mananliales de esle situado en el interior
del convenlo indiode Cyragani, aiinoslo quilomelrosde Ba-
kou. A pesar de la diferencia de composicion, el gas casi en-
teramenlo compuesto de acido carbonico de las aguas de Sa-
ragyn, aunienta de volumen como el de Apcheron, y se ca-
lienla como el antes y durante los temblores de lierra que se
hacen sentir en la Uanura de Ardebil.
Mr. Abich publica en su Memoria los resullados de gran
niimero de olros analisis vorificados por Mr. Bunsen, do gases
recojidos en las peninsulas del Kertch y Taman, sobre la cima
6 en las laderas de diferentes monlanas, cuya allura absoluta
varia de 80 a 160 metros, y a las que considera como produci-
daspor los traslornos parcialcs quehan dislocadoy levantado
algunas veces perpendicularmente las capas de las margas
calizas y do las arcillas foliaceas de la epoca miocena en el
senlido de un ejc antidinal. Lasemanacionesdcl gas so obser-
van siempre en el centre de estos sistemas de levantamienlo,
ya al travcs de los craleres cenagosos, ya en el vertice de los
pequefios conos dc que en mayor 6 menor niimero csla cubieria
•279
la moiUafia. La nal'ta liquida 6 dura desenipcna siemprc en lodo
eslo un papol imporlaiUe; y por los punlos de emision del gas
se despreiule tambien, sobrenadando en el aguafangosa erup-
liva. En lodos eslos gases domina el hidrogenoproto-carbona-
do 6 gas de los panlanos //' C, y esta siempre en las proporcio-
nes de 92 a 97 por 100. Baslanos indlcar esle hecho general,
que permile considerar como casi completamente idenlicos en-
Ire si los gases inflaniables que se desprendon de la lierra en
las peninsulas Caucasicas, e idenlicos asiniisnio con la mezchi
gaseosa que algunas veccs se desprende en gran canlidaddel
legamo de las aguas eslancadas y de la ulla de cierlas minas.
El acido carbonico y el azoe se encuenlran en ellas en pro-
porciones variables. Pcro lo que parece digno de alencion a
Mr. Abicli, es la ausencia en eslos gases del hidrogeno y del
oxido de carbono, porque eslo es en su conceplo una prucba
de que su origen no pucde atribuirse a la influencia de un ca-
lor igneo sobre los reslos organicos 6 capas de ulla, piieslo
(jue en efeclo lodos los gases oblenidos arlificialmente con au-
\ilio de una teniperatura elevada por esla via, eslan mas o
menos mezclados con hidrogeno y oxido de carbono. Esla ul-
lima circunslancia ha inducido a Mr. Bunsen a dcducir que
no puede exislir una relacion direcla enlre el gas de los era-
lores y los feiiomenos volcanicos. Mr. Abich noabriga esla.
opinion, y he aqui en lo que se funda. m;
Resjjelando, dice, la fuerza de una argumenlacion que se
apoya en los resullados del analisis quimico comparalivo,
debe no obslanle lenerse en cuenla la aiinidad geologica que
exisle enlre el gas hidrogeno prolo-carbonado, las diferenles
cspecies de betun, el asfallo propiamenle dicho y la sal ma-
rina, y loniar en consideracion la frecuencia de los hechos
iialurales que ponenalos cuerpos raencionados en una inli-
ma relacion con los fenomenos volcanicos; comprendiendo en
el los los mananliales calienles, los lerreraolos, y las abcrlu-
ras repenlinas de cavernas de gas y nalla, que vomiian llamas
y I'ragmenlos do rocas fundidas, a veces bajo la i'orma do ver-
daderas lavas porosas. La aiinidad geologica de que acabamos
de hablar no so mueslra acaso en parte alguua con mas cla-
ridad que en el islrao Caucasico, y cspecialmeule en el lilo-
280
ral del Caspio. La notable posicion de los volcancs de cieiio
de Taman, Kerlch y Apcheron, en las dos cslreiiiidadcs del
Caucaso y en la isla de Tcheleken, en la prolongacion orien-
tal del eje de aquel, no puede ser accidental, piieseslas for-
maciones, y todos los lenomenos qne presenlan, eslan en una
dependencia evidenle de un sislema de fuerzas plutonicas, a
las qne la cordillera caucasica debe su actual relieve. Dichas
fuerzas ban determinado en las dos peninsulas, en mas de una
epoca de erupcion, asi el esqueleto de las montanasconio el de
la mas insignificante colina. La forma y la direccion de los va-
lles y pequenascuencas que estas montanas capricbosamcnte
agrupadasdejan entresi, la ley sistematica en la distribucion
do loscriaderosde petroleo, degas inllamablo y de aguas ca-
lientes; la alineacion de los lagos y de las aguas saladas, son
al parecer resultado de una misma causa, cuyo centre de ac-
cion debe hallarseen el interior del globo.
Con este raotivo, Mr. Abich describe las diferentes loca-
lidades del globo en que se ban notado fenomenos analogos a
los volcanes de cieno y a las eraanaciones de gas; y bace ver
que en todas partes hay motives para creer que existe una
relacion intima entre estos fenomenos y los queproducen las
acciones volcanicas. En todas partes, efectivamente, los cria-
deros de petroleo y los volcanes de lodo se ballan en las in-
mediaciones de mananlialescalienles y de focos volcanicos ac-
tives 6 apagados. De aqui infiere el autor que es precise
abandonar la hipolesis adniitida sobreel origen del belun mi-
neral, con arreglo a la cual el petroleo y el asCallo verdadero
se consideran como produclos de una descomposicion perma-
nente de depositos de ulla, 6 de reslos animales, llevada a ca-
bo por la induencia de un calor volcanico. La suposicion de
ciertas pequenas causas locales no conviene en su concepto a
la magnitud de los fenomenos que se repilen en una gran es-
tension de lasuperficie terrestre, ypor lo regular se muestran
en ella enlazadas a las causas productoras de los lerremotos
y de las erupcionesde lavas volcanicas. Todo, dice, induce
por el contrario a hacer creer que el petroleo es un cucrpo
compueslo primario, (jue se produce en lo interior del globo,
desde donde subc como el acido carbonico y el azulre, cuyo
281
«rigen tampoco es conoeido. El pelroleo, cucrpo mislerioso,
Ian poco constanto como sii piinlo de cbullicion y su peso es-
pecifico, parece hallarse foriiiado por una mezcla dc muchos
hidrogenos carbonados.
Volviendo ahora al punlo dc parlida de siis invesligacio-
nes, eslo es, los recientestemblores de lierra de que la Per-
sia ha sido teairo, Mr. Abich liace nolar que las agitaciones
del suelo merecen una alencion especial, por la posicion geo-
gralica del centro de las sacudidas, que es la poblacion de
Tebriz {lalit. N. 38" 4' 35"), siluada en medio de una zona
paralelaal ecuador, y comprendida enlre los 41 y 34° de la-
lilud, y los 12 y ISS*^ de longitud del meridiano de Paris;
pues esla zona es la misma que siguen las grandes inlumes-
cencias de las mesetas y cadenas de nionlanas que atraviesan
el continenle asiatico en la direccion E.S.E-O.N.O. Desde el
otofio de 1834 los Icrremolos no ban cesadode hacerse senlir
en la espresada zona, en espaciosde liempo mas 6 menos lar-
gos, y el Yesubio se ha abierto al mismo liempo sobre la mis-
ma zona, despuesde una inlermilenciade muchos anos. Si en
un mapa-mundi se Iraza, al lado de la posicion lopografica de
lodos los focos volcanicos conocidos, una represenlacion gra-
fica de los circulos y las zonas de sacudidas de los grandes
lemblores de lierra en el Anliguo Mundo, que ban hecho
epoca en la hisloria de la fisica del globo, se vera que la zo-
na en cueslion abraza los principales focos de eslos lerreraolos,
c ignalmenle se nolara que los mayores y mas numerosos vol-
canes apagados del Anliguo Mundo se agrnpan alrededor del
Araral (lalit. N. 39° 42' 11"; long. E. del meridiano de Pa-
ris Gl" 57 43"), siluado exaclamente en medio de esla zona,
j)ara eslenderse hicgo por ol inlerior del Asia Menor (monlc
Argeo, lalil. N. 38" 32'). Eslcndiendo dicha zona en anchura
basla 30" de laliliid, quedara comprendida en ella la vasla
region limilrofe del Tibel, cclebre por sus pozos de fuego y
sus montanas igneas (las Ilo-lring y las Ho-chan), que des-
plden gas inflamable impregnado de belun, procedenle del
terreno murialifero, como en las coslas del mar Caspio y en
Nueva-Granada.
El exaraen siicesivo y el colejo de eslos grandes movi-
282
niienlosraerecenfijarUialencion y sor rccomcndados con lan-
ta mayor razon, cuanlo que solo metlianlc la comparacion
mulliplicada de los licmpos y liigares podra su esludio con-
(lucir a resullados cienlilicos. De lodas maneras, es una ven-
laja que en el punto central de la zona en que se manilicslan se
liaya fundado un observalorio meleorologico permanente por
Mr. Kamikoff, qulen desde el 13 de febrero de 185oha empe-
zado a practicar en el desde las siete de la manana hasta las
nueve de la noche observaciones hihorarias, que suponenel
usodel baromelro, el termomelro, el baromelro aneroide, el
psycometro, el anemomelro, el pluvioraelro y el seismome-
Iro. Ademas, en dicho observalorio se determina de liompo
en liempo la tempera lura del punlo de bervor del agua. Esle
establecimiento sera tambien lilil como estacion compleraenta-
ria de los sistemas de eslaclones raeteorologicas establecidas
en la Georgia, en correlacion con el observalorio magnelo-
meteorologico de Tiflis, dirigido por Mr. A. Moritz.
283
lBETEOUOL.O€ilit.
HEAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mes de ahril de 1856.
BAROMETRO.
Allura media
maxima (dia 3)
minima (dia 27)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 11
minima diurna (dia 17)
TERMOMETRO.
Temperatura media
maxima (dia 12)
minima (dia 6)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 18)
minima diurna (dia 4).
PLUVIOMETRO.
Lluvia caida en el mes
Pulpadas io-
filcsas.
27,630
28,003
27,310
0,693
0,189
0,033
Miliinctros.
701.792
711,266
693,664
17,602
4,801
0,838
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70,5
40,3
30,2
25,4
10,5
9°, 84
17,11
3,68
13,43
11,29
4.66
12,28
21,39
4,60
16,79
14,11
5,83
Pill?. in"l.
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Millmetros.
39,37
Manuel Rico y Sinobas,
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CIENCIAS NATIRALES.
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OEOI^OOIit.
Sohre la geolofjia dc los Eslados-Unidos y de las provincnu
hglcsas de Norte- America; por Julio Marcou.
Miftheilungen atis Justus Perfns
Gengniphischcr Auslhiat, t'utrc:;a
VI, Gnllia, \%V6.
En la sesion dc 21 dc mayo de 1855 se loyo en la sociedad
geologica de Francia nna comnnicacion de Mr. Jules Marcou
con el litulo de Resume explicntif d'une carte geolof/ifjne des
Etats-Unis et des provinces anglaisesde lAmerique du Nord, elc.
Posteriormenle , en julio del mismo afio, el rcferido Ju-
les Marcou ha publicado en Salins (Jura) otra descripcion
miicho mas concisa, pero suficienle a dar una idea baslanle
exacla de la conslilucion geologica del lerrilorio de los Esta-
dos-Unidos y posesiones inglesas dc Norle-America, cuya
descripcion es la que vamos a prescnlar a nuoslros le'ctores,
tradnciendola del periodico aleman que sobre las nnevas in-
vesligaciones geograficas publica en Go(a el Dr. A. Pe-
lermann.
lieseila general de la configuracion fisica de Norle-America,
Los Eslados-Unidos y las provincias inglesas de Norle-
America pueden considerarsc divididos en tres grandes re-
giones, a saber: i." La region oriental 6 del mar Allanlico;
2." la region central 6 dc las montanas Pedregosas; y 3." la
region occidental 6 region del Oceano Pacifico. Cada una dc
2S0
estas rogiones corrcsponde exactamcnte con las 3 grandes di-
visionos geologicas do este conlincnle. Asi cs que la region
Oriental cs la do las formaciones paleozoicas, la region de las
Monlafias Pedrcgosas conliene con especialidad las Ibrmacio-
nes secundarias, y la Occidental las lerciarias. Los caracteres
(liferenciales de estas regiones son muy numerosos. Voy a
Iratar de resefiarlos, pero antes de verificarlo quiero pre-
sentar las propiedades fisicas generalcs 6 comunes a las tres
regiones, piieslo que las Cordilleras que en ella se encuentran
lienen todas una misnia direccion de Norte a Sud. Esta di-
reccion N. S. no debe sin embargo entcnderse como absolu-
(a; la de Alleghanys varia hacia el E., y las de las Montanas
Pedregosas hacia el 0.; pero eslos desvios no tienen influen-
cia en la connguracion general.
l.** Bcgion Oriental 6 Alldntica. Abraza lodo el pais si-
tuado enlre la cosla del Allantico, del golfo de Mejico y las
llannras altas del 0. Los limiles occidentales de esta region
pueden raarcarse por una linea iinaginaria lirada desde el
paso del Aguila, por el rio Grande del Norle y la forlaleza
de Inge en Tejas, hasla la de Washita, desde alii hacia Coun-
cil-Grove 6 Council-Bluff, y despues a las fuentes 6 nacimien-
lo del Mississipi y del rio Colorado septentrional. Por el N.
esta linea soguiria la poeoelevada cordillera conocida bajo
el nombre do Laurenlina, (juc corre de E. a 0., y la linea
divisoria de las aguas que desembocan en la bahia de Hud-
son, y las que desembocan en el mar Allantico y en el golfo
de Mejico. La cordillera Laurentina consiste en cerros y
montanas cuya altura sobre el nivel del mar varia entre
1200 y 2000 pies (1), y, consiguienle a esla insignilicante
elevacion, no lienen intluencia en los vicntos del N. que las
atraviesan sin obslaculo, lo cual, sea dicho de paso, es una
do las |)rincipales causas del gran frio que se esperimenta en
aquel pais. Marcada de este raodo la region Oriental, com-
(l) Estas alturas y las dislancias son todas en medidas ioglesas, y
las longitudes geograficas sc tcfieren siempre al raeridiano de Greenvich .
TOMO VI. 1 0
290
prondfi los paisos habilados por liombros blancos, y regados
jior las aguasdel Mississipi, Ohio, Hudson y San Lorenzo.
Las nionlafias que se encucMitran en la region Allantica
son: en primer higar, la monlana do nueslra Sonora en e! dis-
Irilo de Gaspe, cuya allura media es do 2o00 pies, y su ma-
yor altura no pasa de 4000; despues vienen la monlana Ver-
<le, la monlana Blanca, las monlanasde Berkshire y de Alleg-
hanys, que corrcn do N. E. a S. 0. con un ligero desvio en
la direccion de N. a S. Los picos mas altos de la monlana
Blanca no llegan a 7000 pies, y losde Alleghanys en Norlc-
Carolina no pasan de G.OOO.
La sierra de Ozark, que consliUiye el limile oriental de
esla 1." region, es lodavia menos elevada que la de Alleg-
hanys, de la que aparece ser una continiiacion y una especie
de ramificacion, pueslo que lienc la niisma direccion de N.
E. a S. 0., y que deben haberse lormado en el mismo perio-
do geologico, al fin de la formaciou carbonifera. Su aitura
sobre el nivel del mar llega solode 1.000 a 2.000 pies. Entre
las sierras do Ozark, de Alleghanys y la Laurenlina se es-
lienden grandes planicies, las cuales, a consecuencia de eslas
denudaciones, presenlan ciertas ondulaciones cuya allura
media apenas es de 300 pies, mieniras que la de la mayor de
ellas nunca pasa de GOO.
2.* Region central 6 de las Montanns Pedregosas. (Rocky-
Mounlains.) Comprende lodo el pais al 0. de la region Allan-
tica y del grado 113 de longilud occidental de Greenwich.
Esla formada principalmente por planicies elevadas (llamadas
en espanol llanos 6 mesas) que rodean a las sierras altas.
Eslos llanos se van elevando tan insensiblemenle desde la
parte esterior a la interior de la region, que el desnivel se
hace apenas perceptible a la vista cuando se sube por ellos.
Su altura media es 'iOOO pies, algunos alcanzan hasla 7000, y
I'orman enlonces la transicion enlre dos sierras de las Monla-
flas Pedregosas.
Las Montafias Pedregosas se estienden en una linea bas-
lante bien pronunciada de S. a N., con un desvio insigni-
ficante de muy pocos grades hacia el 0. Esla linea no es de
ningun modo conlinua, porque muchas veccs se halla inter-
^91
runipida consliluycndo sierras diferenles, que corren paialo-
las iinas a olras al modo de las hileras de lejas en los lejados.
Las sierras orienlales llevan los nombres de: sierra dc los
Organos, sierra do (_iinadalupe, sierra de Manzano, sierra de
Sandia, sierra de Santa Fe, pico del More, pico de Pike, las
verdaderas Monlanas Pedregosas, ci pico Largo y el pico de
Laramie. Sus alluras varian enire 10.000 y 13.000 pies, y
son los depositos del agua de qne proceden casi todos los rios
que desembocan en el golfo Mejicano. Por consiguiente, el rio
<irande del Norte, el rio Pecos, los rios Canadienses, el Ar-
kansas, el Platte y el Misouri lienen su nacimienlo en estas
sierras. Debo hacer observar aqui, que el rio Colorado de la
Luisiana, que en un principio se habia confundido con el Ca-
nadiense, tiene su nacimiento en la falda del Llano Eslacado, y
no recibe niiiguna agua de las Montanas Pedregosas; lo niis-
mo se verifica en el rio Brazos y el rio Colorado de Tejas.
Masadelaalehacia el 0. las Montanas Pedregosas estan cons-
liluidas por las siguienles sierras: sierra de los Ladrones.
montana de Taylor, sierra iMadre, sierra de Jemez, sierra
(le San Juan y las sierras Occidentales de South, Middile y
North-Parks. Su altura varia enlre 8.000 y 11.000 pies. Estas
iillimas sierras forman la divisoria de aguas enlre el Allantico
y el Oceano Paeifico.
La sierra de "Wahsatsch, que conslituye la parte occiden-
tal del gran lago Salado, corresponde tambien al sislema de
las Monlanas Pedregosas; su altura es de 5.000 a 8.000 pies
sobre el nivel del mar.
La parte meridional dc esta region central comprende la
sierra Uianca 6 sierra de Mogoyon, cuyas diversas sierras
corren de N. 0. a S. E., y cuyas alluras varian enlre 10.000
y 14.000 pies. El rio Gila, el rio Colorado Chiquito y ^Yilliam-
Fork lienen sa origen en estas sierras.
3." Region Occidental 6 Region del Oceano Paeifico. Em-
pieza en donde los llanos del Colorado Calilorniano se unen
con las ramilicaciones de Sierra-Nevada, y concluye en la
cosla del Oceano Paeifico. Comprende la gran cuenca del Co-
ronel Fremont 6 dcsierlo Calif'orniano, la Sierra-Nevada pro-
piamenle diclia, la cordillora de la cosla de California y del
2«J2
Oregon, las siorras de Umpqua y de Sliaslcy, enire la Califor-
nia y cl Oroson, la sierra do la cascada del Orej^on y torrilo-
rio del \\'ashinglon, y (inalinenle, las raagnificas y ferliles
praderas de California y del Oregon.
El desierlo californiano, 6 gran cuenca de Fremont, con-
siste en una serie de montanas que corren de N. a S.; y de
las cuales la Sierra -Nevada, que es una de ellas, constiluyo
sin embargo la verdadera cordillera occidental. Esla parte del
pais, cuya altilnd media esla enIre 3.000 y LOOO pies, mien-
Iras que sus picos Uegan hasla 8 y 9.000, esla conslitui-
<la por un terreno arido, arenoso y seco; los rios y lagos qne
alii exislen en bastante numero no liencn salida al mar; la
evaporacion es la que linicamente impide su desbordamienio;
asi es que eslas aguas son casi lodas mas 6 monos salobres.
Las hermosas praderas californianasofrecen al viajero,al
salir del desierlo de la gran cuenca que ha alravesado, uno de
los mayores contrastes de vejelacion que se puedcn presen-
tar en ninguna parte. Despues de haber andado durante sema-
nas enleras por un camino en el cual solo se maniiieslan, tanto
en la arena como en las rocas, algunos malorrales de Artemi-
sia (A. tridentala el canadensis), algunos 'argos y espinosos la-
Uos de la Foiiqueria splendens el spinosa, y algunos cactus
[Cercus giganleus, Mamillaria agrjregata, Echinocaclus En-
gelmamii, Opunlia arborescem, etc.), se encuonlra de repente
y sin ninguna transicion, cuando ha subido a la Sierra-Neva-
da, en una planiciesiempre verde, cuya riqueza y hermosura
rivaliza con la de las mas clasicas de Lombardia. El rio Sa-
cramento, el San Joaquin y el Columbia riegan con sus aguas
aquel jardin colosal del nuevo El Dorado, renovandole siem-
pre su frescura.
La cordillera del desierlo californiano y de la Sierra-Ne-
vada ofrecen, aun cuando su allura no es Ian considerable
como la de las sierras de las Monlanas Pedregosas, un goipe
de vista el mas imponenle y grandioso; ella lione un cnracter
alpino, y sou tal vez las iinicas monlanas de los Estados-Unidos
que se pueden comparar con las de los Alpes. Las Montanas
Pedregosas ticnen una cresta ondulosa. los picos tienen la foi--
ma dc cupulas; en una palabra, se asemejan al caracler ar-
293
quilectoiiico de la anligiiedad, porque los liompos geologicos
las han carcomido y hecho desaparecer toda su aspereza;
niienlras, que por el contrario, la Sierra-Nevada con su aspcra
y recorlada cresla, sus picos afilados y sus agujas salientes,
producen un recuerdo de las gigantescas caledrales; los pe-
riodos gcologicos que han Irascurrido desde su aparicion, han
sido respect ivamente cortos, y se ve que la accion deslruclo-
ra de los diferenles agenles que obran sobre la superficie de
nuestro planela, la han afeclado muy poco.
La Cordillera de las Cascadas, del lerrilorio de Oregon y de
Washington, contienc muchos volcanes apagados 6 en aclivi-
dad, cuya allura escede a la de algunos de los mas altos pi-
cos de las Montanas Pedregosas, pueslo que alcanzan 14.000 y
15.000 pies de elevacion. Por lo deraas este sislenia es solo
una ramiflcacion y dependencia de la Sierra-Nevada califor-
niana. Las lierras de Umpqua y de Shasty cruzan a la Sierra-
Nevada, y corren de N. 0. a S. E., como la sierra de Mo-
goyon; no se elevan ellas tanto como los picos de la Sierra-
Nevada y de la sierra de las Cascadas, pueslo que su altura
no pasa de 6.000 pies sobre el nivel del mar.
La sierra Costanera, que se estiende a lo largo de la cos-'
la, es un sislema de monlafias insignificanle, cuyo relieve
apenas llega a algunos cienlos de pies sobre el nivel del
Oceano Pacifico. Las Pucrtas Dorados de la bahia de San
Francisco corlan un ramal de esle sislema de montanas; y el
monle del Diablo, que aparece desde la bahia de San Fran-
cisco como una cenlinela avanzada para custodiar los place-
res de Sierra-Nevada, forma tambien parte de la sierra Cos-
tanera.
Esla region del Oceano Pacifico puede denominarse tam-
bien el pais del oro, asi como por una razon semejanle pue-
de aplicarse el nombre dcpnis del carbon depiedra a la re-
gion del Oceano Atlantico; y la region central es la tierra
de los yeses, de las arcniscas rajas, y al mismo tiempo tam-
bien la verdadera palria de los Indios de America, de los bi-
sonles y de los anlilopcs.
294
Estralos Silurianos.
Las capas que encierran los reslos organicos tie. los prime-
ros seres que ban habilado nueslro planela, y que cl sabio
Murchison Ian bien ha descrito bajo cl nombre de formacion
sHuriana, se hallaii estraordinariamenle desenvuellas enNor-
le-Araerica. Tanlo por su estension geogralica como por el
espesor de las capas, ocupan ol primer lugar en la serie de
las rocas de sedinienlo. Los eslralos silurianos se clasifican
en tres grandes grupos, exaclamenle lo mismo que en Euro-
pa. El grupo inferior conliene la fauna primitiva de Barrande,
y esta ccracterizada por Trilobiles de forraas especiales,
Lingula, Obolus y Orvicula; en cl Estado de New-York es co-
nocido con el nombre de arenisca de Potsdam, y en el de AVis-
concin y de Minesota con el nombre de arenisca inferior del
alto Mississipi. El grupo intermedio esta consliluido por una
serie de calizas y de margas azules, que conlicnen gran abun-
dancia de fosiles, Trilobiles, Orlhocera, Orlhis, Spirifer Bel-
lerophonle, corales y crinoideos. En America le llaman^rM-
po de Trenlon y caliza azul, y es alii donde se hallan mas
marcadas lascelebres cascadas de Trenlon y de la ciudad de
Cincinnati. El grupo superior consisle principalmcnte en una
caliza blanco-parduzca muy abundante en fosiles, como Pen-
iamcrus, Spirifer, Terebralula, Seplcena, Jfupanthocriniles,
Lamjocrinus, Favosiles, Cyathophillum y Calenipora. En el si-
luriano superior se forman las Ian celebres cascadas del Nia-
gara, lo cual ha dado lugar a que se le llame lambien grupo
de Niagara.
Los estratos silurianos entran tambien con frecuencia en
la region oriental 6 region del Oceano Allantico; constiluyen
la costa septentrional del Labrador y todo el circuilo de la
bahia de Hudson, asi como un gran numero do las islas y
coslasdel tcrritorio artico. Las celebres invcstigaciones, tan-
lo por agua como por tierra, hechas con el objeto de buscar
cl tan dcseado paso al N. 0., ademas de habcr ampliado los
conoeimiontos gcograficos de csla lejana porcion de tierra, han
29 0
Iraido rocas y fosiles, los cuales deniueslran que loseslialos
siluriaiios csliin por alli muy eslendidos; y Parry, Franklin,
Ross, Uicliardson, Back, Rae, Mak-Clure y varies olros han
demostrado que, en una parte de la costa del Winnipeg, At-
habasca, en los i,'randes lagos de losEsclavos y de los Osos,
del terriloriode Victoria, y en la peninsula Melville, predo-
mina la formacionsiluriana.
En el golfo de San Lorenzo encontramos los estratos silu-
lianos en aigunas pequenas islas de la cosla del Labrador (is-
ja de Mingan), en Neufundland, cerca del camino de Belle-
Isle. La isla de Anticosli, esclusivamenle siluriana, y el puoi-
lo Daniel, en la baliia de los Galores, presentan una pequefui
superficie del niismo lerreno.
El silnriano se halla poco eslendido en Nueva-Escocia;
solo se observa en Arisaig y detras de Windsor y de Kenls-
ville, donde corre unicamente por una faja bastanle estrecha.
Las provincias del Nuevo-Brunswich y del Bajo Canada, y los
estados del Maine y de Vermont, lienen en su jurisdiccion al-
gunos trozosrecubiertos con estratos silurianos, Empezandoen
el cabo Gaspc y las inmediaciones de la ciudad Easlport. se
estiende el silnriano cuasi constantemente por Augusta, Ban-
gor, Kamouraska y Quebec; sube por el valle deSan Loren-
zo, y eutra en los valles del Ottava, del lago Champlain y la-
go Memphramagog.
Los estratos silurianos ocupan una grandisiraa estension,
que va sin inlerrupcion desde la cascada de Anthony, en la
parte superior del Mississipi, hasfa el angulo N. 0. del estado
de Alabama, atravesando por consiguiente el terrilorio de
Minnesota, los estados de Jowa,Wisconcin, Michigan, la pro-
vincia del Canada Superior, y finalmente los estados de New-
York, New-Gersey, Pensilvania, Virginia, Carolina septen-
trional y meridional, Georgia y Alabama. Esta estension si-
luriana constiluye por lo tanto una parte de las coslas delos
lagos Michigan y Huron, circunda todo ellago Ontario, y for-
ma varias de las sierras paralelas de la cordillera Alleg-
hany,
En las cercanias de Cincinnati (Ohio), Marison (Indiana)
y Frankfurt (Kentucky) se presenia una mnsa de estratos si-
296
lurianos, aislada 6 soparada de la gran eslension antes cila-
da. Lo mismo se verillca con los estralos silurianos de las in-
mediaciones de Nashville, unasuperficie limilada en la parle
media del eslado Tennessee, en donde consliluye una parle del
lerreno de losvalles de Cumberland y de Tennessee. El silu-
riano se encuenira en el Misouri inferior, desde las inmedia-
ciones de San Luis hasta Jefferson y Franklin, y forma una
parle de la cordillera que pasa por el S. E. del eslado Mi-
souri en las inmediaciofies de Polosi, y por Spi'ingfield. Fi-
nalmenle, Fernando Romer ha encontrado eslratos siluria-
nos en Tejas, en dos pequenas cintas 6 fajas en el rio San Sa-
bas y en ilio-Llano. Ni en las Monlahas Pedregosas ni en la
region del Oceano Pacificohe encontrado siquieia indicios de
la formacion siluriana, y dudo mucho de su exislencia eu
aquellos parages.
Eslralos devontanos.
Aun cuando la formacion devoniana ocupa un lugar muy
preferente en la serie de las rocasamericanas, no mauilieslasin
embargo un desenvolviraiento estraligraiico ni geografico Ian
importante como la siluriana. En el eslado de New-York y en
Pensilvania, es el devoniano mas potente que en ningunaotra
parte de America. Se divide alii, como en Europa, on dos
grandes grupos. El grupo inferior esla principalniente com-
pueslode capas calizas y arcillosas, y el superior de estratos
de arenisca roja. Schoharie, junto a Albany, y el distrito de
Heldeberg, pertenecenenteraniente al grupo inferior, mientras
que el superior constituye la sierra de Catskill.En los olros
sitios de Norte-America donde se ven eslratos devonianos,
perlenecen por lo general a un solo grupo de calizas fosi-
liferas; y como lipos de esla formacion pueden citarse las
cercanias de la ciudad de Louisville, la cascada de Ohio, en
el Kentucky, y la isla Mackinaw, en el lago de Huron. Los
fosiles mas caraclerislicos que alii se encuentran perlenecen
a los generos Calimene, Terebratula, Spirifer, Clwnetes, Za~
phrentis, Emmousia y Ileliholites.
Cuando sefija la vista sobre la carta geologica que acorn-
297
pafia acsle resuiuen, so ve tiesde luego que cl devoiiiano es-
la reconocido en el Bajo Canada junto a Gaspe, y que conli-
luia sin inlerrupcion a lo largo do los eslratos silurianos. Eni-
pezando en las inniediaciones de Tuscalosa, en Alabama, si-
guc toda la linea de Alleghany, recubre despues la parte me-
ridional del eslado de New-Yoik, y circunvala lodo el lago
Erie. La formacion devoniana conslituye adoinasel fundamen-
to de una parte de las costasde los lagos Huron y Michigan,
forma toda la parte meridional del esiado "Wisconcin, alra-
viesa el Mississipi junto a Davenport, y corre por el valle del
rio Cedar Colorado hacia el eslado de Jowa, donde finaliza.
Los estratos silurianos de las cercanias del Cincinnati estan
enleramenle rodeados por el devoniano, y lo mismo se obser-
va en algunos trozos deslacados en las inniediaciones de Nas-
\ille y en el condado de Perri, estado delenne^ee. Mas al
0. del valle Cedar Colorado de Jowa no so ha observado esla
formacion, y yo mismo, en mis escursiones a las Montanas
Pediegosas, no heenconli-ado ningunos osfratosque se puedan
considerar como pertenecientes a ella. Solo en la ante-cordi-
Uera de la sierra de Mogoyon 6 Sierra-Blanca he encontrado
debajo de la caliza de monlafia, capas de arenisca roja, que
se puede muy bien suponer pertenecen al periodo devoniano;
pero, como no he encontrado en ella ningun fosil, no se puede
asegurar la exislencia del devoniano en aquellos parages.
Formacion carhon'ifcra inferior , 6 caliza carbonifera.
La formacion carbonifera inferior, cuyo caracter general
esconstante en todas partes, lanloen Asia y Europa como en
ambas Americas, esta alii constituida por capas calcareas muy
abundanles en fosiles marinos, ordenadamente depositados en
una caliza parduzca compacta, presentando el mas bello ho-
rizonte geognostico de la geologia geografica de Norte-Ame-
rica. La caliza carbonosa, 6 sea la parte inferior de la forma-
cion carbonifera, se esliende cuasi sin interrupcion desde el
Cabo-Brelonhasla laisla Vancouver, con su caracter litolo-
gico siempre idenlico, con pequenas varianles, y conteniendo
298
los mismos losiles, enlic los cualos los mas conslanlesson los
i-igiiieiUes: Terebratula Roissyi, T. sublilila, Spirifer stria-
lus^ Sp. lincalus. Orlliis cerenisiria, Produclus semirelicula-
tus, P. corn, P. Fleiniiuji. P. punclalus, P. costatiis, Penlre-
miles clorcatis, Favosiles parasitica, Amptexus ceralloides, Za-
phrenlis Slansburyi y lielepora Archimedes. Fn la isladeCa-
bo-Brelon y on las provineias del Niievo-Brunsvich so cn-
cuentra la forniacion caibonifera inferior en el conlorno de
lascapas de bulla de aquella parte del golfo de San Lorenzo.
y que no be niarcado en la carta por no perrailirlo la peque-
fiez de la escala. Se encuenlra lambien en el Alle2;anliys
consliluyendo las sierras mas elevadas de aquella cordillera.
y se esliende alrededor de los inconmensurables deposilos do
bulla de Pensilvania, Virginia, Mariland, Obio, Kentucky.
Tennessee y Alabama: despues se esliende un pocopor el an-
gulo Nordeste del eslado Mississipi hacia arriba,y recubre una
gran parte de los estados de Indiana, Illinois y Michigan. La
caliza carbonosa forma por ambasorillas todo el lecbo del rio
j\lississipi, de Burlington y los torrentes del iMississipi, basta las
inmediaciones de Cairo, en la desembocadura del Ohio; en-
lonces baja por el riode los Frailes, Uega a las pradei-as del
Misouri, de las que consliluye una parte, corao que va por
Council-Bluff, forma el terreuo de la fortaleza Leavenworth,
Council-Grove, despues la raontana Delaware, Clear-Fork en
el rio Brazos, y termina por ultimo en el rio San Sabas, es
Tejas.
He reconocido esta formacion en una parte del estado
Arakansa, particularmente en las inmediaciones de AiVas-
hington. El capitan Stansbury es el primero que ha cncontra-
do la formacion carbonifera inferior en las Montanas Pedrcgo-
sas, observandola primero en la fortaleza de Laramie, en la
cosla occidental del gran lagoSalado, y en una isla de este la-
go. Posteriormente, cuando en 1853 y 1854 hcvisitado la
parte de las Montanas Pedregosas que corre por el grado 35
de latitud boreal, be observado que, la formacion carbonifera
inferior constituye los contrafuertcs y aun algunos picos de
osta cordillera y la de Sierra-Madre. Solo esta alii de mani-
liesto en fajas estrechas, de 2 a h millas do anchura; cmpie-
299
za en las imuediacioDcs de la ciudaddo El Paso, en el rio Gran-
de del Norte y snbe por Manzana, Tejeras, Anlonilo, San Pe-
dro, Pecos, pico Espanol, pico Pike, y finalmente por las in-
inediacionesdel I'uertc de San Urano y del pico de Laramie.
Se la encuenlra tambien en la sierra de Jemez, frenle a Santa
Fe, en Agua Fria y junto al fuerteDesconfianza, enSierra-Ma-
dre. Mas adelante hacia el 0. he reconocido tambien la cali-
za carbonosa en la linea dislocada de la sierra de Mogoyon 6
Sierra-Blanca, y desaparece unas 50 niiilas antesde Uegar a
Rio Colorado, bajo el grado 3o de latitud, en donde tuerce ha-
cia el N. y, por lascuestas de Fillmore, va allagoUtah y al
gran lago Salado. Mi amigoel tenienle Whipple la ha encon-
Irado en la nueva linea divisoriadeMejico y Estados-Unidos,
en los rios San Pedro y Gila; y segun el afamado y desgracia-
do conde de Raousset-Boulbon, continua por el eslado de laSo-
nora, donde forma los conlrafuertes de la sierra Arisona.
Finalmente, vuelve a encontrarse esta misma formacion en
las coslas y en las islas del estrecho Paget, en territorio de
Washington, y el capitan Grant la ha reconocido en la parte
media de la isla Vancouver.
Formacion carbonifera superior, 6 montaiias de hulla.
Norte-America, puesta en comparacion con toda la super-
licie del globo hasta ahora conocida geologlcamente, posee mas
de una cuaria parte del total de los distritos carboniferos. Las
rocas consliluyentes de la formacion carbonifera superior de
Norle-America son las mismas que en Europa; areniscas, es-
quistos margosos negruzcos y congloraerados, alternando con
capas de carbon mineral. El niimero de lascapas de carbon
varia nuicho en cada localidad, y lo mismo su potencia 6 es-
pesor. Asi es que en Fundy-Bay (Nueva-Escocia), por ejem-
plo, hay "6 capas de carbon, mientras que la mayor parte
de los otros distritos solo tienen de "> a 8 capas; y en las rai-
nas de Albion, junto a Picton (enNueva-Escocia) , hay solo
1 capa de 30 pies de espesor, cuando por lo general en
otras partes dicho espesor no pasa de 3 a i pies. La hulla 6
300
taiboii mineral es ciiasi sit'iii|)ie do lesliiia (ibrosa, esceplo en
loseslados de Massacliussolt y de Uliude-Island, en donde las
ernpciones granilicas y porfidicas han converlido a la luilla
en antracila, y lambien al^unas veces en grafilo 6 plombagina.
En el estado de Pensilvania hay lambien nn dislrilo carboni-
lei'o inniediato a las rocas eruplivas y metamorllcas de la
sierra Azul de la Cordillera de Alleglianys; esta region esia
dividida en Ires distrilos, conocidos con los nombrcs de
Scluiylkil 6 dislrilo carbonilcro meridional, la region central
via de \\''yoning, Wilkesbarre 6 dislrilo seplenlrional.
El espesor del conjunlo de los eslratos de la formacion car-
bonilera varia segnn las localidades: en Nueva-Escocia llega
esle espesor hasla 10.000 pies, mienlras que enjowa, Misouri
y Arkansas no pasa de 2 a 3.000 pies. Las planlas fosiles, que
con tan'a abundancia se encuenlran en los eslralos de esla
I'ormacion, perlenecen generalnicnle a las raismas especies
(|ue las que se ven en Enropa; las mas caraclerislicas son las
siguienles: Lepidodendron elegans, Sigillaria Sillimani, Neti-
roplcris cordata, N. Loshii, Pecoptcris lonchilica y Calamiles
Cislii.
La cuenca carbonifera del golfo de San Lorenzo abraza la
cosla de la bahia deSan Jorge en Terranova, cuasi la milad
de la isla Cabo-Breton, y loda la cosla del eslrecho deCansean
basla Bal-hurst en la bahia de los Galores. En la parle occi-
dental de la gran cordillera de los Apalaches se encuenlra la
eslraordinaria cuenca 6 deposilo carbonifero del Alleghanys,
el cual se esliende porochode los esladosde la Union Ame-
ricana, desde Blossburg (en Pensilvania) hasla Tuscalosa (en
Alabama.)
Cuando se considera la carla geologica, se coraprende muy
bien, que la gran capa carbonifera biluminosa liga entre si,
sin faltar nunca su conlinuidad, los depositos carbonileros de
Michigan, Illinois, Kenlucki, Jowa, Misouri, Arkansas y Te-
jas, y que lodos eslos deposilos 6 cucncas consliluian una sola
en un principio, a la cual puede Uamarse la cuenca carboni-
fera del valle del Mississipi. La separacion y lerminacion de
juuchas de eslas cuencas carboniferas son debidas a grandisi-
mas inundaciones, (jue han arraslrado consigo una parle de-
301
las capas, y han abiei lo las iniponenlos canadas por doiulc ac-
lualmenle corren los rios Ohio, Illinois, Mississipi, do los
Frailes, y los del Misouri, Arkansas, Tennessee, Wabasch, etc.
Iin cuanto a hi cpoca de eslas inundaciones , doben liaher
empezadolan luego comose verilieo la dislocacioii 6 levanla-
niienlo de la sierra do AUeplianys, conlinuando despnes on los
denias periodos gcologicos, hasia nueslros dias.
La cnenca carbonifera situada en la parte central de la
Peninsula de Michigan esta niny distanle de lodas las denias, v
eslambien la menos imporlanle. El eslado lllinlis esla lodo el
Ibrmado por nn gran deposilo carbonifero que lodavia seeslien-
(le fuera del leri'ilorio, y ocupa una parte de los eslados India-
na y Kentucky. Esle deposito, conocido generalmente por el
nombre de Illinois Coal field, se encuentraseparado de los de
Jowa y Mississipi, solo por el valle de Mississipi.
Finalmente, en la pai-le occidental del Mississipi se en-
cuentra otro gran deposito carbonifero, que sin interrupcion
en su continuidad, se esliende desde un punio mas arriba del
Castillo de los Fraiies en Jowa, hasta la for.laleza de Belkuap
ydel rio Colorado, en Tejas.
En las Montailas Pedregosas, por las que corre toda la ti-
nea del levantaniiento de la caliza carbonosa, rara vez se en-
cuentra la formacion de la bulla, y aun entonces esla limilada
a un espesor poco considerable. Yo sin embargo he reconoei-
do alii su existencia, y tambien entre San Antonio y Manzana,
en Nuevo-Mejico, asi como tambien he visto capas de carbon
biturainosoen la sierra de Mogoyon, junto al nacimiento del
rio Colorado Chiquito; y el capilan Stansbury ha descubierto
la bulla en la monlafia Independencia, sobre el camino que
conduce desde el fuerte Laramie hasta el fuerle Bridger, cuya
bulla corresponde a la formacion carbonifera superior. Los
Sres. Mormoneshan encontrado bulla biluminosa de la epoca
carbonifera en el territorio do Utah, en sus establecimienlos
de Cedar y de Parowan.
La formacion carbonifera con capas de bulla ha sido tam-
bien reconocida entre la California y el Oregon, en la cosia
del Oceano Pacifico, en un pais llamado Cowes-Fluss, 13 mi-
llas al mediodia del rio Ump(pia, donde parece exislir uu
302
(loposito (le liiilla do baslaiilo eslension. Finalmonle, se han
beneficiado capas de luilla cii varies puiitos de Puget-Sniid,
en lerrilorio de Washington, asi conio lambien en el puerlo
de Soke, en la isla Vancouver, que todas el las perlenecen a la
formacion carbonifera superior.
Formacion de la caliza roja moderna.
En America solo sc habia enconlrado esia formacion en
algunos sillos del mar AUanlico, desde la isla del Principe
Eduardo hasla Norle-Carolina. En el verano de 1848, eslan-
do de acuerdo con mi amigo el Dr. Charles T. Jakson, cele-
bre descubridor de los Aetherisirenses, la he enconlrado en el
lago Superior, cuya cosla entera constituye. Mas tarde, en e!
reconocimiento de las praderas y de las Montanas Pedregosas
que verifique en 1833 y 1834, encontre la arenisca roja mo-
derna en una grandisima eslension de la region central de los
Estados-Unidos. Las rocas que constituyen esla formacion son
principalmente la arenisca roja, la arcilla arenacea roja, verde,
amarillenta y blanca, el yeso rosaceo amorfo 6 cristalizado, la
caliza magnesiana dolomilica, y la arcilla salinosa. En una pa-
labra, se encuenlran en el nuevo mundo los mismos elemenlos
que constituyen el trias en Aleraania y en Francia; y rauchas
veces, cnando recorria las riberasdel rioCanadiense, me creia
Irasportado al valle del Neckar, en los alrededores de Tu-
binga, 6 a los valles de Kemper, del Aarga y del canton de
Basel: tanla es la semejanza y aun igualdad que lienen las
rocas y la fisonomia de eslos paises.
En el golfo de San Lorenzo, la arenisca roja moderna
ocupa una paile de la costa septontrionai de la bahia de Ins
Calores. loda la isla del Principe Eduardo, y toda la de la
Magdalena. En la bahia Fundy y en el valle de las Minas se
la encuentra por todas paries a jo largo de la cosla, y se es-
liende hasta cerca de la ciudad do Lubock, en el estado de
Maine. Las famosas areniscas rojas de Flussthal en Connec-
ticut, con impresiones de pisadas de avos, de rains drop pits
y de pescados fosiles, corresponden a la arenisca roja moder-
nn. Lo niismo se vorifica con las areni^icas rojas ik\ Nuevo-
.Icrsey, Maryland, Vii-ginia y Nueva-Carolina, donde se la
<'!icuen!ra en cutMicas osirechas y de poca estcnsion. En las
ccrcanias de lliclimond (Virginia) y on Norle-Caroiina conlie-
iie. esla formacion bulla biluminosa, cuyo espesor lloga hasla
i"i pies: es la capa de liiilla mas potenle que se conoce.
En el 0., la formacion de la caliza roja moderna empieza
junloa SauU-Saint Marie, cerca del lago Superior, circunda a
este lago, va por el naciniiento del Mississipi y del rio Colo-
rado Seplenlrional, constituyc el llano de las alluras del Mi-
souri, se esliende por lodas las praderas del 0., y foima final-
mente la base de los llanos alios que rodean a las Montanas
Pedregosas. Se la encuenlra en los valles del rio Pecos y del
rio del Norle, en Nuevo-Mejico. junlo a Zuni y en el pais de
los indios Navajos y Moqnis, del rio Colorado Chiquilo y del
rio Colorado Grande de la California. Yo no la he encontra-
de hacia el 0. mas alia del grado 114 de longitud. El color
rojo de esla formacion presta al total de la region Central 6
region de las Monlailas Pedregosas un lonorojizo, y los rios
(jue corren en esta region llevan todos ellos un legamo rojo.
por cuya razon reciben los nombres de rio Colorado, Red
River, Riviere Rouge, Riviere Vermilion, Rio Puerco, etc.
Formacion jurdsica.
Laexistencia de esta formacion en Norte- America ha sido
probleraalica durante mucho tierapo. Rogers y Lyell supusie-
ron que el carbon mineral de las cercanias de Richmond, en
Virginia, corrospondia a la epoca del lias 6 de la oolila, pero
sin presentar razones solidas en que fundar su aserio; poste-
riormenle he caracterizado yo csle cai'bon como pertenecien-
losin duda ninguna al periodo de la arenisca roja moderna.
En mis escursioiies por las Monlafias Pedregosas en 1853,
apoyandome en hechos bien seguros, he demoslrado la exis-
lencia del grupo jurasico en la region central de America; y
hasta ahora no se ha encontrado esta formacion, ni proba-
bleraenle se encontrara nnnca, en la region del Allanlico ni
on la del Oceano Pacifico.
304
Las principalos rocas del griipo jiirasiro amcricano son:
areniscas blancas y amarilhis, una capa de marga azulada, v
ligeros eslratos de caliza oolilica 6 compacta de un color ania-
rillo. Losfosilcs son cscasos, y ciiasi iinicamenle en la capa do,
marga azul se encuenira con gran abundancia una especie de
Grijpluca dilnlata, a que yo he dado el nombre de Griphwa
Tucumcarii y Oslrca 31arshii. Eslos fosiles demueslran, que
la forniacion jurasica americana liene la raisma facies que
lasarcilias de Oxford, corrospondienles a las monlafias jura-
slcas.
La dislribucion geografica de esla formacion en Norlo-
America se halla liniitada a la region central de los Eslados-
Unidos; ella constituye las culminaciones de los llanos alios
que circundan a las Montauas Pedregosas, El celebre llano
Eslacado esla euleramente recubierlo por el grupo jurasico.
y los cerros conicos de Tucumcari y de las canadas del prin-
cipio del curso de los rios Canadienses, eslan coronados 6 ler-
minados con las areniscas blanca y amarilla de la formacion
jurasica. El Canon Blanco y la Cuesla se cncuentran enlre
Antochico yGalisleo, en Nuevo-Mejico, en medio de las rocas
de esla formacion. A la misma pertenoce igualmente el lerre-
no del surlidero Leon, y muy particularmente las planicies al -
las que se eslienden enlre el rio Pecos, la sierra do Guadalu-
pe y el rio del Norle. Varias de las planicies alias que so
prolongan por enlre las fortalczas de Bent, San Urano y La-
ramie, eslan consliluidas en parte por la forniacion jurasica.
Por ultimo, se encuenira lambien junto a la aldea Covoro, en
el pueblo de Araoma, en la falda occidental de Sierra-Madre,
junto al pueblo de Zuni, y en el fuerte Desconfianza.
Formacion creldcea.
Esla formacion en America se divide en Ires grupos. que
son: 1." el neocomiano, 2.° la arenisca verde y creta margo-
sa, 3." la crela blanca. Los miembios que enlran en su com-
posicion son: calizas blanco-amariilentas, arcillas verdes, y
areniscas blancas. Se encueiitra lambien un iiumoro baslanle
considerable de fosilcs en cada uno de estos grnpos; los mas
caraclerislicos son los siguienles: Gryplicca Pilcheri, G. si-
nuosa, Exogyra jlahcllata, Oslrea carinala , Toxastcr toxa-
nus. Peclen quinquecostalus , Ammonites flacidicosta. Am. pcder-
nalis. Am. Guadalupe, Am. nebracensis, Baculiles asper, Ino-
ceramus sagensis , Terebralula Ilarlani, Belemnilella mucro-
nata, Plychodus, etc.
Descubiertas priraero en New-Jersey por Vanuxem las
rocascrelaceas, se estienden por el Delaware, Virginia, am-
bas Carolinas, Georgia, Alabama, Mississipi y Tennessee. Co-
mo esla formacion lorma el limile de la parte oriental y me-
ridional de la masa de la cordillera Alleghany, se introduce
algunas veces en la base de las montanas, y nmclias veces se
lialla recnbierta por rocas del 3." y 4.° periodo. Los aliivio-
iies del rio Mississipi impiden que se vea la crela en el valle
pordonde corre, pcro se la vuelvea enconlrar del olrolado,
en la parte meridional del eslado de Arkansa, a lo largo de
la fronlera de Tejas, en donde forma una faja ancha, que va
desdo Laredo en el rio del Norte, por San Antonio de Bejar.
Aguslin, Frederikburg, New-Brounsfels, Dallas, I'reston y cl
fuerte Washita. Sube lambien por el rio l\^cos, hasla el cru-
cero de Horse-Head, el rio Colorado de Tejas hasta cerca de
su nacimiento en la lalda meridional del llano Eslacado. yse
le ve lambien en el li!lm-Fork del rio Trinidad.
Despues del fuerte Washita, la formacion cretacea solo
se presenta en trozos aislados, porque los levantamientos del
lerreno la ban destrozado y hecho desaparecer en su mayor
parte. Se la vuelve a enconlrar por las dos orillas del rio
False AVashita, asi como lambien en el rio Canada, en los
afluentes septenlrionales de cste mismo rio, en el rio Verde-
gris, en el Arkansa junto al fuerte de Beut, en la costa de
Republican-Fork del rio Azul. y en Council-BluiT, donde re-
posasobre la caliza de montana. Despues se la encueiitra olra
vez a lo largo de casi toda la orilla dereclia del Misouri, en
Sage-Creek, en las Mauvaises-Terres, y iinalmente en las cer-
canias de los fuerles Mandau y Union, junto a la desemboca-
dura del rio Amarillo. Este ultimo punlo esel que hasla aho-
Toiro VI. 20
;{UG
ra se conocc como el mas soplt'iUrional ilc la formation cro-
lacoa on America.
Cuaiulo se subc por el rio riiamie del Norlc dcsilo Laredo
liasla Sanla Fe, se encuenlra casi por lodas paries la forma-
cion crelacea, la cual conslituye lambien el valle de Rio-
Piierco. junto a Albiirquerque. No se encnontra en la falda
occidental de Sierra-Madre, y lodavia no se ha reconocido en
uingun punto de la region del Oceano Pacifico.
Formacion fcrciaria.
Los miembros lerciarios se dividcn en America, lomismo
queen Europa, en tres grandes grupos, a saber: el grupo Eo-
ceno, el Miocene y el Pliocene. De estos Ires grupos solo el
Eoceno se halla muy descubierto en los Eslados-Unidos; los
otros dos eslan limitados a localidades de pocaconsideracion.
prescindiendo de que no se ban becho hasta abora Invesliga-
ciones que puedan servir de I'undamenlo por su cxactilud y
escrupulosidad. La formacion terciaria consiste principalmen-
le en capas de caliza blanca, por lo general muy compacla,
en arcillas blanca, roja y verde, arena ferruginosa, pudingas
y rocas arenaceas rojas y blancas. Los fosiles se encuenlran
con frecuencia muy abundanles en eslos eslralos, y muchos
de ellos son identicos a los que en Europa se encuenlran al
mismo nivel geologico; los principales son lossiguienles: Lu-
cina rotunda, Yenericardia Sillimani, Oslrea seinilunata, Na-
tica slriala, Fusus Fitloni, Volula Yanuxemi y Charcharodon
nnguslidens.
En las praderas que se hallan cerca del fueiie Pedro, en
el Misouri superior, hay una cuenca eocona lacuslre, conoci-
da con el nombre de Mauvaises-Terres (Bad Lands), que con-
liene una inmensa canlidad de huesos de mamiferos y restos
de tortugas. Hasta ahora solo se babian enconlrado en las
formaciones lerciarias los mamilLM-os siguienles: Zcuglodon
celoides, Phoca Waiiinani. Delphimis Coimidi, Balmia pa-
hellanlica, (odos ellos pertenecicnles a cetaceos. En las Mau-
:]i)7
vaisos-Tcrres ile Ncbrasca, el Dr. Le\ tli ha rocoiiocido los si-
guicnles mamiferos y chelonios: PcBbrotheritim Wilsomi,
AgirocJuenus antiquus, Oleodon Culbcrtsonii, Oreodon gracilis,
Arclmoteriian Mortoni, Palwolcrium giganlcum. Rhinoceros
occidentalis, Rh. nebrascensis, Machairodiis primcevus, Tcs-
tiido nebrascensis, T. Owenii, T. lata, etc., eic. Entre cstos
fosiles los mamiferos peiieneccn al ordon de los pachvder-
mos, con la linica cscepcion de un animal carnivoro, el Ma-
chairodiis primwvus, una especie que hace recordar la pan-
lera americana.
La dislribucion geografica de eslas formaciones terciarias
es muy sencilla: empiezan por una faja bastante eslrecha, que
despues va ensanchando sucesivanienle hacia la cuenca del
Mississipi. Esta faja empieza en el Cabo Cod, junto a Boston;
coje a las isias Nantucket y Martha-Vineyard, Long-Island,
la costa oriental de los Estados, Niievo-Jersey, Delaware, 31a-
ryland, Virginia, Carolina septentrional y meridional y la
Georgia, la parte septentrional de la Florida, el Sud de Ala-
bama, la mayor parte del estado del Mississipi, ycuasi la mi-
tad de los Estados de Arkansas, Luisiana y Tejas; alraviesa
el rio Grande del Norte, entre Laredo y Matamoros, y parece
introducirse tambien en Mejico. En la region central 6 region
de las Montafias Pedregosas no se conoce otra cuenca lercia-
ria sino la que se estiende desde la ribera del rio Platle hasia
las Mauvaises-Terres, consistente en dos retazos enlrecor-
tados que se encuenlran en la base misma de las Montanas
Pedregosas, en las cercanias del fuerte de San Urano, de la
bifurcacion meridional del rio Platte.
En la region del Oceano Pacifico las formaciones tercia-
rias ocupan una superficie considerable; el las constituyen las
costas del mar, desde mas arriba de la desembocadura del rio
Columbia hasta las cercanias del cabo Mendocino, y cojen
lodo el hermoso valle del rio Willammetle en terriiorio de
Oregon. Mas hacia el Sud, despues de haber salvado ia mon-
lana Shasti, se vuelve a encontrar la formacion lerciaria en
el rico y magnifico valle de los rios Sacramento y San Joa-
quin, por cuyo valle so estiende hacia Conlra-Costa, frcnie a
San Francisco, v forma en su lolalidad la celebre montafia del
308
Diablo. La mayor parlo de las nio;ilnnas coslancras, i.]oin\o
Monterey hasta Santa Barbara, son lambien do la formacion
lerciaria; esta se cncuenlra ignalmente desde San Pedro hasta
San Diego, y forma nna parte de la costa de la Raja Califor-
nia, particularmente en el cabo San Barlolomc. Kn la ladera
oriental de la verdadera Sierra-Nevada se encnentra una pn-
dinga blanca y roja, de mucho espesor, que corresponde a I
periodo mioceno. Finalmenle, existen eslralos terciarios en
las cercanias de la desembocadura del rio Colorado, en el gol-
fo de California, y cnando se sube hacia el rio Mohave, y lam-
bien en varios pnntos del curso de Williams-Fork, y en el la-
go Prusiano, en las posesiones de los Sres. Mormones.
Formacion kvaternaria.
La formacion cnalernarra 6 diluvial recnbre a los estra-
tos de las olras formaciones en cuasi toda la superficie de las
reg-iones oriental y occidental; solo en la region central es
donde se halia poco estenditio el diluvium, pues solo se le
encuenlra en el fondo de los valles. Consiguiente a esta dis-
Iribucion geografica, no es posible dar color a esta forma-
cion en la carta geologica: para representaria con exactitud
seria preciso formar una carta especial de la formacion dilu-
vial. En loda la linea de la costa, que se estiende desde la
desembocadura del rio Ilndson, junto a New-York, hasta la
desembocadura del rio Grande del Norte en el golfo de Me-
jico, se reconocen las antiguas coslas 150 pies mas elevadas
que el actual nivel del mar, las cuales en sns eslralos arci-
llosos y arenaceos contienen muchos fosilos enleramcnte iden-
licos a los que ahora viven en aqucllos mares. Del mismo
modo, cuando se subo por los rios, tales como el Mississipi,
Arkansas, Misouri, Ohio, rio Grande del Norle, rio Pecos,
torrenle de San Lorenzo, etc., se encuentran en las margenes
escarpadas que forman su caja, a una elevacion de 50 y de
150 pies sobre el nivel de las aguas actnales, capas arena-
ceas qne contienen Unios. Anocloules, Ilelijr, Planorhis. Pn-
pa, etc., que no se diferencian nr.da de los que ahora viven en
300
las cufuidas dc oslos rios. Encininlraiiso lainbieii en oslas ai-
cillas y arena del periodo diluvial muchos liiiesos de niaini-
leros, como por ojeniplo: Bison anliquus, Eqiins americanus,
Tapirus americanus. Eleplias amcricnnus, Masloclon (jiyan-
tens. Megatherium mirabilc, Megalonix Oeffersonii y iVijlo-
duni Ilarlani.
En los lerritorios al Norle del grado 41 de lalilud, la forma-
cion diluvial de arcilla y arena esta recubierla por olra for-
macion de cascajo, bloques erralicos y rocas islriadas y pn-
linienladas, que corresponden a la niisma epoca jreologica. Esia
I'ormacion, que Agassi/, h;i llamado /orwoc/on de hielo por la
inlluencia y la accion que el hielo ha ejercido en el Iransporle
de aquellas materias, se encuenlra estraordinariamenle des-
envuella; recubie lodo el pais, y muchas veces con unespe-
sor de 800 pies.
En la California y el Oregon se esliende mucho el cas-
cajo, recubriendo lodas las rocas de los valles de la Sierra-
Nevada y de las sierras 6 monlanas coslaneras, y en su seno
estan encerrados los ricos deposilos auriferos de El Dorado
aniericano. Se encuentran ademas, cuasi por lodas paries de
la cosla del Oceano Pacilico, los anliguos limitcs del mar, si-
luados a GO y 100 pies mas altos que los actuales.
Formaciones modcrnas.
Las formaciones acluales proceden en America en una
grandisima escala. Toda la peninsula que consliluye la parte
meridional de la Florida consisle en corales que conliniian vi-
viendo y reproduciendose en los bancos 6 bajios de corales
de la Florida. El celebre Luis Agassiz, cuyas invesligaciones
y cuyo nombie perlenecen hoy dia a ambos mundos, es el
|)rimero que ha reconocido y que ha descrito esla formacion
actual de la Florida; 61 ha marcado y sefialado paso a paso
la marcha secular de los corales, dvj^'que manera cjeculan su
labor estos innumerables y activos operarios del Oceano,
siendo los conslruclores de aquclla mullitud de islas conoci-
das con los nombres de l&las de liei) y de Mangrove, y la
310
lioira firme 6 parte del conlinenle correspondienle a la FIo-
liila.
El rio Mississipi, en sus inundaciones anuales, dcposila
gran canlidad de legamo y loda clase de despojosen las ribe-
ras ciiando se reiine con el Ohio; formando ademas un inmen-
so delta en su desembocadiira. Este delta avanza cada vez
mas en el goifo de Mejico; y las actuales costas de este golfo,
desde el lago Pontchartain hasta la desembocadiira del rio
Grande, se van formando por las inundaciones de losrios que
las alraviesan. El Rio Colorado de California forma lambien
un delta en su desembocadiira, y ademas da origen a dunas
arenosas en el desierto Cnliforniano, que en las inmedia-
ciones del rio Mohave hasta cerca de los picos de las sier-
ras, se elevan a una ailura de 5 y de 6.000 pies sobre el
nivel del mar.
Rocas enipiivas y metanwrftcas.
Las rocas cristalineas, volcanicas y metamorlicas ocupan
cuando menos la tercera parte del terrene de los Estados-
Unidos y provincias inglesas. Constiluyen en su conjunto los
puntos centrales de las Cordilleras, determinan el relieve del
pais, y separan las diferentes cuencas hidrograficas. He di-
vidido estas rocas en tres grandes grupos, dislinguiendo cada
uno de ellos con un color particular en la carta geologica. El
j)rimer grupo comprende el granito, sienito, porfido, gneis,
esquisto niicaceo, etc. Estas rocas forman toda la costa me-
lidional del Labrador, la Sierra-Laurenlina, la costa septen-
trional del lago de Huron, y la mayor parte de la costa sep-
tentrional del lago Superior; conliniian despues por el lago
Ueiny, el lago "Wood y lago AV'innipeg, hasta el rio Minascii-
priferas en la region polar. La parte orienlal y mas de la mi-
lad de New-Fundland consiste en rocas granilicas; y lo mis-
mo severiQca en la isia G'it)o-Breton,y en toda la parte oriental
deNova-Escolia. La cordillera de Nuestra Senora, en el distri-
to de Gaspe, es una formacion cristalina, enteramcnteaislada,
asi como otras dos 6 tres que se encuentran mas al Sud en la
provincia del Nuevo-BiunsAvick y en cl oslailo iMaiiie. Ciiaiuio
se enlra en la parte soplentrional del eslado de New- York,
por el rio Chaudiere junio a Quebeck y por Bangor en Maine,
.se encuentra una ancha zona de rocas volcanicas y melamor-
licas, que se esliende por casi todos los Eslados de New-York,
de New- Jersey, de Maryland, de Pensilvania, Virginia, las
dos Carol inas, Georgia y Alabama. Esfa zona encierra en si
la Sierra-Verde, la Sierra-Blanca, la Sierra de Berkshire y
las Montanas Azules del Alleghanys. En el pais al Mediodia
del logo Superior, y en el Mississipi superior, existe una rauy
grande y estensa sierra forraada por estas rooas. Finalmenle,
al Occidenle del Mississipi, en las praderas del Fernen Occi-
denlal, se ven cinco raasas separadas unas de otras, que cor-
ren lodas del 0. al E. y estan formadas de granilo. La mas
septentrional de estas cinco masas se encuentra no lejos de la
ciudad de San Luis, en el Misouri, otra va por Little- Rock en
el Arkansas, la 3.' se encuentra entre el fucrte Washita y el
pais de los indios chactaws, la i.^ es conocida con el nombre
de Sierra-Witschita, y por ultimo la o.^ yace al N. de la ciu-
dad Frederickburg, en Tejas.
En las Montanas Pedregosas, en Sierra-Jemez y en Sierra-
Madre, las rocas cristalinas no tienen gran importancia; solo se
presenlan pequenas fajas, cuya anchura varia entre 14 y 15
millas, y que se hallan con frecuencia interrumpidas a causa
de los sedimentos que las recubren. En la sierra de Mogo-
yon cojen un espacio mucho mas importante, y se unen sin
interrupcion con las rocas cristalinas que constituyen todo el
inmenso desierto Californiano, el valle Grande, la Sierra-Ne-
vada propiamente dicha, la Sierra-Shasty, la Sierra-Costane-
ra y la Sierra de las Cascadas. La region del Oceano Pacifico
esla constituida en mas de dos terceras partes de su estensioii
esclusivamenle por granilo, sienito y porfido.
El segundo grupo de las rocas cristalinas comprende el
trap y las dioritas, las cuales ban aparecido durante la sedi-
mentacion do la arenisca roja moderna, en estado fluido, es-
tendiendose sobre los estratosde esta formacion, sin ocasionar
en ellos grandes trastornos. Estos traps contieneu muchos fi-
lones de cobrc nalivo mezclado con plala nativa, asi como
312
iJimbion oxidos (ie cobre. de cine, de plomo y olios varios.
Las celebres miiias de cobre del Ingo Superior eslan preci-
samcnte en esta clase do rocas. Se encuenlra el Irap euprilo-
ro en la isla Magdalena, en la cosla seplenlrional de la bahia
de los Calores, en ambas riberas de la baliia Fiindy, en el
valle del rio Conneclicul, y en los valles de arenisca loja nio-
<lerna de ]New-Jersey. Los respaldares del rio Hudson, en el
estado de New-York, eslan todos ellos formados poreslaela-
se de Irap, que presenla en aquellos sitios una eslruclura ba-
sallica. En el lago Superior se le encuenlra priucipalmente
en la isla Michipicolon, on el cabo San Ignacio, en el cabo
liormenlns {T hinder Caper), en las islas lleales y de Pale,
cerca del fuerle de William, y en la gran cascada al Norle
del lago; por el Sud forma el trap la mayor parte de los pi-
cos de Keewenan y de las monlanas de Onlonagon, y se le
vuelve a encontrar en el rio Santa Cruz, y en los rapidos lor-
renles del Mississipi superior. Las Monlanas Negras, al Nor-
te del fuerle de Laramie, son igualmenle de trap, asi como
lambien el terrilorio del fuerle de W'ebser 6 de las minas
cupriferas del Nuevo-Mcjico.
Finalmenle, el lercer grupo de las rocas eruplivas coni-
prende las rocas volcanicas, inclusos los volcanes ardienles,
es decir, los (pie en el dia se ballan en aclividad. No se ha
enconlrado un solo volcan en loda la region Oriental 6 del Mar
Allanlico; no se vuelven a presenlar antes de Uegar a la re-
gion de las Monlanas Pedregosas. Constituyen entonces una
zona que se dirije de E. a 0; el primero esla en la sierra
Raton, junto al nacimiento del rio Canadicnsc; olro hay junto
al Cerrito, enlre Santa Fe y Algodones; el cerro Taylor en el
camino de Alburquerque, junto al fuerle Desconfianza, es uu
enorme volcan apagado, cuyas lavas se encuenlran en todas
direcciones alrededor del anliguo crater, y que se esliendeu
hasla una distancia de 39 millas. Exactamenle al Mediodia
del pueblo do Zuni hay otros dos grandes volcanes; y la sier-
ra de San Francisco, al N. de la sierra de Mogoyon, la consti-
tuyen loda ella cuatro 6 cinco grandes volcanes, de los cua-
les uno de ellos parlicularmenle licne giganlescas proporcio-
nes, pueslo que su puulo culrainanle se eleva mas de 13.000
313
pies sobie el nivel del mar. En la peqiiefia deprcsion a ma-
iiera de cucnca en que enlra el rio Mohave, que alii desapa-
rece del olro lado del rio Colorado, se ven tambien agrupa-
dos cinco 6 seis conos volcanicos.
Al N. E. del gran lago Salado, junto al fuerle Hall, te-
nemos dos grandes volcanes, llamados Three-Bulcs y Three-
Tetons. Por ultimo, bay todavia otra zona volcanica que cor-
re de S. a N. sobre la cuspide de Sierra-Nevada. Uno de es-
tos volcanes esta en la baja California, frenle a la ciudad de
Guaymas; olro se encuentra en el valle del rio Sacramento,
donde forma un cerro aislado, conocido con elnombrede Bu-
les. Mas hacia el N. esta el pico Shasty, que es un antiguo
volcan;,despues los bay en la cordillera de las Cascadas y en
las sierras de Hood, Santa Helena, Rainiere y Backer. Los
Iresultimos eslan todavia en actividad, y en particular el de
Backer arroja todavia torrentes de lava bastante conside-
rables.=Jules MARGOU,=Salins, julio 1855.
TTQC^^
VAIilEDADES.
