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Full text of "Victoria y otros cuentos"

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» VICTORIA 



OTROS CUENTOS 



POR 



JULIA DE ASENSI 



EDITED WITH NOTES AND VOCABULARY 

BY 

EDGAR S. INGRAHAM, Ph.D. 

ASSISTAMT PROFBSSOR OF ROMANCB LaNGUAGBS IN OhIO StATB UnIVBSSITT 



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BOSTON, U. S. A* 
D. C. HEATH & CO., PUBLISHERS 

1908 



S-^j-a, ci'->v-/ t> C r '*-. I * { * ^ "•" » ^ 



HARVARD COLLEGE UBRARY 

FROM THE LiBRARV OF 

lOHN GRAHAM 6RO0K8 

APRIL25, 1939 



Copyright, 1905, 
By D. C. Heath & Co. 



t% 



PREFACE 



In presenting this little coUection of stories to 
teachers of Spanish, the editor ventures to hope that 
it will commend itself as offering easy and interesting 
material for early reading. At the stage of work for 
which it is intended the aim of the teacher is usually 
to give the student a general vocabulary and to make 
him familiar with forms and elementary syntax. It is 
believed that these stories are excellently adapted to 
this end. They are largely nárrative, and are written 
in a clear, simple style which is almost whoUy free from 
involved and difíicult constructions, The vocabulary is 
comparatively small, and contains, for the most part, 
only common words. 

In preparing the stories for use in the class-room, the 
editor has endeavored to keep in mind the purpose of 
the book. In the notes, his aim has been to accustom 
the student to study the syntax from the language itself. 
In the translations which are given, the idea has been 
to suggest idiomatic English equivalents for character- 
istic Spanish expressions. The vocabulary is full, and, 
it is hoped, complete. In it have been included the 
various forms of the irregular verbs which occur in the 
text, but it is expected that the student will be familiar 



111 



IV PREFACE 

with those verbs in which phonetic changes constitute 
the only irregularity. 

The editor wishes to express his sincere thanks to 
Professor B. L. Bowen, of this university, for kindly 

help and suggestion. 

E. S. I. 
Ohio State University, 
CoLUMBUS, April, 1905. 



CONTENTS 



Victoria i 

La Casa Donde Murió é ... 14 

El Cristo de la Luz 27 

Los dos Vecinos 39 

El Encubierto 51 

El Aeronauta 73 

Drama en Una Aldea 90 

I 

Notes . • . . < iii 

VOCABULARY • I25 



.1. 






VICTORIA 



El buque mercante, Juan-Antonio^ que iba de España 
á América con una numerosa tripulación y pasajeros no 
escasos, se perdió^ durante la travesía sin que nadie 
lograse saber su paradero.^ ¿Habían muerto' todos los 
hombres que llevaba á bordo? No quedó sobre esto la s 
menor duda cuando transcurrieron algunos meses y se 
vio* que ni uno* parecía. 

El capitán era una persona muy estimada y conocida 
por su experiencia y su valor; ¿qué habría ocurrido • 
para que tuviese'' su viaje tan mala fortuna? lo 

Se habló ^ de una horrible tormenta, se imaginó un 
incendio, se inventaron cien historias á cual más 
absurdas; que había caído en poder ^ de un pirata . . • 
en fin, lo cierto*^ es que no pocas familias vistieron luto 
á consecuencia de aquella espantosa desdicha. 15 

Entre los pasajeros iba un joven que por vez primera" 
se separaba de sus padres y hermanos, que había aca- 
bado con lucimiento dos carreras y que no llevaba al 
nuevo mundo más objeto que el de estudiar aquella 
tierra desconocida para él. 20 

Llamábase Gerardo Avalos, y se había captado las 
simpatías de cuantos le trataban, por su ameno trato y 
excelente carácter. 



2 VICTORIA 

Convencidos los padres^ de que el mar había servido 
de tumba á su hijo, elevaron á la memoria de éste un 
sencillo mausoleo que rodearon de plantas, y la tristeza 
reinó para siempre en su hogar. 
5 Mucho tiempo después, cuando ya se habían casado 
los otros hijos y vivían solos los dos ancianos, un hom- 
bre solicitó con empeño verlos y logro ser al cabo re- 
cibido. Parecía un pescador por su traje y por su traza, 
y se mostró muy turbado al hallarse* en presencia de 

10 los dos señores.' Instado por ellos á hablar se expresó 
de este modo : 

— Hace menos de un mes,* encontré en el mar una 
botella perfectamente cerrada, que supuse contendría* 
algün licor y que se habría perdido* en algün naufra- 

15 gio. La abrí al verme solo en mi casa y contenía un 
rollo de papeles muy finos, escritos con letra menuda y 
dirigidos á ustedes. Su lectura no tenía interés para 
mí. £1 que había trazado esas líneas y hablaba desde 
un país desconocido con sus padres, rogaba encarecí- 

20 damente al que encontrara^ la botella que la trajera • 
aquí, donde sin duda sería espléndidamente recompen- 
sado. Soy pobre y vengo á vender estos pliegos que 
considero, si no de utilidad material, de alguna impor- 
tancia para ustedes. 

25 Los dos ancianos se conmovieron al ver la letra de su 
hijo perdido y pagaron más que se les había exigido,* 
sin titubear. 

El pescador desapareció en seguida, y al quedarse 
solos los dos viejos,^** no tuvieron más afán que el de 

30 enterarse del contenido de aquellos pliegos. 

No sin dificultad los leyeron repetidas veces, llamando 
después á los bermauog de Gerardo para enterarles de 



VICTORIA 



tan singulares sucesos. £1 manuscrito del náufrago, 
decía así: 



II 

c { Cuánto hemos luchado con las olas 1 { Qué capi- 
tán tan valiente 1^ { Qué tripulación tan admirable ! 

No he visto una tormenta semejante nunca. Lejos 5 
de todo puerto, sin ningún buque próximo, teníamos 
forzosamente que perecer.^ £1 nuestro se iba á pique 
por momentos ; los botes donde se arrojaban los pasa- 
jeros con desesperación, desaparecían pronto en el 
revuelto mar. Recuerdo que me así' á una tabla y que xo 
perdí el conocimiento. 

¿ Qué pasó después? No puedo sino hacer conjetu- 
ras. Sin duda una ola me lanzó á unas peñas, donde 
me herí ligeramente y en las que me hallé casi desnudo, 
rendido, calenturiento, sintiendo el doble martirio del 15 
hambre y de la sed. 

Me incorporé, dirigí mis miradas al Océano apaci- 
guado ya, y no vi los restos del Juan-Antonio^ que debía 
haberse sumergido por completo. 

Era indudablemente el solo náufrago salvado. ¿ Qué 20 
iba á ser de mí ?^ 

La tormenta había cesado; ésta nos había sorprendido 
muy de mañana, y era bien entrada la tarde cuando 
logré hacerme cargo de mi situación. 

I Hacia qué punto me encontraba ? i Había alguna 25 
hospitalaria tierra cerca de allí ? ¿ Hallaría quien me 
socorriese?* 

No sin dificultad conseguí levantarme, y caminando 
muy despacio, subí por las peñas. Estando á bastante 



4 VICTORIA 

altura v{ que al lado opuesto había un paisaje encan- 
tador, una isla de verdura con magníñcos árboles, bellos 
arbustos y preciosas y variadísimas flores. Aquel igno- 
rado edén, á pesar de su hermosura, no dejó de en- 
5 tristecerme, porque parecía inhabitado. 

Casi arrastrándome, bajé á él y vi en algunos de sus 
árboles y al pie de éstos, desconocidos frutos que miti- 
garon mi sed y reanimaron mis desfallecidas fuerzas. 
IjZ isla no parecía grande, pero no la pude recorrer 

10 aquel día porque era tarde, temía me sorprendiese* la 
noche y además estaba muy cansado. Busqué un sitio 
donde pudiera^ dormir y encontré un lecho de césped. 
Cerré los ojos y permanecí en profundo reposo hasta la 
mañana siguiente. 

1 5 El sol bañaba lá isla con sus puros rayos; las flores, 
cuajadas de rocío, despedían gratísimas aromas y pare- 
cían adornadas con magníficos brillantes; los pájaros, 
de mil colores, cantaban en las ramas de los árboles, y 
jamás concierto alguno fué para mí tan bello como aque- 

20 Ha encantadora música. 

¡Cosa extraña! Algunas avecillas comían los frutos 
caídos, ya maduros, y al acercarme yo' no se asustaron 
ni huyeron de mí; hubiera^ podido cogerlos sin la me- 
nor dificultad. 

25 Gigantescas mariposas, azules como el cielo las unas, 
negras como mis sombrías ideas las otras, encarnadas y 
de variados matices las más, volaban de una en otra 
planta, bebiendo en los cálices de las flores las perlas 
de la aurora. 

30 Habiendo recuperado mis fuerzas casi por completo, 
quise conocer aquel desierto, que era mayor de lo que*^ 
suponía, y anduve por él largo rato, sin que nada nuevo 



VICTORIA 5 

excitase mi atención. Pero de repente me detuve ante 
lo más extraño que hubiese podido^ hallar allí. £n el 
húmedo suelo vi las huellas de unos pies grandes y mal 
formados, seguidas de otras ^ de pie de niño 6 de mujer, 
pie breve, elegante, digno de ser esculpido por el más S 
hábil artista* ) Había, pues, en la isla, dos seres 
humanos 1 

Pensé en el Paraíso, en aquel edén perdido por nues- 
tros primeros padres, que debió ser' algo semejante á 
este lugar. Y para que la ilusión fuese completa, una lo 
serpiente, enroscada á un árbol, me miró con sus bri- 
llantes ojos, y á mi entender de una manera hostil. 

Es cierto que las huellas del pie del hombre no podían 
hacer pensar en la belleza de Adán, pero en cambio, las 
del pequeño. . . Como el príncipe de la Cenicienta, yo 15 
empezaba á encantarme no ante un zapatillo de seda, 
sino ante la señal dejada en la tierra por un precioso 
pie. 

¿ Dónde se ocultaban ambos seres ? 

£n balde los busqué por todos lados y sospeché que 20 
se escondían de mí. 

La soledad me aburría ; felizmente el hallazgo de una 
caja que contenía algunos pliegos de papel, una pluma * 
de ave y un líquido que, aunque no era tinta, podía 
suplirla bien, me sirvió de distracción, y me guardé todo, 25 
proponiéndome trazar mis impresiones en aquellas aban- 
donadas páginas, por si acaso algún día me era^ fácil 
enviarlas á Europa, ó llevarlas yo mismo' á mis padres. 
Aquellas líneas, sin embargo, las he roto' después; el 
estado de excitación en que me hallaba, el hambre y la 30 
sed que sufrí, mis luchas con inmundos reptiles, no me 
permitían escribir con orden ni concierto y sólo muchos 



VICTORIA 



días después, empecé estas memorias destinadas al 
mismo objetOy pero trazadas bajo una más grata im« 
presión. 



Cuatro días habían trascurrido desde mi llegada á la 
S isla, sin que lograra hacer ningún^ descubrimiento. Una 
violenta ñebre me consumía, y perdida toda esperanza 
de salvación, me resigné á morir. \Y de qué muerte 1 
£n aquel paraje había caza que yo no podía matar para 
mi sustento, porque no tenía armas; veía en el mar 
10 peces, para coger los cuales no tenía redes; me moría de 
sed, y aquella agua salada que bebía en mi mano no 
hacía sino aumentarla ^ de una manera cruel. 

Ya no tenía fuerzas para moverme, y en aquel lecho 
de césped, donde me eché la primera noche, me acosté 
15 también para dormir el sueño eterno. 

Di un mudo adiós á mis padres, á mis hermanos, á 
mis amigos; pensé en mis ilusiones desvanecidas, en 
mis irrealizables esperanzas y ambiciones que me habían 
separado de los seres que amé y me amaron' en la tierra 
20 y cerré los ojos pensando que no volvería á abrirlos 
jamás. 

La noche estaba hermosa y despejada, la luna ilumi- 
naba el paisaje, cantaban los pájaros y las flores me en- 
viaban sus mágicos perfumes. 
25 De repente creí escuchar rumor de pasosj pero de 
pasos que se recataban, y una sombra se divisó á corta 
distancia, que fué* acercándose á mí lentamente. 

Un rostro se inclinó sobre el mío, yo le miré y vi una 

figura encantadora, con cabellos castaños, largos y 

30 flotantes, ojos claros, delicada frente, boca de grana. 



VICTORIA 7 

Los TÍ20S rozaron mis labios y los besé. Llevaba un 
traje masculino de pieles y plumas, un verdadero traje 
de salvaje, que completaban un arco echado á la espalda 
y un carcax con flechas. 

— ¡ Víctor ! — gritó una voz á lo lejos. 5 

— ¡ Padre ! — contestó el ser que me miraba. 

— ¡Oh, desencanto! Mi Eva era un niño <5 más bien 
un adolescente; en aquel paraíso faltaba el mejor ornato, 
la mujer. 

— ¿ Qué haces ? — repuso el padre. lo 
— Ver si se ha muerto^ ya de hambre el forastero. 

— ¿ Está ahí ? 

— Seguramente. 

— ¿Muerto? 

— No, vivo. i5 
— ¿Respira? 

— Sí, — contestó riendo, — respira y . . . besa. 

El padre, alarmado, se acercó á mí, yo volví á cerrar 
los ojos y procuré no moverme. 

— ¡Como todos! — murmuró, sin que entendiera el 20 
significado de sus frases; — si no quiero tener graves 
disgustos, será preciso que me libre* de él 

— No le mates,* padre, — dijo el niño con su dulce 
voz, 

— ¿Por qué? — preguntó el viejo, preocupado. 25 

— Porque es joven y bello y . . . porque me es sim- 
pático. 

— ¿A tí? 

— No lo extrañes, — prosiguió Víctor, — no he tenido 
un amigo jamás, tü eres ya viejo para acompañarme, 30 
este pobre náufrago vendrá á cazar conmigo, tenderemos 
juntos nuestras redes, nos haremos mutuas confidencias, 



8 VICTORIA 

él explicándome lo que ha visto más allá de estos mares, 
yo contándole mis sueños. 
. — No puede ser. 

— Tú dices que no vivirás muchos años, — continuó 
5 el adolescente, — y que yo no podré salir nunca de aquí, 

porque estamos en un oasis en medio de un desierto de 
agua ; ¿ qué quieres que haga solo cuando tu me faltes ? 
Catorce años hace que estamos aquí,^ y éste es el primer 
hombre que llega á la isla; acógele como á hermano^ y 
lo ofrécele tu leal hospedaje. 

Esto era dicho en correcto castellano y el viejo res- 
pondía en la misma lengua ; indudablemente me hallaba 
entre dos compatriotas míos. 

Había jurado que no verías á un hombre jamás, — 
15 murmuró el padre. 

— Dios te hace faltar al juramento y no tu voluntad. 
Vamos, sé* complaciente, déjame darle de beber. 

£1 niño se arrodilló á mi lado y me presentó una 
redoma hecha de una extraña raíz; la acercó á mis 

20 labios y yo, dejando ya el disimulo, bebí con avidez. 
No sé lo que era aquel líquido, pero lo encontré deli- 
cioso. 

Víctor me contemplaba con infantil curiosidad, mien- 
tras su padre, triste y pensativo, ñjaba en nuestro grupo 

25 una distraída mirada. Debía ser bastante viejo; tenía 
los cabellos y la larga barba de una blancura deslum- 
bradora, é iba vestido* igual que el adolescente. 

— ¿ Cómo se llama esta isla ? — le pregunté. 
— Victoria, — contestó el anciano. 

30 — ¿Pertenece á Inglaterra? 

— No, es mía y le he dado el nombre de mi hijo. 
— I Ah ! ¿Es de usted ?* 



VICTORIA 9 

— Nadie conoce este lugar más que los tres,^ la casua- 
lidad nos trajo á esta tierra hace catorce años, de igual 
modo que á usted ^ hace cuatro días. Me era grato 
nuestro aislamiento, pero ya que está* aquí y que Víctor 
se interesa por usted, viva,* pero ojalá no tengamos 5 
nunca que arrepentimos, usted de haber llegado, ni de 
haberle recibido yo. 

Salvada mi existencia,'^ gracias á la intercesión del 
mancebo, fui curado por su padre, pero no me dieron 
un asilo en su morada. Ésta estaba en las rocas, forma- lo 
da por grutas naturales, en las que no me permitieron 
entrar. 



La más dulce amistad nos unió en breve; el viejo 
era un sabio, el niño una criatura encantadora, buena y 
sencilla á la que no se podía menos de amar.® 15 

£1 primero me refirió su historia. Ya anciano, se 
había casado con una bella joven que pagó sus beneñ- 
ciosy pues la había sacado de la miseria, con la más 
negra ingratitud. Un día huyó de su hogar, dejándole 
un hijo de pocos meses, triste fruto de aquella unión. 20 

Vivió él desesperado, anhelando vengarse de aquella 
infame mujer. Supo' que iba á partir para América y 
tomó la resolución de seguirla en el mismo buque. Éste 
naufragó, después de extraviarse, como el Juan-Antonio^ 
y como éste quedó sin capitán, sin tripulación y sin pasa- 25 
jeros. El padre de Víctor sabía nadar muy bien ; cogió á 
su hijo, lo sujetó como pudo* á su' cuello y se arrojó á una 
balsa . rechazando duramente á su mujer que quería se- 
guirle é imploraba su perdón. Fueron juguete de las olas 
mucho tiempo, y ya de noche,* sin saber dónde estaban, la 30 



I o VICTORIA 

balsa se estrelló contra las peñas, arrojando al agua al pa- 
dre y al niño. Después de inauditos esfuerzos llegaron á 
la isla, de la que no pudieron salir más.^ Como era hom- 
bre entendido, encontró el medio de vivir en aquel país 

5 inculto, no careciendo de nada. Enseñó á leer y á escri- 
bir á su hijo, y la caja encontrada por mí contenía un 
papel y una tinta hechos por él. No le hablé de aquel 
hallazgo, porque me convenía conservarlo. 

Yo no tenía historia, y le referí lo poco que mi pasado 

10 encerraba. Creo que llegó á reconciliarse conmigo. 
Sin embargo, notaba siempre en él algún recelo y mi 
amistad por Víctor le contrariaba vivamente. ¿Temía 
que compartiese conmigo el cariño que antes el joven le 
profesaba únicamente á él? Cuanto más se obstinaba 

15 en separamos, más el niño deseaba aproximarse á mí; 
buscaba mi conversación y mi presencia, y por mi parte 
también me sentía atraído hacia él por una misteriosa 
simpatía. 

Víctor deseaba estar á solas conmigo, pero su padre 

20 nos acompañaba siempre ; á pesar de su avanzada edad, 
el cansancio nunca le rendía, y ya fuésemos^ de caza, ya 
á recorrer la isla, no nos abandonaba jamás. 

Dos veces le sorprendí pronto á lanzarme una flecha, 
una de esas flechas de los salvajes cuya herida es mor- 

25 tal; pero al verse descubierto, cambió con destreza la 
dirección y no me atreví á reprocharle nada. Quizás 
aquello había sido una ilusión mía, nada indicaba que 
tuviese * tan grande animosidad contra mí. 

Comía en medio del campo con el viejo y el niño, y 

30 pronto adopté su traje y sus costumbres." 



VICTORIA 1 1 



III 



Seguían á estas páginas otras muchas en las que Ge- 
rardo Avalos narraba sucesos sin importancia de su mo- 
nótona existencia, viendo pasarse los días y los meses sin 
pena por hallarse^ en aquel destierro, si se exceptúa la 
que le causaba el estar separado, quizá para siempre, de 5 
su familia, y luego continuaba así el manuscrito : 

" Para celebrar el aniversario de mi llegada á la isla 
Victoria, el viejo me convidó á visitar su gruta por la 
primera vez ; quería que comiésemos allí. 

Era su morada bellísima y no carecía en absoluto de lo 
comodidades, como había sospechado. Había en ella 
muchos objetos que no podían estar fabricados por el 
anciano, y éste me dijo que, en efecto, eran restos de un 
naufragio, el del buque en que iba él, que pudo recu- 
perar milagrosamente sacándolos más tarde del mar. 15 

La mesa estaba puesta, sobre ella se veían apetitosos 
manjares y extrañas bebidas. 

Aprovechando una momentánea salida de su padre, 
Víctor me dijo : 

— Bebe de todo lo que quieras, menos de ese licor 20 
verde. 

— I Acaso está envenenado, niño ? — le pregunté. 

— Pudiera* ser, — me respondió. 

— ¿ Tan mal me quiere tu padre ? 

— Te odia. 25 

— lY por qué? 

— ¿Por qué? — repitió mirándome con ternura, — por- 
que yo te adoro y tiene celos. 

Aquellas palabras fueron una revelación para mí ; no 
eran las frases que podía emplear un amigo para otro 30 



12 VICTORIA 

amigo, no era posible que salieran de otros labios que de 
los de una mujer. Miré fijamente al niño, y al ver su 
rubor, comprendí que no me había engañado. El viejo 
había trocado el nombre y el traje de su hija. Víctor, 
5 6 mejor dicho, Victoria, era una bellísima joven que me 
amaba y de la que yo había hecho mi ídolo sin sospe- 
charlo. Ahora me explicaba la influencia misteriosa que 
ejercía sobre mí, por qué me sometía con placer á todos 
sus gustos, por qué vivía contento allí. Desde el mo- 

lo mentó en que había una mujer en la isla, ya podía com- 
prenderse que se encerraban en ella los encantos del 
mundo entero. 

La comida fué triste, el anciano no hablaba y Victoria 
y yo sosteníamos un diálogo con los ojos, haciéndonos 

15 confidencias, enviándonos promesas y suspiros y jurán- 
donos eterno amor. 

Arrojé al suelo el licor verde que me fué servido y 
perdoné al padre que quería asesinarme por afecto á la 
hija. 



20 ¡ Cuántas veces burlamos la vigilancia del anciano para 
vernos á solas ! Victoria confirmó lo que había yo sos- 
pechado y nuestros coloquios de amor no tuvieron fin. 

Ya no me importaba haber muerto para el mundo, ni 
mis estudios inútiles en aquel desierto, ni las zozobras 

25 pasadas. Amaba y era amado, i qué más podía desear ? 
Sí, era amado como jamás lo fué mortal alguno,^ por una 
mujer que no había conocido á otro hombre ni había de 
tratar á ninguno nunca. 

£1 anciano supo al fin nuestras relaciones. Se mostrd 

30 muy afectado al principio, pero al cabo nos perdonó. 



VICTORIA 13 

— Tenía que ser así, — dijo; — en balde quise hacer de 
mi hija un hombre sin corazón ; el amor germina en 
todas las almas y bajo todos los climas, y la mujer es 
siempre mujer. Quiérela^ mucho, Gerardo, y después de 
mi muerte, cuando te falten mis consejos, considérala lo 5 
mismo que hoy. 

Desde entonces, el padre de Victoria cambió total- 
mente y me trató con el mayor afecto. 

Con él he aprendido mucho, todo lo que un hombre 
puede estudiar, excepto el medio de salir de esta isla; 10 
ninguna barca nos llevaría lejos, y son tantos los escollos 
que hay en este sitio, que con toda certeza naufraga- 
ríamos. 

No importa. Hé aquí el Paraíso terrenal ; para noso- 
tros no hay más mundo que este nido, donde somos iS 
felices porque nos amamos. Sólo tiene un inconveniente ; 
no somos inmortales, y el fin del primero traerá la des- 
esperación á los otros. 

Este manuscrito lo dedico á mis padres, voy á ence- 
rrarlo en una botella, ünica que tenemos ; á falta de lacre 20 
la cubriré con una resina que he visto lo puede susti- 
tuir,^ y luego la arrojaré al mar. 

Si Dios quiere que ellos sepan que vivo y soy dichoso, 
la hará llegar* más ó menos tarde á sus manos; si no, 
me llorarán perdido para siempre, y sus oraciones au- 25 
mentarán mi ventura. 

No los olvido, y Victoria y yo los amamos y bendeci- 
mos con todo nuestro corazón. . . 

Después de estas líneas, Gerardo Avalos había firmado 
el manuscrito, poniéndole luego la dirección de la casa 30 
de su familia, donde, como hemos dicho al principio, lo 
había llevado el pescador. 



LA CASA DONDE MURIÓ 



Camino del pueblo de B^.., situado cerca de la capital 
de una provincia cuyo nombre no hace al caso, íbamos 
en un carruaje, tirado por dos muías, Cristina, su madre, 
Fernando el prometido de la joven, y yo. 
S Eran las cinco de la tarde, el calor nos sofocaba por- 
que empezaba el mes de Agosto, y los cuatro guardába- 
mos silencio.^ La señora de López rezaba mentalmente 
para que Dios nos llevase con bien al término de nuestro 
viaje; Cristina fijaba sus hermosos ojos en Fernando 

10 que no reparaba en ello,* y yo contemplaba la deliciosa 
campiña por la que rodaba nuestro coche. 

Serían las seis* cuando el carruaje se detuvo á la en- 
trada del pueblo ; bajamos y nos dirigimos á una capilla 
donde se veneraba* á Nuestra Señora de las Mercedes, á 

1 5 la que la madre de Cristina tenía particular devoción. 
Mientras esta señora y su hija recitaban algunas oracio- 
nes, Fernando me rogó que le siguiera al cementerio, 
situado muy cerca de allí, donde estaba su padre ente- 
rrado. Le complací y penetramos en un patio cuadrado, 

20 con las tapias blanqueadas, y en el que se observaban 
algunas cruces de piedra ó de madera, leyéndose sobre 
lápidas mortuorias varias inscripciones un tanto con- 
fusas.® En un rincón vi á una mujer arrodillada, en la 
que mi compañero no pareció fijarse al pronto. 

14 



LA CASA DONDE MURIÓ 1 5 

Me enseñó la tumba de su padre, que era sencilla, de 
mármol blanco, y comprendí que no era únicamente por 
verla por lo que el joven había llegado hasta allí. Ob- 
servé que buscaba alguna cosa que no encontraba, hasta 
que vio á la mujer, que era una vieja mal vestida y des- 5 
greñada, que le estaba mirando atentamente. Fernando 
bajó los ojos, y ya iba á alejarse, cuando la anciana se 
levantó y le llamó por su nombre, obligándole á de- 
tenerse. 

— ^¿ Qué desea V., madre María ? — la preguntó en un lo 
tono que quería parecer sereno.^ 

— Lo de siempre,* — contestó la vieja, en cuya mirada 
noté cierto extravío, — preguntarte en dónde has oculta- 
do á mi niña. Diez años hace* que te la has llevado, 
bien lo sé, y hoy me han dicho en el pueblo que vienes 15 
aquí para celebrar tu boda con otra. 

— No ignora V., madre María, que su hija murió hace 
diez años y que yo pagué su entierro para que su hermo- 
so cuerpo descansase en este campo-santo. A mi vez le 
pregunto: ¿dónde se encuentra la tumba de la pobre ao 
Teresa ? 

— ¿Acaso lo sé yo?* Un día vine aquí, busqué la 
cruz que me indicaba'^ el lugar donde me decían que es- 
taba ella, y i sabes lo que vi ? Un hoyo vacío, y un poco 
más lejos la tierra recientemente removida. Había as 
cumplido el plazo, y como nadie cuidó de renovarlo y 
pagar, aquel rincón no pertenecía ya á mi hija y la ha- 
bían echado á la fosa donde arrojan á los pobres, á los 
que entierran de limosna. 

— ¡Pero eso es una infamia! Yo envié dinero para 30 
esa renovación — exclamó Fernando. 

— No digo que no,® pero la persona á quien tú escri- 



1 6 LA CASA DONDE MURIÓ 

biste estaba gravemente enferma, en dos meses no abrió 
tu carta y entonces ya era tarde. 
El joven bajó la cabeza y no replicó. 
• — ¿Con quién te casas? — le preguntó la vieja. 
5 — Con la señorita Cristina López, 

— ¿Y cuándo te casas ? 

— Dentro de tres días. 

— Eso será si Teresa lo consiente ; ella es tu desposa- 
da y no tardará en venir á buscarte. 
10 — Madre María — dijo con tristeza el joven, — Teresa 
no puede venir ; los muertos no salen de los sepulcros. 

— Ya me lo dirás mañana temprano; por hoy vete 
en paz. 

— Adiós, — murmuró Fernando, dirigiéndose hacia la 
15 salida del cementerio, donde yo le seguí. 

— Sin duda te habrá extrañado lo que acabas de ver 
y oír, — me dijo apenas estuvimos fuera ; — pero no será 
así cuando te cuente esa historia de los primeros años 
de mi juventud, que deseo conozcas^ en todos sus de- 

20 talles. Vamos ahora con Cristina y su madre, que sin 
duda nos esperan ya ; y luego, mientras ellas visitan la 
casa que hemos de habitar y en la que está mi tía, la 
futura madrina de mi boda y por la que hacemos hoy 
este viaje, lo sabrás todo. 

25 Cristina y su madre nos esperaban, en efecto, y jun- 
tos nos dirigimos á casa de la tía de Fernando, que es- 
taba situada en la plaza del pueblo, haciendo esquina 
á una calle estrecha y sombría, en la que, sin saber por 
qué, entré con una profunda tristeza. 

30 La tía del joven no me agradó ; era una señora de 
unos cincuenta años, alta, delgada, con ojos grises muy 
pequeños, nariz larga que se inclinaba hacia su barba 



LA CASA DONDE MURIÓ 1 7 

puntiaguda, y cabellos casi blancos recogidos en una 
gorra de color oscuro. Estaba muy enferma, y como 
había servido de madre á Fernando, éste había suplicado 
á la señora de López que la boda se celebrase en el 
pueblo, para -evitar á su tía las molestias de un viaje 5 
que, aunque corto, hubiera sido sumamente penoso para 
ella. 

Mientras Cristina y las dos señoras visitaban la casa 
y recibían á los numerosos amigos que acudieron al 
saber su llegada, Fernando, que se había obstinado en 10 
no subir al piso superior, me llamó, me hizo sentar á su 
lado, y empezó la prometida historia en estos te'rminos : 

— Hace once años, cuando sólo tenía yo veinte y 
había acabado la carrera de abogado en Madrid, mi 
padre me envió una temporada á este pueblo para que 15 
hiciese una visita á su ünica hermana, que es esa señora 
á quien acabas de ver. Era yo huérfano de madre, me 
había educado sin sus consejos, lejos también de mi 
padre, al que retenían fuera de su casa constantes ocupa- 
ciones ; así es, que puedo asegurar que desconocía casi 20 
totalmente lo que eran los goces de familia. Aunque 
heredero de una mediana fortuna, no debía entrar en 
posesión de ella hasta mi mayor edad ; tenía muchos 
compañeros de estudios, pero ningún amigo ; por lo 
tanto, excusado es decir que, hallándome casi solo en el 25 
mundo, me apresuré á aceptar con júbilo lo que mi pa- 
dre me proponía, poniéndome en camino para este pue- 
blo con el alma inundada de dulces emociones. ¿ Co- 
rrespondió esto á lo que yo esperaba? Seguramente no. 
Mi tía, á la que no veía desde niño,^ me fué al pronto 30 
repulsiva, por más que se mostrara^ desde luego cari- 
ñosa y tolerante conmigo ; el pueblo me pareció triste, 



1 8 LA CASA DONDE MURIÓ 

á pesar de sus jardines y de las pintorescas casitas que 
hay en él ; sus habitantes poco simpáticos, aunque to- 
dos me saludaban con afecto. Me dediqué á la caza, 
estudié un tanto la botánica, y así se pasó un mes, du- 

5 rante el cual llegué á reconciliarme con mi tía, con el 
pueblo y con sus moradores. 

Una mañana, al volver á casa, encontré, al pasar por 
una de las habitaciones, á una muchacha de quince á 
diez y seis años, á la que nunca recordaba haber visto, 

lo cosiendo con el mayor afán. Al oir mis pasos alzó la 
cabeza, y aunque la bajó de nuevo casi en seguida, no 
fué tan pronto para que no hubiera observado que tenía 
una frente blanca y pura que adornaban hermosos cabe- 
llos castaños, ojos pardos que lanzaban miradas francas 

15 é inocentes, una boca pequeña, una nariz más graciosa 
que perfecta y unas mejillas coloreadas por un suave 
carmín. No le dirigí la palabra ; pero pregunté á un 
criado quién era, sabiendo por él que venía á coser casi 
todos los días á casa de mi tía Catalina, que era huér- 

20 fana de padre, que mantenía á su madre enferma, de la 
que era el ünico sostén, pues había perdido á sus tres 
hijos mayores, no quedándole más amparo y consuelo 
que aquella niña. La historia me interesó ; yo era 
joven, la muchacha hermosa, no habíamos amado 

25 nunca ; empezamos á hablar, sin que mi tía lo advirtiese, 
y acabamos por adorarnos. Teresa no había recibido 
una educación vulgar ; hasta los doce ó trece años había 
estudiado en el convento de religiosas del pueblo, salien- 
do de él á la muerte de su padre, acaecida hacía cuatro 

30 años. 

No sé quién refirió á mi tía nuestros amores ; ello es^ 
que los supo, que me amonestó con dureza, amenazan- 



LA CASA DONDE MURIÓ -19 

dome con hacerme marchar á Madrid, después de es- 
cribírselo todo á mi padre ;^ y desde entonces la joven 
no volvió á mi casa, y tuve diariamente que saltar las 
tapias de su jardín para verla y hablarla sin que su ma- 
dre lo advirtiera, pues también se oponía á nuestras S 
amorosas relaciones. 

Así estaban las cosas, cuando hace poco más de diez 
años caí gravemente enfermo, atacado de unas calentu- 
ras contagiosas. Mi tía se alejó de mí, los criados se 
negaron á asistirme, y entonces María y Teresa se ofre- lo 
cieron á ser mis enfermeras, no pudiendo oponerse mi 
tía á ello porque mi estado era cada vez más alarmante 
y exigía continuos cuidados. 

Desde el momento en que Teresa estuvo á mi lado 
sentí un dulce bienestar, la fiebre desaparecía por in- 15 
stantes ; pero se me figuraba ver que las mejillas de mi 
amada tomaban tintes rojizos, que sus labios estaban 
comprimidos y ardientes, que sus ojos brillaban con un 
fuego extraño. La enfermedad que huía de mí, se iba 
apoderando de ella, y era mi mismo mal el que la de- 20 
voraba. 
— I Qué tienes ? — le pregunté. 

— He pedido tanto á Dios que salvase tu vida á costa 
de la mía, — murmuró la joven, — que me parece que por 
fin se ha dignado escucharme y me voy á morir antes 25 
que td. 

Aquello era cierto; por la noche Teresa se agravó 
tanto, que no pudo volver á su casa, y mi tía le ofreció 
su cuarto y su cama para que descansase ; entonces esta- 
ba profundamente agradecida á los tiernos cuidados de 30 
la joven. 
Excusado es decir que doña Catalina pensaba renun- 



20 LA CASA DONDE MURIÓ 

ciar para siempre á su habitación y á su lecho, temiendo 
el contagio de la enfermedad. 

Me restablecí pronto, á medida que el estado de la 
joven iba siendo peor.^ 
5 Estaba desesperado, loco. Su madre también empe- 
zaba á perder la razón. Un día me dijo el médico: 
"Ya no hay remedio para este mal." Y ella también 
murmuró á mi oído : — "Me muero, pero soy feliz, porque 
tú me amas y me amarás siempre." 

10 — ¡Oh, te lo juro ! — exclamé; — mi corazón y mi mano 
no serán de otra mujer jamás. 

— Eso lo sé mejor que tú, — dijo sonriendo dulce- 
mente ; también sentiré celos desde otro mundo de la 
mujer á quien ames,^ y no consentiré que seas perjuro. 

1 5 No quieras á otra, no te cases nunca ; no hay un ser en 
la tierra que pueda adorarte lo que yo,* y yo te aguar- 
daré en el cielo. 

Dos días después espiraba aquella angelical criatura, 
que ofreció á Dios su vida á cambio de la mía. 

20 Su madre se volvió loca. 

Pagué el entierro de Teresa; compré una sepultura 
por diez años. ... ya sabes que hoy ignoro dónde des- 
cansa su hermoso cuerpo ; envié una carta á mi tía, que 
no la leyó hasta dos meses después de cumplirse el plazo,* 

25 porque ella también estaba enferma. 

Decirte que durante estos diez años el recuerdo de 
Teresa me ha perseguido constantemente, sería faltar á 
la verdad ; he amado á otras mujeres, y hace cuatro 
años estuve á punto de casarme con una hermosa joven ; 

30 pero la desgracia hizo que un mes antes de verificarse 
nuestro enlace, los padres encontrasen* un pretendiente 
á la mano de mi amada mejor que yo, y éste me fué pre- 



LA CASA DONDE MURIÓ 21 

ferido por ellos, y la novia tuvo que someterse á la vo- 
luntad de sus tiranos. 

Hoy adoro á Cristina y quiero unir su suerte á la mía, 
como ya se han unido nuestras almas. ¿ Lo conseguiré ? 
Temo que no.^ La fatalidad me ha traído al pueblo 5 
donde vivió Teresa ; habito .... esta morada llena con 
su recuerdo ; vengo á pasar los primeros días de mi ma- 
trimonio en la casa donde ella murió, y un secreto pre- 
sentimiento me dice que Cristina no llegará á ser esposa 
mía. Ahí tienes la historia de mis amores : ¿ crees que lo 
mi temor sea^ fundado, ó que la exaltación en que me 
hallo es hija de mis pasadas desdichas ? 

Procuré tranquilizar á Fernando, y después, mientras 
el joven se reunía á su bella prometida, tuve deseos de 
ver aquella habitación donde Teresa había muerto, y 15 
me hice conducir á ella por un antiguo servidor de doña 
Catalina. 



II 

# 

Entré en una sala lujosamente amueblada ; pasé por 
allí sin detenerme apenas, y abrí la puerta de un gabine- 
tito en el que estaba la alcoba donde murió la desgra- 20 
ciada niña. Un lecho de madera tallada, algunas sillas 
de tapicería floreada, una cómoda, un lavabo y algunos 
cuadros se veían en la pieza, todo cubierto de polvo, 
señal evidente de que aquella parte de la casa estaba 
abandonada por completo. El gabinete tenía una sola 25 
ventana con vistas á la calle estrecha y sombría, á la 
que hacía esquina la casa de Fernando ; enfrente de la 
ventana había un armario de espejo ; á un lado de éste 
estaba la puerta de la alcoba, al otro una mesita de es- 



22 LA CASA DONDE MURIÓ 

cribir; algunas sillas iguales á las del dormitorio com- 
pletaban el mueblaje del gabinete que diez años antes 
perteneció á la tía de Fernando. 

Permanecí allí breves instantes, y luego, llegada ya la 
5 hora de la cena, fui en busca de .la familia y de sus con- 
vidados, sentándonos todos á una mesa suntuosamente 
servida. La cena duró bastante tiempo, y antes de ter- 
minarla, un suceso imprevisto vino á turbar la alegría de al- 
gunos y á causar profunda impresión en el ánimo de Fer- 
io nando. Las campanas de la parroquia tocaban de una 
manera lúgubre ; su voz, siempre triste, parecía una queja 
que hería nuestros oídos á la vez que nuestro corazón. 

— ¿A qué tocan ? — preguntó Cristina á un criado que 
estaba cerca de ella. 

1 5 — A agonía, — contestó el hombre con tono indife- 
rente. — Aquí en los pueblos, señorita, se toca por todo : 
cuando uno va á morir, cuando muere, cuando es el 
funeral y . . . . 

— ¿ Quién está muriendo ? — interrumpió Cristina. 
20 — Una joven de diez y siete años. 

— ¿ Cómo se llama ? — preguntó Fernando, cuyo rostro 
estaba lívido. 

— Teresa, — dijo el criado. 

Doña Catalina le lanzó una mirada furiosa; Fernando 
25 bajó los ojos, y observé que sus manos temblaban; en 
Cristina y su madre sólo se advertía una profunda com- 
pasión hacia la infeliz criatura que en lo más hermoso 
de su vida, en lo más florido de su juventud,^ iba á 
abandonar esta tierra por un mundo desconocido. Era 
30 Cristina tan dichosa, que pensaba que la humanidad en- 
tera debía participar de su ventura y no querer cam- 
biarla por todos los goces celestiales. 



LA CASA DONDE MURIÓ 23 

Fernando, pretestando que el calor que en el comedor 
hacía ^ era sofocante, pidió permiso para retirarse un 
momento á la habitación inmediata, y yo le seguí. 
. — ¿ Qué te pasa ? — le pregunté. 

— Se llama Teresa y tiene diez y siete años — mur- 5 
muró. 

— Es una casualidad. 

— Una casualidad así,^ ¿ no te parece un mal presagio 
tres días antes de mi boda ? 

Procuré distraerle, pero en vano; la campana lanzaba lo 
un tañido más fúnebre todavía y Fernando, que conocía 
aquel toque, me dijo que la enferma había dejado de 
existir. 

Le hice entrar de nuevo en el comedor, y las dulces 
palabras de Cristina vencieron los temores de Fernando, is 
que permaneció tranquilo hasta las doce de la noche, 
hora en que todos nos despedimos hasta el día siguiente, 
retirándonos cada cual á nuestras respectivas habita- 
ciones. La mía tenía una ventana con vistas á la plaza 
y se hallaba situada debajo de la de mi amigo. Sin 20 
saber por qué, no me era posible conciliar el sueño ; me 
puse á leer un rato, escribí otro,' y, por último, me le- 
vanté y empecé á pasear con alguna agitación por la 
alcoba. 

Un instante después noté cierto movimiento en la de 25 
Fernando, oí abrir varias puertas con sigilo, las pisadas 
que empezaron á sonar sobre el techo de mi cuarto se 
perdieron á lo lejos, y un secreto instinto me advirtió 
que mi presencia era necesaria al joven. Sin darme 
cuenta de mis acciones, salí precipitadamente en direc- 30 
ción al sitio donde murió Teresa. 

Mi amigo se hallaba á dos pasos de la puerta del ga- 



24 LA CASA DONDE MURIÓ 

bínete sin atreverse á abrirla. Al verme, no pareció 
extrañar que me hubiera levantado, como si fuera la 
cosa más natural del mundo, y extendiendo su mano 
hacia la habitación cerrada, me dijo: 
5 — Hace diez años no entro ahí.^ 

— Ni hoy entrarás tampoco, — exclamé con decisión. 
— Tú estás loco y has empezado á contagiarme. No 
debiste nunca volver á esta casa, ni aún á este pueblo. 

— Hace once años que mi tía es una madre para mí ; 
lo once años que sé lo que es el amor filial; ¿querías^ que 

me casase lejos de ella? 

— En buen hora;* ya has cumplido con ese deber; 
¿pero es preciso que entres ahí? 

— Una vez sola, — dijo en tono suplicante; — una sola 
15 para saber si Teresa permite que me case con Cristina. 

Mira, — añadió, — si al entrar en su cuarto lo hallo todo 
como hace diez años, la cómoda, la cama, las sillas, me 
marcho tranquilo y soy feliz; si, por el contrario, en- 
cuentro alguna alteración . . . 

20 — Eres un niño, — le interrumpí ; — pero si no deseas 

más que eso, entra, y la paz y la felicidad sean contigo. 

Sabía, por haberlo visto* por la tarde, que todo estaba 

igual en el cuarto donde murió Teresa, y no vacilé más, 

dejando pasar al joven al gabinete. 

2$ Fernando abrió la puerta, y murmuró: 

— Hay luz dentro. 

Me estremecí á pesar mío ; un frío glacial se apoderó 
de mí, porque al entrar mi amigo y yo vimos clara y dis- 
tintamente* en la alcoba de Teresa un lecho mortuorio, 
30 cubierto de negros paños, algunos hachones encendidos 
rodeando un ataúd, en el que descansaban los yertos 
despojos de una hermosa joven vestida de blanco y coro- 



LA CASA DONDE MURIÓ 25 

nada de flores. Al lado de ella velaba una mujer en la 
que reconocí á la madre María, la loca que hallé por la 
tarde en el cementerio. 

Fernando lanzó un grito extraño y se dejó caer de rodi- 
llas ocultando el rostro con las manos; yo cerré los ojos, 5 
di algunos pasos y tropecé con la puerta de la alcoba. 
Miré entonces y vi el dormitorio obscuro y desierto. 

— Estamos los dos locos, — murmuré. 

Volví en busca de Fernando y lo comprendí todo. 
Por la tarde el criado había dejado inadvertidamente 10 
abierta la ventana del gabinete ; ésta, como es sabido, 
daba á una calle estrecha, y en la casa de enfrente, en 
una pobre habitación, se hallaba el cadáver de aquella 
joven desconocida, velado por la madre de Teresa. Tan 
triste cuadro se reflejaba en el espejo del armario coló- 15 
cado al lado de la puerta de la alcoba, y esto nos hizo 
suponer, á causa del estado excepcional en que Fernando 
y yo nos hallábamos, que aquel cuerpo inerte descansaba 
en la propia casa de mi amigo. La presencia de la 
madre María era natural allí, pues según acostumbraba á 20 
hacer desde la muerte de su hija, pasaba las noches al 
lado del cadáver de cualquiera joven que muriese^ en el 
pueblo. La que había dejado de existir era sobrina de la 
anciana y llevaba por eso el nombre de su hija. 

Cerré la ventana y volví al lado de Fernando. 25 

Le llamé repetidas veces y no me contestó nada. 

Algo extraño é invisible ocurrió en aquella habitación ; 
me pareció escuchar un confuso aleteo, se obscureció mi 
vista y tuve que apoyarme en el armario para no caer. 

— I La casa donde murió! — exclamó Fernando con 30 
voz apagada;^ — tenía que ser así.* Amada mía, espé- 
rame, ya voy. 



26 LA CASA DONDE MURIÓ 

Recobré al fin mi sangre fría, hablé á mi amigo, cogí 
sus manos, que estaban yertas, y las separé de su rostro, 
que parecía el de un muerto. Después salí corriendo 
para llamar á los criados en mi auxilio. 
5 Media hora más tarde la señora de López, Cristina, 
doña Catalina, un sacerdote y yo, rodeábamos la cama 
donde descansaba Fernando. 

— I Cuánto duerme I — exclamó Cristina. 

Me acerqué á él, hice una seña al sacerdote, y éste 
lo puso una mano sobre el pecho de Fernando, retroce- 
diendo al punto, porque el corazón de mi amigo no 
latía. 

— ¿Qué hay.? — me preguntó doña Catalina; y com- 
prendiendo lo que pasaba añadió: 

1 5 — Era lo único que me quedaba en el mundo; cúm- 
plase la voluntad de Dios. 

El sacerdote pronunció en voz baja algunas oraciones. 
Me volví hacia la puerta y vi á la madre María que, 
no sé cómo, se había introducido hasta allí. 

2o — Mi hija es feliz, — murmuró; — me ha dicho que 
Fernando y ella se han desposado ya; sabía que esto 
no sucedería hasta que él viniese al cuarto donde Te- 
resa estuvo enferma, á la casa donde murió. Diez años 
he aguardado; (alabado sea el Señor, que al fin me ha 

25 concedido esta ventura! 



EL CRISTO DE LA LUZ 



I 



Todas las noches se repetía la n^isma escena. Cuando 
los vecinos se recogían en sus moradas, cuando la calle 
llamada Mayor — lo que no impedía que fuese estrecha, 
desigual, con pobres construcciones á derecha é izquier- 
da — se quedaba triste y silenciosa, cuando se habían 5 
apagado las luces, excepto una lamparilla de aceite que 
ardía en una esquina ante un Cristo de piedra tosca- 
mente tallado, salía á la reja la hermosa Teresa á espe- 
rar á Vicente. 

Sus padres no se oponían á estos amores, porque él lo 
era un joven honrado y laborioso; y si no le permitían 
la entrada en la casa con más frecuencia, era porque 
como no podía casarse con ella hasta que pasasen algu- 
nos años, no querían aquellos buenos esposos dar qué 
decir ^ á las gentes del pueblo — un pequeño lugar de 15 
Castilla^ — prefiriendo que se ignorasen las amoroisas 
relaciones. 

Vicente iba un rato por las' tardes á la morada de su 

novia, conversaba algo con ella y mucho con sus padres; 

por eso el joven que anhelaba hacer planes y hablar de 20 

sus amores acudía por las noches á la calle Mayor al pie 

de la reja,* sin que nadie adivinase su presencia allí á 

aquellas horas. 

27 



28 EL CRISTO DE LA LUZ 

La costumbre de pelar la pavá^ no es moderna ni 
exclusivamente andaluza, harto lo prueban los poetas 
dramáticos de los pasados siglos, que en más de una 
obra nos presentan á sus damas dando citas nocturnas 
5 á los galanes y son sorprendidas al hablarlos desde la 
ventana por padres, hermanos ó tutores. 

Las doce acababan de dar en el reloj de la torre de 
Aguilar, cuando Vicente se detuvo ante la reja de la casa 
de su amada, en la calle Mayor. La luz que ardía ante 
lo el Cristo en la esquifa de enfrente, esparcía una débil 
claridad, y á su triste resplandor pudo el joven admirar 
una vez más los expresivos ojos, los purpurinos labios y 
los abundantes cabellos de Teresa. 

— I Creí que ya no venías ! — exclamó ella en tono de 
1 5 reproche. 

— I Cuánto me he retrasado? — preguntó éL 

— Un cuarto de hora. ¿ Cómo has tardado tanto ? 

— Por culpa tuya. 

— No comprendo. 

20 — ¿Acaso no me has dicho tú cien veces que si al 
venir aquí encuentro á alguien en mi camino no me 
acerque ? 

— ¿Y has hallado á alguien? 

— Claro está. Pasé por la Plaza, según costumbre, 
25 y al torcer la esquina de la Calle del Cristo vi á un em- 
bozado que recatándose se dirigía hacia aquí. Llevaba 
botas altas, sombrero de alas anchas con larga pluma y 
brillante espada; no podía verle el rostro, pero hubiese 
asegurado* que era un forastero. Al llegar ante esa santa 

30 imagen colocada en el ángulo de la casa de don Ginés 
de Aguilar, miró con insistencia la fachada, y al conven- 
cerse de que nadie se asomaba á sus ventanas, se inter- 



EL CRISTO DE LA LUZ 29 

nó por la calle arriba, sin que al parecer intentase vol- 
ver. Seguí entonces mi camino y á los pocos pasos 
hallé á otro caballero, vestido de terciopelo negro, capa 
oscura y sombrero negro también, que, como el primero, 
llevaba espada, y cuyo semblante tampoco se podía s 
descubrir; pero éste al divisar al Cristo llamado de la 
Luz, acaso porque ante él arde día y noche una que cos- 
tean los fieles de esta villa, se descubrió, dejando ver 
una fisonomía bella y varonil. Éste se acercó á la casa 
de Aguilar, entonces se abrió una ventana, y una dueña lo 
se asomó diciendo al caballero: 

— Os aguardo á la una.^ 

— ¿Y después ? — preguntó con curiosidad Teresa. 

— Después el joven se marchó también por la plaza y, 
aprovechando la soledad de la calle del Cristo y de la 15 
Mayor, he venido á hablarte. 

— Veo que no eres responsable de tu tardanza y te 
perdono. No perdamos ahora el tiempo, á la una vol- 
verá ese galán, y no ha de encontrarnos ni á tí delante 
de esta reja ni á mí detrás. 20 

— ¿Y qué importa ? — preguntó Vicente — ¿ acaso ese 
caballero va á contar que dos desconocidos se aman en 
esta calle y conversan á las altas horas de la noche ? 

— ¿Quién sabe lo que puede ocurrir? No dudo que él 
venga con el mismo objeto que tú. Doña Clara de 25 
Aguilar, hija única de D. Ginés, es una bellísima dama 

y bien puede tener no uno sino cien adoradores; desde 
que llegó á esta villa, hará una semana,^ sentí una viva 
inquietud; su vecindad no me agradaba porque no ig- 
noro que es amiga de galanteos por lo mismo que su 30 
padre no la deja salir, ni asomarse á las ventanas, ni 
aun ir al templo sino la acompañan media docena de 



3© EL CRISTO DE LA LUZ 

servidores fieles, dueñas, escuderos y pajes. Pero deje- 
mos esto y tratemos de asuntos que nos interesan. 

— Precisamente tengo algo que contarte — dijo el 
joven. — Hoy me ha ofrecido un antiguo protector de 

5 mi padre la administración de sus bienes; esto no me 
impedirá trabajar en mi oficio y me dará lo suficiente 
para adelantar nuestro enlace, pues así viviremos con 
holgura. Mañana se lo diré á tus padres y espero que 
me concedan con tu mano el permiso para verte desde 
10 ahora ante la villa entera, sin exponerte á las murmu* 
clones de sus habitantes. 

— Vicente, |qué feliz me considero! — exclamó ella. 
— No hace una hora que le pedía ^ al Cristo de la Luz 
que no te alejase nunca de mí, y hé aquí que aun me 

x5 concede más; me permite que sea tu esposa, que se san- 
tifique nuestro amor. Mañana seré yo la que le pague 
el aceite;^ bien se lo debo." 

— ¿De modo que eres tan dichosa como yo? 

— Más, mucho más. 
2o — No es posible. 

— Pues entonces tanto. 

Y la joven, después de entregarse á las expansiones 
de su alegría, rezó devotamente un Credo á la sagrada 
imagen. 

II 

25 No advirtieron que al dar la una el caballero del traje 
negro entraba en la vecina calle y se detenía delante de 
una ventana, cerrada aún, de la vivienda de D. Ginés 
de Aguilar. Al cabo de un momento se abrió aquélla, y 
detrás de la reja apareció la esbelta figura de una her- 

30 mosísima mujer. 



EL CRISTO DE LA LUZ 3 1 

— I Don Gonzalo 1 — exclamó — no creí que me siguie- 
seis hasta aquí. 

— ¿Podía yo evitarlo, señora? — preguntó él. — Cul- 
pad á vuestra belleza que me atrae y me fascina. 
Cuando partisteis con vuestro padre de Toledo pensé 5 
morir de pesar, y por eso vine á esta villa para veros, 
para adoraros siempre. 

— Ya sabéis que yo también os amo, que no amaré á 
nadie más que á vos, pero mi padre, tirano de mi dicha, 
quiere casarme con D. Felipe Velasco, y éste me cela 10 
como si fuese mi esposo. Desconfiad de él, es capaz de 
tender un lazo. 

— No temáis, vengo armado;^ D. Felipe es un caba- 
llero y no me matará á traición. 

— Velad por vuestra vida, no tanto por vos como por is 
mí. 

— I Qué haríais si yo muriese por vuestro amor, doña 
Clara? 

— Encerrarme en un claustro. 

— ¿Sin pesar? 20 

— Con la pena de haberos perdido habría bastante 
para amargar mi vida. 

— ¿Lo juráis ? 

— Lo juro — dijo la dama extendiendo su mano hacia 

el ángulo de su casa donde se hallaba el Cristo de la 25 
Luz. 

— Os creo — murmuró D. Gonzalo. — ¿Cuándo vol- 
veré á veros ? 

— Mañana en la parroquia, á las ocho. Colocaos 
junto al pilar primero de la derecha; desde mi reclina- 30 
torio podré contemplaros sin diñcultad. 

— ¿Y hoy á qué hora os retiraréis? 



32 EL CRISTO DE LA LUZ 

— Muy pronto ; mi padre no se ha acostado, á pesar 
de lo avanzado^ de la hora, y pudiera sorprendernos. 

— I Me dais esa flor que lleváis prendida en el pecho ? 
— preguntó el joven. 

5 — Tomadla — dijo ella entregándosela. 

Al cogerla estrechó D. Gonzalo la mano de doña 
Clara, y viendo que ella no se ofendía, la llevó con 
pasión á sus labios. 

— Parece que siento pasos — murmuró la dama — 
lo mejor será que os alejéis. 

— Hasta mañana, amada mía. 

La ventana se cerró, y D. Gonzalo se dirigió hacia la 
calle Mayor, se detuvo en la esquina y miró á la luz que 
ardía ante el Cristo la rosa entregada por doña Clara 
15 de Aguilar. La guardó luego sobre su corazón, y ya 
iba á alejarse, cuando el caballero de la capa le cerró el 
paso. 

— Parece que tenéis amores felices — dijo á D. Gon- 
zalo — aun no hace ocho días que la bella hija de nues- 

20 tro amigo D. Ginés ha llegado á esta villa y ya la 
galanteáis con sin igual fortuna.^ 

— ;No sé con qué derecho me interrogáis ni me de- 
tenéis, D. Felipe Velasco — respondió el joven. 
— í Ah! me habéis conocido! Perfectamente; entonces 
25 no ignoráis que soy el futuro esposo de esa dama, y que 
tengo serios motivos para pediros cuenta de vuestra con- 
ducta. 
— Que me niego á daros. 

— Sabed que me casaré con ella, 
30 — Ella no os ama. 

— Pero su padre me admite. 

— ¿Y juzgáis que me lleváis ventaja por eso ? ¿ Vale 



EL CRISTO DE LA LUZ 33 

más para vos el consentimiento de ese anciano que la 
promesa de su hija ? 

— Yo os juro que será mi esposa. 

— Y yo os juro que no. 

— Me batiré con vos y os mataré. 5 

— Me defenderé y acaso seréis el muerto. 

— Sacad vuestra espada, D. Gonzalo. 

— En guardia, D. Felipe. 

— El combate fué largo y rudo, ambos se batieron 
con valor, mal alumbrados por la oscilante lamparilla, y lo 
como no siempre vence la justicia, quedó Velasco leve- 
mente herido y de gravedad su adversario. Al verle en 
tierra vertiendo sangre de su noble pecho, huyó D. 
Felipe por la plaza al tiempo que llegaba por la calle 
Mayor Vicente, al que su novia había detenido á su iS 
pesar, temiendo que perdiese la vida en aquella reyerta 
que oían distintamente, pero sin poder precisar el nú- 
mero de los que la sostenían. 

—Si quisiesen a)ruda, pedirían auxilio, le había dicho 
Teresa — y él, que necesitaba poco para no alejarse, 20 
había permanecido junto á ella hasta que se extinguió 
el último eco del combate. 

Vicente se acercó á D. Gonzalo ; el noble joven 
estaba espirante y dirigía su postrera mirada á la casa 
de doña Clara de Aguilar. 25 

'. — ¿ Quién os ha herido ? — preguntó el amante de 
Teresa. 

Pero el moribundo no pudo contestarle, de sus labios 
se exhaló un gemido y cerró sus apagados ojos para no 
volver á abrirlos más. 30 

Una ronda nocturna pasó por allí en aquel momento, 
y lentamente se dirigió al grupo formado por el hombre 



34 £L CRISTO DE LA LUZ 

muerto y Vicente, que le contemplaba con profunda pena. 

— ¡ Alto I — gritó el alcalde. 

— Ved á este desgraciado — murmuró el sencillo 
joven — ha muerto sin confesión hace un momento. 

5 — ^* Y vos qué hacéis junto á él ? 

— Venía ... de casa de unos amigos, al pasar le oí . . . 
me acerqué . . . 

Vacilaba en hablar por no comprometer á Teresa. 
— Tenéis sangre en la ropa. 
10 — No es extraño, me he acercado á él . . . 

— Me sois sospechoso y os detengo. 

— Pero señor, yo soy inocente. 

— Eso ya lo probaréis cuando os juzguen. 

— Soy un hombre honrado . . . 
15 — Otros iguales han caído. 

— Soy. . . 

— Basta: alguaciles, cumplid con vuestro deber y 
llevad á este hombre á la cárcel. 

in 

A la siguiente mañana toda la villa supo el asesinato 
20 de D. Gonzalo y la prisión de Vicente. Sólo dos per- 
sonas conocían la verdad de lo ocurrido, doña Clara que 
no dudó un instante quién fuese el autor de semejante 
desgracia, y D. Felipe Velasco que se guardó muy bien 
de presentarse á la justicia, dejando que otro expiase 
25 una falta cometida por él en un momento de acaloramiento 
y de celos. D. Ginés quiso con tal motivo, para que el 
nombre de su hija no figurase en el asunto, acelerar la 
boda, pero la joven que hasta entonces se había mos- 
trado con sus admiradores coqueta y voluble, cayó gra- 



EL CRISTO DE LA LUZ 35 

vemente enferma y pasaba llorando noche y día el pre- 
maturo fin de un hombre que había muerto por su causa 
y quizá pensando en su amor. 

Felizmente para el anciano Aguilar, como nadie sabía 
las relaciones de doña Clara y D. Gonzalo, se atribuyó 5 
aquella desdicha á muy distinta causa, y aun hubo quien 
pensó si Teresa amaría al caballero y Vicente le habría 
matado al sorprenderle rondando la humilde casa de la 
pobre y desgraciada niña. 

Porque ésta ya no callaba el lazo que la unía al prisio- lo 
ñero ; para librarle había declarado sus citas nocturnas, 
pero aquella confesión no hacía sino aumentar las sos- 
pechas que recaían sobre Vicente. 

Todos los días iba su padre á saber qué noticias había, 
siguiendo paso á paso aquel proceso y no eran nada 15 
satisfactorias las que llevaba á su esposa y á su hija. La 
causa se alargaba demasiado por falta de pruebas y de 
testigos, pero llegó un día en que los jueces se cansaron, 
creyeron haber trabajado bastante para que se aclarasen 
los hechos, y obligados por los parientes de D. Gonzalo, 20 
^que pedían para el criminal un pronto y ejemplar castigo, 
condenaron á muerte al desgraciado joven. 

— Tengo que pediros un favor, uno solo, antes de 
morir — les dijo Vicente después que le leyeron la terrible 
sentencia — Llevadme bien guardado, sujeto con cade- 25 
ñas si queréis, á ver el Cristo de la Luz; deseo rezar 
ante él por vez postrera. 

Accedieron á su deseo, y aquella noche fué conducido 
por sus guardianes á la calle del Cristo. Aunque habían 
procurado rodear aquella salida del mayor secreto, alguien 30 
debió revelarla, porque el trayecto que había de seguir 
Vicente se hallaba ocupado por una multitud inmensa, 



36 EL CRISTO DE LA LUZ 

ansiosa de verle, los unos como á un criminal hipócrita, 
los otros como á un hombre honrado al que condenaban 
terribles apariencias. 

Pálida y llorosa Teresa se hallaba detrás de aquella 
5 reja, testigo de sus amantes coloquios en otro tiempo, 
apoyando su cabeza en el seno de su madre. Ella tam- 
bién dirigía una muda súplica á aquel Cristo de piedra. 

D. Felipe estaba en casa de D. Ginés asomado solo á 
una de sus ventanas; algunos hilos de plata se mezclaban 

10 con sus oscuros cabellos y rodeaba sus ojos un círculo 
, azulado. Como los demás, deseaba saber qué motivaba 
aquella última súplica del reo. 

Al pasar Vicente por delante de la casa de su amada, 
dirigió á ésta una mirada triste pero llena de confianza 

15 en aquel Dios misericordioso á quien iba á invocar. 
Llegado á la esquina de la calle del Cristo, se detuvo el 
condenado á muerte ante la santa imagen, y en voz alta 
y serena murmuró: 

— Tú, santo Cristo de la Luz, que protegiste mis 

lo amores porque eran puros, y mi trabajo porque siempre 
fué honrado ; tú, que de día y noche velas por los pobres 
habitantes de esta villa y más cuando te sirven con fe 
sincera y corazón agradecido; tú, testigo único de lo 
ocurrido aquí la noche en que fué muerto D. Gonzalo, 

25 haz un milagro por mí; sálvame de un fin ignominioso 
que sabes no merezco; prueba mi inocencia, y señala al 
asesino de ese pobre joven, á quien yo conocí moribundo, 
si es que se encuentra entre la muchedumbre que me 
rodea en este instante. 

30 Siguió á sus palabras un profundo silencio, todos 
miraron primero á Vicente y al Cristo después. El 
Salvador del mundo, cuya imagen de piedra parecía 



EL CRISTO DE LA LUZ 37 

haber escuchado al joven con cariño, extendió uno de sus 
brazos hacia la casa de D. Ginés, señaló á D. Felipe, y 
cuando todos hubieron visto aquel prodigio, quedó de 
nuevo inmóvil, iluminado, como siempre por la débil luz 
de la lamparilla. 5 

Dos hombres se arrodillaron, el agradecido Vicente y 
el asombrado D. Felipe. 

— Perdón Señor, exclamó éste, reconozco tu bondad 

y tu justicia. A mí los celos me han perdido, á ese 

hombre su fe le ha salvado. Sí, yo fui el matador de D. 10 

Gonzalo; pero le maté lealmente en duelo, mi único crimen 

. era dejar que ese desgraciado sufriera el castigo por mí. 

Desapareció de la ventana con objeto de entregarse á 
la justicia ; pero D. Ginés, enterado de todo, le hizo salir 
por una puerta falsa, le dio un caballo y D. Felipe pudo 15 
huir del castigo que le impondrían^ los hombres, pero no 
de los remordimientos que debían amargar el resto de 
sus días. 

Vicente fué llevado en triunfo por el pueblo y aclamado 
por una multitud de hombres, mujeses y niños que le 30 
rodeaban. 

IV 

Algunos años más tarde el joven, ya casado con Teresa, 
gozando de una mediana fortuna, de una excelente repu- 
tación y del cariño de todos sus paisanos, hizo construir 
una pequeña capilla en honor del Cristo de la Luz. 25 
Opúsose al pronto don Ginés á que la sagrada imagen 
fuese arrancada del muro de su vivienda; pero al sen- 
tirse luego enfermo de gravedad, teniendo que pasar sus 
bienes por la muerte de su hija doña Clara á parientes 
lejanos, cedió á Vicente y su familia el Cristo de piedra, 30 



33 EL CRISTO DE LA LUZ 

que fué llevado procesionalmente á su iglesia, acompaña- 
do de centenares de personas con velas encendidas las 
unas y con verdes ramas las otras. 

Se cantaron misas, se ofrecieron votos y al cabo de al- 

5 giin tiempo eran innumerables las ñguras de cera, bra- 
zos, piernas, manos, etc. que adornaban los dos lados de 
su altar. Vicente y su descendencia fueron los que sos- 
tuvieron el culto en la santa capilla; y un hijo de Teresa, 
el menor de su dilatada familia, fué sacerdote de la iglesia 

10 dedicada por sus buenos padres al milagroso Cristo de 
la Luz, que aun se venera en aquel lugar de Castilla. 



LOS DOS VECINOS 

— Debe ser rubia, tener los ojos azules, una ñgura sen- 
timental, — dijo Santiago. 

— Te equivocas, — replicó Anselmo; — debe ser 
morena, con brillantes ojos negros, cabellos de azabache, 
abundantes y sedosos. . . 5 

— No, — interrumpió Genaro; — ni lo uno ni lo otro. 
Pelo castaño, ojos garzos, pálida, hermosa, elegante, es- 
belta. 

— ¿De quién se trata ? — preguntó Rafael, entrando 
en la habitación de la fonda donde discutían sus tres lo 
amigos. 

— Ven aquí, Rafael, — dijo Santiago; — nadie mejor 
que tú puede sacarnos de esta duda. Aunque has 
llegado al pueblo hace pocos días, de seguro habrás ob- 
servado que enfrente de tu casa vive una mujer acom- i5 
panada de dos criados viejos, verdaderos Argos que la 
guardan y la vigilan, sin permitir que nadie se aproxime 

á su morada. Ninguno de nosotros ha alcanzado la 
suerte de ver á tu vecina, y hablábamos del tipo que 
imaginábamos debía tener. Tií, sin duda, la habrás 20 
visto, y podrás decirnos cuál acierta de los tres. 

— Sé, en efecto, que enfrente de mi casa vive una 
mujer que, como vosotros, supongo será joven y her- 
mosa, — contestó Rafael ; — de noche llegan hasta mí 
las didces melodías que sabe arrancar de su arpa ó los 25 

39 



40 LOS DOS VECINOS , 

suaves acentos de su voz ; pero en cuanto á haberla visto, 
OS aseguro que jamás he tenido esa suerte, y sólo he lo- 
grado vislumbrar una vaga sombra detrás de las persia- 
nas de sus balcones. Hasta ahora me he ocupado muy 
5 poco de ella; la muerte de mi tío, su recuerdo, que me 
persigue sin cesar en esa casa que él habitó y que heredé 
á su fallecimiento, todo contribuye á que no busque 
gratas sensaciones; así es que apenas me he asomado á 
la ventana desde que llegué, y cuando lo hago es como 
10 mi misteriosa vecina, detrás de las persianas; así observo 
sin que nadie pueda ñ jarse en mí. 

— ¿De modo que no te es posible decirnos nada res- 
pecto á ella? — preguntó Anselmo. 

— Nada, — contestó Rafael. 

15 — Yo apuesto un almuerzo á que he acertado, — dijo 
Genaro. 
— Y yo lo mismo, — añadió Santiago. 

— Y yo igual, — murmuró Anselmo. 

— En cuanto sepa quién gana, os lo comunicaré, — 
20 dijo Rafael. — En mi calidad de vecino, podré saber antes 

que vosotros lo que deseáis averiguar, y tendré el gusto 
en dar la nueva ^ al vencedor. 

— Mañana, — repuso Santiago, — partiremos los tres 
de caza al monte, y volveremos dentro de unos ocho 

25 días; entonces nos dirás cuál ha ganado de los tres. 

— ¿ Tú no nos acompañas ? — preguntó á Rafael An- 
selmo. 

— No puedo, — contestó el joven ; — y además de tener 
ocupaciones,^ soy poco aficionado á la caza. 

30 — Supongo que no habrás olvidado que nos prome* 
tiste comer hoy con nosotros, — dijo Genaro. 

— No ; principalmente he venido por eso. 



LOS DOS VECINOS 4 1 

Durante la comida se habló de la misteriosa vecina; 
se renovaron las apuestas, y á las once se separaron 
Rafael y sus tres compañeros, quedando éstos en la fonda 
y regresando el primero á su morada. 

II 

Cuando Rafael entró en su cuarto, en vez de hacer s 
alumbrar la habitación, dio orden á su criado de que se 
retirase, y asomándose á la ventana, se apoyó en el 
alféizar, ñjando sus miradas en la casa de enfrente. 

La noche estaba obscura, el aire era tibio, y hasta el 
joven llegaba el aroma de las flores que adornaban los lo 
balcones de la vivienda de su vecina. 

Las persianas de aquéllos estaban cerradas, y apenas 
se veía entre alguna un débil rayo de luz. Lo que sí 
percibía^ claramente Rafael era el sonido dulce y melan- 
cólico de una pieza musical tocada magistralmente en el 15 
arpa. 

— ¡ Cuánto daría por ver á la que así expresa con la 
música las sensaciones de su alma I — exclamó. 

Poco á poco se fueron extinguiendo todas las luces ; la 
casa de enfrente quedó como la de Rafael, envuelta en 20 
la sombra, y entonces oyó el joven el ruido de una per- 
siana que se abría. Vagamente divisó la figura esbelta 
y graciosa de una mujer vestida de blanco, que se asomó 
á uno de los balcones, apoyando sus brazos en la baran- 
dilla. Así pasó un cuarto de hora, y al cabo de él las 25 
campanas de la iglesia cercana empezaron á tocar con 
tal precipitación, que los dos vecinos no pudieron menos 
de asombrarse. 

Sin embargo, la sorpresa de Rafael no fué de larga 



42 LOS DOS VECINOS 

duración, porque bien pronto vio á lo lejos un resplandor 
rojizo y una columna de humo que se elevaba al cielo. 
Un hombre pasó rápidamente por la calle. 

— Dios mío, ¿qué sucede? — preguntó ella dirigién- 
5 dose sin duda al transeúnte, que no la oyó. 

Rafael, al escuchar aquel dulce acento, se sintió im- 
presionado, y se apresuró á contestar. 

— Señora, es un incendio. 

— I Un incendio! ¿Y se sabe dónde ?^ 

10 — Debe ser en la fábrica de papeles pintados que hay 
no lejos de aquí.^ 

— I Qué desgracia I — exclamó la vecina. — ; Cuántas 
familias quedarán pereciendo* si el fuego es de conside- 
ración I 

1 5 — Corro á verlo y traeré á usted noticias. 

Media hora después volvía Rafael á ocupar su puesto 
en la ventana de su casa. 

— Señora, — dijo á su vecina que permanecía inmóvil, 
— el incendio ha sido cortado y no hay que lamentar 

20 grandes pérdidas. El pueblo en masa ha trabajado con 

ahinco para que se extinga. 

— Gracias al cielo, puedo retirarme tranquila. Le 

agradezco el servicio que me ha prestado, pues sé que 

no tengo ninguna desdicha que lamentar. 
25 — ¿ Se va usted ya ? 

— Es muy tarde. 

— I Quiere usted hacerme un favor ? 
— Si está en mi mano* . . . 

— Precisamente: que antes de retirarse á sus habita- 
30 clones toque un momento el arpa. 

La vecina se retiró, y poco después volvían á sonar 
los suaves acordes del instrumento. Rafael no se apartó 



LOS DOS VECINOS 43 

de la ventana hasta que la vecina dejó de tocar; en- 
tonces se alejó, y durante toda la noche no cesó de soñar 
con ella. 

III 

Á las once en punto de la siguiente,^ Rafael se asomó, 
y su vecina no tardó en imitarle. Habían hablado la $ 
víspera y era natural que se saludasen. Ambos tenían 
curiosidad por saber quiénes eran el uno y el otro, y él 
sacó la conversación sobre esto, empezando por decir : 

— ¿Hace mucho tiempo que se halla usted en este 
pueblo ? 10 

— Quince días, — contestó ella. 

— Yo también hace poco que he llegado.^ Vivía en 
Madrid, y tenía en esta tierra á un hermano de mi 
madre, al que quería mucho, y que ha muerto ahora, de- 
jándome por heredero de todos sus bienes. Mi tío era i5 
muy conocido y apreciado aquí, D. Antonio León. 

— Era amigo de mi padre, — interrumpió ella. 

— Es posible, i Cómo se llama su señor padre?* 
— Pedro Vázquez. 

— No recuerdo haberlo oído nombrar. ¿Vive toda- 20 
vía? 

— Tengo la desgracia de ser huérfana. 

— ¿Está usted aquí sola? 

— Completamente sola. 

— ¿No tiene usted familia, ni hermano, ni esposo? — 25 
preguntó Rafael. 

— No tengo hermano, y soy soltera, — contestó ella. 
El joven respiró libremente. 

— ¿Vive usted por placer en este pueblo? — preguntó 
pasado un instante.^ 30 



44 LOS DOS VECINOS 

— Me han mandaao los médicos aspirar los aires puros 
del campo, y he elegido con preferencia este lugar por- 
que no se halla lejos de la corte, donde he habitado 
siempre. Por lo demás, sé que todo cuanto haga será 

5 inútil porque mi mal no tiene remedio. 

— ¿ Está usted enferma ? 

— Sí, señor. 

— No será tan grave^ como piensa. 

— Tanto que temo morir aquí. 

10 — ¿Por qué tiene usted tan triste pensamiento.^ 

— Quisiera equivocarme,^ — murmuró ella, — pues á 
los veinticinco años nadie muere contento; pero si Dios 
lo dispone, me resignaré. 

— Bien, es joven, pensó Rafael; ahora me falta verla* 
15 y averiguar su nombre. 

Hubo una breve pausa y él continuó: 

— No se la encuentra á usted* en ningún lado. 

— No voy más que al jardín, — contestó ella. 
— ¿ Ni á misa ? 

20 — Me la dicen en el oratorio que tengo en mi casa. 

— ¿Le han prohibido á usted salir ? 
— Me lo he prohibido yo. 

— I Puedo saber por qué ? 
— Es un secreto. 

25 — ¿Sería indiscreción hacera usted otra pregunta? — 
prosiguió Rafael. 

— De ningún modo, — respondió la joven — hable 
usted. 

— Desearía saber el nombre de mi vecina.^ 
30 — Me llamo Carlota. ¿ Y usted ? 

— Yo Rafael Torres. Sólo me resta pedirle un favor; 
I consentirá en asomarse un rato todas las noches ? 



LOS DOS VECINOS 45 

— Me asomaré con mucho gusto. 
— I No faltará usted nunca ? 

— Nunca. Las doce da el reloj de la parroquia y es 
hora que me vaya. Buenas noches. 

— Los dos se alejaron, y desde aquel día se hablaron $ 
i la hora convenida, y pronto pudieron convencerse de 
que no eran indiferentes el uno al otro. 

IV 

Cuando Anselmo, Santiago y Genaro regresaron al 
pueblo, Rafael no pudo decirles aún cómo era el rostro 
de su misteriosa vecina. lo 

Aunque el tiempo se había serenado, la luna salía tan 
tarde que Carlota y Rafael se retiraban antes que la 
reina de la noche esparciese su luz de plata sobre la 
tierra. Parecía que ambos jóvenes ponían especial 
cuidado en no encontrarse en calles ó paseos, lo que iS 
nada tenía de particular, porque Carlota no abandonaba 
jamás su vivienda. En cuanto á Rafael, á causa del 
luto por su tío, no iba á ninguna diversión, y únicamente 
visitaba á sus amigos. Éstos se alejaron de nuevo de 
aquel lugar, prometiendo á Rafael volver á verle pronto. 20 

Así estaban las cosas, cuando el joven se decidió por 
fin á decir á Carlota que la amaba, teniendo la inmensa 
satisfacción de saber que era correspondido. Fueron 
aquéllos unos amores por demás extraños. Se hablaban 
de noche, no se conocían, ni parecían desear verse. 25 

Él comprendía que ella era alta, esbelta y elegante, 
pero no podía descubrir sus facciones; ella creía adivi- 
nar que él tenía' mediana estatura, que su porte era dis- 
tinguido, pero ignoraba si era feo ó hermoso. ¿ Qué les 



46 LOS DOS VECINOS 

importaba esto ? Su amor tenía mucho de ideal y algo 
de fantástico, ambos soñaban con la belleza del alma, 
importándoles poco su envoltura^; pero esto no se lo de- 
cían jamás, y los dos vivían en un error del que nadie 
5 podía sacarlos. 

Rafael tenía un criado que le profesaba verdadero 
cariño, y Carlota, como ya hemos dicho, dos viejos ser- 
vidores que la habían conocido desde niña. Los tres 
criados se hablaban con frecuencia, y un día por la 
10 mañana se hallaron en la calle la anciana Dominga y el 
buen Roque. 

— ¿Qué tal está tu señora? — preguntó él. 

— Algo delicada, — respondió ella; — ¿y tu señor? 

— Mi amo sigue bueno, — contestó Roque. 

15 ¿Cuántos años hace que estás al servicio de la 
señorita Carlota? 

— Veinte; tenía ella cinco cuando entré en su casa; 
la quiero como si fuera una hija mía.* Quedó huérfana 
muy niña y era ya muy débil y enfermiza ; ahora se ha 
20 fortalecido algo ; pero los médicos me han dicho en 
secreto que no vivirá largos años. No sé cómo podré 
estar sin ella. 

— Y ... ¿es hermosa tu ama? ¿Cómo son sus ca- 
bellos ?» 
25 — Así . . . rubios. 
— ¿Y sus facciones ? 

— No me he fijado. 

— ¿Cómo son sus ojos? 

— ¿Sus ojos? ¡Ahí No sé. Y tu señor, ¿cómo es?* 
30 — Como otros muchos hombres respecto á la figura; 
pero ¡es tan bueno! ¡No quisiera cambiar nunca de 
amo! 



LOS DOS VECINOS 47 

— ¡Ojalá tuviéramos los mismos señores 1 — suspiró 
Dominga. 
— ¡ Ojalá ! — repitió melancólicamente Roque. 
Y ambos se separaron tristes y pensativos. 



Llegó el otoño y ni Rafael ni Carlota pensaron en 5 
volver á la corte. Ambos, vivían felices^ en medio de 
aquella soledad que los rodeaba; se amaban con ternu- 
ra, y nada había más puro ni más poético que sus con- 
versaciones nocturnas, que iban siendo más largas 
conforme anochecía más temprano. 10 

Un día la joven faltó á la cita, y Rafael, lleno de an- 
siedad, la aguardó inútilmente hasta que lució el alba. 
Á la mañana siguiente envió á Roque á preguntar qué 
sucedía, con encargo de llevar una carta para Carlota. 
El fiel criado supo por Dominga que su señora se ha- 15 
Haba enferma, y que no había podido desde la víspera 
abandonar el lecho. Avisado el médico había dicho 
que la joven estaba muy grave de la afección al corazón 
que padecía, y desesperaba de curarla. 

El dolor de Rafael no tuvo límites, no bastando para 20 
consolarle la presencia de sus tres amigos, que acababan 
de llegar al pueblo con objeto de pasar con él una corta 
temporada. 

Una mañana, las campanas de la parroquia lanzaban 
un fúnebre tañido. Carlota había muerto sin que Ra- 2 5 
fael lograse verla antes de espirar. Lo que no había 
pensado en vida de la joven quiso realizarlo después de 
muerta;* anheló mirarla de cerca una vez al menos, y 
cuando supo que había llegado la hora del entierro, se 



48 LOS DOS VECINOS 

dirigió lentamente al cementerio acompañado de An- 
selmo, Genaro y Santiago, que conocían sus amores y no 
habían querido separarse de él. 

Pronto se detuvo á la puerta del camposanto el 

5 coche que conducía los restos mortales de la infeliz 

joven. Cuatro hombres bajaron el ataúd, lo llevaron 

junto á una sepultura abierta, y lo depositaron en el 

suelo. 

Descubierta la caja, y mientras el cura recitaba con 

10 monótono acento las oraciones de los . difuntos, Rafael 
dio algunos pasos hacia adelante, murmuró varias pa- 
labras ininteligibles y hubiera caído al suelo sin sentido, 
á no haberle sostenido^ en sus brazos sus amigos, que 
corrieron á él con solícito interés. Lo primero que 

15 hicieron fué alejarle de aquellos tristes lugares guiándole 
á un sitio apartado del mismo cementerio, desde el que 
no se veía el entierro de Carlota, y gracias á los cuida- 
dos de los tres, volvió el joven en sí. 

— ¿Dónde está? {Quiero verla! — exclamó desasién- 
30 dose de los brazos de sus compañeros. 

— Apóyate en mí y te conduciré donde se halla su 
cuerpo, — dijo Genaro. 

Cuando llegaron, el ataúd estaba dentro de la sepul- 
tura, casi cubierto por la tierra que sobre él arrojaba el 
25 enterrador. 

— I Demasiado tarde ! — murmuró Rafael. 
Un viejo que lloraba le miró sorprendido. 

— Señor, — dijo, — yo soy Gil, el criado de la seño- 
rita Carlota, y no puedo menos de agradecer el dolor 

30 que demuestra usted por su muerte. Dígame su nombre 
para que eternamente lo recuerde. 

— Me llamo Rafael. 



LOS DOS VECINOS 49 

— \ Rafael ! — repitió Gil con asombro. — ¿ Era usted 
su vecino ? 

— El mismo. 

— i Cuánto le quería ella á usted ! ¿ Por qué no fué á 
visitarla nunca? 5 

— Hoy que Carlota ha muerto, no tengo para qué 
ocultarlo, — dijo tristemente Rafael. — Imaginaba á mi 
vecina una mujer tan bella como espiritual; sabía que 
mi figura debía desagradarle, y le hice el amor á la luz 
de las estrellas, cuando Carlota no podía verme bien. 10 
Creo que mi alma vale más que mi cuerpo, puesto que 
ella me quiso, mientras las demás mujeres que me vieron 
me desdeñaron, y esto me obligó á ocultarme constante- 
mente á mi vecina. Por eso huí las ocasiones de verla, 
para que Carlota no me viera á mí. iS 

— Pero ¿por qué, señor? 