Programa para la adjiidicacion de premios en cl a?lol857,
AuTicuLO 1.° La Acadcmia de Ciencias abrc concurso publico para
ailjudicar dos premios, uno ordinario y olro eslraordinario, a Ids autcres
de las Mcmorias que dcsempeucn salisfactoriameiile a juiciodcla misma
Acadeinia los tcmas siguienles:
FnEMio ORDINARIO. I)e la fermentacion alcolwlica del zumo de la,
uva, con indicacion de las circunslaricias que mas ivfluyen en la calidad
y conservaclon de los li'quidos resullanUs.
No habiendo hallado digna do premio ninguna de las Ulemorias que
se presentaron al concurso abicrto con este mismo objelo en 1854, le re-
produce la Academia en atcucion a los grandes beneficios que de su re-
solucion podra reportar la riqucza piiblica, y en especial la industria vi-
ncra Espauola.
Premio estraokdinauio. Describir las rocas de una provincia de
Espafia y la marclia progresiva de su descomposicion, determinavdo las
causas que las producer), presentando la andlisis citantilaliva de la tier-
ra vejetal formada de sus detritus, y deduciendo de eslos conocimientos y
dema's circunstancias locales las aplicaciones a la agricuUura en general
y con especialklad al cultivo de los drholes.
Se escepluan de esla descripcion las provincias que forman los Icrri-
torios de Asturias y Pontcvedra, por haber sido ya premiadas en los auos
do 1853 y 1855.
Proponicndose la Academia, por medio de este concurso, contribuir a
que se forme una coleccion de descripciones cientificas de todas 6 la ma-
yor parte de las provincias de Espana, ba detcrminadoreproducir tambieu
este tema en lo succsivo todas cuantas veces la sea posible.
1." Se adjudicara tambien un accessit al autor 6 aulores de las Mc-
morias cuyo mdrito se accrquc mas al de las primcras.
3." El prcmio, lanlo oniinario como cslraordinario, consistira en
fcis mil realcs de vellon y una medalla do oro.
4." El accessit consistira en una medalla de oro enteramente igual a
la del premio.
5." El concurso quedara abierto desde el dia de la publicacion dc es-
le prograina en la Gaceta de Madrid, y cerrado en 1." de mayo de 1857,
hasla cuyo dia so recibiran en la Secretaria de la Academia todas las
Memorias que se presenten.
6." Podrau optar a los premies y los accessits todos los queprcsenlen
Memorias scgun las condicioncs aqui eslablecidas, scan nacionales 6 es-
iranjeros, escepto los individiios numerarios de esta Corporacion.
7,° Las Memorias habran de eslar escritas en castellano 6 latin.
8.° Estas Memorias se prcsentaran en pliegos cerrados, sin firma ni
indicacion del nombre del autor, llevando por encabezamiento el lema que
jnzgiie conveniente adoptar; y a esle pliego acompaiJara otro tambien
icrrado, en cuyo sobre esl6 escrito el mismo lema de la Memoria, y
dcntro cl nombre del autor y lugar dc su residencia-
9." Ambos pliegos se pondran en manos del Secretario general de la
Academia, quien dara recibo espresando el lema que los distingue.
10. Designadas las Memorias merecedoras de los premios y accessits,
se abriran acto continuo los pliegos que tengan los mismos lemas que
cllas, para conoccr el nombre de sus autores. El presidente los proclama-
ra, quemandose en seguida los pliegos que cncierren los demas nombres.
11. En la sesion piiblica del mes de noviembre de 1857 se leera el
acuerdode la Academia por el cual se adjudiquenlos premios y los acces-
sits, que recibiran los agraciados de manos del Presidente. Si no so ha-
llasen en Madrid, podran delegar persona que los reciba en su nombre.
12. Ko se devolveran las Memorias originales a sus autores, los cua-
les sin embargo pueden sacar uua copia de ellas. Madrid 20 de abril
dc 1850.
— Nuevo pozo artesiano . Con el objcto de aumenlar el caudal de agua
dc los canales y cstanques del bosque de Bolonia, en Paris, ha emprendido
cl Sr. Kind, ingenicro sajon, la formacion de un pozo artesiano en la 11a-
nura de Passy, cuyos trabajos llaman notablemente la atencion, ya por la
gran profundidad a que se supone fundadamente ha de llegar el taladro,
ya por los nuevos datos que proporcionara el estudio de las capas que
atraviese, ya por fiii a causa del metodo empleado. Este es una modifica-
cion bien medilada del chinesco ode percusion,habiendoselogrado desde
el dia 2 de agosto en que se dio principle, hasta ahora, ventajoses resul-
tados, Uegando a una profundidad de 300 metres, siendo el diametrodela
boca l'°,20, que cuando la obraquede concluida y encaiionada se reduci-
ra a O^CO. A los 500 metres se espera penelrara en lacapao lecho de
31G
ajriia que aliment a el pozo ile Gienelle, y si las circiinstaiicias son confor-
jnes, producini el nnevo 10.000 mctrns riibircs cada 24 lioras, que es el
raudal dc un rio, sin que llcj,'ue tal vez el co?lc total a 350.000 francos
quese handcslinado a la einpresa. La principal variacion que elSr.Kind
ha hccho consiste, en que en lugar de cucrda 6 cadena usa un arbol 6 bar-
la formada de roUos dclgados ue pino como de 5 metres de largo cada uno.
iinidos entre si por sns casquillos y roscas, colgado todo de una gran pa-
lanca horizontal. En cl eslremo inferior hay una lenaza 6 pinza que se
abre al bajar y se cierra al subir, livando de unas cnerdas. Con ella se
agarra y Icvantaa la altura de algunos metres un aricte 6 maza de gran
peso, scmejante a la que sirve para clavar pilotes, con la diferencia dc
que en la superficie inferior tiene fuertes dientes 6 punlas de hierro que
peuetran en el fondo del taladro cuando se deja caer la maza, vali(5ndosc
de la cuerda que abre la tenaza, y con elgolpe sc qucbranta y desmenuza
cl material, cuyos despojos se van sacando despues con un cubo de val-
\ula. Por tcrmino medio en cada minulo suelcn darse 20 golpes; y
como en menos dc diez minutos se desarma todo cl arbol y se saca la ma-
za para meter el cubo y hacer la limpia, cl trabajo cunde bastante: asi es
que al principio, cuando se atravesabau capas dc marga y greda sin mez-
cla, cada dia se adelantaban unos 5 mctros. En las capas de arena bajo
a 2 6 3 metres diaries; y ahora, que se ha vuelto a encontrar greda, pero
que encierra mucho morrillo de pedernal, no se pasa de 1 1 melros.
La gran ventaja quo ofrece el arbol 6 barra de madera consiste en que
para levantarle se gasla muy poca fuerza, pucs como el pozo esta siem-
pre en su mayor parte lleno de agua con la establc que se encuentra a
los 20 6 30 metres de profundidad, hay Hole, y el peso resulta casi nulo-
— Iflapa subterrdneo de Belgica. El gobierno Helga ha raandado que
se publique a su costa un mapa del terrene 6 suelo sublerranco de Bel-
gica, bajo la direccion y cuidado de Mr. Dumont, individuo de la Acade-
mia de Ciencias de Eruselas. Debera ejecutarse dicho mapa con iguales
condiciones que el geologico del mismo pais, destinandolos a ser complc-
mento uno de otro.
— Nttrato de potasa producido por fa ozona. Mr. dc Luca, quimico
conocido, comunic6 liltimamente a la Academia de Ciencias de Paris una
uoticia de ciertas espcriencias interesantes, redactada en los terminos si-
guientes:
•cUaciendo pasar muy lentamente aire ozonizado hiimedo durante unos
trcs meses, principalmento de noche, por polasio y por potasa pura, ha
obtcnido azoato dc potasa, separable de las soluciones alcalinas por cris-
talizacion. El volumen total deairo empleado fue de 7 a 8000 lilros. An-
tes de ozonizarsc cl aire en un frasco grande que contenia fosforo en
agua, pasaba por algodon cardado y por un aparalo de forma particular
317
ron pclara y acido sulfiiricc, desemlarazanilose asi do las raalerias en
siispenpion y de las snstaiicias azoadas.
»Coraprobada la sensibilidad de estc airo ozonizado, ho vislo que po-
dia dejar en libertad facUmente el iodo contenido ea una cieninilesiina
de miliffraino de ioduro de polasio.
"Estos resullados confirman los obtcnidos por Mr. Schoenbein por
Giro camino.
»Las esperiencias citadas me ban deraoslrado que la potasa piira pnr
la cual hacia pasar en verano y de dia cierta canlidad de iaire, no con-
tcnia azoatos; que al conlrario, en invierno, y de noche, podia produrir
cl aire azoalos con la polasa; que agitado y rcnovado el aire todos los dias
durante meses en preseucia de alralis, podia producir tarabien azoalos.
»Los trabajos do Mr. Llcez ban patenlizado la suma iraporlaucia do
las malcrias porosas en la produccion do los azoalos; ^pero, obrarau los
cuerpos poroses en los alralis produciendo ozena? El aire calenlado a
mas de 1 00" 6 a esta tcmpcratura, ^produciria los mismos efeclos por in-
(lucncia delos cuerpos poroses? ^.Es indiferentc csperimenlar en verano 6
invierno, de dia 6 de nodie, a oscuras 6 a la luz, a temperaUira coiis-
lante 6 variable? Cucstiones dificiles son estas y que mereccn cstudio dc-
Icnido.i)
— Jziicar secrftacia por el higado de los aracnoides. Mr. Blancliard,
ayudanle del Museo de llisloria natural dc Pan's, asegura haber prnbado
por esperiencias positivas que el bi'gado delos aracnoides secrela aziicar
como el de los aniraales dc ordcn superior esperimenlados por Mr. Ber-
nard. Tambien dice babcr comprobado que baciendo entrar en cl regjimen
de diclios inseclos una sustancia coloranle, como rubia 6 anil, so consif^ue
colorear su sangre, naluralmenle blanca. Al cabo de cierto lierapo de asi-
milarse la rubia, el hi'gado mismo delinsecto se poae rojo; siendo el ulti-
mo organo que pierde su color advenlicio, y probablemenle se verifica
por el lii'gado la climinacion del color inyertado.
— Nota sobre el eclipse total de sol del 18 de julio de ISfiO. Mr. de
Liltrow, director del Observatorio de Viena, pre=ent6 a la Acadcmia de
Ciencias de aquella capital, en sesion del 2 de noviembre de 1855, una
nola de Mr. Ilirscb, de Hagdeburgo, relativa al referido eclipse, y acom-
pnTiada de Ires cartas. Es raiiy importante, para poder observar coraplc-
tamcnte un fenomcno celeste lau raro como lo es un eclipse total de sol,
poseer calculos mas cxactos y delallados que los que suministran las
efemeridcs anuales. La zona lolal que comprende el eclipse de 18 de ju-
lio de 18G0 pasa por la America seiilenlrional, Espaua y parte K. de
Africa; por consiguicnie bay fundaruenlo para creer que el fenomcno su-
ministrara a los obrervadores una rica ccsecha de datos. El trabajo de
Mr. Uirsch esta hecho con suma minuciosidad, y se Iialla oxento de las
:il8
vari.is imperfeccioncs que abnndan demasindo aim en Ins calciilos q u-
licnen solo por objcto un eclipse dctcrminado.
— Propiedades del lido y del cslronrio ohtenidas por la pita, por Mi'..
BowsEN. EI litio presenla el aspoclo do la plata; es malcable, duclil, y
piicde tirarse a la h ilera: con 5 railigramos se ha hecho un liilo de ccr-
ca de 1 melro do longitud. Su densidad cs la nienor de todos los cuer-
pos conocidos, esceptuando los gases, siendo la initad do la del agua: so
fnnde a 180". For desgracia es csccsivaraenfe oxidable este inclal con
cl contacto del aire, y solo piiede conservarse sin alfcracion en aceite do
nafta. EI eslroncio cs do color ainarillo-claro, corao cl laton: tarabicn os
raaleable, y su densidad 2,5. Pero lo misrao que el litio, lampoco es po-
sible conservarlo al aire; su superficie so pone roja a causa de una oxi-
dacion muy rapida. Si so forma una pila eligiendo como elemento el es-
lroncio y el calcio, el primero constituyc el elemento electro-posi-
tivo.
— Sabre los diversos nomhre.s del Algebra. Con estc litnlo ha pii-
blicado Mr. Nesselmann en cl ndmcro do noviembre de 18.55 de los Nuc-
vos Jnales de 3Ialema'liras, cl curioso articulo siguientc.
Lo que parece probar que estc ramo de la ciencia nacio entrc los
Indies, es que ellos solos la dan un norabro especial, caracteristico; cl
de vija-ganita [origen-cdlciiloY lo cual significa que es un gdnero tal
de calculo que los resultados indican la fiiente de donde proceden, co?a
que no sucede con los nnmericos. Adem.is los Indios poseen signos para
reprcscntar las operacioncs y distinguir las incognitas; los Arabes, por
el contrario, no conocen signo alguuo; razonan y discurren acerca do
las ecuaciones, pero no saben pintarlas. Asi cs que no tiene cnlre ellns
nombre caracteristico la rcferida ciencia; y la designan con dos voces
relativas a otras dos operaciones fundamcntales. La primera de cstas con-
sisle en trasponer las cantidades suslractivas de un miembroa otro para
convcrtirlas en adHivas, y los Arabes dicen que esto es haccr una rcs-
tituciou, un resfablcciraiento; aljabar, del verbo jaber (l) (lig6 de nuevo,
cstablecio). La scgiinda operacion coasiste en comparar los tcrminos
bajo el punto de vista de la homogeneidad: loscuadrados con los cua-
drados, los cubos con los cubos, etc., a fin do verificar las rediicciones:
y es lo que llaman tambien los Arabes la comparacion, almukabalab, del
vcrbo kabal, oponer, comparar (•:). Con csla doble dcnominacion se in-
(1) Ksta pil.ibra si^'iiifiia lainl)lon cnmpo'ici- IdS micniliros dislnrailos, I""" rina r.i-
7.(111 so il'n'C til cspauol rirti|ano alj^ehristn.
(2) I.a prrposicioii A,(/w/ significa lambicn cii cilJcn, contra, pnr cl c.inlrario; > ilc
aiiiii tambien la liil'luli dc la liliirgia nin-.MlMiana.
310
• roiliijo el Algebra en Eiiropa el siglo XIII. EI capilulo XV del Librr
abaci de Leonardo Bonacci se (iliila: Terlia pars erit super modiim al-
qehrm et almucabatce, principiando de csJe modo: Incipil terlia pars dp
solutione quarumdam qucpsdonum secundum algebra almucabala>, sci/iret
oppositiones et restaurationes. Cannaci (siglo XIV) solo se sirve del pri-
mer nombre: Bagionamenti di algebra^ y lo mismo Regionioulano en el
siglo XV. Luca Pacioli (1494) usa pcncraimcnle ambas palalras, ar/e di
algebra ed almucaba/a, pero ya forma el adjetivo algebrdtico. Despiies ra
siendo mas raro el segundo nombre, 6 el de almurabala. Cristobal Ru-
dolf, Stifel, Cardan, Gemma Frisias (1540) iisan linicamenle la palabra
algebra. S^n embargo, la de Gosselin (157 7) tienc el tilnlo: De arte
magna, sen de occulta parte numerorum, quce et algebra et almucahala vul-
qo dicituri no habiendo noticia de obra alguna mas modcrna en que so
hallo el segundo nombre 6 almucabala.
Aun estuvieron en voga algunos otros titulos. Bonacci, Pacioli, Stifel,
Cardan, por ejemplo, considerando el algebra como la parte elevada de
la arilmetica, la llamaron ars magna (arte mayor), por oposicion a la arit:-
mctica ordinaria, ars minor. Esta denominacion no paso al parecer los
Alpcs, y desaparccio despues del ars magna de Cardan (1545) (1).
Hay otra denominacion de origen arabe, que llego a estcnderse mas
y tuvo mayor duracion. La cantidad incognita se llama schai (res, ali-
quid) cntre los arabes, y el cuadrado mdl, possessio, opes. De donde intro-
dujo Bonacci las paiabras res y census, tomando el algebra el ti'tulo do
ars ret et census, 6 simplemcnto ars rei. Esta denominacion ha subsistido
mucho liempo fuera de Italia; y cuando en el siglo XIV, desde Guillermo
de Lunis, principiaron los malematicos italianos a escribir en su lengua
nacional, adquirieron formas italianas las refcridas denominaciones. La in-
cognita tomo cl nombre do cosa6 cossa, yel cuadrado el de censo, 6 zen-
so mas comunmonte fuera de Ilalia, palabra al parecer la mas generali-
7ada en dicho reino hacia fines del siglo XV. Asi que Pacioli, en su .S'uTn-
ma de arithmelica (1494), hablando de los diversos nombres del alge-
bra, dice que el vulgo le da cl de la regola 6 larte della cosa. Luego se
latinizo csa palabra italiana, ars cossica, ars cosa'. Gemma Frisius, en
su obra yirith. practica (\ 571), dica: Per regulam cosa: sivc algebrm
(pag. 81, 105, 110 y 112).
La Coss aparece en Alemania entiompo de Cristobal Rudolf (1524) y
Stifel (I5r)3). La incognita recibio tambien el nombre b.-lrbaro numerirT
cossicus. La palabra coss se sosluvo con las dcmas en el siglo XVII y
(I) Casi piiclc (Iccirsc qiu lia rcMicilndo en nurslro^! Jlas. ^Igehru sup.;
rill fiipi'ririr.
aim en el principio tlcl XVIII. ISic. Relniari Ursi Dillimarsi ariihmedra
analitica, vulgo cossoder atgebra. Fran. a. O. ICO I, eii 4."
Jritmriica philofophica odcr Shone nene und I'oli/gffjnindele A'uns-
tliclid rechnung der Cofs und algebra. ]\ttriibtrg, 1007, en folio.
Esila palabra dcsaparecio do las obras clasicas liacia fines del si-
glo XVII, escepluando la sii^iiicnle oLra.
Cltristman, ars cosa> promota,- Francfort, 1813; el mismo Cardamis
sufvus sive de functionibus cosm reso/venlibus tractatiof Slultgard. jOri
ginalidad bion insulsa!
Viela dio el paso inraenso de susliluir los cocficicnies numdricns con
letras, designando con el nombre de species dichos coeficienles literalcs:
de aqui la division de Algtbra numerosa y algebra speciosa, que lia dii-
rado rancbo tieinpo.
De olra palabra cs tambien deiidora a Viela esia ciencia, que subsisle
todavia, y so ha adoptado generalracnie: la de andlisis. La obra de este
aulor setitiiia: In arlem analylicam isaqoqe (15.. ) En IfiOl aparece ya
Reimari Ursi Dithmarsi arilhmelica avalilira; liicgo Jfarrioti arfis ana-
lyticcp praxis, London, 1C3I; De La Hire: La construction des equations
analytiques, Paris lC7 9;y olras mnchas.
La denominacion que caracteriza raejnr la e^cnria del algebra es la
propnesla por Kevvlon, aritmelica universal, Porquc, coino dice Descar-
tes, convertido en nx'ime.ro el espacio y lo raismo la fuerza, ya uo hay mas
que una ciencia; la arrtnifVjVa considerada en su iiniversalidad.
—darta de la monarqm'a austriara En la sesion del "29 de noviern-
bre de 1855 celebrada por la Academia de Ciencias do Vicna, prcfento
Mr. Hacdniger a la seccion, la primcra lioja dc la Carta de la monarqvta
austriaca, ciiya publicacion ticne emprendida Rlr. Sclieda, capilan del
cuerpo imperial de Ingcnieros geografos. Dif!ia hOja (la n." I 1 de las
veinle de que conslara toda la obra) liene por punlo cenlral la cindad de
I
Milan. La carta se halla levanlada en escala dc jyj";,^;^' siendo cada hoja
suya de O^jSO de largo, por 0'4i de ancho. Su altura total es de 1°',1\.
y su longilud es3"',08. La publicacinn se hard dando una hoja cada dos
ineses. La rcpelida caila cs la misina deque se ocuparon MM. Hacdni-
ger y Pratsch en un informe que dieron a la Academia en IC) dc agoslo
de 1849, raencionandnla como la mas a propwiln para servir dc base al
trazado geol6gico de lodocl imperio auslriaco. Los malcriales so ban ido
reuniendo desdo hare algnnos ahos, raeiced a los esfncizos del leuieiile
general Mr. Ilauslab y el capilan Mr. Sdieda.
N." 6.°-REVISTA DE CIENCIAS.-/Mmb 1856.
mmm exactas.
-— ♦■>sk3kX^-C-€^^>*«- —
ASTROraOlIlA.
Descubrimienlo de iin pequet'io planeta, el 40." de los nsleroidcs.
(L'lnslitut, 9jK <C ,i/jril H856.)
Academia de Ciencias de Paris. — ^Sesion del 1 de abril
de 1856. Un nuevo planeta pequeno ha sido dcscubieito on
Paris el 31 de marzo ultimo por Mr. Goldschmidt, el niismo
aslronorao a qiiieii se deben ya los descubrimienlos de Lute-
cia, de Pomone y de Atalante. Ha sido anunciado en la sesion
de hoy por Mr. Le Yerrier, quien ha hecho presente no ha-
berse comunicado anles, porqiie ocupando en el raomento de
servisto por Mr. Goldschmidt una posicion muy proxima a la
raarcada a Tells en las efemerides, ha sido precise asegii-
rarse bien de que no era este lillimo. Las dos posiciones ob-
servadas por Mr. Goldschmidt son.
-1856. Ascension recta.
Ii m h m s
31 marzo... 10 5 13 13 30 — 0" 2'
1." abril.... » » 13 12 32,86 +0 6.8.
Su apariencia es de 9.* a 10.* magnitud. Despues de su
descubrimienlo se han obtenido muchas posiciones en el ob-
servalorio, pero Mr. Le Verrier no las ha comunicado a la
Academia.
TO!\IO VI. Of
322
Adicion a la sesion del 7 de ahril de 1856. Astronomia
40.° pequefio planeta. En el Observatorio de Paris se ban ob-
lenido las Ires posicioncs siguienles del 40.'' pequefio planeta
descubierto por Mr. Goldscbmidt el 31 de marzo ultimo.
T. m. de Pan's.
Ascencion recta.
Declinacion.
1856 abril 1.
» » 4.
» » 6.
h ID s
12 30 24,39
1215 43,43
12 5 55,77
13 12 32', 90
13 9 39,19
13 7 43,03
+ 0"6'38",20
4-0 23 43,60
4-0 34 54,90
CIENCI4S FISIC4S.
QVIlllCm.
Preparncion del nraniu; por Mr. Peligot.
(L'Institut, 25 enero ii'66.)
Cuando di a conocer este metal en estado de aislamienlo
en 1842, dice el autor, probe que descomponiendo con el po-
tasio el protocloruro de uranio oblenido al descomponer uno
de sus oxidos por la accion simuUanea del cloro y del car-
bon, se presenta el uranio parte en estado de polvo negro y
parte en estado aglomerado, bajo la forma de placas de bri-
llo metalico comparable con el de la plata. Pero verifican-
dose la reaccion en un crisol de plalino, porque los no raela-
licos se rompen constanlemente por la eievacion subila de
lemperatura que desarrolla, era de temer que se formase
una aleacion de uranio y platino; y efectivamente, he descu-
bierto la presencia del ultimo metal en el producto que re-
sulto de dicha esperiencia.
La facilidad con que se adquiere hoy el sodio, gracias a
las felices mejoras introducidas por Mr. H. Deville en la fa-
bricacion de esle metal, me hizo que repitiese estos ensayos,
sustituyendo el sodio al potasio. Despues de varias tentati-
vas infructuosas, he logrado obtener el uranio puro y fundi-
do con caracteresverdaderamente melalicos, procediendo del
si;Auiente modo.
En un crisol de ioza banada se pone la cantidad necesaria
de sodio para descomponer el protocloruro de uranio; el so-
dio se lapa con cloruro de potasio bien seco, y despues con
324
una mezcla de sal y do prolocloruro de uranio; teniendo por
objelo la adicion del cloruro de polasio moderar la rapidez
de la rcaccion.
El crisol de loza esia raelido en olro barnizado con lierra
y lleno de carbon en polvo, que se cubre lambien con una
lapadera. Calicnlase liasta el color rojo, y en lanlo que se
nianifiesta la reaccion enlre el prolocloruro de uranio y el
de sodio; luego se pasa inmedialamenle a un horno de aire,
sosleniendolo en el rojo bianco porespacio de 15 a 20 minu-
los. Cuando este frio el crisol queda en el una escoria que
contiene varios globulosde uranio fundido.
El metal de que se Irata es baslante maleable; y aunque
duro, lo raya facilmenle el acero. Su color se aproxiraa mu-
cho al del nikel 6 al del bierro. Espuesto al aire se empana
al momento, tomando un tinte amarillenlo. Calentadohasta el
rojo presenla, al oxidarse, una viva incandescencia, y se cu-
bre de un oxido negro vohiminoso, en cuyo interior se halla
metal que no se ba alterado todavia, como la esperiencia no
se baya prolongado por mucbo tiempo.
Su densidad es demasiado notable, siendo igual a 18,4.
Por consiguiente, dcspues de la platina y el oro es el cuerpo
mas denso que conocemos. Este peso especifico tan conside-
rable juslifica el equivalente subido que atribuyo al uranio.
Pani(icacion; por Mr. Liebig.
(Cosmos, -13 aliril 1855.)
Mr. Liebig ha publicado en los Anales de quimica y
fnrmacia una nota muy digna de atenderse acerca de la
panificacion sobre el modo de mejorar el pan casero y el do
municion, privandolo de toda acidez. El principal agenle de
panificacion es el gluten, debiendo la propicdad que posee de
formar una pasta 6 engrudo con el alraidon al modo que tie-
ne de condensar el agua: efectivamente, esta se contiene en
el gluten bajo forma aualoga a la que guarda en los tejidos
rausculares 6 en la albumina coagulada; sustancias que no
321)
prestansu agiia a los cuerpos secos ni los hiiinedecen, a pesar
de la gran porcion que contienen de dicho liquido. Reducido
al estado de pan se conserva indefinidamente el gluten, pero
no sucede lo misrao si se deja en contaclo con el agua; enton-
ces un corto numero de dias basta para hacerle perder su
tenacidad y viscosidad, yque se convierla en una especie de
maleria pegajosa, soluble en el agua, y per consecuencia in-
capaz de formar pasta. La misma alteracion sufre conser-
vandolo por algun tiempo en estado de harina; porque siendo
esta sumamenlo higrometrica atrae la humedad del aire, po-
niendo por lo tanto el gluten en contacto con el agua, 6 sea en
ladesventajosa condicion de que acaba de hablarse: la harina
va siendo, de este modo, cada vez peor para converlirla en pan.
A fin de evilar tal delerioro, se ha probado nuichas veces a se-
car artificialmente la harina, y conservarla luego resguardada
del contacto del aire. Hace 24 anos que hallaron los panaderos
belgas el fatal secrelo de hacer con la harina degenerada un
pan enteranienleigual al obtenido con lade priraera clase; el
secreto, descubierlo por Mr. Kuhlmann, consistia en mezclar
sulfate de cobrc 6 de alumbre (sulfate de alumina y de po-
tasa) con la harina echada a perder. Segun Liebig, esta accion
reparadora del sulfate de cobre 6 de alumbre se esplica del
siguiente raodo.
Dichas sales, merced a la influencia del calor del horno,
deben formar con el gluten modificado una combinacion que
restiluya sus priniitivas cualidades a la sustancia proleica
que conslitiiye esencialraente el gluten, convirtiendose por
tanto en indisoluble ehigroscopicoa la vez. Partiendo de las
analogias que hay entre la caseina y el gluten, y de la pro-
piedad peculiar a la primera de formar con la cal una com-
binacion dofinida, leha ocurrido a Mr, Liebig la idea de sus-
tituir con esla base terrosa inofensiva los sulfates de cobre y
alumina de los tahoneros belgas. La cal se usa en eslado de
solucion saturada, sin inlervencion del calor. Despues de
amasada la harina con agua de cal se le anade la levadura,
y se deja sin tocar la masa; la fermenlacion principia y se
desarrolla del modo ordinario, y cuando esla en el punloque
se quiere, se le anade a liempo el resto de la harina. Verifi-
326
caUa la coccion se obliene un pan escelenle, elastico, espon-
joso, privado de loda aspereza, de sabor agradable, y que se
prefiere a las demas clases de pan cuando se ba comido du-
ranle cierlo liempo. Las proporciones de harina y agua de
cal que deben usarse ban de eslar en la de 19 a 5, es decir,
de 52 6 54 litres de agua de cal por quintal melrico de ha-
rina: cuando esta cantidad de agua saturada de cal no baste
para formar la masa, se anade agua comun. Al misrao liem-
po que su acidez pierde el pan un poco gusto del que esla-
mos acostumbrados a hallar en el, cuyoligero inconvenienle
se remedia aumentando un poco laproporcion de la sal. La
cantidad de cal que liene de este modo el pan es poco consi-
derable, pues es sabido que se necesilan cerca de 500 litres
de agua para disolver 500 gramas de cal hasta el grade de sa-
turacion: la cantidad decal, pues, que se echaal pan apenas
Uega 6 escede a la que contienen los granos de las leguraino-
sas. Puede considerarse como un hecho fisiologico demoslra-
do por la esperiencia, que la harina pura de trigo no es una
suslancia alimenticia perfecta: adrainistrada solo en estado de
pan, seria insuficienle para sostener la vida; quiza contenga
bastante cantidad de acidofosforicoparaelsustenlodel sistema
oseo, pero no sucede lo mismo respecto a la cal; bajo este
punto de vista le llevan una ventaja efecliva las legumi-
nosas. Tal vez deben atribuirse a la insuficiencia del pan
como alimento las enfermedades graves que se observan en
los presos, que casi no comen otra cosa, 6 el raquitisrao de
los nines en los paises en que el pan es casi todo el alimento
habitual: y bajo este punto de vista, raerece ensayarse el pan
de agua de cal; leuiendo ademas otra cualidad, la de salir
mayor cantidad con otra dada de harina. En el horno de Mr.
Liebig, 19 libras de harina araasadas sin agua de cal, rara
vez dan mas de 2H Libras de pan; y si se eclian 14 libras
de dicha agua, la misma cantidad dc harina produce de 26
libras y 6 onzas a 26 libras y 10 onzas de pan bien cocido; y
como, segun Heeren, 19 libras de harina dan normalmente
24 libras y H onzas de pan, el aumento debido a la cal es el
de mas de 2 libras; indudablemente porque la harina, con la
presencia de la cal, fija mayor peso de agua.
327
HfETEOROLOQlit.
Notas que han de acompamr a la labia orogrdfica de parte
de Espana; por MM. VeifeNEUiL, Coulomb y Loriere.
(Comptes rendus, 2 _y 9 airil -ISSS.)
Al mismo tiempo que recojiamos raateriales para el eslu-
dio geologico de Espaua, hicimosen el afio ultimo, del mismo
modo que en el anterior, dicen los autores, un considerable
niimero de observaciones barometricas, que hemos tenido el
honor de preseutar a la Academia. Los instrumentosde quenos
hemos valido han sido dos escelentes barometros de cubeta
movil del sistema Fortin, que se compararon escrupulosa-
mente antes de emprender el viaje, y a la vuella, con el del
observatorio de Paris, gracias a la bondadde Mr. Le Verrier,
y durante aquel con el del observatorio de Madrid.
Para arreglar nuestros calculos tomamos tres lerminos de
comparacion: 1.° las observaciones de boras y dias correspon-
dientes a las hechas en el Observatorio de la Escuela deMinas
de Madrid; 2." las hechas en el Observatorio de Marsella, que
se nos comunicaron por Mr. Valz, pero correspondientes solo
a las doce del dia; 3.° las verificadas en Valencia en las oti-
cinas de un periodico, pero habiendo conocido, despues de
ejecutados nuestros calculos, que eran muy inexactas eslas
ultimas, prescindimos de ellas, aleniendonos solo a las obser-
vaciones de Madrid y Marsella; y como las de este ultimo
punlo se referian unicamenle a la bora del mediodia, y du-
rante la mayor parte del viaje esluviraos mas cerca de la pri-
mera poblacionquede la otra, formamos la segunda columna
de nueslra tabla, eligiendo un lermino medio entrela cifra de
Madrid y la de Marsella, creyendo aproximarnos mas de este
modo a la verdad. Los niiraeros de dicha columna son por lo
regular algo mayoresque los dela primera, los cuales espre-
san las alturas calculadas segun las observaciones de Madrid;
procediendo tal vez esto de que adoplamos para esta capital
328
una allura algo pcqiicna, segiin vamos a esplicar. Apresura-
remonos sin embargo a anadir que los barometros colocados a
distancias algo considerables lienen una marcha tan diferente,
que a veces sucede lo conlrario; siendo mas subidos los nii-
mcrns de la primera cohimna quo los de la segunda.
Ilemos adoplado 635 melros como elevacion de la Escuela
de Minas de Madrid, donde se hacen las observaciones que nos
ha remilido D. Casiano de Prado; hallandose dicho punlo 10
melros proximamenle mas bajo que el Observalorio meleoro-
logico. Es el mismo numero que elejiraos el'ano anterior en
nueslra labia orografica [Bulletin de la SociMi Ghlogiqiie de
France, lomo XI); y quees 10 melros mayor que el publicado
por el Sr. Subercase, director de los trabajos dela carta geo-
grafica de la provincia de Madrid (1). Tenemos raotivo para
creer hoy que este numero es aiin algo menor que el verda-
dero, pues que se puede nolar en efecto que al llegar a las
orillas del mar, nueslros calculos referidos a Madrid nos
ofrecen muchas veces numeros bajo cero.
Nos ha parecido que debiamos reunir en esta ocasion to-
das las observaciones que hemos hecho a la orilla del mar
durante nueslros dos ullimos viajes; y comparandolas con las
de Madrid, oblenemos lossiguientes resullados para la eleva-
cion de dicha villa, referida al Observalorio meleorologico,
del Sr. Rico y Sinobas.
Tres observaciones hechas en Valencia dan 653"
Dos en Oropesa 669
Dos en Peniscola 647
Una en Cambrils, cerca de Tarragona 659,7
Una en Hospilalel, al N. de Torlosa 662
Seis en diversos punlos, couio son Barcelona, Aviles,
Luanco, Jijon y Santander 666,6
( I ) Al lierapo de cnlrar csto en prensa recibimos una carta del Sr.
Prado, en la cual nos anuncia que, segiin una nueva nivelacion, solo
hay 6 J metres de diferencia entre el barometro del Obscrvatorio y el de
la Esciiela de Minas. El Sr. Subercase supone que el Observalorio se ba-
11a a 635 metros de altura.
329
El lermino medio de las quince observacinnes es de 660
melros, elevacion que difiere miiy poco de la de 662°', 5 que ad-
mitieron respeclo a Madrid Mr, de Humboldt y el Sr. Bauza.
Las nivclaciones para los caminos de hierro desde la ca-
pital deEspana a Santander y Alicante nos proporcionaran muy
|)ronto dalos preciosos; y solo provisionalmente, y creyendo-
los bajos, adraitimos los numeros 633 y 641", 5 para la Es-
cuela de Minas y el Observatorio. (Segun los calculos del Sr.
Rico y Sinobas y D. Casiano Prado, la altura del Observato-
rio ha de ser de 649 melros.)
Ciiando nos ocupabaraos de la redaccion de eslas nolas,
supimos que el Sr. Rico y Sinobas, que acaba de plantear en
Espana, por orden del Gobierno, mas de 20 observatorios
meteorologicos, habiahecho en el de Madrid, en 1854, obser-
vaciones barometricas regularizadas en cinco horas distintas
del dia, y habiendole pedido el favor de que nos las comuni-
cara, hemos podido compararlas, gracias a su bondad, con
las delaEscuela de Minas, que nos ban servidode fundamento
para nuestros calculos; habiendo tenido la satisfaccion do ver
que solo difieren en algunas decimas de milimetro en me-
nos, efeclo de la diferencia dejiivel- de ambos eslableci-
mienlos.
La primera serie de observacionespiechas por^uno de nos-
otros principia en el monte de Osondo, situado cerca de la
fronlera de Francia, en el camino de Bayona a Pamplona; y
se ban practicado de distancia en distancia hasta Madrid, yendo
por la nueva carretera de Soria. Debe notarse que dejando el
monte Osondo, que se halla a 536 metros, se baja enElizondo
a la cuenca del Vidasoa, que estaa 177 melros, luego se dejan
definilivaraenle los afluentes del Oceano para llegar al puerlo
de Velale, subiendoa 828 metros. En eslepunto se halla el li-
mite de la divisoria de aguas; y asi como en otros varios'sitios
de la Cordillera de los Pirineos, dista mucho do hallarse en
armonia con el limile politico. Desde dicho punto se baja a
la cuenca del Ebro por el vallede Lanz, para llegar a Pam-
plona, situada a 448 metros, y a Rincon, cerca de Alfaro,
donde se hallan las aguas del rio a 267 metros.
La cuenca lerciaria del Ebro forma, segun todos saben.
* 330
una depresioii de mas de 400 kilomelros de longitud, la cual
en su primera parte sigue al pie delos Pirineos; luego, ensan-
chandose por Zaragoza, se inclina al Sud-Esle, quedando se-
parada del mar por una cordilleia de las que reinan en lodo
el liloral de Espafia. Su suelo esta por termino medio de 400
a 500 metros mas bajo que el del Duero y Tajo; de modo
que cuando se dejan las marjenes del Ebro se va siempre su-
biendo, y no se vuelve a bajar sino cerca de la orilla del mar.
Entre Agreda y Soria se lialla el maximum de altura (1184
metros) delanueva carretera.La antigua, que vaporBurgos,
se elevaa otra mayor (1412 metros) en el paso de Guadarra-
ma. La ciudad de Soria, situada cerca de la antigua Numan-
cia, en la cuenca superior del Duero, se lialla a 1046 metros.
De Soria a Madrid se da vuelta a la punta Nord-Este de la gran
Cordillera de Guadarrama, compuesla en dicho paraje, no de
granito sino de terrenes silurianos y devonianos. Antes de
llegar a Riofrio (982 metros) se corta la divisoria de aguas
del Duero y Tajo. Algunosgeografossuponen aqui una Cordi-
llera de raontanas muy accidentada, continuacion de la de
Guadarrama; perono existetal cadena, coraponiendose el pais
de una elevada meseta lerciaria, horizontal cerca de Baralio-
na, luego fuerteniente degradada al Sur, dejaudo vcr los ter-
renes secundarios y mas anliguos. Desde lo alto de la meseta
referida, que se halla a 1122 metros, hasta Madrid, que su-
ponemos situado a 641"", 5, se bajan 480 metros.
Desde Madrid a Valencia, el camino que ha llevado uno
de nosotros se ha mantenido constantemente de 530 metros
para arriba. En dicha direccion se corta obiicuamenle la
gran cuenca terciaria de agua dulce del centro de Espafia, que
atraviesa el Tajo, cuyo rio se pasa por Fuentiduena, a 531
metros; despues las orillas de esta cuenca se levantan consi-
derablemente hacia su limite oriental, pero sin conslituir to-
davia cordillcras de montanas, presentando por el contrario
una superficiede nivel bastante notable. Asi pues en Yalver-
de se encuentra el observador a 836 metros; en Olmedilla de
Alarcon a 817 metros; en la Motilla del Palancar a 828; y
en Minglanilla a 833 metros. En este ultimo punto concluye
el terreno terciario, y s6 penetra al mismo tiempo en las sier-
331
ras y profundas quebradas que hacen algunos lios do corrien-
tedeescasaestension, pero rapida, como son el Gabriel, Ju-
car, Magroy Guadalaviar, que desembocan todos en el mar
en el litoral de Valencia. En Bunol se dejan las sierras a 424
raetros, y se entra en la Uanura terciaria y aluvial de Valen-
cia, que baja sucesivaraenle hasta el nivel del Mediler-
raneo.
Vamos aliora a presentar un rapido resumen de las nu-
raerosas observaciones barometricas que hemos hecho desde
el 20 de mayo al 24 de julio, siguiendo la serie de cordilleras
omacizosde montanas queocupan la parte oriental de Espa-
fla, desde la provincia de Murcia hasla Calaluua (1). Prime-
ramente hemos reconocido al Sur de Valencia el gran grupo
de montanas que forman el promontorio Sud-Estedel reino, y
lermina con los cabos de San Martin y San Antonio. Advierten-
se alii varios picos principalesque son el Mongo, la Serrella,
Aitana, y el Puigcampana 6 Cuchiilada de Roldan. Estos tres
ultimos forman parte de un macizo bastante coraplicado, que
se halla dividido en valles profundos, y compuesto por lo ge-
neral decalizanumulitica, mientras que el Mongo, el Cabo de
San Antonio y la mayor parte de los demas promontories es-
tan formados de depositos cretaceos 6 neocomianos. Mas al
centro del pais se desarrollan dos cordilleras cretaceas, casi
paralelas a la direccionEste-Noreste que sigue la cosla desde
Alicante hasta el cabo de San Martin, yendose a reunir en
angulo recto con las montanas de Pego y Ador que siguen la
otra parte de la cosla, desde Denia hasta Cullera. Correspon-
de a una deellas el Monduver, de 83o metres de altura, y si-
tuado cerca del mar; y la otra cuenta entre sus cimas mas
notables el Benicadelly Montecabrer, que se levanta al Norte
de Alcoy formando parte de la llamada Sierra Mariola.
Aunque ya habiamos tenido ocasion de visitar dicha mon-
tana, tan interesante por losherraosos fosiles neocomianos que
hay en ella, creimos que debiamos medirla nuevamente. Su
(1) El Sr. Botella, joven y celoso geologo espanol, Inspector de mi-
Das del reino de Valencia, nos ha acompaijado y prcstiidonos su auxilio en
nna parte de este viaje.
332
cuspide, que iios parecio casi igiial a la de Ailana, Serrella
y olros picosqiic compononel promontorio de que acabamos
de liablar, sube a 1385 6 1388 inetros. Alcoy, que cs la po-
blacion mas proxiina, tienc cerca deo50 melros de allura.El
pais se halla enlrecorlado por valles cuyo fondolo cieganlos
depositos lerciarios. Al Norle de dicha ciudad, comprendien-
do lanibicn Monlocabrer, corresponden csclusivanienle las
nionlafias al tcrreno cretaceo, cuando al Sur, hacia Jijona y
Alicaiilo, reinan los depositos numulilicos y triasicos.
Desde Alcoy a Elche atravesaniosdos gargantas separadas
por unns llanuras, la gargania de Onil a 902 6 924 melros, y
la de Cacela del Angel a 986 6 1006 melros, para bajar a El-
che, cerca del mar, con solo 60 melros deallura.Esta ultima
localidades notable bajoel pnnlo de vista botanico, por la ri-
(jueza y abiindancia del ciiUivo de la palmera de dailies que
se esplola en gran escala , habiendo efeclivamente en los
huertos inmediatos a la villa mas de 100.000 pies de dicho
avhol {Phoenis dac(ilifera), cuyo fruto madura baslanle bien.
Desde Elche fuimos a los monies por la Sierra de Crevi-
llente y la garganla de Cali a 570 metres, luego a los pue-
blecillos de las Nieves a 389, de la Romana a 415, y de Sa-
linas a 454 6 478; debiendo esle ultimo su nombre a una pe-
quena laguna de agua ligeramenle salada, de algunos kilo-
raelros de circunferencia, encajonada enlre las monlanas nu-
muliticas, crelaceas y triasicas de las inmediaciones. Desde
alii por Yillena y Fucnle de la Higuera, que eslan a 501 y
541 metres, se sube al puerto de Almansa, que tiene 654 y
aun 670, segun una operacion comparativa becha en Novel-
da por uno de nosotros. Esa garganla 6 puerto es el que ha
de salvar el camino de h-ierro que debe unir a Madrid con
Valencia. Efeclivamente, es uno de los puntos mas accesibles
de las alias mesas del conlro y la region baja del literal.
La referida ultima region no se compone esclusivamenle
de llanuras, hallandose por el contrario cubierla en gran
parte de monlanas, cuyas cimas apenas Uegan sin embargo a
la allura de las meselas del interior. Al penelrar en dichas
monlanas pasamos por Navarres a 255 melros, Vicorp a 279,
Millares a 325 6 341, por laMasia del CoUado, cerca de Dos-
333
Aguas, a 535, Alborache a 310, para volver a Bufiol a 425
Todas estas acotaciones lienen desde 100 a 300 melros me-
n OS que la del puerto de Alinansa, Verdad es quo, a! alrave-
sar las desierlas sierras de Vicorp y la Muela del Oro, no he-
mos subido a las ciraas de Caroche y Caballon, pero no ban
de tener mas que de 800 a 900 melros, no escediendo casi sii
altura a lade la nieseta oriental que hay entre el Tajo y la
Minglanilla. Componese toda esla region casi esclusivamenle
de calizas cretaceas; y a pesar de su dureza dan paso dichas
rocasa las aguas rapidas del Jucar, quecircula alii por admi-
rables desfiladeros de 300 a 350 metros de profundidad.
Desde Bunol, y endireccion Nord-Este, cruzamosdosgran-
des llanuras terciarias, la de Liria a 195 metros y la de Se-
gorbe a 377, separadas por una cordillera de sierras que se
dirije al Este-Sur-Este, prolongandose hasta la orilladel mar.
La garganla de Marinas nos ha dado 520 metros, la de Gota-
va 720, y las ciispides podran tener 200 metros mas. Esta
cordillera se compone enteramente de areniscas rojas triasi-
cas, coronadas al Oeste por calizas jurasicas.
Por lo espuesto se ve que desde Teruel a Segorbe hemos
adquirido un gran niiraero de acotaciones, dando bastantes
rodeos entre la red de montanas que corta prolundamente el
Guadalaviar. Uno de los puntos mas curiosos es el pico de
Chelva, que se eleva a 1033 6 1037 melros, y a cuyo pie
existe una fraccion de lerreno siluriano tan I'aro en aque-
11a region. Desde lo alto del pico reconocimos que toda
la region desierta que se estiende al Sur con direccion a
Requena, forma una mesela cuya altura debe ser de 1000
metros proxiraamenle, mientras que al Norte se alza el sue-
lo para formar la Sierra-Camarena, de la que es parte el
Prado de Torijas, que tiene 1751 melros.
La ciudad de Teruel nos ha ofrecido las acotacionesde922
y 936 metros.
El Guadalaviar, al cruzar dicha region, pasa algunas vo-
ces por desfiladeros cuyas paredes eslan corladas a pico, te-
niendo una gran profundidad. Cerca do los bafios de Cliulilla
hemos medido un tajo de 140 metros, abierto todo en las ca-
lizas neocomianas.
334
Desde Teruel en direccion Sur subimos a una de las mon-
lanas mas alias de la parte oriental de Espafia; el pico de
Javelambre, en Sierra-Camarena, En 18 de junio lodavia se
advertian algunas manchilas de nieve; y alrededor de la ciis-
pide, cuya allura es de 1988 a 2002 metros, brotaban unos
mananliales, siendo la temperatura de uno 6 grades, y 7 la
de otro. El nonibre de picos apenas conviene aesta montana,
que se compone de un grupo de ciraas prolongadas de facil
acceso, sin que presente en parte alguna un escarpe vertical,
y que, en el aspecto general del pais, forma una arista de
vertice desraochado dirigida de Norte a Sur. Las partes ele-
vadas de la referida sierra corresponden al sistema jurasico.
y las bajas a las margas y areniscas triasicas, atravesadas en
algunos puntos per rocasigneas (eurilas yporfidos).
Encaminamonos luego hacia Penagolosa, cuyo aspecto y
constitucion son muy diferentes; y para llegar a ella tuvimos
que cruzar primero un terrene muy elevado, continuacion,
hacia el Sur, de Sierra-Camarena, que nos dio acotaciones
de 1002 metros enToro y 1337 en Peila-Escabia; despues la
Sierra de Espadan al Norte deSegorbe, y resulto que el Alto
de Pina (1) tenia 1391 metros, y 98!) el monte de Bernavia;
y finalmente la meseta de Aranuel, al Norte del Rio Milla-
res, que esta a 937 metros de altura, pasada la cual se ha-
11a el pueblo de Villahermosa, en el declive deunlindo valle
y a 728 metres.
Penagolosa domina la poblacion y todos los alrededores,
a 1809 6 1810 metros de altura, es decir 463 menos que la
fijada por Berghaus. Despues de Javalambre es la segunda,
y pertenece al sistema cretaceo inferior 6 neocomiano; sien-
do su forma la de un diente, inaccesible y cortado a pico por
la parte del Sur.
No era la vez primera que subiaraos a ella; y en este ano.
(l) Esta montaua se tialla al Norte y algo fnera de la Sierra de Espa-
dan; el pico mas alto dela cordillera que lleva dicho nombre solo t:ene
1034 metros. Lo mismo sucede con el monte de Pina, compuesto de are-
nisca roja micacea de la ^poca del trias.
335
como sucedW hace dos, la hallamos enleramenle lirania de
nieve, que desaparece de alii may pronlo; peroaun habia al-
guaos monlones formados por la mano del hombre y n„eno.
sirvieron para comprobar el cero de nueslros lermomelros'
For la pane None el pico no sobresale sino 300 melro« de las
monlanas proximas, mientras que por la parte opueslase eleva
cerca de 1000 metres sobre m terrene que se halla surcado
asta Castellon de la Plana y Oropesa, por cordilJeras'uya
direccion es en rgual seiilido que la de la costa
En aquel punto se dividio nuestra espedicion, dirisiendo-
nos dos a Montalban por medio de un pais formado de mesetas
vallesy monlaiias, queues dioacotacionesmuysubidas- penel
neee dicho paisa los aflueutes de la euenca del Eb o y le
cruzanlosrios Guadalupe yJIanin. Advierlese en nueslr'a ta-
bla en las fechas de 24, 25 y 26 de junio, una serie de cifl
quern .can alluras desde 1400 a 17oi metres, comopor m
p 0 e a Masada de Maturillo 1632 metres, c;rea de'w fro-
ya 1695 metres, y 1475 la sierra de Palomar. El lerreno es
Mo. poco susceptible deeullivo, y eubierto en pane depine
que eslan muy claros. En la carta geologiea que preDaramos
se nola que se halla eomprendido todo ese pafs n e' terren
crelaeee. Segun se va uno aproximando al Lite d
lercano del Ebre. se nota la depresion del pais. En M m -
ban ya no estabamos mas que a 848 metrL Obon se h^I a
metres. " ""• '"""'"' ' "^ >' ^"'"^'-Wes a 468
Mientras que dos de nosolros mediamos aquellas altas i-e
S'ones. elotro, acompanadodel Sr. Botella, sedirL e Pe-
nagolosa haca la orilladel mar, para estudiar alh la cons i-
27d™i:i" I *",'!,",'""'"• '' """0""'"' barometre. El
d a de PS It "'"■'"• '"""''' '' '" ''^''"'^ P»'- l-i me-
Is la de hs^Hn'™- f''"''"^^'^"- f«P»Mo mucbas voces
rs!Vs'r„';i?b:t """"'' '™" "'"'""'» ^'" -
Hacia dicha parte ocupa con frecuencia el literal del Me-
336
dilorraneo una faja bastanle estrecha de lerreno lerciario,
compueslo decaliza lobacea en forma de brccba, con sus fosi-
les de apariencia lacustre, e interriimpida en varies piinlos
por las calizas cretaceas que forman eordilleras paralelas a la
cosla. En unadeellas esla siluado el convenlo del desierlo de
las Palmeras, cerca de Oropesa (llamado asi en razon de la
abnndancia del Chamirrops humilis), y donde Invinios la sa-
tisfaccion de hallar el recuerdo, que conservan aim vivo los
monjes, de la visita que hicieron MM. Biol y Arago al prin-
cipio del siglo, cuando se les envio a Espafla para medir un
areo de Meridiano. Tomamos la allura del punlo mas elevado
de lacordillera, el de la capillade San Miguel, que fue la resi-
dencia de nuestros celebres corapalriotas, y luvimos el gusto
de ver que coincidia con lasuya de un modo baslanle exaclo
(722 a 72G melros) (1).
La Cordillera de Peniscola es algo mas baja que la de
Oropesa, teniendo solo 584 metres en el alto de Campa-
nillas.
De Peuiscola fuiraos a Valderobles (punto en que habia-
mos de reunirnos) por Resell, que esla a 472 melros, y Herves
a 733. Al cruzar la parte septentrional de la cievada mesela
cretacea observamos las acotaciones de 973 metres para la
Muela de Bel, 1189 para e! Col del Infierno, y 1103 para el
pueblecillode Castel de Cabres. El lerreno lerciario divide el
levantaraienlo general del pais, pues que al Norte de la re-
gion cretacea, y en el limite del valle del Ebro, llcga a te-
ner 907 melros en el caslillo de Monroyo, y 959 en el alto de
Rafales. Aunque proxima al mar, segun se ve, se sostienees-
ta region a una gran allura, especial mente cerca de los cele-
bres Puertos de Beceite 6 de Tortosa. Con efecto, el monle Ca-
ro, que dominadicha ciudad, liene cerca de 1450 metros.
EI Ebro entre Asco y Garcia, y luego enlre Miravel y
Cherta, pasa sucesivamcnle por dos desfiladeros compuestos
de arenisca roja y caliza magnesica, en que hemos ballade los
priraeros fosiles de muschelkalk conocidos en Espana, a sa-
(l) Memorial da Depot dela Guerre, lomo '1."
337
bei', las Myophoria IcBvigala y curvirostris, el Myrtilus edu-
liformis, y dos especies.de CeralUas afines del C. nodosus.
Desde el Ebro a Barcelona cruzamos en todas direcciones
la Cordillera quesepara el mar de las grandes planicies del
Ebro. El terrene terciario adquiere alii alturas de consideru-
cion, ya en capas inclinadas ya horizonlales, corao en Mon-
sant, que sube a 1065 metres. Une de los pontes mas elevados
de la Cordillera de la costa entre Tortosa y Barcelona es el
Tesal de la Baltesana, encima de Prades, donde la arenisca
roja Uega hasta 1200 metres do altera.
Concluiremosestas notas llenas deniimeros, y que tal vez
parezcan muy aridas, con la medida de Montserrat, distanle
algunas boras al Neroeste de Barcelona. El punto mas alto de
tan pintoresca mentana, llamado Miranda de San Geronimo,
nos die de 1212 a 1222 metres, y el cenvento (su primer pi-
se) de 703 a 71 1. La diferencia de nivel es de 500 melros per
lo menos, y facil esapreciar la verdad de lo que deciames ya
en 1854 sobre la abundancia de brechas y cenglemerades en
Es[)aua (1), observando que unas rocas de dicha naluraleza
correspondientesala epocadel terrene terciarie medio, y que
se apeyan en las capas numulilicas, ecupan en capas pece
inclinadas los 500 melros que forman la cuspide de Men-
serrat.
(l) Bulletin de la Societe Geologique de France, tomo 11, pdg. 693.
TOMO VI.
11
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TOMO VI.
23
Variaciones de la densidad de la nieve segun el grueso de la capa
caida en elsuelo, por Mr. Jeleznov.
(L'lusliliit, 27 diciemhre -1833.)
Mr. N. Jeleznov ha hecbo una esperiencia cuyo objeto es
medir larelacion que hay enlre la allura de la nieve acumu-
lada en el suclo y la canlidad de agua que contiene; 6 en
olros lerniinos, la variacion de la densidad de la nieve se-
gun el espesor de la capa que forma. La esperiencia se prac-
tico en Naronovo el 3 y 4 de abril de 1835, y se reduce a lo
siguiente. Por medio de los hordes cortantes de un cilindro
de hoja de hierro balido de O^.BS de diametro y l-,33 de
allura, cerrado en su base, se corla una columna de nieve
hasta el suelo, haciendo lo mismo en su parte inferior con una
hoja metalica, volviendo Uiego el cilindro y dejando derretir
la nieve. Los mimeros obtenidos en seis esperimenlos hechos
como acabamos de indicar son los siguientes, dandose las me-
didas en pulgadas y lineas, tales como las estampa el autor.
Rclacion de las al-
Altura de la nieve.
Altura del agua.
turas del agiia y de
la nieve.
Puli;ad,is.
Lineas.
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.. 30,00....
96,00....
32,0 p. 100
2..
. 25,40....
78,80....
30,8
3..
. 22,80....
60,60....
26,6
4..
. 18,40....
45,50....
24,7
5..
. 11,10....
21,90....
19,7
6...
5,12....
8,90....
17,4
Tdrminos medios. 18,83 51,87. .. . 25,2
En este estado se ve que la densidad de la nieve ha va-
riado desde el sencillo al doble, con respeclo a unas alturas
de nieve que ban variado en la relacion de 1 a 6; y que por
lermino medio la densidad de la nieve que cubria el suelo
en el lugar del esperimento a principles del ultimo abril, era
equivalente a la cuarta parte de la densidad del agua.
Las referidas esperiencias ban venido a confirmar aderaas
una anomalia de cierla importancia para que deje de 11a-
marse la atencion sobre ella, puesto que prueba cuanta es-
posicion hay en oblener con los pluviometros rcsullados erro-
neos. Efectivamenle, la tabla manifiesta que la cantidad de
335
agua produclo tie la nieve derrelida ha sido de 51,87 lineas.
ciiando la cantidad de agua marcada por los pluviometros del
misnio parage desde el 28 de novierabre de 1854 hasta el 23
de marzo de 1855, no asciende sino a 34,71 lineas, es decir,
17J6 lineas menos que la contenida en la nieve que cubria
el sueloel 4 de abril. ;,Qae seria, pues, si sehubiese anadido
la cantidad de agua que ha podido embeber el suelo por la
filtracion, y la que se ha perdido en la evaporacion?Era ya
rauy sabido que los pluviometros no pueden dar sino resulta-
dos variables, inciertos, y dependientes de multitud de causas
variables tambien en si mismas, entre las que debecontarse
la direccion del vienlo, el estado higrometrico de la atmosfera,
la lemperatura, etc.; pero no es iniitil citar los hechos que
prueban hasta que punto debe procederse con reserva cuando
se trata de sacar deducciones de datos tan poco exactos.
REAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mcs de mayo de 1856.
BAROaiETRO.
Altura media
maxima (dia 2())
minima (dia 15)
Oscilacion mensual .•= . ,
maxima diurna (dia 19).
minima diurna (dia 16).,
Pnlfradas in-
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27,979
27,429
0,550
0,192
0,024
Milimetros
703.798
710,651)
696,686
13,970
4,877
0,610
TERMOMETRO.
Temperatura media
maxima (dia 27)
minima (tlia 1.")
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 28).
minima diurna (dia 24).
F^ihr.
64', 3
89,5
37,1
52,4
28,1
4,7
14°,35
25,55
2,26
23 29
12,48
2,09
17",94
31,94
2,83
29,11
15,61
2,61
PLUVIOMETRO.
LIuvia caida en el mes. . .
3,35
Milimctr
8,51
Manuel Rico y Sinobas.
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BOTitrVICit.
Naturalizacion del alerce africano llaniado arar en Marrue-
cos; remitido por el AcadSmico corresponsal D. Miguel Col-
MEIRO.
Las invesligacioaes hechas y publicadas por el aulor de
esle articulo en 1852 sobre la anligua madera que se conserva
en muchos edificios de Sevilla y Cordoba, designandose per
los habitantes de ambas ciudades con el nombre de alerce,
dieron ocasion a ensayospara introducir en Andalucia el ar-
bol que produce la misma madera en la costa vecina de
Africa.
Este arbol pertenece a las coniferas, y es la Callitris qua-
drivalvis Vent., que se conoce en Marruecos con el nombre
de arar, y cuyos sinonimos bolanicos segun Steudel son los
siguientes:
Callitris Fothergilli Hort.
' Callitris macrostachya Hort.
Callitris triquelra Hort.
Ciipressiis Fothergilli Hort.
Cupressus triqiietra Lodd.
Fresnelia Fonlanesii Mirh.
Thuja articulata Desf.
Los frulos y semiilas recibidas de Tanger en distintas oca-
siones convienen con la descripcion de la Flora Atldntica de
Desfontaines, acompanada de una lamina, que es la 252 de
la obra. Las muestras de la madera del misrao arbol, igual-
361
raente recibidas de Tanger, haii patenlizado !a idenlidad do
origen que liene el alerce erapleado por los luoros en dife-
renles edificios de Sevilla y Cordoba, asi como por los espa-
fioles duranle algiin liempo despues de la crisliana conquista.
En el Conservalorio de Aries de Madrid y on la Biblioteca de
la Acadeniia de la Hisloria se hallan depositados algunos
ejemplares anliguos y raodernos, que pueden reconocerse pa-
ra coraprobar el aserlo anterior.
La primera siembra se hizo a lines del oloflo de 1852 en
el jardin botanico de Sevilla, y fue escasa por haber reparti-
do la mayor parte de lassemillas entre particulares, que con
escepcion del jardinero mayor de San Telmo, fueron muy
desgraciados en siis ensayos. El que se hizo en el jardin bo-
lanico produjo 40 arbolitos, que se repartieron enlre corpora-
clones y particulares de Andalucia en 1854, confornie se ha
publicado en el Boletin del Ministerio de Fomenlo.
La siembra hecha a principios de 1854 fue mas corla fo-
davia, porque no se lenian semillas nuevas; pero demostro
que podian nacer las viejas despues de un ano y meses tras-
curridosdesde su recoleccion. 10 arbolitos procedentes dees-
la siembra se repartieron a tines de 1854 y en 1855, envian-
do 4 a Cordoba.
La ultima siembra se hizo en diciembre de 1854 con se-
millas rccien venidas de Tanger, raediante la eficaz coopera-
cion de D. Geronimo Martinez Enrile, Comisario Regio de
Agricullura de Cadiz, y produjo unos 200 arbolitos, de los cua-
les existe todavia en el jardin botanico de Sevilla un ciento,
habiendo distribuido el otro en almacigueros portatiles pocos
meses despues de la germinacion 6 mas tarde, cuando ya se
habia lrasi)lantado cada arbolito ensu maceta, de la cual pue-
de trasladarse facilmenle con toda la lierra y en cualquiera
estacion al suelosin peligroalguno.
En losjardines de San Telmo y en el establecimiento que
liene en Alcala de Guadaira el Sr. Portilla se han obtenido
resultados igualmente ventajosos; habiendo hecho mas deuna
siembra con semillas que el jardinero mayor de San Telmo
recibio de jardines europeos, y el Sr. Portilla pidio a Tanger.
Puede asegurarse en vista de lo anterior, que el alerce
362
africano 6 arar dc Marruecos prosperara en Andalucia; y es
probable que suceda lo mismo en olras paries menos meri-
dionales de la Peninsula, debiendo procurarlo, para lograr asi
la adquisicion de un arbol I'llil por la madera, que es notable
por su duracion y aplicable a obras finas.
A proposito del alerce africano, que los marroquies Ha-
inan arar, no parecera mal que se aproveche la ocasion de
indicar aqui las diversas acepciones de la palabra alerce; es
decir, el uso que se hizo antiguaraenle osebacedeeslenom-
bre para designar diferenles arboles y arbuslos (1).
Puesto que la palabra alerce se compone del arliculo el
unido al nombre arz, erz 6 erez en arabe, y derivando erez del
verbo hebreo araz, conviene recurrir a la Naturce Historia
publicada por Arias Montano con aplicacion a la Biblia en
1601, para hallar la razon de la variedad en el uso de tal pa-
labra, y delerminar la estension de su signiflcado. Esle au-
tor, al Iratar de arhorum differentiis ac distinctione en la
pag. 232 de la citada obra, menciona una division de los ar-
boles hecha en los escritos sagrados, conforme a la cual se
consideran los arboles, unoscomo frucliferos mas 6 menos cui-
dados por el hombre, y otros como esponlaneos, siendo estos
llaraados aracim, pro quo lalini cedros reddere solent; quo ta-
men nomine omnia compleclioportet, qum latissimo vocakdo
erez comprehenduntur. Por de pronto se ve con claridad la
general significacion de la palabra erez; y mas abajo en la
raisma pagina lo contirma el aulor, repitiendo que por ara-
cim se entiende todo arbol que crece espoutaneamenle en los
monies y en las selvas sin hacerse caso de los frulos. Pero es
todavia mas imporlante lo que dice en la pagina 268, cuando
habla de vario usu ex arhorum generibus capiendo; donde in-
dica que ademas de los arboles utiles por sus frutos hay
otros que lo son bajo otros aspeclos: id arez, id est, cedrus, ac
pinifcrarum et coniferarum alque glandiferarum genera omnia:
(l) Casi todo lo que sigue fu^ comunicado confidcncialmcnle y per
escilacion suya a un individuo de la Academia espauola en diciembre de
1 854, para que hiciese de ello el uso oporluno.
363
qualia apiid Latinos sunt cedrus, larix, pinus, picea, cupres-
sus, quae arez generico vocabulo continentiir: quibus procerila-
tem ramorum atque viroris elcgantiam a natura tributam sacra
indicat phibsophia. El significado tie la palabra arez 6 erez,
aunque tambien muy general, apareceya algo circunscrilo,
no estendiendose a todos los arboles espontaneos, pueslo que
se designan aqui solamenle losprovislos de piiias obellolas; y
hasta podria enlenderse con mas especialidad los que dan pi-
iias, en razon de ser estos los parlicularmenle mencionados co-
mo comprendidos en el nombre de arez. Mas adelanle en la
pagina 260 nota el autor la ulilidad de la madera de estos
arboles, celebrada como exenla de caries, y alribuye esta
cualidad a lodos losgeneros de arez, confirraando asi la signi-
ficacion mas 6 raenos lata dc esta palabra. Parece inferirse de
aqui no ser precisamente una sola la madera de cedro tantas
veces designada en la Biblia hebrea con el nombre de erez,
pudiendo al contrarioalribuirse a diferentes arboles coniferos,
segunlos estudios hechos por Arias Montano sobre la Historia
natural de la misma Biblia.
Los arabes lambien emplearon y emplean todavia la pa-
labra erez con aplicacion a diversos arboles, como respeclo de
los antiguos se ve clararaente en e\ Libro de Agricultura del
sevillano Abu Zacharia Ebn el Awam, traducido por Banque-
ri, donde al tratar del cipres en la pagina 287 del lomo 1.°, se
le designa con el nombre de erez, mientras que en la pagina
284 del mismo tomo 1." se da igual nombre a una especie de
pino, y por su parte el traductoren las paginas 15 y 16 del
prologo manifesto creer que el erez 6 el arz fuese tal vez el pi-
no alerce, eslo es el larix de los latinos.
Ni pinosni cipreses son los arboles de Berberia designados
como alerces por Luis del Marmol en &n Descripcion general
de Africa publicada en 1373: y varios pasages de ella rauy
curiosos merecen ser copiados aqui. Ilag por loda esta sierra
mug grandcs basques de bojes y de lentiscos mug alios y de aler-
ces, que es madera olorosa y muy preciada y de mucho prove-
cho en Berberia. Libro 3." del reino de Marruecos, cap. 18
que trata de Tenzera, sierra de la provincia de Heha, to-
mo 2.°, fol. 14. Hay por loda ella grandes monies de encinares y
364
robles muy gruesos,ymuchos pinares y alerces y aziifaifos. Li-
bre 3.° del reino (leMaiTuecos, ca|). 68, quelrata tie Sierra-
Verde, que los nioros Ilauian lubel Hadra, y es en la provin-
cia de Diiquela, lorao 2.°, folio 63. Y para eslo (armar baje-
les y hacer el corso) tenian hnen aparejo de madera en las sier-
ras al derredor, dondehay miichos drholes, alcornoques, enci-
nasy alerces para hacer navws. Tanloque los Bereberes lienen
por (jranjeria cortar de aquella madera y llevarla d vender a
otras partes. Libro 4." del reino de Fez, cap. 62, que trala de
Velez de la Gomera, ciudadde la provincia de Erril', yde la
fortaleza del Penon, tomo 2.°, fol. 135. £n esta sierra y en to-
das las de esla provincia hay abundancia de aqiiellos drboles
que llaman alerces, que esutvi madera olorosa, y la mejor que
se halla para hucer bnjeles de remos, por que es fuerley lijera,
y los africanos la precian mucho paraobras delicadas. Libro
4." del reino de Fez, cap. 67, que trala de Beni Oriegan, sier-
ra de la provincia tie Errif, tomo 2.°, fol. 145. Es la sierra
muy fria, y esta cubierta de espesos bosques de arboledas muy
alias, donde hay muchos y muy grandes alerces, y nascen mu-
chas fuentes, mas la sierra es tan dspera que no se coje en ella
pan de nimjun genero. Libro 4." del reino de Fez, cap. 70, que
trala de Beni Qnilib, sierra de la provincia de Errif, tomo 2.°,
fol. 146.