— El por qué no puede oscurecérsete,* — murmuró 
Rafael. — ¿ No ves mi cuerpo contrahecho y mi rostro 
feo y repulsivo ? 

— ¡ Señor, señor ! — dijo el criado, — ésa no era causa 20 
suficiente para que no se presentase usted á mi ama. 
Ella también huía las ocasiones de encontrar á usted; 

le atormentaba la idea de que al conocerla no la amase; 
ella se había hallado igualmente abandonada por los 
hombres en los que no encontraba cariño ni protección ; 25 
temía que si usted la viera la olvidase ... 

— Pero ¿ por qué ? — interrumpió Rafael. 

— Tenía una vejez prematura, sus cabellos habían en- 
canecido, arrugas precoces surcaban su frente, lloraba 
mucho su desdicha, y sólo encontraba consuelo, antes 30 
en la música, después en su amor. Apenas llegaba la 
noche, su rostro se animaba, parecía que no tenía alma 



5© I<OS DOS VECINOS 

más que para escuchar á usted, y en aquellas horas re- 
cobraba vida y fuerzas para el siguiente día. ¿ Por qué 
no fué á verla ? Dice que no es hermoso, que el cielo le 
ha castigado haciéndole lisiado. (Ahí D. Rafael, mi 
5 señora no lo hubiese sabido, ella le hubiera adorado 
siempre y usted la hubiera adorado de igual modo. 

— Pero mi figura . . . 

— Mi ama no la hubiera visto: la señorita Carlota 
era ciega de nacimiento. 

I o — ¡ Dios mío ! — murmuró Rafael. — He perdido la 
única mujer que me hubiera querido en la tierra. 



EL ENCUBIERTO 



— Hermosa tarde, clara, serena y silenciosa como 
aquélla en que deje' estos campos para correr en pos de 
aventuras, yendo á visitar los misteriosos bosques y las 
vírgenes selvas del nuevo mundo. He expuesto mi 
salud, mi vida, he envejecido trabajando, pero vuelvo $ 
tranquilo* á mi hogar, después de tantos años de ausen- 
cia, en busca de la familia que aun no se há dispersado 
por ventura. Traigo oro, riquezas y un puñado de 
gloria con que ennoblecer á los míos. He preguntado 
por ellos en Benimaclet,* donde los conocen, y á Dios lo 
gracias y á su Santa Madre la dulce patrona de Va- 
lencia, no falta ninguno, por el contrario en la casa hay 
algün pequeñuelo que no conozco y al que acaso- se 
habrá dado mi nombre pensando en el ausente. ; Que' 
lejos está Burjasot!* ¿Cuándo llegaré? iS 

El que así se expresaba mentalmente era un hombre 
de unos cincuenta años, alto, delgado, moreno, de aire 
marcial, fisonomía honrada y expresiva. Iba montado 
en una muía á la que seguían otras dos, conducidas por 
dos valencianos de trece á quince años, en las que lleva- 20 
ban el magnífico equipaje del caballero encerrado en 
fuertes arcas. 

Era á mediados de Mayo de 1526, y por allí no se 
conservaban restos de la guerra contra los agermanados* 

51 



52 EL ENCUBIERTO 

ocurrida con más fuerza que nunca en igual mes del año 
1522. El viajero no debía estar enterado de dichos 
sucesos, porque nada preguntó sobre ellos á sus guías, 
ocupando sólo su pensamiento la familia querida, de la 
5 que la ambición le había separado, ambición legítima 
como han podido juzgar nuestros lectores por su monó- 
logo, puesto que sus aspiraciones se limitaban á darle 
sus riquezas ennobleciéndola. 

Al fin descubrió el pobre caserío de su pueblo natal, y 
10 sus ojos se humedecieron al contemplar aquel rincón 
amado de la patria. 

— Nadie me espera — murmuró — \ qué placer y qué 
sorpresa voy á causar á todos cuando ante ellos me 
presente ! 

15 Un modesto edificio se ofreció á su vista, tenía un solo 
piso, una puerta á la derecha, tres ventanas desiguales 
con reja al otro lado. Detrás un gran patio ó pequeño 
jardín con varios árboles que se elevaban por encima de 
la casita, como si quisieran prestarle su sombra. Al 

20 lado había otra habitación casi igual, que los dueños de 
la primera habían unido á la suya recientemente. Dos 
niños de corta edad jugaban ante ella, y ambos in- 
terrumpieron sus juegos al ver al forastero, al que no 
conocían. 

25 — i Vive aquí — preguntó éste — D. Antonio Valdés ? 

— Sí, señor — contestó el mayor de los muchachos, 
que tendría de diez á doce años. — ¿ qué deseáis ? 

— Díle que está aquí . . . pero no, no le digas nada, 
introdúceme en la casa y díme dónde han de llevar estas 

30 muías con mi equipaje. 

— Pero señor, sin duda os equivocáis, esto no es una 
posada, la que lo era es la casa de al lado, pero la dueña 



EL ENCUBIERTO 53 

se marchó á Játiva^ hará unos diez meses, y como no se 
encontrase ninguna persona que quisiera quedarse con 
ella, mi abuelo la adquirió por muy poco precio teniendo 
en cuenta que la familia, ya bastante numerosa, no cabía 
en la nuestra. La posada que hay ahora la tiene* maese 5 
Pedro, y gana poco porque á este pueblo llegan muy 
rara vez forasteros. Desde que acabó la guerra . . . 

— ¿ Pues qué, ha habido aquí guerra ? — interrumpió 
el viajero. 

— ¿De dónde venís, señor, que lo ignoráis ? 10 

— De Méjico. 

— I Dónde está eso ? 

— Muy lejos, en el nuevo mundo. 

— Entonges no es extraño que no sepáis lo que ha 
sucedido en Valencia. Ha habido una guerra que dice 15 
mi padre se llama nacional ó cosa así, entre pobres y 
ricos, nobles y plebeyos. 

— ¿ Y D. Antonio ha tomado parte en ella ? 

— Ya lo creo,* y muy activa. D. Antonio, como vos 

le nombráis, es mi abuelo. 20 

— ¿Cómo, su hijo Alonso tiene ya niños de tanta 
edad como vosotros? |Si es una criatura!* 

— Perdonad, caballero, mi padre ha cumplido treinta 
y seis años. 

— I Cómo vuela el tiempo! ¡era un chiquillo cuando 2S 
partí, ni pensaba en casarse!^ Los viejos no queremos® 
convencernos de que los años pasan . . . Pero basta de 
digresiones, introdúceme en la casa al momento. 

— Señor . . . 

— ¿ Qué vacilas ? 30 

— Como no sé quién sois . . . 

— El hermano menor de tu abuelo, Lorenzo. 



54 £L ENCUBIERTO 

— Ése es mi nombre también. ¿Sois pues el que 
partió con Cortés^ según me han referido muchas veces? 

— El mismo. 

— Y decidme, ¿ es cierto que al llegar á la tierra que 
S descubrió Cristóbal Colón,* destruyó sus naves para no 

poder regresar á España ? ¿ Es verdad también que con 
seiscientos hombres dominó á aquellos salvajes, y venció 
á Velazquez* que le perseguía? 

— ¿Han venido ya esas nuevas por acá? — preguntó el 
10 viajero sonriendo. 

— I Ah ! sí, señor, y las he oído con entusiasmo. 

— Reconozco mi sangre — murmuró Lorenzo — mu- 
chacho, andando el tiempo,* tú irás como yo al nuevo 
mundo. , 

iS — Pero perdonad que os haya detenido — repuso el 
niño — pasad adelante mientras aviso á la familia vues- 
tro regreso. 

— No digas nada, mi deseo es sorprender á todos. 
Mientras el pequeño Lorenzo guiaba al forastero al 

20 interior de la casa, su hermano menor con los dos chicos 
que llevaban las muías penetraba por la segunda puerta 
para ayudar á descargar las arcas que encerraban la for- 
tuna del recién venido. 

El viajero fué introducido en una habitación espaciosa, 

25 amueblada muy sencillamente, en la que se hallaba un 
anciano con escasos cabellos blancos, una mujer de ' 
bastante edad y dos hombres de treinta á treinta y cinco 
años. 

Todos miraron con asombro á Lorenzo; él los con- 

30 templaba con sin igual emoción* y por ella y no por 
otra cosa* adivinó Antonio que aquel forastero era su 
hermano. La anciana, que tenía la misma edad que su 



EL ENCUBIERTO . $$ 

marido, era la única que se acordaba de él, reconocién- 
dole por sus facciones que no habían cambiado. Des- 
pués de las primeras expansiones de cariño, Lorenzo 
preguntó á su hermano de cuántos individuos se com- 
ponía la familia, á lo que Antonio le contestó : 5 

— Aquí tienes á mi mujer y á mis dos hijos, que 
dejaste muy jóvenes; Sebastián permanece aún soltero y 
juzgo casi imposible que abandone el celibato, Alonso 
se casó hace diez y siete años con una honrada mucha- 
cha de Burjasot, hija de aquel Juan García que conociste lo 
cuando niño y que fué tu compañero de la infancia. 
Me ha dado tres nietos, Inés, Lorenzo y Francisco, que 
son mi alegría y mi consuelo, sobre, todo la mayor, pre- 
ciosa niña de diez y seis Abriles, que es el encanto de 
mi hogar. Ha salido con su madre á la iglesia donde i5 
había sermón esta tarde, pero no tardarán en volver, y 
mi nuera y su hija te acogerán, como todos nosotros, 
con el cariño que mereces. 

Lorenzo refirió después sus aventuras, encontrando 
un placer en relatar sus peligros y sus hazañas al descu- 20 
brir á las órdenes de Hernán Cortés una parte del nuevo 
mundo, y combatir bajo su mando. Así trascurrieron 
dos horas; al cabo de ellas, ya anochecido,^ llegaron Inés 
y su madre. Ésta era una mujer de treinta y tres años, de 
fisonomía graciosa y expresiva; su hija una encantadora 25 
niña, de cabellos y ojos negros, tez blanca y algo pálida, 
talle esbelto y mediana estatura. Lorenzo se sintió desde 
luego atraído hacia ellas por una inmensa simpatía. 

Cenaron juntos y únicamente después de la cena re- 
cordaron, que entregados á sus dulces impresiones, gratos 30 
recuerdos y halagüeñas esperanzas, no habían pensado 
en preparar habitación y cama para el forastero. 



$6 EL ENCUBIERTO 

— Mi cuarto es el (que era vuestro, tío — dijo Inés — 
yo os lo devuelvo y arreglaré otro donde pasar la noche. 

— No lo consiento — replicó Lorenzo — enseñadme la 
casa, que aun no he visto, y yo buscaré el rincón donde 

5 he de descansar. 

— La encontraréis muy cambiada — prosiguió la niña. 

— Sí, y más grande, ya sé que habéis adquirido la de 
al lado. 

La joven no contestó, y si su tío la hubiese mirado en 
10 aquel instante, hubiera observado que un ligero estreme- 
cimiento había agitado sus manos que sostenían una 
lámpara encendida. 

Vio con ella diversas habitaciones, aquélla en que 

habían muerto sus padres, en la que él había nacido, 

15 donde hizo sus primeros estudios, donde jugó con su 

hermano, la pieza en que comían reunidos, su alcoba, 

hoy precioso nido del candor y de la inocencia. 

— La otra casa no la querréis ver — murmuró Inés. 

— Sí, sí, es preciso que me la enseñes. 

ío — Fué una posada antes . . . entrad, tío. Ved, ésta 
era la sala principal, en ella hay dos dormitorios, uno 
para Sebastián y otro para los niños, luego hay una 
cocina, y al extremo de ese estrecho corredor otra pieza 
con ventana al patio, que no ocupa nadie. 

25 — i Hay en ella cama ? 

— Creo que sí. 

— ¿ Cómo es eso ? ¿ acaso no la has visto ? 

— No, señor. Una noche durmió en ella un primo de 
mi abuela, y contó cosas tan extrañas, que no me he 

30 atrevido á penetrar jamás ahí. Cuando la casa aun no 
era posada, en esa habitación, que fué la de la posadera, 
murió un hombre, ignoro si mártir ó criminal, que eso 



EL ENCUBIERTO 57 

sólo lo sabe Dios, y dicen que su alma vaga por estos 
contornos y que no quedará tranquila en el otro mundo 
hasta que el Judas que le vendió por un puñado de 
monedas sea castigado. 

— Eso excita mi curiosidad, niña, es preciso que yo 5 
vea esa pieza. 

— Tío, considerad que es ya de noche y el alma en 
pena puede estar allí. 

— Yo no creo mucho en las almas en pena que vienen 

á la tierra, dame la lámpara y quédate aquí si no quieres 10 
seguirme. 

— No, os seguiré, pero . . . 

— Estoy decidido, iriterrumpió Lorenzo. 

La joven entregó la lámpara á su tío, hizo la señal de 
la cruz, murmuró mentalmente una oración, y temblando 15 
siguió al viajero que abrió la puerta con segura mano, 
como hombre acostumbrado á serios y reales peligros y 
que no cree en lo sobrenatural. 

Era una habitación pequeña, sin más muebles que un 
humilde lecho, una mesa y un banco. Una ventana 20 
bastante grande y sin reja, que no se cerraba porque la 
humedad había hinchado las maderas, estaba adornada 
cpn una cortina roja, y á la cabecera de la cama había 
un Cristo toscamente tallado. Sobre el pavimento se 
veían unas manchas oscuras, grandes y desiguales, señales 25 
del crimen, cometido acaso fuera, pero que había ter- 
minado allí. Lo que más sorprendió á Lorenzo fué que 
en aquella pieza abandonada no había polvo ni telara- 
ñas, que todo estaba limpio y en orden, como si una 
mano oculta lo hubiese arreglado diariamente. 30 

— I Magníñco cuarto ! — exclamó — en él me quedaré 
esta noche, y como me encuentro cansado, es probable. 



S8 EL ENCUBIERTO 

si no seguro, que nada logre despertarme. Aun es tem- 
prano, vamos un rato al jardín y me contarás en él la 
historia de ese aparecido. 



II 

Inés le siguió maquinalmente, y como antes de llegar 

5 al patio tuvieron que pasar por la otra casa, la niña 

llena de asombro, dijo á sus padres que Lorenzo quería 

dormir en aquella habitación abandonada . en la que 

había fallecido el encubierto, 

— ¿Y quién era ese hombre ? — preguntó el viajero á 
Ko su hermano. 

— La historia novelesca, en la que yo no creo — con- 
testó Antonio, ya te la contarán mi mujer, mi nuera ó mi 
nieta ; la real, hela aquí.^ No voy á juzgar si fueron los 
nobles ó los plebeyos los que tuvieron razón al hacer que 

15 se encendiese la guerra; narro los hechos y nada más, 
tú los juzgarás como mejor te cuadre. Es el caso, que 
cuando vino á reinar á . nuestra España don Carlos I,* 
que el cielo guarde, visitó los principales pueblos, pero 
mal aconsejado no llegó á Valencia. Descontentos los 

20 nobles con este motivo, juzgando desprecio lo que acaso 
fué sólo olvido, no quisieron prestar juramento y muchos 
males se hubieran evitado si el rey hubiese venido á 
someterlos á su poder, pero tuvo que partir de España, 
y pensó arreglar el asunto en otra ocasión. Dejó como 

25 virey á Mélito,' de ilustre nombre, pero que se hizo 
odioso por sus actos de justicia. Dicen que él y otros 
nobles hicieron sufrir humillaciones y disgustos á los 
plebeyos, que robaron á varias jóvenes del pueblo que 
fueron de su agrado y eso y otros crímenes de que los 



EL ENCUBIERTO 59 

creyeron culpables, obligaron á los humildes valencianos 
á levantarse contra sus señores, formando primero la so- 
ciedad de los trece ^ y luego las germanías que se decla- 
raron en abierta rebelión. Hé ahí la causa y origen de 
la guerra llamada de los agermanados, que por espacio 5 
de algún tiempo ha agitado al reino. Vencido unas 
veces, vencedores otras, sus primeros combates les fueron 
favorables, y en Játiva y en Alcira,* donde derrotaron á 
las gentes de Mélito, tuvieron numerosos partidarios. Al 
grito de jPaz, justicia y germanía! se batieron como 10 
leones, encontrando valerosos jefes, entre ellos un tal 
Vicente Peris,* que murió después de una ruda pelea en 
la que en balde quiso levantar á la espirante causa. Que- 
daron solos los plebeyos; creían no encontrar ya un 
general que se encargase de su mando y dirección cuando 15 
apareció el encubierto. ¿Quién era este hombre? Lle- 
gaba de la Huerta,* tenía buena figura, talento, voz per- 
suasiva, se decía hijo de ilustres padres y más era cono- 
cido por el citado nombre que por el suyo propio Enri- 
que Enriquez de Rivera. Hablaba en las iglesias al 20 
pueblo, le incitaba al combate, le hacía promesas y cada 
vez, gracias á su poderosa inñuencia y á su fácil palabra, 
tenía más prosélitos, siguiéndole los valencianos con una 
fe tan santa y tan inquebrantable como debieron seguir 
á Cristo sus discípulos. El encubierto parecía inven- 25 
cible ; por donde quiera que combatía salía vencedor, y 
si la traición no hubiese puesto fin á su vida, acaso le 
hubieras hallado ocupando el trono de España. Fué 
vendido por cuatrocientos ducados, traído con engaños 
á este pueblo fiel al virey y enemigo de la germanía, y 30 
murió á manos del alcalde y de otros hombres de aquí, 
entre los cuales tengo la gloria de contarme. Dicen que 



6o EL ENCUBIERTO 

mal herido, pero creo que ya muerto, fué conducido á la 
posada que adquirí más tarde, y en el dormitorio de la 
posadera habrás podido ver, si has mirada al suelo, las 
huellas que dejó la sangre derramada de sus profundas 
S heridas. 

— ¿Y por qué — preguntó Lorenzo — manchaste tus 
manos con ese crimen? 

— ¿ Sabes quién era el encubierto ; sabes lo que había 
hecho ? — dijo Antonio con exaltación — seguramente 

10 no, si no no me interrogarías así. Era un malvado, era 
un hipócrita, robaba los bienes de los nobles para dár- 
selos al pueblo, se tenía por un profeta, tanto es así^ 
que la santa inquisición^ le había condenado á morir en 
una hoguera, quemado en una plaza de Valencia, por 

1 5 falsario y por hereje, y no era ésa la primera vez que 
había merecido un severo castigo 

— Creí que me habías dicho que nadie le conocía 
hasta que se presentó ante los agermanados á la muerte 
de Peris — interrumpió Lorenzo. 

20 — Nunca falta una persona que busque antecedentes 
y los halle — replicó Antonio. Enrique Enriquez de 
Rivera era hijo de unos judíos, pero al perder á sus 
padres se hizo cristiano con el objeto de vivir tranquila- 
mente en España. Era muy niño cuando entró á servir á 

25 un comerciante llamado Juan Bilbas, el cual para hacer 
varios negocios se trasladó más tarde á Oran' con su 
familia y el encubierto, al que asoció á su comercio en- 
cargándole muchos de sus asuntos. Le faltó en todo, 
hiriéndole en sus afecciones y en su honor, y Juan Bil- 

30 bas le despidió ignominiosamente de su casa. Entró 
entonces en la del gobernador de Oran, persona digní- 
sima, á la que ultrajó de igual suerte, por lo que le con- 



EL ENCUBIERTO 6 1 

denó su nuevo amo á ser azotado en la plaza y á salir 
del reino. Es posible que entonces se retirase á la 
Huerta, donde viviría oculto hasta que la guerra le hizo 
salir de su voluntario aislamiento. 

— I Pero todo eso, qué tiene que ver con que yo no 5 
pueda dormir en su cuarto ? preguntó el viajero. 

— Desde que el encubierto fué arrojado sobre esa 
cama, no descansó en ella la posadera ni una noche; 
aquel hombre hacía daño hasta después de muerto, y eso 
que^ quemaron su cuerpo y que fueron arrojadas al lo 
viento sus cenizas de las que no quedará nada ya. Decía 

la pobre mujer que á las doce en punto, un alma en pena, 
envuelta en blanco sudario, penetraba por la ventana, 
aunque estuviese bien cerrada, se arrodillaba al pie del 
lecho y besaba las sangrientas huellas; que después desa- 15 
parecía dirigiéndole antes una mirada de angustia como 
si le pidiera alguna cosa. Que ella le oía diariamente 
una misa al rayar el afba, pero que el fantasma no que- 
daba nunca satisfecho y cada vez imploraba con su 
mudo lenguaje más y más. Debía estar sufriendo gran- 20 
des penas en el purgatorio. La pobre posadera no des- 
cansaba, ni comía, y se hubiera muerto de hambre, de 
insomnio y de miedo si no se hubiese decidido á salir de 
aquí, partiendo para Játiva con una hermana que allí 
tenía establecida. Dejó encargado al alcalde que le 25 
vendiese la casa, y éste no hubiera logrado que la com- 
prase ningún habitante del lugar si no la hubiese necesi- 
tado yo. Pensé utilizar aquel dormitorio como los 
otros, y la primera noche que durmieron mis hijos y mis 
nietos en la nueva morada, como tuviese de huésped á 30 
un primo de mí mujer le coloqué en la habitación del 
encubierto, creyendo que como no conocía la historia. 



62 EL ENCUBIERTO 

descansaría en paz y no vería nada. Pero al día si- 
guiente me contó que un fantasma había penetrado allí, 
que se había arrodillado al pie del lecho y rezado ante el 
Cristo que hay colgado en el muro. Que luego había 
5 desaparecido sin que supiese cómo, porque la débil luz 
que alumbraba la pieza se había apagado, quedando en- 
vuelta en negras sombras. Yo no soy cobarde, hermano, 
pero lo sobrenatural no me gusta, y desde entonces he 
cerrado esa habitación dejando al fantasma que la ocupe 
10 libremente. Mi mujer, mi hija y mi nieta no pasan ante 
su puerta sin santiguarse, y dudo mucho que consientan 
en entrar allí á estas horas para quitarle el polvo ni 
arreglar el lecho. 

— (Pero si todo está limpio y en orden! — exclamó 
15 Lorenzo. 

— Otro misterio — murmuró Antonio. — Yo no te 
aconsejo que duermas allí. 

— Respeta mi capricho; lo tengo por pasar ^ una 
noche en ese cuarto, aunque sea una sola, y no quisiera 

20 por complacerte desistir de semejante idea. 



III 

Eran las nueve cuando Inés, hallándose en el pequeño 
jardín con Lorenzo, le contó otra historia bastante dife- 
rente á la que acababa de oir respecto al encubierto. 
Estaban sentados bajo una parra cubierta de hermosas 
25 hojas, sin fruto todavía, en un banco de piedra tosco, 
rodeado de menuda hierba. 

— Tío — murmuró la joven — no creáis lo que mi 
abuelo os ha dicho respecto á don Enrique Enriquez de 
Rivera. Ésa es una novela inventada por sus enemigos 



EL ENCUBIERTO 63 

para desprestigiarle, y me horrorizo al pensar que este 
pueblo, donde he nacido, se ha manchado para siempre 
al prender y matar á traición á un héroe que sólo ansiaba 
el bien de su patria. 

Mi abuelo es partidario de Mélito, del marqués de Ze- $ 
nete,^ de todos los opresores de este desdichado país, 
por eso os ha contado tan ligeramente la muerte de 
Peris, sin deciros cómo ese bravo hijo de Valencia luchó 
contra dicho marqués y sus gentes aHí, cómo viéndose 
reducido á defenderse en su casa, donde estaba con su lo 
mujer, sus niños y otros compañeros suyos, se batió con 
valor inaudito, y al saber que una valenciana había he- 
rido á Zenete con un ladrillo arrojado desde una ventana, 
haciéndole caer en tierra debajo de su caballo, redobló 
sus esfuerzos logrando que la calle de Gracia, donde 15 
vivía, quedase sembrada de cadáveres de sus enemigos. 
Los hombres del marqués prendieron después fuego á la 
casa de Peris; éste pidió una tregua que se le concedió; 
permitieron que saliesen del ardiente edificio su esposa 
con sus hijos y, cuando iban á tratar de las condiciones 20 
por las que se rendiría, sin dejarle hablar, le prendieron 
y le mataron. Y aun esto no les bastó, arrastraron su 
cuerpo, le colgaron más tarde de una horca, le cortaron 
la cabeza, que dejaron expuesta por espacio de mucho 
tiempo en una jaula de hierro, arrasaron su casa y sem- 25 
braron de sal el terreno que ocupaba para que en él no 
se levantase otro edificio. Era yo niña cuando oía con- 
tar esto, y vertí más de una lágrima por aquel héroe des- 
conocido. 
— Y era muy digno de ella — murmuró Lorenzo. 30 

— Entonces fué cuando todos creyeron que había 
muerto la germanía, los mismos agermanados lo juzgaron 



64 EL ENCUBIERTO 

así, porque habían perdido muchos jefes y nadie se com- 
prometía á admitir el mando del puñado de hombres con 
que podían contar. Apareció el encubierto, rodeado de 
misterios, sin nombre, sin historia, sólo se sabía que 
5 venía de la Huerta donde hacía muchos años vivía con 
su nodriza y una hija de ésta, bella, joven y tan des- 
conocida como él. Una vez que mi madre me llevó á 
Játiva vi á Don Enrique que se hallaba en el templo. 
Llevaba una blusa ó capa blanca según costumbre de los 

10 agermanados, era hermoso, elegante, á pesar de su pobre 
traje, y hablaba con una voz á la vez tan dulce y tan 
persuasiva que llegaba al alma. El pueblo escuchaba 
absorto sus parábolas, y por lo mismo que no siempre 
las entendía, le admiraba más. Hasta en la iglesia era 

15 aclamado y al salir de ella centenares de seres se unían 
bajo su bandera. Combatía y vencía siempre, en cada 
calle encontraba un hombre, en cada esquina un héroe ; 
la germanía estaba salvada. 

— ¿Y cómo ese oscuro hijo del pueblo, que se portó 
20 tan mal en sus primeros años, fué tan bravo y tan bueno 

después? — preguntó el compañero de armas de Cortes. 

— No se portó nunca más que como un hombre hon- 
rado y un valiente — contestó Inés con alguna exaltación 
que alarmó á Lorenzo. 

25 Al morir el príncipe Don Juan,^ hijo de la reina Isabel 
y del rey Fernando, y por consiguiente heredero del 
trono, quedó viuda su esposa la princesa doña Margarita. 
Triste y sin consuelo la desventurada fué conñada á un 
ser depravado, amigo y confidente de Don Felipe de 

3« Austria,* casado, como sabéis, con Doña Juana. Llegó 
la época de que diese á luz la princesa, y aquel hombre, 
de acuerdo con la mujer que la asistía, hizo desaparecer 



EL ENCUBIERTO 65 

á un robusto niño que acababa de nacer, sustituyéndole 
por una niña débil y enfermiza que falleció muy pronto. 
Don Felipe aceptó un crimen para ocupar el trono que 
de ningún modo le pertenecía y que le duró poco, porque 
no podía Dios perdonar tal usurpación, y el niño fué 5 
conducido al campo de Gibraltar por el marido de su 
nodriza, hombre discreto, que sólo momentos antes de 
espirar confió á su esposa secreto tan importante. 

Poco permaneció en Gibraltar; la nodriza era de la 
Huerta y se llevó al niño allí en cuanto pudo hacerlo 10 
sin riesgo ninguno. Vivió retirado Don Enrique hasta 
que supo su historia, que el pueblo escuchó más tarde 
con fe, y acaso hubiera obtenido el trono de España si 
no hubiesen puesto á precio su cabeza. Játiva sin 
embargo llegó á proclamarle rey ; un día que en triunfo i5 
le sacaron de la iglesia y le pasearon por la población, 
fué tal el entusiasmo de sus compañeros de armas que le 
ofrecieron la corona y le dieron criados, pajes, oficiales, 
negros y crecidas sumas de dinero que siempre empleó 
en remediar la miseria del pobre. Después de esto.se 20 
empezó á nublar su buena estrella ; él también, como el 
divino maestro, tuvo un Judas entre los que le rodeaban. 

— ¿Cómo se llamaba? — preguntó Lorenzo. 

— Creo que José, pero no puedo asegurarlo, porque 
sólo por Judas le conozco, nombre que aun se le da 25 
únicamente. Ese ser bajo y cobarde, en quien Don 
Enrique confiaba, hizo primero que cambiasen la guardia 
de Valencia una . noche en que por sorpresa iba á pene- 
trar el llamado rey encubierto á causa de su coronación 
en Játiva, el cual si no lo hubiese sabido á tiempo, hu- 30 
biese caído en manos del marqués de Zenete, en otra 
ocasión, cuando ya muchos de los agermanados, pobres 



66 EL ENCUBIERTO 

labradores, habían abandonado la guerra por las faenas 
de los campos, y Don Enrique iba sólo con un puñado 
de hombres, le guió á Benimaclet, donde no quisieron 
darle hospitalidad, y entonces fué cuando rendidos por 
5 tantas fatigas vinieron por consejo del mismo Judas 
á Burjasot, vendiéndole el infame por cuatrocientos 
ducados, precio prometido por su cabeza. No había en 
este pueblo ni un ' partidario del encubierto, todos los 
habitantes pertenecían á los nobles, sus enemigos. 

10 i Qué había de suceder ? Cuando supo la traición era 
tarde para volver atrás, pero decidió vender cara su 
vida. Tío, yo vi desde mi casa el combate ; Don Enrique 
era el más bravo de todos, se le conocía á la legua por 
su figura, por su porte, por su valor. Presencié una cosa 

15 horrible ; el alcalde con mi abuelo, mi padre, mi tío y 
otro hombre, tomaron parte en la pelea, y cuando el 
primero causó al encubierto una herida, los otros cuatro 
se ensañaron contra él de tal modo que poco tardaron 
en dejarle muerto. Como era preciso entregar el cuerpo, 

20 lo trajeron á la posada, de donde se lo llevaron algunas 
horas después; acaso lo habrán quemado luego en la 
plaza de Valencia. Desde aquel día mi padre me causa 
un profundo terror, mi abuelo honda pena, mi tío repul- 
sión viva, y esto es tan general que el último no ha 

25 encontrado ninguna muchacha de aquí que quiera casarse 
con él ; parece que sus manos están siempre manchadas 
de sangre, y el recuerdo de aquel desigual combate está 
fijo constantemente en nuestra memoria, porque lo man- 
tienen vivo el Judas que aun pasea libre, aunque solo, 

30 por nuestras calles y nuestros campos y la hermana de 
leche del encubierto, hermosa mujer que perdió el juicio 
cuando le mataron y que vive de la caridad publica. Da 



EL ENCUBIERTO 67 

pena verla,^ vestida de blanco, porque lo blanco era el 
distintivo de los agermanados, con el cabello en desor- 
den, brillantes los ojos, vagar errante por los prados, sin 
domicilio ñjo, comiendo lo que le arrojan al pasar, como 
si fuese un perro, y sin embargo conservando un pensa- 5 
miento lúcido, el de la muerte de su Enrique ; esta des- 
graciada debía amar al encubierto, porque le seguía á 
todos lados bajo el pretexto de que no tenía mas pro- 
tector que él, pues había perdido á sus padres; sus 
triunfos la colmaban de placer y sus mejillas general- 10 
mente pálidas se cubrían de un vivo carmín cuando él 
se acordaba de mirarla 6 de dirigirle la palabra. Hace 
días que no se la ve por los campos, no sé si habrá par- 
tido 6 si habrá muerto. 

Guardó Inés silencio, y Lorenzo permaneció algunos 15 
instantes pensativo; aquella historia le había impresio- 
nado profundamente, y el héroe del nuevo mundo se 
conmovía al escuchar las proezas y las desdichas del 
bravo joven, nacido para grandes empresas y muerto á 
traición en lo mejor de su vida. No quiso decir á la 20 
niña las sensaciones que experimentaba, y al ñn mur- 
muró: 

— Esa historia me ha interesado, pero estoy rendido y 
necesito descansar; mañana hablaremos más; ahora me 
retiro á mi nueva habitación. 25 

— I Insistís en dormir en ésa ? 

— Más que nunca; algo bueno daría* por ver el alma 
del encubierto, aunque fuese en pena, y saber si fué digno 
en vida del entusiasmo que ha logrado inspirarte. 



68 EL ENCUBIERTO 



IV 



Lorenzo se acostó á las once, y un cuarto de hora 
después dormía profundamente. Soñó que estaba en una 
selva del nuevo mundo, en compañía de un ser misterioso 
vestido de blanco, que no hablaba, contentándose con 

5 mirarle fijamente. Aquel hombre debía ser el encubierto, 
cuya historia le habían contado de tan diferente manera 
Antonio é Inés. Tenía hermosa figura, pero su rostro 
estaba excesivamente pálido y llevaba con frecuencia sus 
manos al pecho, en el que tenía una herida de la que 

I o brotaba la sangre en abundancia. Al despertarse no 
pudo menos de pensar: 

— Hé aquí el origen de la supuesta visión: se duerme 
uno^ creyendo que ha de venir; se sueña con ella, y una 
persona que sea algo supersticiosa confunde la quimera 

1 5 con la realidad y supone que en esta habitación ha en- 
trado un alma en pena. Ya me figuraba yo que no vería 
nada, aunque descansase en la cama del encubierto. 

Luego volvió á dormirse, pero con un sueño algo 
agitado, y al rayar el alba se despertó de nuevo. Esta 

20 vez había olvidado dónde estaba, no se acordaba de 
Don Enrique Enriquez de Rivera y tardó largo rato en 
coordinar sus ideas. A la dudosa claridad que penetraba 
en su estancia, vio que la ventana que había dejado 
entornada, porque no podía cerrarse del todo, estaba 

25 completamente abierta, que el Cristo que había á la 
cabecera del lecho se hallaba sobre la mesa, y cerca de 
la cama un fragmento de tela blanca. Fijándose aún más, 
observó que las manchas de sangre del suelo habían sido 
lavadas, que el piso estaba por allí algo húmedo; pero 

30 que á pesar de eso, las terribles huellas no habían des* 



EL ENCUBIERTO 69 

aparecido. Lorenzo meditó sobre todo aquello, y no 
pudo menos de convencerse de que alguien había pene- 
trado de noche en la pieza, aunque él, cansado á causa 
de las fatigas del viaje, bastante duro en aquella época, 
y de pasados insomnios, no hubiese sentido absolutamente 5 
nada. Se vistió y comprendió que el fantasma, ó como 
quisiera llamársele, no había penetrado por la puerta, 
sólidamente cerrada, y sí^ por la ventana que daba á un 
patio con una salida al campo. 

Durante el día no habló de tan singular suceso á su lo 
familia, riéndose, por el contrario, de la credulidad de 
los vecinos de Burjasot, que atribuían al alma del encu- 
bierto cosas que no habían ocurrido ni ocurrirían pro- 
bablemente nunca. No se trató de él más que una vez 
que Inés le dijo: 15 

— Mañana, 19 de Mayo, es el aniversario de la muerte 
del rey encubierto; mi madre me ha dicho que íbamos á 
oir una misa por él, i querréis acompañarnos ? 

— Con mucho gusto, Inesita. 

— ¿Es cierto que no habéis visto nada esta noche ? ^ — 20 
preguntó la muchacha. 

— Si he de ser franco te confesaré que he dormido, y 
que por lo tanto no puedo asegurar si en mi cuarto ha 
estado ó no el alma de don Enrique. 

— ¿Es posible que hayáis dormido allí ? 25 

— Estaba muy cansado y cuando me he despertado 
era de día. 

— Observad mejor esta noche. 

— Así lo haré. 

Se pasó aquella tarde recibiendo Lorenzo innumerables 30 
visitas de la gente del pueblo que fué á saludarle, y 
únicamente al anochecer salió un rato á la plaza, donde 



yo EL ENCUBIERTO 

vio pasar á lo lejos, solo y cabizbajo, al Judas que pocos 
años antes había vendido al rey encubierto. Algunos 
muchachos corrían detrás y le arrojaban piedras. Conoció 
á un primo de Inés, pariente por su madre, que parecía 
5 amar á la joven, y como recibiese buenas noticias de él, 
decidió hacer más adelante aquella boda que no tenía 
más impedimento que la falta de recursos por parte del 
novio, lo que podía subsanar fácilmente aquel tío que 
llegaba de Méjico rico, soltero y excesivamente amante 

10 de su familia. El estaba decidido á no crearse una nueva, 
que^ era viejo para ocuparse de amoríos, y pensaba ser 
un padre para Inés, á la cual horrorizaba el que le había 
dado el ser á causa de la muerte del encubierto. 

Llegó la noche, clara y tibia como la anterior, y á las 

15 once se acostaron todos, yendo Lorenzo á su cuarto, 
disimulando la turbación que le producía el original suce- 
so que había ocultado á sus hermanos y sobrinos. No 
se durmió, y á la media noche esperó con alguna impa- 
ciencia, mezclada de supersticioso temor, la entrada en 

20 la alcoba del alma en pena. No se hizo aguardar. 

Miraba Lorenzo hacia la ventana, cuando ésta se abrió 
sin ruido y penetró en la pieza una forma blanca. Pare- 
cía una mujer, pero Lorenzo no sabía qué figura tenían 
las almas y no prestó gran atención á eso. No veía su 

25 rostro porque la débil claridad de las estrellas apenas 
iluminaba el dormitorio ; sólo oía su respiración agitada, 
entrecortada por hondos suspiros. 

El fantasma cogió el Cristo, colocado otra vez en su 
sitio, y lo besó con recogimiento, luego se arrodilló junto 

30 al lecho, y también besó las manchas de sangré. Ter- 
minado esto empapó un lienzo en el agua de un jarro, que 
tenía el hermano de Antonio sobre la mesa, y empezó á 
frotar el suelo. 



EL ENCUBIERTO 7 1 

— I Paz, justicia y germanía I dijo el fantasma con voz 
ahogada; la paz huyó para siempre, la justicia, se cum- 
plirá hoy, la germanía quedará vengada. 

Se levantó del suelo, donde había vuelto á arrodi- 
llarse, se acercó á la ventana y extendiendo un brazo s 
hacia el campo lanzó una carcajada que repitió el eco ; 
luego volvió á lavar la mancha, y á besar el suelo y el 
Cristo, y salió de la alcoba, como había entrado, por la 
ventana que dejó abierta. 

El más bravo guerrero suele aterrarse ante lo descono- lo 
cido; Lorenzo que no había temblado al cercarle los 
mayores peligros, no pudo conciliar el sueño, y durante ' 
el resto de la noche oyó con verdadero espanto risas 
convulsivas, cantos confusos, y aquellas palabras, paz, 
justicia y germanía, lema de los partidarios del encu- 15 
bierto. 

Al día siguiente observó que las manchas de sangre 
de su cuarto habían desaparecido. Salió y en la sala en- 
contró á Inés, que le esperaba para ir á misa. 

— Tío i no sabéis lo que sucede ? — le preguntó — hay 20 
grandes novedades. 

— I Cuáles, sobrina querida ? 

— No lejos de nuestra casa ha aparecido ahorcado el 
Judas, se ha colgado de un árbol el día en que hacía 
años de su negra traición. 2;; 

— I Es extraño! exclamó Lorenzo, al ahorcarse ese 
hombre han desaparecido las huellas de su crimen; las 
manchas de sangre de mi dormitorio se han borrado. 

— Eso sería lo que quería el encubierto ; al entrar en 
casa pedía venganza, hoy la tiene y cumplida ; el fantas- 30 
ma no volverá más. 

— Así lo espero — murmuró Lorenzo — y como ya no 



72 EL ENCUBIERTO 

tengo curiosidad por verle, puedes hacerme la cama en 
otra habitación, porque en ésta las maderas no cierran 
bien; ya voy siendo viejo ^ y puedo coger un mal. 

— I Gracias á Dios que entráis en razón 1 — exclamó la 
5 joven — no he dormido estas noches pensando en vos. 

En aquel momento llegaron los dos niños gritando. 

— ¿Qué pasa? — les dijo Inés. 

— Aun ha habido más sucesos — contestó el mayor de 
los muchachos — la hermana de leche del encubierto ha 

10 aparecido ahogada en el arroyo. Dicen que se la vio á 
la una ir al campo, donde se ha ahorcado Judas; que le 
contempló largo rato riéndose; que luego dijo que no 
tenía ya nada que hacer en el mundo, y que desapareció 
sin que nadie supiese dónde se había dirigido. Enton- 

i5 ees debió arrojarse al agua. Mi abuelo y mi padre han 
ido á Valencia para contar el hecho á la inquisición por 
si conviene quemar el cuerpo de la loca, ya que no pueda 
tener sepultura cristiana. 

— I Has visto tú á la muerta ? — preguntó Inés. 

20 — Sí, era muy hermosa, bastante joven, y llevaba el 
pelo suelto. Iba completamente vestida de blanco. 

— ¡Pobre mujer I — exclamó Inés muy conmovida — 
Rezaremos por ella. Tío, es la hora de ir á misa i tenéis 
la bondad de acompañarnos á mi madre y á mí al 

25 templo? 



EL AERONAUTA 



— ¿ No sabes lo que ocurre, Micaela ? 

— ¿Cómo lo he de saber ?^ Salgo de mi casa ahora, y 
á tí, Claudio, es al primero" que he encontrado. . 

Pues ha sucedido el caso más extraño que se ha pre- 
senciado en la aldea; todos estamos llenos de asombr^ y 5 
no es para menos.^ 

— Cuenta, cuenta. 

— Volvía anoche de pescar como de costumbre con 
dos compañeros, Pedro y Sebastián. 

— No era la noche muy serena. 10 

— No por cierto ; silbaba el viento, el mar estaba agi- 
tado, la luna se velaba á ratos, las estrellas aparecían 
tristes y pálidas. No se veía más luz que la que arde en 
la torre de Santa María, la iglesia donde se venera á 
nuestra patrona bendita ; lo demás de la aldea se hallaba 15 
envuelto en las sombras. De pronto vemos venir por el 
aire una embarcación desconocida, una lancha pequeña 
con una vela enorme obscura y tan hinchada que parecía 
redonda, la cual* fué á estrellarse contra el acantilado. 
El solo hombre que tripulaba la barca lanzó un grito de 20 
torror y al ver el peligro que corría se arrojó al mar 
donde hubiese perecido á no socorrerle^ mis compañeros 

y yo. La singular embarcación se hizo pedazos y no 
tardó en desaparecer bajo las aguas. El hombre estaba 

73 



74 EL AERONAUTA 

herido, con el vestido hecho girones,^ desnuda la cabeza, 
las manos ensangrentadas, descompuesto el semblante. 
¿ Quién era aquel ser que navegaba por el aire como no- 
sotros sobre el mar? Pedro y yo le mirábamos con re- 
5 celoso temor, y acaso no le hubiéramos socorrido si 
Sebastián no hubiera mostrado empeño por salvarle. 
Como el tiempo fuese á cada momento más desapacible, 
ganamos la orilla silenciosa y solitaria á aquellas horas. 
Pedro no quiso encargarse del herido por no aumentar 

10 sus gastos, él que tan pobre y desgraciado es; Sebastián 
alegó para lo mismo* que tenía mujer y muchos hijos, y 
siendo su casa reducida no le era posible llevarle á ella ; 
yo ... no sé lo que dije, pero la verdadera razón es que 
no me agradaba la compañía de aquel hombre excepcional. 

15 Entre los tres le condujimos á la quinta de don Remigio 
Rey, el señor más rico y más caritativo de nuestra aldea. 
No ignoras que entiende algo de medicina y que como 
este lugar tiene el mismo médico que otros tres ó cuatro 
no recibimos diariamente la visita del doctor, siendo don 

20 Remigio quien nos asiste cuando viene una enfermedad 
repentina. Llamamos y un criado nos abrió la puerta. 

— I Qué ocurre ? — preguntó. 

— Traemos un enfermo. 

— Mi amo descansa. 

25 — Llámale por caridad, — dijo Sebastián, — si espera- 
mos á mañana quizá será tarde. 

No parecía muy dispuesto á complacernos, acaso nos 
hubiese arrojado de allí, si el dueño de la casa, que se 
había vestido precipitadamente, no se hubiera presentado 

30 para enterarse de lo que pasaba. Nos hizo entrar, y 
después que le referimos lo ocurrido, nos despidió que- 
dándose con aquel misterioso personaje. 



EL AERONAUTA 75 

— ¿Y qué más? preguntó Micaela al ver que Claudio 
se detenía. 

— Al rayar el alba, — prosiguió el pescador, — he 
vuelto á casa de don Remigio; allí me han dicho que el 
herido está enfermo de algún cuidado,^ que tiene una 5 
fuerte calentura y se teme que acabe en un ataque cere- 
bral. Que las pocas palabras que ha pronunciado son 
de un idioma que no es latín, porque el cura no le ha 
entendido, ni francés porque don Remigio lo habla á la 
perfección. ¿Qué ha de ser nada de eso?* lo 

— ¿Por qué? 

— ¿No comprendes, Micaela, que este hombre nave- 
gaba por el cielo entre las estrellas, que se ha caído á 
nuestro mundo desde otro, y que allí no se hablará ni 
español, ni francés, ni latín? 15 

— i Ay, qué miedo! ¿Y le has visto hoy? 

— Me hicieron pasar á la alcoba. 

— ¿Y cómo es ? 

— Parece alto, y digo parece porque le he visto acos- 
tado; es rubio, con barba poblada y fino bigote, repre- 20 
senta unos veinticinco años, tiene bellas facciones, los 
ojos, que abrió un instante, grandes, de un azul obscuro, 

es blanco, pálido, pero esto tal vez sea efecto de su estado 
excepcional. La ropa, aunque destrozada, es inmejo- 
rable y de buen corte como si llegara de una capital ó 25 
cosa así?* Es un buen mozo. 

— Pero viene del otro mundo. . . 

— Eso sospechamos cuantos le hemos visto.* 

— ¿Habrá cundido mucho la noticia?* 

— Todavía no. 30 

— Pues corro á contarla. Adiós, Claudio. 

— Hasta la vista, Micaela. 



76 EL AERONAUTA 



II 



Don Remigio Rey, el señor de aquella aldea, su protec- 
tor, su médico, su amo, era un hombre de unos cincuenta 
años, ágil, fuerte, de carácter afable y bondadoso, la 
providencia de los pobres. Se había casado en una ca- 
5 pital de provincia, en la que residió algún tiempo, con una 
virtuosa señora de la que había tenido dos hijos, María 
y Santiago. Recibieron ambos educación esmerada y 
acaso soñaron con vivir un día en la corte, pero los 
padres, sin cuidarse de sus aspiraciones y sus gustos, los 

10 encerraron en aquel pobre lugar, en el que la triste niña 
no tenía más distracción que pasear á la orilla del 
Océano, descifrar alguna música ó leer un rato; ni el 
muchacho^ más aliciente que la caza. La extraordinaria 
llegada de aquel viajero debía necesariamente romper la 

iS monotonía de su vida. 

La señora de Rey, como mujer de experiencia, pro- 
hibió á María que entrase en la habitación donde con 
agitado sueño descansaba el desconocido, pero no hizo lo 
propio con Santiago que pasaba largos ratos contem- 

ao piando el hermoso y pálido rostro de aquel hombre 
bajado del cielo, según la creencia popular. Así es* que 
el joven, que tenía un año menos que su hermana, no 
cesaba de referirle hasta el más insignificante movimiento 
del herido, los suspiros que se escapaban de su pecho, 

25 las palabras incomprensibles que salían de sus labios, y 
María ardía en deseos de verle, aunque sólo fuese un 
instante. 

A los dos días de su llegada,' habiendo salido don 
Remigio y estando entregada á sus quehaceres domésticos 

30 doña Mercedes, llamó Santiago á su hermana que bordaba 



EL AERONAUTA 77 

un pañuelo junto á una ventana desde la que se divisaba 
el mar. 

— Ven á ver al forastero, — dijo el joven. 

— No, — respondió ella, — que^ nuestros padres me 
reñirán. 5 

— ¿Van acaso á saberlo?* 

— No importa, me han dicho que no entre y debo 
obedecer. 

— He registrado su ropa y no lleva en ella ningün 
papel, sólo un pañuelo marcado con una W. £s fino, lo 
como la tela de todas las prendas con que estaba vestido 

el pobre viajero. 

— I Ha abiertcTlos ojos? 

— A veces, pero no se fija en nada. 

— ¿Ha vuelto á hablar? i5 

— Pide algo, pero no le entiendo. 

— ¿Le han dado alimento ? 

— Ninguno. 

— ¿Yagua? 

— Tampoco. 20 

— Quizá el desgraciado tiene sed. ¿ Has observado si 
sus labios están secos? 

— No ; tú entenderías de eso más que yo. 

— Sí . . . pero no debo ir. 

La joven guardó silencio y al cabo de un instante 25 
preguntó: 

— ¿ Dónde está nuestra madre ? 

— Dando de comer á las palomas. 

— ¿Se marchó al palomar hace mucho?* 

— Unos diez minutos, poco más ó menos. 30 
— Suele estar media hora ; quedan veinte . . . Santiago, 

llévame á ver al herido. 



78 EL AERONAUTA ^ 

Una vez tomada esta resolución, los dos hermanos se 
dirigieron rápidamente hacia el cuarto donde se hallaba 
el viajero acostado en una humilde cama. Tenía una 
bella ñgura, melancólica palidez, manos blancas que 
5 cogían las sábanas con fuerza convulsiva. Al acercarse 
María, al oir su dulce voz que le preguntaba, ora en 
español, ora en francés qué deseaba, abrió los ojos que 
fijó en las puras facciones de la niña, y luego miró hacia 
una copa que habían colocado á alguna distancia de su 
10 lecho. María la acercó á los labios del enfermo que 
bebió con avidez, y pronunció una sola palabra que no 
se parecía absolutamente en nada á gracias en los dos 
citados idiomas. 

— ¿Es usted italiano ? — le preguntó la joven. 
1 5 Hizo él una señal negativa. 

— I Alemán ? 

Obtuvo la misma respuesta. 

— ¿ Inglés ? 

Contestó afirmativamente, añadiendo frases que los 
20 dos hermanos no entendieron. 

— Entonces no viene del cielo, — murmuró Santiago. 

— ¿Lo has creido alguna vez ? ^ — dijo María. 

— I Porqué no, cuando todos los del pueblo lo aseguran ? 
— Porque son unos ignorantes.^ 
25 Él no podía decir de dónde llegaba, no los compren- 
día, lo mismo que los dos hermanos á él.^ A pesar de 
sus vastos conocimientos se había negado á aprender más 
lengua que el idioma patrio, no presintiendo que algún 
día había de serle necesario otro.* En inglés les pre- 
30 guntó: 

— ¿Dónde estoy? ¿ Qué tierra es ésta ? ¿Dónde me 
habéis encontrado y por qué me habéis socorrido ? ¿ Es- 



EL AERONAUTA 79 

taba yo solo ? En ese caso i qué ha sido de mi compa- 
ñero de expedición ? ¿ quién ha recogido mi globo, que 
perdido en los aires, vagaba por el espacio hacía algunos 
días sin que pudiésemos adivinar dónde caeríamos. ¿ De 
qué me han servido mis estudios si he sido juguete de 5 
mis sueños, de mis esperanzas y de mi ambición ? 

Y María entre tanto le decía en español, hablando en 
voz alta y marcando mucho las frases para ver si lograba 
hacerse entender: 

— ¿Tiene usted familia? Dígalo en tal caso* para 10 
que la avisemos que se ha salvado milagrosamente de la 
muerte. ¿De dónde es usted? ¿Desea comer algo? 
¿Beber más? 

Mi padre es bastante hábil y le curará; yo se lo pediré 
á Dios y á la Virgen y mi madre también, que es exce- 15 
lente, aunque finja ser algo severa con mi hermano y 
conmigo para educarnos mejor. Cuando usted se le- 
vante, iremos á ver el pueblo; es pequeño, pero no feo, 
que no puede serlo un lugar con casitas blancas como 
palomas, obscuras montañas, mar agitado, cielo azul y 20 
frondosos bosques. Una gran joya con perlas, zafiros 
y esmeraldas parece á lo lejos. 

— Pero una joya que á tí no te agrada, — interrumpió 
Santiago. 

— ^Te equivocas ; hoy me parece más bonita. iS 

— I Qué poco semejante es el idioma que usted habla al . 
mío! — exclamó el enfermo, que no había comprendido 
nada y que tampoco podía darse á entender f ¿ qué tierra 
es ésta? Ni mi desgraciado amigo ni yo sabíamos 
dónde iríamos á parar. No teníamos víveres, la válvu- 30 
la estaba inutilizada, hacía días que nos hallábamos en 
inminente peligro. El estudio no nos seducía ya, el 



8o 



EL AERONAUTA 



hambre y la sed nos aniquilaban ; como á través de un 
velo, veo al pobre Jorge despedirse de mí y perderse en 
el espacio. ¿ Porqué abandonó el globo ? ¿ Fué creyen- 
do salvarse 6 por salvarme á mí? Todo me dice que el 
S infeliz ha muerto. Niña de negros ojos, díme el nom- 
bre de tu patria, sepa yo al menos dónde estoy y cuán- 
tas leguas me separan de la amada tierra dónde nací, de 
mi buena madre y mis jóvenes hermanas. Ellas no 
tienen los cabellos obscuros como tú, la mirada brillan- 
10 te y la tez morena, ellas son blancas como la nieve, 
rubias como ese rayo de sol que penetra por la ventana, 
y sus ojos son azules como ese cielo que se divisa desde 
aquí y que me prueba que me hallo en un país meridio- 
nal. Son jóvenes como tii, mi angelical Catalina y mi 
1 5 dulce Matilde, estarán pensando, llorando y rezando 
por mí, y. . . quizá no volveré á verlas. 

— £1 tiempo se pasa volando, caballero, mi madre va 
á venir, me retiro. 

— La fortuna, diez años de vida, todo lo diera por es- 
2o trecharlas una vez entre mis brazos. 

— Está cuidando las palomas á las que es muy aficio- 
nada, pero no tardará en volver y si me hallase aquí • • . 

— ¿No me comprendes? 

— I Quiere usted algo ? 
25 — Aprende mi idioma, por Dios. 

— Mañana volveré, caballero. 

III 

Así lo hizo María. Cuando sus padres se ausentaban 
iba á visitar al herido, acompañada de Santiago que mi- 
raba con la mayor curiosidad al extranjero. Éste se re- 



EL AERONAUTA 8 1 

ponía lentamente, pues su espíritu sufría más que su 
cuerpo. El desgraciado no tenía ropa, ni dinero y se 
veía obligado á aceptarlo todo de don Remigio. Varias 
veces había empezado á escribir, pero el cansancio le 
rendía antes de acabar la carta: había intentado poner 5 
un telegrama, pero no le habían entendido, ni había en 
aquel lugar estación telegráfica. La desesperación del 
joven no tenía límites, y sólo conseguía calmarle la pre- 
sencia de María que adivinaba algunos de sus deseos, 
realizándolos al instante. Ella le enseñaba un poco de lo 
español nombrándole los objetos que tenía á la vista ; él 
repetía las palabras y las conservaba en su memoria, 
pero no podía sostener una conversación con la joven. 
De esto resultó que los temores de la señora de Rey se 
realizaron, que su hija se enamoró del forastero sintien- 15 
do por él una pasión pura y vehemente, y que la desgra- 
cia fué' mayor de lo que sospechó la previsora madre, 
puesto que el inglés, á quien sólo distraía la niña, no 
correspondió á aquel sentimiento amoroso más que con 
una sincera amistad, estando decidido á partir en cuan- 20 
to pudiese para no volver á aquella hospitalaria tierra. 
Su estado físico se mejoró al fin, pero el moral inspiró 
al médico serios cuidados. Aquel enfermo que no podía 
decir lo que sentía, que tenía un gran pesar porque no 
regresaba á su país, ni sabía de su familia; aquel amante 25 
de la ciencia por la que había abandonado al uno y á la 
otra, que pensaba en su compañero de viaje, al que 
juzgaba muerto para prolongar su vida, estaba eterna- 
mente triste y le parecía que insultaban su pena aquel 
sol siempre radiante y aquel cielo azul y despejado. 30 

Una mañana logró al fin escribir una larga epístola. 
Puso el sobre, lo cerró y dio aquel pliego á Santiago que 



82 EL AERONAUTA 

al punto se le entregó á María. Estaba dirigido á una 
señora llamada Juana Smith y lo enviaba á Londres. 
La niña ordenó á su hermano que llevase aquella carta 
al correo, que le pusiera un sello, procurando disimular 
5 su pena porque no dudaba que al recibir aquel aviso la 
madre del viajero le haría volver enseguida á su lado. 
Mucho lloró la pobre joven y aun tenía los ojos enroje- 
cidos cuando entró en el cuarto del convaleciente. Él 
la miró asombrado, le preguntó medio en inglés y medio 

I o en español la causa de sus lágrimas y María sin contes- 
tarle inclinó la cabeza sobre el pecho. Acaso adivinó 
entonces el amor de la niña, porque no la interrogó 
más, mostrándose desde entonces más retraído con ella. 
Los días fueron pasando, lentos para el viajero, rápi- 

i5 dos para la joven. 

Una tarde que aquél se hallaba sentado junto á la 
ventana contemplando el mar, oyó de pronto el alegre 
ruido de las campanillas de dos muías y el sonido de un 
carruaje. Era el que conducía á los pasajeros desde la 

20 cercana villa á aquella aldea. Detrás del coche, que al 
ñn apareció á corta distancia de la casa, corrían algu- 
nos chicos del pueblo gritando y riendo porque en el in- 
terior iban tres señoras con largos abrigos y grscndes 
sombreros, cabellos muy rubios y rizados, ojos azules 

25 sin expresión y mejillas rojas en la madre y sonrosadas 
en las hijas. 

Al verlas bajar cuando el carruaje se detuvo, el inglés 
lanzó una exclamación de júbilo, salvó corriendo la dis- 
tancia que le separaba de las viajeras, y después de ha- 

30 cerlas entrar y de cerrar la puerta para entregarse sin 
importunos testigos á las expansiones de su alegría, las 
abrazó con cariño. 



EL AERONAUTA 83 

I Madre, Catalina, Matilde ! ¡ Qué feliz soy al volver 
á estrecharos contra mi corazón ! 

— ¡Walter querido! — exclamaron ellas prodigándole 
tiernas caricias. 

María y Santiago llegaron en aquel instante y el jo- 5 
ven los presentó á su familia. Miráronse con curiosidad 
primero, con interés después; la señora de Smith alargó 
por fin su mano á los amigos de su hijo y las dos her- 
manas besaron á la niña. 

Almorzaron con los señores de Rey, hablándose los lo 
unos y los otros sin entenderse. 

Por la noche la señora de Smith quiso saldar sus cuen- 
tas con don Remigio entregándole una crecida suma, 
que el caritativo caballero rehusó con dignidad. 

— Déselo^ usted á los pobres, — murmuró; — yo á 15 
Dios gracias nada necesito. 

María estaba cada vez más triste ; comprendía que el 
momento de la separación se aproximaba. 

En efecto, á la mañana siguiente, la señora de Smith 
y sus hijos debían partir á la vecina ciudad para diri- 20 
girse desde allí á Inglaterra. 

Las tres damas repitieron sus palabras de reconoci- 
miento á los señores de Rey y á los jóvenes y subieron 
al carruaje que las había conducido la víspera. Walter 
se despidió á su vez de don Remigio, de su esposa y de 25 
Santiago. Al aproximarse á María, estrechó entre sus 
ardorosas manos las frías y trémulas de la niña, dicién- 
dole: 

— Mi primer cuidado al llegar á Londres será buscar 
un profesor que me enseñe el idioma de usted; quiero 30 
escribirle y entender lo que me escriba. Jamás olvidaré 
su afecto y su tierno interés. En ninguna parte me hu- 



84 EL AERONAUTA 

biesen asistido como aquí. Usted me contará lo que 
hace, sus amores, los detalles de su boda cuando se case, 
me hablará de su nueva familia, de su felicidad que de- 
seo más ardientemente que la mía. Yo i qué le referiré ? 
5 mis viajes, mis estudios, mi gloria si la alcanzo . . . 

— ¿Volverá usted á subir en globo? — preguntó 
María. 

— ¿Por qué no? En cuanto llegue á mi patria tal 
vez. Echaré de menos ¿ por qué negarlo ? para mis via- 

10 jes aéreos al ñel amigo que me acompañaba y cuyo cuer- 
po destrozado se ha encontrado al pie de una montaña, 
según mi madre me ha dicho, i Pero hay tantos aman- 
tes de la ciencia I Otro vendrá conmigo y reemplazará 
en todo, menos en mi afecto, á mi inolvidable Jorge, 

1 5 Adiós, María, acuérdese de mí. 

El joven subió al coche muy conmovido, sin que la 
niña, que no podía contener sus lágrimas, le dirigiese ni 
una palabra más. 

IV 

Lentamente trascurrió el tiempo para los dos hijos de 
20 don Remigio Rey. Ya no les agradaba su tranquila exis- 
tencia, ya la aldea era insoportable para ellos y tristes 
y pensativos paseaban á la orilla del mar deseando un 
cambio completo en su vida. 

Algunas veces hablaban del inglés, de aquel Walter 
25 Smith que se presentó ante ellos como una aparición, 
del que no habían vuelto á saber nada, aunque calcula- 
ban que podía haber aprendido de sobra el español.^ 
¿Había olvidado su promesa? Era más que probable. 

Los padres de María habían concertado el casamiento 



EL AERONAUTA 85 

de la joven con un pariente lejano de doña Mercedes, el 
que se había establecido en la aldea con el solo objeto 
de tratar á la joven y hacerse amar de ella. Santiago 
aconsejaba también á su hermana que se casase. 

— I Cuál es tu porvenir ? — le preguntaba ; — nuestros S 
padres se van haciendo viejos y su anhelo es dejarte co- 
locada porque yo no soy un gran apoyo para tí. Algún 
día también podré crearme una familia y entonces, á pe- 
sar de que mi cariño no te faltará nunca, te encontrarás 
muy sola. lo 

— No amo á José, — contestaba siempre María. 

— ¿Amas á otro? 

— A nadie. 

— Yo hubiese querido para esposo tuyo á un hombre 
como Walter Smith; pero cuando éste no ha vuelto á 15 
ocuparse de nosotros, prueba es de que su afecto no 
duró más que la breve temporada que estuvo al lado 
nuestro, y no debemos pensar más en él. 

María suspiraba al pronunciar su hermano estas pala- 
bras y no le respondía. 20 

Al fin, mucho tiempo después de la partida del aero- 
nauta, recibió la joven una carta fechada en Londres, que 
estaba escrita en un español bastante correcto y que de- 
cía poco más ó menos así: 

« Si usted, amiga María, hubiese continuado siendo mi 25 
profesora, hace muchos meses que hablaría su idioma á 
la perfección; pero por desgracia no he encontrado un 
buen maestro hasta hace poco y ésta ha sido la causa de 
mi inconcebible y prolongado silencio. 

¿Para qué escribirle si usted no me había de com- 30 
prender ? 

Acaso me habrá juzgado ingrato, pero el cielo sabe 



86 EL AERONAUTA 

que no lo soy; recuerdo siempre con melancólico placer 
los días que con usted he pasado y en los que se me apa- 
recía como el arco-iris después de la tempestad. Te- 
rrible era la que reinaba en mi alma, y si no me volví 
5 loco, lo he debido únicamente á usted. 

He hecho desde que me alejé de España un viaje más 
de recreo que de estudio; nada ocurrió durante él digno 
de mención, no hubo peligros, ni impresiones, ni ningún 
descubrimiento notable; he visto desde una inmensa al- 
io tura, en la barquilla de mi globo, que es nuevo y le he 
puesto el nombre de usted, montañas que no son las de 
su aldea, y mares cuyas olas no han arrullado su cuna ja- 
más; no he deseado descender sobre las unas ni sobre 
los otros; no he querido añadir un capítulo á la novela 
1 5 empezada en ese rincón de la tierra y que no se acabará 
nunca. 

Usted y yo hemos nacido con alas; pero á usted se 

las cortaron desde que vino al mundo y no cruzará 

jamás el espacio; yo en cambio sólo vivo feliz en él 

20 y mis amores y mis amistades no se hallan aquí abajo : 

debo querer como se quiere en el cielo. 

Usted se casará algún día con un ser que, aunque no 
la comprenda, la admirará; yo no me crearé una fami- 
lia, porque moriré de un modo desgraciado y no envol- 
25 veré á nadie en mi desdicha. Estoy plenamente con- 
vencido de ello, y sin embargo, no desisto de mis viajes 
aéreos y pronto, muy pronto emprenderé uno, el último 
tal vez. 

¿Quién sabe si cuando llegue esta carta á sus manos 
30 no existiré ya ? 

Conozco su corazón generoso y sé que derramará 
algunas lágrimas por mí, y sin embargo, yo no quisiera 



EL AERONAUTA 87 

que me llorase; sus ojos son tan bellos como tranquilos 
y no los debe empañar ni la más ligera nube. 

Acaso advertirá usted en mi carta un tinte de melan- 
colía que no me es dado desechar; mi alma está algo 
enferma y no comprendo lo que podrá curarla. Quizá 5 
será por la inactividad forzosa en que he vivido durante 
tanto tiempo, por eso quiero extender de nuevo mis alas 

i m 

y volar lejos, muy lejos. 

Adiós, María, deseo que no me olvide usted, que me 
consagre un recuerdo como á un hermano querido en lo 
pago del afecto fraternal que me inspira. He nacido 
en un país donde la amistad no se ñnge ni se vende ; al 
decirle que cuente con la mía es igual que si le asegu- 
rase^ que no hay en la tierra peligro ni desgracia que 

no arrostrase por usted, su afectísimo i5 

Walter Smith. 

Mucho lloró la pobre niña al leer estas líneas, mucho 
rezó para que Dios librase de todo peligro al intrépido 
aeronauta, pero los días de aquel extranjero á quien 
amaba ardientemente estaban contados y María no 20 
tuvo ya más cartas de él. 



Apenas habían trascurrido dos semanas, recibió don 
Remigio Rey un periódico de la corte hallándose con 
toda su familia en el espacioso comedor de la casa. 

Lo estaba leyendo en voz baja alzándola sólo cuando 25 
algún párrafo llamaba su atención y comprendía que era 
de interés para su mujer y sus hijos. Ya había leído 
muchos indiferentes para María, cuando el bienhechor 
de aquella aldea exclamó : 



88 ^ EL AERONAUTA 

— I Pobre joven I ; Cuánto siento haberle conocido 1 

— ¿Á quién? — preguntó doña Mercedes. 

— Á aquel inglés que se albergó en nuestra casa hace 
tiempo, cuando herido y desesperado estuvo á punto de 

5 morir. 

— ¿Qué le ha sucedido? — interrogó Santiago, — que 
no olvidaba nunca á Walter. 

— Oíd, — prosiguió don Remigio. 
Y leyó lo siguiente: 

lo «Los periódicos ingleses nos dan cuenta de la última 
ascensión en su globo Mary del célebre é ilustrado aero- 
nauta Mr. Smith. 

«Sabido es que este noble joven, en época aun no 

lejana cayó en el mar después de un peligrosísimo viaje, 

15 debiendo su salvación á unos humildes pescadores de 

una de las más miserables aldeas de nuestra España, 

según ha referido la prensa de Londres. 

«Mr. Smith ha sido esta vez menos afortunado; des- 
pués de algunos días de incesantes riesgos, el aeronauta 
20 y dos amigos que le acompañaron en su ascensión, se 
han estrellado contra unas rocas donde el destrozado 
globo, que bajaba con una rapidez vertiginosa, los 
arrojó. 

«Como ninguno de los viajeros ha sobrevivido á la 
25 catástrofe, se ignoran por completo los detalles de la 
expedición. 

«Los cuerpos de los tres tenían numerosas heridas y 
contusiones. 

«Los cadáveres han sido entregados á las respectivas 
30 familias, habiendo asistido al entierro una muchedum- 
bre inmensa que fué á rendir el último tributo de 
cariño, admiración y respeto á los distinguidos aero- 



EL AERONAUTA 89 

nautas que eti lo más hermoso de su juventud habían 
dedicado su vida al estudio y á la ciencia. 

cMr. Smith era muy amante de España y poseía 
nuestro idioma; había publicado unos artículos sobre 
nuestro país, y por ellos sabíamos que había caído una 5 
vez en cierta aldea. . . 

— ¿Qué tienes, María; te has puesto mala? — inte- 
rrumpió doña Mercedes. 

£n efecto, la pobre niña que tanto había amado á 
Walter desde que le vio, al oir su trágico fin había 10 
perdido el conocimiento. 

Mucho lloró á su amigo, y el recuerdo de éste no se 
borró de su mente jamás. 

Diariamente leía la única carta que recibiera del 
inglés; entonces le parecía que él la hablaba, que le 15 
veía, que le escuchaba, que no había de separarse nun- 
ca de éL 

£1 tiempo mitigó su pena, pero nada más. 

Dos años después consintió en casarse con su primo 
que, hombre vulgar y un tanto grosero, no la hizo feliz. 20 

La vida de la joven se pasó triste y solitaria; fué fiel 
á su esposo, y sin embargo, si él hubiera tenido más 
corazón y más inteligencia, hubiera comprendido que 
en su alma sólo reinaba la imagen de un muerto. 

Frecuentemente se sentaba mirando al mar y contem- 25 
piaba las nubes, ya pardas, ya rojas, estremeciéndose 
cuando un pájaro cruzaba el espacio, porque al aparecer 
como un punto negro en el horizonte un recuerdo 
asaltaba su mente. 

María esperaba siempre algo que había descendido 30 
ya una vez del cielo, creyendo que aun podía de nuevo 
descender. 



DRAMA EN UNA ALDEA 



Por tercera vez había sido elegido alcalde del lugar 
Pedro Serrano; no había en el país hombre más recto 
ni más honrado que él. No se mezclaba en asuntos 
ajenos, no sostenía discusiones políticas, no deseaba el 
5 menor daño al prójimo, pero cumplía siempre con su 
deber, aunque se tratase de castigar á su amigo más 
íntimo si éste cometía una falta. Era viudo y no tenía 
más que una hija, una niña de quince á diez y seis años. 
Vivía además en compañía de una hermana suya, Ro- 

10 mualda Serrano, viuda de Trujillos, que había servido de 
madre á su sobrina. 

En la época en que empieza esta historia, el buen 
alcalde se hallaba seriamente preocupado; habíase le- 
vantado por allí una partida, se ignoraba si de hombres 

15 políticos ó de malhechores, que había saqueado los 
pueblos inmediatos con el objeto de reunir fondos y 
llamar gente, y si bien es verdad que dicha partida 
había sido disuelta, que casi todos los que la componían 
se hallaban prisioneros, faltaba el jefe, el único que 

20 sabía el móvil que había impulsado á aquel puñado de 
valientes ó de codiciosos á tomar las armas. Á ellos se 
les había dado dinero ofreciéndoles mucho más para 
después de la pelea ; al capitán debían haberle prometido 
algo mejor. El jefe no había podido salir de España, ni 

90 



DRAMA EN UNA ALDEA 9X 

aun de la provincia ; se ofrecieron recompensas á quien 
le prendiera ; el mismo Pedro salía por mañana y tarde 
de su morada para buscar al enemigo; todo en vano, 
nadie le daba razón de él. 

Vivía el alcalde á un extremo del pueblo, en una casa 5 
antigua y espaciosa, compuesta de dos pisos y una torre 
que tenía salida á una azotea. La fachada principal 
daba á la única calle, larga y ancha con edificios bonitos 
y modernos á derecha é izquierda, empedrada y limpia ; 
la otra al jardín cuya terminación se perdía en el lo 
monté. 

Pedro Serrano había buscado un hábil jardinero para 
cuidar las flores, que eran el encanto de su hija, y las 
había allí de todos los países y de todos los géneros, ya 
cultivadas al aire libre, ya encerradas en estufas que 15 
parecían palacios de cristal. Fuentes y estatuas ador- 
naban plazoletas graciosas ó alamedas extensas, mira- 
dores y kioscos embellecían los centros ó los ángulos de 
otras calles, y una ría de agua clara y serena cortaba la 
posesión, pareciendo una cinta de plata, en la que se 20 
deslizaban blancos cisnes y peces de colores. Al otro 
extremo del jardín, ó sea en la parte más lejana á la 
casa, se levantaba un edificio de un solo piso, pequeño y 
descuidado, que servía para guardar objetos de jardi- 
nería en unas habitaciones y en las otras trigo ó algún 25 
producto de las huertas que también poseía el alcalde. 
Hacia allí no iban nunca Romualda y su sobrina y á eso 
sin duda debía atribuirse que estuviese la casa tan rui- 
nosa y aquel lado del parque tan mal cultivada creciendo 
la hierba por sus calles. 30 

Pedro Serrano era muy rico, su morada estaba sun- 
tuosamente alhajada, en el cuarto de su hija sobraban 



92 DRAMA EN UNA ALDEA 

los muebles de lujo y los objetos de arte. Sin la inter- 
vención de Romualda, que era muy devota, las habita- 
ciones de la niña hubiesen sido un pequeño museo, pero 
la viuda las había llenado de piadosas imágenes de 
5 mérito dudoso ó nulo, colocando algún cuadro de santos, 
de colores demasiado vivos, al lado de preciosos gra- 
bados y bellísimas acuarelas. Romualda desde que 
quedó viuda, no había tenido más deseo que el de ence- 
rrarse en un convento y su único afán era guiar á su 

10 sobrina por aquel camino para que algún día entrase 
con ella en el claustro. No se sabía si la joven tenía 
vocación ó no, pero su tía se fundaba en lo primero^ 
porque no era amiga de galanteos ni amoríos, habiendo 
despreciado á algunos muchachos del pueblo que, á pesar 

1 5 de sus pocos años, le habían declarado su pasión, dedicán- 
dole serenatas con canciones alusivas á ella, que sólo 
habían inspirado risa ó lástima á la hija del alcalde. 
Cecilia, que así se llamaba ésta, era una muchacha alta, 
esbelta, hermosa, con cabellos y ojos negros, bellas fac- 

20 clones, tez blanca y algo pálida. Vestía siempre con 
elegante sencillez, y las otras jóvenes del lugar la con- 
templaban con envidia. Hubiese parecido tímida ó 
indiferente sin el fuego de su mirada que se fijaba con 
insistente curiosidad en los seres que la rodeaban ; por 

25 lo demás hablaba poco, no discutía nunca, ni contra- 
riaba jamás á su padre y á su tía. 

Era una tarde del mes de Junio ; Pedro había salido 
después de comer, en busca del fugitivo, Romualda y la 
niña se hallaban sentadas bajo el emparrado haciendo 

30 cada una su labor. La tía, que era fea, de corta esta- 
tura y vista más corta todavía, llevaba gafas y acercaba 
á sus ojos la costura para ver por donde metía la aguja, 



DRAMA EN UNA ALDEA 93 

la sobrina trabajaba con alguna distracción porque su 
pensamiento estaba muy lejos de allí. 

— I Cuánto tarda tu padre I — exclamó la viuda. — 
Temo que cualquier día le pase un percance por alejarse 
tanto del lugar. Figúrate que llega á descubrir el para- S 
dero de ese bandido á quien persigue, que éste va ar- 
mado ¿qné ha de hacer sino intentar matar á Pedro 
para que no le encierre en una cárcel de la que saldrá 
para ser fusilado ? 

— ¿Y qué ha hecho ese hombre para que quieran lo 
cazarle como á una fiera? — preguntó Cecilia. — ¿Cuál 

es su delito ? 

— ¿Se sabe acaso ?* Si es un ladrón. , . .* 

— Ya se ha dicho que no,* — interrumpió la joven, — 
su falta no es ésa, dicen que se trataba de un asunto i5 
político. 

— Entonces será que no estaría conforme con el 
gobierno y querría sublevarse contra él. Esto ha pa- 
sado con frecuencia en nuestro país. 

— ¿Y quién ha tenido razón ? 20 

— Unas veces los unos y otras los otros. 

— ¿De modo que sería posible que ese hombre no fuese 
un malvado.^ 

— Si hubiera vencido hubiese sido un héroe; como ha 
perdido es un criminal. Tu abuelo, ó sea mi padre, 25 
combatió en tiempo del rey José* contra él, y para sal- 
var su vida tuvo que emigrar. De la India trajo des- 
pués las grandes riquezas que posee tu padre y las que 
yo tenía que en mal hora derrochó mi marido (que en 
paz descanse) en poco tiempo. No te cases nunca, Ce- 30 
cilia; los hombres no suelen ser buenos y el que mejor 
parece de novio* es el esposo peor. 



94 DRAMA EN UNA ALDEA 

— No me casaré, tía, ya se lo he dicho mil veces á mi 
padre« 

— ^Y qué opina de tu resolución? 

— Me ha dicho que tiene que hablar con V. sobre 
5 ello. 

— Espero acabar de convencerle, si no lo está* ya, de 
que lo que á tí te conviene es venirte al convento con- 
migo, dentro de algunos años. 

£1 reloj de la iglesia dio las cuatro y Romualda dijo 
10 al oirlo, á Cecilia: 

— Dentro de media hora empieza la novena á San 
Pedro; ve á vestirte y tráeme el manto y el rosario 
cuando vuelvas hacia acá. 

La joven recogió su costura y se dirigió lentamente á 
15 la casa para obedecer las órdenes de su tía. 

II . 

Un cuarto de hora después llegó Pedro. Romualda 
le saludó con cariño, y el alcalde ocupó la silla de su 
hija. 

— ¿ Qué hay de nuevo ? — preguntó la viuda. 

20 — Nada, siempre igual, — contestó Serrano de mal hu- 
mor ; — no sé dónde se mete ese hombre y tengo deci- 
dido empeño en hallarle ; preciso es que le oculte alguno 
en la aldea ^ para que no pueda dársele alcance, pero 
¡ay! del que sea,* seré tan inflexible con el fugitivo, 

25 como con el que le esconda en su morada; el que esto 
haga se ha de acordar de mí, así lo he dicho á toda la 
gente de este pueblo que me ama tanto como me teme. 
He prometido una buena recompensa á quien me entre- 
gue al culpable. De Madrid me escriben que no le deje 



DRAMA EN UNA ALDEA 95 

escapar, España entera está pendiente de lo que ocurre 
en este pobre rincón, y sería deshonroso que defraudase 
las esperanzas de tantas personas importantes que ahora 
confían en mi celo y en mi lealtad. 

— Con tal que no te cueste caro, — murmuró Romual- 5 ' 
da. 

— No hay peligro, nada me pasará, Dios vela por mí 
porque os hago mucha falta á tí y á Cecilia.^ Y á pro- 
pósito de mi hija ¿qué hace que no sale á mi encuentro? 

— Está vistiéndose para ir conmigo á la parroquia. lo 

— Hermana, yo no me opongo á que la niña rece y 
cumpla con todas las prácticas religiosas, pero me pa- 
rece que le infundes ciertas ideas que no son de mi a- 
grado. No la eduques para el convento; es mi único 
consuelo, quiero verla feliz y establecida en este lugar. 15 

— I Con quién vas á casarla ? 

— Tengo ya formado mi plan. Un sobrino de mi 
mujer, muchacho bueno y aplicado, ha terminado su ca- 
rrera en la corte y le he convidado á venir una tempo- 
rada conmigo. Si le agrada, éste será su esposo. ¿ Fien- 20 
sas que he pasado mi vida economizando y aumentando 

el capital que mis padres me legaron, para que lo here- 
den unas monjas ? No ciertamente. Cuando recorro la 
aldea y veo las bonitas casas que á mi costa han cons- 
truido y que tengo alquiladas á las personas de más im- 25 
portancia de la población, no digo: «Todo es mío» 
sino, «todo esto es de mi hija.» Cecilia será dueña y 
señora de la aldea, una reina aquí, donde la aman con 
ternura, porque la mayor parte de los habitantes la ha 
visto nacer. Viviremos todos reunidos, tií su segunda 30 
madre, el joven matrimonio, mis nietos, si el cielo les 
concede hijos, y yo. Daremos envidia al mundo entero 



96 DRAMA EN UNA ALDEA 

por nuestra dicha tranquila y nuestro bienestar. No 
saldremos de este pueblo i para qué ? ¿ Qué le importa 
á Cecilia lo que hay más allá de esos montes donde cre- 
cen aromáticas hierbas y sencillas flores ? Éste será núes- 
5 tro paraíso, yo no seré alcalde para llevar una vida me- 
nos azarosa, me dedicaré por completo á las faenas del 
campo y mi yerno me ayudará. El muchacho llegará 
acaso esta tarde, inútil es decirte que le acojas como si 
fuese sobrino tuyo; en cuanto á Cecilia, acostumbrada 
10 á ver á los jóvenes de aquí tan torpes, tan mal educados, 
recibirá con agrado y con júbilo á un primo cortesano 
que le dirá cuatro frases galantes de ésas que* enloque- 
cen á las chiquillas. 

— ¿•Sabe ya su próxima llegada?* 

15 — No, le reservo el placer de la sorpresa. 

— Celebraré que lo sea.* Pedro, hay en Cecilia algo 
que me extraña y que me asustaría si no supiese que su 
alma no vuela más que hacia el cielo y que todo lo te- 
rrenal le parece triste y mezquino. Tu hija, educada ex- 

20 elusivamente por nosotros, viendo satisfecho hasta su 
menor capricho, se muestra retraída, carece de contento 
y de expansión, no tiene una amiga, no nos hace la 
más pequeña confianza, todos ignoramos^ lo que siente 
y lo que piensa. He consultado sobre ello á mi coníe- 

25 sor y está conforme conmigo, la niña no es para el mun- 
do, es preciso dejarla que sea religiosa. 

— Si insistes en eso Romualda, la separaré de tí. Tií 
eres quien la hace poco expansiva, tú la que^ le arreba- 
tas la alegría y el bienestar. Cecilia ha nacido como yo 

30 para la familia, para los goces del hogar doméstico; á 
fuerza de predicar á la pobre criatura sobre la obedien- 
cia filial has hecho que me tenga más respeto que cariño. 



DRAMA EN UNA ALDEA 97 

Los dos hermanos hubiesen acabado por incomodarse 
formalmente si no hubiera llegado Cecilia con oportuni- 
dad para terminar la cuestión. Al ver á su padre corrió 
á su encuentro, le besó en la cara y en la mano, luego 
entregó á su tía el manto y el rosario y esperó á que 5 
ésta diese la orden de partir. 

— ¿Qué tal has pasado el día? — preguntó Pedro á la 
joven. 

— Bien, — contestó ella; — he andado más que otras 
tardes por el jardín, he cogido flores, me he colum- 10 
piado . . . 

— ^ Y has estudiado el piano ? 

— No. 

— I Has leído ? 

— Tampoco; no me gusta leer, los libros son muy a- 15 
burridos. 

— ¿ Qué libros ? 

— Los que me presta tía Romualda. 

— ¿Y la música tampoco te agrada? 

— La música que me proporciona mi tía, no. 20 

— Ya te buscaremos otros libros y otras piezas me- 
jores. 