No es dudoso que Luis del Marniol conocia bien el arbol
cuya madera olorosa eshoy, como enlonces, nn objelo de co-
mercio para los moros de Errif, que le dan el nombre de arar,
aun cuando sea lambien aplicablo a olros arbolos, 6 por lo me-
iios a cierlos enebros y a la sabina; pero en el caso actual
equivale al nombre de erez, que os el alerce designado en la
obra de Marmol. La madera de alerce, muy olorosa, elogiada
por Morgado en la pagina 96 de la Historia de Scvilla publi-
cada en 1587, al tralar de la calcdral y do los reslos de la au-
tigua mezquita, es sin duda alguna la misraa de que habia Mar-
mol, y olro lanlo sucede respeclo de la catedral de Cordoba,
cuyos moriscos lechos de alerce, boy cubiertos por bovedas, des-
cribio Morales en su Conlinuacion de las anligliedadesde Es-
paila, §. 67 de 13 2." edicion. Todas eslas maderas son idenli-
cas, y correspondienles al alerce africano 6 arar de Marruecos,
365
eslo es, a la Callitris qiiadrivalvis Vent. 6 Thuja articulata
Desf., abundanle en el Africa sepleiUrional.
El Dr. Laguna habia publicado en lo5o su Dioscorides
ilmtrado, y fallo delas nolicias que dieron a luz los escrilores
. citados, creyoqueel nombre de alerce cuadraba al laricc 6
sea larix (}e los latinos, que por cierlo no crece on Espana,
como nofo muy bien el celebre Clusio algun tiempo despues
en la pagina 3o de su Bariorum plantarum Ilistoria; pero el
mismo Laguna no olvidoque algunos llaman alerce en Casfi-
lla al oxicedro, especie de enebro muy coniun en diversas
prnvincias de Espana. Derauestra eslo que tambien en cas-
lellano tiene aplicacion a diferentes arboles coniferos el nom-
bre de alerce, asemejanza de lo que en hebreo y arabe suce-
de con la palabra erez, recibida de los arabes por los espanoles
y conservada en union del arliculo, pueslo que aparece muy
claro derivarse alerce AQid-erz 6 el-erez, como ya se ha indi-
cado. A pesar de lodo es de notar que la opinion de Laguna
prevalecio, ya por su reputacion de hablisla, 6 ya por ser muy
leidas sus obras en liempos pasados; y de ello resuUo que Co-
varrubias en el Tesoro de la lengua castellana, publicado en
1611, se incline a lomar el alerce 6 alerzo, como el dice, por
el larice, aun cuando solia lenerse por especie de cedro; vi-
niendo a copiarde esla manera las aserciones de Laguna sin al-
leracion esencial. Mas cauta la Academia espanola en 1726
prefiriodeflnir el alerce como arbol corpulenlo, casi generai-
mente repulado por especie de cedro, por ser muy olorosa y
eslimada su raadera; pero no olvido aquel iluslre cuerpo la
indicacion de la etimologia arabe, ni tampoco descuido la
mencion de lo que Covarrubias habia dicho conforme al sen-
lir de Laguna. A el se inclino despues la misma Academia,
apoyada en la autoridad de personas competentes, puesto que
nuichos botanicos espanoles, sin el debido examen, aceptaron
la opinion de Laguna, leniendo por alerce al larice 6 Pimis
Larix de Liuneo, que se llama lambien Larix europccn DC,
y se confirmo una vez mas la variedad de significaciones da-
das a la palabra alerce.
Llama la atencion que se haya creido generalmenle ser el
alerce una especie de cedro. y era muy natural admilirlo, por-
366
que el vulgar nombrc de cedro desliluido de epitelo no cor-
respoudc tampoco a un solo arbol, y de los nuichos designa-
dos como cedros hay algunos que lo ban sido igualraenle corao
alerces. Tal diversidad de significacion exisle lambien en los
autores lalinos, que indican arboles diferenles con el nombrc
de Cedrus, aplicando al niismo lienipo el de Citrus en una de
sus.acepcionesa un Cedro del Atlas, que es justamente el alerce
mencionado por Luis del Marmol en su Descripcion general de
Africa, y cuya madera, existente en las caledralesde Sevilla y
Cordoba, fue indicada por Morgado y Morales como proceden-
te de Berberia. Por esta razon Nebrija no anduvo lejos de la
verdad en la primera edicion de su Vocabiilario, al tener por
sinonimos alerce y cedro, Iraduciendolos por Cedrus, aunquc
fue mas exaclo al Iraducir alerce por Citrus en el mismo Yo-
cabidario; y delodos modes dio a enlender que estas palabras
tenian, tanto en latin corao en casteliano, mas de una signi-
ficacion.
Convieneadvertir en esle momenio qne lambien crece en
el Africa septentrional otro Cedro del Atlas, apenas diferenle
del Cedrus Libani Barrel, y distinguido de este con el nombre
de Cedrus atlantica Manelti. que no es el Citrus allanlica de
los romanos, celebre por las mesas cilreas hechas con su ma-
dera, auncuando Alfonso Decandolle se incline a creerlo en
nola de la pagina 7G4 de su Geografia botdnica razonada, sin
aducir pruebas ni afirmarlo lerminantemente. La madera de
las mesas citreas procedia mas bien de la Callitris quadrival-
vis Vent., y por tanto es correspondienle a la misma especie el
nombre de Citrus allanlica usado entre los romanos. Veanse
hsinvesligaciones sobre la madera de alerce, primero y segun-
do opuscules, publicados en 18i)2 e insertos despues en el lio-
letin del Ministerio de Fomento.
De todo resulta, que el nombre de alerce se aplico de pre-
ferencia entre los antiguos espaiioies al arbol cuya madera fue
empleada por los raorosen las mezquitas de Cordoba y Sevi-
lla, siendo conservada 6 nuevamente usada por los cristianos
en las catedrales sustituidas a los teraplos mahomelanos. La
celebridadhistoricadeaquella madera, y el serdesignada co-
mo de alerce hoy mismo entre los naturales de ciudades popu-
367
losas, inclinan a tener tal significado por el principal de la pa-
labra alerce; pero no deben desconocerse ni pueden desecharse
los demas, y por esto es preciso usar epitetos que sirvan para
dislinguir los arboles 6 arbustos designados; siendo de notar
quo hasta en el Nuevo Mundo plugo a los espafioles calificar
de alerces algunos arboles, aunque bien diferentes de los aler-
ces de la Peninsula, tomando por tales en esta a los enebros y
sabinas, como parece suceder hoy en mas de una provincia.
Coniferas que tienen el nombre comun de alerce.
Alerce de Africa 6 africano, Alerce de Berberia, Alerce
de Marruecos. Callilris quadrivalvis Vent.
Alerce de Castillao espanol. Juniperus snbinoides Griseb.
ct Juniperus phcBnicea L. et Juniperus Oxycedrus L., etc.
Alerce europeo, Alerce de los Alpes, Alerce de Siberia,
Alerce bianco, Alerce rojo, Larix europcea L. (Pino alerce.)
Alerce de Chile 6 chileno. Libocedrus tetragona Endlich.
Alerce comun del Canada. Larix americana Michx. Aler-
ce balsamico del Canada, Abies balsamea Mill.
Coniferas confundidas en drabe bajo el nombre de arar u olros
muy semejanles.
Diversas especies de Enebro, la Sabina y la T/mia de los
griegos, que es la Callitris quadrivalvis Vent., son los veje-
tales designados por diversosautoresantiguosy modernos con
el nombre de arar; siendo de adverlir que las seraillas de la
Callitris indicada se han recibido de Tanger con dicho nom-
bre, mienlras que de Tunez vinieron con el mismo algunos
ejemplares del Juniperus phcenicea Z. Escriben unos arar y
otros aaraar, liarar, arhar, e igualniente araara, iirara, ilrar,
indicando siempre enebros, la sabina, 6 la repeXkh Callitris
quadrivalvis Vent. Hay ademas quien designa el Juniperus
communis L. con el nombre de habhagar; y Pedro de Alcala en
loOo Iradujo Sabina por iijrraara iyraar. El mismo Pedro de
:K)8
Alcala consideio como sabiiia al nhliel, que cs nl Juniperus
ilnipacea Lahill de Sirin.
Como algunos alercos so calilicande cedros, podria ana-
dirse aqui iinanota de los arboles que reciben vulgarmenle el
norabre de cedro, diferenciandose cntre si por medio de epi-
lolos que espresan casi siempreel pais nalal; peroen la parte
segunda del Cursode Botdnica, cuya publicacion relardara lo
menos posibleel autor de este arliculo, se hallaran las corrcs-
pondencias cienlificas de tales nombres, asi como las de mu-
chisimos otros que se emjjlean, tanlo en Espafia como en los
remolos paises poblados por los espanoles.
Final mente, se deja para olra ocasion dar nolicia de dife-
rcnles coniferas que pueden prosperar en Andalucia,segun lo
observado en el jardin botanico de Sevilla y en otros de la
misma capital 6 no lojanos de ella.
ZOOL.OOIA.
Sobre algunas parlicularidades de la miologia de los moms su-
periores, y sobre la organizacion de la mano de los mismos
animales; por^K. Gratiolet.
(ISihliot. iiniv. cle Gincbra, octubre ^8oo.)
La niuerle de Mr. Duvernoy impidio que diera la ultima
mano al Irabajo importanle que eslaba preparando acerca de
los monos antropomorfos; por cuya razon creo iitil dar a co-
nocer cierlos detalles relatives a la anatomia de dichos ani-
males. Con este motivo fendre ocasion de esponer algunas
observaciones geniM'ales referentes al senlido del lacto, ilus-
Irando asi algunos punlos de la anatomia comparada de la
mano, considerada en el hombre y en los monos.
Es un gran error creer que al elevarse se aproximan los
monos al hombre hasia cl punlo de asimilarsele, puesaunque
muy paiecidos bajo el aspecio de las cosas materiales, per-
manecen osencialmenle distinlos, no pudiendo conducir a una
semejanza absoluta las analogias que los aproximan. Pienso
369
que ningun naluralisla diga hoy que el honibre no es mas que
un mono perfeccionado; sin embargo, esta idea halaga aiin a
cierlas personas, y sera bueno desengafiarlas. Tambien con-
viene decir a los sucesores de La-Metherie que un mono, por
elevadoquese halle, no es mas que un mono; y que el hom-
bre mas abyecto y degradado siempre es hombre.
Enlre los caracleres de este senalaremos anle todo los que
ofrece la cara, organo inmediato de la espresion intelectual,
y cuyo movimienfo es como una hiz emanada del alma. Con-
sideraremos luego la mano, principal insfrumenlo de su po-
der, su sonda y su palanca.
Cara. Si la degradacion del hombre lo pudiera reducir a
la clase de los monos, cuanto mas descendiese, tanto mas se
asemejaria a la de ellos la cara humana, asi en su aspeclo
general como en sus caracleres inlimos. Pero no sucede asi:
loslabiosdel hombre presentan un ribete raucoso, del que no
tieuen los monos senal alguna: cuanto mas se degrada, fanto
mas crece ese ribete, y por consecuencia la degradacion del
hombre lleva consigo una deformidad. Con todo, no produce
nada que se parezca a la forma propia de los animales. En el
hombre degradado la prominencia de la nariz desaparece;
pero on cambio se agrandan prodigiosamente sus ventanas.
Pues bien, estas aberluras son un caracter huraano. Los mo-
nos de la escala mas elevada no las tienen sino rudimenta-
rias. La oreja del hombre tiene un gran lobulo, y en las ra-
zas mas degradadas crece hasla el punto de llevar y cubrir
adornos de una magnitud escepcional. En los monos es nulo
ese lobulo, Otro caracter del roslro humano es la sonrisa. En
los monos mas elevados levantan los musculos zigomdticos
el orbicular de los labios encima de los caninos. Su contrac-
cion deja ver los dientes de guerra, pero no produce la son-
risa, y la espresion bruial del animal predomina. Ni el Orang,
ni el Chimpanzo poseen la sonrisa, siendo esta espresion, asi
como el lenguaj^. patrimonio esclusivo del hombre. No insis-
lire mas en este punto, y paso inmediataraente al estudio de
la mano.
Una diferenc ia muy grande distingue la mano de los mo-
nos de la del hombre, y puede aprcciarse bajo el doble a«-
TOMO vr. 24
370
peclo siguiente: 1.° bajo el punto de vista del laclo, del ciial
es la mano el principal organo; 2." bajo el punto de vista dc
Ids movimientos de agarrar y de locoraocion.
1." La mano del hombre es un organo de tacto, y al mis-
mo liempo lo es tambicn de mcdida; razon por la cual la
apellidaba Mr. de Blainville en sii lenguaje pintoresco com-
pos sensible de cinco piernas. En cfecto, asi como las puntas
del compas determinan los limites al apoyarse en los cuer-
pos, de la misma manera ese compas de la mano mide, apli-
cando sus puntas a los cuerpos tangibles. Asi es que la natu-
raleza ba acumulado en la estremidad de los dedos toda clase
de perfeccion, de suerle que la pie! que los cubre se convierte
en organo de tacto por escelencia. No sera inulil, para poder
apreciar mejor esa perfeccion, entrar en ciertos delalles rela-
tivos a las condiciones que bacen de una superficie cutanea
el organo de un tacto acabado.
La principal es la de ballarse dotada suGcienlemente de
nervios; pero no basta la sensibilidad, sino que se necesila
ademas que se la ponga en juego de cierto modo.
La piel tiene dos caras, superficial la una y profunda la
otra. Si le suponemos sensible en todo su espesor, y asi suce-
de segun lo prueban numerosas observaciones, podra impre-
sionarse simultaneamente, bajo ciertas condiciones, por su
cara superficial y profunda. Las impresiones procedenles del
mundo esterior afectan inraediatamente la cara superficial.
Pero por ligera que sea la presion que sufre la piel, tiene
que oprimir las paries subyacentes, y por pequena que sea
la resistencia de estas, puede considerarse que tocan a su vez
a la cara profunda de la piel; de donde resullan dos origenes
de impresiones cutaneas: unas superficiales, que provienen del
mundo; otras profundas, que proceden del cuerpo. Estas ulti-
mas llenan un papel impurlanle, mal apreciado hasia ahora,
y enlran por mucho en la sensacion que se desenvuelve a
consecuenciade una variacion de aclilud. Mas sea de eslo lo
que quiera, si se somete la misma porcion de piel a dos im-
presiones simultaneas. una superficial y otra profunda, esta
eclipsara la primera, y la sensacion periferica sera confusa.
Efeclivamente, para percibir con claridad una impresion cual-
371
quiera es necesario que este aislada; y por consecuencia, pa-
ra (lislinguir del mismo modo una superficial, es precise que
la cara profunda de la piel se halle libre del influjo de las
causas que pudieran afectarla.
Enlre el las las mas generales son las paries duras, romo
los tendones y huesos. Asi es que cuando ha de ser delicado
el tacto, nunca se ve aplicada inraediatamente la piel a una
parte dura, sino por el conlrario se halla siempre separada
por alguna aglomeracion elaslica de celulas pingiiedinosas
encerradas en las niallas de un dermis muy denso, y cuya
acumulacion forma, bajo la piel que eleva, una almoliadilla
conica mas 6 menos pronunciada. Facilmenle se concibe que
poniendo la cara profunda de la piel al abrigo de loda impre-
sion fuerte, esas almohadillas pingiiedinosas ban de ser emi-
nenlemente favorables al ejercicio del laclo que se verifica
por su cara superficial. De este modo un analisis filosofico
muy sencillo de los organos de esle senlido, viene a juslificar
la importancia que ha dado el Dr. Guilton, en un trabajo in-
leresanle, a los aparalosque se acaban de mencionar.
Otra nueva perfeccion nos ofrecen las modificaciones que
sufre, en la parte superior de esos conos pinguedinosos, la
superficie esterna de la piel. Efeclivamente, no se presenia
alii tersa y delgada como loban supuesto naturalisias enten-
didos, fundados en consideraciones teoricas, sino que por el
conlrario se manifiesta gruesa. y erizada completamenle de
pequenas prominencias, dispuestas en series espirales alrede-
dor del cono tactil, y revestidas de una epidermis dura.
Facil es de comprender la imporlancia de esas pequenas
eminencias, aisladas y conservadas en unos estuches epider-
micos. Sabido es, desde los esperimentos de Weber y de Du-
ges, que cuando toca la piel una punlaaguda, la de unaagu-
ja por ejemplo, la impresion no se limita a la porcion mini-
ma, al punlo de la superficie que se ha tocado, sino que se
estiende por radiacion a su rededor. Existe por consiguiente
una zona de impresiones sinipaticas alrededor del punto que
afecta una impresion direcla. Por lo regular es bastante es-
lensa dicha zona, y en cierlas regiones es igual su radio a
Ires milimetros por lo menos. De modo que si obran varias
causas de impresiones sobre punlos bastante proximos para que
se conl'undan sus zonas, las impresiones se confiindiran igiial-
uienle, y el tacto no sera claro en mancra alguna.
La naluraleza ha resuello esla dificullad aislando bajo un
tubo epidermico la referida ^zona desarroUada en un cono
llliforme. Las eminencias oprimidas delas papilas se convier-
(en de esle modo en olros lanlos cenlros de impresiones, pu-
diendo ya estas dislinguirse unas de otras a muy pequenas
distancias. El examen de lal disposicion ofrece pues una ra-
zon inteligiblede los resuUados oblenidos en las esperiencias
de Duges y de ^Yebor.
La coordinacionde las series papilares alrededor del ver-
lice del cono taclil en una espiral mas 6 menos regular, es
el signo de cierta perfeccion que se esplica por algunas con-
sideraciones analogas; pero la prcsencia de la almohadilla
elaslica tiene aiin otras consecaencias. En las grandes presio-
nes ejercidas en la pulpa digital, se ensanchay deforma dicha
almohadilla; su masa, repelida hacia los lados de la falange
ungular, oprime la piel contra la una plana, ancha y delga-
daque la cubre. De lo cual resulta una sensacion particular,
a la que doy el nombre de facto subungular, y que entra en
juego a cada moniento en el palpar, operacion con cuyo auxilio
apreciamos la resistencia de los cuorpos. Por eso se pierde la
delicadeza del tacto con la caida de.la una por mas que per-
manezca integra la sensibilidad cutanea. Asi pues los filosofos
anliguos han dado una prueba de gran sagacidad, preslando
a las unas una atencion muy especial. Plalon no se desdeno
en determinar, por interes del tacto, la longitud que debian te-
ner; y Galeno le imilo en este particular. Con razon creian
esos grandes hombres que nada hay insignificante en la histo-
ria de la raano; y bajo muchos aspectos han escedido en este
piinto a los escrilores del siglo XVIU. No olvidemos que Aris-
toteles ha senalado claramente el hecho notable de la raulti-
plicidad de los sentidos del tacto, que se halla hoy fuera de
dud a.
Si he logrado esplicarme con claridad, ya se podra com-
prender por que resultan confusas las sensaciones, por vivas
que sean, cuando se halla enflaquecido el cono pulposode los
373
dedos, y por que se aprecian mal las presiones en ese caso.
Mr. Guitlon, cuyas observaciones son notables por mas de un
concepto, ha ensalzado con razonesnuevas la importancia que
daban los quiromantes a la forma y disposicion de los conos
tacliles. En las manos de los idiolas eslan constanlemenle
atrofiados.
Los monos anlropomorfos se encuenlran en igual caso.
Tienen deprimidos los referidos conos, y marchita su pulpa:
la una, sumamenle recia, cubre masy masla falanje, desapa-
reciendo las espiras papilares. De esle raodo ya no pueden
palpar con precision dichas falanjes. Si un Chinipanzo, por
ejemplo, toca un cuerpo, no le aplica la pulpa de las falanjes
ungulares, sino que lo arana torpemente con la punta de las
Unas, semejanle en esto al caballo que esplora el suelo dan-
dole con el casco.
En los monos las yemas tacliles no existen en la estremi-
dad de los dedos, sino en el borde de la palma de la mano,
mirando a las cabezas de los raetacarpianos. En esta base de
sujecion abundan raucho, pero ban abandonado las punlas del
compas. Y sucede esto porque la mano es un orgaiio de sus-
pension en los monos, y no de raedida; el taclo ilumina al
automata, no la inteligencia.
2." Esa inferioridad de la mano de los monos, considera-
da como organo de medida, no es menos mauifiesta cuando se
examina este bajo el punlo de vista de los movimientos que
ha de ejecular.
En la mano del hombre es muy grande el pulgar, y pue-
de oponerse con facilidad a los demas dedos. Por eso no solo
tienen un volumen considerable los miisculos de la eminen-
cia thenar, sino que larabien el pulgar se mueve por medio
de un flexor propio muy fuerte., cuya accion es complela-
mente independiente de la de los demas flexores. De ahi pro-
cede su libertad en los movimientos de flexion y oposicion, que
no se observa en animal alguno. En la mayor parte de los
monos se dobla el pulgar con auxilio de una digitacion del
tendon comun del flexor profundo; mas por fuerte que sea el
tendon, no da al pulgar independencia alguna; y sus movi-
mientos, mientras seen algo energicos, sehallan ligadosinva-
374
riablcinenle a los de los olros dedos. Pudiera creerse que al
elevarse se perfeccionarian los monos bajo esle aspeclo, pu-
diendo proinelerse a priori hallar en el Orang, Gorilla y Chim-
panzo un pulgar mayor, y sobre lodo mas indepeiulienle; pero
no sucede asi. Con efecto, en los raonos superiores, lejos de
perfeccionarse el referido dedo, se reduce en lodas sus par-
ies, y el flexor sobre todo se alrofia complelamente. Verdad
es que en el Orangulang se liga un tendon muy fino a la ulti-
ma falanje, pero apenas corresponden a dicho tendon algunos
haces carnosos de los de la eminencia thenar; por consiguien-
te, no tiene relacion alguna con el sislema de flexores largos.
En el Gorilla y Chlrapanzo aiin son mas inferiores las condicio-
nes. Cierto es tambien que se une un tendoncillo con la ultima
falanje del pulgar; pero carece de musculo, y solo se une coo
el sistema del flexor comun por medio de un ligamento elas-
tico muy tenue. No tiene pues accion real alguna, atestiguan-
do solo la exislencia de un plan general. Lejos pues de per-
feccionarse el pulgar en los monos antropomorfos, tiende a
aniquilarse; y ese dedo, caracteristico de la mano del hombre,
se convierlfe en un espolon sin fuerza, sin movimiento ni uso.
Es preciso nolar que la indicada tendencia al aniquilaraienlo
es peculiar Je los monos de escala mas elevada. Los que ca-
recen de pulgares en Africa son los Colobos, muy afines de los
Semnopitecos, y en America los Atelas, que ocupan con los
Alluatas la ciispide de la serle de los monos del Nuevo Mun-c
do. ;,Puede darse prueba mas concluyenle de que un mono,
por elevado que sea, no llega nunca a semejarse al hombre?
;Y de que esa mano tan decantada, lejos de ser un organo de
medida, aparato de un taclo inteligente, no es mas que un
garfio movil agarrador, acomodado a las uecesidades de un
cremnobatisrao habitual? Resullado tanto mas significativo,
cuanlo que por otra parte hay la mayor semejanza general
entre el tipo humane y el de los monos.
No insistire en la diversidad de organizacion queofreceel
tronco del hombre comparado con el de los monos antropo-
morfos, porque las diferencias que pudiera designar se ha-
llan ante lodo en armonia con el modo de descansar. Asi pues,
las corvaduras, que son en el hombre la condicion mecanica
375
de la aptitud vertical en la locomocion, no exisle en los mo-
nos superiores, y la region lumbar se abrevia lanlo en ellos
que en el Gorilla se unen las lillimas costillas con los ileos;
de suerte que la forma del Ironco que se ha converlido en in-
movil, se vuel^e cada vez mas esferoidal. De nolar es que
diclia forma, atendida la invariabilidad del centre de grave-
dad, es tan favorable al equilibrio de suspension, como seria
adversa al de una eslacion vertical sobre el suelo. Por consi-
guienle, es la mas a proposito para el destino de un animal
que en la mayor parte de sus movimientos puede asimilarse
a un pendulo. De abi resulta la prodigiosa agilidad de los
raonos en los bosques, y la torpeza de sus movimientos cuan-
do caminan en dos pies.
Existen porolra parte enlre los diversosgrupos de monos,
y particularmenle entre el Orang y el Chimpanzo, diferencias
tales, que no es posible aproxiraarlos tanto como lo hacen la
mayor parte de los zoologos.
1." El hombre ofrece la primera particularidad diferen-
cial. En el hombre e\ peqiieno pectoral se une a la apofisis co-
racoide, a la que hace bajar, y lo mismosucedeen el Orang.
Pero en el Gorilla y Chimpanzo sucede de olro modo: dicho
musculo se termina en efeclo por un tendon que pasa por enci-
madela apofisis coracoide con auxiliode un aparalo sinovial,
y va a fijarse definitivamenle en la capsula delaarliculacion
escapulo-humeral, hacia el verlice de la tuberosidad esterna
del hiimero. Este musculo es por lo tanto muy parecido al
pectoral medio de las aves, y se convierte en un fuerteele-
vador del brazo. Tan ingeniosa disposicion se nota tambien
en todos los Macacos.
2.° En el hombre y en el Orang el cuadrado pronador se
compone de fibras que corresponden enteramenle a la cara
palmar del anlebrazo. Por consecuencia es esclusivamente
pronador; pero en el Chimpanzo, en el Gorilla y todos los
Macacos, una gran parte de las fibras de este musculo se fi-
ja en la cara dorsal del radio. Luego al paso que es pronador
poralgunas fibras suyas, essupinador por olras. En el Chim-
panzo y en los Macacos, exisle a la vez un cuadrado pronador
y otro siipinador-
376
3." En la uiano del liombre y cara dorsal hay cieilos
uiusculosque se Daman eslcnsores propios, correspondiendo a
este sislema el eslensor propio del pnlgar, el del indice y de-
do auricular. En el hombrc, en el Gorilla y Chimpanzo, y
aun en los demas inonos y maraiferos, dichos eslensores for-
raan, en union con el eslensor comun, la vaina fibrosa que
cubre la cara dorsal de los dedos; pero en el Orang se obser-
va una disposicion distinta y enteramente particular. Efecli-
vamente, losreferidos miiscnlos, por una escepcionde que no
se conoce olro ejemplo, se adiiieren a la estremidad superior de
las primeras falanges, de las cuales son esclusivamente eslenso-
res. Bajo este punto de vista, tarabien se diferencia de un modo
singular la mano de los Orangs de la de los Chimpanzos.
i." La miologia del miembro posterior en los Chimpanzos
y en los Gorillas, cs del lodo semejante a la del Magol. El
pidgar se mueve en ellos con auxilio de un largo flexor muy
fuerte, y el movimienlo de oposicion de dicho dedo, que es
enorme, se halla tambien auxiliado por la accion del largo
peroneo lateral; en el Orangutan, por el contrario, el pulgar
de la mano tibial es rudimenlario casi en el mismo grado que
el de la mano radial, y cosa notable, falla ahsolulamenle el
flexor largo de dicho dedo. Cuando mas, se halla representado
por un lendoncillo unido por medio de algunas fibras carno-
sas a la raasa de los raiisculos que forman la eminencia the-
nar de esta mano posterior; asi que el referido pulgar no pue-
de oponerse a los demas dedos. Los eslensores propios ofre-
cen en el pie del Orang las mismas particularidades que en
la mano, es decir, que se unen inmediatamente a las prime-
ras falanges. Esto constiluye una organizacion tipica, a la
cual toda alencion que se preste sera poca.
Las observacioncs generales que van espuestas autorizan
para asegurar: 1." que el Orang, por un lado, el Chimpanzo
y Gorilla por olro, muy diferentes ya bajo el punto de vista
de la organizacion cerebral, representan, entre los monos, dos
lipos perlectamente dislintos; 2." que descendiendo, no llega
el horabre a semejarse a los monos; y reciprocamenle, que,
elevandose, no adquieren estos semejanza alguna real con el
horabre.
377
Eslos casos prueban que la idea de la serie animal, defen-
dida con lal arroganciapor Mr.de Blainville, os una abstrac-
cion que deja intactala doclrina de la eterna dislincion de los
lipos y las especies. Todo tipo se perfecciona 6 deleriora, se
eleva 6 desciendo en si mismo; pero ninguno pasa a olro; y
por afines que sean, las esferas de su desarrollo no se con-
funden jamas. Esla proporcion general resulta, al parecer del
aulor, confirmada de un mode rigoroso por los casos que ha
ritado sumariamenle.
■waoQgTB"*
378
VAKiEDADES.
Ocultacion de Jupiter por fa Luna, calculada en d Observalorio as-
(ronomico de Madrid. El dia 8 de noviembre de oste auo lendra lugar
una ocultacioa de Jiipiter por la Luna, que sera visible en toda la Penin-
sula Espaiiola. El presente anuncio esta esprcsado en (tempo medio as-
tronomico, y serefiere a la localidad del Observalorio de Madrid; j aun-
que el efecto de la paralaje lunar influye lo bastante para que los mo-
mentos del principio y fin de la ocultacion, asi como los punlos del disco
de la Luna en donde debe tener lugar la inmersiony emersion del plane-
ta, scan distintos, aun despues de tener en cuenta la diferencia de longi-
tudes, sin embargo, cualquier aficionado que quiera prepararse a hacer
la observacion puedc servirse de estos dates, anticipandose algun tiempo y
siguiendo al planeta hasta su contacto aparente con el limbo de la Luna.
Representando Q y Q' los arcos comprendidos eulre el punto mas boreal
del disco de la luna y los puntos por donde debe verificarse la desapari-
cion y reaparicion del planeta, contados estos arcos desde el punto Norte
hacia el Sur, pasando por el Esfe desde 0" a 360". La diferencia entre el
valor de Q dado en el presente anuncio y la inmersion observada desde
un punto cualquiera, podra servir para hallar la que debe haber entre el
valor de Q' y el punto por donde debe verificarse la emersion en aquel
mismo lugar, debiendo ser para los diferentes observadores sensiblemen-
te paralelas las cuerdas recorridas por el centro del planeta en el disco
de la Luna. Generalmente en las ocultaciones de Jupiter sucede que la
emersion de alguno de sus satelites, anuncia con alguna anticipacion la
proximidad del momento de la reaparicion del planeta, asi como el punto
del disco de la Luna por donde aquella va a verificarse; pero por una fa-
tal coincidencia los satelites 2,°y 3." estan eclipsados por Jupiter en aquel
momento, verificando los dos sus reapariciones pocos minutos despues de
haber concluido la ocultacion; el 4." sat^lite se halla al oriente del pla-
neta, por consiguiente su reaparicion se verifica despues de la de este; y
en cuanto al 1." se halla en aquel momento tan proximo al disco de Jiipi-
ter, que no puede servir su reaparicion para este objeto. Debe tenerse
presente, que si el anteojo es de los que invierien los objetos tiencn una
3"9
posicion apareule diametralmente opuesta a la verdadera, que es a la quo
aqui se hace referencia.
T. m. lIc Ma.lrlcJ.
Desaparicion del centro 12'' 39°',4.
Reaparicion 13 34,8.
0=33",5 ()'=260°,0
Deben hacerse las 4 observaciones correspondientes a los contaclos
interiores y esteriores de los dos limbos.
— Estadi'stica de los ferro-carriles ingleses. El Rcino unido de la
Gran-BretaSa e Irlanda posee en la aclnalidad 8.054 millas, 6 scan
12.967 kilometros de ferro-carriles: longitud mayor que la que tendrian
reunidos los cinco rios principales de Europa. Los carriles de hierro colo-
cados a continuacion unos de otros alcanzariau a dar la vuella al globo.
Ha costado la construccion de los ferro-carriles ingleses 286 millones
de libras esterlinas (27.170 millones de rs.), cautidad que equivale a la
tercera parte de la deuda nacional. En los dos ullimos alios los gastos de
la guerra ban escedido de la cuarta parte de la canlidad iiidicada. ^Pero
qu^ son las ventajas materiales conseguidas con tan inmenso sacrificio, si
se comparan con las que los ferro-carriles producen?
Pava Uevar a cabo la coustruccion de estos ha sido necesario ejecuta
obras muy iraportantes, como mas de 50 millas (80 kilometros) de tiine-
les, 11 millas (18 kilometros) de viaductos solo en las inmediaciones de
Londres, y 150 millones de yardas ciibicas (114.600.000 metres ciibi-
cos) de terraplen, masa de tierra que podria formar una montana al lado
de la cual apenas se advertiria la iglesia de San Pablo 6 el Monasterio
del Escorial.
La distancia anualmente recorrida por los Irenes ingleses es de 80
millones de millas (129.000.000 kilometros). El material de esplotacion
se compone de 5.000 maquinas y de 150.000 vehiculos de todas clases.
Si se pusiesen en fila las locomotoras tocandose unas a otras formarian
una Iinea de 50 kilometros (9 leguas espaGolas). Los vehiculos colocados
de igual manera ocuparian 844 kilometros (153^ leguas espauolas).
Las compaHias de los ferro-carriles emplean 90.400 agentes de todos
grades. Queman las locomotoras en un aCo 2 millones de toneladas de
carbon, 6 sea 4 toneladas por minuto, que convierten en vapor 20 de
agua, cantidad suficienle para todas las necesidades de una gran ciudad
como Liverpool.
Este consume de carbon es casi igual a la cantidad que se esporta
anualmente de Inglaterra, y eqitivale a la mitad del consume de Londres
en el mismo pen'odo.
380
Durante 1854 los fcrro-carriles inglcses ban trasportado 111.000.000
dc viajeros a la distancia media do 12 millas (19.320 metres). Para efec-
tuar cste frasporle per los medios que antes se empleaban se hubierane-
cesitado para 300.000 viajeros por dia 10.000 diligencias y 120.000
caballos. Los productos totales de los ferro-carriles en 1854 ban ascen-
dido a 20.215.000 libras esterlinas (1920 millones de rs.); siendo de
notar quo no hay una sola compaiiia cuyos productos no bayan aumenta-
do, a pesar de la competencia de las nuevas secciones que so ban
abierlo.
El desgaste que de la esplotacion de los ferro-carriles resulta es con-
siderable, puesto que en cada alio bay que renovar 20.000 toneladas de
hierro y 26 millones de traviesas, para las cuales se necesitan por lo me-
uos 3 00.000 arboles, que ocupan 5.000 acres de monte (cerca de 2000
hectareas)*
Respecto de las tarifas, el interes de las compailias y el del publico
son identicos. Aquellas calculan los precios atendiendo a las circunstan-
cias que producen los mayores ingresos, y tales circunstancias son cabal-
mente las que tienden a aumentar todo lo posible el movimiento de los
viajeros, porque este cuesta menos que el de mercanci'as, y un trcn com-
puesto del termino medio de carruajes puede conducir 200 personas.
Los gastos de traccion de un tren de viajeros ascienden a lo sumo a 1
cbelin y 3 peniques por milla, 6 sea a 5,89 rs. por kilometre, y 100
viajeros tan solo a y de penique por milla (0,15 rs. por kilometre)
producen 5 cholines y 2| peniques (24,54 rs.) Los ferro-carriles ban he-
cbo inmensos servicios al ramo de correos, porque sin ellos no bubiera si-
do posible llevar a cabo la reforma realizada, puesto que solo por la faci-
lidad que ofrecen es dado a la administracion bacer el trasporte por far-
dos que los antiguos carruajes no hubieran podido conducir. Asi so ob-
serva en el ferro-carril de London and Norte western, que los periodicos
hebdomadarios que salon los viernes por la noche llenan 8 6 10 carrua-
jes, lo cual bubiera exigido 14 6 15 cocbes de los que antes so emplea-
ban, y do segur ocon la tarifa do 1 penique la administracion no podria
pagar los gastos de ostos cocbes ontro Londres y Birmingham. A los fer-
ro-carriles pues debe el publico esto inmeuso progreso. La administracion
no bubiera podido de otra manera distribuir el Times con las enormcs di-
mensiones que ahoratiene, ni los libros azules, 6 sean las comunicaciones
oficialos del Parlamento; y en tal case, ^a qu^ bubiera servido el impri-
mirlos?
El tel^grafo electrico, complemento indispensable de los ferro-carri-
les, no tenia hace 7 aBos gj^ de la importancia que despues ha adquiri-
381
•3o, Posee hoy dia Inglaterra 7.200 millas (11.592 kildraetros) de hnoas
lelegraficas, que componen 30.000 millas de alambre. Por esta gran via
adrea se trasmiten en cada auo mas de un millon do despachos publico?,
y en cUo se ocupan mas de 3.000 empleados.
Inmeusa es la importancia del conjunto de los ferro-carriles ingleses,
que ocupan directamente 90.00 0 individuos y mas de 40.00 0 de nn mo-
do menos inmediato; en todo 130.000 hombres, que con sus familias re-
]
prcscntan 500.000 almas, 6 sea — de la poblacion del Reino iinido. Los
iugresos anualcs esceden ya hoy de 20.y00.000 de libras esterlinas, su-
raa que equivale casi a la mitad de las rentas del Estado.
Si se interrumpiese el servicio de los ferro-carriles, los trasportes que
por ellos se hacen costarian por lo menos 60 millones de libras esterli-
nas; por cousiguiente puede calcularse que proporcionan anualmente una
economia de 4 0 millones de libras esterlinas; pero no es esta sola la ven-
taja que producen en beneficio del publico, para el cual el tiempo vale
mucho dinero (^time is money), porque en efecto en cada viaje a 1 2 millas
de distancia hacen ganar una hora a 11 1 millones de viajeros por auo,
lo cual equivale a 38.000 aiios de trabajo a razon de 8 horas por
dia, economia de tiempo que calculando en 1 4 rs. el t^rmino medio del
salario corapone una suma de 194 millones de reales.
— En la ultima sesion de la Sociedad de geografia, Mr. de Merrey
leyo una carta de Mr. Bonpland, en que este ilustre viajero y botanico
ofrece algunos curiosos detalles, relativos a sus importantes cultivos, y
deja traslucir que no tardara en visitar la Francia, pues dice: «Guando
las dosopcraciones que me detienen esten en'buen est ado, nada me im-
pedira el regreso a mi antigua habitacion de la calle del Monte Tabor
y la Malmaison. Pero este viaje tcndra un objeto positivo, aunqne sera
de corta duraciou; y luego pienso volver a mis plantaciones del Uruguay,
donde me propongo ofrecer al gobierno mis colecciones botanicas y mi-
neralogicas, y mis manuscritos, para que los deposite en el Museo.» La
lectura de esta carta del iufatigable naturalisla, que conserva a los 83
aiios de cdad todo el vigor y toda la actividad de la juventud, ha sido
escuchada con un vivo interes.
— Mr. Lepage, farmaceutico de Gisors, ha tornado con empeiio el es-
tudio del castaiio de Indias, al que atribuye un gran porvenir. Ha empe-
zado haciendo en ^1 un analisis quimico muy defenido, y ha visto que
esta compuesto, sobre 100 partes-, de agua, 45; tejido vegetal, 8,50;
fecula, 17,50; aceite dulce saponificable, 6,50; glucosa 6 azurar aualo-
go, 6,75; sustancia particular de un sabor ligeramente dulzaino, 3,7 0;
saponina 6 principio amargo, 4,45; materias proteicas, albumina y casei-
na, 3,35; gnraa, 2,70; iicido organico y sustancias minerales, 1,55.
382
Lwego lo considera bajo el pnnto de visla del partido que puede sacarye
de 61 en la fabricacion do la destrina, de la g;luaza, del acido oxalico, de
las colas y aderezos, del alcohol, del residue lactico, do la fabricacion dc
un pan mezclado con trigo, del alimenlo de los aniraales, etc., etc. Il.i
pocos meses hemos comido pure de castauo do la India, becbo con una
f^cula entcramente despojada de todo principio amargo, raediante un nu-
mero suficientc dc lavados. Muchas familias de la Borgoua prefieren esto
pure al de lentejas 6 castalias.
— Desecamiento del mar de Harlem. Los Holandeses son avaros de la
poca lierra que poseen en el continente de Europa, con tanta mas razon
cuanto que se la disputa el mar que tienen suspense sobre el nivel de sii
suelo.
La Ilolanda ha side siempre un pais pantauoso, pero el Ocdano no
ha atacado profundamonte sus costas hasta nuestro siglo. En otro tierapo
no existia el Zuyderzee, formando la parte Sur dc csle golfo un lago ais-
lado en medio dc las tierras, al que llamaron los Roraanos lago Flevo,
que servia de desembocadura a uno de los brazos del Rhin; um'ase al mar
del Korte por un riachuelo.
Hasta 1225, segun TIbbo-Emmio, despues de romper sus diques en
toda la costa Norte de Rata via, desde la embocadura del Ems hasta el
Flevo, no penetro el mar en las tierras mas de 30 leguas, y formo, reu-
ni^ndose con el lago Flevo, el golfo de Zuyderzee.
Aun se nota hoy, pasados los bancos de arena de la costa actual, la
antigua de Batavia, marcada por una linea de islas longitudinales, Te-
xel, Vlielaod, Terscbelling, Ameland, etc., que se estiende desde la par-
te Sur de la desembocadura del Zuyderzee hasta la del Ems.
Como consecuencia de tan terrible inundacion, hubo otras que nofue-
ron menos devastadoras; de modo que todo el territorio comprendido cn-
tre las ciudadcs de Amsterdam, Harlem y Leida lo invadieron las aguas?
formando un golfo pequeiio que ha recibido la calificacion de mar de
Har/fvi, a causa de lo salobre de sus aguas: su estension es de 2 5 kilo-
metres de longitud por 1 1 de ancbo. Al Sur comunica con el Rhin an-
tiguo, y per el Nordeste con el Zuyderzee per el golfo de la Y, en cu-
yo centre se construyo una esclusa de mamposten'a que interceptaba la
navegacion entre Amsterdam y Harlem, y que se tenia por la mas pre-
ciosa del mundo.
Viendo los Holandeses amenazado constantemenfe su territorio por
el mar, idearon ponerlo a cubierto de nuevas inundaciones, estableciendo
todo alrededor de sus costas un vasto sistema de esclusas; y en cuanto
se vieron libres del alcance de las aguas, pensaron en reconquistarles
parte del territorio invadido.
El mar de Havlem, que la tradicion suponia baber side en otro tiem-
;{83
po iin pais rico, cultivado y Heno dc poblaciones inuy buenas, Uamo pri-
inero la atencion, y sc trat6 de verificar su desecacion. Los judi'os se
comprometieron a hacer los gastos si se les concedia la propiedad del
terreno, a lo ciial no sc accedio por varias razones, pero la linica que se
aleg6 file el peligro de que se inundase a su vez Amsterdam si llegaba
a efectuarse la desecaciou.
Mas seraejanles temorcs no ban prevalecido en nuestros dias, y la
desecacion del mar de Harlem sc principio en 18S9, y boy sc halla com-
plelamente terminada.
El 18 de noviembrc escribian de Amsterdam a la Gaceta de Ambur-
go, que segun la Memoria del Presidente de la comision encargada de di-
cha obra, los gastos desde 1839 a 1855 inclusive ascendian a 8.981.344
florines de Holanda (69.918.871 rs.), calculandose el producto de las
lierras que ban de venderse en 8 millones de florines (65.604.000 rs.)
En la actualidad principian a discminarse casas de campo por el an-
tiguo lecho del mar, habiendole arrancado cerca de 18.000 bectareas, que
podran sostener comodamente 100.000 personas con los ganados que les
sean necesarios.
Mucbo se ba hablado en estc siglo de desecar el Zuyderzee: tal vez
el ^xito feliz de igual operacion en el mar de Harlem anime para emprc-
sa tan considerable, a pesar del temor de arrniuar el comercio de las
ciudades que poseen puertos en estc golfo,
—Jmmdacion de los desiertos de Pa/estina y de Jrabia. La empre-
sa de que vamos a bablar es de naturaleza enteramente opuesta a la de
la desecacion del mar de Harlem, y consistiria en sumergir una estension
de mas de 900 Icgnas de terrenos desiertos que cubren las arenas, para
formar un golfo que sirviese de comunicacion al Mediterraneo con el
mar Rojo y Octane Indico.
La idea de estc proyecto se debe a las dificulfades que ofrece la
apertura de un canal de 120 kilometres de longitud y tOO de ancbo, por
medio del istmo de Suez, y desdo esta ciudad a Pelusa, conforme al pia-
no levantado por los dos ingenieros del Vircy de Egipto, Linant-Ecy y
Mongel-Bey.
El colosal proyecto dc inundar una parte del desierto de Palestina
y de la Arabia Petrea es concepcion de un oficial de los mas sabios dc la
marina inglcsa, el capitan William Allen, muy conocido por la esplora-
cion de las orillas del Niger, a que tan intrepidamcntc dio feliz ciina
en 1842,
Los datos en que se funda plan tan grandioso son los siguicntes. Al
pic del monte Li'bano principia un gran valle que se estiende por el lago
de Tiberiade, la cuenca del Jordan y del mar Muerto, y al Sur por los
valles de la Sal y Anion basta la punta estrema del mar Rojo, llamado
384
jTolfo de Akabali, que forma el brazo oriental de la peninsula en cujn
interior se halla el monte Sinai. Estos dos valles, que se prolongan desde
el golfo de Akabah al mar Muerto, fijan al oriente el h'mitc del desicrto
por el cnal anduvieron erranles los hebreos tanto liempo despues de sn
salida de Egipto. El fondo de cUos, que hablando con propiedad son solo
conlinuacion iino de olro, es sumamcntc depriraido, y se ha creido reco-
nocer en el un antiguo cauce de rio, por el cual el Jordan, saliendo del
mar Muerto como ahora lo liace del lago Tiberiade, debio desaguar en
otro tiempo en el mar Rojo por la punta de Akabab.
El suelo de este valle se halla tan bajo en muchos parajes, que su ni-
vel es inferior en mas de 400 metros al del Mediterraneo. Fundado en
esta consideracion y en otras varias, cree el capitan Allen que, poste-
riormente a las ultimas revoluciones del globo, ha cubierto enteramente
dicbo NTille un mar considerable.
Separado del mar Rojo por la elevacion del pais situado en su estre-
rao meridional, lo alimentarian Ian solo algunos torrentes insignificantes,
y facilmente pudo desecarlo de este modo el ardiente calor que reina en
aquellas regiones.
Per consecuencia el Capitan Allen propone la apertura de un canal
desde el golfo de Akabah al mar Muerto, y otro de igual magnitud des-
de el Mediterraneo, cerca del monte Carraelo (al Sur de la bahi'a de
Acre), atravesando la llanura de Esdraelon, basta la interrupcion de la
Cordillera montuosa del Libano. «De este modo, dice Mr. William Allen,
haciendo una irrupcion el Mediterraneo con un descenso de 1300 pi^s,
se apoderaria del valle, convirtiendo ese desierto esteril 6 iniitil en un
Oceano de '2000 milias de estcnsion. El viaje a las Indias por mar sen'a
tan breve como el camino de tierra por Egipfo; y un pais completamento
arido y esteril en este memento, se volveria fertil: laPalestiua veria cre-
cer su poblacion, y el cultivo haria florecer su territorio.
El Capitan Allen ha esplanado en un folleto este ingenioso proyerlo,
pero cuya ejecucion presenta graves dificultades.
— »•» > »■><■* ?f^.—
N.» 7.°-REVISTA DE ClE^l AS. -Ociubre 1856.
mmm ex4Ctas.
— M<»<i>®^-©«i«»*—
OEODESIit.
Determinacion de las diferencias de longilud; por Mr. Le
Verrier.
(l.'Institiit, ^5 /igosto <856.)
Al analizar el escrito de Mr. Le Verrier nos proponemos de-
cir en que consisle el metodo acabado de eiisayar en el Ob-
servatorio de Paris, y que parece a punto de practicarse es-
tensa y conjuntamente por los aslronomos del mismo, los ofi-
ciales del cuerpo de Estado Mayor y los empleados de los te-
legrafos electricos, con objeto de determinar las diferencias
de longitud entre cierto niimero de puntos dela carta deFran-
cia (meridiano de Paris y paralelo medio).
Cuando se determino el ano 1854 la diferencia de lon-
gitud entre los dos observatories de Paris y Greenwich, con-
sistio esencialmente el metodo empleado en usar senales de
telegrafia electrica para comparar los estados simultaneos de
los pendulos de ambos observatorios. Daban las senales los
desvios de dos agujas galvanicas, situadas en ambas estacio-
nes, y puestas en movimiento por la accion de una misma
corriente. Se observaban de la manera comun las seiiales,
anotando el astronomo por apreciacion el tiempo del pendulo
en que aparecian. Mas como no se puede contar en general
con una exaclitud mayor de dos dScimas de segundo de tiem-
po al apreciar el instante de una senal de aquel modo obser-
vada, era necesario usar muchisimas senales para conseguir
TOMO vr. 25
386
gran precision; lo cual no presentaba dificultad, puesto que
solo se requeria cortisimo liempo para cada senal. Pero ocur-
ri6 a Mr. Faye la idea de que hubiera sido mejor recurrir al
metodo de las coincidencias para comparar los pendulos si-
derales de ambas eslaciones. Aparte los detalles de ejecucion,
queria Mr. Faye que se diera una serie de senales simulta-
neas en las dos eslaciones mediante un pendulo de liempo me-
dio, y que se observase en cada eslacion la epoca de la coin-
cidencia de diclias senales con el pendulo sideral. De aqui se
inferiria con fruto el estado respeclivo de los dos pendulos,
porque se observa la coincidencia de dos escursiones con ma-
yor precision que con la que se aprecia direclamente una frac-
cion de segundo de liempo.
))Desde enlonces, dice Mr. Le Verrier, pensaba en regis-
trar las observaciones de pasos por el meridiano, valiendose
de un cron6grafo eleclrico. Reconociendo que la determina-
cion del estado de los relojes por el metodo de las coinciden-
cias seria un adelanlo para delerminar longitudes, me pare-
cio que se simplificaria la cuestion si se pudiera escusar com-
pletamenle cualquiera delerminacion del estado respective de
los pendulos; y parecia posible lograrlo, regislrando enun
mismo cronografo las observaciones hechas en ambas eslacio-
nes. En principio no cabe objecion a este metodo, puesto que
se verifica el registro por medio de un hilo eleclrico cuyo
mayor 6 menor largo no puede oponer obstaculo. Pero en la
praclica se tropezaba con grandes dificultades, que no se ban
superado sino al cabo de muchos ensayos. Por esta razon no
respondia a las apremiantes invilaciones que de varias paries
recibia para determinar diferencias de longitud, y en especial
de MM. Quetelet, de Bruselas, y Lilrow, de Viena. Aspiraba
a que el nuevo metodo diera correctamenle las determinacio-
nes. Creo que asi se conseguira en adelante, como lo demues-
tran los resultados que voy a referir.
((La organizacion del Irabajo exijia Ires distinlos aparalos,
a saber: 1.° Un instrumento de pasos en la eslacion de Paris.
2.° Olro en la situada al otro estremo de la linea. 3." Un cro-
nografo y un pendulo sideral en la eslacion de Paris.
»Como era facil prever que el registro de las observacio-
387
nes en un inismo cron6grafo desembarazaria al observador de
estimar el liempo, y suprimiria ademas la comparacion de
los pendulos, dando por consiguiente al resultado un valor
dependiente solo de la exaclitud de los instrumenlos meridia-
nos, importaba que estos tuviesen la precision mas rigurosa.
Asi se ha hecho con el anleojo del Observalorio de Paris, me-
jorando nuevamente la fijeza de la linea de colimacion, cara-
biando el modo de observar la polar, y dando sobre lodo al
instrumento grande estabilidad mediante cojinetes fijos.
»En Irabajos de tamaiia imporlancia, que requieren sufi-
ciente precision para no lener que repetirlos en adelante,
era indispensable obtenej una prueba solida e irrecusable
del valor del metodo y de la exaclitud de los inslrumentos.
Lo mejor era instalar desde luego el anleojo meridiano, pro-
porcionado por el Deposilo de la Guerra, en un punto del ler-
reno del Observalorio; formar asi otra eslacion de prueba,
unida con la primera solo por un hilo metalico, como en las
operaciones definilivas; y determinar la diferencia de longi-
tud entre dicho anleojo y el del Observalorio por el mismo
metodo que se trataba de seguir luego. Debia conformarse el
resultado con el que se podia deducir de una medicion geo-
metrica hecha direclamente en el terreno. Al efeclo se ha
instalado y esla en el Observalorio el anleojo del" Deposilo de
la Guerra.
»El Observalorio de Paris debia proporcionar el aparato
cronografico. En una lira de papel puesla en moviraienlo por
un rodaje, Iraza una punta de hierro divisiones equidistan-
tes, correspondientes a los movimientos de un pendulo side-
ral, y por la accion misma de esle pendulo. Olra li olras dos
punlas permilen a los observadores marcar con puntos en la
tira de papel, y por medio de corrienles eleclricas, los ins-
tantes de pasar una misma eslrella por los diversos hilos de
sus instrumenlos. Dediicese la diferencia de longitud de las
estaciones, como se dira. Al principio se emplearon punlas
secas que picaban el papel como en el lelegrafo de Morse; pe-
ro se Iropezo con mil dificultades que obligaron a renunciar
a esle medio, y a recurrir al regislro eleclro-quimico.))
Monlado convenienlemenle en el Observalorio el inslru-
388
mentodel Deposilo de la Giierra a fines de julio, y pudiendo
servir el cronografo, bicicron el 29 y 30 del mismo mes MM.
Le Verrier y Rozet dos series de observaciones de unas mis-
mas estrellas, babiendose mudado los observadores en la se-
gunda para evitar los errores personales, y volviendo el an-
teojo el segiindo dia para anular el influjo de lostornillos. Di-
cbas observaciones ban dado para longitud occidental del an-
teojo del Observatorio respecto de el del Deposito de la Guer-
ra lo siguiente:
Julio 29.
H''"^ "T^n'SiJltermino medio. -0'.002.
2.*serie -f 0,009)
Julio 50.
El anteojo del deposito estaba en situacion inversa a la de
la vispera.
l\ serie "t^SfS ! termino medio. 4-0',054
2.^ sene +0,059)
Resultado definilivo +0,026
La medicion directa da +0,035
Error de la medicion astronomica +0',009
Asi, pues, la medicion astron6mica efectuada por igual me-
lodo que si hubieran distado mucho entre si los anleojos, y
sin aprovecbar su proximidad para comparar los inslrumen-
tos, ba dado un niimero exacto en menos de una centesima de
segundo de tiempo. «Este resultado manifiesta, dice Mr. Le
Verrier, que disponemos de un metodo preciso, y con el cual
podemos ya emprendery seguir con rapidez la medicion de
las longitudes de diversospuntos de Francia.»
CIENCIAS FISICAS.
»*i*<iM2>- ©^*-©** —
FISICA.
Sobre la determinacion de las alluras por la temperalura de
la ebullicion del agua: trabajos de MM. Forbes y Reg-
nault; por Mr. Loret.
(Bibliot. UDiv. de Ginebra, diciemhre 1855.)
Fahrenheit descubrio en 1724 la influencia de la presion
almosferica en la temperalura de la ebullicion del agua. De
Luc, De Saussure y otros muchosfisicosse ban ocupado suce-
sivamentede la misma cuestion, sin enunciar terminanlemen-
le la idea de que el termoraetro pudiera servir para sustituir
al baronietro. Partiendo del principio de que el agua hierve
a la temperalura en que la fuerza elaslica de su vapor es igual
a la presion de la atmosfera, Wollaslon fue el primero que dio
en 1817 la descripcion de un lermometro, especialmenle des-
tinado a reemplazar al baromelro en la medicion de las al-
luras.
Mr. Jaime Forbes volvio a suscilar esta cueslion en un via-
je que hizo por Suiza en 1842, durante el cual praclico mu-
chas observaciones acerca del punlo de ebullicion del agua a
grandes alluras sobre el nivel del mar. Al efeclo se servia de
un aparato formado de un vaso de cobre delgadode fondo pia-
no, soslenido por Ires pies raoviles y deslinado a conlener el
agua hirviendo. La lampara de alcohol que empleaba como
foco de calor, se compone de dos partes. La primera consiste
en una especie de plalillo muy bajo, en el que se echa una
pequena cantidad de alcohol a que so prende fuego; encima
390
hay dispueslo un pequeno recipienle compueslo de dos cilin-
dros concentricos: el espacio comprendido enlre ellos contie-
ne alcohol y esta cerrado hermeticamente per medio de un
tapon, teniendo ademas en la parte inferior un tubo eslrecho
que se encorva, de manera que su boca corresponde al centro
del espacio cilindrico vacio. El alcohol que arde en el plali-
llo produce la ebulliciondel que esla contenido en el vaso ci-
lindrico; el vapor sale impetuosamentepor el lubo, se inflama,
y da lugar a una llama vertical que va a dar al vaso lleno de
agua y lo calienta con rapidez. Bastan dos onzas de espiritu
de vino para que hierva en cuatro minutes una pinta de agua
(un cuartillo proximamente). La venlaja de esta especie de eo-
lipila que sirve de lampara, es que el vientono puede apagar
ni desviar elchorro de fuego, pudiendo calentarse el agua al
aire libre, sea cual fuere el estado de la atmosfera.
Mr. Forbes adaptaba el termoraetro a la lapadera del va-
so, y su deposito penetraba en el agua. Tomaba pues la tem-
peratura del agua y no la del vapor, y es barto sabido que
estas dos temperaturas no son enteramente identicas.
El termometro estaba graduado de 185 a 212° Fahr. (85
a 100 del centigrade), y dlvidido en deciraas de grade, por lo
cual se podian calcular las centesimas de este. Sin embargo,
Mr. Forbes opina que no puede contarse con una exactitud de
mas de ^ de grade; cuya cantidad, que corresponde general-
mente a una diferencia de altura de 25 pies ingleses (unos
7,6 m.), es bastante en la mayor parte de los cases.
Por medio de este aparato, que es muy poco voluminoso,
Mr. Forbes ha hecho muchas delerminaciones del pnnto de
ebuUicion del agua en diferentes alturas, cuidando de obser-
var simultaneamente el barometro. Calculando luego la altu-
ra del lugar de observacion (sin correjir la de la temperatu-
ra), segun las observacionesbarometricas, haaveriguadoque
las temperaturas de ebullicion variansimplemenleen propor-
cion aritmetica con las alturas, y que cada grade de aumen-
to de Fahrenheit corresponde a una elevacion de 549p,5
(301°',48 por cada grado centigrade).
Esta observacion, por lo demas , esta conforrae con la de
De Luc, que dice: Jle visto que las diferencias del calor del
391
agua hirviendo siguen una progresion armdnica, cuando las
alturas del barometro se toman en progresion aritmetica.
En efecto, pueslo que las presiones varian en progresion
ij;eoraetrica cuando las alturas sobre el nivel del mar varian
en progresion aritmetica, si las presiones varian tambien en
progresion geometrica cuando las temperaturas de ebullicion
varian en progresion aritmetica, es evidente que las alturas
deben ser proporcionales a las temperaturas.
Mr. Forbes advierte que esta ley no seria tan sencilla si se
comparasen las temperaturas del vapor de agua con las fuer-
zas elasticas; «pero, dice, cuando el aguahierve al aire libre,
las presiones estan entonces exactamente en progresion geo-
metrica.))
«Nunca he tenido, anade, motives para creer que ambas
leyes deban ser las misraas; nuestra teoria acerca de los va-
pores no es bastante perfecta para que podamos inferir de ella
semejante conclusion. Ciertamente , no puedo menos de pen-
sar que la influencia de la presion del aire en la fuerza
elastica del vapor incipiente es un hecho que se concilia difi-
cilmente con la teoria de Dal ton, relativa a la presion de los
fluidos elasticos. Una cosa es determinar la tension del va-
por en el maximo de densidad que produce agua a cierta teni-
peratura, y otra es fijar la presion atmosferica a que el agua
produce vapor a cierta temperatura.»
Mr. Forbes concluye su primera memoria en estos termi-
nos: ((Consideroque en la practica es bastante, para enconlrar
la diferencia de altura en pies entre dos estaciones, multipli-
car por ooO la diferencia de puntos de ebullicion, y luego ve-
rificar la correccion en la temperatura. como en una observa-
cion barometrica.))
En una memoria mas reciente, Mr. Forbes vuelve a ocu-
parse del mismo asunto, y publica los resultados de algunas
nuevas observaciones hechas por el en los Alpes en 1846.
Segun los trabajos de Mr. Regnault, que no eran conocidos al
publicarse la primera memoria de que acabamos de hablar,
Mr. Forbes parece haber abandonado la idea de que los pun-
tos de ebullicion estan rigurosamente en progresion aritmetica
cuando las presiones varian en progresion geometrica. No obs-
392
lante, anuncia que segun sus observaciones se obtiene uii re-
sultado baslanle exaclo en la mayor parte de los casos, ad-
mitiendo que una diferencia de.nivel de 543 pies correspon-
de a un grado de Fahrenheit; pero nos aproximareraos mas
a las tablas de Mr. Regnault, adoptando 535 pies por cada gra-
do de los espresados.
En 1845, M. Regnault publico una nola sobre el mismo
asunto. Aruegosuyo, diferentes observadorespracticaron al-
gunas esperiencias, a fin de comprobar sus propias determi-
naciones de la fuerza elastica del vapor de agua a diferentes
presiones. Mr. Marie en el monte Pila, MM.Bravais y Marlins
en los Alpes, Mr. Izarn en los Pirineos, y Mr. Wise en la ci-
ma del Pichincha, han determinado los puntos de ebullicion
del agua a diferentes presiones barometricas; y la conformi-
dad con las esperiencias de Mr. Regnault ha sido tan perfecta
como podia esperarse: calculando las presiones con arreglo a
las lemperaturas observadas por medio de las tablas de las fuer-
zas elasticas, pocas veces ha llegado a 1 milinietro la dife-
rencia. Habiendo, pues, demostrado estas esperiencias lo que
por otra parte no podia ponerse en duda, esto es, que las lem-
peraturas del vapor del agua son las mismas al aire libra en
las montafias que en una atmosfera dilatada arlificialmente,
resulta de todo eslo que las tablas de las tensiones del vapor
pueden servir para medir las alturas sobre el nivel del mar.
El hipsometro propueslo por Mr, Regnault se compone de
varies tubes de lalon, que enchufan unosen otros, a la mane-
ra de los de un anteojo. El primero de ellos, de 30°"" de dia-
raetro, esla cerrado en su eslremidad inferior y sirve de cal-
dera que se atornilla en un tubo mas ancho, adaptandose por
medio de un raecanismo adecuado a una lampara de alcohol:
hay dispuestos algunos orificios, de manera que sirven para
dejar paso al aire necesario para la combustion , y un anillo
demuesca perraile cerrarparcialmenle los agujeros inferiores
cuando el viento sopla con mucha fuerza hacia un lado. El
aparato, reducido a sus menores dimensiones con sus tubes
cerrados, tiene como unos 15 centimelros de altura, pero des-
plegado llega a 35.
Inlroducense en la pequena caldera unos 40 centimetres
393
ciibicos cle agua coraun, y se fijael termomelro por medio de
UD tapon que se adapta a la boca del ultimo tubo de laton,
disponiendolo de suerte que su deposilo se encuentre a 2 d
3 centimetros sobre el liquido, y la estremidad de la co-
lumna de mercurio durante la ebullicion apenas sobresalga
del tapon: facil es realizar estas circunstancias alargando
convenientemenle los tubes.
Luego se enciende la lampara de alcohol, y el agua tarda
poco enhervir. El vapor sale por un orificio praclicado en la
parte superior del tubo de laton, ydebeser bastante ancho
para que aquel no encuentre dificultad a su salida; de este
modo el termometro se halla completamenle rodeado de va-
por, y no hay que hacer ya sino anotar la temperatura que
senala. Sus divisiones son arbitrarias, pero exactamente cali-
bradas, y su marcha oscila entre 73 y 101° C, yaun entre 80
iiiorc. (1)
(1) Si se quiere efectuar esta graduacion por comparacion con un
term6metro tipo en agua caliente hasta una temperatura elevada, no se
obtendra unresultado exacto. Veamos c6mo aconseja Mr. Regnault gra-
duar el instrumento, despues de haber dividido el tubo en partes de igual
capacidad, y formado un deposito. «EI termometro esta lleno de mercu-
rio (calentado como de costumbre), de tal modo que sumergido en el hie-
lo derretido, el metal se detiene en la tercera parte de la longitud del tu-
bo, partiendo desde el dep6sito. Senalase este punto en la division, y su-
pongo corresponde a n divisiones.
Hecho esto se coloca el termometro al lado de un termometro pa-
tron en un gran vaso lleno de agua a unos 20 grades; su temperatura debe
mantenerse rigorosamente estacionaria, lo que es facil cuando se diferen-
cia poco del aire ambiente; ademas, es preciso agitarla de continuo. An6-
taso la division n', correspondiente a la temperatura t del termometro
n — n
patron, y sera el valor del grado de nuestro termometro.
Luego se hace salir una porcion de mercurio, de modo que estando
colocado el termometro en el vapor del agua hirviendo, la columna se
detenga bacia la estremidad del tubo; cierrase el termometro exento de
aire, y despues se anota con la mayor cxactitud la division n'', que se-
iiala el termometro cuando esta calentado a la (cmperalura T en el vapor
394
Cuando el lerm6metro se halla dividido simplemente en-
Ire 75 y 101", presenla un inconveniente bastanle notable.
Sabido es en efecto que en el terraometro el punto cero esta es-
puesto a cambiar, de modo que cuando se Irala de apreciar
con exactitud la temperatura, es precise rodear el termome-
tro de hielo derretido, para cerciorarse de si el lugar del ce-
ro ha variado algo. Esevidente que no es posible hacer esta
operacion si el termometro solo esta graduado para las altas
temperaturas; sin embargo, esta comprobacion es tanto mas
necesaria para el termometro hipsometrico, cuanto que se
deslina a sufrir variaciones repentinas de temperatura, que
favorecen la variacion del punto cero. En realidad pudiera
hacerse la comprobacion de una manera algo diferente, y con-
sistiria en toraar la temperatura del vapor de agua hirviendo
al mismo tiempo que se determinase directamente la altura
del barometro. Pero como los viajeros preferiran el hips6me-
de agua hirviendo, a una presion pr6xima a 700 milimetros. EI valor
del grado del termometro modificado sera:
t ' 6480 \ /
^6480
El unico inconveniente de este modo de graduar el term6metro, con-
sisto en que se supone el coeficiente de dilatacion del cristal igual en to-
dos los depositos^ pero es facil ascgurarse de que esta bipotesis no puede
inducir a un error sensible, porqiie los tdrminos en que entra dicho coe-
ficiente son siempre muy pequeuos.
La esperiencia hecba por Mr. Izarn en los Pirineos, ha probado la
utilidad de este modo de graduar.
Por lo demas, un medio muy conveniente de graduacion, que los ob-
servadores podrian tener a veces ocasion de emplear, consiste en compa-
rar por una vez, las indicaciones de su termometro en el vapor de agua
hirviendo con la altura del barometro en la llanura, y despues en una
montaua elevada . En este case es precise tener disponible un barometro
seguro. El Gran San Bernardo seri'a una estacion muy a proposito a este
efecto para los que viajan por los Alpes.
Iro al baronielro, cuyo trasporte es siempre embarazoso, esla
comprobacion no les seria posible sino cuando se hallasen en
una localitlad en que hubiese un barometro exacto. Mucha
mayor facilidad se les presentarade lomar el punto del hielo
derretido, porque es muy comun hallar hielo onieveenlas
montanas, y se conserva igualmente en casl todas las pobla-
ciones.
A fin de obviar este inconveniente, Mr. Walferdin ha pro-
puesto una raodificacion, que consiste en separar, per medio
de una division intermedia, la columna del terraomelro en
dos partes, cada una de las cuales tiene una escala conven-
cional, debiendo ser estas divisiones, de igual capacidad en
ambas escalas. El instrumento debe eslar construido de tal
manera, que a la lemperatura de cero la estremidad de la co-
lumna mercurial se detenga en la priraera escala, que se corn-
pone de un pequeno niimero de divisiones; despues, cuando se
coloca el termometro en el agua hirviendo, el mercurio al
dilatarse llenaprimero la division intermedia yUega a la se-
gunda escala, cuyas divisiones mucho mas numerosas, deben
abrazar el espacio de 80 a 101°. Merced a este artificio, sin
aumentar sensiblementelalongituddel terraomelro, puede es-
tudiarse la variacion del punto cero y hacer las correcciones
que necesita.
Despues de haber indicado los metodos propuestos por
MM. Forbes y Regnault, vamos a decir algunas palabras
acerca del valor que en nuestro conceplo presentan. Ocu-
pemonos primero en la exactitud con que es posible apreciar
el valor absolute de la presion barometrica.