— Vamos niña, — dijo la viuda, — ya han dado dos 
toques y no llegaremos á tiempo á la novena si te entre- 
tienes. 25 

Cecilia se despidió de su padre y siguió dócilmente á 
su tía. Pedro Serrano quedó solo en el jardín. 



III 

El alcalde se sentó primero, se paseó después, había 
contado con que pasaría aquella hora con su hija y su 



98 DRAMA EN UNA ALDEA 

hermana y su ausencia no podía menos de contrariarle. 
Felizmente, al poco rato^ un criado vino á anunciarle la 
llegada de su sobrino y Pedro se apresuró á ir á la casa 
donde le aguardaba el joven. Éste se llamaba Lorenzo 
5 Henares y había acabado la carrera de leyes. Hacía 
bastantes años que Serrano no había visto á su sobrino, 
que contaba veintidós, y acaso no le hubiese conocido 
á no saber su regreso al lugar. Lorenzo no tenía una 
hermosa ñgura, su fisonomía era franca, dulce, simpa- 

10 tica, pero no bella, su estatura mediana, su inteligencia 
clara si no superior, su carácter bondadoso, su desin- 
terés grande, su conducta intachable. Era el yerno que 
convenía á Pedro, tan celoso de la ventura de su hija; 
lo tínico que faltaba era que los jóvenes se compren- 

15 dieran y se amasen. El alcalde habló mucho de Cecilia , 
enseñó á su sobrino media docena de retratos en foto- 
grafía, hechos por un artista que estuvo de paso en el 
lugar, le dijo que la joven era buena y sencilla y se la 
mostró, si no tal como era, así como él la imaginaba, 

20 porque nada era más difícil de entender y de deñnir que 
el carácter de aquella niña tan mimada, tan querida y al 
propio tiempo tan ignorante de los sucesos de menos 
importancia de este mundo. Lorenzo le escuchaba con 
atención y con interés. Su tío le enseñó luego la casa, 

25 el jardín en la parte en que se hallaba bien cultivado, le 
habló de las mejoras que pensaba introducir en él, po- 
niendo aquí una fuente nueva, haciendo allá un mirador, 
agrandando el gallinero y el palomar, arreglando un es- 
tablo, echando abajo el edificio ruinoso que se veía á lo 

30 lejos para levantarle otra vez con el objeto de que sir- 
viese para habitaciones de los jardineros que las tenían 
fuera de la posesión. Así se pasaron dos horas. Al 



DRAMA EN UNA ALDEA 99 

cabo de ellas volvieron á la casa donde á los pocos min- 
utos entraron Romualda y su sobrina. Era ya comple- 
tamente de noche y el alcalde había dado la orden de 
que se encendiesen las luces. Al vivo resplandor de e- 
llas se conocieron Lorenzo y Cecilia. A él le pareció la 5 
niña admirablemente hermosa, ella le encontró feo y po- 
co simpático. Cenaron juntos; la joven no habló casi 
nada, el primo tampoco, porque se hallaba visiblemente 
turbado en su presencia. Después de cenar pasaron á 
la sala donde tocaron el piano Cecilia primero, Lorenzo lo 
enseguida. Era él un artista bastante notable y Cecilia 
al oirle ejecutar algunas piezas se reconcilió algo con su 
primo que tan repulsivo le había sido al pronto. Á las 
once se retiraron á sus habitaciones donde no tardaron 
en dormirse Pedro y Romualda. Lorenzo se acostó is 
para pensar en su prima, que le había hecho profunda 
impresión. En cuanto á Cecilia, abrió una de las puer- 
tas que daban al jardín y salió á éste contemplando ex- 
tasiada las bellezas de una serena noche de luna. ¿ En 
qué pensaba? No era seguramente en Lorenzo. Al 20 
dar las doce el reloj de la parroquia, cuando compren- 
dió que todos descansaban en su vivienda, entró de 
nuevo en su alcoba, sacó de un armario varias pro- 
visiones que tenía allí guardadas, las puso en una ees- 
tilla que colgó de su brazo, salió por segunda vez al 25 
jardín, entornó la puerta para que pareciese estaba ce- 
rrada, y mirando con recelo á todas partes se encaminó 
rápidamente hacia el ruinoso edificio donde no se veía 
luz ni señal ninguna de estar habitado. Cerca de allí 
llenó en una fuente una botella de agua clara y crista- 30 
lina, sacó después una llave que llevaba oculta en su 
pecho, abrió la pieza donde más adelante había de en- 



lOO DRAMA EN UNA ALDEA 

cerrarse el trigo y penetró en ella con resolución. Un 
hombre se dirigió hacia la joven: era alto, hermoso, 
con cabellos y ojos negros y poblada barba; represen- 
' taba unos treinta años y su traje roto y empolvado le 
5 daba un aspecto extraño, haciéndole semejarse algo á 
un bandido. 

— ¿Has traído una luz? — preguntó dulcemente á la 
ni^a. 

— No señor, no me he atrevido, — contestó ella. — Las 
lo ventanas cierran mal y pudieran ver la claridad que 

por ellas saliese algunos vecinos,^ llamando la atención 
de mi padre. 

— ¡Siempre en tinieblas! es decir, siempre no, ayer y 
hoy he visto el sol, puesto que he podido contemplarte. 

15 — Aquí tiene V. las provisiones ofrecidas, cene V, 
caballero. 

Él se sentó en un escalón de piedra y comió con el 
apetito natural de quien no ha tomado ningún alimento 
en veinticuatro horas. 

20 Éstas hacía que aquel hombre se hallaba allí.^ La 
noche antes, Cecilia había salido, como era su costumbre, 
á pasearse durante aquellos momentos de silencio y de 
soledad. Una sombra había aparecido ante ella de 
pronto. La niña iba á gritar pidiendo socorro, cuando 

35 el supuesto fantasma dijo: 

— Mujer, quienquiera que seas, ten compasión de mí 
y no me pierdas. Si gritas serás la causa de mi muerte 
porque me persiguen como á un malhechor, siendo ino- 
cente, y no tardaré muchos días en ser fusilado. Si me 

30 ocultas. Dios te premiará tu buena acción, porque en 
pasando algún tiempo podré huir con facilidad para 
alejarme por siempre de esta ingrata tierra. 



DRAMA EN UNA ALDEA I Oí 

— ¿Quién es V? — preguntó Cecilia temblando. 

— Soy el jefe de la partida disuelta; hace unos días 
que me escondo en el monte y la casualidad, si no 
quieres que sea la Providencia, me ha traído aquí. ¿Y 
tú quién eres, niña? 5 

— Cecilia, la hija del alcalde Pedro Serrano. 

— ¡La hija del alcalde 1 — repitió con temor, — enton- 
ces estoy perdido. No lo siento por mí, sabré morir 
con valor y resignado, pero averiguarán mi nombre, lo 
cubrirán de ignominia, y mis ancianos padres morirán lo 
de vergüenza y de dolor. No intento más huir, es 
inútil, llama á tu padre, niña, díle que vengo á entre- 
garme á él 

Cecilia meditó un momento y al fin murmuró: 

— Voy á salvar á V. Sígame. 15 
No quería tener aquella mancha sobre su conciencia; 

no podía delatar al que había empezado por declarar 
que era inocente. Le condujo á aquel ruinoso edificio, 
le ofreció por lecho lo único que allí había, un montón 
de paja, le prometió provisiones para la noche siguien- 20 
te, le encerró quitando la llave que siempre estaba 
puesta, y se alejó preocupada y temerosa, sabiendo que 
faltaba á su padre al amparar al forastero, pero sin 
decidirse á declarar á aquél nada referente á suceso tan 
singular. 25 

IV 

— Siéntate á mi lado, niña, — murmuró él después 
que hubo cenado. — Desde anoche no he cesado de 
pensar en tí y esto ha hecho menos amargas las tristes 
horas que he pasado sin luz, sin aire, casi exánime de 



I02 DRAMA EN UNA ALDEA 

hambre y de sed. Eres muy bella, ya lo sabrás sin 
duda i te lo habrán dicho tantos I Hay algo en tí de la 
Ofelia 6 la Julieta de Shakspeare. ¿ Conoces esas histo- 
rias? 
5 — No señor. 

— Pues yo te las contaré. 

Refirió el misterioso personaje á la niña lo más inte- 
resante que encierran los dramas aquellos^ del célebre 
poeta inglés, los amores de las sencillas jóvenes con 
10 Hamlet y Romeo. 

— ¿Y eso está escrito en algún libro ? — preguntó ella 
después que le oyó embelesada. 

— Sí, Cecilia. 

— i Y yo que le decía* á mi padre que no me gustaban 
15 los libros! 

— Si algún día puedo proporcionártelos los leerás. 

— Así lo espero; V. se salvará, desde anoche no he 
cesado de pedírselo á Dios. 

— ¿Y por qué? Tú no me conoces ¿á qué interesarte 
20 por mí ? No sabes mi nombre, ni mi historia, el mundo 

me llama criminal. 

— Sí, pero mi tía me ha dicho que puede V. ser un 
héroe. 

— ¿Sabe tu tía acaso. . . • 
25 — No, nada, pero me ha hablado hoy del hombre á 
quien tanto persigue mi padre. 

— ¿Y no le atacaba? 

— Es incapaz de culpar á nadie. 

— Mi estancia en esta casa, niña, no podrá prolon- 
30 garse mucho ; con ella acaso te compremetes y si algo te 

sucediera por mí no me consolaría jamás. Sé que el día 
de San Pedro hay en este lugar grandes fiestas, tanto 



DRAMA EN UNA ALDEA I03 

por celebrarse el santo del alcalde como por ser el pa- 
trón del pueblo.^ Vendrán forasteros, todo el mundo se 
divertirá y si yo encontrase un caballo para esa noche, 
huiría fácilmente. Tengo dinero con que comprar uno 
I podrías proporcionármelo ? 5 

— Lo intentaré. 

— Dios te lo premiará, eres mi ángel bueno; el cielo 
te hizo tan bella como virtuosa. 

— Caballero, es tarde, tengo que retirarme, mañana 
volveré. £n la cesta hay aún algunas provisiones, guár- lo 
délas para tomar algo durante el día, pues hasta estas 
horas no podré venir. 

— No me olvides, Cecilia. 

La joven se lo prometió, y lo que es peor, cumplió más 
de lo que había ofrecido. Durante todo el día no cesó 15 
de pensar en él. 

Su padre y su tía al verla preocupada creyeron que 
era por la llegada de Lorenzo, y el alcalde que no cabía 
en sí de gozo* empezó á hablar de la proyectada boda 
á los vecinos y la tía* á desistir de ir al convento puesto 20 
que su sobrina no había de acompañarla ya. 

Cecilia siguió yendo por las noches á ver al forastero, 
éste se mostraba cada vez más afectuoso con ella; ella 
sentía que abrasaba su pecho la llama del amor. Le 
reñrió su historia al cuarto día. 25 

— Soy hijo de padres nobles y honrados, le dijo, tengo 
un corazón ansioso de aventuras y esto me hizo sepa- 
rarame de ellos cuando era muy joven. Partí á América 
con un célebre emigrado español ; con él aprendí á cons- 
pirar, por él anhelé combatir. Teniendo franca entrada 30 
en mi patria, deseando ver á mi protector ocupar uno 
de los más altos puestos, ae acuerdo con otros conspi- 



I04 DRAMA KN UNA ALDEA 

radoreSy levanté en la provincia una partida, debiendo 
apoyarme los amigos con otras muchas. Varias no se 
organizaron, hubo una contraorden para la sublevación, 
que recibí demasiado tarde, y por falta de gente fuimos 
5 derrotados. Ya conoces lo demás. He venido aquí y 
por tí he olvidado mis sueños de gloria, mi ambición de 
triunfo, todo en fin. ^ Sabes cuál sería hoy mi bello 
ideal? Vivir contigo en un rincón de la tierra, solos 
como ahora, pero sin temores, sin penas y sin sobresal- 
ió tos, poder darte mi nombre, hacerte feliz. Aquí, Ce- 
cilia hermosa, no te veo, te adivino y desearía admi- 
rarte, oirte y hablarte á todas horas, i Qué será de mí ^ 
cuando me aleje de esta tierra? Ya no te hallaré más 
en mi camino, porque no podré volver á España. Estoy 
15 condenado á emigrar siempre, amando tanto á mi pa- 
tria. 

Aquella noche no dijo más; á la siguiente propuso á la 
niña que huyese con él. 

— Más allá de esos montes, — murmuró, — hay un 
20 mundo que tú no conoces ni has soñado jamás. Aquí 
está la tranquilidad de la aldea, allá el bullicio de las 
grandes ciudades, aquí la muerte, allá la vida. 

Mucho más habló el forastero ; lo hizo con el acento 
del verdadero amor, con fuego, con entusiasmo, y la 
25 niña inocente é ignorante de cuanto pasaba en el mundo, 
se dejó arrastrar por aquellas apasionadas frases y en un 
momento de locura 6 de delirio se comprometió á partir 
con él. 

— Mañana, — le dijo ella al retirarse, — un caballo te 
30 esperará á la puerta de esta habitación. 

— Bien, — contestó él, — pero no olvides que no huiré 
sin tí y que me entregaré á íu padre si no vienes. 



DRAMA EN UNA ALDEA I05 

Hacía seis días que el joven se hallaba oculto en casa 
del alcalde, al siguiente era San Pedro, cuando debían 
celebrarse las fiestas. Aquella noche Lorenzo, que como 
todo enamorado dormía poco, había salido al jardín 
algunos minutos antes que su prima. Cuando ésta llegó, 5 
temiendo disgustarla, se ocultó para contemplarla un ins- 
tante y grande fué su asombro al divisar á Cecilia que 
con la cestilla llena de provisiones se dirigía hacia la 
parte más sola y descuidada de la posesión. La siguió 
á alguna distancia y la vio entrar en el ruinoso edificio. lo 
Como el forastero no podía encender luz por la prohibi- 
ción de Cecilia, ésta dejaba siempre la puerta abierta, 
así es que Lorenzo pudo escuchar toda la conversación 
de los amantes. Su primer impulso fué llamar á Pedro 
y contarle lo que había oído, pero pensó en la pena que iS 
causaría con eso á su tío y decidió pedir consejo á la 
almohada^ antes de dar un escándalo. Tiempo había de 
parar el golpe en aquellas veinticuatro horas. Entró en 
su alcoba y esperó á la ventana la vuelta de Cecilia. 
Ésta llegó poco después caminando lentamente^ con la 20 
cabeza inclinada sobre el pecho. 

No miró siquiera á la fachada de su casa, así es que 
no sospechó que un hombre, el mayor de sus enemigos 
entonces por lo mismo que la amaba y estaba celoso, 
conocía el proyecto de su fuga del hogar paterno donde 25 
era tan querida, con un aventurero sin nombre y sin for- 
tuna. 

V 

Las fiestas de San Pedro fueron notables aquel año : 
función de iglesia con sermón y música por la mañana, 
rifa en la plaza después, procesión por la tarde, baile 30 



Io6 DRAMA EN UNA ALDEA 

público y fuegos artificiales por la noche. Para el día 
siguiente se anunciaban novillos que debían lidiarse en 
un corral. El alcalde había de presidir todas las fiestas 
y presentarse en ellas su hija lujosamente ataviada. Una 

5 comisión de lo más escogido ^ de la aldea fué temprano 
á felicitar á Pedro Serrano por ser su santo,^ siendo 
recibida con afable cordialidad por el padre de Cecilia, 
Ésta le había dado un pañuelo bordado por ella, Ro- 
mualda una relojera, los vecinos todos obsequios que no 

10 por ser humildes habían sido recibidos con menos 
júbilo.' Lorenzo no sabía cómo y cuándo hablar á 
su tío y entre tanto el día iba pasando, se aproximaba 
la noche y el joven veía con terror que no podía decir á 
Pedro el peligro que á todos amenazaba. Cecilia y su 

15 primo habían presenciado juntos todas las fiestas, ella 
estaba más preocupada que triste, él no había pronun- 
ciado ni media docena de palabras con gran descon- 
tento ^ de Romualda que decía : 

— Estos muchachos educados en la corte no encuentran 

20 bien más que lo que ven en Madrid ; este pobre Lorenzo 
está mortalmente aburrido y no se atreve á confesarlo. 

En casa de Serrano hubo numerosos convidados que 
se sentaron á la mesa á las siete de la tarde. Cecilia 
comió al lado de su primo. Todos parecían haber 

25 olvidado al jefe de la sedición, cuando al servirse los 
postres, el secretario del Ayuntamiento se levantó y con 
la copa en la mano dijo : 

— Brindo, señores, por nuestro querido alcalde, por 
su encantadora hija, su excelente hermana y sobrino, 

30 por todos los presentes y también por que tenga Se- 
rrano la gloria de capturar* al malvado que alteró la paz 
de esta comarca. 



DRAMA EN UNA ALDEA I07 

Todos aplaudieron, todos brindaron, excepto Cecilia 
que pálida y temblorosa había oído con profundo terror 
las últimas palabras del secretario. 

Acabó la comida, salieron del comedor y Serrano dijo 
á Lorenzo : 5 

— Ve á ver los fuegos artificiales con Romualda y tu 
prima. Yo me quedo con estos amigos y me reuniré á 
vosotros luego. 

— Tío, — murmuró el joven, — quisiera antes hablar 
con usted. 10 

— En este momento no es posible; en la plaza me 
encontrarás después. 

— ¿ Y si es demasiado tarde ? 

Antes de que respondiese Serrano, varios hombres del 
lugar se reunieron al alcalde para tratar de las fiestas 15 
nocturnas y Lorenzo tuvo que partir con la vieja y la 
niña. £1 joven se hallaba cada vez más impaciente ; el 
tiempo pasaba y Pedro no venía. £1 reloj de la iglesia 
dio las once. 

— Una hora más y todo se habrá perdido, — se dijo 20 
Lorenzo. 

Sin decir nada á su prima, se dirigió en busca de su 
tío. Al verle desaparecer Cecilia sonrió dulcemente; 
hacía rato ^ que anhelaba verse á solas con Romualda. 

— Voy á saludar á mi amiga Angelita, — dijo á la 25 
buena señora. 

Ésta no se opuso, la joven se alejó y al llegar á un 
paraje desierto echó un abrigo sobre sus hombros, para 
que no llamase la atención su vestido de seda de color 
claro, y por caminos extraviados se dirigió á su casa que 30 
encontró desierta, porque todos los servidores se halla- 
ban en la función. £ntró por el jardín del que tenía 



Io8 DRAMA EN UNA ALDEA 

una llave, sacó de la cuadra el mejor caballo qué encon- 
tró, y trémula, palpitante el corazón, fué al ruinoso 
ediñcio donde el misterioso caballero la aguardaba 
impaciente. 
5 — Dios te premie lo que por mí haces, niña, — mur- 
muró él 

Montó á caballo y viendo que Cecilia vacilaba en 
seguirle, la cogió en sus brazos. 

— I Mi padre, mi pobre padre ! exclamó ella derra- 
10 mando lágrimas. 

— Yo te daré más amor que él. 

En aquel momento sonaron á lo lejos doce campa- 
nadas. 

El desconocido y Cecilia* llevados por el fogoso ca- 
15 bailo iban á internarse en el monte cuando vieron á 
pocos pasos un grupo de hombres armados á cuyo frente 
divisaron á Serrano y á Lorenzo. 

— ¿Ve usted, tío, como era cierto ? — dijo el joven á 
Pedro — ¿ve usted como ella quiere huir también ? Si 

20 me hubiese escuchado antes hubiéramos evitado que se 
reuniesen aquí. Un minuto más y no los alcanzamos. 

— I Tirad I — gritó el alcalde, — haced fuego sobre el 
miserable que me arrebata mi honra, mi dicha. ... 

Los hombres no se atrevían á obedecer temiendo herir 
25 ó causar la muerte á Cecilia, pero Serrano era esclavo 
de su deber. 

— Tirad, — repitió, — suceda lo que suceda. Al que 
vacile en obedecer le costará caro. 

Se oyó una detonación, luego otra, el desgraciado 
30 padre cerró los ojos para no presenciar aquella escena. 
Lorenzo vio entonces que el fugitivo se detenía un 
momento, depositaba en el campo á la joven y partía 



DRAMA EN UNA ALDEA I09 

Otra vez perdiéndose pronto en la espesura del bosque. 
£1 sobrino de Pedro y los demás hombres se lanzaron 
hacia aquel lugar. Cecilia se hallaba tendida en el suelo 
pálida é inmóvil; una bala la había herido en la espalda, 
otra la había matado; la infeliz joven había sucumbido 5 
para salvar á su raptor. Éste ganaba terreno, ya no se 
oía el galope de su caballo. 

— Prendedle, — gritaba Lorenzo. 

Todo fué en vano, el caballero huyó y esta vez para 
siempre. 10 

Serrano al saber lo ocurrido no derramó una lágrima, 
pero su dolor mudo era más terrible que la desespera- 
ción más violenta. Todo lo había perdido aquel des- 
venturado padre, su honor, su hija, su felicidad. Desde 
entonces dejó de ser alcalde, se encerró en su casa sin 15 
querer ver á nadie, ni aun á su hermana y á Lorenzo. 



VI 

Así pasó un año, llegaron otra vez las fiestas de San 
Pedro y ya no las presidió Serrano, ni presenció ninguna 
de ellas. Al anochecer, Romualda fué á la habitación 
de su hermano para prestarle sus consuelos en tan triste 20 
día, y encontró la alcoba desierta. Llamó á su sobrino 
y ambos se dirigieron al jardín en busca del anciano. 
Mucho anduvieron antes de encontrarle; el desgraciado 
padre se hallaba de rodillas en el lugar donde Cecilia 
había muerto. 25 

Lorenzo y Romualda intentaron alejarle de allí. 

— Me siento mal, — les dijo, — dejadme morir en paz 
donde para siempre la he perdido. 



no DRAMA EN UNA ALDEA 

Continuó orando y su hermana y el joven murmuraron 
una plegaria también. 

Cuando la luna apareció en el cielo se acercaron de 
nuevo á Serrano que permanecía mudo é inmóvil, le 
5 hablaron y no les contestó. Lorenzo entonces se aproxi- 
mó más, cogió sus manos, tocó su frente y vio que 
estaba muerto. 

Pedro dejó en su testamento una renta vitalicia á su 
lo hermana, y su fortuna, que era inmensa, á Lorenzo. El 
joven hizo levantar un pequeño monumento en el sitio 
donde murieron Cecilia y su padre. Al año siguiente 
brotaron allí espontáneamente plantas y flores, y como 
éstas fuesen encarnadas, los habitantes de la aldea dijeron 
tS que habían nacido de la sangre que de sus heridas derra- 
mó la infortunada joven. 



NOTES 



NOTES 



Pagr® 1* — I. se perdió, was losU This use of the reflexive verb 
instead of the passive is very frequent in Spanish, and the student 
will do well to examine caref ully each instance as it appears. Two 
cases are readily distinguished : — 

First. The reflexive is used impersonally ; that is, with no ex- 
pressed subject. In this case the reflexive form is simply equiva- 
lent to the passive, cf. Une w^se habló. 

Second. The reflexive is used personally ; that is, with a subject, 
which may be a substantive, as line \\^ se imaginó un incendio^ or 
a substantive clause, as, line 7, se vio que ni uno parecía^ where the 
que clause is the subject of se vio, In this case j*^ is a real re- 
flexive. 

2. sin que . • . saber su paradero, and no one succeeded in leam- 
ing what had become of it; lit, '* without anyone succeeding in learn- 
ing its stopping place." Lograse is subjunctive after sin que in a 
clause of negative result. 

3. habían muerto todos los hombres. The subject often follows 
the verb in a Spanish sentence. 

4. se vio, itwas seen; cf. page í, note i. 

5. ni uno, not one; Ni is here an emphatic negative adverb 
modif ying uno, 

6. habría ocurrido, could have occurred; the conditional perfect 
is used to express a conjecture about an event completed in past 
time. 

7. tuviese, subjunctive after /¿zr» que in a clause of result. 

8. se habló de . . . tkere was talk of , . . Cf. page i, note i. 

9. en poder, the article is omitted before the noun in many prep- 
ositional phrases. 

10. en fin, lo cierto es, at any rate^ itis certain, 

III 



112 NOTES [P.1-3 

II. por vez primera, note the importance given to the adjective 
by placing it after the noun; cf. page ii, Une 9. 

Page 2. — i. conyencidos los padres de que . . . the parents 
convinced that ... a participial construction in which a noun or pro- 
noun and a participle agreeing with it indicates the time or circum- 
stances oí an action, without having any other connection with the 
verb. Note, also, that a verb or an adjective which requires a prep- 
osition before a foUowing noun requires the preposition, as well, 
before que introducing a substantive clause. 

2. al hallarse, atfinding himselfy or when hefound himself ; the 
infínitive with al is to be translated into English by the form in 
-ing govemed by "at" or "on," or by an adverbial clause introduced 
by " when." 

3. los dos seSores, the gentieman and his wife; Señar^ likepadre^ 
ht/o, rey, etc., is used in the plural to designate both male and fe- 
male beings. 

4. hace menos de un mes, ¡ess than a month ago; note the de be* 
f ore a numeral to express *' than." 

5. que supuse contendría, which I supposed would probably con- 
Uiin. 

6. que se habría perdido, which had probably been lost; the condi- 
tional is used to express a conjecture about a past event. For the 
use of the reflexive cf. page i, note i. 

7. encontrara, subjunctive after a relative referring to a persea 
or thing which is either unknown or not defínitely known. 

8. trajera, subjunctive after a verb of request. 

9. pagaron más que se les había exigido, theypaid more than 
had been asked of thejn, The se is hefe the reflexive pronoun which 
gives passive forcé to the verb. The construction is elliptical. 
When the second number of a comparison is a clause 'Hhan" is 
usually expressed by de lo que, This que if expressed would be 
the subject of the verb. 

10. al quedarse solos los dos viejos, when the oíd couple were 
left alone; the infinitive even when used as a noun may have a 
subject. For the translation of the infinitive cf. page 2, note 2. 

Page 8. — i. I que capitán tan yaliente I what a brave captain! 
2. teníamos forzosamente que perecer, we must needs perish; 
for the meaning of tener que cf. vocabulary. 



P.3-7] NOTES 113 

5. asfy f rom asir» 

4. ¿ qué iba á ser de mí ? what was going to become of me? 

5. socorriese, for the subjunctive cf. paga 2, note 7. 

Pago 4. — I. temía me sorprendiese la noche. The conjunction 
que is frequently omitted, as in English. Sorprendiese is subjunc- 
tive af ter a verb of fearing. 

2. pudiera, the subjunctive is used after a conjunctive adverb 
of time or place when it is indeñnite. 

3. al acercarme yo, when I approached; cf. page 2, note lo, for 
constniction of ^^. 

4. hubiera, subjunctive in a condition contrary to fact, the if- 
clause not being expressed. 

5. mayor de lo que, greater than^ page 2, note 9. 

Pagrc 5« — I. hubiese podido, the subjunctive is sometimes 
used after a superlative or a sweeping assertion to modif y its forcé. 

2. otras, refers to huellas. 

3. debió ser, must have been, 

4. era ; the imperf ect is used here instead of the conditional to 
give greater vividness to a less vivid future contingency. 

5. yo mismo, / myself ; for the use oiyo cf. page 2, note 10. 

6. aquellas líneas ... las he roto, two direct objects. The ad- 
dition of the pronoun object serves to give emphasis to the phrase. 

PafiT® 6« — I. ningún, after sin the negative form nadie and 
nada have their original positive valúes of "anybody," "anything," 
and the usage is extended to the true negatives ninguno and nunca, 

2. no hacía sino aumentarla, only increased it, 

3. que amé y me amaron, whom I loved and who loved me; the 
second relative is omitted. 

4. fué, f rom ir. Ser is never used with the gerund ; the gerund 
with ir expresses continuance with a progressive forcé, kept ap- 
proaehi^g, 

Page 7. — I. ver si ha muerto ... el forastero, lam seeing if 

the stranger has died, 

2. libre. Impersonal expressions, such as, es posible, es natural 
etc., are followed by the subjunctive. 

3. no le mates, do not kill him; the subjunctive must be substi- 
tuted for imperative in negative commands. 



114 NOTES [P.ft-12 

Fage S. — I. catorce aSos hace estamos aqui, we have been here 
fourteen years, 

2. como á hermano, as a brother; c£. page i, note 9. 

3. sé, f rom ser^ not saber, 

4. iba yestido, he was dressed; the passive is regularly formed 
with ser or estar, but other verbs, such as, í>, andar^ verse, quedar^ 
and venir, may be substituted. They are, however, applicable only 
when a temporary or transient condition is to be expressed, and 
when used retain a shade oí their primitive meaning. 

5. ¿es de usted ? is ityours? Note the use de with ser to denote 
possession. 

Page 9* — I. nadie . . . más que los tres, nobody knaws the pla^e 
except US three. 

2. de igual modo que á usted, just as it broughtyou; d usted is 
the object of trajo. 

3. ya que está aquí, supply usted, now thatyou are here, 

4. yiya, subjunctive instead of the imperative, there being no 
imperative third singular. 

5. salvada mi existencia, my Ufe having been saved; cf. page 2 
note I. 

6. á la que . . . amar, whom one could not help liking» 

7. supo, he leamed; saber in the preterite frequently means 
" leamed." 

8. como pudo, as well as he could, 

9. ya de noche, when night had fallen. 

Page 10* — I. de la que . . . más, which from that Hme they 
had been unable to leave, 

2. fuésemos, subjunctive iltex ya, indicating supposition. 

3. tuviese, subjunctive to modify the sweeping assertion con- 
tained in nada; cf. page 5, note i. 

Page 11* — I. por hallarse, on account of being ; transíate ''see- 
ing the days and months pass without any regret that be was in 
that desert, except that he was saddened at being separated . . ." 

2. pudiera, subjunctive of modest statement; the indicative or 
conditional would be stronger. 

Page 12* — I. alguno, here equivalent to ninguno. The con- 
struction with alguno is more elegant. In such cases alguno must 
follow the noun. 



P. 13-19] NOTES 115 

Pag^ 18« — I. quiérela, imperative of querer, 

2. que he visto lo puede sustituir, which I have seen can take its 
place, 

3. la hará llegar, he will bring it; lit, '/he will make it come.'' 

Pa^ 14. — I. camiuo del pueblo de B . . . ¿>;f the road to the 
village 0/ B . , , 

2. los cuatro guardábamos silencio, allfour of us were Hlent 

3. que no reparaba en ello, who did not noHce it; viz., that she 
was looking at him« 

4. serian las seis, it was about six o* dock, 

5. se veneraba : cf. page i, note i. Transíate: '* where Our Lady 
of Pardons was worshipped, to whom Christina's mother was par- 
ticularly devoted." 

6. leyéndose . . . in translating some connective must be sup- 
plied : — " where we read on the tombstones various rather obscuro 
inscriptions." 

Page 15. — I. que quería parecer sereno, which he tried to 
make sound calm; lit.» "which wished to appear calm." 

2. lo de siempre ; the neuter lo is here used in the sense of "the 
affair/' " the matter," and must be translated by a circumlocution ; 
what I always wish, 

3. diez aSos hace que, ten years ago, 

4. ¿acaso lo sé yo? how do I know? Acaso = "perhaps," is 
often merely a sign of interrogation showing that a negative answer 
is ezpected. 

5. que me indicaba, which used to show me, 

6. no digo que no, I do not say you did not. Que is here exple- 
tivo; it is frequently interposed before si and no after verbs of per- 
ceiving and declaring and is not translated in such cases. 

Page 16* — I. deseo conozcas, I wish you to know; for omission 
of que cf. page 4, note i. 

Pagre 17* — I. á la que no vela desde niffo, whom I had not 

seen since I was a child, 

2, mostrara, subjimctive after /¿?r mds que, 

Page IS* — I. ello es, thefact is, 

Page 19. — I. escribírselo todo á mi padre, wriHng itall to my 



Il6 NOTES [P.l»-24 

father, When todo^ used absolutely as a neuter, is the object of a- 
verb, the pronoun lo is added to show that it is the object. The se 
of selo is the se used instead of the first of two object pronouns be- 
ginning with "L** 

Page 20* — I. iba siendo peor, kept growingworse ; for the use 
of ir with the gerund cf. page 6, note 4. 

2. á quien ames, whom you (may) ¡ove, for the subjunctive cf. 
page 2, note 7. 

3. lo que 3ro, as tnuch as I da; the neuter lo has here the forcé of 
an adverb como or cuanto, 

4. después de cumplirse el plazo, after the time was up; plazo is 
the subject of the infínitive. 

5. encontrasen, subjunctive in a result clause after hcuer que. 

Page 21. — I. temo que no, Ifear not; cf. page 15, note 6. 

2. sea, subjunctive after creer used interrogatively. A negativa 
or interrogativa verb may express doubt and require the subjunc- 
tive. 

Page 22. — i. en lo más hermoso de su yida, en lo más florido 
de su juventud, in the bloom of youth and theflower of her beauty, 

Tage 28« — i. el calor que . . . hacia, the heat in the dining^ 
room, 

2. una casualidad así, such a coinddence, 

3. me puse á leer un rato, escribí otro, / started and read a while, 
then wrote; lit., " I started to read a while, wrote another (while).'' 

Page 24. — i. hace diez años no entro ahí, / have not entered 

this room for ten years. 

2. querías, imperfect for the conditional. 

3. en buen hora, very well; in colloquial language the feminine 
of the adjective sometimes loses its ending, as well as the mascu- 
lina. 

4. por haberlo yisto, because I had seen it; lit., " through having 
seen it" 

5. clara y distintamente, clearly and disHnctly; clara is also an 
adverb. When two adverbs in -mente occur together the suffix is 
added to the second only, the first retaining the feminine form of 
the adjective to which the suífix would be added. 



I». 26-37] NOTES II7 

Page 25* — i. muriese, subjunctive after the indefinita cual-, 
guier. 

2. con voz apagada, in a voice scarcely audible, 

3. tenia que ser asi, // had to be, 

Page 27. — i. dar que decir, ^V^ matter for talk; lit, "give 
whát to say." 

2. Castilla, formerly a kingdom oí central Spain, now divided 
into.two provinces New Castille and Oíd Castille. 

3. al pie de la reja, beneath herwindow; the reja^ an inheritance 
from the Moors, is an iron grating over the windows oí the ground 
üoor to secure the seclusion oí the women of the house. It is the 
classic trysting-place of Spanish lovers. 

Pagrc 2S* — I. pelar la pava, conversing with one*s sweetheart 
at the window; lit., "to pluck the turkey," 

2. hubiese asegurado, / would have affirmed^ subjunctive in the 
conclusión of a condition contrary to fact. The conditional sub- 
junctive would be the natural tense here, but the author uses the 
imperfect subjunctive in a number of such cases. 

Pagro 29* — I. OS aguardo á la una, / shall expect you at one 
o*clock, 

2. hará una semana, perhaps a week ago; lit., "it will be." 
Just as the conditional is used to express a conjecture about a past 
event, the future expresses probability or conjecture about the 
present 

Page 80* — I. no hace una hora que le pedía, not an hour ago 
I asked . . . 

2, maSana seré yo . . . aceite, to-morroiv I will pay for the oil 
for him, 

3. bien se lo debo, / certainly owe it to him. 

Page 81« — I. yengo armado, lam armed, Cf. page 8, note 4. 

Page 82* — i. lo avanzado, the lateness. 

2, con sin igual fortuna, with unexampled good fortune. 

Page 87* — i. impondrían, would have imposed; the condi- 
tional is sometimes used instead of the conditional perfect to give 
greater energy to the expression. 



Il8 NOTES [P. 40-49 

Page 40. — I. tendré el gusto en dar la nueva, 7 shall be glctd 
to give the news. 

2. además de tener ocupaciones, in addition to thefact tkat I atn 
busy, 

Page 41* — I. lo que sí percibía, whatRaphael didperceive; si 
is frequently so usad to give emphasis to the statement. 

Page 42* — i. ¿y se sabe dónde ? do you know where tí is? 

2. que hay no muy lejos de aquí, not very far from here; lit., 
" which there is not very far from here." 

3. quedarán pereciendo, will be left in wanU 

4. si está en mi mano, if it is in my pawer, 

Page 48* — i. de la siguiente, supply noche, 

2. yo también hace poco que he llegado, /, too^ carne only a short 
time ago, 

3. su señor padre, note the polite form of reference to a relative 
of the person addressed. Omit señor in translation. 

4. pasado un instante, after a moment 

Page 44* — i. no será tan grave, it is probably not so serious, 

2. quisiera equivocarme, / wish I might be mistaken, The sub- 
junctive in such cases softens the forcé of the assertion. 

3. ahora me falta verla, now I have only to see her. 

4. no se la encuentra á usted, one does not meetyou, 

Page 46. — i. importándoles poco su envoltura, and its cover^ 
ing was of little importance to thetn. 

2. una hija mía, a daugkter of mine, 

3. ¿ cómo son sus cabellos ? of what color is her hair? 

4. y tu señor, ¿ cómo es ? and what is your master like f 

Page 47* — i. felices, note here and frequently the use of an 
adjective where in English an adverb is employed. 
2. después de muerta, after she was dead, 

Page 48* — i. á no haberle sostenido sus amigos, if hisfriends 
had not supported him; the infínitive preceded by d often takes the 
place of the ^-clause in an implied negation. 

Page 49* — i. el porqué no puede oscurecérsete, the reason 
must be evident to you; lit., "the why cannot conceal itself from 
you." 



P. 61-63] NOTES 119 

Page 51* — I. el encnbiertOy the unknawny the leader oí the 
agertnanados in Játiva and Alcira after the death oí Vincente Peris, 
at Valencia, in 1521. He declared himself to be the son of the In- 
fante Don Juan, one of the children of Ferdinand and Isabella, who 
died in 1497. It is this versión of his life and claim to the throne 
which Inés tells later. The versión given by Antonio, according 
to which he was an imposter, is the one generally accepted by his- 
torians. 

2. tranquilo, cf. page 47, note i. 

3. Benimaclet, a small town in the province of Valencia, on the 
eastem coast of Spain. 

4. Burjasot, a village of Valencia. 

5. la guerra contra los agermanados. This was a prolonged and 
bitter struggle which devastated the province of Valencia between 
the years 1519 and 1525. It was the result of the ill will which had 
long ezisted between the niling gentry and the thriving middle and 
lower classes. The latter formed a militar y organization in 15 19» 
in the absence of the nobles during a plague in the city of Valen- 
cia, to beat off the Moorish corsairs who were hovering o£í the 
coast. This was foUowed by a political organization of the several 
trades-guilds in a league named the Germania^ under the direction 
of a permanent committee of thirteen workingmen. Dríven to 
extremes by the oppression of the nobles, the people flew to arms, 
and for a time, swept all before them. The nobles and gentry 
throughout the country were massacred and Valencia became a 
prey to an armed mob, to the despair even of those who had ñrst 
initiated the rlsing. At length, in 1521, some of the nobles, with 
the aid of troops raised in other provinces, stormed and captured 
Valencia amid scenes of awful camage. Játiva and Alcira held out 
for the Germania some years longer, but with their fall in 1525, the 
Valencian rising of the workingmen ended leaving no enduring 
trace. 

Pago 58* — I. Játiva, a town in the province of Valencia. 

2. la posada que hay ahora la tiene maese Pedro, the present inn 
is kept by Master Peter; for the use of /a, cf. page 5, note 6. 

3. ya lo creo, / should say so. 

4. 1 8Í es una criatura I why he is a mere childl 

5. ni pensaba en casarse, and he did not even think of marrying; 



I20 NOTES [P.63-«0 

ni is here a strong negative conjunction equivalent to *'nor" or 
" and not" 

6. - los yiejos no queremos, we oíd tnen are not willing, 

Fa.ge 64. — i. Cortés, or Cortez (1485-1547), the conqueror of 
México. 

2. Cristóbal Colón, the Spanish form for Christopher Columbus. 

3. Velasquez, the governor of Cuba, who after having given 
Cortez a commission to conquer México, twice endeavored to recall 
him. Cortez refused to return. 

4. andando el tiempo, in time, 

5. con sin igual emoción, with great etnotion. 

6. por ella y no por otra cosa,/r^m /'/ (the emotion) and for no 
other- reason, 

Page 55* — i. ya anochecido, when night had come, 

Page 58* — i. la real, hela aquí, this is the real story; h¿ aquí 
corresponds in meaning to the French voici; "here is,'* but the 
pronoun object is appended to the hé, 

2. Carlos I (i 500-1 558), son of the Mad Juana and Philip the 
Handsome, and grandson of Ferdinand and Isabella. He became 
king of Spain in 1 516, and was elected emperor of Germany in 
1 519, with the title of Charles V, by which he is known in history. 
His reign was one long series of wars for the aggrandizement of 
the empire and the destruction of Protestantism. Wearied by con- 
tinual and only partially successful struggle, he abdicated, in 1555, 
in favor of his son Philip II, and retired to the monastery of 
Yuste to spend the remainder of his life in quiet and holy living. 
He died there in 1558. 

3. MélitO, Don Diego de Mendoza, Conde de Mélito, whom 
Charles V made viceroy of Valencia when he left Spain for Flan- 
ders, in 1521. 

Page 59. — i. los trece, cf. page 51, note 5. 

2. Alcira, a town in Valencia. 

3. Vincente Peris, a leader of the Germania, who was killed as 
descríbed in the text in the capture of the city of Valencia by the 
nobles, in 1521. 

4. la Huerta, the ñame formerly g^íven to the south-westem part 
of the province of Valencia. 



P.60-721 NOTES 121 

Page 60. — I. tanto es así, so much so. 

2. la santa inquisición, the Inquisition, a special clerical court 
destined to repress heresy» was estabiished in Spain in 1478, at the 
instance of Ferdinand and Isabella. It was suppressed by Napo- 
león in i8o8y was reestablished in 181 4, and finally suppressed in 
1820. It sent to the stake thousands of unfortunate persons ; at 
first, out of religious fanaticism; later, in the interests of the 
monarchy. 

3. Oran, a sea-port and f ortress in Algiers, on the north coast of 
África. 

Page 61« — I. eso que, in spite of thefaet that 

Page 62. — i. lo tengo por pasar, / insist upon passing, 

Page 63* — i. Marqués de Zenete, a Valencian noble promi- 
nent in the suppression of the Germania, 

Page 64* — i. el príncipe Don Juan, the only son of Ferdi- 
nand and Isabella, bom in 1477. In Apríl, 1497, he married Mar- 
gueríta, daughter of the Emperor Maximilian, and died in 
November of the same year. > 

2. Don Felipe de Austria, Philip the Handsome (i 478-1 506), 
son of the Emperor Maximilian, and sovereign of the Netherlands 
through his mother. He married Doila Juana, the second daughter 
of Ferdinand and Isabella, in 1496. She was not attractive, and 
the neglect of her handsome, frívolous husband brought on a state 
of dejection which resulted in insanity. When Philip died, in 
1 506) Juana, who lo ved him madly, had his body placed on a mag- 
nifícent car and took it from Burgos to Grenada. She travelled 
with the body only by night and guarded it jealously from the 
sight of woman. She survived her husband forty-seven years. 

Page 67* — i. da pena yerla, it is pitiful to see her, 
2. algo bueno daría, / would give a great deaL 

Page 68* — i. se duerme uno, onefalU asUep. 

Page 69« — i. sí, cf. page 41, note i. 

Page 70. — I. qji^ =^ porque. 

Page 72. — i. voy siendo viejo, I am growing oíd. Cf. page 
6, note 4. 



122 NOTES [P. 73-79 

Page 7 8« — i . ¿ cómo lo he de saber ? h&w should I know ? 

2. al primero, note that when the personal object becomes the 
predícate nominative oí a second verb the d is retained. 

3. no es para menos, it is no wonder. 

4. la cual, refers to lancha. 

5. á no socorrerle, cf. page 48, note i. 

6. el vestido hecho girones, his clothing in rags, 

Pagre 7.4* — i. para lo mismo, /V^f the same reason^ i. e. because 
he did not wish to take the stranger into his home. 

Pagre 75* — I. está enfermo de algún cuidado, he is seriously 
ilL 

2. ¿ qué ha de ser nada de eso ? what can ihis mean ? 

3. ó cosa así, or some such thing, 

4. cuantos le hemos yisto, all cf us who have seen him, 

5. ¿habrá cundido mucho la noticia? has the news been spread 
much f The f uture in a question expresses surprise or puts the 
question in a less direct form than the indicative would do. 

Pagre 76* — i. ni el muchacho, supply tenía, 

2. así es, so it was. 

3. á los dos días de su llegada, two days after his arrivcd. 

Page 77. — I. <IXL%= porque, 

2. ¿van acaso á saberlo? how are theygoingto know itf Cf. 
page 1 5, note 4. 

3. hace mucho, supply tiempo, 

Pagre 7S* — I. alguna vez, ever^ at any time, 

2. unos ignorantes, a set 0/ stupids. Unos f requently has a de- 
preciative or j ocular forcé. 

3. lo mismo que los dos hermanos á él, supply comprendían 
after hermanos^ any more than the brother and sister understood 
him, 

4. había de serle necesario otro, he would need another (lan- 
guage, 

Page 79. — i. en tal caso, if you have; lit, '' in that case. 
2. y que tampoco podía darse á entender, and who could not 
make himself understood either. 



P.«WW] NOTES 12^ 

TsLge S8* — I. dételo, the ¡es, represented by sf and referring 
to ¡os podres, serves simply to emphasize the indirect object. 

Page S4. — I. que podía ... el espaSol, tkat ke could easily 
have leamed Spanish enough (to write) and more, 

Page S7« — I. al decirle que ... le asegurase . , » , to tellyou 
thatyou may count upon mine ir the same as thougk I should assure 
you, . . 

Page 92* — i. se fundaba en lo primero, she assumed that she 
had, 

Page 98. — i. ¿ se sabe acaso ? it isnH known^ is itf Cf. page 
15, note 4. 

2. si es un ladrón, why he is a robber, 

3. ya se ha dicho que no, they have said he isnU that. 

4. del rey José, Joseph Bonaparte, made king oí Spain by 
Napoleón in 1808. The Spanish people aróse en masse to resent 
the outrage and expel the French. After a rather precarious 
tenure oí some four years, Joseph was deféated by the combined 
armies of the Spanish and English at the battle of Vittoria (181 3) 
and obliged to flee to France. 

5. el que mejor parece de novio, the one who appears best as a 
lover, 

Page 94* — i. si no lo está ya, if he is not already convinced. 

2. preciso es que le oculte alguno en la aldea, some one in the 
vülage must be hiding him, 

3. I ay I del que sea, woe to whomever he may be, After the 
interjection ¡ayl the preposition de is interposed before a noun or 
pronoun. 

Page 95. — i. porque os hago mucha falta á ti y á Cecilia, be- 
cause you and Cecilia need me so much, 

Page 96* — i. cuatro frases galantes de ésas, a few of those 
gaJlant phrases ; Cuatro is here used as an indeñnite numeral. 

2. ¿ sabe ya su prj^zima llegada ? does she know that he is to 
come soon ? 

3. celebraré que lo sea, / shall beglad if it is (a pleasure). 

4. todos ignoramos, none of us know, 

5. tú la que = tá eres la que. 



I;í4 notes [P.»-107 

Page 98. — i. al poco rato, in a short time, 

Page 100. — I. ypadieran ver . . . algunos yecinos, and some 
of our neighbors mightsee the light which comes through them» 

2. Estas hacia qne . . . alli, the man had been there that long; i. 
e., twenty-four hours. 

Page 102. — I. los dramas aquellos. For emphasis the de- 
monstratives are sometimes placed after the noun which is then 
preceded by the defínite article. 

2. y yo que le decía á mi padre, and to think that I used to tell 
my father, 

Page 108. — I. tanto por celebrarse . . . pueblo, both to celé- 
brate the majof's sainfs day^ and because Saint Peter is the patrón of 
the village, It is the custom in Catholic countries to celébrate, not 
the birthday, as we do, but the day of the saint whose ñame the 
person bears. 

2. no cabía en si de gozo, was beside himselfforjoy» 

3. la tía, supply empezó, 

Page 104. — I. qué será de mi, what will become o/mef Cf. 
page 3, note 4. 

Page 105. — I. decidió pedir consejo á la almohada, he decided 
to sleep on it ; lit., '' to ask counsel of his pillow.*' 

PaST® 106» — I. lo más escogido, thepersons ofmost importance; 
lit., '* the most select" 

2. por ser su santo, because it was his sainfs day» 

3. que no por ser humildes . . . júbilo, which had not been re- 
ceived with lessjoy because they were humble, 

4. con gran descontento, to the great displeasure, 

5. brindo, señores, por nuestro querido alcalde, . . . por que 
tenga Serrano la gloria de capturar . . . ^genüemen^ I drink to the 
health of our dear mayor^ . . . may he have the giory of capturing, . . 

Page 107. — I. hacía xdXo^for some time. 



VOCABULARY 



VOCABULARY 



á, at, to, on, in, upon, with, 
f rom, f or, by ; not translated 
when used be/ore a personal 
direct object; á no (4- infin^ 
= if in the protasis ; al poco 
rato, and in similar exprés^ 
sions of time = later, af ter. 

abajo, below. 

abandonar, to abandon, leave, 
quit, forsake. 

abierto, -a, p, p, of abrir. 

abogado, m., advócate» lawyer. 

abrasar, to bum, consume, set 
on fíre. 

abrazar, to embrace. 

abrigo, m,, cloak, shelter. 

abril, /»., April; //., years. 

abrir, to open. 

absolntamente, absolotely. 

absolnto, -a, absolute, uncon- 
ditional ; en — , absolutely. 

absorto, -a, amazed, absorbed 
in thought. 

abstraído, -a, absorbed, dis- 
tracted. 

absurdo, -a, absurd. 

abnela,/., grandmother. 

abuelo, m., grandfather. 

abundancia,/., abundance. 

abundante, abundant. 

aburrido, -a, p,p, of aburrir, 
dull, tedious, tiresome, bored, 
ennuyi. [press. 

aburrir, to weary, bore, vex, op- 



aca, here {tiear the person speak- 

ing) ; por — , here. 
acabar, to end, finish, (por, 

with, by) ; — de (4- infin^, to 

ha ve just. 
acaecer, to happen, occur. 
acalorimiento, m., ardor, heat 
acantilado, -a, steep, rócky ; el 

— , cliff. 
acaso, perhaps ; por si — , in 

case; expletive to introduce 

questions, 
acceder, to accede, agree. 
acción,/., action, act, deed. 
aceite, m., oil. 
acelerar, to basten, 
acento, m.j accent, tone, 
aceptar, to accept. 
acercar, to bring near, approach ; 

-se á, to approach. 
acertar, to hit, conjecture right. 
aclamar, to acclaim, applaod. 
aclarar, to clear up, ezplain. 
acoger, to receive, protect. 
acompasar, to accompany. 
aconsejar, to counsel, advise, 
acordarse de, to remember, 

think of. 
acorde, m., accord, melody. 
acostar, to lie down; -se, to go 

to bed, lie down. 
acostumbrar, to accustom ; -se, 

to accustom oneself, be accus- 

tomed. 
actitud,/., attitude, manner. 
activo, -a, active. 



125 



120 



VOCABULARY 



actOy m., act; — de justicia, ju- 
dicial decree. 

actual, actual, presenL 

acuarela, y ., ^v ater- color. 

acudir, to come, run to, basten 
(in). 

acuerdo, m,, accord, agreement ; 
de — con, in conjunction 
with, in agreement with. 

Adán, m.f Adam. 

adelantar, to advance, forward. 

adelante, forward, further; ha- 
cia — , forward; más — , 
later; hacer más — , to ad- 
vance, basten. 

además, moreover, besides ; — 
de, besides, in addition to. 

adiós, good-bye, farewell; dar 
— , tobid farewell. 

adivinar, to euess, conjecture. 

administración, /., administra- 
tion, management. 

admirable, admirable, excellent. 

admirablemente, admirably, 
cbarmingly. 

admiración, /., admiration, 
wonder. 

admirador, i»., admirer. 

admirar, to admire, wonder at. 

admitir, to admit, receive, ac- 
cept. 

adolescente, m., youtb. 

adoptar, to adopt. 

adorador, /»., admirer, lover. 

adorar, to adore, worship. 

adornar, to adom, decórate. 

adquirir, to acquire, obtain, 
get 

adversario, m., adversary. 

advertir, to observe, notice, 
advise (of), give notice (of); 
-se, to show itself, be evi- 
dent. 

aéreo, -a, aerial. 

aeronauta, m,, aeronaut. 

afable, afíable, courteous. 

afán, m,, anxiety, solicitude, 
eagemgss, zf |¿ 



afección, /., aiíection, feeling, 

ailment. 
afectado, -a, afiíected, saddened, 

wounded. 
afectísimo, -a, very affection- 

ate. 
afecto, m., afiíection, kindness, 

lo ve. 
afectuoso, -a, afiíectionate, lov- 

ing, tender, 
aficionado, -a, enthusiastic 

over, fond of, amateur, 
afirmativamente, affirmatively. 
afortunado, -a, fortúnate, 
agermanado, m,, ñame of the 

partisans of a popular faction 

or brotherhood formed in 

Valencia in 1519, and known 

as ¡a Germanía. 
ágil, active, 
agitación,/., agitation. 
agitar, to agítate, excite, shake» 

wave. 
agonfa,/., death agony. 
agosto, m.y August. 
agradar, to please. 
agradecer, to thank (for), be 

grateful (for). 
agradecido, -a, thankful, grate- 

fuL 
agradecimiento, 1»., gratitude. 
agrado, m., pleasure, liking; 

de (su, mi) — , to (bis, my) 

liking. 
agrandar, to enlarge. 
agravar, to aggravate; -se, to 

grow worse. 
agua,/., water. 
aguardar, to wait, wait for, 

expect. 
aguja,/., needle. 
ahí, tbere (near the person 

adressed)^ yonder, bere; — 

tienes, {tiene etc,)t tbis is. 
ahinco, m., zeal, ardor, 
ahogar, to cboke, suffocate, 

drown. 
ahora, now, at present. 



VOCABULARY 



127 



aliorcar, to hang. 

aire, m,, air, atmosphere, bear- 

ing. 
aialamiento, m., isolation. 
ajeno, -a, belonging to another, 

another's. 
ala, /., wing, brim (of a hat), 
alabar, to praise. 
alameda, /., a public walk or 

avenue. 
alargar, to eztend, stretch out. 
alarmante, alarming. 
alarmar, to alarm. 
alba,y^) dawn. 
albergar, to lodge; -se, to stay, 

Uve. 
alcalde, m.^ alcalde, mayor, 
alcance, m., following and over- 

taking a person; dar — á, 

to find after several attempts. 
alcanzar, to overtake, win, ob- 

tain, get, succeed. 
alcoba,/., aleo ve, bed-room. 
aldea,/., hamlet, village. 
alegar, to allege, aíErm. 
alegre, cheerful, bright, joyful. 
alegría,/., gaiety, joy, mirth. 
alejar, to remo ve to a distance; 

-se. to go away. 
alemán, Germán, 
aleteo, m,, fluttering. 
alféizar, m., window-sill, door- 

sill. 
algo, something, anything; adv,, 

somewhat. 
algnacü, m., alguacil, constable, 
alguien, someone,anyone, some- 

body, anybody. 
algún, used for alguno before 

nouns. 
alguno, -a, some, any; pron,,, 

some one, one, something. 
alhajar, to adom, fumish, fit 

up. 
aliciente, tn,^ attraction, incen- 
tive. 
alimento, m., food. 
alma,/., souL 



almohada,/., piUow. 
almorzar, to breakfast. 
almuerzo, m., breakfast 
alquilar, to rent 
altar, m., altar. 

alteración,/., alteration, change. 
alterar, to disturb, change. 
alto, -a, high, tall; -as horas, 

late hours; en voz — , in a 

load voice. 
I alto I haltt 

altura,/., height, altitude. 
alumbrar, to light up, illumi- 

nate. 
alusivo, -a, allusive, hinting at. 
alzar, to raise. 
allá, there {p-t a distance from 

the speaker and from the pef' 

son addressed)y yonder; más 

— de, beyond. 
allí, there (at a distance from 

the speaker and from the 

person addressed), at that 

point. 
ama,/., mistress, housekeeper. 
amado, -a, beloved; m, or f^ 

sweetheart. 
amante, loving, fond oí. 
amante, m. orf^ lover, friend. 
amar, to love. 
amargar, to embitter. 
amargo, -a, bitter, painful. 
ambición,/., ambition. 
ambos, -as, both. 
amenazar, to threaten. 
ameno, -a, pleasant, agreeable. 
amiga,/., triend. 
amigo, m,, friend. 
amistad,/., friendship. 
amo, m,, master. 
amonestar, to admonish, re- 

prove. 
amor, m», love; //., love affair, 

courtship. 
amorío, m., love affair. 
amoroso, -a, loving, amorous. 
amparar, to shelter, protect. 
amparo, m., prote^tion. 



128 



VCXIABULARY 



amueblar, to f umish. 
anciano, -a, oíd» ancient; m., 

oíd man; /., oíd woman; //., 

oíd people. 
ancho, -a, broad, wide. 
andaluzo, -a, Andalusian. 
andar, to go, walk. 
anduve, síe andar, 
ángel, m,, ángel, 
angelical, angelic. 
ángulo, m,, angle. 
angustia,/., anguish, anxiety. 
anhelar, to long to, or f or, desire 

anxiously. 
anhelo, m,, longing, desire. 
animar, to anímate; -se, to 

grow animated. 
á^imo, m.f mind, spirit, courage. 
animosidad, /., animositj, 111- 

wUl. 
aniquilar, to annihilate, destroy. 
aniversario, m,, anniversary. 
anoche, last night. 
anochecer, to grow dark; al — , 

at nightfall. 
ansiar, to desire anxiously. 
ansiedad,/., anxiety, eagemess. 
ansioso, -a, eager. 
ante, before, in front of. 
antecedente, m., antecedent. 
anterior, preceding, formen 
antes, before, formerly; — que, 

before; — de, before. 
antiguo, -a, ancient, oíd. 
anunciar, to announce. 
aüadir, to add. 
a2o, m,t year; largos -8, many 

years. 
apaciguar, to pacify, appease, 

modérate. 
apagar, to extinguish, put out, 

deaden, die away. 
aparecer, to appear. 
aparecido, m., ghost. 
aparición,/., apparition. 
apariencia,/., appearance. 
apartar, to part, sepárate; -se, 

to withdraw f rom, leave. 



apasionado, -a, impassioned, 

passionate. 
apenas, scarcely, hardly. 
apetito, m.f appetite. 
apetitoso, -a, appetizing. 
aplaudir, to applaud. 
aplicado, -a, industríous. 
apoderarse de, to take posses- 

sion of, seize. 
apostar, to bet, wager. 
apoyarse, to lean on, support 

one's self. 
apoyo, m,, support, protection. 
apreciar, to appreciate, valué, 

esteem. 
aprender, to learn. 
apresurar, to basten; se, to 

make baste, 
aprobar, to approve of. 
aprovechar, to profit by, take 

advantage of . 
aproximarse, to approach, draw 

near. 
apuesta,/., bet, wager. 
aquel, -la, -lo, that. 
aquél,. -la, -lo, that one, the one. 
aquí, here {near the person 

speaking). 
árbol, m., tree. 
arbusto, m., bush, shrub. 
arca,/., coffer, iron chest 
arco, m., arch, bow ; — iris, rain- 

bow. 
arder, to bam. 
ardiente, ardent, passionate, 

buming. 
ardientemente, ardently. 
ardoroso, -a, ardent, fiery, rest- 

less. 
Argos, m., Argus; ser — , to be 

very vigilant. 
arma,/., weapon, arm. 
armado, -a, armed. 
armario, x»., wardrobe, clothes- 

press. 
aroma, /*., scent, odor, 
aromático, -a, aromatic. 
arpa,/., harp. 



VOCABULARY 



129 



arrancar, to tear away, wrest, 

draw. 
arrasar, to level, raze. 
arrastrar, to drag along, carry 

away; -se, to creep. crawl, 
arrebatar, to carry off, take 

away» seize. 
arreglar, to arrange. 
arrepentirse, to repent, be 

sorry. 
arriba, above; por la calle — , 

up the Street, 
arrodillar, to kneel. 
arrojar, to throw, casL 
arrostrar, to face, encounter. 
arro3ro, /».» brook, streamlet. 
arruga, /T, wrinkle. 
arrullar, to lull, rock, 
arte, m,t orf,^ art» skill, forcé, 
articulo, m.y article. 
artificial, artificial; fuegos -es, 

fire-works. 
artista, «»., artist 
artístico, -a, artistic 
asaltar, to assail. 
ascención,/., ascensión, 
asegurar, to assure, state, assert. 
asesinar, to assassinate. 
asesinato, m., assassination. 
asesino, m., assassin. 
así, so thas ; cosa — , some such 

thing; — es, so, henee, 
asilo, 01., refuge. 
asir, to grasp, seize; -se á, to 

lay hold of . 
asistir, to assist> help, nurse, 

be present. 
asociar, to associate. 
asomar, to appear, be visible; 

-se á, to look out of, appear at, 

look out. 
asombrar, to astonish, astound; 

-se, be astonished. 
asombro, m., fear, amazement, 

astonishment. 
aspecto, m., aspect, view, sight. 
aspiración,/., aspiration. 
aspirar, to aspire, breathe. 



asunto, m,^ business, affair, mat- 

ter. 
asustar, to frighten, terrify; 

-se, be frightened. 
atacar, to attack. 
ataque, 1»., attack. 
atar, to tie, bind, fasten. 
ataúd, OT., coífin. 
atayiado, -a, dressed out, 

adorned. 
atención, /., attention ; llamar 

la — , to attract attention. 
atentamente, attentively, close- 

aterrar, to terrífy, appal; -se, 

be terrified. 
atormentar, to torment. 
atraer, to attract, draw. 
atraído, -a, /. p, of atraer, at- 

tracted, drawn. 
atrás, back, backward. 
atravesar, to cross. 
atreverse, to daré, ventare, 
atribuir, to attribute. 
aturdir, to perturb, confuse, 

bewilder, stun. 
aumentar, to increase. 
aun {^ritten and pronounced . 

aún when it follows the verS) 

yet, still, even. 
aunque, althoogh, even, though. 
aurora,/, aurora, moming. 
ausencia,/, absence. 
ausentarse, to absent oneself, 

be absent. 
ausente, absent. 
autor^ m., aothor. 
auxilio, m,y aid; llamar en — , 

to odl to one*s aid. 
avanzado, -a, advanced; lo — , 

the lateness. 
avanzar, to advance. 
ave,/., bird. 
avecilla,/, small bird. 
aventura,/, adventure. 
aventurero, m., adventorer. 
averiguar, to ascertain, leam, 

investígate. 



130 



VOCABULARY 



ayidez,/., avidity, eagemess. 
ayisar, to inform. 
ayisOy m,, notice, news. 
¡ayl alas! ahí woel 
ayer, yesterday. 
ayuda,/.» aid, help, assistance. 
ayudar, to aid, assist» help. 
ayuntamiento, m,, town-council, 

Corporation, body oí magis- 

trates. 
azabache, m,, jet. 



azaroso, 



unlucky, unfortu- 



nate. 
azotar, to whip. 
azotea,/., flat-roof, platform. 
azul, blue. 
azulado, -a, azure, bluish. 



B 



baile, m., dance. 

bajar, to descend, go down, 

alight, lower. 
bajo, -a, low, base; en voz — , 

in a low voice. 
bajo, onder, beneath. 
bala,/., ball» bulleL 
balcón, m., balcony. 
balde, en — , in vain. 
balsa,/., raft. 
banco, m., bench, bank. 
bandera, /., banner, standard, 

flag. 
bandido, m., bandit, outlaw. 
baSar, to bathe. 
barandilla,/., railing. 
barba,/., beard, chin, 
barca,/., boat 
barqiülla,/., a little boat, car (oí 

a balloon). 
bastante, enough, sufficient ; 

ai¿v,f rather. 
bastar, to suffice, be enough. 
batalla,/., battle. 
batir, to beat; -se, to fight 
beber, to drink. 
bebida,/., drink, beverage. 



belleza,/., beauty. 
bellísimo, -a, very beautiful. 
bello, -a, beautiful. 
bendecir, to bless. 
bendito, -a, blessed. 
beneficio, m., benefit, favor, 

kindness. 
besarj to kiss. 
bien, well, truly, indeed, very; 

mas — , ratner; si — , al- 

though. 
bien, /»., good, welfare; con — , 

saf ely ; //., -es, property. 
bienestiu:, m., well-being, com- 
fort 
bienhechor, m,, benefactor, 
bigote, m,, mustache. 
blanco, -a, white. 
blancura, /., whiteness. 
blanqueado, -a, whitened, white- 

washed. 
blusa,/., blouse. 
boca,/., mouth. 
boda,/., wedding. 
bondad,/., goo<¿es8, kindness. 
bondadoso, -a, kind. 
bonito, -a, pretty, nice. 
bordar, to embroider. 
bordo, m.f board, ship, vessel ; á 

— , on board. 
borrar, to strike out, efface, erad- 

icate ; -se, to be efíaced, obliter- 

ated. 
bosque, m., wood. 
bota,/., boot. 
botánica,/., botany. 
bote, m.f boat. 
botella,/., bottle. 
bravo, -a, brave. 
brazo, m., arm. 
breve, short; en — , in a short 

time; -s instantes, a few mo- 

ments. 
brillante, brilliant 
brillante, m., brilliant. 
brillar, to shine, sparkle, be 

brilliant. [health of. 

brindar, to toast, drink the 



VOCABULARY 



131 



brotar, to bud, germinate, issue, 

flow forth. 
bueno, -a, good. 
bullicio, m.| busUe,noise, tumult. 
buque, m., vessel, ship. 
burlar, to mock» deceive ; -se de, 

to make sport of, ridicula. 
busca, /., search; en — de, in 

search oí. 
buscar, to search for, look for. 



caballero, m,, gentleman, sir. 

caballo, m,, horse. 

cabecera,/., head oía bed, pillow. 

cabello, m., hair. 

caber, to be contained, have room 
enough, fit. 

cabeza,/., head. 

cabizbajo, -a, holding down the 
head, thoughtful. 

cabo, m., end ; al — de, at the 
end oí, after; al — , finally. 

cada, each, every. 

cadáver, m., corpse, body. 

cadena,/., chain. 

caer, to fall, sink, drop. 

cal, see caer. 

caído, -a, p. p. 0/ caer. 

caja,/., box. 

calcular, to calcúlate, reckon. 

calentura,/., fever. 

calenturiento, -a, feverish. 

calidad,/, quality, condition. 

cáliz, m,, calix oí a flower. 

calmar, to calm. 

calor, m,, heat. 

callar, to keep silenL 

calle,/., Street, path, alley. 

cama,/., bed. 

cambiar, to change, exchange. 

cambio, m.t change, exchange; 
en — , in exchange, on the 
other hand; en — de, in ex- 
change for; á — de, in ex- 
change for. 



caminar, to go, proceed, travel. 

camino, m,, road, way. 

campana,/., bell. 

campanada,./., stroke of a belL 

campanilla,/., little bell. 

campiña, /., flat tract of arable 
land. 

campo, m,, country, fíeld. 

camposanto, m,, burial-ground. 

canción,/., song. 

candor, m,, candor, innocence, 
purity. 

cansado^ -a, tired, weary. 

cansancio, m,, wearíness, fatigue. 

cansar, to grow tired; -se, to 
grow tired. 

cantar, to sing. 

canto, m., song. 

capa,/., cloak, mantle. 

capaz, capable, able. 

capilla,/, chapel. 

capital, m., capital, fortune. 

capital, /., capital city, metróp- 
olis. 

capitán, m,, captain. 

capítulo, m,f chapter. 

capricho, m., caprice. 

captar, to captivate, win. 

capturar, to capture. 

cara,/., face. 

carácter, m., character. 

carcajada,/., loud laugh. 

carcax, m,, quiver. 

cárcel,/, prison, jail. 

carecer, to lack, be wanting in. 

cargo, m,f burden, charge; ha- 
cerse — de, to consider, ac- 
quaint oneself with. 

caricia,/, caress. 

caridad,/., charity. 

cariño, m,, affection, fondness. 

cariñoso, -a, afiíectionate, lov- 
ing, kind. 

caritativo, -a, charitable. 

carmín, m,, carmine. 

caro, -a, dear. 

carrera, /., career, course of 
study for a profession. 



132 



VOCABULARY 



carruaje, m., carriage, vehide. 
carta,/., letter. 
casa,/., house. 
casamiento, m,, marriage. 
casar, to marry; -se (con), to 

marry. 
caserío, m,, a series of houses, 

a very small town. 
casi, almost. 
casita,/., small house. 
caso, m.y case, event, occurrence ; 

bacer al — , to matter, be of 

importance. 
castaflo, -a, hazel. 
castellano, -a, Castilian. 
castigar, to punish. 
castigo, m., punishment. 
casualidad, ?., coincidence, hap, 

chance; a la — , bj chance, 
catorce, fourteen. 
catástrofe,/., catastrophe. 
causa, /, cause, tríal ; á — de, 

on account of . 
causar, to cause, 
caza./., hunting, game; ir (par- 
tir) de — , to go hunting. 
cazar, to hunt, pursue. 
ceder, to yield, give up, resign. 
celar, to watch over with care 

or fear. 
celebrar, to celébrate, perform, 

be glad, rejoice. 
célebre, celebrated, famous. 
celestial, celestial, heavenly. 
celibato, m,, celibacy, unwedded 

State., 
celo, m., zeal; //., jealousy; 

tener -s, to be jealous. 
celoso, ^a, jealous, eager for. 
cementerio, m,, cemetery. 
cena,/., supper. 
cenar, to sup, take supper. 
Cenicienta,/., Cinderella. 
ceniza, /., ash. 
centenar, m,, a hundred. 
centro, m,y center, middle. 
cera,/., wax. 
cerca, near, near by; — de, 



near, about ; de — , dose by, 
near at hand. 
cercano, -a, near, neighboring. 
cercar, to surround, hem, com- 

pass. 
cerebral, cerebral, of the brain. 
cerrar, to dose, lock, block, ob- 

struct. 
certeza,/., certainty. 
cesar, to cease, stop, 
césped, m,, sod, turf, 
cesta,/., basket. 
cestilla,/., little basket 
cestita,/., little basket. 
ciego, -a, blind. 
cielo, m.f heaven, sky. 
cien, used for ciento befare 

nouns. 
ciencia,/., science. 
ciento, hundred. 
ciertamente, certainly. 
cierto, -a, a certain, some, cer- 
tain; lo — es que, it is cer- 
tain that; por — , certainly» 
surely. 
cinco, nve. 
cincuenta, ñfty. 
cinta,/., ribbon. 
circulo, m,j circle. 
cisne, m., swan. 
cita, /., eng^gement, rendez- 

vous, appointment, mention. 
citar, to cite, quote, make an 

engagement. 
ciudad,/., citv. 
claramente, clearly. 
claridad,/., light, brightness. 
daro, -a, clear, bright 
claustro, m., cloister. 
clima, m,f climate. 
cobarde, m, orf^ coward. 
cocina,/., kitchen. 
coche, m,y coach, carriage. 
codicioso, -a, greedy, covetous, 

avaricious. 
coger, to take, catch, capture, 

pluck. 
colgar, to hang. 



VOCABULARY 



133 



colmar, to overwhelm, fill. 
colocar, to place, put, place in 

any place» rank, position ot 

otfce, marry. 
coloquio, m.y talk, colloquy, 

conversation. 
color, fn»y color. 

colorear, to color, blush, redden. 
columna, y., column. 
columpiarse, to swing. 
comarca,/., territory, country. 
combate, m,y combat, engage- 

ment. 
combatir, to fíght. 
comedor, #»., dming-room. 
comer, to eat. 
comerciante, f»., merchanL 
comercio, «»., business, com- 

merce. 
cometer, to commit. 
comida,/., dinner, meal. 
comisión,/., commission, com- 

mittee. 
como, as, like. 
cómo, how? why? what? 
cómoda, /., bureau, chest oí 

drawers. 
comodidad,/., convenience. 
compafiero, /»., companion. 
compuiia,/., company. 
compartir, to share, divide. 
compasión, /., compassion. 
compatriota, m.^ compatriot. 
complacer, to please, humor, 
complaciente, obliging, kind, 

pleasing. 
completamente, completely. 
completar, to complete, 
completo, -a, complete; por — , 

completely. 
componer, to compose. * 
comprar, to buy. 
comprender, to understand. 
comprimir, to compress, repress, 

suppress. 
comprometer, to compromise, 

engage, bind. 
compuesto, -a, p.p. of componer. 



comunicar, to inform, communi- 

cate. 
con, with, by, through, in, on, 

to; — tal, provided. 
conceder, to grant, concede, 
concertar, to arrange, adjust. 
conciencia, /., conscience. 
concierto, m., concert, order, ar- 

rangement. 
conciliar, to conciliate, recon- 

cile; — el sue&O, to induce 

sleep, fall asleep. 
condenar, to condemn. 
condición,/., condition. 
conducir, to lead, conduct, bring. 
conducta,/., conduct. 
confesar, to confess. 
confesión,/., confession. 
confesor, m., confessor. 
confianza,/, confídence. 
confiar, to entrust, trust, confíde 
confidencia,/., confídence. 
confidente, m.^ confídent. 
confirmar, to confírm, support. 
conforme, according as, in ac- 

cordance with. 
confundir, to confound, conf use, 
confuso, -a, confused. 
conjetura,/., conjecture. 
conmigo, with me. 
conmover, to disturb, afíect, 

move; -se, to be moved or 

touched. 
conocer, to know. 
conocimiento, m., consciousness ; 

//., knowledge. 
consagrar, to consécrate, 
consecuencia,/, consequence. 
conseguir, to succeed in, obtain, 

attain. 
consejo, m.y counsel, advice, 

council. 
consentimiento, m.y consent. 
consentir, to consent to, permit, 

approve. 
conservar, to preserve, keep. 
consideración,/, consideration, 

importance. 



134 



VOCABULARY 



considerar, to consider, esteem, 
think. 

consiguiente, consequent; por 
— , consequently. 

consolar, to consolé. 

conspirador, m,y conspirator. 

conspirar, to conspire. 

constante, constant. 

constantemente, constantly. 

construcción, /.» construction, 
building. 

construir, to construct. 

consuelo, m.^ consolation, com- 
fort. 
^ consultar, to consult. 

consumir, to consume. 

contagiar, to infect. 

contagio. I»., infection, con- 
tagión. 

contagioso, -a, contagious. 

contar, to relate, tqll, recount, 
comit; — con que, to count 
upon. 

contemplar, to contémplate, 
look at, see. 

contener, to contain, h.old, re- 
strain; -se, to restrain one- 
self. 

contenido, m,t contents. 

contentar, to content, satisfy; 
-se, to be conten ted. 

contento, -a, contented, happy. 

contento, m.^ contentment. 

contestar, to answer, reply. 

contigo, with you. 

continuar, to continué. 

continuo, -a, continual, con- 
stant. 

contomo, m,, environs, vicinity ; 
por esos — s, around here. 

contra, against. 

contrahecho, -a, deformed. 

contraorden, m,, countermand. 

contrariar, to vex, annoy, op- 
pose. 

contrario, m,^ contrary; por el 
— , on the contrary. 

contribuir, to contribute. 



contusión, /., contusión, bruise. 
conyaleciente, convalescent. 
convencer, to convince; -se, to 

be convinced. 
convenir, to suit, please, be ñt- 

ting, agree upon. 
convento, m., convent. 
conversación, m., conversation. 
conversar, to conversé. 
convidado, -a, invited guest. 
convidar, to invite, 
convulsivo, -a, convulsive. 
coordinar, to coordinate. 
copa,/., cup, goblet. 
coqueta,/., coquette, flirt. • 
corazón, m., heart. 
cordialidad,/., cordiality. 
corona,/., crown. 
coronación, /., coronation. 
coronar, to crown. 
corral, m.^ enclosure. 
correcto, -a, correct. 
corredor, m., corridor. 
correo, f»., mail, post. 
correr, to run. 
corresponder, to correspond, be 

equal to, retum a favor, recip- 
rócate, 
cortar, to cut, cut o£f, cut 

through, cross, traverse, ar- 

rest. 
corte, m., cut. 
corte,/., court; Capital, 
cortesano, -a, courteoüs, polite, 

courtly, refíned. 
cortina,/., curtain. 
corto, -a, short, small, little. 
cosa,/., thing. 
coser, to sew. 
costa,/., cost, expense; á — de, 

at thé expense of. 
costar, to cost. 
costear, to pay the cost, bear 

the charges. 
costumbre, /., custom; de — , 

ordinariíy. 
costura,/., sewing. 
crear, to créate, make. 



VOCABULARY 



135 



aecer, to grow. 

crecido, -a, large, considerable. 

Credo, m,, Apostles' Creed. 

credulidad,/., credulity. 

creencia,/., belief. 

creer, to believe, think. 

criado, m., servant. 

criatura,/., creature, child. 

crimen, m,^ crime. 

criminal, m., criminal. 

cristal, m., window-glass, crys- 

tal. 
cristalino, -a, crystalline. 
cristiano, -a, Christian. 
Cristo, f»., Christ, crucifíz. 
cruel, cruel, 
cruz,/., cross. 
cruzar, to cross, traverse. 
cuadra,/., stable. 
cuadrado, -a, square. 
cuadrar, to please, suit. 
cuadro, m., picture. 
cuajado, -a, omamented, deco- 

rated profusely, loaded with. 
cual, (preceded by the definite 

articie), who, which ; cada — , 

each one ; á — más, equally. 
cuál, which ? what ? who ? 
cualquier, -a, any, some. 
cuan, as, as much as. 
cuan, how? 

cuando, when, whenever, while. 
cuándo, when? 
cuanto, as much as, as many as, 

all (that, who) ; en — , as soon 

as ; en — á, as f or ; — más 

.... más, the more .... the 

more, 
cuánto, how much ? how long ? 

//., how many ? 
cuarto, fourth ; m., quarter, room, 

farthing. 
cuatro, four. 

cuatrocientos, four hundred. 
cubierto, -a, p. p, of cubrir, 
cubrir, to cover. 
cuello, m., neck. 
cuenta, /., account; darse — , 



to be aware of , realize ; tener 

en — , to take into accounL 
cuerpo, m., body. 
cuestión, /., question, dis- 

cussion, dispute, 
cuidado, /»., care, attention, 

anxiety. 
cuidar, to take care, take care 

of; -se de, to concern one- 

self about. 
culpa,/., fault. 
culpable, guilty. 
culpar, to accuse, blame. 
cultivar, to cultívate, 
culto, m., worship. 
cumplir, to fulñl, execute, 

accomplish, expire {of time) ; 

— aSos, to reach one's birth- 

day ; — con un deber, to per- 

form or fulñl a duty. 
cuna,/., eradle. 
cundir, to spread. 
cura, m,t cúrate, priest. 
curar, to cure. 
curiosidad,/., curiosity. 
cuyo, -a, whose, of which. 



CH 

chico, m,y boy. 

chiquillo, — a.little; w., small boy. 

choza,/., hut. 



dama,/., lady. 

daño, m.f harm, damage. 

dar, to give; — á, to open 01 
look out upon ; — las doce, 
to strike twelve ; — adiós, to 
bid f arewell ; — envidia, to 
make envious ; — razón, to 
inform, give information ; -se 
cuenta de, to be aware of, 
realize; — á luz, to be de- 
livered of child. 

de, of, from, in, concerning, as 



136 



VOCABULARY 



to» about, on, with, by, for, 

as, adv,f than. 
déy see dar. 
debajo, or — de, under, be- 

neath. 
deber, m*, duty» obligation. 
deber, to owe» be obliged, must; 

— (de) 4- infin.y must» to be to. 
débil, feeble, weak, dim, f ragile. 
decidir, to decide, determine ; 

-se, to resolve. 
decir, to say, speak, telL 
decisión,/., decisioa. 
declarar, to declare, make 

known. 
dedicar, to dedícate. 
defender, to defend, protect, 

maintain. 
definir, to define. 
defraudar, to defraud, deceive, 

cheat. 
dejar, to have, allow, permit; 
leave ; — de (H- injin,), to fail 
to, cease from. 
delante or — de, in front oí, 

before. 
delatar, to denounce, accuse, 

impeach. 
delgado, -a, thin, slender. 
delicado, -a, delicate. 
delicioso, -a^ delightful, pleas- 

ing. 
delirio, m., deliriom. 
delito, /»., crime. 
demás, other ; lo — , the rest ; 

los (las) — , the others, the 

rest ; por lo — , f uthermore ; 

por — , eztremely, eztrava- 

gantly. 
demasiado, too, too much. 
demostrar, to show, manifest. 
dentro, within ; — de, within. 
depositar, to deposit, place, 
depravado, ^a, depraved, corrup- 

ted. 
derecho, -a, right, straight; á 

la — , on one's right; á — , 

at the right 



derecho, m,, right. 
derramar, to pour, shed. 
derrochar, to dissipate, squan- 

der. 
derrotar, to rout, defeat. 
desagradar, to displease, off end. 
desapacible, rough, wild. 
desaparecer, to disappear. 
desasir, to loosen, reléase ; -se, 

to f ree oneaelf . 
desayentnrado, -a, unlucky, un- 

fortúnate, 
descansar, to rest, repose, lie; 

-se, to rest. 
descargar, to unload. 
descendencia, /., offspring, de- 

scendants. 
descender, to descend. 
descifrar, to decipher, solve,. 

work out. 
descompuesto, -a, discomposed, 

wild, terrified. 
desconfiar, to distrust, suspect. 
desconocer, to be ignorant of, 

be unaware of, not to know. 
desconocido, -a, unknown. 
descontento, m,, discontent, dis- 

pleasure. 
descontento, -a, discontented, 

displeased. 
descubierto, -a, /. /. 0/ des- 
cubrir, 
descubrimiento, m., discovery. 
descubrir, to uncover, remove 

the hat, discover, see. 
descuidado, -a, uncared for, 

neglected. 
desde, since, from; — que, from 

the time that, since ; — ahora, 

from now on. 
desdeüar, to disdain, scom. 
desdicha, /., misfortune, ca- 

lamity, ill-luck. 
desdichado -a, unbappy, un- 

fortúnate, 
desear, to desire, wish, want. 
desechar, to reject, cast off, 

reject 



VOCABULARY 



137 



desencanto, m., disenchantment, 

disillusionment. 
deseo, m,, desire, wish. 
desesperación, /., desperation, 

despair. 
desesperado, -a, in despair. 
desesperar, to despair. 
desfallecer, to grow weak or 

faint. [grace. 

desgracia, /., misfortune, dis- 
desgraciado, -a, unhappy, 

wretched. 
desgreñado, -a, dishevelled, 

with the hair in disorder. 
deshonroso, -a, dishoñorable, 

disgraceful. 
desierto, m., desert, wildemess. 
desierto, -a, desertad, 
desigual, unequal, unlike, un- 
« even, rough, dissimilar, 
desinterés, m,^ disinterestedness, 

unselfíshness, impartiality. 
desistir, to cease, desist, aban- 
don, 
deslizar, to glide. 
deslumbrador, -a, dazzling. 
desnudo, -a, naked, bare. 
desorden, m.y disorder. 
despacio, slowly. 
despedir, to discharge, send 

forth ; -se, to take leave. 
desx>ejado, -a, olear, serene, 

smooth. 
despertar, to awaken, awake. 
despojo, m., plunder, spoils ; //. 

remains. 
desposado, -a, betrothed. 
desposar, to betroth, marry. 
despreciar, to despise, show 

contempt for. 
desprecio, m., disregard, scom, 

contempt. 
desprestigiar, to take away 

prestige, bring into contempt. 
después, later, afterwards; — de, 

after. 
destierro, m., exile, a remote 

and solitary place. 



destinar, to destine or intend 

for. 
destreza, /., dexterity, skill, 

cunning. 
destrozado, -a, tom, destroyed, 

mangled. 
destruir, to destroy. 
desyanecer, to vanish, disap- 

pear. 
desventurado, -a, unfortunate. 
detalle, m,, detall, 
detener, to detain, hold back, 

stop ; -se, to stop. 
detonación, /., detonation, re- 

port. 
detrás, or — de, behind. 
detuYO. see detener, 
deyocion,/., devotion, piety. 
deyolver, to retum, send back, 

restore, 
deyorar, to devour, consume, 
deyotamente, devoutly. 
deyoto, -a, devout. 
devuelto, -a, /. /. 0/ deyolyerc 
di, see dar. 
di, see decir, 
día, m., day. 
diálogo, m., dialogue, 
diariamente, daily. 
dicha, /., happiness, good-for- 

tune, fate. 
dicho, -a, /./. of decir, said» 

above mentioned, this. 
dichoso, -a, happy. 
diera, see dar. 
dieron, see dar. 
diese, see dar. 
diez, ten. 

diferente, different. 
difícil, difiicult. 
dificultad,/., diíBculty. 
difunto, -a, dead. 
diga, see decir. 

dignarse, to deign, condescend. 
dignidad,/., dignity. 
dignísimo, -a, most worthy. 
digno, -a, worthy. 
digo, see decir. 