Los termometros no pueden indicar las temperaturas ab-
solutassino con una aproximacion de masde ^^ de grado; es
verdad que algunas veces podra hallarse un termometro mas
exacto; pero segun las investigaciones de Mr. Regnault, pa-
rece que no es este el caso general. Ahora bien: la variacion
de la fuerza elastica del vapor de agua correspondiente a una
diferencia de lemperatura de A de grado, es de 1°"°,3 poco
mas 6 menos en la proximidad de 100°. Este es pues el limile
de exaclitud que puede procurarnos el hipsometro. A primera
vista pudiera creerse que el barometro es susceptible de una
396
aproximacion raucho mayor, y que bajo esle punlo de visla es
raucho mas ventajoso que aquel. Pero en realidadno debecreer-
sequelos barometros, segunsu habitual conslruccion, ofrez-
can una certidumbre perfecta en las raedidas absolutas. Los
fisicos que ban tenido ocasion de comparar barometros, espe-
cial menle si son portaliles, con barometros patrones, saben
bien que estascomparaciones conducen con frecuencia a ecua-
ciones notablemente diferentes. Si se tienen en cuenta los erro-
res que proceden de la comparacion con un patron, de las va-
riaciones de la capilaridad y de la correccion relaliva a la
temperatura (correccion que no seria exacta a no ser que el
deposito del termometro tuviese el mismo diametro que el lu-
bo barometrico) no puede, en nuestra opinion, admitirse que
las medidas absolutas se verifiquen con una exactitud mayor
de O^^jO. Asi pues, el barometro no presenta sobre el hipso-
metro una ventaja Ian notable como pudiera creerse. No se
pierda de vista que aqui solose trata de los barometros e hip-
sometros que se encuenlran generalmente, y que un deter-
minado inslrumento conslruido con mas 6 menos esmero, da
resultados muclio mas seguros; en prueba de ello pudiera-
raoscilar las observaciones hechas por MM. Burnier y Du-
four, y por Mr. Yersin en lasmontafiasinmediatas al lago Le-
man. Comparando el hipsometrocon el barometro hasta una
altura de 2040 metres, ban encontrado una diferencia media
de 0°"°,29 entre las presiones indicadas por los dos meto-
dos (1).
Respecto de las medidas relalivas, parlicularmente cuando
se trata de la delerminacion de las alturas sobre el nivel del
mar, la ventaja del barometro desaparece casi completamen-
te. En efecto, sobre todo si se trata de diferencias de nivel
poco considerables, esto es, de pequenas variaciones en las
temperaturas de ebullicion, puede creerse que el termometro
las indicara con una aproximacion de mas de una vigesima
(l) Es precise advertir que esta gran exactitud se obtienc por los
tfirminos medios, y que las observaciones tomadas aisladaraenfe ban po-
dido prcsentar diferencias mas considerables.
397
parte de grado, mienlras que la exaclilud del barometro no
gana de una manera sensible en las medidas relativas, por-
que las dudas que proceden de la capilaridad y de la tempe-
ralura subsisten siempre. Ademas, la elevacion de las monla-
fias se deduce conslantemente de dos medidas de la presion
de la atmosfera hechas en dos estaciones diferentes; pero ya
sea que un misnio observador haga estas determinaciones su-
cesivamente, ya las verifiquen simultaneamenle dos, las cir-
cunstancias raeteorologicas pueden hacer variar esta presion
entre limites de regular estension, Asi ha reconocido Mr. Ma-
rie, que la diferencia de las alturas barometricas entre el
monle Pila y San Esteban esta lejos de ser constanle; y de
esto podemos cerciorarnos, dirijiendo una ojeada sobre los
estados meteorologicos de Ginebra y del Gran San Bernardo,
que se publican todos los meses en los Archivos. Debe, pues,
considerarse que un error aunque llegue a 1°"° en la aprecia-
cion de la presion atmosferica, no liene gran importancia, y
que puede, por lo tanto, emplearse el hipsometro, que es de
un trasporte mucho mas comodo que el barometro.
Y siendo asi, ^a cual de los dos metodos termo-hipsome^
tricos, el de Mr. Forbes 6 el de Mr. Regnault, debemos con-
ceder la preferencia? No vacilamos en considerar el de Mr.
Regnault como el mas exacto. En efecto, sumergiendo el de-
p6sito en agua y no en el vapor que se desprende de ella, el
termoraetro puede esperimentar la influencia de la impureza
de dicho fliiido; la naturaleza del vaso en que se hierve
ejerce tambien cierta accion sobre el punto de ebullicion;
ademas, hallandose rodeada de aire la colnmna termometrica,
seria preciso aplicar una correccion, porque se encuentra de
esta suerle a una temperatura mas baja. Pues bien : a nin-
guno de estos inconvenientes esta sujeto el aparato propuesto
por Mr. Regnault, porque el termometro se halla enteramente
sumergido en el vapor, cuya temperatura no esta sujeta a las
mismas variaciones que la del agua.
Lo que nos ha parecido verdaderamente interesante en los
trabajos de Mr. Forbes es la formula con que propone calcu-
lar la altura sobre el nivel del mar, pues es infinitamente
mas seucilla que las que usamos habitualmente: restanos solo
398
averiguar si es suficienlemente exacta. Como ya liemos vislo,
Mr. Forbes ha llegado a ella parliendo de la suposicion de
que las presiones varian en progresion georaetrica ciiando las
temperaluras del agua liirviendo lo hacen en progresion arit-
metica.
Sabido es que esta ley no se aleja mucho de la verdad
cuando se consideran las temperaluras del vapor; pero dista
uo obstante de ser rigurosa. He querido ver si tomando las
temperaluras del agua raisma, se hallaba dicha ley exacla-
mente comprobada; a este efecto me he servido de las tablas
de las esperiencias de Mr. Regnaull, en las que la tempera-
tura del agua esta indicada a la par de la del vapor; despues,
tomando dichas temperaluras como abscisas, y los logaritmos
de las presiones correspondienles como ordenadas, he cons-
truido una curva grafica, que se reduciria a una simple linea
recta si la ley fuese absolulamenle exacta. He observado que
aunque la curva no fuese muy pronunciada, presentaba no
obstante una concavidad muy sensible hacia el eje de las abs-
cisas. La ley, por consiguiente, no es rigurosa; y hemes dicho
ademas que parecia que Mr. Forbes lo habia reconocido asi
en su ultima Memoria.
Con todo, el autor insiste en que su formula es baslante
aproximativa en la mayor parte de los casos; y como su em-
pleo seria en efecto muy comodo, he procurado esplicarrae lo
que puede esperarse de ella, aplicandola a las observaciones
hipsometricas segun el melodo de Mr. Regnault. Es evidente
que en este caso el coeficiente debe ser un poco distinlo del
indicado primilivamente por Mr. Forbes, puesto que se trata
de las temperaluras del vapor, y no de las del agua hirvien-
do. Para calcular una nueva formula, tan salisfactoria como
es posible, he buscado la diferencia de altura en metres, cor-
respondiente a dos estaciones en que el punlo de ebullicion
fuese de 90° para la una y de 100 para la otra. A este fin me
he servido de la labia de las fuerzas elasticas del vapor de
Mr. Regnault, y de otra para calcular la altura de las mon-
tafias que se encuentra en el Anuario de la oficina de las lon-
gitudes; luego, suponiendoque las presiones varian en progre-
sion geometrica cuando las temperaluras lo verifican en pro-
399
gresion aritmetica, he dividido por 10 esta difereacia de al-
lura, espresada en metros, para obtener la diferencia de ni-
vel correspondienle a una variacion de 1° centigrado en el
punto de ebuUicion. Por este medio he llegado a la formula
A=293-,89 T,
6 mas sencillamente
h='iU- T,
en la cual h espresa la diferencia de altura entre dos estacio-
nes, y T la diferencia en grades centigrados entre las tempe-
raturas del vapor del agua hirviendo en dichas dos esta-
ciones.
He estudiado despues hasta que punto es exacta esta for-
mula, y he visto que el error posible es bastante considera-
ble cuando una de las dos estaciones es suficientemente alta
para que el punto de ebullicion sea inferior a 90°. Pero cuan-
do las dos temperaturas observadas estan comprendidas en-
tro 90 (1) y 100% la aproximacion podra parecer bastante en
muchos casos. Por lo demas, he aqui un estado de los erro-
res maximos que pueden cometerse empleando esta formula.
En la primera colurana eslan inscritas las diferencias de tem-
peratura observadas en las dos estaciones, y en las siguien-
tes se hallaran los mayores errores posibles cuando las tem-
peraturas de ebullicion observadas en las dos estaciones es-
tan comprendidas entre los niimeros de grado indicados en
la cabeza de la colurana.
(I) La temper atura de ebullicion de 90' cerresponde a una altura
barom^trica de 525°"°,45.
400
ERUORES AL MAXIMUM
ENTRE
Diferencia cntre los
-— ' — ■*
■» — -^^ — .««
"■ ^
puDtos dc cbullicion.
100 v 85°.
100 v 89°.
100 _v 90°.
15°
G9
))
))
U
78
»
))
13
84
))
))
12
89
»
»
11
92
9-
»
10
93
17
1-
9
92
24
9
8
90
29
16
7
85
32
20
6
79
33
23
5
70
32
24
4
60
29
23
3
48
25
20
2
34
21
15
1
18
10
9
Resumamos ahora lo que henios dicho en las anteriores
paginas,
Creemos que el hips6melro es un instrumento que puede
ser rauy util a los viajeros, porque es de un trasporte infini-
tamente mas facil que el barometro, pueslo que se compone
de un aparalo de calefaccion, que no escede de 15 centime-
tres de longitud, y de un termometro que se lleva sin peligro
de rotura en un estuche de hoja de lata. La observacion con
el no es mas larga que la del barometro, porque con este
instrumento es preciso siempre esperar cierto tiempo para
que no haya gran diferencia de temperatura entre la columna
barometrica y el mercurio contenido en el termometro.
Si se tratase de observaciones exactas, en que se quisiese
obtener el valor absolute de la presion atmosferica, el bard-
metro seria sin duda preferible, y no se puede pensar en sus-
tituirlo en los observatories con un term6metro sumergido en
agua hirviendo.
Pero Iralandose de observaciones de las que se quierende-
iOl
ducir las alturas sobre el nivei del mar (a no ser que se ha^^a
una larga serie de observaciones y se tomen los terminos me-
dics), el hipsometro puede ser considerado como bastante exac-
to, y creemos que su uso satisfara a los viajeros. Si se nos permi-
le recomendarles la marcha que deben seguir en sus observa-
ciones, les proponemos la siguiente. Se proveeran de un hip-
soraelrode Mr. Regnault, cuyo termometro muyexactoten-
ga la division intermedia que permita la comprobacion del
cero, y siempre que tengan hielo 6 nieve a su disposicion la
verificaran, haciendo sus observaciones de la manera que de-
jamos indicada, anotando con toda exactitud la temperatura
del vapor y la del aire ambiente; y si desean hacer el calcu-
lo con todo el rigor posible, les bastara tomar en las tablas
de Mr. Regnault las tensiones correspondienles a las tempe-
raluras de ebullicion observadas, y despues aplicar las formu-
las ordiuarias, enteramente del mismo modo que si eslas
presiones hubiesen sido indicadas por el barometro. Pero si
los errores indicados en el anterior estado no les parecieseu
demasiado grandes para el objeto que se proponen, podran
calcularinmediatamente con gran rapidez ladiferencia de ni-
vei de las dos estaciones, tomando ladiferencia enlre los dos
puntos de ebullicion en las dos estaciones, y multiplicandola por
294, y el producto delerminara la altura no correjida de la
temperatura del aire (1). Sabido es que paraefectuarestacor-
reccion, basta multiplicar la milesima parte de la altura por
la doble suma de las temperaturas del aire en las dos estacio-
nes, resultando la correccion positiva 6 negativa, segun que
esta suma sea lo uno 6 lo otro (2). Es oportuno observar que
despues de haber hecho este calculo rapido, que no requierc
(I) En cl caso de que la obscrvacion en una de las estaciones bu-
Licse sido practicada con un barometro, podn'amos servirnos indistinta-
mente de una li otra fdrmula; pero seri'a conveniente convertir, por me-
dio de las tablas de Mr. Regnault, ya la temperatura de ebullicion obser-
vada en presion, ya la altura barometrica observada en temperatura.
(1) Esta correccion por lo menos, es bastante en el caso que nos
ocupa.
TOMO VI. 26
i02
ninguna labia, siemprepodra hacerse de nuevo detenidamen-
le, crapleando las formas barometricas mas exactas (1).
Creeraos que el empleo do una formula Ian sencilla, que
para ser aplicable a las observaciones baromelricas necesita-
ria el uso de lablas, no sera una dc las menores ventajas que
los viajeros liallaran en el hipsometro.
Sobrc la desconiposicion electro-quimica del agua que sine de
conductor en los fenomenos de induccion eleclro-esldtica; por
Mr. Soret.
(Bibliot. unlv. dc GInchra, mnrzo I85C.)
Mr. Faraday ha consagrado la sesion del 25 de raarzo
de 1855 del Institute Real de Londres a discutir la cuestion
relativa a si el agua, y en general los electrolisos, poseen un
poder conductor propio seraejante al de los raetales. El espre-
sado fisico ha senalado particularmente como un argumento
favorable aesta conductibilidad fisica, el hecho de que el agua
obra como los metales en los fenomenos de la induccion elec-
(1) H^ aqui im ejemplo del calculo con la formula simple-.
Temperatura de cbullicion en Gi-
nebra 98",74
Idem del aire en id 8",'J7
Idem de cbullicion en el gran San
Bernardo 91,85
Idem del aire en id — 1,89
Diferencia de nivcl no correjida. . A=294"(98,74 — 91,85)=20a5™,66.
Corrccciones en la temperatura del
aire —-^^ 2(8,97-1, 89)=!!8,G8.
Diferencia de nivel correjida 2054°',34.
Calculando sobrc los mismos dates por la formula de Mr. Planta-
mour, ballamos 2066",0^ y la diferencia, que precede principalmenfe de
la correccion relativa ;i la temperatura del aire, es de 1 I^jGfi.
La diferencia real de nivel obtenida por nivelacion, es de '2070"',34.
/iO:{
tro-eslatica. l)e esla manera puede forraarse una bolella d('
Leyden, susliluyendo el asua a las guarniciones metalicas;
de esta manera, en una esfera de agua aislada y colocada a
escasa distancia de un cuerpo electrizado, las dos electrici-
dades se separarian y so trasladarian, una a la parte mas in-
mediala, otra a la parte mas distante del conductor; de esta
manera, por ultimo, durante las tempestades, el agua sus-
pendida en el aire, 6 que moja el suelo, trasporta considera-
bles canlidades de electricidad. ^,C6rao concebiremos que la
propagacion de este agente pueda en estas condiciones ir
acompauada de una descoraposicion quiraica?
Erapezamos ya a conocer bien la manora con que los li-
quidos se conducen cuando Irasmitcn la electricidad a una
alta tension procedente de las maqninas electricas. El mismo
Mr. Faraday babia reconocido bace mucbo tiempo que de este
modo puede producirse un electroliso, aun en el caso de que
el aire desempeue el papel de uno de los dos electrodes.
Mr. Andrews ha comunicado en la sesion de 1855 de la Aso-
ciacion britanica, sus esperimentos relativamente a la des-
composicion polar del agua por medio de la electricidad de
rozamiento y de la electricidad atmosferica; y mas reciente-
mente aiin, Mr. Buff ba publicado una Memoria notable sobre
la descomposicion del agua por la electricidad de las maqui-
nas. Todos estos trabajos tienen por objeto establecer que la
electricidad de las maquinas, al estenderse por un conduc-
tor, produce una corriente, que no se diferencia esencialmente
. de la corriente ordinaria bajo el punto de vista de los efeclos
quimicos.
He creido que pudiera ser algo interesanle el examinar si
hay tambien una accion electrolitica cuando la electricidad
se pone en movimiento por efecto de una inHuencia, como
en los casos indicados por Mr. Faraday.
Es evidente que cuando se trata de cantidades de electri-
cidad tan pequenas como las que es posible couseguir por
medio de la induccion, no debemos prometernos apreciar los
productos de la descomposicion recojiendolos ; pero la po-
larizacion de los electrodes puede indicar si ha habido elec-
troliso.
404
lie aqui el esperimento que me he propueslo. Si se toman
dos vasos concentiicos de cristal, y se echa agua en enlram-
bos hasla cicrta altura, y el agua del vaso interior se liace
comunicar con el conductor de una maquina electrica, y el
agua del vaso esterior con el suelo, se formara una verdadera
botella de Leyden con las guarniciones de agua. Si se pone
la maquina en movimiento, diremos, usando el lenguaje vul-
gar, que su electricidad positiva sale del conductor de la ma-
quina, y penelra en el agua para acumularse en la superficie
esterior del vaso de cristal, mienlras la electricidad negativa.
alraida por la electricidad positiva de la guarnicion interior,
sale del suelo, penetra por un conductor metal ico en el agua
conlenida en el vaso esterior, y va a acumularse en la su-
perficie esterior del vaso interior. A si los hechos, tratase de
ver si los electrodos. esto es, las estremidades de losconduc-
tores melalicos que entran en el agua, estan polarizados, pnes
esto seria un indicio seguro de una descomposicion del elec-
troliso, segun la opinion de la mayor parte de los fisicos.
Podra muy bien ocurrir que la cantidad de la electricidad
bastante para cargar la botella de Leyden no sea bastante
grande para producir una polarizacion sensible; pero esla
operacion podra repetirse muchas veces. A este efecto, des-
pues de haber cargado la botella, sera preciso verificar la
reunion de las dos eleclricidades, pero sin hacer pasar la des-
carga por el electrodo que ha servido para Uevar el tluido;
porque en su propagacion en sentido inverso, la electricidad
destruiria el efecto que anteriormente habia producido. Para,
esto seria preciso poner en comunicacion el agua del vaso este-
rior con la del interior, mediante un arco metalico, a tin de
que la electricidad se escapase por un camino diferente del
que habia seguido a su llegada.
Mr. de la Rive me ha hecho el obsequio de prestarme su
inteligente cooperacion, y practicar conmigo eslos esperi-
mentos, que son bastante delicados.
Este fisico y yo hemos juzgado que era mas convenienie
examinar cl estado de polarizacion del electrodo que entra en
el vaso esterior que el del olro. En efeclo, en el vaso interior
hay sierapre cierta cantidad de electricidad libre, que en
405
parte se disipa en el aire; hay pues en esle caso tiasporle de
una pequeua cantidad de eleclricidad, cuyo movimienlo no
cstadelerminado por induccion; en otros lerrainos, el electrodo
del vaso interior podria ser polarizado por la corriente que
penetra en el agua, y sale de ella disipandose en el aire.
Mr. Buff ha reconocido en efecto que se podia descomponer
el agua en condiciones analogas.
Es precise procurar larabien que el vaso interior este per-
fectamente aislado, porque si la eleclricidad llegasc a inlro-
ducirsedeslizandose a lo largo de las paredes de el, se esta-
bleceria en ultimo resullado una corriente positiva proceden-
te de la maquina, que se dirigiria al suelo por medio del
agua y de los electrodes.
Vease como ha side dispuesto el esperimenlo. Un vaso de
crislal, muy lirapio y seco, ha sido Ueno hasta su raitad
de agua ordinaria.o de agua ligeramente acidulada, colo-
candole luego encima de una torta de resina para mejor ase-
gurarse de su aislamiento. En este agua se introdujeron dos
placas de platino, perfectamente limpias segun el procedi-
miento indicado por Mr. Faraday; esdecir, que habian sido ca-
lentadas en una lampara de alcohol, luego frotadas con un pe-
dazo de polasa causlica que se fundia en el platino caliente,
y por ultimo lavadas con agua destilada, con acido sulfiirico,
y de nuevo con agua destilada. Estas dos placas de platino,
soldadas a un alambre del raisrao metal destinado aestablecer
las comunicaciones, llevaban pies de cristal sostenidos en
los hordes del vaso: el conjunto estaba sujelo con lacre, de
niodo quenodejaba la menor movilidad a las placas de pla-
tino.
Dentro de este vaso se coloco otro, que consistia en una lar-
gaprobetacilindrica de cristal, de unos i)",! de altura. Esta
l)robeta estaba barnizada por su parte esterior con goraa la-
ca, y su borde superior se hallaba provistodeunrodetede la-
cre.Enel fondodela probetase vertiocierta cantidad de agua.
procurandono mojar las paredes interiores masarriba del ni-
vel a quedebiallegar el agua. Merced a estas disposiciones,
hay seguridad de evitar un trasporte directo de laelectrici-
dad de la maquina a lo largo de las paredes del vaso interior;
por lodenias, podemos asegiiiainos de eslo por medio do una
esperiencia direcla, como mas adelanle veremos.
Luego se puso el agua conlenida en la probela inlcrior en
coraunicacion con el conductor de una maquina electrica, por
medio de una cadenade laton.
x\nlesde poner el disco dela maquina en movimienlo, es
decir, antes de cada esperimento, se ponian las dos placas
de platino en comunicacion con las dos estremidades del hilo
de un galvanometro sensible, para asegurarse deque no se
producia corriente alguna, y que, por consiguiente, las pla-
cas estaban perfectaraente despolarizadas.
Hecho esto se desprendian los hilos del galvanometro, y
se ponia una de las placas de plalino en coraunicacion con el
suelo, ya sea teniendo en la raano el hilo de platino soldadoa
ella, ya por medio de una cadena metalica. Despues de esto
se ponia en movimienlo la maquina electrica.
Cargando una sola vez estaespecie de botella de Leyden,
y restableciendo la comunicacion de las placas de platino con
el galvanometro, no se adverlia polarizacion sensible.
Era preciso ver si se conseguiria producir algun efeclo
baciendo muchas cargas consecutivas. Hemos dicho ya que
al efectuar la descarga debia evitarse que pasara por la pla-
ca de platino, porque esta corriente, que se habia efectuado
en sentido opuesto al primero, bubiera destruido la polari-
zacion de la placa, produciendo una descomposicion inversa,
6 masbien una recomposicion de los eleraentos separados. A
este efecto seinterrumpia la comunicacion de la placa con el
suelo, luego se sumergia en el agua del vaso esterior la estre-
midad deuna barrita encorvada de cobre, y con la otra es-
Iremidad se tocaba la cadena metalica que entraba en el
agua del vaso interior. Despues de algunos instantes de con-
tacto, necesarios para quo la recomposicion de losfliiidos fue-
se completa, so quitabala barrita de cobre, se restablecia la
comunicacion de la placa de plalino con el suelo, y se proce-
dia a cargar de nuevo.
La maquina electrica era bastante energica para que la
botella esluviese enteramenle cargada despues de dar tres
vueltas al disco. En la mayor parte de los esperimentos se
407
han efecluado 16 cargas y descargas conseculivas, lo que re-
queria 48 vuellas del disco.
Cuando despues de eslas 16 cargas se ponian las placasde
plalino en comunlcacion con los hilos del galvanometro, se ob-
servaba una corriente, y la aguja sufria un desvio, equivalen-
le poco mas 6 menos a 25 6 30°. La inlensidad de la corrieule
varia en razon de la conduclibilldad del agua en que eslan
sumergidas las placas de plalino; si el agua es acidulada, el
desvio es mayor que en el agua ordinaria (agua del Rodanol.
La direccion de la corriente indicaba que en la superficie de
la placa de platino, en comunicacion con el suelo durante el
esperimento, se habia depositado gas bidrogeno; y esto es lo
que debia suceder, porque cuando decimos que la eleclrici-
dad penetra en el agua por medio de la placa de platino, que-
remos decir que la corriente va del agua al suelo, 6 que la
placa es el electrode negativo. Parece pues que hay una des-
composicion, sea cual fuere la diGcultad que nos saiga al en-
cuentro para concebir el despreudimiento del oxigeno en la
superficie del vaso.
Hemes indicado las precauciones a que es precise recur-
rir para evitar el menor desprendimiento de electricidad a lo
largo de las paredes del vaso interior. Para cerciorarse de si
el aislamiento era bastante, colocabase sobre el borde supe-
rior del vaso interior un disco melalico que le servia como
de tapadera, y se ponia esto disco en comunicacion con la
maquina en movimiento, mientras que con la mano se tocaba
el hilo soldado a la placa de platino para poneria en contacto
con el suelo. Despues de haber pueslo en juego la maquina
por un momento, examinabase por medio del galvanometro
si la placa estaba polarizada. Un desvio de la aguja seria en
lal caso la prueba positiva de un aislamiento imperfecto, por-
que no comunicando ya con la maquina el agua del vaso in-
terior, aquel efeclo no podria atribuirse a la electricidad por
influencia; unicaraente la electricidad, deslizandose a lo lar-
go de las paredes del vaso interior, penelrando en el agua
que lo rodea, y pasando desde alii al suelo, pudiera determi-
nar la polarizacion de la placa.
En nueslros primeros esperimenlos, la influencia de esia
408
perdida era muy sensible, porque el vaso interior uo era bas-
tanle alio y no eslaba barnizado; pero con la probela grande
no se observaba despolarizacion cuando se sometia el aparato
a la prueba que acabamos de mencionar.
Heraos repetido rauchas veces el esperimenlo principal
variandolo. Ora ponianios una de las placas de platino, ora
la otra, en comunicacion con el suelo, lo que no producia olro
cambio en el resullado sino inverlir la direccion del desvio
del galvanomelro. Heraos puesto lambien una capa de aceile
de Iremenlina sobre el agua del vaso esterior, a fin de obte-
ner el aislamiento con mayor exaclilud; y el resullado era
siempre identico, si bien de mas facil observacion. En efecto,
el galvanometro esla sujeto a perturbaciones procedentes,
yade la accion quimica del agua acidulada en la esencia, ya
de laagitacion del liquido nohomogeneo: agilacion que es im-
posible evitar cuando se emplea la esencia, porque se ocasio-
nan movimientos bastanle violentos en la superficie en el mo-
mentode la descarga.
Finalmente hemos llegado, en virtud de los raciocinios
siguientes, a una modilicacion que nos ha parecido decisiva.
Mr. Buff ha demostrado que la electricidad de la maquina
descompone el agua cuando la atraviesa directamenle. El
linico caso, por lo tanto, en que puede suponerse un traspor-
le de electricidad no acompafiado de eleclroliso, es aquel en
que el liquido no se encuenlra cnlre dos electrodos. En otros
lerminos, pudiera admitirse que la electricidad descompone
cl agua, cuando uno de los electrodes produce electricidad
positiva y cl otro electricidad negativa, siendo ladobleatrac-
cion de estos fliiidos hacia el oxigeno y el hidrogeno la cau-
sa determinante de la descomposicion; pero cuando no hay si-
no un solo electrodo, la descomposicion no tiene lugar, 6 lo
tiene tan solo de una manera parcial. Pues bien: este segun-
do caso es el de nuestro esperimento, porque si el hidrogeno
encuentra en la placa de platino la electricidad negativa ne-
cesaria a su desprendimiento, no puede admitirse que el oxi-
geno encuenlre la electricidad positiva en la superficie del
vaso de cristal. Este esperimento. tal como ha sido descrilo,
dcmueslra que aun en este caso hay una descomposicion por
409
lo meiios parcial, pueslo que hay polarizacion del eleclrodo.
Pero para hacer ver que esta descomposicion es tan energica
corao si hubiera habido dos polos, he aqui como hemosoperado.
En lugar de hacer coniunicar direclaraente la placa de
plalino con el suelo, hemos colocado al lado del vaso este-
rior otro enteraraente igual, y lleno del raismo liquido; en
osle segundo vaso hemos introducido dos placas de platino
bien lirapias, y de las mismas diniensiones que las del primer
vaso; hicimos luego comunicar la placa del primer vaso con
el agua del segundo por medio de un alambre de cobre, v
unade las placas de este segundo vaso hasidopuesta en co-
municacion con el suelo; despues, con corla diferencia, re-
petimos el esperimenlo corao anteriormenle. Verificadas las
16 descargas conseculivas, hemos enlazadosucesivamente los
dos pares de placas de plalino con los hilosdel galvanometro,
y hemos observado de una manera rauy notable el mismo des-
vio de la aguja respecto de cada par.
Asi pues, la cantidad de agua descompuesla, medida por
la polarizacion de los electrodes, parece ser la raisma en el
vaso alravesado por la corrienle entre dos electrodes, y en
el vaso donde no hay sino un polo.
Pudiera tal vez hacerse olra objecion, y decirse que si
hay descomposicion quimica, consiste en que una parte de la
eleclricidad ha atravesado el vaso: sabemos, en efeclo, que
ciertas especies de cristal trasmiten la corriente electrica aun
a la temperatura ordinaria. Esta suposicion nos parece inad-
raisible: en efecto, en esta hipotesis, si en vez de descargar
la botella a cada tres vuellas del disco se diesen 48 sin des-
cargarla, deberia observarse mayor polarizacion de la placa
de platino, porque durante todo este tiempo las dos superfi-
cies del vaso seencontrarian en el ma:simode tensiones opues-
tas; deberia pues haber en ella mas eleclricidad trasrailida
que descargando frecuentemenle la botella. El esperimenlo
demuestra, por el conlrario, que operando de este mode, la
polarizacion de la placa de platino es casi insensible.
Estosesperimentos son, pues, desfavorables a la hipotesis
que admile un poder conductor adecuado a la clcctricidad
que reside en los liquidos.
410
Resumen de algunos esperimentos para averiguar si la cor-
riente eleclrica puede alravesar el agua sin descomponerla:
por Mr. C. Despretz.
(Comptes rcndus, 2i abril 1836.)
«En una Memoria en que principalmente tralaba de dilii-
cidar si el acido nitrico en la pila de Grove 6 en la de Bun-
sen ejerce alguna infliiencia en la relacion que existe entre
el trabajo interior y el eslerior, he admitido, dice el aulor,
que sienipre que pasa al vollamelro una canlidad de eleclri-
cidad ineficaz, esta canlidad es muy pequena. En un apendi-
ce a esla Meraoria he demostrado que una corriente electrica
que pasa por rauchos voltamelros, de los que uno esta lleno
de agua deslilada y los olros de agua acidulada hasla un
grado cualquiera, desprende el misrao voluraen de gas en
cada uno de los voltamelros: esto prueba que el poder con-
ductor mas 6 menos grande del agua, en nada modifica la
cantidad de eleclricidad ineficaz que puede atravesar los vol-
tamelros. Algunos ensayos sobre el particular me inducian
siempre a creer, que la porcion de eleclricidad de la cual se
emancipa el filele liquido que se encuentra asu paso, es muy
pequena.
».Los resultados que paso a relatar me parecen muy a pro-
posito para robustecer esla opinion.
wMuchas voces, en estosullimos anos, he practicado algu-
nos ensayos con el microscopio compuesto y el microscopic
solar alumbrado por la luz eleclrica; recienteraenle he repe-
tido los mismos esperimentos, y los resultados no me parecen
indignos de serpublicados.
wHe dispuesto los esperimentos de la manera siguiente: he
colocado dcbajo del objelivo de un microscopio compueslo de
Mr. Nachez, que aumenlaba 70 veces los objetos, una peque-
na Cuba circular llena de agua deslilada, en la cual he fijado
doshilos de plalino como de ^ de milimelrodediamelro, sol-
dados en unos tubos de vidrio. La longilud de la parte su-
niergida en el agua era como de 1 cenlimctro, y la distan-
cia de las eslremidades do los hilos como de unos 3 milimc-
ill
Iros. A esla cubitase hacia Uegar por medio delosdos hilos
lacorrientc de una pila rauydebil, y se rairaba la estremi-
dad de los hilos con el microscopio.
»Los hilos, despues de calenlados hasla el rojo, so inlro-
ducian en el acido nilricocalientc, y luego se les agitaba en
agua destilada.
»Cada eleraento de esla pila se conipone de un vaso poro-
so lleno de arena mojada, y de una placa de zinc doblada en
forma de cilindro alredcdor de diclio vaso. Verliase agua en
el brocal, y cuando el nivel del liquido era el raismo en el va-
so poroso y el brocal, se ponia sobre la arena un pedazo de
sulfalo de cobra del Jamano de una avellana. La corriente
atravesaba la cubila y un galvanomelro de 500 vuellas fabri-
cado por Mr. Ruhmkorff. Un solo elemenlo ha producido un
desvio debil; dos han dado un desvio permanenle de 15 a 20°;
durante 18 minutos nada se ha adverlido en los hilos.
wHabiendoanadido un tercer elemenlo, cuya milad habia
sidosacada del agua, el desvio permanenle del galvanomelro
fue de 30°, y empezola descomposicion.
))Una vez complelo el tercer elemenlo, el desvio perma-
nenle llego a 50°, y la descomposicion se manifeslo en los dos
hilos.
wllabiendo suspendido el esperimenlo, se limpiaron los
hilos con un hilo fino de plalino; peroconlinuando losesperi-
menlos con dos 6 Ires elemenlos, obluvieronse sensiblemente
los mismos resullados.
» En los esperimenlos quehace pocos dias he repelido, he
erapleado nn microscopjo solar que auraenla aproximadamen-
te 300 veces, y que alumbraba con la luz de 100 elemenlos
de Bunsen con el aparalo de Mr. Dubosg; una cuba de 5 cen-
limelros de grueso Hena de una disolucion de alumbre, apa-
gaba una porcion notable del calor radianle emitido por el
arco vollaico.
))Dos hilos de plalino soldados como los hilos ya mencio-
nados, eslaban sujetos a una cubila de hojas paralelas, que
encerraba agua destilada hasta cubrir los hilos, cuya distan-
cia era como de 2 milimetros.
»Dos de los elemenlos que acabo de describir han ocasio-
512
nado un desvio permanenle de IS** en el galvanomelro, sin
producir descomposicion.
»La reunion de Ires elementos ba producido un desvio de
4o", y la descomposicion ha sido evidente enamboshilos.
»Habiendo retirado un elemento y no quedando sino dos,
el galvanomelro ha senalado lOo. Apagada la luz eleclrica,
continuando el esperimento por espacio de 15 minulos, y
alumbrando despues el microscopio, nada se ha vislo en los
hilos.
»En los esperimentos verificados con dos 6 tres elemen-
tos, los hilos se cubrieron de todo el gas de que podian cu-
brirse; si el aguase hubiese descorapueslo durante el ultimo
esperimento, se hubieran advertido algunas burbujas.
»Es indispensable dejar marchar el esperimento sin diri-
gir la luz sobre el microscopio y la cuba. No siendo el calor
radiante absorbido en totalidad por ladisolucion de alumbre,
llegatodavia suficienle cantidad de el al foco del microsco-
pio para determinarel dcsprendimientodel aire contenido en
el agua; este aire se adhiere a los hilos, y puede ser causa de
graves errores.
))Repetidos muchas veces eslos esperimentos a diferentes
grades del galvanomelro, se ban obtenido identicos resul-
tados.
»Cuando la pila eslaba formada de cuatro elementos, el
desprendimiento era abundante en el hilo negative, eslo es,
en el que comunica con la estremidad zinc. El desprendi-
miento en el hilo positive estaba lejos de ser proporcional,
como lo hemos advertido conslanlemente, en las intensidades
debiles.
wHabiendose empleado hilos de oro y de platino de A de
milimetro de diametro, y de longitud de 1 milimetro en la par-
te sumergida, los resultadoshan sido iguales.
»El galvanomelro de SOO vuellas tiene bastante sensibili-
dad para esta clase de esperimentos. He aqui por olra parte
algunos numeros adecuados para caracterizarlo bajo el punto
de vista de la sensibilidad: un hilo de platino de un milime-
tro de diametro, y un hilo de cobre del mismo diametro, pro-
ducen un impulso do 40° cuando se les suraerje en agua des-
il3
lilada, en una estension de 3^ centimetros, y a 1 cenlimeiro
de dislaucia la aguja no tarda en volver a 2 6 3°.
))Un hilo de zinc yolrode cobrede 1 milimetro de diame-
Iro ocasionan en igualdad de circunstancias un desvio per-
inanenle de 60° despues de un impulso de mas de 90°.
»Siguese, pues, de los esperimentos cuyos resuUados aca-
bamos de detallar, que una corriente voltdica dehil de una in-
tensidad equivalente a 20", y aun menor. indicados en el
galvanometro que hemos descrilo, alraviesa el acjua piira sin
descomponerla. Esta canlidad es bastante pequena para ser
inapreciable aun en las brujulas mas sensibles, y descompon-
dria liquidos menos fijos que el agua.
))Tenia proyeclados algunos esperimentos, dispuestos de
manera que se pudiese hacer el vacio encima de la cuba, en
la que debianmeterse algunas campanitas; pero he creido que
este metodo de esperimentacion ofrecia menos certidumbre que
los procedimientos que he empleado, pueslo que se despren-
deria muy pocogas para que se pudiese hacer la analisis de
el; y por tanto seria dificil distinguir el gas procedenle del
aire del agua, y el que resultase de la descomposicion de esta.
))En estos esperimentos se presenla una ocasion de hacer
muchas observaciones; por ejemplo: antes que la descompo-
sicion del agua haya realmenle tenido lugar, suele verse el
hilo de platino positivo cubrirse de muchas burbujas de gas,
y es probable que la corriente que no es bastante fuerle para
destruir la afmidad que une aloxigeno y al hidrogeno en el
agua, pueda muy bien veneer la debit afmidad que une al oxi-
geno debajo de este liquido, y que se dirije al hilo positive.
Este fenomeno se advierte en los esperimentos mencionados
cuando la cuba esta rodeada de la intensa luz del microsco-
pic solar. Y tambien acontece que el hilo negativo se cubre
de algunas burbnjas; pero esto ocurre especialnienle al hilo
positivo.
»A1 contrario, cuando la descomposicion erapieza y la
corriente es un poco energica, como por ejemplo cuando es
producida por cuatro pequenos elementos, el hilo negativo se
cubre de burbujas de hidrogeno en toda su estension antes
que se advierlan algunas en el positivo.
U4
))Los fisicos no eslan de acuerdo en la cuestion sobre que
versa esta breve Nola: unos ban admitido y admileu que las
corrienles debiles puedon atravesar el agua sin desconiponer-
la, en tanto que olros ban apoyado y apoyan la opinion con-
traria. Asi pues, no lengo otra iniciativa en este punlo que la
que tal vez me corresponda por mi sislema do esperiraenla-
cion. Unicamenle be querido ver si me era posible decidir esta
cuestion por medio de algunos esperimenlos diferentes de los
practicados basta el dia; con esta mira be empleado el mi-
croscopio compuesto y el solar. No be averiguado la descom-
posicion del agua en las condiciones que dejo indicadas; me
limito a decir que no be observado lal descomposicion, y lo
conlrario bubiera dicbo con la raisraa indiferencia si lo bu-
biese averiguado.
))No ignoro que los fisicos que recbazan de una raanera
absolula la posibilidad del paso de la mas debil corriente
por el agua sin que esta esperimente descomposicion, es-
plicaran los resultados de mis esperimenlos por la con-
densacion del gas en los electrodes; mas para los que atenta-
mente lean esta Nota, semejante^condensacion parecera poco
probable.
»En resumen: me incline a creer, segun mis esperimentos,
que las corrientes muy debiles atraviesan el agua sin descom-
ponerla; y me atrevo a pensar que los fisicos que los repitan
SB varan conducidos a la misma consecuencia.);
QiJiiiiCA OROitmcji.
Saponi/icacion de los cuerpos grasos por los oxidos anhidros;
por Mr. J. Pelouze.
(C.om[ilcs icndus, ^ jimio ^8dC.)
Esta generalmente admitido el principio deque la saponi-
ficacion de los cuerpos grasos no puede verificarse sin pre-
sencia del agua.
41:;
«Los esperimentos de que voy a hablar, dice el autor,
prueban que esta opinion no es rigorosamenle exacla, y que
los oxidos metalicos anhidros son tan a proposilo para formar
jabones, como las mismas bases liidratadas 6 mezcladas con
agua.
»E1 cuerpo graso que con mas frecuencia he empleado es
el sebo; pero tambien he operado con los aceiles, y los re-
sullados que he obtenido pueden ser cousiderados como apli-
cables a las diferentes clases de cuerpos grasos neutros.
»La cal anhidra, mezclada con el sebo, determina hacia
los 2o0° su saponificacion completa. El jabon calcareo, des-
compuesto por un acido, da una cantidad de acido graso, que
representa 95 6 96 por 100 del peso del sebo sometido al es-
perimento.
»Eslos acidos grasos me ban parecido enteramente iguales
a los obtenidos del sebo por Mr. Chevreul.
»El mismo jabon cede al agua la glicerina mezclada con
una cantidad muy pequena de una sal calcarea, formada por
un acido soluble en el agua, cuya naturaleza no he deter-
minado.
»Durante la reaccion se desprende de la mezcla de materia
grasa y de cal anhidra un humo bianco de olor de aziicar
quemado, en el cual se distingue tambien el de la acetona.
»Estos vapores, cuyo peso no escede en general de 2 a 3
por 100 de el del sebo, ban sido condensados, y en ellos se ha
enconlrado agua, acclona y glicerina.
«10 paries de cal anhidra bastan para saponificar com-
pletamente 10 de sebo; con 12 6 14 la saponificacion se pro-
duce con una facilidad mucho mayor.
»Cuando se opera sobre una cantidad considerable de
mezcla, es muy dificil, aun al separar la masa del fuego
cuando el termometro que sirve de agitador seiiala 2o0 6 260°,
impedir que la accion llegue a ser en estremo tumultuosa. La
mezcla se hincha, esparce un humo sumamente espeso, la
temperatura se eleva rapidamente, y la descomposicion ad-
quiere el caracter de una destruccion ordinaria por medio del
fuego; en tales casos no queda otra cosa mas que una masa
negra carbonizada.
»La barita y la eslronciana anhidras verifican lasaponili-
cacion del sebo y de los aceiles lo raisnio que la cal.
»E1 oxido de plorao determina de una manera muy eficaz el
mismo modo de descomposicion de los cuerpos grasos.
»Elevando gradualniente laleraperaturadeuna mezcla de
masicot 6 de litargirio y sebo, es muy facil fabricar un jabon
de plorao, cuyo acido azolico debil estrae los acidos margarico,
estearico y oleico ordinarios, cuyo peso se elcva, como con la
cal, a 95 y 96 por 100 del peso del sebo.
»La forraacion de los acidos grasos con el sebo y los oxidos
metalicos anhidros es un hecho nuevo e interesante, pero que
en nada desvirtua, me apresuro a decirlo, la teoria de la sapo-
nificacion de Mr. Chevreul, ni los esperimentos tan numerosos
como exactos que le sirven de apoyo. En efecto, Mr. Chevreul,
al demoslrar que en el acto de la saponificacion los elemenlos
del agua se fijan en la glicerina y en los acidos grasos, ha con-
siderado estos acidos, no en sus sales, sino unicamenle en
sueslado de liberlad, es decir, despues quebabian sido eli-
minados de los jabones; operacion durante la cual es sabido
que los acidos se corabinan con el agua. Y aiin anadire, que
lejos de modificar las observaciones de Mr. Chevreul mis
esperimentos, les preslan en cierlo modo un nuevo apoyo.
))En efecto; cuando se saponifica el sebo por medio del
oxido de calcio, si los acidos anhidros, que podemos suponer
enteramente formados en la materia grasa, no sufren la me-
nor descomposicion, no sucede lo mismo con la glicerina. El
sebo pierde por lo menos un 2 por 100 de su peso; y esta
perdida no puedeatribuirse sino a una descomposicion equi-
valeute al de la glicerina.
»En resiimen: si la saponificacion por las bases anhidras
es coraplela respecto de los acidos grasos, relativamente a la
glicerina indica un orden de fenomenos mas complicado.
))Los acidos anhidros saponifican tarabien los cuerpos gra-
sos neutros a una temperatura clevada, pero su accion es
lenla, dificil e incorapleta.
»IIabiendo hecho pasar por espacio de muchas boras una
corrienle de gas clorhidrico seco por sebo a la temperatura
de 2o0°, se formaron abundantes vapores de clorhidrina, cu-
117
yo reciente descubriraienlo es debido a Mr. Berlhelot, y cu-
yo residuocedio a los alcalis cerca de la milad de su pesode
acidos grasos. Una parte considerable de sebo no estaba sa-
ponificada, sino mezclada con malerias coloranles que no ban
sido examinadas. Yocrei al principio que la fabricacion de
las bujias estearicas podria sacar algun parlido de las obser-
vaciones espueslas, atendiendo a que la saponificacion del se-
bo se verifica mucho mas rapidamenlecon la cal anhidra que
por medio de los procedimienlos ordinaries, y atendiendo
igualmente a que requiere por otra parte menos cal, y por
consiguiente menos acido sulfiirico para la descomposicion
del jabon; pero muy pronto encontre en la cal apagada 6 mo-
nohidratada otra modificacion a los procedimientos actuales,
muy preferible a la anterior, y que estadestinada, en mi con-
cepto, a prestar algun servicio a la importante industria de
que setrata.
»La cal que procede de la calcinacion de la piedra de cal,
apagada por medio del agua por el metodo ordinario y mez-
clada con el sebo en la proporcion de 10 a 12 por 100, de-
termina entre 210 y 225* la saponificacion completa,
))La glicerina permanece intimamente mezclada con el
jabon calcareo, que es bianco, amorfo, semitrasparentey ca-
si iucoloro, y cede al agua la glicerina. Los acidos clorhi-
drico y sulfiirico debiles separan de ella los acidos grasos,
que representan todavia un 96 por 100 del peso del sebo so-
metido al esperimento.
»Operando en 1 kilogramo de sebo y 120 gramas de cal
monohidratada finamente pulverizada, y manteniendo la mez-
claa 215 y 220°, la saponificacion queda terminada en me-
nos de una hora, bastando algunos minutos si la temperatu-
ra se eleva rapidamente hasta 250".
))Cuando se aumenta un poco la proporcion de cal apaga-
da, y se eleva a 150 gramas por cada kilogramo de sebo, la
saponificacion se verifica con mucha mayor facilidad. Este
jabon es mas duro, mas bianco, y mas pulverizableque el
que se fabrica con menos cal. Los acidos eliminan de el unos
acidos grasos de eslremada blancura y pureza.
»Ejecutada por cl procedimiento ordinario, esto es, con
TOMO VI. 27
418
una lechada de cal, a la lemperalura de la ebullicion de la
mezcla, la saponificacion de igual cantidad de sebo requierc
Unas 20 6 30 horas. Hay mas: para efecluarla de una raane-
ra completa en esta ultima condicion, seria precise emplear
una cantidad mayor de cal.
))En las fabricas, la saponificacion por medio de una le-
chada de cal dura comunmente todo un dia.
))La saponificacion tan facil, pronta y completa del sebo
medianle la cal apagada, no puede menos de llamar la alen-
cion de los fabricantes de bujias; de todas raaneras podra ser
utilizadaen la ensefianza.
»En un trabajo anterior he demoslrado que la saponifica-
cion de los aceites en una disolucion alcoholica de potasa 6
de sosa, se efectua casi instanlaneamente. En la aclualidad
puede suprimirse la intervencion del alcohol, saponificando
en algunos minutes el sebo 6 un aceite por medio de la cal
monohidratada, y haciendo a los oyenles testigos de un cur-
so de una saponificacion entera, porque el profesor podra en-
sefiarles, no solo los acidos grasos sino tambien la glicerina
queresultade esta operacion.»
iiete:orol.o&i A .
Noticia del sistema y arreglo de observaciones meleorologicas
establecido en Francia por disposicion de la administracion
de lineas telegrdficas y del Observatorio imperial de Paris;
por Mr. Le Verrier.
(Comptes rciiilus, 2 junto ISjG.)
Hara un afio que publicamos, dice el autor, algunos es-
traclos de observaciones meteorologicas simultaneas recoji-
das en Francia, merced a los desvelos de la administracion de
Ifneas telegraficas. En la epoca espresada, el objeto del Ob-
servatorio imperial de Paris y de dicha administracion fue
averiguar si seria posible establecer, sin perjuicio del servi-
cio administrativo, un sistema regular dc observaciones, parte
41<>
de las cuales debia ser diariamente Irasmitida por el lelegra-
fo. Habiendo sido admitida esta posibilidad, ambas adminis-
traciones se pusieron de acuerdo entre si, secundando las mi-
ras del gobierno, y obedeciendo las ordenes de los Sres. Mi-
nislros del Interior e Instruccion piibiica, para llevar a ter-
mino feliz una empresa que no dejaba de presenlar grandes
dificultades.
«Erapez6se por reconocer que importaba mucho a la ro-
gularidad del nuevo servicio, que las observaciones se biciesen
en las estaciones telegraficas, que al efeclo debian eslar pro-
vistas de los oportunos instrumenlos. No ignorabainos que en
cierto niimero de localidades podiamos conlar con el laudable
celo de algunos aficionados a la ciencia; pero no lieraos que-
rido imponerles un cargo tan pesado como seria el de tras-
mitir diaria y regularraente, y a boras determinadas, sus ob-
servaciones en las estaciones telegraficas. A pesar de la soli-
cilud de los observadores meteorologistas de los departamen-
tos, bubiera sido imposible, a causa de las otras ocupaciones
anejas a su destino, llegar a una uniformidad satisfactoria, y se
bubiera incurrido inevitablemente en muchas irregularidades.
Ademas, los observatorios parliculares no podian ofrecer las
garantiasdeduracion y permanencia que las estaciones sub-
vencionadas por el Estado. Finalmente, el aumento de nuevos
puntos telegraficos presentaba la gran ventaja de multiplicar
el niimero de las estaciones meteorologicas en la superficie de
Francia.
»Una vez orillado este primer punto, se convino con el di-
rector general Mr. de Vougy, en que la adminislracion de las
lineas telegraficas mandase a sus dependientes recojer las ob-
servaciones, y lashiciese llegar al Observatorio imperial de
Paris, parte por medio del telegrafo, y parte por el correo or-
dinario; en tanto que por su parte el Observatorio debia pro-
porcionar los instrumenlos y las instrucciones indispensablcs,
reducir las observaciones, y encargarse desu publicacion.
))Por ultimo, cada una de las dos administraciones enco-
mendo a uno de sus empleados la ejecucion de este plan. La ad-
ministracion de telegrafos norabro al efecto a Mr. Pouget-Mai-
sonneuve, ventajosaraente conocido por las importantes me-
4»20
joras que ha inlroducido. especialmente en los aparalos elec-
lio-quimicos. Por parte del Observatorio imperial el nombra-
miento recay6 naluralniente en Mr. Liais.
))Los instrumentos debian llenar condiciones particulares:
era precise que fuesen facil y rapidamente observables, con-
servando no obstante la exactitud de los instrumentos ordi-
naries. En atencion a estas circunstancias, Mr. Liais ha hecho
construir un sisteraa de barometros de una sola lectura, que se
gradua por comparacion con un patron colocado debajo de
la maquina neuraatica, y que llena perfectamente el objeto en
cuestion; este barometro ha hecho necesaria la formacion de
nuevas tablas de reduccion. Los termometros han side gra-
duados en los tubes mismos, y numerados en una plancha de
esmalte, lo que hace siempre muy facil su lectura; lienen,
ademas, cubierto su deposito con una hoja metalica, cuyo ob-
jeto es reducir los efectos de la irradiacion.
» Ademas de los instrumentos, las diferentes eslaciones han
recibido unos registros 6 apuntes que deben constar en su in-
ventario, y cuya coleccion habran deconservar siempre: de
esta manera, cada eslacion poseera en lo sucesivo el conjunto
de sus anteriores observaciones. Aparte de las trasmisiones
telegraficas, las observaciones se remiten diariamente por el
correo al Observatorio por medio de boletines.
»La instruccion particular de que estan dotados los de-
pendientes de la administracion de telegrafos, es una garan-
tia segura de la exactitud de las observaciones; los conoci-
mientos de los encargados de hacerlasles moveran a mirar
con interes una operacion cientifica y util; y teneraos ya la
satisfaccion de anadir que nuestro objeto ha side completa-
mente conseguido. Para no recargar a los empleados con un
trabajo escesivo, se les ha mandado hacer solamente tres ob-
servaciones diarias: una al abrirse la oficina, otra a las Ires
de la tarde, y la ultima a lasnueve de la noche; invitandoles,
no obstante, a observar con mas frecuencia, si fuese poiible.
Con raucha satisfaccion decimos que en casi todas las estaciones
hay establecidas muchas observaciones suplementarias, en
lerminos que el Havre, Abbeville, Estrasburgo, Chalons-sur-
Marne y Bayona suminislran hasta seis observaciones diarias.
421
»El director general de las lineas lelegraficas, Mr. de
Vougy, ha querido autorizar con su firma la inslruccion, que
havislola luz publica en la recopilacion administraliva, con-
virtiendose de esle modo en un arliculo de reglamenlo.
»Las estaciones, cuyo numero llega a 24, ban sido dis-
Iribuidas entre las diferenles cuencas del Rin, del Sena, del
Loira, del Gironda ydel Rodano, deraodo que dan a conocer
lo mejor posible el conjunto del estado atmosferico de cada
unadeestas grandes cuencas. Aunque algunas consideracio-
nes no icienlificas, como el curso de los hilos lelegraficos, la
mullilud de despachos en ciertas lineas y la situacion de las
estaciones en las ciudades, no siempre nos ban permitido co-
locarnuestras estaciones en los puntos que hubieramos prefe-
rido, creeraos que las estaciones designadas llenaran el obje-
to que nos bemos propuesto.
»Poseemos actualmente, comprendiendo a Paris, 25 esta-
ciones, repartidas como sigue por orden de cuencas: Mul-
bouse, Estrasburgo, Mezieres, Dunquerque, Tonnerre, Paris,
Cbalons-sur-Marne, Abbeville, el Havre, Clermont-Ferrand,
Nevers, Le-Mans, Limoges, Napoleon-Vendee, Saint-Rrieux,
Rrest, Rodez, Montauban, Rayona, Rochefort, Resanzon, Lyon,
Avinon, Draguiiian y Narbona.
wTrece de estas estaciones trasmiten por el telegrafo una
observacion hecha al abrirse el despacho, y son: Estrasbur-
go, Mezieres, Dunkerque, Tonnerre, el Havre, Limoges, Na-
poleon-Vendee, Rrest, Montauban, Rayona, Resanzon, Lyon
y Avinon. Estas trece estaciones, ademas de Paris, baslaran
para dar todos los dias una idea del estado atmosferico en
Francia, pues no se ha creido necesario exigir la estension de
la trasmision lelegrafica a mayor numero de estaciones, para
no embarazar el servicio admiuistrativo.
»Van a adoptarse las convenientes medidas para que muy
en breve scan puestas en conocimienlo del publico estas ob-
servaciones, inmediatamente despues de su llegada; ademas
de esto se insertaran en muchos periodicos, y en una forma
adecuada, a fin de que resalten los cambios ocurridos desde el
dia anterior.
»A pesar de la buena voluntad que se ha hallado en to-
'ill
(las paries, la orgauizacion de las cslacioiios en una gran es-
lension de pais, ha sido larga y dificil.
»Como los baromelrosespecialmente esperinaenlaban bas-
lantes deterioros cuando se remitian por medio de los car-
ruajes piiblicos, ha sido precise que un dependienle del Ob-
servalorio fuese portador de parte deellos, en lanto que otros
ban sido confiados a diferentes personas, enire las que se
cuentan Mr. Caillet, examinador de la marina, y Mr. Pelit, di-
rector del Observatorio de Tolosa, quese ban cncargado de
cllos con el mayor celo. Los ingenieros de puenles y caminos
nos ban surainistrado, con una benevolencia que les bonra, la
altura exactade loslugares. Todas las estaciones telegralicas
ostan actualmente en eslado do funcionar, menos Brest, cuyos
ioslrumenlos, sin embargo, eslan ya preparados.
))Comprendese facilmente cuan interesanle seria enlazar
con los paises eslrangeros la organizacion que acabamos de
establecer en Francia. Algunas comunicaciones rolativas a
eslc asunlo ban tenido ya lugar, siendo perfectamenle acoji-
das en todas partes,
»Reslanos ahora disponer todo lo necesario para lapubli-
cacion del conjunlo de los documentos recojidos, a fin de
que, puestos en breve en manos de losamantes dela ciencia,
su discusion sea a la vez mas rapida y provechosa. En la ac-
lualidad nos ocupamos de este complemenlo indispensable de
la nueva organizacion. »
REAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mcs dejiinio de 1856.
Pulgailnsio-
BAROMETllO. | -les.is.
I— _:
Allura media 27,807
maxima (dia 7) I 28'0;)4
minima (dia 1." 27^531
Oscilacion mensual ! o'o23
maxima diurna (dia 13) o'l83
minima diurna (dia Ki) j 0,023
Mili'iirtros.
706,287
712,561
699,275
13,286
4,648
0,584
423
TERMOMKinO.
Temperatura media
maxima (dia 30)
minima (dia 17)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 15}
minima diiirna (dia 6).,
PLUVIOMETRO.
Liuvia caida en el mes
Kahr.
Hcauoi.
74*/i
18°,85
96,0
28,44
/i6,8
6,57
49,2
21,87
34,8
15,46
6,4
2,85
23",55
35,56
8,22
27,34
19,33
3,56
Pul-. insl.
1,010
iMilimetrus.
25,65
Mes de Julio
BAROMETRO.
Altura media
maxima (dia 30)
minima (dia 22)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 21).
minima diurna (dia 4). .
TERMOMETRO.
Temperatura media
maxima (dia 21)
minima (dia 10)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 13).
minima diurna (dia 4). . .
PLUVIOMETRO.
Liuvia caida en el mes
Pulgadas lu-
glesas.
27,765
27,894
27,581
0,313
0,156
0,019
Milimetros.
705,21
708,50
700,55
7,95
3,96
0,48
Fahr.
Picaura.
85°,3
23',7
102,2
31,2
54,0
9,8
48,2
21,4
35,7
15,8
22,8
10,1
29°,6
39,0
12,2
26.8
19,8
12,6
Milimctrus,
Manuel liico y Sinobas.
424
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Jiifluencia de la temperatura en la vejelacion.—Calculo que sc
(lebe hacer para apreciaria; por Mr. Quetelet.
(L'lnstitiit, 5 octuhre 1855.)
Mr. de Gasparin, en una nota leida a la Academia de
Ciencias de Paris el 14 de mayo del ano pasado, despues de
discutir los diferentes melodos propuestos para delerminar la
relacion que existe entre la temperatura y la duracionde la
vejelacion de una planta, deduce que ninguno de estos meto-
dos da resultados acordes en todos sus puntos con la observa-
cion; y ba adverlido que esto debe consistir en que, segun su
opinion, la temperatura no es cl linico elemento que baya de
tomarse en cuenta. Mr. Quetelet, en vista de dicba comunica-
cion, presento a la clase de Ciencias de la Academia de Bru-
selas algunasobservaciones, que consideramos litil reprodu-
cir, puesto que tienen por objeto, en primer lugar rectificar
un guarismo inexacto que ha servido de argumento a Mr. de
Gasparin; en segundo, limitar la aplicacion de las consecuen-
cias que ba deducido de las discordancias de la observacion;
yfinalraente, dar a conocer nuevos resultados, enqueelmeto-
do propuesto por Mr. Quetelet no parece tan ineficaz como lo
ba consideradoMr. de Gasparin, para represenlar los fenome-
nos. Copiamos primero el fragmento de la nota de Mr. de Gas-
parin relativo al metodo de Mr. Quetelet.
« Observando eslas discordancias, Mr. Quetelet creyo
137
que la suriia de los gradosobtenidosiio era lo linico quedebia
considerarse, sino que era tambien precise examinar c6mo lo
habian sido. Dos dias que dieron 10 grades de temperalura
media, no podian producir en las planlas el inismo efeclo
que un dia de 20 grados. En vista de esto, considero la tempe-
ratura corao una fuerza viva, en la que era precise conside-
rarlasunia deles cuadrados,en lugarde la adicion deles gra-
dos simples. No obstante, aplicande su metodo a la florescen-
cia de las lilas, ainbas sumas le ban dado resultados identicos
durante muclios afios, partiende desde laepocadc lateruiina-
ciende lasbeladas, a saber: 4715 grados come suma de eslos, y
1296 {debe leerse 4296°) para la suma do sus cuadrades. No-
sotros hemes hecho la misma aplicacion en dos anos diferen-
les, en que Colle publico la florescencia de las lilas en el cli-
ma de Laon. Eu 1782. desde el 22 de febrero hasta el 3 de
abril, tuvimos 577° conio suma de cstos, y 4770 para la de
los cuadrades; eu 1790, desde el 22 do eiiero basta el 10 de
abril, tuvimos 477°,7 per suma de los grados, y 3410 co-
me la de sus cuadrades. Aqui no se advierte ninguu punto
de semejanza, ui enlre los dos anos, ni con le que ocurrc en
Bruselas.
A esto replica Mr. Ouetelet.
«^Es exacto este mode de comparar? Admilo el ejemplo de
las lilas, aunquc los numeros esteii tornados en el sigle ulti-
mo, y no podamos per consiguienle saber si son comparables
a los nuestros. En 1790, para llegar a la florescencia fue pre-
cisa una suma de 477", 7 de teraperatura, al paso que en 1782
fueron necesarios 10 grades mas. Esta diferencia es, en efcc-
to, mucbo menor que la que se advierte eutre las sumas de
\os cuadrados de las temperaturas, que se eleva a 1360. Pere
es evidenle que tales diferencias no pneden tener la misma
significacion, ni servir directamente de bases para comparar
los dos metodos. Segun Reaumur, per ejemplo, para formar
100° serian precises cinco dias de 20" de temperatura, al paso
([ue por el metodo de los cuadrados bastarian, para formar el
iii'imero 1360, poco mas de tres dias de igual temperatura.
Vease, pues, como sellcga a uu resultado enteramente inverse
del euunciado por Mr. de Gasparin,
438
))E1 calculo seiia aiin mas decisivo si so empleasen los
numeros observados en Bruselas, pues debo advertir de paso
que en uno de los datos referentcs a dicha ciudad se ha co-
metido un error en la impresion, que puede inducir a creer
que hay una discordancia escesiva, que en realidad no existe,
pues se lee 1296 en vez de 4296.
»Por lo demas, no debemos prometernos hallar de ano en
ano, y en todos los paises. resultados enteramenle identicos,
porque esto seria adniitir implicitamente que la lemperalura
es la unica causa eficiente de los fenomenos de la florescen-
cia. Y aun fuera gran venlaja si todas las deraas causas,
obrando unidas y en el mismo senlido, no produjesen en dicho
fenomeno sino algunos dias de anticipacion 6 de retraso con
relacion a la epoca calculada, teniendo en cuenta unlcaraente
las temperaluras. Ademas, todos los dias vemos individuos de
una misnia especie, planlados unos al lado de otros y en
apariencia bajo las mismas condicioues, producir diferencias
analogas en las epocas de su vejelacion. Los frios rigurosos
que preceden a la vivificacion de los vejetales ejercen lam-
bien una accion muy sensible, y pueden, corao este ano acon-
tece, causar un retraso estraordinario de muchos dias en la
florescencia.
»Si ademas de esto se quiere comparar los metodos y so-
meterlos a una prueba mucho mas decisiva, bastara esponer
las plantas a una temperatura artificial. Esta idea tan senci-
lla me habia ocurrido hacia ya mucho tiempo, y la hepuesto
en praclica.))
Aqui Mr. Quetelet refiere una esperiencia verificada
en 18o2 a peticion suya por Mr. de Bremaecker, reciente-
raente arrebatado al estudio de las ciencias por una muerte
prematura, y de la cual dio cuenta en una nota comunicada
a la clase en la sesion dc 3 de abril de 1852.
((Habia rogado, dice, al joven sabio que tomase algunos
pies de lilas, que las limpiase la tierra y las pusiese luegoen
una cueva, para producir un sueuo artificial. Al cabo de al-
gun tiempo se puso una de estas plantas en tierra, y se la so-
metio en una estufa a una temperatura muy suave e iguai.
Diclia pianta sc; cubrio de yenias y hojas, pero no llego a flo-
4;{9
recer (1). La suma de los cuadrados de las lemperaturas ne-
cesarias para llegar a la epoca de la foliacion fue exacta-
mente la que yo habia calculado para las lilas cojidas al aire
libre.w
Esta sola esperiencia era insuficiente. Hacia mucho tiem-
po que buscaba ocasion oporluna para reproducirla en mayor
escala. Mr. Schrani, inspector del jardin bolanico de Bruse-
las, tuvo la bondad de acceder a mis deseos, y me entrego
las cuatro series de observaciones siguientes, heclias por su
iaboriosidad en las eslufas del jardin. Es de adverlir que
Mr. Schram ignoraba el objeto que yo me proponia, y que se
limito a Irasladar los resultados tales como los obtuvo La
eslufa en que se verificaban las observaciones tenia en su md-
ximiimuna tcmperalura de 20 a 21° deReaumurJa cualbaja-
ba durante la noclie a lo°, y en algunas circunstancias a 10
del mismo termometro. En mi opinion puede tomarse como
temperatura media la de 20° del termometro centigrado (2);
por lo cual, despues de muchos anos de esperiencia he indi-
cado en el Anuario del Observatorio, que las hojas de la lila
varin exijen una suma de temperatura igual a 191° cenligra-
dos para empezar a abrirse, 6 bien una suma de cuadrados
de temperatura igual a 1315. Segun el metodo de calculo de
Adanson, Boussingaull y Gasparin, se necesitarian de 9 a 10
dias de temperatura de 20°, al paso que con arreglo a mi me-
todo bastarian de 3 a 4. De los estados de Mr. Schram se
desprende que en efecto se ban necesitado tres dias y medio
de temperatura de 20° para producir el desarrollo de las pri-
(1) Mr. de Gaspariu deduce algimas consecuencias de la no flores-
cencia de esta planta; pcro este caso es puramente accidental. La espe-
riencia de Mr. de Bremaecker no se ha liecho en muchos pids de lila, sino
en uno solo.
(2) Para que todo fuese exactamente comparably, las lilas varins
que esta \ez se colocaron en las cstufus fuerou cojidas en el momento en
que empezaban a salir de su sueiio, enlre otras lilas de la misma claso
que Grecian al aire libre, y habian eslado hasla enlonces en las inismas
condiciones.
440
moras hojillas, y despues de 9 a 10 dias (que siipone el olro
metodo de calculo) la foliacion habia Ucgado a su ultimo pe-
riodo. Respeclo de la primera florescencia de la lila varin, el
Amiario del Observalorio demuestra que se necesilan SOS" de
lemperatura centigrada, 6 bien, en mi metodo de calculo,
una suma de cuadrados de temperaturas igual a 4057. Esto
supone, segun Adanson, mas de 25 dias, y segun mi metodo
de 11 a 12 unicamente: y es de advertir que semejanle resul-
tado se halla lambien en arraonia con las esperiencias heclias
en el jardin bolanico, que fijan por lermino medio en 111 dias
la epoca de la florescencia de la lila varin
En mi concepto estos resultados son decisivos.
Mr. Quetelet menciona luego otra esperiencia verificada
en una planta de florescencia tardia, la clethra alnifolia; es-
periencia praclicada igualmenle por Mr. Scliram en una es-
lufa de la Sociedad de horticultura de Bruselas, cuya lempe-
ratura media era de 20° centigrados. Diclio autor daba cuenta
de estas nuevas observaciones en los siguientes terminos en
la sesion del 22 de setiembre de 1852.
((La planta, arrancada de la lierra el 23 de febrero y tras-
ladada al invernaculo. presento sucesivamente las fases del
desarrollo descritas en la nola siguiente. En ella se vera que
las primeras yemas de la flor se abrieron el 16 de mayo; lo
que da en total 83 dias de esposicion en la eslufa con una
teraperatura media de 20° centigrados; niimero cuyo cua-
drado es 400, y que multiplicado por 83 da un producto
de 33.200. Mr. Schram, en la lista de las florescencias que ha
observado al aire libre en el discurso de este afio, seuala el 8
de agosto para la del clethra alnifolia. He visto florecer la
misma planta en el jardin del Observatorio el 3 de agosto, un
dia mas tarde que la florescencia media deducida de muchos
anos de observacion. Asi pues, segun los datos de las tempe-
raturas, hallo que desde el 23 al 27 de febrero ha helado re-
gularmente todas las noches, y que el lermometro no ha em-
pezado a subir sobre cero hasia el 28 del citado mes. Supo-
niendo que estuviesen las plantas sometidas a las esperiencias
en identicas circunslancias (|uc el dia 23, no debo empczar a
conlar las temperaturas, respecto a las que crocen al aire li-
441
bre siiio desdo cl 1.° cle inarzo: las lemperaliiras luedias liaii
sido las siguientes:
Marzo. ;}",3; elcuadrado es 11, yen 31 dias se lendra 341
Abril..
0,6
))
44 ).
30
»
1320
Mayo..
15,2
))
231 ))
41
»
7161
Jiinio..
16,7
»
279 »
30
»
8370
Julio...
21,8
»
475 ))
Total
21
))
14725
.. 31917
La temperalura media de los primeros dias de agosto ha
sido de 20°,1 , cuyo cuadrado es 404. Per esta razon el cle-
thra alnifolia, que ha florecido el 3 de agosto en el jardin del
Observalorio, ha recibido 31,917+3,232=35,149 de tem-
peralura; valor un poco mayor que 33, 200. »
((Las observaciones sobre el clethra alnifolia, contimia
Mr. Quetelet, no tenian otro objeto que la comprobacion del
metodo de los cuadrados, mas no su comparacion con el de
Reaumur. Si quisiesemos establecer un paralelo deestaclase,
advertiriamos primero respecto al primer metodo, que el
clethra ha florecido en un invernadero, enteramente lo mismo
que en el jardin del Observalorio, por un mismo niimero cua-
drado de grades de temperatura. Empleando el metodo de
Reaumur, se advertira que el clethra de la estufa ha recibi-
do 20° de temperatura por espacio de 8 dias, lo que da 1,660
grados, mientras que en la estufa ha recibido:
En Marzo. . 3'',3 durante 31 dias, 6 102,3
Abril... 6,6 » 30 » 198,0
Mayo. . .
15.2
»
31
))
471,2
Junio. . .
16,7
))
30
»
501,0
Julio
25,8
))
31
»
675,8
Agosto..
20,1
»
3
»
60,3
Total 2008,0
En el modo decontar de Reaumur y de Mr. dc Gasparin,
la planta de la eslufa ha florecido 17 dias antes coraparativa-
raenle que la que crece al raso, porque en lugar de 1600
grades habria debido recibir 2009; lo que, en lugar de 83,
supone 100 dias de 20" dctemperalura.
))Mr. Quetelet refiere luego las observaciones que ha hecho
durante el invierno de 1854 a 1855, relativamente a los efec-
losque las temperaturas bajas producen en la vejetacion, con
particularidad en la de las plantas lefiosas, cuyas ralces pe-
netran a gran profundidad.
»Los fries de un invierno rigoroso causan una verdadera
perturbacion en los periodos de la foliacion y la florescencia;
cuando principian a despertar las plantas herbaceas y la ve-
jetacion vuelve a proseguir su curso, todavia continuan
muertoslosarbolesy arbustos, que esperimentan retrasosmas
sensibles. Al observarlos se siente especialmentela necesidad
de toniar en consideracion los grades de temperatura nega-
tiva.
wPara formarme una idea mas exacta acerca de esto, he
reunido en el cuadro adjunlo, comprensivo del7 afios, los da-
tes de la florescencia de seis plantas muy conocidas, que flore-
cen porlo general en la mismaepoca del ano; almismo tierape
presento la fecha de dicho fenoraeno segun el terraino medio
de las observaciones de los 17 aiies, indicando respectiva-
mente con una 6 dos rayas las epocas mas premaluras 6 las
mas tardias.
443
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0000000000000000 00000000000000 00
)>Advierlesc a [)rimera visla quo el 20 de mayo ultimo la
lloroscencia se habia retrasado 17 dias; csle relraso, el mas
notable en el espacio de tiempo comprcndido entre 1838 y
1855, se manifesto casi igualmenle en cada una de las seis
plantas seiialadas en el anterior estado. Respecto al lirio
[Convallaria majalis), que en cierlo mode formaba una es-
cepcion, solo fue de 14 a 15 dias.
El auo 1853 ofrecio una gran semejanza con 1855, pues la
vejetacion estaba hacia la misma cpoca del ano, esto es, el
20 de mayo, en un retraso de quince dias, el cual era unifor-
me con corta diferencia en todas las plantas. Pcro aqui la vi-
vificacion habia sucedido a un invierno mas notable por su
duracion que por su rigor; es cierto que se habia retrasado,
pero las plantas en general no habian sufrido de una manera
notable. En cuanto al auo 1853, la cpoca de la vivillcacion
puede fijarse a principios de abril; en tanto que, relativamen-
teal855, debe fijarse hacia mediados de marzo (el 13),
Asi pues, aunque la vivificacion se haya retrasado 15
dias mas en 1853 que en 1855, la florescencia en estos dos
afios se verifico en las mismas plantas casi en iguales epocas.
El retraso fue un poco mayor en los arboles y arbustos, y al-
go menoren las plantas herbaceas. Esta diferencia, que es do
unosl5 dias, consiste al parecer sobre todo en la graduacion
de la tcmperatura en el interior de la tierra. Efeclivamente,
cuando en la superficie de esta se ha raanifestado una helada
fuerte, se necesitan por termino medio seis dias para que pro-
duzca su efecto a 1 pie de profundidad, doce a 2 pies y diez y
ocho a 3 pies, 6 sea cerca de 1 metro de profundidad: de ma-
nera que la vivificacion de las plantas en la superficie del suelo
pudiera tener lugar, 6 aun habersedeclarado yamuchos dias
antes, cuando el frio mas intense se hace sentir todavia en el
lugar que ocupan las raices de los arboles corpulentos. Aun ad-
mitiendo que latemperatura de estasno obre sino parcialraen-
teen losfenomenos de la foliacion y la florescencia, no puede,
sin embargo, negarse que ejerce cierto influjo, especialmente
si el frio ha sido muy riguroso y ha ilegado a formar una ca-
pa de hielo que se conserve sin derretir. Esta causa parecc
bastanlc cficaz para esplicar la diferencia de cualro 6 cinco
44;)
dias de retraso en la vejetacion de las plantas de ciertas di-
mensiones, con relacion a aqiiellas cuyas raices no penetran
sino algunas pulgadas de profundidad.
Me he complacido igualmente en ver hasta que punto
habian sufrido las lilas la impresion de la temperalura es-
cepcionaldel855. Desde el memento de la vivificacion has-
ta el 21 de mayo, epoca de la florescencia, he contado una
suma de 539 grados; es decir, 63 grados mas que en tiempos
ordinarios; la planta, por consiguiente, ha florecido con cinco
dias de retraso: la temperatnra media en la epoca de la flores-
cencia era de 12°,5. Por otra parte, teniendo en cuenta los
cuadrados de las lemperaturas, he obtenido 5037 en lugar de
4296; lo cual produce una "diferencia de 741, y supone un re-
traso eslraordinario de cuatro 6 cinco dias (156° por dia).
Los dos metodos de calculo convienen, por lo tanto, en dar pa-
ra la florescencia de las lilas en 1855 un resultado estraordi-
nario de cinco dias, y analogo al encontrado, como hemosvis-
to, por medio de la observacion directa.
iiO
VARIEDADES.
El 'J de agosto proximo pasado fallecio en Vigo el Excmo. Sr. Don
Jos6 Garcia Otero, individuo de niimero de la Real Academia de Cien-
cias de Madrid en su Seccion de ciencias exactas.
— Bolida. Mr. Coulvier-Gravier haparticipado a la Academia de Cien-
cias de Francia, en 5 del mes de marzo ultimo, la observacion de una bo-
lida de notabilisimo brillo, hecha por Mr. Sagey en 29 de febrero alas IQi'
2 1 ■", tiempo medio. Era un globo de 1 .* magnitud que aparecio a 5" S. de
3 de los Lebreles, desapareciendo entre « Cefeo y n del Cisne, con direc-
cion a a de la misma constelacion; su carrera fud de 70°, y muy lenta
su marcha; la duracion de 5 a 6 segundos, sin rastro persistente; su luz
era viva, y hacia la mitad de su carrera despidi6 unos fragmentos diver-
jentes que se apagaron a 4 6 5° de distancia. Entonces brillo su luz con
mayor intensidad, luego fu6 debilitandose, y se volvio rojiza al final de la
carrera del meteoro.
— Cartas eclipticas del Observatorio de Pans. La ultima entrega de
los Anales del Observatorio de Pan's es la primera parte del Atlas que
debe acompaiiarlos. Comprende 6 de las cartas eclipticas trabajadas por
Mr. Chacornac, que fueron principiadas el auo 1852 en el Observatorio
de Marsella, y continuadas en el de Paris desde el de 1854. Abrazan las
estrellas hasta de 1 2." y 13.* magnitud, ypara conseguirlo estan en escala
mas que cuadrupla que las de la Academia de Ciencias de Berlin. EI grado
tiene GOmilimetros de longitud lineal; mas para no dar tamauo escesivo A
cada carta, se ban dividido las horas en tres partes iguales, y asi tiene
cada carta una superficie cuadrada de 5 grades de lado, quedando en el
centre la ecliptica. En Marsella se hacian las observaciones con un an-
teojo de 5| pulgadas de luz; en Paris se hacen con otro de 9 pulgadas,
vi^ndose por tanto estrellas mas reducidas. Se ban fijado estas vali^ndose
de micrometres 6 de reticulas, segun se queria mayor 6 menor precision.
Comparando estas cartas con las partes correspondientes de las publica-
das por otros astr6nomos, dice Mr. Le-Verrier estar seguro de que tienen
muchas mas estrellas: tambien se ha cerciorado, comparandolas con las
de Berlin, que varias de las estrellas en estas inscritas ban desapareci-
do; cuyo hecho aumenta el interns de semejantes trabajos. Un Atlas com-
plete del cielo en una ^poca dada, seria para en adelante un documento
utilisimo, fuente de noticias paraconocer los cambiosque sin cesarocur-
/i47
ren en los ciierpos estrellares. Si Irabajo (al es penoso para iin solo es-
tablecimiento astronomico, ^no sen'a posible entciulerse y concertarse
para dividirlo entre varios? Espera, no obstante, Mr. Le-Verrier que el
Observatorio de Pan's podra Ilevarlo a cabo.
— Estrellas fugaces del pen'odo de agosto. El infaligable observador
Mr. Coulvier-Gravier presento a la Academia de Ciencias de Pan's, en la
sesion de 18 de agosto ultimo, el estado siguiente de las observaciones
que habia hecho de estrellas fugaces del 22 de julio al 14 del mismo
agosto; esto es, de la ^poca de agosto en que comunmente se Terifica un
maximo, y de los dias que la preceden y siguen.
Cielo visi-
Duracion
lie las ob-
ISumero
de
a o g
2 '"-B
Alio.
Meses.
Dias.
22
ble.
servacio-
nes.
estrellas.
a =
-3 O
)
'■y
1856
Julio.
9,0
h.
1,00
9
10,00
11,3
23
6,8
1,50
10
10,15
9,0
J 9,5
25
8,0
1,50
10
10,15
8,4
26
8,2
2,50
30
11,15
13,5
14,5
28
9,0
2,25
47
12,52
21,0
29
6,7
2,75
23
12,07
9,0
)
30
7,2
3,00
36
12,30
12,5
)
31
9,0
3,75
39
12,37
10,5
[l3,0
Agosto.
1
9,5
3,25
68
1,07
16,0
J
2
10,0
3,75
48
11,07
14,2
)
3
10,0
3,50
49
11,15
15,5
13,6
4
6,3
2,25
30
1,22
11,1
)
5
8,0
2,00
13
10,30
8,3
)
6
9,0
2,25
38
12,22
17,1
16,5
7
8,5
3,50
108
1,15
24,1
9
10,0
5,00
339
12,30
67,8
45,8
10
9,5
5,00
224
12,45
44,8
11
9,0
4,25
137
1,07
25,0
12
9,0
3,00
79
1,45
20,0
)
13
6,2
0,75
25
2,52
20,0
17,1
14
5,0
0,75
12
2,52
11,4
Resulta que este auo, como los anteriores, ha venido aumentando has-
ta el 10 de agosto el niimero de estrellas fugaces, y luego disminuido.
Los dias 9, 1 0 y 1 1 de agosto ban dado para niimero horario medio a
media noche de los mismos tres dias, 45,8 estrellas fugaces. El termino
medio de los mismos tres dias del aSo pasado fu^ de 45 estrellas fuga-
ces, 6 igual niimero. Los aSos venideros demostraran si vohera a tomar
el fenomeno una marcba ascendente, 6 si continunra en descendento
448
ciial parece segnir desdc 18 48, scgun las observaciones de Mr. Coulvicr-
Gravicr.
En las 57| horas dc observaciones del estado anterior, ha apnnla-
do Mr. Coulvier-Gravier 1374 estrellas fiigaces; do cllas bubo 16 globos
fugaces 6 bolidas, de las cuales dejaron rastro 1 1 , habi^ndose visto 1 el
23 de Julio, 1 el 25, 2 el 30, 1 el 1." de agosto, i el 4, 2 el 7 y 8 el 9.
— Exislencia de una corriente en el Oceano Pacifico. Segun observa-
ciones hechas por Mr. Bert, y comunicadas a la Sociedad dc geografia y
estadistica de Nueva-York, existe en el Oceano Pacifico una corriente que
se dirije al N. y E. de la costa de Asia, y quo al parecer coincide con
la del Oceano Atlantico. Asi que se entra en aquella corriente sube la
temperatura del aire y del agua; el calor del mar escede al de la atm6s-
fera: pero este fen6raeno desaparece cuando se abandona la corriente. En
el lado N. 0. el cambio es mucho mas repontino que en el S. E.; y en
toda la linea fronteriza, lo mismo que en el centre, el cheque de las olas
es tan fuerte, que se asemeja al movimiento del mar cuando se estrella
en las rocas. Ya el c^lebre navegante Cook habia advertido en las costas
del Japon una corriente haciael N.E., llamada Aurosino por los indi'ge-
nas, a causa de su tinte oscuro que se destaca sobre el fondo verdoso del
resto del agua. El Kurosiwo proporciona a la isla de Wipon, por cuya
inmediacion pasa, un clima mas benigno que el de la Union-Americana
bajo la misma latitud. Su influencia se hace senlir igualmente en las
costas de la California y de Oregon; asi es que en elPuget-Sund (48° dc
latitud N.) los inviernos son tan templados que nunca se ve nevar.
Segun parece, existen algunas relaciones entre estas tres corrientes.
— Estereoscopo nuevo. En la sesion de la Academia de Ciencias de
Pan's del 6 de octubre de 1856 presento Mr. Faye un aparatito destinado
a facilitar la vision estereoscopica. So reduce a un pliego de papel en
que estan abiertos dos agujeros de 5 milimetros de diametro, distantes
entre si lo mismo casi que los dos ojos del observador. Para usar este es-
tereoscopo, se pone con una mano sobre el dibujo doble que se tiene con la
otra, y se le va acercando poco a poco a los ojos sin dejar de mirar al di-
bujo por los dos agujeros. No tardan en parecer estos uno solo, y en-
tonces se presenta la imagen en relieve entre las dos planas con perfccta
limpieza. No ignora el autor que se obtiene la sensacion del relieve
sin servirse de aparato ninguno, pero piensa que el indicado, que se pue-
de hacer en pocos mementos, facilita la vision estereoscopica y se apli-
ca facilmente a cualesquier casos, en especial a los dibujos de los libros
(Cristalografia, historia natjural, etc.), que no se pueden poner en el este-
reoscopo comun.
N." 8.'-REVISTA DE CAEmiXS.-Noviembre 1856.
mmm exactas.
- — ^-»<SH1H> (SViSMHtv*
ASTROMOlIIit.
Sobre las paralajes de las estrellas a de la Lira y 61 del Cis-
ne; por Mr. Otto Struve.
(L'lnslitiit, 47 setiemhre 1856.)
HiL ano de 1839 hallo Mr. W. Struve, valiendose de ob-
servaciones liechas en el Observatorio de Dorpat, el va-
lor + ^".261 para la paralaje de la estrella « de la Lira,
con error probable de 0".025. Introduciendo en los calculos
ciertas modificaciones, se redujo dicho valor a +0",229, con
error probable de 0",030. A fin de comprobar el valor
de la paralaje hallado por su padre, emprendio Mr. Otto Stru-
ve en el Observatorio de Poulkowa observaciones de la es-
trella a de la Lira, principiandolas en setiembrede 18S1 con
el escelente anteojo de aquel eslablecimiento. Al espirar el
ano 1852 llevaba hechas 81 observaciones completas, que so-
metidas al calculo debido dieron-}-0",143 para valor de la
paralaje, con error probable de0",014. Continue las observa-
ciones hasta 75. Calculadas todas con el rigor requerido, y
tratando aparte las distancias y los angulos de posicion,
ha sacado Mr. Otto Struve los valores de la paralaje si-
guientes:
Por las distancias -f-0",1189,xon error probable de 0",0f57
Por los angulos de posicion. -1-0,1618 0,0115
Por tdrmino medio -|-*'>''^6^ 0,0093
tomo vr. 29
/i50
Mr. Otto Striive prcseiUa coiuo garautia dc la exactitiid
deeste resultado, por una parte la pequenez de su error pro-
bable y la concordancia de los resultados dados por dos cla-
ses de observaciones perfeclamenle independienles cntre si
(las distaucias y los angulos de posiciou), y por otra el hecho
de que el movimiento propio de la estrella « de la Lira y de
la que leha servido de comparacion, deducido de sus obser-
vaciones, concuerda en raenos de O^'jOS con el proccdente de
compararlo con el de las de Mr. W. Striive, heclias 1I> anos
antes; por el valor minirao, en fin, de la difercncia de aber-
racion de los dos astros coraparados, diferencia que inlrodujo
como incognita en las ecuaciones de condicion. La diferencia
no cortaentre el valor hallado por el y el que hallo en 1839
Mr. W. Struve, cree que se puede alribuir con fundamento
a los errores accidentales de las observaciones, acusados por
los probables de ambas determinaciones. Mr. Peters habia
sacado de observaciones con el gran circulo vertical de Poul-
kowa +^",103, con error probable de 0",0;)3. Combinando
todosestos valores, sale por termino medio 0",1554, con er-
ror probable de 0",0088. Esta paralaje de la estrella « de la
Lira se refiere propiamente a la de la estrella de compara-
cion; pero como esta era de 9.^ a 10.* magnitud, y como se-
gun los trabajos de Mr. W. Struve, semejantes estrellas tie-
nen por termino medio una paralaje que no pasa de milesi-
mas de segundo, resulta que la absoluta de « de la Lira no
subiriade0",16.
Pasemos a la 61 del Cisne. Las observaciones de Bessel,
hechas en Konigsberg y calculadas por el mismo Bessel, ha-
biandado por termino medio para valor de la paralaje de di-
cha estrella 4-0",3483, con error probable de 0",009o. Mas
adelante, a invitacion de Mr. "W. Struve, aplico Mr. Peters a
las ecuaciones de Bessel ciertas correcciones reclamadas por
los trabajos posteriores de Bessel sobre el coeficiente termo-
metrico de la rosea micrometrica y otros, y resulto el valor
de la paralaje +0",3602, con error probable de 0'',0121.
Mr. Otto Struve ha repetido la misma determinacion, fnndan-
dose en observaciones suyas como respecto de « de la Lira.
Reunio 39 hechas en 13 meses. Calculandolascomoes dobido,
e introduciendo tambien la diferencia de aberracioQ de am-
baseslrellas coraparadas como incognita en las ecuaciones de
condicion, saca:
Por las distancias -|-o",5098, con error probable de 0",0332
Per los angiilos de posicion -|-0,5008 0,0435
Por termino medio -)-0,5060 0,0264
Este resullado difiere 0",1438 del de Bessel, cantidad so-
brado considerable para poderla atribnir ni siquiera a acumu-
lacion de errores accidenlales de ambas determinaciones. Y
todaviasube a 0",1577 la diferencia respecto del valor cor-
rejido de Bessel. Mr. Otto Struve considera no obstante que
el valor hallado por el tiene lanta garantia de exactitud como
el de a. de la Lira. Estriba igualmente en dos clases de obser-
vaciones ejecutadas con arreglo a metodos que nada tienen
comun; el movimiento propio, deducido de un ano solo de ob-
servaciones, concuerda enO",04 sobre pocoraas 6 raenoscon
el valor sacado de observaciones meridianas seguidas un si-
glo entero; el valor de la diferencia de observaciones de las
dos eslrellas comparadas resulta, en fin, del todo desprecia-
ble. No puede pol- tanto esplicarse una diferencia tan grande,
sino suponiendo que las medidas dadas por el heliometro de
Konigsberg adolezcan de cierlos errores sistematicos y en par-
te periodicos, cuyo origen y leyes se desconozcan. Por otra
parte, la misma accion perturbatriz sospecho ya Mr. Dollen,
conmotivb de trabajos sobre la paralaje de la eslrellade Ar-
gelandcr publicados por Mr. Wichmann, sucesor de Bessel
como observador, con el heliometro de Konigsberg.
C1ENCI4S FIS1C48.
— •*<KS>0 co*^**^—
FIlilCA.
Nota relativa al desprendimiento de la electricidad por roza-
miento; por Mr. E. Becquerel.
(Coraptcs rendus, 14 enero 4856.)
En las maquinas electricas ordinarias esta reconocido que
las amalgamas oxidables originan mayor desprendimiento de
electricidad que los demas cuerpos; de aqui la sospecha de
que la accion quimica interviniese en la manifestaciondel fe-
nomeno. Asi es que varios fisicos han empleado aparatos, co-
locandolos en el vacio y en diferentes medios gaseosos, para
examinar la influencia del aire en el desprendimiento de la
electricidad por roce, habiendo observado Dufay y Boyle que
se verifica del mismo modo en el vacio que en el aire. Wo-
Uaston, por el contrario, poniendo un pequeno aparato en un
recipiente cerrado que podia contener a voluntad aire 6 acido
carbonico, y verificando el roce con el vidrio y unas amalga-
mas muy oxidables, observe que solo era apreciable el des-
prendimiento de electricidad cuando dicho roce se hacia en el
aire; de lo cual dedujo por consecuencia, que la accion quimi-
ca qUeeste fluido ejerce en los cuerpos frotados habia de tener
cierta influencia. Pero como Gay-Lussac y Mr. Peclet han de-
ducido conclusiones opuestas y analogas a las de Dufay y Boy-
le, puede creerse en definitiva, segun lo probo Gay-Lussac,
que Wollaston uso el acido carbonico hiimedo en sus tra-
bajos.
En los esperimentos cuyos resultados voy a referir, no se
ha variado el medio circundante, la maquina eleclrica, sino la
453
naturaleza y eslado fisico de las suslancias que son causa del
desprendimientode eleclricidad por su roce con el vidrio. Al
efeclo se preparo una maquina electrica que podia aprove-
char la eleclricidad desprendida del vidrio y de la almohadi-
11a, de raodo quefuera dable colocar en los cojinetes unos re-
tazos de tela de seda, haciendo que se adhiriesen a ellos los
cuerpos que debian frotar el vidrio. Para que no se caye-
sen eslos de la seda se unto con un poco de manteca, y en
otros baslo la simple adherencia, segun su naluraleza. En
tal disposicion se hizo andar la rueda de la maquina con la
velocidad uniforme de una vuelta por segundo.nolandoseuna
gran separacion entre las dos bolas de cobre, decuyo interme-
dio sallaban las chispas electricas. Semejanle sistema de me-
dida solo puede servir para patentizar las diferencias que re-
sultan en los efectos producidos por los diversos cuerpos. El
disco de vidrio de la maquina tenia 65 centimetros de diame-
tro, y las bolas de cobre 4 centimetros cada una.
Siistancias rcdiicidas a polvo, rociadas sobre la al-
niohadiUa, que se apodcran de la eleclricidad ne-
:;ali\a.
Longitud Diasiina de las chispas.
Amalgamas do ziuc y estaiio; deutosulfuro ) Variable entre 140 y 100 mi-
de estaSo j limetros.
Talco; sulfuro de antimonio; per6xido de i Idem entre 100 y 70 milime-
manganeso; harina j metres.
Carbon de retorta en polvo impalpable; ) Idem entre 50 y 40milime-
plombagina; oxide de zinc J tros.
Hojas de estauo; flor de azufre ( ^^'"^ '""^'^ ^^ y ^" °'"^'°^«-
( tros.
Licopodio; jabon en polvo I Efectos poco apreciables.
Estos resultados prueban que el estado molecular de los
cuerpos frotados influye mucho mas en los efectos producidos
que la misma naturaleza de los cuerpos, puesto que con el
talco, la harina 6 el carbon de retorta espolvoreadoen las al-
mohadillas de la maquina, se oblienen efectos bastante pare-
cidos a los del oro musivo y las amalgamas, aunque no tan
energicos como los de eslos ulliraos.
454
El roce se ha verificado al aire, pues si bien hubiera sido
preferible operar en medio de olro gas, no pudo liacerseel es-
periniento de este raodo a causa de la disposicion del apa-
rato.
Sabido era ya por las observaciones de mi padre relativas
al desprendimienlo de la electricidad de roce, que varias cau-
sas aumentan la tendencia negativa de los cuerpos, a saber:
1.° el estado de division de las moleculas; 2.° el mayor roce;
3.° un aumento de temperatura; 4,° una superficie deshistrada
6 llena de asperezas, 6 una conslitucion fibrosa. Puede aiia-
dirse tambien a eslas conclusiones, que la influencia del esta-
do fisico molecular eslal, que ciertos cuerpos suaves al taclo,
como el deutosulfuro de eslano, el talco y la plombagina,
producen efectos energicos.
Mencionare por ultimo una observacion muy interesante
bajo el punto de vista de la fisica molecular, que resulta no
solo de estos esperimentos sino tambien de los trabajos publi-
cados en la Memoria citada antes, ii saber: que en general las
sustancias como el zinc, el estano 6 sus combinaciones, que
son oxidables, y que producen, al verificarse lasaccionesqui-
micas, efectos electricos energicos, son igualmente las que
ofrecen por el roce efectos mas pronunciados; aunque enton-
ces obran por una accion enteramente especial, e indepen-
diente de las reacciones quimicas que puedan operarse en
ellas.
Efectos magneticos de la torsion; por Mr. WERXHEni.
(L'lnstitut, ^'i junto ^853.)
Siempre que una barra de hierro Uega a un estado de
equilibrio magnetico, ora se halle todavia bajo la influencia
de una corriente iraantada, ora haya sido interrumpida esta,
cualquiera torsion pasajera que se le imprima produce una
disminucion en su imantacion, y la detorsion le restituye su
imantacion primitiva. Estos cambios se miden por los des-
vios que csperimenta la aguja de un galvanometro sensible,
(|uc forma parte del circuilo dc un fuerte carrele dc indue-
455
cion, siendo ellos proporcionales a los angulos de torsiones,
y aumenlando con la masa de hierro y con la intensidad desu
imantacion.
La calidad del hierro solo introduce diferencias cuanti-
lativas, siendo asi que exisle una fundamental enire el hierro
y el acero; pues en este el equilibrio magnetico, cuandohalle-
gado a establecerse, no sufre alteracion alguna por efecto de
la accion de las causas mecanicas. El autor ha intentado,
aunque sin exilo, oblener por medio de la torsion de los cuer-
pos diamagneticos, efectos analogos a los que ha observado en
el hierro.
Hasta el dia el niaximo de la imantacion ha correspondido
a la posicion de equilibrio natural de la barra en su cero me-
canico; pero lal coincidencia procedia linicamenle de la raa-
nera de operar: la barra estaba en cero sierapre que se esta-
blecia 6 interrumpia la corriente inductora. Y del mismo mo-
do, partiendo de esta posicion, se la imprimian alternaliva-
raente hacia la derecha e izquierda torsiones iguales entre si
y bastante debiles para que las torsiones permanenles fuesen
insensibles. No obstante, este masimo puede alterarse con re-
lacion al cero, impriniiendole lo que pudiera llamarse una
rotacion. En obsequio de la claridad, distinguiremos los tres
periodos de que consta cada esperiencia.
1.° Imantando una barra de hierro mientras esta sometida
a la torsion, no se produce en ella rotacion alguna; y las tor-
siones permanentes que han precedido a la imantacion, lam-
poco tienen efecto.
2." Torcido de una manera permanente bajo la accion de
la corriente inductora, el hierro duro recibe una rotacion en
el sentido de dicha torsion y aumenta con ella; pero sin lie-
gar nunca a su intensidad, ni aun a la del angulo eventual, a
no ser que la torsion llegue a ser tal, que le haga perder todas
sus cualidades primilivas.
3." En todos los hierros torcidos temporalmente, la inter-
rupcion de la corriente ocasiona una rotacion en el sentido de
dicha torsion; y aunque es casi igual al angulo de torsion en
el hierro dulce, el de rotacion es inferior en el hierro duro.
Parece imposibleconciliar la totalidadde estos fenomenos,
/io6
ni con una esplicacion por medio de los cambios que puede es-
perimentar la fuerza coercitiva, ni con la teorfa de Ampere.
El aulor recurre a una nueva hipotesis, admiliendo que las
corrientes que constituyen el selenoide de Ampere, en vez de
ser producidas por el movimiento de Iraslacion de un fluido,
proceden de la propagacion de oscilaciones cuya trayectoria
queda indeterminada por de pronto.
La inercia sustiluye a la fuerza coerciliva, y el acto de la
imantacion consiste en la polarizacion de las vibraciones con-
fusas y discordantes que subsislen en el bierro.
Como al lorcer la barra varian entre si las moleculas que
sirven de asiento a las vibraciones concordanles, estas mu-
dan tambien de sitio con las moleculas materiales, como su-
cede con las vibraciones luminosas en la esperiencia de Mr.
Fizeau. Asi pues, la torsion da por resultado una diferencia
de fases; y esto ocasiona a su vez una baja de imantacion que
desaparece por medio de la torsion.
Para esplicar la rotacion basta admitir que las torsiones
permanentes y la interrupcion de la corrienle tieneu el poder
de hacer que desaparezcan dichas diferencias de fases; de ma-
nera que la detorsion mecanica se convierte en una verdadera
torsion relativamente al raagnetisrao.
Finalmente, el autor seuala el papel que al parecer deben
representar estos fenomenos entre las causas que producen
las variaciones regulares de la aguja, sus movimientos irre-
gulares en el momento de un terremoto, y por ultimo, sus
desvios imprevistos a bordo de grandes buques forrados de
hierro.
FISICit DEL. C;L.0B0.
Inmriabilidad de la salazon del Mar Caspio; por Mr. de
Baer.
(l.'lnstitut, 27 diciembre \^'iVi .)
Mr. Baer, en una Memoria tilulada Estudio fisico del 31ar
Caspio, ha examinado si la salazon de cstc mar ha sufrido
457
variaciones apreciables desde la antigiiedad, y si la causa de
ella consiste en la naluraleza de sii fondo 6 en la de los lerre-
nos que forman sus costas.
Algunos ban creido, dice, que el fondo del Caspio despues
de haber esperimentado numerosas variaciones, ha llegado
por lillimo a su forma actual ; y que hallandose rodeado en
su parte septentrional por una estepa 6 arenal salitroso, la
sal de este fondo es la de la estepa, que las lluvias disuelven
conlinuamenle, y arrastran a las partes mas bajas del terre-
no, y de este al mar. Tambien se ha creido en estos liltimos
tiempos que las aguas de dicho mar habian llegado a tal gra-
do de salazon que ya no podia sostenerse en ellas la vida,
animal, esceptuando un pequeiio crustaceo (artemia), que
puede vivir en los manantiales salados. Mr. de Baer procura
remontarse hasta el origen de esta opinion, que se halla en
oposicion con los hechos, pueslo que por lo contrario el Cas-
pio sumiuistra hoy cantidades Ian considerables de peces, que
acaso no hay mar alguno de igual superficie que pueda com-
pararse con el bajo este punto de vista. Encargado por la au-
loridad de inspeccionar las pesquerias del referido mar, el
autor ha creido que no carece de interes investigar si es
verdad que la vida se estinga poco a poco en sus aguas, y si
de las observaciones fisicas resulta como un hecho necesario
que este mar deba cargarse de dia en dia de sal.
Gobel se habia propuesto esta cueslion: ;Bebemos creer
que el Mar Caspio ha sido un mar de agua dulce, y en la ac-
lualidad lo es salado a causa de las sales de los paramos que
lo rodean? El autor responde muy sencillamente, haciendo
ver que las cardiaceas y demas conchas marinas qne se en-
cuentran en todos los depositos del Caspio y en el paramo en
cantidades incalculables , demuestran que este mar ha sido
salado desde tiempo inmemorial, aun desde los primeros pe-
riodos de la formacion de la corteza terrestre. Por lo que res-
pecta a los animales que se encuentran en estado fosil en los
terrenes y en el paramo, se ha dicho que no existian ya vi-
vos en aquel mar; pero este aserto se ve desmentido por la
presencia de las conchas del genero adacna, que son eviden-
feraenle marinas, y que se ban enconlrado poco ha vivas en
458
el Caspio. Por olra parte, la inmeiisa canlidad de coipulenlos
paces ({ue anualmenle se sacan del misino mar, y cuya pesca
adquiere por raomonlos mayor estciision, prueba satisfaclo-
riamente que debe haber en el para alimenlarlos, gran abun-
dancia de organismos inferiores, cuyo testimonio destruye,
como se echa de ver, la idea de decrcpitud que se ha forma-
do acerca de aquel conjunto de aguas interiores.
Hase dicho que el Caspio es hoy un mar cerrado, rodeado
de un dilatado paramo abundante en sal, que disuelta por las
aguas pluviales, debe llegar al mar, y aumenlar cada vez
mas su salazon; pero a esto responde el autor que el ci-
tado mar no es como una capsula de porcelana, en la cual el
agua que se evapora, abandone la sal de que esta salurada; si-
no que es un gran deposito que si bien recibe sal, va tam-
bien depositandola al misrao tiempo ; y que por lo tanto
eslo esplica suficientemenle el equilibrio en la salazon de
sus aguas. El Caspio forma lagunas saladas y lambien lagos
salados, como olros muclios mares, describiendo el aulor un
niimero bastante grande, e igualmente su modo de formacion,
de lo que es facil asegurarse en las mismas localidades; men-
ciona ademas gran niimero de bahias y ensenadas en que el
agua es mucho mas salada que en alta mar.
No seguiremos al autor en la estension que ha dado a lodas
las cuestiones relativas a la salazon del Caspio, ni en la es-
planacion de las pruebas con que demuestra la invariabili-
dad de ella desde el tiempo de Herodoto; pues seria dificil
hacer esto sin tener a la vista un mapa del mar de que ha-
blamos, de sus lagunas y de los lagos salados que lo rodean;
mapa que el autor ha uuido a su Memoria. Antes de termi-
nar, marca lambien muchos errores que se ban admitido 6
recibido cierlo credito, acerca de todas estas cuestiones, por
el difunlo Hommairc de Hell en su viaje a los lagos salados.
La Memoria de Mr. Baer, apoyada en observaciones perso-
nales hechas con esmero, resuelve al parecer muchos proble-
raas de geografia fisica, que la diversidad de opiniones de los
sabios viajeros habia dejado hasla aqui pendientes desolucion
dcfmitiva.
459
AUtodo de andlisis de los bronces y de los Intones; por Mr.
Deville.
(Anal, de Quim. y Fis., abril ISoii.)
Hace ya algunos afios que hago iisar en mi laboralorio a
los alumnos de la Escuela Normal, dice el aulor, un melodo
de analisis de los bronces y latones, que en mi concepto reune
las dos condiciones de exactitud y rapida ejecucion; ademas
de esto, solo se recurre esclusivamente a los reactivos vo-
laliles. Voy, pues, a detallarlo en compendio.
Supongo que la aleacion contiene los siguientes elemenlos:
Silicio,
Hierro,
Estano,
Cobre,
Zinc,
Plomo.
Se Ionian como unas 5 gramas de la aleacion, y se disuel-
ven en acido nitrico puro, en una redomita de cuello estrecho,
terminada en un embudo que no permitala salida de las goli-
tas del acido. Una vez operada la disolucion, se pone a hervir
por espacio de 20 minntos el liquido concentrado, se dilala
en dos 6 tres veces su voliimen de agua, y se continua la ebu-
llicion durante el mismo tiempo; cuyas condiciones me pare-
cenindispensables para dar al oxido de estaiio y a la pequena
cantidad de silice toda la insolubilidad que eslas suslancias
poseen en el acido nitrico. Separase luego por medio de la fil-
tracion 6 la decantacion la parte insoluble, que se pesa des-
pues de haber sido calcinada (algunas veces el oxido de esta-
no aparece con color de rosa, debido a ligeros indicios de
oro, enteramente insignificantes.) Tratada esta mezcla por el
hidrogeno y en seguida por el acido clorhidrico, abandona la
silice, cuyo peso da a conocer al mismo tiempo el valor exaclo
del oxido de estafio.
El iicido nitrico separado del estafio y de la silice se eva-
pora en una pequena capsula de platino 6 porcelana, y el re-
460
siduo se calcina al caloi- rojo-oscuro. Por este medio se ob-
liene una mezcla de oxidos, de los cuales queda tal cantidad,
que puede bastar por lo menos para dos analisis. Puede de-
jarse de hacer el peso y algunas nuevas adiciones. Durante la
evaporacion, en caso de que se verilicase esla, en nada per-
judicarian al resultado del analisis.
Dicbos oxidos selriluran en un pequenomorlerode vidrio,
y se introducen en la canlidad aproximada de 2 gramos, por
medio de una especie de capsula de platino 6 de porcelana,
en un tubito de cristal de unos 13 centiraetros de longitud, y
Ian eslrecbo cuanto sea posible, terminado en una de sus es-
treraidades por un tubo capilar, y cerrado en la olra con un
tapon de corcho (1), que solo sirve mientras se verifican los
pesos. La capsula, el tubo y el tapon se taran juntos, y el pe-
so de los oxidos se verifica despues de haberlos calentado al
rojo-oscuro en el aparato, por el que se hace pasar una cor-
riente de aire seco. Verificado el peso, la corrienle de airese
sustituye con otra de hidrogeno, y se calienta hasta que el sis-
tema no pierda ya nada de su peso, por medio de unalampara
de alcohol del comercio, en cuyo caso el residuo es el oxido
de zinc sin reducir, con el cobre, elplomo y el hierro en es-
tado metalico: el color de la mezcla sirve deguia al opera-
dor, y le indica el fin del esperimento. Vuelve a pesarse aque-
11a, y la perdida de peso indica conlamayor exactitud la can-
tidad de oxigeno contenido en los oxidos de los Ires citados me-
tales. Si el hierro y el plomo se hallasenen cantidad insigni-
ficante, tendriamosconmuchaaproximacion, mulliplicandopor
5 esta perdida de peso, la cantidad de cobre contenida en la
aleacion, y por consiguiente la composicion de esta. En un
analisis aproximativo de laton, la operacion quedaria termi-
nada sin necesidad de mas ensayos.
Tomase acidosulfurico destilado sobre sulfate de amonia-
co, y con esto se prepara un liquido cuya graduacion se co-
nozca aproximadaraente, echando en 200 6 300 centimetros
(l ) Esle pequeuo aparato esta fignrado, laiu. 1 .", fig. t .^, loin. XXXIII
de los Ana/es de Qnimica y Fi'sica.
461
ciibicosde agua tal cantidad que baste a disolver el duplo del
peso de la mezcla de lilerro y zinc que puede suponerse exis-
te en la aleacion(l). El acido se somete a la ebullicion, a fin
de espeler completamenle el aire, y luego se deja enfriar en
un frasco que debe estar casi lleno, cerrandolo despues con un
corcho ouna cubierla de goraa elaslica que se adapla bien a las
redomillas terminadas en cuello angosto. Hecho esto se intro-
duce en ella la capsula de platino 6 de porcelana que contie-
ne el oxido de zinc y los raetaies reducidos; elespresado oxi-
de se disuelve en breve al mismo tiempo que el hierro, cuya
reaccion sobre el acido se facilita mediante la presencia del
cobre metalico. (El zinc, si llegasea reducirse, lo que nunca
ociirre, pasaria al estado de sulfato). El cobre y el plomo per-
manecen. Es preciso agitar el vaso varias veces, a fin de po-
ner en suspension los dos metales en el liquido; luego se deja
que se aposen durante algunas horas, y se precede per ulti-
mo a unacuidadosa decantacien, lavande los oxides con agua
hervida. Mientras se verifica esta operacion, puede pasar una
pequena cantidad de cobre 6 de plomo, bien al estado de sul-
fato por el contaclo del aire, 6 bien ser arrastrada mecanica-
mente. De esto nes cercioraremos anadiende a la disolucien
clara algunas gotas de una selucion diafana y caliente de hi-
drogene sulfurade. Si algunos copos de color oscuro, cuye pe-
so fuese de algunos miligramos, se depositasen en el fonde, se
procederia asepararlos mediante la decantacien, filtrandolos
luego y reuniendelos con los metales.
La selucion solo contiene los sulfates de zinc y de hierro;
evaporase, y se pesan los sulfates calcinados a un caler apre-
ximalivo de 400 grades. (Acte continue pedria calcularse el
peso del zinc si no hubiese hierro, pues este medio de apre-
ciacion de dicho metal es perfecto.)
Para separar el hierro del zinc se calcinan los sulfates en
una mufla, y se reducen al estado de oxides. Procedese luego
(1) Es una costumbre muy ventajosa el pesar todos los reactivos
que se eraplean en un analisis, 6 por lo menos el apreciar aproximati-
vamente su cantidad.
462
a pesarlos, y se les huraedece con acido nitrico concenlrado,
liasta conseguir la corapleta disolucion del zinc; despues se
evaporan hasta la sequedad, y se les calienta ligeramente en
bafio dc arena hasta que dcsaparezcan los vapores de acido ni-
trico: en lal estado de la operacion, el nilrato dehierro se des-
compone. Tratase luego por el nilrato de amoniaco y algunas
gotasde esle, qne solo disuelven el zinc. Se decanta y se pesa
el oxido de hierro, cuyo peso da a conocer al misrao tierapo
la cantidad de oxido de zinc contenida en la mezcla de los oxi-
des. Aderaas de esto, pudieranse tambienevaporarlos nitratos
de zinc y de amoniaco, volatilizar la sal amoniaco abeneficio
del calor. y pesar directamenle el oxido de zinc; pero seme-
jante operacion seria iniitil.
Respecto a la mezcla de cobre y plomo, en la que es preci-
so contar con una pequena parte de sulfuro, que algunas veces
se separa de la disolucion sulfiirica que contiene el hierro y
el zinc, se disuelve en acido sulfiirico mezclado con acido ni-
trico; cuya disolucion, mas 6 menos enturbiada por el sulfato de
plomo, se evapora en seco en el bano de arena, y se calcina a
un calor de 400 grades. Hecho esto se pesa la mezcla de los
sulfates, se separa el de cobre per medio del agua, y se ob-
liene el de plomo; cuyo peso, deducido del total de aquelles,
da el del sulfato de cobre. Pedriase tambien evaperar este, y
cenvertirlo, mediante un esceso de azufre, enprote-sulfuro, por
el metodo de Mr. Rivet; pere nunca he hallado inconveniente
algune en pesar el cobre en estado de sulfate, con tal que se
epere con algunas precauciones, a fin de evitar su descom-
posicion, pues basta el mas ligero calor para espulsar el aci-
do sulfurico en esceso que pudiera centener. En el memento
de procederse a su peso, debe ser enteramente bianco.
Si por etra parte no se tuviese confianza en la insolubili-
dad del sulfato de plomo, pudieran buscarse en la disolucion
del de cobre las particulasde plomo que han pasado al veri-
ficarse la operacion del lavado.
Despues de hallar per medio del calcule el peso de cada
uno de les cuerpes simples que entran en la composicien de
la aleacien, se dividen les niimeres relatives a lasilice y al
eslaiio per el peso de la aleacien alacada per el acido nitrico;
463
de esle modo se obtiene la proporcion de las referidas male-
rias contenidas en 100 paries de aquella. Sea A la suma de
estas proporciones relalivas a la silice y al estafio, y B la su-
ma de los pesos de los demas metales calculados con los oxi-
des 6 sulfates que han servido para el peso: a fin de delermi-
nar la proporcion en cenlesimas de todos ellos, bastaria mul-
liplicar el peso de cada metal sucesivamente por el quebra-
do - — - — . El total sera necesariamente igual a 100.
B
Para la rectificacion del analisis, es precise que la suma
de los pesos de los oxides obtenidos directamente, 6 calcula-
dos con arregle a la cempesicien de sus respetivos sulfates,
sea igual al peso de los oxidos introducidos en lacapsula.
Nuevo metodo de puri/icar y disgregar el grajito; por Mr.
Brodie.
(An. de Quiin. y Fis., noviemhre 18b5.)
El objeto de la presente nota es la descripcien de un nuevo
metodo para obtener el grafito en un estado de perfecta pure-
za y de escesiva division. Consiste en lo siguiente:
El grafito, reducido a pelvo tosco, se mezcla con a de su
peso proximamente de clorato de potasa. La mezcla se echa
en una vasija de hierro, y se deslie por igual en acido sulfu-
ric© cencentrado, del cual se toma doble canlidad que de
grafito. Para esto puede usarse acido sulfurico coloreado, y
de 1,8 de densidad, segun sale de los vases de plomo. Luege
se calienta en bano-maria hasta que cesa el desprendiraiente
de los vapores de gas cloroso; y despues de fria se echa en
agua, lavandola de un modo cenveniente.
Lavado ya y sece el grafito se calienta despues hasta el
color rojo, durante cuya operacion aumenla considerable-
mente de volumen, y se reduce a polvo de una escesiva di-
vision. Para purificarlo se somete a la levigacion, y el pro-
ducto obtenido por esle metodo puede considerarse qulmica-
mente puro.
464
El procedimiento que acaba de describirse es aplicable
en particular al grafito de Ceylan, que es de una estruclura
laminosa. Si contiene materias siliceas y se ha de aplicar a
la fabricacion de lapices, es precise purificarlo afiadiendo una
corta cantidad de fluoruro de sodio a la mezcla de acido sul-
fiirico, grafito y clorato de potasa. El silice se desprende en-
tonces en estado de fluoruro.
No quiero eslenderme mas en esta Nola, dice el autor, en
las cuestiones cientificas que suscila el referido descubri-
miento. Basteme anadir en terminos generales, que el gralilo
se oxida en dicha circunstancia, y que se forma una combi-
nacion de acido sulfiirico con la materia que puede conside-
rarse como un oxido de grafito. He conseguido aislar esta, y
obtenerla privada de acido sulfiirico por otros medlos; siendo
la misma la que se descompone durante la calcinacion del
grafito tratado preliminarmente con el acido sulfiirico y el
clorato de potasa. Facilmente se concibe que el gas que se
desprende en tal ocasion puede reducir a polvo sumamenle
tenue las particulas densas y fuertemente unidas del grafito.
Otros agentesoxidantes, como el acido nitrico y elbicromato
de potasa, pueden tambien usarse en lugar del clorato de po-
tasa; pero el acido sulfiirico puro no produce efecto alguno.
El grafito purificado en esta forma adquiere un estado a
proposito para multitud de aplicaciones industriales, como
por ejemplo la preparacion de una pintura indeleble, el lus-
trado de la p61vora de canon, la fabricacion de lapices y cri-
soles, etc.
Trabajos sobre el tungsteno; por Mr. Rigue.
(L'iDstitut, i^/ebrero H85C.)
Para preparar el tungsteno metalico, dice el autor, he re-
currido a la reduccion del acido tiingstico por medio del hi-
drogeno, atacando al cloruro con el sodio. Si se hace que pa-
se una corriente de hidrogeno puro y seco por un tubo de por-
celana banado con luten que contenga acido tiingstico, y se
calienta hasta el color rojo durante dos horas al menos, em-
465
pleando coke partido en trozos pequefios, se obliene una ma-
teria privada de oxigeno. Cuando se opera en teraperatura
mas baja, queda siempre nna canlidad de oxidos inferiores
mas 6 menos considerable.
El tungsleno que se forma a Ian elevada temperalura no
esla fundido ni aun agregado, sino que se presenta en granitos
crislalizados, susceptibles de tomar el estado melalico por ro-
ce, rayandoal vidrio con facilidad. Sometido al fuego de una
fragua bastante aclivo para ablandar y que pierda su figura
el crisol, ha conlinuado en estado solido; gracias a que habien-
do tenido la bondad Mr. Despretz de poner a mi disposicion
la pila de la Facultad de Ciencias, he logrado fundirlo, pero
habiendo empleado para conseguir esle resultado 200 ele-
raentos ordinarios de Bunsen; en cuyas circunstancias se oxi-
da una porcion considerable de metal, y produce al liempode
su combustion una llama azul, que proyectada en la oscuri-
dadsobreuna pantalla blanca, produce hermosisimastintas.
El tungsleno solo se oxida en el aire y aun en el oxigeno
seco a una temperatura muy elevada, y todavia es muy lenla
la accion. En el cloro seco no arde, y se necesita elevar su
temperatura a 300° proximamente para que pueda atacarlo.
El acido azotico sostenido a 70 li 80° lo convierte, al cabo de
tres 6 cuatro dias, en acido tungstico: el agua regia obra con
alguna mayor rapidez. Los acidos sulfurico y clorhidrico con-
centrados lo trasforman en oxido azul, y este se convierte a la-
larga en acido tungstico. El aguaaireada destilada 6 la comun
no ejerce en el al parecer accion alguna, ni aun despues de un
contacto de mes y medio: lo mismo sucede con cualquier
agua alcalina; al paso que si contiene una corta cantidad de
acido sulfurico se colora de azul, pero la accion es lenta y
muydebil. Este metal no ataca al agua a 100', pero calenla-
do hasta el rojo entonces su descomposicion se verifica con la
mayor enerjia, hiuchandose el tungsleno y convirliendose to-
do rapidamenle en oxido.
Si se pone tungsleno con yoduro de elilo en un lubo tapa-
do al soplete, calenlandolo hasta la temperatura de 240° pr6-
ximamenle, apenas se altera el melal despues de diez dias
de contacto; sin embargo, se advierle que flofan en el li-
TOHO VI. 30
166
quidounas agujillas nacaradas, que son oxi-yodurode lungs-
teno.
Susliluyendo el yoduro de elilo con el de metilo, la ac-
cion es mas raarcada; produciendo el liquido deslilado, ade-
masdel yoduro de metilo no atacado, un licor viscose, que
hierveauna temperalura elevada. Si se agilacon alcohol ete-
rizado algo calienle, se separa un aceile, al paso que el eter
abandona por cvaporacion una suslancia que purificada con-
venientemenle, cristaliza en anchas laminas incoloras, se fun-
de a los 110° proximamente, y analizado ofrece la compo-
sicion 3(^2 lb) Tu, I. Agilado esle yoduro con oxido de
plata recien precipilado, produce un polvo bianco que es el
6xido 3 (C» H^) Tu, 0; cuyo cuerpo se combina con losacidos
formando sales incristalizables, que adquieren, si se concen-
tran, el estado de un liquido viscose, del que vuelve a pre-
cipitar los alcalis el oxido anterior. Tambien se oblienen las
referidas sales atacando el yoduro con los acidos correspon-
dientes.
Para determinar el equivalente del tungsleno, me he fun-
dado en la reduccion por el hidrogeno pure del acido tiingsti-
co ^^<0^ cuya composicion es la adraitida generalmente. El
peso de agua obtenido, inclusoel del lungsteno, da elniime-
ro 87; cifra algo menor que la admitida antes: y asi debia su-
ceder, porque en la antigua determinacion se uso acido tiings-
tico mezclado con alcali (puesto quese preparaba con auxilio
del carbonate de sosa); al paso que yo he operado con acido
puro sacado por calcinacion de una sal amoniacal, 6 precipi-
tado con el agua de cloruro puro y sublimado.
Deseando obtener el lungsteno por medio de la accion de
su cloruro sobre el sodio, me ocupe ante todo de la prepara-
cion, en escala algo grande, de la materia roja conocida con
el nombre Aq cloruro de lungsteno, que antes se lograba ata-
cando este metal por medio del cloro; lo cual consegui facil-
mente dirigiendo una corriente de cloro seco sobre una mez-
cla de 1 parte de acido tiingstico y 3 de carbon en polvo,
puesta en una retorta bitubulada de asperon caliente hasta el
color rojo-cereza. Para conseguirlo en estado de pureza, no
hay que hacer mas sino destilarlo de nuevo con cuidado por
467
una corriente ile liidrogeno; y como su volatilidad es mayor
que la de los otros compuestos formados por la reaccion, se
separa de ellos con facilidad. Calenlado esle compuesto con
sodio en un tubo lleno de hidrogeno. habiendome dado siem-
pre agua y oxido de tungsleno, me incline naturalmente a
creer que el pretendido cloruro contenia oxigeno; y efecli-
vamente, somelido al analisis, losnumeros que he presenlado
conducen exactaraente a la formula Tu Cl'O. Tratado con agua
se descompone rapidamente en acido liingstico y clorhidrico;
pero si la esperiencia se hace en un tubo cerrado y se adquie-
re aderaas la seguridad de que no se desprende hidrogeno en
el mercurio, esta reaccion, inesplicable admitiendo la formula
Tu CI', se coraprende por el conlrario perfectamente si se
le concede a dicha materia la composicion que se le ha asig-
nado antes. Con efeclo, resulta Tu Cl'0-{-^HO = TuO'+%H
CI. Sin embargo, hay cloruros detungsteno; y si hasta el dia
no se ha demostrado su presencia, depende eslo de que se con-
vierten en oxi-cloruro rojo si existe la menor cantidad de
agua.
Tricloruro de tungsteno. Este compuesto se obtiene en
abundancia dirigiendo una corriente de cloro seco sobre
tungsteno muy puro melido en un tubo caliente de porcelana,
por el que se ha hecho pasar antes hidrogeno reseco con ob-
jeto de privarlo del aire y la humedad. Forma una materia
cristalizante por sublimacion en agujas largas color gris de
acero que se funden a la temperatura de 218 grades, pro-
duciendo un liquido negro que se concrela y forma un boton
gris, cuyo aspecto y fractura presentan todas las apariencias
del yodo. El agua lo descompone de un modo instantaneo. Su
analisis conduce exaclamenle a la formula Tu Cl\
Biclorurode tungsteno. Preparase en minimas canlidades
cuando se verifica con el hidrogeno la reduccion del cloruro
anterior puesto en un tubo de vidrio. Cuando ya no se des-
prende acido clorhidrico se para la operacion. y queda una
corta cantidad de un produclo pardo-negruzco que ofrece al
analisis la composicion Tu CI'. Es muy dificil contenerse en
los estrechos limites de temperatura en que se efectua la indi-
cada reaccion. Si se calienta demasiado, se volatilizael tri-
468
cloruro y se ve el produclo raanchado con lungsleno melalico,
del quese deposita una parte en lasparedesdel tubo.forman-
do un herraoso anillo reverberanle.
Bisulfuro de tungsteno. El sulfuro de tungsteno que cor-
responde al acido liingslico, se obliene facilisimamcnle; pero no
sucede olro lanto con el bisulfuro del mismomelal, Valiendo-
medeuii medio scncillisimo, heconseguidoprepararloenestado
de pureza: consisle on calentar juntas dos partes iguales de
bitungstato de polasa y azufre en un crisol de barrohaslaque
se veriiique la fusion tranquila de la materia. El residuo se
trata con el agua, que disuelveel tungstato de potasa; lavando
en un fillroel sulfuro, que ha de secarse inmediatamentedes-
pues. Forma una materia negra, cristalizada en unas aguji-
tas, que se oxida hasta el color rojo al contacto del aire, 6 a
50 grades en presencia del acido nitrico, ofreciendo exacta-
mente la composicion del bisulfuro de tungsteno.
METEOROLOQlit.
Sobre la manifestacion de los fenomenos caloricos por el tir-
mino medio quinque-diiirno; por Mr. Dove.
(L'lnslitut, 20 junio ^8b5.)
Determinar los valores medios entre los cuales oscilan los
fenomenos atmosfericos, las variaciones periodicas que dichos
valores esperimentan, y por ultimo, las anomalias que ocur-
ren en los mismos, es un triple problema que aiin no se ha re-
suelto, porque primero es preciso ocuparse en las perturba-
ciones, a fin de poder distinguir lo que ha sufrido alguna alte-
racion de lo que permanece en su estado normal. Hasta el dia
nadie se ha dedicado al estudio de estas perturbaciones, y me-
nos aiin se ha tratado de inquirir su origen; habiendose prefe-
rido, acaso con razon, procurar eliminarlos mediante un gran
numero de observaciones, a fin de lener bases bastante s6lidas
sobre que apoyarse.
469
El deber de la cliniatologia es recojer estas observaciones.
Las causas de los cambios no periodicos piieden, al coiitrario
de lo que sucede en las de las variaciones inmediatamenle
periodicas, buscarse fiiera de la lierra, 6 ser consideradas co-
mo reacciones reciprocas de los fenomenos que se manifiestan
simullanearaente en la superficie del globo: pero sea como
fuere, la cueslion que aqui se Irata de resolver es averiguar
el modo con que las mutaciones anormales se propagan en la
superficie de la tierra; el por que se desarrollan en ciertas
epocas, se debilitan luego hasta el estremo, y por lo regular
se raanifieslan en senlido contrario. El autor esplana estensa-
mente las razones que en este estudio le ban determinado a
hacer uso de los terminos medios quinque-diurnos; eleccion
cuyos resultados ban justificado, al parecer, su erapleo. Ade-
mas nos da noticia de las eslaciones en que se ban becho obser-
vaciones bastante exactas y regulares para el objeto que se
propuso; observaciones cuyo numero abraza un periodo de
421 aiios. Dicbas eslaciones se hallan situadas entre Paris y
los puntos mas seplenlrionales y orienlales de Europa, y las
observaciones comprenden mas de 58.000 lerminos medios.
Como el valor de eslas no es el mismo en todas las eslacio-
nes, el aulor indica el grado de confianza que merecen en
cada una de ellas.
En su Memoria acerca de la distribucion del calor en la
superficie de la lierra, Mr. Dove ha demostrado que los<;am-
bios de las isolermas y de las isanomalas en el periodo de un
afio, indican el grado de desigual celeridad con que una de-
terminada isolerma puede subir 6 bajar siguiendo la altura
meridiana variable del sol en la superficie de la tierra. De
eslo se infiere que la curva media de las temperaturas de un
lugar dado, ni se eleva necesariamenle de una manera cons-
tanle en un semeslre, ni baja de igual modo en la segunda mi-
tad del mismo ano; y que aun en un medio de cualro aiios,
que puede considerarse como normal, sera facil hallar en
epocas fijas, en la porcion ascendente de la curva, retrocesos
al frio, y por el contrario olros hacia el calor en la porcion
descendente.
Parece, sin embargo, que eslas anomalias no se eslienden
470
siniultaneamente a toda la tierra; y aun piiede decirse que son
locales en toda la eslension de esta palabra. A fin de demos-
Irar dicha proposicion, y de averiguar lo que la esperiencia
da a conocer acerca do eslo, el aulor dispone las observacio-
nes y las eslaciones en ciertos grupos que sirven para hacer
resaltar los fenoraenos, deduciendo las siguienles consecuen-
cias, relalivas Ian solo a los periodos en que se hallan conte-
nldas las observaciones relalivas a Europa y el Asia Occi-
dental.
En el Norte de la Rusia los retrocesos al frio 6 las recru-
descencias mas frecuenles se verifican mas tarde que en
Alemania.
Las causas de estas perturbaciones son puraraenle terres-
tres, mas no cosmicas, segun resulta de la observacion simul-
tanea en gran numero de estaciones en el mismo afio. Para
demostrarlo bastara publicar sumariamente el resultado de
las observaciones hechas desde 1830 hasta 1853, y sonlassi-
guientes:
1830. En 10 estaciones, vuelta del frio en Paris; nada en
Alemania,
1831. En 10 eslaciones, vuelta energica del mismo en
Arkangel; elevacion rapida de la lemperatura en Jakutzk,
Irkutzk y Paris.
1832. En 9 estaciones, vuelta pronunciada en la Alema-
nia Meridional; nada en la Curlandia.
1833. En 10 eslaciones no hubo reaparicion en parte al-
guna.
1834. En 11 estaciones, vuelta en Alemania; elevacion
considerable en Irkutzk.
1835. En 11 estaciones, vuelta en Alemania; elevacion
muy marcada en Rusia.
1836. En 15 eslaciones, vuelta a principios de mayo, y
despues aumento rapido en todas partes, escepto en Brocken.
1837. En 17 estaciones, elevacion rapida a principios de
mayo en la Siberia, disminucion notable de la lemperatura
en la Europa Occidental, y luego aumento en todas partes.
1838. En 19 estaciones ocurrio un ejemplo muy notable.
A principios de mayo se nolaron de Ires a ocho disminuciones
471
generales en la Europa Oriental, llegando a un maximo en
Calherinemburgo; tie ocho a trece aumenlos sensibles de ca-
lor desde Jakutzk hasta San Petersburgo, y despues se ad-
virlio una baja muy marcada de 6 grados y mas desde
Berlin hasta Paris.
1839. En 20 estaciones, gran recrudescencia en el Ural
y la Europa Occidental; y por el contrario, elevacion rapi-
da de temperatura desde San Petersburgo hasta la Prusia
Oriental.
1840. En 20 estaciones, gran disminucion en el mar
Blanco hasta la Westfalia, con elevacion rapida de tempera-
tura en la estepa de Basabinsky y en la Rusia Oriental.
1841. En 20 estaciones, desde Bogoslowsk hasta San Pe-
tersburgo , gran elevacion de temperatura ; recrudescen-
cia notable de frio en Alemania, llegando a su maximo en
Berlin, y sintiendose apenas en Paris.
1842. En 22 estaciones, vuclta en el Ural; debil aumento
en la Prusia Oriental.
1843. En 22 estaciones, aumento energico en la Siberia;
recrudescencia en la Rusia Meridional.
1844. En 20 estaciones, estado aproximadamente normal,
pero aumento de 3° en el Ural, y enfriamiento de 1 a 2° en
Alemania.
1843. En 15 estaciones, aumento de temperatura casi
general.
1846. En 18 estaciones, aumento en el Oriente; dismi-
nucion en el Occidente.
1847. En 17 estaciones, disminucion desde San Peters-
burgo hasta Breslau; aumento en el Occidente.
1848. En 39 estaciones, partiendo de Paris; elevacion de
temperatura en todas partes; disminucion ulterior.
1849. En 41 estaciones, elevacion de temperatura en la
Rusia Septentrional, estendiendose hasta la Weslfalia por el
Mecklemburgo; debil disminucion en la Silesia.
1850. En 47 estaciones, elevacion en todas partes (es-
cepto en la Siberia) al principio del mes, que conlinuo en Ru-
sia y esperimento un ligero cambio en Alemania y Francia;
1831. En 74 estaciones, aumento en la Siberia, disminu-
472
cion en la Rusia europea hasta el Rhin, pero debil, desvane-
ciendose enAlemania.
1852. Eq 81 estaciones, desde principios hasta mediados
de mes, elevacion notable en todas partes.
1853. En 44 estaciones, desde Memel hasta Paris, dismi-
nucion energica de 3 a 8°, que se debililo en las regiones
orienlales, pero elevandose considerablemente desde la Ale-
mania central hasta Paris. Faltan las observaciones relativas
a la Rusia.
^Quien pudiera, auade Mr. Dove, desconocer en estos
ejeraplosla influencia delasdiversascorrientes de aire? A los
cambioso las disminuciones de temperatura, frecuentes en el
mes de mayo, el de abril opone un estado enteramente con-
trario, pues sus variaciones son raras en estremo hacia me-
diados de el; lo misrao puede decirse del mes de seliembre,
relativamenteala disminucion, raras vecesinterrumpida, de
la temperatura.
Al terminar este trabajo, Mr. Dove presenta una compa-
racion numerica relativa a los aumentos y disminuciones de
temperatura en los diversos grupos de estaciones que ban ser-
vido a sus tareas. El primer grupo comprende a Jakutzk, Ir-
kutzk, Bornaul, Bogolowsk, Catherinemburgo, Slatust, Ust-
sisorsk, Arkangel, San Petersburgo y Stokolmo, como repre-
sentantes de la parte septentrional del antiguo continen-
te. El segundo comprende a Arys, Koenigsberg, Dantzig,
Stettin, Copenhague, Cliristiania, Berlin, Jena, Arnstadt y
Breslau como grupo central. El tercero, a Lugan, Praga,
Viena, Peissemberg, Carlsruhe, Udina, San Gotardo y Ro-
ma, como grupo meridional. El cuarto, en fin, a Gutersloh,
Utrecht, Harlem, Zwanemburgo, Bruselas, Paris y Londres,
como grupo occidental.
473
Ni'mero de los aumentos y disminuciones de temperatura.
Enero
Febrero. .
Marzo
Abril....
Mayo. . . .
Junio. . . .
Julio. . . .
Agosto. . .
Seliembre.
Octubre. .
Noviembre
Diciembie.
Grupo Septentrional
Aum. Difm-
3,6
4,7
4,9
5,9
5,2
5,2
2,9
0,4
0,3
0,4
1.0
1,8
2,4
1,3
1,1
0,1
0,8
0,8
3,1
5,6
5,7
5,6
5,0
5,2
Grupo central.
Auiit . Dism.
3,9
4,2
5,2
5,7
5,0
4,6
4,0
0,9
0,1
0.3
0,8
1,0
2,1
1,8
0,6
0,3
1,0
1,4
2,0
4,1
5,9
5,7
5.2
6,0
Grupo Occideolal.
4,3
4,1
4,9
5,6
5,0
4,9
4,0
1,4
0,1
0.1
1,1
1,4
1,7
1,9
1,1
0,4
1,0
1,1
2,0
4,6
5,9
5,9
4,9
5,6
Grupo Meridional.
Auin. Disti! .
3.4
4,8
5,3
5,7
5,1
4,7
4,3
0,6
0,3
0,2
0,6
1,3
2,6
1,2
0,7
0,3
0,9
1,3
1,7
5.4
5,7
5,8
5,4
5,7
Los valores consignados en este estado no indican el nu-
mero de veces que la lemperatura siibe 6 baja anualmente,
pero demueslran lo mucho que esceden los aumenlos, en ulti-
mo resultado, a las disminuciones; y reciprocamente, por
consecuencia, el niimero de -veces que la porcion ascendenle
de la curva media anual bajo mas que la linea horizontal; y
cuantas en su porcion descendente se elevosobredicha linea.
Los valores indicadospresentan, pues, mas bien la medida de
la importancia de las perturbaciones, que su niimero.
Observaciones sobre las lempestades, los vientos y las borrascas
de la parte del mar Mediterrdneo comprendida enlre las
castas de Francia y Argelia; por Mr. Lartigue.
(Comptes rendus, 2b junio 1856.)
En verano los vientos polares del N. al N. 0. dorainan
entre las costas de Francia y las Islas Baleares: hace buen
tiempo, esla alto el barometro, aunque arrecian mucho por
inlervalos dichos vientos. Entre las Baleares y las costas de
Africa hace buen tiempo, y son moderados los vientos: por lo
comunsoplan del N., cerca de las citadas Islas, del N. E. en-
tre ellas, y del E., N. E. al E. cerca de las costas de Africa.
474
Los vienlos de cualquiera otra direccion que en eslas parte
del Mediterraneo reemplazan a los del N. 0. al N. 6 del N.
al E. pocas veces son fuertes, y las tempestades que levan-
tan no se ban preslado a ninguna observacion iraporlante.
Los vientos secos y abrasadores del S. E., llamados si-
rocco, reinan periodicaraente en las costas de la Argelia, y a
veces llegan a las de Francia. Parece que existe alguna rela-
cion entre estos vientos y los observados en las tempestades
mas violentas que se hacen sentir en la parte N. 0. de la
Francia.
En invierno los vientos del N. al N. 0. soplan con fre-
cuencia en las costas de Francia al misrao tiempo que los
del N. al N. E. se hacen sentir en las costas de Italia y el
golfo de Geneva. En la misma estacion los vientos tropicales
son frecuenles en las costas de la Argelia; su direccion es
siempre mas cerca del 0. en la parte occidental de estas cos-
tas, que en la oriental; y sucede tambien que varian mucbas
veces entre el S. y el S. E. por el lado de Bona cuando so-
plan entre el S. y el S. 0. por el lado de Oran. Estiendense
mas 6 menos cerca de las costas de Francia; y si cuando tie-
nen cierta fuerza encuentran vientos polares intensos, pue-
den determinar, ya un torbellino ya una tempestad. En
este caso los vientos de todas direcciones aumentan de inten-
sidad a medida que se aproximan unos a otros, y adquieren
su mayor fuerza en los puntos en que convergen; de manera
que los vientos pueden no ser rauy fuertes en las costas, y
soplar tempesluosaraente en medio del Mediterraneo. Por lo
demas, es sabido que las tempestades se hacen sentir pocas
veces al mismo tiempo en todas las partes de mar compren-
didas entre la Francia y la Argelia; muchas voces, cuando
los vientos son violentos entre la Francia y las Baleares, son
templados entre estas islas y la Argelia; y viceversa, cuan-
do son violentos en esta parte de mar, pueden no ser muy
fuertes entre las Baleares y la Francia (1).
(1) Las tempestades del Mar Negro sc producen, cemo las del Me-
diterraneo, por el cheque de los vientos polares del N. 0. al W. E., con
los tropicales del S. 0. al S. E., y pocas veces se hacen sentir al raisnio
475
Es lambieu frecuente en invierno que los vientos tropica-
lesnoencuenlrenalospolares hasta el interior de laFrancia;
en este caso, los priraeros pueden ser templados en las cos-
tas, y soplar corao torbellinos 6 como tempeslades en los pun-
tos en que seencuentranencontacto con los vientos polares,
los que per su parte auraentan tambien de intensidad a me-
dida que se acercan a estos puntos.
La depresion del baromelro esta en relacion con la fuerza
del vienlo, y aun en algunos casos puede indicar aproxima-
damente la distancia a que la lempestad sopla con mas vio-
lencia; asi pues, cuando en las costas de Francia la depre-
sion es considerable con los vientos del N. al N. 0., la lem-
pestad esta poco distante; pero lo esla mucho, cuando con
eslos misnios vientos el barometro se mantiene alto.
Cuando los vientos que concurren a determinar la tem-
pestad tienen con corta diferencia la misma intensidad, el
punto de su mayor violencia se acercara, unas veces a las
costas de la Argelia y otras a las de Francia; pero si bay una
diferencia notable de intensidad, elfoco de la tormentase mo-
vera en direccion, ya del viento mas fuerte, ya de la resultan-
te de los vientos que estan en lucha.