13» 



VOCABULARY 



digresión,/., digression. 

dijo, see decir. 

dilatado, -a, extensive, large. 

dinero, m., money. 

dio, see dar. 

Dios, tn.y God. 

diré, see decir. 

dirección,/., direction, address, 

leadership. 
dirigir, to direct; -se á, to go 

toward, address ; — hacia, to 

go toward. 
discípulo, m.^ disciple. 
discreto, -a, discreet, circum- 

spect. 
discusión,/, discussion. 
discutir, to discuss. 
disgustar, to displease. 
disgusto, m,y displeasure, an- 

noyance, disgust. 
disimular, to conceal, hide, dis- 
semble, 
disimulo, m., dissimulation, dis- 

sembling. 
dispersar, to scatter, disperse. 
disponer, to dispose, arrange, 

prepare, order; -se á, to 

be about to, prepare oneself 

to. 
dispuesto, -a, /. /. of disponer, 

disposed, ready, fít, willing. 
distancia,/, distance. 
distinguido, -a, distinguished. 
distintamente, distinctly. 
distintiyo, m., distinctive mark. 
distinto, -a, different. 
distracción, /, distraction ; con 

— , distractedly. 
distraer, to distract, divert. 
distraído, -a, /. /. of distraer, 

distracted, preoccupied. 
disuelto, -a, /./. of disolyer, 

dissolved, broken up. 
diyersión, /., diversión, amuse- 

ment. 
diyerso, -a, diverse, different, 

various. 
diyertir, to divert, amuse ; -se, 



to amuse oneself, have a good 

time, 
diyino, -a, divine, 
diyisar, to see at a distance, make 

out, perceive indistinctly. 
doble, double. 
doce, twelve. 
docena,/, dozen. 
dócilmente, with docilit^. 
doctor, m., doctor, physician. 
dolor, m.y grief. 
doméstico, -a, domestic. 
domicilio, m,y domicile, home. 
dominar, to dominate, master, 

subdue. 
don, w., (used only before 

ChrisHan ñames), Mr. 
donde, where ; — quiera, wher- 
dónde, where? [ever. 

doSa, /., {used only before 

Christian ñames) y Miss, Mrs. 
dormir, to sleep; -se, to fall 

asleep. 
dormitorio, m., bed-room. 
dos, two. 

drama, m., drama. 
dramático, -a, dramatic. 
ducado, m., ducat. 
duda,/, doubt; sin — , without 

doubt, doubtless, of course. 
dudar, to doubt. 
dudoso, -a, doubtful. 
duelo, m,y duel. 
dueSa,/, lady, woman, mistress, 

owner, duenna. 
dueSo, m,, master, owner. 
dulce, gently, meek, mild, sweet. 
dulcemente, softly, gently, 

sweetly, tenderly. 
duración,/, duration. 
duramente, rudely, roughly, 

harshly. 
durante, during. 
durar, to last. 
dureza,/, severity. 
duro, -a, hard, difficult, harsh, 

stem, severe; á — penas, 

with great difficulty. 



VOCABULARY 



39 



E 



é = y {pefore words beginning 

with i or hi). 
eco, m.» echo. 

economizar, to economize, save. 
echar, to throw, cast, throw out, 

pour out; -se, to lie down; 

— abajo, to tear down ; — de 

menos, to miss. 
edad, /., age ; mayor ^ — , ma- 

jority ; de corta — , youDg. 
edén, fn.y £den. 
edificio, m.» building, edifíce. 
educación, /., education. 
educar, to edúcate. 
efecto, m.y effect; en — , indeed, 

in fact. 
ejecutar, to execute, play. 
ejemplar, exemplary. 
ejercer, to exercise, practice, 

use. 
el, la, lo, the, (used as demon- 

straüve befare de and que), 
él, ella, ello, he, him, she, her, 

it 
elegante, elegant. 
elegir, to choose, elect 
eleyar, to raise ; -se, to rise. 
ello, it ; — es, the fact is. 
embarcación,/., vessel, ship. 
embargo, m., hindrance; sin — , 

nevertheless, notwithstand- 

ing. 
embelesar, to charm, astonish. 
embellecer, to embellish. 
embozado, m.y a person with 

his face covered, by one side 

of his cloak being drawn over 

his lef t shoulder. 
emigrado, m.» emigrant. 
emigrar, to emigrate. 
emoción,/., emotion, feeling. 
empaSar, to soil, darken, ob- 

scure. 
empapar, to soak. 
emparrado, m.y arbor. 
empedrar, to pave. 



empeño, m,y earnestness, deter- 
mination; con— , eamestly, 
tener — en, to be anxious to. 

empezar, to begin, commence. 

emplear, to employ, use. 

empolvado, -a, dusty. 

emprender, to undertake, enter 
upon, attempt. 

empresa,/., undertaking, enter- 
prise. 

en, in, on, to, into, within, 
among. 

enamorado, -a, lover. 

enamorarse, to fall in love. 

encaminarse, to go or walk. 

encanecer, to grow white or 
gray. 

encantador, -a, charming, en- 
chanting. 

encantar, to charm, fascínate;' 
-se, to fall in love. 

encanto, m,^ charm, fascination, 
delight. 

encarecidamente, earnestly, ex- 
ceedingly, highly. 

encargar, to charge, entrust; 
-se, to take charge. 

encargo, m., charge, commission. 

encamado, -a, red, incamate. 

encender, to light, kindle. 

encerrar, to shut up, confine, en- 
dose, contain. 

encima, above ; por — , above. 

encoger, to contract, shorten; 
-se los hombros, to shrug 
one's shoulders. 

encontrar, to fínd, meet, think ; 
-se, to find one*s self, be. 

encubierto, -a, /. /. of encu- 
brir, hidden, 'concealed. 

encuentro, m., encounter, meet- 
ing: á su (mi) — , to meet him 

(me). 

enemigo, m,^ enemy. 

enfermedad, /., illness, disease, 
malady. 

enfermera,/., nurse. 

enfermizo, -a, sickly. 



140 



YOCABULARY 



enfermo, -a, sick, infírm. 
enfrente, in f ront, opposite ; — 

de, in froBt of; de — , op- 
posite. 
engañar, to deceive; -se, to be 

mistaken. 
engaSo, f»,, deceit, falsehood. 
enlace, m.y unión, 
enloquecer, to turn the head. 
ennoblecer, to ennoble. 
enorme, enormous. 
enrojecido, -a, reddened, red« 
enroscado, -a, twined, twisted, 

coiled, curled. 
ensañar, to irrítate, enrage ; -se, 

to grow furious. 
ensangrentado, -a, bleeding, 

bloody. 
enseguida, immediately, after- 

wards. 
enseñar, to teach, show, point 

out. 
entender, to understand, hear; 

m,y opinión, 
entendido, -a, learned, prudent. 
enterar, to inform, acquaint; 

-se, to perceive, leam. 
entero, -a, entire, whole, all. 
enterrador, /»., grave-digger. 
enterrar, to ínter, bury. 
entierro, m., ínterment, buríal. 
entonces, then; de — , from 

that time, 
entornar, to cióse or push to (a 

door or window) without lock- 

ing. 
entrada,/., entrance. 
entrar, to enter, go in. 
entre, between, among, in, in 

the mídst of; — tajito, see 

entretanto, 
entrecortado, -a, broken. 
entregar, to give over, deliver 

up, yield, surrender; -se, to 

abandon oneself, surrender. 
entretanto, in the meantíme. 
entretener, to delay, put off; 

-se, to amuse oneself. 



entristecer, to sadden, gríeve. 
entusiasmo, /»., enthusíasm. 
enyejecer, to grow oíd. 
envenenado, -^a, poísoned. 
enyiar, to send. 
enyidia, /., envy, dar — , to 

make envíous. 
envoltura, /., envelope, wrap- 

píng. 
envolver, to wrap, envelop, in- 

volve. 
envuelto, -a, /. /. 0/ envolver, 

enveloped, enwrapped. 
epístola,/., epístle, letter. 
época,/., time, epoch. 
equipaje, m., baggage. 
equivocarse, to be mistaken. 
era, see ser. 

errante, wandering, roaming. 
error, /»., error, 
esbelto, -a, slender, gracefuL 
escalera, /., staírcase, stair, 

steps. 
escalón, «»., step (of a staírcase), 

door-step. 
escándalo, m.^ scandal, shock. 
escapar, to escape. [smalL 

escaso, -a, few, short, scanty, 
escena,/., scene. 
esclavo, m,, slave. 
escoger, to select, choose. 
escollo, m.j reef. 
esconder, to híde, conceal. 
escribir, to wríte. 
escrito, -a, /. /. of escribir, 
escuchar, to listen to, hear. 
escudero, m,, attendant. 
esculpir, to sculpture, carve. 
ese, esa, eso, that (near the 

person addressed), 
ése ésa, eso, that one, that {^ear 

the person addressed), 
esfuerzo, m.y courage, vigor, 

effort, exertíon. 
esmerado, -a, careful, excellent. 
esmeralda,/., emerald. 
eso, that {neuter 0/ ése)', — que, 

in spite of the fact that. 



VOCABULARY 



141 



estelo, /»., space. 

espacioso, -a, spacious, roomy. 

espada,/., sword. 

espalda, /., back. 

espanto, x»., fright, constema- 

tion. 
espantoso, -a, fríghtful. 
España,/., Spain. 
español, -a, Spanish. 
esparcir, to scatter, disseminate. 
esx>ecial, particular, especiaL 
espejo, m,y mirror. 
esi>eranza,/., hope. 
esx>erar, to expect, await, ^ait 

for. 
esx>esura, /., thickness, density. 
espirante, expiring, dying. 
espirar, to expire, die. 
espíritu, m.y mind, spirit. 
espiritual, intelligent, spiritual. 
espléndidamente, splendidly. 
espontáneamente, spontaneous- 

esposa,/., wife. 

esposo, m,y husband; //., couple. 
esquina,/., comer, 
establecer, to establish, settle, 
establo, /»., stable. 
estación,/, station. 
estado, f»., state, condition. 
estancia, /., Uving-room, so- 

joum. 
estar, to be; m., being. 
estatua,/., statue. 
estatura,/., statute. 
este, esta, esto, this (near the 

speaker)* 
éste, ésta, esto, this one, the 

latter, this {near the speaker), 
estimado, -a, esteemed. 
estrechar, to grasp, clasp, press. 
estrecho, -a, narrow. 
estrella,/, star, 
estrellar, to strike, dash against, 

dash to pieces. 
estremecer, to make tremble, 

shake, agítate; Hse, to shud- 

der, tremble, shake. 



estremecimiento, m., shuddef, 

trembling. 
estudiar, to study. 
estudio, m,y study. 
estufa,/, hothouse. 
estupor, tn,y stupor. 
estuvimos, see estar, 
eternamente, eternally, always. 
eterno, -a, etemal. 
Europa,/, Europe. 
'EYtiff,, Eve. 

evidente, evident, manifest. 
evitar, to escape, evade, avoid, 

prevent; — á uno, to save 

one from. 
evocar, to evoke. 
exaltación,/, exaltation. 
exánime, senseless, fainting. 
excelente, excellent. 
excepcional, exceptional, un- 

usuaL 
excepto, except. 
exceptuar, to except; -se, to be 

excepted. 
excesivamente, exceedingly, ex- 

cessively. 
excitación,/, excitement, agitar 

tion. 
excitar, to excite, attract. 
exclamación,/, exclamation. 
exclamar, to exclaim. 
exclusivamente, exclusively. 
excusado, -a, superfluous, un^ 

necessary. 
excusar, to excuse, pardon. 
exhalar, to breathe out. 
exigir, to require, demand. 
existencia,/, existence, life. 
existir, to exist. 
expansión, /., expansión, unre- 

served expression {pf feeling 

and thotighí). 
expansivo, -a, expansive, com- 

municative. [joumey. 

expedición, /, expedition, trip, 
experiencia,/, experience. 
experimentar, to feel, experi- 
ence. 



142 



VOCABULARY 



expiar, to expíate, 
explicar, to explain. 
exponer, to expose, 
expresar, to express. 
expresión,/., expression, decla- 

ration. 
expresiyo, -a, expressive. 
expuesto, -a, /. /. ^ exponer, 
extasiado, -a, enraptured, rav- 

ished. 
extender, to extend, stretch out, 

spread. 
extenso, -a, extensiva. . 
extinguir, to extinguish, die 

away. 
extranjero, -a, foreign, strange, 

m.f stranger, foreigner. 
extraSar, to wonder at, be sur- 

prised at, surprise, astonish; 

-se, to wonder, be surprísed. 
extraSo, -a, strange. [nary. 

extraordinario, -a, extraordi- 
extrayiado, -a, p,p. ^extrayiar. 

remóte, out of the way. 
extraviarse, to lose one^s way. 
extravío, m,, wildness. 
extremo, -a, last; m,, end, ex- 
treme. 



P 



fábrica, /*., factory. 

fabricar, to make, construct. 

facción,/., feature. 

fachada, /., facade. 

fácil, easy, facile. 

facilidad, /., facility, ease; con 
— , easily. 

fácilmente, easily. 

faena,/., work, labor. 

falsario, m., falsifíer, liar, de- 
ceiver. 

falso, -a, false, erroneous; pu- 
erta — , concealed door. 

falta,/., íack, want, fault, crime, 
mistake ; á — de, f or lack of ; 
por — de, for lack of ; hacer 
— , to be necessary. 



faltar, to want, need, be want- 

ing, f ail, lack, end, die ; — á, 

break, be false to; me falta, 

I need. 
fallecer, to die. 
fallecimiento, m., death. 
familia,/., family. 
fantasma, m.f phantom, spectre. 
fantástico, -a, fantastical, 

strange, venturesome. 
fascinar, to fascínate. 
fatalidad,/, fatality, fate. 
fatiga,/., fatigue, toil, hardship. 
favor, m,f favor, 
favorable, favorable, 
fe,/., faith. 
fechado, -a, dated. 
felicidad,/., happiness. 
felicitar, to congratúlate, wish 

well. 
feliz, happy, fortúnate, 
felizmente, happily, fortunately. 
feo, -a, ugly. 
fiebre,/., fever. 

fiel, faithful, loyal, trustworthy. 
fiera,/., beast, wild animal, 
fiesta,/., feast, celebration. 
figura, /., face, countenance, 

mien, figure, shape. 
figurar, to figure; -se, to sup- 

pose, fancy, imagine, 
fijamente, fixedly. 
fijar, to fix; -se (en), to look at 

fixedly, stare at, notice. 
fijo, -a, fixed, set. 
filial, filial, 
fin, /, end, object, purpose, 

death; al — , at last, finally; 

por — , at last, finally ; en — , 
. in short, in fine. 
fingir, to feign, pretend. 
fino, -a, fine, delicate, thin. 
firmar, to sign. 
físico, -a, physical. 
fisionomía, /, physiognomy, 

face, 
flecha,/., arrow. 
flor,/., flower. 



VOCABULARY 



M3 



florear, to adom with flowers. 
florido, -a, flowery. 
flotante, flowing. 
fogoso, -a, ñery, ardent. 
fonda,/., inn. 
fondo, fn,y fund. 
forastero, m.y stranger. 
forma,/., form, figure. 
formalmente, formally. 
formar, to form, make, build, 

créate, 
fortalecer, to grow strong. 
fortuna,/., fortune. . 
forzosamente, forcedly, neces- 

sarily. 
forzoso, -a, forced. 
fosa,/., pit, ditch. 
fotografía, /., photography, 

photograph. 
fragmento, m.j piece, fragment. 
francés, -a, French. 
franco, -^a, frank, sincere, free. 
frase, /., phrase, words, utter- 

ance. 
fraternal, fraternal, 
frecuencia, /., frequency; con 

— , frequently. 
frecuentamente, frequently. 
frente,/., forehead, head. 
frío, -a, cold; /»., cold. 
frondoso, -a, leafy, abundant. 
frotar, to rub. 
fruto, m,, fruit, child. 
fuego, m.j fíre. 
fué, see ser, also ir., 
fuente,/., fountain. 
fuera, outside, out; — de, out- 

side of. 
fuera, see ser, also ir. 
fuere, see ser, also ir. 
fueron, see ser, also ir. 
fuerte, strong, violent. 
fuerza,/, forcé, strength, vigor, 

violence; á — de, by dint of. 
fuese, see ser, also ir. 
fuga,/, flight. 
fueitiyo, «., fugitive. 
ful, see ser, also ir. 



función, /., function, represen- 
tation, religious service. 

fundar, to found, ground; -se 
en, to assume. 

fúnebre, f unereal, sombre. 

funeral, m,, funeral. 

furioso, -a, furious. 

fusilar, to shoot, kill by shoot- 
ing. 

futuro, -a, intended, future. 



gabinete, f»., cabinet, small 

room. 
gabinetito, /»., a small room 

boudoir. 
gafa,/., hook; //., spectacles. 
galán, m., gallant, cavalier. 
galante, g^lant. 
galantear, to court, woo. 
galanteo, m., gallantry. 
galope, /»., gallop. 
gallinero, m., poultry-yard, hen- 

yard. 
ganar, to gain, win, reach. 
garzo, -a, light-blue, sea-green. 
gasto, m,y expense, cost. 
gemido, m., groan, cry. 
general, m.y general, 
generalmente, generallv. 
género, m,, genus, kina, nature. 
generoso, -a, generous. 
gente,/, people, persons, troops. 
gemianía,/., ñame of a faction 

in Valencia, in 1519. 
germinar, to germinate, grow. 
gesto, m.j gesture, sign. 
gigantesco, -a, gigantic. 
girón, m.y rag, shred. 
glacial, glacial, icy. 
globo, m.f globe, sphere. 
gloria,/., glory. 
gobernador, w., govemor. 
gobierno, m.^ government. 
goce, f»., pleasure, enjoyment. 
golpe, m,t blow, stroke. 



144 



VOCABULARY 



gorra, /.y cap, bonnet 

gozar, to enjoy. 

gozo, íw., joy. 

grabado, m.^ engraving. 

gracia, /.» grace, wit, mercy; 
//.y thanks. 

gracioso, -a, graceful, pretty, 
witty. 

gran, (used for grande befare 
nouns). 

grana,/., scarlet, bright red. 

grande, grand, large, great, ex- 
tensiva. 

gratísimo, -a, most pleasant. 

grato, -a, pleasing, agreeable, 
grateful. 

graye, serious, ill. 

grayedad, /., seriousness, grav- 
ity ; de — , seriously. 

grayemente, seriously. 

gris, grey. 

gritar, to cry, shout. 

grito, íw., cry. 

grosero, -a, coarse. 

grupo, m.y group. 

gruta,/., grotto. 

guardar, to guard, keep, pre- 
serve ; -se de, to reí rain f rom. 

guardia,/., guard. 

guardián, m.^ keeper, guard. 

guerra,/., war. 

guerrero, m.^ warríor. 

guía, m., guide. 

guiar, to guide, conduct. 

gustar, to like, please; me 
gusta, I like, I enjoy. 

gusto, X»., taste, pleasure. 



haber, to have; — de( -¥ infin^, 
to have to, be obliged; hay, 
there is, there are; había, 
there was, there were, etc.; 
— que, to be necessary. 

hábU, skUful. 

hábilmente, skilfully. 



habitación,/., apartment, room, 

suite. 
habitante, m,, inhabitant. 
habitar, to inhabit. Uve, dwell, 

live in. 
hablar, to speak. 
habrá, see haber, 
habría, see haber, 
haced, s/'e hacer, 
hace, see hacer, ago, since; — 

mucho tiempo, long ago; — 

menos de un mes, less than a 

month ago ; — diez años que, 

it is ten years since. 
hacer, to make, do, cause, have; 

impers.f to be (of the weather 

and of timé) ; no — que, only. 
hacía, see hacer, 
hacia, toward, at. 
hachan, m^!, a large torch. 
haga, see hacer, 
hago, see hacer. 
haUigüeno,-a, attractive, flatter- 

ing. 
hallar, to ñnd; -se, to íind one- 

self , to be. 
hallazgo, /»., fínding, the act of 

fínding, the thing found. 
hambre,/., hunger. 
han. see haber, 
harán, see hacer, 
haré, see hacer, 
haremos, see hacer, 
haría, see hacer, 
harto, enough, well enough. 
has, see haber, 
hasta, prep,^ as far as, up to, 

until ; — que, until ; adv,^ even. 
hay, see haber, there is, there 

are ; — que, it is necessary to. 
haya, see haber, 
haz, see hacer. 

hazaffa,/., deed, feat, exploit. 
he, see haber, 
hé aquí, (ahí, etc^, here (there) 

is, this is, these are. 
hecho, -a, /. /. of hacer, made^ 

become. 



VOCABULARY 



145 



hechOy m,^ deed, act, fact, event. 
hemoS| s^e haber, 
heredar, to inherit. 
heredero, m., heir. 
hereje, m,^ heretic. 
herida,/., wound. 
herir, to strike, wound. 
hermana, /.y sister ; — de leche, 

foster-sister. 
hermano, m,^ brother ; //., breth- 

ren, brothers and sisters. 
hermosísimo, -a, very beautif ul. 
hermoso, -a, beautiful, lovely. 
hermosura,/., beauty. 
héroe* m., hero. 
hice, see hacer, 
hiciera, see hacer, 
hicieron, see hacer, 
hiciese, see hacer, 
hierba,/., grass. 
hierro, nuy iron. 
hija,/, daughter; result. 
hijo, tn.y son; //., sons and 

daughters, children. 
hilo, m,y thread. 
hinchar, to swell, ínflate. 
hipócrita, m., hypocrite. 
historia, /., hlstory, story, ac- 

count. 
hizo, see hacer, 
hogar, m,y hearth, home. 
hoguera,/, fíre; en una — , at 

tfae stake. 
hoja,/, leaf. 
holgura,/, ease. 
hombre, m,^ man. 
hombro, m,^ shoulder. 
hondo, -a, deep, profound. 
honor, m.y honor, dignity. 
honra,/, honor, 
honrado, -a, honored, honor- 
able. 
hora, /, hour ; en buen — , very 

well; en mal — , in an evil 

hour, unfortunately. 
horca,/, gallows. 
horizonte, m., horizon. 
horrible, horrible. 



horror, m., horror. 

horrorizar, to horrífy; hm, to 

be horrifíed. 
hospedaje, xw., hospitality. 
hospitalario, -a, hospitable. 
hospitalidad,/, hospitality. 
hostil, hostile. 
hoy, to-day. 
hoyo, m.j hole, pit. 
hubiera, see haber, 
hubiese, see haber, 
hubo, see haber, 
huella,/, trace, track. 
huérfana,/, orphan. 
huérfano, m., orphan. 
huerta,/., fruit-garden, orchaxd. 
Hvi<NtBi^f»,pfoper ñame. 
huésped, m., guest. 
huir, to flee. 

humanidad,/., humanity. 
humano, -«, human, 
humedad, /., dampness, moist- 

ure. 
humedecer, to grow moist. 
húmedo, -a, humid, damp. 
humilde, humble. 
humillación, /, humüiation. 
humo, m., smoke. 
humor, 0»., humor. 



iba, see ir. 

idea,/, idea. 

ideal, ideal; bello — , beau 

IdeaL 
idioma, m., language. 
ídolo, /»., idol. 
iglesia,/, church. 
ignominia, /., ignominy, shame. 
ignominiosamente, in disgrace, 

with ignominy. 
ignominioso, -a, ignominious. 
ignorado, -a, unknown. 
ignorante, ignorant. 
ignorar, not to know, to be 

ignorant of. 
igual, equal, like, same; — que. 



146 



VOCABULARY 



like; sin — , unsurpassed, 

very great. 
igualmente, likewise. 
iluminar, to illuminate, to light 

up. 
ilusión,/., illusion. 
ilustrado, -a, eminent. 
ilustre, illustrious, noble, 
imagen^/'» image. 
imaginar, to imagine, suppose ; 

-se, to imagine. 
imitar, to imítate, foUow an 

example. 
impaciencia,/., impatience. 
impaciente, impatient. 
impedimiento, m., obstacle. 
imx>edir, to prevent, hinder. 
implorar, to beg, implore, 
impondría, see imponer, 
imponer, to impose, 
importancia,/., importance. 
importante, important 
importar, to be important, mat- 

ter, concern, 
importuno, -a, importúnate, 
imposible, impossible. 
impresión,/., impression. 
impresionar, to impress. 
imprevisto, -a, unexpected, un- 

foreseen. 
impulsar, to impel, incite, 
impulso, I»., impulse. 
inactividad,/., inactivity. 
inadvertidamente, inadvertent- 

inaudito, -a, unheard oí, un- 
exampled. 

incapaz, incapable. 

incendio, x»., fíre, conflagration. 

incesante, incessant. 

incitar, to incite, urge on. 

inclinar, to incline, bend, bow; 
-se, to bow, bend. 

incomodar, to inconvenience ; 
-se, to be angry. 

incomprehensible, incompre- 
hensible. 

inconcebible, inconceivable. 



inconveniente, m., inconven- 
ience, objection. 

incorporarse, to sit up. 

inculto, -a, uncultivated. 

India,/., India. 

indicar, to show, indícate. 

indiferente, indiíferent. 

indiscreción, /., indiscretion, 
imprudence. 

individuo, m.y individual, per- 
son, member. 

indudablemente, undoubtedly. 

inerte, motionless, lifeless. 

infame, infamo us. 

infamia,/., infamy. 

infancia,/., childhood. 

infantil, childisb. 

infeliz, unhappy, poor, wretch- 
ed. 

inflexible, inflexible, severe. 

influencia,/., influence. 

infortunado, -a, unfortunate. 

infundar, to instill. 

Inglaterra,/., England. 

inglés, -a, English ; ü»., English- 
man. 

ingratitud,/., ingratitude. 

ingrato, -a, ungrateful. 

inhabitado, -a, uninhabited. 

ininteligible, unintelligible. 

inmediato, -a, next, contiguous. 

inmejorable, of the best. 

inmenso, -a, immense, very 
large. 

inminente, imminent. 

inmortal, immortal. 

inmóvil, motionless. 

inmundo, -a, unclean, fílthy. 

innumerable, innumerable. 

inocencia,/., innocence. 

inocente, innocent. 

inolvidable, not to be forgot- 
ten. 

inquebrantable, unshakable, 
fírm. 

inquietud,/., anxiety. 

inquisición,/., inquisition. 

inscripción,/., inscription. 



VOCABULARY 



147 



insignificante, insigniñcant. 
insistencia,/., persistence; con 
— , persistently. 

insistente, insistent. 

insistir, to insist. 

insomnio, m.y insomnia, sleep- 
lessness. 

insoportable, insufferable, in- 
tolerable. 

inspirar, to inspire, cause. 

instante, m., instant, moment; 
breves -s, a few moments ; 
al — , instantly ; por -s, every 
moment. 

instar, to press, urge. 

instinto, m.y instinct. 

instrumento, m,y instrument. 

insultar, to insult, mock. 

intachable, irreprochable. 

inteligencia,/., intelligence. 

intenüir, to try, intend. 

intercesión,/., intercession. 

interés,' m,j interest, concern. 

interesante, interesting. 

interesar, to interest. 

interior, /w., interior. 

internar, to penétrate into ; -se, 
to plunge. 

interrogar, to question. 

interrumpir, to interrupt. 

intervención,/., intervention. 

íntimo, -a, intímate. 

intrépido, -a, intrepid. 

introducir, to introduce; -se, 
to eñter, get in. 

inundado, -a, flooded, fílled, 
overflowing. 

inútil, useless, vain. 

inutilizado, -a, rendered use- 
less. 

inútilmente, uselessly. 

invencible, invincible, uncon- 
querable. 

inventar, to invent. 

invisible, invisible. 

invocar, to cali upon, invoke. 

ir, to go. 

inealizable, unrealizable. 



isla,/., island. 
italiano, -a, Italian. 
izquierdo, -a, left; á — , on the 
left. 



jamás, never, ever. 

jardín, m y garden. 

jardinería,/., gardening. 

jardinero, m.j gardner. 

jarro, m.^ jug, pot. 

jaula,/., cage. 

jefe, m,, chief. 

joven, m. and f., young man, 

young woman, youth. 
joya,/., jewel, piece of jewelry. 
júbilo, /»., joy. 
judío, -a, Jew. 
juego, fn,y game. 
juez, m.; judge. 
juicio, tn,, judgment, opinión, 

reason, mind. 
jugar, to play. 
juguete, »?., toy. 
juntar, to join. 
junto, -a, united, together. 
junto á, near to, cióse to, 

next. 
juramento, m,y oath. 
jurar, to swear. 
justicia,/., justice. 
justo, -a, just, right. 
juventud,/., youth. 
juzgar, to judge, think. 



kiosco, m., kiosk, an oriental 
pavilion. 



la,/., the; -s seis, six o'clock. 
la, /., pron, her, that, that one. 
labio, m., lip. 
labor, m,y labor, work, sewing. 



148 



VOCABÜLARV 



laborioso, -a, laborious, in- 

dustrious. 
labrador, m,j cultivator, farmer. 
lacre, m.^ sealing-wax. 
lado, m.f side, direction; en 

ningún — , nowhere ; por to- 
dos -s, everywherCy in all 

directions. 
ladrillo, m., bríck, tile, 
ladrón, m,y robber. 
lágrima,/., tear. 
lamentar, to moum* 
lámpara,/., lamp. 
lamparilla,/, small lamp. 
lancha,/., barga, long-boat. 
lanzar, to cast, throw, hurí, 

utter. 
lápida,/., a flat stone, inscrip- 

tion-stone, tombstone. 
largo, -a, long. 
lástima,/, pity, compassion. 
latín, m.^ Latin. 
latir, to beat, palpítate, 
laurel, m., laurel. 
layabo, m., wash-stand. 
layar, to wash. 
lazo, m.y bond, snare, trick. 
le, him, to him, to her, yoii,to yon. 
leal, loyal, true, faithful. 
lealmente, loyally. 
lealtad,/, loyalty. 
lector, m.y reader. 
lectura,/, reading. 
leche, /., milk; hermano de — , 

foster brother. 
lecho, fn,y bed. 
leer, to read. 
legar, to bequeath, leave as a 

heritage. 
legitimo, -a, legitímate, justi- 

fiable. 
legua, /., league; á la — , a 

mile away, at a great dis- 

tance. 
lejano, -a, distant. 
lejos, in the distance, far, far 

off ; — de, far from; á lo — , 

at a distance. 



lema, m.y motto. 
lengua,/, language, tongue. 
lenguaje, m.y language. 
lentamente, slowly. 
lento, -a, slow. 
león, m»y lien, 
letra,/, writing, hand. 
leyantar, to raise; -se, to rise, 

get up, rebel. 
leyemente, slightly, lightly. 
ley, /, law ; carrera de — , law 

studies. 
librar, to deliver, free. 
libre, free ; aire — , open air. 
libremente, freely. 
libro, m»y book. 
licor, m,y liquon 
lidiar, to contend, fíght» run or 

fíght bulls. 
lienzo, fn.y cloth. Unen cloth. 
ligeramente, slightly, lightly. 
ligero, -na, light, slight. 
limitar, to limit, confine, 
límite, m., limit, bound. 
limnosa, f.y alms; de — , by 

charity. 
limpio, -a, clean. 
línea,/. Une. 
líquido, m.y liquid. 
lisiar, to lame, 
líyido, -^, livid. 
lo, ntr.y the — ; — que, what, as 

much as. 
lo, it, so. 
loco, -a, mad, crazy; YOlyerse 

— , to go crazy* 
locura,/, madness. [obtain. 
lograr, to succeed, succeed in, 
lúcido, -a, lucid, 
lucimiento, m., briUiancy; con 

— , brilliantly. 
lucir, to glow, shine, illuminate. 
lucha,/, struggle. 
luchar, to struggle, contend. 
luego, then, afterwards, soon, 

immediately, next ; desde — , 

at once, immediately ; — que, 

as soon as. 



yOCABULARY 



149 



lugar, m,y place, spot, town. 
lúgubre, sad, moumful, melan- 

choly, 
lujo, w., luxury. 
lujosamente, luxuríouslyi 
luna, /., moon; noche de — , 

moonlight night. 
luto, m,, mourning, black ; yes- 

tir — , to dress in mouming, 

wear black. 
luz, /., light; dar á — , to bring 

forth, bring forth into the 

world. 

LL 

llama,/., ílame. 

llamar, to cali, knock; -se, to 

be called, be named; — la 

atención, to attract attention. 
llanto, m.y weeping. 
llave,/., key. 
llegada,/, arrival. 
llegar, to arrive, come, succeed, 

succeed in. 
llenar, to fiU. 
lleno, -a, fulL 
Ueyar, to carry, carry away, take, 

bear, raise, wear. 
lloroso, -a, tearful. 
llorar, to weep, weep for, cry. 



madera,/, timber, wood, caser 

ment 
madre,/, mother. 
madrina,/, matron oí honor, 
maduro, -a, ripe. 
maese, m»^ see maestro, 
maestro, f»., master, teacher. 
mágico, -a, magic, magical. 
magistralmente, in a masterly 

manner. 
magnifico, -a, magniñcent. 
mal, fn,y ill, evil, disease, sick- 

ness. 



mal, badly, ill. 

malhechor, m., malefactor, crim- 
inal. 

malo, -a, evil, bad, ill, sick, un- 
well. 

malvado, -a, wicked, vicious. 

mancebo, f»., youth. 

mancha,/, stain, spot. 

manchar, to stain, spot. 

mandar, to command, order. 

mando,, m., command. 

manera,/, manner. 

manjar, m., food, victuals. 

mano,/, hand. 

mantener, to maintain, supporü 

manto, m., cloak, mantle. 

manuscrito, m., manuscript. 

maSana,/, moming; por la — , 
in the morning; muy de — , 
very. éarly in the morning. 

maSana^ to-morrow. 

maquinalmente^ mechanically. 

mar, m. orf,^ sea, ocean. 

marcar, to mark, emphasize. 

marcial, martial. 

marchar, to go, walk ; -se, to go 
away. 

marido, m.j husband. 

mariposa,/, butterfly. 

mármol, m., marble. 

marqués, m., marquis. 

mártir, x»., martyr. 

martirio, m., martyrdom, tor- 
ment. 

más, more, other, another; — 
bien, rather; no . . . — que, 
only, nothing else but; no . . . 
— , only, not . . . any longer; 
por — que, however much, 
although; una vez — , once 
more, again, el, la — , the 
most^^the majority; — allá 
de, beyond. 

massa, en — , en masse, in a 
body. 

masculino, -a, masculine, male. 

matador, m., slayer. 

matar, to kill. 



150 



VOCABULARY 



material, m,^ material. 
matiz y »».» shade oí color, 
matrimonio, m.y marriage, mar- 

ried Ufe; married couple. 
mausoleo, m., mausoleum. 
may0| m.^ May. 
mayor, greater, older, greatest, 

oldest, main, chief ; — edad, 

majority. 
me, me, to me. 
mediados, á — de, about the 

middle oí. 
mediano, -a, modérate, médium, 
medicina,/., medicine. 
médico, m,y physician, doctor, 
medida, /., measure; á — que, 

as, in proportion as. 
medio, half. 

medio, -a, half, mid, middle. 
medio, m., means, middle, midst ; 
' en — de, in the midst of, in 

the middle of. 
meditar, to medítate, think. 
mejilla,/., cheek. 
mejor, better, best. 
mejora, /., improvement. 
mejorar, to grow better, im- 

prove. 
melancolía,/., melancholy. 
melancólicamente, sadly,gloom- 

ily. 
melancólico, -a, melancholy, 

sad. 
melodía,/., melody. 
memoria, /., memory; //,, 

memoranda, memoires. . 
mención^/., mention. 
menor, less, younger, least, 

youngest. 
menos, less, least; á lo — , at 

least; no pudo — de, he 

could not help. 
menos, except, unless, with the 

exceptionof. 
mente,/, mind, understanding. 
mentalmente, mentally. 
menudo, -a, small, slender, fine ; 

á — , often. 



mercante, merchant. 

merecer, to merit, deserve. 

meridional, southern. 

mérito, m,y merit, valué, worth. 

mes, m.y month. 

mesa,/., table. 

mesita,/., little table. 

meter, to place, put. 

mezclar, to mix. 

mezquino, -a, poor, mean, petty. 

mi, my. 

mí, me. 

miedo, m., fear. 

mientras, while; — que, while. 

mil, thousand. 

milagro, m,y miracle. 

milagrosamente, miraculously. 

milagroso, -a, miraculous. 

mimado, -a, spoiled, humor ed, 

indulged. 
minuto, m., minute, 
mío, -a, mine, 
mirada,/., look. 
mirador, m., gallery, kind of bal- 

cony with roof and glass walls. 
mirar, to look at. 
misa,/., mass. 
miserable, miserable ; m., 

wretch. 
miseria,/, misery, poverty. 
misericordioso, -a, compas- 

sionate, merciful. 
mismo, -a, same, very, self ; por 

lo — , for the reason, because. 
misterio, tn,y mystery. 
misterioso, -a, mysterious, 
mitigar, to quench, assuage, 

mitígate, lessen. 
moderno, —a, modem. 
modesto, -a, modest. 
modo, m., mode, manner; de — - 

que, so that ; de ningún — , by 

no means. 
molestia./., trouble, annoyance. 
momentáneo, -a, momentary. 
momento, m., moment; por -b, 

momentarily, every moment; 

al — , immediately. 



VOCABULARY 



IS» 



" \ 






moneda, /., money, piece oí 

money. 
monja,/., nun. 
monólogo, m,^ monologue, solil- 

oquy. 
monotonía,/., monotony. 
monótono, -a, monotonous. 
fontana,/., mountain. 

montar, to mount. 

monte, m., mountain. 

montón, /»., heap, pile. 

monumento, m,^ monument. 

morada,/., dwelling. 

morador, m.y dweller, inhabitant. 

moral, mental, moral. 

moreno, -a, brown, dark. 

moribundo, -a, dying. 

morir, to die; -se, to be dying. 

mortal, mortal. 

mortalmente, mortally. 

mortuorio, -a, relating to death, 
burial, or grave, mortuary. 

mostrar, to show, point out; 
Hse, to appear, be. 

motivar, to be the cause ór mo- 
tive of. 

motÍYO, m,y motive, cause, rea- 
son; con tal (este) — , for 
this reason. 

mover, to move, shake. 

móvil, m.y motive. 

movimiento, m., movement. 

mozo, /»., youth, young man, 
fellow. 

muchacha,/, young girl. 

muchacho, in,^ boy, young man. 

muchedumbre, /., crowd, mul- 
titude. 

mucho, much, very, greatly. 

mucho, -a, much ; /A, many. 

mudo, -a, mute, silent. 

mueblaje, m., furnishings, fur- 
niture. 

mueble, /;/., fumiture, piece of 
fumiture. 

muerte,/, death. 

muerto, ~a, /./. of morir, dead. 

mujer,/, woman, wife. 



mola,/, mulé, 
multitud,/, multitude. 
mundo, m., world, society ; todo 

el — , everybody. 
murmuración,/, gossip,slander. 
murmurar, to murmur, say in a 

low tone, 
muro, m., wall. 
museo, m,y museum. 
música,/, music 
musical, musical, of music 
mutuo, -a, mutual. 
muy, very, very much, greatly, 

quite. 