En las tempestades, los vientos soplan del N. al N. 0., 6
entre el E, S. E, y el S. S. 0. en las costas de Francia, y en-
tre el N. 0. y el N. E. en las de Argelia; pero a lo largo de
las costas, los vientos pueden variar del N. 0. al N. E,, 6 del
E. S. E. al S. S. 0. Los vientos del N. 0. suelen ser muy im-
petuosos en la parte de costa coraprendida entre el cabo Lar-
dier y la embocadura del Vars; pero pocas veces adquieren la
violencia de tempestad.
tiempo en todas las partes del mar Negro, Cuando los vientos soplan co-
mo tempestad en las costas de Eiiropa, suelen ser templados en las de
Asia, y viceversa. Tambien puede suceder que, cuando la tempestad ru-
ga en medio de dicho mar, los vientos sean poco fuertes en las dos cos-
tas opuestas. La tempestad que el 14 de noviembre de 1854 eslallo entre
Balaclava y Eupatoria, parece baber sido ocasionada por el choque de
estos mismos vientos; pero los efectos producidos demuestran que los del
S. al S. 0. eran los mas violentos.
476
Algunas veces en las coslas de Francia y en las inraedia-
ciones de la Cerdena, el movimiento de las nubes indica los
vientos que determinan lastempestadcs. Si soplan del N, 0.,
suele verse a las nubes correr del S. 0.: otras veces las nu-
bes corren del S. E.; en este caso la lempestad es efecto del
choque de los vientos que soplan en esta direccion, con los
delN.O.
Ocurre con frecuencia que sobre las nubes impelidas por
los vientos del S. E. hay otra capa de nubes que sedirigeha-
cia el N. E.; entonces la tempestad es ocasionada por los vien-
tos del N. al N. 0., cuando chocan con los del S. E. al S. 0.
Algunas veces, cuando la tempestad sopla en alguna de estas
direcciones, las nubes anuncian los vientos del N. 0. en las
altas regiones de la almosfera.
Durante las tempestades, que van sierapre acorapanadas
decopiosisimaslluvias, y regularmente de relampagos y true-
nos, y a veces hasta de nieve, los vientos superiores propen-
den a acercarse a la superficie de latierra, y aun muchas ve-
ces reemplazanen ella a los vientos inferiores, que en tal ca-
so van a soplar a las regiones elevadas. Este cambio no ocurre
del mismo modo en lodas las paries del Mediterraneo de que
aqui se trata: en ciertos casos, y principalmente lejosde las
costas, los vientos se suceden en la superficie mediante una
revirada mas 6 menos brusca, y su violencia no disminuye
cuando son los vientos polares los que reeraplazan a los tro-
picales; mientras que, por lo regular, se manifiesta en el in-
terval una atenuacion considerable, si no una calma comple-
la, cuando son los vientos tropicales los que reemplazan a los
polares.
En ciertos casos, en los diferentes puntosen que tiene lu-
gar el cambio se forman torbellinos, de losquecada uno ocu-
pa rauy poca estension, pero que en momentos dados son ca-
paces de determinar efectos desastrosos, aunque no parecen,
especialniente en invierno, de la misma naturaleza que los
torbellinos observados en loshuracanes.
Algunas veces los vientos del N. al N. E. que reinan co-
munmente en las costas de Italia y en el golfo de Genova, Ue-
gan a las costas de la Provenza, y si los vientos del S. al S. E.
477
soplan entonces del lado de Bona, y los del S. al S. 0. del
de Oran, los vientos del N. al N. E. varian al E. N. E. y al
E. a medida que adelantan hacia el S. y hacia el 0., y vuel-
ven luego hacia el N. 0., soplando entonces del E. al S. E.
en el golfo de Lyon. Si no encuentran ningun obstaculo, con-
tinuan hasta el Oceano; una vez en el, suben gradualmente ha-
cia el N. y el N. E., y forman una corriente circular que ocupa
una gran estension. En esle caso los vientos no adquieren mu-
cha fuerza; perosi, como sucede frecuentemenle en esta esta-
cion, los vientos del N. al 0. N. 0. reinan a lo largo de los
Pirineos, el espacioocupadopor la corriente se circunscribe,
y los vientos de todas direcciones, pero principalmente los del
S. E. al E., pueden llegar a ser violentos. Por lo demas, en el
golfo de Genova, en las costas de Africa, Espaila y la Cerdena,
los vientos pueden no ser muy impetuosos; pero aumentan pro-
gresivamente de fuerza a medida que avantan hacia las cos-
tas de Francia, al raismo tiempo que su direccion se aproxima
alS.E.oalE.
Unas corrientes circulares parecidas a las precedentes se
establecen en diferentes puntos de la costa de Europa, en el
Mediterraneo y aun en el interior de la Francia : formanse de
una raanera analoga a la espresada, y obedecen a las mismas
leyes. Los vientos no adquieren en ellasgran intensidad cuan-
do no encuentran obstaculos, pero se hacen impetuosos si son
conlrariados en su curso.
Estas corrientes se diferencian esencialmente de las que
conslituyen los huracanes 6 tormentas giratorias: en el pri-
mer caso los vientos que siguen el curso ordinario del aire
se inclinan a acercarse al suelo mas bien que a alejarse de el;
en el segundo los vientos giran en sentido inverso del movi-
mlento natural del aire, al mismo tiempo que se levantan
arremolinandose de manera que producen una aspiracion mas
6 menos poderosa. No obstante, las tempestades que se mani-
fiestan en el Mediterraneo, sea cual fuere por otra parte la
manera con que se produzcan, son a veces mas violentas que
ciertos huracanes.
478
Sobre un hierro metedrico que contiene plomo nativo; por Mr.
GuEG. — Observacion deunaerolitoen elmomenlodecaer;por
Mr. Symond,
(L'liistitut, \2 diciembre ^85^.)
Ha poco liempo que adquiri. dice Mr. Greg, una raasa
de hierro raeleorico de algo mas de 17 libras inglesas de pe-
so, cuya forma irregular se asemeja a la de una copa nota-
bleraenle convexa en uno de sus costados, y cuya superficie
esterior esla mas 6 menos cubierla de pequenas prominencias
angulares y concoideas. La referida sustancia se enconlro por
Mr. Grenwood el 26 de febrero de 1840 en el desierto de Ta-
rapaca, a 80 millas N. E. de Talcahuajo y 46 de Heraalga, y
fue analizada en 1853 por Mr. G. Darlington, del museo de
geologia practica, quien hallo en ella los siguienles elementos:
Hierro 93,41 93,48
Niquel 4,62 4,56
Cobalto 0,36 0,37
Manganeso 0,20 0,18
Fosfuros 1,21 1,26
Cromo indicios indicios.
99,80 99,85
La composicion general se parece, comose echa de ver,
a lageneralidad de los hierros meteoricos analizados hasta el
dia, pero no puedo decir si este hierro contiene eschreibersi-
ta. El peso especifico de un fragmento de seis onzas, a pesar
de sus cavidades y de otras materias, parece ser aproxima-
damenle de 6,5. Para ser un hierro meteorico esla dotado de
unaductilidad notable; y aunqueno presenta figuras regula-
res cristalinas 6 de Widraam, cuandose trata una superficie
lisa por el acido nitrico presenta el aspecto de una testura li-
geramente ondeada 6 de aguas, mas clara en algunos puntos
que en otros. No obstante, hasta despues de haber corta-
do el hierro en diferentes trozos para pulirlo, no advert! que
no tenia una estructura homogenea, y que estaba en muchos
479
puntos Ueno de cavidades, algunas de las cuales contenian
una materia que al parecer era plomo puro. En otras el
plomo solo era del grueso de una pajilla, y no las llenaba por
enlero; en tanto que en varias la cavidad estaba completa-
mente Uena de plomo del lamano de ungarbanzo. Mr. She-
pard, que es en America el mineralogista que acaso conoce
mejor los meleoritos, haexaminado con Mr. Heddley conrai-
go algunas de estas hojas de hierro en los talleres de Mr.
Young, enEdimburgo, y heoios estraido plomo en el momen-
to de quitarlas del torno; de modo que no puede haber error 6
equivocacion. A pesar de esto, Mr. Heddle ha examinado pa-
ra mayor seguridad algunas de las raasas estraidas, y ha de-
mostrado que era plomo quimicamente puro. Cuando la su-
perficie empaiiada no tenia rayas, se hallaban pequenas can-
tidades de hierro y alumina, y ligeros indicios de fosforo y
magnesia. En algunas de las cavidades de este hierro singu-
lar habia ta^ibien otras dos sustancias, acerca de las cuales
Mr. Heddle dara curiosos pormenores cuando liaga una anali-
sis completa de ellas: la una es muy dura, de color negro-
parduzco y semi-metalica; la otra, oscuro-amarillenta, insolu-
ble en los acidos y de testura terrea.
En cuanto al plomo, es el primer ejemplo autentico de la
existencia de este metal en los cuerpos meteoricos: y el en-
contrarlo tan intiraamente unido al hierro metalico y hundido
ensu masa, esun hecho, no solo estraiio en si mismo, sino de
dificil esplicacion. No obstante, es probable que formase en
su origen una aleacion con el niquel y el cobalto, y que un
calor intenso 6 una fusion parcial de la masa de hierro lo de-
posilase por resudacion en las cavidades vesiculares. En elsu-
puesto de que esta esplicacion sea exacta, seria una prueba
del calor intenso a quotas masas meteoricas de hierro parecen
hallarsesometidas en el memento en que tocan a la superfi-
cie de la lierra, 6 tal vez antes. Las piedras meteoricas deben
haberse hallado espuestas a un grado de calor mucho menor
durante su caida que las masas de hierro, a lo menos si se
juzga por las apariencias, pues el linico indicio de fusion en
las piedras es enteramente esterior, y solo esta marcado por
una costra delgada, negra y brillante.
480
Las caidas de hierro, comparativaraente con las de las
piedras, son en estrerao raras; ylanlo es esto asi, que no te-
nemos sino tres 6 cuatro relaciones autenticas de la caida
de masas de hierro, y aun eslas son de escaso voliimen, no
pudiendo ser comparadas bajo este puntode vista a las masas
enormes de 5 a 20 loneladas de peso que algunas veces se ban
enconlrado en las lianuras de Mejico y de la America Me-
ridional.
Si alguien pudiese dudar de que estas inmensas masas de
hierro tienen, rigurosaraentehablando, un origen meteorico,
anadire aqui algunos detalles acerca de su caida en la ya cita-
da region de America en 1844. suceso muy conocido en el
paraje donde ocurrio, pero que no ha tenido fuera del pais to-
da la publicidad que mere ce.
Es importante fijar la con sideracion en la fusion intensa
que presenlaba la masa entera en el momentodela caida. La
descripcion que de ella hahecho Mr. Syraondesenteramente
geografica, y su testo es el siguiente.
Habiendome compromelido mucho en los asunlos politi-
cosdela Republica argenlina, y lomado parle en lasguerras
de 1843 a 1844, acompafle al ejercito de Corrienles en su in-
vasion de la provincia deEnlre-Rios. Nueslra retaguardia, en
la cual me encontraba, se veia acosadasin cesar por lastro-
pas ligeras de la espresada provincia, que diez dias antes ha-
bian llegado a la frontera de Corrientes, y no nos daban tiem-
po para comer ni mudar de ropa; pero despues de haber pa-
sado de este punto en Carritas-Paso sobre el rio Mocorita,
pusimos una guardia en su paso, y creyendonos desde aquel
momento en seguridad, toda la division so abandono al mas
profundo sueiio. De improviso todos despertamos simulta-
neamente cual si nos hubiese agilado una violenta sacudida
electrica. La division entera, que se componia de unos 400 hom-
bres, se levanto en el acto. La causa de todo esto era un aero-
lito que caia, y cuya luz tenia unaintensidad inesplicable; su
descenso se veriiicaba en una direccionoblicua, probablemen-
te bajo un angulo de cerca de 60" con la tierra, y corria de
oriente a occldente. Su forma era la de un elipsoide de fuego,
y su marcha en el cielo se senalaba con un rastro igneo que se
181
debilitabaaproporcionquelamasa sealejaba.pero era tanin-
lenso como ella en su inmecliacion. El ruidoquele acompa-
iiaba, aunque diferente del trueno 6 de todo lo que yo habia
oido hasta enlonces, era seco, y en estrerao fuerte y aterrador.
Esla caida habia ocasionado un movimiento sensible de la at-
mosfera; movimiento que al pronto parecia empujarnos, pero
que en breve presenloel caracter de un torbellino de escasa
duracion. En el mismo instanle lodos declararon haber espe-
rimenlado una conmocion eleclrica, lo que tal vez era debi-
do a un efecto de la luz deslumbradora y del estrepilo formi-
dable en nueslros senlidos aletargados. El punlo en que
cayo el aerolito dislaba como unos 100 metros del ala dere-
cha de la division, y tal vez 400 del lugar en que yo descan-
saba. Acompafiado de nuestro general D. Joaquin Madauaga
me acerque a 10 6 12 metros de la masa, pues esta era la
menor distancia a que el calor inlenso nos permitia manle-
nernos.
Hallabase al parecer muy hundida en el suelo, que esta-
ba caldeadode talmanera que hervia en derredor. Su tamaflo
sobre el nivel del suelo era proximamenle como de una yar-
da cubica, ysu forma casi esferica; eslaba hecha ascua, irra-
diaba un vivisimo resplandor, y continuo en tal estado hasta
el amanecer, hora en que habiendo el enemigo traido su arti-
lleria nos obligo a abandonar aquellos lugares y a continuar
nuestra raarcha. Dire tambien que en el momento de la caida
el cieloestabaenteramente despejado, y que en la tarde ante-
rior se habian visloalgunas rafagas a manera de relampagos.
No he tenido desde entonces oporlunidad de visitar a Mocori-
ta, porque nuestro campamento permanente se establecio a
35 leguas al nortedel vado, yelpaisentre estosdospuntos se
quedo despoblado por nuestras dilatadas guerras; mas como
el lugar en que cayo dicho aerolito era muy conocido por al-
gunosde nuestros oficiales, a quienesse enviaba con frecuen-
cia a observar la frontera de Entre-Rios, Ics he oido hacer su
descripcion como sifuese de una piedra de hierro. En una oca-
sion arme a uno de los mas inteligentes de un martillo, y le en-
cargueme trajeseunamuestra; a su vuelta me dijo que la ma-
sa era tan dura que la herraraienta semellaba, y habia con-
TOMO VI. 31
482
cluido por hacerse pedazos en los esfuerzos infrucluosos que
habia practicado para arrancar una parte pequeila.
REAL OBSERVATORIO DE MADRID.
Mes de agosto de 1856.
bar6metro.
Pulgad
gles
asin-
is.
Milimetroj.
Altura media
27,738
27,903
27,398
0,605
0,148
0,024
704,535
708,726
695,899
12,827
3,760
0,610
maxiuia (dia 26)
minima (dia 18)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 15)
minima diurna (dia 22)
TERMOMETRO.
Fahr.
Reaum.
Cent.
Temperatura media
83',9
103,3
53,5
49,8
36,0
17,7
23",07
31,69
9,55
22,14
16,00
7,87
28°,83
39,60
11,94
maxima (dia 16)
minima (dia 23)
Oscilacion mensual
27,66
20,00
9,83
maxima diurna (dia 7)
minima diurna (dia 19)
PLUVIOMETRO.
Pulg. ingl.
Milimctros.
Lluvia caida en el mes
))
»
1
Mes de setiembre.
BAROMETRO.
Pulgadas in-
glesas.
Milimctros.
Altara media
26,839
28,033
27,423
0,610
0,183
0,032
681,700
712 028
maxima (dia 16)
minima (dia 27)
696 534
Oscilacion mensual
15 494
maxima diurna (dia 4)
minima diurna (dia 6)
4,648
0.813
483
termometho.
Temperatura media
maxima (tlia l.°j
minima (dia 30)
Oscilacion mensual
maxima diurna (dia 15)
minima diurna (dia 5). .
PLUVIOMETRO.
Liu via caida en el mes
Falir.
66°,6
Beaum.
15',37
100,5
30.44
37,2
2,31
63,3
28,13
39,4
17,51
14,5
6,44
19",22
32,06
2,89
29,17
21,89
8,06
Pulfr. inirl.
0,810
Milimetros.
20,57
Mes de ocluhrc
BAROMETRO.
Pulgadas
glesas
in-
Milimetros.
Allura media
27,863
28,198
27,633
0,565
0,131
0,022
707,710
maxima (dia 16)
716,219
minima (dia 1.")
701,865
Oscilacion mensual
14,354
maxima diurna (dia 17)
minima diurna (dia 10)
3,327
0,559
TERMOMETRO.
Fahr.
ItcaiiDi.
Cent.
Temperatura media
6r,2
83,4
37,5
45,9
36,5
17,5
12°,98
22,40
2,44
19,96
16,22
7,78
16°,22
maxima (dia 6)
28 56
minima (dia 16)
3 06
Oscilacion mensual
25,50
maxima diurna (dia 18)
minima diurna (dia 10). . . .
20,28
9,72
PLUVIOMETRO.
Pulg. ingl.
Milimetros.
Lluvia caida en el mes
0,050
1.97
.
Manuel Rico y Sinobas.
484
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CIENCI4S NATIR4LES.
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Carta d Mr. Elie de Beaumont sobre los fendmenos eruptivos
del Vesubio y de la Italia meridional; por Mk. Sainte-Clai-
RE Deville.
(Comptca rcndus, 2S Julio -1850.)
aPalermo\Z de junio de 1856. — Al dejar a Napoles para
pasar a estudiar las riquezas volcanicas de Sicilia, debo pai-
ticiparos losresulladosde las esploraciones que acabo de ve-
rificar en el Yesubio y los carapos flegreos.
»Empezare diciendo el actual eslado del Vesubio, y lo que
en el he podido observar.
))La lava del afio pasado se manliene, como era deespe-
rar, a una temperatura elevadisima. En el Fossode la Velra-
no particularmente, alii donde esta mas gruesa, presentan
muchos punlos el suficiente calor, a poca profundidad, para
encender un palo puesto en contaclo con cUos.
))Aunque en ninguno de eslos punlos la incandescencia lle-
ga al grade de la que observe en ellos en junio y selierabre
de 1855, parecen mas numerosos que entonces, y se alinean
bastante generalmente por las pequenas crestas que disenan
en el declive 6 corrienle tolal los bordes esleriores delascor-
rienles parciales que la componen, 6 por mejor decir, hacia
los pnntos de contaclo de esta cubierta eslerior con las cor-
rienles que ullimamonlc ban venido a ingerirse y como a em-
butirse en ellas. Pero las ligeras humaradas que aun se des-
prenden de ellas con cierta abundancia, no son ya humaradas
secas, piles casi todas ban pasado al esladode ligeraraenle
acidasy acuosas. Me he cerciorado de esla circunstancia, con-
densando eslos -vapores en un globo enfriado a 13° bajo
cero.
»He recojido al cabo de algunas boras una pequena can-
tidad de un liquido en eslremo acido, de color verde-raanza-
na, y que, aun dilatado en agua, se consolida Iralado por el
nilralo de plala, y precipila ligeramenle por el cloruro de
bario. Las porciones solidas recojidas en la alargadera eran
blancasen una eslremidad, y de amarillo verdoso en la parte
mas inmediata al origen del vapor: dichas porciones eran
casi linicanienle sal marina coloreada por un poco de cloruro
de hierro.
»Asi pues, en esle raoraento lashumaradas de la lava in-
candescente ban pasado en lolalidad al segundo eslado de ac-
lividad que ya senale el ano pasado en una de ellas, y que es-
la caraclerizada por la circunstancia de que los cloruros y los
sulfatos alcalinos van acompanados de una cantidad muy pe-
quena de vapor de aguay de cloruro de hierro acido.
»Una de ellas, sin embargo, y es precisamente uua de las
que en seliembre proximo pasado me presentaron los vapo-
res clorurados anhidros, parece no baber pasado a esle eslado
secundario. Su conlorno no esta teiiido de amarillo por los
produclos ferruginosos; y en lasgrietasde las rocas de que se
desprenden, se encuenlran concreciones de sal marina de es-
Iremada blancura; en una paiabra, presenla lodavia todos los
caracteres que be indicado en las humaradas secas. Pordes-
gracia, el esperimento de condensacion que tambien he ensa-
yado respeclo de ellas, no fiie hecho en condiciones bastanLe
favorables para que me fuese posible deducir consecuencia
alguna en cuanlo a la presencia 6 la ausencia del agua.
»Pero a todos estos caracteres esleriores se agrega una
circunstancia notable para dislinguirlas de las humaradas aci-
das inmedialas.
»He verificado en los mismos lugares y repetidas veces,
la analisis del gas que acompana a estas humaradas; y he
490
aqui los resulladosque he obtenido(l), yque demueslran que
ninguna deellas contiene acido carbonico.
Las humaradas acidas de cloruro de liierro estan acompa-
fiadas de aire que no contiene, por termino medio, sine 19,6
de oxigeno, mientras que cuatro analisis del aire desprendido
de la luiraarada de cloruros blancos me ban dado 20,95,
26,6, 20,9 y 20,9 deoxigeno. Vemos, pues, que esla sensible-
mente reducida a un desprendimienlo de aire normal a eleva-
da lemperatura, en tanloque en las otras, la presencia de los
acidos y del cloruro de hierro esta evidentemenle enlazada con
la desaparicion de una pequeua cantidad de oxigeno; resulla-
do que por otra parte viene a confirmar exactamente todos los
que MM. Le-Blanc, Lewy y yo hemos obtenido este invierno en
la analisis de los gases que enjunio y setiembre de 185o se
desprendian de las grietas de la lava incandescente.
»Tarabien he recojido con el mayor esmero, y por medio
de aparatos cuya descripcion dare mas adelante, muestras de
cada uno de estos gases, como igualmente de los de que tam-
bien voy a hablaros en esta carta.
»Despues de haber determinado el estado actual de las
eraanaciones que salen de la lava, 6 si os parece mejor, del
aparato escintrico del855, era precise procurar darse cuen-
ta del estado actual del aparato normal 6 central del volcan;
esto es, del crater propiaraente dicho.
» Aqui me es preciso hacerme cargo de los cambios radi-
cales que han tenido lugar desde mi ultima escursion en oc-
lubre de 1853, y que se relacionan a la par con la disposi-
cion lopografica de la cumbre y con la dislribucion de las
fuerzas eruptivas.
))Si teneis la bondad de referiros a las cartas que os he re-
mitido desde Napoles el ano pasado, os convencereis de que
(I) Estas analisis, corao todas las de que se hablara en esta carta,
han sido hechas on el agua con un tubo graduado sumcrgido en una pro-
beta, en la cual introducia sucesivamente, por medio de pequeiios tubes
cerrados en una estremidad, potasa caustica, y una disolucion alcalina de
acido pirogalico.
491
algunos raeses despues de la erupcion de mayo, el craler su-
perior del Yesubio podia considerarse dividido en muchasre-
giones baslante distinlas. Al Norte la Punta del Palo, melida
en el declive occidental por la cavidad que se abrio en di-
ciembre del854, y delermino la ultima erupcion; al Ponien-
te, el monton de pequenas lavas arrojadas por la cumbre
desde 1842 hasta 1848; en la region meridional, las dos bo-
cas abiertas en 1850, separadaspor unaestrecha cresta, y do-
minadas por la Punta de 1850, punlo culminante del Vesubio
actual; y por ultimo, en el centro lo que quedaba de la anli-
gua llanura, enlazandose con todas las partes del crater, y
desvaneciendose hacia el Oriente en forma de una pequena
garganta ensanchada, que es el punto mas bajo del contorno
circular.
»Esta disposicion de la meseta superior subsislio hasta el
13 de diciembre de 1855, en cuya epoca tuvo lugar un feno-
meno raecanico bastante notable. Una cuarta boca, mucho
mas ancha y profunda que las otras tres, se abrio entre las
dos cavidades de 1850, haciendo desaparecer por completo la
pequena y estrecha cresta que las separaba, y sobre la cual
siete meses antes habia esperiraentado aquellos fuerles sacu-
dimientos de que os he hablado en una de mis anteriores car-
tas, y justificando de este modo los vaticinios que entonces bi-
ce publicos, relativamente a la proxima destruccionde aque-
11a porcionde la masa volcanica. Seria bastante dificil tomar
medidas exactas, en medio de los torrentes de vapor sofocan-
te que impiden hasta el ver enteramente el interior de esta ca-
vidad; pero no creo exajerar sus dimensiones calculandolas
en 200 metros de profundidad, y aproximadamente en otros
tantos cada uno de los diametros horizontales. Esta inmensa
depresion, de hordes completamente escarpados y casi ci-
lindricos, apenas ha tocado a la mayor de las dos cavidades
del850, 6 sea la mas oriental, en tanto que ha absorbido en
gran parte la occidental, y penetrado considerablemente en
la pequena llanura central. Esta hondonada, hecha como con
un sacabocados, ha decentado profundamente los elevados re-
bordes que rodeaban a los dos crateres; y el examen de los
cortes producidos de esta manera, especialmente debajo de la
492
punta de 1850, demuestra con entera evidencia que la ele-
vacion de 80 a 100 metros que esta porcion del crater ha es-
periraenlado en una sola noche del citado afio, no se ha
verificado en manera alguna por la acumulacion de los pro-
ductos fragraentarios, sino por un verdadero levantamiento
del terreno.
))La abertura de esta cuarta boca es, aparte de lo espues-
to, eliinico carabioqueha ocurrido en la topografia de lame-
seta superior del Yesubio. Por lo que respecta a las alturas
absolutas y relativas del Palo y de la Punta de 18S0, debo de-
cir que dos series de observaciones barometricas ejecutadas
por mi enestos dos puntos, ycuyas observaciones correspon-
dientes han sido praclicadas con la mayor benevolencia en el
observatorio del Vesubio por Mr. Palmieri, y al nivel del mar
por MM. Viard y Larousse, ingenieros adictos a la espedicion
hidrografica alas ordenes de Mr. Darondeau (1), me permiti-
ran determinar con gran exactilud si ha habido algun movi-
miento de elevacion 6 depresion desde el mes de octubre del
ano pasado.
))A estos cambios en la disposicion de los accidenles topo-
(1) Verifiquc mi subida nl Vesubio el 5 de junio, al mismo tiempo
quo MM. Darondeau y Ploix. Estos ingenieros han observado la decli-
nacion magnetica en la Punta del Palo, en la ermita del Salvador, al mis-
mo tiempo que en el nivel del mar en la bahi'a de Napoles. El capitan
Mr. Duperrey ba esprcsado el sentimiento de no poder discutir una ob-
servncion compavativa de este gdnero, al dar cuenta con la mayor ama-
bilidad, de la observacion relaliva a la declinacion, que hice en la cima
del Pico do Tenerife en setiembre de 1842. Por lo deraas, seri'a muy
util a las ciencias geograficas que el interesante trabajo hidrografico que
Mr. Darondeau esta ejecutando hace dos auos en las costas occidentales de
Italia, fuese estensivo a las de la Sicilia, puesto que es muy facil con-
venccrse de que el mapa de Smith es en estremo defectuoso. Limitando-
me a un solo ejemplo de esto dire que he observado recientemente, al
trasladarme por mar desde Melazzo a Stromboli, que la isla de Felicuri
se distingue largo rato con la mayor claridad entrc Salina y Panania, lo
que sen'a absolutaraente iraposible segun las posiciones seualadas a estas
islas en el espresado mapa.
493
graficos de la meseta superior, ban correspondido algunas
mudahzas igualmente significativas en la distribucion de las
fuerzas volcanicas.
»La gran cavidad formada en diciembre de 1855 ha pro-
ducido desde marzo de 1856 frecuentes erupciones, que ban
consistido en la proyeccion de grandes pledras y fragmenlos
de lava fundida, acompanada, conio siempre, de fuerles de-
tonaciones. En la superficie del suelo y cerca de la cavidad
se ven algunas de estas pledras, que a pesar de subastanle
corto grueso, presenlan un diametro de 75 a 80 cenlimelros.
»Estas pequenas esplosiones cesaron en mayo, pero fue-
ron reemplazadas por un fenomeno baslanle raro en el Vesu-
bio: la existencia, en el fondo del mayor de los dos crateres
de 1850, de una abertura que comunica directamente con el
foco interior, y hasla la cual penetra el nivel de la lava incan-
descente. Durante la noche, y aun un poco durante el dia, se
ve perfeclamente su reflejo; de esta boca sale sin esplosion,
pero con un ruido enleramente parecido al que acompafiaba
a las emisiones gaseosas del ano ultimo, una masa enorme de
vapores con caracteres particulares que los diferencian baslan-
te bien de los vapores ordinaries del crater superior. A su sa-
lida de la cavidad son de un hermoso bianco, que parece Co-
lorado por el reflejo de la materia incandescente de que se es-
capan. Pero esos espesos copos de vapores que al parecer no
se disuelven en el aire inmediatocon lamismafacilidadque
las eraanaciones babituales de la cuspide, conservan atre-
chos, a una estraordinaria elevacion y muy lejos de su orijen,
un matiz rojo-oscuro, en medio del cual se destacana voces
grandes masas de color mas sombrio y casi negro. Estos co-
pos no son luminosos en la oscuridad, de modo que es dificil
alribuir su rubefacciona la incandescencia de la lava inmedia-
ta,la cual, por otra parte, no se manifiesla sino por una aber-
tura bastante estrecha, y casi enteramente oculta por los re-
bordes de la cavidad que la encierra. Es, por consiguiente,
bastante probable que estos diferentes matices pertenezcan a
la misma suslancia de las eraanaciones.
»En las dos escursiones que he hecho a la cima del volcan,
el 5 y 7 de junio, no me ha parecido posible intenlar ningun
494
esperimento de condensaclon de estos vapores: acaso obleii-
dre resuUados raejores a mi regreso de Sicilia. Pero'hay una
circunstancia que parece indicar que eslas emanaciones no ca-
recen de sustancias solidas. Uno de los aparalos de condensa-
clon que he eslablecido en otra parte del crater superior, y
que liabia quedado funcionando por espacio de 24 horas, se
encontro cubierto en su superficie esterior de una pelicula
blanca, que presenlaba el sabor y los caracteres del cloruro
de sodio, pero que ademas dejo sobre el vidrio despues del la-
vado, un elemento evidenteraente insoluble en el agua. Yha-
biendo cambiado el viento durante la noche, esta mudanza
fue causa de que se dirijiesen al aparalo los vapores despren-
didos de la cavidad incandescente. Este esperimento hace,
pues, bastante probable la creencia de que estos vapores He-
van consigo por lo menos cloruro de sodio, a semejanza de las
emanaciones de la lava de 18o5; pero ademas parecen sensi-
blemente acidos, a juzgar por el olor sofocante que se res-
pira cuando se esta enlre ellos, corao yo estuve una vez, yien-
donie rodeado por la nube que forman en la cumbre del Ve-
subio.
))Sea como fuere, la existencia en el crater superior de una
cavidad en que se manifiesta tranquilamente la incandescen-
cia interior, acerca completamente el estado actual del Vesu-
bio a aquel en que Spallanzani habia encontrado y descrito el
aparato superior del Etna en 1788. Debe anadirse a eslehecho,
que la semejanza parece coinpletarse por una circunstancia
comun, habiendo sido observado este estado particular, en ara-
bos casos, algunos meses despues de una erupcion.
»Dos observaciones completaran lo que lengo que deciros
sobre este asunlo.
»La primera es que la cavidad u orificio que acabo de
describir no esta colocada, como pudiera sospecharse, en ei
punto mas bajo a que Uegan las cavidades actuales del Vesu-
bio. El fondo del gran embudo formado el diciembre ultimo
esta al nivel de 100 metros porlo menos debajo de el del ori-
ficio, y esto es una nueva prueba que debe anadirse a las que
he aducido respecto de la localizacion que afectan las diferen-
tes tendencias eruplivas en un misrao macizo volcanico.
495
»La segunda observacion viene tambien en apoyo de la si-
guiente conclusion: esle punto incandescenle no esla tan ais-
lado como a primera vista parece. En efecto, habiendo bajado
al fondo del pequeno crater forraado en diciemhre de 1854
para examinar las humaradas, no pude menos de estranar el
calor, verdaderamenteinsoportable, que esperimentaba en los
pies y las piernas, en una parte de este crater donde la are-
na, en lugar de ser hiimeda, como cerca de las humaradas in-
mediatas, estaba absolutamente seca. Habiendo introducido
en ella un termoraetro, este subio en pocos minutes a 280°, lo
cual me hizo creer con toda seguridad que a corta distancia
habia una grieta incandesceute: creencia que raefue confirma-
da por mi guia Gozzolino, quien rae aseguro que algunas se-
manas antes se veia todavia en aquel lugar una hendidura
donde la roca estaba a la temperatura del rojo, y de la cual
no estabamos separados sino por algunos metros de arena re-
movida. Esta hendidura esta siluada en el angulo Sudeste de
lacavidad. es decir, precisamente haciael ladoque mira a la
caverna de 1850, y al orificio en actual incandescencia. Es,
por consiguiente, natural pensar que estos dos puntos en que
se manifiesta hoy la intensidad maxima, estan unidos entre si
por una rendija del gran cono, que pasa muy perceptiblemen-
te por el eje de este. Puede, pues. en ultima analisis conside-
rarse que esla rendija diametral es la misma por la cual el
Vesubio, en su actual estado, propende a arrojar sus produc-
tos 6 a hacer sus erupciones.
»Lo que me resta que deciros acerca de las emanaciones
actuales, me parece a proposito para confirmar en lodos sus
puntos esta conclusion. En efecto, sea cual fuere la direccion
en que nos coloquemos en el interior de la meseta superior
para examinar las humaradas que se desprenden de ella, ad-
verliremos constantemenle que estas humaradas, yasea porsu
temperatura, ya por sus caracteres quimicos, tienen cierta
tendencia a hacerse de un orden cada vez mas elevado, a me-
dida que nos aproximamos al piano que une los dos puntos de
incandescencia, 6 cuando nos aproximamos a estos mismos
puntos. Pero esto es verdadero, especialmenle cuando se corn-
para, en un mismo grupo de humaradas, su actual estado con
496
el que presentaban en el mes de setiembre del ano proximo
pasado.
))Por la parte oriental del piano de que se trata, si se ca-
mina, por ejemplo, desde la Punta del Palo hasla el orificio
incandescente de 1830, he aqui lo que se observa.
))Las dos laderas del Palo, que el ano ultimo presentaban
multitud de humaradas cuya temperatura oscilaba entre 60"
y 66", y que no desprendian sino vapores acuosos, carecen hoy
enteramente de emanaciones. Asimismo, el grupo de la 11a-
nura que se estendia hasla el pie meridional del Palo, y que
se componia de humaradas a 79°, en las que el vapor de agua
arraslraba una pequena cantidad de acido sulfhidrico, olra
pequenisima parte de azufreque se depositaba en sus oriQcios,
y una proporcion de acido carbonico, queen las dosmuestras
que he recojido el ano ultimo ha variado entre 3 y 9 por 100;
ese grupo, repito, ha desaparecido enteramente. Para encon-
trar en esta direccion indicios de actividad, es preciso llegar
hasta la ladera septentrional del gran crater de 1850 , que en
su actual disposicion es uno de los limites de la nueva cavi-
dad central. Alii se observan dos grietas casi paralelas al
piano diametral de que he hablado, es decir, que se dirijen
del Noroeste al Sudeste, y de las cuales la mas distante del
piano, con una temperatura de 60°, liene un ligero olor de
azufre, deposila pequenisimas cantidades de este, y no enro-
jece el papel de tornasol, en tanto que la mas inmediata pre-
senta una temperatura de 73 a 74°, y al mismo liempo que
deposita azufre, despide un fuerte olor de acido sulfuroso, y
desprende vapores que condensados en un globo precipitan
copiosamente por el nitrato de plata, y ligeramente por el
cloruro acido de bario.
)>El interior de la gran cavidad de 1850 presenta cierla
semejanza con lo espuesto. En el borde Nordesle, el mas dis-
tante de la incandescencia actual, y al pie interior de la pared,
se desprenden numerosas humaradas acuosas que tienen una
temperatura de 66 a 70", y no exhalan ningun olor ni cjercen
accion alguna en el tornasol ni en el acetato de plorao. La
analisis de tres muestras del gas recojido no ha presentado
ningun indicio de acido carbonico; pero si lassiguienles pro-
497
porciones cleoxigeno: 20,0; 19,9; 20,0. Veinos, pues, que la
eslremidad de la sima de 1830 no desprende sino vapor de
agua ii una leraperatura baslante poco clevada, y acompana-
do solamente de aire privado tal vez de una pequeila cantidad
deoxigeno; esdecir, que eslas emanaciones del ultimo orden,
al perder lerreno y al desaparecer poco a poco del pie orien-
tal del Palo, caracterizado por ellas liace un afio, se han con-
servadoiinicaraenle en dicho lugar,
»La misma gradacion puede observarse, siguiendo hacia
el Mediodia el reborde de la raisraa cavidad. Alii he descrilo
el ano pasado unas humaradas cuya temperalura llegaba en
setiembre a 180°, y salian copiosamente bajo fuerte presion:
eran las emanaciones clorhidro-sulfurosas que entonces con-
dense, y cuya analisis he dado ya. Actualmente han dismi-
nuido mucho de intensidad, son ligeramente acidas, y su tem-
peralura ha quedado reducida a 1S4°.
»En resumen, en toda la region sifuada al Oriente de este
piano medio, se ve que los fenomenos, aunque han perdido
toda su intensidad desde el ano pasado. la han conservado
cada vez mayor a medida que nos aproxiraamos al piano en
que se han establecido los dos maximos actuales.
))Hacia el lado occidental de este piano se ha observado a
la vez el misrao decrecimiento absoluto, y la misma grada-
cion de los fenomenos hacia este lugar geometrico.
»Las innumerables humaradas clorhidro-sulfurosas que
se escalonaban alrededor de la Punta de 1830, han disrainuido
considerablemente 6 desaparecido por completo.
»Del seno de las pequenas lavas de 1842 a 1848 salen va-
pores acuosos, cuya temperalura hacia el horde occidental
no pasa de unos 56 a 57"; despues se eleva a 60 y 64° en el
horde de la cavidad de 1854. Estas humaradas adquieren al
mismo tiempo un poco de acido carbonico, del que he encon-
trado en tres analisis hechas en los mismos lugares, en Ires
diferentes muestras, 1,3, 1,6 y 2,1 por 100, y un olor niuy
marcado de azufre, del que depositan pequeiias cantidades;
pero nunca obran en el papel de lornasol. Despues, a medida
que se adelanta por este lado hacia el costado Noroeste de la
mas pequena de las cavidades de 1850, casi enteramenlo cm-
TOMO VI. 32
498
bebida en el nucvo craler, so obscrvan humaradascuya tem-
peratiira va aumentando conslantemenle hasla que llega a 74°,
coino las que estan a su frente al olro lado del piano de que
acabo de hablar; conlienen tambien, al mismo liempo que el
vapor de azufre, los acidos clorhidrico y sulfuroso, liasta que
al fin, perdiendo el vapor de azufre y haciendose esclusi-
vamenle clorhidro-sulfurosas, adquieren una lemperalura de
154°, es decir, la misraa exactamente que he seiialado en las
huraaradas del rnisnio orden en el suelo oriental dc la gran
cavidad de 18l>0.
oEs precise convenir en que seria dificil imaginar cosa
mas uniforme y simelrica en la disposicion de las humaradas
que irradian alrededor del punto incandescenle del Sudesle.
El mismo orden se advierle lodavia alrededor del punlo in-
candescenle del Noroeste, eslo es, de la hendidura incandes-
cenle situada en el fondo del crater de 1834.
»En efeclo, en el mismo crater, y a una distancia muy pe-
queiia de esta hendidura, se ven humaradas que presentan, con
nna temperatura de 74°, el azufre unido a los acidos clorhi-
drico y sulfuroso; despues un poco mas lejos hacia el Occi-
dente se hallan emanaciones a 64°, que solo dan azufre con
indicios dudosos de acido sulfuroso (1). Eslas emanaciones se
unen direclamente con las humaradas a (54 y 60° de las lavas
de 1842 a 1848, en que he senalado indicios de azufre y pe-
queuas cantidades de acido carbonico; y van, por decirlo asi,
a apagarsG insensiblemenle en los vapores puramonte acuo-
sos a 56 6 57° del borde occidental de eslas lavas.
(I) He hecho en la misma localidad la analisis de estos dos gases-.
el de las humaradas de 74° deja absorber por la potasa 2,5 y 2,6
por 100; el de las humaradas de 64", solamente 1 por 100; pero no puedc
inferirse que contengan estas proporciones de acido carbonico, porque
la absorcion podria ser atribuida, a lo raenos en parte, al acido sulfu-
roso. Y lo que hace esto mas probable es que la humarada raas abun-
dante de acido sulfuroso es precisameute la que causa la mayor absor-
cion. Por lo quo respecta al residuo, este ha contenido en cuatro anali-
sis, 20,0, 19,5, 20,1 y 19,8 de oxigeno; es decir, que consiste en aire,
privado quizd de una pequeua proporcion de oxigeno. Los menos oxige-
nados son tarabien lor- que confienen mas acido sulfuroso.
499
))Por ullimo, para que la semejanza sea complela eu to-
dos los pormenores, la Punta del Palo, que como ya he dicbo
ha perdido por todas las demas partes sus humaradas del ano
ultimo, no ha conservado vesligios de ellas sino hacia su pie
occidental; esto es, precisaraente hacia el lado en que su pen-
diente esta cortada por el pequeflo crater de 1854, y que mi-
re por lo tanto a la hendidura incandescente.
»No temo parecer minucioso en las investigaciones cuyos
principales resuUados acabo de presentaros , porque me pa-
rece que a causa de haber mirado con desprecio hasta el dia
lo que hay de delicado en el estudio de eslas variaciones en
los gases desprendidos en el acto por un mismo cono volcani-
co, nos hemos acostumbrado a mirar estas emanaciones como
distribuidas sin orden aparente, y como por efecto de la ca-
sual id ad.
»En mis trabajos del ano pasado he consignado eslas va-
riaciones de una manera cicrta, y he eslablecido, por decirlo
asi, el orden gerarquico que une eslas diferentes manifestacio-
nes de la misma fuerza. Hoy cousigo, asi lo creo, demoslrar
que en un momento dado las humaradas de un volcan activo
forman zonas concentricas y como ondas de decreciente inten-
sidad alrededor de cada uno de los puntos de intensidad ma-
xima 6 de incandescencia que puede presenlar el mismo apa-
ralo volcanico; y bajo esle punlo de vista me ha sido en alto
grado favorable el actual estado del Vesubio, puestoque ensu
cima presenta esta incandescencia, pero con circunstancias
de tranquilidad que permiten estudiar sus mas proximas cer-
canias.
»Los dos puntos acluales de incandescencia eslan, co-
mo ya he hecho notar, en una linea que se aleja muy poco del
centro del crater, si ya no es que coincide con el; ademas
estan colocados a dos lados diferentes de este centro: de ma-
nera que puede adraitirse que en el estado actual del Yesubio,
la linea que une el foco interior con el punlo de la superficie en
que se manifiesta el maximo de intensidad, 6 si me permilis
esta frase, el eje eruptivo actual, coincide sensiblemenle con
el eje del cono. La hisloria del Vesubio, la del Etna y la de
lodos los volcanes bien estudiados, eslablecen de una manera
500
general que cuanto mayor es el angulo formado por eslos dos
ejes, 6 lo que es lo mismo, cuanto mas disla del verlice (en una
misraa hendidura) el punto de salida de una lava, mas consi-
derable es la emision de las materias, y mas largo es tambien
el inlervalo que separa las erupciones colocadas de esle modo.
De aqui resuita que puede creerse con alguna verosimiliUid
que el Vesubio acaba de entrar en una epoca de aclividad mo-
derada, como la que se manifesto de 1822 a 1828, y como la
de 1842 a 1848, tan perfectamenle descrila por Mr. Scacchi.
Durante esle periodo, las tendencias eruplivas concentradas
en la cumbre 6 a su alrededor se anunciaran por un espacio de
tiempo mas 6 menos largo, mediante una serie casi conlinua
de pequenas conraociones, de proyecciones de materias frag-
mentarias, 6 de emisiones de debiles corrienles de lavas; de
manera que el inmenso abismo que acaba de formarse en el
centro del crater, esta probablemente destinado a ser cegado
por la acumulacion de eslos produclos, y aun tal vez a con-
verlirse en la base de un pequeno cono terminal, semejante
al que se derrumbo antes de la gran erupcion de 1850. »
Viajes por el N. de Bolivia; por H. A. Weddell.
(Bibliiit. univ. de Ginebra, noviemhre -1835.)
En la falda oriental de uno de los picos mas elevados de los
Andes sale a la superficie una corriente de agua, en cuyas are-
nas brillan pajilas de oro puro; esta corriente se llama Ti-
puani. Procedenle de las nieves de la cordillera, esle Pactolo
de la Bolivia, que en su origen es un pobre arroyuelo, se
convierle mas abajo en un lorrenle formidable, rodeado por
la rica naluraleza de los climas tropicales, y a treinla leguas de
su mananlial, en uno de los principales tribularios del rio de
las Amazonas. Eslas preciosas arenas, cuya riqueza iguala a
la de los aluviones mas celebrados del Sacramento 6 de la
Australia, fueron objelo del viaje de M. Weddell, quien se
embarco el 17 de febrero de 1831 con dos companeros en uno
de los grandes vapores que hacen la travesia de Southampton
a Panama, atraveso el islmo, se embarco en Panama, y des-
501
erabarco el 14 de abril en Arica, piierlo de la cosla meri-
dional del Peru. El paso de la gran cordillera maritima que
separa esta cosla del lago Titicaca presenta en la relacion de
Mr. Weddell los pequenos incidentes de aventuras y de mo-
lestias que se leen en lodas las descripciones de los viajeros
que le precedicron, pues nose sal va una cinia de 4.600 metros
sobre el nivel del mar sin esperimenlar un frio inlenso, y el
maleslar conocido en los Andes con el nombre de Soroche.
El 2 de mayo Mr. Weddell descubrio la ciudad de La
Paz, capilal do la Bolivia, Ian caprichosaraenle siluada en el
fondo de una grieta practlcada a 1.330 pies sobre el nivel de
la llanura vecina. La eslancia de Mr. Weddell en dicha ca-
pital le ofrecio ocasion de conocer al general Belzu, presi-
denle dc la republica, y de procurarse dalos utiles acerca de
los recursos del Eslado y de su comercio, especialmente el de
la quina. La pinlura dc las coslumbres del pais esta comple-
tamente de acuerdo con los curiosos detalles descrilos por
Mr. Alcides de Orbigny con lanlo ingenio corao originalidad.
Despuesde baberse dedicado durante algunos dias a la es-
ploracion del criadero de las arenas auriferas que se benefician
cerca de Chuquiaguillo, en las laderas del Nevado de lilima-
ni, Mr. Weddell ysuscompafieros at ravesaron la Gran Cordi-
llera oriental, que se eleva entre el lago de Titicaca y la cuen-
ca del rio de las Amazonas; y siguiendo el pie de otro giganle,
elmagestuosolllampu 6 Nevado de Sorata, bajaron al profun-
do valle deTipuani, donde encontraron, con la magnifica ve-
jelacion de los tropicos, la calida leraperatura y la huraedad,
que son su principal elemento. La naturaleza se ostenta en
aquellas regiones bajo los rasgos mas admirables y risueuos.
A pesar do su fertilidad, este valle tiene una poblacion
nuiy escasa, que solose ha reunido para el lavadode las are-
nas auriferas. Estas, mezcladas con cascajos, y llamadas ve-
neros, se encuenlran en capas de variable grueso en el cauce
del rio, y bajo una capa de tierra en los declives del valle. Su
esplotacion, para que no sea perdida, dcbe vcrificarse por
medio de pequeflas galerias que no es necesario apuntalar, y
de pozos cuya profundidad no pasa de 15 metros, a los que se
hacen llegar por medio de regalas las aguas que se reunen
502
en un deposito, y que se derraman alternativamente, a mane-
ra de las esclusas de desagiie, sobre las raaterias que se desea
lavar despues de haberlas desagregado. Col6canse luego las
partes separadas por esle procedimiento en pequenas artesas
de madera 6 baleas, en las que se verifica la ullima scpara-
cion. Pero lodo esto cs aiin muy grosero. «Mr. Zabala, dice
Mr. Weddell, nos ha asegurado que cuando la capaaurifera de
su playa le daba en el ensayo 30 cenllmos de oro por balea
de 15 a 20 llbras de arena, cubria con esceso sus gastos. Pues
bien: los ensayos hechos a nuestra vista en Cangalli, en la
arena ordinaria de los veneros, ban dado por termino medio el
cuadruplo de esla cantidad, 6 sea 1 franco y 20 centimos de
oro; y la batea de arena recojida en puntos por donde no ha-
bian pasado los gentiles {dinliguos peruanos), hadadohasla 8
y 9 francos de metal. Por otra parte, Mr. de H. dice que ha
visto rauchas veces sacar de una batea de arena hasta 30 y 60
gramas de oro.)) Como ejemplo notable de la acumulacion de
este metal en losaluviones del valle de Tipuani, citare aqui
la playa de lllimani, que producia en 1849, 150 libras de
oro en 10 metros cuadrados de venero. Viose entonces una
sola batea de arena rendir 4| libras de metal. En 1798,
una hendidura en el piano de una playa llamada Cama-
Deseada, produjo 12 libras y 15 onzas de oro; y en 1809
se estrajeron de una hendidura de la playa de lllimani dos
bateas de arena que produjeron un total de 29 libras, 4 onzas
y 34 dracmas de pajillas. Por ultimo, a fines de 1819 en la pla-
ya de Salomon, se observo el caso de que 2 metros cuadrados
de venero produjesen hasta 53 libras y 4 onzas del precioso
metal. Este ultimo hallazgo ocurrio el ultimo dia de la esta-
cion de los trabajos, durante lo que se llama la busca, esdecir.
durante las boras en que, esperando que la crecidadel rio
venga a inundar las zanjas, el duefio de la esplotacion acos-
tumbra conceder a sus operarios el derecho de escavar por
cuenta propia. La cantidad de oro enconlrada esta vez era
demasiado grande para que el propietario no pudiese hacer
valer sus derechos, y los operarios se dieron por satisfechos
con la cesion que les hizo de una pequena parte del tesoro.
No obstante, a pesar delos medios barbaros y anti-economi-
503
cos empleados en la eslraccion del oro de los veneros de Ti-
puani, los beneficios eran tan considerables, que por ellos re-
cibio este pais el nombre de Potosi de Oro.
Enlre las diferenles imporfanles enipresas formadas en el
siglo pasado, citase la de un Andres Coll. que en el discurso
de 34 afios pago al gobierno espanol la canlidad de 236.000
pesos fuerles en derechos de un 3 por lOO, lo que supone apro-
xiraadamenle un producto de 40 millones de francos; y aun
probablemente seria mayor, pues deben tenerse en cuenta los
fraudes que comunniente se cometen en semejantes cases. El
siguiente pasage dara una idea de lo que son los beneficios
liquidos de la esplolacion del Tipuani. «El ano en que Mr.
Zabala saco de su playa la mayor cantidad de oro, fue el
1846, pues" recojio en una estension de 640 varas cuadradas
(446 metres cuadrados) 550 libras de pepitas, con un dispen-
dio que no llego a 40.000 pesos fuerles Con ligeras modi-
ficaciones en el sisleraa de laboreo, bublera side facil dupli-
car la canlidad de los beneficios, que liubieran en tal casoas-
cendido a mas de 600 por 100; y Mr. Zabala habria duplica-
do su capital aun en sus aflos mas desfavorables.
Consta en un documenlo conservado en los archives de
La Paz, que un corregidor de Sorata peneiro en este valle en
1635, y vio en el muchos millares de indios ocupados en el
lavado de las arenas auriferas. Lo que prueba aun mas termi-
nantemenle que estas riquezas eran conocidas de los indige-
nas antes de la conquista, es que hay muy pocos puntos en ac-
tual esplolacion donde no hayan dejado impresas las huellas
de su paso. Algunas paries del venero presentan numerosos
indicios de los mezquinos albergues de eslos mineros; y se ha
vislo ademas que algunos de sus conduclos penetraban hasta
el cauce del rio. Algunas veces han sido victimas de su lenie-
ridad, comade trecho en Ireclio lo atesliguan los huesos que
se encuentran incruslados en los senderos obstruidos, y los
instrumentos enterradoscon ellos. unos de raadera de palme-
ra y otrosdecobre. Facil esadivinar cuales seran los desen-
ganos de los que han acudido alii recienlemente, cuando con-
siguiendo tocar el venero tan deseado, despues de muctios
meses de trabajo adquieren la certidumbre de que los gen-
504
tiles se han anticipado a eWos.— /Esld comidof esclamau
trislemente entonces. Mas no por esto suspenden sus trabajos,
porqiie saben por espericncia que, a causa dela imperfeccion
de Ids antiguos pi-ocedimienlos, los restos abandonados por los
gentiles no son en manera alguna cosa digna de desprecio.
El lilulo 6 ley raojor del oro de Tipuani es de 23 quilales,
6 sean 947 milesimas. Los bosques de esle dislrito abundan
en raadeias preciosas, propias pai'a lodos los uses de las an-
tes; tales son el Quinquina [Myroxylon perniferiim); el Gua-
yaco [Guayacnn); el I'inta-linla y el Canelon, cuya madera es
casi negra. El Goyana adquiere dimensiones colosales, y su
madera esencaruada, conio la del Cedro, del Tipay del Silmo
Colorado. Finalraente, el Tiligua bianco, que es una especie de
laurel, surainislra una de las mejores maderas blancas; y el
Tiligua amarillo y el Sacaman dan escelenles maderas araari-
Uas. La altura del Tipuani es de 580 metres sobre el nivel
del mar, y su temperatura media igual a la de Rio-Janeiro,
es decir, 23", y permile en los valles de la falda oriental de
las Cordilleras, que los Aymaras Uamaban yungas 6 valles
calientes, el cullivo del banano, de la caua de azucar, que es
enorme, del arbol del cafe, de un cacao de superior calidad,
de la coca, de la arachide 6 pistacho de lierra, y del ananas.
Encuenlrase tambien alii una especie de mirica, llamada en
el pais Arbol de cera.
Fisiologia vejetal. — Relacion de las plantas con la Immedad
atmosfirica; por Mu. P. Duchartre.
(1,'lnslilut, 5 mnrzo I8S6.)
Mr. P. Duchartre ha presentado a la Acaderaia de Cien-
cias de Paris una Mcmoria que contienc los resullados de
los esperimenlos que ha hecho acerca de esla materia. En di-
cha Memoria trata de la relacion de las plantas con el vapor
acnoso esparcido en la atmosfera; y su primer capilulo se re-
505
fiere a la relacion de las hojas con el vapor invisible del
aire.
El autor refiere las esperiencias y los asertos conlradiclo-
rios, por una parle, de Miller, Duhamel y Meyen, quienes
alribuyen a las hojas la facuUad de absorber el vapor invisi-
ble del aire; y por otra de Guetlard y de MM. Treviranus y
linger, para quienes es dudosa la existencia de semejanle fa-
cuUad, 6 la niegan como Mr. linger de la raaneramastermi-
nante; haciendo verademas que en esle punto la ciencia se
halla en un estado de incertidumbre que exigia indispensa-
blemenle una deraoslracion esperimental.
El autor espone luego delalladamenle las esperiencias que
ha verificado: 1." sobre 11 especies terreslres de hojas no
carnosas, como el tulipan, la lila comun, Chionanlus virginica,
Phillyrea lalifolia, Kalmia latifolia. Viburnum iinus. Magno-
lia grandiflora, Ilexhalearica, I. aqui folium, Eryngium mari-
timum, Diolis candidissima; 2." sobre 10 especies terreslres
de hojas mas 6 menos carnosas 6 planlas crasas; Talinum pa-
tens, Crithmum marilimum, Pereskia Bleo, StapeUa repens,
Colyledon luberculosum , Sedum dasyphyllum, S. lati folium,
S. anacampseros, Crassula lacfea, Sempervivum teclorum;
3." sobre cuatro planlas epifitas; Angrcccum eburneum, Den-
drabium moschatum, Epidendrum elongatwn, Spironema fra-
grans. De cuyos esperimentos deduce Mr. linger las siguien-
tes consecuencias.
1.° Las hojas, ora sean delgadas y enjulas 6 herbaceas,
ora gruesas y carnosas, pertenecientes a planlas terreslres 6 a
planlas epifitas, eslan privadas de la facultad de absorber
para su alimento el vapor acuoso esparcido en el aire, aun
cuando se encuenlre en el en gran abundancia.
2." Las plantas crasas, fallas de riego y del conlacto del
agua, son notables por la regularidad con que disrainuyende
peso en una almosfera reducida y humeda; y bajo esle aspecto
no presentan sino ligeras diferencias con lo que en ellas se
advierte cuando crecen al aire libre. La disminucion de su
peso constanlc y gradual, aunque lenla, no impide que su
vejetacion continue, ni que desarrollen nuevas producciones.
Pero es de notar que solo vejetan de esle modo a espensas de
506
alguoas de sus partes, pudiendo decirse que en ellas la acli-
vidad vital uo hace mas que mudar de asienlo. Por lo gene-
ral sus hojas 6 partes inferiores se secaii y muereii a propor-
cion que las superiores crecen y so alargan.
3.° Las plantas muy glaucas, y las que estan cubiertas
con una espesa capa de pelos, en nada se diferencian de la
generalidad, no obstante las particulares condiciones de su
superficie.
4." Las hojas de las plantas epiiitas, a las que se atri-
buye mucha importancia en la nutricion de eslos vejetales,
lejos de apropiarse la humedad del aire, como generalmenle
se supone, son dignas de atencion por la regularidad, y aun
por la rapidez con que pierden una parte de su peso, aunque
se hallen colocadas en una atniosfera en eslremo hiimeda.
En el segundo capitulo el autor se ocupa de la relacion de las
raices aereas con el vapor atmosferico. El estudio esperiniental
de esta cuestion ofrecia grande interes, bien se considere en si
misma ypara la inteligencia de la vejetacionde las plantas epi-
ntas, bien se tome en cuenta la opinion generalmente difun-
dida, de que las raices aereas de estos vejetales toman el va-
por acuoso esparcido en la atmosfera, convirtiendose segunse
cree en uno de los maleriales mas indispensables para su nu-
tricion. Este estudio presentaba ademas una importancia to-
davia mayor, a causa de dos esperiencias recientemente pu-
blicadas por Mr. linger, en las cuales el bolanico aleman ha
creido hallar la demostracion esperiniental de una absorcion
de humedad en vapor, verificada por las raices aereas.
El autor refiere minuciosamente sus esperiencias hechas
en condiciones variadas al intento, y habiendolas verificado
con 8 plantas de la familia de las orquidcas Dendrolium mos-
chatum, D. nobile, Dendrobiumspec, Epidendrum elongatum,
Oncidium ampliatum, 0. lanceanum, Brnssnvola Perrina, Or-
nilhidium densiflorum; do& [ihwias c\c la familia de las Brome-
liaceas (2 Tillansia indeterminadas), y 1 Commelinea (Spiiv-
nema fragrans), que es una de las 2 plantas observadas por
Mr. linger. Auade tambien dos esperimentos hechos en dos
especies de Aroideas {Philodendron), provistas a la vez de
raices terrestres y aereas; y de sus numerosas observaciones
507
deriva la consecuencia, en completa discordancia con la opi-
nion adraitida, de que las raices aereas de las planlas epifilas
estan privadas de la facuUad de aspirar el vapor acuoso con-
lenido en el aire que las rodea. Asi pues, anuncia como gene-
ral el hecho inleresante de que la humedad invisible espar-
cida en la atmosfera, por considerable que sea la proporcion
en que se encuenlre, en nada contribuye a la nutricion de
dichas planlas. Y que siendo asi, esla humedad no puede le-
ner para ellas olra venlaja que la de debilitar su Iraspira-
cion, a no ser que, a consecuencia de un cambio de eslado,
eslablezca con ellas relaciones de un orden diferente, y en
todo case inmediatas.
rm
VARIEDADES.
Consideracione.1 generates sobre los materiates empleados en las cons-
trucciones del mm: De un estenso Irabajo sobrc esle punlo, recien pre-
senlado a la Acadctnia de Ciencias de Paris por IVIM. Chatoncy y Rivot,
deducen eslos las priucipales concliisiones siguicnles.
I.' Las sustancias para las obras dc mar deben coraponerse de si'lice,
alumina y cal, 6 mejor aiin de silice y cal solamenle, en proporciones
convenientes para format los silicatos de composicion bien definida que
se hallan en todos los morteros que ban resistido al mar.
2.* No basta una composicion qui'mica conveniente de las suslanciaS
hidraulicas para dar buenos morteros. Es indispensable que scan muy ho-
mogdneas, a fin dc utilizar la mayor cantidad de ellas, de que se com-
plelen las combinaciones, y de que fragiien regularmenle.
3.* No pueden resistir bien los morteros a no estar protejidos contra
la penetracion del agua, teniendo testura compacta, y esfando recubier-
tos de carbonato de cal.
Es necesaria la cal libro para formar, combinandose con el acido car-
bonico del agua, la cubierta protectora de carbonato de cal. Una do con-
chas, yerbas marinas, Idgamo, etc., puede reemplazar al carbonato de
cal, y evitar las descomposiciones.
4.' Los metodos de fabricar morteros vari'an con cada clase de mate-
riales.
Influyen niuchisimo, lo mas acaso, en su resistencia definiliva. Dichos
mdtodos deben tener por objeto preparar las sustancias hidraulicas de
suerte que las combinaciones quimicas que hayan de existir ulterior-
mente en los morteros Uegados a estado perraanente, se concluyan antes
de fabricarlos, y que solo tengan que hidralarsc al tiempo de issarlos; y
poner rauy compaclos los mismos morteros, y de consiguiente poco per-
meables. No se puede conseguir esto en la mayor parte de los cases sine
mediante una digestion mas 6 menos prolongada dc las sustancias y los
morteros por influjo de la humedad,
5.* Rara vez se cncuentran materiales ualurales de composicion y
hnmogencidad conveniente para dar cales hidraulicas que resistan al mar.
Se les puede sustituir ventajosamcntc con cales ficlicias, hechas con si-
Jex pulvcrizado y apropiadas a cada localidad.
6.* Los cementos ban dado basta aqui buenos resul'ados, y prcstan
o09
grandcs servicios en las obras de mar. Sii empleo exijo precaiiciones es-
peciales.
7.° No se pueden usar puzolanas naturales siiio con la espresa con-
dicion de que antes se sujete a prolongada digestion la mezcla con la cal.
Deben preferirse para la mezcla las cales grasas a las hidranlicas.
8.* Siempre seran de dificil use las puzolanas artificiales calizas. No
deben eraplearse en las obras de mar, a causa de la irregnlaridad de los
morteros en que se introducen. Las puzolanas que no contengan cal, de-
ben dar productos mucbo mas regulares.
9." Las acciones destructoras del agua de mar son diferentes segun
las localidades. Se debe variar la composicion de los morteros con la na-
turaleza de las aguas donde bayan de emplearse, de manera que la cal
libre este en proporcion con la mayor 6 menor cantidad de acido carb6-
nico y de hidrogeno sulfurado que contenga el agua.
10. La preparacion de las sustancias y la fabricacion de los morte-
ros para las obras de mar, exijiran siempre operaciones y cuidados que
elevaran su coste; pero se podra limitar su uso a los paramentos direc-
tamente espuestos a la accion del agua.
11. Para resolver cuantas cuestiones ocurran, habra qne hacer es-
periencias completas, y por precision largas, en las localidades y circuns-
tancias respectivas de las obras.
— Del uso alimenticio de la came de caballo. Al presentar Mr.
GeofTroy-Saiut-Hilaire a la Academia de Ciencias do Paris, en la sesion
de 1." de setiembre de 1856, una obra que acaba de publicar, intitulada
Cartas sobre las sustancias alimenticias, y particvtarmente sohre la came
de caballo, di6 a conocer de palabra el objeto de este libro como siguc:
f<La came de caballo esta escluida sin razon del alimento del hom-
bre. Para el mantenimiento de las clases trabajadoras puede dar recur-
sos considerables, de que carecen hoy por preocupacion.
»Creo poder demostrar los tres puntos siguientes: la came de caballo
es Sana, es buena, abunda lo bastante para servir con suma utilidad de
alimento del pueblo.
"Acerca del primer punto, la salnbridad de la carne de caballo, nin-
guna duda formal ocurre; fuera de los mddicos chinos, que descartan del
consumo, si no la carne de todos los caballos por lo menos la de los de
dos colores? y fuera de un pasaje de Galeno, muy cilado pero con inexac-
tilnd, todos los medicos, velerinarios y naturalistas tienen una misma
opinion sobre las ciialidades higienicas de la carne de caballo. Los hechos
abogan de lleno en su favor. Semanas enteras la ban comido en Copenha-
gue, Phalsbourg y otros pueblos sitiados: lo mismo en Pan's varies me-
ses seguidos los anos de 1793 y 1794, y nunca ocasiono este regimen
inusitado enfermedades ni indisposiciones, segun afirma Mr. Huzard. Mas
510
aiin; la carnc y el caldo de caballo, dado varias veces por los medicos
militares, y principalmente por Larrey, a los cnfermos y heridos, sento
siempre bien: en Egipto, durante el sitio de Alejandn'a, contribuyo a que
desapareciera una epidemia escorbutica que reinaba en el ejercito, segun
dice Larrey, quien aiiade: Fue el principal remedio que nos sirvio para
contener los efectos de la enfermedad,- y concluye con estas palabras: La
esperiencia demuestra que el uso de la came de caballo es muy conve-
niente para el alimento del hombre. Varies mddicos afamados, entre ellos
Parent-Duchatelet, que tanta autoridad es en punlo a higiene publica,
dicen lo mismo que el insigne cirujano en jefe de los ejdrcitos franceses.
Resulta, pues, inocencia perfecta respecto del hombre sano, y en mu-
chos cases uso ventajoso respecto del enfermo.
" No concuerdan tanlo los pareceres sobre las cualidades en cuanto al
gusto de la came de caballo; aqui empieza la disputa en realidad. Siem-
pre so tuvo la came de caballo por dulzarrona, desagradable al paladar,
muy dura sobre todo, y en suma, dificil de comer. Hoy mismo la tienen y
proclaman como tal cast todos. Pero los que condenan su uso por tales
razones, ^tienen derecho para juzgar? Algunos la ban comido, es cierto,
pero fud durante sitios y retiradas, cuando tanto animales como hombres
estaban hambrientos, fatigados 6 aun heridos, y cuando la came, sobre
mal cocida, se devoraba en el aclo. Despues de estos primeros contraries,
viene la multitud que jamas ha probado la came ni el caldo de caballo,
que por tanto no saben pero que creen, que no pronuncian un juicio, pero
que obedecen a una preocupacion. A esla preocupacion opongo tantos he-
chos y de ordenes tan diversos, que es imposible desconocer el poco fun-
damento que tiene. Con efecto, de los muchos y autdnticos documentos
que he reunido, resulta lo siguiente.
»E1 caballo salvage 6 libre se caza en todas las partes del mundo
donde existe, en Asia, Africa, America, y antes (y acaso tambien hoy) en
Europa, lo mismo que todos los animales del mismo gdnero, como ce-
bras, hemione, asno, hamar y otros, que en los paises donde viven pasan
por escelente caza, por la mejor a veces.
"El mismo caballo domdstico se utiliza como animal alimenticio al
propio tiempo que como auxiliar (alguna vez solo como alimenticio) en
Africa, America, Oceania, casi toda el Asia y en varios puntos de Eu-
ropa.
»Los pueblos de genero de vida mas distinto y las razas mas diversas
reconocen como buena su came: negros, mongoles, malacos, americanos,
caucasicos. N'lestros antepasados de -varias grandes naciones de la Euro-
pa occidental la estimaron mucho hasta el siglo VIII. (Imprimis in de-
liciis habebatur, dice Keysler hablando de los Germanos). Lausaban todos
y renunciaron i ella con pesar, obedeciendo a prohibiciones en ton-
oil
ces religiosa d mas bien politicamente necesarias, hoy sin objeto alguno.
En nuestros dias se ha solido aprovechar, pero en circunstancias particu-
lares, sirviendo de alimento a muchos viajeros, y en especial a militares en
sus viajes 6 campaBas. Las tropas la ban comido como racion; en los
pueblos se ha vendido por came de vaca.
)) So ha servido, se sirve y no poco como tal 6 como carne de venado
en las fondas aun las mas afamadas, sin que los consumidores sospechen
la trampa 6 se quejen de ella.
>'En fin, si con nombres falsos ha sido aceptada como buena, tambien
la ban declarado tal cuantos la han sujetado a esperiencias bien hechas,
encaminadas a inquirir sus cualidades; cuantos la han probado con bue-
nas condiciones, esto es, suficientcmente asentada y procedente de caballos
sanos y descansados. En este caso es escelente asada; y si deja que de-
sear cocida, consiste cabalmente en que da uno de los mejores caldos, et
mejor qxiizds que se conoce. Y es buena aunque sea, como en las esperien-
cias de MM, Regnault, Lavocat y Joly en Alfort y Tolosa, y como en las
mias, de individuos no engordados y de 16, 19, 20 y aun 23 aiios de
edad; de animales que apenas valen mas que el pellejo. Hecho capital,
pues demuestra la posibilidad de utilizar la carne de caballos que hasta
la vejez han servido, y de sacar de ellos al fin de su vida, y cuando su
trabajo ha cubierto ampliamente el coste de su crianza y manutencion,
un sobreprecio, una ganancia obtenida casi de balde.
"La carne de caballo, completamente sana, indudablemente buena
(sin valer sin embargo tanto como la de vaca 6 carnero cebado), es ade-
mas abundante, y puede dar importantes recursos para alimentarse las
clases trabajadoras de las ciudades y los campos. Este tercer punto de los
que nos propusimos demostrar, exigiria calculos en que no puedo entrar,
pero cuyos resultados dir^. Gombinando los elementos que dan nuestras
estadisticas oficiales y otros documentos sobre el niimero de caballos en
Francia, la duracion de su vida y el rendimiento de carne de muchos de
ellos (1), sale que la de los muertos naturalmente 6 matados cada auo en
Francia equivale sobre poco mas 6 menos a
— de la carne de vaca 6 de puerco.
1. de las reunidas de carnero y cabra.
(1) El ano ^854 se roataron en Viena para las carnicerias 1180 caballos, que dic-
ron 26<1.523 kildgramos de buena carne, resultando por termino medio 224, OOo por ca-
ballo. Tndos los calculos de mi libro se fundan en csla cifra.
»He recibido despucs otro documenlo cuva brevcdad me permite copiarlo.
De tres aiios aca que se ha principiado a vender on Vicna carne de caballo, 42 car-
niccros ban matado 4725 caballos, que han dado 4 .902.000 libras de carne (< .065 M 43
ol2
yr da todas las juntas de carniccria y salchicheria, 6 bien a mas de dos
millones y medio de nuestras racioues medias actuales de carno (tan in-
feriores en verdad a lo que necesitan las poblaciones).
>i En visla do cifras tales, y aun cuaudo haya que reducirlas para
conlar con los caballos inutiles para el consumo, no puede negarse el in-
meuso \aIor praclico del resullado siguicnte:
"El uso de la carnc de caballo es un lecurso importante, el mas aca-
so (aunque no baste del todo) para dar a las poblaciones trabajadoras el
aliraento que les falta, la carne.
"iSingular anomalia social, que algun dia asombrara haberia sufrido
tauto tiempo! Milloues de frauceses carecen de carne; la comen seih, dos,
una sola vez al aiio. [Y al lado de esta miseria se rcgalan millones de ki-
logramos de buena carne al mes a la iuduslria para usos secundarios, 6
son pasto de puercos y de perros, 6 se tiran a la calle!
"[He aqui lo que la ciencia viene autorizando con su silencio por lo
menos, como si temiera sublevarse contra una preocupacion popular, y
cuando, teniendo ccrradas en la mano verdades utiles, no se atreve, pare-
ce, a abrirla y divulgarlas!)
— Invesiigacion del iodo en las acjitas minerales. La siguiente es da-
da per Mr. Liebig, Guando uu liquido contiene tan corta cantidad de un
ioduro que solo se manifiesta coloracion dudosa por efecto de adicionar
acido nitrico y almidon, basta afiadir un poquito de iodato alcalino y de
acido clorhi'drico para obtener prouti'sima reaccion. En tal caso el acido
iodhi'drico y el acido iodico reobran entre si al producirla, y dejan libre
una cantidad de iodo mas considerable que la que contenia el ioduro. Si-
bese ademas que a la solucion de almidon no la colorea una mezcla de aci-
do i6dico y acido clorhi'drico, ni otra de ioduro de potasio y acido clorhi-
drico. Mr. Liebig dice haber visto tambien que ciertas aguas madres de
aguas minerales dan con el agua de almidon y el acido clorhi'drico solo
una coloracion azul tan viva como la precedente de los metodos conoci-
dos, cuales son auadir agua de cloro, acido hiponitrico, etc.
kilo^rarnos), distribuidas a los com[)radorc5 tn 5. 804. 000 parlidas. El rendimlcDlo me-
dio cs de 225,427 kilogramos por caballo, rcsuUando por lanlo aunienlo de ^,424.
Todas las demas ciiidades grandcs de Alcmania, y muchisimos pueblos pcqueDos, tie-
nen liov como Vicua (y como Copcnbaguc liace nudio siglo) carniccrias dg caballo. Se
enipiezau a | oner tambieo cd ttelgica y Su'za.
N." OZ-REVISTA DE CIE^CWS.- Diciembre 18r.6.
CIENCIAS EXACTAS.
— J-S^X^V^- ^MtW|>**
AS^TROMOMIit.
Observaciones de la ocultacion de Jupiter por la hum, veri/ica-
das en Madrid por el Sr. D. Antonio] Aguilar, individuo
de ni'imero de la Real Academia de Ciencias, y director del
Observatorio astronomico.
El dia 9 del raes de oclubre ultimo tiivo lugar la oculta-
cion delplaneta Jupiter por la luna, segunse habia anunciado
en el num. 6.° de esta Revista correspondiente al mes dejunio
de este auo.
El Sr. Aguilar hizo la observacion con un acromalico de
Merz, de 6 pulgadas de objetivo, de la propiedad del Sr. D. Vi-
cente Peleguer, y cedido por dicho Seuor con la mayor com-
placencia. La casa del Sr. Peleguer, en donde se hizo esta
observacion, esta en la calle de la Adiiana, num. 3, situada 4'
al Oeste del Observatorio astronomico, y a una latitud de 40°
2S' 3",0 proximamente. El ocular empleado tenia la fuerza
de ISO. Todas las observaciones estan espresadas en liempo
medio astronomico del Observatorio.
EMRADA. SALIDA.
h m s h m 8
1." contaclo.. 12 38 30,01 13 3315,82
2.° contacto.. 12 39 58,50 13 34 40,81
Los Sres. Novella, Aguilar (D. Cayelano) y Cruz obser-
varon la ocultacion en el Observatorio, el 1.° con unacroma-
TOMo vr. 33
514
lico de DoUond de 44 lineas do aberlura, y iin ocular que
auinenlaba 80 veces, el 2.° con otro acroraalico lambien de
Dollond, pero dc 30 lineas de aberlura, y el 3." con un Icles-
copio gregoriano. Las observaciones son las siguienles.
ENTRADA. SALIDA. OBSERVADOR.
1."conlacto. 12 38 30,59 »
Centro 12 3916,58 » } (N.
2." contaclo. 12 39 56,58 13 35 9,70
l."contacto. 12 38 31,58 »
2." conlacto. 12 39 54,60 13 35 11,70
1." conlacto. 12 38 31,48 »
2." conlacto. 12 39 58,49 13 34 52,41
} (A.)
} (C.)
A las 10 de la noclie empezo a formarse un halo, que fu6
tomando cada vez mayor inlensidad, hasla el punlo de no dis-
tinguirse con los inslrumentos del Observalorio el 4." satelile
de Jupiter, unico que estaba visible, y que se hallaba a gran
distancia al Orienle del planela. Con el anleojo del Sr. Pele-
guerse veiacomouna eslrella de 6.* magnitud. Los dos con-
taclos correspondientes a la desaparicion del planela ofrecen
baslanle confianza en todas las observaciones; no asi los que se
refieren a la reaparicion del planela, que por lo baja que estaba
la luna y sumeijida en una densa niebla, se presentaba el disco
del planela con lal debilidad, que apenas se apercibia en la
brillanle niebla que rodeaba a la luna. Las observaciones se
hicieron con buenos cron6melros de Dent, comparados antes y
despues de la observacion con el pendulo magistral del Ob-
servalorio, y cuyo eslado era conocido con loda exaclilud per
pasos meridianos de cslrellas fundamentales.
51 ;>
Cenlelleo de las estrellas; por Mr. Dufour.
(r.'InstiHit, 23y«n/o1S5C.)
Habiendo dirigido el autor a la xVcademia de Ciencias de
Bruselas cierto numero de observaciones y advertencias so-
bre el asunto mencionado, dio sobre el Mr. Quetelet el in-
forme sigiiienle.
((Las observaciones de que el autor habla a la Academia
tuvieroH principio de una manera formal en 1852, y nada se
ha desatendido despues para dar a los resuUados toda la exac-
tiludeimportancia que en si tienen. Mr. Ch. Dufour ha visi-
tado dos veces la ciudad de Bonn para apoyarse en los cono-
cimientos de Mr. Argelander, el sabio que sin duda alguna
ha trabajado con mas cuidado en este genero de observa-
ciones.
»Para esplicarse el centelleo, Mr. Dufour ha adoptado
los numeros de 0 a 10, represeutando por 0 un centelleo nuto,
y por 10 uno de esos fuertes centelleos que solo se advierten
pocas veces cuando la estrella esia cerca del horizonte, y pa-
rece estreraecerse, carabiar de color, y algunas veces hasla
desaparecer. Merced a alguna practica, no tardo en recono-
cer los grados de centelleo entre 0 y 1 y entre 1 y 2. Asi
pues, creyo que podia dar mas exactitud a las observaciones,
dividiendo en 10 cada uno de los grados precedentes, y el
centelleo se calculo por 0,7; 1,2. etc. No obstante, no le fue
posible establecer esta division sino relativamenle a los cen-
telleos inferiores a 5. Concibese, por lo demas, que semejan-
les divisiones no pueden ser adoptadas sino con ciertas res -
tricciones, que desaparecen tanto mas facilmente, cuanto mas
numerosas son las observaciones.
»Arniandose de una paciencia a toda prueba, el autor
consiguio de esta manera reunir mas de 13.000 observaciones
de centelleo. Al llegar a este numero elimino terminantemenle
los numeros que le parecian dudosos, conservando linica-
menle los comparables, para aproximarlos entre si. Facil cs
conocer que sus observaciones no se referian indistintamentc.
a todas las estrellas del cielo, sino iinicamente a algunas dig-
516
nas de especial mencion. Por esla razon, despues de liaber
esludiado la irradiacion de la Cabra, y su disminucion a mc-
dida que cl astro so acerca al zcnit, cnipezo un Irabajo idcn-
lico respccto de Vega, y advirlio con la mayor sorpresa que
el niimero correspondionte a su ccntellco era mayor que ol de
la Cabra. Esta diferencia, que se manlenia conslanle en todas
las alluras iguales, le parecio tan notable, que resolvio ir a
comunicarsela a Mr. Argelander, quien por su parte habia
hecho una observacion enteramente igual, pucsto que habia
notado que las estrellas rojas centellean menos que las blan-
cas. Y en cfeclo, las Ires estrellas, Arturo, Orion y Aldeba-
ran producen un cenlellco mas debit que Procion, Vega y
aun la Cabra. Estendiendo sus investigaciones, Mr. Dufour
cree poder asegurar, en general, que se aleja poco de la
verdad esta proposicion: Escepto en la proximidad del hori-
zonte, el cenlellco es proporcional al produclo que se oblie-
ne mulliplicando la densidad de la capa de aire que alraviesa
el rayo luniinoso por la refraccion astronomica a la altura en
que se observa. Por lo demas, aun concibiendo que la dife-
rencia de color de las estrellas motive una diferencia en el
centelleo, Mr. Dufour cree tambien que hay alguna otra cau-
sa que iniluye en este fenomeno.
))En resiimen, pareceme que esta Memoria encierra obser-
vaciones muy interesantes, y generalmente poco conocidas
todavia, acerca del centelleo de las estrellas. »
Ahora creemos deber nuestro reproducir, para las perso-
nas a quienes no baste la descripcion que acabamos de pre-
sentar, la mayor parte de la misma Memoria de Mr. Dufour,
pues no es mucha su estension. Despues de haber dicho que
no se ha ocupado aiin sino en la parte optica y astronomica
de la cues! ion, reservando para otro trabajo la parte meteo-
rologica, Mr. Ch. Dufour continua en estos terminos.
«A fines de 1852 consagre formalmente mi atencion al
estudio del centelleo de las estrellas, y al de la diferencia
que presenta de un dia a otro, Entonces crei seria interesante
haccr sobre este fenomeno algunas observaciones regulares,
v(M-daderas observaciones meteorologicas, para averiguar des-
pues de algun liempo si las variaciones de conlelloo presen
Jil7
laban algiina relacion con las perlurbaciones almosfeiicas y
la marcha de los instruraenlos de raeleorologia.
»Estas obscrvaciones empezaron con el ano 1853, pero
no larde en reconocer que la cuestion era mas compleja de lo
que al principio me liabia parecido. Y al enconlrarme en esle
nuevo campo, en el que ningun liabajo de que yo tuviese no-
ticia se habia eraprendido, dude por algun liempo antes de
saber que marcha debia seguir.
»Piiineroensayey luego abandone diferentes procedimien-
los y metodos de observacion; por cuya razon considere los
primeros meses de mis investigaciones como un periodo de
pruebas y tanleos; y solo a fines de octubrc del espresado ano
adquiri la cerlidumbre de lo que debia hacer, pues me encon-
traba bastante ojercitado para emprender observaciones fruc-
luosas. Desecho en consecuencia todos los nunieros obtenidos
anteriormente, y considero que durante estos nueve meses de
observaciones, no he hecho olra cosa mas que aprender a
ver.
»Desde el mes de octubre de 1833 me he aplicado, pues,
a estudiar con perseverancia y cuidado todo lo que se refieie
al fenomeno del centelleo. Despues de los meses de ensayos
eslaba convencido de que, para el objelo que me proponia, el
raodo mas venlajoso de conseguirlo era observar con la po-
sible frecuencia, fijar una estrella a la simple vista, y apre-
ciar su centelleo por medio de un numero. Al principio habia
adoptado los niimeros de 0 a 10, siendo 0 un centelleo nulo.
y 10 uno de esos cenlelleos fuertes que no se advierlen sino
pocas veces, y solaraente cuando la estrella eslacerca del ho-
rizonle, y parece estremecerse, carabiar de color, y algunas
veces hasla desaparecer.
wMediantc la frecuenle coniparacion de los centelleos de
las diferentes eslrellas a todas las horas de la noche, liabia
llegado a conocer bien lo que era para mi un centelleo 1, '2,
3. 4, 3, etc.; y aun, merci'd a algun ejercicio, no tarde en en-
contrar grados entre un centelleo 0 y un centelleo l,y enlre
1 y 2. Asi, pues, crei que podia dar a mis observaciones una
exaclilud aim mayor, dividiendoen 10 cada unode los gra-
dos precedenles. Asi, el centelleo de una estrella fuc con
518
frecuencia calcula(loen0,7; 1, 2, elc. En realidad, esto equi-
valia a dividir en 100 el intervalo que media enlre el cenle-
lleo niilo y el cenlelleo maximo. No obstante, no pude hacer
e.sta division pordecimales de giado sine respeclo de los cen-
telleos inferiores a 5, porque desde cste numero en adelanle
nunca tome en considoracion sino las unidades.
»Bien se que se j)uede hacerme la objecion de que hay
mucho de arbitrario en estas apreciaciones, y que es cosa di-
llcil el precisar el numero exacto del cenlelleo. Soy el prime-
10 en reconocer esle inconveniente; sin embargo, dcspueis de
muchos meses de observaciones hcpodidoadquirir la segiiri-
dad de que mis apreciaciones no dislaban mucho de la exac-
titud, y que entre otras, comparando las observaciones de
una noche con las de otra, los resullados que oblenia eran
bastante uniformes para no inspirarme desconfianzia. Por
otra parte, la apreciacion del centelleo no es ya mas dificil
que la del brillo de las estrellas variables; y no obstante,
aplicando a esta ultima investigacion un procedimiento ana-
logo al empleado por mi, se ban obtenido resultados muy
notables, y que han sido admitidos en la ciencia. Baslara ci-
lar como ejemplo el interesante Irabajo de Mr. Argelauder
sobre lassingulares variaciones de la Lira.
))Es verdad que las observaciones de esta naturaleza no
son tan exactas como las que se verifican con un instrumento
de precision; pero por medio de la multiplicacion del nume-
ro puede esperarse ver desaparecer los errores individuales
en los medios generates, y obtener de esta manera resultados
satisfactorios. Asi, desde el mes de octubre de 1853 hasla el
dia, no deie pasar ni una de las noches en que sepodian ver
claramente las estrellas, sin hacer cuantas observaciones eran
posibles, anotando no solo el centelleo, sino tambien las bo-
ras de observacion y los diferentes fenomenos meteorologicos
que habia podido tomar en cuenla durante aquel dia 6 en los
anteriores. De esle modo reuni casi ^rcce ?m/ observaciones
relalivas al cenlelleo: numero que me parecio suficienle para
resolverme a utilizarlas, y a examinar lo que podia climinar-
se de tan larga serie de niimeros. En tanlo que recogia estas
notas, me cuidaba poco de darme cuenta de lo que hacia, a
519
fin de no esperimentar la influencia de las ideas preconcebi-
das; solamenle procuraba observar con toda la exactitud po-
sible, y de esle mode reunir un gran numero de cifras, sin
saber a punto fijo si eran one conformes enlre si, pues esle
era un Irabajo que aplazaba para la discusion final.
»Casi lodas las observaciones ban sido praclicadas en
Morges, a orillasdel lago Leman, a 46" 31' de latilud Norte,
y 4" 9' al Oriente de Paris.
))Mi conslante objelo era un esludio meteorologico; mas
como Unas mismas estrellas habian sido observadas muchas
veces a muy diferenles alturas, importaba empezar ballando
la iniluencia de la altura aparenle de un astro en la inlensi-
dad de su cenlelleo.
»He aqui la raarcha quesegui para llegar a esta ley. Pa-
ra una estrella, por ejemplo la Cabra, escogi lodos los dias
sefialados por un centelleo normal, esto es, cuando me pare-
cia que no habia habido en los dias anleriores ni en los si-
guientes ninguna perturbacion atmosferica considerable, y
que el cenlelleo de una hora a otra no habia sufrido variacio-
nes demasiado caprichosaso irregulares. Los periodos que al
efecto me fueron sumaraente utiles, fueron las series de her-
mosos dias que disfrutamos en el canton de Yaud a fines de
octubre de 1853, y en marzo y setiembre de 1854. Halle
larabien respecto de la mencionada estrella, 50 dias que pu-
de considerar como tipos, y me parecieron dias de un cenle-
lleo medio.
))Erapece desechando todas las observaciones hechas cuan-
do la estrella estaba proxima a las nubes, porque habia ad-
verlido que en estos cases el centelleo aumentaba siempre
considerablemenle; asimismo rechace todas las que habian si-
do verificadas al anochecer y al amanecer, porque a tales bo-
ras el cenlelleo, en general, es mas fuerte que durante la
noche.
»llestaronrae, pues, en estos 50 dias 330 observaciones
del cenlelleo de la Cabra, que podia considerar como pracli-
cadas en muy buenas condiciones. Reuni las que habian sido
lomadas a la misma altura, busque luego el termino medio, y
aunque era evidente que el centelleo disminuia a medida
520
que la eslrella se aproximaba al zenit, no es menos cierloque
deuno a oiro grado senotaban algunas veces anoraaliasbas-
tanle ostensibles. No podia cierlamente esperar mcjor resulla-
do do investigaciones de este genero, que a causa de su mis-
ma naturaleza no son susceplibles de unaexaclilud absoluta.
Reuni entonces los niimeros de 5 en 5°, tomando el centelleo
anoladoa 43, 44, 43, 46 y 47''porel anotado a 4I)°; el anolado
3 48,49,50, 51y 52 porel anotado a 50°; yasi sucesivamenle.
Esta vez la serie no presentaba ya ninguna irregularidad sensi-
ble, como quedo evidenciado por la construccion de la curva,
para cuyo frazado lome las abscisas proporcionales a las dis-
lancias zenilales, y las ordenadas proporcionales a la intensi-
dad del centelleo, y obtuve entonces una curva baslante regu-
lar, que no presentaba inflexiones algo estraordiiiariassino cer-
ca del zenit, donde el centelleo es de lal manera debil, que el
mas pequeno error relalivamente a la apreciacion, 6 una per-
lurbacion atmosferica que no se note, ejerce gran influencia
en el resultado en que figura.
»Una vez lerminado este Irabajo respeclo de la Cabra,
empeceotrjoenteramenteidentico respectodeVega, y con gran
asombro encontre en lodas las alturas unnumeromayoren el
centelleo de la segunda que en el de la primera. Confieso que
esta circunstancia me desoriento al principio, pues buscaba
iinicamcnte la relacion que existe entre la altura de las eslre-
lias y la intensidad de su centelleo. Pero mis observaciones
habian sido hechas con bastante esmero para poderprouie-
terme resultados uniformes; y tomando el terraino medio de
losnuraeros conseguidos para fodas las estrellas objeto de las
observaciones, nuiueros que suponia poco diferenles entre si,
hubiera eucontradoel medio que buscaba. Pero la inesperada
diferencia que adverli entre el centelleo de la Cabra y el de
Vega subsistia en todas partes, esceptuadas, no obstante, las
inmediaciones del zenit, con tal regularidad que empece a
creep que en igualdad de circunstancias podia muy bien haber
una diferencia real entre el centelleo de la Cabra y el de Ye-
ga, siendo mas vivo el de es(a.
wParecioiue que esta diferencia procedia tal vez de que
la Cabra tenia uu diameiro aparcnle mas considerable, y que
521
asi bajo esle punio de vista se acercaba mas al eslado de los
planelas, que con uii diametro aparente mayor cenlellean mu-
cho menos que las esliellas fijas. No obstante, antes de aven-
luraruna idea tan Irascendental quise saber que conceplo for-
maba de mis observaciones a la simple vista y de mis juicios
un hombre que ha observado mucho y calculado muchas veces
deestamanera laluzdelasestrellas. Medecidi,pues, air acon-
sullar sobre esta materia al profesor Mr. Argelander. En julio
de I800 prepare las curvas de centelleo de la Cabra y Yega,
y me trasladeaBonn.
»E1 mencionado profesor me recibio con la mayor afabili-
dad, y me presento sus observaciones verificadasa la simple
vista con todos los datos que le pedi y le habia procurado so
dilalada esperiencia; y tuve el placer de ver que las reflexio-
nes que yo habia hecho sobre el particular durante tres anos
eslaban complelamente conformes con las suyas, lo cual con-
tribuyo indireclamente a aumentar mi confianza en los resul-
tados que habia obtenido. ,
»Mas cuando Mr. Argelander vio mis curvas de centelleo,
le parecio que habia una diferencia real entre el centelleo de
la Cabra y el de Vega, per© creyo que quiza era preciso atri-
buirla a una causa diferente de la que yo le senalaba; y con-
viniendo en que una diferencia en el diametro aparente podia
producir el hecho consignado, opino que podia tambien pro-
ceder de la diferencia de color que hay entre la Cabra y
Vega, pues es sabido que esta es una estrella muyblanca, al
paso que aquella presenta un raatiz amarillenlo. Es(a idea
llamo mi atencion; y para saber hasta que punto podia ser
fundada, prometi a Mr. Argelander que a mi regreso a Mer-
ges haria calculos analogos respecto del centelleo de mayor
numero de estrellas, comprendiendo entre otras las rojas.
»Mis numerosas ocupaciones no me ban permitido con-
cluir mas pronto este largo trabajo; pero actualmente esta
terminado, y con gran admiracion he vislo que la suposicion
de Mr. Argelander se confirmaba, de manera que se puede
decir que las estrellas rojas cenlellean menos que las blancas.
Las tres estrellas, Arturo, Orion y Aldebaran, ban dado un
centelleo mas debil que Procion, Vega y la misma Cabra. La
522
diferencia es bastanle grande y sostenida para que no dude
declararla muy superior a los errores de observacion, y en
reconocer en eslo un liecho positivo.
»He dibujado una lamina acerca del particular, y ella me
ha hecho ver la diferencia. Para eslablecer el termino medio
de las eslrellas blancas no be supueslo a la Cabra menos
blanca que Procion y Yega; y entre las eslrellas rojas no be
contado a Orion por una razon que espondre brevemenle.
»La curva de centelleo de Aldebaran se asemeja bastanle
a la de la Cabra. Por lo que respecla a la de Orion no la be
trazado, porque presentaba irregularidades mas considerables
que las de las otras eslrellas, aunque su centelleo, en gene-
ral bablando, es debit, y algunas veces aim masdebil que el
de Arturo. Y he dudado tanto menos en colocar estaestrella
fuera de linea, cuanlo que, como su resplandor es variable,
no seria imposible que su centelleo no presentase toda la re-
gularidad que se encuentra en otras paries. Ademas, tambien
pudiera suceder que las observaqiones de esta estrella fuesen
mas defecluosas que otras, pues ya, antes de hacer misre-
ducciones, habia observado que a causa del brillo de la cons-
telacion Orion, era muy diticil apreciar el centelleo de sus es-
lrellas. La vista queda cansada y corao deslumbrada por la
hermosa region del cielo que pasa por el meridiano de la 4.*
a la 7.^ bora. Por todas estasrazones he creido deber no ha-
cer mencion por ahorade lo relative al centelleo de Orion, y
remitir, por decirlo asi, estaestrella al estudio durante dos 6
tres anos, a fin de hacer de nuevo con duplicado celo muchas
observaciones de su centelleo.
))Por lo demas, ultimamente, despues de haber vislo por
mis curvas que en todas las alturas las eslrellas rojas cente-
llean menos que las blancas, me ha parecido que tal vez se
podia esplicar teoricamenlea lo menos este liecho, admitien-
do la esplicacion del centel leo dada por Arago, eslo es, consi-
derandola como una consecuencia del principio de las interfe-
rencias. Supongamosen efeclo que algunos rayos de los siete
colores priraitivos atraviesan la almosferaen igualdad de con-
diciones. Podra muy bien suceder en este case que algunos de
olios se desvien, y despues de haber dado cierlo rodeo ven-
523
p;an a inlerforir y desd'uir los rayos del mismo color que hu-
bieran recoi rido una dislancia menor en una media ondula-
cion. Pero siendo la onda roja la mayor de las ondas lumino-
sas, me parece que para hacer inlerferir los rayos rojos sera
necesario un desvio mas considerable de las mayores pertur-
baciones aUnosfericas; 6 finalmenle, que haliandose lodo eu
iguales circunstancias, los rayos rojos, merced a los desvios
atmosfericos, seran menos facilmente destruidos que los de
los otros colores, 6 que el termino medio de estos.
»De aqui resuUa que una estreila roja debe centellear me-
nos que una blanca.
»Soraeto estaesplicacion al juiciode las personas mas ver-
sadas que yo en todas las cuesliones relalivas a la optica.
Creo, no obstante, que este raciocinio esla de acuerdo con
las sanas nociones de la ciencia, y que mediante el puede
esplicarse el hecho, incontestable en mi opinion, de la dife-
rencia que hay entre el centelleo de las eslrellas rojas y el
de las blancas.
»Como mis observaciones ban tenido por objelo todas las
eslrellas de primera magnitud y la Polar, acaso causara es-
Iraiieza no ver las tablas relativas a Allair, Rigel, Sirio y
Anlares. Pero el brillo de Altair es mas debil, y el de Sirio
mas fuerte que el de las demas eslrellas sobre que ha recai-
domi reduccion. En consecuencia, hubiera podido (eraer que
la diferencia de Uiz de estas eslrellas hiciese defectuosa toda
comparacion con astrosmasomenosbrillanles. Por olra parte,
Rigel, Sirio y Anlares se elevan poco sobre el horizonte de
Morges, de modo que las observaciones hansido relalivamen-
te poco numerosas; y como ademas ban sido en gran parte
hechas en la inraediacion del horizonte, son tambien menos
seguras. Mas adelanle podreverilicar los calculos respeclo de
cada una de estas eslrellas, pero no me propongo hacerlas
enlrar en un raismo termino medio con las observaciones he-
chas en mas favorables condiciones,
»Cuando hube delerminado la curva deslinada a cstable-
cer la relacion entre la dislancia zenital de una eslrella y la
inlensidad de su centelleo, procure averiguarsi habia alguna
o!ra curva scmejanle a esla, ysideesle modopodria obtener-
524
se la ley del cenlelleo. A este efeclo he praclicado diferenles
ensayos, y no tarde en reconocer que la curva del cenlelleo se
diferenciaba uolablemenle de aquella en que las abscisas re-
presenlan las dislancias zenitalos, y las ordenadas el espesor
de la capa de aire alravesado por el rayo luminoso. Las or-
denadas del cenlelleo aumenlan mucho mas rapidamenle que
las de esla curva. Poriillirao, despues dealgunos ensayos in-
frucluosos, he averiguado que se oblendria una curva que se
acercaria raucho a la del cenlelleo, si se tomasen por abscisas
las dislancias zenilales, y por ordenadas cl producto de la re-
fraccion a la allura que se observa, por el grucsode la capa
de aire alravesada por el rayo luminoso. El desvio que pre-
senlanambascurvasesseguraniente harlo insignificanle en una
averiguacion de esla clase. La mayor divergencia ocurre en
las alluras corlas sobre cl horizonte, donde las ordenadas de
la curva de cenlelleo son menores que las de la otra; pero
tambienen eslospuntos las observacionesson poco seguras, y
las eslrellas ban perdido su brillo: las de primera magnilud
brillan solo como las de segunda y lercera, y por consiguien-
te su cenlelleo parece menos vivo, porque si en idenlicas cir-
cunslancias almosfericas se observa el cenlelleo de dos eslre-
llas de magnilud muy diferenle, en general la mas brillanle
parecera despedir un cenlelleo mas inlenso.
»Asi, pues, nos alejaremos poco de la verdaddiciendoque
esceptuando las inmediaciones del horizonte, el cenlelleo espro-
porcional al producto que se obliene multiplicando el grueso de
la capa de aire atravesadapor el rayo luminoso, por la refrac-
cion aslronomica a laaltura que se consider a.
»Pero concediendo que la diferencia decolor de las eslre-
llas ocasione la del cenlelleo, creo lambien que hay ademas
algunaolra causa que influye enesle fenomeno. Asi es que Ve-
ga, quees Ian blanca como Procion, cenlellea menos, al paso
que Aldebaran, que por lo menos os Ian roja comoArturo,
cenlellea mas. Y eslas diferencias son en esle caso Ian cons-
tanles, que no es posiblealribuirlas a alguna causa acciden-
tal, especialmenle si se considera que lodos eslos resullados
son el lermino medio de muchos cenlcnaresde observaciones.
Parece lambien que hay ademas una diferencia escncial enlro
523
elcenlelleodeuna eslrellay efde otra. ^Deberemos atribuir
este hecho a una diferencia enfre los diametros aparentes co-
mo yo supoDia cuando fui a consultar a Mr. Argelander'' Bas-
tante curiosa seria esta averiguacion, si el simple esludio del
centelleo pudiese suministrarnos mas nolicias acerca del dia-
metro aparente delasestrellas, que losanteojoseinstrumentos
de precision. Pero esta es una idea que no me alrevo a espre-
sar sino acompanandola con una pregunta. Solo a causa de la
gran importancia de la cuestion me propongo conlinuar mis
obs^ervaciones y consagrar a este punto una duplicada aten-
»Si se interna clasiflcar las estrellas que he calculado se-
gun el orden que lessenala la intensidad de su centelleo se
debera colocarlasdel modo siguiente: Procion. Vega, la Cabra
Aldebaran, Orion y Arluro.
he wir'^r'"; ""'' ^''^'' ^'^'"'"' ^'•^ '^« observaciones que
he hecho sobreel centelleo de las estrellas: Que en igualdad
circunstancias, las estrellas rojas centelleanmenos que la
IZlr?"' '"'T-'^'' ^'' ^^"'^"^« ''''''' proporcional
al P.oducto quese obtiene multiplicando la refraccion por el
S'ueso dela capa de aire atravesada por el rayo luninoso
quese considera. Que ademas de la influencia de los coIoTes
h y enire el centelleo de las estrellas diferencias esenciale^
que a^ parecer proceden de las mismas estrellas.
«Nose meoculta que eslas son proposiciones importantes
y por 0 lanto no me atrevo a presentarlassino porque eslo^
profundamente convencido de que las dos primeras son ciertas
For lo querespecta a la tercera, me limitopor ahora a indi-
carla, sin sacar nuevas consecuencias; mas, como se relacio-
na con cuestiones bastante graves, me parece muv digna de
...... Ahora, dice Mr. Ch. D. al concluir. que conozco la
elacon que ex.ste entre la allura aparente de una eslrella v
la intensidad de su centelleo, me sera facil recorrer de nuevo
m<s notas, y examinar la cuestion bajo el punto de vista me-
teorolog.co quefuemi primer proposilo. Segun lo que he po-
d.do advert.r en virtud de mis observaciones. creo que este
asunio envuelve unainvestigacion quepudiera tenerun gran
526
inleres; asi pues, proseguire sin descanso esle estiulio, si por
lo menos las personas competenles acuya iioticiallegue todo
lo que precede, juzgan que esta segunda parte tienc alguna
imporlancia, y merece que se ulilicen al efccto las trece rail
observaciones que he recogido.»
Rotacion de Urano; por Mr. Houzeau.
(L'liistitut, 2 /iilio I85G.)
La astronomia fisica no ha iogrado todaviadelerminar por
la observacion las rotaciones de los dos planetas mas distan-
tes. Acaso no carezca de interes el dar a conocer los lirailes
en que la rotacion de Urano esta necesariamenle encerrada.
Laanalogiaqueyaexisliaentre los grandes planetas de nues-
tro sistema, se vera confirraada y estendida por ellos.
El aplanamiento de los planetas depende de la relacion
que existe entre la fuerza centrifugay la pesantez. Asi, 'pues,
la intensidad de esta, a determinadas distancias, se deduce
del movimiento de los salelites, y la duracion de la rotacion
resulta luego del aplanamiento observado. Unicamcnte es pre-
cise hacer una hipotesis particular respecto de la ley de las
densidades. Supongamos desde luego horaogeneo al esferoi-
de; y como las densidades crecen en el interior de los plane-
tas a raedida que se avanza desde su superficie al centre, es-
ta hipotesis nos ofrecera precisamente un limite superior res-
pecto a la duracion de la rotacion.
Antes de verificar el calculo era precise reunir varies
elemenlos, que no sin dificultad ban sido obtenidos por dife-
rentes astronomos: era precise, en primer lugar, conocer el
aplanamiento de Urano.
En los niimeros 460 y 493 de los Astronomische Nachrich-
ten hallamos dos series de medidas raicrometricas del disco
de este planeta, tomadas por Madler por medio del gran re-
fractor de Dorpnt, a la proxiraidad de las oposicionos de 1842
y 1843. Urano se encontraba entonces en una situacion bas-
tanle favorable para el esludio de la desigualdad de sus ejes;
527
aclualraentenonos presenta sinouna seccion mas inmediala a
su ecuador.
El aplanamienlo aparente medido por Madler es necesa-
riamente inferior al aplanamienlo real, toda vez que los ejes
del disco no son en general los ejes principales del elipsoide.
Sean ay 6 el semi-eje ecuatorial y el semi-eje polar; los se-
mi-ejes del disco aparente seran a y jR, representando por R
el radio del esferoide bajo la lalitud uranigrafica /. Si llama-
mos i a la inclinacion del ecuador de Urano con la ecliptica,
iV a la longilud del nodo de este ecuador, y Z a la longitud
geocentrica de Urano, es facil ver que haciendo abstraccion
de la paralaje,
cos. / = sen.(iV— I — 180°)sen. i.
a — b
Sea ahora p el aplanamienlo del elipsoide, o p= ,
y lendreraos la relacion bastanle aproximada
i?=a(l— psen.'/);
de lo que se deduce p = 77.
^ ^ osen. /
Eslas relaciones nos suminislran lodo lo que se necesila
para convertir el aplanamienlo aparenle en aplanamienlo
verdadero. Por lo que respecta a la inclinacion y la longilud
del nodo del ecuador de Urano, hemos adrailido los valores
calculados por William Herschellen las Philosophical Tran-
sactions, 1813:
i=10r2'; iV=165°30'.
Es cierto que estos numeros estan fundados en el piano de
circulacion de los salelites; pero se sabe que estos no pueden
alejarse de una manera sensible del piano del ecuador de Ura-
no. Estos valores estan contados en la orbitadel planeta, yno
en la ecliptica; no obstante, teniendo encuenlalaincerlidum-
bre que reina lodavia en estas determinaciones, puededespre-
ciarse la pequefia diferencia que resultaria de la trasforma-
528
cion de las coordenadas. John Herschell ha sido de esla opi-
nion en sus Invesligaciones acerca de los salelites.
Las fechas medias de las observaciones de Madler, son el
19 de seliembre do 1842 y el 28 del mismo mes de 1843;
cpocas en que tenianios, por lo que respecta a las longitudes
gcocentricas de Urano, estos nuraeros: 356° 21' y 0° 8'. De aqui
resuUa que el radio minimo R del disco aparente perlenecia
en las dosepocas espresadas a puntos del elipsoide que te-
nian por longilud uranigrafica /,
7r21'y 75" 38'.
Las medidas de Madler dan para el radio R correspondien-
te, tomando el semi-eje mayor a por unidad,
0,9078 y 0,8993;
de lo que se concluye inraedialamente en cuanto al aplana-
raienlo real p,
Por las observaciones de 1842 0,0955
Idem, idem de 1843 0,1073
1
Termino medio »=:0,1014=,-r-^
Auadamos que el semi-eje ecuatorial en seguudos es se-
gun el mismo observador, y respecto de la dislancia media.
En 1842 2'M24
En 1843.". 2",151
Termino medio .a = 2",138.
Eslos son los elementos que nos eran precises relalivamen-
te al elipsoide. Tralase ahora de agregarles los elementos re-
lativos a cualquiera de los satelites, y al efecto elegimos el
mas conocido de lodos, esto es, el cuarto de los anliguos,
adoptando la revolucion que resulta de la discusion de Mr.
Lamont.
7=13, 11\7'» 6,3 = 13,463 263;
529
y la distancia media al ceiilro de Uiaiio, segiiii el mismo as-
tfonomo, 40',86; 6 bien, tomando por iinidad el radio polar
de Urano, tornado de Madler, />= 21,20.
Resulta ahora de la teoria esplanada en la Mecdnica ce-
leste (lib. 3, num. 43), que conservando por unidad el ejede
revolucion del elipsoido. y estabieciendo
lendremos para la duracion / de la rotacion del planela, en el
caso de la homogeneidad,
a T
ecuacion en la que se representa por q la espresion
f^+^'^'l-arc-ftang. a) — 9\
q =
2a'
Desde luego obtenemos los datos a = 1,1129, y por lo
tanlo, ^=0,488 3,7=0,085 0; lo que conduce por ultimo a
/=0?, 1)22 = 12'' 34m.
Fuede, pues, asegurarse que el tiempo de la rotacion de
Urano no pasa aproximadaraente de 12 ^ boras; y aun es pro-
bable que sea notableraente menor. En efecto, si el pla-
neta no es homogeneo, el aplanamiento no llega a | de la re-
lacion que media enlre la fuerza centrifuga y la pesantez
bajo el Ecuador, el aplanamiento que se produciria en el caso
de la bomogeneidad bubiese sido mas considerable que el
aplanamiento observado, y la rotacion que bubiese resultado
bubiera sido mas corta.
Supongamos tambien que el aplanamiento existente este
en el limite inferior compatible con la bipotesis de una densi-
dad que crece de la superficie al cenlro. El planeta bomoge-
neo presentaria un aplanamiento 5 del que existe: lo que da-
ria, en nuestro ejemplo, ;)=:0,253 5. Representando los
caiculos precodentes, en esta bipotesis, tendremos succsiva-
mentex=0,8915; 7=0,186 9; yen (in, ^=0i,322=7i'16-.
Esta es la rotacion mas rapida que puede suponerse en Urano.
TOMO VI. 3^
530
La rotacion de este planela esla pues encerrada entre 7i
y 12 i horas; resullado que no carece de interes para la as-
tronomia fisica. A las analogias que los grandes planelas si-
tuados a la estremidad de nueslro sistema. Jupiter, Salurno,
Urano y Neptuno, presenlaban ya enlre si, se agrega por con-
siguienle ofra, a lo nienos respecto do los tres primeros, bajo
el punlo de vista de las duraciones de su rotacion.
De este modo el sislema planetario se agrupa bajo el punto
de vista fisico, en Ires sistenias parciales. Mercurio, Venus»
la Tierra y Marte son planelas de un voliimen mediauo, ma-
sas poco sensibles, de mucha densidad, y en los cuales el dia
es de 24 horas. Yiene luego la zona de los pequeiios planetas
6 asteroides. Por ultimo, en la parte eslerior del sistema estan
los grandes planetas, que tienen magnificos sequitos de sate-
lites, masas preponderantes y densidades muy debiles. El dia
de Jupiter es de 10 horas, el de Saturno de 10^, y el de
Urano, como acaba de verse, esta comprendido entre li ho-
ras y 12|.
CIENCIAS FISICAS.
FISICA.
De la influencia de la temperatura en la fuerza de los imanes;
por Mu. L. Dlfour, profesor de fisica en Lausana.
(Bibliot. tiniv. dc C'mcht a, feb re ro 1836.)
Esliuliando de iin modo general la influencia de la tempe-
ratura do un iraan en su inlensidad raagnetica, me he vislo
naturaimenle en el caso de indagar lo que resulla con la baja
de la temperalura. Cuando so imanta una barra a 20°, y luogo
se la calienla liasta 100", pierde cicrta proporcion desu raag-
netismo; mas cuando se enfria y llega de nuevo a 20°, vnelve
a presonlarso una parte de la inlensidad que habia perdido.
Asi pues, por ojemplo, si la intensidad magnelica de una barra
era 1000 a 20°, bajo a 633 a 95°. y luego al enfriarse fue
de 702. Despues de haber verificado muchas veces este ho-
cho, anleriormenle indicado por Kupl'er, intente bajar la tem-
peratura a un punlo inferior al primitivo de imanfacion; y
debo decir que al hacer este ensayo crcia hallar aumento de
la intensidad raagnetica, 6 por lo raenos que subsisliria cons-
lanle.
Prescindire de los defalles de eslas opcraciones, pues me
propongo indicarlos en la Memoria que tralo de publicar en
breve acerca del conjunio de las variaciones del magnetismo
en sus relaciones con la temperatura de los imanes. Basla de-
cir que hice mis esperimentos con barras cilindricas deaccro
532
(le 20 cenlimelros (le longilud, ciiyo peso era cle 212 gramos,
y que la intcnsidad raagnolica se delerminaba por medio de
un pendulo magnetico compuesto de una aguja cilindrica ho-
rizontal de 23 gramos, pendienle de la eslremidad de un hilo
dc seda de 1 metro. Los iraanes, objoto de los esperimentos,
seponian en una caja de cobre debajo del pendulo magnetico,
y en clla se liacia variar la lemperalura por medio del agua
calenlada por una corriente de vapor, 6 bien por medio de
alguna mezcla frigorifica. La duracion de las oscilaciones de
la aguja horizontal sometida a la inlluencia de la tierra sola,
6 a la de la tierra y un iraan, permite calcular, merced a una
formula muy sencilla, la relacion que existe enlre la intcnsi-
dad magnetica del iman y la de la tierra. En todos mis calcu-
los he tornado Gomo unidad la intensidad magnetica de la tierra
en Lausana, operando en una aguja de 23 gramos.
L La barra A esta imantada a la teraperatura de 53 a
59°, manleniendola en una pequena cuba de cobre Uena de
agua calenlada al grado conveniente. La imantacion se veri-
fica mediante el procedimiento del toque separado, y colo-
cando la cuba sobre los dos polos de nn energico electro-
iman. Llevase luego la barra debajo del pendulo magnetico
en agua cuya temperatura es de 55°, y alii se determina su
intensidad magnetica al mismo tiempo que se enfria, y el re-
sultado del ensayo es el siguienle:
Temperatura. Intensidades.
55" 6,39
30 6,12
13 5,96
5 5.85
Este primer resullado destruyo completamente la opinion
que anticipadamente me habia formado acerca de la inlluen-
cia de la disminucion de la temperatura, toraando la imanta-
cion como punto de parlida; y tanto influyen las ideas primi-
tivas, que crei que la barra babia sido imantada mas alia de
su punto de saturacion, y que por consiguienle la disminucion
533
tie iiUensidad averiguada no era sino la viielta pura y simple
del inian a su grado de saturacion traspasado.
II. La barra B esta sujcta a las mismas operaciones que
la primera, pero con la diferencia de que la intensidad mag-
netica que se le comunica es mucho mas debil, y disla del
punto de saturacion. Se imanla a 60°, y se deja enfriar.
Teinperatura. lutcnsidades.
60" 1,71
42 1,63
23 1,S3
3 1,35
El mismo hecho que acabamos de describir se reproduce
aqui, aunque no haya punto alguno de sobre-saturacion. En
visla de esto empece a sospechar que mi hipotesis era erro-
nea, y estas inesperadas consecuencias de la disminucion de
lemperalura quedaron muy pronto confirmadas per nuevos
ensayos.
III. La barra Cestaaiin mas debilmente imanlada que
la anterior, pero a la misma temperatura; y he aqui el re-
sultado.
Temperatura. InlensiJades.
60° 0,66
30 0,63
23 0,58
2 0.53
A fin de cerciorarme de que la variacion de intensidad
magnetica dependia unicamente de las variaciones de tempe-
ratura, mantuve la barra por espacio de 30 minutes a la tem-
peratura conslante de 23", y durante este intervalo 5 deter-
minaciones de intensidad dieron estos resultados: 0,38; 0,38;
0,61; 0,58; 0,38. Despnes la enfrie bruscamente en 5 minu-
tos hasta 2"; y en tal estado tres determinaciones de intensi-
dad dieron por resullado:
534
0,53 0,53 0,53.
IV. Las anteriores operaciones se repiten con el posible
esmero en la barra D, que se manliene a una tcmperalura
conslanle por espacio de hora y media, y luego se la enfria
bruscamenle. La iraaulacion se verifica dc 54 a 58°.
Tiempos. Temperatura. IntcnsiiJadcs.
2''40' 55 a 58° 1.228
» 55 1,228
» 54 1,229
3 5' 53 1,227
3 35 53 1,227
4 5 53 '. 1,228
4 15 28 1,219
» 15 1,213
1,208
1,208
4 35.
Vemos, pues, aqui con toda evidencia que la inlensidacf
se mantiene sensiblemente conslanle mienlras la temperatura
lo es tambien, y que el enfriamienlo deterraina inmediala-
mente una disminucion en esta intensidad.
V. Finalmente, he querido operar con una barra iman-
tada, y mantenida durante largo rato a una temperatura poco
eievada. La barra E fiie imantada el 18 de noviembre a 6 u
8"; el 18 de diciembre, es decir, 30 dias despues, fiie colo-
cada bajo el pendulo magnetico en el agua a 2°, y dio por
resi'ltado:
Termino medio.
2° 5,100 I
2° 5,120 j^'^^"
El 20 dc diciembre la temperatura del agua era de O^S,
V se hallo
535
0",5 5,080
0°,5 5,080
El 26 de diciembre el agua eslaba a 2°.
Termino medio.
5,08 .
5,120.
h
100
El 30 de diciembre, a la 1 y 40 minutos, la lerapera-
tura era de 4°.
5,080
Bajase rapidamente la temperatura de la barra por me-
dio de una mezcla frigorifica, y se halla despues de 10 Dii-
nulos, y haciendo cualro determinaciones:
Teraperalura. Intensidades.
22 a 25° 4,900
» 4.900
» 4,900
» 4,900
Eslo demueslra que el hecho de la disminucion de la iu-
lensidad raagnelica con la temperatura no puede ser objeto
de la menor duda. De aqui resulla que el estado magnelico
de una barra y su temperatura estan intimamente enlazados,
y que, parliendo de la imantacion, un enfriamiento disminuye
la intensidad magnetica lo misrao que un calentamienlo.
Podemos pues anunciar en visia de esto una ley mas general
que la que se admilia para esla clase de fenomenos, y decir:
Jmantada una barra de acero a citalquiera temperatura, toda
variacion de esta disminuye su intensidad magnetica. Es!a,
por lo tanto, depende intimamente del estado molecular del
cuerpo imantado; y cualquier cambio de estado, ya sea sc-
parandose, ya acercandose las moleculas, delermina una per-
\
536
(lida de fiierza magnelica. El magnelisrao esta inlimamenle
enlazado con las condicioncs luolecularcs de los ciierpos.
Debe adverlirse que la canlidad de raagnelismo de que
es susceptible una barra de acero depende de la lemperatura
de imantacion. Cuanlo mas baja es esta lemperatura, lanto
mayor es la canlidad de magnetismo; pero adquiriendo el
acero k cualquiera lemperatura cierta intensidad magnetica,
la pieide en parte desde que el estado molecular que carac-
teriza esla lemperatura esperimenta algun cambio. EI enfria-
mienlo delermina una disminucion de intensidad cuando al en-
friarse el cuerpo se aleja dela lemperatura de la imantacion.
Si, per el conlrario, el iman ha sido calentado primero, y lue-
go se enfria acercandose al estado en que la imantacion ha
tenido lugar, esle enfriamiento sera acompafiado de un au-
mento de intensidad.
Estas variaciones merecen ser tomadas en consideracion
en muchas circunstancias, y me propongo desenvolver mas
adelanle las consecuencias que de todo lo espuesto deben de-
ducirse. Asi, por ejemplo, cuando se delermina la intensidad
magnetica de la lierra en latitudes elevadas, o cuando las ob-
servaciones se verifican a una lemperatura muy baja, coma
con frecuencia ha ocurrido a los sabios navegantes que haik
tratado del magnetismo terreslre, es precise hacer una cor-
recciou, y lener presente la diferencia que hay enlre las tem-
peraturas a que se praclica la observacion. Por boy no me
estiendo mas acerca de un asunlo tan interesanle como fecundo
en deducciones.
Las variaciones de la intensidad magnetica, dependien-
tes de la lemperatura del acero, de la de la imantacion, de
temple, etc., son ha mucho liempo objeto de mis invesliga-
ciones, y espero poder publicar en breve un trabajo mas de-
tailado, en que se comprendan los diferentes resuUados que
be podido adquirir.
Azilcar de leche; por Mr. Dibrunfaut.
(L'liistilut, \a fehrero 4856.)
Mr. Dubrunfaut ha descubierto en el a/ucar de leche la
singular propiedad opticaquehalloeu 1846en la mamelonada
537
disuella en agua; esdecir, la propiedad de ofrecer dos poderes
rolalorlos diferenlesa la misma temperalura. En la disolucion
degUicosa se nola el ma^orde ellos en el momento de veri-
ficarse la disolucion en irio, y el menor se maniliesla algu-
nas horas despues. La relacion que cxiste entre ambos pode-
res, segiin se ha podido averiguar, es de ff; raas siendoinipo-
sible la obsorvacionen el instanle de principiar la disolucion,
ha Iralado el aulor de suplirla con el calculo, y ha visto por
este medio que una de las i-otaciones debia considerarse como
doble que la otra; de aqui los norabies de monorolaloria y
birolatoria, con que designa el de la glucosa mamelonaday el
de la glucosa modificada por la disolucion. Mr. Pasleur ha
coraprobado posteriormenle la misma observacion en el glu-
cosalo de sal marina; y hoy vuelve a hallar igual propiedad
Ml'. D.en el aziicarde leche. Esta suslancia presenla, como la
glucosa, una rotacion mayor en el inslante de disolverse. La
variacion de rolacion exije un tiempo que varia segunla don-
sidad y temperalura; a 0° es rauy lenla, einstanlaneaa 100°.
Tralando de hallar el valor real de ambas rotaciones con au-
xilio del mismo melodo que para la glucosa, se ha visto que
el aziicar de leche posee en el momento de su disolucion los
f del poder rolatorio que se admite en la misma azucar, y que
por consecuencia conviene a esta sustancia modificada por la
disolucion. No exisle pues en el presentocaso, como sucede
con la glucosa, una simple proporcion entre las dos rotacio-
nes, sino que las diferencias que manifiestan son de igual or-
den y sentido; en fin, quo con arreglo a ellos puede conside-
rarse el azucar do leche como una combinacion que cuenta
entre sus elemenlosla glucosa con su constilucion caracteris-
lica. Estas observaciones han inclinado a Mr. D. a examinar
de nuevo algunas propiedades del azucar de leche, y los re-
sultados que ha obtenido son los siguientes.
El azucar de leche purificada por medio de cristalizacio-
nes se disuelve en el agua con elevacion de temperalura, y
saturandose este fliiido a 10°, merced al contacto prolongado
con unesceso de azucar, es decir, por cualquiera de los me-
lodos usados por Gay-Lussac, adquiere una densidad de 1,055,
en cuyo eslado reliene 0,1455 de su peso de azucar. Si se
/
538
abandona la disolucion saturada a una evaporacion esponla-
nea al aire seco y a la temperalura de 10", soloprincipia a
dopositar cristales cuando llega a adqiiirir una densidadde
1,003. En tal estado, el agua conflene 0,2164 de su peso de
aziicar de leche, modificada por la disolucion. Semejante ca-
80, analogo a los fenonienos de sobresaluracion tan perfecta-
raente esludiados por Mr. H. Loewel, descubre aderaas en el
aziicar de leche disuelta una propiedad que confirma la dis-
tincion que revela la rotacion. Efectivamente, este aziicar es
mas soluble en el agua que el cristalizado en la proporcion
de 3 : 2.
El aziicar de leche espoco higromelrica; si se loma a 10°,
en una almosfera en que el higromelro de pelo seuale 50°, y
se seca luego hasta 100°, no pierde desu peso mas de 0,01.
Secandolo a 150" al aire tambien seco, pierde ademas 0,05
de su peso sin sufrir la menor alteracion; y solo principia a
manifestarse esta entre 150 y 160°.
El aziicar de leche, seco a 100° y quemado con oxido de
cobre y oxigeno, ha ofrecido por termino medio de cualro es-
perinientos: carbono 39,70; agua 60,07. La que pierde el azii-
car de leche a 100° no puede considerarse como agua de
conslilucion. Las 0,05 que pierde de 100 a 150°, es decir, en
los liraites de temperalura en que no sufre alteracion alguna,
no justifican la formula de Berzelius, admitid/ipor todos los
quimicos. Con efeclo, dicha formula C'^ IP'' 0'* liene por fun-
damento linicamente la perdida de 0,075 de agua, que ad-
milia el celebre quimico, y que no se hallaconforme con la
esperiencia. Los niimeroscitados antes permiten designar para
la composicion del aziicar de leche secoal50°, C*^ //" 0";
cuya formula se convierte en C" W"^ 0^"" respecto al seco a
100° (1), es decir, para el aziicar privado de agua higrome-
lrica. La conslilucion C"" IP 0" que resulla para el aziicar
de leche anhidro, del analisis del compuesto plombico hecho
por Berzelius, exije un nuevo examen; dudando que resulte
en eslo conforme la esperiencia, en sentido de que el aziicar
(l) Estos rcsulfados cstan conformes con los publicados liltimamente
en Alemania por MM. Slaedelcr y Kraiise.
539
de leche presente con las bases, como las glucosas, compues-
tos poco subsistenles. En ese caso sufren diversas trasforma-
ciones, con absorcion de oxigeno 6 sin elia, que ban podido
muybien enganar a los espefimentadores,y hacerles atribuir
a la sustancia normal una composicion correspondienle solo a
productos mas 6 menos allerados.
Sin embargo, el aziicar de lecbe puede combinarse con las
bases en el seno de los disolventes, y salir de eslas corabina-
ciones con lodas sus propiedades, si se opera a una terapera-
turabaja, y leniendo cuidado de quitar el aziicar de su combi-
nacion poco liempo despues de baberle producido. La polasa
y la sosa pueden enlrar por Ires equivalentes en estos com-
puestos, que se forman con disminucion del poder rotatorio.
La cal produce un sucralo soluble que conliene un equivalen-
te de base; y pu^de precipilar el aziicar de leche de su diso-
lucion en estado de sacarato basico poco soluble. Estesa-
carato lo mismo que el que hemos dado a conocer en la
glucosa liquida de los azucares de frulas, se obliene facil-
menle tralando las disoluciones de aziicar en frio con una gran
cantidad de bidrato de cal en polvo, CaO, HO.
Si se calienta el aziicar de leche a 100°, con adicion de
algunos cenlesiraos de acido sulfiirico, so eleva su rotacion,
trasformandose parcialmenle al mismo liempo en aziicar fer-
mentable. Comparando con el peso de aziicar empleado su
maximum de produccion, coincide con la elevacion de 0,37
en el alcohol de rolacion de u de la primiliva. En tal caso
puede producir y queda en el vino una sustancia acliva, que
vuelve a laderecha el piano de polarizacion, que no fermen-
ta,yque deja de ser aziicar de leche. Conlinuando la reaccion
sulfiirica mas alia del termino que acabamos de indicar, hay
alleracion en el aziicar fermentable sin cambio notable en la
rotacion.
No nosha sido posible conseguir mamelonar ni cristalizar
el aziicar de leche que los acidos han hecho fermentable. Con
la reaccion nitrica produce acido miicico, distinguiendose por
estas dos circunstancias de la glucosa de la uva, con que la
han confundido hasta hoy los quimicos. Por su rotacion se
clasifica este aziicar entre los mono y bi-rotalorios, bajo cuyo
540
aspeclo se aproxima a nueslro parecer a cierlo aziicar fer-
mentable que exisle en los manas del comercio, y que pudio-
ra nuiy bien no sor olra cosa que el elemenlo fermentable de
la melilosa de Mr. Derlhelot.
Tratado con levadura el aziicar de leche, conlascondicio-
nes que se observanen la ferraenlacion alcoholica. se obliene
una canlidad apreciable de acido carbonicosin produccion de
alcohol, ni variacion sensible en la rolacion ni en la densidad
de la disolucion. Por lo lanto este acido essoloal parecer un
producto de la sustancia misma del ferraento.
Cuando se calienlan las giucosas a 100° con un esceso de
alcali caustico, anulanl^ equivalentesdelabase. El aziicar de
leche en igualdad de condiciones produce un resultado iden-
tico al de dichas suslancias. Fundadosen csta propiedad he-
mes ideado un metodo sacarimetrico, que guajda cierla analo-
gla con el de Frommer.
Siguiendo con los aparatos de polarizacion los progresos
de la reaccion del acido nitrico en el azucar de leche bajo las
condiciones que se observan para preparar el acido mucico,
se nolan cierlas variaciones molecularcs que ofrecen a nuestro
modo de ver algun inleres. El efecto inicial del acido nitrico
en el azucar de leche se revela, como el del sulfiirico, por un
aumento de rolacion de \} hacia la derecha. Cuando seha ve-
rificado este efecto, vuelve el piano de rolacion hacia 0, acu-
yo punto llega al cabo de cierlo tierapo, pero sin pasar de el;
Uiego varia de nuevo a la derecha en cantidad igual a la
cuarta parte de la rotacion primitiva del azucar de leche, y
en llegando a este limile se anula la rotacion con los progre-
sos de la reaccion nitrica para no volverse a reproducir.
Es de advertir que la formacion del acido mucico es con-
temporanea de la reaccion que semarca al primer moviraien-
lo del piano de polarizacion de derecha a izquierda, como si
se verificase dicha reaccion en una sustancia dolada de rota-
cion hacia la derecha. La produccion del acido oxalico, que
se manifiesta unicamente al final de la esperiencia, coincide
con el periodo que se marca por el segundo raovimienlo del
piano de polarizacion de derecha a izquierda, lo cual indica
al parecer que el acido oxalico se forma tambien con los cle-
5il
menlos dc una suslancia acliva dolada de rotacion ii dcrecha,
pero dislinta de la primera. tanlo on la epoca de sureproduc-
cion como en la do sii ani(iiiilamienlo.
La propiodad eomuii que poseen dos suslancias Ian dife-
reules como el aziicar de leche y la goma, de dar el scr a un
misnioproduclo final, el acido miicico, bajo la inlluencia del
nilric'o, presla interes al cxamen de las reacciones de esle
acido en la goma, bajo idenlico punlo de vista que Iiemos
cspecificado respeclo al ay.ucar dc lechc. Nos parece conve-
nienle resumirlo aqui con brevedad.
La rolacion de la goma del Senegal, que se verifica hacia
la izquierda, se vuelve a la derecha con la influencia dc los
acidos, segun ha observado Mr. Biot. Bajo el influjo oxidante
del acido nidico so anula dirha rotacion hacia la derecha con
el progrcso do la reaccion, la cual pi-oduce el acido miicico,
luego se convierle a la izquierda, siendo entonces el maxi-
mum que alcanza la rolacion primiliva de la goma. En esa
cpoca cs solo cuando princi|)ia la reaccion oxalica, al paso
que el piano de polaiizacion se dirije hacia 0.-, mas sin poder
llegar a el en las condiciones ordinarias que se recomicndan
para la preparacion de los acidos miicico y oxalico. Entonces
queda en el agua-madre una suslancia acliva de rolacion lia-
cia la izquierda. En tales condiciones puede nolarse que el
acido miicico se forma al parecer, como sucede con el aziicar
de leche, de una suslancia dotada de rolacion a la derecha.
Lo contrario se nota en el acido oxalico, quese produce al pa-
recer con la goma por una suslancia que gira a la izquierda.
Con presencia de estos dates no se puede dudar que el
acido miicico esel resullado final de la reaccion causada por
el nitrico en una misma y sola suslancia. que so produce Irau-
siloriamente con la goma y el aziicar ile leche. Esta revela-
ciou de las observaciones opticas, que permile seguir con la
visla las fases complexas que sufrcn las suslancias oplica-
mente aclivas, conlribuirii en esta circunstaucia, como en
olras muchas analogas, a proporcionar los medios de apode-
rarse al vuelo de unos productos efimeros, y de aislarlos. De
csle modo sera facil a los quiinicos seguir con mas seguridad
la filiacion de las metamorfosis, de las cuales por lo regular
542
solo pueden comprobar el resultado final; no siendo el menor
servicio de los prestados a las ciencias per Mr. Biot, la crea-
cion de medio Ian original y fecundo de invesligaciones.
Nuevos esperimentos sobre la polaridad diamagnelica. (Estrac-
to de una carta de Mr. J. Tyndall al Profesor Mr. A. de la
Rive.)
(Bibliol. univ. de Ginebra, enero I8S6.)
Supongo ya conocido mi aparalo y los esperimentos he-
chos con el bismuto y el vidrio pesado, pero voy a afladir aho-
ra algunos pormenores sobre las indagaciones que he realiza-
do posteriormente; y a fin de ilustrar mejor este punto, ad-
milire las condiciones que para demoslrar con todo rigor la
polaridad diamagnelica, exijen los que mas opuestos seliallan
a reconocer su existencia. Una deellas es emplear en la ope-
racion fragmentos aislados de bismuto en vez de usarlo sin
Iriturar. Al efecto tomo cierta cantidad de este metal, y lo
espongo al aire; a muy poco tiempo se empana a causa de
una oxidacion superficial, y se inutiliza para servir de con-
ductor a una corriente electrica; pero metido en un tubo
dicho polvo produce un desvio del iman en cl mismo senli-
do que el que determina una raasa corapacta de bismuto. El
antimonio es mejor conductor, y sin embargo es menor su fa-
cultad diamagnetica, locual prueba que los efectos observa-
dos dependen con efecto de la propiedad diamagnetica misma,
y no de la fuerzaconduclora de la suslancia somelida al es-
perimento. Hay mas: el cobre, que es proximamente cincuen-
ta veces mejor conductor que el bismuto, tiene una potencia
diamagnelica casi nula. Erapleando el aparalo que se ha usado
para los diversos esperimentos referidos, no seobliene con
dicho metal efecto alguno apreciable, lo cual no debiera su-
ceder si los fenomenos dependieran de las corrientes indu-
cidas.
Si paso a los cuerpos verdaderamense aisladores, dire que
independienlemente de las esperiencias verificadas con vidrio
pesado, he hecho otrascon cilindros de azufre, marmol esla-
543
luario, cera, espato calizo, nitro y fosforo; habiendome dado
lodos signos de polaridad igualmente distinlos, aunque en
menor grado que el bismuto. Resulta pues que una eslalua
de marmol, sometida a la influencia del raagnetismo terres-
tre, tiene en la base un polo Norte y en el vertice otro Sur;
precisamente en condicion inversa bajo este punlode vista de
la de una estatua de hierro que se hallase en condiciones ana-
logas. Indudablemente ha de suceder lo misrao con todo cuer-
po humano colocado de pie en la superficie de la lierra, puesto
que son diamagnelicos lodos los tejidos de que se compone.
En cuanto a los liquidos, be probado del misrao modo
que, alpaso quesoluciones de clorurosde cobaltoy de niquel
y sulfalo de hierro, puestas en lubos de vidrio y rodeadas de
una helice cruzada por una corriente electrica, obran como
si fuesen hierro dulce, el agua destilada, sulfato de cobre y
otras sustancias diamagneticas manifiestan la polaridad de
esta misma clase, como sucede con un cilindro de bismuto.
No me seria dificil aumentar indefinidamente el numero de
sustancias sometidas al esperimenlo.
Anadire por ultimo, que es facil deducir a priori, delprin-
cipio de la polaridad diamagnetica, todos los fenomenos rela-
tivos a la accion magno-cristalina; de otro modo es hasta im-
posible esplicar la mayor parte de ellos. Es raro por cierto
que no se haya insistido mas en las discusiones quese ban sus-
citado sobre esta materia. Particularmente algunos de los pri-
meros esperimentos de Mr. Faraday, que prueban que la
fuerza magno-cristalina no es atractiva ni repulsiva, indu-
cen por necesidad a confesar que es polar (1).
(1) En mi tratado de eleclricidad, tomo i,pag. 576, hice ya notar
que los fenomenos magn(5ticos y diamagndticos que presentan los crista-
les se esplican perfectamente admitiendo la existencia de una polaridad
diamagnetica analoga a la magn^tica, con tal que se tenga al mismo tiem-
po en cuenta la influencia de la estructura molecular, cuyo efecto ha de-
moslrado y analizado tan bien Mr. Tyndall. (J. de la Hive.)
544
Memoria sobre la leoria de la esperiencia de Leidenfrost, re-
ferenle a lo que se observa al echar un cuerpo liquido sobre
una super jicie caliente; por Mr. Bufi'.
(An. de Quiin. y Fis., octuhre 1856.)
Tres leorias se ban discurrido para esplicar los fenomenos
singulares que suceden cuando se echa iin cuerpo liquido so-
bre una superficie calienle.
1.' Se ha supueslo que al liquido lo separaba de la cara
solida calentada una capa de vapor, que lo sostenia en virtud
de su elaslicidad. Se dedico parlicularmente Mr. Person a
juslificar con esperiencias esla manera de ver.
2.* Se ha admilido la exislencia de una fuerza repulsiva
particular que actuaba entre la cara calenlada y el liquido.
Esla parece ser la opinion de Mr. Bouligny.
3," Se han considerado los fenomenos como resultando me-
ramenle de un gran cambio de la raagnitud de las fuerzas ca-
pilares: no mojando el liquido a la cara calentada, no seria
intimo el contacto de anibos cuerpos, y por tanto se corauni-
caria con ditlcultad el calor del uno al otro.
Las dos hipotesis primeras exijen que haya algun inlervalo
sensible entre el liquido y la cara calentada; la tercera per-
mite que haya contacto en cierlos puntos al menos. Mr. Buff
se ha propuesto demostrar, contra la aseveracion de varies
fisicos, que se verificaba realraente dicho contacto. A! efecto
ha hecho la esperiencia siguiente: en una capsula de plata,
calentada con una lampara de espiritu de vino, echo agua
deslilada caliente, que inmediatamente lomo el estado esfe-
roidal; metio en el agua un alambre de cobre, que comuni-
caba con uno de los estremos de un gaivanoraelro, y puso el
otro estremo del mismo galvanonoetro en relacion con la cap-
sula de plata. Mientras fue poca el agua, no hubo corriente
alguna sensible; pero en cuanto se echaron en la capsula 300
gramos de agua, a fin de que fuese mas intimo el contacto,
sin alterarse no obstante el estado esferoidal, el desvio de la
aguja del gaivanoraelro' indico el paso de una corriente nacida
545
del coiilacto del agiia con el cobre y la plata. Convirtiendo
al agua en conductriz, afiadiendola una gota de acido sulfiirico,
baslo echar 130 gramos para determinar la produccion de una
corriente; introduciendo por ultimo en el circuilo cuatro ele-
mentos de Bunsen, basto una gota de 15 a 20 milimetros de
diametro para trasmilir la corriente,
De estas esperiencias concluye Mr. Buff, (|ue un liquido
conductor que ha tornado el estado esferoidal en una lamina
calenlada, no detiene enteramenle el paso de la eleclricidad.
Parece este tanto mas dificil, y do consiguiente menor el nii-
mero de puntos de conlacto, cuanto mas pequena es la gota, y
mas alia la temperalura de la lamina.
Ha notado tambien Mr. Buff, que cuando se ocasiona el es-
tado esferoidal echandoun liquido volalil sobre otro fijo mas
caliente. v. gr., agua sobre aceite, presenla la superficie del li-
quido inferior utia depresion enteramenle parecida a la que so
observa cuando flota un solido en la superficie de un liquido
que no se moja.
Algunos fisicos ban vislo directamenle un intervalo sensi-
ble entre el liquido en eslado esferoidal y la cara caliente que
losostiene. Advierle Mr. Buff que dichos fisicos ban observado
masascortisimasde liquido. En tal caso la gota puede verse
levantada un instante por los vapores que se forman debajo,
eae luego por su propio peso; y como estas alternativas se re-
piten con frecuencia, resulta que se puede ver la llama de una
vela u otro objeto por el eslilo, como si constantemente bubiera
un intervalo sensible entre el liquido y el solido.
FlSlCit OEL. OL.OBO.
Monfanas y volcanes de Hmoai; por Mu. Marechal.