N 



nacer, to be bom. 

nacimiento, f»., birtfa. 

nacional, national, civiL 

nada, nothing, anything; adv,^ 
by no means ; no . . . — , at 
all ; en — , in any wise. 

nadar, to swim. 

nadie, nobody, anybody. 

nariz,/, nose. 

narrar, to nárrate. 

natal, native. 

natural, natural. 

naufragar, to be wrecked, sufíer 
shipwreck. 

naufragio, m,^ shipwreck. 

náufrago, m., shipwrecked per- 
son. 

nave,/, ship. 

navegar, to sail, navigate. 

necesariamente, necessarily. 

necesario, -a, necessary. 

necesitar, to need. 

negar, to deny, refuse; -se, to 
decline, refuse. 

negativo, -a, ne^ative. 

negocio, m.y aífau-, matter, busi- 

negro, -a, black. [ness. 

ni, neither, ñor, not even, ñor 
even; even, or; and not. 

nido, tn,y nest. 

nieta,/, granddaughter. 



iS« 



VOCABULARY 



nieto, m,, grandson; pl.^ grand- 

children. 
niere,/., snow. 
ningún (Jor ninguno, ée/ore 

nauHs), 
ninguno, -a, no, none, no one, 

any, any one. 
niSa,/., girl. 
niSo, m,f child, boy. 
no, not, no. 
noble, noble. 

nocturno, -a, nocturnal, nightly. 
noche,/., night; por la — , at 

night; de — , at night. 
nodriza,/., nurse. 
nombrar, to ñame, 
nombre, m., ñame./ 
nos, US, to US. 
nosotros, we, us. 
notable, notable, conspicuous. 
notar, to note, remark, notice. 
noticia, /, notice, inf ormation ; 

//., news. 
novedad, /., novelty, news, re- 

markable occurrence. 
novela,/., story, novel, £ction, 

falsehood. 
novelesco, -a, romantic. 
novena, /., term oí nine dajrs 

devoted to some special wor- 

ship. 
novia, /., betrothed, sweet- 

heart. 
novillo, m,f young bull. 
novio, m.j íover, sweetheart. 
nube,/., cloud. 
nublar, to cloud over. 
nuera,/., daugfater-in-law. 
nuestro, -a, our, ours. 
nueva,/., news. 
nueve, nine. 
nuevo, -a, new; de — , again; 

¿qué hay de — ? Is there any 

news? 
anlo, -a, no, not any. 
número, m., number. 
numeroso, --a, numerous. 
nunca, never, ever. 



ó, or; — sea, or, that is to say. 
oasis, fff., oasis, 
obedecer, to obey. 
obediencia,/., obedience. 
objeto. I»., aim, parpóse, object, 

implement. 
obligar, to oblige. 
obra,/., work. 
obscurecer, to obscure, darken; 

-se, to grow dark, become ob- 

scured. 
obscuro, -a, dark, obscure. 
obsequio, m., civility, gift, pres- 

ent. 
observar, to observe, notice; 

-se, to be seen, be observed. 
Obstinarse, to persist in, be ob- 
stínate, 
obtener, to obtain. 
obtuvo, see obtener, 
ocasión, /., occasion, opportu- 

nity. 
ocasionar, to cause, occasion. 
océano, m,t ocean. 
ocultar, to hide, conceal, keep 

secret. 
oculto, -a, hidden. 
ocupación, /., occupation, busi- 

ness ; tener -es, to be busy. 
ocupado, -a, busy, engaged, oc- 

cupied. 
ocupar, to occupv, busy; -ee, to 

busy one's seli. 
ocurrir, to occur, happen, take 

place; lo ocurrido, the hap- 

pening, what has happened. 
ocho, eight ; — días, a week. 
odiar, to hate. 
odioso, -a, hateful. 
ofender, to offend; -se, to be 

offended, take offense. 
oficial, m,f officer. 
oficio, fr/.,^business, occupation. 
ofrecer, to offer, promise. 
oíd, see oír. 
oído, m., ear, hearing. 



VOCABULARV 



153 



oír, to hear. 

ojalá, would to God, God graut. 

ojo, »»., eye. 

ola, y., wave. 

olvidar, to forget 

olvido, m,f forgetfulness. 

once, eleven. 

opinar, to think, opine. 

oponerse, to oppose, object. 

oportunidad, /., opportunity ; 
con — , opportunely. 

opresor, m,y oppressor. 

Opuesto, -a, /. p, of oponer, op- 
posite. 

opuso, see oponer. 

ora, now, then. 

oración,/., prayer. 

orar, to pray. 

oratorio, m.^ chapel, oratory, 

orden, m, and /., order, orderly 
arrangement, order, command. 

ordenar, to order, arrange, com- 
mand. 

organizar, to organize. 

origen, m,, origin, source. 

original, original ; strange. 

orilla,/., bank, shore, beach. 

ornato, m.,ornament,decoration. 

oro, XV., gold. 

08, you, to you. 

oscilante, waving, swaying. 

oscurecerse, to be hidden or con- 
cealed. 

oscuro, -a, dark, obscure. 

otoño, f»., autumn. 

otro, -a, another, other. 



padecer, to suffer, suff er from. 
padre, x»., father; //., parents. 
pagar, to pay, pay for. 
página,/., page. 
pago, m., pay. 
pa&, m,^ country. 
paisaje, m., landscape, pano- 
rama. 



paisano, m., fellow-townsman, 

fellow-countryman. 
paja,/., straw. 
pájaro, m,^ bird. 
paje, m,y page. 
palabra,/., word. 
palacio, m., palace. 
palidez,/., pallor. 
pálido, -a, palé, 
paloma,/., dove. 
palomar, m.y dove-cote. 
palpitante, palpitating. 
paño, /»., cloth. 
pañuelo, m., handkerchief. 
papel, m,^ paper; -es pintados, 

colored wall paper. 
para, for, to, in order to ; — que, 

in order that ; ¿ — que ? why. 
parábola,/., parable. 
paradero, ;»., end, whereabouts, 

halting-place. 
paraíso, m.y paradise. 
paraje, x»., place. 
parar, to stop, halt, parry ; -se, 

to stop, 
pardo, -a, dark gray. 
parecer, to seem, appear; -se, 

to resemble ; al — , apparently. 
pared,/., wall. 
pariente, relative. 
parque, m., park, garden. 
parra, /., vine raised on stakes 

or nailed to a wall. 
párrafo, m., paragraph. 
parroquia, /., parísh, parish 

church. 
parte,/., part, portion, direction, 

side ; por mí — , for my part ; 

por — de, on tíie part of ; á 

todas - 8, in all directions ; en 

ninguna — , nowhere. 
participar, inform, impart, 

share. 
particular, especial, particular, 
partida, /., departure, party, 

faction. 
partidario, m., partisan. 
partir, to íeave, depart. 



154 



VOCABULARY 



pasado, -a, past; m., past. 
pasajero, m», passenger. 
pasar, to pass, go, take place» 

happen, be the matter. 
pasear, to go walking, walk 

about, promenade; -se, to 

walk to and f ro. 
IMiseo, m., walk, promenade. 
pasión,/., passion. 
paso, m.f footstep, step, pace, 

passage; de — , passing by, 

briefly ; — á — , step by step, 

slowly. 
paterno, -a, paternal. 
patio, m,f court, court-yard. 
patria,/., fatherland, country. 
patrio, -a, native. 
patrón, m,, patrón, patron-saínt. 
patrona, /., patroneas, patron- 

saint. 
pausa,/., pause. 
pava, /., turkey-hen ; pelar la 

— (lit., to pluck the turkey), 

to talk to a sweetheart through 

a window from the Street. 
pavimento, m., pavement. 
paz,/., peace. 
pecho, m., breast. 
pedazo, m., morsel, piece; 

hacerse -s, to go or break to 

pieces. 
pedir, to ask, ask for, beg, re- 

quest, pray. 
pelar, to pluck ; — la para, see 

paya, 
pelea, /., battle, fight, struggle. 
peligro, m.f danger, peril. 
peligrosísimo, -a, most perilous. 
pelo, m»y hair. 
pena,/., pain, grief, sorrow, dif- 

ficulty. 
pendiente, hanging, awaiting. 
penetrar, to enter, penétrate 

into. 
penoso, -a, painful. 
pensamiento, m., thought. 
pensar, to think, think over, re- 

flect upon, mean ; — (+ infin). 



almost ; — en, to think of ; — 

en que, to think that. 
pensativo, -a, thonghtful. 
peña,/., rock, 
peor, worse, worst. 
pequeño, -a, small, little ; un — , 

a little one, a child. 
pequeñuelo, -a, very little; m., 

babe. 
percance, m,y misfortune, harm. 
percibir, to perceive. 
perder, to lose, ruin, destroy; 

-se, to be lost, die away, ruin 

oneself. 
pérdida,/, loss. 
perdón, m., pardon. 
perdonar, to pardon. 
perecer, to perish. 
perfección, /., perfection; á la 

— , perfectly. 
perfecto, -a, perfect. 
perfectamente, perfectly. 
perfume, m., perfume, 
periódico, m.^ newspaper, period- 

ical. 
perjuro, -a, perjured, forswom. 
perla,/., pearl. 
permanecer, to remain. 
permitir, to permit, allow. 
permiso, m., permission. 
pero, but. 
perro,' m,, dog. 
perseguir, to foUow, pursue. 
persiana,/, Venetian blind. 
persona,/, person. 
personaje, m., personage, person 

of consequence. 
persuasivo, -a, persuasive. 
pertenecer, to belong. 
pesar, to weigh, be heavy. 
pesar, m.^ grief, sorrow ; a — de, 

despite, in spite of ; á — mío 

(suyo), in spite of myself 

(himself); á — ^ de que, de- 
spite the fact that. 
pescador, m.^ físherman. 
pescar, to £sh. 
pez,/, fish. 



VOCABULARY 



ISS 



piadoso, ~a, pióos. 

piano, m,y piano. 

pide, see pedir. 

pie, m., foot. 

piedra,/., stone. 

piel, m,tskiñ. 

pierna,/., leg. 

pieza, /., room, piece, selection. 

pilar, M., pillar. 

pintar, to paint. 

pintoresco, -a, picturesque. 

pique, m., bottom, ground ; irse 

a — , to founder. 
pirata, m., pírate, 
pisada,/., footstep. 
piso, /»., story, floor. 
placer, m,, pleasure. 
plan, m,y plan. 
planta,/., plant. 
plata,/., silver. 
plaza,/., square, place, 
plazo, m., term, períod qi time, 
plazoleta, /, small square, 

round bed or place. 
plebeyo, m,y plebeian; //., com- 

mon people. 
plegaria,/., public prayer. 
plenamente, fuUy, wholly. 
pliego, m., sheet of paper, page, 

parcel of letters. 
pluma,/., feather, pen. [lage. 
población, population, town, vil- 
poblado, -a, thick. 
pobre, poor. 
poco, little, not very ; — á — , 

gradually; — mis ó menos, 

about. 
poco, -a, small in quantity or 

number, few. 
poder, to be able ; no — menos 

de, see menos, 
poder, m., power. 
poderoso, -a, powerful. 
podré, see poder, 
poeta, m»t poet. 
poético, -a, poetic. 
político, -a, political; hombres 

-s, politicians. 



polvo, m.i dust. 

poner, to put, place, put on, as- 
sume, take on ; -se, to become ; 
H3e en camino, to start, set 
out; -se á, to set about, be- 
gin ; — cuidado, to take care. 

popular, popular. 

por, by, for, to, in order to, 
through, along, in, on, about. 

porque, because, for. 

porqué, why ? [self . 

portarse, to behave, conduct one- 

porte, m., bearing. 

porvenir, m.^ future. 

pos, en — de, after, behind, in 
pursuit of. 

posada,/., inn. 

posadera, /., hostess, inn- 
keeper's wif e. 

poseer, to possess, know tho- 
roughly. 

posesión,/., possession, estáte. 

posible, possible. 

postre, m.f dessert. 

postrero, -a, last. 

práctica,/., practice. 

prado, m,t field. 

precio, «I., price. 

precioso, -a, ñne, exquisite, ez- 
cellent, precious, costly. 

precipitación, /., precipitation, 
baste. 

precipitadamente, hastil^. 

precisamente, precisely, m fact. 

precisar, to determine. 

preciso, -a, necessary. 

precoz, precocious, prematuro. 

predicar, to preach. 

preferencia,/., preference. 

preferir, to prefer. 

pregunta,/., question. . 

preguntar, to ask, to inquire. 

prematuro, -a, premature. 

premiar, to reward. 

prenda, /., article of clothing. 

prender, to capture, seize, catch ; 
— fuego, to set fire. 

prendido, -a, pinned. 



IS6 



VOCABULARY 



prensa,/., press. 

preocupado, -a, preoccupied, 

distracted. 
preparar, to prepare, 
presagio, m,y ornen, presage. 
presencia,/., presence. 
presenciar, to be present, wit- 

ness. 
presentar, to present, offer; -se, 

to present oneself, appear, 

be. 
presente, present. 
presentimiento, m., presentí- 

ment, f ear. 
presentir, to foresee. 
presidir, to preside over. 
prestar, to lend, give, render. 
pretendiente, /»., suitor. 
pretestar, to feign, pretend. 
pretexto, »., pretext. 
previsor, -a, prudent. 
prima,/., cousin. 
primer, for primero befon 

nouns. 
primero, -a, first; lo — , the 

£rst thing. 
primero, first, firstly. 
primo, m,j cousin. 
princesa,/., princesa, 
principal, principal, 
principalmente, prindpallj, es- 

pecially. 
principe, 01., prince. 
principio, m., beginning; al — , 

at first. 
prisión, /., prison, arrest, im' 

prisonment. 
prisionero, m,t prisoner. 
probable, probable, 
probablemente, probably. 
probar, to prove. 
procesión,/., procession. 
procesionídmente, in a proces- 
sion. 
proceso, m., law-suit, trial. 
proclamar, to proclaim. 
procurar, to try, endeayor. 
prodigar, to lavish. 



prodigio, m., prodigy, wonder 
producir, to produce, cause, 
producto, m,., product. 
proeza,/., valor, bravery. 
profesar, to prof ess. 
profesor, m,, professor, teachen 
profesora, /., professor, teacher. 
profeta, m., prophet. 
profundamente, profoundly. 
profundo, -a, profound. 
prohibición,/., prohibition. 
prohibir, to forbid. 
prójimo, m., neighbor. 
prolongar, to prolong, protract, 

lengthen out. 
promesa,/., promise. 
prometer, to promise. 
prometido, -a, promised, fiancé, 

betrothed. 
pronto, -a, ready, prompt, quick. 
pronto, promptly, soon, quickly; 

de ^-, suddenly, abruptly; 

al — , quickly, at once, im- 

mediately. 
pronunciar, to pronounce, ut- 

ter. 
propio, -a, own, belonging to 

one, proper, suitable; lo — 9 

the same, 
proponer, to propose, 
proporcionar, to afiEord, proyide, 

give, supply. 
proposito, m^ purpose, inten- 

tion, project ; á — de, apro- 

pos of, speaking of. 
propuso, see proponer, 
proseguir, to pursue, continué, 
prosélito, m^ proselyte, íol- 

lower. 
protección,/., protection. 
protector, m., protector, 
proteger, to protect 
proyidencia,/., providence. 
provincia,/., province. 
provisión,/., provisión, 
proyectado, -a, projected. 
proyecto, m.^ project, plan, 
próximo, -a, near at hand, nczt. 



VOCABULARY 



157 



prneba,/., proof. 
publicar, to publish. 
publico, -a, public. 
pude, see poder, 
pudiendo, see poder, 
pudiera, j^^ poder, 
pudiese, see poder, 
pueblo, m,y village, people. 
pueda, see poder, 
puedo, see poder, 
puerta,/., door. 
puerto, m., port, harbor. 
pues, for, well, then, aíter, since; 

I — qué 1 what ! 
puesto, -a, p, p, of poner, — 

que, since, as. 
puesto, tn,y post, place, posi- 

tion. 
punta,/., point. 
puntiagudo, -a, sharp pointed. 
punto, m,^ point; á — de, on 

the point of; en — , exactly; 

al — , immediately, at once ; 

hacia que — , where. 
puSado, m., handful, group, bit. 
purgatorio, m., purgatory. 
puro, -a, puré, 
purpurino, -a, purple. 
puse, see poner, 
pusiera, see poner. 



que, who, which, whom ; el — , 

la — , lo — , he who, she 

who, that which, what. 
¿qué? which? what? how? 

why ? ¿ por — ? why ? — tal? 

how? 
\ que I what t what a ! how! 
que, that, so that, in order to, 

let, for, since, than. 
que, than, as. 
quedar, to remain, be; -se, 

to remain, be; -se con, to 

retain, keep. 
quehacer, m., duty, afiíair. 






queja,/., comi^aint, murmur. 

quemar, to burn. 

querer, to wish, desire, want, 

like, love ; — mal, to dislike. 
querrá, see querer, 
querría, see querer, 
quien, who, whom, one who^ 

him who ; — quiera, whoever. 
quién, who? whom? 
quiera, see querer, 
quiere, see querer, 
quimera, /., chimera» wild 

fancy. 
quince, fífteen. 
quinta,/., country-seat, villa» 
quise, see querer, 
quisiera, see querer, 
quisiese, see querer, 
quitar, to take away. 
quizá or quizás, perhaps. 



R 

radiante, radiant 

raíz,/., root. 

rama,/., branch. 

rápidamente, rapidly. 

rapidez,/., rapidity. 

rápido, -a, rapid. 

raptor, m,y abductor. 

raro, -a, rare. 

rato, m,^ moment, while, time ; 

á -8, at times. 
rayar, to streak, variegate in 

hue; al — el alba, at day- 

break. 
rayo, m,y ray. 
razón, /., reason; dar : — , to 

inf orm, give inf ormation ; 

tener — , to be right 
real, real, actual, 
realidad,/., reality. 
realizar, to realize, perform, 

fulfíl ; -se, to be realized. 
reanimar, to reanímate, 
rebelión,/., rebellion. 
recaer, to íall. 



'58 



VOCABULARY 



recatarse, to take care, be cau- 

tious. 
recelo, m., misgiving, distrust, 

apprehension. 
receloso, -a, distrustful, suspi- 

x:ious. 
recibir, to receive. 
recién (used instead of reciente- 
mente befare participles) re- 

cently, lately. 
recientemente, recently, lately. 
recitar, to recite, say. 
reclinatorio, m., stool for kneel- 

ing at prayer. 
recobrar, to recover, regain. 
recoger, to coUect, gather, pick 

up. 
recogimiento, m., meditation, 

devotioa. 
recompensa,/., reward. 
recompensar, to reward. 
reconciliar, to reconcile; -se, 

to become reconciled. 
reconocer, to recognize, acknowl- 

edge. 
reconocido, -«, grateful. 
reconocimiento, m,^ gratitude. 
recordar, to recall, recollect, re- 

member. 
recorrer, to run over, pass 

through, traverse. 
recreo, m., recreation, amuse- 

ment. 
recto, -a, just, upríght, fair. 
recuerdo, m., recollection, mem- 

ory. 
recuperar, to recover, regain; 

-se, to recover from sickness. 
recurso, m.y resource, means. 
recliazar, to repel, repulse, 
red, /., net. 
redoblar, to redouble. 
redoma,/., flask. 
redondo, -a, round. 
reducido, -a, small. 
reemplazar, to replace, take tbe 

place of . 
referente, conceming. 



referido, -a, mentioned. 

referir, to relate, tell, mentioni 

reflejarse, to be reflected. 

registrar, to examine. 

regresar, to retum. 

regreso, m.^ return. 

rehusar, to refuse. 

reina,/., queen. 

reinar, to reign. 

reino, m., kingdom. 

reir, to laugh. 

reja, /., iron grating of a win- 

dow, barred window. 
relación, /., relation, report, 

story. 
relatar, to relate, tell. 
religioso, -a, religious. 
reloj, m., clock. 
relojera,/., watch-stand. 
remiediar, to remedy, relieve. 
remedio, fv., remedy. 
remordimiento, m., remorse. 
remover, to move, tum. 
rendido, -a, worn out, ex- 

hausted. 
rendir, to subdue, overeóme, 

conquer, render, pay ; -se, to 

surrender. 
renovación,/., renewal. 
renovar, to renew, renovate; 

-se, to be renewed. 
renta,/., income. 
renunciar, to renounce, abandon, 

give up. 
reñir, to scold, reprove. 
reo, m., criminal. 
reparar, — en, to observe, notice. 
repente, de — , suddenly. 
repentino, -a, sudden. 
repetir, to repeat 
repetido, -a, repeated; -s ve- 
ces, repeatedly. 
replicar, to reply. 
reponer, to repíy ; -se, to recover. 
reposo, m,y repose, quiet, tran- 

quility. 
representar, to represent, mani- 

fest 



VOCABULARY 



159 



reprochar, to reproach. 

reproche, m,^ reproach. 

reptil, m.y reptile. 

repulsión,/., repugnance. 

repulsivo, -a, repulsive, anti- 
pathetic. 

repuso, see reponer. 

reputación, /., reputation. 

reservar, to reserve. 

residir, to reside. 

resignación,/., resignation. . 

resignarse, to resign oneself, 
submit. 

resina,/., resin, rosin. 

resolución, /., resolution, deter- 
mination. 

respectivo, -a, respective. 

respecto á, conceming, with re- 
spect to. 

respetar, to respect. 

respeto, m,j respect. 

respiración, /*., respiration. 

respirar, to breathe. 

resplandor, m., brilliancy, splen- 
dor, light. 

responder, to respond, answer. 

responsable, responsible. 

respuesta,/., reply, answer. 

restablecer, to reestablish, re- 
store; -se, to recover from 
sickness. 

restar, to be leí t,' remain. 

resto, m., remainder, rest; //., 
remains. 

resultar, to result, happen. 

retener, to retain, keep. 

retirarse, to retire, withdraw. 

retraído, -a, /. /. of retraer, 
reserved. 

retrasar, to delaj, be late. 

retrato. /»., picture; — en foto- 
grafía, photograph. 

reteoceder, to recede, recoil. 

reunir, to unite, assemble, 
gather together; -se, to join, 
meet. 

revelación,/., revelation. 

revelar, to reveal. 



revuelto, -a, /. /. of revolver ; 

el — mar, the violently agi- 

tated sea. 
rey, »«., king. 

reyerta,/., dispute, quarreL 
rezar, to pray. 
ría,/., brook. 
rico, -a, rich. 
riendo, síí reír, 
riesgo, f»., rlsk, peril. 
rifa,/., rafile, sort of a lottery. 
rincón, m,, comer, 
riqueza,/., wealth, treasure. 
risa,/., laugh, laughter. 
rizado, -a, curled. 
rizo, m., curl , tress. 
robar, to rob, steal ; — á, to ab- 

duct 
robusto, -a, robust, vigorous, 

strong. 
roca,/., rock, cliff. 
rocío, m,j dew. 
rodar, to roll, run on wheels. 
rodear, to surround, encircle. 
rodüla, /., knee; de — , kneel- 

ing. 
rogar, to ask, request. 
rojizo, --a, reddish. 
rojo, -a, red. 
rollo, m,j roll. 
romper, to break, burst. 
ronda,/., round, guard. 
rondar, to haunt, hover about 

one place, 
ropa, /., clothes, wearing ap- 

parel. 
rosa,/., rose, 
rosario, m,, rosary. 
rostro, m., face, countenance. 
roto, -9ifp»p» of romper, broken, 

tom. 
rozar, to graze. 
rubor, m,, blush, flush. 
rubio, -a, blond, fair, golden. 
ruido, m,f noise. 
rudo, -a, hard, severe. 
ruinoso, --a, ruinous, neglected. 
rumor, m,, noise, sound. 



i6o 



VOCABULARY 



s 



sábana,/., sheet for a bed. 

saber, to know, know how, 
learn. 

sabio, m,t leamed man, scholar, 
savant. 

sabrá, see saber. 

sabroso, -a, savory, palatable. 

sacar, to draw, draw out, take 
out ; — de una duda, to f ree 
from doubt; — la conversa- 
ción, to begin a conversation. 

sacerdote, m,, priest. 

sagrado, -a, sacred. 

sal,/., salt. 

sala, /., room. 

salado, -a, salted, salty. 

saldar, to pay. 

saldré, see salir. 

salgo, see salir. 

salida,/., exit, way out, going or 
coming out. 

saliera, see salir. 

saliere, see salir. 

saliese, see salir. 

salir, to come or go out. 

saltar, to jump o ver, pass over 
by leaping. 

salud,/., health. 

saludar, to sálate, greet 

salvación, /., salvation, being 
saved. 

salvador, m.y savior, rescuer. 

salvaje, m.^ savage. 

salvar, to save, rescue, preserve, 
pass over, cross. 

sangre,/., blood; — fría, cool- 
ness, presence of mind. 

sangriento, -a, bloody. 

santificar, to sanctify, hallow. 

santiguarse, to cross oneself, 
make the sign of the cross. 

santo, -a, holy. 

santo, m,y saint, saiut's day. 

saquear, to sack, pillage, plun- 
der. 

satisfacer, to satisf y. 



satisfacción,/., satisíaction. 
satisfactorio, -a, satisfactory. 
satisfecho, --a, satisfíed, conten- 

ted. 
se, represents le or les befort 

another pronoun beginning 

with /. 
sé, see saber. 
sé, see ser ; 6 — , or. 
sea, see ser. 
seco, -a, dry. 
secretario, m., secretary. 
secreto, m., secrecy, secret; en 

— , secretly. 
secreto, -a, secret. 
sed, /., thirst; tener — , to be 

thirsty. 
seda,/., silk. [tion. 

sedición, /., sedition, insurrec- 
sedoso, -a, silky. 
seducir, to captivate, seduce, 
seguida,/., foUowing, continua- 

tion; en — , at once, imme- 

diately, then. 
seguir, to follow, continué; -:- 

bueno, to be well. 
según, according, according to. 
segundo, --a, second. 
seguramente, certainly, surely. 
seguro, ~a, secare, assured, fírm, 

certain ; de — , surely. 
seis, six. 

seiscientos, six hundred. 
selva,/., forest. 
sello, 01., stamp. 
semana,/, week. 
semblante, m.^ face, counte- 
nance, 
sembrar, to sew, cover. 
semejante, similar, like, such a, 
semejar, to be like, resemble. 
sencillamente, simply. 
sencillez,/., simplicity. 
sencillo, -a, simple. 
seno, m., bosom. 
sensación,/, sensation. 
sentar, to fit, suit, sit down; 
\y to sit down. 



VÓCABÜLARY 



l6l 



sentencia,/., sentence. 
sentido, m., sense, conscious- 

ness. 
sentimental, sentimental, 
sentimiento, m., sentiment, feel- 

ing. 
sentir, to feel, perceive, hear, 

feel sorry, regret. 
seña,/*., sign. 
señal, /, sign. 
seSalar, to ñame, point out. 
señor, m,, gentleman, sir, lord, 

God, Mr. ; //., lady and gentle- 
man, ladies and gentlemen. 
señora, /., lady, madame, wife, 

Mrs. 
señorita,/., young lady, Miss. 
sepa, see saber, 
separación,/., separation. 
separar, to sepárate, 
sepulcro, m., tomb. 
sepultura,/., sepultare, grave, 
ser or ser, m.^ being, person. 
ser, to be. 
será, see ser. 
serenar, to become calm. 
serenata,/., serenade. 
sereno, -a, calm, quiet, serene, 
serla, see ser. 
seriamente, seriously. 
serio, -a, serious. 
sermón, m,^ sermón, 
serpiente,/., serpent. 
servicio, m., service. 
servidor, m., servant. 
servir, to serve, avalL 
severo, -a, severe. 
sí, himself, herself, itself, one* 

self, themselves. 
sí, certainly, indeed, of course, 

yes. 
si, why, indeed. 
si, if ; cual — , as if ; por — , for 

fear, in case; — bien, al- 

though. 
sido, see ser. 
siempre, ever. 
siendo, see wbt. 



siete, seven. 

sigilo, m,y secret; con — , cau- 

tiously, secretly. 
siglo, tn.t century. 
significado, m., signifícation, 

meaning. 
sigue, see seguir, 
siguiente, foUowing, next 
siguiera, see seguir, 
siguieron, see seguir, 
silbar, to blow, whistle. 
silencio, «t., silence. 
silencioso, ~a, silent. 
silla,/., chair. 
simpatía,/., sympathy. 
simpático, -a, agreeable, attrao* 

tive. 
sin, without, but for; — que, 

without. 
sincero, -a, sincere. 
singular, singular, strange. 
sino, but (after a negaiivé) ; ex- 

cept, unless, but ; no . . . — ^ 

only. 
siquiera, even, at least. 
sitio, m.y place, spot. 
situación,/., situation. 
situado, -a, situated. 
sobra, /., excess; de — , over 

and above, more than enough. 
sobrar, to exceed, be more than 

enough, remain over, be super- 

fluous. 
sobre, m., envelope. 
sobre, on, over, upon, about» 

conceming; — todo, above 

all, especiaíly. 
sobrenatural, supematural. 
sobresalto, m,, dread, surprise. 
sobrevivir, to survive. 
sobrina, /., niece. 
sobrino, tn.y nephew. 
sociedad,/., society. 
socorrer, to succor, aid. 
socorro, f»., succor, aid, help. 
sofocante, suffocating. 
sofocar, to suffocate, choke. 
sois, see ser. 



102 



VOCABULARY 



sol, m*f sun. 

soledad,/., solitude, loneliness. 

soler, to be accustomed, be wont. 

solicitar, to solicit, ask, urge. 

solícito, -a, solicitous, attentive, 
anxious. 

sólidamente, solidly, firmly. 

solitario, -a, solitary. 

solo, -a, solé, alone, single, soli- 
tary ; á solas, alone. 

sólo, only, merely. 

soltero, -a, unmarried. 

sombra,/., shadow, shade, dark- 
ness; á las -s, in darkness. 

sombrero, m,, bat. 

sombrío, -a, sombre, dark. 

someter, to subject, submit; -se, 
to submit. 

somos, see ser. 

sonar, to sound. 

sonido, m,, sound. 

sonreír, to smile. 

sonrisa,/., smile. 

sonrosado, -a, pink. 

soSar, to dream; — con, to 
dream oí. 

sorprender, to surprise, astonisb. 

sorpresa,/., surprise. 

sospecha,/., suspicion. 

sospechar, to suspect. 

sospechoso, -a, suspicious. 

sostén, m,f support. 

sostener, to sustain, maintain, 
carry on, support. 

sostuvieron, seg sostener. 

soy, see ser. * 

su, bis, her, its, their, your. 

suave, soft, delicate. 

subir, to go up, mount. 

sublevación,/., rising. 

sublevarse, to rise in rebellion. 

subsanar, to mend, remedy. 

suceder, to happen. 

suceso, m.f event, happening. 

sucumbir, to succomb, die. 

sudario, m., shroud. 

suelen, see soler. 

suelo, m., ground, floor. 



suelto, -a, /. /. o/ solver, loóse, 

flowing. 
sueño, tn., dream, sleep. 
suerte, /., lot, fate, forttme, 

ñood fortune, way, manner. 
cíente, sufficient. 

sufrir, to suffer. 

sujetar, to fasten, bind. 

sujeto, -a, bound. 

suma,/., sum. 

sumamente, very, in the ex- 
treme. 

sumergirse, to sink. 

suntuosamente, sumptuously, 
abundantly. 

superior, superior, upper. 

supersticioso, -a, superstitious. 

supiese, see saber. 

súplica,/., prayer, entreaty. 

suplicante, beseeching. 

suplicar, to entreat, implore. 

suplir, to take tbe place of, 

• fumish. 

supo, ^r^^ saber. 

suponer, to suppose. 

supongo, see suponer. 

supuesto, -a, /. /. o/ suponer, 
supposed. 

supuse, see suponer. 

surcar, to furrow. 

suspirar, to sigh. 

suspiro, m,, sigb. 

sustento, m., food, maintenance. 

sustituir, to substitute, replace. 

suyo, -a, bis, hers, its, theirs, 
yours. 



tabla, /., board. 
tal, such, this, tbat; un — , a 
certain ; ¿ qué — ? bow ? ¿ qué 

— está . . . ? bow is . . . ? con 

— que, provided that. 
talento, m,, ability, talent 
tallar, to cut, carve. 

talle, m., shape, figure, waist. 
también, also, likewise. 



VOCABULARY 



163 



tampoco, ñor, neither, either. 
tan, so, as, as much; — . . . 

como, so ... as, as ... as. 
tanto, so much, so well; entre 

— , in the meanwhile; por lo 

— , therefore. 
tanto, -a, so much, as much; 

pl,y so many, as many ; un — , 

somewhat ; — es asi, so much 

so. 
taSido, fn,y sound. 
tapia,/., mud-wall. 
tapiceria,/., tapestry. 
tardanza,/., delay, tardiness. 
tardar, to delay, put o£í, be 

long ; — en, to be long in. 
tarde, late, too late. 
tarde, /., aftemoon, evening; 

por la — , in the aftemoon. 
te, you, to you. 
techo, m.y ceiling, roof. 
tela,/, cloth, material. 
telaraSa,/., spider*s web. 
telegráfico, -a, telegraphic. 
telegrama, m,y telegram ; poner 

un — , to write a telegram. 
temblar, to tremble. 
tembloroso, -a, trembling. 
temer, to f ear. 
temor, m., fear. 
temoroso, -a, fearíul. 
tempestad,/., tempest, storm. 
templo, m., churcfa, temple. 
temporada,/., space of time, 
temprano, early. 
ten, see tener, 
tender, to stretch out, to extend ; 

— un lazo, to lay a trap. 
tendré, see tener. 

tener, to have, hold, own, pos- 
sess; — razón, to be right; 

— ... años, to be — years 
oíd; — que, to have to, be 
obliged to; — que ver, to 
have to do. 

tenga, see tener, 
tengo, see tener, 
tercero, -a, thiid. 



terciopelo, m., velvet. 

terminación, /., termination, 
end. 

terminar, to end, fínish. 

término, m., end, term. 

ternura,/, tenderness. 

terrenal, terrestrial, earthly. 

terreno, m., ground, land. 

terrible, terrible. 

terror, m.y terror. 

testamento, m., testament, will. 

testigo, m., witness. 

tez,/, complexión. 

tí, you. 

tía, /, aunt. 

tibio, --a, warm. 

tiempo, m,y time. 

tiene, see tener. 

tiernamente, tenderly. 

tierno, -a, tender. 

tierra,/, earth, land, country. 

tímido, -a, timid. 

tiniebla,/, darkness. 

tinta,/., ink. 

tinte, m., color, tint. 

tío, m,y únele. 

tipo, m.y type. 

tirano, m., tyrant, tyrannical, 
master. 

tirar, to draw, pulí, fíre, shoot. 

titubear, to hesitate. 

tocar, to touch, strike, ring, con- 
cern, play. 

todavía, yet, still. 

todo, -a, all, whole, every. 

todo, everything ; del — , whoUy, 
entirely; sobre — , above ail, 
especially. 

tolerante, tolerant. 

tomar, to take, take on. 

tono, m., tone. 

toque, m., touch, stroke, peal. 

torcer, to double, turn. 

tormenta,/, storm, tempest. 

torpe, slow, dull, rude. 

torre,/, tower. 

toscamente, roughly, rudely. 

tosco, -a, rough, unknown. 



164 



VOCABÜLARY 



totalmente, totally. 

trabaiaiy to work. 

trabajo, m,, work, labor. 

trae, seg traer. 

traer, to bring, bring in, carry, 

drag. 
trágico, -a, tragic 
traición, /., treason, treachery; 

á — , treacherously. 
traido, -a, p, p. of traer, 
traidoramente, treacherously. 
traigo, see traer, 
traje, m., costume, dress, cloth- 

ing. 
trajera, see traer, 
trajeron, see traer, 
trajo, see traer, 
tranquilamente, tranquilly, 

quietly, peacefuUy. 
tranquilidad,/., tranquility. 
tranquilizar, to calm, quiet. 
tranquilo, -a, calm, quiet, tran- 
quil. 
transcurrir, to pass. 
transeúnte, m., passer. 
trascurrir, see transcurrir, 
trasladar, to move, remove, 

transpon; -se, to move from 

one place to another. 
tratar, to treat, discuss, try, 

have intercourse with, be ac- 

quainted with; -se, to be a 

question. 
trato, m., béhavior, conduct, 

manner. 
travesía. /., passage. 
través, á — , through. 
trayecto, m., route, space passed 

over. 
traza,/., appearance, aspect. 
trazar, to trace, write. 
trece, thirteen. 
tregua,/., truce. 
treinte, thirty. 
trémulo, -a, tremulous. 
tres, three. 
tributo, m., tribute, 
trigo, m,y wheat. 



triple, three times, triple, 
tripulación,/., crew. 
tripular, to man, ñt out. 
triste, sad, gloomy, wretched* 
tristemente, sadly. 
tristeza,/, sadness. 
triunfo, m.y triumph. 
trocar, to change, exchange. 
trono, tn,y throne. 
tropa,/., troop. 
tropezar, to stumble. 
tú, you. 
tu, your. 

tumba, /, tomb, grave, 
turbación,/, perturbation. 
turbar, to confuse, disturb. 
tutor, m.y guardián, 
tuve, see tener, 
tuviera, see tener, 
tuviese, see tener, 
tuyo, -a, yours. 



último, -a, last; por—, finally. 
ultrajar, to outrage, treat in- 

juriously. 
único, -a, only. 
únicamente, soleiy, only. 
unión,/., unión, 
unir, to unite, join. 
un, {usedfor uno and sometimes 

for una befare nouns), 
uno, -a, one, a, an. 
unos, -as, some. 
usted, you. 

usurpación,/, usurpation. 
utilidad, /, utility, use, benefit. 
utilizar, to use, utilixe. 



va, see ir. 

vacilar, to waver, hesitate. 
vacio, -a, empty, vacant. 
vagamente, vaguely. 
vagar, to wander. 



VOCABULART 



i6S 



yagOy -A, vague. 

yalencianOy -a, Valencian, oí 

Valencia, 
yaler, to be worth. 
ralerosOy -a, valorous, brave. 
valiente, brave. 
valor, m.y courage, valor, 
válvula,/., val ve. 
valle, tn.f valley. 
vamos, come I 

vano, -a, vain ; en ' — , in vain. 
variado, -a, varied. 
variadísimo, -a, many colored, 

multi-colored. 
vario, -a, various, different. 
varonil, manly. 
vasto, -a, vast, great. 
vaya, see ir. 
ve, see ir. 
ve, see ver. 
vecindad, y., neighborhood, 

vicinity, proipmity. 
vecino, -a, neighboring. 
vecino, m-t neighbor, citizen, in- 

habitant. 
vehemente, vehement, violent. 
veinte, twenty. 
veintecinco, twenty-five. 
veintecuatro, twenty-four. 
veintedos, twenty-two. 
vejei,/., oíd age. 
vela, /., candle, taper, saiL 
velar, to watch, cover, hide. 
velo, «., veil. 
ven, see venir, 
vencedor, m.^ winner. 
vencer, to win, overeóme, con- 

quer. 
vendar, to bind. 
vender, to sell. 
vendrá, see venir, 
venerar, to worship, venérate, 
venga, see venir, 
venganza,/., vengeance. 
vengar, to avenga; -se, to take 

vengeance. 
vengo, see venir. 
venS:, to come. 



ventaja, /., advantage; llevar 
— , to have the better or ad- 
vantage of. 

ventana,/., window. 

ventura, /., happiness, fortune ; 
por — , perchance, perhaps, 
by chance. 

venturoso, -a, happy. 

veo, see ver. 

ver, to see; tener que — , to 
have to do ; -se, to be seen. 

verdad,/., truth. 

verdadero, -a, real, veritable. 

verde, green. 

verdura,/., verdure. 

veré, see ver. 

vereiienza,/., shame. 

verui, see ver. 

verificarse, to take place. 

verter, to shed, spilL 

vertiginoso, -a, dizzy. 

vestido, m.f clothing. 

vestir, to dress, dress in, wear. 

vez, /., place, stead, time; á 
veces, at times; cada — , con- 
stantly; en — de, instead of ; 
á la — que, at the same time 
as, as well as ; repetidas — , 
repeatedly; taíl — , perhaps; 
rara — , rarely ; una — , once ; 
á mi — , in my tum. 

vi, see ver. 

viaje, /»., voyage, joumey. 

viajera,/., traveler. 

viajero, m., traveler. 

vida,/., life. 

viejo, -a, oíd; m., oíd man; 
/, oíd woman; //., oíd people. 

vienes, see venir. 

viento, m.y wind. 

viera, see ver. 

vigilancia,/., vigilance. 

vigilar, to watch. 

vilemente, abjectly, basely. 

villa,/., town. 

vine, see venir. 

vio, see ver. 

violento, -a, violent. 



1 66 



VOCABULARY 



virey, w., viceroy. 
virgen, virgin, maiden. 
virgen,/., virgin. 
virtuoso, -a, virtuous. 
visiblemente, visibly. 
visión,/., visión, 
visita,/., visit, cali. 
visitar, to examine, visit. 
vislumbrar, to half see, see 

dimly or darkly, perceive in- 

distinctly. 
víspera, /., the evening before, 

the day before. 
vista, /., view, sight; con -s, 

looking out upon hasta la — , 

good-bye. 
visto, -a, /. /. of ver. 
vitalicio, -a, during Ufe. 
viuda,/., widow. 
viudo, m., widower. 
vivamente, keenly, quickly. 
víveres, /»., provisión, food. 
vivienda, /., lodging, dwelling, 

apartment, house. 
vivir, to Uve, dwell. 
vivo, -a, keen, vivid, bright, 

loving. 
vocación, /., vocation, profes- 

sion, divine cali to the life of 

the cloister or priesthood. 
volar, to fly. 
voluble, talkative. 



voluntad,/., will. 
voluntario, -a, voluntary. 
volver, to turn, tum over, re- 

tum ; -se, to become; — á (4- 

infin^ = again. 
vos, you, to you. 
vosotros, you. 
voto, m.f vow. 
voy, see ir. 
voz,/., voice. 
vuelta,/., retum. 
vuelva, see volver, 
vuestro, -a, your. 
vulgar, common, vulgar. 



y, and. 

ya, already, now, indeed; — 

. . . — , either . . . or ; no . . . 

— , no longer, whether. 
yendo, see ir. 
yerno, m,, son-in-law. 
yerto, -a, motionless, stifií. 
yo, I. 



zafiro, m., sapphire. 
zapatülo, m., small shoe. 
zozobra,/., uneasiness, anxiety 



v^áÜ^iO^-.* 







ed to 
Ast date 



Thia book sho 
the Library on or before 
stamped below. 

A fine of five cents a day is incurred 
by retaining it beyond the speciñed 
time. 

Flease return promptiy.