(L:i science pour liiiLs, 10 enero -I8S6.)
Desde que so sosj)ech6 la existencia do ciertas relaciones
entre la produccion de los temblores do liorra y las erupciones
TOMO vr. 35
volcanicas, los sabios ban dirigido sus Irabajos con niicvo ar-
dor hacia los volcanes. Do ese modo el Vesubio, Elna y el
Stromboli, csUuliados liacc muclio liompo, ban sido objelo de
nuevas invesligacioncs por parte do Mr, Carlos Deville. Los
trabajos Uevados a cabo hace medio siglo acerca de los princi-
pales grupos volcanicos de la licrra, ofrecen por lo demas a los
sabios modernos una coleccion de observaciones ya baslanlc
preciosa.
A MM. A. de Humboldt y Boussingault soraos deudores
de los documentos mas interesantes y lalos relalivos a los vol-
canes de America. Bory Saint-Vincenl ha descrito espccial-
mente los de las islas de Africa, el pico de Tenerife y el volcan
de la isla de la Reunion; ya mullitud de sabios de lodas las na-
ciones ban sondeado los era teres del Heel a, y observado los fe-
nomenosdc los f/eijsers de Islandia.
Unicamente el estudio de los volcanes de Oceania es el
que se ha descuidado hasta ahora. Y no es porque fallan mon-
lanas ignivomas en dicha parte del mundo; al contrario, hay en
aquellas regiones algiinos territories Uenos de productos vol-
canicos hasta tal punlo, que seria dificil hallar otros pareci-
dos en ningun pais del globo.
En la isla de Hawai (la antigua Owhyhee), la tierra ma-
yor del archipielago de Sandwich, por ejemplo, existe una
region tan llena de montanas volcanicas que no se parece a
paisage alguno lerrestre. El conjunto de sus picos conicos, de
los cuales se clcvan algunos a considerables alturas, le dan
mas bien el aspecto de las cercanias de la niontana de Ty-
cho en la Luna, tal como nos la presentan los telescopies de
mayor aumento.
Una carta de Mr. Marechal, inserta en el num. 62 de los
Anales de la propagacion de la fe, nos dice que Hawai es
una tierra de volcanes, y que el mas considerable cuenta mil
bocas, sin que haya exageracion. Apenas existe en aquella
isla paraje alguno en que no se encuentren, ya crateres cega-
dos, ya inmensas llanuras de lava, ya en fin montecillos de
formacion volcanica. Todo anuncia, dice el misionero, que en
lo pasado no ha sido esta tierra sino un vasto incendio, y que
bajo el suelo se ocultan todavia abismos de fuego. Sin em-
547
bargo, la isla es ferlil, liene buenos pastos, y mantiene en las
faldas del Maunakea mas de 20.000 loros salvajes.
Ilabiendo verificado la ascension del pico de Hualalai, si-
luado frente a la bahia de Kailua, con sucompaiiero Mr. Julio
Remy de Livry, ha medido su altura, que es de 8G81 pies.
Dicha raontafia esta cubierta de multitud de crateres apaga-
dos, cuyos nombres son en estremo originales. El mas famoso
es el llamado Ka-Hualalai, y se parece a una chimenea en-
negrecida en la ciispide por el humo y el hollin, formando un
agujero eslrecho y profundo hasta lal grado, que segun el di-
cho de los Hawaianos, que no lo ban vislo siquiera, el im-
prudente que se lirase a el por la mauana. aiin no habria lle-
gado al fondo por la tarde. «En cuanto a nosotros, que lo he-
raos examinado de cerca arrojando denlro piedras enormes,
nos heraos curado de las hiperboles bawainianas.))
De lo alto de la ciispide notaron los viajeros unas espe-
cies de cupulas cubierlas de nieve, las gigantescas monlanas
Maunakea, Hamakua, Kaua, Ilaleakala, Maunaloa, etc.; con-
siderandose esta ultima, llamada comunmente iK/owna^'oa, como
la mas alta de la Oceania, y se la suponen 4.833 metros de
altura. Las llanuras circunvecinas mucho mas bajas, el cen-
tre de la isla entre los montes, asi como la superficie del
Oceano, aparecian veladas con un lelon que ofrecia a sus ojos
como un estenso mar que banaba las escarpadas laderas del
pico por mucho mas abajo de sus pies. Todos los grandes bos-
ques que circundan a Hawai estaban envuellos, lomismo que
la playa, en aquellos vapores acumulados, pudiendo lini-
camente fijar sus miradas en las grandes montanas ve-
cinas, que elevaban sus cimas mas alia de las nubes. El ter-
mometro centigrado descendio a 7 grades bajo cero, al paso
que el calor, a la orilla del mar, es regularmente de 28 a
29 grades.
Una estension poco considerable de bos((ues virgenes se-
para el pico Hualalai de la boca mas ancha del lago Igneo,
que es un abismo de fuego de tres leguas de circunferencia,
al cual arrojaban los antiguos Hawaianos los huesos de los
rauertos, con objeto de aplacar el hambre de Pele, diosa de
los volcancs.
548
Finalmenle, MM Marechal y Julio Remy escalaron los
llancos del Maunaloa basla i.OOO pios proximamenle sobrc el
nivel del mar. El licmpo oslaba nublado, y el coloso oceanico
se perdia en las luibes. El hurao de los fuegos sublerraneos se
elevaba en diferenles punlos en una estension de 4 6 1) le-
puas, escapandose por las grielas como si fueran otras tantas
Ironeras. «Este mar de lavas, dice Mr. Marechal, ardia aim
no hace un siglo; para Uegar a el bajamos por una cuesla
baslanlc suave y por cnire paredes escarpadas, como si es-
luviera corlado a cincel. Al cabo de 25 minulos eslabamos
en el abismo, que presenla una vasla capa de lavas porecida
a un lago de bronce rodeado de alios escarpes. La superficie
lisa esla surcada de Norlc a Sur por una zona de enormes pie-
drasvolcanicas aniontonadas unassobre otras. Antes deentrar
en la parte del volcan en actividad, de una legua de circunfe-
rencia proximamenle, y que vl ardiendo toda cuando llegue a
la isla, distinguimos un cono truncado dc 8 a 10 pies de alto,
en cuyo interior se oian detonacionos sordas. Ese ruido conli-
nuo infundio terror en nueslras almas, conociendo que eslaba-
mos sobre uuos abismos, de los cuales solo nos separaba una
costra de algunos pies. Al aproximarnos al cono distinguimos
las paredes interiores rojas por el fuego.
))Desde la ciispide la vista contempla y se detiene en la su-
perficie de una materia incandescente en fusion, de un rojo mas
encendidoque el de la sangre, que subia a borbotones. El fluido
tiene de 12 a 15 pies de profundidad, perdiendose la vista en la
ancha dimension del lago abrasado que se esliende por los
nancos del cono que pisamos. El calor, el olor de azufre y la
inseguridad de la solidez de las lavas que nos sostienen, solo
nos han permitido contemplar tan magestuoso horror por algu-
nos segundos.
A cien pasos proximamenle hallamos otro crater, y el fue-
go y la lava en fusion salian por unas grielas. El ruido sub-
lerraneo era parecido al de una maqu ina de vapor cuando fun-
ciona, 6 como el ruido regular del flujo y reflujo del mar, 6
biensemejante al delos fuellesde una gran herreria. La lava
principia a rebosar por unas hendiduras, mudando de color
al conlacto del aire: su hermoso color rojo se convierle en el
549
(le bronce, y sc iiploma luego. Todo anuncia la proximidaddc
una erupcion.
Con efeclo, principia. Nos hallamos a la oiilla do un lago
de luego de 100 pies de largo por 70 de ancho. El fliiido subc
ondulando do Sur a Norle, peio al cabode un cuarto de bora
baja olra corriente de Norle a Sur, establcciendose dos con-
trarias de lava en fusion. Con una marmila de boja de lala
sujela a la punla deun baston sacamos un poco de liquido
birviendo, e imprimiraos en el algunas monedas; pero laira-
presion sale nial, sefialandose apenas las letras. Mienlras que
nos ocupabamos de esle modo de acunar moneda enunade las
fraguas mas aclivas de Vulcano, viene una rafaga de vienlo y
sellevanuestrossombrcrosen medio del abrasado lago; uno de
ellos lo sumergio en menos de un segundo una onda de fliii-
do que lo arrollo como si fucra una ola, y el otro, que era el
raio, resplandccia en la supcrficie con gran sentimienlo mio.
P.D. Por una carta escrita en Hilo (islade Hawai)con
iecha 13 do oclubre dc 1855, y que se ba publicado en el
Washington Intelligencer , saberaos que continua la erupcion
del gran volcan de que acabamosde hablar, y que basla lo-
ma una eslension de las mas amenazadoras.
»E1 gran horno de Maunaloa, se dice en la referida carta,
se balla on plena aclividad. Durante 36 dias no ha dejado de
correr la lava en fusion basla el pie de la monlana. Nuestra at-
raosfera de Hawai se encuenlra sobrecargada de gas y bumo. a
cuyo traves aparecen los rayos del sol como dc un amarillo
oscuro.
»La cantidad de lava que sale de esle inmenso doposilo es
enorme. Las partes mas elevadas de la monlana eslan cubier-
tas de lava humeanle en una vasta eslension, al paso que las
erupciones de dicha materia en fusion, verificadas en los flan-
cos, ban corrido por una superficie de muchas millas de es-
lension. La corrienle principal de lava, lomandoen cuenta lo-
daslassinuosidades, lienemas de 50 millas de longitud por 3
de lalitud media, y aiin continua corriendo en direccion de
nuestra bahia. Se calcula en 10 millas la distancia que aiin la
separa de nosotros.
))Va trazando Icntaraenlc su camino por medio debosques
550
profundos y cspesas malezasque hay a nueslra espalcia, y no
l)arara hasla el mar, a no ser que llegiie a agolarsc Ian inmenso
manantial tie lava. El 2 del presenle nies Mr. Mac-Culley y
yo heraos ido a obscrvar la eriipcion, siguiendo el caiice del
rio Wailuku. Cualro dias y medio gaslamos en llegar al crater
de la cima. siguiendo la terrible corriente de lava desde el 11-
mite de los bosques hasla la cuspide de la montana.
»En esle momenlo corre la lava per un silio cubierlo, de
modo que solo se puede ver en los puntos por donde salen gases
con abundancia. Es una cosa imponenle en verdad. Hemes
examinado uno de los respiraderos, a cuyo Iraves hemos visto
la terrible corriente que iba por bajo de nosotros con la celeri-
dad de iO nudos por algunos parajes. Despues de una ausencia
dediez dias volvimos en direccion de Kailua. Lo que hemos
visto, lo que hemos oidoy esperimentado, esimposibledescri-
birlo.))
FIISICA APL.1€i%Uil.
Nota rclnliva a las immdacioncs; por Mn. Dausse, inijvniero
fjefe de piientes y cahodas. encarf/ndo de la esladhlica de
los rios de Francia.
(CiJsnios, l\ juUn ^83C.)
Las sorprendentes inundaciones que serepiten desde 1840,
y que causan Ian grandes y tan dolorosas perdidas, escilan
naturalmente la cuestion relativa a si la ciencia puede conju-
rar este azote para lo sucesivo, averiguando desde luego si
estamos en via de conseguir este feliz resultado.
En la actualidad se construycn rauchos nuevos diques, y
se reponen y reedifican los antiguos aiin mas eslensos. Todo
esto cuesta, como es nolorio, grandes deserabolsos al Eslado
y a los riberenos; pcro despues de haber preservado de esta
mancra por un tiempo mas 6 menos largo nuestros valles y
nuestras ciudades, vemos que unas inundaciones cada vez
mayores desbordan todos los diques que so creian insumer-
551
(jiblcs, y causan, en la inisma proporcion dc su allura, los
mas tenibles cslragos.
No solo nadic prolesta conlra la calilicacion que acabamos
de cslampar, sino que a nuestra vista se ejccutan, segun esle
sistema cada vez mas en boga, vastos proyeclos recienle-
nienle adoplados.
Y aun hoy, al reconslruir con gran premura los diques
arraslrados, ^no se les anade una elevacion de algunos pies
en eslos mismos puntos y en lodos los demas, y tal vez se
conviene, despues de muchas discusiones efimeras, en dejar
las cosas en su actual eslado?
;,Acaso no ha llegado el momeulo de demoslrar que el
sistema de los diques insiimergibles cs ilusorio, ruinoso y fu-
neslo?
Y en rigor, antes de liegar tan lejos, de urgencia en ur-
gencia, en el dcsdichado sistema de encerrar escesivaraenle
dentro de diques a los rios, conveudria averiguar si so puede
senalar un limitc a sus mayores crecidas; cuestion primera y
fundamental, cuestion casi pueril a fuerza de ser natural, y
que no obstante puedo decir con loda ingenuidad que por na-
die he visto propuesta.
La mayor crecida del Sena, desde que se anota diariamentc
su altura, es decir, desde 1777, 6 cerca de 80 afios, fue la
de 3 de encro de 1802, que subio a 7", 45.
El termino medio de los 80 indximos annates, 6 la crecida
media, no es sino de 4'°,56; es pues inferior en mucho, en
cerca de 3°*, a la crecida de 1802.
Pero en tiempos pasados ha habido crecidas mucho ma-
yores. En efeclo, la de 25 de diciembrc de 1740 subio a 7"", 90;
la de 1." de marzo de 1658 a 8°", 80; y la mayor de que se
ha conservado medida, esto es, la de 11 dejuliode 1615, mas
alta en 0°',24, llego a 9", 04; altura que, como se ve, casidu-
plica la crecida media.
Mi estadislica de los rios de Francia, cuyos prinieros en-
sayos sedigno coronar la Academia en 1840, y que tocaria a
su termino si no me saliesen al paso indecibles dificultades
para hacer las comprobaciones y correcciones que exije. de-
muestra que en todos los rios y en lodos los puntos de su
5o2
curso ha resullado un hcclio parecido al que acabo de citar
respeclo del Sena; es decir, que en todos se lian vislo creci-
das casi sin relacion alguna con su estado ordinario.
Es verdad qne estas lerribles crecidas ocurren pocas ve-
ces; pero no es nienos cierlo qne nadie conoce la causa 6 la
ley de su aparicion. El Isere tnvo cinco desbordaniienlos en
elsiglo XVIII; en 1711, 1733, 1740, 1704 y 1778. En nues-
tro siglo ha tenido dos, si no Ian alarmanles corao los citados,
por lo menos bastante meraorables; en 1816, y muy recien-
temenle. La crecida de 1816 subio en Grenoble a 3°", 70, y la
de 1856 acaba de siibir a 3",80. Pero la de 1778 Uego a 3M0,
siendo asi que la crecida media de este rio es de 2'°,40.
Senlados estos hechos, pregunto: ^que razon hay para
creer que nose reproduciran crecidas Ian alias 6 mas que la
de 1778 en el Isere, y que la de 11 de julio de 1615 en el
Sena?
El clima, a lo que se sabe, no ha cambiado; y por lo que
respecla al Isere, su lecho, en una longitud de mas de 15 le-
guas hacia arriba de Grenoble, ha sido encerrado entre alios
diques; y en lugar de una dilalada llanura, donde a cada cre-
cida formaba lagunas, tiene actual menle un eslrccho canal
abierto entre enormes diques.
;,Cual es la causa de las crecidas?
Estas proceden de abundanles lluvias que se prolongan y
comprenden una vasta comarca, y a las que a veces se unen
rapidos derretimienlos de nieves; lluvias y derrelimientos que
resullan de ciertos vientos, cuya duracion nadie se atreveria
a asegurar que no ha podido ser, por espacio de 12 6 24 bo-
ras, mas larga que en la epoca de las may ores crecidas.
En julio de 1851 un viento del S. 0. trajo durante 48 boras
sobre las cimas calcareas proximas a la Gran-Cartuja un aire
hiiraedo y tibio procedenle de Africa, que rozo ligeramente
el Mediterraneo; el enfriamlento que esla masa de aire, sin
cesar renovada, esperimentaba al pasar por estas montanas,
las mas elevadas, y por lo lanto las mas frias que habia en-
conlrado en su camino por nueslro conlincnte, ocasionaba
una caida de agua tan copiosa, que no eran golas grucsas y
accleradas lo que se veia caer, sino verdaderos hilos conli-
353
nuos dc agua. Si el vienlo que la Iraia hubiese duiado 12 u M
horas mas, hubieramos vislo indudablemenle iin nuevo dilu-
vio, sin que ninguna ley fisica conocida se hubiese opueslo a
tamana cataslrofe.
Este es un ejemplo memorable, del que saco esla con-
secuencia. harto sencilla e inconleslable, y sin embargo
desconocida a pesar de su inmensa importancia. «No hay li-
mite asignable a las grandes crecidas de nuestros rios; y lanto
los diques del Loira cuanto los del Rodano, el P6 y olros, no
son insumergibles.»
Pudiera citar un valle, en el que nuestros anlepasados se
limilaban a asegurar los ribazos de los rios, y despues, a ma-
yor 6 menor dislancia por ambas paries, levantaban montones
de tierra un poco encima del punlo a que llegaban las creci-
das ordinarias. Entre estos montones y los rios hacian las plan -
taciones a que menos podia perjudicar una inmersion pasa-
gera, y mas alia las mas delicadas.Las grandes crecidas, que
son precisamente las mas cargadas de cieno, lo invadian todo;
pero aunque es verdad que deslruian las cosechas, tarabien
lo es que dejaban un abono que dispensaba en los anos si-
guienles de estercolar la tierra inundada; dc esta manera, los
perjuicios causados a las cosechas un afio, en el Irascuiso de
diez 6 veinte se hallaban cumplidamenle indemnizados.
Posleriormente, en la necesidad de dar a los diques ma-
yor altura a cada nuevo desbordamiento, se vino a parar al
estrerao de no querer arriesgar cosa alguna, esto es, a los
prelendidos diques insumergibles, con los canales de sanea-
miento, que son el complemenlo y la perfeccion de este sis-
tema en los cases mas rebeldes. En verdad, el cosle de estos
diques colosales y el de los canales hace pagar segunda vez
la tierra; su conservacion es un impuesto abrumador; y aun-
que noes necesario beneficiar de liempo en liemi)o aquella,
ocurren algunas veces, y en la aclualidad sucede asi, devas-
taciones horrorosas, que se hubieran evitado con el modesto
sislema de nuestros padres.
Entonces igualmente los cauces abandonados que se en-
cuentran en todas partes se cegaban poco a poco, y con-
cluian por quedar habililados para el cullivo, mienlras que
1)1)4
con los cliquos insumeigibles (lucdaii conveilidos en cloruos
|)anlanos, al paso que his lierras bajas y frias quedan redu-
cidas a la iniposibilidad do Icvanlarse en liempo algnno. Pu-
diera citar, si ])rcciso fiiesc, una peninsula (pie las crocidas
ban lerraplcnado por si mismas, levantandola ccrca do l"' en
J)0 anos, y que en lugar de los juncos y espadanas que lini-
camcnlc producia en olro tiempo, produce boy Irigo y cana-
mo cu abuudancia, a los que las crecidas casi ningun dafio
causan.
En la parte inferior del valle del Rodano, el espaciocom-
prendidoenlre el ribazo del rio y el elevado murallon quedc-
liende vaslos lerrenos, liene el nombre particular dc scgo-
neaux. Pues bien: estos segoneaux eslan hoy, raerced al ter-
raplenado natural, mucho mas alios que el terrene cerrado,
producen cosecbas mucho mas ricas, y los terrenes se venden
a una mitad mas, y a veces a doble precio que los terrenos
preservados. Eslehecho, y otros muchos no menos concluyen-
tes, ha side citado en la Acaderaia por uno de sus mas distin-
guidos individuos, Mr. de Gasparin, en un notable trabajo de
que esta nota no es sino un debit eco.
Antes de la ultima inundacion de la campina de Avignon,
los propielarios consternados se lamenlaron amargamente, y
obtuvieron del Estado abundantes socorros, lo cual no impi-
dio que los anos siguientesel cieno abandonado por el Roda-
no les dlese sin abono alguno escelentes cosechas: debo este
curioso dato al inspector general Mr. Mallet.
Pero los diques llamados insiimergibles no solo privan a los
valles del cieno 6 legamo dc las inundaciones, abono natural
que generalmente es muy fecundo, sino que cuando eslan muy
proximos enlresi, corao lo aconscjan los ullimos progresos de
la ciencia, aumentan considerablemente la altura de las cre-
cidas. Y cuando estos diques son al mismo liempo muy sinuo-
sos(disposicion queha sido impuesta por principio bace mu-
cho tiempo), tienen que sufrir en las grandes avenidas el cho-
que de violentas corrientes, que generalmente los destruycn,
sin nccesitar para ello rebasarlos: basta lo espueslo para que
me abslenga de pruebas aun masirrecusablcs.
En el autiguo sistcma, por el conlrario, estendiendose las
00;)
crecidas por loda la llanura, se disminuian en j)roporcion de
la siiperficic que abarcaban; y las plantaciones, las cercas,
los arboles, y especialmente losnionlones de tierra trasversa-
les, si se conslruyen a semejanza de los que ha muchos siglos
exislen en Egiplo, nioderan la celeridad de la avenida, que,
lejos de desA'astar el suelo. deposita en el un cieno fecun-.
dante.
Quedense, pues, los diques insuniergibles (conslruyendo-
los hasta donde sea posible de modo que verdaderamenle lo
scan) para las ciudades, pueblos y aldeas construidas por
desgracia en lugares deraasiado bajos, pueslo quecuando se
Irala de la vida de los bombres no es justo litubear. Mas por
lo querespecta a los valles, debemos conlenlarnos con diques
cuyo nivel no estralimite la allura de los ribazos, aseguran-
do eslos, levanlandolos convenientemenle, y reservando un
cauce, ni demasiado alto ni muyestrecho. Practicado eslo, le-
vantense moulones de tierra a cierla dislancia de este cauce,
quedebera ser la mayor posible, basla un poco mas arriba de
las crecidas ordinarias; reniinciese, si es preciso, a ciertos
cultivos, 6 limitense a los terrenes menos espuestos; y si hay
afluentes torrentosos que amenacen aumcnlar de una manera
peligrosa el caudal del rio, lengase gran cuidado de prolon-
gar sus corrienles, a fin dehacerlas desembocar casi parale-
lamenle al rio, con un declive poco diferente del suyo, arro-
jandoles con este objeto, basla donde se pueda, en los cauces
abandonados; esludiense a esle fin con gran esmerolaseleva-
ciones, despues de haber oido atenlaraenle a los ribereuos,
que conocen multilud de bechos que importa mucho lener en
cuenta, puesto que de otro modo nunca se lograria prevenir-
losensu lotalidad y tomarlos en consideracion como es debido.
Finalmenle, para conjurar los peligros inevitables que re-
sultan de las grandes crecidas, el gobiernodebe favorecer la
formacion de companias de seguros niuluos. EI hombre no po-
see en la tierra cosa alguna que no este sujeta a contratiem-
pos; y estos ocurren, asi respecto de las cosechas que se pro-
mete de la tierra como de todos los demas bienes. Sublevarse
contra esta ley inmutable, y pedir a la ciencia que la borre
por completo, es, en mi concepto, un delirio.
550
^,Objelaiase acaso (jue lotlo eslo pueile ser convenieiile en
iin valle sin diques, pero (|ue respeclo de aqnellos (juc los
tienen, y en cuyo numerosecuenlan los principales, la cues-
lion vai'ia de aspeclo?
Empiezo respondiendo, que en cuanlo al valle del Loira,
por ejemplo, es precise conservarcon esmero el juego del di-
que de Pinay, que a cada crecida del AUo-Loira convierle
la llanura del Forez en una especie de lago, y csludiar lodas
las denias aplicaciones posibles de esle admirable palialivo.
Es preciso ver las partes pantanosas 6 bajas, eslensas y
de merior enlace que presenlan las Uanuras encerradas eu-
tre diques, y hacer de el las unos deposilos que puedan abrirsc
a las crecidas en ciertos niomentos.
En general, es preciso no contenlarse con un dique anli-
guo, sino multiplicarlos de diversos modos, corao lo ban he-
cho los habilantes del valle del Po.
Es preciso procurar realizar el pensaniienlo de Mr. Elias
de Beaumont, quien propone ensanchar el canal de Saviere,
para que las crecidas del Rodano superior desagiien en el la-
go Bourget.
Es preciso tratar de saber si los ginebrinos accederian a
recibir en su cristalino Leman, come se lo pideMr. Yallee,
el torrenle de Arve, no obstante sus turbulentas aguas y los
guijarros que acarrea.
Es preciso buscar todas las aplicaciones quepueden ha-
cerse de la idea de Mr. Rozet, de retardar el curso superior
de los atluenles de nuestros rios en los desfiladeros pedre-
gosos, en que por medio de la mina seria facil amonlonar mo-
les sobre moles de piedra, para obstruir su paso.
Es preciso buscar todas las localidades que j)ueden pres-
tarse a cualquiera clase de raedios a proposilo para detener 6
disminuir las crecidas de las corrieutes que las atraviesan.
Es preciso especialmenle poblar de arboles y cubrir de
musgo los terrenes en declive, y tambien las rocas, como se
practica, nosinfruto, en los Altos-Alpes, porque esle es iu-
dudableraente el mas general y poderoso de lodes los palia-
lives.
Por ullimo, donde no hay medio algunode poner a cubier-
n57
so las habitacioncs, cs prcciso deslerrar lerminantemente las
constriicciones poco solidas, como la administracion acaba de
verificarlo en la llaniira baja inmediata a Lyon. Debe lam-
bieii examinarse si convendria renovar estas habitaciones y
levanlar su suelo, como lo hicieron los antiguos reyes de
Egiplo en ciudades enteras.
Voy a resiimir todo lo espuesto.
Aiinque hace 36 auos que pertenezco a la profesion, nun-
ca he visto hacer la observacion Ian sencilla, sin embargo,
de que las grandes crecidas de nueslros rios no tienen limites
asignables, y por consiguienle, que el sistema de los diques
insumergibles, es no menos ilusorio que ruinoso y funesto,
por muchas razones, de las que he citado algunas. Basla ase-
gurar el lecho de los rios por medio de diques al nivel de
la altura de los ribazos y complelados por monlones de
tierra, que preservan de las crecidas ordinarias las plantacio-
nes a que masfunesta seria la inmersion, para que los valles
se ulilicen del cieno de los rios, esdecir, del verdadero oro
que todas las avenidas arraslran, y que de olro raodo va a per-
derse enteramenle en el mar. Solo de esta manera se mantie-
nen eii una conveniente relacionde allura, el lecho y el valle
de los rios. El economico y sencillo sistema que propongo
evitalascalastrofes. en tanto que, por el contrario, el olro las
provoca necesariamenle. y tanlomasdesastrosas, cuanto ma-
yor es la altura que se ha dado a los murallones que en else
emplean. Solo los seguros raiituos pueden oponerse eficaz-
raenle a los estragos causados de tierapo en tiempo por las
crecidas estraordinarias: estragos que todos los paliativos
imaginables jamas evitaran por completo, puesto que no cs
posible olra cosa que disminuirlos. Los diques altos y verda-
deramente insumergibles deben reservarse para poner a cu-
bierto las poblaciones que han cometidola falta de esfable-
cerse en lugares bajos.
— »»<Kfr-3 -S^g^ C-^iv^^
mmm NATIRALES.
nOTAMICA.
Carla de Mr. IIeer a Mr. Alimi. i>e Candolle sohrc cl origen
probable de los seres organimdos acluales de las islas Azo-
res, Madera y Canarias.
(Bibliot. iiniv. dc Giriebra, nhril I8'.>6.)
En vueslra obra sobre la geografia de las planlas, que be
leido con el mayor intercs, habeis adoptado el modo de ver
de Eduardo Forbes, dc que en los tiempos miocenos el conti-
nente europeo se estendia hasla las islas Azores y Canarias; y
lo habeis apoyado con nuevas pruebas. En efecto, el caracler
europeo predominante en la naturaleza de estas islas, que se
observa en sus insectos y en su flora, nos demuestra una anti-
gua union con el continente. Sin embargo, no debemos olvidar
que, con respecto a Europa, estas islas son todas ellas dife-
rentes de las del Mediterraneo. Se disUnguen desde luego por
especies propias mucho mas numerosas, que conslituyen un
lercio 6 un quinto de las plantas; en segundo higar, por al-
gunos lipos americanos que aparecen en todas estas islas. No
solo encontramos en ellas cicrtas especies americanas que po-
drian haber llegado alii por alguna causa accidental, como el
viento, las corrientes, 6 haber sido Ucvadas por el hombre, si-
no tambien generos americanos que se encuentran representa-
dos por especies particulares. Citare por ejemplo los generos
Clelhra, Bystrogopon y Cendronella, asi como tambien el uni-
co pino de las Canarias {Pinus canariensis. Sm.) que perte-
J)o9
iiecenii las fornias americanas de hojas tcrneas aciciilares. La
rclacion tic los laureles cs muy notable hajo cstc aspeclo; cons-
liliiyen una gran parte do losbosqiies de las islas de Madera
y de Canarias, dividicndose en cuatro especies y jugando un
papel muy imporlante. Dos especies {Oreodaphne foetens y
Persea indica) son tipos cscncialmente americanos; la tercera
[Phccbc Barbusana, Webb) perlenece aungeneroquc se en-
cuentra en la India y en America; la cuarta, en fin {Lauriis
canaricnsis, Webb) corresponde a la especie de Europa. Por
psta circunslancia de los bosques de laureles, las islas del Al-
lantico difieren mucbo del continente alVicano, en donde abso-
lutaraente no existen, y sc unen mas bien a la America que no
a Africa, a pesar de su proximidad.
Estos hechos toman mucba imporlancia por la observa-
cion de que la flora de las islas Atlanlicas esta muy relacio-
nada con la flora torciaria de Europa,
lie demoslrado, en m\ flora terciaria helvetica, queun con-
siderable numero de plantas de la epoca terciaria correspon-
den a las especies propias de Madera y de Canarias; de modo
que debe existir cierta relacion enlre estas floras. Por otra
parte, nuestra flora terciaria manifiesta una grande aproxima-
cion con la flora del mediodia de los Estados-Unidos. Muchos
generos enteramente caracteristicos, como Taxodium, Se-
quoia, Liqiiidamhar , Sahal, etc., se ballaban esparcidos sobre
lodo nuestro territorio terciario, y se componian en parte de
especies muy aproximadas a las que hoy vejetan en America;
otros generos estan igualmente en Europa y en America (como
Quercus, Coryks, Popidi/s, Acer, etc.), y se encuentran en la
epoca terciaria curopea conipueslos de las especies corres-
pondientes a las especies americanas.
Encontramos casos analogos en losmoluscos terrestres y
en los insectos, bien que esto no sea tan positive como con res-
pecto a las plantas.
Estas notables circunstancias tienen una esplicacionsi ad-
raitimos el que, en la epoca terciaria, los continentes de Eu-
ropa y de America estuviesen unidos, y que esta superficie se
hubiera esteudido por alguna proycccion hasla las islas Atlan-
ticas. Un golpe de vista sobre la carta de las profundidades
")60
del Oceano poi- Maury (reprodiicida por Dove en el periodico
geografico de Gumprecht, 181)3, pag. 118), hace ver que el
fondo del mar Allanlico forma un valle longitudinal, cuyos si-
lios mas profundos eslan desde el vigesimo al cuadragesimo
grados de latiUid septentrional, sobre poco mas 6 menos a
igual distancia ila Europa y de Africa; pero por ambos lados
de este profundo valle hay una estensa planicie maril'ma que
coraprende las islas Allanticas, asi como tambien lodo el es-
pacio enlrc el continente europeo, Terra-Nova y la Acadia.
Despues de esta planicie erapieza otro valle menos profun-
do en direccion de S. 0. a N. E., entre Madera y las Azores,
y va a terminar cerca de lacosta de Oporto,
Si nos es permitido dar alguna importancia a estos datos
enteramente generales, deberemos admitir que en los liem-
pos miocenos, la planicie raarilima antes indicada ha sido una
tierra firme.
Este pais, esla antigua Atlanlida, tendtia los mismos ve-
jetales que la Europa raiocena central, cuyos despojosse en-
cuentran en las molasas de la Suiza con una tan admirable
riqueza de formas, de las cuales se podran dar cerca de seis-
cientas descripciones en mi flora terciaria. Las concbas ma-
rinas sobre las orillas de esta region ofrecian una gran con-
formidad en America y en Europa; y hasta en los seres ac-
tuales se ha reproducido este fenomeno notable, pueslo que
Europa tiene mas conchas marinas litorales y peces de coslas
comunes con la America, sin que lo seanlosde plena mar:
esto nos prueba que, en cierta epoca, una faja de terreno de-
be haber unido dichas dos partes del mundo. Las islas Atlan-
tidas habian ya salido hacia las costas meridionales de este
continente en los tierapos diluvianos. El que en los tiempos
miocenos esluvo este pais en el fondo del mar, lo demuestran
las conchas fosiles de Puerto-Santo y de S. Vicente en Madera,
y las de las Azores; pero que estuviese ya emergido en los
tiempos diluvianos, lo vemos por los moluscos terrestres de
Canical, y por las plantas fosiles de S. Jorge en Madera.
Las islas formadas en esta epoca recibirian su vejetacion
de la Atlantida en los tiempos diluvianos, en una epoca por
consiguienle, en que este continente habia entrado en una nue-
561
va faz de desenvolvimiento. Si suponemos que enlonces, por
una depresion subsecuenle del terreno, quedase destruida la
union con America, y mas larde la que exislia con Europa,
quedarian esplicados los elementos de la flora actual de eslas
islas. Enconlramos en ellas los restos de la antigua flora at-
lanlida, habiendose por consiguiente conservado muchos tipos
de la flora terciaria que ban desaparecido en Europa. Eslos
reslos forman, con un cierto niimero de olras especies, las
plantas parliculares a estas islas, correspondiendo en parle
con las especies americanas, porque todas ellas proceden de
un mismo centro de formacion. Pero con Europa lienen estas
islas Unas especies comunes, lo cual parece probar que su
union con este continente ha durado mas tiempo.
En la epoca diluviana la flora de la Europa central fue
trastornada por grandes cambios de clima (estension de las
beleras); y como por la depresion de la Atlantida quedo
destruida la union con America, la nueva vejetacion europea
no pudo estenderse por aquella parte, sino mas bien hacia el
Este. Asi es como se esplicarian los caracteres que recibio la
nueva vejetacion, en particular la de los paises inferiores;
mientras que los Alpes y el Norte ban cambiado menos. Por
esto tambien se encuentran grandes analogias entre Europa,
Asia y la America septentrional. Llego pues a obtener la mis-
ma conclusion que V. con respecto a estas ultimas regiones, a
saber: que la vejetacion alpestre es seguramente la mas anti-
gua de nuestro pais, y quemastarde, cuando el clima subio
de temperatura, despues de la epoca de las heleras, se fue
aquella elevando desde las regiones bajas hasta las raontanas
y a los Alpes.
Embriogenia de los vejetales , segun las conclusiones tie
Mr. Tulasne. confirmadas por observaciones posteriores de
M. Radlkofer.
(Bibllot. univ. de Ginebra, jiilio -)8a6.)
Entre los botanicos que hace algunos anos se ban dedicado
a estudiar con fruto la formacion del embrion en los vejeta-
les, tiene mucho peso la opinion do Mr. Tulasne, individuode
TOMO VI. 3R
562
la Academia de Ciencias de Paris. Siis raulliplicadas Merno-
rias no contenian hasta ahora mas que hechos esludiados con
suma paciencia y discernimienlo, pero sin conclusioncs gene-
rales sobre el fondo de la cueslion; la ullinia lermina ya con
un resuraen de las opiniones del autor. Nos ha parecido con-
veniente trascribirlo, lanto mas cuanto indica la opinion de los
anatomicos mas celebres que ban tratado del asunlo, al pro-
pio tiempo que la de Mr. Tulasne.
El resuraen es el siguiente.
En cuantas planlas Uevamos estudiadas, cs un hecho cons-
tante la exislencia en el centro del ovulo, en el instanle de la
antesis, de uno 6 mas sacos cerrados, compuestos de una mem-
brana sola y continua, y destinados a engendrar en su seno
uno 6 mas embriones. La lotalidad de los trabajos hechos
por muchos observadores autoriza suficientemente a creer
que lo misrao sucede en todos los vejetales fanerogaraos,
puesto que los que, como ciertas liliaceas, parecian haberse
sustraido a la ley comun, estan en realidad tan sometidos a
ella como lodos los demas, segun se ha reconocido. Concibese
solamenle que cuando los fenomenos consecutivos a la emision
del polen y a su deposilo en el esligraa se producen con mu-
cha lenlitud, como ocurre en ciertas amentaceas, pueda su-
ceder que el saco embrionario este lodavia escasamente for-
raado, y que apenas se perciba en el momento de la antesis;
asi es que en este caso particular pudiera tal vez concederse
a Mr. Hartig, si no que el saco embrionario es un product© de
la fecundacion, a lo raenos que solo se muestra posterior^
mente a la germinacion del polen sobre el estigma. En efecto,
no deberia creerse verificada la fecundacion del ovulo sino
despues del encuentro del filamento polinico con el saco em-
brionario, puesto que sin duda consiste esencialmente en este
encuentro, y por lo tanto supone necesariamente la existencia
simultanea en un momento dado de estos dos organos. Hase
demostrado ya, y de ello nos hemos asegurado por el estudio
del colchico de otofio, que los hilos polinicos persisten algu-
nas veces durante muchos meses sin destruirse en la base
del estiio 6 las cavidades ovarias, y que esperan impune-
raente en tal estado, si es precise, a que los ovulos se hayan
563
heclio aplos para recibirlos. Eslo es probableraente lo que
tiene lugar en cierlas amentaceas, en las que la fecundacion
propiamente dicha no se verifica verdaderamenle sino muclias
semanas despues de la inflorescencia. Gomo quiera que sea,
la manifestacion de esle fenomeno es de tal nianera uniforme,
que el saco embrionario parece verdaderamenle el linico 6r-
gano esencialal ovulo, y que en rigor podria constituirlo por
entero. MM. Meyen. Schleiden y Schacht ban coraprendido
efectivamente de este raodo el ovulo de Gui.
Mr. Hofmeister, de acuerdo en este punto con MM. Brong-
niart, de Mirbel, Amici, Hugo de Mohl, Criiger, Hunger y
todos los parlidarios mas 6 menos declarados de las teorias
preformistas, aseguran que en el memento del contacto del
hilo polinico con el saco embrionario existen ya en este hacia
su eslremidad una 6 mas vesiculas libres 6 aplicadas a su
membrana, y deslinadas a recibir la influencia fecundante.
MM. Schleiden, Wydler, Geleznoff, Schacht, Deecke y otros
polinistas, 6 niegan terminantemente la existencia de estas ve-
siculas, 6 no admiten su presencia como un hecho constante,
y en todos los cases se niegan absoUitamente a considerarlas
como unos embriones rudimentarios. A sus ojos no son sino
unos simples intersticios, unas celdillas aparentes 6 sin con-
sistencia, libres de toda adherencia organica con el saco em-
brionario, que desaparecen pronto, y no toman ninguna parte
importante en la generacion del embrion. Tampoco Meyen
creia, como es sabido, en la preexistencia de la vesicula em-
brionaria, aunque no atribuia al filamento polinico el papel
que le atribuye Mr. Schleiden.
Yo no se si debemos atribuir, como pretende Mr. Hof-
meister, al modo de diseccion, tal vez demasiado uniforme,
que hemes seguido en el empleo casi constante de las agujas,
el no haber conseguido poder distinguir en ningun case en
el saco embrionario de nuestras plantas, antes de su fecunda-
cion, verdaderas vesiculas que se pudiesen tocar y agitar sin
destruirlas; vesiculas formadas de una membrana resistenle,
y semejantes en una palabra a la vesicula embrionaria que
nace, en nuestra opinion, de la membrana del saco, posterior-
mente al contacto fecundante. Aderaas de estas muUiplicadas
U64
observaciones negalivas, y de las consideraciones leoricas que
en olro tiempo heraos descnvuelto, hay todavia otras razones
que nos bacen dudar, ya de la existencia de vesiculas reales
en el saco embrionario antes de la fecundacion, ya, si en
efecto existen, del papel principal que so les atribuye. Dedu-
ciraos estas razones de lodo lo que hasta el dia se ha dicho.
No solo, por ejemplo, MM. Schleiden y Schacht disputan a
Mr. Ilofnieisler que su presencia sea constante, sino que de-
mueslran ademas que en la bolsa uterina hay otras vesiculas
enlerainente iguales, colocadas en su estreraidad inferior. Es-
tas mismas vesiculas pre-embrionarias no serian en niuchos
cases, segun parece reconocerlo Mr. Hofmeister, capaces de
resistir a la accion del agua, en la que se disolverian, mani-
festando asi, si no nos equivocaraos, que no eslan realmente
forraadas por una membrana celular. El raismo observador
dice hoy, hablando de las vesiculas de las plantas de la fa-
milia de las personadas, que se adhieren solidamente a la pa-
red interna del saco embrionario; yo, sin embargo, no veo
que ninguno de los numerosos dibujos que ha publicado hasta
el dia senale un vestigio seguro de esta adherencia, y aun
muchos de ellos parecen representarlos enteramente libres y
flotantes. Tambien se habra advertido, como nosotros lo he-
mes hecho, que estos mismos dibujos los muestran casi siem-
pre en el mismo estado de desarrollo, como si hubiese sido
imposible verlos mas tiernos 6 de mas liempo; y asimismo su
voliimen parece ser mayor algunas voces que el del embrion
ya multicelular. (Vease a Hofm., Entsteh. des Embr., Leip-
zig, 1849, y la Flora de 1851; Annales des Sc. natur.. nueva
serie, t. XVIII, pag. 449, 457, lam. X y XI.)
Por lo que respecta a la otra cuestion que acabamos de
tocar, esto es, la relativa al mode de union de la verdadera
vesicula embrionaria con el saco que la encierra, nuestros
ultimos estudios corroboran lodo lo que hemes dicho y dise-
fiado acerca de esto en nueslro primer Irabajo. La union inti-
ma, la estremada adherencia de la vesicula embrionaria, y
por consiguienle del mismo embrion 6 de su suspensor, con la
membrana del saco uterine, determina sobre este una marca
disciforme , que segun parece fue observada por primera vez
565
por Mr. Meyen en el Mesembryanlhernum lin gum forme, pero
que el miraba corao una perforacion temporal producida por
el contacto del filamento fecundante. MM. Schacht y Deecke
la han observado y diseflado tambien, y la consideran como
un agujero (loch), practicado en la membrana erabriofera, 6
por decirlo en otros terminos, como el orificio del tubo poli-
nico, que ha penetrado en la cavidad del saco para conver-
tirse en el en suspensor del embrion. A pesar de las asevera-
ciones en sentido conlrario de Mr. Schacht, me complazco en
esperar que otros fitolomistas reconoceran como nosolros que
nunca hay alli sino una aberlura aparente, y que el tubo sus-
pensor, sea cual fuere la edad en que se le observe, esta
siempre, lo mismo que la vesicula embrionaria, de la que no
es sino la prolacion, enteramente cerrado en su base por la
membrana del saco que la sostiene. Este es, por lo demas, el
caso de recordar que antes de la publicacion de nueslro pri-
mer trabajo en 1849 reinaba todavia, no obstante todas las
invesligaciones de los embriologistas, mucha incertidumbre
acerca de las verdaderas relaciones del embrion con el saco
uterine; incertidumbres terminanlemente espresadas en las ul-
timas lineas de la celebre Meraoria de Endlicher, Iraducida
en otro tiempo en los Annales (2.^ serie, t. XI, pag. 298 y 308).
Seria preciso saber, decia este ilustre sabio, «si, yen que ca-
sos el ovulo vejelal (grano de p61en 6 hilo polinico) llegado
al utriculo [ovulo, iderus) conlrae una union placentaria con
sus paredes interiores, y se pone con el en una reciprocidad
de accion organica» (tomo citado, pagina 308). MM. Schach
y Deecke han venido en nuestro apoyo para demostrarque el
embrion esta desde su origen, y de cualquier modo que se Ic
conciba, en union inlima con el saco embriofero.
La mencionada opinion de MM. Schacht y Deecke acerca
dc la naturaleza del disco embriofero, conduce a examinar
las relaciones que se establecen realmente entre el hilo po-
linico y el saco embrionario. Mr. Schleider suponia que en
todos los cases la membrana de este era rechazada por el fi-
lamento, que locubria como unaespeciede manguilo, mode-
landose sobre el , para ser luego reabsorbido sin duda y des-
aparecer paulalinamenlc. MM. Gelcmoff y Schacht han creido
306
que no siempre ocuiria esto, y que lo mas comun era que el hilo
polinico alravesase realmenleel saco erabrionario y penelra-
se en su cavidatl, sin revestirlo de ninguna cubierla mas 6 me-
nos pasagera. De esta opinion parlicipaban MM. Vidler y
Ph. de Marlins, y tal es la creencia de los poiinislas mas de-
cididos: hoy MM. Schacht y Deecke declaran abiertamenle que
la profesan. Los bolanicos de la escuela francesa, y con ellos
MM. Amici, Mohl, Hofmeisler, Muller, Crnger, y sin duda
otros, nunca ban visto al hilo polinico perforar la membrana
del saco embrionario; creen que la estreraidad de dicho hilo
se deliene en la superficie eslerna de esle saco, adaplandose
y adhiriendose a el mas 6 menos intimamente, y que si lo de-
prime algunas veces hasla el punlo de converlirseen una ca-
vidad prolectora, permanece sin embargo siempre en lo es-
terior, y deja al saco intacto y conlinuo en su membrana cons-
tituliva. Si Meyen ha creido en otro tiempo que en cierlas
planlas el embrion se conlinuaba con el hilo polinico, eslo con-
sisle en que les negaba equivocadamenle un verdadero saco
embrionario; no obstante, no por eslo se inclinaba al lado de
los poiinislas.
La no inlroduccion del filamento polinico en el saco em-
brionario, cspara nosotros un hecho que basta para demoslrar-
lo la observacion directa. Concedemos ciertamente que hay
cases dudosos, eslo es, cases en que diferenles obslaculos se
oponen a que el observador pueda reconocer con seguridad si
el hilo ha entrado 6 no en la cavidad embriofera; pero en des-
quite, multitud de planlas muestran posilivamenle que esta
inlroduccion no tiene lugar, mienlras que tal vez hasla el
dia no se conoce realmente ninguna en que se haya realizado
visiblemenle. Mr. Schacht anula en la aclualidadcasitodos
los ejemplos que habia presenlado en su gran Memoriaimpre-
sa en Amsterdam de esta pretendida inlroduccion; les concede
muy poco valor demoslralivo; y apenas lo lienen mayor, en
su concepto, los trabajos de los poiinislas anteriores a el, pu-
diendo decirse que solose cree apoyado con seguridad en las
observaciones suministradas, lanlo a el como a Mr. Deecke,
por los pediculares. Pero MM. Mohl y Hofmeisler ban probado
cumplidamente que su confianza en estas planlas debia ser
567
igiialmenle falsa; el ultimo, especialmenle, ha dado una es-
plicacion que me parece de todo puntoexacta, de la famosa
preparacion producida por Mr. Deecke, apesarde lascontia-
dicciones a que ha dado niargeu; yniediante esla esplicacion
ha destruido las pruebas positivas que algunos pretendian de-
ducir de aquella preparacion.
Podemos, pues, resumir como sigue los hechos de obser-
vacion y las razones principalesque militan contra la opinion
de los polinislas.
La consistencia notable y casi constante de la membrana
embriofera en la punta del saco esterior, circunstancia que al
parecer seria un obstaculo a su ruptura 6 su perforacion por el
hilo polinico.
El destino que la estremidad de este esperimenta en la su-
perlicie del saco, pues se aplasia, se adhiere 6 modela sobre
sus salidas terminales; es rauy oblusa, dificil deperforar, y
se ocasiona una depresion mas 6 menos profunda en el sitio en
que se coloca: la cavidad formada de este modo permanece
siempre cerrada hacia el lado del receptacuio embriofero.
La vesicula embrionaria esla frecuentemenle adherida al
saco, baslanle lejos del punlo a que esleriormenle loca el hilo
fecundanle, y por consiguiente no puede ser tornado por la es-
tremidad interna de este. Cuando hay oposicion direcla entre
estos dos organos, la membrana del saco los separa, el disco
de implanlacion de la vesicula es undiafragraa que no se des-
truye aunque el tubo polinico venga a apoyarse sobre el.
La base de la vesicula es casi siempre de un diamelro
mucho mayor que el hilo polinico, y se adhiere con mucha
fuerza a la membrana del saco ombrionario: doble circunstan-
cia, que la introduccion del hilo polinico no podria esplicar sa-
lisfactoriamente.
Finalmente, este hilo esla con frecuencia Colorado, y por
lo regular es casi solido. a causa de lo compacto de su mem-
brana constitutiva, siendo asi que la vesicula embrionaria y
el suspensor que nace de ella presentan una complela Iraspa-
rencia, hallandose al principio casi vacios de loda materia s6-
lida, y estando formados de una membrana tan delgada, que
muchas veces pasa desapercibida aun a la vista mas ejercita-
568
(la. Eslas oslensibles desemejanzas hacen de lodo punto impro-
bable que el suspensor sea una conlinuacion del hilo polini-
co, y que formen a la par un solo e ideiUico organo.
Respecto de las consecuencias doctrinales de la teoria de
Ids polinistas, a pesar de todos los esfuerzos hechos por Mr.
Schacht a fin de atenuarlas, direraos que nos parecen siempre
un duriis sermo, poco a proposito para atraer parlidarios a
Mr. Schleiden. Mr. Schacht se lisonjea, por lo demas, con
bastante ligereza dehaber descorrido los velos que ocultan a
nuestra perspicacia los misterios del fenomeno de la fecunda-
cion. Aun cuando fuese, segun su juicio, la eslremidad del
hilo polinico la que se convirlieseen embrion, ^en que se con-
cebiria mejor que en la opinion contraria, el desarrollo de
este y las cualidades particulares que adquiere? La nueva
planla no puede ser una prolacion directa y esclusiva del in-
dividuo polinifero, ni tampoco del que lleva el ovulo; porque
en efecto, si solo fuese esto, deberia continuarlo 6 reproducirlo
con tanla exactitud como un vastago conlinua el vejelal que
lo ha producido, y no se adivinarian lasrazones en cuya vir-
tud constituye una enlidad tan distinla de sus padres, como lo
es habitualraente. Pero el medio particular en que creciese
la estremidad del filamento polinico no podria robarlesu na-
turaleza original; y asimismo, en la hipolesis opuesta la ve-
sicula embrion anterior a la llegada de este hilo, no deberia
perder a su contacto su priraera cualidad. Si ocurre lo contra-
rio, como por ambas partes se supone, el primer fenomeno, el
que admilen los polinistas, es tan inaccesible como el otro a
nuestro entendimiento. Por otra parte, desde el memento en
que la sexualidad de los vejetales no es dudosa, y en este or-
den inferior de las criaturas animadas el concurso de los dos
elementos 6 principios diferentes es casi tan indispensable co-
mo en losanimales para la procreacion de unnuevo ser, pa-
rece poco logico, como en otra parte he dicho, suponer que
este preexiste a su concurso, ya bajo la forma de grano de
polen, ya bajo el aspectode vesicula embrionaria. Evidente-
mente, en la fecundacion y generacion de los seres organiza-
dos hay mucho mas que una simple mezcla de materias plas-
ticas, mas (imcnos diferentes: no ver en ellos sinoeslo, y hie-
J
!)69
go creer como Mr. Schacht que se tiene una idea raas sa-
tisfactoria y verdadera de este fenomeno que aquellos que
quieren sobre todo admirar en el la obra de una fuerza supra-
material, es enganarse corapletamente y desconocer laesen-
cia de la vida, porqueesta, donde quiera que resida, supone
el espiritu; y negar esta verdad, que hallamos escrita en todas
partes, es entregarse voluntariamente a las tinieblas.
Despuesde publicarse la Memoria de Mr. Tulasne, cuyas
conclusiones acabamos de consignar, ha visto la luz publica
un importanle trabajo de Mr. Radlkofer, discipulo de Mr.
Schleiden, a cuyo final este declara que renunciaasu opinion
acerca de la penetracion del tubo polinico en el saco embrio-
nario. El autor disiente de Mr. Tulasne en creer que las ve-
siculas conlsnidas en el saco son anteriores a la influencia
del polen; pero define lo que se sabe relativamente a la fe-
cundacion vejetal casi en los mismos terminos que Mr. Tu-
lasne, diciendo que es el resultado de la influencia sobre el
contenido de una de las vesiculas del tubo polinico dilatado
hasta su inmediacion. Asi, pues, en definitiva, las sabias in-
vesligaciones de nuestraepoca ban probado que el embrion se
manifiesta a consecuencia del contacto de dos vesiculas, una
procedente del polen y otra del ovulo; pero respeclo de la
causa intrinseca de su influencia, y de su naturaleza intima,
no se sabe nada mas que en los tiempos en que se hablaba del
aura seminalis que obraba sobre el estigma. Hemes disipado
unanube cercana, y vuellose a formar lejos; asi marcbau to-
das las ciencias: el progreso consiste en dilalar niiestro ho-
rizonle visible, pero las tinieblas estan siempre mas alia
de el.
1170
PAL.Ii:OIlTOI.OCilit.
Sobre la flora dc In epoca tcrciaria de las cercanias de Lausana
(Suiza), por Mr. Ciiarles-Tii.-Gaudin.
(nibliot. Hai\ . lie Gincbra, maro I80O.)
Hace niucho lierapo que, tanto en el eslranjero comoen la
Suiza alemana, eslan hablando de los vejelales fosiles de nues-
tros terrenos terciarios; pero lo que es en nueslro lerritorio,
apenashace Ires anos que ban empezado a eraprendersealgu-
nas invesligaciones en este mismo sentido con cierta energia y
perseverancia. Habiamos empezado de una manera brillante,
pero Mr. Perdonnet, baciendo abriruna galeria en un banco
de molasa de so campo de Monrepos en 1820, descubrio una
magnifica hoja de palmera, parecida a la palraera Sabal, que
crece actualraenle en la Luisiana y la Carolina. Una plancha
de marraol colocada alii raisrao, recuerda esle hecho por me-
dio de una inscripcion. Esta bermosa mueslra fue depositada
en el museo, y citada por algunos sabios estranjeros, como MM.
Brongniart en Francia y Sternberg en Alemania; mas como
se babia presentado aislada, sc creyu que dicba boja habia si-
do llevada alii por algun casual accidente, pues nadie supo-
nia que una palmera bubiese podido crecer en el suelo del
canton de Vaud, que tiene en nuestros dias un clima tan di-
ferente, ni que este vejetal pudiese ir acompanado de gran nii-
mero de especies exolicas no menos interesantes, Asi, pues,
nosebicieron uUeriores investigaciones. No obstante, mas ar-
riba de Veveyse encontro otra hoja de palmera pertenecien-
le a otra especie, y Mr. Blanchet recojio otras mucbas en La-
vaux. Hace doce 6 quince anos, una cantera abierta en el Cal-
vario mas arriba de Lausana, suministraba a MM. Eduardo
Chavannes, Lardy y Blanchet ^cierto numero de hojas di-
cotiledones.
Esle era el limitc a que habia llegado la cicncia, cuando
en 18;j2 empezo la apertura del lunel situadoal Norte de la
Jill
ciudad, y cuyos liabajos tuvieion que alravesar muchas ca-
pas tie marga y molasa, que conlenian reslos vejetales mas
6 meuos bien conservados. El profesor Mr. Morlot, cuyo celo
por la ciencia es objelo del aprecio de todos los miembros de
la Sociedad, dio el primer ejemplo de lasiuvestigaciones, al
paso que olro profesor, Mr. Heer, reconocio desde luego en
los dibujos que le prcseiite de los fosiles encontrados, diez y
ocho especies de plautas, y este niimero aumenlo en breve ra-
pidamente. No hay capa de marga 6 apunte de molasa que
Mr. De la Harpe, hijo, y yo no hayamos esplorado bajo esle
punlo de vista, y pronto las canteras de Rianmont y Jouxtens,
lasminas de carbon situadas alo largo de la Pandese, los ya-
cimientos de Estave, del Petit-Mont, de Montenailles, de las
Croisettes, de Rovereaz, de la Soledad y de la Borda, ban ido
sucesivamente presentando su contingente de plantas fosi-
les. Mr. Morlot, en una de susescursionesgeologicas, descu-
brio el yacimiento del molino Monod, y empezo su esplota-
cion; pero la falla de tiempo, y las dificultades que leera pre-
ciso veneer para destruir una pared casi perpendicular, cuyas
capas se presenlaban en corle oblicuo, le hicieron renunciar
a su proyecto. El interes con que Mad. deRumine raira todo
aquello que puede favorecer el progreso delas ciencias, nos
permitio a Mr. De la Harpe, a Mr. G. de Rumine y a mi, con-
tinuar muchas veces,enlos veranosde 1854 y 1835, lostraba-
jos comenzados, lo cual fue una circunstancia ventajosa para
el adelanlo de nuestra flora lerciaria. El estudio caminaba a
la par con los descubrimienlos, y los trozos se trasladaban a
Lausana.seesplorabanconel mayor cuidado a domicilio, y lue-
go se remitian a Zurich. Nuestro sabio compatriota el profesor
Mr. Heer, ha tenido la bondad de describir y publicaren su
magnifica obra, a raedida que iban descubriendose, las espe-
cies nuevas para la ciencia y la Suiza, y las muestras escogi-
dasconesmerode algunas especies anteriornienle enconfradas
en olras partes. De esta manera hemos podido recojer hasla
el dia un considerable niimero do muestras, que comprenden
ciento cuarenta y cinco especies, que se distribuyen en cuaren-
ta familias. Setenta y cinco son nuevas para la Suiza, y cua-
renta y cuatro enteramente nuevas para la ciencia. Calorcc
572
perlenecen a las criplogamas, seis a las fanerogamas girauos-
perraas, diez y siete alas monocoliledoneas, y cienlo ocho a las
dicotiledoneas. Este conjuntocoloca nuestra localidad en el nii-
mero de las mas ricas, no siendo sobrepujada en Suiza sino
por Oeningen, y en el estranjero por Oering.
Si comparamos nuestras plantas con las de otras localida-
des de la Suiza, veremos que 70 se encuentran en otras par-
tes en la molasa de agua dulce inferior, y 27 en la de agua
dulce superior. 5 especies pertenecientes a la molasa supe-
rior se encuentran en nuestro yacimiento, mientras en el se
cuenlan 42 de las que se hallan esclusivamenle en la molasa
inferior. La flora de Monod pertenece pues evidentemente a
la molasa inferior, y aun a sus mas antiguas capas; y esto es
lo que prueba la abundancia de las hojas pertenecientes a la
hermosa familia de las Protedceas, que actualmente esta re-
partida en el cabo de Buena-Esperanza y la Oceania.
Si se tratase de indicar las causas que ban producido esle
cumulo de vejetales, confieso que me veria muy confuso.
Todo lo que sobre el particular puede asegurarse con exacti-
tud, esque indudablemente tenemos un deposito de agua dul-
ce. Las plantas peculiares de los terrenes hiimedos, como por
ejeraplo las colas de caballo, las que banan sus raices en las
aguas cenagosas, como las caiias, las juncias y los esparga-
mios, parecen indicarlo claramente. Y si se necesitase una
prueba mas convincente, citaria las conchas de limneas y los
elitros de bidrofilos que ban sido descubiertos por Mr. De la
Harpe y yo, pues estos insectos babitan siempre en las aguas
tranquilas y un poco pantanosas, en las que nadan con faci-
lidad, y abandonan algunas veces a la caida de la larde para
toraar, cruzando los aires, el camiao de otro lago 6 eslanque
mas de su gusto.
573
VARIEDADES.
Espcriencias sohre fa temperatura animaf. En la sesion de la Ara-
demia de Ciencias de Pan's del 18 de agostode 185f>, leyo Mr. Bernard una
estensa memoria sobre el asunto arriba espresado. Sc ha propuesto el
autor, mny conocido porsus singulares trabajos acerca de la formacion del
azucar en el hi'gado, estudiar la temperatura de la sangre antes y des-
pues de pasar por varias partes importantes del cuerpo, como los apara-
tos digestive, pulmonal, g^nito-urinario, de la vida de relacion, etc. La
memoria se cine a relatar los esperiraentos concernientes a las modifica-
ciones de temperatura que esperimenta la sangre al circular por el apara-
to digestive; esperimentos hechos con mamiferos, y especialmente con
perros. Resume los resultados de sus trabajos en las conclusiones si-
guientes:
1.* El aparato digestive ocasiona constante calentamiento del fliiido
sanguineo, de suerte que en ^1 esta mas caliente la sangre venosa que la
arterial.
2.' La sangre que sale del aparato digestive por las venas hepati-
cas es un mananlial constante de calorificacion de la que va al corazon
por la vena cava inferior; y aun es el principal, porque en ninguna partc!
del sistema circulatorio de la sangre esta esla tan caliente como en las ve-
nas hepaticas; y los estados de los esperimentos demueslran que en los ani-
males mas vigorosos puede subir a 4t'',6 centigrados dicha temperatura.
S.** De los organos que concurren al calentamiento de la sangre en el
aparato digeslivo, ocupa el primer lugar el h/gado; de donde resulla que
se debe mirar a este organo como uno de los principales focos del calor
animal.
Continuando Mr. Bernard las esperiencias que se ha propuesto hacer
comunico a la misma Academia el 1 5 de seliembre siguiente las que ha-
bia verificado respecto de la sangre al atravesar por el aparato respira-
torio. De ellas deduce las conclusiones siguientes:
1 .* La circulacion de la sangre por el aparato pulmonal es causa de
cnfriarse el mismo liquido.
2.* No puede por tanto mirarsc a los pulmones como foco del ralor
animal.
3." La trasformacion de la sangre venosa en arterial no va acompa-
uada en los animales vivos de aumento de calor de dicho liquido, sino al
fontrario, de baja de temperatura.
o74
— j4ccion del agua salada en /as plant as. El 15 tie febrero <lc 1855
hiibo una tempcstad terrible en las costas de Napolcs, que llevu agua
del mar hasta algunas millas tierra adeiitro. Se nombro una comision
para indagar los efcctos prodncidns por dicba agua salada en los vejcla-
Ics. En parajes descubiertos, coiuo Porlici, sc perdicron cosechas enteras,
de habas en especial. En el jardin botanico de Kapoles padecieron mas 6
menos los Prumis Caroliniava, Laurus indica, Cupressus Tournefortii,
Finns Jilotezuma; y mncho los naranjos y limoneros, al paso que no es-
perimenlaron el menor dauo los Magnolia grandi/Iora y los Eriobotrya
japonia. Ko dejan de scr singulares estas difcrencias rcspecto de arboles
de liojas igualmente pcrsistentes. Los organos foliaccos de las plantas co-
munes, como habas, varies arboles, etc., estaban dauados alii donde se
estaciono el agua en el tejido, no advirtidndose la accion hasta dos, tres
6 cuatro dias despues.
La comision esplica cste nocivo efecto, no en \irtud de absorcion de
las sustancias salinas, sino de un juego do cndosmosis, que ocasionaria
atravesasen los jugos de ciertas celdillas por las membranas, 5- llegasen
asi hasta el agua salada esterior. Fiindase en un hecho citado por Mr.
Liebig: echando agua salada en un tubo tapado con una membrana, y
meti(5ndolo en agua pura, al momento se ve subir el liquido por el tubo.
Por tanto, el agua salada de la superficie de una hoja debe absorber los
liquidos interiores, dice la comision, y el no verse el efecto hasta pasado
algun tiempo consiste en que la materia salina se seca al sol por el dia,
y no vuehe a haber absorcion sino por la noche, cuando la huraedad ha
vuello a poner delicuescenle la sal. Menester seri'a completar la demos-
tracion con esperimentos faciles de verificar, metiendo hojas en agua sa-
lada. La diferencia de peso antes y despues de la inmersion probaria algo
quizas, y en caso se podria comprobar si se habia absorbido sal, 6 mu-
dado de naturaleza el agua salada. Sea lo que fuere, la esplicacion mon-
cionada da en qud pensar con motivo de otro efecto conocido del agua
salada, a saber: el de dejar de vivir tntalmente ciertas plantas cuando es-
tan sus raices en contacto con el agua del mar. Suponese que sucede una
absorcion dauosa, y acaso suceda lo contrario. Singular seria que no pu-
diesen absorber las raices, y aun derramasen sus jugos interiores, cuando
esti el agua demasiado salada. Se moririan de sed las plantas, no por in-
troduccion de sustancias perjudiciales. De rccomendar es esta investiga-
cion a las personas que viven junto al mar.
—Etimologia de la palabra cero. Mr. Terquem, bibliotecario del Mu-
seo de Artilleri'a de Paris, cree que la mas sencilla y plausible es la si-
guiente. En arabe se llama el cero tsefer, que significa vact'o, y se aplica
principalmente a los muebles, dicidndosc armaria vaci'o, comoda vact'a, etc
En Europa se ha dado indislintamenfe la raisma denorainacion a cada uno
J)75
de los (lioz caracteres num^ricos: zifera, cifera dicen los italianos; tzt~
fern los alemanes; chiffre los franceses; cifra los espauoles. Solo los in-
gleses ban conservado la voz cypher para designar el cero particular-
mente. Los arabes figuran el cero, Lien con un circulito, bien con un
punto. Los europeos no usan mas que el circulito. Al introducirse las
cifras arabigas, dirian probablemente el sefer o, y pronunciando el circu-
lito como la vocal o, dirian el sefero, y luego por contraccion cero. En
los Dombres de los niimeros se ven contracciones mas violentas aiin, como
once de undecim, quince de quindecim.
— Manera de obrar el cloroformo en otros cuerpos. Mr. Ileintz, au-
tor de una Memoria en que manifiesta los trabajos que ha hecho sobrc
cste punto, los recapitula como sigue:
1." Se puede poner el cloroformo en contacto con sodio en un tubo
de vidrio calentado basta fundirse sin que se descomponga.
2." El formiato de plomo no obra en el cloroformo ni aun a la fem-
peratura a que se dcscompondria si estuviera solo.
3.° El formiato de plomo se descompone lentamente, a una tempera-
tura de 190", en plomo, acido carbonico e hidrogeno.
4" Bajo la influencia del gas amoniaco seco empieza a descompo-
nerse el vapor de cloroformo a la temperatura del rojo bianco. Si se
eleva la temperatura se deposita en el tubo una sustancia negra, que es
sin duda alguna paracianuro, procedente del cianuro de amonio.
5." Si se deja mucho tierapo una solucion acuosa de amoniaco en
contacto con cloroformo a 180° de temperatura, no se forma cianuro dc
amonio, sino solo formiato de amoniaco con cloruro de amonio.
C.° Si se pone por mucbo tiempo una solucion de amoniaco en al-
cohol absolute en contacto con cloroformo a temperatura de 100 a 190°,
se puede formar, al paso que mucbo cianuro de amonio, un poco de for-
miato de amoniaco. Suele ser dificil, no obstante, descubrir uno ni otro
cuerpo. En su lugar se forma una cantidad considerable de sustancia
parda, que contiene mucho carbono y azoe, y que sin duda se compone
en gran parte dc paracianuro.
7." Formase ademas en tal caso una cantidad grande 6 pequeua de
etialamina, cuya formacion se esplica bien por la presencia simultanca
de alcohol y amoniaco, sin que intervenga el influjo del cloroformo.
— JDidmetro de los planelas. Del Boletin de la Sociedad Real astro-
n6mica de Londres tomamos algunos detalles interesantes sobre el valor
de los diametros de los planetas que presentan disco medible, cuyo valor
esta determinado por medio del micrometro de doble imagen por Mr.
Mair, agregado del observatorio de Greenwich.
Mercurio. Diametro a la distancia media de la tierra al sol. 6", 89
remis 7''55 1 .
o7()
Este segumlo valor es notable, porque Mr. Main ha lenido en cuenU
la irradiacion (la que, per lo demds, no ejerce influencia alguna en las
medidas tomadas durante la noche), y porque es mayor que el diametro
de la tierra, visto desde la misma distancia, el que con la paralaje ac-
tualmente admitida, esto es, 8",57, seria 17", 14.
Resulta, pues, nn csceso de l)",41 en favor de Fenus, lo cual equi-
vale k — pr6ximamente. El volumen de este planeta sen'a per lo tanto
( . .
superior al de la tierra en — poco mas 6 menos; pero esto es contrario a
■I 4
lo que se establece en todos los tratados de astronomi'a.
Marte. Diametro de la unidad de distancia como antes. . . . 0",84.
El aplauamiento de Marte es -;- ; niimero mucho mas pequeuo que
los admitidos hasta el dia.
Jupiter, segnn gran numero de observaciones:
Diametro ecuatorial a la distancia de 5,20279, que es la distancia
media de este planeta al sol:
A la unidad de distancia.
Aplanamiento
c 37",9l
i 197 ",24
1
Mr. Struve calcula este aplanamiento en. . . . . .
Este es el cuociente de la diferencia de los dos diametros polar y ecua-
torial del planeta, dividida por el diametro ecuatorial.
FIN DEL TOMO VI.
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'^'^rx-x r^x
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